Anarquía Coronada

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Nuit Debout, la política, el comunismo, el amor: conversación con Alain Badiou:

¿Cuáles han sido las potencias y los límites de Nuit Debout?  ¿Cómo pensar la relación entre movimientos y nuevos partidos?  ¿Qué analogías hay entre el amor y la política revolucionaria?


Las señales de Nuit Debout
Se ha hablado mucho sobre Francia y el movimiento Nuit Debout. ¿Podemos ser optimistas? ¿Estamos frente a una reactivación de la política?
Te voy a dar una respuesta ambigua. Personalmente, siempre me alegro de que haya un movimiento. Naturalmente, prefiero que haya un movimiento a que no haya nada. Desde ese punto de vista, debemos reconocer que el movimiento existe, que ha durado por un tiempo, y que hay mucha gente que se acerca, para observar o formar parte de él, y que aún hay un buen clima de discusión. Todo esto es positivo.
Por otro lado, pienso que este movimiento no es algo que va a transformar profundamente la situación política actual en Francia, que es una situación para mí muy difícil, incluso congelada. Y las razones para eso no son una cuestión de buena o mala fe de los actores involucrados en ella. Más bien tienen que ver con el hecho de que la búsqueda de una nueva política en el contexto actual -algo que además tire abajo la política existente- va a ser un proceso bastante largo. Así que, aún admitiendo que el movimiento es positivo, no debemos esperar de él resultados inmediatos de orden general.
Aún así, ¿estamos ante el comienzo de un proceso?
Eso es lo que espero. Espero que estemos ante el comienzo de un proceso, ya que este tipo de movimientos siempre deja huellas. Hay personas que salen de la experiencia con la convicción firme de que necesitamos hacer algo y necesitamos nuevas ideas. Hay pequeños grupos formándose y experiencias locales diseminándose. Nuit Debout ya ha tenido eco en ciudades provinciales. Así que no sabemos muy bien cómo va a continuar, pero dejará huellas. Y en este sentido espero que se vuelva una especie de precursor de algo más. Espero que las campanas suenen y que algo pase.
¿Piensas que la reapropiación de espacios públicos, como en el caso de Nuit Debout en París, es importante para que la gente vuelva a poder hablar políticamente?
La ocupación del espacio público es, por supuesto, siempre importante. Hay muchos ejemplos históricos en los que la ocupación del espacio público o incluso de edificios y lugares de toma de decisiones ha servido a la constitución de políticas revolucionarias. Cuando hablamos de revoluciones evocamos la toma de la Bastilla, el asalto al Palacio de Invierno, etc. Cuando un movimiento toma el control de un espacio reservado a las autoridades o a la vida ordinaria y lo transforma en un lugar de la voluntad colectiva, estamos ante un episodio importante y revelador.
Dicho esto, tenemos que ser conscientes de que estas ocupaciones no determinan por sí mismos un futuro claro: no podemos permanecer en las plazas para siempre. También tenemos que pensar en lo que haremos después, en el largo plazo. Pienso que el gran problema para la política en general es cómo definir su propia temporalidad, es decir, no volverse esclava de la temporalidad impuesta. El Estado es algo que prescribe un tiempo. En este momento todo el mundo está paralizado por la idea de la próxima elección presidencial: ¿quién será el candidato en 2017? , etc. Cuando inventamos una nueva política inventamos un nuevo tiempo. Ocupar espacios públicos es parte de eso.
¿Suenan las campanas en algún otro lado? ¿Estás pensando en algún lugar en particular?
Actualmente, a escala mundial, estamos en lo que llamo un «intervalo» histórico. Es decir, las grandes experiencias históricas del siglo veinte se terminaron, así como también el período de los grandes estados socialistas. Pero aún no sabemos cuál será el futuro. Estamos entre los dos momentos. Y pienso que en situaciones intermedias como ésta las cosas se desarrollan con pequeños signos, movimientos, rebeliones. Y también con la llegada histórica de una nueva juventud que no ha atravesado las experiencias pasadas, y por eso tiene diferentes puntos de partida.
Así que eso es lo que se está manifestando hoy. Tiene algunos elementos novedosos en términos políticos, respecto a la cuestión de la vida política y de la organización de la vida social, etc. Y todo esto tiene lugar en medio de una gran incertidumbre, pero estoy convencido de que está preparando el camino para algo nuevo. Tenemos movimientos importantes en el mundo hoy. Desde Turquía a El Cairo y Hong Kong, ha habido ocupaciones duraderas con grandes discusiones públicas. Todo eso dará sus frutos.
La institucionalización de la política
Las fuerzas políticas como Podemos, Syriza en Grecia, o Jeremy Corbyn en Gran Bretaña, ¿son parte del proceso que describes?
Pienso que sí. Mirándolo de cerca, todas estas nuevas formaciones, o nuevas tendencias de viejas formaciones, por cierto también podemos incluir a Bernie Sanders en EEUU, son parte de lo que los movimientos han producido. Después de todo, Syriza no hubiera existido sin los movimientos de los años 2000, Podemos fue el resultado de la gran movilización de los Indignados e incluso Bernie Sanders es un eco de Occupy Walls Street. De hecho, es la misma juventud la que lo apoya, fundamentalmente.
Entonces, se trata de un primer intento de extraer ciertas orientaciones políticas de estos movimientos. Pero esto ocurre dentro del marco oficial y, por lo tanto, implica grandes decepciones. Ya que el marco oficial tiene una lógica propia, contradictoria con el movimiento. Cuando los partidos como Syriza o Podemos juegan al juego oficial se vuelve difícil para ellos reclamarse a sí mismos del movimiento. En todo caso, tenemos este difícil problema de aceptar partidos que fueron creados al calor del movimiento y que juegan el juego oficial, tal cual es. Se ven forzados a decepcionar, en gran medida, a parte de su apoyo.
Todos mis amigos estadounidenses están muy felices con Bernie Sanders: después de todo, en los EEUU, apenas ver a alguien vagamente hablar de socialismo es en última instancia extraordinario. Pero todo el mundo sabe que en algún momento Bernie Sanders va a tener que decir que hay que votar por Hillary Clinton. Ese es el problema. Y todos sabemos muy bien que Hillary Clinton es una figura oficial del establishment. Es un poco como el momento en el que Tsipras tuvo que decir que finalmente no había otra opción más que aceptar las demandas de Europa. Son episodios en los que los productos de un movimiento vuelven al interior de las estructuras oficiales. Es casi inevitable que esto ocurra: también es parte de las experiencias negativas por las que uno pasa. Después de todo, el proceso de aprendizaje es positivo, pero también negativo.
¿Entonces los movimientos están inevitablemente destinados a ser recuperados por fuerzas políticas?
No diría que es inevitable. Pero sí casi inevitable. Si miramos hacia atrás en la historia siempre han habido grandes movimientos que terminaron siendo recuperados por la estructura oficial. Eso es cierto respecto de movimientos mucho más importantes que Nuit Debout o Podemos. Por ejemplo la cooptación por parte de Napoleón III de las revoluciones de 1848 o la reconsitutución de las órdenes por parte de Napoleón I. O el hecho de que las Tres Gloriosas Jornadas de 1830 terminaron en el reestablecimiento de la monarquía. Así que es una ley de la historia que ningún movimiento puede mantener su paso por siempre. Existen contra-tendencias, hay un orden establecido y estaríamos equivocados al subestimar su tenacidad.
Estamos en un período de transición en el que todos debemos medir nuestras opciones y nuestras posibilidades, y eso incluye la amarga pero ineludible experiencia de ver al orden recuperar lo que se desarrolló. No hay que llorar por eso. La historia está llena de ejemplos así. Y luego, un día, puede haber un descubrimiento. No soy fatalista; tengo un temperamento más bien optimista. Creo que tenemos que ser claros acerca del hecho de que, si bien este tipo de cosas ocurren todo el tiempo, no hay razón para concluir que es inevitable.
Viejo y nuevo comunismo
Entonces, ¿aún ves el comunismo como un horizonte?
Sí, no sólo mantengo ese horizonte abierto, sino que considero que es muy importante hacerlo. Ya que si no hay una idea estratégica, los movimientos que atraviesan contratiempos o son cooptados corren el riesgo de producir devastadores efectos subjetivos. Corremos el riesgo de la desmovilización, de pensar «bueno, en ese momento era joven, me dejé llevar por esa aventura y no funcionó». Nuestro pensamiento tiene que ser que si bien hay contratiempos, tenemos que mantener el curso a pesar de las sinuosidades de la historia. La historia no marcha en línea recta, sino en una forma muy tortuosa y no debemos imaginar un «Camino Real» que nos lleve a la emancipación. Hay reveses, aspectos negativos y por eso necesitamos una brújula, pase lo que pase. Sin una brújula terminaremos viejos y desalentados.
Es a causa de esto que hablas de un «nuevo comunismo». ¿Podemos imaginar otro comunismo que no sea el de los «libros sagrados»?
Sí, y no sólo pienso que necesitamos imaginarlo, sino que también estamos en condiciones de saber cuáles fueron los graves errores cometidos en el pasado. Por ejemplo, sabemos que fue un error imaginar que el poder del Estado es la solución de todos los problemas de la emancipación. Sabemos que aún si llegamos a la victoria mediante la violencia, eso no significa que la violencia pueda ser una forma cotidiana de gobierno. Sabemos que la fusión total entre la organización política, el partido y el Estado no es nada buena. Esta fusión solo sirve para dejar a la gente afuera del proyecto y termina engendrando terror.
Tenemos algunos elementos para un balance de la primera fase de la experiencia comunista, que creo que fue la fase enteramente dominada por la cuestión de la victoria de la revolución, propiamente dicha. Fundamentalmente, toda la historia del siglo XX es la historia de los grupos políticos convencidos de que los métodos que guían a la victoria de la revolución son también los que guían a la construcción de un nuevo mundo. Sin embargo, no es así. Los métodos usados para vencer al enemigo no son los mismos métodos para movilizar a los amigos. Podemos conquistar enemigos por la fuerza -y muchas veces nos vemos obligados a hacerlo-, pero no podemos forzar a los amigos a hacer lo que queremos.
Tenemos que sacar todas las conclusiones de esta experiencia. Desde mi punto de vista, la lección principal es que no hay que reducir las cosas a dos términos, sino a tres. En primer lugar tiene que haber un movimiento de masas, librado a sus propios avatares, también en los momentos de su desarrollo. La juventud y los trabajadores tiene que ser capaces de movilizarse y decir lo que tengan que decir, cuando consideren que la situación lo demanda. El movimiento de masas debe permanecer vivo, a diferencia de las experiencias pasadas, donde fue suprimido. La segunda lección es que mientras el Estado no pueda ser completamente derrocado o reemplazado por otra cosa, tiene que haber alguna manera de gestionarlo. Tercero, tiene que haber una organización: una organización en algún lugar entre los dos. Es decir, una organización que sea interna al movimiento de masas, mientras exista, y que al mismo tiempo tenga cierto poder sobre el Estado.
Europa, los refugiados, un nuevo internacionalismo
¿Todavía hay en este esquema algún lugar para Europa, para el federalismo más allá de los estados?
Pienso que hay cierto interés en cualquier intento de ir más allá del marco nacional. Aún si conlleva serios inconvenientes, nunca tenemos que olvidar que la vocación fundamental de las políticas de emancipación es el internacionalismo. Ya no podemos considerar al marco nacional como apropiado para la política. Más aún, si analizas los movimientos recientes -y ya era el caso en los 60’s- se trata de movimientos mundiales. No son todos lo mismo, pero hay movimientos a escala mundial. Tienen que federarse y unirse.
Tenemos que operar a escala mundial. Después de todo, el capitalismo está globalizado y estamos en una posición débil para confrontarlo si todas las organizaciones progresivas se limitan pura y simplemente al marco nacional. Pienso que hay que volver a lo que decía Marx: los trabajadores no tienen patria. Esto es hoy más cierto que nunca ya que tenemos un proletariado internacional. Una gran proporción de los trabajadores de mi país, Francia, son en realidad marroquíes, malíes, etc. La cuestión internacional ya está ahí, en cada uno de nuestros países. De la misma manera, si recibes un cierto número de refugiados algunos se quedarán y se volverán parte de tu visión del mundo. Así que necesitamos una visión internacionalista más fuerte que la del período previo. Para mí Europa no es el coco, podría tal vez ser algo positivo siempre y cuando no sea sólo la Europa de los burócratas.
Un acontecimiento que estamos presenciando es la llegada en masa de refugiados. ¿Qué piensas de la actitud de Grecia con respecto a este fenómeno?
Según me consta, las personas que están en apuros entienden mejor a aquellos que también están en apuros que quienes permanecen inmutables en su egoísmo. Parece ser de hecho que Grecia ha demostrado cierta aptitud -contradictoria, por supuesto- de ver qué se puede hacer y organizar algo con los refugiados. Es aún más sorprendente si consideramos que los griegos no están en una situación fácil -de hecho, están nuevamente protestando. Creo que esta es una subjetividad interesante para el futuro -hacer vínculo con personas que no son de tu mundo, con el objeto de organizar algo juntos. Creo que el viejo internacionalismo fue, por el contrario, más bien nacional, una cuestión de federación entre naciones. La internacional tenía representantes de cada país. Lo ideal sería construir una verdadera internacional, una internacional de los pueblos.
El amor: construir una experiencia «a dos» 
Hablas no sólo de política, sino también de procesos de verdad: la política, el amor, el arte, la ciencia. Según tu mirada, ¿cómo es posible hacer prevalecer la magia del amor a pesar de las restricciones sociales y el paso del tiempo?
Paradójicamente, hay analogías entre el amor y las políticas revolucionarias. Esto es así fundamentalmente porque todo empieza con un acontecimiento. El amor empieza con un encuentro, una especie de golpe de azar que constituye la posibilidad de ese amor. Es una posibilidad inscrita en la realidad. De hecho, gran parte de la literatura universal trata de la contradicción entre este golpe de azar y el matrimonio arreglado por los padres. El número de obras dedicadas a las aventuras de una pareja joven cuyo amor choca con el que sus familias arreglaron nos da un indicio de que todo el mundo ha advertido hace tiempo que el amor es una singularidad creativa, no la consumación del orden existente.
En cada caso, tenemos el mismo problema que decíamos antes: qué viene después. Hay que construir algo. El amor no puede terminar en la epifanía del encuentro. Tiene que volverse una construcción. Y precisamente lo que tiene que construirse es la experiencia del mundo «a dos». Esto es completamente extraordinario, ya que habitualmente experimentamos el mundo desde el desenvolvimiento individual: lo que yo veo, lo que yo siento. Con el amor, las cosas realmente tiene que ocurrir «a dos». Eso significa que cuando dos personas van de viaje, realmente viajan como a dos. Ves las mismas cosas pero las ves diferentemente, discutes esa diferencia,eres esa diferencia. Y por supuesto pasa lo mismo con la decisión de vivir juntos o de tener hijos.
Entonces el amor es la experiencia de construir algo junto a alguien más. Esa es la duración del amor. A veces falla, del mismo modo en que fallaron los estados socialistas, porque en algún momento dado alguno de los dos, o incluso los dos a la vez, no pueden seguir sosteniendo esta dualidad dentro de sí, esta dualidad en sus decisiones. Emergen entonces contradicciones que no somos capaces de resolver. Pienso que la fortuna y el poder del amor se da cuando logra sobreponerse a las crisis. Nada es más grande que una reconciliación amorosa que sucede a una crisis. Esto significa que finalmente somos capaces de construir algo que no imaginábamos. Es por esto que no debemos temer las crisis, que son inevitables. Tanto el amor como la política tienen que ver con la resolución de problemas. Evidentemente, si nos enamoramos pensando que todo va a salir bien por sí mismo, y que no habrá problemas, entonces arrancamos con el pie equivocado.
Entrevista de Costas Mavroïdis con el filósofo francés Alain Badiou para Grèce Hebdo, mayo de 2016. Traducción al castellano: Martín López. Subtítulos del vídeo para ‘Interferencias’: Tomás Cobos.
[fuente: http://www.eldiario.es/]

Especial Ayotzinapa dos años // desInformémonos

Dos años. Veinticuatro meses. Una trágica noche que sacudió la conciencia colectiva. Horas desgarradoras que dieron paso a la emersión de una antigua y profunda herida, apenas ahogada entre el tiempo, los discursos, las quimeras y los espejismos.

Una noche de septiembre revivió una noche de octubre que no se olvida y, con ella, también cada noche, cada mañana, cada madrugada, cada día de silenciosa, “anónima” y lacerante violencia cotidiana.

El precariado: ¿los nuevos descamisados? // Mariano Pacheco

Sindicalismo y movimientos sociales. Lo que larga década dejó, el reacomodamiento de las organizaciones gremiales y los desafíos frente al macrismo.
Lo hemos dicho ya: no somos afectos a pensar que la historia se repite, al menos que no sea bajo la modalidad  de la farsa. No simpatizamos con las idealizaciones del pasado porque consideramos que si las grandes figuras y momentos de la historia  no nos sirven para inspirar nuevas rebeldías sólo funcionan como una gran máquina muerta que oprime como en una pesadilla el cerebro de los vivos (pensar que todo pasado fue mejor es reaccionario porque no ayuda a medirnos de manera audaz con las tareas y desafíos del presente). Ahora bien: ¿toda esta diatriba significa que no podamos tomarnos la licencia para elucubrar algunas equivalencias, pensar ciertos modos de ligar el presente con el pasado? Para nada, porque somos de los que pensamos que la escritura es parte del movimiento que puede contribuir arrancarnos de la humillación a la que nos expone día a día el sistema social, económico, político y  cultural en el que estamos inmersos, como alguna vez supo señalar David Viñas, en algún texto perdido y olvidado por el torbellino de la post-modernidad que a arrasado a nuestras letras nacionales.
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“La historia suele tener más imaginación que nosotros”. La frase, escrita alguna vez por Karl Marx, es vieja, pero cobra actualidad en el nuevo contexto argentino. En la era Macri ni los movimientos sociales, ni las organizaciones gremiales, ni las estructuras políticas partidarias parecen quedar indemnes de esta necesidad acelerada de pensar qué está pasando, qué ha pasado para que estemos como estemos… ¿sin capacidad de reacción? Los más pesimistas se preguntan por qué, si se suponía que el pueblo argentino estaba tan “empoderado” como se decía, eso que de modo genérico podríamos denominar como “macrismo” ha podido avanzar sobre los sectores populares con la velocidad en la que lo hizo, al menos, al menos durante el primer semestre del año. Los resultados los pasamos de largo en estas líneas, son de público conocimiento, ya que a veces los números abruman. Otros, entre el pesimismo y la culpa, ya no se preguntan sino que sostienen que el reverso de la “década ganada” es la precarización, no solo del trabajo sino de la vida en general (“no hubiese sido tan fácil expulsar de sus trabajos en el Estado nacional a tantos trabajadores si hubiesen estado en otras condiciones laborales”, comentan muchos la pasar).

Un fantasma recorre la patria, podríamos decir, otra vez parafraseando a ese viejo barbado. Ya no el fantasma del comunismo, sino el de las vidas precarias, que parecen haber llegado a la Argentina contemporánea para quedarse. Los más optimistas aluden a la baja de consenso social que atraviesa la figura presidencial, a los efectos reales del plan económico sobre el bolsillo del laburante, a las protestas que comienzan a multiplicarse por aquí y por allá, al (¿eminente?) paro que la CGT vienen anunciando, en fin, a las reservas de dignidad que el pueblo argentino ha demostrado a lo largo de su historia, aún en los peores momentos. Este cronista agrega que a veces recordamos la mitad medio vacía del vaso de nuestras memorias de mediano plazo, y que así como Las Madres de Plazo  parecen ser una “excepción” de resistencia a la última dictadura cívico-militar, sin embargo, la lucha obrera contra la dictadura (que para la clase trabajadora fue “terrorismo económico” desde el mismísimo inicio del Proceso de Reorganización Nacional), comenzó el mismo 24 de marzo de 1976, y se sostuvo durante esos largos siete años.
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“Somos los descamisados, somos los descamiados. Somos de Perón y Evita, somos de Perón y Evita…”.

La canción acompañó numerosas movilizaciones populares. En los ochenta la consigna se entonó con fuerza. En los 90 parecía más una comedia que un grito de guerra. En en el entre-siglo ya nadie la recordaba y los jóvenes-viejos de la “década ganada” la repitieron casi como lección escolar. El año 2003 funcionó como bisagra en la historia del peronismo, porque consagró su retorno tras “los años menemistas”, pero también, durante una década de luchas populares en donde, por primera vez en 50 años, los grandes ausentes fueron los nombres de Perón y Evita.

Diciembre de 2001 funcionó como una suerte de certificado de defunción del neoliberalismo como modelo de Estado, lo que no implica que “enclaves neoliberales” no se hayan mantenido, en incluso potenciado, durante “los años kirchneristas”. Pero de algún modo, la revuelta de ese fin de año, las potencialidades creativas desplegadas durante el verano que le siguió, fueron el suelo sobre el que un nuevo ciclo de Estado pudo instalarse y sostenerse durante la larga década, incluso contando entre sus filas con algunos de los movimientos sociales que habían parido la resistencia anti-neoliberal y abonado a la crisis de representación que se había llevado puesto al conjunto de la dirigencia, incluso a la sindical y la política peronista, de la que emergieron luego Néstor y Cristina como expresión de lo nuevo. El vínculo con los sindicatos son parte de otro cantar: la CTA esperó en vano ser la “pata gremial” del nuevo proyecto político, la CGT siguió siendo durante algunos años la “columna vertebral” de ese nuevo “peronismo transversal” y la ruptura entre el gobierno kirchnerista y los sindicatos no dejó como saldo un renovado proceso de organización gremial y una nueva camada de dirigentes sindicales sino un corrimiento de las organizaciones formales de los trabajadores hacia la derecha y un enorme vacío de organización obrera hacia el interior del “movimiento nacional y popular”.
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Un día después de que numerosas organizaciones sociales marcharan desde el Obelisco e instalaran en Plaza de Mayo un “Acampe por Trabajo, contra el Ajuste y los Tarifazos”, y a tres días de realizarse la jornada de reflexión del Encuentro Mundial de Movimientos Populares en la cede de la CGT, hoy los trabajadores de la salud, docentes y estatales protagonizarán un paro nacional, con acompañamiento de otros gremios enrolados en  la CTA Autónoma y las tres organizaciones que hicieron la marcha de San Cayetano: la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y el Movimiento Barrios de Pie.

Como en la década del 90, también ahora los trabajadores de la salud, la educación y sobre todo los del Estado, vienen estando a la cabeza de los reclamos y las protestas. No es para menos, si se tiene en cuenta la situación de precariedad a la que están expuestos quienes trabajan en el ámbiro de la salud pública, el constante y sostenido proceso de lucha llevada adelante por los docentes durante todos estos años y la situación de los estatales durante el primer semestre de este año: según la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), se contabiliza que 11 mil trabajadores fueron echados del Estado nacional y 50 mil en instancias provinciales y municipales, de los cuales unos 12.000 fueron reincorporados (sobre todo en estas dos últimas instancias) luego de intensas medidas de lucha libradas por el gremio.

Pero los movimientos sociales no solo “acompañan” la protesta gremial, sino que han ido mutando su práctica… y su lenguaje: ya no hablan de planes sociales, de planes de empleo, de subsidios, sino de la necesidad de declarar la emergencia social, de que quienes desarrollan sus “tareas laborales” en la informalidad perciban un “salario social”. Los sindicatos, a su vez, reacios a la organización popular nacida en los territorios, han vertido declaraciones inéditas para lo que hace a su historia reciente, como la de Juan Carlos Schmid, integrante del Triunvirato de la CGT Unificada, quien manifestó: “hay una nueva composición de la clase trabajadora, con millones de compañeros que no tienen la dignidad del trabajo. Nuestra tarea es tender un puente con ellos y este es un paso vital”.

Las tensiones no son pocas, por supuesto. Los movimientos sociales y el sindicalismo no solo están atravesados por la macro-política, las internas de los aparatos partidarios, centralmente el peronismo, sino también por cuánto “quedar pegados o no” al “francisquismo”. La figura del “papa peronista” no es menor en el presente de un pueblo atravesado por toda una historia continental de adhesión al cristianismo, y toda una memoria ligada a cierto giro de los católicos en Nuestra América: los sacerdotes del tercer mundo, la teología de la liberación, los curas obreros como el argentino Carlos Mugica e incluso guerrilleros, como el colombiano Camilo Torres Restrepo. Pero tampoco ese pasado, ni los gestos de Jorge Bergoglio en el último tiempo borran de un plumazo el papel que ha jugado la iglesia en el genocidio perpetrado, ni sus posiciones respecto de temáticas de las “minorías” hoy ampliamente expandidas socialmente, como pueden ser los derechos de los homosexuales, o el tan controvertido del derecho al aborto.

Lo cierto es que muchas organizaciones sociales han entendido que resulta necesario avanzar en niveles de unidad, por un lado, y por otro, en niveles de reconversión que tienen que ver con el nuevo momento, no solo político sino económico (no es lo mismo organizar una gran masa de desocupados que una gran masa de trabajadores precarizados). Reivindicaciones como el salario social (y su complemento de “aguinaldo”), el acceso a una obra social e incluso cierto reconocimiento de su labora diaria, siempre al límite con la ilegalidad, resulta central. Pero también, son muchos los que saben que la dinámica sindical es mucho más reglada, más vertical, más “representacional”, más integrada a ciertas reglas del juego de la democracia parlamentaria a la que muchos movimientos han combatido sin empachos, reivindicando la democracia de base y protagónica, la acción directa, la radicalidad de los métodos de lucha. Qué pasará con esas tensiones lo iremos viendo, seguramente, en el transcurrir de los próximos meses. El paro nacional de la CGT, de producirse, definirá posiciones. ¿Será lanzado con movilización? ¿Activo? ¿Lo transforarán en activo los movimientos sociales? ¿Con qué niveles de radicalidad? Son preguntas que quedan pendientes, como pendiente parece quedar la promesa de Mauricio Macri de dar respuestas favorables a los problemas más urgentes de los argentinos.
Eso sí: ya hemos pasado el invierno.
[Fuente: Revista Zoom] 

Vuelven los gendarmes, vuelve la esperanza // Diego Valeriano

Vuelve la esperanza de las doñas, que pueden ir al chino medianamente seguras. Siempre y cuando, den los rodeos necesarios para pasar por el puesto donde están los gendarmes, quienes como son educados las saludan con un gesto.

También la esperanza de las pibas, de gustarle a esos tipos grandotes y curiosos, morochos de ojos verdes, que preguntan, que mienten distinto, que son respetados, que parecen inocentes. La esperanza de besarlos, de arrancar, de noviar, de quedar embarazadas y poder irse de este barrio de mierda, de la casilla de mierda, de la cama de mierda que tiene que compartir con su hermana, de los tipos de mierda, de los pibes de mierda que al final eran unos cagones.

Resurgen las esperanzas de los militantes, siempre listos contra las fuerzas represivas. La bonarense es escurridiza, promiscua y siempre juega de local. En cambio gendarmería renueva esperanzas, son militares. La esperanza de los nervios, de nuevas confrontaciones, de pintadas, de radios abiertas  y de cuando el puño se hace consigna.

Los que bajan del tren, que la perdieron en el viaje y en el día, la recuperan cuando salen del andén y reciben el sol en la calle, cuando compran tortilla, cuando ven con alegría que pararon a esos dos pibitos en la Honda 100.

Al carnicero, a la verdulera, al de la casa de deportes, a los de la remisería, a la mina de la agencia de lotería, les nace la esperanza de no verle la cara nunca más al gordo hijo de mil puta que manda el jefe de calle a recaudar.

La esperanza de Daniela que se entusiasma que Noel quiera ser gendarme cuando sea grande y no como el imbécil de su padre que se acordó de ellos solamente cuando cayó preso y ahora exige que hay que visitarlo a Ezeiza.

En Campo de Mayo hay esperanza de nuevos negocios cercanos. Las chicas caminan ruta 8, el kioskero les fía, les alquilan autos para los días franco, los busca de siempre muestran relojes, celulares, ropa y zapatillas  y María Luján se da el lujo de invertir y traer nuevas chicas.  

La esperanza de los pibes que quieren ser bien poronga y sueñan enfrentamientos grosos que los lleve a la gloria, que los haga grande, que se hable de ellos en las noches interminables, en los pabellones y también en las canciones.

Clinämen: «Estamos en un momento de luchas hondas, al ras del suelo»

Conversamos con Raquel Gutiérrez Aguilar, filósofa, socióloga, profesora e investigadora, autora de «Los Ritmos del Pachacutik». Los movimientos de lucha en México. Las formas en que se manifiesta el repudio. La producción de lo común. Por una política en femenino: una redefinición de lo político desde el ámbito de la reproducción de la vida. Los horizontes de transformación no nacionales-populares sino comunitarios-populares.
http://ciudadclinamen.blogspot.com.ar/


Componer un libro, hacerse una libertad // Mariano Pacheco

En su bloque  “Libros y Alpargatas”, “La luna con gatillo” realizó un repaso de la obra literaria Buda y Descartes. La tentación racional, el libro de Diego Sztulwark y Ariel Sicorsky recientemente publicado por editorial Cactus.
El libro bien podría llamarse Meditaciones. Meditaciones sobre el filósofo francés y el príncipe hindú, sobre el acto de escribir y los sentidos de investigar, y aún, de publicar un libro en estos tiempos. Sobre Descartes, lo que todos sabemos: su cogito ergo sum (“Pienso, luego existo”), sentó las bases del sujeto moderno de la filosofía. Buda, sus enseñanzas -en cambio- parecen estar en las antípodas: el despertar puede producirse en la medida que opera un des-centramiento. Sin embargo, el conocimiento, la pasión por el conocimiento, y la meditación, parecen ser los puntos de contactos entre estos dos hombres tan distantes en el tiempo, la geografía y las filosofías que de sus enseñanzas se desprenden. “El punto de contacto entre Buda y Descartes, lo que nos permite hablar de ellos conjuntamente, es la importancia que ambos atribuyen a la meditación, a la autofundación de la conciencia como acto de reflexión del saber sobre el agente del saber (de la conciencia sobre el ser conciente, del cógito sobre la duda metódica)”, escribe el pensador italiano Franco Berardi (“Bifo”), en las palabras de presentación de este libro recientemente publicado por editorial Cactus.
Sztulwark y Sicorsky llaman la atención acerca de este contrapunto y este aparente punto de contacto desde el inicio mismo de su libro. Mientras que Descartes parte al mundo para conocerlo, Buda realiza un viaje hacia sí mismo, también para llegar al conocimiento. Pero los autores reparan en una paradoja: que Descartes ingrese en un proceso de introspección para arribar a sus conclusiones racionalistas. “Considerar, como él mismo hace, que ese espinoso proceso es unameditación ¿no trastoca las imágenes idealizadas que de ella nos hacemos?” Y luego agregan: “la palabra meditación viene asociada con el ejercicio de la respiración y de poner la mente en blanco, y nunca con la revuelta racionalista contra la pasividad del sujeto”.
Como sea, no puede negarse que ambos, Descartes y Buda, proponen nuevos puntos de partida y crean nuevos modos de concebir el mundo. “En ambos casos la meditación se presenta como una práctica del trabajo sobre sí que apunta a reorganizar la relación entre sensibilidad y conocimiento”, insisten los autores, quienes visualizan en la “duda sistemática” cartesiana y en la interrogación hindú una resonancia a investigar respecto de la relación entre la duda y la pregunta por la ilusión.
¿Qué hay de esas resonancias? ¿De esa pulsión de saber sobre la no-ilusión en Buda, del deseo de meditación presente en la filosofía hoy expulsado del paradigma hegemónico en las ciencias y las lógicas académicas? ¿Qué hay del costado oníirico, erótico, religioso y secreto de Descartes? Estas y otras preguntas que incitan al inconformismo podrá encontrarse el lector en este libro, cuyos autores se declaran abiertamente ni busdistas ni cartesianos, aunque sí atravesados por un “placer de investigar” el “poder que el pensamiento radical tiene sobre la vida, cuando no se separa de ella queriendo gobernarla”.
Sztulwark y Sicorsky rescatan de Descartes la fuerza del deseo del yo, la posibilidad de hacer del pensamiento una instancia constructiva. Y de Buda su religión de la inmanencia, ese esfuerzo por contribuir a vivificar lo político, sencibilidad sin la cual -destacan los autores- “tal vez no sea posible tomar en serio ninguna de las propuestas de transformación que en nuestras sociedades se suceden sin eficacia alguna”. He ahí el núcleo político de estas lecturas que convidan Diego y Ariel, más allá de las posibilidades -o imposibilidades- de poner en serie estas filosofías, hay un deseo de problematización de nuestro mundo que no escapa a sus lecturas, su escritura, sus elucubraciones. “La crítica del liberalismo torna vigente la denuncia budista de la ilusión del yo que actúa sobre el mundo (aún del yo que intenta transformarlo)”. Y agregan: “sea por la vía de la risa o de lo serio, de la sustracción individual o de la constitución de máquinas colectivas de guerra, la meditación, tal vez desprovista del riguroso ceremonial de las escuelas (meditar combatiendo) se abre como un camino vital posible cuando la vida se nos escapa y ya no tenemos ninguna imagen que abrazar”.
Inmersos en medio de una globalización del capital exacerbada, mientras oriente se entrega a una movilización industrial, científica, política y militar que deja atrás sus antiguas maneras de hacer y de pensar, mientras el “culto de Asia” se expande por occidente como otro fetiche de los tantos que circulan entre las mercancías que inundan la totalidad de nuestras existencia, este nuevo libro de la editorial Cactus pone de manifiesto un profundo deseo por extraer de estas tradiciones algo nuevo.
Como sea, y tal como lo afirman sus autores, en este libro no se busca tanto una enseñanza filosófica que pueda desprenderse de estos maestros, sino un gesto: el de hacerse una libertad.

Declaración de Cels y la Campaña contra la violencia institucional

Graves hechos de tortura cometidos por efectivos 
de la Prefectura Naval Argentina

El sábado dos jóvenes de 15 y 18 años fueron detenidos por la Policía Federal Argentina (PFA) y luego torturados por agentes de la Prefectura Naval Argentina (PNA) en Barracas. Estos hechos fueron denunciados ayer por La Garganta Poderosa.
Iván Navarro vio que agentes de la PFA habían detenido a Ezequiel Villanueva Moya, menor de edad. Iván se acercó para saber qué estaba pasando. De inmediato, los agentes de la PFA le pidieron documento y lo requisaron. Minutos después, llegaron al lugar cinco móviles de la PNA con más de 20 prefectos. Los dos jóvenes fueron esposados y trasladados hacia un destacamento de la Prefectura, ubicado a pocas cuadras. Ezequiel fue llevado al interior de la garita, donde fue golpeado y amenazado. Arriba de uno de los móviles, Iván también fue golpeado. Después de esta primera sesión de tortura, los dos jóvenes fueron trasladados a un descampado frente al Riachuelo. En ese lugar fueron golpeados nuevamente y torturados por segunda vez. “¿Saben nadar? ¿Tienen calor? Los vamos a tirar al agua”, dijeron los agentes. Los bastonazos continuaron durante varios minutos hasta que comenzaron los simulacros de fusilamiento. Primero fue el turno de Ezequiel a quien un agente le disparó a centímetros de la cabeza. Luego amenazaron a Iván: “¿Dónde querés el tiro? ¿En qué rodilla?”. Mientras dos de los prefectos los amenazaban con sus armas y un cuchillo, el resto de los agentes escuchaba música y festejaba el accionar de sus compañeros. Luego, los jóvenes fueron liberados pero, nuevamente, fueron víctimas de otro simulacro de fusilamiento. “Corran por sus vidas y no miren para atrás”, les dijo uno de los prefectos mientras les apuntaba.
Lo ocurrido muestra la persistencia de las peores prácticas de las fuerzas de seguridad y los efectos de las políticas centradas en el control poblacional con un enfoque discriminatorio. Los mensajes, resoluciones y regulaciones que alientan las detenciones sin orden judicial combinados con la falta de control del accionar de los integrantes de las fuerzas generan condiciones para que sigan ocurriendo estas violaciones de derechos.
En 2003, el Estado argentino fue condenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos por la muerte de Walter Bulacio en 1991. Sin embargo, no se llevó adelante un trabajo serio y profundo para transformar las prácticas policiales y erradicar las detenciones arbitrarias.
En los últimos tiempos, no solo no se avanzó sino que se tomaron decisiones que afectan de manera negativa la vigencia de derechos. Es el caso del fallo “Vera” del Tribunal Superior de Justicia de la ciudad de Buenos Aires que habilitó a la policía a detener sin orden judicial bajo supuestas facultades implícitas sin más motivo que la averiguación de identidad. Y del “Protocolo de actuación para la realización de allanamientos y requisas personales del Ministerio de Seguridad de la Nación” que habilitó, en contradicción con el Código Procesal Penal de la Nación, a las fuerzas de seguridad a detener y realizar requisas sin orden judicial a partir del “olfato policial” y de información anónima. Por este motivo, el CELS presentó un recurso de amparo y pidió una medida cautelar que suspenda su aplicación. Hoy el Poder Judicial decidió rechazar la cautelar.
Luego de que este Protocolo se pusiera en vigencia, el Ministerio de Seguridad de la Nación anunció que en los primeros dos meses de los “Operativos de Control Poblacional Conjunto” 85 445 personas fueron interceptadas en el área metropolitana de Buenos Aires. Según el Ministerio, solo 312 fueron detenidas, es decir que el 99,64% de las interceptaciones y posibles requisas tuvieron un resultado negativo. Estos procedimientos vulneran derechos constitucionales como la libertad y la privacidad de las personas interceptadas y requisadas. Además, en los últimos meses, se han conocido casos a través de videos y denuncias públicas que muestran cómo funciona la discrecionalidad policial amparada en las llamadas “detenciones por averiguación de identidad”. Lo que les ocurrió a Iván Navarro y a Ezequiel Villanueva Moya muestra las consecuencias más graves de estas políticas.

Huelga de brazos caídos en el penal de Ezeiza


Otra vez huelga de brazos caídos en el Complejo IV  Ezeiza por la reducción de las horas de trabajo: de 200 hs. A 140 hs.
Septiembre 28 del 2016
Por segunda vez en lo que va de este año, las mujeres del Complejo Federal IV de Ezeiza, desde el pasado lunes están realizando una Huelga de brazos caídos en reclamo del pago de sus 200 horas de trabajo. Trabajo con el cual sostienen a sus familias en el medio libre, porque en la mayoría de los casos son cabeza de familia y sobre ellas recae esa responsabilidad.
Ya en el mes de abril pasado se había producido una huelga por el mismo problema, cuando personal del ENCOPE se presentó a la Unidad para informarles que comenzarían a cobrar 170 horas mensuales de trabajo, contra las 200 horas que venían cobrando.
Tras algunas negociaciones con la jefa de Trabajo de la Unidad, Brenda Fiorenttino, se llegó al acuerdo de firmar por las 170 hs. y cobrar 200 hs. en mano. El primer mes se respetó el acuerdo, pero en los meses subsiguientes, la Jefa de Trabajo comenzó a pasar 170, 160 hs. hasta que la semana pasada, a las mujeres que se dedican a la fajina (limpieza) del penal, les pasaron 140 hs. mensuales.
Todas ellas saben que en el resto de los penales Federales, las personas privadas de libertad están cobrando las horas como corresponde, y achacan este problema al mal manejo de la Jefa de Trabajo.
Ante esta medida, en principio las fajineras, comenzaron la huelga y actualmente el penal entero está parado.
Las fajineras están realizando además de la huelga de brazos caído, una huelga de hambre que lleva ya 8 días y están siendo atendidas por el centro médico de la unidad. El resto del penal se adhirió a la huelga de brazos caídos.
Durante el día de ayer, se realizó una reunión de comité integrada por directivos del penal y representantes de cada pabellón, pero tal como nos informaron las mujeres, no se llegó a ningún acuerdo  y la situación sigue siendo la misma.
Las mujeres se encuentran realizando batucadas en los pabellones, reclamando de manera pacífica por la jefa de trabajo, quien es la responsable visible del incumplimiento del pago efectivo de las 200 horas laborales.
El total del penal está parado, lo que significa que ninguna presa sale de su pabellón para realizar actividades, ya sean laborales, o de educación. A esto se suma el rechazo de retirar la comida del carro, hecho que simboliza al interior de un penal una acción colectiva contra el Servicio Penitenciario y en especial hacia la gestión de gobierno de la cárcel.
Otra vez una huelga de brazos caídos, otra vez los cuerpos de las mujeres vulnerados. Entendemos que la reducción de las horas de trabajo no solo vulnera e impide el acceso pleno al derecho al trabajo, sino que las consecuencias tienen efectos concretos en las vidas de las mujeres y sus familiares. La mayoría de ellas son los sostenes económicos de sus hogares.
Esta nueva avanzada del Servicio Penitenciario no es casual. Se enmarca dentro de la sistemática arbitrariedad y discrecionalidad de sus prácticas cotidianas, que se materializan en los obstáculos impuestos al acceso a la salud, a la educación, a la recreación.
Desde la Red de Cooperativas de Liberados y Organizaciones Sociales en contextos de encierro acompañamos el reclamo de las mujeres de Ezeiza.

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CONTACTO:
Mujeres referentes en el Complejo IV:
Fiorella  pabellón 12 módulo 2. Teléfono: 4389 -2771 / 4389-1925
Dorys pabellón 9. Teléfono: 4389-2758      
Beba Teléfono: 4232-1152
Contacto Red de Cooperativas de Liberad*s
Mail:
reddecoopesliberadxs@gmail.com
Maria Medrano:
Teléfono: 11 6172-3202
Julieta Sosa
Teléfono: 2396 448376

CÚMULOS / Lucas Pisano / 2016

(IMPREGNACIÓN DE GRASA SOBRE PAPEL)
espacio 704oficina de arte
FLORIDA 336 7° PISO
de miercoles a viernes de 16 a 19hs.


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LO INDISCERNIBLE COMO PREMISA
Texto de Patricio Diego Suárez
En la obra de Lucas Pisano hay una insistencia y una toma de posición vinculada a los materiales. Como si los materiales, lejos de ser inertes, otorgaran la información virtual necesaria como para ir organizando tensiones y construir concepto en torno a la imagen. El ejercicio de una inteligencia que se articula entre cuerpo actuante y materia, zona magmática de la que surgen los indicios de un lenguaje. Estrategia compositiva que nos acerca la idea baconiana de accidente: ese acontecimiento singular que irrumpe en el proceso  creativo y genera un tipo de precisión involuntaria al nivel de la imagen que desde la voluntad subjetiva sería imposible de alcanzar.

En el caso de Pisano, lo accidental se convirtió con los años de actividad en una premisa de trabajo. Componer sin boceto previo, entender que las marcas de temporalidad de la obra tienen que conservarse, seguir sólo vectores. Procedimientos de agregación, barrido, limpieza: generar un cuerpo-masa para luego aplastarlo, cortarlo, agredirlo. Mover el cuerpo-materia que tiende a la imagen, hacerle incisiones, hasta borrarlo casi completamente para alcanzar el gesto, la huella. Y que la huella quede como evidencia de un proceso temporal sobre un juego impredecible de variaciones.  La relación entre deseo, imaginario pictórico y materia. Parafraseando a Lamborghini: paciencia, culo y error.
MANCHA Y FIGURA
Cúmulos sondea obsesivamente el límite entre la mancha y lo figurativo. La ilusión figurativa es conquistada pero desde una precariedad de la imagen que es resultado directo del propio material: la grasa con sus límites difusos conserva una ambigüedad sugestiva y de resonancias asociativas que no se cierran en un sentido totalizador. El ojo queda preso de un movimiento pendular, una vibración de onda que viaja rebotando entre un territorio estable de ilusión óptica a una zona indiscernible de disolución representativa.

Los elementos que sirven como marco de acción son algunas ideas básicas de estructura: el soporte del papel afectado por la pátina de grasa, el fondo rayado, la textura del papel, tela o madera. Un plano de consistencia, un ring, como condición de posibilidad de esa línea de acción a descubrir. Luego, el trabajo minucioso con la materia, de acción y reacción, ataque y defensa. Una minería microscópica de la cual emerge el gesto como signo abierto, información indiscernible que excede la organización óptica de la imagen, y provoca un juego de resonancias entre lo reconocible y lo no reconocible: un cuerpo-figura que en sus fronteras parece definido, pero que hacia su adentro es multitud.

Pisano va directo a las fuerzas: es en los pliegues de la textura del papel donde aparece el retorcimiento físico del cuerpo. No hay humanización representativa del papel, la tela o la madera, es en la violencia de los quiebres donde aparece el retorcimiento orgánico, el movimiento intestinal, por el mismo peso del material que resiste su aplanamiento. Y es también en las irregularidades de la textura de la tela o el papel por donde asoma el indicio figurativo del cuerpo humano: un cuerpo-tela, un cuerpo-papel, un cuerpo-imagen. En síntesis, el desarrollo de una operación pictórica que consigue sostener dos o más niveles sensibles y de lectura visual en un movimiento simultáneo.

Dicho de otro modo, lo que acontece al nivel concreto de la materia con sus resistencias, se conserva en el nivel formal de la imagen. En el mismo momento en que somos espectadores de una montaña de madera, la pupila da un giro repentino por acercamiento y la imagen recupera la literalidad de la materia, revela el artificio, los planos se independizan de la composición, la grasa se impone para embarrar la cancha.
Gracias a este procedimiento la actividad del ojo se amplía, la construcción narrativa queda como trabajo del espectador sobre una imagen que a pesar de poseer rasgos figurativos ostensibles, no se consolida como imagen cerrada. Esa zona de indiscernibilidad es el anzuelo que tiende la imagen para activar discursos históricos, de sensibilidad moral o clasista en el espectador: mendigos, basurales, pobreza y precariedad. Sin embargo, ese campo narrativo no deja de ser una recreación asociativa del observador. Lo único que tenemos a la vista son sólo indicios en la frontera de lo figurativo y lo no figurativo.
ÍCONO Y DERRUMBE
Hay una clara decisión de conservar esta ambigüedad que va más allá de la resistencia particular de la grasa y entra en un nivel conceptual que discute directamente con el modo voraz, veloz y apático desde el cual nos vinculamos con las imágenes en la actualidad. O al contrario, los mecanismos subjetivos propiciados por las redes sociales y la lógica de la visibilidad, donde la imagen de nosotros mismos se postula como único índice de existencia.

En el caso de Lucas Pisano, el trabajo conciente sobre lo indiscernible y su gesto picaresco de conducirlo al lugar de lo icónico, puede leerse como una toma de posición frente a esta problemática. ¿Qué preguntas irradia el cúmulo que se entrona siempre en el centro de las composiciones estableciendo una especie de tiro al blanco, un es acá? Ese montón de materia organizada deviene ícono, pero en el lugar donde estamos habituados a leer la referencialidad neta del producto, nos topamos con una zona de derrumbe figurativo. No se abre un paisaje del desecho y el basural, hay síntesis pictórica que hace del desecho un ícono barroco, un tótem burbujeante, un símbolo religioso en descomposición.

El carácter icónico deriva también de la estética fotográfica de la serie, propiciada por el blanco y negro y el tratamiento de la profundidad. Sin forzar demasiado la imaginación, podrían tratarse de fotografías de archivo de posguerra o de alguna civilización ya inexistente. Sin embargo, lo fotográfico no surge de una imagen pulida donde desaparece el gesto pictórico, sino al contrario, se compone a partir de la profundidad que genera el palimpsesto de planos que conservan la acumulación de materia. Otro guiño. Lo que hace fotográfico al trabajo no es el procedimiento de perfección ilustrativa, sino el imaginario de la cultura fotográfica, la educación visual de la fotografía que funciona como lente a través del cual el espectador se enfrenta al cuadro.

Podríamos intuir en esta obra el sobrevuelo de una impresión histórica de catástrofe, la evidencia de una superproducción hacia la nada y la ruina como hallazgo estético. Cúmulos conduce el desecho al nivel de lo áurico, presenta aquello que supuestamente no tiene lugar como foco del espacio o la escena. Montón de mugre que se vuelve centro de gravedad y adquiere el carácter de efigie publicitaria.
En el podio del objeto consumible somos espectadores de un cúmulo indiscernible que expele su estética de demolición, contaminación y precariedad.  Y esto, ¿con qué se come?

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La potencia perturbadora del material
Texto de Sol Fantin
En la serie de trabajos que componen la obra Cúmulos, hay un sutil sentido del humor. Humor negro, está claro. Ahí donde una misma, como espectadora, cree estar segura de lo que está viendo, hay un defasaje, un equívoco, un error, que revela hasta qué punto la mirada proyecta lo que decide proyectar sobre una superficie material (aunque lo decida sin darse cuenta).
Cada una de las piezas de la serie muestra un cúmulo de materiales de descarte, de basura, un acumulamiento de desperdicios en forma de pirámide, en el centro de una escena que no remite a nada fuera de sí misma: es el no-espacio desde el cual se exhiben los productos para su consumo. En varios de estos trabajos, en el cúmulo de basura (maderas o telas o papeles de diarios) se vislumbra la forma agazapada, retorcida, enrevesada de un cuerpo. ¿Cuerpo viviente o cadáver? Imposible de saber, pero sin dudas: cuerpo de descarte, como el propio material de descarte que lo cubre.
Visión obscena (literalmente: lo que debería estar fuera de escena) que sin embargo es exhibida en cualquier esquina de una gran ciudad: el cuerpo humano reducido a desperdicio. Pero el cuerpo en sí no se ve. ¿Está desnudo? ¿Está masturbándose? ¿Está llorando? ¿Está agonizando? ¿Está riéndose? No se sabe. Cuando camino por la calle y veo ese cúmulo de basura que sin embargo esconde un cuerpo semejante al mío, desvío la mirada: por pudor, por miedo, por impotencia, por hábito. Cúmulos obliga a dirigir la mirada directamente hacia ese punto de oscuridad, hacia la contundencia de la cosa que está ahí, y que quizás no sea sólo cosa. Pero en el caso de Cúmulos, se trata de una imagen, no hay nadie allí: podemos mirar sin el riesgo de ser interpelados por lo viviente. Sin sentir culpa por lo que podríamos hacer y no estamos haciendo, sin el peso de la decisión de ser indiferentes o no. Podemos mirar como un voyeur, que quizás mira como buscándose en un espejo.
El impacto viene dado, en gran medida, por la apariencia fotográfica de los trabajos. La fotografía es un género plástico que abusa de la verosimilitud, del afán de mímesis, de la fantasmagoría de la presencia imposible de aquello que está representado. Aquel mito de que los buenos salvajes (roussonianamente hablando) temían que se les robara el alma al ser fotografiados no revela más que nuestro arcaico terror a los fantasmas. A los que vuelven de algún más allá a reclamar lo que les corresponde. Por eso la tremenda inquietud ante eso que parece la fotografía de un cuerpo sepultado debajo de los diarios o de las telas sucias. Ese cuerpo y yo no estamos compartiendo mundo ahora, pero podríamos haberlo compartido. Ese cuerpo sepultado en basura fue real.
Cúmulos recuerda la fotografía de los años cuarenta, o incluso anterior. Los primeros registros documentales de lo humano en su dimensión más abyecta: las pilas de cadáveres de los campos de exterminio, por ejemplo. El cuerpo humano reducido a material que se acumula.  Lo que se ve en Cúmuloses, irónicamente, el reverso del producto de consumo: el desperdicio que debería estar al margen, pero entronizado en el centro de la escena. ¿El dispositivo museístico o la institución-arte hacen de esta imagen un nuevo producto de consumo, reintroduciéndolo en el mercado mediante una especie de estética de la crueldad? La espectadora es interpelada por esta pregunta y corroída por sus resonancias, todas incómodas.
Y sin embargo, la experiencia estética está en sus preliminares. Los motores están calientes, ahora sí estamos listas para lo que sigue: advertir y aceptar que no hay fotografía. Ni siquiera hay dibujo ni pintura en sentido tradicional. El diseño del montículo de desperdicio que trasluce, por debajo, un cuerpo es un efecto producido por la distribución de grasas industriales sobre una superficie porosa. Un material que no pertenece al repertorio de materiales consagrados artísticamente, manipulado mediante peines y otros objetos, ha producido el efecto visual de aquello que creí ver, que me molestó ver, que acepté como cosa ahí, sin darme cuenta de que era yo quien lo proyectaba.
La grasa engorda: su visibilidad en un cuerpo lo hacen precisamente obsceno, en el sentido de que lo exilian al territorio del tabú, de lo que no debe ser visto. Un buen cuerpo no tiene grasa visible. La grasa ensucia, embadurna, arruina. Y sin embargo es necesaria. La grasa es un material del mundo del trabajo, no del mundo del ocio. La grasa no es fina, no es bonita, no es comme-il-faut. La grasa es groncha, es suburbial, es la que engrasa la crencha de Carlos De la Púa, porque ojo: la poética de la grasa tiene su encumbrada tradición. Lucas Pisano es un gran lector de Perlongher (me consta, vi su ejemplar de obras completas ajado de tanto leído): la grasa es como el barro del neobarroso, y una grasa que sugiere un cadáver es una grasa que está diciendo que hay cadáveres.
No hay foto, no hay dibujo, no hay un soporte límpido sobre el cual un trazo intenta reproducir una imagen de la realidad. Hay enchastre de grasa manipulada con peines sobre una superficie porosa, y hay una imagen en mi cerebro de espectadora que se proyecta allí y que ve lo que está habituada a ver, quizás lo que en el fondo desea ver, porque la prohibición de mirar de frente lo abyecto genera ese deseo culpógeno que proyecta el fantasma: ese cuerpo devenido basura, reverso del objeto de consumo, que bien puedo ser yo misma. Bien puedo ser yo misma, qué desastre.
Entonces un montón de grasa manchando un papel rugoso es un espejo. Acá está el humor negro, y acá está la potencia crítica de Cúmulos, en el punto donde yo, espectadora, me pregunto, cerrando un círculo (una vuelta de la espiral): ¿Acaso no son todas las imágenes espejos donde proyecto mis terrores, mis máscaras favoritas, el revés de mi conciencia o sus tótems? ¿La imagen publicitaria, la periodística, la intimidad pública de mis fotos en la red social, la imagen documental y la imagen artística, todas esas imágenes, todas confundidas en un espacio común regido cada vez más por la lógica del espectáculo, no son acaso producidas por mi propia mirada, que se alimenta de ellas pero también las crea, en una simbiosis de la que sólo se puede salir por medio de una pregunta? ¿Y cuál es esa pregunta?
La pretensión de omnipresencia de las imágenes en nuestras vidas urbanas contemporáneas, junto a su gran sofisticación, no debe hacernos creer que la naturaleza de las imágenes ha dejado de ser problemática. Quizás lo sea más que nunca. Ontológicamente, la pregunta sería qué tipo de ser entre los seres es una imagen: qué es mi foto de perfil, qué es la imagen pública de un gobernante, qué es lo que veo por el noticiero en la televisión; y epistemológicamente, la pregunta sería qué tipo de información puedo extraer de la imagen, y cuánto de esa información aporto yo misma, está en mi propia mirada y (como decíamos antes) me espeja.
Creo que uno de los méritos de Cúmulos es instalar de manera contundente esta perturbación inherente a las imágenes. En un contexto cultural ávido de precipitarse hacia una descorporalización cada vez más salvaje, Cúmulos es una obra molesta. La imagen horrenda está a medio camino entre la superficie material de la obra y mi propia mirada. Está entre los cuerpos, como un espectro que recorre el mundo mientras todo se pudre. O mientras se pudre todo.

