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El virus y el terremoto bajo el pavimento de las finanzas // Biagio Quattrocchi y Paolo Scanga

 En un artículo previo a la irrupción del Covid-19, Quatrocchi reflexionaba sobre las tensiones ya al límite en Europa, y en general en Occidente, luego de más de 10 años de austeridad neoliberal incrementada desde la crisis subprime, y sobre la inminencia de un giro en la gestión de la political economy, reclamando un ciclo de luchas transnacionales que lo pudiera cualificar. Este artículo da cuenta del profundo impacto de la emergencia pandémica en ese escenario previo.

 El virus y el terremoto bajo el pavimento de las finanzas

 La difusión del virus y la activación de las medidas de enfrentamiento adoptadas por cada estado separadamente, producirán una crisis económica y financiera de vastas proporciones y de rasgos inéditos. Solo un programa de luchas transnacionales para el apoyo a los ingresos y un amplio plan de “socialización de las inversiones” a nivel europeo puede hacer la diferencia para una Europa post liberal.

18 marzo 2020

El 12 de marzo el índice Ftse de la bolsa de Milán cayó 16,92%: el peor resultado diario de su historia. Contemporáneamente, el Dow Jones concluyó las transacciones igualando el récord negativo de 1987, superándolo en términos de puntos absolutos. Desde el inicio de la difusión del virus, todos los otros índices bursátiles internacionales están consignando pérdidas enormes, sobre todo de los títulos bancarios y de transporte. A estos se añade otro dato sobre el cuál los analistas están focalizando la atención, este es el Chigago Board Options Exchange y sus transacciones, mejor conocido como índice Vix o “índice del temor”. El Vix mide la volatilidad implícita en las acciones del S&P 500, y ha registrado incrementos de vértigo, cercanos a los niveles registrados en tiempos de la quiebra de Lehman Brothers. Incluso si está focalizado sobre los EEUU y sobre las firmas más grandes, el índice está bajo vigilancia de todos los traders del mundo. Un aumento repentino del Vix es, por si solo, la indicación de la reapertura del baile en las bolsas.

¿Estamos de frente a una nueva crisis financiera? No se puede descontar aún. Pero aquello que nos interesa subrayar no son tanto los puntos de convergencia respecto a la crisis subprime u otras crisis financieras hasta aquí vividas, cuanto la radical diferencia. Es fácil también notar que no se trata de las primeras señales de inestabilidad post 2008, basta pensar en el ataque especulativo a los títulos de Estado entre 2010 y 2012, o el impacto negativo del referéndum del Brexit del 2016.

La novedad de frente a la cual nos encontramos es que, todo sumado, cuanto acontece en las bolsas no es el centro de la crisis. Después de cinco años de políticas monetarias fuertemente expansivas de parte de las principales bancas centrales, tasas de inflación de cerca de un punto porcentual a nivel mundial (exceptuando los países emergentes), un régimen de tasas de interés en muchos casos todavía caracterizado por valores negativos, podemos decir que nos encontrábamos ya –incluso antes de esta fase- en una situación particularmente inestable. Bajo las cenizas del Quantitative Easing se ocultaba la inquietud de los operadores financieros, que en posesión de ingentes cantidades de liquidez estaban incesantemente a la búsqueda de rendimientos mayores, operando en los países emergentes y adquiriendo títulos a más alto riesgo. No obstante ello la política monetaria había logrado, hasta este momento, suavizar o meter bajo el mantel estas tensiones.

Lo que es claro ahora, en cambio, es que las medidas monetarias expansivas adoptadas por las bancas centrales se revelan insuficientes para contener los actuales quebrantos bursátiles: son 38, de los cuales 29 desde febrero, los recortes del costo del dinero de parte de varios bancos centrales solamente en el 2020. Después de un período breve de alza de tasas,  el BCE no excluye que seguirá a los otros banqueros centrales. Pero a diferencia de antes, la “bazooka” monetaria se revela un arma ineficaz: los márgenes de maniobra para los recortes son extremadamente limitados. Basta pensar que el domingo 15 de marzo la Reserva Federal, temiendo una nueva semana de shocks ha anunciado un nuevo recorte de las tasas y el recomienzo del QE por 700 mil millones. El día después Dow Jones, Nasdaq y S&P 500 colapsaban por 12 puntos porcentuales.

Las especulaciones a la baja a las cuales asistimos en las diversas bolsas mundiales, no están desligadas obviamente de las tensiones de la economía real. Más bien aparecen como operaciones que intentan compensar las pérdidas esperadas sobre las ganancias, con la acumulación anticipada de plusvalías financieras.

De lo real a la finanza y retorno

Luego, a diferencia de la crisis global del 2008, la inestabilidad a la cual asistimos tiene origen en la economía real. Para no ser malentendidos es útil añadir que la inversión de las cadenas de transmisión, de la economía real a la finanza, no anuncia ningún nuevo predominio de lo “real”, y ni siquiera la señal que devuelve al capitalismo financiero a su antigua función de “capital ficticio”. En todo caso tales evidencias confirman que, en la actual configuración de la “economía monetaria de producción”, los shocks –de cualquier origen- están destinados a distenderse sobre el capital total.

La novedad relevante no reside siquiera en la magnitud del impacto que la pandemia tendrá sobre la economía, si no en su transversalidad y pervasividad. Al interior del debate mainstream, desde Richard Baldwin a Kenneth Rogoff, solo por citar algunos ejemplos, se ha difundido la convicción que la expansión del Covid-19 y la política de su contención de China y de los otros países, generarán costos tanto sobre la demanda agregada cuanto (sobretodo) sobre la oferta de bienes y servicios. Una realidad que nos vuelve a traer un problema incluso del terreno de la historia económica contemporánea, del cual podemos obtener eventuales enseñanzas.

Ni el crack del 1929 ni menos la crisis petrolera de 1973, ni siquiera las crisis más recientes constituyen ejemplos válidos. Se necesita quizás, con la necesaria prudencia, recurrir a la evocación de las guerras, a la 1ra y 2da Guerra Mundial, para encontrar situaciones en las cuales tensiones sobre la demanda son acompañadas de la destrucción de capacidad productiva del lado de la oferta.

Tiene razón Sandro Mezzadra en decir que una metáfora adecuada para describir la situación actual del capitalismo global es la de “obstrucción”, una instantánea que fotografía los problemas que se registran por el lado de la oferta de bienes y servicios. El bloqueo de la producción china entre enero y febrero, en la fase aguda de los primeros focos, ha abierto el baile atascando las cadenas logísticas de aprovisionamiento global de las empresas, con graves consecuencias sobre el comercio internacional y difusos bloqueos de la acumulación al interior de las cadenas globales de valor. Sólo la provincia de Hubei explica un cuarto de la producción mundial de los cables de fibra óptica, y está especializada en la fabricación de microchips avanzados, utilizados en diversos continentes en el ensamblaje de la telefonía y de otros ingenios.

El freno de la producción ha generado efectos en cascada en otras áreas del planeta como consecuencia de la extensión de las cadenas productivas, en la misma Asia oriental (Corea del Sur, Taiwán, Vietnam, Malasia, Singapur), hasta arribar a Europa (Alemania sobre todo) y los EEUU. Los datos UNCTAD añaden que las exportaciones de bienes intermedios utilizados por otros países como input han subido de ser el 24 % del total de las exportaciones chinas en 2003 al 32 %  en 2018. La propagación del virus a los otros continentes (Europa, EEUU, Rusia, etc.) obviamente ha empeorado enormemente la situación, extendiendo el fenómeno a otras cadenas del valor global más allá de las TIC, con el involucramiento de las automotoras, las textiles, hasta algunos compartimentos de los servicios (turismo, transporte aéreo, etc.), que en algunas economías tienen un peso a no desestimar.

La “constricción”, el “racionamiento”, la ruptura del “flujo tenso” en los intercambios –condición fundamental en la logística global y en el modo de producción actual-, arriesgan ser solo una parte del fenómeno. La cancelaciones de órdenes, el alargamiento indefinido de los tiempos de entrega, los problemas de liquidez que experimentarán progresivamente las empresas por la falta de realización en el mercado, no se puede descartar que se transformen en una verdadera y propia destrucción de capacidad productiva en algunos sectores, que es siempre también destrucción de fuerzas productivas.

El discurso relevante para nosotros es que cuando se asume la perspectiva de las cadenas de suministro, es porque en realidad se quiere hacer las cuentas con la “multiplicación del trabajo”, estos es con la explosión de formas diferenciadas de explotación a lo largo de las cadenas. Y es inevitable que las tensiones apenas descritas, comprendidas las iniciativas que algunos grupos industriales asumirán para reconstruir los nexos “trizados” de esta infraestructura capitalista, serán cargadas primero que todo sobre las componentes de fuerza de trabajo menos resguardadas y más débiles sindicalmente, con inevitables diferenciaciones también sobre el plano geográfico.

Si pasamos al lado de la demanda no se puede descuidar que la pandemia global se inserta en un cuadro altamente inestable, signado por el débil crecimiento norteamericano, por un sustancial estancamiento europeo con fuertes diferencias internas (por ejemplo entre Alemania e Italia), por la ralentización del crecimiento chino. A lo que se agrega las tensiones comerciales entre China y EEUU y la guerra de los aranceles, las tensiones entre los productores de petróleo (Irán-EEUU), así como el horizonte comprometedor de la catástrofe ecológica. Partiendo de los relevantes cambios imprimidos al capitalismo global por la última crisis, debemos recordar que hemos salido de esta larga fase sin que las élites económico-políticas hayan logrado sustituir eficazmente el precedente “motor del crecimiento”, representado sintéticamente por la expresión “keynesianismo privatizado”, con un sistema igual de estable (relativamente).

En estas horas signadas por el riesgo del contagio, los economistas mainstream se obstinan en ver solo una parte del problema, ciertamente de no descuidar. Los más honestos apuntan que las medidas de contención epidemiológica producirán un probable aumento de la desocupación y un ulterior crecimiento de las desigualdades. Fenómenos que terminarán por impactar sobre la demanda agregada a través de la contracción de los consumos, y se presentarán de manera “diferida” en tiempos más largos, bastante más allá de la cuarentena.

Lo que no ven estos señores, porque sus teorías no le permiten verlo, es que las tensiones sobre la demanda tienen una raíz todavía más profunda, que va más allá del problema del consumo de las familias. Olvidan que los problemas de la naturaleza, de la ecología a las pandemias, no son accidentes casuales. Antes bien son siempre manifestaciones de dramas preparados históricamente, en todo caso de modo inconsciente, pero siempre fruto de actividad humana y de las elecciones que conciernen directamente al contenido de las inversiones: qué, cómo y cuándo producir.

Son eventos que se presentan como la materialización de un imprevisto que descompagina los planes, y sin embargo, son realidades que descienden de elecciones políticas y económicas acumuladas en el pasado. Y es entonces sorprendente escuchar afirmar a insospechables economistas norteamericanos “la recesión es una necesidad de salud pública”. Para defender a la salud pública, la reproducción de la sociedad, para contener las muertes y la morbilidad, deviene para estas personas “objetivamente” inevitable asumir el riesgo de la caída de la demanda agregada norteamericana.

Se trata de una expresión que por sí sola describe bien la contradicción en la que están actualmente las economías capitalistas. Después de cuarenta años de políticas neoliberales, de contracciones de las inversiones para el welfare state, de recortes a los gastos para la sanidad pública, de recurso continuo a las privatizaciones, un evento incalculable como la pandemia vuelve dramáticamente evidente aquello que nos han enseñado las feministas, esto es que la “reproducción social” viene siempre primero que la “reproducción de la economía”.

El coronavirus, en ausencia de sólidas instituciones sanitarias públicas y gratuitas, deviene una amenaza para la continuidad de las relaciones sociales y para todo aquello que tenemos en común en nuestra vida. Muestra cuanto los sectores así llamados “antropogenéticos”, aquellos fundados sobre la “producción del ser humano por medio de seres humanos”, los campos del “cuidado” recíproco como la sanidad, son fundamentales también para el funcionamiento de la economía. Haber privado a las sociedades de las instituciones del welfare state universales, significa ahora poner a dura prueba la cooperación social difusa, el intercambio relacional, como motores y sustancia ontológica sobre la cual se fundan los modos contemporáneos de producción capitalista.

 El virus y Europa

En su último discurso a la nación Macron ha puesto mucho énfasis en parangonar la pandemia a una guerra. La alusión al evento bélico es funcional también para iluminar el enfrentamiento entre diferentes modalidades de gobierno regional y global, lo que está abriendo escenarios mundiales del todo inéditos. Por un lado Xi Jinping, en un desafío de notable dimensión a las democracias liberales, ha experimentado una forma de contención de la epidemia que no tiene parangón en la historia humana. Del otro los neoliberales angloamericanos Trump, Johnson y Bolsonaro, guiados por la convicción cínica e infame que el mercado y la sociedad se autorregulan, están dispuestos a no intervenir frente a la pandemia: “no te preocupes y continúa”. Se trata de dos modelos alternativos, dos “formas” del gobierno del mundo radicalmente opuestas y en lucha por la hegemonía global que comparten un rasgo común: han recurrido y recurrirán planificada y estructurado a las plataformas digitales, a las app de escaneo biomédico y al big data. Enormes empresas financieras como Alibaba o Walmart se presentan como pernos del desafío geopolítico y geoeconómico antipandémico.

En esta polarización, Europa asume una frágil e inestable tercera posición, sea en las prácticas médico-sanitarias en respuesta al virus, sea respecto a las consecuencias econonómico-sociales correlativas. Una vez más la Unión Europea no logra definir una respuesta homogénea a la expansión de la epidemia: países como Italia, España, Francia pero también Alemania han conocido diferentes tipos de “excepción”, que evidencian los niveles de poderes y contrapoderes, constitucionales y sociales, diferentes entre los Estados miembro. Por otro lado, sin embargo, si bien de modo no armónico, se está intentando (mirando sobre todo al eje franco-alemán) diseñar una línea alternativa al desafío global supuesto por la opción tecno-autoritaria china y angloamericana. Una respuesta que tiene sus raíces en la constitución ordo-liberal, sin dudas, pero que podría abrir, ciertamente no por la voluntad directa de las tecnocracias europeas, escenarios distintos para el futuro de Europa.

De frente a la crisis pandémica, la gobernanza europea se ha visto constreñida a modificar algunos de los parámetros europeos, como la suspensión del Pacto de Estabilidad, confirmando como se ha dicho la línea de la política monetaria expansiva. Ambas medidas que muestran un doble rostro. No seremos nosotros, ciertamente, quienes nos enojemos por la suspensión de uno de los pilares más rígidos de la constitución material europea, pero por otra parte, en ausencia de un inmediato acto de coraje de parte de las instituciones europeas se arriesgará solo ver cristalizadas las relaciones de poder entre los países europeos, ya muy presentes en el Tratado de Maastricht. 

La exaltación del ministro del Tesoro italiano Gualtieri al anunciar que “hemos decidido utilizar todo el endeudamiento neto autorizado por el Parlamento de 25 mil millones de euros”, revela toda la impotencia en la que se encuentra el sistema Italia, en ausencia de una solidaridad europea. No obstante alguno, mintiendo mientras sabe que miente a un país inmovilizado por la difusión del virus, diga que tal inversión inicial estimulará un flujo financiero total de 350 mil millones, aludiendo a un multiplicador del gasto público simplemente irreal. Además, tras los límites de la respuesta italiana, se trata de sumas calibradas sobre poco más de nueve semanas y del todo insuficientes para ser consideradas estímulo suficiente para un PIB que, en las mejores hipótesis, proyecta una caída de 2,5 %, con una crisis cuya pervasividad esbozamos antes. En suma, el “dique” promovido por Conte no es mucho más que un parche frente a un huracán.  

Con mayor razón si estas cifras se contrastan con la propuesta alemana de inyectar 550 mil millones de euros, como estímulo económico para empresas y welfare. Esta asimetría nos autoriza a decir que, incluso si se suspende temporalmente el Pacto de Estabilidad, estando así las cosas, no hay manera de modificar las relaciones de fuerza internas a la estructura europea. No hay ni siquiera ningún nexo causal que prevea una salida “progresista” en esta solución: la historia, al contrario, nos ha enseñado que incluso las sociedades más reaccionarias han hecho amplio recurso al gasto público en déficit. La evocación continua al momento bélico nos constriñe a recordar que tampoco todos los tratados de paz son indoloros. Solo una robusta y rápida redefinición de la political economy a nivel continental nos podría salvar de una profunda y dolorosa recesión.

 El contagio de las luchas

Las medidas adoptadas en estas horas por los principales países europeos, incluso en sus relevantes diferencias internas, las cuales ya esbozamos, parten de una común lógica política en la cual control social, moral de la responsabilidad individual, vigilancia común sobre las desviaciones y atenuación de la clausura de la actividad productiva, representan algunos rasgos fundamentales. Sobre este inestable balanceo, entre contención de la circulación de las personas, defensa de la salud pública y continuidad de la acumulación, intrínsecamente contradictorio, potencialmente explosivo,  se juega la perspectiva del modelo de sociedad post-coronavirus, a diferencia de cuanto proponen Johnson en UK, Trump en USA, o incluso en China.

Mirando a Italia, la afirmación de este modelo no se ha desarrollado ciertamente de manera espontánea, ni es el resultado de alguna superior civilidad europea; antes bien ha sido el fruto de los agobiantes y cínicos reclamos de Confindustria por no interrumpir la producción, de un lado, y del débil rol de los sindicatos confederales del otro, que con una lógica de rasgos esencialmente corporativos, han terminado por sellar un protocolo sobre la seguridad ante la epidemia débil, por decirlo suave. Pero mientras las centrales sindicales han tentado de contener por todas las vías las reacciones, desde abajo los trabajadores y trabajadoras de la manufactura y la logística han promovido iniciativas espontáneas de huelga, que las mismas centrales confederales en algunos casos se han visto constreñidas a validar, solo para no perder el control de los sitios productivos.

La alusión de la Comisión Europea al “cuanto tenga que ser” del gasto público y la inestabilidad constitutiva del modelo social que emerge del gobierno de la emergencia, puede abrir inéditos espacios de lucha. Es lo que está sucediendo y puede profundizarse en Francia, donde las intensas luchas de los Chalecos Amarillos han construido una trama de contrapoderes, en la cual no faltan inéditos procesos de politización entre los médicos y doctoras, enfermeras y enfermeros, o entre los operadores de otros espacios del welfare (como escuela y universidad). O incluso lo que en Italia está representando la concentración de primeras reflexiones y energías en torno a la campaña por la Renta de Cuarentena, que ofrece la posibilidad de abrir brechas en los sistemas workfarísticos, completamente inadecuados para la gestión de esta fase.

