Anarquía Coronada

#Méxicoinsurgente: Acción Global por Ayotzinapa. Cronología



19.40 horas

Mientras tanto, sobre la Alameda, en una manta se lee: «Capoeira, arte de resistencia presente». 

En un cartel de contingente de «la comunidad artística» dice: «Los revoltosos sí pagamos impuestos».

Un grupo de integrantes de Amnistía Internacional marcha, con sus chalecos, globos y pancartas amarillas. 

Otros corean: «Arte y cultura, contra la dictadura».

En avenida Juárez y Balderas, suspenden de un semáforo pantalones rellenos y una bolsa negra.

Reporta Reyes Martínez Torrijos (@Rexnoir)

19.35 horas

Desde el templete dicen que después de recorrer el norte del país, se dieron cuenta de que la situación de gravedad no sólo es en Guerrero, porque en todo el país hay fosas clandestinas y desapariciones forzadas.

Siguen entrando miles al Zócalo. El grito más fuerte es «Fuera Peña».

Reporta Emir Olivares (@emirkus)

19.30 horas

Al percatarse de elementos de seguridad (identificadas por los manifestantes como fuerzas federales), desde el templete dijeron que será responsabilidad de Enrique Peña Nieto cualquier provocación o agresión.

Reporta Emir Olivares (@emirkus)




19.20 horas

En el Zócalo capitalino, Felipe de la Cruz, padre de un normalista desaparecido, habla: «En esta ocasión, el pueblo mexicano está en la plaza para exigirle cuentas al gobierno corrupto, por la desaparición de los 43».

También dice: «El Estado quiere cerrar el caso con mentiras, pero no lo vamos a permitir».

Reporta Emir Olivares (@emirkus)

19.05 horas

En Washington, cientos de personas se reúnen frente a la Casa Blanca. Leen poemas y textos, prenden velas y hacen pase de lista de los 43 normalistas. El grupo Son Cosita Seria toca son jarocho; la letra dice: “Señor presidente, le vengo avisando, la gente en el mundo se está levantando”.“En el día que debíamos celebrar la revolución mexicana, demandamos paz con justicia y avisamos al Estado que estamos atentos a sus acciones. Iluminamos Washington DC con luces de esperanza y con un abrazo solidario que llegue a cada familia de los 43 normalistas y a los dignos familiares de los más de 22 mil desaparecidos en el país. Les decimos desde acá, fuerte y alto, que no están solos”.

Informa Acción Global por Ayotzinapa, en Washington

19 horas

La marcha que partió de Tlatelolco acaba de llegar a la plancha del Zócalo.

Reporta Fernando Camacho (@Fernando_cs79)

18.50 horas

En el Zócalo, desde el templete, familiares de los normalistas desaparecidos dicen que esta caravana sí es un verdadero desfile para conmemorar la revolución. A partir de este 20 de noviembre, «debemos escribir una nueva página en la historia de México».

Reporta Emir Olivares (@emirkus)

18.45 horas

Hace una media hora, en la Glorieta de Colón, un encapuchado con radio se negó a identificarse y provocó la ira de los manifestantes, quienes lo sacan del lugar.

Reporta Alonso Urrutia (@alonsourrutia)

18.40 horas

Grupos que se reivindican como anarquistas hacen graffitis a su paso por Eje Central, pero sin generar disturbios.

Reporta Fernando Camacho (@Fernando_cs79)

18.35 horas

La vanguardia de la marcha que salió de Tlatelolco llega a Bellas Artes y toma la calle de Tacuba. En medio de consignas, al menos 15 mil personas marchan.

Reporta Fernando Camacho (@Fernando_cs79)

18.30 horas

Cerca de la calle Milán, en la colonia Juárez, un policía vestido de civil, con el rostro cubierto con un pañuelo blanco, fue interceptado por manifestantes, lo rodearon y lo obligaron a abandonar la marcha. Se comunicaba por walkie-talkie.

Informan manifestantes

Mensajes de jóvenes durante la marcha. Foto Fernando Camacho



Mensajes durante la marcha. Fotos Fernando Camacho

18.25 horas

La caravana con familiares que recorrieron el sur del país llega al Zócalo. desde el templete, sus integrantes dicen: «México está cansado de la situación del país. Ya no se van a permitir desapariciones ni asesinatos extrajudiciales. No es un berrinche realizar manifestaciones en todo el país. No es un berrinche buscar a 43 (estudiantes), ni repudiar el ataque sufrido por los normalistas el 26 de septiembre. Tampoco es un berrinche que miles de madres y padres sigan buscando a sus hijos».

