Anarquía Coronada

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Clinämen: Brasil, la política en las calles

Conversamos con Guiseppe Cocco, profesor de la Universidad de Río de Janeiro y miembro de Universidad Nómada, sobre la situación en Brasil. Lo que expresan las movilizaciones. La representación en crisis. El cognitariado y las condiciones de vida en la ciudad. La fase destituyente y la constituyente.

http://ciudadclinamen.blogspot.com.ar/

Estallido y expansión de las protestas del junio brasilero

por Salvador Schavelzon

Mientras se prepara para ser sede del mundial de fútbol 2014, Brasil arde. Una decisión gubernamental desató una de las protestas más importantes de toda su historia. ¿Cómo estalló? ¿Cómo se expande? ¿Qué deja? Las preguntas que son respondidas en este  análisis de un dossier que ofrecemos para comprender que es lo que está sucediendo en tierras del gigante sudamericano. 

I. Cómo estalla

En la ciudad de San Pablo, después de varios días se sigue hablando de aquel “lunes”, del que en toda reunión de amigos, compañeros de trabajo o estudios hay algo para comentar. La ciudad paró y sorpresivamente para locales y extraños ocurrió una histórica movilización imposible de prever. Por recorridos nuevos en la ciudad, con muchos jóvenes saliendo a la calle por primera vez, con fuerza transformadora que tendrá consecuencias que se seguirán observando por mucho tiempo pero que fundamentalmente ya cambió al país, a la ciudad y a los que salieron ese lunes 17 de junio a manifestarse.

Era la quinta movilización convocada por el Movimiento Passe Livre (MPL-São Paulo) en oposición a un aumento en el pasaje del transporte público que en esta ciudad pasaría de 3 a 3,20 reales (1,5 dólares) pero que, como muchos decían, “no es sólo por 20 centavos”. El aumento era semejante en varios estados del Brasil, donde habría una ola de movilizaciones que alcanzaría también ciudades pequeñas y un número de manifestantes que superarían el millón, según la prensa. En Río de Janeiro se recordaría aquel “jueves” en que se llenó la Avenida Presidente Vargas, y lo mismo en otras ciudades…

El MPL de San Pablo está formado por un núcleo de 40 participantes, comentaba uno de sus miembros en el programa Roda Viva de la televisión, el mismo lunes de la quinta movilización. Pero habían conseguido tocar las fibras de una sociedad que evidentemente tenía mucho para decir. La policía ayudó al crecimiento de las protestas: su obstinación y violencia para evitar que los movilizados llegaran a la Avenida Paulista, habían permitido llamar la atención en las primeras convocatorias que comenzaron el 6 de junio y fueron creciendo en número hasta el jueves 13, cuando la violencia policial llegó a la tapa de los diarios denunciada como abuso, y ya no como acciones adecuadas contra el “vandalismo”. Varios fotógrafos y periodistas de importantes medios habían sido alcanzados por balas de goma y gas de efecto moral. Sólo entonces sus periódicos dejaron de tratar las movilizaciones como minorías que desobedecían la ley, sumándose a las voces indignadas que confluyeron el lunes 17. En pocos días las convocatorias pasaron de cientos a cientos de miles de participantes.

La violencia policial, sin embargo, es sólo uno de los elementos para explicar la convocatoria que sorprendió aquel lunes. Hubo otras manifestaciones fuertemente reprimidas en el pasado reciente que no crecieron de la misma manera. El tema del transporte como unificador también explica la convocatoria masiva en una ciudad donde la velocidad promedio de los ómnibus es de 12 km por hora y su precio representa el segundo gasto más alto y un tercio del salario mínimo de un trabajador. Mucho incentivo desde el gobierno de Lula a la industria automotriz, uno de los vectores de expansión del consumo, no desentonan con una realidad en que el transporte es un problema urbano y social de primer nivel en las preocupaciones cotidianas. Pero las movilizaciones por este tema también fueron convocadas en otros años sin este resultado.  

Con Lula no hubiera salido tanta gente con críticas al gobierno, algunos piensan, destacando su carácter conciliador y flexible. O que su llegada junto a los movimientos y sindicatos todavía lo blindaban como representante de los de abajo. El estilo tecnocrático y marquetinero de Dilma y Fernando Haddad (el intendente de San Pablo, también del PT) es una buena pista para otros. Lula pudo hacer que sus candidatos sean elegidos pero quizás algo quedó en el camino. Algo de lo que significaba el PT se perdió en la máquina estatal, o quien sabe vino madurándose desde que este partido es gobierno pero sólo ahora lo vemos en la calle con fuerza, conectado con deseos de una nueva época y también indescifrable para el resto de los sectores políticos organizados.

Observando cómo el conflicto se expandió a otros temas puede darnos más elementos, pero la única certeza parece ser la de una frase que se escuchó por estos días: “si no estás confundido es que todavía estás mal informado”.


II. Cómo se expande.

El martes 18 de junio el intendente de San Pablo junto al gobernador Alckmin, en simultáneo con Río de Janeiro, suspendían el aumento. Por varios días, sin embargo, la gente continuó movilizada. Tanto en las pancartas y carteles improvisados o canciones de las movilizaciones, como en los temas que convocaron otros actos y marchas se desplegó una plétora de razones para estar en la calle y hablar. Por otra parte, de un comienzo con las clases medias urbanas, durante la semana las protestas empezaron a llegar a las periferias, con movimientos como el de los Sin Techo empezando a salir a la calle. En Río de Janeiro hubo una movilización en dos grandes favelas, una de ellas reaccionando a la violencia policial que mató 13 personas en la noche después de una protesta, justificadas desde el gobierno como acciones de lucha contra el narcotráfico.

El pueblo brasilero no se movilizaba así desde el impeachment de Collor de Mello, o incluso desde las manifestaciones que exigían la apertura democrática en 1984. Fue fuerte y nuevo. Además no era impulsado por una crisis económica o política ya instalada en la percepción general. No había líderes visibles, más allá de los jóvenes del MPL que insistían en no ser individualizados como líderes, proponiendo discusión horizontal, además de mantenerse firmes en la reivindicación del transporte, aunque recordarían otras luchas en una carta previa a su reunión con Dilma donde decían que se trataba de tomar medidas y no de reunirse a conversar, y hacían presente la negativa del gobierno de recibir a pueblos indígenas –recientemente afectados por acciones y omisiones del gobierno y aliados–  así como también de otros sectores postergados.

La multiplicidad de voces que salían a la calle tenía algunos temas mencionados con más insistencia. Los negocios de la copa, que alcanzan 15 mil millones de dólares en contratos con menos control que el habitual, por la urgencia, fueron uno de ellos. En coincidencia con la realización de la Copa de las Confederaciones, Comités Populares de la Copa convocaron actividades y movilizaciones que continuaron las del aumento del transporte, especialmente en Río de Janeiro, Belo Horizonte, Fortaleza y otras ciudades, denunciando remociones de población, la destrucción de una aldea indígena urbana para la reforma del Maracaná (y privatización), el elitismo de la concepción general de las obras –y sus beneficiados– en lo que fue sentido por el pueblo como una provocación, dadas las necesidades no satisfechas en varias áreas. La mercantilización y violencia con que se conduce el proceso, dio lugar a grupos pensando la ciudad que en estos días se unieron a las manifestaciones.

En las protestas también se cantaba sobre salud y educación, e indignó fuertemente la aprobación en una comisión del congreso de un proyecto sobre la “cura gay” impulsado por la derecha religiosa, fuerte en el congreso y aliada al gobierno del PT, que en este contexto terminó por bloquear el proyecto pero varias veces retrocedió en propuestas y acciones para no enemistarse con esos sectores. Se escuchaba también un reclamo contra la corrupción, genérico, y al proyecto de enmienda constitucional “PEC 37” que quitaba poderes de investigación al Ministerio Público y era entendido como impunidad para el poder ejecutivo, que controlaría las investigaciones a través de la policía. Esta reivindicación se articulaba en el tema de la corrupción, recordando la reciente investigación que condenó el llamado “mensalão”, que consistía en un esquema de pagos por parte del PT a pequeños partidos para conformar una base de apoyo en el congreso. En una lectura política, algunos piensan que el fracaso de la estrategia de comprar a estos partidos en el primer gobierno Lula es lo que lo terminó llevando a las alianzas con fuerzas conservadoras más fuertes y establecidas, en particular con el PMDB, oposición legalizada de la dictadura que desde la vuelta a la democracia está en el poder a través de pactos como los que hoy le dieron la vicepresidencia y varios ministros del gobierno de Dilma. Esta alianza del PT con ruralistas, religiosos y partidos conservadores es sin duda parte de lo que debe ser tenido en cuenta para analizar los motivos del estallido popular, y de la salida a la calle de una juventud movilizada que no encuentra ningún canal de recepción en el PT, hace 10 años en el gobierno.

Los que salieron a la calle en las primeras movilizaciones pueden ser identificados con la izquierda militante y universitaria o juvenil. El lunes 17 la marcha que recorrió la ciudad encontraba a los jóvenes ya sin apego afectivo con la vieja historia de un PT de luchas sociales, con los que sí eran tradicionales votantes del PT, recientemente partícipes del triunfo de Haddad en la ciudad contra fuerzas conservadoras, pero en un voto mucho más pragmático y coyuntural que ahora mostraba su lado crítico. Desde el jueves 20 de junio, embanderados en el tema de la corrupción, y con un notable cambio de orientación de los grandes medios, más simpáticos con las movilizaciones, ganó visibilidad un componente que se alejaba del manifestante que podría haber votado por el PT en otra época. Banderas verdes y amarillas, el himno nacional y gritos contra partidos de izquierda (de los identificados como “sin partido”), mostraban un nuevo escenario que se hacía ver desde dentro de las manifestaciones y que podían rememorar un clima de Que Se Vayan Todos, pero más bien se acercaban a los cacerolazos conservadores vistos en Argentina y otros países, que el progresismo letrado no tardó en calificar de barbarie fascista, a la que se oponía un Estado que no era más el de la represión policial de días atrás, ni el que especialmente favorece bancos y empresas, sino el de la protección y el Estado de Derecho de ciudadanos seguros en sus casas.

Hubo entonces un cambio de signo, con las movilizaciones iniciales perdiendo fuerza ante el riesgo de que las protestas con un horizonte más allá del PT pudieran ser utilizadas por la TV Globo con un sentido más acá del PT, del discurso de la seguridad que en lugar de planes sociales proponía presión para los bandidos de la favela. Este viraje fue aprovechado por cierta militancia progubernamental para alejarse de esbozos de autocrítica que surgieron al principio y que fueron reemplazados por el fantasma del golpe de Estado contra las conquistas sociales. Al contrario de núcleos de base del PT que empezaban a salir a la calle buscando sumarse a lo que sin duda era una expresión popular y por profundización de conquistas –que los propios Lula y Dilma valoraron– estas voces llamaban a “volver a casa” y a confiar en el rumbo ratificado en las últimas elecciones. En ese marco surgen algunas medidas desde el poder institucional que parecían responder a la calle pero para que la iniciativa volviera al ámbito estatal. La reinterpretación de lo que estaba pasando como “amenaza de golpe” operaba en tándem con los medios de comunicación conservadores para desviar en propio provecho los mensajes de la movilización.

No hubo un intento desde el PT de buscar reconstruir un vínculo con la gente que sin duda se estaba mostrando resquebrajado. Me refiero a los pactos políticos propuestos por Dilma en la última semana de junio, que volvían a los lugares comunes de la agenda estatal en lugar de actuar como gobierno de izquierda que se apoya en la calle para avanzar en un gobierno disputado. También en el gobierno de la ciudad de San Pablo fue bastante visible como a pesar de que el intendente caracterizaba por izquierda la situación (la injusta distribución de costos en el precio del pasaje, a favor de las empresas) se insistía en la imposibilidad de revocar el aumento y se salió del conflicto en coordinación con los gobiernos de ciudades y estados gobernados por los partidos de derecha, como clase política unificada, junto a las empresas que continuarán con ganancias excepcionales en términos comparativos mundiales, violencia policial y miedo de la gente en las calles. El retroceso del aumento sería a costa de inversiones de la ciudad no especificadas que serían canceladas. Parecía el corolario de la foto de Haddad con Maluf durante la campaña, símbolo de corrupción neoliberal que Lula auspiciaba como aliado.

En el ámbito nacional, Dilma habló de convocar una constituyente para hacer una reforma política (electoral, más bien), pero en menos de 24 horas, ante la reacción de los viejos poderes, se transformó en un plebiscito de carácter más limitado. Parecía que el gobierno sólo sacaría de las movilizaciones una reforma que afecta nada más la formalidad de un sistema donde el poder económico manda. Vuelvan a sus casas porque estamos con ustedes y los escuchamos, parecía decir el poder político, mientras seguía sin ser discutido un status quo donde apenas hay lugar para pequeños gestos cínicos o impotentes. Se ratificaba que en el pequeño espacio que le queda al gobierno para definir el gasto se daría espacio a la salud, educación y, ahora, al transporte, mantras reconocidos como prioridad por una clase política alejada que no entendía un mensaje que no se limitaba a lo que el gobierno tiene para ofrecer, iba más allá de las pretensiones golpistas de la televisión, y no se resuelve en la disputa electoral interpartidaria.


III. Qué deja.

Algunas manifestaciones y los desdoblamientos de lo que pasó seguirán pero por lo pronto vemos que Brasil ya cambió. El mundial y las olimpiadas, pensadas como vidriera para la proyección internacional de un Brasil potencia, deberán mostrar también su costado de sociedad desigual y militarizada. La calle no es más apenas carnaval y tránsito, con una generación que acorta su distancia con la política y la transformación de la sociedad, sin que necesariamente se acorte la distancia con el poder político que aparece cada vez más lejos, cada vez más indistinguible.

Las movilizaciones también despertaron monstruos oscuros, que sin duda son parte de un cuadro político complicado donde el PT sigue jugando, atado con compromisos de campaña y pactos de gobernabilidad, pero lejos de los gobiernos que pasaron por la primavera árabe, o que carecen de apoyo electoral genuino.  Si no en el PT del gobierno, ni en cambios políticos desde un poder desconectado, una de las claves para entender qué dejaron las movilizaciones quizás esté más bien en discusiones de movimientos y organizaciones sociales, como el propio MPL y los pobladores que desde barrios populares o contextos urbanos colapsados discuten hoy una realidad cuya posibilidad de construcción se mostró al alcance de la mano. En este sentido, por lo pronto, tenemos mucha gente reuniéndose para discutir el transporte, la copa, la ciudad, que antes no lo hacía.

Si no queda duda que los problemas puestos por la calles encuentran al PT del otro lado, no parece totalmente cerrada la discusión de si en la solución este partido que fue importante en luchas del pasado tendrá solamente un papel desmovilizador y represivo. Pero esta no es la discusión central, sin duda, siendo la novedad la fuerza con que la gente en las calles abrió canales políticos para expresarse y repensar la política, el país y la vida en común.

Señales del fin de un mundo: sobre Edward Snowden

por Pablo E. Chacón


Edward Snowden, ex técnico informático de la NSA y de la CIA, no debe estar pasando uno de sus mejores momentos. Estancado en la sala de tránsito del aeropuerto moscovita de Sheremétievo, con un par de computadoras seguramente infiltradas, no hace más que cosechar rechazos a sus pedidos de asilo político y desatar tempestades como la que agitó a Anna Chapman, una trigueña rusa, expulsada del servicio secreto de su país que le ofreció matrimonio por medio de un celular, sólo para descubrir que en los dominios de Vladimir Putin ese clase de uniones se efectiviza en el registro civil. Lo más interesante de la situación de Snowden es, sin embargo, su papel de tornasol de las llamadas relaciones internacionales.

Nadie duda que el hacker es un cerebro y que denunciar la falta de escrúpulos del gobierno norteamericano que opera un programa de escucha y vigilancia de cualquier cosa que se mueva (y hable) en el globo, es un acto de nobleza. Pero ¿cómo un personaje con tantas competencias cognitivas termina trabajando para la policía? Y lo más incomprensible, ¿por qué muchos lo festejan como un héroe contracultural? Se dice que Snowden tuvo algo así como una “conversión”. Es posible. Pero también es posible que su “conversión”, que no hizo más que poner negro sobre blanco lo que hace no sólo el gobierno de Barack Obama sino la mayor parte de los gobiernos del planeta, le cueste cara o muy cara. ¿Quién garantiza que una vez asilado, esa administración no negocie en mejores términos su entrega? Decir que prefiere vivir en un mundo donde nadie escuche ni sepa lo que se habla o se consume suena bien pero es una ingenuidad o una canallada. Snowden es un vigilante con cara de buen muchacho.

Cierto: los vigilantes no suelen tener más que dos dedos de frente. Eso no cambia nada. La operación Snowden revela que el fin de las llamadas relaciones internacionales y el boato de la diplomacia están próximos porque sólo es una mascarada para traficar información. Y para eso, además de modales, se necesitan técnicos, no burócratas de taco y talón. Pero la información como tal no interesa ni es necesaria para todos los países. La que resulta necesaria es la tecnología para conseguirla. Snowden resulta prescindible, vivo o muerto. El programa que expuso, no. La vida de este hombre vale menos que la de una paloma mensajera.

En un mundo sin dioses, sin ideales, sin brújulas, sin otra épica que las tragedias individuales, Julian Assange, Bradley Manning o Snowden aparecen como disidentes cuando han sido o son las piezas maestras del aparato de control social más sofisticado de la historia de la especie humana. ¿Quién está preocupado que le escuchen el teléfono, lean sus correos electrónicos o inventen un perfil en Facebook? Los que no tienen nada para esconder. Esa paradoja explica la diferencia entre privacidad e intimidad. La privacidad puede incluir secretos de diverso orden pero la intimidad es eso que no se sabe que se sabe, que habita como un doble al sujeto y que las cámaras de vigilancia jamás podrán detectar, las escuchas telefónicas no podrán oír y las maledicencias no podrán destruir. Lo que no se sabe que se sabe no se sabe ni en una mesa de torturas.

Assange, Manning, Snowden, son figuras trágicas por su banalidad. Figuras de la industria del espectáculo, con suerte. Lejos, muy lejos de Kim Philby o de Anthony Blunt.-  

El argumento político

por Juan Pablo Maccia


No hay argumento verdadero.  El más alto esplendor de una idea no es el que lo vincula a la verdad, sino el que hace de ella una aptitud para crear mundos habitables. El pensamiento no se reduce a los problemas de conocimiento, sino que opera en el nivel –que es suyo por derecho propio- de la producción de modos de vida.

Hay, y siempre ha habido, grandes argumentos políticos. Ideas que leyendo adecuadamente los problemas de la vida colectiva en una situación determinada logran ampliar las posibilidades de vida. Es el amor a esas ideas es lo que en el fondo mueve a los militantes y dirigentes políticos de todas las épocas (aunque sus denigradores los describirán como seres meramente casuales o reactivos).

Los enemigos de la política han intentado desde siempre negar el valor de los grandes argumentos en la historia reduciéndolos a meras ocurrencias de intelectuales, o bien negando que hubiese en la idea capacidad alguna de torcer los designios de la reproducción económica, o incluso alegando que sólo las víctimas, cuerpos lacerados sin ideas, sensibilizan y conmueven lo social.

Estos enemigos encuentran gran respaldo en un momento como éste, de asombrosa carestía argumental. Su fuerza es nuestra incapacidad de dar vida al gran argumento de la última década: que el kirchnerismo es (que podía ser) peronismo político atravesado por un fuerte autonomismo cultural.

Bello argumento que concilia un notable impulso libertario (que viene del 2001) con una fina lectura del problema de la gestión institucional del momento democrático (proveniente de las izquierdas del peronismo); articulación estatal de justicia social y memoria histórica en lucha continúa contra los poderes corporativos.

Ese argumento se ha debilitado. El impulso conservador de la gobernabilidad se resuelve en una animadversión al argumento como vía de expansión de la existencia. Cuando se trata de asegurar la apropiación y el orden, los discursos se ahuecan y las ganas de obedecer superan a las de ampliar, criticar, abrir. La fatiga es, compañeros, derechista por naturaleza.

Y en efecto, es la derecha (los Sciolis o los Massa: ¿qué diferencia hay entre ellos desde este punto de vista?) quien gana con la desorganizando del argumento. Mostrando su impotencia, se anula la posibilidad de nuevas articulaciones vitales. El desprestigio de la idea permite hacer política en nombre de los impulsos colectivos entendidos como deseo de una vida normal, de una gestión normal. 

Momentos como estos son propicios para la proliferación de los explicadores del sentido común, esa raza desigualitaria de humanos que dan de comer de la mano. Empresarios de la comunicación política, teólogos de larga hechura, adoradores del fetichistas del consumo se dan a su tarea es sujetar el lenguaje a verdades bajas, de esas indiscutibles, que lo opacan todo.

Los JM

por Marcelo Laponia


Ya no podemos ser K (lo hayamos sido mucho, poquito o nada). Para quien haya visto el tratamiento que 6, 7 y 8 dio a la cuestión Qom la semana pasada hay un antes y un después. El cierre de listas de FpV confirmó a nivel de los candidatos provinciales lo que se elude y refuta a nivel de los discursos presidenciales. ¡Hay tantas letras dando vueltas! No costaría demasiado elegir cualquier otra. Pero no. Sabemos temer. Por terror a los demás, decidimos abandonar la más literaria de las letras pero sin alejarnos, quedarnos lo más cerquita posible. Las letras más próximas J, M. ¿Qué dicen esas letras?: ¿Jodidos-Marxistas? ¿Judíos-Matacos? ¿Jóvenes-Marranos? ¿Jolgorio-Mapuches? ¿Juramento-Maconia? ¿Jamás-Macondo? (¿Juan (Pablo)-Maccia?).

Tenemos las siglas, inventemos el movimiento. 

Carlo Vercellone en Buenos Aires

Carlo Vercellone es investigador del Centro de Economía de la Sorbonne (CES) y uno de los referentes de la corriente del Capitalismo cognitivo.

Va a dar dos conferencias. Una el miércoles 10 a las 18 hs en el Centro
Cultural de las Cooperación, en la que va a hablar sobre la crisis
financiera internacional. La información está en el siguiente
link:

La otra actividad se realizará el jueves 11 a las 18 hs en el campus
Miguelete de la UNSAM, en el que habrá sobre «Capitalismo Cognitivo:
releer la economía del conocimiento desde el antagonismo capital-trabajo».
Adjunto archivo con la información de la actividad.



Laponia la tenés adentro: la polémica con Valeriano

@valeriano2015

(textos anteriores: Los JM)
La letra K la tenés adentro: ¿o acaso existe un ritual más íntimo que el Konsumo? La letra K, a pesar de muchos, se construyó de arriba y abajo. Es un viento del sur y es una liberación de los sentidos y transformación de la realidad desde el konsumo de los sectores históricamente postergados.

No podemos pasar a otra letra (¡por Dios, todavía tengo la tarjeta naranja explotando de cuotas!) o no hay otra letra: la K esta sólida, vibrante, presente y voraz. El Konsumo lo tenemos bien adentro, nos hace felices, nos potencia políticamente, nos empuja y vitaliza.

Los Qom son solo los daños colaterales del modelo. No podemos poner en duda nuestras creencias, lo que palpamos diariamente en los barrios –la alegría abundante de los shoppings y ferias del conurbano– por nimiedades ideológicas.
Laponia, la tenés bien adentro, bien profunda: justito, justito entre el corazón y la billetera.

Para pasar el día patrio: Wittgenstein (1993)


Wittgenstein es una película de 1993 del director Derek Jarman. Se basa libremente en la vida del filósofo, así como en su pensamiento filosófico. El Wittgenstein adulto es interpretado por Karl Johnson.

El guion original pertenece al crítico literario Terry Eagleton. Jarman reescribió intensamente el guion durante la preproducción y el rodaje, alterando radicalmente el estilo y la estructura, aunque conservando gran parte de los diálogos propuestos por Eagleton. La historia no se desarrolla en un ambiente tradicional sino más bien contra un fondo negro, lo que acerca el resultado de la cinta al teatro.

Ludwig Josef Johann Wittgenstein (Viena, Austria, 26 de abril de 1889 — Cambridge, Reino Unido, 29 de abril de 1951) fue un filósofo, matemático, lingüista y lógico austríaco, y posteriormente nacionalizado británico. En vida publicó solamente un libro: el Tractatus logico-philosophicus, que influyó en gran medida a los positivistas lógicos del Círculo de Viena, movimiento del que nunca se consideró miembro. Tiempo después, el Tractatus fue severamente criticado por el propio Wittgenstein en Los cuadernos azul y marrón y en sus Investigaciones filosóficas, ambas obras póstumas. Fue discípulo de Bertrand Russell en el Trinity College de la Universidad de Cambridge, donde más tarde también él llegó a ser profesor.

¡Siga Chupando, Valeriano!

por Marcelo Laponia


(textos anteriores de esta polémica: Los JM (de Marcelo Laponia) // Laponia la tenés adentro: la polémica con Valeriano (de Diego Valeriano)

Festejé en un reciente artículo la escritura deseante (simpática homofobia) de Valeriano. Sexo y discurso constituyen un combo tan necesario como imposible. El recato o el exceso se apoderan siempre de nuestro lenguaje. Y es que no hay un lenguaje “sexual”, sino que todo lenguaje tramita de algún modo nuestro ser-sexuado.La homosexualidad –creo que es el caso- ha sido siempre el mas esquivo de los nombres. Parece hablar de homogeneidades cuando sólo busca la diferencia. Frases dela poética maradoniana como “la tenés adentro”, o “seguí chupando”, tienen un encanto innegable. Me siento amigo de Valeriano en este punto, pero tempo por él cuando malinterpreta esta poesía.

Sucede que Valeriano es algo torpe con los símbolos (esto le fue ya muy señalado). Cuando critica arrasa. También eso me gusta él, por supuesto, aunque le resta destreza en la polémica. En su destemplada respuesta a mi ocurrencia sobre abandonar laliteraria letra K por unas letras próximas (J y M) ha vuelto a hacer de las suyas. Me dice que a la K (de Konsumo) la tengo adentro (corazón y billetera). Y que el desalojo de los Qom en el norte, motivo de mi alejamiento, es un motivo secundario y hasta olvidable.  

Me divierte el modo de razonar de mi (a pesar suyo) amigo Valeriano. Pura pincelada gruesa; estelar sobreactuación de Los reventados de Asis. Le envidio su autenticidad literaria, esa virilidad decadente, tan conurbana, y pseudo Barra en la escritura. A fuerza de sostener un tono, se tienen seguidores aquí y en cualquier otro rubro. Su punto irresistible es el goce. El goce del consumo. El goce del capital (o Kapital). El goce del que la lame y no deja de lamerla, porque sólo aferrado al falo imaginario y contundente del otro es capaz de percibir su propia vitalidad. Escena extrema de sumisión, la del goce de Valeriano. No es entonces la billetera, querido amigo, ni el asunto cristiano del corazón. Es otra cosa…otra Kosa.

