Anarquía Coronada

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Macri, Panama Papers y ¿narcoparamilitarismo? // Tomás Aslaterra


La reciente investigación del periodista Daniel Coronell desnuda las vinculaciones financieras entre el gobierno de Mauricio Macri y empresas de seguridad privada ligadas al ex-presidente colombiano Álvaro Uribe Velez acusado de vínculos con el narcotráfico, el paramilitarismo y de uno de los mayores genocidios de la historia reciente en América Latina.
Podría haber sido una nota de color. Sin embargo sus implicancias son de terror. En su investigación “Lagunas de Panamá”, publicada recientemente en la revista Semana de Colombia, el periodista Daniel Coronell documenta las relaciones entre la empresa Ángel Total Solutions SAS, que integra la lista de los Papeles de Panamá, y la estrategia narcoparamilitar de represión y apropiación de recursos que el dizque “sistema capitalista” exporta a través de su mejor gestor y ejemplo, el ex-presidente colombiano Álvaro Uribe Velez, y que tiene en Mauricio Macri uno de sus más fervientes admiradores.

Ángel Total Solutions SAS pertenece a Laddern Group S.A, sociedad panameña que de acuerdo con archivos de ese país también ha tenido dirección en las Islas Vírgenes Británicas. Fue fundada en mayo de 2012 por una firma de abogados de Medellín con el nombre “Andalucía de Colombia SAS” y su propósito era dedicarse a los negocios de finca raíz. Sin embargo, de acuerdo con el registro mercantil vigente, su gerente y representante legal, Federico Gutiérrez Zuluaga, utilizó la firma para venderle a la ciudad de Buenos Aires, entonces gobernada por Mauricio Macri, asesoramiento en seguridad. En ese entonces, 2013, el legislador porteño Alejandro Bodart denunció que el entonces ministro de Justicia y Seguridad de Buenos Aires, Guillermo Montenegro, viajó a Medellín y se reunió con Gutiérrez Zuluaga en la casa de Uribe para cerrar el contrato con Ángel Total Solutions SAS para un primer curso con la Policía Metropolitana, dos días antes de la represión en el Borda. Si bien Gutiérrez, actual alcalde de Medellín, negó a Coronell dicha reunión, el periodista muestra en su nota fotos de la misma.
Además de Messi, el ex- presidente de Islandia y el actual presidente de Argentina, hay 850 colombianos involucrados en la investigación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) bautizada como los Papeles de Panamá. Entre ellos, los jefes negociadores del gobierno con las FARC y el ELN, Humberto de la Calle y Frank Pearl. De la Calle es un destacado abogado colombiano que ha sido vicepresidente, ministro, magistrado de la Corte Suprema, constituyente y embajador de Colombia. También figura Alberto Carrasquilla, ex gerente técnico del Banco de la República y economista del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que además fue ministro de Hacienda entre 2003 y 2007, durante el mandato de Uribe (2002-2010). Y Augusto Acosta, superintendente financiero entre 2006 y 2007.

El caso de Gutierrez Zuluaga y Ángel Total Solutions podría ser simplemente uno de los tantos mencionado en los Papeles de Panamá, si no reflejara de manera tan clara la vinculación entre sistema financiero, lavado de dinero, narcotráfico y empresas de seguridad privada al servicio de gobiernos y empresas multinacionales que conjugan el extractivismo con la criminalización, judicialización y asesinato sistemático de personas y comunidades opositoras a este sistema económico global, cuyo intrincado mapa de redes es tan denso como la trama inversa, la de los pueblos, movimientos sociales y resistencias o alternativas a dicho sistema.

Dice el colectivo de comunicación popular Pueblos en Camino: “Nada de esto se sabe y todo esto se niega. Excepto que en las Laguna de Panamá Coronell descubre la empresita y la inversión en los ‘Papeles de Panamá’. Lo que ya sabemos empieza a documentarse: el negocio de terror contrainsurgente del sistema, las mafias que lo controlan y lucran de él al más alto nivel (lo llaman seguridad y es uno de los negocios más lucrativos y tenebrosos del planeta). Existe, tiene coordinadores y coordinaciones mafiosas poderosas que ejercen los cargos políticos más altos en diversos países y que brindan seguridad al mayor sistema de explotación, despojo y acumulación concentrada de ganancias de la historia. Ya lo habíamos esbozado, lo venimos preguntando, la gente lo viene sufriendo en mecanismos de terror cotidianos que penetran todos los ámbitos, en golpes blandos y guerras contra los pueblos, en neo-fascismos omnipresentes, para el despojo, la muerte, la acumulación y superación de la crisis del capital desde la Patagonia Mapuche hasta el ártico pasando por masacres, feminicidios, asesinatos, control de territorios y recursos, guerras permanentes (como las del Medio Oriente) y políticas compartidas para el despojo corporativo/especulativo. Si le siguiéramos la pista a lo que acá destapa Coronellen todas partes, llegaríamos al centro de éste aparato inteligente y coordinado y coordinaríamos mejor y en todas partes la resistencia. ¿Dónde Estamos?”

Gutiérrez es alcalde de Medellín, Montenegro embajador en Uruguay, Macri presidente y Uribe, elegido el colombiano del siglo por los espectadores del History Channel, es uno de los principales asesores y conferencistas en “seguridad democrática” a nivel latinoamericano, a pesar de sus probadas vinculaciones con el cartel de Pablo Escobar y el paramilitarismo (incluso su hermano  Santiago fue jefe de un grupo paramilitar). También hay numerosos pruebas sobre su responsabilidad en una de las mayores escaladas de represión en Colombia y América Latina en este siglo, que entre otras frías y cuestionables estadísticas implicó 5 milones de desplazados, miles de presos y muertos políticos, cientos de intelectuales y militantes exiliados y jóvenes de barrios de bajos recursos asesinados para ser presentados como supuestos guerrilleros (como demuestran y visibilizan las Madres de Soacha). Eso sin contar otros miles de jóvenes de bajos recursos empleados como paramilitares para realizar horrorosas masacres sobre pueblos originarios cuyo único crimen fue nacer en territorios codiciados por sus recursos naturales por las grandes empresas que nos venden este consumo moderno, sangrante presente globalizado.

El mismo hombre, la misma mafia, al que Mauricio Macri, además de contratos de consultoría en “seguridad”, otorgó las llaves de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en diciembre de 2010. “Es una esperanza para todos los latinoamericanos”, dijo el jefe de gobierno porteño en la ceremonia en que nombró a Uribe “Huésped de Honor”.

En medio de su supuesta cruzada contra el “narcotráfico” y la “inseguridad”, el gobierno de Cambiemos nombró como directora de la Subsecretaría de Gestión de la Información Criminal a Alejandra Monteoliva, ex ministra de Seguridad de Córdoba, egresada de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Católica de la misma ciudad. Magister en Planificación y Administración del Desarrollo Regional del Centro Interdisciplinario de Estudios Regionales (CIDER) de la Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia y ex directora de la carrera de Ciencia Política, la Especialización en Gobierno y Gestión Pública y el Centro de Estudios en Gobernabilidad Local de la Pontificia Universidad Javeriana (también Colombia). Durante su estadía en el país de la cumbia y la arepa, Monteoliva trabajó en los equipos de seguridad creados por Uribe para la reurbanización de Medellín, las llamadas Cooperativas Convivir que, luego se comprobó, se usaron para financiar grupos narcoparamilitares. Grupos que en complicidad con el ejército sembraron el terror en todo el norte de la región (Urabá) para imponer proyectos extractivos como la producción de palma africana para biodiesel y la explotación de antiguas plantaciones bananeras, amenazadas por la guerrilla, los sindicatos y los movimientos sociales. La gran mayoría de los ex-jefes paramilitares extraditados a Estados Unidos para ser juzgados, no por criminales o terroristas sino por “narcos”, eran antiguos vecinos y amigos de “Alvarito”, a quien Pablo Escobar puso en su momento (1980) como Director de la empresa de Aeronáutica Civil de Medellín, desde donde se encargó de legalizar la estructura de exportación aérea de la cocaína del cartel de Medellín hacia el principal país consumidor de ese producto: Estados Unidos. Todo bajo la atenta mirada de la DEA, que en 1991 ubicaba a Uribe en el puesto número 82 de la lista de narcotraficantes más buscados del mundo. Hay un largo prontuario de investigaciones sobre el apoyo de la DEA y el gobierno de Estados Unidos al ascenso de Uribe de “narco” a “presidente” y ahora a “asesor latinoamericano en seguridad democrática”. Una densa trama de color. Negro.

Ni “primitivos” ni “carentes de apertura mental” // Colectivo Simbiosis Cultural

“(…) las pautas culturales de los pueblos del altiplano (…)”
Dr. Norberto Oyarbide, Juez, 2008
“(…) es costumbre entre los bolivianos (…)”
Dra. Norma Bouyssou, Defensora Pública, 2016
A más de 10 años del incendio del taller de costura de la calle Luis Viale que costara la vida a Juana Vilca, Harry Rodríguez, Luis Quispe, Rodrigo Quispe Carabajal, Elias Carabajal Quispe y Wilfredo Quispe Mendoza, reiteramos enérgicamente nuestro pedido de justicia y denunciamos el uso de categorías discriminatorias hacia personas de origen boliviano por parte de la defensa, que pretende justificar la reducción a la servidumbre apelando a calificaciones que humillan y violentan a todos los involucrados. Consideramos que los argumentos de la defensa revisten una gravedad inaceptable, toda vez que fueron esgrimidos por una funcionaria pública, una “doctora” que forma futuros abogados en la Universidad de Buenos Aires e incluso afirma tener “conocimiento de causa” por “haber dado cursos de garantías a jueces de Bolivia”. La persona en cuestión apeló a argumentos que no solo laceran a su propio defendido, sino que los hacen manifiestamente extensivos al conjunto de la “cultura” de los bolivianos.
En palabras de la Defensora, los bolivianos “están acostumbrados, son sumisos, viven con hábitos y costumbres”. Según esta lógica, tendríamos que entender que en Argentina hay ciudadanos que no deberían reclamar por sus derechos, ya que están presos de sus “parámetros culturales”. Durante el juicio, las únicas personas que intentaron reclamar por las condiciones de trabajo, animándose a denunciarlas, fueron acusadas por falso testimonio. La defensa llegó al extremo de afirmar que “en el contexto en el que se mueve (uno de los acusados), su mente es bastante primitiva”, enfatizando en la “poca apertura mental” y en su “sociabilidad diferenciada”, con lo cual se pretende juzgar de manera diferente dado que “lo que para nosotros es reducción a la servidumbre, para Sillerico es ayudar a un paisano”. De hecho, no es la primera vez que se utilizan las llamadas “pautas culturales” para justificar contextos de explotación en la industria textil. Los argumentos propuestos por la defensora fueron refutados hace ya más de 8 años en el contexto de otro juicio de características idénticas, donde el Dr. Gabriel Juricich pretendió justificar el accionar de sus defendidos de un modo análogo, dando pie al tristemente célebre fallo del Juez Norberto Oyarbide, en el que se sobreseyó a los directivos de la firma Gilmer S.A., comercializadora de la marca de moda SoHo, bajo el pretexto de que no había explotación sino “pautas culturales”. Detrás de la idea de “ellos son así: son re laburadores” se oculta una estrategia ignominiosa y se corre el eje en el cual se juzgan delitos penales.
Esa anulación como persona, la infantilización, el pensarnos inferiores, forman parte del mismo tipo de pensamiento, el paternalista, del quien se define como el salvador, quien tiene que liberar de esas condiciones o quien tiene que juzgar de manera diferenciada. De cualquiera de las dos formas de expresarlo, se lo hace desde la misma postura, desde el mismo pensamiento.

No vamos a caer en el juego culturalista propuesto por la Dra. Bouyssou. No vamos a cambiar el eje del juicio. No vamos a olvidar quiénes son los verdaderos responsables de esta y todas las tragedias que apelan a atenuantes “culturales”. 64 personas trabajaban en condiciones irregulares para el rédito económico de los dueños de las máquinas, el inmueble y las marcas. Son Fischberg y Geiler. Los actuales imputados tienen la responsabilidad que les corresponde, pero la cadena no comienza allí. Las condiciones de trabajo eran comprendidas perfectamente por los capataces y eran definidas por los dueños, quienes son solidariamente responsables por las condiciones en las que trabajaban sus empleados, tercerizados a 150 metros de la fábrica.

#Niunamenos: Señorita Extraviada

No existe un mejor lugar para matar a una mujer que en Ciudad Juárez, México. En los últimos diez años, cientos de mujeres han desaparecido o han sido encontradas asesinadas en esta ciudad fronteriza. La mayoría de ellas fueron empleadas de maquiladoras o en plantas de ensamblaje de la zona. Solo algunos casos se han solucionado.

La cifra de mujeres asesinadas, de 1993 a la fecha, rebasa ya las trescientas, y el total de desaparecidas se eleva a quinientas. Detrás de estos crímenes se acumulan miles de casos de hostigamiento sexual, doméstico y laboral, no denunciados, de violencia intrafamiliar no atendida, y sobre todo de una misoginia institucional que magnificada por la prensa local sirve como estímulo a los perpetradores de lo que hoy se conoce ya como un feminicidio. Esta situación criminal se relaciona con la violencia del narcotráfico, el desempleo, y la miseria fronteriza en tiempos de globalización forzada, originando el derrumbe de oportunidades y la contratación de mano de obra femenina (pésimamente remunerada), que desplaza a buena parte de la fuerza laboral masculina.
Lourdes Portillo reúne los testimonios de la frustración y del rencor social, el encono misógino, y el desdeñoso retrato moral de las víctimas (para las autoridades, simples provocadoras ­:»ellas se lo buscaron»). A todo esto opone el perfil de las jóvenes, apenas adolescentes, obligadas a trabajar en turnos de madrugada, expuestas al riesgo urbano de calles mal alumbradas, temerosas siempre, canjeando diariamente seguridad física por supervivencia económica. ¿Qué hacían las «muertas de Juárez» en la calle?, pregunta la prensa local. «No iban precisamente a misa», le responde con sarcasmo un gobernador panista. Vista así, entre la difamación y la caricatura, todo autoriza el ajusticiamiento que es, al mismo tiempo, un mensaje social en tiempos de cambio; el desdén hacia la mala pécora como parte de un programa de saneamiento civil, que incluye a homosexuales y travestis. «Todas son putas», explican las autoridades en Señorita extraviada, o mulas tercas que aún no entienden que la gente decente se pasea de día, y la indecente se expone a todo por andar de noche.
Lourdes Portillo es directa, lacónica, profesional en todo momento; no precisa insistir en lo que está a la vista: la corrupción a todos los niveles, la venalidad de los medios, y el machismo fanfarrón que se ampara en el buen juicio de las autoridades, terrenales o divinas. La realizadora muestra que estos crímenes, sistemáticos, parecidos entre sí, con evidencias de tortura casi todos, no son asunto de nota roja, como se argumenta a la ligera, sino llanamente ejecuciones realizadas con alevosía y saña, producto en cada caso del odio a las mujeres, a las que,se tilda de prostitutas «para así descalificarlas, disminuir el horror de su desaparición y nulificar las averiguaciones». Lo más escandaloso es la pasividad de las autoridades, a nivel local y federal, ante estos actos irracionales, y el torrente retórico que disimula mal esa apatía.
Lourdes Portillo nació en Chihuahua y conoce de cerca la situación fronteriza y los saldos de la violencia misógina; estudió y vive en Estados Unidos, donde su labor como documentalista le valió una nominación al Oscar en 1986. (losotrosdocumentales.blogspot.com). Año: 2001.

#Niunamenos: «Violencia contra las mujeres. Nuevas guerras y frente colonial» // Rita Segato

 Audio de la presentación de libro «La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juarez», de Rita Segato, que tuvo lugar en Madrid, el jueves, 2. Junio 2016 y organizó Traficante de Sueños.

A partir del análisis del feminicidio de Ciudad Juárez, Segato propone pensar la violencia contra las mujeres como un sistema de comunicación que muestra la fuerza y la impunidad de aquellos que desde el Estado y lo paraestatal reinan en la frontera.
Si el acto violento es entendido como mensaje y los crímenes se perciben orquestados en claro estilo responsorial, nos encontramos con una escena donde los actos de violencia se comportan como una lengua capaz de funcionar eficazmente para los entendidos, los avisados, los que hablan, aun cuando no participen directamente en la acción enunciativa. Es por eso que, cuando un sistema de comunicación con un alfabeto violento se instala, es muy difícil desinstalarlo, eliminarlo.
La violencia constituida y cristalizada en forma de sistema de comunicación se transforma en un lenguaje estable y pasa a comportarse con el casi-automatismo de cualquier idioma.

Ni una menos – Vivas nos queremos (Texto + Fotos)


Texto: Vero Gago
Fotos: M.A.F.I.A
Ayer vivimos una sorpresa y una constatación: volver a tomar las calles, un año después. 3 de Junio (3J) instalado como cita multitudinaria, en su repetición y diferencia. Esta vez aun más gente movilizada, poniendo en marcha ese trayecto de Congreso a Plaza de Mayo, inundando la avenida. Lxs familiares de las víctimas de la violencia patriarcal encabezaron la manifestación, cargando carteles, cantando y llevando fotos y banderas, haciendo presentes, una y mil veces, cada nombre. Con denuncias concretas: a la policía, a la justicia, a la indiferencia. Poniendo otro lenguaje a lo que la TV sólo narra como crimen, venganza pasional o bajo la luz de detalles morbosos. La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito tiñó de color verde la atmósfera, no sólo entre sus militantes, sino en la garganta de muchxs que se quieren colgar ese pañuelo, contraseña y distintivo, para gritar más fuerte. Cientos y cientos de grupos, de jóvenes de escuelas, de comedores barriales, de agrupaciones de teatro, de ex mujeres presas, de trabajadoras, de madres, de estudiantes y de amigas sueltas. “Ni una menos” se desliza a “vivas nos queremos”. A veces con llantos, a veces con risas, casi siempre con dolores añejos y nuevos. Son dos consignas que se enlazan a otras canciones: las que vienen de los escraches a genocidas hasta las marchas contra los femicidios en México, pasando por la complicidad de la iglesia con la dictadura. Sabemos, por el mapa que circuló en redes, que esa movilización –en esos mismos momentos– se replicaba en muchos puntos del país. 
¿Qué queda de esa consigna ancha y envolvente hasta la cita del año que viene? Queda una manera de nombrar la violencia que exige auto-organización y auto- defensa. Queda una experiencia de composición callejera que se aloja en el cuerpo de cada una. Queda un desafío político.


Quilombo contra el golpe


En el instante exacto en que escribimos esta carta abierta, un golpe de estado ocurre en Brasil. Orquestado por poderosos sectores económicos vinculados a las oligarquías brasileñas, ejecutado por miembros de la corporación judicial, de los medios concentrados y de una clase política notoriamente involucrada en continuos escándalos de corrupción, el golpe avanza destituyendo todo lo que signifique vivir en el marco de libertades democráticas y conquistas sociales. Un gobierno ilegítimo impuesto interinamente a través de un proceso inconstitucional y lleno de maniobras jurídicas y parlamentares que ha confiscado cerca de 54 millones de votos otorgados a la Presidenta Dilma Roussef. Este mismo gobierno pone a Brasil en un estado de caos y de convulsión social al suspender los derechos de los trabajadores y eliminar programas sociales en áreas esenciales de educación, salud, ciudad, derechos humanos, cultura, diversidad y medio ambiente, entre otros.

Afirmamos que el golpe es machista porque se ejecuta contra la primera mujer elegida como presidenta en Brasil, es también racista porque se dirige contra la población negra y los pobres, estos hechos se confirman con el nombramiento de un gabinete en donde no hay una sola mujer ni un sólo afrodescendiente. Por último, afirmamos que el golpe es declaradamente homofóbico al hacer pacto con los sectores más reaccionarios de la sociedad brasileña que fomentan el odio contra la comunidad LGBTIQ.

El golpe ta,bién es clasista, pues se produce en contra de una tradición que ha hecho de la lucha de los trabajadores una bandera.

Aunque el golpe de estado en Brasil tuvo una amplia cobertura internacional – destacado en los principales diarios de Argentina, Uruguay, Chile, Venezuela, Colombia, Bolivia, Francia, Alemania, España, Portugal, Holanda, Inglaterra, Polonia, Russia y los más poderosos grupos de medios en los EEUU, dentro de Brasil, la gran prensa es representada por un monopolio formado por seis familias que controlan el  85% del sistema de concesiones y licencias públicas de medios, que ignora los reclamos del exterior y conspira abiertamente contra la democracia insuflando el odio entre los brasileños.

Hace pocos días en Brasil celebramos otro aniversario de la Abolición de la Esclavitud (13 de mayo de 1888) y tomamos las calles para una jornada de protestas contra el golpe y contra las violaciones al estado de derecho y a la libre expresión. En las manifestaciones que ya están ocurriendo rescatamos para nuestras luchas las figuras históricas de ZUMBI DE PALMARES y GANGA ZUMBA, líderes quilombolas que nos han enseñado la lucha por los derechos de los pueblos afrodesciendentes en Brasil y en toda la America de la diáspora, asi como la fraternidad y el respeto por nuestras raíces y culturas ancestrales.

Como los Quilombos en el pasado, refugio de esclavos que combatían los poderes de la Casa Grande y del señor colonial, nos ponemos en estado permanente de resistencia y de lucha para exigir el restablecimiento del gobierno legítimo y del estado de derecho en Brasil.
QUILOMBO CONTRA EL GOLPE
Miércoles 8 de junio a las 17 hs.
Plaza Cataluña, Cerrito y Arroyo, CABA

CONVOCAN:

– Frente Argentino por la Democracia en Brasil

– Esfera Común

– Zonas de Contato

– Baca Balé Afro e Contemporáneo

– Asamblea de Mexicanos en Argentina

– Agrupación Afro Xango

– Colectivo de Comunicación Popular Abriendo Caminos/La ComunitariaTV

– Frente Migrante (colectivo de rap boliviano)

– Forjando Utopìas (agrupaciòn Comuna 15)

– G.R.A.S.A. – Grupo de Resistencia Artística Síndico Autogestivo

– LAC – Laboratorio Audiovisual Comunitario

– Simbiosis Cultural


– La Periférica Distribuidora

Entrevista con Jacques Rancière: potencias y problemas de una política del 99% // Amador Fernández-Savater

Con una nueva introducción para su edición en Francia (en el marco de la Nuit Debout), volvemos a publicar esta entrevista al filósofo francés Jacques Rancière sobre las potencias y los problemas del nuevo paradigma de política ciudadana y no partidista que emergió a partir del 15-M en España.
A 5 años vista, ¿cómo entender el 15M, el movimiento que en Francia se conoce como “los indignados”? Cada cual toma su decisión al respecto. Hay quien lo ve como un fogonazo en la noche, hermoso pero sin porvenir. Otros lo conciben como una mera antesala que hizo posible la aparición de “la política de verdad”: Podemos, etc. En cambio, algunos lo asumimos más bien como un nuevo comienzo, un nuevo punto de partida. Ni como algo sin porvenir, ni como algo cuya verdad sería otra cosa, sino como una potencia que abre el futuro.
¿En qué sentido? El 15M amplió lo posible: por ejemplo, la posibilidad de pensar-hacer una política al alcance de cualquiera, ya no sólo de los partidos políticos, la izquierda o los movimientos sociales; la posibilidad de pensar-hacer una política radical -en tanto que plantea preguntas de raíz sobre la vida en común- y a la vez masiva, no autorreferente o identitaria; la posibilidad de pensar-hacer una política no separada, sino entrelazada con la vida, a la que transforma y de la que se alimenta, etc.
Estos posibles son como semillas frágiles que necesitan tiempo y cuidado para prender, brotar y dar fruto. ¿Frágiles en qué sentido? Los nuevos puntos de partida son siempre inciertos e impuros, incorrectos e ilegítimos para las miradas ya establecidas. Mirar una novedad como el 15M desde un saber previo es ver sus carencias y no sus potencias.
Así, para la izquierda tradicional, el 15M era un movimiento sin memoria (“adanista”), mal o poco situado ideológicamente, mal o poco situado sociológicamente, sin líderes, programa ni organización, etc. Por su lado, para la izquierda radical el 15M era un movimiento inmaduro, pacifista ingenuo, reformista, demasiado ambiguo y mezclado con la normalidad de este mundo (en el uso las redes sociales y tantas otras cosas). Desde el deber-ser, a la realidad siempre le falta algo, nunca está a la altura. Es una forma de mirar triste y entristecedora.
Si lo que queremos en cambio es cuidar y prolongar la potencia inscrita en las semillas, hay que atreverse a sostener lo incierto e impuro, dejarse impregnar por ello, suspender las respuestas previas y partir de un no-saber (lo que tiene que pasar, cómo se hacen las cosas). Y desde ahí, se trata de crear formas de organización que favorezcan el crecimiento de las posibilidades abiertas, formas de pensamiento que las hagan comprensibles, comunicables, comunes.
Fue en ese sentido que quisimos en su día entrevistar a Jacques Rancière, uno de los pocos filósofos (entre los muy conocidos) que ha prestado atención y ha dado valor al 15M -y a los movimientos de las plazas en general-, sin considerarlo desde sus “limitaciones”, sino más bien desde sus potencias. Y le planteamos una serie de preguntas que se planteaban también en el interior del movimiento: cómo pensar la inclusividad, la figura del enemigo, la tecnología, qué es una victoria o un logro en política… El resultado es un momento de encuentro entre el pensamiento de Rancière y el 15M.  
Ahora que en la Nuit Debout la referencia al 15M es constante, esta entrevista -publicada hasta ahora solamente en español, en 2014- tiene de nuevo una actualidad. No se trata con ella de ningún modo de “decir la verdad” del 15M, de transmitir ningún modelo o receta. En realidad, cada movimiento interpreta a los demás y esa interpretación tiene mucho de traducción y reapropiación. La “conversación entre plazas” está siempre llena de malentendidos y esos malentendidos son creadores. En el 15M nos pasó con la primavera árabe: no sabíamos exactamente lo que había pasado, pero la plaza Tahrir funcionaba como ejemplo y referencia inspiradora. Esta entrevista con Rancière es una aportación más a esa conversación entre movimientos, pero una aportación especial que lee el 15M como una intensidad que abre y da lugar, no como carencia y falta con respecto a lo que debiera-ser.

***
1- Sobre la inclusividad y la “política del cualquiera». El primer 15-M de las plazas llamó “inclusividad” a algo que podría resonar con lo que usted ha nombrado como una “política de cualquiera”. En sus maneras de hacer y decir, trató siempre de que cupiese cualquiera, de interpelar a cualquiera, sin dirigirse a bloques o grupos determinados (sociológicos o ideológicos), sino más bien a personas singulares y a un 99% simbólico. Las banderas y las siglas (y en general todas las señas identitarias que provocaban división) quedaron desde el primer momento fuera de la Puerta del Sol.
Pero hay quien piensa que ese “nosotros abierto” se consiguió al precio de borrar u ocultar las diferencias y los conflictos internos. Por ejemplo, las diferencias de acceso a ese “nosotros” entre ciudadanos con papeles e inmigrantes sin papeles. El cualquiera del que usted habla, ¿es abstracto? En las manifestaciones de la “política de cualquiera” que usted ha investigado, ¿cómo se piensa y se elabora esa relación entre el cualquiera y las identidades-diferencias particulares?
Jacques Rancière. Es importante comprender que hay dos figuras del “cualquiera”. En primer lugar, el sujeto de la política es el sujeto creado por la acción política misma, el sujeto creado por una manifestación y una enunciación colectiva, el sujeto que se crea cuando la acción política dice “nosotros”.
Esto significa que una subjetivación se define, no por una identidad previa, sino por los actos que genera, por la modificación que estos actos ocasionan en el tejido normal de las identidades, los lugares y las ocupaciones [lo que Rancière ha llamado el “reparto de lo sensible”].
El “nosotros” se distingue así del sujeto político concebido a la manera clásica de la clase y la vanguardia porque no se define por un conjunto de propiedades, ni por una interioridad compartida que se traduciría en acciones exteriores. No preexiste, son más bien sus propias acciones las que lo crean.
En segundo lugar, esa afirmación colectiva se dirige a individuos cualquiera a los que propone incluirse sin preocuparse por conocer su pertenencia social. Quienes se incluyen pueden hacerlo en tanto que “personas”, en tanto que miembros de un grupo de afinidades personales o en tanto que militantes de tal o cual colectivo. Lo esencial es que el “nosotros” pueda estar abierto a cualquiera que lo desee. De hecho, la suspensión de las identidades particulares marca generalmente el comienzo de los movimientos, así como el retorno de los conflictos entre grupos indica muy a menudo su declive.
Por otra parte, está claro que no todo el mundo es igual de entrada en cuanto a la posibilidad de manifestarse y a la disponibilidad para ocupar la calle. El tema es que no se sientan excluidos por la forma de las acciones.
En todo caso, hay que evitar tratar la relación entre 99% y 1% en términos estadísticos. Y sin duda podemos discutir incluso de la pertinencia de la fórmula. No es 99% contra 1%, sino una figura del pueblo contra otra. La figura de un pueblo a construir sobre la base de la presuposición igualitaria contra el pueblo que administran nuestros gobernantes, pero también contra las “mayorías silenciosas” a las que apelan o contra el pueblo identitario que se concentra en manifestaciones como la “mani para todos” convocada por los que se oponen al matrimonio homosexual en Francia.
2- Sobre la figura del enemigo. El 15-M ha estrechado muchísimo la figura del enemigo: es el 1% de la oligarquía financiera, política y mediática. Y eso no sólo “teóricamente” o en los discursos, sino también en las calles. Por ejemplo, en la práctica del “Stop desahucios”, la interpelación firme pero humana hacia el otro (bombero, cerrajero, también policía) ha producido numerosas grietas bajo los uniformes y las funciones asignadas.
¿Cómo pensar hoy la figura del enemigo, más allá de la lógica de la lucha de clases? ¿Quién es hoy el enemigo? ¿Hay que confrontarlo, destruirlo o simplemente sustraerse a él? En resumen, ¿cómo entender esta frase suya: “(la política crea) escenarios de interlocución que reconocen al enemigo como parte integrante de la misma comunidad”? 
Jacques Rancière. La pregunta contiene varios problemas. En primer lugar, la diferencia entre la política y la guerra. La política es una manera de incluir al enemigo. No se trata de generosidad. La forma misma de la acción política instituye una esfera de universalidad, y la constitución de esa esfera sirve de test sobre la capacidad misma de las partes en lucha.
Un ejemplo. Investigué especialmente esas situaciones que pertenecen al nacimiento de la huelga en el siglo XIX, donde los obreros instituían con los patrones una escena de discusión pública que, para los patrones, no existía, porque la negociación de las condiciones de trabajo era para ellos un asunto privado entre personas. Los patrones no tenían ninguna razón para aceptar esa escena de discusión, pero ese rechazo significaba una inversión de los papeles: el colectivo obrero afirmaba su potencia como sujeto intelectual frente a los que no veían en él más que una jauría brutal, mientras que la capacidad de los patrones quedaba reducida simplemente a las armas de la policía.
Es cierto que esta figura de interlocución estaba muy vinculada a una lógica de la política como lucha de clases. Hoy existe una política de la lucha de clases desarrollada por la clase capitalista bajo la bandera de la economía y la necesidad económica, pero en el otro bando no hay apenas nada que corresponda a lo que fue la política obrera de la lucha de clases. Es esta situación la que traduce precisamente a su manera la fórmula del 99% contra el 1% considerada desde el punto de vista estadístico.
Esto significa, concretamente, que no hay en la actualidad una figura fuerte de inclusión del enemigo. Por un lado, hay una figura de separación que otorga mayor importancia a la afirmación de autonomía que a las estrategias del conflicto y, por otro lado, la figura de las acciones violentas simbólicas (de tipo enfrentamiento con la policía y destrucción de cajeros automáticos al final de las manifestaciones) que, inversamente, otorga mayor importancia a la designación del enemigo que a la afirmación colectiva. Pero también existen esas acciones que su pregunta evoca, en el curso de las cuales se fisura el frente de los representantes de la autoridad.
No hay respuesta general: es en la acción misma donde podemos conocer al enemigo y saber cómo comportarnos con él. No se puede “evitar” al enemigo. La cuestión es cómo nos diferenciamos de él: o bien privilegiando una visión estratégica de los golpes que le dirigimos, o bien privilegiando la diferencia de formas de pensamiento, de vida y de acción que le oponemos. Yo considero que es posible adquirir más fuerza por esta segunda vía.
3- Sobre subjetividad y subjetivación. Usted ha puesto mucho énfasis en la importancia de la subjetivación. La política no “expresa” un sujeto latente o preconstituido (como ocurre por ejemplo en la teoría de Toni Negri sobre las “multitudes”), sino que lo crea. Crea un “espacio de sujeto” donde cualquiera puede contarse.
¿Cómo pensar la relación entre nuestra vida cotidiana y ese proceso de subjetivación? La subjetivación es ruptura y creación, pero creamos a partir de nuestra experiencia cotidiana (en el trabajo, en la ciudad, en las redes). El filósofo Cornelius Castoriadis utilizaba el término “elaboración” para pensar la misma cuestión en el movimiento obrero: la subjetivación obrera, decía Castoriadis, “elabora creativamente” la experiencia cotidiana del trabajo en la fábrica.
¿Tiene sentido para usted pensar qué relación hay entre experiencia cotidiana y subjetivación? ¿Sirve de algo estudiar las situaciones de vida para pensar la política?
Jacques Rancière. Resulta claro que la subjetivación política no nace como una emergencia radical si convenimos en que no opone un grupo a otro, sino un mundo a otro. La formación misma de ese mundo tiene un origen doble. Por un lado, es fruto del proceso de separación que la acción misma produce al crear otro uso del tiempo y del espacio, otros lazos entre los individuos, otros posibles en el pensamiento. Pero también es el resultado de una multiplicidad de transformaciones en las prácticas y las formas de vida y de pensamiento.
Hay dos grandes tipos de transformaciones “subjetivadoras” de este tipo. En primer lugar, la creación de lazos, a través de las experiencias concretas de solidaridad en el trabajo, en la lucha, pero también a través de las formas de intercambio que pueden experimentar las personas en la vida cotidiana o a través de los distintos servicios que pueden prestarse entre sí. Y, en segundo lugar, las diferentes maneras en que las personas escapan a las rigideces de su identidad: mediante la apropiación de una cultura diferente, como por ejemplo entre los autodidactas que he estudiado, o actualmente mediante la experiencia de los viajes y de la multiplicidad de culturas.
Una subjetivación política es el encuentro de estos dos componentes: el lazo que se opone a la separación de los individuos y el devenir-otro que rompe con la asignación identitaria. Pensar las transformaciones y las interacciones entre esos dos componentes nos permite salir de las oposiciones rígidas entre lo individual y lo colectivo, entre lo cotidiano y la política. No hay oposición entre esos dos términos, sino siempre un cierto trenzado de lo individual y lo colectivo, del tiempo cotidiano y el tiempo del mundo.
4- Dejar de ser, politizar lo que se es. La política como subjetivación consiste de alguna manera en “dejar de ser lo que hay que ser” e inventarse un cuerpo nuevo, capaz de otras cosas. Por ejemplo, usted ha estudiado cómo la subjetivación obrera inventó nuevos cuerpos capaces de hablar o escribir, dejando de ser así simples “mulas de carga”.
En torno al 15-M y sus prolongaciones, hemos visto a médicos, profesores o periodistas que, más que dejar de ser lo que son, se activaban políticamente desde su posición. Más que abandonar su lugar y función, lo politizaban, defendiendo el derecho universal a la salud o la educación. ¿Podemos entender esas formas de politización como subjetivaciones? 
Jacques Rancière. “Politizar una función” es una expresión ambigua. La defensa del derecho universal a la salud o a la educación no es una reivindicación específica de la profesión médica o docente, sino una reivindicación igualitaria general.
Por supuesto, el ejercicio de la medicina, de la enseñanza, del periodismo o de la magistratura, nos enfrenta a cuestiones muy específicas de opresión y libertad, de igualdad y desigualdad, que suscitan energías militantes. Pero un médico que milita por el derecho al aborto o contra el encierro psiquiátrico o que participa en un consultorio gratuito no lo hace únicamente como médico, sino vinculando su práctica de la medicina a una idea de igualdad de los sexos, de libertad de los individuos o de solidaridad social.
Entre los militantes de los movimientos sociales y revolucionarios, siempre ha habido médicos, abogados o profesores que han participado en la acción política sobre la base de su experiencia profesional. Por tanto, no hay que hacer de esos compromisos una novedad que significaría el relevo del movimiento obrero por nuevas categorías sociales o el relevo del militantismo de lo universal por un militantismo de las especificidades. 
5- Sobre lo común y las comunidades. Usted ha escrito que la idea de socialismo contiene la idea de una gestión asociativa y democrática de los bienes comunes (la educación, la salud, los transportes, el agua, etc.).
¿Qué formas de comunidad son necesarias para ello? ¿Son suficientes esas “comunidades de aparición, azarosas y aleatorias” que según usted surgen en los “momentos políticos”?
Pensar formas cotidianas de gestión democrática y asociativa de lo común, ¿no nos obliga a pensar en un tejido social sólido, con relaciones duraderas, compromisos fuertes e instituciones estables? ¿Es ello compatible con las subjetivaciones móviles, intermitentes y no identitarias de las comunidades de aparición?
En definitiva, ¿puede estabilizarse un “poder de cualquiera” (o del 99%)? ¿Puede hacerlo sin recaer en las formas jerárquicas de división del trabajo y reparto de las funciones? ¿Tiene usted experiencias de ello en mente?
Jacques Rancière. Desde luego no me corresponde a mí encontrar la solución a los problemas en torno a los cuales han tropezado tantos movimientos colectivos de ayer y de hoy.
Hay un primer nivel de la cuestión sobre el que se puede responder lo siguiente: la experiencia ha demostrado que las formas de gestión común de los problemas que afectan a la comunidad no pueden ser aplazadas sin perjuicio a un futuro subordinado a las estrategias de toma y ocupación del poder. No se puede separar la lucha por lo común y la organización de lo común.
Una vez dicho esto, se presentan otros problemas. Por un lado, la cuestión de qué formas de contra-sociedad igualitaria pueden establecerse en el seno mismo de la sociedad desigualitaria. Y, por otro, la cuestión de qué formas de organización ello requiere.
Sabemos que en el pasado han existido -por ejemplo en los movimientos anarquistas o comunistas, y especialmente en el movimiento anarquista español- formas fuertes de contra-sociedad: cooperativas de producción, formas de vida colectivas, instituciones educativas y culturales. Es evidente que todo ello formaba parte de una fuerza colectiva que se traducía también en medios poderosos de lucha y una visión clara del porvenir. Los movimientos democráticos recientes han vuelto a poner en el orden del día el aspecto de las instituciones alternativas, pero parece como si les correspondiera a ellas constituir, de la nada, el terreno de lo común, mientras que en el pasado era el terreno de lo común el que fundaba las instituciones alternativas. Es un problema que no se va a resolver apelando a la espontaneidad o a la organización, ni queriendo sustituir un militantismo de clase por un militantismo de las comunidades.
Los compromisos estables de ayer dependían más de la solidez de los horizontes de esperanza que de las disciplinas de organización. Las “comunidades de aparición” están atravesadas por la oposición entre identidad y subjetivación. Y la constitución de un común vivido va más allá, forzosamente, de la acumulación de fuerzas que requieren los objetivos militantes específicos.
6- Sobre política y tecnología. El “clima” político de esta nueva política ciudadana se comunica, extiende y amplifica a través de Internet y sus redes sociales (las más vulgares y masivas, como Twitter y Facebook).
Desde hace ya diez años, observamos una correspondencia entre la socialización de las herramientas comunicativas más allá del ámbito activista (de Indymedia a los blogs y las redes sociales) y la emergencia de procesos de nueva politización protagonizados por la gente común (desde el “no a la guerra” y la respuesta social tras el atentado del 11 de marzo de 2004 hasta el 15-M). Como si las redes hubieran ayudado a hacer más participable y móvil la cosa política.
¿Cómo pensar el uso político de las tecnologías? Está el punto de vista de la neutralidad: la tecnología es un instrumento neutro que sirve para lo bueno y para lo malo. Y está el punto de vista determinista: la tecnología suscita por sí sola transformaciones sociales (revolucionarias o catastróficas). ¿Le interesa esta cuestión, le parece relevante, podría haber un tercer punto de vista? 
Jacques Ranciére. Tenemos suficientes elementos para señalar los límites de los dos puntos de vista. Un instrumento técnico que sirve de medio de comunicación no puede ser nunca simplemente un medio neutro para cualquier fin.
La cuestión de los “medios” siempre ha estado sobredeterminada por la relación entre los que viven en el universo de los fines y los que están confinados en el universo de los medios: a quienes se llamaba por esa razón hombres “mecánicos”. Dicho de otro modo, cualquier novedad técnica entra en el seno de un determinado reparto de lo sensible donde la misma eficacia técnica está modulada por una distribución de las capacidades y los papeles sociales. De modo que una novedad técnica no se basta a sí misma para definir un nuevo reparto de lo sensible.
La tesis catastrofista reaparece ante cada nuevo medio: cine, radio, televisión, internet, redes sociales. A pesar de lo que pueda tomar prestado a las profundidades filosóficas heideggerianas o al rigor científico y político del marxismo, esa tesis remite siempre al viejo mito de la caverna que presenta a los ignorantes manipulados por aquellos que mueven los hilos.
Ahora bien, a pesar de todos aquellos que asimilan Internet a la vigilancia totalitaria, las redes sociales han servido por ejemplo en China para construir formas de información y circulación de las ideas que se oponen al monopolio del Estado policial. Y en nuestros países, supuestamente abocados al individualismo consumidor, han permitido que las personas separadas entre sí por las nuevas formas de trabajo se comuniquen, se encuentren, reconozcan lo que les une y tomen confianza. De ese modo han proporcionado una figura material al poder de los anónimos.
Pero ese efecto no es inherente al medio técnico. Cada día constatamos que el mismo medio es también una vía de expresión y difusión de todos los fantasmas identitarios, racistas, sexistas y demás.
7- Sobre la subjetividad neoliberal. Si el poder consiste en la producción de subjetividad, ¿cuál es la subjetividad que se produce hoy en día? ¿Existe algo así como una “subjetividad neoliberal”? ¿En qué consiste? ¿Podríamos hablar, en este sentido, de un poder que no está fuera de nosotros, sino que nos atraviesa y conforma evitando sin embargo los efectos despotenciadores de “naturalización”, “victimización” o “culpabilización”?
Jacques Rancière. Hay que resistirse a todas las descripciones del mundo contemporáneo que nos lo presentan como un mundo homogeneizado por la ley del mercado que configura una pequeña burguesía globalizada. Muy al contrario, lo que llamamos neoliberalismo es un proceso de diferenciación extrema.
¿Cuál es la subjetividad “neoliberal” de los obreros y las obreras de Bangladesh que fabrican -por un salario que recientemente ha alcanzado los 65 dólares al mes- los jerséis que se venden en nuestros supermercados? ¿Y la de los obreros migrantes chinos, sometidos a un régimen de pasaportes interno que recuerda a las cartillas obreras del siglo XIX en Europa?
En nuestros propios países europeos, el neoliberalismo no suele producir las formas de conciencia “liberal” supuestamente homogéneas con respecto al culto de la libre empresa y la libre circulación de capitales y mercancías. La violencia de las manifestaciones contra el matrimonio homosexual en Francia, el furor evangélico de los anti-abortion en Estados Unidos o las recientes leyes contra el aborto en España prueban la vanidad de las tesis dominantes sobre la correspondencia entre liberalismo económico y libertad sexual.
Hay, de hecho, formas múltiples de conexión y desconexión entre diferentes tipos de libertad. Por ejemplo, las campañas en favor del consumo instruido y responsable que desarrollan diferentes asociaciones de consumidores y grupos ecologistas que se presentan como opuestos al sistema dominante refuerzan a menudo el modelo dominante de “libertad” propuesto por el sistema: el de la libertad como instancia de elección, guiada por el conocimiento.
Por otro lado, cierta interiorización del modelo neoliberal ha tenido como efecto -positivo, al fin y al cabo- el cuestionamiento de una fe demasiado facilona de las conciencias progresistas de mi generación que consideraban la potencia colectiva como algo ya dado e identificaban muy ligeramente el socialismo y la gestión estatal de los medios de producción. Y ha creado formas de conciencia y de acción militantes para las cuales la potencia colectiva no es algo dado, sino a construir en la acción misma.
8- ¿Qué es una victoria o un logro en política? El 15-M ha producido infinitos efectos en la sensibilidad y la percepción del mundo, desplazando los límites de lo visible y lo invisible, de lo posible y lo imposible, de lo tolerable y lo intolerable (el ejemplo de los desahucios es muy claro: ahora es una cuestión de rechazo social generalizado mientras que antes era completamente invisible y estaba absolutamente normalizado y naturalizado).
Sin embargo, como (aún) no se ha conseguido ningún gran “logro tangible” (en las leyes, en la esfera macroeconómica o del poder político), el discurso en torno al 15-M es muy negativo, despotenciador, triste y pesimista (“no se ha conseguido nada”, etc.). Y este relato tiene efectos depresivos terribles.
¿Cómo podemos ver y valorar (y hacer ver y valorar, comunicar) esas otras “conquistas” o “logros” de la política, como la transformación de la experiencia vital y subjetiva, sensible y perceptiva (sin la cual, de hecho, los demás cambios no son posibles)?
Jacques Rancière. Es una contradicción inherente a las formas actuales de los movimientos democráticos. Incluso cuando arrancan de problemas muy concretos y localizados, como los árboles del parque Gezi en Estambul, se trata de movimientos fundamentalmente diferentes de los movimientos reivindicativos que pueden contar sus victorias en términos de modificaciones inscritas en la ley.
Uno puede estar contento o decepcionado con aquello que los poderes públicos conceden cuando se les pide alguna cosa concreta. Cuando no se les pide nada, cuando se construye la acción sobre la distancia misma con respecto a esas demandas, está claro que, si el viejo mundo no se hunde por sí solo, nos acecha la depresión que nos lleva a decir: nada puede cambiar, o bien, hay que volver a los viejos modelos de las organizaciones revolucionarias o progresistas.
La cuestión que se plantea aquí es saber qué entendemos por un movimiento autónomo. Efectivamente, es muy importante insistir sobre el aspecto de la transformación subjetiva y sobre la necesidad de preservarlo preservando, a su vez, la autonomía de los movimientos con respecto a las organizaciones político-sindicales y al sistema de demandas dirigidas al Estado que funciona como marco de su acción.
Pero esa transformación no puede mantenerse por sí sola como propiedad de un colectivo. Debe verificarse constantemente. Y lo hace a través de las acciones que desarrolla, como esas luchas contra los desahucios, o las formas concretas de lo común que crea, pero también a través de su capacidad para llevar a cabo campañas públicas por la transformación de las leyes y las instituciones.
Es posible actuar como una fuerza autónoma que consigue victorias inscritas en la ley y las instituciones, manteniéndose al mismo tiempo a distancia del juego que pretende obtener lugares en el aparato de Estado. O en todo caso es posible intentarlo, unir la autonomía del movimiento y la acción que define objetivos por alcanzar en la relación de fuerzas, tal y como esta se inscribe también en la ley y las instituciones.
Pero el problema más importante es saber cómo la conquista de momentos de igualdad en el mundo de la desigualdad se articula con la perspectiva de un nuevo mundo de igualdad. Más allá de las banalidades sobre la espontaneidad y la organización, hay un problema que uno puede ya encontrar en los movimientos de emancipación del pasado: la emancipación es una manera de vivir como iguales en el mundo de la desigualdad. Y esa manera de vivir bien puede ser autosuficiente. Es decir que, tal vez, aquellos y aquellas que han vivido esos momentos de igualdad no deseen nada más.
La traducción ha sido posible gracias a la ayuda de Álvaro García-Ormaerchea, Jordi Carmona, Javier Bassas, Pablo Bustinduy y Álvaro.      