Informa Emir Olivares (@emirkus)

Familiares de los normalistas son los primeros oradores en el templete del Zócalo. Foto Guillermo Sologuren



Familiares de normalistas fueron los primeros oradores en el templete del Zócalo. Foto Guillermo Sologuren

18.20 horas

En Xalapa, 5 mil personas llegan a la plaza Lerdo. Se llevará a cabo un mitin.

Reporta Eirinet Gómez (@ninetologa)

Mitin en Xalapa. Foto Eirinet Gómez



Vista del mitin en Xalapa. Foto Eirinet Gómez

18.10 horas

La marcha que salió de Tlatelolco camina por Eje Central.

Reporta Fernando Camacho (@Fernando_cs79)

La marcha a su paso en Eje Central y el puente de Reforma. Foto Pablo Ramos



Foto Pablo Ramos (@doncaiman)

18 horas

Comienzan a llegar al Zócalo los primeros contingentes que salieron del Monumento a la Revolución. Y todavía siguen saliendo del Monumento.

Reporta Emir Olivares (@emirkus)

Comienzan a llegar al Zócalo. Foto Marco Peláez



Primeros contingentes en la plancha del Zócalo. Foto Marco Peláez

17.55 horas

Durante la marcha anuncian que los únicos encapuchados permitidos son los normalistas, porque sufren persecución.

Reporta Alonso Urrutia (@alonsourrutia)

Normalistas de Ayotzinapa. Foto Cristina Rodríguez



Los normalistas de Ayotzinapa marcha encapuchados. Foto Cristina Rodríguez

17.50 horas

En Xalapa, más de 3 mil personas marchan. El contingente está formado por estudiantes de la Universidad Veracruzana, integrantes del sindicato de telefonistas, de agrupaciones de vendedores independientes y de organizaciones defensoras del medioambiente.

Reporta Eirinet Gómez (@ninetologa)

17.45 horas

La marcha que salió del Monumento a la Revolución va sobre Avenida Juárez, pero aún hay gente en el monumento esperando a salir. Son miles.

Reporta Emir Olivares (@emirkus)

La caravana del sur camina sobre avenida Juárez. Foto Guillermo Sologure



la caravana del sur sobre avenida Juárez. Foto Guillermo Sologuren

17.40 horas

En Nuevo Laredo, un grupo de estudiantes de varios planteles educativos se mezclaron entre los asistentes al desfile conmemorativo de la revolución y en forma pacífica mostraron su apoyo a los familiares de los normalistas.

Reporta Carlos Figueroa

17.35 horas

Sale la marcha del Ángel de la Independencia con rumbo al Zócalo, con familiares de los 43 normalistas. A la vanguardia, el vocero solicita que los contingentes retiren a cualquier persona que venga encapuchado.

Las principales exigencias son justicia en el caso Ayotzinapa y la renuncia de Enrique Peña Nieto. Hay carteles con la fotografía del mandatario, con la leyenda: “¡Fuera Peña, fuera Peña!”

Reporta Alonso Urrutia (@alonsourrutia)

Performance en el Ángel. Foto Cristina Rodríguez



Artistas realizan un performance en e Ángel de la Independencia. Foto Cristina Rodríguez

manifestantes esperan la salida de la marcha desde el Ángel de la Independencia al Zócalo. Foto Cristina Rodríguez



Foto Cristina Rodríguez

17.20 horas

En San Miguel de Allende, realizaron una marcha. Foto: Ricardo Vidargas

Acción por Ayotzinapa, en San Miguel de Allende. Foto Ricardo Vidargas



16.30 horas

El grupo “Mexicali Ayotzinapa” anunció que mañana tomará de forma simbólica, durante 43 horas, el aeropuerto.

Reporta Antonio Heras

protesta en Mexicali. Foto Antonio Heras



Mexicali. Foto Antonio Heras

16.20 horas

En Hermosillo, miles de sonorenses salen a protestar por la desaparición de los normalistas y también para exigir justicia por la tragedia en la Guardería ABC y la salida de Grupo México, por la contaminación de los ríos Sonora y Bacanuchi.

Luego de marchar, los manifestantes tomaron el edificio del Congreso del Estado y realizaron una Asamblea Popular, en donde votaron para pedir la renuncia de Enrique Peña Nieto.

Reporta Ulises Gutiérrez (@UlisesGtzR)

Miles de sonorenses salieron a protestar en las calles de Hermosillo. Foto Ulises Gutiérrez



En Hermosillo. Foto Ulises Gutiérrez

16.10 horas

En Saltillo, alumnos de varios planteles escolares y agrupaciones como el Sindicato de Telefonistas se manifestaron durante el desfile cívico militar por el aniversario de la revolución.

