Arrancar, saltar, irse a la mierda. Hay momentos en que hay que entrar en provocaciones. Dejar de hacer caso y arrancar para algún lado como impulso vital. No pensar, no esperar, no leer la compleja problemática. No coincidir con los panelistas, no esperar el comunicado para adherir, ni comentar el editorial. Solo actuar. Tomarse el bondi, sentir la ansiedad de un posible enfrentamiento, salir de ese grupo de wasap que está lleno de análisis y catarsis pero ninguna acción. Llegar, estar solo, estar vivo. Dejar de mirar para arriba y empezar a hacerlo para los costados. Tuitear no alcanza, termear no alcanza, ser mascota tampoco. Aturdidas, domados, memes. Delegamos nuestro estado de ánimo y estamos como paquetes esperando algo de info, un análisis, una orden. Scrollear, esperar comentarios en el posteo, flashear politización. La inmovilidad es la nota que va ganando todo. Por más que se llenen plazas, que lleguen bondis de todos lados, por más que hablemos de pueblo, por más selfie con los dedos en v. No hubo reacción, revulsión, desobediencia. No hubo actos incorrectos, imbéciles, llenos de amor. ¿Todo eso te dio y vos le das un retuit? Todo se volvió previsible, cálculo, contrato, like. Las canciones son solo canciones aunque te explote la garganta al cantarlas.
PEDRO ROSEMBLAT ES UN HOLOGRAMA // Francisca Lysionek
Publicada originalmente en el blog Victorica Es pertinente que la IA nos
Coincido Erno, quizás tanto mirar para arriba ya ha no hay muchos al costado con quienes luchar, sólo otros que miran el celu y retwitean, y no se van a movilizar espontáneamente por un llamamiento individual culpabilizante («vos le das un tweet»). «Solo actuar» tira, ¿qué es un llamado al vandalismo? ¡qué peligro! Más de 200 años de organización obrera y algunos siguen apelando al espontaneismo de los individuos, en lugar de construir organización popular. Háganse cargo de los límites de lo que construyen.