Anarquía Coronada

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Apuntes sobre el Che

Apuntes sobre el Che // John William Cooke

Elegimos recobrar un texto poco leído y apenas mencionado: los apuntes “dolorosamente  garrapeados” que sobre el Che Guevara esbozara John William Cooke.

El vinculo entre ambos era estrecho: la política y la revolución delinearon el proyecto común que enlazo sus vidas. Apenas un año fue el tiempo que separo ambas muertes, de octubre de 1967 a septiembre de 1968. Como homenaje al aniversario de la muerte de quien fuera el delegado político de Perón durante los primeros años de la resistencia e ideólogo del peronismo revolucionario, la revista Nuevo Hombre, donde participara activamente su compañera, Alicia Eguren, publico este texto a lo largo de tres números sucesivos. En otro octubre, el de 1973, la revista Compromiso publico estos borradores, únicamente acompañados con un poema de Eguren titulado “Seis años sin el Che”.

En este octubre, reproducimos este escrito sin variaciones respecto a las ediciones anteriores, incluida la Nota que aparece incorporada a los Apuntes y que no pertenece a Cooke- presumiblemente escrita por su compañera. Es notable la importancia de este” texto encontrado” , que permite reconstruir, al mismo tiempo, un momento histórico, un cierto estado a las reflexiones de Cooke y los encuentro entre el peronismo, el marxismo, y la experiencia cubana.

[1] Tanto la introducción como el texto de John William Cooke fueron recuperados de la revista “La escena contemporánea” Nro 3, octubre de 1999

Apuntes sobre el Che, John William Cooke

          Plan

                                                   Revolucionarios

                                                   Otros

  1. I) Reacción ante muerte: Malos entendidos

¿Ejemplo admirable abstracto?

  1. II) Desdibujado homenaje:Unido a una praxis

III) Homenaje=praxis. Vanguardias: No Che = reflujo temporario

  1. IV) ¿Che = guerrilla?

V)Che: acercamiento pueblo argentino

  1. VI) Santo

Héroe

VII) ¿Valía la pena?

Apostolo la vida

VIII) Cadáver

  1. IX)Arquetipo abstracto
  2. X) ¿Flirteo con la muerte?

– Psicoanalis

– Romántico

– Poeta maldito

– Amor. Compasión

  1. XI) HISTORIA

Junto futuro y presente

Palabras y acción

La Revolución no debe mentarse en vano

Arquetipo moral.

Guerrilla.

FINAL          CHE                  Santo

Héroe

Tanatos

Romántico. Poeta maldito.

I-II

Buscando su destino americano el Che Guevara se encontró, en un recóndito paraje agreste con la muerte de metralla que desde hacia mucho tiempo formaba parte de su cotidiana contingencia guerrillera. Aunque las difíciles circunstancias en que se venia desenvolviendo el grupo de patriotas a su mando multiplicaba el coeficiente de esa probabilidad, el hecho nos produjo la impresión de absurdo y gratuidad con que se reciben las muertes prematuras y cercanas.

De pronto sentimos que se había devaluado el poder significativo de las palabras, que solo pobre desteñidamente lograban aludir a las dimensiones del holocausto, al grado de nuestra desolación. En ese atroz vació de octubre, nuestra rabia clamaba contra la injusticia de que el Comandante hubiese caído “cuando aun no era el tiempo de morir” . Sin embargo, a través del mundo de las voces revolucionarias coincidían en afirmar una sola verdad esencial, que rescataba el sentido de luto colectivo: más vivido y apremiante que nunca, vibraba en las conciencias la convocatoria del Che para los compromisos totales de la lucha liberadora. Lo expresaba el grito de guerra que simultáneamente afirmaba en todos los idiomas: “El Che vive”. De entonces a ahora, los insurgentes del tercer mundo, los activistas del “poder negro”, los obreros rebeldes y los estudiantes europeos, demuestran que el desdeñoso desafiante de la muerte sigue triunfando sobre ella como calida presencia que inspira a los que se alzan contra las estructuras de la opresión.

La memoria del Che no admite otro tributo que los de esa voluntad de militancia que guía a los núcleos que en nuestro país buscan como mejor pueden, formas y métodos para iniciar el proceso de enfrentamiento violento con las fuerzas de la dependencia y de la explotación. Es en relación con esas actividades que nos parece oportuno referirse a ciertos factores que integran el cuadro nacional de situación como consecuencia directa del episodio de Bolivia.

(Interpolación) Es la marcha combativa de los núcleos combativos que en nuestro país buscan más que variantes. De núcleos combativos que en nuestro país están identificados con esa…

En primer termino las perspectivas que se abren por las repercusiones emocionales que produjo en el pueblo esa tragedia de coraje y de soledad; y que aun en medios burgueses despertó una admiración testimoniada explícitamente o mediante actitudes de respetuosa circunspección.

Esa loable amplitud de los homenajes, conspira por otra parte, contra la compresión de las autenticas proyecciones y significado de lo ocurrido, y se presta a que el periodismo encubra sus tergiversaciones tras el fácil reconocimiento de algunos méritos personales al enemigo ya aniquilado. Propósito que cumplen también ciertas lagrimas de cocodrilo

“izquierdistas”, buscando saldos póstumos del héroe a quien en vida combatieron con perfidia, y depaso propaganda equívocos y malentendidos sobre sus acciones e ideas. No interesa refutarlos indignamente sino señalar sus principales tácticas y variantes en cuanto tienden a malograr las tareas de esclarecimiento que pueden contribuir decisivamente a que surja una política revolucionaria que sea síntesis eficaz de las experiencias dispersas.

(Interpolacion) Che: lo que representa, lo que ejemplifica: la construcción del hombre nuevo sobre las ruinas del viejo orden y sus alineaciones ya ha comenzado y el tiempo ya esta maduro para la lucha y el sacrificio con que se inician las batallas definitivas. No hay epopeyas gloriosas pero lejanas sino estas, las de hoy mismo…

La figura del Comandante guerrillero no permite sectarismos que la identifiquen con alguna parcialidad de su pensamiento que nos resulta particularmente importante. Ni sus tesis son verdades intangibles ante las cuales solo queda prosternarse en aceptaciones acriticas, lo que seria doblemente ridículo en el caso de quien tan elocuentemente expreso el rechazo de la Revolución Cubana por los dogmatismos paralizantes y las sabidurías inmanentes bebidas en textos canónicos. Pero tampoco permitimos que su persona se desdibuje en un ritual de honras convertido en un fin en si mismo donde se lo reverencie “ a pesar de sus ideas” o “independientemente” de ellas.

Las consecuencias con los principios llevados hasta el sacrificio de la propia vida es un espectáculo humano admirable. Reivindicar a nuestro compatriota como otro de los ejemplos ilustres que registra la Historia podrá parecer a algunos el máximo tributo a su memoria.

