Anarquía Coronada

Fujimori libre: la única agenda es la calle // Víctor Miguel

Ahora no importa quién y cómo se hizo. El indulto a Alberto Fujimori otorgado por Pedro Pablo Kuczynski (PPK) cierra el ciclo de gobernabilidad democrática post-dictadura en Perú y -como señala el compañero Abel GIlvonio- “abre otros caminos de organización, movilización y confrontación directa contra el modelo más allá de las vías institucionales”.  

 

No importa “quién” porque PPK opera desde el Estado bajo una racionalidad gubernamental fundada por Fujimori en 1990 con la sangre de víctimas inocentes, desapariciones de dirigentes sociales y periodistas, esterilizaciones forzadas de mujeres campesinas y un largo etc., que permitió construir un sistema que profundizó la impunidad, el clientelismo y la corrupción. Un orden de cosas por las que Fujimori hasta hace horas cumplía una condena que finalizaba en 2032 (1).

 

No importa “quién” ahora porque estamos ante un asunto de memoria histórica en el que las izquierdas, los movimientos sociales y todas las fuerzas ciudadanas no necesitan de vanguardias (ni disputas) ni programas de gobierno prediseñados. Tenemos una exigencia y una oportunidad que nos han sido impuestas y el único programa es la calle y la movilización. Ahí hay una ética y nuevos tejidos que forjar. No hay más chantajes impuestos por los que siempre gobernaron. No hay más “derecha buena” y “derecha mala”. No hay más amenaza de ver a Fujimori en libertad. No hay excusa para la división. Hoy la estrategia y la táctica convergen (o se disuelven) en el único propósito de no dejar pasar el pacto infame de PPK (2) en vísperas de navidad.  

 

 

Crítica y calle. Plan y acción. ¿Qué tipo de democracia es la que nos trajo hasta aquí? ¿Qué significa el arraigo popular del fujimorismo y cómo se ha ido legitimando electoralmente en los últimos años? ¿Qué supone el cambio de gobernabilidad de un Terrorismo de Estado a un fujimorismo sin Fujimori? ¿Qué pasa con las irrupciones que impugnan por momentos este orden neoliberal que puede hacer girar desde el Estado a los que intentan reformarlo? ¿Cómo leemos las diversas izquierdas estas multitudes que jamás armonizaron con este modelo y que nunca renunciaron al antagonismo en las calles? ¿Qué clases de luchas y alianzas necesitamos hacer para darnos la vida que queremos?

 

Preguntas urgentes que no podrán responderse si no es desde el ensayo del encuentro de la multitud. Una multitud que haga fracasar el modo de operar del Estado como lo hizo en julio del 2000 con la “Marcha de los Cuatro Suyos” (3) (inspirada en los cuatro puntos cardinales del Imperio Inca) y que quebró la gobernabilidad del fujimorismo de aquél entonces, más allá de las conducciones personalistas que asumiera luego la representación política. La historia no se repetirá, pero los acontecimientos recientes insisten en la necesidad de recuperar la desobediencia plebeya de las calles. No habrá paz duradera sin justicia que se respete. Por las víctimas de Barrios Altos y la Cantuta. No podemos olvidar.

 

 

(1) http://archivo.elcomercio.pe/politica/gobierno/ultimo-minuto-fujimori-recibe-maxima-pena-violar-derechos-humanos-seguira-preso-hasta-anos-edad-noticia-270209

(2) https://www.pagina12.com.ar/84635-ppk-zafo-a-ultima-hora-pero-quedo-malherido

(3) https://es.wikipedia.org/wiki/Marcha_de_los_Cuatro_Suyos

Créditos de las fotos: Musuk Nolte para Ojo Público

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