En la capital de Coahuila, integrantes de organismos de derechos humanos realizan una marcha.

En Torreón, también hubo protestas.

Reporta Leopoldo Ramos (@filiasyfobias)

En Saltillo protesta de estudiantes de la Universidad Agraria AntonioNarro y el Sindicato de Telefonistas. Foto Homero Aguirre



Estudiantes de la Universidad Agraria Antonio Narro y trabajadorres del Sindicato de Telefonistas protestaron en Saltillo, Coahuila. Foto Homero Aguirre

15.55 horas

En Xalapa, estudiantes bloquean cruce de avenida 20 de Noviembre, Manuel C. Tello, Ávila Camacho y avenida Xalapa. Ahí, la unidad 33 del Interbus atravesó la calle, para apoyar el bloqueo.

Reporta Eirinet Gómez (@ninetologa)

En Xalapa. Foto Eirinet Gómez



En Xalapa. Foto Eirinet Gómez

15.50 horas

En Frankfurt, unos 100 mexicanos se sumaron a las acciones por Ayotzinapa. También exigen el alto a las negociaciones del acuerdo de seguridad México-Alemania. La manifestación comenzó en Konstablerwache y terminó en el edificio de la Ópera.

Informa Acción Solidaria por Ayotzinapa en Frankfurt

Mexicanos en Frankfurt. Foto Bea Delgado/ Acción Solidaria por Ayotzinapa en Frankfurt



Mexicanos protestan en Frankfurt. Foto Bea Delgado/ Acción Solidaria por Ayotzinapa en Frankfurt

14.45 horas

En Cuernavaca, miles de personas, encabezadas por las alumnas de la Normal de Amilcingo, marchan.

Unos cien estudiantes universitarios tomaron la caseta de Tepoztlán durante tres horas y permitieron el libre acceso a los automovilistas.

Reporta Rubicela Morelos Cruz

En las calles de Cuernavaca. Foto Rubicela Morelos



Parte de la movilización en Cuernavaca. Foto Rubicela Morelos

14.40 horas

Los familiares de los 43 normalistas que visitaron Michoacán, salieron en caravana de la Normal Rural de Tiripetío, acompañados por maestros y normalistas a bordo de más de 20 autobuses, así como en autos particulares.

En Morelia, cerca de 600 integrantes de la sección 22 del sindicato de telefonistas hacen paro. Realizan un plantón en el centro histórico y más tarde marcharán de las oficinas de Telmex a la Plaza Melchor Ocampo.

Por otro lado, en Uruapan y Lázaro Cárdenas, maestros y normalistas se manifestaron durante la celebración del desfile para conmemorar la revolución.

Reporta Ernesto Martínez Elorriaga

14.35 horas

En Madrid, la céntrica Plaza de Callao, uno de los epicentros del comercio, se vio de pronto repleta de gente vestida de negro, con pancartas con los rostros de los 43 desaparecidos. En la plaza, también realizaron una danza ritual prehispánica.

Luego de esta acción, los manifestantes mexicanos y españoles hicieron una marcha fúnebre, que culminó en la Plaza Oriente, donde desplegaron sus pancartas con los rostros de los normalistas y encendieron veladoras.

“Todos sabemos que los que están detrás de todo esto son nuestras propias autoridades”, dijo la estudiante Ericka Bautista. “Este es un grito desesperado para mostrarle al mundo la realidad de México”.

Reporta Armando G. Tejeda (@armandotejeda)

En Madrid. Foto Armando G. Tejeda



En Madrid. Foto Armando G. Tejeda

14.30 horas

El movimiento estudiantil de Cuba emitió un comunicado, en solidaridad: “Estamos junto al pueblo mexicano en su reclamo de justicia; cada escuela cubana es también una trinchera en su lucha por la verdad”.

Reporta la agencia Xinhua

14.25 horas

La Universidad de Puerto Rico, en su campus de Río Piedras, mantendrá iluminada de verde y rojo (por la bandera mexicana), durante 43 días, su torre, en solidaridad con los 43 normalistas.

El rector Carlos Severino Valdez dijo: “Nos unimos en solidaridad mundial ante el terrible suceso ocurrido en el hermano país latinoamericano y clamamos porque esta situación se esclarezca lo antes posible, para el alivio de los familiares de las víctimas y de la humanidad”.