Crónica del levantamiento de Charlotte // Liz Mason-Deese

desde Carolina del Norte
El martes pasado estallaron las protestas en Charlotte, Carolina del Norte, después del asesinato de Keith Lamont Scott por la policía. Según su familia y otros testigos, Keith Lamont Scott, de 43 años y recién discapacitado por un accidente de moto, esperaba que su hijo bajara del bus; mientras permanecía sentado en su auto, leyendo un libro. Por el contrario, la policía alega que Scott estaba armado. Si no acató la orden de la policía, insiste su familia, se debió a su discapacidad.
Cinco días después, el llamado levantamiento de Charlotte sigue y crece, a pesar de la presencia de la Guardia Nacional en la ciudad. Son muchos los que relatan que la mayoría de los manifestantes son jóvenes negros, entre 16 y 35 años, pero que también cuentan con bastante apoyo de gente blanca, asiática y latina. Hay también una mezcla de activistas con muchos años de experiencia junto a personas que nunca habían ido a una marcha y que se movilizaron por primera vez, hartos de ver tanta violencia en sus comunidades y sabiendo que no se puede contar con la justicia formal.
Martes 
El martes, cuando Keith Lamont fue asesinado, los organizadores y activistas locales llegaron rápido a la escena. Mientras tanto, también se acercaba mucha gente del lugar sin conexión con ningún grupo oficial, vecinos de Lamont, miembros de la comunidad negra, otros que fueron escuchando la noticia, quienes se iban enterando por las redes sociales.
Se escuchaba los cantos ahora ya bien conocidos: “¡Las vidas negras importan!” “¡Sin justicia, no hay paz!” Y más: “Son animales de mierda, ¿por qué no protegen nuestras comunidades?” “¡Puños para arriba!” “Ya no lo aguantamos más. Nos mataron demasiadas veces.”
Un hombre conducía un auto atrás de la protesta y subió el estéreo, pasando un tema del rapero Boosie Badazz. Los manifestantes empezaron a cantar y empujar hacia adelante. Los policías dieron marcha atrás pero mantuvieron la línea. El baile se detuvo. Se tranquilizó un poco. Después empezaron a tomar las botellas de agua que los vecinos estaban distribuyendo y las lanzaron contra el cordón policial. La multitud empezó a marchar otra vez, ahora algunos tenían palos…
Alex cuenta que la primer marcha fue totalmente espontánea, sin ningún tipo de liderazgo, una reacción inmediata al asesino de Scott, pero había una clara conexión con el movimiento más grande por las vidas negras. Los cantos más repetidos eran: “Las vidas negras importan” y “Manos arriba, no disparen.”
Desde aquí se hace una distinción entre el movimiento por vidas negras y la organización Black Lives Matter (Las Vidas Negras Importan) que es una organización con estructura formal y secciones en distintas ciudades de los EEUU. Mientras el movimiento por las vidas negras es el movimiento más difuso, sin liderazgo oficial, por la liberación negra, como el movimiento por los derechos civiles en los EEUU; en Charlotte aunque no hay una sección oficial de Black Lives Matter, sí hay dirigentes con mucha relación con la organización. De todos modos, quienes participaron en la marcha no lo hicieron con una posición de liderazgo.
Aunque la mayoría de los manifestantes son jóvenes negros, hay instancias importantes de solidaridad entre distintos grupos. Por ejemplo, el grupo SURJ (Showing Up for Racial Justice) que organiza específicamente a blancos anti-racistas en solidaridad con las luchas afroamericanas, está coordinando las presencia de personas blancas. Alex nos cuenta que los de SURJ llegaron rápido la noche del martes y ayudaron a organizar los otros blancos en la marcha: por ejemplo poniendo los cuerpos blancos entre la policía y los manifestantes negros porque la policía no suele usar violencia contra gente blanca. Las noches siguientes, SURJ estaba aún más organizada, formando redes de refugio y cuidado de niños para manifestantes a lo largo de la ciudad. Dice que en Charlotte las organizaciones cuentan con SURJ para protegerse de la agresión de la derecha y la policía. En la marcha de la noche de jueves, SURJ fue encargado de vigilar a otros blancos que estaban ahí, sobre todo los que obviamente no estaban ahí en solidaridad, sino para agitar o curiosear.
Por ejemplo, esa noche, habían llegado muchos universitarios blancos (porque la marcha pasó muy cerca del campus de la universidad). Se quedaron de un lado, mirando y sacando fotos. Por lo general no les prestaron mucha atención pero los manifestantes les enfrentaron algunas veces, diciendo que la protesta no era entretenimiento para los blancos. Por ejemplo, uno de esos universitarios caminaba por la marcha en una remera de Ronald Reagan, grabando gente en la marcha, incluso las caras de los manifestantes. 
Pero sobre todo, el clima era de rabia contra la policía y solidaridad entre los manifestantes. Alex relata que “había una mezcla de ira y solidaridad entre los manifestantes. El afecto entre los manifestantes estaba muy visible esa noche, sobre todo porque fue un acto espontáneo y todos se sentían muy unidos en una lucha común. Además de miedo a corto plazo a la policía, la mayoría de los manifestantes eran muy valientes”. Pero también se veía conflictos, sobre todo intergeneracionales. Alex y Noe rememoran que “el martes líderes eclesiásticos y del NAACP llegaron a la marcha para calmar la creciente multitud. Llegaron alrededor de las 21:15, cuando los manifestantes estaban rodeando un patrullero policial. Cuando llegaron los antidisturbios, los líderes eclesiásticos y los del NAACP se situaron entre los manifestantes y la policía e intentaron pacificar a los manifestantes. En un momento, una mujer mayor, negra, se acercó a esos líderes y les pidió que se corrieran, que los jóvenes tenían toda la razón para estar enojados y violentos, y que ella y todos los demás ya estaban hartos y que los jóvenes sabían que estaban haciendo.
Luego, los manifestantes llegaron a la autopista y la lograron cortar, algunas personas empezaron a lanzar botellas de agua, palos, y ladrillos a los policías. Saquearon camiones y prendieron fuego a la mercadería. Después, usando gases lacrimógenos, los antidisturbios lograron retomar la autopista pero la marcha siguió. Esta vez hacia el WalMart donde también hubo saqueos y conflictos con los antidisturbios. La protesta siguió toda la noche, con gente llegando de otros barrios y hasta de otras ciudades. Esa noche hubo alrededor de 40 arrestos y varios heridos, manifestantes y policía.
La Ciudad
Muchos se sorprendieron que eso pasara en Charlotte. Charlotte es el centro financiero del sur de los EEUU, ciudad de la “nueva sur”, donde no hay el tipo de desindustrialización que se ve por ejemplo en Detroit o Baltimore. Pero lo que sí hay es una creciente disparidad entre las vidas blancas y las vidas negras. No sólo que los afroamericanos no están incluidos en la prosperidad generada (para algunos) por el sistema financiero, sino que están perdiendo sus casas por la gentrificación y los préstamos usurarios, no tienen acceso a atención médica ya que el gobernador del estado decidió no expandir el sistema de Medicaid, las escuelas públicas están siendo re-segregadas dejando a los niños negros en escuelas con muy pocos recursos.
Tampoco es la primera vez que la policía de Charlotte mata a un afroamericano sin causa: en septiembre de 2013, un hombre negro, Jonathan Ferrell estuvo en un accidente de auto. Buscando ayuda, golpeó la puerta de una casa, donde la residente, en vez de ofrecerle ayuda, llamó a la policía. Al llegar a la casa, un policía disparó a Ferrell diez veces. Ferrell no estaba armado.
Miércoles
Las protestas seguían a la noche siguiente pero esta vez en el centro de la cuidad, en el centro donde se encuentra las sedes de los grandes bancos y otras corporaciones. Cuenten que la marcha era bastante tranquila hasta que los manifestantes se acercaron al EpiCentre, un centro de entretenimiento, designado para los empleados de los bancos. De repente la policía empezó a disparar balas de goma directamente a los manifestantes. Hubo varios heridos, y un hombre cayó gravemente herido y luego murió en el hospital. Todos los testigos aseguran que fue resultado de los disparos de la policía.
Hablando de la noche del miércoles, Alex cuenta que había aun más ira y miedo. Después de que dispararon a un manifestante en la cabeza, las cosas se intensificaron drásticamente. La policía antidisturbios fue violentísima, usaban todos sus recursos disponibles: gases lacrimógenos, gas pimienta, palos, granadas paralizantes y pistolas automáticas de balas de goma.
Noe cuenta: “Sabíamos que habían disparado a un manifestante (todavía no sabíamos si estaba muerto), y por eso había mucha más ira y la gente empezó a tirar cosas a los policías, sobre todo botellas de agua y plantas. La policía disparaba gases lacrimógenos y la gente se dispersaba y se volvían a reunir. Pero la policía aprovecharon de esos momentos de dispersión para hacer arrestos. En un momento levanté la mirada y veía que los policías me apuntaron con algún tipo de arma. Empezaron a disparar lo que creo que fueron balas de goma directamente a mí. Me tapo la boca y empiezo a correr. Alguien me ayuda a subir unas escaleras a un lugar seguro. Después de unos minutos ya no puedo abrir los ojos por los gases lacrimógenos. Por suerte encuentro a mi pareja y me ayuda a encontrar los equipos médicos. Me doy cuenta que estoy herida por las balas de goma y tengo varias moretones en distintas partes del cuerpo”.
Jueves
Después de las protestas de miércoles, el gobernador declara un estado de emergencia y manda la Guardia Nacional a la ciudad. La Guardia Nacional llega tanques y más equipos militares. Declaran un toque de queda. Según Alex: “El jueves había un clima de fuerte solidaridad entre los manifestantes que marcharon con una actitud desafiante en contra de los antidisturbios y la Guardia Nacional. Había mucho miedo y ira, sobre todo miedo debido a la presencia tan militarizada, pero además había una sensación muy fuerte de lucha común y amor a los otros manifestantes”.
Mientras, todos se concentraron en los manifestantes en la calle, también se estaba consolidando una red de apoyo a través de varias iglesias. Las iglesias mismas se han convertido en “puntos de convergencia” donde hay agua, comida, espacio para dormir y hablar, ayuda médica, asistencia legal, espacios para niños y personas con discapacidades.
Maribel cuenta: “Fue una lección sorprendente sobre la solidaridad. Escuchamos consejos muy útiles sobre cómo protestar de manera segura y la importancia de tener personas en distintos roles, desde estar en el frente hasta cuidar a los niños… Fue muy intenso escuchar los helicópteros arriba mientras todo tipo de gente pasaba por la iglesia para dejar materiales médicos, botellas de agua, comida…
Todas las farmacias de la cuidad están quedando sin leche de magnesia porque mezclada con agua ayuda a sacar el gas lacrimógeno de los ojos y bueno, había gente comprándolo y dejando en la iglesia para los manifestantes. Nuestros hijos trabajaron con otros niños para hacer la mezcla y etiquetar las botellas. También hicieron carteles: “Esto no está bien”, “Justicia es el amor hecho público”, etc. Unas familias pasaron por el centro en camino a casa para dejar bolsas de comida/agua/medicina en distintos puntos!”
Viernes
Otra noche de protestas, pero ahora más tranquilo, con más alegría. La Guardia Nacional y los policías antidisturbios mantienen su línea protegiendo los bancos y otros comercios pero sin usar tanta violencia como los días previos. Emma Nash, en un post que circuló por feisbuk relata: “De las 19hrs a las 3 en el centro de Charlotte lo más violento que vi de otro manifestante fue una sola persona quien lanzó una botella plástica vacía al camión de la Guardia Nacional. Los demás manifestantes respondieron inmediatamente, diciendo “no estamos acá por esto,” “no,” “pará,” “nos estás poniendo en peligro.” Vi un hombre blanco instigar una pelea verbal con un manifestante y todos se movilizaron para apaciguar la situación. La narrativa de violencia esconde la belleza de cientos de individuos uniéndose para pedir el fin a la brutalidad policial, el fin a la supremacía blanca, un fin a sistemas que oprimen. Esconde la impresionante organización de base conducida por personas de color, que ofrece una salida poderosa, pacífica para la ira justificada y la pasión. Esconde la magia de desconocidos que se cuidan, se ofrecen agua, apoyo, y trabajan en colaboración y con compasión para proveer seguridad y protección.
Tim, quien viajó de la ciudad de Durham para participar en las protestas, cuenta: “Caminábamos por la calle en un grupo pequeño, intentando encontrar la marcha más grande pero el punto de encuentro ya estaba lleno de policía. Nos fuimos encontrado con otros grupos, sobre todo de personas negras de Charlotte, algunos que habían marchado los otros días y otros que estaban marchando por primera vez. Una mujer veía el streaming de su mamá, mientras otros usaban sms para encontrar los otros manifestantes. Pasamos unos pastores negros que estaban caminando buscando la marcha también y se juntaron a nuestro grupo. Había un espirítu potente de amor y solidaridad entre todos, lo que mi dio mucha inspiración. Por fin nos encontramos con la marcha, donde había casi mil personas. Después escuchamos que había dos grupos de manifestantes esa noche, con casi mil personas en cada grupo. Había una mayoría de personas negras, pero también gente blanca y unos asiáticos y latinos. Veía a gente de todas las edades, y hasta personas en sillas de rueda. Parecía que había muchas personas que no eran activistas y que no pertenecían a ninguna organización formal. Muchísimos usaban el streaming de facebook y comentaban sobre las protestas para sus seguidores. El clima era energético y más alegre que otras noches. La presencia de la Guardia Nacional y policía era pesada pero contenida (había un grupo en bicicleta que seguía la marcha y la Guardia Nacional guardaba las instituciones y las corporaciones). Hubo debates sobre tácticas y estrategias ahí en la calle: ¿convocamos un boicot? ¿deben ser no-violentas las protestas? ¿qué debe ser el rol de los que vienen de otras ciudades?”
Tim dice que le impresionó el apoyo mutuo y el cuidado que se manifestó en la calle, por ejemplo, con mucha gente distribuyendo comida y agua. Además de la solidarid en la calle, llegaba apoyo de otras ciudades – Tim viajaba con una caravana de Durham que llevaba provisiones y médicos. También el viernes llegó un grupo de personas que habían manifestado en las calles de Ferguson después del asesinato de Michael Brown. Compartían sus experiencias y tácticas, además de motivación: “nos hacían acordar que somos muchos más que ellos, que no tenemos que tener miedo a los policías”. 
Sábado
El sábado al mediodía hubo una marcha convocado por un conjunto de organizaciones. Llegaron miles de personas de todo el estado. Aunque la Guardia Nacional vigilaba la marcha, en gran parte dejaron a los manifestantes marchar sin problemas. Después de unas horas de descanso, las protestas seguían por la noche, cuando se puso más heavy otra vez. Otra vez hubo docenas de arrestos, y una fuerte presencia de la Guardia Nacional y los antidisturbios. Mientras tanto, seguían marchando y cantaban: “Somos jóvenes, somos fuertes, vamos a marchar toda la noche
* Gracias a Alex Jutila, Noe Pliego Campos, Maribel Casas-Cortes, Sebastián Cobarrubias, John Cox, y Tim Stallmann por compartir sus experiencias y reflexiones sobre el levantamiento de Charlotte

Argentina: un amparo contra la primera cárcel de migrantes de América Latina


El Colectivo para la Diversidad (COPADI), el Movimiento de Profesionales para los Pueblos (MPP) y el Legislador José Cruz Campagnoli presentaron hoy un amparo ante la justicia de la Ciudad donde cuestionan la cesión del edificio para la primera Cárcel de Migrantes de toda América Latina.
El director nacional de Migraciones, Horacio García, la ministra de Seguridad Nacional Patricia Bullrich, y su par porteño Martín Ocampo firmaron un acuerdo para crear la cárcel de ien un edificio del barrio de Pompeya. Allí, dicen, alojarán de forma exclusiva a “las personas infractoras de la Ley 25.871 y su normativa complementaria” que hayan cometido “infracciones a la Ley de Migraciones vinculadas con el ingreso ilegal al territorio o dictámenes judiciales, previo a su expulsión ”.
Para los autores del amparo, apresar migrantes por “razones ajenas a la comisión de un delito” y  “por no tener su documentación en regla”, es un retroceso en la política migratoria de nuestro país. “Implica la vuelta a los principios de la ley Videla de 1981 donde se estigmatiza al inmigrante irregular asociándolo a la delincuencia, y privándoselo de derechos”, dicen en un comunicado. Y señalan que la prisión preventiva efectiva para todos los casos de expulsiones mientras tramite el recurso judicial, “además de la grave problemática que contrae el encierro administrativo, podrá derivar en que muchos migrantes opten por desistir de su recurso judicial y verse obligados a dejar el país sin demora, más allá de que su expulsión haya sido inválida o ilegal”.
El Comité de las Naciones Unidas para los derechos de todos los Trabajadores Migratorios y sus familiares, señaló que la Dirección Nacional de Migraciones no respeta el debido proceso al tramitar las expulsiones. Así, recomendó que el Estado “Vele por que, antes de emitir órdenes de expulsión, los trabajadores migratorios que no pueden probar su ingreso legal tengan tiempo suficiente para solicitar la residencia sobre la base de todas las circunstancias pertinentes, de conformidad con el artículo 61 de la Ley de migraciones.” Una vez que esté en funcionamiento la Cárcel, y el migrante arrestado, no podrá hacer para pedir su residencia de modo regular.
El amparo, señalaron sus autores, “se presenta ante la Justicia de la Ciudad, al entender que un inmueble de la Ciudad no puede ser utilizado para retroceder en los derechos de todos los habitantes de la Ciudad, tanto argentinos como migrantes”.
(fuente: cosecharoja.org)

Manuel Rozental: “En Colombia ganó el fascismo”

El 50.22 por ciento de la población optó por votar en contra del proceso de paz. Sólo el 37 por ciento de los Colombianos participaron del plebiscito y con una estrecha distancia.
La semana pasada Colombia mostraba al mundo un escenario en proceso de paz. Las guerrillas y el gobierno habían acordado un cese al fuego. El presidente Juan Manuel Santos le daba la bienvenida a una nueva etapa y el Rodrigo Londoño, líder de las FARC, pedía disculpas a las víctimas de este conflicto. Ambos sectores afirmaron que era el fin de la guerra. Mientras eso sucedía, una pequeña columna de opositores marchó junto a Álvaro Uribe para manifestarse en contra del acuerdo.
Manuel Rozental, activista integrante de Pueblos en Marcha exiliado en México, analiza el resultado y sostiene que el triunfo del fascismo debe implicar un fuerte alzamiento en defensa de la vida.

LA LUNA CON GATILLO: Una Crítica Política de la Cultura // 29° Programa



ENTREVISTA:

Raquel Gutierrez Aguilar, intelectual crítica mexicana, nos ayuda a pensar el actual contexto Latinoamericano,  a la luz de la importancia de la autonomía política de las organizaciones de base y los movimientos sociales.
COLUMNAS
ECONOMÍA CRÍTICA:
Federico Ciribeni y Pablo Díaz, integrantes del Colectivo de Pensamiento Crítico en Economía nos ayudan a analizar el  Programa de Metas de Inflación lanzado por el macrismo.
MOVIMIENTOS SOCIALES:
Germán Díaz, del Frente Organizado Contra el Código de Faltas (FOCCOF), problematizal vínculo entre Fuerzas Armadas, políticas represivas y “guerra contra el narcotráfico” en la era macrista.
PENSAMIENTO CRÍTICO:
Sergio Fernando Job, abogado y referente del Encuentro de Organizaciones (EO), nos pondrá al tanto sobre la importancia del reciente lanzamiento de la Federación Cordobesa de Trabajadores del Ambiente (FCTA), integrante de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP).
PUNK-ROCKEANDO EN LA LUNA:
Homenaje al cruce entre rastas y crestas, a los 40 años de los disturbios del Carnaval de Notting Hill.

LA LUNA CON GATILLO: Una Crítica Política de la Cultura
Jueves de 15 a 17 hs.
Radio Eterogenia 

Conducción y producción general: Mariano Pacheco.
Co-Conducción: Carlos Bergliaffa.
Con Iván Garzón y Carlita Limón en redes sociales; “El Turco” Diego Abu Arab en gráfica, Pablo Pelado Rodríguez en producción artística y Dante De Noia en la operación técnica.
Seguinos en Twitter (@GatilloLuna) y en FB: La luna con gatillo.
TRINCHERAS RADIOFÓNICAS
El programa también se retransmite los viernes a las 15 horas por la FM 99.7 “Che Barracas” (http://chebarracas.blogspot.com.ar/) de Buenos Aires y los sábados a las 20 por F.M 99.5 “Zumba La Turba” (http://www.zumbalaturba.com.ar/) de Córdoba, ambas integrantes de la Red Nacional de Medios Alternativos (RNMA). Y también los sábados, a las 22 horas, por la FM 95.5 “El Grito”, de la localidad de Los Hornillos, en el Valle de Traslasierra (Córdoba). Noticias desde abajo y a la izquierda.

La dignidad de los problemas[1] // Matías Luchetta

Tener una idea es haber hecho un pliegue                                  

Para Deleuze las cosas no existen hasta que están dobladas, plegadas. No existe nunca un actual puro sin su pliegue; ni una cosa perfecta, esterilizada; menos una revelación. Todo actual existe porque está doblado en un virtual. “Nunca encontraremos el sentido de algo (fenómeno humano, biológico o incluso físico), si no sabemos cuál es la fuerza que se apropia de la cosa, que la explota, que se apodera de ella o se expresa en ella. Un fenómeno no es una apariencia ni tampoco una aparición, sino un signo, un síntoma que encuentra su sentido en una fuerza actual” –escribe Deleuze en La Filosofía de Nietzsche. De la misma manera, el sentido de trabajar a un filósofo no es rescatar su autenticidad o su genio, sino mostrar un doble, el doble que el autor produjo –en todo caso “su genio” es el doble. Porque entre lo que dijo el autor y el doble que él produjo habría un pliegue. Eso es hacer filosofía: el problema de poder captar todo lo que un autor dijo sin decirlo. Cada vez que un autor escribe o dice algo, puede percibirse que hay algo más de lo que escribió, algo más de lo que enunció, si no ¿qué razón habría para escribir un libro sobre un autor?, ¿repetirlo?, ¿citarlo? Deleuze siempre desconfió de las citas: ¿por qué citar a un autor si ya lo dijo el autor? La confianza en un autor, por otro lado, pasa por considerar digno de seguir a un pensamiento; se tiene la sensación de que en el espacio abierto por el autor todavía caben un conjunto de enunciados que ese autor no dijo, pero que se los puede producir sin traicionar lo que dijo el autor. Eso no quiere decir que el autor esté incompleto o que le faltó decir algo, sino que dejó un campo de apertura para la producción de nuevos enunciados que acompañen la cosmología del autor.

Podríamos tomarnos el atrevimiento de esbozar el pensamiento de Deleuze así: el mundo está lleno de problemas, en donde cada problema está plegado con su par actual-virtual, y un filósofo es filósofo, o un pensador es pensador, o un artista es artista, en la medida en que se vuelve sensible a alguno de esos problemas. Es imposible estar sensible a todos los problemas, y hay una sensibilidad a trabajar para poder percibirlos, para poder decir “¡Ah! ¡Esto es un problema!”. Deleuze es alguien que se ocupa de la conexión que hay entre una producción y un problema. Trata de mostrar que un autor es un autor porque trabajó de una manera nueva un problema que va más allá de él: el problema tiene su historia, sus tensiones, sus conexiones, etc. No es fácil plantearlo. Por ejemplo, el tema del doble seguramente no es un problema específico de Foucault; está también en Artaud, en Blanchot, en los griegos, etc. Pero Foucault encontró, en este caso, una nueva manera de plantear el problema del doble. Toda manera de plantear un problema es una manera singular de plantearlo, es haberlo planteado por primera vez. Es hacer un pliegue. Plantear un problema es hacer un pliegue, y la subjetivación se produce cuando algo se pliega.  

Puede pasar que pensadores formalmente muy diferentes (Demócrito, Descartes, Foucault, por decir algunos) a veces no sean tan distintos, porque pueden llegar a  estar tocados por problemas similares más allá de los métodos que hayan utilizado para resolverlos. Es un tanto cómodo creer que un problema sólo compete o implica a un autor y nada más. Hay conexiones, hay rizomas, hay discontinuidades históricas entre los conceptos. Por eso la historia lineal de la filosofía sería un tanto ingenua: corta las comunicaciones del pensamiento y las separa en disciplinas, agrupando a las personas sólo porque tienen rasgos teóricos comunes (platonistas, racionalistas, estructuralistas, posestructuralistas, etc.), sin dar cuenta de las conexiones que puede haber entre los problemas por fuera de la escuela a la que pertenecen las personas; así se recorta enormemente la potencia, la fiesta del pensamiento. Es quitar todo lo vital a las ideas, porque éstas no se fijan en un territorio, sino que vuelan en un espacio libre de conectividad donde todas pueden conectarse con todo y no hay un más allá de eso. Es el plano de inmanencia del pensamiento. Se trataría, luego, de ubicar las ideas en relación a los problemas que se plantean y no a una pertenencia escolar.

Los problemas evolucionan, pero no hay evolución del pensamiento. El pensamiento no tiene evolución –no progresa, se pliega. Uno puede encontrarse planteando el mismo problema que alguna vez planteó Platón: cómo dar forma a un cierto problema de lo virtual, más que la imagen de introducir la Idea en Grecia. Platón quería plantear una hipótesis sobre qué es el pensamiento; se comprometió con el problema del pensamiento. ¿Qué es una idea? Realmente, ¿qué es una idea? ¿Está en la cabeza, viene del mundo, está en otro terreno? Porque, indudablemente, las culturas, por más diversas que sean, tienen ideas que son eternas, que 2+2 es 4 o que todos los hombres son mortales, por ejemplo. Bueno, ¿de dónde viene eso, dónde está? Las ideas son relativamente independientes del medio en el que se gestaron. Una idea no se puede reducir solamente al medio en el que se encarna. Una idea que se encarna en política, uno podría leerla en deontología y verla jugando en arte. Es el problema de los enunciados en Foucault. Un enunciado en una época determinada puede alcanzar cierto umbral de cientificidad. Ese enunciado, en ese momento, es válido para tal ciencia. Por ejemplo, en medicina griega, las enfermedades son producidas por las fluctuaciones de los humores en el cuerpo. Pero, ese mismo enunciado, en otra época, puede no alcanzar el umbral de cientificidad necesario y sí un umbral estético o artístico (es decir, puede representarse en una pintura, por ejemplo). Los mismos enunciados son multiplicidades que viajan por espacios en donde el saber-poder los distribuye y los considera –o no- científicos, los considera –o no- estéticos. El pensamiento no se pertenece nunca enteramente a coordenadas espacio-temporales.
Es una cuestión de percepción, no de discusión

“No hay lugar para la discusión”. El hecho de que cada uno sienta que tiene que decir su opinión sobre las cosas es pura pérdida de tiempo. El régimen de la opinión no tiene nada que hacer acá. Opinar no es plantear un problema y menos hacer un pliegue. Cuando se abre un canal de pensamiento, cuando se propone que el “afuera es más lejano que todo mundo exterior”, o lo seguís o no lo seguís: no hay nada que opinar respecto a eso, los puntos de vista no agregan nada. Es cuestión de seguir a un autor más allá de una comprensión intelectual. Uno puede seguir a un autor porque siente que algo puede decirnos y sin embargo no comprender o no aseverar nada de lo que el autor dijo. “Leer a Spinoza me da cierta serenidad, cierta tranquilidad” –decía Goethe- “pero no firmaría ni dos palabras dichas por él”.  

Hay un trabajo del lector para seguir al Foucault de Deleuze. Hay que abandonar las concepciones dualistas o excluyentes. Muerte no se opone a vida, sino más bien vitalismo con fondo de mortalismo; adentro no se opone a afuera, sino más bien el afuera es más lejano que todo mundo exterior y más cercano que todo medio interior. Es imposible para la vida superar la muerte, y al mismo tiempo hay que resistir la muerte. No se puede superar la muerte, y aún así, hay que resistir la muerte. Y de esa resistencia se puede extraer siempre algo más, y eso que se puede extraer no tiene nada que ver con lo exterior o lo interior, es incluso todo lo contrario a un interior o a un exterior. El interior es un sujeto constituido por los dispositivos de poder y de saber, el exterior es un afuera constituido por los dispositivos de poder y de saber. Entonces, menos mal que hay muerte, porque sino todos estos sistemas de poder serían eternos. La muerte agobia a la realidad –sea psíquica, económica, política o social. Todo el tiempo la muerte agobia; nada puede persistir tanto tiempo. Menos mal que está la línea del afuera que aparece plegando y dando qué pensar.

Nietzsche ha dicho “Dios ha muerto”. No es que Dios murió simplemente, sino que Dios, como fundamento, no muere de una vez y para siempre: hay más de una muerte de Dios. El fundamento todo el tiempo está muriendo; todo está en estado de desfundamentación siempre: nuestra situación intrapsíquica, nuestras relaciones de pareja, familiares, políticas etc. están muriendo. Justamente porque están muriendo entendemos la insistencia del afuera. Todo se está desgarrando, todo se está desprendiendo, sea interior o sea exterior. Siempre hay algo no localizable –que no tiene topología- que fuerza a reorganizar las fuerzas del afuera con respecto a las formas creadas, y eso no se acaba nunca. Entonces, ¿qué es la vida? La vida no es lo que agoniza. Lo que está agonizando es todo lo indigno de nosotros, todo lo que de alguna manera merece morir. La vida es lo que nosotros podemos inventar en ese contexto. “La vida es el conjunto de funciones que resisten a la muerte”. Poder extraer algo digno de la indignidad que muere. Es una operación ontológica, porque implica distanciarse del fundamento que uno aceptó como bueno –no al fundamento denunciable, o al que suponemos que no tenemos nada que ver con él- porque no se podía vivir sin él. Es una operación bastante difícil de hacer. Si uno tiene que afrontar las situaciones como si los fundamentos que uno eligió estuvieran muriendo, se da cuenta que la llamada creación –o lo que Nietzsche llama creación- es una cosa bastante complicada. Más que cuestionar el fundamento –que puede ser un método un tanto intelectual- valdría más percibir que no hay fundamento total que sostenga la existencia; una cierta percepción de que las cosas están muriendo constantemente. ¿Cómo es una vida cuando uno percibe que las cosas en que se apoya están muriendo? Es un problema de percepción –aún cuando podamos encontrar gente que se sostiene en que no le ocurre-, Fitzgerald, Blanchot, Artaud, Foucault, escriben porque perciben que algo de eso les está ocurriendo. Ojo, no se trata de hacer una apología de la muerte ni una exaltación de la negatividad, sino que Deleuze encuentra en dichos autores un motivo vitalista en la idea de la muerte. A la vez, es un vitalismo complejo, porque no consiste en reivindicar o agarrarse de la propia vida para sortear la muerte –eso consistiría más bien en una estrategia neoliberal de siempre sobreponer el brillo, la vida o el hedonismo a lo que se está muriendo. No se trata de una vida personal, se trata de un vitalismo que advierte que lo válido es lo que viene, en el sentido de que la vida no está contenida en lo que hay, como proyección de un presente hacia un futuro. Lo que viene siempre es una reorganización de las fuerzas.
Un posible o me muero

Cualquier situación se queda sin posibles; cualquier pliegue se agota; cualquier enunciado puede perder su umbral de cientificidad. Por eso la grieta, por eso la línea del “se muere”. La vida es hacer territorio y salir. Entrar y salir. No hay nada desterritorializado total, sin embargo hay cosas que se desterritorializan. Se hace pliegue y se vuelve a plegar el afuera, porque la muerte todo el tiempo está desplegándose. Insistimos: es muy difícil para nosotros pensar un tipo de vitalismo que no sea desde la perspectiva económica o biológica, ligado a la juventud, a la imagen, a la seducción, etc. No puede ser esta la idea de vitalidad, es una vitalidad indigna. Debe ser otra la idea de vitalidad. Tenemos que inventar allí algo. Sostener esta idea de vitalidad, estas operaciones ontológicas es tomarse en serio el problema de la demanda de facilidad propia de la época, donde –insistimos- se le extrae el carácter mortuorio a la cosa y se presenta como recortada, castrada de este fondo sin el cual ningún pliegue puede existir.
 (Escrito producido como reseña del encuentro del 12 de Septiembre del 2016, en el grupo “Resistencia y Subjetivación”, coordinado por Diego Sztulwark)


[1] Reseña del grupo de los lunes sobre La subjetivación en Michel Foucault, coordinado por Diego Sztulwark

Golpe a la brasilera. Crisis política y económica, impedimentos y luchas democráticas //Jean Tible

El autor analiza el golpe brasileño como parte de un linaje de “nuevos golpes” sin intervención de las Fuerzas Armadas en América Latina y otras partes del mundo. Realiza un balance del lulismo y señala los rasgos salientes del gobierno provisorio y las perspectivas democráticas de las luchas.
Apertura
Paraguay, para muchos brasileños, constituye el otro no-deseado, el inferior, atrasado, subdesarrollado. Un producto paraguayo, en un sentido peyorativo y elitista, es frecuentemente un producto falso, de mala calidad. En una mirada más histórica, la Guerra de la Triple Alianza representa una de las “cajas negras” de la democracia nacional y regional e Itamaraty se coloca como una de las instituciones más refractarias a la apertura de estos y otros archivos. En la linda pieza de teatro Caranguejo overdrive (Aquela Cia. de Teatro), inspirada en el libro Homens e caranguejos de Josué de Castro, un joven soldado negro y pobre retorna traumatizado de la Guerra del Paraguay a una ciudad que no le pertenece más, ya que la región del mangue, en el centro de Rio de Janeiro, donde él vivía y buscaba cangrejos, había sido totalmente transformada, puesta a nivel y “limpiada”. Recuerdo de la sorpresa con el golpe ocurriendo en Paraguay durante el Rio+20, en mayo de 2012, ¿habría sido la firme actitud de Dilma Rousseff, de oposición a esa ruptura democrática, sin saber, premonitoria? El golpe brasileño se inserta en un linaje de “nuevos golpes” (sin intervención de las Fuerzas Armadas), que afectan tanto a América Latina (Honduras, Paraguay, Guatemala; en Bolivia y Venezuela fueron derrotados en la década pasada) como a otros lugares del planeta, (¿Grecia en los últimos años? ¿Reelección de Bush en 2003?). Vamos, en este texto, a recorrer la situación brasileña contemporánea en tres momentos: comprender el golpe en curso; efectuar un brevísimo balance del lulismo; analizar el gobierno provisorio y las perspectivas democráticas de las luchas.
Golpe, entonces
Un golpe parlamentario, mediático, judicial, patronal y civil. Un golpe constitucional, cuyo proceso viene tramitando el Congreso y refrendado (al menos por ahora) por el Supremo Tribunal Federal (STF). Sería el argumento más fuerte de los golpistas. O el más legalista. Pero, ¿qué es realmente invocado contra Dilma? De no conseguir darle un rumbo al país y alguna perspectiva de salida a la crisis. Como lo admitió hace pocos días la líder del gobierno interino en el Senado, Rose de Freitas, “no tuvo ese asunto de las pedaladas, nada de eso. Lo que tuvo fue un país paralizado, sin dirección y sin base ninguna para administrar” [2]. Un tipo de solución parlamentarista en un régimen presidencialista. A medida en que la crisis política y económica se fue alimentando una a la otra, los sectores empresariales que apoyaban a Dilma fueron mudando de posición. La Federación de las Industrias del Estado de São Paulo (FIESP) se constituyó en la triste precursora. Conducidos por Paulo Skaf, afiliado al Partido del Movimiento Democrático Brasilero (PMDB) y candidato derrotado al Gobierno del Estado y a la Prefectura de São Paulo en los últimos años, ese sector fue, no obstante, uno de los más beneficiados por la política económica y fiscal del primer gobierno de Dilma, con exoneraciones tributarias y otras medidas [3]. En aquel momento, Skaf llegó a comprar espacio de publicidad en televisión para elogiar las medidas de Dilma. En el inicio de este año, las defecciones fueron creciendo y, alrededor de marzo, casi todos estaban contra Dilma: diarios y medios, asociaciones empresariales, bancos y grupos económicos, parlamentarios y la opinión pública.
El motivo formal de la apertura del proceso de impeachment fue las llamadas pedaladas y las maniobras fiscales relativamente triviales en el presupuesto, que sus antecesores ejecutaron, que Temer también firmó así como diecisiete de los actuales gobernadores [4] e inclusive el relator en el Senado durante su gobierno en Minas Gerais o, incluso, como el gobierno provisorio está haciendo. En la argumentación golpista, se trataría de un crimen de responsabilidad que justificaría la destitución de la Presidenta. La situación en el momento presente del Estado de Rio de Janeiro indica cómo los criterios son volubles: el Estado, gobernado por el PMDB desde 2006, decretó, en el día 17 de junio, estado de calamidad pública para hacer frente a la bancarrota de un Estado que ya no logra pagar servidores y garantizar servicios esenciales [5]. Se dio, entonces, una pedalada, coordinada con el presidente interino, para poder recibir el socorro financiero de la Unión y garantizar recursos necesarios a la realización de las Olimpíadas.
Se puede ver ese proceso en curso, también, como una auto-defensa de los más corruptos de los políticos de un sistema corrupto. Las grabaciones hechas por Sergio Machado (ex senador y ex presidente de la empresa Transpetro y cuadro del PMDB) divulgadas, no se sabe por quién ni cómo, indican eso de modo extremadamente claro: Romero Jucá, brazo derecho de Temer, quien lo eligió para liderar el PMDB y por algunas semanas su Ministro interino de Planeamiento, indica la estrategia de derrumbar a Dilma para frenar la Operação Lava Jato y salvar el sistema político. Esa conspiración, según Jucá, abarcaría ministros del Supremo Tribunal Federal (STF), los tucanos (Partido da Social Democracia Brasileira, PSDB) y hasta los militares, que estarían monitoreando al Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) [6]. El impeachment se configura, así, como una “estrategia de fuga” de los corruptos [7].
El 17 de abril de 2016 marcará durante un buen tiempo el día del (re)encuentro del pueblo brasileño con sus representantes. Los más variados motivos fueron movilizados (Dios, base electoral, lazos familiares y crisis económica/desempleo) para justificar el voto para el envío al Senado del proceso de impeachment de la Presidenta. Parroquialismo extremo y bajísimo nivel. Casi no se citó el motivo formal (las maniobras fiscales) y todo eso con fuertes toques de machismo y resentimientos contra Dilma, que se habría recusado de tratarlos dignamente, o sea, entrando en sus prácticas habituales. Tal proceso de impeachment fue liderado por el entonces Presidente de la Cámara, Eduardo Cunha, que tiene tres procesos abiertos en su contra en el STF, millones de dólares en cuentas en el exterior y… varios indicados en el gobierno interino. Cunha también fue apadrinado por las grandes empresas y bancos, por el llamado PIB; el megainversor Naji Nahas le ofreció un almuerzo en casa después de su elección para la presidencia de la Cámara de Diputados. Con una eficiente ingeniería político-económica, consiguió financiamiento para muchas y muchas candidaturas, irrigando las campañas con dinero de la corrupción [8]. Cunha recogió en diciembre el pedido de impeachment y lo colocó en agenda. Fue decisivo. A partir de un pedido frágil e inconsistente, dio ritmo rápido al proceso de destitución mientras el de casación de su mandato caminaba lentamente.

«El impeachment se configura, así, como una ‘estrategia de fuga’ de los corruptos.»

A eso se suma un cierto clima “schmittiano”, de suspensión de la ley [9]. Más allá del saludable desnudamiento de los lazos promiscuos entre los ámbitos político y empresarial en Brasil, tales procesos han sido marcados por una serie de excepcionalidades. Abundancia de prisiones preventivas, denuncias premiadas (fiscales incentivaron ciertas denuncias más que otras), pinchaduras irregulares [10] y sus respectivas divulgaciones selectivas por los medios, con ruido proporcional al nivel de proximidad de los involucrados con el PT. La única sede de partido a ser blanco de una operación fue la del PT, y el candidato derrotado de la oposición, Aécio Neves, citado en innumerables denuncias, por ahora se resiste con relativamente poca inquietud, así como prácticamente todos los principales personajes de la política institucional.
Un ex presidente de la República –Lula– que nunca se recusó a prestar declaración en las más variadas instancias judiciales o en el Ministerio Público (MP), inclusive en los primeros meses de este año, es conducido coercitivamente para testimoniar en marzo, en el Aeropuerto de Congonhas (alimentando una posibilidad de transporte en avión hasta Curitiba que acabó sin concretarse). Se puede leer la transcripción del un tanto bizarro diálogo de Lula con los fiscales [11]. El auge de ese proceso (por ahora) se sitúa en la grabación ilegal (primer error significativo y explícito del juez Sérgio Moro) y su divulgación de una conversación aparentemente anodina entre Dilma y Lula, en un contexto de otras grabaciones de conversaciones del ex presidente, también divulgadas, con la autorización de la Procuraduría General de la República (PGR). Horas después, la conversación fue divulgada y tratada como un crimen. ¿Se habrá subido la popularidad a la cabeza de Moro? Él tenía un mandato para escuchar a Lula, pero este había expirado y, en este caso preciso, se trataba de una conversación con la Presidenta de la República. Y esto en un momento decisivo, ya que Lula estaba asumiendo el Ministerio de la Casa Civil (equivalente a la Jefatura de Gabinete en Argentina), en una última jugada de Dilma para salvar a su gobierno del naufragio total. La escena de las conversaciones de Lula (con Dilma y otros) en varios episodios en el noticiero televisivo más visto del país, tal vez marque uno de los más tristes momentos de cierto periodismo nacional. No por casualidad, Brasil cayó abruptamente en el ranking de libertad de prensa en el mundo elaborado por Reporteros Sin Fronteras; uno de los factores, junto al alto número de muertes de periodistas, fue la cobertura del proceso deimpeachment [12].
El Poder Judicial “dejó de actuar exclusivamente según la lógica política indirecta que lo caracteriza (…) para actuar de manera directamente política siempre que cree necesario hacerlo” [13]. Además, el STF ha mostrado una sustentada parcialidad, varios criterios y medidas (impedir la asunción de Lula como ministro de Dilma, entre otras), dependiendo de quién se tratase. Nombres de la tradicional política brasilera y petistas acaban teniendo tratamientos diferentes. Ciertos personajes parecen poseen un poder importante en esta institución, como el ex presidente José Sarney o el actual presidente del Senado, Renan Calheiros. El Supremo Tribunal, también, “se ha manifestado y prejuzgado casos que todavía va a evaluar. Eso ha acontecido con varios ministros, como Gilmar Mendes, Celso de Mello y Carmen Lucia, que se manifestaron diciendo que lo que está sucediendo no es un golpe” [14]. Tal procedimiento hiere las normas de imparcialidad, ya que posiblemente tendrán que juzgar si el proceso todo del impeachment siguió la Constitución y ya estarían haciendo un pre-juzgamiento. Es cierto que el STF fue decisivo, en los últimos años, en conquistas importantes tales como la unión homoafectiva o la garantía de la constitucionalidad de las cuotas raciales (para negros) en las universidades públicas, pero el Poder Judicial y el Ministerio Público fueron unas de las instancias que menos colocaron, en la disputa pública, la necesidad de transición de la dictadura hacia la democracia. Estuvieron, como otros poderes, involucrados con el Golpe cívico-militar de 1964 y con el período dictatorial siguiente, pero su democratización poco estuvo en la agenda en las últimas décadas.

«La escena de las conversaciones de Lula (con Dilma y otros) en varios episodios en el noticiero televisivo más visto del país, tal vez marque uno de los más tristes momentos de cierto periodismo nacional.»

Para algunos, habría tomado cuerpo un partido de la justicia. La prisión en flagrante de Delcidio do Amaral, entonces senador del PT y líder del gobierno de Dilma, confirmada por los propios senadores que después lo anularon, caracteriza un desequilibrio entre los poderes. Se alegó que estaba obstruyendo la Justicia y en ese sentido fue justificada la ocasión. Incluso el alejamiento del archicorrupto Eduardo Cunha de la Presidencia de la Cámara se dio bajo el signo de la excepción. El relator del proceso en el STF, aguardó cuatro meses y solamente después de la apertura del proceso de impeachment en la Cámara entregó su voto. Decretó la separación de un presidente de otro poder, alegando tratarse de una situación extraordinaria y excepcional, tomando, así, una decisión sin asiento constitucional. Una decisión excepcional, dada la excepcionalidad de las circunstancias. Cunha fue separado de la Presidencia y del ejercicio de su mandato, decisión inédita aprobada por unanimidad por el plenario del STF. Mientras tanto, la Constitución dice que un “parlamentario sólo puede ser preso en el acto del crimen impostergable, con confirmación de la Cámara o del Senado” [15]. Tal rito no fue seguido de las garantías constitucionales dejadas de lado: ¿se trata de una nueva jurisprudencia o de una medida excepcional? ¿Alcanzará solamente a Cunha o a todos? Son preguntas importantes, ya que el Congreso posee muchos acusados.
¿Cómo llegamos a este punto, a orillas de la destitución de una Presidenta electa hace menos de dos años por 54 millones de brasileños? El origen inmediato se sitúa en dos planos.
La oposición tenía todo para ganar (desgaste de doce años de gobiernos federales petistas, economía a la baja, inflación principalmente en alimentos, clima pos-protestas de 2013, mediocre primer gobierno de Dilma) en 2014 y no lo logró. Aécio Neves optó por un discurso pre-Lula (retorno a un cierto padrón neoliberal) y la población quería más servicios públicos de calidad, combate a las desigualdades y más participación política y no menos. La oposición, sin embargo, no aceptó el resultado; algunos más exaltados cuestionaron el conteo de votos. ¿Habrá, la derecha moderada, insuflado a una derecha rabiosa? Al no hacer el luto de la derrota, entró en el camino del golpismo. Alcanza recordar la figura ponderada por Fernando Henrique Cardoso: el gobierno de Dilma es legal, pero no legítimo, dijo el ex presidente algunos días después que las urnas expresaran más de 54 millones de votos para la petista [16]. Serra, en el inicio de 2015, va a profetizar su fin [17]. El historial y el continuumgolpista de las elites brasileñas fueron activados en ese momento de abstinencia de control del gobierno federal.
Otra parte, fundamental, fue la puerta que Dilma abrió. En la recta final de la campaña, su reelección estaba en real peligro y una movilización decisiva de jóvenes, mujeres y movimientos sociales cambió el juego. Su victoria se dio gracias a una retórica más de izquierda, sobre todo en las críticas a la política económica liberal. Su gobierno, sin embargo, tomó otro camino. Es cierto que la candidata a la reelección no había entregado ni un programa, pero señalizó algunas indicaciones. Si el ajuste era realmente necesario, la pregunta de un gobierno de izquierda sería: ¿quién lo paga? El segundo gobierno de Dilma promovió un aumento de las tasas de interés, un tarifazo de luz y revisiones en el seguro de desempleo y lo hizo sin explicárselas a la población, creando un choque de desconfianza en sus simpatizantes y electores. Dilma aplicó así el programa de los adversarios y rompió el pacto básico lulista de mejoría de la vida del pueblo, sobre todo de los más pobres. Además, el ajuste fiscal creó una dinámica recesiva en la economía, con una expresiva baja de la recaudación y esto contribuyó para la pérdida de la gobernabilidad en el Congreso. Tales factores, sumados a los efectos de la Operación Lava Jato y a los grandes equívocos de articulación política se mostraron explosivos.
Ese enredo fue alimentado por las protestas en las calles. Aún en noviembre de 2014, algunos pocos miles irían para las calles de São Paulo a cuestionar a la recién reelecta presidenta y en el inicio de 2015, con apoyo explícito del periodismo empresarial y los errores graves de la gestión, se van transformando en cientos de millones y millones de manifestantes por Brasil. Las manifestaciones de junio de 2013 posicionaron la centralidad de la política en la calle y las demandas por mejores servicios públicos, lucha a la corrupción, participación política y buen vivir en las ciudades y en el campo. En principio, un terreno propicio para las izquierdas, inclusive la gubernamental. Retomo este punto más abajo, pero esto no sucedió. Estas fuerzas llegaron hasta a mantener una presencia a grosso modo constante en las calles, pero ya en 2015 fue marcado sobre todo por masivas manifestaciones contra Dilma, Lula y el PT. Como ocurre muchas veces, sectores conservadores se inspiraron en los eventos cuestionadores o subversivos: el MBL (Movimiento Brasil Livre) se inspira claramente en el nombre del MPL (Movimiento Passe Livre), una de las chispas de junio de 2013. El VemPraRua se apropia de un grito que era undétournement por las calles de 2013 de una publicidad de una ensambladora de autos hecho para celebrar la Copa de las Confederaciones. Pero se trata de otro público, mucho más viejo, rico, masculino y blanco el que estuvo en esas manifestaciones si lo comparáramos con 2013 [18]. Los frentes Brasil Popular y Povo sem medo organizan contrapuntos a esas manifestaciones en varios momentos, mostrando cierta fuerza de movilización, pero con relativamente poca repercusión en la prensa (a no ser la alternativa).

«El segundo gobierno de Dilma promovió un aumento de las tasas de interés, un tarifazo de luz y revisiones en el seguro de desempleo y lo hizo sin explicárselas a la población, creando un choque de desconfianza en sus simpatizantes y electores.»

Otra dimensión importante de ese proceso se sitúa en el plano internacional, que sí se expresa en una disputa de narrativas. Poco antes de la votación de abril, Dilma pronunció un discurso en la ONU por la firma del Acuerdo de París. En los últimos segundos de este, habló brevemente de la grave situación de Brasil y de la confianza de que el pueblo no permitiría retrocesos. Los artículos de Glenn Greenwald [19] y editoriales críticos del Financial Times, New York Times y algunos otros repercutieron bastante. El diario Estado de S. Paulo llegó a amenazar (¿veladamente?) a Greenwald. La obsesión del gobierno provisorio con la imagen en el exterior, como bien recuerda Celso Amorim, rememora la habitual obsesión con su imagen de los regímenes autoritarios, revelando un tipo de acto fallido [20].
El Gobierno provisorio antes y después intentó legitimarse internacionalmente, como en el evento organizado en Lisboa por la empresa del ministro del STF Gilmar Mendes, reuniendo la fina flor golpista [21]. Y uno de los activos senadores pro-golpe, Aloysio Nunes Ferreira fue, en el day after de la votación en la Cámara de Diputados, a los Estados Unidos, y se encontró con Thomas Shannon, número tres del departamento de Estado estadounidense y ex embajador en Brasil [22]. Hubo, por otro lado, una reacción crítica por parte de los secretarios generales de la OEA, Luis Almagro, y Ernesto Samper, de la Unasur, expresando preocupación con el proceso (inclusive con acciones del Poder Judicial y del Legislativo) y los gobiernos de Bolivia, Ecuador, Cuba y Venezuela, con amenazas no concretadas por ahora de accionar la cláusula democrática.
En varios eventos por el mundo, las disputas dentro de Brasil se hacen presentes: en la sesión del film Aquarius de Kleber Mendonça Filho en el Festival de Cannes con Sonia Braga y otros miembros del equipo [23], en el Premio Pulitzer en que el fotógrafo vencedor Maurício Lima denuncia el golpe en curso [24] o incluso en una reunión de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En esta última, representantes de los trabajadores y sindicatos de Brasil y otros países protestaron contra un diplomático brasileño que se pronunció (fuera de lo pautado en la reunión, que trataba sobre el convenio 169) para negar que estuviese habiendo algún golpe en Brasil. Fue penado por eso (hablar algo fuera de lo pautado) y su discurso interrumpido [25]. Ocurrieron, incluso, protestas contra el canciller interino José Serra en Paris, Buenos Aires y en Nueva York.
Otro aspecto de esta misma situación se sitúa en las dimensiones geopolíticas de este proceso brasileño. El país, sobre todo en el período Lula, consiguió alcanzar nuevas esferas en el plano internacional, gozando de una influencia inédita: el país no-nuclear más poderoso e inevitable para casi todos los asuntos y negociaciones globales. Ocurrió un giro en el período final del Gobierno de Lula con la Lei de Partilha, aprobada después del descubrimiento de los campos de petróleo del pré-sal [26], en el sentido de un mayor control del Estado brasileño y de Petrobras sobre esas nuevas reservas (propiedad de la Unión y con participación obligatoria de Petrobras del 50% en su exploración), vistas por el entonces presidente Lula como un “pasaporte hacia el futuro”. Se trata de un sector sensible desde el punto de vista geopolítico y que, hasta algunas décadas atrás, era dominado por las llamadas siete hermanas, siempre apoyadas por los respectivos gobiernos nacionales (Reino Unido, Estados Unidos, Holanda) – todo capitalismo es capitalismo de Estado… Eso se modifica a partir de 1960 con la fundación de la OPEP y un ascenso, en las décadas siguientes, de otros países y sus nuevas “siete hermanas”, todas estatales, de Rusia, Arabia Saudita, China, Brasil, Venezuela y Malasia [27].
Vale recordar, en este contexto, el escándalo de 2013 de la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés) cuando Edward Snowden reveló que habían sido pinchados los teléfonos del Gabinete de Dilma, de algunos ministros, del avión presidencial, de las misiones diplomáticas brasileñas incluyendo las de la ONU y de Petrobras [28]. Los cables del Departamento de Estado indican el interés estadounidense en el petróleo y en el pré-sal y una serie de lazos particulares entre sectores políticos brasileros y la Embajada americana. Serra, Jucá y Michel Temer (todos actores clave del golpe en curso) se mostraron como fuentes de la Embajada americana en Brasilia, revelados por Wikileaks. En el caso tal vez más sintomático, el actual canciller interino y entonces candidato a la presidencia Serra, decía que cambiaría la Lei de Partilha volviéndola más abierta a las empresas extranjeras en caso que ganara en las elecciones presidenciales de 2010 contra Dilma [29].
Esta revelación del espionaje practicado por la NSA llevó a la cancelación de la visita de Estado programada a los Estados Unidos. Dilma Rousseff, posiblemente en uno de sus mejores momentos en la presidencia, hizo posteriormente un contundente discurso en la ONU caracterizando al espionaje no como un combate al terrorismo o por seguridad y sí por intereses económicos y estratégicos. Brasil propone, en ese contexto, junto con Alemania, una regulación mundial de Internet, sacándola de la alzada estadounidense y buscando impedir que ella se transforme en un medio de espionaje, sabotaje y ataques a las infraestructuras de otros países [30]. A partir de ahí, Dilma apoya y el Congreso aprueba un inédito Marco Civil de Internet, incluyendo la idea de derechos digitales y neutralidad de la red, en un proceso de amplia participación popular.

«Vale recordar, en este contexto, el escándalo de 2013 de la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés) cuando Edward Snowden reveló que habían sido pinchados los teléfonos del Gabinete de Dilma, de algunos ministros, del avión presidencial, de las misiones diplomáticas brasileñas incluyendo las de la ONU y de Petrobras.»

Tal cuestión posee otra vertiente más en la actuación y cooperación internacional del Poder Judicial y del Ministerio Público. Aquí, cuestiones sumamente internas se mezclan a las geopolíticas. ¿Cuáles son las relaciones entre Poder Judicial, proyecto nacional y regional y disputas globales? La Operação Lava Jato posee una clara inspiración en la Mani Pulite italiana, analizada en un artículo del juez Sérgio Moro [31]. Para el periodista Luis Nassif, ambas tendrían una “visión ideológica pro-internacionalización de la economía y criminalizadora de todas las políticas de promoción de la economía interna”. La economía cerrada italiana constituiría un foco de corrupción y su apertura resolvería ese problema, en el contexto de los debates de la Guerra Fría. En el Brasil de los años 2010, eso operaría de modo semejante, lo que explicaría el hecho de que un “grupo de fiscales visitaran los Estados Unidos –comandados por el propio Procurador General de la República- para abastecerse de elementos para que la Justicia y accionistas norteamericanos procesaran a Petrobras”.
Eso se refuerza en lo que toca a Petrobras, ya que si en situaciones anteriores las empresas eran acusadas de corromper autoridades, en este “los propios fiscales transformaron la empresa de víctima en coautora de los fraudes, abogando contra el propio Estado brasilero a favor de los intereses de accionistas norteamericanos”. ¿No sería un non sense que un país autónomo pida la colaboración del Departamento de Justicia estadounidense para investigar a Petrobras y a la constructora Odebrecht? ¿Lo contrario sería posible, esto es, que las autoridades americanas solicitaren a Brasil la investigación de Chevron u otra empresa americana? Además, el hecho de que el “Fiscal de la República en el TCU decrete, por cuenta propia, la inviabilidad del pré-sal. Ahí, no se trata más de reprimir el delito, sino de una actuación nítidamente inspirada por contendientes externos de disputas geopolíticas [32]” que reforzaría esa comprensión; mientras, otro periodista, Janio de Freitas, pregunta el motivo por el que las empresas extranjeras han sido perdonadas por la operación Lava Jato[33].
A eso se suman las cuestiones de defensa. La ofensiva contra las constructoras convulsiona también a Electronuclear y el Almirante Othon, considerado uno de los principales nombres del programa nuclear brasileño, fundador del Programa de Desarrollo del Ciclo del Combustible Nuclear y de la Propulsión Nuclear para submarinos y antiguo director del Ipen (Instituto de Investigaciones Energéticas y Nucleares). Esta investigación, que acabó en la prisión temporaria de Othon, habría comenzado “a partir de informaciones pasadas al PGR por el Departamento de Justicia norteamericano. Nada que minimice la gravedad de las acusaciones, pero sí una demostración inequívoca de que los Estados Unidos pasaron a incluir la cooperación internacional en sus estrategias geopolíticas” [34]. Se sabe que Moro fue electo como una de las personas más importantes del mundo por la revista Time el año pasado, lo que alimenta percepciones más conspirativas. Más que alimentar tales lecturas, lo más pertinente aquí tal vez sea percibir cómo el Poder Judicial y el Ministerio Público carecen de cualquier perspectiva geopolítica. Los Estados Unidos obviamente la poseen y la ejercen. Tal vez esta debilidad sea uno de los límites decisivos del “poder brasilero”. Ningún país de ese porte puede ignorar tales cuestiones, que lo digan los lazos del gobierno norteamericano con Hollywood o la política china de Internet. Y esto ocurre en medio de una ofensiva estadounidense acerca del tema de la corrupción, observada, por ejemplo, en el escándalo de la FIFA y en la actuación de fiscalías norteamericanas en el asunto.
Como lo expresado por Celso Amorim, “muchos problemas son endógenos, nacionales, pero también hay una correlación entre el espionaje y algunas investigaciones. Hablo de la utilización de la investigación judicial, porque un Poder Judicial independiente es importante sobre todo si actúa de manera neutral”. En ese sentido, continúa Amorim, “me preocupa un Brasil con su empresa petrolera debilitada, con su energía nuclear en jaque y con fragilidades mayores en las empresas de construcción de obras públicas o en los instrumentos de promoción de exportaciones” [35]. Es toda una política (interna y tal vez principalmente externa) que es atacada: el Banco Mundial de Desarrollo Económico y Social (BNDES), las inversiones en el puerto de Mariel en Cuba, los negocios en el continente africano. Mientras algunos movimientos sociales clamaban por transparencia e iniciaban el debate sobre posibles condicionantes sociales y ambientales en la actuación de las empresas brasileñas en el exterior, los fiscales parecen seguir la vía de criminalizar tales acciones de promoción comercial y financiamiento a las exportaciones, una de las características fuertes de la nueva política externa del período Lula.
Eso no significa que el golpe haya sido gestado en los Estados Unidos ni permite un paralelo con la Operación Brother Sam de 1964 en la cual la acción estadounidense fue decisiva [36]. El golpe viene de adentro, pero sectores norteamericanos contribuyeron para desestabilizar el “capitalismo brasileño”, en su modelo Lula de distribución de renta y algunas osadías externas en dos de sus sectores estratégicos: Petrobras y constructoras. Eso también ocurrió en el financiamiento y apoyo de “nuevos grupos” conservadores (por parte de los hermanos Koch, con intereses en el área del petróleo) y a la oposición [37]. Ese “modelo brasileño” fue atacado y no consiguió sustentarse, al no conseguir o saber articular un proceso geopolítico más consistente. De ese modo, Brasil no puede o no consiguió construir fundamentos para mantener su condición de nueva potencia regional, miembro del BRICS, pacificador en la cuestión nuclear iraní, propulsor de la integración regional y modelo de políticas sociales para los países del Sur. Su autonomía moderada, articulada a otras tentativas en la región, hizo agua.
Lulismo en debate
El golpe en curso coloca la necesidad de reforzar los debates y comprensiones colectivas del fenómeno del lulismo [38]. Un balance colectivo fundamental, por hacer, de los gobiernos federales petistas, sus dinámicas, consecuencias y límites.
El punto que me parece más importante del lulismo fue una especie de revolución simbólica. Nuevas subjetividades ganan fuerza y comienzan a tomar cuerpo. El lulismo produjo o contribuyó para una expansión de las posibilidades de vida, de las perspectivas de lucha, de los horizontes existenciales. Las políticas sociales (Bolsa Familia, cotas raciais, expansión de la universidad pública), las micro-políticas económicas (crédito rural; para los pobres y trabajadores), la nueva política cultural del do-in antropológico [39], los nuevos vínculos con el mundo (Brasil ya no aceptando su lugar marcado y subordinado en el concierto global y fomentando las relaciones Sur-Sur, la integración regional y la creación de nuevas alianzas con Unasur, Celac, BRICS, IBAS y el continente africano) fueron catalizadores y parte de esos cambios de fondo. Invenciones políticas por todos lados, como el inicio de las reparaciones raciales en el país campeón mundial de la esclavitud. El auge de ese proceso lulista se sitúa en el período final del gobierno de Lula. Brasil, con su presidente con el 90% de popularidad personal y de su gobierno en el 80%, gana la sede de las Olimpíadas y de la Copa Mundial de Fútbol y concreta con éxito un acuerdo con Irán acerca de la política nuclear del cual todos los países más poderosos eran escépticos.
Ese auge, a su vez, mostró sus (fuertes) limitaciones. En el plano internacional, Brasil saltó a una inédita posición. Se abrió, sin embargo, una significativa brecha entre su retórica -por ejemplo, de una nueva geografía comercial- y sus posibilidades concretas en las relaciones, por ejemplo, con el continente africano; o en sustentar –en varios sentidos- una verdadera integración regional sudamericana. Esto se reforzó con la pérdida de la intensidad en el período de Dilma, con la salida de la performática dupla Lula-Celso Amorim, auxiliados por Samuel Pinheiro Guimarães y Marco Aurélio Garcia, y la entrada de figuras más burocráticas, sea en la Presidencia, sean los sucesivos ministros Antonio Patriota, Luis Figueiredo y Mauro Vieira. El comportamiento de los dos últimos al respecto del golpe sólo refuerza los equívocos de esa elección. Y cuando anotó un gol en el marcador –en el caso iraní- fue vetado por todas las potencias: de los Estados Unidos a Francia pasando por Rusia y China. Lo mismo podría ser dicho al respecto del concepto de responsabilidad al proteger la nueva regulación de internet, ambas extremadamente loables y pertinentes pero careciendo de poder de implementación o hasta incluso de mayor debate.

«El lulismo produjo o contribuyó para una expansión de las posibilidades de vida, de las perspectivas de lucha, de los horizontes existenciales.»

