Crisis, micropolíticas, contrapoder y crítica en la investigación militante de Diego Sztulwark
Un fantasma epistemofílico planea sobre el mundillo de la investigación política. Es el misterio sobre el modo de producción social de significaciones o, en versión reducida, la construcción de subjetividades; lo que no es lo mismo pero es igual. Pues tales formaciones carecen de localización física, anatómica o geográfica; se las reconoce exclusivamente por sus efectos -como los síntomas—, transcurren por fuera de la conciencia y por lo tanto se materializan.
Semejante torrente atraviesa el politólogo Diego Sztulwark (Buenos Aires, 1971) al avanzar con holgura por sobre las corrientes en boga que encaran la dialéctica populismo/ neoliberalismo desde un psicologismo que instala la descripción en el lugar del dar cuenta. En La ofensiva sensible desglosa la problemática en tres segmentos: “¿De dónde extrae su fuerza el fenómeno neoliberal? ¿Por qué la voluntad de inclusión quedó a ser reducida a ser su alternativa débil?» Y por último: «¿Es posible aprender del potencial cognitivo de la crisis?” Retorna entonces a postular “la posibilidad transformadora de la política”, entendida como la suma de “procedimientos a través de los cuales lo social se da forma a sí mismo”. Punto en el cual el autor —junto a la memoria de León Rozitchner— se yerguen como los últimos (o primeros) “democrático-spinozistas” para quienes la política es acción; aquella capaz de “suscitar las fuerzas colectivas sin las cuales ningún aparato podrá por sí mismo vencer”.
La herramienta destinada a desarrollar esta dialéctica de la práctica teórica —mediante la cual el pensamiento se pone a prueba y concatena en el ejercicio efectivo de la militancia, para así redefinirse a cada momento y relanzarse—, es la investigación política. No por azar Sztulwark escribe el cuerpo principal de su primer libro solista entre 2016 y 2018, en paralelo a ese monumental ensayo histórico, metodológico y teórico que es Vida de Perro junto a Horacio Verbitsky. Sin detenerse allí, el autor prosigue en el abanico de sus interrogantes (que son los de muchos) hasta apenas ayer: incluye las PASO del 11 de agosto. Un contraste permanente otorga forma y profundidad histórica a los desarrollos, de manera de evitar que queden pendiendo de un éter opiniológico, moral o relativista.
Habitante de una biblioteca de heteróclita generosidad, Sztulwark ejerce una escritura quirúrgica, de alta precisión, lo que exige una lectura prolija, sin premuras, acorde. Alguna vez objeto de la sanata académica, el verso politiquero y la chicana parroquial —como cualquier argentino comprometido con su tiempo—, hace del lenguaje un respetuoso culto. También porque precisa dirigirse a un trío de interlocutores válidos cuya neurona, oreja y córnea convoca. Por un lado sus pares generacionales, con quienes comparte inserción activa y perspectivas, así como con el núcleo etario siguiente, destinatario de que la producción no se detenga. Por el otro, el precedente político que les antecede, partícipes o aledaños a los movimientos revolucionarios de los años ’70 del siglo pasado, con quienes el autor contrasta y pone a prueba la experiencia. Construye así un artefacto discursivo cuya densidad en ningún instante deja de proponer vías de acceso a quien anhele refrescar las ideas con ese panorama.
Podría ser cualquier otra, pues la Argentina se halla plagada de crisis, pero la del 2001 es la que La ofensiva sensible adopta al modo de punto de partida, en cierto modo como síntesis de las anteriores. Destila de ese manoseado fárrago el poco transitado aspecto de la «crítica práctica» como «el punto de vista de la crisis de la relación social capitalista», método que se renueva «cada vez que los sujetos sometidos a la explotación se descubren a sí mismos como vectores de una perspectiva propia, exterior o autónoma», donde resulta plausible desarrollar «su obsesión por la liberación de unas fuerzas vivas, que descubren su capacidad productiva bajo la coacción del capital, y que desde allí se apropian de sus aptitudes cooperativas». A la articulación de crisis y crítica, Sztulwark la somete a la prueba del acontecimiento micropolítico en el espectro que va del 2001 al 2019, a partir de «los dispositivos que gobiernan la vida contemporánea». Construye entonces la micropolítica en el seno de la distinción entre los «modos de vida» —que serían «las maneras posibles de vivir tal y como las ofrece el mercado, listas para su consumo»— y «las formas de vida» que «supondrían un cuestionamiento de automatismos y linealidades y partirían, por lo tanto, de una cierta incompatibilidad sensible con los imperativos de adecuación respecto a la pluralidad de ofertas posibles». Rescata y renueva de tal modo las estrategias de contrapoder que el autor ya había desarrollado en producciones anteriores en torno al fenómeno piquetero, movimientos de trabajadores desocupados, colectivos sociales y hasta el movimiento zapatista.
Síntesis de más de dos décadas de reflexión y participación activa en la vida política, la de Diego Sztulwark constituye ahora una plataforma desde la que abarca la acción política (como investigación, praxis, teoría, proyecto y propuesta, en ese orden) a partir de un recorte en cuya sumatoria de sucesos más o menos, en apariencia, pequeños, construye un síndrome. Dispositivo que le permite incursionar en los vericuetos de la militancia, el poder popular, la inclusión, el fascismo; revisar al mismo tiempo la vicisitud de los personajes, de Macri y su maquinador metafísco Alejandro Rozitchner (versión perversa —perversión— de su padre León que «encarnaba un materialismo sensual revolucionario»), mientras el hijo se encarga en ofrecer «una idea nítida de la polarización entre forma y modo de vida desde el punto de vista de la exaltación de los mercados». Probablemente uno de los momentos de mayor regocijo del libro, este constituye apenas un peldaño en un desarrollo que crece en magnitud e intensidad, hasta arribar a la última parte del ensayo que, al estar dedicada a la presencia del cuerpo en el pensamiento y su relación con la comprensión de los afectos, requiere de tesis experimentales. Sin desbarrancarse, Sztulwark acude a la teoría del valor en sentido estricto, aportando rigor y sistema extra al despliegue histórico y cumplir con el propósito ideológico de la elaboración filosófica, reivindicada al devenir «política cuando asume su tarea más propia: diagnosticar devenires».
FICHA TÉCNICA
La ofensiva sensible – Neoliberalismo, populismo y el reverso de lo politico
Diego Sztulwark
Buenos Aires, 2019
186 páginas