Anarquía Coronada

Entrevista: Rosario. Ciudad del Boom Ciudad del Bang

por Mariano Zamorano



El documental Rosario. Ciudad del Boom Ciudad del Bang, realizado por el Club de Investigaciones Urbanas de Rosario y la revista Crisis, cuestiona la imagen de prosperidad de ciudad “linda, turística, tranquila y ribereña” y aborda una actualidad signada por especulación inmobiliaria y financiera, sojización, fuerte penetración del narcotráfico y un gran marketing que deja atrás los recuerdos de miseria proyectados a fines del siglo pasado. “Una violencia desconocida reconfigura la fisonomía de las poblaciones, derriba todo límite, dibuja nuevas fronteras e imprime sus códigos de autoridad”, se anuncia en el documental. Mario Santucho (revista Crisis), Patricia Ventrici y Juan Pablo Hudson (Club de Investigaciones Urbanas) hablan sobre el rol del Estado y los movimientos sociales ante territorios liberados por transas, autonomía policial, una tasa de homicidios violentos en ascenso y el peligro de un futuro boomerang social.

¿Qué es el Club de Investigaciones Urbanas y cómo surgió la investigación de Rosario. Ciudad del Boom Ciudad del Bang?

Patricia Ventrici: El Club de Investigaciones Urbanas es un grupo de investigación y trabajo militante de Rosario. Nos empezamos a reunir en 2012 con la idea de salir a problematizar las imágenes más oficiales que circulan sobre esta ciudad y que podrían resumirse en el eslogan “Rosario está linda” o “La Barcelona argentina”. El encuentro con organizaciones de base que nos narraban los cambios violentos que venían sucediendo en los barrios, los datos que íbamos encontrando sobre los metros cuadrados construidos para grandes torres o barrios privados y la cantidad de viviendas vacías existentes en el marco de una grave crisis habitacional, junto con la expulsión de poblaciones en localidades del Gran Rosario, hablaban de otra ciudad que no estaba siendo nombrada más que por ciertas experiencias militantes, mayormente conformadas por jóvenes como nosotros. Ese camino de investigación política lo transitamos también junto a los amigos de la revista Crisis, con quienes compartimos preocupaciones en común. En este marco surgió el proyecto de armar un documental con las transformaciones de esta ciudad en la última década. Para el trabajo audiovisual fue fundamental la participación de Martín Céspedes como realizador.

¿Cómo explicar la actualidad y los diferentes actores sociales en pugna de una ciudad que dejó atrás la “imagen de miseria gatuna” de fines del siglo pasado?

Juan Pablo Hudson: La actualidad muestra una ciudad convulsionada, en la que se padece un nuevo tipo de conflicto social que combina sojización, un boom de la construcción, narcotráfico y asesinatos de jóvenes pobres. En realidad, el 1 de enero de 2012 marcó un quiebre político en Rosario. Ese asesinato por error de tres militantes del Frente Popular Darío Santillán por parte de barrabravas ligadas a la venta de drogas, motoriza una serie de reclamos y denuncias sobre el avance del narcotráfico en connivencia con la policía y sectores de la Justicia que antes circulaban de manera muy marginal. Movimientos territoriales, de derechos humanos, grupos de investigación militante como nosotros, empezamos a mostrar como podemos el reverso de la Rosario linda, turística, tranquila y ribereña que impuso la Marca Rosario construida desde el Estado municipal. A partir de entonces, el socialismo ha perdido el control sobre las imágenes que circulan sobre Rosario. La ciudad empezó a ser asociada no sólo a la belleza de su costanera sino también a la violencia, la corrupción policial, el narco y los barrios estallados. De todos modos, las políticas del socialismo gozan de un alto consenso y muestra de ello son los resultados de las últimas elecciones; hay una mayoría social que vive con indiferencia este crecimiento brutal de los homicidios de los jóvenes pobres que son quienes padecen también una sistemática represión policial. En el caso de los movimientos sociales y políticos, si bien se avanzó con las denuncias, también se hizo evidente un repliegue en su trabajo ante las nuevas lógicas violentas que reconfiguran los territorios.

Uno de los problemas abordados es la realidad narco, que construye identidad y estética propia, y genera zonas liberadas. ¿Cuál es el alcance del narcotráfico?

PV: El avance es muy grave. No sólo en los territorios periféricos sino también en toda la ciudad. Por supuesto que la preocupación se torna más urgente en el caso de los barrios porque los asesinatos ocurren allí y no en el centro. A esta altura del año, las estadísticas oficiales indican que en el departamento Rosario la tasa de homicidios violentos es de 17 cada 100 mil habitantes y se estima que llegará a 21 a fin de año (en el conurbano bonaerense es 7,6). No todos los homicidios pueden atribuirse al narcotráfico. Nosotros no sólo hablamos de narcotráfico sino de la existencia de una vida narco en lo profundo de los territorios, que se consolida en tanto vuelve hegemónico un modo violento, sangriento, de resolver los conflictos personales, una manera de construir la identidad en los jóvenes, que conecta con imágenes estandarizadas de la felicidad muy ligadas al consumo de marcas y de toda una estética, que genera una economía popular más atractiva que el trabajo precario que prevalece en la ciudad. Todos estos actores provenientes de los sectores populares están indispensablemente ligados o, mejor dicho, comandados por otros actores decisivos en la cadena narco: integrantes de clases sociales acomodadas, quienes en definitiva son los verdaderos beneficiarios de las extraordinarias tasas de ganancias surgidas del negocio (empresarios, profesionales liberales, marcas, empresas, especuladores inmobiliarios, a los que se suma la policía provincial como actor clave para la expansión y consolidación del mercado en el marco de un poder político que se ha mostrado indiferente e impotente, brindándole una autonomía plena a la fuerza).

Frente al asesinato por equivocación de tres militantes del Movimiento 26 de Junio, el 1° de enero de 2012, una de las preguntas planteadas es qué puede hacer un movimiento social frente al narco. ¿Qué respuestas encontraron?

Mario Antonio Santucho: Nuestra sensación es que los movimientos sociales, tal cual los conocimos en la década del noventa y especialmente en el 2001, han mutado y se están reorganizando en torno a esta nueva conflictividad emergente. Una porción de estos movimientos forman parte de la constelación kirchnerista, y desde allí intentan forzar los límites del esquema de gobernabilidad vigente, a costa de relegar en cierto modo su capacidad disruptiva. Otros sectores se mantuvieron en posiciones de autonomía, cediendo de alguna manera su potencia expansiva. Pero unos y otros tienen actualmente el desafío de recuperar la iniciativa “por abajo”, en los territorios, para revertir la ruptura de las tramas comunitarias e inventar formas de vida que confronten el aumento de la violencia y la creciente precariedad. Lo que percibimos, en los escenarios donde hemos estado, es que las organizaciones sociales solas no van a poder. Al mismo tiempo, sin ellas, sin una revitalización de su trabajo y de su capacidad de pensamiento situado, todo esfuerzo será en vano. Es necesario, además, el surgimiento de voces que tengan la capacidad de dar visibilidad pública e inteligibilidad política a esta inédita forma del conflicto social. Y también es fundamental el aporte de instituciones comprometidas con la fundación de una nueva generación de derechos humanos (y no humanos).

Con el panorama presentado señalan un posible efecto boomerang y un nuevo tipo de conflictividad social propio de las rentas de las industrias extractivas latinoamericanas. ¿Qué futuro próximo advierten?

JPH: El futuro próximo es difícil de prever, porque no se avizora una salida política interesante a la crisis social que hoy vivimos. Para decirlo de una manera muy breve, y por lo tanto esquemática, tenemos que decidir si la solución pasa por la profundización del “modelo” que genera este nuevo tipo de conflictividad, o si es posible poner en juego una imaginación política capaz de configurar un horizonte alternativo, asumiendo el riesgo que eso supone (algunos dicen que el costo podría ser perder lo ya conseguido). Si es lo primero, entonces el Estado debe seguir cumpliendo más o menos el rol que hasta el momento le ha otorgado el kirchnerismo, consistente en garantizar aquellas actividades económicas que producen altos grados de rentabilidad por estar apalancados en dinámicas financieras y especulativas, mientras captura parte de esas ganancias con el objetivo de lubricar el proceso redistributivo consolidado durante la última década. Si es lo segundo, el Estado debería reconfigurarse de manera más o menos radical, modificando su natural centralización y su rol como garante de la acumulación del capital, para promover la aparición de una multiplicidad de sujetos y de un nuevo tipo de poder. Pero si ninguna de estas dos opciones prosperan el porvenir inmediato se complica, y la hipótesis del boomerang se torna no solo factible sino incluso deseable. Si lo que baja tiende a ser mera violencia represiva y expropiadora, como viene sucediendo, tarde o temprano esa agresividad que se acumula romperá los confines de las periferias y se propagará en todos los ámbitos sociales.

Sobre el final indican que Ciudad del Boom Ciudad del Bang puede verse como la segunda parte del corto Toda esa sangre en el monte, realizado en Santiago del Estero con el Movimiento Nacional Campesino Indígena. ¿Qué continuidades encuentran?

MAS: La relación entre las muertes de campesinos provocadas por la expansión de la frontera de los agrobussiness y los asesinatos de jóvenes citadinos como efecto de la forma de vida narco, puede intuirse también al comienzo del documental, en el capítulo “La nación container”, donde el protagonista son los camiones que depositan en el puerto los commodities procedentes del interior del país y orientados al mercado mundial. Más adelante en el film se habla de las ganancias extraordinarias generadas por estas actividades económicas, entre las que se incluye también la especulación inmobiliaria, y de los instrumentos financieros donde esos recursos se entrelazan y confluyen, antes de volcarse a los territorios con la pretensión de ejercer el control. Este esquema rentístico de producción de riquezas ha parido un sujeto social con cada vez más peso entre nosotros: transnacional, heterogéneo y anónimo, capaz de echar raíces en los submundos ilegales al mismo tiempo que penetra instituciones estatales con gran facilidad (ya sea la Justicia, las fuerzas de seguridad, o los institutos de investigación pública). La pregunta implícita en estas dos experiencias audiovisuales sería: ¿cómo se lucha contra la renta? Tanto en Santiago del Estero como en Rosario el conflicto ha involucrado de manera directa a organizaciones sociales con vasta experiencia. En estos momentos estamos filmando en Florencia Varela, junto a otras organizaciones (el Centro de Participación Popular Enrique Angelelli y el Movimiento de Colectivos), lo que podría considerarse la tercera parte de esta saga. La investigación en este caso está siendo desarrollada por el Instituto de Investigación y Experimentación Política y estimamos presentar este trabajo durante el primer semestre de 2014.

¿A qué le dicen Ni a Palos?

En conjunto: A los consensos de época, incluso si su contenido es progresista, porque tienden a recortar el campo de posibilidades y ponerle límites a la creación. Y también a la moral de izquierda, cómoda en su oposicionismo permanente, sin preguntarse por la traducción política de sus buenas intenciones.

El documental puede verse completo en Lobo Suelto!: ACÁ

Gustavo Benedetto Presente!



Gustavo Benedetto, presente! Documental filmado por el canadiense Avi Lewis en Argentina, en 2002, cuando la impunidad amenazaba la posibilidad de hacer justicia por los asesinatos de los jóvenes que se manifestaron en Buenos Aires el 19 y 20 de diciembre de 2001. El estreno fue en la misma Plaza de Mayo, escenario de la multitudinaria manifestación que reclamó justicia, al cumplirse un año de aquella jornada. El documental se constituyó, así, en una herramienta de denuncia y difusión de esos crímenes, simbolizados en la historia de Gustavo, un joven de 25 años al que la policía le disparóa la cabeza y por la espalda.
Ayer, 24 de febrero de 2014 comenzó en Buenos Aires el juicio oral que juzga a un ministro y a un jefe de policía porteños, entre otros de los acusados de asesinar a Gustavo. Doce años después su difusión tiene el mismo objetivo: memoria y justicia, ¡presente!

19 y 20: un juicio para el futuro. Crónica del primer día del juicio

por La Vaca
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El clima en la sala durante la primera audiencia. Los raros comentarios de los abogados de los acusados, lo que dicen los familiares. Funcionarios políticos y policías en el banquillo. Cómo comprender lo que se juzga.
“Por fin” era la frase con que familiares de las víctimas de la represión del 19 y 20 se unían en un abrazo, con más sonrisas que caras largas. A 12 años de la revuelta que cambió el país, comenzó este lunes 24 de febrero el juicio que investiga cinco homicidios, y las heridas y lesiones provocadas a 117 personas, todo ocurrido en Capital Federal durante la madrugada del 19 y el día 20 de diciembre de 2001. La causa principal involucra a responsables del Ejecutivo y altos mandos policiales, algo inédito en la justicia argentina; y otras causas conexas buscan determinar la responsabilidad de 11 efectivos policiales como autores materiales.
Se estima que el juicio – que tiene más de 550 testigos- durará todo el 2014 y parte del año que viene, a un ritmo de dos jornadas semanales: los miércoles y viernes desde las 9 hasta las 17.

“La responsabilidad política también es penal”

La jornada arrancó con una hora y 22 minutos de retraso, a la espera de que se organizaran las acreditaciones y la sala se llenara. “Si esperamos 12 años, una hora más no es nada”, ironizaba Verónica Cárdenas, la hija de Jorge Cárdenas, el primer asesinado de la secuencia represiva, un caso clave –se verá- aunque su muerte no se juzga en estas audiencias.
Ya antes, en los pasillos de Comodoro Py, el director ejecutivo del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Gastón Chillier, adelantaba la estrategia de la querella: “Se busca juzgar a los responsables políticos de quienes dieron las órdenes del operativo, quienes tenían el deber de controlar y monitorear el desempeño de las fuerzas de seguridad. La responsabilidad no se debe cortar por el hilo más delgado, que son los policías que apretaron el gatillo. La responsabilidad política también es penal”.
La frase describe la situación del ex Secretario de Seguridad, Enrique Mathov, el ex jefe de la Policía Federal, Rubén Santos, el entonces Superintendente de Seguridad Metropolitana, Raúl Andreotti, y el director general de operaciones Norberto Gaudiero, acusados de homicidio culposo. Las muertes que se investigan son las de Diego Lamagna (27), Gastón Riva (31), Carlos Almirón (23) y Gustavo Benedetto (23), Alberto Márquez (58) y de 117 lesiones culposas (traducción: 80 heridos por balas de plomo).
Es la primera vez en la historia argentina que se va a juzgar a funcionarios políticos por delitos que cometió la policía en el marco de una represión. “Pero sigue siendo un problema que el juicio se produzca 12 años después”, dice Chillier. “Eso habla que todavía hay mucho por hacer en materia de justicia cuando se trata de investigar a poderosos”.
El gran ausente de la lista de juzgados, señalado unánimemente por los familiares en la sala, es el ex presidente Fernando de la Rúa, sobreseído por el juez federal Claudio Bonadio en marzo de 2012; si la Corte Suprema de Justicia no decide lo contrario (el trámite fue apelado por la querella) sólo comparecerá para declarar como uno más de los 580 testigos. Si decide lo contrario, De la Rúa podrá ser uno de los acusados.
Enrique Mathov 

Enrique Mathov

La acusación

Los argumentos que conectan las muertes con los responsables del operativo se basa en el abuso de autoridad, la violación de los deberes de funcionario público y la ruptura del principio de confianza: no se podía confiar el día 20 en una policía que ya el 19 había matado al menos a una persona (Jorge Cárdenas) con bala de plomo. Para ello, durante la lectura de los requerimientos de elevación a juicio se citaron una serie de testigos – muchos propios efectivos de la fuerza- que identificaron, en líneas generales, las siguientes responsabilidades:
  • Enrique Mathov: según los testimonios mantuvo una reunión el día 19 de diciembre de 2001 con el Ministro del Interior, Ramón Mestre (el otro funcionario del Ejecutivo en la causa, fallecido en 2003), el jefe de la Policía Santos, el subjefe Andreozzi, Raúl Andreotti y los jefes de Prefectura y Gendarmería. Los testigos señalaron su “persistencia” en la orden de desalojar la Plaza de Mayo “a cualquier precio” y caracterizaron su “dureza”.
  • El entonces jefe de la Policía Federal, Rubén Santos, también formó parte de esa reunión y habría sido uno de los más activos impulsores para concreción del operativo en esos términos. Si Mathov estaba encargado de la coordinación y supervisión, Santos era el brazo ejecutor. Según las pruebas reunidas fue quien dio la orden de desalojar la Plaza de Mayo el 20 de diciembre. Se consideró su conducta “imprudente”, ya que sólo “incrementó riesgos”.
  • Raúl Andreotti, en aquel momento Superintendente de Seguridad Metropolitana, al igual que el director general de operaciones Norberto Gaudiero son señalados por haber coordinado el operativo desde la Sala de Operaciones, ordenando “envíos de personal” a determinados puntos de la ciudad, de un modo que provocó más violencia, heridos y muerte.

Homicidios

Las acusaciones más graves caen sobre cuatro ex integrantes de Asuntos Internos de la Policía Federal, acusados como coautores de homicidio simple por la muerte de Alberto Márquez y de homicidio en grado de tentativa por las heridas a Paula Simonetti y Martín Galli. Martín aún tiene una bala alojada en la cabeza. Los acusados son Carlos José López, Eugenio Figueroa, Roberto Juárez y Orlando Oliveiro, quienes aquel 20 de diciembre a las 19 horas bajaron de tres autómoviles – una camioneta Ford Ranger gris, un Fiat Palio colorado y un Peugeot 504 blanco-y efectuaron disparos de escopeta 1270 con munición de plomo hacia un grupo de manifestantes que estaba descansando en la plazoleta entre Cerrito, Sarmiento y Perón.
Las otras causas conexas elevadas a juicio investigan al policía federal Omar Bellante de encubrir el crimen de Gustavo Benedetto, asesinado por un disparo que provino desde el interior del banco HSBC de Avenida de Mayo y Maipú, cuyo autor sería el jefe seguridad del banco, teniente coronel Jorge Varando, quien fue absuelto anteriormente; y el accionar de otros ocho policías hoy presentes en distintas causas, por lesiones, vejaciones o encubrimientos: Jorge Daniel Toma, Carlos Alberto Loforte, Víctor Manuel Belloni, Sebastián Leoneardo Saporitti, Mario Andrés Seia, Ariel Gonzalo Firpo Castro y Horacio Bautista Berardi.

Las madres juntas

“Acá estamos todas las madres juntas”, abrazó la madre de Plaza de Mayo Tati Almeida a la madre de Gastón Riva, en las vísperas de la audiencia. Todo transcurrió en la sala más grande del Tribunal, conocida como Sala AMIA por haber sido construida para aquel juicio, a cargo del Tribunal Oral Federal N° 6.
Como Tati, muchos de los presentes en el subsuelo de la sala no sólo eran familiares sino protagonistas de las jornadas del 19 y 20: muchos jóvenes de entre 30 y 35 años. Entre ellos se mezclaron los padres y madres, gente de la agrupación HIJOS, políticos como Pablo Ferreyra y Luis D´Elia, el periodista y presidente del CELS Horacio Verbitstky, el director ejecutivo de dicha entidad Gastón Chillier, Leonardo Santillán (hermano de Darío, el piquetero asesinado el 20 de junio de 2002), Pablo Pimentel de la Asamblea por los Derechos Humanos (APDH) de La Matanza, entre otros.

Muerte en el Congreso

Antes del comienzo de la audiencia tuvieron lugar una serie de reencuentros en forma de abrazos entre los distintos familiares de las víctimas. “¡Tanto tiempo!”, saludaba la familia de Jorge Cárdenas a los Lamagna, los Benedetto o los Riva. El caso de Cárdenas, si bien no estaba siendo juzgado, fue uno de los pilares argumentativos para la causa que investiga a los mandos jerárquicos: Jorge murió en las escalinatas del Congreso la madrugada del 19 de diciembre, un día antes de la represión sistemática que provocó la mayoría de las muertes. Las querellas y los fiscales argumentaron que este hecho es suficiente para determinar el cese del “principio de confianza” en los efectivos policiales. Es decir: la policía había actuado con armas de fuego un día antes de impartir las órdenes para un violento operativo. La viuda de Jorge, Blanca, recuerda de aquel domingo: “Ese día salimos en auto a recorrer Merlo, a ver qué estaba pasando. Llorabas. Estaba todo vaciado, la gente como loca. Cuando volvimos nos pusimos a mirar la tele, los saqueos… Entonces mi marido dice: ‘¿qué hago acá sentado?’ y salió con uno de los chicos”.
El chico mide metro ochenta y pico y su contextura supera a la de los gendarmes de la sala. Juan Manuel Cárdenas tiene una remera blanca con una foto de su padre asesinado, el cuerpo tirado en las escalinatas del Congreso Nacional. “Por más justicia que haya, a mi marido no lo tengo más”, dice Blanca. “Pero estoy hoy con esta gente para que esto no vuelva a ocurrir”.
Verónica Cárdenas, hija de Jorge, aquel 19 se quedó cuidando una farmacia por el temor a los saqueos. Dice que la audiencia de hoy es “muy emocionante” y que cree en la justicia a pesar de todo. Su pie no deja de golpetear el suelo: está nerviosa. La audiencia está por empezar y pide una pastilla para aguantar la presión. Son las 11:18 de la mañana.
Se sienta el Tribunal representado por José Martínez Sobrino, Javier Anzoátegui y Rodrigo Giménez Uriburu. La fiscalía está compuesta por los fiscales Mauricio Viera y los ayudantes Fernando Fiszer y Santiago Vismara.
Primero se realizó la lectura del requerimiento de elevación a juicio de la causa que investiga a Mathov, Santos, Andreotti y Gaudiero, en el cual los fiscales Horacio Comparatore – ya fallecido- y Patricio Evers explicaron la conexión entre la orden del Poder Ejecutivo de desalojar Plaza de Mayo y el recrudecimiento de la violencia del accionar policial. Luego de esto se leyeron parte de los requerimientos realizados por las dos querellas en la causa de Mathov: la del CELS que patrocina a las familias de Diego Lamagna y Gastón Riva, a cargo de Rodrigo Borda, y la que representa el abogado de derechos humanos Rodolfo Yanzón.

El perdigón y el tachito

Si bien hoy se leyeron los requerimientos de elevación a juicio, en alguno de ellos – y en los pasillos también- se hizo referencia a los argumentos de la defensa de los funcionarios acusados. La estrategia trata de separar el “qué” y el “cómo”: plantear que el alcance de una orden no puede tener consecuencias penales. Sobre esto, se pudo escuchar a uno de los abogados defensores explicándole gráficamente a otro hombre durante el cuarto intermedio: “Es como si estás acá sentado y te acusan de algo que pasa allá afuera a 80 cuadras”. Este abogado mencionaba además detalles técnicos de las pruebas aportadas por la querella: “Vos sabés que el perdigón cuando sale…”.
Otro comentario informal escuchado: “El tiro está en dirección descendente. ¿Qué tenían un tachito para subirse y tirar desde ahí?”, frase acompañada de un gesto que señala a un edificio imaginario, como si el tiro hubiese provenido desde otro lado y no desde el cordón policial.
Más allá de esta informalidad, según relató el abogado Borda, del CELS, las defensas efectivamente se dirigen al “cómo”: dicen que las muertes son hechos no esclarecidos (quién fue, en qué momento) y que no hay pruebas suficientes para determinar quién dio las órdenes.

Mientras hablaba De la Rúa

Otro de los abogados querellantes, Maximiliano Medina rebate la tesis de la defensa en diálogo con lavaca: “Hay un cúmulo importantísimo de pruebas que tienen que ver con testimoniales, con pericias, con cruces de llamadas, con documentos, videos, que dan cuenta no sólo de la represión sino del circuito de las órdenes políticas y jerárquicas de la policía, para poder probar la responsabilidad no sólo de quienes dispararon, sino de quienes dieron las órdenes”.
Por ejemplo: un peritaje audiovisual estableció que entre las 16 y las 16:30 fueron baleados Gastón Riva, Diego Lamagna, Carlos Almirón y Gustavo Benedetto en las inmediaciones de Plaza de Mayo; ese intervalo coincide con un mensaje televisivo de De la Rúa que ocupó las transmisiones de televisión.

El Estado y la protesta social

Pero además de las posibles condenas, ¿qué lecturas se pueden de hacer del juicio que acaba de comenzar hoy? Así como la crisis de 2001 fue un motor de cambios en materia democrática, el sello penal a la represión estatal de la protesta social más grande de este siglo no puede sino dejar antecedentes.
Dice Chillier: “Acá llegamos y aún tanto tiempo después, la idea es resignificar lo que sucedió en aquel momento, que fue un punto de inflexión en materia de protesta social, de cómo el Estado actúa frente a la protesta social, del rol de la sociedad frente a decisiones ilegítimas como fue la declaración del Estado de Sitio… Durante la gestión del presidente Kirchner se decidieron nuevas reglas sobre cómo debían actuar las fuerzas de seguridad, pero lamentablemente hace algunos años empezaron a perforarse esas políticas. De hecho en los últimos años todavía hay muertos en distintos contextos de protesta, por lo cual me parece que todo este juicio sirve para poner sobre la mesa las responsabilidades de los funcionarios, pero también cómo debe actuar el Estado frente a la protesta social. Para discutir las políticas represivas que consideramos violatorias de reglas democráticas y de derechos humanos, hacen falta condenas. Y discutir la responsabilidad penal de los funcionarios que dan esas órdenes”.

Memorias de un militante

por Juan Manuel Sodo
 

La noche va a ser larga y tendré que entretenerme con algo. Mientras la luz del celular me alumbre la libreta de anotar precios, repasar cómo llegué hasta acá a lo mejor sea una buena idea para pasar el rato.
Empecé en el centro de estudiantes de la facu, como casi todos los que estamos en esto. Me acuerdo de la vez que quisimos secuestrar al decano a la salida de su casa. Fue un fracaso total esa operación. Hubo que abortar. A mí, por ejemplo, me tocaba hacer de campana y no pude llegar a tiempo. En el camino se me pinchó la goma de adelante de la bicicleta. Ni una bicicletería cerca para emparcharla había en ese barrio concheto.
En la militancia de hoy esas cosas no pasan. Cada uno tiene su chofer. Te traen y te llevan. Tenemos una buena conducción, digamos.
En la Federación, el espacio en el que milité después del Centro, si bien no tanto como ahora, las cosas también se hacían profesional y seriamente. Hasta diría que, incluso, demasiado. Un exceso de rigurosidad, en algunos casos. Todo bien con tomar recaudos, con ser precavidos y estar atentos a las medidas de seguridad, pero eso de ir tabicados a las reuniones era un poco mucho me parece. Perdíamos tiempo, además. Nos dispersábamos. Cómo hacés para ir caminando solo desde tu casa hasta el local con una venda. Nos perdíamos. Uno una vez se llevó puesto un semáforo. Nunca llegábamos.
Ojo que hoy no todo es color de rosa. En la actualidad también hay compañeros que se pierden. Pasó el día en que ganamos con el 54%, sin ir más lejos. Nunca vi tanta gente en la plaza. Parecía una ciudad adentro de otra. La marea de gente te arrastraba para cualquier lado. Varios compañeros se desencontraron. A muchos no los volvimos a ver por un tiempo. El bombista de la batucada de la seccional Avellaneda apareció a los tres meses en Pacheco.
De la Federación pasé a préstamo a los frentes de izquierda parlamentaria. Empecé de a poco y de abajo, hasta que llegué a ser responsable del diseño de afiches y volantes. Pero enseguida me harté. El armado para las elecciones legislativas fue insufrible. Idas y vueltas. Alianzas. Negociaciones. Todos los días un cambio. Una tarde éramos el FREJUNDE. Estaba a punto de cerrar y mandar todo a imprenta cuando me avisan que los de Dignidad Emancipatoria se habían abierto pero que habíamos cerrado con el Polo Obrero. Entonces pasábamos a ser el FREJUNPO y tenía que hacer todo de nuevo. Al rato rompimos con el Polo Obrero y arreglamos con el PO, pero ahí zafé, la sigla seguía sirviendo igual así que dejé todo como estaba. Después fuimos el FREJUNPOLAR. Pero ahí nomás se produjo una división interna y nos escindimos en el FREJUNPOLAR 13 de octubre CN y el FREJUNPOLAR 14 de octubre CNN.
Como el canal de televisión, lo que me remitió al tema de los medios hegemónicos que se estaba empezando a discutir en aquel momento. Y de ahí, a lo de Clarín, que era el emblema local de los medios concentrados. Así fue que hice el clik. Tomé conciencia de la magnitud de lo que estaba en juego y decidí acercarme y sumar mi aporte a este movimiento popular comenzando otra vez de abajo a hacerme un lugar.
Llamar a alguien de mi seccional sería un papelón. Sería como retroceder etapas a la primera época. Y un militante de este modelo no puede permitirse ningún nivel de improvisación. Más cuando está abocado a una tarea como ésta contra el capital trasnacional: me tocó controlar precios en un chino. Son terriblemente violentos estos tipos a la hora de defender su negocio, así que me tuve que esconder en la góndola de los lácteos. El problema es que nunca pude salir y ahora cerraron. Me quedé adentro del super. Pero bueno, aunque sea no voy a pasar frío. Como son los chinos, seguro que en algún momento de la noche se apagan las heladeras.  

Lo que muestra Venezuela

por Agustín Lewit


Venezuela ocupa, desde hace algo más de una década, un punto neurálgico de la geopolítica continental. Fue allí, en esa nación medio caribeña y medio sudamericana, donde a fines de la ine-

fable década de los noventa comenzó a abrirse la grieta por donde se colaría desde entonces la posibilidad de un nuevo tiempo, no sólo para dicho país, sino para gran parte de la región. Desde su consolidación, dicho proceso ha fungido real y simbólicamente como el motor de lo que –asumiendo los riesgos de toda generalización– llamamos una nueva época en el subcontinente. Por ocupar ese centro, es allí, en su incierto y convulsionado presente, donde se dirime también gran parte del futuro regional.
Lo dicho no es ni por asomo una exageración: así como la Revolución Bolivarianaoperó como la condición de posibilidad de muchos de los nuevos procesos regionales, un derrumbe de la misma –sea cual fuere la manera– significaría sin dudas una puesta en peligro de todas esas experiencias. Basta imaginar, por caso, a la Unasuro la Celac sin la participación venezolana tal como ocurrió hasta entonces. Ni hablar de bloques como el ALBA o Petrocaribe, de fundamental apoyo para muchas naciones caribeñas y cuyo funcionamiento depende de manera crucial del gobierno de Maduro.
Pero también Venezuela, por ser quizás el proceso donde las contradicciones han quedado más expuestas y tensionadas, proyecta de manera potenciada fenómenos presentes en el resto de las experiencias políticas surgidas en los últimos años en la región.
Por un lado, los violentos acontecimientos de las últimas semanas nos hablan otra vez de la exasperación de una derecha que no encuentra las vías electorales para acceder al poder y apela, por ello mismo, a acciones destituyentes. Siempre es bueno recordar los 18 triunfos del chavismo sobre las últimas 19 elecciones y los diez puntos a favor que obtuvo en los últimos comicios municipales, de hace apenas dos meses; es decir, es una fuerza que se presenta hasta ahora francamente invencible en las urnas. También los últimos días han vuelto a desnudar otra verdad perogrullesca, replicada en el resto de los escenarios de la región: el destacado papel que cumplen los medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales, en los intentos de desestabilización, operando como caja de resonancia de la ira de sectores minoritarios y construyendo, mediante obscenas distorsiones y montajes mediáticos, escenarios bastante alejados de la realidad. Es cierto que los sectores populares venezolanos tienen algunos reclamos hacia el gobierno, sobre todo vinculados con las dificultades para adquirir ciertos bienes básicos. Pero el sujeto por excelencia de estas nuevas jornadas violentas ha provenido sin lugar a dudas de los barrios más acomodados de los grandes centros urbanos, conocidos localmente como “el sifrinaje”.
Y, finalmente, la figura de Leopoldo López y sus vínculos con EE.UU. echaron nuevamente luz sobre la silenciosa –y a veces no tanto– injerencia del país del Norte en la región, que se mueve estratégicamente brindando apoyo financiero a los distintos opositores locales. Conviene no soslayar aquí el dato de que Venezuela posee la principal reserva comprobada de hidrocarburos del mundo, siendo el tercer abastecedor de crudo de la nación estadounidense. Con ese antecedente deben leerse las recientes declaraciones de Obama y su secretario de Estado, manifestando “profunda preocupación” por la violencia en Venezuela.
Desde un plano más general, los últimos acontecimientos en la patria chavista confirman lo que parecería ser a esta altura una regla implícita de la política latinoamericana contemporánea: si los gobiernos conservadores tienen que convivir siempre con un cierto nivel de protesta social, los gobiernos progresistas, por su parte, se encuentran condenados a vivir con el acecho constante de la derecha, la cual –con formas más o menos explícitas, dependiendo de la coyuntura política de cada país– termina encauzando su accionar en intentos de desestabilización, potenciados por el accionar de los medios y por el gran dominio que estos sectores poseen aún sobre los distintos mercados. Esa actitud constante de las fuerzas conservadoras marca el verdadero desafío para todos los gobiernos que se encuentran batallando por alterar las bases de sus realidades: cómo avanzar transformando la realidad y hacer frente a una resistencia que siempre amenaza con desbordarse y llevarse puesto al sistema democrático mismo. En definitiva, es la propia capacidad de la democracia de conjugar inéditas experiencias de transformación con fuerzas que se resisten al cambio por todos los medios la que está en juego. Las últimas semanas le han enrostrado con furia esta situación al gobierno de Maduro, quien dio algunos indicios de haber comprendido su gravedad. En ese sentido, la apertura de diálogos con algunos sectores de la oposición parece avanzar en la búsqueda de ese difícil y contingente equilibrio, tan necesario para Venezuela como para el resto de la región.


Venezuela: Los sinvergüenzas

por Hernán Patiño Mayer


No hay que tener vergüenza alguna para pedir la liberación de los “presos políticos” venezolanos, mientras pese a las promesas electorales Obama mantiene la prisión de Guantánamo con presos que nadie sabe quiénes son ni por qué están privados de su libertad. Ni de dónde vienen ni hacia dónde van. Maduro podrá no ser el mejor presidente que merecen Venezuela y la región, pero lo votó su pueblo, y a los que dicen que la democracia no se agota con el voto, les digo que tienen razón, pero los presidentes, en democracia, sólo se cambian con los votos o los procedimientos previstos en la Constitución. En el caso de Venezuela, además, cumplida la mitad del período se puede convocar a un plebiscito revocatorio y de ganar (no va a faltar el despistado que se pregunte “¿Ah, también hay que ganar?”) se puede forzar la renuncia presidencial por caducidad del mandato popular. Cualquier otra cosa es “golpismo” puro, duro o blando, pero golpismo al fin. Además, qué autoridad moral tienen Obama o Kerry para juzgar la calidad democrática de nuestros países cuando en los EE.UU. los presidentes llegan a serlo con el voto de menos del 20 por ciento de los ciudadanos en condiciones de sufragar. Y qué decir de los derechos humanos cuando en su país rige la pena de muerte y no ha adherido a ninguno de los instrumentos del sistema interamericano que los protege y promueve. ¡Basta de hipocresías! Acá lo que se quiere no es ni más ni menos que detener la evolución del proceso democrático de América del Sur, porque de distraídos que estaban los gringos, los gobiernos pasaron de ser sus empleados o testaferros a representar a sus propios pueblos.
Mejor o peor, con más o menos corrupción, más o menos eficientes, con mayor o menor vocación transformadora, pero todos votados por sus pueblos. Que de eso coincidiremos, se trata también la democracia. Ya estoy escuchando a doña Rosa recordándome que a Hitler también lo votó el pueblo alemán y como suele suceder con doña Rosa, que tiene siempre una parte de razón, pero nunca al tiempo de arribar a conclusiones sustentables. Eso, lo que me recuerda doña Rosa, es tan cierto como lo es que si los vencedores de la Primera Guerra no hubieran pretendido reparaciones humillantes y hacerles pagar a los pueblos vencidos costos moral y económicamente insostenibles, probablemente Hitler nunca hubiera llegado al poder y la humanidad se hubiera evitado tener que soportar a un monstruo semejante de cuyos crímenes atroces contra el pueblo judío el gobierno estadounidense supo distraerse con exceso. Pero la avaricia capitalista no sólo no tiene límites, sino que además no mide sus consecuencias, total las terminamos pagando todos y especialmente los más débiles. Que nadie se equivoque, porque ya no tenemos derecho a la ignorancia y menos a la ingenuidad. A la gran potencia occidental nada le importa la verdad. ¿O no le mintieron al mundo sobre las armas de destrucción masiva en Irak? Y ya que estamos en tema, ¿alguien se acuerda de que el único país en la Tierra que usó armas nucleares contra población civil, y no en una sino en dos ocasiones, fueron los Estados Unidos de América?
Pero, además, a EE.UU. le importa nada la calidad democrática de nuestros gobiernos, como lo demostraron apoyando el terrorismo de Estado a lo largo y ancho de nuestro continente mestizo. Y la libertad de prensa mucho menos, y si no recuerden la reacción del gobierno norteamericano y sus organismos satélites, ante la desaparición de casi un centenar de periodistas durante la dictadura cívicomilitar de la Argentina y frente a la asociación del estado totalitario con los tres diarios más importantes del país, para controlar la producción de Papel Prensa. Lo que sí le preocupa y mucho es que los gobiernos se tomen en serio la defensa de los intereses populares y dejen de servir las insaciables ambiciones de las minorías apropiadoras. Están decididos a sustituirlos por gobiernos alineados con sus intereses y en el caso especial de Venezuela, para poder hacerse, además, del control de la segunda reserva mundial de petróleo localizada a sólo tres días de navegación de las refinerías estadounidenses. Que nos venzan es posible, porque tienen el poder para hacerlo, que vuelvan a dominarnos a través de sus gerentes locales también, pero que nos tomen por tontos y nos pidan silencio y complicidad después de lo que nos han hecho padecer es una concesión que no podemos otorgar, sin extraviar definitivamente nuestra dignidad.

Roland Denis: «El 27F tiene que haber una movilización gigantesca, tomar todas las calles de Venezuela, todas las ciudades»


“De pronostico reservado», catalogó Roland Denis, la situación actual, al final de la marcha llamada, Golpe de Timón, que se efectuó el día jueves 20 de febrero y que partió desde Catia hasta la Plaza Venezuela.
«El movimiento Popular está muy, muy debilitado, pero estos son signos, digamos, de resurgimiento, y precisamente en estos retos, se renace el pueblo aunque esté en la peor de las situaciones. Yo creo que ya hay signos, hay una indignación general en las calles, que empieza a moverse y va a poner de frente realmente lo que es la voluntad mayoritaria y pobre del pueblo venezolano…
» Añadió Denis: «…lo mas probable, esto es que va tener la tendencia a que se vuelva cada vez mas violento, ellos va a necesitar mucha sangre, no estamos hablando de una, dos tres personas, sino, de centenares de personas que realmente armen todo el cuadro internacional necesario y forcen el resto de la burguesía a pronunciarse a favor de la conspiración, para eso es para lo que tenemos que estar preparados…»
Se sumó Roland Denis a la convocatoria para el 27F: «…eso es a lo que tenemos que estar preparados, primero cuidando nuestras comunidades, armando todas las defensas de nuestras comunidades, y en segundo lugar, viendo, de verdad, movilizaciones gigantescas que tienen que venir, el 27 de febrero tiene que ser una movilización gigantesca de todo el pueblo venezolano, no en la avenida Bolívar, no solamente aquí marchitas para oír a Maduro, realmente tomar todas las calles de Venezuela en todas las ciudades de Venezuela y que se sepa, incluso, atrayendo gente progresista que no necesariamente tiene que ser chavista…»
Añadió con énfasis: «…Ahora yo le digo al gobierno, igualmente, te llegó tu hora, en el sentido siguiente, este cuadro fascista, se facilita también por un inmenso y desastroso, plan y modelo de capitalismo de estado y burocrático, que ustedes vienen estableciendo desde hace ocho años, con eso han debilitado todas las instituciones, han debilitado todo el Movimiento Popular y tiene estas circunstancias en estos momentos en donde nos quieren llevar a una guerra civil…»
«Esto es lucha de clases pura y dura…que esta lucha nos sirva para la Revolución en la Revolución..

Diez Tesis sobre Venezuela, la Comuna y el Estado

George Ciccariello-Maher


01.“La idea de un Estado capaz de funcionar como un no-Estado” es “uno de los  problemas más productivos de todo el legado político marxista” (Bosteels), y esta idea necesariamente conduce a la cuestión de la comuna.
02.De modo similar, comprender a Venezuela luego de Chávez requiere captar en toda su complejidad la aspiración que lleva el nombre de “Estado Comunal”.
03.La historia de la comuna venezolana es la historia de un proceso que se inicia mucho antes del París de 1871, enfatizando las ambivalencias del propio Marx.
04.Esta historia adopta la forma de un encadenamiento dialéctico en el cual las formas comunales y aquellos momentos insurreccionales que las hacen posibles se rodean helicoidalmente.
05.La historia de la comuna no se alinea confortablemente con la lucha por la independencia, sino que se sitúa en un punto intermedio entre Bolívar y Boves.
06.La comuna contemporánea emerge de la lucha guerrillera y, en particular, del  pensamiento de Kléber Ramírez Rojas, cuya idea de un “Estado Comunero” es una aparente paradoja.
07.El Estado Comunal de Chávez no es la comuna: mientras el primero remite a un  proyecto gubernamental, la segunda remite a la tensa relación entre ese proyecto y el  poder constituyente.08.El todavía incompleto proyecto de la comuna venezolana emerge “topárquicamente” de esta tensión con el Estado pero también más allá y contra ella.
09.El Estado Comunal y el Estado liberal representativo no pueden coexistir  perpetuamente.
10.La teoría de la comunización debe ser capaz de lidiar con la tensión y la relación dialéctica entre comuna y Estado, y con los modos contemporáneos bajo los cuales éste podría llegar a “marchitarse”.

