Anarquía Coronada

Comentarios sobre el gusto, la conversación y el paseo en la Clínica 


por Osvaldo Saidón

“En el país de la psicosis, no soy intérprete, sino explorador y cartógrafo”.
J.C . Polack “La íntima utopía”
El lugar del comentarista o del conferencista se relaciona con el del prologuista o el epiloguista. El prólogo, prescindible por un lado es al mismo tiempo tan prepotente en sus consecuencias, que muchos lectores deciden a través de él si vale la pena seguir con el libro o si se conforman con el simple comentario.En eso la escritura o la retórica pierden para las artes visuales o plásticas. Los críticos, por suerte para estos artistas, no pintan ni tocan, sólo escriben. Los poetas, ensayistas o literatos deben soportar no solo a los críticos sino también a los amigos prologuistas, discutidores y o presentadores que muchas veces como se dice en la jerga del espectáculo, roban cámara, pasean su estilo y su saber con los pergaminos que otorga cierta trayectoria.La única perjudicada de este juego de vanidades es la obra, aunque hay casos y no son pocos, en que acontece absolutamente otra cosa. Entonces el comentario  es un anhelo.Los que desde hace muchos años frecuentamos la lectura de Deleuze lo sabemos bien. Secretamente, y no tanto, escribimos imaginando realizar nuestro íntimo deseo de que el pensador nos comente, nos agregue algunas frases, confirme nuestras inquietudes, realce nuestras preguntas. Es así porque amamos su modo de pensar tanto como su modo de decirlo.Ese tipo de conversación, ese tipo de vinculación, ese “entre” que esperamos de la critica, la encontramos tan saludable que también la llamamos clínica. Una inclinación hacia nuestro modo de encarar nuestra tarea cotidiana es que roce el pensamiento de Deleuze y Guattari.Así se nos ocurre que una clínica es encontrar un estilo, una intervención donde comenzamos a sentir que estamos participando de ese lanzamiento del pensamiento que Deleuze y Guattari provocaron, del Antiedipo en adelante.   
Estuve entonces, a partir de los casos que trae Polack en su libro, pensando acerca de cómo comentar entre nosotros acerca de esta clínica en el encuentro con el autor en San Pablo.

Primero un poco de geografía, del viaje.
San Pablo, gigante por su propia urbanidad de viaductos y culturas. Megalópolis que no hace gala de ningún monumentalismo, no lo precisa. Jamás dudó de su poder y de sus pilares: su clase obrera, su clase universitaria y su industriosa oligarquía. Y a pesar de todo eso, siempre se ofrece a ser seducida, conquistada, ganada por los extranjeros que la visitan con una insistencia difícil de justificar. Es que los paulistanos de los más diversos orígenes nos hipnotizan haciéndonos creer cada vez que bajamos en Guarulhos, que somos una especie de Clark Kent, ya un poco gastado, llegando a la gran ciudad. Intentaremos conquistarla, a sabiendas de que no es una sino miles de aldeas citadinas en bullicio permanente con una dinámica más que humana. Nunca atendí a un solo paciente en San Pablo y en decenas de visitas vine siempre a hablar, a compartir cuestiones ligadas a la clínica. A la clínica de pacientes llamados psicóticos o borders, a la clínica de grupo y o instituciones, a la clínica de derechos humanos.
En esta oportunidad La íntima Utopía, este hermoso título con el que Polack nos convida a pensar en la clínica, me ha desatado un sueño: Tenemos un La Borde en Brasil, con filial en Bs. As. Un territorio existencial con fronteras imprecisas. Es más fragmentado de lo que a veces soportamos. Comenzó en grupos de estudio y se extendió a propuestas académicas. Funcionó en Institutos altamente prestigiosos y atacados, ocupó sus lugares en la lucha política y sindical.Hospitales de día, programas gubernamentales de Salud Mental, consultorios en Higienópolis, en Ipanema y en Palermo experimentaron las más diversas pragmáticas esquizoanaliticas…
Hoy se extiende en diversas publicaciones tanto de especialistas como de crítica de arte, ensayos y literatura. Ha encontrado un lugar de expresión especialmente en el teatro y ya son elencos afianzados los que trabajan en la programación teatral porteña y los nómadas actores de San Pablo recorren el mundo.Los psi, los filósofos, los artistas que conforman el plantel de este rizoma conforman varias tribus y aprovechan para encontrarse cuando viene alguien de La Borde propiamente dicha, del territorio de Guattari. Entonces sí, los sentidos se animan y un renovado entusiasmo por la clínica se nos aparece desde esos encuentros.Allí aparece la posibilidad del comentario, la conversación, la conferencia.
Saber que lo que uno busca no es la unidad sino la variedad requiere dar un paso al costado en la mirada y la actitud clínica que el pensamiento hegemónico ha querido determinar: los políticos de un modo, los artistas de otro.Allí en las sesiones, en las relaciones que se cuentan en este libro de Polack, esa diversidad no atenta contra un diagnóstico psicopatológico sino que los incluye en una novedosa variedad.A la manera de esos poetas que al describir y pensar un objeto cualquiera nos abren un abismo que atraviesa una novedad de sentidos, de lo que se trata es de comprometerse con el gusto, con lo propio, con lo singular que emerge en esa relación que allí se describe en el tratamiento de los pacientes llamados psicóticos.Francis Ponge decía en ocasión de una conferencia al referirse a la variedad y complejidad de abarcar lo que allí acontece: “Estamos reunidos aquí, pero no estamos sólo entre nosotros, estamos rodeados de cosas, paredes , llaves en los bolsillos, toallas en el baño. ¿Cómo hablar de todo eso?”. A partir de esta comprobación Ponge nos indicaba entonces que el hombre subjetivo no podía captarse a sí mismo sino a partir de la resistencia que encuentra, y de esa resistencia extraer una nueva intensidad. Retomamos así un entusiasmo que a veces se diluye cuando venimos con aquella mala pregunta acerca de: ¿No estaremos fuera de esta época? (el libro que nos ocupa tuvo su primera edición hace más de 20 años y nos hace seguir pensando).Trátase de que nuestra filigrana clínica, de nuestra insistencia en que todo puede ser visto de otro modo, dicho al infinito, como una combinatoria que no cesa tiene siempre el desafío de la época, el de  habitar la flecha del tiempo. 
Llegamos. ¿En qué anda nuestra clínica ahora? ¿Cómo está ese extraño La Borde tupiniquim?Cada grupúsculo que hable por sí. Arnulfo, al viernes siguiente después de la primera entrevista, se apareció con la cabeza rapada y una barba de punta que asomaba de su pera. Me llevó unos minutos reconocerlo, encontrarme con él y reconstruir su imagen. Aquel viernes pasado, en el primer encuentro, su apariencia era otra. Cabello largo lacio y una barba prolija que acompañaba el rostro. Me ofrecía a la atenta mirada clínica una armonía solo interrumpida por algún tatuaje que asomaba desde su cuello. Esta segunda vez insistió en lo mismo a pesar que ya se presentaba como otro: “Busco una terapia que me posibilite entrar más profundamente en mis cosas, revisar a fondo el  pasado sobre todo concentrarme en mis problemas”. Le creí un poco. En la catedral del psicoanálisis siempre hay que desconfiar de las adhesiones exageradas a sus principios más vulgares: la verdad, la profundidad, la escucha, el decir.En sus viajes, sus paseos y experimentaciones huía de los destinos y los determinismos a los que nos consagran los grandes temas: la familia, el amor, el trabajo. En la geografía se muestra más claro que en la historia.Quería volver a la selva, había vivido allí hasta hace 5 meses, pero no aguantó y se volvió a Bs. As.Me conmovió su radicalidad.Estamos acostumbrados a binarismos más tibios. San Pablo o Buenos Aires, Buenos Aires o Madrid o Barcelona, el interior o la capital.Este es bien más radical: Buenos Aires o Iquitos, la  merca o la ayaguasca, el cuarto disciplinado por la pantalla y su software —al pasar me contó que era programador en computación—, o la aldea, con  su  sexualidad derramada, donde noche, día y borrachera acontecen sin escándalo. ¿La frialdad del celeste, o la obscenidad del verde? Cómo lo quería pasar, cómo realizar su gusto.El lugar, dónde, cuándo, el apuro. Porque: “el tiempo no anda para atrás” —me dijo.Todos estos estados se habían transformado en algoritmos que tenía que descifrar junto a él. Debería volver a experimentar las sensuales y solitarias lluvias del trópico; ya era hora de tomarle el gusto a las modalidades que el trabajo y el amor adquieren en la ciudad porteña. Me apresuré, escuché a la privilegiada de todas las angustias: la angustia de muerte. Creencia y apresuramiento son dos malas compañías para la actividad clínica. Esta enseñanza inglesa sobre lo que llamamos timing se nos confirma ante cada nuevo fracaso.Fracasé nuevamente, fracasé mejor, acudo a Becket. Y entonces sigo adelante con mi reflexión. En esa segunda entrevista me conquistó, soy proclive a fascinarme cuando alguien me muestra su postulado de coherencia en un espacio como el de la sesión donde el relato puede ser encubridor de la falta de acción. Cambió su figura, aparecieron sus grandes orejas, que me llamaban a escucharlo. Habló, después de haberse mostrado un instante dispuesto a cambiar de un día para el otro, por lo menos de imagen, lo que no es poco. Renovó mi interés y me contó del accidente de coche en el que a la muerte de su madre le sobrevivieron el conductor que era su padre y el propio Arnulfo, con cinco año de edad en esa época.Otra vez el tiempo ¿volvemos, seguimos adelante, rememoramos?Esta vez le creí, insistió, quería revisar y por otro lado, empezar a enamorarse, estaba difícil.En la tercera y última entrevista asomó la conversación, y con ella su lado exhibicionista más insoportable: la inteligencia[4]. Ahora pienso que tal vez Arnulfo hizo bien en no soportarla. En la conversación, muchas veces, termina aconteciendo que la inteligencia se representa un orden que nos excluye y que discute el lugar que ocupamos. Acaba entonces de este modo destrozando la singularidad en nombre de las conclusiones generales. Se asume superior cuando nos señala que la muerte es inevitable. ¡Qué novedad! ¡Con esta actitud lo que consigue es poner límites, margen y anticipación a los imprevistos y así termina desbaratando nuestros proyectos!
Permítaseme una cita de Las dos fuentes de la moral y de la religión, de Bergson. Ella es igualmente aplicable al rol de paciente o terapeuta: “Su enfermedad es su propia normalidad. Que de lo que padece es de su inteligencia y de las representaciones de lo real que ésta impone a su atención… Solo puede soportarlas a condición de hacer entrar allí delirios, fabulaciones que restauren su apego a la vida y reconstituyan su equilibrio natural. Pero por eso mismo sigue sometido a su inteligencia, no se libera de su sumisión, no hace más que volverla soportable: Este equilibrio solo está hecho de compensaciones, incluso de consuelos que caracterizan a la enfermedad de la que no se puede salir: su neurosis”. La inteligencia hizo su prematura aparición en la sesión. Me sentía lleno de ideas y conexiones temporales. Comenzó a iluminar con esa luz directa que daña la percepción. Con su claridad, sometió al dialogo a los cuerpos después. Por último, comenzaron a emerger fabulaciones. Apunté a la realidad, no lo dejé con sus ficciones: “Reconstruyamos el accidente” —le propuse. Un rictus, una perplejidad apareció en su rostro. Le recuerdo que su madre murió cuando tenía 5 años. El jueves siguiente me llamó, no vendría más .Optaba por una terapia que incluyese relajación, yoga y meditación; donde lo guiara una maestría, una creencia, una obediencia. Tal vez así conseguiría encarnar algo de la selva en el hormigón urbano —pensé y no dije nada. La intuición creadora, la emoción, buscan su lugar, todavía no les llegó el momento. Le creí, me apresuré, al final soy un terapeuta de un Buenos Aires a lo carioca, que me ando inventando desde mi vuelta a la Argentina. A propósito, ¿dónde está aquella muchacha tan tímida tan sensual que de la selva brasilera boliviana me visitó tantas veces? No me acuerdo cuándo se fue, no me acuerdo cuándo me fui… Bergson, Beckett, Deleuze, no se deberían mezclar con Freud y menos con Lacan o Melanie Klein, nos dice la inteligencia emergente de los primeros combates clínicos que propuso el Antiedipo. Guattari y sus seguidores fueron después embarrando la cancha, trajeron el caos, mezclaron las teorías, inventaron palabras y nos invitaron a dejar de lado para siempre las policías epistemológicas. Para subvertir el pensamiento, alegrar la práctica, comprometer la acción, nos fuimos dando cuenta de que un buen espacio era aquello que de alguna manera hacemos todos los días: la clínica, se llame como se llame. Estuve acaso demasiado psicoanalítico con Arnulfo. No supe habitar el “entre” que se insinuaba en el encuentro, y exhibí la inteligencia de la inteligencia científica como defensa. Tal vez eso contribuyó todavía más a que él me vea un poco viejo para acompañarlo en su aventura. Antes de despedirme por teléfono, le dije que nos queda pendiente esa entrada en su infancia que me propuso, tal vez no sea tiempo, más probablemente yo no sea el adecuado, pero lo más seguro es que no se trata de rememorar sino de proyectar y entonces… hay tiempo. Atendí a Arnulfo en los días que estaba leyendo los casos que relata J .C. Polack en su libro, lo que inmediatamente me llevó a reflexiones de las que llamamos institucionales.La tensión aparece necesariamente en un pensar cuando se quiere consagrado. El pick up, que nos posibilitaría la fina toma de ciertos conceptos, debería consolidar la diferencia con cualquier práctica que todavía se reconozca de estirpe psicoanalítica. Estas tensiones en algunas ocasiones se instalan en el pensamiento que circula alrededor de la clínica. Cuando el poder  y las ideas ocupan el lugar del gusto, la lucha por la hegemonía domina el común. Las aguas se estancan, florecen el sentido común, las buenas conductas, la literalidad televisiva y periodística, y comienza ese pedagogismo que transforma a la clínica en un manual de instrucciones. ¿Cómo dedicarnos a la clínica, a aplicar psicoterapia individual y de grupo, sin usar algunas categorías del psicoanálisis y la psicopatología? En todo caso poder hacerlo pero al mismo tiempo dejar que un pensamiento del devenir suceda; un aire fresco, una brisa spinosista pase por la sesión, un relato sobre el relato del paciente se vuelva más que comprensible: interesante. ¿Cómo conversar entre dos integrando a estos amigos comunes, a este extraño tipo de amistad que potencian las raras alianzas?: Deleuze, Guattari, Ulpiano, Spinosa, Beckett, Artaud. Todas alianzas que no estaban preparadas, encuentros de destiempos entre filosofía, biología, arquitectura e inconsciente…”Somos tantos grupúsculos como procesos maquínicos que ponemos en marcha ante cada demanda de terapia, de escritura, de vinculaciones”. La siguiente cita de Deleuze, la leo en un libro de Arturo Carrera[5] que hace funcionar el pensamiento nómada a través de su propio estilo y alejado de cualquier intento pedagógico: “Cuando escribo sobre un autor, mi ideal sería no escribir nada que pueda entristecerlo; en caso de que haya muerto, nada que pueda hacerlo llorar en su tumba: pensar en el autor sobre el que se escribe. Pensar en él con tanta fuerza que ya no pueda ser un objeto, y que uno ya no pueda identificarse con él. Evitar entonces la doble ignominia del erudito y del familiar. Devolver al autor un poco de la alegría, de la fuerza, de la vida amorosa y política que él ha sabido dar, inventar”. Pensar entonces no se da a partir de  la relación de objeto, ni tampoco a través de un proceso de identificación, es algo más, es otra cosa también. Edipo ordena con claridad amar a Mamá como objeto, identificarse con Papá, o lo uno o lo otro: Te identificarás por un lado y amarás por otro, es la ley que estructura la sexualidad. ¿Y si no fuera así? ¿Si la psicosis y la neurosis no fueran estructuras absolutamente diferenciadas? ¿Si un mismo impulso vital las recorre? La interpretación entra en crisis. Hay otro modo de vincularse: acompañando, deviniendo, experimentando, inventando. Así parece habernos señalado Guattari en la clínica de la psicosis, en el atendimiento al proceso primario, en el inacabamiento kafkiano. En Crítica y Clínica, Deleuze nos conduce por maravillosas páginas donde literatura y clínica inventan diversas mezclas, raras continuidades. De la neurosis inglesa al delirio americano como el Bartleby de Melville. De la neurosis shakespereana al delirio becketiano; de Hamlet a Godot, de Dora al Hombre de las ratas, de Lacan y sus amoríos de salón a la delirante sexualidad de Foucault. La potencia de la escritura de Deleuze está en las interminables invenciones que su lectura promueve. Está siempre volviendo como una  infinita cinta transportadora que nos acerca cuestiones, problemas, autores y reflexiones de distinto tipo… Así entonces me fui acercando a los textos y a los casos que relata Polack. La lectura de los mismos me propuso una mezcla de terapeutas, pacientes, pensadores, críticos, artistas: todos eternos aspirantes a expresar sus gustos. Los capítulos me fueron llegando durante las últimas semanas. Extrañas coincidencias entre el modo de funcionar de los correos electrónicos con sus archivos y los encuentros esporádicos de las sesiones. Fui conociendo a los pacientes: Anne, Leonor, los monstruos, Philipe y a J. C. Polack y a Danielle, los autores terapeutas, maquinando con situaciones que pusieron en evidencia mis incertidumbres, mezcladas con las de ellos.
Ya sabemos que el lenguaje no es solo representación… La expresión verbal entonces, ni hablar. Hace mucho más que hablar y ya sabemos que gana su eficacia clínica cuando está ligada al afecto. En los casos que el libro relata nos transporta hacia los afectos que emergen en las sesiones. Aparece un “entre”, una poética que no cesa de accionar y que nos inventa cada vez. Entonces el inconsciente es una escritura, no una cadena de representaciones o significantes. Escritura múltiple[6]que incluye escritos pictográficos, intensidades y ritmos. Pero podríamos ver la sesión, la conversación analítica como una tentativa oral de esa escritura. Aquí lo convocamos a Francis Ponge que en una conferencia que denominó “tentativa oral” nos propone el balbuceo del poeta como modo de aproximarnos a la creatividad[7]. En un momento de su conferencia nos muestra de diferentes modos que cuando uno escribe lo hace contra la palabra oral, contra las insuficiencias de expresión que se producen en el curso de una conversación. Entonces, nos dice que para corregirnos, para retractarnos de esas fallas, para llegar a una manifestación más compleja, más firme, más ambigua quizás, llega la vez de ponernos ante el problema de la expresión. Allí hay un concepto: “el gusto”. Es el gusto asumido, gozoso, por lo que hacen, dicen y escriben; lo que hace circular la sensibilidad y la sensualidad en la “Intima Utopía”. Allí en ese terreno Ponge nos dice: “Es así, sin vergüenza, elegir su propio gusto, pero ser terriblemente nítido con eso. Uno sabe lo que ama, hay que elegirlo, hay que tener el coraje del propio gusto y no solamente de las propias opiniones, pero creo que el gusto es algo más vital aún que las ideas. Que la poesía está al alcance de todo el mundo, si todo el mundo tuviera el coraje de sus gustos, de sus asociaciones de ideas. Las palabras vienen, incluso si no se tiene el talento de escribirlas de entrada, de hallarlas de entrada. Basta con esperar. He aquí la poesía hecha con todos de la que hablaba Lautremont”. Los medios de expresión vienen después pero el afecto, el agenciamiento están allí buscándolos. Cuántas ideas se bifurcan, cuánto nos gustan ciertas frases pronunciadas escritas, pensadas por los pacientes cuando nos reenvían a sentimientos propios y compartidos. Tres ejemplos: dice Philippe “¿De qué vamos hablar?”. ”Mi madre no me amaba, ella me admiraba” —dice Anne. Danielle dice de Leonor: “Su ser mujer toma el frente de su identidad proletaria”. El “entre”, la maquinación que se fue armando estas semanas a partir de la necesidad de esta mesa, me fue aclarando algunas cuestiones, de ese modo tan singular que este pensamiento nos propone, extendiendo las ambigüedades, arrojándonos a nuevas incertidumbres, incentivando las ganas de sumergirnos en un caos que está lleno de promesas. No son soluciones sino extensiones, devenires impensados que a pesar de todo porque nobleza obliga, precisan algunas conclusiones en relación a la clínica, a esa labor que desde hace un tiempo insiste en llevarnos a cierta disciplina y perseverancia. Nos mantiene sentados un buen tiempo reflexionando, afectándonos, ensayando con palabras y gestos modos de expresión predominantes en nuestro andar cotidiano. En este andar se me aparecen entonces tres ideas-fuerzas para trabajar en la clínica. La conversación, el gusto y el paseo. Tres componentes que seguramente están presentes en nosotros mismos en este momento en dosis singularmente diferentes. Las referencias a estas cuestiones están por todos lados y no hay que decirlas siquiera porque son materia del propio evento clínico. No lo trascienden ni lo organizan, son su consistencia. Acabo de leer sobre Thomas, el paciente de J.C., antes de rasguñar estas líneas. Uso bien la palabra rasguñar porque la asociación del sueño de Thomas sobre la bola de tenis en relación a su padre me lastimó un poco y puso luz a cierta oscuridad matinal. Ayer fue el día del padre del que yo como Thomas también tuve que alejarme pocos días antes de que se muriese durante un viaje. Mi hermano está enfermo, lo visité ayer también y aproveché para dar un paseo por el barrio, lo que hacía tiempo que no hacía, y no sé si con este frío de 3 grados mañana voy a jugar al tenis; no  me quisiera enfermar justo antes de viajar a San Pablo. Como ven, un arrastre interminable de asociaciones neuróticamente porteñas. Entonces es bueno escuchar al final a estos colegas compañeros que en serio se meten con el proceso que convoca el tratamiento con la psicosis… Sí, no hay que retroceder ante la psicosis, hay que mezclarse.
Por último una cita y un relato breve antes de salir: “Todo lo que no invento es falso”. (Mantel de Barros en Memorias inventadas). Pablo. Llega Pablo, no lo conozco, lo convoqué después de sus numerosas llamadas telefónicas; bajo a abrirle. Lo veo desaliñado, un poco gordo. Transpirando me comenta ya en el ascensor que un chabón lo miraba en el colectivo sin cesar. Debe ser un pedófilo, me dice con su primera sonrisa. Respondo que él parece tener ya más de 20 años; pero bueno, pienso, el Vaticano en estos días entra por todas partes, activando las alarmas ante las desviaciones de todo tipo, propias y ajenas… Sí, los esquizos deliran, pero deliran con la historia. ¿Por qué querés entrar a un grupo?, le pregunto, mientras pienso lo difícil que va a ser incorporarlo a un grupo de neuróticos. Soy muy tímido con las chicas, nunca estuve con ninguna, dice. Atrevete, dudo. El tímido soy yo con esto de cuidar al grupo en su refugio neurótico en ese teatrito de las representaciones. La cita vuelve, otra vez: “Evitar la doble ignominia del erudito y del familiar”. Al final termino sosteniendo a un grupo que sea como uno: familiar, inteligente, churro, donde nos mostramos y nos pavoneamos con nuestros respectivos saberes y así transitamos un análisis sin riesgo. Bueno, me mando. Llamame la semana próxima que hablo con el grupo para que entres.

Postsoberanía

Con la publicación de esta reseña crítica de Jon Beasley Murray al libro Postsoberanía: literautra, política y trabajo, de Oscar Cabezas, Lobo Suelto! pretende llamar la atención y si fuera posible desarrollar en varias direcciones una polémica en ciernes. Por un lado, están las tesis que Beasley Murray ha ofrecido en su libro Poshegemonia. Teoría política y América Latina[1]. Quienes frecuentan este blog han tenido ya posibilidad de acceso a la conversación con Jon en el espacio radial de Clinamen. Por su parte Juan Pablo Maccia y el blog Partes Naturales han reseñado su trabajo.
De Oscar Cabezas hemos publicado una reseña del libro de Oscar Cabezas, y una conversación con Oscar, también en Clinamen.
La “poshegemonia” tanto como la “postsoberanía” son conceptos globales que por una razón u otra resultan desarrollados a partir de la realidad sudamericana. Legítimamente los autores, marcados por las prácticas universitarias de países como EE.UU y Canada, proponen interpretaciones concernientes a cuestiones estratégicas para nuestra coyuntura. Tanto que haríamos bien en ponerlas en discusión.
En este caso, una de esas cuestiones en juego es la lectura de una obra fundamental como La cosa y la cruz, Leon Rozitchner, de la que Cabezas realiza una lectura sorprendente, compatibilizándola con la obra de Lacan y Badiou y situando a “la cosa” en la “trama invariante de la dominación cristiana”. A su turno Beasley Murray sitúa a Rozitchner sin más al interior del paradigma de lo teológico político, ignorando –precisamente!- hasta qué punto la critica de la cuestión cristiana, desarrollada desde un materialismo ensoñado enriquecería su propia perspectiva de los afectos y hábitos en el corazón de lo poshegemónico.
La invitación a discutir queda hecha, pues.

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Postsoberanía: Literatura, política y trabajo, de Oscar Cabezas, es una contribución importante y provocadora a nuestra comprensión del capitalismo contemporáneo. La perspectiva de Cabezas  no es optimista: aunque concluye con un fogoso homenaje al comunismo como “horizonte irreductible del pensamiento y la justicia social” (281), la impresión más persistente que el libro nos deja concierne antes bien al alcance exhaustivo con que la lógica del mercado ha penetrado y colonizado completamente la vida cotidiana. Como lo explica en el capítulo final –esencialmente, una fenomenología del proceso de trabajo contemporáneo mediante interpretaciones de Charlie Chaplin, Albert Camus y Sergio Chejfec-, lo que Cabezas llama “postsoberanía”, lejos de implicar la extinción de la soberanía plantea “la soberanía total, totalitaria y totalizante” del dinero como equivalente general (277). No sólo nuestra experiencia cotidiana sino también el lenguaje está, como tal, sujeto a los principios colonizantes del dinero y el cálculo, al extremo de que “el lenguaje no comunica nada más que el adiestramiento funcional a la relación entre capital y trabajo” (265-66). En cierto modo, es un libro apocalíptico que, a pesar del período histórico que comprende (desde 1492 hasta el presente), sostiene que el capital ya ha abolido la historia en un “infinito malo” de producción perpetua y despersonalización absoluta en el cual el “trabajador eterno” está totalmente alienado por haber sido fatalmente empleado como órganos sin cuerpo (261-62). A pesar de la centralidad de la alienación en el argumento de Cabezas, no existe alivio alguno en el humanismo, ya que este es meramente la “estetización de la pobreza, de las diferencias, las cuales son transformadas en culto mercantil” (270).
¡Las perspectivas para los estudios culturales son escasas aquí! Además, hablar de “órganos sin cuerpo” muestra, tal vez de una manera más interesante, que sin importar cuánto tome de Gilles Deleuze y Félix Guattari, Cabezas modifica drásticamente muchas de las categorías acuñadas por estos autores y termina brindándonos una especie de versión perversa de la posthegemonía en la que nada escapa.
En otras palabras, es un deleuzoguattarianismo sin ninguna línea de fuga, o un remodelado distópico de Imperio, de Michael Hardt y Toni Negri, en el cual el Imperio lo es todo y la multitud, nada. “Sabemos”, escribe el autor, “que no existe ninguna comunidad afuera de la sociedad capitalista”; y aún así el (aspirante a) sujeto comunitario interior al capitalismo depende totalmente de una deuda espiritualizada y eterna, un “efecto de la dominación neo-imperial” (272). Cualquier comunidad como tal “bajo la dominación neo-imperial del capitalismo post-soberano es una comunidad de deudores” (272; énfasis en el original). De modo que Cabezas también nos brinda una tesis sobre la primacía de la deuda à la David Graeber en la cual, sin embargo, “occupy” no está disponible como consigna de resistencia.
Cabezas tal vez pueda argüir que estas objeciones precisamente ilustran el objeto de su investigación. Porque el argumento principal que enlaza los cuatro ensayos que componen su libro no consiste sino en una protesta contra la teología política en todas sus formas. Al principio de su introducción menciona que se inspiró, en parte, en Jacques Derrida (a quien, sin embargo, apenas si vuelve a mencionar de allí en adelante) y en parte en la famosa observación de Carl Schmitt según la cual “todos los conceptos significativos de la teoría moderna del Estado son conceptos teológicos secularizados” (13). No obstante eso, Cabezas se autodefine como totalmente anti-Schmittiano: abrevando sobre todo en el trabajo del teórico argentino León Rozitchner, se dispone a extirpar la teoría política de cada residuo de lo sagrado, dondequiera que  lo encuentre. En efecto, no debemos perseguir nada que se parezca a la redención. Es, precisamente, el deseo de redención el que por lo tanto desestima a los estudios culturales e incluso a tan improbables aliados de dicho campo de investigación como  Deleuze y Guattari o Hardt y Negri. Quizás de allí provenga el absolutismo de Cabezas, su reprobación de casi cada aspecto de la experiencia del trabajador (y del consumidor) contemporáneo: nuestra alienación es absoluta; “adentro del espacio de la postsoberanía, el capitalismo administra y controla desde la heterogeneidad o, en términos más precisos, desde el lenguaje compuesto de residuos, de mezclas transnacionales, de innovaciones mercantiles, de fragmentos de memorias borradas y de legados incompletos que aún así no escapan a la producción de plusvalor” (238). Esta es probablemente la novedad de la postsoberanía, los medios a través de los cuales la soberanía deviene absoluta: la diferencia y la hibridez obstaculizaron las formas más modernas, convencionales de soberanía; pero no constituyen un bastión contra la postsoberanía. Por el contrario, la postsoberanía se nutre de la diferencia. Y una vez más, no existe ningún escape: el lenguaje postfordista (y presumiblemente también la literatura) está ahora “completamente subordinado a la […] acumulación postsoberana de capital” (239; énfasis mío).Quizás sea demasiado fácil (aunque también pertinente) señalar que el apocalipticismo y el absolutismo de Cabezas continúan ligados a una escatología cuasi-religiosa que plantea al Comunismo como la Ciudad de Dios totalmente distinta de la Ciudad del Hombre postsoberano caído. Ciertamente, el recurso de Cabezas (vía Rozitchner) a un mater-ialismo que representa la noción de materialización femenina (madre/materia) como lo que fue reprimido por la tradición Judeo-Cristiana se remonta a un largo linaje religioso en absoluto ajeno al Judaísmo ni a la Cristiandad. Quizás, de manera más significativa, encuentro poco convincente la versión del psicoanálisis cultural de Rozitchner -que recupera los aspectos menos interesantes del último Freud-, y la exposición de Cabezas (que rara vez, si es que alguna, toma distancia de Rozitchner) favorece poco la menor ampliación de su atractivo.
Desde casi cualquier punto de vista el capítulo final del libro es el mejor. En él, Cabezas finalmente encuentra su propia voz. Sin embargo, incluso aquí mantiene el hábito de incorporar largas citas más o menos indigeridas de los textos que está discutiendo: de modo tal que no conseguimosdiscusiones de los textos sino recapitulaciones y extrapolaciones de lo que demasiado frecuentemente se presenta como escritura sagrada.
La primera parte del libro se habría beneficiado de lecturas más consistentes, a la vez en cantidad y en una mayor atención: el capítulo inicial sobre el Edicto de Expulsión de los Judíos Españoles de 1492, en particular, es demasiado reticente con la el archivo histórico, y ni siquiera cita el texto en cuestión; la aproximación al antiperonismo ensayada en el segundo capítulo es similarmente insatisfactoria. Pero me parece que el compromiso del capítulo final con “Tiempos Modernos” de Chaplin, “El Mito de Sísifo” de Camus y “Boca de Lobo” de Chejfec es provocador e importante.No obstante eso, quizás el fantasma de Derrida aceche al libro incluso aquí, donde los textos no son tanto deconstruidos como presentados en concepto de evidencia para las tesis sobre la absoluta alienación del (no)sujeto moderno. Finalmente, la metodología de Cabezas posee una extraña reminiscencia de los estudios culturales, aunque en vez de ir en busca de rastros de resistencia para celebrar, compone estos trabajos para probar la horrorosa situación en la que nos hallamos inmersas. Pero no estoy seguro de que la (post)soberanía del capital sea tan total: observemos simplemente las intervenciones estatales que siguieron a la crisis financiera desde el 2008, por ejemplo. Para mí, el punto crucial de la posthegemonía (y este es un libro poshegemónico) no es la celebración ni la reprobación intrínsecas, sino la ambivalencia. Estamos en tiempos peligrosos, y Cabezas brinda un servicio de señal al advertir sobre algunas de las tendencias inherentes a la subsunción real de lo social en el capital, pero estas tendencias no constituyen toda la historia. Absolutamente no.

Entre la luz y la sombra: el Subcomandante Marcos dice adiós como vocero del EZLN


Últimas palabras del vocero y estratega del EZLN tras su participación en el homenaje a Galeano, el zapatista asesinado en La Realidad, Chiapas, el dirigente del EZLN anuncia que Marcos deja de existir.
“Siendo las 0208 del 25 de mayo del 2014 en el frente de combate suroriental del EZLN, declaro que deja de existir el conocido como Subcomandante Insurgente Marcos, el autodenominado “subcomandante de acero inoxidable”. Eso es. Por mi voz ya no hablará la voz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional”.
En La Realidad, Planeta Tierra.
Mayo del 2014.
Compañera, compañeroa, compañero:
Buenas noches, tardes, días en cualesquiera que sea su geografía, su tiempo y su modo.
Buenas madrugadas.
Quisiera pedirles a las compañeras, compañeros y compañeroas de la Sexta que vienen de otras partes, especialmente a los medios libres compañeros, su paciencia, tolerancia y comprensión para lo que voy a decir, porque éstas serán mis últimas palabras en público antes de dejar de existir.
Me dirijo a ustedes y a quienes a través de ustedes nos escuchan y miran.
Tal vez al inicio, o en el transcurso de estas palabras vaya creciendo en su corazón la sensación de que algo está fuera de lugar, de que algo no cuadra, como si estuvieran faltando una o varias piezas para darle sentido al rompecabezas que se les va mostrando. Como que de por sí falta lo que falta.
Tal vez después, días, semanas, meses, años, décadas después se entienda lo que ahora decimos.
Mis compañeras y compañeros del EZLN en todos sus niveles no me preocupan, porque de por sí es nuestro modo acá: caminar, luchar, sabiendo siempre que siempre falta lo que falta.
Además de que, que no se ofenda nadie, la inteligencia de l@s compas zapatistas está muy por arriba del promedio.
Por lo demás, nos satisface y enorgullece que sea ante compañeras, compañeros y compañeroas, tanto del EZLN como de la Sexta, que se da a conocer esta decisión colectiva.
Y qué bueno que será por lo medios libres, alternativos, independientes, que este archipiélago de dolores, rabias y digna lucha que nos llamamos “la Sexta” tendrá conocimiento de esto que les diré, donde quiera que se encuentren.
Si a alguien más le interesa saber qué pasó este día tendrá que acudir a los medios libres para enterarse.
Va pues. Bienvenidas y bienvenidos a la realidad zapatista.
I.- Una decisión difícil.
Cuando irrumpimos e interrumpimos en 1994 con sangre y fuego, no iniciaba la guerra para nosotras, nosotros los zapatistas.
La guerra de arriba, con la muerte y la destrucción, el despojo y la humillación, la explotación y el silencio impuestos al vencido, ya la veníamos padeciendo desde siglos antes.
Lo que para nosotros inicia en 1994 es uno de los muchos momentos de la guerra de los de abajo contra los de arriba, contra su mundo.
Esa guerra de resistencia que día a día se bate en las calles de cualquier rincón de los cinco continentes, en sus campos y en sus montañas.
Era y es la nuestra, como la de muchos y muchas de abajo, una guerra por la humanidad y contra el neoliberalismo.
Contra la muerte, nosotros demandamos vida.
Contra el silencio, exigimos la palabra y el respeto.
Contra el olvido, la memoria.
Contra la humillación y el desprecio, la dignidad.
Contra la opresión, la rebeldía.
Contra la esclavitud, la libertad.
Contra la imposición, la democracia.
Contra el crimen, la justicia.