Crónica de la represión en Brasil: la noche de la cobardía que Porto Alegre jamás olvidará

  por Bruno Lima Rocha


En la tarde del jueves 20 de junio arreglé de ir con mi pareja, que es fotógrafa y periodista aunque trabaje en un área afín de la comunicación, al acto por la reducción del Aumento del Pasaje. Esta concentración y marcha, tal como las anteriores fue convocada por el Bloque de Lucha por el Transporte Público. Vale observar que aunque tengo una trayectoria militante, en los últimos años me dedico apenas a la llamada militancia periodística, escribiendo para el blog de política más leído del país y siendo columnista de los periódicos estaduales de radios comunitarias de Río Grande del Sur y de San Pablo. Recientemente escribo una columna fija de política internacional en un respetado impreso alternativo quincenal portoalegrense. Este es el primer acto al cual voy, ya que doy clases de noche y la tarde de ese jueves una de las instituciones de educación superior en la cual trabajo suspendió las clases. La intención era registrar la concentración y la marcha con fotos.
Al finalizar el día nos encontrábamos frente a la Prefectura de Porto Alegre, en el local conocido como el Ayuntamiento. Allí, bajo lluvia, viento y frío había cerca de dos mil personas, faltando más de una hora para el comienzo de la marcha. El clima era tranquilo, muy tranquilo. La multitud, compuesta en su mayoría de jóvenes cantaba bajo la lluvia, alternando consignas, cánticos y un buen sentido del humor. Hasta que comenzó la represión en función del cerco y defensa del perímetro de la sede principal del Grupo RBS (en la esquina de las avenidas Ipiranga y Erico Veríssimo) el ambiente recordaba al del movimiento “Fuera Collor” ocurrido 21 años atrás. En aquella ocasión, en 1992 había más fiesta que lucha política, estando llena de juventud con la cara pintada de verde y amarillo. Hoy, mientras la marcha no salía observé solamente banderas del Brasil, de Río Grande del Sur y algunas banderas negras y rojas. La mayoría de la gente estaba en pequeños grupos, con carteles pintados a mano y escondiéndose bajo los paraguas.
Alrededor de las 19 horas, la multitud se divide. La mayor parte sale en una marcha subiendo por la Avenida Borges de Medeiros en el sentido de la Avenida Salgado Filho, mientras que otro grupo menor, en el que nos encontrábamos, sigue por la Julio de Castillos,  atraviesa el túnel de la Concepción a través del elevado y termina reencontrando al grupo mayor en el elevado de la Santiago Filho. Ya en la João Pessoa, cruzamos delante de las dos sedes municipales partidistas (PT y PMDB) más allá del Hospital Militar. Tímidos abucheos fueron la mayor “ofensa” a estos partidos. En el trayecto los bares y mercadillos estaban abiertos, y no se dijeron más que consignas genéricas. Hasta entonces no hubo ninguna, absolutamente ninguna escena de violencia.
Llegando a la esquina de la João Pessoa con la Avenida Ipiranga, en el sentido barrio-Centro, la marcha paró y algunas personas comenzaron a retornarse. La mayor parte continuó caminando y con ellas seguimos. Estuvimos unos veinticinco minutos en el desplazamiento entre la João Pessoa, la Ipiranga y la Calle Lima y Silva. Quisimos ver lo que pasaba y apenas escuchamos la arremetida de las bombas de gas lacrimógeno y de efecto moral. Contabilicé 62 bombas lanzadas por la Brigada Militar. En el camino de regreso, andando con calma pude conversar con doce personas que estaban en la Ipiranga y pudieron al menos observar las líneas de defensa de la Brigada Militar. Todos respiraban mal, llenos de gas lacrimógeno y spray de pimienta marcando sus rostros. El relato fue común “la gente estaba allá, solamente caminando y de repente empezaron a llover bombas y más bombas!”. Fue eso exactamente lo que ocurrió.
A partir de ese momento parejas y grupos de amigos comenzaban a volver mientras algunos jóvenes se rebelaban y partían rumbo a la Avenida Ipiranga. Toda la violencia de los manifestantes, todas las agencias bancarias rotas y demás aparatos urbanos damnificados son la consecuencia de la ira popular luego de la cobardía ejercida por la Brigada Militar, al mando del gobierno estadual y en defensa del capital simbólico del RBS. Nada había acontecido y probablemente nada acontecería, más allá de una bella marcha de protesta motivada por el ejercicio directo de los derechos ciudadanos. El detalle del trayecto de la manifestación fue ampliamente divulgado a través de la información transmitida en un debate de la Radio Guaíba el inicio de ese jueves.
Los actos del 20 de junio traspasaron el total de un millón y medio de personas, incluyendo más de cien ciudades brasileras. En Porto Alegre, el ostensivo dispositivo policial de la Brigada Militar totalizó cerca de 850 hombres, según los medios comerciales. Se trata del mayor contingente utilizado en cinco años. Desde el auge de la represión del gobierno de Yeda Crusius (PSDB, 2007-2010) no había tanta tropa en la calle. Los objetivos de entonces eran políticos, así como lo son hoy. La meta era reprimir al movimiento popular y éste se mantiene intacto. En la elección de 2010 el abogado Tarso Genro ganó la primera vuelta por el rechazo al gobierno pasado. Ahora, el ex militante del PRC opera dentro del gobierno sub-nacional y juega para la «fanaticada» del día, convocando un debate con movimientos sociales y blogueros a través del Gabinete Digital. De noche, subordina el gobierno a los intereses y la defensa “moral” del Grupo RBS.
El conservadurismo del oligopolio de la comunicación dirigido por la familia Sirotsky (RBS) impone sus condiciones al gobierno del estado, haciendo uso de su poder para garantizar beneficios fiscales y preferencia política. La cobertura de las manifestaciones hecha por el grupo RBS intentó criminalizar los actos por la reducción de los pasajes de autobuses. Mientras en las redes sociales circulaban fotos y vídeos de manifestantes siendo alcanzados por bombas de gas lacrimógeno, en la TELEy en el principal periódico del grupo, a Cero Hora, enfatizaban escenas de vandalismo y de manifestantes tirando piedras en los policías. En la verdad, el exceso de violencia por parte de la policía militar revuelta a los manifestantes, que intentaron defenderse tirando lo que veían por el frente. Lo que no conseguimos entender es por qué la manifestación no pudo reunirse frente a la empresa? Cuál es el motivo de tanta protección policial? La sede de la RBS es blanco de diversas manifestaciones, justamente porque la población no acepta más ser engañada, con informaciones distorcionadas, que perjudican la verdadera comprensión de los hechos.
Vengo afirmando que el Poder Ejecutivo del estado riograndense y del municipio de Porto Alegre se comportan como rehenes y siervos del grupo de comunicación que lidera el oligopolio estadal. En la noche de ese jueves 20 de junio, todo Rìo Grande del Sur tuvo la prueba cabal de este análisis. Antes de esta marcha con violencia estatal para defender el patrimonio privado de la RBS, otras dos manifestaciones terminaron de la misma forma. Después de esta marcha de 20 de junio, dos otras protestas completaron el ciclo que comenzaba con una concentración pacífica y acababa con un ataque sin precedentes de la policía militar del estado del Río Grande del Sur (llamada de Peleada Militar) y, por consecuencia, revuelta popular. Felizmente, la victoria del pueblo llegó: primero con la reducción de los pasajes y después, por decisión de la Suprema Corte estadual, la invalidación del aumento proporcionado por el ayuntamiento de la Capital. A pesar de los riesgos, el saldo fue positivo y la lección política, mejor aún. 

La dékada ganada

por @valeriano2015

(Textos anteriores de esta polémica: Los JM (de Marcelo Laponia) // Laponia la tenés adentro: la polémica con Valeriano (de Diego Valeriano); ¡Siga chupando, Valeriano! (de Marcelo Laponia)

Chuparla es algo maravilloso, es la sumisión máxima: gozar y dar placer. Placer doble, doble erotismo.
Confundir tenerla adentro con homofobia es mirar las cosas de forma binaria. 
Cincelar la palabra, sumarle firuletes a las oraciones es pura debilidad disfrazada de sutilezas.
¿Hablamos de mis torpezas conocidas o de la letra K?
Con trazo grueso o sin él, lo importante es que la dékada ganada tiene doble entrada en su construcción de arriba y de abajo. Por un lado, la cooptación de las estructuras tradicionales de poder y, por el otro, la nueva, desordena, inteligente, caótica y trazogruesista transfiguración en las periferias. 
La dékada ganada no fue sutil, jamás nadie gana siéndolo. 
La K la tenemos adentro y es imposible que la cambiemos con simples letras. La K no lo es. Es otra kosa como bien dejo Laponia, es un estilo de vida, es la rekontrucción del hedonismo popular, del placer de consumir, de la felicidad de tener guita y reventarla en giladas.
Cristina convoca a ganar otra década, no es necesario. Eso ya sucedió.

“La informalización y las drogas son la causa de violencia sistémica”

Entrevista a Javier Auyero
por Pablo E. Chacón
En La violencia en los márgenes, el sociólogo Javier Auyero y la docente María Fernanda Berti exploraron un universo social atravesado por formas de informalización que generan una sociabilidad donde la desconfianza y el miedo al otro provocan un sistema caracterizado por el uso de la fuerza más brutal. El libro es el resultado de un trabajo de campo de más de tres años, de miles de entrevistas, testimonios y mediciones en una zona del país clave por razones de lo más diversas. Auyero es profesor de sociología en los Estados Unidos; matriculado en The New School for Social Research, ha recibido becas y entre sus libros se cuentan “La política de los pobres”, “Vidas beligerantes” y “La zona gris”. Es especialista en políticas sociales. Esta es la conversación que sostuvo con Lobo Suelto! desde Austin, donde reside.
El conurbano ha sido una tierra de estudios para vos desde hace tiempo. ¿Qué cambios notaste en las relaciones sociales durante los últimos años?
Creo que un cambio muy importante es la multiplicación de distintas formas de violencia  -la vinculada a las drogas, pero también a otras formas de criminalidad-, junto a la persistencia de formas menos visibles pero igualmente perniciosas como la violencia intrafamiliar y la violencia de género. Al mismo tiempo, y seguramente vinculado con esto, lo que yo percibo como cambio importante es la creciente presencia de la prisión como una institución más en la vida cotidiana de los sectores populares  -algo que, creo, no era tan relevante hace dos décadas.
El supuesto crecimiento de la violencia supongo no tiene una causa única. ¿Cuál es tu hipótesis al respecto?
La multiplicidad de las formas de violencia obedece a multiples causas, pero creo que dos fundamentales -y relacionadas- tienen que ver con la creciente informalización y con la expansión del mercado de drogas ilícitas. La economía de las drogas genera violencia sistémica. No creo que sea un “supuesto” el aumento de la violencia  (en Ingeniero Budge, la tasa de homicidios se incrementó en 780% entre el 2002 y el 2007, cuando el crecimiento demográfico fue mucho menor). Uno no tiene más que visitar las salas de emergencia de los hospitales públicos del conurbano para darse cuenta inmediatamente que los más destituidos viven en un mundo más violento.
El clientelismo, ¿debe existir en una emergencia? A largo plazo, ¿no cristaliza ciertos modos de producción de subjetividad?
No hay una relación de necesidad entre emergencia y clientelismo. En momentos de mucha necesidad, se pueden implementar políticas universalistas. Sí creo que con el tiempo, el clientelismo genera una manera de entender la práctica política y la ciudadanía, pero no por sí solo, sino en confluencia con otros factores  -por ejemplo, con la ausencia de alternativas políticas.
La asociación de los pobres en Brasil, por ejemplo, donde el narco arma una suerte de economía paralela, ¿en la Argentina no existe por la intermediación de la policía?
No creo que en Brasil ni en Argentina haya “economías” ni poderes paralelos, sino profundamente imbricados con el funcionamiento del sistema político. Por eso es que hablo de una “zona gris” donde hay interpenetraciones muy complejas entre el campo de las drogas y el campo político -en contraposición a poderes paralelos.
¿Cómo entender ese encadenamiento de las diversas formas de violencia si no es pensando que existe una «internalización» en espejo al sistema de jerarquías que articula el poder (o el biopoder)?
No trabajo con la categoría de biopoder, pero sí con la de “gobernanza”, y creo que está operando de una manera que (Michel) Foucault no hubiese imaginado. Madres que “voluntariamente” concurren a la policía, a la que saben cómplice con el tráfico de drogas, para que arresten a sus hijos porque no pueden controlar los niveles de violencia que produce su adicción al interior del hogar. Es un orden social y político de una perversidad y una destructividad espeluznantes.

La Belleza de Pensar: entrevista a Roberto Bolaño


En esta conversación, grabada en la Feria Internacional del Libro en 1999, Bolaño confiesa sus devociones y rechazos, y nos regala recuerdos entrañables: su epistolario con Lihn, su amistad con Mario Santiago. También da las claves de la novela del futuro que están escribiendo distintos autores en Latinoamérica. Además, Bolaño habla de su devoción por la poesía y la antipoesía y -como detective salvaje- revela algunas pistas secretas para entender su obra.

Bifo x 2: editorial Cactus presenta: Felix, de Franco Berardi



Franco Berardi Bifo recorre el pensamiento de Félix Guattari (desde Psicoanálisis y transversalidad hasta Caosmosis, incluyendo sus trabajos junto a Deleuze) al interior de las elaboraciones teóricas y de la práctica político-existencial de la generación del 68, del 77; y también de Seatlle. Pero no solamente, la lista podría continuar, aquí y allá, de Génova hasta la actualidad.Pero el libro no terminaría nunca –dice Bifo– porque el pensamiento rizo­mático es la cartografía de las regiones por venir, y por lo tanto las regiones en las cuales este prolifera no dejan de desplegarse ante mis ojos. Al igual que en un viaje.De este modo, Bifo transita del campo de la filosofía a la política y al psicoanálisis, de la biotecnología al ciberpensamiento; revisita los nombres propios de la filosofía, Bergson, Nietzsche, Spinoza; y, por supuesto, a los amigos: tras Guattari el encuentro con Deleuze es siempre inminente.Pero aquí Bifo se encarga de subrayar una cuestión filosófica esencial, a menudo soslayada: existe Deleuze sin Guattari, existe Guattari sin Deleuze, y luego existe la máquina rizomática que se pone en movimiento a partir del encuentro entre ambos.
Y se desplaza desde destinos ineludibles y esperanzadores, como el esquizoanálisis, hacia otros aún inexplorados, a penas insinuados, pero no menos felices, como el budismo y el tantrismo. ¿Estamos en presencia de un filosofar míxtico”?
Es su viaje, diría Félix. Un amigo de quien Bifo habla en este libro, cuando visita (ya molecularmente) la región ¿política? ¿post- política? de la amistad: la lección más rica de la historia de los movimientos.

192 páginas // 14,5 x 21,5 cm
Traducción: Fernando Venturi

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solo escribiendo a editorialcactus@yahoo.com.ar o en el tel. 4958-3016



yapa:

(primer capítulo de Félix, de Bifo)

Bifo x 2: editorial artefakte presenta: La Sublevacion, de Franco Berardi



De la Plaza Tahrir a la Plaza Taksim y el Parque Gezi, pasando por la Puerta del Sol, la Plaza Syntagma o Zuccotti Park, una ola global de movilizaciones se despliega contra la finaciarización y la privatización del mundo. Sin embargo, esta ola no acaba de generar un movimiento europeo conjunto contra el mando que desde hace más de tres décadas implementa el proyecto neoliberal. La élite política y financiera europea prosigue así imparable una transformación de una Europa que quedará marcada por enormes desigualdades.

Para Franco Berardi, con todo, esta ola antecede a una reconstitución de la sociedad europea que seguirá volviendo a la política, escapando a las formas institucionalizadas de los regímenes políticos y reinventándose en la autonomía. Pensar este momento en toda su complejidad, en las extraordinarias dificultades a que aboca la financiarización y la precarización, es la tarea a la que contribuye este libro.

Desde una mirada lúcida pero no cínica, La sublevación es una obra que nos cuenta, explica e interroga poderosamente sobre ese futuro que se fragua aceleradamente, sobre las disyuntivas por venir, sobre las mutaciones del presente. Y lo hace aportando una reflexión inusual y disidente de la que difícilmente se podrá prescindir si se quiere intervenir en el presente estado de cosas.

Amor a la sumisión

por Marcelo Laponia

Textos anteriores de esta polémica: Los JM (de Marcelo Laponia) // Laponia la tenés adentro: la polémica con Valeriano (de Diego Valeriano) // ¡Siga chupando, Valeriano! (de Marcelo Laponia) // La Dékada Ganada (Diego Valeriano) //


Amo polemizar con Valeriano. ¡Despierta mis pulsiones homosexuales y asesinas!  ¿Cómo no amar a alguien que va tan directamente a las cosas, sin miedo de tragárselas en el camino? La maravilla del goce y de la sumisión arman maquina fascista sin complejos críticos. Brindo por la libertad del buen salvaje que todos traemos dentro.  
Lo que no me esperaba, lo confieso, es esa creencia repentina en la política ¿No es que la política la hace la víctima? ¿O viene ahora eso de las máquinas de cooptación? Valeriano imagina un universo entero en torno a la letra que clavada lleva en su trasero: inteligencia, astucia, generosidad.  No me esperaba de su parte un lenguaje militante (“la década ganada”!). ¿No que la militancia no existe?
Resulta insostenible su afirmación de que la K que llevamos tan adentro no resulta sustituible por “simples letras”: ninguna letra es simple en políticas del deseo. ¿O lo es acaso la P de Perón, la E de estado, la M de mercado, la D de dios…? (a todas ellas las llevamos adentro, y sin embargo, la lengua se mueve, las letras se desplazan). Sólo una ilusión de sumisión (hasta de castración –como decimos en mi oficio-) puede pretender detener el lenguaje en torno a una letra única (significante amo).
En otras palabras: ninguna letra recubre por entero y por siempre a la Cosa (hoy la Kosa). Salvo que aceptemos lo que sólo Valeriano parece dispuesto de aceptar: que la k de Kirchner remite a la de Kapital.  Y entonces sí, la sumisión de Valeriano emerge gloriosa, triunfal, mostrando el lugar del konsumo con sus determinaciones y concretas y contradictorias, como hecho de servidumbre y libertad.

El evangelio

por Martín Rodríguez


Todos los pobres son buenos. Todos los pobres son buenos.
—Ok, reconozco mi derrota ante el alcohol —dice uno.
Todos los pobres son buenos. Todos. Sin excepción.
—Estoy re loco —dice uno.
Ronda de pobres en el SUM.
La trabajadora social abraza lo que sueña: abraza al violador, al pedófilo, al que hirvió
la mamadera y se le enchufó en la boca, al que quemó
el colchón, y al que dijo que vio a Cristo en la aureola de meo del colchón mientras
se quemaba, la trabajadora social abraza
al que le pide una entrevista en el CESAC 22,
y ella lo abraza porque abraza a absolutamente toda
la carne sufriente de la República Argentina, que incluye —obvio—
a extranjeros.

La muerte del espía revela una trama de proxenetas y asesinos

por Ricardo Ragendorfer

El ya célebre proxeneta Raúl Martins pasó la mañana del 9 de julio en su hogar, un lujoso piso del condominio Mar Lago, situado en la zona hotelera de Cancún. La irrupción de su asistente quebró la quietud. El tipo le extendió un celular. Desde Buenos Aires le hablaba su abogado, Teodoro Álvarez, por una mala noticia: el confuso fallecimiento de su amigo y empleado «El Lauchón», tal como todos llamaban en la antigua SIDE (hoy Secretaría de Inteligencia) al agente Pedro Tomás Viale, acribillado durante el alba por el Grupo Halcón, de la Bonaerense, al ser allanada su casaquinta de La Reja debido a una causa de drogas. Martins asimiló el asunto contemplando el mar Caribe por el ventanal; el sol sobre sus cejas lampiñas le daba un aire de reptil.

En ese mismo instante, desde su residencia de la localidad platense de City Bell, el ministro Ricardo Casal se deshacía por teléfono en explicaciones. «Yo no sabía nada», aseguraba una y otra vez. En el otro lado de la línea estaba el gobernador Daniel Scioli. «Nadie me avisó», insistía el funcionario; sus dedos aferraban el auricular como si fuera el cuello de un enemigo. Se refería a los 18 allanamientos ordenados aquel día por el juez federal Juan Manuel Culotta y el insólito uso de dicha unidad de asalto para el operativo en el domicilio del malogrado espía. «Nadie me avisó», repetiría Casal, con un balbuceo. Minutos antes, él había oído esas tres palabras en boca del jefe de la Bonaerense, Hugo Matzkin.    

¿Es posible que semejante ofensiva contra el crimen organizado se hiciera a espaldas de la cúpula policial? Lo cierto es que, a 48 horas de los hechos, tan asombroso hermetismo hizo rodar la cabeza del titular de la Superintendencia de Drogas Ilícitas, comisario general Marcelo Peña (ver recuadro). Dicen en los pasillos del Ministerio de Seguridad de la provincia que este promisorio oficial, al ser oportunamente increpado por Matzkin, también dijo: «Nadie me avisó.» Tal vez, en aquellas circunstancias, por su cerebro se haya cruzado la figura influyente jefe de la Subdelegación San Miguel de Drogas Ilícitas, comisario inspector Enrique Roberto Maldonado. De hecho, su cabeza fue la siguiente en rodar.

En resumidas cuentas, el agente secreto Viale recibió en la madrugada de ese martes la intempestiva visita de 13 efectivos del Grupo Halcón, al grito de «¡Chapa! ¡Chapa!», un formalismo para manifestar su pertenencia a la SIDE. Por respuesta, los recién llegados le prodigaron un balazo en el pecho. Cuando caía, alcanzó a disparar su pistola Glock en el pie de un intruso. La respuesta consistió en otros tres disparos. Su esposa escuchó su muerte acurrucada detrás de una pared. También habría oído una posterior deliberación entre los verdugos. «Matemos a todos», propuso alguien. Se refería a ella, al menor de sus hijos y a la novia. «Imposible. Ya es tarde», contestó otro uniformado, al ver que en las casas linderas se prendían las luces. Poco después, al clarear, sólo un patrullero de consigna quedó en el frente del chalet de la calle Rocha Blaquier 1502, de La Reja.

La única certeza es que el pobre Lauchón no había caído en cumplimiento del deber. 
 
EL RUFIÁN MELANCÓLICO

Quizás, en la mañana de aquel fatídico día, Martins haya evocado el estrecho vínculo que lo unía al hombre que acababa de morir. Una amistad anudada a su propia historia.

Hubo un tiempo remoto en que Martins era otro: «Aristóbulo Manghi.» Tal era su identidad de cobertura en la SIDE. Tenía 27 años y un espíritu locuaz. Decía dar clases de Historia en un colegio secundario. Y decía provenir de una familia acomodada. Pero, en más de una ocasión, entonado por alguna copa, terminaba por revelar su verdadero oficio.

Nadie sabe con exactitud por qué razón se enroló en el organismo de la calle 25 de Mayo. Su solicitud de ingreso, recomendada por un teniente coronel amigo de la familia, fue presentada a finales de 1973. Meses más tarde salió su «nombramiento condicional» con categoría C-C33 IN 14, que en el críptico lenguaje de la SIDE significa «agente secreto» con funciones operativas. Y fue destinado a la Base Bilinghurst.

Lo cierto es que, como hombre de acción, lo suyo fue de baja intensidad. Sus primeras tareas fueron tomar fotografías de militantes en actos y marchas, durante los días previos al golpe de 1976. A partir de entonces, se dedicó al seguimiento de posibles «blancos de la lucha antisubversiva». De ese modo se hizo diestro en el arte del «ovejeo» y «la capacha», tal como en la jerga represiva se denominaba a los dispositivos de vigilancia sobre las futuras víctimas. Cabe recordar que el personal de la Base Billinghurst tenía bajo su control el centro clandestino de detención Automotores Orletti, nada menos que la filial vernácula del Plan Cóndor. Allí hizo amistad con dos celebridades del terrorismo de Estado: Eduardo Ruffo y Aníbal Gordon. Allí también hizo excelentes migas con un muchacho de su edad: El Lauchón. 

Martins renunció a la SIDE en 1987. Y no demoró en transformarse en el «Yabrán de la prostitución», como a él le agrada que lo llamen. Hay quienes creen que en su conversión empresarial puede haber dinero negro del aparato represivo de la dictadura. Lo cierto es que de ese mundillo sacó dos estrechos colaboradores: su «culata» predilecto, Marcelo Gordon –hijo dilecto del finado Aníbal–, y, desde luego, el agente Viale, quien hasta su trágico fallecimiento siguió reportando a la sección de Contrainteligencia de la actualmente llamada Secretaría de Inteligencia. 

El Lauchón, entre otros menesteres, se ocupaba de detectar si los teléfonos del jefe estaban intervenidos, además de pinchar los de sus enemigos. Por ello, cobraba una suculenta mesada, la cual solía endulzarse en caso de servicios especiales. Ya se sabe que, en enero de 2012, el espía fue acusado por Lorena Martins de enviarle sicarios por cuenta del papá –a quien ella denunció ante la justicia– con el propósito de callarla para siempre. Al ser luego increpado por la mujer, dado que lo conocía desde niña, Viale sólo atinó a esgrimir: «No sabía que estabas vos ahí.»

En los últimos tiempos, alternó su trabajo de espía con un emprendimiento personal: la instalación de un prostíbulo en Puerto Iguazú. Un proyecto ambicioso, ya que dicho establecimiento iría a funcionar en un edificio de cuatro plantas, con sala de juego, venta de drogas y hasta servicio de lavandería. Lorena Martins confirmó a Tiempo Argentino tal versión: «Pedro estaba interesado en asociar en eso a mi padre. Pero a él no le interesó porque no era su zona.»

En paralelo, El Lauchón investigaba por cuenta de «La Casa» –tal como se le dice a la Secretaría de Inteligencia– cuestiones vinculadas al narcotráfico. En ese contexto, tal vez haya encarado otras iniciativas comerciales.
 
EL HALCÓN Y EL HOMBRE DE LA NIEVE

El secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, reflexionó ante un micrófono de Radio del Plata: «Sorprende la decisión del juez de realizar un allanamiento a la noche con el Grupo Halcón, para ir a buscar unos documentos; la verdad que eso no es muy común.» 

Lo cierto es que el juez federal Culotta –con pedidos de juicio político ante el Consejo de la Magistratura por alterar pruebas en beneficio de represores acusados por delitos de lesa humanidad– investigaba desde fines de 2011 a El Lauchón por integrar una banda de narcos que, además, cometía estafas con títulos de propiedad pertenecientes a personas fallecidas. Claro que su virtual fusilamiento convirtió tal pesquisa en parte de otra historia. 

No menos cierto es que, con el correr de las horas, la poco original hipótesis de una «interna en la comunidad de inteligencia» se diluye al compás de una pregunta: ¿Viale manejaba información comprometedora sobre un juez federal de Morón, cuyo nombre aún no trascendió? Hay quienes incluso creen que ello habría sido la clave de una extorsión. Es posible que el comisario Maldonado –el factótum operativo de los 18 allanamientos– haya estado al tanto de esa pista. Habría que saberlo.

El debate no es el otro

por @valeriano2015
Textos anteriores de esta polémica: Los JM (de Marcelo Laponia) // Laponia la tenés adentro: la polémica con Valeriano (de Diego Valeriano) // ¡Siga chupando, Valeriano! (de Marcelo Laponia) // La Dékada Ganada (Diego Valeriano) // Amo la sumisión (de Marcelo Laponia)
No amo polemizar, me aburre. Y más me aburre esa cancioneta tan repetitiva de que en este breve intercambio no se hable de la idea sino de quien la expresa. Valeriano esto, Valeriano aquello. Aburrido.
Vamos a hacerla bien simple Marcelo: tenés la más absoluta razón en todo lo que planteas de mi. En lo que no puedo darte la razón (ya que lo único que haces es dármela vos a mí) es respecto a tu búsqueda inicial de otras letras ya que la K te genera culpita.
La K la tenes tan adentro que te ves ¿obligado? a recurrir a Dios, Perón, Mercado o Estado para refutar o extirpar la K. De todas maneras, me parece que la K remite inequívocamente a un determinado periodo de nuestro país y no a ninguna otra cosa. ¿La D remite a Dios? ¿la E a Estado? Nunca asocié esas letras con esos sentido. La V y la P una arriba de la otra si me remite a Perón, pero la P sola en lo más mínimo.
No sé si la «k» remite a Kapital, si lo hace a Konsumo. Pero lo que es bien claro es que cuando a una palabra que va con «c» se la escribe con «k» (konsumo, dekada, kumpa, korrupción) cualquier con medio milímetro de frente y sin culpita de intelectural progre sabe de qué estamos hablando. 

¿El pacto lulista en cuestión?

por Ariel Goldstein

Las multitudinarias protestas en Brasil han alterado lo que parecía hasta hace poco una estable organización del escenario político brasileño y han sumado el desafío de desentrañar las características de estas movilizaciones, así como sus implicancias para el futuro. Analistas y manifestantes han enumerado importantes aspectos, como la histórica desigualdad estructural del país vecino, así como los déficit en educación, salud y transporte que se padecen en las principales metrópolis, que ofician como epicentro de las protestas. Sin duda, estamos en presencia de una ampliación de los horizontes democráticos, en un país que se caracteriza por escasas movilizaciones ciudadanas. La pregunta que resuena es, ¿por qué ahora? Las señales previas no parecían indicarlo: Dilma tenía la mayor intención de voto en encuestas que haya tenido un presidente a más de un año de elecciones desde la redemocratización brasileña.

