La situación actual en Chile // Entrevista a Alicia Maldonado
Fuente: Radio Nacional Libertador
Rodrigo Ruiz es antropólogo e integrante de Territorios en Red (TER) y parte del Gabinete político de la Alcaldía de
Esto no es el fin La inconsistencia permanece en la fisura somos exilio en la patria del río. —Daniela Catrileo, Río
El exceso de información con el que convivimos vuelve inevitable vincular el término “actualidad” con cierta impunidad del presente. Cada
El hoy supone y exige una eficacia y una inserción en una actualidad que no puede leerse por fuera de la historia y los avatares de la práctica política.
Esta práctica lleva implícita modificaciones y espacios que se han ido desplazando a través de los distintos momentos del devenir político y las fuerzas en juego en cada uno de ellos: la dictadura militar, el gobierno alfonsinista, el menemismo y, si nos salteamos la aventura frentista de De la Rua, el kirchnerismo.
Los Derechos Humanos pensados como un colectivo convocatorio presenta la oportunidad de ver/vernos en un proyecto que se va modificando a lo largo del tiempo. Significados distintos, desde el inicial hasta aquel que ahora se representa en el imaginario de las distintas generaciones, están presentes en la memoria común.
El significado como mito para algunos: un recuerdo de algo del pasado que aún sobrevive en el espacio social pero que ya no representa los lugares de lucha que se debieran dar. Es un espacio simbólico para la mayoría y, sin embargo, muchas veces un misterio para las nuevas generaciones que esperan, probablemente, respuestas que estas estructuras no pueden proveer. Sin embargo, a pesar de ello, estas funcionan como fundamento de lo que reúne y convoca en cada momento, en coyunturas diferentes. Será necesario abordar el estudio sobre qué consignas o qué preocupaciones anima cada 24 de marzo en su historia como movimiento inserto en la vida política del país, quiénes son los interlocutores de cada espacio.
Madres, abuelas, hijos, familiares aluden a un parentesco que convoca a cada uno desde un lugar distinto y no por ello indiscutible ni menos conflictivo, un vínculo no solo social sino también afectivo. El efecto que esto provoca difiere según a quienes invoca: a los hijos que a ellas les fueron arrebatados, a los hijos de esos hijos, y a todos los actores sociales, militantes de cada uno de los colectivos (partidos políticos, sindicatos, agrupaciones sociales, grupos religiosos que se enfrentaron a la cúpula) que participaron de distintos modos en las diferentes batallas contra la dictadura y que se vieron representados en sus luchas. Abrir el camino para pensarlo, enfocarlo desde un hoy que las piensa me parece indispensable.
Habría que interrogar qué es lo que modifica el espacio que estos movimientos de los Derechos Humanos ocupan, cómo su propio discurso se reconstruye una y otra vez. Desde las primeras resistencias a la dictadura militar, que constituyó su identidad, al reconocimiento del gobierno alfonsinista con el juicio a las Juntas, un opacamiento que transcurrió en el período de los dos gobiernos siguientes –el menemismo y el frente delarruísta–, hasta la recuperación de legitimidad por el gobierno kirchnerista. Dejamos de lado los intereses de cada uno en la relación con esta temática.
Pero no se puede dejar de señalar el derrotero que va desde el reclamo del destino de sus hijos al pedido de castigo de los culpables, y a formar parte de un discurso político que incluso terminó por dividir el frente en varias agrupaciones con apreciaciones ideológicas diferentes.
Sin embargo, a pesar de todas las objeciones y discusiones que hoy nos interpelan y que es necesario sustentar, seguramente, mañana las calles se llenaran de nuevo (como en la canción de Silvio Rodríguez) y todos participaremos de una celebración que acompaña y se sostiene como parte de una lucha de la que no hay que claudicar.
Fuente: Radio Nacional Libertador
“No son 30mil”, dice una pared acá en Paternal. Contradice, en realidad, porque está escrita manchando una pintada previa. La
La primera novedad de un año electoral que comienza a desperezarse es el derrumbe del gobierno nacional y de la
Antes de afirmar intuitivamente que el universo de los Derechos Humanos sigue siendo una zona potente de creación de criterios de justicia, cabe volver a la pregunta básica: ¿qué es la Justicia? ¿Puede definirse lo justo? Está claro que no se trata de conceptos inertes: la construcción de criterios de lo que es considerado justo y la forma en que se ejerce la justicia son móviles, diferenciadas y no están exentas de conflicto.