Para nosotros, desentenderse de cuales sean los principios que lo inspiraron a sustituir el acto real y concreto por su representación; eliminar su vivencia histórica como reverenciarlo como simbología estética. En síntesis, es seccionar los lazos directos, inmediatos, vi vientes, íntimos, que tiene con nosotros y con esta época. Archivarlo como biografía celebre que el transcurrir del tiempo ira empalideciendo de mas en mas es una manera rastrera de ignorarlo, volver abstracto un ideal que es el de nuestra América y de nuestro mundo actual y que implica una praxis que tiene como fin ultimo la libertad de los hombres que estos solo alcanzaran por medio de la lucha. Su vida, pasión y muerte no se agota como experiencia singular sino que se justifica y perpetúa como parte de esa empresa colectiva. El Che seguirá formando parte de nuestra circunstancia mientras haya quienes  compartan ese proyecto para la transformación del mundo, que el enriqueció teóricamente y sirvió hasta las ultimas consecuencias.

Si algo bien presente, era que su vida y pasión no se agotarían como proceso singular sino que se justificaban como parte de esa empresa colectiva que lo perpetuaría. Lo dijo de mil maneras y nunca tan elocuentemente como en su ultimo mensaje: …”Si nos toca algunos de estos días lanzar el ultimo suspiro sobre cualquier tierra, ya nuestra, regada con nuestra sangre, sépase que hemos medido el alcance de nuestros actos y que no nos consideramos mas que elemento; en el gran ejercito del proletariado”. Ese gran ejército de la independencia latinoamericana solo existe, por ahora, en la esperanza y en los planes de los destacamentos de vanguardia que tratan de cumplir abnegadas y difíciles tareas precursoras.

Para ellos, las consecuencias inmediatas a la tragedia de Bolivia son bien graves. Hemos perdido a nuestro Comandante de los Andes que ya no aportara sus dotes excepcionales a la conducción de la penosa  guerra en ciernes, ni servirá como punto de confluencia para los núcleos incordiándoos entre si pero coincidentes en su liderazgo cimentado en sus antecedentes personales y en los nexos que establecía con Cuba, físicamente aislada por la insularidad y el bloqueo imperialista.

Además su desaparición recarga el complejo de factores adversos que afrontamos: es evidente el reflujo del entusiasmo y la combatividad en medios donde la predica revolucionaria encontraba ecos propicios hace apenas un año, y la perdida de confianza y viabilidad de una salida insurreccional en sectores que en principios aceptan que no hay transición pacifica hacia un país autodeterminado interna e internacionalmente y apto a satisfacer las reivindicaciones de los desposeídos. Este ambiente fue aprovechado por la nube de teóricos que viven racionalizando la pasividad y predicando un “realismo” prudente que es una modalidad estricta del reformismo. Aunque presumen de utilizar un sistema científico de investigación, ni siquiera cumplieron con el más elemental recaudo de buen juicio: partir del análisis de la experiencia bolivianas – cuyos datos faticos recién se van conociendo – . Prescindiendo de eso, afirmaron que el desastre se debió a que el método guerrillero es impracticable. Impracticabilidad que, a su vez, esta demostrada por el desastre acaecido. Así, mediante un razonamiento circular en que las premisas no son demostradas en confontracion con la realidad sino que se apoyan recíprocamente, los puntos de vista que se sustentaban reaparecen luego como “ conclusiones” de análisis sedicentemente críticos. Y luego de repetir sacramentalmente que la solución final solo se lograra por la violencia terminan impugnando, junto con la guerrilla, toda la política que concretamente tenga como base una estrategia de lucha armada para el poder.

Todo lo que tienda a la violencia a la provocación o delirio. La epopeya final remitida a un futuro indefinido en que se dará una constelación de condiciones que nada tienen que ver con las presentes será ineluctable y solo exige ahora que seamos consecuentes en las prácticas reformistas.

Aclaremos que el problema del “ foco guerrillero” es ajeno a lo que aquí estamos considerando. No hay duda que todo planteo serio sobre los métodos de la lucha revolucionaria no puede prescindir de tomar en cuenta un hecho tan importante como el de Bolivia, que debe ser examinado a fondo para saber en que medida el descalabro obedeció a causas especificas de ese intento o es ilícito inferir de el fallas en la concepción militar a que respondía. Lo que rechazamos es que se sustituye la confrontación entre teoría y realidad, indispensable para todo dirigente responsable, con la utilización del episodio por parte de los “ filósofos” de la revolución a poco precio.

Como mucha gente personificaba en el Che la eficacia de la guerrilla, nada más fácil que presentar su muerte como probatoria de lo contrario, ni más deshonesto. Pues que el Che no haya logrado, mediante el éxito, demostrar la bondad de sus tesis militares, no permite concluir con el fracaso las invalida.

Consecuente consigo mismo fue al monte y al sacrificio, pero no convirtió en piedras de toque para el fallo sobre sus concepciones el resultado de una tentativa cuyas abrumadoras desventajas, conocía demasiado bien.

También rechazaremos la actitud de singularizar a Guevara como el pugnador del “foco guerrillero” y basar en ello su valorización como teórico revolucionario. Lo que enseño con la palabra y la acción fue mucho mas amplio y trascendente: la urgencia de la lucha armada para conquistar la libertad; la posibilidad que se le abre hoy a nuestros continentes subdesarrollados para terminar con las estructuras de la dominación colonial y la injusticia social; la concepción de una estrategia común contra el enemigo que universaliza su opresión y debe ser combatido por medio de frentes de luchas que se vayan abriendo en todos lados ( “Hay que crear dos, tres, muchos vietnams; esa es la consigna”); el papel de las vanguardias, definidas en función de su praxis encaminadas a desatar las energías de los pueblos: para oponer su viloncia a las clases dominantes; la falacia de confiar en procesos ajenos a nuestra voluntad el advenimiento de un nuevo orden político-social; la formación del “ hombre nuevo” estimulando desenvolvimiento de los valores morales alineados en la deshumanización de la sociedad clasista; la solidaridad como base de la convivencia en la construcción del socialismo y de las relaciones entre movimientos y países revolucionarios.

En fin, el esquematismo de una enumeración no hace justicia a la riqueza de sus ideas, ni de los planteos con que las aplicaba a los problemas concretos que encaraba.

Es pueril también evaluar sus aciertos como teórico en base a buscar principios “inéditos” , “teorías originales” : el no creo un sistema de ideas como pensador solitario sino que fue participe de una creación colectiva que es la de la revolución cubana.

Toda revolución va encontrando formas frescas, renovadas, determinadas soluciones a determinados problemas sobre los cuales no se adjudican ninguna paternidad.

Dentro de esa apreciación real del tema que consideramos, los grandes revolucionarios apuntan menos enfoques y argumentos, y a veces llegan por caminos propios a redescubrir lo que ya habían transitado los otros.

Es en el contexto de ese humanismo sin retórica ni concesiones que debe ubicarse la empresa boliviana y el papel protagónico del Che.