Reporta la agencia PL

14.20 horas

La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) designó a un grupo de visitadores para acompañar las marchas de esta tarde y anunció que trabajará en coordinación con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

Reporta Josefina Quintero (@Tingareportera)

14.15 horas

Cerca de 150 personas se manifiestan frente a las instalaciones de Televisa Chapultepec. Participan estudiantes de la Preparatoria 7 Ezequiel A. Chávez. Portan pancartas con frases como: “No somos delincuentes, somos estudiantes y queremos justicia”. 

Reporta Mirna Servín (@MirServin)

14.10 horas

Grupos de estudiantes se manifiestan en varias estaciones del Metro. Invitan a la gente a las marchas de hoy por la tarde, reparten volantes acerca del caso de Ayotzinapa y permiten el paso libre a los usuarios.

Reporta Fernando Camacho Servín (@Fernando_cs79)

Protestas en el Metro. Foto Fernando Camacho



Protesta en una estación del Metro. Foto Fernando Camacho



19.40 horas

Mientras tanto, sobre la Alameda, en una manta se lee: «Capoeira, arte de resistencia presente». 

En un cartel de contingente de «la comunidad artística» dice: «Los revoltosos sí pagamos impuestos».

Un grupo de integrantes de Amnistía Internacional marcha, con sus chalecos, globos y pancartas amarillas. 

Otros corean: «Arte y cultura, contra la dictadura».

En avenida Juárez y Balderas, suspenden de un semáforo pantalones rellenos y una bolsa negra.

Reporta Reyes Martínez Torrijos (@Rexnoir)

19.35 horas

Desde el templete dicen que después de recorrer el norte del país, se dieron cuenta de que la situación de gravedad no sólo es en Guerrero, porque en todo el país hay fosas clandestinas y desapariciones forzadas.

Siguen entrando miles al Zócalo. El grito más fuerte es «Fuera Peña».

Reporta Emir Olivares (@emirkus)

19.30 horas

Al percatarse de elementos de seguridad (identificadas por los manifestantes como fuerzas federales), desde el templete dijeron que será responsabilidad de Enrique Peña Nieto cualquier provocación o agresión.

Reporta Emir Olivares (@emirkus)




19.20 horas

En el Zócalo capitalino, Felipe de la Cruz, padre de un normalista desaparecido, habla: «En esta ocasión, el pueblo mexicano está en la plaza para exigirle cuentas al gobierno corrupto, por la desaparición de los 43».

También dice: «El Estado quiere cerrar el caso con mentiras, pero no lo vamos a permitir».

Reporta Emir Olivares (@emirkus)

19.05 horas

En Washington, cientos de personas se reúnen frente a la Casa Blanca. Leen poemas y textos, prenden velas y hacen pase de lista de los 43 normalistas. El grupo Son Cosita Seria toca son jarocho; la letra dice: “Señor presidente, le vengo avisando, la gente en el mundo se está levantando”.“En el día que debíamos celebrar la revolución mexicana, demandamos paz con justicia y avisamos al Estado que estamos atentos a sus acciones. Iluminamos Washington DC con luces de esperanza y con un abrazo solidario que llegue a cada familia de los 43 normalistas y a los dignos familiares de los más de 22 mil desaparecidos en el país. Les decimos desde acá, fuerte y alto, que no están solos”.

Informa Acción Global por Ayotzinapa, en Washington

19 horas

La marcha que partió de Tlatelolco acaba de llegar a la plancha del Zócalo.

Reporta Fernando Camacho (@Fernando_cs79)

18.50 horas

En el Zócalo, desde el templete, familiares de los normalistas desaparecidos dicen que esta caravana sí es un verdadero desfile para conmemorar la revolución. A partir de este 20 de noviembre, «debemos escribir una nueva página en la historia de México».

Reporta Emir Olivares (@emirkus)

18.45 horas

Hace una media hora, en la Glorieta de Colón, un encapuchado con radio se negó a identificarse y provocó la ira de los manifestantes, quienes lo sacan del lugar.

Reporta Alonso Urrutia (@alonsourrutia)

18.40 horas

Grupos que se reivindican como anarquistas hacen graffitis a su paso por Eje Central, pero sin generar disturbios.

Reporta Fernando Camacho (@Fernando_cs79)

18.35 horas

La vanguardia de la marcha que salió de Tlatelolco llega a Bellas Artes y toma la calle de Tacuba. En medio de consignas, al menos 15 mil personas marchan.

Reporta Fernando Camacho (@Fernando_cs79)

18.30 horas

Cerca de la calle Milán, en la colonia Juárez, un policía vestido de civil, con el rostro cubierto con un pañuelo blanco, fue interceptado por manifestantes, lo rodearon y lo obligaron a abandonar la marcha. Se comunicaba por walkie-talkie.

