Clinämen: ¿Qué pasa con Venezuela?
Conversamos con el filósofo Franco Berardi en el Bar de la Tribu. Las derechas actuales, un fascismo sin juventud y
“Mañana será historia” es el nuevo libro de Marco Teruggi. El periodista, escritor y activista narra el cotidiano venezolano lejos
El filósofo y docente analiza la coyuntura de cara a las elecciones que tienen como principales candidatos al fascista Jair
Un nuevo tipo de héroe nació en el Midtown Manhattan, frente al Hotel Hilton, la mañana del miércoles 4 de diciembre del
En una nueva intervención de Diego Sztulwark en Subversiones con la columna de Lobo Suelto, en diálogo con Pablo Ramos,
La vigencia de la tradición de los oprimidos depende sólo de ellos mismos. Como queda hoy a la vista, no
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La potencia de la filosofía está indisolublemente ligada a su exterioridad. A aquello que irrumpe en su tradición discursiva para
Leer la Biblia como se lee cualquier otro libro era para Spinoza una práctica de libertad que no menguaba su
Clase I: Pierre Hadot Clase II: Spinoza y FoucaultParte 1 Parte 2 Clase III: Maquiavelo
a) el simplismo positivista, que todo lo explica a partir de la premisa de un funcionamiento autoconsistente del sistema político.
b) el simplismo moralista, que narra las cosas en términos de bien/mal (“el mal menor”, el voto en blanco como cuestión de principios);
c) el simplismo historicista, que supone que el pasado contiene el sentido de los hechos que se constituyen ante nuestros ojos;
d) el simplismo anti-progresista, que empuja contra una puerta que hace tiempo ya está abierta.
e) el simplismo voluntarista, que todo lo reduce al “qué hacer” (como si siempre hubiese algo que hacer, pulsión que acaba mayormente canalizándose vía Facebook);
f) el simplismo de la mala fe, que parte de considerar como premisas obvias lo que en realidad son procesos conflictivos (como en el cinismo: «es la economía”, o el folkorismo: “es el peronismo”).
Bricoleur o la “lógica de lo sensible”
Laboratorio Maratón de Producción
Nombramos a esta obra con la palabra Tenacidad por su color, por su trama, por su ruido, por su espesura, por su fuerza. Como una red neuronal en loop, que retroalimenta su entrada con su propia salida, La tenacidad pretende revelar la porfía de las máquinas, que persistirán en la ejecución de su programación, oyendo y sonando, ajenas al agotamiento de nuestra especie.
Conversamos con el filósofo Franco Berardi en el Bar de la Tribu. Las derechas actuales, un fascismo sin juventud y
“Mañana será historia” es el nuevo libro de Marco Teruggi. El periodista, escritor y activista narra el cotidiano venezolano lejos
El filósofo y docente analiza la coyuntura de cara a las elecciones que tienen como principales candidatos al fascista Jair
1. – ¿Qué es y cómo se define una crítica de la acumulación? No se trata de repetir la clásica crítica marxista del capitalismo, no porque dicha crítica sea extemporánea o ineficiente, sino porque no sabemos muy bien cómo definirla en primera instancia. Ya sea que pongamos énfasis en los procesos técnico-materiales relativos al desarrollo de las fuerzas productivas y a la composición del valor, o que pongamos énfasis en los procesos histórico-sociales relativos a las relaciones sociales de producción, la división del trabajo y la configuración de identidades políticas articuladas por la repartición y/o apropiación del valor, lo cierto es que ni siquiera hemos comenzado a ponernos de acuerdo sobre las condiciones de una crítica de la acumulación antes y ahora. ¿Cuál es el estatus de esa crítica y en qué medida no es ésta una más en el horizonte moderno definido como Era de la crítica[1]? Diría que hay, al menos, dos formas de confrontar este problema; por una lado, la posibilidad de repensar el marxismo, Marx y sus diversas apropiaciones, según su historia, sus filologías y tradiciones, para determinar la “verdadera” imagen de Marx, hacerle justicia a su corpus, exonerarlo de los excesos de la tradición y traerlo al presente según una nueva actualidad. Por otro lado, sin renunciar a un cierto horizonte materialista y aleatorio, la posibilidad de elaborar una crítica de la acumulación no desde dentro del corpus marxista, sino en relación con la facticidad del capitalismo contemporáneo, según las transformaciones de la acumulación, de la composición orgánica del capital, de la renta, de los mercados y de la historicidad radical del presente. En este segundo caso, la crítica de la acumulación ya no es un compendio de los pronunciamientos de Marx o de cualquier marxista sobre los procesos de acumulación, sino que es una interrogación de la complicidad misma entre crítica y acumulación, es decir, un cuestionamiento de la relación de copertenencia entre crítica y valoración según la moderna división social del trabajo (teoría y práctica), división universitaria que llega más allá de la universidad. Romper con el marxismo universitario no es un acto advenedizo, sino un cuestionamiento del mismo lugar que le cabe a la crítica y al saber en los procesos de acumulación contemporáneos.[2]