¿Qué criterios de justicia se busca construir desde el actual gobierno nacional? Asistimos a una suerte de meritocracia del derecho. Para la ministra de seguridad, un policía que actúa como policía no debería pasar por un juzgado, aunque le haya disparado por la espalda a una persona que huye. Del otro lado, a quien le dieron el papel del ladrón, tampoco tiene la oportunidad de pasar por la justicia, porque ya está muerto. La lógica del que culpabiliza a las víctimas, aquel “algo habrán hecho”, sigue vigente en la idea de que el ladrón de algún modo merecía morir y vuelve incesantemente a la pregunta por el largo de la pollera de una chica violada.
En tiempos donde pareciera que todo es disputa semántica y espacios de opinión, importa recordar que las palabras pueden ser performativas y que los discursos envuelven acciones. La muerte es falsa en el plano de la ficción: el actor se levanta, se limpia el jugo rojo y vuelve a su casa. Todo se puede hacer y deshacer. Pero en la realidad, el cuerpo que cae no se levanta, la muerte es, y no se revierte ni se repara pidiendo perdón.
El uso de discursos ambiguos y cargados de eufemismos, que no afirman ni niegan los hechos, fue la estrategia de comunicación de quienes llevaron adelante el golpe de Estado de 1976. Videla afirmaba en una conferencia que “(…) mientras sea desaparecido no puede tener ningún tratamiento especial, es una incógnita, es un desaparecido, no tiene entidad, no está… ni muerto ni vivo, está desaparecido”. Nuestro macrismo busca instalar ese tipo de discursos donde la realidad parece ser secundaria y los poderosos, amparados en la posibilidad de cometer errores, pueden hacer sin querer queriendo. En la realidad, la violencia es ejercida sobre los cuerpos. Los intentos de invisibilizarlos y de despolitizarlos no borran el miedo y el dolor que se percibe sensiblemente en un contexto de incremento de la represión con el fin de ordenar a los muchos.
Durante la última dictadura cívico-militar, tanto el terrorismo de Estado como las políticas económicas y sociales buscaron generar una atomización social, una ruptura de las solidaridades de clase y la instauración de la sospecha sobre el semejante. La continuidad de un modelo individualista y la sujeción a una productividad ubican a cada individuo en el lugar que supuestamente se merece. Si nos desidentificamos con el prójimo, el otro no puede afectarme. Frente a esta escena, la defensa de los Derechos Humanos reaparece como una posibilidad de volver a lo colectivo y de apelar a una sensibilidad empática hacia un otro con derecho a la existencia. Un otro que puede ser pobre, negro, trans, mapuche, gay, inmigrante, militante y/o mujer.
En nuestro país, las mujeres fueron pioneras en la lucha por los Derechos Humanos. Frente a la urgencia de la desaparición de sus hijos, las Madres se organizaron por fuera de cualquier canal institucional o poder establecido. Hoy las mujeres nos levantamos masivamente contra los femicidios, la violencia de género y la trata de personas. Ante la complicidad de las fuerzas de seguridad, de jueces y de políticos, se alza una lucha que nace fuera de las entrañas del poder en defensa del derecho más básico de un cuerpo a existir, con pleno derecho, con plena posibilidad. Quienes atacan hoy a la lucha feminista la tildan de ser parcial, propia de un grupo de feminazis, de adolescentes de clase media porteña, de intolerantes. Y a las Madres se las acusaba de locas. Cuando en realidad se trata de movimientos por naturaleza universales, inclusivos, plurales, que apelan a lo que todos compartimos y, sobre todo, a una sensibilidad política cuya vitalidad nos interpela a todos.
Este carácter vital se afirma en las movilizaciones del 24 de marzo, así como en las marchas del movimiento feminista. Frente a la violencia, los cuerpos salen a la calle con pañuelos blancos y verdes, bañados en glitter, bailando danza afro, murga, tocando sikus o tambores, llorando, cantando, gritando, abrazándose y dejando que corra la emoción en el cuerpo. Son marchas performáticas, donde salimos a disputar un lugar en la lucha por definir lo que consideramos justo.