¿Quién con un poco de humanidad en las venas podría o puede cuestionar esas demandas?
Y en ese entonces muchos escucharon.
La guerra que levantamos nos dio el privilegio de llegar a oídos y corazones atentos y generosos en geografías cercanas y alejadas.
Faltaba lo que faltaba, y falta lo que falta, pero conseguimos entonces la mirada del otro, su oído, su corazón.
Entonces nos vimos en la necesidad de responder a una pregunta decisiva:
“¿Qué sigue?”
En las tétricas cuentas de la víspera no entraba la posibilidad de plantearnos pregunta alguna. Así que esa pregunta nos llevó a otras:
¿Preparar a los que siguen en la ruta de la muerte?
¿Formar más y mejores soldados?
¿Invertir empeños en mejorar nuestra maltrecha maquinaria de guerra?
¿Simular diálogos y disposición para la paz, pero seguir preparando nuevos golpes?
¿Matar o morir como único destino?
¿O debíamos reconstruir el camino de la vida, ése que habían roto y siguen rompiendo desde arriba?
El camino no sólo de los pueblos originarios, también de trabajadores, estudiantes, maestros, jóvenes, campesinos, además de todas las diferencias que se celebran arriba, y abajo se persiguen y se castigan.
¿Debíamos inscribir nuestra sangre en el camino que otros dirigen hacia el Poder o debíamos voltear el corazón y la mirada a los que somos y a los que son lo que somos, es decir los pueblos originarios, guardianes de la tierra y la memoria?
Nadie lo escuchó entonces, pero en los primeros balbuceos que fueron nuestras palabras advertimos que nuestro dilema no estaba entre negociar o combatir, sino entre morir o vivir.
Quien hubiera advertido entonces que ese temprano dilema no era individual, tal vez hubiera entendido mejor lo que ha ocurrido en la realidad zapatista los últimos 20 años.
Pero les decía yo que nos topamos con esa pregunta y ese dilema.
Y elegimos.
Y en lugar de dedicarnos a formar guerrilleros, soldados y escuadrones, preparamos promotores de educación, de salud, y se fueron levantando las bases de la autonomía que hoy maravilla al mundo.
En lugar de construir cuarteles, mejorar nuestro armamento, levantar muros y trincheras, se levantaron escuelas, se construyeron hospitales y centros de salud, mejoramos nuestras condiciones de vida.
En lugar de luchar por ocupar un lugar en el Partenón de las muertes individualizadas de abajo, elegimos construir la vida.
Esto en medio de una guerra que no por sorda era menos letal.
Porque, compas, una cosa es gritar “no están solos” y otra enfrentar sólo con el cuerpo una columna blindada de tropas federales, como ocurrió en la zona de Los Altos de Chiapas, y a ver si hay suerte y alguien se entera, y a ver si hay un poco más de suerte y el que se entera se indigna, y otro poco más de suerte y el que se indigna hace algo.
En el entretanto, las tanquetas son frenadas por las mujeres zapatistas, y a falta de parque fue con mentadas de madre y piedras que la serpiente de acero tuvo que echarse para atrás.
Y en la zona norte de Chiapas, padecer el nacimiento y desarrollo de las guardias blancas, recicladas entonces como paramilitares; y en la zona Tzotz Choj las agresiones continuas de organizaciones campesinas que de “independientes” a veces ni el nombre tienen; y en la zona de la Selva Tzeltal la combinación de paramilitares y contras.
Y una cosa es gritar “todos somos marcos” o “no todos somos marcos”, según el caso o cosa, y otra la persecución con toda la maquinaria de guerra, la invasión de poblados, el “peinado” de montañas, el uso de perros adiestrados, las aspas de los helicópteros artillados alborotando los copetes de las ceibas, el “vivo o muerto” que nació en los primeros días de enero de 1994 y alcanzó su nivel más histérico en 1995 y el resto del sexenio del ahora empleado de una trasnacional, y que esta zona de Selva Fronteriza padeció desde 1995 y a la que se suma después la misma secuencia de agresiones de organizaciones campesinas, uso de paramilitares, militarización, hostigamiento.
Si hay algún mito en todo esto no es el pasamontañas, sino la mentira que repiten desde esos días, incluso retomada por personas con altos estudios, de que la guerra contra los zapatistas sólo duró 12 días.
No haré un recuento detallado. Alguien con un poco de espíritu crítico y seriedad puede reconstruir la historia, y sumar y restar para sacar la cuenta, y decir si fueron y son más los reporteros que los policías y soldados; si fueron más los halagos que las amenazas e insultos, si el precio que se ponía era para ver el pasamontañas o para capturarlo “vivo o muerto”.
En esas condiciones, algunas veces sólo con nuestras fuerzas y otras con el apoyo generoso e incondicional de gente buena de todo el mundo, se fue avanzando en la construcción aún inacabada, es cierto, pero ya definida de lo que somos.
No es entonces una frase, afortunada o desafortunada, según se le vea desde arriba o desde abajo, la de “aquí estamos los muertos de siempre, muriendo de nuevo, pero ahora para vivir”. Es la realidad.
Y casi 20 años después…
El 21 de diciembre del 2012, cuando la política y el esoterismo coincidían, como otras veces, en predicar catástrofes que siempre son para los de siempre, los de abajo, repetimos el golpe de mano del 1 de enero del 94 y, sin disparar ni un solo tiro, sin armas, con nuestro solo silencio, postramos de nuevo la soberbia de las ciudades cuna y nido del racismo y el desprecio.
Si el primero de enero de 1994, miles de hombres y mujeres sin rostro atacaron y rindieron las guarniciones que protegían las ciudades, el 21 de diciembre del 2012 fueron decenas de miles que tomaron sin palabras los edificios desde donde se celebraba nuestra desaparición.
El sólo hecho inapelable de que el EZLN no sólo no se había debilitado, mucho menos desaparecido, sino que había crecido cuantitativa y cualitativamente hubiera bastado para que cualquier mente medianamente inteligente se diera cuenta de que, en esos 20 años, algo había cambiado al interior del EZLN y de las comunidades.
Tal vez más de alguno piense que nos equivocamos al elegir, que un ejército no puede ni debe empeñarse en la paz.
Por muchas razones, cierto, pero la principal era y es porque de esa forma terminaríamos por desaparecer.
Tal vez es cierto. Tal vez nos equivocamos al elegir cultivar la vida en lugar de adorar a la muerte.
Pero nosotros elegimos no escuchando a los de afuera. No a quienes siempre demandan y exigen la lucha a muerte, mientras los muertos los pongan otros.
Elegimos mirándonos y escuchándonos, siendo el Votán colectivo que somos.
Elegimos la rebeldía, es decir, la vida.
Eso no quiere decir que no supiéramos que la guerra de arriba trataría y trata de imponer de nuevo su dominio sobre nosotros.
Supimos y sabemos que una y otra vez habremos de defender lo que somos y como somos.
Supimos y sabemos que seguirá habiendo muerte para que haya vida.
Supimos y sabemos que para vivir, morimos.
II.- ¿Un fracaso?
Dicen por ahí que no hemos logrado nada para nosotros.
No deja de sorprender que se maneje con tanto desparpajo esta posición.
Piensan que los hijos e hijas de los comandantes y comandantas deberían disfrutar de viajes al extranjero, de estudios en escuelas privadas y luego de altos puestos en la empresa o la política. Que en lugar de trabajar la tierra para arrancarle con sudor y empeño el alimento, deberían lucirse en las redes sociales divirtiéndose en los antros, exhibiendo lujos.
Tal vez los subcomandantes deberían procrear y heredar a sus descendientes los cargos, las prebendas, los templetes, como hacen los políticos de todo el espectro.
Tal vez deberíamos, como los dirigentes de la CIOAC-H y de otras organizaciones campesinas, recibir privilegios y paga en proyectos y apoyos, quedarnos con la mayor parte y dejar a las bases sólo unas migajas, a cambio de que cumplan las órdenes criminales que vienen de más arriba.
Pero es cierto, no hemos logrado nada de eso para nosotros.
Difícil de creer que, 20 años después de aquel “nada para nosotros”, resultara que no era una consigna, una frase buena para carteles y canciones, sino una realidad, la realidad.
Si el ser consecuentes es un fracaso, entonces la incongruencia es el camino del éxito, la ruta al Poder.
Pero nosotros no queremos ir para allá.
No nos interesa.
En esos parámetros preferimos fracasar que triunfar.
III.- El relevo.
En estos 20 años ha habido un relevo múltiple y complejo en el EZLN.
Algunos han advertido sólo el evidente: el generacional.
Ahora están haciendo la lucha y dirigiendo la resistencia quienes eran pequeños o no habían nacido al inicio del alzamiento.
Pero algunos estudiosos no se han percatado de otros relevos:
El de clase: del origen clase mediero ilustrado, al indígena campesino.
El de raza: de la dirección mestiza a la dirección netamente indígena.
Y el más importante: el relevo de pensamiento: del vanguardismo revolucionario al mandar obedeciendo; de la toma del Poder de Arriba a la creación del poder de abajo; de la política profesional a la política cotidiana; de los líderes, a los pueblos; de la marginación de género, a la participación directa de las mujeres; de la burla a lo otro, a la celebración de la diferencia.
No me extenderé más sobre esto, porque ha sido precisamente el curso “La Libertad según l@s zapatistas” la oportunidad de constatar si en territorio organizado vale más el personaje que la comunidad.
En lo personal no entiendo por qué gente pensante que afirma que la historia la hacen los pueblos, se espante tanto ante la existencia de un gobierno del pueblo donde no aparecen los “especialistas” en ser gobierno.
¿Por qué les da terror el que sean los pueblos los que manden, los que dirijan sus pasos propios?
¿Por qué mueven la cabeza con desaprobación frente al mandar obedeciendo?
El culto al individualismo encuentra en el culto al vanguardismo su extremo más fanático.
Y ha sido eso precisamente, el que los indígenas manden y que ahora un indígena sea el vocero y jefe, lo que los aterra, los aleja, y finalmente se van para seguir buscando alguien que precise de vanguardias, caudillos y líderes. Porque también hay racismo en la izquierda, sobre todo en la que se pretende revolucionaria.
El ezetaelene no es de ésos. Por eso no cualquiera puede ser zapatista.
IV.- Un holograma cambiante y a modo. Lo que no será.
Antes del amanecer de 1994, pasé 10 años en estas montañas. Conocí y traté personalmente a algunos en cuya muerte morimos un mucho. Conozco y trato desde entonces con otros y otras más que hoy están aquí como nosotros.
Muchas madrugadas me encontré a mí mismo tratando de digerir las historias que me contaban, los mundos que dibujaban con silencios, manos y miradas, su insistencia en señalar algo más allá.
¿Era un sueño el mundo ése, tan otro, tan lejano, tan ajeno?
A veces pensé que se habían adelantado, que las palabras que nos guiaron y guían venían de tiempos para los que no habían aún calendarios, perdidos como estaban en geografías imprecisas: siempre el sur digno omnipresente en todos los puntos cardinales.
Luego supe que no me hablaban de un mundo inexacto y, por lo tanto, improbable.
Ese mundo ya andaba con su paso.
Ustedes, ¿no lo vieron? ¿No lo ven?
No hemos engañado a nadie de abajo. No escondemos que somos un ejército, con su estructura piramidal, su centro de mando, sus decisiones de arriba hacia abajo. No por congraciarnos con libertarios o por moda negamos lo que somos.
Pero cualquiera puede ver ahora si el nuestro es un ejército que suplante o impone.
Y debo decir esto, que ya he pedido la autorización del compañero Subcomandante Insurgente Moisés para hacerlo:
Nada de lo que hemos hecho, para bien o para mal, hubiera sido posible si un ejército armado, el zapatista de liberación nacional, no se hubiera alzado contra el mal gobierno ejerciendo el derecho a la violencia legítima. La violencia del de abajo frente a la violencia del de arriba.
Somos guerreros y como tales sabemos cuál es nuestro papel y nuestro momento.
En la madrugada del día primero del primer mes del año de 1994, un ejército de gigantes, es decir, de indígenas rebeldes, bajó a las ciudades para con su paso sacudir el mundo.
Apenas unos días después, con la sangre de nuestros caídos aún fresca en las calles citadinas, nos dimos cuenta de que los de afuera no nos veían.
Acostumbrados a mirar desde arriba a los indígenas, no alzaban la mirada para mirarnos.
Acostumbrados a vernos humillados, su corazón no comprendía nuestra digna rebeldía.
Su mirada se había detenido en el único mestizo que vieron con pasamontañas, es decir, que no miraron.
Nuestros jefes y jefas dijeron entonces:
“Sólo lo ven lo pequeño que son, hagamos a alguien tan pequeño como ellos, que a él lo vean y por él nos vean”
Empezó así una compleja maniobra de distracción, un truco de magia terrible y maravillosa, una maliciosa jugada del corazón indígena que somos, la sabiduría indígena desafiaba a la modernidad en uno de sus bastiones: los medios de comunicación.
Empezó entonces la construcción del personaje llamado “Marcos”.
Les pido que me sigan en este razonamiento:
Supongamos que es posible otra forma de neutralizar a un criminal. Por ejemplo, creándole su arma homicida, hacerle creer que es efectiva, conminarlo a construir, en base a esa efectividad, todo su plan, para, en el momento en que se prepara para disparar, el “arma” vuelva a ser lo que siempre fue: una ilusión.
El sistema entero, pero sobre todo sus medios de comunicación, juegan a construir famas para luego destruirlas si no se pliegan a sus designios.
Su poder residía (ya no, han sido desplazados en eso por las redes sociales) en decidir qué y quién existía en el momento en que elegían qué nombraban y qué callaban.
En fin, no me hagan mucho caso, como se ha demostrado en estos 20 años, yo no sé nada de medios masivos de comunicación.
El caso es que el SupMarcos pasó de ser un vocero a ser un distractor.
Si el camino de la guerra, es decir, de la muerte, nos había tomado 10 años; el de la vida tomó más tiempo y requirió más esfuerzo, por no hablar de sangre.
Porque, aunque no lo crean, es más fácil morir que vivir.
Necesitábamos tiempo para ser y para encontrar a quien supiera vernos como lo que somos.
Necesitábamos tiempo para encontrar a quien nos viera no hacia arriba, no hacia abajo, que de frente nos viera, que nos viera con mirada compañera.
Les decía que empezó entonces la construcción del personaje.
Marcos un día tenía los ojos azules, otro día los tenía verdes, o cafés, o miel, o negros, todo dependiendo de quién hiciera la entrevista y tomara la foto. Así fue reserva en equipos de futbol profesional, empleado en tiendas departamentales, chofer, filósofo, cineasta, y los etcéteras que pueden encontrar en los medios de paga de esos calendarios y en diversas geografías. Había un Marcos para cada ocasión, es decir, para cada entrevista. Y no fue fácil, créanme, no había entonces wikipedia y si venían del Estado Español tenía que investigar si el corte inglés, por ejemplo, era un corte de traje típico de Inglaterra, una tienda de abarrotes, o una tienda departamental.
Si me permiten definir a Marcos el personaje entonces diría sin titubear que fue una botarga.
Digamos que, para que me entiendan, Marcos era un Medio No Libre (ojo: que no es lo mismo que ser un medio de paga).
En la construcción y mantenimiento del personaje tuvimos algunos errores.
“Es de humanos el herrar”, dijo el herrero.
Durante el primer año agotamos, como quien dice, el repertorio de “Marcos” posibles. Así que para inicios de 1995 estábamos en apuros y el proceso de los pueblos estaba en sus primeros pasos.
Así que en 1995 ya no sabíamos cómo hacerle. Pero entonces es cuando Zedillo, con el PAN de la mano, “descubre” a Marcos con el mismo método científico con que encuentra osamentas, es decir, por delación esotérica.
La historia del tampiqueño nos dio aire, aunque el fraude posterior de la Paca de Lozano nos hizo temer que la prensa de paga cuestionara también el “desenmascaramiento” de Marcos y descubriera que era un fraude más. Afortunadamente no fue así. Como ésa, los medios siguieron tragando otras ruedas de molino semejantes.
Un tiempo después el tampiqueño llegó a estas tierras. Junto con el Subcomandante Insurgente Moisés, hablamos con él. Le ofrecimos entonces dar una conferencia conjunta, así podría él librarse de la persecución puesto que sería evidente que no eran Marcos y él la misma persona. No quiso. Vino a vivir acá. Salió algunas veces y su rostro puede encontrarse en las fotografías de los velorios de sus padres. Si quieren pueden entrevistarlo. Ahora vive en una comunidad, en…. Ah, no quiere que sepan dónde mero vive. No diremos nada más para que él, si así lo desea algún día, pueda contar la historia que vivió desde el 9 de febrero de 1995. Por nuestra parte sólo nos queda agradecerle que nos haya pasado datos que cada tanto usamos para alimentar la “certeza” de que el SupMarcos no es lo que es en realidad, es decir, una botarga o un holograma, sino un profesor universitario, originario del ahora doloroso Tamaulipas.
En el entretanto seguíamos buscando, buscándolas, buscándolos a ustedes, a quienes ahora están aquí y a quienes no están aquí pero están.
Lanzamos una y otra iniciativas para encontrar al otro, a la otra, a lo otro compañero. Diferentes iniciativas, tratando de encontrar la mirada y el oído que necesitamos y merecemos.
En el entretanto, seguía el avance de los pueblos y el relevo del que se ha hablado mucho o poco, pero que se puede constatar directamente, sin intermediarios.
En la búsqueda de lo otro, una y otra vez fracasamos.
A quien encontrábamos o nos quería dirigir o quería que lo dirigiéramos.
Había quienes se acercaban y lo hacían con el afán de usarnos, o para mirar hacia atrás, sea con la nostalgia antropológica, sea con la nostalgia militante.
Así para unos éramos comunistas, para otros trotskistas, para otros anarquistas, para otros maoístas, para otros milenaristas, y ahí les dejo varios “istas” para que pongan lo que sea de su conocimiento.
Así fue hasta la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, la más audaz y la más zapatista de las iniciativas que hemos lanzado hasta ahora.
Con la Sexta al fin hemos encontrado quien nos mira de frente y nos saluda y abraza, y así se saluda y abraza.
Con la Sexta al fin los encontramos a ustedes.
Por fin, alguien que entendía que no buscábamos ni pastores que nos guiaran, ni rebaños a los cuales conducir a la tierra prometida. Ni amos ni esclavos. Ni caudillos ni masas sin cabeza.
Pero faltaba ver si era posible que miraran y escucharan lo que siendo somos.
Al interior, el avance de los pueblos había sido impresionante.
Entonces vino el curso “La Libertad según l@s zapatistas”.
En 3 vueltas, nos dimos cuenta de que ya había una generación que podía mirarnos de frente, que podía escucharnos y hablarnos sin esperar guía o liderazgo, ni pretender sumisión ni seguimiento.
Marcos, el personaje, ya no era necesario.
La nueva etapa en la lucha zapatista estaba lista.
Pasó entonces lo que pasó y muchas y muchos de ustedes, compañeras y compañeros de la Sexta, lo conocen de manera directa.
Podrán decir luego que lo del personaje fue ocioso. Pero una revisión honesta de esos días dirá de cuántas y cuántos voltearon a mirarnos, con agrado o desagrado, por los desfiguros de una botarga.
Así que el relevo de mando no se da por enfermedad o muerte, ni por desplazamiento interno, purga o depuración.
Se da lógicamente de acuerdo a los cambios internos que ha tenido y tiene el EZLN.
Sé que eso no cuadra con los esquemas cuadrados que en los distintos arriba hay, pero eso la verdad nos tiene sin cuidado.
Y si esto arruina la perezosa y pobre elaboración de los rumorólogos y zapatólogos de Jovel, pues ni modos.
Ni estoy ni he estado enfermo, ni estoy ni he estado muerto.
O sí, aunque tantas veces me mataron, tantas veces me morí, y de nuevo estoy aquí.
Si alentamos esos rumores fue porque así convenía.
El último gran truco del holograma fue simular enfermedad terminal, e incluso todas las muertes que ha padecido.
Por cierto, lo de “si su salud lo permite”, que el Subcomandante Insurgente Moisés usó en el comunicado anunciando la compartición con el CNI, era un equivalente a “si el pueblo lo pide” o “si las encuestas me favorecen” o “si dios me da licencia” u otros lugares comunes que han sido la muletilla en la clase política en los últimos tiempos.
Si me permiten un consejo: deberían cultivar un poco el sentido del humor, no sólo por salud mental y física, también porque sin sentido del humor no van a entender al zapatismo. Y el que no entiende, juzga; y el que juzga, condena.
En realidad ésa ha sido la parte más sencilla del personaje. Para alimentar el rumor sólo fue necesario decirle a algunas personas en específico: “te voy a decir un secreto pero prométeme que no se lo vas a contar nadie”.
Por supuesto que lo contaron.
Los principales colaboradores involuntarios del rumor de enfermedad y muerte han sido los “expertos en zapatología” que en la soberbia Jovel y en la caótica Ciudad de México presumen su cercanía con el zapatismo y el profundo conocimiento que de él tienen, además, claro, de los policías que también cobran como periodistas, de los periodistas que cobran como policías, y de l@s periodistas que sólo cobran, y mal, como periodistas.
Gracias a todas y todos ellos y ellas. Gracias por su discreción. Hicieron exactamente como suponíamos que iban a hacer. Lo único malo de todo esto, es que dudo que ahora alguien les confíe ningún secreto.
Es nuestra convicción y nuestra práctica que para rebelarse y luchar no son necesarios ni líderes ni caudillos ni mesías ni salvadores. Para luchar sólo se necesitan un poco de vergüenza, un tanto de dignidad y mucha organización.
Lo demás, o sirve al colectivo o no sirve.
Ha sido particularmente cómico lo que el culto al individuo ha provocado en los politólogos y analistas de arriba. Ayer dijeron que el futuro de este pueblo mexicano dependía de la alianza de 2 personalidades. Antier dijeron que Peña Nieto se independizaba de Salinas de Gortari, sin darse cuenta de que, entonces, si criticaban a Peña Nieto, se ponían del lado de Salinas de Gortari; y que si criticaban a éste último, apoyaban a Peña Nieto. Ahora dicen que hay que optar por un bando en la lucha de arriba por el control de las telecomunicaciones, así que o estás con Slim o estás con Azcárraga-Salinas. Y más arriba, o con Obama o con Putin.
Quienes hacia arriba suspiran y miran pueden seguir buscando su líder; pueden seguir pensando que ahora sí se van a respetar los resultados electorales; que ahora sí Slim va a apoyar la opción electoral de izquierda; que ahora sí en Game of Thrones van a aparecer los dragones y las batallas; que ahora sí en la serie televisiva The Walking Dead, Kirkman se va a apegar al comic; que ahora sí las herramientas hechas en china no se van a quebrar a la primera vuelta; que ahora sí el futbol va a ser deporte y no negocio.
Y sí, puede que en algunos de los casos sí le atinen, pero no hay que olvidar que en todos ellos son meros espectadores, es decir, consumidores pasivos.
Quienes amaron y odiaron al SupMarcos ahora saben que han odiado y amado a un holograma. Sus amores y odios han sido, pues, inútiles, estériles, vacíos, huecos.
No habrá entonces casa-museo o placas de metal en donde nací y crecí. Ni habrá quien viva de haber sido el subcomandante Marcos. Ni se heredará su nombre ni su cargo. No habrán viajes todo pagado para dar pláticas en el extranjero. No habrá traslado ni atención en hospitales de lujo. No habrán viudas ni hereder@s. No habrán funerales, ni honores, ni estatuas, ni museos, ni premios, ni nada de lo que el sistema hace para promover el culto al individuo y para menospreciar al colectivo.
El personaje fue creado y ahora sus creadores, los zapatistas y las zapatistas, lo destruimos.
Si alguien entiende esta lección que dan nuestras compañeras y compañeros, habrá entendido uno de los fundamentos del zapatismo.
Así que en los últimos años ha pasado lo que ha pasado.
Entonces vimos que la botarga, el personaje, el holograma pues, ya no era necesario.
Una y otra vez planeamos, y una y otra vez esperamos el momento indicado: el calendario y la geografía precisas para mostrar lo que en verdad somos a quienes son en verdad.
Entonces llegó Galeano con su muerte a marcarnos la geografía y el calendario: “aquí, en La Realidad; ahora: en el dolor y la rabia”
V.- El dolor y la Rabia. Susurros y gritos.
Cuando llegamos al caracol aquí en La Realidad, sin que nadie nos lo dijera empezamos a hablar en susurros.
Quedo hablaba nuestro dolor, quedito nuestra rabia.
Como si tratáramos de evitar que al Galeano lo ahuyentaran los ruidos, los sonidos que le eran ajenos.
Como si nuestras voces y pasos lo llamaran.
“Espera compa”, decía nuestro silencio.
“No te vayas”, susurraban las palabras.
Pero hay otros dolores y otras rabias.
Ahora mismo, en otros rincones de México y del mundo, un hombre, una mujer, unoa otroa, un niño, una niña, un anciano, una anciana, una memoria, es golpeada a mansalva, rodeada por el sistema hecho crimen voraz, es garroteada, macheteada, baleada, rematada, arrastrada entre burlas, abandonada, recuperado y velado su cuerpo, enterrada su vida.
Sólo algunos nombres:
Alexis Benhumea, asesinado en el Estado de México.
Francisco Javier Cortés, asesinado en el Estado de México.
Juan Vázquez Guzmán, asesinado en Chiapas.
Juan Carlos Gómez Silvano, asesinado en Chiapas.
El compa Kuy, asesinado en el DF.
Carlo Giuliani, asesinado en Italia.
Aléxis Grigoropoulos, asesinado en Grecia.
Wajih Wajdi al-Ramahi, asesinado en un Campo de refugiados en la ciudad cisjordana de Ramala. 14 años, asesinado de un tiro en la espalda desde un puesto de observación del ejército israelí, no había marchas, ni protestas ni nada en la calle.
Matías Valentín Catrileo Quezada, mapuche asesinado en Chile.
Teodulfo Torres Soriano, compa de la Sexta desaparecido en la Ciudad de México.
Guadalupe Jerónimo y Urbano Macías, comuneros de Cherán, asesinados en Michoacán.
Francisco de Asís Manuel, desaparecido en Santa María Ostula
Javier Martínes Robles, desaparecido en Santa María Ostula
Gerardo Vera Orcino, desaparecido en Santa María Ostula
Enrique Domínguez Macías, desaparecido en Santa María Ostula
Martín Santos Luna, desaparecido en Santa María Ostula
Pedro Leyva Domínguez, asesinado en Santa María Ostula.
Diego Ramírez Domínguez, asesinado en Santa María Ostula.
Trinidad de la Cruz Crisóstomo, asesinado en Santa María Ostula.
Crisóforo Sánchez Reyes, asesinado en Santa María Ostula.
Teódulo Santos Girón, desparecido en Santa María Ostula.
Longino Vicente Morales, desaparecido en Guerrero.
Víctor Ayala Tapia, desaparecido en Guerrero.
Jacinto López Díaz “El Jazi”, asesinado en Puebla.
Bernardo Vázquez Sánchez, asesinado en Oaxaca
Jorge Alexis Herrera, asesinado en Guerrero.
Gabriel Echeverría, asesinado en Guerrero.
Edmundo Reyes Amaya, desaparecido en Oaxaca.
Gabriel Alberto Cruz Sánchez, desaparecido en Oaxaca.
Juan Francisco Sicilia Ortega, asesinado en Morelos.
Ernesto Méndez Salinas, asesinado en Morelos.
Alejandro Chao Barona, asesinado en Morelos.
Sara Robledo, asesinada en Morelos.
Juventina Villa Mojica, asesinada en Guerrero.
Reynaldo Santana Villa, asesinado en Guerrero.
Catarino Torres Pereda, asesinado en Oaxaca.
Bety Cariño, asesinada en Oaxaca.
Jyri Jaakkola, asesinado en Oaxaca.
Sandra Luz Hernández, asesinada en Sinaloa.
Marisela Escobedo Ortíz, asesinada en Chihuahua.
Celedonio Monroy Prudencio, desaparecido en Jalisco.
Nepomuceno Moreno Nuñez, asesinado en Sonora.

Los y las migrantes desparecidas forzosamente y probablemente asesinadas en cualquier rincón del territorio mexicano.
Los presos a quienes se quiere matar en vida: Mumia Abu Jamal, Leonard Peltier, los Mapuche, Mario González, Juan Carlos Flores.
El continuo entierro de voces que vida fueron, silenciadas por el caer de la tierra y el cerrarse de las rejas.
Y la burla mayor es que, en cada paletada de tierra que arroja el esbirro en turno, el sistema va diciendo: “no vales, no importas, nadie te llora, a nadie le da rabia tu muerte, nadie sigue tu paso, nadie levanta tu vida”
Y con la última paletada sentencia: “aunque agarren y castiguen a los que te matamos, siempre encontraré otro, otra, otros, que de nuevo te embosquen y repitan la danza macabra que acabó con tu vida”
Y dice “Tu justicia pequeña, enana, fabricada para que los medios de paga simulen y obtengan un poco de calma para frenar el caos que se les viene encima, no me espanta, no me daña, no me castiga”
¿Qué le decimos a ese cadáver al que, en cualquier rincón del mundo de abajo, se le entierra en el olvido?
¿Que sólo nuestros dolor y rabia cuentan?
¿Que sólo nuestro coraje importa?
¿Que mientras susurramos nuestra historia, no escuchamos su grito, su alarido?
Tiene tantos nombres la injusticia y son tantos los gritos que provoca.
Pero nuestro dolor y nuestra rabia no nos impiden escuchar.
Y nuestros susurros no son sólo para lamentar la caída de nuestros muertos injustamente.
Son para así poder escuchar a otros dolores, hacer nuestras otras rabias y seguir así en el complicado, largo y tortuoso camino de hacer de todo eso un alarido que se transforme en lucha libertadora.
Y no olvidar que, mientras alguien susurra, alguien grita.
Y sólo el oído atento puede escuchar
Mientras hablamos y escuchamos ahora, alguien grita de dolor, de rabia.
Y así como hay que aprender a dirigir la mirada, la escucha debe encontrar el rumbo que la haga fértil.
Porque mientras alguien descansa, hay quien sigue cuesta arriba.
Para mirar ese empeño, basta bajar la mirada y elevar el corazón.
¿Pueden?
¿Podrán?
La justicia pequeña se parece tanto a la venganza. La justicia pequeña es la que reparte impunidad, pues al castigar a uno, absuelve a otros.
La que queremos nosotros, por la que luchamos, no se agota en encontrar a los asesinos del compa Galeano y ver que reciban su castigo (que así será, que nadie se llame a engaño).
La búsqueda paciente y porfiada busca la verdad, no el alivio de la resignación.
La justicia grande tiene qué ver con el compañero Galeano enterrado.
Porque nosotros nos preguntamos no qué hacemos con su muerte, sino qué debemos hacer con su vida.
Disculpen si entro en el pantanoso terreno de los lugares comunes, pero ese compañero no merecía morir, no así.
Todo su empeño, su sacrificio cotidiano, puntual, invisible para quien no fuera nosotros, fue por la vida.
Y sí les puedo decir que fue un ser extraordinario y además, y esto es lo que maravilla, hay miles de compañeras y compañeros como él en las comunidades indígenas zapatistas, con el mismo empeño, idéntico compromiso, igual claridad y un único destino: la libertad.
Y haciendo cuentas macabras: si alguien merece la muerte es quien no existe ni ha existido, como no sea en la fugacidad de los medios de comunicación de paga.
Ya nos ha dicho nuestro compañero jefe y vocero del EZLN, el Subcomandante Insurgente Moisés, que al asesinar a Galeano, o a cualquiera de los zapatistas, los de arriba querían asesinar al EZLN.
No como ejército, sino como rebelde necio que construye y levanta vida donde ellos, los de arriba, desean el páramo de las industrias mineras, petroleras, turísticas, la muerte de la tierra y de quienes la habitan y trabajan.
Y ha dicho que hemos venido, como Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, a desenterrar a Galeano.
Pensamos que es necesario que uno de nosotros muera para que Galeano viva.
Y para que esa impertinente que es la muerte quede satisfecha, en su lugar de Galeano ponemos otro nombre para que Galeano viva y la muerte se lleve no una vida, sino un nombre solamente, unas letras vaciadas de todo sentido, sin historia propia, sin vida.
Así que hemos decidido que Marcos deje de existir hoy.
Lo llevarán de la mano sombra el guerrero y lucecita para que no se pierda en el camino, Don Durito se irá con él, lo mismo que el Viejo Antonio.
No lo extrañarán las niñas y niños que antes se juntaban para escuchar sus cuentos, pues ya son grandes, ya tienen juicio, ya luchan como el que más por la libertad, la democracia y la justicia, que son la tarea de cualquier zapatista.
El gato-perro, y no un cisne, entonará ahora el canto de despedida.
Y al final, quienes entiendan, sabrán que no se va quien nunca estuvo, ni muere quien no ha vivido.
Y la muerte se irá engañada por un indígena con el nombre de Galeano en la lucha, y en esas piedras que han colocado en su tumba volverá a andar y a enseñar, a quien se deje, lo básico del zapatismo, es decir, no venderse, no rendirse, no claudicar.
¡Ah la muerte! Como si no fuera evidente que a los de arriba los libera de toda corresponsabilidad, más allá de la oración fúnebre, el homenaje gris, la estatua estéril, el museo controlador.
¿A nosotros? Bueno, pues a nosotros la muerte nos compromete por lo que tiene de vida.
Así que aquí estamos, burlando a la muerte en la realidad.
Compas:
Dicho todo lo anterior, siendo las 0208 del 25 de mayo del 2014 en el frente de combate suroriental del EZLN, declaro que deja de existir el conocido como Subcomandante Insurgente Marcos, el autodenominado “subcomandante de acero inoxidable”.
Eso es.
Por mi voz ya no hablará la voz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Vale. Salud y hasta nunca… o hasta siempre, quien entendió sabrá que eso ya no importa, que nunca ha importado.
Desde la realidad zapatista.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, 24 de mayo del 2014.

P.D.1.- ¿“Game is over”?
P.D.2.- ¿Jaque Mate?
P.D.3.- ¿Touché?
P.D. 4.- Ahí se ven, raza, y manden tabaco.
P.D. 5.- Mmh… así que esto es el infierno… ¡Ése Piporro, Pedro, José Alfredo! ¿Cómo? ¿Por machistas? Nah, no lo creo, si yo nunca…
P.D.-6.- O sea que como quien dice, sin la botarga, ¿ya puedo andar desnudo?
P.D. 7.- Oigan, está muy oscuro acá, necesito una lucecita.

(…)
(se escucha una voz en off)
Buenas madrugadas tengan compañeras y compañeros. Mi nombre es Galeano, Subcomandante Insurgente Galeano.
¿Alguien más se llama Galeano?
(se escuchan voces y gritos)
Ah, tras que por eso me dijeron que cuando volviera a nacer, lo haría en colectivo.
Sea pues.
Buen viaje. Cuídense, cuídenos.
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Galeano.
México, mayo del 2014.

Cualunquismo: clase media argentina

por Pablo E. Chacón



Supongamos que exista la categoría hombre común como categoría política. Sería, casi sin dudarlo, una deriva de l´uomo qualunque o también, como subraya el politólogo Edgardo Mocca, de la mayoría silenciosa norteamericana o del poujadismo francés.

El cualunquismo, según esas fuentes, nació hacia 1945 en Italia, alrededor de la revista L´uomo qualunque, fundada por el comediógrafo Guglielmo Giannini y entre otros, por el nono Giorgio Macri, que siempre quiso ser artista pero sus convicciones (que no eran bolcheviques, pero tampoco fascistas) encontraron una síntesis en ese elogio al hombre común que trabaja, tiene familia, defiende la propiedad privada, que en épocas de violencia considera la posibilidad de la pena de muerte, ama el deporte, el aire libre, el sol, la ley, el orden y la eficacia policial.
Estos apuntes versan sobre un tiempo histórico más o menos enterrado, cuando el cualunquismo, trufado de trabajadores, hombres grises que agachaban la cabeza cuando pasaba un partisano, por lo menos pretendió organizar políticamente los restos monárquicos que en tiempos mejores festejaron DAnnunzio y Marinetti, uno con su prosa recargada y fastuosa, y el otro cantando loas al progreso, la aceleración y la velocidad.
El mismísimo Macri, el abuelo de Mauricio, intendente de la ciudad de Buenos Aires, cultivó durante un tiempo la amistad de Michelangelo Antonioni, hasta que el hambre y los deberes lo obligaron a cruzar el océano donde prosperaron hijos y nietos.
Sin embargo, el nono Giorgio jamás abandonó su pasión cinéfila y cuenta la leyenda que la última película que rodó Antonioni antes que la apoplejía lo dejara casi sin habla, resultó en parte financiada por aquel artista frustrado.
Se trataba de Identificación de una mujer, que se alzó con la Palma de Oro en Cannes 1982. Los protagonistas de ese filme recorren Venecia buscándose a sí mismos, perdidos entre los fantasmas de un pasado que no volverá. Pero no se entregan a la nostalgia, ese clásico del cualunquismo. En la pérdida, los personajes de Antonioni miran adelante: no hay nada. Sólo el impulso de inventar.
El hombre común es el hombre sencillo, el del fútbol, la bandera, la familia; el que grita nació, nació; el que se quiebra y no se sabe si se ríe o si tiene espasmos mientras pucherea murió, murió.
Es el que prepara el pavo de las navidades, la fiesta de casamiento de la tribu, el que guarda el secreto familiar bien temperado y más atroz, el que arrastra al nene al putero, a la cancha, al cine de súper acción.
El que se jubiló antes de nacer; el que dice: qué barbaridad, o roban pero hacen; el que dice: de algo hay que vivir; el que vota, optimista; el que vuelve a votar, algo decepcionado pero siempre optimista; el que vota otra vez.
El que va al Malba, es ese que saluda al rati de la esquina, el mismo que echa gargajos en la vereda del vecino, verdes como espumarajos de gelatina, después del mate mañanero, el que garca puntual, todos los días antes de lavarse los dientes.
Ese que tiene una mujer que vive estreñida, el tipo al que la secretaria del trompa lo manda a buscar fasos dieciocho pisos abajo, sólo con un mohín que simula atención y esconde desprecio.
Duerme mucho, mal, la pone una vez por semana con las velas encendidas, esas velas espantosas que trajo de Miami o de Cancún.
Es el mismo que dice: yo no vi nada, el que nunca ve nada y siempre sale de testigo; es el que corre si lo corren, el abonado a las reuniones de consorcio.
Es el tipo ese que saca un perro salchicha asqueroso a mear a la vereda y se pasea con la palita por si la bestia larga un tarugo.
Es el mismo que escucha atento las explicaciones del gerente general del banco donde tiene los depósitos que alguna vez le incautaron.
Es el que dice: patrona, bruja, mi mujer, mi negra, mi no sé qué, pero siempre con un mi adelante.
Es el que llora con el Diego Maradona, con el Burrito Ortega, con Messi, es el que alquila el video de la Salazar abriéndose los cantos.
Es el que putea a los ingleses, a los holandeses, a los brasileños, el que grita negro de mierda, brasuca tenías que ser.
Es el que vocifera hijos nuestros, el que grita: villero, cabecita negra, judío de mierda.
Es el tipo que grita: policía, policía, el que grita gol y putea a los norteamericanos y los aplaude de acuerdo a la tribuna.
Es el tipo que no fuma, no se droga, no se emborracha, toma tetra, no sabe nadar, no corre, tiene miedo en el barrio de Barracas a la noche y se siente inhibido en el barrio de Palermo Rúcula todo el día
Es el que tiene el culo gordo, de alcahuete, es el cornudo de ocasión, el que sale del teatro diciendo: pero qué actorazo, qué actorazo Ricardo Darín.
El cualunquismo es el heredero pacífico de la última dictadura cívico-militar: su clientela es ese sector amplio, mayoritario, la clase media conservadora y aterrorizada, amortizada para nada, asegurada en cementerios y prepagas, aterrorizada por el irreversible deterioro de la situación social.
Es esa clase media que no quiere creer pero sabe que la política es un costo, que junta roña y resentimiento. Es la clase que audita las crónicas extremas.
Pero estamos listos, en el horno, a fuego lento, y no hay seguros. Igual, no importa, van y ponen la tarasca.
Es en esta sociedad. Esta sociedad que ama a la autoridad y las presentaciones de revistas culturales de cuarta en hoteles de cinco estrellas de cuarta.
Eso es el cualunquismo.

Lo que las Europeas abren

por Madriloña




Noche cálida y noche intensa la de ayer. Tres datos la calentaron hasta el punto de hacernos sudar. El primero y más obvio: el bipartidismo está al borde del precipicio. No se trata de que hayan perdido 30 puntos respecto a la media de las tres últimas décadas –del 80 % a menos del 50 %– sino que en números absolutos, han perdido tres de cada cinco votantes: de los 19 millones de 2011 a los 7,5 de ayer. ¿Qué es lo que decían las encuestas? Al parecer la resilencia del sistema de partidos español está al límite. Han bastado tres años.

        

El segundo es, que por más que se quiera acallar, la abstención fue salvaje. Rozó al 55 %. Sólo en las dos anteriores comicios europeos se habían alcanzado niveles similares, y si se descontara Cataluña como una circunscripción aparte –por razones obvias–, la abstención habría alcanzado récord históricos. Para unas elecciones que se han vivido en clave de avance de las generales, tamaña desafección de la mayor parte de la ciudadanía apuntala que la crisis de régimen es profunda, o por decirlo en viejos términos, orgánica y no coyuntural.

El tercero es la irrupción de nuevas fuerzas políticas, entre las que sin hacer de menos los resultados del Partido X (100.000 votos), y de la aparición de Ciudadanos y Primavera Europea, la principal es sin dudas Podemos. Cinco escaños que han sorprendido a propios y a extraños, cinco esaños que han desbordado las previsiones más optimistas. Una formación apenas constituida, casi una campaña mediática anti-régimen y cuyo único elemento discursiva es «echar a la casta política» ha conseguido 1,25 millones de votos, prácticamente lo mismo que IU en las últimas convocatorias.

Los tres elementos apuntan en la misma dirección: el proceso constituyente es la clave del ciclo electoral que continua en las municipales y concluye en las generales. Lejos de haberse hecho más complejo, el escenario se ha simplificado; para bien. La física política del próximo curso puede llegar a reducirse a dos movimientos. Arrinconadas y empujadas hacia una solución que integre la «cuestión catalana», que trate de maquillar la crisis social y confiar en la recuperación convertida en largo estancamiento económico, las fuerzas del régimen apostarán, casi seguro, a la reforma constitucional. Si es el caso, los gobiernos de concentración nacional, las reformas impuestas y los grandes pactos serán el modo. Su resultado, apenas sepamos movernos, será el fracaso a medio plazo.

Del otro, se ha constituido ya un movimiento plural en el que todavía faltan actores, y cuyo propósito principal es la democratización institucional y a todos los niveles. Por paradójico que parezca, el principal vehículo político de este movimiento es Podemos. Si la progresión se mantiene, y es lo más probable, este puede superar a IU (ya lo ha hecho en Madrid y en Asturias), romper en dos a esa formación y proponerse como cabeza para un proceso constituyente democrático que realmente lo sea.

A aquellos que participamos en las iniciativas de movimiento, que pensamos que Podemos así manejado y construido, desde la presencia mediática, no era ni la mejor opción ni la más óptima para la revolución democrática, nos quedan básicamente dos opciones. O dejar pasar, presionando desde fuera, y en la medida de lo posible, para que se incorporen algunos elementos de movimiento a unas «posiciones de partido» cada vez más receptivas, aunque sólo sea por falta de programa y discurso. O participar directamente en la herramienta que se ha convertido en ariete institucional. Caso de optar por esto último, se trata de «movimentizar» Podemos, empujar contra la inevitable consolidación de los aparatos de partido y apostar por una organización política, que resulta necesaria, pero que no puede quedar anclada en lo meramente electoral.

Ambas opciones están ya sobre la mesa antes de saber los resultados. Y ambas se verán de nuevo tensionadas y modificadas por lo que ayer sucedió.


Elogio de la deserción (adiós Sub Marcos)

por Lobo Suelto



Lobo, buscando potencia,  llegó a desertor. Tres episodios revelan su biografía.

Lobo cachorro, criado entre edificios y bosques, resulta perturbado hasta los huesos cuando escucha a la manada proferir la palabra “desaparecidxs”. Más tarde -quizás desde siempre- se conmueve en su alma salvaje al descubrir la inversión de la fábrica de la potencia humana. Cuando contempla a unas Madres cuya potencia ya no es la de engendrar hijos, sino la de afrontar que ellos, sus hijos han resultados aniquilados por el terror estatal -es decir, militar; es decir, eclesial; es decir, empresarial. Unas madres que engendran potencias colectivas desde el dolor más indecible recorriendo los círculos de la imposibilidad. Este modo invertido de engendrar quedó grabado por siempre en sus lupinas pupilas, sin poder jamás digerirlas, olvidarlas. La ley: ¿qué Ley? Nunca pudo Lobo acabar con eso. Nunca pudo Lobo amar al estado. Nunca pudo Lobo volver a sentirse parte del todo.

Lobo adulto, se despierta una cálida mañana del verano del año 94. Lo sacude un aullido agudo. Sus oídos retuvieron lo esencial: pasamontañas, fierros, literatura, vidas humildes, indígenas. Su olfato hizo otro tanto. Nuevamente, una forma inédita de engendrar potencia colectiva. Potencia política. Comunidades en rebeldía. Paciencia infinita. Lobo se deleitó con sobrada ironía las palabras que venían de un supuesto poeta sin rostro, una voz engendrada en el cruce de la revolución y las mitologías mayas. Sin encandilarse, Lobo corrió. Corrió y corrió. Corrió, porque no podía consigo mismo de salvaje que se ponía. Y sintió cómo todo se volvía selva: el nuevo milenio se abría, proliferante, colorido. Nunca pudo Lobo después de eso detenerse. Ni sentirse solo.

Lobo viejo se entregó a las delicias de la deserción. Lector voraz, nunca desatendió la emisión de signos, incluso mínimos. Se volvió amante de las argucias y los simulacros, de todo esbozo de rabia y de ternura que la naturaleza pudiera estar elaborando en cualquier lengua. Lobo estudia verdades geométricamente demostradas: actualmente cree que todo eje vertical resulta fundamental si resulta capaz de engendrar, de modo inédito, la potencia de las horizontales.

Anoche Lobo se hizo una panzada con una ficción de despedida. Decía así “Es nuestra convicción y nuestra práctica que para revelarse y luchar no son necesarios ni líderes ni caudillos, ni mesías ni salvadores; para luchar sólo se necesita un poco de vergüenza, un tanto de dignidad y mucha organización, lo demás o sirve al colectivo o no sirve”. Y eructó sin nostalgias un “adiós Marcos”.

De Desalojos y Genocidas

Buenos Aires, 26 de mayo de 2014


El  viernes 23 de mayo fueron desalojadas del sector A de la Unidad 31 de Ezeiza alrededor de 40 mujeres –que no tienen hijxs alojados consigo, muchas de ellas  extranjeras– las mismas fueron trasladadas al complejo IV de Ezeiza (ex Unidad 3, de máxima seguridad) y a la Unidad N° 13 de La Pampa.