Golpismo en continuado y de carnaval

por Bruno Sgarzini
(desde Venezuela)


1.
Las autopistas están llenas, los subtes también, muchos hacen sus planes para la semana larga de carnaval, otros, en cambio, llaman a luchar, a resistir, a salir del gobierno en las calles, demostrar “quienes somos” porque el colchón hace pufffff y se les está desinflando, así que necesitan el vaso de agua de un hecho político que los relance, mantenga la excusa de la tensión,  sirva de espejito de color para afuera, y ahí están, llamando a derrocar el gobierno, a la “desobediencia civil”, a subvertir el orden público, pues.  
Así es que mientras el gobierno está hace cinco días de marchas de dos cuadras de gente para arriba,  la oposición mantiene los cortes de calle con decenas de personas,  y no llena ni una esquina en el principal de Caracas, ubicado en Altamira. Así que desesperados, sus dirigentes, envían cadenas de mensajes, intentan moralizar a su base cabeza de termo, y les piden por favor, llorando, no “vayan a los carnavales”, no es el momento, y se chocan de frente con la semana entera de vacaciones por los feriados largos.
Intentan timonear la tensión, estirarla, y le piden al cielo que llueva un hecho político, que sigan los muertos manipulables, no importa si son míos o tuyos,  el tema es que es un muerto del Estado, de Maduro, que como puede ser que quieran ir a carnavales, que no es el momento, que hay que guarimbear, y Capriles hace equilibrio, pero no, no lo quieren ni allá ni acá, y sus compañeros lo empujan al abismo, a la perdición, de decir “no le voy a lavar la cara de la represión a Maduro, su gobierno es uno moribundo, que se está extinguiendo por la crisis social y económica”.
Y así evita la reunión del Consejo Federal con los 20 gobernadores chavistas y los tres anti chavistas, donde éstos criticaron el accionar de la guardia, condenaron la violencia venga de donde venga,  llamaron a charlar sobre los temas nacionales, y a un diálogo con respeto. A lo que Maduro, vivo, despierto, les dijo, bueno, que eso va, que antes los diálogos eran de elites y de balas para el pueblo, ah, ah el puntofijismo de las desapariciones y los tiros a las protestas, ah el Caracazo. Pero eso sí, les remarca, Maduro,les ladra Cabello, el diálogo es en base al respeto a la constitución, aislando a los violentos, no llamando a derrocar a un presidente que tiene diez meses de gobierno y acaba de aumentar el caudal de votos en una elección que la oposición presentó como un plebiscito.
Ahí están, los opositores, jugando, los que tienen responsabilidad territorial, los alcaldes, algunos, no todos, condenan los hechos de violencia, ven como les están destruyendo el municipio, quemando las calles, destruyendo las plazas, el mobiliario urbano,  pero no sacan a sus policías municipales y se preguntan alguien va a liderar esta locura si sale de madre, como dice Ramón Muchacho de Chacao, y ven cómo hacen para surfear el desinfle, y quedar bien parados.  
2.
La oposición está entrando en el pantano en el que está metida la parte radical, los cabeza de termo sin votos pero con alcaldías de frontera con Colombia y paramilitares.  Y el gobierno les está tirando puentes para que vuelvan, no queden atrapados en otros planes, en las locuras. Les dice vengan, dicen que hay represión, bueno Comisión de la Verdad, quieren paz, bueno, Conferencia de Paz con otros actores políticos opositores más invisibles, la iglesia y la golpista serial Fedecaramas, que no está arriba del tren del golpe pero tiene su vuelo propio de desabastecimiento y extorsión.
El gobierno les pone el cuerpo para contenerlos dentro del orden, del Estado, para que no se vayan en una aventura loca con más muertos. Les abre el diálogo, pero no va a negociar lo que tenga que hacer en economía, como quieren,  les abre la comisión de la Verdad, pero no va a decir que los colectivos armados son el brazo sucio del Estado porque , simplemente, los hechos demuestran que no están metidos en ningún asesinato ni violación a los derechos humanos, y que se los ha demonizado. Les dice, si quieren venir, y que investiguemos con ustedes, vengan, muestren pruebas, no denuncias falsas o montajes, ni acusaciones de que una bala de perdigón de la guardia bajó un pibe, y luego un vídeo demuestra que se cayó solito de un edificio, porque la locura es así, sin límites, degolla motorizados con alambre de púas a la altura de la cabeza, y también les dispara cuando intentan despejar una barricada “pacífica”.
Pero las ONGS bien pagadas en dólares, diría un pirata de la geopolítica, legitiman a la visión opositora, esto, aquello, e invisibilizan lo que hacen, los 12 detenidos con armas, los que tiran molotvs, los que provocan, los que se maquillan los golpes para salir en fotos, porque esto ya se vio, es una guerra de información, y a esa información hay que bañarla, bautizarla con agua bendita, para fortalecer la línea de Estado fallido que reprime por la falta de legitimidad de sus autoridades.  
Por eso es que primero dijeron que había desaparecidos, y no los había, luego hablaron de colectivos armados y represión estatal avalada por las autoridades del Estado, y los inteligencia involucrados fueron presos, y cuatro civiles están con orden de captura por los hechos del 12(que siguen siendo confusos, enredados, y demás calificativos). Después como la fiesta seguía, empezaron los vídeos sin contexto,  así que otra vez los abusos, la represión y la tortura, las 18 denuncias de tortura sin pruebas, y una a muy viva voz en Antena 3 de España, que decía me golpearon, me violaron con un fusil, y si salís a la calle, te matan.
Pero resulta que las denuncias en el Estado son 13, y que la Fiscalía dice lo siguiente: Escuchamos la denuncia de Juan Manuel Carrasco, fuimos al expediente donde decía la oposición que estaba la denuncia y no estaba, así que fuimos al peritaje y  tampoco estaba su testimonio sobre eso, y luego vimos que la denuncia la había hecho con otro abogado que salió en los medios ni bien empezó la bola. Así que de vuelta peritaje, negativo, las preguntas, cómo se sentó en las audiencias si fue cierto, pero la desmentida, el joven, ahora, dice que el Estado miente.

Sin embargo, el Estado si tiene responsabilidades en abusos puntuales (las fuerzas están involucradas en cuatro de las quince muertes y sus presuntos culpables están presos o bajo investigación*), lo que demuestra que esto no es el viva la pepa, que acá no hay una política sistemática de violación a los derechos humanos, como en el Caracazo, donde en Pétare, por ejemplo, la gente subía los cerros, las escaleras de los cerros, y esquivaba los cadáveres y le preguntaba al párroco del barrio, qué iban a hacer con esos muertos, asesinados por las balas de la policía de un Estado que no aparecía por ningún lado. 

*Dos son por los hechos del 12 donde los oficiales de inteligencia no respondieron una orden de actuartelamiento. Otra es por una bala de perdigón que habría disparado un guardia, según testigos y la familia de la víctima. La cuarta ocurrió en una persecución que aparece filmada, pero no hay claridad sobre lo que sucedió ya que la víctima se cayó y tuvo una fractura en el cráneo. Lo extraño es que la víctima aparece en unas fotos vestido de militar entrenando con un rifle de asalto.
3.
La realidad palpable está demostrando que los venezolanos, más del 80%, no están de acuerdo con las 
protestas violentas, que el 71% está de acuerdo con que cualquier decisión sobre el gobierno se tome por la vía electoral. Esto lo dice Oscar Schemel de Hinterlaces, quien también remarca que el 70% está preocupado por el escenario económico” y que lo que se está  montando “es una clínicas de masas 
orientada a provocar una acumulación de angustias, que pueda llevar a un desencadenamiento violento”.
Ahí están los tiros, acá pareciera no importar los venezolanos, si no tensionar, buscar la manera de salir del gobierno o crear un caos constructivo, pero como no se lo puede hacer ya por no tener resortes de poder institucionales , militares, petroleros, lo que quieren  es asediar el Estado, socavarle sus bases, minarle su tarea, debilitarlo, ponerlo en cuestionamiento, que no asome la cabeza,  para que una “inestabilidad política” de ocho ciudades de 335 pase la arena económica, y el gobierno no pueda subordinar a los actores económicos a su plan de administración de divisas, suba de la presión fiscal (para pasar del 13% del PBI a 20%, algo parecido a Rusia, economía similar), disminución de la especulación con la ley de precios justos, y puesta en marcha de diversificación productiva para bajar el poder de extorsión de quienes agudizan los problemas estructurales derivados de la inclusión de millones en el mercado (la distribución de la riqueza) y la falta de inversión en oferta, un cuello de botella de importaciones si los hay, donde el Estado está cada vez más presente para evitar los desfalcos, y así elimina o evita unos enormes negocios.
Este es un derivado de esta guerrita que están armando desde afuera con sus campañas de SOS, y sus artistas pagados o alienados por la desinformación, ya que al dólar paralelo se lo doma o se lo doma (es uno de los principales motivos de la inflación). No es casual que Cabello se pregunte si el dueño de Banesco, Escotet (uno de los principales bancos de Venezuela que acaba de comprar uno en España por 3 mil millones de dólares), no está metido otra vez en aventuras por las cuentas en su banco del tipo que agarraron con explosivos, teléfonos inteligentes, cédulas para tirar para arriba y registro de cuentas en Estados Unidos y Colombia.Casual porque el paralelo es producto de algo, que los bancos están agudizando a piachere.
4.
Acá, detrás de los estudiantes, hay gente preparada, gente que sabe cómo disparar, como posicionarse, atacar y ocultarse en una protesta, unos pueden ser formados por militares retirados o los OTPOR (revolucionarios de colores), pero los paramilitares de Táchira con motos de alta cilindrada no improvisan, usan plataformas de criminales existentes, actúan en terreno pero también te contratan cien motos con armas para enviarlos al caos, a los tiros locos, hoy muy abundantes en algunas partes del país, donde aparece un tipo en moto y resulta que es chavista para alimentar al triturador de la guerra informativa.
Y ahí tienen su experimento en Táchira, en San Cristobal precisamente, donde los comercios abren mirando a todos lados, dejando pasar a poca gente, cobrando caro, los paramilitares  los amenazan con destruirles el negocio, los transportes públicos no existen,  los medicamentos comienzan a escasear, y la noche es tierra de los estudiantes, sus barricadas, y los tipos que en motos de alta cilindrada te disparan o te dicen que no podes andar a esta hora, porque después de todo qué tipo de estudiantes reciben a la guardia con tiros, intentan prender fuego un camión de nafta y atacar tres veces una subestación eléctrica, que abastece a miles de personas.
Pero la pregunta que uno se hace, es si vos sos alcalde, y vienen a tu territorio ¿Por qué no actúas y criticas a la guardia cuando lo hace? ¿Por qué decís que los violentos son chavistas cuando los que están en la calle son los opositores? y ¿Por qué salís arengando las marchas, el desmadre, en tu territorio, la rebelión casi independista? Este es el caso del alcalde de San Cristobal, Daniel Ceballos de Voluntad Popular, el partido de López con alianzas en otros lados, como Guasdolito, con el paramilitarismo colombiano, que actúa como opinaría Álvaro Uribe, y su teoría de separatismo e independentismo, tan cara a las experiencias desestabilizadoras que le dieron color a las “revoluciones” en Libia y Siria.
Ahí está, quizás, una disputa profunda, donde el Estado mide los tiempos, tiene en sitio la ciudad, la rodea con militares del Ejército y de la división de paracaidistas porque si interviene fuerte, le da un hecho político a la oposición, si no, se le puede ir de las manos, pero todo indica que en el mediano una intervención quirúrgica va a ser que eso vuelva a la normalidad, y que los paramilitares se acomoden al nuevo orden del contrabando (se relevaron todos los jefes de la zona por estar implicados en eso) y se banquen a los paracaidistas, que no son de la zona y están menos permeados por la corrupción.
Igual, todo parece indicar que si “las protestas” se desinflan, la oposición va a querer que lo del Táchira sea
permanente, y por eso es de suma importancia observar cómo evoluciona todo por allí, donde la supuesta violación de una muchacha comenzó todo, pero ésta no aparece por ningún lado, según el gobernador de Táchira, Vielma Mora. 
5. 
Todo parece indicar que los cabeza de termo van a ir y venir, caminando las costuras de la tensión, para agudizar el escenario económico, debilitar el Estado en ese sentido, cuestionar y dividir a las bases del chavismo, y si les sale redondo, provocar un estallido social, algo muy difícil si se tiene en cuenta como viene la mano. Y para eso, necesitan muertos, provocar la reacción y uno no sabe hasta dónde van a llegar sin movilizaciones masivas.
Ahí es en que entra el vale todo de estos escenarios, donde las experiencias árabes dan luz, como se juega en estas ligas donde el capital financiero y trasnacional pone a todo lo que da a su Estado representante, Estados Unidos. Allí hay guerras de desinformación,  atentados contra población civil disfrazados de agentes estatales o contra la misma base a la que se quiere atacar para llevarla a la calle, a la guerra civil, que justifique más barbaridades, y así, así, hasta que puedan recoger lo desembrado.
Ahora esa es una chance, no la mejor si piensan en el flujo petrolero (porque atacar el Estado y su infraestructura es la antesala de PDVSA), pero hay que entender que la estrategia es multidimensional. Va hacia muchos lados, y a uno en el mismo tiempo. Una es la de “soltar los locos” y ucranizar todo con legitimación mediática de la violencia “rebelde”, pero por abajo lo que viene es el desorden, y por ende la necesidad de orden. La instalación de la matriz de que el chavismo era viable solo con Chávez, que les puede salir bien, como mal, ya que el chavismo es un monstruo de mil cabezas a la que le cortas una y puede salir otra.
Eso puede ser capitalizado tanto por el policía bueno, Capriles, como por el único que se mantiene declaradamente en el orden constitucional, Henry Falcón de Lara, un socialdemócrata de gestión, que gestiona para arriba y poco abajo, pero es efectivo, y puede ser un líder que emerja si la locura, no llega a buen puerto, pero provoca el debilitamiento del Estado y la consecuente falta de soluciones en el principal partido, el económico.
Esa es la disputa, después de todo el Estado Nación existe, y tiene con qué contarlo.
Bonus track regional: Estados Unidos está probando la unidad de la región, y la capacidad reactiva de su nueva arquitectura institucional para encausar las diferencias. Es por eso que posicionó a través de Panamá una posible convocatoria a una reunión de cancilleres de la OEA, que no va a llegar a buen puerto, posiblemente. Lo que sí se ve clarito es como los Alianza Pacífico no surfearon la ola si no que se tiraron de lleno a apoyar la línea de su mandamás como dios manda, y como China dice chicos, pónganse de acuerdo, y tengan una relación de ganar-ganar. Así es que Venezuela envía un embajador a Estados Unidos como un gesto para recomponer la relación, mientras que Rusia anuncia la posible instalación de una base militar en suelo venezolano*, es decir al frente de Estados Unidos, de su «patio trasero». Va agarrando fuerza el baile, donde Brasil también banca, no fuerte, si no, siempre, imperando sin imponerse. Veremos, veremos, la conspiración parece ser permanente.   
*También en Cuba y Nicaragua
Bonus track: En todo este tiempo, los medios venezolano siguen boicoteando el diálogo y legitimando la confrontación, según el relevamiento de Misión Verdad. 

¿Hacia dónde podría ir Venezuela?

por Guillermo Almeyra



Según el gobierno y sus voceros extranjeros, Venezuela enfrenta ahora un intento de golpe de Estado fascista y proimperialista. Según los conservadores de todo el mundo y la prensa del gran capital, estaríamos ante legítimas protestas democráticas de masa, duramente reprimidas por una “dictadura” socialista. La realidad es otra.
Un golpe de Estado es imposible dado que las fuerzas armadas –incluso el sector más conservador de las mismas y los militares integrados en la boliburguesía– apoyan la llamada “revolución bolivariana”; es decir, un proyecto nacionalista y distribucionista con apoyo popular, un capitalismo de Estado apoyado en la renta petrolera y envuelto en una retórica “socialista”, un intento de dirección vertical, paternalista y burocrático de la economía que intenta asentar al gobierno en una movilización de las mayorías y sólo considera marginalmente las ganancias de los capitalistas. Aunque en vida de Hugo Chávez el gobierno trataba mucho más de erguirse por sobre las clases fundamentales pero apoyándose en los trabajadores, todavía hoy el aparato estatal, en el que el factor más sólido son las fuerzas armadas, pese a sus virajes y a su creciente conservadurismo, sigue siendo nacionalista “popular”.
Lo que presenciamos es la movilización desestabilizadora del sector venezolano dirigido por Leopoldo López, del partido opositor Voluntad Popular, que está estrechamente ligado al Tea Party, a la extrema derecha estadunidense y mundial, a la oposición colombiana y sus representantes militares y paramilitares dirigida por Álvaro Uribe. Dicho sector no acepta la táctica de la mayoría de la oposición dirigida por Capriles que reconoce que el gobierno es legal y cuenta con un apoyo mayoritario pero espera recoger en un futuro próximo el descontento popular por la carestía, la inflación, la escasez y la inseguridad y cambiar a su favor la relación de fuerzas sociales aplicando demagógicamente un “chavismo sin Chávez”.
Los fascistas dirigidos por López y financiados por Estados Unidos y Uribe no pueden esperar dos años hasta la realización de un referéndum revocatorio del mandato del presidente Nicolás Maduro (que, además, temen perder como perdieron las elecciones anteriores). Sus movilizaciones desestabilizadoras buscan presionar a la tendencia conciliadora existente desde hace rato en las filas gubernamentales y al ala más conservadora de los militares para lograr o un gobierno de unidad nacional al que se incorporasen políticos proimperialistas o grandes empresarios, o un gobierno técnico-militar, lo cual, en ambos casos, significaría el fin de la “revolución bolivariana”. Esos sectores fascistas saben que en las fuerzas armadas existen sectores integrados en la boliburguesía y otros que temen y reprimen al movimiento obrero aplicando la idea stalinista de que toda huelga obrera independiente del gobierno “socialista” es contrarrevolucionaria y por eso acabaron a tiros con la huelga de los trabajadores de la Mitsubishi.
El gobierno de Maduro está desconcertado y, entre otros errores, pasó de calificar de fascistas y agentes de Washington a todos los opositores sin excepción, incluidos los que simplemente son conservadores, están engañados o protestas con motivos concretos, a ceder a la presión del ala del chavismo encabezada por el ex vicepresidente José Vicente Rangel, persona muy honorable pero conciliadora, quien propuso e impuso un diálogo prácticamente incondicional con las fuerzas sociales de la derecha al cual concurrieron los sectores empresariales pero que fue rechazado por los partidos de la oposición. Este alternarse entre las amenazas y acusaciones verbales de Maduro y las necesarias medidas gubernamentales destinadas a separar el centro derecha de la extrema derecha, le quita autoridad al presidente y deja a las bases chavistas en la incertidumbre política.
Evidentemente, ni los empresarios creen posible un golpe que sólo contaría con posibilidades de éxito si fuese respaldado por una invasión desde Colombia o de los marines y que llevaría a la guerra civil con resultados muy inciertos, ya que uniría a la mayoría de los venezolanos contra los agresores ni los trabajadores quieren esa guerra.
De modo que la negociación política se impone, pero no a cualquier costo, pues las conquistas sociales y los gérmenes de poder popular no sólo son irrenunciables sino que también deben ser urgentemente consolidados y ampliados como única garantía para la defensa de la soberanía popular y del país y como única vía para salir de modo positivo de esta crisis económica y política.
Los gobiernos de Brasil y de Cuba, en particular, con el apoyo de Bolivia y Ecuador y el tibio sostén argentino y uruguayo, tratan de ayudar al gobierno venezolano a capear la crisis económica y de contrarrestar la presión oficial de Washington a favor de la oposición ultrareaccionaria pero Maduro, por sus oscilaciones y por sus declaraciones místicas, no es una figura muy popular ni siquiera en esos países, donde Chávez contaba en cambio con gran respaldo. Para colmo, hay una seria amenaza en el futuro, ya que Estados Unidos podría lograr en cuatro años la autosuficiencia en combustibles y el petróleo venezolano ya no le resultaría imprescindible. Por lo tanto, la garantía de la “revolución bolivariana” y de la apertura de la vía para avanzar hacia el socialismo consiste en la movilización de los trabajadores, su actividad independiente, el desarrollo de las experiencias de poder popular y la alianza entre ellos y los más democráticos en las fuerzas armadas para enfrentar los intentos de alianza entre la vieja burguesía y la boliburguesía. Una vez más, como en el Chile de Allende en los setenta, para consolidar hay que avanzar. 

Venezuela más allá de las protestas: La revolución llegó para quedarse

por Eva Golinger

Para quienes no conocen bien al tema venezolano, no se engañen por el título de este artículo. La revolución a la cual se refiere no se trata de lo que muchos medios están mostrando, con protestas llamando para el derrocamiento del Presidente Nicolás Maduro. La revolución que llegó para quedarse es la Revolución Bolivariana, que comenzó en 1998 cuando Hugo Chávez fue electo presidente por primera vez y desde luego transformó a éste país productor de petróleo a una nación progresista con un gobierno del pueblo que prioriza la justicia social. Las manifestaciones tomando lugar durante los últimos días en Venezuela son intentos para socavar y destruir esta transformación con el objetivo de devolver el poder a la élite que dominó al país durante más de 40 años.
Aquellos que están manifestando en contra del gobierno no representan a la mayoría trabajadora que luchó para derrotar la exclusión opresiva de la cual fueron víctimas antes de Chávez. Los jóvenes que hoy salen encapuchados en las calles en Caracas y otras ciudades por el país, destruyendo bienes públicos, vehículos, quemando basura, bloqueando tránsito de forma violenta, y lanzando piedras y cocteles molotov en contra de las autoridades están siendo manejados por intereses extremistas de extrema derecha, del sector más adinerado en Venezuela. Liderados por los neoconservadores Leopoldo López, Henrique Capriles y María Corina Machado – quienes vienen de tres de las familias más ricas del país, el 1% del 1% – los manifestantes no están buscando la revindicación de sus derechos fundamentales, ni están pidiendo educación o salud gratuita, porque todo eso ya está garantizado por el estado, gracias a Chávez. A cambio, ellos están intentando llevar al país a un estado de ingobernabilidad que justificaría una intervención internacional con el fin de provocar un cambio de régimen.
Antes de que Chávez fue electo en 1998, Venezuela vivió una epoca oscura y difícil, con una democracia gravemente herida. Durante los años noventa, la pobreza creció a casi 80%, la economía estaba en el suelo y la clase media estaba desapareciendo con millones cayendo en un desespero económico. Las garantías constitucionales estaban suspendidas, un toque de queda nacional fue impuesto y la corrupción era masiva. Aquellos que protestaban en contra del gobierno fueron brutalmente reprimidos y muchas veces, asesinados. De hecho, durante el periodo de la llamada “democracia representativa” en Venezuela, del 1958 al 1998, antes de la transformación a una democracia participativa bajo Chávez, miles de venezolanos fueron desaparecidos, torturados, perseguidos y asasinados por las fuerzas del estado. Ninguno de sus derechos fueron garantizados y nadie, con la excepción de las víctimas, le importaba. Organizaciones internacionales de derechos humanos demostraban poco interés en Venezuela durante esa epoca, a pesar de las claras y sistematicas violaciones en contra del pueblo.
Aquellos que tenían el poder en esos años, también conocidos como la “Cuarta República”, representaban una minoría elitesca – familias que tenían la riqueza de la nación y sacaban provecho de las lucrativas reservas petroleras. Millones de dólares de las ganancias petroleras que pertenecían al estado (el petróleo fue nacionalizado en Venezuela en 1976) fueron robados y sacados del país a través de las hinchadas cuentas bancarias de venezolanos enriquecidos y funcionarios corruptos que tenían casas en Miami, Nueva York y la República Dominicana, donde vivían en lujo, mientras sufría la mayoría empobrecida en el país.
La victoria electoral de Hugo Chávez en 1998 acabó con el banquete opulento que la élite venezolana había disfrutado durante décadas, mientras destruían al país. Chávez fue elegido precisamente para romper el poder que esos grupos habían aprovechado durante tantos años, y su promesa fue la revolución – la transformación completa del sistema económico, social y político del país. Sus victorias electorales fueron sólidas, año tras año, cada vez aumentando en popularidad a medida que más y más venezolanos se sintían motivados a participar en la política y la construcción de una nueva, inclusiva nación con la justicia social como bandera.
La elección de Chávez fue un duro golpe para Washington que quería el control de las reservas petroleras de Venezuela – las más grandes del planeta. En abril de 2002, la administración de Bush apoyó un golpe de Estado contra Chávez, dirigido por la misma élite que había estado en el poder antes. El golpe de estado utilizó marchas masivas en las calles de Caracas, integradas por la clase media y la clase alta, pidiendo el derrocamiento de Chávez. Utilizaron francotiradores para disparar a la gente en las marchas, creando violencia y caos, y luego responsabilizando a Chávez por la masacre. La televisión, radio y los periódicos en Venezuela se unieron a los esfuerzos de golpe de Estado, manipulando las imágenes y distorsionando los hechos para justificar el derrocamiento de Chávez. Lo convirtieron en el villano, el malvado dictador, el asesino brutal en los medios de comunicación internacionales, aunque en realidad los opositores apoyados desde Washington fueron los responsables de la muerte y la destrucción causada. Después Chávez fue secuestrado el 11 de abril de 2002 e iba a ser asesinado, y los empresarios, dueños de medios y dirigentes opositores detrás del golpe tomaron el poder e impusieron una dictadura. Disolvieron todas las instituciones democráticas del país, incluyendo la Asamblea Nacional y el Tribunal Supremo de Justicia.
La mayoría que había votado por Chávez y se había convertido en protagonista del proceso político, estaba determinado a defender su democracia y salieron a las calles para exigir el retorno de su presidente. Cuarenta y ocho horas después, Chávez fue rescatado por millones de sus seguidores y las fuerzas armadas leales. El golpe fue derrotado y la revolución sobrevivió, pero las amenazas continuaron.
Meses después, un sabotaje económico intentó destruir a la industria petrolera. 18.000 trabajadores de alto nivel de la empresa estatal, PDVSA, abandonaron el trabajo, saboteando equipos y causando acerca de 20 mil millones de dólares en daños y perjuicios a la economía venezolana. Luego de 64 días de paro, los supermercados vacíos debido al acaparamiento intencional para crear pánico, y una brutal guerra mediática donde todos los medios privados transmitían propaganda de la oposición 24/7, los venezolanos estaban hartos de la oposición. La popularidad de Chávez se disparó. Un año y medio más tarde, cuando la oposición intentó sacarlo del poder a través de un referéndum revocatorio, Chávez ganó una victoria aplastante 60-40 .
Dentro de las fuerzas opositoras que intentaban derrocar a Chávez en 2002 estaban los mismos tres dirigentes que hoy llaman a sus seguidores a salir a las calles para forzar al presidente actual, Nicolás Maduro, del poder. Leopoldo López y Henrique Capriles eran alcaldes de dos de los municipios más ricos de Caracas durante el golpe de 2002 – Chacao y Baruta, mientras María Corina Machado era una estrecha aliada de Pedro Carmona, el empresario que se proclamó dictador durante el breve derrocamiento de Chávez. López y Machado firmaron el infame “Decreto Carmona” que disolvió todas las instituciones democráticas en Venezuela, destrozando la Constitución. Capriles y López fueron responsables de la persecución y la detención violenta de miembros del gobierno de Chávez durante el golpe de Estado, incluso permitiendo a algunos de ellos de ser golpeado públicamente, como Ramón Rodríguez Chacín, ex ministro del Interior en 2002.
Los tres han sido principales beneficiarios de la financiación de EEUU y su apoyo político a los esfuerzos para derrocar a Chávez, y ahora Maduro. La Fundación Nacional para la Democracia ( NED), el Instituto Republicano Internacional (IRI ) y el Instituto Nacional Demócrata (NDI ), pusieron los fondos iniciales para la ONG de Machado, Súmate, y el partido de derecha de López y Capriles, Primero Justicia. Cuando López se separó de Primero Justicia en 2010 para formar su propio partido, Voluntad Popular, fue financiado desde las agencias estadounidenses.
Durante el período 2000-2010, las agencias de Estados Unidos, incluyendo la Agencia Internacional de Desarrollo de Estados Unidos (USAID) y su Oficina de Iniciativas para la Transición (OTI ), creada en Caracas en 2002, canalizan más de 100 millones de dólares a los grupos de la oposición en Venezuela. El objetivo era un cambio de régimen.
Cuando Chávez fue reelegido en 2006 con un margen aún mayor de victoria, casi el 64% de los votos, Washington cambió su apoyo para los tradicionales partidos políticos de oposición con el fin de crear otras nuevas con rostros juveniles y frescos. Más de un tercio de la financiación de EEUU, cerca de 15 millones de dólares anuales para el año 2007, fue dirigido a grupos de jóvenes y estudiantes. Parte de ese dinero fue para la capacitación en el uso de las redes sociales para movilizar el activismo político. Líderes estudiantiles de la oposición fueron enviados a EEUU para talleres y conferencias sobre el activismo en Internet y las redes sociales. Fueron formados en las tácticas para promover un cambio de régimen a través de disturbios callejeros y el uso estratégico de los medios de comunicación para retratar al gobierno como represor.
En 2007, estos grupos de estudiantes, financiados y entrenados por agencias de Estados Unidos, se lanzaron a las calles de Caracas para exigir la destitución de Chávez después de que el gobierno decidió no renovar la concesión pública de RCTV, un canal privado de televisión popular conocido por sus telenovelas. Las protestas fueron compuestas por jóvenes de clase media y alta y políticos de la oposición, defendiendo los medios corporativos y un canal también conocido por su participación directa en el golpe de abril de 2002. A pesar de que sus protestas no lograron su objetivo, los “estudiantes” obtuvieron sus credenciales como un sector sólido de la oposición. Más tarde ese mismo año, su movimiento ayudó a derrotar por un pequeño margen de victoria una reforma constitucional que Chávez había propuesto en un referéndum nacional.
Cuando el presidente Chávez falleció en marzo de 2013 después de una brutal batalla contra el cáncer, la oposición vio la oportunidad de quitarle el poder de sus seguidores. Elecciones presidenciales fueron celebradas el 14 de abril de 2013 en un ambiente extremadamente tenso y volátil. Nicolás Maduro, el sucesor elegido por Chávez, se postuló contra Henrique Capriles, quien meses anteriores en octubre de 2012 había perdido la elección presidencial contra Chávez por 11 puntos. Esta vez, sin embargo, los resultados fueron mucho más estrechos con Maduro ganando por un margen de poco menos de 2 puntos. Capriles se negó a aceptar los resultados y llamó a sus partidarios a salir a las calles para protestar y “desgastar toda su rabia”. Durante los dos días después de las elecciones, 11 chavistas fueron asesinados por los seguidores de Capriles. Fue un baño de sangre que no recibió atención en los medios internacionales, las víctimas no eran suficientemente atractivos, y estaban en el lado equivocado.
Mientras 2013 avanzaba, la crisis económica en el país se intensificó y la vieja estrategia de acaparamiento de productos para provocar escasez y pánico entre la población había regresado. Productos de consumo básico desaparecieron de los mercados – papel higiénico, aceite para cocinar, leche en polvo, harina de maíz – cosas necesarias para la vida cotidiana en Venezuela. La inflación empezó a subir y la especulación y aumento de precios habían disparado. Aunque una parte de esta situación estaba relacionada con el control cambiario de divisas para evitar la fuga de capital, mucho tuvo que ver con el sabotaje. Una guerra económica total estaba en marcha contra el gobierno de Maduro.
Los problemas persistieron durante todo el año y el descontento creció. Pero cuando de nuevo hubo elecciones en Diciembre para las alcaldías, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) tuvo una victoria contundente. 242 de 317 alcaldías fueron ganadas por el PSUV, mostrando que una sólida mayoría del país todavía apoyaba al gobierno.
Maduro llamó a los gobernadores y alcaldes de oposición recién electos a una reunión en el palacio presidencial a finales de diciembre en un intento de diálogo y para crear un espacio de trabajo juntos para mejorar la situación del país. La reunión fue generosamente recibida por la mayoría de los venezolanos. Sin embargo, extremistas como Machado y López vieron a la reunión como una amenaza a su objetivo de derrocar a Maduro antes de que terminara su mandato en 2019. Empezaron a llamar a protestas en la calle y otras acciones contra el gobierno.
En enero de 2014, cuando los venezolanos volvieron de sus vacaciones navideñas, las dificultades económicas continuaron. Maduro comenzó a tomar medidas enérgicas contra empresas que violaban las leyes recién promulgadas para el control de precios y contra la especulación. Hacia finales de enero, se anunciaron nuevas medidas para las divisas que muchos percibían como una devaluación de la moneda nacional, el bolívar. Los opositores usaron el momento para demandar la renuncia de Maduro de nuevo. Para febrero, pequeños focos de protestas surgieron en diferentes partes del país, principalmente en los sectores de clase media y alta.
Durante la celebración del Día Nacional de la Juventud, el 12 de febrero, mientras miles de personas marcharon pacíficamente para conmemorar los logros históricos de la juventud en la independencia de la nación, otro grupo impulsó una agenda diferente. La juventud opositora, los “estudiantes”, encabezaron una marcha agresiva pidiendo la renuncia de Maduro que terminó en un violento enfrentamiento con las autoridades después de que los manifestantes destruyeron fachadas de edificios, incluyendo la oficina del Fiscal General, y lanzaron objetos contra la policía y la guardia nacional y utilizaron bombas molotov para quemar bienes y bloquear tránsito. Los enfrentamientos causaron tres muertos y varios heridos.
El líder de la protesta violenta, Leopoldo López, pasó a la clandestinidad después de la confrontación cuando fue emitido una orden de arresto contra él debido a su rol en los eventos mortales y sus llamados públicos para derrocar al presidente. Días más tarde, después de un show que incluyó la transmisión de videos “desde la clandestinad”, López convocó a otra marcha y aprovechó el evento para entregarse a las autoridades. Fue detenido para ser interrogado, todos sus derechos garantizados por el Estado.
López se convirtió en el punto de lanza de las violentas protestas, que han continuado hasta la fecha, causando varias muertes adicionales, decenas de heridos y la destrucción de la propiedad pública. Relativamente pequeños grupos violentos de manifestantes bloquearon el tránsito en las zonas más ricas de Caracas, causando retrasos en el tráfico y aterrorizando a los residentes. Varias muertes han resultado porque los manifestantes se negaron a dejar que ambulancias pasaban para llevar a enfermos a la sala de emergencias.
Irónicamente, medios internacionales han presentado a estos manifestantes violentos como víctimas de la represión estatal. Incluso algunas celebridades, como Cher y Paris Hilton han sido arrastrados a una falsa histeria, pidiendo la libertad de los venezolanos de una “dictadura brutal”. La realidad es muy diferente. Si bien no hay duda de que un número significativo de manifestantes en las marchas más grandes que se han producido los opositores han protestado pacíficamente sus preocupaciones legítimas, la fuerza impulsora detrás de esas protestas es un plan violento para derrocar a un gobierno democrático. López, quien ha declarado públicamente su orgullo por su papel en el golpe de abril de 2002 contra Hugo Chávez, sigue pidiendo a sus seguidores a protestar contra la “dictadura” venezolana.
Mientras decenas de gobiernos y organizaciones internacionales, entre ellas la Unasur y Mercosur han expresado su claro apoyo y solidaridad con el gobierno venezolano y el presidente Maduro, Washington se apresuró a respaldar a los manifestantes de la oposición y a exigir la liberación de todos los detenidos durante las manifestaciones. Hasta el gobierno de Obama amenazó al presidente Maduro con consecuencias internacionales si Leopoldo López fuera detenido. A raíz de la primera ola de violentas protestas, Maduro expulsó a tres diplomáticos estadounidenses de la Embajada de EEUU en Caracas, acusándolos de conspirar para reclutar estudiantes en Venezuela para participar en la desestabilización.
Mientras la violencia continúa en algunas zonas del país, Maduro ha hecho llamados y esfuerzos para la paz. Un movimiento por la paz fue lanzado hace días, dirigido por artistas, deportistas y personalidades de la cultura, junto con las comunidades organizadas que buscan poner fin no sólo a la caótica situación actual, sino también a los altos niveles de criminalidad que han afectado al país durante los últimos años.
La mayoría de los venezolanos quiere paz en su país, y la mayoría sigue apoyando al gobierno actual. La oposición no ha presentado una plataforma alternativa o una agenda más allá de un cambio de régimen, y su dependencia de la financiación y el apoyo de EEUU – incluso este año Obama incluyó 5 millones de dólares en el Presupuesto del 2014 para los grupos de oposición en Venezuela – es un signo permanente de su debilidad. Como un cable del Departamento de Estado de la Embajada de EEUU en Caracas, publicado por Wikileaks, explicó en marzo de 2009, “Sin nuestra asistencia continua, es posible que las organizaciones que ayudamos a crear … podrían ser forzadas a cerrar … Nuestro financiamiento a esas organizaciones es una línea de vida muy necesaria”.
Durante la última década en Venezuela, la pobreza se ha reducido en más del 50 por ciento, la atención médica es gratuita y accesible a todos, al igual que la educación desde la primaria hasta la universidad. Subsidios públicos proveen alimentos y viviendas a precios acesibles para los que lo necesitan, así como programas de capacitación laboral y ayuda a las pequeñas y medianas empresas. Los medios de comunicación, especialmente medios comunitarios, se han expandido en todo el país, dando más espacio para la expresión de diversas voces. Acceso a Internet ha aumentado considerablemente y el gobierno también ha construido cientos de infocentros públicos con acceso a computadoras y conexión a Internet gratuita en todo el país. Los estudiantes tienen computadoras portátiles y tabletas de uso gratuito para sus estudios. El gobierno ha elevado el salario mínimo en un 10-20% cada año llevando a Venezuela a tener uno de los salarios mínimos más altos de América Latina. Las pensiones están garantizadas después de tan sólo 25 años de trabajo y los que trabajan en la economía informal todavía se les garantiza una pensióndel Estado.
Mientras problemas persisten en el país, como en todas partes, la mayoría de los venezolanos quieren defender a los inmensos logros sociales y políticos que han tenido en los últimos catorce años. Una oposición sin nada que ofrecer excepto la intervención extranjera y la incertidumbre no le atrae a la mayoría. Por desgracia, los medios de comunicación no proyectan esta realidad, o no la presentan con el fin de avanzar una agenda política. En Venezuela, la revolución llegó para quedarse y los intereses del 1% no van a derrotar los del 99% que ya están en poder.

Inmersión en el Silicon Valley Ritornelo 10

Por Carolina Di Palma


A tío Titi desde chico le gustó ser Superman. Me cuentan que cuando era chico hacia un show para las primas y primos donde se tiraba del placard haciendo que volaba y que, mi otra tía, cobraba las entradas para verlo. Mi abuelo Dante se copaba con su sobrino, le ponía su Ford T en un badén y le decía que lo empujara así todos veían como movía el auto.

Tío Titi vivía en Lanús y era mecánico hasta que decidió irse a vivir a Los Ángeles. Allí siguió su negocio pero se expandió y comenzó a hacer service de aviones.  Hoy ya pasaron 50 años de eso y nos mandó una foto cuando se enteró que estábamos por San Francisco: “aquí estoy con mis chiches, un Jet Piper aerostar 700, un Jet un N110Hb y un Jet N33OHB”.

Tío Titi es piloto de jets hace más de 50 años.

Prendemos la compu, iniciamos Windows, abrimos Skype y buscamos su contacto.

-Hola Tío Titi! Como estas!

-Bien acá mirando en partido de Lanús.

Lo vemos en su oficina en su casa mirándonos por la pantalla lleno de papeles alrededor.

-Me hubiera gustado ir para allá, tengo una hora y media de vuelo nada mas, pero estos días estoy trabajando.

Conexión lenta, desconecte la cámara, dice Skype.

-Hola, Tio Titi, me escuchas?

-Hola Hola Hello Hello

Videollamada

-Hola Tío Titi, me escuchas?

-Hola, si si, aca estoy, hollaaaaa

-Se cortó

-Sí, se cortó

-Lo que pasa es que desde que Microsoft compró Skype no funciona muy bien, dice Tío Titi

-Qué, Microsoft compró Skype?, pregunto yo

-Si es que Micros…

-Hola, Hola

Conexión lenta, desconecte la cámara

Videollamada

-Hola Hollaaaaa, me escuchas Caro?

-Si, Tío Titi, te escucho, a ver si te puedo ver?

-Hola, si si, te veo, me dice

Error de Windows, presione enter para recomenzar el sistema operativo

La put madr!!! Se colgó la compu!

Entro a Windows de nuevo, abro Skype y llamo a Tío Titi de nuevo

Videollamada

-Hola Hola Holllaaaaaa

-Tío Titi! Me escuchas?

-Hola hola si si, a ver si te puedo ver

-Vi las fotos que me mandaste, le digo

-Sí, vuelvo hace más de 50 años, es lo mío

-Y tu mujer, como esta?

-Bien, ella hace ropa,  le hace la ropa a la mujer de Reagan

Error de Window, reinicie el sistema, presione enter para reiniciar

La put madr!!

Abro Windows, abro skype,

Videollamada.

-Tio Titi, me escuchas?

-Dijiste que tu mujer hace ropa para la mujer de Regan o yo entendí mal?

-Si, hubo una época donde las mujeres se vestían así, pero ahora las jóvenes lo solucionan comprando en GAP.

-Tio Titi, hola, hola

Conexión lenta, desconecte el video

La put madr!!!

Videollamada

Se corta

Suena el celular

-Sí, algo pasa, se corta todo el tiempo

-Bueno, probemos de nuevo

Videollamada

-Hola holaa hollaaa

-Hola hola, si parece que ahora sí

-Bueno y yo hago paseos en jet…

-Ah sí! Te dedicas a eso ahora?

-Y sí, me encanta, doy paseos para los del cine, por ejemplo Tom Cruise o a John Travolta o ese de la película Gosht que no me acuerdo como se llama

Error de sistema, reinicie el sistema, presione enter para reiniciar

La put madr! La conch de la lora! Y la put madr!!!

Videollamada

-Hola Hola Tio Titi, vos me acabas de decir que paseás en jet a Tom Cruise o yo escuché mal?

-Si sí, damos piruetas, a ellos les gusta

-Tio Titi vos me estás diciendo que haces piruetas con los jets?

Error del sistema de Windows, reiniciar el sistema

La concha de la lora y la gran puta que los parió!

-Hola hollaaaa holaaaa

-Hola, si si, bueno en realidad cuando fui a Rusia, eso fue lo más lindo, fui por el brevet allá y cuando dije que era argentino, lo mejor, nos hicimos amigos, fue fantástico, tenía muchas más horas de vuelo que los jóvenes, j aja a

-Tio Titi, me estas diciendo que volaste en Rusia?

-Si sí estuvimos “jeteando”

-Tio Titi, vos acabas de decir la palabra “jeteando” o yo entendí mal?

Error del sistema, presione enter para reiniciar el sistema operativo

¡La re concha de la lora a las tecnologías, los bits, los paseos de Tom Cruise en jet, Bill Gates y la trola de Melinda!

Hacemos control-alt-delete y cambiamos de booteo a Linux.

Buscamos el site de Microsoft y vemos Windows 8.1. http://windows.microsoft.com/es-ar/windows-8/meet  y el Office 365 que tiene todo y sirve también para Mac.

Microsoft no tiene sus sedes centrales en el Silicon Valley, las tiene en Washington DC.

Como todos los demás, Microsoft tiene un campus con más de 80 edificios donde viven y trabajan más de 45 mil personas, tienen museo y hasta un lago llamado “Bill”. La empresa está dirigida por un Consejo de administración compuesto por diez personas que no guarda relación directa con la dirección de la compañía, como es habitual para las sociedades que cotizan en Bolsa de valores. Cotizar en bolsa es uno de los negocios de estas mini pymes de IT, el otro, monetizar el tiempo de ocio.
Bill Gates la hizo, igual que Steve Jobs, con inteligencia, con astucia y afanando. Por eso la peli “Los piratas del Silicon Valley”, documental no autorizado pero que ganó un montón de Emmy, aunque eso no quiere decir nada. Bill tiene más de 80 mil millones de dólares, fortuna que aumentó en 2013 convirtiéndolo  en el hombre más rico del mundo.

Pero lo más interesante de este titán es la fundación Microsoft Research http://research.microsoft.com/en-us/ con más de 1100 científicos e ingenieros. Tiene laboratorios en Washington, Readmont,  sede las oficinas centrales,  Lab del Cairo en Egipto, Lab de Herzelia en Israel,  el de Asia, en Beijin China, Lab de Cambridge en Inglaterra, Lab en India en Bangalore, el de New Englands, el de NY Citi, el del Sillicon Valley en California, la  Station Q en Santa Bárbara, aquí estudian quantun tecnhonoly, el Future Social Experiencie en Washington, y uno nuevo en Hawai, con 572 me gustan en FB, además del que tiene en Europa, Munhich, en Alemania con el que recibieron apoyo del Centro Leibinz para la informática. ¡Otra que embajadas del estado nacional!, eh?

Las areas de investigación: Comunicación y colaboración, Lenguas computacionales, Ciencias de la computación, Creación de redes y sistemas informáticos, Economía y procesos de información y computación, Educación, juegos de azar, entrenamiento, Hardware y dispositivos, Gráficos y multimedia, Salud y bienestar, Interacción persona máquina, Gestión y recuperación de información, Inteligencia y aprendizaje automático, Seguridad y privacidad, Ciencias Sociales, Desarrollo de software, Teoría, y Otras.

Una de las investigaciones más interesante para nosotros es  la tecnología háptica, sobre las “fuerzas de inactividad en el trabajo:«El dedo está siempre al tanto de movimiento. A medida que el dedo empuja en la pantalla táctil y los sentidos se funden con la visión estéreo, si hacemos la convergencia correcta y actualizamos las imágenes constantemente para que se correspondan con la percepción de profundidad de su dedo, esto es suficiente para que su cerebro para aceptar el mundo virtual como real «. O bueno, por supuesto, el desarrollo de software predictivo de datos como el PredictWise  que lo usan para divertirse viendo quien va a ganar el Oscar pero con el que también “están muy emocionados de poder extenderlo a proyectos de economía y negocios.»