La fuerza del nosotrxs retumba en las calles de Argentina // Ita del cielo

3J del #NiUnaMenos al #Vivasnosqueremos

Ímpetu, dolor e indignación cimbraron el microcentro de la capital argentina este viernes 3 de junio (3J) cuando cientos de miles de mujeres de diversas edades y orígenes se manifestaron contra la violencia patriarcal al grito de ¡NiUnaMenos-VivasNosQueremos! que por segundo año hizo estallar de creatividad y digna rabia en la Plaza del Congreso movilizándose hasta la Plaza de Mayo.  Una convocatoria nacional que tuvo eco en casi 200 poblaciones del territorio nacional.

La consigna convocó a muchxs: sindicalistas y desempleadas, trabajadoras precarizadas, migrantes, docentes, estudiantes,  agrupaciones barriales, deportivas, artísticas, ecologistas, maricas, trans, tortas y mutantes, niñxs con su familia, amigas y vecinas. Se hace público lo que pasa en privado: cada 30 horas una mujer es asesinada por la violencia patriarcal. El femicidio aparece como la punta que se asoma del montón de machismos que a diario se hacen carne en los cuerpos feminizados.
Pregunto a Liliana qué la convoca, mujer de a pie, 58 años. Viene por su cuenta desde Morón, provincia de Buenos Aires, junto con Belén, su hija de 24. Habla con dolor y  fuerza a la vez: “yo soy sobreviviente de violencia de género y como tengo una hija quiero que esté al tanto, que participe y acompañe a las demás para que sepan defenderse, no sólo en el golpe, también de la violencia psicológica, obstétrica, laboral […] las mujeres somos acosadas en diversos ámbitos […] aunque siempre hemos estado presentes en la historia”, insiste.
Mientras el contingente de familiares de víctimas de violencia que encabezaron la manifestación ya llegaban a la Plaza de Mayo, todavía la retaguardia no salía del Congreso donde el caminar circulaba lento. Una cámara-dron pasa por encima, documenta el tamaño de la multitud: ¿80, 100, 150 mil?. El mar de emociones y detalles queda lejos de ser capturado: decenas de siglas, banderines, intervenciones callejeras, carteles, performances, rompen la normalidad de las calles centrales.
La alegría amorosa de las batucadas feministas coreando festivas: “Pido justicia por estos cinco siglos […] por eso yo vengo a luchar […] por el aborto legal, mi cuerpo no es mercancía, es mío y de nadie más”. Decenas de fotografías y cientos de nombres convocan a no olvidar que detrás de cada cifra hay cuerpos con historia, dolores y deseos: Laura Iglesias, Bety Cariño, Diana Sayacan, Diana Colman, Berta Caceres, Machi, Florencia, Melina, Ángeles, Daiana y un largo etcétera. ¡Faltan las presas! recuerda la bocina: ¡Libertad a Belén! ¡Liberen a Milagros Salas! ¡Libre Reina Maraz!. ¡Libertad a Claudia Córdoba!
Parece muy claro: sin trabajo, vivienda, educación y salud no puede haber #NiUnaMenos.  En medio de la efervescencia social, contra los ajustes, y despidos masivos, la convocatoria feminista es un espacio de concurrencia popular y al mismo tiempo enuncia su particularidad. Desde la experiencia histórica los cuerpos feminizados devienen lienzo de expresión de la violencia que se agudiza en momentos de desposesión y crisis. Esta amplia convergencia de sectores populares y gremiales desafía por un lado la mera reivindicación identitaria y victimista y a contrapelo del androcentrismo del movimiento independiente que con dificultades dota de contenido antipatriarcal sus luchas popular-comunitarias.
El grueso de las asistentes hace suya la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, las consignas se hermanan, aunque todavía provocan escozor en algunas asistentes. Una señora observa el dibujo de unos ovarios “mi cuerpo, mi decisión”. “¿Y el cuerpo del bebé?”, me increpa. Las compañeras socorristas le explican sobre el derecho a decidir, que en todo caso al cigoto no se le puede llamar bebé, etcétera. No hay posibilidad de diálogo.
El número 33 se hace presente en el cruce con 9 de julio. Igual número se congregan y solidarizan con el reciente caso en Morro da Barão, Río de Janeiro, donde una adolescente fue violada multitudinariamente. La indignación hizo salir a las calles a decenas de miles para pedir un alto a la cultura de la violación, en un momento de protestas callejeras contra el golpe que destituyó a Dilma Rousseff. De ahí las consignas recordaban que lo de Brasil fue un golpe de estado machista.
Llama mi atención el entusiasmo de las mujeres del Movimiento Popular La Dignidad, aquél no cesa durante todo el recorrido. Su nutrida tropa feminista, una convergencia de migrantes, universitarias, familias de la corriente villera independiente corean: “Contra el patriarcado, salimos a luchar, rebeldes y combativas, luchamos por un mundo sin mujeres oprimidas, y que se escuche en toda américa latina con las mujeres unidas no vas a poder”.
Hay un listón rosa mexicano rodeando el numeroso contingente de la Colectiva Lohana Berkins —activista trans fallecida el pasado febrero— agrupa una variopinta pasarela de las autonombradas tortas, mutantes y feminaSis. Sus consignas: “mi cuerpo es mío, mi deseo también”, “ni una menos por precarizar las vidas”, “sin las tortas, maricas y travas no hay ni una menos”.
Circulan playeras, parches, libros, zines, imanes, pins e imágenes feministas. Los puestos itinerantes de asado desbordan la normalidad de los restaurantes en plena Avenida: chori, cerveza, “paty y coca”, sándwiches vegetarianos o pan relleno integral, alimentan a lxs participantes durante las cinco horas que duraría la manifestación.
En las paredes del gobierno de la ciudad se proyectan imágenes, cifras, consejos para enfrentar la violencia de género. En Bolívar queda el testimonio del paso de la furia de la manada feminista que nos habla:  “Estado misógino y genocida”  “¿Quién decide cuando parís, quién decide cuando abortás?” “Si te maltrata no te quiere, corta la brocha” “Macho=facho” “Macri queremos tu cabeza” “Abortá la heterosexualidad”.
Hasta los letreros de neón de la red de transporte subterráneo hacen eco por este día al “Ni una menos”, ¡Que hipocresía, si la violencia es parte del ajuste! Dicen algunas. ¿La apuesta del gobierno municipal para subirse al barco de la indignación legítima o la conquista de un movimiento que permeó en los medios hasta instalar la consigna?
Mientras los contingentes van llegando a la Plaza, se organiza una pequeña fogata al pie de la Catedral, esta vez resguardada con vallas y seguridad. Una joven con el rostro cubierto se apuesta desafiante detrás de la quemazón: “¡Ni un macho más!”. Otras marcan el asfalto, la plantilla dice: “las pibas que violaste están de regreso”, las llamas iluminan la pintura fresca, se mira plateada. Las demás mujeres ululan alrededor del fuego como evocando a las ancestras guerreras. Hay complicidad en este gesto que se diluye en cada despedida, en el cansancio de los cuerpos ya caída la noche.

Clinämen: «Hoy la calle es de los movimientos sociales»

Conversamos con Emilio Pérsico, dirigente del Movimiento Evita. El macrismo y la derrota del campo popular. El lugar de los movimientos sociales frente al estado. La posición del Evita durante el kirchnerismo y frente al gobierno actual. La economía popular como economía de los trabajadores. El «buen vivir» contra el «vivir mejor». La dignidad del trabajo vs. el consumo de los subsidios.

http://ciudadclinamen.blogspot.com.ar/

Colombia: 120.000 Voces contra el extractivismo // Valentina Camacho Montealegre


El viernes 3 de junio los departamentos de Caquetá, Tolima y Quindío se movilizaron en contra de la locomotora minero-energética que el gobierno de Juan Manuel Santos pretende imponer a las comunidades a lo largo y ancho del territorio colombiano.
La Marcha Carnaval es una propuesta de movilización en donde las comunidades buscan manifestarse de manera pacífica, alegre y colorida a favor de la vida y la naturaleza y en contra de los proyectos de minería a gran escala. Esta protesta se ha convertido en símbolo de resistencia al extractivismo. En el Tolima, cada año más municipios se movilizan y este año se sumaron Armenia y Florencia. La Primer Marcha Carnaval tuvo lugar en Ibagué en el año 2011, a esta movilización asistieron alrededor de 12.000 personas.
La I Marcha Carnaval de Caquetá se dio en el municipio de Florencia, desde las 9 de la mañana más de 5.000 personas marcharon en contra de la extracción de petróleo que hoy amenaza al departamento, pues están concedidos más de 43 bloques petroleros ubicados en varios municipios, los manifestantes alegaron que incluso algunos bloques mineros están ubicados en regiones que hacen parte de la región amazónica.
En Quindío, la movilización inició en el Parque Fundadores de Armenia, más de 12.000 personas marcharon en defensa de su territorio, allí la amenaza minera está latente, títulos mineros han sido otorgados en zonas de alta fragilidad ambiental y de tradición económica agropecuaria y turística, amenazando especies de fauna y flora en peligro de extinción, como la Palma de Cera y el Lloro Orejiamarillo.
La VIII Marcha Carnaval en defensa del agua, el territorio y la soberanía en Ibagué tuvo más de 22 cuadras, se calcula que al menos 100.000 personas de diversos sectores se movilizaron: delegaciones departamentales y nacionales, campesinos, indígenas, estudiantes de secundaria y universidades, maestros, sindicatos, partidos políticos, senadores, concejales y la alcaldía municipal.
La oposición al proyecto minero La Colosa que pretende desarrollar la multinacional Anglogold Ashanti en Cajamarca, ha sido la bandera durante todas las Marcha Carnaval, “este año la exigencia es que se permita la participación ciudadana, para que el pueblo pueda expresar si está de acuerdo o no, con proyectos de minería contaminante en sus municipios, por medio de consultas populares” afirmó una de las manifestantes.
En otros municipios del Tolima como Dolores, Espinal, y Saldaña se registraron marchas que suman entre todas aproximadamente 3.000 asistentes.

Colombia: buscando un símbolo de paz // Carina López Monja


El paro de la Cumbre Agraria, Campesina, Étnica y Popular en Colombia entra en su segunda semana. La respuesta represiva del gobierno y un diálogo enmarañado. La brecha entre las concepciones de la paz del presidente Santos y el movimiento social.
La primera impresión fue de extrañeza. En un paro nacional que tuvo el primer día un indígena asesinado y hoy ya son tres, las mesas regionales de diálogo entre las fuerzas de seguridad, el gobierno y los líderes de los movimientos sociales que protagonizan la Minga podía interpretarse como la búsqueda de un símbolo de paz. Pero no. Sólo fue hipocresía gubernamental.
Los alcaldes de varios departamentos arengaban frente al viceministro del Interior de Colombia, Guillermo Rivera, en pleno diálogo regional en Arauca. “Nuestra región está abandonada y sólo el movimiento social con los paros ha logrado transformaciones”. Las palabras no eran de los líderes de las comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes sino de los funcionarios locales, algunos de los cuales pertenecen al partido del inefable Álvaro Uribe.
Lo extraño es que a eso siguió la palabra de los representantes de las fuerzas de seguridad de la zona de Arauca, ratificando sus garantías a la protesta social y finalmente la del propio viceministro definiéndose como garantista y llegando a decir que no habría paz sin diálogo y transformaciones para el pueblo colombiano.
Sin embargo, ese relato del presidente Juan Manuel Santos, que busca quedar en la historia como el artífice de la paz, contrasta con el tratamiento de guerra que ha dado el gobierno a la protesta social que se desarrolla desde el lunes pasado en toda Colombia con cortes y bloqueos en más de cien puntos del país.
Tres indígenas asesinados, 152 heridos, 145 detenidos, cientos de hombres y mujeres detenidas ilegalmente no son sólo números de una semana de paro y la respuesta de guerra del Escuadrón Antidisturbios (ESMAD) y el Ejército de Colombia, sino que son una respuesta clara a la discusión sobre qué paz se disputa en la Colombia del siglo XXI.
De qué hablamos cuando hablamos de paz
El gobierno de Santos fue claro: los diálogos de La Habana no incluirán el debate del modelo económico o las políticas públicas necesarias en el país y la mesa con el ELN no incluirá un debate sobre la doctrina militar.
Fue igualmente claro con la política hacia la protesta social: no habrá negociación con la Cumbre Agraria, Campesina, Étnica y Popular mientras se mantengan los cortes de calles y ruta. Habla de paz, acumula horas de diálogo, pero las demandas incumplidas llevan más de tres años. Y mientras repite una y mil veces el reconocimiento a la Minga Nacional y sus reclamos, se reprime brutalmente y se intenta fragmentar el inmenso paro nacional, no sólo con represión sino también con sus ministros denunciando una supuesta “infiltración” del ELN en la protesta para deslegitimar la Minga Nacional.
Se trata, en el fondo, del significado del proceso de paz en Colombia. El expresidente Uribe lanzó su propuesta de resistencia civil (mismo término que utilizaban los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia –AUC-) y su “propuesta para la paz”, que busca con un referéndum dar marcha atrás con las negociaciones abiertas en La Habana y Ecuador con las insurgencias, intentando desprestigiar al gobierno de Santos por estar “enamorado de la guerrilla y no del pueblo colombiano”.
Frente al intento de cerrar las vías a una salida política y negociada al conflicto por parte de Uribe, quien buscaría una salida militar y de sometimiento como la que impulsó durante su presidencia y generó efectos devastadores para el pueblo colombiano, Santos intenta surfear las negociaciones para otorgar el mejor escenario económico a las grandes empresas.
Una solución al conflicto armado que brinde paz y certidumbre a las trasnacionales que quieren asentarse en Colombia o que esperan invertir y ser participantes activar del modelo extractivista minero energético y agroindustrial en un país rico en metales, minerales y petróleo, sería el mejor sueño de Santos, que lejos está de concretarse.
Por su parte, el movimiento social colombiano reclama el reconocimiento político y una participación acorde en los diálogos para la paz en el país. En este sentido, la necesidad de poner en debate el modelo económico, que dé cuenta de un escenario posterior a los acuerdos con transformaciones económicas y políticas centrales es uno de los ejes que se plantea en el paro nacional agrario y campesino.
En un contexto político especial para Colombia, cientos de miles de indígenas, afros y familias campesinas se encuentran en las calles. A ellas se sumaron los docentes y este lunes será el turno de los camioneros. Las deudas sociales con el pueblo colombiano son infinitas: el saqueo de los bienes comunes, la falta de educación y salud y la ausencia a estatal, a excepción de la presencia militar. Pero hay un saber popular que atraviesa Colombia, desde los llanos hasta la costa Pacífica, y es que no existieron transformaciones en el país que no fueran a punta de lucha. Acaso por eso, con los tanques enfrente, las comunidades cantan en pleno piquete: “El pueblo no se rinde, carajo”.

Colombia y el paro general: La piel insumisa de los pueblos // Andrés Figueroa Cornejo

“Y el pueblo llene las calles vacías
con sus frescas y firmes dimensiones”
Pablo Neruda
En medio de una de las más brutales ofensivas del imperialismo norteamericano en contra, tanto de los gobiernos progresistas de Nuestramérica (Venezuela) como de las democracias representativas no sujetas al cordón pentagonista del Pacífico latinoamericano (Brasil), los pueblos de Colombia en paro general desde el 30 de mayo pasado, ofrecen resistencia pacífica creciente. La llamada Minga Nacional, Étnica y Popular, a velocidad lumínica, dejó de limitarse a los sujetos y territorios rurales y como espuma y humanidad en lucha, se extiende por las principales capitales y ciudades de ese país nuestro. El mal gobierno liderado por Juan Manuel Santos apostó a la muerte y al crimen mediante el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) y al Ejército, restando la vida de, hasta ahora, tres indígenas, contando a cientos de detenidos/as ilegalmente y heridos de gravedad, como a personas desaparecidas, y haciendo uso hasta de municiones de fragmentación no convencionales, prohibidas internacionalmente. Sin embargo, los de abajo no se intimidaron. La piel azul y plural de las y los oprimidos de Colombia se resuelve en superioridad numérica y cualitativa. Las y los negros del Puerto de Buenaventura, los trabajadores del petróleo y del transporte de carga, los estudiantes y ambientalistas, se agregaron en los últimos días a los más de cien puntos estratégicos movilizados por la sociedad civil organizada y desarmada, que ya cubren la totalidad de la geografía colombiana.
La inmensa mayoría de América Latina y el mundo desconoce que la actual Colombia alzada tras la conquista de sus derechos sociales elementales no tiene ninguna relación orgánica con las guerrillas (Fuerzas Armadas Revolucionarias, FARC, y el Ejército de Liberación Nacional, ELN), las cuales, de manera diferenciada, sostienen mesas de diálogo por la paz con la administración gubernativa de turno desde hace tiempo.
Con fines represivos y tendientes a confundir a la opinión pública de dentro y de fuera del país, ha sido el oficialismo desde el Estado corporativo, oligarca y rentista de Colombia quien ha usado los medios de comunicación dominantes (que les pertenecen) para castigar y maldecir a la sociedad de personas comunes en resistencia. Lo que persigue la Minga en acción es la fundación de un espacio complementario y distinto al de las mesas del gobierno con las insurgencias político-militares. En consecuencia, nunca el paro general en curso ha sido el resultado de la “reconversión mágica y por sustitución” de las fuerzas guerrilleras transformadas en pueblo protagonista e inerme. La gente común y corriente, y organizada en agrupaciones independientes de las insurgencias es la que hoy llena e interrumpe con su movimiento las carreteras, calles, ciudades, oficinas, fábricas, caseríos, universidades y puertos.
Colombia funciona como un todo en cuyo vientre se desenvuelven las clásicas contradicciones del capitalismo de los siglos XX y XXI, propias de los territorios periféricos y dependientes respecto de las economías centrales del capital. Por eso la demanda capilar de la Minga es la paz con justicia social y ambiental. Los pueblos colombianos no viven en un mundo paralelo, distinto al de quienes han optado por el camino de la lucha político-militar y en la actualidad, complejamente, llevan conversaciones con el gobierno para la paz. Esto es, la sociedad civil, las y los comunes, auto-valentes y conciente de sus intereses históricos, se moviliza ampliamente porque las causas estructurales (económicas, políticas, sociales, étnicas, culturales, medioambientales, etc.) que originaron las insurgencias, son las mismas que sufren las mayorías.
Haciendo eco de la declaración emitida por la solidaridad internacionalista de las organizaciones populares de Chile con los pueblos de Colombia, “La sociedad civil y organizada de Colombia hoy lucha por sus derechos sociales básicos: tierra, agua, trabajo seguro y decente, inclusión social, participación política, autodeterminación de los pueblos, infancia digna, soberanía alimentaria y soberanía nacional, pluri-cultura y pluri-etnicidad, educación y salud de excelencia, vivienda, seguridad social, resguardo del medioambiente y de los recursos naturales”. No hay misterio detrás de la Minga. Su batalla pacífica tiene la finalidad meridiana de una Colombia en paz y con un proyecto de desarrollo que en síntesis arribe a una democracia radical, participativa e inclusiva multidimensionalmente. ¿Será larga esa batalla? Tan larga y proporcional a la fuerza social que logren acumular los pueblos para derrotar la versión más endemoniada del capitalismo financiero y extractivista que azota al país, sin olvidar nunca el desmontaje necesario de la industria transnacional del narcotráfico y del paramilitarismo asesino.
Asimismo, el Congreso de los Pueblos de Colombia, una de las fuerzas-eje de la Minga Nacional, señala que una eventual Mesa Social para la Paz con el gobierno debe contemplar los cambios en materia de “la doctrina militar, el tratamiento a la protesta social, la política de seguridad, una agenda humanitaria para atenuar los impactos de la guerra, la situación de las víctimas del conflicto armado y de las legislaciones de despojo, garantías para ejercer el derecho a la oposición, las problemáticas alrededor de la tierra y los territorios, el derecho a una ciudad digna, los bienes comunes, los derechos de la madre tierra, el empleo y los derechos del pueblo”. El horizonte político y su programa concreto no provienen ni de la academia ni de vanguardias auto-proclamas: emergen volcánicamente del movimiento real de la lucha de clases ampliada y de alta densidad, y es original y originaria en forma y contenido. Como fruto de un árbol maduro que no ceja de resistir una y otra vez condicionado por un lugar y un tiempo determinado. Por lo demás, los pueblos de Colombia no son satélite de ninguna potencia mundial. Ellos deciden y actúan por sí mismos, aleccionando a cierta ‘izquierda’ que teme a la libertad y a la incertidumbre, categorías constituyentes de la vida real, y conservadoramente se acuartelan en los convenientes y confortables relatos y conductas políticas del posibilismo, el acomodo y la corrupción legalizada.
A la hora en que finaliza la redacción del presente artículo, la vocería unida férreamente de la Cumbre Nacional Agraria, Étnica y Popular, en el marco de la protesta general indefinida y pacífica, se reunió en la ciudad de Cali con los ministros del Interior y de Agricultura del gobierno. En este primer contacto entre las partes se acordaron oficialmente las garantías en Derechos Humanos y la legitimidad de la protesta en términos de no más agresiones de la fuerza pública a las personas movilizadas en todo el territorio nacional; la reactivación de la Comisión de Derechos Humanos conjunta con el Ministerio del Interior en acompañamiento de la Defensoría del Pueblo y las Naciones Unidas (ONU); y el intercambio de propuestas para la instalación y metodología de negociación para la Mesa Única.
No obstante, de manera paralela e incumpliendo los acuerdos recién convenidos, continúan los “fuertes hostigamientos, represión y abusos de autoridad por parte de la fuerza pública (ESMAD, Ejército y Policía) con armas convencionales y no convencionales en contra de las comunidades concentradas en los diferentes puntos del país, entre los más críticos: Cauca; Quinamayó-Santander de Quilichao; El Túnel-Cajibío, Los Robles-Timbío, en Cesar; San Martín, Besotes, Agua Chica, La Mata, La Gloria, en Santander; La Lisama, Barrancabermeja, en el Norte de Santander; Berlín, en Valle; La Delfina, Buenaventura, en Nariño; Pedregal-Ipiales, en Huila; Bruselas-Pitalito, El Hobo, Uraba Antioqueño; escenarios donde aún no ha llegado la defensoría del pueblo y las entidades de derechos humanos internacionales como se acordó con Gobierno Nacional en el primer punto (…) haciéndose evidente el incumplimiento del gobierno y agudizándose así la afectación y violación de los derechos humanos y el derecho legítimo de los pueblos a la movilización social, ahora víctima de la fuerza pública colombiana, la cual ha venido dándole un tratamiento de guerra a las y los manifestantes”.
Pero no existe por parte del poder y la opresión la violación de los compromisos sin el uso y abuso de los medios de comunicación hegemónicos y de su propiedad. La vocería unida de la Cumbre Agraria en lucha denunció que “nos encontramos con diferentes posturas y declaraciones del gobierno nacional que buscan dividir y desinformar a la opinión pública, afirmando que tienen toda la disposición, pero que es la Cumbre Agraria la que está dividida y que no está lista para iniciar el diálogo. (Al respecto) rechazamos y desmentimos categóricamente esas afirmaciones y declaramos nuestra disposición al diálogo con presencia de garantes de la Cumbre, ONU, Defensoría del Pueblo, Congresistas y la Iglesia, así como las condiciones acordadas en términos de garantías humanitarias y logísticas para la movilización, acentuando nuestra posición de unidad, cohesión y trabajo conjunto de cara a un escenario único de negociación”.
Del mismo modo, la Cumbre Agraria termina saludando “las manifestaciones de apoyo y de movilización que vienen realizando estudiantes, camioneros, sindicatos, pobladores en diferentes momentos y regiones, y hacemos un llamado a toda la población colombiana a lo largo y ancho del país a tener conciencia colectiva, a entender y solidarizarse con esta justa lucha del campo colombiano que busca reivindicar los derechos de todos y todas a tener una vida digna, justa, respetuosa de los territorios y el ambiente, que garantice la soberanía alimentaria con frutos sanos de la tierra y economías justas para nuestros productores agrarios”.
Ahora mismo en América Latina, la piel profunda e insumisa de las y los comunes se concentra en la resistencia y movilización de los pueblos de Colombia. Miren su estatura. Ocurre aquí y ahora, no en otra época, no en otra plaza. Que esta humanidad encendida alumbre ejemplarmente cada corazón nuestroamericano y mundial, indígena y mestizo, negro y amarillo y blanco, citadino y campesino. La lucha por la supervivencia y porvenir justiciero del género humano es una sola. Y en el instante mismo en que acaban estas palabras, se condensa paradigmática y amorosamente en todos los territorios de Colombia insumisa.

El estado de decepción // Sebastián Scolnik

Foto: Martín Acosta
El ajuste se convirtió en la nueva retórica gubernamental, pero contra los pronósticos que diagnosticaban irreversibilidad y valor, entre los trabajadores estatales resistir se hizo cuesta arriba. El miedo, el cálculo y la anuencia sindical se instalaron como forma de digerir el cambio de pantalla. Motivos y razones de lo vivido, para comenzar desandar el oscuro laberinto en que nos metimos.
La impresionante velocidad con que han sido desmontadas ciertas zonas emblemáticas del complejo institucional, estatal y jurídico de la década anterior es uno de los logros más nítidos del nuevo gobierno. El desmantelamiento del AFSCA y la Ley de Medios de Comunicación Audiovisual fue quizá, por la contundencia de su ejecución, la más dramática de un conjunto de medidas que incluye el cierre de programas, el vaciamiento de instituciones y despidos masivos, que a mediados de mayo totalizaban once mil en el estado nacional (según el Instituto de Pensamiento y Políticas Sociales, cuyas cifras coinciden con las proporcionadas por el Ministerio de Modernización), a los que habría que añadir los estados provinciales y municipales, llegando en conjunto a los setenta mil cesanteados.
Tal reordenamiento del entramado institucional precedente, sin embargo, ha suscitado débiles resistencias. Se dirá, con razón, que la complicidad del andamiaje político, judicial y sindical fue decisiva. Pero esto no alcanza para comprender el telón de fondo social que permite que una parte de las dirigencias que acompañaron la hegemonía anterior ahora avalen la dirección inversa. Más allá de los oportunismos a la carta, conocemos sobradamente la insuficiencia de la categoría de “traición” para explicar este tipo de contorsiones masivas.
El desafío es penetrar la argamasa de afectos que concurren e inyectan legitimidad al nuevo llamado de orden. La negativa a preguntarse de frente cómo se gestaron estas subjetividades mayoritarias que decidieron un cambio de época, es la principal causa de la pobreza argumentativa del anti-macrismo. Aún si esos argumentos fueran justos y verdaderos, la crítica no puede renunciar a la eficacia. Y no hay impugnación efectiva al actual oficialismo si al mismo tiempo no se critica el tipo de modelo político del kirchnerismo, que ha resuelto en el plano de lo imaginario y enunciativo dilemas que se definen en el terreno más íntimo de los sujetos destinatarios de la producción de nuevos derechos.
volvieron, pero no tanto
Es necesario pensar en qué puntos el kirchnerismo y el macrismo, con sus evidentes diferencias a cuestas, se inscriben en una línea de continuidad que permite llevar a cabo el  ajuste en el estado ante la pasividad o la impotencia de sus trabajadores, y en alguna medida con su acuerdo.
Cuando Néstor Kirchner arribó al gobierno propuso un enunciado que parecía perimido: la “vuelta del estado”. De repente,  el mismo estado que se había comportado como una máquina excluyente y represiva, adquiría una nueva orientación y asumía funciones, otorgaba financiamientos y cedía espacios a sujetos que hasta entonces habían permanecido en sus márgenes. Una camada de militantes, referentes sociales y culturales, se transformaron en nuevos funcionarios y en sujetos “beneficiarios” del reconocimiento gubernamental. El estado dejó de ser, para buena parte del imaginario progresista, un ente oscuro al servicio de los poderes económicos y se transformó en un dispositivo dador de prestigio. Esta exitosa reconstrucción de la legitimidad de instituciones que habían caído al abismo del “que se vayan todos”, sólo fue posible porque estuvo acompañada por una enorme distribución de dinero bajo la forma de nuevos derechos, por parte de un gobierno capaz de recombinar la economía dura de la soja por un lado, con los pañuelos blancos por el otro.
Lo que nunca se dijo es cómo volvió ese estado que retornó. Porque en lo sustancial la maquinaria no cambió, y por eso soporta distintos contenidos ideológicos, económicos, o científico-técnicos. Esa superficie en la que se alojan políticas y técnicas gubernamentales que se presentan como opuestas, para unos será el otorgador de nuevos derechos sociales gracias al decisionismo del grupo en el poder, para otros una usina de servicios eficientes manejado con criterios empresariales. Y es esta impermeabilidad del aparato del estado, susceptible de ser capturado por una u otra fuerza, la que permite el desmembramiento con tanta desenvoltura, bajo el peso de la última derrota electoral, de las edificaciones institucionales que el kirchnerismo proyectó en él.
La economía del estado argentino, su ejecución presupuestaria, el software que regula el gasto, el sistema de compras y licitaciones y buena parte del personal clave de sus líneas intermedias es el mismo que diseñó Cavallo, artífice de las reformas estatales importantes del neoliberalismo. Así funciona desde hace varias décadas lo que podríamos llamar el disco duro de la administración pública. En lugar de desentrañar esta madeja para adecuar la forma estatal a las nuevas necesidades sociales y políticas, se impusieron dos estilos de gestión para lidiar con los problemas que surgen contidianamente en las instituciones: el cinismo, que toma nota de la distancia existente entre regla y experiencia, y acude a los procedimientos mercantiles para resolver las dificultades (en el área de cultura la figura del “productor” es emblemática, la tendencia a tercerizar, la precarización, las triangulaciones financieras con universidades); y el voluntarismo militante, que supone la autoexplotación de conocimientos, saberes, recursos y energías adquiridas por fuera de la práctica estatal, para sobreponerse a la dureza de un estado que no se deja conmover por la vocación transformadora. Ambas tonalidades, cinismo y voluntarismo, mantuvieron inalterado el núcleo duro del proceder estatal, habilitando todo el tiempo una dinámica de excepciones para sortear reglas que, se asumía con naturalidad, no iban a ser modificadas. En este sentido, la dimensión simbólica y discursiva del kirchnerismo fue tan efectiva para movilizar los afectos colectivos y dar grandes batallas políticas, como impotente para perforar la materialidad de los procesos reales de la gestión.
lo mismo y lo otro
Llegamos entonces al problema que necesitamos comprender: ¿por qué los trabajadores del estado, incluso aquellos que han protagonizado los programas más innovadores y sugerentes de este último tiempo padecen el miedo como una sensación dominante, sienten indignación como una experiencia íntima pero no politizable y conviven con la rabia como un malestar contenido? Se tiene miedo a perder el modo de vida que nos unió más allá de las diferencias: el de sujetos consumidores y pasivos. Esta forma del consumo es tan expansiva como bifronte, pues ofrece una cara democratizadora de los recursos existentes mientras la otra nos subordina en el encadenamiento general de la opinión y la mercancía. Al fin de cuentas, la sujeción a los dispositivos técnicos y financieros no reconoce diferencia entre sector público y privado, asalariados y cuentapropistas, o militantes y consumidores. En cierto modo el macrismo, con su apego a las jerarquías y su promesa de una vida tranquila, acentúa la dimensión más conservadora del consumo. Y lo hace sabiendo que estamos dispuestos a ceder parte del dinero conquistado a cambio de una estabilidad relativa en el reino de la normalidad.
La estrategia del gobierno consiste en lanzar la noticia del despido, dejando en suspenso la posibilidad de la recontratación. Se instala así una disciplina interna que les permite ganar un tiempo valioso para asentarse. Mientras tanto, las reincorporaciones conseguidas no son presentadas como noticia. Más aún, se prohíbe hablar de “eso”. El macrismo huele el miedo y lo utiliza como mecanismo de domesticación. En este proceso, la avanzada gubernamental se vale de los sindicatos, especialistas en olfatear derrotas y cambios en la correlación de fuerzas. Los gremios funcionan como una pieza fundamental del disciplinamiento, porque lo que hay que apaciguar es un elemento preciso: el rasgo democratizador que se desplegó por debajo y entre las narrativas estatales.
En esas redes de experimentación que ensayaron una flexibilidad más allá de las fronteras y rigideces institucionales, y de los automatismos de los movimientos sociales, estuvo el plus creativo de la etapa anterior. Me refiero a los proyectos culturales tan críticos como  populares, a la siempre problemática coronación de los derechos humanos, a las campañas contra la violencia institucional en cárceles y barrios, a los programas sociales, de cooperativas y de trabajo en los territorios urbanos y rurales, a las dinámicas de formación docente, a las líneas de investigación históricas y económicas en los cénaculos del capital financiero, a la construcción de espacios de visibilidad para distintas producciones intelectuales y políticas, entre otros.
El kirchnerismo no tuvo otro modo de leer ese desborde que poniéndose él mismo como causa, para encuadrar sus efectos. Pero estos ensayos, más que una amenaza a la conducción centralizada, insinuaban una potencialidad democrática e interpelaban a las subjetividades que anticiparon la derrota, intentando confrontar con los límites que imponía el neodesarrollismo. Que el macrismo orientó su política de ajuste a atacar esos segmentos se demuestra en el hecho de que no hubo un ahorro económico ni una lógica tan clara en la selección de los despedidos. Mas bien se puso en marcha un rediseño en el perfil del estado. Hubo recorte de empleados y subsidios, finalización de programas y proyectos, pero también se crearon cuatro ministerios, quince secretarías, tres decenas de subsecretarías y se multiplicaron las direcciones. Actualmente está implementándose un proceso de reescalafonamiento que eleva el rango de los cargos políticos, con un generoso aumento salarial para estas capas dirigenciales, con el objetivo de crear una nueva élite en la gestión conforme a la idea de un estado técnico-administrativo.
La política hacia dentro de los organismos estatales hoy combina la dureza disciplinaria (control del movimiento de los cuerpos y manipulación de una obediencia consentida), el vaciamiento de sectores (dejando inactivos a sus trabajadores, o relocalizándolos en otras áreas), la paralelización de funciones (colocando funcionarios por arriba de las estructuras existentes) y, al mismo tiempo, la captura de segmentos dinámicos que no han estado en la primera línea de visibilidad durante la década pasada. Estos últimos poseen saberes específicos que corren el riesgo de ser instrumentalizados, por parte de un liberalismo que o bien “deja hacer” con la intención de servirse de esa productividad, o bien busca engullirse y despolitizar la experiencia colectiva en las instituciones recortándola del fondo político en el que emergieron.
Lejos ya de aquella tensa pero productiva relación entre la experimentación micropolítica en instituciones y una macropolítica gubernamental que supo alojarla aunque no siempre comprenderla, las resistencias contemporáneas tienen que asumir la complejidad de ese tiempo anterior, sus dilemas irresueltos y sus paradojas, porque en estos caminos truncos y nunca pensados a fondo hay sedimentos de los dispositivos de gobierno que se proyectan sobre el presente.
Fuente: Revista Crisis: http://www.revistacrisis.com.ar/