Además, la apuesta mayor en los megaeventos y en las megaobras, en un tipo de Brasil grande también mostró sus profundos equívocos. ¡Belo Monte! Eso se refuerza con Dilma en el comando. El primer Gobierno de Dilma es de continuidad, pero al mismo tiempo, se puede decir que corresponde a la baja generalizada del punch político. Cierto experimentalismo político fue dejado de lado y la prioridad dada a la política externa disminuyó considerablemente, como, por ejemplo, el rechazo en particular a participar en el grupo de países que se reunió para intentar poner fin a la guerra civil siria. Hubo, lamentablemente, un rebajamiento en prácticamente todas las áreas, de los derechos humanos a la seguridad, de la política agraria a la ambiental, pasando por la participación popular y por la cultura. Volviendo a una cuestión emblemática, de acuerdo con la Presidenta, la hidroeléctrica de Belo Monte era inevitable y cualquier alternativa a esta, fantasía. En aquel inicio de gobierno, el espíritu animal de los empresarios había sido despertado y se trataba de prolongar y reforzar esto: baja de las tasas de interés, aceleración de las exoneraciones fiscales para fomentar las industrias y baja de las tarifas de energía para empresas y familias. Con la dimisión en serie a varios ministros envueltos en hechos oscuros luego del inicio de su gobierno, la Presidenta se mostraba como antagónica a la tradicional y corrupta política brasileña y había aparentemente encontrado su lugar, certificado por la alta popularidad que mantendrá hasta junio de 2013.
Las apuestas muy cuestionables de crear campeones nacionales y megaempresas con dinero de los bancos públicos para fomentarlas y darles proyección internacional no vienen del Gobierno Dilma. Su fiasco, sea en las telecomunicaciones (recuperación judicial de la empresa Oi), la concentración en el mercado de carnes (JBS Friboi y su primer lugar mundial como procesadora de alimentos) o la falencia del Grupo X de Eike Batista, empresario de éxito y símbolo (también) de la era Lula, muestran que estas cuestiones fueron gestadas antes. Se puede decir que las tensiones entre un Brasil uno y un Brasil múltiple en el período Lula se resolvieron en el período Dilma: las políticas menores (cultura, reforma agraria, apoyo a las comunidades, cuestiones indígenas, derechos humanos) se deterioraron. La propia elección de Dilma como candidata hirió las buenas tradiciones petistas y los procesos democráticos de elección colectiva. Y eso gana otro grado con la irrupción de junio de 2013. Un levantamiento múltiple y ambiguo contra la corrupción, la trágica vida en las grandes ciudades, la baja calidad de los servicios públicos, la violencia policial y los límites de la democracia representativa comprada por las grandes empresas. Un deseo de participación democrática de alta intensidad. Dilma y el campo petista llegaron a recibir algunos manifestantes, propusieron algunas respuestas (el programa Más Médicos, la propuesta de una constituyente exclusiva para una reforma del sistema político, royalties del pré-sal para educación) pero nunca se dispusieron a dialogar para implementarlas, involucrarse, y tampoco desarmaron el aparato represivo (responsabilidad antes de todo de los Estados en la Federación brasilera, pero…).
La cuestión de la corrupción es igualmente bastante significativa para la comprensión de estos últimos años. Al mismo tiempo, los gobiernos petistas fortalecieron de forma inédita las instituciones de control y fiscalización (Policía Federal, Controladoria-GeneralPGR, Ley de acceso a la información), inclusive aumentando de forma significativa su autonomía, y se embarcaron con gusto en la política tradicional brasileña y sus canales de financiamiento. Se crió un cortocircuito. Y, en por lo menos dos oportunidades, sea en la transición de Fernando Henrique Cardoso para Lula, sea en el caso de Banestado, la elección fue preservar el sistema político, sofocando los escándalos de corrupción graves. Tal opción puede ser más comprensible si pensamos en la opción del PT de “jugar el juego”, pero eso va justamente si juega contra el PT más adelante, y aún acentuado por la selectividad: el último en llegar será tachado de corrupto mayor. Además de eso, el hecho de que el PT hasta hoy no ha explicado a sus militantes, simpatizantes y electores el escándalo del mensalão y mantiene la corrosión en curso de esa importante institución de la izquierda mundial; la corrupción como uno de los marcos de las ambigüedades petistas y un hecho decisivo de su naufragio en curso. Las elecciones municipales de octubre indicarán la capacidad de resiliencia o no del PT.
Entre el auge ya citado del lulismo y junio de 2013 se produce una abrupta transición del “todos están felices” hacia un “nadie está satisfecho”. Junio abre un espacio para la radicalización democrática que no fue aprovechado. La imposible continuación del lulismo y su magia de dar a los pobres sin sacarles a los ricos. Tanto, por un lado, en relación a las condiciones internacionales, ya que el mundo todavía no salió de la crisis económica y financiera global iniciada en 2008 y el estancamiento del precio de las commodities afecta una parte importante de la cuota de exportación brasileña. Y nacionales, por otro lado, con la conjunción argumental del conflicto redistributivo, la abstinencia de gobernar por parte de las elites políticas tradicionales y su activación del golpismo y el “quiero más” de los de abajo y de la izquierda, “vieja” y “nueva”. Dilma intentó en su gobierno hacer frente a esos desafíos de la imposible continuidad del lulismo, pero probablemente movilizó a los actores equivocados y tomó los caminos erróneos. El país mantuvo el empleo y la renta hasta la elección de 2014, lo que permitió la cuarta victoria electoral seguida, pero los cambios políticos post 2010 y reforzados después de 2014 fragilizaron ese proceso de redistribución de la renta.
Gobierno temerario y perspectivas
El Gobierno interino de Michel Temer representa el retorno al Estado por los que nunca se fueron completamente. En el período de los gobiernos petistas, los “dueños del poder” permanecieron, pero –y esa constituía una novedad-, estos coexistían y, en parte, eran liderados por los nuevos sectores que expresan el ciclo de luchas iniciado en el fin de los años ‘70 e inicios de la década de 1980, cuyo marco son las huelgas de los trabajadores de São Paulo y de la región del ABC, junto con una efervescencia de los movimientos campesinos, feminista, negro y de las florestas, entre otros. La principal faceta del gobierno provisorio (y un cambio en relación a los anteriores, tanto de Lula como de Dilma) es no tener esa otra parte, descolonizadora en términos históricos y de luchas, siendo así un gobierno de las tradicionales oligarquías.

«El país mantuvo el empleo y la renta hasta la elección de 2014, lo que permitió la cuarta victoria electoral seguida, pero los cambios políticos post 2010 y reforzados después de 2014 fragilizaron ese proceso de redistribución de la renta.»

Se trata también de una cierta vuelta en el tiempo, en varias dimensiones. A los neoliberales años ’90 si pensamos en los anuncios de corte de gastos sociales y ansias privatizadoras. El equipo económico es liderado por Henrique Meirelles, con carrera en el Bank of Boston, elegido como diputado federal por el PSDB en 2002 y presidente del Banco Central en el Gobierno Lula, ahora Ministro de Hacienda interino. Sus principales propuestas para el país son las de establecer una contención estructural del gasto público, fin de la política de valorización del salario mínimo y una reforma de las pensiones. Meirelles, junto al presidente provisorio del Banco Central, Ilan Goldfain, y todos los directores recién nombrados son orgánicos del mercado financiero y del rentismo, y actuaron antes en los bancos Itaú, Bradesco y Opportunity, y en su mayoría pasaron por la PUC-Río, famosa escuela neoliberal, denotando una completa ausencia de diversidad de perspectivas (ni siquiera de ligazón a otros sectores económicos u otras filiaciones académicas) [40]. Y, fundamental decir y repetir, sin legitimidad de las urnas. Difícilmente un candidato con ese programa sería elegido. A pesar de los neoliberales del equipo económico, el gobierno como un todo, es irresponsable desde el punto de vista fiscal, lo que mostraría una vez más el inmenso casuismo de sacar a Dilma del gobierno por las llamadas pedaladas; de acuerdo con la economista Laura Carvalho, “los términos de la renegociación de la deuda de los Estados, la licencia para gastar concedida a los ministerios de base y la aprobación de los reajustes para el funcionalismo hicieron con que la generosidad de los economistas tenidos como más serios pasaran de ese lugar al escepticismo. Lo mismo no vale para muchos analistas en el mercado, que, digamos de pasada, todavía muestran tolerancia inédita con la situación fiscal en degradación” [41]. O aún, el hecho de que el mayor deudor de la Unión entre las personas físicas es… director del FIESP [42] o el presidente de la Confederación Nacional de las Industrias vocifera por enésima vez contra las leyes de trabajo (CLT), promulgada y conquistada en la década de 1940.
Tal tonada se refleja también en la política externa. El discurso de posesión del canciller interino y algunos de sus primeros gestos indican una vuelta a una política externa más sumisa, con un resabio de antipetismo. Es curiosa la fijación de una desideologización venida de parte del primer ministro desde 2003 en ser un político profesional y no un cuadro de Itamaraty. Uno de los diplomáticos más influyentes, Rubens Barbosa, va a usar una expresión (“importante corrección del rumbo” [43]) semejante a la del primer gobierno de la dictadura militar iniciada en 1964 para caracterizar los cambios que vendrían en la política externa. Luego en sus primeros días, Serra emite duros comunicados contra los vecinos gobiernos de Cuba, Venezuela y Bolivia. Para mayor extrañeza de una “nueva política externa” de un gobierno interino, Serra indica cierta falta de preparación; tanto en su amenaza de dejar la OMC y decir que “Brasil está listo para tomar nuevos caminos” [44], como al ser cuestionado sobre la NSA y responder: “NSA, ¿qué es eso?” [45]. Entró también en la mira del canciller interino la política de cooperación con países más pobres, definida como “diplomacia de la generosidad” en el sentido evidentemente peyorativo. Son cuestionadas, así, las embajadas abiertas en el continente africano y es exonerado de modo sumario el diplomático Milton Rondó, responsable de la creación de la Coordinación de Acciones Internacionales de Combate al Hambre (CGFOME) que, a partir de 2003, estructuró políticas de solidaridad, defendiendo el derecho humano a la alimentación, en diálogo con actores de la sociedad civil y movimientos sociales e inspirando políticas públicas innovadoras, como el Programa de Adquisición de alimentos [46]. Serra intenta trazar una estrategia que ya mostró sus fuertes límites: volver al “buen comportamiento” en relación a los Estados Unidos, lo que para un país como Brasil no tiene sentido: la rebeldía abre espacios, como ejemplos históricos recientes indican.
Aún más preocupante es que el actual proceso se presenta con toque del régimen militar. Antes de asumir el Ministerio de Justicia, el entonces Secretario de Seguridad del Estado de São Paulo, Alexandre de Moraes, se refiere a las protestas del Movimento dos Trabalhadores Sem Teto (MTST) como “actos de guerrilla” [47]. Hace, después, una serie de amenazas e intenta innovar tristemente al despejar estudiantes (que ocupaban el centro administrativo de las escuelas técnicas) sin mandato de reintegro de posesión. Una política que pretende privilegiar la represión a la esfera de los derechos. El presidente en ejercicio posee la misma sintonía: golpea la mesa, dice saber tratar con bandidos por haber sido Secretario de Seguridad de São Paulo y al responder a las acusaciones de su compañero de partido Sergio Machado parece más un caudillo en un pronunciamiento hueco: en su descalificación del ahora opositor, en las palabras de explicación extremadamente vagas y en las apelaciones a la armonía, todo eso en un lenguaje anticuado [48] y teniendo como fondo un nuevo logo de gobierno “conservador y retrógrado” en términos de diseño y que todavía por equívoco usó la bandera del período de la dictadura militar [49]. Orden y progreso es el lema del gobierno, ¿la doctrina de la seguridad nacional de vuelta? En suma, una revancha, en sentido benjaminiano [50], de los tétricos vencedores de la historia brasilera, simbolizados por el nuevo ministro de Gabinete de Seguridad Institucional, Sérgio Etchgoyen y su lenguaje golpista y autoritario: el abuelo se oponía a los militares nacionalistas y ayudó a presionar fatalmente a Getúlio Vargas en 1954, el padre participó activamente de la deposición de João Goulart en 1964 y trabajó en el gabinete de Médici en el período más brutal de la dictadura y ahora el hijo honra la familia, ayer atacando a la Comisión Nacional de la Verdad y hoy asumiendo un puesto de confianza de Temer [51].

«Serra intenta trazar una estrategia que ya mostró sus fuertes límites: volver al “buen comportamiento” en relación a los Estados Unidos, lo que para un país como Brasil no tiene sentido: la rebeldía abre espacios, como ejemplos históricos recientes indican.»

A ese cuadro, podemos sumar el fin de los ministerios que representan conquistas colectivas desde la redemocratización y que se reforzaron en el período petista: desarrollo agrario, mujeres, igualdad racial, ciencia y tecnología y cultura (con su extinción luego revertida). Un ministerio con ninguna mujer (la primera vez desde el gobierno de la dictadura Geisel en los años ’70) y ningún negro, mayorías en la sociedad brasilera. Si en el Gobierno de Dilma, parte de las políticas innovadoras fueron dejadas de lado, ahora se trata de un desmonte casi completo. Una secuencia de horrores: un militar defensor de la guerra a las drogas y de militarización para menores en la política de drogas; tentativa de nombrar un general en la política indígena; una secretaria de política para las mujeres contra cualquier forma de aborto e investigada por desvío de dinero público; personas ligadas a las empresas en varios sectores como el de la salud; señales de revisión de la creación de áreas indígenas; Marco Civil de Internet; desapropiaciones de tierra y programas habitacionales. Además, Temer demitió al presidente de la Empresa Brasilera de Comunicación que tenía estabilidad por ley y el STF lo repuso en su puesto. Una ola de retrocesos, cuya frutilla del postre es la de buscar retirar la obligatoriedad para Petrobras como operadora del pré-sal.
Y uno de los motes para la expulsión de Dilma (la corrupción), se revela como caricaturesca en el gobierno interino: tres ministros ya cayeron por corrupción y otro siguen a pesar de serias denuncias. El líder del gobierno en la Cámara es acusado en tres acciones penales y procesos, incluyendo uno de tentativa de homicidio. A la base parlamentaria de la situación retiró la urgencia del paquete anticorrupción que estaba tramitando y que envolvía medidas como la criminalización del “caja dos” y la tipificación del crimen de enriquecimiento ilícito. Un mandato provisorio y temerario [52]. Termino este texto a mediados de Julio. No se sabe lo que va a acontecer y cuál será el resultado de la votación en el Senado, que está prevista para la segunda mitad de agosto. Si el gobierno provisorio se va a tornar definitivo, al conseguir dos tercios de los votos de los senadores y la confirmación del impeachment de Dilma Rousseff. Y si en ese caso conseguirá estabilizarse mínimamente hasta 2018. O si Dilma conseguirá los votos de los pocos senadores que le faltan para garantizar un tercio y volver. Este escenario parece bien poco probable. Las protestas continúan, pero disminuyeron; pueden tal vez retomar fuerza con las Olimpíadas o con nuevas revelaciones del Lava Jato. ¿Conseguirá la izquierda organizar una huelga general? Si el segundo mandato de Dilma fue desastroso, se puede decir que su salida (¿provisoria?) fue literalmente por la puerta de adelante, con un discurso en el Palacio con los ministros y otro con Lula y movimientos en el frente del Planalto.
¿Cuáles son las perspectivas políticas democráticas y de las luchas en este contexto? ¿Estaremos viviendo un “que se vayan todos” (con otras modulaciones, diferente del “clásico” argentino del 2001)? Tal vez el principal punto sea la erosión en curso, y acentuada, del sistema político. Antes de la votación de abril, el 60% defendía la renuncia de Dilma y Temer y casi el 80% del entonces presidente de la Cámara, Cunha [53]. Una consulta acerca del presidente del Senado debe estar en ese piso. Tras un apagón de tres meses sin encuestas (!), las más recientes parecen confirmar ese rechazo generalizado [54], incluso la recientemente divulgada del Instituto Datafolha (del mismo grupo del diario Folha de S. Paulo), cuyo título inicial parecía fortalecer a Temer, pero por un equívoco grave de manipulación; 62% de los brasileños quieren nuevas elecciones y poquísimas personas defienden a Temer [55]. Además, de los casi 600 parlamentarios, más de la mitad está siendo investigada por corrupción y las delações premiadas citarían políticos importantes de todos los partidos (aunque el foco tienda a permanecer en el PT).
Una cuestión para la izquierda sería qué hacer en caso –plausible- de colapso total del sistema político. Otra sería si ella va a ser capaz de dinamizar y galvanizar la insatisfacción social que debe aumentar a partir de la austeridad, ajuste fiscal y políticas neoliberales. Eso vale para los dos polos de la izquierda, tanto el “institucional” como el “autónomo”. El PT no supo ganar; contribuyó decisivamente para los cambios en Brasil, pero no fue capaz de radicalizar las conquistas ni cuando las calles apuntaron hacia eso (Junio 2013). Infelizmente eso vale también para el otro polo. El MPL, una de sus expresiones, incendió Brasil, puso en discusión un tema fundamental para la clase trabajadora (transporte urbano), consiguió su inclusión como derecho social en la Constitución, ayudó en la eclosión de un nuevo imaginario político radical, pero no logró articular la lucha contra las cercas del transporte con los otros campos: la comunicación, la gestión del agua escasa, la economía y los tributos… Es interesante percibir cómo ambos polos, el institucional y el autónomo, vencieron, pero tal vez no supieron ganar.
La resistencia al golpe fue superior al que suponían o esperaban sus propulsores, pero insuficiente para pararlo. No lo impidió, pero golpeó al golpe. Consiguió explicitar que un sector minoritario pero expresivo expresase en alto y buen sonido la ilegitimidad del gobierno interino. No logró, eso sí, cautivar a la nueva generación; “después del golpe de abril de 2016, es comprensible que permanezcan al margen de una disputa que se da en el campo del Orden. Decir (como la izquierda) que fue un Golpe de Estado les es indiferente. Decir (como la Derecha) que no fue, también” [56]. Paralela y concomitantemente a esta lucha contra el golpe, una nueva generación se viene organizando en una llave más autónoma, en una serie de movilizaciones: ocupaciones de escuelas en varios estados, marcha de la marihuana, ocupaciones de los aparatos culturales contra la extinción del Ministerio de Cultura, cryptorave, mujeres y LGBT contra la cultura del abuso, hinchadas organizadas contra O Globo. Subversiones múltiples reforzándose y conectándose, siendo parte de un ciclo global que se expresa en las kurdas, en el Black Lives Matter, en Oaxaca y muchas otras partes del planeta.
Los estudiantes secundarios constituyen una de esas llamas y al ocupar en el fin del 2015 más de doscientas escuelas públicas en San Pablo contra un plan de reorganización del gobierno estadual del PSDB, ejecutaron uno “de los gestos colectivos más osados en la historia reciente de Brasil, (…) ese movimiento destapó la imaginación política en nuestro País”. De ese modo, “ya no se tolera lo que antes se toleraba, y se pasa a desear lo que antes era impensable. Eso significa que la frontera entre lo intolerable y lo deseable se disloca –y sin que se entienda cómo ni por qué, de pronto parece que todo cambió: nadie acepta más lo que antes parecía inevitable (la escuela disciplinadora, la jerarquía arbitraria, la degradación de las condiciones de enseñanza), y todos exigen lo que antes parecía inimaginable (la inversión de las prioridades entre lo público y lo privado, la primacía de la voz de los estudiantes, la posibilidad de imaginar otra escuela, otra enseñanza, otra juventud, inclusive otra sociedad!)” [57].

«La resistencia al golpe fue superior al que suponían o esperaban sus propulsores, pero insuficiente para pararlo.»

¿Qué trae esta nueva generación? ¿Cuál será su relación con las instituciones? ¿Cómo conectarse y apoyarse mutuamente (inclusive para prepararse para la represión en curso y por venir; con la combinación de la herencia maldita dejada por Dilma en la de la Ley Antiterrorista y el ímpetu represivo del gobierno interino)? ¿Cómo golpear en cuestiones decisivas como el fin del etnocidio, el pago de impuestos por los ricos, el fin del encarcelamiento en masa, del exterminio de la juventud negra y de los asesinatos de luchadores? ¿Cómo crear alianzas nuevas, sorprendentes, pragmáticas y necesarias, composiciones micro-macro, soviets múltiples? ¿Cómo potencializar las actuales subversiones y su nueva imaginación política? ¿Cómo relacionarse con la “vieja generación”? ¿Cuál debería ser el papel de Lula (cuya fuerza todavía es significativa, llegando a liderar las encuestas para 2018 aunque no se sepa si podrá presentarse) y del PT en todo eso? ¿Y el de un movimiento fundamental, como el MTST? Un caldo se viene formando, parte de una imposible constelación; en ese sentido, el golpe en curso, retomando la idea de un tipo de revolución subjetiva, puede tal vez ser pensado como una contra-revolución.
Creación
En la Guerra de Paraguay, el Imperio brasileño convocó a sus súbditos para el combate, los llamados Voluntarios de la Patria. Estos eran en verdad forzados, como en el caso citado en la apertura del texto; los “Voluntarios involuntarios” y en una perspectiva de curso más largo, “los indios fueron y son los primeros Involuntarios de la Patria” [58]. En una reciente reunión con el Frente Parlamentario Agropecuario, el presidente interino habría declarado que “es una cosa muy curiosa, esa cuestión de las tierras indígenas”, colocando que “vamos a intentar solucionar ese problema” [59]. Ya se imagina, fácilmente, cómo… Golpes de ayer y de hoy, percibiendo una “historia golpeada de Brasil” [60].
En 2016, el cantante y compositor Chico Science cumpliría 50 años. Él y sus compañeros, en el inicio de los años ’90, anuncian, con el manguebeat [61], un nuevo momento y tal vez ese nuevo ciclo que se confirmó en las décadas siguientes, de las periferias como actor clave, de los márgenes creativos; no por casualidad, el manifiesto más importante contra el golpe ha venido de esos lados: por una democracia real [62]. Tal vez una revolución lenta. Este manifiesto de las periferias contra el golpe se conectaría, así, con otro manifiesto, “cangrejo con cerebro”, escrito en 1992 por Fred Zero Quatro. Pensando y actuando desde Recife(manguetown), Fred pregunta “¿cómo devolver el ánimo, deslobotomizar y recargar las baterías de la ciudad? ¡Simple! Basta inyectar un poco de energía en el barro y estimular lo que todavía queda de fertilidad en las venas de Recife”. Ese movimiento buscaba “engendrar un circuito energético, capaz de conectar las buenas vibraciones de los mangues con la red mundial de circulación de conceptos pop. Imagen símbolo: una antena parabólica metida en el barro” [63]. El manguebeat retoma al fabuloso y original filósofo Oswald de Andrade, en su lectura-re-lectura de la antropofagia tupi y su idea de bárbaro tecnificado, en un hilo subterráneo y subversivo de la contracultura brasileña.
De vuelta al mangue. El mangue despojado de su imagen negativa de mugre, pobreza, polución, basura, abandonado por el “poder público” hasta ser tapado de tierra y liberado a la especulación inmobiliaria. El mangue como riqueza ecológica, conector de las aguas dulces y saladas, fuente de conocimiento, vida y política. Los cangrejos son habitantes del mangue, se alimentan de los residuos y restos y son fundamentales para el manguezal [64], porque “cavan pozos, formando verdaderos túneles, provocando la ventilación del barro, facilitando la circulación del agua y brindando protección a otros animales. Cuando cavan estos túneles los cangrejos promueven la renovación de nutrientes de capas más profundas de barro, permitiendo la reutilización de estos nutrientes por plantas y otros microorganismos” [65]. El barro subversivo oponiéndose al barro tóxico de una de las mayores tragedias ambientales de la historia de Brasil, ocurrida en la ciudad de Mariana, en Minas Gerais. ¿Serían, en una clave tropical, los cangrejos los topos de Marx, una metáfora de la revolución, al circular imperceptiblemente por debajo de la tierra hasta interrumpir disruptivamente? En la mitología del candomblé, Oxalá intentó crear las personas de madera, aire, agua, fuego, piedra, aceite y vino y no lo lograba. Nanã le dio entonces el barro y las personas fueron modeladas en él [66]. Somos el color del color de la tierra, dice el Subcomandante Marcos en la Plaza del Zócalo al llegar los zapatistas de una larga marcha venida del sudeste mexicano en 2001 [67]. Y la voz de los que cultivan la tierra [68]. El ciclo anterior fue victorioso para la izquierda. ¿Qué nos dará el próximo? Vivimos tiempos de golpe y de plantación; el manguecomo imagen de un momento constituyente: ¿sabrá crear la izquierda?

«¿Serían, en una clave tropical, los cangrejos los topos de Marx, una metáfora de la revolución, al circular imperceptiblemente por debajo de la tierra hasta interrumpir disruptivamente?»
[fuente: http://horizontesdelsur.com.ar/]

*Profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de São Paulo. Es autor de Marx Selvagem (São Paulo, Annablume, 2013) y co-organizador de Junho: potência da rua e das redes (Fundação Friedrich Ebert, 2014) y Cartografias da emergência: novas lutas no Brasil (FES, 2015). Contacto: jeantible@usp.br. Traducción: Bruno Levy
Notas al pie:
[1] Este artículo es parte de una secuencia de artículos en español en los últimos años, de análisis sobre la coyuntura brasilera antes publicados en la revista Nueva Sociedad en tres oportunidades: ¿Una nueva clase media en Brasil? El lulismo como fenómeno político-social. Nuso, Enero-Febrero 2013; Encrucijadas brasileñas: entre protestas, procesos y elecciones. Nuso, Enero-Febrero 2015 y (con Alana Moraes) ¿Fin de fiesta en Brasil? Nuso, Septiembre-Octubre 2015.
[2] Marina Dias. “Líder do governo rejeita pedaladas e defesa de Dilma usará fala em processo”. Folha de S. Paulo, 25/06/2016.
[3] Laura Carvalho. “Quem paga o pato?”. Folha de S. Paulo, 17/12/2015.
[4] Étore Medeiros. “Pelo menos 17 governadores pedalaram impunemente”. El País Brasil, 09/06/16.
[5] Victor Rezende et al. “Rio decreta calamidade pública”. O Estado de S.Paulo, 17/06/16.
[6] Rubens Valente. “Em diálogos gravados, Jucá fala em pacto para deter avanço da Lava Jato”. Folha de S. Paulo, 23/05/2016.
[7] Celso Rocha de Barros. “Jucá entregou o jogo”. Folha de S. Paulo, 30/05/2016.
[8] José Roberto de Toledo. “É o dinheiro, gênio!”. O Estado de S.Paulo, 04/07/16.
[9] Carl Schmitt. Théologie politique. Paris, Gallimard, 1988 [1922].
[10] Sobre esto ver https://grampo.org/
[12] “Imprensa brasileira insufla população para derrubar Dilma’, diz Repórteres Sem Fronteiras”. Revista Brasileiros, 22/04/16.
[13] Marcos Nobre. “1988 + 30”. Novos Estudos, v.35.02, p. 135-149, Julho de 2016.
[14] Marco Weissheimer. “STF está envolvido no processo do golpe, afirma professor da UnB”. Sul21, 29/05/16.
[15] Mario Cesar Carvalho. “Supremo fugiu da regra ao afastar Cunha, diz pesquisadora”. Folha de S. Paulo, 06/05/2016.
[16] Fernando Henrique Cardoso. “Vitória amarga”. O Estado de S.Paulo, 7/12/2014.
[17] Ilimar Franco. “Panorama Político”. O Globo, 29/01/15.
[18] GPOPAI. “Pesquisa manifestação política 16 de agosto de 2015”. Disponible en:https://gpopai.usp.br/pesquisa/160815/
[19] Editorial. “O jogo sujo da desinformação”. O Estado de S.Paulo, 29/05/2016.
[20] Fernando Fuentes. “Ex canciller y ex ministro de Defensa: ‘Lo que pasó con Rousseff tiene que preocupar a todos en el continente’”. La Tercera, 16/05/16.
[21] Mariana Borges. “Em Lisboa, manifestantes protestam contra ‘golpe’ durante evento com José Serra e Gilmar Mendes”. Opera Mundi, 29/03/16.
[22] Mark Weisbrot. “Golpe: a diplomacia cifrada de Washington”. OutrasPalavras, 25/05/16.
[23] Carlos Helí de Almeida. “Sessão de ‘Aquarius’ em Cannes é marcada por protesto contra impeachment; vídeo”. O Globo, 17/05/16.
[24] Redação. “Fotógrafo brasileiro vencedor do Pulitzer denuncia golpe no Brasil durante premiação”. Rede Brasil Atual, 29/04/16.
[25] Lucas Bulgarelli. “Diplomata brasileiro é vaiado e tem fala cortada em Conferência da OIT por negar golpe”. Revista Fórum, 03/06/16.
[26] El término pré-sal se refiere a un área de reservas petrolíferas que se encuentra debajo de una profunda capa de rocas salinas, que a su vez compone una de las varias capas del subsuelo marino.
[27] Ildo Luís Sauer. O pré-sal e a geopolítica e hegemonia do petróleo face às mudanças climáticas e à transição energética, mimeo.
[28] Natalia Viana. “WikiLeaks: NSA espionou assistente pessoal de Dilma e avião presidencial”. Agência Pública, 04/07/15.
[29] Juliana Rocha e Catia Seabra. “Petroleiras foram contra novas regras para pré-sal”. Folha de S. Paulo, 13/12/2010.
[30] Nathalia Passarinho. “Dilma diz na ONU que espionagem fere soberania e direito internacional”. G1, 24/09/13.
[31] Judiciários, n. 26, Brasília: Conselho da Justiça Federal, 2004.
[32] Luis Nassif. “As implicações geopolíticas da Lava Jato”. Jornal GGN, 15/10/15.
[33] Janio de Freitas. “Jatos desiguais”. Folha de S. Paulo, 08/11/2015.
[34] Luis Nassif. op. cit.
[35] Martín Granovsky. “Un ALCA hoy sería un desastre”. Página 12, 03/07/16.
[36] Luiz Alberto Moniz Bandeira. “1964: os generais sob a estratégia americana”. OutrasPalavras, 31/03/14. Ou nos arquivos norte-americanos:http://nsarchive.gwu.edu/NSAEBB/NSAEBB118/index.htm
[37] Marina Amaral. “A nova roupa da direita”. Agência Pública, 23/06/15.
[38] André Singer. Os sentidos do lulismo: reforma gradual e pacto conservador. São Paulo, Companhia das Letras, 2012.
[39] Discurso de posse de Gilberto Gil no Ministério da Cultura disponble en:http://www1.folha.uol.com.br/folha/brasil/ult96u44344.shtml
[40] André Araújo. “A assustadora equipe econômica”. Jornal GGN, 21/06/16
[41] Laura Carvalho. “Céu de mentira”. Folha de S. Paulo, 07/07/2016.
[42] Daniel Bramatti et. al. “Dívida de diretor da FIESP com a União é de 6,9 bi”. O Estado de S.Paulo, 18/07/2016.
[43] Monica Gugliano. “Para Barbosa, Brasil saiu de isolamento crítico”. Valor, 10/06/16.
[44] Andrei Netto. “Serra critica OMC e diz que Brasil está ‘pronto para tomar novos caminhos’”. O Estado de S.Paulo, 02/06/2016.
[45] Eliane Catanhêde. “Governo não tem a opção de fracassar‟, diz José Serra”. O Estado de S.Paulo, 22/05/2016.
[46] Grupo de Reflexão sobre Relações Internacionais. “Condenamos a exoneração do Ministro Milton Rondó (CGFOME) e denunciamos o abandono da política de solidariedade exercida sob o seu comando”. Brasil no Mundo, 17/06/16.
[47] Maria Cristina Fernandes. “Alexandre de Moraes, o pit-bull de Temer”. Valor, 11/05/16.
[48] Disponível em: http://g1.globo.com/globo-news/jornal-globo-news/videos/v/michel-temer-contestaacusacoes-feitas-por-sergio-machado-em-delacao-premiada/5098083/
[49] Paula Reverbel. “Logo do governo Temer usa bandeira dos anos 1960” e Silas Martí. “Marca do governo Temer foi escolhida por Michelzinho, seu filho de 7 anos”. Folha de S. Paulo, 16/05/2016.
[50] Walter Benjamin. “Teses sobre a história” (1940).
[51] Fernando Marcelino. “Governo Temer forma triunvirato da repressão para aplicar programa antipovo”. Brasil de Fato, 17/05/16.
[52] André Singer. “Curto-circuito?”. Folha de S. Paulo, 11/06/2016.
[53] “61% apoiam impeachment de Dilma e 58%, de Temer, diz Datafolha”. G1, 09/04/16.
[54] Marina Rossi. “Aprovação do Governo Temer é de 13% e maioria não vê diferença com Dilma”. El País Brasil, 01/07/16.
[55] Glenn Greenwald e Erick Dau. “Folha comete fraude jornalística com pesquisa manipulada visando alavancar Temer”. The intercept, 20/07/16 e “A fraude jornalística é ainda pior: surgem novas evidências”. The intercept, 21/07/16.
[56] Lincoln Secco. “Secundaristas”. Blog da Boitempo, 24/05/16.
[57] Peter Pál Pelbart. “Tudo o que muda com os secundaristas”. OutrasPalavras, 13/05/16.
[58] Eduardo Viveiros de Castro. “Os Involuntários da Pátria”. Aula pública durante o ato Abril Indígena, Cinelândia, Rio de Janeiro, 20/04/16.
[59] Janio de Freitas. “Estrelas em cena”. Folha de S. Paulo, 14/07/2016.
[60] Douglas Belchior. “A história golpeada do Brasil”. Blog Negro Belchior, 07/05/16.
[61] Con este término se menciona en Brasil a lo que en Argentina llamamos molinete: el dispositivo de giro sobre un eje que permite o niega el acceso a, generalmente, transportes públicos (en el caso argentino, comúnmente utilizado en subterráneos y trenes).
[62] Manifesto “Periferias contra o golpe”. Disponible en: http://goo.gl/forms/ZK6G0QS1xY
[63] Fred Zero Quatro. “Caranguejos com cérebro” (1992). Disponible en:
[64] Ecosistema de transición entre el ambiente terrestre y marino, de zonas húmedas típicas de regiones tropicales y subtropicales. Al igual que el mangue, está asociado a bahías y desembocaduras de ríos y/o mares.
[65] Djalma Agripino de Melo Filho. “Mangue, homens e caranguejos em Josué de Castro: significados e ressonâncias”. Hist. cienc. Saude-Manguinhos, vol.10 no.2. Rio de Janeiro, Maio-Agosto de 2003.
[66] Reginaldo Prandi. Mitologias dos orixás. São Paulo, Companhia das Letras, 2000.
[67] Palavras del EZLN el día 11 de marzo de 2001 em el Zócalo de la Ciudad de México. Disponível em: http://submarcos.org/zocalo.html
[68] Debate entre Sônia Guajajara, Zé Celso e Guilherme Boulos. Teatro Oficina, São Paulo, 06/06/16. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=_rf89zFaNT8

Raquel Gutierrez Aguilar en La Cazona de Flores // Emergente


En conmemoración por los dos años de Ayotzinapa, invitada por Tinta Limón Ediciones y en presencia del colectivo Asamblea de Mexicanxs en Argentina, entre otros, Raquel Gutierrez Aguilar, profesora e investigadora mexicana, visitó nuevamente la Cazona de Flores. 

Nos dice que
en Mexico el Estado ya no es garante de las condiciones de existencia de poblaciones queinterfieren en una acumulación salvaje de capital, y que un llamado popular a no obedecer se vuelve cada vez más consistente. A partir del levantamiento de los maestros en Oaxaca, lenta pero inexorablemente una red se está tejiendo en todo Mexico al ras del suelo. Sólo por esta vía es posible enfrentar un proceso de genocidio que desde la asunción de Peña Nieto no hizo más que intensificarse, haciendo que ya sean 26 mil los desaparecidos en México.

Clinämen: La política de los más pibes

Conversamos con Facu Abramovich y León Lewkowicz, estudiantes del Pellegrini. La «Campaña del Desierto» del macrismo en educación y su misión «civilizatoria»: ¿qué estudiantes quieren? ¿Qué significan medidas de fuerza como la toma? ¿Qué referencias políticas tienen los pibes? ¿Qué temas les interesan? Ser de izquierda es cuestionar todo.

http://ciudadclinamen.blogspot.com.ar/

La llegada de Temer: radicalización conservadora y fin de ciclo // Salvador Schavelzon


Impeachment e indefinición desde arriba

La situación política en el Brasil después de la destitución de Dilma Rousseff parece indicar que ya no será el Partido dos Trabalhadores (PT), quien administrará el difícil momento económico abierto en el capitalismo brasileño. Después de ocupar ininterrumpidamente la presidencia desde 2003, el PT siente el vértigo de su propia debilidad, sin haber podido resistir a la operación política iniciada por un grupo de políticos de poca monta, antes sus aliados, que se concreta como Impeachment y cambio de gobierno. Una época de comando conservador del Estado, deberá encontrar formas nuevas de resistencia, y un camino donde los grandes problemas del país puedan ser efectivamente abordados.

Un quiebre en el sistema político parece haberse cocinado por años, mientras la gobernanza neoliberal, como forma principal del reaseguro político de las elites, se volvía inexorable para la derecha y la izquierda estatal. No se trata de decretar la muerte de un partido, que continuará actuando y muy posiblemente también formando parte de gobiernos. Se trata de registrar un fin de época que concluye llevando a la marginalidad la forma de entender la política de quienes fueron sus protagonistas. La salida del PT es una derrota para los más pobres. Pero su permanencia no garantizaba un freno para recortes que castigaban especialmente las áreas sociales, y así se abre un problema más complejo que el de resistir a las políticas de Temer. Se debe construir un contrapoder descuidado en tiempos de progresismo.

El momento actual es el de un nuevo gobierno que combina políticos ideológicos conservadores alineados con intereses empresariales; políticas autoritarias y elitistas para cada uno de los ámbitos de actuación; alineados con voces de la derecha policial, en guerra contra los más pobres y criminalizador de manifestantes; además de posturas religiosas distintas iglesias contra derechos de mujeres y minorías. El cuerpo en que esa coalición que confluye en la defensa de un programa de retrocesos neoliberales, se sostiene es una clase política crecida a la sombra de un Estado de cargos repartidos, pequeños y grandes negocios y privilegios, hoy con Temer, ayer con Dilma y mañana con cualquiera que ocupe la presidencia.

El bloque a favor de la destitución de Dilma fue articulado con la participación de partidos que co-gobernaban con el PT y otros que se habían mantenido en la oposición. Sorprendería la facilidad con que después de 13 años en el poder el partido en la presidencia no tendría a su alcance recursos políticos ni institucionales para hacer valer un reciente triunfo electoral. Es factible que entre los factores que impulsaran a los operadores del Impeachment se encuentre la búsqueda de impunidad en causas abiertas por corrupción, que también afectaban al PT[1], pero el cambio de gobierno parece hablar de una grieta más profunda.

Los parlamentarios comprometidos y asociados a las agendas reaccionarias como las identificadas con la bancada “BBB” (en referencia a Bala, Boi [ganado vacuno] y Bíblia)[2], encontraron en la debilidad política de Dilma un atajo para asaltar las instituciones. Pero mucho más que de manipulaciones de reglamento, la destitución consistió en alinear pulsiones de impunidad y privilegio con el carácter conservador mayoritario en la composición de la legislatura nacida de las últimas elecciones. Este voto conservador, unido a una crisis en la izquierda, indica que la situación actual no es de alternancia entre un bloque de izquierda y otro de derecha.

En el nuevo gobierno, tendencias de intereses diversos, pero ya sin sindicatos ni movimientos en la mesa, buscan por estos momentos un punto de ebullición, aún no definido entre las distintas familias del poder, que no se puede decir que estén de vuelta porque, en rigor, nunca dejaron de participar de las decisiones y rumbo estratégico del gobierno. Mientras no está claro quien tomará la delantera en un momento que se propone achicar el Estado y profundizar reformas solicitadas por los “agentes del mercado”, se acerca al año electoral de 2018 sin claridad sobre el cuadro político que irá a surgir.

El actual gabinete sin mujeres, ni negros, ni jóvenes, y ya con tres bajas debido a causas de corrupción, no aspira a continuar como gobierno después de elecciones en las que Temer no tendría posibilidades y talvez ni siquiera habilitación por parte de la justicia electoral. Según sondeos de opinión, la realidad política es que la mayoría de la población fue favorable al Impeachment de Dilma, pero no apoya al gobierno nacido de tal destitución[3]. Haciendo virtud de esa imposibilidad, su gobierno se atribuye a sí mismo la tarea de efectuar medidas impopulares sin objetivos electorales de corto plazo que podrían desviarlos de esa tarea.

La candidatura que nazca del actual gobierno, buscaría entonces un nombre que pueda dar al programa de reformas la legitimidad de la que Temer carece. Por el otro lado, el PT buscará ser el eje de estructuración de una candidatura contraria al gobierno que lo sucede. Pero después de que consignas pidiendo nuevas elecciones o la vuelta de Dilma mostraron ninguna adherencia en la sociedad e inviabilidad en el sistema político, la debilidad como fantasma que sobrevuela al PT, y que llevó al Impeachment, muestra su consistencia. Todavía no hay actores de peso que capitalicen la salida del PT, como parte de una clase política desprestigiada. Pero el momento nuevo ya está abierto.

En lo electoral, las pesquisas muestran que Lula haría una buena elección en primera vuelta, aunque su posibilidad de disputar tampoco está garantizada por la justicia electoral. Por otra parte, Marina Silva, del partido Rede Sustentabilidade, se impondría frente a todos los hoy potenciales candidatos en un eventual segundo turno, según encuestas[4]. Lo cierto es que, aunque es mucho el trecho a recorrer hasta las nuevas elecciones, tanto en términos del gobierno resultante de lo que se puede entender como nacido de un parlamentarismo de facto, como en términos electorales, los dos partidos que comandan el país desde 1995 están desplazados.

El PSDB y el PT, que se repartieron casi en partes iguales la totalidad de un electorado de cerca de 100 millones de votantes poco tiempo atrás, en las elecciones de octubre de 2014, hoy tienen a los protagonistas de esa disputa, Dilma y Aécio[5], ausentes o sin chances en cualquier posible futuro escenario electoral. Un Brasil del norte y nordeste que podría reconocer la importancia de políticas sociales legado del ciclo económico de crecimiento, y donde el PT o sus aliados mantendrían relevancia, no podrían con el Brasil del centro y sudeste, dominante demográfica y políticamente, donde la imagen de un PT corrupto llevó más personas a la calle que la denuncia de golpe de Estado en curso.

Ahondando en el posible cambio de ciclo, sin embargo, para analizar una crisis en el plano de la representación política y de los principales partidos que gestionaron el país nacido de la Constitución del 88, es necesario superar el plano de la medición de candidatos. En el caso del PT, es justamente la entrega de un movimiento político con muchas ramificaciones y millones de simpatizantes a los especialistas de marketing y al financiamiento empresarial, donde radica su debilidad y ocaso como instrumento político de los de abajo.

La fuerza del PT en el nordeste, donde antes se votaba a la derecha de señores territoriales, habla del impacto socioeconómico positivo asociado al lulismo, con mucha presencia de políticas de transferencia de renta, que mejorar la situación de la región. En términos de proyecto político de movimientos sociales o representación de las mayorías, sin embargo, allí tampoco hay señales de vitalidad o regeneración política con espacio para la participación y construcción de una sociedad más justa. Aún donde el apoyo electoral fue mayoritario, el PT no deja de avanzar por el camino de fortalecimiento de la máquina electoral y de participación en el Estado en detrimento de la influencia de la militancia o las bases. La falta de cambios estructurales, y un vínculo del Estado con los gobernantes que no difiere de la lógica tradicional, explican que el triunfo con más del 70% en el nordeste que permitió la reelección de Dilma, se haya esfumado en la evaluación negativa, que también alcanzaría a Lula cuando la crisis y las políticas de austeridad se anunciasen.

Marina Silva no mostró por el momento estar dispuesta a desprenderse de los intereses políticos que gobiernan hace tiempo independientemente del PT y el PSDB: la gobernanza financiera y neoliberal, los lobbies empresarios y religiosos que supieron neutralizar al PT y que dictan los pasos del nuevo gobierno. Su capacidad para formar un gobierno de perfil propio todavía no se ha probado en el final de ciclo que ha llegado, aunque su abertura a asumir causas como la ambiental, indígena, y de crítica al desarrollo más brutal, que el PT no puede ya hacer suyas, puede que la convierta en un actor de influencia creciente en el juego político de los próximos años.

Sin nuevos referentes ni movilización social, con un PT claudicante y sin palabras para recuperar su lugar conducción fuera del gobierno, dan lugar a un vacío que puede entenderse como distancia entre la clase política y la población en general. Es de esa forma fue posible un paso a primer plano del PMDB, partido de las sombras y cloacas de todos los gobiernos desde la democratización, que ya tienen sobre la mesa un plan de acción accesible, en la medida en que no indispone ningún sector del poder y desarma el Estado afectando a los ya castigados por el modelo que estaba en marcha.

El nuevo momento político fue evidente ya en junio de 2013, cuando tuvieron lugar manifestaciones multitudinarias sin precedentes en centenas de ciudades contra el aumento del precio del transporte decretado por los gobiernos locales de todo el país, y donde el reclamo por derechos sociales era tan altisonante como la impotencia para interpretarlos de los gobiernos formados por los partidos del viejo ciclo. Junio de 2013 pudo haberse constituido como nuevo centro político que abriera un ciclo de profundización de reformas, pero se recluyó ante el paso a primer plano de la dinámica política con foco en el impeachment. Al mismo tiempo, la única reacción desde el gobierno federal consistía en sobreactuar un aleccionador rechazo a cualquier deseo de reforma, con llamada para la represión de la protesta y ajuste, como salida presentada como inexorable.

Si las calles de junio hicieron la lectura más sana del fin de un ciclo, sería el Impeachment quien lo aprovecharía en primer instancia para traducir institucionalmente el agotamiento de las fuerzas políticas gobernantes. Entre el pedido de más derechos en las calles, y una nueva articulación política que busca profundizar el ajuste que ya había sido iniciado, sólo queda claro que un modelo político está acabado. La dominancia de los protagonistas de un Brasil que nace de pactos constituyentes en los 80 sin desplazar totalmente a los grupos de poder de la dictadura, se muestra artificial y neutralizada.

El país del ‘88 que se va

La promesa de Lula en 2002, en la “Carta a los Brasileños”, de que mantendría las cuentas públicas y la inflación controladas, con estabilidad económica y “responsabilidad”, se traduciría en la no modificación de los lineamientos de la economía neoliberal establecida en los 90, en un proceso político sin rupturas, pero que pudo abrir cierta disputa y capacidad de acción en su interior. Ya en 2003 el PT se mostraría como articulador de un centro político que definiría una izquierda disidente que quedaría como voz marginal, y una derecha que buscaría imponerse e influenciar desde adentro del gobierno de coalición, a sabiendas que el triunfo electoral le sería inalcanzable.

El gobierno del PT exploraría las posibilidades y límites de lo que se conoció como “pacto lulista”: un modelo donde se proponía que tanto los trabajadores como los empresarios serían beneficiados, por el camino de la apertura para inversiones, el fomento estatal al sector empresario, y un interés por lo social. Si bien reformas importantes que mejoraran un paupérrimo sistema educativo, de salud y de desigualdad en el campo, y aunque hoy es difícil sostener que una nueva clase media fue consolidada, como buscaba instalar la propaganda oficial, por ese camino se redujo la pobreza y la extrema miseria, se amplió el acceso a la universidad y se iniciaron políticas de cultura innovadoras, mientras indígenas y pequeños productores rurales no eran solamente desplazados, sino que también accedían a derechos.

En el último tiempo, coincidente con la presidencia de Dilma, pero que mantenía a Lula y al PT en el armado de articulaciones conservadoras, ese modelo perdería la capacidad de contentar distintos actores políticos, y sólo avanzaría en una dirección de clausura de derechos. Perdería su ambigüedad. Un mundo formado en la oposición entre el PSDB y el PT, y un lenguaje donde privatizaciones y mercado se oponían a lo social y al desarrollo, dejaba de tener correlato con la realidad, aunque volvería a instalarse en las elecciones de 2014 y con la denuncia de la salida de Dilma como golpe de Estado. Más que un impasse o cambio de correlación de fuerzas, sin embargo, lo que parece en juego es que la comparación entre esos dos modelos puede no ser más el punto crucial ni la mejor forma de describir el cuadro político actual.

Hay un hecho de la realidad política que no puede ser dejado de lado: sólo un camino conservador parece tener coherencia política para instalarse. Un arreglo de piezas y discursos políticos que tenía al PT en el centro se termina, cediendo lugar a un avance conservador que sin embargo no se constituye todavía como nuevo modelo. El empoderamiento de actores que ya circulaban por el Palacio Planalto, puede prescindir del marco presentado como conciliación, pero no hace más que dar viabilidad al programa presentado por Dilma Rousseff a inicios de 2015, en un episodio que quedó cristalizado con claridad como mentira electoral, cuando poco después de ganar la elección en que el PT logró imponerse como candidatura contra el ajuste, el gobierno daría media vuelta e iniciaría la implementación de “políticas de austeridad”. La elección del banquero Joaquim Levy en el ministerio de hacienda, entregaba el comando de la economía al que poco antes era responsable del programa de campaña del candidato derrotado.
Es que el fin de época no tiene que ver con una comparación de legados o, incluso, voluntades y trayectorias, como sostiene el apoyo al gobierno saliente y cierta oposición al gobierno de Temer que se empeña en clausurar cualquier discusión o mirada crítica sobre las bases frágiles en que se apoyaba el progresismo. Esta es una discusión en la izquierda, incluso entre quienes fueron parte o apoyaron la agenda que el PT pudo ciertamente representar. Cuando las posibilidades de conducir un proceso de profundización democrática y de reformas se substituye por el programa neoliberal de recorta sobre asalariados y pobres, se impone el fin de un proyecto político con raíces en las huelgas del final de la dictadura y adaptado al capitalismo en los ’90, hoy golpeado desde la derecha con la que la cercanía en términos de lógica de funcionamiento ya es innegable.

Parece claro, así, un movimiento en tres actos iniciado por un desvío, interrumpido por una llamada de atención desde las calles, y la sustitución de piezas para continuar por un camino ya anunciado, pero con cualquier posibilidad de reacción mucho más alejada. A pesar de que bajo ningún concepto se puede decir que Dilma Rousseff fue insubordinada a los dictados de arriba para recortar derechos por abajo; la forma en que el PT sale del poder no parece indicar que su vuelta será posible próximamente, por lo menos por el camino que hasta ahora recorrió. Junto al PT, la misma crisis se percibe entre los sectores sociales que acompañaron como aliados que no han podido construir una posición autónoma cuando sus históricas demandas eran abandonadas.

La incapacidad de reacción en la actual coyuntura, también se extiende a organizaciones sociales que acompañaron la transformación del PT en un actor gubernamental. El Movimiento Sin Tierra (MST) se encuentra con dificultades de encabezar un ciclo de protesta, después de haberse recluido en los gobiernos del PT, aun cuando la reforma agraria sólo avanzaría según las necesidades del agro-negocio, o se interrumpiría totalmente, durante el gobierno Dilma. Lo mismo con un sindicalismo que había sido novedoso y revitalizador. Voces políticas de la cultura y el trabajo inmaterial con quienes el PT también construyó una relación desde el Estado, alzaría su voz contra Temer, pero no haría una lectura del fin de una época, tal como vemos en su incapacidad para reaccionar cuando el ministerio de cultura sufrió un recorte del 50% del presupuesto, como parte del ajuste iniciado en 2015 por Dilma Rousseff.

La debilidad política que hoy se evidencia ante la dificultad de enfrentar las medidas de Temer, se relaciona con la pérdida de autonomía y no es ajena a la presencia del PT en el gobierno. En esa época, permitió que organizaciones políticas y militancia “gobernista”, mantuviera silencio frente a proyectos como la represa de Belo Monte[6] y otras obras de gran impacto, indefendibles desde ningún punto de vista que no sea el de la transferencia de recursos públicos a manos privadas. Tal cooptación de las fuerzas sociales en un proyecto ajeno, es lo que muestra el fin de época que requerirá reagrupamiento y creatividad política para aprender a situarse en una nueva coyuntura.

De salida, el progresismo recuerda la influencia de los grandes medios de comunicación. Pero como en otros ámbitos, quizás sea tarde cuando no se buscó funcionar desde otra lógica. El lugar privilegiado que tienen para el progresismo el análisis de la manipulación de la prensa, sin duda un factor en la erosión de su vínculo con la población, no sólo deberá responder el sentido de financiar ampliamente con pauta oficial a la prensa conservadora[7], sino también abrir la discusión de porqué la comunicación progresista hacía oídos sordos a medidas regresivas que hoy son denunciadas, pero que se dejaban avanzar con indiferencia cuando sus impulsores eran del gobierno anterior[8].

Radicalización conservadora e impotencia del PT

Al atrincherarse en la defensa cínica y pragmática de lo que sería una diferencia en el grado del ajuste, o en el vínculo con una historia, que ya no podía ofrecer conquistas sociales ni garantía de mantener en pie lo conseguido, se fue permitiendo la neutralización de resistencias a un proceso en que era el gobierno progresista introducía políticas conservadoras sin reacción. Pero a diferencia de otros países latinoamericanos donde todavía las fuerzas progresistas protagonistas de la década anterior –se encuentren o no de salida– representan la posición de la gente contra el ajuste y el ataque a los sectores más vulnerables; o represente conquistas de la memoria y la organización popular (y aunque en esos lugares el avance conservador en el seno del progresismo no sea para nada ajeno), en Brasil el PT no sale derrotado por haber intentado un camino alternativo al recetado por los intereses del gran capital. Es ese posicionamiento, comprobado una y otra vez en la historia reciente, lo que obliga a ubicar al PT en el campo del poder, instaurando en su lugar instaura un vacío.

Por un camino que se profundizará en el nuevo gobierno, en lo que debe verse como una radicalización conservadora antes que un punto de inflexión, vemos demarcarse una nueva época, en la medida en que la neutralización del PT hace que las nuevas luchas sociales busquen hoy nuevas referencias. Es el resultado de una larga lista de auto-golpes, como el reciente impulso a privatización de la salud pública y de explotación de áreas petroleras (con senadores del PT votando la entrega de nuevas reservas junto al PSDB); o la desvinculación de recursos del Estado para cumplir con gastos sociales, según el proyecto impulsado por el gobierno de Temer, pero que comenzó a circular como propuesta del PT[9].

El último PT de gobierno también defendería propuestas de reforma jubilatoria con aumento de edad de retiro; y concretaría la derogación de legislación que resguardaba conquistas laboristas de la década del 40. Siguiendo una agenda internacional conservadora, se avanzaría en la criminalización de protesta con legislación “anti-terrorista”; y pondría al Brasil en el mapa de los peores conflictos ambientales del mundo, como parte de una concepción de desarrollo que además fue incapaz de reaccionar contra los responsables de desastres naturales prevenibles[10].

Quien continuará la tarea de implementar el ajuste y una política “de austeridad” será un gobierno que nunca hubiera conseguido alcanzar la presidencia por el voto. Pero aunque muy probablemente no será Michel Temer el que transite el momento que se abre, después de las elecciones de 2018, parece menos posible un retorno al proyecto hoy desalojado por un agotamiento que viene de su interior, y que no se puede atribuir al desgaste, sino a la propia concepción política, o cooptación por parte de visiones empresarias, como queda claro en el proyecto de país emprendido antes de la crisis, con opción tecnocrática por un desarrollo capitalista apoyada en grandes grupos empresarios, y empeñada en la creación de otros.

El cuño antidemocrático, que es la marca de la nueva época, se constata en lo político con candidatos dependientes del apoyo empresarial, sabe eludir la decisión popular con mentiras electorales o despolitización generalizada, y avanza en un modelo de desarrollo que destruye todo lo que no se adapte a una civilización de consumo. La clausura a conectarse con expresiones de un Brasil menor, de las diferencias y territorios existenciales, muestra al PT como parte de una máquina que puede llamarse democrática, pero impone privilegios e injusticia, y es menos herramienta de la gente que del gran capital.

El modelo de desarrollo, cuya participación en su gerenciamiento llevó a Dilma Rousseff a ser la candidata elegida por Lula para sucederlo[11], es compartido por el gobierno Temer, beneficiado de la destitución después de haber aprovechado un empoderamiento resultante de la estrategia de alianzas del propio PT. Estas alianzas permitieron a Eduardo Cunha llegar presidir el congreso y a Michel Temer ser segundo en la línea sucesoria, ratificado en ese lugar por el mismo caudal de votos que llevó a Dilma a la presidencia. Fue la respuesta con que el PT se adapta a un sistema “presidencialista de coalición”, que en el primer gobierno de Lula dio lugar al escándalo de Mensalão, por compra de votos a parlamentarios de partidos chicos, y que da cuerpo a la demanda de una reforma política, atrás de la cual el PT y parte de la izquierda busca encontrar espacio para rearmar un proyecto político.

La cercanía del gobierno saliente y entrante queda evidente si enfocamos en los propios actores que saltaron de un gobierno a otro. Un alto porcentaje de ministros de Michel Temer también lo fueron en los gobiernos del PT[12]. Otros participaron de la base de apoyo en el parlamento, y el ministro de economía de Temer, Henrique Meirelles, que hoy es adalid de los recortes, fue presidente del Banco Central escogido y elogiado por Lula, que también lo propondría para ocupar la cartera de economía en el segundo gobierno de Dilma, y que hoy es quien se encarga de articular las propuestas de recorte social, profundizando lo promovido por el anterior gobierno.

Esta continuidad permite no extrañarse ante la circulación jocosa, en la prensa y las redes sociales, de desafíos en que era difícil descubrir si ciertas declaraciones o medidas antipopulares provienen del gobierno de Dilma o del de Temer[13]. Hay una unidad en la clase política brasilera, de la que el PT forma parte a pesar de un origen como instrumento político de los trabajadores y la izquierda, décadas atrás. Así, los líderes del PT no sólo son protagonistas de escándalos de corrupción relacionados con obras públicas y dinero para elecciones. El PT comparte con los partidos que fueron parte de su base o que estaban en la oposición, una misma lógica de gobierno. El gran partido de la izquierda brasileña, dicho de otro modo, no es hoy una herramienta de transformación.

El fin de época es así un proyecto implementado por propia visión política, combinada con un sentido común al que el comando del Estado -o de este Estado, corrupto por naturaleza- es lo que marca el fin del PT como fuerza política de cambio. Cuando hubo realmente una movilización popular, de composición joven, popular y con demandas progresistas, en cambio, no sólo perdió la oportunidad de comunicarse con nuevos movimientos horizontales y en red que mostraban que las calles exigían un cambio, sino que dio incluso la espalda a la vieja concepción de participación social y cercanía con movimientos de donde nace el PT.

Entre la corrupción y el golpe: junio de 2013

Señalar la continuidad de las políticas actuales con las iniciadas por el PT, no busca un juicio moral a los caminos de cierta izquierda, y tiene el sentido de evitar dos marcos explicativos que, acomodándose a una disputa mediática que da continuidad a las estrategias del marketing electoral, deja de lado la necesidad de pensar a partir de un fin de época. Tanto el foco en la corrupción, principal script de los grandes medios, como una grandilocuente denuncia de un golpe que no es acompañada de las acciones que tal acontecimiento exigiría, dejan de lado la gravedad de la naturalidad con que tanto el gobierno de Dilma Rousseff como el de su sucesor, asumen la necesidad de un ajuste sobre los más débiles.

Otro camino, que toma nota del fin del Brasil del PT, probablemente junto con el de su rival histórico, el PSDB, exige pensar en las jornadas de movilización iniciadas en junio de 2013, cuando los problemas de un consenso transversal a toda una clase política enclaustrada, se mostró unificada en una respuesta de represión y promesas de reforma que no se llevarían adelante. Más que alternativas electorales, para situar el centro de la nueva época tenemos las reformas conservadoras, y la resistencia de un nuevo sentido común que salió a las calles.

