Enemigos de Macri // Diego Valeriano
Los guachos que no quieren, las pibas que no aceptan, el que corre entre los pasillos hasta perderse, la que sabe como defenderse, no porque le hayan enseñado, sino porque lo aprendió de la peor manera. El que encara las pinzas de la local de frente y esquiva a la Gendarmería, el que cuando hay que tirar, tira. Esos pibes que leyeron historias del 2001 y sueñan noches largas, los que cuentan mentiras en el furgón, Brenda que labura en el tren los sábados, domingos y feriados.
Las novias que saben como llegar a los tribunales de Morón y saben aun más lo que es la espera, los guachines que dicen con orgullo tener un hermano preso, las dos pibas que hacen planes para vengarse del vecino,Tobias y Allan que juegan al allanamiento en la copa de leche mientras esperan el tupper, los que no tienen nada que aprender, las que no creen en lo que ofreces, las que verduguean a un par de chetas por odio, para reírse un poco, de aburridas que están, los que descansan a los que tienen que marchar por el plan, los que incluso escapando saben usar la remera de capucha.
Los que rodean un auto y dejan desnudo y casi llorando al conductor, la que filma cuando el guacho descarga la 9 mm en el rancho del padrastro, los que se bañan en el reconquista cuando empieza el verano, la parejita de ojos duros y besos exagerados que va para el bajo antes de noche buena, los que ni vuelven, la que acompaña a la clínica a la amiga, los que soportan el taller solo por la beca, los que entienden los engranajes reales de la justicia penal, todas las amanecidas a las que no espera nadie.
Las que no se dejan psicologiar, los que le mienten a la trabajadora social, las que negocian con la profesora, los que le rayan el auto a la coordinadora del centro comunitario, las pibas que no necesitan consejos, ni talleres sobre embarazo adolescente, ni gabinetes, ni un proyecto de vida, ni solidaridad, ni certificados, los que nunca van a ser empleados de nadie y no entienden la vida tal cual se presenta, sino en una clave más auténtica, vital y desquiciada son las auténticos enemigos de Macri