Crónicas antiheróicas griegas: tras el desalojo de Idomeni // Irene Rodríguez y Marta Pérez

Cuando nuestras amigas Marta e Irene nos contaron que querían irse un mes a Grecia para acompañar a las personas refugiadas y contar las distintas iniciativas que iban surgiendo allí, rápidamente les propusimos un espacio en nuestra revista. Ambas están muy implicadas en movimientos por los derechos sociales universales en Madrid y les gusta relatar lo que ven y escuchan, narrando escenas, captando la vida en sus detalles, expresando dudas y preguntas, sin utilizar fórmulas manidas como la del héroe y la víctima indefensa. Esta es la primera de las crónicas griegas que iremos publicando a lo largo del mes de junio.
“¿Por qué queréis ir ahí?”, nos pregunta el hombre que hace el check-in en el hostal cuando le contamos que al día siguiente vamos a ir a visitar el hotel City Plaza, uno de los edificios okupados en Atenas donde conviven 300 personas refugiadas y locales. Es una muy buena pregunta: “¿por qué estamos aquí?”. Hemos venido un tiempo desde Madrid a Grecia a apoyar a los refugiados pero no tenemos predefinido cómo. Hemos venido solas, sin organizaciones detrás, sin tener una tarea concreta que realizar. Hemos venido con contactos de gentes griegas y españolas que están ya haciendo cosas aquí y con algún dinero de amigas y familiares para gastar en lo que se necesite en los proyectos que encontremos, pues nos dijeron que era mejor eso que llevar cosas desde España, por lo cambiante de la situación y las necesidades. Nos preguntamos cómo es relacionarse con las gentes desde otro sitio, que no es el que ocupan los militares ni las personas que llevan chalecos de ONGs. ¿Es posible acompañar a las personas, construir con ellas las formas de apoyarlas?, ¿se pueden encontrar formas y lugares que rompan con la dicotomía asistencialismo vs acción política?, ¿de qué están hechos esos lugares?, ¿qué límites y qué potencias tienen?
Nos proponemos aprender y construir ese lugar haciendo, sin una respuesta a priori que nos defina los qués y los cómos.
“Hemos venido a pasar aquí todo el mes de junio. Tenemos todo nuestro tiempo para dedicarnos a trabajar con las personas refugiadas” le explicamos a Nano, una griega que se nos acerca en una asamblea en la que se están organizando acciones de denuncia de los campos de refugiados. Nos cuenta que desde su colectivo de mujeres se estaban planteando hacer ese acompañamiento a las mujeres, tejiendo redes de solidaridad y apoyo, pero que su gran problema es el tiempo, porque tienen trabajos y exámenes que dificultan el estar de forma continuada. Sonríe, cuando le decimos que nosotras hemos venido aquí para dedicar todos los días que estemos a esto; y nosotras también sonreímos, porque podemos poner a funcionar con ella nuestro tiempo, ese privilegio que tenemos aquí y que nos falta en Madrid. Estaremos en contacto.
CAMPOS MILITARES, CAMPOS INFORMALES
Llevamos tres días en Tesalónica, visitando 4 campos de refugiados de los 15 que por el momento se han abierto a las afueras de la ciudad: Sindos – Frakapor, Softex, Oreokastro y Diavatá. Hay 55 campos contabilizados por ahora en todo el país. Los militares que los custodian nos han pedido identificación en algunos, en otros hemos entrado sin más, pero sabemos que en cualquier momento y por cualquier motivo nos pueden empezar a poner problemas por no estar con ninguna organización, por sospechar que somos periodistas, o simplemente porque el comandante de turno decida cerrar el paso.
El control de entrada es una de las diferencias con los campos informales, aunque según nos han contado compañeras se comenzó a instaurar en las últimas semanas de Idomeni, como una de las medidas que iban preparando el momento del desalojo. Un compañero de la Solidarity Clinic de Thessaloniki, Yannis, contaba dos cosas que nos sirven para intuir la ruptura y la continuidad entre Idomeni y los campos militares. La primera era que Idomeni era un lugar de lucha, con todos los problemas que se pueden dar en una acampada que llegó a tener 20.000 personas: Idomeni eran personas asentadas al lado de la frontera justamente para cruzarla. La segunda cosa que nos contaba Yannis la decimos con sus propias palabras: “Idomeni telos?” (¿El final de Idomeni?). Yannis barruntaba que las gentes iban a acabar divididas en grupos en campos militares, como ha ocurrido, campos que contienen muchos de los problemas de Idomeni pero que se diferencian en varios aspectos clave.
Están lejos de la frontera, en lugares recónditos. Ha sido todo un trabajo para las gentes que apoyan a las personas trasladadas ir localizando, visitando y conociendo estos campos militares y sus condiciones. Estas son deplorables, tal y como repiten las personas obligadas a vivir en ellos: litro y medio de agua al día por persona y no más; los alimentos son sobre todo arroz y pasta; hay muchos mosquitos, y niños y mayores están llenos de picaduras (pero es más grave en los pequeños porque se rascan más y les producen infecciones); escasea la ropa limpia y el jabón, tanto para lavar la ropa como el cuerpo, así como el agua para lavarse (dos bombas que se rellenan dos veces al día con un camión cisterna). No hay árboles ni vegetación, no hay sombras y no hay nada que hacer en todo el día. El contacto con el exterior está mediado por gentes con uniforme (los militares y/o la policía) y gente con chaleco (las ONGs, sanitarias y también de otros tipos).
Nuestra capacidad para hacernos cargo de las necesidades materiales es muy reducida. Este es uno de los hechos que nos devuelven una y otra vez a la pregunta inicial “¿por qué queremos estar aquí?”, aunque sobre el terreno el por qué muta más hacia un para qué. Es una pregunta que nos hacen continuamente personas que están en los campos, personas que están fuera (griegas, españolas y de otros países que están aquí por libre) y también personas de ONGs. Una pregunta que, de hecho, todas se están haciendo a sí mismas pues este momento, los primeros días tras el desalojo de Idomeni, se caracteriza por la incertidumbre y el caos.
ENTRE EL DENTRO Y EL AFUERA
Hay organizaciones no gubernamentales que están teniendo debates acerca de si entrar a trabajar o no en los campos militares: estar ahí puede implicar una legitimación de esos lugares pero no estar implica que las condiciones serán peores. De todos los campos militares que hemos visitado tan sólo Sindos-Frakapor carecía de presencia de ONGs, aunque la misma tarde de nuestra visita una organización estadounidense montó un puesto médico. Por su parte, todas las personas griegas y de otros países que están por libre con las que hemos podido hablar han decidido no trabajar dentro de los campos militares aunque sí hacen visitas, algunas de forma similar a como hacemos nosotras, dedicando varias horas a pasar el tiempo con la gente.
El nuestro es un lugar extraño, pero extrañamente normal: las relaciones y los vínculos con la gente muchas veces surgen muy normales y, al tiempo, sabemos que están atrevesados por la extrañeza que caracteriza el lugar de alguien que aparece por allí a no se sabe muy bien qué, estando además los roles tan definidos y delimitados en los contextos “humanitarios”. Por ejemplo, en Síndos-Frakapor conocemos a Serigne, una mujer kurda del norte de Siria a la que acompañamos a gestionar la atención médica que necesita su hijo. Nos pide que no la dejemos sola en la consulta y nos agarra la mano en varios momentos de la misma, como si de una amiga de siempre se tratara; y así es como vivimos los sucesivos encuentros con ella, a pesar de la barrera del idioma.
Estos momentos compartidos, además de contar con un valor inconmensurable por sí mismos, pueden ser el punto de entrada para construir una confianza en un contexto muy diferente al de Idomeni: si allí la acampada podía acoger a gentes de todo tipo, aquí es muy difícil que dejen dormir a gente no registrada como refugiada en los campos militares; también es más complejo montar alguna actividad que requiera algo de infraestructura, aunque sea efímera. Entras y sales, con más o menos control, pero hay muchas barreras para formar parte, incluida la barrera ético-política que plantea si la gente de fuera, más que formar parte, legitima. Y aún hay tiempo para imaginar cómo, además de escuchar y atender las demandas sobre las necesidades materiales, hacemos (todos) para escuchar y actuar con la misma intensidad las demandas repetidas, claras y concisas que piden acabar con los campos: la gente, además de decir que no tiene agua suficiente o que los niños necesitan zapatos, no para de decir también que no quieren estar ahí, que se quieren mover, qué cuándo van a venir de ACNUR o del gobierno a contarles sobre el proceso de pre registro para el asilo, el realojamiento o la reagrupación familiar, tal y como les prometieron durante el desalojo de Idomeni.
La cercanía de estos campos a una ciudad, Tesalónica, donde ya hay movimientos de apoyo a las personas que se mueven por las fronteras, es una potencia cuyo despliegue tiene que ver con esa confianza que se pueda construir entre el dentro y el afuera. En estos primeros días, esta es de una de las tareas que nos hemos ido dando, que nos han ido dando las personas con las que nos hemos encontrado. En los próximos textos iremos contando más concreto los diversos intentos en torno a ese trabajo, así como otros que tienen que ver con proyectos de autoorganización fuera de los campos militares. Tomamos este espacio que nos ha regalado Alexia como un cuaderno de bitácora de textos abiertos y mutables según se vayan sumando otros; como una manera de compartir con la gente que lea los caminos que vayamos transitando, esperando que cada paso contribuya a dinamitar las fronteras.
Fuente: http://revistaalexia.es/

Sigue la violencia contra las familias campesinas de Santiago del Estero


Santiago del Estero, 11 de junio del 2016
Desde el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MO.CA.SE.) y la Mesa Provincial de Tierras hacemos extensivo este comunicado acompañando a las familias campesinas nucleadas en la Mesa Parroquial de Tierras de Nueva Esperanza que se encuentran consternadas por los hechos sucedidos en el día de hoy.

En el paraje de Ovejería, Dpto. Pellegrini a 30 km de Nueva Esperanza, en horas del mediodía se encontraba en su casa Sergio Levi Arias junto a su prima y su tía preparando algunas cosas para celebrar el aniversario del fallecimiento de su padre, cuando ingreso en su lote el Sr. Guillermo Bancora, empresario de la zona, quien dice tener aproximadamente unas 5000 has en la zona y le disputa a las familias una posesión de 200 has. Bancora estaba  acompañado de tres personas,  con quienes ingreso al domicilio, empezó a agredir verbalmente y posteriormente se acercó y lo tomo de la ropa realizándole una herida cortante con un cuchillo en el pecho, Sergio se encuentra internado en el hospital regional en grave estado ya que la herida afecto parte de la membrana que cubre el corazón y también parte del hígado, por lo cual se debate entre la vida y la muerte.

Esto es un proceso desencadenante de sucesivos intentos de usurpación del terreno y amenazas que Bancora le realizaba a Sergio Levi, ya que existen múltiples denuncias en la comisaria de Nueva Esperanza. Además, las familias tienen iniciado un juicio de prescripción en su contra.

Sergio Levi Arias nació en ese lugar donde vivieron sus padres por más de dos generaciones. Son reconocidos por los vecinos como poseedores, se dedicaban y dedican a la cría de animales vacunos, además de ser docente en una escuela cercana en Campo Grande y con gran compromiso en la participación de la Mesa Parroquial de Tierras de Nueva Esperanza.

Bancora se encuentra actualmente detenido en la comisaria de Nueva Esperanza. Llegó a la comisaria manejando su auto con personal policial que lo acompañaba. Pero tememos que la justicia nuevamente no cumpla con el deber de garantizar la vida y el resguardo de los derechos de las familias campesinas,  ya que estos hechos ponen otra vez de manifiesto que los conflictos de tierra no se fueron de nuestra provincia, sino que se profundizan con desalojos y creciente violencia, una vez más poniendo en riesgo la vida de compañeros campesinos. Por lo que 

EXIGIMOS JUSTICIA
QUE TERMINE LA VIOLENCIA CONTRA LAS FAMILIAS CAMPESINAS E INDÍGENAS DE NUESTRA PROVINCIA 
SEGUIREMOS LUCHANDO PORQUE QUE LA TIERRA ES NUESTRA!!

Clinâmen: Me.Co.Po: Círculos para crear otras formas de consumo

Conversamos con Cristóbal Cervera, de la Misión Mercado de Consumo Popular Me.Co.Po. Crear otros circuitos de circulación de bienes. Los círculos de consumidores y la articulación con los productores. Economía popular, prácticas de intercambio no especulativas.

www.ciudadclinamen.blogspot.com.ar

El pensador niño y adulto // María Gabriela Mizraje


La obra de León Rozitchner (1924-2011) reviste una originalidad poco comparable dentro del campo filosófico argentino. Polémico y apasionado, perseverante, ácido y cálido, toma de la mano al lector y lo conduce por los pasadizos de sus emociones, en medio de las ideas, de un modo insobornable.
L. Rozitchner, amigo de Hegel y Levinas, del  Pentateuco y lo impío, de Simón Rodríguez y John William Cooke, puede ir una y otra vez de los primeros años del cristianismo a los primeros años del siglo XXI o de la fundación del psicoanálisis a los fundamentos de la revolución cubana.
Bajo el cuidado afectuoso de Cristián Sucksdorf y Diego Sztulwark, aparecieron 18 volúmenes que dan cuenta de la potencia, la versatilidad y la poesía de aquel  pensador.
Independientemente de los acuerdos o rechazos ideológicos y políticos que pueda suscitar en unos o en otros, e incluso de la atracción u oposición teóricas frente a sus postulaciones, ni el lector más firmemente situado en las antípodas de las líneas y las curvas trazadas por L. Rozitchner podría negar la importancia de su impronta.
Esa persistencia para tantear el alma, acariciar el cuerpo y sacudir la mente, a través de la materialidad sensible que en León siempre evoca lo materno, hace una juntura entre pálpito y reflexión allí donde el  lenguaje restituye sus pliegues para echarse a volar con hálito de verso o de versículo.
L. Rozitchner practica una escritura fibrosa, conoce el valor de la filosofía del lenguaje, explora dentro de sí lo que observa en el mundo y explora en el mundo lo que advierte en su persona, por ello no teme a la perplejidad o al desgarro, porque, en tanto formas vívidas, lo reconducen en su humanidad más plena al reconocimiento de los otros, con los otros, entre los otros.
Su pensamiento vivo, activo, las salpicaduras de sus manuscritos, sus formas de rodear el objeto, sus modos de lanzar certeramente el dardo en el corazón mismo de las ideas a menudo intuidas y de pronto consolidándose, recorren los muchos volúmenes hasta ahora desconocidos, sobre la gravitación del total.
Siete consisten en reediciones y los once restantes son libros inéditos o parcialmente inéditos, ya que algunos pasaron por el caleidoscopio de una reestructura, siendo agrupados con escritos nuevos. Este último fue el destino que les cupo, dentro de la colección, a las compilaciones de Freud y el problema del poder, Las desventuras del sujeto político. Ensayos y errores y El terror y la gracia, que en su forma original habían sido publicados en los años 1983, 1996 y 2003, respectivamente y que ya no se encontrarán aislados bajo estos mismos títulos.
Los reeditados permiten volver a algunos de los aportes más decisivos y mejor conocidos del autor, a lo largo de medio siglo: el primer libro de L. Rozitchner, un ensayo de 1962 “sobre la significación ética de la afectividad en Max Scheler”, Persona y comunidad; el otro ensayo de 1963, que enlaza subjetividad, sociedad y política y que había quedado fuera de circulación desde la década del `70, Moral burguesa y Revolución. El rupturista Ser judío y otros ensayos afines, que Ediciones de la Flor había sacado en una fecha clave para el judaísmo, el año 1967; el otro estudio de L. Rozitchner sobre Freud, previo al antes mencionado, Freud y los límites del individualismo burgués (1972); el libro con el que se aboca a la Argentina desde el exilio, Perón: entre la sangre y el tiempo. Lo inconsciente y la política, que sale a la luz en 1984, en Venezuela; luego, Malvinas: de la guerra sucia a la guerra limpia, publicado en 1985 y, por último, la filosa revisión agustiniana de La Cosa y la Cruz, de 1997.
Completando este cuadro, la nueva composición y los destellos surgidos de los papeles inéditos pueden hallarse ahora entre los siguientes libros: Filosofía y emancipación. Simón Rodríguez: el triunfo de un fracaso ejemplar, un texto clave que estuvo entre los primeros de la colección de la Biblioteca Nacional y que hace del oxímoron una fuerza en la cual reflejarse sin desfallecer, a pesar de todas las vicisitudes de las historias personales o la Historia mayúscula.
Levinas o la filosofía de la consolación es, por supuesto, un abordaje a la obra del fino autor de Difficile liberté, que L. Rozitchner venía elaborando con esmero pero incluye asimismo la polémica con Oscar Del Barco en torno al concepto de “No matarás”, a la que acabarían sumándose otras varias voces locales.
Cuestiones cristianas tira la flecha hacia lo que se había convertido en una obsesión para L. Rozitchner, siguiendo el mismo hilo que ya desovillara La Cosa y la Cruz; allí, además de los siempre presentes parámetros comparativos entre judaísmo y cristianismo, se detiene en el apóstol Pablo como un alucinado bíblico, en sentido etimológico y en la fuerza de las lenguas. Génesis. La plenitud de la materialidad histórica (y otras escrituras impías) es quizás uno de los más límite e inquietantes, entre los textos nuevos. La inevitable pregunta por la vida y la muerte, de quien ya parece estar sintiendo a esta última demasiado al acecho, se abre con un poema de su autoría que es una sucesión de condicionales e interrogaciones, tanteando en lo inefable, en lo desconocido, en lo incierto, pendiendo —o dependiendo— de Dios o de la destrucción, del pensamiento o del sueño de la existencia. En este texto, como en los otros de su última etapa, L. Rozitchner se asoma hasta el aura, “la aureola imaginaria que portamos nos acompaña siempre”, “el halo imaginario que nos envuelve”, de ahí que sea imprescindible algo del orden de la restitución de la inocencia, porque sólo los niños son capaces de captar esa aureola que los adultos ya no vemos. El secreto tutelaje de la infancia aporta al mundo la emanación y percepción de ese reflejo.
Alumbrado acaso él mismo por las presencias infantiles, L. Rozitchner abraza estas reflexiones con fervor y dando vueltas en su molino da cabida a otros escritos como los que se albergan en la reunión de los textos de Marx y la infancia, donde recuperamos el abordaje que había servido de tesis secundaria para su doctorado en La Soborna, a través de la “negación de la conciencia pura en la filosofía de Marx” (1962) y el recorrido de los conceptos del primer Marx, es decir, de sus escritos juveniles; Rozitchner se detiene en el nudo que hace converger mito, naturaleza e infancia, y reconoce en el pensamiento del filósofo alemán la mitología fundante de las relaciones objetivas con la naturaleza en las sociedades de la infancia de la humanidad. La cooperación vinculada al cuerpo productivo, la expropiación de los poderes del cuerpo, la alienación, la famosa polémica con Bruno Bauer en 1843 sobre “La cuestión judía”, son algunos de los otros tópicos que atraviesa con pasión.
A su turno, por Ensoñaciones fluyen los años de París, la familia, los amigos, permitiendo o conformando cierto mosaico autobiográfico donde los sueños (incluyendo la premonición) se enlazan con los recuerdos, y las lecturas con las ciudades y las utopías. Retratos filosóficos es un paseo por los mundos de algunos de sus interlocutores silenciosos del campo intelectual, ya amigos, como Adelaida Gigli y Ramón Alcalde, ya bibliografías obligatorias, como Artaud y Althusser, ya dos capítulos de la historia de la literatura argentina, el rechazado Eduardo Mallea, a quien confrontara desde Contorno y el rodeado Macedonio Fernández; ya una entrevista sobre Oscar Masotta, que L. Rozitchner quiso que saliera en forma póstuma y dará de qué hablar.
La lista se completa con distintos “Escritos”, los políticos, los psicoanalíticos y los de fin de siglo. Por Escritos psicoanalíticos. Matar al padre, matar al hijo, matar a la madre circulan ecos antiguos, figuras aisladas sobresalientes y plurales de masas. Moisés, Edipo, la Esfinge, Freud, Clausewitz, Lacan, Sade, el punto de articulación en que el poder se interioriza en el sujeto y “el suelo como esencia de todo conflicto”, gestionando la guerra.
Escritos políticos revisa las izquierdas, el peronismo, el neoliberalismo y llega hasta el kirchnerismo. Insiste con el paradigma cristiano, en un contrapunto con el marxista, donde advierte la crisis entre sus intelectuales, recuerda las lecciones del exilio o repasa los primeros cuarenta años de Cuba. Desde la promesa de aquello que necesariamente huirá, albergada en la esperanza profética de Isaías (“Y huirá la tristeza y el gemido”), se pregunta una vez más por el horror de las masacres, del genocidio y aborda los testimonios de mujeres que sobrevivieron al exterminio articulado desde la ESMA. “Una internacional del terror y de la muerte” denunciada para penetrar en “la incógnita más escandalosa”, como León llama con lúcida razón al resorte de la criminalidad humana. El volumen contiene así aportes fundamentales que habían sido diseminados en revistas (también en diarios) a lo largo de medio siglo, desde Contorno hasta los últimos tiempos en Página/12 y recoge y reagrupa textos que habían formado parte de las Desventuras del sujeto político (1996) y Del terror y de la gracia (2003).
Por su parte, Escritos de fin de siglo insiste con Freud y Marx, recala en Spinoza y Lévi-Strauss y además nos permite conocer sus lecturas, reinterpretaciones y aportes a Todorov y a Buber para encarar al Otro, a Baudrillard para sentarse o hincarse junto a la muerte, en la otra cara de la seducción, y al retorno de lo arcaico para tantear respuestas sobre el rol de la conciencia histórica en la posmodernidad y desplegar el enlace entre la negación y la nada, que L. Rozitchner querrá desmontar en un juego de palabras: el “ano-nada-miento”. Como en casi todos los tramos de su obra, los mandatos (o mandamientos) y las resistencias a los mismos inauguran la tarea de la búsqueda de sentido para huir hacia el fondo de una interioridad acunada.
Imposible dar cuenta, en unas cuantas líneas, de tal vastedad y hondura como las que atesoran los múltiples libros aquí desplegados, pero este recorrido se abre en consonancia con aquella voluntad de que los papeles conocidos y los papeles guardados se desarrollen de cara a todos, para traernos ya una cifra, ya un murmullo, ya un empuje, ya un modo de reconocimiento o de reencuentro.
Las obras se cierran con unas reflexiones en torno a Hegel, Hegel psíquico I (del alma), lo cual hace entrever asimismo otra puerta entornada. El aliento del título exhibe una promesa de continuidad. La interrogación del autor al texto hegeliano radica especialmente en la forma en que la naturaleza humana se distancia del resto de la naturaleza, en pos de la profundización de la libertad del espíritu.
En Hegel psíquico irrumpe aquello que un apunte sabe revelar y de lo que se nos permite ser testigos: la indicación para uno mismo, la apertura en espejo, el entreacto, el deseo de volver a los escritos, a las ideas, luego de alguna pausa imprescindible: “Seguir aquí. [Me encuentro desconcertado: Hegel me apabulla; por momentos siento como si un loco estuviera pensando en el vacío alambique de un cerebro que destila pensamiento tras pensamiuento, y lo vuelve a destilar y a refinarlo, como si con ello engendara la materia misma del mundo en su desarrollo […] ¿Qué es lo que me maravilla y al mismo tiempo me repugna, hasta siento náuseas […]?”
León Rozitchner forcejea por llenar ese vacío dejado por la imagen, por su metáfora potente. La ansiedad textual que lo oprimía en los últimos años y que su voz traía una y otra vez en el teléfono (“tengo mucho que hacer, no voy a llegar”) parece haber hallado la mejor respuesta entre sus propios archivos y, al fin, la serenidad.
León era, por formación, como David Viñas, de los que se exigían a sí mismos tanto como a los otros siempre un poco más, de ahí cierto sello de disconformidad pero también de ahí la actividad perpetua y la oscilación entre el escepticismo y la esperanza.
Y a Rozitchner, crítico tan a menudo disconforme o nihilista, se le nota cuánto cree en el amor y puede seguírselo en el hilo de una estela que no se apaga, aquella de lo materno irreductible. Es ésa una vibración de lectura en la cual hasta el feminismo más puro o más duro podría detenerse, porque no se trata de esencialismos sino de la más sutil construcción de la subjetividad, con las repercusiones de lo arcaico y la contundencia de los cuerpos.
Dichosos nosotros frente a su logro, pues, bajo el susurro de su trazo firme e insinuante, podemos recordar que si toda inflexión filosófica está situada en su contexto, no menos cierto es que ningún momento histórico podrá abolir jamás la reflexión.

Políticas del ser y del poder, aura de los lenguajes y los tiempos, desde las fulguraciones de la historia hasta las premoniciones de la vida, León Rozitchner, con su filosofía ensoñada, nos ofrece un recorrido intenso, lleno de nombres propios, de revisiones y búsquedas de un más allá que es más acá que nunca cesa.

El coraje de gritar


Lobo Suelto! no acompaña la hipócrita catarsis social en torno a la corrupción. No llama a los jueces para que “laven” el sistema político, ni le interesan los desesperados abrazadores de valijas repletas de divisas, a los que sólo se repudia cuando el espectáculo mediático los sorprende in fraganti, como si no fueran desde siempre parte del establishment, pobres hombres que exhiben la tristeza de un medio y de una época.

Lobo no se solaza junto con los panzallena que esperan que tanta perplejidad e indignación de por terminado todo diferendo político, creyendo poder imponer bajo la idea de un “mani pulite” que aquello que no es libertad de empresa sólo puede ser mundo criminal, como si hubiese un crimen más sistemático que el empresarial. Como si el estado fuese tan otra cosa.

Lobo no está dispuesto a participar del luto y del lamento por el kirchnerismo perdido, porque lo que no se critica en tiempo y forma, cuando es posible aún orientar el rumbo de las cosas, se convierte luego en retórica podrida.

El silencio en medio de esta penosa catarsis, esta consagración de la mentira colectiva, no supone una apuesta a la mudez. Se renuncia a la palabra sólo porque se busca aún el  grito que –contenido, como todo lo auténtico- aun no llega. Grito, es decir, conversión del espanto en alivio. Frente al sistema de  lo banal.

El sueño de Lobo es sencillo: un pueblo que no pierde el coraje de gritar.

Revista Crisis #25: la clase obrera no va a los paraísos fiscales

Un camión agazapado. Entrevista a Hugo Moyano.
Por su poder, su lugar en el tablero sindical y su tradición callejera, a pocos meses de haber asumido Macri todos se preguntan qué va a hacer Moyano. ¿Resistente o integrado? El 29 de abril produjo la movilización más importante que enfrentó el gobierno pero, luego del veto, dijo no al paro. Hugo acumula, empuja la unificación de las CGT, concibe un sindicalismo de acción que no renuncie a la inteligencia, y hasta se le anima al «Guasón» Angelici. Fuimos al bunker camionero a preguntarle las cosas directamente a él. Por Paula Abal Medina, Martín Rodríguez y Mario Santucho.
Manifiesto. Dónde está el sujeto.
El alcance regional de esta nueva “transición hacia la democracia de las finanzas” refuerza el presentimiento de que nos enfrentamos a un punto de inflexión histórico. Las derechas políticas y mediáticas avanzan con cabal conciencia de clase en dos planos esenciales: el replanteo del modo de acumulación, con la correspondiente transferencia de ingresos en favor de las élites; y un proceso de reorganización general de las instituciones del estado, gracias al cierre reaccionario del sistema político y judicial. Por el Colectivo Editorial Crisis.
El estado de decepción
El ajuste se convirtió en la nueva retórica gubernamental, pero contra los pronósticos que diagnosticaban irreversibilidad y valor, entre los trabajadores estatales resistir se hizo cuesta arriba. El miedo, el cálculo y la anuencia sindical se instalaron como forma de digerir el cambio de pantalla. Motivos y razones de lo vivido, para comenzar a desandar el oscuro laberinto en que nos metimos. Por Sebastián Scolnik.

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Habitar la espera, entre los campamentos y los campos (crónicas antiheroicas griegas II) // Irene Rodríguez y Marta Pérez

Fronteras cerradas. Miles de refugiados esperando su oportunidad. ¿Dónde y cómo se habita esa espera? Es muy diferente hacerlo en un campamento informal y medio autoorganizado o en uno de los campos militares dispuestos por el gobierno griego. Explicar esta diferencia es el eje de la segunda “crónica antiheroica griega” que nos regalan desde el terreno Irene Rodríguez y Marta Pérez, el terreno en el que ahora mismo se juega el futuro de miles de personas y también, sin exageración ninguna, la suerte política de Europa.
 – Where are you from?
– We from Spain, and you?
– Syria, we from Syria. I have a lot of spanish friends! From Catalunya!
A los pies de una manguera de gasolina, Amjad y su hermano nos saludan y nos hacen señas para que nos sentemos con ellos. Nos reímos un rato intercambiando palabras en árabe y en inglés y explicando nuestra inexistente pasión futbolera. Nos preguntan a qué hemos venido y le contamos que queríamos conocer el Eko Project, el proyecto que, con el impulso de un grupo de catalanes, se comenzó a construir el pasado mes de marzo en un campamento en torno a una gasolinera EKO, y que creció tras el desalojo de Idomeni.
En ese desalojo, Amjad subió junto a otra mucha gente a un autobús que les llevó a los campos militares. En uno de ellos le dijeron que no iban a registrarle por ser un hombre soltero solo. Las familias tenían prioridad a la hora de inscribirse como residentes en los campos. Amjad podía quedarse si quería pero no tendría tarjeta de identificación, que sirve para poder recibir las raciones de comida; tampoco entraría en el pre-registro para el proceso de asilo del gobierno griego y ACNUR (que ha comenzado a principios de este mes de junio). Así que Amjad, su hermano y su mejor amigo cogieron sus cosas y se vinieron al Eko, uno de los tres últimos espacios sin control militar que quedaban cerca de la frontera con Macedonia (los otros dos eran el campamento en torno a la gasolinera BP y el del Hotel Hara, desalojados un día después del Eko, el martes 14 de junio).
Amjad y sus amigos han cruzado la frontera en dos ocasiones, y las dos han sido detenidos mientras atravesaban Macedonia camino de Serbia, para ser devueltos a Grecia. No se plantean volver a intentarlo por ahora. Quieren esperar a ver qué pasa con el pre-registro; si ven que se demora demasiado se plantean volver a Turquía. Los dos meses que estuvieron allí ahorrando para venir a Grecia los emplearon en un trabajo de 16 horas en una cocina, por el que cobraban 400 euros al mes.

Los campamentos informales: la experiencia del Eko-Project


Si levantamos la vista del surtidor de gasolina en el que estamos todos sentados vemos la tienda de la gasolinera, que cuenta con una pequeña cafetería que el dueño ha dividido en dos para permitir a un par de chavales montar un pequeño puesto de kebab, a 1,50 euros la unidad. En la terracita hay bancos de madera donde la gente se sienta a comer, a tomar el té y a ver las noticias en la tele. Se respira un ambiente de tranquilidad y comunidad, una sensación que quizá nosotras acrecentamos tras pasar cuatro días en campos militares.
Charlando sobre esto, coincidimos en que una de las cosas que hemos notado en el Eko es que los niños y las niñas van más a su bola. Pasan el rato con sus familias, jugando entre ellos, aprendiendo idiomas en la pequeña escuelita o en la zona de juegos, dos de los espacios de Eko Project. Mientras, en los campos militares suele suceder que al entrar se acercan corriendo varios pequeños y pequeñas que te acompañan a todos los lugares y demandan tu atención; estos chavales, si no están en una jaima que se queda pequeña cuando hay más de cuatro personas sentadas, pasan el rato corriendo por suelos de cemento.
En el Eko existen espacios compartidos para adultos y para niños, que en gran medida están gestionados por los propios habitantes del campamento. El Eko Kitchen es una cocina que cada día prepara comidas con productos frescos para 1600 personas; la escuelita la llevan profesores sirios, hay un espacio de mujeres y un espacio de cuidado de bebés y por las noches se proyectan películas en un cine al aire libre. El campamento cuenta con una antena de wifi abierta, con el doble de baños que los campos militares que hemos visitado y con un equipo de limpieza que nos deja anonadas: hacen rondas cada dos o tres horas, así que los váteres están limpios y tienen papel higiénico.

También trabajan aquí algunas ONGs sanitarias y otras que intervienen con niños, aunque su presencia pasa más desapercibida: hay más tránsito, más conversaciones, más grupos, de modo que también las personas que llevan chalecos identificativos forman parte de un paisaje, mientras que en los campos militares son inmediatamente apercibidas. Nos gusta el proyecto y el espacio pero nos queda claro que no necesitan gente; una conclusión que, de nuevo, nos sorprende si la comparamos con la necesidad que hemos sentido en los campos militares.
Y es que el Eko no es un campo, al menos no es como los campos controlados. Precisamente el control es lo que articula un campo militar. Lo expresó de forma muy clara un trabajador de ACNUR que estaba en el Eko el día de nuestra visita: “we have no control here, this is not a camp”. El gobierno griego, y con él ACNUR, no reconocen los campamentos informales como campos, tampoco en lo que respecta al proceso de pre-registro para el asilo: si no estás registrado en un campo oficial, por el momento no puedes formar parte de ese proceso, pues no está claro cómo se va a pre-registrar a las personas que no están en espacios controlados por los militares.
Esta incertidumbre es de facto una forma de colocar a las personas en una decisión muy difícil, entre la necesidad de pre-registrarse para el asilo y la obligación de moverse a campos imposibles de habitar. Los representantes de ACNUR que nos hemos encontrado intentan eludir esta situación con el argumento de la neutralidad: “no podemos decir al gobierno griego lo que ha de hacer, no tenemos control sobre el proceso, somos neutrales, denunciamos las condiciones de los campos en informes periódicos…”.

Los campos militares: lugares de espera total


Condiciones infames, como las que soportan ahora mismo en el campo militar de Vasilica las personas que habitaban el Eko. Cuatro días después de nuestra visita y de esa conversación con ACNUR, el Eko fue desalojado por la policía (el lunes 13 de junio). Comenzaron a las seis de la mañana metiendo a la gente en autobuses sin decirles a dónde se dirigían y sin darles tiempo a recoger sus cosas. El desalojo se llevó a cabo con total impunidad, sin permitir a la gente grabar o sacar fotos: la mayoría de los que aquí llaman “voluntarios” acabó en la comisaría del pueblo más cercano, Polikastro, retenida durante una o dos horas. A nosotras nos obligaron a borrar los vídeos y las fotos que habíamos hecho. La gente acabó a más de 100 kilómetros de la frontera, a las afueras de una pequeña localidad al este de Tesalónica. Sus cosas se quedaron en el Eko, que es ahora una colección silenciosa de tiendas de campaña, comida, ropa y útiles abandonados.
Los sucesivos barracones de Vasilica ya contenían tiendas en su interior antes de que la gente fuera llegando en los autobuses. Tiendas con moho, tiendas sucias. Una niña nos lleva a que las veamos por dentro y nos insiste: “photo, Facebook, send to Alemania, no good”. Un representante de la ONG norteamericana InterVolve, que lleva trabajando con los militares diez días para “acondicionar” este campo, nos comenta que es un “good start”, que le digamos eso a la gente. Pero la gente ya está sacando sus propias conclusiones, no hace falta más que darse una vuelta y fijarse en las miradas, en cómo nos miran, en cómo pierde la mirada Amjad, al que nos encontramos en uno de los barracones. Para él, como para otras personas del Eko, la posibilidad de que un campo del gobierno pudiera ser mejor que el Eko, sobre todo porque permitía el pre-registro, saltaba por los aires: el campo era horrible, horrible ver un montón de militares con mascarillas y guantes haciendo fotocopias de los papeles de los cientos de personas sentadas en el suelo arenoso.
Para nosotras, ser testigos de esta experiencia acrecentó la profundidad y también la angustia que atraviesa la pregunta que nos venimos haciendo desde hace varios días: además de una falta escandalosa de cobertura de las necesidades materiales más básicas, ¿de qué están hechos los campos militares y, sobre todo, qué trabajo se puede hacer ahí justamente para salir de ellos? Sin minusvalorar los problemas – de precariedad, de límites en su capacidad de inclusión y ampliación- de un campamento como Eko Station, era un espacio visible y habitado: las gentes esperaban poder cruzar la frontera, se habían establecido muy cerca de la misma y organizaban su vida cotidiana.
Los campos militares son lo que llamamos un lugar de espera total: las gentes han sido llevadas a varios kilómetros de la frontera, a lugares donde han de esperar por todo. Además de esperar para cruzar la frontera y de esperar a la gente de ACNUR para hacer el pre-registro, están obligados a esperar para que se abra la puerta y poder salir del campo a las nueve de la mañana; han de esperar para que les distribuyan el desayuno, luego el agua no potable, luego la comida (judías verdes con patata, macarrones o arroz) y el agua potable, luego la cena (un trocito de una especie de pudding de patata, o patatas cocidas, o arroz)… y así hasta las nueve o diez de la noche, cuando se cierra la puerta, porque andar por la noche por polígonos industriales y carreteras sin alumbrado es un “problema de seguridad”, como asegura la policía.
Esa espera total marca también las relaciones entre personas que quieren cruzar la frontera y personas que han venido a apoyarlas. Aunque las diferencias, sobre todo en cuanto a vulnerabilidad, son enormes siempre, no es lo mismo trabajar codo con codo en una cocina como la del Eko que llegar de visita a un campo donde las personas están obligadas a depender para todo de otros: de los militares y las ONGs que están dentro y de la ayuda que puedan prestar los de afuera cuando la policía les deja pasar, cosa que ocurre a veces y otras veces no. Los espacios que se liberan dentro de estos campos –como la pequeña escuela que han creado unas niñas de 12 años dentro del campo de Sindos Frakaport– nos despiertan tanta admiración como preocupación por la fragilidad extrema que los atraviesa.
Así, va cobrando cada vez más fuerza la primera experiencia que tuvimos en este viaje a Grecia, esa visita que hicimos al City Plaza Hotel en Atenas. Retrospectivamente, lo que aprendimos allí toma toda su fuerza ahora, cuando los campos son todos militares y las gentes ya no están en zonas abiertas cerca de la frontera sino en las afueras de una ciudad, Tesalónica, con numerosos edificios vacíos. El hotel City Plaza de Atenas tiene siete plantas y 92 habitaciones en las que viven 112 mujeres, 98 hombres y 185 niños y niñas de Siria, Afganistán, Irán, Kurdistán, Iraq, Palestina y Pakistán, así como personas griegas. Se cocinan 900 comidas al día entre desayuno, almuerzo y cena, y también hay clínica, escuela, cafetería, centro de lucha y peluquería (1). Se celebran reuniones sobre aspectos legales o asambleas de profesoras de la red pública griega sobre cómo integrar a los niños y niñas que viven en el hotel en sus escuelas el curso que viene.