Hay datos relevantes que permitirían sostener la tesis de que las protestas van dirigidas principalmente contra la clase política y la corrupción, que exhibió un nuevo rostro de despilfarro ante los ojos de los manifestantes con los preparativos para el Mundial 2014. Cuatro elementos nos permiten identificar el latente rechazo a la clase política presente entre los manifestantes: a) el rechazo a la participación partidaria o identificaciones políticas en las movilizaciones (todos unidos bajo la bandera brasileña), b) el origen de la movilización: espontánea y convocada por el Movimiento Passe Livre a través de las redes sociales, c) el ataque de los manifestantes contra las sedes de intendencias (San Pablo) y otras instituciones públicas como el Palacio de Itamaraty en Brasilia.
Quienes protagonizan las movilizaciones no son exactamente los más desposeídos, sino sectores medios y medios bajos que han sufrido abusos de la vida cotidiana, indignados por la represión y la violencia policial desatada contra los manifestantes de las primeras movilizaciones. El objeto del odio es la clase política brasileña, y ya venía siendo estimulado desde el mensalão en 2005, que resultó la peor crisis del gobierno Lula. Este escándalo, donde se acusó a los parlamentarios de la base aliada del gobierno de haber recibido propinas para votar con el PT, produjo un alejamiento de importantes sectores medios indignados con las acusaciones de corrupción, e hizo perder al PT el aura que poseía como partido incorruptible, representante de la ética en la política frente a la putrefacción del resto del sistema partidario. El juzgamiento de este escándalo en 2012 reavivó el efecto de rechazo hacia la clase política y hacia el Congreso, ambos hace tiempo presentan bajos índices de credibilidad ciudadana. Según dos encuestas realizadas a los manifestantes y divulgadas por Datafolha, lo que podría oficiar como un cuarto elemento, (d) los manifestantes mencionaban como segunda causa de la protesta, detrás del aumento de transporte público, a la corrupción de los políticos, así como elegirían en su mayoría como presidente a Joaquin Barbosa: presidente del Supremo Tribunal Federal (STF), que juzgó a la cúpula petista acusada del mensalão.
A su vez, este tipo de identificación de los manifestantes es incentivado por los medios de comunicación, que dirigen el sentido de las protestas contra la clase política al denunciar su corrupción. A través de este procedimiento, vuelven a restaurar su legitimidad ante la sociedad brasileña como agentes fiscalizadores de la política, atribución que los medios comenzaron a representar desde el impeachment al expresidente Collor de Melo en 1992.
¿Hay, como señaló el psicoanalista Tales Ab’Saber en Folha de S. Paulo, un agotamiento del pacto social lulista a partir de estas movilizaciones? El pacto social lulista se constituyó como una composición desde arriba que recuperaba la centralidad del populismo en la política brasileña -según André Singer-, el cual mejoró sustancialmente (aunque de forma gradual y conservadora) la vida de los sectores populares, por medio de programas sociales como Bolsa Família, Minha Casa, Minha Vida, entre otros, que garantizaban un círculo keynesiano de consumo, inversión y fortalecimiento del mercado interno por incremento de la capacidad adquisitiva de los sectores populares. De allí la apelación de Lula al consumo de los ciudadanos frente a la crisis internacional de 2008-2009 como forma de sobrellevarla.
Ahora bien, el pacto se sostiene también con el apoyo de sindicalistas que manejan fondos de pensión, la parte burocratizada de la clase política y especialmente del PMDB, un partido que se beneficia de la continuidad del statu-quo y del esquema político de intercambios parlamentarios que incluyen fondos de origen oscuro. El pacto social lulista también cuenta con el apoyo de las corporaciones empresariales y las financieras, que como dijo Lula, han ganado como nunca antes en Brasil, a partir de tasas de interés favorables a la especulación, así como una política de atracción de inversiones externas. El lulismo, si bien no representa un proyecto de mera reproducción del capitalismo financiero por su afán desarrollista, sí resulta un “reformismo débil”, como señala André Singer.
Es por ello que estas movilizaciones podrían estar originadas por una percepción que viene sostenida desde hace tiempo, la de que el gobierno brasileño no se diferencia en nada de todo aquello que “ya estaba ahí”, es decir, la vieja clase política. En este “pacto social” lulista, la clase media ocupa un lugar secundario y aquellos que la representaban históricamente (PSDB), han perdido competitividad electoral de forma significativa en los últimos 10 años. Tres elecciones presidenciales perdidas (2002, 2006, 2010) y la incapacidad de Aécio Neves, candidato para 2014 del PSDB, para constituir una alternativa real de poder al gobierno de Dilma. El descontento de estos sectores, fogoneado por el moralismo de los medios de comunicación, encuentra escasos canales para su expresión política en el sistema de representación formal.
A pesar del importante crujido, para agotar el pacto social lulista es necesario más que una movilización amplia y heterogénea, es preciso una propuesta alternativa de poder capaz de traducir sus aspiraciones en el sistema político. Como es sabido, la relación entre la sociedad y los partidos políticos es cambiante y no se traduce con flexibilidad de un espacio al otro. Deberemos observar esas transiciones con atención en los próximos meses para saber si el cimbronazo de estas protestas es capaz de alterar de forma estructural lo que parecía hasta hace pocas semanas una firme organización del escenario político-electoral brasileño. Según García Linera, vice-presidente boliviano, a toda movilización sucede un momento de delegación. ¿Podrá el momento de la delegación traducirse en una incorporación al sistema político de las demandas expuestas en las movilizaciones horizontales? Dilma deberá dialogar con los sectores protagonistas para ver si su fuerza partidaria, ganando el apoyo social, es capaz de absorber de forma sistémica los reclamos esgrimidos, realizando las reformas necesarias e imposibilitando así que puedan ser apropiadas por proyectos adversarios.

“En un mismo país, hay un Brasil Menor contra un Brasil Mayor”, entrevista a Giuseppe Cocco

por Lola Matamala

Una de las personas que observan con más atención lo que acontece en Brasil es Giuseppe Cocco, profesor de Teoría Política en la Universidad Federal de Río y miembro de la Red Universidad Nómada. Además es autor, entre otros libros, de ‘MundoBraz: el devenir mundo de Brasil y el devenir Brasil del Mundo’, editado por Traficantes de Sueños-Mapas.
La subida de los 20 centavos en el transporte público ha colmado la paciencia de la sociedad brasileña y se ha traducido a un polvorín de manifestaciones por todo el país. La presencia de millones de personas en las calles brasileñas ha causado estupefacción en el Gobierno de Dilma Rousseff, en diferentes medios de comunicación de todo el mundo de multitud de lugares del planeta.


¿Cómo considera que se han ido desarrollando las movilizaciones?

En primer lugar, las manifestaciones comenzaron inicialmente en Porto Alegre a finales de abril, pero se esparcieron por todo el país el pasado mes de junio cuando se celebraron en Sao Paulo. En todas ellas, los objetivos e interlocutores eran ayuntamientos (prefeturas) o gobiernos de cada Estado, no englobaban al Gobierno Federal. A partir del lunes 17 de junio, y sobre todo del día 20, las manifestaciones alcanzaron un nivel de “masificación” que se desbordó, pero sin que eso fuese un ataque directo a Dilma Rousseff y al Gobierno federal. Por otro lado, el Partido de los Trabajadores (PT) y el Gobierno federal (de Dilma) no vieron llegar el “tsunami”: sintieron la tierra temblar y esperaron a que pasara, que no se les cayese la casa encima. Así, el PT no dijo nada, los ministros no dijeron nada ( y si algo dijeron fue muy malo). En cambio Dilma si que habló, pero fue el 21 de junio: muy tarde y de una manera muy tímida.


Usted ha comentado que la revuelta brasileña bebe de las revueltas árabes, del 15M o de las manifestaciones en Turquía. Pero hay una diferencia, la presidenta Roussef ya ha lanzado una serie de propuestas.

Las propuestas de Dilma son insuficientes y las materializaciones de estas –influidas por Lula– son hechas de manera equivocada. El PT y Lula no tienen con quién conversar y creen que hablar con las “organizacioncitas” de jóvenes patrocinados por el Gobierno resuelve algo, cuando el movimiento, por un lado, se caracteriza por ser irrepresentable y por otro, por una demanda de giro a la izquierda que necesita mucha más determinación. No es con retórica o con el fomento de ONG y otros aparatitos como se va a poder resolver lo que está ocurriendo.


¿Considera insuficiente la propuesta del Gobierno brasileño para comenzar un proceso constituyente?

La propuesta de de reforma política que Dilma está haciendo ya era discutida hace tiempo. Inicialmente, ella habló de una constituyente restringida y sometida a un plebiscito. Lo que pienso es que se trata de una manera de ofrecer algo a las calles pero de una manera leve.


Se ha señalado que la subida del precio del billete, fue el detonante de las manifestaciones, pero para despejar dudas de uno de los porqués en este momento ¿qué papel ha jugado la derecha brasileña en estas movilizaciones?

La derecha no desempeña ningún papel en estas movilizaciones aunque hay que resaltar que ella fue la que dio la orden de cargar contra los manifestantes en el Estado de Sao Paulo, que es donde gobiernan. Ese supuesto papel de la derecha en el movimiento es fruto de rumores absurdos difundidos en la primera fase del movimiento por sectores del Gobierno que, paralizados ante los acontecimientos, intentaban hacer cundir el miedo al fascismo y pedir “unidad”. Solamente después de que el lunes 17 de junio, millones de personas bajaron a la calle, la derecha aprovechó su monopolio de los medios de comunicación y pasó a intentar influenciar en el movimiento en las grandes manifestaciones del 20 de junio, con millones de personas en las calles, pero fue muy limitado. Río de Janeiro albergó la manifestación más grande (entre dos y tres millones de personas) que terminó con una batalla campal que se extendió a todos los barrios del centro de la ciudad y de ahí al Palacio del Gobierno.Fue en ese momento, el día 21 de junio, cuando el Gobierno y el PT reaccionaron con la única declaración de Dilma.


¿Cuál es el papel de la población afrodescendiente en estas movilizaciones?

Otra tontería del Gobierno y de la izquierda del Gobierno es haber dicho que hay pocos pobres y pocos negros. En Río de Janeiro, en cuatro días, se manifestaron alrededor de dos o tres millones de personas, o sea, una parte importante de la ciudad. El lunes 24 de junio, hubo manifestaciones en las dos grandes favelas de esta ciudad. La primera, en la favela Maré, fue reprimida con sangre: diez muertos por la Tropa de Élite de la Policía Militar, usaron como pretexto el conflicto con el narcotráfico. Pero los habitantes de la favela Rocinha salieron a la calle a pesar de la represión acontecida en la anterior. Es la primera vez que miles de favelados toman el derecho de descender del “morro” (exactamente del de Rocinha) y van hasta la casa del gobernador, situada en el barrio rico de Leblon, en donde después hubo una acampada y otras manifestaciones, con enfrentamientos con la policía.


Desde su punto de vista ¿por qué los partidos de izquierda, y en este caso el brasileño, no comprenden o no aceptan lo que usted llama “Revolución 2.0”?

Los partidos de izquierda no entienden absolutamente nada, y el PT el que menos. Lo grave es que el PT no lo entienda, porque esto tiene consecuencias para el gobierno de Brasil. Quien está intentando articular una respuesta es Lula, pero es muy insuficiente porque se limita –como he comentado anteriormente– a promover como representantes del movimiento algunas pequeñas organizaciones de jóvenes patrocinadas por el mismo. En este momento, el movimiento está pasando de las grandes movilizaciones (recordemos el pasado lunes 1 de julio en la final de la Copa Confederaciones) a iniciativas descentralizadas: asambleas de barrio, ocupación de Consejos Municipales como ocurrió hace casi una semana en Belo Horizonte (capital del Estado de Minas Gerais) o de Parlamentos de los Estados federados (como ocurrió con la ocupación de la Asamblea Legislativa de Espirito Santo, en Vitoria. El gobierno y el PT no entienden que la revuelta también es contra todos las formas representacíon (ONG, y el resto de movimientos controlados por los aparatos).


En anteriores declaraciones, usted vislumbra un escenario un tanto complicado en este “devenir” Brasil ¿por qué?

Si continuamos así, todo va a depender del movimiento. Si se debilita, y ante la postura conservadora de la izquierda, están corriendo un fuerte riesgo que pueda ser capitalizado por la derecha electoralmente hablando. Además, según los últimos sondeos de opinión, Dilma Roussef ha perdido el 30% de la intención de voto. Lo que es palpable es que #BRevolution está totalmente dentro del ciclo de luchas que conocemos en Tahrir, en la Puerta del Sol, en la Plaza Taksim y nadie sabe cómo será el desenlace de este movimiento increíble. Sin embargo, puede afirmarse que en un mismo país hay un Brasil Menor –de la gente pobre, estudiantes, favelados, indígenas, las mujeres– contra el proyecto del Brasil Mayor: el de las grandes industrias automovilísticas, de las del agro-negocio, contra los representantes políticos. El devenir Brasil del mundo (como devenir-mundo de Brasil) confirma la necesidad de crear nuevos valores y no dejarse homologar dentro de aquellos valores extenuados del capitalismo global. 

Cuando el pensamiento religioso se come al salvaje

por Marcelo Laponia

Textos anteriores de esta polémica: Los JM (de Marcelo Laponia) // Laponia la tenés adentro: la polémica con Valeriano (de Diego Valeriano) // ¡Siga chupando, Valeriano! (de Marcelo Laponia) // La Dékada Ganada (Diego Valeriano) // Amo la sumisión (de Marcelo Laponia) // El debate no es el otro (de Diego Valeriano)

Cuando el antropólogo estudia a la tribu que baila para hacer llover extrae la siguiente conclusión: la danza no es irracional, satisface la exigencia de mantener al pueblo unido en tiempos de sequías. Esta deducción es demasiado laica. No alcanza a comprender cómo es que la danza de ese pueblo acaba por hace llover. Problemas como este han recorrido desde siempre al pensamiento occidental. Más desea aproximarse a la diferencia, más necesita controlarla.  
Vuelvo a la polémica que me ha planteado el ahora aburrido Valeriano. El defiende que la k de kirchnerismo simboliza de modo absoluto el aumento en la capacidad de consumo en las periferias. No importa si ese consumo viene de antes, si es regional, si tiene causas parcialmente ajenas a las políticas del gobierno. La k, dice el creyente, nos atraviesa y determina a todxs. Cuando le argumento (como al antropólogo) que no hay konsumo (danza) sino para el kapital (la lluvia), su argumento se deprime, se apaga, pierde todos sus rastros de salvajismo y se torna demasiado laico, se refugia en una tibia fe nacional: “no sé si la K remite a Kapital, sí lo hace a Konsumo y lo que es bien claro es que cuando a una palabra que va con C  se la escribe con K (Konsumo, dekada, kumpa, korrupción) todos sabemos de que estamos hablando”.  

Esta polémica no puede durar. Ambos disfrutamos de la k. Kafka fue un enorme escritor, y los Kirchner los mejores presidentes que tuvimos. Sin embargo, y en la medida en que nuevas fuerzas trabajen en la coyuntura ninguna letra la tiene tan fácil para eternizarse en el imaginario que su folklore propone. Allí está, como ejemplo, el avance de la P. Pcde Papá Castrado, Pb de Papa Bergolgio, de Pgh de Peronista de Guardia de hierro, PPde Papa Peronista, PCC de Populismo conciliador de clases, de Pl de Pobrismo latinoamericano.

Entrevista con Tomás Abraham

por Pablo E. Chacón 
(exclusiva para Lobo Suelto!)
  

En tu último libro, “El no y las sombras” (Eudeba), dedicado a diversos filósofos, escritores, pensadores, etcétera, es imposible evitar leer -aunque sea de soslayo- alguna referencia a la Argentina actual. ¿Esperás ser leído de esa manera o simplemente esperás ser leído?
Por suerte ese libro nada tiene que ver con la actualidad nacional. Se trata de obras de filósofos de los cuales ninguno es argentino. Por ahora no escribo libros en clave, me parece decadente y propio de una crítica más decadente aún. Para escribir en clave debe haber censura que obligue a gongorismos. Es un tema que estudió el filósofo Leo Strauss. Espero ser leído, comentado, elogiado, premiado y pagado.
“Abraham es muy crítico, muy duro, no tiene paciencia”. Escuché eso muchas veces. ¿Gana algo el gobierno expulsando a los intelectuales críticos de los espacios de poder mediático que controla?
Ese comentario parece hecho por una vecina de mi consorcio. ¿Duro respecto de qué? ¿De quién? Aquellos que dicen eso es porque no se atreven a decir lo que otros más sinceros sí dicen: que soy de derecha, gorila, menemista, rico, progre, rumano.
Si entendí bien, poco menos decís que el kirchnerismo es la continuación del menemismo por otros medios. ¿Entendí bien o me quedé corto?
La pegaste justo. Son lo mismo, fueron a la misma escuela. Uno estudió artes combinadas, Menem; los otros, Néstor y Cristina Fernández, estudiaron para peritos mercantiles. Uno se abrazó con Rojas, los otros con Bonafini, podrían haber intercambiado a los abrazados si así les convenía. A eso se le llama pragmatismo en la Argentina.
Decís Prat Gay-Donda, Binner, etcétera. Hasta hace poco no pensabas casi en nadie. ¿Qué te hace creer que una articulación semejante pueda producir algún efecto?
Tengo ganas de hinchar por alguien, ya que el futbol es un desastre. Las competencias electorales son alegres. Es un circo. Un desfile. Los candidatos pasean por los barrios, lanzan globos, reparten cositas, sonríen y se sacan fotos. Y se pelean. Divertido. Prat Gay y Donda van muy bien para el Senado, lo harían algo más civilizado, erótico, honesto y menos gordo o bigotudo. No me vas a decir que no valen la señora Alperovich y Picchietto o como se escriba.
Esta semana pasada estuvo en Buenos Aires el italiano Carlo Vercellone, especialista en capitalismo cognitivo. ¿Existen en este país la competencia intelectual para pensar esa cuestión?
La verdad es que no pude estudiar esa bolilla. Tuve que cuidar a mi abuela que vive en Pergamino. Pero te prometo que para la próxima sabré todo el tema. Vercellone, suena rico.
Pregunté lo anterior porque una de tus preocupaciones es la educación. Y que se sepa, estudiar en serio, estudian pocos. La universidad argentina¿perdió la excelencia, o existe un confort prebendario imposible de quebrar?
¿Confort prebendarlo? Han pasado 47 años desde la noche de los bastones largos, medio siglo sin estudiar. Abuelos brutos, padres brutos, hijos brutos. Al menos se llega  a los ciento cuarenta caracteres. Con eso llenamos plazas y salimos por la tele.
Javier Auyero me decía el otro día que el clientelismo no tiene que ver necesariamente con situaciones de emergencia. Que podía ser una política de estado. Badiou piensa lo mismo, de la Argentina y de Venezuela. ¿Qué pensás vos?
Badiou piensa lo mismo que Badiou, que siempre pensó lo mismo. Es el principio de identidad made in France. Creo que el clientelismo es un concepto falso. El cliente es un comprador posible, tiene poder adquisitivo, puede no comprarnos y guardarse la plata o gastarla en otra cosa. También puede comprarnos y no pagarnos, un hábito nacional. En política hay esclavitud.
¿Qué quiere decir progresista en la época del apogeo de la técnica, del fin de la privacidad, del ciberespionaje y de la biopolítica?
Progresista quiere decir mani pulite. No ser un bicho. Por ejemplo, a ver… a ver….nada…a ver… ayer vi Lincoln, la peli de Spielberg con Danny Day Lewis, eso, Abraham Lincoln era progre, haciendo clientelismo, oportunismo, caciquismo…era progre.

Entrevista a Germán Maggiori sobre Entre Hombres, un policial sin falsa modestia

por Pablo Chacón


Entre hombres, la novela del también cuentista Germán Maggiori, pasó inadvertida en los 90 cuando el país atravesaba la furia del monetarismo ortodoxo y las drogas duras eran moneda corriente, como fumar en los restoranes y lamentar con pose estudiada el crecimiento de la indigencia. Rescatada y reeditada por Edhasa, el libro es un retrato de época y un estudio de caracteres, antes de la videovigilancia, cuando los pichones actuales del liberalismo no habían roto el huevo de la serpiente. Maggiori nació en Buenos Aires en 1971; es odontólogo, urbanita y un lector compulsivo, además de autor “Poesía estupefaciente”, una memorable colección de relatos publicados por Milena Caserola. Esta es la conversación que sostuvo con Lobo Suelto!
¿Cómo pensás que se leyó Entre hombres cuando salió y cómo pensás que se leerá ahora?
Cuando salió se leyó bastante poco, debo decir. Alfaguara había armado un lanzamiento bastante importante en México, organizaron la ceremonia de entrega del premio en el palacio de Bellas Artes con un montón de gente y me pasé cinco días dando entrevistas a los diarios, la radio y la tele como si fuera Gardel. Cuando llegué acá la cosa se apagó de golpe, hubo muy poca prensa y el clima era otro. Era agosto de 2001, la novela ponía en imágenes muy explícitas la parte más atroz de la realidad; era como llevar a un moribundo a una visita guiada por la morgue. Igual sobrevivió, la novela, digo, y se puede seguir leyendo como lo que en realidad es: un policial. Creo que la intriga, el vértigo, la violencia y el humor siguen estando ahí.
Es cierto que se respira un aire de época, pero ¿es tan distinto al actual?
Sí y no. El clima no es el de derrumbe inminente que se percibía entonces. La tensión con la que recuerdo esa época, particularmente en el conurbano, donde vivía, cambió de sentido. Antes, esa tensión era de abajo hacia arriba, hoy sucede lo contrario. Por otro lado, lo que sí noto es una degradación del mundo marginal que encarnaban los personajes de la novela, que es consecuencia, entre otras cosas, de la degradación de los tóxicos que se consumen. Las grandes bandas de chorros hoy perdieron terreno en manos de los pibes chorros y motochorros, y eso es obra del paco y los transas que lo mueven en las villas. Se perdieron códigos, grados de organización y la poca dignidad que quedaba. Hoy, los cementerios de los barrios pobres están llenos de tumbas de chicos, adolescentes o preadolescentes, víctimas directas o indirectas de estos vicios. Lo que nunca cambia es la ausencia del Estado, o su presencia intermitente, como dice Auyero. Y la cana, que sigue tan violenta y corrupta como entonces.
¿Cómo fue la construcción de los personajes? ¿En la calle, dando vueltas, eran conocidos?
Hay dos tipos de personajes: están los pibes, una banda de faloperos inofensivos, que eran personajes que podían ser parte de mi entorno de entonces, parte de esa generación a la que el menemismo supo anestesiar abriendo la canilla de la merca. Y por otro lado están los chorros y los policías para los que, como diría Borges, tuve que documentarme. Sobre todo para poder apropiarme de una experiencia y una voz que me eran ajenas, y que de esa apropiación surgiera un texto verosímil. En ese proceso de “documentación”, a veces estuve inmerso en situaciones complicadas; hoy me parece una locura, y la única manera que me atrevo a contarlas es desde la ficción.
Entre hombres parece indicar que no hubiera mujeres. Sin embargo, buena parte de la novela gira alrededor de la ausencia o el exceso de mujeres. ¿Esto es así?
El universo de los hombres de la novela es de alguna manera también el de los gauchos matreros de la gauchesca o el de los cuchilleros de las orillas de Borges, o el de las “fieras” de Arlt, esos mundos bárbaros comparten, entre otras cosas, la indiferencia por el género femenino, su ninguneo y cosificación. La mujer es vista como un estorbo o una oportunidad donde saciar una necesidad física circunstancial. Pero esa irrelevancia de lo femenino es solo aparente. En el comienzo de la novela, por ejemplo, hay una orgía que está en buena medida narrada desde la subjetividad de una prostituta adolescente y me parece que en esa corta intervención está condensada y justificada la importancia del género femenino, Yiyí es la más digna de todos los personajes. Esto lo vio muy bien, y me lo hizo ver, Elsa Drucarroff.
Pensé en Ellroy, un Ellroy sacado, atravesado de humor negro. ¿No podría ser “Entre hombres” un policial donde el humor juega el papel de tornasol para situaciones insoportables?
Sí, totalmente, el humor es una necesidad constante para sobrellevar la crudeza de ese mundo, y en general apelo al humor para descomprimir situaciones narrativas que, por naturaleza, tiendo a llevar a extremos insoportables. A veces siento que sin esa cuota de humor, el lector me abandonaría, mi “yo” lector abandonaría a mi “yo” escritor si no fuera por esos eventuales chispazos.

“Estamos ante una crisis de lo público”

por Pablo Chacón



El analista político y ensayista Pablo Rodríguez asegura que la combinación de la biopolítica con las nuevas tecnologías de la información están reconfigurando las relaciones sociales y empujando la escena contemporánea a un autoritarismo donde hasta la privacidad es una mercancía. Especialista en política internacional -trabajó durante años en Página/12-, hoy forma parte del staff de la revista Artefacto, junto a intelectuales diversos: Christian Ferrer, Margarita Martínez, Daniel Mundo y Flavia Costa, entre otros.  Este es el diálogo que sostuvo con Lobo Suelto!
El ciberespionaje, aliado a la biopolítica, ¿está reconfigurando el escenario global?
Entre las muchas definiciones de biopolítica que dio Michel Foucault, quien revitalizó el término en los 70, estaba el nacimiento de la estadística en el siglo XVIII. Ernst Engel, dirección de estadística prusiana hacia 1860, decía que la estadística perseguía al individuo en todo momento: cómo crecía, si se casaba, si era prolijo con sus cuentas, si era buena persona…todo. Esto nos señala que la biopolítica siempre fue, entre otras cosas, una cuestión de espionaje. El prefijo “ciber” señala un cambio tecnológico fundamental, pues hay un nuevo espacio (justamente, el “ciberespacio”) sobre el cual ejercer la vigilancia.
¿Entonces?
Entonces ese cambio reconfigura el escenario global en la medida en que crece exponencialmente la cantidad de información disponible, que es toda la que los individuos intercambian por medios tecnológicos que antes eran  escasos. La cuestión es cómo se usa esa información, quién lo hace, dónde se encuentra lo que realmente importa en esta nueva selva de información “basura”, de qué modo la encuentran los poderes que quieren encontrarla. Diría que el mundo ahora está cubierto por un nuevo manto ciberespacial que, al intentar duplicarlo, funda un nuevo escenario de control.
¿Por qué creés que muchos defensores de la república clásica miran a Snowden como la encarnación de un nuevo héroe contracultural?
Creo que sobre todo en el mundo anglosajón, existe una utopía libertaria relacionada con el uso de las tecnologías de información como algo liberador en sí, garante de la transparencia de las relaciones sociales; en cierto modo, una actualización de la ideología liberal y utilitarista del siglo XVIII, de Adam Smith a Jeremy Bentham. Norbert Wiener, el creador de la cibernética y “el” autor para entender qué es la información hoy, comenzó durante la segunda guerra mundial a combatir el secreto que rodeaba los proyectos científicos norteamericanos y legó para los análisis sobre las TIC ese halo de transparencia que todavía tienen; internet es hoy lo que ayer era la televisión: “dice la verdad”. En los 60 había un grupo contracultural llamado “computadoras para el pueblo”, cuando PC era únicamente Partido Comunista, que planteaba que las computadoras iban a derribar a aquellos gobiernos que usaran el secreto y el espionaje como modo de controlar a la población. Cualquier parecido con las loas a la “primavera árabe” no son pura coincidencia. Los héroes contraculturales son aquellos que hacen que la información circule; tanto más valor tiene, entonces, que sean los mismos que antes la acumulaban y la reservaban. Son héroes por conversión.
El videovigilante y el hacker, ¿son figuras de un mundo que tiende al totalitarismo, a la uniformidad?
El hacker es la versión contemporánea del espía, es su doble informático. Como las relaciones sociales pasan cada vez más por TIC, su papel es tanto o más importante que el del espía tradicional. Por su parte, la videovigilancia es el nuevo rostro de las antiguas pinchaduras telefónicas. La diferencia es que está legitimada socialmente. Se trataría sin dudas de una tendencia al autoritarismo que sin embargo no tiene el aspecto de un Big Brother, como siempre se dice. El Big Brother es la vigilancia actual con relaciones sociales antiguas. Hoy todo el mundo quiere ser visto y escuchado. ¿Qué pasaría si Watergate ocurriera hoy? Obama no renunciaría, como hizo Nixon. Ahora se especula con cuándo van a matar a Assange o a Snowden. El poder se ha vuelto más cínico, no tiene problemas en admitir que para los enemigos ni justicia, cuando antes ese mismo poder aunque sea tenía que conservar las formas y decir que vigilar más allá de cierto punto está mal.
Del fin de la privacidad se habla desde hace mucho y hay mucho escrito. El caso Snowden, ¿es un ejemplo de cómo un programa electrónico está formateando las relaciones sociales?
Digámoslo al revés: hay ciertas relaciones sociales que encuentran en un programa electrónico un modo de expresión. Estas relaciones sociales son manifiestamente exhibicionistas: desde “Estoy comiendo sorrentinos” en Facebook hasta cualquier video personal colocado en Youtube. El fin de la privacidad ocurre tanto por el aumento de la vigilancia como por la disminución de los reparos de los individuos frente a la exposición de sus propias vidas. Si hoy se habla de la intimidad como espectáculo, como se titula un libro muy interesante de Paula Sibilia, y la intimidad es justamente eso más “personal” que la privacidad (pues lo íntimo está desde siempre protegido de la mirada ajena, mientras lo privado es algo que puede existir para los demás pero se considera personal), estamos ante una crisis de lo que se entiende por lo público. Diría que en lugar de existir la publicidad, la privacidad y la intimidad, hoy existe sólo la publicidad con distintos grados de alcance.
El caso Snowden es un gran ejemplo: se trata de programas que fisgonean en los entornos virtuales donde los individuos muestran todo, como Facebook o Google. No son acciones que buscan información que los individuos no quieren dar, sino que seleccionan información relevante en lugares donde ésta circula todo el tiempo y con la anuencia de los individuos.

