Anarquía Coronada

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No paniquees // Franco «Bifo» Berardi

Viendo ΚΛΕΙΣΑΜΕ (encerrado, en griego) de Sol Prado y escuchando las voces y el silencio.

Franco “Bifo” Berardi.

 

ΚΛΕΙΣΑΜΕ se proyectará dentro de la 10ma Edición del Festival de Cine Migrante (http://cinemigrante.org/)

-Sábado 14 de Septiembre a las 16 hs en el Centro Cultural General San Martín, Sala 2

-Domingo 15 de Septiembre a las 16 hs en el Centro Cultural General San Martín, previa a la proyección de la película “Extinçao” de Salomé Lamas.

-Sábado 21 de Septiembre a las 14 hs en el Centro Cultural General San Martín, Sala 2

 

 

Un suave voz femenina murmura una sesión de yoga y nos invita a inhalar y, luego, a exhalar.

 

Una voz maternal y la visión del agua del mar: inhala… exhala…

 

¿No escuchas una voz repitiendo desde el fondo: no entres en pánico? No entres en pánico.

 

La cámara del drone planea finalmente sobre la isla.

Sol Prado ha filmado el silencio, la luz y la tristeza en la isla de Leros.

 

La primera vez que escuché sobre esta isla fue en el año 1977, cuando un amigo mío, el esquizo-analista Félix Guattari visitó el asilo psiquiátrico más increíble: un viejo edificio convertido en refugio para la gente sin recursos que habían perdido la cabeza, su familia, su hogar.

 

En los ’60, durante los años de dictadura, se recluyeron aquí a presos políticos. 

 

Durante décadas, este lugar ha dado asistencia a personas con problemas psiquiátricos. ¿Asistencia? ¿Cómo puede ser protegid_ el desamparad_ de los monstruos que nacen del interior, del pasado, del futuro?

 

Esto es, en efecto, la locura: estar sumergid_s en flujos de tiempo disociados.

 

Para sincronizar la vida social, la civilización moderna expulsó la locura de la ciudad de la Razón y restringió a aquell_s que no podían integrarse en la máquina de interacción social racional.

 

La cámara deambula por el interior de espacios vacíos del asilo abandonado: marcos de camas rotos, escombros, basura en el suelo: kipple.

“Kipple son los objetos inútiles, el correo basura, las cajas de cerillas después de que se ha gastado la última, el envoltorio del periódico del día anterior. Cuando no hay gente alrededor, el kipple se reproduce. Por ejemplo, si se va usted a la cama y deja un poco de kipple en la casa, cuando se despierta a la mañana siguiente hay dos veces más.» (Philip Dick)

 

Ahora el campo visual serpentea de una habitación a otra, un vuelo de puertas abiertas, una pared, una mano recoge un blíster de medicamentos que alguna vez contuvo productos farmacéuticos: pastillas para personas que sufrían  de kipple mental, ahora se han convertido, ellas mismas, en kipple.

 

Tarde o temprano todo y tod_s nos convertiremos en kipple. Tú lo harás, yo lo haré.

 

No entres en pánico.

 

Toma pastillas. Toma estas pastillas y escucha la suave voz de la entrenadora de yoga que aún resuena a la distancia, desapareciendo por momentos, luego volviendo.

 

Inhala… Exhala…

 

Luego, vemos los interiores del antiguo asilo: personas sin recursos fueron amontonadas en este edificio en ruinas sin asistencia médica. Alguien venía cada día traer comida; y pastillas, supongo. ¿Cómo podrías sobrevivir sin pastillas en medio del kipple cósmico que rompe la frontera entre el caos y el orden, entre el exterior y el interior, entre el espacio civilizado y el marasmo en ebullición?

 

Imágenes en blanco y negro de cómo lucía el lugar hace cuarenta años, Kodak TX 5063. Aquí se encarcelaron a pres_s polític_s durante los años de la dictadura del coronel.

 

Isla griega, agua azul resplandeciente, turistas a la luz del día.

 

No te olvides de la Primera Ley: “Existe la Primera Ley de Kipple…” Kipple expulsa aquello que no es kipple. Kipple parece ser una combinación de entropía y capitalismo.

 

Este lugar no se parece en absoluto a un hospital; no hay psiquiatras, no hay terapeutas, ni enfermer_s. No hay sentimientos humanos.