Al despedirte de la gente del City Plaza no puedes decir “espero volver a verte dentro de un mes cuando vuelva”. Pero la razón de evitar esta despedida tan común no es porque el lugar que se ha compartido sea un problema; es que nadie quiere seguir sin poder moverse durante un mes. He ahí la diferencia entre los lugares que se habitan mientras dura la espera y los lugares de espera total. Mientras empujamos para que se abran las fronteras, la experiencia de estos días nos empuja a pensar y trabajar en y por esos espacios habitables.
Fuente: http://revistaalexia.es/


(1) Decidimos gastar 80 euros del dinero que nos han confiado amigos y familiares en una compra para uno de los turnos de comida. Compramos productos frescos, pues es lo que más escasea en la despensa del hotel (tomates, manzanas, patatas), así como jabón para lavar ropa, papel film para guardar los restos de comida y guantes para manejar los alimentos. El City Plaza acaba de lanzar un llamamiento a la participación – en forma de donaciones o de presencia – que se puede consultar en su página de Facebook y en solidarity4refugees.gr.

Los escondites // Pedro Biscay

Con la publicación de este texto de Pedro Biscay intenta promover una discusión sobre el financiamiento de la política. Naturalmente, se trata de evitar la catarsis hipócrita y dar lugar a una verdadera problematización.
¿Qué significa esconder? Una y otra vez pienso en los escondites y en sus miles de formas. Miro la televisión y en cada canal aparecen noticias, debates y polémicas que hablan de nuestra democracia mediática. Allí, en los estudios de TV todo se dice, todo se discute, amplia y vorazmente. La tiranía del tiempo escueto se vuelve participativa porque varios personajes –sean diputadxs, expertos, opinadores seriales, periodistas, “ciudadanxs de a pie”, etc.– dan sus ideas sobre la corrupción y el escándalo. Allí todo es muy transparente e incluso la amplia cobertura televisiva pareciera ayudarnos a medir el grado de acceso a esa información, tan vital para el devenir democrático y la formación de ideas sobre los acontecimientos que estamos viviendo.
Sin embargo, nadie se pregunta qué significa esconder. Pareciera que la cuestión se resuelve en la medida que aparecen bóvedas, tachos de material, actos desesperados en los que se arrojan millones de dólares por la medianera de un sitio –nada menos que religioso– que viene a consagrar la eficacia del símbolo, justo cuando la retroexcavadora fracasó en levantar en cada uno de sus movimientos, paladas y paladas de dinero como se esperaba.
Vi los acontecimientos de los días pasados y por un momento quedé perplejo por lo inverosímil del hecho pero a la vez por la potencia arrolladora que esa imagen genera en la conciencia  y en el sentido común. Vale la pena preguntarse sí durante estos días hemos visto la imagen desnuda de la corrupción o de la mafia. Vimos bolsos, vimos un ex funcionario público fuera de quicio y además vimos una metralla. Todo esto en una secuencia de shock que paraliza, avergüenza, interroga, desmoraliza y desorganiza. Puesto en un televisor dentro de un espacio cerrado al vacío podría ser una imagen perfecta de un narco estado. Una imagen que quieren imponernos a cómo sea.
La maquinaria de la moralidad es tan bestial que el escándalo se potencia y nos impide ver más allá de los efectos que la inmediatez nos impone. Tenemos la obligación de mirar más allá de este episodio y asumir el desafío de desarmar la eficacia de la mediatización. Así como un pibe que roba no es un pibe chorro, el barrio donde vive tampoco es un barrio de chorros. De igual modo, un funcionario implicado en un caso de corrupción no vuelve corrupta toda la política. Sin embargo, la eficacia de la mediatización hace del pibe un “pibe chorro” y del funcionario un “funcionario corrupto”. Incluso antes que el poder judicial dicte condena, los medios ya han anticipado su veredicto.  Este es el poder del estereotipo que impide ver más allá y que mancha a toda la comunidad política. 
Aquí hay una operación que combina lo mediático pero algo más. Ese algo más es el corazón de una lógica mafiosa que vuelve delictivo todo lo hecho por una gestión de orientación popular. Se opera una conversión cínica que vuelve delito, choreo, estafa, malversación cualquier iniciativa de política pública del anterior gobierno. Es delito no haber ejecutado en su totalidad un proyecto presupuestado, es delito haberlo ejecutado tardíamente, es delito sí se lo ejecuto en etapas que implicaron correcciones, como también es delito sí se adeuda a determinados proveedores. Todo es delito porque sí un funcionario público cometió un delito, entonces todo lo que rodea a ese funcionario público también es delictivo. Es la lógica de la asociación ilícita aplicada a la organización de la política.
Claro que la política tiene vicios corruptos. Por supuesto que hay miles y miles de funcionarios dispuestos a dejarse sobornar por unos mangos a cambio de aceitar contrataciones. Pero esto es igual de cierto como que entre retorno y sobreprecio se establece una correlación que no es otra que la de empresario corruptor/funcionario corrompido. Desde hace muchos años, somos varios quienes decimos que “detrás de cada funcionario público corrupto, hay un empresario que corrompe”. Y lo decimos porque creemos que el fenómeno corrupto no tiene tanto que ver con la moralidad o inmoralidad de determinados funcionarios, sino que explica una matriz de reproducción y acumulación del capital económico y político también.
Un libro que siempre me pareció fundamental para entender este tema dice lo siguiente: “El elemento fundamental de la corrupción son las empresas, pues son ellas las constructoras sociales de los mercados, tout court, y además, del monopolio y del oligopolio, como nos demuestran todas las investigaciones sobre la extorsión […] Se trata de empresas ilegales, que adquieren ventajas competitivas a través de la violencia, la evasión fiscal y tributaria, la circulación de enormes masas de capital que derivan de actividades ilícitas, entre las que se destacas el narcotráfico”. Así arranca el capítulo sexto de Cleptocracia, del historiador económico Guido Sapelli.
La corrupción fue durante los años noventa un medio para la acumulación de rentas económicas construidas a costa del saqueo y la cooptación del aparato estatal y de las empresas públicas en un momento en el que junto a las privatizaciones (que pagaban parte de los intereses de la deuda externa) la patria contratista se reacomodaba funcional y estratégicamente en el nuevo entramado de la obra pública.
No podemos eludir más la discusión frontal sobre la corrupción durante la última década. No es sano, no es inteligente y deja sin herramientas a los movimientos sociales que apuestan por opciones de gobierno populares. Quieren queramos defender estas banderas y las políticas de inclusión social y de derechos construidas estos años, tenemos la obligación de hacerlo. Así como frente al gatillo fácil y la represión policial oponemos políticas de control civil sobre el uso de la fuerza y programas contra la violencia institucional, debemos construir programas de prevención de corrupción que pongan en el centro de la escena el rol corruptor de las empresas y los problemas de debilidad legal que favorecen la corrupción.
Por eso, sí durante los noventa las empresas de la corrupción se repartieron nuevas cartas de participación en el mercado de la corrupción; tal vez debamos explorar qué aspectos de ese proceso continuaron en los años posteriores. Para avanzar en esa línea deberíamos explorar todas las debilidades normativas que los sistemas de comprar y contrataciones tiene para permitirles a las empresas efectuar intercambios clandestinos con funcionarios corruptos.
Este punto es hoy imperioso porque cada vez que el empresariado coopta la política, se produce en simultáneo una apropiación privada de lo público y una clandestinización de los intercambios entre privados. Esto es así porque lo privado clausura lo público y al hacerlo sumerge en la clandestinidad las transacciones ilegales. En un determinado punto de este proceso las debilidades normativas, que son el plafón que retroalimenta los mercados criminales (de los cuales la corrupción es sólo uno de ellos), se transforman en el liderazgo de la ilegalidad. Tomo estas ideas también del texto de Sapelli.
¿Por qué no hablan los empresarios y cuentan cómo y quiénes los corrompían? ¿Por qué no explican los circuitos que recorrían cada vez que tenían que sortear los requisitos de un pliego de bases y condiciones? ¿No sería este el momento justo, especialmente sí se tiene en cuenta que el actual gobierno viene a traer aires de honestidad y transparencia a la gestión? Además, ¿no sería bueno este momento si ya el kirchnerismo no tiene capacidad de “apretar”, o sea, de volver rehén a los empresarios que quieren trabajar en el país?
Tal vez durante los últimos doce años la corrupción tuvo otras dinámicas, es decir, otras funcionalidades. Sin embargo, no dudo ni un segundo en creer que alimentó a los corruptores de obras públicas y de servicios de asesoramiento y provisión de bienes en todo el Estado. No quiero generalizar, pero vale la pena preguntarse por esto porque alguna respuesta tenemos que encontrar, especialmente porque el liderazgo de la ilegalidad está relacionado con la fuga de capitales, el endeudamiento externo y la evasión tributaria.
Algo está escondido y es la falta de capacidad para articular propuestas institucionales que permitan encerrar el fenómeno corrupto (digo encerrarlo porque no se puede eliminar, es un asunto que hace a la democracia, que hace a la distribución de razones deliberativas, porque forma parte del consenso, aunque la moral no le permita a muchos aceptarlo: siempre es más fácil indignarse). Nos guste o no la corrupción y la democracia conviven y se retroalimentan.
Pero algo también está escondido en la discusión sobre el financiamiento a la política, porque siempre llegamos tarde y de un modo poco lúcido para pensar estos problemas. Creer que la transparencia y la explicación de quienes financian las campañas es garantía suficiente es poco inteligente, poco atractivo y poco desafiante. Me arriesgaría a pensar que es parte de una afirmación indiscutida: sólo con guita se hace caja, sólo con la caja se ejerce el poder. Esta visión es profundamente neoliberal, y desde el campo popular tenemos que ser astutos para no quedar atrapados en estas formulaciones que son propias de la holgazanería pero no del esfuerzo por repensar el desafío de la emancipación política. La emancipación política requiere para el mediano plazo pensar otras formas de financiamiento de la política en donde los ricos no financian los proyectos políticos del pueblo. Sí se requiere de guita, son los movimientos y no las empresas quienes tienen que conseguir y generar recursos dinerarios. Ahora, para el largo plazo tenemos que aprender a pensar la política sin guita, porque la plata compra, privatiza voluntades y la política forma la escena de lo público, es decir, es su contrario más extremo.
El riesgo que corremos es muy alto, porque el poder económico siempre acecha las fronteras del aparato estatal (lo repudia pero cada vez que puede lo controla para doblegarlo a su favor; su vínculo es histérico) para desprestigiarlo y destrozarlo. El estado y la política sólo tienen razón de ser si se vuelven herramientas para la construcción de derechos, para la independencia de los pueblos.
Y los pueblos organizados molestan, generan irritación a los sectores dominantes porque la esfera pública politizada hace de la democracia una poderosa maquinaria que impone límites a la avaricia de los ricos.
De allí que la expansión del poder popular sea catalogada de clientelar. Quienes hacen esto confunden empoderamiento popular con servidumbre, porque le temen a la conquista de derechos sociales. Es así, los sectores populares no pueden ejercer la política, no pueden reclamar, no pueden exigir porque al hacerlo ejercen derechos que impactan directo en el corazón de la rentabilidad empresaria: el componente salario del costo de producción de una unidad económica.
De allí la acusación de ir detrás de un pancho, como si formar parte de la voluntad general sólo fuera admisible para unos pocos ilustrados. Por todo esto hay que repensar la dinámica y los circuitos del financiamiento de la política actual y de los mecanismos de financiazción que creemos son válidos para fondear la acción política de un proyecto popular.
En esta línea me pregunto, ¿qué diferencia hay entre la obra pública y el grupo económico que financia al candidato político? ¿Acaso no son los dos componentes de la misma ecuación, es decir, aquella compuesta por el retorno y el sobreprecio? ¿Cómo se mide esta relación? ¿Cuál es la tasa entre coima y sobreprecio?
Esto deberían explicar a la opinión pública los “rehenes” que se presentan sin identificarse como víctimas de la corrupción. Sería útil, al menos, para medir intensidades corruptoras, zonas de mayor o menor riesgo corruptor y, por supuesto, protagonistas con nombre propio. Esto no aparece nunca, no se discutió ni en la televisión, ni en la academia ni en las organizaciones de la sociedad civil, siempre conformes con presentar los malos índices de Transparencia Internacional, que además son subjetivos y efectuados por el poder económico. 
Por este tipo de pliegues complejos que esconden preguntas fundamentales se perpetúan formas de corrupción que no hacen más que mancillar la política, que hacerle el juego a la potencia del empresariado que quiere que el juego del libre mercado no esté interferido por la decisión política.
Pero hay otro escondite muy alejado de nuestra cercanía conceptual y territorial y que pareciera que “no es delito en sí”. Los paraísos fiscales, las cuentas off shore, los bancos pantalla, las sociedades encadenadas y otras estructuras jurisdiccionales y/o societarias útiles y eficaces para la evasión impositiva, el lavado de dinero y la fuga de capitales.
Un paraíso fiscal es una guarida porque permite esconder. Aquí no vale la ontología del “en sí” y “para sí” cómo sí se tratara de un objeto sartreano. Nada de eso, no nos dejemos tomar el pelo por estas expresiones cínicas que pretender transformar la opacidad en virtud para esconder, justamente, la utilización delictiva de estas estructuras. Si cualquier persona de bien asiste a un curso sobre planificación tributaria o siquiera lee un libro sobre este tema, al igual que si asiste a una conferencia de lavado de dinero o utiliza un manual de prevención, rápidamente verá que un paraíso fiscal es una jurisdicción considerada de mayo riesgo por las implicaciones que en materia de evasión fiscal y lavado de activos genera. Quien constituye una off shore sabe que lo hace para estos fines que no son lícitos. Toda la Oficina Anticorrupción sabe esto al igual que lo sabe toda la Unidad de Información Financiera.
El mayor escándalo es que desde aquella oficina, liderada por un cuadro político del oficialismo, nos digan que “no es delito en sí” cuando la jurisprudencia en la materia establece que una sociedad off shore es una presunción de delito (que admite prueba en contrario, claro está). Y es el mayor escándalo porque apaña y esconde la realidad societaria de todo el empresariado que evade impuestos, sobreprecios o rentas usurarias como parte de sus estrategias de planificación empresaria. Más escandaloso aún es cuando los empresarios se vuelven funcionarios, porque es allí que necesitan blindar su situación reputacional para lo cual acuden al otro escondite.
El otro escondite es el más burdo. Es el escondite del tal López, a quien no me interesa defender. Que actúe la justicia esclareciendo los extraños sucesos que rodean su bizarro raid. Aunque lo primero que tendría que hacer la justicia es decomisar ese dinero que no sabemos de dónde viene,  pero que no queremos que quede tirado en un sótano a la espera de integrar el presupuesto del Poder Judicial, como sucedió con el remate del Petit Hotel de Alsogaray cuyos fondos nunca fueron al Hospital Garrahan porque la CSJN lo prohibió. Este escondite que parece copiado de series televisivas es grotesco y escandaliza, por eso paraliza e impide pensar en todo lo anterior y,  sobre todo, en el siguiente último escondite que resumo en una pregunta: ¿cómo se construye el consenso en torno a votaciones claves como las de estos días, que han implicado el sacrificio del sistema provisional, el traslado de la UIF al Ministerio de Economía y la designación de dos jueces propuestos por decreto para la CSJN?
Se requiere de un escándalo como éste que vuelva todo lo demás delictivo: es el efecto de la mancha venenosa. Es radioactivo porque todo lo que toca lo contamina y expande su contaminación radialmente. No dejo de pensar en este escondiste porque es el más siniestro de todos. Excede la incapacidad que hemos tenido para pensar respuestas audaces y poderosas frente a la corrupción, pero a su vez nos deja sin capacidad de respuesta porque al criminalizarlo todo, nos vuelve cautivos de un mecanismo extorsionador que trasviste la banalidad del mal en una virtud, el temor en seguridad, la opresión en libertad y la dignidad de haber construido derechos en avergonzamiento público.
Esta lógica es mafiosa en sí y para sí. Se impone en los recintos parlamentarios, en la justicia y en los medios televisivos. Es la única opción posible de enceguecernos para que la matriz criminal del poder económico, aumente el endeudamiento externo como mecanismo de financiamiento de la fuga de capitales a la par de asegurar que la pila de la rentabilidad financiera crezca obscenamente mientras las pilas de la producción y el consumo se destruyan progresivamente. 
Es verdad que López intentó esconder dineros de procedencia no justificada y eso es suficiente para que la justicia actúe.  No quisiera ni por un segundo que este texto se lea como una defensa de este señor repudiable, ni tampoco de ningún otro corrupto (sin importar su jerarquía) porque es éste el juego al que nos quieren llevar para impedir discutir políticas públicas y proteger así a quienes son titulares de los 400.000 millones de dólares fugados de la Argentina. Esos fondo sí que permanecen bien escondidos en las tierras de la banca off shore. Su exteriorización no es blanqueo si no implica repatriación, porque aquí también hay una deuda histórica con todo el pueblo argentino que quedó atrapado en el corralito impuesto a sangre y fuego luego del giro de utilidades que los banco efectuaron en el 2001 al amparo de un BCRA pasivo y dispuesto a no controlar nada (y que luego continuaron durante doce años violando todo tipo de control de capitales y cambios).
Esta es la corrupción del saqueo de la riqueza del país. Es la contracara más perversa, más oculta y más protegida de todos aquellos funcionarios que ayer y hoy cobran coimas. Es la corrupción del poder económico, que siempre permanece escondida en los pliegues de las tranzas e intercambios del poder oculto conformado por procederes empresarios y corporativos. 

«Cuando el poder brutaliza el cuerpo, la resistencia asume una forma visceral» // Entrevista a Achille Mbembe


Hablamos sobre las formas de racismo contemporáneo y resistencia con el filósofo camerunés Achille Mbembe, una voz pública de primer nivel que interviene en el debate intelectual -aún muy eurocéntrico- desde África.
por Amador Fernández-Savater – Pablo Lapuente Tiana y Amarela Varela
Crítica de la razón negra. Ensayo sobre el racismo contemporáneo de Achille Mbembe, publicado por  Ned Ediciones y Futuro Anterior, es un tratado de la envergadura de Orientalismo de Edward Said. En primer lugar, se trata de una arqueología del texto eurocéntrico que construyó una idea de África como continente caníbal y bárbaro, como aquel territorio que sólo podía proveer (aún lo hace) hombres-cosa-mercancía al capitalismo, su cara oscura.
En segundo lugar, el libro es un ejercicio (ético, estético, poético) que plantea, en la misma tradición de Said y los estudios culturales, pensarse, conocerse y des-conocerse “al margen” de esta mirada imperial europea. Es decir, re-construir una memoria “de abajo” sanadora y desvictimizadora -es lo mismo- capaz de proyectar un futuro común. Mbembe rescata aquí la literatura de la otra razón negra, poetas y novelistas, Fanon y Cesaire, en un trabajo serio y delicioso, potente y extremo, doloroso y esperanzador.
Finalmente, este libro analiza la vigencia de las prácticas coloniales/imperiales que “ensalvajan” hoy en día el globo. Lo que el autor llama y anima a pensar como “el devenir negro del mundo”. Ese momento histórico en que, como dice en esta misma entrevista, «la distinción entre el ser humano, la cosa y la mercancía tiende a desaparecer y borrarse, sin que nadie –negros, blancos, mujeres, hombres- pueda escapar de ello». 
Achille Mbembe nació en Camerún en 1957. Es profesor de Historia y Política de la Universidad Witwaterstand de Johannesburgo (Sudáfrica). Su primer libro publicado en castellano fue Necropolítica, donde analiza las políticas de ajuste y expulsión que primero se ensayaron en el continente africano en los años 90 y hoy se extienden por todas partes.
1. Habla usted de “cambio epocal”, ¿cómo se justifica eso? ¿Qué factores lo indican?
En efecto, creo que vivimos un cambio de época. Por un lado, el mundo ha empequeñecido, se ha contraído espacialmente, hemos, de algún modo, tocado sus límites físicos, hasta el punto de que probablemente ningún rincón de la tierra sea desconocido, esté deshabitado o sin explotar. Al mismo tiempo, la historia humana atraviesa una fase caracterizada por lo que llamo la repoblación del planeta, que demográficamente se traduce en un envejecimiento de las sociedades del norte y un rejuvenecimiento del continente africano y asiático en particular.
En cuanto a la estructura de las poblaciones, estamos viendo el crecimiento de una gran segregación social, una suerte de gigantesco apartheid, junto a enormes olas migratorias a escala planetaria que recuerdan a los primeros tiempos de la colonización. Y con respecto a las transformaciones tecnológicas, una de sus principales consecuencias es la transformación de nuestras antiguas nociones de tiempo y de velocidad.
Políticamente, estamos entrando en un mundo nuevo, caracterizado desgraciadamente por la proliferación de fronteras y de zonas exclusivamente militares. Este mundo se afianza gracias al “fantasma del enemigo”, del que hablo en mi último libro, y la emergencia de un Estado global securitario que busca normalizar un estado de excepción a escala mundial, donde las nociones de Derecho y de libertad que eran inseparables del proyecto de la modernidad quedan suspendidas.
Hay, por lo tanto, muchos factores que indican que estamos entrando en un mundo diferente, altamente digitalizado y financiarizado, donde la violencia económica ya no se expresa en la explotación del trabajador, sino en hacer superflua una parte importante de la población mundial. Un mundo que cuestiona radicalmente el proyecto democrático heredado de la Ilustración.
Necropolítica: políticas de muerte
2. ¿Cómo describiría la violencia del capital en este cambio epocal? En su último libro, usted ha definido al neoliberalismo como un “devenir negro del mundo”, ¿podría abundar en ello?
Digamos que en mis libros quiero hacer converger dos tradiciones del pensamiento crítico que desde hacía un tiempo parecían divergir: por un lado, la tradición del pensamiento crítico concerniente a la formación y lucha de clases; por otro lado, la tradición del pensamiento crítico que intenta comprender la formación de las razas. Estas dos tradiciones han sido a menudo contrapuestas, cuando esto, ya sólo en términos históricos, es insostenible.
Si estudiamos atentamente la historia del capitalismo, nos damos cuenta enseguida de que para funcionar tuvo, desde sus inicios, la necesidad de producir lo que llamo “subsidios raciales”. El capitalismo tiene como función genética la producción de razas, que son clases al mismo tiempo. La raza no es solamente un suplemento del capitalismo, sino algo inscrito en su desarrollo genético. En el periodo primitivo del capitalismo, que va desde el siglo XV hasta la Revolución Industrial, la esclavización de negros constituyó el mayor ejemplo de la trabazón entre la clase y la raza. Mis trabajos se han centrado particularmente sobre ese momento histórico y sus figuras.
El argumento que desarrollo en mi nuevo libro es que, en las condiciones contemporáneas, la forma en que los negros fueron tratados en ese primer periodo se ha extendido más allá de los negros mismos. El “devenir negro del mundo” es ese momento en que la distinción entre el ser humano, la cosa y la mercancía tiende a desaparecer y borrarse, sin que nadie –negros, blancos, mujeres, hombres- pueda escapar a ello.
3. Esto nos lleva a su concepto de “necropolítica” (o política de la muerte), ¿cómo lo explicaría?
Son dos cosas. La “necropolítica” está en conexión con el concepto de “necroeconomía”. Hablamos de necroeconomía en el sentido de que una de las funciones del capitalismo actual es producir a gran escala una población superflua. Una población que el capitalismo ya no tiene necesidad de explotar, pero hay que gestionar de algún modo. Una manera de disponer de estos excedentes de población es exponerlos a todo tipo de peligros y riesgos, a menudo mortales. Otra técnica consistiría en aislarlos y encerrarlos en zonas de control. Es la práctica de la “zonificación”.
Es significativo constatar que la población de las cárceles no ha cesado de crecer a lo largo de los 25 últimos años en EEUU, China, Francia, etc. En ciertos países del norte, la combinación de técnicas de encarcelamiento y la búsqueda del beneficio ha llegado a un enorme desarrollo. Hay toda una economía del encierro, una economía a escala mundial, que se nutre de la securización, ese orden que exige que haya una parte del mundo confinada. La necropolítica sería, pues, el trasunto político de esta forma de violencia del capitalismo contemporáneo.
4. Queríamos preguntarle, a propósito de esto, su opinión sobre la actual “crisis de refugiados”: ¿cuál ha sido a su juicio el papel de los gobiernos? ¿Qué opinión le merece la respuesta de la ciudadanía europea?
Es justamente a partir de la necropolítica y la necroeconomía que podemos comprender la “crisis de los refugiados”. Esta crisis es el resultado directo de dos formas de catástrofes: las guerras y las devastaciones ecológicas, que se afirman recíprocamente. Las guerras son factores de crisis ecológicas y una de las consecuencias de las crisis ecológicas es fomentar guerras.
La crisis de los refugiados tiene también que ver con lo que antes llamé la «repoblación del mundo», en la medida en que las sociedades del norte envejecen, aumenta su necesidad de repoblarse, y la migración ilegal es una parte esencial de ese proceso, que seguramente se acentuará en el curso de los próximos años. A este respecto, la reacción de Europa está siendo esquizofrénica: levanta muros en torno al continente, pero necesita la inmigración para no envejecer.
5. Otro de los conceptos importantes que aparece en sus trabajos, asociado al de “necropolítica”, es el de “gobierno privado indirecto. ¿Qué puede decirnos al respecto?
Ese concepto fue elaborado en los años 90, en una época en la que el continente africano estaba enteramente bajo el poder del FMI y el Banco Mundial. Era un periodo de grandes ajustes estructurales que golpearon duramente la economía africana, de un modo similar al actual caso griego: endeudamiento fuera de cualquier norma, suspensión de la soberanía nacional, delegación de todo el poder soberano a instancias no-democráticas, privatización de todo, especialmente del sector público, etc. La idea de gobierno privado indirecto apunta a esa forma de gobierno de la deuda, que desarrolla por fuera de todo marco institucional unatecnología de la expropiación en países dependientes económicamente, privatizando lo común y descargando la responsabilidad de todo mal en los individuos (“ha sido vuestra culpa”).
6. Este concepto, elaborado en el contexto del continente africano en los años 90, ¿puede explicar tendencias globales actuales, aplicarse en otras partes del planeta? En México, por ejemplo, mucha gente sigue atentamente sus trabajos por las poderosos resonancias de sus análisis con lo que allí sucede.
Creo que es posible seguir pensando este concepto hoy en día a escala global. El gobierno privado indirecto a nivel mundial es un movimiento histórico de las élites que aspira, en última instancia, a abolir lo político. Destruir todo espacio y todo recurso -simbólico y material- donde sea posible pensar e imaginar qué hacer con el vínculo que nos une a los otros y a las generaciones que vienen después. Para ello, se procede a través de lógicas de aislamiento -separación entre países, clases, individuos entre sí- y de concentraciones de capital allí donde se puede escapar a todo control democrático –expatriación de riquezas y capitales a paraísos fiscales desregulados, etc. Este movimiento no puede prescindir del poder militar para asegurar su éxito: la protección de la propiedad privada y la militarización son correlativos hoy en día, hay que entenderlos como dos ámbitos de un mismo fenómeno.
La transformación del capitalismo desde los años 70 ha favorecido cada vez más la aparición de un Estado privado, donde el poder público en el sentido clásico, que no pertenece a nadie porque pertenece a todos, ha sido progresivamente secuestrado para el beneficio de poderes privados. Hoy resulta posible comprar un Estado sin que haya gran escándalo y EEUU es un buen ejemplo: las leyes se compran inyectando capitales en el mecanismo legislativo, los puestos en el congreso se venden, etc. Esa legitimación de la corrupción al interior de los Estados occidentales vacía el sentido del Estado de Derecho y legitima el crimen al interior mismo de las instituciones. Ya no hablamos de corrupción como una enfermedad del Estado: la corrupción es el Estado mismo y, en ese sentido, ya no hay un afuera de la ley. El deterioro del Estado de Derecho produce políticas exclusivamente depredadoras, que invalidan toda distinción entre el crimen y las instituciones.
Resistencia visceral
7. Desde la idea foucaultiana del poder como “relación”, echamos de menos en su ensayo sobre la necropolítica más referencias a las resistencias, a las prácticas de vida de la gente de abajo. ¿Podemos describir el poder sin describir las resistencias?
No, por supuesto. No se puede hacer ese tipo de descripción sin pensar en las formas de resistencia que son correlativas a cualquier poder. Mis primeros trabajos, que desgraciadamente no han sido todavía traducidos, se habían centrado precisamente en las resistencias al poder y en sus límites también.
¿Qué decir de las formas contemporáneas de resistencia a la necropolítica y a la necroeconomía? Desde luego son muy variadas, dependen de las situaciones locales y los contextos. Tomaré el caso sudafricano como un ejemplo. Me interesa mucho la manera en la que en ese país las resistencias se organizan a partir de la ocupación de los espacios, en una búsqueda de la visibilidad ahí donde el poder quiere relegarnos y apartarnos. Las formas de resistencia que se están desarrollando en ese país tienen que ver con la lucha de los cuerpos por hacerse presentes (corporal, física, visiblemente) frente a la producción de ausencia y silencio del poder. Son formas ejemplares de resistencias porque el poder hoy funciona produciendo ausencia: invisibilidad, silencio, olvido.
Durante los últimos años hemos asistido en Sudáfrica a un gran movimiento llamado la descolonización, una descolonización simbólica que ha operado, por ejemplo, llamando a destruir las estatuas del colonialismo, pero también luchando por transformar el contenido del saber y de las formas de producción del saber; reactivando la memoria y resistiendo al olvido, etc. Las resistencias en Sudáfrica pasan por una rehabilitación de la voz, por la expresión artística y simbólica, desafían la tentativa del poder de reducir al silencio las voces que no quiere escuchar. En esa región del mundo estamos viviendo un ciclo de luchas de lo que yo llamo las políticas de la visceralidad.
8. ¿En qué consisten esas “luchas de la visceralidad”?
Hay un surgimiento de pequeñas insurrecciones. Esas micro-insurrecciones toman una forma visceral, en respuesta a la brutalización del sistema nervioso típica del capitalismo contemporáneo. Una de las formas de violencia del capitalismo contemporáneo consiste en brutalizar los nervios. Y como respuesta, emergen nuevas formas de resistencia ligadas a la rehabilitación de los afectos, las emociones, las pasiones y que convergen en todo eso que yo llamo la “política de la visceralidad”.
Es interesante ver cómo en muchos lugares, tanto en las luchas de la población negra en Sudáfrica como en EEUU, los nuevos imaginarios de lucha buscan principalmente la rehabilitación del cuerpo. En EEUU, el cuerpo negro está en el centro de los ataques del poder, desde lo simbólico -su deshonra, su animalidad- hasta la normalización del asesinato. El cuerpo negro es un cuerpo de bestia, no un cuerpo de ser humano. Allí la policía mata negros casi todas las semanas, sin que existan apenas estadísticas que den cuenta de esto. La generalización del asesinato está inscrita en las prácticas policiales. La administración de la pena de muerte se ha desligado del ámbito del Derecho para volverse una práctica puramente policial. Esos cuerpos negros son cuerpos sin jurisprudencia, algo más próximo a objetos que el poder tiene que gestionar.
9. Usted analiza cómo el trabajo de la memoria ha sido para muchos pueblos un ejercicio de cura y autocuidado para nombrarse autónomamente. Pero, ¿hasta qué punto estas memorias son elaboradas o escritas desde “los vencidos”?
La memoria popular nunca cuenta historias limpias, no hay memorias puras y diáfanas. No hay memoria propia. La memoria siempre es sucia, siempre es impura, siempre es un collage. En la memoria de los pueblos colonizados encontramos numerosos fragmentos de lo que en un determinado momento fue roto y que ya no puede ser reconstituido en su unidad originaria. Así pues, la clave de toda memoria al servicio de la emancipación está en saber cómo vivir lo perdido, con qué nivel de pérdida podemos vivir.
Hay pérdidas radicales de las que nada se puede recuperar y, sin embargo, la vida continua y debemos encontrar mecanismos para hacer presente de algún modo esa pérdida. Podemos recuperar algunos objetos de una casa incendiada, incluso reconstruir la casa, pero hay cosas que no podremos jamás remplazar porque son únicas, porque manteníamos con ellas una relación única. Y hay que vivir con esa pérdida, con esa deuda que ya no podemos pagar. La memoria colectiva de los pueblos colonizados busca maneras de señalar y vivir aquello que no sobrevivió al incendio.
10. ¿Cómo reconstruir la desgarradora historia de despojo y violencia en clave de potencia y evitar la autorepresentación como víctimas perpetuas?
Es una cuestión central. La conciencia victimista es una conciencia peligrosa, porque es una conciencia enmudecida por el resentimiento y el deseo de venganza, que busca siempre infligir al otro –un otro generalmente más débil, no necesariamente el culpable real- la cantidad de violencia que se ha sufrido. Creo que hay un peligro en esa forma victimista de conciencia. La cuestión es cómo la gente que ha sufrido un traumatismo histórico y real, como una guerra o un genocidio, puede recordar lo que le ha ocurrido y utilizar la reserva simbólica de la catástrofe histórica para proyectar un futuro que rompa con la repetición de las violencias sufridas. Es un camino, casi diríamos, de áscesis. Una búsqueda de “purificación”, de identificación de los elementos de la tragedia con el fin de no repetirla.
11. Hay quien habla de un “uso estratégico del esencialismo”, de un uso táctico de la identidad como palanca en la construcción de un sujeto político. ¿Cómo se sitúa usted en esos debates sobre la identidad?
Digamos que, si repasamos la historia de las luchas contra la discriminación racial, suele darse un momento en que la resistencia se construye a través de una cierta esencialización de la raza. Lo hemos visto, por ejemplo, en los EEUU con Marcus Garvey o en el “movimiento de la negritud” en Francia, donde se trataba precisamente de revalorizar la condición negra. Son movimientos que buscan emanciparse de la condición de objeto, retraduciendo positivamente esos atributos que nos condenaban a ser objetos -la negritud- en un signo humano. Esta es la función estratégica de la función esencialista.
El problema es cuando el esencialismo nos impide continuar el camino que gente como Fanon consideraba el horizonte de nuestras luchas. ¿Cuál es ese horizonte? El que abre el camino a una nueva condición, donde la raza ya no importa, donde la diferencia ya no cuenta, porque todos nos hemos vuelto simplemente seres humanos: el pasaje de la indiferencia a la diferencia. En este sentido, me considero “fanonista”, aunque comprendo que, en circunstancias determinadas, haya movimientos que utilicen estratégicamente el esencialismo como manera de fortalecer una identidad colectiva.
12. Por último, el capitalismo se ha renovado, actualizando y sofisticando las violencias necropolíticas del colonialismo. ¿Lo han hecho quienes se le resisten? ¿Hemos renovado nuestra imaginación política para responder con formas de acción efectivas la necropolítica del capitalismo contemporáneo?
Si reflexionamos sobre el ejemplo africano, el siglo XX podría estar dividido en dos ciclos de lucha. Desde el comienzo del siglo XX hasta los años 30, hemos vivido una forma de lucha que llamaré acéfala, ligada a lo local, a las condiciones de reproducción de la vida cotidiana. Tras la segunda guerra mundial entramos en un ciclo de lucha vertical, representada por sindicatos y partidos políticos. Ahora parece que hemos regresado a las formas acéfalas de lucha, luchas locales, luchas más o menos horizontales, que insisten sobre la recuperación de la capacidad de interrupción de la normalidad, del relato que ordena la normalidad, que nos hace pensar que lo pasa es normal cuando no lo es.
En el caso del sur de África, la pregunta ahora es cómo transformar esa ruptura de la normalidad, esa des-normalización, en una nueva forma de institucionalización. Tengo la impresión de que las nuevas luchas acéfalas no acaban de aportar respuestas plausibles y eficaces a esa pregunta: cómo dar forma a una nueva institucionalidad, abierta y democrática, que haya aprendido de los problemas que acarrea el verticalismo. No creo que pueda haber democracia sin institucionalización ni representación. Sabemos que hay una crisis de representación en todas partes, pero no creo que la respuesta sea disolverla en cuanto tal, disolver toda idea de representación.
En definitiva, nuestras viejas recetas (los partidos políticos, por ejemplo) están mostrando dificultades estructurales para preservar y defender lo común dentro de las actuales instituciones y seguirá siendo así mientras no haya comunidades fuertes que puedan democratizar la política desde abajo. Los movimientos de los últimos años van en ese sentido, aunque todavía estén frágilmente vinculados entre sí. Creo que de estas distintas resistencias acéfalas surgirán nuevas propuestas de instituciones, quizás no para derribar el Estado, sino para forzarlo a mutar nuevamente en un órgano de defensa del bien común.
Entrevista pensada y realizada por Amarela Varela, Pablo Lapuente Tiana y Amador Fernández-Savater, con la ayuda de Ned Ediciones. Pablo Lapuente transcribió y tradujo del francés. 