En el drama del coronavirus se ha impuesto una coyuntura que no se presentará más del mismo modo, y la política de las y los subalternos es siempre y sólo política de la coyuntura; ahora son las élites europeas quienes reconocen que se necesitan inversiones públicas en algunos campos del welfare. Necesitamos orientar estas opciones a través de las luchas, hacer emerger necesidades, campos de aplicación, soluciones concretas en la esfera de “los cuidados”, del mutualismo, de la solidaridad y de las instituciones de la reproducción social. Porque una cosa debe ser clara: sin luchas, sin presiones sociales desde abajo, no hay motivo alguno para pensar que el gasto público sea necesariamente suficiente y bien orientado.

La reivindicación de un Ingreso de Cuarentena constituye un primer campo de tensión; precisamos reafirmar la necesidad de una medida de apoyo a los ingresos no workfarística, incondicional, orientada a la autodeterminación de las y los sujetos, adecuada a la intensidad de la crisis y destinada a continuar mucho más allá del período de contención de la circulación de personas.

Al mismo tiempo es decisivo relanzar la imaginación de una Europa post-liberal. Y entonces no alcanza como ya recordamos el uso limitado de la flexibilidad presupuestaria, diferente para cada país. En cuanto a lo fundamental y deseable, ni siquiera bastaría la introducción de sistemas de tasación sobre los patrimonios para financiar inversiones públicas. Precisamos al contrario superar los límites del gasto público nacional, reclamar un presupuesto europeo para hacer saltar a través de las luchas el desequilibrio competitivo entre las áreas internas a Europa.

Servirán verdaderas y justas medidas de “socialización de las inversiones” a nivel continental en el campo del welfare y del ambiente, financiadas mediante  la emisión de títulos europeos con la coordinación de un banco central con funciones plenas de prestador de primera instancia. En el campo de la política monetaria se asiste incluso a un retorno de propuestas en torno a la idea neoliberal de helicopter money. Es una idea que iría forzada, llevada contra sus propios límites. Si sirve distribuir moneda para llegar en profundidad a la sociedad de la crisis, que se redistribuya a los ciudadanos y no a las empresas, como se hizo en Hong Kong en esta fase. Para hacer esto son útiles los cuerpos, las iniciativas, el pensamiento y el deseo de cambiar. Entonces no toca otra cosa que probar organizar lo imprevisto de la lucha, ojalá más allá de los angostos espacios nacionales.

Traducción: Diego Ortolani

Fuente: https://www.dinamopress.it/news/virus-terremoto-pave-della-finanza/

Los perpetradores. 1956-1976: La trama administrativa de la represión estatal // Bruno Nápoli

La desaparición de personas en nuestro país contiene una marca administrativa estatal que en dos décadas previas dan atisbos de su lectura, su aplicación, e incluso de su vacua legislación posgolpe de Estado; una detallada gestión de la tortura, la muerte, la interrogación, también la delación y el encierro. Esa trama conclusa es la que encuentra Videla el 24 de marzo de 1976, y esto no somete a escrutinio su capacidad como dictador (pues su propia gestión política y económica de los cuerpos es vasta) sino que lo asume como lector de lo que ya estaba escrito para su función. Algo que no se cansará de repetir hasta su ultimo respiro inodoro en Campo de Mayo, cuando como toda respuesta decía haber cumplido con las leyes sancionadas antes que él, y tenía razón; no habló en vano el dictador, aunque si poco o nada de lo que quisiéramos oír de un asesino, pero va de suyo que no erraba el concepto. Pedro Aramburu, Arturo Frondizi, Juan Carlos Onganía con sus leyes y decretos nos explican a Videla, nos lo hacen entender, nos permiten observar azorados la trama que intervino entre ellos para intentar desvanecer un pasado de intensidad económica y social que quisieron cancelar de la memoria y de administración de la cosa pública; y los tres transforman a Videla en su exquisito exégeta.

La creación de la SIDE (decreto 776), los fusilamientos (decreto 10.364), el ingreso al FMI (decreto 7103) son decisiones estatales del dictador Aramburu, que por supuesto entendía la desperonización política y económica como un sucedáneo de las bombas sobre la plaza, pero no intuía (o si) que catorce años después esos actos administrativos serían parte fundante de su ignominiosa sentencia de muerte en un sótano de Timote.

Sin solución de continuidad, el presidente radical Arturo Frondizi dividió al país en cinco zonas militares bajo control operacional de las Fuerzas Armadas, que además se repartieron el control industrial por indicación de ese presidente: el Ejército, transportes, telecomunicaciones y ferrocarriles; la Armada, luz, fuerzas marítimas, puertos y Obras Sanitarias; la Aeronáutica, limpieza, gas y abastecimiento. Lo que siguió es el plan de Videla veinte años antes: Conmoción Interna del Estado (Plan CONINTES: decreto secreto 9880, de puño y letra del radical), que dejó un saldo de más de diez mil presos políticos bajo ley militar; el primer Stand By con el FMI, un retiro paulatino de cualquier forma de memoria del bienestar económico de una década atrás, y el lento proceso de especulación financiera con bonos de deuda pública que sigue presente en la dinámica bursátil desde entonces, con un brevísimo interruptus –por caso, los tres años de Arturo Ilia y ya.

El dictador Onganía, con una legislación peor que la de Frondizi, decreta la ley 16.970 de Defensa Nacional, que amplía las facultades represivas del Estado en tiempos de paz –y supera al plan CONINTES en su alcance– sin secretismos ni cortapisas. E impone a la población civil la colaboración represiva so pena del mismo castigo que los perseguidos por esta ley. Una gestión novedosa de la delación que incluía la casa de cualquier ciudadano como base operativa para la defensa de la patria.

Cámpora, Perón e Isabel van a trazar otra línea de sujeción, sobre la instrucción de creer en un lugar ya lejano para ese peronismo fallido de los años setenta, pero no por eso menos sintomática de la lectura que el viejo Perón, su secretario fiel y su esposa esotérica sueñan en la decrepitud de un lugar también lejano para ellos a esa hora de la historia, en la que no encontraron muchos remedios para sofrenar lo que el viejo había soñado tres décadas atrás. Sus devaneos corrieron por la eliminación de los imberbes que reclamaban la herencia sin ningún documento que los acreditara, más allá de las actas de nacimiento de los muchachos, de casa y estirpe peronista, pero sin la obediencia de sus padres.

Héctor Cámpora deroga la mayoría de las decisiones de la dictadura de Onganía pero, para sorpresa de propios y extraños, deja vigente la 16.970, de aplicación corriente y mitad de camino entre la renovada nacionalización de la banca (repitiendo al primer peronismo) pero con la presencia de “estúpidos” que solicitaban algo más que una centralización de depósitos por parte del Banco Central. Como toda primavera, la cortedad del tiempo es anuncio de lo que no se conoce, y el regreso de Perón supone una batalla inesperada. “Estamos en presencia de verdaderos enemigos de la Patria organizados para luchar en fuerza contra el Estado (…) aniquilar cuanto antes este terrorismo criminal es una tarea que compete a todos los que anhelamos una patria justa, libre y soberana”. Al mes siguiente de la muerte del líder –agosto de 1974–, el gobierno de su esposa Isabel promulga la ley 20.840 de Seguridad Nacional, peor que las de Onganía y Frondizi juntas. Un compendio de represión política y económica en democracia que deja de lado las omisiones de las dos anteriores y supera la capacidad de persecución, con un saldo de presos políticos, muertos y desaparecidos que explican por qué la mayoría de los organismos de DDHH en la Argentina son anteriores al golpe militar del 24 de marzo de 1976. Esta pedagogía de la represión acumulada sin distingos de partidos, de civiles o militares, en solo veinte años (1956-1976) propone como nodo organizaciónal ante la muerte y la desaparición las asociaciones de Derechos Humanos, que reanudan batallas que ya no pueden darse en lo militar: la Liga (PC) ya tenía experiencia en este terreno, aunque con preferencias a la hora de rescatar presos políticos, desde 1937; pero los años calientes 1974-1976 son la conversión de discursos que para salvar vidas deben constituir núcleos. El SERPAJ (católicos) se presenta en sociedad en 1974; en enero de 1975 lo hace la APDH (UCR, PS); en enero de 1976 agrupan fuerzas “Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas”, y en febrero de ese año el MEDH (con varios cultos católicos en su conformación).

El último perpetrador da el golpe con esta trama armada, e incluso antes de la asonada le da los retoques finales como jefe del ejército junto al presidente interino Ítalo Argentino Luder en agosto de 1975. Cuando el golpe, ya dispone de una extensa legislación represiva que aplicará a plenitud sin agregar una sola línea al respecto (fue letra común, en los juicios por delitos de lesa humanidad desde la causa 13 –juicio a los comandantes– para acá, escuchar como defensa de represores el cumplimiento de estas leyes) y una atomización de respuestas humanitarias divididas por orientación política y/o religiosa con la que discutir. De hecho, lo más novedoso del relato dictatorial pos 24 de marzo es que la legislación que va a decretar Videla respecto de la desaparición aun sorprende: promulga en 1979 la primera ley de reparación económica para familiares de desaparecidos (la 20.062 y su complementaria 20.068 de presunción de fallecimiento) para intentar cerrar un capítulo de la historia que cada día está más abierto a pesar de la saga de los perpetradores.

Como si fuera su propio epílogo, no está mal inscribir estas “leyes de reparación” a una palabra que claramente el dictador no esperaba: entre 1977 y 1979 se constituyen dos planos discursivos que anudaron alrededor del globo, por primera vez y sin traducción, la palabra “desaparecidos”. Madres (1977) y Abuelas (1979) hablan diferente, pero hablan pos 24 de marzo, y socializan lo que no lograban abrazar las intenciones atomizadas de apenas poco tiempo antes de esa desaparición a escala inaudita. Pero sobre todo, en Madres y Abuelas hay una escucha de la ausencia, y hay una intención imposible de cumplir –por eso se sigue practicando–, que es la de contener en la silueta vacía un relato posible.

Fuente: Sangrre

 

Fascismo senil y algoritmo financiero. Usos de Bifo // Entrevista a Franco “Bifo” Berardi por Diego Sztulwark

Con casi una decena de libros publicados en castellano, Bifo, lejos de ser un autor desconocido en Sudamérica, se ha convertido en una estimada fuente de inspiración. Para quienes no lo conocen, este filósofo activista de Bolonia, que bordea los 70 años, es un autor prolífico cuya obra es publicada en la Argentina con mucho interés por varias editoriales (Cruce, Tinta Limón, Cactus, Hethk, Caja Negra) desde hace años. Bifo es una de las figuras paradigmáticas del joven movimiento del autonomismo italiano (también conocido como movimiento operario): fue uno de los protagonistas del Movimiento italiano de 1968 –en Italia se prolongó hasta 1977–, fundó la histórica revista A/traverso y la mítica Radio Alice (primera radio pirata italiana). Traducido por pequeñas editoriales y blogs –nodos de auténticas redes de prácticas activas en el ámbito de la pedagogía o de la militancia, del teatro y el cine–, leído por hakers y psicoanalistas, comunicadores y filósofos de la técnica, sus ideas no dejan de ser utilizadas y puestas en conexión con situaciones diversas. Durante algunos años vivió en Nueva York, donde conoció de cerca el movimiento cyberpunk y fue el artífice de TV Orfeo, la primera televisión comunitaria de Italia. Actualmente se desempeña como profesor de historia social de los medios en la Academia de Bellas Artes de Brera, Milán.

En esta conversación hemos querido conocer algo más del método de la plasticidad o “cartográfico” –heredado de Félix Guattari–, y de cómo fue evolucionando ese modo de trabajo, tomando principalmente como puntos de referencia sus obras publicadas en la Argentina: Generación post AlfaFélixDe la SublevaciónEl trabajo del Alma y Fenomenología del fin. En sus palabras, el método “rizomático” consiste en hacer la cartografía viva y nunca totalizable de la composición social. ¿Cómo leer a Bifo hoy, desde nuestras circunstancias? ¿Qué nos enseña su modo de trabajo a la hora de abordar unas prácticas situadas en la particular coyuntura histórica de la región –el neoliberalismo sin crisis de Chile, los límites del llamado progresismo en Uruguay, el neoliberalismo de manual de un Durán Barba, clave para comprender la situación política argentina, y el tecno-fascismo emergente en Brasil–? ¿Cómo ligar la actualización del método cartográfico a la incorporación cotidiana de nuevas generaciones de activistas en diferentes colectivos, organizaciones y movimientos que investigan y experimentan el más allá del neoliberalismo, el racismo, el patriarcado y el fascismo? ¿Cómo evitar la nocividad de simplificaciones relativas al deseo -ese “flujo psíquico que se activa y se desactiva, y que se modifica por efecto de las condiciones culturales, técnicas, sociales entre las cuales se mueven los flujos del imaginario”–, clave en la fuerza de estos movimientos?

Félix Guattari y el método de la plasticidad

Diego Sztulwark: ¿Cómo fue tu relación con Félix Guattari? ¿Cómo se conocieron? ¿Cómo lo recordás? Me refiero a sus aspectos biográficos, a rasgos de su amistad o del compañerismo que tuvieron.

Franco Berardi: A Félix lo conocí leyendo su libro, Una tomba per Edipo. Psicoanalisi et trasversalità (publicado en castellano por Siglo XXI bajo el título Psicoanálisis y transversalidad, Buenos Aires, 1976), que me impresionó mucho, y lo encontré personalmente en junio de 1977, cuando me había escapado de Italia después de la insurrección boloñesa de marzo del mismo año. Félix estaba muy entusiasmado con los acontecimientos italianos de ese año. Su obra comenzaba a circular, en especial en Bolonia, y la explosión de locura feliz de los “indianos” metropolitanos y de Radio Alice estaba influida por la lectura de El Antiedipo.

Llegué a París en mayo de 1977, después de cruzar clandestinamente la frontera entre Italia y Francia. Durante las primeras semanas, unos amigos me hospedaron en una casa de la Avenue de la République. Félix fue muy amistoso conmigo desde el primer momento; en junio le hice un llamado telefónico y él de inmediato me invitó a alojarme en su casa de la rue de Condé, cerca de Odéon. Viví en ese lugar, una casa laberíntica con muebles de varios estilos mezclados entre sí, con visitas continuas de intelectuales, de artistas, de activistas.

En julio, me arrestaron en París mientras caminaba por la calle. Los jueces italianos me buscaban por la organización de la revuelta estudiantil de marzo y le habían pedido a la magistratura francesa mi extradición a Italia, donde 300 de mis compañeros y gran parte del equipo de Radio Alice ya estaban encarcelados. Durante mi detención en la prisión de Fresnes, en las afueras de París, Félix armó con sus amigos una solicitud por el rechazo a la extradición, y fue firmada por numerosos escritores. En el proceso, el juez me liberó reconociendo el carácter político de las acusaciones. Algunos días después de esto, Félix y yo escribimos un texto de denuncia de la represión en Italia que fue firmado por Sartre, Sollers, Foucault, Barthes y muchas otras personas, lo que produjo un efecto muy fuerte en la opinión de la izquierda italiana.

Félix era un hombre simpático, generoso, que parecía siempre un poco distraído, como alguien que siempre está pensando en otra cosa. Si bien tenía muchos años más que yo, nunca he sentido a Félix como a un padre, sino siempre como a un hermano.

D.S.: En tu artículo «Depresión Félix» te referís a su muerte y señalás un aspecto de la filosofía de Guattari y Deleuze sobre el deseo. Si entendí bien, afirmás que hubo en El Antiedipo una concepción utópica-juvenil del deseo, corregida luego en ¿Qué es la filosofía? ¿Podrías explicar cómo fue esa “depresión” de Félix desde el ángulo de su concepción del activismo? En tu texto ligás la concepción del deseo como “vejez” (esta segunda posición de nuestros filósofos) con la sabiduría budista sobre la impermanencia de las formas. Me gustaría mucho saber cómo pensás esta reorganización del deseo.

F.B.: La lectura de El Antiedipo, para mí y para miles de estudiantes y activistas del movimiento autónomo italiano, hizo crecer la convicción en que el proceso revolucionario estuviera destinado a expandirse y continuar en el tiempo, porque se fundaba sobre una dinámica del deseo que parecía imparable. El problema es que nuestra interpretación del concepto de deseo era muy simple. Entendámonos, no estoy hablando de la complejidad real del texto, de lo que Guattari y Deleuze entendían en sus escritos, y de las complicaciones ligadas a la relación entre lacanismo y nueva práctica psicoanalítica. No. Quiero limitarme solo a una reflexión sobre el efecto político de nuestra lectura. A partir de 1977, mientras estaba en París viviendo en casa de Félix, participé de la actividad del CINEL (Centre d’Initiative pour de Nouveaux Espaces de Liberté), donde cumplía una función de enlace entre el movimiento italiano y el laboratorio filosófico parisino. Pero debo confesar que no estoy contento del modo como se desarrolló esa función. La atención teórica se concentraba sobre el concepto del deseo, y el deseo aparecía como una fuerza incontenible que solo esperaba ser desencadenada para luego arrollar a toda forma de represión y explotación.

Se trataba de una visión simplista sobre el plano filosófico, y políticamente peligrosa. Era simplista porque reducía el deseo a una fuerza natural, naturalmente buena y progresiva. No es así: el deseo no es una fuerza natural sino un flujo psíquico que se activa y se desactiva, y que se modifica por efecto de las condiciones culturales, técnicas, sociales entre las cuales se mueven los flujos del imaginario. Lo que creo haber entendido es que el deseo no es una fuerza unívoca liberadora o positiva, sino que es el campo sobre el que se forman las fuerzas subjetivas, donde chocan, y vencen, y pierden sus batallas. El punto de partida del discurso guattariano consiste en la afirmación de que el deseo no es una falta, y que su dinámica no es la de la necesidad, pero sí la de la creación de mundos imaginativos. Pero la modalidad en que esta dinámica se manifiesta y los contenidos imaginativos que el deseo produce pueden ser muy diversos.

A partir de 1977, las modalidades de formación del campo deseante cambiaron drásticamente. Los flujos autónomos, igualitarios, que en los años 70 se habían manifestado bajo la forma de autonomía social, fueron investidos y transformados hacia un sentido individualista y competitivo en los años siguientes, en los años de la contrarrevolución liberal. Esta evolución ya había sido prevista y desarrollada en la década de 1970 por Jean Baudrillard. Pero Baudrillard era visto con una cierta sospecha en el ambiente guattariano. Yo leí sus libros en los primeros años 80, justamente cuando comenzaba a desplegarse la transformación social y técnica que identifica al liberalismo. Y mi visión del lazo entre deseo y procesos de subjetivación comenzó a cambiar.

La visión triunfalista del deseo, la acentuación del carácter liberador de la energía deseante, nos impidió por mucho tiempo elaborar un discurso sobre la depresión. En efecto, el tema de la depresión queda al margen de la reflexión guattariana, aun cuando Félix sufrió de depresión en varias ocasiones, sobre todo en los años invernales, en los años 80.

 

 

 

 

 

 

 

 

D.S.: Hay una relación intensa y cambiante de Félix Guattari con el psicoanálisis, en particular con el lacaniano, con el que estuvo muy ligado. ¿Cómo fue su relación con Lacan? ¿Qué podemos decir hoy del esquizoanálisis y cómo actualizarías las diferencias entre ambas orientaciones analíticas?

