Anarquía Coronada

Vetá lo que quieras total la vida siempre brota // Diego Valeriano

 

Vetá ésta. Vení y vetá las ganas. Salí y fíjate si te da la nafta para vetar a las pibas. Vetales la prepotencia, el yo te creo hermana, la arrogancia de las que saben que están en una revolución, los guiños color verde en el furgón. ´Vetá a las pibas que son tan contagiosas que hasta las caretas millonarias usan sus palabras. Dale, anímate a pasar por la plaza a vetarles el estado de animo.

Cruza Rivadavia, bajate del 238, camina por Marina bien de noche, espera el bondi en Pontevedra, ponete un puesto de tortilla a la orilla de la 1001 y anímate a vetar algo. Veta las travas del cementerio si podés, a las princesas del asfalto, a las maricas que viajan mil horas en bondi cargados de ilusiones para llegar a Buenos Aires y terminan viviendo en Villa Bosh. Vetá la vida si alguien te deja.

Vetá a los guachines que no aceptan las consignas. Seguí hablando de inclusión, dando vergüenza en los centros comunitarios, haciendo murales y juegos que atrasan, volviendo a tu barrio antes que baje el sol. Seguí mendigando subsidios, siendo recurso, quedándote conforme por estar ahí como si eso fuera suficiente, siendo traductora, seguí siendo gato que veta la vida que no entiende. Seguí apostando al futuro sin darte cuenta que el presente es una fiesta.

Vetá la fiesta, dale. LLamá al 911 y que venga el patrullero a decir que bajen la música, que no griten tanto, que no tiren cuetes. Dale, fíjate si bajan o siguen. Si se animan a cruzar por el frente. Dale, seguí posteando sobre obviedades y mirando series. Vetá que los guachos se intoxiquen, que todo sea un arrebato, que a las nueve de la mañana arranquen para el chino a comprar escabio, las risas duras.

Vetá todo lo encantador pedazo de ortiva. Las motos rompiendo la noche, la guerra en cada esquina, los pibes dispuestos a no negociar el placer, a los amanecidos buscando al último transa un domingo. Vení pancho, vení y vetá el odio a la política, la desconfianza a los curas, el odio a las maestras, la certeza de que la solidaridad es mentira y que de arriba nunca viene nada bueno.

Vetá el amor a los que perdieron, las lágrimas tatuadas, los murales en los monoblocks, las historias que siempre crecen, los pibes que salen hechos hombres, las novias de presos que mienten y esperan, las cicatrices que enseñan.

Vetá lo que quieras total  la vida siempre brota. Que el consumo libera, que de ultima tiran los ganchos, que hay comedores, que el papeo se resuelve, que nunca van a ser empleadas, que en el rancho se está poco. Que tarde o temprano un bondi siempre los lleva aunque haya que esperar un poco más.

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