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de Verónica Gago y Juan Obarrio

Economías violentas del lazo // Juan Pablo Hudson

En los últimos años Rosario apareció como el epicentro del narcotráfico, las situaciones de violencia se abarrotaron en los principales medios de comunicación. Ni la derecha más reaccionaria ni la izquierda progresista pudo con el avance destructor de un negocio que se montó sobre la sociedad neoliberal de los 90 y continúa expandiéndose hasta nuestros días, interviniendo el territorio y erosionando las relaciones comunitarias de los barrios periféricos. ¿Cómo es el día a día en las periferias de una ciudad donde el negocio no hace más que expandirse?
Luego de la crisis que abrió a patadas este nuevo siglo, las periferias iniciaron un proceso de mutación: ya no sólo concentran pobreza e indigencia sino también negocios rentísticos que generan una fabulosa tasa de ganancias. Ninguna geografía puede quedar excluida allí cuando la ciudad toda deviene en el escenario crucial de la explotación financiera contemporánea.
La especulación inmobiliaria fue la punta de lanza en ciudades como Rosario para una neovalorización mercantil de tierras antes únicamente destinadas a migrantes expulsados de áreas rurales del nordeste argentino. El feroz crecimiento de la exportación de soja y sus derivados industriales motorizó una alianza entre el Estado, los winners del agronegocio, y los desarrolladores inmobiliarios para ocupar los despreciados (y depreciados) bordes urbanos.
En esta línea se inscribe la creciente financiarización de los sectores populares. Los créditos a sola firma para el consumo hasta antes de la devaluación macrista eran moneda corriente en los barrios. Con sólo presentar el recibo de cobro de la AUH o el Progresar. El carácter usurario de esos préstamos no invalida la clara ampliación de las fronteras del negocio financiero hacia territorios inéditos.
El avance del narcotráfico parecería ser parte de esta transformación histórica. No porque no existiera en décadas anteriores sino por un punto de inflexión reciente: se impone como una autoridad territorial con capacidad para regular los principales flujos barriales. Lo aclaramos desde ahora: esa autoridad no es absoluta. Al menos en Rosario no logra desprender zonas para gobernarlas con total autonomía. Marcelo Saín advierte sobre el creciente avance de los narcos sobre las fuerzas de seguridad conseguido en la provincia de Santa Fe pero aclara que todavía “estos grupos criminales no detentan una capacidad de cooptación o control directo o indirecto de parte del sistema institucional de persecución penal –fiscales, jueces y policías”, ni cuentan con capacidad operacional suficiente para sostener una contestación armada contra el Estado. Por otra parte, hace años que sacuden pero aún no destierran a las referencias comunitarias que encarnan las organizaciones sociales.
Una diferencia con la especulación inmobiliaria, que requiere a los pobladores de la periferia cómo mano de obra intensiva y luego los expulsa, es que este mercado ilegal (que también se desarrolla a nivel lumpen) requiere de esos mismos pobladores como un segmento específico de consumo. De allí el imperativo de regulación social. Eso significa acumular información y, con las armas como recurso principal, tener poder de incidencia sobre los movimientos cotidianos de aquellos que viven en las inmediaciones de cada punto de venta. En Rosario, por ejemplo, los transeros nunca permitieron la venta de paco por temor a que los efectos excesivos en los consumidores propiciaran bardos permanentes en los barrios.
La expansión del narcotráfico -como negocio y principio de autoridad- no puede leerse como un elemento exógeno respecto a dinámicas sociales gestadas a finales del siglo XX e inicios del actual. Se trata de una máquina capaz de montarse sobre subjetividades, imaginarios, y lógicas (pre)existentes: consumismo como sinónimo de felicidad, disyunción entre trabajo e identidad, precariedad generalizada (laboral, identitaria, afectiva, familiar, educativa), desdibujamiento de la figura del semejante, exaltación del éxito individual, el hedonismo y la propia imagen, fin de la concepción fordista del futuro, extensión del racismo y el resentimiento social, y la mediatización de la vida.
Parece tranquilizador considerar que este negocio viene a quebrar sólidos lazos comunitarios. Sin embargo, Ignacio Lewkowicz, supo detectar como principal saldo del neoliberalismo de los noventa una desligadura de lo social y el ingreso en una fase de amontonamientos entre fragmentos dispersos. La pata territorial de la larga cadena narco surge desde las entrañas de esa gran transformación social y subjetiva para capitalizarla e intensificarla a través de metodologías y un lenguaje cruel que va codificando y configurando las relaciones sociales.
Las mediaciones comunitarias e institucionales han perdido eficacia frente a los conflictos cotidianos. En este contexto, con la propagación de economías delictivas, los barrios suelen estallar por las luchas territoriales. Pero una barriada hoy también se quiebra por otros tipos de enfrentamientos -más o menos banales- entre banditas de pibes o familias no ligadas necesariamente al negocio. Entonces la vida para un adolescente se reduce a una manzana, o a dos cuadras, para después extenderse y volver a angostarse al compás de las confictividades. En estas geografías parece un exceso seguir hablando de barrios. El colectivo Juguetes Perdidos plantea que “cualquier micro-quilombo barrial pone en evidencia la precariedad no solo de las instituciones que intentan regular nuestras vidas, sino también la del lazo y las redes cotidianas”.
El departamento de Rosario pasó de tener una tasa de homicidios dolosos de 12 asesinatos cada 100 mil habitantes en 2003 a 22 en 2013. Desde entonces, por izquierda y derecha, el narcotráfico se convirtió en la explicación monocausal de este dramático crecimiento, ubicándose como una de las tres ciudades más violentas de la Argentina (junto con Santa Fe y Comodoro Rivadavia). El límite de esta mirada es menos una sobreestimación del fenómeno (aunque eso ocurra) que su aislamiento respecto a otras lógicas letales y represivas con las que se ensambla: los mencionados estallidos entre vecinos, crisis intrafamiliares, linchamientos de pibes por vecinos autoorganizados contra “la inseguridad”, la violencia institucional, y otros negocios ilegales. Existe un trasfondo social sobre el que se asienta toda una economía violenta allá abajo.
Lo mismo ocurrió a nivel país con la llegada del macrismo al poder: reducción de la inseguridad al tráfico de drogas y la reapertura de un nuevo ciclo de relaciones carnales con la DEA y la agenda global contra las drogas y el terrorismo. Pero volvamos al barrio, en donde los transeros y soldaditos son amigos, hermanos, cuñados, madres o tías, y no personajes de historietas que excitan a televidentes enceguecidos por las pantallas LED; ni tampoco ejércitos con un poder de fuego más imaginario que real que permite aplicar corrompidas políticas en materia de (in)seguridad.
Hasta hace dos años el narcotráfico explicaba, a pesar de las opiniones mediáticas, una porción menor de los homicidios en comparación con otros conflictos. Desde el 2014 ese porcentaje creció fuertemente pero no es la principal causa. De nuevo: la violencia letal más que responder a un proceso único, se inscribe sobre dinámicas y subjetividades capilares que fueron consolidándose en aparente silencio mientras la sociedad, incluidos los sectores populares, ahora escandalizada y con exigencias represivas, dejaba atrás una gravísima crisis de décadas y se arrojaba a un postergado consumo para todos.
A su vez, si se suspenden las miradas morales, se detecta en este mercado ilegal una fuente de dinamismo en las periferias. No sólo porque fomenta una importante economía popular (ínfima al interior del negocio global) sino porque es capaz de generar expectativas y reconocimientos en sujetos que suelen padecer el desprecio en sus propios barrios y el resto de la ciudad: colegios, centros de atención estatales, laburos, boliches, la vía pública, comisarías. Existe allí un vitalismo popular -riesgoso y temerario- que entremezcla nuevas formas de explotación, incluida la neoesclavitud en los búnkeres, con una voluntad de crecimiento, reconocimiento, y superación más allá de las formas de sumisión impuestas socialmente.
El triunfo del PRO abre serios interrogantes en torno a cómo se (re)configurarán estas dinámicas barriales. El nuevo gobierno, con su brutal recorte de la capacidad de consumo popular, subestima esta explosiva conflictividad. Parece confiar en los deseos represivos y de restauración meritocrática que comparten clases medias y “bajas”. Jock Young afirma que la modernidad tardía “conduce a grandes sectores de la población de la parte inferior y media de la estructura de clases a experimentar lo que Nietzsche llamaba resentimiento, un sentimiento de ira, amargura e impotencia que busca culpables y moviliza las diferencias”. Las clases medias, sometidas a agotadoras jornadas de trabajo para sostener su crecimiento económico y presas del mercado terapéutico para transitar su fragilidad ontológica, deplora a una clase “baja” que entiende que vivía de subsidios financiados con “sus impuestos”; los sectores populares, quienes padecen con mayor intensidad esas mismas vidas asfixiantes, claman por orden y disciplina en barrios regados de balas, microdelitos y asesinatos.
Nada indica que esta nueva derecha pueda conseguir esa implorada tranquilidad. La militarización y la represión directa generarán expectativas hasta que demuestren, una vez más, su ineficacia para imponer ordenes mínimos. ¿Qué pasará entonces cuando las economías violentas sigan vigentes pero ya sin consumo para todos?

Fuente: http://www.revistaturba.com.ar/


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(Tinta Limón Ediciones – 2015)

Día del padre // Diego Valeriano

Gris, feo, frio, horrible. Yaqui se protege con gorro, bufanda y guantes, se protege del frio y muchas veces es de lo único que se puede proteger.
Acaban de cancelar un tren y no sabe si molestarse o no. Se aferra fuerte a su carrito lleno de billeteras, fundas de celulares y chalinas de hombre. Va a aprovechar la urgencia de los que se olvidaron del día del padre, justo ella que jamás puede olvidarse de este día.
Si la dejan va a poner el puesto sobre Corrientes. Cada día es más difícil. Cada día son más y siente que cada día puede menos con los machos, los piolas, los ratis y los comerciantes indignados que ni se le animan a los negros pero con ella son bien gritones y prepotentes.
El próximo tren sale en diez minutos, si no hay demasiados contratiempos a las 11 ya va a estar poniendo el puesto. Antes tiene que pasar por lo de Choli, la peruana que aguanta junto a sus hijos el puesto en la calle Peron, casi sobre la bicisenda. Si ella le fía, le va a pedir medias y soquetes. Nunca regalaría nada de lo que vende y mientras el frio se mete por las zapatillas cree que las medias le vendrían bien a ella.
Llegar a la calle Corrientes desde Moreno es casi línea recta, casi que no hay desvíos, ni laberintos. Le gustaría perderse, no volver, bajar en otro lugar y no tener que volver con el carrito lleno y unos pocos pesos en el bolsillo. No volver a la historia de su mamá que viajo desde Oran detrás del tipo que la dejó embarazada y se vino para Buenos Aires. Y después viajo de Flores a Merlo a ese rancho de mierda con el primero que pareció protegerla. Quiere aprender con el viaje, no quiere acumular historias para no entenderlas.
No quiere a un gendarme mentiroso que se va a ir, no quiere a Rodri que prometió pero está en Ezeiza, no quiere que ni vuelva a aparecer el hijo de mil puta de Oscar diciendo que es el padre, no quiere volver a ver a ese tipo que se quedó un par de meses y se terminó llevando lo poco que les quedaba, además de dos celulares y unos pesos.
Los tipos se hacen los papá garrón de vez en cuando, los presos son mejores padres adentro, los gendarmes muestran fotos de sus hijas que están en Chaco solo para pedir un pete, los guachos se tatúan el nombre de su hijo mientras esta en la panza de la mina y después apenas balbucean su nombre cuando amanecidos les duele la noche de pastillas y escabio.
Su mamá, Marcela, la Mecha,  aun llora y putea su primer embarazo, el primer tipo que la dejo tirada y se fue, la caída libre de su vida desde aquel día. Sufre las mentiras y llamativamente cree que fue ella la que estuvo mal, Yaqui se enoja de los consejos de la Mecha. De Flores a Merlo, de nuevo a Flores a una pensión. Fuerte Apache, Barrio Mariló, San Miguel y de nuevo Moreno. El viaje la cargo de odio y lucidez. El día del padre es un día de mierda y ahora, además llovizna. 

“Una escenografía mediática de victoria, que oculta el fracaso”: EZLN sobre la guerra contra el magisterio en resistencia

“Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”. La frase de Joseph Göbbels sigue marcando la línea editorial de los medios que se colocan a un lado del poder.  Sin embargo, la descomunal campaña de desprestigio hacia los maestros y maestras de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación que no aceptan la imposición de la mal llamada “reforma educativa” y la brutal represión de la que son objeto con miles de elementos de seguridad federales y estatales en estados como Chiapas, Oaxaca, Tabasco y la Ciudad de México está teniendo un efecto contrario en la gente, en México y en el mundo.
Cuando miles de docentes arribaron a la Ciudad de México para marchar del Ángel de la Independencia al Zócalo (ese Zócalo que en los últimos tres años no le han permitido ser el corazón del sentimiento nacional y lo han convertido en una “plaza comercial”) y con cantos, consignas, abrazados por cientos de organizaciones y por la solidaridad de la gente, fueron bloqueados por una sólida valla de más de diez filas de todas las policías de la Ciudad de México, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, EZLN,  en un comunicado emitido el mismo día,  pregunta respecto a la guerra que el gobierno ha emprendido contra el magisterio disidente: ¿Qué sigue?
“Ya los golpearon, ya los gasearon, ya los encarcelaron, ya los amenazaron, ya los despidieron injustamente, ya los calumniaron, ya decretaron de facto el estado de sitio en la Ciudad de México. ¿Qué sigue? ¿Qué los desaparezcan? ¿Qué los asesinen? ¿En serio? ¿La reforma “educativa” nacerá sobre la sangre y cadáveres de maestras y maestros? ¿Van suplir los plantones magisteriales con plantones policíacos y militares? ¿Los bloqueos de protesta por bloqueos con tanques y bayonetas?”
Aquí el texto completo del comunicado.
Apunte sobre la guerra contra el magisterio en resistencia:
(La Hora del Policía 3).
Junio del 2016.
Del cuaderno de apuntes del Gato-perro:
.- No sabemos si en el resto del país, pero al menos en Chiapas, los de arriba están perdiendo la guerra mediática.
Hemos visto a familias enteras, en el medio rural y el urbano, apoyar al magisterio. Y no nos referimos a apoyos del tipo “este puño sí se ve”, “el pueblo unido, jamás será vencido”, y las consignas que, a pesar de las distancias en calendarios y geografías, siguen siendo las mismas, porque abajo sigue siendo de elemental principio la solidaridad. Si en movilizaciones anteriores del magisterio rebelde, la “ciudadanía” (ese término que oculta la desigualdad) se mostraba hastiada y molesta, ahora las cosas han cambiado.
Cada vez más son las familias que socorren a l@s maestr@s, los apoyan para sus viajes y marchas, se angustian cuando son agredid@s, les ofrecen alimentos, bebidas y refugio. Son familias que, según la taxonomía de la izquierda electoral, estarían “embrutecidas” por la televisión, “son come tortas”, “están alienadas”, “son acarreadas”, “no tienen conciencia”. Pero al parecer, la descomunal campaña mediática en contra del magisterio que resiste, ha fracasado. El movimiento de resistencia contra la reforma educativa se ha convertido en un espejo para cada vez más gente-gente (es decir, no la de organizaciones sociales y políticas, sino gente común). Como si se hubiera despertado un sentimiento colectivo de urgencia ante la tragedia que viene. Como si cada golpe de tolete, cada bomba de gas, cada bala de goma, cada orden de aprehensión, fueran consignas elocuentes: “hoy la ataco a ella, a él; mañana iré por ti”. Tal vez por eso, detrás de cada maestro hay familias enteras que simpatizan con su causa y con su lucha.
¿Por qué? ¿Por qué un movimiento que ha sido ferozmente atacado por todos los frentes sigue creciendo? ¿Por qué, si son “vándalos”, “holgazanes”, “terroristas”, “corruptos”, “opositores-al-progreso”, mucha gente de abajo, no poca de en medio, y hasta alguna de arriba, saluda, así sea a veces en silencio, al magisterio que defiende lo que cualquier persona defendería?
.- “La realidad es mentira”. Así pudo haber cabeceado su nota el diario chiapaneco mal llamado “Cuarto Poder” (un medio nostálgico por la época de fincas y señores de horca y cuchillo) cuando “denunciaba” que era falsa la fiesta popular que, el pasado 9 de junio y en las calles de Tuxtla Gutiérrez, capital del suroriental estado mexicano de Chiapas, se celebró en apoyo al magisterio en resistencia. Parachicos, danzantes, musiqueros, trajes tradicionales, personas en sillas de ruedas, marimbas, tambores, pitos y flautas, lo mejor del arte zoque y miles de personas saludando la resistencia de l@s maestr@s. Del “éxito” de la guerra mediática contra la CNTE da cuenta una pancarta que rezaba “Gracias maestro, por enseñarme a luchar”. Otra más señalaba: “No soy maestro, pero soy chiapaneco y estoy contra la reforma educativa”.
Pero la que molestó a los directivos de “Cuarto Poder” fue la que decía, palabras más, palabras menos: “Si al güero Velasco lo ponen a gobernar en el desierto, en unos meses escaseaba la arena”.
.- Pues, a más de 3 años de que se promulgara la presunta “reforma educativa”, el señor Nuño todavía no puede presentar algún argumento educativo, así sea mínimo, a favor de su “programa de ajuste de personal”. Sus argumentos han sido, hasta ahora, los mismos de cualquier capataz de la época porfirista: gritos histéricos, golpes, amenazas, despidos, encarcelamientos. Los mismos que emplearía cualquier triste y gris aspirante a policía posmoderno.
.- Ya los golpearon, ya los gasearon, ya los encarcelaron, ya los amenazaron, ya los despidieron injustamente, ya los calumniaron, ya decretaron de facto el estado de sitio en la Ciudad de México. ¿Qué sigue? ¿Qué los desaparezcan? ¿Qué los asesinen? ¿En serio? ¿La reforma “educativa” nacerá sobre la sangre y cadáveres de maestras y maestros? ¿Van suplir los plantones magisteriales con plantones policíacos y militares? ¿Los bloqueos de protesta por bloqueos con tanques y bayonetas?
.- Lecciones para Nuño sobre Terrorismo. La toma de rehenes (que eso y no otra cosa es la detención de miembros de la dirección de la CNTE), en cualquier terrorismo (el del Estado y el de sus espejos fundamentalistas) es un recurso para forzar un diálogo y una negociación. No sabemos si allá arriba se han dado cuenta o no, pero resulta que la otra parte (el magisterio) es quien busca el diálogo y la negociación. ¿O la SEP ya se afilió a ISIS y toma rehenes sólo para sembrar el terror?
.- Hay una anécdota que circulaba entre los servicios de inteligencia gubernamentales de las grandes potencias. Dicen que, para ganar la batalla mediática en la guerra contra Vietnam, los servicios de inteligencia norteamericanos creaban, ésa es la palabra, escenarios de victorias rotundas, de la creciente debilidad del enemigo, de la fortaleza moral y material de las tropas propias. Porque resulta que la estrategia llamada “ganar mentes y corazones”, que inicialmente estaba destinada a librarse en Vietnam, tuvo que librarse en las calles de las grandes ciudades de la Unión Americana. Después de ese abril de 1975 -que recordaba la derrota en Playa Girón, en la Cuba digna, en el mismo mes, pero de 1961-, un funcionario norteamericano dijo: “el problema es que fabricamos tantas mentiras para los medios que acabamos por creerlas nosotros mismos. Creamos una escenografía de victoria que ocultaba nuestro fracaso. Nuestra propia estridencia evitó que escucháramos el estrépito de nuestro derrumbe. No está mal mentir, lo malo es creerse las propias mentiras”. En fin, es claro que nosotras, nosotros, zapatistas, no sabemos mucho de medios de comunicación, pero en nuestra humilde opinión, es mal negocio poner, al frente de la campaña mediática de una privatización descarada, a un capataz triste y gris que quiere ser policía.
.- Iniciar a la niñez en los primeros pasos a la ciencia y el arte, eso es lo que hacen los maestros, maestras y maestroas.
Doy fe.
Maiu-Guau.

#Oaxaca – Maestros y población resisten ataque de la Policía Federal en Nochixtlán


Nochixtlán, Oaxaca.  La Policía federal enfrentó esta mañana de domingo al magisterio disidente de la #CNTE y a la población en general, con armas de fuego, balas de goma, gases lacrimógenos y vuelos rasantes, con el fin de desalojar el bloqueo carretero que mantenían desde hace siete días en Nochixtlán.

Maestros y padres de familia resisten con piedras, palos y cohetes, pero la fuerza pública se sigue imponiendo incluso con balas, por lo que trascendió que por lo menos hay un muerto (informa la revista Proceso) y decenas de heridos. La población hasta el mediodía se mantenía resguardada.
En redes sociales circulan videos y fotografías del  enorme operativo policiaco, en las que observa a decenas de heridos de la población civil.
De último momento se confirma la muerte de dos personas en el ataque policiaco a la población de  Nochixtlán 
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De Redes
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“De Cutral-Co a Puente Pueyrredón”, de Mariano Pacheco, se presenta en Córdoba, Alta Gracia y Buenos Aires

A 20 años de la pueblada de Cutral Có, y a días de un nuevo aniversario de “La Masacre de Avellaneda”, la editorial El Colectivo reeditó el libro “De Cutral-Co a Puente Pueyrredón”, de Mariano Pacheco, ensayista y comunicador radicado en Córdoba.



LAS PRESENTACIONES
Martes 21 en Córdoba

El autor conversará con la periodista Fabiana Bringas, desde las 18 horas en la Casa de los Trabajadores (Fragueiro 237), en una actividad que se enmarca en la “Semana de Homenaje a Kosteki y Santillán”.

Miércoles 22 en Alta Gracia


En el marco de la visita de Leonardo Santillán (hermano de Darío Santillán) a la ciudad, el autor participará de una mesa de debate junto a periodistas y militantes sociales locales. Desde las 18 horas en la Casa de la Cultura Municipal (España 76).

Viernes 24 en Ciudad de Buenos Aires




La presentación se desarrollará en ADEMYS (Solis 823), desde las 18 horas. Contará con la presencia del autor, junto con el historiador Miguel Mazzeo y el politólogo Hernán Ouviña. Coordina: Carlos Aznárez (director del periódico Resumen Lationoamericano).
EL LIBRO
Publicado por El colectivo en 2010, “De Cutral-Co a Puente Pueyrredón. Una Genealogía de los Movimientos de Trabajadores Desocupados” se reeditó esta semana por la misma editorial, en el marco de su décimo aniversario. La salida de este, el primer libro de Mariano Pacheco, se produce también en el marco del 20 aniversario de la primera pueblada en Cutral Có, y a días de conmemorarse un nuevo aniversario de la denominada “Masacre de Avellaneda”, donde fueron asesinados los jóvenes militantes Maximiliano Kosteki y Darío Santillán (éste último compañero y amigo del autor).
El libro, precisamente, narra la historia del ciclo de luchas populares que se inicia en 1996 con las puebladas que cruzan de sur a norte al país (de Cutral-Co y Plaza Huincul a Tartagal y Mosconi), hasta mediados de 2003, pasando por las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001 y la del 26 de junio de 2002. “Años intensos, decisivos”, según las palabras del epílogo escrito por Pablo Solana, militante y comunicador popular, también protagonista de esta historia.
Esta reedición contiene un nuevo prólogo, escrito por el historiador y ensayista Miguel Mazzeo, intelectual crítico vinculado a estas experiencias desde sus inicios, y también unas “palabras de presentación” redactadas por el abogado y escritor Esteban Rodríguez Alzueta, quienes por aquellos años conocieron al autor del libro.
Crónica y reflexión
“Entre el registro narrativo en el que Pacheco –con artes de buen narrador y destreza de investigador bien avezado – da cuenta de una y otra y las incrustaciones teóricas con las que va salpicando su relato y tramando al mismo tiempo un corpus de ideas y conceptos para pensar la política y la historia. Desfilan así por estas páginas textos y análisis de textos de Carlos Marx, Mao Tse Tung y Antonio Gramsci, de Ernesto Guevara, Frantz Fanon y Paulo Freire, pero también, abundantemente, de Friedrich Nietzsche, de Michel Foucault y de Gilles Deleuze. Y desfilan por supuesto los ecos de las viejas luchas sociales argentinas y las voces de algunos de sus protagonistas, entramadas junto con los audaces ensayos teóricos y militantes”, escribió Eduardo Rinesi en el prólogo para la primera edición. Allí,  el ensayista señala que en el libro “se van tramando al mismo tiempo, entonces, la historia de la Coordinadora de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón, la crónica de una serie de sucesos que la tuvieron por protagonista fundamental, un relato de nivel más general sobre nuestra historia política presente y una teoría de la historia, de la política y también, por cierto, del presente. Una teoría que aprovecha, como queda dicho, los aportes de las grandes tradiciones del pensamiento crítico moderno y de diversos cuerpos de ideas locales y latinoamericanos, que acentúa el valor de la auto-organización, destaca la importancia de la participación deliberativa de los sujetos en las organizaciones que se van forjando en el desarrollo de sus luchas y celebra la forma de la asamblea como mecanismo ejemplar de organización de esas deliberaciones y de las reflexiones colectivas forjadas al calor de los acontecimientos, y que desconfía fervorosamente de las instituciones estatales, partidarias, sindicales y eclesiásticas, heterónomas respecto del pueblo y sus combates”.
Escritura y experiencia

Escribe el ensayista Miguel Mazzeo en el prólogo para esta segunda edición del libro:
“Mariano inició su práctica militante siendo un adolescente, mientras promediaba la ofensiva neoliberal y cuando el fracaso de las viejas narrativas y prácticas de la izquierda aparecía como notorio. De este modo, Mariano (como Darío) se fue amasando en el barro de una praxis que venía a romper amarras con la cultura política de izquierda previa: con el vanguardismo, el elitismo, el paternalismo, las lógicas super-estructurales, las prácticas delegativas, despóticas, etc. Una praxis que, entre otras cosas, reivindicaba el arraigo territorial de la política; el trabajo político molecular e intermitente; la pedagogía de los cuerpos solidarios en acción, la pedagogía que apuesta a la politización de las intervenciones cotidianas y que se preocupa por los procesos y no sólo por los resultados. Una praxis orientada a erradicar las subculturas de aparato para no quebrar artificialmente por arriba lo que espontáneamente (en ciertas condiciones históricas) se une por abajo. Una praxis cuyo mérito principal consistía en tratar, por todos los medios posibles, de infundir libertad en la necesidad. Una praxis que construye la legitimidad de una “conducción”, de un liderazgo. De este modo, Mariano desarrolló una predisposición a aceptar que las creencias y las prácticas podían cambiar en paralelo, bajo la presión de la experiencia colectiva. Supo detectar saberes políticos emancipatorios nuevos y, además de contribuir a gestarlos, con el oficio de escritor contribuyó también a sistematizarlos. Escribir porque se entiende. Entender porque se escribe. Una multiplicidad de lecturas –desordenadas, como corresponde– enriqueció su lenguaje y su pensamiento. Su mirada se tornó más escudriñante…”.
Sujetos de carne y hueso
Escribe Esteban Rodríguez Alzueta en las palabras de presentación del libro:
“En el libro de Pacheco los piqueteros no son abordados como objeto de estudio, pero tampoco son postulados como el sujeto privilegiado para organizar el protagonismo popular. Los piqueteros tienen nombre y apellido, discuten, viajan, se cagan de frio o de calor, toman mate, escuchan música, arriesgan y se equivocan y lo vuelven a intentar. Los piqueteros de Pacheco no escatiman en chicanas, ni mezquindades. Los piqueteros se parecen a nosotros. Están hechos con las mismas miserias, pero también con las mismas apuestas. Son ingenuos y astutos a la vez. Testarudos y permeables a otras influencias. Pacheco piensa a los piqueteros desde el riñón de la propia experiencia de lucha. Una lucha revisitada con sus contratiempos y contradicciones, que no pierde de vista la perspectiva de los propios actores involucrados en esas luchas; una lucha –insisto- que no tiene ningún problema en reconocer la confluencia tensa de trayectorias contradictorias que se fueron condensando en un proceso de una lucha donde se avanzaba y retrocedía siempre en zigzag”.
  
EL AUTOR
Ensayista y comunicador popular, vive en la actualidad en la ciudad de Alta Gracia, provincia de Córdoba. Nacido y criado en la Zona Sur del Conurbano, inició su militancia promediando la década del 90, cuando los estudiantes secundarios enfrentaron junto con docentes y estudiantes universitarios la Ley Federal y la Ley Superior de Educación impulsada por el entonces presidente Carlos Saúl Menem. De la mano de militantes de décadas anteriores se vinculó a experiencias territoriales y desde el año 2000 –junto con Darío Santillán– fue un activo partícipe del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) en Almirante Brown, organización social que integró la Coordinadora Aníbal Verón. Luego, desde 2004, participó de la fundación del Frente Popular Darío Santillán, movimiento político que dejó de integrar una vez radicado en Córdoba. En la actualidad, en la provincia mediterránea, coordina talleres de formación y aporta en tareas de comunicación popular de organizaciones sociales autónomas.
Autor de los libros “Montoneros silvestres (1976-1983). Historias de resistencia a la dictadura en el sur del conurbano (Planeta, 2014)”; “Kamchatka. Nietzsche, Freud, Arlt: ensayos sobre política y cultura (Alción, 2013)”; Darío Santillán, el militante que puso el cuerpo (Planeta, 2012, en co-autoría con Ariel Hendler y Juan Rey).
Desde sus comienzos participa del Portal de Noticias Marcha y colabora con frecuencias en las revistas Deodoro, Sudestada y Me contó el Viejo Antonio, además de los portales Contrahegemonía, Colombia Informa, Resumen Latinoamericano y el blog Lobo suelto! Ha colaborado también con las revistas Rumbos, Los Inrockuptibles, La Pulseada, Acontecimiento, Herramienta y El río sin orillas. Algunos de sus ensayos fueron publicados en los libros “Reflexiones sobre el poder popular” (El Colectivo) y “Socialismo de Abajo” (editorial Herramienta). En la actualidad conduce semanalmente el programa “La luna con gatillo: una crítica política de la cultura”, que se emite por www.eterogenia.com.ar, la radio del Centro Cultural España-Córdoba. Su blog personal es www.profanaspalabras.blogspot.com.

ContactosE-mail: cronicasmenores@gmail.com- 
Facebook: mariano pacheco. 
Twitter: @PachecoenMarcha. 
Celular: (0351) 15-8140576.

La ruta sagrada// por Irene Adler


Como cada noche, luego del último rezo nocturno, Rosalía, la hermana superiora se clava un alplax para poder dormir. Pero esta vez pasó algo fuera de lo común. Un mensajero divino con una importante donación la sacaría del séptimo sueño cerca de las 3 de la madrugada. El mensajero le explicaría exaltado que debía enterrar esa misma noche las 160 bolsas que traía en su auto. La anciana de 94 años, lo seguía en camisón de un lado a otro sin terminar de entender lo que pasaba.

Alertado por los ruidos y movimientos, Jesús, un repartidor de pollos amigo de la gorra, llamó al 911. La superiora, que en el apuro no llegó a ponerse los lentes y todo lo veía un tanto borroso, no salía de su asombro al ver la cantidad de bolsas desparramadas por el patio del convento como caídas del cielo. Mientras, el trasnochado donante, fusil en mano corría de un lado a otro, buscando una pala para cavar un pozo. Dos patrulleros se hicieron presentes. El hombre de las bolsas, corrió para treparse por el muro lateral del convento y en medio de la oscuridad,  se llevó puesta una planta de camelias. Cayó al piso y todo embarrado comenzó a gatear buscando su fusil de asalto. ¡Me quieren robar y este dinero es para la obra divina! gritaba, estaba fuera de sí, como poseso. La monjita divagaba, aún no distinguía entre sueño y realidad.
La fiscal a cargo de esta insólita investigación se hizo presente esa madrugada, acompañada por un séquito de jóvenes judiciales y de uniformados, dispuestos a tomarle declaración a la hermana superiora, la principal testigo. Se ubicaron todos en la sacristía- un poco amontonados-  pero el único lugar calefaccionado del convento. Por detrás de las ventanas se podían ver los rostros curiosos de las demás monjitas, que entre la risa y el espanto, no podían despegar la ñata del vidrio para no quedarse afuera de los acontecimientos.  Algunas se persignaban, otras apretaban con fuerza sus rosarios y en la solemnidad de la declaración, mientras la fiscal leía los artículos del código que penan el falso testimonio, un coro de padres nuestros y ave marías resonaban como mantras en la sacristía. Rosalía tartamudeaba, intentaba armar un relato coherente. Se concentraba. Se acordaba  de la pastilla que ahora no recuerda si la tomó, del timbre sonando sin parar, de las bolsas o los pollos que caían, del ruido de las sirenas y  el hombre que la zamarreaba sin parar y le decía que no había hecho nada malo. La fiscal trataba de reconstruir la escena pero el coro incesante de rezos fue un viaje directo a su adolescencia cuando participaba del Movimiento Eucarístico Juvenil en el Colegio Nuestro Sagrado Corazón del Niño Jesús.  En esos tiempos se debatía entre seguir la vida religiosa o la vía judicial.  Invadida de recuerdos, se abrazó fuertemente a Rosalía que a esta altura había perdido el rumbo absoluto de lo que estaba viviendo y le dijo, “hermana,  las dos hemos sido llamadas a cumplir una misión en esta vida”.  Los judiciales tomaban nota y los uniformados se disponían a contar la guita.

Por la mañana, ya más despierta, y mientras la policía contaba la guita, la superiora habló por la radio y dio su versión publica de los hechos. «Me van a robar. Porque yo robé dinero para venir a ayudar acá»  le habría dicho el hombre de las bolsas. La monjita habló de él como un “hombre muy bueno, que una vez por año se acercaba a colaborar al convento pero nunca con plata”.

Al mediodía, mientras la policía seguía contando la guita, se conoció un comunicado oficial del arzobispado en el que, lavada de manos de por medio, se aclaraba -por suerte y para alivio de muchos y muchas  creyentes – que las monjas misioneras, Orantes y Penitentes de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, pertenecen a una Asociación Privada de fieles, cuyo gobierno sería autónomo.  

A la tardecita, mientras la policía seguía contando la guita, la hermanita superiora, cansada del ajetreo policial en el convento, se sentó como cada tarde a tomar su té con leche con una bola de fraile, prendió la televisión para distraerse, y no tuvo mejor idea que poner TN. Ahí contaban sobre el ex arzobispo fallecido (que Dios lo tenga en la gloria)  guía espiritual de Dí Vivo, quien se había retirado en 2007 y desde entonces residía en el monasterio de las Monjas Orantes y Penitentes de Nuestra Señora del Rosario de Fátima. Rosalía, recordó momentos felices, como aquellos días de campo compartidos con Dí Vivo, el día que subió por primera vez al Fatimóvil que él les había regalado- una lujosa  camioneta que transporta la imagen de la virgen de Fátima cuando hay festividades religiosas- o aquellos días de incesantes lluvias que hacían imposible movilizarse por las calles de tierra y las hermanitas tuvieron que salir en el Fatimóvil para ir al Coto de General Rodríguez.

Los policías no terminaban de contar la guita cuando Rosalía se disponía para la misa vespertina y  se imaginaba todo lo que podrían haber hecho con tanta plata. Por ejemplo: ponerle aire acondicionado al Fatimovil, cambiarle las cuerdas a las guitarras criollas, afinar el órgano de la parroquia, comprar velos nuevos para las hermanitas y así tirar los remendados una y otra vez. También podrían, pensaba la monjita, ponerse netflix.

Pero dejemos de lado las pistas religiosas, y mientras la policía termina de contar la guita, pasemos a la real politik. Fueron muchos los que hicieron alegorías sobre sacar las manzanas podridas, mientras  ellos mismos salían del cajón «Cada uno va a tener que rendir cuentas de sus actos y el que tenga el culo sucio va a tener que dar un paso al costado» dijo envalentonado, Enrique «el antiguo».  Otra voz que se escuchó ese martes de súper acción fue la de Octavius, que cansado de ser víctima de bullying por su romance con Cinderella, salió rápidamente a tomar partido en el asunto. Lo hizo con una necesaria autocrítica, muy dolorosa de escuchar para los compañeros y compañeras peronkistas: “me da vergüenza haber cantado la marcha peronkista con él”, expresó.

Y mientras la policía seguía contando la guita, la hermanita superiora subió el volumen de la televisión  para escuchar con claridad la picante y reveladora declaración de este joven y visionario político: «¿Saben por qué perdimos las elecciones? Por los hombres de las bolsas”. La monjita se levantó, caminó unos pasos, balbuceó entre dientes y se sentó junto a la policía a terminar de contar la guita. 

La batalla de Oaxaca // Gustavo Esteva

No es una más de las muchas guerras oaxaqueñas. Es parte de una guerra mucho más profunda y extensa, que ni siquiera se contiene en el territorio nacional. Pero la batalla que se está librando en Oaxaca tiene un significado especial en esa guerra, en la gran guerra.
Es una batalla largamente anunciada. En Oaxaca se sabía que muchos aspectos de la confrontación en curso se estaban posponiendo por las elecciones. Era evidente que después de éstas arreciarían los golpes, las provocaciones, el asalto final. Comenzaron por todas partes los preparativos.
El 14 de junio todo Oaxaca estaba recordando. Era la memoria contra el olvido: el escenario de hoy parecía espejo fiel del de hace 10 años. Veíamos de nuevo la misma película: la movilización magisterial, el plantón en el zócalo, las marchas, las exigencias del magisterio, una feroz campaña mediática… Y las autoridades apostando de nuevo, como entonces, al desgaste de la sección 22; a la irritación creciente de los ciudadanos; al temor de la gente por la violencia y la pérdida de ingresos y empleos…
La marcha que este 14 de junio llegó al zócalo oaxaqueño expresaba los sedimentos de la experiencia. A lo largo de casi 10 horas, al lado de los maestros acampados en su plantón, muy diversos sectores expresaron creativamente las formas en que la memoria inspira hoy la acción.
El Espacio Civil es una articulación nueva de colectivos, organizaciones y grupos de muy diversas características, que retoma la experiencia de 2006 para darle formas nuevas. Su pronunciamiento Diez años construyendo nuevos caminos se formuló en el marco de la violencia gubernamental para imponer la mal llamada reforma educativa y en el marco de una ejemplar resistencia magisterial y popular, ante el riesgo inminente de que se redite la negra noche represiva que vivimos el 25 de noviembre de 2006.
La sociedad civil oaxaqueña se pronunció con firmeza por la necesidad de aprender de 2006 para cerrar un ciclo que nos dejó llenos de heridas y dolores y para abrir nuevas etapas de lucha en que no cometamos las mismas equivocaciones y asimilemos las enseñanzas positivas del movimiento.
Hoy que diversos pueblos luchan en defensa de su territorio, contra la minería, las eólicas, por el respeto a su autonomía y a sus usos y costumbres, a su cultura, por el cuidado de sus recursos naturales, sus bosques, el agua y la biodiversidad, hoy consideramos necesario avanzar en la construcción de una agenda común que unifique a maestras, maestros, colonias, pueblos, jóvenes, mujeres, adultos en plenitud, a todas y todos los que aspiramos y estamos dispuestos a luchar por un Oaxaca y un México mejor.
Al iniciar una Jornada de Reflexión 2006-2016, el Espacio Civil hizo un llamado a fortalecer el movimiento magisterial y las luchas de colonias, comunidades y pueblos para echar abajo la reforma laboral disfrazada de reforma educativa y las reformas estructurales y para detener la represión. Sólo juntos, subrayó, lograremos la libertad de nuestras presas y presos políticos, la presentación con vida de nuestros desaparecidos y que no se vuelva a repetir una larga noche de represión y dolor en contra del magisterio y de las colonias y pueblos de Oaxaca.
Desde ese día empezaron a bloquearse los caminos. En Nochixtlán y en el Istmo la gente salió a la calle para cerrar el paso a los camiones llenos de policías militarizados que se dirigían a la ciudad de Oaxaca, a cuyo aeropuerto empezaron a llegar en aviones. Muchos miles de personas, de todos los sectores de la sociedad, nutrieron y respaldaron los bloqueos y empezaron a tejer la solidaridad.
En la tarde del sábado, el Centro de Derechos Humanos Tepeyac, del Istmo de Tehuantepec, y la Red de Defensoras y Defensores Comunitarios de los Pueblos de Oaxaca emitieron un comunicado en que consideraron absurda y sin sentido la respuesta del gobierno federal a la protesta social. Plantearon que la escalada de violencia exhibe a una clase política que busca perpetuarse en la lógica del poder y la confrontación, en vez de propiciar espacios de diálogo que abran cauces a esta fracturada democracia. Al mismo tiempo, apreciaron la sabiduría de mujeres y hombres de los pueblos, colectivos y grupos emergentes al proponer una resistencia creativa, ponderando el sentido de la vida y la construcción de una sociedad justa.
Oaxaca está ardiendo. Hay conciencia clara del momento de peligro. Por eso, desde todos sus rincones, se apela hoy al coraje, tanto al que expresa la indignación moral que comparte un número creciente de personas como el que significa valor, entereza, capacidad de caminar con dignidad y lucidez en estos tiempos oscuros. La batalla acaba de comenzar.