 

Solo la muerte como único futuro.

 

¿Qué otra cosa puede ser el futuro sino la muerte? ¿Qué es lo que oculta el futuro sino la muerte?

 

Luego saltamos al ahora, a nuestra época, la era de la gran migración, de campos de concentración diseminados por todas partes y, en particular, por toda la costa mediterránea.

 

Detrás del edificio decrépito que alguna vez albergó a personas rechazadas debido a sus problemas mentales, la Agencia de Refugiados de las Naciones Unidas ha creado ahora un campo de refugiados  para aquell_s que desembarcan en las islas griegas que se hallan frente a la costa de Turquía.

 

En la película no se ven seres humanos. No hay seremos humanos por aquí. Podemos percibir su presencia, la presencia de mujeres y hombres que vivieron aquí en el pasado y la presencia de mujeres y niños que viven aquí actualmente, como habitantes precari_s.

 

Frágiles módulos prefabricados dispuestos por l_s profesionales de la UNHCR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), intentan dar cobijo a l_s que huyen de la ira de la historia

 

Un mapa de Siria dibujado en una pared delgada.

 

Durante los 21 minutos 38 segundos de la película de Sol Prado ΚΛΕΙΣΑΜΕ (cuyo significado es “encerrado”), nunca se ven las caras de las personas que están viviendo allí.

 

La película (pura contemplación del pánico) no muestra caras, ni personas, tan solo pabellones blancos vacíos hecho de tela y madera. Tan solo ropa en un saco de dormir, tan solo desechos,  desolación.

 

Solo al final, el deambular de la cámara captura, allí en la distancia detrás de la malla de alambre, a dos niños  que aparecen repentinamente y  luego se pierden de vista.

 

Ahora vuelve la voz murmurante y nos sugiere que inhalemos y exhalemos.

 

¿Existe alguna vía de escape política al exterminio? ¿Existe alguna alternativa? Europa es una entidad moribunda, la clase financiera y los gobiernos neoliberales se apropiaron del proyecto europeo, y ahora l_s europe_s se sienten enajenad_s, enfurecid_s y se han vuelto agresiv_s, porque la agresividad es la única terapia contra la depresión que se pueden permitir.

 

En este punto, convergen el espectro político de la izquierda y de la derecha: rechazo de los inmigrantes, protección de las fronteras, esta la agenda de los actores políticos que se alternan el poder. L_s ciudadan_s europe_s están asustad_s por esta repentina irrupción de aquell_s que, durante tanto tiempo, habían apartado de su vista.

 

La gente que huye de la guerra, del terror, de la miseria son rechazados por l_s europe_s porque l_s perciben como portador_s del caos, como el preludio del diluvio.

 

Los buenos sentimientos de apertura y caridad no harán mucho, porque el diluvio viene para quedarse, no se trata tan solo de un efecto de la propaganda racista. No nos engañemos: la ola de migración es un efecto de la globalización (comunicación en red, smartphones, transportes), y del cambio climático. Por lo tanto, la ola de migración está abocada a expandirse, mientras la miseria, la guerra, la devastación medioambiental, pero también, el deseo, la curiosidad y la sed por la osada aventura induzcan al proceso de desterritorialización. Y nadie puede parar esta ola.

 

Est_s inmigrantes, que l_s europe_s rechazan, son l_s herald_s de algo que hemos estado anticipando durante años, durante décadas: ell_s son la imparable némesis de quinientos años de expansión y colonización europea. Nosotr_s, l_s colonizador_s, la raza blanca, l_s modernizador_s, nos hemos otorgado la autoridad de distinguir entre el orden y el caos, de convertir la barbarie en civilización. Ahora estamos experimentando el fin de la supremacía blanca basada en el control exclusivo de la técnica. 

 

Ahora las tecnologías están en manos de tod_s, seis billones de smartphones, tres billones de personas con acceso a Internet, dos billones de cuentas de Facebook, un billón de cuentas Instagram; e incontables pastillas.

 

En las islas griegas han desembarcado multitudes de fugitiv_s de Siria.