Fuente: Radio Nacional Libertador
“No son 30mil”, dice una pared acá en Paternal. Contradice, en realidad, porque está escrita manchando una pintada previa. La
La primera novedad de un año electoral que comienza a desperezarse es el derrumbe del gobierno nacional y de la
Para qué sirve marchar el 24 si total ya está.
Total ya nos ganó esta runfla de canallas, ya nos pasó por arriba el tsunami, nos llegó el agua al cuello, ya fue todo, vendo todo me voy a la mierda, Mauricio Macri la puta que te pario.
¿Para qué sirve si total ya volvieron ellos mientras nosotros cantábamos que íbamos a volver, si lo irreversible se revirtió, si el amor no venció y fue vencido, si el otro era la patria pero también era peor de lo queríamos que fuese?
¿Para qué sirve si total se mueren las viejas, con sus lágrimas y sus carteles a cuesta, y con los que quedan no estamos de acuerdo, si es un quilombo de peleas por ver quién va primero, si los que cantan son los de siempre y los que hablan también, si los choripanes son cada vez peores y más caros, si ya hay otras marchas carnavalescas, festivas, novedosas e ingeniosas para subir a las redes?
¿Para qué sirve marchar el 24 si al costado de la marcha van a estar los que duermen en la calle, los nenes pidiendo comida, los negocios cerrados, las prostitutas adolescentes de los pueblos chicos, los pibitos que se suben a la 4×4 por 50 pesos, los merenderos de techo de chapa y gotera, los hacheros que duermen bajo el nailon roto de la silo bolsa y toman agua con tierra de un tacho, las trabas que no fueron invitadas, la verdulera a la que le afanaron la caja del día la vez pasada, el remisero que tiene parado el auto porque se le hizo bosta el tren delantero en un pozo durante la ultima lluvia y no hay un mango para arreglarlo y no tiene qué hacer?
¿Para qué sirve marchar el 24 justo ahora que es año electoral, y se superponen los actos, y hay que decidir dónde poner la guita, y el sonido, la plata para los afiches, las ganas de movilizar, no podemos mover a las bases todos los días, vamos a convocar a delegados y cuerpos orgánicos, más que eso no nos da; decidir donde poner las fuerzas, y los jirones de ganas de activar que quedaron guardados en un frasco en el frezeer pero es lo último que hay?
¿Para qué sirve marchar este 24 por un 24 de hace tanto tiempo cuando todos los días estamos estrenando una miseria?
¿Para qué sirve seguir andando con las caras en blanco y negro si seguimos sumando carteles con gente nueva, si siguen desapareciendo gente, y también desapareciendo indios y trabas y wachos y presas y viejos olvidados en hospitales públicos y enfermos pobres de HIV?
¿Para qué sirve marchar el 24?
No sirve para nada.
Como no sirve para nada festejar los cumpleaños, ni encontrarse a comer asado con los amigos, ni mandar un mensaje preguntando ¿llegaste bien?, ni sacarle una foto al pibe el primer día de escuela, ni despedirse con un nos vemos, cuidate, qué estés bien.
No sirve para nada como no sirve leer un poema, escribir el nombre de quien te gusta en la parada del colectivo, stalkear al ex. No sirve como no sirve mojarse con la manguera en verano, ir al río, bailar, coger.
No sirve para nada como no sirve compartir el mate, ni reírse de los chistes boludos del compañero, ni besarse en la calle, ni decir te amo por primera vez mientras miras una serie de Netflix o te tomas una birra en la esquina o te escapas de la escuela. Como no sirve silbar, ni cantar en la ducha, ni leer mientras cagas. No sirve como no sirve el carnaval, ni la navidad, ni los feriados puentes, ni los cumpleaños. Ni burlarse del jefe por lo bajo, ni arrancarle los carteles a sus candidatos, ni putear a la línea de canas con escudos.
No sirve para nada, como no sirve reconocerse a lo lejos, saludar con la mano alzada, el puño cerrado o los dedos en V, o darse una abrazo mientras marchas por el medio de la calle, para recordar que aunque no sirva para nada acá estás ¿entendés? Acá estamos y ni toda esta camionada de mierda nos puede sacar.
No sirve para nada, y quizás esa sea la conquista: ir más allá de la estrategia, más allá del cálculo, más allá del deber.