Las manifestaciones de junio de 2013 en la ciudad de San Pablo

por Marilena Chaui
Traducción exclusiva para Lobo Suelto!: Mariana Gainza
Las que siguen no son reflexiones sobre todas las manifestaciones ocurridas en el país, sino que focalizan principalmente las de la ciudad de San Pablo. De cualquier forma, ciertas consignas y actitudes en común con las manifestaciones de otras ciudades (la forma de la convocatoria, la cuestión de la tarifa del transporte colectivo como punto de partida, la desconfianza en relación a la institucionalidad política como punto de llegada), así como el tratamiento que todas ellas recibieron por parte de los medios de comunicación (condena inicial y celebración final, incluida la criminalización de los “vándalos”), permiten algunas consideraciones más generales a título de conclusión.
El detonante de las manifestaciones paulistas fue el aumento de la tarifa del transporte público y la acción contestataria de la izquierda junto al Movimiento Passe Livre(MPL), existente desde 2005 y compuesto por militantes de partidos de izquierda. En su reivindicación específica, el movimiento resultó victorioso bajo dos aspectos: 1. consiguió la reducción de la tarifa; 2. definió la cuestión del transporte público en el marco de los derechos de los ciudadanos,  afirmando, por lo tanto, el núcleo de la práctica democrática: la creación y la defensa de derechos mediante la explicitación (y no el ocultamiento) de los conflictos sociales y políticos.
El infierno urbano
No fueron pocos los que expresaron, en los medios de comunicación, su perplejidad frente a las manifestaciones de junio de 2013: ¿cómo y por qué surgieron, siendo que los grandes problemas que siempre atormentaron al país (desempleo, inflación, violencia urbana y rural) van encontrando soluciones, y en un contexto de estabilidad política? Las preguntas son justas, pero la perplejidad no, si tenemos en cuenta algo que siempre fue crucial para los movimientos populares: la situación de la vida urbana en las grandes capitales brasileñas.
¿Cuáles son los rasgos más característicos de la ciudad de San Pablo en los últimos años, de cierta forma extensibles a las demás ciudades? Sintéticamente, diríamos que son los siguientes:
– explosión del uso del automóvil individual. La movilidad urbana se volvió casi imposible, en tanto la ciudad se estructura en torno a un sistema vial destinado a los autos particulares en detrimento del transporte colectivo, siendo a su vez incapaz ese sistema de resolver el problema;
– explosión inmobiliaria con la construcción de grandes condominios residenciales (verticales y horizontales) y shopping centers, que producen una densidad demográfica prácticamente incontrolable, además de no contar con redes adecuadas de agua, electricidad y cloacas, resultando de ello problemas evidentes (por ejemplo, cuando llueve);
– aumento de la exclusión social y la desigualdad, debido a la expulsión de los habitantes de las regiones elegidas por los grandes especuladores inmobiliarios, el consecuente aumento de las periferias pobres y su creciente distancia en relación a los lugares de trabajo, a los centros educativos y a los servicios de salud. (En el caso de San Pablo, como señala Hermínia Maricatto, se dio la ocupación de las regiones de manantiales, poniéndose en riesgo la salud de toda la población); en resumen: degradación de la vida cotidiana de las capas más pobres de la ciudad;
– el transporte colectivo indecente, indigno y mortífero.  En el caso de San Pablo, se sabe que el programa de subtes contemplaba la entrega de 450 km de vías para  1990; siendo que de hecho, al año 2013, el gobierno estadual ha habilitado sólo 90 km. Además, la flota de trenes subterráneos no fue ampliada, es vieja y está mal conservada; no sólo se verifica su insuficiencia cuantitativa para atender la demanda, sino que ocurren retrasos constantes por la rotura de los trenes y de los instrumentos de control de las operaciones. Lo mismo puede decirse de los trenes de la CPTM [Compañía Paulista de Trenes Metropolitanos], que también son responsabilidad del gobierno estadual. En el caso del transporte colectivo, bajo control municipal, el sector es completamente dominado por un cártel que no le rinde cuentas a nadie: los colectivos son fabricados con carrocerías para camiones, por lo tanto, están hechos para transportar cosas y no personas; las flotas están deterioradas y atrasadas respecto a las necesidades de la población, sobre todo la de las periferias; las líneas son excesivamente largas, pues eso las vuelve más lucrativas, de manera que los pasajeros tienen que soportar trayectos absurdos, perdiendo horas para ir y volver del trabajo, las escuelas o los servicios de salud; no hay líneas que conecten puntos diversos del centro de la ciudad ni líneas inter-barriales, de manera que el uso del auto particular se hace casi inevitable para trayectos menores;
En resumen: definidas y orientadas por los imperativos de intereses privados, las montadoras de vehículos, las constructoras civiles y las empresas de transporte colectivo dominan la ciudad sin asumir ninguna responsabilidad pública, imponiendo lo que llamo un infierno urbano.
La tradición paulista de luchas
Recordemos: la ciudad de San Pablo (como varias de las grandes ciudades brasileñas) tiene una tradición histórica de revueltas populares contra las pésimas condiciones del transporte colectivo, esto es, la tradición del «quebra-quebra»,cuando, desesperados y enfurecidos, los ciudadanos destruyen e incendian ómnibus y trenes (a la manera de lo que hacían los obreros a comienzos de la Segunda Revolución Industrial, cuando usaban los zuecos de madera –en francés: sabots– para romper las máquinas –de donde proviene la palabra francesa sabotage, sabotaje). Sin embargo, ese no fue el camino que tomaron las manifestaciones actuales, y sería interesante indagar por qué. Quizás porque el MPL, en tanto movimiento de izquierda, politiza explícitamente la protesta, en vez de politizarla simbólicamente (como lo hace el quebra-quebra).
Recordemos: entre las décadas de 1970 y 1990, las organizaciones de clase (sindicatos y asociaciones) y los movimientos sociales y populares tuvieron un papel político decisivo en el establecimiento de la democracia en Brasil por los siguientes motivos: 1. introducción de la idea de derechos sociales, económicos y culturales más allá de los derechos civiles liberales; 2. afirmación de la capacidad auto-organizativa de la sociedad; 3. introducción de la práctica de la democracia participativa como condición de la democracia representativa a ser efectivizada por los partidos políticos. En una palabra: los sindicatos, asociaciones, movimientos sociales y movimientos populares eran políticos, valoraban la política, proponían cambios políticos y se orientaban hacia la creación de partidos políticos como mediadores institucionales de sus demandas. 
Eso prácticamente desapareció de la escena histórica como efecto del neoliberalismo, que produjo: 1. fragmentación, tercerización y precarización del trabajo (tanto industrial como de servicios), dispersando a la clase trabajadora, que se ve frente al riesgo de perder sus referencias de identidad y de lucha; 2. reflujo de los movimientos sociales y populares y su sustitución por las ONGs, que funcionan con una lógica distinta a la de los movimientos sociales; 3. surgimiento de una nueva clase trabajadora heterogénea, fragmentada, aún desorganizada y sin formas propias de lucha, ausente del espacio público y, por todo esto, atraída y devorada por ideologías individualistas como la “teología de la prosperidad” (del pentecostalismo) y la ideología del “emprendimiento” (de la clase media), que estimulan la competencia, el aislamiento y el conflicto interpersonal, rompiendo formas anteriores de sociabilidad solidaria y de lucha colectiva.
Levantándose contra los efectos del infierno urbano, las manifestaciones conservaron de la tradición de los movimientos sociales y populares la organización horizontal, sin distinción jerárquica entre dirigentes y dirigidos. Pero, diversamente de los movimientos sociales y populares,  tuvieron una forma de convocatoria que las transformó en un movimiento de masas, con miles de manifestantes en las calles.
El pensamiento mágico
      La convocatoria fue hecha a través de las redes sociales. A pesar de la celebración  de ese tipo de convocatoria, que quebranta el monopolio de los medios de comunicación de masas, es necesario mencionar, no obstante, ciertos problemas asociados al uso de la red –algunas de cuyas características la aproximan a los procedimientos mediáticos:
A.                             la convocatoria es indiferenciada: podría servir para un show de Madonna, para una maratón deportiva, etc.; esta vez se puso en marcha por la tarifa del transporte público;
B.        tiene la forma de un acontecimiento, o sea, es puntual, sin pasado, sin futuro y sin un saldo organizativo; en este caso, aunque haya partido de un movimiento social (el MPL), a medida que creció fue produciendo el paulatino rechazo de la estructura del movimiento social, para convertirse en un espectáculo de masas. (Dos ejemplos confirman eso: la ocupación de Wall Street por los jóvenes de Nueva York, que antes de disolverse se volvió un punto de atracción turística para los visitantes de la ciudad; el caso -más triste- de Egipto, donde las manifestaciones, permaneciendo como acontecimientos y sin dar lugar a alguna forma de auto-organización política de la sociedad, fueron la ocasión aprovechada por los poderes existentes para pasar de una dictadura a otra);
C.        asume gradualmente una dimensión mágica, cuyo origen se encuentra en la naturaleza del propio instrumento tecnológico empleado, pues éste opera mágicamente, dado que los usuarios son exactamente eso, usuarios, y por lo tanto no poseen el control técnico y económico del instrumento que usan –o sea, desde este punto de vista, se encuentran en la misma situación que los receptores de los medios de comunicación de masas. La dimensión involucrada es mágica porque, así como basta con apretar un botón para que todo aparezca, también se cree que alcanza con querer para que las cosas sucedan. Ahora bien, además de la ausencia de un control real sobre el instrumento, la magia repone uno de los recursos más profundos de la sociedad de consumo difundida por los medios de comunicación: la idea de una satisfacción inmediata del deseo, sin mediación alguna;
D. el rechazo de las mediaciones institucionales indica que estamos frente a una acción propia de la sociedad de masas, por lo tanto,  indiferente a las determinaciones de clase; en este caso, en tanto se presenta como una acción de la juventud, el movimiento  asume la apariencia de que el  universo de los manifestantes es homogéneo o masivo, aunque en verdad sea heterogéneo desde el punto de vista económico, social y político -siendo suficiente recordar que las manifestaciones de las periferias no fueron sólo de la “juventud” ni de la clase media, sino de jóvenes, adultos, niños y viejos de clase trabajadora.
En su punto de llegada, las manifestaciones introdujeron el tema de la corrupción política y el rechazo de los partidos políticos. Sabemos que el MPL está constituido por militantes de varios partidos de izquierda, pero para asegurar la unidad del movimiento, evitó la referencia a los partidos de origen. Por eso fue a las calles sin definirse como expresión de partidos políticos y, en San Pablo, cuando los militantes partidarios salieron a las calles a festejar la victoria [la reducción de la tarifa del transporte], fueron denostados, golpeados y expulsados mientras se los acusaba de oportunistas –sufrieron una represión violenta por parte de la masa. O sea, algunos manifestantes practicaron sobre otros la violencia que habían condenado en la policía.
      La crítica a las instituciones políticas no es infundada, sino que tiene bases concretas:
a) en el plano coyuntural: el infierno urbano es, efectivamente, responsabilidad de los partidos políticos gobernantes;
b) en el plano estructural: en Brasil, una sociedad autoritaria y excluyente, los partidos políticos tienden a ser clubes privados de oligarquías locales, que usan lo público para sus intereses privados; la calidad de los legisladores en los tres niveles es la más baja posible y la corrupción es estructural; como consecuencia, la relación de representación no se concretiza porque priman las relaciones de favor, clientela, tutela y cooptación;
c) la crítica al PT: de haber abandonado la relación con aquello que determinó su nacimiento y crecimiento, esto es, el campo de las luchas sociales auto-organizadas y haberse transformado en una máquina burocrática y electoral (como han dicho y escrito muchos militantes a lo largo de los últimos 20 años).
Aunque todo esto explique el rechazo de la política, eso no significa sin embargo que tal rechazo haya sido motivado por una clara comprensión del problema por parte de los manifestantes. De hecho, la mayoría de ellos no expresa en sus discursos un análisis de las causas de ese modo de funcionamiento de los partidos políticos, es decir, la estructura autoritaria de la sociedad brasileña, por un lado, y el sistema político-partidario montado por la casuística de la dictadura, por el otro. En lugar de luchar por una reforma política, buena parte de los manifestantes recusa la legitimidad del partido político como institución republicana y democrática. Así, en este aspecto, a pesar del uso de las redes sociales y de la crítica a los medios de comunicación, la mayoría de los manifestantes adhirió al mensaje ideológico difundido desde hace años por los medios de comunicación de que los partidos son esencialmente corruptos. Como se sabe, esa posición de los medios  tiene la finalidad de conferirles el monopolio de las funciones del espacio público, como si no fuesen empresas  capitalistas movidas por intereses privados. De esa manera,  el rechazo y la crítica a los medios de comunicación por parte de los manifestantes no impidió que gran parte de ellos adhiriera a la perspectiva de la clase media conservadora sobre la ética difundida por esos mismos medios. De hecho, la mayoría de los manifestantes, reproduciendo el lenguaje mediático, habló de ética en la política (que supone la transposición de valores del espacio privado al espacio público), cuando en verdad se trataría de afirmar la ética de la política (esto es, valores propiamente públicos), ética que no depende de las virtudes morales de las personas privadas de los políticos, sino de la calidad de las instituciones públicas en cuanto instituciones republicanas. La ética de la política, en nuestro caso, depende de una profunda reforma política capaz de crear instituciones democráticas republicanas y de destruir, de una vez por todas, la estructura dejada por la dictadura, que fuerza a los partidos políticos a realizar coaliciones absurdas para gobernar, coaliciones que comprometen el sentido y la finalidad de sus programas y que abren las compuertas a la corrupción. En lugar de la ideología conservadora y mediática que sostiene que la política es corrupta por definición y por esencia, se trata de promover una práctica innovadora con capacidad de crear instituciones públicas que impidan la corrupción, que garanticen la participación, la representación y el control de los intereses públicos y los derechos por los ciudadanos. En pocas palabras, se trata de promover una invención democrática. 
Ahora bien, al entrar en escena el pensamiento mágico, los manifestantes dejan de lado el hecho de que mientras no sea creada una nueva forma de la política que prescinda de los partidos –lo cual tal vez ocurra en un futuro distante–, mientras tanto, entonces, en una república democrática (al contrario de una dictadura) nadie gobierna sin un partido, pues es éste el que crea y prepara cuadros para las funciones gubernamentales con vistas a la concretización de los objetivos y las metas de los gobernantes electos. Bastaría con que los manifestantes se informaran sobre el gobierno Collor para entender eso: Collor partió de las mismas afirmaciones hechas por una parte de los manifestantes (los partidos políticos, corruptos, son cosa de sultanes) y se presentó como un hombre sin partido. Resultado: a) no tuvo cuadros para formar el gobierno, ni directrices ni metas coherentes, y b) le imprimió al gobierno rasgos autocráticos (“el gobierno soy yo”). Con lo cual, sucedió lo que sucedió.
Además, parte de los manifestantes está adoptando la posición ideológica típica de la clase media, que aspira a gobiernos sin mediaciones institucionales y, por lo tanto, dictatoriales. Es por eso que surge la afirmación de muchos manifestantes, envueltos en la bandera nacional, de que “mi partido es mi país”, ignorando quizás que esa fue una de las afirmaciones fundamentales del nazismo contra los partidos políticos.
Así, en lugar de inventar una nueva política, en vez de ir rumbo a una invención democrática, el pensamiento mágico de gran parte de los manifestantes se irguió contra la política, reducida a la figura de la corrupción. Históricamente, sabemos qué efectos tienen esas posiciones. Por eso, no nos deben sorprender, aunque sí deben alarmarnos, las imágenes de jóvenes militantes de partidos y movimientos sociales de izquierda apaleados y ensangrentados durante la manifestación de conmemoración de la victoria del MPL. Ya vimos imágenes de ese tipo en la Italia de los años 1920, en la Alemania de los años 1930 y en el Brasil de los años 1960-1970.
Conclusión provisoria
Desde el punto de vista simbólico, las manifestaciones poseen un sentido importante que contrabalancea los problemas aquí mencionados.
No se trata, como se oyó decir en los medios de comunicación, de que los jóvenes finalmente abandonaron la “burbuja» del condominio cerrado y del shopping center y decidieron ocupar las calles (ya podemos prever el número de novelas y mini-series que usarán esa idea para incrementar la audiencia del programa High School Brasil de la Red Globo). Simbólicamente, a pesar de sí mismos y de sus afirmaciones explícitas contra la política, los manifestantes protagonizaron un acontecimiento político: le dijeron no a lo dado, objetando las acciones de los poderes ejecutivos, municipales, estaduales y federal, así como las acciones del poder legislativo en los tres niveles. Practicando la tradición del humor corrosivo que recorre las calles, modificaron el sentido habitual de las palabras y del discurso conservador por medio de la inversión de las significaciones y de la irreverencia, indicaron una nueva posibilidad de praxis política, una brecha para repensar el poder, como escribió un filósofo político sobre los acontecimientos de mayo de 1968 en Europa.
 Justamente porque se abre una nueva posibilidad política, vale la pena hacer algunas observaciones para que estemos alertas ante los riesgos de apropiación y destrucción de esa posibilidad por la derecha conservadora y reaccionaria.
Comencemos por una obviedad: como las manifestaciones son de masas (de la juventud, como difunden los medios), sin que aparezcan determinaciones de clase -que, sin embargo, son claras en la composición social de las manifestaciones de las periferias paulistas-, es preciso recordar que una parte de los manifestantes no vive en las periferias de las ciudades y no experimenta la violencia cotidiana experimentada por la otra parte de los manifestantes. A partir de eso, podemos indagar algunas cosas. Por ejemplo: los jóvenes manifestantes de clase media que viven en condominios residenciales ¿tienen idea de que sus familias también son responsables por el infierno urbano (el aumento de la densidad demográfica de los barrios y la expulsión de los sectores populares hacia las periferias distantes y pobres)? Los jóvenes manifestantes de clase media que al cumplir 18 años recibieron un auto de regalo (o están a la expectativa del regalo cuando lleguen a esa edad) ¿tienen idea de que también son responsables por el infierno urbano? ¿No es paradójico, entonces, que luchen contra aquello que resulta de sus propias acciones (o las de sus familias) pero atribuyendo toda la responsabilidad a la política corrupta, como es típico de la clase media?
Estas indagaciones no son gratuitas, ni expresión de una mala voluntad respecto a las manifestaciones de 2013. Tienen un motivo político y un lastre histórico.
      Motivo político: señalamos anteriormente el riesgo de apropiación de las manifestaciones por una orientación conservadora y autoritaria. Sólo será posible evitar ese riesgo si los jóvenes manifestantes tienen en cuenta algunas cuestiones:
1.                  ¿están dispuestos a luchar contra las acciones que provocan el infierno urbano y, por lo tanto, a enfrentar verdaderamente el poder del capital de las montadoras de autos, las empresas inmobiliarias y los cárteles del transporte que, como todos saben, no se relacionan  pacíficamente (para decir lo mínimo) con las demandas sociales?
2.        ¿están dispuestos a abandonar la suposición de que la política se hace mágicamente sin mediaciones institucionales?
3.        ¿están dispuestos a comprometerse en la lucha por la reforma política, a fin de inventar una nueva política, libertaria, democrática, republicana y participativa?
4.        ¿están dispuestos a no reducir su participación a un acontecimiento puntual y efímero y a no dejarse seducir por la imagen que de ellos quieren producir los medios de comunicación?
Lastre histórico: cuando Luiza Erundina, partiendo de las demandas de los movimientos populares y del compromiso con la justicia social, propuso la Tarifa Cero para el transporte público de San Pablo, explicó a la sociedad que la tarifa debía ser subsidiada por la Municipalidad, y que ella no permitiría que el subsidio implicara recortes de los presupuestos de educación, salud, vivienda y asistencia social, es decir, recortes en los programas sociales prioritarios de su gobierno. Antes de proponer la Tarifa Cero, aumentó un 500% la flota de la CMTC (explicación para los jóvenes: la CMTC era la antigua empresa municipal de transporte) y forzó a los empresarios privados a renovar su flota. Después de eso, en innumerables audiencias públicas, presentó todos los datos y planillas de la CMTC y obligó a los empresarios de las compañías privadas de transporte colectivo a hacer lo mismo, de manera que la sociedad fue plenamente informada sobre los recursos que serían necesarios para el subsidio. Ella propuso, entonces, que el subsidio viniese de un cambio tributario: el IPTU progresivo -es decir, se aumentaría el impuesto inmobiliario a los más ricos, que contribuirían para el subsidio junto con otros recursos de la Municipalidad. En la medida en que los más ricos, en tanto personas privadas, tienen empleados domésticos que usan el transporte público, y, en tanto empresarios, también tienen empleados usuarios de ese mismo transporte, una forma de realizar la transferencia de ingresos que es base de la justicia social sería, precisamente, hacer que parte del subsidio proviniese del nuevo IPTU. Los jóvenes manifestantes de hoy desconocen lo que pasó: hubo comerciantes que cerraron calles enteras, empresarios que amenazaron con un lockout, se hicieron manifestaciones en los barrios de clase alta contra el “totalitarismo comunista” de la intendenta y los poderosos de la ciudad “negociaron” con los concejales la no aprobación del proyecto de ley. La Tarifa Cero no fue aprobada. Discutida con mecanismos de democracia participativa, presentada con honestidad y ética política, sin asomo alguno de corrupción, la propuesta fue rechazada. Ese lastre histórico muestra el límite del pensamiento mágico, pues no basta con la ausencia de corrupción, como imaginan los manifestantes, para que todo suceda inmediatamente de la mejor manera y tal cual se lo desea.
Cabe una última observación: si no tienen en cuenta la división social de clases, esto es, los conflictos de intereses y  de poderes económico-sociales, los manifestantes no comprenderán el campo económico-político en el cual se están moviendo cuando imaginan estar actuando fuera de la política y contra ella. Entre los varios riesgos de esa imaginación, conviene recordar a los manifestantes que se sitúan a la izquierda que, si no tienen autonomía política y si no la defienden con mucha fuerza, podrán favorecer en Brasil a los mismos poderes económicos y políticos que organizaron grandes manifestaciones de derecha en Venezuela, en Bolivia, en Chile, en Perú, en Uruguay y en Argentina. Y los medios, satisfechos, agradecerán por los altos índices de audiencia.

Judith Butler: Filósofa en todo género

Judith Butler, Filósofa en todo Género (2006) es un documental realizado Paule Zadjermann para Arte France. En la producción podemos conocer distintas facetas de Judith Butler desde su infancia y  sus aproximaciones a las primeras lecturas sobre el género hasta las condiones en las cuales produce actualemnte su teoría. En el documental Butler también aborda temas contingentes como la censura de los medios en Estados Unidos, el matrimonio homosexual, la ocupación Israelí en Palestina y el derecho duelo público. Así se presenta:

«Retrato vivo e instructivo de la filósofa americana Judith Butler, inspiración del movimiento queer y singular feminista, que hizo estallar las categorías de sexo y género.
Pequeña, muchacho, graciosa, con paso decidido pero tímida, Judith Buler se presta  al juego del retrato con generosidad, pero sin dejarse definir…ella que removió  las ideas recibidas sobre el género y el sexo con su ensayo «El Género en Disputa» publicado en Estados Unidos en 1990 -traducido al francés hace apenas una año- se narra y precisa sus pensamientos. Habla del shock provocado  por el descubrimiento de su homosexualidad –  una » palabra que parecía médica «, menos horrorosa sin embargo, según ella, que «lesbiana», término que parecía condenarla -, donde descubre su trayecto de chica indisciplinada, criada en una familia judía americana de Cleveland. » Quizás la teoría de Deshacer el Género se deriva de mi esfuerzo por comprender cómo mi familia encarnaba las normas hollywoodienses o no las encarnaba».Partidaria de un derecho tolerante y de una ética no represiva, su filosofía, no construye un sistema, está más allá de los estudios sobre el género. Además de sus compromisos a favor del matrimonio gay y a favor del homoparentalidad,  abiertamente critica el gobierno Bush y llama a hacer un duelo público por las víctimas del SIDA.»

“Anotá ahí: yo no soy nadie»

por Peter Pal Pelbart



Slavoj Zizek reconoció en “Roda Viva” [programa de entrevistas de la TV pública de São Paulo] que es más fácil saber lo que quiere una mujer, jugando con la “boutade” freudiana, que entender a Occupy Wall Street.

No es diferente con nosotros. En vez de preguntar lo que “ellos”, los manifestantes brasileros, quieren, tal vez sea el caso de preguntar lo que la nueva escena política puede desencadenar. Pues no se trata nada más que un cambio de escenario –del palacio a la calle–, sino de afecto, de contaminación, de potencia colectiva. La imaginación política se destrabó y produjo un corte en el tiempo político.

La mejor manera de matar un acontecimiento que provocó una inflexión en la sensibilidad colectiva es reinsertarlo en el cálculo de las causas y efectos. Todo será tachado de ingenuidad o espontaneísmo, a menos que dé “resultados concretos”.

Como si la vivencia de millones de personas ocupando las calles, afectadas en el cuerpo a cuerpo por otros millones, atravesados todos por la energía multitudinaria, enfrentando embates concretos con la truculencia policial y militar, inventando una nueva coreografía, rechazando los autos con parlantes [típicos de las movilizaciones de “aparato”], los líderes, pero al mismo tiempo arrinconando al Congreso, poniendo de rodillas las alcaldías, mezclando el guion de los partidos – ¡como si todo eso no fuera “concreto” y no pudiera incitar procesos inauditos, instituyentes!

¿Cómo suponer que tal movimiento no reata la multitud con su capacidad de sondar posibilidades? Es un fenómeno de videncia colectiva –se ve lo que antes parecía opaco o imposible.

Y vuelve la pregunta: al final, ¿qué quiere la multitud? ¿Más salud y educación? ¿O eso y algo todavía más radical: otro modo de pensar la propia relación entre la libido social y el poder, en una clave de horizontalidad, en consonancia con la forma misma de las protestas?

El Movimiento Passe Livre con su pauta restricta, tuvo una sabiduría política inigualable. Supo hasta cómo gambetear las trampas policiales de periodistas que querían revolver en la identidad personal de sus miembros (“Anotá ahí, yo no soy nadie”, decía una militante, con la malicia de Odiseo, mostrando como cierta desubjetivación es condición para la política hoy. Agamben ya lo decía, los poderes no saben qué hacer con la “singularidad cualquier”).

Pero cuando derribaron el portón de la calle, muchos otros deseos se manifestaron. Hablamos de deseos y no de reivindicaciones, porque estas pueden ser satisfechas. El deseo colectivo implica inmenso placer de bajar a la calle, sentir la pulsación multitudinaria, cruzar la diversidad de voces y cuerpos, sexos y tipos y aprender un “común” que tiene que ver con las redes, con las redes sociales, con la inteligencia colectiva.

Tiene que ver con la certeza de que el transporte debería ser un bien común, así como el verde de la plaza Taksim, así como el agua, la tierra, Internet, los códigos, los saberes, la ciudad, y de que toda especie de “enclosure” es un atentado a las condiciones de producción contemporánea, que requiere cada vez más el compartir libremente lo común.

Volver cada vez más común lo que es común –otrora llamaron eso de comunismo. Un comunismo del deseo. La expresión suena hoy como un atentado al pudor. Pero es la expropiación de lo común por los mecanismo de poder que ataca y empobrece capilarmente eso que es la fuente de la materia misma de lo contemporáneo – la vida (en) común.

Tal vez otra subjetividad política y colectiva esté (re)naciendo, aquí y en otros puntos del planeta, para la cual carecemos de categorías. Más insurrecta, de movimiento más que de partido, de flujo más que de disciplina, de impulso más que de finalidades, con un poder de convocatoria nada común, sin que eso garantice nada, menos que menos que ella se vuelva el nuevo sujeto de la historia.

Pero no debe subestimarse la potencia psicopolítica de la multitud, que se da el derecho de no saber de antemano todo lo que quiere, incluso cuando vuelve enjambre al país y ocupa los jardines del palacio, porque sospecha que no tenemos fórmulas para saciar nuestro deseo o apaciguar nuestra aflicción.

Como dice Deleuze, hablan siempre del futuro de la revolución, pero ignoran el devenir revolucionario de las personas.

Por qué no es conveniente ni imprescindible el contrato YPF-Chevron

Por Enrique Mario Martínez

La energía es una demanda socialmente necesaria, que en este momento cruza todas y cada una de las actividades de una comunidad. Todo lo que hacemos requiere energía de modo directo o indirecto y todo lo que imaginemos hacer a futuro sigue el mismo curso.

Por lo tanto, si un país no cuenta con producción propia de energía en todas o alguna de las formas necesarias, debe comprarla a otros países, a riesgo de frenar su desarrollo si no lo hace.

Estas ideas son simples y ya se han difundido en todo el cuerpo social, al menos en su dimensión más básica.

Estamos en la era de la hegemonía del petróleo – con el agregado posterior del gas – como principal fuente energética, que ya dura más de 100 años. Se ha pronosticado varias veces que el ritmo de extracción de este recurso no renovable superaría el descubrimiento de nuevas reservas por estos años. Estamos en un momento en que podríamos afirmar que eso sucede a la inversa: se han instalado en el escenario el petróleo y el gas no convencionales, que requieren fracturar las rocas en que están embebidos para poder liberarse y emerger a la superficie. El costo de esta operación es claramente mayor que el de los yacimientos convencionales, pero las reservas ya comprobadas y las imaginables amplían enormemente el horizonte del oro negro y del gas. Argentina pareciera estar entre los países con alta posibilidad de recuperar sus alicaídas reservas convencionales y ampliarlas en términos exponenciales.

Llegamos al umbral de esa etapa con un déficit de oferta local de energía, originado tanto en la mala conducta/política de algunas empresas concesionarias de yacimientos, como en la tremenda expansión de demanda asociada a un crecimiento económico sin antecedentes en 100 años.

Es en este ámbito que se firma un decreto especial de promoción de grandes inversores e inmediatamente un acuerdo YPF-Chevron.

¿Cuáles son entonces las razones posibles? Una o más de las siguientes:

1 – No contamos con suficiente capital para la asignatura pendiente.
2 – No contamos con adecuado manejo de la nueva tecnología de extracción.
3 – Alguna otra razón, más geopolítica que económica.


EL CAPITAL
El déficit energético actual comenzó en 2011, año en que las importaciones superaron a las exportaciones en 2900 Millones de dólares. En 2012 esa suma tuvo una ligera variación y en el corriente año hay datos suficientemente incompletos como para admitir un déficit algo mayor, pero las fuentes son poco precisas.

Lo concreto es que es necesario alcanzar el autoabastecimiento; que esa tarea se ha puesto 
en la mochila de YPF, aunque podría abarcar una batería mucho más diversa de acciones – ahorro de energía, energías renovables, energía a partir de residuos – y que YPF anunció a mediados de 2012 qué haría al respecto.

El plan anunciado prevé inversiones por 37.200 Millones de dólares en 5 años, con la siguiente financiación:

68% (25.300 MM) a partir del flujo de fondos y de las utilidades de la propia empresa.
20% (7.500 MM) en base a deuda tomada en el mercado nacional.
12% (4.400 MM) por socios estratégicos para la producción no convencional.

O sea que el 88% de los fondos necesarios YPF prevé obtenerlos en la Argentina. De toda la documentación institucional no surge indicio alguno que YPF no podría conseguir el 12% adicional en el país por otros mecanismos. Como un simple comentario, a título de ejemplo, si YPF emitiera acciones sin derecho a voto, con una tasa de retorno mínima garantizada con relación al valor de la acción original, actualizada por la paridad cambiaria, la cola de suscriptores podría ser enorme.

En consecuencia, las propias manifestaciones de la empresa en 2012 contradicen categóricamente las afirmaciones de divulgadores, economistas, periodistas y hasta el propio viceministro de Economía, sobre la imposibilidad argentina – más que de YPF – de aportar las inversiones necesarias.

No es problema de capital. Debe ser otra cosa.


