La crítica concede aún demasiado: es reactiva, se vuelve objeto de su objeto, conserva la misma posición de los problemas aunque sea a la contra.
El sistema funciona hoy mediante la captura de la atención, con este o aquel contenido. Criticar es conceder aún demasiada atención. Como decía Mae West: “no hay mala publicidad”. Confrontación, denuncia, polémica, desenmascaramiento: terrible desgaste de las energías.
Dejar de ser comentaristas y opinadorxs críticxs de “la última”, de la coyuntura.
Negación por olvido: fuga de agua, retirada, deserción, silencio.
Conquista por olvido: de un punto de partida, una posición, un centro de gravedad y una agenda propia.
Desvío de la atención, no crítica.
Lo que quieres ver desaparecer, no le concedas tu atención.
Olvidar es dejar de criticar, destruir sin destrucción.
Nos retiramos, nos ponemos a funcionar de otro modo, en torno a nuestros problemas y nuestras pasiones, según nuestras brújulas. Afirmativxs, no críticxs.
“El olvido es la única venganza y el único perdón” (Borges)
Me agrada la postura, pero si es una venganza no es un olvido…