Entendida de modo realista, la política es lucha por el poder, y la crítica revisión de los supuestos de todo fenómeno, incluidos los propios modos de pensar. De modo que la política deviene crítica cuando entre sus operaciones se ocupa de cuestionar los modos de comprender la historia y leer las coyunturas, y la critica se revela política cuando asume o deja ver el punto de afirmación sobre el que se constituye y trabaja. No hay, por tanto, una relación estable ni muchos menos definitiva entre ambas actividades (o practicas, o formas de conocimiento). Cada tanto sale en la conversación entre amigxs (me pasó anoche), el recuerdo de este cruce entre Cristina Fernandez de Kirchner y David Viñas, ocurrido en un programa de televisión animado por Horacio Embón, en el año 2000. (no logro encontrar el programa entero). De tan nítidas las posiciones, la escena corre el riesgo de volverse demasiado dicotómica, cuando las relaciones entre los términos no necesariamente lo son. El propio Viñas, formando parte de la revista Contorno (ver en particular el número 7/8), polemizaba con la revista Sur (que en su número 237, de noviembre-diciembre del 55, festejaba el golpe a Perón) ingresando en un proceso de revisión del peronismo y de las propias maneras de ser de izquierda, que tuvo una enorme productividad (alcanza con nombrar a Ricardo Piglia y a León Rozitchner para dar una idea). ¿Cómo se piensa (y se discute) hoy al peronismo? Quiero decir: ¿qué tipo de crítica (de los propios modos de pensar) y de política (aquello que estamos dispuestos a afirmar en términos de posiciones en la coyuntura efectiva) se ponen en juego para pensar el peronismo?