LA TECNOLOGÍA

Se está incursionando, como ya se dijo, en una tecnología más compleja que la tradicional, que tiene presencia en el mundo hace algo más de una década y bien podría tener la Argentina problemas para implementarla.

Sin embargo, también según YPF, al momento ya se están extrayendo 10000 barriles/día de petróleo no convencional y también gas, que incluso de está cargando a la red de gasoductos. Por lo tanto, YPF tiene el conocimiento suficiente.

Aún así, si no tuviera los elementos técnicos para ampliar su gestión en este campo, podría contratar esa gestión, como sucede con tantas otras experticias, en lugar de asociar una empresa al 50% en la concesión.

No es problema de tecnología. Debe ser otra cosa.


LAS RAZONES GEOPOLÍTICAS

Se ha insinuado que podría tratarse pagar algún precio económico menor en esta transacción, a cambio del posible apoyo a conseguir por Estados Unidos en un frente externo complejo como es el de la demanda pendiente de los fondos buitres. Incluso se ha intentado hacer alguna comparación con el contrato del gobierno peronista con la Standard Oil, que buscaba ayudar a desbloquear importaciones clave para el país que impedían avanzar con la industria automotriz, los ferrocarriles y la siderurgia, como mínimo.

Me permito ser escéptico sobre esta explicación y negativo sobre la comparación con otro momento histórico.

Nada indica que el gobierno de Estados Unidos pueda ejercer una vocación de colaborar con Argentina en el conflicto judicial, salvo por el interés de los bancos que cuentan con acreencias de deuda soberana del tercer mundo y a ellos no hay que seducirlos. Tal vez tengan más interés que nuestro país en que la decisión final nos favorezca.

En cuanto a la década de 1950, el General Perón mandó el contrato para ser aprobado a un Congreso en el que contaba con clara mayoría y sin embargo estuvo años allí sin ser aprobado, lo cual muestra que la estrategia buscaba liberar las importaciones argentinas – hecho que lamentablemente no sucedió – más que concretar el acuerdo.

No aparece una razón geopolítica. Debe ser otra cosa.


EL PRECIO DEL CONTRATO YPF – CHEVRON

Ya que no se alcanza a entender la necesidad estratégica del contrato, se hace necesario entrar en los detalles para examinar más a fondo su conveniencia puntual.

El contrato lamentablemente no se ha difundido, por lo que hay que basarse en los dichos de los protagonistas, en el decreto de promoción para inversiones mayores de 1000 Millones de dólares y en la normativa general.

Se nos dice que el acuerdo será del 50% para cada parte del petróleo y gas extraídos. Se pagan las regalías a la Provincia (12%) y los bienes son de libre disponibilidad. El gas se debe cargar inexorablemente al sistema, por razones técnicas, y el petróleo se vende en el mercado interno, porque las retenciones impuestas establecen una situación de indiferencia de precios entre el mercado externo y el interno. Al cabo de los 5 años – cabe aclarar que la concesión puede extenderse a más de 30 años – Chevron podrá exportar el 20% de su parte, o sea el 10% del total extraído, sin retenciones y sin ingresar las divisas al país.

De manera superficial y confusa muchos comunicadores señalan que esta última será la retribución de Chevron, cuando en realidad esto debe considerarse un ingreso adicional al normal de cualquier concesión, que es vender el petróleo y el gas, con rentabilidades históricamente altas.

No hay números claros a la mano sobre la ganancia resultante.

Solo algún número sobre la explotación gasífera que proviene de un comentario de Andrés Repar en ww.agenciapacourondo.com.ar.

Según este experto un pozo, al que cuesta perforarlo 7 a 8 Millones de dólares, genera un ingreso en su vida útil de unos 38 Millones de dólares. Estas sumas son al valor real de hoy, que se puede prever aumentará a lo largo de la concesión. Los análisis finos necesitan más datos que no se disponen, pero permítanme ser algo superficial y sostener que el retorno global sobre una inversión de 37.000 Millones de dólares no debería ser menor – a valor presente – de 70.000 Millones. Cada fracción de esa inversión que quede a cargo de un extranjero, cuando pueda hacerla un argentino, implica una pérdida relevante de patrimonio futuro. Peor aún cuando además de la renta normal se prevé un premio.


UNA SEÑAL NEGATIVA COLATERAL

Del plan YPF 2012 se vienen cumpliendo las previsiones, pero hay algo que no queda para nada claro. De las propias cifras de la empresa a consecuencia del contrato que estamos analizando, los aumentos de producción que llevarían a recuperar el abastecimiento interno requieren una inversión máxima de unos 10000 Millones de dólares. Todo indica que la cifra total presentada (37200 MM) busca usar Vaca Muerta y otros reservorios no convencionales para que Argentina pase a exportar petróleo en volúmenes significativos. Esto es una decisión que debería ser discutida más allá de YPF y más allá de la temática energética aislada.

Exportar un recurso no renovable puede ser una decisión, pero compromete a las generaciones futuras. Antes de hacerlo, debemos saber, como mínimo:

a) Qué plan tenemos para ir hacia una Argentina con energía sustentable en base a renovables para cuando se agoten los no renovables.

b) Cómo invertiremos los posibles excedentes energéticos para asegurar que la calidad de vida general, no solo la presente sino especialmente la futura mejora por esa decisión.

Esto es lo que discutió, por ejemplo, Noruega cuando descubrió petróleo en el mar y asignó todos los excedentes a una cuenta “Noruega futura”.

OTRA SEÑAL NEGATIVA COLATERAL
Establecer un régimen especial para inversiones mayores de 1000 Millones de dólares es reforzar en la conciencia colectiva que solo las grandes corporaciones marcan el camino de las soluciones importantes. La gran minería; el gran semillero de semillas transgénicas; los grandes hipermercados; las grandes terminales automotrices. Allí está el futuro de nuestra ventura y en su ausencia puede estar nuestra desventura.

Ese concepto no solo es errado. Es muy peligroso porque ante todo cercena culturalmente las iniciativas de muchos emprendedores individuales. ¿Para qué pensar un pequeño auto eléctrico si nadie cobijará mi desarrollo y alguna vez me encontraré terminando un prototipo a pulmón mientras veo en televisión que comenzará Honda o algún otro a armar esos autos? Lo mismo con los generadores eólicos pequeños, o con la agricultura familiar, o con la pequeña mina de cobre que quiera culminar en alambre de cobre, no en exportar concentrado primario. O con tantas otras cosas.

COMENTARIO FINAL

En todo lo antedicho puede haber errores cuantitativos, derivados de mala búsqueda de datos o de la falta de información ordenada por parte de YPF o de la falta de acceso al contrato, que no se ha difundido.

Sin embargo, no creo que haya errores cualitativos, en una perspectiva nacional y popular.
Tratando de bucear dentro de la pila panegírica de argumentación de buena voluntad, mezclada con los sofismas, las chicanas a la torpe e ignorante oposición y las medias verdades, no se entiende por qué se firmó un contrato de estas características.

David Viñas: No ha lugar

Estimados señores:
Recibo en mi correo electrónico –junto a muchas otras personas, presumiblemente- esta amable invitación a asistir a un acto de esa agrupación en el centro cultural Torquato Tasso, en el cual se harán presentes Ricardo Forster, Juan Sasturain y Daniel Santoro, los tres apreciados amigos. Agradezco pues la invitación y me excuso de asistir al evento. Sin embargo, no puedo dejar de manifestar mi preocupado asombro al leer, como parte de la presentación de Ricardo Forster, el enunciado “Líder junto a David Viñas, Nicolás Casullo, Jaime Sorín y Horacio González de Carta Abierta, la entidad asamblearia…”, etcétera. ¿Quién podría discutir el rol fundacional y luego protagónico de primera fila de Ricardo, Nicolás, Horacio o Jaime? Pero, ¿David Viñas? No es la primera vez que veo su nombre –así como el de León Rozitchner y ocasionalmente el del que suscribe esta nota- asociado, por parte de alguna agrupación oficialista, al movimiento Carta Abierta. Por consiguiente, tampoco es la primera vez que me veo obligado, en honor a la verdad, a aclarar el error (nótese, por favor, que lo llamo “error”). Conocí bien a esos grandes maestros y amigos que fueron David y León, y en ocasión del nacimiento público de Carta Abierta compartí con ellos largas horas de discusión –en las que no siempre estuvimos de pleno acuerdo, por cierto- a propósito de la actitud a adoptar. Es pues en virtud de esa participación directa que me permito humilde pero firmemente, una vez más, reiterar la aclaración: David Viñas nunca fue miembro, mucho menos “líder”, de Carta Abierta , aunque ocasionalmente pueda haber acompañado con su firma alguna de sus comunicaciones. Entiéndanme: no pretendo (al menos en esta oportunidad, y dentro de la necesaria brevedad de esta respuesta) poner en debate la significación o la pertinencia de ese importante agrupamiento de intelectuales. Simplemente considero que si se pretende (como estoy seguro que es el caso) hacer política en serio, es necesario cuidarse de incurrir en semejantes, digamos, liviandades. Ustedes conocen muy bien el peso simbólico de ciertos nombres –puesto que llevan en el propio nombre de su agrupación el de ese intelectual notable que fue Oesterheld, y el acto de marras lleva un título como (nada menos) “La apropiación de Borges”-, de manera que no necesito abundar en más consideraciones. En términos estrictamente personales (aunque desde ya mi “persona” como tal no tiene ninguna importancia, ni tiene posibilidad alguna de influir en decisiones políticas que no son de mi competencia) les solicito, entonces, una pronta rectificación del equívoco aludido.
Los saluda muy atentamente,
Eduardo Grüner

De: Agrupación Oesterheld <hgo.agrupacionoesterheld@gmail.com>
Para: egruner1@yahoo.com.ar
Enviado: jueves, 18 de julio de 2013 20:50
Asunto: Lun 22/07-21hs,- La Apropiación de Borges-Forster-Sasturain-Santoro en el Tasso de La Oesterheld ¿Venis?
El amor es la mejor solución para cualquier cosa
LUNES 22 DE JULIO-21HS-
LA OESTERHELD DEL TASSO
“LA APROPIACION DE  BORGES
Viene
RICARDO FORSTER
Uno de los líderes de Carta Abierta
Candidato a Diputado por el FpV en CABA
Ricardo Forster porteño de 56 años es un filósofo y ensayista argentino, doctor en filosofía por la Universidad Nacional de Córdoba, investigador y profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y de la Facultad Libre de Rosario.
Líder junto a David Viñas, Nicolás Casullo, Jaime Sorín y Horacio Gonzalezde Carta Abierta, la entidad asamblearia que surgió durante la discusión de la “125” en Argentina para darle apoyo al gobierno de Cristina, es ahora candidato a Diputado en las PASO y las legislativas de Octubre de 2013 por el Frente para la Victoria.

Monsanto, del oscurantismo a poner la cara en San Luis

por Leonardo Rossi

“Monsanto en una empresa muy chiquita; grande es Coca Cola”. “Discutan con los Estados.” Las frases de Francisco do Pico, representante de Asuntos Gubernamentales de Monsanto, fueron pronunciadas el jueves pasado durante un encuentro con vecinos en el municipio de Santa Rosa de Conlara, San Luis. Frente a la resistencia local al avance de la empresa en la zona, la multinacional más grande de semillas puso el rostro. Consultados por medios locales y gente de a pie, desde la compañía se negaron a dar datos acerca del tipo y cantidad de agroquímicos que aplican en los campos que explotan en el Valle del Conlara.
Alertados por los proyectos de la compañía, que instalará la planta de acopio de semillas de maíz más grande del mundo en Córdoba, vecinos del valle comenzaron a movilizarse. Monsanto produce en la zona, según Cecilia Rossi (representante de Comunicaciones de la empresa), desde hace 14 años. La alarma llega debido a que el valle podría ser una zona apropiada para abastecer los 216 silos de 137 toneladas de semillas de maíz transgénico que la firma busca emplazar en la localidad cordobesa de Malvinas Argentinas, y que comenzaría a funcionar el año próximo.
Tras algunas movilizaciones, acciones informativas en las rutas, y debates a nivel local acerca del impacto que podría tener este avance de la empresa, los representantes de Monsanto se hicieron presentes el jueves pasado en Santa Rosa de Conlara. Previo a reunirse con vecinos y el intendente Miguel Postiguillo (Unión Cívica Radical) brindaron una entrevista al medio local El Merlino. En el video de la entrevista, Rossi explica que hace 14 años producen en la zona, “en el campo La Gramilla”, de la empresa Cresud, de Eduardo Elsztain, el mismo que controla el grupo desarrollista inmobiliario IRSA. Y agregaron que explotan algunos campos linderos, que en total suman 1.700 hectáreas.
“Acá hacemos producción de semillas de maíz en forma sustentable”, dijo Rossi. “Estamos en los más altos estándares del mercado”, agregó acerca de las prácticas empresarias Francisco do Pico, de Asuntos Gubernamentales. Ninguno de los dos dio precisiones ante las consultas del periodista por el tipo y cantidad de agroquímicos que utilizan.
Desprestigiar las luchas
Luego de la entrevista televisiva, los miembros de la empresa se reunieron con vecinos y miembros de la Asociación Campesinos del Valle del Conlara, que consultaron acerca del modelo de producción, el tipo y cantidad de fumigaciones, y los planes de la empresa en la zona.
La tarjeta que Francisco do Pico de Monsanto les entregó a los vecinos.

La tarjeta que Francisco do Pico de Monsanto les entregó a los vecinos.
Del otro lado, dijeron una y otra vez que la cantidad de agroquímicos que aplican es información “’confidencial’”. Algunas frases vertidas por Do Pico que registraron los presentes, ante la incomodidad de los cuestionamientos.
-No somos los únicos
-Somos legales
-Discutan con los Estados
Do Pico no dejó el municipio sin desprestigiar el reclamo de los vecinos de Malvinas Argentinas, Córdoba, que intentan frenar la instalación de la planta de acopio de semillas, debido al impacto ambiental que ese emprendimiento generará. “’La asamblea no representa al pueblo. El pueblo apoya a Monsanto.’”
Do Pico desconoce un relevamiento de la Universidad Católica de Córdoba que confirmó que el 87 por ciento de los vecinos de Malvinas reclama una consulta popular para decidir si aceptan la instalación de Monsanto o no. Tanto por la vía judicial, como por la Legislatura provincial y el Concejo Deliberante, hasta ahora no han obtenido resultados para frenar el proyecto. La inversión de la multinacional cuenta con el apoyo de la presidenta Cristina Fernández, quien anunció el emprendimiento el 16 de junio del año pasado desde el Consejo de las América, Nueva York; el gobernador José Manuel de la Sota –Ambiente de la Provincia aprobó el aviso de proyecto–; y el intendente radical Daniel Arzani.
La necesidad de decidir acerca de este proyecto por parte de los vecinos se funda en el temor a los daños sanitarios. Un documento de las cátedras de Medicina Psicosocial, Alergia e Inmunología, Medicina I, y Clínica Pediátrica de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba registró que en esa ciudad rodeada de campos de soja, la patología respiratoria “suma 551 afectados” entre 3563 encuestados, “con una prevalencia de 15,46% para todos los grupos etarios”. “Es un 50% más alta que la estimada como frecuente en Estados Unidos (hasta 10%). “Además, un informe encargado por el Ministerio de Salud estimó que para el año 2004/05 los abortos espontáneos alcanzaban al 0,6% de Mujeres en Edad Reproductiva (MER) a nivel país. En  Malvinas,sobre 805 (MER) encuestadas surge que 1 de cada 6 pierde un embarazo; y en el barrio Nicola Bari, el más expuesto a las pulverizaciones con agroquímicos, 1 de cada 5 padeció un aborto espontáneo.
Los médicos explican que Malvinas presenta “el perfil de enfermedades que se reitera en las poblaciones expuestas a pesticidas aerolizados” y “someter a esta población a un nuevo golpe en su salud ambiental”, como el que generará la planta de acopio de semillas, “no es recomendable desde el punto de vista médico e intolerable desde el punto de vista social”. Y fundamenta: “vivir alrededor de los acopios de granos es de alto riesgo para patología respiratoria”, a causa de la cascarilla de maíz rociado con herbicidas, fungicidas e insecticidas que flota en el aire. La planta estará a sólo 700 metros de una escuela primaria y un jardín de infantes.
Un gigante chiquito
“’Monsanto es una empresa muy chiquita’”, dijo Do Pico frente a los vecinos, ante los permanentes cuestionamientos. En la televisión había señalado que eran una “empresa líder”. Algunos datos de la compañía del informe la Lucha contra Monsanto –Vía Campesina (VC) 2012–: la centenaria empresa estadounidense controla el 27% del mercado semillero mundial y el 90% del comercio de semillas de soja. En 2009, el mercado global de semillas estaba valuado en 27.400 millones de dólares. Monsanto se hizo con 7.297 millones de dólares, el 27% de la torta, reporta el informe ¿Quién controlará la economía verde?, publicado este año por el Grupo ETC, espacio de investigación internacional abocado a las grandes firmas del agro.
Fernando Frank, de la Asociación Campesinos del Valle de Conlara, estuvo presente en la reunión con Do Pico. “Nunca dijeron qué agroquímicos usan ni qué cantidad”, contó indignado. Y tampoco “aclararon si van a avanzar en la zona con sus monocultivos”. Por un lado dijeron que no aumentarán su superficie productiva en la región, pero al ser consultados acerca de qué lugar abastecerá la mega planta de Malvinas dijeron “’no sabemos’”.
Un sitio ideal
Conformada por médicos que trabajan la problemáticas sanitarias vinculadas a la aplicación de agroquímicos, la Red Ambiente y Salud (Reduas) argumenta por qué el Valle de Conlara es el sitio ideal para las proyecciones de Monsanto. “La zona posee agua subterránea de calidad y cantidad suficiente, desde el riquísimo acuífero subterráneo del valle que se encuentra a 60 o 150 metros de profundidad.” El gobierno provincial “ofrece disposición de energía eléctrica suficiente” para abastecer las “bombas de extracción que proveen agua a inmensos sistemas de riego por pivot de 600 a 900 metros de extensión”, y en materia de acceso la región cuenta con una moderna red vial.
Riego por pivot, caracaterístico de los grandes emprendimientos en la zona.

Riego por pivot, caracaterístico de los grandes emprendimientos en la zona.
Para esta red de médicos, de concretarse este avance proliferarán las problemáticas sanitarias y ambientales. La producción de semillas implica mayores aplicaciones de agrotóxicos “que los cultivos de maíz para forraje”. “Nada debe alterar la posibilidad de generar las semillas más óptimas y de esta manera la exposición de los operarios, como así también de la población del Valle de Conlara, es extrema”, apunta un reciente informe de la red.
Los especialistas no dudan de que “la semilla INTACTA, el nuevo maíz mutante de Monsanto, que se cultivará en San Luis y preparará en Malvinas Argentinas, es una verdadera amenaza a la salud humana y al ambiente general de nuestro país”.
Veneno para todos
La política agraria oficial que impulsa la Presidenta está sintetizada en el Plan Estratégico Agroalimentario (PEA 2020). El texto no repara en estas cuestiones sanitarias ni en las doce millones de personas que conviven cada año con las pulverizaciones químicas. Por el contrario, apuesta a sumar nueve millones de hectáreas la siembra de granos –de 33 a 42 millones–. La superficie sembrada con maíz debe pasar de 3,7 millones (2010) a 5,7 millones de hectáreas en 2020.  En este marco, Monsanto reportó que la nueva planta tendrá una “capacidad máxima de producción para 3,5 millones de hectáreas” de maíz transgénico.
La Reduas afirma que, Intacta, el nuevo maíz de Monsanto, “significará una escalada más en la carrera por aumentar la cantidad de herbicidas con los que se bañan nuestros campos”. En la actualidad Argentina utiliza 280 millones de litros-kilos de glifosato por año, y para esta nueva variedad de maíz, otro agroquímico, “el glufosinato lo acompañará rápidamente aportando su propia y reconocida toxicidad en humanos”.
Salir a la luz
Monsanto presenta cuestionamientos en diversas partes del mundo. Está condenada por publicidad engañosa en Francia, demandada por biopiratería en India, y su maíz MON810 está prohibido en seis países de Europa. Además, es investigada en Estados Unidos por prácticas antimonopólicas, indica el Grupo ETC. En nuestro país además de contar con el apoyo de Gobierno tiene una permanente presencia en grandes medios de comunicación del Grupo Clarín, por ejemplo. No obstante, no es habitual ver a sus representantes en entrevistas críticas ni cara a cara con la ciudadanía organizada.
Campesinos del Valle del Conlara, organizados para frenar el avance de Monsanto en la zona,

Campesinos del Valle del Conlara, organizados para frenar el avance de Monsanto en la zona,
En asamblea, reunidos el sábado por la tarde, los Campesinos del Valle del Conlara celebraron “verle la cara a Monsanto”, conscientes de que la movilización en la región preocupa a una empresa que desde hace catorce años vagaba como una sombra en el lugar. Rubén Soria, campesino de Bajo del Río, abrió el encuentro. “Esta lucha recién empieza, luchemos todos juntos y sigamos adelante.”

Diario de un curso magistral sobre el poder

por Verónica Gago 
Gilles Deleuze dictó un curso en 1985 sobre Foucault que acaba de ser traducido y donde explicaba por qué Para “entender cualquier época” hay que ser foucaultiano.

Un grito de guerra: “¡Vengo a partir las palabras!”. Un abrazo de luchadores, en el que se trenzan y se repelen las palabras y las imágenes. El murmullo del anonimato: “Hay que leer los diarios de las nodrizas”. Con escenas que parecen piedras preciosas, Gilles Deleuze va extrayendo los principios del método de investigación de Michel Foucault: guerrero, minucioso, más apasionado por ver y escuchar que por hablar. Si es ya famosa la frase de Foucault que presagió que este siglo XXI sería deleuziano, leyendo El saber. Curso sobre Foucault (Editorial Cactus) escuchamos a Deleuze explicar por qué para entender cualquier época hay que ser foucaultiano.
En estas clases dictadas entre octubre y diciembre de 1985, traducidas al castellano ahora por primera vez, la arqueología como disciplina dedicada al archivo se revela en su fuerza analítica y en su potencia conceptual. El archivo, dice Deleuze leyendo a Foucault, no es más que el compendio audiovisual de una época: lo que ella ve y dice. Entonces, primer paso para el investigador: encontrar allí un corpus, es decir, un conjunto de palabras, de frases, de proposiciones y de actos de habla (para investigar enunciados). O puede ser un corpus de objetos, de cosas, de cualidades sensibles (para investigar visibilidades). Porque investigar tiene que ver con cómo una forma de hablar se vincula a una forma de ver y eso se lo detecta sólo si definimos un corpus, un campo problemático. En ese entremezclarse (belicoso, de captura mutua) entre el ver y el hablar se constituye el saber. Ver y hablar nunca se corresponden, ni se explican, ni se referencian: son formas heterogéneas. De allí se deriva el problema de la verdad, que ya no puede pensarse como la adecuación entre lo que se ve y lo que se dice. Los saberes son determinadas relaciones no lineales ni unívocas entre enunciados y visibilidades. Relaciones que se desbordan siempre hacia relaciones de fuerza.
¿Pero cómo elegir bien un corpus? Hay que buscar donde hay focos de poder y focos de resistencia a ese poder. Allí está el inicio de la fórmula foucaultiana de que saber y poder son inmanentes. No hay nada previo al saber, no hay saber que no sea poder.
Más aclaraciones para ir tomando con calma, dirá Deleuze a sus estudiantes: el saber no se reduce al conocimiento ni es necesariamente científico. El saber es una cuestión de prácticas (discursivas y no discursivas). Será el primero de los tres ejes o coordenadas que Foucault despliega como su propio plan de investigación: saber, poder y deseo. El trípode del corpus foucaultiano se revela como ring de todas las batallas.
Foucault padecía de miopía, recuerda Deleuze. Por eso tal vez, cuando Foucault ve siempre habla de “destello”, “centelleo”, “resplandor”. Y Deleuze practica sobre su amigo ese mismo prisma: Foucault destella, centellea, resplandece frente al modo en que Deleuze lo describe, lo enseña a sus alumnos, lo desmenuza en su modus operandi. Extraigamos tres de esas imágenes conceptuales. Uno: Foucault como “pensador de la dispersión”. Frente al estereotipo del Foucault obsesionado por los ámbitos de encierro, Deleuze destaca al Foucault fascinado por el pensamiento del afuera (tomando la fórmula de Blanchot) y por las multiplicidades. De hecho, ese punto será la superficie de contacto más ancha y porosa entre Deleuze-Foucault: “Y si me animara a responder a una pregunta que uno de ustedes me había planteado amablemente sobre mi relación personal con Foucault, diría que una de las cosas que me une y que más me ha unido a él, es que yo también giraba alrededor de una tentativa para hacer una tipología de las multiplicidades. Sobre bases distintas a las suyas, y pareciéndome las suyas extremadamente profundas”. Dispersión como multiplicidad. Dos: Foucault como inventor de un método que “hace presentir cosas”. El método de Foucault no es un conjunto de reglas fijas, es un método de invención. Y Deleuze los interpela desde ese lugar a sus alumnos: ¡construyan sus propios problemas! Para eso “lo esencial es que presientan. Yo siempre apelo a vuestro presentimiento… Quiero decir que hay un modo de presentimiento filosófico sin el cual no comprenden nada”.
Por último: Foucault buscando el antipersonalismo absoluto. Es la diagonal impersonal, maquínica, del “se habla” o “se ve”: se trata de centrar el análisis en las relaciones de fuerza más que en la obsesión por la primera persona. O en todo caso, la sensibilidad de Foucault pasa por cómo el poder no para de hacernos hablar ni de sacarnos a la luz. El poder finalmente organiza los dos polos del saber: “yo te hago hablar, yo te doy a ver”. El antipersonalismo es otro modo de nombrar la fascinación de Foucault por los hombres infames: un hombre cualquiera que por razones circunstanciales y por un momento es puesto a la luz por el poder y forzado a explicarse ante él. Ahí se escucha la risa de Foucault y la anticipación del próximo tomo de Cactus: El poder. Curso sobre Foucault . Seguro en él ya se presentirá también el tercero, la cuestión del deseo a la que Foucault se consagra al final de su vida.