La discusión de la guerrilla como vía para la emancipación latinoamericana continuara por mucho tiempo. Peo, resumiendo lo anterior, deseamos diferenciar entre los discrepantes puntos de vista que resulten de una apreciación honestamente revolucionaria de los hechos y los recursos confusionistas que se valen del drama boliviano para: a) utilizarlo como argumento para descalificar, sin base en un examen riguroso de los hechos, las tesis militares del Che; b) reducirlo a una ordalía en que se demostraia que esas tesis eran correctas si triunfaba y falsas en caso contrario; c) presentar a Guevara como simple propugnador de la concepción guerrillerista pasando por alto que eso era parte de una amplia y rica concepción revolucionaria.

Ellos creen que vivimos el tiempo opaco en que los progresos revolucionarios son necesariamente lentos, porque solo al cabo de una evolución del estado burgués se irán dando condiciones para que la toma del poder por los trabajadores pueda ser posible. Nosotros, en cambio, estamos convencidos de que vivamos una época en que la revolución esta madura y en que la praxis puede apurar las condiciones objetivas. La abstención de los reformistas no es impuesta por una lectura legible de la realidad, sino que esa abstención es la prorroga de existencias de las burguesías.

Nosotros creemos que depende de una praxis el estallido y la modificación de las condiciones que actualmente impiden llegar a ello. Ellos, en cambio, sostienen, que son las condiciones objetivas las que obligan a no largarse. Esa concepción corresponde a quienes ven a la Historia como algo externo y ajeno al hombre. El Che, en cambio, tiempo presente, tiempo futuro, mensajero de la muerte y del futuro, nos enfrenta con la muerte como posibilidad inmediata, porque el destino deja de ser indefinida imagen imprecisa en el porvenir, sino una tarea cuya hora ha sonado ya.

III

Junto  a las repercusiones inmediatas negativas para las agrupaciones revolucionarias surge un hecho nuevo que parece ofrecerles amplias perspectivas favorables, y que debe ser estudiado en sus verdaderos alcances y posibilidades.

Nos referimos al contacto de las masas argentinas con el compatriota asesinado, proceso que creo tuvo dos tiempos, cronológica y cualitativamente hablando.

El primero consistió en la desaparición de la muralla alzada por la propaganda burguesa, que fijo una imagen popular del Che como personaje exótico, sobre el cual variaban las interpretaciones, pero siempre dentro de ese carácter del individuo ajeno, perteneciente al lejano y pintoresco mundo del Caribe.

Las truculencias periodísticas a raíz de su desaparición de Cuba, lo mantuvieron como tema de las crónicas, pero a fines de 1966 paso a ser un fantasma que rondaba nuestras fronteras. Poco después, su espectacular reaparición publica con el Mensaje de la Tricontinental, determino que la prensa, incluida la sensacionalista, que llega a capas mas populares, divulgasen rasgos biográficos que fueron dando entidad al ser novelesco y trashumante. Casi a renglón seguido, las noticias espectaculares fueron acaparadas por el proceso Regis Debray y a la guerrilla boliviana, y se fue afirmando la conjetura de que  Guevara desempeña es esta un rol estelar. Bolivia forma parte del ámbito geográfico que el argentino del común concibe como realidad inmediata, para lagente del Noroeste integra su propio hábitat. Por si algo faltaba destacar al Che en el interés directo de nuestra vida nacional, el gorilaje corre en ayuda de sus colegas bolivianos y acordona las provincia limítrofes con tropas, objetivando la artifiocidad de una separación que solo es tajante en los colores de la cartografía, pero que la geografía concreta ignora, lo mismo que el revolucionario y que los órganos represivos.

El Che Guevara ya es componente de nuestra vida social: se lo comenta en la cola de la feria, en el café en la fabrica. Nadie olvida ni por un instante que nació en la Argentina, y a cada rato asoma la reivindicación posesoria de ese connacional extraordinario.

Para contrarrestar ese peligroso acercamiento de un pueblo oprimido e impotente con una praxis insurreccional, se apela a una artimaña típica: un cable noticioso transcribe presuntas declaraciones del general Peron atacando al Che; pero el efecto es contraproducente, pues inmediatamente Peron expide un enérgico desmentido, denunciando la maniobra como un intento de dividir a los que luchan por la liberación nacional latinoamericana.

La segunda parte del proceso se produce con su muerte: el impacto emocional es de una intensidad que excede el impulso afectivo que despiertan siempre los héroes abatidos por la fatalidad. El fenómeno no es simplemente por efecto acumulativo de la “aproximación” previa y el desenlace trágico de su protagonista. Considero que se opera un hondo cambio cualitativo en la actitud espiritual hacia el. Por una parte, su caso se integra con algunas constantes culturales de nuestro pueblo: el culto al coraje, el desprecio por la ley como algo ajeno, impuesta a los humildes “desde arriba”, la identificación con los rebeldes que se baten solidariamente con las fuerzas tremendistas del orden constituido.

Esos héroes de la tradición plebeya persisten en la memoria de las generaciones. En cualquier rincón del país, y a todos niveles de cultura Martin Fierro continua batiéndose con la partida y denostando a los poderosos. Cruz reivindica con su gesto solidario los valores del hombre de la tierra. La montonera opone sus lanzas a la codicia de gringos y porteños.

Sea por un acto reflexivo o por una asociación de ideas espontaneas, de pronto, ese patrimonio especial, no deteriorado por un siglo de culturalizacion alineante se objetiva en un hombre real, próximo, contemporáneo. Con un agregado: nadie ignora que ningún azar desgraciado, ninguna compulsión externa había empujado al Che a esa situación limite, sino que era una situación voluntaria dictada por su  propia conciencia.

La gente de la base es muy sensible a ese ejemplo de coherencia entre las palabras y los actos, aunque para explicarlo recurra a los modelos que forman parte de su bagaje conceptual. No es extraño, entonces, que muchos de los que nos piden una explicación de “como era el Che” invoquen la noción de santidad aplicada a lo laico. En ese orden de cosas, un sacerdote lo ha definido con mas precisiónpatriótica, como “ un héroe cristiano” ( R.P. Hernan Benitez).

Un intelectual uruguayo, Eduardo Galeano, comenta que por su capacidad de sacrificio era el dirigente mas parecido al cristiano de las catacumbas. El Nuncio Apostólico en Cuba, monseñor Zacchi, ante una pregunta hace poco, sobre Fidel Castro, respondió al periodista: “Yo lo considero eticamente un cristiano”.

Y el propio Fidel quien , al hacer el panegírico de su camarada caído dice: “El Che reunía, como revolucionario, las virtudes que pueden definirse como la mas cabal expresión de las virtudes de un revolucionario: hombre integro a carta cabal, hombre de honradez suprema, de sinceridad absoluta, hombre de vida estoica y espartana, hombre a quien prácticamente en su conducta no se le pudo encontrar ni una sola mancha.

Constituye por sus virtudes lo que se puede llamar un verdadero modelo revolucionario”.