Fuente: Radio Nacional Libertador
¿Vos crees que se van a ir así como caballeros victorianos, saludando amablemente a la servidumbre, sacándose el sombrero ante
Escriban contra Macri en todos los idiomas, en todos los dialectos, en todas las formas que les dicte el corazón.
La apelación del organismo de derechos humanos barilochense había sido rechazada por el juez federal Gustavo Villanueva, quien entendió que los hechos investigados no revestían una violación de los derechos humanos como para permitir dicha participación.
Sin embargo, la Cámara Federal de Apelaciones de Roca interpretó que el asesinato del joven mapuche puede encuadrarse bajo esa figura y dio crédito al planteo de la APDH que, en base a fallos de Argentina de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sostuvo “la importancia de la participación de los organismos de derechos humanos, en causas en las que los órganos represivos del Estado son investigados como en el caso de Rafael Nahuel”. En ese hecho “su muerte se produce como resultado de un operativo represivo de las fuerzas de seguridad, donde se analiza el contexto de la represión a un grupo mapuche en el marco de una protesta social, el uso desproporcionado de la fuerza y el homicidio por la espalda del joven”.
De esta manera, la Cámara Federal citando jurisprudencia de la Corte Internacional entendió que la prohibición de ejecuciones extrajudiciales que señala el Derecho Internacional es una “grave violación de los derechos humanos”.
Para el Tribunal “hay un hecho no controvertido en la causa que es la muerte de un joven civil a raíz de un disparo de arma de fuego y la presencia en el lugar -lo que predica sobre su posible involucramiento en ese hecho- de integrantes de una fuerza de seguridad estatal”.
La presentación de la APDH fue realizada por su representante legal, Sebastián Feudal.
Con este fallo de la Cámara Federal no sólo los padres de Rafael Nahuel querellarán en la causa, sino también la APDH de Bariloche.
Para ese organismo el asesinato del joven mapuche fue “un homicidio agravado por alevosía y odio racial”, y debe actuarse “tanto contra los autores materiales como contra los instigadores y responsables del procedimiento represivo que culminara con dicha muerte”.
18/03/2019
Fuente: Radio Nacional Libertador
No hay que olvidarse de lo que fue este gobierno de chetos, de la tristeza que trajo, de la fiesta
Las elecciones presidenciales de hoy no sorprenderán por sus resultados -justa y previsible paliza a las candidaturas de Macri y
20 de junio del 2001
Acompañar la resistencia y multiplicarla (A propósito de la represión en la provincia de Salta)
Colectivo Situaciones
Lo que hasta hace poco tiempo era todavía una especulación teórica, hoy es una evidencia: la crisis de la nación y de la política se profundiza cada vez más. De hecho, se están produciendo acontecimientos de relieve.
Argentina se convierte en un campo de concentración: el poder decide con total impunidad «dejar morir» a la gente, o «matar» a los que se resistan. Claro, esto no es absoluto. Es sólo la realidad de una parte de la población. El resto, tiene las puertas abiertas: puede elegir no enterarse. La «política», así, se ha reducido a la competencia entre quienes, colaboracionistas, pelean por administrar el campo, y quienes, resistentes, luchan por sobrevivir.
El poder es transparente en sus palabras y en sus gestos: declara inexistente a una parte creciente de la población. Nuestro país se ha transformado en una ciudadela rodeada de «parias». La política del poder es muy clara al respecto: que los pobres, los marginales, «se maten entre ellos». Ya no hay siquiera una política de contención, ni siquiera de represión. Directamente sobran.
Pero si se organizan, entonces, sí, la respuesta será una sola: represión. ¿Cuánta?, la que haga falta.
Precisamente, esto es lo que está sucediendo: hay organizaciones populares que, día a día, se deciden a luchar por superar la marginación y la miseria, y avanzan en proyectos emancipatorios.
No hay que perder de vista lo esencial: la resistencia, la creación, viene y se afirma desde abajo.
Ya no se trata simplemente de reclamar que los marginales sean incluidos. Lo que está en juego ahora, creemos, es nuestra decisión de participar en las luchas, porque en ellas se está intentando crear otra vida, otra sociedad, otro horizonte.
Si lo que el poder quiere es lograr indiferencia y apatía, si lo que se quiere es promover el colaboracionismo, entonces, tenemos que ser muy firmes: nuestro lugar es al lado de aquellos a quienes se ha declarado inexistentes, y han comenzado a resistir este sistema de muerte que es el capitalismo.