Informan manifestantes

Mensajes de jóvenes durante la marcha. Foto Fernando Camacho



Mensajes durante la marcha. Fotos Fernando Camacho

18.25 horas

La caravana con familiares que recorrieron el sur del país llega al Zócalo. desde el templete, sus integrantes dicen: «México está cansado de la situación del país. Ya no se van a permitir desapariciones ni asesinatos extrajudiciales. No es un berrinche realizar manifestaciones en todo el país. No es un berrinche buscar a 43 (estudiantes), ni repudiar el ataque sufrido por los normalistas el 26 de septiembre. Tampoco es un berrinche que miles de madres y padres sigan buscando a sus hijos».

Informa Emir Olivares (@emirkus)

Familiares de los normalistas son los primeros oradores en el templete del Zócalo. Foto Guillermo Sologuren



Familiares de normalistas fueron los primeros oradores en el templete del Zócalo. Foto Guillermo Sologuren

18.20 horas

En Xalapa, 5 mil personas llegan a la plaza Lerdo. Se llevará a cabo un mitin.

Reporta Eirinet Gómez (@ninetologa)

Mitin en Xalapa. Foto Eirinet Gómez



Vista del mitin en Xalapa. Foto Eirinet Gómez

18.10 horas

La marcha que salió de Tlatelolco camina por Eje Central.

Reporta Fernando Camacho (@Fernando_cs79)

La marcha a su paso en Eje Central y el puente de Reforma. Foto Pablo Ramos



Foto Pablo Ramos (@doncaiman)

18 horas

Comienzan a llegar al Zócalo los primeros contingentes que salieron del Monumento a la Revolución. Y todavía siguen saliendo del Monumento.

Reporta Emir Olivares (@emirkus)

Comienzan a llegar al Zócalo. Foto Marco Peláez



Primeros contingentes en la plancha del Zócalo. Foto Marco Peláez

17.55 horas

Durante la marcha anuncian que los únicos encapuchados permitidos son los normalistas, porque sufren persecución.

Reporta Alonso Urrutia (@alonsourrutia)

Normalistas de Ayotzinapa. Foto Cristina Rodríguez



Los normalistas de Ayotzinapa marcha encapuchados. Foto Cristina Rodríguez

17.50 horas

En Xalapa, más de 3 mil personas marchan. El contingente está formado por estudiantes de la Universidad Veracruzana, integrantes del sindicato de telefonistas, de agrupaciones de vendedores independientes y de organizaciones defensoras del medioambiente.

Reporta Eirinet Gómez (@ninetologa)

17.45 horas

La marcha que salió del Monumento a la Revolución va sobre Avenida Juárez, pero aún hay gente en el monumento esperando a salir. Son miles.

Reporta Emir Olivares (@emirkus)

La caravana del sur camina sobre avenida Juárez. Foto Guillermo Sologure



la caravana del sur sobre avenida Juárez. Foto Guillermo Sologuren

17.40 horas

En Nuevo Laredo, un grupo de estudiantes de varios planteles educativos se mezclaron entre los asistentes al desfile conmemorativo de la revolución y en forma pacífica mostraron su apoyo a los familiares de los normalistas.

Reporta Carlos Figueroa

17.35 horas

Sale la marcha del Ángel de la Independencia con rumbo al Zócalo, con familiares de los 43 normalistas. A la vanguardia, el vocero solicita que los contingentes retiren a cualquier persona que venga encapuchado.

Las principales exigencias son justicia en el caso Ayotzinapa y la renuncia de Enrique Peña Nieto. Hay carteles con la fotografía del mandatario, con la leyenda: “¡Fuera Peña, fuera Peña!”

Reporta Alonso Urrutia (@alonsourrutia)

Performance en el Ángel. Foto Cristina Rodríguez



Artistas realizan un performance en e Ángel de la Independencia. Foto Cristina Rodríguez

manifestantes esperan la salida de la marcha desde el Ángel de la Independencia al Zócalo. Foto Cristina Rodríguez



Foto Cristina Rodríguez

17.20 horas

En San Miguel de Allende, realizaron una marcha. Foto: Ricardo Vidargas

Acción por Ayotzinapa, en San Miguel de Allende. Foto Ricardo Vidargas



16.30 horas

El grupo “Mexicali Ayotzinapa” anunció que mañana tomará de forma simbólica, durante 43 horas, el aeropuerto.

Reporta Antonio Heras

protesta en Mexicali. Foto Antonio Heras



Mexicali. Foto Antonio Heras

16.20 horas

En Hermosillo, miles de sonorenses salen a protestar por la desaparición de los normalistas y también para exigir justicia por la tragedia en la Guardería ABC y la salida de Grupo México, por la contaminación de los ríos Sonora y Bacanuchi.