Después de haber eliminado su lejanía, el final brutalmente elocuente del Che fue como un relámpago que ilumino de golpe toda la admirable trayectoria, perfilando la imagen aun difusa con los rasgos propios del santo o del héroe y estableciendo el vinculo extrañable que liga a uno y otro arquetipo con la multitud, que ve en ellos a sus semejantes, pero con aptitud para llevar hasta los extremos del absoluto las virtudes que solo concebimos, ordinariamente dentro de los limites “humanos” hasta consumar sin vacilaciones, y como parte de los trabajos de las horas y los días, la inmolación definitiva de la que todos se sienten destinatarios. Y que habrá cumplido sus fines en la medida en que se convierta en reconocimiento de la filosofía que sostuvo esa conducta de ilimitada generosidad.

(Interpolación)El no buscaba su autosacrificio. Buscaba la victoria…

…Para que no se lleven las aguas torrentosas…

…Su muerte física: un alto coeficiente del calculo de probabilidades.

Pero su otra muerte…solo nosotros podemos.

Por eso era exacto que no le ha llegado el tiempo de morir.

…Los hombres se reencontraran con el en los potreros del alba…acerco las palabras a la verdad. Punto de reflexion…

(Hay varias palabras y hasta parrafos ininteligibles)

IV

Más allá del acontecimiento y sus fúnebres esplendores, la intuición popular capto su densidad histórica, su filiación en la lucha emancipadora del continente. Esta penetrante aproximación esta cargada de promesas, a condición de que logremos que se comprenda, ademas, su inserción en el proceso inconcluso cuyas tareas nos reclaman. Sabemos que la historia de Latinoamérica esta hecha de epopeyas y catástrofes, de breves apoteosis y largos horrores. En la medida en que creemos que termina el tiempo muerto de la impotencia y la frustración mas acuciante se vuelve la mirada que busca en ese pasado las claves que ayuden a orientarse en este presente confuso, ambiguo y desarticulado en que nos proponemos el advenimiento de las batallas definitivas que consumen esa vocación de auto-destino malogrado por el semicolonialismo.

Y mas vehemente es el rechazo de la fabula sin sentido que los engranajes culturales que la dependencia difunde como historia oficial desde hace un siglo; en cambio , sentimos la intima proximidad de lo que estaba perdido en las brumas del tiempo o disperso en un catalogo de anécdotas inconexas y falseadas. Se vuelven vivas y reales las hazañas de Tupac Amaru, las esperanzas de tantos lanzamientos indios, negros, mulatos y zaparrastrosos que oligarquías crueles y rapaces ahogaron en sangre.

Fuera de la iconografía patriotera que entrevera a héroes y canallas, las figuras cumbres de las luchas independentistas repiten sus verdades peligrosas largamente sepultadas bajo el polvo retorico de la cultura vasalla.

Incorporar al Che a esa nomina de próceres americanos es un acto de justicia histórica, pero insuficiente en si mismo porque oculta lo mas importante para nosotros. Es que si hay verdades de nuestra América Latina que son permanentes, cada época tiene sus verdades propias que se renuevan la vigencia de aquellas: una versión para expresar la necesidad existencial de la patria bolivariana, un puñado de hipótesis estratégicas para enfrentar a los opresores de turno, un esquema de comunidad libre que habrá de realizar los valores que hoy son negados al hombre americano. La figura del Che enraiza con la de los próceres y mártires de la búsqueda de ese sueño incumplido, pero expresando la verdad de nuestro tiempo. Las historias académicas, lo sabemos, lo destinan a integrar la legión de mártires relegados al olvido o infamados por haberse rebelado contra la civilización del statu quo Pero tampoco constituye un reconocimiento el incorporarlo a la cálida tradición que vive en la memoria agradecida de los pueblos por cuanto forma parte de nuestra realidad presente y su leyenda es parte de nuestras luchas por las reivindicaciones inalcanzadas.

Habrá muchos “izquierdistas” que trataran de apurar ese transito hacia el panteón de los precursores ilustres, donde no habra inconveniente en homenajearlos con exangües flores de lirismo revolucionario abstracto. Pero es nuestra tarea que la admiración y el respeto de los sectores populares se conviertan en conocimiento e identificación y no se esterilice en alguna forma de cristalización legendaria o histórica que le quite al Che su verdad presente para otorgarle una inmortalidad de museo de cera.

VI – VII – VIII – IX

      Esa inerradicable presencia del Che en la dinámica creciente del enfrentamiento global entre las fuerzas que tutelan los privilegios minoritarios y los movimientos que se alzan contra esas prerrogativas intolerables esta patentizado en el proceder de sus victimarios. Herido y capturado seguía siendo peligroso. Entonces los agentes de la CIA y los pequeños déspotas militares de Bolivia asesinaron con alevosa premeditación al prisionero y a sus compañeros. Y como intuían que aun así no quedaba eliminado como factor – de perturbaciones hicieron desaparecer su cadáver. El primitivismo de creer que la amenaza provenía de esos restos de materia sin vida es simétrico a la sofisticación de quienes tratan de crear un ídolo vacío para sustituir al personaje real y cargado de la potencia explosiva de un ejemplo de predica revolucionaria insertadas en el medio de esta América grávida de conflictos retardados. Esta formula para exorcizar el espectro del líder ajusticiado es la que no debemos subestimar. En cambio el acto perpetrado por los sicarios del imperialismo carece de eficacia y solo sirvió para mostrar hasta que punto llega la abyección de los cruzados “occidentales-cristianos”.

Nosotros tenemos un ejemplo bien conocido de ese imbécil fetichismo gorila: los homicidas del bombardeo  a Plaza de Mayo, los vencedores del pueblo indefenso, los estrategas de la proscripción y el Conintes, cosecharon parte de sus laureles en una batalla que desde hace trece años libran contra el cadáver de una compañera que consagro su vida a servir a los trabajadores y a los desvalidos.

Ese atentado contra la decencia fue contraproducente para los fines perseguidos. Desde el punto de vista político nos hicieron un señalado favor. Mientras en las bases existe conciencia bien clara del significado revolucionario de Evita, se impidió que ese significado se aguase en la esterilidad de los ritos para adorar sus relatos, para lo que los burócratas peronistas hubiesen prestado una contribución inestimable.

Pero que la difamación o la desmemoria es la tentativa de sacralización histórica o moral del Che. El culto a los muertos despojándolos de aquello que nos compromete, adaptándolos a la morbosidad de las soluciones sin riesgo, en el caso del Che, el formalismo litúrgico es una manera de servirse de el, de “cosificarlo”, otorgándole una supervivencia que no es mas que la firma hipócrita del olvido, o la negación de sentido que tuvo su vida. Y que ofrendo en la certeza de que perduraría en la única forma que mantendría intactos sus lazos con los seres humanos, es decir en el recuerdo que lo reconoce en la verdad de su existencia, que encuentra acogida y continuidad en lo inacabado de las vidas consagradas a llevar adelante el proyecto para la realización de lo humano. Solo ese tipo de vínculos admite la figura del Che que convoca a la solidaridad activa que resulta negada en el formalismo litúrgico.

