Triste como un tipo de cuarenta volanteando para una pizzeria en Ituzaingó, como un guachin meado, como una mamá marchando con todos a cuestas, como los pibes escabiando vino de caja frente a la cervecería a la que iban antes, como desayunar tortilla a las once de la mañana. Triste como que nos gobiernen estos ortibas, como denuncia de vecina, como un quince sin barra. Triste como una piba que odia a las nenas que tiene que cuidar y ni le alcanza para el sábado. Como una vieja llorando porque le cortaron el gas, triste porque está sola, porque los hijos la olvidan. Triste porque tiene que llenar vía web un formulario en un ciber y después volver a presentar ese mismo formulario impreso para que le reconecten el gas aunque ya no pueda prender nunca más el calefactor.
Triste como la que les creyó a estos chetos y hoy tiene más miedo de los guachos que antes. Porque le recabio. Triste como todas las anti del mundo que nunca van a ser felices, como los pibes que tienen que ir al bajo por que en el barrio es caro y no pega, como la madre que ve como se le escurre el hijo por la base, como la piba que tolera que el coordinador se pase de vivo.
Triste como el tipo que ahora usa los botines de fútbol cinco bien lustrados para ir a buscar trabajo al centro, como las que hacen curriculum en vano, como los que hacen esas colas de cuadras enteras vestidos de manera ridícula para que les digan no. Como el Mickey que vende chipá, la pantera rosa que vende garrapiñadas y el viejo que hace burbujeros con bananas de cotillon usadas en la plaza de San Miguel. Triste cómo chabón que vuelve al prensado, como las putas viejas de la colectora un jueves de Noviembre, como el gordo de la rotisería que no puede creer que esté por cerrar por lo que le vino de luz
Triste como que se quede el infinito sin estrellas, como que nos sigan gobernandonos estos caretas sin alma, como que sea diciembre y el miedo nos gane, como fiesta sin escabio, como nochebuena con una tía que sigue bancando esto, como militante con pechera, como hablar de series, como decir no entremos en provocaciones, como cerveza caliente en las noches que van a venir.