Pronunciamiento contra la represión en Oaxaca // Asamblea de mexicanxs en Argentina

 
Buenos Aires, 20 de junio de 2016
Las personas y organizaciones sociales abajo firmantes exigimos un alto a la represión que el gobierno mexicano instrumenta contra las manifestaciones convocadas por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que protesta en contra de la Reforma educativa impulsada por el Presidente de México Enrique Peña Nieto.
Desde Buenos Aires, Argentina, miramos con muchísima preocupación lo que está ocurriendo en México, específicamente los hechos acontecidos el 19 y 20 de junio en el Estado de Oaxaca, donde la represión de la Policía Federal ha dado como resultado, hasta ahora, alrededor de ocho personas asesinadas y un número aún indeterminado de personas desaparecidas, heridas y detenidas. Así como detenciones y hostigamiento policial hacia las movilizaciones que en el Distrito Federal y en Chiapas se han hecho en solidaridad.
Nos encontramos consternadxs por la cantidad y la sistematicidad de violaciones a los DDHH contra el pueblo de México, por lo que hacemos un llamado enérgico al gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto para que cese al hostigamiento policial y mediático contra el magisterio mexicano y contra las movilizaciones que encabeza la CNTE. El uso de armas de fuego contra movilizaciones sociales es signo de un estado totalitario. Asimismo hacemos un llamado urgente al diálogo, donde se puedan reconocer las justas y dignas demandas del movimiento magisterial. Repudiamos la violencia estatal como forma de resolver el conflicto social.
Exigimos la aparición con vida de las personas desaparecidas, la liberación de lxs detenidxs y la cancelación de las órdenes de aprehensión que han sido giradas contra los y las referentes del movimiento magisterial. Exigimos que se garantice la seguridad física y mental de todos y todas las participantes en las movilizaciones.
También enviamos un saludo a las mujeres y hombres combativos en México, que defienden el derecho a la educación pública y gratuita, a un trabajo digno y su derecho a la protesta.
Mandar adhesiones inbox:
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Adhesiones:
Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora
Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos
Asamblea de Mexicanxs en Argentina
Equipo de Educación Popular Pañuelos en Rebeldía
Frente Popular Darío Santillán
Red de Solidaridad con Chiapas Buenos Aires
Confluencia Movimiento Popular La Dignidad – Movimiento Tupaj Katari
Equipo Argentino de Trabajo e Investigación Psicosocial
Liberpueblo
Frente Popular Darío Santillán –Corriente Nacional
CORREPI
CTA Autónoma
A.T.E. (Asociación Trabajadores del Estado) Seccional Gran Buenos Aires Sur
FUBA – Federación Universitaria de Buenos Aires
Resistencia Qom
Resumen Latinoamericano, Director Carlos Aznárez, periodista.
Movimiento Popular Patria Grande 
Instituto de investigación y experimentación política
Tinta Limón Ediciones
Centro de Formación Profesional 24 – CABA
Cazona de Flores
Lobo Suelto!
Corriente de Organizaciones de Base La Brecha
Servicio Paz y Justicia-Argentina
CEFYL – Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras, UBA
Ademys, Sindicato docente de CABA
Colectivo La Tribu
La Brecha
Campaña Nacional Contra las Violencias Hacia las Mujeres
Congreso de los Pueblos de Colombia
Uruguayxs en la Argentina por los Derechos Humanos
Movimiento Político y Social Marcha Patriótica – Capítulo Argentina
Movimiento 138. Colectivo de Resistencia cultural (Paraguay/Argentina).
Red de Formación Docente y Narrativas Pedagógicas
Juventud del PTS
Agrupación Educadores en el Proyecto Nacional y Popular de Avellaneda
Convergencia Socialista de Combate
Comisión directiva Centro de Estudiantes 103 de Villa Urbana.
Defensorías de Género
Cultura en Movimiento Brown
Comisión de Vecinos por Campomar
Lista Blanca Negra Violeta
ATE Desarrollo Social de Nación
MTR 12 de Abril – Corriente Pueblo Unido
Federación de Organizaciones de Base (FOB)
Movimiento Estudiantil Liberación y del Movimiento Patriótico Revolucionario Quebracho
Esfera Común
Asociación de Graduados en Ciencias de la Educación (AGCE)
CTA Río Negro
Agrupación VIOLETA de UnTER
Corriente Político-Sindical “Rompiendo Cadenas”
Organización Política HOMBRE NUEVO
Grupo musical La Insurgencia del Caracol
Democracia Socialista
La Emergente
El Avispero
Organización Estrella Roja
América Profunda. Productora de contenidos comunitarios
Asociación del Magisterio de Santa Fe delegación Rosario
CEFFYB – Centro de Estudiantes de Farmacia y Bioquímica, UBA
CEV – Centro de Estudiantes de Veterinarias, UBA
Ronda de pensamiento autónomo Buenos Aires
ATE Seccional Alte. Brown-Presidente Perón
Movimiento Universitario de Izquierda (MUI)
Junta Interna de ATE del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA)
Comisión directiva del SUTEBA Matanza
Convergencia Socialista
H.I.J.O.S Zona Oeste
Escuela Popular de Psicología Social “Vicente Zito Lema”
CADEP
MST- Nueva Izquierda
TPR
CUBA-MTR
Corriente Sindical Carlos Fuentealba
Izquierda Socialista -FIT
CePro DH
Agrupación Provincial Víctor Choque de ATE
ATE Desde abajo ADA
Nuevo M.A.S
PRML
Izquierda Revolucionaria
Colectivo Hombre Nuevo
Partido Comunista Argentino
MRT 12 Abril
Corriente Pueblo Unido
AGD UBA
APEL
Partido de la Revolución y el Comunismo PRC
Movimiento Barrios de Pie
ATE Seccional Gran Buenos Aires Sur
Convergencia Socialista La Verdad
Federación Juvenil Comunista
Sindicato Argentino de la Manufactura del cuero
Quemecontas. Colectivo de trabajadorxs del Ministerio de Hacienda y Producción
Coordinadora de Unidad Barrial- Movimiento Teresa Rodríguez CUBA MTR
Acción por la Biodiversidad
MPL
Casa de la Cultura Los Compadres del Horizonte
Suteba Bahía Blanca
CTA Bahía Blanca –Dorrego
Partido del Trabajo y el Pueblo PTP
Partido Comunista Revolucionario PCR
Convergencia de las Culturas Argentina
La Boca Resiste y Propone
ATE delegación Hospital Garrahan
Asamblea de trabajadores y trabajadoras del Ministerio de Hacienda
Asociación de Derechos Humanos Cañada de Gómez
Sociedad de Resistencia Oficios Varios Lomas de Zamora
Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CEPRODH)
Corriente docente 9 de Abril- Lista Marrón
Bachillerato Popular Independencia
Las Rojas – Nuevo Mas – Conducción del Centro de Estudiantes de Ciencias de la Educación – UNLU – Sede Regional San Miguel.
ADHESIONES PERSONALES:
Nicolás del Caño, ex candidato a presidente por el Frente de Izquierda
Myriam Bregman, Diputada Nacional, PTS/FIT
Nathalia González Seligra, Secretaria de DDHH del SUTEBA La Matanza
Ariel Iglesias, Secretario de Organización del SUTEBA La Matanza
Alicia Navarro Palacios, Secretaria de DDHH de ADEMyS
Marilina Arias, Consejo Directivo Ademys
Federico Puy, Congresal de UTE-CTERA
María DiazRck, Secretaria de Prensa de SUTEBA La Plata
Laura Champeau, Secretaria de Formación Politica y Sindical del SUTEBA Ensenada
Gabriela Macauda, Secretaria Gral. Adjunta del SUTEBA Tigre
Cecilia Galland, Secretaria de Turismo y Acción Social del SUTEBA Tigre
Marisa Damiani, Secretaria de Turismo y Acción Social del SUTEBA Quilmes
Carlos Torres Musante, CES SUTEBA Quilmes
Brenda Hamilton -Presidenta del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras
Lucia Battista Lo Bianco – Consejera estudiantil de la Facultad de Filosofía y Letras
Facundo Gómez – Consejero estudiantil de la Facultad de Filosofía y Letras
Fabio Oñiativia- Consejero estudiantil en la Junta de Historia (UBA).
Sofía Achigar – Consejera estudiantil Facultad Cs. Sociales UBA
Leo Deza – Secretario General Centro de Estudiantes Ciencias Sociales UBA
Ignacio Borelli – Consejero estudiantil Junta de Carrera de Comunicación, Facultad de Sociales UBA
Camila Marful Martínez – Consejera estudiantil Junta de Carrera Trabajo Social, Facultad de Sociales UBA
Celeste O`Higgins – Consejera estudiantil Junta de Carrera Sociología, Facultad de Sociales UBA
Melina Michniuk – Consejera estudiantil de la Facultad de Psicología
Paula Freddi, conducción Centro de Estudiantes de Visuales (UNA)
Gabriel Roizman
María Laura Santamartina.
Sabrina Rascovsky
Aldo Casas, antropólogo, revista Herramienta.
Gabriela Silinger
SofiaCasalis
Flavia Cornelig
Beatriz Amor-Vicepresidente APDH La Costa-Bsas-Argentina
Nicolás Falcoff
Nadia Paola Fernández. Docente de nivel Inicial
Rubén Ortiz Secretario General MPL
Delia Ramírez. Investigadora (UNSAM). Militante del Movimiento 138. Colectivo de resistencia cultural (Paraguay/Argentina)
Laura García Tuñón ex diputada y ex dirigente de la Unión de Trabajadoras/es de la Educación
Hernan Moreno. Sociólogo. Docente F.soc. UBA
Lucila Edelman, EATIP
Victoria Azzarita Fotógrafa independiente
Claudia Bacci Socióloga UBA
Vanessa Xiomara ArciniegasDiaz
María Scafati. Artista argentina
Evangelina Patricia Patagua UNJU- CONICET
Mario Hernandez. Periodista y escritor
Alberto Sladogna
Graciela de Marinis
Aminta Espinoza Ulloa Felix
Juan Manuel Galvis Zuluaga
Luciano Gabriel Prestia
Axel Herrera Olvera. Docente- San Juan, Argentina
Bruno Carlo
Noemí Ciollaro
Sebastián Touza, Profesor, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina
Ximena Espeche Investigadora y docente, UBA-CONICET. Buenos Aires, Argentina
Edgar Canevari
Paula Daniela Bianchi UBA-FFyL-/UNDAV
Luciana Messina, docente-investigadora UBA-CONICET, Argentina
Mercedes Cabanillas, arquitecta UBA
Irene Lulo, Licenciada en Letras UBA
Paula Ferreyra docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA

Clinämen: ¿Qué pasa con las elecciones en Perú?

Conversamos con Víctor Miguel, del Movimiento Sembrar, parte del Frente Amplio de Izquierda en Perú. Las elecciones en Perú. Derechizaciones latinoamericanas. Apoyar al menos malo en el ballotage. La popularidad del fujimorismo. El lugar de las izquierdas.

Censura de Operación Chacabuco.



Intento de Censura a un libro de investigación histórica: Operación Chacabuco. Peronismo ortodoxo, dictadura, indultos de Juan Chazarreta (colección Autonomía, ed. Quadrata), con prólogo de Bruno Napoli.
La crónica:

A mediados de abril de este año (2016) llegaron varias cartas documento al domicilio de editorial Quadrata (dirigidas a Juan Chazarreta, Bruno Napoli, editorial Quadrata, y diseñadores de tapa del libro). La misiva convocaba para el día 29 de abril de 2016,  a una audiencia de mediación por supuestos “daños y perjuicios” que le habría producido el libro Operación Chacabuco a uno de los mencionados: Julián Domínguez (ex intendente de Chacabuco, ex ministro de la nación, ex presidente de la Cámara de Diputados de la Nación).  Su abogado y representante es el Dr. Eduardo S. Barcesat.

La editorial solo pudo dar cuenta del autor, Juan J. Chazarreta, y del responsable de la edición de contenidos fue Ariel Pennisi, curador de la obra y encargado de la idea, diseño y demás formatos técnicos, además de ser codirector de la colección Autonomía. Sobre el resto, al momento de la primera audiencia, el abogado de la editorial no contaba con información.

Anoticiado, el autor del libro, Juan J. Chazarreta (quien, si bien es oriundo de Chacabuco, vive Santiago del Estero como militante del MOCASE-VC) viajó a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, para hacerse presente en la audiencia. Los abogados por la parte del autor fueron Oscar Rodríguez (Equipo Jurídico del MOCASE-VC y miembro de la APDH) y Rodolfo Baque.


1º audiencia de Mediación.

El día de la audiencia, el ex diputado Julián Domínguez no se presentó; su abogado tenía un poder para representarlo. La parte demandada decidió retirarse no aceptando diálogo alguno dentro de la formalidad de la audiencia, hasta que Domínguez no se hiciera presente. La mediadora propuso una nueva mediación con fecha 27 de mayo. De todos modos, se tensó un debate entre los abogados del autor y Barcesat, abogado de Julián Domínguez, quien dio a entender que el “problema” estaba en el prólogo y la contratapa, y solicitó que la pregunta retórica presente en el prólogo y plasmada en la contratapa debía ser cambiada. (“¿Qué relación guarda el comisario torturador Miguel Etchecolatz con la interna peronista de los años ´70, o el Batallón 601 con el ex diputado nacional Julián Dominguez, o el asesino Juan Domingo López con el ex vicepresidente de la nación Eduardo Duhalde? Pues, todos los caminos conducen a la ciudad de Chacabuco, en la provincia de Buenos Aires. Y el libro que aquí se nos presenta, logró, con rigurosidad historiográfica, demostrar cómo estos caminos se cruzan”-fragmento del prólogo ubicado en la contratapa). La información volcada en el capítulo correspondiente, que relata la vinculación entre Julián Domínguez y el ex agente del Batallón 601 Joaquín de Anchorena, fue reconocida incluso por la parte querellante. También se pidió un cambio en el “diseño” de la contratapa. Los Dres. Rodríguez y Baque (por la parte de Chazarreta) reafirmaron su postura de no dialogar sin la presencia del denunciante (Julián Domínguez) y pidieron previo aviso si en la próxima audiencia el querellante no habría de presentarse.
2º audiencia de mediación

El día 27 de mayo se presentó nuevamente Juan J. Chazarreta (autor del libro) con sus abogados, Rodríguez y Baque; también se presentaron, por su propia voluntad y por ser aludidos en las consideraciones del abogado del denunciante (pues sostienen que el problema ya no es el libro sino el prólogo y el arte de contratapa, como el propio Julián Domínguez dejó trascender en una nota periodística en un diario de Chacabuco) Bruno Napoli (autor del prólogo) y Ariel Pennisi (editor y curador). Nuevamente, el ex diputado nacional Julián Domínguez no se presentó, dejando en manos de su abogado Eduardo Barcesat su posición.  La parte demandada nuevamente se negó a avalar la mediación hasta tanto no se presentara el denunciante. A pesar de que no hubo audiencia, E. Barcesat insistió en el cambio del prólogo, y ante la negación rotunda de su autor, Bruno Napoli, el letrado pidió –esta vez informalmente, ya que la audiencia había quedado descartada– que “por lo menos” se ofrezca un texto de alcance público dando cuenta de las razones por las cuales el nombre de su defendido aparece en la contratapa del libro y en el prólogo (¿una suerte de justificación o incluso disculpa por el prólogo?). Claramente, este pedido también fue rechazado. Ahora solo resta esperar la decisión de la parte denunciante, que tiene dos opciones: desestimar la denuncia por inconsistente, o continuar la vía legal e ir directamente a juicio.
Últimas Noticias.

El sábado 18 de junio de 2016, Eduardo Barcesat dio una charla sobre Derecho en la casa peronista de Chacabuco. Estuvo acompañado por Julián Dominguez. Al final, hablaron del libro “Operación Chacabuco” donde nuevamente no contaron todo lo sucedido, pues no aclaran por ejemplo que Julián Dominguez, por segunda vez falta a la mediación, haciendo viajar a Juan Chazarreta desde Santiago de Estero, donde pasa la mayor parte del año, pues milita en el MOCASE;  o por ejemplo dice que el responsable de la tapa y contratapa no se presentó, cuando es falso, pues si se presentó, pero se retiró al estar otra vez ausente Julián Dominguez, con quien queremos hablar personalmente alguna vez.
  
El libro Operación Chacabuco cuenta, hasta el momento, con las siguientes adhesiones:
Silvina Giaganti (Integrante de la comisión de Trabajo por la reconstrucción de Nuestra identidad)
*CECIM (Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas La Plata)
*CEVECIM (Centro el Veterano Ex Combatiente Islas Malvinas Berisso)
*ACOMADEH (Asoc. Combatientes de Malvinas por los DDHH)
*Nora Cortinas
*Osvaldo Bayer
*APDH La Plata
*APDH Mesa Nacional *MOCASE-VC *MNCI-VC
*Comisión Memoria y Justicia de Chacabuco

Fiesta de pulseritas turquesas // Lucas Paulinovich

El Monumento está vallado. No se ve, no se puede llegar. Vallas y barreras de gendarmes por todas las esquinas, escudo con escudo, los palos cruzados cerrando el paso. Segunda visita del presidente. Antes, había estado en el inicio del ciclo lectivo en un acto formal en la Facultad de Derecho y otro en la Bolsa de Comercio. También hubo vallas. Ahora, la escala y el transcurso del año incrementaron la intensidad. La marcha de la Multisectorial contra el Ajuste llegó por la peatonal hasta el vallado que cortaba el paso antes de la plaza 25 de mayo.
El centro costero de la ciudad era un enorme terreno de movimientos de seguridad, palos, escudos, camiones hidrantes, prefectos y gendarmes “tortugas robóticos”, conteniendo, repartiendo, secos, enfrentados. En la costa, desde dónde se ve la explanada en la que descendió el helicóptero que trajo a Mauricio Macri, quedó una zona despejada. Tras las rejas, se lo podía seguir al presidente. Ahí se amontonaron algunos pocos simpatizantes macristas gritando a coro con los que saludaban y festejaban desde los balcones que dan al río, cuando pasó en la camioneta hacia el Monumento. Por el otro extremo, en Rioja y Buenos Aires, se aglutinaban grupos cercados por los cinturones de Gendarmería.
El objetivo de ser puntal en la reconversión regional supuso desde el primer momento un enfrentamiento directo con los sectores organizados. Todos los actos de gobierno, toda la política, puede ser reducido a ese conflicto fundamental entre los que se organizan y actúan, obstaculizan, y los que se liberan al libre flujo de aspiración individual. Con ese minimalismo actitudinal el gobierno pretende saldar cualquier grieta. En esa parte de calle Belgrano, algunos celebran el operativo de seguridad que los dejó afuera, del otro lado de las vallas.   
Entrando a la ciudad, el clima cambia. En algunas cuadras, cuando se cruzan con la movilización atomizada los que van de un vallado a otro intentando pasar o salir del acto, hay algunos insultos. La estigmatización de la militancia repercutió en la intensificación de las violencias horizontales, las agresiones de ciudadanos-vecinos hacia los manifestantes, como una etapa previa a la intervención de las fuerzas de seguridad. Una integración entre las bases legales del consenso “manodurista” y el acuerdo común por el sacrificio que cruza todos los estratos sociales. El desorden es un problema. Aislar e identificar a los manifestantes genera códigos y un marco de situación para regular: el aval normalizador a los despidos, la criminalización y los castigos.    
Detrás de los cinturones de gendarmes, están los que no tienen la pulserita turquesa. Todos precisamente cifrados: militantes o ciudadanos que van a la fiesta cívica. Cada uno en su lugar, para cada uno su corral. La ciudad vallada es una expresión visual del manejo de los recursos en la gestión política-empresarial, un modo de gobierno que se pone a prueba. El perímetro marca los espacios, divide los ámbitos de acción. No son políticos, son cuadros empresariales asumiendo el deteriorado rol de la política. La dicotomía entre estimulación y alegría a la par del ejercicio del terror y la represión se abre en esa franja intermedia. Ahí, están los bordes en los que se permiten los excesos y son necesarios para sostener el montaje de la revolución de la alegría. La tranquilidad civil acordada con los factores de poder se festeja con la suelta de globos que le da color a esa nueva ciudadanía. Si la represión se llega a ver, se filtra, se difunde, que la imagen sea confusa, que no se sepa quién es el que desordena.
Los gendarmes están ahí para frenar. Más tarde van a pasar marchando por entre la muchedumbre que se formó en la esquina, como buscando un motivo, y reprimirán. Gendarme panameño, les gritaban. En esa misma esquina, unos minutos antes, le abrieron la cabeza al concejal Eduardo Toniolli. Los gendarmes pegan y retroceden. Desde la otra esquina, avanza otra columna de gendarmes para cerrar el paso desde atrás. La concentración se va dispersando. Desde el Monumento no se escucha nada.
Macrismo explícito en Rosario
La actividad que se gestó en la confluencia prebalotaje y la que se fue plegando con los efectos del primer semestre tiene nuevos desafíos: la gobernabilidad neoliberal tuvo una dimensión espacial el Día de la Bandera. Hay variables demográficas de las protestas, cómo y cuándo despiertan la respuesta represiva. Este 20 de junio, fue la primera reacción de los operativos de seguridad en movilizaciones, un después de los parques, las primeras concentraciones pasajeras y disgregadas, las marchas sectoriales, el 24 de marzo, el #Niunamenos, hasta la multitudinaria convocatoria del Movimiento Sindical Rosarino. Hasta ahora, la violencia era descargada desde los diversos mecanismos institucionales, distribuida en disciplinas cotidianas y vigilancia territorial, no con una lógica de enfrentamiento a las movilizaciones colectivas.
Por detrás de esa gobernabilidad neoliberal se sostiene la política como una dramaturgia televisiva. El espacio privatizado, publicitario, territorio de inversiones. Los individuos encerrados y lo social calculado según planillas de rating y hojas de cálculo, la obediencia a un Excel. Los dirigentes no requieren cualidades políticas, el saber técnico se asienta sobre las retóricas personalizadas, entusiasmo que reconoce sus falencias, la apuesta a más. Alguien común que invita a aventurarse, da confianza, estimula. “Sí, se puede” en el acto en conmemoración de Manuel Belgrano. La depuración de la política hacia la gestión tiene lastres densos que la fantasía neoliberal no quiere cargar. La cultura, demasiado espesa, lenta, compuesta, tiene que ser reemplazada por una sociedad civil ultraracional, en donde funcione una conclusión del orden, un deseo perfectamente racionalizado: querer vivir mejor. Ir al acto, conmemorar, y volver. Gesto cívico, espiritual, evolutivo. 
El “sí, se puede” desconoce las condiciones históricas sobre las que se produce. No hubo Belgrano, solo niños sonriendo. Es la invitación a desgarrarse de la historia. La movilización es una interferencia en el algoritmo secuencial que fantasea el gobierno como epifanía del orden social. Obliga a desplegar los operativos, supera los diques de contención que puedan construirse desde los arreglos institucionales y entre estructuras de poder. No hay acuerdo común por el sacrificio que tolere demasiado los tarifazos, los despidos, la liberalidad patronal, la persecución y la desposesión brutal. Por abajo, el reflujo tensiona. La puja entre las distintas instancias del capital convergen en un imperativo compartido: el problema es gobernar. No es solamente desde el poder del Estado que anhelan evitar los estallidos. La nueva política es un problema de logística.
Una patria sin choripanes
El crescendo de violencia intenta ser manejado para instalar medidas de mayor control represivo. El contenido transformador de la política, la espesura de la historia, separada de los ámbitos para la reproducción institucional. Señalar a los caóticos que comen el producto cárneo prohibido: las disposiciones de seguridad para el acto, que informaban sobre las vallas a 300 metros y prohibían la venta de choripanes dentro del perímetro, definen un parentesco entre la política y la carne. Los que se alimentan en la tradición barbárica de la calle y el acto público, a distancia prudencial. Representación escénica de la nueva subjetividad ciudadana. La fecha patria es una recreación sin carne, puro emblema levantado como cumpliendo un mandato inofensivo, y proyección optimista en el futuro de esos niños que gritan alegres bien custodiados. La ciudad vacía, la plaza inaccesible, la institución rodeada de gendarmes, desgarrada de la población.
La fiesta popular representaba un momento de subsunción del estado y el pueblo, una continuidad ritualizada que irrumpe, algo de lo plebeyo, el cuerpo soberano sin desgarradura. Es una saliencia molesta, cargosa, en el régimen ideal de transparencia y circulación equilibrada. Un ruido originado en el lugar de los silenciamientos –oscurecimientos- que se hace audible, visible, identificable.
Ahora ese ruido fue desplazado hacia los bordes. No alcanza con no mostrar, hay que evitar las desviaciones. El poder invisibilizador de los grandes medios se debilita con la producción de un nuevo terreno de visibilización, la erupción de una materialidad no visible, no contada. Las fotos, los testimonios, los videos que circulan por las redes sociales, los medios alternativos que cubren y dan a conocer, dificultan la oscuridad total. Las narrativas visuales, colectivas, se conjugan con las narrativas individuales, el relato común, lo anecdótico y la calle es un escenario de disputas. Ahí también hay quiebres y reconstrucciones gramaticales de las movilizaciones. Esas otras visualizaciones abren nuevas lecturas y nuevas estrategias, expanden el campo de lo posible en el hecho político y no todo se tiñe de amarillo.

#Oaxaca: “En México un horror nos tapa a otro, todos los días, a todas las horas»

Los docentes de la ciudad de Oaxaca, en el sur de México, fueron reprimidos el domingo en la ciudad de Nochixtlán por efectivos de la Policía Federal y estatal. La represión dejó un saldo de 8 muertos, 94 heridos y 22 personas desaparecidas.
Hablamos con Fernando Buen Abad, filósofo mexicano residente en la Argentina.
Algunas claves para entender lo que ocurre: “La lucha contra la reforma educativa es la razón por la cual Peña Nieto ordenó la represión indiscriminada” / “Esta reforma educativa tiene como fin privatizar la educación mexicana” / “El gobierno mexicano encontró respuestas negativas a las privatizaciones, no sólo en el sector docente” /  “El repudio en el estado de Oaxaca contra el gobierno neoliberal tiene una larga historia y lucha continua” / “En el sureste de México la idea era educar al campesinado como proceso revolucionario. Era la idea de Zapata” / “Un horror nos tapa a otro, todos los días a todas horas”

«La respuesta al Brexit debe ser la movilización contra la austeridad» // Entrevista a Yanis Varufakis

por Belén Carreño


Yanis Varufakis, exministro de Finanzas de Grecia, nos atiende desde Roma en un día en el que su teléfono no para de sonar con periodistas de todo el mundo recabando su opinión. Su movimiento DiEM25 está enfocado a lograr “la redemocratización de la UE” e interpretan el Brexit como un triunfo de la Troika.


¿Qué análisis de urgencia haría ante el resultado del referéndum?
Pues es muy simple. Muchos votantes se han puesto de acuerdo en identificar a la Unión Europea con autoritarismo, irracionalidad y descontento. Y menos votantes estaban de acuerdo con nosotros [en referencia a DiEM25] que hicimos campaña en Reino Unido diciendo que otra UE más democrática era posible.

¿Cuáles serán los próximos pasos a tomar a partir de ahora? ¿Por parte de Reino Unido, por parte de Bruselas y también por parte de los europeos?
En el corto plazo ninguna de las predicciones catastróficas se van a cumplir. Los mercados terminarán asentándose y las negociaciones empezarán en algún momento. El partido conservador en Reino Unido permanecerá unido. Bueno, en realidad, los conservadores siempre están unidos por su interés de clase.
Así que las cosas tendrán un aspecto fuera de control algunas semanas pero lentamente se calmarán. La cuestión es lo que subyace debajo de esta fachada donde poderosas fuerzas comenzarán a pujar por la desintegración de la Unión Europea. El ministro Alemán Wolfgang Schauble va a utilizar el miedo para hacer de la austeridad algo permanente. Se va intentar imponer el control sobre los presupuestos nacionales o a hacer un presupuesto común para cortar las piernas a países como España, Italia y Grecia… Y ese avance será contrario a la supervivencia de la UE.

¿Qué papel pueden tomar los ciudadanos ahora?
Lo primero que deben hacerse es movilizarse. A nivel de ciudades, de regiones, de naciones y europeo en contra de la austeridad. Y también deben votar a los que tienen la determinación política para confrontar a la troika, a Schauble y al eurogrupo. Desde luego, la solución no es alinearnos a los dogmas del eurogrupo y el BCE.

¿Va a golpear con especial dureza el Brexit a los países de la UE?
Sin duda. Y avanza en la desintegración de la Unión Europea porque refuerza el sentimiento antieuropeo. Va a reforzar políticas fallidas como la de la austeridad. Y, cuidado, es posible que veamos la transformación del eurogrupo en un gobierno europeo de forma efectiva. Los dogmas se convertirán en leyes. Y atrapará a España, Italia y Grecia en una crisis permanente.

Su movimiento aboga por la redemocratización de Europa. ¿Cómo le explicaría al lector en qué consiste ese proceso?
Esta es la pregunta más importante a la que puedo contestar. La democracia es un lugar donde los ciudadanos pueden preguntar cuestiones que importan a los dirigentes. En esencia: primero: ¿Qué poderes tiene?; segundo ¿cómo los está usando?; tercero ¿Quién te dio esos poderes?; y cuarto ¿cómo podemos librarnos de ti? España, Grecia, Italia… son democracias. Pero son unas democracias que no toman decisiones. Las grandes decisiones se toman en la UE y en el Eurogrupo que no está sujeto a control democrático. Y se toman decisiones con la puerta cerrada. Lo que deberíamos hacer idealmente es que el Parlamento Europeo fuera un verdadero Parlamento con poderes reales. El actual lo es de forma nominal pero no en la práctica. Necesitamos una auténtica democracia que venza a la oligarquía.

¿Se atreve a aventurar un impacto del Brexit en las elecciones españolas del domingo?
El miedo puede suscitar diferentes reacciones. Por un lado el miedo al Brexit puede acelerar el proceso de desintegración al apoyar aquellos que quieren un gobierno que le diga que sí a todo a Schauble o a la troika, lo que beneficiaría a Rajoy. Pero no creo que sea el caso. Pero precisamente creo que los españoles entenderán que votar a Rajoy es votar a Schauble, a Merkel y a todas las políticas que nos han traído hasta este punto. Si lo españoles entienden esto se beneficiará Podemos. Por cierto, me gustaría insistir en que Podemos propone un cambio en la agenda europea. Y eso es lo que necesitamos, una agenda europea, alternativa y progresista.

Usted asegura que es un europeísta convencido. ¿Cómo convencería a un europeo de que siga creyendo en la Unión?
Efectivamente, soy un fanático del europeísmo. Precisamente, mi oposición a la troika el año pasado fue porque soy un europeísta convencido y creo que la troika está destrozando Europa. Las instituciones europeas están ahora mismo fuera de la racionalidad. Y esto alimenta los movimientos antieuropeos que han conducido al Brexit. Así que lo prioritario que deben entender los ciudadanos es que debemos permanecer unidos. No debemos sucumbir, no debemos rendirnos ante las fuerzas de la desintegración. No debemos rendirnos ante la troika, ante los ‘Schauble’, los ‘Juncker’ ni ‘las Merkel’ del mundo. Estos son los peores enemigos de la UE por las políticas que imponen.


fuente: www.eldiario.es

Hagan el duelo ahora si lo necesitan, pero prepárense para los grandes desafíos por delante // Owen Jones

Traducción: Emilio Sadier


Gran Bretaña ha votado por salir de la Unión Europea: este enunciado sigue conmocionando a simpatizantes tanto de la salida como de la permanencia. A principios de este mes escribí que “a menos que la clase trabajadora británica que se siente traicionada por la élite política pueda ser persuadida, Gran Bretaña votará por salir de la Unión Europea en menos de dos semanas”. Y esto –quizás el acontecimiento más dramático en Gran Bretaña desde la guerra– fue, por encima de todo, una revuelta de la clase obrera. Puede que no haya sido la revuelta de la clase obrera contra el establishment político que muchos de nosotros hubiéramos preferido, pero es innegable que este resultado se logró en base a furiosos y alienados votos obreros. 

Gran Bretaña es una nación intensamente dividida. Muchas de las comunidades que votaron decisivamente por la salida fueron las mismas que han sufrido enormes maltratos bajo sucesivos gobiernos. El Proyecto Miedo del gobierno se basó en amenazas de crisis económica. Pero estas son comunidades que han estado signadas durante una generación por la crisis económica y la inseguridad. Que te amenacen con que vas a perder todo significa poco si ya sentís que te queda casi nada que perder. Estas amenazas pueden haber profundizado la decisión de muchos votantes por la salida, en lugar de haberla puesto en duda. Un primer ministro conservador alineado con los titanes empresariales y el presidente de los Estados Unidos les advirtieron acerca de no hacer algo: ellos respondieron con la mayor mandada a la mierda de la historia británica moderna.

Este no fue un voto por la innegable falta de responsabilidad y transparencia de la Unión Europea . Por encima de todo, se trató de la inmigración, que se ha convertido en el prisma a través del cual millones de personas ven los problemas cotidianos: la falta de vivienda accesible; la falta de puestos de trabajo seguros; el estancamiento de los niveles de vida; la sobrecarga de los servicios públicos. Los jóvenes simpatizantes de la permanencia en la UE que viven en los grandes centros urbanos tienden a sentir una hostilidad menor hacia la inmigración; el sentimiento al respecto no podría ser más diferente en los votantes por la salida de la vieja clase trabajadora que residen en muchas ciudades del norte y poblaciones más pequeñas. De hecho, la brecha generacional es fundamental para comprender este resultado. La grieta creciente entre las generaciones no ha hecho más que profundizarse.

Siempre será duro pedir a los votantes laboristas que apoyen  un imperfecto estatus quo respaldado por un primer ministro conservador.

Era duro pedir a los votantes laboristas que fueran en masa a apoyar un imperfecto status quo respaldado por un primer ministro conservador. La mayoría de ellos lo hizo, pero no fue suficiente para compensar la afluencia por la opción de salida. ¿Y ahora? Escocia ha sido arrastrada fuera de la UE en contra de su voluntad, y las demandas de otro referéndum sobre la independencia serán difíciles de resistir. El Sinn Féin está llamando a una consulta acerca de las fronteras de Irlanda. Una tormenta económica se acerca: el debate es cuán significativa y prolongada será. Una nueva y más a la derecha administración conservadora parece inevitable: el partido Conservador sin duda buscará una nueva elección, con la esperanza de que el Laborismo llegue lo más dividido y en el estado más caótico posible. Las campañas para defender los derechos de los trabajadores amenazados y el Servicio Nacional de Salud tendrán más importancia que nunca. La UE estará consumida por el pánico acerca de su propia existencia. Estas son realidades políticas inevitables a las que habrá que enfrentar.

En cuanto a David Cameron, llamó a un referéndum no porque pensó que era de interés nacional, sino porque le era útil para manejar divisiones internas del partido Conservador. El referéndum se enmarcó inevitablemente como una lucha entre dos facciones conservadoras. Irónicamente, para Cameron ganar la última elección fue su perdición. De haber ganado solo un puñado menos de bancas y fallado en asegurar la mayoría –como él esperaba–, podría no haber tenido que cumplir su promesa de referéndum. En cuestión de meses, pasó de sugerir que podría apoyar la retirada británica de la UE a advertir sobre el Armagedón económico si el país hiciera eso. Parecía absurdo. Cameron pasó años sugiriendo que la inmigración era un gran problema y que necesitaba ser reducida de forma masiva, y fracasó en hacerlo, reproduciendo más desprecio y furia.

Sin embargo, mientras que gran parte de la culpa debe atribuírsele a Cameron, fuerzas sociales mucho mayores están en juego. De Donald Trump a Bernie Sanders, de Syriza en Grecia a Podemos en España, desde la extrema derecha austriaca al ascenso del movimiento de independencia de Escocia, esta es una época de furioso resentimiento contra las élites. Esta frustración se está extendiendo en todas las direcciones: nuevos movimientos de izquierda, nacionalismo cívico, populismo anti-inmigrante.

De la casi mitad de los británicos que votó la permanencia, muchos ahora se sienten asustados y enojados, listos para atacar a sus conciudadanos. Pero esto solo empeorará las cosas. Muchos de los votantes por la salida de la UE ya se sentían marginados, ignorados y odiados. El desprecio –y a veces esnobismo– mostrado hacia ellos en las redes sociales ya se hizo sentir antes hacia estas comunidades, y ha contribuido a este veredicto. Millones de británicos sienten que una élite metropolitana lleva la batuta, que no sólo no entiende sus valores y sus vidas, sino que los odia activamente. Si Gran Bretaña quiere tener un futuro, esta guerra cultural en ascenso debe ser detenida. Los habitantes de Gran Bretaña han hablado. Eso es la democracia, y ahora tenemos que hacer que el veredicto de la nación funcione.

Si la izquierda tiene un futuro en Gran Bretaña, debe enfrentarse a su propia desconexión cultural y política con las vidas y comunidades de las personas de clase trabajadora. Debe prepararse para cómo responder a una nueva ofensiva de una ascendente derecha Tory. En el continente, los movimientos que aboguen por una más justa y democrática Europa son más importantes que nunca. Nada de esto es fácil –pero es necesario. Hagan el duelo ahora si lo necesitan, pero prepárense para los grandes desafíos por delante.

El mal inglés // Franco Berardi «Bifo»

Traducción: Ezequiel Gatto y Emilio Sadier
No creía en el Brexit, pensaba que solo un pueblo de borrachos podría decidir una catástrofe autodestructiva de este tipo. Me olvidaba de que los ingleses son, de hecho, un pueblo de borrachos. Bromeo, naturalmente, ya que no creo en la existencia de los pueblos. Pero creo en la lucha de clases, y la decisión de los trabajadores ingleses de hundir definitivamente la Unión Europea es un acto de desesperación que sigue a la violencia del ataque financiero que hace años empobrece a los trabajadores de todo el continente y de esa isla del carajo.
Desgraciadamente los trabajadores ingleses que votaron masivamente por Brexit han cometido un error colosal, como suele sucederles a quienes, debido al empobrecimiento material y psíquico, han perdido el bien del intelecto. Es cierto que la Unión europea se ha vuelto en nuestro tiempo un monstruo neoliberal pero el origen de la demecia neoliberal, que ha destruido a Europa y que arrasa el mundo entero desde hace cuarenta años estuvo en el país de Margaret Thatcher. No es Inglaterra quien debe salir de la Unión Europea sino la Unión europea la que debería salir de Inglaterra. Lamentablemente, ya es tarde para hacerlo, porque la Unión europea, luego de haber contraído el mal inglés, está actualmente reducida a ser un dispositivo de empobrecimiento de la sociedad, precarización del trabajo y concentración del poder en las manos del sistema bancario. Gran parte de las motivaciones que han llevado a los trabajadores ingleses a votar por Brexit son comprensibles.
Pero el problema no está en las razones, el problema está en las consecuencias. La UE hace tiempo que no existe, al menos desde julio de 2015, cuando Syriza fue humillada y el pueblo griego fue definitivamente sometido. ¿Necesitamos quizás una Europa más política, como repiten ritualmente las izquierdas al servicio de los bancos? Hace años que creemos en el cuento de hadas de una Europa que debe volverse más política y más democrática. También nosotros hemos creído en él, lamento decirlo, pero jamás ha sido una posibilidad real. La UE es una trampa financiera desde Maastricht.
Un artículo de Paolo Rumiz (“Come i Balcani”) publicado el pasado 23 en La Reppubblica dice algo que desde hace algún tiempo me parecía claro: el futuro de Europa es la Yugoslavia de 1992. Rumiz lo dice bien, solo que olvida el rol que el Deutsche Bank tuvo en el empujón que se le dio a los yugoslavos hacia la guerra civil (algo para lo que Wojtila también hizo su parte).
Ahora creo que debemos decirlo sin eufemismos: el futuro de Europa es la guerra. Su presente es la guerra contra los migrantes que ya ha costado decenas de miles de muertos y una cantidad incalculable de violencia. Quizás suene un poco antiguo, pero al menos para mí sigue siendo cierto que el capitalismo trae la guerra como la nube trae la tempestad.
¿Qué se hace en estos casos? ¿Se detiene la guerra imponiendo los intereses de la sociedad sobre los de las finanzas? Naturalmente que sí, cuando esto es posible. Pero hoy detener la guerra no es posible porque la guerra ya está en marcha, aunque hasta el momento los muertos sean decenas de miles de migrantes en un Mediterráneo en el que el agua salada ha sustituido al Zyklon B.
Los movimientos han sido destruidos uno tras otro. ¿Entonces? Entonces se pasa a la otra parte del adagio leniniano (señalo a quien le quede alguna duda que nunca he sido leninista y no pretendo ahora convertirme en uno). Se transforma la guerra imperialista en guerra civil revolucionaria.
¿Qué quiere decir esto? No lo sé, y nadie puede hoy saberlo. Pero en los próximos años creo que vamos a tener que pensar únicamente en esto. No en cómo salvar la UE, que se la lleve el diablo. No en cómo salvar la democracia que jamás ha existido. Sino en cómo transformar la guerra imperialista en guerra civil revolucionaria. Pacífica y sin armas, si es posible. Guerra de los saberes autónomos contra el control y la privatización.
En conclusión, no llevo luto porque los ingleses se van. Llevé luto cuando los griegos han sido obligados a permanecer bajo las condiciones que se le han impuesto (¿y ahora qué será de ellos?). Cien años después de Octubre, creo que nuestra tarea es preguntarnos ¿qué quiere decir Octubre en la era de Internet, del trabajo cognitivo y precario? El precipicio que tenemos por delante es el lugar en el que tenemos que pensar en esto.

Elecciones 26J: el fracaso de la hipótesis del primer Podemos le lleva a pensar en una casa común para toda la izquierda // Raúl Sánchez Cedillo (Fundación de los Comunes)


Conocemos la historia: el modelo de pura autonomía de lo(s) político(s) refrendado en Vista Alegre se fundamentaba, en el plano práctico, en la plena delegación de poderes al Estado Mayor de la máquina de guerra mediático-electoral. En el plano teórico, en un populismo laclau-mouffiano exclusivo y excluyente de otros relatos de transformación, ya fueran de izquierda y/o de radicalidad democrática quincemayista.

La constatación del techo electoral de este primer Podemos durante 2015 llevó a una crisis de solvencia de esta primera hipótesis. No podemos exagerar el papel que en esta crisis tuvieron la potencia compuesta y agregadora de los distintos municipalismos y su éxito electoral. Pero también: una incompatibilidad entre las pretensiones centralizadoras del errejonismo, una cúpula madrileña, y la realidad policéntrica y poliárquica que forman Galicia, Andalucía, Asturias, Cataluña, Navarra y Euskadi.

Tras el 20D, y con el casi millón de votos desperdiciados de IU-UP como un problema inocultable, no había más remedio que sacudir la coctelera gramsciana para buscar nuevas combinaciones de la hipótesis nacional-popular. Sí, a fin de cuentas, las disputas estratégicas dentro de lo que fue Claro Que Podemos y entre ésta y el garzonismo lo son en torno a variaciones y arreglos, interpretaciones y actualizaciones de un cierto Gramsci y, sobre todo, de un cierto Togliatti.