(Interpolacion) Peor que el odio y la desmemoria es adjudicarle esa supervivencia de museo de cera a nuestro compatriota, que murió con la certeza de que perduraría en la única forma de recuerdo que mantendría intactos sus lazos con los seres humanos, es decir, en el que lo reconoce en la verdad de su existencia, que encuentra acogida y continuidad en lo inacabado de las vidas consagradas al proyecto que el sirviera con la suya.

Ademas, como arquetipo abstracto canonizado en algunas de las inmortalidades transitorias y formales, pierde el peso demostrativo que tiene como hombre próximo a nosotros, que compartió nuestra misma circunstancia. Era un hombre común, surgido de nuestro medio: rosarino, estudiante, asmático, jugador de rugby, ciclista, lector de “El Gráfico”, con una visión de la realidad argentina donde se mezclaban aciertos y alineaciones distorsionantes. Ningún hado lo predestino para la gloria. Su espíritu de justicia, su generosidad – virtudes arraigadas en nuestra gente – y su aguda inteligencia, en contacto con las miserias de nuestra América, le fueron dando una conciencia cada vez mas lucida de que solo habría soluciones si se barría violentamente con las estructuras del coloniaje. Una serie de azares lo llevaron a encontrarse con Fidel y a participar en su aventura, aparentemente signada por la catástrofe.

Lo demás es conocido, desde su penoso bautismo de fuego al desembarcar en Cuba, herido y ahogado por el incendio del maizal en que estaban rodeados por las tropas de gobierno hasta su muerte en manos de los rangers bolivianos. Dirigidos por los expertos yanquis, consiguieron eliminarlo físicamente. Presurosos sepultureros quieren completar la obra desarmando su recuerdo. Pero ese profeta armado sabia que no dejaría de serlo porque cayese con su fusil .

“Bienvenida”…

La gente de buena voluntad nos pregunta: ¿Valia la pena que una figura de tanta importancia para todo el proceso revolucionario corriese esos riesgos desproporcionados y fuese a morir en una lucha aislada y solitaria? Recordemos la frase de su mensaje que sintetiza gráficamente su pensamiento “…Si nos toca algún día de estos…” El creía en la invencibilidad de la guerrilla pero no en su propia invencibilidad. Su muerte no era el fin de la aventura sino parte de ella,  y tal vez una formidable carta de triunfo. Se arriesgo porque perdiendo la vida también la ganaba. Por eso Fidel Castro confirmo su muerte, cuya gravedad era el primero en comprender.

Si tenia razón  o no respecto de la guerrilla, solo el futuro podrá dar la respuesta categórica.

Por ahora, la experiencia en Bolivia, dato que no puede omitirse en el análisis, resulta sis se toma como probanza de la inaplicabilidad del método. Seria desconocer que las revoluciones triunfantes desatan jalonadas de desastres, que la victoria final confirma como avances hacia el objetivo logrado.

Y que la discusión no es en abstracto, computandolos fracasos de un tipo de lucha, pero sin oponerle en la practica otro mas eficaz. Mientras solo éxito probara la verdad de la tesis guerrillera o de cualquier estrategia que se plantee en su reemplazo, ninguna historia mas desastrosa que la de los métodos reformistas, las postergaciones de la estrategia violenta a la espera de “condiciones objetivas” que nunca son las actuales, etc., que han malogrado ademas, mas combatientes que la guerrilla, sin poder computar ni una victoria.

Por sobre todo el Che aposto su vida a los hombres, a la capacidad de ellos de tomar como guía todo ejemplo individual, a empeñar todos sus esfuerzos y a cometer todos los sacrificios en busca de la libertad común.

Fue un héroe que no se consideraba imprescindible porque estaba seguro que los hombres y mujeres ordinarios son capaces de todas las heroicidades.

(Variación) Lo demás es conocido, desde su penoso bautismo de fuego a poco de desembarcar en Cuba, herido y ahogado por el incendio del maizal en que estaban rodeados por  las tropas de gobierno hasta su revelación como guerrillero genial y temerario; desde la maduración de su visión revolucionaria hasta sus éxitos como teórico y expositor de pensamiento de revolución; desde el abandono de su investidura oficial para empuñar las armas contra el imperialismo, hasta las hazañas de su minúsculo grupo guerrillero y el fin en que con manos alevosas cierran congruentemente esa trayectoria que muestra plenitud del ser moral. Al frente de un minúsculo contingente de héroes se paseo por entre las mallas de fuerzas represivas formidables, hasta que una serie de fatalidades culminaron con el combate en que lo hirieron e hicieron prisionero. Pero lo seguían temiendo y lo asesinaron, y el pavor los llevó hacer desaparecer su cadáver. Pero seguirá combatiendo mientras haya revolucionarios que busquen empuñar armas. Solo cuando su convocatoria no halle ecos, lo habrán desarmado; es decir , cuando no queden revolucionarios.

El Che parecía un hombre común y lo era , y lo era hasta que se encontró una coyuntura histórica y dio muestras de lo que era capaz.

Y en cada nueva experiencia fue enriqueciendo sus conocimientos y su persona que se fue depurando de todo lo que no fuesen valores esenciales. Mantenia con respecto a si mismo una actitud critica, algo sobradora y burlona, como correspondía a su idiosincrasia cordobés-porteña que rechazaba lo ampuloso y solemne.

La revolución cubana es el heroísmo pero también la alegría y la irreverencia, porque para construir lo nuevo hay que perder el respeto a los ídolos del viejo orden y arrasar con las fachadas que  encubrían su humanidad y avaricia. El Che ponía su mordaz acento rioplatense en ese desprecio a los perjuicios y convencionalismos.

Como presidente del Banco Central tuvo que firmar los nuevos billetes que sustituyeron a los de la emisión previa,y estampo su rubrica: “Che”; en la conferencia de Punta del Este en medio de la pomposidad de la diplomacia panamericana, no solo expuso herejías que demostraban la inocuidad la Alianza para el Progreso, sino que se aparto de la sequedad de la jerga cientificista de la burocracia de los organismos financieros y los rebatió con hirientes ironías, y completo el escándalo bautizando los planes de la Alianza como “ letrinocracia”.

(Variación) El Che sabia que en la perspectiva trascendental en que valoraba su accion, aun el martirio probable seria un acto eficaz…”en cualquier lugar en que nos sorprenda la muerte…”

En estas vísperas revolucionarias, los sacrificios fructificaran, a corto plazo, y miles de brazos responderán a su llamado.

En lugar de considerarse como parte de una élite de seres excepcionales que han alcanzado la posteridad histórica, cumbres solitarias sobresaliendo sobre la uniformidad de las personas comunes, se sentía parte de un universo en que los hombres orgánicamente ligados por la solidaridad, solo posible por la comunidad de la acción combatiente.