El primer marco interpretativo que es necesario dejar de lado para entender los movimientos tectónicos de hoy cuando se analiza el impedimiento constitucional de la presidenta, es el énfasis exclusivo en los escándalos de corrupción que involucraban al PT. Este lugar común de los grandes medios y buena parte de la clase media, pero con efectos en todas las clases, permitió la convocatoria de movilizaciones con millones de personas pidiendo la salida del Dilma y dirigidas contra el PT. Se conectan con investigaciones judiciales que reformas impulsadas por el propio gobierno Dilma posibilitaron, no pueden reducirse a una conspiración antipopular, con participación imperialista, y consiguieron que empresarios de corporaciones multimillonarias, convertidas en actores internacionales con apoyo estatal, vayan a prisión.

Las protestas contra la corrupción, que en otros países (como India y España) dieron lugar a la renovación de un sistema político, con aparición de nuevos actores, en Brasil no puede constituirse como marco principal de la crisis política. Acompañaron la acción del parlamento en la abertura del Impeachment, pero el mismo se torna incongruente al observar que la destitución dio lugar a un gobierno mucho más comprometido con la corrupción endémica a un Estado que ahora es gobernado directamente por su casta dirigente más conservadora. Si bien ocupa un papel en la erosión de una base electoral, el agotamiento del PT debe medirse en relación a lo que fue su propio proyecto, y a la posibilidad del mismo en el Brasil actual.

La realidad del ajuste, como síntoma de cierta lógica de gobierno, defendemos acá que explica más que la teoría de una gran conspiración golpista o la dependencia de dinero ilegal para una política que de hecho opta por el marketing electoral y conducciones autonomizadas. Ser un régimen corrupto, se ve en muchos lugares, no es suficiente para dejar de ser alternativa. Como narrativa que explica un cambio de gobierno, sin embargo, también es necesario ver más allá de lo que buena parte de la izquierda explica como modus operandi de las elites contra un gobierno popular. La falta de movilización de los que votaron por Dilma, o de los trabajadores que el PT nació para representar, hace necesario que la búsqueda de un marco interpretativo para la crisis también descarte esa explicación.

La narrativa del “golpe de Estado”[14], que abre un largo campo de disquisiciones jurídicas difíciles de traducir a la mayoría de la población, también deja de lado algo esencial para situarse en la actual crisis política. Ella deja de lado la imposibilidad del campo popular brasilero y la izquierda, de plantear una alternativa al ajuste. Entre la corrupción y el golpe, y sin negar la medida en que estas narrativas puedan ser verdaderas, se vuelve necesario encontrar una explicación para la persistencia de una casta política. Ese lugar político existe, aunque desdibujado, en el recuerdo de las amplias olas de movilización que sorprendieron Brasil en junio de 2013.

Más allá de la discusión sobre como caracterizar el modo de aplicación de la herramienta constitucional de Impeachment, en la que no faltan elementos de manipulación, que permitirían usar de forma laxa el vocablo “golpe”, pero que también difieren del sentido comúnmente dado a esta palabra en América Latina, por lo que nos inclinamos por la idea del recurso de unparlamentarismo de facto, es importante pensar el momento político sin centrarse en la destitución de Dilma. La misma, si dejamos de lado elementos de cultura e identidad política que es antagónica entre el gobierno saliente y entrante, nos lleva a la necesidad de señalar la continuidad de un modelo, organizado en su arquitectura económica desde la década del 90, y que el PT supo complementar socialmente, pero que hoy no encuentra para la crisis otra solución que el recorte de gastos sociales.

Los rasgos comunes de un modelo, no se evidencian solamente en la respuesta ante la crisis, sino también en consensos sobre un desarrollo que se apoya especialmente en el agronegocio, y que tolera 58 mil muertes violentas por año[15] con impunidad policial garantizada por leyes de confidencialidad, y sin capacidad de hacer frente al avance conservador en la sociedad, que participa como espectador de disputas entre elites políticas lejanas, y donde las posibilidades de una política emancipatoria pierden para la lógica del Estado padre que se territorializa como máquina electoral de operadores locales en el marco de una lógica gubernamental de asistencia neoliberal[16].

Una sobredimensión de la traición de Michel Temer y otros ex aliados del PT, como Eduardo Cunha (presidente de la cámara de diputados que habilitó el impeachment) y Renan Calheiros (presidente del senado y como el primero también partícipe de varios esquemas de corrupción), no permite entender el tipo de gobernabilidad y tablero político que desaparece, ni el desplazamiento del PT y el PSDB, sus principales arquitectos junto al PMDB, que tampoco será capaz por sí sólo de ser quien paute los caminos políticos de los próximos años.

Al hablar de “golpe”, sobredimensionando la traición de Michel Temer y otros ex aliados, o defendiendo una conspiración con participación norteamericana, es necesario explicar por qué no fue posible que una movilización masiva se oponga a las maniobras del congreso, ni que un estado de sitio, mecanismos de defensa o acciones judiciales de emergencia sean accionadas. También se debe explicar la diferencia con situaciones como las de Honduras y Paraguay, en que presidentes son desalojados con intervención militar violenta – en el caso de Honduras – o repentinamente sin derecho a defensa – como en Paraguay – pero especialmente, se debe explicar por qué no se constata la presencia de un cambio de rumbo, o de sectores golpistas opuestos al tipo de políticas articuladas desde el gobierno saliente.

En la narrativa del golpe, prolongada o no en una estrategia electoral que buscará el regreso de Lula u otro candidato, la impunidad cotidiana en Brasil, o medidas que muestran el sesgo autoritario y conservador del nuevo gobierno, son usados como argumentos que confirman que en lugar de un juicio político se trataría en una interrupción del Estado de Derecho, antes en pie. Sin negar que el vínculo deteriorado entre el PT, sus bases y votantes históricos se recompone moralmente mientras el partido es desalojado de una máquina que lo modificó en mayor medida de lo que se vio modificada por el mismo.

Como ocurrió en 1991 con Collor de Melo, en un juicio político acompañado de movilización en las calles con argumentos que posteriormente serían descartados por la justicia, la salida de Dilma se daría en un proceso del que participan mayorías calificadas del senado y la cámara de diputadas (el voto de un tercio del senado hubiera sido suficiente para bloquearlo), así como del Tribunal Supremo Federal, en el desenlace del proceso, del cual tanto como 9 miembros, de 11, accedieron a sus puestos propuestos por el propio PT. Las palabras fuertes sobre el golpe, que no esconden una cercanía real entre el nuevo gobierno y la herencia de la dictadura, también se oyeron en declaraciones de países aliados, pero que tampoco llevaron adelante posiciones consecuentes como el corte de relaciones diplomáticas con el gobierno golpista, el accionamiento de la cláusula democrática del Mercosur o el Boicot al nuevo gobierno en los Juegos Olímpicos disputados mientras el proceso de impeachment se encontraba sobre la mesa.

La situación de indiscernibilidad entre las políticas del segundo gobierno de Dilma, en que el apoyo de la población, poco después de haberla reelecto, se redujo a menos del 10%, según las investigaciones de opinión, se prolonga aún después de abierto el escenario del Impeachment. Aún después de que ministros dejen sus cargos para pensar contra la presidenta, el PT y el PCdoB, aliado hasta el final, mantendrían alianzas para las elecciones municipales de octubre con el PMDB y otros partidos que votaron a favor de la destitución, en más de 1600 municipios y algunas grandes ciudades[17]. Varios congresistas del PT también apoyarían un nuevo candidato a presidente de la cámara también proveniente del PMDB. Ni durante ni después delImpeachment el PT decide despegarse de una lógica política de alianzas con lo más corrupto de la política, alternando, como en tiempo de elecciones, una retórica radicalizada con una política real pragmática y conformista por debajo de la mesa.

El que fuera uno de los mayores partidos de izquierda en el mundo, así, muy posiblemente ya no volverá a ser en el corto plazo el centro de la política brasileña ni tampoco, como ya muestran nuevas articulaciones, el instrumento con que se organice la izquierda. Surgen así nuevas fuerzas políticas y alianzas que buscan cabalgar en el vacío que junio de 2013 pone en evidencia, incluso entre los que se embarcaron en la denuncia de un golpe, después de haber sido críticos a los sucesivos gobiernos del PT, que ven posibilidades de sus candidaturas en algunas ciudades y de articulación con movimientos sociales antes exclusivamente aliados al partido de gobierno.
En el campo social de la izquierda no organizada en partidos ni movimientos, protagonista de protestas en 2013, surgen nuevas luchas como las de las escuelas secundarias o huelgas por afuera de los sindicatos. También se expande la fuerte corriente de opinión pública que no está dispuesta a apoyar movimientos que ignoren los efectos de un modelo de desarrollo y grandes obras, planeado desde una perspectiva de intereses meramente capitalistas, e inseparable de una política necesitada de financiamiento ilegal proveniente de las mismas obras.

A la hora de explicar el declive del PT, uno se pregunta si se trató de una estrategia equivocada. Apenas un tercio de los senadores hubieran impedido el Impeachment. El PT no consiguió el voto siquiera de seis senadores que habían actuado como ministros[18]. ¿Todavía externos en una institucionalidad ajena? Quizás el problema fue el contrario: el PT se encontraba demasiado integrado al sistema político que para la población despierta o bien indignación, o bien indiferencia. Después de más de una década en que las organizaciones de la sociedad dejaran la calle y se dedicaran a recorrer ministerios, no sin resultados materiales inmediatos que se deben valorar, un contrapoder que sirviera contra los recortes desde las calles, se encuentra ya desarticulado.

Después de las masivas movilizaciones de junio de 2013, y su desdeñado papel de alerta para una clase política que no tuvo sensibilidad para escucharlo, en 2013, se bifurcaría a partir de ellas una serie de movilizaciones anticorrupción sin horizonte político crítico, por un lado, y de defensa nostálgica de un gobierno debilitado, con actos espaciados y de baja concurrencia, como testimonio del fin de ciclo de lo que fue una importante construcción colectiva y hoy deja el poder como fuerza transformista, además de derrotada.

Notas:
[1] Esta lectura se desprende de las pruebas publicadas por la prensa, derivadas de la “delación premiada” del empresario petrolero Machado. Resultaría en la renuncia del hombre fuerte de Temer en su primer gabinete, pocos días después de asumir. Ver: Talento, A. e M. Falção “Em delação, Machado diz que Renan e Jucá recebiam mesada do petrolão”, 15 de junio 2016, http://www1.folha.uol.com.br/poder/2016/06/1781918-em-delacao-machado-diz-que-renan-e-juca-recebiam-mesada-do-petrolao.shtml
[2] Martins, R. “A bancada BBB domina o Congresso” 14/4/2015 http://www.cartacapital.com.br/revista/844/bbb-no-congresso-1092.html
[3] “Após afastamento, reprovação a Temer chega a 70% e avaliação de Dilma melhora, diz pesquisa” Ingrid Fagundez http://www.bbc.com/portuguese/36636385 “O que as últimas pesquisas revelam sobre apoio ao impeachment e a Temer?” http://www.bbc.com/portuguese/brasil/2016/05/160511_temer_rejeicao_lab “Nem Dilma, nem Temer: maioria da população quer eleição antecipada, aponta nova pesquisa” Mariana Schreiber
[4] “Lula lidera intenção de voto em 2018, mas perderia 2º turno” http://politica.estadao.com.br/noticias/geral,lula-lidera-intencao-de-voto-em-2018-mas-perderia-2-turno,10000063304“Lula e Marina lideram corrida para 2018; tucanos despencam” http://www1.folha.uol.com.br/poder/2016/04/1759342-lula-e-marina-lideram-corrida-para-2018-tucanos-despencam.shtml“Datafolha mostra Marina Silva vencendo as eleições de 2018 em todos os cenários” http://www.infocors.com/2016/07/datafolha-mostra-marina-silva-vencendo.html?m=1
[5] Aécio Neves fue afectado por denuncias de corrupción y también desplazado políticamente dentro del PSDB por dos líderes: Serra, canciller de Temer, y Alckmin, gobernador de São Paulo. Ambos se disputa su bastión, el Estado de São Paulo, pero sin buenas mediciones en el ámbito nacional.
[8] Véase el caso del proyecto PEC 241/2016, “Temer exuma a PEC de Dilma que reduz despesa pública com o povo” http://cgtb.org.br/2016/06/19/temer-exuma-a-pec-de-dilma-que-reduz-despesa-publica-com-o-povo/ La misma sensación de falta de seriedad en el debate político sentimos al comparar el tratamiento de medidas como suba de tasas de interés, aumento de tarifas, tratados de libre comercio y otros, cuando impulsados por presidentes “progresistas” o conservadores sudamericanos.
[9] Diferentes proyectos de enmienda constitucional, presentados en 2015 y 2016, inicialmente defendidos por el gobierno Dilma, luego como prioridad en la agenda de Temer buscan desvincular la obligatoriedad constitucional de gastos en salud y educación del presupuesto de la nación. El proyecto PEC 241/2016, hace eso poniendo un techo de 20 años al gasto público, no pudiendo este superar el gasto del año anterior, corregido por la inflación. De esa forma los gastos sociales quedan descomprometidos por parte del Estado, mientras el pago de la deuda se mantiene intacto como prioridad.
[10] Milanez, F. “Os 10 conflitos ambientais mais explosivos do mundo”, 8/8/2016, http://www.cartacapital.com.br/sustentabilidade/dez-conflitos-ambientais-que-explodem-no-mundo
[11] La lógica de gobierno queda clara al analizar el Programa de Aceleración de Crecimiento (PAC), cuyo gerenciamiento como ministra llevó a Dilma a ser candidata elegida por Lula para sucederlo. Con inversiones calculadas en R$ 500 mil millones en su primera versión y R$ 1,5 billones en la segunda, y como fue evidente con Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos, que tuvieron exoneración de impuestos para las empresas organizadoras, el legado del modelo de desarrollo es desalojo ilegal de pobres, sobreprecios, desvío de dinero, impacto ambiental irreversible y además errores de planeamiento que vuelven a muchas de esas obras inservibles o abandonadas. Albuquerque R, T. e Salvador, E. “As implicações do Programa de Aceleração do Crescimento nas Políticas Sociais” SER Social, Brasília, v. 13, n. 28, p. 129-156, jan./jun.2011http://repositorio.unb.br/bitstream/10482/9689/1/ARTIGO_ImplicacoesProgramaCrescimento.pdf
[12] En el primer gabinete de Michel Temer, con 23 ministros, el jefe de gabinete (Padilha); los ministros de planeamiento (Jucá); de ciencia y tecnología (Kassab); de turismo (Alves); de gobierno (Vieira Lima) y de Integración Nacional (Barbalho), fueron secretarios de estado o ministros de Lula o Dilma. Así, proyectos que tramitan con Temer como la reforma jubilatoria, el límite para gastos públicos y desvinculación de los mismos a un mandato constitucional, restituciónd e impuestos regresivos, etc, no extraña que hayan sido agenda presentada por Dilma al congreso como camino para retomar el crecimiento.
[14] Argumentos contrarios a la interpretación que caracteriza un golpe de Estado pueden encontrarse en: A RETÓRICA DO “GOLPE DE ESTADO” NO IMPEACHMENT DE DILMA ROUSSEFF por Marcus Fabiano, disponible en https://marcusfabiano.wordpress.com/2016/04/17/a-retorica-do-golpe-de-estado-no-impeachment-de-dilma-rousseff/ A favor de esta interpretación puede citarse el libro “Por que gritamos Golpe?”, Varios Autores, Sao Paulo, Boitempo, 2016, o la compilación publicada por la red CLACSO, disponible en:http://www.clacso.org.ar/difusion/Golpe_Brasil_genealogia/genealogia.htm .
[15] “Ramalhoso, W> Brasil registra 58,5 mil assassinatos em 2014, maior número em 7 anos” 08/10/2015 http://noticias.uol.com.br/cotidiano/ultimas-noticias/2015/10/08/brasil-registra-585-mil-assassinatos-em-2014-maior-numero-em-7-anos.htm Martin, M. “Brasil tem seis assassinatos por hora, a maioria de homens negros” 11/11/14http://brasil.elpais.com/brasil/2014/11/11/politica/1415732921_778564.html
[16] Toledo Jr, V “Frei Betto critica assistencialismo e pede reformas por «democracia econômica»”. 15/03/2008 http://noticias.uol.com.br/ultnot/2008/03/15/ult23u1484.jhtm
[17] Castaneda, M. PT se coliga com golpistas PMDB, PSDB e DEM em 1683 municípios https://lidadiaria.wordpress.com/2016/08/19/pt-se-coliga-com-golpistas-pmdb-psdb-e-dem-em-1683-municipios/
[18] Charleaux, JP, “Dilma ficará frente a frente com ex-ministros que agora são seus adversários: quem são eles” 8/8/2016 https://www.nexojornal.com.br/expresso/2016/08/19/Dilma-ficar%C3%A1-frente-a-frente-com-ex-ministros-que-agora-s%C3%A3o-seus-advers%C3%A1rios-quem-s%C3%A3o-eles

La Hora del Lobo


Corto documental realizado en el marco del Posgrado en Documental Contemporáneo de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) – Festivales: BAFICI / FICIC / FAB (Bariloche) / Cine B (Chile) / Valdivia (Chile) / ANTOFADOCS (mención del jurado) / La Habana Film Fest (Cuba)
SINOPSIS
‘La Hora del Lobo’ es un corto documental que retrata cómo vivieron los hechos ocurridos durante la noche del 3 y la madrugada del 4 de diciembre del 2013 los estudiantes del barrio cordobés de Nueva Córdoba, cuando la policía se declaró en huelga y una sucesión de saqueos se producían en diferentes partes de la ciudad.
FECHA Y LUGAR DE REALIZACIÓN
Córdoba (Argentina) Diciembre 2014
EQUIPO DE TRABAJO
Idea, Dirección, Guión: Natalia Ferreyra / 
Producción: Natalia Ferreyra, Ana Lucía Frau / 
Montaje: Gisela Hirshfeld-Natalia Ferreyra / 
Fotografía: Facundo Moyano / 
Postproducción: Gisela Hirschfeld / 
Tutoría de proyecto: Federico Robles, Pablo Baur.
CONTACTO
Direcciòn: Natalia Ferreyra: paranataliaferreyra@gmail.com
Producciòn: Ana Lucìa Frau: analuciafrau@gmail.com
Coordinación académica: Federico Robles / Pablo Baur: posgrado_documentales@mail.com
eci.unc.edu.ar

facebook.com/posgradodocumental

Entrevista a Raquel Gutiérrez Aguilar // Mariano Pacheco

Actualmente vive en México, aunque durante varios años su hogar estuvo en Bolivia, donde participó del Ejército Guerrillero Tupac Katari organización político-militar aymara que al ser golpeada por la represión terminó con algunos de sus integrantes en la cárcel. Entre ellos, la propia Gutiérrez Aguilar, y su pareja de entonces, el hoy vice presidente Álvaro García Linera. Raquel es socióloga, matemática y filósofa. Intelectual crítica vinculada a distintos movimientos sociales del continente. Su libro “Los ritmos del Pachakuti”, en el que describe y analiza las luchas en Bolivia entre el año 2000 y el 2005, ha sido fuente de consulta de numerosas experiencias políticas que pujan en Nuestra América por sostener un pensamiento crítico y una práctica política de nuevo tipo. De paso por Buenos Aires, “La luna con gatillo: una crítica política d ella cultura”, la entrevistó telefónicamente el pasado jueves, para conversar sobre la actual situación política de América Latina.
Nuestra América en Movimiento
–¿Cómo ves la actual situación política en América Latina, sobre todo desde la perspectiva de la organizaciones que, como sostienen los zapatistas, apuestan a una construcción política desde abajo y a la izquierda?
–Ahorita veo muy difícil poder hacer un balance general de todo lo que está pasando en el continente, pero lo primero que quisiera decir es que resulta fundamental poder una hacer distinción de cuáles son los países en los que se está abriendo un proceso de rearticulación de la capacidad social de intervenir en los asuntos públicos y en donde eso no está ocurriendo. Eso fue lo que se abrió en la temporada de las luchas que abrieron este siglo. Y ese proceso se da de distintos modos. En México, por ejemplo, pese a vivir aún un momento oscuro, no es un momento como el que vivimos entre 2007 y 2014.
En 2007, luego del cambio de gobierno, se reconfigura el proceso político, tras esos doce años de experiencia, de acumulado que va desde el surgimiento del zapatismo en adelante. Allí se puso en discusión una serie de asuntos públicos, de discutir desde abajo esa prerrogativa de cómo discutir los destinos del país. Esa capacidad organizativa y la perspectiva zapatista de ir construyendo desde los territorios la capacidad de establecer los términos en que se regulara la existencia cotidiana, todo eso se ve brutalmente confrontado desde 2007, estableciendo bajo el nombre de “guerra contra el narcotráfico”, una verdadera guerra contra el pueblo. Toda esa política, con cada vez mayores territorios militarizados y un creciente número de bajas humanas provocado por el accionar de bandas armadas, todo ese apuntó a lo que yo llamo generar una “opacidad estratégica”.
–¿A qué te referis con esto de “opacidad estratégica? Es un concepto que venís utilizando hace ya algunos años.
–Me refiero sobre todo a una situación en la que no se entendiera lo que estaba pasando. Empezaban las desapariciones y toda esa barbaridad. Comenzaba una confiscación brutal del territorio para la minería a cielo abierto, se aprobaba la Ley minera, una baja terrible de los salarios, en fin, se comenzaba a producir un proceso acelerado de domesticación del trabajo, incrementando los índices de explotación, pero también inhibiendo las posibilidades de resistencia. Y el asunto de la desaparición de los compañeros de Oyotzinapa y todo el proceso de protesta en México y solidaridad internacional que se produce, rompe ese velo de opacidad. No es que de ahí para acá se hayan resulto las preguntas, pero se pudo resignificar esa guerra contra los pueblos y entender mucho mejor las articulaciones entre las fuerzas de seguridad y el poder político a niveles locales, y cómo ahí operaban las bandas narco. Ha sido muy difícil de pensar en otras claves, pero se ha comenzado a lograr.
El estudio radial del Centro Cultural España-Córdoba está lleno. Alrededor de la mesa, los locutores y los integrantes del equipo que trabajan las redes sociales virtuales del programa. A un costado los columnistas de “Economía Crítica”, integrantes del Colectivo de Pensamiento Crítico en Economía (CoPenCe), que esperan para ingresar. Afuera, militantes del Frente Organizado Contra el Código de Faltas (FOCCOF), comienzan a prepararse para su columna de “Movimientos sociales”. El operador técnico sube el volumen de un parlante que apunta hacia afuera para que todos escuchen. Sergio Fernando Job, columnista de “Pensamiento crítico”, toma la palabra para también ingresar en la conversación con Raquél, a quien le pregunta:
–¿Cómo, desde las organizaciones populares de otros sitios del continente que pujan por construir desde abajo y a la izquierda, te parece que se puede operar para no permitir que ese velo de opacidad del que hablabas se termine de condensar en los niveles en los que ha condensado en México?
–Ymirá, yo hace tres años, cuando vine a la Argentina, me topé con los compañeros que estaban organizando eso que se llamó el Instituto de Investigación y Experimentación Política, que se proponían entender la conflictividad social desde otra clave, no desde la propuesta de intelección del Estado, de los de arriba, sino más a ras de suelo, de cómo se comenzaban a imbricar el narco-menudeo, cierto poder policial en las Intendencias, reconfiguración territorial de la zona peri-urbana de Buenos Aires, y en otras provincias, para desplazar población en función de las especulaciones de los negocios inmobiliarios. ¿Pero cómo se hacía todo esto? Bueno, apelando a ciertas tramas capilares de las fuerzas policiales que condensan un saber represivo muy fuerte, con nuevos negocios en frontera con la ilegalidad, y que necesitan establecer términos de contención muy violentos a nivel local. Y si bien no es una cosa igual a la de México, donde están los grandes empresarios de la venta de estupefaciente, que llega a ser una tercera gran rama de la economía, luego de la producción de armas y de petróleo. Eso no es así acá, está claro, pero sí está presente, cada vez más, esa trama de complicidad que garantizan impunidad y establecen un orden de mando por fuera de la ley para administrar la vida y dirimir los conflictos a nivel local de tal modo que no haya posibilidad de articulación política y se inhiba el protagonismo social. Todas esas políticas que hoy se nos tornan tan incomprensibles, son en realidad una gran actualización de los antiguos dispositivos contra-insurgentes. ¿Pero quienes serían ahora los insurgentes? Bueno, lo que nosotros en México vemos, al menos desde el grupo de la Universidad de Puebla, donde yo trabajo, es que ese protagonismo social que se desplegó a principios de siglo, esa capacidad de politización para disputar el sentido de las cosas, y orientar el término de lo que tiene que pasar en los distintos país. No solo en relación a su capacidad de impugnación, sino que en las movilizaciones ya se expresaban los términos de lo que podía hacerse. En Bolivia, por ejemplo, eso fue muy claro, con la reapropiación de los hibricarburos y la reorganziación de la vida política, la asamblea constituyente.
***
LA LUNA CON GATILLO: Una Crítica Política de la Cultura
Jueves de 15 a 17 horas por Radio Eterogenia (www.eterogenia.com.ar)-
Conducción y producción general: Mariano Pacheco.
Seguinos en Twitter (@GatilloLuna) y en FB: La luna con gatillo.

Entrevista a Michel Foucault: El poder, los valores morales y el intelectual

por Michael Bess
(Traducción: Francisco Larrabe)
Esta entrevista se realizó el 3 de noviembre de 1980 por Michael Bess, estudiante graduado del Departamento de Historia en la Universidad de California, Berkeley. Foucault se encontraba en Berkeley para ofrecer las conferencias Howison (“Subjetivación y verdad”) los días 20-21 de octubre de 1980. Extractos de la entrevista aparecieron en un artículo escrito por el propio Bess y publicado el 10 de noviembre de 1980 en el diario estudiantil Daily Californian, de dicha universidad. La entrevista se desarrolló en francés y fue traducida por el propio Michael Bess.
Hace un momento usted me contaba que es moralista…
En cierto sentido lo soy, en la medida en que creo que uno de los propósitos, uno de los sentidos de la existencia humana – la fuente de su libertad – es no aceptar nunca nada como definitivo, intocable, obvio o inmóvil. No se debería aceptar que ningún aspecto de la realidad se convierta en ley definitiva y anti humana para nosotros.
Sin embargo, necesitamos aferrarnos, incluso de manera provisoria.
Sí, es cierto. Esto no significa que uno deba vivir en una discontinuidad indefinida. A lo que me refiero es que uno debe considerar todos los puntos de fijación, de inmovilización, como si fuesen elementos tácticos, estratégicos; como parte de un esfuerzo por devolver las cosas a su movilidad original, a su apertura al cambio.
Te mencionaba anteriormente los tres elementos de mi moral. Estos son (1) la negación a aceptar como evidente las cosas que se nos proponen; (2) la necesidad de analizar y conocer, dado que no podemos llevar a cabo nada sin la reflexión y el entendimiento – de ahí el principio de curiosidad; y (3) el principio de innovación: buscar en nuestras reflexiones aquellas cosas que nunca han sido pensadas o imaginadas. En resumen: negación, curiosidad, innovación.
Me parece que el concepto que tiene la filosofía moderna respecto del sujeto supone estos tres principios. Me refiero a que la diferencia entre sujeto y objeto es precisamente que el sujeto es capaz de negarse, de generar innovación. Por tanto, ¿su trabajo ataca la tendencia a cristalizar esta noción de sujeto?
Lo que estaba explicando era el campo de valores dentro del cual sitúo mi trabajo. Me preguntaste antes si yo era un nihilista que rechaza la moralidad. Te respondí que no. También me estuviste preguntando “por qué hace el trabajo que hace”
Estos son los valores que propongo. Pienso que la teoría moderna del sujeto, la filosofía moderna del sujeto, muy bien podría ser capaz de otorgar al sujeto una capacidad para la innovación, etc., pero que, sin embargo, en la actualidad la filosofía moderna sólo lo hace en un nivel teórico. En la realidad no es capaz de traducir en una práctica estos diferentes valores que estoy tratando de elaborar en mi propio trabajo.
¿El poder puede ser abierto y fluido, o es intrínsecamente represivo?
El poder no debe ser entendido como un sistema opresivo que somete desde la altura a los individuos, castigándolos con prohibiciones sobre esto o aquello. El poder es un conjunto de relaciones. ¿Qué significa ejercer el poder? No significa tomar esta grabadora y arrojarla contra el suelo. Tengo las capacidades para hacerlo, tanto material como física y anímica. Sin embargo, si la azoto contra el suelo con el propósito de hacerte enojar o que no puedas reproducir lo que he dicho, o presionarte de modo que te comportarás de tal o cual manera o para intimidarte; pues bien, lo que he hecho al moldear tu comportamiento mediante ciertos medios, eso es poder.
Esto quiere decir que el poder es una relación entre dos personas, una relación que no está en el mismo orden de la comunicación (incluso si estás obligado a servirme como instrumento de comunicación). No es lo mismo que decirte “el clima está agradable” o “nací en tal o cual día”.
Ejerzo poder sobre ti: influyo en tu comportamiento o intento hacerlo. Intento guiarlo, conducirlo. Y la manera más sencilla es, obviamente, tomándote de la mano y obligarte a que vayas a donde quiero. Ese es el caso límite, el grado cero del poder. Y es precisamente en ese momento en que el poder deja de serlo y se convierte en simple fuerza física. Por el contrario, si uso mi edad, mi posición social, el conocimiento que pueda tener sobre determinado tema para hacer que te comportes de un modo particular – es decir, no te estoy forzando a algo sino que te estoy dejando completamente libre – ahí es cuando empiezo a ejercer poder. Está claro que no debemos definir el poder como un acto violento y opresor que reprime a los individuos forzándolos a hacer algo o evitando que hagan algo distinto. Sino que el poder tiene lugar cuando existe una relación entre dos sujetos libres y esta relación es desigual, de modo que uno puede actuar sobre el otro, y ese otro es guiado o permite que lo guíen.
Por tanto, el poder no siempre es represivo. Puede tomar varias formas. Y es posible tener relaciones de poder que son abiertas.
¿Son relaciones equitativas?
Nunca son equitativas porque la relación de poder es desigual. Pero puedes tener sistemas de poder reversibles. Tomemos, por ejemplo, lo que sucede en una relación erótica – no estoy hablando de una relación amorosa sino simplemente una relación erótica. Pues bien, tienes claro que es un juego de poder y la fuerza física no es necesariamente el elemento más importante aquí. Ambos tienen una cierta manera de actuar en el comportamiento del otro, moldeándolo y determinándolo. Uno de los dos puede usar esta situación de un modo determinado y luego generar el inverso exacto con respecto al otro. Pues bien, ahí tienes una forma específica y pura de poder reversible.
Las relaciones de poder no son en sí mismas formas represivas. Lo que sucede es que en las sociedades, o en la mayoría de ellas, se crean organizaciones para mantener cristalizadas las relaciones de poder, para mantener dichas relaciones en un estado de asimetría, de modo que un cierto número de personas obtienen una ventaja social, económica, política, institucional, etc. Y esto cristaliza la situación. Eso es lo que uno llama poder, en el sentido estricto del término: es un tipo específico de relación de poder que ha sido institucionalizado, cristalizado e inmovilizado para beneficios de algunos y perjuicio de otros.
Pero, ¿son ambas partes de la relación victimas del poder?
¡No del todo! Sería forzar demasiado la idea si decimos que aquellos que ejercen el poder son víctimas. De cierta manera es verdad que pueden quedar atrapados en la trampa, dentro de su propio ejercicio de poder; pero no son tan victimas como los otros. Inténtalo…ya verás [risas].
¿Está alineado con la posición de los marxistas?
No lo sé. Verás, no estoy seguro de saber qué es el marxismo en realidad y no creo que exista como algo abstracto. Para mala o buena suerte de Marx, su doctrina ha sido adoptada casi siempre por organizaciones políticas y es, después de todo, la única teoría cuya existencia siempre ha estado atada a organizaciones sociopolíticas que fueron extraordinariamente fuertes y volátiles, hasta el punto de convertirse en aparatos del Estado.
De manera que cuando mencionas al marxismo, te pregunto a cuál te refieres, ¿el que se enseña en la República Democrática Alemana (marxismo-leninista); el vago, desaliñado y bastardo concepto que usan algunos como George Marchais; o el cuerpo doctrinario que sirve como punto de referencia para algunos historiadores ingleses? En otras palabras, no sé lo que es el marxismo. Intento luchar con los objetos de mi propio análisis, por lo que cuando uso un concepto utilizado tanto por Marx o los marxistas, un concepto útil y tolerable, para mí es indiferente. Siempre me he negado a considerar como factor decidor el estar o no de acuerdo con el marxismo a la hora de negar o aceptar lo que digo. No me podría importar menos.
¿Tiene algunas ideas respecto de un sistema de poder que ordene a la masa de seres humanos en el planeta, un sistema de gobierno que no se convierta en una forma de poder represiva?
Un programa de poder puede tomar tres formas. Por un lado, ¿cómo ejercer un poder que sea efectivo y posible (en esencia, cómo reforzarlo)? O, por otro lado, la postura inversa: ¿cómo anular el poder, qué puntos atacar para derrumbar la cristalización del poder ya existente? Y por último, la postura intermedia: ¿de qué manera limitar las relaciones de poder tan encarnadas y desarrolladas en una sociedad específica?
Pues bien, la primera postura no me interesa: crear un programa de poder que ejerza el poder más que antes. La segunda postura es interesante, pero me complica que se deba considerar esencialmente bajo el propósito de sus objetivos concretos: las luchas que uno desea emprender. Y esto significa, precisamente, que uno no debe hacer de ella una teoría a priori.
En cuanto a la postura intermedia – ¿cuáles son las condiciones aceptables del poder? – digo que estas condiciones aceptables para el ejercicio del poder no pueden ser definidas a priori. Ellas son siempre el resultado de relaciones de fuerza dentro de una sociedad. Y en tal situación sucede que un cierto desequilibrio en las relaciones de poder es, en efecto, tolerado por un periodo de tiempo por aquellas víctimas que están en una posición más desfavorable. Esto no quiere decir que semejante situación sea aceptable. Ellos son conscientes de esto desde el primer momento, de modo que después de pocos días, años, siglos, las personas siempre terminan resistiéndose y ese viejo compromiso ya no funciona. Eso es. Pero no se puede dar una fórmula definitiva para el ejercicio óptimo del poder.
¿Quiere decir que algo se cristaliza en las relaciones de poder entre las personas y que se vuelve intolerable después de un tiempo?
Claro, a pesar de que a veces sucede de inmediato. Las relaciones de poder, tal como se expresan en una determinada sociedad, no son sino la cristalización de una relación de fuerzas. Y no hay ninguna razón para que estas cristalizaciones de las relaciones de fuerza deban ser formuladas como una teoría ideal de dichas relaciones.
Dios sabe que no soy un estructuralista o un lingüista o algo por el estilo, pero, verás, es casi como si un filólogo quisiera decir “bien, así es como el lenguaje debe ser hablado, así es como el inglés o francés debe ser hablado”. ¡Pero no! Uno puede describir de qué manera un lenguaje es hablado en un determinado momento, uno puede decir lo que es comprensible y lo que es inaceptable, incomprensible. Y es todo lo que uno puede decir. Por otro lado, sin embargo, esto no significa que este tipo de trabajo en relación al lenguaje no permita innovaciones.
Es una posición que se rehúsa a hablar en términos positivos, excepto para el momento presente.
Desde el momento en que uno concibe el poder como un ensamble de relaciones de fuerza, no puede haber ninguna definición programática de un estado óptimo de fuerzas, a menos, claro, que uno fije posiciones al decir “quiero que el blanco ario, de raza pura tome el poder y lo ejerza”, o incluso, “quiero que el proletariado ejerza el poder y quiero que lo haga de manera absoluta”. En ese momento sí se ha establecido un programa para la construcción del poder.
¿Es intrínseco a la existencia humana que su organización se transforme en una forma represiva de poder?
Sí. Por supuesto. Tan pronto como haya personas que se encuentren en una posición – dentro del sistema de relaciones de poder – donde puedan actuar sobre otros y determinar la vida y el comportamiento de éstos, pues bien, la vida de esas otras personas no será del todo libre. Como resultado, dependiendo del umbral de tolerancia y de un gran número de variables, la situación será más o menos aceptada, pero nunca completamente. Siempre habrá personas que se rebelen, que se resistan.
Permítame poner otro ejemplo. Si un niño quiere rayar las murallas de una casa, ¿sería represivo impedir que lo haga? ¿En qué punto uno dice “¡Basta!”?
[…] Si acepto la idea que frecuentemente se tiene del poder – vale decir, que es algo horrible y represivo para el individuo – es evidente que evitar que un niño raye las murallas sería una tiranía insoportable. Pero eso no es el poder: Yo digo que el poder es una relación. Una relación en la que uno guía el comportamiento de los otros. Y no hay ninguna razón para decir que la manera de guiar el comportamiento de los otros no puede tener, en última instancia, un resultado positivo, valioso, interesante, etc. Si yo tengo un hijo, te aseguro que no rayaría en las murallas; y si lo hiciera, sería contra mi voluntad. ¡Incluso el solo pensarlo!
Es complicado…a veces uno tiene que cuestionar constantemente.
¡Sí, sí! ¡Así es! Un ejercicio de poder nunca debe ser algo evidente. No significa que porque seas el padre tienes derecho a golpear a tu hijo. A menudo, incluso, no castigarlo es también una manera de moldear su comportamiento. Este es un dominio de relaciones bastante complejo que exige una reflexión constante. Y cuando uno piensa en el cuidado con que los sistemas semióticos han sido analizados en nuestra sociedad, para develar su valor significante [valeur signifiante], ha existido un relativo descuido de los sistemas para el ejercicio del poder. No se le ha dado la suficiente atención a este complejo ensamble de conexiones.
Su postura escapa continuamente de la teorización. Tiene que rehacerse una y otra vez.
Es una práctica teórica, si tú quieres. No es una teoría sino más bien una manera de teorizar la práctica. […] Como mi posición aún no ha sido esclarecida del todo, a veces la gente piensa que soy una suerte de anarquista radical que tiene un profundo odio hacia el poder. ¡No! Lo que trato de hacer es abordar este fenómeno tremendamente importante y confuso que es el ejercicio del poder en nuestra sociedad, con la mayor reflexión y prudencia. Prudencia en mi análisis, en los postulados morales y teóricos que empleo. Intento averiguar qué está en juego. Pero cuestionando las relaciones de poder de la manera más escrupulosa y atenta posible, examinando todos los ámbitos de su ejercicio, que no es lo mismo que construir una mitología del poder como si fuera la bestia del apocalipsis.
¿Hay temas positivos en su concepto sobre lo que es bueno? En la práctica, ¿cuáles son los elementos morales en los que basa sus acciones?
Ya te los dije: negación, curiosidad e innovación.
Pero, ¿no son todas ellas negativas en cuanto al contenido?
La única ética que puedes tener con respecto al ejercicio del poder, es la libertad de los otros. Yo no le digo a la gente “hagan el amor de esta manera, tengan hijos, vayan a trabajar”.
Debo admitir que estoy un tanto perdido al no tener puntos de orientación en su mundo, hay demasiada apertura.
Escucha, escucha… ¡No es tan difícil! No soy un profeta; no soy un organizador; no quiero decirle a la gente qué debe hacer. No voy a decirles “¡esto es bueno para ti, esto no!”.
Intento analizar una situación real en sus diversas complejidades, con el propósito de permitir la negación, la curiosidad y la innovación.
Y con respecto a su vida personal, eso ya es distinto…
¡Pero a nadie le incumbe!
Pienso que en el fondo de todo esto hay un malentendido sobre la función de la filosofía, del intelectual, del conocimiento en general: y es que les concierne a ellos decirnos qué es bueno.
¡Pues no! ¡No, no, no! No es responsabilidad de ellos. Ellos ya son bastante propensos a interpretar ese papel. Por dos mil años han estado diciéndonos qué es bueno, con todas las consecuencias catastróficas que eso ha generado.
Hay un juego terrible aquí, un juego que oculta una trampa en la que los intelectuales tienden a decir lo que es bueno, y las personas no encuentran nada mejor que les digan lo que es bueno, cuando sería mejor que empezaran a gritar “¡esto es malo!”
Pues bien, cambiemos el juego. Digamos que los intelectuales ya no tendrán el rol de decir lo que es bueno. Por tanto, dependerá de las propias personas, basando su juicio en los múltiples análisis de realidad que se les ofrezcan, trabajar o comportarse espontáneamente, de manera que puedan definir por sí mismos qué es bueno para ellos.
Lo bueno a veces surge a través de la innovación. Lo bueno no existe como tal en un cielo atemporal con personas que serían como los Astrólogos del Bien, cuyo trabajo es determinar cuál es la naturaleza favorable de las estrellas. Lo bueno es definido por nosotros, se practica, se inventa. Y es un trabajo en conjunto.
¿Está más claro ahora?
[Fuente en español: https://defilosofia.com/

Ante la nación norteamericana: histórica entrevista de Ernesto Che Guevara a la CBS (1964)


El programa de la Televisión Cubana, “La pupila asombrada”, que se transmite los jueves a las diez de la noche por Cubavisión, rescató del olvido una entrevista que ofreció el Comandante Ernesto Che Guevara para el programa “Face the Nation”, de la CBS, el 13 diciembre de 1964. En el diálogo con los periodistas, transmitido en vivo de costa a costa en Estados Unidos, el Che emitió criterios sobre las relaciones de EEUU-Cuba, de sorprendente actualidad. El Che estaba en Nueva York y había pronunciado, dos días antes, un histórico discurso como representante de la República de Cuba en la Asamblea General de las Naciones Unidas.
A continuación, publicamos la transcripción íntegra de la entrevista y el video, con subtítulos en español. Cubadebate ha rescatado, además, las imágenes que la agencia AP tomó de ese diálogo:
El 13 de diciembre, el ministro de industrias, comandante Ernesto Che Guevara, compareció ante las cámaras de televisión de la Columbia Broadcasting System (CBS) para ser entrevistado en el programa “Face the Nation” (Ante la Nación). Formularon preguntas al comandante Guevara, Paul Niven, corresponsal de la C.B.S.; Richard C. Hottelet, corresponsal de la CBS en Naciones Unidas, y Tad Szulc, de la Oficina de Nueva York del “New York Times”.
Sr. Niven: Comandante Guevara, en su discurso de la Asamblea General antes de ayer, usted acusó a Estados Unidos de ayudar a los vecinos de Cuba a preparar nuevas agresiones contra ella. Nosotros, a nuestra vez, hemos acusado frecuentemente a su gobierno de promover la subversión en otros países latinoamericanos. ¿Ve usted alguna salida a esta situación; algún modo de mejorar las relaciones?
Comandante Guevara: Yo creo, con relación a las soluciones, que hay soluciones, y creo que hay sólo una. Hemos dicho repetidas veces al gobierno de Estados Unidos que nosotros queremos nada más que ellos se olviden de nosotros, que no se preocupen de nosotros, ni en bien ni en mal.
Sr. Niven: Comandante Guevara, tenemos otras preguntas acerca de las relaciones de Cuba con este país y con los países comunistas y acerca de su propia situación interna. Comandante Guevara, usted dijo hace un momento que a usted sencillamente le gustaría que nosotros los norteamericanos nos olvidáramos de Cuba. Su discurso del otro día sugiere que usted no puede olvidarse de nosotros; usted nos considera un gobierno hostil a 90 millas. ¿Cómo puede usted esperar que nosotros los olvidemos?
Comandante Guevara: Yo no dije exactamente que tenía la esperanza de que ustedes nos olvidaran. Usted me preguntó por una solución y yo dije cuál es esa solución, en el momento actual. Sí ello es posible o no, ésa es otra pregunta.
Sr. Szulc: Sr. Guevara, en varias oportunidades recientemente el Premier Fidel Castro ha sugerido en entrevistas con periodistas visitantes, y en otras ocasiones que debe hacerse un nuevo esfuerzo por normalizar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, particularmente en el terreno del comercio y el intercambio. Como economista, ¿entiende usted personalmente que la reanudación de relaciones de esta naturaleza sería útil o provechosa para Cuba? En otras palabras, ¿le gustaría ver estas relaciones normalizarse?
Comandante Guevara: No como economista, porque nunca me he considerado un economista, sino como un funcionario del Gobierno Cubano, como un cubano más, creo que las relaciones armoniosas con Estados Unidos serían muy buenas para nosotros desde el punto de vista económico más que en cualquier otro campo, porque toda nuestra industria fue establecida por Estados Unidos y las materias primas y los repuestos qué tenemos que hacer con grandes dificultades o traerlos de otras áreas pudieran venir directamente. Además, el azúcar, para el cual tuvimos tradicionalmente el mercado norteamericano, que está también cercano.
Sr. Szulc: Comandante, si mi memoria me es fiel, en 1960 pronunció usted varios discursos, particularmente uno en marzo de 1960 en el que dijo que para Cuba, continuar vendiendo azúcar a Estados Unidos era una forma de colonialismo a la cual Cuba estaba sometida. ¿Ha cambiado usted de opinión acerca de esto?
Comandante Guevara: Naturalmente, porque aquéllas eran condiciones distintas. Nosotros vendíamos azúcar bajo condiciones específicas establecidas por compradores norteamericanos, los que a su vez dominaban el mercado y la producción interna de Cuba. Actualmente si vendiésemos azúcar a Estados Unidos sería el gobierno cubano el único que lo vendería y todos los beneficios serían para nuestro pueblo.
Sr. Hottelet: Doctor Guevara: Washington ha dicho que hay dos condiciones políticas para el establecimiento de relaciones normales entre Estados Unidos y Cuba. Una, abandono de sus compromisos militares con la Unión Soviética. La otra; el abandono de la política de exportar revolución a América Latina. ¿Ve usted alguna posibilidad de cambio en cualquiera de estos dos puntos?
Comandante Guevara: En absoluto. No ponemos condición de ninguna clase a Estados Unidos. No queremos que ellos cambien su sistema. No pretendemos que cese la discriminación racial en Estados Unidos. No ponemos condición alguna para el establecimiento de relaciones, pero tampoco aceptamos condiciones…
Sr. Hottelet: Pero mi pregunta es si usted aceptaría estas condiciones establecidas por Estados Unidos para la reanudación de relaciones normales.
Comandante Guevara: No aceptaremos condición alguna de Estados Unidos. No aceptaremos condición alguna impuesta a nosotros por Estados Unidos.
Sr. Hottelet: Pero en el asunto de los proyectiles rusos en Cuba y de las relaciones militares cubanas con la Unión Soviética, ¿cómo puede Estados Unidos estar seguro de que Cuba no será una amenaza estratégica nuevamente? ¿Aceptaría usted la inspección de las Naciones Unidas o la inspección de la Organización de los Estados Americanos en el lugar?
Comandante Guevara: Usted mencionó la Organización de Estados Americanos. Antes de ayer, el delegado colombiano habló: “de la órbita” de la OEA. Eso es en efecto, una órbita alrededor de Estados Unidos. Una inspección por semejantes delegados sería una inspección realizada por Estados Unidos. Usted dice que Estados Unidos no se siente seguro y nosotros le preguntamos a Estados Unidos, ¿podremos nosotros sentirnos seguros de que no existen proyectiles contra Cuba? Entonces, no podemos llegar a una solución armónica a menos que todos los países sean iguales en el mundo. Inspeccionemos todas las bases, las bases atómicas de Estados Unidos, e inspeccionemos también lo que tenemos en Cuba, y si usted lo desea, liquidemos todas las bases atómicas en Cuba y en Estados Unidos y nosotros estaremos en un completo acuerdo con eso.
Sr. Niven: Comandante, ¿están ustedes, en realidad, tratando de exportar su Revolución? ¿Envían ustedes armas todos los días a otros países latinoamericanos? ¿Están ustedes trayendo revolucionarios dé otros países y devolviéndolos a su patria?
Comandante Guevara: También tuve la oportunidad de decirlo en la Asamblea y puedo repetirlo enfáticamente ahora: las revoluciones no se exportan. Las revoluciones son creadas por las condiciones de opresión que los gobiernos latinoamericanos ejercen contra los pueblos y de allí viene la rebelión y después emergen las nuevas Cuba… No somos nosotros los que creamos las revoluciones, es el sistema imperialista y sus aliados, aliados internos, lo que crean las revoluciones.
Sr. Niven: Pero su actitud hacia el actual gobierno de Venezuela, considerado en muchos países como izquierdista y progresista, ¿no sugiere que ustedes consideran a cualquier gobierno como opresor si éste no es comunista?
Comandante Guevara: Absolutamente no. Lo que nosotros consideramos es que el gobierno de Venezuela no es un gobierno izquierdista, no tiene nada de gobierno izquierdista. Es un gobierno opresor. Es criminal. Ha asesinado a los patriotas en las luchas campesinas en la región de Falcón, donde hay asesores militares de Estados Unidos. El gobierno que hoy hay en Venezuela —a pesar de que la prensa norteamericana no lo revela— no es un gobierno izquierdista.
Sr. Niven: ¿Existe algún gobierno en este hemisferio al cual Cuba considere como progresista?
Comandante Guevara: La palabra “progresista” es una palabra ambigua. Hay gobiernos con el cual mantenemos relaciones diplomáticas: el gobierno de México, con el cual tenemos buenas relaciones. Nuestros sistemas son diferentes. Respetamos su sistema. Estamos en completa armonía hasta la fecha y espero que continuemos en la misma forma. Pero si usted me pregunta mi concepto de América Latina, le diré que hay algunos gobiernos que oprimen a sus pueblos, mucho más que otros, y entre los menos opresivos, entre aquéllos con los cuales pudiéramos tener relaciones, sin dificultad alguna, están: Uruguay, Chile, tal vez Costa Rica, pero Estados Unidos no lo permite.
Sr. Hottelet: Pero todos estos países han roto relaciones diplomáticas con Cuba. ¿No se sienten ustedes aislados al no tener amigos en todo el hemisferio?
Comandante Guevara: Tenemos gran cantidad de amigos, pero no entre los gobiernos. Los amigos están en el pueblo y, en última instancia, los pueblos serán quienes gobernarán esos Estados.
Sr. Szulc: Pudiéramos cambiar la escena geográfica de la amistad o no amistad en el mundo. Usted hizo una visita a Moscú en noviembre, el mes pasado, después del cambio de la dirigencia máxima. Hemos tenido la impresión aquí de que el Gobierno de Cuba había adoptado una posición poco definida acerca de las dificultades entre la Unión Soviética y China, ideológicamente. ¿Pudiera usted decirnos, si como consecuencia de su visita, resulta más claro o más difícil para el Gobierno de Cuba adoptar una posición definida en relación con el problema soviético-chino?
Comandante Guevara: Puede que ustedes tengan la impresión de que nuestra actitud no es clara, pero nosotros tenemos la impresión de que nuestra actitud es muy clara.
En efecto, hay un conflicto, un conflicto ideológico que todos conocemos. Hemos establecido nuestra posición en el sentido de la unidad entre los Estados socialistas. La unidad es la primera medida y sostenemos siempre que la unidad es necesaria porque la desunión favorece a Estados Unidos, que es nuestro enemigo y todo lo que esté a favor del enemigo debe ser eliminado. He ahí el por qué estamos a favor de la unidad. Creemos que existe la necesidad de fortalecer esta unidad y que ella será fortalecida y que el bloque monolítico de los países socialistas se formará otra vez.
Sr. Szulc: A principios de este año —creo que por primera vez en marzo y de nuevo en junio—, el Gobierno soviético, encabezado entonces por el Premier Jruschov, formuló invitaciones a un número de partidos comunistas o marxista-leninistas del mundo, incluido el Partido Socialista cubano o, más bien, el Partido Cubano de la Revolución Socialista, para que asistieran a una reunión preparatoria de Partidos Comunistas, en Moscú. Según recuerdo el Partido cubano es uno de los pocos que no ha contestado a esa invitación. Vemos hoy que el Gobierno soviético ha reiterado la invitación para una reunión preparatoria de países comunistas o marxistas leninistas en marzo, ¿aceptaría ahora su Gobierno, o su Partido, la invitación soviética?
Comandante Guevara: Eso será estudiado en el momento apropiado y daremos la respuesta. Es ésta una invitación formulada no al Gobierno sino al Partido y es el Partido el que tiene que responder. Yo estoy aquí representando al Gobierno ahora.
Sr. Hottelet: Comandante Guevara, usted es probablemente el más importante exponente de la guerra de guerrillas en el hemisferio occidental y usted ha dicho que los problemas de la Revolución en la América Latina se resolverán con balas más bien que con votos y, en general, su actitud dinámica ante estas cosas parece estar más cerca de la línea comunista china. También, Cuba nunca ha firmado el tratado que proscribe los ensayos nucleares en el espacio ultraterrestre, en la atmósfera y en el mar. Esta es también la posición comunista china. ¿No lo coloca esto a usted, realmente, en términos de su actitud práctica y en política, del lado chino de la cerca comunista?
Comandante Guevara: Bien, hay tres o cuatro preguntas comprendidas en una. Trataré de responder una por una. En primer lugar, hay una afirmación que me gustaría negar, o quizás la traducción no fue correcta. Según yo le oí, usted dijo que soy el exponente de las guerrillas en este hemisferio. Yo no soy el exponente de las guerrillas en este hemisferio. Yo diría que ese exponente lo sería Fidel Castro, líder de nuestra Revolución y quien tiene el papel más importante en la dirección de la lucha revolucionaria, y en la estrategia del Gobierno cubano.
Respecto a las otras dos cuestiones específicas, no tenemos que participar en la controversia porque hay problemas muy específicos. El problema de la transición pacífica al socialismo, nosotros lo discutimos como una cuestión teórica, pero en América es muy difícil y es prácticamente imposible. Por eso es que específicamente nosotros decimos que en América, el camino para la liberación de los pueblos, que será el camino del socialismo, marchará a través de las balas en casi todos los países, y puedo pronosticar con tranquilidad que usted será testigo.
Respecto al problema de firmar el nuevo tratado que proscribe los ensayos nucleares, hemos acogido con beneplácito ese paso como una medida que tiende a prevenir que se agraven las tensiones, pero hemos señalado muy claramente que nosotros, con una base militar norteamericana en nuestro territorio donde pudiera haber toda clase de armas, donde tenemos que sufrir toda clase de provocaciones, tenemos que soportar —resistir— los vuelos sobre nuestro territorio, nosotros no podemos firmar ese tratado porque seria una traición a nuestro pueblo. Esto es independiente del hecho de que recibimos con beneplácito el tratado público no refleja más que la verdad.
Sr. Niven: Comandante, ¿puedo preguntarle qué porcentaje del pueblo de Cuba respalda la Revolución?
Comandante Guevara: Bueno. . .
Sr. Niven: Tenemos diez segundos.
Comandante Guevara: Es muy difícil en diez segundos. En este momento no tenemos elecciones, pero una gran mayoría del pueblo respalda a este Gobierno.
Sr. Niven: Gracias, comandante Guevara, por estar con nosotros en “Face the Nation” (Ante la Nación).

(La transcripción de esta entrevista aparece en Ha sonado la hora postrera del colonialismo. Intervención del Comandante Ernesto Che Guevara en Naciones Unidas. República de Cuba. Ministerio de Relaciones Exteriores. Dirección de Información. Fue cedida a Cubadebate por La pupila asombrad

La desobediencia en el caldero // Verónica Gago

Foto: Jose Nicolini
Hace algunos meses desde México, habló en estas páginas de política del deseo. Más allá de las decodificaciones, se trata de una de esas frases que funcionan como insignias. Comunican. Conectan. Sin saber muy claro en qué sentido. Pero por eso mismo: porque proliferan sentidos en los que la resbalosa y a la vez precisa política del deseo se encastra, se anima, se acuerpa. La filósofa y militante Raquel Gutiérrez Aguilar pasó por Buenos Aires una semana y, en ese trajín de días que ensancharon sus horas, hizo aquello que dice ser su tarea: averiguar aquí y allá cómo se produce, cómo se cocina y cómo se conversa una política en femenino. Una declinación de la política del deseo. “No es la reposición de un binarismo ramplón”, aclara, sino “el modo en que el lenguaje produce una torsión que viene del ras de otras prácticas políticas, que encienden otras sensibilidades”. Es también el título de un futuro libro que escribe y que parece no poder escribirse sin viajar una y otra vez, y llenar cuadernos de apuntes, y deshilvanar al detalle cada conversación en busca de esa llama que nombra como “novedad política” y se le encienden los ojos. Está convencida –con la precisión de matemática que alumbra sus razonamientos, con la pasión de una combatiente que persevera en las peleas con ritmos diversos– que estamos ante la emergencia de una época del “entre mujeres”. Una época de desbordes y desacatos inéditos. Sólo así se comprende, a contrapelo, el nivel creciente de violencia machista que aparece como respuesta misógina.

En Buenos Aires transitó por una serie de conversaciones, de “pistas”, que se cruzaron con sus intuiciones y experiencias y que no pueden dejar de pensarse al calor de una sistematización que se quiere estratégica en un sentido muy concreto: ¿cómo avanzamos en construir y hacer fuerte una disposición a no obedecer? ¿Cómo se acumulan flujos de desestabilización del orden patriarcal capitalista? ¿Cómo es posible pensar los horizontes de transformación política desde lugares concretos de alianza y confianza? Unas preguntas clave para el multitudinario Encuentro Nacional de Mujeres que empieza mañana en Rosario.
Desandar y desordenar

Una vez Raquel contó que en la cárcel aprendió que decir “sí” no siempre significa lo mismo. Había detectado al menos cuatro variantes, gracias al cromatismo del aymara: “sí donde ya se sabe que es no”, “sí de que me lo voy a pensar”, “sí de que tengo que ver cómo siguen las cosas” y “sí de sí”. Esa diferenciación había sido dura: surgió de ensayos, fracasos y éxitos que costaron mucho al intentar organizar acciones colectivas, desde huelgas de hambre a pedidos de mayores visitas íntimas, entre las presas de Obrajes, en La Paz. Raquel estuvo allí desde 1992, cuando fue detenida y procesada por alzamiento armado y una decena más de cargos junto a otros y otras integrantes del Ejército Guerrillero Tupac Katari (EGTK), entre ellos Álvaro García Linera y Felipe Quispe. Había llegado a Bolivia pasados los veinte años, a fines del ’84: “Lo que sentíamos era que todo estaba por hacerse. Ese era el reto, la dificultad y la belleza. Una vez más: ¿qué hacer?, ¿cómo organizarse?, ¿cómo impulsar la revolución?”. Antes, había tenido en México una militancia con los salvadoreños del FMLN en el exilio, mientras estudiaba filosofía y matemáticas. Pero fue de aquella experiencia en la cárcel donde parió su primer libro: ¡A desordenar! Por una historia abierta de la lucha social, ahora editado en Buenos Aires. Apenas unos años después de ser liberada, toma fuerza, premura y empuje otro libro que también acaba de presentarse: Desandar el laberinto. Introspección en la feminidad contemporánea (ambos Tinta Limón Ediciones). Este último, escrito en 1999, se trata de un texto liminal, de frontera. Al borde del siglo nuevo y de la inminencia de una época intensamente movilizada en Bolivia. Al borde de la libertad y de la razón, en los resquicios de una comunidad que se deshace y otra que se está preparando. En la línea entre lo que se rompe y aquello de lo que apenas se tiene visiones fugaces. Este libro, sin embargo, está ya más allá del encierro y el desorden, pero para ir a fondo con otra fórmula para esos mismos problemas: ¿qué sería volver a recorrer, como se deshace una madeja de lana, el laberinto de la subjetividad femenina? ¿Por qué después de la comunidad de mujeres vivida en la cárcel, de una fusión amorosa, y de un grupo político reducido y de confianza, se está aun en medio del laberinto? Esa maraña aparece en estas páginas como un ejercicio, a la vez gozoso y a la vez dolido, del más generoso don (una palabra con una fuerza de atracción recurrente en el libro) en el que se pone al desnudo lo que se sabe, lo que se siente y lo que se cuentan las mujeres a sí mismas y entre sí para entender la captura del cuerpo y la economía política del sexo, la institución matrimonial y las exigencias y moralidades sociales, la lógica de los intercambios y el avance del capital sobre terrenos más y más extensos.