Lo sucedido es consecuencia de una resolución de la Dirección Nacional del Servicio Penitenciario Federal del 7 de mayo pasado en la que se da cuenta del “incremento de la tasa de encarcelamiento y la consecuente insuficiencia de plazas existentes para el alojamiento de detenidos varones adultos, especialmente en aquéllos establecimientos penitenciarios federales de la región metropolitana”, y se propone readecuar y utilizar de manera transitoria el sector A del centro Federal de Detención de Mujeres (Unidad 31) como Anexo Residencial para adultos mayores, hasta tanto se construya dentro del predio del Complejo Federal N°I , una residencia específica para esta categoría de internos” ordenando así  el alojamiento en la Unidad 31 de imputados y condenados por crímenes de lesa humanidad, hasta ahora detenidos en el Complejo Penitenciario Federal II, de Marcos Paz.

La medida se basa en la necesidad de garantizarles mejores condiciones de salud, puesto que allí podrán tener más fácil acceso al Hospital Central I de Ezeiza para recibir diariamente aquellas especialidades médicas que allí se brindan.
Nos preguntamos por qué garantizar derechos de imputados por genocidio primó por sobre todas las consideraciones que las sucesivas administraciones vienen realizando en torno de esta prisión, creada –en palabras oficiales- para brindar el indispensable tratamiento diferenciado y específico a mujeres privadas de libertad y exportada como “establecimiento a imitar para los sistemas carcelarios de Centro y Sudamérica”. Cabe aclarar que la Unidad 31 de Ezeiza, es una unidad descripta como “modelo”, de mínima seguridad, preparada especialmente para alojar a las mujeres/madres y sus hijos menores de 4 años y mujeres con buena conducta.
El Complejo IV de Ezeiza, donde trasladaron a las mujeres es, en cambio, una cárcel de máxima seguridad, por lo tanto, con un régimen diferente y con mayores deficiencias edilicias, de cupo educativo, de acceso a la salud, etc.
Por tales motivos, mujeres alojadas en la Unidad 31 iniciaron en la noche del sábado 24 una huelga de hambre –seca y húmeda- hasta tanto diera marcha atrás en forma inmediata a la medida implementada y se garantizara la permanencia en la unidad de mujeres y niñxs. En la tarde del domingo 25 algunas mujeres habrían  levantado la medida tras la noticia de que Cristian Soriano de Dirección Nacional del S.P.F. firmara un comunicado donde se garantizaba la permanencia de las mujeres con sus hijxs en la unidad.
Nos preguntamos también por el plazo de la transitoriedad de la medida, y si no era posible  agilizar y priorizar la generación de cupo en una unidad de varones, como el Complejo I al que se alude. Nos preguntamos especialmente qué posición toma el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos ante esta situación, que en pos de resolver la situación de un grupo de internos, vulnera los logros alcanzados por la propia gestión en pos de otro grupo históricamente vulnerado en sus derechos por su condición de género y reconocido de ese modo por la propia administración penitenciaria.
Mientras tanto, sigue su curso el habeas corpus colectivo que fuera remitido al Juzgado Federal de Lomas para exigir que se dé marcha atrás al traslado de sus compañeras y el alojamiento de genocidas en la unidad.
Asociación Civil y Cultural Yo No Fui
Personería Jurídica Nº 1.793.898
           
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La Realidad en el amanecer del 25 de mayo de 2014

por Emmanuel Rozental



Mientras se producen y reproducen imágenes y textos de lo que fue el homenaje del EZLN al compa Galeano, por ahora, resulta indispensable compartir con quienes no estuvieron presentes personalmente en ese día excepcional de La Realidad, un retorno más a casa: a ese ámbito en recuperación y construcción donde, por difícil que sea, somos nosotras y nosotros con la Madre Tierra o se nos exige que lo seamos para defender y proteger la vida.

La madrugada del 25 de Mayo de 2014, en la noche profunda de La Realidad, el Caracol zapatista Tojolabal en el corazón Zapatista de la selva de Chiapas, seguramente será recordada como un evento crucial, como un destello del tiempo otro de la historia siempre negada de los vencidos, de los de abajo.


Que hablen por sí mismas las últimas y hermosas palabras del Sub-Comandante Insurgente Marcos. Ya están circulando por todas partes mientras se prenden de su tronco aún húmedo, fresco, cálido, como la selva donde las pronunció, análisis, juicios, discursos, emociones, interpretaciones. Que hablen como expresión de un planteamiento que se teje al silencio que nos permite escuchar el ruido del mundo de opresión que se derrumba y a todos los hechos que recordó como parte del largo camino de resistencias de los de abajo del que hacen parte estos 20 años de guerra contra el olvido que se iniciara en Chiapas el 1 de enero de 1994, fecha en la que los olvidados irrumpieron en el calendario del despojo para aportar desde tierras indígenas Mayas al camino que requiere destrozar el propio calendario de hojas repetidas e interminables horas, minutos, segundos que sirven a la codicia, a la guerra permanente contra la vida: a la muerte. Por ahora, resulta indispensable compartir con quienes no estuvieron presentes personalmente en ese día excepcional de La Realidad, un retorno más a casa: a ese ámbito en recuperación y construcción donde, por difícil que sea, somos nosotras y nosotros con la Madre Tierra o se nos exige que lo seamos para defender y proteger la vida.


Quienes sostienen el escenario, el discurso, el sentido y el camino, estaban allí. No todas ni todos,  claro, pero si estaban. Siguen allí. Dormían a la intemperie o debajo de la tarima donde hablaron el Sub Moisés y el Sub Marcos, el Comandante Tacho, otros miembros del EZLN y de la Junta de Buen Gobierno del Caracol de La Realidad. Desaparecían detrás, en medio, por ahí. Eran un silencio a gritos. Presencias como siempre encapuchadas, bocas detrás de paliacates y miradas, sobre todo, miles de miradas acostumbradas a observar, a observarnos, que es para saber y sentir: para estar siendo. Bajo el calor y la lluvia, protegiendo la cancha y la tarima, sin pedir nada. No había una ni unos solo pidiendo limosna como lo tienen que hacer en el lugar que les impusieron en la calles de San Cristóbal de las Casas como en el resto del mundo al que los condenaron. Muchas mujeres con bebés colgados o amamantando. Allá, en torno y detrás del escenario. Acá, en frente, separados por la cancha vigilada, los y las solidarias. Alrededor y del otro lado, ellas y ellos. Nos asignaron un espacio para presenciar, visitar, estar allí. Un espacio ajeno, prestado, de visita en casa. Desde allí esperamos.
La agenda era de ellas y ellos. En tres momentos se rompió la espera. Cada uno de ellos transformó la cancha protegida en ámbito de un ritual, de un mensaje. Entonces, desde atrás y alrededor, en silencio, con una rapidez enorme, salían de abajo y de atrás miles, con cintas de colores diversos en cada pasamontañas según el Caracol y una cinta negra todas y todos, por el dolor y la rabia de ese luto en particular que los tejió y nos llevó a La Realidad, el Compa Galeano. La cancha fue ocupada. Las miradas todas dirigidas al  mismo lugar. 


Primer Acto 

Primer acto, milicianos tejidos en cadena, marchando como una sola fuerza hacia nosotras y nosotros. Desde allá. Una frontera. La de su mundo invencible, la de sus tierras, la de ese camino al que no se llega con discursos y solidaridades sino estando para ser parte de ese camino largo que por no caber en ninguna conquista, no puede ser conquistado. De este lado, nosotras y nosotros y nos queda claro. Cuando llegaron desde las columnas de las y los bases de apoyo-miradas hasta acá, marcando la frontera de tanto dolor, de tanto silencio, de toda la persistencia, de la fuerza que dijo no más y se establece, queda un corredor de tierra y un enorme silencio marcial y caluroso bajo el sol selvático del medio día.


Allí aparece el Sub Marcos en su caballo en un extremo y desde allí levanta la mano con el gesto de irreverencia y desprecio, de rebeldía y desobediencia hacia arriba, afuera y a la derecha.

Tiene además un parche sobre un ojo, lo mismo que los milicianos.
Del otro lado el Sub Moisés y otras y otros comandantes cabalgando y saludándose, saludando a sus bases, cabalgando allí en La Realidad de la que son.


Un segundo tiempo, en el que la cancha vuelve a ser ocupada. Habla el Comandante Tacho, la palabra indígena…mejor, la ética, el decidir optando, no ya desobedeciendo a un orden que ya no es para ellas y ellos, sino a ese mandar obedeciendo que es el suyo de todas y todos de siempre en comunidad frente al odio y al desprecio.


En medio de las columnas de los Caracoles, nosotras y nosotros en el centro, mirando bajo el sol a la tarima donde el Sub Moisés, está en medio de toda la Comandancia, leyendo sus palabras.


Habrá que leerlas y re-leerlas. Baste por ahora contarles que estaba vestido de negro todo, hasta la gorra y que nos dijo que no sabía bien leer ni escribir. No sabía bien donde van los acentos ni entender muchas cosas que dicen los libros (pero hay muchos libros que confunden). Pero que eso sí, ellas y ellos sabían leer La Realidad. Y bueno, lo demás lo dice él nombrando a la gente que nos rodea, a la tierra que no alcanzamos a nombrar, a la historia que ha sido negada. Y hablando desde ese estar permanente que nunca cupo ni cabrá en el sistema que conquista y mata, puso en su lugar a los indígenas como ellos mismos, a los pobres como ellos mismos, de quienes se sirven como siempre los más poderosos, para que nos matemos entre nosotros y ellos ganen. O sea que hay que leerlo, porque el Sub Moisés nombró la autoridad de esas selvas y montañas y señaló con firmeza, más allá de los verdugos directos, al Gobernador de Chiapas, al Presidente de México, como culpables con evidencias, del crimen y linchamiento del Compa Galeano, al igual que de la larga lista de otros crímenes. Todo para establecer con absoluta firmeza y contundencia en nombre de todas y todos los que si saben y siempre han sabido leer, que hace falta justicia y que se hará y esta incluye venganza, claro, pero contra el sistema, no contra esos pobres que le estarán enseñando a sus  hijas e hijos, iguales a quienes allí se nombran zapatistas, pero vendidos por unas monedas, a odiar y a matar. Es decir que señaló la vergüenza de los sicarios, pero estableció la conexión directa desde allí, hasta los malos gobiernos con nombres propios, hasta el Capital transnacional. O sea que allí al sol, rodeados de gente de la tierra, sentimos en voz del Sub-Moisés, precisamente y en silencio, la fuerza de este pueblo que hace su parte y conoce su camino. Esta segunda escena nos hizo sabernos rodeados, envueltos por el mundo que nunca ha dejado de ser y que viene. Todo lo que hemos despreciado, plantado como vida y autoridad. Nosotras y nosotros, entendiendo que el que no sabe leer como nosotros, es el que está leyendo con ellas y ellos en colectivo y desde la tierra y que ya se cansaron de no ser y están abriendo el camino. El Compa Galeano muere en medio de una guerra total contra la vida. Es el Capital el que lo lincha. Será el Capital quien pague y responda ante la justicia de las y los hijos e hijas del maíz. El Sub Moisés sabe ser palabra de la tierra. En su vida y presencia sub-comanda lo que manda el pueblos. En una fila de miles, marchamos en medio de las y los zapatistas, al rancho del Maestro Votán Galeano y honramos el lugar de flores y velas donde ha sido sembrado.


Habrá que volver a leer al Sub Moisés. Varias veces. Porque a quienes no sabemos leer La Realidad como quienes saben en el dolor y el abuso lo que es el sistema, a quienes nos toca estudiar en libros para esclarecer y visitar para estar en casa, nos cuesta entender lo que se sabe a fuerza de humillaciones, muertes, injusticias, silencios, abusos a través de los cuales les enseñaron a no saber poner los acentos, leer palabras escritas y hacer discursos para poder despreciar como ignorancia el fruto podrido del desprecio de siempre. La vergüenza de la palabra que manda despojando nos ha sido devuelta de nuevo en esta segunda escena. Vamos en fila india a honrar en el Compa Galeano, a todas y todos los despreciados. Vamos en el camino, desenterrando la vergüenza que se nos hizo orgullo y vanidad. Vamos sabiendo que el Zapatismo ha sido siempre, pero siempre del color de la tierra, estamos, deberíamos estar listas, listos, para la tercera escena. Ahora sí, enterrados en La Realidad en medio de ojos que nos miran, madres que siguen pariendo indígenas y voces que, por no hablar nuestra lengua leen. Esto, que apenas empieza a aparecer como lección en la Primera Escuelita de la Libertad según Las y Los Zapatistas, es una fila de honor y honra frente al Compa Galeano, que esa tarden en la congoja del corazón son todas y todos los que nos duelen y nos acompañan muertos sin nombre en esta guerra permanente de la codicia contra la tierra y los pueblos.

La cancha se desocupa. Las milicias vuelven a su lugar. En la oscuridad de la noche, conversan, se balancean en las hamacas, se burlan y se ríen con nosotras y nosotros los y las compas. Tenemos que pasar en medio de ellas y ellos para ir al baño, lavarnos. Somos extraños, extranjeros, en La Realidad.

Tercer escenario. Cae la noche y tres aguaceros. Hay unas filas de asientos cerca de la tarima iluminada. Pasamos muchas horas en silencio. En La Realidad, el tiempo, el ritmo, lo que habrá de suceder, es de ellas y ellos. Secreto, pulso, espera, paciencia. Estamos en casa y de visita. Se nos anuncia que el Compa Galeano va a ser desenterrado y esperamos. Ahora, en este tiempo, nos toca aprender a esperar, pero ya sabemos que acá, manda la tierra y se levanta frente al capital con rostro y piel de indígenas de maíz. No es poesía en palabras, lo es, como bien se dice acá: “de por sí”. Las sillas son para las y los mayores de edad adherentes a la sexta, solidarias y solidarios. La cancha se llena de nuevo hasta atrás. Miles de silencios esperando. Las tres lluvias limpiaron el aire. Allí es anunciado el Sub-Marcos. Se sienta y conversa leyendo. Pide, como ya se sabe, el favor de que escuchemos con cuidado e intentemos entender. Lo demás es su palabra. Al final, luego de 52 minutos y su salida por la parte de atrás del escenario, y las olas de aplausos en el que por fin ellas-ellos, nosotras y nosotros nos tejimos estando, algo como una alegría que es al tiempo ganas de llorar y reclamo por lo que falta a la vez que gratitud por lo recorrido, se sedimenta en su tiempo propio. No es de pensar aunque se requiera. Es mucho más. Llueve fuerte, recio, limpio, el resto de la noche hasta el amanecer de cantos de pájaros. Por ahora basta con decir que esos 20 años de la humanidad toda, desde Chiapas, tejidos a la tierra, contra el Capital y sus malos gobiernos, ese último asesinato del Compa Galeano, que se suma a los muchos otros de tanta gente en todas partes que ahora mismo y antes exterminan para la codicia del Capital, tuvieron un vocero para hacerse entender. Un puente para quienes quisieran escuchar. Un tema para zapatólogos expertos. Un mito, una actuación, un holograma. Mientras tanto, deslumbrados por esa palabra también de ellas y ellos, para nosotras y nosotros, nos entretuvieron 20 años de 5 siglos y desde muchos siglos antes, para trabajar en concreto vivir con la tierra desde Chiapas. Hoy, después del 25 de mayo de 2014, no hace falta Marcos, porque los y las que siempre están, son escuela en su voz y en sus actos. Habla La Realidad, no el Sub-Marcos. O mejor, es la última vez que él habla para que hable La Realidad que le dio su parte. En este tercer acto pasaron muchas cosas. Pero sobre todo pasó el gesto de una vida que, derrotada varias veces por quienes miran y no saben leer más que La Realidad y la codicia del asesino, supo ponerse al servicio de una palabra mayor que sirve a la paz y a la vida. Reconoció que tenía una parte asignada y aprendió a obedecer lo que le mandaron. Lo hizo, lo ha hecho con convicción y humor. Esa parte, ese papel que pudo hacer como mejor quiso y pudo, muy a su modo suyo, fue hasta la madrugada de La Realidad del 25 de mayo de 2014 en el tiempo que ha de acabarse del dolor y de la rabia, la del Sub Comandante Insurgente Marcos. Cumplida la tarea, vuelve la palabra a quienes la han sentido anegada, negada. Qué manera mayor de agradecerle el cumplir que darle la palabra para despedirse, así como se la dieron para ir construyendo el camino. Amanece en La Realidad. Una desesperación por tanto desprecio y derrota. Un grito ahogado pensando en alguien que está siendo llevado ahora mismo a una “casa de pique” a ser destrozado vivo con motosierras en Buenaventura y en otros lugares para que el Capital construya su puerto. Vuelve y retumba la larga lista que leyó el Sub, que nombró uno a uno, una a una, como Betty Cariño, como Pedro Leyva, como tantas y tantos en todas partes. Una lista que dolió tanto, tantísimo, que ahora mismo resuena. Un homenaje a las y los negados, desaparecidas, encarcelados, silenciados, exterminadas, violadas. Un rechazo a los caudillos que luego en coherencia cierra con su salida. Un instante para sentir como una asfixia tanta derrota, tantos vendidos, engañados, cansados que consiguieron su lugar en el régimen a nombre de la libertad. Una enorme soledad en buena compañía porque ahora queda claro que, este muerto, el Compa Galeano, no se lo robaron. El Sub-Marcos nombró esta oscuridad, esta misma que nos somete y nos agobia. Esta misma que viene ahora a cumplir con el exterminio que requiere para seguirse imponiendo. Pero lo que van matando, nos corresponde devolverlo a la vida y que se nombre a sí mismo en su palabra y rostro, desde sus tierras y territorios. Siempre fueron las y los zapatistas desde abajo. Nunca fue Marcos. Nos queda darle las gracias por cumplir su parte que le asignaron y sentirnos rodeados de La Realidad de quienes son capaces de inventarse un Marcos, o lo que haga falta para la Libertad según las y los Zapatistas…y bueno, que es verdad que no están solas y solos, no porque lo digamos o hayamos ido hasta allá, sino porque ustedes creían que íbamos allá a estar con ustedes pero la verdad es que ustedes están allá para que no estemos solas y solos los y las que también y sin que nos nombre directamente el Sub Marcos o los análisis que se hagan de su personaje, con nuestros fracasos y memorias, vamos por el mismo camino aprendiendo.


Ah, por si acaso, queda claro, seguramente, que se va Marcos, porque lo que es el Sub, guerrero, que puso al servicio de esos pueblos el cuerpo tejido a los demás, el que obedeciendo a la decisión de la muerte antes que la indignidad de ir muriendo podridos en silencio bajo el “Libre Comercio”, ayudó a organizar un levantamiento armado, ese que da la vida con todas y todos, se queda, llámese como se llame, en el EZLN, el ejército que hace la guerra para morir y si no se mueren, quienes quedan vivos, construyen escuelas, hospitales, autonomías y libertad con y desde la tierra. Se va la voz, se queda el compañero. Vale y salud.
Lo que queda, son las miradas, las voces, las madres con sus hijas e hijos, la selva, lo que levanta el escenario mientras haga falta hasta cuando no haga ya falta nunca más y quede eso, la vida digna, a la que se regresa el personaje que se vistió de Sub Marcos….nuestro lugar en la Tierra: Nuestra Casa. 

Clinämen: De la promesa del consumo a la promesa teológica

 

Conversamos con la psicoterapeuta e investigadora brasileña Suely Rolnik. De la promesa del consumo a la promesa teológica: políticas de subjetividad en la crisis. El cuerpo vibratil, una Interpretación estético clínica de le realidad. Enfrentar el interrogante, devenir micropolíticamente activos. Reactividad e inconsciente colonial.

El Sub Francisco y Marcos I: latinoamericanos complejos

por Diego Valeriano



El cambio se da en el momento justo. Sale uno y entra el otro. Aunque  uno ya se había ido y el otro había irrumpido a puro gesto. Pero no está mal que uno anuncie su retiro y el otro se pare de manos ahí, en el terreno más complejo, como una definitiva presentación.
El gran provocador que fue Jorge Luis Borges dijo una frase sobre ellos “Uno llega a ser grande por lo que lee y no por lo que escribe”. Dijo esto sabiendo que venían a terminar el siglo XX y a empezar el XXI. Dos grandes lectores de signos urgentes del futuro, Marcos y Francisco supieron hacer la más difícil de las tareas: leer, decodificar y hacer futuro de manera inmediata. La grandeza  es captar signos, comprender las relaciones que ellos presentan.
Católicxs e indígenas necesitaban de estas figuras frescas que vengan a irrumpir y dar oxigeno donde ya nada quedaba. Apoyados en bases milenarias y organizadas, no fueron emergentes de nada. Tan solo son singularidades poéticas, sensibles y lucidas creadoras de una potencia inconmensurables. Nosotrxs también los necesitamos. Como a Deleuze, como a Chávez.  
A mí me la baja esa adhesión incondicional, doctrinal, partidaria e ideológica a ellos dos. Lo mío es más bien una intimidad, con una cierta distancia. Creo que los signos de Marcos y Fransico no son un sistema, una doctrina, un conjunto de reglas. Parece más bien acciones y pensamientos bien enigmáticos. Electroshocks audaces mientras discurre la política mercantil. Veo que hay muchos agujeros, muchos saltos que no entiendo; distintos tonos, otras dimensiones que me generan una alegre curiosidad.
El futuro nunca llega hace rato. Se nos presenta cuando alguien puede entregárnoslo rumiado. Marcos y Francisco son latinoamericanos complejos, que deben recurrir a disfraces y nombres de guerra para poder decir y ser escuchados. Siempre hay algo de fábula para que podamos escuchar al otro. Esa necesidad que tenemos siempre de superhéroes.

¿Qué significa ser radical en el siglo XXI?: Entrevista a Ángela Davis

por Patt Morrison


45 años después de que sus primeros bolos académicos atrajesen la ira del gobernador [de California] Ronald Reagan, Angela Y. Davis vuelve al campus este semestre como profesora del departamento de estudios de género de la Universidad de California en Los Ángeles. Su discurso del jueves pasado en el  Royce Hall sobre feminismo y supresión de las cárceles resume parte de su trabajo, pero no todo, una larga carrera académica con su activismo radical en paralelo. El presidente Nixon la llamó “peligrosa terrorista” cuando fue acusada de asesinato y conspiración tras un tiroteo mortal en un juzgado en 1970. Fue absuelta y, desde entonces, esta mujer nacida en el campo de minas de la segregación racial de Birmingham, en el estado de Alabama, ha escrito, enseñado y dado clase por todo el mundo. Su emblemático pelo “afro” se ha transformado desde su silueta de 1970; su intensidad, no. 

El Congreso está trabajando en la reforma de de las penas de cárcel. Muchos estados han prohibido la pena capital. ¿No resulta esto alentador?

Me he vinculado al movimiento de supresión de las prisiones; eso no significa que me niegue a respaldar reformas. Hay una campaña muy importante contra las celdas de aislamiento, una reforma que es absolutamente necesaria. La diferencia reside en si las reformas contribuyen a hacer la vida más habitable para la gente que está en la cárcel o si apuntalan el complejo penitenciario-industrial. De modo que no es una situación de blanco o negro.

¿Qué sería un sistema penal justo para usted?

Es complicado. La mayoría de quienes estamos en el movimiento abolicionista del siglo XXI nos fijamos en la crítica que hizo W.E.B. Du Bois respecto a la supresión de la esclavitud: que no se trataba simplemente de arrojar las cadenas. La verdadera meta consistía en volver a crear una sociedad democrática que permitiera la incorporación de los antiguos esclavos. La supresión de las cárceles tendría que ver con la construcción de una nueva democracia: derechos substanciales, a la subsistencia económica, a la salud; un énfasis mayor en la educación que en el encarcelamiento; crear nuevas instituciones que tenderían a hacer obsoletas las cárceles.

¿Cree que llegará un día en que las cárceles ya no sean necesarias?

Es posible, pero aunque no suceda esto, podemos pasar a un tipo muy diferente de justicia que no requiera un impulso retributivo cuando alguien hace algo terrible.

¿Ha visto la tragicomedia Orange Is the New Black [serie televisiva], de tema carcelario?

No sólo he visto la serie sino que he leído las memorias [de Piper Kerman], que es un análisis mucho más profundo que el que se ve en la serie, pero como persona que ha analizado el papel de las cárceles de mujeres en la cultura visual, sobre todo en el cine, creo que [la serie] no está mal. Hay tantos aspectos que con frecuencia no aparecen en las representaciones de la gente en estas circunstancias opresivas. Por ejemplo, en Doce años de esclavitud, uno de las cosas que eché de menos era cierto sentido de alegría, cierto sentido de placer, cierto sentido de humanidad.

Este semestre vuelve usted a la UCLA [Universidad de California en Los Ángeles], el campus del que el gobernador Ronald Reagan hizo que le expulsaran.

Era una oferta que no podía rechazar. Los estudiantes son muy diferentes de los estudiantes de 1969, 1970. Son mucho más sofisticados en el sentido de que tienen preguntas más complicadas.


Cuando considera hoy el feminismo, ¿cree que las mujeres han retrocedido, salvo, si acaso, cuando se trata de la sala de juntas?

Se puede hablar de multiples feminismos; no se trata de un fenómeno unitario. Hay quienes asumen que el feminismo significa ascender dentro de la jerarquía en puestos de poder, y eso está bien, pero no es lo que mejor sabe hacer el feminismo. Si las mujeres que están en la base se mueven hacia arriba, el conjunto de la estructura se mueve hacia arriba.

La clase de feminismo con el que me identifico es un método de investigación, pero también de activismo.

Stokely Carmichael solía bromear diciendo que la posición de las mujeres en el Student Nonviolent Coordinating Committee del movimiento de derechos civiles era “boca abajo”. ¿Son las mujeres participantes plenas de la política de hoy?

Tal vez no del todo, pero hemos hecho muchos progresos. Respecto a cómo pensamos sobre los movimientos del pasado, animo a la gente a mirar más allá de las heroicas figuras masculinas. Si bien Martin Luther King es alguien a quien reverencio, no me gusta dejar que lo que representa borre las aportaciones de la gente corriente. El boicot de los autobuses de Montgomery en 1955 tuvo éxito porque hubo mujeres negras, trabajadoras domésticas, que se negaron a tomar el autobús. ¿Dónde estaríamos hoy si no hubieran actuado así?


¿Apoya usted el libre control de la natalidad y el aborto, que se denuncia entre ciertos sectores como genocidio?

A veces en lo que podrían parecer afirmaciones estrafalarias, descubrimos que puede haber un grano de verdad. Aunque nunca sostendría que el control de la natalidad o el derecho al aborto constituyen genocidio, he de tomar en consideración de qué modo se ha impuesto la esterilización a la gente pobre, sobre todo a la gente de color, y que alguien como Margaret Sanger [precursora de la planificación familiar en los años 20] sostenía que [el control de natalidad] era un privilegio para las mujeres acomodadas, pero un deber en el caso de las mujeres más pobres. 

¿Qué piensa del primer presidente negro del país?

Hay momentos de enormes posibilidades, y su elección fue uno de esos momentos. En todo el mundo la gente tenía la impresión de que nos movíamos hacia un mundo nuevo. Por breve que fuera esa sensación de euforia, se trata de algo que no olvidaremos. Eso nos permite comprender qué posibilidades podría reservarnos el futuro. [Pero] mucha gente ha tendía a depositar tantas aspiraciones en individuos singulares que no han conseguido — no hemos conseguido — realizar esa labor de sacarle más partido a ese momento. La gente fue a las urnas y dijo “Ya hemos hecho nuestro parte” y le dejó el resto a Obama.

¿Es la democracia un buen chasis sobre el que erigir un sistema politico?

Creo profundamente en las posibilidades de la democracia, pero la democracia necesita emanciparse del capitalismo. Mientras vivamos en una democracia capitalista, se nos seguirá escapando un futuro de igualdad racial, de igualdad de género, de igualdad económica.

En 1980 y 1984 se presentó como candidata del Partido Comunista a la vicepresidencia; ¿significaba eso que tenía fe en el proceso democrático?  

Se trataba de sugerir que hay alternativas. Nadie creía que fuera posible ganar, pero en los años 80 se produjo el ascenso de la globalización del capital, del complejo penitenciario-industrial, y era importante proporcionar algunos análisis politicos alternativos.

¿Qué piensa ahora del comunismo?

Todavía mantengo un vínculo, [pero] ya no soy militante. Abandoné el partido porque tenía la impresión de que no estaba abierto al tipo de democratización que nos hacía falta. Creo que el capitalismo sigue siendo el género de futuro más peligroso que podamos imaginar.

¿Por qué falló el comunismo en lo que falló?

Eso exigiría una larga conversación. Puede que haya habido democracia económica, que es lo que nos falta en Occidente, pero sin democracia política y social, lo cierto es que no funciona. No creo que tengamos que tirar el bebé con el agua del niño, sería important ver qué es lo que verdaderamente funcionaba y lo que no.

¿Como que no hubiera libertad de expresión?

Sí.

En 2016 se cumplirá el 50 aniversario del partido de las Panteras Negras; fue usted miembro del mismo durante algún tiempo.

El movimiento de derechos civiles tendía a centrarse en la integración, pero había quienes decían: “No queremos asimilarnos en un barco que se hunde, de modo que cambiemos totalmente el barco”. El surgimiento del Partido de las Panteras Negras marcó un momento de ruptura y todavía estamos en ese momento.


El partido tenía dos tipos distintos de activismo: el activismo de base que contribuyó a crear instituciones que todavía hoy funcionan, por ejemplo, el Departamento de Agricultura dispone ahora de programas de desayunos gratuitos. Por otro lado, está la posición de defense propia y de control de la policía.

Si se le echa un vistazo al programa de 10 puntos del partido, cada uno de sus puntos resulta tanto o más pertinente 50 años más tarde. El punto décimo incluye el control comunitario de la tecnología. Eso fue muy profético. Se trata de usar la tecnología en vez de que permitir que nos use a nosotros.

Alguna gente todavía debe ver en usted a la joven que apoyaba la violencia contra la policía, la violencia de los movimientos políticos.

Es importante comprender las diferencias entre esa época y ésta. Nuestra relación con las armas era muy diferente y se centraba en buena medida en la defensa propia. Hoy en día, cuando hay del orden de 300 millones de armas en el país y hemos experimentado estos horrendos tiroteos, no podemos adoptar la misma postura. Estoy completamente a favor del control de armas, de eliminar las armas no sólo de los civiles sino también de la policía.

Se utilizaron pistolas de su propiedad en el secuestro y el tiroteo del Marin County Civic Center en 1970. Fue absuelta de todas las acusaciones. He leído que había comprador las pistolas para su propia defensa.

Sí, y comenté la circunstancia de que mi padre tenía armas cuando yo era pequeña; nuestras familias tenían que protegerse del Ku Klux Klan. [Hoy en día] tenemos leyes contra el odio, hacia las que tengo una actitud ambivalente, porque a veces acaban usándose contra la gente que era inicialmente víctima. La legislación contra linchamientos se dirige más hacia los niños negros y las llamadas pandillas. A veces las herramientas contra el racismo se ponen al servicio de una especie de racismo estructural.

El documental Free Angela and All Political Prisonersdestaca mucho su relación con George Jackson, el activista de las cárceles muerto en la prisión de Soledad. ¿Demasiado?

Yo habría puesto el énfasis en otra parte. Si hablas con la directora, Shola Lynch, comprobarás que estaba trabajando dentro de géneros convencionales; ve la película como un drama político, un thriller criminal y una historia de amor. Aun así, la investigación que llevó a cabo fue realmente asombrosa. Entrevistó a uno de los agentes del FBI que me detuvieron y gracias a esa entrevista descubrí cómo me atraparon. Me impresiona cómo ha afectado la película a la gente joven. Puede ayudar a conversaciones entre generaciones de las que aprenda yo algo y aprenda algo la gente más joven.

¿Qué pasó con la forma de escribir radical, personal, de enfrentamiento de la década de los 60 y 70?

Es una pregunta interesante. En muchas cosas dependíamos de nosotros mismos. Esos experimentos son importantes, porque sin movernos a terrenos de los que uno no sabe nada, nunca habrá ningún cambio.

Supongo que hay gente que le dice: “Si no le gusta Norteamérica, ¿por qué se queda?”

He vivido en otros países, pero este es mi hogar, y me siento comprometida con la transformación de este país. Así lo he sentido desde que era niña. Mi madre era una activista que creía en las posibilidades de transformar el mundo. Y eso es algo a lo que todavía no he renunciado.

Cinco claves del éxito de la campaña electoral de Podemos

por Eduardo Muriel
Los resultados de las elecciones europeas han cogido a todo el mundo por sorpresa. De hecho, ésta ha sido la palabra más repetida en los titulares de los medios de comunicación al referirse a Pablo Iglesias y a la candidatura que lidera, Podemos. Pero también el sentimiento experimentado por sus propios seguidores, ya que el resultado ha desbordado cualquier expectativa: más de un millón de votos y cinco europarlamentarios en sólo cuatro meses de existencia y algo más de 100.000 euros de presupuesto para la campaña. Este proyecto político recién nacido se ha colocado por delante de UPyD y se ha quedado a un sillón de IU.
Una de las primeras cosas que hizo Iglesias el domingo, cuando se dirigía a sus seguidores en Madrid tras obtener los cinco asientos en el Parlamento Europeo, fue agradecer al “mejor equipo de campaña” un trabajo que “será estudiado en las facultades de ciencia política”. “La media de edad del equipo no llega a los 30 años. Y os aseguro que los jóvenes responsables de esta campaña representan una nueva generación llamada a asumir, por preparación y por derecho propio, una enorme responsabilidad histórica en nuestro país”.
En la campaña de Podemos, el llamado círculo promotor, encargado de las decisiones clave de la campaña, ha puesto en funcionamiento una estrategia de comunicación política cuyos miembros llevan ensayando años. Entre los factores principales del éxito se encuentran los siguientes:

1- La elaboración de un discurso sencillo y que apela a la emoción

Hace ya dos años, en una de las muchas conferencias que ha impartido, Iglesias explicaba detalladamente su concepción de lo que, a su parecer, debía comunicar una izquierda hasta entonces demasiado centrada en la intelectualidad y encerrada en sí misma, alejada de la cultura de masas. El politólogo señalaba que prestigiosas investigaciones y manifiestos sesudos al final llegaban sólo a unos pocos, por lo que su efecto era muy reducido.
“Todos estos diagnósticos de la izquierda, de alguna manera, habría que intentar traducirlos a un discurso”, defendía Iglesias mientras desarrollaba lo que llamaba “hipótesis Tuerka”. “Uno de los dramas de los movimientos socialistas y del marxismo ha sido su incapacidad para traducir”, añadía, esto es, “disputar las cosas normales que están en la cabeza de la gente, lo que llamamos hegemonía”.
Esa hegemonía, concepto utilizado al calor de las enseñanzas del filósofo marxista Antonio Gramsci -al que el cabeza de lista de la candidatura cita frecuentemente-, implicaría convertir los puntos fundamentales de la izquierda en “sentido común”. Esa es la batalla de Podemos. Además, Iglesias siempre ha reivindicado abiertamente que hay que apelar a la emoción, y no sólo a la razón, y ha “recuperado” para la izquierda conceptos emocionales como el de patria.
En esta postura, Podemos no se ha detenido tanto a dialogar con la izquierda (que le ha reprochado muchos de estos medios utilizados, tanto discursivos como metodológicos) como a buscar que su mensaje llegara a “la gente”.

2- El uso del lenguaje audiovisual

Pablo Iglesias, igual que otras figuras que componen el círculo promotor de Podemos, como Juan Carlos Monedero (portavoz) o Íñigo Errejón (director de la campaña electoral), siempre ha tenido claro que hay que tener presencia en la televisión. No le falta razón: es el primer medio de comunicación en cuanto a audiencia, con mucha diferencia con respecto al segundo, la radio.
Así lo resume Iglesias en la misma conferencia: “En el año 2012, el 90% de un discurso político es un dispositivo audiovisual, el 95% de un liderazgo es un dispositivo audiovisual, el 95% de una campaña electoral o política es un dispositivo audiovisual, el 95% de lo que puede decir una organización política es un dispositivo audiovisual. Siempre cuento esto con un poco de mala leche cuando hablo con dirigentes de IU y les digo una cosa: a los que salimos en la Tuerka nos conocen más los militantes de vuestra organización que a vosotros, porque a vosotros no os ven”.
En esta estrategia, La Tuerka, el programa de debate político que comenzó a emitirse hace algunos años en la televisión vallecana Tele-K, tiene una importancia central. Fue desde el principio el laboratorio en el que Pablo Iglesias, Íñigo Errejón o Juan Carlos Monedero, entre otros, ensayaron cómo transmitir mensajes políticos en el medio audiovisual y que, en 2011, dio lugar a Producciones CMI, una “agencia de servicios audiovisuales especializada en comunicación política”. Sobre todo trabajaron para Izquierda Unida, con un éxito reivindicado así por ellos mismos: “De los 10 vídeos con más reproducciones del canal de You Tube de Izquierda Unida, 7 son nuestros”.
Entre sus creaciones, destaca el que elaboraron de cara al aniversario de la proclamación de la II República hace dos años, en el que se pueden apreciar nítidamente algunos de los elementos con los que se ha contado en la campaña de Podemos: la búsqueda de la emoción, un concepto de patria desde el punto de vista social y la simplificación (o “traducción”) de mensajes políticos o históricos complejos para convertirlos en fácilmente asimilables.
En un debate entre Alberto Garzón (IU) y Pablo Iglesias el pasado febrero, el líder de Podemos lo expresaba de este modo: “El trabajo que hicimos en La Tuerka era un trabajo pensado para ver cómo podíamos ganar utilizando el principal instrumento de socialización política en sociedades en las que hemos sido absolutamente derrotados, que son los medios de comunicación. Mi presencia en los medios de masas, las cosas que digo, cómo las digo son muchísimas horas de trabajo con compañeros pensadas para cómo movernos en un terreno absolutamente hostil en el que la derrota ideológica e incluso física de los que venimos de la izquierda es total”.
El éxito de Iglesias es también producto de un equipo, vinculado al activismo de izquierdas y a la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, que orienta sus esfuerzos a comunicar,a no pensar sólo el fondo del mensaje sino también su forma: “En todos los debates en los que intervengo, me reúno con los compas de Podemos y hay una discusión continua: ‘Pablo, ¿vas a hablar para la izquierda o vas a hablar para la gente?’”, cuenta.
El saldo de la creación audiovisual de Podemos es muy alto: 86 vídeos subidos al canal en Youtube desde la presentación de la candidatura, a lo que se suma una gran cantidad de ellos de otros círculos, más los subidos por los canales de La Tuerka o Fort Apache. Grupos musicales como Los Chikos del Maíz también han estado gravitando alrededor de Iglesias y alimentando esa constelación que ha posibilitado la explosión de Podemos.

3- La construcción del liderazgo

En uno de los debates de La Tuerka, cuando el plató aún estaba en la televisión vallecana Tele-K, Íñigo Errejón explicaba el papel de un líder refiriéndose al ex presidente venezolano Hugo Chávez. “Llega al poder en un momento de profunda fragmentación de la política, de identidades sociales, de clase, ideológicas… así que es en torno a ese nombre propio que se aglutina un campo político muy amplio que nadie había conseguido articular hasta entonces. ¿Y por qué se puede articular en torno a un nombre propio? Porque es nuevo, porque, como es inédito, eso permite que personas que a lo mejor en términos ideológicos no están tan de acuerdo, se pongan de acuerdo en un proyecto de país y se identifiquen con un nombre”.
Al surgimiento de Pablo Iglesias como líder de opinión, “creador de marcos discursivos”, en sus propias palabras, ha contribuido mucho el punto muerto al que parecen haber llegado el 15-M y las movilizaciones ciudadanas tras tres años de intensidad. Cuando arrancó Podemos, Iglesias declaró que el paso de asumir un liderazgo podían haberlo dado muy pocos, entre ellos Alberto Garzón o Ada Colau.
De hecho, la constante visibilidad de Iglesias ha sido uno de los puntos más criticados de Podemos. Ante esto, el politólogo ha admitido siempre que en parte es una crítica cierta, algo que achaca a la “debilidad de la sociedad civil” en la actualidad.
En otra de sus charlas, Iglesias desarrollaba: “Yo creo que un líder cumple la misma función que unspot, que una pegatina, que un cartel, que un libro, que la manera en que hacemos música, que el tipo de cultura que construimos… Es un dispositivo de comunicación política para disputar el poder en el terreno de la ideología”.
En este sentido, un buen líder sería aquel que tiene el papel de “transmitir ideas no solamente a los militantes, que también, sino a otra gente, alguien que habla con la gente que es destinataria de nuestros mensajes y de alguna forma le entiende, le escucha, le gusta lo que dice”. Y resume: “Un líder es aquel que es capaz de expresar la imagen de su organización, movimiento, o conjunto de sectores a los que representa“.
Una de las polémicas de la campaña se desató después de que el equipo de campaña decidiera estampar la cara de Iglesias en la papeleta de voto de Podemos, con la excusa de que su figura era mucho más conocida que el partido. Lo cierto es que es un político mejor valorado que Arias Cañete o Valenciano, por ejemplo, según las encuestas. Tras este episodio, algunos acuñaron el término Pablemos para referirse satíricamente al partido.

