Una vida horrible // Diego Valeriano

 

Cuando toca toca, Porque es así, toca. Ni política, ni medios, ni régimen de la opinión que se apura para decir algo, ni estas elecciones garrón. Toca. Vivir acá es vivir en guerra, es vivir esquivando la mala de todas las formas que se nos presenta, esquivando el dolor pero nunca alcanza, esquivando lo que no se puede esquivar porque nos alcanza. Esquivando la crueldad que es la nota. Nunca alcanzan los cuidados porque es cuestión de suerte. De muy mala suerte. Y no hay llanto que alcance, no hay reclamo que sirva, no hay explicación de nada, no hay justicia porque nunca la hubo, no hay huida salvadora. Preguntale a las mamás de las pibas y pibes que es el terror de esperar lo peor, la angustia de no saber, la ansiedad de ser la próxima en llorar frente a las cámaras.  No hay buen vivir, solo vivir un poco y a veces ni eso. Solo morir de a poco y a veces ni eso. No hay nada, solo el miedo que se renueva en una notificación, en un llamado en mitad de la noche, en un wasap que no entra. Estamos solos. Las nenas, los guachos que están empachados, las doñas, los giles, nosotros. No hay ni estrategias, solo algunas cosas que repetimos y por ahora nos sirven para volver más o menos a salvo. Menos que más. Siempre menos. Hay una vida horrible, la nuestra. Hay una moto que rompe la noche y mientras apuramos el paso a casa rogamos que sea un rappi para que está vez no nos toque.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.