Si todos somos Brian, prefiero ser el Brian al que le tienen miedo, el Brian que piensan que es chorro, el que cuando se lo cruzan cambian de vereda. El Brian que hacen meme para no mirarlo a los ojos. Si puedo elegir prefiero ser el que corre con el fierro en la cintura, el que se planta, el que rompe la noche al que limpia las orillas del Reconquista, al que se embarra hasta las rodillas, al que no llega a fin de mes.
Uno gediento, amanecido, maldito a uno que firma todas las mañanas las planillas de la cooperativa y que sabe que la mañana que no firma el coordinador se queda con su dia. Prefiero ese odio de clase, esa clase enemiga que la lástima de los burócratas progresistas, de los posteos moralistas, de los twits de dirigentes millonarias.
Un Brian que sepa caminar y odie marchar, que conozca más los juzgados que desarrollo social de la Muni, las comisarías que los comedores, que entienda que ser solidario es usar el rancho de aguantadero. Un Brian con marcas, escrachos, lágrimas tatuadas y cicatrices imborrables. Uno anónimo, encapuchado, manija. Un Brian que nos dé miedo ser.