F.B.: Debo confesarte que yo no conocía a Lacan antes de encontrar a Félix, por lo cual mi sucesiva lectura del mismo ha sido influida por la crítica guattariana. No sé mucho sobre la relación de Félix con Lacan. Cuando lo conocí, en 1977, esta relación ya hacía un tiempo que había terminado, y creo que nunca hemos hablado de Lacan. Por entonces, atravesábamos un momento intensamente político y nos abocábamos a cuestiones vinculadas a la campaña contra la represión en Italia, a la petición firmada por los intelectuales parisinos contra la política represiva, que convocaba a un coloquio internacional a realizarse en septiembre en Bolonia.

Félix mismo eligió a las personas a quienes pedir su firma y la adhesión. Es significativo el hecho de que la petición no fuera firmada por Lacan, pero creo que se debió a que Guattari había decidido no contactarlo. ¿En qué consiste la crítica de Guattari-Deleuze al lacanismo? Es una pregunta compleja. Para responderla, sugiero la referencia a un artículo que Guattari publicó en 1972, en la revista Change International, “Machine et Structure” (“Máquina y estructura”, artículo incluido en el ya citado Psicoanálisis y transversalidad). En ese artículo, Guattari manifiesta su insatisfacción por la reducción lacaniana del inconsciente a estructura, y propone trasladar la atención a la máquina, o sea a la concatenación técnica y semiótica que modifica el campo en el cual actúa el inconsciente.

Nunca entendí bien cómo fue la relación personal que Félix tuvo con Lacan después de esta ruptura filosófica. Lo que me parece decisivo, en el plano de la relación psicoanalítica, es que en Guattari el rol del analista está mucho más volcado a refocalizar que a interpretar. La refocalización, o sea el desplazamiento práctico del foco de la atención y de la inversión, es una acción que concierne a la relación entre la persona y su ambiente comunicativo, afectivo, su paisaje social. De este modo, Guattari se alejaba del predominio freudiano de la función interpretativa, para proponer el esquizoanálisis, que consiste en una refocalización del paisaje, de las proyecciones, de las mismas obsesiones y de los mismos delirios del sujeto del esquizoanálisis. El esquizoanálisis propone seguir lo esquizo en su recorrido psicótico para hacer posible, desde el interior del delirio, el encuentro de nuevas posibles concatenaciones que permitan la salida de los retornos obsesivos, y encontrar por esa vía retornos colectivos felices, capaces de sostener la dinámica de la caósmosis.[1]

El problema de fondo, sin embargo, está en el hecho de que desde los años 80 en adelante, el territorio imaginario cambia de modo dramático. En las condiciones creadas por la nueva tecnología reticular y por la explosión del liberalismo, la movilización psíquica –continuamente solicitada por las nuevas formas del capital, por la estimulación permanente de la publicidad, por el asedio mediático– condujo a la actual desestructuración pánica de la producción del inconsciente. En el universo de la sobrestimulación, el problema del esquizoanálisis también se redefine.

El pensamiento deseante nace en los años 1969 y 1970 como cuestionamiento a una dimensión de la existencia colectiva que, según la crítica de los situacionistas, se encuentra dominada por el aburrimiento (boredom). La mutación técnica producida por el neoliberalismo y por las redes desplaza esta dimensión social del aburrimiento hacia una prevalencia de la ansiedad. El cuadro psicopatológico cambia de modo tan radical que el triunfalismo deseante, que en un primer momento encontramos en el Antiedipo, terminó por convertirse en una fuerza útil para la desregulación liberal y para el hiperconsumismo. En sus últimas obras, particularmente en ¿Qué es la filosofía? y en Caósmosis, Deleuze y Guattari comienzan a hablar de la faz caótica y dolorosa del deseo. El texto más actual en este sentido es el último capítulo de su último libro: “Del caos al cerebro”. La problemática del caos, del sufrimiento psíquico que eso lleva consigo, las estrategias de relación con el caos abren una nueva fase en el pensamiento de Deleuze y Guattari, aun cuando esa fase terminaría pronto, ya que Félix muere en 1992, y Deleuze pocos años después.

D.S.: En cuanto a las posiciones de Guattari en política ¿cómo evolucionó su marxismo desde un punto de vista activista o militante?

F.B.: Guattari formó parte de un grupo trotskista durante los años posteriores a 1968, pero debemos tener en cuenta que la definición de trotskista en Francia era muy amplia e imprecisa: una manera de decir marxista no ortodoxo, comunista no stalinista. También Baudrillard, tan diferente de Guattari, había sido trotskista en la década de 1960, lo cual no dice demasiado con respecto a su formación filosófica.

El marxismo de Guattari no tenía un carácter reducible al abanico de los marxismos ortodoxos, leninista, maoísta, trotskista, consejista. Para él, como para Deleuze, no se trataba de determinar una versión correcta o una aplicación actualizada del pensamiento de Marx, sino de conceptualizar la dimensión de la subjetividad que falta en su obra.

Das Kapital finaliza con un capítulo inconcluso, del que Marx escribió solo el título (“Las clases”) y unas pocas líneas. Es el capítulo 52 nunca escrito, en el cual Marx hubiera debido elaborar la cuestión de la clase no solo como objeto económico, sino también como sujeto político, histórico. Marx no desarrolló este concepto que permanece como un agujero en la textura general de su pensamiento.

En el vacío de este agujero se desarrolla la historia del movimiento revolucionario y el pasaje desde la Primera a la Segunda Internacional. Subsistió por un lado una interpretación más determinista, la de Engels y de la socialdemocracia alemana, y por otro una concepción más voluntarista que se manifiesta con la formación del partido bolchevique de Lenin. En el primer caso, la clase obrera es el efecto de la transformación productiva industrial, y su maduración política coincide con el desarrollo de las fuerzas productivas, con la concentración creciente del capital y también con la masificación del trabajo industrial. En el segundo caso, el concepto de clase obrera implica la relación hegeliana entre an sich y fur sich, es decir, entre la dimensión objetiva del trabajo, la materialidad de las relaciones económicas, y la dimensión subjetiva: conciencia política de los trabajadores, mediada por el partido e incorporada en el partido.

El pensamiento de Deleuze y Guattari se puede situar en el interior de la esfera del marxismo como una reconfiguración del problema de la subjetividad, detrás de la alternativa entre determinismo económico y voluntarismo político. La subjetividad deja de ser algo económicamente determinado, como tampoco un puro efecto de la voluntad política. Se comienza a entender la dimensión subjetiva como algo concreto pero no determinado. La lucha de clases también tiene que comprender el deseo, lo que significa el inconsciente social, el sufrimiento psíquico y las concatenaciones de enunciación. Guattari nunca se planteó el problema de establecer una nueva ortodoxia marxista, solo se propuso ilustrar los procesos de subjetivación que transforman la condición objetiva de las fuerzas sociales en actores de enunciación colectiva.

 

D.S.: En sus últimos años, Guattari pasa de la idea de transversalidad a la de “metamodelización”. Quizás esta intuición práctica y teórica resuma mucho de su camino. ¿Qué es la metamodelización? ¿Qué importancia tiene hoy para las prácticas según tu criterio?

F.B.: Me parece que el concepto de metamodelización tiene algo que ver con lo que Gregory Bateson expone en su ensayo sobre la esquizofrenia, Pasos hacia una ecología de la mente (Lohlé-Lumen, Buenos Aires, 1998). El esquizoanálisis, dice Félix, no consiste en imitar al esquizofrénico, sino en salir (como lo hace el esquizo) de las fronteras del sentido, del significado establecido, para ampliar la visión, para acceder a la dimensión a-significante como posibilidad de recontextualización de la psicosis y de la normalidad, y de la relación entre psicosis y normalidad.

Bateson dice que el esquizofrénico no reconoce las comillas de la metáfora, y la toma como la realidad. En este sentido, el esquizo es un metamodelizador. El trabajo del esquizoanálisis consiste en esto: tomar en serio la metáfora, ampliar el territorio de la significación, hasta implicar y comprender lo a-significante. Metamodelizar significa trascender la dimensión modelizada (lo que está comprensible en el interior del campo del significado) para comprender lo que no pertenece al significado. Metamodelización, entonces, es una ampliación del cuadro analítico que permite, como dice Guattari en Caósmosis, recargar la significación.

D.S.: En tu trabajo Fenomenología del fin, hacés referencia a un “método rizomático” o cartográfico ¿Cómo es, cómo funciona y para qué sirve en tu práctica actual?

F.B.: Rizomático o cartográfico, ambos términos van juntos. No hay otro modo de hablar del rizoma que no sea cartográfico, es decir, que no sea una fenomenología infinita del rizoma que es irreducible a una totalización.

D.S.: De nuevo, pensando en Guattari y también en vos, ¿qué papel juega la tradición del obrerismo italiano en el pensamiento de cada uno de ustedes? Es muy diferente, lo sabemos, pero quizás puedas contar brevemente cómo es en cada uno. De Guattari conocemos su amistad y su colaboración con Toni Negri. Un poco lo que cuenta François Dosse en Gilles Deleuze y Félix Guattari. Biografía cruzada.

F.B.: El encuentro de lo que se conoce como obrerismo italiano y lo que se conoce como postestructuralismo francés no es solo un acontecimiento biográfico o meramente político. Hay una convergencia filosófica que tiene que ser investigada. Desde 1977, muchos intelectuales italianos huyeron a Francia, y la red de sostenimiento que Guattari había construido con sus colaboradores (CINEL, Centre d’Initiative pour de Nouveaux Espaces de Liberté), en esta coyuntura, ha sido importante para el desarrollo de un discurso teórico común. Pero lo que me interesa subrayar es la metodología común que para mí se identifica a través del concepto de “composición social”.

El pensamiento obrerista y el postestructuralista convergen en la común atención al proceso molecular (para decirlo con las palabras de Guattari) y a la cotidianidad y espontaneidad del rechazo del trabajo. La lucha de clases es ante todo un proceso vinculado a la composición social, técnica, cultural. Y psíquica –esta es la contribución específica de Guattari–. La subjetividad es el territorio de convergencia de los flujos que proceden del campo de la economía, de la cultura, del inconsciente.

D.S.: Para entender este encuentro entre el llamado postestructuralismo francés (Deleuze, Guattari, Foucault) y el obrerismo italiano es necesario volver sobre los diferentes modos de leer a Marx que habías mencionado.

F.B.: Tenemos que retomar lo que decía antes: durante el siglo XX se definen dos grandes direcciones a partir de la obra de Marx. La primera es la tradición humanista, historicista, que se encuentra en pensadores como los de la Escuela de Frankfurt. Esta tradición enfatiza las obras juveniles de Marx, aun involucradas en una visión teleológica y hegeliana. La segunda es la tradición estructuralista que resalta la dimensión económica de la lucha obrera, y se refiere sobre todo a la obra fundamental, Das Kapital.

Pero hay una tercera posibilidad de interpretación del pensamiento marxiano, que emerge después del 68 y de la publicación de la obra menos conocida, Grundrisse, en particular el “Fragmento sobre las máquinas”. En este texto, Marx se focaliza sobre la cuestión del cambio técnico, de sus efectos en la esfera de la subjetividad obrera, y de la disminución del tiempo de trabajo necesario –liberación del tiempo de vida social desde la esclavitud del salario–, como condición del comunismo.

El obrerismo italiano enfatiza la importancia del “Fragmento…” marxiano y, al mismo tiempo, plantea el problema de la subjetivación en términos de recomposición social del trabajo, contra el trabajo. La lucha es, en esencia, lucha de liberación del tiempo de vida humana desde el trabajo asalariado. Al mismo tiempo, Guattari enfatiza el carácter liberador de la dimensión maquínica, y abandona una postura nostálgico-humanista sospechosa de la técnica.

Espasmo Caosmótico

D.S.: Como conclusión sobre la figura de Guattari ¿qué dirías de su vigencia? En tu libro ya mencionado, Félix, en el capítulo “La depresión Félix” introducís reflexiones de procedencia budista. ¿Querés decir algo más sobre Guattari?

F.B.: Creo que el legado más importante de Félix se encuentra en su última obra, Caósmosis, y en el libro contemporáneo a este, escrito en colaboración con Deleuze, ¿Qué es la filosofía? En este libro compartido se habla de vejez y de amistad. Y se habla de caos, del sentimiento de desbordamiento. El caos y el cerebro, el dolor de ser superados por la velocidad de los signos. Pero en su libro en solitario, Guattari escribe las palabras: spasme chaosmique. Me parece que es la primera vez que aparecen estas palabras en su obra. El espasmo, la dolorosa aceleración del organismo, el efecto de pánico y de parálisis que este provoca.

La lectura de El Antiedipo produjo un efecto de euforia a nivel intelectual y político. Una euforia contemporánea a una intensificación del universo semiótico, mediático, visual. Una euforia contemporánea a la desregulación neoliberal. El movimiento social autónomo, en Italia como en otros lugares, fue atravesado por esta euforia que se puede identificar como corriente deseante. La depresión psíquica se ha vuelto un fenómeno masivo en expansión en el nuevo siglo, en especial para la generación conectiva. En las obras de Deleuze y Guattari, el tema de la depresión parece ignorado, casi removido. Sin embargo, el tema implícito en Caósmosis y en el último libro en común es la depresión, aunque esta palabra nunca sea pronunciada. El espasmo caósmico del que habla Guattari, el efecto caótico de la aceleración en su relación con el cerebro, representan la emergencia de una intención de enfrentarse al agujero negro.

D.S.: ¿Cuáles son, en la actualidad, las formas dominantes de modernización de la subjetividad capitalista, y cómo atraviesan transversalmente lo psíquico, lo social y lo institucional?

F.B.: Advierto dos tendencias generales de trasformación de la subjetividad, divergentes en su dirección, pero que se alimentan de modo recíproco. La primera es la creación de la autonomía global, la conexión de los cerebros en una red prescriptiva, la construcción de un sistema de tipo neurototalitario que unifica la extracción de big data y la predisposición de automatismos técnicos. La segunda tendencia es la demencia desencadenada de los cuerpos separados de los cerebros, el caos geopolítico, la guerra civil fragmentaria y global al mismo tiempo.

La divergencia entre la actuación matemática de la autonomía financiera tecno-comunicacional y el caos psíquico, político, social, traza una forma esquizofrénica de la mente global. La voluntad política se ha vuelto impotente para gobernar los flujos infoesféricos (medios, finanzas). La impotencia es el carácter profundo de la psicoesfera de nuestro tiempo, una llave para interpretar el giro hacia la derecha de grandes partes de la población blanca de Occidente. La potencia de la voluntad política y de la democracia como ejercicio de la voluntad es aniquilada por un sistema de automatismos tecnolingüísticos y por la potencia desterritorializadora de las agencias de producción semiótica global: FAGMA (Facebook, Apple, Google, Microsoft, Amazon).

En consecuencia, la voluntad se manifiesta como un Ersatz, como un sustituto histérico. El fascismo se presenta de nuevo en la escena europea y en la escena mundial. Pero no se trata, como en los años 20 del siglo pasado, del fascismo futurista eufórico de hombres jóvenes que esperaban la gloria nacionalista. Ahora el fascismo es el de los que no pueden imaginar futuro alguno, un fascismo de la vejez de la impotencia. Una gran parte de los jóvenes europeos votan por la derecha –la marcha ultraderechista de Varsovia, que se hizo algunos meses atrás, convocó a muchos jóvenes–, tienen una percepción senil, están animados por el resentimiento y son incapaces de imaginar un futuro que sea algo diferente de un regreso del pasado.

En Dialéctica de la Ilustración, un libro escrito en los años 40, Adorno y Horkheimer sostienen que si la razón no es capaz de asimilar una reflexión sobre su momento regresivo está destinada a la extinción, a ser destruida (Theodor W. Adorno y Max Horkheimer: Dialettica dell’Illuminismo, Einaudi, 1947, Prefacio, página 5). Adorno y Horkheimer se refieren a lo que había pasado en su época: el nazismo se afirmó como destrucción de la razón porque la razón no supo comprender las fuerzas de la oscuridad evocadas por la humillación del Tratado de Versalles y el empobrecimiento de los trabajadores alemanes. Lo mismo pasa hoy: la razón se identifica con el algoritmo financiero y la mayoría del pueblo se da vuelta contra la razón, y quiere vengarse contra los partidos de la izquierda neoliberal que impusieron la fuerza de una razón antisocial. El fascismo de Trump y de la Brexit es una venganza contra la racionalidad, por eso no creo que pueda producirse un pronto regreso a la democracia.

D.S.: ¿Una nueva separación entre cuerpo y cerebro?

F.B.: La separación del cerebro global conectado desde el cuerpo afectivo es la causa de la demencia que vuelve. El regreso a la identidad nacional, religiosa, racial es el efecto de la caída de todo universalismo, porque el universalismo se ha convertido en globalismo técnico-financiero. El cerebro se conecta en un espacio bunkerizado, inaccesible a los cuerpos dementes. Y los cuerpos dementes se dedican a una guerra de los pobres contra los más pobres, de los impotentes contra los más impotentes.

D.S.: ¿Por qué insistís con nociones como “caoides” y “heterogénesis” en este contexto?

F.B.: En Caósmosis, Guattari habla de la niebla y de los miasmas como el panorama del fin del siglo pasado. Hoy, la niebla y los miasmas se han vuelto sofocantes desde un punto de vista físico y sobre todo desde un punto de vista psicosocial. “I can’t breathe.” “No puedo respirar”: el grito colectivo de los que desfilaron en las calles norteamericanas después de la muerte de Eric Garner, el afroamericano asmático sofocado por un policía hace algunos años, es el grito que mejor expresa la subjetividad contemporánea.

Ya cité el “spasme chaosmique” que provoca una contracción dolorosa del organismo social planetario. La aceleración está provocando un espasmo. La aceleración es una intensificación del estímulo infonervioso que genera patologías bien conocidas, pero escasamente explicadas, como el trastorno de déficit de atención o el ataque de pánico. El caos político debe ser interpretado como un epifenómeno colectivo de las patologías de intensificación, del espasmo caósmico. ¿Qué se hace en una condición de espasmo? Se busca un ritmo diferente, un ritmo más armónico, más sincronizado, por decirlo de algún modo, del organismo con el cosmos, con el entorno mutante.

El “caoide” es un conjunto semiótico (un signo, un grafo, una invención técnica, un concepto, un meme) que hace posible un ritmo sintónico con el ritmo acelerado del entorno técnico y relacional. Un concepto actúa como un caoide cuando tiene la capacidad de revelar algo que la visión dominante oculta. La poesía puede sugerir un ritmo que permita armonizar con el caos.

En Caósmosis, Guattari añade las siguientes palabras: “¿Qué es el pensamiento sino la capacidad de enfrentar el caos?” Hay que recordar que en el último capitulo de ¿Qué es la filosofía?, refiriéndose al caos y al cerebro, Deleuze y Guattari plantean que el único modo de relacionarse felizmente con el caos es aliándose con él, no combatiéndolo, porque el caos se alimenta de la guerra. El problema en consecuencia es: ¿Puede el cerebro colectivo producir de modo consciente una nueva sintonía con la evolución técnica del cerebro colectivo mismo? ¿Puede el cerebro colectivo (el general intelect) actuar conscientemente sobre su misma evolución?