Del laberinto se puede salir de muchas maneras. Desandarlo es otra cosa. “No pretendo, ni por un solo momento, elaborar una teoría general de la liberación de las mujeres”, advierte Raquel. Pero traza andariveles, y en medio de ellos se puede bracear y tomar aire. El primero conduce a una pregunta: cómo experimentar la “disposición de sí” para desmontar los bloqueos e inhibiciones que se organizan como un malestar intangible y pegajoso. Luego, advertencias: por qué tendemos a dudar de nosotras, de lo que queremos hacer para “atrincherarnos en una apatía vital”. Y más a fondo: las cosas se pondrán peor cuanto más “perseveramos en la afirmación de una elección vital, en la seguridad de una intuición íntima”. El recorrido es largo (con mojones que van de Marx a Simone de Beauvoir, de Badinter a Illouz, de Bourdieu a Varela y Maturana) pero el oleaje logra un ritmo: la construcción de autonomía es lo único que horada, como el agua, al laberinto desde abajo.
Una comunidad de mujeres más allá del encierro

Estamos en el patio del local de la organización Yo No Fui, que trabaja con mujeres presas en los penales de Ezeiza y San Martín. Debíamos entrar al Centro Universitario de Ezeiza (CUE) del Complejo IV, pero el día anterior estalló una huelga de brazos caídos en reclamo del pago de las doscientas horas laborales. Mientras tanto, en el Congreso el PRO y el Frente Renovador presentaban en comisión un proyecto de ley para modificar la ley 24.660 y suspender las salidas transitorias cuando se cumple la mitad de la condena (iniciativa anunciada por la ministra Bullrich en el programa Almorzando con Mirtha Legrand). “Es un debate sobre la pena de muerte encubierto”, dice una de las presentes: “saber que no tenés ni chance de salir por tu conducta es como declararte muerta viva dentro de la cárcel”. El ambiente no es ni un milímetro ajeno a la época. Otra compañera le cuenta el conflicto alrededor del artículo 64 de la ley 20.337 que prohíbe a quienes estuvieron presxs armar y trabajar en cooperativas porque se les prohíbe ser parte de su Consejo Administrativo. “¿Pero entonces las mujeres que estuvimos presas somos ciudadanas mutantes?”, dice Raquel.

“Cuando salí de la cárcel tenía clara una idea: quería que persistiera esa comunidad de mujeres en la que había vivido pero quería tener la llave”. Hay un saber acumulado en esa imagen que está en la experiencia de cada una de las mujeres que han estado presas y que ahora rememoran la cercanía de esa “familia” que se arma en el encierro, de la intensidad de afectos que luego es difícil encontrar “afuera”. “También hay un saber de la organización entre mujeres que en la cárcel es muy claro”, dice Raquel y que, sin dudas, podemos expandir: la organización por problemas, aprovechar todos los resquicios para hacer oír la propia voz, la técnica informal de la charla y un saber estratégico sobre cómo gestionar las violencias. Muy diversa a la representación de tipo sindical (por delegado) que caracteriza a los penales de varones, las formas organizativas que ella recuerda como potentes “son aquellas que producen escenas donde nos aliábamos y, a partir de eso, el triunfo era darnos y construir confianza, lo que ya va tejiendo la acción por venir”. No es lo mismo la prisión en Bolivia de hace veinte años (divididas las presas entre las “1008” –la ley que penaba el narcotráfico–, las comunes, y las bombas –las presas políticas–), pero las traducciones se hacen sin problema. “En Bolivia se decía “corchas” a las que se portaban bien con el servicio penitenciario: ¿cómo se les dice acá?”. “Sopla bolsa”, dicen varias a la vez en medio de una larga sucesión de chistes.
La red: Ni Una Menos y Vivas Nos Queremos

Las manifestaciones de Ni Una Menos y el modo en que la consigna ha sido tomada y elaborada en organizaciones y barrios de distintos puntos del país y de la región muestran algo que no era hasta ahora habitual: la cuestión feminista como cuestión de masas. No es menor que la contraofensiva venga del mismísimo poder de la Iglesia, que se propone justamente la disputa por las movilizaciones masivas y en busca de la representación de una pobreza casta, capaz de reconocer un mando superior y con una masculinización de la conducción evidente, la cual se arroga todos los liderazgos populares. Como en una broma de la historia, brujas y papas vuelven a ser personajes que aparecen en carteles y pancartas. Iconografías para nada anacrónicas si se miran las puestas en escena de las últimas movilizaciones, donde se grita “somos las nietas de las brujas que no pudiste quemar” y en paralelo se pasean todos los colectivos que conducen a Roma.

“Es posible pensar el movimiento que se abre con estas movilizaciones como un movimiento sin demandas. En el sentido que instituir demandas es ya dar un código de interpretación del poder. Eso no significa desentenderse de las cuestiones concretas. Pero tenemos que encontrar nuestra propia manera de formularlas que no es precisamente en el lenguaje de las demandas que el poder siempre exige para reconocernos”, comenta Raquel en una conversación con una de las impulsoras primeras del #NUM. Es esa descodificación lo que habilita otra perspectiva: “pensar el movimiento como un flujo de desestabilización”. Más tarde, en el Centro Cultural Tierra Violeta dirá que la idea de flujo no es la de una vía libre y rápida, sino “un trayecto lleno de tensiones, de conflictos, en fin: flujo de desestabilización es otro nombre para lo que llamamos lucha en su sentido práctico-histórico”.

Estas ideas son parte de lo que se discute como claves a nivel del feminismo latinoamericano: un mapa que intenta articularse ahora con más fuerza que en otros períodos y que reúne una capacidad de trasvasarse entre los “momentos excepcionales” –los de la pelea álgida o el tiempo de la insurrección- y los “momentos cotidianos” –donde esa lucha se prolonga bajo modos y en espacios que no son su fase oscura, minimalista o defensiva, sino lo que construye la base material y secuencial de otras formas de la pelea.

Se está trabajando para que el año próximo las manifestaciones se hagan al unísono en América Latina, bajo la consigna de #Vivas nos queremos, que popularizaron las mexicanas y que da un paso más sobre el Ni Una Menos, porque afirma y abre sobre un punto de partida ya constatado: una vida tiene chances de autodefensa cuando se teje colectiva y tiene a la calle como recurso de acción directa. “Del Ni Una Menos al Vivas nos queremos es una coreografía pública del flujo de desestabilización del orden masculino patriarcal. ¡Vaya que lo hemos desordenado! Lo que necesitamos ahora es profundizar en las herramientas teóricas y en las prácticas políticas que nos permitan seguir manteniendo abierto ese flujo de desestabilización. Las violencias machistas son el intento justamente por bloquearlo asesinando mujeres para aleccionarnos en el miedo. Frente a ese miedo, tenemos que entender y cuidar aquello que vibró en nosotras en ciertos momentos colectivos”. Esa clave ya la tenemos en el cuerpo.

Raquel cuenta que los dos libros que vino a presentar los escribió en momentos de quiebre vital y confiesa que su trayectoria con el feminismo es la del alebrije: esos animales fantásticos que hacen en Oaxaca, donde se componen crestas de dragón con patas de ave y ojos de serpiente. No existen pero se inventan. Recuerda las primeras incursiones con el periódico Feminismo proletario, repasa lo que llama los “congelamientos” en las “agendas de la equidad y los derechos sexuales y reproductivos” e invita a volver a pensar aquella frase que escupieron algunas feministas italianas, “No creas tener derechos”, para tomar en serio el conjunto de despojos y expropiaciones del presente. “Creo que hoy vemos crecer un “entre mujeres” que actualiza el feminismo de la diferencia de una manera distinta a cómo había quedado congelado, esquematizado. Y creo que es gracias a las luchas concretas que enfrentan la masculinización abstracta que es la lógica misma del capital. Percibo en América latina una potencia masiva en este momento a la que tenemos que ser sistemáticamente sensibles, ver qué va variando, que se inventa aquí y allá, a partir de conocimientos situados”.
Partir de sí para salir de sí

Dice Raquel que le gustaría quedarse para asistir al Encuentro Nacional de Mujeres de Rosario. Mientras, se puede hacer el ejercicio de algunos puntos que nos deja, también para pensar en la proyección regional que ya va tomando forma:
# las masivas movilizaciones feministas en el continente y todo el debate alrededor del feminismo popular-comunitario nos muestran otra clave de lectura que la del puro cierre o fin de ciclo para pensar los ritmos de la región.
# tenemos que pensar al interior de lo que en general se consideran “incoherencias” del movimiento (por ej.: moviliza pero no queda en nada, enuncia pero no organiza, etc.) para revertir su formulación (o, como lo hacen las lenguas vivas indígenas, poder hablar desde esas llamadas incoherencias): ¿cuál es el tipo de organización que aparece y que hay que darle estatus de novedad política?, ¿qué tipo de acumulación de fuerza es posible que parte de acciones concretas como desenganchar la violencia machista de la respuesta securitista y policial que se quiere dar desde arriba?, ¿dónde se producen esas otras formas de acumulación?
# evidenciar cómo en el trasvase generacional los límites y umbrales de lo que se consolida como intolerable van cambiando sensiblemente.
# es necesario salirse de una política estado-céntrica sin dejar de pensar el Estado. Plantear desde aquí iniciativas de reapropiación de la riqueza social expropiada (ajustes, tarifazos, etc.)
# sostener los espacios que se tejen como relaciones de confianza que nos dotan de fuerza con otras y empuja el deseo. En esa clave, la lucha social abre horizontes prácticos y lo común deja de ser una consigna que nos roban para convertirse en la base material para las peleas.

“El anarquismo es extremadamente realista”: entrevista a Daniel Colson


Entre las tradiciones históricas revolucionarias, es difícil encontrar una más repleta de tesoros que el anarquismo. Las diferentes versiones del marxismo-leninismo (maoísmo, trotskismo), son hoy prácticamente “lenguas muertas”, es decir, “lenguas que no son ya la lengua materna de ningún individuo, ni la lengua de uso en ninguna comunidad natural de hablantes”. Y si algún autor de esa corriente aún nos hace pensar hoy, como es el caso de Gramsci, es por haber tenido que inventar en su día un nuevo lenguaje (en lugar del vocabulario marxista clásico) para esquivar la censura.
Por el contrario, el anarquismo resuena intensamente con los movimientos políticos más recientes como las plazas de 2011: autoorganización, rechazo de la delegación, disgusto hacia las intrigas de palacio, atención sensible hacia todas las relaciones vitales, carácter afirmativo y no sólo reactivo, lógica no frontal o simétrica del antagonismo, etc. Y sin embargo, ese vínculo es más implícito e inconsciente que explícito. ¿Por qué? Porque hay dragones. Dragones guardianes que, hechizados por el brillo del tesoro, lo custodian de tal modo que lo sofocan y esterilizan. Encierran el anarquismo en siglas, fechas y héroes, fetichizan la memoria, construyen identidades-fortaleza, desconfían de lo nuevo.
Se vuelven necesarios, pues, los espíritus aventureros que se atreven a burlar la vigilancia de los dragones para liberar y compartir los tesoros retenidos. Los “traductores” que devuelven la vida al anarquismo y el anarquismo a la vida, activando una memoria no nostálgica, sino inspiradora para el presente. Como por ejemplo Tomás Ibañez Christian Ferrer o el filósofo e historiador francés Daniel Colson.
En esta entrevista concedida a la revista francesa Ballast, Daniel Colson comparte algunos de los preciosos tesoros que ha encontrado en sus incursiones: el anarquismo como ontología y no como utopía o ideal, la visión del Estado como “resultante” de las relaciones de poder micro, el antiautoritarismo existencial como rasgo libertario, la ética anarquista como lógica de los comportamientos y los afectos, la revolución social más allá de la revolución política, el sentido de la multiplicidad, etc.
Tesoros para disfrutar y compartir, para activar en la vida y en las luchas, una vez liberados de los dragones guardianes de la ortodoxia.
Propones la idea de que el anarquismo no sería un modo de vivir, ni un estado de ánimo, sino una verdadera ontología. ¿Qué quieres decir con esto?
Hablar de ontología es hablar de lo que es, de lo que hay, de las cosas, de los hechos. Al contrario de lo que se piensa a menudo (algunos libertarios también lo hacen), el anarquismo no es un ideal o una utopía, ni tampoco una de esas ideas bellas pero irrealizables. El anarquismo es extremadamente realista. Habla de las cosas tal y como son: el caos, los accidentes, la vida y la muerte, la alegría, pero también la tristeza y el sufrimiento, las relaciones de fuerza y de poder, el azar y la necesidad, tanto de la existencia humana como del mundo y el universo que son los nuestros. En dos palabras, la «anarquía» de lo que es. El idealismo y la utopía no están del lado del anarquismo, sino del lado de las «leyes», de las «religiones», de los «Estados» y de los sistemas (incluso científicos) que pretenden poner orden y dar sentido al caos, doblegarlo a su lógica particular, a costa de muchos sufrimientos, violencias y obligaciones. El orden se dice a sí mismo realista, pero su realidad no es otra que la de la dominación.
¿Podrías hablarnos de esto a través de un ejemplo?
Sí, formo parte desde hace muchos años de una librería asociativa libertaria, La Gryffe. Como todas las asociaciones -esos «seres colectivos», que diría Proudhon-, La Gryffe ha vivido (y vive) numerosos conflictos a lo largo de su dilatada historia: una multitud de pequeñas tensiones localizadas en el día a día; pero también conflictos generales (o de conjunto) más o menos dramáticos, bajo la forma de crisis periódicas en torno a la orientación y el funcionamiento de la librería o a la apropiación de la «fuerza colectiva» (Proudhon) que «resulta” de cualquier cooperación, grupo o asociación.
Esas tensiones y crisis han provocado a menudo un profundo desánimo entre los miembros de La Gryffe y entre quienes la observan desde fuera. ¿Cómo? ¿Incluso un proyecto libertario como La Gryffe no logra evitar las fricciones, los líderes y las luchas por el «poder»? ¿Qué pasaría entonces en un marco más amplio? ¿Cómo puede creerse en el proyecto anarquista si ya sus más mínimas manifestaciones y tentativas no consiguen funcionar sin complicaciones, divisiones, renuncias, impotencias y choques (incluso a veces violentos, como lo demuestra la historia del anarquismo español)?
Por supuesto, hay razones evidentes en este mundo para estar desanimado. Pero desde un punto de vista libertario, no son de este tipo. No tienen que ver con la debilidad de una utopía o ideal que se estrellaría contra la dura realidad de un mundo en el que actuar como un ángel conduce muy a menudo a comportarse como una bestia. Lejos de sorprenderse o desanimarse, los anarquistas deberían advertir que las tensiones, los conflictos, las pasiones, las rivalidades y las violencias que se pueden constatar por todas partes son justamente la prueba más concluyente de la ontología que ellos defienden: la anarquía de lo que es, la anarquía de lo que hay. Bajo la fachada de las religiones y los Estados, de la cortesía y de las apariencias, siempre espera una nueva crisis, una nueva explosión, una nueva demostración del carácter anarquista e indomable de la realidad.
El desánimo de los libertarios no tiene que ver con el diagnóstico de la realidad, sino con la dificultad para deshacerse del peso de las representaciones idealistas, con la transformación reiterada del realismo anarquista en unos principios abstractos e ideológicos comparables a los de todas las demás ideologías y religiones, morales o estatales. Una vez convertido en programa e ideal, los anarquistas se esfuerzan, como nuevos Sísifos, en aplicar el proyecto anarquista a la realidad, pero es en vano. Ni siquiera disponen del poder de las instituciones autoritarias y jerárquicas que podrían darle a su proyecto, como ocurre en los demás casos, ciertas apariencias de realidad.
¿Dónde y cómo nace la concepción anarquista de la realidad? ¿Y en tu caso personal?
El punto de partida de la concepción anarquista del mundo no radica en la filosofía o en «la cabeza» de algunos pensadores como Proudhon o Bakunin. Bakunin «se vuelve anarquista» tardíamente, bajo el efecto de los acontecimientos, de su encuentro sensible y concreto con los  obreros relojeros del Jura en Suiza. El pensamiento de Proudhon, muy marcado al comienzo de su vida por la experiencia profesional en una imprenta, se debe principalmente a los acontecimientos de 1848, que transformaron profundamente, quizá no tanto a la persona que era, pero sí lo que pensaba y no dejó ya nunca de pensar.
En mi caso (mucho más modesto, evidentemente), tampoco empecé por la filosofía, sino también por unos acontecimientos (los de Mayo del 68 en este caso) que cambiaron mi vida, pero también por una serie de investigaciones históricas profundas sobre el movimiento obrero. Es decir, yo me hice interiormente anarquista en el fuego de los acontecimientos de Mayo, pero fue el contacto con la historia obrera lo que me hizo entender la amplitud y la profundidad del proyecto libertario, su manera de relacionarse con las cosas y con la vida más inmediata y material, así como la radicalidad de la revolución que este proyecto implica.
En el vocabulario de la filosofía contemporánea, se podría decir que el anarquismo constituye un horizonte de pensamiento o, de manera más amplia, un “plano de consistencia” (Deleuze). Algo «prende», algo «cuaja» y va asociando numerosas entidades diferentes al mismo tiempo que las hace proliferar: prácticas, teorías, técnicas, expresiones, temperamentos, personalidades, modos de ser, conceptos, gestos, ideas, estéticas, etc. Proudhon propone un concepto especial para pensar este «cuajar» de hechos y fuerzas diferentes: es el concepto de «homología» (que por cierto usa también Spinoza cuando explica, a groso modo, que hay más puntos comunes entre un caballo de labranza y un buey que entre un caballo de labranza y un caballo de carreras).
Así es como se han asociado (para mí) realidades tan diferentes como la historia del movimiento obrero y El Anti-Edipo de Deleuze y Guattari, entre ellas y a la vez con todo un mundo de hermanos, hermanas y primos, a veces muy lejanos: Spinoza, Leibniz, Simondon, Gabriel Tarde y muchos otros más. Y así creo que puede entenderse el concepto de «anarquía positiva» de Proudhon: un «prender», un «cuajar» de cuerpos y sentidos, no como se solidifica el hormigón (esa es la manera del fascismo religioso y el integrismo islámico), sino más bien en el sentido de una improvisación de jazz: modos de asociación de entidades radicalmente dispares y singulares que recomponen el mundo sin dejar nunca de ser diferentes, de tener una realidad, un modo de ser y un punto de vista radicalmente irreductibles a todos los demás. Los «haces de autonomía» (Proudhon), las «libres asociaciones de fuerzas libres» (Bakunin) o la «unión libre […] de los únicos» (Stirner y Landauer) son modos de asociación que implican la autonomía absoluta de las fuerzas asociadas.
Hablabas de «anarquía positiva». ¿Tiene esta noción de Proudhon un eco en tus libros, en tu insistencia sobre el carácter nocivo del resentimiento y de la negatividad como motores políticos, tan presentes sin embargo en los ámbitos contestatarios? En el fondo, ¿cómo luchar sin odio?
No había pensando en el sentido que le das a la palabra «positiva» en la fórmula de Proudhon. Me parece que esta palabra le servía sobre todo para distinguir entre una especie de anarquía primera, en el sentido tradicional y negativo de «an-anarquía», de caos, y un segundo sentido, la auto-organización en el seno de ese caos, la auto-organización de ese mismo caos, mediante todo un proceso de selección de fuerzas, de disposiciones, en oposición y en equilibrio, etc. Pero, tenga que ver o no con Proudhon, tu pregunta sigue vigente y valida.
El anarquismo, estrechamente vinculado en su nacimiento a la violencia de la lucha de clases de los inicios del capitalismo industrial, no se libró de los efectos de odio, de resentimiento y de venganza que inducía dicha violencia. Pero no es el odio y el resentimiento lo que llama más la atención cuando se estudia la historia del anarquismo, especialmente de ese anarquismo obrero que fue su cuna y su horizonte.
Si uno examina la organización de los  «Caballeros del trabajo» o el contenido de los discursos de los líderes de los movimientos obreros que recriminan a su público la actitud de esclavos o de ovejas, es que el anarquismo obrero nace y se afirma, no como un movimiento de víctimas, sino de «maîtres» [amos y señores, pero también maestros y maestros artesanos], en el sentido que Nietzsche da a esa palabra. El «amo» anarquista y el «amo» nietzscheano comparten la característica decisiva de no tener ni necesitar esclavos (tanto Nietzsche como Proudhon son críticos de Hegel y de su dialéctica del amo y del esclavo).
Los «amos» de artes y oficios donde el anarquismo encuentra a muchos de sus militantes, los “amos” zapateros del Père Peinard que echan a los patrones a golpes de cinturón, etc. Habría mucho que decir sobre la complejidad y la ambivalencia de aquella actitud de «amos», tanto en el terreno profesional como dentro de las familias obreras, a través del modelo patriarcal que defiende vigorosamente Proudhon, donde el cinturón no sólo sirve para echar a los patrones…
Los «amos» de Nietzsche y del anarquismo son afirmativos, afirmativos en la rebelión y en las fuerzas interiores que autorizan esa rebelión, incluso cuando se trata de una rebelión tan desesperada como la de los Sonderkommandos de Birkenau o de Treblinka. En Nietzsche y en el anarquismo encontramos la misma idea de una afirmación emancipadora que escapa a toda negatividad; una afirmación generosa que pretende arrastrarlo todo consigo, rehacerlo todo, como lo demuestra la idea de huelga general insurreccional y el «separatismo» que implica («la comunidad en la fuga» de la que habla Gustav Landauer) y que uno encuentra en el viejo anarquismo obrero, pero también en muchos movimientos contemporáneos (puede leerse en este sentido A nuestros amigos, el último libro del Comité Invisible).
Creo que estás de acuerdo con el análisis que hace  Foucault del poder, ¿nos puedes decir algo más al respecto?
Para Foucault, el «poder» está en todas partes: es una multitud infinita de pequeños poderes o de pequeñas relaciones de poder que se encadenan, producen y sostienen entidades más amplias (las «resultantes» de que hablan Proudhon, Bakunin, Reclus…): los Estados, las Iglesias, las leyes religiosas, el capital, Dios. Todas las micro-relaciones de poder parecen emanar de estas entidades, pero en realidad son su causa y su sostén .
Se puede lamentar que Foucault no haya tomado más en cuenta el pensamiento libertario. Pero también es lamentable el hecho de que el pensamiento libertario haya podido, no tanto en sus prácticas como en las representaciones de muchas de sus organizaciones y de sus militantes más ideológicos, hipostasiar las resultantes de las relaciones de dominación: hipostasiar el Estado, el capital, las religiones como grandes enemigas (reproduciendo la creencia de que ellas son la fuente y el origen de las relaciones de poder, cuando en realidad sólo son sus resultantes y sin ellas no son nada).
El anarquismo no nació de una teoría previa y negativa del Estado y su conveniente destrucción. De forma mucho más concreta, el anarquismo nació de la práctica y de las interacciones inmediatas y minúsculas de la Primera Internacional, del modo en que Anselmo Lorenzo y Paul Robin percibieron las relaciones de Marx con sus discípulos, por ejemplo. Son estas pequeñas interacciones, amplificadas, las que han dado sentido a una crítica más general del Estado, del Capital, de la Religión, de la Política y de los Partidos. De manera muy significativa, el movimiento libertario naciente no se definió primero como anarquista, sino como «anti-autoritario». El anarquismo nació de prácticas y percepciones anti-autoritarias (la vertiente guerrera y combativa de la palabra «libertario») y son esas prácticas y esas percepciones las que han continuado dándole cuerpo y sentido al anarquismo, al anarquismo obrero o al anarquismo actual, en sus componentes más vivas y menos ideológicas.
La suerte del anarquismo es que, como movimiento práctico y nacido de la práctica, tuvo enseguida, con Proudhon y Bakunin principalmente, una teoría homóloga a esas prácticas. Una teoría de la «fuerza colectiva» compuesta por otras fuerzas colectivas que producen «resultantes» que corren siempre el riesgo de volverse contra las mismas fuerzas que las han producido. Sé que es complicado, sobre todo para las mentes marcadas por las representaciones del orden dominante, pero me parece que quienes tienen las tripas (ese «otro cerebro») o el resorte anarquista, deberían hacer el esfuerzo de leer realmente a Bakunin, a Proudhon, a Kropotkin y a tantos otros…
¿Qué podríamos encontrar en estos viejos autores?
Por ejemplo, Proudhon proporciona una batería de conceptos extremadamente ricos y esclarecedores sobre la naturaleza de las relaciones de poder. «Fuerzas», «fuerzas colectivas», «resultantes», «componentes» y «composiciones», «absolutos», «mónadas», etc. La gran originalidad de la teoría anarquista de inspiración proudhoniana se puede resumir en tres puntos:
1. Dar cuenta, de manera concreta, de todas las potencias que nos aplastan y dominan en el campo económico (teoría del valor), político (nacimiento y sostenimiento del Estado), ideológico y simbólico (Iglesia, Dios).
2. Dar sentido a las luchas e interacciones más inmediatas y minúsculas, frente a la visibilidad cegadora de las grandes dominaciones, como los «focos» donde se libra por doquier la guerra entre dominación y emancipación.
3. Inscribir explícitamente lo que está en juego de manera global e inmediata en lo que Proudhon llama una «nueva ontología» que funda la potencia teórica, práctica y revolucionaria del anarquismo.
Criticas el «cientificismo ingenuo y cínico» del marxismo y elogias la ética del anarquismo. ¿Cuál es esa ética? ¿Que los medios, como decía Camus, son ya fines en sí mismos? ¿Que, como declaraba Malatesta, a quien dedicaste un libro, más vale una derrota que la victoria sin principios?
Me parece que habría que precisar lo que entiendo por «principios». En el anarquismo, no se trata de ideas y leyes abstractas, codificadas y grabadas en mármol. Se trata de una determinación y de un juicio internos a cada situación , por minúscula que sea, un juicio o una evaluación inmediata, práctica y muy intuitiva, intempestiva, por ejemplo la de los milicianos españoles desertando de las columnas anarquistas en el momento mismo de su militarización.
Camus tiene razón. Para el anarquismo, solo existen «fines» y no «medios», fines inmediatos e innumerables: en dos palabras, la anarquía, la an-arkhe , no es la ausencia de principios, sino un exceso de principios primeros, de “absolutos” como decía Proudhon, que asociados y federados, son capaces por selección, confrontación, imitación, lógica y dinámica internas de reproducirse y propagarse por todas partes. El anarquismo se opone a cualquier lógica instrumental yutilitaria, objetiva y objetivante. Cada cosa es una fuerza singular que resulta de una composición de fuerzas igual de singulares, ellas mismas compuestas de otras fuerzas singulares.
Para criticar el anarquismo, hay quien habla de «deseo», de «capricho» y de «subjetividades deseantes». Pero es equivocado reducir el anarquismo a las trampas y las deformaciones del liberalismo, a la presión de consumir cada vez más objetos o mercancías de todo tipo. Para el anarquismo, los «deseos» no son los del consumo capitalista y sus individuos artificiosos, esas «unidades de codicia» de las que habla Gilles Châtelet en Vivir y pensar como puercos: «bolas de billar patéticas que en sus esfuerzos por diferenciarse se hunden cada vez en la mayor equivalencia». Para el anarquismo, los deseos son fuerzas materiales singulares que implican y movilizan cada vez la totalidad de lo que es, bajo cierto punto de vista, según cierta configuración, un modo de ser opresivo o emancipador. «Deseos», «fuerzas», «voluntad de poder» (pero también «conatus», «entelequias» y otras nociones) son conceptos que afirman, cada uno a su manera, la misma realidad, la realidad material de lo que es.
Efectivamente, al cientificismo del marxismo (a las «situaciones objetivas» decretadas e impuestas por el Partido), el anarquismo no le opone ninguna moral, ni unos principios morales, sino una «ética», en el sentido de Spinoza. Una ética que es ante todo una etiología, una lógica de los comportamientos y de los afectos, un sentido práctico, que proviene de las cosas, los acontecimientos y las situaciones.
Una vieja querella agita los movimientos de emancipación, en el sentido amplio de la palabra: el individuo y el colectivo. Se acusa a menudo a los anarquistas de despreciar el segundo término y a los comunistas de sacrificar el primero. ¿Cómo resuelves esa cuestión?
Históricamente, el anarquismo padeció durante mucho tiempo una corriente «individualista» muy particular y que hoy, afortunadamente, casi ha desaparecido. Se volvió inútil en la medida que el propio capitalismo impuso a todo el mundo la «individualización» de los «gustos y colores» que el individualismo «anarquista» oponía a las nuevas y viejas comunidades (Iglesias, sindicatos, oficios, naciones, familias, grupos de afinidad, etc.). Este individualismo anarquista (que siempre fue marginal y que todavía perdura aquí y allá, en el terreno de la alimentación, de la procreación o de la sexualidad por ejemplo) tiene dos características negativas.
Acabamos de ver la primera: la inscripción del individualismo anarquista en el interior de las representaciones y las prácticas o los «deseos» del liberalismo capitalista hoy hegemónico. La segunda característica deriva de la primera pero va más allá. Es la creencia exorbitante en la existencia primera y auto-fundadora de un «sujeto» trascendental, dueño de sus elecciones y de sus decisiones; una creencia y un postulado extremadamente poderoso en la vida práctica (educativa, laboral, judicial…) y en el terreno de la filosofía, desde Descartes a Sartre, pasando por Kant, Husserl y muchos más.
Para los movimientos anarquistas pasados y presentes, la relación entre el individuo y el colectivo se plantea en unos términos y en un horizonte de pensamiento y acción radicalmente diferentes. La afirmación «personal», como diría Proudhon, no tiene nada de liberal y no remite a la ficción moderna de un individuo o un sujeto trascendente, que existiría por fuera de las cosas, de las situaciones y de los acontecimientos. La inmensa mayoría de los militantes revolucionarios, orgánicamente vinculados a movimientos de masas (principalmente, el sindicalismo), pueden calificarse seguramente como «personalidades fuertes» o «individualistas», pero ese individualismo y esa personalidad sólo tienen sentido y existencia dentro de los movimientos colectivos, dentro de las «subjetividades colectivas» de las que son a la vez el producto y una de sus componentes.
Un último comentario: para el anarquismo, no hay diferencias de naturaleza entre el «individuo» y el «grupo». Como lo subraya Proudhon, «el individuo es un grupo», un «compuesto de potencias» ellas mismas compuestas de otras potencias compuestas y así hasta el infinito. El «individuo es un grupo» y todo «grupo es un individuo», una «individuación», un «ser», una «subjetividad», un «absoluto», cada vez singular y sorprendente, y sólo mediante una larga experiencia colectiva podemos captar sus fuentes y sus efectos, buenos o malos, opresivos o emancipadores.
Críticas la pertinencia de las nociones de derecha y de izquierda como «ilusiones» que sólo sirven para estafar a los ciudadanos-electores. ¿Piensas que habría que superar esa división ineficaz para comprender nuestra época, como aconsejaba Castoriadis? Hay quien te diría que es lo mismo que dice el Frente Nacional…
La distinción derecha/izquierda, así como el «ni derecha ni izquierda», son nociones políticas y politiqueras, aunque se basen y actúen en un viejo fondo imaginario que desborda los meros dispositivos políticos. El anarquismo recusa lo político como una trampa mortal para un proyecto revolucionario que abarca la totalidad de lo que hay, que parte de esta totalidad, de todos sus componentes. A la «revolución política» (nuevo Estado, nuevos dirigentes, nueva constitución), el anarquismo opone desde el principio una revolución social y económica («la Social») que se distingue radicalmente de la simple y vieja revolución política. Una revolución que parte de todas las cosas, una revolución de largo recorrido que las implica a todas por igual: es «la independencia universal» y «la independencia del mundo» que cantan las viejas canciones obreras del siglo XIX. En esa lógica emancipadora, los «revolucionarios» no preguntan jamás a sus numerosos compañeros de pelea si son socialistas, de derechas, cristianos o budistas. La dinámica y la lógica emancipadora valen por sí mismas, no se exigen los compromisos ideológicos propios de los partidos, las Iglesias o las «sectas».
Hemos visto recientemente, en España, a ciertos anarquistas mostrarse extremadamente hostiles hacia un movimiento como Podemos y, en particular, hacia su portavoz Pablo Iglesias: ¿no hay una especie de purismo y de sectarismo en el movimiento anarquista que le condena a predicar dentro de su capilla, a hablar sólo a las minorías, a mantenerse lejos de “las masas”, por usar una palabra que no te gusta mucho?
Desconozco la naturaleza de esas críticas hacia Podemos y, por experiencia, desconfío un poco de ellas. Pero en lo que venimos diciendo creo que habría argumentos para elaborar una crítica anarquista. Podemos presenta dos características estrechamente unidas e igualmente inaceptables para el anarquismo:
1. Una solución política, ganar las elecciones, conquistar el poder del Estado.
2. Fundar su acción y esta victoria (de opinió) sobre la cantidad, sobre la «mayoría» de individuos-electores-ciudadanos, que se parecen como tales a las «bolas de billar» de Chatelet y se expresan en  grandes coreografías «de masa» que llegan después de (y codifican) las movilizaciones de las multitudes heterogéneas.
Para acabar, quizá la pregunta más difícil: ¿podrías dar una breve definición del anarquismo?
Es Deleuze (y Guattari) quien, de manera aparentemente enigmática, da a mi juicio la mejor definición: la Anarquía, «una extraña unidad que sólo se reclama de lo múltiple». Espero que lo dicho anteriormente contribuya a aclararla.
Esta es una versión parcial de la entrevista publicada por la revista francesa Ballast en febrero de 2015.
Fuente: http://www.eldiario.es/
Traducción al castellano de Nicolas Bersihand

Víctimas // Diego Valeriano


Antonia agarra bien fuerte a Abigail, están solas y extrañan mucho a Zunilda, la estación de Tribunales es un mundo de gente que las choca, las empuja y las arrastra hacia la salida. Abigail tiene miedo que le arranquen el cartel que hizo pidiendo justicia por su mamá.

Hace dos años que no tienen más a Zunilda y se sienten más solas que nunca. Antonia creyó que iba a sacar fuerzas desde lo más profundo para buscar justicia por su hija, pero no puede. Apenas puede mantenerse diariamente para Abigail.

Vieron que se hacía la marcha y salieron bien temprano. Dos bondis hasta la estación, tren y subte es un viaje enorme que nunca hicieron juntas. A la vuelta sí o sí en remís; después que cae el sol, el barrio se pone imposible.

Hasta hace poco la mala sangre casi no la dejaba comer, bajó diez kilos de caminar, pasillear por  Tribunales y ser boludeada en la comisaría. Un día entendió que la causa jamás iba a avanzar, entendió que el fiscal no la iba a recibir, que el Juez está de viaje, entendió que si no pagaba un abogado nada iba a pasar nada.  Entendió y dejó de hacerse mala sangre.

En la plaza hay un montón de mujeres con historias similares, también hay algunos hombres. Un mar de cartelitos hechos a mano con caras, corazones y nombres: Matilda, Caro, Virginia, Tomás, Zunilda.

El primer policía que llegó a su casa la abrazó fuerte, mientras ella no podía ni llorar. Le prometió que los iba a hacer cagar a esos hijos de puta, que la iban a pagar. Un tiempo después, se enteró por el carnicero que sí le pagaron al policía.

Ya no pasa por la comisaria, ni por los Tribunales de Lomas, ni por la esquina donde para el hermano del que le quitó a Zunilda.
Cada una de las personas con la que habla en la plaza tienen la misma historia: una vida arrancada, un recorrido infinito por lugares ajenos, muchísimas mentiras, el desamparo, la soledad, la impunidad  y la esperanza de que una cámara muestre su cartel.

Clinämen: ¿Podemos controlar democráticamente a las fuerzas de seguridad?

 

Conversamos con Nacho, de La Garganta Poderosa, y con Gabriela Carpineti, abogada de Iván y Ezequiel, los pibes torturados por Prefectura en el barrio Zabaleta. La situación en los barrios a partir de las denuncias por malos tratos y torturas de las fuerzas de seguridad a los pibes. ¿Pueden lxs vecinxs organizadxs controlar dramáticamente a las fuerzas de seguridad que ocupan los barrios pobres? ¿Qué papel juegan lxs pibxs en estos procesos?

Apuntes sobre vida mula, derrotas y alianzas // Colectivo Juguetes Perdidos

(La gorra coronada IV)

La gorra ajustada 
Macri toca el bolsillo de la gente pero también su alma: gorruda y mula. Y acá –vale decirlo una vez más– no hablamos de categorías morales o moralizantes para impugnar las vidas populares (nada de gorilismo ni de racismo progre), nos referimos a modos de vida, a máquinas sociales… a tonalidades afectivas de la multitud mula. La Vida Mula no es una impugnación moral a un modo de valorizar la vida o una categoría sociológica para bardear desde una exterioridad gorila la relación de los “sectores populares” con el trabajo (o con el consumo, con la rutina, con la vida barrial, etc.). La Vida Mula es la Realidad; sin Vida Mula no hay sociedad. La Vida Mula es un modo de las relaciones sociales contemporáneas; el roce cotidiano con las cosas, con la pantalla del celular que dispara la alarma a las cinco de la mañana, con los otros cuerpos-laburantes que se aprietan en los viajes en bondis y trenes, con los laburos de día, con los quilombos familiares de noche, con las violencias difusas de tiros en la madrugada, con el ruido insoportable de los rejuntes barriales… Vida Mula es también sociabilidad laboral –y acá las imágenes van tomando cada vez más ambitos de la ciudad blanca…–, romances, curtidas y amistades laborales, after-office y fulbito semanal, cabezas quemadas, birras y fasitos en la plaza, grupitos de whatsapp, fines de semanas de escabios y drogas y días de semana de ibuprofenos y café, disposiciones anímicas para la obediencia y el muleo, profunda necesidad subjetiva de que en –y por– el trabajo pase gran parte del tiempo de vida y la sociabilización; el trabajo como excusa para postergar las filosas preguntas existenciales, el trabajo como excusa para olvidar el emprobrecimiento vital, el trabajo como excusa para reforzar la sujeción al endeudamiento, la familia, el hogar estallado e hiperpoblado o el depto en el barrio blanco…
Las grandes pantallas exponen nuevamente los linchamientos: devenires del engorrarse en su modo oscuro y ambiguo de gestionar desbordes. “La vida mula se resiente y descarga su incertidumbre sobre un cuerpo tirado en el piso”… y claro que no es la misma la descarga de una vida que no descansa en ciertas redes materiales (garitas, patrullajes de seguridad privada), culturales (humanismo ilustrado), sociales, etc… A mayor exposición a la precariedad totalitaria más amoral, oscura y violenta es la guerra; nada de “pobres contra pobres”, como dice el slogan sensiblemente –y materialmente– exterior a la sórdida realidad social y barrial; hay guerra de realismos, guerra de formas de vida, disputas por la intensidad sobre fondo de precariedad. El engorramiento es ambiguo y amoral, a la vez que profundamente político. Es empobrecimiento vital (vecinos rejuntados, defensa del “consumo” y la propiedad –aguantada con el cuerpo–, pedidos desesperados de tranquilidad, etc.), y es al mismo tiempo una disputa oscura por la intensidad. Empobrecimiento vital que no es quietud ni normalización; reacciones que intensifican el continuo de la Vida Mula.
El realismo político gobernante lo sabe y se monta sobre esa movilización barrial (incluso robando imágenes de izquierda: la gente reacciona y se autoorganiza, se cansa y se planta, marchan para no naturalizar la situación…). Conectar con esa “movilización”, apostar por el realismo vecinal (amplificándolo desde el Palacio, reforzándolo, encarnizándolo…) es su trabajo de base, su apuesta por hacer pie y sostenerse territorialmente (ni hablar mediáticamente). El que lincha es un tipo que retiene el terror cotidiano, y explota cuando ve que puede (hay un terror anímico previo al terror gorrudo). En estos días ese constatar que se puede deviene social, mayoritario y no encuentra fronteras –discursivas, retóricas, Políticas– que lo resistan –aunque más no fuese mínimamente– a nivel gubernamental (como pasaba durante el kirchnerismo). Al jugar en esos términos, el macrismo no solo instaura un umbral peligroso de gobernabilidad (el incendio se puede salir de control), sino que refuerza (sobre todo en “ausencia” de aparatos políticos, con internas con la policía, crisis y ajuste) algo de la alianza de clases que lo empujó (y sostiene) hasta aquí. Todo el poder a los mulos, a los rejuntados, a los quemados, a los engorrados, a la gente (alianza de clases: barrios populares y ciudades blancas). Si vas a ser empresario de vos mismo que sea de verdad: bancando con el cuerpo detrás cada inversión rapiñada.
Durante la década ganada el consumo implicó toda una gestión cotidiana de las fuerzas vitales; mística, energía, aguante, rebusque, agite, pero también engorramiento (“sostener con el cuerpo lo que se compra con las cuotas”). La situación económica actual va borrando o difuminando algunos componentes de ese encadenamiento y pone cada vez más el acento en otros; menos consumo más engorramiento. La gorra se ajusta varios talles (y calza bien con el consumo deshinchado, vitalmente deshinchado y enfriado…). No hay normalización con el macrismo, ni aquietamiento, como no hay normalidades pacíficas ni duraderas en la precariedad totalitaria. La exposición al afuera sin límites interrumpe cualquier orden y norma duradera, cualquier aquietamiento o “desmovilización”. La tranquilidad (densa, casi siempre siniestra, de atmósfera cargada…) se juega minuto a minuto, y es mantenida bajo estado de movilización bélica (guerras sociales de no tan baja intensidad). A la tranquilidad –como al consumo, como dijimos durante la “década ganada” y como queda obscenamente expuesto ahora– se la aguanta fierro en mano, “cueste lo que cueste”. Los pedidos de tranquilidad (o las guerras por la tranquilidad) en la precariedad totalitaria suponen una gran movilización de energías psíquicas y físicas para mantenerse en pie; una “vida normal”, tranquila, es guerra cuerpo a cuerpo con cada día como escenario de combate.
La gobernabilidad macrista habla mejor el lenguaje de los nuevos barrios, del continuo de la vida mula (y los rajes y escapes a este dispositivo), de las disputas de realismos, de las “nuevas conflictividades sociales”… que el resto del arco Político reconocido. Pero que el macrismo intente “cooptar” a líderes sociales (“el carnicero” o “el doctor” son los líderes piqueteros que tenía Néstor) de los movimientos de trabajadores híperocupados y movilizados no significa que los nuevos barrios estén identificados sensiblemente con el macrismo: están luchando vitalmente por sostenerse en la precariedad totalitaria que cada vez expone más su fondo. Esta misma belicosidad social –de las fuerzas anti-todo– puede ir contra el macrismo –como fue contra el kirchnerismo y todo aquello que le pasaba cerca–, y nada de esa direccionalidad ocasional augura una vida más alegre.
A medida que el cierre por arriba se profundiza, que el enfriamiento y el ajuste toma cuerpo y se encarna, la imagen del “estallido social” sobrevuela muchas de las discusiones, de los imaginarios, de los cálculos y sobre todo de las expectativas. Pero a la imagen del estallido no podemos no sumarle la de la implosión. Cada cuerpo, cada casa, cada barrio implosionando en enormes y profundos micro-estallidos hacia adentro. La implosión: estallido sobre fondo de precariedad totalitaria. Cuerpos que no dan más. Hogares que colapsan. Roles fundidos (ni siquiera desfondados, sino quemados por sobreexposición, por soportar de más). El ajuste en un escenario de precariedad totalitaria, implosiona sobre los cuerpos-fuerzas que atreviesan el continuum, la vida mula se endurece e implosiona para todos lados, como una bomba bajo tierra… con menos laburos, menos changas, menos guita, cualquier elemento fundamental para mantener a flote una vida en un terreno precario se vuelve más pesado y estalla sobre el cuerpo responsable. La obviedad macrista parece “resistir” estas explosiones e implosiones sociales, y hasta quizás las necesite para hacerse más fuerte…
Tres tristes derrotas  
Tres derrotas provocaron –y ahondan cada vez más– al macrismo sobre nuestra sociedad y nuestros cuerpos. La menos importante es la del medio, la derrota electoral. O mejor, esa derrota no se explica sin la derrota sensible (primera y fundante) que se continúa hoy en día; porque se sigue percibiendo “la derrota en las urnas” y en la aplastante coyunturaPolítica, pero no la derrota de las formas de vida que la incubaron. Ya hablamos de la primera derrota: existencial antes que macropolítica, derechización vital antes que ideológica (“derrota existencial o derrota vital ‘antes’ que macropolítica, o como condición para que ésta suceda: falta de inyección vital, experimentaciones frustradas, cierres de las posibilidades al interior de cada vida… eran algunas señales que aparecieron los últimos años que hablaban de un enfriamiento vital, caldo de cultivo –junto a otras dinámicas– del actual escenario político y social. Empezar a pensar –y pararse ante lo que pasa– por este lado, nos saca de un plano puramente ideológico, de ‘toma de posiciones’, de posturas que cierran bien a un nivel discursivo o imaginario, o de principios, pero que poco entran en juego con la vida, con las maneras de vivir, con el hábito, con los afectos, con las alianzas vitales que vas tejiendo, con las disputas efectivas en las que estás metido –disputas no sólo a nivel material, económico, político, de relaciones de fuerza, sino también disputas a nivel de la intensidad, de las ganas, de cómo valorizás tu vida”–). Ahora sin embargo, en plena gorra coronada, con las fuerzas anti-todo deviniendo gobierno y el continuo de la Vida Mula demostrando su plasticidad, la tercera derrota (que es la profundización de las anteriores) nos aplasta aún más. Hablamos de la derrota de quedar inscriptos en un plano abstracto, ideológico, de representación, de reacción política. El régimen de obviedad macrista sustrae energías militantes y las pone a dialogar en un nivel cómodo –de padecida comodidad– en dónde cada vez hay más distancia entre lo que pasa por ahí y las fuerzas y deseos sociales, las disputas de las vidas concretas, las pasiones populares… Es desde ese plano discursivo desde donde se arman estrategias para “luchar” contra los despidos, contra el ajuste, contra el vaciamiento de programas, contra… y el macrismo sigue intacto y como si nada. Quizás porque se disputa siempre un solo elemento del continuo en el que se insertan las vidas, manteniéndose intactos todos los demás. “Saltamos” por alguno de esos elementos violentados (por ejemplo, el trabajo) pero conservamos instintivamente los otros elementos, inmóviles…
Dijimos que las fuerzas anti-todo y revanchistas no apuntaban al kirchnerismo en tanto fuerza política sino que –sobre todo– la gran revancha es contra los mantenidos, contra la vagancia, contra cualquier sensibilidad social suelta por ahí que intentó valorizar su vida de modo distinto al de la multitud mula. Si se va contra el kirchnerismo es menos contra sus figuras o su programa de gobierno y más contra lo que el k dejaba hacer (habilitando las condiciones sociales para que suceda, o no actuando para bloquearlas). El revanchismo es contra lo silvestre. Por eso se alimenta de las disputas por el realismo que nacieron en los diferentes barrios y ciudades: realismo vecinal vs realismo de lo silvestre (el realismo pillo, el realismo de lo que raja). En este escenario, olvidar al kirchnerismo sin más es un gesto peligroso y es una trampa: porque es borrar también la memoria de vidas concretas en situaciones de agite público (una movilización, pero sobre todo una fiesta, una gira, un caos público, un dinero que se cambia de signo, un rechazo al trabajo, un espacio laboral menos organizado por el verdugueo de los jefes y patrones, un agite suelto, un deambular de otra manera por la ciudad… no mucho –y sin embargo tanto– más). Borrar al K es ignorar lo silvestre que atravesó a muchos pibes y pibas (las generaciones curtidas en los años de la “década ganada”, quizás quienes mejor comprendieron sus dinámicas sociales), es cagarse en fuerzas vitales que atravesaron consumo, laburos, barrios, políticas, calle; es evitar un plano de afectos y agite vital que siempre evitó –e impugnó, involuntariamente quizás– la derechización existencial. Y es un gesto de arrugue también con las propias fuerzas y con las propias derrotas…
La crítica sin carne que se escucha hacia el K, puede llevarse puesto también modos de vida populares no-mulos, sensibilidades que se expandieron durante esos mismos años y que son lo único concreto que puede resistir realmente al macrismo (realmente: en el plano sensible, en el cuerpito, en la forma de vida, en la calle, en la noche, en el bolsillo, en la feria; realmente: disidencia existencial, no parla o ideología crítica o expresiones de deseo). ¿Cómo se componen los cuerpos después de experimentaciones frustradas, qué pasa con las derrotas vitales (o cuando lo que queda es el refugio en las propias vidas)? Renegar de la última década, dejar que se la lleve puesta una lectura exterior, molar, aplanadora, es por un lado esquivar la primera derrota, la más importante, la que nos toca en las formas de vida que se armaron y sedimentaron en los últimos años… y al mismo tiempo es desconocer el subsuelo de la precariedad totalitaria y como ésta es esencial a los nuevos barrios. Tanto para sus dinámicas oscuras (aquellas con las que dialoga el macrismo) como para sus rajes y politicidades.

¿Qué barrios, qué experiencias, qué cuerpos son los finalmente se convocan “pasando por arriba” esas derrotas, esas mutaciones, esas experimentaciones? Seguramente unos más abstractos, menos potentes, menos reales (también menos ambiguos, menos “sucios”); quizás con roles más cómodos que interpretar (o “militar”), pero también menos reales…? Más allá de lo bancable de ciertas -y necesarias- escenas militantes (movilizaciones, campañas contra la violencia institucional, denuncias, actos) es fundamental “inquietarlas” cuando se arman desde “arriba”, desde cierta exterioridad sensible, cuando muerden poco en el barrio, cuando parecen desconocer las pequeñas y grandes derrotas, las mutaciones de los nuevos barrios, el engorramiento extendido, el terror anímico de fondo, las condiciones materiales y afectivas de existencia de la multitud mula, los modos en que los pibes valorizan sus vidas… Una militancia potente es la que, más allá de “lo programático”, busca alianzas insólitas que trascienden las fronteras externas e internas de los nuevos barrios; una militancia que piense los problemas “picantes” y los rajes sucios, los modos en que se politiza (se valoriza) una vida y una muerte… una militancia que soporte lo ambiguo y amoral de las fuerzas que atraviesan las vidas concretas… (que no son heroicas ni santas).
Cuando el poskirchnerismo deviene prekirchnerismo se cierra un círculo Político que, sacándose de encima–del cuerpo– una larga, compleja y pesada década, hace aún más insondable las líneas de fuga al macrismo gobernante; las mismas que se incubaron en disputas cuerpo a cuerpo con la sensibilidad que lo parió. Más que criticar –lúcida o moralmente– la década ganada o de festejarla desde sus imágenes Políticas (desde su representación), se trata más bien de investigar –para aumentar, para agitar, para continuar, para que no se corten…– los agites que se conquistaron –que se soltaron– en todos esos años y que aún siguen sueltos por ahí. Olvidando al kirchnerismo se borran hábitos distintosa los oficiales (porque ya eran distintos a la oficialidad kirchnerista; la misma que descubre recién ahora la tortura en las cárceles, la violencia institucional, el verdugueo de las fuerzas de seguridad… un despertar tardío y torpe que sigue ignorando la politización singular de lo silvestre, la potencia de lo que raja, la resistencia que es siempre y en primer lugar insistencia: de las propias formas de vida, de los berretines que mueven un cuerpo, de las alegrías conquistadas).
Ahora que la sensibilidad gorruda, el realismo vecinal, la multitud mula devino gobierno, la sensibilidad silvestre y los agites intensos no pueden ser olvido. Si esto sucede “las luchas políticas” estarán castradas de cualquier tipo de materialidad sensible, afectiva, libidinal; serán pura parla sin cuerpo. Crítica sin sujeto. Si los rajes y los agites no se piensan desde los mismos barrios y vidas concretas que los parieron, lo que queda es idealismo Político y tozudez (en estos meses asistimos a una “segunda vuelta de la política”, igual de molar que la primera, igual de sedienta en detener todas esas fuerzas y deseos en moldes, programas y posturas políticas descarnadas, igual de impotente…) y el riesgo de seguir alimentando el régimen de obviedad macrista que, a diferencia de la “obviedad militante” –que muerde muy poco en las sensibilidades sociales– se expande cada vez más por ciudades y barrios, porque se nutre del realismo vecinal popular.
Pero si en los nuevos barrios –ahí donde hoy surfea la gobernabilidad macrista– se expandía la gimnasia sensible del engorramiento (que es vitalismo oscuro: linchamientos, vecinos enfierrados y empoderados, gendarmes, policías y prefectos con el verdugueo recargado, cachivaches gatillando y rastreros bardeando, pitufos molestando, etc.) y se endurecía la Vida Mula, también –reverso o anverso, según por dónde se le entre o según a qué plano se le de prioridad– se preparaban y experimentaban rajes, agites, gestos pillos y movidas lúcidas que de hecho (y desde su ambigüedad) cortaban esos dispositivos o los vaciaban a nivel sensible…

¿Se puede luchar realmente contra el macrismo si no hay una repulsión profunda a las sensibilidades que lo incubaron y que lo alimentan? Quizás tengamos que dejar por un tiempo de “ver” lo que el macrismo hace y nos hace y ponernos a investigar cómo se hace en nosotros, cómo se elabora sensiblemente en nuestras vidas, en qué momentos lo interrumpimos, qué rajes son los que insisten, que nuevas percepciones sociales se tienen que habilitar, con quiénes nos aliamos para hacerlo saltar(antes de nuestras vidas que del Palacio…).
Macri Gato Blanco
Las fuerzas anti-todo no nos gobiernan
Arriba la Vagancia

Octubre de 2016

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La comuna en Venezuela y las luchas por la descolonización: Entrevista con George Ciccariello-Maher

por Gustavo Quintero
Hablar de Venezuela post-Chávez y del legado del chavismo para la población venezolana son temas que no dejan de causar polémica. ¿De dónde surgió Hugo Chávez? ¿Cómo es que, a pesar de los constantes ataques por parte de los medios internacionales, lideró hasta su muerte en el 2013 un gobierno con un amplio soporte popular? ¿Cuál es el futuro del chavismo en la Venezuela de Maduro?
Para George Ciccariello-Maher, profesor de Teoría Política en Drexel University, Filadelfia, hay que entender la consolidación del Chavismo a partir de un largo proceso de luchas populares contra las élites políticas tradicionales y contra la llegada del neoliberalismo en la década de los ochenta. En su libro We Created Chavez: A People’s History of the Venezuelan Revolution, Ciccariello-Maher se enfoca en las diferentes formas de lucha que se cristalizan en el Chavismo, pero que desbordan de manera muy amplia la década de los 90 (cuando Chávez fracasó en su intento de golpe de Estado en el 92, y que luego lo catapultó a ser elegido popularmente en las elecciones del 98).
La visión de Ciccariello-Maher sobre la larga duración de la historia de las luchas populares en Venezuela se enmarca dentro de un movimiento de lo que él llama la “descolonización de la dialéctica”. Para él, hay que descolonizar las categorías que usamos para pensar lo político, con el fin de entender los modos de resistencia anti-estatal en las Américas desde una perspectiva no eurocéntrica.
Como ocasión de la próxima publicación de sus libros Building the Commune: Radical Democracy in Venezuela, en Octubre 2016, y Decolonizing Dialectics, en enero del 2017, hablé con Ciccariello-Maher sobre las comunas en Venezuela y su relación con el gobierno de Maduro, pero también discutimos sobre cuestiones de anarquismo en Latinoamérica, poder constituyente y poder constituido, y sobre formas de lucha frente a sistemas de legitimación del racismo institucionalizado.
           