Luego de marchar, los manifestantes tomaron el edificio del Congreso del Estado y realizaron una Asamblea Popular, en donde votaron para pedir la renuncia de Enrique Peña Nieto.

Reporta Ulises Gutiérrez (@UlisesGtzR)

Miles de sonorenses salieron a protestar en las calles de Hermosillo. Foto Ulises Gutiérrez



En Hermosillo. Foto Ulises Gutiérrez

16.10 horas

En Saltillo, alumnos de varios planteles escolares y agrupaciones como el Sindicato de Telefonistas se manifestaron durante el desfile cívico militar por el aniversario de la revolución.

En la capital de Coahuila, integrantes de organismos de derechos humanos realizan una marcha.

En Torreón, también hubo protestas.

Reporta Leopoldo Ramos (@filiasyfobias)

En Saltillo protesta de estudiantes de la Universidad Agraria AntonioNarro y el Sindicato de Telefonistas. Foto Homero Aguirre



Estudiantes de la Universidad Agraria Antonio Narro y trabajadorres del Sindicato de Telefonistas protestaron en Saltillo, Coahuila. Foto Homero Aguirre

15.55 horas

En Xalapa, estudiantes bloquean cruce de avenida 20 de Noviembre, Manuel C. Tello, Ávila Camacho y avenida Xalapa. Ahí, la unidad 33 del Interbus atravesó la calle, para apoyar el bloqueo.

Reporta Eirinet Gómez (@ninetologa)

En Xalapa. Foto Eirinet Gómez



En Xalapa. Foto Eirinet Gómez

15.50 horas

En Frankfurt, unos 100 mexicanos se sumaron a las acciones por Ayotzinapa. También exigen el alto a las negociaciones del acuerdo de seguridad México-Alemania. La manifestación comenzó en Konstablerwache y terminó en el edificio de la Ópera.

Informa Acción Solidaria por Ayotzinapa en Frankfurt

Mexicanos en Frankfurt. Foto Bea Delgado/ Acción Solidaria por Ayotzinapa en Frankfurt



Mexicanos protestan en Frankfurt. Foto Bea Delgado/ Acción Solidaria por Ayotzinapa en Frankfurt

14.45 horas

En Cuernavaca, miles de personas, encabezadas por las alumnas de la Normal de Amilcingo, marchan.

Unos cien estudiantes universitarios tomaron la caseta de Tepoztlán durante tres horas y permitieron el libre acceso a los automovilistas.

Reporta Rubicela Morelos Cruz

En las calles de Cuernavaca. Foto Rubicela Morelos



Parte de la movilización en Cuernavaca. Foto Rubicela Morelos

14.40 horas

Los familiares de los 43 normalistas que visitaron Michoacán, salieron en caravana de la Normal Rural de Tiripetío, acompañados por maestros y normalistas a bordo de más de 20 autobuses, así como en autos particulares.

En Morelia, cerca de 600 integrantes de la sección 22 del sindicato de telefonistas hacen paro. Realizan un plantón en el centro histórico y más tarde marcharán de las oficinas de Telmex a la Plaza Melchor Ocampo.

Por otro lado, en Uruapan y Lázaro Cárdenas, maestros y normalistas se manifestaron durante la celebración del desfile para conmemorar la revolución.

Reporta Ernesto Martínez Elorriaga

14.35 horas

En Madrid, la céntrica Plaza de Callao, uno de los epicentros del comercio, se vio de pronto repleta de gente vestida de negro, con pancartas con los rostros de los 43 desaparecidos. En la plaza, también realizaron una danza ritual prehispánica.

Luego de esta acción, los manifestantes mexicanos y españoles hicieron una marcha fúnebre, que culminó en la Plaza Oriente, donde desplegaron sus pancartas con los rostros de los normalistas y encendieron veladoras.

“Todos sabemos que los que están detrás de todo esto son nuestras propias autoridades”, dijo la estudiante Ericka Bautista. “Este es un grito desesperado para mostrarle al mundo la realidad de México”.

Reporta Armando G. Tejeda (@armandotejeda)

En Madrid. Foto Armando G. Tejeda



En Madrid. Foto Armando G. Tejeda

14.30 horas

El movimiento estudiantil de Cuba emitió un comunicado, en solidaridad: “Estamos junto al pueblo mexicano en su reclamo de justicia; cada escuela cubana es también una trinchera en su lucha por la verdad”.

Reporta la agencia Xinhua

14.25 horas

La Universidad de Puerto Rico, en su campus de Río Piedras, mantendrá iluminada de verde y rojo (por la bandera mexicana), durante 43 días, su torre, en solidaridad con los 43 normalistas.

