Plurinacional, de mujeres lesbianas travestis y trans, intergeneracional, el Encuentro escapa de las categorías explícitamente demonizantes de los operadores del grupo Clarín. Una reflexión de nuestras compañeras en viaje.
Nota: Paula A. Bustos – Ana Julia Bustos – Mercedes Mansilla – Laura N. Correa – Maria Paz Garaloces.
De regreso y junto a mis compañeras de viaje, recibo un mensaje de mi madre preocupada por los actos de violencia que se vieron destacados por una nota del Diario Clarín de la cual no estábamos aún enteradas. Comienzo a leerla abiertamente y en voz alta para compartirla y encontramos que está llena de hechos y acontecimientos que no habíamos vivido. Quedaba evidenciado que una serie de ideas en negrita, marcando un orden de importancia jerárquica, estaba enfatizando sucesos en función de intereses mediáticos y políticos olvidando completamente la esencia del encuentro.
Identificamos como parte de esta estructura una serie de conceptos, ideas y slogans que dejan tranquilo a su consumidor (lectorxs) encasillando una manifestación diversa, plural, sensible, compleja, heterogénea, política y no partidaria en representaciones ya conocidas como: el vandalismo, el feminazismo, la izquierda como cabeza y motor de la lucha popular, el Kirchnerismo encabezado en la figura de Cristina utilizando al feminismo como su nueva base de construcción actual.
Más allá de que se cae de maduro la direccionalidad del título de la nota: “El Kirchnerismo y la izquierda coparon la marcha de mujeres y un grupo tiró molotov en la municipalidad”, aparecen frases hechas como: “…hubo fuertes críticas al gobierno de Mauricio Macri así, la marcha se llenó de pañuelos verdes pero también de banderas de la Cámpora, el MTS, movimientos guevaristas, Mala Junta, CTA, Nuevo Encuentro, Mujeres Evita, Barrios de Pie y Frente de Izquierda, entre otros movimientos. Durante todo el trayecto hubo cantos en contra del gobierno y hasta hubo una ‘Plaza de Cristina’”. Nótese los usos de los intensificadores visuales como la negrita, los cuantificadores, preposiciones (hasta), entre otros.
La nota no está firmada por ningún autor ni autora de la redacción y edición del Diario Clarin, no tenemos a quién digirnos directamente. Tiene horario de publicación a las 20.46 cuando aún marchábamos llegando a la Plaza Centenario.
El feminismo para nosotras es justamente la disolución de un pensamiento binario del estilo Boca/River, PRO/K, K/anti K, hombre/mujer, ellxs/nosotrxs; es la búsqueda de la refundación de las políticas cotidianas, de las problematizaciones de las imágenes que nos estereotipan, de las nuevas formas de vincularidad, los consumos de las imágenes y de los productos que nos obligan y nos atan a los mercados hegemónicos. Es tan sencillo y complejo como poner todo en discusión para crear el mundo de vuelta. Un pensar nuevo que nos conduzca hacia otros modos de vivir, de entender la vida, el amor, lo común y la política, entendida como eso que acontece en el día a día, cuya esencia básica es la vivencia de la comunidad y los modos de organización.
Hace 33 años que el encuentro plurinacional trabaja y propone construir espacios de discusión y debate para la de construcción y construcción horizontal-colectiva de conocimientos (en donde nadie ejerce un rol de autoridad frente a lxs demás).
El encuentro propone un pensar-hacer en donde se crean documentos con conclusiones concretas y líneas de acción, nos ayudamos desde la praxis de nuestras disciplinas y ocupaciones a resolver problemáticas que acontecen en nuestros espacios personales desde la creación de redes y un saber compartido y colaborativo. Asambleas donde se discuten situaciones problemáticas actuales, donde se hacen juicios a la cultura y justicia patriarcal, donde se asiste a obras de teatro, rodas de capoeira, ferias de artesanías, cine debate, etc. Es verdaderamente un encuentro plural conformando por mujeres, lesbianas, trans y travestis de todo el país y la región, sectores sociales, territorios, trayectorias y experiencias diversas.
Late algo. Algo fuerte. La sola llegada a cualquier espacio de vivencia nos hace sentir que habitamos una trama común que nos une, nos vuelve poderosas y construye un cuerpo común que se auto-organiza, respeta y crea modos de convivencia solidaria, plena de sororidad, atención y cuidado mutuo.