En lugar de amurallarse en la singularidad de un héroe, es la acción colectiva lo que permite esa comunidad orgánica donde los valores humanos se tornan posibles. Consecuente con esa visión revolucionaria, el Che negaba al heroísmo como prerrogativa aristocrática, tal como se lo considero a través de muchos siglos. La tragedia griega tiene como protagonistas a un grupo de elegidos que mandan sobre las personas comunes, y están en una u otra manera ligados a los dioses.

Los espartanos debían ser mas valerosos que los ilotas. Los caballeros de la Edad Media mas que los plebeyos. Los soldados imperiales mas que la tropa nativa de la colonia. Durante este siglo la derecha adopto una ética heroica, con Spengler como ideologo, que afirmaba que solo el héroe, el hombre del destino, esta en el mundo real, y es quien hace la historia. A medida que el mundo del capitalismo en ascenso siente los sacudones de las grandes crisis, se abandona el racionalismo democrático por la idea de que las relaciones de las culturas, los países, los hombres no tienden naturalmente a la espada. Sus intelectuales piden baños de sangre que terminen con la amenaza de las masas-fuerzas oscuras que amenazan irrumpir en los recintos purificados de los selectos. Contra la masificacion, la multitud, las clases altas justifican su dominio como atributo del espíritu, parapetadas tras la violencia represiva que ejercen a través de la casta militar.

El Che en cambio enfrentaba a ese orden injusto y su concepción del heroísmo era “ democrática”, viéndolo con una virtud que los pueblos despliegan con generosidad una vez movilizados revolucionariamente.

(Interpolación) (Excepción: la independencia, los caudillos, etcétera).

Los militares viven haciendo su propio panegírico, hablando en nombre de la Patria, etc. Son una casta que se considera por encima del nivel común, y que refleja esa nobleza en cada uno de ellos.

En consecuencia consideraba que los títulos tan limpiamente ganados como dirigente hacían mas imperativos los compromisos. Veía sus títulos de conductor revolucionario como una fuente de obligaciones frente a sus semejantes desvalidos.

Era un extraordinario conductor militar que no creyó que con el se perdería un factor imprescindible, sino que su eficacia estaba en razón directa de su contribución a desatar la acción del pueblo.

APOSTO A LOS SERES HUMANOS, Y ESA APUESTA SIGUE EN PIE.

(A desarrollar) Fue lo opuesto a la contrafigura del hombre corriente.

Rechazo la teoría de ser excepcionalmente dotado que constituye un fenómeno impar en el mundo “amorfo” de los hombres anónimos.

La personalidad del hombre de la sociedad clasista no es el reflejo enriquecido de sus dotes, pues estas no pueden desarrollarse en ese sistema de relaciones alienantes. Consecuencias:

1)El revolucionario es el que toma conciencia y se mueve por los dictados de su voluntad, que potencialmente existe en los seres humanos y están aletargados por la coerción de una sociedad cuya escala de valores se basa en el egoísmo.

2) La condición de revolucionario resulta de esa praxis, producto de la conciencia, la voluntad de lucha, del núcleo de vanguardia y no de un azar exterior a el. La lucha no depende del fortuito circulo de seres superdotados para la guerra y la conducción, sino que estos serán resultado de la praxis.

Parecía un hombre común y lo era, hasta que se encontró con una coyuntura histórica y dio muestra de todo cuanto era capaz.

Y en cada nueva experiencia en diversas esferas de su actividad fue enriqueciendo su pensamiento y su persona, porque mantenía, respecto de si mismo la actitud critica y algo sobradora y  burlona del cordobés-porteño que rechaza la solemnidad y el aspaviento.

Creía que los tiempos están maduros para que los lucidos y capacitados promoviesen con su acción, situaciones-limite, que pusiesen en juego el coraje, la abnegación y los grandes valores que existen en la gente de pueblo y afloran al fragor de las grandes luchas reivindicativas.

…Al morir había llegado a la maduración completa. Era el hombre perfilado y reducido a sus valores.

Esta fe, confirmada por ejemplos tan evidentes como el de Cuba, China, Corea o Vietnam, esta en la raíz de las enseñanzas que quiso dejar el Che y que se pierden si nos presentan al prócer y nos escamotean al hombre.

Hay otra manera de falsear los hechos, que procede a la inversa, presentándonos una imagen del hombre que desdibuja sus perfiles históricos.

Me refiero a las características que lo presentan como una especie de alucinado por la muerte, en permanente flirteo con el peligro mortal, buscando riesgo por si mismo y por el vértigo de la propia aniquilación .

Esa es una interpretación cara a los burgueses, como todas las que explican los fenómenos sociales inquietantes como problemas puramente psicológicos: el “resentimiento” seria el motor de la lucha de las clases , y las rebeldías tienen como causales frustraciones individuales, inadaptaciones familiares o sociales; las  “protestas” son agresividades no canalizadas normalmente. El Che seria un caso típico de personalidad fracturada, imposibilitada por causas por rastrear en la adolescencia para adaptarse a la convivencia y sublimada en formas heroicas que son impulsos a la autoaniquilación. He aquí , variante mas, variante menos, como el hecho perturbador del guerrillero caído es re-introducido en los esquemas del pensamiento convencional como caso clínico sin mas consecuencias que la incitación a que algún neurótico, excitado por el ejemplo, también se haga matar estrepitosamente.

La hipótesis que muchos propagan de puro imbéciles – por hacerse los inteligentes analistas capaces de penetrar en la profundidad del suceso o porque encuentran esa fantasía mas atrayente que la explicación real – contribuye al confusionismo de sectores cuyo esclarecimiento nos interesa.

En cuanto a lo que opinen los burgueses, nos tiene sin cuidado. Lo que nosotros no podemos considerar “ humano”, ni “normal” es el acondicionamiento espiritual que permite que el conformismo en el seno de una estructura social injusta y deformante: lo lógico nos parece que se reaccione aun en forma neurótica o patológica, aunque se llegue a la neurosis o la locura, y lo anormal y repugnante resulta la aceptación del orden vigente, la “neutralidad” de los cuadros psiquiátricos, tomados como referencia para medir los “desajustes”.

El rechazo del orden imperante puede traducirse en reacciones de psicología patológica, en actitudes de inconformismo que , en la medida que son mas conscientes, se vuelven mas radicales.

El Che Guevara es, precisamente, uno de los mas relevantes exponentes de esa rebeldía, guiada por la lucidez, es decir, traducida en praxis revolucionaria.

El Che era una personalidad reflexiva y compleja, que no admite el retrato psicologico que la reduzca al simplismo de un espíritu lineal, invulnerable a los interrogantes y los problemas sobre la conducción humana que se plantea a todo ser inteligente.

Pero nadie tiene derecho a “interpretarlo” valiéndose de esos análisis del psicoanalismo tramposo. Porque el Che fue bien explicito respecto de las razones de sus actos , que respondían a una concepción moral madura y coherente. Ni aun quienes son incapaces de comprender los procederes de un revolucionario pueden lícitamente negar la férrea lógica de esa armonía entre pensamiento y acción escindiendola arbitrariamente para invertir sus términos constitutivos y presentar al pensamiento como una astuta racionalización de acciones impulsadas por algún daimon aposentado en la oscura zona de la psiquis.