D.S.: ¿Sigue siendo necesaria la discusión de la violencia? Si es así, ¿cómo pensar una contraviolencia en el actual contexto?

F.B.: En Italia prima la idea de que los años 70 fueron de mucha violencia. Y lo fueron en el estricto campo político. No obstante, la violencia está mucho más difundida en nuestros días: lo observamos en la vida cotidiana, en la realidad de las relaciones personales, en la frecuencia del femicidio. Si la violencia de los años 70 se presentaba principalmente como un conflicto entre visiones universalistas (lucha de clases, internacionalismo, en contra de la democracia liberal capitalista), hoy se manifiesta como la fragmentación identitaria, como la lógica del pertenecer: proliferación de los nacionalismos, de las mafias, de los integrismos religiosos. Sin embargo, no creo que la afirmación de un derecho histórico a organizar la violencia de los oprimidos, que fue un principio leninista y anarquista en el siglo pasado, tenga en la actualidad algún sentido.

La forma actual del dominio financiero, tecnológico, psíquico no se puede contrastar con la fuerza física. No hay un lugar físico donde se concentre el poder financiero. El dominio es desterritorializado y desmaterializado: se encuentra en la circulación de signos en la infoesfera, en automatismo técnicos inexorables que la violencia física no puede siquiera tocar. Solo un proceso de sabotaje y de reprogramación puede parar y subvertir la máquina financiera global. Solo un proceso de autoorganización de los trabajadores cognitivos puede redireccionar la arquitectura tecnosocial de la actividad productiva.

D.S.: ¿Podrías explicar el papel que le otorgás a la maternidad en relación con el cuerpo, el lenguaje, los signos y la sensibilidad?

F.B.: Luisa Muraro, en su libro El orden simbólico de la madre, se refiere a la relación entre el cuerpo de la madre y la génesis de la significación: la atribución de significado es el efecto de una confianza fundamental, la confianza en el cuerpo de la madre, o sea en la voz hablante de un ser humano. La relación entre significado y significante, que es arbitraria en el sentido de Saussure, se forma a partir de la singularidad de la voz y de la confianza afectiva. El significante “agua” se vincula con el significado operacional del líquido que bebimos para aplacar la sed porque la voz de mi madre garantizó la relación funcional entre signo y referente. Cuando digo “madre” no me refiero a la madre biológica, ni estrictamente a un ser humano de sexo femenino, sino a la voz singular que genera sentido, que genera confianza en el sentido del mundo. El mundo tiene sentido porque un cuerpo singular, una voz singular atribuye sentido a las palabras que denominan el mundo.

¿Qué pasa, entonces, cuando aparece en la escena una generación de seres humanos que aprendió más palabras desde una máquina que a través de una voz humana? ¿Qué pasa cuando emerge en la escena del mundo una generación que no funda su entendimiento y su capacidad de significación sobre la confianza afectiva, sino sobre la funcionalidad de signos que no tienen garantía afectiva sino solo operacional? Yo creo que esta ausencia del cuerpo de la madre (que puede ser el tío, el vecino de casa, un hermano, no importa, pero tiene que ser una vibración singular y afectiva), esta sustitución de una vibración singular por una máquina, es el fundamento de lo que llamamos precariedad: una fragilidad psíquica que se manifiesta como incapacidad de construir relaciones sociales de solidaridad.

Una tendencia de origen lacaniano, que se está manifestando en el pensamiento psicoanalítico contemporáneo (pienso en Massimo Recalcati), afirma que el problema esencial de nuestro tiempo es la desaparición del padre, o sea de la autoridad simbólica que se manifiesta en la ley y garantiza el orden social. El efecto de los movimientos antiautoritarios y de la aceleración semiótica neoliberal sería la explosión del inconsciente y la desaparición de la figura ordenadora del padre. Hay algo de verdadero en esta tesis, pero no creo que esta sea la dirección más interesante para entender lo que está pasando y, sobre todo, para imaginar cómo podemos actuar terapéutica y políticamente. Creo que el problema fundamental no es la explosión de la figura paterna ordenadora (la autoridad simbólica) sino el desvanecimiento del cuerpo de la madre (la afectividad como fundación de la simbolización). El problema verdadero es la crisis de la capacidad de fraternidad. Cuando la relación entre hermanos se funda sobre el vínculo con el padre no es fraternidad sino asociación patricida, comunidad entre guerreros. La fraternidad no se funda en la autoridad paterna, sino en la empatía afectiva que se origina desde el cuerpo de la madre.

Loveless (Sin amor), la película del director ruso Andrey Zvyagintsev, trata sobre la desaparición de Aliosha, un niño de ocho años a quien Genia, su madre, no sabe y no puede amar. Esa es la desaparición del futuro mismo, que en la película de Zvyagintsev está sustituido por la omnipresencia de la pantalla móvil, del smart-phone.

D.S.: Finalmente, ¿cómo te planteas en el contexto actual la cuestión de la tarea política-intelectual?

F.B.: Esta es la pregunta de más difícil respuesta: ¿cuál es la tarea del intelectual, del pensador en la época actual, a la que ingresamos oficialmente con la victoria de Trump, con la difusión del nacionalismo en Europa y con la derrota de la izquierda en América latina? Agregaría, más radicalmente, ¿qué hacer cuando el legado del humanismo moderno se hunde junto con el legado de la Ilustración y del socialismo?

A diario nos enfrentamos con la emergencia de la infamia: la arrogancia de los ignorantes que toman el poder justamente gracias a su ignorancia y a su arrogancia. ¿Y la miseria y la desesperación en aumento incesante que afecta a una cantidad de seres humanos cada vez mayor?

Creo que tenemos que vivir en una condición de duplicidad que implica el ejercicio de hablar con dos idiomas diferentes: el primero es el idioma de la resistencia humana; el segundo, el de la profecía y la anticipación, el de la creación de conceptos que estén a la altura de la mutación post-humana que no podemos parar.

En el primer nivel, tenemos que educar a los que nos escuchan a ser justos con las naciones en el sentido que los judíos dieron a esta expresión durante la Shoah. O sea que tenemos que expandir a las minorías que resisten contra lo inhumano y que se comprometen a continuar siendo humanos como el italiano Vittorio Arrigoni, como la americana Rachel Corrie. En el segundo nivel, tenemos que comprender la nueva dirección que la evolución está imprimiendo sobre los acontecimientos de la historia y de la vida cotidiana, y elaborar conceptos que sean capaces de atravesar el caos, actuar como caoides, producir un horizonte de transformación consciente.

En el primer nivel, tenemos que crear espacios de solidaridad clandestina e incluso lugares de felicidad, para evitar que la conciencia sin esperanza devenga en depresión psíquica o en agresividad y en autolesión. Resistiendo, tenemos que saber que la resistencia no puede resistir, que los valores del humanismo moderno no pueden parar ni subvertir la ola de venganza antihumana que sale desde el océano de la desesperación contemporánea. En el segundo nivel, tenemos que conservar la conciencia del posible a pesar de la fuerza del probable, del inevitable. El apocalipsis que acompaña a la mutación puede oscurecer el posible, pero no cancelarlo. La posibilidad de un uso social de la tecnología, la posibilidad de un uso humano del conocimiento, permanece en la conexión de los cerebros, a pesar de la forma tecno-social que somete la inteligencia a la acumulación.

D.S.: En sus tesis sobre el concepto de historia, Walter Benjamin denunciaba que la socialdemocracia, apegada al evolucionismo, miraba con sorpresa el arribo del fascismo, y que ese asombro, producto de su fe en el progreso, no le había permitido combatirlo con éxito. ¿Somos capaces de extraer un conocimiento político útil del fascismo del siglo XXI?

F.B.: Creo que en los últimos años se ha reproducido la misma situación que denunciaba Benjamin. Al igual que en el siglo XX, la izquierda no ha sido capaz de anticipar esta nueva ola de oscuridad. La izquierda y el liberalismo-demócrata en general, subalternos al realismo absolutista de la economía financiera, han perdido el pulso de la profunda mutación del psiquismo social. Horkheimer y Adorno ya lo plantearon en el prefacio de su Dialéctica de la Ilustración: si el pensamiento crítico no logra entender la oscuridad que acompaña a la Ilustración, firma con eso mismo su sentencia de muerte.

No creo que se produzca una vuelta a la normalidad liberal-democrática. Creo que se ha abierto la caja de Pandora. Solo mas allá de la oscuridad puede volver a emerger la posibilidad. El problema presente es cómo podemos sobrevivir al ensombrecer. Y al mismo tiempo, cómo podemos transmitir el contenido de la posibilidad.

[1] Sobre la caósmosis, Bifo señala en Fenomenología del fin que “es el proceso que sigue a la explosión de la topología morfoestática y que tiene como resultado el surgimiento de una nueva forma”. Caósmosis es el título de uno de los más importantes libros de Guattari, publicado en castellano por Manantial, Buenos Aires, 1996.

11/01/2018

Cuerpos descartables. La invención de un “derecho” como sanción biológica a la depreciación del cuerpo/valor. // Bruno Nápoli

Al menos cinco elementos combinados (entre muchos mas) en un discurso de especulación económica, y sensible a un imaginario individual del trabajo en equipo, impregnan y saturan nociones que generan empatía con la descartabilidad de los cuerpos: circularidad en el lenguaje, el “precio” y “deprecio” del cuerpo, la eliminación como corrección de rumbo, invertir en lugar de subvertir, y el borde del miedo descentrado. En ese imaginario viejo pero reinventado (de competencia y “valor”) el miedo que genera Cambiemos no es a morir o que me maten (ese es el ariete del discurso de la inseguridad): el miedo esta dado en no poder resolver la incertidumbre de vivir para competir a partir de mi propio “valor”. Recién en ese regreso del diálogo aparece la muerte, pero siempre es del otro.

Para comenzar, hablemos de Cambiemos, no de Macri. Macri es Cambiemos, pero Cambiemos no es solo Macri. Cambiemos es un corrimiento, como reagrupamiento, de variados sectores de la sociedad a una forma organizada de pensar el nuevo conservadurismo como una revolución permanente (y no reconoce niveles de ingresos en esos consensos). Un cambio permanente que refuerza los ordenes liberales clásicos reacomodados a la miseria, a la pobreza de los cuerpos por relanzar al mercado en su pauperización (pues mientras vivos, pueden seguir produciendo y compitiendo) para reafirmar valores difuminados por tanto populismo. Cambiemos es una “revolución”. Y como toda revolución, es un regreso a lo que existía y se perdió. Es una revolución en el sentido moderno (no contemporáneo) de revolución. Hubo un pasado mejor, se perdió, y se puede volver con la revolución del Cambio. La vuelta (como toda re-volución, de raíz astronómica, mecánica, física) a lo que fuimos: grandes, importantes, ricos, amables, republicanos, o lo que gusten poner en el pasado. A ese pasado hermoso e inventado (pues no hay mejor invento creativo que el pasado) volvemos con el cambio. Cambiando lo que nos desvió de ese pasado. Y ese cambio, laico y darwinista, vuelve a los mejores (la neo-oligarquía financierizada al extremo, y rediviva como propietaria ausentista) a gobernar, y a los peores a desaparecer. El resto, a trabajar como pueda, a hacerse la vida, “precariamente” (como en las mejores épocas del mito del granero). Herederos de los propietarios ausentistas dueños tierras que nunca ocuparon, pues la trabajaban otros, hoy el equipo de cambiemos, que ofrece como meta la riqueza por esfuerzo, también es una dirigencia “ausentista” pero invertida. Antes vivían de ricos en el extranjero, ausentes de sus estancias aquí, pero que les generaban millones sin restricciones ni control estatal. Hoy las offshore de todos los funcionarios de cambiemos son las viejas estancias de antaño, reproduciendo mas millones otra vez sin ese tedioso control estatal. Y aquí juegan de ricos exitosos administrando lo que no les pertenece: la cosa pública. Y asegurándose que ese Estado, ahora administrado de primera mano, nunca, nunca mas vuelva a meterse con lo suyo, y no les toque las “estancias” en Panamá o Islas Caimán. Liberales muy particulares que odian el Estado pero no quieren dejar de ocuparlo y administrarlo.

 

La circularidad del lenguaje

“Cambiemos” (la alianza entre Propuesta Republicana-PRO, Unión Cívica Radical y Coalición Cívica)  no ofrece la muerte. Ofrece la opción de una vida como valor de cambio. Y ofrece lo que pueda producir esa biología corporal como valor de competencia. Interviene además en la conformación y propuesta de una dimensión mensurable para cuantificar y cualificar esa vida en valor con otras. Una noción de la competencia, re-inventada de la paradojal idea de “la mano invisible del mercado”, pero haciendo un uso inteligente (legible) de lo visible del cuerpo/valor en su producción individual de esfuerzo cotidiano. Agrega como elemento de la hora, la comunicación desmesurada desde una estructura corporativa de televisión e internet, que le evita al cuerpo la concentración de cuerpos, para que en la zona de confort de cada individuo, el intercambio de ideas se despliegue e impregne de un sentido palmario a cada uno. Cambiemos no “da” un mensaje, mas bien acaricia el imaginario lingüístico individual y narcisista (por eso la efectividad de las redes, donde todos quieren mostrarse, amigables o indignados, viajeros o estudiosos, preocupados o de fiesta, pero mostrarse, desde la pantalla, al mundo. Ese narcisismo es una red biológica de circulación para Cambiemos, que la refuerza tocando el timbre para verte a la cara y no te pide que lo vayas a ver, no te muevas de tu casa, excepto para producir, y si podes producir desde tu casa, emprendiendo algo, mejor aun). Cambiemos dialoga con cada unidad biológica que lo escucha desde su casa sin muchedumbres que los amontonen, haciendo que cada cuerpo se sienta único e individuo, y no masa o muchedumbre en rebaño a merced de un líder, pues Cambiemos habla en equipo al individuo. En este camino liberado y sin intermediarios unívocos ni unidireccionales, cada uno de nosotros siente lo dicho por el “equipo” de Cambiemos y dialoga con Cambiemos. El lenguaje de Cambiemos circula libremente por los cuerpos que ya hablan ese lenguaje (del valor individual) de antaño, pero ahora lo escuchan de forma oficializada por la tertulia de una red jerárquica que aprendimos a escuchar: la corporación político mediática de representación estatal.

 

La depreciación del cuerpo/valor

Este diálogo de Cambiemos completa su circularidad con una comunicación que ofrece como solución a las posibles fallas de la producción del cuerpo/valor, la gestión de la descartabilidad de los cuerpos. Aquí cambiemos anuncia la muerte del cuerpo como responsabilidad de verdad por parte del Estado (no como responsabilidad del Estado, “el Estado no mata”, da una presunción de verdad a una situación incómoda para el individuo que se esfuerza día a día, y entonces “sucede” –es una eliminación “natural”- y el Estado refuerza la lógica de algo que “debe suceder”). Ese marco de conceptos no novedosos, pero si con nuevas resonancias por su oficialización estatal, se materializa como una función económica, que nos indica que el cuerpo asesinado no es una situación trágica, sino la eliminación de una versión “depreciada” de la mala gestión de ese cuerpo/valor. Con esta gestión de la descartabilidad, la dimensión dramática de un cuerpo asesinado por el Estado no genera empatía; lo que genera empatía es la celebración como verdad necesaria de defensa de la propuesta republicana del Estado, de esa eliminación del cuerpo/valor “que no sirve”.

Grafiquemos: la Prefectura Naval Argentina asesinó al joven Rafael Nahuel (por la espalda) como un acto de verdad al que “hay que creerle” porque ese cuerpo no debía estar ahí; la pregunta “¿qué hacía ahí Nahuel?” o “¿qué hacía ahí Maldonado?” es parte de un imaginario salido de la zona de confort frente a la interteve, que genera verdad en la pregunta y empatía con la verdad de un individuo que pretende su circulación de la casa al trabajo y vuelta, sin cortes ni interrupciones.

Grafiquemos otra vez: Chocobar no mata a un vecino que circula: asesina la mala gestión del cuerpo-valor de un ser humano joven que depreció lo que tenía como cuerpo/valor, y no aprovechó las oportunidades que “naturalmente” da la competencia para ser mejor por mérito y competir con otros cuerpos desde el esfuerzo cotidiano. No se “ganó” lo suyo, quería lo de otros sin hacer esfuerzo en condiciones de competencia (como si el delito no fuera una competencia, y la habilidad para cometerlo –en connivencia con el Estado, siempre- no fuera parte del esfuerzo y la creatividad de un cuerpo. Es la misma habilidad delictual de crear una offshore, evadir impuestos, y en connivencia con el Estado, lograr que los dineros públicos, vía emisión de deuda, vayan a la offshore –“ganándome lo que no es mío”-. Esta competencia delictiva de todos los funcionarios de Cambiemos queda opacada por la complejidad del delito económico, -pero es tema del próximo artículo-).

 

La eliminación de lo que no sirve como corrección de la política

Existió por décadas en los recursos verbalizados de los individuos, una intención de eliminación del otro ante el peligro (real o construido, es decir real y construido: estar seguro) tan apacible y sensible a individuos de izquierda y derecha, que  toma cuerpo en la verbalización de los lugares comunes, porque tomó cuerpo en la cotidianeidad de la vida social. Por caso, el patriarcado no reconoce ideologías (y los femicidios o abusos vienen de progres o reaccionarios por igual) la tortura fue ariete de fascistas y revolucionarios en el este y el oeste. Y esa corporalidad material de la eliminación, ya no es solo una carga sentimental de la seguridad añorada (y  una herencia en los cuerpos “educados” en la utopía de la “seguridad” a diestra y siniestra) pues ahora tiene el elemento de la competencia viva de mi esfuerzo como supuesto loable en especulación por tener; por eso la exigencia de “estar seguro” eliminando al otro (seguro en casa, seguro ideológicamente, seguro en la cama….seguro) se escucha tan invariablemente en el lugar del ciudadano  todo terreno, pues el “centinela” de la eliminación por seguridad recorre la vía pública, el trabajo, la vecindad, la casa, el confort, en palabras heredades por el cuerpo. Esta eliminación del otro que molesta el cotidiano, es algo ordinario y pretérito. Pero se rearma, se refunda con la paridad seguridad=cuerpo/valor.

Es decir, un diálogo impregnado del sentido acomodado a mi entorno (por eso vienen y me tocan el timbre) confortable, que desacredita cualquier espectáculo que interrumpa la circulación de mi cuerpo/valor en el camino de ida y vuelta de casa al esfuerzo personal.