 

No tod_s pueden intentar hacer el viaje, pero cada vez más personas lo hacen: millones de jóvenes african_s, empujad_s por la catástrofe medioambiental, la agresión islámica y los efectos de la expoliación colonial, recorren los territorios subsaharianos y atraviesan el desierto del Sahara en camiones inseguros. Much_s de ell_s llegan a Agadez: un traficante de personas de Agadez hace el viaje una vez por semana junto a 30 pasajeros en su camioneta. La ruta cambia constantemente debido a las regulares tormentas de viento que cambian la forma del desierto. Si no conoces el desierto, te perderás. Y a much_s, una vez perdidos, se les acaba la gasolina – y luego el agua. “Y si no hay agua, no sobrevivirás más de 3 días.” Much_s de ell_s mueren de sed e insolación.

 

Así, son 3 los bandidos: los traficantes rivales, los yihadistas o los simples oportunistas que intentan robar coches, dejando a sus previos conductores en el desierto.

 

Luego, las milicias armadas libanesas, apoyadas y financiadas por el gobierno italiano, intentan evitar que estas personas lleguen al mar mediterráneo.  Las milicias libanesas están deteniendo, esclavizando, torturando y violando a much_s de l_s jóvenes african_s que han tenido la suerte de sobrevivir al desierto.

 

Finalmente, much_s llegan al mar y una nueva aventura comienza: pagando a traficantes, desafiando las olas, evadiendo la guardia costera libanesa y, por último, enfrentando el racismo de las autoridades italianas.

 

El racismo está creciendo en el hemisferio norte porque aquell_s que se piensan como la raza blanca están sintiendo el fragor de la gran migración.

 

Y entran en pánico.

 

¿Es posible una salida pacífica a cinco siglos de colonialismo, expoliación sistemática, empobrecimiento y humillación? Se ha desatado una guerra contra los inmigrantes porque l_s europe_s están entrando en pánico y porque no es posible convencer a l_s jóvenes nigerian_s, siri_s, iraquíes, afgan_s que se queden donde están. ¿Por qué deberían hacerlo?

 

Por lo tanto, solo las pastillas pueden ayudar a calmar y a hacernos olvidar el ineludible caos que atormenta nuestras mentes y nuestras expectativas.

Inhala… Exhala…

 

Toma pastillas,

sé un buen padre,

sé un buen hij_,

sé una buena madre.

Ve a la isla de Leros

a pasar tus vacaciones.

Haz yoga.

Vota al partido democrático,

ell_s te protegerán de la tormenta.

Vota a los nazis,

ell_s te protegerán de la tormenta.

Vota a la gente buena,

ell_s te protegerán del caos.

Vota a los asesinos,

ell_s te protegerán del caos.

 

 

Franco « Bifo » Berardi es filósofo, escritor y agitador cultural. Graduado en estética y formado con Félix Guattari, actualmente es profesor de historia social de los medios de comunicación en la Academia de Bellas Artes de Brera (Milán). Fue un destacado activista de la llamada autonomia operaria italiana durante la década de los setenta y, desde entonces, ha desarrollado una prolífica obra crítica en la que ha estudiado las transformaciones del trabajo y de la sociedad producidas por la globalización, especialmente en cuanto al rol de los medios de comunicación en las sociedades postindustriales. Su producción teórica ha ido acompañada deun activismo por los medios de comunicación alternativos, tarea que inició con la fundación de la revista A/Traverso, fanzine del movimiento de 1977 en Italia, y que prosiguió con la creación de la Radio Alice —la primera emisora pirata del país— y la TV Orfeu, cuna de la televisión comunitaria en Italia. En el terreno ensayístico, debutó con Contro il lavoro (Feltrinelli, 1970) y, desde entonces, ha publicado medio centenar de títulos, algunos de ellos traducidos al castellano, como La fábrica de la infelicidad (Traficantes de Sueños, 2003), La sublevación (Artefakte, 2013) o, recientemente, Fenomenología del fin (Caja Negra Editora, 2017).

Traducción del texto al español por Alejandra López Gabrieldis

https://kleizamemovie.com/

 

 

 

 

 

 

 

La interminable espera // Entrevista a Sol Prado

Luego de la primera Crónica de Leros escrita por la artista Sol Prado, describiendo diferentes antecedentes históricos que han dado forma a la situación migratoria que acontece en la isla de Leros en Grecia, pude conversar en extenso sobre su última performance llamada “Endless Waiting Game” la que resume un primer capítulo de su investigación.