La admiración de Laclau por Togliatti es manifiesta y se lee negro sobre blanco en La razón populista. La clave reside en la interpretación togliattiana del PCI como “partido de la nación”. Resulta irónico que haya sido un anticomunista confeso como Matteo Renzi el que, 25 años después de la eutanasia del PCI, haya explotado con relativo éxito aquella expresión, que quiso ser una adaptación a la realpolitikde la temática gramsciana de lo nacional-popular.

Cuesta creer que el proyecto de partido se traduzca en algo más que una izquierda –nueva– unida

En esta ventana de oportunidad llevaban tiempo interviniendo Ma­nolo Monereo y su interpretación de la noción gramsciana de “partido orgánico”. La noción es poco precisa y se refiere siempre al “parti­do orgánico” de la burguesía que subtiende los fragmentos y “fracciones, cada una de las cuales asume el nombre de Partido y de Partido independiente” (Grams­­­ci). El buen hacer de Monereo le ha permitido influir decisivamente en el esquema teórico y en el pasaje práctico de lo que se ha venido llamando la “confluencia”.

La primera operación realizada es de simetría: si la oligarquía tiene un partido orgánico, nosotros también. ¿Y quiénes somos nosotros? Las izquierdas del Estado español, por supuesto. O, con vuelo retórico, “los trabajadores y trabajadoras: lo nacional popular, a medio o largo plazo, exigirá un protagonismo de clase”.

La segunda operación es de proyección: el partido orgánico lo es para la revolución democrática nacional.

Las condiciones reales y no las ideales serán las que determinen función, sentido y valor del proyecto de “partido orgánico”. Monereo apela a ciudadanos y movimientos sociales como parte constituyente del partido orgánico. Ésta es otra torsión de la noción gramsciana, que precisamente desliga al partido orgánico del partido electoral. Sin embargo, haya o no gobierno del cambio tras el 26J, tras dos años de electoralismo puro y de más que creciente ‘gobernismo’ en la vida pública de los partidos del cambio –en contraste con el elogio del agonismo en el esquema de Laclau y Mouffe–, cuesta creer que, ceremonias aparte, el proyecto de partido orgánico se traduzca en algo más que una izquierda –nueva y finalmente– unida. Una especie de consumación posticipada del viejo proyecto anguitiano.

Si aceptamos este lugar común gramsciano, solo cabe considerar válida la idea de partido orgánico si equivale al proyecto de asamblea(s) constituyente(s) de la ciudadanía del cambio. Y ésta pone como condición la disolución en el proceso de los partidos y aparatos existentes. De lo contrario, volveremos a repetir el post festum, pestum.

¿Por qué ha fracasado Podemos? // Emmanuel Rodríguez

Fracaso es una palabra demasiado gruesa, pero seguramente es la más apropiada para un partido que como ningún otro se ha empeñado en la retórica de los “ganadores” y los “perdedores”, que desde el principio insistió en que había nacido para “ganar”. El término resulta todavía más adecuado si se considera que ayer Unidos Podemos no fue derrotado por nadie que no fuera él mismo. La victoria no fue obviamente del PSOE, que perdió 100.000 votos respecto al 20D. Y a duras penas la podemos atribuir al partido dirigido por ese gran lector del Marca que es Mariano Rajoy. Los populares sumaron ayer casi 700.000 votos más respecto del 20D, de los que cerca de 400.000 fueron restados a Ciudadanos y otros 300.000 fueron provistos por otros caladeros (abstencionistas en su mayoría). En conjunto el “bloque conservador” PP-Cs sólo obtuvo 300.000 votos más. No es gran cosa. La España de la derechona que tan cómoda resulta como comodín explicativo a los izquierdistas jugó ayer un papel de minoría, exactamente de una minoría del 23% de los 34 millones de españoles con derecho a voto (sin contar con los inscritos en el exterior).

La verdad es que ayer Unidos Podemos recibió un millón cien mil votos menos que lo que sumaban Podemos, las confluencias e IU en las pasadas elecciones del 20D. Y lo cierto es también que ese millón cien mil votos aparecía en todas las encuestas previas, que sin variación apreciable mostraban el sorpasso al PSOE. Pues bien, ayer Unidos Podemos quedó por detrás del PSOE no sólo en escaños, también en votos. Casi uno de cada cinco votantes que estaba dispuesto a votar únicamente a Unidos Podemos decidió quedarse en casa o dedicarse a otras actividades.

¿La razón? En esta ocasión, no pierdan el tiempo preguntando en portería. Les dirán que la confluencia ha sido un fracaso. Si son de la fracción “populista” de la organización (los de Errejón), les hablarán entre bambalinas de que IU no suma, que el liderazgo de Pablo resta, que asusta al electorado moderado, etc. Si atienden un poco más a los datos, les explicarán que una parte de los electores de un partido (Izquierda Unida), que ha rozado varias veces el extraparlamentarismo, no se sentía cómodo con la campaña (por cierto, dirigida por Errejón), o que tanta #sonrisadelaabuela y tanta bandera de España han acabado dejando de lado al votante tradicional de izquierdas.

Ciertamente, aquellos que decían en las encuestas querer votar a Unidos Podemos y ayer no tuvieron ganas de hacerlo pueden argumentar toda clase de razones. Los hay seguramente que no fueron a votar por pereza, cansancio de tantas elecciones o porque hacía mucho calor. También están los que pueden dar argumentos políticos, como que no acudieron espantados por la prepotencia del partido que “siempre gana”, porque para votar “socialdemocracia” mejor dejar gobernar al original, que la confluencia no les convencía porque era una chapuza cerrada en despachos sin primarias ni validación democrática, que están hartos de un partido que en términos de la nueva sociología de la vida cotidiana sólo busca el “voto cuñao”. Y así un largo etcétera extendido en todas direcciones. Pero toda esta casuística, que a la postre resulta infinita, sólo puede interesar a los aprendices de director de campaña, a los expertos en análisis electoral y a aquellos partidos que se interpretan a sí mismos según los marcos de la política convencional.

Si lo que se quiere es una explicación, conviene no prestar mucha atención a la mercadotecnia electoral y empezar a entender el fracaso en el marco mucho más complejo del ciclo político, de la crisis política que abrió el 15M. La “apatía del voto a Podemos” tiene mucho menos que ver con las razones individuales que con la falta de convencimiento colectivo con un proyecto político de cuya construcción hemos sido testigos privilegiados. Valga decir que Podemos ha crecido como opción real de gobierno únicamente porque se ha sabido montar sobre una ola de cambio hecha de una esfera pública crítica y activa, de una multitud de movimientos salidos antes y después del 15M y de una lógica de comunicación en red que opera a través de canales que no dependen de los medios de comunicación convencionales.

Ayer, y en realidad desde hace mucho tiempo, una parte mayoritaria de ese espacio permaneció inactivo. Lo hizo por aburrimiento con la política experta, por falta de convencimiento en el proyecto o por simple incapacidad para poder defenderlo. Si se quiere una sola imagen: cuando en estos días, y en cualquier entorno familiar o laboral, había quien anunciaba que no iría a votar a Unidos Podemos por sus “X” razones, no había nadie con capacidad de convencerle, al menos con argumentos, de que lo hiciera; de explicarle que a pesar de los innumerables defectos de Podemos todavía merecía la pena apostar por ellos.

Para entender la derrota de Podemos, hay que atreverse a hacer un pequeño viaje en el tiempo, al menos cinco años atrás, cuando, tal día como hoy, el 15M estaba levantando las acampadas de las plazas al grito de “lo llaman democracia y no lo es”. En aquel entonces, el movimiento rehuía de la construcción de liderazgos personales, defendía una política horizontal y amateur, y tenía en el centro de sus preocupaciones incluir al mayor número de gente común. El éxito de Podemos en sus primeros tiempos, cuando se declaraba como un partido “antipartido”, se debió a que fue un calco político del 15M, que se expandía según el mismo patrón de proliferación de asamblea locales (círculos) y de replicación en redes.

Su primera crisis seria se produjo cuando Podemos empezó a asomar como un partido más, con su dirección oligárquica y sus infinitas trifulcas por el poder interno, y cuando su estrategia de transversalidad se vino al traste por la irrupción de Ciudadanos. De aquella franja del 15-18% de expectativa voto, en la que estaban encallados desde la primavera de 2015, no le salvaron sus propios aciertos, sino el éxito de las candidaturas municipalistas que en algunas ciudades, y de acuerdo con formas de comunicación, implicación y organización más próximas al 15M, volvieron a elevar el techo electoral. El recuerdo de las mismas fue lo que empujó también las posibilidades de Podemos, cuando el 20D obtuvo sus mejores resultados allí donde fue en “confluencia”.

Ayer ya no quedaba mucho de ese impulso social distribuido. Lo único que hizo la campaña electoral fue confirmar esta ausencia. Las “rojigualdas”, la “patria”, la moderación, la “socialdemocracia”, el triunfalismo dejaron indiferentes a los más. Y muchos finalmente no fueron a votar. La única diferencia significativa entre la campaña del 20D y la del 26J ha sido de grado, en el sentido de una campaña de partido, que sólo depende del partido y que cada vez encuentra menos elementos de resonancia externa. No es un problema exclusivo de la dirección de Podemos, sino de una lógica compartida por la “nueva política” dirigida exclusivamente a recuperar la representación. De hecho, se perdieron votos en todas las autonomías. Más de 200.000 en Andalucía y otro tanto en Madrid, que juntas acumularon el 40% de ese millón cien mil de “votos «ausentes”. Pero también se perdieron en las “confluencias”, donde la dirección de campaña dependía mucho menos de “Madrid” que de los activos locales: 130.000 en Valencia, 80.000 en Cataluña y más de 60.000 en Galicia, aviso a navegantes de que el legado municipalista no es eterno y que los pactos de despacho tampoco pasarán siempre por “nueva política”. 

Durante este último año y medio, Podemos ha prometido esencialmente dos cosas: (uno) que podían  ganar las elecciones y (dos) que con el gobierno en su mano darían cumplida respuesta a las exigencias de cambio. La segunda promesa es siempre dudosa y, desde luego a tenor de algunas de sus manifestaciones locales, como Manuela Carmena, parece por completo desmentida. La primera ha funcionado como un narcótico para infinidad de gente, que por puro interés (porque querían formar parte de la industria de la representación), por necesidad de creer o por buena fe, pensó que este era el momento de la política profesional, de delegar en un grupo inteligente y capaz de desencallar lo que la “gente” no iba a ser capaz de hacer por sí misma. Ayer esa promesa se demostró, una vez más, falsa. Sin la “gente” y sin política que vaya más allá de los expertos y de la lengua de palo de los políticos profesionales, no se ganan elecciones, no al menos si lo que se pretende es empujar un proyecto de cambio real.

El terremoto de ayer puede desencadenar nuevos seísmos. Puede abrir la guerra interna del partido, entre los partidarios de Pablo y los de un Errejón que, a pesar de ser responsable principal de este fracaso, considera que esta es su hora. O puede, en el mejor de los casos, promover movimientos de cambio y reflexión interna, que siempre que no se encallen en soluciones mágicas (como las superficiales de un cambio de dirección y discurso), quizás sirvan como un saludable revulsivo interno. Sea como sea, todo lo que no entienda que la radicalización democrática no encaja bien en los canales de la política institucional, en los partidos oligárquicos convencionales, en la adhesión incuestionable a las figuras carismáticas, volverá a recaer en las ilusiones del 26J. Sus señorías de la “nueva política” se lo deberían hacer mirar y empezar a pensar en otras claves. Desgraciadamente es muy poco probable que recuperen la frescura y la mirada que hace apenas unos años era todavía el sentido común de aquella gigantesca ola de cambio, que un día como hoy de 2011 pensaba en ampliar y multiplicar lo que ya se había conseguido en seis semanas de acampadas en las plazas.

26J: la materia de la que están hechos los sueños // Juan Domingo Sánchez Estop

We are such stuff as dreams are made on, and our little life is rounded with sleep.

(Estamos hechos de lo que están hechos los sueños… y nuestra pequeña vida se extiende de un sueño al siguiente )

(W.Shakespeare, La Tempestad)
Desde que nació Podemos, nunca pude evitar que, para bien o para mal, el proceso iniciado con la movilización del significante que nombra a esta organización, me recordase una serie de cuentos: El Sastrecillo Valiente, El Gato con botas y Cenicienta. Podemos se perfilaba, en efecto, como un imposible que pugnaba por hacerse realidad contra cualquier tipo de probabilidad racional, esto es calculada desde el pasado y sin tener en cuenta la propia acción del sujeto. En esto, su traa era la de los cuentos. El Sastrecillo valiente, con su magia verbal convertía involuntariamente veinte moscas matadas de un solo golpe en veinte peligrosos enemigos derribados, el Gato con Botas, presentándose como el agente de un tan poderoso como irreal Marqués de Carabás, termina haciendo realidad el marquesado y el poder con el que este iba asociado, la Cenicienta ve realizado su sueño de ir al baile del Príncipe, en una calabaza que la magia de un hada convierte en carroza tirada por unos caballos que son ratones y vistiendo un traje que es la transfiguración mágica de sus harapos.

En todos estos casos, el poder se muestra como ilusión, como constructo imaginario, pero depende siempre de determinadas condiciones: el error de interpretación de las palabras del Sastrecillo por parte de sus oyentes, la fe en las convincentes palabras del Gato, o las condiciones puestas por el hada madrina a Cenicienta para la realización de su deseo. Esto nos ilustra a su vez dos cosas: 1) que el poder es ilusión y, 2) que esa ilusión deriva de que todo poder toma prestada su potencia de otra cosa que lo determina y lo limita. Toda ilusión, como toda representación, consiste en tomar una cosa por otra. En nuestros cuentos, todo se basa en la ilusión. El poder del Sastre y del Gato, todo el esplendor de la Cenicienta, dependen de un exterior: de quienes por confusión o error confían en estos personajes y actúan de una manera que resulta favorable a estos últimos o de la voluntad de un personaje con poderes mágicos. Todo poder como dice Calderón repitiendo a los teólogos de la monarquía de derecho divino, “es prestado”, depende por consiguiente de un exterior que puede coincidir con el exterior absoluto que constituye la trascendencia divina o con una realidad mundana. Que todo poder implique un exterior, supone que todo poder es una relación entre potencias en la que una potencia logra captar en su favor otra potencia superior. Sin embargo, quien dice relación dice condiciones, de ahí que ningún poder pueda pensarse como absoluto: desde la ilustración materialista, el absolutismo y el totalitarismo son siempre necesariamente irreales, pues dependen de la trascedencia de un Dios que la lógica materialista de la inmanencia radical declara ilusorio.

No menos ilusoria es la taumaturgia de un poder basado supuestamente en la palabra, un poder que se ve como creación de hegemonía a partir de la nada política que, según la hipótesis rectora de la estrategia de Podemos, el laclausismo-errejonismo, constituyen los movimientos sociales y las reivindicaciones populares. Para esta hipótesis, inconsciente pero profundamente hobbesiana, la hegemonía reposa en la obediencia de la multitud a la palabra de un amo, o líder que se presenta como significante «vacío». Esta taumaturgia del verbo que se hace carne, ignora las articulaciones de la multitud, la producción y las relaciones de cooperación material que unen a cuerpos siempre ya marcados por el lenguaje, así como los conflictos y desencuentros que oponen también a esos mismos cuerpos, antes de que se pronuncie en el vacío de un monte Sinaí el verbo atronador de un amo que llama a cerrar filas. Quien confía en la magia verbal no necesita cuerpo -según los teólogos, Dios es incopóreo- y puede considerar los cuerpos existentes y sus relaciones como el tohu bohu bíblico, un caos inicial rayano en la nada.

Sin embargo, la política es encuentro de cuerpos traducido en la articulación o el choque de estos y es insensato entrar en la lid política sin un cuerpo, sin tener en cuenta las coordenadas muy precisas de espacio y tiempo de los cuerpos. La hipótesis estratégica de Podemos consideró los cuerpos y sus espacios como algo superfluo, contrariamente al 15M cuyo mérito principal fue su fuerte implantación en el terreno, en la materialidad de los cuerpos que se encuentran. El errejonismo fue un disparatado culto del mando, así como una teoría y una práctica de la representación y unificación de la multitud por el mando: su primera tarea fue sustituir la importante red de círculos nacida inmediatamente después de la fundación de Podemos, como espacio de encuentro físico,  de participación politica de los cualquiera y de implantación territorial del proyecto, por una telaraña de órganos burocráticos coronada por una pléyade de «secretarios generales». Los círculos tomados en una red de mando enteramente incompatible con la participación democrática de los cualquiera se fueron extinguiendo, y con ellos la capilaridad social efectiva de Podemos como organización y fue también extinguiéndose la dinámica expansiva de una organización que envejecía décadas en meses.

El cuerpo de un partido se proyecta en un territorio. El precio de la implantación territorial, para una organización recién nacida como era Podemos, no era como para los partidos tradicionales la concesión de favores y la formación de clientelas, sino la conservación dentro de Podemos de una superficie de contacto con ese exterior que da todo su poder al partido y a sus dirigentes, que es la participación politica activa de la multitud, esa gran y única verdadera novedad que supuso el Podemos inicial. Es, según se vea, un precio muy barato o muy caro: baratísimo y casi gratuito para quien confiara en el desbordamiento de la potencia que se había expresado en la multiplicación de los círculos, manifiestamente excesivo para un proyecto que quisiera dar al liderazgo y la obediencia un carácter algo más que simbólico.

Podemos ha querido en estas dos últimas elecciones ocupar el lugar del PSOE y lo ha hecho sin tener un cuerpo propio, un verdadero partido articulado en el territorio y dotado de redes de poder materiales. Podemos en su versión post Vistaalegre ha podido ofrecer pequeñas prebendas, cargos a distintos niveles de representación a una pequeña clientela política, comportándose como un partido tradicional, pero sin sus medios, sin su cuerpo, sin sus armas, sin su dinero…. Podemos quería disputarle al PSOE el nombre y el espacio de la socialdemocracia, pero su disputa por este lugar ha fracasado; no solo no ha logrado conquistarlo, sino que ha hecho algo mucho peor: cuando la desconfianza en la socialdemocracia era un hecho ampliamente generalizado, la imprudente identificación de Podemos con la socialdemocracia ha resucitado cierta fe en ese proyecto hoy difunto. Una fe que ha permitido dar nueva vida a un PSOE herido de muerte, al que Podemos convirtió de nuevo en un partido socialdemócrata “respetable” con el que la nueva socialdemocracia de Podemos podría aliarse. Naturalmente, la gente que se identifica con la socialdemocracia prefirió a la copia el original y votó al PSOE, rescatándolo de entre los muertos, e impidió el adelantamiento del PSOE por Podemos que la dirección de este partido daba por descontado.

La suma de dos insensateces como disputar el terreno simbólico de la socialdemocracia y el terreno material de la red clientelar a una organización con larga historia y un cuerpo tan fuerte como hondamente corrompido condujo a la autolimitación de las posibilidades de desbordamiento y de ruptura política que entrañaba Podemos y a un enorme desaliento. Sin cuerpo no se puede disputar el terreno a un paquidermo político; con prácticas clientelares liliputienses no se sustituye el poder material del PSOE. Podemos ni debe ni puede jugar la carta del clientelismo, sino la de la democracia y la participación activa, la de la cooperación material contra la crisis, la de la solidaridad efectiva. Si ignora que el poder de sus ayer tan compungidos dirigentes es prestado y que está hecho, como todo poder, de la materia de la que están hechos los sueños echará definitivamente a perder la oportunidad histórica que supuso su fundación. Ayer vieron que su carroza se convirtió en calabaza y su corceles y lacayos eran ratones, ayer al Sastrecillo no lo tomaron por alguien más fuerte y valiente de lo que es, ni se creyeron los cuentos del Gato con botas: mucha gente que había votado anteriormente a Podemos se abstuvo y la que antes se había abstenido tampoco les votó. Igual la gente quiere no tener que fiarse de nadie, igual la gente quiere no obedecer a un mando que dice representarla, igual la gente quiere democracia y participación efectiva. Estos eran los activos del 15M que Podemos heredó y dilapidó. La sed democracia, de libertad y de dignidad sigue existiendo, pero Podemos no ha sido capaz en su actual configuración y con su estrategia vigente de empezar tan siquiera a saciarla. Esto ha permitido que se realizara el peor de los sueños: una restauración parcial del bipartidismo de la segunda restauración, una revitalización de los dos partidos clientelares y semimafiosos que sirven de pilares al régimen español. De esto no hay que culpar al “pueblo español” y sus “demonios familiares”. Eso lo hacía Franco. Desde la democracia radical, solo cabe comprender que la debilidad de las fuerzas democráticas es la fuerza de las del régimen. Solo cabe hacer todo lo posible por restablecer una correlación de fuerzas favorable a las mayorías sociales.

Tela de Jucio // Sub, cooperativa de fotógrafos


El 30 de marzo del 2006, un taller textil ubicado en el barrio de Caballito (Luis Viale 1276) se incendia provocando la muerte de 6 personas (5 menores y una mujer embarazada). Ese hecho visibilizó la problemática de los talleres textiles ilegales en los que se fabrica la gran mayoría de la ropa que usamos en Argentina, en particular las condiciones de trabajo y explotación a la que son sometidos los costureros, en su mayoría de nacionalidad boliviana. Las manifestaciones y encuentros con las organizaciones de trabajadores y migrantes para discutir la problemática y tratar de encontrar soluciones a esta situación no provocaron modificaciones en la situación de los trabajadores de los talleres. Prueba de eso, el lunes 27 de abril 2015 se produce otro incendio en la calle Paez 2796 que provoca otra dos muertes.

El juicio por el primer incendio tardó más de 10 años en concretarse. Por el tiempo transcurrido, las acusaciones prescribieron liberando a los dos imputados (el encargado y el capataz) de los cargos de estrago culposo. El 21 de junio 2016, finalmente, La justicia condenó a Luis Sillerico Condorí y Juan Manuel Correa, capataces del taller textil de Luis Viale, a 13 años de prisión por estrago doloso, seguido de muerte y reducción a la servidumbre.
Se ordenó extraer testimonios para abrir otras líneas de investigación que alcanzan a los dueños de la fábrica, los inspectores de la ciudad y la policía.
Las organizaciones de trabajadores que empezaron a trabajar en asamblea cuestionan las denuncias por «trabajo esclavo» y los allanamientos a «talleres clandestinos», y tratan de llevar el debate hacia otro camino para plantear la necesidad de «sacar del gueto a la economía migrante» y no alimentar discursos victimizantes que refuerzan clichés y estereotipos que mantienen a los costureros en la sombra. Esa voz, silenciada en los sindicatos de oficios y las reuniones en los ministerios, es quizás la que podría traer una solución para armonizar este sector responsable de todo lo que todos llevamos puesto cada día.
Informacón actualizada en este blog

Una mínima porción del precio final le corresponde a los costureros. En la calle Avellaneda, los manteros venden parte de su producción.
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Ultimo día del juicio por el incendio del taller de Luis Viale. Las organizaciones de costureros y amigos de las víctimas aguardan en la puerta de los Tribunales antes de entrar a la audiencia. 21/06/2016
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Luis Fernando se presenta ante la prensa. Después del incendio regresó a Bolivia donde reside actualmente con su esposa Sara y su hijo. Es querellante y uno de los principales impulsores del juicio. 21/06/2016
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Los jueces ingresan al taller textil para realizar la inspección ocular. Transcurrió mas de 10 años desde el siniestro por lo que la causa por estrago culposo prescribió. La defensa pidió ampliación de la imputación a reducción a la servidumbre. (+)
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En el incendio fallecieron 6 personas. 5 niños y una mujer embarazada. 10 años después del incendio, el lugar está intacto. 11/05/2016
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Esteban Mur, padre de los dos niños fallecidos en el incendio del taller ubicado en Paez y Terrada. Una marcha recorrió la distancia entre los dos talleres incendiados. La consigna llamaba a «sacar del gueto a la economía popular y migrante» – 14/05/2015
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Había treinta y nueve maquinas en el taller que tenia habilitación sólo para seis. La policía y los inspectores de la ciudad se ven involucrados en la trama de responsabilidades por aceptar coimas para permitir estos talleres. 14/05/2015
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Luis Fernando Rodriguez Palma junto a la maquina de coser en la que se encontraba trabajando el día del incendio. Hacia sólo tres meses que el taller había empezado a funcionar. 11/05/2016
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Segundo incendio del taller textil de la calle Paez 2796. El lugar se volvió a incendiar diez días después del incendio en el que murieron dos niños de 7 y 10 años. (+)
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Bomberos tratan de apagar el Incendio en el taller de la calle Paez. Dos niños murieron a causa del fuego que se inicio por una vela. 27/04/2015
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Marcha a dos semanas del incendio del taller textil ubicado en Paez y Terrada. La marcha se efectuó hasta otro taller textil en la calle Viale donde nueve años antes fallecieron 6 personas en un episodio similar. «> (+)
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Cuatro testigos esperan frente al Tribunal Oral 5 el comienzo del juicio por el incendio del taller de Luis Viale. 18/04/2016
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Portón del taller de Luis Viale donde esta dibujado las figuras con los nombres de los responsables: Juan Manuel Correa, Luis Sillerico Condorí, Jaime Geiler y Daniel Fischberg
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Juan Vasquez acude a los tribunales federales por la citación del juzgado federal 06 sobre trata de personas. Trabajó de costurero hasta que fundó con algunos compatriotas la editorial Retazos y el periodico «el visor boliviano». «> (+)
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Marcha de los costureros en memoria de los fallecidos. La manifestación se desvía de su trayecto para escrachar los talleres ilegales de propiedad de Fischberg y Geiler, dueños del taller de Luis Viale que se incendio.
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Luis Fernando acude a los tribunales para el veredicto y escuchar la sentencia. La querella pidió 20 años y el fiscal 13 años de cárcel para los dos imputados. 21/06/2016
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Luis Condorí Sillerico, uno de los dos acusados espera a ser detenido después de escuchar la sentencia que lo condena, junto a Juan Manuel Correa, a 13 años de prisión por estrago doloso y reducción a la servidumbre.
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Luis Fernando es abrazado por sus compañeros después de escuchar el fallo del tribunal. (+)
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Tela para cortar // Verónica Gago


La presión crece. Una metodista toma los tiempos de producción con cronómetro y el control se respira en la nuca. Nueve operarixs en cada mesa se distribuyen las piezas de tela. Unas manos unen los hombros, otras cierran el lateral y pegan las tres tiras. Mientras, se arman los cuellos y luego se les agrega la etiqueta trasera. Los dedos ágiles parecen hacer pases de magia entre el género que se desliza bajo la aguja. Hay que hacer coincidir las franjas, no dejar frunces. Se cose para las mega marcas Adidas y Nike. Camisetas de primera línea para el equipo de la selección nacional de AFA y para clubes de primera como River y Estudiantes. Últimos modelos deportivos que brillarán en las vidrieras unos días después. Algunas otras prendas también se exportan. Para que esos super logos sean posibles en las actuales condiciones de trabajo, hoy lxs costurerxs no pueden casi ni levantarse de su puesto. Ir al baño se convierte en un lujo y una pesadilla al volver corriendo y ver los cortes acumulados, desobedeciendo al cronómetro.
Mientras tanto, en el Palacio de Justicia, el Tribunal Oral Número Cinco es escenario del racismo desinhibido de la abogada defensora de los empresarios y dueños del taller textil de la calle Luis Viale, donde murieron seis personas en un incendio hace diez años. La “letrada” –como dice la jerga leguleya- habla de lxs trabajadorxs migrantes de Bolivia argumentando que “en el contexto en el que se mueve, su mente es bastante primitiva”, propone justificar la explotación en nombre de que “en su lugar de origen viven en peores condiciones”, cree que puede tratarse de “delitos culturalmente motivados”. No son situaciones muy distantes: son lugares desde los que se difunden socialmente imágenes de racismo y de disciplinamiento laboral frente a los despidos y al ajuste, donde lo que se busca es expandir el miedo como fórmula de explicación de lo que sucede, y de obligar al conjunto de lxs trabajadorxs –más allá de su nacionalidad- al acato a la jerarquía y a las amenazas. Son mensajes que se envían al conjunto de la sociedad y que exceden por lejos al recinto del tribunal o a las paredes de una fábrica. Este martes, sin embargo, la sentencia del tribunal dio un paso promisorio: además de la condena de trece años de prisión a los dos talleristas a cargo del lugar (uno argentino, otro boliviano), también se ordenó la investigación a los dueños de las marcas para las que trabajaba el taller, Daniel Fischberg y Jaime Geiler, así como a los inspectores y a la policía.
Corte y confección


La situación laboral en las empresas textiles está subiendo en temperatura entre el chantaje patronal y las resistencias que empiezan a mostrarse desde lxs trabajadorxs. Todo es cuestión de ajuste: de tiempo y de costos del lado de la empresa Tessicot S.A., donde trabajan 800 personas. Es una entre muchas fábricas textiles donde se respira ya el conflicto, donde los sindicatos por el momento llaman a la paciencia y la calma, y  donde lxs trabajadorxs saben que mientras esperan siguen avanzando las amenazas y las listas de futuros despedidxs son el rumor que ni el sonido de las máquinas logra acallar.  Sobre cada unx de lxs trabajadorxs (compuesto por un 85% -600 mujeres y hombres- migrantes), el ajuste lastima los cuerpos: tendinitis, dolor de cervicales, lumbalgia, hernias de disco, stress, ataques de pánico y hasta un ACV asaltaron la fábrica en las últimas semanas con acelerada repetición. Las licencias de enfermedad se multiplican y quienes las toman pasan a la fila de los “ajustables” de modo automático.

Pero el cuerpo pone un límite, una frontera de resistencia. “No podemos destruirnos para cumplir con lo que necesita la fábrica, en casa nos esperan nuestrxs hijxs”, grita Rebeca en la asamblea improvisada en el Parque Los Andes, en el corazón del barrio porteño de Chacarita. Justo en diagonal, las vidrieras del outlet de Nike espejarán más tarde las banderas improvisadas que opacan su resplandor.
El mismo día en que Mauricio Macri vetó la ley anti-despidos, en la textil Tessicot S.A., vinculada a la fábrica de hilados Sedamil, se impedía el ingreso de siete trabajadorxs costurerxs. Ya se habían sucedido otros. Sin recibir telegrama previo, la empresa alegó despedirlos con motivos de reestructuración. Cinco de ellxs, ¡oh casualidad!, son los representantes de sus respectivas líneas. Todxs son bolivianxs, que ya soportan un diferencial de salario notable respecto de sus colegas argentinxs. Resisten a la implementación, desde hace un par de meses, del método Lean, que exige un incremento permanente de la productividad. La patronal insufla miedo: amenaza con cerrar frente a la lluvia de importaciones chinas y exige más producción. “Más rápido y mejor hecho”, se les dice en el hombro a cada unx que está reclinada sobre las prendas que se están cosiendo a un ritmo cada vez más insostenible. La botonera, el atraque y la ojaladora ahora son operaciones que quedan fuera de la línea de producción y las hace la operaria de mesa, a quien tampoco se le pueden juntar muchas prendas y a la vez se le exige extremar “calidad”.
Ninoshka ya tiene el brazo inmovilizado pero no deja de vociferar en el medio del frío su situación como responsabilidad de la empresa. Mientras escuchamos su testimonio, se acerca un chico joven: “Trabajo en una fábrica de acá a la vuelta, haciendo muebles y también ya empezaron los despidos y los medios turnos”, comenta. Por primera vez ve en la calle a decenas de trabajadorxs que son sus vecinxs pero que jamás cruzó, siempre escabullidxs a las carreras a buscar el subte, el tren y el colectivo; tampoco imaginó que terminaría invitado a la asamblea improvisada al rato.
Ely también sufre en el hombro unas dolencias que le dejaron fuera de la línea. Está obligada a hacer rehabilitación pero no se aleja de la organización que siente que es lo único que le va a devolver algo de salud. La visibilización del conflicto a través de los medios funciona pero la lista de despidos no deja de ser un fantasma que acosa apenas se vuelve a la rutina. Las delegadas de línea que conversan en la puerta unos días después de la asamblea aclaran que la prioridad sigue siendo pedir la reincorporación de lxs compañerxs. Pero al momento otra trabajadora avisa que los recibos de sueldo de esta quincena ya vienen con el descuento de las horas de paro, porque el gremio no llegó a respaldar la medida. “El argumento que nos dieron es que la notaria pública filmó a quienes pararon la fábrica”, puntualiza. El descontento crece pero también la sensación de que las represalias se sienten en el bolsillo que ya está más que flaco, porque no a todos les dan tickets canasta (otra de las discriminaciones internas) y porque el último aumento fue de 240 pesos.
Tiempo de organización
“Nos tenemos que organizar de cualquier manera. Es nuestra única fuerza”, dice Miriam, una de las activistas que prefiere no dar su verdadero nombre. Hay una lucha concreta por el tiempo de la organización. Lxs trabajadorxs presionan y están dispuestas a pelear la representación de cada línea. “Nos estamos formando entre nosotras para presentarnos en las elecciones de delegadxs internos de la fábrica, que serán en septiembre. Nos juntamos a leer las leyes y convenios, nos juntamos con gente de organizaciones y otras experiencias de fábricas, tratando de prepararnos y saber cómo articularnos sin perder nuestro proceso de asamblea”. En medio del conflicto, se percibe con más nitidez que hace falta hacerse tiempo para la formación. Ese es parte del saldo precioso del conflicto, no exento de complicaciones. “A muchas se nos hace re difícil: trabajamos muchas horas, además sabemos que necesitamos encarar esta lucha poniendo más tiempo, y sobre todo no podemos descuidar a nuestrxs hijxs”, reflexionan, ya fuera de la marcha. “Necesitamos que nos apoyen sin aparatearnos. A la cabeza están lxs despedidxs y los representantes de línea que somos quienes tenemos comunicación permanente con nuestrxs compañerxs aunque no tenemos mucha experiencia política”, explica gráficamente otra de las presentes en las reuniones de formación. Es un aprendizaje acelerado. Agrega Miriam: “Hay que sostener la pelea, ayudarnos a mantenernos firmes a pesar del desgaste y las amenazas y, sobre todo, sostener los vínculos entre quienes fueron despedidxs y quienes aun estamos en la fábrica”. Es mucho trabajo, pero otro tipo de trabajo.
Un, dos, mil talleres
Muchxs de lxs trabajadores textiles han pasado, antes de estar en la fábrica, por talleres textiles mediáticamente denominados “clandestinos”. Mucho se discute de las diferencias pero también de las similitudes de los métodos de trabajo en ambos espacios que, a primera vista, parecerían bien distintos. “Ojo que en la fábrica, de los enchufes comunes, cuelgan un montón de cables y además estamos tabicados. Si algún día hubiese un incendio, sería una tragedia”, dice Ninoshka. Por supuesto el incendio no es una imagen cualquiera.
En estas semanas se sucedieron los alegatos y finalmente la sentencia del juicio por el incendio del taller textil de la calle Luis Viale. Sucedió exactamente hace diez años, marcando un punto de inflexión en la visibilidad dramática de esa realidad laboral. Pero también desde entonces una serie de organizaciones de jóvenes migrantes encararon una manera de politizar realidades que no se agotaban en denunciar la explotación y, mucho menos, en creer que todo se hacía claro si se hablaba de “trabajo esclavo”.  Hace un año, cuando otro taller se volvió a incendiar, en la calle Páez, también en el barrio porteño de Flores, esa red de organizaciones mostró su fuerza y su capacidad de construir una narrativa y una voz desde lxs trabajadorxs, que es mucho más compleja, minoritaria y arriesgada que la que le queda cómoda a quienes se deleitan sólo con la denuncia o a quienes tienen recetas ya hechas de la organización del malestar (algunxs con tradiciones de miles de años).
Myriam Carsen, abogada de las víctimas del incendio que actúan como querellantes evaluó al juicio como un hito importante: “Creo que el juicio ha hecho un camino muy distinto al que imaginamos, fue mucho mejor en el sentido que por primera vez la fiscalía se puso al hombro la defensa de lxs trabajadorxs del taller. Este último fiscal (Fabián Céliz) encontró un camino para la investigación y ha jugado un papel importante para saber lo que pasó y lo hizo con compromiso y muy seriamente. Cuando parecía todo perdido, nosotros como querella tuvimos una posición de sostener  la necesidad de que el juicio siguiera adelante y lo logramos”.
Los jueces habían intentado varias veces pedir la prescripción, pero una vez que la Cámara de Casación les obligó a hacer el juicio, han mostrado interés en la nueva etapa. “Esto demuestra la utilidad del juicio oral como procedimiento: no es lo mismo leer papeles que escuchar directamente las voces de las víctimas, estar frente a los testimonios de familiares y a los imputados. En esa línea, se impulsó la inspección ocular del taller”, señala. El martes último, tras la sentencia, Carsen dijo a Las/12: “Fue un fallo muy completo aun si no reconoce la imputación del dolo, sí reconoce la reducción a la servidumbre y ordena investigar a los propietarios del local, a su vez proveedores de trabajo, y a los funcionarios y policías por las denuncias de coimas”.
Ni esclavxs ni primitivxs
Hablar de lxs trabajadorxs migrantes como esclavos, sumisos, y primitivos es siempre un tipo de infantilización que históricamente se comparte con la subordinación patriarcal. Por eso, ambas agendas confluyen en el mejor lugar que pueden hacerlo: en la calle. La mudez con que algunas de las mujeres reaccionaron a la pérdida de sus hijxs en el incendio empieza de a poco a descongelarse.
Frente a los argumentos racistas que se escucharon en el juicio, el Colectivo Simbiosis Cultural, activista desde hace años en la búsqueda de justicia por este caso, se pregunta: “¿Es gratis decir todo eso? Si bien entendemos que es el pensamiento de una parte de la sociedad, el tema es que se vuelven a usar esos argumentos en ámbitos jurídicos, por parte de una funcionaria pública, quien tiene a cargo la docencia en la Universidad de Buenos Aires, y que incluso fue a dar clases a Bolivia. Es de una gravedad enorme el pensarnos como sociedad amparando este tipo de discursos en estos niveles, y mucho más como colectividad boliviana, como trabajadorxs migrantes. Nosotrxs no vamos a conceder que se cambie el eje del juicio, de lo que se está juzgando, que consiste en determinar quiénes tienen la responsabilidad de mantener a esa cantidad de personas en esas condiciones, para extraer el máximo rédito económico posible y buscamos trazar todo el continuo que la fragmentación de la producción pretende ocultar”.
La necesidad de poner de relieve las resistencias que se tejen acá y allá, de conectar lo que pasa en una fábrica con lo que se vive en una organización barrial, lo que se discute en términos jurídicos con la violencia institucional, de enlazar la violencia en los territorios con el impacto del tarifazo y así siguiendo sólo es posible en la medida que se cosen las prácticas y los lenguajes para evidenciar la singularidad de lo que tienen en común.
En la escena del juicio por el incendio del taller textil y en la asamblea de lxs delegadxs se visibiliza sólo un eslabón que tiene el desafío de construir sus traducciones y conexiones con otras realidades. Es un trabajo casi artesanal, que insume horas y más horas, pero del que emergen voces potentes. Agrega Sonia, una de las integrantes de Simbiosis: “Si se consideran los argumentos que se hacen contra nosotrxs como argumentos válidos, es porque se quiere hacer entender que en Argentina hay ciudadanos que no podrían reclamar por sus derechos ya que entran en ese “parámetro cultural” otro, que se los deja afuera del derecho. De hecho, para las únicas personas que intentaron reclamar por las condiciones de trabajo y se animaron a denunciarlas, la defensa pidió que se las investigue por “falso testimonio”, en el cual “ellos” cumplen el rol de “sumisos y trabajadores”. Además claro, que eso habilita que se los pueda explotar laboralmente ya que “en su lugar de origen viven en peores condiciones”. Eso no lo podemos tolerar”. Hay que marcar esa frontera de lo intolerable y, como dice Miriam, la única fuerza que tenemos es organizarnos.

Clinâmen: Seguridad y finanzas en el gobierno de Macri

Conversamos con Ileana Arduino, integrante de Ilsed y miembro del equipo en gestión de Defensa y Seguridad de la ex ministra Garré, y Pedro Biscay,  miembro del directorio del Banco Central. La concepción corporativa de las políticas de defensa y seguridad. El secreto financiero como valor supremo detrás de los Panamá Papers y el blanqueo. ¿Qué hay detrás de las campañas contra las «mafias» y la «corrupción»? Delito financiero y espectacularidad. La relación entre dinero y política.