4- La conquista del espacio en las televisiones generalistas

Una vez quedaba claro que el lenguaje audiovisual era el camino y el líder (o varios líderes) el que tenía que recorrerlo, el siguiente paso era entrar allí donde pueden verte más allá de unos pocos miles de militantes o simpatizantes. Para llegar ahí, además del entramado de La Tuerka, Pablo Iglesias y compañía han ido a por todas: desde la proposición indecente lanzada por el politólogo a Cristina Cifuentes hasta sus ataques a Intereconomía hasta que en la cadena de extrema derecha picaron el anzuelo. El objetivo era que se hablase de ellos.
En medio llegó el programa Fort Apache, un espacio concedido por el canal iraní HispanTV. Los debates en Intereconomía, con una audiencia y medios mucho mayores que Tele-K, proporcionaron el medio ideal a Iglesias para “teatralizar el antagonismo”, algo fundamental según su plan para avanzar en política. Los vídeos del politólogo discutiendo con lo más granado del plantel de Intereconomía se hicieron virales. Y de ahí a dar un salto más arriba -todo sea por la audiencia- había un paso. Hace justo un año, Iglesias participaba en Las Mañanas de Cuatro, donde sigue siendo tertuliano habitual a día de hoy.
Tras el triunfo en las elecciones, la espiral se ha acelerado y el alcance de la figura de Pablo Iglesias se ha multiplicado. Hoy, todos los medios quieren hablar con él y reproducir sus declaraciones. La figura de Iglesias crece cuanta más polémica genera. “Cada vez que Alfonso Rojo decía que eras peor que Lenin y Stalin juntos, subía tu target”, le recordaban en Cuatro esta misma mañana.

5- Uso de los modos del 15-M

Nada de lo anterior habría dado tantos réditos electorales si antes no se hubiera desarrollado una ola de indignación como la que ha tenido lugar en España durante los últimos tres años. “Cuando uno trabaja, cuando la gente trabaja, cuando un pueblo ha sembrado, cosechar es fácil, cosechar es bonito, cosechar es hermoso, cosechar es victoria” resumía Íñigo Errejón en su discurso este domingo.
Podemos ha incorporado muchas de las demandas que pululaban por el movimiento de los indignados, como es el fin de los altos sueldos de los políticos (los eurodiputados de la candidatura cobrarán unos 2.000 euros), las primarias abiertas (con una participación inédita en España), o los círculos, asambleas en las que se han propuesto a los candidatos y movilizado a los seguidores (aunque la pretendida horizontalidad ha estado lejos de serlo, de momento). El nombre, Podemos, equivalente alYes we can que triunfó con Barack Obama, ha ido acompañado del lema “Sí se puede”, también análogo y muy utilizado en el 15-M.
Por ello, Podemos también ha huído de las “sopas de letras”. “Sé que todos los militantes de izquierdas quieren la unión de la izquierda, partiendo de una premisa que le encanta a nuestros enemigos: ‘si todas las organizaciones de izquierdas están unidas, entonces podemos ganar a estos sinvergüenzas que están mandando’. Rubalcaba y Rajoy están encantados de que pensemos así, porque saben perfectamente que el límite de eso es un 15% o un 20% de los votos”, explicaba Pablo Iglesias en su debate con Alberto Garzón.
Ganar cinco diputados ha pasado, indica, por dejar las etiquetas en un segundo plano, algo que ha molestado a sectores de la izquierda. Íñigo Errejón se desahogaba así este domingo: “Los que derrotan siembran derrota y siembran también la vileza, la tristeza, el cinismo de la derrota. Recibimos mucho de eso, a raudales, cuando echamos a caminar, recibimos mucha gente que hoy tenía ya escrita la crónica de un fracaso anunciado. Pues a toda esa gente le decimos que aquí estamos, que estamos contentos, que somos muchos, que nos debemos a nuestro pueblo, que no vamos a parar hasta cambiar nuestro país”.

La izquierda populista crece en Europa, mientras los partidos tradicionales se repliegan

por Pablo Stefanoni
Las elecciones para renovar el Parlamento Europeo se desenvolvieron en un ambiente de crisis, desconexión de la «idea de Europa» de los pueblos realmente existentes y de crecientes cuestionamientos a las élites políticas. En ese marco, las extremas derechas lograron mejorar sus resultados y en el caso de Francia, como lo señaló el primer ministro Manuel Valls, provocar un verdadero terremoto político. Marine Le Pen consiguió lo que varios analistas consideran una exitosa «des-demonización» del Frente Nacional, una fuerza xenófoba y fascistoide fundada por su padre en los años setenta.
El diario francés Le Monde habló de un eje antieuropeo de derecha París-Londres-Copenhague de acuerdo a la cartografía electoral de ascenso de partidos europeofóbicos y nacionalistas como el Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP) o el Partido Popular Danés. Como se ha visto con el Frente Nacional francés, sus resultados mejoran entre los jóvenes y los obreros, precisamente el ex electorado de los socialistas y comunistas de los otroras «cinturones rojos» de las grandes ciudades.
El académico Philippe Marlière escribió en la revista Mediapart que nunca la izquierda francesa apareció tan impotente, débil y dividida desde la Segunda Guerra Mundial. La socialdemocracia no sólo no pudo capitalizar la «cólera de la plebe» sino que esa cólera apuntó precisamente contra ella, visualizada como un conjunto de carreristas políticos. Pero la izquierda del Front de Gauche de Jean-Luc Mélenchont y el PCF no logró tampoco atraer al electorado, que prefirió el discurso de Marine Le Pen, más «adecuado a los tiempos» que el de su padre-dinosaurio.
Hoy hay dos escenarios emblemáticos. En Francia, la decepción en la socialdemocracia ha ido a parar al costal de la extrema derecha, y eso se reproduce en otros países. Por otro lado, en Grecia, aunque los neonazis tienen una considerable influencia, el «efecto Syriza», la coalición de izquierda radical que ganó este domingo, permite considerar otra posibilidad: que dicha decepción abone a una izquierda a la izquierda de la socialdemocracia. Habrá que ver si eso es sólo una particularidad griega. Por lo pronto, en España el flamante partido Podemosliderado por Pablo Iglesias (35 años),logró un resultado sorprendente. Con sólo cuatro meses de existencia consiguió 8% de los votos y cinco eurodiputados.
Como escribió El País, que le dio su portada, Iglesias se expresa sin tapujos, llama casta a los políticos de los grandes partidos, denomina «régimen del 78» a la transición, recuerda a los abuelos que defendieron la República hace 80 años y critica a los «millonarios con pulseras rojigualdas». Sumados a los votos de Izquierda Unida, la izquierda «radical» española arañó el 20% de los votos.
Estos partidos colocados a la izquierda de la socialdemocracia constituirán un bloque de alrededor de 45 diputados liderados por los griegos de Syriza.
Frente a esta «hipótesis Syriza» sobre el giro a la izquierda de los electores decepcionados con la izquierda moderada, otros sostienen que en la mayor parte de Europa toda la izquierda avanza junta o retrocede junta. Marlière cree que las izquierdas no renacerán contra los socialdemócratas sino junto a ellos, forzando nuevas alianzas rosas-rojas-verdes que presionen a los partidos socialistas hacia la izquierda.
La apuesta de Podemos es diferente: influidos por los procesos latinoamericanos, estos jóvenes salidos de la Universidad Complutense, apuntan construir una izquierda popular europea, que flexibilizando las viejas identidades pero no su radicalidad, atraiga el inconformismo que a menudo termina en la extrema derecha, disputándole a esta sus posiciones antisistémicas. Esta «nueva-nueva» izquierda combate bien en los grandes medios, apela a las redes sociales, usa un lenguaje nuevo contra la «oligarquía» gobernante y en pos de los derechos de la ciudadanía contra los bancos.
Habrá que ver si estas izquierdas aún potenciales –y el eje Atenas-Madrid– logran avanzar en la constitución de una fuerza europea contestataria capaz de crecer y pensar otra Europa, y no volver a los nacionalismos tribalizantes de las extremas derechas xenófobas

Cuerpos descartables

por Liliana Cabrera


Ayer volví a tomar el mismo camino que hace siete meses no recorría, el mismo por el que iba y venía cuando ingresaba al interior del penal o salía en transitoria, el mismo camino por el que, hace siete meses, me fui de Pre-egreso de la U31 de Ezeiza en libertad. No había vuelto a recorrerlo… hasta ayer.
Ayer fue distinto, dieron el permiso rápido para poder ingresar a las casitas donde quedaron las pocas asistentes al taller de poesía de YoNoFui. Todo el resto de compañeras fue llevado de traslado al Complejo IV de Ezeiza, para dar lugar a los genocidas que estaban en Marcos Paz.
Antes de recorrer ese camino a las casitas, ingresamos al interior del penal. Fue shockeante ver un portón en la entrada del Sector A y una reja cerrada que antes no se utilizaba. Admito que semanas atrás nos pareció raro el cambio de mobiliario que tuvo la Biblioteca de la Sección Educación (que durante años tuvo siempre la misma mesa rotosa), cambiaron el juego de mesa y sillas por otro flamante, pensé: “¡Milagro!”. Pero era muy difícil imaginar que la razón eran los nuevos “invitados”, tan difícil proyectar todo lo que sucedería después.
Parte del equipo de YoNoFui estábamos en Tandil para participar de unas Jornadas de Educación en Contextos de Encierro, invitadas por la Unicen. Fue desesperante, estresante, terrible, escuchar las voces angustiadas de las chicas cuando, llamado tras llamado, nos contaban lo que en principio era un rumor: el vaciamiento de la unidad para alojar a genocidas. Rumores, eso contestaban las autoridades y los organismos del Estado que deben ocuparse de los derechos humanos y también cada ONG, que consultamos para saber si alguien contaba con alguna información.
TODOS, porque fueron TODOS, hicieron ver la situación como inverosímil. Así estuvimos todo el tiempo conectadxs a Ezeiza como si estuviéramos allí. Al otro día se me atragantó la medialuna del desayuno, cuando llamó Blácida, una de las integrantes del taller de poesía, para avisarnos que solamente habían quedado dos personas en su pabellón. Ella y otra compañera fueron encerradas durante horas en sus celulares (celdas), mientras se llevaban a las demás. Entre lágrimas me contaba que entró personal masculino a las 7 de la mañana y, como nadie pudo preparar sus cosas, las mismas cosas que nunca llegaron al Complejo IV y tampoco a las casitas, lugar en donde terminó Blácida, luego de pasar horas sin saber adónde sería trasladada. Durante días no supimos dónde estaba Rosa, la otra chica, que luego nos contaría cómo se fundieron en un abrazo con su compañera, cuando por fin abrieron la puerta de los celulares, y encontraron el pabellón vacío, en ruinas, sin siquiera un poco de yerba o una taza en la cocina. Lo habían vaciado completamente.
Yo sabía todo esto de antemano, antes de entrar a Ezeiza, antes de caminar el trayecto a las casitas, porque había escuchado a las chicas llorando desde el Complejo IV, contando cómo fueron golpeadas y arrastradas por el pasillo por personal masculino, sin aviso, sin sus cosas, sin tener en cuenta nada.
Las autoridades le habían asegurado a Planta de Madres, luego de enterarse de que habían iniciado una huelga de hambre seca, que su sector no estaba incluido dentro del plan de desalojo, y ellas nos preguntaban a nosotrxs, si debían creerles… ¿Cómo creerles a estos tipos que se presentan ante las madres, ante un comité de convivencia, diciendo que esto no va a pasar, cuando ves en Internet que otros aseguran lo contrario, fundamentándolo con fechas y datos concretos, con nombres propios que avalan la información? ¿A dónde están las opiniones de los referentes de los derechos humanos, de las otras ONG que dan talleres en Ezeiza, toda esta gente que por mucho menos levanta la voz? ¿En qué momento las mujeres alojadas en el Sistema Penitenciario Federal dejaron de ser personas?

Perder la forma humana

por Juan Pablo Maccia

Artistas y filósofos discuten los modos de perder la forma humana. Una muestra con ese nombre permanece abierta en el viejo museo de los inmigrantes en el centro de Buenos Aires. Los Apocalípticos creen que hay que salvar la forma de su derrumbe; los idealistas creen que toda pérdida conlleva una promesa de mejor forma, posthumana. Abstractos y exquisitos, la cuestión de lo humano se coloca nuevamente en el centro del pensamiento. También en política.
En esto me quedo pensando, a mi vuelta de Buenos Aires, donde visité la muestra en cuestión y participé de la contundente fiesta del 25 de mayo.
El discurso de Cristina Kirchner, ya avanzada la tarde, fue de –y para– cristianos; pronunciado bajo el impacto que le causó la renovada escena del catolicismo capitaneada por el nuevo papado. Algo de esto ya se había anunciado a propósito del recordatorio al Padre Mujica: sólo la unidad del pueblo de Dios puede salvar a sus ovejas. Abajo, entre la gente, el planeta sigue siendo emotivo: inmenso y morocho, popular y prolongado.  A ellos les dice lo que dice: que la pobreza demanda sacrificios a la política. Que los jóvenes deben realizar el servicio. Que se emociona cuando ve la solidaridad de los chicos junto a las Fuerzas Armadas…
El peronismo, en suma, vuelve con todo y con casi todos: jóvenes solidarios, pobres obedientes, militares populares, iglesia madre. Sólo faltan los sindicatos.
Pero, ¿cómo se han ido construyendo estas escenas? ¿Era con esto con lo que soñábamos cuando organizamos el acto de Vélez, hace ya un par de años, cuando fundamos Unidos y Organizados?
A una semana de estas reflexiones, me congratulo del acuerdo firmado por el gobierno nacional con el Club de París. No hay otra, en lo inmediato, que gestionar con delicadeza y conciencia histórica la crisis. Es notable al respecto la reflexión de la prensa oficialista sobre el asunto. Las multinacionales, corporaciones no pueden dejar de ser actores voraces y antidemocráticos de un día para otro para convertirse en “empresas globales” a las que les interesa el país.
Que se me entienda: no protesto por las políticas adoptadas, sólo me pregunto si no hay algo que funciona mal en el  modo en que se suceden los discursos.  
¿Y si fuera cierto, para mi desvelo, que los discursos tienen razones que escapan incluso a las intenciones de quienes los profieren, siendo el peso de las tendencias estructurales más determinantes en el largo plazo que la voluntad expresada en el corto plazo de las coyunturas?
No puedo evitar ligar la “pérdida de la forma”, con la cuestión de los “derechos”, siendo que ambos tienen por referencia lo “humano” sin develar –ninguna de las dos- los alcances y efectos de la potencia discursiva y política que lo “humano” ha alcanzando entre nosotros.
Engendrado en luchas de vigor emancipativo, los derechos humanos han constituido los únicos consensos nacionales duraderos entre nosotros. Más incluso que los producidos en los ámbitos  de la economía y del derecho. Más incluso que los insinuados entre los creadores de la llamada cultura y el arte. Más que cualquier política nacida del seno del estado. Los derechos humanos constituyen entre nosotros la vía de constitución de sujetos flexibles que nuestra modernidad desea y precisa.
¿Perder la forma humana? ¿Qué fuerzas se preparan para gobernar estas subjetividades tan dóciles a las reestructuraciones de los mercados? La cosa funciona a tal punto que ya no nos es posible imaginar por separado democracia de los derechos humanos y mercados de consumo. Al punto que ni el Papa ni las fuerzas militares a las que se apela en los discursos parecen tener otro motivo más que asegurar esas relaciones. ¿Se puede, en serio, perder la forma humana? ¿Y a qué precio?

El posse de Podemos. Notas tras elecciones y abdicación

por Raúl Sánchez Cedillo

Las elecciones europeas han pasado, y por lo tanto nada justifica ya esa especie de mala fe generalizada que se instala en la palabra pública y que es consustancial a los mercados y a la información. A nadie debería interesarle mucho, pero el que firma este texto pensaba que, en el vacío estratégico de la representación electoral abierto por el austericidio y sobre todo por el 15M, el método de construcción y las propuestas del Partido X podían ser el verdadero revulsivo capaz de asestar un golpe letal al engendro antidemocrático en que, unos y otros, han terminado convirtiendo el régimen monárquico de partidos sancionado en 1978. Por eso le he votado, aunque desde hace muchos meses, y sin duda desde la irrupción de Podemos, uno sabía que el proyecto estaba abocado a un sonoro fracaso electoral. En el momento en que terminamos este texto el monarca español, ¡acaba de anunciar su abdicación! Lo que pone de manifiesto que las fuerzas del régimen se han dado cuenta de que deben iniciar ya la reforma constitucional para evitar que lo que se inicie sea un verdadero proceso constituyente. Pero a todas luces es demasiado tarde, han perdido años preciosos para hacerlo.

Así que no es momento de ataques FUD (fear, uncertainty and doubt) ni de entonar un acre “échale la culpa a la tele”. Había, para estas elecciones, dos proyectos solventes de innovación, arraigo y ruptura, que han planteado explícitamente el desalojo de los partidos de la deuda y el austericidio: Podemos y Partido X. Los resultados merecen comentarios técnicos, pero son lo que se dice paladinos. Sin embargo, hay algo más importante: Podemos ha generado, ha consolidado, y previsiblemente contribuirá a expandir una creencia y una convicción que incluso tras el 15M era sumamente minoritaria: se pueden asaltar los parlamentos de la antidemocracia a través de las urnas, se puede dar inicio a un proceso constituyente y a un cambio sistémico por medios fundamentalmente pacíficos. Algo va mal en la subjetividad política cuando la alegría contagiosa no afecta también a quienes habían apostado por otros métodos y estrategias. Cuando se olvida que solo las prácticas y sus resultados mandan al fin y al cabo.

Dicho esto, es decir, dando por sentado que Podemos es el actor-proceso determinante en la secuencia que se abre hasta las próximas elecciones generales, preguntémonos: ¿en qué consiste el posse de Podemos? Recordemos que el posse[poder] es, en la filosofía de Giambattista Vico, uno de los elementos definitorios de lo humano, junto al velle [querer] y el nosse [conocer]; de lo humano en tanto que “finitud que tiende a lo infinito”. El posse es un poder-potencia antes que un poder soberano, coercitivo, estatal o explotador. Pero consideremos los aspectos principales en los que ese poder-potencia se muestra tan presente e incontenible como problemático.

1. De Europa al cuarto de estar

Evoquemos para empezar el modo en que, a decir de Gilles Deleuze, las personas se perciben a sí mismas en Japón: no partiendo de un yo, mi casa, mi barrio, mi ciudad, mi país… sino del cosmos, el planeta, el continente… Y hoy en el mapa electoral europeo todo es pesadumbre e inquietud por la democracia salvo en dos países del Sur: en Grecia, donde el programa de lucha dentro de la UE y contra la austeridad de la candidatura de Tsipras ha obtenido la mayoría y ha conseguido recibir consensos en el conjunto del país; y por estos lares, donde tanto IU como Podemos, formalmente adheridos a la lista Tsipras, se acercan al 20 % de los sufragios. Tenemos así un dato de tendencia importante para la estrategia europea de Podemos y en general para la estrategia de las necesarias revoluciones democráticas dentro de y en los limes de la UE: allí donde no ha habido experiencias como el 15M o los aganaktisménoi [indignados] de la Plaza Síntagma de Atenas, tenemos una continuidad o un reforzamiento de los partidos de la austeridad o la consolidación de fuerzas xenófobas y antieuropeas. En Italia, el M5S, que ha realizado una campaña marcada por el catastrofismo antieuropeo, ha cosechado un golpe durísimo cuando había apostado por el sorpasso definitivo sobre el Partido Democrático de Renzi, y por añadidura emboca el camino de su autodestrucción coqueteando con el xenófobo y antieuropeo Nigel Farage. La campaña de Podemos ha sido bastante prudente respecto a la agitación irresponsable de un sentimiento antieuropeo, y también lo ha sido la de IU (no obstante las posiciones pretridentinas del último congreso del PCE). Conclusión provisional: el antieuropeísmo refuerza el miedo a una mayor inestabilidad y legitima el statu quo (caso italiano) o bien refuerza poderosamente a las extremas derechas. El europeísmo que ve en la UE una batalla común por la democracia, contra la deuda, la austeridad y la dictadura tecnofinanciera se ve reforzado allí donde existen verdaderos contrapoderes políticos en las calles y en las redes. Así, pues, no atender a este dato sería un error gravísimo de las orientaciones de Podemos. Dar la batalla junto a Tsipras en el europarlamento cobra una importancia decisiva para la democracia, el fin de la deudocracia y las aspiraciones democráticas catalanas, vascas y gallegas en el reino de España. En esta legislatura europea el europarlamento está condenado a cobrar una importancia histórica, tanto por el asalto ultraderechista y fascista como por la batalla por la supervivencia y la dignidad que viene de las propuestas emancipadoras del sur de la UE.

2. De la televisión de régimen y las redes

Causa fruición escuchar y leer a las huestes del TDT party mientras se increpan unos a otros por haber dejado colarse a Pablo Iglesias en el mundo televisivo. No es poca cosa que haya tenido más tiempo de presencia televisiva que el candidato Cañete. Al mismo tiempo causa tristeza que desde los partidos de la red se pretenda explicar el éxito de Podemos por la mera presencia televisiva, contraponiendo sin más la tele a la red. Sin embargo, los datos de influencia y viralidad en las redes demuestran que Podemos también se ha impuesto en las redes sociales. Estamos, por el contrario, ante un feed-back virtuoso entre distintos tipos de redes y procesos de calle que ya hemos conocido con el 15M. Pero no podemos ser ingenuos para no ser paranoicos. El éxito de Pablo Iglesias en la televisión se explica en cierta medida por el buen hacer y la experiencia previa de Pablo Iglesias, pero es inexplicable sin atender a dos factores: la demanda de “caras televisivas” de la protesta en el lucrativo negocio de las tertulias y, last but not least, el pacto (implícito o no, lo desconocemos) con una parte de la oligarquía de los medios –Jaume Roures, en concreto– que ha proporcionado en el momento decisivo un aval de aceptabilidad a la irrupción de Pablo Iglesias y posterior y más levemente a la irrupción pública de Podemos. En lo sucesivo hay que tener muy en cuenta que, a pesar del desconcierto y de la contradicción entre intereses económicos e intereses colectivos del régimen, se busque la manera de disminuir al máximo la presencia televisiva de Pablo Iglesias y de Podemos, combinada con las campañas de destrucción de la personalidad pública.

Tenemos aquí un motivo capital para ampliar las estrategias comunicativas de Podemos, los talones de Aquiles de la personalización, pero fundamentalmente para integrar en el dispositivo los saberes y las prácticas tecnopolíticas nacidas y crecidas con el 15M y que no se han integrado en el proceso Podemos. No creo exagerar diciendo que la fortuna de la empresa constituyente va en ello. Ninguna ambición política puede llevar a actuar como si el sistema red que fue el 15M, y la tecnopolítica que en él se inspira, hubieran sido un episodio efímero y sin efectos irreversibles que afectan y predeterminan el proceso de los contrapoderes ciudadanos y la forma política de la ruptura costituyente.
3. Podemos más que Podemos en las municipales y autonómicas

Las próximas municipales y autonómicas ya han sido señaladas desde distintos lugares como ocasión para los pactos entre los partidos constituidos como IU o Equo y el proceso Podemos. Tenemos que preguntarnos si estamos ante una cuestión de sentido común y realismo político o ante una tentativa refleja de sobrevivir y/o neutralizar el acontecimiento. Sin embargo, no cuesta mucho advertir que aquí nos encontramos ante opciones excluyentes y que dependen de consideraciones e intereses sumamente dispares. El acontecimiento Podemos no ha hecho más que estallar. Aún no ha demostrado lo que puede dar de sí un proceso de desintermediación política radical y de control del proceso desde abajo, mientras ese “abajo” se enriquece y se expande transversalmente en la sociedad. Las municipales y autonómicas se prestan a esa segunda fase del proceso Podemos, pero al mismo tiempo permiten relativizar algunos de las invariantes de la primera fase. Las principales: a) el “efecto Pablo” no es susceptible de rendimientos crecientes sine die. En la pugna del espacio político, olvidar la finitud del sujeto, la erosión y vulnerabilidad que produce la refriega constante, pero también la necesidad de cumplir razonablemente con el mandato europeo contraído en las elecciones, puede llevar a cometer errores decisivos. No solo son precisas caras, sino que no tiene sentido contraponer un movimiento sin rostro a una política basada en un personaje, como bien enseñan los zapatistas. Pero al mismo tiempo no se puede despreciar la singularidad local y contextual de unas elecciones municipales y autonómicas en las que factores como el arraigo, la relación con luchas y movimientos, etc., son determinantes para decidir los primeros puestos de una lista, primarias mediante. Pablo no va a poder estar en todas partes, y hay que contar con las tentativas de apagón televisivo que hemos mencionado más arriba; y b) el municipalismo es un repertorio y una práctica extendida en muchas ciudades y territorios, y parece configurarse como un terreno de experimentación decisiva de una síntesis constituyente entre dispositivos de ataque electoral y redes de lucha y contrapoder ciudadano. Y en buena medida el potencial de transversalidad de Podemos está en esas síntesis antes que en la dinámica de pactos, que para Podemos podría ser lo más parecido a una balzaquiana peau de chagrin: tocar el poder para perder vida y energías. Una neutralización del proceso, vaya. Algo tan inmaduro en su estructura y funcionamiento como Podemos, no puede verse obligado a dedicar su tiempo a decidir si hace pactos con formas partido como IU o Equo si no quiere salir bastante lastimado. Tiene más sentido combinar la irradiación general y transversal del acontecimiento Podemos con la construcción de procesos y candidaturas ciudadanas radicalmente democráticas e inclusivas de las luchas en las que, al mismo tiempo que se sabe que están avaladas y nutridas por los participantes en Podemos, cobran en el proceso rasgos propios y expresivos de toda la potencia política local concatenable.

4. Desbaratar la formación de una derecha mimética y victimista

La dialéctica amigo-enemigo, que en el caso español tiende a superponerse a la distinción histórica izquierda/derecha, puede ofrecer una última ocasión de unidad y predominio a una derecha noqueada. Los promotores de Podemos saben que los procesos constituyentes recientes en América Latina no solo han tenido que inventar formas originales de relación entre movimientos y nuevas elites de gobierno, sino que han tenido que construir trabajosamente formas de hegemonía transversal que sean capaces de sustraer el consenso y la obediencia de clases medias y populares a los bloques oligárquicos. Mutatis mutandis, la situación se plantea con la misma intensidad aquí. Un Podemos que no se muestre capaz de incluir al adversario político en su margo hegemónico (y por supuesto en la subalternidad en la que un proceso constituyente emancipador inevitablemente le colocaría) corre el riesgo de instaurar un proceso de reconstitución de una derecha y una extrema derecha unidas por el miedo y la reacción a un Podemos retratado como el eterno retorno de la antiEspaña. Impedir esa operación está a fin de cuentas fuera de las posibilidades de Podemos o de cualquiera. Pero dificultarla, sabotearla, neutralizarla es posible evitando, por así decirlo, “entrar al trapo”.

5. A la búsqueda de la materia oscura abstencionista

A falta de análisis en profundidad sobre la composición del voto de Podemos, se puede afirmar que este ha tenido un grado considerable de transversalidad social: no solo ha arrebatado a muchos votantes del PSOE, IU y posiblemente votantes volátiles del PP, sino que ha conseguido entrar en la zona oscura del abstencionismo pertinaz. Esta era la tarea que se había propuesto también el Partido X, con mucha mayor claridad y anticipación que Podemos, pero ha sido manifiestamente incapaz de llevarla a cabo con éxito. Ahora bien, entrar de lleno en el espacio político constituido y en su política de la relación tiende a generar una representación fija y separada, en particular de Pablo Iglesias, en tanto que uno más de la “elite”. La cárcel de la representación mediática solo puede ser horadada y demolida por la inteligencia de los enjambres de red, que no se crean ad libitum ni mediante consigna política del líder aclamado. Pero cuesta lo indecible negar con argumentos y datos que el efecto Pablo Iglesias en las televisiones ha permitido activar distintos tipos de abstencionismo y distintas generaciones de votantes. Así que para el “efecto Pablo” conviene recordar el carpe diem, quam minimum credula postero. Y esto se traduce, entre otras cosas, en apartarse de formatos y tópicos de alianzas y coaliciones de izquierdas, del tipo “frente amplio”, “frente de izquierdas” que carecen de esa capacidad de afectar y activar el alma electoral de la “materia oscura” de la abstención, e incluso pueden permitir a los adversarios activarla en sentido contrario. El éxito de Syriza en Grecia es importante, pero pretender reproducirlo aquí convirtiendo a Pablo Iglesias en un improbable Alexis Tsipras revelaría una miopía política inoperable: las potencialidades de transversalidad del proyecto político son a corto plazo mucho mayores. Por otra parte, no es exagerado decir que Syriza y Tsipras son la única vía de escape para evitar una catástrofe social y política aún mayor en Grecia. Mientras que el campo político en el reino de España debe contar con un pluralismo político y social que va más allá del formato cultural y político de la izquierda. Es algo que debemos al acontecimiento 15M, no tiene nada de casualidad ni de tópico político-cultural. La primera expedición a la materia oscura fue precisamente ese 15M, y Podemos no es, teorías de la hegemonía y rostrificación de la alternativa aparte, sino un efecto diferido, una histéresis de ese acontecimiento en el plano electoral, un boquete irreparable a corto plazo en la muralla china del sistema de partidos constitucional.

6. Remember Robert Michels

Una semana después, la onda expansiva aún no ha terminado. Aún no se sabe si los daños en el edificio del régimen del 78 han afectado a pilares estructurales, que obliguen a los interesados con instinto de supervivencia a declarar la ruina inminente del edificio constitucional y a aceptar explícitamente las próximas elecciones generales como elecciones constituyentes. De esto nos alegramos sin reparos. En el mundo activista, han sido muchísimas las personas que han apoyado y/o se han sumado a Podemos partiendo de un supuesto clásico: lo que necesita el pueblo, lo que necesitan los subalternos. Es decir, no tanto de una proyección de las propias convicciones políticas más íntimas, sino de un razonamiento característico de las elites políticas de la protesta cuando tratan de ponerse en el lugar de los que menos saben, menos tiempo tienen, y presuntamente menos empoderados están: hagamos “como si” necesitáramos un líder carismático; hagamos “como si” la simplificación extrema de los problemas resolviera la cuestión del empoderamiento y de la autoorganización social y política de los subalternos antes y después de ganar unas elecciones. La paradoja consiste en que tales creencias se convierten en una fuerza material que produce efectos limitados de alegría colectiva y por ende de empoderamiento, en que una falsa proyección imaginaria en un actor televisivo genera una transferencia de posibilidad y poder colectivo. Ahora son muchos los que se precipitan a demostrar a elección pasada que el populismo de la “cadena equivalencial” y del “significante (Pablo) flotante” era el huevo de Colón que nadie había advertido. Pero olvidamos que el 15M practicaba otro populismo, el de las “máscaras” para escapar de la categorización y la neutralización mediante una política de relación entre identidades fijas y previsibles. Y, si prescindimos de las performances televisivas de Pablo Iglesias, Podemos y su “hablar popular” no son sino otra máscara de máscaras para introducirse en el centro del mundo de la representación dominante (mediática y política). Una máscara transicional. Que resulta indistinguible e inseparable del metamorfismo subjetivo y organizativo que han experimentado las redes de redes posteriores al 15M, en extensión y en intensidad del malestar y del deseo de cambio real. Dicho de otra manera: si hay algo que experimentar en lo sucesivo, no es una reproducción adaptada de los procesos populistas latinoamericanos (que, por cierto, se encuentran en una crisis de sostenibilidad de gravísimas consecuencias continentales), sino en todo caso un populismo plebeyo, distribuido y susceptible de crear uno o varios sistemas red, que debe ser la clave de bóveda de la construcción de los círculos, pero también del afuera organizativo de Podemos. Fuera de este esquema, pesa sobre nuestras cabezas la maldición de Weber y Michels, esto es, la que ve, en primer lugar, la dialéctica del reconocimiento entre líder carismático y seguidores [Anhänger] derivar en una Veralltäglichung, que podría traducirse como un “cotidianización”, que tiende a dar paso a un carisma institucionalizado, administrativo y casi ritual y que corresponde de manera precisa a la modalidad del “carisma televisivo” que tanta importancia ha tenido en la irrupción de Podemos, pero que no se explica sin esa extraña alianza que ha permitido que haya habido, por así decirlo, “Pablo hasta en la sopa”; pero también la que cae bajo el dominio, en segundo lugar, de la llamada “ley de hierro de la oligarquía” formulada por Michels y que sin duda está caracterizando el devenir de los nuevos gobiernos latinoamericanos, interrumpiendo los circuitos de agonismo y cooperación tan necesarios para la transformación del Estado y para la vitalidad del llamado “poder popular”. En el caso de la Promotora de Podemos este peligro es, más allá de buenismos y adulaciones irresponsables, un problema serio del que seguramente son conscientes, pero que ninguna confianza beata en que “a nosotros no nos pasará” estará en condiciones de evitar. No hace tanto que tuvimos un “no nos falles” como para reiterarlo ahora, sobre todo en una crisis terminal de régimen. La gran ventaja de nuestra situación es que, gracias al espesor de la mutación tecnopolítica creada por el 15M, se puede ganar con un pueblo/plebe distribuido y empoderado y uno o varios líderes carismáticos desempoderados porque su papel, finito, transicional, es el de hacer de arietes decisivos para echar abajo el muro de cristal deformante de la representación. Limitándose, como ha dicho el propio Pablo Iglesias, a “mandar obedeciendo”.

Caso Milani: salando las heridas (una Carta Abierta)

Jorge R. Videla fue nombrado Jefe del Ejército por Juan Perón en 1973. En el mismo año, Perón nombra al frente de la Marina a Eduardo Emilio Massera, pasando a retiro a 14 marinos que estaban, por rango, antes que éste. Les tenía evidentemente mucha confianza. Dos años después, en 1975, el teniente Cesar Milani, según consta en una antigua denuncia, traslada a un prisionero torturado en La Rioja, y lo amedrenta y hostiga todo el tiempo (denuncia del 21/08/1984, 18.15 hs, legajo 21, recibido por la CPDH). El proceso de Memoria, Verdad y Justicia lleva treinta años en la Argentina, y es gracias a la memoria de los organismos de DDHH y de los sobrevivientes del genocidio (no a un gobierno de turno) que aun sigue vigente. La designación de Cesar Milani al frente del Ejército es un intento por detener ese proceso mediante una ficcional reconciliación, que se ensayó en una foto, pero que solo logró salar aun más las heridas.



CARTA ABIERTA AL Sr. JUEZ FEDERAL,
Dr. DANIEL HERRERA PIEDRABUENA.
Respetuosamente me dirijo a Ud. como un ciudadano que tuvo el honor de integrar la Comisión  Provincial de los Derechos Humanos de La Rioja (CPDH). Lo hago impulsado  por un imperativo de conciencia ante las numerosas publicaciones en los medios de información provincial y nacional, referente a las denuncias contra el Tte. General César Milani,  formuladas por el señor Alfredo Ramón Olivera,  radicada en el Tribunal Federal de La Rioja. 
Hace unos días, el propio Milani en un comunicado inusual del ejército por medio de una gacetilla;  se defiende y cuestiona al Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), también critica “las graves irregularidades” de la tramitación judicial, en particular la actuación del fiscal Darío Illanes , al que acusa, entre otras cosas, de tener relaciones con el diputado cordobés  Luis Juez, con estar muy comprometido con organizaciones de derechos humanos y de haberle impedido ejercer “de manera real y efectiva el derecho de defensa”. El comunicado militar coincide y usa iguales frases amañadas de su abogado Narmona y del  Fiscal Horacio Salman para argumentar su inocencia. Este Fiscal en  enredada actitud, pretende beneficiar al militar, actuando como si fuera su abogado defensor, al afirmar  muchas inexactitudes, omitir  fehacientes pruebas y esgrimir un conjunto de errados argumentos que contradicen la verdad histórica reconstruida a lo largo de tres décadas en el proceso de memoria, verdad y justicia. Sin ninguna razón válida  pone en duda el valor de los testimonios de las víctimas y privilegia las justificaciones del Tte, General Milani, más las ideadas por él.
Tanto Milani como Salman parecen  unirse para  representar “El mundo al revés” (el denunciante pasa a ser denunciado) aseverando entre inaceptables y tergiversados paliativos  “que no existe ninguna víctima de causas de lesa humanidad en La Rioja, que mencionó el apellido Milani.” 
A causa de esta falsa afirmación, y viendo que el Gobierno de La Rioja, por intermedio de la Secretaría de Derechos Humanos se mantiene callado  y no sale a aclarar ni allegar pruebas, es el motivo y la misión de esta carta: reafirmar, que si existen comprometidas y fehacientes acusaciones al Militar, efectuadas y firmadas por el Sr. Ramón Alberto Olivera D.N.I. 11. 496.732  –presentadas ante la CPDH, receptada, firmada y sellada por el Secretario de Actuación Cipriano Horacio Navazo, el día  21 de  agosto de 1984, siendo las 18 horas y 15 minutos, legajo Nº 21 compuesto por trece páginas, asentada en el Tomo 2 Volumen 1 de los Testimonios Recibidos por la CPDH en el año 1984-. Allí figura desde hace  treinta años, verdaderamente nombrado cuatro veces por su grado militar y   apellido. Olivera narra de manera patética  cuando es interrogado en la cárcel: atado, vendado los ojos, torturado de diversas maneras y obligado a firmar “su exposición” sin leer lo escrito. Cuenta que
al día siguiente por la tarde, iría a declarar ante el Juez Federal, me transportan en un auto de la  Policía Pcial, a mi lado va el Teniente Milani al que reconozco por ser el que realizó el allanamiento  y llevaran detenido a mi padre. . .  . Entro a la sala donde voy a declarar y conmigo lo hace el Teniente Milani, el que no se retiraría en ningún momento de la sala, nos recibe el Secretario del Juzgado Armatti, me invita sentarme y al lado mío lo hace el Teniente, el que inmediatamente entramos, comenzó a increparme. . .  mientras el Secretario escribe conversa con el Teniente Milani preguntándole de su ascendencia, por este motivo es que se su apellido, que luego trate de retenerlo,. . . El Secretario va leyendo lo que dice que yo declare anteriormente en la cárcel, ante todo lo que hago es mostrarle, levantándome la bocamanga del pantalón, las huellas del intenso castigo que había recibido, y le digo que escriba que fui torturado, contestando que no lo va hacer porque cuando vuelva a la cárcel va a ser peor y desde ese momento no me prestó atención  a lo que yo podía decir. .. .  Lee todo lo que declare  en la cárcel, el Teniente Milanipermanecía a mi lado, y en los momentos que Armatti escribe él podía acusarme de alguna cosa, recuerdo algo así “nosotros a vos te cortamos la carrera justo”. . . se refería supongo a la carrera de guerrillero, pero no recuerdo otras acusaciones pero si el gran odio con que hablaba”.
Esta declaración de Olivera cuenta: cuando policías y Milani lo trasladan, que éste no se separa de él en ningún momento ni siquiera en la sala del Juzgado, que Milani se inmiscuía en el interrogatorio, refiere las amenazas y hostigamientos, afirma  reconocer al teniente  cuando secuestro a su padre,  explica porque se entera de su apellido Milani, deja constancia la negación a escribir las denuncias de torturas en la cárcel llegando a mostrar las huellas de las mismas,  y continua describiendo el desarrollo del interrogatorio clásico: si conoce a un desaparecido Heredia, a una jovencita Matta, a Schaller si viajó al Chaco y las infaltables preguntas sobre cual relación tenía con el Obispo Angelelli. Toda esta historia ocurría hace treinta años; la está protagonizada en parte por el Joven y olvidadizo Teniente César Milani.
Es un testimonio  que debe llegar a la opinión pública, para conocer un pasado nefasto y obtenga sus propias conclusiones. En ese testimonio 21, también está acusado  el funcional Juez de la dictadura Roberto Catalán y otros cinco represores, revelando: nombres y apodos, el accionar de los mismos y hasta indicando los domicilio de cada uno; además el vía-crucis por diversas cárceles, la pérdida de su trabajo y de sus  estudios de Maestro Mayor de Obras, y analiza desesperanzado la gran defraudación de la justicia de ese tiempo. Deseo que en estos tiempos de democracia, apuntalada por una verdadera justicia independiente, Olivera vuelva creer en ella. Para eso Señor Juez Herrera Piedrabuena: mucho depende de su delicada y correcta actuación.
   
El trabajo realizado por  la CPDH, no fue un juego ni un pasatiempo; constituyó una desgarradora y patética denuncia pública, para que la Justicia como corresponde, procediera con premura.
Toda la labor de la CPDH de La Rioja está plasmada en tres grandes tomos titulados “INFORME FINAL Y DOCUMENTOS ELABORADOS” y “TESTIMONIOS RECIBIDOS”  en donde figuran 161 legajos con denuncias, los que ya llevan tres décadas y todavía siguen esperando que llegue Su Majestad la Justicia. Es de esperar  que no se cierre la causa , propuesta de alguna manera por el Señor Fiscal Salman al afirmar prematuramente: “no hay nada de nada, porque no hay nada” sin  investigación seria y exhaustiva, habiendo muchas denuncias y  ocultando pruebas: como la declaración de Olivera realizada hace treinta años y que el fiscal bien las conoce por haberlas leído en los textos originales de la CPDH,  cuando los solicitó prestado a la Biblioteca Mariano Moreno,  luego de la sorpresiva presentación  de Milani en el Juzgado Federal de La Rioja.
Amparado en las garantías que debe brindar una justicia independiente: Milani debe tener la oportunidad y el derecho de defenderse en Juicio “de manera Real” como escribe en la gacetilla militar. Pero también, sin los justificativos incongruentes del Fiscal Horacio Salman que al parecer pretende impedirlo.
Señor Juez Federal:  Por la trascendencia de este tema, todos los ojos del País, están  puestos en su actuación; la que deseo sea un ejemplo de lo que es  justo, en salvaguardia de la salud  republicano, del honor militar de  las Fuerzas Armadas que no merecen tener un Jefe sospechado y del propio gobierno que saldrá fortalecido. Le saludo atentamente.
Jorge R. Mercado Luna
Médico- Ex integrante de la CPDH.
La Rioja – Junio de 2014.-

Clinämen: ¿Derechos humanos selectivos?