El rector Carlos Severino Valdez dijo: “Nos unimos en solidaridad mundial ante el terrible suceso ocurrido en el hermano país latinoamericano y clamamos porque esta situación se esclarezca lo antes posible, para el alivio de los familiares de las víctimas y de la humanidad”.

Reporta la agencia PL

14.20 horas

La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) designó a un grupo de visitadores para acompañar las marchas de esta tarde y anunció que trabajará en coordinación con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH).

Reporta Josefina Quintero (@Tingareportera)

14.15 horas

Cerca de 150 personas se manifiestan frente a las instalaciones de Televisa Chapultepec. Participan estudiantes de la Preparatoria 7 Ezequiel A. Chávez. Portan pancartas con frases como: “No somos delincuentes, somos estudiantes y queremos justicia”. 

Reporta Mirna Servín (@MirServin)

14.10 horas

Grupos de estudiantes se manifiestan en varias estaciones del Metro. Invitan a la gente a las marchas de hoy por la tarde, reparten volantes acerca del caso de Ayotzinapa y permiten el paso libre a los usuarios.

Reporta Fernando Camacho Servín (@Fernando_cs79)

Protestas en el Metro. Foto Fernando Camacho



Protesta en una estación del Metro. Foto Fernando Camacho

Máquinas electorales, hegemonía y poder distribuido: entrevista a Margarita Padilla

por Amador Fernández-Savater

¿Qué puede decirle el pensamiento de red a los debates actuales en torno al poder, los partidos y los movimientos? Entrevista con Margarita Padilla, hacker e ingeniera informática