Raúl Hott: Tus proyectos previamente han tratado sobre la relación entre capitalismo y la depresión –su efecto y consecuencia– dando muchas referencias a la industria farmacéutica. Comenzaste a indagar diferentes trastornos psiquiátricos y de cómo estos responden y vinculan a una lógica de consumo. Sería interesante saber como surge el interés por la problemática de la inmigración y de qué forma esta se relaciona con las temáticas anteriores.

Sol Prado: Dos proyectos previos, realizados en colaboración con Franco Castignani, llamados “Like 50 mg” y “Polo Consumista Internacional (PCI)” abordaban la idea de la subjetividad neoliberal; una subjetividad construida y movilizada en base al endeudamiento y al par afectivo ansiedad-depresión. Estos proyectos se gestan desde mi experiencia personal como sujeto medicada con antidepresivos e inserta en el mercado laboral cognitivo creativo. Cuando entré en un proceso de depresión ya practicaba el ejercicio político de habitar mi propia fragilidad, y esto me permitió hacer un abordaje sensibilizante a distancia de la patologización, tan habitual en los estados depresivos. Un ejercicio diario y colectivo de empoderamiento desde la vulnerabilidad, evitando componer desde un sitio de víctima. Mi búsqueda residía, y reside, en cómo componer nuevas sensibilidades y abrir horizontes de creación desde las grietas de la normalidad. En mi caso, el primer tratamiento farmacológico para la depresión tuvo como consecuencia el poder construir un cuerpo netamente enfocado en la satisfacción cortoplacista ligada al trabajo productivo, ya que el uso de estas drogas debilitaban mi empatía y anulaban la posibilidad de sentir satisfacción sexual, lo cual, obviamente, frustraba mis vínculos sexuales-afectivos. Esta experiencia me hizo cuestionar muchas cosas. Con un poco de atención podía percibir el modo en que mi cuerpo y mi psiquis iban siendo domesticadas por el consumo voluntario de tecnologías de control. En paralelo, frecuenté textos claves durante este periodo tales como “Testo Yonqui” de Paul Preciado, que me ayudó a comprender el poder de la industria farmacéutica y de cómo esta ejerce control sobre las poblaciones. También fue esencial el libro “La Sublevación”, de Franco “Bifo” Berardi, donde aborda la depresión como un modo de disciplinamiento social.

RH: Si bien hay muchísimas islas en Grecia, y a la vez muchos puntos de entrada para los refugiados, ¿qué fue lo que te llevó a enfocarte específicamente en la isla de Leros?

SP: Un amigo argentino estudioso (Diego Sztulwark) de la obra de Félix Guattari me recomendó el libro “Prácticas Analíticas y Prácticas Sociales: De Leros a La Borde” cuando supo que venía a vivir a Atenas durante el 2017. Es un libro bastante sencillo, un diario donde Guattari relata su viaje a la isla y su experiencia recorriendo el hospital psiquiátrico de Leros, este viaje se sucede a partir de un reportaje muy escandaloso que publicó el London Observer a finales de 1989. En dicho reportaje, titulado “Leros: La culpa Europea”, se exponía públicamente por primera vez la situación infrahumana que padecían las pacientes psiquiátricas* en la isla. Luego comencé a investigar más y descubrí que actualmente hay un campo de refugiados en el mismo predio del antiguo hospital abandonado, y, consecuentemente, decidí viajar a Leros.

Foto 1© Sol Prado

RH: Para mi siempre fue muy interesante en cada una de nuestras conversaciones, que tu siempre hablaras de esta superposiciones de realidades operando en la isla, donde mencionabas que la isla ha tenido una vocación muy particular a lo largo de la historia.

SP: Así es, tiene que ver con la historia de esta isla y su vocación de “depositario humano”. La isla fue ocupada por los italianos en 1912 durante la primera guerra mundial, quienes construyeron enormes edificios para alojar a su ejército compuesto por 40.000 soldados. Una vez que los italianos se retiran en 1943, estos edificios se usaron durante un corto período como una Escuela Técnica, luego durante la guerra civil griega y la dictadura, funcionaron como centros de encarcelamiento para los disidentes políticos al régimen. En paralelo, para 1953, algunas edificaciones se utilizaron para instalar un hospital psiquiátrico (en su momento llamado: Colonia de Psicopatos de Leros) ya que los psiquiátricos de Atenas y las otras islas estaban repletos. Se decide llevar a las pacientes que no recibían visitas o quienes poseían un status irregular que dificulta su identificación (básicamente a las “olvidadas”). La población de pacientes varió entre los 1.000 a 4.000, en condiciones sumamente precarias y miserables, donde las mismas habitantes locales de Leros -ex pescadores en general- trabajaron como personal de cuidado en el hospital.

