El massista que flashea unidad // Diego Valeriano
No conoce Europa, tuvo un ciber cerca de la estación, un kiosco 24 hs sobre Ruta 8 donde podía vender escabio y una agencia de remises. Fue candidato a concejal, a diputado provincial suplente por la 1era sección electoral y es fiscal general en todas las elecciones haya plata o no. Se asume peronista de Perón, admira a Duhalde, a Cristina le dice la señora y no le cabe. Es del gran Buenos Aires, aunque viva en La Falda.
Tiene campera de gamuza con flecos, fuma adentro del auto y tiene un pariente muy cercano que es de la fuerza. Dice papa al cáncer, bicho al VIH y amarillos a los del PRO. Va a las reuniones de seguridad que se organizan en el barrio, tiene el teléfono del comisario y lo saluda siempre para las fechas importantes. Cuando siente ruidos en el fondo, saca el fierro por la ventana y tira unos pares de tiros para que entiendan que en su casa no se jode.
Fue presidente del Club de su barrio y está cada vez que lo necesita algún vecino. Es parte de la cooperadora de la escuela del más chico, compra cada rifa solidaria que le ofrecen y cree de manera sincera que el servicio militar es una buena solución para esos pibes que están hechos mierda. Sabe que no va a votar a Kicillof. No lo convence, no le gusta, no le confía. Demasiado porteño, demasiado universitario, demasiado lejos de él. Le gusta Vidal, Macri no. Demasiado cheto, demasiado garca, demasiado porteño.
Esperaba algo más para él en este cierre de lista, aunque sea un lugar a no salir para no quedar mal con su gente, pero entiende la situación con esto de ganarle a los amarillos. Flashea unidad, pero ni se la cree. Sabe que esto dura lo que diga Sergio.
Cuando tiene que ir a las caminatas, mesitas o actos y se cruza a la militancia de Cristina, observa con desconfianza la inocencia prepotente que tienen. No puede creer que crean, que se enojen, que discutan, que militen como si fuera cierto. No puede creer que no entiendan que la política no es eso que hacen ellos. Sino algo mucho más complejo, sucio y runfla, como cualquier trabajo, como cualquier negocio.