Solo como recurso para enturbiar lo que es perfectamente diáfano puede aludirse al hechizo de Tanatos en esa trayectoria sin contradicciones que fue una inmensa pasión razonada. En su biografía abundan demostraciones de arrojo pero no hay ninguna mención de actos impulsivos inspirados por la exaltación fugaz.

Claro que la muerte era par el una presencia cercana, familiar, con la que rozo muchas veces durante la guerra de Cuba. Y puesto que era – como dice a sus padres en carta de despedida – de los que exponen el pellejo “para demostrar sus verdades”, el fin violento le rondara permanentemente. “…no lo busco ,pero esta dentro del calculo de probabilidades”. Era la tranquila aceptación del riesgo inherente a una empresa mucho mas importante que su suerte personal . Todo lo contrario de esa fascinación por la sombría belleza del suicidio que figura en los diagnósticos morbosos.

Y la muerte se vuelve importante porque es la alternativa a una vida que ha perdido. El revolucionario no busca la muerte, busca la victoria. Si no le importa la muerte es porque esa contingencia personal pierde importancia ante el objetivo que había contribuido a alcanzar. En otras palabras, porque esa muerte permitiría que otros hombres gocen de la vida autentica que en la sociedad actual es negada.

(Variación)Por que el Che fue bien claro y explicito con respecto a las razones de sus actor; estos eran la practica de una concepción una racional, y no a la inversa, su concepción una racionalización astuta de las acciones impulsadas por algún “daimon” oscuro aposentado en la zona obscura de su psiquis. No era un ser sometido a la atracción de Tánatos, sino el sujeto de un amor servido sin contradicciones, una inmensa pasión razonada.

Toda su vida es un acto de amor y desprendimiento con la mirada fija no en el abismo de la nada sino en el destino de los hombres.

Esa tranquila aceptación del riesgo inherente a su empresa frente cuya magnitud desprecia a la muerte, es todo lo contrario de esa fascinación por la sombría belleza del suicidio que inventan los interesados en sustituir con diagnósticos morbosos una parábola donde nada carece de sentido.

Los diagnósticos morbosos pierden la frialdad de dictámenes supuesta mente científicos cuando recurren a ellos los “izquierdistas” empeñados a presentar al Che como un predicador de delirios cuyas enseñanzas solo pueden seguirse por empecinado y furioso voluntarismo que se estrella contra las condiciones “objetivas” del continente. Entonces se ofrece, con zalamera simpatía y comprensión, la imagen de un espíritu que buscaba lo absoluto en un pacto con la muerte que se consumo como acto histórico de alto valor estético. O sea, otra táctica para negar al Che en lo quiso afirmar, y respetarlo en el plano metafísico.

(Interpolación) Depurado de todo arrastre negativo…depurado de todo lo que fuesen sus valores esenciales. Analicemos los rasgos de su personalidad revolucionaria depurada de todo lo que no fueran sus valores esenciales. Como todo hombre no fue sino un proceso.

La irracionalidad que pretende adjudicarle como explicación de sus motivaciones es una fantasía estúpida y malévola, o ambas cosas a la vez. Aun quienes son incapaces de comprender los actos de un revolucionario – que escapan a los sistemas de equivalencias del pensamiento burgués- pueden pasar por alto datos objetivos que convierten esas explicaciones psicológicas en una fantasía estúpida o malévola, o ambas a la vez. Hay una correlación absoluta entre el pensamiento del Che y sus actos, una razonada visión del mundo de sus deberes como revolucionario, una determinación consciente en ese altruismo que no admite concesiones para consigo mismo, no por el rechazo de la propia personalidad sino porque no concibe manera mas cabal de realizarse que entregándose totalmente a la gran causa colectiva de la humanidad oprimida. Buscar la irracionalidad de tendencias subconscientes es una forma absurda de meter en los moldes de…(Validación) Los “izquierdistas” empeñados en presentar al Che como un predicar de delirios, también se sirven de ese diagnostico, aunque circunscrito al caso individual, por extensión seguir las enseñanzas del Che constituye un gesto de empecinado y furioso voluntarismo, producto de una visión distorsionada de las “condiciones objetivas” del continente o de impulsos anímicos tendencialmente  suicidas.

…Valía la pena? Por que lo hizo?

Comprendemos que para el modo de pensar burgués no existe otra explicación que la psicoanalítica. No la hay para toda la vida publica, ni para cada uno de los episodios conocidos o desconocidos de su vida privada.

…Guerrilla. Cuba.

Asma

A pesar de todo ello, el extranjero, creando, mas sin embargo no había solamente un llamado estratégico para hacer la guerra en la Argentina, también había un profundo llamado cultural emotivo.

…El asma.

…Abandona funciones de gobierno para tentativas mas difíciles aun.

Calculo: proporción entre el valor del Che para la causa revolucionaria y los riesgos a que se expone en Bolivia.

Para comprender esto como todo lo anterior, es necesario saber lo que es la conciencia revolucionaria, la moral revolucionaria, el desprendimiento, ese desinterés por la propia vida. El despojamiento de todo egoísmo patológico o sublime ( como la santidad); para el pensamiento revolucionario es un caso de plena vocación revolucionaria, del hombre nacido en esta sociedad a que aspiramos.

Sin esa visión resulta incomprensible lo que ocurrió en Cuba y lo que ocurre en Vietnam . En Vietnam se decía que era una lucha indirecta de los chinos. Ahora solo los mas obtusos reaccionarios dejan de admitir que el aparente milagro es un resultado del heroísmo y la abnegación colectiva de todo un pueblo. Es decir, de la conciencia revolucionaria , el desinterés y el espíritu de sacrifico de millones de héroes anónimos. Que en el se reconozcan, es un hecho suficientemente demostrativo de su valor revolucionario. Es la mejor explicación de sus actos.

(Para desarrollar) No nos mueve la indignación contra quienes carecen de una elemental , mínima decencia, al negar, al Che el bien ganado derecho de que se lo trate con seriedad, o sea, a que sus argumentos sean tratados en el plano lógico en que están planteados y no a que se le oponga en torpe confrontación con las heladas formulas de un marxismo de museo. El Che no necesita que lo defendamos de esta clase de ataques, ni se justifica que salgamos a denunciar los ataques de este tipo.

Escribimos para que los revolucionariamente comparten sus verdades básicas, para los que comparten estas verdades con que se amasa la conciencia revolucionaria de un proceso. Nuestro fin es inminente mente practico: analizaremos cuales son los mecanismos y las causas que dificultan la difusión de las verdades que los revolucionarios conocemos tanto en el seno del pueblo como en los sectores pretendida mente revolucionarios.