Para pasar el finde: Escolástica Peronista Ilustrada

por Carlos Godoy


el único
peronismo
es
el de su extinción

ya no son peronistas
los poemas
con huesos
por todas partes
los ciclistas
son
los ciclistas
en bicicletas de paseo

la historia
es peronista

una bicicleta
de paseo
es
el giroscopio
peronista sin caretas

no existe
la vanguardia
peronista
es un invento.
la matemática
es un invento
el peronismo
es un invento





los domingos
con el solcito
suave
y las veredas un poco
húmedas
al despertar
son peronistas

las panaderías
son peronistas

casarse
por iglesia
es peronista

los punteros peronistas
son barrabravas
sacados de las canchas
y puestos
en los comicios
con la misma
furia
que en un para avalancha

un peronista es peronista
si
y solo si
premia
lo miserable

mamá es radical
por que
en campaña
le regalaron una cuna
a los meses que yo nací
los radicales
también
son peronistas

los presidentes
son peronistas


no hay lecturas
obligatorias
en el peronismo

perón
tenía una pija enorme
la mostraba
con insistencia
a sus compañeros
en los baños
del liceo

los días de aburrimiento
en hojotas
son peronistas

los ex represores
son
peronistas

la historia
es peronista
como se viste tu mamá es peronista
igual como se viste tu hermana

pajearse antes de dormir
la siesta
o en el baño de la escuela
en una hora libre
pensando en la
novia de tu amigo
es peronista

espiar a tu mamá
mientras se cambia
es peronista

gorrear a la bruja
es peronista




tener hijos
ponerle nombre
mostrarlo
decir a todo el mundo
que se lo ama
es peronista

el amor a la madre
es peronista

el amor a tu mamá
y a tu hermana
también
es peronista

culear en
casa de la nena
mientras los papis
vacacionan en la costa
es peronista

bajar pornografía
y guardarla
en carpetas
tipo
“estadísticas 2003”
es peronista

mis topper
celestes
son peronistas
la conformación
de clases
de acuerdo
a los gustos
musicales
tu mamá
y tu hermana
también

el fútbol
argentino
es peronista

bañarse los domingos
lo es

el menemismo
es peronista

los simpsons
son recontra
peronistas

los artistas
que marcan tendencia
no son peronistas

lo divertido
es peronista
lo ridículo
lo grasa
lo feo

una buena
pelea callejera
a la madrugada
en la cañada
es peronista

una puteada
entre autos
es peronista

los clásicos son peronistas

la cortesía
en el bocinazo
de un bondi a otro
es lo
mas peronista

los policiales
de conti
son peronistas

lo peronista
es instintivo

tener
la casa con las
paredes pintadas
de blanco
es peronista

decir
que no hay peronismo
es peronista

tomar merca
a los 16
en sacoa
es peronista

odiar a los hippies
es peronista

usar medias
diferentes en cada pie
o rotas en los talones
(da igual)
es el himno peronista

la canción peronista
es peronista
cantarla en una fiesta
de quince
mucho mas

rascarse
las bolas en jogging
y después olerse
la punta de los dedos
sentado
en la pirca
de la casa del vecino
es peronista


un buen chiste
cordobés
es peronista
tu mamá
y tu hermana
haciendo las ensaladas
lo son

todo lo macho
es peronista
un falo en un punta
una tirada de goma
también

escribir
en los pupitres
“el que lee esto
se come la del burro”
es
participación
educativa peronista

lo ario
primer mundista
no es peronista

viejos jugando
al fútbol
con indumentarias
pasadas de moda
es peronista

tener apellido
español
o italiano
es herencia peronista

ser hincha de un equipo
de la C
es orgullo
peronista


las dentaduras
podridas
son peronistas

todo lo que sobrevivió
al menemismo
es peronista

esperar
que den
las películas
del cine
en los canales
de aire
es peronista

hacer paro
ir a manifestaciones
es peronista

criar culo
y panza
es fisiológicamente peronista

la policía
reprimiendo
es un paisaje
peronista

giordano
es peronista

comer con la tele
es peronista

los sanguches de mortadela
son peronistas
las verdulerías
y las canicerías

un guiso de mondongo
es la oda peronista

la justicia
es peronista

el concepto de barrio
es peronista

lo lascivo
es peronista

llamar al grupo de amigos
“banda”
es peronista

la bicicleta
es un vehículo de
dos ruedas
peronista

un pedazo
de carne
embutido
en el agujero de la muela
es peronista

faltar a un parcial
en invierno
por cojer
es peronista

tener muchas
llaves colgadas
de la cintura
es estética peronista

una camisa
manga largas
arremangada
es un canto peronista

un banco
de una plaza
destruido
es peronista

romper los cordones
de la vereda
para obtener
proyectiles a medida
es peronista

dormir en calzoncillos
es peronista

decir comentarios
reaccionarios
en la mesa
es la poesía peronista

edmundo
rivero
es peronista

desayunar
té con pan pelado
es peronista

tocarse el corazón
cuando suena
el himno
es peronista

cagar con campera
es incómodidad
peronista

ser
“fana”
de cualquier cosa
es peronista

comer salame con vino
es peronista




los hijos
mezcla
de clases
son peronistas

un crucifijo
fluor
que brilla en la oscuridad
es peronista

tu mamá
y tu hermana
haciendo
compras son la
gloria peronista

las profesoras
pinturraqueadas
que dictan
rápido
con los brazos
tensos y los puños
cerrados apoyados
en el escritorio
son peronistas

el manual
estrada
es instrucción
peronista

odiar a la cana
es peronista

ir a la cancha
es peronista

el chori
sin cuidados
bromatológicos
es peronista


el bombachón
de tu abuela
flameando
en la soga
de la terraza
es peronista

mostrar
el culo
por las ventanillas
es peronista

soriano
escribe
thrillers
peronistas

un zurdito
de la revolución
perdida
es la resaca
peronista

anotar
caminando por la calle
sobre la palma de la mano
el número de teléfono
de un departamento
que se alquila
es romance
peronista

quedarse
con un perro
callejero
es peronista

el concepto
de familia
es peronista



la musculosa
blanca
debajo de la camisa
casi transparente
es peronista

las camperas
marrones
símil cuero
ceñidas
en la cintura
son mafia peronista

cazar
es peronista

el boxeo
es el deporte
por excelencia
peronista

hemingway
era bien peronista

cortazar
ni borges
son peronistas

la damajuana
es el recipiente
peronista

la autoridad
de un taxi
es peronista

el trapo del piso
es el lienzo peronista

la merluza
con el tango
son el slogan
peronista

las pajas
colectivas
son un descubrimiento
peronista

no existe
la debilidad peronista

la mugre
es un accesorio
peronista

el asado
es una expropiación
peronista
a los gauchos

los gauchos
no son peronistas

los edificios
de seis pisos
con manchas de sarro
en la fachada
y balcones
son construcciones
peronistas

no
existen soberanos
peronistas

todos
los partidos políticos
son peronistas

usar
una chomba
con el estampado
de una banda de rock
es adolescencia
peronista / menemista

los que juegan
al rugby
al golf
al water polo
al tenis
al jockey
se la pone
fácilmente
de parado
en los vestuarios limpitos
un peronista

el albañil
es el obrero
peronista

la calva
involuntaria
y desprolija
es madurez
peronista

eyacularse
en los calzoncillos
es peronista

decirle
al semen
gustavo
es dialecto
peronista

la ginebra con coca
es la bebida
peronista

mandar escabeche
en una encomienda
a un hijo que está lejos
es peronista


la pedofilia
es un lapsus
peronista

los travestís
son el invento
peronista

las propagandas
del mundial
son peronistas

un fútbol
con cascos hexagonales
negros y blancos
es peronista

una nenita
haciendo pis
sobre la vereda
desde lo alto
sostenida
en brazos de su padre
es rock and roll
peronista

aprobar un examen
sin estudiar
es peronista

los cintazos
a los hijos
son el sermón
peronista

la innovación
no es
peronista





darse vuelta
para mirar
un culo
es un movimiento
peronista

la subsistencia
es peronista

el plagio
es peronista

un almacén
improvisado
en la ventana
del living-comedor
que da a la calle
es peronista

las botellitas
descartables amontonadas
en las paradas de los bondis
son peronista

las camperas adidas
azules
con rayas blancas
desde
los hombros a los puños
son peronistas

los bailes
son peronistas

la mona
es peronista

ficciones
de borges
es peronista



rayuela
de cortázar
es peronista

los cementerios
municipales
son peronistas

alberdi
es peronista

Oda de la (política) argentina

por Juan Pablo Maccia


La política argentina no para nunca, aunque tienda a degradarse. Sucede ahora, en vísperas electorales.  Entre tanta disputa in-esencial, hay algunas de fondo (casi digo “para alquilar platea”, pero no, las esenciales son aquellas que disuelven el espacio clásicamente teatral, en el cual se separa el escenario donde actúan los protagonistas de las butacas que ocupan los espectadores).

La pregunta de fondo se impone en términos de cómo prolongar, desde la ocupación y empleo del aparato de estado, la vitalidad que buena parte de la sociedad mostró hace una década bajo la forma de una compleja miríada de movimientos sociales y que debe optar entre devenir red-para-estatal o arrojarse sin más a la recrudecida trama del capitalismo runfla.

Desde la presidencia de la nación se ha acertado una vez más con el ganchero “en la vida hay que elegir”. Una vez más, sólo el liderazgo de la presidenta garantiza que el proceso antagonista siga abierto como espacio de producción de novedad colectiva. Lo demás, todo lo demás, está afectado por una superfluidad irreversible. Sobre todo la disputa postkirchnerista entre el “traidor” de Massa y el “fiel” de Scioli: un mismo programa para dos estilos tácticos incompatibles. 

Pero la campaña no debe hacernos olvidar el bosque, la trenza entre componentes locales y globales que caracteriza la coyuntura actual al menos en tres dimensiones esenciales. A saber:

     El retorno de clásico “Petróleo y política”: ¿habrá alguien capaz de asumir en serio el tema Chevrón de modo público? Hacerlo, obligaría a someter a discusión política las consecuencias del liderazgo neo-desarrollista que hegemonizan cada vez más al estado y la economía. ¿No sería interesante?

       Los efectos locales del reverdecido movimiento social brasileño. Hay mucha tela para cortar aquí, pero voy rápido. La argentina se autopercibe como modelo de comprensión de lo que pasa en otros lugares del mundo: si hay gente en las calles manifestando “contra” (no es exactamente así, pero vamos rápido) un gobierno “progresista”, la traducción pampeana supone un símil de nuestros caceroleros. Estas representaciones no hablan de Brasil, sino de nosotros. Mientras en el gran país del norte la presidenta Dilma agradece al señor el oportuno dispositivo de contención de masas organizado junto al Santo Padre Peronista, entre nosotros reina un empobrecido emblocamiento social y mental.

        Por último, interesa seguir de cerca el escándalo de la batalla de los servicios de inteligencia en torno al ascenso de Milani. No me refiero a la paradójica situación en la que una derecha mediática y política pretende obrar como garante de los derechos humanos, mientras algunos organismos de derechos humanos quedan en posición defensiva; sino a las hipótesis que circulan sobre las causas y racionalidades que operan en torno a esta peligrosa batalla. Vean, si no, el texto que acaba de publicar Salinas sobre el llamativo el papel del Cels en la discusión sobre los ascensos en las fuerzas armadas. La acusación que Salinas eleva contra su máximo dirigente, Horacio Verbistky, por no acatar a la jefatura Nacional y Popular de Cristina acaba arruinando la pretendida rigurosidad de su denuncia. Porque la disputa de fondo no se da por la fidelidad a gobierno nacional, sino por decidir los rumbos y los liderazgos futuros de un proceso transformador de masas a escala regional y global.

No quiero terminar estas rápidas líneas sin mencionar a mi querido amigo Ernesto Laclau quien declaró recientemente al diario Página/12 que ya no se sentía argentino, sino sudamericano. Un gran progreso para un cuadro de la izquierda “nacional”, a la que aún adhiere.

Dejo para la próxima la discusión sobre el hecho gracioso de que Laclau diga que es un intelectual orgánico gramsciano a la vez que en su obra escribe contra el protagonismo de las clases sociales y sus partidos. Pero me quedo, en cambios, con esta apertura a espacio regional más amplio en la cual, según nos dice, se trata de articular voluntad estatal con autonomía política de las masas.

20 fragmentos para ser leídos en el Metrobús (o La política del común de Raquel Gutiérrez Aguila)

por Rosa Lugano



I.

Riccieri, domingo once y pico de una noche helada. El aeropuerto va quedando atrás. Raquel Gutiérrez Aguilar nos debe estar viendo ya como luces de alasita en movimiento. Fin de una intensa semana de la que sobrevienen destellos, fragmentos de lo conversado. Me abstraigo de las anécdotas y de las derivas más personales e intento armar, en cambio, la constelación conceptual que le permite hoy pensar, desde los movimientos sociales, una política de lo común.

II.

Antes que por los conceptos, me siento atraída por el ritmo de su voz y por la variabilidad de sus tonos; un registro por momentos mesurado, por momentos pasional; siempre afectado por el esfuerzo de poner nombre a los propios problemas, eso que atraviesan su experiencia vital/militante. Los conceptos se vuelven, en esa faena, un aliado fundamental.

III.

Primera cuestión de relevancia, entonces: la necesidad de nombrar los problemas con una tonalidad propia como modo de politizarlos, de construirlos como objeto de una política.

IV.

Segunda y fundamental: una voz y un tono propio que habla desde las luchas. No “sobre” o “de” las luchas. Luchas y movimientos no son el objeto sociológico de un intelectual o de un becario de doctorado, sino una forma de vida. Luchas que son, al mismo tiempo, motor y origen de la política. Nos encontramos frente a un lenguaje a contrapelo de los imaginarios dominantes cuyo lema es que solo desde la lucha en las calles es posible pensar la transformación de las relaciones sociales; una transformación que anida precisamente en el despliegue más intenso de esas luchas (semanas atrás propuse en borrador pensar las movilizaciones y luchas en Brasil a partir del par fertilidad/infertilidad, algo que, como es evidente, va en el mismo sentido).

V.

Acorde con esta precepto de hablar desde (y como modo de impulsar) las luchas, el pensamiento de RGA se organiza, no tanto en función del registro de lo que hay, sino más bien como el ejercicio de una imaginación que proyecta lo que puede haber. Más que a la gestión de lo que hay, podríamos llamar política, precisamente, a la irrupción de esa imaginación colectiva.

VI.

De otro modo: las luchas son ese (especial) momento de politización en el que irrumpe una imaginación colectiva orientada a fundar un sentido común disidente que despliegue y potencie los posibles que habitan en cada situación.

VII.

Nada nuevo bajo el sol: Marx clásico derecho viejo. La lucha de clases como partera de la historia, como fuente de creación e irradiación de vitalidad colectiva. Pero, también, como piso de comprensión de lo real y del horizonte político. Es en la lucha misma donde se alumbra lo que puede haber o lo que se puede conseguir; momento en el que lo social recupera su capacidad de intervención pública expresando deseos que anidan, secretos, en sus entrañas. Algo nuevo bajo el sol: Marx desprendido del viejo marxismo.

VIII.

Las movilizaciones y las luchas en la calle son, entonces, fuerza creativa de nuevas imágenes políticas, momento de gestación de lo nuevo. ¿De dónde nace esta fuerza? De su capacidad social de veto, de negación, de decir “no” ante una realidad que se presenta como inexorable (y que casualmente es siempre funcional a la concentración de capital). Las luchas y su fuerza denegativa, sin embargo, se encuentran hoy –entre nosotrxs- desarmadas frente a la puerilidad del elenco de los adherentes y entusiastas.

IX.

El último gran ciclo de luchas (que tuvo como epicentro el 2001 argentino, tanto como las masivas y constantes movilizaciones en Bolivia y Ecuador -entre otras- y que hoy resuena fuerte en Brasil) nombró e hizo visible un horizonte de la política del común.

X.

La política del común se cimienta sobre dos rasgos principales de esas luchas:

– La fuerza con la que éstas plantearon el problema de la reapropiación social de la riqueza material y natural.

– La ineficaz forma (liberal) en que el poder estatal asimila la participación política en clave de delegación.

(* Art. 22 de la Constitución Argentina: “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución. Toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo y peticione a nombre de éste, comete delito de sedición”).

XI.

Esas luchas vislumbraron como posibilidad una reconfiguración política orientada a la reapropiación tanto de riqueza material como de capacidades políticas anteriormente expropiadas. Es decir, las luchas generan las condiciones materiales y simbólicas para la constitución de una res común.

XII.

La constitución de una res común remite a una profunda reorganización del cuerpo social fundada, centralmente, en tres rupturas: primero, una ruptura con los procesos dominantes de acumulación de capital; segundo, una ruptura con la disposición colectiva a la obediencia y; tercero, una ruptura con el cumplimiento acrítico de normas heredadas.

XIII.

Dicho de otro modo: asistimos al pasaje de una res pública de tipo estadocéntrica –en el que la política se realiza en su encuentro con la institucionalidad estatal– a una res común en la que la política se funda tanto sobre su capacidad de interrumpir los procesos de acumulación de capital y de expropiación de recursos comunes como de tensionar las formas liberales de lo político, que bajo la figura de la delegación, anula la posibilidades de gestionar colectivamente lo que a todos incumbe porque a todos afecta.

XIV.

Ojo: la res pública no es un “modelo” a desarrollar (o al que llegar), sino un camino. Es decir, no es una totalización que organiza el conjunto de los posibles, sino la búsqueda de claves para que la lucha (como reorganización del cuerpo social) pueda ir transformándose («no modelo, sino camino»: el “buen vivir” –el Sumak Kawsay puede pensarse en la misma clave).

XV.

La res común, planteada de esta forma, desarticula y subvierte el esquema político liberal-estadocéntrico erigido sobre la escisión público-privado que, remitiendo uno al estado y el otro al mercado, excluye e invisibilidad todo el espacio social en el que se crean y recrean las tramas de producción y reproducción de la vida.

XVI.

Los momentos de lucha son tiempos propicios para la producción y reproducción de lo común. Lo común no es una categoría clasificatoria que aluda a la propiedad, sino que es una idea-fuerza central de la reorganización de la convivencia social. O, mejor, lo común es una forma de hacer que genera una forma de relación social en constante riesgo de ser fagocitada por el estado y/o el capital: una forma de relación social que expresa esas tramas de la reproducción de la vida (tramas que, en muchos casos, son capturadas por formas de relación mercantil, pero que, en otros, prima la disposición a establecer modos de producción colectivos con capacidad de discutir los criterios de usufructo de lo producido).

XVII.

Lo común es una manera de nombrar eso “público no-estatal”, aquello que se produce colectivamente y cuyo control y decisión no se delega en otras mediaciones políticas que no sean los mismos que lo producen. El horizonte de lo común es, ante todo, una perspectiva de lucha que se lanza a reapropiarse y recuperar directa y colectivamente lo que ha sido arrebatado de las manos de las colectividades: el control de su destino. Lo común es, así, relación social no reducida a lo dado. Producción reiterada de sentido y de vínculo que dotan al colectivo de la capacidad de intervención en asuntos generales.

XVIII.

La circulación de la palabra y los afectos son la base de lo común.

XIX.

La producción de lo común se funda en un nosotrxs, es decir, en una fuerza colectiva que garantiza la reproducción de la vida material y que habilita la regeneración de un sentido de inclusión colectiva.

XX.

La res común es, entonces, la construcción de un camino de búsqueda de las claves para mantener abierto un proceso de lucha que se despliega sobre un espacio que no es ni público ni privado, sino lo común; es decir, el espacio en el que se crean y recrean tramas de producción y reproducción de la vida. Es desde estas tramas –ajenas a cualquier consistencia ideológica– desde donde hay que pensar la política. La política, concluirá Raquel, es entonces una política del común, de producción de común, allí donde se comparte el trabajo y se definen colectivamente los términos de su usufructo.

Entre la carne y el tiempo

León Rozitchner asumió desde muy temprano la tarea de hacer encarnar la filosofía en la vida real de los hombres y de quitarla del territorio europeo para ampliar su zona de incumbencia a la geografía de América latina. A dos años de su muerte, la Biblioteca Nacional emprendió la recuperación de todas sus obras, en un plan editorial cuidado y de enorme interés. Comenzando por Moral burguesa y revolución, Perón: entre la sangre y el tiempo y Filosofía y emancipación (su libro sobre Simón Rodríguez), pronto seguirán otros libros que despliegan un pensamiento vivo y una escritura desafiante de la razón aislada de la carne y la pasión.

Por Fernando Bogado


No hay razón, no hay filosofía sin acontecimiento. Esta frase, que puede parecer bastante simple, encierra una serie de profundas discusiones en el interior del discurso filosófico, discurso que, como cualquier otro, requiere de una serie de instituciones que lo legalicen, que le den su visto bueno: esto que dice tal es correcto porque pertenece a tal Universidad (con mayúscula, claro). O: salió publicado en tal libro y lo dijo tal filósofo. Decir que la filosofía depende del acontecimiento es, precisamente, subvertir la lógica del filósofo académico, que precisa de una serie de “credenciales” para poder pensar, en primer lugar, y para poder decir algo acerca del presente, en segundo lugar, siempre y cuando sea posible equiparar tal experiencia de la actualidad con tal otra del pasado europeo (geografía del pensamiento filosófico). No hay filosofía si no piensa el acontecimiento: este breve postulado, este humilde y sintético estandarte, esta idea es quizá la que puede resumir el pensamiento de León Rozitchner, fundamental filósofo argentino, quien dedicó su producción no sólo al ejercicio de la crítica de los saberes dogmáticos que se cerraban sobre sí mismos y se alejaban del drama cotidiano del hombre sino que, por sobre todo, arriesgó un pensamiento original que proponía una filosofía abierta a la experiencia de lo latinoamericano, a los problemas que tenían el pulso vivo del presente. Eso, al menos, es algo que perfectamente puede comprobarse en la reedición de la obra de Rozitchner que la Biblioteca Nacional está llevando adelante bajo la revisión y supervisión de Diego Sztulwark y Cristian Sucksdorf, tarea que, con tres títulos ya publicados, presenta un programa de publicaciones que incluye no sólo los clásicos sino, también, varios trabajos inéditos en nuestro país.

¿Qué implica “pensar el presente”? No hay mejor manera de responder a esta pregunta que volver a uno de los libros más renombrados de Rozitchner, Moral burguesa y revolución (1963), en donde, a partir de su confesa adscripción al proceso revolucionario cubano, desarma la moral imperialista de los invasores de Playa Girón y revela una estructura que, a esos mismos sujetos, les resultaba “invisible”, esto es, imposible de ver y de confesar. En ese mismo libro encontramos el modelo “en negativo” del pensador que Rozitchner representa, estrictamente, el objeto de su crítica: uno de los prisioneros, un joven de 23 años que creció en las facultades más renombradas del ámbito europeo, alguien que tomó las armas para derrocar al gobierno de Castro. Encerrado en la lógica universitaria, el sujeto interrogado por los periodistas cuyos argumentos fueron luego analizados por Rozitchner se niega a revisar las condiciones de su propia existencia e introduce constantemente “falsos infinitos” a través de procesos analíticos que se pierden en el detalle o síntesis monstruosas que se dan como saltos metafísicos de difícil lógica deductiva. Concentrarse en el detalle minúsculo para no revisar las condiciones objetivas de existencia (el joven pudo estudiar gracias al trabajo precarizado y al sometimiento de una enorme masa de la población cubana) y tratar de conciliar ideales altruistas sin acciones efectivas en el presente (el bienestar universal sin ningún programa efectivo para alcanzarlo), es el vicio del racionalismo burgués, el cual se entrega al pensamiento como si de un juego se tratara, lejos de las condiciones históricas de su existencia, o sea del descubrimiento de los crímenes cotidianos, y naturalizados, que permiten su existencia. Opuesto a esto, entonces, el pensamiento (vivo) de León Rozitchner.

LA FILOSOFIA Y SU CONTORNO
Pero, claro, si revisamos la biografía de Rozitchner encontramos también su adscripción a los estándares institucionales más elevados dentro del ámbito académico. Nacido en Chivilcoy en 1924, tendría su paso por la Universidad de Buenos Aires y luego se trasladaría a París, estrictamente a La Sorbona, donde continuaría sus estudios en Humanidades en las clases de los profesores más renombrados de la época de posguerra, nombres que constituyen una futura élite intelectual y que, en alguna medida, representan el pasaje que se da entre comienzos y finales de la década del 50, de la centralidad del existencialismo y la versión francesa de la fenomenología husserliana al estructuralismo. Los nombres de esos profesores lo dicen todo: Maurice Merleau-Ponty, Lucien Goldmann y Claude Lévi-Strauss. Sus primeros méritos académicos también atraviesan la época: obtuvo su licenciatura en Letras en 1952 y logró su doctorado en Filosofía en 1960. Y es en esa misma época en la que, en los márgenes de la vida universitaria argentina, aparece una de las relaciones más relevantes de su vida intelectual, una revista que codirigió y que marcaría un importante quiebre en la conformación de la intelectualidad argentina: la revista Contorno.
Proyecto liderado por los hermanos Ismael y David Viñas, Contorno nace de las cenizas de Verbum, órgano del Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras, y de Las ciento y una, publicación dirigida por Héctor A. Murena que dio a luz un solo ejemplar. De la ruptura de los Viñas con Murena se saca en claro que, en el eclipse del peronismo, había que ofrecer una alternativa intelectual que pudiera distanciarse del pensamiento hegemónico y, al mismo tiempo, realizar planteos contemporáneos ligados a las nuevas interpretaciones que se abrían paso en ese momento. Ya sea a partir de una lectura que cruza la historia nacional con su proyecto literario (propia de los hermanos Viñas), de la recuperación de un irracionalismo intuitivo presente ya en los trabajos de Martínez Estrada o en el propio Murena (perspectiva representada por Rodolfo Kusch) o la impronta que en esa generación deja la travesía intelectual de Jean-Paul Sartre (representada en el grupo por Juan José Sebreli, Carlos Correas y Oscar Masotta); todas estas tendencias encontraban su lugar en una revista crítica, sobria y “parricida”, nombre que les quedó pegado luego del famoso comentario del crítico Emir Rodríguez Monegal. El objetivo era claro: oponerse a la tradición y recuperar figuras marginales, como el propio Martínez Estrada o Roberto Arlt, para distanciarse del canon estilístico y estético implantado por los miembros de una generación intelectual anterior.
Uno de los artículos aparecidos en Contorno, estrictamente en el número 5/6 de 1955 y que lleva el nombre de “Comunicación y servidumbre: Mallea”, plantea de manera muy temprana las principales preocupaciones del andar filosófico de Rozitchner. En principio, se encuentra la clara oposición a los ideales liberalistas representados por la gente de Sur (aludidos aquí a través de la crítica de la obra de Eduardo Mallea, célebre colaborador de la revista), cuya concepción del escritor tiñe la actividad de un halo de santidad que obliga necesariamente a la separación, a la abstracción del sujeto con respecto a su entorno, esto es, a la realidad histórica. El escritor no es otra cosa que un esclavo de su clase, alguien que comparte las mismas, negativas y entristecedoras condiciones del sacerdote cristiano: olvidar las vejaciones del yo empírico, del hombre en su contexto, para concentrarse en la posibilidad de un mundo más allá, de un yo trascendente que –él sí– pueda ser amo de su vida. Otra síntesis monstruosa con una lógica forzada: el más allá será nuestro, el más acá es de los dominadores. Y aquí emerge una de las principales preocupaciones teóricas que el filósofo va a mantener a lo largo de toda su vida: la crítica a la moral burguesa es, también, una crítica a la moral cristiana y a la Iglesia Católica como institución, crítica que aparece en diversos trabajos pero que toma forma definitiva en uno de sus últimos y más polémicos libros, La cosa y la cruz. Cristianismo y capitalismo (en torno de Las Confesiones de San Agustín), de 1997.

PERON AL DIVAN
Terminado el ciclo de Contorno, Rozitchner continúa con su trabajo crítico articulado en función de viajes significativos, como su estadía en Cuba entre los años 1961 y 1962, época en la que dio clases de ética en la Universidad de La Habana. El resultado de su perfil teórico y su encuentro con la realidad revolucionaria trae como resultado uno de sus trabajos más significativos, el ya mencionado Moral burguesa y revolución. Pero ya en su primer libro marca este contrapunto entre el estado de situación del mundo y la posibilidad de un accionar diferente, novedoso, un accionar que realmente cambie las condiciones de existencia del hombre en la historia. Persona y comunidad: ensayo sobre la significación ética de la afectividad en Max Scheler (1962) atraviesa la perspectiva del fenomenólogo alemán confrontándola con ciertas líneas claramente marxistas. En su recuperación de Scheler, Rozitchner observa que la aprehensión de las estructuras afectivas (como la simpatía o el amor) como esencias a priori implica un salto metafísico que deja de lado la referencia al trabajo moral del hombre en la comunidad, o sea, al mismo proletariado que Scheler, políticamente, rechazaba. La esencia misma del hombre, en definitiva, no se da antes de la historia, sino que emerge por su propia participación histórica, por su estar en el mundo, y cualquier lectura que plantee que estas esencias anteceden al drama del hombre en el mundo es un resabio burgués que, tal como los prisioneros de la Playa Girón, esconde en sus planteos metafísicos la verdad histórica y objetiva de su aparición. La esconde, claro, para no hacerse cargo.
Comenzada la década del 70, este pensamiento volcado al problema de la comunicación y al accionar moral e histórico del hombre concreto empieza a revisar con mayor insistencia la articulación de estos problemas en el psicoanálisis freudiano que, junto con el peronismo revolucionario, se convertirán en las dos obsesiones de este nuevo tiempo que se abre. Luego de Ser judío (1967), Rozitchner publica Freud y los límites del individualismo burgués (1972), dando comienzo a un nuevo ciclo que culmina con otro de los textos más importantes de su producción, también publicado ahora por la Biblioteca Nacional: Perón: entre la sangre y el tiempo, libro aparecido en 1985 pero escrito a finales de la década del 70, ya en su exilio venezolano y al comienzo de su vínculo institucional con la Universidad Central de Venezuela. Este libro, amargo, es también una lectura fuertemente marcada por las preocupaciones de su generación y por la implantación del terror en el país: la pregunta fundamental es cómo entender a Perón y el peronismo y cómo entender, desde la experiencia el exilio, los errores de la izquierda argentina.
Un artículo recuperado hace no mucho tiempo en la edición que la Biblioteca Nacional publicó de ese eslabón perdido de la intelectualidad argentina, el número de la revista Tiempos modernos de 1981, dedicado al drama nacional, funciona como puente entre esta situación biográfica y el encuentro de un pensamiento que interpela, reclama, exige. “Psicoanálisis y política: la lección del exilio” muestra, precisamente, cómo toda una generación llenó los vacíos del peronismo con ilusiones que ocultaban el verdadero trasfondo de la política: la guerra, el terror impune que luego se instaló como verdad irremediable.
En toda su lectura psicoanalítica, el gran contrapunto que mantiene Rozitchner no sólo es con la intelectualidad de izquierda argentina, sino también con el lacanismo imperante en el mismo período: ¿cómo se va a sostener que la castración es simbólica frente a la castración real y efectiva, a la vejación objetiva que los torturadores llevan adelante en la Argentina? Todo el planteo de un mundo simbólico sujeto a la lógica del significado y el significante es sólo el discurso paternalista y propio de ese mismo terror que nos aleja de nuestra verdadera realidad, del auténtico materialismo revolucionario que, para el último Rozitchner, no será otra cosa que el regreso a la madre.

