No pretendo polemizar de modo frontal. Maccia me da la razón en su respuesta a mi crítica, más allá de sus intenciones. Y es que la política en su inmediatez encandila y se nos impone casi sin que nos demos cuenta. Veamos sino lo que pasó estos días en la política “concreta” a la que me remite Maccia. Tomemos algunos episodios de los diarios: los llamados “dragones” destruyeron la infraestructura de una de las refinerías que operan en el yacimiento petrolífero más importante del país; el gremio de los camioneros, liderado por los Moyano, desplegó un protagonismo inédito sitiando una decena de refinerías en todo el país y convocando luego a un flojo paro con movilización para el 27 de junio en la Plaza de Mayo; se produjo un vergonzoso golpe de estado en Paraguay disfrazado de revocación parlamentaria tras una masacre de campesinos y policías, a todas luces preparadas por algún potente servicio de inteligencia; una violenta ola de huelgas policiales azotó a seis provincias de Bolivia, hasta que pudo ser desactivada por el gobierno.