La derecha en Chile ha erigido la figura de un hombre autoritario muy blanco, padre de muchos hijos y dueño de cuantiosos activos, para competir democráticamente por el puesto de presidente de la república. Después de todo el horror que hemos vivido, esto no debería estar pasando.
Durante los últimos años se ha construido el concepto “Chilezuela” como un gran campo semiótico que ha sido elaborado no solo a partir del significativo flujo migratorio de la población venezolana que ha llegado a Chile, sino también desde la creación de noticias, la circulación de imágenes y todo tipo de signos capaces de elaborar un imaginario de derrota, miseria y autoritarismo en torno a Venezuela que produce temor. Así de caricaturesco, la chilezuelidad se impone como un horizonte de posibilidad catastrófico si no gana la ultraderecha. De esta manera se ha articulado un discurso que ha querido dar un cuerpo al fantasma del comunismo, dotando de un pasado a la multitud de inmigrantes que hoy forman parte de nuestro cotidiano. En la imagen de quienes cruzan el desierto para abandonar un país supuestamente en ruinas, resuenan las colas de la Unidad Popular. Nada podría ser peor que su pasado si en el presente estas personas están dispuestas a someterse al maltrato xenófobo y a la precarización laboral a cambio de sostener la ilusión de la libertad económica.
Desconozco cuantas veces han venido a Chile, invitados por personajes políticos nacionales, militantes o ex militantes de Primero Justicia, pero desde hace varios días Leopoldo López está en Santiago y su agenda ha intentado cubrir gran parte de la esfera noticiosa del país. La invitación esta vez la hizo Bernardo Fontaine y otros convencionales de derecha y ultraderecha. Aunque a estas alturas, considero problemático insistir en esa diferencia, precisamente porque esta coyuntura electoral era el momento para que apareciera la tan mencionada derecha liberal chilena y lo que ha sucedido es justamente todo lo contrario. Su visita es otro hito más de la campaña del terror que hoy se concentra en la figura de Kast, que la derecha en singular, ha levantado desde hace algunos años. Uno de sus primeros acontecimientos fue la creación de la “visa de responsabilidad democrática” el año 2018. Otro, la visita de Piñera a Cúcuta el 2019, a partir de la cual la inmigración venezolana en Chile incrementó de manera considerable.
Afirmar lo anterior no significa empezar a hablar la lengua de la Guerra Fría, el desplazamiento de la población venezolana es un elemento más de una importante crisis en la cual el madurismo también tiene responsabilidades. Sin embargo, la preocupación por no hablar esta lengua a veces borra del análisis elementos que son centrales para cualquier reflexión medianamente seria. En Venezuela existe un severo bloqueo político y económico, esto es un mecanismo de control geopolítico impuesto por Estados Unidos, que ha sido profundizado durante la pandemia. Lo mismo sucedió cuando Trump, en medio de una crisis sanitaria mundial, decidió terminar de aplicar contra Cuba el carril III de la Ley Helms Burton establecida hace veinticinco años. El asedio económico en países dependientes impone límites sobre las democracias, por ejemplo, la privación del acceso a alimentos, vacunas y remedios. Debe indignarnos tanto el hambre como las razones que la producen.
Leopoldo López no es un tipo muy inteligente, es más bien un porro que ha tenido dinero para estudiar en USA, viene de una de las familias más poderosas de Venezuela y su madre se hizo famosa por una gran estafa a la empresa estatal de petróleos PDVSA. Es uno de los fundadores de Primero Justicia junto a Henrique Capriles, un siniestro partido político de la ultraderecha empresarial que ha estado vinculado con los peores ataques fascistas que intentaron quebrar al chavismo, primero, como un movimiento popular de masas y, después, como gobierno a través de la elección de Hugo Chávez en 1998.