 

Conversamos con María Medrano y Liliana Cabrera, integrantes de la organización YoNoFui y coordinadoras del taller de poesía en las cárceles de Ezeiza. Traslados de mujeres presas para mayor confort de presos por crímenes de Lesa humanidad. Experiencia de escribir en el encierro, taller de poesía y otras actividades de la organización.

Toma de Lugano: el miércoles se define una instancia importante en la criminalización de la protesta social

por Vanina Escales


La audiencia para definir la competencia jurisdiccional por la ocupación del predio de Lugano, el 24 de febrero pasado, debía comenzar a las 9.30. Una hora y media después comenzó sin los abogados que se esperaban desde temprano, los de Marcelo Chancalay, el único procesado con prisión preventiva por la toma. El resto de los defensores están presentes. Juan Manuel di Teodoro lo hace en representación de Marta Yané, dirigente del Movimiento Evita que se solidarizó con la toma y fue procesada, y el Defensor General, Luis Duacastella y la Defensora Oficial, por el resto de los imputados: los vecinos que hicieron las veces de delegados de la toma.

Se llega a esta audiencia luego de que el representante del Ministerio Público, el fiscal Carlos Fel Rolero, presentara un pedido de incompetencia por entender que la causa no debe ser enmarcada como “usurpación” (delito de competencia local) sino como “asociación ilícita” (competencia nacional). La audiencia estuvo a cargo de la jueza María Gabriela López Iñiguez, titular del Juzgado en lo Penal, Contravencional y de Faltas N° 14, que se encargó de decirle a Fel Rolero que el planteo de incompetencia hace retrasar la causa y que ese tipo de maniobras dilatorias son graves cuando hay personas detenidas.

Los terrenos tomados son los lindantes a la Villa 20. Hasta el año pasado fue un cementerio de autos de la Policía Federal y por ese uso está contaminado con distintos metales e hidrocarburos. La audiencia tiene necesariamente un trasfondo político. En los alegatos, Duacastella remarca que desde el principio indicaron que “era necesario el diálogo y mesas de trabajo para poder resolver este conflictivo tema de vivienda que está atrás de esta causa de usurpación  y como usted bien ha sostenido –dirigiéndose a la jueza– en la propia resolución que ordena el desalojo, el conflicto que acá estamos discutiendo supera el tema del derecho penal”.

La interpretación sobre lo que originó la toma del predio parece ser lo que define las posturas de la Fiscalía y las Defensas. Para el fiscal Fel Rolero –de acuerdo con su alegato– se constituyó un grupo con fines delictivos para afectar bienes jurídicos: el orden público y la paz social. La toma, para el Ministerio Público, fue un medio para más adelante lograr “la obtención de un rédito económico por el loteo del predio y la posterior venta de los mismos”. Y detalló una serie de posibles delitos: estafas, estelionato, tenencia y portación de armas, infracción a la ley de estupefacientes, apología de un delito, malversación de caudales públicos, atentado y resistencia a la autoridad y extorsión. Lo llamativo de esta acusación es que las personas no fueron imputadas en ningún momento por estos delitos, ni están probados en la investigación. Tampoco se encontraron armas en los allanamientos. Además, Fel Rolero destaca en su escrito la pertenencia o simpatía de algunos delegados con agrupaciones políticas, como si fuera un delito.

Para las defensas la instrucción fue defectuosa. La Fiscalía mantuvo hasta las 11 de la mañana del lunes el secreto sobre algunos testigos –vulnerando el derecho de defensa y la posibilidad de refutar prueba–, y se quiere avanzar –según dijo Di Teodoro– con “una maniobra política no solo para criminalizar a los delegados, para criminalizar a la militancia política y social que se solidariza con esas 700 familias que viven en condiciones precarias, sino que tapa las deficiencias de la investigación tirando el problema para arriba” (para fueros nacionales). El fiscal Fel Rolero también trajo dos casos de jurisprudencia para justificar su pedido de cambio de carátula –y por tanto, de jurisdicción– en donde nociones abstractas y estigmatizadoras como el “peligro” o “peligro abstracto”, aun cuando no se haya cometido el ilícito, jugaron un rol en las causas a las que hizo referencia para la obtención de la condena por asociación ilícita.

El abogado de Marta Yané, Di Teodoro, recalcó que “a nadie se le escapa que el Fiscal General de la Ciudad de Buenos Aires es un ex diputado del partido de gobierno”. Y por tanto “parece que el gobierno va y le dice a la jueza Liberatori ‘avancemos en la mesa de diálogo’, y por otro lado va y le dice a los fiscales que pidan la incompetencia para tirar el problema” al ámbito de la Justicia nacional. La referencia es porque Liberatori dispuso la creación de un comité de crisis para resolver la urbanización de la villa 20 y se realizó un censo este fin de semana.

Por pedido expreso de las defensas se pidió –y se concedió– que los resultados del censo no sean utilizados para seguir judicializando a los que participaron de la toma. Imaginemos a Duacastella y Lousteau defendiendo a 1800 procesados. A la audiencia concurrió por pedido del Juzgado la doctora Mónica Reyna, subsecretaria Legal y Técnica de la Defensoría del Pueblo, para explicar las tareas de remediación de cara a la ejecución de la Ley 1770: la urbanización de la villa 20 y un plan de vivienda. Reyna explicó que el comité de crisis se formó “por la señora Asesora Tutelar, el señor Procurador de la ciudad y el señor Defensor del Pueblo” y que este fin de semana se realizó el censo con personal técnico del Instituto de la Vivienda de la Ciudad y la Defensoría del Pueblo en su carácter de veedor. La Subsecretaria señaló que las personas censadas tenían actitud colaborativa, desmintiendo la idea de “peligrosidad” que les atribuyó el fiscal. También, que se está avanzando en un “convenio de regularización” donde el gobierno nacional entregaría el predio a la ciudad para cumplir con la 1770. “El dinero para la remediación ya se encuentra depositado en el juzgado de Elena Liberatori”, aclaró.

La ley 1770 desde 2005 –y su modificación en 2007– dispone la urbanización de la villa 20, y desde ese entonces el gobierno de la Ciudad no la cumple. La estrategia de los sin techo como forma de exigir el cumplimiento de la ley fue la toma de terrenos –pauperizados y contaminados– y el intento de procurar salidas políticas. En esta ocasión, como en la toma del Indoamericano, la respuesta judicial fue el procesamiento de los delegados designados entre los vecinos para entablar los diálogos y las soluciones pacíficas. Imita, además, a los procesamientos de militantes sociales en 1999 y 2000 cuando en medio de protestas y cortes se pedían interlocutores y se devolvían procesados.

Hay que señalar que sobre los delegados de la toma de Lugano rige una orden de restricción de acercarse al predio. Si hubieran estado durante el censo del fin de semana, hubieran violado la restrictiva, pero por eso mismo no fueron censados y es posible presumir que también sufren la emergencia habitacional por la que el predio fue tomado en primer lugar.

Para el Defensor General Duacastella no hay más prueba que “la que dije al principio que iba a suceder: que iban a terminar imputados los delegados. Que se iba a utilizar esta organización que ellos constituyeron con posterioridad, a pedido del Juzgado y a pedido de las Defensas y a pedido de la Fiscalía para poder negociar”. Es que al momento de la toma, las autoridades que se acercaron y les pidieron que nombraran interlocutores. Para Duacastella esa “es la única organización que existe en esta causa”, por tanto “voy a solicitar que se rechace el planteo de incompetencia”.

La resolución del pedido de incompetencia de la Fiscalía será en la próxima audiencia convocada para el miércoles 4 a las 10.30 de la mañana. Si la carátula cambiara a “asociación ilícita” cada toma, cada protesta, cada corte, podrá ser considerado de la misma manera. El caso de Marta Yané es ilustrativo del afán disciplinario del Ministerio Público de la Ciudad: ni siquiera es vecina de la toma, solo se solidarizó con los ocupantes al igual que una treintena de legisladores. 

Acontecimiento Foster

por Juan Pablo Maccia


Habemus Coordinador Estratégico del Pensamiento Nacional. Valoro el gesto, lo recibo con impronta filosófica y hasta cierto punto me conmueve. En efecto, estos días –estos años– vienen cargados por el dramatismo con el que se viven las renuncias y las abdicaciones.

La última década puede ser narrada a partir de secuencias semejantes: la renuncia del ex presidente Duhalde (“los políticos somos todos una mierda”) dio lugar a lo que Ricardo Forster ha pensado como el acontecimiento Kirchner. Del mismo modo el filósofo italiano Giorgio Agamben se ha detenido en la renuncia del Papa Ratzinger, sofisticado acto teológico destinado a indicar la necesidad de volver a reunir legalidad y legitimidad. El gesto de la renuncia guardaría la clave del “acontecimiento” –así lo relató Forster– de la conversión de Bergoglio en Francisco. ¿No se inscribe la abdicación del rey de España en beneficio de su hijo en una secuencia acontecimental de este tipo?
A pesar de las previsibles críticas, en la mañana de hoy el jefe de gabinete, el Coqui Capitanich, salió a confirmar el nombramiento destacando la idoneidad intelectual y moral de Forster para el cargo.

Y aunque es cierto que el nombre de la nueva secretaría no es muy borgeano, haríamos bien en reparar menos en esa carencia de gracia y más en las primeras palabras del coordinador al diario La Nación: “No provengo del peronismo. Mi formación es de la tradición europea, de la Escuela de Fráncfort y, en particular, seguí el pensamiento de Walter Benjamin”.

Lo banco a Forster sin conocerlo personalmente. Desconozco si ha escrito libros y, de hecho, no conozco demasiado a los autores que él cita. Sí me resulta interesante esta situación en la cual un cosmopolita de las izquierdas culturales deba administrar a las agrupaciones y foro del llamado pensamiento nacional. Forster se presenta en el mundo político (al que ha entrado sin reparos) como el pensador argentino del acontecimiento: alguien capaz de una retórica que –llamativamente– funciona bien en los medios y que se enorgullece de emoción por experimentar el vértigo y el asombro con que lo nuevo emerge sorpresivamente de lo viejo, mostrando a lo viejo en su capacidad de renuncia. 

Poesía en la Cárcel

Estos textos fueron escritos en el marco de los talleres de YoNoFui, con motivo del traslado compulsivo -el pasado  viernes 23 de mayo-  de 30 mujeres alojadas en la unidad 31 de Ezeiza para facilitar el acceso a la salud de los genocidas que se encontraban detenidos en el Complejo Penitenciario Federal de Marcos Paz.


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ESCUPIR LA DIGNIDAD

de Palma Li (ex presa de la U31)

Otra vez una nueva experiencia en la cárcel. Otra vez en el Complejo 4, la otra cara de la moneda. No puedo respirar, discernir, controlar mi angustia ni dejar de llorar. Otra  vez aferrarme a Dios y pensar: si tan sólo escuchara mi clamor, sería diferente.

Hoy es sábado, pasó el recuento y escucho a mis nuevas compañeras hablar, somos 24 en este pabellón, pero sólo 5 que venimos de la unidad 31. Ya pasaron 24 hs. del traslado y nada hace que mi cabeza se calme, pienso en lo violento que fue todo, el  psicopateo  absurdo, la falta de información, versiones y rumores que al final resultaron siendo verdaderos. Eran las 6:45 hs., cuando entraron gritando a las celdas, todas dormíamos.

-¡Levántense, Señoras!  ¡De pie junto a la cama, rápido…!

Otra vez mi boca seca, los cólicos y la impotencia, la cárcel me saca la libertad y todo lo que poseo, cómo y cuando quiere.

Ahora sé lo que pudieron sentir algunos de nuestros desaparecidos. Solo faltaban las capuchas.

Otra vez la ironía de nuestra justicia… a pesar de ser, la unidad 31, una cárcel de conducta, fuimos extirpadas, para dejar el lugar a genocidas, “Derechos Humanos”…  Si, caminen  “derechos”, Hijos de putas “humanos”. Eso fue lo que sentí, un montón de estiércol con cascos y escudos escupiendo mi dignidad. Otra vez, veo desde adentro la indiferencia de la gente. Viene a mi mente el «Al Don Pirulero», cada cual atiende su juego o cuida su culo.

Sí, somos mujeres que cometimos errores, pero no dejamos de ser madres, esposas, novias, abuelas, lloramos, reímos, sufrimos y la única diferencia es el encierro.

Otra vez, siento mi cuerpo imantado al piso, pero mis manos todavía pueden tomar un lápiz y volcar sobre el papel lo que muy pocos están haciendo por nuestros derechos.

Otra vez mi memoria se activa.

¿Quién podrá defendernos?

¿Será justicia?





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 VIVA LA PATRIA!

de Elisabet Soria
El 25 de Mayo festejaron los milicos su festejo 2014.

Muy sobre la joda (23 de Mayo) desalojaron a mujeres de la unidad 31, cárcel construida especialmente para alojar mujeres y niños, con el fin de trasladar a varones mayores (ex milicos genocidas). Seguro que la mayoría del pueblo no ve nada malo en esto. Como no ve nada malo en la precariedad en la que se vive en las villas, en los hospitales desmantelados,  en la cada vez mayor cantidad de gente durmiendo en situación de calle…
¿Bajar  la foto de Videla o defender a Milani?

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INTRUSOS
de Carina
Mientras la presidenta festeja por la tele el 25 de Mayo, insólitos momentos vivimos las mujeres detenidas en la Unidad 31 de Ezeiza tras el traslado de la mitad de la población a otra unidad, con el único fin de hacer lugar a los hombres condenados por delitos de lesa humanidad.

Nosotras, las que quedamos sufriendo estos cambios, tan dolorosos para las que se han ido, seguimos luchando por ellas y por las compañeras de Planta de Madres, para que no sean trasladadas.

Ya pasaron 4 días y todavía estamos en vibración por estos movimientos políticos enfermos que nos quitan la tranquilidad de nuestra rutina cotidiana.

Segundo día de convivencia y ya se presentó el primer inconveniente: Las chicas se dirigen como todos los martes a su espacio de entretenimiento, la murga. El sonido de los bombos, el redoblante, los platillos indignaron a los intrusos que furiosos se dirigieron a su Jefe de Módulo para acabar con el ruido que no los dejaba dormir la siesta.

¿Están conscientes que están ocupando un lugar que no les pertenece?




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OTRA VEZ EN MI CABEZA


de Marta

Para mí fue como un allanamiento/ un bloqueo total/como los militares cuando arrasaron con un golpe de estado en el ´55/ mataron a mis tres hermanos/ eran trillizos/ como en la noche de los lápices/como cuando mi hermano desapareció en el ´76 de la facultad de derecho/ cuando yo le decía a mi padre: ¡vamos a buscarlo! y no lo podíamos encontrar en ningún lado. Mi padre se moría/ otra pérdida/ otro hijo más: Daniel Racedo/ Ya son cuatro, uno más/cuatro hermanos desaparecidos. / y acá fue como ellos/ son mis compañeras/ mis compañeras que no sabían qué hacer/y  así volví a sentir el bloqueo, otra vez en mi cabeza.



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JUSTICIA, SEGURIDAD Y PROPIEDAD:

PRIVILEGIO DE UNOS POCOS
de Leyla
Los derechos de los genocidas valen más que los derechos de las mujeres privadas de libertad ubicadas en el Sector A de la cárcel de Ezeiza para mujeres con conducta.

El trato preferencial que recibe esta categoría de personas privadas de libertad (genocidas) no tiene justificación otra, más que el castigo se aplica más duramente en mujeres que en hombres.

Una muestra más que el sistema actual en funcionamiento no cumple con la premisa básica  de brindar justicia y seguridad a todos los habitantes de la Argentina.
Las mujeres trasladadas perdieron su propiedad mientras que los genocidas se trasladaron con su vajilla.



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MUJERES Y NIÑOS PRIMERO

de Irma
Sobre el traslado de Mujeres alojadas en el  Sector A de la Unidad 31 de Ezeiza al Complejo IV de la misma localidad, ocurrido el 23/05/14
Como siempre el hilo se corta por lo más fino. En este caso: las mujeres.
El traslado se debe a que reubican a genocidas para que estén más cómodos y tengan mayores facilidades en el acceso a la salud.

Esta situación perversa no merece el menor análisis, basta decir que provoca tristeza vivir en un país donde la justicia, el gobierno, la sociedad miran para otro lado y se manejan con la indiferencia propia del “sálvese quien pueda”.


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LA SUPUESTA DEMOCRACIA

de Caro
El pasado 23/05/14 ocurrió un hecho injusto en la unidad 31 de Ezeiza, donde se encuentran las madres detenidas con sus hijos, desalojaron a más de 30 mujeres para trasladar a 50 genocidas realmente peligrosos para la sociedad.

Estamos hablando de desalojar a mujeres de  una unidad modelo, pensada para alojar mujeres y no hombres, y mucho menos a genocidas y torturadores. Todo este movimiento se hizo para que ellos gocen de la comodidad y  mejora en salud. Esto implicaría repartir mujeres en la ex Unidad 3 y también mezclar a estos sujetos en el mismo penal donde viven los niños menores de 4 años,  lo cual no está permitido.

Esta situación, en lo personal, me genera mucha angustia e impotencia, y no estaría nada mal que en vez de meter miedo a través de los medios de comunicación se haga saber a la sociedad de estas cosas… porque  nadie está exento de caer preso, considerando esta supuesta democracia en que vivimos.

Un verdadero disparate que puede terminar en un caos lamentable que se podría evitar. Mientras la Presidenta nos vende un 25 de Mayo, la supuesta liberación, estamos viviendo injusticia y desinformación.





Notas relacionadas:

«De Desalojos y Genocidas« «Cuerpos descartables«, por Liliana Cabrera ¿Derechos humanos selectivos? Conversación en Clinämen María Medrano y Liliana Cabrera, integrantes de la organización YoNoFui y coordinadoras del taller de poesía en las cárceles de Ezeiza.

La justicia de Galeano

por Ángel Luis Lara

I.

La voz del subcomandante insurgente Moisés suena clara y serena. El mando zapatista pasea la lengua castellana arrastrando las eses, con la misma cadencia singular con la que el caminar tzeltal, tzotzil, zoque, mame o tojolabal sube una loma o se adentra en un maizal. “Por mi voz hablan el dolor y la rabia de cientos de miles de indígenas, hombres, mujeres, niños y ancianos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional”. Han asesinado al compañero Galeano y el dolor de los pueblos zapatistas hace una muesca más en su ristra de siglos de crueles agravios. Los poderes políticos y económicos mandan y la criminalidad paramilitar ejecuta. A Galeano lo emboscaron para asesinarlo de tres disparos y un machetazo en la boca, como si con esas balas y con el filo de ese machete quisieran detener el corazón rebelde y callar la palabra zapatista. Nada más lejos. “Si no pudieron acabarnos el amanecer del primero de enero de 1994, menos ahora. Porque es nuestro compromiso liberar este país, pase lo que nos pase, cueste lo que nos cueste y venga lo que venga”. Las palabras del subcomandante Moisés dibujan un viaje desde la serenidad a la determinación. Es el viaje al revés de alguien que ya ha estado allí y viene de vuelta. “Venimos a desenterrar al compañero Galeano”, dice Moisés. El zapatismo tiene siempre de regreso y de mundo al revés. En un planeta enfilado por los poderosos hacia la devastación y la catástrofe, vivir al revés no es solo cuestión de dignidad y de rebeldía, es, sobre todo, el único camino posible para la sensatez. Al compañero Galeano lo han matado precisamente por eso, por ser zapatista, o sea, digno, rebelde y sensato. 
II.

La venganza y la justicia emanan de raíces diferentes. La primera se deriva del vocablo latino vis, que significa fuerza y es el origen también de palabras como violación o violencia. La segunda se relaciona con el término sanscrito yoh, que quiere decir sanar y salvar. La práctica paramilitar asociada a la guerra contrainsurgente que soportan los pueblos zapatistas persigue la conversión de la justicia en venganza. La acción paramilitar tiene un doble propósito: la producción de miedo y la reproducción de su imagen especular en el seno del proyecto emancipador que trata de reprimir. Su objetivo es conseguir que el rebelde al que combate se envenene con sus mismas pasiones tristes.

El proyecto zapatista, sin embargo, consiste en una fuga sistemática de toda imagen especular del poder y de los malos gobiernos. Su concepto y práctica de la justicia emanan de una cosmovisión radicalmente otra. Desde su levantamiento en armas en enero de 1994, los pueblos zapatistas han soportado una constante agresión que ha buscado su reacción en forma de venganza. Pero los zapatistas y las zapatistas son muy otros y muy otras. A la guerra le han respondido con la paz. A la venganza le han opuesto siempre la justicia. “Nos da dolor y tristeza lo que le hicieron a nuestro compañero Galeano, pero no vamos a mancharnos del mal al mal”, ha explicado el subcomandante insurgente Moisés. Sus palabras no comunican una estrategia, expresan una verdadera ética.
III.

El compañero Galeano era un maestro de la escuelita en la que en el último año los pueblos zapatistas han compartido con el mundo sus modos de vida. Miles de estudiantes llegados de diferentes partes del planeta han tenido la oportunidad de participar de un proceso de co-aprendizaje en el que han estado acompañados de un votán, un maestro zapatista con el que han convivido de noche y de día. Galeano era uno de ellos.

Cada estudiante de la escuelita porta como un tesoro sus historias y su propio relato de las intensidades vividas. El mío tiene que ver con el aprendizaje del carácter profundamente decolonial de la práctica y la cosmovisión zapatistas, así como con un proyecto revolucionario que se aloja en primer término en el tejido de los afectos y en la transformación de los hábitos: más en el territorio inmanente de los cuerpos que en la entelequia casi siempre insondable de la conciencia.
Una parte sustancial de mi aprendizaje ha tenido que ver con la relevancia de las pasiones alegres en los modos de vida zapatistas, fundamentalmente con el papel central que juega la práctica de la amistad en la constitución de las relaciones sociales, los marcos normativos y las formas de la política. La profundidad de la intersubjetividad y de la amistad en la praxis de los pueblos zapatistas alcanza una intensidad inusitada en la relación con el otro, con el diferente, con aquel que no es zapatista. “Volvimos a regresar a la comunidad y ya no había nada porque lo aprovecharon todos los hermanos que quedaron ahí, que son priístas”, cuenta Miriam, una base de apoyo zapatista de Morelia. “(…) pero esa tierra recuperada está en manos de los priístas, que son los hermanos de Agua Clara”, continúa Floribel, ex-integrante de un Consejo Autónomo. “Ese hermano paramilitar mató no por su ser hermano, sino porque ha sido confundido por el mal gobierno o los finqueros. Yo pierdo mi dignidad si hago lo mismo que él me hizo”, apunta Aníbal, el votán que me acompañó como maestro en mis días en la escuelita zapatista. Cuando el enemigo es definido como un hermano y la causa del delito se desaloja del individuo, se asiste a una dialéctica muy otra del conflicto y a una práctica abiertamente diversa de la justicia. En el territorio zapatista la criminalidad posee una raíz eminentemente social y no se deriva de una cualidad particular de la persona. “Nosotros no nos vengamos, nos vamos a vengar pero contra el capitalismo”, ha expresado el subcomandante insurgente Moisés sobre el asesinato del compañero Galeano.
IV.

¿Quiere decir todo esto que en el territorio zapatista los delitos no se pagan ni se castigan? No. “Los engañados asesinos, sí se hará justicia”, ha dicho Moisés. Lo que quiere decir es que la justicia es para los zapatistas antónimo de venganza y algo muy diferente al Derecho. La realidad de la justicia según los zapatistas determina una distancia con la racionalidad punitiva del Estado. En el territorio zapatista el castigo no consiste tanto en separar a la persona que comete un delito de los espacios y los tiempos de la sociabilidad mediante el encierro, como de una intensificación de la integración social mediante tareas de índole comunitario. “Nuestra ley es para prevenir y dar vida a nuestros pueblos. Para nosotros la justicia es la razón, cómo vamos a ayudar al compañero o a la compañera para que se componga otra vez. Lo que queremos es volver a componerlo”, me enseñó Aníbal.

Decía Iván Illich que cada vez que se propone utilizar el Derecho como herramienta de transformación de la sociedad, los poderosos ponen la misma objeción: no todos pueden ser juristas. La justicia para los hombres y mujeres zapatistas es otra cosa. “Es una justicia desde abajo, controlada y vigilada desde abajo y hecha por todos”, me contó Aníbal. La cualidad profundamente democrática del régimen normativo zapatista descansa sobre el carácter participativo y participado de la administración de justicia: de abajo hacia arriba. Y la esfera militar del movimiento no escapa a la pauta: “Pero no podemos hacer como queramos, sino que tenemos que respetar y obedecer a nuestros pueblos cuál es el camino que hay que seguir y qué tenemos que hacer como EZLN que somos”, explica Moisés.

A fuerza de rebelarse durante siglos a la imposición de la condición de objeto, los pueblos zapatistas se muestran incapaces de concebir como objeto a nadie. El agente zapatista de justicia es un mediador que impone un marco dialógico y de negociación para resolver los problemas. Mientras que el Derecho coloca a denunciante y denunciado frente al Estado, el modo zapatista de hacer justicia trata de recomponer la relación entre las personas afectadas: denunciante y denunciado no entran en relación de delegación y dependencia con una instancia superior, sino que participan del intento de restauración de la relación entre ellos. De este modo, el carácter dialógico de la administración de justicia convierte en sujetos de la acción de justicia a los propios afectados. Si el sistema judicial del Estado constituye siempre un ejercicio de heterodeterminación, la justicia zapatista se relaciona con un ejercicio de autodeterminación mediado por la comunidad y por las autoridades.

Lo que subyace en el fondo de los modos zapatistas de la política, el gobierno y la justicia es un desplazamiento desde lo universal, concebido como aquello que existe en cada uno de nosotros, hacia lo común, que se funda siempre en la relación de unos con otros. Es la diferencia entre un derecho universal y una justicia de lo común. Definitivamente, una racionalidad muy otra, obsesionada con la restitución de la relación y del lazo social hasta cuando la gravedad del delito impone la dureza de la sanción y del castigo.

¿Efecto Forster o pura legitimación? (Una polémica con Juan Pablo Maccia)

por Rosa Lugano


No existe ningún efecto Forster. En todo caso existe, sí, un efecto Kirchner. Y si existe algo así como un efecto-Forster, es algo muy diferente al que describe Maccia.

Para demostrar la falsedad de su afirmación y la verdad de la mía me voy a servir de la propia argumentación de Maccia (y de Foster).
Según el texto de Maccia escrito para TELAM, Foster es el Visionario o el Anunciante del Acontecimiento (¿un Nuevo San Pablo?). ¿Cuál es el Acontecimiento?: el arribo sureño de un viento intempestivo llamado Néstor. Pero también el advenimiento y conversión de Bergoglio en el Papa Francisco.

El Filósofo anuncia y sobre-argumenta el cambio, ante quienes permanecen ciegos a él. Subraya y convence sobre la verdad de una transformación que, sin embargo, se le presenta como ya hecha. Una Relevación. Una verdad venida de lejos, contingente, impensable. De la que no ha participado en su sentido material ni Moral.

Encontrada de improviso, y como ya hecha, no obstante, esa verdad se vuelve total. La conversión hace al fiel. La verdad que Foster anuncia dice así: de lo viejo y devaluado surge lo imprevisible y esperanzador.

Este entusiasmo por las mutaciones es, en este caso, completamente banal (Forster no es Pablo de Tarso, aunque insista en que él es un “judío” especialista en Benjamin y por eso no hay que temer que utilice su patético cargo de custodio del pensar nacional como un comisariado). Por admirables que resulten, no hay “acontecimiento” alguno en las formidables tentativas de relegitimar procesos y estructuras como las del Estado Nación Capitalista o la Iglesia Católica.

Foster porta sí, un Rostro y una Retórica –en esto Maccia ve claro- hiper funcional a esos procesos. Tiene una verba. Y con ella pastorea. Más que un efecto es una reverberancia. 

Pero pastorear no es pensar. Pensar no es hacer sanata. Siquiera sanata erudita. Siquiera sanata humanista. Siquiera sanata universalista. Maccia se equivoca doblemente. Ante la ausencia de acontecimiento se inventa un falso profeta.

Pero no nos engañemos: el problema no es Kirchner ni Foster. El problema son los Maccia: puro síntoma de una intelectualidad carcomida por la falta total de compromiso con verdades creativas, con procesos productivos y carentes de toda perspectiva histórica.

“La novela se hace con desechos de todos los materiales”. Entrevista a Horacio González

por Silvina Friera

El sociólogo y director de la Biblioteca Nacional concibió lo que define como una “noveleta conversacional”. Pero más allá de esa frase “autodenigratoria”, el libro ofrece una profunda reflexión sobre la Iglesia, la universidad, el peronismo y la guerrilla.
La chispa del asado convoca a una comunidad conversante de roedores. El anfitrión es el padre Poggi, un sacerdote nihilista que atiza el fuego de la lengua –con un decir que va desde la refinada erudición, mezclada con muletillas del habla popular, hasta ciertas expresiones rústicas– al tiempo que lucha por desentrañar algunas de las frases señeras del sacerdote Hernán Benítez, el confesor personal de Evita, en una carta que le escribió a Blanca Duarte. Si lo más densamente humano es coincidir alrededor de un lecho en el momento de la muerte, la deriva de las conversaciones, con toques diestros y calculados de un humor sarcástico, incluirá otras dos cartas –de Juan Domingo Perón a John William Cooke y de Salvadora Medina Onrubia a Evita– como puntadas del bordado textual de la tragedia nacional y sus posibles interpretaciones. Completa el elenco de conversadores el ex fraile Santiesteban y el escéptico profesor universitario Juan Carlos Rupestre, especialista en Max Weber. Larga será la noche, en la parroquia de Floresta, para estos tres personajes. “Espectros”, se los llamará en una instancia del escrito, manuscrito o “noveleta conversacional”, ironía que se fraguará de principio a fin, reticencia ejemplar para sortear ese lugar común de llamar a las cosas por su nombre. Besar a la muerta (Colihue), la primera novela de Horacio González, escritor, sociólogo y director de la Biblioteca Nacional, es una ficción de una potencia extraordinaria, una especie de “máquina parlante”, tributaria del género epistolar y las reescrituras, que merodea lo inefable.
“El peronismo es todo liturgia”, afirma Poggi, personaje inolvidable por su modo radical de habitar en la lengua. El protagonista principal de la novela está inspirado en el padre Jorge Galli, cura obrero, albañil y teólogo popular que fue muy amigo de González. “Toda su teología era medio arltiana, una teología tomada de la fragua del lenguaje popular. Yo trataba de recordar cómo hablaba Galli; era un cura en el extremo. Hay muchos personajes así en la literatura, el propio Unamuno tiene esos curas que están al borde de la descreencia”, dice el escritor en la entrevista con Página/12.
–En el texto introductorio de la novela, hay alguien que dice que Besar a la muerta es una “noveleta conversacional”. ¿Cómo explica este modo de minimizar el valor del género?
–No sé qué texto debe existir definitivamente, el Quijote, el Martín Fierro o El Aleph… después, todo lo que se escribe tiene cierta gratuidad; es lo que podría no haberse escrito. ¿Por qué voy a escribir esto si no es necesario, ni soy un novelista? Precisaba anticiparme con una denigración previa, escrita no se sabe bien por quién. A lo largo de todo lo que escribí buscaba confundir respecto de quién estaba hablando y quién era el poseedor de la palabra. O sea que utilicé técnicas denigratorias. Cuando las escribe uno mismo sobre lo que hace, invita a un dilema porque nadie puede creer que una persona se denigre en relación con lo que hace de una manera tan tajante. Se me ocurrió que una forma de proteger lo que uno escribe es considerarlo un arte menor. La novela conversacional es parienta del bildungsroman, pero el bildungsroman es prestigioso y la novela conversacional no. Sus personajes conversan infinitamente y la conversación es una forma de la acción. Pero no es el tipo de acción de las novelas que habitualmente se escriben. Lo que escribí está ajeno a algo que leo en las novelas que me gustan, que es la existencia de un mundo de vida. En las novelas de Hernán Ronsino, de Selva Almada, de María Pía López, está la lengua puesta en un lugar muy dramático; es la lengua hablada en el horno de la sociedad. Hay un oído que capta una lengua, la reinventa, pero la capta en un pliegue interno de conversaciones de las existencias que derraparon en el mundo. Es un tipo de novela que también exige la conversación, pero es un lenguaje subterráneo, del tiempo moroso, de la desgracia de la existencia. Hay una innovación novelística en la Argentina, donde importa menos la trama –aunque hay tramas– que la idea de descubrir una voz desgarrada. Cercado por ese tipo de novelas y las verdaderas novelas conversacionales, cercado entre (William) Faulkner y Thomas Mann, tenía que defender un balbuceo por el cual recreo una supuesta conversación que tiene un tema: el fracaso personal de algunas vidas y cierto fracaso político del cual no siempre es fácil hablar.
–Mientras los personajes conversan, a veces reciben baldazos de agua de los vecinos para hacerlos callar. Los baldazos no son meras anécdotas, parece haber algo más ahí, ¿no?
–Sí, hay una necedad de lo popular también. El vecindario que arroja los baldes de agua es representante de una inhibición a la conversación, que es la vida popular tomada en su necedad. Uno siempre piensa en un rescate de la vida popular, pero no hay por qué no representarlo en sus momentos de necedad, que son los que todos protagonizamos cuando hacemos de nuestra conversación un epíteto, decirle “gorila” a alguien, y toda una serie de enunciados injuriosos que aparecen en cualquier conversación. Me pareció que le daba un sentido del absurdo a la conversación porque todas esas escenas son metafóricas, pero absurdas. Así que lo único que puedo hacer es agradecerte porque la hayas leído (risas). Y acá aparece la cuestión sobre quién lee. Si leés a Faulkner, a (Juan Carlos) Onetti, a (Juan José) Saer, es un acto en donde uno se entrega a una pedagogía superior. En cambio si yo escribo algo, ya sea un ensayo o una proto novela, la lectura sólo puede ser lectura de la generosidad.
–¿Por qué “proto novela”?
–Puse injertos que no corresponden a una novela…
–La novela es un género muy elástico que lo permite todo.
–La novela se hace con los desechos de todos los materiales del mundo, incluso con documentación, es cierto. A quien debería mencionar es a (Ricardo) Piglia, porque creo que tomé modismos de sus novelas. No me privé de la idea de la imposibilidad de la novela, tratando de escribirla. El rumbo de la novela actual es escribirla, no pensar si es posible. Pero yo soy de una generación muy anterior y todavía pienso que se puede escribir preguntándose si es posible escribir. El enredo macedoniano me sigue gustando y es un obstáculo para escribir novelas. Por eso no me animo a llamarla enteramente novela. Es el esbozo novelístico de un tímido (risas). Pero hay acción, hay baldazos de agua sobre los conversadores, entra una partida policial. Los pinté simpáticos a los policías, pero también los pinté al borde de la masacre, algo que forma parte de la memoria nacional. La novela bordea el disparate, ¿no? ¡Dije novela! (risas). Una vez que estás en el género, es obligatorio preguntarte qué hago yo aquí, en este galpón abandonado…
La carta del cura Benítez a Blanca Duarte fue el puntapié inicial de Besar a la muerta. “Es una carta de un tenor teológico inhabitual en la teología que se hace en la Argentina; ahí hay una introducción de Perón en un marco teológico litúrgico. Ese hecho preferí verlo como un punto muy enigmático de la historia nacional: empujar a un jefe político a que bese a una muerta –subraya González–. Después me di cuenta de que esa carta prenuncia ‘Esa mujer’ de (Rodolfo) Walsh y lleva a la cuestión del embalsamamiento, que intenté tratar como un tema en donde falla la teología de la eternidad: el embalsamador es lo contrario del teólogo de la eternidad.” El padre Poggi recuerda que Benítez dice una frase que instala una suerte de presente absoluto: “Esa muerte no se me ha vuelto pasado”. González cuenta que releyó Historia política de la Iglesia Católica argentina, de Horacio Verbitsky, donde el confesor de Evita es presentado como un sacerdote tomista. “Detrás de toda teología católica hay un tomismo o neotomismo, pero Benítez le agregaba un existencialismo tomado de Unamuno, que le daba una pátina diferente. Era la época del existencialismo sartreano; un sector de la Iglesia respondía con Unamuno, que era una especie de Kierkegaard de bolsillo. Son temas que hoy recrudecen en la plaza pública. La Argentina vive un momento comunicacional y un momento teológico político. Cada uno se trivializa a sí mismo y trivializa al otro. Todo esto podría haber sido un ensayo, pero lo hice parte de un pastiche novelístico. Los extraviados conversan mejor que los que conversan centradamente sobre un tema que conocen. En el trasfondo, es la historia irresponsable del peronismo, de la universidad y de la Iglesia, tres pavaditas que ocurren en la Argentina.”
–¿En qué sentido “irresponsable”?
–Los que hablan son todos funámbulos, marionetas. Hay un lindo texto que siempre me impresionó mucho, “Sobre el teatro de marionetas”, de (Heinrich von) Kleist. La novela está inspirada un poco en ese texto y un poco en el estilo de Piglia. Si Piglia escribiera muy mal, haría lo que hice yo (risas).
–Una de las conversaciones gira en torno de una frase de Benítez, cuando despide a jóvenes revolucionarios muertos: “Pido perdón a Dios por la muerte de ellos, asesinados por la Nación que no supo comprenderlos”. ¿Por qué Poggi conecta esta frase con la de Néstor Kirchner en la ESMA, cuando pidió perdón en nombre del Estado?
–Esa frase de Kirchner en la ESMA es muy compleja y no se la consideró adecuadamente. En la frase de Benítez, ligada al funeral del guerrillero, “muertos por la Nación que no supo comprenderlos”, no se sabe si la Nación es asesina o perdió la oportunidad de hacer lo que corresponde a una Nación, que es comprender a quienes atacan a un Estado injusto. Partí de una paradoja que sólo se resuelve teológicamente y que está a la altura del hecho de que buena parte de la guerrilla surgió de un sector de la Iglesia Católica. La idea de pedir perdón en nombre del Estado es complejísima, no creo que se repita una frase así, que cargue su propio enigma. Son frases supernumerarias, podrían no haberse dicho y la historia quedaría más o menos correctamente encaminada. Nadie se la pidió. Hay que ver si el futuro argentino va a tener ese tipo de frases que nadie pide. La dijo un político tocado por una forma fuerte del azar político. Esa frase revela hasta qué punto una veta muy lejana de vaga teología está presente en cualquier actividad política, aun en un político que se quiere laico. Sólo que hay que tratar de que esté presente con elegancia y el dramatismo que corresponde. Si no es así, incluso la frase teológica cae en el vodevil, en el mal periodismo de investigación o en el insulto permanente. Yo lo que intenté hacer es poner la frase teológica en vecindad con la frase bufonesca. No pienso que la fórmula política argentina se base en el mito de la Nación católica, pero los acontecimientos últimos han permitido iluminar una zona del lenguaje político vinculada con la teología. Yo me declaro laico y para los laicos es una obligación pensar en qué medida el laicismo también se hace con algunos componentes de viejos mitos que no están enteramente apagados.
–¿Coincidió la escritura de Besar a la muerta con la papamanía?
–Sí. Bergoglio nunca me gustó, pero es un Papa que entendió el papel de los medios de comunicación. La globalización entendida como circulación de valores financieros y comunicacionales tiene una teología oculta. El Papa entendió que su palabra era parte de la circulación de esos valores metafóricos, comunicacionales, financieros, simbólicos. O sea que es el Papa de cierta edad comunicacional del capitalismo informático y es necesario reflexionar sobre eso. La tradición novelística argentina fracasa menos para explicar la política que lo que fracasa la política para explicar las novelas. Desde Amalia hasta Adán Buenosayres, siendo novelas tan diferentes y de épocas tan diferentes, no fracasan en pensar los agujeros más profundos de una época, no la época en su superficie sino lo que tiene de abismal. La imposibilidad de escribir novelas es de algún modo algo que la novela le dirige a la política, invitándola a ser más elocuente.
–¿Por qué hay una mirada escéptica sobre la universidad a través del profesor Rupestre?
–Fui durante cuarenta años profesor universitario. Rupestre es un profesor que da clases sobre Max Weber, que es lo que hice yo durante muchos años. Weber era, a su manera, un teólogo del puritanismo que explica por esa vía el capitalismo… Si alguien lee esta entrevista, parecería que escribí una novela interesantísima que se sostiene sobre sus pies. Eso me hace pensar que uno puede mejorar enteramente lo que escribió en una entrevista. A la pucha: escribió sobre la Iglesia, la universidad, el peronismo, la guerrilla, ¿qué le faltó? Nada (risas).
–Falta mencionar a un personaje, el chinito Pin, que va a buscar a Rupestre al final del asado.
–Me gustó la frase de Poggi que dice: “Están todos los personajes de este escrito”. Por el aspecto bufonesco que tiene la novela, traté de que se notara que todo ocurre en un escrito. Que no hay realidad, que son movimientos de un escrito.
–Besar a la muerta problematiza la cuestión de cómo se nombra. Nombrar es un drama: si se elige un nombre, en parte se está clausurando el sentido, ¿no?
–Sí. Hay que recordar que Barthes decía que no escribía novelas porque no era capaz de darle un nombre a un gato. Yo podría decir lo mismo. La vida política te lleva a dar nombres, apelativos e ironías sobre los nombres. En la vida de la ficción hay que estar muy seguro para poner un nombre que no remita a su propio significado cerrado. Le puse a un personaje Rupestre porque pensé en la palabra rupestre, que quiere decir algo así como “pintar en la roca”, y me dejé llevar por ese nominalismo. Hice el prólogo sobre un libro de Lezama Lima, que es más barroco que Lezama Lima (risas). Atravesé años escribiendo ensayos de los que se decía “qué quisiste decir”. Imaginate si no voy a seguir escribiendo…

«Para guardar distancia y resistir el engaño, nada como la literatura». Entrevista a Marcelo Cohen.

por Pablo E. Chacón



En sus Relatos reunidos, el escritor y traductor atraviesa su propia producción, incluso alguna inédita, que a la manera de un mosaico hace las veces de testigo de mutaciones técnicas -y en consecuencia, subjetivas- hasta dejar en el presente un mundo propio con un pasado, un futuro cercano y un atalaya desde donde reflexionar sobre esos materiales.
El libro recorre desde algunos de sus primeros textos a algunos que no se sabrá si serán partes o todos de ensayos, ensayos de relatos o clásicamente, novelas.

