La ola de protestas que se vivieron en México en el 2014, por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, y el asesinato al año siguiente de 5 personas en la colonia Narvarte de la Ciudad de México (entre ellas, nuestra amiga y colega Nadia Vera), nos urgieron a asumir seriamente lo que las manifestaciones políticas estaban desplazando en nuestras vidas y prácticas artísticas. Desde entonces decidimos vincularnos con diversos actores políticos latinoamericanos (personas, colectivos y asociaciones), para escucharles y recolectar sus sentires. Cada nueva ola de manifestaciones en la región, plantea nuevas preguntas.
La Liga Tensa, un colectivo de cinco artistas, teóriques y coreógrafes mexicanas y uruguayas, se ha dado a la tarea de desmenuzar el fenómeno de la manifestación, aplicando herramientas del pensamiento coreográfico a la observación y análisis de los movimientos masivos. Hasta ahora la investigación ha tenido distintas formas de salida: la exposición Es enorme y se mueve como el gas. Una mirada coreográfica a las manifestaciones (2017), la conferencia escénica Escuchar la manifestación como a un río (2019), así como algunos talleres, muchas pláticas y ahora estos cuadernos. Pensar en publicar es también, por un lado, expandir esta investigación fuera de los alcances habituales del círculo del arte y por otro continuar la conversación con otres (artistas, curadores, etc), cuyo trabajo es afín al nuestro y con quienes encontrarnos es mutuamente benéfico. Las primeras 5 publicaciones que aquí proponemos, concentran en texto e imagen parte del trabajo de investigación de los últimos 7 años de la Liga Tensa. Esta serie de libros, y el proyecto en general, ponen a prueba los límites de la práctica artística al transformar la coreografía en una especie de ciencia social, que indaga en la forma en que la protesta se organiza y se mueve. Nuestra práctica propone analizar fenómenos sociales como hechos estéticos y también pensar posibles aplicaciones políticas de estrategias surgidas en el campo del arte.
Investigar la manifestación
La manifestación es una presa desbordada, un dique rompiéndose, un susurro enorme que se mueve como el gas, una niebla que, empujada por el viento, aparece y desaparece en donde menos se la espera.
Esta no es una investigación objetiva. Investigamos para salir a la calle, para alimentar las luchas en las que creemos y con las que buscamos cercanía, sabiendo que hay acontecimientos que nos cambian (y nos han cambiado) la vida. Venimos acá a compartirte lo eróticas que nos resultan las manifestaciones. Nuestros cuerpos están empapados de marchas y el tuétano de nuestros huesos convertido en lumbre. Marchamos y escribimos, a veces estos dos caminos se cruzan, a veces no. En estos cuadernos deseamos sumarnos a la protesta desde la escritura y la imagen.
Poner atención a los flujos, observar los cambios pequeños, percibir el inevitable movimiento, sentir y entrar en el ritmo, analizar la organización espacial, mapear afectiva y políticamente al cuerpo. Para nosotres, que venimos de la danza y la coreografía, esto implica articular un pensamiento más táctico que moral, una ética del movimiento. Estas publicaciones derivan a la vez de una investigación colectiva y de una reflexión personal, y consisten en cinco ensayos, cada uno desarrollado por une de les integrantes de la Liga Tensa. Planeada como una serie en proceso, esta primera parte discute cinco aspectos de la protesta: la temporalidad, la percepción, la imaginación, la violencia y las tácticas creativas.
Nos enfocamos específicamente en las movilizaciones en contextos urbanos porque es donde vivimos y donde militamos. Estas publicaciones están pensadas para diseminarse, viajar, y funcionar como herramientas más allá de nuestros cuerpos; nos despegamos un poco de nuestra opinión personal para pensar mejor. Y en la acción de socializar, relevar o juntar estrategias para la lucha, esperamos abrir otro espacio para seguir encontrándonos y discutiendo la protesta.
CUADERNO I
SE ME HACE QUE AHÍ VIENE LA CRECIENTE
Sobre el tiempo y la manifestación
Nadia Lartigue Zaslavsky / Liga Tensa
“La manifestación es una interrupción. El flujo espacio-temporal de una zona se ve modificada por la acción de una o varias personas que ejercen su derecho político. Se interrumpe una calle, una plaza, una fábrica, las personas habitan ese espacio ejerciendo
una presencia anormal; sus cuerpos irrumpen de una manera no cotidiana, pero sí específica. Más allá de que fluyan o se planten, esas personas están dejando de hacer lo que harían, están dejando de moverse como se moverían. Se movilizan personas, para que la estructura urbana se frene. Se movilizan grupos policiales, se cierran calles para que los autos no pasen, se cierran tiendas y vitrinas que pudieran quedar en medio del recorrido, se activan alertas de los distintos grupos involucrados: tanto de aquellas personas que se manifestarán, como del gobierno o grupo político contra el cual vaya dirigida la protesta. Todo eso que se mueve, también interrumpe. Cada sitio tiene sus lógicas rítmicas, sus velocidades y sus flujos. Y en una ciudad en la que la concentración de personas suele ser mayor a la de una zona rural, algo que afecta profundamente a su funcionamiento es que el intercambio de personas, de mercancías, de coches y de camiones se vea entorpecido. Hemos experimentado esa interrupción en distintos contextos, con sus toques de queda, sus alertas sísmicas, sus pandemias, pero la fuerza que esto cobra cuando quien la ejerce es un grupo de ciudadanes que protestan, es totalmente distinta. Salir a la calle y encontrarse produce un tiempo de la gente, detona preguntas y dispara imaginarios sobre cuál es esa otra forma de vivir de la que hablamos, cuál es ese cambio radical que estamos deseando.