Ahora, quizás un poco más quebrada y decadente la derecha opositora en Venezuela, ha intentado acudir a recursos extremadamente fantasiosos como la autoproclamación en el año 2019 de un gobierno interino presido por Juan Guaidó. Este magno evento se realizó en un acto a plena luz del día en una zona de clase media/alta de la ciudad Caracas y con un escenario que tenía como fondo la bandera de Estados Unidos y de Israel. La construcción de López como una víctima de persecución política ha sido otra de estas creativas maniobras, pero este señor que hoy nos visita, está condenado a catorce años de cárcel por casos de corrupción y violencia. Y mientras Leopoldo, prófugo de la justicia venezolana, se pasea entre los canales de la TV haciéndole campaña al kastismo, en las cárceles chilenas hace más de dos años están en prisión preventiva un número indeterminado de adolescentes y jóvenes[1] por supuestas acciones vinculadas a las protestas populares de la revuelta de octubre que todavía no pueden comprobarse. Es decir, están pagando una condena que ni siquiera ha tenido lugar.
Lo sorprendente de todo esto es que Leopoldo López, quién tiene un desprecio profundo hacia los sistemas democráticos, viene a Chile a hablarnos precisamente de democracia y a desacreditar la hermosa experiencia constituyente que se ha abierto desde las calles. Lo grave es que tiene como tribuna a parte importante de la prensa, de los canales de TV y de radio para hacerlo, algo totalmente inaceptable.
En Chile la derecha ha instrumentalizado la crisis venezolana hasta el punto de convertirla en un dispositivo fundamental del proceso electoral que estamos viviendo y que ha jugado a favor del candidato del fascismo. ¿En qué se parece la derecha chilena y la derecha venezolana?, ¿qué pactos han establecido?, son preguntas que deberíamos hacernos cuando notamos la insistencia en referirse a Venezuela que aparece en los debates presidenciales, en la prensa y también en el tratamiento especial que el oficialismo le ha dado a este país en materia de política internacional.
¿Para quién es funcional el miedo de ser paria? El uso del miedo como herramienta política ha sido muy relevante en la historia electoral reciente de Chile. La campaña del Sí[2], que buscaba mantener la dictadura de Augusto Pinochet en el plebiscito de 1988, es sin duda un emblema de lo anterior. En términos comunicacionales esto es un recurso muy pobre, puesto que se levanta una candidatura en relación con su opuesto y una promesa de porvenir en función de algún tipo de pasado. En estos juegos da lo mismo el límite entre la realidad y la ficción, porque el terror borra todos los márgenes.
Algo de esto prevalece en el escenario electoral que nos tiene la vida tomada por estos días, pero esta vez el componente de clase, raza y género se imponen en el candidato de forma extrema. La derecha en Chile ha erigido la figura de un hombre autoritario muy blanco, padre de muchos hijos y dueño de cuantiosos activos, para competir democráticamente por el puesto de presidente de la república. Después de todo el horror que hemos vivido, esto no debería estar pasando. ¿Qué tipo de democracia permite que un sujeto negacionista, misógino, racista, homofóbico y transfóbico pueda competir en elecciones democráticas?
La democracia reside en la posibilidad que abre nuestra experiencia constituyente, porque justamente es la soberanía popular la potencia que la posibilita. El poder constituyente en América Latina ha ampliado la discusión institucional sobre los modelos democracia que tenemos y esto sin duda ha sido un gran avance en el cual la imaginación política de los movimientos populares ha revitalizado la praxis y el pensamiento político.
Esta es la democracia que queremos y no aquella que abre paso nuevamente al fascismo, un fascismo económico y político que necesitamos con urgencia resignificar y que se expresa tanto en los vaivenes del mercado financiero y en cada uno de los suicidios por deudas como en la persecución política y la desaparición forzada.
[1] https://www.ciperchile.cl/2021/08/04/ciper-accedio-a-registros-del-poder-judicial-y-gendarmeria-al-menos-77-personas-estan-en-prision-por-delitos-asociados-a-la-revuelta/
[2] Aquí parte de la franja de Sí https://www.youtube.com/watch?v=0e42E5HH-10