Microsoft contrata a trabajadores tanto extranjeros como nacionales y se declara en contra de las limitaciones sobre los visados H1B, que permiten a las empresas de los Estados Unidos contratar trabajadores extranjeros. Bill Gates denuncia que las limitaciones al visado H1B hacen difícil contratar empleados para la compañía. Muy interesante sobre este tema la base naval en el Pacífico que algunos están creando para no tener problemas con el estado norteamericano, busquen Blueseed.

En Microsoft dicen que sus trabadores: “se imaginan lo que viene después, sin preocuparse de los plazos de entrega del producto”.

Por otra parte, toda la bondad del mundo hizo que Bill Gates dejara su trabajo en Micrososft y se dedicara a la fundación que tienen con Melinda, su mujer, http://www.gatesfoundation.org/. En junio de 2010, Bill Gates comenzó una campaña para conseguir que los hombres más ricos de los Estados Unidos donen al menos el 50% de su fortuna en vida o como herencia, “filantrópicamente”. Y en la fundación tienen una causa que dice así: “Colaboramos con organizaciones asociadas en todo el mundo a fin de corregir problemas esenciales poniendo en marcha programas en cuatro ámbitos diferentes. Nuestra División de Desarrollo Mundial se consagra a ayudar a las poblaciones más pobres del mundo a salir de la pobreza y a resolver el problema del hambre por sus propios medios. Nuestra División de Salud Mundial tiene por objetivo aprovechar los avances de la ciencia y la tecnología para salvar vidas en los países en desarrollo. Nuestra División de los Estados Unidos se dedica  a elevar el nivel de educación secundaria y postsecundaria en el país y prestar apoyo a los niños vulnerables y a sus familias en el estado de Washington. Por último, nuestra División de Defensa y Políticas Mundiales procura establecer relaciones estratégicas y promover políticas capaces de lograr que nuestra labor llegue lejos. A la hora de conceder subvenciones en estas cuatro esferas hacemos hincapié en lo que respecta a colaboración, innovación, asunción de riesgos, y, sobre todo, resultados”.

Y además, “nuestros recursos por sí solos no bastan para promover las causas que nos importan. Por ello, realizamos gestiones de defensa de esas causas para impulsar políticas públicas que potencien nuestra labor, para establecer asociaciones estratégicas con entidades gubernamentales, así como del sector público y privado, y para fomentar una mayor concientización pública en torno a cuestiones de urgencia en el ámbito mundial. Nuestra División de Defensa y Políticas Mundiales  cuenta con equipos dedicados a tareas de defensa de las causas, análisis de políticas y relaciones gubernamentales, así como a gestiones encaminadas a fortalecer al sector de la beneficencia en los Estados Unidos y en el extranjero. Además del personal que se encarga de estos asuntos en nuestra sede de Seattle y en Washington, D.C., tenemos una oficina europea con sede en Londres, oficinas nacionales en la China y la India, y representantes en Etiopía y Sudáfrica”. 

Al mismo tiempo, y en paralelo con la bajada del G8 que todos conocemos sobre la obligatoriedad de las empresas de hacer RSE, deducen impuestos a través del “501 (c) (3). Código que el Servicio de Impuestos Internos de Estados Unidos (IRS, por sus siglas en inglés) aplica a las organizaciones para indicar su condición de exentas de impuestos, cada vez que otorgan una Subvención”, “suma de dinero destinada a sufragar los gastos de un proyecto o un fin precisos. La Fundación subvenciona tareas que se encuentran dentro del elenco de sus prioridades específicas en materia de concesión de subvenciones y que apoyan sus principios rectores. Conforme establece su escritura de constitución, la Fundación no suministra fondos a particulares”.

Pero lo más más interesante de este delirante de Bill Gates que encaja perfectamente con lo que Deleuze y Guattari trataron de contar en los dos tomos de Capitalismo y Esquizofrenia es que Bill le mandó una carta al mundo este año, no a la nación, no al pueblo, no la comunidad, no a la humanidad, sino “al mundo”. http://annualletter.gatesfoundation.org/es/#section=mito-1

Y dice así:

Mi optimismo sobre esta cuestión es tal que me atrevo a lanzar una predicción. Para el 2035, casi no quedará ningún país pobre en el mundo. 2Casi todos los países se situarán en la franja de los que ahora llamamos países de ingresos medianos bajos, o incluso serán más ricos. Los países seguirán el ejemplo de sus vecinos más productivos y sacarán el máximo partido de innovaciones como las nuevas vacunas, mejores semillas de cultivo y la revolución digital.

Great! So cute! Billy

La Contraofensiva

por Helena Pérez Bellas



La literatura está hecha para vengarse. La literatura está hecha para matar y no ir preso. La literatura está hecha para ajustar cuentas. La literatura está hecha para imponer un discurso. Vos te callás. Y lees. Me lees. La literatura está hecha para decir la verdad. Pero es mentira. La literatura está hecha para torturar. La literatura está hecha para imponer el amor. El amor siempre atrae al amor. Es así aunque no te guste. Vos lees y vos te callas la boca. Ahora voy a hablar yo. Y te la vas a bancar.
No digo tu nombre porque no tenés. Tu documento dice una cosa pero tengo noticias: no sos nada. Igual si me apuras digo tu nombre, yo no me callo más. Pero no existe. Lo que era música ahora es nada. Aún así, en la potencia de la mentira, nunca pudiste conmigo. Siempre supe, no soy tonta. Pero para escribir hay que vivir. Yo decidí las dos cosas: escribir y vivir. No te halagues que tu función es esa. Vos me podrás haber cogido a mí. Una, diez, cien veces. Pero la que escribe soy yo. Vos y tu página en blanco se van a casar. Van a tener hijos. Hijos sin nombre.
Me tratan mejor los fascistas que vos. En tu superioridad política tenés límites: para adentro basura. La pluralidad de voces tiene esos límites. Radios para todos, yo en silencio. Callate la boca ahora voy a hablar yo.
Estoy triste y despistada. Pero no me lo permito mucho tiempo. La gente quiere que llore y que me muestre así. Que abra el corazón. Que haga de esto un drama íntimo, que me esconda, que me lo guarde para mí. Rondas de mujeres llorando. Obsesión y no hay vuelta atrás. Repetir, comparar, corroborar historias. Olvidate. Callate la boca no te quiero escuchar. Esto no es un diálogo. Es un discurso que como una flecha va en una sola dirección. Directo al corazón no porque no tenés. Al hígado porque me dijeron que duele mucho, que te desangras de a poco mientras en el último aliento que se repite cientos de veces se te va el aire de la vida. Morite de a poco así recordás. Yo me voy a quedar a tu lado no temas. No hay nada que temer. Es lo que tiene que pasar. No insistas en vivir no hay manera. Tu vida se terminó en el momento en el que decidiste trastocar la mía. Quién te crees que sos. Con quién te pensás que te metiste. A dónde crees que te podés esconder. No hay a dónde correr. Esta ciudad es chica. No te toques la herida que igual no va a parar de sangrar. Intentaste sacar el celular y lo tire lejos. Pero lo suficientemente cerca como para que te arrastres. No te lo voy a impedir. Ahora te lo pateo con los mismos borceguíes con los que te fui a tirar la puerta abajo. Tu sangre en el cemento alisado van formando el mapa de nuestra vida. Con los dedos y tu sangre formo tinta y escribo. Solo te podes arrastrar con los codos. Me pedís por favor. Y no te das cuenta de la suerte que tenes, pedazo de hijo de puta. Porque yo estoy con vos en este dolor inmenso, te contemplo callada. A mi me dejaste sola. Me tiraste en una habitación a oscuras como a un cordero cerraste la puerta tiraste la llave y me fui quedando ciega. No enloquecí porque aprendí a contar. Hice cálculos matemáticos de noche y de día. Porque no sabía que era el sol y que era la luna. Repetí las capitales de toda América Latina para no volverme loca. En el dolor no hay ventanas, no hay estrellas, no hay sonido, es el cero absoluto. Me sacaste del cielo para dejarme en el infierno de la tierra. Hiciste de mi vida algo normal, cuando yo vivía en la fantasía. Pero aún así, escuchame bien, siempre supe. Vos crees que sos más inteligente que el resto: no es así. Ahora mismo en el último momento de tu comunión con la tierra de los vivos te olvidas de eso. Vos vas a dar un paseo por donde yo estuve. Animal. Bestia. Salvaje. Bruto. Imbécil.
Si me tenes miedo haces bien. Aprende a rezar. Yo me rebaje a creer en dios porque cuando ya no sabes como pedir que pare el dolor le pedís a dios, al cielo, a las fuerzas superiores que te hagan el favor de. Ya basta. Aún así no me sacaste la poesía. Género menor que poco importa si no estalla en la prosa. Sigo siendo igual de contundente no paro. Voy para allá. Parece que estoy lejos como una estrella, pero otra vez un error de tu parte. Estoy estallando. La brisa va ir ordenando los fuegos de artificio de mi rabia. Una constelación caliente color sangre. De mi va a brotar algo luminoso. De vos solo brotara el daño. El viento ira juntando las brasas que caerán en las calles de esta ciudad que me lastima todo el tiempo, porque la caminamos juntos. De la mano. Yo sonreía y contenta esperaba siempre el semáforo en rojo. Para poder ponerme en puntas de pie y formando un circulo de ternura colgarme de tu cuello. Darte un beso con el ruido del tráfico de fondo. Que me agarraras la cola en público poco me importo. En tu derecho legítimo estabas. Si la legislatura interna de mi cuerpo sesiono a tu favor. Firme y sólido candidato a tocarme el culo donde quieras. Ahora te lo voy a tocar yo a vos. Y te va a gustar.
Te dije que te quedara quieto y que escuches. Se termino la paz, empezó la guerra. Vamos a ir a una fiesta y te vas a divertir.
Te acordas cuando me dejabas marcada. Como las ovejas que tienen dueño y hacen lana. La lana de las mantas que nos cubrían en invierno. Si es verdad deje que me pegaras, es todo verdad. Si después tenía que usar hielo y la gente extrañada en los eventos sociales se preguntaba entre murmullos. Por qué se sienta tan raro. Por vos. Fue así y yo lo permití y te gustaba. Te gusta tener propiedad. Sos latifundista del cuerpo. Propietario de las partes privadas. Me hiciste daño con amor. Así que no te tomes esto a mal. Es sadisimo con cariño. Es destrucción con ternura. Es la contraofensiva del amor.
Agarra el pasaporte que nos vamos. Mete tus porquerías en una bolsa de consorcio y mové el culo.
Ahora que estamos lejos. Hablemos.
Tocame la cara, cepillame el pelo, reconoceme. Te quiero. Agarrame de la nuca y apreta. Te quiero. Cede. Hace las preguntas que tenés que hacer. Mirame a los ojos. Que queres saber de mí. De la infancia hasta ahora. No hay nadie, somos desconocidos en un país lejano, rodeados de un idioma que no hablamos. Solo queda nuestro lenguaje, nuestras palabras y el tacto. Meteme una mano entre las piernas sin motivos sexuales de ningún tipo. Cae la nieve, se hace de noche más rápido. Vamos a la cama. Pegate a mi. Convulsiones y llanto. Está todo perdonado. Mi parte más sensible es la cadera. Te voy a decir la verdad. No voy a omitir más nada y voy a parar de mentir. Te dí mi corazón y lo donaste a la ciencia. Me diste un beso y floreció otro. Este también es tuyo, este también lo podes destruir. Mientras te metas siempre adentro mío. Hay esperanza. 

Ingreso al consumo, pura prepotencia emancipadora

por Diego Valeriano


El ingreso al consumo es una acción de pura prepotencia emancipadora.

De imbécil y potente que es, darnos cuenta que el consumo liberava convirtiéndose en jingle post veraniego. Las cientos de batallas que se fueron moviendo de diciembre hasta acá -y las por venir- son su suave confirmación. Esta “intuición” no es una provocación ni mucho menos: que algo nos estalle en la cara no puede serlo. Un estallido en la cara es algo concreto y real. Sorpresivo, pero real. Y lo real es la fuerza que libera.

El consumo tiene la fuerza de provocarnos obrar en libertad. De perseguirla sin quererlo, de constituir acciones de puro reflejo en donde nos movemos de tal manera que no estamos ni sujetos, ni impedidos al deseo. El ingreso al consumo es una acción de pura prepotencia emancipadora. Vulgar y sin moral alguna. No soy libre porque consumo, ni mucho menos consumo, soy libre.

El consumo libera es una verdad colectiva y real. Es principalmente territorial. Surge desde y se ancla en las periferias. Sostiene al capitalismo, destruyendo todo hasta dejar solo lo que ya nos resulta indivisible. Y así lo vuelve más robusto, concreto, periférico y menos reglado.

Se provoca un desborde, un estallido, una fuerza que va arrasando convenciones obsoletas. Momentos de liberación. Acción y reacción. Vida, violencia, muerte, verdad, experimentación y goce. Una nueva voracidad crece embrionariamente. Incontrolable, nueva, inentendible.

Esta verdad del movimiento fortalece una vitalización de las periferias. Se rompe el eje centro / periferia por la metamorfosis continua de los territorios hasta que se vuelven incomprensibles, inabarcables, irracionalizables, Ingobernables y profundamente abundantes.

Joel no sabe que significa un adulto. Solo cree que es lo que sus cuerpos puedan. Sabe muy pocas cosas. Es poseedor de una comprensión proclive a interesarse por lo real. Por absorber lo real y actuar según sus inmediatos deseos.

Con-ciencia: la universidad argentina en la encrucijada

Por Luchino Sívori



Los eventos políticos son educativos y viceversa.”
Paulo Freire, 1994
En los últimos años se ha venido dando una discusión en el mundo de la Academia que tiene como principal característica definitoria la de incluirla, vía alianza con el Estado y el mercado, en los procesos económicos e industriales de los Estado-Nación (Gibbons et al.1994;  Etzkowitz & Leydesdorff, 2000).
Este debate no es puramente reciente ni estrictamente local; sus orígenes datan allí por los años 50 en las por entonces nuevas socialdemocracias europeas, luego de que la guerra mal denominada “mundial” destruyera prácticamente la totalidad de las economías europeas y sus necesidades de renacerla se volcasen en un inmenso Plan Marshall que tenía, como hoy nuestro modelo neo-desarrollista, una gran apuesta por la demanda intensa de productos y bienes de consumo. Estos bienes y servicios que los estados europeos necesitaban crear para volver a crecer se basaron en buena medida en los avances tecno-científicos que se iban dando en la época, cumpliéndose así un ciclo “neo-keinesiano” que logró sacar finalmente del agujero a buena parte del viejo continente.
Hoy en día este pensamiento está teniendo de nuevo lugar en los países desarrollados. La propuesta de la Comisión Europea a través de su multimillonario programa de Investigación e Innovación Horizon 2020 (http://ec.europa.eu/programmes/horizon2020/en/what-horizon-2020) que abarca a los 25 miembros de la Unión es sólo un ejemplo explícito de ello[1]. En la Argentina y en otros países del continente esta tendencia también está calando hondo. Si uno visita la página oficial del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, dirigido por el doctor en Química de la UBA Lino Barañao, verá que el último plan estatal, Argentina Innovadora 2020, que traza las líneas de la investigación científica de los próximos años, sigue la misma línea de la UE, esto es, desarrollar y re-articular dentro y fuera de las facultades fórmulas aliancistas entre la Universidad, el Estado y el mercado para incluir la Ciencia y la Tecnología en los procesos productivos del país, potenciando la inversión privada –financiera y de capitales riesgo, sobretodo- en los proyectos de investigación tanto básicos como aplicados[2].
A pesar de que estos programas y planes estatales cuentan con el beneplácito de influyentes actores económicos -como sean empresas farmacéuticas, químicas, financieras…-, en general sus contenidos no son debatidos ampliamente por la sociedad civil estrictamente no académica –ni, por caso, la prensa generalista y los grandes medios de comunicación-. Salvo contadas excepciones (el director de la Biblioteca Nacional Horacio González, la sección Universidad en el Página/12, el colectivo CTP-Ciencia, Tecnología y Política por el Proyecto Nacional y Popular y algún que otro suplemento en la versión argentina del Le Monde Diplomatique, El Dipló), el rol de la Universidad argentina no es tenido en cuenta a la hora de proyectar modelos de sociedad, ni para fortalecer el proyecto político actual ni para contrarrestarlo diferenciándose.
Este dato que hoy pasa desapercibido no es, estratégicamente, para nada menor. Políticamente, el cuestionamiento en profundidad del rol que tienen las Ciencias y las Letras en un país como el nuestro (sector agro-exportador desarrollado, proceso de re-industrialización federal, industria del turismo incipiente, desigualdad enraizada, territorio extenso, Historia de dictaduras, economía extranjerizada), en una coyuntura como la actual (alta valorización de los commodities, conflictos ambientales, concentración económica, polarización de la sociedad) es fundamental y merece ser tenido en cuenta en un debate científico político-nacional amplio, que no se contemple únicamente puertas adentro haciendo copy-paste de iniciativas multimillonarias del primer mundo -que ya hoy, por cierto, demuestran ser poco satisfactorias para muchos de sus protagonistas (ver La Universidad del Siglo XXI- Para una reforma democrática y emancipadora de la Universidad, de Sousa Santos, 1994)-.
De acuerdo a autores y educadores especializados en este tema, como Vicente Manzano (España), Paulo Freire (Brasil), Hilary Putnam y Henry Giroux (EEUU), son éstos debates plurales los que posibilitarán cuestionar uno de los huesos más duros del sistema democrático representativo, esto es, la alineación o la autonomía que deben poseer instituciones como las universidades para con los poderes de turno, ya sean éstos gubernamentales o del mercado. Y es que es allí, en esta dependencia económica-financiera, relacional, intelectual, cultural con el Estado y/o con el sector privado, donde se juega la orientación que tendrán nuestras facultades y centros de investigación en el medio y largo plazo. Es allí, por medio de estos links confusos nunca esclarecidos entre Academia y Poder, donde se mantiene la histórica (y supuesta) des-politización típicamente tecnócrata de ciertos positivismos aislacionistas en el mundo académico.
Esta discusión con participación de la sociedad civil acerca de cuál debe ser el rol de las universidades argentinas en proyectos tan bastos como el plan estatal Argentina Innovadora 2020, no es sólo una necesidad y un requisito para el fortalecimiento de una democracia que este año volverá a cumplir otro aniversario, sino también una forma de equilibrar aquello que la Unión Europea no ha logrado hacer hasta ahora, que es priorizar el conocimiento científico técnico y humanístico para el crecimiento de las mayoríasnacionales, y no para producir únicamente perfiles profesionales y excedentes corporativos-particulares. Esto último sólo podrá ser evitado a través de una universidad pública con amplio anclaje social, “politizadas” –esto es, incluidas en proyectos y modelos de país- y abiertamente participativa a toda la comunidad civil, no solamente la científica académica.


[1] Los objetivos que persigue esta iniciativa de 80 billones de Euros firmada por todos los primeros mandatarios de la UE y el Parlamento Europeo son, textualmente, “asegurar que Europa desarrolle una Ciencia de Calidad; remover los obstáculos para la innovación científica entre laboratorios; crear puestos de trabajo a través de un único mercado del Conocimiento y la Investigación; fomentar la Excelencia científica a través de mediciones y rankings; y que el sector privado y la Academia puedan trabajar juntos lo más fluidamente posible.” (Comisión Europea-COM/2011/0808).

¿Cuántas gaseosas se pueden tomar en un día?

por Diego Valeriano


El Joel no sabe que significa un adulto. Solo cree que es lo que sus cuerpos puedan. Sabe lo que es la capacidad de obrar. Además de eso, sabe muy pocas cosas. Es poseedor de una comprensión proclive a interesarse por lo real. Por absorber lo real y actuar según sus inmediatos deseos.

¿Cuántas gaseosas se puede tomar en un día? Joel desorienta a las estadísticas de puro voraz que es. También va a la escuela (¿primero o segundo?), padre adolescente, una causa, CUIL, dos planes, una Honda 100. Los mensajes urgentes y simples del futuro lo empujan al presente. Joel sabe (ellos saben) que la transformación de los modos de vida en los últimos diez años los colocó en una posición ambigua: imposible de ser mejor y, a su vez, mortal. Hacedores y víctimas. Poderosos y frágiles. Es decir, con la ambigüedad propia de un proceso de liberación que es puro presente.

Lo bueno de las vidas runflas es que no se cuidan con las palabras. No ensayan justificaciones, no cuidan los modos. Van. Solo van en ese proceso absurdo y profundo. Van en moto, como insinuó la Presidenta. Un ruido insoportable acompaña la emancipación. Lejos, muy lejos de las estéticas de antaño. De tan real que es la liberación, se escapa de las explicaciones posibles, de las palabras morales, de las rimas necesarias.

¿Qué institución modera al Joel? Fuerza sobre fuerza, acción sobre acción, que induce, disuade, vuelve probable; detona. ¿Qué consigna es capaz de atrapar algo que estalla en la cara? El consumo libera, insinúan Joel y Mati cuando entran a capital por la Rivadavia en la Honda 100, cuando se cagan a piedrazos con la policía, cuando se arruinan en Chacarita, cuando acosan a una pibita en el barrio, cuando verduguean al boliviano que abre la verdulería a las cinco, cuando no aceptan esperar absolutamente nada; cuando solo obedecen a su voracidad (y le hacen otra Coca, la quinta sexta del día, al Chino). 

Notas y apuntes para una falsa novela de la década. Los que la sostuvimos y sostuvieron

por Juan Manuel Sodo
 

Sostenimiento de la década I: Generaciones
“Gorila”, “Liberación”, “Soldado de”… Co-problemáticos nuestros hablando como con bigotes, la mirada fría, el rictus duro de persecuta, la voz que se separa del cuerpo y se va, se va, se aleja en el tiempo, y vuelve, en blanco y negro. ¿Y habla con quién?
¿Nos nos subjetivamos (políticamente, ojo: no clínicamente; psicólogos abstenerse), entre otras cosas, a medida que nos vamos despegando de la lengua materna? Lo generacional es político. El único enunciado que vale es el enunciado que te toca. ¿Cómo elaborar una juventud ni nostálgica ni vieja?
Soldado de. ¿La soldadesca no se basa, por ejemplo, en obedecer? ¿Quién, nacido después de Malvinas, que haya tenido el raro de privilegio de pasar por los 12 años de sistema educativo formal y el de trabajar alguna vez en relación de dependencia, querría seguir obedeciendo?
Los campos semánticos de la década. Imágenes y lenguas.
Sostenimiento de la década II: Los que hoy tenemos entre 30 y 40
Memoria auditiva urbana generacional de la época; capas, restos, caja negra. Algo de lo que hemos dicho en estos diez años:
1. Nos vamos a Bahía en abril. Sacamos los aéreos en noviembre, con la tarjeta.
2. Hoy no puedo: tengo clase de canto y de ahí me voy para yoga
3. ¿No te presentas a posdoc este año?
4. Vi la última de Tarantino. Lo que más me gustó es la estetización de la violencia.
5. ¿Alguien sabe de algún PH en alquiler?
6. Son flores. De la terraza de un amigo.
7. Me voy el finde largo a Entre Ríos. ¿No me cuidas el gato?
8. El sábado estrenamos la obra. ¡Vengan!
9. La verdad que lo único bueno de Macri fue el tema de las bicisendas
10. No puedo, estoy con la tesis
11. Conseguimos un subsidio del Ministerio para ir a dar unos cursos sobre diversidad y género a Formosa.
12. El viernes toca Onda Vaga. Si querés nos encontramos ahí. Yo voy directo después de taller literario.
13. Ando a full con las ensaladas: el otro día me hice una de rúcula, huevo, queso parmesano, pepino y zanahoria.
14. Me publicaron esta crónica en Anfibia.
15. Estoy haciendo la Maestría en Memoria. 
16. A la tarde no puedo. Van a venir a poner el aire acondicionado y tengo que mandar unos sumarios a ver si sale alguna colaboración.
17. Son unas becas para hacer el Doctorado en Derechos Humanos en la UNLA.
18. ¡Ya nos entregaron el auto! ¡Podemos ir a ver al Indio a Mendoza!
19. En twitter leí que a Cristina y a los de La Cámpora les cayó muy mal el informe de Lanata.
20. Hoy laburo conectada desde casa porque Itza, la chica que lo cuida a Nahuel está enferma y no viene.
21. Me colgué y debo como una luca y media de monotributo.
22. ¿No tenés ningún amigo para Flor?
23. Una amiga entró a trabajar en un Programa en Desarrollo Social.
24. Pegamos ácido.
Sostenimiento de la década III: Sojeros
1. Viajaron mucho a Dubai comprando paquetes en agencias de turismo de Casilda.
2. Compraron departamentos a estrenar en la ciudad para cuando los hijos fueran a estudiar kinesiología a la UAI.
3. Fueron a ver Argentina-Brasil por eliminatorias en el 2009 a la cancha de Central y lo esperaron a Messi a la salida del vestuario.
4. Las mujeres se hicieron las tetas y empezaron a incursionar en la trampa con los maridos de sus amigas del pueblo.
5. Fueron a muchas cenas-show los sábados al Casino de Victoria.
6. Los hombres consiguieron el teléfono de Jesica Cirio.
7. Compraron una 4X4 para remolcar la 4X4 que se les quedó empantanada en el campo. Esa también se les quedó empantanada y entonces compraron una tercera 4X4.
8. Fueron a Esperanto y tienen la foto con el Ogro Fabiani.
9. En Rafaela compraron paquetes all inclusive para Isla Margarita. Se quedaron siempre en la sombra.
10. Fueron al Showcase a ver la última de Darín. Está muy bien hecha, dijeron.
11. Le hicieron paro a La Cristina y a toda esa manga de negros vagos de la ciudad. Se auto-convocaron por el blackberri. Después la votaron en secreto.
12. En las despedidas de soltero llamaron putas y se filmaron
13. Para el cumpleaños de uno, los varones comieron un asado, se bajaron varios cajones de Quilmes y terminaron haciéndole bromas pesadas al cumpleañero. Al final le metieron un pepino en el culo. Y lo filmaron.
14. Compraron paquetes turísticos de La Doce para ir a ver a Boca a Brasil por la Libertadores. Se aprendieron los cantitos. Dijeron haberlo visto al Rafa Dizeo.
15. Engancharon en un fin de semana largo un partido de Las Leonas y la largada del Dakar.
16. Se juntaron para el día del amigo en las pizzerías de la Avenida Pellegrini en Rosario. Se quejaron de los precios.
Sostenimiento de la década IV: Leyes
1. Derogación de indultos y (re)apertura de Juicios
2. Reforma del sistema previsional
3. Matrimonio igualitario
4. Ley de identidad de género
5. Ley de educación nacional
6. Asignación universal por hijo
7. Reforma del sistema judicial
8. Voto joven
9. Muerte digna
10. Ley de medios
Sostenimiento de la década V: Límites
>>> El racismo como límite de toda política progresista: los cuerpos-pibes y sus muertes por abuso y arbitrariedad policial; los cuerpos-ancestrales y sus muertes por desmonte, contaminación y desforestación de tierras a manos de neo-extractivistas, especuladores inmobiliarios y sojeros.
>>> La moral ciudadana, el abstraccionismo jergoso y la solemnidad culposa como límite de todo discurso militante.
Sostenimiento de la década VI: periodistas jóvenes progresistas.
1. No hay inflación. Lo que hay son medios monopólicos fogoneando el tema de la inflación.
2. Si toda esta gente que se manifestó está disconforme con el gobierno nacional, que armen un partido, encuentren un representante y se presenten a elecciones. Esas son las reglas de juego de la democracia. Le guste a quien le guste.
3. Darío Santillán y Maximiliano Kosteki eran militantes de los movimientos sociales que surgieron con la crisis del 2001. Hoy por suerte tenemos un montón de pibes que se han sumado a la política. Que saben que desde una organización van a tener mayor posibilidad de transformar la realidad.
4. Muy recomendable la nota del domingo de Mario Wainfeld.
5. Son los llamados ni-ni: los jóvenes que no estudian ni trabajan.
6. Lo dijo el Papa Francisco en su último discurso en el Vaticano.
7. Muy interesante la entrevista que le hizo a la Presidenta el periodista Jorge Rial.
8. Hay muchas quejas con respecto al funcionamiento de los servicios. Los trenes. La energía. Es indudable que falta mucho por hacer, porque la herencia del neoliberalismo de los noventa no se arregla tan fácilmente. Pero también hay que pensar que ahora los trenes están llenos porque la gente tiene trabajo, y que la energía eléctrica colapsa porque hay mayor capacidad de consumo. No nos olvidemos lo que era el país en el 2001.
9. Las tomas de tierras se podrían evitar si los que tienen los instrumentos legales para actuar lo hicieran a tiempo.
Sostenimiento de la década VII: Los pibes silvestres + El consumo libera

(Ver textos de Colectivo Juguetes Perdidos y de Diego Valeriano en Lobo Suelto)

Respiración, conspiración, solidaridad

por Franco Berardi (Bifo)

(en La Sublevación, de Bifo, editado por Hekht en marzo de 2014)


A mitad de los años ochenta participé en una acción del Living Theatre. En una sala bolognesa del viejo teatro de via d’Azeglio que se llamaba La Ribalta, un centenar de personas se reunieron para un mantra colectivo. Emisión de sonidos que se armonizan y se suceden, respiración colectiva que se prolonga en el tiempo gracias a una onda de voz que pasa de boca en boca, de cuerpo a cuerpo. Querría reflexionar aquí sobre el mantra como una forma para la composición del movimiento insurgente.
Consideremos las relaciones sociales desde el punto de vista de la armonía y la desarmonía entre singularidades respiratorias. Organismos que se encuentran, que interactúan en un espacio común. La sabiduría del yoga considera la respiración (prana) como la relación del organismo con el cosmos y el ambiente físico y psíquico circundante.
Los organismos físicos interactúan con el ambiente de la naturaleza, de la ciudad, de la fábrica, del aire que respiran. Los organismos psíquicos interactúan con la infoesfera, el ambiente en el cual circulan los estímulos informativos, físicos, musculares y nerviosos.
En la sociedad del semiocapital se ha ido difundiendo progresivamente la contaminación del aire, del agua y de los alimentos. La producción industrial ha difundido en la atmósfera sustancias contaminantes: bióxido de carbono, partículas atmosféricas, partículas radioactivas de diversos tipos que provocan patologías de la respiración. El asma, la bronquitis, los tumores en las vías respiratorias están en constante aumento en una población expuesta a los efectos de la industrialización masiva.
Pero hay otro tipo de polución que afecta al respirar psíquico del organismo individual y colectivo. Los flujos semióticos que se difunden por la infoesfera del sistema mediático, de la publicidad, de la competencia económica, de las finanzas digitalizadas, provocan efectos de contaminación de la psicoesfera. Provocan, ante todo, distonía y desarmonía de las respiraciones singulares: miedo, ansiedad, pánico y depresión son las manifestaciones patológicas de este tipo de polución.
Intentemos comprender mejor cómo las singularidades se concatenan en el devenir psíquico de la sociedad. Las concatenaciones entre organismos conscientes y sensibles pueden tener carácter conjuntivo. Los seres humanos, en cuanto organismos conscientes y sensibles, se conjugan gracias a su capacidad de interactuar lingüística y sensualmente. La comunicación lingüística es un fenómeno profundamente estudiado y sabemos cómo los medios pueden modificarla, contaminarla, liberarla, enriquecerla, empobrecerla, valorar la creatividad o exaltar el conformismo.
Pero hay otro nivel de concatenación, que es el menos estudiado por los sociólogos de la comunicación: la sensibilidad. La sensibilidad es la capacidad de los seres humanos de comunicar cualquier cosa que no se pueda decir con palabras. Es la disponibilidad de los cuerpos a las caricias, a la compasión entendida como percepción compartida. El organismo colectivo es capaz de conjunción y, por tanto, capaz de afectividad, comprensión sensual y solidaridad social. Los flujos culturales, la música y la poesía, así como las sustancias psicotrópicas de diferente tipo pueden favorecer, obstaculizar o contaminar la capacidad conjuntiva.
La sensibilidad es también la facultad que nos permite entrar en relación con entes que no están hechos de nuestra misma materia, que no hablan nuestra lengua, que no son reducibles a la comunicación de signos discretos, verbales o digitales. La sensibilidad es facultad de sintonía con el rizoma.
1º y 2º Principios de conexión y de heterogeneidad: cualquier punto del rizoma puede ser conectado con cualquier otro (…) En efecto, los agenciamientos colectivos de enunciación funcionan directamente en los agenciamientos maquínicos, y no se puede establecer un corte radical entre los regímenes de signos y sus objetos (…). La orquídea se desterritorializa al formar una imagen, un calco de avispa; pero la avispa se reterritorializa en esa imagen. No obstante, también la avispa se desterritorializa, deviene una pieza del aparato de reproducción de la orquídea al transportar el polen. La avispa y la orquídea hacen rizoma en tanto que heterogéneos. (Deleuze y Guattari, Rizoma)
La avispa y la orquídea no tienen ninguna homogeneidad en el plano ontológico, teleológico, ni tampoco en el plano físico. Pertenecen incluso a dos reinos diversos de la naturaleza. Esto no les impide funcionar conjuntamente. No les impide concatenarse (s’agencer) y dar vida a una cosa que antes no existía, crear una máquina nueva.
Máquina, de hecho, es cualquier concatenación material, considerada desde el punto de vista de su funcionamiento y no desde el punto de vista de su ser. Al grito metafísico que domina la civilización jerarquizada: “¡ser, ser, ser!”, el pensamiento rizomático responde: “¡concatenar, concatenar, concatenar!”. En la concatenación se encuentra el principio del devenir.
Devenir avispa de la orquídea, devenir orquídea de la avispa, asegurando cada uno de esos devenires la desterritorialización de uno de los términos y la reterritorialización del otro, encadenándose y alternándose ambos según una circulación de intensidades que impulsa la desterritorialización cada vez más lejos. No hay imitación ni semejanza, sino surgimiento, a partir de dos series heterogéneas, de una línea de fuga compuesta de un rizoma común que ya no puede ser atribuido ni sometido a significante alguno. (…) Evolución aparalela de dos seres que no tienen absolutamente nada que ver el uno con el otro. (Deleuze y Guattari, Rizoma)
Conjunción y conexión
La conjunción no es, sin embargo, la única modalidad de concatenación. Junto a ella se ha desarrollado una forma de concatenación de tipo recombinante, conectiva, discreta, operacional: la conexión. La conexión es la interoperatividad funcional de organismos reducidos a segmentos lingüísticos compatibles.
La difusión de la modalidad conectiva en la vida social produce las condiciones de un cambio antropológico del cual no distinguimos aún plenamente los contornos. Este cambio implica una mutación del organismo consciente: para que el organismo consciente pueda hacerse compatible con el ambiente conectivo es necesaria una reformulación del sistema cognitivo.
Los organismos conscientes y sensibles están sometidos a un proceso de mutación que abarca las modalidades de la atención, la elaboración, la decisión y la expresión. La tecnología recombinante de la Red global provoca una aceleración de los flujos informativos y una potenciación de las capacidades de concatenación conectiva. Pero al mismo tiempo esto parece producir un embotamiento de las facultades conjuntivas de la cognición humana. La facultad conjuntiva esencial, que es la sensibilidad y la expansión de la modalidad conectiva en la psicoesfera, produce efectos de tipo patógeno sobre la esfera de la sensibilidad.
La primera generación conectiva, la primera generación de humanos que aprende más palabras de una máquina que de la madre, tiene comportamientos que no se pueden reducir a los conflictos intergeneracionales del pasado. Para comprender el cambio antropológico en curso debemos profundizar en el significado y la diferencia entre conjunción y conexión.
La conjunción es devenir otro, mientras que en la conexión cada elemento permanece distinto e interactúa solo funcionalmente. Uniéndose conjuntivamente las singularidades se modifican, se vuelven otra cosa distinta de lo que eran antes de su unión. El amor cambia al amante y la combinación de signos a-significantes permite la emergencia de un significado que no existía antes. En cambio, la conexión no implica una fusión de los segmentos sino un simple efecto de funcionalidad maquínica; ella presupone la compatibilidad de los segmentos semióticos que entran en relación. Para que los segmentos puedan conectarse, deben ser compatibles e interoperables.
La red digital se extiende mediante la progresiva reducción de un número creciente de elementos a un formato, un estándar, un código, que hace compatibles a los distintos elementos. Los segmentos que entran en este rizoma pertenecen a los diferentes reinos de la naturaleza: segmentos electrónicos, semióticos, maquínicos, biológicos, psíquicos; circuitos de fibra óptica, abstracciones matemáticas, ondas electromagnéticas, ojos humanos, neuronas y sinapsis. El proceso de compatibilización atraviesa campos heterogéneos del ser plegándolos al principio de conectividad.
El proceso de mutación que se desarrolla en nuestra época está centrado en el cambio de la conjunción a la conexión como paradigma del intercambio entre organismos conscientes. El factor impulsor de dicha mutación es la inserción de lo electrónico en lo orgánico, la proliferación de dispositivos artificiales en el cuerpo, en la comunicación, en la sociedad. El efecto es la transformación de la relación entre conciencia y sensibilidad, la progresiva desensibilización del intercambio de signos.
La conjunción es encuentro y fusión de formas redondeadas, regulares, que se insinúan de forma imprecisa, irrepetible, imperfecta, continua. La conexión es interacción puntual y repetible de funciones algorítmicas, de líneas red y de puntos que se solapan perfectamente, se insertan y separan según modalidades discretas de interacción. Modalidades discretas que hacen compatibles entre sí a las diversas partes según estándares predeterminados.
La digitalización de los procesos comunicativos induce una especie de desensibilización a la curva, a los procesos continuos de lenta transformación, y una especie de sensibilización al código, a los fulminantes cambios de estado, a las sucesiones de signos discretos.
En la esfera de la conjunción, la interpretación sigue criterios de tipo semántico. El otro que entra en conjunción envía señales de las cuales se debe entender el significado, extrayéndole, si es necesario, la intención, el contexto, el matiz y lo no dicho.
En la esfera de la conexión, el criterio de interpretación es puramente sintáctico. En las conexiones el intérprete debe reconocer una secuencia y debe estar en posición de cumplir la operación prevista por la Sintaxis General (o programa operativo) y no debe haber márgenes de ambigüedad en el intercambio de mensajes, ni la intención puede manifestarse mediante matices.
La progresiva traducción de las diferencias semánticas en diferencias sintácticas es el proceso que, a partir del racionalismo científico y del neopositivismo lógico, ha abierto la puerta a la cibernética haciendo posible la creación de una red digital.
Pero cuando la sustitución del criterio sintáctico por el criterio semántico de interpretación se extiende de los dispositivos lógicos a los organismos, se verifica una mutación cognitiva y psíquica. La mutación produce efectos dolorosos en el organismo consciente y estos efectos se pueden interpretar con las categorías de la psicopatología: dislexia, ansiedad, apatía, pánico y depresión.
La descripción psicopatológica no recoge el núcleo profundo de la cuestión, porque asistimos al esfuerzo de adecuación del organismo consciente a un ambiente mutado. Un reajuste del sistema cognitivo al ambiente tecnocomunicativo que trae consigo patologías de la esfera psíquica y de las relaciones sociales.
Para generar la interfaces eficaces en el ambiente conectivo, el organismo consciente inhibe progresivamente aquello que llamamos sensibilidad. En esto consiste la reformulación cognitiva en curso. Sensibilidad, es decir, la habilidad que permite a los humanos interpretar signos no verbales y no verbalizables, comprender aquello que no puede ser expresado en formas sintácticamente finitas.
Esta competencia puede revelarse inútil, e incluso dañina, en un sistema integrado de tipo conectivo. La sensibilidad ralentiza los procedimientos interpretativos, los vuelve aleatorios, ambiguos, reduce la eficiencia competitiva del agente semiótico.
La dimensión ética donde se vuelve posible la elección voluntaria del actuar, también se encuentra involucrada en la reformulación del sistema cognitivo. Religiosos, sociólogos y políticos lamentan una suerte de inestabilidad ética, de indiferencia en el comportamiento de las nuevas generaciones. Muchos lamentan el declive de los valores ideológicos o del vínculo comunitario. Pero, para entender las perturbaciones que sacuden tanto la esfera ética como la política, hace falta dirigir la atención hacia la estética. Yo diría que la parálisis ética, la incapacidad de gobernar éticamente la vida individual y colectiva, proviene de una perturbación de la estesia, es decir, de la percepción del otro y de uno mismo.
Composición y recombinación
La concatenación social puede tener carácter conjuntivo y carácter conectivo. La modalidad conjuntiva hace posible la composición, mientras que la modalidad conectiva requiere compatibilidad, no composición.
La composición se manifiesta como fenómeno de respiración común: conspiración. Cuando la compatibilidad conectiva o recombinante funcional aventaja a la componibilidad conjuntiva, el organismo social se vuelve rígido, frágil.
La solidaridad social no es un valor moral o ideológico: depende de la continuidad de la relación entre individuos en el tiempo y el espacio. La percepción de la continuidad del cuerpo propio en el cuerpo de los otros, la percepción de la coherencia de mi interés con tu interés constituye la base material de la solidaridad.
La conspiración comunista fue la energía que permitió la solidaridad del cuerpo social de la clase obrera industrial. Pero a partir de los años ochenta se puso en marcha un proceso de verdadera y auténtica disgregación de la composición social obrera: la precarización fue el motor de la desolidarización. La virtualización ha sido el factor complementario: la precarización realiza la destrucción de la coherencia de los intereses en el campo del trabajo y la virtualización realiza la fragmentación de la continuidad territorial de los cuerpos.
La respiración colectiva está fragmentada, individualizada, sometida a los ritmos cada vez más veloces de la máquina virtual, y este proceso es paralelo y complementario a la fragmentación y fractalización del sistema del capital mismo. El capital financiero es capital ya sin territorio, constante recombinación de fragmentos virtuales de propiedad abstracta.
Gracias a la introducción del principio conectivo como modelo dominante de la comunicación, los organismos pierden su componibilidad sólida para reformatearse según un modelo de combinabilidad impersonal.
Es  así como se realiza la desarmonización de la comunicación social que se manifiesta con verdaderas y auténticas distonias neurovegetativas del organismo colectivo: patologías de la relación, desempatía. La sexualidad del cuerpo fractalizado se manifiesta de forma pavorosa, el deseo se dirige a la vez hacia incontables objetos virtuales, en una orgia frígida que encuentra en la pornografía su forma más adecuada.
Los cuerpos se perciben como intercambiables, el pelo debe desaparecer de las superficies epidérmicas. Época lampiña, pensamiento liso. La cohabitación se percibe como invasión desarmónica del espacio recíproco.Las capacidades de hacer cuerpo colectivo que pertenecen al movimiento se vuelven episódicas, frágiles.




– Ir a «La sublevación como teoría política del cuerpo«, de Diego Sztulwark, prólogo del libro.

– Ir a «Facebook o laimposibilidad de la amistad«, de Bifo, editado en La sublevación, Hekht 2014.

Facebook o la imposibilidad de la amistad

por Franco Berardi (Bifo)

(en La Sublevación, de Bifo, editado por Hekht en marzo de 2014)


Al dedicar a Zuckerberg su famosa portada, Time[1]captó el núcleo profundo de la condición juvenil contemporánea, en la que solo un improbable éxito financiero puede ofrecer una salida al sufrimiento psíquico y material.