Foto 2© Sol Prado

RH: ¿En qué momento se abre el campo de refugiados?

SP: Básicamente había muchísimo espacio vacío en estas edificaciones abandonadas (el hospital es definitivamente cerrado a principios de los 2000s), y es así como suele ocurrir. Hoy las personas refugiadas no llegan directamente a Leros, sino que generalmente arriban a las isla de Farmakonisi (una isla militar), que está muy cerca de Turquía. Deben ser rescatados por la guardia costera griega para ingresar a territorio europeo, motivo por el cual pinchan sus botes cuando ya están cerca de la costa. Arriesgándose a la muerte, se inicia el proceso legal de solicitud de asilo.

RH: Es muy peculiar este espacio insular que hace de cárcel, psiquiátrico, campo de refugiados, y además de lugar para los turistas. Yo nunca había escuchado de un espacio con tanta carga y capacidad para los excluidos. Y eso quizás se conecta con nuestra incapacidad (a nivel humano) para ver la realidad tal cual es. Y en este caso desplazamos todo lo que no queremos ver. Y esta isla es eso; un “basurero” donde se tira todo lo que no queremos ver.

SP: Para mí es un ejemplo claro de lo que hacemos como humanos en muchos niveles. ¿Por qué no quieren que entren las personas refugiadas? Porque no quieren ver los resultados de sus políticas bélicas en territorios alejados. Es excluir a la otra y evitar verle. Es un proceso de constante categorización y deshumanización, donde la distinta sigue y seguirá siendo distinta, excluida, invisibilizada. Para este sistema de exclusión, es desesperante que esta masa de gente “invada” sus sitios de privilegio, que intente tener esos derechos y ocupar sus calles. Para este sistema, el encarcelamiento, el maltrato físico y emocional, son modos de mantener los privilegios de su población.

Foto 3© Sol Prado

RH: ¿Piensas seguir viajando ir a la isla y qué piensas buscar en los siguientes viajes?

SP: Si, voy en Abril, y esta vez me acompaña Anna Papaeti una doctora en musicoterapia de Creta  que ha investigado el uso de la música como método de tortura en centros de detención durante la dictadura militar griega. Me interesa colectivizar este proyecto con otras que están abordando temas similares.

RH: ¿Cómo podrías describir lo que hiciste con tu performance “Endless Waiting Game” y la utilización de la ironía en esta?

SP: Creo que resulta irónico el choque de materiales y realidades que utilizo con diferentes técnicas de filmación, pero para ser sincera, no creo que la sátira en mi trabajo provenga de otro sitio que de lo real, yo sólo yuxtapongo material pre-existente. Yo creo que la mayor sátira es haber normalizado tanta deshumanización, cristalizado nuestra empatía hacia el sufrimiento ajeno y propio. Pero volviendo a la cuestión de la composición irónica del material, trabajo con montaje y desmontaje, y con la manipulación, me interesa pensar y trabajar la imagen en tanto ecualizadora de sensaciones. Son actos de manipulación controlada que no te permiten entrar –del todo– a una territorio de fantasía, porque las rompo antes de tiempo, y a la vez tienen la capacidad de mostrarte que eres parte de una mecánica de manipulación a diario. Mostrar la fisura, abrir líneas de fuga.

Foto 4© Sol Prado
Foto 5© Sol Prado
Foto 6© Sol Prado
Foto 7© Sol Prado

RH: ¿Podrías describir lo que aconteció en la performance?

