“Una rebelión del pueblo contra el rey. Es algo completamente francés” // Toni Negri sobre los chalecos amarillos

Entrevista a Toni Negri de Angela Mauro para Huffpost Italia

Así de simple y a la vez complejo: por cierto, alarmante. En su París, la ciudad donde vive desde hace tantos años, el profesor Toni Negri trata de hacer una lectura de las protestas que están sacudiendo a Francia desde hace semanas. Los chalecos amarillos no son un fenómeno fácil de leer ni siquiera para él, un entendido de los movimientos obreros y estudiantiles. Negri argumenta en esta entrevista para Huffpost por qué son un fenómeno nuevo: “No es el 68, que fue propio del siglo XX. No es la derecha o la izquierda: es contra Macron que ha destruido los cuerpos intermedios y ahora se encuentra sin posibilidad de mediación y sin la mínima posibilidad de hacer un llamado gaullista”. Negri apela a comparaciones altisonantes de la historia como el célebre llamado del general De Gaulle a la “Francia libre contra los nazis” en 1940: lo hace para señalar la gravedad de los hechos en Francia. El hecho de que Macron no tenga margen de acción, continúa Negri, “es un problema grandísimo, un desastre que debería interpelar a quien concibió el populismo de centro…”.

En una reflexión en Euronomade.info, usted habla de insurrección. Y con esto que tenemos ¿qué hacemos?

La palabra insurrección implica un triunfo, el fenómeno está todavía en camino. Por cierto, se puede decir que se trata de una rebelión del pueblo contra el rey, el soberano, para poner fin a la propia miseria. Es algo completamente francés. Pero si el soberano no está de acuerdo lo puede incluso guillotinar: esta es la relación.

¿En qué sentido?

En el sentido de que no es simplemente una rebelión: es una rebelión radical. Esto se ve en los piquetes que están en todas partes en Francia, no solamente en la ciudad. Están en medio del campo, están en todos lados para señalar la presencia de los chalecos amarillos, se los advierte con un comportamiento medio escolar. Esto no se termina.

Macron dio marcha atrás con el impuesto a los combustibles, la chispa que hizo explotar las protestas a mediados de noviembre. Ahora que lo ha eliminado ¿no es una solución?

No, ya no basta. Si lo hubiese hecho después del primer sábado de protesta, el 17 de noviembre pasado, podría haberse dado que se resolviera… Pero lo que es cierto es que ahora no es solo el impuesto a los combustibles. Tengo la impresión de que se está acumulando una demanda de justicia fiscal y no solo fiscal sino principalmente sobre el costo de la vida. Es por eso que las fuerzas de Macron no logran calmar la insurrección.

¿Por qué pasa esto y por qué en Francia?

Porque, al inicio de su escalada al poder, Macron había interpretado este malestar y lo había presentado como la base de su propio éxito. Entonces es con respecto a él que se da esta insurrección: él se había presentado como el “soberano” y había vencido, había logrado imponer su ley. En consecuencia, esto que está sucediendo es el revés de la promesa de Macron: él, que siempre se ubicó por fuera de la derecha y de la izquierda, que se ha movido incluso sobre un terreno diferente al de la representación, asiste a movimientos que solo se explican en las mismas direcciones. En resumen: es el fracaso del populismo de centro, la primera gran crisis del populismo.

Al comienzo, los chalecos amarillos eran vistos como un movimiento sobre todo de derecha. ¿No es así?

Derecha e izquierda están cancelados, no existen más, no están entre los chalecos amarillos. El sur de Francia está lleno de bloques. En los primeros días, se hablaba como si fueran bloques de derecha,“son los cazadores”, se decía aquí, en Francia. En pocos días se han agregado a los bloques muchas categorías: están los jubilados, trabajadores, gente pobre que plantea problemas de igualdad. Y es interesante que, al menos hasta ahora, no se habla de la inmigración, no está entre las reivindicaciones. En esto, la protesta de los chalecos amarillos se presenta cerrada en su cultura, con temas centrados en el costo de la vida, es casi parroquial. Es cierto, corre el riesgo de terminar en la derecha, pero por ahora no se puede decir que es de derecha y punto.

¿Hay diferencias entre la rebelión de los chalecos amarillos en las provincias y las de las ciudades?

Sí, pero están aun cuando no se vean quizás a los chalecos amarillos en la ciudad. Por ejemplo, ayer los estudiantes han ocupado una sede destacada de la Sorbona, son los estudiantes de los liceos en huelga, y también el domingo se lanzó una huelga de los grandes camioneros. Y también circulan dudas sobre la actuación de las fuerzas del orden…

¿Podrían unirse a las protestas?

No digo eso, pero se sabe de algunos fenómenos de insubordinación. Es fácil si se piensa que el gendarme medio tiene una condición de vida que se refleja bien en las protestas de los chalecos amarillos…

Con la crisis de la clase obrera y con una precariedad generalizada, quizás sea a esto a lo que debemos prepararnos: rebeliones que no pueden circunscribirse en la derecha o en la izquierda, una rabia general que proyecta nuestra era digital detrás en vez de adelante, de las fases históricas previas al siglo XX y a protestas diría “primitivas”, lejísimos de las elaboraciones intelectuales del 68.

No creo que derecha e izquierda se hayan terminado. Se han terminado los partidos de la derecha y de la izquierda. Se han congestionado los mecanismos de la representación. La lucha de clases continúa siendo fundamental, aún cuando a veces se manifiesta de manera espuria. En Francia, a veces parece que ocurre la repetición de la revolución… de 1789: pero es una ilusión…

¿Se terminó para Macron?

No lo sé, es necesario ver qué sucede. Es cierto que en esto tiene todo en contra. Entre otras cosas, esto no es el 68 que fue muy de los años del siglo pasado. Esto es una cosa diferente y sobretodo no es derecha o izquierda: es contra Macron que ha destruido los cuerpos intermediarios, se encuentra sin posibilidad de mediación y no tiene la mínima posibilidad de hacer un llamado gaullista. Es un problema grandísimo, un desastre que debiera interpelar a los que concibieron el populismo de centro…

Imagino que debería ser una campana de alarma para quienes en Italia piensan seguir el ejemplo de Macron, me refiero a Mateo Renzi… Pero a propósito de Italia: nosotros no estamos de chaleco amarillo. ¿No lo estaremos nunca?

En Italia está todo abierto: el PD se está escindiendo, el movimiento político del que se habla alrededor de Renzi está fuera de la gracia de dios. Después de lo cual no sé si los chalecos amarillos podrían aparecer también en Italia: depende de lo que le suceda al gobierno y de cómo vaya a terminar esta alianza innatural entre la Liga y M5s. Siempre he pensado que los cinquestelle son una derivación de los comportamientos multitudinarios. Y ahora es cierto que están acumulando el descontento, justamente por la alianza con la Liga. Pero todo depende de cómo termine esta historia de un gobierno entre otras cosas completamente aislado en Europa, increíble…

Traducción de Celia Tabó

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