Este texto analiza la(s) manifestación(es) desde la perspectiva del tiempo. El tiempo que la(s) contiene, y el que la(s) atraviesa. En un contexto principalmente urbano, como es el caso de los ejemplos que aparecerán aquí, la aceleración y el paro se acentúan, y generalmente indican cosas distintas. Después de ubicar de manera muy concreta algunos tipos de manifestación trataremos de mirar sus características duracionales, sus presentes, lo que las antecede o las desborda, para intentar entonces, hacer un análisis sincrónico del suceso. Lo sincrónico como un corte en medio de una manifestación, una pausa imaginaria que nos permite ver todos los ritmos que suceden al mismo tiempo y, posiblemente, percibir esa diversidad de voces, de energías, de deseos, incluso de causas, que ahí convergen. Enseguida nos adentraremos en un análisis diacrónico para entender el acontecimiento. Lo diacrónico como estrategia para situar una situación política específica, la historia de un movimiento, una sucesión de eventos. En este sentido, el foco está puesto en los movimientos, más que en la interrupción.
Apoyándonos siempre en un tendedero de situaciones específicas, procuraremos volver constantemente al cuerpo que percibe para nombrar el instante. El cuerpo individual y el cuerpo colectivo. ¿Cuánto tiempo transcurrió? y ¿cuánto tiempo sentimos que transcurría? Y además de ese tiempo presente en el cual se acciona y suceden las cosas, ¿cómo podemos pensar los tiempos pasados que precedieron nuestras luchas y cómo imaginamos que se darán las luchas por venir? ¿Cómo aprendimos a marchar? Pudo
ser en los hombros de nuestra madre, quien nos hacía sostener un cartelito en su nombre, o pudo ser en un momento clave de nuestra vida estudiantil en el que el ejemplo de les compañeres más populares marcó nuestras formas de salir a la calle. Y éstes, a su vez, seguramente aprendieron de las formas de otro grupo de estudiantes o familiares. O tal vez fue mucho más tarde. Pero mucho lo aprendimos de alguien que ya lo había hecho antes, y nos regaló cantos y herramientas que imitar y replicar. Y esas herramientas y esos cantos se van a transformar, algunas dejarán de existir para dejarles el lugar a otras, más acordes con los tiempos que vienen. Las estrategias que nos dejaron los muertos siguen reverberando, en ocasiones resquebrajan la tierra para resurgir. Y cada vez que revisamos aquello que se hizo antes, mucho antes, tomamos distancia para proponer otra cosa o, en dado caso, para insistir en lo que aún no ha sido escuchado y requerirá cientos de años más.
La manifestación es el espacio de visibilidad de los movimientos. Y las calles de la ciudad, el marco en el que se llevan a cabo esas batallas. “Es un texto que se concibe, pero se escribe en el momento de practicarla”, dice Sergio Tamayo. América Latina lo ha vivido con muchísima efervescencia en su historia moderna y, sobre todo, desde la época de las dictaduras. Hacer un zoom out y tratar de entender las maneras de accionar, también nos ayuda a ver todo eso que un movimiento tiene en común con otro, y que si lo miramos desde la perspectiva del ritmo podría arrojar claves que no sólo están determinadas
por las identidades políticas de los movimientos. Mirarlas desde el ritmo tiene algo de simple, algo de reconocible para nuestros cuerpos, y puede abrir algunas ventanas para sentir que eso que sucede está también compuesto por elementos de goce cercanos al baile. Mucho de lo que ahí vivimos está contaminado por lo que viven otros cuerpos y las ondas que éstos producen.”
Para leer y descargar el cuaderno completo:
https://ligatensa.files.wordpress.com/2022/07/liga.nadia_.def_compressed.pdf
muy buen trabajo. interesante material, gracias por compartirlo.
Fernando Pablo Escobar, estudiante de la licenciatura en Trabajo Social de la UBA integrante de la Comision Directiva del Centro de estudiantes Universitarios del Complejo Penitenciario federal N° 1 de Ezeiza
gracias!! Invitados siempre a escribir. Lobosuelto2010@gmail.com