Destacamos la presencia de un amplio abanico de células colectivas de diversos grupos artísticos, culturales, canciones con sentido crítico, prácticas de distintas disciplinas del cuerpo, la música, la danza, el arte callejero, el graffiteo, etcétera. Percibimos la participación de la comunidad de Trelew, y zonas aledañas, acercándose a la marcha y asistiendo el hecho desde sus techos, jardines y puertas de sus casas, donde muchas abuelas han mostrado sus puños y pañuelos verdes apoyando la manifestación.
Si valoramos todo lo que acontece, ¿por qué Clarín arma ese discurso y algunxs de nosotrxs lo compramos y reproducimos?
Pareciera que nos molesta como sociedad que las cosas se transformen y busquen alternativas a un sistema que oprime, reproduce violencia y mata con hambre, pobreza y deuda.
Abonamos y nutrimos lo dramático desde un abordaje y mirada romántica de los hechos y los procesos, centrándonos en los aspectos que se consideran negativos.
Vemos una gran incapacidad como ciudadanxs, en lo micro y lo macro, de poner atención en lo constructivo, creativo y vital. Lo que rompe los esquemas y abre otros caminos nunca tiene buena prensa, es muy criticado, y hasta incluso tomado en chiste. Lo que genera preguntas asusta y por lo tanto recibe respuestas automáticas desde el miedo a la transformación, y la transformación nunca tiene buena prensa porque la prensa no vive de la transformación sino del miedo.
Nos paraliza el éxito de lo que hace temblar lo establecido y que crece imparablemente: un movimiento feminista que es regional y mundial.
Con este escrito queremos denunciar que los medios de prensa como Clarín y otros hegemónicos utilizan a los feminismos y manifestaciones callejeras a favor o en contra de distintas organizaciones político-partidarias para capitalizar la fuerza de las luchas.
Es notable la perversión mediática en la representación de los pechos desnudos que es para nosotras un símbolo de resistencia. Se construye una terminología y unas imágenes verbales y gráficas que expone a nuestros cuerpos y medios de lucha al comentario simplificador, banalizador y sexista: “El clásico tetazo”. “La marcha revolucionó la ciudad que no está acostumbrada a ver este tipo de manifestaciones con mujeres mostrando sus pechos”, son otras de las afirmaciones que se presentan a lo largo del artículo.
Nos parece muy elocuente el modo en que a lo largo de la nota se ofrecen links a otras crónicas que siguen simplificando estas representaciones, quitándolas de contexto, desconociendo su conjetura histórico-cultural; por lo tanto, no informando sino haciendo una toma de postura y juicio de valor sin ningún tipo de profundidad y total intencionalidad política. Total destrucción. Vacían el sentido genuino asignándole un tono y acento peyorativo.
Esta no es la verdad revelada sino un testimonio de la vivencia sincera, sensible y honesta de cinco mujeres que estuvieron adentro, viajando, viviendo, pensando, aportando propuestas y participando activamente de algunos de los más de 70 talleres cuyo foco fueron los feminismos afro-descendientes e indígenas, las economías sociales y populares, la ginecología y medicina natural, las maternidades, la implementación de las políticas de partos respetados, la discapacidad y accesibilidad, la salud mental, la política y los cuerpos, la educación sexual integral y la lucha por la legalización del aborto libre, seguro y gratuito. Temas de la vida cotidiana que atraviesan nuestras formas de ser mujer, trans, travestis, lesbianas. Temas que nos atañen a todxs.
Quienes escribimos esta nota somos amigxs en un autx en búsqueda y replanteamiento vital, personal, relacional, identitario, de género, de nuestras raíces ancestrales, indígenas, afro, populares. Nosotrxs, escribimos colectivamente, tejiendo los distintos puntos de vista, opiniones y perspectivas personales. Nosotrxs, sí firmamos y nos comprometemos con lo escrito porque nos permite tramitar un poco esa angustia de ver a un gigante que nos borra de un plumazo la experiencia vivida. Un gigante que se ocupa de destruir aquellas pequeñas acciones cotidianas que buscan construir otra vida, otro mundo, otro cuerpo social que venimos a descubrir y compartir abiertamente en este encuentro. Este gigante vuelve a invisibilizar nuestro trabajo y a etiquetarnos, a estigmatizarnos, a insultarnos, a faltarnos el respeto. Un gigante que con sus mercenarios deja tranquila la conciencia de muchxs argentinxs.