El sistema político ha quedado obsoleto. Los cambios le pasan por los costados. Las luchas se desarrollan sin prestar demasiada atención a lo que hacen los políticos y sus operadores. Así, la creación y el pensamiento de la resistencia, van, mayoritariamente, por otro lado, inventando nuevos destinos y estaciones.
Sin embargo, frente a la represión, frente a la agresión del poder, no pueden caber dudas de la importancia de la unidad de los compañeros que vienen haciendo sus experiencias en las organizaciones populares con vocación parlamentaria, y están decididos a participar de la resistencia. Algo similar puede suceder en los sindicatos, los centros de estudiantes, los organismos de Derechos Humanos, y quienes, de hecho, son parte de la extensa línea de defensa que viene intentando frenar la barbarie.
Cuando se sale a reprimir a los compañeros que se organizan y se quiere «descabezar» sus organizaciones, no hay lugar para la «inocencia». Estamos todos llamados a pronunciarnos y a intervenir junto a los compañeros que están en la resistencia. Estos lazos de contrapoder tienen que ser concretos e inmediatos, una tarea actual y efectiva; no pueden quedar en una consigna, ni en una indefinida espera de un mañana.
Respecto a la violencia ejercida por los compañeros que están luchando, sólo podemos constatar lo obvio: que la violencia viene de abajo, que no está centralizada y que es defensiva. Es decir, se trata de un hecho absolutamente legítimo e inevitable.
¿Qué se puede responder a los fascistas del gobierno y del poder que atribuyen las responsabilidades del caos y la violencia a quienes resisten activamente a la miseria y la falta de proyectos? Lo evidente, que los responsables son transparentes: el poder económico, político, social, etc.
Pero lo importante es constatar que la violencia popular no es parte de una estrategia para la toma del poder, sino un elemento más de la resistencia a las injusticias.
Constatamos que la violencia actual es una respuesta a la agresión del poder, que no escucha los reclamos del pueblo y que sólo responde con represión.
Esta violencia popular, entonces, es un elemento de autodefensa, que se integra a las formas de lucha que se venían desplegando y como tal hay que saber comprenderla. Si hay un dato potente en estas nuevas luchas de resistencia no es el piquete en sí mismo, ni la capucha -como repiten una y otra vez lo medios de comunicación-, sino el hecho singular de que las formas de lucha y autodefensa no son practicadas por una organización central sino por redes de solidaridad entre los conflictos.
Es este carácter múltiple de la resistencia lo que hay que poder acompañar, especialmente, porque es la forma más eficaz: la que no permite negociaciones en las que se entreguen las luchas y, a la vez, la que desgasta más fuertemente al poder, tanto en su legitimidad como en su poder de represión.
Los lazos del contrapoder son la solidaridad concreta y la participación efectiva en las nuevas experiencias que pretenden superar esta sociabilidad podrida del individuo y la mercancía, donde los hombres y las mujeres sólo existen como clasificaciones de «excluidos», «desocupados» o «indigentes», y no como protagonistas de esa vida rica y múltiple por la que luchamos.
La resistencia popular es la riqueza de base que hoy nutre esos proyectos concretos de justicia y libertad.
Hasta Siempre,
Colectivo Situaciones
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Texto publicado el 02 de noviembre de 2020 La discusión sobre si es legítimo criticar al gobierno o hay que
Resumimos las impactantes novedades reveladas por el Equipo de Investigación Política (Edipo), sobre los dueños del terreno desalojado. Una genealogía
El Presidente pondría en marcha esta nueva política sin pasar por el Congreso, a través de dos decretos que modifiquen la ley de defensa. ¿Qué pasa cuando los militares cumplen funciones de policía? ¿Cuáles son los antecedentes en la región? ¿Por qué esta doctrina es una amenaza para la democracia y la soberanía nacional?
Acá te contamos las cinco claves de los riesgos que implica la intervención de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad interior.
La intervención de las fuerzas armadas en tareas de seguridad interior forman parte de la doctrina promovida por los Estados Unidos bajo la excusa de enfrentar “nuevas amenazas” como el narcotráfico y el terrorismo.