Capitalismo financiero y trabajo precario, soledad y sufrimiento, atrofia de la empatía y de la sensibilidad, imposibilidad de la amistad y la solidaridad, tales son los temas que emergen en la película de David Fincher, La red social. La película cuenta la historia de la creación y primera fase del lanzamiento de Facebook: una odisea en la época del semiocapitalismo financiero y, al mismo tiempo, una evolución decisiva para Internet. Pero en la película la atención también se centra en las implicaciones psíquicas, a causa de la aceleración e intensificación derivadas del auge de la banda ancha.
Amor, amistad, afecto; toda la esfera de las emociones se enfrenta a los cambios de ritmo de la infoesfera que rodea a la primera generación que aprendió más palabras de una máquina que de su madre.
Aunque algunos detalles biográficos (como el final de una historia de amor narrada en la primera escena de la película) no sean necesariamente verdaderos a diferencia de la narración de los primeros pasos de Facebook y los sucesivos conflictos legales, la ficción narrativa es útil para una plena comprensión de la mutación psíquica y relacional que conlleva la vida social de la fuerza de trabajo cognitiva. El personaje principal de la historia, Mark Zuckerberg, el joven que ha lanzado al mercado virtual la red social, podría obviamente ser descrito como un ganador: es el millonario más joven del mundo, propietario de una compañía que en pocos años se convirtió en la web más importante del mundo y tiene quinientos millones de usuarios. Y aún así es difícil ver en él a una persona feliz, y la película lo describe como un perdedor en el plano psíquico y humano. La amistad parece algo imposible para él, hasta el punto en que se puede suponer que el éxito de su web se debe a la sustitución artificial de la amistad y del amor por protocolos estandarizados.
Quizás justo porque su experiencia existencial lo ha convertido en un experto en el sufrimiento, la alienación contemporánea se manifiesta perfectamente en la creación de Zuckerberg: Facebook.
El deseo se desplaza desde el contacto físico hasta el territorio abstracto de la seducción simulada en el espacio infinito de la imagen. La extensión ilimitada de la imaginación (descarnada) lleva la experiencia erótica hacia lo virtual, a la huida infinita de un objeto a otro. Valor, dinero, excitación financiera, son la formas perfectas del deseo transformado en virtual. La movilización permanente de las energías psíquicas en la esfera económica es causa y efecto de la “virtualización” del contacto. La palabra misma “contacto” significa exactamente lo contrario de lo que significa: no ya percepción epidérmica de la presencia sensual del otro, sino intencionalidad puramente intelectual. La virtualización del deseo provoca un efecto patógeno de debilitamiento de la solidaridad social y del sentimiento de empatía.
Infelicidad existencial y éxito comercial son las dos caras del mismo fenómeno. Zuckerberg parece tan hábil en la interpretación de las insatisfechas necesidades psíquicas de su generación porque la soledad y la frustración afectiva son una característica inherente al proceso mismo de creación de la empresa. El genio de Zuckerberg parece revelarse sobre todo en la habilidad para sacar provecho de la energía de la masa y del sufrimiento colectivo: la energía que proviene del lado oscuro de la multitud.
La idea originaria de la web no es de Zuckerberg como se supo tras los juicios que lo obligaron a pagar grandes sumas de dinero (pero mínimas respecto del valor que los mercados atribuyen hoy en día a Facebook). La idea le había sido sugerida por dos ricos gemelos de Harvard que querían contratarlo como programador. Zuckerberg fingió trabajar para realizar su proyecto y creó una web que, si bien parte de la idea de los gemelos, tiene una potencia comunicativa mucho mayor, justamente porque se inserta en las necesidades psíquicas producidas por la alienación de masas. ¿Quiere esto decir que el programador les robó algo a aquellos que lo querían contratar? Sí y no. En efecto, en la red es imposible distinguir claramente los diferentes momentos del proceso de valorización: la fuerza productiva de la red es colectiva mientras que las ganancias son privadas. Aquí se encuentra la insuperable contradicción entre colectividad produciendo en red y la apropiación privada de lo producido, que mina las bases del edificio del semiocapital y que Fincher describe a su manera.
La película propone también una visión del trabajo en la época de la precariedad. La palabra “precario” significa aleatorio, incierto, inestable, y no se refiere solamente a la incertidumbre de las relaciones de trabajo, sino también a la fragmentación del tiempo y a la incesante desterritorialización de los factores de producción social. Ni el trabajo ni el capital tienen ya una relación estable con el territorio y la comunidad. El capital fluye por los circuitos financieros mientras que la empresa no se basa ya en la producción y la posesión de los bienes materiales, sino en símbolos, ideas, información e intercambios lingüísticos.
Esto significa que la empresa ya no está ligada al territorio y que al proceso de trabajo no se basa en la copresencia cotidiana de una comunidad de trabajadores. El proceso de trabajo se convierte en una recombinación continua de fragmentos de tiempo conectados a la red global. Los trabajadores se encuentran cada día en el mismo lugar, pero permanecen solos en sus cubículos hiperconectados, contestando los pedidos de las empresas para las que trabajan o consumen. El capitalista no se encuentra ya empeñado en firmar un contrato para poder explotar la energía productiva del trabajador durante toda su vida, en definitiva ya no compra la entera disponibilidad del trabajador, sino que sencillamente compra un fragmento de tiempo disponible, que podemos definir como tiempo fractal, en cuanto es compatible con los protocolos de interactividad y combinable con otros fragmentos de tiempo.
El trabajador industrial desarrollaba un sentimiento de solidaridad con sus compañeros porque los reconocía como miembros de su comunidad existencial y porque compartía sus intereses, mientras que el trabajador cognitivo en red está solo y es incapaz de solidarizarse porque cada uno está obligado a competir en el mercado de trabajo y en la carrera constante por las oportunidades de un salario precario.
Este tipo de soledad y de miseria psíquica no caracteriza solamente la vida del trabajador, sino también la del emprendedor, porque desde el punto de vista laboral la frontera que separa trabajo y empresa es confusa, indefinida. Si bien la renta de un trabajador es cien (o quinientas) veces inferior a la renta del emprendedor, el modo en que Mark Zuckerberg vive su jornada de trabajo no es muy diferente del modo en que la viven sus asalariados. Todos ellos se sientan delante del ordenador y escriben con el teclado. La miseria existencial los une.
Zuckerberg tiene un solo amigo al principio de la película, Eduardo Saverin, quien por diecinueve mil dólares, acepta convertirse en inversor de la empresa. Saverin cree que la amistad lo protege de las feas sorpresas que la competencia normalmente le reserva a los que se mueven en los círculos del capitalismo financiero. Pero rápidamente vemos que se trata de la imposibilidad de la amistad en una condición de abstracción virtual y de la imposibilidad de construir solidaridad cuando la vida se transforma en un contenedor abstracto de fragmentos de tiempo en competencia. 

– Ir a «La sublevación como teoría política del cuerpo«, de Diego Sztulwark, prólogo de La sublevación.

– Ir a «Respiración, conspiración, solidaridad«, de Bifo, editado en La sublevación.

[1]Zuckerberg fue tapa de la revista Time el 15 de Diciembre de 2010 cuando se lo llamó “El personaje del año 2010”. Ver: http://content.time.com/time/specials/packages/article/0,28804,2036683_2037183,00.html

Entrevista a Miguel Teubal: “Me extrañó que Kicillof devaluara”

por Diego Genoud


Conoce como pocos a Axel Kicillof, de quien fue tutor de su tesis, y acaba de publicar junto a la socióloga rural Norma Giarracca un libro en el que refuta una de las afirmaciones que hizo Cristina Kirchner en su discurso ante la Asamblea Legislativa: “Actividades extractivas en expansión ¿reprimarización de la economía argentina?”. Allí, Miguel Teubal sostiene en base a los mismos datos de CEPAL que “aunque la Presidenta se empeñe en decir lo contrario, en Argentina hubo una reprimarización de la Economía como en el resto de los países de América Latina”.
Tutor de la comentada tesis de Kicillof sobre la Teoría General de Keynes, profesor de muchos de sus actuales colaboradores en el Ministerio de Economía, Teubal es doctor en Economía Agraria e Investigador Superior del CONICET en el Instituto Gino Germani. Sugiere que durante los años del kirchnerismo, la industrialización fue más un eslogan que una realidad y cuestiona la apuesta principal de consolidar un país que basa su comercio exterior en la soja. “No soy pro-gobierno pero no tampoco soy anti-gobierno”, se presenta.
En la era de la polarización, Teubal prefirió tomar distancia de sus amigos que militan en Carta Abierta y de otros como Pino Solanas que “se fueron al diablo” en la alianza con Elisa Carrió. Habla del ministro que acaba de cerrar el acuerdo con Repsol, considera que la economía ya se está enfriando, remarca que la oposición sólo tiene para ofrecer recetas ortodoxas y advierte sobre el peligro de profundizar el ajuste con un tope a los salarios en paritarias. “Le querría ver la cara a Axel en la negociación con los docentes porque siempre estaba de este lado”, asegura.
¿Por qué dice que hubo una reprimarización de la economía durante los últimos diez años y a qué se debió?
Si uno mira un poco la historia, desde la crisis de los años 30, hubo un proceso de industrialización sustitutiva de importaciones. Y después vino el neoliberalismo que fue todo lo contrario, con Isabelita, la dictadura militar y el menemismo. Fue la etapa de la valorización financiera pero por otra parte hubo una reprimarización donde las actividades extractivas y la soja tuvieron un auge fenomenal. Durante la posconvertibilidad, hubo cierta industrialización, pero no necesariamente fue sustitutiva de importaciones. Hubo énfasis en la industria automotriz pero eso potenció también la dependencia externa. Y la industria de Tierra del Fuego no logró superar el ensamblaje. Incluso lo textil estuvo muy basado en los sintéticos que son importados.
Ahora nos encontramos con que de golpe se produce la crisis. Hay fuga de capitales y nos damos cuenta de que no existe una autonomía tan grande como hubiéramos querido tener. Seguimos dependiendo de las exportaciones primarias, sobre todo la soja, que representan el 70 % de las exportaciones. Ahí no hubo un cambio y eso muestra la vulnerabilidad externa de nuestra economía.
El momento clave del proceso industrial fue en los años 70 cuando se pensó que se podían exportar productos manufacturados y cambiar el patrón estructural de la economía pero eso se terminó con la dictadura militar.
Ustedes dicen que Argentina es uno de los países de América Latina donde se advierte el retroceso del sector manufacturero en relación al PBI.
Tomé los datos de la CEPAL y en toda América Latina hubo una reprimarización. Pero en Argentina la relación entre producto industrial y PBI había alcanzado el punto más alto y desde la dictadura cayó terriblemente. En estos últimos diez años, hubo algún auge de la industria y aumentó el peso en las exportaciones. Pero no existió un proceso neto de sustitución de importaciones.
Afirman también que la única política activa que hubo fue la que favoreció a los oligopolios siderúrgicos, automotrices y los de procesamiento de soja.
En eso, estoy citando a Daniel Azpiazu y a los trabajos de la gente de FLACSO, donde señalan la importancia de la concentración y extranjerización del capital en estos años. En todos los sectores, las grandes empresas aumentaron su participación en la economía. Puede haber habido un cambio en lo macroeconómico, la reactivación, pero ese proceso se profundizó y eso significa mayor poder de veto de las grandes empresas. Se nota claramente en el sector extractivista. Ahí si hay una clara política hacia las grandes capitales extranjeros como Monsanto, Barrick o Chevron.
¿Cuál fue el proceso que no se revirtió?
Desde los años 90, con el Plan de Convertibilidad, se estableció la libre movilidad de capitales y se eliminó la obligación que tenían los exportadores de entregar las divisas en determinados períodos. El máximo nivel de regulación fue el IAPI, durante el primer gobierno peronista, que exportaba y distribuía las divisas. Ahora los exportadores no están obligados a entregar los dólares al Estado y eso genera un problema grande como lo estamos viendo.
La soja como única estrategia
¿Por qué el gobierno no intentó recrear una Junta Nacional de Granos y dar marcha atrás con la desregulación?
La Junta Nacional de Granos tenía entre sus atribuciones fundamentales la de establecer precios sostén para favorecer a los pequeños productores agropecuarios. Si caía por debajo, la Junta lo establecía. Ahora muchos están hablando de eso. En los noventa, se tenía la visión opuesta de que había que impulsar el “desarrollo” y darle todas las garantías a estas empresas. Vienen al país porque son tremendamente rentables y generan enormes pasivos sociales y ambientales. El gobierno debería haber intervenido más sobre todo en la cuestión ambiental.
El actual ministro de Economía había dicho que, a la hora de pensar en pagar la expropiación, deberíamos incluir los pasivos ambientales que generó Repsol. Ahora parece que no lo tomaron en cuenta y están impulsando el fracking en Vaca Muerta, que es uno de los peores sistemas en materia ambiental.
¿Lo que ustedes denominan modelo extractivista vendría a ser el rostro actual del desarrollo?
Bueno, para determinados sectores del gobierno si. Para muchos gobernadores si: es la única salida. Dicen que la minería es la salvación pero es todo lo contrario. Catamarca, San Juan y La Rioja tienen enormes pasivos ambientales.
¿Cuál fue la política principal del gobierno ante el boom de los precios internacionales de los commodities?
Fue aprovechar esa circunstancia. Grobocopatel decía que había soja para rato y el gobierno se jugó a eso. Pensó que no había que generar resquemores con sectores de poder a nivel internacional para maniobrar y seguir con otras políticas de inclusión social.
¿Qué debería haber hecho y no hizo?
Tener una política más firme con el extractivismo. No basar toda su estrategia de comercio exterior en la soja. Eso trae consecuencias a largo plazo para la economía en general. El agronegocio involucra la siembra directa y la utilización masiva de agrotóxicos, que generan perjuicios enormes para la población. Implica además la deforestación porque se expande la frontera agropecuaria hacia el Norte. Debería haber tenido una perspectiva más amplia para visualizar todos estos temas.
¿No fue igual en otros países de América Latina?
Fue igual en todas partes. Incluso los gobiernos progresistas siguen con el extractivismo y hay protestas en toda América Latina en contra de la minería o de la soja.

Kicillof ministro
¿La devaluación es un premio tardío que el gobierno le entrega a los sojeros como un intento de reconciliación?
No sé si es un premio tardío o un reconocimiento de que ciertas variables se están descompensando demasiado y hay que ponerle freno a eso. Se piensa que la devaluación permite coordinar la política de alguna manera. Lo cierto es que, con la inflación, hay una tendencia a que el peso sea sobrevaluado en relación al dólar. La inflación es inercial y los empresarios se cubren. Los bienes exportables son cada vez menos rentables y eso va incidiendo sobre el superávit de la balanza comercial. La fuga de capitales se generaba a partir de la expectativa de que el gobierno iba a devaluar. Pero el sector agropecuario, los sojeros especialmente, no tienen problema de rentabilidad.
¿Y cuál es el mayor riesgo de devaluar?
El peligro de todo esto es que profundicen un ajuste y se nieguen a aumentar los salarios. La economía se está enfriando porque la devaluación genera caída de los salarios reales y hay menos consumo. Claro, no llegamos al ajuste tipo España o Grecia, donde la deuda es más del 100 % del PBI nacional. Tenemos la ventaja de una política de desendeudamiento que fue importante. Pero acá la cuestión es si seguimos con políticas ortodoxas, con los ajustes, o si seguimos con políticas heterodoxas y qué políticas heterodoxas. No sé quién está pensando en una política heterodoxa en la oposición. Dentro del gobierno, tampoco se ve claro.
¿Cómo lo ve a Kicillof en este marco, usted que lo conoce?
No sé. Yo lo conozco de ámbitos académicos pero además somos amigos. Éramos amigos, no sé hoy. Jajaja. Me extrañó que él devaluara. No sé si tendría que haberlo hecho en ese momento porque eso desató un montón de factores y no sé si va a poder controlar las variables económicas, incluyendo el salario. Él estaba en mi Cátedra. Yo fui su director de tesis, después fui su director en el Conicet. Siempre tuvimos buena relación. Los ayudantes de mi Cátedra son todos recomendados por él. Él es muy inteligente a nivel académico. Conoce sobre teoría económica y no se puede decir lo mismo sobre los ministros de Economía por lo general. Pero supongo que ser ministro significa otra cosa: administrar el Estado y enfrentarse a una serie de grupos de poder. No sé cuáles son los sectores en que se apoya para impulsar su política ni cuáles serían hoy sus objetivos. No sé qué respaldo tiene para planificar. Gelbard tenía a la CGE que lo apoyaba y sectores sindicales que lo apoyaban, la Federación Agraria era aliada. Era un contexto diferente para impulsar una política de control de precios o de pacto social.
¿No duró tanto el pacto social de Gelbard no?
Es cierto. Pero el panorama era otro. Y por otra parte yo no sé que les pasa a las personas cuándo asumen cargos de importancia. De un ámbito universitario, acostumbrado a las discusiones y a la crítica de la economía, pasar a un lugar y tener que defender una política y soslayar ciertos temas que hay que soslayar en función de objetivos más amplios. Entonces, no sé si la gente cambia. La política cambia a las personas al menos cuando tienen que tomar decisiones. Por ahí cambian en cierto sentido y empiezan a ser más cínicos de decir no podemos hacer esto, ni lo otro. No sé si él se ha metido en este brete de pensar muy en las cosas de corto plazo y dejar de pensar en las de más largo plazo. No sé hacia donde apunta.
Uno de sus objetivos más importantes es llegar a un acercamiento con los organismos de crédito internacional y terminar la etapa del desendeudamiento.
Si, ¿pero qué significa llegar a un acuerdo con el Club de París? ¿Que vamos a endeudarnos como siempre?. Entonces vamos a terminar como antes: pedir nuevos préstamos para pagar viejos préstamos. Los Precios Cuidados están bien, pero al mismo tiempo hay una nueva política energética y se está impulsando el sector petrolífero con aumentos de combustibles. No sé pensó hasta ahora en una política energética alternativa.
El regreso de los ortodoxos
¿Usted también trabajó con Guillermo Calvo, que ahora aparece ligado a Scioli?
Calvo es un ultraortodoxo pero yo lo conozco de hace mucho tiempo, cuando era joven y tenía otras ideas. Es muy inteligente. Trabajamos juntos. Calvo era más progresista, no creía en el mercado. En mi época, la doctrina hegemónica en la academia de economía, en el departamento de Economía de Estados Unidos, en Inglaterra y también en nuestro país era el keynesianismo. El debate era entre Keynes y los ortodoxos. Ahora son todos ortodoxos. Todo es una sola doctrina, que es la neoclásica, en sus distintas variantes. Keynes demuestra ciertas fallas en el funcionamiento del sistema capitalista y hace propuestas para superarla. En ese sentido, uno puede decir que el gobierno actual impulsó una política más keynesiana de mantener la demanda a nivel global.
Moyano dijo que el gobierno está haciendo un ajuste sobre los salarios y con eso está sepultando el modelo de consumo. ¿Usted cómo lo ve?
No sé si el gobierno está haciendo todo eso tal cual, aunque da la impresión de que si. Hay que ver qué van a hacer con las negociaciones colectivas. Le querría ver la cara a Axel junto con los docentes porque siempre estaba de este lado. Ahora de golpe se encuentra del otro lado. Si los aumentos no son acordes con la inflación, eso significa un ajuste. Y en ese sentido tiene razón Moyano. Los salarios fueron a la cola de la inflación, salvo algunos gremios importantes.
¿Cómo ve el juego de la oposición? Pareciera que están pidiendo un ajuste mayor.
Si Scioli tiene como uno de los asesores principales a Blejer, hombre del Fondo Monetario, no sé qué se puede esperar. Massa, tiene a Peirano y Lavagna, que por ahí tienen alguna propuesta más heterodoxa, pero el conjunto de la política del massismo tiende hacia una política neoliberal. Y la presión internacional apunta a eso. Veo una situación difícil. ¿Quién de la oposición tiene un proyecto alternativo al ajuste?
¿Por qué cuestiona a Carta Abierta?
Es muy pro-gobierno pero se nota la falta de una perspectiva crítica. Y no quieren discutir. Ellos dicen que el gobierno se enfrentó a los grupos de poder. En algunas cosas sí, Clarín y el asunto de los medios, pero yo creo en cambio que una de las cuestiones más graves fue no tener una política firme respecto de los grandes poderes. Que haya habido una concentración de capital como lo hubo en distintos sectores. Las políticas de Moreno en materia de control precios, subsidiar a los supermercados para que no aumentaran los precios, era reconocerlos como factores de poder. Pero lo que más critico es el extractivismo, que en sectores del gobierno dicen que no es importante y que se impulsó a más no poder. Como me dijo uno de ellos: ¿qué hubiéramos hecho si no hubiéramos tenido la soja? La crisis actual es producto también de las políticas que ellos impulsaron. Se promovió la soja pero no se promovió la producción de alimentos. Se podría haber impulsado la producción orgánica que es más saludable que la producción sojera, que además es 95 % para exportación. La paradoja es que los precios agropecuarios lideran el proceso inflacionario y eso es mucho más regresivo para los sectores asalariados porque destinan la mayor parte de su presupuesto familiar a la compra de alimentos.

Putin y la salvación del Chavismo

por Heinz Dieterich
 

1. Maduro y Putin ante la «revolución naranja«
Washington y sus aliados europeos han destruido con un golpe de Estado (revolución naranja) al gobierno democráticamente electo de Victor Yanukovich, en Ucrania. Putin no acepta el golpe de Estado ni reconoce a los peleles impuestos en Kiev. Las Fuerzas Armadas de Rusia y de la OTAN están en estado de alerta y las rusas se preparan para intervenir en partes de Ucrania. Además, Moscú ha decidido crear una red mundial de bases de apoyo logístico militar que incluye América Latina (Cuba) y Asia (Vietnam) y ha establecido una alianza estratégica de sobrevivencia con China.
La reacción de Moscú y Beijing ante la nueva ofensiva imperialista mundial de Barack Obama-Angela Merkel-ShinzoAbe, ha sido defensiva y tardía. Pero, finalmente reaccionan con claridad y firmeza: Putin, defendiendo (al peligro de una guerra nuclear) la vital profundidad estratégica del país, que siempre lo ha salvado de las invasiones de Occidente (Napoleón, Hitler); China, protegiendo la única alianza estratégica que le permite impedir la destrucción imperialista. A diferencia de ambos países, Venezuela ha sido incapaz de armar un plan estratégico de defensa ante la subversión. Entre medidas caóticas, improvisadas y contradictorias de defensa, pierde cada vez más poder ante las huestes de Obama-Uribe-Santos.
2. La reacción del gobierno venezolano
Putin reaccionó tardíamente a la agresión existencial, pero reaccionó con claridad y firmeza. Esto permitió, que en forma limitada ha podido recuperar la iniciativa estratégica. Nada de esto se puede decir del gobierno venezolano. Actúa más bien bajo síntomas de pánico y ha perdido la iniciativa estratégica.
Al personal de planta de CNN se le revoca la acreditación por propaganda de guerra y tres días después se le renueva.
Se le implora al principal responsable de la guerra, Barack Obama, a dialogar y Obama, como era previsible, aprovecha para darle una cachetada al Presidente venezolano, diciendo que primero busque el diálogo con su pueblo.
Mandan un señorito inexperto como embajador a Washington, cuando se necesita allá a un profesional de peso, con amplia experiencia en diplomacia.
Giran orden de aprehensión contra el general golpista Ángel Vivas y no se atreven a arrestarlo, permitiéndole su show de telenovela mundial.
Elías Jaua pierde el tiempo en una gira para informar a los gobiernos amigos, como si éstos no supieran exactamente que es un golpe de Estado de Washington. (Se han mantenido al margen. Entienden que Washington exige nuevamente su subordinación a la Doctrina Monroe so pena de ser desestabilizados.)
Buscan su salvación en el exterior con grupos de solidaridad, cuando su salvación sólo puede ser endógena.
Denuncian a fascistas como el alcalde Daniel Ceballos en Táchira, pero permiten que éste establezca y consolide una cabeza de playa territorial de la contrarrevolución con los paramilitares colombianos en San Cristobal. Mandan aviones de combate Sukhoi a sobrevolar Táchira para amedrentar a los subversivos y lo único que logran es demostrar su impotencia, falta de plan de contraataque y más comidilla para los que los medios burgueses sigan atacando a Maduro.
3. Táchira: tierra liberada — por el imperialismo
«Han destruido San Cristóbal, tienen 40 puntos de barricada», reconoció Nicolás Maduro durante la Conferencia Nacional de Paz convocada por él mismo. Dijo sentirse angustiado y pidió ayuda para acabar con la sublevación. «Meterse allí con el nivel de violencia y destrucción tiene grandes consecuencias y costos ¿Dejo de actuar? ¿Qué hago?…», preguntó.
No hay mejor actuación y discurso público para acabar con la autoridad del Estado, que éste. Si Ceballos es un fascista que realiza un coup d´ etat contra el gobierno democrático, entonces es obligación constitucional del Presidente imponer el Estado de Derecho y detenerlo. Y, si para desarmar a las bandas terroristas es necesario usar la fuerza militar, entonces hay que usarla constitucionalmente.
El ejército venezolano tiene oficiales y tropas de contrainsurgencia, como el General Alí Uzcátegui, que comandó la operación de rescate de Chávez. El General es de Táchira y ha servido en Unidades de Operaciones Especiales en la frontera. Y como él, hay muchos otros. Es decir, todo el saber y poder para acabar con los terroristas está allá, pero el gobierno no lo usa. Sólo lamenta e implora.
4. El fin previsible
Todo este proceso ha sido previsible y, por tanto, evitable. El 14 de octubre, 2013, hace casi cinco meses, advertí en un artículo que si Maduro no hacía urgentemente reformas estructurales, no llegaría más allá de marzo/abril 2014. Algunos me tildaron de loco, otros de exagerar y desconocer la realidad venezolana. Pero los escenarios de la eventual caída son evidentes: movilizaciones callejeras dirigidas por Washington y la derecha, o una alianza destituidora y sustitutiva entre Fuerzas Armadas y Gobernadores». Esta situación ha llegado, pero la ceguera y arrogancia de la cúpula chavista es tal, que ni siquiera hoy ve el abismo al cual estaría a punto de caer.
5. La salvación del Chavismo: Reforma y Nuevo Orden
El Estado y el bolivarianismo todavía tienen más poder que la oposición: legalidad, petróleo, armas, masas. Aún pueden ganar la batalla. Pero, nada de esto sirve, si no es instrumentado por un equipo capaz de optimizarlo. Y cada día que se desperdicia con las vacilaciones y acciones caóticas-contradictorias actuales, se pierde poder de negociación.
Para evitar la caída del Chavismo e iniciar la contraofensiva general, se necesitan tres medidas: un paquete coherente de reformas estructurales, la imposición firme del Estado de Derecho y una nueva narrativa fundacional (probablemente de la 6ta República). Todo intento de parar la crisis sin considerar estos planes de acción, tendría pocas posibilidades de éxito.
¿Habrá alguna fuerza en el Chavismo capaz de construir e implementar estas medidas para salvar la Revolución de Hugo Chávez?

Inmersión Silicon Valley. Ritornelo 11

por Carolina Di Palma

Es de noche y estamos cocinando en la casa de Tracy, la vietnamita que nos alquiló la habitación en Cupertino. De repente llega resbalando Tony, el chino de 5 años, a todo lo que da, en medias y pijama.
Hellooooooooo, resbala
Hi Tony! How are you? Where have you been?
Y se va corriendo hacia el living y desaparece de nuevo.
Para mi sorpresa regresa y, esta vez, me trae una revista de Lego y me la entrega para que se la lea.
Ou, le digo, ¿querés que te lea esta historia de Lego? Ok, le digo, come with me. Y nos vamos al sillón del living a sentarnos.
Miramos la revista y decimos, a ver a ver, esta historia se llama “La pieza de la resistencia” y es sobre la peli de Lego.
En la tapa vemos correr al obrero constructor protagonista de la peli perseguido por un policía de negro y anteojos Rayban. Más atrás un hindú, con barba blanca, camiseta con arcoíris y unas alas, creo.
Tony me señala el juguetito. Es que la revista viene con un muñequito para armar, de un policía robot con arma, casco y bomba.
Y al fondo de la imagen de tapa vuelan dos o tres piezas de Lego.
Ok, le digo, let´s start.
¡Buen día Bricksburg! Es otro día en esta asombrosa ciudad donde todo es impresionante. Los ciudadanos de Bricksburg están siempre felices, amables y alegres. Eso es porque aman seguir las reglas y ser perfectamente normales. Si por alguna razón olvidan las reglas, el Presidente Negocios tiene cámaras de vigilancia y robots policías para recordarlas.
Todos hacen sus vidas ordinarias. Todos excepto los miembros de la Resistencia.
Oh Tony, do you like it?, le pregunto.
Mueve la cabeza afirmando.
La Resistencia. Yo soy Vitruvius, el líder de la resistencia. Somos un grupo de constructores expertos, llamados Constructores Maestros, quienes ven que el Presidente Negocios controla la ciudad para dominar al mundo.  La verdadera identidad del presidente Negocios es el malvado Lord Negocios, el Señor de los Negocios podría ser. Sí, hay una profecía que cuentan los ciudadanos, los Especiales, quienes se levantarán en contra de Lord Negocios y lo derrotarán.
 Uy Tony, great!!! Para ser que los Especiales derrotarán al malo de los negocios!!!
Tony sonríe.
Un día, una muchacha talentosa y su compañero, un Especial con cara amarilla,  harán que la Pieza de la resistencia sea encontrada en su refugio bajo la tierra. Y con un arma noble como timón, el Maestro Constructor frustrará a Kragle y salvará el reino. Y será la persona más interesante y más importante de todos los tiempos. Todo esto es verdad porque rima.
Tony y yo nos miramos, pero seguimos.
Entonces se ve al hindú, con ojos amarillos y un bastón como con un diamante en la punta que brilla.
Tony me señala con el dedo la próxima página para que siga.
Sabemos que una vez el mundo tuvo posibilidades ilimitadas. Pero desde que el Lord Negocios se hizo cargo, la libertad y la creatividad son cosas del pasado.
Tony, interrumpo, ¿vos sabes que es libertad y creatividad?
Mueve la cabeza afirmando, se ríe y vuelve a señalar la página para que siga.
Y ahora Lord Negocios está preparando su último ataque. Usando el arma devastadora llamada Kragel, el planea mantener al mundo pegado, permanentemente.
Uyyy nooo Tony, los legos pegados, que desastre! digo.
La profecía dice que la Pieza de la resistencia, el misterioso artefacto que tiene el  poder de detener a Kragel, será encontrada por El Especial, el o ella, y salvarán al mundo.
Y vemos en los dibujos al hindú, a Batman, a una chica con colita al costado y a un astronauta.
Todos los Maestros Constructores, no solo Wyldstle, Batman, y un hombrecito del espacio de 1980 llamado Benny, están dispuestos a usar ladrillos para construir lo que sea que piensen. Sin instrucciones!!! Lord Negocios prohíbe esto, por eso debemos escondernos en los diferentes reinos del universo como Wild West, Cloud Cuckoo, Land and Bricksburg.
Construir lo que piensen, guag Tony, que lindo!!!! Vos que pensás?
Se ríe y me indica con el dedo que siga.
Vitruvius. Yo soy el vigilante líder de los Maestros Constructores. Tiempo atrás, me enfrenté con Lord Negocios en una batalla, quedé ciego en la lucha, y el escapó con el arma más poderosa del universo, el Kragle. Pero tengo fe en que los Especiales se levantarán y destruirán a Lord Negocios de una vez y para siempre.
Uy Tony, por eso el hindú tiene los ojos así, es ciego, pero hace malabares con los ladrillos lego, mirá, mirá.
Tony sonríe.
No hace mucho tiempo atrás, Emmet era un ciudadano común, cada día se levantaba, iba a trabajar, cantaba canciones populares y chateaba con sus compañeros. Pero un día se cayó en un agujero. Y un misterioso objeto se le pegó a la espalda. Era la Pieza de la resistencia. Los policías robots del Presidente Negocios comenzaron a perseguirlo.  Y vemos una muralla de ladrillos legos y de un lado policías robot s con armas y del otro a Emmet cayéndose.
Sigo Tony?
Afirma.
Batman es uno de los más poderosos superhéroes del universo y es también el más  importante de los Maestros Constructores. El hombre de la máscara de la justicia es un experto en combate cuerpo a cuerpo y puedo convertir a una legión de robots policías en partes de repuestos en segundos. Además, el tiene un montón de artefactos cool y vehículos.
“Yo solo trabajo en negro, y algunas veces en un muy gris oscuro”
Tony me mira. Yo lo miro y le digo, eso lo vas a entender cuando crezcas.  Sigamos.
Ay mirá Tony, viene la nena ahora! Wildtyle, Estilo Salvaje se llama, so cute, le digo a Tony.
Estilo Salvaje es una corajuda y muy talentosa Maestra Constructora y puede crear cualquier línea de piezas al azar en cuestión de segundos. Ella además es experta en artes marciales. Cuando Emmet fue capturado por los policías robots, ella lo rescató. Y su novio no es otro que: Batman!  
Tony las cosas son así, en general nos enamoramos de uno y rescatamos a otro, o al revés.
“Necesitamos construir nuestro propio camino para salir de aquí”
Great! le digo a Tony, gran frase!!  Te gusto esa frase Tony?
Afirma Tony con la cabeza.
Benny es un astronauta de los años 80 que también es Maestro Constructor. El tiene a bit of one-track mind, especialmente cuando viene con naves espaciales. El ama construir naves espaciales. Los otros Maestros Constructores no le prestan mucha atención a sus ideas porque siempre esta con las naves espaciales pero nunca lo desalientan.
Estilo Salvaje rescató a Emmet de los robots policías de Lord Negocios. Ella usó piezas al azar para construcción rápida de una impresionante motocicleta, y ahora están corriendo por las calles de Bricksburg.
Y vemos a Estilo Salvaje manejando la moto enajenada y a Emmet con una cara de miedo terrible atrás de ella. La moto atraviesa la muralla de ladrillos Lego.
Guaug Tony!! Escaparon!!!
Ahora están en Cloud Cuckoo Land.
¿Seguimos Tony?
A Tony se le caen los ojos del sueño pero afirma.
Vitruvius, Emmet y Estilo Salvaje arrivaron a Cloud Cucckko Land. La Tierra de la nube, seria, algo asi, como la Tierra de Internet.  El hogar de la princesa Unikitty, la uniquita sería algo así. Esta tierra es pura creatividad, no hay reglas, no hay hora de dormir, no hay bigotes tupidos, y definitivamente, no hay negatividad. Los maestros constructores, incluida la princesa Uniquita, se han reunido para tener una reunión secreta.
Uyyy Tony!!! Tony?  Tas despierto? La Tierra de internet, escuchaste?
Afirma pero el movimiento de la cabeza es cada vez más leve.
Barba de metal. Este Maestro constructor llevó a su tripulación a una misión para destruir la torre de Lord Negocios. Pero el ataque falló. Metal Beard perdió su cuerpo, su tripulación, su nave y su lucha. El mismo organizó su escape para sobrevivir y fue forzado a reconstruir su cuerpo usando piezas rotas de la armadura de su nave. Ahora es más temible que nunca!!!!
Y vemos la imagen de este Maestro con la bandera de pirata.
El Especial.
Buenos días apartamento!, Emmet gritó feliz
Era de mañana en Bricksburg. Emmet, el hombre más común en el mundo, no podía esperar para empezar su día. Mejor llevar mi libro de instrucciones, siguiendo las reglas como el quería cada mañana, Emmet hacía ejercicios, se bañaba, tomaba el desayuno y prendía la televisión.
Un hombre aparece en la pantalla. Hi, I am de President Business, el presidente de OCTAN Corporation y del mundo.
Octan? Pienso yo, pero no le digo nada a Tony.
Presten atención con las siguientes instrucciones, serán irán a dormir, y no olviden, Taco martes viene la semana próxima.
Man, el es un hombre muy cool, momento, dijo Emmet enseguida, ¿el dijo que nos vayamos a dormir?
De repente, una publicidad favorita de la televisión del show “Donde están mis pantalones? apareció y el olvidó rápidamente lo que estaba pensando.
Afuera en la calles hay bullicio, la gente afuera apresurada haciendo lo que dicen las reglas. Ellos fueron a trabajar y a construir barrios. Ellos beben  café barato, hacen fila y chatean con los amigos.
Cuando Emmet llegó a la construcción donde trabaja, el encontró a sus compañeros ocupados construyendo nuevos edificios, siguiendo las instrucciones of course.
Tony ríe.
Emmet notó que el día vuela como una mosca hasta que suena el silbato.
¿Quieren ir a comer un pollo delicioso y volverse locos?, gritó un compañero
Emmet saltó y dijo, ¡me encanta el pollo! y se unió a ellos y una ráfaga de viento voló sus instrucciones de su mano. Pero acá podemos aclarar que en realidad no tiene manos, sino que son una especie de agarradera, sin dedos.
Ah no Tony! Se le volaron las instrucciones a Emmet!!!
Tony ríe y todavía esta despierto.
Ah, no dice, Emmet, espérenme amigos, voy a buscar las instrucciones.
Y cuando las estaba juntando observa a una extraña hurgando en el sitio de la construcción.
Hey, pal, detesto tener que decirte esto pero no debes estar aquí, Emmet chequeó sus instrucciones, yes, este lugar cierra a las 6. Bueno, creo que deberé reportarte.
Emmet vió que esa extraña lo miraba, no era una ciudadana común, era una chica bella, ha hermosa chica que Emmet ya había visto antes.
Uyyyy Tony, me parece que a Emmet le gusta Estilo salvaje, eh?
Como no la agarraron, ella comenzó a correr y escapó.
Ey Emmet gritó, ¡no quería asustarte!!!
El trató de seguirla pero tropezó con escombros, chocó la cabeza con un ladrillo y se desmayó.
Más tarde Emmet se levantó en un cueva con sombras. En la oscuridad un gran objeto rojo que brillaba se apareció ante el.
Siento que debería tocarlo, dijo Emmet y cuando puso su mano sobre el objeto el mundo se transformó en una bola de luz. Y una vez más Emmet se desmayó.
Cuando se levantó una voz brusca le gritaba: ¡arriba, despierta!, ¿donde están los Maestros Constructores? ¿Cómo encontramos la Pieza de la resistencia?
¿Qué sucede?, dijo Emmet, él estaba en una sala de interrogación. Y un objeto extraño rojo estaba pegado sobre su espalda.  
 ¿Jugando al mudo?  ¿Maestro Constructor?, dijo el policía robot malo llamado Bad Cop.
Mire, umm, yo veo un montón de show de tv sobre policías, Emmet balbuceó, ¿no se supone que debería haber también un Buen policía  en esta escena?
El Policía malo de repente cambió su cabeza para develar la cara del Policía bueno.  Con una sonrisa, el Policía Bueno dijo, Hi amigo, yo soy tu policía amigable del barrio. ¿Quieres un vaso de agua?
Si de hecho suena bien… Emmet había comenzado a decir
¡!!Demasiado mal!!! Grito el oficial. El Policía malo volvió. Entonces, ¿nunca oyó hablar de la profecía?
No, dijo Emmet
¿O de los Especiales?
No
¡Ud miente! El policía malo le dijo a su policía robot: ¡Llévenlo a la cámara de derretir!
¿Van a derretirme??? Noooo, dijo Emmet
Tonyyyyyyy van a derretir a Emmet!!!!!!!
Tony se agarra a mi brazo y sube la cabeza por arriba del libro para mirar el dibujo
El robot llevó a Emmet a una habitación misteriosa. En el centro hay un dispositivo con un enorme vidrio. Cuando la luz pase por ese vidrio, va a derretir la extraña parte que Emmet tiene en la espalda junto con él.
¡Espere!, dijo Emmet, seguro que aquí ha habido una confusión.
De repente, una figura familiar entra en la habitación, ella lucha contra los robots como una ninja.
¡Bien Tony!!!! Llegó Estilo Salvaje y además es Ninja!!!
Tony rie.
¡Eres tu!, la reconoce Emmet
¡Ven conmigo si no quieres morir! , dice ella.
Y juntos atravesaron la ventana y salieron.
Emmet vió como esta misteriosa jovencita ensamblaba rápidamente una moto usando piezas al azar sin instrucciones.
¡Sube!, le grita ella.
Necesitamos encontrar a Vitruvius y decirle que la Paz fue encontrada, dijo la chica
¿Puedes decirme qué sucede?, pregunta Emmet completamente desconcertado
Lo estoy rescatando, señor, dice ella. Tu eres del que habla la Profecía, tu eres el Especial
¿Yo?, dice Emmet con sorpresa
Hoy es el día mas distinto de todos los días de tu vida.
Tony al final Emmet era el Especial!! digo yo
¿Y que eran los Good and bad cop?, pregunto, ¿vos entendiste algo Tony?
Afirma
A ver Tony, déjame leer esto, ese policía nariz dura con doble personalidad es la mano derecha de Lord Negocios. Muchos de ellos están en modo Bad Cop, pero a veces, en modo Good Cop. Ellos son gentiles y políticos y no quieren arrestar o interrogar a la gente.  Pero cada vez que Lord Negocios los pone a cargo de la “Policía de los supe secretos” , Bad Cop aparece.
Ahhhhhhhh
Miro a Tony y está dormido. Le doy un beso en la frente, lo agarro en brazos y se lo subo al padre al primer piso de la casa.
El padre abre la puerta y lo pone en la cama. Me dice, nosotros estamos de vacaciones acá, pero no sabemos una palabra de inglés.

Me saluda bajando la cabeza y cierra la puerta. 