Cohen nació en Buenos Aires en 1951; vivió en España muchos años y en la actualidad dirige -junto a Graciela Speranza- la revista de artes y letras Otra Parte (que también tiene una versión digital). Publicó, entre otros libros, Isomnio, Casa de Otto, Balada y El fin de lo mismo.

¿Con qué criterio organizaste la selección de los cuentos?

Bastante caprichoso. De mis primeros libros dejé de lado algunos que me pareció que no había que endilgarle al lector. Puse algunos libros completos, añadí inéditos que habían quedado por el camino y, como todo ese material para mí era pasado, es decir que en mi alma ya estaba frío, sumé algunos de un libro que estoy escribiendo ahora en el que un fan del cine, el escritor MC, del Delta Panorámico, cuenta algunas de sus películas favoritas (desconocidas para nosotros, claro). Después, como se ve en el libro, lo dividí en historias de Este Mundo e historias del Delta Panorámico, que es el mundo constantemente en ampliación y esclarecimiento que es donde transcurre casi todo lo que vengo escribiendo desde Los Acuáticos. Dentro de cada sección hay un mosaico; o sea, un orden no cronológico, porque me gustaría sabotear un poco la idea de desarrollo, evolución, etcétera. Estoy convencido de que con los años he aprendido que, para mi gusto, hago mejor las cosas; pero también sé que en gran medida uno es irremediablemente repetitivo. Trastocando los tiempos tal vez se note menos.

Los novelatos de El fin de lo mismo, incluso algunos fragmentos deInsomnio, ¿representan un espacio narrativo de transición entre tu primera producción y la última, donde se recorta esa especie de Santa María donde rige una normativa otra, a la manera de Onetti, por ejemplo?

Sí, son una transición en ese sentido, pero sobre todo en otros que acusé más a fondo. Primero, son el primer sondeo a fondo de la posibilidades de modificar las formas del cuento, prescriptivas, que prevalecían desde hacía tanto tiempo: el cuento rodaja de vida a lo Chéjov, el cuento de horror metafísico a lo Poe, sobre todo el cuento cuyo sentido lo da el final inesperado, y presentado con una retórica de aceleración, inminencia y corte. No sé comprimir, no tengo una mente sintetizadora y quizá por eso me cuesta dejar pasar un personaje, un escenario o una situación sin darle las palabras que la atención reclama. De ese modo la historia se modifica, y con ella el pensamiento y hasta el sentimiento, una experiencia que espero cuando me pongo a escribir y diría que es el motivo culminante de que escriba: el hallazgo, la apertura de un panorama nuevo o el descubrimiento de un error, lo que sea. Por eso ni el ritmo de la prosa ni la economía son lo que el cuento por así decir perfecto reclaman; claro que, perdón por decirlo así, uno siempre puede apoyarse en los cuentos de Kafka, y, por raro que suene, en los de Eduardo Wilde, dos de los muchos cuentistas que sólo incómodamente encajarían en los parámetros del género tal como se cultiva en los talleres. En fin: en este libro hay pocas piezas que respondan al género cuento, y eso empezó a pasar con El fin de lo mismo. Otra cosa que sucedió en esa época fue el descubrimiento de una manera de escribir más suelta, más confiada en sí misma; podríamos decir, menos atenazada por el superyó.

Es imposible no preguntarte por la importancia de la revolución en la tecnología (comunicaciones incluidas) sobre tus últimos textos.

Ahí la tecnología aparece más bien como irrisión, ilusión, disparate, y como constricción de la realidad. Literariamente, es una invalorable fuente de historias. Soy impenitente lector del diario, y por poco que uno atienda al diario con cierto discernimiento no hay manera de no ver hasta qué punto el círculo finanzas-tecnología-actualización imperiosa-consumo domina cada vez más horas de la vida. Cada adelanto tecnológico, además, trae aparejado el riesgo de una nueva clase de catástrofe –ya lo dijo Virilio. Y si a uno, como a mí, le da por imaginar cómo serán cuando se desarrollen cierto retoños que ve en el presente -es un modo de la sátira, después de todo-, inevitablemente la tecnología aparecerá como destino, potencia, farsa o caducidad. Es dificilísimo, casi imposible, hacer un uso políticamente liberado de las técnicas; todo dispositivo, incluso la escritura, es una máquina de asimilación. Sólo que si uno tiene esto en cuenta puede valerse las necesarias para estar en la comunidad y hacer su trabajo resistiendo a la vez los aspectos más condicionadores. Y para guardar distancia, denunciarse como iluso y resistir el engaño, nada como la literatura. Así que, por mi parte, escribo sobre un mundo donde todo ya sucedió, las tecnologías se aceleraron y caducaron y volvieron, e incluso la comunicación suprema, una conciencia global que permite vincularse directamente entre cerebros (pero aleatoriamente, imposible de dirigir, como es la Panconciencia), ya es una adquisición humana instalada, incorporada, pero en parte pasada de moda, un entretenimiento, una experiencia instructiva pero casi ya vulgar, mersa, como el cine.

Como sea, en estos textos, la sensación de extrañamiento, inquietud e inminencia (de algo) es constante, siempre. Además de traducir a Philip Larkin, ¿a qué otro escritor te has dedicado últimamente?

Poetas: bueno, traducir, traduje a A R. Ammons, un poeta que escribe una lírica panteísta con un lenguaje y conceptos de las ciencias; pero leo mucho a Anne Carson, al australiano Chirs Andrews, al último Leónidas Lamborghini, a José Kozer, a Cucurto. Narradores: Gene Wolfe, de quien traduje nueve libros y que creo que es el escritor de literatura fantástica más importante de las últimas décadas y uno de los más grande escritores vivos sin distinción de género, pero no paro de leer a Lydia Davis, una cuentista extraordinaria y fuera de toda norma y, aparte de los que nombro siempre, a Jean Echenoz. Y a veinticinco o treinta más, claro. Lo más grande de la literatura es su prodigiosa diversidad. De modo que puedo releer a Cortázar, a Eduardo Wilde, a Walsh, a Felisberto Hernández, a Juan Bennet y a Aira.

El proyecto Otra Parte, y sus derivas plásticas, filosóficas, políticas, ¿puede decirse que representa parte de ese universo que encuentra su forma en la escritura?

Otra Parte intenta ser la constancia de que, si no hay un afuera de lo que nos toca vivir, este régimen tecnofinanciero mundial y absorbente, este sistema político de oposiciones parlamentarias que asimila casi todos los discursos y aun el supuestamente extraparlamentario, esta constante desazón por las ilusiones que nacen y se diría que no prosperan (como nos pasa a tantos con el kirchnerismo), sí se puede abrir lugares de circulación, espacios de socialización, ámbitos que se imponen reglas de juego distintas de las jurídicas o parlamentarias y las respetan hasta que, de común acuerdo, deciden cambiarlas por otras. Ahí se discute, se intercambia, se estudia, se aprende, hay coincidencias, desencuentros, entradas y retiradas. En un espacio así la escritura es la proyección de todo eso, vida conjunta en marcha que una y otra vez cuaja provisoriamente en artículos. Y cada uno dedica mucho tiempo a escrituras de otros, sea lectura, comentario o edición, y nadie se echa a perder por haberse quedado demasiado quieto. Y, además, los directores de OP somos marido y mujer, como si todo esto que describo fuese, entre otras cosas, un fruto de la constante conversación que es uno de los dones de la vida matrimonial. Esto también es política.

Clinämen: Combatir la moral sin volvernos reactivos

 

Conversamos con Osvaldo Saidon, médico, psicoanalista y ensayista orientado al esquizoanálisis. El análisis institucional frente al Efecto-Francisco. ¿Qué es el “análisis institucional” y cómo piensa el presente? ¿Cómo actuar frente a la ofensiva del discurso católico sobre la subjetividad y la política?

La palabra revolución ha vuelto a circular. Manifiesto Uninómade


La palabra revolución ha vuelto a circular. En las calles, en las plazas, a través de Internet, e incluso en las páginas de los periódicos, que la miran con temor. Pero sobre todo, en nuestros espíritus y cuerpos. Del mismo modo, la palabra capitalismo salió de su invisibilidad: ya no domina como dominaba
Estamos presenciando el final de un ciclo: el ciclo neoliberal implementado desde los años 80, cuyo ápice se produjo con la caída del Muro de Berlín y el consenso mundial sobre la expansión global del mercado. Muchos de nosotros (especialmente los jóvenes) vivimos el primer desplazamiento masivo de las placas tectónicas de la historia.
Pero nuestra época no es sólo crepuscular. Al final de un ciclo se abren amplias oportunidades, y a nosotros nos corresponde transformar la crisis de la representación y del capitalismo cognitivo en nuevas formas de democracia absoluta. Más allá del ámbito formal de los Estados y nacionalidades. Más allá del capitalismo financiero y flexible. Donde quiera que brille nuestra singularidad común: mujeres, negros, indios, amarillos, pobres, explotados, precarios, haitianos, bolivianos, inmigrantes, marginados, ocupas, trabajadores intelectuales y manuales. No se trata de enumerar a los excluidos, sino de una nueva inclusión híbrida. ¡La tierra al fin nuestra! Se trata de nosotros, los que somos producidos por esta lluvia, por esta precipitación de encuentros de singularidades, encuentros en los que nos hacemos divinos en esta tierra.
Es por eso que gritan las multitudes en Grecia, España y con los Occupy en los Estados Unidos; es por eso que gritan las radicalidades presentes en la primavera árabe, multitud que se sitúa más allá de la racionalidad occidental. Es un mismo arco el que une la primavera árabe, las luchas de los estudiantes en Chile y las luchas por la radicalización de la democracia en Brasil. Nuestras diferencias son las que nos hacen fuertes.
La lucha por el mestizaje racial, simbólico, cultural y financiero pasa por la materialidad de lo cotidiano, por la afirmación de una larga marcha que una nuestra potencia de éxodo a nuestra potencia constituyente. El acontecimiento es el nombre que nos invita a un éxodo perpetuo de las formas de explotación. Éxodo al interior de la tierra. Lealtad a la tierra.Tatu or not tatu.
Hay que escuchar ese deseo en nosotros que va más allá de la vida y de su conservación: más allá del gran terror de una vida de mierda que nos impone un estado de extrema precariedad y extrema desafiliación. Hay que reinsuflar el grito que nos fue robado en la noche, resistir a los clichés de lo que somos y de lo que quieren hacer de nosotros: más allá de nuestras líneas de subjetivación suspendidas entre el excedente de lujo del 1% y el de la basura superflua del 99%.
Es necesario no necesitar nada más, sólo nuestro coraje, nuestro intelecto y nuestros cuerpos, que ahora se extienden en redes de conocimiento común que apuntan a nuestra autonomía. Somos más de lo que pensamos y lo deseamos todo. ¡No estamos solos! Tenemos que resistir con alegría, algo que el poder dominante de la melancolía no puede usurparnos. Cuando el sujeto deja de ser un mero consumidor pasivo se vuelve un productor de ecologías. Multitud de voces hablan a través de nosotros, porque la crisis no es sólo del capital, sino de la vida. Una profunda crisis antropológica que se manifiesta en el vaciamiento de los cuerpos constreñidos, avergonzados, reflejados en las pantallas de televisión, sin la necesidad de salir a tomar las calles. Nuestros cuerpos se paralizan, tienen miedo, paranoia: el otro se vuelve el gran enemigo. Nuestros cuerpos no crean nuevas formas de vida. Permanecen en un estado de vidaMENOSvida: trabajo, casa, tren, autobús, trabajo, casa. La vida individual es una abstracción. Una vida sin afectividad compartida, donde la generación de lo común se hace imposible. Hay que crear desvíos orientados a una vidaMÁSvida: sobrevida, supervida, supravida. Una pausa para sentirse parte del acontecimiento, que es la vida. Somos singularidades cooperativas. Pertenecemos a una esfera que nos atraviesa y nos construye a cada momento.
El capitalismo cognitivo y financiero instaura un perpetuo estado de excepción, que continuamente busca reintegrar y modular la normalidad y la diferencia. Ley y desorden coinciden dentro de una misma conservación de las desigualdades que produce y reproduce las identidades del poder: el “Precario” sin derechos, el Inmigrante “ilegal”, el
 “Viejo” abandonado, el “Trabajador” obediente, la “Mujer” sometida, la “Esposa” dócil, el “Negro” criminalizado, y por último, el “Depresivo” que hay que mantener medicalizado. Las vidas de los pobres y de los excluidos pasan a ser movilizadas en cuanto tales. Al mismo tiempo que deben generar valor económico, deben permanecer políticamente impotentes.
El pobre y el loco. El pobre —figura ahora híbrida y modulada de inclusión y exclusión en la cadena del capital— pervive en la crudeza de una vida que utiliza incluso su propio cuerpo como moneda. Y el loco, esa figura que vive fuera de la historia, “escoge” la exclusión. Ese sujeto se niega a producir, vive sin lugar: allí donde el tema de la exclusión y la inclusión se diluye en el delirio. Pero nadie delira solo, se delira el mundo. Estos dos personajes viven y sobreviven al margen, pero la margen mutó y se volvió el centro. El capital pasa entonces a conceder valor a la subjetividad y a las formas de vida de las márgenes, y la potencia de los que no rentan viene a componer el síntoma del capital: la crisis de la ley del valor, el capitalismo cognitivo como crisis del capitalismo.
La crisis de los subprimes en 2007 se propaga ahora, sin lugar a dudas, a la crisis de la deuda soberana europea: la forma actual de gubernamentalidad es la crisis perpetua, trasladada como sacrificio a los eslabones más débiles del arco social. Austeridad, recortes, desmantelamiento del estado de bienestar, xenofobia, racismo. Bajo los trajes grises de los tecnócratas post-ideológicos resurgen las viejas banderas del biopoder: el dinero vuelve a tener rostro, color, y no le faltan ideas sobre cómo gobernar. “Alabado sea el mercado”, “In God we Trust”. El discurso neutro de la racionalidad económica es obligado a mostrarse en público, convocando al mundo a plegarse al nuevo consenso, sin ya siquiera respetar la formalidad de la democracia parlamentaria. ¡He aquí al homo œconomicus: sacrificio, nación, trabajo, capital! Es contra este estado de sitio que las redes y las calles se insubordinan. En las movilizaciones autoconvocadas en las redes, en los campamentos de las plazas, la excepción aparece como creatividad de lo común, lo común de las singularidades que cooperan entre sí.
(…) Lo que está en cuestión son las formas de vida en el planeta a partir de ahora. Hay que encontrar caminos para reconciliar estos mundos. Percibir otras configuraciones relacionales más móviles, activar las sensibilidades. Hacer de esta revolución una gran caldera de deseos creadores de nuevas formas de cooperación y de intercambio, que compongan y combinen nuevas prácticas y perspectivas: es decir, mundos. Un mestizaje generalizado: nuestra cultura es nuestra economía y nuestro entorno es nuestra cultura: ¡tres ecologías!
Las luchas de la primavera árabe, del 15M español, del Occupy Wall Street y del #ocupabrasil claman por una transformación, donde la base común que somos nos lanza más allá del estado de excepción económico: la deuda infinita que intenta manipular nuestros corazones y mantenernos encadenados a los pequeños miedos. La deuda infinita que instaura la perpetua transferencia de la renta del 99% de los deudores al 1% de los acreedores. ¡No dejemos que tomen por nosotros la decisión sobre lo que queremos!
La red Universidad Nómada se formó hace más de diez años, entre las movilizaciones de Seattle y Génova, los Foros Sociales Mundiales de Porto Alegre, y la insurrección Argentina de 2001 contra el neoliberalismo. Fueron dos momentos constituyentes: el manifiesto inicial que invocaba la nomadización de las relaciones poder/saber, con base en las luchas de los preuniversitarios comunitarios para negros y pobres (en pro de la política de cuotas raciales y de la democratización del acceso a la educación superior); y el manifiesto de 2005 por la radicalización democrática. Hoy, la Universidad Nómada acontece nuevamente: su Kairòs (el aquí y el ahora) es el del capitalismo global como crisis. En la época de la movilización de la vida entera dentro de la acumulación capitalista, el capitalismo se presenta como crisis y la crisis como expropiación de lo común, destrucción de lo común de la tierra. Se gobierna la vida: la catástrofe financiera y ambiental es el hecho de un control que necesita separar la vida de sí misma y que opone sus diques a los indios y poblaciones ribereñas de Belo Monte, las obras a los operarios, los megaeventos a los marginados y a los pobres en general, la deuda a los derechos, la cultura a la naturaleza. No hay ningún determinismo, ninguna crisis terminal. El capital no tiene límites, a no ser los que las luchas sepan y puedan construir. La red Universidad Nómada es un espacio de investigación y militancia, para pensar las brechas y los intersticios donde se articulan las luchas que determinan esos límites del capital y se abren a lo posible: mediante el reconocimiento de las dimensiones productivas de la vida a través de la renta universal; mediante la radicalización democrática a través de la producción de nuevas instituciones de lo común, más allá de la dialéctica entre público y privado; mediante el resurgimiento de la naturaleza como producción de la diferencia, como lucha y biopolítica de fabricación de cuerpos pos-económicos. Cuerpos atravesados por la antropofagia de los modernistas, por las cosmologías amerindias, por los éxodos de los quilombos, por las luchas de los sin techo, sin tierra, precarios, indios, negros, mujeres y hackers: por todos aquellos que trazan otras formas de vivir, más potentes, más vivas.

Rio de Janeiro, 15 de junio de 2012

Carta abierta anarquista a quienes viajan al Mundial de la FIFA

Saludos gente extranjera. Lamentamos interrumpir tu celebración, pero dadas las circunstancias necesitamos que comprendas el contexto real de la Copa del Mundo de fútbol que vienes a ver. Sólo queremos que estés al tanto de informaciones que el gobierno de Brasil y tu agencia de viajes muy probablemente no te dijeron.
La Copa del Mundo asignada a nuestro país por la FIFA tuvo un gasto, hasta el momento en que esta carta es escrita, de 25 mil 600 millones de reales, que vendrían a ser 11 mil 500 millones de dólares. De esta cantidad, más del 83 % proviene de las arcas públicas, dinero de los impuestos de la gente común. El salario mínimo en Brasil es de 724 reales por mes ($ 325), las entradas para los juegos pueden llegar a casi un millar de dólares, así que el trabajador brasileño paga por un evento al que no puede asistir. Según una encuesta reciente, el 75,8 % de los brasileños se han mostrado contrarios a las inversiones realizadas para esta Copa del Mundo.
Nuestro país aún tiene 3,7 millones de niños y adolescentes fuera de la educación formal y un índice de casi 10 % de analfabetismo según la UNESCO. Cómo si tales deficiencias educativas no fuesen suficientes, el gobierno impuso suspensión de actividades escolares durante el Mundial. Vivimos en un país donde más de 242 mil familias no tienen electricidad, por no hablar de la salud pública que aún está lejos de ser aceptable, a pesar de lo cual el ídolo del fútbol Ronaldinho publicamente se atreve a decir que «Con hospitales no se hace la Copa del Mundo».
Hoy vivimos una situación económica muy difícil, donde la población soporta una de las cargas de impuestos más altas del mundo; sin embargo, casi el 50% de nuestro PIB está siendo utilizado para pagar una deuda pública absurda mientras el pueblo pasa hambre, o sea, casi la mitad de la riqueza que producimos se va directamente a los bolsillos de unos pocos banqueros; además, también se pierde una gran cantidad por la corrupción y la mala gestión de los fondos públicos.
El gasto excesivo en la Copa del Mundo es solo la punta de este iceberg. En nombre de la Copa, se violaron muchos derechos civiles, un hecho para nada inusual en un país en el que tenemos una policía altamente militarizada, que ya incluso ha sido criticada por organismos internacionales tales como Amnistía Internacional y la propia ONU, la cual hizo una recomendación para suprimir la PM (policía militar brasileña). Las comunidades cercanas a los estadios paddecerán un cerco policial ostensivo y truculento, incluyendo la presencia del ejército, no para garantizar la seguridad de quienes allí habitan, sino la de ustedes, los turistas, como ya es el caso en el Complexo da Maré [en Rio de Janeiro], que hace semanas está ocupado por el ejército, la marina y la PM, con más de 2.500 hombres. El derecho a la vivienda tampoco quedó fuera de la mira del gobierno y de la FIFA, miles de familias han sido desplazadas debido al evento, incluyendo a las familias indígenas de Aldeia Maracanã [tambien en RJ], que a pesar de la resistencia, fueron desalojados violentamente.
En el régimen «democrático» en el que vivimos, tampoco es novedad para nosotros padecer esta injerencia militar, lo que ya ha ocurrido con el ejército como fuerza represiva que ocupa el lugar de construcción de una central hidroeléctrica en el corazón de la Amazonia (Belo Monte), para evitar la protesta de los pueblos originarios y las comunidades locales afectadas por la represa. Por otra parte, a causa de la presión para construir los estadios a tiempo para la Copa Mundial, más de una docena de trabajadores murieron en las obras de construcción.
Aparte de todos estos problemas, la prostitución infantil en el país sigue siendo una realidad que afecta a cerca de 500.000 menores de edad de acuerdo con el Foro Nacional para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil. Este escenario será potencialmente agravado por la celebración de la Copa.
Muchos de nosotros estamos indignados y hemos tomado las calles en protesta, pero el gobierno -respaldado por los grandes medios de difusión- trata de ocultar y disimular todo lo aquí denunciado, a la vez que criminaliza las manifestaciones y nos reprime con su aparato militar, con saldo de violaciones de los derechos humanos denunciadas por ONG’s y organismos internacionales.
El Estado y las burocracias partidistas que lo gestionan no atienden y nunca atenderán como es debido a las demandas populares. Si necesitamos de asistencia sanitaria, educación, vivienda, trabajo tendremos que lograrlo a través de nuestra unidad y lucha.
Recibe esta carta como una solicitud de apoyo. Comparte esta información con la mayor cantidad de gente posible, ayudándonos a mostrar al mundo una realidad que el gobierno, la FIFA y los patrocinadores de la Copa a toda costa tratan de ocultar.
Colectivos y personas anarquistas de Brasil

 traducido por la redacción de El Libertario)

Marcos Forever

por Beatriz Marcos Preciado

El pasado 25 de mayo,  el Subcomandante Marcos enviaba una carta abierta al mundo desde “la realidad zapatista” anunciando la muerte del personaje Marcos que fue construido para servir de soporte mediático y de voz enunciativa al proyecto revolucionario de Chiapas. “Estas serán mis últimas palabras en público antes de dejar de existir.”  El mismo comunicado anunciaba el nacimiento del Subcomandante “Galeano” tomando el nombre del compañero José Luis Solís Sánchez “Galeano”, asesinado por los paramilitares el día 2 de mayo. “Es necesario que uno de nosotros muera», dice el comunicado, “para que Galeano viva. Y para que esa impertinente que es la muerte quede satisfecha, en lugar de Galeano ponemos otro nombre para que él viva y la muerte se lleve no una vida, sino un nombre solamente, unas letras vaciadas de todo sentido, sin historia propia, sin vida”. Sabemos, a su vez, que José Luis Solís había tomado su nombre del escritor de Las venas abiertas de América Latina. El Subcomandante, que siempre ha caminado dos millas por delante de los viejos ególatras del postestructuralismo francés, opera en el dominio de la producción política la muerte del autor que Barthes anunció en el espacio del texto.

En los últimos años, los zapatistas han construido la opción más seria frente a las (fracasadas) opciones necropolíticas del neoliberalismo, pero también frente al comunismo. El zapatismo como ningún otro movimiento está inventando una metodología política para “organizar la rabia”. Y reinventar la vida. A partir de 1994, el ELNZ concibe, a través del Subcomandante Marcos, una nueva manera de hacer filosofía descolonial para el siglo XXI que se aleja del tratado y la tesis (herederos de la cultura eclesiástica y colonial del libro que se inicia en el siglo XVI y declina a finales del siglo pasado) para actuar desde la cultura oral-digital tecno-indígena que susurra en las redes a través de rituales, cartas, mensajes, relatos y parábolas. He aquí una de las técnicas centrales de producción de subjetividad política que nos han enseñado los zapatistas: desprivatizar el nombre propio con el nombre prestado y deshacer la ficción individualista del rostro con el pasamontañas.

No tan lejos del Subcomandante, habito otro espacio político donde se desafía con la misma fuerza teatral y chamánica la estabilidad del nombre propio y la verdad del rostro como últimos referentes de la identidad personal: las culturas transexuales, transgénero, drag king y drag queen. Toda persona trans tiene (o tuvo) dos (o más) nombres propios. Aquel que le fue asignado en el nacimiento y con el que la cultura dominante buscó normalizarlo y el nombre que señala el inicio de un proceso de subjetivación disidente. Los nombres trans no indican tanto la pertenencia a otro sexo, sino que denotan un proceso de des-identificación. El Subcomandante Marcos, que aprendió más de la pluma del escritor marica mexicano Carlos Monsiváis que de la barba viril de Fidel, era en realidad un personaje drag king: la construcción intencional de una ficción de masculinidad (el héroe y la voz del rebelde) a través de técnicas performativas. Un emblema revolucionario sin rostro ni ego: hecho de palabras y sueños colectivos, construido con un pasamontañas y una pipa. El nombre prestado, como el pasamontañas, es una máscara paródica que denuncia las máscaras que cubren los rostros de la corrupción política y de la hegemonía: “¿A qué tanto escándalo por el pasamontañas?, ¿acaso está la sociedad mexicana lista a quitarse su máscara?”. Como el rostro con el pasamontañas, el nombre propio es también deshecho y colectivizado.

En los zapatistas, los nombres prestados y los pasamontañas funcionan como lo hacen en la cultura trans los segundos nombres, la peluca drag, el bigote o el taconazo: como signos intencionales e hiperbólicos de un travestismo político-sexual, pero también como armas queer-indígenas que permiten enfrentarse a la estética neoliberal. Y esto no a través del verdadero sexo o del auténtico nombre: sino a través de la construcción de una ficción viva que resiste a la norma.

A lo que nos invitan los experimentos zapatistas, queer y trans es a desprivatizar el rostro y el nombre para hacer del cuerpo de la multitud el agente colectivo de la revolución. Me permito desde esta modesta tribuna responder al Subcomandante Galeano diciéndole que a partir de ahora firmaré con mi nombre trans Beatriz Marcos Preciado, recogiendo la fuerza performativa de la ficción que los zapatistas crearon y haciéndola vivir desde las postrimerías de una Europa que se descompone: y para que la realidad zapatista sea.

Marcha y Asamblea, a dos semanas del acampe del Espacio de Tierras para Todos y Todas en Varela



Amigxs, seguimos apoyando el acampe del Espacio de Tierras para Todos y Todas en Varela, que cumple hoy ya 13 días, y sigue fuerte en la plaza y en las asambleas de los barrios. El asunto es bastante simple en el fondo: ¿por qué se privilegia la tierra para los negocios y se maltrata y desatiende a la población pobre?
La novedad, en todo caso, es que procesos de lucha como estos –que van de la lucha por tierra y la vivienda digna a la exigencia de la apertura de los archivos municipales de la dictadura– nos enseñan la diferencia que existe entre aprender a ejercer derechos desde abajo y malversar el discurso de los derechos usándolo como máscara de legitimación de una gubernamentalidad mafiosa y punteril.
Mañana se cumplen 14 días en la plaza y varias organizaciones vamos a acompañar al acampe con la organización de una marcha y una asamblea.
Marcha: 9 am en el playón de la estación
Asamblea: 10 am en el acampe.
Va abajo el comunicado del Instituto de Investigación y Experimentación política.
El acampe sigue
Martes 17 de junio 10 horas frente al Municipio de Florencio Varela
Después de 11 día de acampe y ante el completo fracaso del encuentro con el Consejo de Tierras del Municipio, el Espacio de Tierra para Todos y Todas decidió seguir la lucha manteniendo el acampe no obstante las amenazas de desalojo y  represión y convocando una grande asamblea publica frente a la puerta de la Intendencia de Florencio Varela el martes a las 10 horas.
Desde el Instituto de Investigación y Experimentación Política, junto al Espacio de Tierra Para Todos y Todas, denunciamos:
– El incumplimiento de  acuerdos firmados hace tres meses en otras mesas de negociación entre el Espacio de Tierra de los asentamientos y el Consejo de Tierras Municipal concernientes al acceso a servicios públicos, regularización de la tierra y acceso a derechos
– La absoluta indiferencia por parte del Municipio ante condiciones de emergencia social referente al hábitat: centenares de familias viviendo en carpas hace seis meses, otras desalojadas violentamente de sus tierras y otras miles esperando por los servicios básicos indispensables para la vida, como el agua, la luz, calles…
– El maltrato ante la descalificación y deslegitimación del Espacio de Tierra para Todos y Todas; el racismo en gestos por parte de una representante municipal como llamarles “negros villeros” a las personas que están acampando;
– El abuso de poder por parte del Municipio ante intentos de romper las relaciones comunitarias e imponer referentes punteriles para la negociación
Invitamos:
–  A comunicar, difundir y denunciar estos hechos de violaciones de los derechos a la vida
–  A participar juntos al acampe el martes 17 de junio, desde las 9am en el Playon de la estación de Florencio Varela y/o a las 10 horas en la plaza frente al Municipio de Florencio Varela
IIEP- Instituto de Investigación y Experimentación Política
Buenos Aires, lunes 16 de junio.

Clinämen: Política de los derechos: ¿ejercicio práctico desde abajo o máscara discursiva de un aparato punteril y mafioso?

Con enorme alegría, nos sumamos a los saludos y felicitaciones que reviven hoy tantxs compañeros del Espacio de Tierras de Todos y Todas, que tras 15 días de acampe frente al Municipio de Florencio Varela fueron finalmente oídos, iniciándose un proceso de cumplimiento del proceso de re ubicación de familias que viven en carpas, y/o que habían sido desalojadas de tierras ocupadas para vivir.
Como nunca falta quien considera que no hay motivos para alegrarse ante demandas tan elementales, vale aclarar que lo que se festeja hoy entre miles y miles de compañerxs de Varela es la aparición de una fuerza popular, de una capacidad de lucha, de persistencia y de organización (es decir, la dignidad) para enfrentar la desidia y hasta el racismo de ciertas instituciones supuestamente encargadas de hacer cumplir los derechos ciudadanos. En el fondo, lo que está en juego aquí es el viejo asunto de la tierra, del acceso a la vivienda y del derecho a la ciudad, que aunque muchas veces se aparece como una retórica, se trata del derecho más material de todos, de la madre de otros tantísimos derechos fundamentales. Lo que celebramos hoy -la buena nueva de esta mañana de junio- es el aprendizaje importantísimo de que el derecho a la tierra, a la vivienda y a la ciudad no avanza sin una fuerza colectiva y hecha desde abajo que la empuje decididamente.
Saludos entonces a tantos delegados de barrios y asentamientos que han hecho una experiencia inolvidable

Aguante el mundial

por De Pies a Cabeza
(http://futboldepiesacabeza.com.ar/)



Es fácil oponérsele antes de que empiece a girar la pelota. Argumentos sobran: se ve el circo montado por la FIFA, se ve la promoción corporativa del entusiasmo popular, se ve la mercantilización, el securitismo y la segregación social que la razón de estado mercantil hace avanzar en el terreno abierto por la copa.
Por supuesto. Pero con la bocha en juego se producen cambios de ánimo, cambios de atención, de distribución de los valores; el juego comienza y ahí es cuando se dividen aguas. Los argumentos se usan como coartadas.
Las movilizaciones callejeras anti mundialistas en Brasil son por demás interesantes; son un uso disidente de la libido futbolera. Agitan contra la Copa usando la remera de Brasil, cantando con melodías tribuneras… Y se trata, acaso, del primer caso de una movilización callejera insoslayable que ejerce una crítica por izquierda al capitalismo neodesarrollista que gobierna la región en lo que va del siglo. Ahora bien, ojalá que fracase, que fracase su objetivo puntual: detener la Copa, ¡qué horror! ¿Quién querría acaso vivir en un mundo en donde los mundiales se suspendan?
En este momento, Ecuador vence a Suiza, ¿no es hermoso? Como fue hermoso el cabezazo de Van Persie frente a España o los enganches de Robben, o Pirlo y su conocimiento total del fútbol. Porque el juego está cumpliendo, del verde césped se derrama puro placer, las figuras se parecen a sí mismas -Iniesta, Robben, Neymar, Pirlo, Benzema-, los equipos se paran en forma ofensiva, los partidos son dinámicos y de pura ida y vuelta (la mitad de cancha se podría suprimir)…Y ahí, en eso que nos pasa por el cuerpo cuando los vivimos, en ese estado de embriaguez e hinchazón afectiva está lo real del fútbol…

                             ***

Es evidente que el mundial llega a Brasil chorreando cemento y sangre por sus poros -lo dijo el Diego, “el cemento se tragó a la gente y la FIFA a la pelota”-. Que la Copa es de la FIFA es una verdad del orden jurídico capitalista; como el producto del trabajo de la cooperación de los cuerpos humanos es propiedad de los burgueses. Por su hechura, por aquello de lo que está hecha, la Copa es nuestra: de todos los cualquiera que investimos la pelota de pasión, la misma que en su despojo constituye un elemento central de la acumulación originaria que permite la existencia del mundial…Eso que se ve ahí, en las pantallas, en las continuas horas de vivo, en las publicidades, es la apropiación mercantil de la riqueza afectiva y libidinal común.  Es así: si hay mafias es gracias a que hay magia; si hay negocio y choreo es porque hay un valor previo; todo valor surge de los cuerpos, hasta que se demuestre lo contrario -las corporaciones están a la caza de plusvalía anímico-pasional. Hay que liberar al fútbol de sus capturas mercantiles, espectaculares, securitarias, sí, pero esa liberación solo es posible siendo leales a nuestras pasiones, no cediéndolas sin más.
Estas tensiones contradiccionan tanto que pueden rompernos el cuerpo… Pero así es la verdad, contradictoria; contradictorio es el mundo. Están quienes aprovechan la crítica intelectual-militante en Brasil contra la Copa para ejercer su amargura anti futbolera en Argentina. ¿Cuántos renuncian también al trabajo o al consumo por estar dominado por intereses creados y reglas espurias? No, el trabajo es necesario… Un rechazo político al mundial desde la seriedad militante y no desde la alegría del cuerpo futbolizado (cuerpo conmovido que piensa, que no está alienado).  El rechazo y la indignación frente al mundial se realiza desde un plano ideológico y moral, y eso –si sos una vida futbolizada- implica una impostura: para sostener esas consignas anti-mundialistas tenés que negarte a vos mismo. ¿Es lícito desoír las pasiones y las intensidades que recorren y alteran nuestros cuerpos en estas semanas para inscribirnos en un discurso político crítico? La política existe desde el cuerpo y sus afectos: quienes se pretenden críticos desde esa ignorancia no piensan la política en relación a la vida. Hay que blanquear la cuestión; quienes pueden impugnar el mundial desde este lugar ideológico y político de olvido del cuerpo son los amargos. Los anti-mundial son los anti-fútbol. Pero si conmovidos y todo por el mundial quieren deshacerse de esas afecciones en pos de una ideología o de una posición política crítica, son castrados. Y una política que parte del rechazo del cuerpo y de su castración ya está derrotada. ¡Viva lo que sentimos por el mundial! Y desde esa sensibilidad primordial, desde ese núcleo genuino de alegría, agite y movilización afectiva podemos gozar de lo que provoca el fútbol del mundial y a su vez rechazar el negocio millonario de la FIFA, la militarización de las ciudades, la pacificación de las favelas, el control poblacional, los desalojos y desplazamientos por la gentrificación capitalista, y los estadios repletos de blancos ricos…
Que el fútbol sirva para visibilizar la relación explotadora entre valor creado por los cuerpos y negocio organizado corporativamente, entre la magia y la mafia que se la apropia, no muestra lo perdido que está el fóbal, sino al contrario, su potencia. El fútbol permitió en Brasil declarar intolerancias hacia un cierto modelo de vida. El fútbol permite introducir en la vida común discusiones como si lo único importante es ganar, o si existe tal cosa como un triunfo puro desligado del modo de existir; el fútbol, el juego bien jugado como viene pasando en estos días de Mundial, puede hacernos hinchar por dos equipos enfrentados, porque sea gol cada jugada emocionante ya que la creación lo merece.
El fútbol no es la sociedad del espectáculo, es el espectáculo de la sociedad. Y necesitamos espectáculo: una superficie común a la que mirar y sobre la que establecer gustos, preferencias, elaborar códigos de valoración, donde encontrarse para hacer la fiesta… Aguante el fútbol, entonces, otra vez, aguante todos nosotros. La inminencia mundialera fue fría: entradas por sorteo, una maquinación mediática desfasada del estado de la sensibilidad colectiva, quizá, incluso, una distancia con jugadores que se forjaron poco en nuestras canchas –o nada, en el caso de Messi-. Cosas para seguir pensando. Ahora comenzó el juego. Y nos vienen con una moral: “divertirse es ser cómplice”. “Querido turista, lamentamos interrumpir tu fiesta, pero queremos informarte que Brasil no es lo que tu agencia de viajes te contó, que acá hay veinte millones de niños con hambre”, decía una paupérrima carta firmada por autodenominados “grupos e individuos anarquistas de Brasil”. Pero, ¿estás seguro de que esos “niños con hambre” no quieren ver los partidos del mundial, salir campeones, ver jugadas sorprendentes de sus talentosos ídolos? (Miembros de una revista villera argentina twittean desde una favela brazuca diciendo que “el que dijo que el fútbol es el opio de los pueblos nunca entró a esta favela que vibra de alegría con la pelota”. Porque el fútbol es un modo alegre de pensamiento colectivo).
Si no, toda la crítica es de “indignados” que denuncian el mal que algunos malos le hacen a otros pobres víctimas… ¿Y vos? Decime que te pasa a vos. Cómplices, acaso, del espíritu de la pesadez, de la adultez mal entendida, de la seriedad fría, no se animan a jugar. Aguante el mundial que es una fiesta. No es la fiesta de todos, es la fiesta del nosotros, la fiesta de los músculos tensionados por la pasión. La fiesta de los que juegan.

El consumo no evita la queja. Entrevista a Eduardo Viveiros de Castro

por Verónica Gago y Mario Santucho


El antropólogo carioca Eduardo Viveiros de Castro estuvo recientemente –y por primera vez– en Buenos Aires. Participó del seminario “La bolsa o la vida. Modelos de desarrollo, nuevas conflictividades sociales y derechos humanos”, organizado por la Biblioteca Nacional y presentó el libro La mirada del jaguar. Una introducción al perspectivismo amerindio (Tinta Limón), que compila una serie de entrevistas donde cuenta su trayectoria como investigador. O mejor dicho, su experiencia fugitiva: cómo se conectó con los indios para huir de Brasil. “Fui a estudiar a los indios porque los indios justamente no eran brasileños. Me interesaba su total incompetencia ciudadana. La pregunta era ¿cómo salir de Brasil?, en el sentido de evitar esa problemática teórica de la nacionalidad, el destino de Brasil como nación, el carácter nacional”. La incorrección política que planteaba esa posición en los años 70 no deja de ser actual y sigue generando polémica. En esta conversación Viveiros de Castro cuenta cómo se vivieron las recientes movilizaciones callejeras y lo que se espera para este 2014 que luego del Mundial, afronta las elecciones presidenciales.
–La consigna que circuló en estos meses era sintética pero directa “No habrá copa” ¿Qué concentra esa frase?

–Para el pueblo la imagen es que el gobierno se vendió a la FIFA. La sensación es que la FIFA ha logrado que se instale un micro-estado de excepción que entrará en vigor incluso antes del campeonato. Hay una indignación patriótica por el modo en que Brasil se ha sometido a esa mega máquina de explotación capitalista que es la FIFA en tanto reduce el fútbol a un puro negocio. En Río, muchas favelas fueron removidas para hacer obras para el mundial, también por cuestiones de “seguridad”. Todo eso sucede al mismo tiempo de la propaganda de que Brasil es la nueva potencia económica mundial, con obras de infraestructura enormes, que incluye el desmonte de la Amazonía, hechas por las cinco constructoras más grandes del país que son las que contribuyen históricamente a financiar las campañas de todos los partidos, sean de derecha o de izquierda.

–¿Cómo caracterizaría esas manifestaciones?

