Paramos para darnos espacio, debatirnos, pensarnos, acariciarnos y reconocernos.
Paramos para organizarnos, porque no hay paro sin organización.
Paramos para dejar de querer gustar y empezar a gustarnos, para reinventar el lenguaje y recrearnos, para hacer la puebla en la calle.
Paramos porque sentimos y confiamos que hay posibles sin marido, sin amo y sin estado, porque lo inaudito nos habita y grita fuerte en nuestros pechos y porque la complicidad existencial nos palpita.
Porque queremos acabar con la jerarquía invisible que nos pone debajo de los varones en nuestros lugares de trabajo. Porque no queremos voces que hablen en nuestro nombre y sí ser nosotras quienes nos nombramos: lesbianas, travestis, bisexuales, putas y aborteras.
Paramos para para sentir la fuerza que tenemos juntas, sin miedo, con amor.
Paramos con nuestra marea feminista porque el mundo no se nos acomoda y porque todo el tiempo somos las que nos faltan, por las que se fueron, por las que murieron en las cárceles, por aquellas que no están comprendidas en ninguna ley y porque la cárcel no sirve para nada y ninguna mujer debería estar allí.
Paramos para decir en voz alta que una mujer recibe mayor pena que un hombre por una misma carátula, porque en los medios de comunicación se visibiliza con bombos y platillos un delito que comete una de nosotras por sobre los cientos de femicidios y travesticidios.
Paramos por las que vendrán.
Paramos para convertir la bronca en grito que hermana nuestras gargantas para quebrar el silencio. Paramos porque nos podemos enojar.
Porque migrar no es un delito y porque ninguna es ilegal.
Paramos en contra del mandato social que nos ordena tener hijos, para dejar de parir.
Paramos alerta porque sabemos que el neoliberalismo está siempre listo para atacar.
Porque le gritamos a la luna nuestros deseos orgásmicos que no vamos a negociar. No más orgasmos postergados ni interrumpidos por los tiempos del otre, modelados según las imágenes de películas porno, simuladas para satisfacer egos ajenos.
Paramos para acabar cómo, dónde y cuándo queremos.
Paramos porque nos estamos moviendo
Paramos y es una fiesta.
Paramos para acabar.
Posfacio con deudas // Ricardo Zelarayán (1973)
No sé cómo empezar esto pero empiezo nomás. Hoy estaba almorzando en