Derechas con look de izquierda

por Raúl Zibechi


Las recientes manifestaciones de masas generadas por las derechas en los más diversos países, muestran su capacidad por apropiarse de símbolos que antes desdeñaban, introduciendo confusión en las filas de las izquierdas.
El 17 de febrero de 2003 Patrick Tyler reflexionaba sobre lo que estaba sucediendo en las calles del mundo en una columna en The New York Times: “Las enormes manifestaciones contra la guerra en todo el mundo este fin de semana son un recordatorio de que todavía puede haber dos superpotencias en el planeta: los Estados Unidos y la opinión pública mundial”.
“Mira a tu alrededor y verás un mundo en ebullición”, escribe el editor estadounidense Tom Engelhardt, editor de la página ‘tomdispatch’. En efecto, diez años después del célebre artículo del Times, que dio la vuelta al mundo en ancas del movimiento contra la guerra, no hay casi rincón del mundo donde no exista ebullición popular, en particular desde la crisis de 2008.
Se podrían enumerar la Primavera Árabe que derribó dictadores y recorrió buena parte del mundo árabe; Occupy Wall Street, el mayor movimiento crítico desde los años sesenta en Estados Unidos; los indignados griegos y españoles que cabalgan sobre los desastres sociales provocados por la megaespeculación. En estos mismos momentos, Ucrania, Siria, Sudán del Sur, Tailandia, Bosnia, Turquía y Venezuela están siendo afectadas por protestas, movilizaciones y acciones de calle del más diverso signo.
Países que hacía décadas que no conocían protestas sociales, como Brasil aguardan manifestaciones durante el Mundial luego de que 350 ciudades vieran cómo el desasosiego ganaba las calles. En Chile, se ha instalado un potente movimiento juvenil estudiantil que no muestra signos de agotamiento y en Perú el conflicto en torno a la minería lleva más de un lustro sin amainar.
Cuando la opinión pública tiene la fuerza de una superpotencia, los gobiernos se han propuesto entenderla para cabalgarla, manejarla, reconducirla hacia lugares que sean más manejables que la conflagración callejera, conscientes de que la represión por sí sola no consigue gran cosa. Por eso, los saberes que antes eran monopolios de las izquierdas, desde los partidos hasta los sindicatos y movimientos sociales, hoy encuentran competidores capaces de mover masas pero con finas opuestos a los que esa izquierda desea.
Estilo militante
Desde el 20 hasta el 26 de marzo de 2010 se realizó en el departamento uruguayo de Colonia un “Campamento Latinoamericano de Jóvenes Activistas Sociales” (http://alainet.org/active/37263), en cuya convocatoria se prometía “un espacio de intercambio horizontal” para trabajar por “una Latinoamérica más justa y solidaria”. Entre el centenar largo de activistas que acudieron ninguno sospechaba de dónde habían salido los recursos para pagar sus viajes y estadías, ni quiénes eran en realidad los convocantes (Alai, 9 de abril de 2010).
Un joven militante se dedicó a investigar quiénes eran los Jóvenes Activistas Sociales que organizaban un encuentro participativo para “comenzar a construir una memoria viva de las experiencias de activismo social en la región; aprender de las dificultades, identificar buenas prácticas locales aprovechables a nivel regional, y maximizar el alcance de la creatividad y el compromiso de sus protagonistas”.
El resultado de su investigación en las páginas web le permitió averiguar que el campamento contó con el auspicio del Open Society Institute de George Soros, y de otras instituciones vinculadas al mismo. La sorpresa fue mayúscula porque en el campamento se realizaban reuniones en ronda, fogones y trabajos colectivos con papelógrafos, con fondo de whipalas y otras banderas indígenas. Un decorado y estilos que hacían pensar que se trataba de un encuentro en la misma tónica de los Foros Sociales y de tantas actividades militantes que emplean símbolos y modos de hacer similares. Algunos de los talleres empleaban métodos idénticos a los de la educación popular de Paulo Freire que, habitualmente, suelen emplear los movimientos antisistémicos.
Lo cierto, es que unos cuantos militantes fueron usados “democráticamente”, porque todos aseguraron que pudieron expresar libremente sus opiniones, para objetivos opuestos para los que los convocaron. Este aprendizaje de la fundación de Soros fue aplicado en varias ex repúblicas soviéticas, durante la “revuelta” en Kirguistán en 2010 y en la revolución naranja en Ucrania en 2004.
Ciertamente, muchas fundaciones y las más diversas instituciones envían fondos e instructores a grupos afines para que se movilicen y trabajen para derribar gobiernos opuestos a Washington. En el caso de Venezuela, han sido denunciadas en varias oportunidades agencias como el Fondo Nacional para la Democracia (NED por sus siglas en inglés), creada por el Congreso de Estados Unidos durante la presidencia de Ronald Reagan. O la española Fundación de Análisis y Estudios Sociales (FAES) orientada por el expresidente José María Aznar.
Ahora estamos ante una realidad más compleja: cómo el arte de la movilización callejera, sobre todo la orientada a derribar gobiernos, ha sido aprendida por fuerzas conservadores.
El arte de la confusión
El periodista Rafael Poch describe el despliegue de fuerzas en la plaza Maidan de Kiev: “En sus momentos más masivos ha congregado a unas 70.000 personas en esta ciudad de cuatro millones de habitantes. Entre ellos hay una minoría de varios miles, quizá cuatro o cinco mil, equipados con cascos, barras, escudos y bates para enfrentarse a la policía. Y dentro de ese colectivo hay un núcleo duro de quizás 1.000 o 1.500 personas puramente paramilitar, dispuestos a morir y matar lo que representa otra categoría. Este núcleo duro ha hecho uso de armas de fuego” (La Vanguardia, 25 de febrero de 2014).
Esta disposición de fuerzas para el combate de calles no es nueva. A lo largo de la historia ha sido utilizada por fuerzas disímiles, antagónicas, para conseguir objetivos también opuestos. El dispositivo que hemos observado en Ucrania se repite parcialmente en Venezuela, donde grupos armados se cobijan en manifestaciones más o menos importantes con el objetivo de derribar un gobierno, generando situaciones de ingobernabilidad y caos hasta que consiguen su objetivo.
La derecha ha sacado lecciones de la vasta experiencia insurreccional de la clase obrera, principalmente europea, y de los levantamientos populares que se sucedieron en América Latina desde el Caracazo de 1989. Un estudio comparativo entre ambos momentos, debería dar cuenta de las enormes diferencias entre las insurrecciones obreras de las primeras décadas del siglo XX, dirigidas por partidos y sólidamente organizadas, y los levantamientos de los sectores populares de los últimos años de ese mismo siglo.
En todo caso, las derecha han sido capaces de crear un dispositivo “popular”, como el que describe Rafael Poch, para desestabilizar gobiernos populares, dando la impresión de que estamos ante movilizaciones legítimas que terminan derribando gobiernos ilegítimos, aunque estos hayan sido elegidos y mantengan el apoyo de sectores importantes de la población. En este punto, la confusión es un arte tan decisivo, como el arte de la insurrección que otrora dominaron los revolucionarios.
Montarse en la ola
Un arte muy similar es el que mostraron los grupos conservadores en Brasil durante las manifestaciones de junio. Mientras las primeras marchas casi no fueron cubiertas por los medios, salvo para destacar el “vandalismo” de los manifestantes, a partir del día 13, cuando cientos de miles ganan las calles, se produce una inflexión.
Las manifestaciones ganan los titulares pero se produce lo que la socióloga brasileña Silvia Viana define como una “reconstrucción de la narrativa” hacia otros fines. El tema del precio del pasaje pasa a un segundo lugar, se destacan las banderas de Brasil y el lema “Abajo la corrupción”, que no habían estado originalmente en las convocatorias (Le Monde Diplomatique, 21 de junio de 2013). Los medios masivos también desaparecieron a los movimientos convocantes y colocaron en su lugar a las redes sociales, llegando a criminalizar a los sectores más militantes por su supuesta violencia, mientras la violencia policial quedaba en segundo plano.
De ese modo, la derecha que en Brasil no tiene capacidad de movilización, intentó apropiarse de movilizaciones cuyos objetivos (la denuncia de la especulación inmobiliaria y de las megaobras para el Mundial) estaba lejos de compartir. “Es claro que no hay lucha política sin disputa por símbolos”, asegura Viana. En esa disputa simbólica la derecha, que ahora engalana sus golpes como “defensa de la democracia”, aprendió más rápido que sus oponentes.

Invitación: Zaffaroni – Segato – Cañón en la Cazona de Flores


El sábado 15, a las 19 recibimos a Raúl Eugenio Zaffaroni y a Hugo Cañón para debatir el libro de Rita Segato, con la presencia de la autora. Desde el Instituto de Investigación y Experimentación Política y Tinta Limón Ediciones nos preguntamos cómo traducir las luchas por los derechos humanos en el contexto del nuevo conflicto social.
La cita es en La Cazona de Flores.
(Morón 2453) 
Lxs esperamxs!

Cinco nombres para un cambio de época (López, Trímboli, Ferrer, Pagni y Valeriano)

por Juan Pablo Maccia



Ni jóvenes ni consagrados, los autores a quienes pertenecen los textos que me han impactado durante este verano, que raudo se ha ido, tienen un cierto aire de familia sin que quepa en lo más mínimo agruparlos en conjunto alguno. Se trata de textos de un fin de época (o de ciclo, o de década, o de ilusión, que cada quien escoja), de escrituras que fugan todo lo que pueden, mejor o peor de la política hacia la historia, a partir de tácticas literarias específicas.

De la lucha armada a la lucha narrada: la serie que aquí esbozo no posee coherencia alguna como no sea la de mi perspectiva -culpable tanto de ser subjetiva, lo que es inevitable, como de irritar a mi atribulada prima Laura, a quien debo definitivamente el acceso a las lecturas más avanzadas de la ciudad de Buenos Aires que no siempre llegan a los circuitos del interior y que ella me envía mientras su ánimo pasa de la euforia al decaimiento.

Es lo que ocurre con las intervenciones de quienes, para ahorrar detalles, llamaría los escritores de mi generación. En primer lugar, con Teatro de operaciones, de María Pía López. Desde la solapa se nos informa que la autora no es una novata ni en el mundo del ensayo, ni en el de la novela o el de la política. Tal confesión de parte abona mi hipótesis de lectura: se trata literatura como regulación de una argumentación en huida (de un cierto presente que comienza a volverse ominoso) fallida (ya que al fin y al cabo el compromiso político entrampa desde lo menos voluntario: los afectos). Literatura de la conspiración de una organizadora cultural –nuestra autora es innegablemente gramsciana- envuelta en una atmósfera urbana desquiciada, a la Roberto Arlt.

¿Podemos imaginar la trama de nuestras aventuras, las nuestras y las de nuestros compañerxs, como si fuesen líneas de un éxodo fantástico, desplegadas en razones alucinadas, como si todos estuviésemos más bien locos, o más bien como si los conflictos históricos que atrevamos no fuesen sensatamente comprensibles sino por medio –justamente- del factor locura? La obra hace al lenguaje, se ha dicho. Por lo mismo el autor (autora) es también una rebelión contra un destino, en la escritura.

En este caso se trata de buscar una victoria táctica para una expresión política imposible: el populismo artleano, secta esotérica (y erudita, proliferante en citas secretas y en reenvíos para iniciados) que gira en torno a la pregunta: ¿puede un escrito desestabilizar un orden?

La pregunta no es ociosa: en la guerra de las tribus (literario-políticas-militares) entre borgeanos y artleanos (desde ya, guerra mítica en torno a los grandes nombres: Borges, Eva, Perón). Pero también –menos obvio, y acaso también menos ficcional- entre “zombis” y “eternautas”. Eternautas que acaban por expulsar a los arlteanos del movimiento: por tibios. Por populistas imperfectos, eternamente sospechados.

¿A dónde van los “artleanos”? Toda la novela es una imaginativa deriva en torno a intensidades esbozadas en episodios verosímiles que en un cierto punto (¿a lo Aira?) levantan vuelo, dementes. Una vez más: el desquicio como fuga y como reverso de lo que no puede ya ser argumentado de otro modo.

Sobre Javier Trímboli, el otro escritor de mi generación,  no me voy a extender, pues me he ocupado de él hace exactamente un año. En una entrevista que le realiza la revista El rio sin orillas –la revista más bella que ha llegado a mis manos- en su número 7, Trímboli se entrega a un sutil soliloquio –las preguntas no alteran realmente su deriva- sobre la experiencia de quienes estamos pasando la mitad de los cuarenta años, un ejercicio maestro del relato en términos de la propia experiencia.

Historiador al fin -aunque desviado, según nos cuenta, tanto por su pasión política como por obsesión en torno a la escritura- Trímboli nos narra, en un mismo movimiento, su comprensión por las historias militantes juveniles de las izquierdas desvaídas de fines de los 80, y las escenas de locura y guerra –recordémoslo: las mismas palabras con que mencionamos la obra de López-, la toma de La Tablada del año 89, con la del Paraguay del siglo XIX.

Trímboli se dedica a temas de educación, en el Ministerio, y asesora –siempre según su relato- en la televisión pública. Años de entusiasmo en el estado, debidos al impulso kirchnerista (aparentemente agotado), y no adhesión al estado como institución. Nuestra generación no puede darse ese lujo. En esto (la imposibilidad del “amor al Estado”), Trímboli habla mejor que la otra pluma invitada por la revista, la filósofa Silvia Schwarzbock quien con talento pero con un tono menos convincente vuelve sobre lo mismo, a propósito de Ferreyra, Kosteki y Santillán.   

Si “nuestra generación” narra la retirada convocando a los más jóvenes a no desesperar por lo que pueda venir, por lo que pueda perderse, Christian Ferrer, entrevistado por la revista Mancilla No. 6, no se deja correr un ápice por unos entrevistadores que lo inquieren asumiendo la posición de esa fracción de la juventud kirchnerista militante que con mas entrega se ha brindado a las mieles de estos años. 

Asumiendo una posición histórica libertaria, que la juventud ilusionada no puede oír sino como escéptica, el filósofo -que ronda los 55 años, definitivamente otra generación- revela un conjunto de continuidades de esta década con las que la anteceden en los precisos términos que durante estos tiempo quisimos olvidar (y posiblemente los jóvenes hubieran deseado no conocer). Como una flor que recién comienza a abrirse, la juventud intelectual que hace sus primeras armas en defensa del presente comienza a lidiar con el afuera.

Son estos discursos los que pesan, cosa que la crítica de las celebridades intelectuales olvida olímpicamente. Y no ocurre esto solo en el campo de las izquierdas. Allí está, como contrapeso, la entrevista que realiza la revista Crisis a Carlos Pagni. Dado que participé de ella junto a distinguidos colegas y editores de la revista no abro aquí juicio sobre la misma, y como me he ocupado insistentemente del personaje, me limito a comentar la impresión que me queda (ya no sólo como lector, sino además, como entrevistador): Carlos Pagni brilla, entre las escrituras periodísticas del presente, porque tiene la virtud de no consumir discurso kirchnerista (y el defecto de no dejarse afectar por los temas que el kirchnerismo ha movilizado). Un tipo brillante y peligroso, que oscila entre lo lumpen en la fuente y la operación, y lo aristocratizante en el trato y la escritura.

Lejos de los intelectuales de mediana edad que preparan sus embarcaciones para navegar aguas cada vez más tempestuosas, como de los cincuentones, que entre lo libertario y lo liberal, es decir, con dos éticas casi opuestas, han permanecido a distancia del ensueño de la década encontramos la curiosa (y solapada) polémica de Diego Valeriano con el filosofo cordobés Diego Tatián. Lo que me interesa de la polémica, en la que este último realiza un elogio del cuidado –uniendo la “prudencia” del filósofo Spinoza, y el control oficial de precios- es la distancia interior que produce la respuesta de Valeriano: un kirchnerismo intuitivo, previo a los conceptos que lo explican, nutricio y completamente ajeno a las retóricas que en su momento alentaron el desborde y ahora le temen. Un conatus crecido –incluso agresivo, violento, que hace historia salvaje- dentro del consumo y contra sus regulaciones, que desea ir por más incluso ahora. Un movimiento que se aleja de todo eufemismo y se opone a todo ajuste razonado. Esta “oposición” viene de lo más adentro y constituye, tal vez, lo más auspicioso, también por su amor a lo plebeyo, afilando la prosa de las mutaciones al calor de este verano que raudo se nos fue.

Clinämen: ¿Cómo hablamos de narcotráfico hoy?

Empezamos el año conversando sobre capital financiero y narcotráfico. La imbricación entre lo legal y lo ilegal. El extractivismo y la apropiación de valor como principio general del capitalismo. La duplicación del estado y el lugar de las luchas vinculadas a derechos.

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Una breve opinión de Marx sobre la Argentina

 por Raimundo Dreiklang

¿De qué manera interpretaría Carlos Marx a la Argentina de ayer y hoy? El pasado es un tiempo relativamente fácil de interpretar, pero el presente es aún más complejo. Tampoco es un intento de hacer historia contrafáctica del pensamiento al exigirle al filósofo alemán analizar nuestro país como si estuviese vivo. Sino que, apoyándonos en el pensamiento que vive en su extraordinaria obra, intentaremos como aporte analizar brevemente la Argentina desde los ojos y la pluma del padre del socialismo científico.

Carlos Marx, como bien sabemos, es un filósofo nacido en la vieja Prusia del siglo XIX, más precisamente en la ciudad de Trier, el 5 de mayo de 1818, hace casi dos siglos. Su pensamiento ha atravesado radicalmente el mundo político, cultural e intelectual a escala mundial durante más de una centuria. Si hubo una guerra de los Cien Años en Occidente esa fue la que se inició por culpa de su obra y su visión realista de la historia. Los más ortodoxos nos dirán materialista dialéctico. Efectivamente, lo más realista que puede ofrecer la filosofía universal es, sin duda, el materialismo histórico-dialéctico. De aquí, de este enorme y colosal pensamiento ha surgido una notable caja de herramientas repletas de conceptos y categorías para analizar tanto el pasado como el presente que avizoramos. 

Esto nos anima a poder pensar un país como la Argentina, atravesada a cuerpo entero por la división internacional del trabajo y una lucha de clases que preexistió antes de la configuración del Estado moderno burgués a partir de 1852 con la Batalla de Caseros y 1853 con la constitución liberal-burguesa de Juan Bautista Alberdi. El proceso civilizatorio que miraba el horizonte europeo puso en marcha la lógica del progreso periférico, donde se instaló la matriz agroexportadora, reproducida en toda América Latina, donde la Argentina se incorporara con laureles al mercado mundial como abastecedora de materias primas del imperio británico. 

“El motor de la historia es la lucha de clases” sostenía Marx, y para la Argentina que iniciaba sus primeros pasos en el mundo capitalista, llegaría con una demanda creciente de volúmenes de fuerza de trabajo inmigrante europea, una mezcla de superestructura ideológico-cultural y base económico-social para levantar los cimientos de este capitalismo neocolonial, funcional a la centralidad industrial británica durante el siglo XIX y principio del siglo XX. La generación del ’80 como élite intelectual y política generó las condiciones ideológicas para establecer las bases sociales del trabajo para su explotación, fundamentalmente en el sector rural. La inmigración fue posible a partir de esto y como consecuencia del exterminio como parte de la política para la organización del aparato estatal con la llamada “conquista del desierto” entre 1833 y 1885 a partir de Juan Manuel de Rosas y que culminaría con el genocidio sistemático a los Pueblos Originarios con Julio Argentino Roca.

Sin embargo, el pensamiento de Marx en la joven Argentina no se leería hasta 1870, a diferencia del liberalismo o el iluminismo europeo que marcaron a fuego el pensamiento de esta clase intelectual, acorde con sus objetivos políticos en la formación del Estado nacional. El marxismo, solo sería conocido a partir de Hegel y Schelling a través de la del pensamiento de Alberdi, desde el idealismo alemán y la noción de dialéctica. El contexto de conflicto para dirimir la hegemonía burguesa nacional que tendrá como triunfante a la clase dominante porteña, hará que a partir de la segunda mitad del siglo XIX empezara a circular los primeros esbozos del marxismo por medio de la prensa y los exiliados de la Comuna de París que llegarían a Buenos Aires en 1871. Marx estaría al tanto de esto gracias a los informes que desde Buenos Aires dirige Raymond Wilmart, su enviado directo al país en 1873, con el que tenía un contacto fluido a través de las cartas que éste le enviaba con frecuencia. Pero a pesar de este intercambio epistolar con su referente, Marx no desarrollaría una tesis respecto a la situación particular de la Argentina en este periodo. Quizás en esa última década que vivió, su pensamiento estuvo abocado a su trágico periplo que lo hizo testigo, no sólo de la consolidación del régimen capitalista, sino de sus últimos días en la cuna del capitalismo industrial que tanto estudió y derramo tinta, que fue Inglaterra.

Como observamos, pese a que el pensamiento de Marx ha tenido una temprana recepción en nuestro país, llegaría a posteriori de las corrientes que dominaron las revoluciones anti-absolutistas y anti-feudales en el viejo continente. Era más que lógico que penetrase con éxito el paradigma de la dominación capitalista y la filosofía del librecambio, teniendo en cuenta la visión etapista que habita en la teoría del viejo Marx, donde tienen que cumplirse los estadios evolutivos dentro del desarrollo de las fuerzas productivas. Esto está mejor explicitado en la dura crítica que hace sobre Simón Bolívar y la cuestión en América Latina en 1858, desconociendo en profundidad la contradictoria realidad postcolonial que atravesaba esta parte del continente.

Pero el marxismo empezaría a madurar a partir de la consolidación del Estado burgués de la mano de Roca, quien durante su gobierno, afirmó la hegemonía de la clase terrateniente cristalizado en el Partido Autonomista Nacional (PAN) que dominó la escena política de ese entonces, en un contexto social donde comenzó a surgir el movimiento obrero que nucleaba a las inmigrantes y que irían constituyendo los primeros gremios y sindicatos que los nuclearían de modo incipiente. Su prematura praxis como clase era inorgánica y carecía de organización sindical. Sus luchas eran reivindicaciones por la reducción de la jornada a 8 horas y una mejora salarial, pero éstas funcionaban desarticuladamente y su lucha se veía atomizaba. Durante finales del siglo XIX y principio del XX se articulan como la columna vertebral de la clase obrera. Un ejemplo de esto fue la creación de la FOA (Federación Obrera Argentina) el 25 de mayo de 1901, la primera y más importante organización de clase que aglutinó al movimiento obrero., y que a partir del IV Congreso cambió su nominación al de FORA en 1904. Vivió momentos álgidos con el régimen roquista que tuvo las primeras huelgas violentas contra el aparato represivo en Buenos Aires, Santa Fe y otros puntos del país, que tuvo un saldo importante de trabajadores asesinados por las fuerzas policiales, un 17 de noviembre de 1902. Una fecha importante para la clase obrera El mosaico ideológico (anarquismo, socialismo, sindicalismo, comunismo, etc.) traído como una pertenencia más en las valijas desde la marginalidad europea, sería el elemento fundamental para la construcción de la conciencia de clase del movimiento obrero argentino.

En 1888, la provincia de San Luis se convierte en el hogar de uno de los primeros intelectuales que se autodenomina marxista, el ingeniero alemán Germán Avé-Lallemant, quien vivía en el país desde 1868, pero que en sus reflexiones tardaría dos décadas en tomar el marxismo como filosofía como arma para la revolución. Su obra desconocida por muchos, intenta acercarse a un desarrollo de las fuerzas históricas en la Argentina, siguiendo las categorías de Marx. Su impronta intelectual dentro del socialismo argentino caería bajo la sombra de Juan B. Justo, fundador del Partido Socialista en 1896 y primer traductor al español de Das Kapital, el manuscrito más importante en la obra de Marx. Esto llevaría a Justo a alcanzar el auge dentro de la tradición socialista que estaba naciendo en el país. Empero, la labor de Avé-Lallemant estuvo más ligada a la de la geología y a la explotación minera en la región de Paramillo de Uspallata, en la provincia de Mendoza, donde trabajaría largo tiempo y elaboraría una obra de nombre homónimo a la mina que relata su experiencia con la clase obrera los periplos de la explotación y la acumulación de metales. Algo que podríamos considerar como una triste tautología en este presente de perpetuo saqueo y explotación de nuestros recursos. En palabras de Marx: la “historia aparece dos veces… una vez como tragedia y la otra como farsa” (Carlos Marx, El dieciocho brumario de Luis Bonaparte, Buenos Aires, Polémica, 1975, p. 15). Una trama vigente donde los hechos se repiten a gusto y piacere del poder capitalista y la historia se encuentra maniatada por las cadenas de la desmemoria.

Muchos interrogantes nacen en este intento sucinto y escaso de comprender cómo podría haber pensado Marx la Argentina. Cuáles serían las opiniones esbozadas por este gran filósofo que tuvo la historia de la humanidad de un país -como bien escribe en el capítulo XXIV de El Capital– cubierto de pies a cabeza por el barro y la sangre de la explotación y la acumulación del capital durante estos 200 años de historia, llamémosla nacional, popular o burguesa, pero de un saqueo que parece interminable. Una clase obrera argentina que en su génesis decimonónica, no tenía las condiciones subjetivas ni objetivas para establecer un plan de lucha o de resistencia, ya que como hemos visto, no ha logrado madurar y apenas pudo enfrentar la represión del Estado por sus legítimas reivindicaciones de clase. Por eso nacen otros interrogantes, quizás los más importantes para nosotros y son: ¿cómo se leyó a Marx en la Argentina y cómo lo leemos hoy? ¿Cuáles eran las interpretaciones que hacían los intelectuales argentinos de su pensamiento y que clases sociales lo leían en particular? ¿Cuál era el contexto intelectual y cultural de esta época señalada que influenciaba su entendimiento y comprensión? Algunas preguntas cuyas líneas de este artículo no alcanzan para ser respondidas, pero que intentaremos ir respondiendo en distintos momentos de nuestra humilde tarea de indagar a este gran pensador que ha sido para nosotros Carlos Marx.

Venezuela como dilema

por Pablo Stefanoni

¿Está viviendo Venezuela un intento de golpe similar al que en 2002 alejó temporalmente a Hugo Chávez de poder? Eso es lo que dice el gobierno de Nicolás Maduro y repiten algunos medios bolivarianos. Pero la situación es distinta a diferentes niveles y presenta varios pliegues superpuestos que hablan de un agotamiento –lo que no significa necesariamente un fin de ciclo inmediato- del modelo chavista de gestión -política y económica- del Estado.
Chávez llegó al poder en 1999 luego de protagonizar un golpe de estado frustrado en 1992, cuando lanzó su profética frase “Por ahora no pudimos…”. Por esos años aún sonaban los ecos de la violentísima represión del Caracazo de 1989, que se cobró centenares de muertes (no hay cifras precisas confiables) y manchó se sangre a la elogiada democracia venezolana que pervivió al contexto golpista de los setenta y acogió a numerosos exiliados del Cono sur. Chávez finalmente ganó las elecciones con un proyecto nacionalista moderado, que no obstante, tenía entre sus asesores al nacionalista de derecha argentino Norberto Ceresole. Pero la desconfianza con la que Chávez era visto por parte de la izquierda latinoamericana nucleada en el Foro Social Mundial se fue diluyendo y el bolivarianismo fue adquiriendo una identidad de izquierda antiimperialista, estrechamente cercana a Cuba y sintetizada en la fórmula del socialismo del siglo XXI.
Son muchos los balances que se pueden hacer del chavismo en estos 14 años. En el haber, está la inclusión de amplias masas de excluidos –tanto económica como simbólicamente- y cifras positivas en términos de reducción de la pobreza y de la desigualdad, sumados a un liderazgo de Chávez que potenció la integración regional en clave antiimperialista. También la construcción de una identidad popular que explica los éxitos electorales chavista más allá de las dificultades económicas. En el debe, el chavismo no pudo superar –ni siquiera parcialmente- el carácter rentista de la economía –y de la sociedad venezolana- que el intelectual Fernando Coronil denominó el “Estado mágico”. Sin duda, la revolución anticapitalista que Chávez imaginó jamás ocurrió –ni ocurrirá-, Venezuela sigue siendo un país hiperconsumista, y las continuadas iniciativas de Chavéz sobre el cooperativismo, las comunas, etc. están lejos de tener un efecto sobre el modelo de acumulación rentista –un “socialismo petrolero” capaz de redistribuir renta pero incapaz de asegurar la producción de los bienes básicos, que son importados de Colombia, Brasil, Argentina… o Estados Unidos, al igual que los de consumo ostentoso como whisky escocés o hummers.
Como el peronismo de los años 40 y cincuenta en Argentina, el chavismo logró, con su discurso que enfrenta a la nación contra la antinación cohesionar a sus bases, pero dejó fuera a un 40% (y coyunturalmente un poco más) de la población, generando una polarización que aunque eficaz para mantener el poder, dificulta sobremanera construir un nuevo orden estable. Como ya ocurrió otras veces y en otros lados, el nacionalismo popular venezolano democratizó –al “nacionalizar a las masas”– y des-democratizó al subestimar incluso la institucionalidad construida bajo su régimen. Es la eterna ambivalencia populista que vuelve tan complejos los análisis y posicionamientos.
Pero si hay “dos izquierdas”, como suele repetirse, también hay dos derechas y la venezolana estaría en las “derechas carnívoras” (retomando una expresión de Vargas Llosa hijo sobre las izquierdas populistas, opuestas a las vegetarianas socialdemócratas). Una derecha que a menudo no reconoció los resultados electorales favorables al chavismo e intentó derrocarlos por otras vías.
De esta forma de generó esa situación de guerra civil de baja intensidad que cada tanto tiempo vuelve a emerger. El último rebrote combina varios elementos.
Por un lado, una situación económica cada vez más crítica, con una inflación del 56% anual, devaluaciones salvajes y desabastecimiento y cortes de luz, con un liderazgo, el de Maduro, mucho más débil que el de Chávez, que ganó raspando las elecciones. Por el otro, una fuerte interna opositora por definir una estrategia para derrotar al chavismo. Si Henrique Capriles –y gran parte de los grupos empresariales y al parecer de los demócratas estadounidenses- apuesta por desplazar al bolivarianosmo por la vía electoral, presentándose como un candidato moderado, Leopoldo López considera que “la calle es la salida”. Luego de la derrota electoral opositora en las municipales de diciembre pasado, estos halcones antichavistas se convencieron de que no se le puede ganar al aparato electoral-estatal-popular “rojo-rojito”, y que es necesario transformar la crisis en rebelión social. Para ello cuentan con los estudiantes como una de las bases de apoyo.
Aunque esta estrategia es minoritaria, la represión a las movilizaciones, con muertos y heridos –y grupos armados de ambos bandos- volcó a las calles a miles de personas y puso a Maduro en una situación extremadamente compleja y al tiempo de dejar en evidencia las aristas militaristas y autoritarias de la construcción chavista.
Es evidente que no todos los que salen estos días a las calles son “fascistas”. Eso no quiere decir que “objetivamente” puedan contribuir a la ofensiva de la derecha. Tampoco significa que no existan las “oscuras” conexiones entre la derecha dura venezolana, el uribismo y los halcones norteamericanos. Pero es evidente que a diferencia de Bolivia o Ecuador, donde los gobiernos nacional-populares construyeron una hegemonía relativamente extendida que legitimó sus gestiones, en Venezuela se mantuvo siempre un 40% -y más- de la población militante e irreductiblemente antichavista. La calidad del manejo económico no es ajena a las diferencias señaladas. Tampoco la forma de gestionar el poder. Basta ver un rato Venezolana de televisión (la cadena estatal) para sentir el agobio que la sobreactuación ideológica puede causar. El “populismo” no sólo cosecha la oposición de quienes se sienten afectados materialmente por sus políticas, sino por sectores, especialmente medios, sensibles a esas sobreactuaciones y sus derivas antipluralistas.
Si las revoluciones del siglo XX mandaban al paredón o al exilio a los contrarrevolucionarios reales o imaginados, los socialismos del siglo XXI deben gobernar en el marco de la democracia parlamentaria, y los esfuerzos homogeneizadores chocan contra una diversidad societal resistente a esas torsiones unificadoras del cuerpo social. El problema para los partidos que se consideran la expresión indiscutida de la “sustancia” del pueblo es que “no pueden” perder elecciones ni siquiera pensar en abandonar transitoriamente el poder. En ese marco, cualquier restricción institucional parece menor frente a las necesidades del pueblo o la revolución.

Pero dado que a menudo las críticas a los “excesos populistas” terminan siendo llamados a abandonar la perspectiva de los cambios sociales profundos, la pregunta de la hora para las izquierdas no “populistas” parece ser, cómo combinar radicalidad con pluralismo social.  O dicho con otras palabras, cómo construir las bases de lo que el canadiense Richard Sandbrook llama “transiciones socialdemócratas radicales”.

Las crisis y la gobernabilidad y un más allá de esto

por Pablo Hupert


La coyuntura, dicen, es crítica. Hablemos de crisis, pues, pero no tanto de coyuntura. Ubiquemos la especificidad de nuestro momento político no por las urgencias sino por tendencias y procesos de largo alcance que este momento prolonga o altera -o controla.

1. La crisis económica de 2001 y la no tan crítica de 2013-14 tienen en común una curiosidad: el ‘barómetro’ que tanto periodistas como políticos aceptaban en ambas fue un criterio econométrico: el riesgo país, entonces; el nivel de reservas, hoy. Esta curiosidad indica que en un mundo globalizado y una Argentina posneoliberal, la legitimidad de los gobiernos de este país sigue dependiendo de su solvencia.

2. Tanto kirchneristas como antikirchneristas avisan que las catástrofes pasadas pueden repetirse. Es que los tiempos líquidos han cambiado el modo de obtener consenso los poderes: no piden calma hoy para que llegue un futuro mejor sino para que no se repita un pasado peor. No se insufla esperanza; se agita miedo[p1] . En este sentido, crisis también es una tecnología de gobierno, tanto bajo la forma de condiciones cotidianas de vida (miedo e incertidumbre, sea bajo la forma de inseguridad, accidentes de tránsito, desalojos o bajo las formas inestabilidad laboral o inflación, e incluso desligazón, e incluso acoso policial) como bajo la forma de comunicación (promoción comunicacional de alguna de esas condiciones y silencio de otras), e incluso de zigzagueo gubernamental (lo que Barcelona llamó «Plan Económico Vamos Viendo»). Pero, como veremos, este zigzagueo es inevitable en condiciones pos-2001 cuando la opción por la heterodoxia no es una opción.

3. No entraremos aquí en las discusiones entre anti y pro kirchneristas.  El kirchnerismo no es un conjunto coherente, sistemáticamente articulado, no es un bloque (o como sea que se llame a algo homogéneo, contundente y consistente de extremo a extremo y desde la base hasta la cima). Eso que llamamos kirchnerismo es una ‘época’ más que la obra o la cohorte de un presidente o de dos. Es una madeja de condiciones y de recursos para moverse en ellas, de fuerzas inestables, una madeja ella misma inestable y contradictoria, que incluye tecnologías de gobierno de esa complejidad muy variadas, flexibles y heterogéneas. En tanto época, incluye a kirchneristas y antikirchneristas. Como dice Biset: no tiene afuera.[1]Y tampoco tiene identidad. Si debemos creerle, tiene principios, pero no debemos. En su trayectoria, vemos que tiene capacidad de adaptación estratégica, y es esta estrategia la que intentamos leer aquí.

En cuanto a los antikirchneristas, mantienen un consenso de fondo en el modelo de acumulación de capital (extractivismo rural mineral y urbano, concentración y extranjerización, precariedad laboral, mercantilización general de la vida, Estado gestionador, sistema tributario regresivo, etc.). No es seguro que acuerden en las políticas de compensación a las mayorías y desarrollo del mercado interno -pero tampoco es seguro que puedan darse el gusto de abandonarlas, por mucho que hablen de reducción del gasto estatal, pues las condiciones que hicieron posible el neoliberalismo puro ya no están.

4. Así como se agita un miedo difuso, también se mencionan crisis anteriores. Veamos sucintamente, obviando especificidades y atendiendo a los cambios de época.
1975. Una brutal concentración del ingreso, como las siguientes, pero a diferencia de estas, es una crisis de instalación del neoliberalismo, pues la lucha obrera obliga al ministro Rodrigo a renunciar. Convence a los sectores dominantes de que semejante instalación requiere Dictadura: el aplastamiento de la capacidad de contestación de los sectores populares.

1981. Otra brutal concentración del ingreso, pero es la primera crisis propiamente neoliberal, por desfinanciamiento externo. Lleva a ajuste y a crisis política de la Dictadura.

1989. Segunda crisis por desfinanciamiento exterior. Lleva a crisis política (los ajustes los hará el gobierno siguiente).

2001. Tercera crisis por desfinanciamiento exterior. Lleva a crisis política, a concentración del ingreso, pero no a nuevos ajustes: en 2002 comenzará «el modelo» de superávits gemelos, congelamientos tarifarios y retenciones a las exportaciones.

5. ¿Por qué se salió del modelo neoliberal y no se siguió en él solo saliendo de la Convertibilidad? Porque los sectores populares, ya no predominantemente fabriles, reinventaron su capacidad de contestación y podían derribar gobiernos. La continuación del neoliberalismo hubiera requerido una nueva masacre. El hecho de que Duhalde haya debido adelantar su salida por el asesinato de ‘solamente’ dos piqueteros, que para los gobernados ese número fuera tan intolerable como 30000, revela hasta qué punto un nuevo genocidio era imposible. El efecto-derrota que Menem pudo aprovechar ya no estaba. Así 2001 fue la crisis terminal del neoliberalismo porque también fue una floración de prácticas de autoafirmación popular. Cualquier gobierno por venir debía encontrar los modos de gobernarlas sin reprimirlas. Desde el punto de vista estatal, había una razón más, pragmática y no moral, para apostar a la heterodoxia: la ortodoxia neoliberal, cíclicamente, impedía la gobernabilidad.

Luego de 2001, eran una necesidad un nuevo modelo de acumulación y una nueva ecuación de gobernabilidad. El kirchnerismo empezó a construir esta ecuación, tomando de las consignas de los nuevos movimientos sociales sus fuentes de legitimación (AUH y juicio y castigo, por ejemplo), y de la fuerza de esos movimientos, el contrapeso a «los mercados» necesario para  expandir la capacidad de acción del Estado. El kirchnerismo no es «la defensa del interés nacional-popular contra el capital extranjero» (contra Chevron o Repsol o los capitales chinos, por ejemplo), sino, digamos, la defensa de algún tipo de autoridad y viabilidad del Estado argentino entre las redes del capital global. Es, a la vez, el intento de un Estado disociado de la mayoría de la sociedad por razones históricas (retiro durante un cuarto de siglo) y por la subjetividad de sus súbditos, de identificar su destino con el de la sociedad que gobierna: «hacer volar a un gobierno es hacer volar a la Argentina», dijo CFK el 12/2, asociando el destino del Estado con el de los argentinos y a la vez agitando un miedo.

Encontrar esas ecuaciones requería creatividad. Como dijo Kiciloff antes de asumir, “la heterodoxia la tiene más complicada porque no hay un recetario sino simplemente la realidad, los problemas concretos», y como dijo antes de devaluar, «ellos tienen un manual de la baja del salario y la desocupación, nuestras medidas no son prefabricadas. Tenemos flexibilidad para ver qué es adecuado para cada momento del mundo y de la Argentina.» Obviamente, lo «adecuado» dependerá del poder relativo de cada sector social para obtener medidas beneficiosas. Seis mil enjuiciados por luchar y 84% de los establecimientos privados sin delegados sindicales no parecen tender a que los sectores populares aumenten su poder relativo.

6. Pero digamos algo de la devaluación del 24/1. Desde el punto de vista ensayado aquí, ella muestra la complejidad de bases de sustentación de este régimen político. Es menos intensa que las neoliberales, como si buscara un equilibrio entre estimular a los exportadores para captar dólares para dar solvencia al Estado y evitar más empobrecimiento y exclusión de los sectores populares, acompañando con “Precios  Cuidados” y Progresar. Estas tensiones, y otras no mencionadas aquí (necesidad de ajuste, complejidad ingente de la gestión, y otras), dicen, van a estallar, pero el kirchnerismo no resuelve dejando las crisis atrás, lo que sería imposible, sino incorporándolas como rasgos propios, consiguiendo siempre, hasta ahora, desplazar y aplazar esa detonación. Las tensiones k , por lo que venimos viendo, no toman forma de contradicción antagónica (esas que llegadas a cierto punto estallan).
Dicen que el kirchnerismo deja bombas activadas para que estallen en el próximo gobierno. Dos peros aquí: Por un lado, viene haciendo eso desde su primer gobierno. Por otro, también deja bombas desactivadas y condiciones de gobernabilidad de rango sistémico; sus políticas no se limitan a favorecer su propio desempeño sino también el del Estado, y por lo tanto el de los próximos gobiernos.

El kirchnerismo no es una identidad política sino una estrategia de gobernabilidad con capacidad de reconfiguración según las coyunturas, y esto imposibilita a ajenos y propios predecir su próxima movida. Empero, si lo anterior no es muy errado, esas movidas en general tenderán a sacrificar  cualquier principio pregonado en pos de la gobernabilidad y el crecimiento económico capitalista «de los 40 millones de argentinos» sin distinción  (es decir, el crecimiento de la asimetría política, de la depredación ecológica, de la subjetividad mercantil,  de la explotación económica, la acumulación originaria siempre renovada, el narcotráfico, etc.). Por supuesto, la gobernabilidad (una de cuyas condiciones es la legitimidad popular) puede llegar a exigir enfrentar a una que otra corporación o grupo concentrado del capital, para hacer más “racional” al capitalismo argentino; todo depende de contar con la fuerza y el espacio de maniobras suficiente para sortear los condicionamientos que esos sectores son capaces de imponer. No importa qué prometan o qué signifiquen cuando dicen “proyecto nacional” o “popular”, debemos dejar de esperar que un gobierno haga otra cosa que gobernar, y –como dijo Oscar Guerra– si seremos gobernados, influyamos en las relaciones de fuerza que lo condicionan.

7. ¿Y qué otra cosa hay? Bueno, el Estado no es el centro de lo social. Hay múltiples colectivos populares autoorganizados sin y/o con ayuda estatal, sin programa ni partido, buscando un más allá del consenso posneoliberal, un más allá del comando mercantil y estatal de las vidas. Ellos ofrecen el punto desde el cual enunciar una política, no del gobierno, sino de la igualdad.


[1]«Vivimos un tiempo kirchnerista, es decir que el nombre kirchnerismo define no sólo una determinada identidad política sino la constitución de determinado tiempo y determinada experiencia.» «¿Qué es el kirchnerismo crítico?», en AAVV, Pasiones políticas, Quadratta, 2013.


 [p1]Es un legado de los shocks que recomendaba el neoliberal Milton Friedman para que las poblaciones aceptaran reformas neoliberales y que hoy es una técnica de control incorporada a la gubernamentalidad.

Inmersión en el Silicon Valley: Ritornelo final

por Carolina di Palma


Volvemos. Como nos hicimos amigos del afgano nos pasó a buscar para ir al Aeropuerto y nos ayudó a encontrar nuestro vuelo de United. Un montón de mostradores con computadoras sin personal para hacer el check in y despachar el equipaje. No, please, necesitamos una persona que nos ayude. No, nos dicen. Un chino re caliente se acerca y nos dice cómo hacer. Ponemos el pasaporte en un scaner, lee nuestra foto y salen todos nuestros datos. Hacemos más o menos 10 veces click en “continuar” e imprimimos el boarding pass. Listo.

Subimos al avión y hay un montón de argentinos adolescentes. Vienen de esquiar y de Disney.  Un griterío, estos hablan. Por suerte United conecta el sistema y quedan todos narcotizados y en silencio frente a sus asientos con pantallas. Así podemos dormir hasta Houston. Allí sí pedimos ayuda y nos traslada un help car hasta la puerta E18. Compramos algo para comer, dos tacos mexicanos, un jugo de naranja y la ensalada de frutas la robamos. Hay mucha gente y no se puede pagar. Y nos tenemos que ir.

Volamos a Buenos Aires. Nos ponemos Monsters University y nos descomponemos de ver el horizonte de interpelación que propone la peli. Porque, señorxs, ese horizonte también es político.  Dormimos. Nos levantamos a las 8 am y vemos que mi compañera adolescente recién se levanta y ya está viendo otra serie con chicas y chicos lindos, brillos y felicidad. Miramos por la ventana y reconozco nuestro territorio. Rectángulos verde amarronados de grandes hectáreas de la Provincia de Buenos Aires. Nuestra amada oligarquía, tan crucial para la historia de nuestro país. Ahí abajo también ya están los sistemas de riego digital, la biotecnología, y la mano de obra barata, o los feedlots. Y luego brillitos en la tierra que son los techos de chapa del Conurbano bonaerense.  Cuando llegamos todos prenden sus celulares y bajan su equipaje personal pero aun el avión no abrió sus puertas. Esto siempre pasa. Nos empezamos a quedar sin aire.
Un padre, adelante mío le dice a Valen ya medio nervioso

Valen, el celu

Valen, los lápices

Valen, la Tablet

Valen, no opines

Shhhht!
Ya en Vicente López sentimos por primera vez en años alegría por ir a la esquina a comer una pizza. No tenemos nada en la heladera y tenemos sueño. Llevamos la revista Time que titula “The Infinite machine”. Está bancada por Jeff Bezos, la Nasa y la CIA. Cada una cuesta 10 millones y opera a 459 grados bajo cero. Le dicen Quantun Leap. Las computadoras clásicas procesan datos en forma de bits, unidades simples que pueden ir de 1 a 0. Las computadoras de quantum operan con quantun bits, qubits, porque la superposición de quantun puede ser de 1 a 0 al mismo tiempo. Porque existen múltiples estados, estas computadoras de quantum pueden performatear múltiples operaciones en simultáneo en lugar de una por una y esto acelera aún más los cálculos matemáticos.

Vemos doble por la enfermedad y porque estamos cansadxs, pensamos en el doble de Deleuze y Guattari y decimos que Virilio tendrá que hablar más de velocidad pero que no sabemos cuánto podrá durar su relato.

Pensamos si en realidad con estas crónicas pudimos lograr algún ritornelo o si simplemente es que el círculo está de moda en estos tiempos.

Cerramos la revista.

No more energy

Low bat

Se acabaron las vidas

Full stop

Game over

Insert bit coin
***

Bonus Track

Ahora sí Deleuze, te tomo, eso que uds proponen, la vida como obra de arte, como modo de existencia. La invención como forma de los nuevos posibles, de aquello que no fue dicho, de eso que no fue enunciado, que no es lo pensable, para saltar los condicionamientos del poder y del saber, del lenguaje. Pero la pregunta, para parar de sufrir, es:  ¿inventamos hacia dónde?   Lo mismo que le pregunté aquella vez al Che, hacia dónde siempre? Dónde queda la victoria, Che, que ya duele mucho.
-Deleuze

-Deleuze, estas ahí?

-1,2,3 probando

-Me copias?

-Guattari, estas? Estas con Deleuze por ahí?

-Hola hola hola

-Ommmm ommmm ommmmmm

-Deleuze me escuchas?

-101010101 01010101 01110110

-Ommmm ommmm ommmm

-Prendo apago apago prendo prendo prendo apago apago

Agarro el cable de fibra óptica que tiene mi viejo en su bolso, miro por el cable, grito por el cable, –Deleeeeeeeeeeeeeuze me escuchás?

Agarro el telescopio y apunto al cielo, me guio con la app google sky.
Busco por la galaxia, grito: deleeeeeeeeeeeeeeeeeeeeees, sooooos alguna de esas luuuuucessssss?