–Son bastante inéditas. Hubo partidos de izquierda pero sin ningún control sobre la movilización. Los partidos de derecha no van. Y toda vez que un periodista de la red O Globo se acerca es expulsado, por eso estas manifestaciones son fuertemente atacadas por la prensa. Han producido su propia prensa, que se llama Midia Ninja. No hay además un solo tema. Aunque podría decirse que existen dos cuestiones fundamentales. El problema de la movilidad urbana de la población obrera de San Pablo que vive en las periferias de la ciudad y tiene que viajar horas, lo cual supone un reclamo por el tiempo que lleva ir de las casas al trabajo, una reivindicación del tiempo libre. La segunda es contra la reacción represiva de la policía frente a las marchas, ante lo cual muchos jóvenes se indignaron.

–¿Esto está en el origen de la formación de los black bloc (grupos de protesta)?

–La práctica del black bloc, especialmente en Río, tiene que ver con la respuesta al accionar de la policía militar con la que cuenta cada Estado provincial, que es como un ejército privado y una herencia del imperio. Es una policía que usa armas pesadas y entrenada para la guerra. El gobierno es acusado de complicidad con esta violencia de los Estados provinciales. Dilma ha dicho por tv que está en contra de toda manifestación que ponga en peligro el orden público. Estas palabras, viniendo de una mujer que estuvo en la guerrilla, que dijo haber sido revolucionaria, orientan el discurso del PT hacia una retórica de orden propia de una derecha más clásica.

–Las movilizaciones en Brasil, a diferencia de las últimas en Europa o EE.UU., no se dan en un momento de crisis o ajuste. Más bien lo contrario: es claramente un momento de desarrollo en términos de inclusión masiva al consumo. ¿Cómo lo interpreta?

–Hay algo muy complejo vinculado al llamado crecimiento. Una gran parte de este aumento de los ingresos por medio de beneficios sociales como el de “Bolsa Familia” ha sido utilizado como método de endeudamiento para los jóvenes pobres. El prototipo podríamos describirlo como un joven de 22 años, sin educación formal, que trabaja de cadete, cuya familia recibe ahora estos subsidios, además de las posibilidades de acceso al microcrédito que el gobierno implementó. ¿Y qué es lo primero que hace este joven? Compra una moto y se endeuda por muchísimos años de su vida con un préstamo muy oneroso con los bancos. Parte fundamental del crecimiento es por este endeudamiento general de las clases populares, especialmente con electrodomésticos. Y no está mal que alguien que no tenía heladera pase a tenerla, todo lo contrario. El problema es que no pasan a tener la heladera sino a ser tenidos por ella, es decir, por la deuda a la que quedan obligados, casi siempre por medio de tarjetas de crédito. En la medida en que ciertos gobiernos de la región se diferencian de las políticas neoliberales tal como se dieron durante los años 90 y promueven un aumento general del consumo, se genera un consenso sobre la legitimidad de estos modelos y cualquier crítica se la clasifica como proveniente de la derecha. En Brasil los que argumentan así son los que llamamos “gobernistas”, es decir, la gente de la antigua izquierda que apoya al gobierno más allá de la medida que se trate porque siempre dicen “otro gobierno sería mucho peor”. Comparado con la Argentina, en Brasil resulta más complicado porque la dictadura no terminó, los militares no han sido juzgados y siguen diciendo públicamente que salvaron al país del comunismo. Y esto, me parece, funciona en acuerdo con el PT: los militares “toleran” que el actual gobierno “de izquierda” gobierne y el gobierno “tolera” que los militares sigan diciendo lo que dicen y no se los juzgue.

–Volviendo a la cuestión del consumo, ¿no cree que cierta crítica al consumo debería plantearse el desafío de deshacerse de toda carga moral?

–Me parece que la democratización en América Latina no llega por el consumo sino por la ampliación de servicios del Estado: salud, transporte, educación. Lo que pasa en Brasil es que el consumo ha sustituido esa provisión de servicios para las clases populares. Entonces, las clases populares en vez de tener más y mejores servicios tienen su crédito para comprar bienes producidos por el gran capital, sea su motocicleta o su heladera. La cuestión es qué resulta más importante: ¿que el gobierno invierta en cloacas, puestos de salud y escuelas o que invierta en liberar de impuestos la compra de autos baratos para que los pobres puedan tener un auto? Se podría responder “las dos cosas” y es una buena cuestión. El hecho a subrayar es que el gobierno brasileño ha invertido masivamente en el consumo mediante el crédito. Y el pedido de mejoramiento de servicios públicos es justamente uno de los reclamos del Movimiento de Passe Livre que inició la ola de manifestaciones. La verdadera inclusión pasa por la inclusión en el acceso a servicios que el Estado tiene la obligación de proveer a todos. Además creo que hay dos tipos diferentes de consumo que hay que distinguir.

–¿Cuáles?

–Por un lado, el consumo de quienes no tenían nada y ahora pueden comprar su tv o su heladera. Nadie puede oponerse. De todas maneras, eso no los convierte en clase media, como dice el gobierno. Pasan de ser pobres a un poco menos pobres. Y después está el consumo inmenso de una clase media-media que pasa a ser una clase media-alta y protagoniza un ascenso de clase verdaderamente consumista: es la gente que va a Miami o a Buenos Aires para llenar valijas con productos importados de marcas de lujo. Esta gente se multiplicó tanto o más que los pobres que acceden a un crédito.

***
– Booktrailer de La Mirada del Jaguar:




– Web de Tinta Limón Ediciones y descarga directa y gratuita de «La Mirada del Jaguar».



– Otra entrevista a Viveiros de Castro: “El capitalismo sostenible es una contradicción en los términos”, por Julia Magalhães.

Sabella, el técnico militante

por Leandro

No hace falta escucharlo en entrevistas o repasar su biografía, basta con mirar atentamente su rostro para ver en él las virtudes de un militante político;  sufrimiento y abnegación, honestidad y coraje, teoría y práctica. Sabella es setentista, padeció la trágica historia política Argentina y como tantos otros, no olvida sus años dorados de militancia de base en villas y barrios obreros y la mística de ser parte de la gloriosa juventud. Para Pachorra, los futbolistas son jugadores, pero también militantes, y la selección nacional un equipo de fútbol, pero también una excusa para seguir haciendo patria. Un técnico ideal para ir a disputar un mundial en el país más pujante de la Patria Grande (con la que tanto soñó en sus años de juventud). No es raro imaginarlo alternando videos de rivales y lecturas nocturnas del Plan de operaciones de Moreno o de la Correspondencia Perón-Cooke, charlando con sus ayudantes y dirigidos sobre tácticas y estrategias futboleras, pero también sobre anécdotas y épicas de los próceres de nuestra tierra. “Me gusta que mis equipos tengan manejo de balón, variantes de ataque y consistencia defensiva (…) Me gusta que mis jugadores miren fútbol, que tengan tiempo libre para distenderse, pero también que sepan quien fue Sandino, Perón o Mao, eso los va a hacer mejores personas, los va a hacer más íntegros”. Consecuente con sus ideales,  las largas horas de concentración en Cidade do Galo se habitan desde una heterogeneidad que incluye el entretenimiento en el ping-pong, el pool y la PlayStation, pero también los infaltables talleres y charlas sobre historia y pensamiento latinoamericano o las proyecciones de fragmentos de La hora de los hornos, La Batalla de Argel y Sinfonía de un sentimiento (todas grabadas en VHS y reproducidas en una videocasetera que hizo instalar especialmente junto al DVD, a Sabella lo influyó en igual medida el Perón del exilio que el Bilardo de Estudiantes de La plata…). Y como el fútbol no es algo ajeno a la historia de los pueblos, ni a la geopolítica global,  nuestro entrenador militante alterna señalamientos sobre las disposiciones tácticas de los rivales con información sobre el estado actual de los países que disputan la copa del mundo.
Pudimos ver el día sábado como cada integrante del equipo sabía a que jugador tenía que marcar en las pelotas paradas, pero también los efectos anímicas y morales de los años de guerras y crisis sociales de los rivales iraníes, “son guerreros, son fuertes, tienen las secuelas psicológicas de tantos años vividos en un contexto social durísimo”, decía Mascherano.  O Angelito Di María -que sorprendió a sus amigos y familiares, “Ángel apenas recordaba su número de documento, nunca fue muy despierto”-  quien luego de la victoria frente a Bosnia dijo “no olvidemos que muchos de estos futbolistas fueron los bebes de la guerra; sus cunas fueron las ruinas de un territorio que estallaba”. Comentario que dejó boquiabiertos a los periodistas que cubrían la salida del vestuario, y por supuesto, sin posibilidades de repreguntar. Pero esta pedagogía política no es fácil de sostener, “La charla técnica es el instante que me genera más estrés frente al jugador. No debe durar más de quince minutos porque luego de ese tiempo se dispersan, ahí trato de hablarles del partido y de transmitirles algunos conceptos políticos e históricos”.  Pachorra entiende a los jugadores jóvenes, con una sonrisa de padre canchero y comprensivo dice, “Se van dos horitas con un peluquero que me pidieron que incluya en la delegación y después arman torneos de PlayStation hasta la madrugada, je. Son pibes sanos”.
Aunque todavía no dio la charla sobre Nigeria, del cuerpo técnico se filtró que ya mando a recopilar datos sobre la biografía de cada uno de los futbolistas nigerianos para ver cuántos de ellos tienen familiares violados, torturados o asesinados. Sabella lo sabe, una charla sobre violación de los derechos humanos le vendría bien al plantel…Pero dicen quienes lo conocen que ya se frota las manos pensando en la posibilidad de enfrentarse en octavos de final con la selección de Suiza. “Es un momento justo, de paso meto el tema de la especulación financiera, el lavado de guita y los fondos buitres…”.
Sin embargo, hay quienes no están conformes con esta educación futbolera y política. Un alto dirigente de la AFA que integra la delegación que está en Brasil responsabilizó al DT del flojo rendimiento del equipo ante Irán, “Alejandro se equivoca fiero, sobrecargo de información a los futbolistas, no solo les dijo que los iraníes nos iban a esperar atrás e iban a dejar pocos espacios, les metió cartuchos sobre lo que significo el Imperio Persa,  después colgó con la revolución islámica del 79 y terminó hablando de la importancia geopolítica actual de Irán…Para mí que les quemó el coco y los terminó paralizando. Se las bajo. Imaginate que Messi antes del partido se reía y preguntaba quién conoce a estos terroristas y minutos antes de salir a la cancha humanizó tanto a los rivales que salió angustiado…hasta le pregunto al capitán de ellos en el sorteo cómo era vivir en una zona tan conflictiva e inestable. Antes ni los podía ubicar en el mapa”.
Esta historia aún no tiene un final, lo cierto es que, más allá del desempeño en el mundial, los futbolistas que están al mando de Sabella nunca van a ser los mismos, como dijo un ex dirigido por Pachorra, “Me enseño que jugador de fútbol puedo ser hasta los treintaypico, pero millonario y militante comprometido hasta la muerte”.

Clinämen: Crackolandia, una experiencia de intervención no violenta


 

Conversamos con Antonio Lacetti, psicoanalista y analista institucional, que participa del programa «Brazos abiertos», dedicado al trabajo con usuarios de crack en Crackolandia, una zona donde se concentra la compra y el consumo de esa droga en la ciudad de San Pablo.

Henri Meschonnic: Viajero de la voz

por Hugo Savino 

para Rodrigo Grimaldi

Lo oscuro trabaja[1]
“Dale la voz a la mirada”
Jack Kerouac 
“Comparativamente la importancia de la crítica ocultó los poemas, sobre todo en la medida de la resistencia que este pensamiento provocó. Verificación empírica de que el pensamiento hace mal, y en primer lugar, socialmente, al que trata de pensar. Pero el poema, tal como lo entiendo, transformación de una forma de vida por una forma de lenguaje y de una forma de lenguaje por una forma de vida, comparte con la reflexión el mismo desconocido, el mismo riesgo y el mismo placer, el mismo pito catalán a los lugares comunes de lo contemporáneo. Puesto que no se escribe ni para gustar ni para no gustar, sino para vivir y transformar la vida.” (Henri Meschonnic, Discurso de recepción del premio de literatura francófona Jean Arp, 4 de marzo del 2006. Estrasburgo.)
Lo oscuro trabaja llega con sus fechas al pie del poema. A veces fecha y lugar. Las fechas no son la cronología. Lo circunstanciado no es una simple información de lugar. Fecha y lugar son un viaje. De la voz y del cuerpo, juntos. Lo oscuro trabaja empezó su viaje. Ya está en el poema Meschonnic. Si no reducimos y dividimos  su obra en géneros: poesía, ensayos, traducción. Meschonnic no escribe poemas circunstanciados.  Responde “siempre / a lo que veo/ incluso si no entiendo/ ante un muro”  – 1 de marzo del 2008.  Toco este muro, este libro. Lo leo. Intento una respuesta. La vía claudeliana. Lo oscuro trabaja: viaje y visión, envío. Lo ínfimo hilado en la frase, de frase en frase: “más ínfima es la diferencia, más grande es su fuerza”. Meschonnic tiene “la mano llena / de lo que no conozco” – 1 de marzo del 2008, escribe hacia ese lugar desconocido, y hacia ese desconocido que lo espera del otro lado de la mesa. Que tiene también las manos llena de lo que no conoce.
Nota: Murena era experto en capúa, en mafias, la palabra la sacó de Paul Claudel. Meschonnic es otro experto en intentos de borraduras o borramientos. Las leyó en sus poemas, en la traducción de la Biblia. Las expuso. El ser se puso nervioso. El partido del ser quiere liquidar a Murena. Le busca el pelo en la leche a Paul Claudel. No le gusta la caca de paloma que aparece a la mañana tempranísimo en el verbo ser, adora la higiene, pero lo inauténtico se le sube a la silla, quiere ponerle una barrera a la traducción Meschonnic: “No me gusta el verbo ser. Por varias razones, de las cuales algunas son serias y otras, lúdicas. La más seria es ésta: ser me parece terriblemente aferrado a su mayúscula inicial, el Ser. Y ahí, pienso en Heidegger y saco mi revólver – metafísico, ni hay ni que decirlo. Ahí me digo que rozamos al mayor enemigo de la vida, que es el esencialismo, o el realismo lógico, la esencialización de las abstracciones.” (Henri Meschonnic, Seo in Deo esse, trad. Rodrigo Grimaldi).   La máquina de narrar, abstracción en la pompa de jabón, vasta operación de mercado que se hace pasar por crítica, se pretende la única narración, y sólo narra la discontinuidad. ¡Insistan! Si quieren (se entiende, el sueldo está en juego): pero los escritores no narran, escriben, se lo recordamos, a ese maniquí maquillado de honestidad, cuídense de la honestidad conspiradora decía Jack Kerouac, que ocupa todo el terreno.  Es casi obvio decir que el poema Meschonnic se incorpora a la lista de lo que hay que liquidar. Para mantener el orden.
Henri Meschonnic viaja hacia las palabras en la frase. Ver vidas, “cierro los ojos / veo vidas” – el 24 de julio del 2008, en el tren hacia Montpellier, por Lodève.
Escribe en la rueda del tiempo, envuelve el vacío con sus frases, le ve la cara al tiempo: “el tiempo es un rostro / más un rostro/ sin fin / en no reconocer a nadie/ salvo los rostros / de aquellos/ que transforman el tiempo/ y es a ellos a/ quienes espero” – 14-19 de abril del 2008. Este viaje por el poema contra las retóricas en uso, hacia el rostro que me transforme, hacia el poema, y también contra las falsificaciones, sobre todo contra la falsificación de la historia. El viaje hacia para saber que “no me sabía / tan diferente de mí mismo”  – 7-8 de mayo del 2008. Ir: no,  ser:  “no sé pero sé / adónde voy lo que hago / es todo lo que no sé / lo que escucho / en mi voz en tu voz / desde que nos oigo / en mi voz en tu voz “ – 16 de noviembre del 2008, en el avión hacia Montreal, y el 29 de noviembre. Henri Meschonnic es un cazador de visiones, de bellezas bíblicas, de “pájaros que ve” y lo “atraviesan”  – 9 de mayo del 2008,  escribe con los “ojos cerrados” – 9 de mayo del 2008 las visiones del oído.
Meschonnic es un poeta bíblico,  Kerouac es otro bíblico. Dos bíblicos. Y de inteligencia literaria.  Lejos lejísimo de la franela filosófica. Y la inteligencia literaria es rara en el trapicheo de elogios. Muy escasa. Los poetas son encorsetados por lánguidos estudiosos que nunca dicen qué les pasa cuando leen el poema. No se atreven  a escribir la emoción de su lectura. Henri Meschonnic no tiene obra crítica en el sentido profesional actual, cuando habla de Ingeborg Bachman se quema con Ingeborg Bachman, cuando pasa por el  aaa de Tsvietáieva es su grito de poeta. Cuando cita al Mandelstam del Estado y el ritmo es el cuerpo del que conoce el acoso. Cuando escribe su Spinoza, lo lleva a poema del pensamiento. Leer Meschonnic es siempre hacia. En el camino de Los nombres. Por eso la importancia de las fechas.  La fecha no es una cronología, es un viaje de “los días no son días / son metamorfosis” – 13 de mayo del 2008, las fechas al pie del poema son la metamorfosis de una vida, otra vuelta. El viaje.  
Un día, sí, “un día llegaremos / a reconocernos” – 13 de mayo del 2008. Contra los fascinados de la destrucción. Los alelados de la petrificación del lenguaje.
El viaje: 6 de julio del 2008/en el tren de Aschaffenburg a Frankfurt: mira el paisaje, es su viaje de verano, él es el viaje, nosotros somos el viaje, “de espalda al tiempo veo todo / gracias instante”, el instante está en lo divino, el viaje a través del  instante, como un viaje sentimental, viajes, de verano o de invierno, y el viajero lleva los paisajes, los mira en su escucha.
El 7 de julio del 2008, en el tren de Frankfurt a París, de vuelta a casa, “atravesado por lo que veo”, no sabiendo que “podía entrar todos esos mundos” en él, nos lleva “a las nubes”. 
Yo tampoco sabía que podía entrar todos estos poemas en mí. Tsvietáieva dice que lo primero que supo de Pushkin es que lo habían  matado. Es buena idea preguntarse qué fue lo primero que uno supo de un poeta al que lee en continuidad. Lo primero que supe de Henri Meschonnic lo supe por  Luis Thonis. Supe que había un poeta de aquellos años que no ejercía la plomería filosófica francesa. Ni la alemana. Ninguna. No ejercía placeres del texto. Ni lacanerías literarias. Y fui. Que leía a André Spire. Que traducía la Biblia. Y fui. Es lo primero que supe. Después fue difícil encontrar lugares donde traducirlo. Las primeras traducciones de Henri Meschonnic al español encontraron rápidamente la resistencia de lo filosófico tenaz. Pero es otra historia.
El tiempo esa gran amenaza no está acostumbrado a que lo esperen, prefiere a los poetas obedientes, esos que le dejan la palabra al filósofo que “es la estación terminal de la verdad” (Henri Meschonnic , Lenguaje, historia  una misma teoría,): “espero al tiempo / tuve que detenerlo / nada se mueve /salvo las hojas de los árboles / escucho te espero” – 19-24 de julio del 2008.  Los poemas de Henri Meschonnic saltan al paisaje, como poemas refractarios a cualquier “presuposición general” (Henri Meschonnic).  Los que tienen como el filósofo “la palabra de toda palabra” (Henri Meschonnic), pueden abstenerse de leerlos. Este libro no se “reduce a un relato, a un género literario” (Henri Meschonnic), no es género poesía, sólo sé eso, y aprendo a leer: “caminamos / sobre una escritura que no termina nunca/ pero no sé leer / lo que está escrito” – 30 de octubre del 2008. Estamos aprendiendo indefinidamente a leer. Es tan obvio que hay que machacarlo. A los profesionales de la lectura, sobre todo. Por eso Kerouac insiste: (a Allen Ginsberg) darle voz a la mirada. Y Meschonnic escribió un largo poema de varios libros para darle voz al poema: “Toda poesía es épica, en el sentido en que es una historia que le ocurre a una voz.”
Las fechas y los lugares están en el poema. Hay que escucharlos: “trabajan en abierto misterio”. Henri Meschonnic desajusta el mecanismo de la fecha y el lugar como información. En sus poemas está su biografía, y en sus traducciones y en sus ensayos. Fecha y lugar como épica, como leyenda. Como “historia que le ocurre a una voz”. El acoso, la mirada, la ventana, el amor. El paisaje por la ventana se escribe en la épica: “techos cabezas / cierro los ojos / veo vidas / la velocidad no es nada / al lado de la lentitud / la mirada / es de todo el cuerpo” – 24 de julio del 2008, en el tren hacia Montpellier, por Lodève. Cerrar los ojos para ver, o para pintar. Si la mirada es de todo el cuerpo, hay que dar ese paso: escuchar las vidas que vemos. La visión del oído. Willem De Kooning: “A veces, cuando mi tela avanza muy lentamente, hago muchos dibujos con los ojos cerrados.” 
La palabra oscuro se me aparece como un negro oscuro de matices infinitos. Con puntos de luz, de iluminación. De resplandores que lo traspasan. Destellos de luciérnagas como en Duke Elllington. No es que Meschonnic haga sonar el francés, es que su poema suena en la lengua francesa y la transforma. Hasta alcanzar una luz. La mirada hacia el oído. Lo oscuro tiene su luz. Los poemas de Lo oscuro trabaja llevan su luz.

«La filosofía no es una disciplina, es una intensidad». Entrevista a Giorgio Agamben

por Álvaro Cortina

Los eclécticos ensayos del filósofo romano Giorgio Agamben (1942) tienen algo de abrumador. Sus exhaustivos desgranamientos etimológicos son algo más que una precaución filológica, son un gesto, una retórica estilística propia. Sus incontables referencias, lo exótico, lo variopinto, lo inesperado, lo amplísimo de su cultura lo convierten, en el terreno de la cita con nota a pie de página, en lo que en pianística se diría un virtuosso. Sus obras nos pueden llevar de un oscuro poeta medieval a los cuentos de Kafka, desde los Padres de la Iglesia a un lingüista contemporáneo ruso,de unas disquisiciones cabalísticas nos podría trasladar, con fluidez, al pasaje de una carta de Walter Benjamin (a quien ha editado y traducido). Citas de un lexicógrafo alejandrino del siglo V, de Jung, de Platón, de Schelling, de Orígenes o de Arendt pueden salirnos al paso en unas pocas páginas agambenianas, que parecen cristalizar un caudal erudito inagotable. Innúmeros estudios estrictamente académicos y, usualmente, Aristóteles y Heidegger acompañan su fértil palabra rectora. 
Es un autor inexcusable de la actual filosofía continental. Los ya lejanos textos de Estancias o el posterior Idea de la prosa daban cuenta de sus intereses estéticos. Con Homo sacer: el poder soberano y la nuda vida, alumbrado a mediados de los 90, surgió una serie que le dio, definitivamente, verdadera notoriedad mundial. Entre la biopolítica (creciente implicación de la vida natural del hombre en los mecanismos de poder) y la teología política (discurso en torno a los conceptos teológicos secularizados, como la soberanía y el estado de excepción), entre el derecho romano, Foucault y Schmidt, aquel discurso de Homo sacer cuenta con momentos de verdadero pathos. Por ejemplo, el tercer capítulo: «El campo de concentración como paradigma biopolítico de lo moderno». 
La editorial Pre-textos ha ido publicando puntualmente la completa «serie Homo sacer» hasta hoy, así como la mayor parte de su obra. Anagrama ha divulgado también sus estilosas inquisiciones en nuestro país (Profanaciones, Signatura rerum). De Hispanoamérica nos llegan títulos agambenianos con regularidad, como el reciente El misterio del mal. Benedicto XVI y el fin de los tiempos (Adriana Hidalgo Editores). La última vez que este intelectual estuvo en Madrid, cuando el Departamento de Filología Italiana de la Universidad Complutensede Madrid, con el Instituto Italiano de Cultura lo trajeron a dar una conferencia («Del libro a la pantalla: el antes y el después de la obra») una muchedumbre se apelotonó en el paraninfo. Es un verdadero referente. Su última publicación en España es La muchacha indecible. Mito y misterio de Kore (SextoPiso, 2014). 
– La infancia, presente en su texto La muchacha indecible, es un tema de gran importancia en su obra, en general.
-La infancia aparece como tema ya en mi libro de 1979 Infancia e Historia. La infancia es la verdadera imagen de la potencialidad. El hombre se vuelve humano quedándose en la potencialidad. Se puede decir que el hombre nace inmaduro, no apto para vivir, pero por eso capaz de todo, es omni-potente, sin ningún destino biológico determinado. Como ha mostrado el gran anatomista holandés Ludwig Bolk, el hombre es un animal que se queda en una condicion fetal y esta condición de permanente infantilidad es el fundamento de la cultura humana, y de su increíble desarrollo tecnológico.
-Hasta Homo sacer (1995) no se aprecia en su obra un intento de sistema filosófico. ¿Era algo que estaba gestando?
Cuando escribí Homo sacer no imaginaba que sería necesario escribir otros ocho libros para completar la empresa que había iniciado incautamente. Sabía, es cierto, que se trataba no sólo de criticar y corregir los conceptos tradicionales de la política occidental, sino de poner en cuestión y repensar el lugar mismo del objeto de la política. Le daré una noticia que podrá interesar a algunos de sus lectores: acabo de terminar El uso de los cuerpos, el último volumen de la serie Homo sacer. El trabajo comenzado en 1995 y ahora terminado, finalmente.
-¿Cuál es el motivo principal a partir del cual se despliega esta serie de ensayos?
-Estoy convencido de que la única vía de acceso al presente es la arqueología. Podría decir, como Michel Foucault, que mis investigaciones históricas son la sombra que mi interrogación teórica del presente proyecta en el pasado. Si la palabra «Europa» tiene un sentido, no podrá ser sólo político, ni sólo religioso, y menos aún económico. Consiste quizá en esto: en que el hombre europeo (a diferencia de los asiáticos y americanos, para los cuales la Historiay el pasado tienen un significado muy diferente) puede acceder a su verdad sólo a través de una confrontación con el pasado. Sólo haciendo cuentas con su historia. Por eso, por ejemplo, estoy dedicado a investigaciones sobre la historia de la teología. Nuestra cultura está totalmente embebida de teología; y si no se comprende esto, se seguirán usando categorías teológicas sin advertirlo.

Filosofía hoy

Las consideraciones y terminologías de Agamben se transmiten en las universidades. Genera abundante bibliografía secundaria. Ha repartido su vida docente entre Verona, París, Venecia, Suiza y EE.UU. (varios de sus libros proceden de seminarios, como la brillante y, de nuevo, abrumadora investigación paulina de El tiempo que resta. Comentario a la Carta a los romanos, editado por Trotta). Se recibe a Giorgio Agamben como a un gran referente en un mundo académico, en una época sin demasiadas referencias de pensamiento viviente. 
-Quería referirme a su eclecticismo. En cierto sentido, usted, como señalado intelectual del inicio del siglo XXI, es representativo de un mundo filosófico donde la misma noción de «corrientes filosóficas» parece casi una ingenuidad. Un filósofo contemporáneo parece mucho más difícil de catalogar o adscribir a un movimiento que el de cualquier época previa de la historia del pensamiento. ¿Dónde sitúa usted su labor?
-Sí he tenido relación con algunos maestros. He tenido el privilegio de asistir en 1966 y en 1968 a los seminarios de Martin Heidegger en Le Thor. Y ha sido particularmente viva e importante mi relación con el pensamiento de Benjamin. Pero para mí la verdadera respuesta a su pregunta es que la filosofía no es una disciplina, la filosofía es una intensidad, que, como sucede en un campo magnético o en un campo eléctrico, puede atravesar cualquier ámbito y cualquier disciplina. Algo estético, algo religioso o económico puede resultar filosófico en la medida en que se aborda y se carga con una intensidad más fuerte.
-Por último, habiendo hablado de su posición filosófica dentro del todo, del panorama, hablemos de ese todo. ¿Cuál es la «situación general» del pensamiento occidental hoy?
-Hoy se habla de crisis, tanto en la economía como en la cultura. Pero la palabra crisis tal y como es utilizada hoy es un concepto, una palabra cotidiana, un «password» que sirve para hacer aceptar medidas que no hay por qué aceptar. «Crisis» significa etimológicamente «juicio». En la medicina antigua designaba el momento en el cual el médico debía decidir si el enfermo iba a sobrevivir o a morir. En teología, «crisis» era el Juicio Final, que llegaba en fin de los tiempos. Hoy, en cambio, el término se ha escindido de su origen para pasar a designar un momento temporal determinado, y ha devenido una condición normal, un instrumento normal de gobierno. Creo que es necesario devolver hoy su significado original de «juicio decisivo», del cual los ciudadanos deben reapropiarse. 

La Mirada del Jaguar, de Eduardo Viveiro de Castro: Booktrailer



Las entre(re)vistas que componen el libro son, encialmente, artículos académicos en formato dialógico y en un lenguaje un poco más relajado que el habitual, sobre el perspectivismo amerindio, el multiculturalismo, Lévi-Strauss, las máscaras, wikiescritura, Latour, Gil, Brasil, desarrollismo y extractivismo, la antropología, Guimaraes Rosa, jaguares, buitres y jabalíes.

«Conocer, para nosotros, es des-subjetivar tanto como sea posible. Yo diría que lo que mueve el pensamiento de los chamanes, que son los científicos de los indios, es lo contrario. Conocer bien alguna cosa es ser capaz de atribuir el máximo de intencionalidad a lo que se está conociendo. Cuanto más soy capaz de atribuir intencionalidad a un objeto, más lo conozco. El bueno conocimiento es aquel capaz de interpretar todos los elementos del mundo como si fuesen acciones, como si fuesen resultados de algún tipo de intencionalidad. Seamos subjetivos, o no vamos a entender nada».

Antropología: Luis Suárez

La mordida del uruguayo Suarez hace trabajar a los creativos
 por Pablo E.Chacón




La comparación entre los osos grizzly que supo filmar el cineasta alemán Werner Herzog en su documental Grizzly Man, donde se recupera la memoria del ecologista Timothy Treadwell, atacado y comido por uno de esos animales en 2003, y la mordida, tercera en su carrera, del futbolista uruguayo Luis Suárez contra un jugador italiano en el Mundial que se disputa en Brasil -por la cual fue suspendido durante cuatro meses- acaso resulte una exageración.
Treadwell pretendía advertir con su cercanía a los osos el estado de desamparo y las posibilidades de su extinción. Pero, incluso advertido por los guardaparques, se introdujo en los bosques junto a su novia, Amie Hughenard, con cámaras de foto y de video. Ambos corrieron la misma suerte: resultaron masticados sin piedad por los grizzly, al parecer poco interesados en la filantropía humanista. Eso sí: quedaron los aparatos, de los que el realizador alemán hizo uso de diversas tomas para su película, estrenada en 2005.
Suárez, uno de los mejores delanteros del planeta, por supuesto no es un predador asesino ni una versión rediviva del Hannibal Lecter, pero ¿qué pasa que para descargar su agresividad muerde a los rivales en una cancha de fútbol, al punto de tener problemas con su propia dentadura? Cuando Mike Tyson le arrancó media oreja de un mordiscón a Evander Holyfield, se terminó su carrera de en el box y empezó la de evangelista. Esperemos que el del uruguayo no sea el caso.
Holyfield dijo al diario danés Ekstra Bladet que Suárez debería tener “verguenza” de su actitud, que perjudica seriamente las chances de la selección que representa y a su propia carrera. Dirigentes del Liverpool de Inglaterra dejaron trascender la posibilidad de una suspensión del contrato que lo liga al club, y Adidas decidió retirarle su sponsoreo.
Pero otras empresas decidieron utilizar el incidente para propaganda. Mc Donald’s, sede Urguay, por ejemplo, distribuyó flyers con la leyenda: Suárez, si te quedaste con hambre vení a darle un mordisco a una BigMac, notable enjuague para esa cadena alguna vez acusada de preparar hamburguesas con carne de perro.
Listerine, menos brutal, recomendó un buen enjuague luego de darle un bocado a un italiano. Los shoppings estadounidenses JC Penney promocionan desde ayer Colmillos para el recuerdo, Uruguay, debajo de la imagen de un niño disfrazado de vampiro, en la misma semana del estreno del último film de Jim Jarmusch, una historia de vampiros.
El psicoanalista argentino Carlos Quiroga dijo: Lo que creo es que la FIFA se apoya en un fantasma fundacional de Occidente para hacer su propia porquería explotando las mentes sanas del progresismo mundial. ¡El perverso es el que explota el fantasma del neurótico! ¡Este es un caso princeps!
“El modelo más antiguo es el de la incorporación; es por eso que los antiguos prohibían el par amor-coito. No asi el par amor-placer o el par placer-coito. Es que el amor bajo el modelo de comerse al otro ligado al coito conducía, según ese modelo, a comerse al otro. Seguro que Suárez puede ser psicopalogizado hasta como epiléptico pero se trata de lo de siempre, a saber: el canibal es el otro”.

“Arens, en El mito del canibalismo, dio cuenta de como la dominación española avanzó apoyada en este mito. Nadie, dice, ha podido constatar acto alguno de canibalismo; no obstante los relatores de la conquista aseguraban que habían precenciado esos actos de fagocitación”. Bien: debate abierto. 

Un prócer sorprendente

 por Teodoro Boot


La sanción de la FIFA al delantero uruguayo Luis Suárez disparó innumerables polémicas y, como no podía faltar, no menos apelaciones anti imperialistas o casi.
Casi, porque una cosa es meterse con la FIFA y otra algo diferente con el FMI, la OTAN o el Club de París. Pero bueno, la intención es lo que vale.
¿Qué pasó con Luis Suárez? ¡Uf! Le mordió el hombro a un italiano, encima, flaco.
Aclaremos, antes que nada, que Suárez es un extraordinario delantero, la “carta salvadora” de la selección uruguaya de fútbol (la larga aclaración “selección uruguaya de fútbol” viene a cuento de que, en tren de síntesis y brevedad, el autor de estas líneas había estado a punto de escribir “del Uruguay”). Recapacitando, advirtió que Uruguay es mucho más que “la selección uruguaya de fútbol”.
Pero Luis Suárez es un muy peligroso delantero, dicho lo de “peligroso” sin doble intención. Hace goles, que es lo que importa.
Uno, que no sabe nada, se preguntaba en el encuentro que Uruguay perdió, y mal, con Costa Rica: “¿Qué diablos hace el maestro Tabárez que no lo pone a Suárez?”.
Claro: estaba lesionado. Y tras una asombrosa recuperación física, volvió al juego y casi que ganó solito los otros dos partidos.
En el segundo de ellos, mordió a un italiano. 
De conocer a tantos en mi barrio, no me figuro que un italiano sea más sabroso que un gallego, un portorriqueño o un francés. Ni me parece que al pobre delantero uruguayo lo sometan a una dieta tan pobre en proteínas que…
En fin, que fue medio raro.
Independientemente de que el árbitro lo haya sancionado o no durante el juego, “todo el mundo”, que viene a querer decir “todo el mundo del fútbol” daba por sentado que alguna sanción habría de recibir. Había antecedentes de otros mundiales. Una o dos fechas, decía la mayoría de los analistas y opinadores.
Una o dos fechas es un montón: quedan apenas cuatro fechas para el final del campeonato mundial, así que una fecha sin su principal delantero para la selección uruguaya podría significar el fin.
El fin del campeonato, no el fin de Uruguay, aclarémoslo por si hiciera falta. Que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa… Aunque algunos no se den cuenta. Entre ellos, el presidente de la República Oriental.
Para Pepe Mujica, como para muchos otros comentaristas deportivos, la sanción aplicada a Luis Suárez fue excesiva.
De movida, la calificación es relativa. Poco o mucho son siempre términos relativos. Pero es cierto que, si alcanzaba con un bozal, ¿por qué echarlo al tipo del mundo? Con un par de fechas (y el bozal) alcanzaba. Y si de afectar a Uruguay se trataba, alcanzaban, de paso y para abonar la paranoia futbolística, para dejar a la selección uruguaya afuera del mundial. Porque sin Suárez…
Con el auxilio de los archivos periodísticos, uno no tuvo más remedio que evocar circunstancias, por esas cosas de los tratamientos periodísticos, semejantes. Y si al día de hoy, Luis Suárez podría decir que le “cortaron los dientes”, hace unos mundiales Diego Maradona pudo decir que le habían cortado las piernas, lo que dicho sea de paso, es una parte de la humanidad de un futbolista más significativa que su dentadura.
En lo personal, en ese momento me sentí destrozado, como abatido por un temporal. Y lo sentí casi más por Diego que por la selección, porque me pareció que un rayo había caído sobre él, y de paso, sobre todos nosotros.
Sin embargo, tras pruebas y contrapruebas, quedó claro que la “sustancia antideportiva” había sido ingerida por Maradona y no por Havelange.
Uno puede decir que no está bien que esa sustancia fuera considerada antideportiva o que si no saltó durante el juego, ¿por qué sancionarla si aparece en los análisis de orina o en los replays televisivos?
Se pueden decir muchas cosas, menos que la ingesta de esa determinada sustancia no estaba sancionada o que morder el hombro del defensor contrario forma parte de las incidencias normales del fútbol. O, por lo menos, tan “normales” como un codazo, un cabezazo o una plancha.
Pero salgamos de esa discusión, que no nos lleva ninguna parte.
La discusión de la parcialidad, el periodismo deportivo, el periodismo en general y hasta dirigentes políticos y hasta presidentes es si la sanción no fue excesiva.
No lo sé, o sí: ya dije que si con un bozal y una antirrábica era suficiente, la sanción es exagerada. Pero el problema está puesto fuera de ángulo.
Sería razonable que parciales, opinadores y presidentes recordaran, que tanto en este caso como en el caso de doping de Maradona, estamos hablando de profesionales, no de chiquilines que juegan a la pelota en un potrero: hablamos de deportistas (por llamarlos de alguna manera, porque el deporte es, por definición, amateur) que cobran miles de dólares por cada encuentro que disputan, por lo que, en consecuencia, deberían, antes que nada, comportarse como los profesionales que son y no como los chiquilines irresponsables que pretenden ser.
No entender esto es grave, tanto por parte de los profesionales como, ¡y principalmente!, por parte de la afición.
En estos momentos Luis Suárez es recibido en Montevideo como un prócer de la Patria, cuando no es más que un irresponsable.
Lo de las sanciones de la FIFA, cosa de la FIFA. ¿a quién le importa eso? Lo que importa es que, por una taradez de un irresponsable, la selección uruguaya de fútbol quedó con menos posibilidades de seguir en el mundial.
Todo lo demás, verso. 

La FIFA, esa gran mordedora

por Fernando Barraza
(Plottier, Patagonia Argentina)

No alcanzo a entender si el que Teodoro Boot en Un prócer sorprendente está más enojado con Suárez o con los que no consideramos tan grave lo que Suárez hizo. En todo caso -más allá de los motivos de «indignación» que genera este escrito- varias de los postulados «equilibrados» que se proponen son bastante desequilibrados. Decir con cierta socarronería que se tiñe de discurso anti-imperialista la crítica a la sanción es, por qué no, desentenderse alegremente de las estrategias totalitarias de la FIFA. Usar la ironía en este caso es bastante fácil, lo difícil es no quedar entrampado en el doble discurso moral que ellos proponen: una mordida en la cancha es más grave que la imposición rigurosa de un calendario de futbol a cada continente, avalar sin tapujos a Mussolini, hacer que Chile juegue un partido sin su rival enfrente (guglealo) para sostener la ideología pinochetista, vivir en una connivencia ejemplar con dictadores latinoamericanos, europeos y africanos como si nada. Se puede seguir, podemos hablar de los comités de «seguridad y control» que armaron con elementos parapoliciales en Sudafrica 2010 pasando por sobre encima de la justicia de ese país, o como -entre otras cosas impuestas para este mundial- se cagaron soberanamente en la legislación vigente en todo Brasil imponiendo la obligatoriedad de venta de cerveza (Budweiser, no otra, porque es sponsor oficial) en los estadios siendo que en Brasil, por LEY NACIONAL, la venta de alcohol está prohibida. No quiero ser ni presumido ni aburrido, pero la lista es muy larga y en todos los casos la criminalidad que existe en cada uno de esos actos de la federación dueña del torneo supera exponencialmente a la reacción casi inconsciente de un jugador con problemas.

Ahora dejemos la FIFA de lado y volvamos a nosotros mismos: ¿de dónde es que creímos tener suficiente altura moral para culpar a Suarez de todo esto que lo estamos culpando?, ¿de dónde se nos puede ocurrir que está MAL «confundir» durante una copa mundial a la selección con un país, un sentido de nación, exactamente dónde es que eso «hace mal», «hiere» o quita dignidad y lucidez?

Por último interpelo personalmente a quien escribió esta nota: ¿de dónde sacó usted que el Presidente de Uruguay confunde selección con país denigrando su investidura? Escúchelo, léalo, solo ha hablado para dos o tres medios y en todos separó bien una cosa de otra.

Finalmente, tengo mi propia manera de interpretar lo que pasó entre dientes (lo deducirá usted de esto que escribí, ¿verdad?), pero si tengo que escoger una de las tantas definiciones que usted le ha dado a lo que hizo Suárez, me quedo con «taradez», que fue la más piadosa. Quizá a su texto le falte un poco de eso, y menos «implacabilidad». Para implacables y maniqueos están los de la FIFA, empresarios mafiosos y rayanos a lo inhumano.

Por más que usted se desentienda con un «¿a quién le importa eso?», ellos siguen allí, mordiendo mucho más fuerte que cualquier jugador del planeta, pobre, rico, negro o blanco.