En esta inflexión de lo sensible en la cotidianeidad de una racionalidad económica de los cuerpos (lo que producen día a día para vivir) el proceso lingüístico de Cambiemos  propone, lentamente, armoniosamente, oficial y eficazmente, el convencimiento de la descartabilidad de formas de vida ociosas como algo políticamente aceptable. Y no es que antes no existiera este espacio de aprobación en gran parte de los individuos, va de suyo. La intensidad de este diálogo “en casa” con Cambiemos, está dada en cómo coloca esta descartabilidad donde se hace aceptable y no duele, y lentamente (aquí “el aviso de incencio”) comienza a ser políticamente correcto. De forma corporal, está “oficialmente bien” que suceda, socialmente necesario que pase. Heredera de otras formas de eliminación que también fueron socialmente aceptadas por variados sectores (y variados motivos) esta descartabilidad parece hija dilecta de un encumbrado costumbrismo anclado en el sentido común, con la pregnancia perfecta del más clásico liberalismo  competitivo con oportunidades para todos. Un Cambio, una re-volución a lo conocido y aprendido pedagógicamente por años del mas basal consumismo totalizador y personalizante. La descartabilidad de los cuerpos, como una renovación para nada liviana de otras eliminaciones corporales: los desaparecidos en primer término (y sobre todas las cosas) pero también los extranjeros que quitan el trabajo, los vagos que no quieren trabajar, los que ocupan el hospital sin ser de acá (ya no solo de Argentina, sino de otra provincia o distrito del conurbano) los negros que cortan la calle: todos eliminables en el rancio lenguaje de la “política” como discusión de qué hacer con la polís y con la cosa pública, desde casa. Ahora, todos los que restan posibilidades a la competencia liberada desde el Estado para que mi cuerpo/valor emprenda, pueden correr la misma deserción. Y es una deserción de cuerpos que planteada como exegesis de la libre competencia, es casi voluntaria… Y por lo mismo (exegesis y voluntariedad por la elección que cada cuerpo hace al utilizar su valor) la fatalidad de la combinación, transforma lentamente la competencia en un “derecho”. Y si tengo “derecho” a circular con mi cuerpo/valor para producir y competir, puedo exigir la descartabilidad como “sanción” para quien no quiera participar del círculo, porque el joven al que asesinó Chocobar “murió en su ley…sabia a lo que iba, y que podía ´perder´”…´perder´….

La eliminación y descartibilidad transformadas en una ley natural y exigible. Ya no hay lugar para la solidaridad como la que entendía y pregonaba la progresía local desde millonarias mansiones; en el lenguaje de Cambiemos y su diálogo individual y personalizado, la solidaridad es resignificada por el “equipo” que habla del libre juego, porque  hay competencia abierta y legítima.

 

Última forma de consenso: Invertir, no subvertir

Cambiemos especula, invierte, y todos quieren ser inversores. El inversor pone énfasis en lo que existe, cuida el juego porque allí sucede el milagro de la multiplicación de panes y peces (o de panaderías y pescaderías mejor dicho, pues hablamos de grandes inversores). El inversor no quiere que se cambien las formas estructurales de la inversión, esto es: hay un lugar donde invertir, hay un riesgo que contiene de forma pretérita su propia proporcionalidad (mas segura es la inversión-menor es la ganancia/menos segura es la inversión/mayor es la ganancia) y quiere que esta proporcionalidad se mantenga. Aquí el inversor (insisto, hablamos de grandes inversores, no del ama de casa que con unos pesitos compró Lebacs o el joven oficinista que juntó 5000 pesos y compró Letes….) pide respetar esta estructura, que no se subvierta, pero con un detalle: le exige al Estado que lo “cuide”, y ese cuidado es “relajando” algunas de las formas de la inversión: operar con cuentas desde el extranjero, en moneda de otro país, dolarizar o pesificar carteras sin límites, comprar monedas extranjeras sin restricciones, subir las tasas de interés que regulan la moneda en la que invertí, etc….es decir; no subvertir el formato especulativo del juego (esto no es peyorativo, la especulación es un formato de gestión de los futuros en monedas, válido) sino profundizar esas formas, afianzar el sistema de creencias del acto de “invertir” para no subvertir la estructura. Reinvertir en la inversión. Y aquí logran consensos también. Cambiemos vuelve a circular sobre los cuerpos con naturalidad, pues existe en un país como el nuestro, con pocas regulaciones en general para los especuladores de toda laya, una tendencia de todos a regatear y especular, y consigue un inusitado consenso de la hora, permitiendo que hasta el empleado raso pueda desde su hombanking comprar unos dólares o Letes- Letras del tesoro (en dólares o pesos!) o invertir en Lebacs y con posiciones cubiertas (compro la letra y me cubro con un futuro de dólar por si sube….todo al alcance del teclado) . Es decir, permitir, profundizar el sistema, ampliarlo, democratizarlo, con menos regulación, extendiendo “la libertad” de jugar el juego, generando que jugadores menores (el empleado, el ama de casa con un breve ahorro, el jubilado con unos pesitos de un juicio) defienda y apoye materialmente (pone ese ahorro –y su cuerpo/valor- en juego) las formas de la competencia financiera. El cuerpo/valor en su máxima expresión.

Grafiquemos: hoy es común una andanada de llamadas y consultas a los organismos del sistema financiero, o a través de sus páginas de “educación financiera”, hechas por personas de todas las edades y niveles, que ponen sus ahorros en juego preguntando “¿Cómo hago para invertir?, ¿Qué tengo que hacer para entrar en la Bolsa? ¿Me recomiendan un intermediario confiable?”.

Grafiquemos la especulación mas cotidiana: los precios de las viviendas y terrenos se dispararon por las nubes cuando el Estado propuso el exitoso Procrear y medio millón de personas pudo comprar un terreno o construir una casita. Es decir, puso a circular una masa de dinero no especulativo (pues era para tener un lugar donde vivir, no para poner una empresa o un negocio rentable) pero no puso límites a la especulación que esa expansión monetaria generó, con lo cual transformó el dinero hipotecario-prendario en especulativo. Con la nueva salida de una canasta de créditos hipotecarios (“tu primera vivienda”, “UVA”, etc, etc) sucedió lo mismo: hecha la expansión monetaria (a una tasa alta y en condiciones volátiles) se dispararon los precios de las viviendas para acaparar ese dinero sin restricciones. Para poner una contracara de capitalismo al caso: en Alemania se regulan los precios de alquileres por competencia controlada estableciendo que una segunda vivienda ociosa debe ser alquilada para una familia que lo necesite a precio de mercado y no para turistas. Aquí las viviendas ociosas se alquilan sin control a turistas, con la consecuencia de una ganancia exorbitante para el que tiene dos casas (subiendo el precio de las demás) y sin solución para la mitad de la población que tiene problemas de vivienda.

Estos pequeños futuros inversores dan plafón, apoyo, consenso a los grandes inversores, pues ven a los grandes ganar números exorbitantes y quieren imitarlos, ampliando la aceptabilidad de la inversión como un negocio genuino, real, legítimo, que no subvierta! aunque en la primera corrida son los pequeños soñadores son los que quedan sin un centavo.

 

Poner a prueba el borde del miedo

Cambiemos logró fracturar la estabilidad de lo cotidiano: se puede perder el trabajo en cualquier momento, los alimentos pueden aumentar al día, los servicios básicos tienen ajustes incesantes y se anuncian nuevos, los acuerdos paritarios son una incógnita hasta cuando están cerrados (siempre a la baja y con clausulas que tienen nombre de amenaza mas que de salvataje: “gatillo”) el salario pierde poder de compra y los billetes pierden poder adquisitivo diariamente aumentando su denominación. No hay estabilidad posible en la planificación del día a día. Ya nada es seguro con Cambiemos, y el nudo de sensibilidades del cuerpo, gracias a la eliminación de la estabilidad en el cotidiano, se anuda justamente en el esfuerzo cada vez más grande para atravesar el cotidiano. Y ese cotidiano se limita a lo que pueda el cuerpo (y si no puede, pasas a ser tu propia amenaza, tu propio “gatillo”). No es la amenaza del despido, sino el despido real, que sucede para luego reinventar al despedido en cuenta-propista, emprendedor, monotributista, gestionador de su propia suerte emrpendedora y empresarial lo que asimila el cuerpo. Todo ese paquete de inseguridad, miedo y esfuerzo, esos dolores del cuerpo, duelen, cuestan, y son materialmente mensurables en la lingüística propuesta por Cambiemos. Juega con el borde de ese miedo poniéndolo a prueba en la medida que logra transformar al empleado en emprendedor, independiente, que debe sostenerse en su esfuerzo como inversión en el cuerpo/valor para que sea válido.

Cambiemos propone el abismo de la inseguridad cotidiana y ofrece a cambio que  “ayudes” a gestionar tu seguridad aprobando el método de la descartabilidad. Por eso Cambiemos recurre al “acompáñennos en este cambio”. Porque Cambiemos es el cambio. Tal vez uno de los mas peligrosos que nos ha tocado luego de la aprobación social de la desaparición de personas. Los espacios corporativos de poder comparten mucho entre sus miembros (clase, ingresos, gastos, corrupción, vivir del Estado….) y proponen desde ese lugar lejano al cotidiano del cuerpo, opciones de seguridad política y biológica como derecho y sanción.

 

Un país con buena gente

Grafiquemos con un último ejemplo, pues hay ejercicios materiales en los espacios colectivos de trabajo donde se pone a prueba esta dinámica del esfuerzo del cuerpo/valor y la competencia cara a cara con el que tengo al lado, día a día, esforzándose a la par.

En algunos espacios estatales, ahora conducidos por estos millonarios exitosos que hablan inglés y son “prácticos” y eficientes, se ha dado esta situación: se ofrece un nuevo puesto, se piden postulaciones entre los empleados (estatales) para el puesto, luego se los convoca a entrevistas individuales para que digan porqué merecen, según su propio criterio y experiencia, el puesto propuesto. Hasta aquí todo más o menos normal (aunque debería ser por concurso de oposición….pero ninguna gestión lo hizo hasta ahora, por qué pedirlo ahora…?).  Pero luego se los somete a otras dos instancias en un mismo acto: se realiza una entrevista grupal con todos los candidatos y se les pide a cada uno que digan, a viva voz y delante de todos, porqué merecen el puesto ofrecido; e inmediatamente terminada esta ronda, se les pide, a cada uno, que sostenga y fundamente porqué el compañero de trabajo que tiene al lado No merece acceder al puesto ofrecido. Así como suena, hablame mal de tu compañero de trabajo, al que ves todos los días, competí in situ, aquí y ahora….hasta ahora, en los casos relevados, nadie se levantó de la entrevista por considerarla humillante y delatoria. Todos se prestaron al juego de competir desde su propio cuerpo/valor con otros cuerpos, en tiempo real.

 

 

Posdata: por esfuerzo (no por suerte) están elles (es una posdata porque no tengo ninguna autoridad para hablar del tema; solo hago un comentario hirviendo)

El movimiento de mujeres, trans, travestis, gays, lesbianas, nos van a meter el patriarcado en el bolsillo a todos los machitos, y esa es la revoltosa muestra contemporánea de un inexorable recorrido donde hay elementos políticos y vitales nuevos en muchos años en Argentina (tal vez, por primera vez). En un país de historia conservadora en general, sin presencia de revoluciones (no heredamos ninguna en el cuerpo) el sentido de “revolución” desde este movimiento debería leerse en forma contemporánea no como la irrupción de un estallido (pues cuando se apaga el fuego, las cenizas solo ensucian y se vuelan con primer viento) sino como un deseo estallado que se expande y repliega diariamente, sin freno, como respiración y conspiración, en los gestos, actuando en la dispersión, en cada lugar, en cada cuerpo, tal vez mas que en el día de la marcha multitudinaria, que es solo la efectivización de una visibilidad necesaria pero no necesariamente continua pues agota a todos. Desde que el movimiento de mujeres, trans, travestis, gays, lesbianas se expresa en las redes (más que en las calles, pues es muy efectivo así , y hay que saber surfear esa marea en la red, ya que es lo mas impregnante de la hora) bajó en muchos de nosotros (tanto hombres como mujeres) el machismo inveterado que filtramos alegremente a nuestros cuerpos como noción de formación y casi “pedagogía de vida” para afrontar la diaria. Ya no canchereamos hablando de “minas”, ahora muchos hablamos del otro con mas respeto y cuidado. Porque a diferencia de la izquierda y la derecha, que históricamente propusieron la eliminación del cuerpo (la derecha propone la muerte en el trabajo o la eliminación del que no sirve, la izquierda propone morir por la revolución y por otras tantas cosas más…) este conjunto heterogéneo de seres que se reconocen, proponen cuidar el cuerpo, decidir sobre el, recorrerlo con el placer y la lucha desde quererse vivxs…una novedad entre tanta muerte. La única respuesta hasta ahora contundente y dispersada en millones de cuerpos, al lenguaje de Cambiemos. Y como elemento no menor,  nos despertaron un amor que no conocíamos. Algo que incluso es profundamente reconfortante. Podemos llorar tranquilos, un poco mas, nos podemos emocionar con calma, no pasa nada….

El capital financiero vino a Argentina chorreando lodo y sangre // Entrevista a Bruno Nápoli

Entrevista realizada por León Lewkowicz y Facundo Abramovich

Bruno Nápoli es investigador en historia reciente y docente. Escritor, también, de un bello libro llamado En Nombre de Mayo, en donde selecciona puntos donde se tramó «nuestra» Patria, «nuestra» identidad nacional, dando cuenta la continuidad de una crueldad estatal que atraviesa la historia argentina. Recientemente, estuvo encargado de la edición de La Chispa de Osvaldo Bayer, diario que en Esquel había fundado el periodista e historiador anarquista para denunciar la miseria, la expropiación, el despojo -allí ya se denuncia el saqueo y la persecución a las comunidades mapuches como la Lof Cushamen-.

Nápoli desnuda el drama de nuestra historia reciente resumiéndoló en dos palabras: desaparición y deuda. Hablando sobre la continuidad de estas dos variables dijo: “Parece no tener fin”. Drama, entonces, pero que roza la tragedia, “parece” ser una tragedia. Financiarización de la economía y represión, esos son nuestros últimos 60 años. Así nos gobiernan y desde allí pensamos y vivimos. Leyes represivas y leyes económicas: dos caras de una misma moneda. Aquí no hay “gobiernos progresistas” y “gobiernos de derecha”, ni siquiera, dictadura y democracia. Casi sin interrupciones, gobierno tras gobierno, el diálogo entre economía y represión se mantuvo intacto. Bruno no da respiro, no da tregua, no concede ni perdona nada al enemigo, no hay “pero”: está en guerra. Característica fundamental para nuestra época. Por eso se enojan los peronistas, los radicales, los frondizistas, los kirchneristas, los peronistas, pero, también, la militancia de izquierda. Nápoli contra todos ellos reivindica al anarquismo.

Hablando sobre las tierras donde habitan las comunidades originarias dijo que es un “Un subsuelo muy rico, con gente muy pobre arriba”. Así también ve la historia: su “subsuelo” terrateniente, latifundista y empresarial con complicidad estatal. Pobreza, desaparición, crueldad estatal y asesinato arriba, en nuestras calles, en nuestros días. A excavar la historia y nuestro presente, el abajo y el arriba.

 

Lobo Suelto (LS, de ahora en más)- Vos estudias la historia económica reciente, en particular, al capital financiero, desde sus inicios hasta los días que hoy nos corren. Y en las últimas dos décadas -lo podemos rastrear de una manera fuerte en los 90s en el progresismo de la época, en los inicios de Página/12 o en libros como Robo para la corona de Verbitsky- el discurso sobre la corrupción ha causado fuerte impacto. Sabemos, en los últimos 10 años, dejó de ser bandera progresista para ser el discurso del cual la derecha, los discursos pro-empresariales, se apropiaron para atacar a los “gobiernos progresistas”, en todo Latinoamérica pero, en particular, en Argentina y Brasil es donde más hondo a calado ese discurso. ¿Cómo pensás ese fenómeno? ¿Qué es la corrupción? ¿Cómo se organiza, en qué consiste?

Bruno Nápoli (BN, de ahora en más) – Cuando se habla de corrupción y sistema financiero, el tema es difícil plantear: no se puede hablar de corrupción solamente como un grupo de personas que roba algo. En términos del delito en si, por ejemplo, un corrupto es alguien que vacía una empresa o una “sociedad comercial” adrede, la manda a la quiebra y fuga el dinero. Pero hay una dinámica del sistema financiero por su  auto-regulación que hace difícil seguir el delito: un sistema que tiene la posibilidad de generar presión a partir de grandes crisis económicas, de vaciar el sistema de liquidez (como hizo en 2001, cuando vació los bancos y giró el dinero al exterior), y luego, junto a los representantes del Estado, el mismo sistema financiero deroga leyes que castiguen el ilícito y arma leyes en función de lo que nosotros podemos pensar que es un delito de corrupción (como el salvataje a los bancos vía “blindaje”, o el pago a los ahorristas de lo fugado). Pero, en realidad, no es corrupción si es por cuestiones legales; una legalidad lograda con la ayuda de instituciones estatales (por caso, el Congreso de la Nación). Otro ejemplo: que el presidente de la nación o un ministro emitan deuda a nombre del Estado Nacional (deuda soberana) y que destinen parte de sus patrimonios personales a comprar esa deuda, no es ilegal. Es profundamente ilegítimo y desigual, pero no es ilegal. No hay legislación hasta ahora que prohíba esos actos. Hay un enorme retraso de la legislación en la persecución de lo que se puede llamar ‘conflicto de intereses’ –pero es un claro acto de estafa, una enorme estafa: yo nos endeudo a nombre de todos y luego yo compro la deuda; entonces todos ustedes me deben a mí. ¿Yo estoy dentro de esa deuda? Sí, porque soy parte del conjunto, pero tengo solo una mínima parte: los estafo de manera legal, pues ustedes no pueden esperar que yo haga eso. ¿Hay una ley que me lo prohíba? No, entonces es legal. Es ilegítimo, pero es legal.

 

LS – Mencionaste al sistema financiero. Allí hay una complejidad que desconocemos absolutamente. En alguna medida llegaron a ser cuestionados a principios de la década, pero en los últimos años ha vuelto a ser normal el banco, tener la plata ahí, cobrar ahí, depositar por home banking, realizar todo tipo de transacción. ¿Cómo funciona el sistema financiero? ¿Cómo se lo regula?

