Anarquía Coronada

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Elecciones2019

Votá lo que puedas, consumí lo que quieras // Diego Valeriano.

Nuestros sueños no caben en una urna, pero si nuestras pesadillas. Nuestros peores temores, el ajuste, la deuda, sus maneras de concebir la vida. Nuestras formas de vida no se deciden en octubre, pero si tal vez algunas posibles alianzas, algunas fiestas, ciertas subsistencias, ese agite que necesitamos en diciembre. 

Las risas, los asados, la barra libre en los 15  y eso tan lindo que es invitar sin hacer la cuenta. No tener que exponerse yendo tanto al bajo, no subsistir quemando cobre, limpiando cordones, ni tomandonos el tren cada puta mañana. Vender, votar, plantarse, gastar a cuenta. El aire a 21 toda la noche, que las cuotas nos salven la navidad y que las pibas no tengan tanto miedo cuando pasa un patrullero.

Votar lo que podamos, consumir lo que queramos. Vagar, ranchar, rascar subsidios, arrancar, geder, comprar casacas de la Champion. Sostener el estado de ánimo, hacer cualquier cosa menos trabajar. Que estos chetos no nos rompan lo poco que ya ganamos. Esconder a los guachos, tener plantas, bancar a las turras, saltar cuando quieren levantar a los vendedores ambulantes, adherir a todos los paros. Mentir por amor, segundear a quienes queremos.

Asumir que esta guerra civil sigue en las urnas, aunque estas alianzas sean horrendas, aunque votemos traidores de palacio, esposas de jetones y encubridoras de abusadores. Guerra civil por los modos de vida,  por las vitalidades, por esta manija que no para, por un cachito de aire, porque el consumo si o si esta vez libera.

#LaVaganciaEnLasListas // Diego Valeriano.

Sin lugar a dudas unos de los movimientos más masivos y disruptivos de los últimos tiempos es la vagancia. Nacida al calor de los últimos años del menemismo, bautizada en los enfrentamientos callejeros del 2001 y nutrido en el posterior capitalismo runfla, la vagancia supo imponer usos, palabras, costumbres, consumos y estribillos a este nuevo siglo.

Ni chorizo, ni policía y en una alianza virtuosa con los dos gobiernos de CFK la vagancia se expande por lugares inimaginables, se enfrenta cuerpo a cuerpo con el aspecto más represivo de este gobierno y puebla las noches de segundeos, fiesta y desobediencias. La vagancia alimenta de manera silenciosa, pero constante, las insurrecciones pasadas, presentes y futuras.

La vagancia no obedece, no disputa espacios simbólicos que de por si están perdidos, no se preocupa por batallas culturales y sabe que el consumo libera. No es ortiba nunca. Moviliza por una astilla sin ser gato del plan, construye sentido esperando en el barrio y siempre está al acecho. Arrancar, devenir, amar, quema de comisaría y saqueo. La vagancia es solidaria y pluralista, nunca deja tirado, nunca atrevido con los indefensos y da el asiento a las doñas en el tren.

Contra los haters, las chetas, los panelistas que gritan como desaforados y  las twiteras sabelotodo. Contra los que nos explican todo en un posteo -incluso eso que no hacen- contra los que catan traidores, contra los peronistas de palacio y en defensa de Cristina, de lo que ella es posta, de sus mejores virtudes, es que es urgente que pongan a la vagancia en las listas.

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