Perder la forma humana: entrevista a Ana Longoni

por Verónica Gago


Ana Longoni es Doctora en Artes en la UBA. Es escritora e investigadora y una de las curadoras de “Perder la forma humana”. En una visita guiada para algunxs pocxs invitadxs, mientras se ve el río marrón de fondo, explica que la hipótesis con la cual empezaron a trabajar fue dividir en cuatro zonas las modalidades por las cuales el arte y la política en América Latina durante los años 80 entraron en relación: activismos artísticos, espacios underground, desobediencias sexuales y redes y solidaridades. Pronto esa división se mostró insuficiente: “nos dimos cuenta que era mejor enfocar las conexiones, resonancias, modos de hacer comunes, más que los territorios estancos”. Fue por eso que optaron por buscar por otro lado, por “conceptos transversales, muchos acuñados por los protagonistas de las prácticas, no introducidos por la teoría. Tampoco delimitamos por zonas nacionales. Hay incluso temporalidades distintas, entre países que están en dictadura y países en transición democrática. La afinidad es por conceptos-nudos”.
¿Y de dónde surge la noción de ¨imagen sísmica¨?
La imagen que esta investigación teje sobre los nuevos modos en que se entrecruzaron el arte y la política en América Latina en los años ochenta no pretende ser de ningún modo panorámica, exhaustiva ni representativa, sino que se presenta como un diagrama posible de las transformaciones y tensiones que atravesaron esa época. Su carácter sísmico remite al ejercicio de generar una imagen en la que colisionen múltiples temporalidades y territorios. Una imagen turbulenta que registra un estado de conmoción social que oscila entre el arrasamiento represivo y la emergencia de nuevas subjetividades. En la alusión al carácter sísmico de la imagen que esta investigación colectiva quiere componer reverberan tanto la aproximación del filósofo Georges Didi-Huberman a la obra del historiador alemán Aby Warburg como la conceptualización que propone Jacques Derrida sobre los “acontecimientos sísmicos” en Espectros de Marx (1993).
¿Qué tipo de innovación sobre lo que tradicionalmente se llama curaduría expresa la Red de Conceptualismos del Sur? ¿Cómo se manifiesta en esta muestra en particular?
La Red Conceptualismos del Sur, una plataforma internacional de trabajo, pensamiento y toma de posición colectiva surgida en 2007,agrupa a un conjunto de investigadores y artistas dispuestos a intervenir críticamente en los procesos de recuperación de la memoria de las prácticas poético-políticas surgidas en América Latina a partir de la década de los sesenta. Entendemos la curaduría como un laboratorio de activación de dichas experiencias. “Perder la forma humana” se inició hace cuatro años como proyecto de investigación aún en curso, del que forman parte 31 investigadores dispersos en distintas partes de América Latina. Esa condición ya marca algunas diferencias. La primera, no trabajábamos sobre lo que era visible o evidente, la superficie, sino que nos implicamos en un proceso de exhumación de documentos y registros que nunca antes habían ingresado a un museo. Al encarar episodios de los que no se sabía casi nada, lo hicimos sin saber muy bien adónde íbamos a llegar (ni nosotros ni el Museo Reina Sofía que corrió ese riesgo y apoyó el proceso). La segunda diferencia está dada por la condición necesariamente colectiva de esta elaboración, dada sus dimensiones, que implica también ensayar un modo de trabajo complejo, horizontal, difícil pero potente a la hora de llegar a acuerdos y establecer un vocabulario común. Esta dificultad es quizá el mayor hallazgo del proyecto: ayudar a poner en evidencia las relaciones de afinidad y contagio entre distintas experiencias aparentemente desconectadas entre sí, contrastarlas en sus proximidades, distancias o fricciones.
¿Cómo fue la discusión de la periodización política? ¿Cómo ¨fechar¨ se vuelve una práctica decisiva y cómo aparece el zapatismo?
Los ochenta  latinoamericanos están signados por las dictaduras y procesos de guerra civil y violencia de Estado, que implican la derrota de los proyectos emancipatorios que marcaron el horizonte de expectativas revolucionarias de la época anterior, y también de agotamiento de los modos en que se había practicado el encuentro del arte y la política. Decidimos comenzar el proyecto en 1973, año del golpe de Estado de Pinochet, que implica claramente una clausura no solo en Chile sino en todo el continente de esas expectativas radicales de transformación.  Hubo que reinventar la acción política con nada más que el propio cuerpo, sin estructura ni programa, desde la precariedad y el aislamiento, y a partir de soportes baratos y efímeros. Descubrir nuevos modos de comunidad, de estar con otros, y nuevos  modos de sexualidad, indisciplinados y esquivos a la norma. Luego de muchas discusiones, decidimos cerrar el período estudiado en 1994, año en que emerge el movimiento zapatista en México, porque allí se inaugura un nuevo ciclo de protesta global. La llamada “primera guerrilla posmoderna” supo articular muy bien la dimensión poético-política al  idear nuevos modos de lo posible. Si los años 60 fueron recuperados como escena mítica fundante de las prácticas artístico-políticas de ese nuevo ciclo, en cambio los años 80 habían quedado desdibujados y silenciados. Contribuir a trazar esa genealogía interrumpida fue un motivo más para iniciar esta investigación.

Perder la forma humana: entrevista a Suelly Rollnik

por Verónica Gago


La poética del Indio Solari tituló una obra colectiva, expansiva y ambiciosa: Perder la forma humana (MUNTREF). Cada una de esas palabras –perder, forma, humana- convocan una sonoridad múltiple, casi como un mantra que en su repetición pierde un sentido y gana variaciones insospechadas. En este caso el ritmo es, sobre todo, sísmico. Esa es la idea-fuerza de la Red de Conceptualismos del Sur, el grupo de investigadorxs y curadorxas a cargo de volver a poner en escena los años 80 en América Latina justamente desde esa perspectiva: un temblor, un movimiento, un rugido y también la desesperación que acompaña la conmoción del suelo.  Una segunda idea-fuerza es la de cuerpo: colectivo, individual, compuesto, poético, sexuado, combativo, entramado a una geografía y sensible al temblor. Un ¨cuerpo vibrátil¨ dirá la filósofa brasileña SuelyRolnik, co-autora junto con Félix Guattari, del libro Micropolítica.Cartografías del deseo (Tinta Limón) y fundadora de la Red, invitada a Buenos Aires como conferencista para abrir la muestra junto al crítico y ex secretario de cultura de Paraguay, Ticio Escobar.
Hay una primera dicotomía. Perder la forma humana se vincula al terror, a la tortura, al momento de las dictaduras en América Latina y también a la resistencia, a la desobediencia festiva. Pero al mismo tiempo, en la muestra se va más allá de ese binarismo, más bien se lo exaspera y paradójicamente por momentos se lo disuelve…
Sí, hay dos sentidos de perder la forma humana. Uno más obvio, que es cuando alguien es objeto de tanta exclusión y humillación que se deshumaniza; es el momento dictatorial. Es un poco la idea de homo saccer: perder la forma humana en el sentido que lo humano deja de ser reconocible, no tiene ninguna potencia de construcción. Las prácticas artísticas que se encuentran expuestas evidencian tentativas portadoras de una desesperación, las que surgen frente a la impotencia que impone el terror. Mi experiencia de estar durante cuatro horas y media en la muestra y ver los cuerpos desnudos y provocativos, es que si al principio puede percibirse como una cosa hedonista, lo que aparece en verdad es un sufrimiento, el dolor de cuerpos lastimados. Y eso se siente porque una sale muy sofocada de la exposición, es decir, que la muestra ha logrado volver eso sensible.
¿Cuál es la otra deriva de perder la forma humana entonces?
Parto para pensar de la propuesta artística de Lygia Clark, que toma una tira de papel que arma como una banda de Moebius, y forma un tipo de superficie donde no hay adentro ni afuera, ni derecho o revés, sino dos fases indisociables en relación paradójica. La propuesta de la artista era muy simple: buscar un punto y cortar longitudinalmente con una tijera y cuando se llega a un fin, elegir otro punto y comenzar de nuevo, lo cual abre otra manera de ver y de sentir porque el hecho de cortar la banda va cambiando su forma. Es decir, no hay una forma previa en la cual estás adentro, sino que tu acción es la que produce cambios de forma. Haces otra experiencia del espacio y el tiempo, producido por el acto mismo, y el tiempo del acto es ya el momento que define la forma. La apertura a otra manera de ver y sentir se da sólo por el acto que multiplica la posibilidad de formas.
Si tomo esto y pienso que los territorios existenciales son al mismo tiempo forma y fuerza, que es muy distinto a forma y contenido, nos abre otra idea de percepción del cuerpo.
¿En qué términos?
Nuestros sentidos se forman por una percepción que es sensible y psicológica (de sentimientos del yo), organizada culturalmente. Ambas ya están asociadas a representaciones, a ciertas formas familiares. Pero los mismos sentidos tienen otra potencia, que es la aprensión de las fuerzas, que pasa como percepción de los efectos que las fuerzas producen en tu cuerpo (eso ya no está en el plano ni sensible, ni psicológico, ni cultural). Es lo que yo llamo el ¨cuerpo vibrátil¨. El efecto de las fuerzas en tu cuerpo abren otra percepción, un estado que  aun no está formateado y que agrega otra posibilidad de mundo en el mundo. Por cuerpo no me refiero sólo a cuerpo humano individual: pensemos también en el efecto del narcotráfico o de ciertas instituciones o del Papa sobre América Latina. Entonces, es siempre la relación la que produce efectos, no hay subjetividades por separado, esos efectos son los que abren otro estado de ver y sentir como algo no-familiar.
¿No familiar en el sentido de extraño?
Como algo que desestabiliza, que produce una tensión constante, un extrañamiento respecto de lo familiar. Eso es lo que convoca al deseo por una razón muy simple: para conquistar un nuevo equilibrio. El deseo es el sujeto de la acción, el deseo actúa, y esa acción es pensante y puede ganar cuerpo en un texto, en una obra de arte o en una nueva manera de relacionarse. Ahí es donde entra lo que llamo política de producción de pensamiento. Si tengo activos esos dos modos de percepción-cognición y el momento de desestabilización lo vivo como un gran punto de interrogación, ahí hay dos posibilidades para reconquistar el equilibrio. Si mi interrogación se abre sobre las formas de ser mujer o de vivir la vida en pareja, puedo reacomodar el equilibrio consumiendo las imágenes de belleza, éxito, de mujeres que –según mi clase, mi espacio cultural- funcionan bien. A través de ese consumo me acomodo quedándome en el mismo lugar. Volviendo al ejercicio plástico de Lygia Clark: es cuando corto la cinta de la misma manera. No es que no acciono o pienso, pero es un pensamiento que busca reacomodar la situación.
Volvamos a la otra posibilidad. ¿Qué implica quedarse en el estado de interrogación y a la vez convocar un nuevo equilibrio?
Primero no pensar que la causa está en mí, puramente interior. Por el contrario, si se desencadena el deseo es un proceso de creación de otra política del pensamiento que poco a poco va a encarnar o actualizarse en una nueva manera de ver y sentir, que ya está ahí pero aun no toma cuerpo. Cuando ese gesto se hace, produciendo una obra de arte o cambiando las relaciones de pareja, se logra producir algo que tiene gran poder de proliferación. Y esto es porque no es portador de una inspiración divina sino una respuesta posible al estado que se está produciendo en los cuerpos frente a un cierto contexto relacional. La interpretación de fuerzas es estético-clínica.
¿Ni psicológica ni cultural entonces?
Es estética como experiencia, lo cual no tiene nada que ver con la belleza ni con el arte.  Y clínica porque en ese estado hay algo que potencia tu posibilidad de pensar y crear. La sensación ya está por sí misma causando extrañamiento en lo familiar. Hacerse cargo o no de ese punto de interrogación: ahí está lo político, la política de las acciones pensantes que es el deseo y que llamo micropolítica. Puedo ser micropolíticamente activa y eso produce algo que desplaza la cartografía vigente. Una micropolítica reactiva es cuando evito a toda costa ponerme en estado de interrogante. Cuando intento rápidamente reacomodarme, eso no es neutro porque en ese gesto algo de ese mundo que se abría se ha interrumpido y eso también tiene un poder de proliferación. La tendencia es que mi ego toma la escena con sus sentimientos y me va a hacer sentir en desamparo y por eso empujar a acomodarme.
¿Qué es lo que llamás en tu último trabajo ¨inconciente colonial¨?
Es precisamente la supresión de la interpretación estético-clínica de la realidad, para quedarte sólo con la sensible-psicológica que ya está en el marco cultural existente. Se anula así la posibilidad de actuar, vivir, pensar desde el interrogante. Si yo para reacomodarme consumo ciertas imágenes de modos de vida, o la moral de la iglesia, o ideología de izquierda o de derecha, ahí poco importa porque la función es reordenar, cerrar el estado de interrogación. La brújula que me lleva a la reestabilización es moral, porque son representaciones ya hechas que tomo como verdad contra el desequilibrio que genera el deseo de otra cosa.
¿Y qué es mantenerse en la interrogación?
No apoyarse en ningún contenido. Lo que me conduce, más bien, es un interrogante: ¿cómo traer otras formas de ver y sentir a la existencia común? Ahí la brújula es la conservación de la vida y lo que ella empuja como criterio y no la conservación de un sistema moral, que puede ser católico, deleuzeano, artístico, o de cualquier otro tipo. El sentido de esa interrogación será creado, justamente porque no tiene contenido. Cuando se suprime esa interrogación, pierdes lo esencial de lo vivo que es poder situarte, definir tus acciones, en relación a lo que potencia o despotencia la vida. El capitalismo es justamente la máquina de supresión de interrogación porque se alimenta de los consumos. Y esos consumos, a su vez, se alimentan de nuestros deseos y malestares para transformarlos en angustia, inseguridad y falta; y, sobre todo, la pregunta se reenmarca en lo que sucede en el ¨yo¨. El interrogante y lo no-familiar disuelven y ponen en duda al yo, de modo que la subjetividad entendida como ego se pone insegura. La inseguridad está ligada al inconciente colonial, al modo en que funcionamos desde lo sensible-psicológico. Por eso es más fácil que en una situación de fragilidad o precariedad el yo tome la escena,  y ahí también es muy posible el desplazamiento a la ¨inseguridad¨ como violencia y miedo y la necesidad de encontrar ¨salvadores¨. Ahí la iglesia juega un papel, una iglesia que busca adaptarse a la flexibilidad capitalista.

Moñas proletarias

por Mauricio Bruno

No sabía qué significaba odiar, pero a los cinco años ya odiaba a Maradona. Recuerdo como si fuera ayer la final del Mundial de Italia 90, las lágrimas del Diego y mi alegría ante la derrota argentina.
El sentimiento me acompañó durante toda la infancia y sólo se mitigó un poco cuando, a comienzos de 1997, hubo fuertes rumores de que el Diego venía a Peñarol. Cual si fuera un adolescente en proceso de sinceramiento acerca de su sexualidad, la noticia me generó sentimientos ambiguos. Por un lado, aborrecía la posibilidad de que ese argentino falopero, fantasma y terraja viniera a romper la armonía del club de mis amores. Pero, por otro, una pasión reprimida me hacía desear verlo con la amarilla y negra.
Con el tiempo salí del clóset y admití abiertamente que amaba a Maradona. Era el mejor, el único, era todo lo que los demás no, la razón por la cual no podía empatizar con los ídolos uruguayos, los Bengoechea o los Francescoli, que en la comparación descarnada perdían sin remedio y que ya no podía dejar de ver como tristes, viejos y baratos manuales de moralidad pequeñoburguesa.
El Diego, en el acierto o en el error -la mayoría de las veces en el error-, desbordaba verdad. Podía mandarse 200.000 cagadas, como salir en un programa de televisión pasado de merca y tirarle a Pelé una de las más famosas frases homofóbicas de la historia de los medios de comunicación, o embarazar a una tana y declarar que el hijo era un bastardo y que él nunca se iba a hacer cargo, o abrazarse un día con Menem y al otro con Fidel, y 199.997 etcéteras. Pero siempre me recordaba que, bajo todas las fórmulas sociales, los rituales convencionales del correcto vivir, las costumbres santificadas por ese medidor de moralidad que es el periodismo deportivo, había algo en el ser humano, no sé bien qué, que podía ser verdadero.
Para cierto sentido común uruguayo, Maradona representaba y representa todo aquello que decimos no ser: soberbios, tramposos, conventilleros e intolerantes. Somos humildes, correctos, discretos y tolerantes. Respetamos las reglas y solucionamos nuestras diferencias por medio del diálogo y la negociación, no del insulto o la agresión, como los argentinos, como Maradona. Todo eso se podía creer -y se puede seguir creyendo, mal o bien esa imagen aún tiene muchísimos defensores- hasta que apareció Luis Suárez.
Con Suárez, por fin, podemos ponernos del otro lado. Con Suárez, la parte animal del hombre desbordando los mecanismos disciplinarios de la sociedad occidental y cristiana empieza a ser más comprensible para nosotros, tan correctos. Porque está con nosotros, podemos aprender que romper las reglas es legítimo -acaso imprescindible- cuando está en juego algo más importante que el juego mismo -eso fue la mano contra Ghana-, y no el gesto artero de un delincuente, como tantos vimos el gol con la mano del Diego contra los ingleses. Con Suárez podemos juzgar la doble moral de la máquina medios-masa, que hoy pide su cabeza por una conducta cotidianamente tolerada en el mundo del fútbol -no digo morder, que ¡oh!, eso sí es una chanchada, pero sí cualquier otra que busque hacer entrar al rival, “porque el fúbol es para los vivos”-, esa máquina que celebró la expulsión de Maradona del Mundial de Estados Unidos porque se drogaba -¡qué mal ejemplo! ¡que sirva de escarmiento!-, ésa que, como antes al Diego, hoy quiere cortarle las piernas al Luis de la gente. Esa prensa que, antes de Suárez, solíamos replicar como bobos.
Hay una imagen que siempre que la veo pienso que no es real. Un niño flaquito, pobre, de pelo largo y medio negrito dice frente a la cámara que sueña, cuando sea grande, jugar un mundial y ganarlo. Como si fuese un moderno ejemplar de los Archivos del sueño obrero, ésos de los que habla Jacques Rancière, una especie de infancia de los proletarios, el video muestra a un ser humano de carne y hueso animándose a soñar con ser otra cosa que lo que la inexorable ley de la vida, las cosas tal como son, le había destinado. A diferencia de la gran mayoría de los casi anónimos obreros franceses del siglo XIX que Rancière rescata, este cabecita negra lo logró, gracias al fútbol, y algo como el poder, el statu quo, el orden normal de las cosas, o como quieran llamarlo, nunca le perdonó a Maradona la osadía.
Quisiera decir que el enemigo de Suárez es él mismo, pero no lo creo. Su enemigo es mucho menos digno, la contienda mucho menos épica. El enemigo es la realidad, una máquina que come por inercia, un mercado que no tiene hambre pero que no puede dejar de funcionar, un sistema de medios orientado por el costo-beneficio que necesita “instalar temas” para el consumo popular.
Cuando escribo esto no sé si lo han sancionado o no. Pase lo que pase, no puedo dejar de alegrarme un poquito viendo cómo se construye un puente, aunque sea invisible, con nuestros siempre detestados hermanos argentinos. Porque con Suárez, por fin, nos podemos poner en el lugar del pobre que sueña con ser otra cosa, y no en el del mediocre que desea un fracaso para no tener que ver, en la osadía del otro, el espejo de su propia cobardía.

Nos tienen adentro

Por Agustín Valle
(http://futboldepiesacabeza.com.ar/)

1. La marea argentina

Los portoalegrinos no la pueden creer, atónitos por la invasión de “los hermanos argentinos”, Porto Alegre capital argentina de Rio grande do sul, tapa de todos los diarios y centro de los noticieros, habla generalizada y ansiedad curiosa de los transeúntes: el efluvio celeste y blanco se hizo protagonista absoluto de la ciudad que, esta semana, tiene dos feriados (el partido acá de Argentina y el de Brasil emitido desde Brasilia). Y le cambió el tono al Mundial en esta sede por unos días. El lunes que jugó Brasil –y ganó- contra Camerún, la zona nocturna destinada a la sociabilidad mundialera (porque, sí: hay una zona nocturna destinada a la sociabilidad mundialera), consistente en una calle llena de bares que se cierra a los autos, estaba repleta de jóvenes brasileños, argentinos, holandeses, australianos, de clase cómoda, medio en plan viaje de egresados madurón, escabio, banalidad y algún levante, una escena apenas menos pedorra que el festejo de San Patricio. ¿Tanta historia para una especie de clima de hostel ampliado? Al día siguiente, martes, llegó el grueso de la marea maradoniana (sus miembros acaso individuamente no lo sean, por supuesto), y la cosa empezó a cambiar: por la noche (ya víspera de Nigeria), en esa misma calle, con lluvia incesante, el tránsito automotor también estaba cortado pero por una gran banda no de buscadores de limitada conquista genital, sino de hinchas enfiestados, contentados en sí mismos. Hay también predecibles buscadores de lo obvio (las minitas, el bardo), pero quedan desplazados a la periferia de la situación; en el centro, ahora, está este montón de argentos (no albicelestes, estrictamente, ya que muchos tienen las camisetas de sus equipos de acá; afirmados portoalegrinamente en su hermandad) que festejan la presencia, que dejan anonadados a los locales con su cántico colectivo, saltando, arengando; la celebración –autosuficiencia corporal-colectiva– mandó al consumo preformateado.
Bajo la lluvia que no para caer, saltando al grito común de que Maradona es más grande que Pelé, y de que el que no salta es de Brasil, en medio de la tribu distingo un grupo de cuatro o cinco pibitos agitando chochos, que saltan, cantan y también ríen: son brasileños. No son los únicos: prestamos atención y en la masa de carnaval argentino hay, apenas disimulados, unos cuantos brasileños. Vinieron a disfrutar nuestra fiesta, se meten en el pogo que se mueve para acá, se mueve para allá, y tienen una alegría que no se puede creer. La hinchada argentina (que no es “los argentinos”: es esto que les pasa a los-estos argentinos) brinda un oásis orgánico, festivo y de alegre desborde en medio de este maquetado escenario de consumo y ánimo programado. Durante el día, charlando con pibes militantes, nos habían dicho que el piberío portoalegrino anda refugiado en unos pocos lugares de encuentro nocturno, ante el aplastante avance de la infraestructura del mundial sobre la vida común de la ciudad; y resulta que la irrupción de estos miles de argentos, que vinieron sin entradas para el estadio, que vinieron al Mundial pero no al programa de la FIFA, abre una zona temporaria de alteridad afectiva donde los habitantes locales que quedan fuera de la afectividad oficial de la Copa, encuentran lugar de jolgorio jugando a la argentinidad. Todos los argentos que nos damos cuenta -que los oímos cantar en marrado castellano- nos alegramos mucho.
1’. Un rato más tarde buscamos dónde morfar. Somos cuatro: uno, Simón, es chileno. (En realidad, de madre chilena exiliada y padre argentino y vueltos a exiliar, es plurinacional, vivió en México, Chile, Argentina, Chile, España, hasta que eligió vivir en Argentina. Más que plurinacional, apátrida, y, por elección, Bielsista. Hincha decididamente por la roja por cómo juega: bielsistamente. Es, entonces, el chileno.) Buscamos dónde morfar; llueve en la noche de la ciudad invadida, remeras blanca y celeste por todos lados, autos de chapas nacionales, carpas hechas en las veredas, comederos llenos… Encontramos uno: dos cuadras antes ya se oyen los cánticos argentinos adentro. Es un lugar enorme; la entrada está en el medio, da al medio del salón. Muertos de hambre entramos, a la cabeza Simón: tan rotundo que parece adrede, nomás entramos todo el lugar trona un “¡Che chileno che chileno, qué amargado se te ve, si te agarra un tsunami, que te ayude un inglés!”, y continuadamente –con nosotros recibiéndolo en el medio del enorme salón- “¡Chile, compadre, la concha de tu madre!”. Por supuesto, es fútbol, y Simón sabe bancársela; pero su cara me parece no es tanto de odio, ni de sorpresa, sino de inevitables ganas de llorar. No es inimaginable esta tropa argenta aplastándole la cabeza a uno que esté en el piso. Días después todos hinchando por Chile contra Brasil…
1’’. El turismo futbolero tiene mucho de congreso de pícaros de plata y la hinchada argentina tiene momentos nítidos de proto fascismo, pero esto, más que desmentir, revaloriza aún más las fuerzas de hinchismo festivo y fraternal. Porque son fuerzas que alteran a las disposiciones.
Se vieron al día siguiente de nuevo, durante la escena ampliada del partido contra Nigeria, en el llamado Fan Fest. El Fan fest es el perímetro y escenario (en la orilla del mismo lago que el estadio Beira Rio) de una suerte de festival permanente con que la FIFA consagra al Mundial como evento de entretenimiento general que tiene al fútbol como ingrediente. Pero que hoy, acá, se vio desbordado por el río más ancho del mundo, el de la patria futbolera que lo rebalsó con sus banderas, sus remeras, sus payasadas (las pelucas de brillante blanco y celeste), la emoción de su encuentro imposible, tan grande que forzó la colocación de una segunda pantalla gigante, fuera del predio propiamente dicho, para ver el partido; hay treinta mil argentinos dentro del estadio, setenta mil afuera: ¡¿qué carajo hacemos acá, mirá todos los que somos?!, dicen las caras, pero nadie lo dice, porque es un hecho, estamos acá, esto, ahora, es nuestro. Donde mirás, celeste y blanco, caras con gestualidad conocida, pibes tomando fernet, remeras de Patricio Rey, un ligue con esa pelota que tiene Messi, pasa para Di María… “Brasil, decime que se siente/ tener en casa a tu papá” es un enunciado no tanto tierno –en tanto olvida la primacía macaca en el fútbol mundial- sino pragmáticamente performativo: cantar esto acá nos hacer padres, irmaos queridos. Para ellos es una buena noticia nuestra presencia exuberante en medio de este megaevento programático: por las calles (porque la calle deja de ser lugar de tránsito y pasa a ser de habitación), de noche y de día, buscan la charla, el encuentro, preguntan cosas, de todo, no la pueden creer y quieren saber, quieren constatar que sí, que los hermanos argentinos están acá. Y sobre todo, hablan entre ellos, se avisan en las redes sociales, no sabían, se sorprenden y lo difunden, nos paran en la calle (¡nos invitan cerveza, carne asada!) para preguntar, para confirmar y aceptan sin drama, aprenden, se hinchan: Pelé debutó con un pibe.
2. Pelotas y balas 
En la escena del Fan Fest copado, mientras veíamos el partido, un argentino me vio que interactuaba con un grupo de pibes brasileños, de los que aprovechan a la banda maradoniana para experimentar esta alegría, y me dijo “ojo que esos vienen a armar quilombo”. Ciego: los pibitos (diecisiete, dieciocho años) me habían convidado puchos, me regalaron una birra, estaban viviendo un momento especial. Nuestra voluntad festiva produce hermandad aún a pesar del chauvinismo, del resentimiento, del miedo, que no dejan de estar. Ahora bien, esto no debe eclipsar que el enorme dispositivo de seguridad cala hondo en los cuerpos, y, si bien hay algunos quilombetes desmadrados, en general todo mundo, nosotros también, nos sentimos seguros, seguros “de lo que somos” (un efecto identitario innegable y que solo puede durar un rato; identidad de utilidad situacional, apego provisorio), pero también “tranquilos” de que puede abordarte cualquiera y no hay temor alguno; en parte, claro, por la fuerza que implica estar en posición activa, pero también porque sabés que hay una terrible fuerza dura puesta en abortar cualquier bardo dañino apenas empiece: pensemos lo que pensemos del control securitista, incluso aunque le temamos, en principio lo entendemos físicamente, y si no aceptamos esto, no podemos leer nada y la violencia del despliegue represivo se vuelve incomprensible.
Es muy visible la tutela policial de la fiesta programada. Pero la contradicción estética (pelota-balas) parece no arruinar la fiesta de los que la consumen. Luces de espectáculo, calles amplias para la muchedumbre, carteles de algarabía mundialera por doquier, el estadio como enorme cúspide arquitectónica de la condensación de libido colectiva, de la modernidad andante impulsada por el juego, las nacionalidades conviviendo (mucha promoción de la igualdad entre parcialidades nacionales, el mundial como lavado encuentro fraterno multicolor), todo abrochado por milicos armadísimos de estirpes varias, policía militar, policía federal, policía especial, drogocops con el cuerpo más o menos oculto tras los armazones de matar. Pero de alguna manera un consenso logra que las visibles balas no desmientan esta candidez sórdida, esta mueca del placer. Vamos a una manifestación rebelde, pequeñísima; la sostenida y dura represión que sufren las movilizaciones desde el año pasado (no solo en las marchas, sino recrudeciendo en las favelas, y con invasiones policiales en las casas de los militantes), aumentada en la inminencia de la Copa, amedrentó, y por eso hay mucha menos gente en las movilizaciones. Pero también es evidente que el torneo atrae libido general, que es hasta impostado pelear contra la Copa durante la Copa, que no se puede afirmar la intolerancia de un dolor oponiéndose a un placer. Las “protestas” funcionaron con la copa como objetivo mientras estaba siendo preparada, pero una vez en ruedo la pelota, patinan, rebotan, el campo de juego es indemne; las exigencias se reacomodan bajo la premisa de que el problema no es la Copa, sino el capitalismo actual, y aprovechan incluso la Copa como instancia de visibilización de discusiones y vejámenes: en Porto Alegre, el Bloque de Luchas, que articula diversos colectivos políticos, emplea una táctica conversacional, la manifestación a la que vamos se dispersa activamente, en parejas, para interpelar a los transeúntes y hablar. Parece abierto el panorama, con un ánimo general hacia la Copa que, nos cuentan, es mucho menos intenso que en mundiales anteriores (94 por ejemplo), en buena medida porque las críticas al modelo FIFA de desarrollo se incorporaron como sentido común. Si con la Copa la dirigencia brasileña quería instalar al país como potencia, lo que se instaló con las movilizaciones (desde el estallido de junio 2013 hasta su sostén restringido actual) son los dolores que vive buena parte de su población, y la escisión entre los granes tratos del estado mercantil y la vida como experiencia popular. Los planes de asistencia social y la inclusión de millones de pobres en niveles más potentados del mercado de consumo y trabajo oscilan, en la percepción de la gente con la que charlamos, entre ser el corazón de la política del PT, y ser un ingrediente que ayuda a sostener un modelo de capitalismo donde los sectores de riqueza concentrada se bancan cierto desprestigio retórico mientras son los más beneficiados económicamente (los bancos, los terratenientes, las constructoras).
3. Suárez y el Imperio Pantallista
Luis Suárez, heredero de la larga tradición de sesuda antropofagia charrúa; Chiellini la sacó más barata que Solís, pero al marino aunque sea tuvieron la deferencia de matarlo antes de hincarle el diente. Suárez, desde aquella mano en 2010 contra Ghana, prócer; primero Suárez, después Artigas. Igualmente, la devoción argentina por la celeste es muy sintomática: ponderamos las virtudes con las que no toleraríamos contentarnos nosotros (pegar, ser ascéticos, pobres pero serenos, etc). A Inglaterra y a Italia, Uruguay, es cierto, les ganó con el alma. Potencias económicas, potencias militares, el paisito se plantó como potencia anímica. Pero Colombia aguantó las patadas, los pisotones, el resentimiento violento oculto tras la modestia nacional, y les ganó con puro fútbol, con fantasía y magia futbolera; su propuesta no sólo excede la fortaleza física y el cálculo táctico, sino que hasta la sutileza técnica es poco para referirse al fútbol que apuesta decididamente al talento, a la inventiva de cuerpos educados en bailar. Pero volvamos a Suárez, el gran escándalo. Suárez, parece, le pasa algo, no puede aguantarse, le cabe morder, le tira el diente, el cuerpo del otro como instancia de bocado… No es ni venganza, como el sublime cabezazo de Zidane, ni provocación (como aquel dedo en el orto a Román), es incontención: y, en efecto, eso es festejable, acaso no tanto él como atrevido, como el juego en su capacidad de producir desmesura, la pelota llevando los cuerpos a sus extremos. Ahora bien, la mordida pasó a un segundo plano, y más información hay en la sanción. Crueldad de separarlo de los compañeros; la FIFA criminalizó, embargó, y psiquiatrizó. Cuerpo, billete, cerebro… Pero, ¿por qué tamaña sanción? ¿Cuál es la ofensa, dónde está la proporción? No en el hombro de Chiellini, que sigue cumpliendo su función y a esta altura no debe ni dolerle (nada comparado con quedar afuera en primera ronda…). La dinámica estrictamente “deportiva” del juego daña mucho más los cuerpos que esa mordida (por las patadas, pero también por la autoexplotación rendimientista; Medel contra Brasil, por caso). No: lo que la FIFA sanciona es que alguien actúe desoyendo la visibilidad permanente en la que ella manda. Suárez sustrajo su cuerpo (y el de Chiellini) del imperio pantallista: eso pagó tan caro.
4. Destribunización
Antaño para hacer un Mundial había que aumentar la capacidad de los estadios, construirles tribunas nuevas, producir espacio; ahora, para estar a la altura de hacer un mundial, Brasil tuvo que achicar sus estadios para que sean mundialistas. Lo que anticipó Bilardo –hay que aceptarlo- hace vaya saber cuántos años, “vamos hacia estadios de treinta o cuarenta mil personas y todo centralizado en la transmisión televisiva”, es una de las grandes consagraciones de este Mundial. Una destribunización del fútbol. Hoy –Argentina vs Nigeria- se vio desbordada, esa destribunización, y el “Fan Fest”, kermese de divertimento programado, fue una gigantesca tribuna (rebalsado, con una enorme ranchada afuera que forzó pantalla adicional). A la pantalla los argentinos le gritan, la putean, la alientan, la aplauden, todo como si estuvieran en la cancha, y se abrazan entre sí, y comentan jugadas entre desconocidos… La pantalla es un puro medio; se la niega: la usamos para estar en la cancha. Y en reverso, en la cancha la pantalla tiene un lugar supremo: muestra el partido, pero cada vez que muestra hinchas, los mostrados se ven y festejan a lo más. Acá dice el compa Leandro Barttolotta: ¿hay ser humano más abyecto que el que festeja cuando lo enfoca la cámara mientras se está quedando fuera del mundial? Esos hinchas cumplen su rol, se ponen a la altura de la representación. Festejan, saludan, felices, agradecidos. Antes (y antes es una dimensión del presente, minoritaria) la cancha era el lugar de realidad suprema, y la tele una representación subsidiaria; ahora (la faz dominante del ahora), ir a la cancha permite acceder a la superficie de realidad suprema que es la pantalla. En la transmisión de los partidos –esto también se viene comentando bastante-, presentan las formaciones de los equipos mostrando cada jugador haciendo el mismo gesto: parados de perfil giran para mirar a la cámara cruzando los brazos: es como la play station, o es la play station en su cúspide. Las cámaras hiper lentas, maravillosa tecnología de visibilidad, también emulan el control total sobre el acontecimiento imaginalizado (hecho imagen, Pablo Hupert dixit) que es concebible desde la consola de juegos, desde la realidad virtual. La carne sirve para su representación. Por eso los seudo hinchas festejan, porque cristalizar su participación en el simulacro, que es su verdadero acontecimiento (superando a Debord, lo falso es un momento de lo verdadero); ser apantallados es el mayor rendimiento que puede darles la cancha. Simuladores, viven de nosotros, de nuestra pasión; son hinchas anodinos, sin dolor.
4’. Arbitros conitos. El imperio pantallista tiene otro efecto: los árbitros, en este mundial, obstaculizan con su cuerpo las jugadas, como nunca. Es muy notable, quedan en la línea de pase, les pega la bocha, obstruyen la visión de los jugadores, en casi todos los partidos. En el régimen de visibilidad total, su labor queda expuestísima, entonces los tipos quieren estar al lado de la pelota, en el núcleo de la jugada. Hace poco un amigo viajó en bondi de larga distancia con una terna arbitral, y le sorprendió que hablaban de que iban “a jugar”: es que el referí es parte del juego (aquel, acaso, que ama tanto pero tanto la pelota que se banca no tocarla y que lo insulte la masa con tal de estar ahí cerca), y ahora les ponen máquinas para que hagan parte de su tarea -otra consagración de este mundial-, máquinas que pasan a ser su parámetro de medida, máquinas que los empujan a estar tan cerca de la pelota que interrumpen el juego.
5. Congreso de hichas 
Nunca hubo una localía argentina como esta. “Argentina juega de local en el Bela Río”, dice la tele gaúcha, y es aún más fuerte que eso: acá, en Porto Alegre, se arma un suelo argentino futbolero que no existe nunca en otro lado. El fútbol argentino rivaliza las regiones; incluso cuando juega en Buenos Aires la selección, si aburre, hay cánticos entre bosteros y gayinas. Pero cuando “une”, cuando estamos todos contentos con la selección, es cada uno en su lugar, y ver a los compatriotas por tele. Acá en Porto Alegre llegaron autos, combis, motos, aviones llenos, camionetas, bondis repletos, grupos de amigos, pibes y ex pibes futboleros, de Santa Fé, de Córdoba, de Mendoza, de Jujuy, de Quilmes, Paternal, Lanús, Mar del Plata, Río Cuarto, Formosa, Rosario, de La Pampa… Las camisetas de los clubes, que hay muchas, funcionan para eso: no tanto para distinguirse opositivamente dentro de los argentinos, como para nutrir a la marea albiceleste de anclajes situados. Unión, Instituto, Gimnasia de La Plata y de Jujuy, Defensa y Justicia, Central, Aldosivi, etcétera. El fútbol argentino es esto: multitudes de tribus que se autoorganizan y salen y vienen y van, que arman su campamento con ferné, morfi, carpas que se ponen en los parques, en los estacionamientos, bajo la lluvia… Esto es el fútbol argentino, esta es la energía que lo hace existir. Y este es el sustrato que insufla las canchas brasileñas con un soplo monumental y empuja, empuja a ese equipo de argentinos jugadores –pibes que tan pronto se fueron a tierras más ricas- a jugar mejor. Los jugadores son millonarios, pero son solo eso, son pibes millonarios, y el ambiente aquí enfatiza su pibismo, y los argentiniza, entonces los vemos protagonizando mesas de asado compartido y cantos de hinchada (de hinchas) que los enfervorizan: ídolos del neocapitalismo, tomados por fuerzas plebeyas.
6. Táctica y actitud; el efecto de la hinchada.
En el primer partido, con Bosnia, Sabella puso cinco defensores con la idea de que los laterales ataquen. Subían cada vez que teníamos la pelota, entonces Mascherano, siempre pensando más en nuestro arco que en el contrario (aunque hoy contra Nigeria le puso gran pase a Di María para el primer gol), se metía atrás entre los centrales, de manera que quedábamos sin referencia clara de salida por el medio del campo, y Maxi y Di María quedaban amontonados con Zabaleta y Rojo, Messi tenía que abajar hasta el círculo a buscarla… Sabella apostó por el desborde y no por la creación.
Mejoramos apenas con Irán, con Gago hay más salida y con Higuaín, si Messi baja tiene más terreno por la opción de pase a los dos puntas. Y mejoramos más hoy con Nigeria: con Irán Mascherano y Gago se quedaban como “últimos hombres del ataque”, sin avanzar ellos como opción de receptores, lo que tornaba al equipo predecible y estático, mientras hoy Gago se movió un poco más yendo a buscar devoluciones, y, sobre todo, Di María anduvo bien suelto para no solo ir al fondo contra la banda izquierda sino encarar la cancha de frente por el medio con la pelota al pie; incluso hizo fantasías con Lavezzi por derecha. Se supone que el equipo que no tiene la pelota se cansa más; pero como plantea el partido el equipo de Lionel, los delanteros nuestros, así como los “mediocampistas” (que en realidad no tenemos, porque Mascherano y Gago son contenedores, y Di María es un atacante jugando veinte metros atrás), tienen que moverse permanentemente para dar opción de pase y movilizar la estructura defensiva del rival, llena de hombres, para que muestre grietas por donde colarse. Agüero no lo viene entendiendo (tuvo dos jugadas buenaws, a lo más, en tres partidos), lo que es raro; Higuaín hoy jugó para el equipo. Como sea, a lo que voy es a que el cambio del planteo táctico, de Bosnia a Irán, modificó menos la creación de volumen de juego que el cambio actitudinal visto hoy ante Nigeria, el cambio modal: moverse, buscar, agitar para provocar posibles donde no los hay. Pasar la pelota pero no solo entre las posiciones programadas por la táctica; ya con Bielsa nos fracasó la ofensiva programática (de cuyo fracaso aprendió Pekerman). Pasar la pelota para tantear la defensa rival, sus líneas de ensamble, para que insinúe sus inconsistencias, lugares desde donde pegarle, puntos donde meter un sombrero o un pase en cortada, un pique corto… Todo esto no depende de dónde están parados los jugadores en el planteo, sino de cómo están donde están. Del ánimo. Confianza en la creación inmanente y atrevida por sobre la planificación calculada. Y esto solo se explica por el aliento que baja de las tribunas, esas tribunas que, a diferencia de lo que pensábamos hasta no muchos día atrás, no se limitan a gerentes, barrabravas y algún sacrificado que tuvo suerte en el sorteo (el sorteo, esa radical rotura del código futbolero de acceso al estadio operada por la FIFA), tribunas esas que no son solo las tribunas, sino el aliento traficado de manera complejísima por los cuerpos en complicidad, que envuelve la situación: estos pibes, nuestros jugadores, representantes de la patria futbolera, no lo viven en Europa; el Mundial les da eso, y nos los da a ellos hinchados.

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