SP: La performance Endless Waiting Game se realizó el último 12 de Noviembre en Atenas, junto con la colaboración de Open Form. Fue una puesta en escena compuesta por 4 capítulos con el afán de quebrar la posibilidad de creer en una única historia, se presenta una teatralidad fragmentada que opera en el borde constante entre ficción y realidad. El primer capítulo llamado “Lépida” es una introducción en loop donde presento en 4 ocasiones bajo el mismo video cada una de las historias que han ocupado los edificios de la bahía de Lépida (en Leros), para encerrar a distintos grupos humanos. El segundo capítulo llamado “Abandoned Hospital”, utilizo el formato de un videojuego para ingresar dentro del antiguo hospital, donde una cámara entra a simular un recorrido dentro de los pasillos del psiquiátrico, sumado a una pantalla en la cual se muestra una chica realizando ASMR (Autonomous Sensory Meridian Response). El tercer capítulo es un video de un drone haciendo una toma cenital de una costa desierta de la isla, donde en paralelo yo canto en vivo “I am Free” de The Rolling Stones frente a la audiencia. El cuarto capítulo es otro video de un drone que recorre la playa turística con la música de “Shiny Happy People” de R.E.M. Me interesa mucho investigar  el uso de la cultura pop para construir y manipular los deseos, y este consumo de un imaginario colonial occidental como parte de la motivación de los movimientos migratorios hacia Europa y Estados Unidos. Una “libertad” a la que –como cuerpos de las colonias– estamos habilitadas a consumir en forma de cultura y productos pero no a consumirla en forma de derechos de facto.

Foto 8© Sol Prado

RH: En esta estadía en Atenas, hemos conocido muchos griegos que nos preguntan acerca de cómo se muestra la crisis de refugiados en los medios internacionales, ya que en los medios locales parece taparse. En relación a los medios, y la visibilidad de la crisis de refugiados en estos, ¿cuál es tu visión?

SP: Yo creo, que hay una decisión política de no mostrar más esta crisis migratoria, especialmente luego del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía en Marzo de 2016. Decidieron comprimir la crisis migratoria entre la costa Turca y las islas griegas. Se hizo un tapón básicamente. A la par, hoy buena parte de las ONGs están siendo acusadas judicialmente de colaborar con el tráfico personas al participar en los rescates en el Mediterráneo, empujadas al desalojo e incluso perdiendo fondos para el mantenimiento de su trabajo alrededor de los campos. Durante el 2017, el gobierno Griego tomó el control de estos centros de internación. Se están retirando los fondos y la ayuda, sin embargo esto no significa que la crisis se haya superado, sino que ha dejado de ser rentable.
Se contempla que la gente espere infinitamente, se enfermen psíquica y físicamente, y continúen esperando aislados en estas islas. Son políticas y técnicas de disciplinamiento y opresión mayores. Y eso conecta con la depresión. Cuando somos “cuerpos deprimidos” que no pueden politizar colectivamente su malestar, somos más permeables a la manipulación, en búsqueda de aceptación, de sentidos para nuestra vida. Para mi la depresión del “cuerpo social”, y no solo refiriéndome a la crisis migratoria, es una estrategia de gobierno. Y esta forma de gobernar a través del miedo, es una forma de debilitar a una población específica. Constantemente recibimos información y alertas para estar en un “estado total de miedo”. Todas tus emociones se transforman en material químico dentro de un sistema de control. Es muy complejo. ¿Para donde vamos?

RH: Bueno, esa es una de las preguntas más clave en este momento, y creo que es bueno no olvidarse de ella. Nunca está presente esa pregunta. Pienso que es una de las preguntas más fundamentales no solo en este momento, sino siempre. No veo un afán o una consciencia por generar una discusión o una asamblea real global donde la gente pueda expresar dónde decidimos ir.

SP: Es que nos han quitado la posibilidad de pensar que tenemos agencia sobre el futuro.

RH: Entonces la pregunta es cómo retomamos y re-apropiamos esa agencia. ¿Qué tiene que pasar entonces, qué tenemos que hacer?

SP: Ojalá tuviera la respuesta, pero creo y practico la vía de inventar, de errar, de seguir probando sabotajes. El abrazo al error como máquina de guerra. Desde mi trabajo artístico, que es una de mis pocas herramientas de sabotaje, estoy masticando la idea de ocupación imaginaria del futuro. Ocupar nuevamente la idea de futuro. No dejar que otras hagan y construyan el futuro, disputar esa práctica de creación. Sin nosotras no pueden hacer futuro. Y esa es una clave a no olvidar.

*La elección del femenino inclusivo durante la entrevista es parte de una ética y de una política disidente de la oralidad y de la escritura, dada la tendencia a la declinación de lo masculino, heteronormativo, y patriarcal.

Fuente: https://www.goethe.de/ins/cl/es/kul/sup/rem/21139010.html

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