CUANTO PUEDE UN CUERPO
Uno de los grandes aportes críticos y filosóficos de Rozitchner, aún en el exilio, es Las Malvinas: de la guerra sucia a la guerra limpia (1985), escrito luego de su resistencia a firmar una carta, en 1982, respaldando el accionar militar que se proponía recuperar las islas. Ese documento, sostenido por el Grupo de Discusión Socialista (entre los que se encontraban José Arico, José Nun y Emilio de Ipola), si bien mantenía su distancia crítica con respecto a los sucesos en territorio nacional, consideraba positivo el intento de recuperación del territorio expropiado en función de la defensa de la soberanía nacional. Esta breve mención muestra el carácter de Rozitchner, quien, pese a ser amigo de gran parte de los firmantes y mantener fuertes vínculos después del suceso, no dejó de señalar su diferencia y de postular que ninguna soberanía nacional podía defenderse desde la perspectiva de una soberanía popular aplastada, torturada y disuelta debido al terrorífico accionar de la Junta.
De regreso al país, Rozitchner continuó con su producción filosófico- crítica que tenía en su haber el tratamiento de problemas de ética y moral (sobre todo en sus trabajos de los ’60) y sus estudios en torno del psicoanálisis como práctica burguesa que podía recuperarse para el accionar político antiburgués (tal como lo hemos podido comprobar en sus trabajos de los ’70).
Cristian Sucksdorf y Diego Sztulwark, los responsables de esta reedición, argumentan, en el notable prólogo que acompaña cada uno de los libros, que estos dos momentos del pensamiento de León son continuados por otras dos instancias, en donde la preocupación central es el descubrimiento, en la etapa que se abre con La cosa y la cruz, de la centralidad del cuerpo materno como fundamento de la vida. El materialismo, presente ya desde los primeros textos, pasa ahora a transformarse en un mater-ialismo, una reivindicación del lugar de la madre dentro de la esfera de lo político, de las instituciones, de lo moral, de la comunicación y el pensamiento, que no es otra cosa que el ser sentido y pensado del hombre, esa esencia que, lejos de ser una idea, es, sobre todo, el reconocimiento mismo de lo corporal como lugar primero de la existencia.
“Nadie sabe cuánto puede un cuerpo”: la cita de Spinoza, que aparece en el prólogo de Perón: entre la sangre y el tiempo, puede muy bien servir para entender el porqué de este pensamiento en torno de la madre. El discurso del terror, el discurso cristiano-filosófico-institucional, no hace otra cosa que instaurar la separación y la falta para distanciarnos de ese momento primero, natural, en el que estábamos sumergidos en el amor materno y en el que, tal como lo ha argumentado Freud, no distinguíamos nuestro cuerpo del de nuestra madre. El odio y la disgregación del discurso paterno es el mismo mundo simbólico lacaniano, en donde el “sentido sentido” es reemplazado por el “significado”, y en donde el respeto a instituciones que aparecen fuera del tiempo (¿no es ésa la supuesta “sincronía” del discurso estructuralista, por caso?) se contrapone a la vida material e histórica, al efectivo ser-en-el-mundo que el vínculo con la madre implica. El cuerpo habla y respira por debajo de cada conciencia racionalmente construida: la falta se nos quiere instaurar desde afuera para dominarnos, la verdadera crítica materialista tiene que volver al cuerpo, volver a ese mundo materno que sigue existiendo en cada uno de nosotros.
El último Rozitchner, el de libros como Materialismo ensoñado (Tinta Limón, 2011), no hace otra cosa que volver sobre estos temas con una prosa cada vez más poética: allí está, en definitiva, el sentido. La lengua materna, ese conjunto de balbuceos que emergían del más absoluto sentimiento, sólo puede rozarse desde la lengua paterna (la del significado) en la poesía: allí volvemos a encontrar el vínculo con una existencia primera que hay que volver a asumir como un segundo nacimiento desde el presente. Las críticas que Rozitchner hace a la perspectiva de Lévinas o Derrida apuntan precisamente a ello: ambos pensadores insisten en este problema del origen, pero, por respeto a las instituciones filosóficas a las que pertenecen, no van más allá y terminan adosando conceptualmente algún adjetivo que les permita realizar su planteo sin faltar a la lógica del discurso filosófico. La “hospitalidad incondicionada” de Derrida no es la “hospitalidad” a secas; el adjetivo “incondicionada” es respetar las mismas credenciales empobrecedoras de siempre.

TOTAL RECUPERACION
La recuperación de estos libros de León Rozitchner forma parte de un plan de edición prolijo, cuidado y de enorme trascendencia: luego de los tres ya publicados, aparecerán en breve Freud y los límites del individualismo burgués, Persona y comunidad y un libro inédito que constituye uno de los últimos aportes intelectuales del filósofo: Lévinas o la filosofía de la consolación, en donde se incluye su polémica con Oscar del Barco surgida a partir de la interpretación del “no matarás” lévinasiano. Diego Sztulwark asegura también que, muy probablemente para finales de este año, se dará a conocer una serie de veinte capítulos con entrevistas a León realizadas entre 2008 y 2010, proyecto en donde también están involucrados Ximena Talento, Javier Ferreyra y Jorge Attala.
Juan Bautista Alberdi, en un artículo publicado en el diario La moda, de 1824, y recuperado en una nota de Confirmado del año 1966, aseguraba que, liberados del yugo español, “debemos abocarnos sin demora a la edificación de una filosofía nuestra, que nos diferencie de los modelos europeos. Sólo así seremos realmente independientes”. El proyecto filosófico de León Rozitchner no es otra cosa que la respuesta a este pedido: un pensamiento original, enteramente nuestro, propio, que articula la pesada herencia del discurso filosófico europeo con la emergencia del acontecimiento histórico latinoamericano, poniendo a funcionar ese aparato para pensarnos a nosotros mismos y poder por fin asegurar una completa, irrenunciable, independencia.

Invitación: Te alentaré donde sea

Crónicas de River en la B con final feliz

Mañana Martes a las 19hs. en el Museo River. Una mesa de lujo presentará el libro junto a un servidory habrá un vino de honor junto a algún tentenpie. Si quieren pueden acudir desde las 18hs. para pasear y disfrutar gratis del Museo del club. Salú!

Aburridos vuelven a casa

por @valeriano2015


No entiendo qué pasó en Brasil con toda esta movida de la gente en las calles, no digo ahora con Francisco, sino antes cuando todos se movilizaban no precisamente para festejar. Aquí y allá leí algunas cosas, pero siempre se sobredimensiona la movilización callejera en cualquier lado (recuerdo un volante de algún grupo de izquierda que festejaba la movilización callejera del heroico pueblo de Kirguistán). Se sobredimensiona y se sobrefactura: cualquier análisis quiere cobrar como propio lo que pasa en otro lugar y eso pasa en especial con aquellos que jamás pueden cobrar como propio algo por estas pampas.

En los muchos análisis que se hicieron, obviamente se comparó lo que estaba pasando en la tierra de Neymar y Xuxa con las últimas multitudinarias movilizaciones que ocurrieron en nuestro país. Se habló del poder de los medios y estos hablaron de uno y otro gobierno, en especial resaltaron la capacidad y vocación de diálogo que tuvo siempre Dilma y cómo escuchando a los manifestantes tomó sus reclamos y modificó el aumento del bondi.

Dilma escuchó, dialogó, concedió, y ese fue su gran error: les dio la puntita y fueron por más. No es difícil imaginar a Cristina llamándola y diciéndole que los ningunee, que los niegue, que mande a cualquier portavoz a decir que son golpistas, o rojos, o títeres de los medios, y que en especial no le conceda nada de nada. Solo la gente que está muy al pedo puede sostener varios días una movilización: el ninguneo los desanima en forma rápida, pero darles la razón los alienta y empuja en busca de más cosas.

¿Qué nos enseña el cristinismo con respecto a la movilización callejera? Ignorarlos hasta que se aburran. Y, de todos modos, si esto no alcanza para desorganizarlos y desmovilizarlos, siempre está el troskismo para mandarlos a casa.

Patricio rey metió la cola

por Lean



Fueron dos días que conmovieron al mundo ricotero. En pocas horas se agotan las 50 mil entradas para el show del Indio Solari en el Estadio Malvinas Argentinas de Mendoza. Con la velocidad de lo inmediato, el anuncio se viralizó por redes sociales y foros que devinieron nodos de expresión de la impotencia y el malestar.

Un comunicado firmado por Indio y su equipo pide disculpas por la situación y promete un nuevo recital en diciembre, parece que no hay vuelta atrás, “en los estadios cerrados no se presenta la posibilidad de modificar lo que el espacio físico limita”. Una frase que, inconcientemente, hace mella en el imaginario redondo de disponerse hacia lo ilimitado e infinito; copar la luna, habitar masivamente autódromos o hipódromos que no son más que mesetas sin estriar en donde se diluyen las fronteras entre el púbico y el horizonte, viajar por todo el país (en este sentido, Mendoza es tierra de bárbaros, aún no anexada al dominio del Rey Patricio) ir a un recital con o sin entrada (pero nunca verse con el inédito cartel de sold out), pactar fidelidad hasta después de la muerte.

Pantalla de por medio, se le enrostran al Indio (y a su Robin Julio) frases de su autoría –pero no de su propiedad- esto no me arregla a mí, ¿no nos dijiste que el que abandona no tiene premio, eh?, cuando el billete hace que baila. En el grito colectivo se pliega todo: la bronca del hincha, la histeria del fan, los tics del consumidor estafado, el golpe a la autonomía del que quería ir por la suya (en su autito, con su familia, o en empresas particulares de transporte o en bondi o combis con amigos), pero también del que planifico sus días de mini-turismo redondo y se indigna por las reservas de Hotel y los pasajes de avión pagos, los ricoteros de provincias como Jujuy, Corrientes, Misiones o Neuquén que quedaban aislados de los puntos de venta (en muchos casos a 300km), los ricoteros noventistas que crearon pymes roqueras que organizan y gestionan viajes al interior ofreciendo seguridad y confianza (entre tanto cachivache suelto, son un mal necesario, delears de cuerpos extáticos que necesitan delegar la gestión de los viajes en otros –que estén afuera del mambo- para poder disfrutarlos intensamente y bajo el principio de embriaguez) y que aprendieron por donde viene la mano (mercantilizando la experiencia pasada; yo la viví, ahora te la vendo), los ricoteros históricos que, por años y recitales vividos, piden carnet de vitalicios, los nuevos ricoteros a los que se le frustra el sueño de la primera vez y la subjetividad empresarial de los que compraron entradas en gran número y las revendían en Mercado libre o Ticket bis a 1500 o 2000 pesos. Una de las maneras de leer esta multiplicidad fue sopesando comentarios, actitudes y acciones a partir de la permanencia o la quita de la identidad ricotera: esos no son ricoteros, nosotros sí. Ignorando que, en verdad, ricoteros somos todos. Hay ricoterismo barrial, ricoterismo blanco, ricoterismo militante, ricoterismo mediático, ricoterismo estatal, ricoterismo empresarial, ricoterismo progresista y ricoterismo convervador. 

Pero en las redes sociales no todo fue catarsis o pases de factura, también se incubaron movidas 2.0; escraches a revendedores, videos de youtube que expresaban la decepción, grupos en facebook que buscaban firmas para pasar el recital al Hipódromo (posteando capturas de google earth en donde se ve la cercanía con el estadio, “ven, está ahí nomás”), y sobre todo, amenazas de pasajes al acto (como se vió en Mendoza con ricoteros que cortaron la calle para protestar), de duplicar el agite en los alrededores del estadio, en las puertas de entrada, “locos, voy igual, con entrada o sin entrada, voy”, “voy por la previa, después vemos”. Una memoria ricotera del caos y de la violencia se expandió y se utilizó para la extorsión, “puede haber muertos Indio, fijáte”. Estos enunciados activaron la alarma antidisturbios, tocaron las sensibes fibras sociales del securitismo, la amenaza fue al hueso, “la vamos a pudrir”. El desborde se traducía en un posible punto de ingobernabilidad que haría tambalear la paz social ricotera de la década ganada, la alianza entre pueblos y ciudades del interior “hospitalarias” y ricoteros pacifistas y consumidores de las economías domésticas. Sobre la fiesta para todos, pendía la amenaza de la intolerable exclusión…

En poco más de un día y medio, un nuevo anuncio del Indio comunicaba que el recital se pasaba al Hipódromo de Mendoza (de capacidad ilimitada). Más allá de que las razones dadas para la mudanza sean la gran demanda de entradas, la cosa no pasó únicamente por la lógica mercantil (sin menospreciar los millones de pesos que mueven estos recitales), también el miedo a los desbordes y a las posibles situaciones de violencia, pesó en la decisión. No se pueden subestimar los efectos de la frase, “sin entradas voy igual”.

El primer comentario en la página redonditos de abajo (especie de órgano oficial de comunicación entre Indio y sus seguidores) luego de que se agotaran las entradas, fue un insulto para el Indio, el primero luego de la confirmación de la mudanza al Hipódromo fue un agradecimiento al Indio, en el medio de la personalización del agite social ricotero en el cuerpito del pelado, tuvieron lugar manifestaciones interesantes en las que se le hablaba al Indio metiendo al tercero en cuestión -el que, al fin y al cabo, decide todo-, parece que la mención tuvo efectos, “Indio, si dejas tirada a la gente, Patricio Rey te va a cagar a patadas en el culo”.

La Izquierda es la antipolítica

por Diego Valeriano


Ahora que es evidente el agotamiento de la militancia, queda en primer plano un hecho innegable: la izquierda es la anti política. Su práctica apunta al corazón de la política para desgastarla hasta que queda vacía. Lo que no deja de ser llamativo, dado que sus militantes creen de modo ciego exactamente lo contrario. ¿Se dan cuenta de lo cerca que están de Miguel Del Sel, por ejemplo? Me animaría a decir, incluso, que son cara y cruz de la misma moneda. Y no me refiero a la imagen idiota de los «extremos que se tocan”: hablo del mismo cuerpo y de la misma idea. Destruir la política, vaciarla hasta que sea un cadáver, una cascarita.
Ya me escucharon decir en más de una oportunidad que si no hay víctima no hay política, que es solo ella y en torno de ella que se hace política. Pero si a los poderes de gobierno las víctimas se les imponen y deben gestionar los efectos de su aparición; la izquierda, en cambio, sale tras ellas como un tiburón que huele sangre: se mete en cuanta injusticia cree distinguir, la intentan copar, conducir y llevar a buen puerto. El puerto de ellos. Pero en este recorrido hostigan a la víctima hasta matarla políticamente. Como decíamos: vacían la política, deslegitiman la víctima.
Emociona o enoja (ahora no lo sé) ver cómo se meten en asambleas de lo que sea (del 2001 a La Plata: todas) y ejercitando su gran gimnasia oratoria la van copando de a poco. Radicalizan el discurso, filtran sus consignas, son voluntariosos y tienen fotoduplicadora. Trabajan, trabajan y trabajan duro… hasta que no queda nada. Esta anti política es en extremo burda, carente de cuidados estéticos y con mohines de asesino torpe que gusta de ser descubierto. Tiñen manifestaciones de rojo, acusan a cualquiera, complejizan discusiones, dan argumentos sólidos.
Y de vez en vez captan alguna víctima, la pasean por aulas universitarias, le presentan a sus siempre eternos y perfumados dirigentes, pintan una pared con sus nombres y escriben volantes sobre el tema mientras todo lo demás sigue su curso. Es un fenómeno raro, indudablemente, la izquierda: pareciera muchas veces que sus militantes solo buscan interpelarse entre ellos. Un soliloquio. Un diálogo de sordos. El fin de la política.

La caída de los dioses: un ex candidato, una película

por  Pablo E. Chacón


La noticia de la dimisión a la carrera presidencial en Chile de Pablo Longueira, líder de la derechista Unión Demócrata Independiente (UDI), a causa de una depresión clínica, acaso no sorprenda tanto si quienes manejan algunos medios de comunicación trasandinos conjeturan (como han hecho) que en el próximo enfrentamiento con la ex presidenta Michelle Bachelet, nadie cuenta con la posibilidad de superar a la socialista, que podría ganar sin necesidad de llegar a un ballotage, aunque su rival sea, como es ahora, otra mujer, la actual ministra de Trabajo, Evelin Matthei.
Pero también podrían pensarse otras cosas. Al parecer, Longueira sufrió, años atrás, dos crisis depresivas que lo sacaron de cuadro. El hombre, recuperado, volvió por sus fueros, tomó el control de su partido y ganó la candidatura. Pero perdió pie otra vez y al frente de la presidencia de un país, en el supuesto de ganar, correr el riesgo de una recaída no se resuelve con una carpeta psiquiátrica. Por lo demás, Chile es un país más vinculado a la tradición anglosajona que francesa en el campo psi, y sus políticas no sólo han fomentado una competencia muchas veces disparatada en todas las áreas sino que los supuestos déficits de rendimiento o de conducta suelen arreglarse antes que con curas por la palabra -cualquiera sea- con medicación o diversas variantes de la autoayuda (y medicación). Siempre al alcance de la elite dedicada a los negocios, la política o las artes. Los socialistas tampoco consiguieron formar una clase media consistente.
Si en la mayor parte de los países de Occidente, el fascismo social es moneda corriente, la sobreexigencia, en un contexto de crisis global, puede explotar bajo la forma de una depresión. Sin embargo, la práctica política exige nervios de acero incluso desde mucho antes que un tiempo de ansiolíticos y antidepresivos fuera el precio a pagar por una cuenta en Suiza y un montón de jovencitas ambiciosas. Winston Churchill era un depresivo crónico pero jamás cedió durante la segunda guerra mundial. La pregunta que hago es qué está pasando hoy día para que episodios de esta naturaleza sean cada vez más habituales, y no creo que la presión de los laboratorios farmacéuticos y la mímesis humanista que empuja a alguien a dedicarse a la política profesional sean la respuesta. El animal humano está reblandecido porque el caparazón que lo protegía se quebró junto con las ideologías y proliferó la demagogia, la falta de curiosidad y la servidumbre voluntaria. Supongo se entienda esto como una hipótesis.
Nani Moretti, convertido en psicoanalista, entra al Vaticano de urgencia porque el recién electo Sumo Pontífice no puede ni asomarse a la ventana, atravesado por una angustia incontrolable que los seguidores de las terapias cognitivas bautizaron ataque de pánico. La película se llama Habemus Papa, y el flamante titular de la Iglesia de Pedro es Michel Piccoli, que no sabe qué le pasa, aterrorizado como está, tanto que no se anima a cumplir la parte más banal del protocolo. Es un hombre en falta, como todos los hombres. Pero sobre él pesa la infalibilidad y otros dogmas que han hecho del catolicismo una religión del Padre, mesiánica a su manera pero que para esta época, para continuar dominando la escena, pide a los gritos un regreso al populismo, como para no caer presa del evangelismo o del ecumenismo de los buenos padres que transgresores, permitirán a sus hijos aplastar la autoridad y participar de la industria del reviente. El Papa de Moretti no tiene respuestas a la caída de la figura paterna y no sería capaz de condenar a la homosexualidad, la eutanasia, la toxicomanía o la idiotez de los falsos ídolos. Piccoli no es el Papa de Hitler, tampoco el de Godard. Es un tipo que padece una soledad enorme, capaz de reprimir su deseo de convertirse en actor y no decirlo ni hacerlo hasta que una crisis espiritual arrasa con sus trincheras.

Si eso tiene algo que ver con la felicidad, quedará para otro día.

Cartografías políticas (Encuentro 8)

La investigación política como desciframiento de signos 
Introducción
La investigación de los fusilamientos de José León Suárez comienza para Rodolfo Walsh de una manera azarosa.  “Una noche asfixiante de verano, frente a un vaso de cerveza, un hombre me dice: –Hay un fusilado que vive”. Ese encuentro cambia su vida para siempre. No hay nada voluntario, puro azar: toparse con un signo que no se entiende. Es una nada inicial de sentido lo que impulsa la investigación política. No sabemos qué quiere decir la situación que se nos presenta, pero, en vez de endosarle un sentido disponible, nos dejamos adentrar en su movimiento. Interpretar es menos dar un sentido que seguir el sentido que el signo emite. Trazar su mapa. Cartografiar.
“Aprender concierne esencialmente a los signos. Los signos son el objeto de un aprendizaje temporal y no de un saber abstracto. Aprender es considerar una materia, un objeto, un ser, como si emitieran signos por descifrar, por interpretar” dice Gilles Deleuze en “Proust y los signos”. Podemos concebir a la investigación como un aprendizaje definido de esta forma. Deleuze sostiene que los signos relevantes no provienen de una zona que podemos entender con claridad, sino de una zona oscura, donde se elaboran las fuerzas que nos componen. Los cuerpos se tejen de formas más complejas de lo que percibimos; investigar es indagar ese tejido.  
En su investigación sobre mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, Rita Segato intenta atravesar los clichés, los sentidos ya naturalizados en torno al feminicidio en México. Parte de la idea de que la violación no es el producto de un desvío individual sino un hecho colectivo. Una vez en Ciudad Juárez, desconfía de lo que puede decirse desde todos lados y sin ningún riesgo: que la responsabilidad por los crímenes es de los narcos y que su móvil es de tipo sexual. Un signo reenvía hacia afuera, hacia otra zona de lo pensable; indica que hay algo sustancial que no estamos viendo, anuncia otra realidad, cercana pero aún en la penumbra. 
Hipótesis
Investigar es descifrar signos, para lo cual es necesario suspender las explicaciones elaboradas previamente, reemplazar las certezas abstractas por una fidelidad a los sentidos que los hechos emiten.
Decimos
·          Hay una condición involuntaria en la investigación política entendida como aprendizaje. El caso surge de un encuentro contingente con algo inesperado, que nos involucra en un proceso no predecible. 
·          El testimonio dispone de una autoridad que consiste en el hecho de haber vivido el caso objeto de investigación. Al contrario, el investigador no dispone de esta autoridad: el signo del caso no es captable en la dimensión del vivido y del vivible.
·          En el texto de Rita Segato investigar es producir hipótesis de sentido para cosas que se nos presentan como inexplicables. La autora dice: los feminicidios no responden a comportamientos anormales/anómicos, pertenecen al funcionamiento de una sociedad, pueden volverse inteligibles a condición de adentrarse en la gran máquina comunicativa que expresan. El punto central de su investigación es: ¿Cuál es la estructura narrativa inherente a este modo de matar?
·          Frente a los crímenes sucedidos en Ciudad Juárez, Segato no indaga en la vida de las mujeres asesinadas ni se interesa por los detalles de cada caso, sólo se pregunta: ¿cuál es el significado de lo femenino en esta sociedad?
·          Hay discursos sobre la muerte de las mujeres que circulan con mucha agilidad en la ciudad y los ligan a otros temas considerados igualmente problemáticos: el narco, la violencia, la locura. Se explica lo que pasa estableciendo relaciones entre efectos, entre elementos visibles. En cambio, Segato se propone rastrear el origen, tanto de los actos de violencia contra las mujeres como de los discursos con que la sociedad los explica. Se pregunta por la estructura simbólica que organiza lo social, por el lugar que los cuerpos de los hombres y de las mujeres ocupan en ella.
·          Un problema es, en principio, ininteligible. Pensar un problema, dice Deleuze, es reenviar los signos a las relaciones entre los cuerpos, indagar las fuerzas que los originan.
·          Segato observa que en esa estructura simbólica hay una asociación de la mujer al territorio y del hombre a la soberanía. La mujer es aquello a controlar. Los asesinatos pueden entenderse como parte de una acción de control. Por esto el violador no es un sujeto individual y no se pueden confundir los feminicidios en Ciudad Juárez con otras formas de violencias de género (por ejemplo, la violencia domestica). El violador es un sujeto colectivo masculino que en cada feminicidio reafirma el control sobre el territorio/cuerpo de la mujer, renovando, con un pacto de sangre en la sangre de las víctimas, la adhesión a la cofradía mafiosa.
·          El pacto de sangre es también un pacto de silencio. Por eso hay que pensar los feminicidios no como consecuencia de la impunidad, sino como productores y reproductores de impunidad: sellar, con la complicidad colectivamente compartida en las ejecuciones horrendas, un pacto de silencio capaz de garantizar la lealtad inviolable a cofradías mafiosas que operan a través de la frontera más patrullada del mundo.
·          Jon Beasley Murray sostenía que no alcanza con ver cómo se compone una situación a nivel discursivo sin atender al plano afectivo, al plano de los cuerpos. Cuando Segato habla de estructura simbólica hace referencia a una instancia donde el sentido/orden significante no excluye a los cuerpos. Son dos nociones distintas de lo simbólico, pero dos planteos que pueden ser convergentes.      
·          En los asesinatos de Ciudad Juarez Segato identifica un tipo de violencia no instrumental, una violencia expresiva, cuyo objetivo es anunciar que está operando una nueva forma de poder, que regula las relaciones entre las personas, los espacios: exhibir la capacidad de dominio que debe ser reeditada con cierta regularidad y al mismo tiempo exhibir la impunidad.  Expresar que se tiene en las manos la voluntad del otro es el telos o finalidad de la violencia expresiva. Dominio, soberanía y control son su universo de significación.
·          Segato trabaja con la noción de “soberanía” de Carl Schmitt, donde el poder es poder sobre el territorio y se establece mediante la excepción. El estado de excepción es el momento en que se actúa por fuera de la ley en nombre de una normalidad alterada que es necesario reestablecer.
·          Esa noción de “estado de excepción” nos permite entender mejor la idea de “segundo estado” que desarrolla Rita Segato. Habría una primera realidad del estado, definida por las leyes y las funciones de las instituciones en su cara legal, y una segunda realidad, operando sobre los territorios y las economías con mecanismos que no están contemplados en esa primera estatalidad.   
·          Aunque se habla de “segundo estado”, no está clara la relación con el primer estado, no parece haber entre ellos subordinación. Hay una acción paralela, según la situación esos dos estados pueden actuar en conjunto o enfrentarse. Habría que complejizar la referencia al «segundo estado» (¿nos parece pertinente el concepto de «segundo estado»?). Se trata de una realidad opaca que no se puede entender en los términos de una línea de demarcación entre carnífice/víctima, rico/pobre, sino come maquina de gobierno para la entera sociedad.
·          Un ejemplo de funcionamiento de esta doble estatalidad puede ser el sistema financiero, compuesto por unas redes que conjugan prácticas legales con un orden informal/ilegal. No alcanzan los conceptos que nos da el primer estado para pensar el modo en que se gobiernan los territorios.
·          El capital financiero puede ser visto como una reproducción abstracta de los intercambios reales entre las personas. Un sistema que articula elementos aparentemente inconexos, muy desagregados, con lógicas ultracomplejas, sin sujetos fuertes, con dinámicas infinitesimales podría ser la mejor representación que tenemos hoy de cómo se produce el valor.
·          El texto de Segato tiene una  estructura propia del género trágico: concluye diciendo que no hay nada que pueda hacer la justicia en relación a los crímenes, que lo único que se puede hacer es negociar su declinación y cese. Raquel Gutierrez sostiene algo parecido en torno al poder del narco en los territorios: a esta situación no la cambia la justicia, la salida es pordesactivación
·          ¿Qué diferencia a la desactivación de la justicia? Quizás la justicia se sitúe preferentemente en el primer nivel del estado, mientras que la desactivación es algo que ocurriría por fuera de las formalidades de la ley y las instituciones, en el lugar donde las fuerzas que organizan la sociedad se generan.
Materiales para la próxima

“Capital y Lenguaje”, Christian Marazzi / Leer al menos las primeras 10 paginas.
Entrevista a Pedro Biscay políticas y finanzas en nuestro país: http://anarquiacoronada.blogspot.com.ar/2013/06/clinamen-conflictividad-y-finanzas.html

Entrevista a Víctor Maytland, el que sabe lo que puede un cuerpo

por Ximena Tordini y Julieta Redond0

Víctor Maytland empezó su carrera como meritorio en La hora de los hornos. Treinta años más tarde se convirtió en el rey de la pequeñísima industria del cine porno nacional. Hoy, después del estallido de todos los formatos audiovisuales, volvió a encontrar una fórmula de mercado para sobrevivir en la cultura de la gratuidad.



S ecuestro Exxxpress 3 –idea y guión de Víctor Maytland– es una porno que gira alrededor de Cristina Fernández de Kirchner. Play. Garage de un edificio. Un personaje interpretado por Maytland en el asiento de conductor de un auto. Anteojos Ray-Ban modelo cana, no modelo hipster. Mira a un trío –­una mujer, dos hombres– cogiendo en varias posiciones, ninguna horizontal. El piso del garage es una mugre. Terminan, se visten, se van. Aparecen otros dos de anteojos oscuros, mismo modelo. Son secuestradores politizados, están “revolviendo el avispero de la inseguridad nacional”. Se pasan una carpeta negra con la foto de la próxima víctima. “Lo mejor del apoyo del país tenemos”, dice uno de precarias herramientas actorales. “Estamos podridos de tanto zurdaje”. En la carpeta, una foto de CFK. La banda la va a secuestrar para hacerse de veinte millones de euros.


¿Tenés idea de quién mira tus películas?

Hay un 70% al que le importa un carajo que aparezca Cristina o cuál sea el argumento, adelanta esas partes. Nunca una película mía fue un fracaso, no me puedo quejar. Tengo algunas horribles, olvidables por suerte porque son malísimas. Pero no me castigo con “hice algo malo” porque tenía que sostener una empresa y a todos los que trabajaban. Hice películas de gays, de travestis, películas que no me gusta mucho hacer pero que las hice igual, siempre con un contenido corrosivo. Los de CineXLatino siempre insistieron para que haga películas de travestis. Tuve que inventar una zona roja en el parque Centenario para poder grabar las escenas de las travas subiéndose a los autos.

¿Por qué mezclás el porno con otros géneros cinematográficos?

El rock, el terror, el kung fu y el porno somos primos. Si hacés una película de kung fu es igual a una porno, si hacés una de terror es igual a una porno. Tres minutos de charla, quince minutos de terror o quince minutos de cogida o quince minutos de pelea. Es muy parecido, tenemos los mismos problemas. Por eso los fusiono. Hice películas convencionales también, de poner la cámara y chau. Sería un privilegiado si hubiera podido hacer 250 guiones piolas. Cincuenta, sesenta son mis películas; las otras, algunas las firmé y ni siquiera asistí a la grabación. Para CineXLatino era así, yo tenía que poner el nombre y hacer cuatro películas por mes.

¿Qué te parece el porno de ahora que circula por internet?

Lo que se armó es una dinámica paralela de producción de porno, pero no es cine. Hay mucha gente que produce para las webs. Bajó muchísimo la calidad, nunca más vas a ver una película de las gold. Castillos, piscinas, minas de largo con joyas… olvidate.

Cuando no estás trabajando, ¿mirás porno?

