Terribles juguetes // Diego Valeriano

Delegar el estado de ánimo nos deja sin fuerza, sin posibilidad de encontrarnos con amigos, lejos de lo genuino, de lo que puede hacer una diferencia.  Es aceptar la derrota. Nos deja impotentes frente al avance de la crueldad. Nos deja todo odiados y termeando. Creerles ya no puede ser una opción. Militar proyectos políticos que son proyectos personales de otros tampoco. Ni terrible toys, ni gato del plan, ni festejantes de cualquier consigna que después cambia y quedas careta. 

El palco y la cancha. La comodidad y tener que transpirar como unos chanchos. Lo blanco y lo que no. Los ricos y los pobres. Llegar unos pares de horas antes y tener que esperar que lleguen. Cada lugar esta asignado. ¿Sergio Kirchner, Máximo Massa? El mimetismo es sorprendente, la foto también. La valla, la sonrisa, las distancias, dos pares de Vans y unos militantes que cuidan a sus jefes desde arriba. El mismo saludo de siempre con los dedos en v para foto que se sube. Arengas desinfladas, palabras vacías, dos herederos, la obediencia como ideología, cierto desconcierto y respuestas a preguntas que nadie hizo. La foto resulta tan mala que los que no están en ella son peores.

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