Gustavo Quintero: Primero que todo, George, háblanos de tu nuevo libro Construir la comuna: la democracia radical en Venezuela y cómo se relaciona con tu libro anterior llamado Nosotros Creamos a Chávez (2013). 
George Ciccariello-Maher: Pues mira, el primer libro, Nosotros creamos a Chávez: una historia popular de la revolución venezolana, trataba sobre una historia de longue durée o larga duración de lo que es el proceso bolivariano, es decir un proceso que no empezó ni en el 98 cuando fue electo Chávez, ni en el 92 cuando fracasó su golpe de Estado. Ni siquiera en el 89, en el momento de la revuelta popular en contra del neoliberalismo llamada el Caracazo, sino proviene y se enriquece a través de toda una historia muy larga de organización popular revolucionaria, que pasa por la guerrilla a los movimientos sociales de afros, indígenas, de mujeres, de estudiantes, durante décadas, y llega al presente como una culminación de cierto tipo de cristalización de todas esas luchas y en su unificación en torno no sólo a Chávez, sino a un proceso de cambio fundado en la revuelta popular del 89.
Lo que hago en el nuevo libro que se llama Construir la comuna: la democracia radical en Venezuela es pensar más en lo que implica eso para la actualidad en un momento muy distinto, es decir el momento post-Chávez, pero también un momento en el que las luchas populares se están desarrollando bajo otro concepto paraguas u otro horizonte, el de la comuna. Lo interesante para mí fue que, después de hacer entrevistas con muchísimos movimientos populares y revolucionarios en los años 2006, 2007, 2008 y 2009, para los años 2013 y 2014, todo el mundo estaba hablando no ya de su movimiento particular, sino de cómo ese movimiento forma parte de un proyecto comunal. Eso viene del hecho de que en el último discurso importante de Chávez, llamado “el golpe de timón”, fue una autocrítica al movimiento –o más bien al gobierno– por no cumplir con la promesa de la comuna. Me explico: Había cierta demanda surgiendo desde abajo de la comuna, también había un ministerio de comunas, pero no había comuna en cuanto aspecto legislativo, es decir que formalmente las comunas no existían. Ese discurso, de octubre del 2013 fue muy importante porque en ese momento yo creo que Chávez sabía que iba a morir, que le quedaba poco, y que quería sellar su legado. Él sabía muy bien que, después de morir, él iba a ser sujeto de una lucha importante sobre el significado de la revolución Bolivariana, es decir que la derecha iba a tratar de invalidarlo, y la izquierda iba a proclamar cuál había sido el significado del chavismo y de la revolución. Chávez entonces quiso inmovilizar eso un poco, y quiso enfocarse en la cuestión de la comuna, para que todo el mundo supiera que el legado de Chávez es la comuna, es lo que él llamaba el Estado comunal.  Desde ese momento, y a través del peso retórico que tenía ese discurso, todas las bases agarraron esas palabras, de forma tal que, cuando yo hablaba con los comuneros por todo el país, ellos me decían: «Pero todo el mundo sabe que Chávez es la comuna, la comuna es Chávez, y si alguien no es comunero, no se puede llamar Chavista». 
GQ: Entonces, ¿Chávez incorporó el término “comuna”, y a su vez, desde abajo se incorporó el término pero esta vez a través de Chávez?
GCM: Sí, ya existían las bases, y ya existía el concepto de comuna, pero a un nivel menor; un poco antes del 2009, grupos desde abajo y militantes en el ministerio salieron para formar una red llamada “Red de comuneros y comuneras”, para incorporar ese esfuerzo desde abajo, mientras tanto, el Estado apenas estaba empezando a hablar de eso desde arriba. Además, el término “comuna” tiene una historia, no viene de la nada en Venezuela. Para mí es muy importante referirme al ex-guerrillero que se llamaba Kléber Ramírez Rojas, a quien en el 92 le habían dado la tarea de escribir los documentos para un nuevo Estado una vez fuera exitoso el golpe de Chávez. Y he aquí la importancia de la historia de larga duración: este exguerrillero venía de la lucha armada de los años 60s, era comandante de la guerrilla, y en el 92 escribe unos documentos diciendo que, una vez Chávez tomara el poder, se iba a disolver el estado y se lo iba reemplazar por un Estado comunal, un Estado consejista, donde todo el mundo elige en asamblea popular a sus representantes locales, y éstos forman un gobierno consejista por todo el país. Esto es una visión muy radical, y Chávez empieza a hablar a partir de esta visión, porque él fue colega e incluso co-conspirador con Kléber Ramírez, y Chávez lo cita cuando empieza a hablar de la comuna. Esa es un poco la larga trayectoria del concepto, es decir que es un concepto nuevo del poder, que también es un concepto nuevo de la producción. Con esto me refiero a que Venezuela es un país petrolero en el que la política está totalmente mediada por lo económico, y lo económico por lo político: la riqueza del petróleo, una vez extraído, es distribuida por el Estado. Ese Estado petrolero crea un sistema que está totalmente basado en las importaciones y las incentiva en gran medida. Ahora bien, en un barrio que se organiza conforme a los consejos comunales (que de hecho existían antes de ser formalizados por el Estado) en instancias formales económicas de la participación popular, si todo el mundo consume productos importados desde otras partes de Venezuela y de otros países, el poder político queda prisionero de la cuestión económica. Así, ese barrio no puede tener autonomía política. La comuna, en contraste, intenta resolver eso al incentivar y cultivar la producción local manejada directamente por la población. Es decir, en la comuna hay varias categorías para tener una empresa, pero la más importante es la «empresa de propiedad social directa y comunal»: todo lo que produce esa empresa, los salarios, quien trabaja, cuántas horas, cómo se distribuye el producto, y también el excedente que va a la comuna, todo eso se hace a través del parlamento comunal, eso es de manera directamente democrática. La verdad debo decir que es impresionante: estamos hablando de un socialismo bien desarrollado de manera territorial para gobernar el territorio mismo. 
GQ:¿ Entonces cada comuna tiene su paramento, a partir del cual dirigen la producción en un nivel totalmente local?
GCM: Sí, absolutamente local. La cuestión es hasta qué punto ese sistema tiene importancia nacional. Y dejando a un lado la crisis actual por el momento, las comunas en Venezuela son todavía un experimento. La lucha no está ganada. Cuando yo llegué a Venezuela para hacer la investigación, estaba preguntándome si el proyecto comunal era o no un éxito. Y todo el mundo me miraba como loco, porque saben perfectamente que es una lucha interminable que apenas empezó, que va a ser cuesta arriba totalmente, y que no existe ninguna garantía de éxito de esa lucha. Por eso la cuestión no es tanto si las comunas son un éxito, sino la importancia que tienen, lo que representan, y también cómo se puede apoyar, profundizar, desarrollar y desplegar ese sistema comunal por todo el país. 
GQ: Quisiera preguntarte un poco más sobre ese aspecto: en tu texto «Building the Commune: Insurgent Government, Communal State» mencionas el peligro de la ultra localización de las comunas, que es justamente el estar en una isla de comuna, en un océano capitalista. ¿Cómo se articulan esos dos polos?
GCM: Esa pregunta recae en debates históricos muy importantes de la izquierda sobre si puede construir un socialismo separado en islitas, en un gran mar turbulento capitalista, pero ponerlo en esos términos, es como imaginar ser Dios mirando todo desde arriba, cuando en realidad hay que mirarlo desde dentro del proceso. ¿Qué es lo que se ve cuando uno ya está dentro del proceso? Ya uno ve que no es una cuestión de que si es bueno o malo, sino que es una realidad. Ese es el punto de partida: hay que empezar desde el proceso de construir la comuna. Por eso, si estamos hablando de los conceptos autóctonos que las bases venezolanas agarran a través del discurso del gobierno y también desde el discurso popular, hay que resaltar una idea que viene de Simón Rodríguez, el tutor de Bolívar, quien trabajó mucho sobre el tema de la pedagogía y la política. Simón Rodríguez desarrolla un concepto para gobernar Venezuela llamado la toparquía. Aunque es totalmente utópico, se refiere a islas autogobernadas, repúblicas dispersas por todo el país, y ese concepto ha sido agarrado por las masas. Por ejemplo, yo fui a una comuna en Terrazas de Cúa, en Estado Miranda, esa comuna se llama La Toparca y el perrito que va corriendo por ahí se llama Topo. A partir esas islas, que son trincheras para la lucha, se va construyendo algo que se convierte en una forma de nuevo socialismo. Así se va tejiendo una fábrica nacional a veces con fibras muy locales y a veces con fibras muy largas: supongamos que hay una comuna que no tiene otras al lado, sino que la siguiente queda a unos cincuenta kilómetros, en ese caso de todos modos se tiene que ir intercambiando los bienes con otra comuna, para construir un sistema comunal que no esté limitado por zonas próximas una de la otra. Y ese concepto de la toparquía, del desarrollo de esas islas cada día más entrelazadas, es muy importante en la Venezuela contemporánea. 
GQ: Por lo que dices, la comuna misma adoptó el vocabulario relacionado con la toparquía.
GCM: Sí, y eso hace parte de un intercambio entre lo de arriba y lo de abajo, pero tenemos que entender que hoy en día, en casi todos los lugares de Venezuela, la mayoría de veces las bases están por delante del liderazgo del gobierno. En el caso de la participación popular, por ejemplo, el consejo comunal se forma legalmente en el 2006, pero ya en los noventa hay asambleas de barrio, y esos son prototipos para el consejo comunal. La comuna se establece por ley en el 2010, pero ya en el 2008 la gente está construyendo las comunas, no están esperando la formalización o la legitimidad por parte del gobierno, porque las bases van desarrollando su propia legitimidad interna. La comuna no carece de legitimidad, y la insistencia de la oposición de decir que la comuna es ilegal porque no aparece en la constitución es hecha de muy mala fe. La constitución es del 99, producto de un momento y balance de fuerzas específicas, y esa misma oposición hizo se opuso fuertemente a esa constitución. Lo que pasa es que desde antes del 99, a través del procesos de escribir colectivamente esa constitución, todo el mundo empieza a ver a las leyes y a la misma constitución, no como algo sagrado, intocable, fetichizado, sino como algo que es el resultado de manos humanas, y que siempre se puede cambiar, ajustar al movimiento de la realidad. 
GQ: El término comunas es un término que hace alusión a diferentes formas de organización, cada una con su propia historia. Más todavía, en términos de autogobierno, la palabra “comuna” hace eco de situaciones relacionadas con la comuna de París. Pero en tu artículo “Building the commune” planteas la necesidad de descolonizar la idea de la comuna venezolana. Así que tú quieres darle un enfoque distinto al de referirnos a la comuna de Paris, quieres apuntar a otras fuentes de donde viene el término comuna. ¿Podrías hablarnos un poco de este movimiento de descolonización del término comunas?
GCM: Lo que significa descolonizar a la comuna es insistir en que existe una trayectoria muy larga del autogobierno popular. Eso suena muy amplio, y en realidad lo es. Porque si se agarra como prototipo el modelo de París de 1871, ya está implícitamente acordado que hay algunos parámetros específicos y eurocéntricos de lo que significa ese autogobierno. No es que eso no tenga importancia, pero la misma comuna de París es un caso que no viene de la nada. Antes de la comuna de París, había luchas en todo Francia que entran en una trayectoria muy larga de lo que es el poder comunal. Es cierto que la comuna de París tiene mucha importancia para América Latina, pero ya en 1500 hay luchas populares que estaban desarrollando sus propios conceptos contra el colonialismo, luego contra el capitalismo, luego contra las clases élites, contra las clases mantuanas (como diríamos en Venezuela).
Es a través de toda esa lucha que libra la insurrección, y también de las diferentes formas de gobernarse, siempre en relación con momentos insurreccionales, momentos en los que se manifiesta el poder constituyente, que podemos empezar a triangular lo que es la trayectoria comunal comunera. Cuando llegamos hacia la actualidad, se hacen más claras las referencias, por ejemplo Kléber Ramírez entre otros pensadores. También que hay que resaltar la importancia de István Mészáros, un filósofo húngaro que escribió mucho sobre la cuestión del poder comunal en Más allá del capital. Ese libro influyó mucho en Chávez, pero lo interesante es que en ese libro Mészáros también cita a Chávez, porque él mismo estaba leyendo los escritos de Chávez desde la cárcel. Este es un ciclo muy interesante que nos indica que nunca se debe asumir que la flecha de la influencia va desde los europeos hacia Latinoamérica. Siempre se está cultivando algo más, y hay una especie de retroalimentación.
GQ: En la mayoría de tus textos, para hablar de la formación del Estado, retomas los términos de “poder constituyente” y “poder constituido” de Enrique Dussel. Pero tú pareces encaminarte a pensar un Estado que se aproxima a esa dualidad entre “poder constituyente” y “poder constituido” de una forma distinta a la de Dussel, ¿podrías decirnos un poco más sobre cómo piensas esa articulación? 
GCM: Los conceptos de constituido y constituyente tienen muchos orígenes, pero si nos enfocamos a la popularidad reciente de esos términos, hay que referirnos a Antonio Negri y a los pensadores de la autonomía italiana. Ahora bien, Enrique Dussel ve esos conceptos de una manera un poco diferente, porque para él, Negri opone estos conceptos de una manera demasiado absoluta. Es decir: «Multitud» es un poder constituyente totalmente puro que rechaza lo constituido, y Dussel más bien entiende la necesidad y al mismo tiempo el peligro de la constitución. A esto me refiero con que hay un momento en el cual el poder constituyente, como la revuelta en la calle, la violencia popular, la resistencia no estructurada, se articula con la necesidad de entrar en un proceso de institucionalización. Ese proceso puede surgir incluso en el mismo momento en que nos sentamos a tomar una decisión de cómo vamos a proceder y cómo vamos a seguir luchando. Ahí estamos en un proceso de institución, y la institucionalización para Dussel es necesaria pero peligrosa. Para mí, es aún más peligrosa: yo creo que cuando Dussel lee la constitución Venezolana del 99, a veces parece que él da por resuelta la cuestión de cómo incluir la participación popular en una constitución. Eso yo lo veo más bien como una especie de foto de un momento muy preciso en el que hay un balance de fuerzas particular. Pero para avanzar, hay que continuar el proceso. Yo entiendo que existe la necesidad de establecer las instituciones, pero aunque Dussel lo ve como algo peligroso, yo lo veo como algo contradictorio: siempre existe cierta tensión que no se puede abolir, no se puede eliminar. No hay forma de constituir un poder que incluya totalmente al poder constituyente, porque el poder constituyente es revuelta directa y absoluta, y es la lucha constante para cambiar las cosas, para mejorar las cosas. Por eso veo que hay una larga dialéctica que incluye lo de arriba y lo de abajo, es decir el poder constituido y el poder constituyente, y que nunca se estabiliza de manera cómoda. Esta dialéctica siempre es muy dinámica. Siempre hay tener en mente que si bien el objetivo es entender cómo acomodar esa participación en el Estado, en ese proceso de constitución de todos modos la rebeldía no desaparece, o lo hace cuando hay igualdad social y política, lo que significa la abolición, o como lo llamaría Dussel, la disolución del Estado. 
GQ: Y eso sería un horizonte al que se apunta y no al que se llega. 
GCM:Exacto, y la idea de horizonte para Dussel es muy importante. Apuntamos hacia el horizonte, pero no demandamos que ese horizonte sea realidad ahora, en la actualidad. Para Dussel, pensar que ese horizonte puede actualizarse en el presente es un error fundamental en lo político. Es el error de Negri y esos, es el error anarquista que no ubica las demandas y las estrategias dentro de una lucha larga, dentro de una cadena de cambios que están por venir. De ahí mi énfasis en lo peligroso de considerar que el poder se puede estabilizar en lo constituido. El poder constituyente es perfecto, por decirlo de alguna manera, no puede hacer mal, porque no puede hacer propiamente nada, no puede instituirse. Cuando llega el momento de la constitución y de la institución, cuando institucionalizamos ese poder constituyente, lo hacemos para hacer cosas, para lograr cosas, pero ahí entra también en la historia el peligro de hacerlo mal, el peligro de contradecir o incluso de destruir las fuerzas del poder constituyente. Para mí, el gran ejemplo de esto es el caso de los consejos comunales que aparecen formalmente en el 2006, pero ya existían como asambleas populares de barrio. La cuestión es ver que hay una distancia entre los consejos comunales y las asambleas populares: las asambleas populares son espontáneas, directas, son como una explosión institucionalizada, pero que siempre tienen una fuerza constituyente mucho más fuerte que los consejos populares, que están constituidos desde arriba. Para mí esa brecha práctica entre los dos tipos de instituciones no se puede eliminar, por eso digo que es peligroso, en ningún momento se puede pensar que esa tensión se ha resuelto o que se puede resolver. Es una tensión permanente.
GQ: Quisiera profundizar un poco más en la cuestión de decolonización de conceptos como formas distintas de articular los cambios sociales y las formas de gobierno. De hecho, el otro libro tuyo que está próximo a publicarse tiene como título Descolonizar la dialéctica. ¿A qué te refieres con la idea de descolonizar la dialéctica? Lo sigo porque este término nos lleva a pensar en filósofos europeos cuya forma de aproximarse al movimiento de la historia es al poner en el centro a Europa, lo que hace que los pueblos colonizados sean meros elementos que corroboran el destino último de Europa. ¿ Podrías explicarnos un poco cuál es tu razonamiento para pensar si se puede descolonizar la dialéctica?
GCM:Bueno, yo parto de esa esa pregunta en el libro. Ahí me pregunto si vale la pena intentar descolonizar la dialéctica o si hay que rechazarla. Yo personalmente, le apuesto al sí, yo apuesto que sí se puede hacerlo. Pero eso, para mí, implica llegar al punto de quiebre de la cuestión dialéctica. ¿Qué quiero decir con eso? Voy a explicarlo de una forma muy esquemática: para Hegel, hay una tensión entre la diferencia interna y lo que él llama la diversidad, la diferencia interna tiene lógica interna, tiene vínculos internos, y por ende es dialéctica. La diferencia externa, es decir la diversidad, no tiene sentido. Para Hegel, las relaciones son dialécticas, o hacen parte de la exterioridad diversa sin sentido, son relaciones que no tienen lógica. Este es un límite muy importante cuando venimos a las cuestiones de la descolonización, porque en cuanto hacemos más estrechos los vínculos internos de cierta lógica, tenemos una tendencia de apuntar hacia una visión muy cerrada de la historia. Esto tiene muchísimas implicaciones, y ya conocemos las más problemáticas del legado hegeliano: que la historia es una sola, es unidireccional, y reposa sobre un progreso imparable que va hacia un horizonte único para toda la humanidad. Esos son los problemas de la dialéctica. ¿Cómo podemos entender el choque dinámico de las identidades políticas afuera ese esquema transhistórico de Hegel? ¿O incluso el de Marx, que tiene aspectos muy distintos, pero que en su mayoría conlleva aspectos muy parecidos a los de Hegel? ¿Cómo se puede formular lo dialéctico fuera de ese esquema transhistórico, eliminando o despojándolo del determinismo de esa concepción de la historia como una sola dirección, y más que todo  despojarlo de un enfoque que privilegia el cierre? La dialéctica descolonizada es, y tiene que ser, una dialéctica de apertura, de choque, de combate, en donde no sabemos dónde va a terminar, donde no sabemos si la historia va avanzando. Porque para un esclavo, la historia no avanza. La historia está hecha de retrocesos muy fuertes. Tenemos que repensar la historia a través de esa realidad colonizada, esclavizada, racializada, para ver si podemos rescatar un tipo de dialéctica. Eso lo hago en el libro al enfocarme, primero, en el francés George Sorel, quien para mí, formula una dialéctica de la lucha de clases, pero muy abierta y sin determinismos, que prioriza la lucha de clases ferozmente formulada. En otras palabras, no estamos hablando del futuro sino de la lucha de ahora, y esa lucha abre una posibilidad en la historia. Luego paso a Franz Fanon, la figura central del libro, quien formuló una dialéctica propiamente descolonial primero en Europa, al trabajar la cuestión de la raza, la racialización y a discriminación racial; y luego en Argelia, en la lucha de descolonización de la revolución argelina. Lo más importante de eso es que Fanon parte de un concepto que es “la zona del no-ser”, lo que para mí es la piedra angular de una dialéctica descolonizada. 
GQ: ¿Podrías explicarnos un poco la manera como elaboras la zona del no-ser? 
GCM: Sí, claro. La zona del no-ser viene de la experiencia del propio Fanon, pero también de su reformulación crítica de la dialéctica del amo y el esclavo de Hegel. Porque en Hegel se acercan dos seres históricamente abstractos y vacíos para empezar una lucha por el reconocimiento. Pero para Fanon, en el mundo histórico actual, los seres individuales no son vacíos ni abstractos, son históricos y concretos, son blancos o son negros. Si es así, o bien uno ya es esclavo y o bien ya es amo. Así, la lucha por el reconocimiento no se desarrolla de la misma manera: para Fanon, ésta es una lucha que tiene un corto circuito, que no funciona y que no avanza, porque se interpone la cuestión de la raza. El ser negro, racializado, colonizado, para Fanon existe únicamente en una zona del no-ser, es decir que existe pero no tiene ser, no tiene acceso al pleno ser del ser humano. Por eso esa dialéctica queda bloqueada, y eso implica que hay que repensarla desde la lucha subjetiva de los colonizados, de los racializados, de los oprimidos, de los condenados al no ser. El movimiento histórico no viene de una lógica interna, sino que viene de la intervención subjetiva. En el libro, eso me permite pasar a pensar la dialéctica a través de Dussel. Él casi que rechaza el concepto mismo de dialéctica y en su lugar pone el énfasis en la exterioridad, es decir los históricamente excluidos, que de manera muy similar, no son legibles para el sistema, pero se hacen visibles a través de las luchas y de sus logros históricos. Esos excluidos son invisibles para la dialéctica clásica, pero aparecen en la historia como algo inesperado, en los momentos explosivos de la historia. Ese énfasis en la exterioridad es para Dussel un intento de superar los límites marxistas de la división de clases, es una forma de construir un bloque histórico de los oprimidos y los excluidos al entender esas dos categorías juntas. De esta forma, para regresar un poco al principio, la exclusión histórica profunda, la invisibilización racial colonial, es algo que no cabe muy bien en la dialéctica de Hegel. Por eso tenemos que llegar, como digo en el libro, hasta el punto de quiebre de las relaciones dialécticas para poder entender las luchas de la descolonización.  
GQ: Con el fin de profundizar un poco más algunas cuestiones de la descolonización de los conceptos quisiera referirme a algo que mencionas en tu texto “Anarchism that is not anarchism: Notes towards a Critique of Anarchist Imperialism”. Ahí introduces el término “Anarquismo Imperialista” para describir un fenómeno en el que anarquistas de países desarrollados suelen ser más fieles a una identidad del anarquismo que a la serie de prácticas que se han llegado a llamar anarquistas. ¿Podrías hablar un poco sobre el término Anarquismo Imperialista?
GCM: Si estamos hablando del anarquismo en América Latina, hablamos de un fenómeno histórico y no un concepto abstracto. ¿Qué fenómeno es? Si miramos en dónde hay fuertes movimientos del autodenominado anarquismo en América Latina, encontramos a los países que tienen mucha inmigración europea, en particular la española e italiana. Es decir que la llegada del autodenominado anarquismo es un fenómeno muy vinculado a la inmigración europea. Eso crea un fenómeno de desigualdad y de asimetría, en términos de los que utilizan las palabras. Esto es de capital importancia: el autodenominado anarquismo no es lo mismo que las prácticas anti-Estado. En todo el continente hay prácticas anti-Estado, prácticas que buscan construir y profundizar la autonomía y el autogobierno, pero en muchos países, esas prácticas no se llaman anarquistas. En Venezuela, por ejemplo, casi no hay anarquismo en términos de grupos que se autodenominan anarquistas. Pero en cambio, sí hay muchísimas prácticas autónomas. Lo que me preocupaba mucho era la invisibilización de esas luchas a causa del nombre mismo de anarquismo. Me explico: tomemos el ejemplo de un grupo como El Libertario en Venezuela, que no sirve para nada, que no tiene base popular, que tiene un anarquismo totalmente europeo, y que ni siquiera quiere vincularse con las luchas populares. Este grupo, sin embargo, existe en un contexto que desborda de prácticas revolucionarias anti-Estado, pero que en el momento actual, entran en una relación con elementos del Estado. Ahora, un anarquista norteamericano que quiere ir a Venezuela, ¿qué hace? busca por internet en dónde están los anarquistas en Venezuela, encuentra ese grupito que no tiene ninguna importancia y entra en un circuito cerrado de los autodenominados anarquistas, en lugar de buscar las prácticas concretas y el contenido social de lo que se está proponiendo. Lo que me preocupaba también, y aquí entra el imperialismo, los anarquistas norteamericanos y europeos usualmente sí tienen una visión muy cerrada, y lo que hacen es dictarle al mundo cómo tiene que ocurrir la revolución, afirman que sólo hay una manera de hacer la revolución porque han leído tales y cuales libros escritos por europeos o norteamericanos y se convencen de que tienen La Verdad, que son portadores de La Verdad histórica. ¿Cómo se puede evitar eso? Hay que estar atento a las prácticas, en lugar a de las formas, hay que privilegiar el contenido sobre la forma. Pero otra cosa es también pensar el porqué del Estado. Ese tema lo trabajo un poco en mi libro Descolonizar la dialéctica porque los pensadores que trato ahí, no son anarquistas pero sí son anárquicos. Tienen distintas maneras de formular su relación con el Estado. Sorel es anti Estado no porque se llame Estado, sino porque es una estructura de jerarquía formal, es una estructura de desigualdad institucionalizada. Y creo que nosotros tenemos que enfocarnos en eso: no oponernos al Estado porque se llama «Estado», sino porque legitima formas de opresión y de exclusión, porque representa el poder instituido con base en la desigualdad institucionalizada. Para Fanon, Estado en ese sentido, hay que ampliarlo para pensar el Estado como status de los individuos racializados, oprimidos, que no tienen status, el statu-quo es una forma de institucionalizar su invisibilización, su no existencia, y hay que entender que tanto statu-quo, como Estado, y status como posicionamiento social, están todos interrelacionados. Para Fanon, luchar contra el Estado es luchar contra la desigualdad, el apartheid racial, como la forma más fuerte de división y de desigualdad en el mundo actual. Dussel lo formula de manera muy parecida, ya que de privilegia el contenido sobre la forma. Pero él dice que su teoría es anárquica, en el sentido de que etimológicamente, an-archē es el ir más allá del principio que estructura el presente. Para él, anarquismo significa el ir superando de manera transcendente lo que existe, el ir más allá de la estructura. Por eso, lo que tenemos que hacer es continuar un proceso abrir de poco a poco lo que es el Estado con el fin de entender que luchamos en contra de la desigualdad institucionalizada, del poder de las minorías, aunque no nos llamemos anarquistas, o comunistas, o luchadores descoloniales o cualquier otra cosa. Debemos tener ese objetivo más amplio.
GQ: Para llevar esa pregunta un poco más lejos, quisiera preguntarte si ves ese tipo de prácticas en un nivel más académico. Es decir, me acabas de dar el ejemplo del anarquista de países desarrollados que va a buscar grupos anarquistas en otros países, y que muchas veces prefiere los que están en vía de desarrollo. Quisiera entonces cambiar el enfoque de la discusión hacia las prácticas que ocurren en la academia. ¿Ese movimiento de anarquismo imperialista también es algo que se encuentra en instancias académicas? 
GCM: Claro que sí, lo pasa es que asume formas muy distintas. La posición estructural del intelectual académico, sobre todo en los países desarrollados (pero eso también pasa en todo el mundo) facilita e incentiva el escepticismo hacia los movimientos populares y el nihilismo cuando tiene que ver con la cuestión del poder. Lo que conlleva una cierta incapacidad para entender a los sectores populares en sus prácticas. Esa incapacidad puede asumir varias formas. Últimamente he estado criticando varias maneras de entender procesos históricos localizados. Por ejemplo, he sido muy crítico con la idea de post-hegemonía de Jon Beasley-Murray, y otros intelectuales muy pesimistas, que vienen de los estudios culturales latinoamericanos, porque afirman que todo está corrompido, que ya no se puede confiar en eso, que ya toda la historia es una especie de reiteración de los mismos trucos y las mismas trampas populares y populistas, y que el poder sigue siendo el mismo. Hay sectores de los estudios poscoloniales que dicen que lo que está pasando en Bolivia no es descolonización, y que la descolonización no tiene nada que ver con el marxismo, ni con el socialismo. ¿Qué tienen en común esas perspectivas, o más bien posturas, por más contradictorias que sean? Es que todos rechazan, descartan e invisibilizan a la subjetividad popular que está luchando. Es decir que no es simplemente mirar al mundo, pensar, observar de modo reflexivo y crítico, sino que hay que intentar cambiarlo. Las luchas tienen lugar todos los días, ¿por qué?, porque hay que luchar. Como dice Fanon, los pobres del mundo, los oprimidos, los condenados, saben que la lucha es la única solución, que no es una cuestión de observar y criticar hipercríticamente a los movimientos y la actualidad, sino que se trata de luchar y cambiar el estado de las cosas. Lo que implica no tanto un optimismo, sino más bien una manera de acercarse al mundo que afirma la necesidad de luchar. Esta visión no es optimista en el sentido de que no sabemos qué vamos a ganar, pero las luchas son constantes. 
GQ: ¿Es decir que sería un cierto imperativo de lucha, más que la urgencia de ganar esa lucha? 
GCM: Sí, porque ser optimista significa que sabes que tienes la capacidad de ganar, o que al menos vas a ganar algo. Pero lo que pasa es que las grandes mayorías del mundo, el proletario oscuro, como lo llama W. E. B. Dubois, no tiene por qué creer que va a ganar, pero sigue luchando. 
GQ: Parece ser entonces que desde tu enfoque sobre la cuestión de la descolonización, le das a la violencia un rol capital en todo proceso emancipador. ¿Podrías hablarnos de la forma en que planteas la relación entre violencia como lucha emancipadora y poder constituyente?
GCM: Hay que pensar esa relación desde varios aspectos, pero la verdad es que los debates sobre la violencia ni empiezan a tocar esos temas fundamentales, porque se asume que la violencia es algo que podemos evitar. En primer lugar, esa es la pretensión liberal de la historia, que implica que hemos superado la etapa violenta, cuando todo el mundo sabe y toda la historia nos dice que vamos haciendo más y más violencia, que el mundo se ha vuelto más violento por la manera en que hemos desarrollado nuestras sociedades. Segundo, ¿quién puede evitar la violencia? bueno, los liberales, porque creen que pueden optar por estar fuera de un sistema violento, aunque de todos modos están participando en esa violencia. A qué me refiero con esto: por ejemplo, acaban de matar a un hombre afro en Tulsa que estaba pidiendo ayuda. ¿Cómo se puede entender ese asesinato de un hombre pacífico? Para Fanon y para mí, no se lo puede entender por fuera de una cuestión de violencia ontológica: los sujetos racializados, negros, colonizados, son considerados ontológicamente violentos. Es decir que ya son violentos antes de ser cualquier otra cosa, por eso se matan sin tener armas, por eso tienen violencia en su misma piel, y pues así la pretensión de evitar la violencia se desentiende por completo de esa visión de que todo lo que hacen los oprimidos, los racializados, es considerado como violento. Si salen por la calle con música es considerado como violencia, si tienen una marcha para protestar es considerado como violencia, cuando este futbolista Colin Kaepernick se pone a rodillas durante el himno nacional, eso se percibe como violento hacia el sistema y se responde con violencia, es decir con amenazas de muerte y cosas por el estilo. Esa es una violencia ontológica que no se puede evitar, y cuando uno no puede evitar la violencia, no tiene desincentivación de participar en la violencia liberatoria. Ahora bien, ese aspecto es muy importante, que también viene de Fanon: lo que se llama violencia es parte de la constitución del sujeto individual y colectivo, más que todo cuando es un sujeto al que se le enseña todos los días que es inferior, que sufre lo que Fanon llama un complejo de inferioridad, porque si tú te crees inferior, no hay mejor manera de superar ese sentido de inferioridad que se te ha inculcado, más que atacando, luchando y finalmente matando al opresor. El enfrentarse al enemigo que te está deshumanizando todos los días es participar en un acto violento que te da consolidación subjetiva como ser con valor, como un ser igual. Esa es la igualdad más fundamental. Malcolm X, el líder afro estadounidense, dijo una vez «que sus muertes sean recíprocas, eso es lo que quiere decir la igualdad». En el fondo es algo muy hegeliano en el sentido en el que uno se opone en una lucha de vida o muerte para demostrar la igualdad y la capacidad. Eso, para Fanon, unifica al pueblo en la lucha popular y esa unificación no se puede hacer sin violencia, porque si se regala la liberación, de todos modos no se ha pasado por esa etapa de lucha emancipadora, de imponerse en el otro. Si uno no lucha por la libertad, entonces lo que se obtiene es una liberad totalmente vacía, que no tiene sentido; no es una igualdad de verdad. Los amos siguen siendo los mismos. En la actualidad, que se hace tanto énfasis en la no-lucha, supuestamente no hay esclavos, pero hay amos y sí hay esclavos, porque no se ha hecho una ruptura más fundamental con esa estructura. Esa ruptura pasa por la lucha popular. 
GQ: Entonces tendríamos varios niveles de violencia: un nivel sería lo que tú denominas como violencia ontológica, que consiste en considerar que el oprimido es violento por naturaleza, que su manera de existir es violenta. Pero, también habría un segundo nivel que obedece a la visión de los dominantes, los que pueden decir eso de los dominados. Y esos dos aspectos se enmarcarían en una lógica violenta que es de lo que tú, al retomar a Fanon, tratas como el proceso emancipador por medio de la violencia, el gesto violento de poder sobrepasar la jerarquía establecida. Ese parecería ser un nivel de violencia que no se inscribe totalmente en la violencia considerada ontológica, sino que es más bien un gesto liberatorio
GCM:Claro, totalmente. Las élites tienen el poder de ejercer un segundo tipo de violencia que es una violencia simbólica, que implica el acto mismo de determinar el ser del oprimido, o en ese caso, su no-ser, su falta de existencia. Para Fanon, el último aspecto que mencionas no siempre tiene que ser violencia física, aunque suele serlo, dado que uno tiene que enfrentar los movimientos del poder. Pero en sí, esos gestos no tienen que ser concretamente violentos. Él dice incluso que si hay una lucha simbólica que ha consolidado al pueblo en contra el colonizador, que logra sus efectos sin llegar a manifestaciones físicas de violencia, entonces eso tiene el efecto liberatorio. Pero concretamente, ese gesto suele ser violento y además los opresores lo van a denominar como violento. El marco más amplio es el hecho de que por esas esas dinámicas y estructuras, el mundo es violento. Nadie está sobre eso, punto. 
GQ: Sólo para ir un poco más lejos sobre la cuestión de la violencia y su relación con las luchas emancipadoras, quisiera preguntarte sobre lo que está ocurriendo en Colombia, país limítrofe con Venezuela, dado que los dos países han tenido relaciones muy complejas con respecto a su zona fronteriza. Ahora en Colombia ganó el “No” en un referendo en el que el pueblo avalaba o no los acuerdos de las negociaciones con las FARC, el mayor grupo guerrillero de ese país. Quisiera poner en relación lo que mencionas con respecto a la violencia, con la situación colombiana. La violencia en Colombia ha dejado innumerables víctimas y se ha llevado a cabo bajo formas particularmente extremas contra el ejército, pero también contra la población civil. ¿Cómo se puede pensar el proceso emancipador por medio de la violencia, si lo relacionamos con la situación de Colombia?
GCM:Claro, lo primero es que para Fanon, pero también para mí, la violencia se refiere a una manera específica de hacer la lucha armada, significa levantarse y resistir. Ahora, levantarse y resistir para alguien de la población afro en Estados Unidos en los años cincuenta, de la misma forma que para alguien que vive en una zona de conflicto en Colombia, significa morir, es decir que el hecho mismo de levantarse y resistir tiene un efecto mortal. Pero eso no implica que se pueda evitar por no levantarse. Además podemos plantear la cuestión de si la lucha armada como existe en el momento actual está contribuyendo a una violencia liberatoria en términos de Fanon. Esto no quiere decir que todo es culpa de las FARC, para nada, sino que en este momento en el que hay un impase muy importante, no estamos hablando de una lucha hecha cara a cara en el que el enemigo va empoderando a las masas populares en su resistencia. Se puede más bien pensar en el Paro Agrario como forma de violencia ontológica en la que los no-seres se están levantando. Una vez que ellos se levantan y se manifiestan, los matan, la fuerza estatal los masacra. Todo eso es para decir que no es para nada sencillo, pero me parece que la violencia es algo inevitable en el sentido de que todavía no existe igualdad social en las formas de reconocimiento entre el gobierno colombiano con sus élites de Bogotá y los que son considerados como no-seres, tanto en las zonas rurales como en las zonas menospreciadas de las ciudades. Hasta que exista esa igualdad, siempre va a existir la necesidad de una lucha que será denominada como estructuralmente violenta, porque rompe con lo que existe, rompe con ese statu-quo de legitimar jerarquías y de considerar a las masas denigradas como inexistentes. Cuando estas masas aparecen, eso se interpreta como violencia, y se responde a su vez con más violencia. 
GQ: Ya para terminar, quisiera preguntarte de qué forma los planteamientos de las comunas sobre los proyectos de autogobierno y autogestión en Venezuela se han relacionado con la gestión de Maduro, y cómo ves eso a futuro. 
GCM: Estamos hablando de una situación de crisis fundamental que están sufriendo no tanto los que andan quejándose por los medios internacionales, sino los de las bases de la sociedad venezolana. Esas bases siguen siendo chavistas a pesar de sus críticas a Maduro. Yo supongo que un referendo hoy en día lo perdería Maduro, pero si tú ves cualquier encuesta, la mayoría del pueblo todavía se identifica como chavista. Lo que están criticando es la gestión del gobierno de Maduro. Ahora, desde el punto de vista de la comuna, Maduro la ha apoyado bastante. Ha reforzado la comuna, ha ofrecido fondos, varios incentivos, apoyos estructurales, y ha defendido la autonomía de la comuna. Por ejemplo cuando el tribunal supremo intentó revocar la carta agraria de la comuna El Maizal, una más importantes del país, Maduro y otros líderes atacaron esa decisión que fue hecha por la derecha dentro del gobierno. Pero las comunas no existen fuera del contexto macroeconómico, que en la actualidad está en una situación muy difícil. El gobierno ha manejado muy mal la cuestión de la moneda y de los controles de cambio. Ya en el 2013, era obvio que había que liberar la tasa de cambio, porque se estaba desarrollando una dinámica de mercado negro del dólar, y eso estaba incentivando la corrupción, la especulación, y además, cuando se especula con los dólares, en lugar de producir, o en lugar de importar, lo que pasa es que surge la escasez. Venezuela ya está en plena crisis económica. ¿Qué significa eso para las comunas? No es bueno en el sentido en que se están perdiendo muchos fondos y muchas formas de financiación y aportes económicos del gobierno a las comunas. Tampoco es bueno porque la cuestión de la comuna ha pasado a un segundo o tercer plano; todo el mundo está hablando de la crisis macro, el gobierno está hablando de golpes y de la agresión de la oposición, y no está hablando de cómo desarrollar y profundizar su apoyo popular a través a través de la producción sostenible nacional. No es bueno en ese sentido, pero ¿por qué no se ha desarrollado la producción nacional sostenible autogobernada durante los últimos quince años? Porque había mucho dinero del petróleo, y por ende esa cuestión no había sido tan importante. Ahora se están desarrollando debates de cómo romper con la dependencia del petróleo, de cómo producir sin recurrir a éste. La misma población está desarrollando la capacidad de producir lo nacional en lugar de importar todo. Cuando hay mucho dinero del petróleo, todo el mundo importa, sin considerarlo un problema. Pero ahora, en la crisis, todo el mundo sabe que tiene que producir, que no hay fondos para importar, y las comunas van produciendo de maneras muy interesantes, al facilitar el desarrollo de unas industrias nacionales, de formas muy creativas por parte de la población. Si la gente no puede comprar jabón, entonces lo fabrica. Hace poco salieron unos opositores con una pancarta diciendo «no queremos cocuy, queremos poder beber como antes» el cocuy es una bebida alcohólica nacional indígena que ahora ha tomado fuerza porque el whisky cuesta mucho y todo lo importado está muy escaso. Así que todo el mundo está fabricando cocuy, pero los ricos no lo quieren por cuestiones culturales. Eso para decir que cada crisis es una oportunidad. La derecha eso lo conoce muy bien. La izquierda tiene que aprenderlo más, tiene que aprender que de la crisis surgen oportunidades. Y hay que buscar esas oportunidades para que nuevas políticas salgan adelante. 

Fotogramas de un Encuentro // Lucas Paulinovich

Foto: Nadim Abraham
La imagen fue imponente. El Monumento repleto de mujeres de todo el país concentradas para la apertura del Encuentro Nacional de Mujeres, una singularidad rebosante a nivel mundial. La fotografía aérea se presta a las fórmulas fáciles: nada más que decir; sobran palabras; elocuencia plena de la imagen. Sin embargo, eso no alcanza a dimensionar los efectos imprevisibles: la efervescencia por debajo que reniega de los moldes y categorías que hay para mencionarlo. Todo puede ser creado.
Desde que empezó el Encuentro, el macrocentro de la ciudad se multiplicó de pequeñas marchas organizadas bajo una consigna y con reclamos específicos, como la Marcha de las Tortas; o desparramadas e improvisadas por grupitos de 20 o 30 que se juntaban y comenzaban a cantar, saltar y gritar. Fue una forma de reocupación: la toma de una potencia negada. Bastaba una sola mujer, un solo pañuelo verde, para hacer sentir esa fuerza que se expresa y denuncia, acusa, cuestiona, remueve.
El Encuentro planteó la posibilidad de ocupar espacios para que se abran otros, obstruidos socialmente, clausurados por violencias, abusos e inequidades diarias. Logró hacer emerger preguntas implícitas en las relaciones cotidianas: que se mueva, haya desplazamientos, dislocación del espacio y el tiempo de la ciudad. Que durante tres días, Rosario tuviera otra vida.
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Plaza feminista, sábado a la noche. Hay un festival y para comprar un choripán, una larga cola. Una señora bien vestida, abrigada hasta casi taparse, manda un mensaje mientras espera su turno.
– Me vine disfrazada –escribe-. Para saber lo que pretenden, hay que meterse entre ellos.
Cada comentario que envía lo sigue de una larga risa –que escribe, ella está seria, casi que atemorizada- y una mirada alrededor, para controlar que nadie la observa y no corre ningún riesgo.
– Espero que no me hagan nada –sigue. Y escribe otra vez su risa.
La escena parece empecinarse en exhibir un antagonismo en el uso del cuerpo que fue una constante en los tres días del Encuentro. La señora de encubierto, se disfraza: tiene que simular, se repliega ante los cuerpos desnudos, pintados, transpirados, desaliñados, en plena acción expansiva. Hay algo que saca de lugar, descoloca: una incomodidad instalada en el centro de las rutinas de los ciudadanos comunes, habituados a sus costumbres, inamovibles.
La puerta de la Facultad de Humanidades está llena de mujeres, que se amontonan después de una actividad. Una mujer mayor observa desde enfrente. Por ahí pasan dos pibes caminando.
– Por fin hombres – respira la señora.
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En la plaza San Martín hay cinco baños para más de 80 mil personas. Está repleta, casi sin espacios vacíos. Es difícil encontrar un lugar para mear escondido. Hay que irse hasta algunos de los bares de la redonda. Esa comodidad autoproclamada del varón de mear donde quiere, queda suspendida. No se puede mear, hay que irse a otro lugar. Unas pibas, en cambio, caminan hasta unos arbustos y se ponen a mear agachadas. La hicieron fácil, apenas se las ve. Terminaron y siguieron. Esa reversión de insolencias que devienen capacidad resolutiva, insumisión, fueron dándose arreglo durante el Encuentro, como desarmando las asignaciones de roles, las escenificaciones, las formas de interactuar en los espacio públicos.
Esa misma activación y contagio de las miles de mujeres corriendo por Oroño unos minutos después. Desde algunos colectivos que esperaban en la bocacalle, los pasajeros sacaban fotos y se sumaban a los cantitos. Uno de los choferes también levanta los brazos y canta con la marcha. La contracara es el taxista que una cuadra antes, aceleró y pasó puteando; o los autos desesperados a bocinazos que se metieron mal, sin tener noción de lo que sucedía en la ciudad.
El Encuentro fue creación de una zona donde se pusieron en crisis paradigmas rectores, modos de relación, derechos, legislaciones, relaciones de pareja, trabajo sexual, vínculos sexoafectivos, universos simbólicos y sensibles, deseos, sensaciones, imaginarios. Una reconversión de la crisis de seguridad que se orquestaba a su alrededor: un momento de nuevos modos de encuentro, solidaridad y creación, en una ciudad convulsionada, temerosa y en guardia; un encuentro entre militantes feministas, interesadas, autoconvocadas, jóvenes, adultas, orgánicas, sueltas, una heterogeneidad creativa y potente que latió durante las tres jornadas, frente a la predisposición opuesta de la Catedral cercada y cubierta con un preservativo: profilaxis y violencia diferenciadora.
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Calle Moreno. Distintas delegaciones esperan la formación de columnas para arrancar la marcha. Todavía falta bastante, recién finalizan los talleres y las mujeres se van convocando a la plaza y sus alrededores. Una columna ya está preparada. Algunas están en tetas, pintadas, otras con instrumentos de vientos y redoblantes. Cantan y bailan, mientras esperan. Antes de llegar, una piba pasa por al lado, mira confundida y se apura. Al rato vuelve, acompañada de una amiga.
-Me da un poco de temor- le dice, sin detenerse. Las dos cruzan la calle y se pierden para el lado del río.
Las tres jornadas del Encuentro, la plaza feminista, la intensidad permanente, los grupos de mujeres dando vueltas por la ciudad, son una masiva impugnación de las lógicas penalistas que se desprenden del temor. Cuerpos indóciles asumiendo el valor político de su indocilidad. Ese resquebrajamiento es intolerable para los sectores que se perciben interpelados con la denuncia misma de esas mujeres estando ahí, los que deducen la penalidad como condición previa de cualquier libertad.
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Difícil una imagen que sintetice mejor la alianza de fuerzas activas que sobrevivieron a la dictadura con total impunidad: los militantes católicos –en su mayoría jóvenes- armando un anillo alrededor de la Catedral para rezar, protegidos por un imponente operativo de seguridad. Una premeditada teatralización del pacto civil-eclesiástico. Breves capturas del terror: la Guardia de Infantería emboscada detrás del vallado de la Catedral, esperando los disturbios que, con su misma operatoria, estaban produciendo.
El acuerdo de seguridad entre el gobierno provincial y nacional luciéndose bajo la forma de una barrera de policías disparándole a militantes y periodistas. Unas horas antes, la intendenta Mónica Fein y el gobernador Miguel Lifschitz acompañaron desde el palco oficial la procesión de la Virgen del Rosario. Los acuerdos políticos subsisten desde esas gestualidades mínimas que traman lo cotidiano. El Encuentro de Mujeres consiguió hacer visibles esas continuidades procesistas que recobran vigor y ferocidad.
Los pocos vestigios de Estado laico se desmoronan ante la honestidad terrible de esa alianza represiva que se prolongó durante toda la democracia, como una capa inferior y precedente del sinceramiento que ahora lo saca a relucir. Esas alianzas que en Rosario se alargan en la avaricia empresarial –exportadora, financiera e inmobiliaria-, la prepotencia de las cúpulas judiciales y la extemporánea influencia de la Iglesia. Son los que salieron ilesos y vuelven a poner en práctica parte de sus imaginarios exterminadores. Para el gobierno provincial y municipal, la seguridad debía ser para los grupos de militantes católicos, no para las ochenta mil mujeres que marchaban y a las que expuso a proyectiles antidisturbios, corridas y gases lacrimógenos.
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Minimarket de Buenos Aires y Rioja. Ya pasaron los incidentes, las columnas se dispersaron y las organizaciones intentaban llegar a la explanada de los galpones donde se hacía la peña. Tres hombres, dos jóvenes, el otro por encima de los sesenta, fuman y comentan las primeras repercusiones de los hechos. Un relato que se empezó a trabajar antes de que comenzara el Encuentro. Los vinieron a buscar; llegaban con palos y barretas; prendían fuegos y gritaban alrededor; son unas quilomberas que vienen a pudrirla; retratos de barbarie aterrorizante que se dan forma con sentidos ya definidos, cerrados, que venían anticipando y formateando el conflicto. La intencionalidad política del operativo policial está dada por esa campaña de pánico y criminalización instalada semanas antes del Encuentro.
– Era sabido- confiesa el jefe del operativo ante la cámara de Emergente que mostraba en vivo la represión.
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Apelando a la defensa de las fuerzas de seguridad ante una agresión de radicalizados, se pone a funcionar el castigo corrector. Legítima defensa ante el desborde, el prudente uso de la autoridad violenta, tan reclamada. El escenario de crisis se legaliza en las figuras de infiltrados, vándalos y anarquistas extremistas. Se necesita la desviación a corregir con la fuerza.
Aunque hasta la última de las acciones de las manifestantes es en respuesta a una provocación anterior. El cerrojo policial, la puesta en escena en la Catedral y la Guardia escondida, es la primera violencia, pensada con antelación, dispuesta desde la tarde. Confundir una pequeña parte con la totalidad del Encuentro es un sesgo, en principio, malintencionado.
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Si lo revolucionario es un fenómeno erótico, de la prolongación sensible de los cuerpos, por Rosario anduvo un gran cuerpo erotizado, insurgente, materia vívida que tuvieron que aplacar con balas y gases. Desde las plazas con música y baile, los talleres y los festivales, se desdibujó el mapa de la ciudad. Los cantos de la marcha fueron un inmenso mosaico de imágenes, alusiones a realidades locales, problemáticas, conflictos, intercambio de prácticas y experiencias. Distintas entonaciones que tonifican esa voz colectiva femenina, inesperada, estremecedora, interrogante. La gente, ese fantasma generalmente indiferente, no pudo evitar verlas, escucharlas, percibirlas, conmoverse. Aún para decir que durante un fin de semana, por la peatonal “no se podía caminar”.
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Algunas horas después de los incidentes, el ministro Pullaro introdujo la hipótesis de la participación de infiltrados y adjudicó los desmanes a un grupo de 200 activistas que se desviaron del recorrido y exigieron hacer un ejercicio “correcto y extremadamente profesional” del operativo de seguridad. La protocolización de la protesta social es llevada al lenguaje. La seguridad es una cuestión puramente técnica para contener desviaciones. Así entendido, el conflicto es una anomalía que justifica la aplicación enderezadora. La política se vuelve asunto de diagramas y recorridos: desentendida de los matices y ambivalencias de las acciones colectivas, la vitalidad del movimiento de los cuerpos en marcha.
No se trata de ejercicios de derechos, la vulneración estructural, que inevitablemente surge violenta porque es violencia todos los días. Los disparos policiales son el salvamento último, brutalizado, de las represiones cotidianas. Ante el avance de un cuerpo político activo, femenino, la última respuesta es prepotencia. Si el objetivo era quebrar la marcha, lo hicieron desde el núcleo simbólico que potenciaría las tres jornadas. La emboscada eclesiástico-policial logró quitar la imagen última, el Monumento rebalsado de mujeres que durante tres días discutieron, gritaron, bailaron, hicieron de la ciudad un lugar nuevo, repleto de otros sentidos políticos, hinchado de posibilidades.
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En esa presencia formidable, la ciudad surcada por una columna interminable de mujeres, quedan expuestas las distancias de los tiempos institucionales respecto a la calle. El repudio moralista e higienista del vandalismo se acopla a esas tardanzas. La pintada pronuncia urgencia, reclama contra violaciones, humillaciones, explotaciones, denuncia el hambre, el sometimiento, las consecuencias de ajustes y tarifazos. Las consignas en las paredes resumen la heterogeneidad vivaz del Encuentro. Lo que es pedido desesperado, reclamo impostergable, necesidad; las instituciones lo traducen en demanda a tramitar, una solución administrativa que extrae las densidades de los fenómenos y los demora. En esa lógica de cliente que reclama-el Estado que satisface, la represión es parte de un procedimiento ordenador.
Pero las paredes de la ciudad hablan, expresan, sienten lo que pasó. A diferencia del buen vecino que lamenta el vandalismo de los grafitis, sin afligirse por las mujeres que recibieron los perdigonazos ni el porqué de ese Encuentro que lleva treinta y una ediciones. La valorización financiera que organiza sentimientos, prácticas y aprecios en Rosario, pocas veces tendrá mejor exposición: cuidado de las paredes inmuebles, abandono de los cuerpos. Esas mujeres no son objeto de inversión. Se resisten a eso y por eso las ven punibles.
El pedido de paredes limpias, sin escraches, da por entendida una idea de la pulcritud como valor civilizado, un factor de diferencia, un primer ellos-y-nosotros en la distribución de derechos y libertades. La movilización pensada como cumplimiento civil, asunción de una responsabilidad, ciudadanía que fluye sin dejar marcas. Vaciada de lo político, la complejidad pesada, las pasiones degradantes, la furia que impulsa, la reivindicación desafiante, el hedor que deja huellas. Una expresión límpida que no produzca efectos imprevistos y, finalmente, no proponga modificar nada. Que la ciudad quede limpia y reluciente, como la encontraron, como si no hubiera pasado.

[fuente: http://agenciasincerco.com.ar/]

Que retiemble en sus centros la tierra

A los pueblos del mundo
A los medios libres de comunicación
A la Sexta Nacional e Internacional
Convocados por la conmemoración del 20 aniversario del Congreso Nacional Indígena y de  la viva resistencia de los pueblos, naciones y tribus originarios de este país México, de las lenguas amuzgo, binni-zaá, chinanteco, chol, chontal de Oaxaca, coca, náyeri, cuicateco, kumiai, lacandón, matlazinca, maya, mayo, mazahua, mazateco, mixe, mixteco, nahua, ñahñu, ñathô, popoluca, purépecha, rarámuri, tlapaneco, tojolabal, totonaco, triqui, tzeltal, tsotsil, wixárika, yaqui, zoque, chontal de Tabasco y hermanos aymara, catalán, mam, nasa, quiché y tacaná     decimos  con firmeza que nuestra lucha es abajo y a la izquierda, que somos anticapitalistas y que se ha llegado el tiempo de los pueblos, de hacer vibrar este país con el latir ancestral del corazón de nuestra madre tierra.
Es así que nos reunimos a celebrar la vida en el Quinto Congreso Nacional Indígena que tuvo lugar del 9 al 14 de octubre de 2016 en el CIDECI-UNITIERRA, Chiapas, desde donde nuevamente nos damos cuenta de la agudización del despojo y la represión que no han parado en 524 años en que los poderosos iniciaron una guerra que tiene como fin exterminar a los que de la tierra somos y que como sus hijos no hemos permitido su destrucción y muerte para beneficiar a la ambición capitalista que no conoce fin, más que la destrucción misma. La resistencia por seguir construyendo la vida hoy se hace palabra, aprendizaje y acuerdos.
En nuestros pueblos nos construimos cada día en las resistencias por detener la tempestad y ofensiva capitalista que no cesa sino que se vuelve cada día más agresiva y se ha convertido en una amenaza civilizatoria no sólo para los pueblos indígenas y campesinos sino para los pueblos de las ciudades que deben también crear formas dignas y rebeldes para no ser asesinados, despojados, contaminados, enfermados, esclavizados, secuestrados o desaparecidos. Desde nuestras asambleas comunitarias hemos decidido, ejercido y construido nuestro destino desde tiempos inmemoriales, por lo que mantener nuestras formas de organización y defensa de nuestra vida colectiva es posible únicamente desde la rebeldía ante los malos gobiernos, sus empresas y su delincuencia organizada.
Denunciamos que:
1.     Al Pueblo Coca, Jalisco, el empresario Guillermo Moreno Ibarra invadió 12 hectáreas de bosque en el paraje conocido como El Pandillo en contubernio con las instituciones agrarias, usando la criminalización de los que luchan que llevó a que 10 comuneros estuvieran sujetos a juicios por 4 años. El mal gobierno está invadiendo la isla de Mezcala que es tierra sagrada comunal, al mismo tiempo que desconoce al pueblo coca en la legislación indígena estatal con el objetivo de borrarlos de la historia.
2.     Los Pueblos Otomí Ñhañu, Ñathö, Hui hú, y Matlatzinca del Estado de México y Michoacán están siendo agredidos a través de la imposición del mega proyecto de construcción de la autopista privada Toluca – Naucalpan y el tren interurbano, destruyendo casas y lugares sagrados, compran conciencias y amañan las asambleas comunales con presencia policiaca, además de los tramposos censos de comuneros que suplantan la voz de todo un pueblo, privatización y despojo de agua y territorio en el volcán Xinantécatl, conocido como el Nevado de Toluca, al que los malos gobiernos quitan la protección que ellos mismos le dieron para entregarlos a empresas turísticas. Se sabe que detrás de todos estos proyectos está el interés por el despojo del agua y de la vida de la región. En la zona de Michoacán se le niega la identidad al pueblo otomí mientras un grupo de gendarmería ha entrado a la región para cuidar los cerros prohibiendo a los indígenas subir y cortar madera.
3.     A los pueblos originarios residentes en la Ciudad de México se les despoja de los territorios que han conquistado para ganarse la vida trabajando, robándoles sus mercancías y usando fuerza policiaca. Se les desprecia y reprime por usar su ropa y su lengua, además de que se les criminaliza acusándoles de vender droga.
4.     El territorio del Pueblo Chontal de Oaxaca es invadido por concesiones mineras que desmantelan los terrenos comunales, lo que afectará a 5 comunidades, su gente y recursos naturales.
5.     En el Pueblo Maya Peninsular de Campeche, Yucatán y Quintana Roo hay despojo de tierras para la siembra de soya transgénica y palma africana, la contaminación de los acuíferos por agroquímicos, la construcción de parques eólicos, parques solares, desarrollos eco turístico y empresas inmobiliarias. Asimismo están en resistencia contra las altas tarifas de la luz eléctrica que han traído hostigamientos y órdenes de aprehensión. En Calakmul, Campeche 5 comunidades son despojadas por la imposición de áreas naturales protegidas, pago por servicios ambientales y captura de carbono, en Candelaria, Campeche persiste la lucha por la certeza en la tenencia de la tierra. En los 3 estados se da una fuerte criminalización a quienes defienden el territorio y los recursos naturales.
6.     Al Pueblo Maya de Chiapas, tzotzil, tzeltal, tojolabal, chol y lacandón, se les continúa despojando de sus territorios para la privatización de los recursos naturales, lo que ha traído encarcelamientos y asesinatos de quienes defienden el derecho a permanecer en su territorio, se les discrimina y reprime constantemente cuando se defienden y se organizan para seguir construyendo su autonomía, aumentando las violaciones a los derechos humanos a cargo de fuerzas policiacas. Existen campañas de fragmentación y división dentro de las organizaciones, así como asesinatos de compañeros que han defendido su territorio y recursos naturales en San Sebastián Bachajón. Los malos gobiernos siguen tratando de destruir la organización de las comunidades bases de apoyo del EZLN y nublar la esperanza que de ellas emana y que ofrece una luz a todo el mundo.
7.     El pueblo Mazateco de Oaxaca ha sido invadido por propiedades privadas, donde explotan el territorio y la cultura para el turismo como el nombramiento de Huautla de Jiménez como “Pueblo Mágico” para hacer legal el despojo y la comercialización de saberes ancestrales, acompañado de concesiones mineras y exploración de espeleólogos extranjeros en las grutas existentes. Lo que imponen mediante un creciente hostigamiento por parte del narcotráfico y militarización del territorio. Los feminicidios y violaciones a las mujeres en la región van en aumento siempre con la complicidad omisa de los malos gobiernos.
8.     A los Pueblos Nahua y Totonaca de Veracruz y Puebla se enfrentan a las fumigaciones aéreas que producen enfermedades a nuestros pueblos. Hay exploración y explotación de minería e hidrocarburos a través del fracking y se encuentran en peligro 8 cuencas a causa de nuevos proyectos que contaminan los ríos.
9.     Los pueblos nahua y Popoluca del sur de Veracruz enfrentan el asedio de la delincuencia organizada y sufren los riesgos de la destrucción territorial y desaparición como pueblo por la amenaza de la minería, de los eólicos y sobre todo de la explotación de hidrocarburos mediante el fracking.
10.                              El Pueblo Nahua, que se encuentra en los estados de Puebla, Tlaxcala, Veracruz, Morelos, Estado de México, Jalisco, Guerrero, Michoacán, San Luis Potosí y Ciudad de México, enfrenta una constante lucha por contener el avance del llamado  Proyecto Integral Morelos, que comprende gaseoductos, acueductos y termoeléctrica. Los malos gobiernos deseando detener la resistencia y comunicación de los pueblos intenta despojar de la radio comunitaria de Amiltzingo, Morelos. Asimismo la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México y las obras complementarias amenazan los territorios circundantes al lago de Texcoco y la Cuenca del Valle de México, principalmente Atenco, Texcoco y Chimalhuacán. Mientras que en Michoacán el pueblo nahua enfrenta el saqueo de los  recursos naturales y minerales por parte de sicarios acompañados por policía o ejército y la militarización y paramilitarización de sus territorios. Tratar de detener esta guerra ha costado el asesinato, persecución, encarcelamiento y hostigamiento a líderes comunitarios.
11.                              El Pueblo Zoque de Oaxaca y Chiapas enfrenta la invasión por concesiones mineras y supuestas propiedades privadas en tierras comunales en la región de los Chimalapas; asimismo tres hidroeléctricas y la extracción de hidrocarburos mediante fracking. Hay corredores ganaderos y en consecuencia tala excesiva de los bosques para pastizales, también se están cultivando semillas transgénicas. Al mismo tiempo existen zoques migrantes en varios estados del país reconstituyendo su organización colectiva.
12.                              El Pueblo Amuzgo de Guerrero enfrenta el despojo del agua del río San Pedro para zonas residenciales y el abastecimiento de la ciudad de Ometepec. Su radio comunitaria ha sido objeto de una constante persecución y hostigamiento.
13.                              El Pueblo Rarámuri de Chihuahua sufre la pérdida de áreas de cultivo por la construcción de carreteras, el aeropuerto en Creel y por el gaseoducto que viene de Estados Unidos a Chihuahua, además de existir mineros japoneses y de represas y turismo.
14.                              El Pueblo Wixárika de Jalisco, Nayarit y Durango se enfrenta a la destrucción y privatización de sus lugares sagrados de los que dependen todos sus tejidos sociales, políticos y familiares, el despojo de sus tierras comunales a favor de caciques, valiéndose de las indefiniciones limítrofes entre estados de la República y campañas de división orquestadas desde los malos gobiernos.
15.                              El Pueblo Kumiai de Baja California sigue luchando por la reconstitución de sus territorios ancestrales, contra invasiones por particulares, la privatización de sus lugares sagrados y la invasión de los territorios por gaseoductos y autopistas.
16.                              El Pueblo Purépecha de Michoacán tiene el problema de deforestación, ejercida desde la complicidad entre los malos gobiernos con los grupos narcoparamilitares que saquean los bosques y la madera. Para ellos la organización de debajo de las comunidades es un obstáculo para el saqueo.
17.                              En el pueblo Triqui de Oaxaca la presencia de los partidos políticos, empresas mineras, paramilitares y malos gobiernos fomentan la desintegración de los tejidos comunitarios para el saqueo de los recursos naturales
18.                              Al Pueblo Chinanteco de Oaxaca le destruyen sus formas de organización comunitaria con el reparto agrario, la imposición de pagos por servicios ambientales, la captura de carbono y el ecoturismo. La proyección de una autopista de 4 carriles atraviesa el territorio y lo divide. En los ríos Cajono y Usila los malos gobiernos tienen proyectadas tres represas que afectará a pueblos chinantecos y zapotecos. Hay concesiones mineras y la exploración de pozos petroleros.
19.                              El Pueblo Náyeri de Nayarit enfrenta la invasión y destrucción de sus territorios sagrados en el sitio denominado Muxa Tena en el Río San Pedro mediante el proyecto hidroeléctrico Las Cruces.
20.                              El Pueblo Yaqui de Sonora mantiene la lucha sagrada en contra del gaseoducto que atravesará su territorio y en defensa de las aguas del Río Yaqui que los malos gobiernos deciden llevar a la ciudad de Hermosillo, Sonora, aún en contra de sentencias judiciales y recursos internacionales que han dejado demostrada su razón legal y legítima, valiéndose de la criminalización y hostigamiento de autoridades y voceros de la tribu Yaqui.
21.                              Los Pueblos Binizzá e Ikoot se organizan y articulan para contener el avance de los proyectos eólicos, mineros, hidroeléctricos, presas, gaseoductos y en especial la zona llamada Zona Económica Especial del Istmo de Tehuantepec y de infraestructura que amenazan el territorio y la autonomía de los pueblos en el Istmo de Tehuantepec, quienes son calificados como talibanes del medio ambiente y talibanes del derecho indígena como las palabras expresadas por la Asociación Mexicana de Energía al referirse a la Asamblea Popular del Pueblo Juchiteco.
22.                              El Pueblo Mixteco de Oaxaca sufre el despojo de su territorio agrario, afectando con ello sus usos y costumbres mediante amenazas, muertes y encarcelamientos que buscan callar las voces de los inconformes, promoviendo grupos paramilitares armados por los malos gobiernos, como es el caso de San Juan Mixtepec, Oaxaca.
23.                              Los pueblos Mixteco, Tlapaneco, y Nahua de la montaña y costa de Guerrero enfrentan la imposición de megaproyectos mineros apoyados por el narcotráfico, sus paramilitares y los malos gobiernos, que se disputan los territorios de los pueblos originarios.
24.                              El mal gobierno mexicano sigue mintiendo y tratando de ocultar su descomposición y responsabilidad absoluta en la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la escuela normal rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero
25.                              El Estado mantiene secuestrados a los compañeros Pedro Sánchez Berriozábal, Rómulo Arias Míreles, Teófilo Pérez González, Dominga González Martínez, Lorenzo Sánchez Berriozábal y Marco Antonio Pérez González de la comunidad Nahua de San Pedro Tlanixco en el Estado de México, al compañero zapoteco de la región Loxicha Álvaro Sebastián, a los compañeros Emilio Jiménez Gómez y Esteban Gómez Jiménez presos de la comunidad de Bachajón, Chiapas, a los compañeros Pablo López Álvarez y manteniendo en el exilio de Raúl Gatica García y Juan Nicolás López del Consejo Indígena y Popular de Oaxaca Ricardo Flores Magón. Recientemente un juez de consigna dictó sentencia de 33 años de prisión al compañero Luis Fernando Sotelo por exigir la presentación con vida de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, a los compañeros Samuel Ramírez Gálvez, Gonzalo Molina González y Arturo Campos Herrera de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias- PC. Asimismo mantiene cientos de presos indígenas y no indígenas en todo el país por defender sus territorios y exigir justicia.
26.                              En el pueblo Mayo el territorio ancestral está siendo amenazado por proyectos carreteros para unir Topolobampo con el estado de Texas, Estados Unidos; al mismo tiempo que se configuran ambiciosos proyectos turísticos en la Barranca del Cobre.
27.                              La nación Dakota está viendo invadido y destruido su territorio sagrado por gaseoductos y oleoductos, por lo que mantiene un plantón permanente para proteger lo que es suyo.
Por todo lo anterior reiteramos que el cuidado de la vida y de la dignidad, es decir la resistencia y la rebeldía desde abajo y a la izquierda, es nuestra obligación a la que sólo podemos responder de forma colectiva. La rebeldía pues, la construimos desde nuestras pequeñas asambleas en localidades que se conjuntan en grandes asambleas comunales, ejidales, en juntas de buen gobierno  y en acuerdos como pueblos que nos unen bajo una identidad. En el compartir, aprender y construir de los que somos el Congreso Nacional Indígena nos vemos y sentimos en nuestros dolores, descontento y en nuestros fundamentos  ancestrales.
Para defender lo que somos, nuestro caminar y aprendizaje se han consolidado en el fortalecimiento en los espacios colectivos para tomar decisiones, recurriendo a recursos jurídicos nacionales e internacionales, acciones de resistencia civil pacífica, haciendo a un lado los partidos políticos que sólo han generado muerte, corrupción y compra de dignidades, se han hecho alianzas con diversos sectores de la sociedad civil, haciendo medios propios de comunicación, policías comunitarias y autodefensas, asambleas y concejos populares, cooperativas, el ejercicio y defensa de la medicina tradicional, el ejercicio y defensa de la agricultura tradicional y ecológica, los rituales y ceremonias propias para pagar a la madre tierra y seguir caminando con ella y en ella, la siembra y defensa de las semillas nativas, foros, campañas de difusión y actividades político culturales.
Ése es el poder de abajo que nos ha mantenido vivos y es por ello que conmemorar la resistencia y rebeldía es también ratificar nuestra decisión de seguir vivos construyendo la esperanza de un futuro posible únicamente sobre las ruinas del capitalismo.
Considerando que la ofensiva en contra de los pueblos no cesará sino que pretenden hacerla  crecer hasta haber acabado con el último rastro de lo que somos como pueblos del campo y la ciudad, portadores de profundos descontentos que brotan también en nuevas, diversas y creativas formas de resistencias y de rebeldías es que este Quinto Congreso Nacional Indígena determinó iniciar una consulta en cada uno de nuestros pueblos para desmontar desde abajo el poder que arriba nos imponen y que nos ofrece un panorama de muerte, violencia, despojo y destrucción.
Ante todo lo anterior, nos declaramos en asamblea permanente y consultaremos en cada una de nuestras geografías, territorios y rumbos el acuerdo de este Quinto CNI para nombrar un concejo indígena de gobierno cuya palabra sea materializada por una mujer indígena, delegada del CNI como candidata independiente que contienda a nombre del Congreso Nacional Indígena y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el proceso electoral del año 2018 para la presidencia de este país.
Ratificamos que nuestra lucha no es por el poder, no lo buscamos; sino que llamaremos a los pueblos originarios y a la sociedad civil a organizarnos para detener esta destrucción, fortalecernos en nuestras resistencias y rebeldías, es decir en la defensa de la vida de cada persona, cada familia, colectivo, comunidad o barrio. De construir la paz y la justicia rehilándonos desde abajo, desde donde somos lo que somos.
Es el tiempo de la dignidad rebelde, de construir una nueva nación por y para todas y todos, de fortalecer el poder de abajo y a la izquierda anticapitalista, de que paguen los culpables por el dolor de los pueblos de este México multicolor.
Por último anunciamos la creación de la página oficial del CNI en la dirección www.congresonacionalindigena.org
Desde el CIDECI-UNITIERRA, Chiapas, octubre de 2016
Por la Reconstitución Integral de Nuestros Pueblos
Nunca Más un México sin Nosotros
Congreso Nacional Indígena
Ejército Zapatista de Liberación Nacional