BN – El sistema financiero se mueve con sus propias reglas y leyes hechas a medida, en una legislación de varias décadas. Existe una ley general que regula todo el sistema financiero (entidades bancarias y no bancarias) –que es la Ley de Entidades Financieras del 14/02/77 LEY Nº 21.526 . Esa ley sigue vigente. ¿Cuál fue el espíritu de esa ley? Primero [hay que] entender que fue hecha en un contexto represivo. Segundo, que fue hecha en el contexto de un avance neoliberal que pretendía la concentración financiera (dejar el manejo del capital en pocas manos). Porque uno puede decir: “bueno, pero una ley es necesaria”. Por supuesto que una ley que regule el sistema financiero es necesaria, pero si vos lees la letra de la ley, apunta a la concentración financiera; y están los números: hace 40 años –cuando se sancionó la ley-, había en la Argentina mas de 800 entidades financieras, bancarias y no bancarias (bancos comerciales, bancos nacionales, bancos provinciales, casas de cambio, cajas de crédito, bancos cooperativos). Se sanciona esa ley y pasan a ser 600 a los dos años. 400 a los cinco años. Hoy, en la Argentina, hay 78 entidades financieras (bancarias y no bancarias) y tenés el doble de población (hace 40 años tenías 25 millones de habitantes, hoy tenés 44 millones de habitantes). ¿Concentra? Y, sí. Es una ley pensada para la concentración financiera; una ley que le permite a un grupo de prestamistas que sean dueños de casas de cambio o bancos (u otro tipo de entidad financiera) juntarse entre tres, cuatro, veinte, cuarenta incluso y formar un solo Banco. Es decir, cuarenta entidades financieras de distintos rubros se juntan, arman un banco y concentran los préstamos, los plazos fijos, las cuentas corrientes, las tarjetas de crédito. En la actualidad, de esas 78 entidades financieras, 63 son bancos. Y en 2016 esos bancos recaudaron 74.560 millones de pesos. Los números asombran: hay en la actualidad casi 37 millones de tarjetas de crédito en la Argentina, más 42 millones de cajas de ahorro, y unas 5 millones de cuentas corrientes. Tenés cerca de cien millones de instrumentos financieros manejados por muy pocas “personas jurídicas”. Una concentración de todo el dinero circulante. Las cuentas sueldo (cajas de ahorro también) es otro ejemplo: todas las cuentas sueldo de la Argentina obviamente pasan por un banco, en insistimos, son solo 63. Entonces, hablar de corrupción es complicado porque de lo que estamos hablando es de figuras que pueden ser delitos o estafas en otros países, pero muchas de ellas están legalizadas por la ley o permitidas por la ley, como las exorbitantes tasas de interés en tarjetas de créditos. La ley de entidades financieras empieza diciendo: “los bancos pueden hacer todo lo que no esté prohibido acá, en esta ley”. Así empieza: pueden hacer todo. Si vos no tenés otra legislación que la contrarreste, bueno, no hay casi nada prohibido entonces. Y además la ley encima es muy permisiva –no prohíbe casi nada-. Esto se complementa con las resoluciones que toma el Banco Central de la República Argentina, para fijar diariamente los “huecos” que van surgiendo en un sistema que inventa todo el tiempo nuevos instrumentos financieros, y que deben ser regulados de alguna manera; y si no derogas la Ley “madre”, tenes que hacerle constantes modificaciones, Desde los 90 hasta ahora tuvo 18 modificaciones (7 con Menen, 7 con De la Rua, 2 con Nertor Kirchner y 2 con Cristina Kirchner) y fue complementada con resoluciones del Central. Así funciona este pequeño grupo de entidades financieras que manejan todos los movimientos de dinero del país, interna y externamente.

LS – Hay, entonces, una comunión entre Estado – sistema financiero, es más, democracia representativa y sistema financiero. ¿En qué otras cosas se manifiesta? ¿Cuál es la figura legal que utilizan los bancos, avalados por el Estado, para hacer semejantes negocios?

BN – Ahora, pensaba esto, vos fíjate otra “trampa” de los bancos: ¿De qué “vive” un Estado? de cobrar impuestos por cada actividad comercial que se realiza, desde la compra venta de mercancías (cualquier tipo y rubro) hasta los intercambios de instrumentos financieros. Tanto las “personas jurídicas” (empresas) como las personas físicas, pagan por toda actividad realizada. Pues bien, la renta financiera en Argentina no paga impuestos. La rentita financiera, la que se hace por fuera de la Bolsa y realizada por personas físicas, sí, pero la realizadas por “personas jurídicas” no. ¿y qué pasa con los bancos? No pagan, entonces, ¿qué te dicen? “Nosotros no tenemos plata. Trabajamos con patrimonio neto negativo”.

LS- ¿Patrimonio neto negativo sería sólo con el dinero de los clientes?

BN – Exactamente. Lo que te dicen es: “toda la plata que tenemos es de los clientes”. ¿Y un capital inicial? Ya está puesto en el encaje que pide el BCRA. Luego tenemos gastos para mantener el sistema, el sueldo de los empleados, etc”. Con lo cual, tienen la excusa perfecta para no pagar impuestos. Y a la par, la renta es altísima. De 2012 al 2017 la única renta que creció es la renta de los bancos: es una línea ascendente y constante. Creció muchísimo, fueron los que más ganaron dentro de la economía local.

LS – Entonces, legalmente se presentan como deudores de los clientes

BN: Exactamente, exactamente. Yo no tengo dinero propio, tengo dinero de los clientes. Y, además, por cada peso que recibo de los clientes, una parte se la tengo que dejar al Banco Central como parte de un encaje bancario (y garantía). Los encajes bancarios son eso: yo recibo un plazo fijo y el 25% se lo dejo al Central como garantía, así el Central responde si yo no puedo responder. Ahora se bajó eso: el Banco Central lo bajó al 22%, es un montón de plata. No es poca plata: es muchísimo el dinero que le permite manejar a los bancos. Eso por un lado. Pero además, el Banco te dice “soy el tercero de confianza entre los que hacen operaciones, soy el garante de que la economía funcione cuidando el dinero de los demás”.

Por otro lado, el banco financieriza todo lo que toca: su motivación son los préstamos con interés. No importa si no llegas a fin de mes, el banco te refinancia, mientras seas “solvente”, y ser solvente no quiere decir ser rico. Ser solvente quiere decir que vos tengas un mínimo ingreso.  Por ejemplo, un plan social, una Asignación Universal por Hijo de $5000 o $7000. Bueno, para el banco sos solvente. ¿Qué hace el banco? Te da un préstamo. ¿Por qué? Porque si vos no lo podés pagar, puede accionar y quedarse con una parte de tu Asignación, ya que es el banco el que te la paga a fin de mes, y puede retenerte una parte con solo apretar un “enter”. No necesita que vos lo lleves a fin de mes: va y te lo saca antes de que vos lo cobres. Entonces vos en vez de cobrar $7000, cobrás $3000. ¿Por qué? Porque le debés al banco, que le pediste prestado y no llegaste a cumplir con las cuotas. Los sectores empobrecitos pero con asignaciones (sean jubilaciones mínimas, pensiones o planes) son los que están mas financierizados: el proyecto Argenta, que el Estado nacional sacó entre las PASO y el 22 de octubre, dio miles de créditos a los sectores más vulnerables. Porque está comprobado por que la “intención” de pago de los sectores vulnerables es muy rígida: el pobre quiere pagar, no quiere quedarse sin el crédito, quiere responder por lo que le dieron.  [El banco] le presta a los solventes. Al que no tiene nada no le va a prestar pero, aunque tengas una jubilación mínima, te financiariza. En los barrios más populares, el Banco Ciudad sacó préstamos personales para gente que tiene planes sociales. Y vas a ver, en estos días, una publicidad con gente muy humilde diciendo: “el banco es lo más importante que tenemos en el barrio”, “ahora tenemos un banco en el barrio”.

También los préstamos hipotecarios son parte de esta financierización, aunque no hay grandes líneas de préstamos hipotecarios. Las pocas que hay son un boom, pues todos quieren cumplir “el sueño del techo propio”. Pero son también bastante peligrosos porque cuando te prestan créditos UVA (unidad de valor adquisitivo) no debés pesos ni dólares: debés UVA que es una unidad de valorar asignada por el banco y que se va ajustando de acuerdo a la inflación y a las tasas que dicta el BCRA. Si vos a fin de mes no llegás a pagar, el banco te dice: “Ok, esta cuota no te la aumento. Pero te quedás un mes más conmigo”.  Si al año no podés pagar te dice: “Bueno, te extiendo el préstamo”. Lo que quiere el banco es que vos estés atado a eso. Además de eso, los bancos se están endeudando. Porque para prestar dinero o para darte dinero en dolares o en pesos, tiene que conseguir esos pesos o dolares: ¿De donde los saca? De otros ahorristas o dinero que puede traer del exterior. Por ejemplo, si vos querés un préstamo en dolares, el banco tiene que comprar los dolares, avisar al Banco Central que compró dolares y dartelos. Y vos tenés que poder devolverlos.

LS- Basta prender la televisión para escuchar a los periodistas y economistas que ofician como prensa oficialista justificando -por supuesto, en nombre de una Verdad científica económica- medidas de ajuste por el “déficit” que culpa de la “pesada herencia” recibió el gobierno de Cambiemos.  Entonces, mientras hacen su llamado a que los trabajadores “hagan un esfuerzo” -es decir, se caguen de hambre, se queden sin trabajo, sufran la precarización-, ¿Qué pasa con la plata? ¿Qué rol juegan los bancos?

La paradoja de esto es que en un momento donde los discursos políticos dicen que no hay dinero, que el deficit es alto, que el Estado está fundido, los bancos tienen más liquidez que antes. ¿Por qué? Porque están haciendo enormes negocios con las tasas altas que pone el Central en instrumentos financieros como las LEBACS, letras que el Central vende, ¿y quién las compra? Los BANCOS!. Con lo cual viven del negocio del Central y sus altas tasas, entonces hoy ves que los bancos ofrecen dinero en todo tipo de préstamos personales, y hay una catarata de publicidad invertida en estos instrumentos.

LS- Y, esto te lo deben preguntar mucho: ¿Qué sostenibilidad en el tiempo tiene esto?

BN – Sí, la pregunta del millón es ¿En qué momento esto puede reventar? ¿Cuándo la gente deje de pagar? No. Cuando los bancos decidan que las formas ficticias de estos instrumentos no tienen correspondencia con la forma de la economía real. Eso no lo decide ni el Estado ni la sociedad: lo decide el sistema financiero. ¡Cuando la diferencia ya es muy grande, entre todos los instrumentos financieros ficticios que inventó (préstamos personales, préstamos hipotecarios, préstamos argentos, préstamos a jubilados, préstamos para viaje, préstamos para refaccionar) y la economía real, el número de personas a endeudar es finito! Cuando todos esos instrumentos, ya son muchos y se hace una burbuja, y no se condicen con la economía real (que es que ya no hay tanto dinero para poder pagarlo, ni hay tanta gente), decide el mismo sistema financiero entrar en crisis. Se da en quiebra todo el sistema financiero, dice que no tiene más plata, la que tienen la fugan al exterior o a alguna guarida fiscal y esperan el salvataje de Estado. Y la rueda vuelve a girar….

LS – Digamos que, no es que los bancos dejen de ganar y por eso “quiebran” sino que “quiebran” en cuanto su tasa de ganancia ya no está a su querer

BN – Exactamente, cuando va a empezar a caer en los parámetros que ellos quieren -que no tiene que ver con que la gente pague o no, aunque después le echen la culpa a la gente diciendo «La gente sacó tanto y sabía que no iba a poder pagar, por eso quebramos»-. En realidad, cuando empieza a decrecer, cuando los instrumentos financieros no son tan rentables, fugan directamente. Así lo hicieron en Estados Unidos: vendieron instrumentos financieros y después le vendieron a otras personas seguros contra esos instrumentos financieros, que ellos mismos habían vendido. Es como que yo te venda un seguro para tu casa a vos y después lo agarro a otro y le digo: te vendo un seguro contra el seguro de casa que ya vendí, apostá contra eso porque quién compró el seguro para la casa no lo va a poder pagar, entonces cuando él no paga, vos cobras. Y los operadores cobran por los dos instrumentos financieros. Cuando los instrumentos financieros ficticios son tan grandes que se dislocan con la economía real, el sistema colapsa solo, se da la quiebra, se fuga el dinero y después espera el salvataje. Y el Estado lo que hace es aprobar una ley por el congreso diciendo que hay que salvar a los bancos, como en el 2001 acá, como pasó en el 2008 en Estados Unidos, en España, en Grecia, en Italia. En todos esos países, el sistema financiero se auto-colapsó, le echó la culpa a la gente de que no pagaba sus préstamos, giró el dinero a guaridas fiscales -por eso hay tantas guaridas fiscales en el mundo, tantas off-shore-, y los Estados inyectaron miles de millones de dolares para reactivar el sistema financiero. Porque el discurso estatal -y acá vuelvo a discutir el discurso de la «corrupción»-, es: sin sistema financiero, no hay economía posible porque los bancos le pueden prestar a los empresarios para que generen trabajo etc, entonces hay que darle plata a los bancos para que nos de plata a nosotros, es la excusa ideal: “todos ganan” según esta teoría (los banqueros, los empresarios, los laburantes, los jubilados, etc). Y seguramente, los políticos ganen mucho por el lobby que le hacen, como en Estados Unidos que hay 5000 cabilderos, tipos que tienen una tarjetita para entrar al congreso a negociar con legisladores. Acá hay decenas de lobbystas y todos entran a negociar con diputados y senadores. (Por ejemplo, cuando hay que aplicar una ley para medicamentos, los congresos municipales se llenan de “visitadores médicos” y representantes de laboratorios). Vuelvo con esto, si vamos a discutir “corrupción” y nos quedamos con “el funcionario chorro”, estamos fritos. Con un sistema financiero auto-regulado y con leyes hechas a su medida, todos esos “conceptos” del sentido común de corrupción son menores.

 

LS – ¿Qué son, entonces, los delitos económicos? ¿Cómo son sancionados?

Para hablar de delitos concretos tenés como el que hizo el presidente Macri con la compra-venta de acciones de Sevel: hizo comprar parte de las acciones de su propia empresa a un tercero de manera secreta, las acciones subieron tanto que muchos inversores hicieron lo mismo (en un mercado que se mueve por expectativas, esto es común, comienza a subir un “papel” y todos los inversores corren detrás de esa suba y comienzan a comprar el mismo papel antes que llegue a su pico máximo, para después vender en el “cenit” y ganar la diferencia). Después derrumbó el precio y cuando todos comenzaron a vender en baja, compró y ganó millones de dólares en el medio. Eso es un delito concreto, pero está penado sólo con una multa -que ahora las multas subieron a 180 mil pesos pero antes eran de 10 mil pesos por casos así. Pero aquí tenés otro problema: cuando vos demostrás estos delitos, se aplican multas (a no ser que demuestres asociación ilícita). Cuando se demostró esta estafa con acciones de Sevel, Macri padre e hijo, y el “inversionista fantasma” que los ayudo, recibieron una multa de $10.000 entre los tres, que encima apelaron para pagar menos.

Pero respecto del otro item, el «robo» dentro de la administración pública o de la privada de una persona física, no tenés la posibilidad de tocar los bienes robados porque la propiedad privada en Argentina es intangible. El caso más conocido es el de Maria Julia [Alsogaray]: se demostró que había robado por varios millones y cuando un grupo de abogados dijo «recuperemos el petit hotel que tiene y así recuperamos parte de lo que robo», no se pudo avanzar porque la propiedad privada es intangible, no se puede tocar. Entonces, vos sólo podés castigar penalmente a la persona física con una pena de cárcel por ejemplo o con una multa, nada más.

 

LS- Queríamos retornar un poco a la articulación entre lo jurídico y lo económico. Decís que hay una trampa “democrática” en la sanción de leyes, si querés desarrollar el romance que hay entre Casa Rosada, Congreso, municipalidades, legislaturas, consejalías y bancos.

BN- Este año se aprobó, el mismo día que se votó la prórroga de la Ley de Emergencia Territorial, la Ley de Responsabilidad Penal Empresarial. En nuestro país, hasta antes de la ley, si una empresa privada cometía un delito económico, vos podías perseguir a las personas físicas pero no jurídicas: podías perseguir al contador, al gerente,etc, pero no a la empresa. Con la nueva ley podés sancionar a la empresa, a la “persona jurídica”. Pero tiene un articulo que dice que si una empresa roba pero con el tiempo, luego de una investigación interna «descubrió» su delito, puede negociar con el Estado, intercambiar información, devolver lo que robó -puede haber robado 100 y decir que robó 50-, y allí se extingue la acción penal. Una ley del arrepentido, un premio. Sobre todo porqué -y volvemos a discutir «corrupción»-, el delito privado perfora el Estado y no al revés. Si vos querés encontrar delitos de corrupción, tenés que ir a las empresas privadas que coimean a un funcionario (por ejemplo, cuando quieren obra pública –dinero “limpio” pagado por el Estado a través del Banco Nación). Si vos te arrepentís de una coima, podes negociar con el Estado los nombres de los coimeados y si es “amigo” queda en la nada…. indulto empresarial. Repito: Todo delito privado perfora lo público, si hay empresario que robó es porque hay un funcionario que permitió. Y, por otro lado, la ley tiene un artículo que dice que en 6 años extingue la acción penal. Los delitos económicos son muy complejos de descubrir, muy complejos de investigar y, sobre todo, de demostrar. No alcanzan 6 años, deberían ser inextinguibles.  La ley se aprobó el mismo día que se aprobó una ley para las comunidades originarias, entonces todos votaron la ley de emergencia territorial -hasta el PRO, con discursos que parecían de Altamira, hay que escucharlos-, y acto seguido votaron la Ley de Responsabilidad Penal Empresaria (un intercambio de favores). Por eso decía que es complejo discutir corrupción, fue muy banalizada la discusión y centrada en lo público. Hay que pensar que existe un sistema legal armado para que puedas hacer este tipo de operaciones económicas y enriquecerte sin que sean ilegales, aunque sean ilegítimas o haya conflicto de intereses. A la par de esto, si sancionas a un funcionario, pero no investigas el delito privado, no sirve de nada, pues sacas a ese funcionario y lo hará otro. Incluso las causas contra funcionarios kirchneristas, mal que nos pese, todavía no tienen comprobado ningún delito. Y eso a mi me aterra. No por que no crea que son chorros (nadie puede multiplicar su patrimonio de la manera en que lo hicieron), algo hicieron, pero ¿Es un delito alquilar habitaciones de un hotel y dejarlas vacías? Eso no es un delito. A mi me paga el Estado por hacer una obra, dinero en blanco, y yo alquilo todo un hotel y no lo uso. Y bueno, puede ser que haya un conflicto pero no necesariamente es un delito eso. Los contratos de futuro de dolar son un instrumento legal de los Bancos en muchos países (de hecho en el Banco Nación, si vos sacás un préstamo UVA, te ofrecen en paralelo un contrato de dolar futuro porque si tardás mucho en conseguir tu casa, tu préstamo se desvaloriza, entonces para asegurar ese monto te ofrece futuros de dólar para ganarle a la inflación). Tenemos es una legislación tremenda que avala ese tipo de actividades y que la mayoría de personas desconoce. Por eso se pueden realizar, por eso un ministro de finanzas puede emitir deuda y después comprarla, todavía no está tipificado como delito. O sea, la corrupción está banalizada totalmente, hay que entender que hay un sistema legal, político, financiero y económico que está pensado para enriquecer a los que más tienen.

Podríamos agregar que respecto de la legislación para penalizar a “personas jurídicas” (Bancos, empresas de capital productivo, etc) no tuvimos ley durante 16 años. El antecedente para delitos económicos cometidos por “personas jurídicas” fue la ley 20.840 ( ley 20840/ 28-sep-1974. Ley de Seguridad Nacional, SUBVERSION ECONOMICA Y OTRAS), que hubiera permitido, por ejemplo, sancionar a los Bancos que fugaron sus capitales en 2001, pero fue derogada por el Congreso de la Nación para que esto no suceda, en una escandalosa sesión del 30 de mayo de 2002 donde radicales y peronistas, con la excusa de la “gobernabilidad”, derogaron la norma.

