El martes 22 de febrero se subió a EL TREN Diego Sztulwark. Estudió Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires. Es docente y coordina grupos de estudio sobre filosofía y política. Fue miembro del Colectivo Situaciones de 2000 a 2009, con el que realizó una intensa tarea de investigación militante complementada con publicaciones, y de Tinta Limón Ediciones. Coeditó la obra de León Rozitchner para la Biblioteca Nacional y es coautor de varios libros, entre ellos Buda y Descartes. La tentación racional (junto con Ariel Sicorski) y Vida de Perro. Balance político de un país intenso del 55 a Macri, basado en sus conversaciones con el periodista Horacio Verbitsky. Escribe asiduamente en el blog Lobo Suelto.
Un viaje imperdible donde el itinerario se desplazó sobre la falsa expectativa de que después de la pandemia viviríamos en un mundo mejor al desvanecimiento de algunas moderadas ilusiones que despertó el gobierno de Alberto Fernández, al que el entrevistado votó. Desde la importancia y el interés de las preguntas a la necesidad de nuevos lenguajes. Desde renovar las bibliotecas sin descartar para nada a los clásicos a no caer en el snobismo de los nuevos libros y los nuevos lenguajes. Desde que no se puede entender el capitalismo sin China con la afirmación que “Beijin, en este nuevo siglo, parece ser otra cosa: la ciudad capital del capital”. Diego sostiene: “El núcleo se desplaza hacia China. Las fuentes de energía están cambiando. Beijing es la capital de los grandes negocios. Su opinión sobre el extractivismo y se expide sobre la caracterización de Nueva Derecha moderna del macrismo que en su momento sostuvo José Natanson. Afirma que era correcto el estribillo “Macri basura/ vos sos la dictadura”, y con relación a la elección del 2015 afirmó que había pocas diferencias entre Scioli y Macri. Paradojalmente hoy el discurso de la ultraderecha aparece como más sincero. Su itinerario político: Madres de Plaza de Mayo, Eduardo Duhalde, su acercamiento al pensamiento de John William Cooke, la agrupación El Mate y León Rozichner.
Súbanse a EL TREN. Con barbijo y distanciamiento sanitario
Fuente: Hugo Presman