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¿Cuál es la fuerza de un gobierno? (Crónicas Antiheroicas Griegas IV) // Marta Pérez e Irene Rodríguez



-The police come. They say “in 2 months, you Germany!”
-Really? They say this?
-Yes, “in 2 months, you Germany!”
Ha pasado ya más de un mes desde que Shirin se subiera al autobús que le llevaba desde Idomeni hasta uno de los campos militares que el gobierno griego ha instalado en las afueras de Tesalónica. Y van a pasar al menos seis meses más -quizá llegue al año o año y medio- hasta que Shirin sepa si va a Alemania, se queda en Grecia o es devuelta a Turquía o a su país de origen.
Al decirles que en dos meses estarían en Alemania, la policía mentía a las personas que eran trasladadas a la fuerza en el desalojo de Idomeni. Quizá porque así era más fácil que se subieran al bus. No sabemos si esto era una consigna desde arriba o un recurso que la policía usó sobre el terreno para hacer “su trabajo”. Sí podemos afirmar que esta forma de hacer -manejar la información desde el punto de vista de la contención- es la que está usando el gobierno griego desde que instaló los campos militares. Y es que las personas atrapadas en Grecia están en estos campos, abiertos para ellas aunque algunos ya han instalado toque de queda por las noches, porque el gobierno griego y las instituciones supra e internacionales con las que trabaja han decidido que es un paso necesario para entrar en el programa de pre-registro previo a la petición formal de asilo.
El laberinto jurídico de la petición de asilo
El proceso de pre-registro es un programa que comenzó el 8 de junio y está financiado con fondos de la Comisión Europea. Lo están llevando a cabo de forma conjunta la oficina de asilo del Ministerio del Interior griego, la EASO (Agencia Europea de Apoyo al Asilo) y la ACNUR. Un grupo de trabajadores de esta última institución recorren los campos militares colocando una pulsera identificativa amarilla a las personas, donde figura la hora y el día en el que unos autobuses vendrán al campo a buscarlas para llevarlas a Tesalónica. Allí se les entrega un documento, la jartilla, que es una renovación del primer papel que recibieron al entrar a Grecia (un documento expedido por el Eurodac). Esta jartilla les da derecho a permanecer en Grecia y acceder a algunos derechos básicos, como puede ser moverse por el país o acceso a la sanidad y a la educación en el caso de los menores, pero no a trabajar.
Tras los trámites de la jartilla en Tesalónica vuelven al campo. A esperar a que les llegue un mensaje de texto al móvil en el que se les informará de su primera entrevista para iniciar el proceso de asilo, que dura entre cuatro y cinco horas. En ella tienen que demostrar con todo detalle que su petición de asilo está fundamentada. En esa entrevista las personas pueden optar por una de las tres vías de asilo que ofrece el programa: 1) solicitar el asilo en Grecia, algo que ninguna de las personas que hemos conocido quiere hacer; 2) los menores y los cónyuges pueden solicitar reagrupación con sus familiares con permiso de residencia en otro país de la UE; 3) sólo las personas de origen sirio e iraquí pueden solicitar reubicación (“relocation“) a otro país de la UE, pudiendo presentar una lista con sus seis preferencias. Tienen que presentar una lista con seis países por orden de preferencia, pero no se garantiza que ninguno de esos seis sea el destino ofertado. Si se rechaza el lugar que el programa ofrece, esta tercera vía queda cerrada y hay que volver a iniciar todos los trámites para solicitar la vía 1 (asilo en Grecia) o la 2 (reagrupación familiar, si se cumplen los requisitos).
Las instituciones que organizan este programa han decidido que no empezarán a enviar los sms para la primera entrevista de asilo hasta que no acaben de pre-registrar a todo el mundo en los campos. Aunque en la página web de la oficina de asilo griega dice que se estima que este pre-registro estará terminado a mediados de julio, sobre el terreno representantes del programa y personas de redes de apoyo a migrantes lo dudan. Por poner un ejemplo, se han tardado 10 días en pre-registrar a todas las personas del campo de Oreokastro (casi 1.500 personas). Hay 55 campos y 50.000 personas en toda Grecia que tienen que ser pre-registradas.
¿No hay otra manera más rápida de hacer esto? Todas nos hacemos esta pregunta. Sólo existe una segunda opción para obtener la primera entrevista de asilo, que lleva implantada desde que comenzaron a llegar refugiadas a Grecia: hacer una llamada por Skype. Sin embargo, esto es algo que durante meses ha intentado casi toda la gente que hemos conocido y no ha logrado nadie. El teléfono siempre comunica. Para las personas refugiadas que no tienen suficiente dinero para pagar a las mafias, el pre-registro es la única alternativa que tienen para salir de los campos en Grecia y continuar el viaje hacia su destino.
La opción que ha tomado el gobierno griego se torna violencia directa sobre el terreno. Los campos son abiertos, la policía les dice a las personas que están en ellos que son libres de ir donde quieran. Pero el campo es mucho más que un recinto de condiciones lamentables: el propio procedimiento administrativo para salir del campo obliga a la gente a permanecer en él. El campo está hecho de coerción blanda, indirecta, que se alimenta de la incertidumbre y de la esperanza de la gente, que genera dependencia y desconfianza, y que bloquea posibilidades de tomar decisiones autónomas, ya sea de forma colectiva o individual.
El caso de las personas iraquíes
“Lo más importante para todos es que no cunda el pánico, que se mantenga la calma para que no haya violencia”. Son palabras de una trabajadora de ACNUR en Grecia, en el marco de una conversación en la que le preguntábamos por la situación de las personas iraquíes. Los nacionales de este país no podrán solicitar la reubicación, una de las tres opciones del programa de asilo, si no han sido pre-registrados antes del 30 de junio. Dado que la tasa de aceptación de asilo de los iraquíes en países de la UE ha bajado, los responsables del programa han decidido poner una fecha límite para que las personas de esta nacionalidad puedan acceder al mismo. Aunque ACNUR señala que están tratando de acelerar el pre-registro de personas iraquíes, no se plantea abrir otra vía que garantice que todas podrán entrar en el programa: desde esta institución y también desde el gobierno griego se ha aceptado que, al ritmo que va el pre-registro, no habrá tiempo para que todas puedan estar dentro del programa de reubicación. Pero las propias familias iraquíes no lo saben. Nadie les ha contado que su proyecto de vida depende de esta fecha tope; o más bien de que las personas que les ponen la pulsera amarilla en la muñeca lleguen a tiempo a su campo.
Esta forma de manejar la información tiene efectos devastadores. El resultado: la mayoría de la gente con la que hemos hablado piensa que esa primera entrevista en Tesalónica para renovar sus papeles es la entrevista de asilo; la mayoría piensa que le queda un mes, o dos, para llegar a su destino, cuando le quedan al menos seis; que el hecho de tener un hermano, o un primo, en otro país europeo, permitirá su reagrupación con ellos.
La respuesta del gobierno griego al cierre de fronteras
Cuando preguntamos a amigas griegas qué dice el gobierno griego en los medios de comunicación con respecto a este asunto nos cuentan que es una combinación de varios argumentos: es Europa, no hay dinero, el gobierno anterior ya dejó una situación insostenible, se está haciendo lo mejor que se puede. Cuando hablamos con los representantes de ACNUR nos dicen que ellos no pueden hacer nada más que apoyar al gobierno griego, que es el responsable del programa de pre-registro y de la situación de las personas atrapadas en Grecia.
Nos hemos preguntado muchas veces: entonces, ¿cuál es la fuerza del gobierno? Si el gobierno no tiene fuerza para poder hacer otra cosa que no sea construir campos militares, ¿para qué tiene fuerza? Una amiga que tiene varias compañeras muy cercanas que ahora son parlamentarios con Syriza nos decía que estaban en una situación horrible, que no podían hacer casi nada: “se avergüenzan de lo que hacen, pero sobre todo de lo que no hacen”.
Porque está lo que este gobierno deja hacer, las cosas que este gobierno deja que pasen. Desde los efectos de la administración militar en los campos hasta la desesperanza de la gente por no saber cuándo saldrá de ellos, pasando por las múltiples exclusiones de un proceso de pre-registro incapaz de dar cabida a las complejas situaciones vitales.
Los militares no permiten a la gente de los campos tener su propia cocina. Estas prácticas colocan a las personas en una posición de dependencia para cubrir sus necesidades más básicas. Precisamente, las demandas relativas al agua, la comida, la higiene o el hacinamiento son las únicas que parecen tener posibilidad de ser atendidas en un marco en el que las promesas del gobierno se reducen a la mejora de las condiciones de los campos.
Tenemos unos amigos cuyo hijo, de 17 años y medio, está en Alemania. A los padres, que están en el campo de Sindos Frakaport, les quedan cinco meses para poder realizar el pre-registro, la primera entrevista de asilo, solicitar reagrupación y que todo se apruebe antes de que su hijo cumpla los 18 años; una vez que los cumpla ya no podrán solicitar la reagrupación familiar. Si esto ocurriera, solo les quedaría la vía de la reubicación, por la que podrán ser enviados a cualquier otro país diferente de donde vive su hijo.
Un amigo joven, de veintipocos, nos cuenta que aquí no puede trabajar, nadie le dice cuánto tiempo le queda, cuándo podrá continuar su camino, y todas las señales indican que será dentro de mucho. Pero no lo sabe. Se le acaba el dinero y en Turquía puede encontrar trabajo. Si en las próximas semanas no comienza su proceso de asilo, volverá. El mismo viaje, de nuevo, pero en sentido contrario: vuelta a las islas, pago a las mafias y/o jugársela de nuevo en un bote o en los bosques de la frontera.
No se trata de centrarnos en casos particulares; sobre el terreno, rápidamente, una se da cuenta de que son efectos generales. Los relatados aquí son tan sólo algunos ejemplos de lo que está produciendo la respuesta del gobierno griego al cierre de fronteras. Es a esa escala donde sentimos la ausencia del gobierno, su falta de fuerza, de compromiso para hacerse cargo y revertir los efectos violentos de la política migratoria europea. Esta ausencia duele, tanto si es por desconocimiento como por incapacidad o por decisión. Pero quizá lo más devastador de que el gobierno haya optado por los campos militares es que asfixia los intentos de las personas cualquiera por tratarnos unas a otras con dignidad.
Fuente: http://revistaalexia.es/

Al millón de votos desaparecidos // Amador Fernández-Savater

¿Dónde se fueron, dónde os fuisteis?
Millón de votos desaparecidos.
Os creíamos disciplinados ilusionados fidelizados esperanzados hegemonizados semiotizados galvanizados catalizados y electrizados
Os teníamos por votantes religiosos devotos fervorosos piadosos, creyentes en el Mesías y su Promesa, en el Relato de la Salvación de los Justos y el Castigo de los Villanos.
Pero nunca se sabe (y esa es la gracia).
¿Dónde se fueron, dónde os fuisteis? Millón de votos desaparecidos.
¿Os quedasteis en la cama, os marchasteis a la playa, se os hizo tarde tal vez? Vaya usted a saber.
Raza de votantes escépticos ateos paganos impíos tácticos calculadores ambiguos oscuros volátiles imprevisibles irrepresentables ilegibles e incodificables.
Con los que nunca se sabe (y esa es la gracia)
¡Oh agujero negro! ¡Oh triángulo de las Bermudas! ¡Oh espacio de anonimato!
Refractario a razones interpretaciones significaciones explicaciones comparaciones hipótesis tesis-antítesis-síntesis estadísticas demoscópicas y colonoscópicas
Del que nunca se sabe del todo (y esa es la gracia)
¡Ya vuelven, ya están aquí, con nuevos sondeos análisis y diálisis! ¡Ya preparan nuevos marcos hechizos encantamientos storytelling mitopoiesis y brujería!
Pero con nosotros nunca se sabe (y esa es la gracia)
No nos queda apenas fe (y mejor así).
Confianza, en todo caso, de la que se da y se recibe, se muestra y se demuestra ENTRE IGUALES.
¿Dónde se fueron, dónde os fuisteis?
Millón de votos desaparecidos.

Comunes bastardos: una conversación entre Christian Laval, Pierre Dardot y el campo de la cebada

El crítico cultural Fredric Jameson afirma que “hoy es más fácil imaginar el fin del mundo que el final del capitalismo”. Precisamente para romper ese bloqueo de la imaginación política y abrir el futuro, Christian Laval y Pierre Dardot han escrito Común, subtitulado “ensayo sobre la revolución del siglo XXI”. Partiendo de prácticas y experiencias ya existentes, Laval y Dardot elaboran la idea de un nuevo principio político capaz de salir de las alternativas de la política del siglo XX (izquierda/derecha, Estado/mercado, público/privado): es “lo común”, una lógica de pensamiento y acción que se define por anteponer la participación a la representación y el derecho de uso al de propiedad.

En octubre de 2015, Laval y Dardot estuvieron en Madrid presentando el libro. En la librería Traficantes de Sueños, entablaron un diálogo con personas que piensan y hacen lo común en la ciudad: Elena Aguiló (médica de familia del servicio madrileño de salud y miembro del centro de desarrollo en Salud Comunitaria “Marie Langer”), Pablo Carmona (Miembro del Observatorio Metropolitano y Ahora Madrid) y Manuel Pascual y Jacobo García de ese “común urbano” que es el Campo de la Cebada. El objetivo de la sesión era interrogar recíprocamente el libro desde las prácticas concretas de lo común y viceversa. Lo que presentamos aquí es el hilo de conversación que se dio más directamente entre los autores franceses y el Campo de la Cebada. La sesión entera puede escucharse aquí.

Jacobo: Manuel y yo venimos a hablar del Campo de la Cebada, pero más que explicaros lo que es, que no sabríamos, queremos lanzaros algunas preguntas. En particular a vosotros [Laval y Dardot] que habéis escrito un libro sobre “lo común” y en general a todos los que estáis aquí. La Cebada es un espacio de conflictos y de resolución de conflictos permanente, un espacio tomado, usado y gestionado ahora mismo por gente que no viene de movimientos sociales. Y es, a partir de estos conflictos, de estos problemas y de estas complejidades que os queremos plantear una serie de dudas.

Manuel: ¿Y cómo vamos a plantear esas preguntas? Lo que nos han pedido hoy es interrogar este libro desde un ejemplo muy terrenal que nosotros conocemos: la vivencia cotidiana de un “común urbano” como puede ser la Cebada. Y justo ahí estaría la primera duda: si existen los comunes urbanos y si la Cebada sería uno de ellos. Porque la verdad es que nos parece que la Cebada es, en todo caso, un común bastardo, un hijo de lo común pero también del neoliberalismo. Un “hijo de mil padres”, que era el insulto que les hacíamos a los colegas del barrio cuando éramos pequeños.

Entonces lo que vamos a hacer ahora es lo siguiente: vamos a contar ocho anécdotas, ocho pequeñas historias que han ocurrido en la Cebada, tratando de extraer de cada una de ellas una pregunta muy concreta que hacerle a este libro sobre lo común. Las anécdotas o situaciones atraviesan ocho conflictos. Porque como decía Jacobo, si la Cebada ha sabido hacer algo bien es desde luego habitar el conflicto, es decir, plantearlo, no como algo que puede o debe ser eliminado, sino como algo que se trata de habitar y que puede producir innovación. Arrancamos entonces con las ocho historias.
Jacobo: ¿Quién puede tomar las decisiones en la Cebada, quién no? Hay una asamblea en la Cebada que recoge las propuestas de actividades. Al ser un espacio tan transitado y céntrico, está muy solicitado. Y ha habido veces que empresas privadas o multinacionales como Red Bull, Nike o Adidas han venido a pedir el espacio para montar una actividad. Red Bull, por ejemplo, quería organizar un partido de baloncesto. Entonces fuimos y preguntamos qué les parecía aquello a los que usan todos los días la cancha de básquet. Y los chicos del básquet estaban encantados, porque decían que así podrían jugar con Fulanito y Menganito. Pero otros amigos, los más ideológicamente políticos, dijeron que no, que eso no podía pasar en el Campo. Fue una catástrofe, todos llorando, los unos porque querían que esa actividad se diera, los otros porque les dolía haber frenado una actividad que apetecía.
Entonces, la primera pregunta es la siguiente: ¿los comunes urbanos tienen que ser radicalmente abiertos o pueden constituirse también en pequeñas comunidades cerradas? ¿Quién tiene legitimidad para decidir, con qué criterio?
Manuel: Segunda anécdota, muy relacionada con la primera. Tiene que ver con el debate que mencionaba Jacobo sobre si abrir el espacio completamente o decidir unas reglas, unas normas, unos horarios. En la Cebada apostamos por lo segundo precisamente para preservar una posibilidad de lo común. Me explico: si abrimos el espacio completamente, se llenará con toda seguridad de ruido y botellones, y los vecinos dejarán de bajar. Si no hay ningún control, la gente más fuerte en el espacio público —la gente joven que va a hacer a la Cebada cosas que no puede hacer en otros sitios— expulsará a madres con hijos y otras formas no hegemónicas de habitar un espacio.
Es una aparente paradoja: la apertura necesita un cierre, para favorecer un común urbano hay que poner límites. La segunda pregunta sería cómo trabajar esta paradoja de poner límites a lo común.
Jacobo: Tercera historia. En la Cebada, al ser un espacio tan abierto como es, pasan a diario mil cosas invisibles, algunas maravillosas y otras más problemáticas. Hay venta de drogas, hay venta de cerveza, hay un monopolio de actividades culturales muy criticable, etc. Pero se dan situaciones curiosas. Porque es el mismo chico que vende droga en el Campo el que lo cuida. Y es la misma gente que vende ilegalmente cerveza la que limpia el espacio. No sé cuántas veces habréis visto a alguien que vende cerveza por la calle y va recogiendo al mismo tiempo las latas, pero es muy curioso, muy bonito.
Entonces, la pregunta que nos viene, también leyendo el libro de Verónica Gago sobre las economías informales, es si un espacio común puede albergar al mismo tiempo prácticas neoliberales, si es posible distinguir nítidamente las prácticas neoliberales de competencia de las prácticas de lo común.
Manuel: El cuarto ejemplo tiene que ver con uno de los grandes problemas de la Cebada: la limpieza. Claro, como la administración no entra, pues no tenemos los servicios básicos, es decir, nadie baja a limpiar ese espacio público. En esa lógica de lo común, cada cual asume que tiene que limpiar lo que ensucia, pero siempre existe suciedad que nadie ha limpiado, siempre hay que limpiar lo que otros han ensuciado. ¿Quién lo hace? La limpieza es un problema capital.
En la lógica de hacer de la Cebada no solo un espacio de autogestión, sino un espacio donde inventásemos otra relación con la administración, en las asambleas donde abordábamos el tema se decía: “Tenemos que tratar de convencer al Ayuntamiento para que limpie la Cebada”. Pero había personas muy lúcidas que nos avisaban del peligro que suponía esto: “Si el Ayuntamiento limpia la Cebada, usaremos el espacio como cualquier otra plaza de Madrid”, decían. Esto es, podremos ensuciar tranquilamente la Cebada porque el Ayuntamiento vendrá después a limpiarlo, desapareciendo así esa conciencia activa que cambia el espíritu de lo común. A partir de esos debates, decidimos dejar de lado una relación de demanda con el Ayuntamiento (pedir, exigir) y lanzamos la invitación a construir espacios conjuntos entre la administración y los usuarios de la Cebada para descubrir y aprender formas de limpiar en común, es decir, con la ayuda de la administración pero sin negar la responsabilidad de los vecinos. Salir de la lógica de la reivindicación y entrar en una lógica pedagógica.
La pregunta aquí sería: ¿puede la pedagogía y la generación de contextos de trabajo híbridos, entre la administración y las instituciones de los comunes urbanos, ser la herramienta con la que la administración infraestructure o posibilite estos comunes urbanos, los apoye o favorezca que aparezcan?
Jacobo: Quinta historia. Probablemente, todos hemos estado en la Cebada, en la calle o en cualquier lugar del mundo con una lata de cerveza en la mano. Porque nos encanta beber, fumar, estar en la calle. Lo que hemos aprendido en la Cebada es que la práctica constante de estar bebiendo, escuchando música a todo trapo o fumando porros sin parar corre el riesgo de privatizar un espacio, de excluir otros usos del espacio.
La quinta pregunta sería entonces si la libertad de uso del común no puede generar prácticas excluyentes. Otra divertida paradoja: la libertad excluyendo, la libertad generando exclusión.
Manuel: Nos hemos dado cuenta de que lo que ha generado un modelo distinto de participación en la Cebada ha sido abrir las infraestructuras. Es decir, que haya enchufes, herramientas de construcción, herramientas como un proyector o altavoces o un grifo de agua. Esto ha cambiado el paradigma de la participación. Nosotros ya no tenemos que preguntar a la gente qué quiere hacer en la Cebada, sino que la gente misma viene, propone y hace lo que quiere, utilizando estas infraestructuras.
La sexta pregunta sería entonces: ¿pueden ser las infraestructuras abiertas el mecanismo para abrir y fomentar los comunes urbanos y pasar de los modelos públicos a los modelos comunes?
Jacobo: A raíz de todo esto de la limpieza, a comienzos de 2015 se generó una situación insostenible: nadie cuidaba el espacio y aquello era la ciudad sin ley. Entonces tomamos una decisión arriesgada: generar una especie de “catástrofe” a ver qué pasaba. Y cerramos el espacio durante un día. La respuesta de la gente fue increíble, parecía que nadie podía vivir sin el espacio. Los chicos no activistas, que no provienen de ningún movimiento social y que usan a diario la Cebada, dieron un paso al frente y cogieron las riendas del espacio. Se acabó aquella actitud de “yo puedo estar aquí y no limpiar porque hay alguien que lo va a hacer por mí”. La “catástrofe” funcionó para reactivarnos.
La séptima pregunta sería: ¿cómo diseñar un común urbano para evitar que acabe formándose en el imaginario una institución separada dentro del espacio común (los que limpian y se encargan por un lado, los usuarios por otro)?
Manuel: La última pregunta tiene que ver con unas reflexiones surgidas al hilo de los encuentros con gente de Tabacalera que hicimos en verano. Ahí nos dimos cuenta muy claramente de que pasan por la Cebada muchos usuarios muy activos y sin embargo a la asamblea sólo vamos un puñado de personas. No podemos decir entonces que la Cebada sea abierta porque se gestione a través de una asamblea abierta. Si pensamos y miramos con detenimiento, hay un montón de situaciones cotidianas donde se están produciendo tomas de decisión más allá de la asamblea. La asamblea es un organismo más, posiblemente obsoleto en tanto que mecanismo único de toma de decisiones en el espacio.
La última pregunta sería: ¿qué mecánicas de gestión -no sólo la asamblea- permiten el gobierno abierto, es decir una toma de decisiones lo suficientemente abierta y plural como para garantizar que un común urbano lo sea verdaderamente?
LA PARTICIPACIÓN MÁS ALLÁ DE LA PARTICIPACIÓN
Pierre Dardot: De nuevo me asombra la riqueza de las ponencias y las intervenciones que escucho, gracias. Quisiera limitarme ahora a tocar dos problemas: el primero, si se puede cerrar un común, si puede existir un común cerrado. El segundo problema que quiero abordar rápidamente es cómo articular los mecanismos de decisión, una cuestión importantísima si queremos construir instituciones de lo común.
Creo que es ciertamente paradójico un común cerrado, un común que corta las relaciones con el resto de la sociedad. Diría más: es una contradicción. Nosotros hemos discutido esto ampliamente: un común no puede ser cerrado, ni siquiera puede existir un común estrictamente profesional y que excluya a otras personas que no comparten la misma profesión. Un común tiene que elaborar la cuestión práctica de tejer sus vínculos con el resto de la sociedad y, en particular, con los usuarios. Y cuando hablo de usuarios no lo digo con ningún menosprecio, porque esos usuarios tienen un papel crucial a asumir….
Entonces, por un lado, un común no puede cerrarse porque si no muere. Pero, al mismo tiempo, solo puede vivir en la medida que hay una coproducción de normas. Todo se juega en esa coproducción de normas. Cómo se reactivan regularmente, cómo todos aquellos que tengan un vínculo con el común pueden participar en esa coproducción de normas, etc. Y cuando hablo de participación, no me refiero a un procedimiento técnico. Hay compañeros muy comprometidos y bien intencionados que hablan de la participación por sorteo: se elige una asamblea de representantes y se complementa con la participación de ciudadanos elegidos por sorteo. Esto es muy interesante, pero remite finalmente a un procedimiento técnico, finalmente formal, y que no aporta ninguna respuesta a la cuestión de la participación. La participación no es un mecanismo técnico, neutro, formal. Hay que poner mucha atención a la cuestión de las normas, de la coproducción de normas, de la discusión y modificación constante de las normas que garantizan la participación de cualquiera.
MULTIPLICAR LOS ESPACIOS DE DECISIÓN
Un segundo punto: para nosotros, ha sido muy importante la figura de Jean Oury, que conocimos personalmente y admiramos muchísimo. Jean Oury trabajó junto a Félix Guattari en la clínica de La Borde e impulsó con él la psicoterapia institucional. Lo que aprendimos de él, también a través de esos encuentros personales, fue algo muy vinculado con la política, y por política no me refiero a los mecanismos de competición entre partidos por la toma del poder, sino a un sentido más profundo. Lo que aprendimos con Oury quiero relacionarlo con algo que vimos y vivimos en la ciudad de Nápoles, en un centro social llamada El Asilo. Un antiguo palazzo del siglo XVII ocupado por jóvenes hace dos años, personas de la esfera de la cultura, del mundo del teatro, la danza y el cine.
Pues bien, ¿qué aprendimos de Oury? Esto: no se trata de instalar en el centro de la toma de decisiones una asamblea general soberana. Esa suele ser la tendencia, con muy buenas intenciones habitualmente, pero la asamblea soberana no deja de ser una instancia única, que puede reunirse con mayor o menor frecuencia, incluso todos los días, pero que tiende al fetichismo de creer que podría solucionar todas las dificultades de la toma de decisión.
Oury nos enseñó que no es un buen modelo para hacer las cosas. Dentro de la psicoterapia institucional, Oury creó el término de “Colectivo”, pero un Colectivo no tiene nada que ver una asamblea soberana donde se reúne todo el mundo para votar decisiones irrevocables e irreversibles. Se trata más bien de un espacio destinado a acoger a las singularidades en sus diferencias. Este fue el problema y el desafío que se planteó Oury. Junto a otros, como el psiquiatra catalán Francesc Tosquelles, Oury trabajó durante la segunda guerra mundial tratando de abrir espacios y entornos abiertos donde acoger a los enfermos mentales. Se lo planteaban de manera muy práctica, tanteaban, hacían bricolaje, sin un esquema formal previo de cómo hacer las cosas. Lo que aprendieron fue que el mejor favor que se podía hacer a un colectivo era crear un espacio capaz de acoger un máximo de diferenciación.
No se trataba de homogeneizar, de ninguna manera. De hecho, Oury se ponía de los nervios cuando se mencionaba la palabra “administración”. La administración es una máquina que homogeneiza y nivela las diferencias. La institución sin embargo es algo distinto, acoge las diferencias y las singularidades de cada uno. En la administración se distribuyen lugares y funciones, hay una jerarquía para todas las posiciones, un médico-jefe, etc. El trabajo práctico de Oury cuestionaba todo esto en el ámbito concreto de la salud mental, trabajando con las enfermeras, los médicos, los enfermos mentales incluso, creando varios tipos de espacio, clubes, apartamentos terapéuticos, etc. Multiplicando los espacios de diferenciación y cuestionando así la lógica jerárquica que distribuye lugares y funciones.
Ciertamente, un común urbano no sigue esta lógica de acoger a los enfermos mentales, pero lo importante es atender a la siguiente reflexión general: cada vez que se construye una institución se hace a partir de algo que ya existe. Para Oury, no se trataba de crear nuevas instituciones, al lado o a parte de las que había, sino de abrir espacios capaces de acoger las diferencias (médicos, enfermeras, enfermos) en su singularidad. El acto instituyente no es creación a partir de la nada, sino que siempre se da a partir de algo muy concreto. Oury creó un concepto para nombrarlo: “lo subyacente”. Siempre hay algo subyacente. Esto para nosotros es fundamental y nos lo enseñó Jean Oury de forma muy concreta, no sólo abstracta o intelectual.
Entonces, se trata de multiplicar los espacios de diferencia, los espacios de elaboración de decisión. Me pregunto si se ha publicado en castellano un libro de Oury que se llama La decisión. En este libro extraordinario, Oury muestra que la decisión no es algo puntual. No tiene nada que ver con una o dos personas reunidas que dicen en determinado momento “ya está decidido”. Nada que ver con eso. Una decisión auténtica requiere de una preparación, de un proceso, no exactamente de una deliberación formal, pero sí de algo que madura, se incorpora y luego se traduce finalmente en decisión. Puede decirse que nadie toma la decisión, sino que esta decisión se va dando, madurando, fuera de una lógica formal. Se nos suele decir, desde la filosofía política occidental, que una decisión tiene tres etapas: uno, deliberación; dos, toma de decisión; y tercero, finalmente, ejecución. Esto para Oury no tiene ningún valor. Una verdadera decisión tiene que madurar dentro de espacios múltiples, para que todos puedan reconocerse en la decisión aunque no se haya tomado de manera formal.
Concluyo ahora comentando, en relación a esto, lo que me sorprendió en el espacio de El Asilo en Nápoles. Podéis encontrar en su web un texto que se llama “Convenio de uso cívico urbano”, redactado por los actores y por los usuarios que dan vida al espacio cotidianamente. En ese texto, repasan las distintas asambleas, las múltiples asambleas donde se toman las decisiones, justo en el modo que recomendaba Oury. Y así debe ser desde mi punto de vista: no pensar una asamblea como instancia única de decisión, no pensar en un espacio único donde se reúnen todas las personas y deciden, sino multiplicar los espacios de decisión y los espacios de diferenciación donde madura la decisión. En todos estos ámbitos se trata de aprender a decidir. No planteando un lugar de decisión único y soberano, sino aprendiendo a preparar una decisión a partir de lugares diferenciados. Una decisión no soberana, no homogeneizante, sino a la vez común y múltiple.
LO COMÚN: DEMOCRACIA RADICAL Y DERECHO DE USO
Christian Laval: ¿Qué es “lo común”? Siempre vuelve la problemática del término, del concepto, de la noción. Voy a explicar muy brevemente de qué se trata para nosotros. Lo común es para nosotros un principio, el principio político de la construcción de institución. Ese principio tiene dos dimensiones: por un lado, la democracia radical, que encontramos un poco por todas partes dentro de las exigencias de democracia participativa, incluyente, etc. Por otro lado, el derecho de uso que prevalece sobre el derecho de propiedad, como encontramos por ejemplo en las experiencias de los comunes urbanos. Democracia y derecho de uso son las dos características principales de ese principio de lo común.
Como principio, lo común es distinto de “los comunes”, los comunes particulares, que son instituciones de participación que corresponden o remiten al principio general de lo común. Para nosotros, lo común no es algo genérico o antropológico, no remite a la condición humana como tal, al hecho de que usamos un lenguaje o de que vivamos juntos, sino que se trata de un principio político. El único vínculo con la antropología que nos interesa aquí sería la capacidad humana de crear instituciones. Como decía el filósofo francés Gilles Deleuze en los años 50, “el animal tiene instintos y el ser humano hace instituciones”. De alguna manera, hemos tirado de este hilo para hacer nuestra reflexión sobre el vínculo entre lo común y la institución.
Cuando pensamos cómo se crea o se fabrica la institución, aparece enseguida un obstáculo que es el “fetichismo” o la maldición de la institución. ¿Cuál es esta maldición? Cuando los seres humanos crean instituciones, cuando establecen o instalan realidades institucionales, los sistema de reglas y estructuras acaban dominándolos, imponiéndose a ellos. Esta in-transformabilidad de las estructuras se legitima en nombre de los principios eternos de Dios, lo Verdadero, lo Bueno, lo Bello, etc. Y entonces las instituciones tienden a reproducirse, a perpetuarse. Se disponen dispositivos concretos que las bloquean y eso impide la continuación de la Historia. Decía Marx que “los hombres hacen su propia historia”, pero se podría pensar que es difícil hacerlo en el marco de una institución. Nuestro enfoque sobre el carácter revolucionario de las instituciones de lo común es distinto: vincular lo común con la institución, pero pensando la institución necesariamente como algo que se puede transformar, que se ha construido en la historia y que es transformable.
¿Qué significa instituir? Institución tiene una raíz indoeuropea: *sta, que significa algo que está recto, de pie, firme. Instituir significa poner de pie, erigir. Es tanto el acto de instituir como una cosa o algo instituido. Los romanos hablaban de instituir la vida, a través de unos marcos como la familia, el idioma, la escuela. Es cierto que en esa ambivalencia del sentido -acto de instituir y cosa instituida- está la tragedia y la maldición de la institución. Es muy fácil de interpretar, como lo han hecho las religiones y algunos filósofos, sociólogos o psicoanalistas, que lo instituido “está” y se impone. Habría otras líneas posibles, como la que viene de Marx y habla de “autoactividad instituyente” de grupos humanos capaces de revolucionar las condiciones de vida, o como la mirada de la pedagogía institucional y la psicoterapia institucional donde lo instituyente prevalece sobre lo instituido. Son reflexiones y prácticas donde se trata de poner en marcha dispositivos en los que lo instituido sea tan solo un resultado del acto de instituir. Resultado, pues, de un deseo vivo.
¿Cómo se crean y sostienen estas formas institucionales donde la praxis instituyente está en el corazón mismo de la institución? Para nosotros es muy importante en nuestros libros no dar ninguna instrucción a nivel político de cómo se debe hacer esto. Lo que entendemos es que puede hacerse, que puede haber gobiernos cuya actividad se remita al principio de lo común, o gobiernos que apoyen y sostengan este deseo de lo común mediante la ayuda que puedan proporcionar a quienes pongan en marcha procesos institucionales donde prevalezca precisamente la autoactividad. Ayudar a desarrollar la capacidad de actuar en común: esto es lo que puede esperarse de las instituciones que apoyan lo común (como los gobiernos municipales ahora en España por ejemplo).
EL TIEMPO Y EL APRENDIZAJE DE LOS COMUNES
Manuel: Yo quería dar mi opinión sobre algo de lo que hemos escuchado. Creo que el común tiene que ver con la unión de muchas subjetividades, con la creación de espacios de subjetivación como se ha dicho. Y me parece que la dimensión temporal de estos espacios es muy importante. Ninguno de los cambios en las dinámicas para construir un modelo diferente de participación o de común urbano puede hacerse de hoy para mañana. No podemos decidir hacer un común urbano en este solar o en aquel espacio como si se tratase de un diseño, con sus instrucciones y tal. Requiere un proceso temporal. Creo que esto tiene mucho que ver con lo que habéis dicho: crear instituciones que en su propio ADN tengan la capacidad de evolucionar y no “institucionalizarse”, digamos.
Antes he hablado de “lógicas pedagógicas”, pero quizá no me he explicado bien. No soy académico ni nada, pero mi idea de pedagogía no tiene que ver con la transmisión, sino con construir espacios de aprendizaje. Un poco a la Vygostki: espacios abiertos de aprendizaje, entornos de desarrollo próximo, lugares donde no sabemos hacer las cosas, pero somos capaces de aprender a hacerlo con ayuda. Creo que esa herramienta resuena con lo dicho sobre los espacios de subjetivación y con ser conscientes de que lo que hagamos, en la Cebada o en cualquier otro sitio, no tiene por qué saber hacerse hoy, sino que tiene que ser un lugar donde se puede aprender a hacer. Pero esto no se puede dejar al libre albedrío. Debe haber diseños, no de cómo hacer las cosas, sino de cómo aprender en común a hacer las cosas, de cómo decidir en común. El otro día un amigo cartógrafo me decía: ya no hacemos mapas, sino que nos dedicamos a construir mecanismos en Internet para que la gente haga sus propios mapas. Y con los arquitectos hoy en día pasa un poco lo mismo: ya no diseñamos espacios públicos, sino que diseñamos mecanismos para que sea la gente quien los construya.
Dardot: La alternativa entre libre albedrío y metodología está mal planteada. Pensando en el libre albedrío, imaginamos un sujeto libre y aislado que hace lo que le da la gana. Esto nos lleva directamente al fracaso. Pensando en metodologías, imaginamos que existe un código de normas formales que podría aplicarse situación por situación. Pero no hay una metodología para poner en marcha un común, no existe una metodología que pueda aplicarse en cualquier situación. Lo que requiere cada situación es liberar la posibilidad de una decisión y eso es cuestión de tiempo. Lo primero es darse tiempo, no tomar tiempo, sino liberar y darse tiempo. Para posibilitar el trabajo de maduración que exige un proceso de decisión colectiva. El ser humano se desenvuelve dentro de condiciones que le son impuestas, pero mediante la acción puede transformar esas condiciones y a sí mismo. Pero no en un solo día. Estamos de acuerdo.
Laval: Sería contradictorio pensar que hay “un manual del común”. Lo que nosotros decimos es más bien que a partir de las prácticas de lo común se puede extraer un saber o, mejor dicho, saberes. ¿Qué tipo de instituciones pueden permitir la aparición de estos saberes sobre los comunes? ¿Qué tipo de instituciones permitirían reproducir o transmitir estos saberes? En Italia, en Francia y en otros países, lo que se está desarrollando son modalidades federativas de comunicar y coordinar distintas prácticas alternativas de lo común. Pienso por ejemplo en las coordinaciones concretas entre pueblos o colectividades. Y en los “festivales de los comunes” que se celebran desde hace meses en torno a varios temas. Yo fui a un encuentro de este tipo en Lyon hace algún tiempo y estuve allí una semana, participando en algo que llamaron el tiempo de los comunes. Allí se reflexionaba sobre la ciudad y sobre las diferentes prácticas de los comunes urbanos: vecinos, viviendas cooperativas, arquitectos, urbanistas, etc. Esta es la manera de comunicar y extender las prácticas de lo común: procurar que haya tiempos, momentos y lugares donde se planteen todas las cuestiones y los problemas que se dan en las prácticas alternativas de lo común. No hay manual, hay encuentros entre los implicados en lo común. Como este mismo.

Comunicado abierto, ante hechos que expresan un inminente cierre de las actividades culturales en el barrio de Floresta

– El día Viernes 01/07, se presentó en el Corralón de Floresta 2 oficiales de policía con un “representante” de la empresa constructora encargada del PROyecto. (Del cual, repetimos como siempre, no hay información escrita ni válida) Estacionaron, a primeras horas de la mañana, con un Gol rojo en la puerta de la entrada principal de Gaona, controlando quienes entraban al espacio y con qué fin.

– Paralelamente otrxs compañerxs, se dirigieron a la Legislatura. Allí nos informaron que el Miércoles 29 de Junio, en una Audiencia Pública el Jefe de Gabinete, Felipe Miguel, al ser consultado por la situación del Corralón, expreso literalmente que se iba a DESMANTELAR el CORRALÓN DE FLORESTA.

– Sumado a esto, la Comuna 10 viene diariamente a vaciar distintos espacios del Corralón, llevándose objetos como por Ej.: adoquines que son patrimonio cultural de Buenos Aires y que no pueden ser removidos del espacio al cual históricamente pertenecen. El Corralón de Floresta está declarado como Patrimonio Histórico de la CABA (Ley 4299/2012)

Frente a esta suma de acciones, entendemos que tienen intención de cerrar el espacio, paralizar las actividades y proceder con el desalojo de los grupos culturales que allí nos desenvolvemos diariamente. El Lunes 4 de Julio iremos a que nos reciba el Secretario de Descentralización (Sergio Constantino), así como a la Defensoría del Pueblo y a la Comuna 10. Adjuntamos públicamente, la carta que acompañará nuestro reclamo. (https://www.facebook.com/notes/corr…)

CONVOCAMOS A TODOS Y TODAS -A ESTAR MÁS ALERTA QUE NUNCA-, A HABITAR EL ESPACIO DESDE LA MAÑANA HASTA LA NOCHE, PARA DEFENDER ENTRE TODXS EL CORRALÓN DEL FLORESTA! -El Miércoles 6 de Julio se realizará una Jornada Cultural, empezando tempranito con talleres, olla popular, música y más! Acercate a participar de la lucha!

-El día Sábado 9 de Julio habrá el 4º Festival Macedonia! Desde las 15hs, bandas, comida, música, poesía, intervenciones artísticas y muraleadas.
Se agradece la difusión, y el continuo estado de ALERTA, para el momento preciso en el que se necesite el AGUANTE y PRESENCIA de todas y todos.

LA CULTURA NO DA NI UN PASO ATRÁS, EL CORRALÓN TAMPOCO

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