Silencio
Giro sobre mi eje como hacia la mujer maravilla, nada, voy al baño y me pongo la capa de superman, nada, voy a la guarida y hablo con Robin, nada, me pongo el reloj de Ben Diez y activo el Omnitrix para convertirme en monstruos para salvar al mundo, nada. Hago los gualichos de Gualicha de Medialuna, nada, voy a buscar la espada de He man de mi hermano a la terraza de la casa de mis viejos, nada. Juego con la tablet y gano monedas a lo loco, nada. Respiro profundo,  por el chacra de abajo, subo diafragma, subo pecho, subo garganta, exhalo, nada. Llamo al novio de Barbie, nada. Rezo un par de aves marías a través de wasap, nada. Desarmo un circuito integrado, saco el componente más pequeño y me tomo una gota de silicio, nada.

Silencio

Pausa

Invención

Que sacudís los bloques

De hormigón

Tráenos un corazón

De carne y sin razón

Invención

Que generás

Satisfacción

Te necesitamos

Lo humanos

Que aun

No mutamos
¡Por los nuevos derechos humanos que bien podrían ser nuestras nuevas luchas políticas¡

Derecho a la interrupción

Derecho al reposo

Derecho a menos –

Derecho a la vulnerabilidad

Derecho a la penumbra

Derecho al erotismo

Derecho a la distribución igualitaria del tiempo para el pensamiento complejo

Derecho a la distribución igualitaria de las experiencias sensibles, este es de Ranciere

Y derecho a la distribución igualitaria de la riqueza, este es eterno y no me jodan!

Salud!

Nos vemos la próxima, comming soon “Las tramas del arte en el Silicon Valley”

Luchadores reagans

“Es el tiempo de la morfina. Hay un tumor en el inconsciente colectivo y más de 6 personas jóvenes dibujan sobre su poder y comienzan a ser luchadores reagans. Armados con poderes mágicos, un robot gigante y un perverso sexual fetichista van a derrotar a un dios anciano hindú y sus ojos googley de monstruo. Cierto?»

Del ejercicio de la violencia a la cocina gourmet

por Ricardo “Patán” Ragendorfer

Por cuenta del grupo fascista Ordine Nuovo,  cometió el atentado terrorista más cruento de la Italia de posguerra. Escapó a la Argentina, donde triunfaría en el rubro gastronómico. Ahora, una película italiana relata su saga de terror.
La película Romanzo di una strage (Novela de una matanza), realizada por Marco Tulio Giordano en 2012, reconstruye uno de los hechos más dramáticos de la post guerra italiana: la matanza de Piazza Fontana, ocurrida en la mañana del 12 de diciembre de 1969, al explotar una bomba en el hall principal de la Banca Nazionalle della Agricuoltura, en Milán, con un saldo de 16 muertos y 102 heridos. La cinta no soslaya el empeño del gobierno presidido por Giuseppe Saragat en vincular a la izquierda extraparlamentaria con el atentado. De hecho, uno de sus referentes, Giuseppe Pinelli, fue silenciado para siempre, al caer por la ventana de la oficina del jefe de la pesquisa, comisario Luigi Calabresi. A raíz de ello, Darío Fo estrenó en 1970 la obra Muerte accidental de un anarquista. Los autores del ataque pertenecían en realidad a una célula de Ordine Nuovo, encabezada por dos jóvenes promesas del fascismo: Franco Freda y Giovanni Ventura. 
Romanzo di una strage fue exhibida por única vez en Buenos Aires el 8 de diciembre de 2012, durante el 2º Festival de Cine Italiano (BACI). Luego, no se la estrenó en el circuito comercial. Una lástima, dado que Ventura –quien en la película es interpretado por Denis Fasolo– no fue alguien ajeno a esta ciudad. Establecido desde fines de los ’70 en Argentina –con la cobertura de la logia Propaganda Due–, se convirtió, primero, en un sinuoso merodeador de ciertos grupos de la izquierda local, sin dejar de reportar a servicios de inteligencia tanto italianos como nacionales; después, adquiriría celebridad en un rubro impensado: la gastronomía. Y cómo cara visible del restaurante Filò, ese frío terrorista parecía, simplemente, un pintoresco personaje de la noche porteña. Su historia bien vale ser refrescada.
EL ITALIANO IMPASIBLE
El 4 de febrero de 1989, uno de los editores de la revista El Porteño ocupaba una mesa del bar Ramos, junto a un ventanal abierto sobre la calle Rodríguez Peña. En eso, se asomó un empleado de la librería Gandhi que se llamaba Nicolás, y dijo: «Tengo que hablar con vos.» Luego, agregó: «Es sobre un amigo.» Y tras una pausa, revelaría su identidad: Giovanni Ventura.
A pocos metros, alguien observaba la escena; se trataba de un tipo alto, de contextura atlética y cabello castaño.  
Días antes había salido el número 84 de aquella revista con un sumario que incluía un pequeño artículo titulado «La infiltración neofascista en el MTP». Según su letra, el protagonista de tal maniobra era precisamente Ventura. 
Más allá de su pedigree ideológico –y del crimen que se le imputaba en Milán–, el hecho de que justo en ese verano se lo relacionara con el MTP (Movimiento Todos por la Patria) constituía para él un asunto por demás embarazoso, ya que esa organización acababa de sacudir al país con el ataque al Regimiento de Infantería Mecanizado III de La Tablada.
La nota en cuestión estaba firmada por Iaio Fausto; era el seudónimo usado por el corresponsal en Argentina del diario Il Giorno, de Milán, Rubén Oliva, para quien, por cierto, Ventura no era un desconocido.
El periodista le seguía los pasos desde 1979, cuando ese hombre, que por entonces tenía 35 años, fue detectado en Buenos Aires por la Policía Federal, luego de que la Justicia peninsular librara en su contra un pedido de captura internacional por su participación en el bombazo de Piazza Fontana,
Ya se sabe que, después escapar del arresto domiciliario en su residencia de Cattanzaro, reapareció en Argentina. Pero a comienzos de 1980 fue capturado a bordo de un colectivo. Los buenos oficios del abogado Pedro Bianchi –cuya amistad con el almirante Emilio Massera fue notoria–, junto a la influencia ejercida por la logia Propaganda Due en los círculos locales del poder, le evitó el engorroso trámite de ser extraditado a cambio de un módico procesamiento por falsificación de pasaporte. Aún así, permaneció cuatro años y medio en la cárcel de Caseros. En una ocasión, Oliva quiso entrevistarlo allí y, a tal efecto, pidió autorización al director del penal. La respuesta fue: «A Giovanni no le interesa salir en los diarios.» El tipo se comportaba como su agente de prensa. En 1984, el juez federal Nicasio Dibur –célebre por su fervor al jurar por las actas del Proceso– le concedió a Ventura el beneficio de la excarcelación. Y por un tiempo nada se supo de él.
A fines de 1988, Oliva acudió al auditorio de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) para cubrir una conferencia de prensa de la plana mayor del MTP. Grande fue su sorpresa al cruzarse allí con Ventura. El antiguo militante fascista no se despegaba de uno de los expositores del evento: el cura Antonio Puigjané. El italiano parecía su secretario. 
En esa oportunidad, Oliva y Ventura mantuvieron un tenso diálogo.
«Nunca fue fascista. Soy de izquierda», aseguró este, sin que se le moviese un sólo músculo del rostro. Y, a boca de jarro, también vaticinó: «Aquí está por suceder algo muy grave.» Pero sin especificar a lo que se refería. 
Oliva luego supo que Ventura hizo circular la versión de que fue perseguido en su país por haber pertenecido a las Brigadas Rojas; al menos, los del MTP creían eso. El corresponsal, entonces, se encargó de advertirles que no era justamente así. Cuando habló sobre ello con el sacerdote, este asimiló la novedad con una expresión piadosa. Oliva Insistía: «Mire, padre, Ventura no es un brigadista; perteneció al terrorismo negro; era de Ordine Nuovo.» 
Pero Puigjané, tal vez persuadido de la salvación anticipada del alma de ese hombre, no expresó asombro, enojo  ni temor. 
Oliva se despidió de él con un pedido: absoluta reserva de lo hablado.
Al respecto se podría decir que el religioso incurriría en el incumplimiento del secreto de confesión al increpar a Ventura con las siguientes palabras: «¿Es verdad, Giovanni, lo que Rubén Oliva dice de ti?»
La pregunta tomó a Ventura por sorpresa. Sin embargo, con una encomiable elocuencia supo convencer al padre Antonio de su pureza ideológica. Admitió en esa ocasión  haber abrevado durante sus años mozos en el fascismo, antes de evolucionar hacia un pensamiento de izquierda. 
Ese argumento tranquilizó al padre Antonio. Tanto es así que Ventura siguió circulando alegremente entre las filas del MTP.
También solía mostrarse en la librería Gandhi, situada en esa época sobre la calle Montevideo. Allí era adorado por sus contertulios, una fauna variopinta de especímenes progresistas, con los que departía hasta altas horas de la noche sobre tácticas y modos de transitar hacia el socialismo.
Y en alguna velada a fines de 1988, no faltó quien le escuchara decir: «Aquí está por suceder algo muy grave.»
Mientras tanto, Oliva, el primer depositario de aquella frase,  se exprimía el cerebro en su intento por encontrarle algún sentido. 
Ello hasta le preocupaba más que la furia de Ventura hacia él –materializada en advertencias telefónicas y mensajes enviados por terceros–, después de que  este se enterara de lo que el periodista le refirió al padre Antonio.
Lo cierto es que en la mañana del 23 de enero de 1989, el significado de tal enigma vino hacia él como un baldazo de agua fría: ese lunes había sucedido  el ataque a los cuarteles de La Tablada. 
El siguiente paso de Oliva fue publicar su artículo en El Porteño.
EL ESTRATEGA DEL MIEDO 
Ahora, en aquella mesa del bar Ramos, se lo oía al tal Nicolás decir: «Giovanni es un amigo.» A continuación, alegó su hombría de bien, no sin hacer hincapié acerca del enorme perjuicio que en semejante coyuntura ese artículo le ocasionaba. El tipo de cabello castaño seguía observando. Y Nicolás, ya en tono plañidero, insistía con el asunto. Hasta que, de manera súbita, agitó la mano. Entonces, aquella silueta vino hacia la mesa. No era otro que Ventura. 
Su actitud oscilaba entre la ofuscación y la pesadumbre. En aquella ocasión fue pactado su derecho a réplica. Y él quedó en llevar el texto correspondiente a la redacción. Luego, con pasos lentos, se perdió entre la gente. 
Hasta entonces, no mucho se sabía acerca de su vidrioso pasado.  
En resumidas cuentas, durante la década del ’60, Ventura fue en Italia una pieza clave de la llamada «estrategia de la tensión», tal como se denominó a esa compleja trama de acciones y operaciones manipuladas por actores no menos complejos: servicios  de inteligencia, la mafia y organizaciones de ultraderecha, qué a través de la construcción del miedo político pretendían instaurar una remake de la República de Saló. En ese marco, Ventura –nacido a fines de 1944 en Padua e hijo de un antiguo «camisa negra»– despertó a la política en la rama estudiantil del mussoliniano Movimiento Social Italiano (MSI), para luego llegar a las filas de Ordine Nuovo, donde se haría inseparable de otro fascista emblemático de la época: Franco Freda. Su nutrido historial hasta registra contactos con grupos del comunismo extraparlamentario, y con un motivo táctico: consumar una cobertura de extrema izquierda para la provocación. En resumidas cuentas, junto con Freda, llegó a perpetrar unos 22 atentados dinamiteros, a lo que se sumó lo de la Piazza Fontana. Ventura fue por ello arrestado, pero –ya se sabe– huiría a Buenos Aires en vísperas de la sentencia.
Diecinueve años después, su visita a El Porteño estuvo cargada de tensión.  
En su carta, lejos de refutar la nota sobre él, pretendía exculparse hasta de sus travesuras escolares. Por lo tanto, se le hizo saber que esa misiva no sería publicada. Ello derivó en una querella judicial contra la publicación, que Ventura tuvo el tino de retirar antes de que dicho expediente abordara su pasado. 
En los ’90, se lo comenzó a ver en Filò, un restaurante de culto cercano a la Plaza San Martín, frecuentado por yuppies y altos dignatarios del menemismo. Ventura era el anfitrión del lugar. Costaba creer que ese hombre agradable y refinado fuera una figura relevante del fascismo. Y también impresionaba su versatilidad para enmascararse. Tal vez por esa razón, nunca reaccionaba igual cuando alguien aludía su condición de terrorista; a veces, se excusaba con una frase de ocasión; otras, simplemente, reía.  
Ya al concluir la primera década del siglo, Ventura recorría las mesas de su restaurante en silla de ruedas; una esclerosis múltiple devastaba su cuerpo. 
El 6 de agosto de 2010 exhaló su último suspiro.
El destino se había ensañado con su historia.Del ejercicio de la violencia a la cocina gourmet
por Ricardo “Patán” Ragendorfer
Por cuenta del grupo fascista Ordine Nuovo,  cometió el atentado terrorista más cruento de la Italia de posguerra. Escapó a la Argentina, donde triunfaría en el rubro gastronómico. Ahora, una película italiana relata su saga de terror.
La película Romanzo di una strage (Novela de una matanza), realizada por Marco Tulio Giordano en 2012, reconstruye uno de los hechos más dramáticos de la post guerra italiana: la matanza de Piazza Fontana, ocurrida en la mañana del 12 de diciembre de 1969, al explotar una bomba en el hall principal de la Banca Nazionalle della Agricuoltura, en Milán, con un saldo de 16 muertos y 102 heridos. La cinta no soslaya el empeño del gobierno presidido por Giuseppe Saragat en vincular a la izquierda extraparlamentaria con el atentado. De hecho, uno de sus referentes, Giuseppe Pinelli, fue silenciado para siempre, al caer por la ventana de la oficina del jefe de la pesquisa, comisario Luigi Calabresi. A raíz de ello, Darío Fo estrenó en 1970 la obra Muerte accidental de un anarquista. Los autores del ataque pertenecían en realidad a una célula de Ordine Nuovo, encabezada por dos jóvenes promesas del fascismo: Franco Freda y Giovanni Ventura. 
Romanzo di una strage fue exhibida por única vez en Buenos Aires el 8 de diciembre de 2012, durante el 2º Festival de Cine Italiano (BACI). Luego, no se la estrenó en el circuito comercial. Una lástima, dado que Ventura –quien en la película es interpretado por Denis Fasolo– no fue alguien ajeno a esta ciudad. Establecido desde fines de los ’70 en Argentina –con la cobertura de la logia Propaganda Due–, se convirtió, primero, en un sinuoso merodeador de ciertos grupos de la izquierda local, sin dejar de reportar a servicios de inteligencia tanto italianos como nacionales; después, adquiriría celebridad en un rubro impensado: la gastronomía. Y cómo cara visible del restaurante Filò, ese frío terrorista parecía, simplemente, un pintoresco personaje de la noche porteña. Su historia bien vale ser refrescada.
EL ITALIANO IMPASIBLE
El 4 de febrero de 1989, uno de los editores de la revista El Porteño ocupaba una mesa del bar Ramos, junto a un ventanal abierto sobre la calle Rodríguez Peña. En eso, se asomó un empleado de la librería Gandhi que se llamaba Nicolás, y dijo: «Tengo que hablar con vos.» Luego, agregó: «Es sobre un amigo.» Y tras una pausa, revelaría su identidad: Giovanni Ventura.
A pocos metros, alguien observaba la escena; se trataba de un tipo alto, de contextura atlética y cabello castaño.  
Días antes había salido el número 84 de aquella revista con un sumario que incluía un pequeño artículo titulado «La infiltración neofascista en el MTP». Según su letra, el protagonista de tal maniobra era precisamente Ventura. 
Más allá de su pedigree ideológico –y del crimen que se le imputaba en Milán–, el hecho de que justo en ese verano se lo relacionara con el MTP (Movimiento Todos por la Patria) constituía para él un asunto por demás embarazoso, ya que esa organización acababa de sacudir al país con el ataque al Regimiento de Infantería Mecanizado III de La Tablada.
La nota en cuestión estaba firmada por Iaio Fausto; era el seudónimo usado por el corresponsal en Argentina del diario Il Giorno, de Milán, Rubén Oliva, para quien, por cierto, Ventura no era un desconocido.
El periodista le seguía los pasos desde 1979, cuando ese hombre, que por entonces tenía 35 años, fue detectado en Buenos Aires por la Policía Federal, luego de que la Justicia peninsular librara en su contra un pedido de captura internacional por su participación en el bombazo de Piazza Fontana,
Ya se sabe que, después escapar del arresto domiciliario en su residencia de Cattanzaro, reapareció en Argentina. Pero a comienzos de 1980 fue capturado a bordo de un colectivo. Los buenos oficios del abogado Pedro Bianchi –cuya amistad con el almirante Emilio Massera fue notoria–, junto a la influencia ejercida por la logia Propaganda Due en los círculos locales del poder, le evitó el engorroso trámite de ser extraditado a cambio de un módico procesamiento por falsificación de pasaporte. Aún así, permaneció cuatro años y medio en la cárcel de Caseros. En una ocasión, Oliva quiso entrevistarlo allí y, a tal efecto, pidió autorización al director del penal. La respuesta fue: «A Giovanni no le interesa salir en los diarios.» El tipo se comportaba como su agente de prensa. En 1984, el juez federal Nicasio Dibur –célebre por su fervor al jurar por las actas del Proceso– le concedió a Ventura el beneficio de la excarcelación. Y por un tiempo nada se supo de él.
A fines de 1988, Oliva acudió al auditorio de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) para cubrir una conferencia de prensa de la plana mayor del MTP. Grande fue su sorpresa al cruzarse allí con Ventura. El antiguo militante fascista no se despegaba de uno de los expositores del evento: el cura Antonio Puigjané. El italiano parecía su secretario. 
En esa oportunidad, Oliva y Ventura mantuvieron un tenso diálogo.
«Nunca fue fascista. Soy de izquierda», aseguró este, sin que se le moviese un sólo músculo del rostro. Y, a boca de jarro, también vaticinó: «Aquí está por suceder algo muy grave.» Pero sin especificar a lo que se refería. 
Oliva luego supo que Ventura hizo circular la versión de que fue perseguido en su país por haber pertenecido a las Brigadas Rojas; al menos, los del MTP creían eso. El corresponsal, entonces, se encargó de advertirles que no era justamente así. Cuando habló sobre ello con el sacerdote, este asimiló la novedad con una expresión piadosa. Oliva Insistía: «Mire, padre, Ventura no es un brigadista; perteneció al terrorismo negro; era de Ordine Nuovo.» 
Pero Puigjané, tal vez persuadido de la salvación anticipada del alma de ese hombre, no expresó asombro, enojo  ni temor. 
Oliva se despidió de él con un pedido: absoluta reserva de lo hablado.
Al respecto se podría decir que el religioso incurriría en el incumplimiento del secreto de confesión al increpar a Ventura con las siguientes palabras: «¿Es verdad, Giovanni, lo que Rubén Oliva dice de ti?»
La pregunta tomó a Ventura por sorpresa. Sin embargo, con una encomiable elocuencia supo convencer al padre Antonio de su pureza ideológica. Admitió en esa ocasión  haber abrevado durante sus años mozos en el fascismo, antes de evolucionar hacia un pensamiento de izquierda. 
Ese argumento tranquilizó al padre Antonio. Tanto es así que Ventura siguió circulando alegremente entre las filas del MTP.
También solía mostrarse en la librería Gandhi, situada en esa época sobre la calle Montevideo. Allí era adorado por sus contertulios, una fauna variopinta de especímenes progresistas, con los que departía hasta altas horas de la noche sobre tácticas y modos de transitar hacia el socialismo.
Y en alguna velada a fines de 1988, no faltó quien le escuchara decir: «Aquí está por suceder algo muy grave.»
Mientras tanto, Oliva, el primer depositario de aquella frase,  se exprimía el cerebro en su intento por encontrarle algún sentido. 
Ello hasta le preocupaba más que la furia de Ventura hacia él –materializada en advertencias telefónicas y mensajes enviados por terceros–, después de que  este se enterara de lo que el periodista le refirió al padre Antonio.
Lo cierto es que en la mañana del 23 de enero de 1989, el significado de tal enigma vino hacia él como un baldazo de agua fría: ese lunes había sucedido  el ataque a los cuarteles de La Tablada. 
El siguiente paso de Oliva fue publicar su artículo en El Porteño.
EL ESTRATEGA DEL MIEDO 
Ahora, en aquella mesa del bar Ramos, se lo oía al tal Nicolás decir: «Giovanni es un amigo.» A continuación, alegó su hombría de bien, no sin hacer hincapié acerca del enorme perjuicio que en semejante coyuntura ese artículo le ocasionaba. El tipo de cabello castaño seguía observando. Y Nicolás, ya en tono plañidero, insistía con el asunto. Hasta que, de manera súbita, agitó la mano. Entonces, aquella silueta vino hacia la mesa. No era otro que Ventura. 
Su actitud oscilaba entre la ofuscación y la pesadumbre. En aquella ocasión fue pactado su derecho a réplica. Y él quedó en llevar el texto correspondiente a la redacción. Luego, con pasos lentos, se perdió entre la gente. 
Hasta entonces, no mucho se sabía acerca de su vidrioso pasado.  
En resumidas cuentas, durante la década del ’60, Ventura fue en Italia una pieza clave de la llamada «estrategia de la tensión», tal como se denominó a esa compleja trama de acciones y operaciones manipuladas por actores no menos complejos: servicios  de inteligencia, la mafia y organizaciones de ultraderecha, qué a través de la construcción del miedo político pretendían instaurar una remake de la República de Saló. En ese marco, Ventura –nacido a fines de 1944 en Padua e hijo de un antiguo «camisa negra»– despertó a la política en la rama estudiantil del mussoliniano Movimiento Social Italiano (MSI), para luego llegar a las filas de Ordine Nuovo, donde se haría inseparable de otro fascista emblemático de la época: Franco Freda. Su nutrido historial hasta registra contactos con grupos del comunismo extraparlamentario, y con un motivo táctico: consumar una cobertura de extrema izquierda para la provocación. En resumidas cuentas, junto con Freda, llegó a perpetrar unos 22 atentados dinamiteros, a lo que se sumó lo de la Piazza Fontana. Ventura fue por ello arrestado, pero –ya se sabe– huiría a Buenos Aires en vísperas de la sentencia.
Diecinueve años después, su visita a El Porteño estuvo cargada de tensión.  
En su carta, lejos de refutar la nota sobre él, pretendía exculparse hasta de sus travesuras escolares. Por lo tanto, se le hizo saber que esa misiva no sería publicada. Ello derivó en una querella judicial contra la publicación, que Ventura tuvo el tino de retirar antes de que dicho expediente abordara su pasado. 
En los ’90, se lo comenzó a ver en Filò, un restaurante de culto cercano a la Plaza San Martín, frecuentado por yuppies y altos dignatarios del menemismo. Ventura era el anfitrión del lugar. Costaba creer que ese hombre agradable y refinado fuera una figura relevante del fascismo. Y también impresionaba su versatilidad para enmascararse. Tal vez por esa razón, nunca reaccionaba igual cuando alguien aludía su condición de terrorista; a veces, se excusaba con una frase de ocasión; otras, simplemente, reía.  
Ya al concluir la primera década del siglo, Ventura recorría las mesas de su restaurante en silla de ruedas; una esclerosis múltiple devastaba su cuerpo. 
El 6 de agosto de 2010 exhaló su último suspiro.
El destino se había ensañado con su historia.



en el mismo (sin)sentido: 

 – “A la izquierda le faltó voluntad de sentarse a discutir lo que nos llevó al asalto del cuartel”. Entrevista a Joaquín Ramos, ex integrante del MTP

por Verónica Gago y Diego Sztulwark.

 

– La Tablada: Patrulla perdida.

 

– «Viaje en ascensor con un guerrillero«, por Diego Fernando González.



Divagaciones para una defensa del pensamiento sin soporte

por Abel Gance
(este texto pertenece a Prisma: apuntes de un cineasta
editado este mes por Cactus – www.editorialcactus.com.ar)


El cuerpo es un efecto y no una causa; una causa ha precedido entonces su creación, ¡y sin idea de causa!
Clave de la vida – encontrar los mejores medios de defender esta idea, única boya posible.
Una creación del espíritu existe en suma en la única posibilidad de su creación, por el hecho de que ella es “en potencia”. La realización es una simple prueba objetiva y concreta.
La cosa concreta realizada deberá retomar el camino opuesto a aquel desde donde ha partido para llegar al cerebro receptor. Este doble camino, este ir y venir, ¿es útil?
¿No escribimos por una suerte de avaricia espiritual, porque amamos ver relucir y vender las piezas de oro de nuestra inteligencia y los diamantes de nuestra sensibilidad? ¿No es suficiente el pensamiento cuando fue pensado? ¿No sería más grande nuestro silencio? ¿O no engendraría en el taciturno un gesto más potente que todas las palabras?
Todo lo que es pensado y no escrito, no exteriorizado, debe tener una influencia no tangible como la otra pero no menos potente. Y esto no es orgullo por la máquina humana, idealismo de poeta. Todo lo que se hace, todo lo que se produce en el cerebro, no tiene necesidad de ser fijado en el molde de una lengua o en las notas del músico. Por el hecho mismo de que algo es concebido, ese algo existe y ya no puede morir. Solo una potente intuitividad puede guiarme pues es difícil explicar cómo el cerebro del genio que muere puede dejar irradiar tras de sí lo que no ha escrito; y es no obstante lo que aseguro con severidad. La energía puede existir sin substancia. Liberada por la explosión, la energía del explosivo solo actúa a partir del segundo en que este virtualmente ya no existe. ¿No pueden las ondas psíquicas redondear su círculo tras la muerte sin otro soporte que la proyección de voluntad del difunto en el Tiempo? Algunas palabras de Novalis, y todo lo que él no me ha dicho explota en mi alma y la ilumina. Un silencio de Boehme entre dos frases, y yo recorrí todo Aristóteles.
Nada se pierde, nada es inútil, la llama de afuera y la del adentro. Un gran pensador podrá permanecer toda su vida con la boca clavada en el mismo lugar; la impresión y la grandeza de su pasaje ya no desaparecerán. No se hablará de él, pero habrá ayudado a aquellos que hablan.    
Maeterlinck, en su capítulo sobre el silencio, me parece haber sido el que mejor sintió aquello que los grandes místicos habían comprendido tan bien. Esos frutos dorados del silencio que el tiempo recolecta para los hombres sin que estos se den cuenta.
En confirmación de lo que escribo, encuentro mucho más tarde en Baudelaire:
Toda idea está dotada por sí misma de una vida inmortal, pues la forma es independiente de la materia y no son las moléculas las que constituyen la forma.
Esta idea me es cara. La cabeza de Victoria de Samotracia y las manos de la Venus de Milo actúan sobre mí tanto como lo que queda de dichas estatuas. Yo estoy casi seguro de que cuando un artista ha hecho su obra, incluso si está es destruida antes de llegar a los ojos y al oído de los hombres, no conserva menos por ello su indiscutible potencia oculta, invisible, misteriosa. Es lo que hace que ciertas grandes ideas estén “en el aire”, como se dice en algunas épocas. Nadie las ha exteriorizado todavía, ellas viven dentro de los creadores, y ya actúan, de manera sorda.

Policroísmo

(Escrito mientras quemaba un grabado de la Melancolíade Durero)
por Abel Gance
(este texto pertenece a Prisma: apuntes de un cineasta
editado este mes por Cactus – www.editorialcactus.com.ar)

Se diría que mi fin resplandece más cuando brilla a través de mis lágrimas. Voy lentamente hacia él pues el cansancio y la enfermedad me tiran hacia atrás. Pero he aquí lo que quiero: Crear una nueva forma de arte para hacer elevar la cabeza a los hombres, puesto que ya no miran más que el suelo donde está el oro, el carbón y el féretro, para retemplar su coraje, estimular sus energías, agrandar sus prisiones, y suprimir sus crepúsculos.
Es preciso encontrar el verdadero camino de la alegría, perdido desde la muerte de Pan, sorprender y apuñalar la fatiga y su hija la Muerte, es preciso mostrar que la inteligencia puede no solamente disciplinar la materia inerte sino también la vida misma, el dolor y la dicha. Es preciso cerrar las compuertas inútiles de la tristeza y del abatimiento, vigilar a todos los descargadores de la corriente vital que, vestidos de literatura, de medicina o de moral, frenan el alma en su ascenso desde hace siglos. Abrir las esclusas soleadas del Deseo, el único verdadero creador. Si el hombre sacrifica todos sus ayunos de conciencia a la Alegríade su virilidad, recobrará así ese Paraíso terrestre que no había perdido sino ahuyentado porque el Amor estaba proscrito de allí.
Nos hace falta crear una forma de Arte para volver todo esto una evidencia de cristal. 
Tal vez podría escribir un libro de poemas sobre un plano “sublunar”, poemas de otra vida, poemas que serían percibidos por otros sentidos que los nuestros y tales como debe aportarlos sin duda una evolución bien comprendida. No se trata evidentemente de poemas sobre el más allá o sobre las beatitudes celestes. 
Apoyar a fondo sobre el acelerador de la imaginación creadora, crear nuevos ambientes intelectuales favorables a la eclosión de estos sentidos nuevos, crear una realidad al cubo de la que vivimos. Debo haber notado por otra parte que cualesquiera sean las divagaciones de un hombre en la embriaguez más loca, solo puede decir cosas posibles, o ya realizadas, o realizables.
¿Haré yo ese viaje inaudito que me permitiría ser un habitante del sonido, de la luz, de las estrellas y de mundos aun más lejanos abandonando completamente el recuerdo de la Tierra? Solo la poesía, esta filosofía de la fuerza, posee antenas lo suficientemente sutiles para captar estos nuevos mensajes. ¿Seré yo uno de los primeros en enseñarlas a los hombres? Y además, como escribía Corneille en su prefacio de Polyeucto:
La dignidad de la materia es tan alta que la impotencia del artesano no la puede revocar.
El hombre ha llegado a tal complejidad en el servicio de sus vías cerebrales que ya no sabe realmente dónde dirigir los trenes nuevos que la vida moderna le aporta tras cada descubrimiento. Se producen errores de orientación, de allí catástrofes constantes. La sonrisa, igual, permanece sobre los rostros, pero el rail se quebró, cargado a menudo de magníficas promesas… El hombre es el final del pensamiento, es decir que es necesaria otra forma de gasto de la energética humana.
¿Trabajar el cuerpo? La euforia de los atletas respira simpleza; ni corporal, ni intelectual. El cuerpo y el cerebro están al final de su ascensión mientras que el corazón y el alma tienen todavía un inmenso camino por recorrer.
He aquí el problema planteado. ¿Hacia qué estación ir?
Bajo un duro cielo de lapislázuli (ese color me da no sé qué escalofrío frío y lujurioso) una mujer me mira, calibrando nuestras fuerzas respectivas, y ciñendo su mirada mi estatura. Tiene ojos de ocre y de esmeralda, labio de realeza y anaranjado, senos prestos a hacer eclosión, caderas duras, secretas como flancos de goleta, y muslos de Diana sensualmente triangulada… Ser Centauro…
Deseos tensos cambian el corazón de lugar. Cobertura coloreada de una novela de impotente. Literatura… Necesidad de beber estrellas, Humos, qué se yo… ¿Y por qué ese lapislázuli se instala en mí como en un baño turco?

Venezuela en crisis abre interrogantes para América Latina

por Salvador Schavelzon


Hace años que la política venezolana repercute en toda la región. El triunfo electoral de Chávez en 1998 marcó la llegada de una serie de gobiernos aliados entre sí que marcarían la última década en América del Sur. Junto a la Venezuela de Chávez, que rápidamente reformaría la constitución y fundaría la República Bolivariana, se configuraría un bloque con sectores políticos que venían de oponerse en cada país a los gobiernos de los años 90, asociados al neoliberalismo y las políticas con visto bueno de Washington. Las visitas condicionantes del Fondo Monetario Internacional terminarían, los obreros, campesinos, indígenas, intelectuales y militantes de izquierda llegarían al primer escalón del poder.

Sólo Colombia, México y Perú, e interrupciones en Chile, Paraguay y algunos países centroamericanos estarían a destiempo en el mapa latinoamericano de los nuevos gobiernos. Por eso las movilizaciones que piden la salida de Nicolás Maduro interesan a la política de la región y no por casualidad los eventos callejeros del país fueron discutidos en la OEA, entre los presidentes vecinos y en los medios de toda la región. Hace tiempo que Venezuela es una poderosa imagen de lo que se quiere o no para el propio país.

Se puede afirmar que la política externa en estos años dejó de mirar exclusivamente al norte, y hubo algunos avances en una integración de la que Hugo Chávez fue de los principales entusiastas. Venezuela compró bonos de la deuda externa argentina, mandó médicos e ingenieros a Bolivia, financió escuelas de samba en el carnaval carioca y vendió petróleo subsidiado a Cuba y otros países del Caribe. Buena parte de Latinoamérica estrecharía lazos con la hasta entonces casi solitaria Cuba y coincidirían en espacios multilaterales como el ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) propuesto por Chávez en oposición al proyecto de ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas, impulsada por EUA), la UNASUR (Unión de Naciones Sudamericanas) y la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños).

El interés por lo que pasa en Venezuela, sin embargo, debe pasar por un filtro de medios de comunicación sin neutralidad. Así se vio en el golpe de Estado de 2002, encabezado por el presidente de la federación venezolana de empresarios, rápidamente reconocido por España y Estados Unidos. En esa oportunidad, la televisión fue pieza fundamental en la dinámica del golpe, primero legitimando a las autoridades de facto al comunicar sobre una renuncia de Chávez que no había existido y después al silenciar la resistencia y retomada del poder de las fuerzas leales. Los manifestantes de febrero no ocultaban que el horizonte era sacar a Maduro del poder.

La desinformación y desconfianza en los medios, sin embargo, tampoco debe llevarnos a negar fuertes movilizaciones en un contexto de crisis económica y descontento de la población, que no es marginal y muestra un desgaste en la fórmula política que funcionó hasta ahora. Si bien los vínculos del núcleo impulsor de las movilizaciones con los golpistas de 2002 y las conspiraciones de Estados Unidos son innegables, el descontento hoy abarca también a parte de los que apoyaron al chavismo en el pasado. Algunos dirán que el chavismo dio mucho y ahora la gente pide más, otros que la corrupción y otros problemas que el gobierno bolivariano debía solucionar hoy lo corroen desde adentro. Lo cierto es que de la solución de esta crisis dependerá el rumbo de un país que puede mostrar caminos o atolladeros para el resto.

Si bien la oposición es liderada por hijos de empresarios de familias que siguen siendo poderosas, la clave de la situación parece estar en la fortaleza o fragilidad del vínculo entre el gobierno y las mayorías urbanas más pobres. El desabastecimiento y la inflación afectan a estos sectores populares más que a los barrios pudientes, palco principal de las movilizaciones. Como entiende la oposición que apuesta por la vía electoral, será con los que votaron por Maduro hace pocos meses con quienes se jugará la continuidad del gobierno.

En la oposición hay dos posturas. El ala dura es liderada por Leopoldo López Mendoza, que fue condenado e inhabilitado como candidato por recibir fondos de la empresa petrolera estatal (cuando ésta estaba dirigida por su madre), utilizados para fundar su partido. Hoy él está preso por encabezar la operación que buscaba explícitamente deponer a Maduro, y su apuesta es a todo o nada. El ala moderada es encabezada por Henrique Capriles, gobernador de Miranda, candidato en la contienda electoral de 2013 que siguió a la muerte de Chávez, en la cual fue superado por apenas un punto y medio porcentual. Sensible al marketing electoral, él se muestra ajeno a los Estados Unidos, abierto al diálogo y simpático con algunas políticas del gobierno.

La oposición venezolana siempre osciló en sus estrategias, participando electoralmente; apoyando el golpe; o impulsando un boicot electoral que la dejó varios años fuera de las instituciones. Hoy se divide entre los que buscan asimilar símbolos y propuestas del chavismo para llegar a las mayorías, y los que imaginan un escenario que combinaría la primavera árabe con la invasión de Irak y Afganistán. Posiciones como la del ex presidente Uribe en Colombia, senadores republicanos y Mario Vargas Llosa, desde los medios, podrían hacer imaginable una intervención externa presentada como lucha por la libertad. Pero más bien la cohesión de las fuerzas políticas mayoritarias en el continente garantizan hoy la continuidad de la democracia. Además, las fuerzas armadas no mostraron fracturas, una guerra con Colombia no está en los cálculos de este país y las barriadas populares siguen definitivamente con el chavismo.

Hay sectores políticos norteamericanos con influencia –como el senador americano y ex candidato a presidente Mc Cain- que de hecho llaman a invadir el país. Se saben los vínculos del Tea Party con el partido Voluntad Popular de López, y el propio gobierno de Obama destina presupuestos públicos para apoyar a la oposición del país. Pero la intervención es inviable con América Latina unida, a pesar de la fuerza de los medios de comunicación y de la importancia para Estados Unidos del petróleo de Venezuela, con las mayores reservas probadas del mundo.

Pero el escenario de conflicto está instalado. Como en una escalada donde ambos extremos se retroalimentan, imágenes políticas grandilocuentes inundan hoy parte del lenguaje político que pone palabras a la crisis. Del lado gubernamental parece vivirse una disputa por la paz, donde el socialismo se enfrenta al fascismo de unos pocos adinerados. Del lado manifestante se protagoniza una cruzada por la libertad contra una “dictadura castro-comunista”.

La palabra dictadura es bien conocida en América del Sur, y resulta difícil aplicarla a un gobierno que ganó 18 de 19 elecciones. Pero la respuesta al apoyo popular no podría atribuirse al socialismo, a pesar de una reforma de tierras osada y de mayor distribución de la renta. Justamente, la única elección que no ganó el chavismo fue la de un referéndum que buscaba reformar algunos artículos de la constitución introduciendo explícitamente el término socialismo. Si la participación electoral de la oposición desdibuja el rótulo de dictadura, el de socialismo tampoco parece adecuado, cuando por años se trató más bien de una ampliación del consumo que introdujo nuevos sectores al mercado de bienes capitalistas en una expansión vista con buenos ojos e impulsada desde el gobierno.

Como en otros países sudamericanos, el chavismo significó más capitalismo para muchos venezolanos. En este sentido, vimos como en estos años apareció la llamada “boliburguesía”, clase de empresarios “bolivarianos” que para nada se podría asociar en la lucha por el socialismo. Vemos sí que la multimillonaria clase empresarial que vivía del Estado y vacacionaba en Miami fue desplazada por nuevos empresarios, que también viven del Estado pero no se oponen al chavismo. Estos allegados blindados de la represalia gubernamental y al margen del panorama de exilios y boicot económico, son las condiciones de viabilidad del chavismo, pero también las trabas para avanzar con reformas estructurales. Representan una oposición de intereses en el debate interno y tienen que ver con la ineficiencia en la gestión de empresas estatales y la corrupción.

Un socialismo con expansión capitalista y una dictadura con gran apoyo mayoritario y fuerte oposición no son las únicas perplejidades de la situación venezolana. Fuera del país, llama la atención que quienes alzan su voz contra la supuesta dictadura sean fujimoristas del Perú, pro-paramilitares de Colombia o pinochetistas de Chile, no caracterizados por el apego a las leyes y libertades fundamentales; o incluso quienes apoyaron y saludaron los golpes más recientes de Honduras y Paraguay, vistos como nuevos gobiernos que alejaban a estos países de la influencia de Cuba y Venezuela, los dos fantasmas que recorren sudamérica.

Al mismo tiempo, si la izquierda en las últimas décadas estaba acostumbrada a ocupar las calles y movilizarse, ahora también se la encuentra en el gobierno o controlando el orden social con ayuda del ejército y la policía. La alianza entre militares y gobiernos progresistas es un importante elemento de esta época, articulado a un estatismo desarrollista que no era tan marcado en la izquierda de Latinoamérica, y sí se asociaba a un nacionalismo militar, que ahora es aliado a sectores que más bien eran blanco de represión y racismo institucional. Por otra parte, si los Estados Unidos y sus fundaciones conspiraban desde sus contactos en las fuerzas armadas y empresarios, ahora no descartan acercarse a manifestantes, escritores o blogueros que impulsan creativas campañas con consignas progresistas en Internet.

De este modo, si dejamos de lado la polarización entre socialismo y crítica al totalitarismo, encontramos que por ejemplo Henrique Capriles presenta como modelo a seguir al ex presidente de Brasil Lula da Silva, proponiendo mantener también los logros sociales de Chávez y venerando la figura de Simón Bolívar. Es marketing político, pero permitido por un modelo político que en el fondo no es nada hostil al capitalismo financiero y transnacional. A pesar de la retórica, y de escaramuzas diplomáticas frecuentes, en ningún momento Venezuela cortó fluidas relaciones comerciales con Estados Unidos. La propia integración latinoamericana es proyecto de soberanía pero también grandes negocios para las mayores empresas a cargo de obras ya planificadas en gobiernos de signo político opuesto.

La retórica anticomunista, dentro y fuera de Venezuela, parece así ser más bien escenificaciones para plateas propias, más que reacción frente al riesgo de una ruptura con el sistema, que la frágil correlación de fuerzas electorales y equilibrios internos en el chavismo parecen estar lejos de efectuar. El radicalismo bolivariano tampoco procede si vemos los movimientos de Maduro en restablecer relaciones diplomáticas con Estados Unidos y en llamar a un diálogo al que la oposición no radicalizada ha respondido. La creación de comunas locales y productivas convocadas por Chávez y que hoy se movilizan en defensa de Maduro, habla más de horizontes y posibilidades dadas por el concreto aumento de la participación social, que de cambios económicos estructurales en curso.

Por el lado de la continuidad, como rasgo común también a otros países, vemos que oponer neoliberalismo a más intervención social desde el Estado no necesariamente crea bases sólidas para evitar la amenaza constante de la crisis. Aunque Chávez reorientó positivamente hacia lo social los dividendos del petróleo, con lo que pudo disminuir la pobreza, la matriz económica exportadora común a los distintos países de la región -y más concentrada aún en Venezuela- es sensible a cualquier variación de precios internacionales y se muestra hoy blanco fácil para el boicot económico que está generando desabastecimiento. En cuanto a medio ambiente y territorios tradicionales con derechos colectivos, además, el ímpetu desarrollista no se distingue del modelo de sus rivales políticos.

Si al parecer no basta tener la mayoría para evitar una crisis política, tampoco resulta  suficiente la estatización para controlar las variables económicas. Es en este punto donde la situación de Venezuela abre interrogantes para el modelo político de toda la región. Los buenos precios permitieron prescindir de organismos internacionales de crédito y obtener así cierta independencia económica. Pero los presupuestos sobre desarrollo, expansión económica y explotación de recursos, sin embargo, aparecen como un consenso para los distintos colores políticos que si no es revisado amenazará territorios sin siquiera garantizar el bienestar de forma sólida e igualitaria para todos.

El accidente nuclear que nunca cesa

por Jun Fujita Hirose
(en revista Crisis Nº 6, septiembre de 2011)


Nada ha vuelto a ser igual desde que en marzo el tsunami japonés derivó en un desastre nuclear. Pero no sólo las ondas radiactivas atraviesan el Pacífico; también surgen pensadores nipones que advierten, contra los intentos tranquilizadores de gobiernos y empresas, que las soluciones definitivas ya no existen. Hemos pasado de las sociedades-resolución a las sociedades-problema.

Cuando está lo suficientemente pura, el agua puede mantenerse en fase líquida aunque la sometamos a un frío mayor que el de su punto de fusión o congelamiento. Se llama “metaestabilidad” al estado de una materia o un sistema que no pasan a nueva fase, incluso si ya ha sido atravesado el punto de transición.

Pero el agua que conserva la consistencia líquida a temperaturas inferiores a los 0°C, se congela bruscamente cuando recibe una mínima intervención externa, tal como la vibración o el polvo. El efecto es comparable con el fenómeno de avalancha: la nieve sedimentada e inmóvil en la superficie de un declive, se hunde de un tirón ante cualquier estímulo exterior, por débil que resulte.

