Síndrome de Estocolmo // Diego Valeriano
Adriana empieza el día temprano, toma unos mates con Alejandro antes que él salga para el laburo y le cuenta que va a venir Mauricio. Adriana es una traidora y Alejandro, ay Alejandro. La única que zafa es la nenita, ella no traiciona, no es cómplice, no habla de transparencia, ni se come las giladas de la madre. La pibita mira con esos ojos enormes a Macri, lo mira como miran las nenas que saben todo y por eso en mitad del video la sacan.
Adriana justifica, comprende, banca en esta etapa. Banca porque entiende, banca frente a todos, banca en soledad. Banca aunque en las torres más tarde los guachos le van a gritar cosas, aunque escriban su nombre y el de Macri en las puertas de los ascensores y le dibujen una pija, aunque casi nadie le diga de manera cómplice “te vi con el presi”. Aunque los memes sean demoledores y no pueda entrar al Face por unos días.
Muchos dicen que hace de extra, que le pagan, que le dan algo a cambio. Pero no, ella cree realmente, cree que el país necesita esto para salir adelante, cree con el corazón. Con ese corazón ortiba que desde chiquita hizo que sea buena alumna, que haga las cosas como corresponden, como deben ser. Que le hizo saber que nadie le va a regalar nada y que para todo hay que esforzarse.
Banca fuerte y le hace bajar la mirada a Alejandro que ya no banca, que ya no puede más y que sabe la gastada que se va a comer en el laburo más tarde.