 

Vidas paralelas

LS- Desde que asumió Macri aumentaron la cantidad de trabajadores que pagan Impuesto a las ganancias. Ya pronunciar “ganancias” en una ley como esa, da escalofríos luego de hablar del capital financiero. También se paga el monotributo. Ahora: se han sacado las retenciones a sectores agrarios e impuestos a las mineras. ¿Cómo es en el caso de los bancos y las empresas?

BN – Lo que hay son “sistemas tributarios” paralelos: si sos monotributista, y te atrasas con tus pagos, en 6 meses, te dan de baja de oficio y si en los otros 6 meses no regularizas, te empieza a correr una multa que puede llegar a los 20 o 30 mil pesos. En cambio, si sos exportador de cualquier bien o servicio, cobras en divisas (dólares) y no pagas impuestos por tu operación comercial, pues podés dejar tu dinero en el exterior de por vida (con lo cual, al no ingresar esos dólares, el Estado no puede deducirte impuestos –ver Decreto 893/2017 Modificación de normas relativas a mercado de cambios, 01/11/2017-). Otra “vida paralela”: si sos juez, directamente no pagás impuesto a la ganancia ni impuesto al patrimonio y no tenés que mostrar tu declaración jurada. Ahí te mostré 3 sistemas tributarios diferenciados, para tres clases sociales diferentes. Entonces no sé si hay que hablar de corrupción: hay que hablar de un sistema armado, que beneficia a los que más tienen sobre los que menos, así se ha fundado y se sostiene nuestro Estado.

 

LS- Acá retornamos al principio: La corrupción termina siendo una excusa para la renovación del Estado y termina siendo un aliado de ese mismo sistema.

BN- Si, porque el sistema funciona así, no se lo tiene que llamar «corrupto», no vale la pena. El sistema funciona con la inequidad ante la ley. Hay que entender que no somos iguales ante la ley y que hay sistemas tributarios y penales diferenciados. Y eso que decís es cierto, el discurso de la «corrupción» termina siendo el ariete para que entren los que defienden el sistema tributario diferenciado, diciendo «esto es corrupción y lo vamos a limpiar». Lo que hay que hacer es una profunda modificación del sistema legal, del código civil y comercial que son los hacedores de este sistema económico, y del régimen penal, que posibilite ampliar las figuras del delito económico.

 

Nunca se sabe que puede un cuerpo. Pero si que hicieron de él -y que quieren hacer- el capital financiero y el Estado.

LS – Siguiendo con la historia reciente: vos ligás la financiarización progresiva, continua pero abrupta, de los últimos 60 años de la economía argentina con la de los cuerpos que producen, habitan y viven en nuestro país. Allí, encontrás otro dialogo, que es el rol de la represión en los últimos 60 años y, por tanto, cómo ha influido en los cuerpos la financiarización. Es decir, cómo vive un cuerpo financiarizado y qué pasa con los cuerpos que no quieren adaptarse a ese tipo de vida.

 

BN- Bueno, porque es muy importante entender que la legislación económica argentina de los últimos 60 años, implicó por un lado la concentración en pocas manos del dinero de todos (tanto público como privado). Por otro lado, esa misma legislación implicó una lenta pero irreversible valorización financiera de la economía, es decir, que el dinero no se oriente hacia la producción, sino que se oriente a instrumentos financieros para hacer especulación. Y eso comenzó hace 60 años: comenzó en 1956, cuando el Estado Nacional Argentino ingresa al Fondo Monetario Internacional por primera vez (decreto-ley Nº 7103, de fecha 19 de abril de 1956, del dictador Pedro E. Aramburu); se profundizó en 1957 cuando se pidió el primer préstamo al Club de París, que se terminó de pagar en Junio de 2017. Hace 60 años cada argentino debía alrededor de 80 dólares en concepto de deuda externa, hoy debemos 7 mil dólares cada uno por deuda externa acumulada. Hace 60 años -año 1957- la deuda externa era de 1.425 Millones de dolares, hoy en día tenés una deuda de 307.000.000 Millones de dolares. De Mil cuatrocientos Millones a Trescientos mil Millones: te endeudas y siempre pagás más, ¿por qué? Porque el negocio de la Deuda, para los Bancos internacionales, es que nunca puedas pagar así te ves obligado a pedir más deuda para pagar la anterior. Y para los bancos instalados aquí también es un negocio, pues cada colocación de Deuda se hace a través de Bancos locales, que cobran comisiones exorbitantes por cada operación. ¿Ahí hay corrupción? No: es la legislación la que permite la apertura de bienes y capital. Y esto es fundamental: el peronismo, tenía una política no aperturista de bienes y capitales. Es decir, por un lado, controlar qué ingresa (las importaciones), y por otro lado -es importante distinguirlos-, cuánto dinero entra y para qué. Al controlar la circulación de bienes y capitales, ponés restricciones a las inversiones, pues las utilidades que genera el capital extranjero, deben pagar impuestos pues es ganancia realizada con trabajo y producción local.  Esa es la restricción al ingreso de bienes y capitales. Vos ahí decidís tu comercio interno y externo. De eso depende que vos te industrialices y tengas mercado interno, es decir, que la gente trabaje porque vos producís los elementos que vos necesitas -no los importás-, y que la gente consuma, para fortalecer el mercado interno y el dinero siga circulando aquí y no se fugue. A partir de 1956 se ingresa al FMI, a la órbita de los acuerdos de Bretton Woods. El gobierno argentino comienza a ceder parte de su soberanía, diciéndole a un organismo como el fondo: «prestame plata y yo te dejo revisar mis cuentas». Así funciona. El FMI cuando visita viene a auditar, ver los balances del Banco Central, y da recomendaciones sobre como “ahorrar” para pagar (por ejemplo, recortar jubilaciones) Los organismos internacionales te prestan, pero te auditan cuando quieren, y pueden embargarte los bienes. Este es un problema interesante: ¿Qué hace el Estado con los recursos naturales, con los recursos propios? Cuando vos firmás acuerdos, generalmente incluye que un organismo internacional pueda laudar si vos no pagás. Y ponés, ahí, en juego los recursos naturales. El código civil y comercial establece que hay recursos del estado de uso público -el terreno de una escuela, por ejemplo- y recursos naturales de uso privado: estos últimos se pueden embargar -por ejemplo, la ladera de una montaña-. Ahí se empieza a entregar la soberanía, en terminos de recursos y territorios. Tenés un lago no navegable, lo podés entregar.

Cuando hay petroleo u otro combustible, tenés una discusión, primero con las provincias (el artículo 124 de la constitución  es muy claro: los recursos naturales de las provincias que son preexistentes a la Nación Argentina pertenecen a la provincia y ahí celebran sus propios acuerdos). Pero a nivel nacional el Estado negocia con las empresas que quieren explotar esos recursos. En el caso de Vaca Muerta, que es todo el subsuelo de Neuquen, parte de Mendoza, La Pampa, Rio Negro, todo ese subsuelo es la segunda reserva mundial de Shale oil (combustible). Solo 12.000 km, de los 30.000 km que ocupa Vaca Muerta, son los que puede explotar YPF. El resto ya está pactado, entregado a capitales extranjeros. Pueden ser no-embargables, pero pueden ser tranzables en un acuerdo comercial. Generalmente se entregan esos recursos a cambio de la “exploración”, pues la excusa siempre es no tener los recursos para perforar el suelo o cosas por el estilo. Y en los acuerdos, la mayor parte de la renta es para las empresas “exploradoras”.

Pero volvamos a la imaginaria “línea de tiempo”. Hace 60 años comienza algo que no había sucedido con el peronismo que es la apertura de bienes y capitales en la Argentina. Vos permitís ingresar bienes que ya dejás de producir poque decís «es mucho costo del trabajo” (me salen caros los obreros, las piezas, las máquinas, hay sindicatos, conflictos gremiales). Listo: cierro la fábrica e importo ese producto». Apertura de bienes. Y aperturas de capitales: las primeras leyes de apertura de capitales se producen con Frondizi, cuando empieza a pedir deuda vía préstamos Stand-By en 1958. Entonces ahí comienza una valorización financiera que «abre al mundo» a la Argentina -la famosa «apertura al mundo»- cuando ingresan bienes (te dejan sin laburo, sin fábricas) e ingresan capitales (que vienen a la argentina, invierten en un negocio y las utilidades las giran al exterior casi sin pagar impuestos y cuando ellos quieren).

LS – Digamos que 1956 sería un año de quiebre. Y esto derriba un mito de que empezó en los 90s.

BN – Eso es una idea errónea. Incluso es una idea errónea pensar que la dictadura comenzó con esto porque hay un breve lapso con Cámpora donde el intenta frenar esto promulgando una serie de leyes que apuntaban a evitar la fuga y la especulación, pero dura muy pocos meses el intento. Pero esto empieza 20 años antes de Videla, 40 antes de Menem.

LS- ¿Qué rol jugaría ahí el plan CONINTES?

BN- Es la primera respuesta a los cuerpos indóciles. Vos venís de 9 años de un gobierno peronista que es mercado-internista, es decir, gran producción de bienes sin libre circulación de capitales; de hecho, gracias a esa política la Argentina cancela, por primera vez, la deuda externa después de casi 130 años de Deuda constante. Argentina comienza a operar bajo la órbita de Gran Bretaña a los pocos meses de la revolución de Mayo: al año se instala la “primera casa de intercambio de papeles” inglesa en la Argentina: los ingleses comienzan a hacer operaciones bursátiles en el Río de la Plata en 1811. Y a los pocos años, en 1824, nos entregamos al empréstito de la Baring Brothers (para “modernizar” la provincia de Buenos Aires). Se pide un millón de libras esterlinas, 300 mil son para comisiones de bancos, 150 mil son para intereses cobrados por adelantos, y nos entregan 550 mil de libras esterlinas, es decir, un poco más de la mitad de lo que habíamos pedido. Eso se termina de pagar 80 años después, en 1904. Y ahí comienza otro proceso de endeudamiento a través de la oligarquía local, que llega a su cenit en la década de 1930, con el Pacto Roca-Runciman, que entrega directamente la producción ganadera y los transportes al comercio inglés. El Pacto Roca-Runciman (firmado el 1° de mayo de 1933 por Julio A. Roca (h)) establece que Argentina se obliga a exportar 400 mil toneladas de carne, que lo hace a través de frigoríficos ingleses y crea un ente controlado por ingleses para poder asegurar el transporte de esa mercadería al puerto y de allí a Inglaterra. Una vergüenza. Perón corta esa política. Pero 1955 con el derrocamiento de Perón, la dictadura de Aramburu ingresa al FMI y al Banco Mundial. La pérdida de empleos es tan grande y la pérdida de recursos naturales es tan grande que las primeras huelgas masivas las va a tener Frondizi: la gran huelga  de petroleros en Mendoza,  huelga de docentes, bancarios, ferroviarios. Ante esta apertura de bienes y capitales, y este nuevo esquema de valorización financiera, la reacción será resistencia. Y ¿Qué hace Frondizi? Plan CONINTES: militariza el país. Conintes es Conmoción interna del Estado, sacado en Agosto de 1958-, decreto secreto 9880, sacado en Agosto de 1958) Establece la división del país en zonas y subzonas -está el mapa-. En cada zona y subzona, las fuerzas militares deciden que se hace con los ciudadanos, y todo conflicto gremial y político se dirime en tribunales militares. Vos hacés una huelga no vas al Ministerio de Trabajo, no vas a la cartera laboral, vas directamente a un Tribunal Militar. Miles de ciudadanos, en un año y medio, entre Agosto de 1958 y Noviembre de 1961, entre 10 mil y 15 mil ciudadanos son detenidos, procesados por tribunales militares por hacer huelga y la cárcel de Ushuaia se llena de presos políticos. Argentina llena sus cárceles de presos políticos. Si recorren la superficie redaccional de los diarios de la época, en todas las manifestaciones obreras la primer consigna es «Libertad a los presos políticos», luego democratización de los sindicatos –que son intervenidos por el Estado – por último, aumento de salarios, trabajo, etcétera. Eso lo hizo el gobierno «democrático», esa fue la respuesta a la apertura de bienes y capitales. Y, para completar el panorama, Frondizi va a ser el primer presidente que va a permitir el ingreso de instructores franceses, que ponen una oficina en el Centro, para enseñar a torturar a las Fuerzas Armadas  Argentinas y policiales. Que terminan siendo tan buenos alumnos -y esto está en el informe CONINTES, que se desclasificó hace pocos años- que los militares argentinos terminan dando clases en todo Latinoamerica de las enseñanzas de la Escuela Francesa. Cuando llega Illia en el año 1963, intenta cortar con esta apertura de bienes y capitales y corta relaciones con el Fondo Monetario Internacional: dura dos años y medio. En el año 1966, Illia es derrocado, y lo primero que hace el dictador Juan Carlos Onganía es volver al FMI, hace un nuevo acuerdo con el FMI -y hay que leer el punto 8, que es el que comentaba antes, que es el que permite al FMI auditar todas las cuentas de la Argentina cuando y como quieran. Vuelve una resistencia a toda esa apertura de bienes y capitales, y Ongania va a sacar la ley 16.970, que es peor que Conintes . Toma lo peor de Conintes y la amplía, ya no es un decreto secreto sino que es una ley nacional que establece la represión de cualquier actividad que sea contraria al Estado, por ejemplo una huelga en fábrica central para la economía, puede ser, un trabajador, acusado de traidor a la patria; establece que tu casa puede ser tomada por las fuerzas de seguridad como centro de operaciones, que no te podés negar, que tenés que entregar todos tus bienes para hacer eso y que hay que detener a quienes sean considerados enemigos del Estado. Pero, no solamente a ellos sino a quienes estuvieran cerca y no los hayan denunciado. Es decir, es peor que Conintes . Y, a partir de esa represión, Ongania va a sacar la primera Ley de Entidades Financieras (Ley 18061). No existía, hasta ese entonces, una Ley de Entidades Financieras en Argentina. También sanciona la primera Ley de Mercado de Capitales -Ley 17811, año 1968- también la saca Onganía. Todas esas leyes de apertura al mercado de capitales y del sistema financiero en la Argentina, las hace Onganía. Con un proyecto de quedarse 100 años: él pone un militar en cada ministerio, en cada secretaría, y al lado un civil -muy preparado- que le enseñe todo sobre manejo del Estado. Ese era el plan. Fue sistemático en todo el Estado. Y crea consejos en todas las áreas económicas, esos consejos -en industria, en petroquímica, en agricultura, en ciencia y técnica- eran técnicos dirigidos por un militar. Un plan de un Estado autoritario, que pensaba quedarse y administrar la cosa pública con “mano dura” y tintes nacionalistas respecto de la administración del capital (por ejemplo, dirigiendo proyectos de inversión público-privada) pero que comienza con las primeras leyes del sistema financiero que incluso Frondizi no había promulgado.

LS- Llegamos a los 70s. Compleja década. En primer lugar, ¿Qué pasa con Cámpora en su breve gobierno?

BN – Llegados a la década de los 70s, la crisis es terminal en términos políticos, económicos, sociales. Hay un intento de Cámpora, que deroga varias de las leyes de Onganía, en el año 1973, y hace un quiebre en leyes económicas, de capitales extranjeros, de minería. Incluso, hace una Ley de centralización de depósitos, que es muy importante. ¿Qué quiere decir esto?¿Qué dice la ley de Cámpora? Toda la plata de los bancos, se la dan al Banco Central (centraliza los depósitos) y este la administra de acuerdo a las necesidades de la política monetaria de la Argentina. Con eso, vos capitalizás el Central, tenés reservas para responder y administras el dinero y la política cambiaria y monetaria. El Banco Central está para eso -determina política monetaria y cambiaria-, el Banco Nación es el pagador oficial del Estado. Ese es un intento de centralizar la economía. Es interesante porque Cámpora va a derogar casi todas las leyes económicas de Onganía, pero no va a derogar la ley 16970, la ley de represión. Esa ley va a ser utilizada por Cámpora, Perón e Isabel para reprimir a todos los opositores políticos. Y van a crear la Triple A en función de esa ley que da rienda suelta a la represión en pos de la “Seguridad Nacional”.  Una organización (la Triple A) que funciona con dinero del Estado para perseguir opositores políticos. Los primeros desaparecidos son de la época de Onganía, hay que decirlo. En el formato de desaparición forzada: zona liberada, acción de una agencia estatal, desaparecidos políticos. Con Levingston y Lanusse también hay desaparecidos. De hecho, hay muchas conferencias de prensas de la época de familiares que buscan a desaparecidos, hay un registro muy importante en Córdoba hecho por la UNC para un programa llamado “Crónicas de Archivo”, sobre esas conferencias de prensa. Y en esas conferencias dicen: lo vino a buscar la policía y no volvió más. Y ahí ya tenés un Estado que fue lentamente financiarizando la economía, entregandosé al crecimiento de la deuda -que ya es exponencial-, permitiendo que los privados se endeuden de manera indiscriminada -y esto es lo más peligroso porque terminan estatizando su deuda, como grupo SOCMA, Arcor, Bagó, Ledesma, BGH-. Todas esas empresas crecieron entre 1973 y 1983 entre un 10% y un 500%, porque se iban capitalizando y no devolvían los pagos. ¿Qué quiere decir que una empresa privada se capitalice? Pide un préstamo en dólares, que tienen que pasar por el Banco Central, el Banco Central paga los dólares para darlos en préstamo, y luego, a medida que se pagan esas deudas, Central y el Banco Central devuelve esos dólares. Ahora: ¿Qué pasa si vos dejás de pagar? Lo paga el Banco Central. ¿Ahí tenés «corrupción»? Sí, pero es legal. Que una empresa pueda pedir dólares en el exterior, por cualquier motivo y que después no los pague, es corrupción, es una estafa al Central. Y la empresa después dice «quebramos porque no pudimos asumir los costos porque los obreros son caros y la plata la usamos en todos los gastos», mentira, la plata está fugada. Después ves que tienen sub-grupos, es decir, que el mismo grupo económico, con otro nombre opera familiarmente. Es decir: ¿Cómo te multiplicaste de 7 a 47 empresas en medio de una crisis y sin poder pagar tus deudas? Es el caso del grupo SOCMA: en el año 1973 tenía 7 empresas de diferentes rubros y actividades. En el año 1983 tenía 47 empresas del mismo grupo. Y en el medio se declaró que no podía pagar los préstamos que había pedido, entonces los pagó el Estado. El Banco Central en noviembre de 1982, asumió la deuda en dólares de esta y otras tantas empresas (Ver: Comunicación «A»251 del 17 de noviembre de 1982, de Banco Central de la República Argentina)

 

Volvamos a la década de 1970. Ya vimos como respondió Frondizi a la apertura de bienes y capitales -con Conintes -, ya vimos cómo respondió Onganía al re-ingreso al FMI, con la Ley 16970, es decir, con la represión a los cuerpos indóciles, encarcelamiento, tortura, presos políticos, primeros desaparecidos. Cuando llega Cámpora, Perón e Isabel, la ley 16970 de Onganía la siguen usando y derogan leyes económicas. Pero la situación económica es desbordante y la indocilidad de los cuerpos va en aumento. Es el momento de auge de los grupos armados, de los grupos políticos y del enfrentamiento con un peronismo en el gobierno que se derechizaba. ERP, FAP, FAR, Montoneros, decenas de grupos guerrilleros que actuaban en el país en función de la utópica “patria socialista”. ¿Cómo va a responder el peronismo a eso? Deroga la ley de 16970 y en septiembre de 1974 saca la ley 20840, que es peor que las dos anteriores (la de Onganía y la de Frondizi). Cuando uno lee el articulado -es muy interesante leerla- la ley se llama: Ley de seguridad nacional o Ley de Penalidades para las actividades ideológicas en todas sus manifestaciones. Toma lo peor de las dos y aplica un plan sistemático de represión que deja entre 1973 y 1976 a 988 jóvenes desaparecidos y 1200 asesinados. Es decir, sube el número de desaparecidos que habían dejado Onganía y Lanusse y sube el número de asesinados, todos por fuerzas del Estado, por agencias estatales que eliminan cuerpos.

