Hay más de 2900 mujeres privadas de su libertad que a nadie le importan, por las que nadie postea. Que miran la tele sin creer lo que ven. Que están ahí por luchar, por no aceptar, por enfrentar la pobre vida tal cual es, porque les tocó, por tanta crueldad. Porque pincharon todo a ese gil. Hay muchas que no le cabe ninguna y sin embargo esta les recabio. Hay mujeres que se dieron cuenta en la que estaban varios meses después, hay pibitas que creyeron en el transa. Hay madres, hermanas, sobrinas, nietas, abuelas.
Hay chicas que la esperan a Cristina para abrazarla con un cariño sincero, para sacarse una selfie y mandarla al grupo, para compartir la comida, para protegerla, para que ranchen todas juntas. Hay algunas que mueren por contarle que les paso, porque perdieron, a quien extrañan y que van a hacer cuando salgan. Hay varias peronistas porque así se quiere en los barrios, hay viejas con demasiados garrotazos en el lomo que igual la perdonan por todo lo que no hizo.
Hay muchas que tienen en su piel cada uno de los recuerdos de porqué están donde están. Escrachos tontos, lágrimas innecesarias, fechas de giles. Hay violadas, olvidadas, hay muchas con abogados de oficio más ortibas que los fiscales. Hay unos pares que sabían que caían. Hay otras que ranchan felices con pibas nuevas, que empiezan a leer, a saber, a querer. Que se descubren, aun ahí, que casi no hay luz. Hay mujeres manijas que extrañan una vida afuera que ya ni quieren.
Hay varias que ya avisaron que con Cristina no se jode, que tienen un montón de pedidos de su familia para ella. Cartas escritas a mano con letra cuidada, audios de wasap, posteos en el muro. Hay guerreras que no quieren nada pero segundean, porque así hay que ser. Hay unas guachas que ni les importa un carajo esta vieja cheta, pero saben, porque son bien pillas, que comparten un enemigo en común, un enemigo ortiba que las quiere adentro, que nos oprime bien parejo y que las necesita tristes y olvidadas para siempre.