De José Pablo Feinmann guardo recuerdos dispersos. Lo entrevistamos en la época de Sociales, él vivía cerca de Marceloté. Creo que sobre el Che. Era la época de su libro «La sangre derramada», que a mí no me gustó. En esos años escribió una obra teatral sobre Guevara y nos invitó una vez -a los miembros de la Cátedra del Che de la UBA- a charlar sobre la obra. Eso lo recuerdo con cariño. No así el libro «El Flaco», y toda la apología que allí rechace entre realismo político y setentismo (dos términos son interesantes cuando se los liga críticamente). Sus libros más queridos en mi recuerdo: «Filosofía y nación», y su novela sobre Heidegger (ahi Feinmann decia que el peronismo no podia ser nazi porque no era racista). También el extraordinario dialogo que mantuvo con Horacio González: «Historia y pasión» (que debería reeditarse). Mis dos recuerdos preferidos sobre Feinmann: una entrevista que le hacen en viejo número de la Revista Humor, década del 80, donde explica su proyecto político, compatible con el cafierismo, incompatible con el menemismo (a propósito de ese Fienmann: la Biblioteca Nacional ha editado ya hace unos años Revista Envido -revista de estudiantes de filosofía y letras: Feinmann, Gonzáles, Armada-, edición facsimilar: quizás sea momento de investigarla un poco). El otro recuerdo: las fascículos de historia de la filosofía que sacaba los sábados -hace década y media- en página/12: yo los subrayaba con cierto pudor (¿se puede aprender filosofía por los diarios?) Cierta mañana el pensador Paolo Virno, de visita entonces por Buenos Aires, me preguntó quién era José Pablo. resulta que había leído una de sus clases y se había impresionado muy bien con lo que llamaba un «lenguaje propio». Esa búsqueda de lo universal del pensamiento y lo propio en el lenguaje -filosofía y nación- es lo que nos gustó de José Pablo y agradecido lo despedimos.