Que los guachos le copen el servicio cívico voluntario // Diego Valeriano

Que los guachos le copen el servicio cívico voluntario, que los ortibas queden caretas, que se armen ranchadas en las plazas de armas, que se rompan uno en los baños, que el freestyle sea himno, nuevo ritmo en los desfiles. Que los teléfonos tiren cumbia saturada, que las palabras nuevas destruyan todo lo viejo. Que la vagancia ilumine con sus sonrisas enormes de dientes blancos la amargura de los uniformes. 

Que sepan que no es voluntario, que ningún pibe va corte gil. Que lo hacen para rescatarse un poco o refugiarse, por la vieja o por la beca. Que la ministra se arrepienta, que los gendarmes sean moño, que los verdugos no peguen un ojo porque saben que están durmiendo con el enemigo. Que lo cívico se haga turro, lo republicano gedencia, que sus valores democráticos, comunitarios y de trabajo estallen por el aire colmado de humo dulce y risas.

Que los escudos se llenen de pintadas, garabatos, escrachos y cinco puntos. Que la memoria de los guachos asesinados se haga mural en la pared del casino de oficiales. Que dibujen en la boina una pipa bien piola. Que NI NI, sea ni gato, ni gila. Que la voracidad de los pibes se lleve puesto las barracas, la garita, la armería.

Que les den órdenes y los descansen, que no obedezcan de paja que les da, que haya más deserciones que incorporaciones. Que la regla sea estéril, que se le planten a los cabos, que se rian del correntino. Que no les puedan sacar el celular, ni las mañas, ni la dignidad. 

Que se anoten solo para escaparse, que cobren la beca, toquen y vayan al chino. Que vuelvan al barrio y de nuevo sea fiesta, falso asado, escabio. Que saquen los parlantes a la vereda y abran un par de vinos que el sol esta que pega. Todas las rochas bailando en corpiño y los negros en cuero amanecidos un domingo.

La Tinta

 

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