¿Cuáles son los riesgos? A diferencia de las fuerzas de seguridad, las Fuerzas Armadas -además de tener una mayor capacidad de fuego- no están entrenadas en el uso gradual de la fuerza. “Están preparadas para aniquilar”, explicó a Cosecha Roja hace unos meses la ex ministra de Defensa Nilda Garré cuando el gobierno ya insinuaba el cambio de doctrina.
“Nuestras Fuerzas Armadas no han sido capacitadas para cumplir con las tareas que cumplen las fuerzas de seguridad. Los elementos de combate de los militares argentinos están entrenados para el empleo de la violencia en su grado más extremo, y en un contexto de guerra, y no están instruidas para actuar bajo órdenes de fiscales y jueces, ni para aportar pruebas para procesos penales, ni para realizar inteligencia criminal, ni para investigar la comisión de delitos”, explicó la doctora en sociología Paula Canelo en un ensayo para revista Anfibia.
El proyecto de militarizar la política de seguridad no es nueva. En enero de 2016 la vicepresidenta Gabriela Michetti firmó el decreto que declara la emergencia en seguridad en el territorio nacional.
“¿A qué llaman emergencia? A todo y a nada, y en eso reside su mayor peligro. El decreto disfraza y encubre su verdadero propósito”, explicó en ese entonces Ileana Arduino, integrante del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP) y ex secretaria de políticas de prevención y relaciones con la comunidad del Ministerio de Seguridad de la Nación. Sin una definición clara, cualquier grupo social puede constituirse en una amenaza de la seguridad nacional.
Hoy, con un helicóptero y una bandera argentina gigante como escenografía, Macri hizo el anuncio de una política planificada desde su llegada al poder. “Como parte de las nuevas misiones será fundamental la participación de las Fuerzas Armadas en la custodia y protección de los objetivos estratégicos”, explicó.
En esa lista de objetivos estratégicos están incluidas las centrales nucleares y yacimientos petrolíferos como el de Vaca Muerta, la formación de gas y petróleo más importante del país, un territorio en disputa entre empresarios y comunidades originarias.
“Hay un gran temor de que la definición de objetivos estratégicos alcance a lugares o situaciones que estén involucrados en dinámicas de protesta social”, explicó a Cosecha Roja Manuel Trufó, coordinador del equipo Seguridad democrática y violencia institucional del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
La doctrina de las “nuevas amenazas” diseñada por Estados Unidos también establece la necesidad de utilizar a los militares para combatir el terrorismo. En Argentina el gobierno reconoce la existencia de una única organización terrorista: la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), una supuesta organización armada cuya existencia ni siquiera está probada.
Según un informe del Ministerio de Seguridad la RAM recibe armas y apoyo financiero de organizaciones internacionales pero ataca con cuchillos, martillos y serruchos. Entre la larga lista de atentados que el gobierno le atribuye están el ataque a piedrazos a gendarmes durante la represión en la que murió ahogado Santiago Maldonado y el supuesto “enfrentamiento” con integrantes del grupo Albatros de Prefectura en el que fue asesinado por la espalda Rafael Nahuel.
La “nueva doctrina” podría habilitar la intervención militar en conflictos con las comunidades mapuche o en situaciones de protesta social con otros actores políticos.
“Un caso para tener en cuenta es el de Perú, donde las Fuerzas Armadas tienen la misión de control y represión de la protesta social y se han dado casos con cantidades de muertos impresionantes”, explicó Trufó.
En 2006, a poco de asumir, el presidente mexicano Felipe Calderón le declaró la “guerra al narco” y dispuso la intervención de las fuerzas armadas en el combate a los grupos criminales. La violencia no se redujo, sino que aumentó. Según organizaciones de la sociedad civil el saldo fue de aproximadamente cien mil muertos y 30 mil desaparecidos.
Las denuncias por torturas, asesinatos y desapariciones cometidos por efectivos de las Fuerzas Armadas se incrementaron un mil por ciento. Estas denuncias no fueron investigadas y permanecen impunes.
El caso de Colombia también es paradigmático. El país atravesó durante décadas un conflicto armado interno en el que intervinieron las fuerzas armadas. Según el último informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos se recibieron “denuncias de violaciones al derecho a la vida y a la integridad personal relacionadas con el uso excesivo o indebido de la fuerza por parte de los militares”.