LS- 1976, sabemos, inicia la última dictadura, la de Videla. La pregunta es ¿Cómo se organiza la represión en el caso del genocidio de Videla?

BN- Cuando asume Videla, y este es uno de los mitos que hablábamos antes, no saca ninguna ley de represión. Videla, al contrario de lo que todos piensan, no inventa ninguna ley. Agarra Conintes , agarra la 16970, agarra la 20840, es decir, toda la legislación de Frondizi, Onganía e Isabel Perón y la aplica toda junta. Y con eso le alcanza para extender todos los campos de concentración en la Argentina.  No hay corte en las leyes represivas, usa la ley 20840. En base a esa ley puede eliminar a todos los que se le opongan. Por eso los números son tan desoladores.  Vos tenés miles de detenidos con Frondizi, miles de detenidos con Onganía y Lanusse -pero empieza a haber desaparecidos y asesinatos-, cuando llega Videla es un plan nacional de desaparición sistemática. Los centros clandestinos de detención son un invento de Onganía, se llamaban Centros de Reagrupamiento de Detenidos -CRD-, están en los manuales militares. Eso ya existía, existían también campos de concentración con el último peronismo -escuelita de Famaillá, Tucumán-. Lo que hace Videla es agarrar toda la legislación y aplicarla a todo el país, porque está permitido. Entonces, esa legislación le permite a él eliminar a todos definitivamente, a todos los que estuvieran en contra del Estado, e incluso los que estuvieran desactivados de sus organizaciones. Piensen que la represión de Videla se va a basar en el secuestro de personas de su casa o lugar de trabajo. Con lo cual ya no está en enfrentamientos armados, tienen que eliminar los focos rebeldes que han quedado de otros años y los elimina gracias a esa legislación. Vos tenés declaraciones en los Juicios de lesa humanidad de muchos milicos que hasta hace poco decían «no cometí ningún acto ilegal, me basé en Conintes o en la 20840» o «no cometí ningún acto ilegal, respondí a ordenes de la democracia con la 20840«, y es cierto. Fue todo legal, pero fue ilegítimo el armado de desaparición forzada. La represión la tenían permitida. Eso es muy interesante. Y te doy un dato más que reafirma esta hipótesis: los Organismos de Derechos Humanos son todos anteriores al golpe, no son una reacción a la desaparición de Videla. Todos los organismos de Derechos Humanos se fundan entre 1974 y 1976, antes del golpe. Menos Madres de Plaza de Mayo que se funda en 1977. Pero las Madres aparecen como Madres de Desaparecidos desde el año 1975, así lo registran las conferencias. Comienzan a reunirse sin el nombre Madres. ¿Por qué tenés el bloque de los organismos de Derechos Humanos entre 1974 y 1975? Por los 20 años anteriores: Conintes , 16970, 20840. Sin esos 20 años de represión sistemática, no podés entender como surgen los organismos previos al golpe -Movimiento ecuménico por los Derechos Humanos, SERPAJ, APDH, familiares de detenidos por razones políticas-. Ahora, eso le va a permitir a Videla entre Agosto de 1976 y Marzo de 1977 hacer todas las modificaciones vigentes de las leyes económicas que aún siguen vigentes en la Argentina.

LS- Y, en el plano económico, ¿Qué modificaciones realiza Videla y los genocidas acompañantes?

BN –  Lo primero que va a hacer es promulgar  la Ley de descentralización de depósitos, es decir, el Banco Central, que tenía toda la plata de los bancos, se la devuelve a los bancos, desfinancia al Banco Central y tiene que empezar a pedir deuda. La otra ley es la Ley de Inversiones extranjeras, que dice que cualquier capital extranjero está en igualdad de condiciones que capitales argentinos. Es una locura, un capital argentino no puede competir con uno extranjero. Lo dice textual. Iguala la legislación para ambos capitales y permite a los capitales extranjeros ingresar al país, generar utilidades y girar las utilidades al exterior cuando quieran. ¿Se entiende la gravedad de esto? Y la siguiente ley es la de febrero de 1977: Ley de Entidades Financieras  que permite la concentración financiera en la Argentina hasta nuestros días. Entonces, las leyes represivas son las que van a ir inclinando la balanza hacia la valorización financiera. Por eso hablamos de que los últimos 60 años fueron de “Desaparición y Deuda”. Cada vez que se generalizó la apertura de bienes y capitales y la valorización financiera, se fueron sancionando leyes (primero de ley de bancos, la de ley de Inversiones extranjeras, Ley de Entidades Financieras) y en paralelo leyes de represión salvaje. Videla generaliza todo eso en un nuevo programa económico y en una nueva legislación que sigue vigente.

LS- ¿Qué pasó, ya en los años “democráticos”, con las leyes elaboradas en el genocidio.

BN- La Ley de Inversiones extranjeras, sigue vigente, con una modificación de Menem, en el año 1993, que se derogó y se modificó con el decreto 1853. Pero cuando vos lees el decreto 1853 es exactamente igual de la Ley de Inversiones extranjeras de Martinez de Hoz, es el mismo articulado, es una copia. Dice que los capitales extranjeros pueden ingresar al país, se rigen igual que los capitales nacionales y pueden girar sus utilidades al exterior casi sin pagar impuestos o sin pagar directamente. Y esta sigue vigente.

Cuando llega la siguiente avanzada del liberalismo, que es el menemismo -es decir, 20 años después del inicio de la dictadura de la desaparición de personas-, lo que se va a hacer es legislación que favorezca la valorización financiera y la especulación financiera y, como existen las leyes de represión, lo que se van a hacer son protocolos de seguridad. Y esto es algo bastante olvidado: Menem lo primero que hace es protocolos de seguridad contra disturbios en la calle, contra los cortes de calle. Lo mismo que hizo el gobierno de Cambiemos apenas asumió: modificar los protocolos de seguridad -antipiquetes etc.- con la excusa del bien a resguardar que es lo material y la vida de las personas -en ese orden-. Continúa con esa escalada represiva.

LS- Los últimos 15 años, según Napoli.

BN- Primero que nada en ese marco de desarrollo de leyes represivas, tenemos una constante que nunca se afloja que es el crecimiento de la deuda. Salvo el salto que pega en 1963 con Illia, que es cuando se sale del FMI por dos años y medio, después sigue creciendo. Entonces tenés un acumulado de deuda, ya lo dijimos, de 1400 millones de dólares en 1946, a 307 mil millones de dólares en la actualidad. Cada proceso de aumento de deuda fue acompañado de leyes represivas y de miles de muertos y desaparecidos. Es algo que, además, parece no tener fin: ¿Por qué? La política del kirchnerismo respecto de recursos naturales y del extractivismo fue desoladora. Fue una defensa absoluta del extractivismo, del fracking, de la Barrick Gold. Recordemos las reuniones con el presidente de la Barrick Gold, derogando las leyes de glaciares para proteger el agua. ¿Esa política como se sostuvo? Con asesinatos. Entre 1983 y 2017 hubo 4900 asesinados por el Estado y 211 desaparecidos. El 70% de esos asesinados fueron en los últimos 15 años. Lo que tiene de característico este gobierno -el de Macri- es que subió el número de asesinados por fuerzas estatales a uno por día. Pero no es algo típico del macrismo. El kirchnerismo, ante una política extractivista, que beneficia a las mineras y a las grandes corporaciones, aplicó la represión. No olvidemos Andalgalá, los QOM, la represión en el sur, a los petroleros de Las Heras. Todas esas represiones fueron durante el kirchnerismo, no son un invento del macrismo. El macrismo lo que hace es profundizar eso y, a diferencia del kirchnerismo, lo acompaña de un discurso del ejecutivo que es directamente confrontativo con todos los grupos que se oponen a esta política extractivista. Por eso establece la posibilidad de que haya “grupos armados” actuando contra la nación argentina. Conintes:  su principal base discursiva y subjetiva, fue un ataque a la nacionalidad; la ley 16970 de Onganía se llamaba «Ley de seguridad Nacional». La 20840, «Ley de seguridad nacional y defensa nacional». Y el macrismo viene con un discurso que, a diferencia de los Kirchner -que tenían un discurso de empoderamiento de derechos, pero reprimieron más que Menem y que Alfonsín juntos-, con los votos y diciendo, nuevamente, que el problema es la seguridad nacional. Y que tenés grupos internos que afectan la integridad nacional y que defender esa nacionalidad es defender esos recursos y por eso son plausibles de ser eliminados. Por eso tenés los casos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel. Desde 2006, la Ley de Emergencia territorial dice que había que censar a 1532 comunidades originarias, con un presupuesto de 10 millones por año y en algunos años, doble presupuesto. En 11 años censaron 459 familias, que todavía no tienen título de propiedad, pero saben que están y lo que tienen y les falta. Este gobierno, el de Macri, a mitad de año sacó un decreto de censar a todas las villas de Argentina. En 90 días, censó 4050 villas. Y tiene los nombres de todos los que viven, quien trabaja, cantidad de hombres y mujeres, etc. Y ya empezó a urbanizarlas, está dando títulos de propiedad y les está poniendo servicios -agua, luz y gas-. En tres meses, 4050 villas y la gestión anterior no pudo con 1532 comunidades originarias, eso muestra el interés que tienen por devolver la tierra, defendiendo los recursos naturales. Ahí hay otro dialogo muy fuerte entre recursos naturales y políticas de seguridad.

¿Cómo pensas los censos y la urbanización que hace el macrismo, el manejo del territorio que tienen?

-Porque es una forma de securitizar la tierra, de valorizar. ¿Como los echas? Les doy el título de propiedad, les pongo dos servicios, lo urbanizo, la tierra vale. Vengo con un conglomerado inmobiliario y le digo a 50 familias les compro las casas. Con que la mitad la venda, me hago un edificio, la otra mitad me lo vende por presión. Ya no necesito echarlos, como a los indigenas que no van a aceptar irse de la tierra. Sectores empobrecidos que nadie defiende ante la presión de conglomerados inmobiliarios. Es una política económica-financiera: valorizar la tierra, financierizar y sacar gente así. Lo han hecho en los 90s ya.

En primer plano, la villa 31. De fondo, Puerto Madero, uno de los barrios más valorizados de Capital Federal, Argentina.

LS- Charlábamos antes de empezar del feminismo como irrupción fundamental de los últimos años. Nos decías que te parecía muy importante lo que proponía frente a la crueldad que se ha ejercido sobre los cuerpos.

BN- El tema del feminismo. Cuando vos ves la saga de ataques hacia el cuerpo, en los últimos 60 años, también tenes que ver los contextos políticos. Nosotros estudiamos historia económica y muchas veces se nos pueden pasar por alto muchas cosas. Queremos ver el dialogo entre leyes económico-financieras y leyes de represión de los cuerpos. Hay un diálogo constante y que podemos mostrar. En un contexto largo ves las reacciones por izquierda y por derecha. Desde la valorización financiera que empezó hace 60 años, tenés reacciones de la derecha intentando eliminar a los cuerpos, siempre intentan eliminar a los que se oponen y, a los que no se oponen, exprimirlos trabajando. Y ¿la izquierda que ha propuesto ante esto? La inmolación de los cuerpos: pelear y dar la vida por una Revolución. Ninguno de los dos sectores ideológicos cuidó el cuerpo. El feminismo viene a marcar una disrrupción muy grande, que es cuidar el cuerpo. El cuerpo es mío, a partir de aquí yo hago. Después decido si hago la revolución, si me caso con el mismo género, si tengo un aborto, lo decido yo, mi cuerpo es mío. Y lo primero que tengo que proteger es el cuerpo. El cuerpo como trinchera desde donde decidir qué hacer. En ese sentido, el feminismo es maravilloso: rompe con un discurso típico por izquierda y por derecha. Por eso, los encuentros feministas que juntan 50, 70, 90 o 100 mil personas, los partidos de izquierda no les pueden hacer entrismo, no los entienden. El peronismo mucho menos, porque para el peronismo las mujeres son la «rama femenina del partido”. El feminismo viene a decir: lo más importante, la muralla última, la trinchera, es el cuerpo. Es lo que hay que cuidar, la vida. Eso es un tiro por elevación a la derecha, que quiere exprimir los cuerpos -diciéndoles, además, lo que tienen que hacer en el trabajo o diciendo donde y como abortan-. Y un tiro por elevación a la izquierda que dice que hay que dar la vida por la Revolución, que hay que morir luchando. No hay que morir por una causa. Hay que vivir. Por eso del feminismo hay que aprender. Viene con un discurso que no se había tomado: la defensa del cuerpo. Y si analizamos la eliminación de los cuerpos indóciles, el feminismo viene a enseñarnos que son cuerpos indóciles pero que no quieren dar la vida sino generar vida. Son indóciles por la necesidad de vivir. Y eso es la peor indocilidad para el sistema: querer vivir. Y que quieras vivir sano y que quieras decidir por tu cuerpo.

LS- Habría una relación entre comunidades originarias y feminismo que puede ser pensada. Una defensa del territorio y de la vida, de lo propio, de lo históricamente explotado y maltratado.

BN- Sí, hay mucha articulación por el cuerpo ligado al territorio. Pero también porque los pueblos originarios no entregan la vida, no dicen «hay que luchar hasta morir». Para nada, se defienden nada más.

La pachamama como la figura femenina de la tierra. Distinta a la nuesta, porque la patria viene de Pater, padre. Es la enseñanza del españolismo que nos quedó. La patria es el suelo donde nacieron tus padres. Y para los pueblos originarios es la pachamama, la figura de mujer, que puede ser cogida y dar un fruto, da vida, hay que hacerle ofrendas y hay que cuidar. No hay que destrozar ese cuerpo con el extractivismo -que es agarrar un cuerpo y meterlo a trabajar 20 horas por día toda su vida, es destruirlo-. Hay una ligazón. Por eso es tan importante la defensa de su cuerpo que hacen los pueblos originarios, con piedras, palpando en los allanamientos que no tengan armas así no los matan: si quieren entrar a una comunidad, entren desarmados. No desconocen al Estado, estamos reconociendo nuestro cuerpo como la última trinchera, lo que nos queda. Hay que pensar en lo grave que es lo de los pueblos originarios: están sobre uno de los suelos más ricos del planeta, las poblaciones más empobrecidas. Si vos ves el censo nacional, los sectores más pauperizados, están sobre el suelo más rico. Sobre un suelo que puede dar de comer y tiene reservas de recursos naturales únicas en el mundo. Un subsuelo muy rico, con gente muy pobre arriba. Con una legislación que no los protege. A ningún político ni gobierno le ha interesado los pueblos originarios.

LS- ¿Cómo lees el macrismo? ¿Cómo transitás los últimos meses políticos? ¿Cómo ves al kirchnerismo en perspectiva?

BN- La sensación que te queda del kirchnerismo es: nos estamos bancando un discurso contra revolucionario, por una revolución que no hicimos. Nos están diciendo de todo y no llegamos a hacer casi nada. No llegamos ni a la pata civil de la dictadura.

LS- Es un revanchismo desmedido

BN- Sí, porque no hicimos ninguna revolución. Si la hubiesemos hecho, me banco el revanchismo. Pero no cambiamos la estructura económica, legal, que beneficia al sistema financiero, a los terratenientes, y que te mantiene un sistema tributario diferenciado. Ni siquiera eso cambiamos. Ni siquiera la ley de entidades financieras. Uno de los arietes que les permite ese revanchismo es la supuesta «corrupción», que no es otra cosa que un sistema legal armado para el sistema financiero, para los que más tienen. Un país fundado por terratenientes, armó leyes para terratenientes y latifundistas. Y esos terratenientes y latifundistas escribieron la legislación de todas las provincias entre 1850 y 1880 es en base al latifundio: ley de vagos, ley de conchavos, obligación de trabajar en mis campos, Rosas, Urquizas, López. Hasta 1900, Tucumán y Jujuy, tenían leyes de conchavo: si la policía te agarraba y si no demostrabas que laburabas para alguien te metían en cana y a la mujer la podían mandar de sirvienta, si no demostraba que tenían patrón. Hasta 1900. Las cambiaron por edictos policiales, que se institucionalizan con Perón. Es un Estado dirigido por terratenientes, latifundistas y empresarios siempre. Hoy lo que sufrimos no son actos de corrupción, son legislaciones absolutamente desiguales.

LS- Ya para terminar: atravesamos, en la conversación, gobiernos democráticos, golpes de estado, dictaduras y “democracias”. A la luz de lo que trabajás, pensás y estudiás, ¿Cómo ves la oposición dictadura y democracia?

BN- Esto no hay que tener miedo de plantearlo, hay que decir las cosas como son. Cuando uno analiza, como ya hicimos, la historia de las leyes represivas y económicas, la frontera, la línea, entre «dictadura» y «democracia» se disuelve. Es más, han sido complementarias porque una se sostuvo en las leyes de la otra. No hay diferencia. ¿Qué diferencia hay entre Frondizi y Onganía? Ninguna, son unos salvajes los dos. A parte uno se baso en otro, y la 20840 se baso en lo anterior. Y Videla se basa en lo anterior: encuentra los CRD de Onganía y tiene todo armado, divido en zonas y subzonas. Y la democracia desde 1983 mantuvo las leyes económicas de la dictadura, ley de Entidades Financieras, por ejemplo. Este es el Estado de Derecho que supimos conseguir. No tambalea por algunas detenciones, ni está en peligro. El “Estado de Derecho” es esto, un Estado Derecho y Rígido, hecho a medida de algunos sobre otros desde su fundación, pero con caracteristicas muy propias de los últimos 60 años producto

de este diálogo entre Desaparición y Deuda.

10/12/2017

Foto de Nair Castillo, tomada en el Centro cultural Almagro en la presentación de La Chispa

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