Muy poco, lo necesario para ver qué se está haciendo. Las películas las veo al revés, las paro en el argumento y las adelanto cuando cogen. Pero no me excita el porno, me calentó más el video de Florencia Peña porque es un porno espontáneo. El video amateur tiene que tener esa complicidad del manejo de la cámara. El tipo se calienta porque el video es una parte más de la situación sexual. Mira en el viewfinder que la mina le está tirando la goma. La mayoría de los porno caseros son así, con la cámara en mano. El de Pamela Anderson y Tom Lee era así, también un poco trucho porque hay una parte que dejan la cámara en la cubierta y se ve el agua cinco minutos. Para que sea más real le dejaron las partes que son un plomo. Hicieron millones de dólares. Yo lo quise hacer acá con uno de Flavia Miller y Roviralta. No se veía mucho, pero lo compró Susana cuando se estaba separando.



de Ron Jeremy a Anonymous


La pornografía es parte de la imaginería de la sexualidad que tenemos los nacidos en el siglo XX. Y el pornógrafo fue durante buena parte de las décadas precedentes el primer, sino el único, pedagogo sexual institucionalizado. Es, todavía, alguien que captura lo que circula como deseo, fantasía, anhelo, curiosidad o mera costumbre y lo devuelve transformado en un repertorio, en la mayoría de los casos, remanido y confortable.

La pornografía es a escala mundial un mercado enorme y cada vez más diversificado –por género, por gustos, por temas, por formatos, por ideología, por fetiche –. Sin embargo, la industria nacional nunca llegó a crecer en proporción a la cantidad de consumidores y Maytland reinó, prácticamente solo, durante veinte años.

¿Por qué elegiste el porno?

Fue una mutación que duró mucho tiempo. Yo estudiaba cine a principios de los 70 en una escuela totalmente de izquierda. ¿Cómo no ser así en esa época? No había otra forma de ser para una persona sensible. Ahí fue el germen del Grupo Cine Liberación. Estaba Solanas, Getino era el director. Después las cosas terminaron con todo el mundo muerto o exiliado. Empecé a trabajar como productor periodístico y terminé haciendo programas como Feliz Domingo y Calabromas. Vas desgastando la política y vas entrando en lo comercial, en la jerga televisiva, el rating. No me desagradaba tampoco, seguía siendo mi proyecto hacer cine. Hablé un montón con Jorge Asís y adaptamos su libro Los Reventados (1974) pero después tuve que abandonarlo. Me fui deshaciendo de la política y me fui metiendo en el humor. Uno estaba muy asustado, se aburguesó, se metió en un caparazón. Y bueno, un día, yo estaba en terapia y mi analista dice “¿Y si te metés con el sexo?”.

¿El porno fue una sugerencia de tu analista?

Me dijo: “Porque vos sos medio sexópata.” Eso me quedó grabado. Un día estaba en Estados Unidos. Me dicen: “¿Querés ver cómo se graba una película porno?”. “Dale, vamos”. Y llamé a un amigo para avisarle: “Voy al rodaje de una película porno, si en dos horas no contesto, búsquenme porque me secuestraron los narcos.” El mismo mito de que a esto lo maneja la mafia que después tuvieron sobre mí. Me interiorizo en el tema, conozco a personajes como Ron Jeremy. Me cayeron bárbaro. Dije: “Yo voy a hacer una película porno”. Volví con esa idea. Y cuando la quise hacer vi que era casi imposible en ese momento. No me gustaba el porno tradicional, lo detestaba, esa cosa del émbolo, como si fuera Testut-Latarjet, el manual de anatomía. Entonces armé el proyecto de Las Tortugas Pinjas, una película cara. Tengo productor, tengo todo pero se desinfla. El productor que iba a poner la plata me dice: “No, mirá, estuve hablando con mi abogado, podemos ir presos, es muy riesgoso… Mi familia…”. Yo me largo a hacerla sin un mango. Un guión armado para una película de presupuesto, sin un mango. Resultado final: película súper bizarra. Entonces digo “elevemos el bizarrismo para que no digan que soy berreta, para que digan que soy bizarro”. Y bueno, ahí no me equivoqué. Fue la manzana de Newton: salió esa película y cambió mi vida. Ahí arrancó todo, aún hoy es la película más vendida en la historia de la Argentina porno.

¿Ahí empezaron tus años dorados en el porno nacional?

Sí. Durante años estrenábamos las películas en el cine Ideal. Era una diversión nuestra première. Venían los actores, los técnicos, nos sentíamos parte del cine. Eso es lo que siempre quise, ser parte del cine. Y les inculqué eso a los técnicos, a los actores, a todos: “Flaco, no estamos haciendo una película de coger, estamos haciendo una película donde se coge”. Entonces respetemos las reglas básicas del cine: ensayar, la grabación como una ceremonia. A partir de ahí no paré hasta la crisis que hubo. En el medio tuve que dejar un par de años impulsado también por mi familia. Me decían: “está Venus, está Blockbuster, no se pueden vender películas”. Ahí me dediqué al cine culto, a sacar revistas de cultura. Me fue muy mal, perdí todo lo que gané en el porno. Entonces: “Bueno, Víctor, es el porno”.
Como a toda la industria audiovisual, la digitalización primero e internet después le trajeron problemas estructurales al modelo de negocios del porno. “Yo vendía películas a 25 mil dólares, ahora se las tengo que vender a 4000 pesos”, dice Maytland.

“La crisis empezó despacio. El mejor momento fue 2006. La crisis de la venta de los DVD fue en 2007, 2008. Primero fue ‘bueno, a ver, no se venden DVD, vamos a ver qué pasa con el pay per view’. Funciona bien un año. Hasta que empieza un 24% menos, un 40% menos, cuando llegó al 75% menos, chau. Eso fue en 2010”.

¿La gente no quiere pagar por lo que puede conseguir gratis?

La crisis no es solamente por el porno gratis. Es por el aquí y ahora. Antes tenías que ir a alquilar una porno a las seis de la tarde y guardarla para calentarte a la noche. Y por ahí no pasaba nada, la alquilabas al pedo. Ahora no. Al tipo le pintó algo y, a la hora que sea, aprieta un botón y ya está. Entonces, ¿qué vendés? No tenés nada para vender. Queda un nicho muy pequeño: el que quiere ver la película completa, el que quiere ver los extras, que la guarda en su anaquel. Queda todavía ese tipo que no la va a comprar a un trucho pero son pocos por dos circunstancias graves: la privacidad y la respuesta inmediata que da internet. ¡Es el medio ideal para el porno! El tipo mira seis minutos de algo en la web, le alcanza y chau. Es malo, es berreta, lo que vos quieras, pero lo vio.

Entonces son pocas las actrices que pueden vivir del porno.

Ninguna. Lo hacen por hobby o para cobrar más caro las que se dedican a la prostitución.

¿Y los hombres?

Los hombres lo hacen de onda, ninguno gana ni un mango. Y tampoco son taxi boys, los taxi boys ya no vienen. Antes no era así, el actor cobraba bien y era taxi boy. Tenías lo que quisieras, para porno gay, bi, hétero. Perfectos, cuidados, de gimnasio, dotados, con un culto a su sexualidad enorme. Insoportables, pero necesarios. Ahora ese tipo no está. Está el pendejo que a mí me gusta más. Si tengo un pibe de pelo largo con anteojitos que la tiene enorme, lo pongo de poeta y queda mejor y es más divertido. No me gusta el estereotipo, odio esas películas en la que está la mina en la pileta tomando sol y el limpiapiletas es Brad Pitt. ¡No jodamos! El piletero es un chicano al que se le ve el culo porque tiene el pantalón roto y la mina lo desprecia.

Internet mató a la industria pero también habilita una relación más masiva con el porno y los que antes eran público ahora también pueden ser protagonistas.

Sí, abrió mucho la cabeza, más de lo que uno cree. Pero Facebook tiene una política represiva, sos culpable porque alguien te denuncia. A cada rato me bloquean. “Esta foto ha sido declarada obscena por el comité de Facebook”. A pesar de eso, sigue habiendo trasgresores que suben fotos en pelotas, imaginate si fuera libre.



Sofovich versus los piratas


Junto con Orson Wells, Alfred Hitchcock y Charles Chaplin, Maytland es uno de los pocos directores de cine del mundo que tienen su biopic. Maytland, la película, se estrenó en 2010. Por ese entonces, Maytland, el director, se había rendido ante el fracaso de las ventas. Por la misma época estuvo enfermo de cáncer. Pensaba que el retiro era definitivo y así lo contaba en la prensa cultural del momento.

Hoy pasa muchas, muchas horas en Facebook. Uno de los tantos mensajes que recibió la semana en la que hicimos esta entrevista fue: “Hola Víctor, ¿te puedo mandar la foto de mi pene?”.

¿Por qué volviste?

Volví porque las propuestas que tenía… “Mirá, hay una gente que te quiere contratar para Cuatro Cabezas. Para Jefe de Seguridad”. Mandaba currículum: “No, Víctor, vos estás para otra cosa, vos sos un rey”. “Bueno, dame laburo, dame un laburo de asistente”. “No, no, ¿cómo te voy a dar un laburo de asistente, Víctor?” Entonces, me dije: “Únete a tus enemigos. internet me derrotó, vamos a ver qué es internet”. Empecé a meterme, a ver qué se puede hacer; descubrí el tema eventos, el tema Facebook.

Cuando Maytland dice “evento” no se refiere a ese tic de Facebook que afortunadamente empieza a desvanecerse. Los “eventos” son Sodoma y son más originales que su nombre. Maytland descubrió algo que se puede vender a doscientos pesos la unidad: la entrada a una fiesta que promete lo que ni youporn ni las copias de películas pueden ofrecer. En Sodoma hay un show, a veces temático –comic, rock, cabaret–, y hay sexo. A diferencia de los locales del microcentro con patovicas en la puerta y carteles de neón, Sodoma no es un lugar para hombres que le pagan a mujeres. Van parejas. Y se arman parejas, tríos, sextetos. Los que quieren son filmados, bajo la supervisión de Maytland, a cara descubierta o con máscaras, y se convierten en el elenco de los videos Fiestas Sodoma. Maytland convoca, siempre por Facebook, al sexo colectivo. Un fiestón. En los últimos meses se sumaron nuevos emprendimientos: una fiesta BDSM (bondage, disciplina-dominación, sumisión-sadismo, masoquismo: otra estela de Cincuenta sombras de Grey), Fantasías XX Spa –masajes relajantes eróticos– y castings de actores porno para quien quiera probarse ante las cámaras.

“Grabo en las fiestas. Son documentales. Es un reality. Es lo que hay, no es como en una película. Es una mezcla. Hay actrices y hay voluntarios que se meten con máscaras. Todo real. Si el tipo no tuvo erección se va humillado y lo ves. Eso es lo que tiene de bueno”.

¿Te planteás cada tanto alguna cuestión moral?

Yo no ataco a un tipo que hace culto de la fidelidad, forma su pareja, su familia, me parece fantástico. En un punto lo envidio: en que toda esa cosa tan correcta pueda llevarle felicidad a él y a su familia. Pero que él no me critique a mí, yo no le digo que es un boludo. Al contrario, siempre digo que la gente arranca con el sexo a full y termina formando pareja y haciendo cucharita. No termina en una orgía todo el tiempo, busca el amor.

¿Vos cambiaste tu forma de vida familiar a partir de estar en el porno?

Los últimos 15 años sí. Antes no, pero después sí, me fue llevando. Soy swinger, no tengo ningún prejuicio sobre el sexo y respeto a quien tiene sus prejuicios.

¿Qué pensás de la crítica al intercambio de sexo por dinero?

En realidad nunca me lo cuestioné. También se hace plata vendiendo biblias. Sí cuido que el producto no sea agresivo para la moral. Hay cosas que yo no haría, ni hago: zoofilia, pedofilia, mujeres embarazadas, violencia, jamás hago eso. Lo detesto. Para mí el límite es algo consensuado entre adultos que no están drogados ni borrachos. El límite es ahí, en lo contractual, si hay contrato posible está todo bien, lo hago.

¿Y con el tema de los estereotipos?

¿En qué sentido?

En general lo que se muestra son cuerpos con un ideal de belleza muy domesticado, tanto las mujeres como los hombres.

Yo creo que zafo de eso, no me lo cuestiono. Tampoco creo en eso del cine porno para mujeres y el cine porno para hombres. Es lo mismo que decir que Tienes un email es para gays y mujeres y no la puede ver un tipo y que Rambo no la pueden ver las minas. Hay minas a las que les gusta Rambo y tipos a los que les gusta Tienes un email y lloran cuando la ven. Es cine de género. ¿Cuál es el cine porno para mujeres? ¿Lesbianas? No. ¿Una mujer que está con veinte tipos? No, peor. ¿Una mujer que hace el amor con uno? ¿Dónde carajo está el cine para mujeres? El tratamiento que se le da a la mujer en el porno es de abeja reina, es la estrella, la que más gana, la más cuidada. Ahora, que en la escena la agarren de los pelos y la escupan es otra cosa, ella está actuando eso, no está siendo tratada como tal. Yo no lo hago, no me parece bien que se maltrate a una mujer en el acto sexual, no lo hago porque estereotiparía el maltrato.

¿Ves una nueva generación de directores porno?

Lamentablemente no. Hay mucho chanta que lo hace para coger, te lo tengo que decir. Hay un par de tipos que respeto. Uno es César Jones. Él dice que yo soy el Sofovich del porno y yo le digo “vos no sos el Lars Von Trier del porno, así que no jodas”.

¿Qué te pareció Zorra, la última película de César Jones?

No veo, como dice él, que sea cine de autor. No lo veo para nada, para nada. Es lo único que yo le digo: “Flaco, ¿por qué lo tuyo es profundo y lo mío no? ¿Qué tiene lo tuyo?”. Yo no le encuentro nada distinto y la gente tampoco.

¿No le ves una búsqueda artística?

No. Lo escuchás hablar y parece un profeta, un intelectual de la hostia; yo al lado de él parezco el Chato Prada. Él dice que yo envenené al porno nacional, que lo convertí en una cosa chabacana, estúpida, tinellizada. Entonces yo le digo “¿Qué película viste? Las Tortugas Pinjas. ¿Viste Tango, viste los Secuestros?”. Son políticas, son thrillers. Puede ser que me digas que soy un oportunista si analizás solo las comedias, pero analizá la obra completa. En las películas de él fuman porro. ¿Eso es más Lars Von Trier? Igual, ahora los dos entendimos el juego y ya no estamos peleados.



antes del amanecer


“Si fueran de Paparazzi…” dice Maytland cuando la entrevista empieza a terminarse. Y nos da detalles sobre algunos recovecos de la noche porteña, bares de swingers, el ir y venir de la producción de un concurso televisado y algunas aventuras sexuales de los protagonistas del prime time. Alrededor del porno hay mucho mainstream pero el porno en sí mismo lo es cada vez menos. Esta noche, la de la entrevista, Maytland tiene filmación: Lorena Meacci es la protagonista de una una porno romántica.

¿Cuanto sale hacer una película?

Ahora no llega a los mil pesos. Antes podía salir treinta mil. La editamos mi socio y yo con mis equipos. Él está aburrido y se viene a editar. El porno atrae, atrae a gente de talento. El fotógrafo que tengo me viene a trabajar gratis porque quiere ver coger. Después se aburre, viene otro. La etapa de oro se terminó: no me podés pedir tres mil pesos para actuar una escena, ¡porque no te lo puedo pagar! Te puedo pagar 300. Las actrices lo empezaron a entender. Empiezan a decir “me da publicidad; viene plata por otro lado”. Y empezó el “Che, quiero hacer una película”. Empezó como una nueva ola de cine porno que está buena porque colaboran todos.

Se volvió comunitaria la producción.

Como el cine independiente: el INCAA no te dio un mango y la película la tenés que hacer igual. Esto es lo mismo. Si nos dieran un subsidio de aunque sea diez mil pesos sería otra cosa. Pero subsidios para el cine porno no existen.

Claro que muchas veces se critica al porno por su tedio estructural. Adentro, afuera, orgasmo masculino verificable y todo vuelve a empezar. Claro que existe el post porno, un cine que busca correr los límites de una sensibilidad sitiada por la imaginería serializada. Claro que la plenitud de lo pornográfico puede no residir en lo que se muestra sino en una imaginación intensificada, como escribe el uruguayo Ercole Lissardi a propósito de la escena de El último tango en París. Pero nada de eso le preocupa a Víctor Maytland. Él sabe que siempre habrá alguien que busque esos seis minutos de porno o la penumbra de un sótano para romper el corset de la monogamia.

¿Está todo hecho en el porno?

No, hay algo que queda y me muero por hacerlo: una comedia musical.

Entrevista a Daniel James: «Cristina hace suyos los peores prejuicios de la clase media sobre los sindicatos»

por Diego Genoud
Dice Daniel James que durante muchos años los estudiosos del sindicalismo argentino fueron arqueólogos, encargados de reconstruir un pasado del que sólo quedaban restos sepultados. Tras el estallido de 2001, con la devaluación y el ciclo kirchnerista, el poder gremial recuperó en la Argentina un protagonismo que había perdido y resurgió con muchas de las mismas caras, pero transformado.
James escribió en 1990 Resistencia e integración (reeditado en 2010 por Siglo XXI), el que para muchos es el mejor libro sobre el sindicalismo peronista, resultado de 15 años de trabajo.
De paso por la Argentina, el historiador y sociólogo británico confirma la vigencia de los gremios como factor de poder real. Asiste a los días del paro de La Fraternidad, los zigzagueos del gremialismo en el cierre de listas y el regreso de Camioneros con una huelga nacional.
James afirma que durante diez años el kirchnerismo decidió sellar una alianza de hierro con la ortodoxia sindical, que hoy empieza a hacer agua. «En 2004, había una idea de que el propio Ministerio de Trabajo iba a renovar la vida interna de los sindicatos. Pero nada de eso sucedió. Al fin de cuentas, es un lujo para un gobierno dedicarse a eso, cuando es mucho más sencillo manejarse con un grupo de dirigentes que pueden cumplir con lo acordado», dice. Justo cuando, en la Casa Rosada, algunos vuelven a pensar en exhumar una iniciativa para «democratizar los gremios».
Nacido en Londres hace 65 años, James enseña hoy en la Universidad de Indiana Bloomington y vive en Chicago. Vino a Buenos Aires para terminar un libro sobre la comunidad de Berisso, que está escribiendo junto con la historiadora Mirta Lobato.
En este diálogo, analiza la ruptura de Cristina Fernández de Kirchner con Hugo Moyano, el crimen de Mariano Ferreyra, y habla de la nueva generación de trabajadores que ingresó en el mundo laboral en la última década. Sostiene, además, que «la Argentina neoliberal no dejó de existir en 2003» y advierte sobre los desafíos actuales para las organizaciones sindicales.

-¿Con qué características renace el sindicalismo peronista a partir de 2003?
-El sindicalismo renace de las cenizas. Hay una recuperación importante. Hoy, la tasa de sindicalización en la Argentina anda por el 25 por ciento. Si se compara con los años 70, cuando llegó al 35 por ciento de los trabajadores, es baja. Pero si se compara con lo que sucede a nivel mundial, es una cifra muy impresionante todavía. Inglaterra debe tener un índice de afiliación similar, en Estados Unidos hoy es bajísimo, en Francia históricamente ha sido bajo. Tal vez Alemania sea el único país de Europa que tenga un índice más alto. Pero hay un cambio muy importante en el perfil del movimiento sindical. Después de 10 años, sigue pesando mucho el sector de los trabajadores en negro. Resurgen el Smata y la UOM. Por un lado, es notorio el aumento del peso de los sindicatos estatales, los trabajadores de cuello blanco, algo que ha pasado en otros países. Pero sindicatos como el textil difícilmente recuperen alguna vez la fuerza que tuvieron.

-Desde la muerte de Néstor Kirchner, la relación entre el Gobierno y una parte del sindicalismo se tensó de manera impensada. ¿Cómo ve ese vínculo en este momento en que la Presidenta habla de extorsión y los sindicatos parecen un factor de poder decisivo?
-Diría que el sindicalismo después de 2003 ha regresado a una cierta normalidad. Kirchner hablaba de un país normal. Lo que ha ocurrido es una normalización. Eso implica varias cosas y no todas son buenas para un gobierno. Un movimiento sindical normalizado, por definición, en algún momento va a enfrentarse con los empresarios y también con el gobierno. Es mucho menos manso. De todas formas, la posición de los sindicatos es mucho menos dominante que en los 70. Ya nadie los considera la columna vertebral del movimiento peronista. Eso se ve ahora en las listas electorales de las distintas vertientes del peronismo.

-Moyano rompe con el Gobierno cuando empieza a decir que el sindicalismo debe ser la cabeza del movimiento y que hace falta un trabajador en la Casa Rosada.
-Hay que tomar lo que dice públicamente un dirigente como Moyano con una dosis de distancia. Como pretensión retórica, me parece bien que él lo quiera. Y como forma de negociar, también tiene tu sentido. Después se puede retroceder y negociar. Eso es un buen sindicalista, alguien que sabe maximizar su capacidad de negociación. Tomarlo literalmente, en cambio, puede parecer demasiado ingenuo.

-¿Moyano acertó o se equivocó cuando rompió con el kirchnerismo?
-Cualquier sindicalista sabe que lo que plantee públicamente tendrá una respuesta de la fuerza política que controla el Estado. No puede atacar sin pensar en las consecuencias posibles. El Estado tiene muchas maneras de hacer valer su poder sobre los sindicalistas: las obras sociales, la personería gremial…

-En su libro, usted dice que esa debilidad es una marca de origen del sindicalismo peronista, que llevó a fracasar cualquier intento de autonomía con respecto al Estado.
-En la Argentina, un dirigente tiene que respetar hasta cierto punto las reglas del juego: son claras en cuanto a la injerencia del Estado en los asuntos sindicales. Por eso, alguien como Moyano tiene que adoptar un cierto doble discurso. Él se dio cuenta de que en el Gobierno no lo estaban escuchando -sobre todo con el impuesto a las ganancias, que afecta a su base- y había perdido la influencia que había tenido con Néstor. Pero el Estado puede complicarles la vida hasta a un sindicato muy fuerte como camioneros y a su CGT. De hecho, básicamente el Gobierno ha dividido a los sindicatos en cuatro o cinco centrales.

-¿Coincide con los que comparan a Moyano con el líder de la UOM Augusto Vandor?
-Hay diferencias. Cuando mataron a Vandor, su mujer siguió trabajando en la enfermería de la UOM. Vandor intentó crear una representación sindical política independiente de las directivas de Perón. Moyano también quiere expresar el poder en la esfera política. Pero Vandor tenía mucho más camino libre. En los 60, el peronismo político casi no existía por fuera de Perón.

-Hoy da la sensación de que los dos fracasan en su intento de autonomizarse…
-Habrá que ver si fracasa Moyano, todos dicen eso. No creo que Vandor haya querido reemplazar a Perón, pero sí tener mayor autonomía para negociar con los demás factores de poder. Tampoco Moyano piensa realmente en ser presidente. Pero tiene mucha más capacidad de golpear que Vandor en cierto sentido: controla un sindicato que controla la Argentina. Si no hay camiones, el país para. Su capacidad de presionar al Gobierno es muy grande: la Argentina agroexportadora depende de los camiones.

-¿Cómo ve el discurso de la Presidenta hacia el sindicalismo?
-Es un doble discurso que le ha servido bien hasta un cierto punto. Cuando ella apela a la necesidad de cuidar el modelo, está tocando un tema central para la mayoría de los sindicalistas. Les recuerda que esto es un logro frágil, vulnerable y puede cambiar si este Gobierno, o sea ella, se va. Como discurso, es valedero y tiene su peso. Ahora, cuando tiene que responder a los desafíos del sindicalismo, Cristina hace suyos los peores prejuicios de la clase media argentina sobre los sindicatos: son corruptos, compran dólares, son «grasas». Un taxista alguna vez me dijo: «Ella es importante, porque es la que controla a los negros». Sin embargo, eso no le da resultados en cuanto a la lealtad política de esa clase media que ella busca representar cuando habla así. Un diálogo entre Cristina y los dirigentes sindicales es el choque de dos mundos. Kirchner tenía una capacidad de empatía mayor, me parece a mí, de pensar un poco afuera de sí mismo. Supongo que en estas elecciones, la mayoría de los sectores obreros van a votar por una forma de peronismo. Hasta qué punto van a quedar leales a Cristina, personalmente no sé. Es una incógnita.

-¿Qué características nota en la nueva generación que ingresó en el mundo del trabajo en los últimos diez años?
-En las fábricas, en el mundo del trabajo, al obrero de hoy lo que le importa es si tiene un sindicato fuerte. Para un afiliado que gana 10.000, 20.000 o 25.000 pesos por mes, en algunos casos, si el sindicato mantiene ciertas formas, si siguen funcionando las comisiones internas, las bases sindicales no tienen mucho de qué quejarse. La crítica a la burocracia sindical ha perdido peso. Hoy por lo menos en el discurso público, en lo que puede verse a través de los medios, no tiene la misma carga como símbolo de la subjetividad obrera que existía en los 60 y 70. Mi libro fue un testimonio de eso: intenté recuperar la cultura obrera militante que tenía sus raíces en la propia fábrica.

-Sin embargo, sucede el crimen de Mariano Ferreyra y la condena a Pedraza, un exponente nítido de lo que se llama «burocracia sindical».
-Es cierto. El pescado se pudre por la cabeza. Esto fue posible por la situación terrible de la Argentina neoliberal, que en ciertos aspectos no ha cambiado: la tercerización y el trabajo en negro. Un sindicato que va perdiendo decenas de miles de afiliados mientras los dirigentes crean empresas. Es un ciclo que empieza en los 90, pero se mantuvo en los últimos diez años. Mariano Ferreyra y los muertos de Once son víctimas del mismo sistema, un sistema podrido, donde el Estado alentaba la tercerización. Había mucha plata en juego y mucho que perder si los grupos que integraba Ferreyra lograban lo que querían y entraban en la formalidad laboral. La Argentina neoliberal no dejó de existir en 2003. Hay cambios, no lo dudo, pero tal vez la sorpresa más grande es la condena a Pedraza. Es la primera vez que un dirigente va preso por un crimen. Ahora, ¿esto representa un salto cualitativo ética, moral y políticamente? ¿O se trató simplemente de un exponente del sindicalismo que era indefendible, que se pasó de la raya y tanto la Justicia como el Gobierno se lavaron las manos pensando: «No vamos a poner en riesgo todo por este tipo»? Yo no lo sé. Es una pregunta.

-¿Cómo opera en ese marco el reclamo contra el empleo en negro, que afecta al 35 por ciento de los trabajadores?
-Un reclamo para que entren en el mundo del trabajo millones de trabajadores es hasta cierto sentido clasista. Mantiene un componente importante de reivindicación de clase. A pesar de los avances, aún estamos hablando de esto: que estos sectores sean incorporados para disfrutar de los beneficios del trabajo en blanco, las leyes laborales, la protección, la cobertura de salud, el acceso a una vivienda, ¡trabajar menos! Cualquier burócrata. por más corrompido que sea, tiene que tomar en cuenta la amenaza que representan los sectores del trabajo en negro. La forma de conjurarla es incorporarlos en el sector formal. Pero eso hoy sería revolucionario. Tal vez tengamos que cambiar nuestras categorías analíticas.

-¿Cómo ve el intento de Facundo Moyano de fusionar tradiciones dentro del sindicalismo, cuando dice que reivindica a Rucci y a los 30.000 desaparecidos?
-Es algo todavía muy nuevo. Facundo encarna una doble tensión, la del componente familiar y la del representante sindical que hace política. Tiene antecedentes fuertes en los orígenes del peronismo, en el Partido Laboralista, en Luis Gay y Cipriano Reyes. Ellos decían que en el sindicato siempre iban a tener un límite para resolver los problemas. Ahora, juntar a Rucci con los 30.000 desaparecidos me parece muy sui géneris. Es obvio que él piensa en esto, cuando lo dice está reflejando un fuerte sentido en la clase obrera. Un sentido común. No está inventando esto por su cuenta. Lo novedoso es que reivindica también a los desaparecidos. Es interesante. Los cambios generacionales son difíciles de medir. Puede ser que sea un poco un bicho raro. No sé hasta qué punto su generación en general lo toma en serio. Tampoco sé cómo va a combinar este discurso en el futuro en su carrera política.

-¿Cuáles son los desafíos actuales para el sindicalismo?
-Me parece que es cada vez más importante para los sindicatos trascender la demanda sectorial y ofrecer un análisis sobre el todo. Siento que en la nueva situación es difícil limitarse a luchar por los derechos cotidianos de los afiliados. Siguen siendo lo más importante, sin duda, los salarios, las condiciones de trabajo. Pero, al mismo tiempo, hace falta ofrecer alternativas coherentes en términos de las prioridades sociales. Porque, si no, lo único que ve el público es el caos cotidiano y se desentiende del reclamo. Me refiero a un proyecto alternativo para ofrecer al público sobre el sistema que los contiene, sobre todo cuando se trata de un servicio público. Los docentes, los ferroviarios, los trabajadores del subte, ellos conocen y viven los problemas al pie de la letra. Pero muchas veces el sindicato no los expresa en una visión más amplia o renuncia a pensarlo. Prima el viejo modelo sindical. En el caso de los trenes, esto no da más, especialmente cuando el propio Gobierno intenta culpar a los miembros del sindicato, a los trabajadores, por los accidentes y los muertos. En el último accidente del Sarmiento, me dio la sensación de que se estaba empezando a hablar de los problemas de fondo del sistema. Hace falta un discurso público en ese sentido. En Brasil está apareciendo, finalmente, gracias a lo que está pasando en las calles. Los sindicatos forzosamente comienzan a decir: «Éste es un sistema que nunca tuvo en cuenta las necesidades del público». Pero no estaban en la vanguardia de ese debate. Hizo falta una rebelión en las calles.

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