El jurista Alberto Binder, presidente del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP), también alertó sobre el riesgo de enfrentar a las fuerzas armadas, inexpertas y mal equipadas, a un fenómeno criminal muy complejo como el narcotráfico: “Las acercás a un fenómeno con un gran efecto corruptor”, explicó Binder. El caso de México es un gran ejemplo de eso.
La intervención militar en asuntos de seguridad tiene otra grave consecuencia: la desprofesionalización de las fuerzas armadas. “Cuando se las utiliza como Policía o como guardianes de fronteras se va perdiendo la especificidad de la misión militar, que tiene que ver con la defensa de la soberanía”, dijo Trufó.
Según explicó el experto del CELS, detrás de la doctrina de las “nuevas amenazas” que impulsa Estados Unidos en la región hay otro objetivo geopolítico: “La transformación de las Fuerzas Armadas en policías y la renuncia de esos países a tener su propia política de defensa. Se busca desmantelar a las Fuerzas Armadas”, contó Trufó.
La prohibición de que las fuerzas armadas intervengan en la seguridad interior fue un acuerdo que se sostuvo durante 35 años de democracia y que permitió desarmar el poder que habían tenido los militares como actores políticos durante casi medio siglo.
“Otro costo de esta política es el riesgo de que las Fuerzas Armadas vuelvan a convertirse en un actor político importante”, explicó Trufó. “Este no es un gobierno que se caracteriza por tener una fuerte política de control sobre las Fuerzas Armadas y las fuerzas de seguridad”, agregó.
“Esta es una pésima noticia. Se ha roto una de las políticas de Estado más firmes y con mayor consenso de la democracia”, explicó Binder.
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Fuente: Radio Nacional Libertador
No hay que olvidarse de lo que fue este gobierno de chetos, de la tristeza que trajo, de la fiesta
Las elecciones presidenciales de hoy no sorprenderán por sus resultados -justa y previsible paliza a las candidaturas de Macri y
A las calles, de todas las formas posibles. En manada, los agrupamientos se organizan al galope: pura intuición plebeya. Desbordando todo orden ortiba fundado en el terror, la violencia y la mentira. Comenzando por la doctrina de seguridad oficial, que llama a confiar a priori en las fuerzas de seguridad cuando asesinan -como hicieron con Santiago, Pablo, Rafael , Luciano y con miles de pibes que rompen la noche- en defensa del país de la propiedad privada concentrada. Cuantos más peritos ponen, más se les nota la intención de ocultar el crimen. Crean Estado en torno al crimen y al ocultamiento. A las calles, a darle la espalda a quienes disparan por la espalda: a frenar una política de la crueldad hecha política de Estado. A las calles como ante el 2×1 y el 8M: tejiendo el pañuelo blanco de las Madres y el pañuelo verde del aborto; sabiendo que las Madres y Abuelas vienen haciendo paro de mujeres todos los jueves desde hace 40 años. Sabiendo que las jaurías de pibas pasan por arriba de todos. Sus finanzas se salpican de nuestra sangre. Derrames: que la política de Derechos Humanos derrame sobre los barrios, las escrituras, los hogares, la economía, las instituciones. El último 18 de diciembre vimos resurgir la fuerza de la calle plebeya, reactivando nuestra capacidad de desobedecer todo el orden asesino que nos proponen. En marzo quedó en claro nuestro programa: la calle plebeya. 24 de marzo es memoria de la calle plebeya. Una calle que derrita las columnas, vuelva cenizas las banderas, desobedezca lo que ya no dice nada y solo reconozca el amor de las Madres. Son relámpagos en instantes de peligro que bien pueden ser diluvios, derrames, tormentas.
23 marzo de 2018
Lo social es oscuro. ¿Qué o quién no lo es? Hace no tantos años, lo político era entrevisto, por los
Para DESCARGAR la Ética de Spinoza: CLICK AQUÍ Para DESCARGAR el Tratado Teológico Político de Spinoza: CLICK AQUÍ Para
Fuente: Radio Nacional Libertador
Para proponerse como superador de las divisiones, qué mejor que irse a la punta del llamado desierto patagónico, en soledad
Valeriano escribe sin marca. Sin las marcas de la identidad o perfil establecido para alguien que escribe -sin la marca
Foto: Caleidoscopio de la serie Seis movimientos para una línea. Ana Efron El hombre precisa un silencio cálido, y