Huelga de mujeres: #VivasNosQueremos

Gentileza: Constanza Niscovolos

19 DE OCTUBRE: PARO DE MUJERES, TRAVESTIS, TRANS Y LESBIANAS
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el paro es una propuesta de todas nosotras, las que nos sentimos autoconvocadas 
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por la violación múltiple, tortura y asesinato de Lucía Perez de 16 años.
por el asesinato de Marcela Crelz por lesbiana.
por el primer aniversario del travesticidio de Diana Sacayàn.
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porque siguen siendo constantes los feminicidios y travesticidios, como siguen multiplicándose la cultura de la violaciòn 
y las mùltiples violencias hacia mujeres, travestis, trans y lesbianas.
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porque estamos dolidas y rabiosas, y vamos a organizar la rabia.
porque #VivasNosQueremos y estar VIVAS es tomar las calles, organizarnos en acciones, movilizaciones, artivismos.
PORQUE ANTE TODO LO QUE INTENTA EXPULSARNOS DE NUESTROS CUERPOS, MULTIPLICAMOS PRESENCIA.
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CONVOCAMOS A UNA ACCIÒN ARTIVISTA URGENTE 
a realizar el 19 de octubre,
en el PARO Y MOVILIZACIÓN DE MUJERES, TRAVESTIS, TRANS Y LESBIANAS

Día de la madre // Diego Valeriano


Son las 11 y pico  de la noche, Marisol sube al último tren cargada de muchas cosas: un bebé en un cochecito con una rueda rota, otro colgado de la teta y dos más que deben tener entre 4 y 7 vuelan por el pasillo. Bolsas de ropa, de dolores, de comida  y una panza de seis meses. Se desploma en el asiento y sin ninguna orden, sin ninguna señal inmediatamente se arma ranchada. Se suman dos pibes que no entraron con ella. El círculo es perfecto en torno a ella. Juntan los billetes y monedas, los sacan de todos los bolsillos, Marisol comienza el recuento.

Existe una política de los cuidados, una gestión cariñosa del otro. Cualquier mamá es mamá de varios al mismo tiempo, los reta y los cuida. Madres por roles, decisiones y funciones. Maternajes distribuidos, diseminados en el acto de cuidar  y en el gesto amoroso. Mamá fuera de toda fidelidad, fuera de toda deuda, fuera de toda culpa. 

Marisol arma, cuida, resiste, pelea, deambula. La vuelta al barrio es lo peor del día. A veces quiere morirse. A veces solo quiere llegar. Antes que arranque el tren, logra comprar cuatro superpanchos. Siente una soledad poblada de gritos de pibes.

Algunas formas de vida contemporáneas atestiguan la disolución del concepto de madre y la renovada pertinencia del concepto de maternaje. El runflerío armado alrededor de maternajes, es metamorfosis de una máquina de guerra.  Como toda máquina de guerra, responde a otras reglas, que animan una indisciplina fundamental de la guerrera, una puesta en tela de juicio de la jerarquía, un perpetuo chantaje al abandono, un sentido del honor muy susceptible, un sentido de la ética muy arraigado. Un sentido muy profundo del cuidado.

En Flores se le cierran los ojos, sus músculos no relajan ni en el sueño más profundo. Siente que los chicos van y vienen a los gritos, pero sabe que están a mano. En Morón,  entredormida, los relojea: la bebe duerme, el de la teta volvió a la teta y los demás ya son grandes.

Lo que se arma, desarma o disuelve, en definitiva, es efecto de las circunstancias que produce deambular. En los maternajes, el acto de enlace no es consecuencia de la obligación ni de la responsabilidad heredada, sino de la capacidad de ser afectada por las presencias. Ya no arman las referencias, arman los cuerpos, arman los viajes. Marisol no es portadora de una función, ella se hace cargo estando. Todo se produce por fuera del imperativo moral, los maternajes se sostienen por fuerzas afectivas. La vida es deambular, es consumir, es cuidar y, a veces, fiesta.  Una constelación de afectos.

En Merlo la despiertan a los gritos, a los apretones, casi a los golpes. Se pelean, se empujan, se ríen. Es la 00:01 del domingo, ya es el día de la madre y ninguno quiere ser el último en darle un beso.

Los pueblos no hablan tanto por sus votos como por sus luchas // Lobo Suelto!

(o cuando la crítica se vuelve práctica)
Foto: https://www.instagram.com/fotografiaemergente
Los pueblos no hablan tanto por sus votos como por sus luchas. Y la lucha contra la dominación patriarcal es una lucha de fondo y de masas.
A diferencia de la democracia liberal, que  es una forma de gobierno, una democracia popular funciona como una tregua en plena guerra: sirve para cuestionar la dominación.
Varias corrientes feministas explican lo imposible que es cuestionar a fondo la dominación política, social y racista sin desactivar la violencia patriarcal que funciona organizando tanto la lógica de las grandes organizaciones colectivas como las formas opresivas del deseo en lo íntimo.
El neoliberalismo no sería nada si no presionara sobre figuras humanas, familiares y sociales: hombres, pibes y mujeres de todos los sexos en sus barrios, laburos y hogares.
El movimiento de mujeres, las marchas de Ni una menos, trabajan micropolíticamente armando redes de grupos y personas sin líderes ni modelos, constituyendo fuerza para darse fuerza, para desafiar y ocupar la vía pública. Es decir, organizan la insurrección. La crítica se vuelve práctica. Es indigno detenerse a señalar límites o a ridiculizar.
Cuando se cuestiona a la heterosexualidad, no a solo la masculina, se cuestiona un código cerrado, normalizador, que naturaliza funciones, impone tareas, fija identidades, excluye deseos. Todo cuestionamiento a una identidad puede ser pensada como la invitación a la creación. De hecho todo devenir tiene la forma de un baile de dos: sin uno que fugue no hay oportunidad de mutar para la otra.
Una lucha como la  que hoy planteamos  se desarrolla en todo espacio y todo tiempo: es una lucha por la sensibilidad, no solo por las ideas; por mutar estructuras inconscientes, no solo discursos conscientes. Un ejercicio colectivo y no violento no puede aspirar a ser del todo pacífico. Menos cuando cuestiona la dominación y tensa la tregua.
Cuando la CGT no quiere ponerse al frente de una lucha y custodia –junto a la Iglesia y a gran parte de la clase política-empresarial– las formas mas conservadoras y retrogradas del ser social, las mujeres-trabajadoras hablan a todxs lxs trabajadorxs para recordarnos que parando, dejando de obedecer, abandonando la docilidad, recobramos todas nuestras potencias personales, colectivas, de clase y de género.
  
Basta de violencia machista
Vivas nos queremos
Vivas las queremos
Lobo Suelto!
18 de octubre de 2016

Clinämen: El cuerpo de las mujeres como campo de batalla

 

Conversamos con Maisa Bascuas, docente universitaria y militante del Movimiento Popular la Dignidad. ¿Qué hacer contra la violencia patriarcal y la degradación laboral (cuando la CGT no para!)? Formas de lucha y organización sin centro ni líderes. El cuerpo de las mujeres como campo de batalla personal y político. 

www.ciudadclinamen.blogspot.com.ar

Nosotras paramos: #niunamenos


Nosotras paramos.

Contra los que nos quieren parar. Mientras transcurría el 31 Encuentro Nacional de Mujeres, violaban y asesinaban a Lucía en Mar del Plata. Un año antes, habíamos sido reprimidas en esa ciudad, como este año en Rosario.
Nosotras paramos.

Para que no nos paren con su pedagogía criminal. Para hacer pedagogía nosotras, porque juntas vamos a construir una sociedad sin machismo. Porque libertad implica desmontar definitivamente el patriarcado.
Nosotras paramos. Porque nos duele y nos indigna que en este mes de octubre ya se cuenten 19 muertas. Paramos porque para detener a la violencia femicida necesitamos plantarnos desde la autonomía de nuestras decisiones y esto no es posible mientras el aborto no sea legal, seguro y gratuito para todas. Mientras las variables económicas sigan reproduciendo la violencia machista: porque nuestras jornadas laborales son dos horas más largas que las de los varones, porque las tareas de cuidado y reproductivas caen sobre nuestras espaldas y no tienen valor en el mercado de trabajo.
Porque la desocupación crece dos puntos cuando se habla de mujeres, porque la brecha salarial es, en promedio, de un 27 por ciento. Es decir, que a igual trabajo, las mujeres ganamos mucho menos que nuestros compañeros.
En un contexto de ajuste, de tarifazos, de incremento de la pobreza y achicamiento del Estado como el que propone el gobierno de la Alianza Cambiemos, nosotras nos llevamos la peor parte: la pobreza tiene rostro femenino y nos coarta la libertad de decir no cuando estamos dentro del círculo de violencia.
II
Nosotras paramos.

Paramos contras las balas que intentan detener nuestra fuerza. Una fuerza que crece en encuentros, movilizaciones, debates. Fuerza feminista, fuerza de mujeres.
Paramos contra el disciplinamiento para todas que implica que Milagro Sala esté presa por mujer, por indígena, por haberse organizado, por reclamar no sólo los derechos básicos sino también el derechode todos y todas a la recreación y la fiesta. Contra la detención y el procedimiento judicial irregular que mantiene como rehén a Reina Maraz, migrante quechuahablante a quien los resortes de una justicia misógina y colonial han condenado injustamente a cadena perpetua. Contra las condiciones que una y otra vez hacen de las cárceles de mujeres espacios donde se amplifican las jerarquías clasistas y racistas. Contra las formas en que en barrios como el Bajo Flores las adolescentes son asediadas y desaparecidas durante días, después de ser amenazadas y chantajeadas, pero también contra el modo en que esos barrios se vuelven cada vez más asfixiantes, tomados por tramas de economías ilegales que habilitan nuevas y más duras formas de violencia.
Contra la política retrógrada que inaugura un centro de detención para migrantes, en un claro retroceso respecto de la legislación vigente.
Paramos tomando la iniciativa. Mostrando capacidad de reacción frente a una guerra contra las mujeres que se escribe día a día.
Nos movilizamos y nos auto-defendemos. Cuando tocan a una, respondemos todas. Por eso, hoy 19 de octubre de 2016 #Nosotras paramos.
Somos las amas de casa, las trabajadoras de la economía formal e informal, las maestras, las cooperativistas, las académicas, las obreras, las desocupadas, las periodistas, las militantes, las artistas, las madres y las hijas, las empleadas domésticas, las que te cruzás por la calle, las que salen de la casa, las que están en el barrio, las que fueron a una fiesta, las que tienen una reunión, las que andan solaso acompañadas, las que decidimos abortar, las que no, las que decidimos sobre cómo y con quien vivir nuestra sexualidad. Somos mujeres, trans, travestis, lesbianas. Somos muchas y del miedo que nos quieren imponer, y la furia que nos sacan a fuerza de violencias, hacemos sonido, movilización, grito común: ¡Ni Una Menos! ¡Vivas nos queremos!
III

Nosotras paramos.

Paramos contra los femicidios, que son el punto más alto de una trama de violencias, que anuda explotación, crueldades y odio a las formas más diversas de autonomía y vitalidad femeninas, que piensa nuestros cuerpos como cosas a usar y descartar, a romper y saquear.
La violación y femicidio de Lucía Pérez muestran una línea sostenida contra la autonomía y capacidad de decisión, acción y elección y deseo de las mujeres. Lucía fue considerada una cosa a la que hay que darle hasta que aguante y dejada en una sala de emergencias para hacer creer que había muerto de una sobredosis, intentó tapar la verdad. No fueron las drogas, fueron los machos. La violaron y mataron en Mar del Plata horas antes de la represión en la marcha del final del Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario. La reunión más transversal y creativa que moviliza identidades y sensibilidades diversas bajo formas de organización también diversas: colectivos políticos, artísticos, barriales, sindicales, etc. Todas sumamente políticas: porque la política es la lucha insistente por la invención de libertades, por la construcción comunitaria y por la ampliación de derechos.
Como todos los femicidios, el de Lucía también apunta al disciplinamiento de las mujeres y de todas las personas que se rebelan contra los roles que esta sociedad defiende a capa y espada: serás lo que supuestamente es normal o no serás nada. Y no podrás decir NO porque el costo de decir NO será, en el extremo, la muerte.
De un cautiverio a otro. De un tipo de explotación a otras más cruentas. Entre las mujeres menores de 30 años, el desempleo es del 22 por ciento. Precariedad de nuestras vidas. Mujeres convertidas en putas o encarceladas. Trans y travestis reprimidas a diario en las calles mientras no se les asegura su derecho a incorporarse en la vida laboral y se les sigue imponiendo la prostitución como único destino. Mujeres asesinadas por sus parejas o por un empleado. Abusadas por sus padres o golpeadas por la policía. Estamos viviendo una temporada de caza. Y el neoliberalismo prueba sus fuerzas sobre nuestros cuerpos. En cada ciudad y en cada rincón del mundo. No estamos a salvo.
IV
Nosotras paramos.
Porque todas las variables económicas dan cuenta de la violencia machista. Los femicidios son el resultado de una serie de violencias económicas y sociales, de pedagogías de la crueldad, de una cultura del “por algo será”, el “algo habrán hecho” que los permite, los justifica y los avala. No son un  problema deseguridad o inseguridad. Luchar contra esas violencias exige una respuesta múltiple. Nos implica a todos y a todas, pero sabemos que a los poderes del Estado y a todas sus instancias (nacional, provincial, municipal), sólo se los hace actuar bajo presión social, impulsada desde abajo. Por eso estamos aquí hoy, en todo el país y en varios países a la vez, diciendo #NiUnaMenos, #VivasNosQueremos.
¿Cómo creamos otro mundo posible si las medidas tendientes a esa transformación como el Programa de Educación Sexual Integral es desmantelado de a poco o directamente no se aplica en varias provincias?
¿Cómo se atreven a comparar las pintadas sobre una pared con el asesinato y tortura a una niña?
¿Cómo nos piden paciencia cuando ganamos un 27% menos que los hombres por el mismo trabajo?
¿Cómo quieren que nos cuidemos si al mismo tiempo desde los medios de comunicación nos dicen que las que nos vamos solas y amanecemos muertas tenemos la culpa? ¿Cómo quieren que tengamos paciencia si nos sacan la jubilación por amas de casa y no toman en serio el trabajo que significa cuidar a la familia? Sí, trabajo. El 76% de los trabajos no remunerados los hacemos nosotras. ¿Cómo se atreven a decirnos que nada de esto es tan grave cuando quitan la capacidad de autonomía económica a miles de mujeres cuando las echan de sus trabajos, cuando nos bajan los sueldos, cuando nos amenazan con paritarias cada vez más bajas? ¿Cómo quieren que esperemos cuando nos morimos por abortos mal hechos y nos encarcelan si vamos al hospital con un aborto espontáneo? Y así podríamos seguir. Nadie quiere hacerse cargo de estas preguntas. Y menos quieren pensar respuestas que nos incluyan no sólo como víctimas, muertas, cosas sino como protagonistas con voz propia. Nosotras sí queremos insistir, exigir, preguntar, responder, porque no queremos más víctimas de ningún tipo. Por eso, #NosotrasParamos.
Y este pedido se vuelve regional: Bolivia, Chile, México, Perú, Uruguay, Costa Rica, Guatemala, El Salvador. En América Latina nos acompañamos entre todas.
Ni Una Menos. Vivas nos queremos

El día que movimos el mundo // Marta Dillon

¿Qué otro deseo podría haber desafiado la lluvia persistente, el viento del sur, el frío en plena primavera, los charcos que humedecían los pies que no fuera el deseo de insumisión? Una enorme voluntad de rebelarse, un deseo colectivo de hacer historia que no iba a detenerse por un accidente climático aunque ese accidente hiciera temblar los cuerpos desbandados por la avenida 9 de Julio y todas las calles transversales entre el obelisco y la Avenida de Mayo. No podía perderse la oportunidad, y no se perdió. Aunque no hubo operativo alguno de seguridad que protegiera los pasos que marcharon encolumnados y aquellos que caminaron buscando un lugar donde sentir calor humano, que era el único que se podía sentir. Las mujeres tomaron la calle, impulsadas por el dolor de una muerte adolescente, por la brutalidad de un femicidio del que se dieron suficientes detalles como para repetirlos aquí pero que evidentemente puso en escena con toda crueldad esa disputa que no se calla con saña. Una disputa que enfrenta los deseos de una contra la necesidad de otros de imponer el suyo, que sea el suyo el único que domine, que ella se calle, que ella resista hasta que no resiste más. La mataron por usarla. La mataron porque saciaron con ella su deseo de dominación. Y eso no se soporta más. Contra eso, la insumisión. Contra eso, los pasos rebeldes que ayer hicieron historia y a medida que caminaban descubrían otras escenas veladas: ¿Por qué no tenemos derecho al placer, aun cuando esos placeres sean inconvenientes? ¿Por qué seguir resistiendo en silencio todas esas variables que se miden en números pero que condicionan nuestras vidas y nuestra autonomía? ¿Se trata de resistir hasta que no se resiste más? Somos las que cuidamos de los otros y las otras, las de la mano tendida, se supone, las que por amor nos postergamos. ¿Somos esas o estamos resistiendo lo que alguna vez creímos que era un destino? Resistiendo porque alguna vez creímos que era eso lo que nos daba valor. Para que después nos regalen licuadoras y planchas en el día de la madre, para que en el día de la madre nos saluden a todas porque las que no lo son algún día lo serán o lo padecerán. Y resulta que un día no resistimos más. No resistimos más trabajar para que nuestro trabajo sea invisible, coser los botones de los varones que van a hablar en público, planchar el delantal de los hijos porque es el delantal blanco más blanco el que habla bien de nosotras. Resistir y resistir, meter la cintura en caja o tener vergüenza de no tenerla, ocultar el embarazo para que no te echen antes de tiempo del trabajo, volver rápido a casa después de la fábrica para que la comida esté caliente. Ganar siempre menos. Resistir hasta no aguantar más. Sólo que al revés de Lucía, y con el luto por Lucía cubriéndonos el cuerpo y enquistado en el corazón, no aguantar se trató ayer de algo muy distinto del final, del cese del latido, del fin del dolor. Se trató de decir basta. De dejar de trabajar primero. Parar, sí, usar, enunciar y hacer acto esa palabra insurrecta en tiempos en que los varones que hace décadas definen los destinos de la clase trabajadora no quieren decir. Parar y que se den cuenta, que nuestros brazos, nuestra imaginación, nuestros saberes aportan y mueven el mundo. Estos cuerpos violentados a diario desde los medios de comunicación, desde los discursos sociales, desde los chistes que ven en cada pollera corta a una mujer disponible; estos cuerpos producen plusvalía. Y también pueden restarla. Pueden poner en el mundo una palanca y moverlo de eje.
Eso es lo que pasó ayer. El mundo que conocemos se movió de eje, porque salimos otra vez a la calle, porque los acuerdos transversales que se fundan en el reconocimiento de las heridas comunes que tenemos sólo por ser mujeres, y en los que se enredan en el reconocimiento de las estrategias que pusimos en juego para sobrevivir, nos llevó a desafiar la sudestada, en la hora de paro y más tarde también. Porque para decir basta no estamos cansadas. Para decir basta el temblor de los músculos que se tensaron, mojados, ateridos, doloridos, fue un desafío épico que asumimos sin dudar. No siempre se tiene el privilegio de ser parte de una revolución. Ayer gozamos de eso. Fuimos quienes con nuestros pasos marcamos una huella nueva. No sólo desde el luto por tantas niñas y mujeres muertas. Sino por la lucha a la que estamos gozosamente entregadas. Porque nosotras, las que nos proponemos como la voz de las que ya no tienen voz, no vamos a aguantar hasta que se silencie nuestro latido sino que vamos a tomar la calle una y otra vez, hasta que la conciencia de la injusticia cale tan hondo como ayer caló la lluvia que empujaba el viento que venía del Río de la Plata. Nosotras no somos víctimas, somos sobrevivientes y ese saber que acumula quien ha tenido que sobreponerse es una fuerza que puesta en común es irrefrenable. Y no pedimos piedad sino respeto. Pedimos justicia. Y ni siquiera pedimos. Exigimos. Porque nuestro trabajo y nuestro saber mueve el mundo y no queremos más menosprecio, no queremos ser las desocupadas ni el rostro de la pobreza, ni las abnegadas cuidadoras de los otros y las otras si esas tareas no se valoran. Nosotras no vamos a resistir hasta no aguantar más. Nosotras vamos a mover el mundo. Nosotras, juntas, ya lo sacamos de eje. Y no sabemos cómo será lo que vendrá, pero sí sabemos que tenemos el poder para que ese porvenir sea a la medida de nuestros deseos.

#NosotrasParamos // Verónica Gago

Foto: M.A.F.I.A
Llueve y hacer frío como si estuviéramos en invierno. Pero secretamente todas sabíamos que el calor era demasiado fuerte. Que allí íbamos a estar y a inundar las calles, hacerlas nuestras. Porque esa otra temperatura estaba en los cuerpos. Desde el Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario el caldero no se apaga e hicimos todo lo necesario por resguardar las llamas. Esa fuerza se acuerpó como iniciativa política frente al crimen horrendo de Lucía Pérez en Mar del Plata. La escena y los detalles cruentos con que la violaron y asesinaron quisieron difundir la amenaza, hacerla contundente y aterradora. Se sabe en la teoría y lo comprobamos una vez más en la práctica: la respuesta del poder siempre tiene la medida de las luchas que quiere acallar.
Y octubre, el mes de nuestra revolución, se quiere llevar el récord de femicidios. Así no se cansan de anunciarlo los medios. Así no se cansan de preguntarnos desde el tono supuestamente bienintencionado: “¿no les parece que desde que están las movilizaciones #NiUnaMenos hay más femicidios?”. La pregunta que parece de sentido común y nos la reiteran aquí y allá tiene el veneno bien dosificado: busca, como en firulete, culpabilizar a la movilización de mujeres del incremento de violencias machistas. Otro modo de la amenaza: “miren que cuánto más se movilizan, peor es”. Además el subrayado es claro: “Los varones más se enojan y más se ensañan”. Mientras estábamos en Rosario, asesinan a Lucía. Mientras el jueves íbamos a la asamblea que decidió el paro, nos enteramos de otro femicidio en Florencio Varela y el día anterior se habían producido agresiones a dos niñas a cuadras de donde estábamos reunidas. En las vísperas del paro, una mujer es acuchillada en una plaza en Tucumán por un ataque de celos de su pareja. Y así siguiendo. A esa sucesión de muertes, el paro y la masiva movilización del 19 de octubre le dice ¡ya basta!.
Ayer nos embanderamos en nuestras fuerzas y en el grito. En la movilización se sucedían cantos pero lo que hacía retumbar y temblar al unísono todos los cuerpos presentes, y a las muertas y ancestras que están con nosotras y nos dan fuerzas, era ese grito que se hace golpeándose la boca. Un aullido de manada. De disposición guerrera. De tembladeral que desencaja el cuerpo y marea de alegría.
Ayer todas nosotras hicimos la primer huelga de mujeres de la historia argentina. Nosotras paramos el país durante una hora todas coordinadas pero durante la jornada entera lo hicimos de mil maneras diversas y conectadas. Durante todo el día nos resistimos a hacer otra cosa que no sea organizarnos para estar juntas. En nuestro método de desborde práctico nos dimos cuenta sobre la marcha de estas horas intensas que no sólo estábamos comunicándonos a nivel nacional, sino que en América Latina y en varios lugares del mundo miles de mujeres se enhebraban con nosotras en nuestra rabia y necesidad de movilización. Nos podemos sentir orgullosas de hacer palpable y visible la fuerza internacionalista que el movimiento de mujeres no ha dejado de tener desde sus orígenes. Nos podemos sentir orgullosas de que las imágenes de los líderes sindicales negociando los términos de la obediencia y el ajuste nos den risa. Nos podemos sentir orgullosas de esa marea apretujada que nos envuelve, nos empapa, y nos devuelve a nuestros lugares con el tatuaje vívido del entusiasmo colectivo. Nos podemos sentir orgullosas de cómo las amigas se cuentan entre sí las escenas de desacato cotidiano, los chismes de la revuelta, los murmullos anónimos del día que paramos el mundo y nos encontramos entre nosotras.

Presentación de Cabecita negra: ensayos sobre literatura y peronismo, de Mariano Pacheco,

El libro Cabecita negra: ensayos sobre literatura y peronismo(Editorial Punto de Encuentro), de Mariano Pacheco, se presenta en las ciudades de Buenos Aires, La Plata, Quilmes y Córdoba capital.
70 años de historia del peronismo a través de la literatura
En este, su quinto libro, Mariano Pacheco reúne una serie de ensayos que abordan los modos en que la literatura trabajó el fenómeno peronista entre 1945 y 2015.  Publicado por la Editorial Punto de Encuentro, el libro reúne textos que analizan artículos y crónicas periodísticas, cuentos, novelas, obras de teatro, poemas y ensayos críticos, acompañados por una puesta en diálogo con un entramado de análisis políticos e historiográficos.
¿Podrá hacerse una suerte de historia del peronismo a través de la literatura y la crítica cultural sin caer en los típicos trabajos monográficos promovidos por la Academia, que aburren tanto a quienes los escriben como a quienes los leen?, se pregunta el autor, 35 años, ensayista y periodista autodidacta nacido y criado en la zona sur del Conurbano Bonaerense, actualmente radicado en la ciudad de Alta Gracia (provincia de Córdoba). Pacheco es comunicador popular y ensayista, conduce semanalmente un programa radial en Radio Eterogenia y escribe para diversos medios gráficos, entre otros Revista Zoom y el periódico Resumen Latinoamericano. Es autor de los libros “De Cutral Có a Puente Pueyrredón: una genealogía de los movimeintos de Trabajadores Desocupados” (El Colectivo, 2010/2016); “Montoneros silvestres (1976-1983). Historias de resistencia a la dictadura en el sur del conurbano” (Planeta, 2014); “Kamchatka. Nietzsche, Freud, Arlt: ensayos sobre política y cultura” (Alción, 2013); “Darío Santillán, el militante que puso el cuerpo” (Planeta, 2012, en co-autoría con Ariel Hendler y Juan Rey).
“Deseo hacerte llegar mis felicitaciones por tu nuevo emprendimiento cultural, que evidencia y pone de manifiesto, en forma clara, ese mundo particular peroniano ,dueño de cien aristas diferentes para finalmente conformar un ´corpus´ propio que bien puede significar una nueva y provechosa manera de abordar la temática que ocupa tu estudio. Es realmente un aporte que no pasará desapercibido para los estudios del tema entre lo que naturalmente me incluyo”, escribió Roberto Baschetti en la contratapa del libro.
Asimismo, Noé Jitrik –autor del prólogo de la publicación– remarca:
Desde que hizo su aparición en la escena política argentina el peronismo dejó colgando un interrogante, en parte respondido por los hechos materiales y físicos, acerca de lo que produjo en el campo cultural y, en particular, más que en la literatura en el terreno de la comunicación en el cual la literatura desempeña un papel principal. Asumirlo y responderlo es lo que se propone este libro, con un primer resultado sumamente interesante: actualiza textos y propuestas que tal vez muchos no conocen o han olvidado y que ilustran lo que el autor quiere mostrar. Borges, Cortázar. Discépolo, Martínez Estrada, Walsh, Rozenmacher, naturalmente La razón de mi vida, Huerque Mapu, Martínez, Asís, Viñas, Piglia, los Lamborghini, Solanas, Gelman, Gleyzer, Urondo, Cedrón, Cooke y tantos otros de quienes reproduce importantes fragmentos que dicen mucho acerca del fenómeno”.

El libro se presentará durante los próximos días, con presencia del autor, en los siguientes lugares:
VIERNES 21 DE OCTUBRE EN CIUDAD DE BUENOS AIRES
18.30 horas en IMPA (Querandíes 4290, Almagro). Con la presencia de Omar Acha (historiador/ensayista), Roberto Cirilo Perdía (ex dirigente montonero) y Facundo “El Belga” Guillén(militante de la organización juvenil La Simón Bolivar).
SÁBADO 22 DE OCTUBRE EN AL CIUDAD DE LA PLATA
20.30 horas en el Espacio Cultural Malisia(Calle 78 n.º 506, esquina 6). Con la presencia de Verónica Luna(editora), Jorge “Chiqui” Falcone (poeta/ documentalista) y Esteban Rodríguez Alzueta (abogado/ensayista).
DOMINGO 23 DE OCTUBRE EN LA CIUDAD DE QUILMES
19 horas en el Centro Cultural Factótum(Mitre 1331). Con la presencia de Fabio González (dirigente político).
MARTES 25 DE OCTUBRE EN LA CIUDAD DE CÓRDOBA
19 horas en la Librería Punto de Encuentro(Independencia 620). Con la presencia de Omar Hefling(escritor/periodista) y Joaquín Collazo (librero). Cierre con intervención de Cruz Zorrilla, Laura Ledesma y Santiago San Paulo (músico, actriz y actor de Zéppelin Teatro).

¿Es posible pensar lo común como principio organizativo en relación a luchas actuales? // Entrevista a Christian Laval

por Verónica Gago

[Traducción: Agustina Blanco]

Común. Ensayo sobre la revolución del siglo XXI es el tercer tomo de una serie escrita a dúo. Antes estuvo La nueva razón del mundo. Ensayo la sociedad neoliberal (Gedisa). Y en el inicio, los fraceses Christian Laval y Pierre Dardot habían escrito otro volumen que aun no se tradujo: Marx, prénom: Karl. Christian Laval estará en Buenos Aires para una serie de eventos, invitado por el Centro Franco Argentino (UBA) y el Instituto Francés. En esta entrevista, adelanta algunos puntos que serán abordados en las discusiones públicas: ¿es posible pensar lo común como principio organizativo en relación a luchas actuales? Desde una perspectiva amplia, que sin embargo no toma los intensos debates latinoamericanos al respecto, surge un recorrido que permite una determinada “arqueología del concepto” y que quiere coronar con una propuesta política esbozada en nueve puntos y un post-scriptum.

Usted postula “lo común” como principio político. ¿Qué significa en términos de organización política? 

El principio de lo común es, por excelencia, el principio de la democracia que plantea que la participación en toda actividad colectiva, política, económica, social,  supone, en todos los campos y a toda escala, el efectivo reconocimiento del derecho de cada uno a involucrarse en la deliberación y en la decisión de todo lo que atañe a su vida y sus actividades. Este principio político, de alcance normativo, no es nuevo. En ciertos aspectos, es tan viejo como la democracia, pero hoy vuelve a emerger a la superficie del planeta bajo formas inéditas. Cada época se ve llevada a reinventar la fórmula de su porvenir. A esa reinvención contemporánea le hemos dado el nombre de “común”, o “principio de lo común”, porque en lugares y países muy dispares, y según lógicas heterogéneas, casi todos los actores históricos de las luchas y las experiencias se refieren a los “comunes”, es decir, a instituciones que buscan revitalizar la práctica democrática y que privilegian los derechos de uso colectivo contra la apropiación privada de los recursos. Lo importante en el vocablo “común” es la dimensión  del actuar, o también de la “puesta en común” organizada de manera democrática.

¿Por ejemplo?

Vemos ejemplos de ello en diferentes campos, económicos, políticos, culturales. En la actualidad, los “comunes del conocimiento”, a través de la expansión de las redes digitales, están omnipresentes en nuestras maneras de vivir y trabajar. Asistimos a uno de esos momentos históricos en los cuales, en todos los puntos del globo, se multiplican la experimentación de nuevas formas de organización, tanto en el terreno político como en el terreno económico. Basta con pensar en lo que, desde 2010, se denomina “el movimiento de las plazas”. Pero tampoco debemos olvidar el desarrollo de nuevas experimentaciones económicas, muy diversas, de las cuales da cuenta un retorno de la cuestión democrática al campo de la producción: recuperación de fábricas, cooperativas, nuevos circuitos de intercambio, monedas paralelas, etc. A su vez, y está ligado, vivimos un período de agotamiento histórico de los partidos políticos profesionales, de fuerte tendencia oligárquica, tal y como se constituyeron a finales del siglo XIX, primero en Europa y Estados Unidos, en el marco de las “democracias representativas”. Más o menos en todas partes los grandes partidos masivos, conservadores o progresistas se están debilitando, y los electores o bien se abstienen de votar, o bien se dispersan en nuevas formaciones. Esta crisis de los viejos partidos obviamente es una crisis más general del sistema político, al cual el neoliberalismo ha dado la “estocada final” cuando volvió manifiesta su impotencia frente a los poderes económicos y financieros globalizados. Creo que el quid de la cuestión ya no es construir nuevos grandes partidos centralizados destinados a adueñarse del poder de Estado, como buscaron hacerlo los socialdemócratas y los comunistas desde finales del siglo XIX y en el transcurso del siglo XX. Se ha iniciado un período de invención, donde la cuestión práctica consiste en articular de otro modo los movimientos sociales, las experimentaciones locales de democracia directa y las coaliciones de asociaciones y pequeñas formaciones políticas. Porque lo que hoy está en juego no es tan sólo “tomar el poder” sino gobernar distinto, o para decirlo más claramente, desarrollar al máximo las prácticas de autogobierno, en particular, a escala local. Pierre Dardot y yo personalmente estamos muy atentos a lo que está intentando hacer, por ejemplo, el equipo de Ada Colau en el marco de “Barcelona en común”.
En esta serie de preocupaciones, ¿cómo utilizan a Marx para conceptualizar lo común?

El pensamiento de Marx es una base ineludible para el análisis crítico de las sociedades y, a su vez, una teoría muy problemática que hoy no puede aportar todas las respuestas que necesitamos. Afirmar esto es, por cierto, una manera de respetar el método materialista, que sitúa a los pensadores en su época y circunscribe el marco de lo pensable dentro del cual todo autor, incluso Marx, está encerrado. Paradójicamente, Marx resulta menos útil que su gran enemigo Proudhon, u otros socialistas de su tiempo llamados “utópicos”, para pensar las nuevas prácticas económicas o políticas que se están inventando hoy. Y por una sencilla razón: Marx no se interesó realmente por las creaciones institucionales nuevas del movimiento obrero. Las aceptó, las integró orgánicamente en la Primera Internacional, pero no quiso, o no pudo, pensar el desarrollo original de lo que llamamos un “derecho proletario” independiente del derecho estatal. Para él, lo común, y esto puede resultar muy curioso, está ante todo orquestado por el capital dentro de la gran industria, bajo la forma de la cooperación forzosa entre obreros. Y todo el problema de Marx consiste en preguntarse en virtud de qué necesidad histórica se pasará de esa forma de cooperación digitada por el capital a la cooperación libre de los “productores asociados”. ¡Confiar en el capitalismo para implementar lo común no deja de ser una apuesta arriesgada! Y el costo político ha sido infinitamente alto en la historia. A falta de pensar la creación histórica de las instituciones obreras democráticas (cooperativas, mutuales, sindicatos, consejos, asambleas, etc.), las formas de lo común poscapitalista adquirieron en el siglo XX una dimensión estatal absolutista. Seguramente aún padeceremos por mucho tiempo más las consecuencias del fracaso completo, moral, político, económico del comunismo de Estado. Es por eso también que hay que hacer todo lo posible por desligar lo común de la mera lógica estatista en la cual la ha encerrado el comunismo de Estado.
Sin embargo, no puede dejar de pensarse el Estado. ¿Cómo es posible hacerlo desde la perspectiva de lo común?

Recordemos ante todo que los Estados-naciones modernos son creaciones históricas evolutivas, no “esencias” eternas. Por tanto, hay que pensar en su transformación. Los primeros socialistas y los marxistas más fieles al espíritu y a la letra de Marx creyeron que los Estados iban a extinguirse. Estamos lejos de eso. Pero eso no es motivo para no querer su transformación profunda en un sentido democrático. Es más, incluso es urgente hacerlo, pues los Estados han demostrado en el siglo XX el peligro totalitario, despótico y tiránico que aún contienen en ellos. Los dictadores no están tan lejos de nosotros: basta con pensar en nuestra actualidad mundial, en Rusia o en Turquía, por ejemplo. No me olvido tampoco de que en Europa la extrema derecha está avanzando por todas partes, ¡incluso en Alemania! Lo que podemos retener de Marx es que el Estado nunca es un bloque homogéneo y neutro, que no es un simple “instrumento” que podría ser utilizado en sentido negativo un día y en sentido positivo otro día. Es más bien un campo de lucha entre fuerzas y lógicas contrarias.

Para volver a su pregunta, el principio de lo común, tal como surge hoy, no es un principio estatal, como tampoco es un principio mercantil y capitalista; y en ello radica todo su interés y su fuerza. Escapa a la dicotomía de lo privado y lo público que estructura el mundo occidental desde finales de la Edad Media. Una política inspirada en el principio de lo común no niega abstractamente esa dualidad constitutiva de la organización social, sino que apunta a remodelar esa división, transformando según un mismo principio democrático las estructuras privadas (empresas y asociaciones) y las estructuras estatales (servicios públicos, administraciones locales y nacionales). Concretamente, esto significa que así como se plantea el problema del gobierno democrático de las empresas privadas, también se plantee el problema del gobierno democrático de los “servicios públicos”, a fin de que estos últimos sean auténticamente “servicios comunes” de la sociedad. Esto implica que primero hay que entender bien lo que son, o más bien lo que deben ser en una sociedad democrática genuina: recursos humanos y materiales puestos en común para una colectividad para alcanzar fines democráticamente concertados. Entendiéndolos así, transformándolos en esa dirección podremos protegerlos mejor del actual control que ejercen los grupos capitalistas privados en el dominio público, tendencia que no deja de devolvernos al feudalismo…
En este sentido, un desafío más grande más que el Estado hoy parece ser la hegemonía financiera, a la cual el Estado no es para nada ajeno…

El surgimiento a escala mundial de la problemática de los comunes, el movimiento de las plazas, las invenciones políticas organizacionales que acabamos de mencionar son respuestas prácticas al nuevo capitalismo con predominancia financiera, favorecido desde hace treinta años por las políticas neoliberales. Como dicen los primeros promotores de los comunes, vivimos un segundo gran momento histórico de “cercamientos”, caracterizado por la destrucción del patrimonio natural, por la apropiación de las mejores tierras, por el acaparamiento del conocimiento, por la privatización del dominio público. De allí lo atinado de la consigna altermundialista de la manifestación de Seattle en 1999: “Reclaim our commons!”. Significa que debemos instituir como común todo lo que está amenazado de apropiación y de destrucción, comenzando por el medioambiente vital de mujeres y hombres. Por consiguiente, hablar de comunes es oponerse directamente a la apropiación generalizada de los recursos que encabeza el capitalismo neoliberal y financiero a escala planetaria. Y no se trata de responder a ello de manera meramente teórica o programática para un largo plazo, sino de hacerlo en términos prácticos, desde ahora mismo, protegiendo y retirando del campo de apropiación capitalista todo aquello que pueda ser acaparado. También implica desarrollar, tanto como se pueda, otra economía procedente de una lógica radicalmente diferente de aquella del capital financiero. Lo cual supone que la lucha contra la hegemonía financiera se lleve a cabo en todas partes, y que cada uno, en su propio campo, deba cuestionarse acerca de modos alternativos de actuar, vivir, aprender y trabajar en los cuales podría participar de manera creativa. En ese sentido, lo común no es un asunto de profesionales de la política, de especialistas en “management de lo común”, sino que es cosa de todos. De hecho, eso es precisamente lo que indica la palabra “común”…
Por último, ¿cómo funciona el régimen de explotación en detrimento de lo común?

Es innegable que la explotación ha cambiado de base, ampliándose a nuevos recursos y actividades. La explotación pasa por la apropiación de los recursos gratuitos o adquiridos a bajo precio por el capital. A propósito, la problemática de los comunes ha permitido reactualizar los antiguos análisis de Rosa Luxemburgo sobre “la acumulación por desposesión”. El capital se apodera del resultado de procesos naturales y del producto de evoluciones culturales o históricas para explotarlos por cuenta propia. La educación, la salud, los paisajes, el patrimonio cultural de un país, todo lo que puede verse acaparado por nuevos “cercamientos” es objeto de una explotación cada vez más racionalizada. El mercadeo se extiende así a todos los ámbitos. Pero eso no es todo. El punto donde los análisis de Marx de El capital continúan siendo muy útiles es en su demostración acerca de cómo el capitalismo ha organizado “la fuerza colectiva” de los trabajadores en la fábrica para tornar más intensiva la explotación de su cooperación. Por más curioso que pueda parecer, el capital crea un parte de común, o mejor dicho, crea las condiciones de una “puesta en común” de las calificaciones y las habilidades cuyo producto luego explota. Es a todas luces lo que sucede cada vez más en la industria moderna, con la creciente importancia que se le concede a la puesta en común de los conocimientos de los individuos adquiridos por fuera del campo productivo, en particular a través de la educación. Hoy, gracias a la digitalización de las actividades, las empresas organizan una “puesta en común” mucho más amplia, que se extiende a los consumidores de bienes o servicios, que son invitados u obligados a proporcionar datos personales, opiniones, consejos, etc. El management se ha puesto a tono con el wiki. El capitalismo digital, de crecimiento exponencial, descansa así en la capacidad del management para acumular datos y procesarlos de modo rentable, y sobre todo para estructurar la puesta en común de la información y el conocimiento vía las redes sociales, para hacer de ello un campo excepcional de ganancias. En ese sentido, el capital no se limita a destruir lo común, sino que lo organiza para su propio desarrollo. Vemos entonces que lo común es el desafío último del combate político y social, y que la cuestión que planteaba Marx sigue teniendo vigencia: ¿podremos un día controlar las condiciones y las finalidades de nuestra cooperación social, o como decimos con Pierre Dardot, de nuestro actuar común? Porque creer que el capitalismo engendrará por sí mismo las condiciones de una mejor sociedad sería un craso error. El capitalismo es un sistema eminentemente perverso: no explota únicamente los peores instintos egoístas de apropiación y acumulación. Es capaz de seducir a los individuos en su mejor vertiente, por el altruismo, la generosidad, la cooperación, las ganas de comunicarse con el otro, el deseo de aprender. ¿Hasta dónde llegará? La pregunta queda abierta…

Si tocan a una, nos organizamos todas: crónica del 19-o desde Nueva York

por Begonia Santa Cecilia, Susana Draper y Elia Gran
La tortura y asesinato de Lucía Pérez en Argentina fue el desencadenante de las numerosas protestas que se sucedieron el 19 de octubre en el continente americano: Argentina, México, Uruguay, Chile, Perú, Estados Unidos… En esta crónica urgente, Begoña, Susana y Elia nos cuentan cómo transcurrió la jornada en Nueva York, entre lemas, conversaciones, alegría de estar juntas, rabia y un deseo formulado en voz alta: si las mujeres toman la plaza, toman el mundo.

Tuvimos suerte, hacía un día caluroso, como de verano.  Un clima excepcional para un 19 de octubre. “Stop violence against women, “Ni una menos, Not one less” entonábamos todas en Washington Square Park, una céntrica plaza de Nueva York siempre muy concurrida por todo tipo de gente y con un largo historial de protestas.  Llegamos un grupo de unas veinte mujeres al cual se fue sumando más y más gente. Casi todas vestidas de negro y armadas con decenas de carteles de colores con eslogan. Éramos de muchos países: Argentina, Perú, Chile, EE.UU., Colombia, República Dominicana, España, Uruguay, Ecuador, Grecia, Israel, México, Brasil,  etc. Las compañeras peruanas trajeron una larga tela roja que habían usado ya en acciones similares y la extendimos en el suelo cerca de mítico arco de la plaza. Allí fuimos dejando los carteles con los nombres de muchas trans/mujeres asesinadas, y encima de ellos colocamos nuestros cuerpos. Una por una. Ni una menos. Vivas nos queremos.
“Hay que aliarse y tenemos que juntar nuestras fuerzas y complicidades. Tenemos que dejar de tener miedo, pero para ello debemos saber que no estamos solas. No se trata de pensar que el cambio vaya a ser estructural, sino de hacer una intervención tremenda por saber que estamos juntas, que confiamos las unas en la otras y podemos hacer algo como esto”, comentó Jennifer, compañera de República Dominicana.
Nos propusimos hacer visible una palabra que en los Estados Unidos no se nombra: feminicidio. Sólo se habla de feminicidio como algo que pasa fuera, en otros países, y más bien en Latinoamérica, pero en Estados Unidos miles de mujeres también son maltratadas y asesinadas a manos de hombres.
Fue un momento de diálogo, de conversar y compartir. Acentos, tonalidades, ideas- preguntas. “¿Esto es por la chica que mataron en Argentina?”,“¿es por la violencia de género y el machismo tan fuerte en Latinoamérica?”preguntaban.  Respondíamos sí pero no sólo eso, es por la violencia de género, por los asesinatos de mujeres y de trans, aquí y allá; es por el brutal aumento de esta violencia que produce el patriarcado y el capitalismo.
Y también se dijo: “Somos argentinas que vivimos en Estados Unidos y las expresiones de Trump como ‘grab them by the pussy’ refiriéndose a una mujer nos parece que forman parte de la misma violencia sostenida también en Latinoamérica hacia las mujeres, hacia su cuerpo, hacia su sexualidad.  Nos parece interesante poder traerla y poder lograr que la gente de acá sienta nuestras demandas como mujeres, igual acá y allá.”
Cantábamos todas:
¿Qué hacemos con el patriarcado?
¡Lo hacemos concha!
What do we do with patriarchy?
We grab it by the pussy!
“En estas acciones hay un mensaje importante para los hombres: que sean buenos aliados de esta protesta, buenos aliados de estos reclamos, que detengan a sus compañeros-hombres cuando ellos estén ejerciendo violencia verbal o física contra las mujeres y que eduquen a su propia comunidad. Y también hay un mensaje para las mujeres: que no se queden en silencio y que reclamen lo que les corresponde, es decir una vida digna sin violencia” ―nos contaban Aines y su amiga mientras llevaban un cartel que decía “Pussy Grabs Back”.
La violencia de género es una demostración de poder. Con los actuales candidatos a la presidencia de Estados Unidos, la impunidad del poder político ejerciendo la violencia contra la mujer está ahora mismo encima de la mesa. Nos juntamos en Nueva York, capital simbólica del poder capitalista para decir BASTA.
Pero no sólo nos juntamos en Nueva York. Hubo miércoles negro en muchas otros puntos del país, con protestas en  Arkansas, Berkeley, Michigan, Kansas, Oregon, San Francisco, Seattle, Washington DC  y Wisconsin, entre otros… Todo se organizó en menos de 48 horas a través de las redes y muchas protestas fueron convocadas desde distintas universidades.
La alegría de estar juntas y compartir la rabia se hizo cuerpo en la plaza, uniendo nuestros acentos en un grito común. Traspasar las fronteras. Sentimos que la plaza se convertía en mundo. Habló el deseo: si las mujeres toman la plaza, toman el mundo.

[fuente: http://revistaalexia.es/]

“Estamos volviendo a las condiciones de trabajo del siglo XIX» // Entrevista a David Harvey

por Alexandra Prado Coelho

En la crisis del mercado inmobiliario de 2007-2008 en los EE.UU., mejor hubiese sido dar dinero a la gente para que pudiesen pagar sus deudas a los bancos y continuar en sus casas, en lugar de dársela a los bancos que “sólo se salvaron a sí mismos “, sostiene el geógrafo británico David Harvey.

Cuando se quiere presentar a David Harvey se suele usar dos palabras, “geógrafo marxista”. Esto es una reducción para describir a este británico de 81 años que desde hace varias décadas vive en EEUU, donde es profesor de Antropología y Geografía de la Universidad de la Ciudad de Nueva York. Autor de más de dos docenas de libros, es profundamente crítico del sistema capitalista, que analiza a la luz de las teorías marxistas, y es un defensor de la idea del “derecho a la ciudad”, que incluye las exigencias actuales de la calidad de vida en las ciudades. En su página web (davidharvey.org) ofrece un curso en video de ayuda a una lectura contemporánea del Capital, de Karl Marx.

Harvey fue orador invitado en la inauguración de la conferencia IX Congreso Portugués de Sociología, del 6 al 8 de julio en la Universidad de Algarve. Comenzó su discurso de dos horas hablando de la cantidad de cemento que China consumió los últimos tres años, “más que los EEUU en todo el siglo pasado.” Según Harvey fue China la que “salvó al capitalismo de la gran depresión que pudo haber ocurrido” tras la crisis que comenzó en 2007-2008 en los EEUU, con el estallido de la burbuja inmobiliaria. Una de las consecuencias de esta crisis ha sido un enorme aumento del desempleo en China, que es uno de los principales proveedores de materias primas para la construcción en EEUU. Para absorber esta masa de parados y evitar el malestar social, China se lanzó a un auge de la construcción (que según cifras citadas por Harvey, absorbió 27 millones de trabajadores), creando nuevas ciudades, algunas todavía sin habitantes.

La carrera por construir, dice el geógrafo, es una salida clásica de las crisis: fue lo que hizo EEUU cuando tuvo que absorber los soldados que regresaban de la Segunda Guerra o lo que hizo Luis Bonaparte en la Francia del Segundo Imperio, a partir de 1848. En todos estos casos “fue la urbanización lo que salvó la economía capitalista del colapso económico.” Pero, recuerda Harvey, esto se hace a costa de un enorme aumento de la deuda pública.

El gran problema, señala, es que “las nuevas formas de urbanización son una locura” no sólo por la escala y el hecho de que las ciudades se llenan de casas vacías que se compran más que nada para especulación y no para vivienda”. Hoy en día, gran parte del capital se concentra en bienes raíces y rentas” Y, advierte Harvey, el malestar social está surgiendo vinculado cada vez más a las cuestiones de la vida cotidiana en las ciudades, como ocurrió en Brasil en las protestas que estallaron en 2014 por el transporte público. Al final de la conferencia, el geógrafo habló con el público acerca del “Brexit”, el futuro del trabajo, las crisis y las posibles alternativas al capitalismo.
¿Ves al “Brexit” como la democracia funcionando, una distorsión de la democracia en la que las personas han sido manipuladas o una forma de protesta contra la desigualdad?
En primer lugar, hay una pregunta en cuanto a lo que constituye la democracia. Tenemos democracias parlamentarias en que la mayoría de las decisiones se toman en otros lugares, hay un déficit democrático en los EEUU y Europa. No entiendo por qué el primer ministro británico David Cameron convocó a un referéndum que era una locura. Creo que nunca creyó que perdería. El resultado debe ser interpretado como un gran voto de protesta. Es el equivalente a decir “no”, y la gente habría dicho “no” a casi todo.

Hay un enorme descontento que fue canalizado en esta votación. Una parte no tiene nada que ver con la UE, sino contra la forma en que las élites toman las decisiones, les dijeron que estas decisiones beneficiarían a todos, y la mayoría no ve ningún beneficio en su nivel de vida o su ingreso. De hecho, muchos han perdido en los últimos siete u ocho años.


Hay algunas buenas razones para que la gente se pregunte sobre para qué quieren esta UE cuando hace lo que hicieron Grecia y ahora está amenazando con hacer a Portugal. Se supone que es una unión de ayuda mutua y parece ser cada vez más una unión de los grandes sin ningún sentido para los pequeños. Por eso hubo algunas buenas razones para el voto, más allá de lo que comúnmente se conoce como xenofobia. Hay un lado de la xenofobia, pero sería erróneo interpretar el voto únicamente como resultado de eso.

Se argumenta que el descontento de la población tiene más que ver con las condiciones de vida en las ciudades que con problemas de desempleo. ¿Por qué? Siempre he sostenido que el descontento que se plantea en el espacio en que vivimos es tan importante como lo que tiene que ver con el desempleo.
La izquierda tiende a enfatizar el tema del empleo y devaluar las protestas sobre la calidad de vida.
Pero muchas de las grandes protestas globales que han surgido en los últimos 15 años tienen que ver con la calidad de vida en las ciudades. La política de la vida cotidiana es un área a la que se debe estar muy atento. Mucha explotación ocurre allí. Pregunten a la gente si están satisfechos con cómo funcionan las tarjetas de crédito y las empresas de comunicación que cobran cargos adicionales, una gran cantidad de riqueza se extrae de la vida cotidiana.
Por lo tanto, ¿el desempleo no es la preocupación dominante?
Sin duda es una preocupación, pero si le preguntas a la gente que tiene empleo, sienten que está haciendo un trabajo de relleno, con poco sentido. No sólo hay una gran cantidad de personas que no tienen ingresos por el trabajo, también una gran parte que vive una existencia sin mucho sentido en relación al trabajo que hace. Se han realizado estudios recientes en los EE.UU., preguntando a la gente si estaban satisfechos con su trabajo y el 70% dijo que lo odiaban o le era indiferente. Hay un problema más grande que el desempleo, y los políticos ponen demasiado énfasis en la idea de empleo, empleo, empleo, en lugar de preguntar ¿qué tipo de trabajo? Se requieren trabajos en los que las personas sientan que están contribuyendo a la sociedad, y del que estén orgullosos.