Las cosas se componen de dos realidades distintas: una realidad “actual” que funciona por oposiciones como reposo y movimiento, estabilidad e inestabilidad; y una realidad “virtual” que se refiere a las potencias y al universo de lo posible. El agua cuya consistencia sigue siendo líquida a temperaturas inferiores a su punto de fusión, o la nieve que se posa inmóvil sobre un declive, poseen además de su realidad actual y visible (líquida o inmóvil), una dimensión virtual invisible (donde circula una energía potencial sobresaturada). Todo esto quiere decir que el agua en sobrefusión o la nieve en aparente inmovilidad contienen en sí mismo un “problema” la sobresaturación, de su energía potencial, que se resuelve de un golpe cuando el sistema se contacta con un cuerpo externo.

El terremoto o el tsunami son fenómenos que podríamos calificar de “resolución de problemas” En ambos casos la tensión interna provocada por la energía potencial en estado de sobresaturación a nivel de su realidad virtual, se resuelve en una transición de fase realizada en el plano de la realidad actual. El terremoto se produce resolviendo el problema planteado entre varias rocas, mientras que el tsunami resuelve el problema planteado por una ola plegada y en ascenso.

Se podría decir que el accidente en la central nuclear de Fukushima I es también un fenómeno de “resolución de problema”: la central nuclear tiene un problema, que se resuelve a través del accidente. Pero esta manera de hablar oculta la diferencia fundamental que hay entre el accidente que “está ocurriendo” y el terremoto o el tsunami que ya “han ocurrido” El accidente de la central nuclear debe compararse con el agua en sobrefusión y no con su congelamiento; con la nieve sedimentada y no con su avalancha.

La incidencia de los reactores de Fukushima I se caracteriza efectivamente por su doble realidad. De un lado, transcurre una dimensión actual al alcance de nuestros ojos, cuya inestabilidad inicial está siendo estabilizada de manera gradual según aseguran las autoridades gubernamentales y los medios de comunicación. Por otra parte, fuera del campo de nuestra visión, tiene lugar una realidad virtual, de la que poco se habla.

Desde el comienzo del accidente, allá por el 11 de marzo de 2011, el gobierno japonés y la compañía eléctrica Tepco (Tokyo Electric Power Company) han sido sometidos a duras críticas por parte de los gobiernos extranjeros y los medios de comunicación, debido a “la torpeza en la difusión de informaciones” Pero si se han comportado muy “torpemente” en lo que hace a la información sobre la actualidad del accidente, en cuanto a la realidad virtual del mismo nadie posee “información” ya que se trata de un “ser” puramente potencial que no se puede inducir a partir de un recorte determinado en el “devenir” actual.

A diferencia de los casos de terremoto o de tsunami, el accidente de la central nuclear no “ha ocurrido” como desenlace de una tensión metaestable, sino que “está ocurriendo” como continuidad de esa metaestabilidad. Aunque sea cierto que el desequilibrio inicial está siendo progresivamente estabilizado, lo esencial del accidente radica en el hecho de que la sobresaturación potencial persiste con independencia de aquella supuesta estabilización. La clave está en el exceso permanente del ser problemático, este último siempre activo a nivel de la realidad virtual, mientras se producen sin parar todo tipo de efectos visibles y medibles a nivel de la realidad actual. En una palabra: el accidente “está ocurriendo” como un deslizamiento continuo de metaestablidad en metaestabilidad, sin que la estabilización se consagre de manera definitiva.

Las únicas medidas que pueden tomarse ante la central nuclear accidentada consisten en “controlar” tal desarrollo autónomo del problema. De hecho, las ini- ciativas que el gobierno japonés y la Tepco siguen desarrollando (regadíos masivos sobre los reactores) y las que deberían tomar en lo sucesivo (sarcófagos al estilo Chernobil), no están orientadas a resolver el problema sino más bien a controlarlo. El problema jamás se agotará y quedará siempre activo, productivo.

La pregunta sería, ¿no es el “control” lo característico de la producción nuclear de energía eléctrica? Mientras la generación hidráulica y la combustión térmica proceden por “resolución” (hacer caer el agua estancada desde lo alto, consumir los combustibles fósiles), la producción nuclear opera “controlando” (mediante una desaceleración de la reacción de fisión nuclear en cadena). Los procedimientos de regadío y sarcófago con los que se intenta combatir al accidente poseen una perfecta continuidad con los que se emplean habitualmente en la producción nuclear de electricidad, ya que son de la misma naturaleza “controladora”.

Se puede decir que el problema está siempre pendiente, no sólo a propósito del accidente y de la producción habitual, sino también a propósito de los combustibles nucleares utilizados y del cúmulo de desechos radiactivos resultantes del proceso. En la generación hidráulica y térmica se intenta agotar toda la energía potencial contenida en el agua estancada en altura o en los combustibles fósiles, para obtener la máxima cantidad de electricidad posible. En la producción nuclear, por el contrario, nunca se convierte en energía eléctrica la totalidad de la energía potencial que contienen los combustibles nucleares. Estos materiales quedarán siempre ricos de energía potencial aún después de su uso en la producción de electricidad. Las operaciones de post producción en torno a los combustibles nucleares utilizados y a los desechos radiactivos, tales como almacenamiento, tratamiento o vertido final, son un intento por controlar la tensión metaestable que se conserva en ellos, sin pretensión alguna de estabilizarlos de manera definitiva. Los desechos radiactivos se definen por su propiedad de seguir siendo siempre problemáticos.

El proceso nuclear no tiene comienzo (inestable) ni fin (estable), porque se mue- ve siempre de metaestabilidad en metaestabilidad. En ese continuo permanente no hay nada que permita distinguir entre el accidente y la normalidad (producción de electricidad, tratamiento de desechos radiactivos, etcétera). Y precisamente por eso el accidente es siempre “previsible” o “previsto” porque está contenido como , parte de la normalidad cotidiana. Que el accidente “está ocurriendo” quiere decir que está siempre-ya ocurriendo, sin que pueda determinarse un comienzo y un fin.

Suele argumentarse que la diferencia fundamental entre la producción nuclear de energía y la bomba atómica, es que la primera constituye un uso “controlado” de la segunda. Incluso en el sitio de internet de la Tepco puede hallarse una explicación semejante. Pero se trata de un sofisma y nada más. Si la bomba atómica se distingue de las otras armas de destrucción masiva es porque su explosión no resuelve de manera instantánea y definitiva la sobresaturación problemática de su energía potencial, como sucede en el caso de las segundas. Por muy terrible que resulte el desastre producido al momento de la explosión, no deja de ser un mero efecto secundario desde el punto de vista de la naturaleza de la bomba atómica. Las consecuencias en los cuerpos y cerebros de las personas que padecieron las bombas arrojadas en 1945 no se asemejan a la experiencia de un punto final (.), tal como lo representa la imagen del hongo difundida por el gobierno estadounidense de entonces, sino más bien a una serie de puntos suspensivos (…), que expresan el exceso persistente de un problema que seguirá siempre pendiente. El llamado uso “pacífico” o “civil” de la energía nuclear está en una pura continuidad con su uso “bélico” o “militar” en la medida en que , ambos constituyen bombas temporales paradójicas, cuyo “tiempo” es controlado minuto a minuto para que esté siempre a punto de llegar. Según las víctimas irradiadas por las bombas atómicas (hibakusha), el “pika” (resplandor) no “ha llegado aún” porque “ya está llegando” perpetuamente.

El accidente en la central nuclear Fukushima I, ubicada en la región nordeste del Japón, nos recuerda que vivimos un estado de metaestabilidad permanente, por lo menos desde que la política de uso civil de la energía nuclear se generalizó en los países “avanzados” a mediados de los años , cincuenta. Estamos dejando atrás aquellas sociedades que se caracterizaban por resolver los problemas, tomando a cada uno como un estado de excepción, y que se desenvolvían según el ritmo impuesto por una serie sucesiva de comienzos y finales. Hoy, lo problemático como exceso que sigue siempre pendiente, se ha convertido en nuestra normalidad cotidiana, y de lo que se trata es de controlar su desarrollo autónomo, surfeando de metaestablidad en metaestabilidad.

Transitamos el pasaje de aquellas sociedades que resolvían los problemas, a las sociedades que los controlan. De las sociedades de resolución, a las sociedades problema. Este espacio-tiempo determinado por el accidente de Fukushima I, prueba cabalmente hasta qué punto nuestro cotidiano se encuentra definitivamente atravesado por una condición problemática más o menos generalizada.

Los habitantes de Tokio no creen en las palabras del gobierno japonés, que insiste en difundir la idea de que en la capital no hay peligro de contaminación radiactiva. La gente sabe perfectamente que lo recomendable sería refugiarse lo más pronto posible en alguna región sureña. Pero las condiciones económicas impiden que la mayoría pueda trasladarse. Cada quien vive así su double bindproblemático, sin poder resolverlo de una buena vez.

El viraje hacia la energía nuclear en los años cincuenta debe inscribirse en un cambio epistemológico más vasto. Pongamos un ejemplo. La “guerra contra el terrorismo” que según el gobierno , norteamericano “no tiene punto final” aún cuando Osama Ben Laden haya sido aniquilado, es contemporánea a la producción nuclear de electricidad y al accidente en Fukushima, porque comparten el mismo principio de gobernabilidad, basado en el control del problema y no en su resolución definitiva. El objeto de la “guerra contra el terrorismo” no es extirpar o solucionar el problema llamado “terrorismo” sino más bien controlarlo, manteniéndolo siempre en su irresolubilidad excedente.

Recordemos ahora el argumento de Gilles Deleuze, para quien asistimos al pa-saje de las “sociedades de disciplina” a las “sociedades de control”. El filósofo francés . escribe: “no cabe comparar para decidir cuál de los dos regímenes es más duro o más tolerable, ya que tanto las liberaciones como las sumisiones deben ser afrontadas en cada uno de ellos a su modo” (en “Post-scriptum sobre las sociedades de control” Conversaciones, Pre-textos, 1995,p. 279). O sea, que en las sociedades de disciplina no sólo la dominación y el gobierno procuraban resolver los problemas, sino que también las luchas de liberación se concebían como vías auténticas de resolución de problemas. En este sentido, la más ejemplar imagen de una experiencia de resolución de problemas es la revolución. Esta última implica la construcción colectiva de una solución común. ¿Cómo sería la liberación en un contexto donde lo que prima es el control de los problemas? ¿Cómo liberar las potencias colectivas si lo que compartimos es un problema cuyo carácter irresoluble permanecerá siempre excedente?

Desde que se inició el accidente de Fukushima I, mucha gente, mucho más que antes, está viviendo su cotidiano como estado de problema. Un grupo de activistas japoneses, el llamado Comité de traducción La insurrección que viene, escribe: “la catástrofe repentina fisura la cotidianidad en el trabajo, la política, el arte, el estado, el capital” Si pudiéramos designar como un . pequeño “levantamiento” a la capacidad de asumir tal fisura en la propia vida cotidiana, deberíamos decir entonces que la sociedad japonesa desde el mes de marzo ha entrado en un período de levantamiento generalizado.

Desde el 10 de abril se multiplican las manifestaciones antinucleares por todo Japón. Y son masivas. Se trata de algo histórico en este país, que no conocía movilizaciones tan grandes desde finales de los años sesenta. Si en el cortejo de cada marcha uno puede percibir no sólo expresiones de alegría sino también muestras de cansancio, es porque la manifestación no se encamina hacia una solución ni pretende arribar a la estabilidad, sino que vive en estado de problema. Mientras la revolución produce una ola de alegría cuando ya “ha ocurrido” el levantamiento la genera en el momento en que “está ocurriendo”.

La revolución es un camino hacia la satis- facción, el levantamiento es en sí mismo un proceso de júbilo. En una sociedad de resolución del problema la cuestión del cansancio es pasada por alto en nombre de la promesa de una liberación venidera, mientras que en la sociedad de control el cansancio pasa a primer plano como condición necesaria para que persista la alegría de la liberación en curso. En una palabra: la revolución no cansa, el levanta- miento sí. En la fase de un levantamiento vuelto cotidiano que estamos viviendo hoy en Japón, no sólo el cansancio físico- mental se acumula sin pausa, sino también la radiación nuclear, lo que vuelve cada vez más profunda la “fisura” problemática que se abre en nuestros cuerpos y cerebros.

Deleuze identificaba este tipo de movimientos con la “serpiente” para distinguirlos del “viejo topo” que se asomaba a , los segmentos lineales, a unos primeros después a otros, cada uno determinando un comienzo y un fin bien definidos. “El hombre de la disciplina, escribe el filósofo, era un productor discontinuo de energía, pero el hombre del control es más bien ondulatorio, permanece en órbita, suspendido sobre una onda continua” (p. 282). A diferencia del viejo topo, la serpiente no conoce tales interrupciones, ni experimenta los segmentos como distintos. Para ella todo se encuentra en perfecta continuidad, como una sola línea infinita. La serpiente no hace diferencia entre vida cotidiana y manifestaciones. Acumula el cansancio sin recluirse en descansos subterráneos y trepa siempre a la superficie, bañada por la radiación que emana de la central nuclear accidentada. Una línea infinita de cansancio y radiación, pero también línea de alegría serpentaria, línea de liberación. Devenir-serpiente no es otra cosa que vivir esta fisura, vivir este problema, como exceso de potencia.

La anomalía japonesa

por Jun Fujita Hirose
(publicado en la revista Crisis Nº 12, enero de 2013)

El extraordinario accidente que tuvo lugar hace un año y medio en la isla más desarrollada del mundo sigue esparciendo su virus a la sociedad y el sistema político nipón. Las movilizaciones contra el programa nuclear son imponentes, pero a nivel de gobierno no hay visos de reacción. Un filósofo nacido y criado en Tokio explica por qué los manifestantes no están ni indignados ni resignados, y parecen más bien curados de espanto.
El viernes 14 de septiembre el gobierno japonés publicó su nuevo Plan Energético, que consiste esencialmente en «tomar todas las medidas necesarias para llevar a cero la producción nuclear en el año 2030». Esa misma tarde, a las 18, decenas de miles de personas se manifestaron frente a la sede del gobierno en Tokio, tal como lo hacen cada viernes desde abril de 2012. El anuncio del ejecutivo nipón sobre una salida gradual del escenario nuclear no disipó la desconfianza profunda en la clase política.

La primera movilización realizada después del accidente de la central de Fukushima I, fue el 10 de abril del pasado año: más de 20 mil personas se echaron a la calle en la capital. Las manifestaciones se multiplicaron de inmediato por todo el territorio nacional, abriendo una fase «excepcional» en un país que no tenía registro de protestas de esta envergadura desde fines de la década del sesenta. No hace falta subrayar la «horizontalidad», «multiplicidad» y «espontaneidad» de estas expresiones de masas, ya que se trata de aspectos comunes a las protestas que han tenido lugar últimamente en todo el planeta.

El movimiento antinuclear japonés tuvo un giro decisivo en junio de 2012, cuando el Primer Ministro Yoshihiko Noda tomó la decisión de volver a activar dos reactores de la central de Ohi que habían sido cerrados como medida de seguridad (al igual que los otros 48 reactores que hay en el archipiélago). Fue aquella una resolución realmente «inesperada», «inimaginable» o «imposible» para la mayor parte de la población japonesa. ¿Cómo un mandatario osaba reanimar la producción nuclear siendo que el accidente de Fukushima permanece activo y nadie sabe todavía la verdadera dimensión de sus efectos en el largo (y ni siquiera en el corto) plazo? ¿Cómo se atrevía a actuar en contra del sentimiento tan claramente manifestado por la sociedad durante un año?

A partir del viernes siguiente al anuncio de Noda, el número de personas que se reunían frente a la sede gubernamental explotó. En julio llegaron a juntarse 200 mil personas, sin contar los innumerables manifestantes «virtuales» que participan del cortejo a través de internet, como muchas mamás obligadas a quedarse en casa para preparar la cena.

¿No hay, sin embargo, algo de paradojal, e incluso de perverso, en el hecho de que cuando más aumentó el número de manifestantes fue cuando la gente pudo percatarse de la impotencia efectiva de las protestas populares? La decisión de reavivar los reactores mostró de manera transparente al menos dos cosas fundamentales: en primer lugar, que la alianza Estado-Capital es lo suficientemente sólida como para que nadie pueda intervenir, excepto ellos; en segunda instancia nos dimos cuenta que los malhechores son tan indomables, que no hay quien pueda persuadirlos de ser menos malvados. Y estos dos aprendizajes no son apenas factores coyunturales o pasajeros, sino que configuran prácticamente una verdad eterna. En síntesis, hemos aprendido definitivamente que «otro mundo no es posible». Lo cual modificó radicalmente la naturaleza misma del movimiento de resistencia.

Antes de aquel fallo de junio, creíamos enfáticamente que «otro mundo era posible». Esta hipótesis aparecía reforzada por el hecho de que Naoto Kan, el Primer Ministro anterior, se manifestó de acuerdo con abandonar el paradigma energético nuclear, y había ordenado en mayo de 2011 –a pesar de la fuertísima oposición de los empresarios- la suspensión de los reactores de la central de Hamaoka, colocados en una zona considerada de «riesgo sismológico alto». Aún cuando Kan se vio de facto obligado a dimitir en septiembre de 2011 por su posición «demasiado izquierdista», no dejamos de creer en la capacidad de nuestras fuerzas democráticas para cambiar el mundo.
Desde hace cinco meses vivimos en la paradójica situación de reivindicar la clausura inmediata de las centrales nucleares, como siempre, pero a sabiendas de que nuestra voz no tiene ningún poder para quebrar la alianza estatal-capitalista, ni para purgar el mundo de aquellos maleantes que no cesarán de hacer su voluntad sin el más mínimo pudor.

Cabe, entonces, la pregunta: ¿por qué la gente, cada vez en mayor cantidad, sigue yendo a la plaza si está al tanto de la imposibilidad de transformar el mundo? ¿Será porque cada uno de ellos busca transformarse a sí mismo, y devenir otra cosa, para volverse capaz de vivir en este mundo, un mundo que aparece insoportable, dominado por las clases dirigentes que portan una nocividad que se torna imposible de neutralizar? Si hoy sentimos más que nunca la necesidad de juntarnos, no es tanto para darnos a entender con una fuerza numérica, sino ante todo para producir una nueva subjetividad, autónoma, excedente, a través de un agenciamiento colectivo hecho de afectividades que resuenan entre sí internamente.

Todo lo cual nos lleva a un pasaje del filósofo Gilles Deleuze, quien afirma: «Necesitamos una ética o una fe, y esto hace reír a los idiotas; no es una necesidad de creer en otra cosa, sino una necesidad de creer en este mundo, del que los idiotas forman parte». No se trata ya de hacer un mundo digno de nuestra vida, sino de hacernos nosotros dignos de este mundo tal cual es. Es esto lo que el pensador francés entiende por «devenir revolucionario». Los manifestantes antinucleares japoneses no son «indignados»: no le gritan ya a una sociedad injusta que creen no merecer; su voluntad no es subvertirla para convertirla en “otro mundo”. En lugar de revolucionar al planeta lo que ellos procuran es devenir revolucionarios en el seno de este mundo. Buscan asegurarse una libertad, una independencia, no exactamente respecto al destino sino respecto a la necesidad que debería resultar del destino, como dice también Deleuze a propósito de la moral estoica.

El mundo desborda siempre su carrera actual, insoportable. Si la antigua creencia consistía en aferrar el mundo en su capacidad imaginaria de alcanzar un futuro menos insoportable, hoy se trata de aferrar cada instante mundano en su desdoblamiento real entre la actualidad y sus virtualidades, el «accidente» y su potencia. Lo cual nos permite romper la relación de causalidad necesaria con cada accidente que nos afecta, y trazar líneas de fuga dando con la cabeza en el muro de las imposibilidades. Esa es la perversión dis-utopista que constituye una anomalía japonesa en la época donde parece reinar, como siempre, la antigua perspectiva, subversiva y utópica, tal como la constatamos en el caso de los altermundistas, los indignados, los occupy.

El accidente de Fukushima está ahí. Sus efectos ya están inscriptos en nuestros respectivos cuerpos, se salga o no del escenario nuclear. Y tal vez sea por eso que, en el fondo, estamos a la vanguardia de una nueva modalidad de lucha, des-utópica y perversa.

Clinämen: Cuando el estado captura a las mafias

 

¿Qué puede el estado frente a las nuevas formas de violencia que surgen en los territorios? Rita Segato dice que en esos conflictos la única justicia en la que se puede confiar es la comunitaria. Hablamos con José Luis Callegari, abogado del Centro de Participación Popular Monseñor Angelelli de Florencio Varela, que fue amenazado públicamente por la actividad del Centro y por denunciar la vinculación entre el narcotráfico y sectores del poder político y la policía.

«Estamos ante una nueva escena bélica a la que muy poca gente le está prestando atención»

Entrevista a Rita Segato 


Por Clinämen



Para empezar, queremos conversar con vos sobre las formas de violencia que se dan hoy en día en los territorios y que no son explicables según los grandes cánones del discurso político-institucional argentino. Nos parece, por el contrario, que estas formas de violencia y de conflicto tienen otro tipo de causas, vinculadas a las economías, a las maneras en que los territorios han ido cambiando en los últimos años, etc. Apelando también a tu experiencia en otros lugares, como México y Brasil,¿cómo pensar estas violencias que están circulando? Nos llama particularmente la atención tu distinción entre una violencia instrumental y una violencia expresiva…

Creo que estamos en el espectáculo de una nueva escena bélica y que muy poca gente está prestando atención a sus características inéditas, a su significado, a su relación con los cuerpos, los territorios, los usos de la violencia, a cómo va a estructurar la realidad de una nueva forma. Últimamente me vuelve a la memoria la experiencia de la vieja película de Ingmar Bergman El huevo de la Serpiente. La vi hace muchísimo tiempo y habría que volver a verla. La película muestra la gestación de una nueva forma de control social en el periodo pre-nazista y creo que hoy estamos frente a un fenómeno semejante: la gestación de nuevas formas de control de los comportamientos de las personas desde un lugar que algunas personas conocen muy bien. No tengo la menor duda que existen «técnicos» que tienen un conocimiento muy claro de cómo se genera este nuevo tipo de control social desde abajo, una suerte de golpe que viene desde abajo y que obra mediante la crueldad.

Como emergió en el informe anual sobre tortura de la Comisión por la Memoria del 2013, hay en los territorios lo que llamo una pedagogía de la crueldad. Se ve en lugares diferentes, por mano de la policía por ejemplo. Retomo este uso de pedagogía de Hannah Arendt, de su análisis del totalitarismo, cuando habla del nazismo como de una pedagogía de la traición. ¿Y qué es la traición si no el sinsentido, la ausencia de una gramática previsible? Si yo les escucho hablar puedo prever la manera en que van a organizar sus sintaxis y van a organizar un significado. Al revés, la traición es cuando el sistema se vuelve imprevisible y la imprevisibilidad es una forma más fuerte de la crueldad. El ser humano, en su condición general, depende de una gramática, una previsibilidad de los enunciados. ¿Y qué ocurre cuando un enunciado no tiene sentido? Como es el caso de la destrucción banal de los cuerpos, cuando se infligen sufrimientos de una forma que no es instrumental. Por ejemplo, ¿qué significa maltratar un cuerpo encarcelado cuando ya está reducido? Es la expresividad de una falta de límite para la capacidad de crueldad, la espectacularización de una absoluta falta de sensibilidad por el sufrimiento humano. Es esta la pedagogía de la crueldad, o sea el hecho que nos esperemos la crueldad desde cualquier lugar, desde cualquier momento y de forma arbitraria. La arbitrariedad tiene un papel central, porque es la arbitrariedad que impone el terror. Uno se aterroriza frente a lo desinhibidamente arbitrario. ¿A qué obedece esa pedagogía de la crueldad? ¿qué estrategia tiene? Es el sometimiento de la entera sociedad a los espectáculos de crueldad. Habría inclusive que pensarlo de una forma más compleja todavía. Preguntarnos qué significa para la sociedad en su conjunto esa crueldad. Estoy convencida que la crueldad no es referida al preso, a la sometida o, si hablamos de la conflictividad en los barrios, no es referida al niño al que se le pone una bala en la rodilla. No se trata de una violencia instrumental porque no es para reducir alguien que ya está reducido. Es una crueldad a la que se expone la sociedad entera. No es una violencia contra el antagonista, contra el soldadito, el miembro armado de la corporación enemiga, de las bandillas, etc. El cuerpo agredido es un intermediario mediante el cual se trasmite un mensaje a toda la sociedad.

¿Se podría hacer una relación entre este tipo de violencia y lo que vos llamásun «territorio en disputa»?

Exactamente. La otra corporación armada es la que es antagonista en este territorio en disputa. Pero la crueldad sobre ese cuerpo, sobre este bastidor – como lo llamo en el libro sobre Ciudad Juárez – ,habla a toda la sociedad. En este sentido no se trata exactamente de la guerra. Claramente está en juego una disputa por la anexión territorial, por el despojo: se expresa la capacidad de anexión territorial en la anexión de los propios cuerpos. Pero el elemento nuevo es esta pedagogía de la crueldad por la cual no sabemos que esperar, un poco como lo que pasó durante la guerra sucia de la dictadura militar, pero con la diferencia que ahora el terror viene desde otro lugar, un golpe desde abajo.

En el último año venimos preguntándonos sobre la necesidad de leer la sección policial de los diarios como una sección política. En tu investigación sobre los feminicidios en Ciudad Juárez hablas de la existencia de una estructura invisible por debajo de esos crímenes, es decir una estructura que no se ve y de la cual, sin embargo, estos crímenes son epifenómenos. ¿Cómo se hace para reconstruir esta trama invisible? Para decirlo en otras palabras, ¿cómo se lee políticamente algo que parece como discontinuo, azaroso, vinculado a las acciones personales de las personas vinculadas?

La cuestión es precisamente desvincularlas de las cuestiones personales. Es lo que nos entrampa todo el tiempo. También cuando leemos la violencia sobre las mujeres estamos entrampadas en esta política general que consiste en llevar siempre todo al foro de lo íntimo, al personal. Hay que tener mucho cuidado con la privatización de la violencia, tan difícil de desarmar. Entre las muchas cegueras que encontramos, me refiero en particular a dos: primero, tendemos a privatizar todo lo que sucede con las mujeres, incluso los actos de violencia que todos colaboran a reducir al foro íntimo,,, victimizando a la mujer de manera terrorífica. Segundo, el hecho de ver toda esta violencia como circunstancial: de que la policía es corrompida, la policía es mal entrenada, la sociedad violenta, los jóvenes se drogan, etc. Planteos que traen aparejadas  sus lógicas respuestas: tenemos que generar una nueva policía, entrenar la policía y darle clases de derechos humanos, legalizar las drogas, reducir la edad de impunidad, etc.

Son todas medidas que piensan el problema de una forma circunstancial sin ver que hay una estructura profunda que está reestructurando la realidad en las sociedades: desde cómo obran las corporaciones o las banditas en los territorios y en ciertos bolsones de vulnerabilidad, hasta la ocupación de tierras disponibles por garantizarse una casa donde vivir y para ir a trabajar. En todos casos, la lógica es apropiarse de algo apropiable. Los cuerpos son parte de esa apropiabilidad, de cómo, en esta fase de acumulación por despojo, nos apropiamos de lo que queda de los territorios comunes y de cómo controlamos la sociedad y la política. Y estas fuerzas y estas estrategias extremamente racionales de ataque a la sociedad y a la democracia vienen desde abajo. Hoy, por ejemplo, hay formas absolutamente eficacesde control de las elecciones y de todos los mecanismos que llamamos democracia. Pero por lo general seguimos pensando en medidas circunstanciales: nuevas leyes, nuevas políticas, nuevos instrumentos que son del Estado. Sin embargo el Estado está comprometido.

En tu trabajo sobre los feminicidios en Ciudad Juárez hablas de una «segunda realidad». ¿Cómo  surgió este concepto y cómo lo trabajaste en tu investigación?

El ensayo sobre Ciudad Juárez comienza por el conocimiento de los cuerpos tirados en los baldíos, esto que llamo epifenómeno dispersoy que tiene como uno de sus principales elementos de blindaje su propia ausencia lógica. «¿Por qué?”, “¡Ah, no puede ser!”, es la reacción de la gente frente a un hecho que  no obedece a una racionalidad accesible. Como ya dije, no se trata de las muertes del enemigo, del antagonista, sino de las muertes de mujeres de varios tipos, pero todas ellas en condición vulnerable. Una gran señal me llegó por las madres de las mujeres asesinadas que en sus manifestaciones por el fin de la impunidad decían: «qué suelten a los que tienen presos, ellos no son los culpables». O sea, la clara indicación a la sociedad de que se trataba de crímenes del poder.

Una persona una vez me dijo que tenía cuarenta y dos hipótesis de la razón de los crímenes en Ciudad Juárez. Desde que las mujeres eran las que trabajaban en las maquiladoras trayendo el salario mientras que los hombres estaban desocupados y esto daba origen a una especie de venganza de género (en realidad en muchos casos se trata de mujeres solas); hasta el tráfico de órganos que ocurriría en el mismo lugar desde hace más de diez años y, por lo tanto, sería muy fácil de rastrear por la policía, inclusive por la policía internacional. O sea, el tiempo de la impunidad nos da la clave de que ahí pasa algo de otro tipo, que no se trata de un crimen instrumental, con una finalidad de venganza o de enriquecimiento (el comercio de películas sadomasoquistas es otra hipótesis que circula).Los crímenes del poder no se dejan inspeccionar, porque las estructuras de poder siempre son ocultas.
Tanto en las grandes empresas que accionan en la administración de los bienes declarados, a la luz del día, como en la administración de las organizaciones que cuidansubterráneamentesus negocios no declarables,el manejo del poder nunca es transparente, nunca se puede ver exactamente. Hay pactos en los varios órdenes del poder porque siempre el poder es monopólico: controla el dinero, controla la política y no puede revelar al mundo sus conocimientos. El conocimiento que el poder tiene de lo que controla es lo que le permite este control y por lo tanto nunca puede ser transparente. Hay formas de acuerdos que se dan en el poder que siempre, por necesidad, tienen que ser ocultos. Entonces pensé en Ciudad Juárez como a un modelo y en este sentido sus muertes son muertes expresivas: expresan el poder jurisdiccional, la capacidad de crueldad, de impunidad. La impunidad misma es un mensaje de control, de soberanía sobre un territorio. En ese momento lo llamé un segundo Estado, vale a decir: por un lado, hay un primer Estado con sus instituciones, con sus agentes, sus jueces, sus policías, sus fiscalesy sus representantes elegidos por el pueblo. Por otro lado,hay un segundo Estado que tiene sus poderes y que, a través de la tortura y el asesinato de mujeres, por ejemplo,  envía un mensaje a toda la sociedad, a sus familias, a la comunidad y también a las autoridades y al propio Estado.Allí está operando un segundo Estado, cuyos agentes son a veces los mismos que operan en el primer Estado. Hoy ya no lo llamosegundo Estado sino segunda realidad, para llamar la atención sobre el hecho de que el Estado siempre ha sido dual. Ya lo han dicho los juristas, el Estado es por su naturaleza dual, siempre controla la sociedad estadualmente y paraestatalmente, inclusive en tiempos democráticos. Lo vemos en el accionar arbitrario de la policía, por ejemplo, en la discrecionalidad con laque en ciertas circunstancias actúa. La policía actúa como Estado, pero actúa también, en ciertos espacios liminales, paraestatal e ilegalmente. La paraestatalidad de la acción policial está dentro de la legalidad. Diferentes autores lo han dicho de forma distinta, quizás Agamben es hoy el más conocido. Es exactamente esta paraestatatidad lo que tenemos que comprender como algo que es propio de la naturaleza del Estado y que, sin embargo,se puede ampliar por otros caminos.  Cuando digo que parece un golpe que está viniendo desde abajo, desde esta segunda realidad, estoy diciendo que hay una expansión del accionar paraestatal al lado de su parte subterránea que está viniendo hoy desde otro lugar. La pienso como una estructura única, no separada, como en los casos de la mafia o el crimen organizado. Es una estructura que tiene adherencias muy fuertes, movimientos circulantes a través tejidos muy fuertes que vinculan esta segunda realidad, esa institucionalidad desde abajo que se expresa con crueldad, con la realidad del Estado.

Cuando hablamos del carácter oculto de esta segunda realidad, ¿qué carácter se expresa como oculto? Porque a la vez se trata de situaciones que pueden ser totalmente visibles y este carácter oculto puede tener que ver más bien con no tener un lenguaje para poder expresar y armar cómo funcionan estas realidades…

Este oculto es estridente, es un secreto estridente como fue en la época de la dictadura. Debe tener esta doble característica: por un lado tiene que ser secreto y por otro tiene que tener una gran estridencia para que el mensaje llegue adonde debe llegar, a sus destinatarios. Y sus destinatarios somos todos nosotros, todos los que estamos aquí en la superficie. Estas dos realidades, subterránea y en superficie, están estrictamente vinculadas.

Escuchándote hablar, esta idea de golpe desde abajo que propones nos hace pensar en cosas muy clásicas de la política, que parecen no vincularse conestas cuestiones y, sin embargo, resuenan aquí. Por ejemplo, lo que decía Maquiavelo de que la política es un problema de conocimiento, de epistemología, de lo que la gente puede saber y no saber respecto al poder. León Rozitchner nos explicó que hay una relación directa entre la capacidad de componer cuerpos colectivos versus terror. Es un gran problema político…

Si un gran problema político. Estamos hablando de política, no de crimen.

En tu libro La nación y los Otros haces referencia a un nuevo paradigma territorial que se desarrolla con el neoliberalismo. ¿Qué tipo de territorio habita esta segunda realidad?

Las formas de territorialidad dominantes hoy están dadas muchos más por la segunda realidad que por la primera, o sea por la realidad oficial, con su jurisdicción y su límites. Y es así porque el Estado se encuentra reducido por diversos caminos, por un lado por el proyecto neoliberal que le quita soberanía, por otro por proyectos críticos que aspiran a que la gente asuma su camino y vaya produciendo sus experiencias de vida, que cada pueblo teja los hilos de su historias, que el Estado devuelva fueros comunitario, como digo en mi último libro La crítica de la colonialidad, donde afirmo que sin esta devolución no hay protección para las personas. Entonces, por un lado hay una reducción del Estado por parte del proyecto neoliberal, inclusive en un Estado bélico como Estados Unidos, donde hay una  tercerización de algunas tareas bélicas; por otro, por el lado de nuestracrítica, la visión de que el camino de la historia tiene que estar en las manos de las comunidades, de las autonomías locales y no estatalmente conducida y narrada. En fin, hay fuerzas de todo orden, pero especialmente económicas y religiosas-usaría en general el termino corporativas– que cruzan las fronteras estatalmentecustodiadas. Son fuerzas que accionan según la agenda global y pueden tener su cabeza en la primera realidad o estar enteramente en la segunda, como en el caso del narcotráfico, el contrabando de armas. En fin,toda la producción de capital que se encuentra sumergida en esa segunda realidad y desde allí produce territorios que cruzan las fronteras estatales y terminan por no coincidir con los territorios oficialmente delimitados mediante los cuales pensábamos la geografía política hasta hace muy poco tiempo.Es necesario crear otra geografía política que tome en cuenta la jurisdicción que va trazando la segunda realidad.

En el mismo ensayo decías que no te interesaba tanto una lectura moral de los procesos que construyen ese paradigma territorial y ponías en el mismo lugar ámbitos distintos como los movimientos étnicos, religiosos, las mafias, las corporaciones económicas, para entenderlos como partes de esa misma segunda realidad. Se trata de una realidad muy compleja donde hay un uso muy fuerte de la violencia y de la crueldad, como lo explicás muy bien, pero hay también economías y maneras de expresar formas de autonomía popular que tampoco entran en una dimensión reconocible por la primera realidad, se colocan al exterior de ella. ¿Cómo pensar estas dos cuestiones?

El problema es que se generan paraestados. Ahí hay una demarcación. Trabajé años en la cárcel de Brasilia con equipos de estudiantes y al comienzo la gente va a trabajar allí con la ilusión de encontrarse con un banditismo noble e insurgente y pronto se decepciona y comprende que por lo general los encarcelados tienen finalidades individualistas, muy poca capacidad, excepto raras veces, de organización colectiva, y que en el fondo su mentalidad es casi idéntica a la del policía, mucha veces pertenecen a la misma clase social o incluso a la misma familia. Prácticas que uno veía como insurgentes, de liberación del Estado tienden al revés a crear allí abajo, en la segunda realidad, formas de paraestado no sólo en un sentido de organizaciones verticales, con cabezas y jerarquías, sino también porque tienen su armas, sus propias tecnologías de guerra. La segunda realidad es especular a la primera. Y ahí muchas ilusiones se caen, porque el modelo estatal organiza al mismo tiempo la primera y la segunda realidad y muchos de los personajes actúan a dos aguas, arriba y abajo.

Otro ejemplo son las iglesias evangélicas que, con la globalización neoliberal, se organizan como un Estado multilocalizado que, aunque su cabeza es siempre en el Norte, corta los territorios oficialmente marcados de las naciones. El paradigma sigue siendo territorial y estatal, pero ahora en un sentido paraestal, que corta a través de lo que antiguamente eran territorios administrados por naciones. Como en la idea de gubernamentalidad de Foucault, la línea de la jurisdicción territorial es continua, viene del mundo feudal, pasa por el mundo moderno y después deviene propiamente biopolítica, pero siempre pensando al territorio como una cosa sujeta a la apropiación.

Sin embargo, actualmente todo se vuelve más poroso, ya no hay ese límite territorial que es el límite de la jurisdicción gobernada, todo está en continua circulación: de las corporaciones a las iglesias, de las injerencias del Norte en la seguridad pública (la DEA y de otros organismos policiales del Norte que actúan dentro de los países latinoamericanos) a las mafias y su tráficos de droga, personas, y mercaderías, etc. . Se trata de un nuevo tipo de jurisdicción que se hace más pastoral que nunca porque el rebaño ya no está comprendido en un territorio jurisdicción de un Estado, anda suelto. Por eso el cuerpo deviene tan importante, porque se vuelve el bastidor/territorio donde se clavan las insignias de gobierno.
Por eso la gran obsesión de los fundamentalismos cristianos, y no sólo por el cuerpo de la mujer y el control de su capacidad reproductiva, porque el cuerpo de la mujer es el bastidor por excelencia. Es casi una cuestiónlevi-straussiana. Para Levi-Strauss la mujer es un anfibio, las feministas se lo han criticado hasta la muerte, pero creo que ahí hay una gran intuición. La mujer es simultáneamente  persona y cosa, moneda de intercambio, tiene un carácter anfibio. Es cosa no en el sentido de naturaleza, otro tema que también se podría analizar, sino en el sentido de territorio. Cuando los territorios dejan de estar circunscriptos y se abren a otros territorios gobernados, con su cabezas, sus nomenclaturas, sus formas parastatales, lo que queda como último territorio es el territorio-cuerpo de la mujer entendida como cosa. El control sobre la procreación, por ejemplo, es un signo de la corporalidad que traza la pertenencia a una nomenclatura, a uno de estos paraestados. Los fundamentalismos son una característica de la modernidad tardía que necesita marcarse en los cuerpos del propio rebaño y especialmente en los cuerpos de las mujeres, que son los que más fácilmente se leen, el rebaño del rebaño. En este sentido los fundamentalismos son precisamente un síntoma de ese tiempo, donde el territorio es un territorio que viaja y las marcas, por lo tanto, deben ser muchos más claras. El territorio es el mismo rebaño que ya no tiene cerca y, por ende, el cuerpo tiene que ser espectáculo de la propia jurisdicción, tiene que espectacularizar su pertenencia.

¿Podemos pensar esta espectacularizaciónde los cuerpos como la radicalización de la separación típicamente moderna entre sujeto y objeto, individuo y cosa, que se traduciría hoy en afirmaciones identitariasobjetivadas y fetichizadas?

Cuando el gobierno pastoral se vuelve sobreun rebaño que ya no está en una jurisdicción cerrada, para conseguir una solidaridad de red necesita hacer muchos más sacrificios con relación alas marcas que expresen su unidad. Y en este sentido no se trata de una deterritorialización sino de una ultraterritorialización. Nunca lo pensé en los términos de sujeto/objeto, porque esta relación está dentro de la propia persona.

Creo que vivimos en una época donde es necesario poner mucho esfuerzo para entender las segundas realidades que están vigentes, ,de otro modo no podemos entender la vida social. Y las ciencias sociales siguen, al revés, concentrándose solamente en las dinámicas clásicas de la jurisdicción estatal, un impresionante pérdida de tiempo. Es claro que en la segunda realidad hay también movimientos y prácticas que son insurgentes de verdad y otras que no lo son. En la segunda realidad hay también nuestros sueños de un camino de las sociedades y de las comunidades por afuera del Estado, que sigue siendo colonial y opresivo.

Estoy totalmente de acuerdo con Eduardo Viviros de Castro cuando decía, en la presentación de su libro en la Cazona de Flores, que o  aprendemos a caminar por afuera del Estado o estamos perdidos, porque el Estado no fue construido para liberar a las personas. Le digo siempre a mis estudiantes: si ustedesconstruyen un cañón lo máximo de elasticidad que pueden darle a esa forma cañón es que sea un juguete, pero el cañón fue construido para lanzar balas. Con el Estado pasa lo mismo, fue construido para algo y no puede ser usado para otra cosa, por eso no puede existir un Estado que devuelva los fueros comunitarios. Por ejemplo, en Brasilia ahora hay un gobierno de izquierda y, sin embargo, miren que síntoma interesante: hay un basural en una región muy pobre de la ciudad y un grupo de familias se organizaron en comunidad para explotar la basura, la recogen, la diferencian, la comercializan y viven así de su propio trabajo, se construyen su autonomía. Después de una gran lucha el gobierno acepta la negociación para contratar después una corporación transnacional de selección y tratamiento de los basurales y ofrecerle a esa gente que se transformen en trabajadores asalariados con estabilidad en el empleo y con una seguridad que, según el Estado, no tendrían de otra forma. Es un síntoma: a la estabilidad y la seguridad que le ofrece el Estado, ellos prefieren continuar con su autonomía.

El Estado no acepta el lenguaje de la devolución de autonomía. Se ve en Bolivia, donde el proceso paró precisamente porque el Estado no está construido para supervisar la autonomía comunitaria y no acepta formas de resolución de los conflictos que no pasen por su mediación. Al contrario tiene una cantidad de mecanismos internos para garantizar el poder medico (el especialista como único autorizadoa curar), el poder jurídico (el abogado como único que puede resolver conflictos), el poder edilicio (el arquitecto y el ingeniero como únicos que pueden construir una casa), etc. El Estado habla el lenguaje del control, no lo de la autonomía. Y a su lado aparecen varios otros poderes: algunos que crean su propia cabeceras estatales, inclusive muchas formas de la política insurgente de los setentas terminaron allí, en un mecanismo de verticalización; y otros que están experimentando otras formas de insurgencias que no pasan necesariamente por la creación de paraestados, por cabeceras de decisión, por vanguardias…

Una última pregunta: ¿cómo pensar hoy, a través de tu noción de “segunda realidad”, las periferias urbanas? Lo que venimos viendo es una vitalidad popular que se coloca en un marco informal que no encuentra traducción en el lenguaje de la política estatal, un exceso vital que puede ser muy violento y conflictual. Al mismo tiempo, se difunde cada vez más una lectura moral de los territorios, queintenta reducir esa vitalidad en una supuesta moral de los pobres y quehabla de corrupción como intento de volver a una supuesta legalidad estatal. ¿Cómo pensar en este exceso vital, y a las maneras complejas en que se expresa, sin caer en la trampa de volver a proponer una perspectiva estadocéntrica?