 

El poeta maldito

 

NOTA:El tema pertenece a uno de los últimos puntos ( creo que al ultimo) del plan inicial del trabajo. Cooke conoce las primeras noticias sobre la muerte del Che en Londres en la Conferencia de las OLAS , a la que fuera presidiendo la delegación argentina. El golpe fue para el mas grave que para quienes de pronto , cobraron conciencia de que habían perdido a su jefe para la guerra verdadera. Para John esa muerte encadenaba también la muerte o por lo menos la trágica prosternación de planes de trabajo para los cuales previamente , ya había renunciado a muchas cosas, inclusive, a nivel humano, a las que mas quería. De Londres paso a París. Allí permaneció algo mas de una quincena esperando contactos que no se produjeron. El desastre fue muy grande para que inmediatamente se reconstruyeran los circuitos quebrados. Por lo menos no existía la organización, los planes de acción y de emergencia como para que, el proyecto original fracturado por el desastre , pudiera desarrollarse en lo inmediato. John conoció, y vivió de cerca en Paris la insurrección estudiantil la lucha obrera paralela, desencadenada por la primera. Ávido lector de la literatura francesa de la Comuna. Tropieza con un tema mas o menos desconocido: la mayoría de los intelectuales, poetas malditos, esa pléyade de robustos y tremendos amantes de la autodestrucción y la muerte, habían sido combatientes derrotados en la batalla de la Comuna. Sin militancia revolucionaria orgánica ligada a la clase obrera, destrozados en su posibilidad real , al no intentar el salto de intelectuales a revolucionarios militantes, capotan con su agudizado talento en una trágica protesta individualista contra la sociedad explotadora e indestructible por lo menos para esa generación, después de la masacre de los comuneros.

La comparación con la vida del Che, o mejor dicho, la asociación para el análisis de la personalidad de los intelectuales post-comunards y el revolucionario que acababa de morir, inspiran un tema que, de haber sido desarrollado, sin duda habría significado un agua purificadora y des-neurotizante para sectores intelectuales vitales para la creación del arte revolucionario socialista, aun en pañales en el mundo a pesar de los casi sesenta años de revolución soviética institucionalizada. Desgraciadamente la notas son brevísimas, pero el tema es muy rico.

…El Che seria, en el campo de la acción un equivalente de los poetas malditos. Estos cantaron a la muerte…El no la canto ni la llamo lírica mente. Le salio el encuentro. El busco lógicamente y activamente la muerte que aquellos cantaron y conocieron lírica mente. Ademas de malévola es falsa la comparación. De acuerdo con los datos la actitud del Che es antitética con la de los grandes obsesionados por el Ángel de la Muerte. Los casos mas ilustres forman parte de una tendencia general que afecto a todos los grandes artistas del siglo XIX cuando vieron que las grandes transformaciones por las que venían luchando y que habían parecido inminentes se transformaban en imposibles . la burguesía había aplastado a las fuerzas populares con las que se habían aliado para combatir al orden monárquico y consolido su dominación. El fracaso de las insurrecciones del 48 y de la Comuna de París, produjo en los artistas, el desgarramiento de una sociedad que aventó las esperanzas revolucionarias; hizo caer en ellos estrepitosamente el mundo de los valores, en el que habían creído y los puso frente a la realidad de una sociedad de la que eran marginales.

La reacción desesperada ante ese desgarramiento tiene como ejemplo mas patético el de Van Gogh ( otro “caso clínico”), que lo reflejo en su pintura y finalmente en el tiro con que puso fin a su vida.

Mientras el Che cayo creía en la revolución, es el fin de las esperanzas revolucionarias lo que empuja a los poetas y artistas malditos a la muerte o a su vida “satánica” de acuerdo con una terminología convencional, burguesa y que nada expresa, pero que resulta hasta aquí, tradicional. El Che cayo buscando Revolución. Aquellos que renegaron de la vida porque la revolución había dejado de ser posible.

Mientras el Che cayo porque creía en la Revolución, es el fin de las esperanzas revolucionarias lo que motiva que los poetas rechacen la vida.

Baudelaire, con un fusil al hombro, marcho con los insurrectos de 1848, dirigió un periodo revolucionario y durante años negó el arte que se desentendiese del problema social. Cuando comprendió que estaba condenado al insoportable mundo burgués es que llama a la Muerte, la Vieja Capitana, para que lo lleve al Cielo o al Infierno. Rimbaud, depuse de cantar a la revolución futura y de participando en la  Comuna, renuncia a la poesía y busca aniquilamiento de su condición humana en el abandono de todo principio moral. Velaine, también comunard cambia los tonos esperanzados de su poesía.

(A desarrollar) El repudio a la vida, la fascinación por la muerte, fue una de las formas en que se expreso la reacción de todo el movimiento artístico frente a las consecuencias de la derrota.

Los poetas buscaron la fuga, pues ya no era posible alcanzar la victoria.

Y si existe algún punto para comparar a esto al Che

Ocurre que no es el de la muerte sino el de la Revolución. Porque así como el Che no era en su subconsciente un esteta de la muerte, la muerte se le volvió un tema de los grandes artistas, sopor motivos intrínsecos a la Estética o por las tendencias psicológicas de los artistas, sino como repercusión del proceso político en el que estos estaban comprometidos.

(Interpolación) Nos parece oportuno referirnos a algunos de los nuevos factores que surgieron en el cuadro de la situación de nuestro país como consecuencia directa de los episodios de Bolivia, en relación con las actividades que desarrollan los núcleos revolucionarios que, como mejor pueden, buscan iniciar el proceso de enfrentamiento violento con las fuerzas de la dependencia y la explotación. En primer termino las perspectivas que se abren ante el impacto emocional que produjo esa tragedia de coraje y soledad en nuestra masa popular que despertó incluso la admiración de muchos sectores burgueses, testimoniada explícitamente o mediante actitudes de respetuosa circunspección. La loable amplitud del homenaje conspira al mismo tiempo contra el esclarecimiento del autentico significado y  proyecciones de lo ocurrido. Inmediatamente la tergiversación cubre con olas de simpatías al peligroso enemigo aniquilado. Y las lagrimas de cocodrilo buscan sacar rédito del héroe al que en vida intentaron aislar de la masa. No basta refutarlos indignadamente, no basta refutarlos.

Hay que señalarlos en sus principales variantes y tácticas. Pues hoy se suman al coro de lloronas pero en el tiempo multiplicaran su comercio confusionista.

Su muerte: El final consecuente de una vida vivida en el grado extremo de la intensidad; corolario inevitable, despojado de todo signo funeral.

Ideas sin practica. Practica sin ideas. El Che es una síntesis creadora constante.

La Historia: Voluntad humana Tiempos de esplendor

Contingencias, no inútil riesgo deliberado

Tiempos opacos y de esplendor

Cada uno esta comprometido con su generación, esta es nuestra verdad.

Pacto con el presente y con el porvenir.

El hombre nuevo y el Che. Esto será, en fin, lo fundamental.

Las palabras y las acciones.

No mentar el nombre de la revolución en vano.

Falta desarrollar: Amor , vida.

Amor, compasión.

Fe en el hombre, equivale a estimulos morales, equivale a Revolucion Cubana.

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