Se habla ahora mucho del espíritu empresarial, que la gente cree sus propios puestos de trabajo, nuevas empresas por todos lados. ¿Cómo ves esto?

Hay maravillosas historias de personas que se han convertido en empresarios brillantes, pero hay muchos que han intentado y han fracasado. Aun cuando los resultados implican inmensa auto-explotación. Hay cálculos sobre la cantidad de trabajo que se hace colectivamente en Internet y les pagan menos de dos dólares la hora. Y sólo se cuentan los casos de éxito que aparecen en los periódicos. ¿Cuántas personas fracasan? ¿Cuántas hacen el trabajo del que otros se apropian? Las organizaciones como Google o Amazon son grandes en apropiarse del trabajo de otros.

¿Qué valor tiene hoy el trabajo en comparación con otros períodos históricos?
Solía enseñar Marx, cuando había un mundo socialdemócrata que nos rodeaba, y no tenía mucho sentido. Pero trata de leer ahora el Libro I de ‘El Capital’ y verás que es exactamente lo que está sucediendo. Leer a Marx hoy tiene sentido. En cierto modo, estamos volviendo a las condiciones de trabajo del siglo XIX, que es a lo que apunta el proyecto neoliberal: reducir el poder de los trabajadores y ponerlos en una posición en la que no sean capaces de resistir los procesos de explotación masiva.
Luego está el desarrollo de tecnologías que hacen del trabajo cada vez más redundante. En Baltimore, en 1969, había 37.000 personas que trabajan en la industria del acero. En 1990, la industria producía la misma cantidad de acero con 5.000 personas. Esta ha sido una característica de los últimos 30, 40 años. Mucho trabajo se ha vuelto redundante por primera vez en la industria manufacturera y ahora también en el sector de servicios. Cada vez más, como consumidor, soy yo el que hago el trabajo. Soy explotado en el consumo. Terminamos en una masa de personas sin medios de producción y que va haciendo pequeños trabajos aquí y allá.

La teoría de la destrucción creativa -en parte, por cierto, el pensamiento de Marx- dice que cada avance tecnológico importante se destruye muchos puestos de trabajo y tipos de trabajo, y emergen otros nuevos. ¿No ocurrirá ahora lo mismo?

Rápidamente un trabajo de ser una tarea que requiere una cierta calificación pasa a ser algo que cualquiera puede hacer. Hace 20 años, los programadores de computadoras eran muy hábiles, ahora todo el mundo sabe cómo crear un sitio web. Surge la necesidad de trabajo especializado que se descalifica casi al instante. Al capital no le gusta que el trabajo tenga algún poder de monopolio en el mercado, por eso se asegura que una gran masa desarrolle estas habilidades rápidamente. Los programadores informáticos ya no reciben salarios como los de hace veinte años. Y esto sucede en todas las áreas.

Y se da además otro paso importante con la evolución de la inteligencia artificial.

La inteligencia artificial conducirá a una transformación radical del sector de servicios. Del mismo modo que vemos la desindustrialización por los cambios tecnológicos en los años 70 y 80, veremos el equivalente en el sector de los servicios en los próximos años.  

Estás hablando de altos niveles de desempleo…

Sí. Y esto nos lleva a un tema que plantean algunos en Silicon Valley: si sucede eso, ¿cómo se va a alimentar el consumo en el mercado? De ahí que este sector, y también en la izquierda, se haya comenzado a discutir la cuestión de la renta básica. Porque si no hay tal estrategia…
… no podemos ser consumidores

Exactamente. Hay que darle a la gente medios para que pueda seguir consumiendo y que el sistema se mantenga.
¿Crees en un escenario en el que no necesitemos trabajar y sólo tengamos que consumir?
Es posible, ya tenemos una cierta experiencia en este sentido, como el “Bolsa Familia” en Brasil, que da a la gente un ingreso mínimo. Es una redistribución del ingreso que permite que el mercado siga funcionando y que está condicionado a cosas como mandar a sus hijos a la escuela.

Enviar a sus hijos a la escuela para que puedan tener un trabajo cuando no hay trabajo…

Exactamente. Pero tenemos que pensar que la educación deberá centrarse más en que las personas adquieran conocimientos para desarrollar diferentes actividades que las satisfagan. Hay un crecimiento considerable en el mundo de la cultura, con la gente haciendo actividades culturales en las que no ganan mucho dinero, sino diversión. Y hay trabajo voluntario para hacer, porque esas necesidades existen, incluso siendo tareas no remuneradas. En la industria del cuidado, por ejemplo. Las familias abandonan el cuidado de la gente de tercera edad a menos que haya una retribución para los que lo hacen. Hay mecanismos de este tipo, algunos que funcionan bien, pero no resuelven el problema macro, que es la dinámica del cambio tecnológico basada en convertir la mano de obra en cada vez más redundante, en un momento en que hay cada vez más fuerza de trabajo. Antes de los años 80, China no era parte de la fuerza de trabajo, así como todo el antiguo bloque soviético. Además, está el crecimiento de la población, hay muchas más personas disponibles para trabajar, y al mismo tiempo la dinámica de la transformación capitalista tiene por finalidad ahorrar trabajo.
¿Cómo podemos pagar ese ingreso mínimo para toda la población?
Veamos lo que sucedió durante la crisis financiera de 2007/2008. Las autoridades dijeron básicamente esto: tenemos que salvar al sistema bancario y financiero. Los bancos centrales les adelantaron gran cantidad de dinero –la flexibilización cuantitativa– y este dinero se dirigió al mercado de valores, lo levantó, dio buenos rendimientos a las clases más altas. Ahora, podría haber hecho lo mismo pero que se beneficiase a las clases más bajas, apoyando el derecho del pueblo a tener un hogar. Y todas estas propiedades que estaban en manos de los bancos podrían estar en las de las personas que las necesitan. Con la crisis, las clases altas en los EE.UU. aumentaron sus ingresos en un 12%. Estos 12% debería haber ido a las clases más bajas. Hubo una clara opción, se podría salvar a los bancos y hacer que las personas perdiesen sus hogares, o darles el dinero y evitar que se diese la crisis bancaria, porque las personas pagarían los préstamos. Pero si en el momento en que dijésemos esto, ellos dirían “esto es ridículo”, y no lo verían como una opción.
Esta es una decisión política. ¿No deberían los políticos tomar en cuenta a la gran masa de los votantes?
Depende del país. En los EE.UU. tenemos la corrupción generalizada del proceso electoral. No hay control sobre la capacidad de los ricos de comprar elecciones. Al principio de la campaña republicana este año, 136 familias fueron las principales contribuyentes a los candidatos. Hubo una fotografía en The New York Times en la que veían los hogares de seis de estas familias en la misma zona. Hay que sacar el dinero de los procesos electorales y garantizar el libre acceso a la televisión. La prensa es otro problema: es un medio capitalista, por lo que muchas de las decisiones políticas se nos presenta en una forma distorsionada.

Pero el poder que tenemos como consumidores, ¿no es muy grande?
Hay algunos grupos que lo utilizan. Hay algunos ejemplos en Internet, hemos visto que en la campaña Bernie Sanders en EE.UU., por ejemplo. El gran problema es cómo convertirlo en un movimiento social que se mantenga unido.

Cuando se trata de salvar a los bancos, el argumento es que son esenciales para el funcionamiento de la economía.

No estoy diciendo que hay que dejar caer a los bancos, pero si hubiéramos estado tratando con la crisis en el mercado inmobiliario de otro modo, los bancos tampoco irían a la quiebra. Se guardaron a sí mismos, sin salvar a nadie. Sólo digo que hay otras opciones.
¿Hubo cambios significativos en relación con el control del sistema financiero después del estallido de la crisis?
Esto sería algo extraordinario en el capitalismo. Siempre pensamos que un capitalismo justo y razonable es posible, pero hay que ver la cantidad de ilegalidades y robos que suceden. Ellos deben ser controlados, y allí es donde el Estado entra, pero es muy difícil de controlar muchas de estas cosas como vimos con los documentos de Panamá. Lo que es extraordinario es que estamos hablando de personas inmensamente ricas que podrían pagar impuestos, pero que se toman una gran cantidad de trabajo para no pagar nada. Ellos pusieron el dinero en Panamá o las Islas Caimán para evitar el pago de impuestos. La idea de que el capitalismo puede ser desarrollado con honestidad… en un momento nos preguntamos si esto es posible.
¿Esto es en gran parte debido a la globalización ha hecho que sea posible llevar las cosas a otro nivel?
¿Cuál es la forma de capital que puede ser más movido fácilmente? Se puede mover una unidad de producción, pero todo el mundo verá que cambiar dinero de un lugar a otro es lo fácil. Se hace un montón de dinero con estas manipulaciones financieras. Era necesario resolver el problema de los paraísos fiscales, pero ocultar el dinero es un arte que ya existía en la clase capitalista en el siglo XIX. 

¿No ves, entonces, posibilidad de un capitalismo más ético?
Hoy en día existe mucha literatura sobre el capitalismo ético y responsable. No digo que todos los capitalistas son piratas, hay por supuesto personas que se preocupan y que quieren crear un capitalismo con ética. Lo que les puedo decir es: tengo muchas dudas, pero me alegro de que haya personas que quieren probar “buena suerte, espero que tengas éxito, avísame cuando lo logres”.

Las reglas para controlar el sistema tendrían que ser integrales y aplicadas por todos, lo cual es difícil. No es imposible. La mayor parte de la deuda es en dólares, y, como hemos visto, en el caso de la quiebra de la Argentina las negociaciones terminaron en los tribunales de Nueva York, debido a que el contrato era en dólares. En los años 90, cuando se argumentaba que había que seguir la pista del dinero, nos dijeron que era imposible. Después del 11 de septiembre se empezó a investigar y se ha demostrado que se puede hacer. La pregunta es cómo van a utilizar esta información. 

Si no crees en el capitalismo “con rostro humano”, ¿qué abogas como sistema alternativo?
Los cambios revolucionarios no suceden de la noche a la mañana, pero hay muchos que creen que algo mejor es posible. Si vas a China, verás que ocurrió una transformación revolucionaria y todo el mundo es optimista acerca de la idea de que se puede cambiar el mundo y hacerlo muy rápidamente.

Por otro lado, soy lo suficientemente viejo para recordar al mundo antes del neoliberalismo, era un mundo muy diferente, las relaciones sociales existentes, e instituciones en que las que las personas confían o no. Mucho de esto se ha terminado. Hubo una revolución, o más bien una contrarrevolución, que nos llevó de la socialdemocracia a esta política de austeridad de derecha.
¿Estás hablando de los 50, 60?
Sí, los 70 y 80 fueron el punto de inflexión. Estos grandes cambios ocurren. Esta es una historia que no ha sido bien contada. La clase capitalista estaba hasta ese momento bastante desorganizada, y se organizó en los años 80, el nivel ideológico y de estrategia. La izquierda ha fallado por varias razones, en parte por la represión sobre muchos de sus movimientos, pero también por tener ideas equivocadas sobre cómo podría funcionar una economía alternativa. Por desgracia, el modelo soviético no es un buen modelo, el chino se convirtió varias veces en un desastre, por lo que la izquierda quedó muy confundida acerca de qué tipo de modelo alternativo podría ser creado. Esto permitió que el neoliberalismo ganase espacio. Hoy en día hay experimentos en marcha en torno a una economía solidaria, o formas colectivas de propiedad, o formas alternativas de gobierno y los sistemas monetarios. No sabemos qué va a resultar de ellas al pasar a una escala mayor, debido a que muchas de estas experiencias son apenas locales. Sin embargo, hay una forma sencilla de empezar a pensar en estas cosas. En mi tiempo, la educación superior era gratuita. Desde entonces se ha convertido cada vez más en un commoditie. Bernie Sanders vino a defender un sistema de educación superior gratuita. No hay ninguna razón para no hacerlo. Se acabaría con las enormes deudas que tienen los estudiantes. Y muchos piensan ahora, “eso no es una mala idea”. No parece molestarles que eso sea socialismo, si tiene sentido para ellos. Debe haber un sistema de salud para todos y terminar con esta tontería de las compañías de seguros, que pierden su tiempo y el nuestro en un trabajo inútil como es el de buscar como negarnos nuestros derechos.
Hablas de socialismo y marxismo, pero para mucha gente son palabras estrechamente asociadas con regímenes represivos sin libertad política…
Las personas pueden preferir ser libres sin acceso a la salud. Marx siempre hablaba de la libertad: los trabajadores son libres en un doble sentido, para hacer un contrato con quien quieran, y también libres de cualquier acceso a los medios de producción. Tienen que comprarlos. Si usted no es capaz de comprar, pasa hambre. Sí, hay un intercambio. Hay un sistema de completa libertad. Un sistema libre siempre se basa en un porcentaje de falta de libertad. La libertad es a menudo un contexto de ciertos tipos de dominación.

Neoliberalismo y subjetividades // por Sebastián Puente

Diagramas de poder, compuestos de enlaces y subjetividades de estabilización
La intuición de base, el punto de partida, que no es una intuición propia, que es algo que ya se está repitiendo por todas partes, es que el neoliberalismo no es reductible a una doctrina económica, a una ideología, a un paquete de medidas económicas, y ni siquiera a un modelo económico, en el sentido de una distribución de los sectores en los que se valoriza el capital (extractivismo, finanzas, industria, servicios), etc. Tenemos la intuición de que se trata de algo más profundo, y a la vez más asequible, que involucra modos de vida, formas de deseo, ambiciones, motivaciones, vínculos incluso más o menos inmediatos.
Como es una intuición, está hecha como de retazos de la vida social que uno va juntando, y que parecieran confluir. Pero como es una intuición, justamente, a la hora de ver hacia dónde confluyen exactamente los retazos, qué los asocia o los reúne, la cosa se complica. Esto va a tener mucho de retazos sueltos.
Y lo que tengo para reunirlos son unas líneas muy generales, muy abstractas, pero no porque sean conceptos, sino porque justamente se mueven en esa intuición: son como preconceptuales, son como indicaciones, en el sentido de señalizaciones, para que pensemos juntos hacia dónde conviene dirigir esa intuición compartida.
Me gustaría entonces que discutamos si es que este sería un camino más o menos adecuado para ordenar y moverse en esas intuiciones dispersas, más si las direcciones son pertinentes o ventajosas para las búsquedas en las que está cada uno, que precisiones conceptuales, que además no creo estar en condiciones de dar.
Organicé estas líneas en dos hipótesis.
Hipótesis 1:
El neoliberalismo implica un cambio generalizado en el estado y el régimen de funcionamiento de las fuerzas.
Cuando digo “fuerzas”, me refiero a fuerzas institucionales, políticas, sindicales, sociales en general, pero también a las fuerzas microinstitucionales o preinstitucionales, también a los individuos, y también a las fuerzas preindividuales, las que arman, forman, dan consistencia a lo que llamamos personas. Fuerza es todo lo que mueve, lo que arma y desarma, lo que conduce o direcciona, lo que empalma, vincula, etc.
Ese cambio puede describirse como el pasaje de un estado de las fuerzas muy agregado a un estado de las fuerzas fuertemente desagregado.
Agregado” quiere decir que las fuerzas presentan una fuerte estabilidad que, como sucede con los líquidos cuando los enlaces moleculares son muy estables, produce una “tensión superficial”. Por eso los agregados permiten distinguir un adentro y un afuera. Y como tienen “tensión superficial”, adentro/afuera, chocan en sus bordes, en la superficie, con otras fuerzas agregadas. Fuerza agregada son los sindicatos, por ejemplo. O eran. O quizás algunos siguen siendo y otros no tanto. Fuerza agregada que choca por fuera con organizaciones empresarias o partidos de gobierno. Pero el sindicato es agregado de agregados, el sindicato ya agrega un agregado muy estable: la clase trabajadora. Y la clase trabajadora ya agrega un nivel agregado, como los tipos de familia, o personas. “Hombre”, por ejemplo, ya es un agregado de fuerzas infrapersonales muy estabilizadas, que producen entonces tensión superficial, y que hace que “hombre” choque en su borde, en su superficie, con “mujer”. Por ejemplo, sobre el derecho al voto. Hombre, padre de familia, laburante. O mujer, madre, profesional. Hay secuencias de agregados, agregados de agregados, que siempre chocan por sus bordes.  
Como primera referencia histórica, podríamos decir, como dice cualquier sociólogo o historiador, que el peronismo del 45′ expresa un cambio en las correlaciones de fuerzas: crece la fuerza de la clase trabajadora, urbana, industrial, masculina, y el peronismo la integra a un régimen político y económico que permite sostener al mismo tiempo la acumulación de capital. Es lo que los gramscianos llaman “hegemonía”. Pero lo que interesa acá es el estado y el funcionamiento de esas fuerzas: son fuerzas en estado agregado, muy estables internamente, y que chocan en su superficie, básicamente porque tienen superficie o “tensión superficial”.  
¿Cuándo comienza entonces a gestarse ese pasaje implicado por el neoliberalismo? No quisiera ponerme demasiado historicista para que no se pierdan del todo los difusos rasgos preconceptuales que estoy tratando de hacer, pero me parece que este punto puede aclarar. Suele ubicárselo en la dictadura, y sus puntos inaugurales serían el plan Martínez de Hoz y el terrorismo de Estado. Pero para nosotros no es ni un paquete económico, ni una doctrina, ni un modelo… Y además en esto quisiéramos ser foucaultianos: las mutaciones en el ejercicio del poder corren detrás de los puntos de resistencia. La dictadura no inicia el neoliberalismo. Va, como toda estrategia de poder, “detrás de los acontecimientos”. Entender el neoliberalismo supone entonces, me parece, hacer una relectura de la década del 70, una relectura “actual” (en el sentido de: desde los problemas del presente, y no desde los problemas de la propia década del 70 o de la postdictadura, del alfonsinismo).
El pasaje de este estado agregado de las fuerzas a un estado desagregado comienza a gestarse en la década del 60/70, y a la vanguardia del pasaje -sin siquiera proponérselo, por supuesto- se encuentran las organizaciones político-militares. ¿Por qué las organizaciones político-militares, las guerrillas urbanas, están a la vanguardia de un proceso de época? Porque llevan al paroxismo la fuga de la vida social. Si de un lado son aparatos fuertemente militarizados, verticalizados, disciplinarios, del otro lado son como enormes aspiradoras, enormes dispositivos de fuga: fuga de la vida doméstica, del trabajo, del estudio, de los modelos de éxito, de las carreras, de los roles hombre-mujer, etc. Detrás de los fines y las estrategias discursivas, la estrategia de poder no discursiva, inconsciente, implícita, o como quiera llamársele, es que se lucha políticamente movilizando toda la propia vida, desestabilizando los agregados, manipulando, actuando y desestabilizando todos los enlaces: clandestinidad, semiclandestinidad, doble vida, fuga de la vida doméstica, parejas que se arman y desarman, familias que funcionan como pantalla, no-obreros que laburan para militar (proletarización), sindicalistas que son en realidad guerrilleros, estudiantes que no estudian para estudiar, etc. O sea: las organizaciones político militares extraen su potencia política, no de los agregados que constituían la etapa anterior, como suele pensarse, sino justamente de la desestabilización de esos agregados. Y esto es un rasgo de época, más allá de la guerrilla: periodistas que quieren ser intelectuales, intelectuales que no quieren ser intelectuales, mujeres que no quieren ser amas de casa, artistas que no quieren ser artistas, estudiantes a los que no les importan los estudios…
La dictadura lee claramente este pasaje. Y por eso ya no retoma la guerra clásica “de superficie” contra los agregados (represión de manifestaciones, prohibición de partidos, de sindicatos, encarcelamiento de dirigentes). Me salteo, para evitar el historicismo, lo que implicó el Rodrigazo, la hiperinflación, las políticas públicas de la década del 90, la tercerización, la precarización, etc. Pero creo que más o menos puede intuirse. Cómo el Rodrigazo, por ejemplo, consiste en trasladar el poder que implica la velocidad de circulación de la moneda a un nivel que ya no es el de la lucha entre agregados (empresarios/sindicatos). O que la precarización y la tercerización es la estrategia de un capital que ya no puede ejercer su poder al nivel de los agregados clase obrera-sindicato. En fin, sólo quería indicar el inicio, porque me parece que aclara.  
¿Dónde nos encontramos ahora? Yo diría que, en lugar de esas fuerzas agregadas, lo que tenemos son compuestos de enlaces inestables.Las fuerzas desagregadas dan lugar a compuestos de enlaces inestables, a compuestos moleculares. Los compuestos moleculares están fundamentalmente abiertos (“a la intemperie”), es decir ya no hay adentro/afuera, porque ya no tienen tensión superficial. Ya no hay choques por los bordes. Personas, instituciones, grupos, tienden cada vez más a devenir compuestos de enlaces. ¿Qué enlaces? Enlaces de todo tipo, ustedes dirán en cada caso. Habría que pensarlos y descomponerlos: enlaces de votante, enlaces de consumo, enlaces semióticos, enlaces de pareja, enlaces de crianza, enlaces salariales o parasalariales, enlaces corporales, sanitarios, enlaces de banda o de grupúsculo, enlaces comunitarios, etc. Ya no se trataría entonces de fuerzas agregadas que chocan en su superficie, sino de fuerzas que actúan a nivel molecular, en el sentido de que se enlazan formando compuestos abiertos e inestables.
Habría que ver si esto funciona. Para poner esto a prueba habría que ver si funciona pensar el campo social, el presocial, el individual, el preindividual, como un químico, buscando para las personas, para los grupos, para las instituciones en las que estamos metidos, las fórmulas químicas, los compuestos de enlaces en los que consisten, y si eso despeja algo de su funcionamiento actual.
¿Qué sería hoy una “mujer”? ¿O por qué “mujer” no es lo mismo que hace 70 u 80 años? Porque “mujer” ya no tiene borde, es una semiótica del cuerpo enlazada a un enlace de consumo, enlazada a un tipo de salario, a un enlace de crianza, a un enlace familiar o parafamiliar, etc. Es un compuesto de fuerzas inestables que enlazan signos, cuerpos, dinero, etc. El pasaje de una especie de feminismo de borde, de superficie, de comparación externa con el hombre (sobre derechos, inserción laboral, salario, etc.) a una especie de microfeminismo que piensa los enlaces signos-cuerpo-consumo podría dar cuenta de esto, por ejemplo.
Las estrategias de poder parecieran dar la razón, ir cada vez más en ese sentido, son como estrategias de formulación -en el sentido de fórmula química- de enlaces: se trata de crear un enlace nuevo o intensificar un enlace ya existente para inducir en un compuesto el efecto deseado, para poder extraerle un producto. Las estrategias capitalistas de tercerización, free-lance, trabajo por resultados, domiciliario, cuentapropismo parecen ir en ese sentido. De cierta manera, muy entrecomillada, es una “retirada”: el capital renuncia a organizar la totalidad de la vida. Siendo más precisos, ya no puede dar por supuesta una totalidad organizada de la vida en agregados.
Muchas políticas públicas parecen también ir en ese sentido. La A.U.H. no supone ningún agregado, es la introducción en compuestos muy inestables y heterogéneos, de un enlace parasalarial para inducir un enlace de consumo, un enlace sanitario y un enlace de crianza. ¿Qué pasó en Buenos Aires con los “cartoneros”? Que no son un agregado, son un compuesto de enlaces parasalariales, familiares, comunitarios. El gobierno no los prohíbe, ni arma una empresa estatal. Introduce un enlace de capitalización mínima y un enlace parasalarial para inducir una semiótica que organice y regule la actividad en un sentido “útil”, higiénico, etc. ¿O qué propuso el GCBA para las escuelas hace un tiempo? Un sistema de puntaje para que el desempeño de los pibes esté atado a ciertas asignaciones presupuestarias. No modifican el sistema escolar, ni la pedagogía, ni la currícula, ni nada, crean un enlace donde no había: dinero – notas de los pibes. De lo cual esperan, a su vez, inducir una semiótica de la eficacia que organice la actividad. Ya no son estrategias que se dirigen a la superficie de un agregado, son estrategias de creación o intensificación de enlaces, de las que se espera que induzcan ciertos efectos. Otra educativa de Buenos Aires: están pensando en hacer cumplir la ley nacional y convertir a todas las escuelas en jornada completa o doble. Entonces parece que van a armar experiencias piloto bajo la idea de que los pibes hagan la jornada simple como siempre, y a contraturno la escuela se descentraliza en clubes de barrio, ONG del barrio, etc. O sea, habría que agarrar Vigilar y castigar y tirarlo a la mierda: ya no habría “esas instituciones completas y austeras”, espacios cerrados en que las fuerzas tienden todas hacia un borde.
Hipótesis 2
El pasaje de un estado agregado de las fuerzas a un estado de compuestos moleculares implica el pasaje de una subjetividad de moldeado a una subjetividad de equilibrios o de estabilización.
Primero: ¿a qué llamamos “subjetividad”? En esto sigo la lectura que hace Deleuze de Foucault (cfr. La subjetivación[1] en el stand ubicado a mi derecha – neoliberalismo es que el tipo que da la charla vende los libros) cuando se pregunta por qué, en el Uso de los placeres, Foucault parece abandonar toda su dirección anterior para ir a estudiar filosofía griega. Y dice Deleuze que Foucault va a buscar el origen de la subjetividad. ¿Siempre existió “subjetividad”? ¿En todas las sociedades hubo “subjetividad”? Si pensáramos “subjetividad” como todo lo que diferencia a un sujeto de un objeto (deseo, pensamiento, lenguaje, creencias, etc.), diríamos que sí. Pero no es la dirección de Foucault. En la lectura de Deleuze, podría pensarse que la subjetividad es un invento griego. Y es un invento griego porque los griegos inventan esto: que las fuerzas del hombre se pliegan sobre sí mismas, se ejercen sobre sí mismas. La subjetividad es el pliegue de una fuerza que se ejerce no sobre otras, sino sobre sí misma. Hay subjetividad desde que las fuerzas se toman a sí mismas por objeto, se aplican sobre sí mismas. Suena misterioso, pero podría ser bastante simple: el deseo, por ejemplo, se toma a sí mismo por objeto: se desea desear de tal manera, se desea desear tal o cual cosa, se desea desear un poco más o un poco menos, etc. O el trabajo: se trabaja no sólo sobre un objeto, se trabaja sobre el trabajo mismo, sobre los ritmos del trabajo, las formas de organización, etc.
¿Qué sucede con estas fuerzas que se ejercen sobre sí mismas -subjetividad- en el pasaje implicado por lo que llamamos “neoliberalismo”? Se siguen ejerciendo sobre sí mismas, sino no habría subjetividad, pero de otra manera. Cambia el tipo de operación por la cual las fuerzas actúan sobre sí mismas.
¿Cómo es que los “agregados” mantenían un estado estable de las fuerzas y una tensión superficial? Las fuerzas se ejercían sobre sí mismas en una operación de moldeado: acercar, hacer tender las fuerzas (el deseo, la creencia, las ideas, etc.) hacia un horizonte, hacia un límite, hacia un borde. Si ustedes quieren, hacia una norma. La norma actúa como superficie. Las fuerzas operan sobre sí mismas en una operación de moldeado que las hace tender hacia un borde o una superficie.
¿Qué sucedería hoy en este estado de desagregación molecular, de compuestos de enlaces? Las fuerzas siguen ejerciéndose sobre sí mismas -si no, repito, no habría subjetividad- pero en una operación de equilibrio o de estabilización. Las fuerzas ya no buscan agregarse tendiendo hacia un borde, sino estabilizar un compuesto (construirse un motor, estabilizar un reactor, según anticipaba ya en la década del ’90 el filósofo Roberto Lucrecio Bornoroni Jeremías V Bosta de Vaca[2]): estabilizar una relación entre consumo y trabajo, entre trabajo y pareja, entre pareja niños y escolarización, entre trabajo y cuerpo, cuerpo y semióticas y consumo, etc. Subjetividad significaría hoy este trabajo permanente de fuerzas que buscan estabilizar un compuesto de enlaces siempre abierto e inestable. Subjetividad es: intensificar unos enlaces, bajar la intensidad de otros enlaces, crear o romper enlaces, buscando la estabilización de un compuesto.
Caricaturizando un poco. No se puede no desear, hay que evitar la apatía para poder moverse, pero tampoco se puede desear tanto, para evitar la angustia. Hay que regular el deseo. ¿A qué enlazarlo entonces? ¿Al consumo? Puede ser. Pero tampoco hay que consumir mucho, porque habría que trabajar mucho, y eso puede ser contraproducente para el cuerpo. Entonces hacerle al cuerpo un enlace sanitario (ir al gimnasio, tomar pastillas para dormir, para bajar, o para levantar, lo que sea). ¿Se puede tener hijos? ¿Cuántos? Hay que ver, administrar, según los enlaces laborales y de consumo, y los potenciales enlaces de crianza. ¿Y bajar el consumo? Puede ser, enlazándose a una semiótica política, por ejemplo. Pero un poco, no tanto, o a una que permita seguir trabajando y consumiendo. Toda la medicalización actual, occidental u “oriental”, todas las técnicas del cuerpo, todas las semióticas de la búsqueda de la felicidad parecen inscribirse en este campo. Pero esto está en todos los niveles. La pedagogía actual, por ejemplo, los que tenemos pibes vemos a qué apunta (y a qué apuntamos nosotros mismos): apunta mucho a que los pibes aprendan a administrarse. Pero no es una administración de un “deber”, es una administración de sí mismos, de sus tiempos de atención, de sus descuidos, de sus modos de entender. Todo el asunto de que cada uno vaya a su tiempo, de que cada uno tome el método que le sirve, encuentre sólo sus respuestas, etc. Hay también en ciernes toda una discusión en torno a educar a través de “proyectos”, en lugar de las materias tradicionales, que tiende a eso: ya no es una estrategia formativa, sino de inducción de enlaces. El proyecto es la práctica en la cual los pibes se convierten en ensambladores, enlazadores de conocimientos.
¿Qué ventajas, me parece a mí, que tienen estas hipótesis?Yo digo las ventajas solamente, ustedes me dicen las desventajas.
1) Primero, un alerta sobre el campo de batalla en el que estamos. Quien crea que está exento del poder, o enredado en alguna resistencia porque no pretende adecuarse a la norma, porque no sigue los patrones de normalidad, porque evita los mandatos morales… No sé, me parece que no estaría viendo para dónde va la cosa.
2) Respecto de ese campo, abrir la posibilidad de preguntarse si la idea de “resistir al poder”, la noción misma de “resistencia” como resistencia física, no está demasiado atada a las fuerzas agregadas que chocan por fuera en superficie, y si no tendríamos que empezar a elaborarnos más bien una semiótica de -una palabrita que saco de Deligny[3]– la “refracción”. 
3) Descartar cualquier relación privilegiada entre neoliberalismo y subjetividad. Cierta literatura pareciera indicar como que la subjetividad se ha vuelto un problema ahora, como si el deseo o el afecto no hubieran importado demasiado antes, en el capitalismo fordista, por ejemplo, y en cambio ahora pasan a primer plano. Como contrapartida, que ahora las ideologías no importan, no son las ideologías las que movilizan a las personas, sino los afectos. A mí me parece que lo que se ha roto es un sistema de confluencia entre ideologías, afectos, deseos, etc., en el que todo tendía hacia la misma norma, hacia el molde, hacia una misma superficie. Ser obrero, peronista, o incluso revolucionario, también implicaba una tendencia del deseo y de la afectividad. Lo que estamos viendo hoy no es una primacía del afecto sobre la ideología, sino un cambio de régimen, en el que afectividad y representaciones, semiótica, ya no tienden hacia un mismo borde, ya no confluyen, son enlaces “sueltos” que confluyen solamente en la medida en que puedan equilibrarse, son enlaces “sueltos” que tienen que tramitar un equilibrio inestable. Toda la semiótica kirchnerista, si no, carecería de sentido, por ejemplo. Y decir que el discurso kirchnerista es irrelevante, porque las ideologías ya no cuentan, o que es mentira, que es puro “relato”, no me parece ni muy productivo ni muy realista, vimos perfectamente sus efectos. Habría que pensar otras hipótesis. Por ejemplo, que la semiótica kirchnerista, como estrategia de poder, a diferencia de lo que sucedía antes, ya no funciona como norma o molde para formar agregados, sino que es un enlace semiótico que suelda un enlace de votante y un enlace de consumo para estabilizar un cierto compuesto.
4) Permitiría situar mejor el kirchnerismo con todas las confusiones que se han generado en torno suyo, quizás porque ha presentado como viejo lo que tenía de nuevo, y como nuevo lo que tenía de viejo. El kirchnerismo no es la década del ’90, efectivamente, pero tampoco es un anti o un post neoliberalismo. El kirchnerismo abre, me parece, el momento de la hegemonía neoliberal. Es lo mismo que fue el peronismo del ’45 respecto de la industrialización por sustitución de importaciones. Y el 19/20 de 2001 es al neoliberalismo, lo que el 17 de octubre a la industrialización por sustitución de importaciones: es la irrupción de un cambio en la correlación de fuerzas que obliga al capital y a las agencias estatales a integrarlas -de un modo neoliberal, no hay otra- a la acumulación de capital. Sólo que esta vez, cuando hablamos de cambio de correlación de fuerzas, hablamos de esas fuerzas desagregadas ya en compuestos de enlaces.
[Este texto fue presentado en L’ecole Bon Appetit, Córdoba, el jueves 13 de octubre de 2016]


[1]      G. Deleuze, La subjetivación, Cactus, 2015.
[2]      Cf. Carlos Bergliaffa y Sebastián Puente, Producción Bornoroni. Relato degenerado del encuentro con un loco, Cactus, 2008.
[3]      Cf. F. Deligny, Lo Arácnido y otros textos, Cactus, 2015. 

La escena política después del paro de mujeres // Taller de Investigación Política

Durante el encuentro organizado el último fin de semana bajo título de Escena Política se pudo pensar colectivamente sobre lo ocurrido con el paro de mujeres durante esa intensa semana. Para que no se pierdan y sigan generando discusión, precisemos tres ideas plateadas en un nutrido taller de este congreso transversal de pensamiento artístico y político cuyo eje fueron las relaciones de expropiación mutuas entre movimientos y estado.
·            el paro de mujeres (a contraluz de la CGT) presenta todos los elementos de un nuevo sindicalismo social, capaz de registrar la emergencia de sujetos que producen valor mas allá del modo del imaginario laboralista-industrialista. La producción común de lo común, que vemos funcionar un poco por todos lados, en las redes de cooperación y en las tramas de las economías populares, busca sus propias reglas para organizarse, sus propias palabras para hacerse oír, sus propias manifestaciones para volverse visible. Un nuevos mapa de sujetos creadores de riqueza social que se resiste la explotación y a la violencia emerge con contundencia.
·            el paro de mujeres parece abrir también una nueva perspectiva en el plano de los derechos colectivos: no se trata sólo de luchar por derechos que el estado debe reconocer, sino también y sobre todo de constituir la fuerza para ejercerlos: se intenta unir potencias y derechos. Esto hace una diferencia considerable respecto de la idea dominante de derechos sin potencias, modo propiamente neoliberal de congelar a los sujetos en el papel de víctimas demandantes. Este congelamiento es despolitizador: nos hace creer merecedores y no constructores de derechos. Es el discurso de los poderes: para no modificar la realidad, se nos ofrecen compensaciones a nuestras pérdidas, defectos, heridas y frustraciones. Frente a esta idea de derechos sin potencia, las mujeres pusieron en la calle su propia fuerza para ejercer sus derechos propios.
·            el paro de mujeres permite entrever la radicalidad del movimiento, puesto que al profundizar su lucha desestabiliza por entero al campo social. La esencia estratégica del movimiento, parece obvio decirlo, es feminista. Al rechazar la violencia de los hombres hacia las mujeres en tanto que mujeres, el movimiento cuenta ya con todos los elementos necesarios para denunciar la violencia de la apropiación privada. De ahí que más que una especificidad entre otras, la lucha de las mujeres contra la violencia patriarcal sea “la” especificidad. Como no podía ser de otro modo, la oscurísima respuesta que el movimiento recibe es la del terror; el mismo terror que dio origen al movimiento que convocó al paro, pero aumentado. En ese marco, el enlace con la lucha de los derechos humanos aporta riqueza al movimiento, aunque seguramente no sean suficientes los organismos existentes. Contra el terror capilar, la construcción de redes micropolíticas concretas de protección.
La extraordinaria potencia del primer paro de mujeres es evidente, entonces, tanto por lo que sintetiza y reúne como por lo comunica y propone. Justo cuando el dialogo argentino entre el gobierno neoliberal y el poder de la Iglesia Católica pretende cerrar el espacio de decisión, apoderándose del gobierno de los cuerpos, el movimiento de mujeres enfrenta el miedo y el dolor, se vuelve multitud vital, nos sacude la impotencia y nos permite imaginar de otro modo el futuro inmediato. Hay mucho que crear y las mujeres en lucha parecen saber hacerlo.

Grecia se vende: la privatización del agua y todo lo demás // Giansandro Merli

Con 152 votos en favor y 141 en contra, el martes 27 de septiembre, el Parlamento griego aprobó una nueva medida de recorte a las jubilaciones y la transferencia de todas las propiedades públicas al «súper fondo» impuesto por los acreedores. A cambio, Alexis Tsipras logró un nuevo giro del préstamo que suma 2.800 millones de euros (de los 86 mil acordados con la Troika en julio de 2015).
Las nuevas medidas de austeridad llegan después de la amenaza de la Unión Europea de bloquear los créditos por las demoras del gobierno griego en ratificar las reformas conformemente a lo acordado. El plan de privatizaciones votado por Syriza es probablemente el más grande realizado en Europa después de la reunificación alemana en 1990. Como estableció por el Tercer Memorándum, los bienes del Estado se transfieren a la Hellenic Company of Assets and Participations (HCAP), el súper fondo encargado de conseguir efectivo a corto plazo, extrayendo valor desde la propiedad pública o vendiéndola a privados.
El instrumento financiero involucra a todos los sectores estratégicos de la economía: infraestructura, transportes, energía, telecomunicaciones, desarrollo inmobiliario. La gestión del súper fondo corre a cargo de cinco técnicos: tres nombrados por el gobierno y aprobados por el European Stability Mechanism (ESM) y otros dos nombrados por el ESM y aprobados por el gobierno. Tiene duración de 99 años: el anterior, creado con el mismo objetivo, duraba seis.
La lista del HCAP es muy larga. Catorce aeropuertos regionales fueron ya dados en concesión por cuarenta años y a precios irrisorios a un consorcio empresarial del que, entre otros, forma parte la empresa alemana Lufthansa. La compañía de trenes Trainose fue comprada por Trenitalia, el puerto del Pireo por los chinos del grupo COSCO. Sobre el de Salónica tienen los ojos puestos unos inversores rusos. En Atenas, el ex aeropuerto Hellenikon, teatro de una fuerte y larga resistencia en contra de los planes especulativos, fue cedido por 99 años a Lambda Development, que construirá una ciudad privada inundando de cemento un área de más de tres millones de metros cuadros frente al mar.
En la lista de las liquidaciones hay también autopistas, el aeropuerto de la capital, el correo, las empresas públicas de luz, gas y petróleo. A esto se suman EYDAP y EYATH, las compañías que gestionan el agua en Atenas y Salónica. El ministro de Energía, Panos Skourletis, y el de Economía, Euclid Tsakalatos, declararon que la transferencia de la propiedad estatal al súper fondo no significa privatización. Pero ya son pocos los que siguen creyendo en la buen fe de Syriza. «Venderán incluso la Acrópolis», gritaban el 27 de septiembre los trabajadores de EYDAP durante una manifestación en la plaza Syntagma.
“El gobierno ha mentido demasiado, non merece ninguna confianza”, afirmó George Theodoridis, miembro de los Water Warriors de Salónica y denunció: “Las compañías del agua se venderán. Está escrito en el Tercer Memorándum y en las directrices de la relación entra Grecia y la Troika. Por cierto, se trata de compañías en muy buen estado de salud, que prestan un servicio de calidad y tienen un presupuesto con superávit”.
Agua en venta: contra la Constitución y le tendencia global
Salónica es la ciudad en donde hay que ir para comprender cual es realmente el precio de la privatización del agua. Ya en los años anteriores se intentó algo similar. La segunda ciudad griega encabezó la resistencia contra este proyecto, desplegando protestas y propuestas (como la “iniciativa 136”, que reclama la gestión social del servicio por el medio de cooperativas de nivel municipal). Durante la movilización de trabajadores y ciudadanos se celebró incluso un referéndum.
En el día de las elecciones locales del 18 de mayo 2014, los comités por el agua pública se presentaron en lo colegios electorales con papeletas de voto y urnas. A pesar de que las instituciones habían negado el reconocimiento oficial de la consulta, más del 60% de los electores de Salónica participaron votando masivamente contra (98% de 228 mil electores) la privatización. Unas semanas después, el bloqueo definitivo llegó por el Consejo de Estado, con la sentencia 1906/2014. El tribunal, basándose en los artículos de la Constitución griega numero 5 (derecho a la salud) y 21 (deber del Estado de cuidar los ciudadanos), estableció que privatizar el agua es una contradicción con la ley fundamental del país.
“Syriza participó en esa movilización y se benefició mucho en términos electorales”, recuerda un activista. Pero no era la misma Syriza de hoy en día. El gobierno aceptó vender las dos principales compañías de agua (y todo lo demás) hace un año, firmando el memorándum y después decidiendo aplicarlo. La medida que afecta al bien más preciado es parte de los términos humillantes impuestos a Grecia por la Europa alemana: justo mientras la misma Alemania está viviendo una oleada de nuevo control público del servicio hídrico.
De hecho nueve ciudades de la República Federal Alemana, encabezadas por Berlín, pusieron nuevamente bajo control público las compañías de agua, para contrarrestar el aumento de los precios y la reducción de la calidad del servicio a la cual la privatización había llevado. Según un reporte publicado en 2015 por el Transnational Institute, más de 235 ciudades en todo el mundo recuperaron la gestión del servicio hídrico en los últimos 15 años. El modelo de la privatización ha fracasado pero, evidentemente, esto no interesa ni los acreedores, ni a las instituciones europeas.
Las medidas de austeridad impuestas en estos años tendrían que haber llevado Grecia en el camino del crecimiento económico y de la reducción de la deuda. Sin embargo lo que ha pasado es muy diferente: entre 2008 y 2016 el producto interior bruto se derrumbó más del 40% y el ratio deuda/PIB va a superar el 180% (antes de la crisis era poco más de la mitad). Por el contrario, la devastación social y política del país heleno no para, en una espiral sin fondo de la que Syriza ha decidido no salir. Mientras el partido que estaba con los movimientos sociales y en contra de la austeridad vota en el Parlamento las peores medidas de ajuste, las plazas griegas no consiguen reanimarse. El trauma de la firma del Tercer Memorándum no ha sido aún superado y la resignación parece haber remplazado la ira que quemaba las calles.
[fuente: http://www.dinamopress.it/]

Huelga de brazos caídos en la Unidad 31 de Ezeiza // Red de Cooperativas de Liberadxs

Durante la jornada del martes 25 de octubre, las mujeres que se encuentran alojadas en la Unidad 31 de Ezeiza, Sector común y Planta de Madres, comenzaron una huelga de brazos caídos, realizando además una denuncia formal contra el Jefe de trabajo de este establecimiento ante los Tribunales de Lomas de Zamora en virtud del recorte de las horas laborales.
Esta acción que hoy protagonizan las compañeras de la Unidad 31 de Ezeiza, se suma a las  ya realizadas por las mujeres del Complejo IV durante los meses de abril y septiembre, razón por la cual la Procuración Penitenciaria de la Nación acompañó el reclamo  presentando un Habeas Corpus por sus derechos laborales, al que el Juzgado de Lomas interviniente no hizo lugar, resolución que la Procuración apeló. El jueves 22 de septiembre el expediente volvió de la Cámara de Apelaciones y conforme lo resuelto por la Alzada, el juez de grado deberá dictar un nuevo pronunciamiento.
En la Unidad 31, las actividades están totalmente interrumpidas nadie sale de su pabellón en reclamo a esta situación. A esto se suma el rechazo de retirar la comida del «carro», hecho que simboliza al interior del penal  una acción colectiva contra el Servicio Penitenciario y en especial hacia la gestión de gobierno de la cárcel.
La vulneración de los derechos laborales no solamente impacta sobre sus vidas, sino también sobre sus familias  ya que ellas continúan siendo jefas de hogar, aún estando detenidas.
Una vez más las condiciones de detención vuelven a agravarse para las mujeres privadas de libertad. Cabe recordar que fue en esta misma Unidad, en Mayo del 2014,  donde todo un sector fue desplazado de su alojamiento siendo trasladado de forma violenta a otro establecimiento  de máxima seguridad en el que  existe una peor situación edilicia, entre otras irregularidades,  para que esos lugares sean ocupados por  detenidos condenados por delitos de lesa humanidad que hasta el día de hoy  utilizan estas plazas, compartiendo espacios comunes con mujeres y niños alojados en Planta de Madres, población para la que fue creada la Unidad 31.
También, durante esta semana mediante una medida de atropello similar, otro grupo de compañeras fue trasladado de la Unidad 4 de Santa Fe a la Unidad Nº 13 de La Pampa, viendo interrumpidas compulsivamente sus actividades laborales y educativas, alejándolas de sus afectos y privándolas de las visitas familiares en virtud de la distancia.
Hechos arbitrarios como los ya mencionados anteriormente se constituyen como parte de la violencia institucional que cae sobre las mujeres dentro del régimen penitenciario.
A días de #NiUnaMenos resulta urgente visibilizar las situaciones vejatorias a las que son expuestas  las mujeres privadas de libertad.
Contacto:
Compañera referente en la U31 de Ezeiza:
Esperanza:  4295 5756/3757

Contacto Red de Cooperativas de Liberadxs
(YoNoFui, Hombres y Mujeres Libres, Rancho Aparte, Limando Rejas, La Mella Cárceles, Esquina Libertad, Reverdecer)
María Medrano: 156 172 3202
Liliana Cabrera: 152 331 6716

reddecooperativasdeliberados@gmail.com 

Un mundo restringido. Comentario al discurso de Pablo Iglesias // Amador Fernández-Savater

Pablo Iglesias es, desde luego, una «rara avis» en el Parlamento español. Sus discursos van un poco más allá de las intrigas palaciegas inmediatas para tratar de dibujar algunos contornos del mundo en que vivimos. Es algo muy de agradecer. Aunque lo que se resalte mediáticamente sean los tics de estilo o los golpes de efecto, sus intervenciones pueden dar algo que pensar. A mí, por ejemplo, el discurso del jueves en la sesión de investidura me hizo reflexionar sobre los problemas de la dicotomía vieja/nueva política como eje de coordenadas para entender (en un sentido transformador) nuestro mundo.


Crisis del sistema político español
Una idea básica de la intervención de Pablo Iglesias es que estamos ante una «sesión de investidura histórica». ¿Por qué, en qué sentido? Porque en la composición misma de la Cámara se manifiesta muy claramente la crisis profunda del sistema político español nacido de la transición: el famoso «régimen del 78» y su membrana protectora, la Cultura de la Transición.
Tiene toda la razón Pablo Iglesias. En un artículo de 2013, definíamos la Cultura de la Transición (CT) como una «máquina de visión y de interpretación del mundo». Una fábrica de la percepción sobre la realidad en la que trabajan a diario periodistas, políticos, intelectuales, historiadores, creadores, expertos, etc. ¿Y qué percepción se fabrica ahí cotidianamente? La del consenso en torno al tipo de democracia surgida de la transición como único «espacio de convivencia y libertad» posible si no queremos volver a algún tipo de «caos» o de «guerra civil».
Decíamos en ese artículo que la CT es un «marco de lo posible» definido por tres características: en primer lugar, prescribe lo que se puede discutir y lo que está fuera de discusión (la arquitectura política del régimen del 78 quedaría fuera de discusión, sólo se puede discutir «dentro» de ella y de sus coordenadas); en segundo lugar, establece dos opciones básicas para todo: PSOE y PP (izquierda/derecha, progresismo/inmovilismo), con su complemento mediático correspondiente (El Mundo/ El País, la COPE/la SER, etc); y por último, determina quién puede hablar, cómo y desde dónde. Es decir, desde qué lugares se puede hablar, qué sujetos tienen derecho a ser escuchados, qué tonos y palabras hay que usar, etc.
En esta sesión de investidura se puso de manifiesto, como acertadamente señaló Pablo Iglesias, que las costuras de ese «marco de lo posible» han estallado (y seguramente para siempre). En primer lugar, hay una voz con cinco millones de votos detrás que cuestiona la arquitectura y los consensos del régimen del 78. En segundo lugar, vemos cómo el PSOE le entrega el poder al PP, dinamitando así la diferencia simbólica entre ambos. En tercer lugar, un cierto tono «plebeyo» (en los modos, los estilos y las palabras) entra con Podemos en el parlamento (aunque aquí habría que ampliar la discusión, porque esta «democratización de la palabra» sigue muy ajustada a lugares privilegiados, a especialistas y profesionales de la política, aunque sea la nueva, etc.).
Pablo Iglesias explicó en su intervención cómo el sistema político español, que fue diseñado para excluir a un tercero (por ejemplo, a una izquierda no sumisa), entra en crisis cuando ese tercero ingresa con fuerza en el espacio parlamentario y disputa el poder al bipartidismo, como ocurre ahora con Podemos. Entra en crisis también cuando las máquinas mediáticas de la CT no logran instalar ya en la cabeza de la gente los consensos de décadas estigmatizando toda voz que los cuestione (los disparates que El País se obliga a sí mismo a decir todos los días sobre Podemos no son muestra de fuerza sino de debilidad y pérdida del control sobre los enunciados, en el pasado nunca hizo falta ponerse tan nervioso). Por último, el sistema político español entra en crisis cuando «la gente pierde el miedo», dijo Pablo Iglesias. El miedo a votar por opciones políticas que son acribilladas a diario por los medios de comunicación oficiales, el miedo a votar por «el diablo con coleta».
Según el discurso del jueves, dos serían los factores que han desestabilizado los consensos y el paisaje político en el que languidecíamos desde hace décadas. En primer lugar, la plurinacionalidad de España, manifiesta en los resultados electorales pero ignorada e incomprendida aún por la «triple alianza» formada por PP, PSOE y Ciudadanos. En segundo lugar, el 15M. Aquí sería posible abrir otra discusión, porque aunque el independentismo catalán haya tenido desde siempre una base cultural y política importante, el repunte que tiene ahora le debe mucho al rechazo del sistema político español. Es la  «capitalización identitaria» de un malestar (por la aplicación despiadada de las políticas de austeridad, la corrupción y la represión) que se había expresado primero en las plazas de otra forma. Ese «independentismo no nacionalista» es clave para entender el empuje que tiene el «procés» en Catalunya.
Pablo Iglesias citó la presencia electoral decreciente («marginal») de los partidos del 78 en Euskadi y Catalunya, la realidad de las grandes ciudades y de los menores de 45 años como los índices de una transformación en curso. «El tiempo pondrá a cada uno en su lugar». Es decir, el régimen del 78 y la CT se mueren de viejos y Podemos (En Común, confluencias) encarnan lo nuevo que viene y se impondrá más pronto que tarde.
Vieja y nueva política
El eje fundamental del discurso de Pablo Iglesias fue por tanto la tensión entre vieja y nueva política. Es aquí donde me gustaría detenerme ahora. Porque, más allá del discurso del jueves, ese es el marco de coordenadas que se ha instalado para pensar la política desde que lo electoral-institucional pasó a primer plano a lo largo de 2013, tras el debilitamiento del movimiento 15-M (lo que llamamos el «eclipse de Sol»). Quisiera señalar tres límites importantes de este marco discursivo. Tres reducciones que opera en nuestra comprensión-acción de los desafíos políticos a los que nos enfrentamos.
— En primer lugar, el encierro en la cuestión nacional. En los últimos 30 años, se ha construido un orden global que articula (jerárquicamente) Estados, instituciones supraestatales, multinacionales y capital financiero. La política de los Estados ha quedado completamente subordinada a la mera gestión de las necesidades y los efectos de ese orden global en un territorio y una población concreta. Es lo que venía a decir a las claras Mariano Rajoy cada vez que anunciaba un nuevo recorte en la pasada legislatura: «No hay margen de maniobra posible».
La política estatal no es una «pobre víctima» de esta situación, sino que más bien ha sido un «agente activo» en la construcción de este nuevo orden global. De alguna manera se ha disparado en el pie, porque su autonomía (y, por tanto, su propia legitimidad y credibilidad) se ha reducido drásticamente. Por ejemplo, por mucha retórica sobre la importancia de la nación o de la soberanía popular que se utilice, basta con un telefonazo desde alguna institución supranacional para que se tenga que modificar la «sagrada» Constitución con alevosía y nocturnidad, como hizo Zapatero en su día cavando así su propia fosa política.
Sin embargo, el eje vieja/nueva política vuelve a poner en el centro la toma del poder político y el Estado como lugar privilegiado de acción, pasando de puntillas sobre las consecuencias que podríamos extraer de lo ocurrido con Syriza. La vía estatal tiene sus propios «techos de cristal» y no son menores. Este recentramiento de la estrategia en torno al poder político explica también la necesidad de Podemos de resignificar lo «nacional» como identidad común. Es la insistencia (¿un poco artificial?) de Pablo Iglesias en la retórica de «España», «lo español» y «la patria».
Creo que la geografía política local-global que nos proponían los «movimientos de las plazas» (Tahrir, Occupy, 15M, etc.) era más compleja e interesante y un poco más a la altura del mundo en que vivimos y sus posibilidades de transformación. El 15M cuestionaba la CT (las posiciones izquierda/derecha, la cuestión nacional como central, etc.) precisamente porque se trata de un marco reductor que nos impide asumir los problemas que nos plantea nuestra inscripción en un orden global en el que compartimos un único mundo común, la interdependencia es la regla general y todos somos «afectados» (para bien o mal) de lo que ocurre más allá de las fronteras nacionales.
Para el 15M, se trataba de «suspender» o «salir» del marco estrecho de coordenadas de la CT, como pasó cuando la gente de Madrid salió a la calle para expresar su solidaridad con las personas desalojadas brutalmente de Plaza Catalunya al grito de «Barcelona, no estás sola». Se trataba de inventar nuevas formas abiertas de nombrar la identidad común como «indignados» o «somos el 99%». Se trataba de dibujar una nueva geografía política (resonancias entre los distintos movimientos de las plazas, etc.) que trascendiese las fronteras que encierran nuestra imaginación y nuestra sensibilidad en un marco estatal-nacional, cuando las fuerzas que configuran hoy la realidad lo desbordan por todos lados. 
— En segundo lugar, el estrechamiento en la misma manera de interpretar los movimientos recientes . «La gente que salió a la calle el 15M quería orden e instituciones que funcionasen bien», dijo ayer Pablo Iglesias muy en consonancia con los discursos que podemos escuchar a menudo desde Podemos. Me parece que ese acercamiento tan instrumental («lo que quería el 15M es algo como Podemos»), limita nuestra comprensión de lo que se puso en juego entonces.
En la política de las plazas se quería (y se practicaba) una política al alcance de cualquiera, igualitaria no delegativa, no monopolizada por «los que saben» (sean expertos nuevos o viejos). En la política de las plazas se querían (y se practicaban) formas de acción y participación acogedoras e inclusivas, no fracturadas por las luchas de poder internas típicas de los partidos, incluidos los nuevos. En la política de las plazas se quería (y se practicaba) una política vinculada a la vida, a sus territorios y condiciones, a sus ritmos y problemas, no puramente espectacular-mediática o subordinada al calendario oficial.
El eje vieja/nueva política deja fuera del campo de visión la necesidad de inventar formas de hacernos cargo de los asuntos comunes que no pasen necesariamente por la representación-delegación. No nos permite pensar e imaginar lo que más necesitamos quizá hoy: no sólo un cambio de política y de políticos, sino un cambio en la relación misma con la política. La fuerza del 15M consistió básicamente en esa experiencia viva de otra política y de otra democracia, no en la demanda de unos buenos representantes para poder volver a casa tranquilamente con nuestra vida privada.
— Por último, el empobrecimiento de nuestro análisis sobre el neoliberalismo . Hemos inflado demasiado la importancia de la CT. La cultura que marca de manera más intensa nuestra vida cotidiana es la «cultura neoliberal» que nos propone una relación de «gestión empresarial» con la realidad, con los otros y con nosotros mismos. Es esa cultura neoliberal la que nos presiona a diario hacia la individualización de nuestra relación con el mundo, hacia la competencia como principio de relación con los otros, hacia la superación indefinida de uno mismo como objetivo constante (como «empresarios de nosotros mismos», como gestores de un «capital humano» o una «imagen-marca» que rentabilizar). 
El eje vieja/nueva política tampoco nos sirve para entender esto. Por ejemplo, según el discurso de Pablo Iglesias la esperanza está en «las grandes ciudades» y en «los menores de 45 años» que ya no votan a los partidos del 78. Son lo nuevo y, por tanto, lo bueno. Pero, ¿no es justo en las grandes ciudades y entre los menores de 45 años donde la presión de la cultura neoliberal es más fuerte? «Ya no hay miedo», dice Pablo Iglesias. Quizá no haya miedo a los tanques franquistas, pero respecto de muchas otras cosas la nuestra es una de las sociedades más temerosas de la historia. Miedo a quedar fuera en la carrera constante por salir adelante, miedo al agujero negro de la soledad y la miseria.
Según el discurso de Pablo Iglesias, parece que el neoliberalismo es algo que tiene lugar «desde arriba»: políticas de austeridad, recortes y desregulación. Es una visión muy limitada, puramente negativa. El neoliberalismo no es exactamente un «régimen político», sino un sistema social que organiza la vida entera. No se trata de un «grifo» que derrama hacia abajo sus políticas y que podemos cerrar conquistando los lugares centrales del poder político, sino una dinámica que nosotros mismos reproducimos en mil decisiones cotidianas. No se impone simplemente por miedo o coerción, sino porque propone formas de vida deseables
Acabo. El discurso de Pablo Iglesias fue muy bueno, pero no lo comparto. Nos encierra en un mundo reducido. La realidad que nos afecta realmente desborda por todos lados la estrecha dicotomía viejo/nuevo. Es preciso y urgente activar otra imaginación política. Con todas sus insuficiencias, límites e ingenuidades, las plazas del 15M abrieron esa posibilidad: inventar otras identidades colectivas (más allá de la pertenencia nacional), ensayar otras posibilidades de participación y co-implicación en los asuntos comunes (más allá de los partidos y la simple toma del poder), plantear un desafío al neoliberalismo encarnado en la misma materialidad de la vida que llevamos (un desafío que que no se puede delegar en Pablo Iglesias, Errejón o quien sea). La tarea ahora es retomar esas posibilidades y prolongarlas, con nuevas formas de hacer y decir, irreconocibles incluso con respecto a las que conocimos el 15M.  La salida meramente «política» de la crisis civilizatoria que atravesamos es muy estrecha y finalmente ni siquiera es una salida.
[fuente: http://www.eldiario.es/]

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