Creo que las luchas van siempre, inevitablemente, con una doble inserción: por un lado, tenés las luchas y los discursos con un pie en las grandes estructuras nacionales y globales, sean de mercado, religiosas, o de derechos humanos y por otro tenés las luchas locales y las organizaciones arraigadas en las localidades y en bolsones regionales. Las grandes estructuras intentan englobar y aprisionar las luchas locales y regionales, pero éstas van constantemente rebalsando, no permitiendo su engolamiento. Es precisamente esta doble inserción que los gobiernos no alcanzan a ver, tampoco los mejores gobiernos que hemos tenido (Chávez, Morales, Correa, los Kirchner y en medida menor Lula) que terminaron todos por erosionar los mercados locales y regionales. El «mercado» no es solo el mercado global, hay mercados locales y regionales que tienen una doble finalidad: una finalidad de acumulación de riqueza que mira en dirección del mundo, pero también otro tipo de finalidad. No necesariamente toda riqueza es una riqueza de tipo capitalista, para que sea capital la riqueza debe tener como finalidad ultima la acumulación y, por lo tanto, la concentración. Hay otras finalidades que están modeladas por la doctrina del buen vivir y no permiten que la riqueza y el enriquecimiento, inclusive gigantesco, sean finalizados a la acumulación. Habría que investigarlo más. De todos modos, los gobiernos están sacrificando todo a la participación en el mercado global, deshaciendo los mercados locales y regionales en tanto no sean aptos para lo que solicita el mercado global, esencialmente: soja y minerales. Es un gran error y la historia ya nos enseñó que cada vez que hay un cierre en el mercado global no te quedan mercados locales y regionales para sustentar la vida. Para mí hoy un camino sabio es un camino que tiene un pie en lo local y otro pie pensando lo global, pero a dos puntas, protegiendo otras formas de riquezas que no coinciden con la riqueza capitalista. La vitalidad está ahí. Es la abertura de la historia.

En el presente lo único que funciona como utopía es el carácter imprevisible de la historia. La historia no se puede controlar, es convulsiva, abierta. Y nos enseña que jamás unanación por sí misma, aunque concentre todo el poder de muerte, aunque sea un gran imperio, nunca podrá controlar el curso de la historia. Y esto es una gran utopía, es lo que ustedes están llamando vitalidad dicho en mi vocabulario. La vitalidad de la marcha histórica es tal que va siempre a rebalsar, nunca va a poder ser contenida y controlada por estas estructuras de poderes, yasean estatales, sobreestatales o paraestatales. Porque ahí lo que está en juego es una inteligencia de otro orden, que es la inteligencia de la propia especie, una vitalidad que siempre se le escapa a la burocracia de todos los órdenes. Hay una luz histórica y esta luz histórica debe ser analizada con categorías que son de otros órdenes y que acepten las brechas, acepten las fisuras de lo humano. Lo humano se escapa de una manera milagrosa al control por su extraordinaria complejidad. Nunca será capaz de producir artificios, burocracias, y sistemas capaces de cerrar esta brecha histórica, esta fisura que es propia de la historia y va siempre en dirección de lo desconocido. Es un espíritu trágico de la historia que nos dice que la historia está siempre en desequilibrio y la inteligencia está precisamente en comprender este desequilibrio que no puede ser equilibrado y sistematizadode una vez por todas.

“No nos salvaremos solos”: Entrevista a la filósofa Marina Garcés

por Irene G. Rubio

– Hablás del estallido de la burbuja individual. ¿Cuáles serían las causas de este proceso? 
¿Qué ha pasado en el primer mundo? Pues que ha llegado la crisis. No sólo eso: se ha intensificado el cambio climático y la interdependencia planetaria en la que ya no hay una gestión individual de los riesgos. Eso, multiplicado por la crisis económica, nos ha devuelto la experiencia directa de la vulnerabilidad y de la precariedad de la vida. Se trata de una experiencia dolorosa, de pérdida de autosuficiencia, de seguridades y de garantías, pero a la vez es un redescubrimiento de la interdependencia, de que no nos salvaremos solos en esta sociedad. Entonces podemos lamentarnos, o podemos defendernos, y de ahí muchas de las reacciones defensivas, reactivas, nuevas formas de buscar trincheras y seguridades en las que defenderse de esa exposición a los otros… Pero también podemos intentar construir desde ahí una política que asuma realmente ese vivir en común como un problema común.
Planteás un punto de partida distinto al de muchas tradiciones políticas. No hay que crear comunidad: ya vivimos en un mundo común y somos interdependientes. Tenemos entonces que plantearnos qué nos separa pero, también, cómo vivir juntos…

El individuo es una categoría relacional, no existe sin sus relaciones, y sus relaciones no vienen después, son lo que nos compone. Es desde ahí desde donde yo digo: ya estamos implicados. Lo que pasa es que vivimos negando esa implicación, construyendo una ficción de autosuficiencia. Y entonces, claro, la colectividad es un problema. Un problema siempre imposible de resolver o que se proyecta en figuras extrañas de vida reconciliada, orgánica, en común… un imaginario de la comunidad como algo que nos recogería, que armonizaría ese juego de distancias. Yo creo que el compromiso empieza en el hecho de reconocer que ya vivimos implicados, que ya vivimos en esas relaciones de interdependencia que nos vinculan los unos a los otros y que eso es a la vez la base de lo mejor y de lo peor que podemos ser.
Entonces el compromiso, siguiendo lo que decías, no sería tanto una elección como un descubrirse comprometido.
El compromiso político se ha pensado desde el imaginario de individuo soberano sobre su conciencia del mundo: el intelectual comprometido, el militante… El individuo que ha entendido las cosas y decide, elige comprometerse… ¡No hay elección! En todo caso podemos negarlo. Nos podemos intentar proteger de esa exposición y de esa implicación con la vida en común, pero elección no hay: estamos ya comprometidos. Devolver esa raíz del compromiso como algo que no depende de una elección sino de una aceptación y de una toma de posición para mí es distinto. Y abre todo un campo de politización que desplaza los imaginarios políticos tradicionales de la izquierda.
Hablás de nuevas formas de politización que tenemos que aprender a reconocer. ¿Po­drías dar algún ejemplo?
Hoy vemos en muchos planos de la vida lo que yo llamo formas de politización que no son explícitamente reconocibles como movimientos o como luchas, que son las dos maneras como normalmente reconocemos lo político. Pero, ¿qué pasa cuando hay gente que plantea otras maneras de consumir, de producir, que está transformando las maneras de cómo trabaja o cómo toma decisiones, cuando hay maneras incluso de sustraerse a la lógica del trabajo y del dinero por unas vías que no son las de la victimización o las de la competición…? Son fenómenos que no necesariamente pasan por una conciencia de politización de la vida, de adhesión a un movimiento, sino que se reapropian de la dignidad de la vida. Pero si tú preguntas, mucha gente te dirá: “No, yo no estoy haciendo política”. Eso es casi lo más esperanzador de hoy, no tanto los movimientos, que si los miramos sólo en términos de número, conquistas, victorias… la desproporción con los efectos del sistema y del poder es enorme. Y en cambio sí creo que, como en una sociedad paralela y a la vez infiltrada, que va creciendo, que se va reapropiando de sus propias condiciones de vida, están pasando cosas muy interesantes.

Hay una especie de fascinación o forma de entender lo político como ruptura, como comentas en el libro. Quizás por eso no se ve lo político en lo cotidiano.
Ése es otro de los imaginarios típicos del pensamiento revolucionario: el acontecimiento, ese tiempo y espacio que interrumpe todo y permite pensar en un nuevo comienzo. En nuestros tiempos eso ya no se concibe en el sentido de los movimientos revolucionarios del siglo XIX, que pensaban en términos históricos la posibilidad de volver a empezar. Ahora lo pensamos más bien en una lógica de interrupción que nos hace muy esclavos de la excepcionalidad. La pregunta es cómo se relacionan esos momentos de interrupción –las plazas del 15M, por ejemplo– con su continuidad, con sus maneras de infiltrarse en la vida cotidiana y transformarla. No tanto con la durabilidad del movimiento, porque ésa es la otra trampa: “Las plazas no duraron” –claro, ¿qué vamos a hacer, estar todos los días ahí?– sino cuáles son sus efectos y, a la vez, cómo nos relacionamos con lo que ha abierto ese acontecimiento en cuanto a posibilidades. Y cómo no vivir esperando el siguiente acontecimiento. Porque si estamos hablando de reapropiarnos de la vida, eso pasa cada día durante 24 horas.
Quizás somos un poco yonquis del chute de energía que brindan esos momentos de ruptura…
Claro, pero eso se traduce en unos términos de satisfacción / frustración y de éxito / derrota que nos van en contra. Las cosas pasan a muchos niveles, en muchos momentos y en tiempos distintos. Está el tiempo de la interrupción, de la novedad, de la emocionalidad, de lo colectivo… pero también están los momentos de lo invisible, de lo cotidiano, de lo continuo. Están los momentos de romper, están los momentos de durar y de continuar, y también los momentos del antagonismo y de la frontalidad. Tenemos que apren­der a manejar esta multiplicidad de lógicas, de momentos y de espacios.
Apuntás que la revolución es también un problema del pensamiento, una idea que se impone como necesaria cuando se entreabre su posibilidad. ¿El 15M ha entreabierto esa posibilidad?
Sí. Para mí la irreversibilidad de los procesos de lucha o de transformación social está en lo que aprendemos, que es lo que nos transforma realmente. Obvia­mente con sus conquistas y sus logros objetivos, pero lo que se juega realmente es lo que yo llamo reaprender a ver el mundo. Si no hay ese salto cognitivo, ético, político que nos permite aprender a vernos y a ver el mundo, conquistar otros puntos de vista desde donde ver y vernos en relación con lo que pasa y en relación con quienes vivimos son procesos muy estériles.
Es lo que defines como el descubrimiento de nuestra capacidad de poder hacer.
Aprender es eso: darnos la capacidad de hacer, de pensar y de decir de otra manera. Y ese aprendizaje no es sólo un catálogo de competencias, como se dice ahora en la enseñanza oficial, sino que es realmente una capacitación para vivir y para pensar de otra manera.

¿Qué se están jugando sobre la tierra?

Instituto de Investigación y Experimentación Política


Hace dos día venimos denunciando la aparición en algunas calles principales de Florencio Varela de afiches en los que aparece una foto de José Luis Calegari, integrante del Centro de Participación Popular Angelelli y de la Comisión Provincialde la Memoriay del Comité contra la Torturaen las Cárceles, con una leyenda que lo identifica como «usurpador» y «ladrón».
Ya venimos denunciando que no se trata de hechos aislados, como demuestra una larga serie de antecedentes: durante noviembre del año pasado una banda armada entró en el Centro Angelelli y tomó una compañera de rehén, terminando con una intensa balacera; durante diciembre el intendente Julio Pereyra inició una causa contra Calegari por supuestos «daños en la vía pública» durante la multitudinaria manifestación llevada a cabo luego del ataque.
Durante el verano, los propios activistas del Angelelli observaron el actuar de una banda mafiosa en una de las tomas de tierras de Florencio Varela.
Finalmente, a dos día de la aparición de los afiches, hoy aprendimos de los diarios que el propio intendente Pereyra se presenta ante la justicia de Varela/Quilmes para que investigue las tomas de tierras ilegales en todo Varela y a su «instigador», Calegari, con el respaldo del bloque de concejales del massismo.
¿Qué se está jugando sobre la tierra?
¿Qué tipo de negocios y especulaciones se están llevando a cabo entre bandas mafiosas, partes de Estado y el amparo de la policía y del poder judicial?
¿Por qué se apunta a las organizaciones que luchan por la tierra y la vivienda y no contra quienes hacen negocios con ella?
Los derechos, también los humanos, tienen base material elementa en el acceso a la tierra. Y los derechos se conquistan en la lucha (¿lo hemos olvidado, acaso?)
Es en este contexto, con la clara emergencia de un gobierno mafioso de los territorios, que se deben leer la violenta difamación y la criminalización político-judicial a daño del compañero José Luis Calegari y, con él, de los movimientos sociales que actúan en los territorios para el derecho a una vida digna.
***

¡Basta de mafias en Florencio Varela!

Declaración del Centro de participación Popular Mons. Enrique Angelelli.
El 18 de marzo en la Ciudad de Florencio Varela  aparecieron carteles inculpando al compañero José Luis Calegari, miembro del Centro de Participación Popular Monseñor Enrique Angelelli, de ser el causante de las tomas de tierra en el distrito, junto a otras afirmaciones ofensivas. Dichos afiches, llevaban la imagen del compañero, hecho que nos parece doblemente grave.

Estamos convencid@s de que no se trata de un hecho aislado sino de un modo de gobernar los territorios disputados entre bandas delictivas cada vez mejor organizadas y con mayores recursos que operan gracias al amparo del poder político, policial y judicial. Los hechos sucedidos en F. Varela, como tantos otros que se reproducen en todo el país, tienen que ser comprendidos como una seria advertencia sobre la complejidad que adopta la lucha social y política en este tiempo.

Estas bandas operan creando zonas que les permiten obrar con total impunidad.  En este proceso por el control mafioso del territorio se termina atacando y hostigando a organizaciones sociales  que  venimos defendiendo la vida en nuestras comunidades a través de distintos espacios. Organizaciones barriales que si no estuvieran estas mafias operarían con mayor impunidad  destruyendo la vida de nuestros jóvenes; siendo este a nuestro entender uno de los  motivos por el cual se ataca a las organizaciones y sus militantes.

Consideramos que el poder político local es cómplice por acción u omisión: durante el mes de octubre del año anterior hemos padecido un ataque  en la sede del Centro Angelelli, en el que robaron y tomaron de rehenes a compañeras, para luego tirotearse con la policía. Ante este hecho el gobierno local  respondió  judicializando  la protesta: prueba de ello es la causa armada contra José Luis por supuestos “daños en la vía pública” durante la multitudinaria manifestación llevada a cabo luego del ataque.

Durante el verano  observamos en  una de las tomas de tierras,  zona en la que trabajamos hace mas de veinte años el actuar de una banda mafiosa; que ha arribado   con muchos recursos;  repartiendo  armas y drogas entre  los jóvenes, y han intentado promover ataques contra José Luis lo cual no ha sido posible por el nivel de inserción que se tiene como organización en la zona.

Creemos también que  estos episodios se  producen entre los que necesitan la tierra para vivir y los que quieren hacer negocios con ella. Por esto ultimo es que seguiremos trabajando en la defensa de los sectores mas pobres de nuestro distrito, denunciando las injusticias y la corrupción; y saber que estas intimidaciones las repudiamos como así  también el acto cobarde de esconderse atrás del anonimato de estos abominables actos.

Responsabilizamos a las autoridades locales frente a cualquier daño a la integridad física que pudiera sufrir alguno de l@s militantes de nuestra organización, como de cualquier otra organización .Como así también de cualquier ataque violento a la sede de nuestra organización y de las distintas casas que componen la misma.

Solicitamos al  gobierno local  facilitar las filmaciones de las cámaras de seguridad que se encuentran en distintos puntos de la zona céntrica, Zensabello  y Cruce de Varela para aportar información a la causa penal presentada con el fin de investigar quienes son los responsables de estos hechos.

Seguiremos DEFENDIENDO LA VIDA.

Nos convocamos el Viernes 21 de marzo

en la puerta de la Municipalidad a las 10 hs.

Centro de participación Popular Mons. Enrique Angelelli

¿Por qué se apela a la criminalización de la lucha por la tierra?


El 18 de marzo en la Ciudad de Florencio Varela aparecieron afiches anónimos en los que aparece una foto de José Luis Calegari, integrante del Centro de Participación Popular Angelelli y abogado del espacio Tierras para todos y todas, con una leyenda que lo identifica como «usurpador» de tierras y «ladrón».
José Luis Calegari es, además, miembro de la Comisión Provincial de la Memoria, y del Comité contra la tortura en las cárceles de la Provincia de Buenos Aires, y miembro asociado del Cels.
No se trata de un ataque aislado. A fines del año pasado una banda armada entró al Centro Angelelli y sin robar nada de importancia tomó a una compañera de rehén, produciéndose una intensa balacera. Semanas después, durante diciembre de 2013, el Intendente Julio Pereyra le inicia una acción penal contra José Luis Calegari por supuestos «daños en la vía pública» durante la multitudinaria manifestación llevada a cabo luego del ataque.
Durante el verano, los propios activistas del Angelelli observaron el actuar de una banda mafiosa en una de las tomas de tierras de Florencio Varela.
Finalmente, a solo 48 horas de la aparición de los amenazadores afiches, durante la mañana de ayer, el propio Intendente Julio Pereyra se presenta nuevamente ante la justicia de Varela/Quilmes para pedir que se investigue el proceso de toma de tierras en todo Varela, aduciendo que vinculado con las tomas crece el delito y el narcotráfico. Y pide, con el apoyo del bloque de concejales del massismo, que se investigue como parte de esta trama a Calegari (así lo informa la prensa de Varela  y de Quilmes).
Durante la mañana del día de hoy los medios nacionales se hacen eco de la noticia (así lo presenta el diario La Nación) y el Intendente Julio Pereyra vuelve a atacar al Centro Angelelli, anunciando que en nombre de los intendentes preocupados por el crecimiento del delito y el narcotráfico acudirá a la corte provincial de justicia y, en Radio Splendid, a una mayor coordinación de los mecanismos represivos del estado.
En el corazón del asunto está la cuestión del crecimiento de la toma de tierras, y el derecho al acceso a la tierra y la vivienda digna. El bloque de legisladores de Nuevo Encuentro de Florencio Varela acaba de publicar un comunicado en repudio de los afiches, en el cual afirman que “En cuanto al tema de la toma de tierras, tan frecuente en nuestro distrito, consideramos que las mismas en general responden a que el crecimiento demográfico de nuestro distrito no estuvo acompañado por una política de tierras y a la verdadera existencia de una hipoteca social derivada de la exclusión sufrida durante las décadas neoliberales en nuestro país. Es por eso que   de ninguna manera aceptamos una condena para con aquellos que buscan conseguir un lugar digno en el que puedan vivir”.
El conflicto territorial es complejo y abarca a varios actores. Por un lado, a familias que no tienen respuestas suficientes a sus demandas. Por otro, al negocio de la tierra, que en su gran mayoría pasa por empresarios que no podrían dar curso a la valorización especulativa de la tierra si no estuviesen íntimamente vinculados a la trama que gobierna los territorios, es decir, a una parte considerable del poder político, la justicia y la policía y, como lo venimos viendo cada vez más, al recurso de las bandas de violentos a través de las cuales se terceriza el control y la represión sobre el territorio. A esta forma de gobernar la llamamos trama “mafiosa”.

Estas bandas operan creando zonas que les permiten obrar con total impunidad.  En este proceso por el control mafioso del territorio se termina atacando y hostigando a organizaciones sociales  que  venimos defendiendo la vida en nuestras comunidades a través de distintos espacios. Organizaciones barriales que, si no estuvieran estas mafias, operarían con mayor impunidad  destruyendo la vida de nuestros jóvenes; siendo este a nuestro entender uno de los  motivos por el cual se ataca a las organizaciones y sus militantes.

Al respecto no podemos dejar de considerar con suma preocupación el lenguaje utilizado por quienes atacan a quienes luchan por el acceso a la tierra y la vivienda digna. Particularmente el modo en que se usa la expresión “narcotráfico”, agitando fantasmas y disponiendo las cosas de modo tal que solo quede disponible el recurso de la criminalización y la represión.
En una entrevista a la prensa local del día de hoy Calegari señala los lazos que vinculan a la trama mafiosa con el negocio narco en Varela, a partir de las investigaciones judiciales que se sucedieron al asesinato del “pelado” Fretes.
El repaso de los acontecimientos nos lleva a insistir con nuestras preguntas:¿Qué se está jugando sobre la tierra? ¿Qué tipo de negocios y especulaciones se están llevando a cabo entre bandas mafiosas, partes de Estado y el amparo de la policía y del poder judicial? ¿Por qué se apunta a las organizaciones que luchan por la tierra y la vivienda y no contra quienes hacen negocios con ella?
La ofensiva contra las tomas de tierras protagonizadas por organizaciones sociales plantean un escenario que trasciende a la realidad local de Varela y exigen al arco popular y democrático de una respuesta clara y articulada capaz de defender y profundizar cada una de estas luchas.
Buenos Aires, 21 de marzo de 2014 
Centro de participación popular Monseñor Angelelli;
Movimiento de Colectivos Maximiliano Kosteky,
Instituto de Investigación y Experimentación Política

Uso y abuso de drogas

por Horacio Verbitsky

La denominada guerra contra las drogas vigente en el mundo desde 1961 se basaba en el supuesto de que una reducción de la oferta elevaría los precios en el mercado y desalentaría la demanda. Esos objetivos no se han cumplido y el número de usuarios no cesó de crecer, pese a la legislación punitiva impuesta por intereses ajenos a los nacionales, que ha llenado las cárceles de pequeños expendedores y consumidores, extendido una inmensa red de corrupción que afecta la funcionalidad de los Estados, desnaturalizado los sistemas judiciales y el rol de la policía y desequilibrado la proporcionalidad de las penas. Este desolador balance fue presentado por el director del Consejo Ecuatoriano de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, Rodrigo Vélez, en la Sesión de Alto Nivel de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas, que se reunió la semana pasada en Viena, con asistencia de 120 naciones, entre ellas la Argentina.
También destacó que la materia prima se cultiva en el Sur, pero las armas que llenan de muertos este negocio vienen del Norte. Por eso, su país reclama “reconocer la realidad de las condiciones estructurales de violencia, miseria y pobreza”, que dejan pocas alternativas a las poblaciones más vulnerables y al Estado para garantizar la paz. Así como la Constitución ecuatoriana descriminalizó “los usos y consumos, asumiéndolos como ámbito de salud pública”, una nueva Convención Unica Actualizada debería transformar lenguajes e imaginarios; desmilitarizar la política vigente y centrar el debate “en el ser humano y sus dimensiones y no en las sustancias”. Ecuador plantea enfoques alternativos para que las comunidades se incorporen a proyectos productivos que reduzcan su vulnerabilidad a involucrarse en actividades ilícitas relacionadas con las drogas. También cuestionó a la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) por arrogarse atribuciones de los Estados, reclamó respuestas al impacto de las cocaínas fumables (que en la Argentina se conocen como Paco), “expresión brutal del mercado negro, que ha generado nuevos consumidores pobres con los sobrantes de la cocaína exportable”, y reafirmó la presencia del Estado como garante de los Derechos Humanos, la Salud y el Buen Vivir.

Hasta México y Colombia

Otros delegados de Europa y Latinoamérica reclamaron ampliar el debate y formularon críticas cada vez más ácidas al marco convencional vigente porque no hace nada para moderar una interminable espiral de violencia, como dijo el delegado uruguayo Diego Cánepa, quien defendió la regulación de la producción y el comercio de marihuana dispuesta por su gobierno. Estas formulaciones contaron con el apoyo del sorprendente gobierno guatemalteco del general Otto Pérez Molina, un ex jefe de Inteligencia del Ejército formado en contrainsurgencia por Estados Unidos y autor de terribles masacres. Luego de su elección presidencial viró hacia posiciones que abominan de cualquier solución militar y llegó a reclamar la legalización de la droga, con tanto énfasis que hasta fue sospechado de agent provocateur. Se sumaron al reclamo de un enfoque heterodoxo hasta Colombia y México, que fueron bastiones de la política estadounidense. El ministro de Justicia colombiano, Alfonso Gómez, llamó “utópica” la total eliminación de las cosechas de productos naturales, mientras crece la demanda de drogas sintéticas. La Subprocuradora mexicana Mariana Benítez Tiburcio dijo que su país priorizará el tratamiento sobre la criminalización, apartándose de la línea que los anteriores gobiernos siguieron al altísimo costo de un incremento vertical de la violencia, con decenas de miles de muertos y sin que disminuyera la magnitud del negocio ilegal. (En una reciente visita a México el ministro de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni constató que en cinco años los muertos llegaron a 75000, cifra que por sobredosis de cocaína se alcanzarían en dos siglos y medio.)

Al ladrón

Mientras en el mundo se impugna el fracasado paradigma represivo de los narcóticos con que Estados Unidos racionalizó su ejercicio del poder mundial y apuntaló el control social durante el último medio siglo, así como en el pasado lo hizo con la subversión y el terrorismo, el pretexto del narcotráfico es invocado en la Argentina para clausurar un debate democrático sobre la reforma del Código Penal, del que participaron las principales fuerzas políticas. Los mismos que engolan la voz para reclamar consensos y políticas de Estado, cuando se concretan los torpedean con arrebatos proto-fascistas. Su violencia verbal preanuncia la violencia física. El anteproyecto fue elaborado por una comisión integrada por juristas del oficialismo y de la oposición (radicales, socialistas y macristas). La impugnación por parte del Frente Renovador se basó en consignas estridentes y efectistas: que con este Código Penal pensado para los delincuentes y no para la gente miles de presos quedarían en libertad, que se rebajarían las penas para todos los delitos, que se eliminaría la reincidencia. Todo eso es falso, pero sirvió para colocar a la defensiva a quienes disputan con el Frente Renovador el liderazgo de la oposición. La recolección de firmas se hace con panfletos que repiten esos infundios, con consignas del tipo “¿Sabés que con el nuevo Código no habría castigo para el que viole a tu sobrina de 14 años?” Además la jefa parlamentaria de los renovadores, Graciela Camaño de Barrionuevo, presentó un proyecto que aumenta las penas para el narcotráfico. La reacción a este simplismo brutal no provino de las conducciones políticas sino del Acuerdo para una Seguridad Democrática, una organización multisectorial y pluripartidaria que el jueves presentó en el Senado un documento con más de 600 firmas de especialistas, investigadores, académicos, universitarios, funcionarios judiciales, organismos defensores de los derechos humanos, sindicalistas y también dirigentes políticos, si bien no los jefes ni los posibles candidatos. Tampoco hay una gota de verdad en la respuesta del Frente Renovador que atribuyó al Acuerdo por una Seguridad Democrática “una demagogia garantista que esconde un espíritu abolicionista”. El anteproyecto no es de abolición sino de reordenamiento y proporcionalidad de penas, aumenta más de las que reduce y tipifica más nuevos delitos de los que elimina. Entre sus grandes novedades figura la responsabilidad de las personas jurídicas. Esto permitiría condenar a las empresas a multas, prestaciones obligatorias, clausuras, suspensión en el uso de patentes y marcas, pérdida de beneficios estatales, exclusión en concursos y licitaciones en casos de delitos contra el patrimonio, el orden económico y financiero, la hacienda pública y la seguridad social; trata de personas, contrataciones ilegales, envenenamiento, adulteración, comercialización irregular de medicamentos, violación de normas sanitarias, contaminación, cohecho, tráfico de influencias e incremento patrimonial injustificado. La protección a las empresas puede ser una de las motivaciones ocultas del Frente Renovador. Es imposible no reparar en que los líderes que propusieron frenar la reforma con una consulta popular (prohibida en forma explícita por la Constitución para asuntos penales) son intendentes o representantes de los distritos del Gran Buenos Aires en los que se elabora, fracciona, distribuye y consume la droga. Los apasionados por el mapa del delito y la inseguridad pueden hacer la prueba: busquen en los diarios o en los archivos judiciales los descubrimientos de laboratorios o cocinas, las detenciones de jefes narcos y las ejecuciones extrajudiciales de competidores y verá que ocurren con pasmosa regularidad en territorio de los Renovadores, el corredor floreciente que cruza Vicente López, San Isidro, San Fernando, Tigre, y Pilar. Allí se localiza el mercado consumidor de alto poder adquisitivo y las residencias suntuosas de sus proveedores; en San Martín abunda la mano de obra barata para la producción y la distribución, por no hablar del sicariato. El fiscal general de San Isidro, Julio Novo, quien acompañó el lanzamiento de la candidatura de Sergio Massa el año pasado, fue acusado por varios fiscales subordinados de obstaculizar las investigaciones sobre esos casos. A raíz de ello su fiscalía fue allanada por el Fiscal federal de San Isidro, Fernando Domínguez. El clamor contra el Código Penal recuerda al hombre que corre con un reloj robado gritando Al ladrón, al ladrón.

Sin fronteras

Este uso y abuso de las drogas con fines políticos no reconoce fronteras partidarias. La semana pasada carteles sin firma pegados frente a siete cámaras de seguridad ubicadas en diferentes sectores de Florencio Varela acusaron a José Luis Calegari, del Centro de Participación Popular Monseñor Enrique Angelelli, de instigar tomas de tierra. La inclusión de fotos de Calegari en los carteles agrega una dimensión ominosa al ataque. El intendente Julio Pereyra (del Frente para la Victoria) presentó una denuncia penal a la que adhirió el Frente Renovador, que vincula a Calegari con el narcotráfico. Calegari es un abogado que militó en la UCR e integró la pastoral social del Obispado de Quilmes. El Centro Angelelli tiene altísima inserción territorial y legitimidad entre los más variados actores desde hace veinte años. Su “Espacio de Tierras Para Todos y Todas”, funciona como una asamblea abierta integrada por 250 delegados de veinte asentamientos (con preponderante participación de mujeres y colectividades migrantes), en la que se discuten las acciones y estrategias frente al Estado y las empresas de servicios. También mantiene una escuela secundaria para adultos, talleres de oficios para jóvenes y una radio comunitaria, y realiza trabajo con colectividades migrantes. La violencia ligada a mercados ilegales de tierras y de drogas, en conexión y connivencia con agencias del Estado, es uno de los fenómenos recientes más novedosos y complejos. Desde el año 2000, el Centro Angelelli ha compartido con el CELS acciones y estrategias referidas a derechos sociales, violencia policial, redes de ilegalidad y criminalización de referentes sociales. El Informe Anual 2013 del CELS desarrolla en sus páginas 157 a 168 el rol de la policía como un engranaje fundamental de la violencia en Florencio Varela, con una sección sobre tierras y otra sobre narcotráfico (http://www.cels.org.ar/common/documentos/CELS.%20Informe%202013%20[completo].pdf). Allí se explica que la lucha por el acceso a la tierra es un aspecto central de la historia de Florencio Varela en los últimos treinta años. Muchos de los barrios del municipio surgieron a partir de tomas de tierra y la posterior regularización de los asentamientos. Entre 26 mil (según el municipio) y 40 mil familias de Varela, de acuerdo con especialistas y actores locales, demandan un lugar para vivir. En octubre pasado luego de un asalto al Centro Angelelli, donde dos mujeres fueron tomadas como rehenes y que terminó con un tiroteo con la policía, el gobierno municipal denunció por supuestos daños en la vía pública a quienes se manifestaron en repudio por el ataque. El Centro Angelelli había denunciado que en los barrios donde trabajan sus militantes observaron a “bandas delictivas que fomentan la violencia repartiendo armas y drogas a los jóvenes, en el seno de las tomas de tierras”. El video que puede verse en este link muestra una reunión de 2011 en la que Calegari y varios jóvenes denuncian la penetración del narco en el gobierno de Pereyra y con protección policial ante el entonces secretario de gobierno Andrés Watson, que hoy es concejal del Frente para la Victoria (https://www.youtube.com/watch?v=gZyTFckSHlc#t=49). El acceso a la tierra es el más grave problema social que tiene el país y se ha tornado crítico en el Gran Buenos Aires, donde las poblaciones corridas por el avance rural de la soja se topan con los barrios cerrados en la zona urbana y sólo pueden asentarse en terrenos bajos e inundables. En un distrito con 25 mil familias en lista de espera del Plan Federal de Vivienda, las ocupaciones de tierras constituyen el único modo en el que los sectores más pobres pueden acceder al suelo. En este contexto, el trabajo de las organizaciones sociales como el Centro Angelelli es central para acompañar el reclamo de miles de familias, facilitar la regularización de las ocupaciones y gestionar la aplicación de políticas públicas. En vez de perseguir y criminalizar a referentes y organizaciones asediados por redes de ilegalidad y bandas criminales que buscan ejercer el control violento del territorio, el municipio debe garantizar el cumplimiento de la ley 14.449 de acceso al hábitat, que prevé instrumentos para la regularización de los asentamientos informales, la generación de viviendas sociales, mecanismos para un desarrollo sustentable de suelo urbano y limita la especulación inmobiliaria. En el sur como en el norte del conurbano es más fácil gritar al ladrón, al ladrón.

Vida y obra de Émile Cioran


Émile Michel Cioran (1911-1995) fue un escritor y filósofo rumano. La mayor parte de sus obras se publicó en lengua francesa. No se consideraba un filósofo en el sentido ortodoxo del término, ni siquiera escritor. Provocador a ultranza, este pensador rumano animó durante su vida innumerables controversias contra lo establecido, contra las ideas constituidas en norma o dogmatismo. Fascinado por instaurar un pensamiento a contracorriente, en el cual el cinismo tiene un lugar preponderante, escribió su obra aforística sin concesión alguna. Entre Diógenes de Sinope «el Cínico» y Epicuro de Samos, funda una filosofía en el siglo XX, afín a la de esos filósofos helenísticos, donde la amargura era sublimada por la ironía.

10 tesis sobre el “divorcio” entre izquierda y progresismo en América Latina

por Eduardo Gudynas


Todos sabemos que los gobiernos de la nueva izquierda han dominado el escenario político latinoamericano reciente. En un viraje sustancial, suplantaron a presidentes conservadores y neoliberales, y actualmente están presentes en Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Uruguay y Venezuela.

También sabemos que se trata de un conjunto variado. Existen diferencias notables, por ejemplo, entre los modos de hacer política de Evo Morales y los de José  Pepe  Mujica en Uruguay. Más allá de su diversidad, tienen muchos elementos compartidos que explican que sean parte de un mismo conjunto, y que además son efectivamente distintos de gobiernos conservadores o neoliberales.
Así, se delimita el «progresismo” como una cristalización reciente de una identidad política específica; una denominación adecuada, usada en varios países, y que deja en claro que todos comparten la fe en el progreso, con sus particulares modos en organizar la economía, las relaciones sociales y la apropiación de los recursos naturales.
Pero, también, frente a estos gobiernos hay un creciente debate. No me refiero a las clásicas críticas de la derecha (que los acusa de antidemocráticos), ni a las de una izquierda muy dogmática (que los denuncian como conservadores). Los señalamientos provienen de un número significativo de simpatizantes, militantes e incluso conocidos líderes de izquierda, que están lejos de ser dogmáticos, y que se sienten desilusionados, alejados o incluso enfrentados con este progresismo.
Impulso hacia la izquierda
Una de las razones de este malestar parece deberse a que el progresismo comienza a apuntar en sentidos que son significativamente distintos a los trazados por la izquierda que le dio origen.  Como «izquierda” es también una categoría plural, estas comparaciones deben hacerse con precaución. La izquierda que lanzó al progresismo se nutrió de muy variadas tendencias, aprendió de sus errores y se renovó. Mucho de eso se debió a que convergió en lo que podría llamarse una «izquierda abierta” (parafraseando al «marxismo abierto” de Ernest Mandel), que intentaba no ser dogmática, era tolerante y aceptaba aportes diversos.   Esto le permitió establecer relaciones estrechas con movimientos y organizaciones populares (especialmente indígenas y campesinos), destronar al neoliberalismo, fortalecer el Estado y atacar la pobreza. Fue una sinergia exitosa que fructificó en conquistar gobiernos, lanzar procesos de cambio y superar durísimas oposiciones internas (como en Argentina, Bolivia o Venezuela).
Con el paso del tiempo, en su seno emergió el progresismo con una identidad política propia y que apuntaría en una dirección distinta. Estaríamos frente a una «gran” divergencia entre izquierda y progresismo. 
La divergencia
¿Cuáles son los temas en los cuales izquierda y progresismo están difiriendo? Se pueden identificar algunas cuestiones donde las propuestas progresistas actuales son diferentes a las de la izquierda que lo cobijó.
1. Desarrollo. Más allá de sus pluralidades, la izquierda latinoamericana de las décadas de 1960 y 1970 criticaba en profundidad el desarrollo convencional. Cuestionaba tanto sus bases conceptuales como sus prácticas concretas, como la de ser proveedores de productos primarios.
2- El progresismo actual ha abandonado en buena medida este debate  y acepta las bases conceptuales del desarrollo. Festeja el crecimiento económico y los extractivismos. Es cierto que en algunos casos se denuncia al capitalismo, e incluso hay intentos alternativos (por ejemplo, con empresas nacionalizadas), pero prevalece la inserción en éste. Las discusiones están en cómo instrumentalizar el desarrollo (por ejemplo, si con más o menos Estado), pero no se disputa el mito del progreso. En cambio, sí mantuvo de la izquierda de los 60 y 70  una actitud refractaria a las cuestiones ambientales.
Democracia. Al menos desde fines de los 70, las izquierdas latinoamericanas hicieron suyo el mandato de la democracia. La idea de llegar al poder por las armas fue desechada; así lo entendieron desde  Pepe  Mujica a Hugo Chávez. No sólo esto, sino que se buscó ir más allá de las elecciones nacionales, hacia la llamada radicalización o profundización de la democracia. Se crearon los presupuestos participativos, se promovieron referéndums y se buscó diversificar la participación ciudadana.
El progresismo, en cambio, está abandonando ese entusiasmo  y se contenta con el instrumento electoral clásico, las elecciones. Profundiza la democracia delegativa  y llega a extremos hiperpresidencialistas.
3. Derechos humanos. Aquella izquierda incorporó la defensa de los derechos humanos, especialmente en la lucha contra las dictaduras en el Cono Sur. Fue un aprendizaje notable, donde el viejo ideal de igualdad se articuló con la salvaguarda y ampliación de los derechos. Hoy, las actitudes han cambiado, ya que cuando se denuncian incumplimientos en derechos, hay reacciones progresistas defensivas. En lugar de atender esos problemas, se cuestiona a veces a los denunciantes o se critica la institucionalidad jurídica. Incluso ponen en duda la validez de algunos derechos, como ha hecho Rafael Correa diciendo que los derechos de la naturaleza son «supuestos”.
4. Constituciones y leyes. La izquierda abierta insistía en recuperar el papel de las constituciones como el marco básico compartido. Es más, en Bolivia, Ecuador y Venezuela se aprobaron nuevas constituciones (con innovaciones sobre los derechos), y nuevos ordenamientos normativos. A su vez, en todos los casos se proponía reforzar la independencia, imparcialidad y capacidades del Poder Judicial. Ahora, el progresismo da señales contradictorias. Se incomoda con obligaciones que le imponen sus propias constituciones, e incluso opera sobre ellas para aligerar controles políticos, sociales o ambientales. Se toleran desprolijidades en cumplir exigencias legales, manipular leyes o presionar al Poder Judicial. Y en algunos momentos parecería que erosiona su propio nuevo constitucionalismo.
5. Corrupción. La izquierda de fines del siglo XX era una de las más duras luchadoras contra la corrupción. Ése era uno de los flancos más débiles de los gobiernos neoliberales, y en aquellos años la izquierda atacó una y otra vez en ese terreno, desnudando negociados, favoritismos empresariales, etcétera.  Aquel ímpetu parece menguar. Hay varios ejemplos en los que no ha manejado adecuadamente los casos de corrupción de figuras claves dentro de gobiernos progresistas, o la asignación de fondos públicos termina repitiendo viejos vicios. Asoma una actitud de cierta resignación y tolerancia.
6. Movimientos sociales. La izquierda latinoamericana durante décadas cultivó un relacionamiento estrecho con grupos subordinados y marginados. El progresismo inicial resulta de esa simbiosis, ya que gracias a indígenas, campesinos o movimientos populares urbanos  alcanzaron los gobiernos. Desde esos sectores surgieron votos, pero también ideas y prioridades, y unos cuantos dirigentes y profesionales que ahora están  en las oficinas estatales.
En los últimos años, el progresismo parece alejarse de varios de estos movimientos, no comprende sus demandas, se pone a la defensiva, intenta dividirlos y si no lo consigue, los hostiliza. Gasta mucha energía en calificar, desde el palacio de gobierno, quién es revolucionario y quién no lo es, y perdió los nexos con organizaciones indígenas, ambientalistas, feministas, de derechos humanos, etcétera. La desazón se expande entre líderes sociales que, en el pasado fueron atacados por gobiernos neoliberales  y ahora vuelven a serlo, pero desde el progresismo.
7. Justicia social. La izquierda clásica concebía a la justicia social bajo un amplio abanico temático, desde la educación a la alimentación, desde la vivienda a los derechos laborales, y así sucesivamente. El progresismo en cambio  apunta sobre todo a una justicia como redistribución económica, enfocada en la compensación monetaria a los más pobres y en el consumo masivo para el resto. No niego ni la importancia de esas ayudas para sacar de la pobreza a millones de familias, ni la relevancia de que los sectores populares accedan a servicios y bienes necesarios. El punto es que la justicia es mucho más que bonos, la calidad de vida es más que comprar televisores, y no se la puede reducir al economicismo de la compensación monetaria.
 8. Integración y globalización. La izquierda logró relanzar la integración regional y continental, y combatió esquemas de liberalización comercial como el ALCA, los TLCS e IIRSA. Lanzó algunas iniciativas muy interesantes, como el Tratado de Comercio de los Pueblos, el SUCRE, el Banco del Sur y algunos de los convenios del ALBA.
Hoy se mantiene la retórica latinoamericanista, pero no se logran políticas continentales en sectores claves como energía, agroalimentos e industria. Hay avances en algunos planos (como la integración cultural), pero los Estados siguen compitiendo comercialmente  y no pocas veces los vecinos hacen trampas comerciales. Y, finalmente, todos aceptaron la gobernanza global del comercio.
9. Independencia y crítica. La izquierda mantenía una estrecha relación con los intelectuales, y más allá de discusiones puntuales, respetaba la rigurosidad e independencia. Incluso se buscaban ángulos originales, se hurgaba en lo que estaba oculto y se navegaba en una pluralidad de voces.
El progresismo da señales que cada vez le gusta menos la crítica independiente  y prefiere escuchar a los intelectuales amigos. Y cuando ellos escasean dentro del propio país, los traen del norte, aprovechando lo poco que saben de las realidades nacionales. Desconfía de análisis exhaustivos  y prefiere  las felicitaciones y el apoyo publicitario. Denuncia a libres pensantes y reclama seguidores fieles. La crítica es apresuradamente rotulada como traición neoliberal.  
10. Discursos y prácticas. Finalmente, en un plano que podríamos calificar como cultural, el progresismo elabora diferentes discursos de justificación política, a veces con una retórica de ruptura radical que resulta atractiva, pero sus prácticas son bastante tradicionales en muchos aspectos. Por ejemplo, los discursos por la Pachamama se distancian de la gestión ambiental, se cita a Marx y Lenin pero los acuerdos productivos son con corporaciones transnacionales, se reivindica la industrialización pero prevalece el extractivismo, se dice responder a los movimientos sociales pero se clausuran organizaciones ciudadanas, se felicita a los indígenas pero se invaden sus tierras, y así sucesivamente.

Entre el concepto y la praxis:  los senderos del progresismo
En la actualidad, el progresismo parece tomar un camino distinto al de la izquierda.
El progresismo nació como una expresión reciente en el seno de la izquierda latinoamericana. Maduró como una particular mezcla e hibridización de distintas condiciones culturales y políticas, pero quedó enmarcado en las ideas occidentales del desarrollo. No es una postura conservadora ni neoliberal, lo que explica que sus defensores lo presenten como una expresión de izquierda, y como ha sido exitoso en varios frentes, cuenta con apoyos electorales.
Pero, en la actualidad, el progresismo parece tomar un camino distinto al de la izquierda. Quedó enmarcado en el desarrollo convencional, y lo ejecuta a su manera, ajustando la democracia y apelando a compensaciones monetarias. Es un camino propio, pero que comulga también con el mito del progreso.
Tal vez este progresismo rectifique su rumbo en algunos países, retomando lo mejor de la izquierda clásica, para construir otras síntesis de alternativas que incorporen efectivamente temas como el Buen Vivir o la justicia en sentido amplio. Sean ésas u otras cuestiones, en todos los casos deberá desligarse del mito del progreso. Dicho de otro modo: menos progresismo  y más izquierda. Pero si persiste en prácticas como el extractivismo o el hiperpresidencialismo, se alejará definitivamente de la izquierda.

Clinämen Especial 24 de marzo: las continuidades del estado

 

conversamos con el historiador Bruno Nápoli a partir de su trabajo con archivos de la dictadura: una periodización distinta de la historia reciente permite descubrir continuidades estatales que las retóricas políticas de cada momento prefieren eclipsar.

http://ciudadclinamen.blogspot.com.ar/

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