Investigando, escribiendo artículos y libros como El kit de la lucha en Internet, creando y manteniendo sistemas desde su empresa cooperativa Dabne, como hacker, activista e ingeniera informática, Margarita Padilla lleva años pensando y haciendo red. ¿Qué significa eso? ¿Qué significa pensar en red, a qué llamamos lógica de red?
En primer lugar hay que disolver un equívoco muy frecuente: la lógica de red no se refiere exactamente a Internet o al mundo digital, sino que es una manera de pensar-hacer que puede materializarse también el mundo físico. Es una lógica que trasciende lo tecnológico y se afirma principalmente como una preocupación porcuidar un “entorno” o “ecosistema” que existe como multiplicidad. Como un pensamiento de la distribución y no de la acumulación, la concentración o la totalización. Como un pensamiento de la pluralidad frente a toda lógica de lo UNO.
Teniendo esto en cuenta, ¿qué puede decirle la lógica de red a las discusiones en torno al poder, las máquinas electorales, la hegemonía y los movimientos que se dan estos días?
 ***
1- Marga, ¿qué nos puede enseñar la lógica de red para pensar de otro modo el problema del poder?
Margarita Padilla. Lo que puede aportar a los debates políticos actuales es la idea de distribución del poder. Una red está compuesta de muchos nodos, pero ninguno de los nodos es toda la red. Si por alguna razón un nodo se destruye, no se destruyen todos los demás. Ese es el principio por el cual, como se sabe, se creó el primer Internet como tecnología resistente a ataques. El poder en la red está distribuido y no centralizado en un único punto o nodo. Esto es positivo cuando se presupone que hay inteligencia en cada nodo, porque la autonomía que da la red la favorece.
Digamos por tanto que una red es una especie de entorno o de ecosistema en el que hay distintas fuerzas actuando y cuidar una red pasa precisamente por cuidar esa multiplicidad. La lógica de red es, por tanto, una práctica de lo múltiple.
2- ¿Cómo ves ahora mismo la salud del ecosistema de iniciativas pos15M, del entorno de iniciativas críticas o con voluntad transformadora, en relación al problema del poder?
MP. Creo que nos estamos deslizando hacia un escenario malo: la pelea por la hegemonía, es decir, la pelea por imponer un centro de poder, un poder concentrado y no distribuido. Este proceso tiene que ver con las máquinas electorales.
Los cierres de filas, el “conmigo o contra mí”, los registros únicos de expresión (el mitin, la arenga), las posiciones rígidas en competencia, la presión a “hacer lo que hay que hacer”, la percepción de la crítica o el interrogante como amenaza y obstáculo, son para mí indicadores cotidianos de esta tendencia.
Pero veo también que hay quien se esfuerza en seguir haciendo red, en seguir cuidando y alimentando la multiplicidad (de voces, de prácticas, de registros). Observo a día de hoy, hablando muy a grandes rasgos, dos formas de hacer red: “llenar y hacer red dentro” y “vaciar y hacer red fuera”. Una me parece más interesante que la otra para este momento.
3- Vamos por partes: ¿qué significa “llenar y hacer red dentro”? ¿Dentro de qué?
MP. Me refiero a meter las prácticas de red dentro de las máquinas electorales. Esta idea no me convence y además no creo que pueda funcionar. No me convence porque, en lugar de distribuir el poder, hace de un solo nodo (por muy grande que sea) toda la red. Y no creo que vaya a funcionar porque son dos lógicas diferentes que no ensamblan: una máquina electoral requiere control y centralización, mientras que una red es distribuida e ingobernable (no hay lugar central desde el que verlo todo, no hay cesión de soberanía de los nodos, etc.).
4- ¿Y qué significa “vaciar y hacer red fuera”?
MP. Vaciar las máquinas electorales y construir la red por fuera. Ojo: esto no tiene nada que ver con ponerse en contra de las máquinas electorales. Está muy bien que haya partidos que recojan un voto indignado que no tiene cómo canalizarse e intenten con ese combustible desalojar del poder a la vieja política. Se trata más bien de distinguir las lógicas para que que pueden cooperar pero libremente, en distintos nodos, sin coincidir en un mismo espacio.
5- No se me ocurre cómo pueden cooperar esas dos lógicas sin estar en un mismo espacio.
MP. Un ejemplo muy prosaico: si estás participando en un huerto urbano puedes decidir ralentizar un poco la producción para apoyar tal o cual proceso electoral,pero sigues con el huerto. Es un “apoyo sin vinculación”, en un ir y venir. Una especie de militancia no-orgánica, puntual. De ese modo hay cooperación entre nodos y, al mismo tiempo, no se esquilma el ecosistema plural de iniciativas porque sigue habiendo gente preocupada del día a día del huerto (o de lo que sea).
6- ¿Y hay que distinguir las lógicas? ¿No se pueden democratizar las máquinas electorales controlando desde la base a las direcciones?
MP. Éticamente no tengo nada en contra. Creo que muchos amigos denominan a esta opción «construir un partido-movimiento». Pero no lo veo. El modelo del control presupone que hay mucho poder en cierto lugar y hay que controlarlo porque te puede dañar. De ahí la idea de crear contrapoderes. Pero das poder al poder al hacer eso. Para mí, no se trata tanto de “controlar al poder”, como de vaciarlo y crear otro escenario. Un escenario donde no haya un poder concentrado, donde la fuerza de cada nodo (máquina electoral o huerto urbano) dependa de las alianzas que sepa tejer y donde esas alianzas sean libres, voluntarias. De ese modo tendremos más libertad, más creatividad y más seguridad.
7- ¿En qué sentido más seguridad?
MP. La situación misma es de confianza cuando el poder está distribuido. Cuando ningún nodo aisladamente puede conseguir la hegemonía y la fuerza de cada uno depende de su capacidad de hacer alianzas con los demás. Cuando hay hegemonía no hay red y al revés.
8- ¿Tendría esto algo que ver con el “mandar obedeciendo” zapatista?
MP. Tiene algo que ver y a la vez es muy distinto. La práctica de red no es un pensar-hacer asambleario donde hay portavoces que llevan arriba la voluntad de los de abajo, sino una lógica de lo plural y distribuido. El de “arriba” no es un pelele que está obligado a hacer lo que dicen “los de abajo”, sino que tiene su autonomía. No ha de obedecer, sino más bien escuchar y ser permeable a su afuera.
El castigo, en caso contrario, será algún tipo de desconexión, algún tipo de soledad. Tenemos que inventar formas de desconectar a quien no conecte, es decir, a quien quiera ocupar el centro. Desconectarle de las capacidades de invención de la gente, de la energía, la creatividad y la productividad social. Dejar, a aquel nodo que pretenda la hegemonía, solo y seco.
9- Has hablado de “ser permeable al afuera”. ¿Cómo se piensa el “afuera” desde cada una de las opciones que has analizado aquí?
MP. En la lógica de red, el problema del afuera es fundamental. Es la función crítica del afuera, de lo que tienes afuera y te opone resistencia, lo que te permite cambiar, evolucionar, mutar y, finalmente, sobrevivir.
En la opción concreta que prefiero para este momento (“vaciar y hacer red fuera”), el afuera de un nodo son los otros nodos. Es una relación flexible en la que puede haber cooperación o conflicto, según la situación. Me remito de nuevo al ejemplo que he puesto antes del huerto y el proceso electoral.
Desde la lógica de la hegemonía, la relación con el afuera se establece en base a una distinción rígida entre amigo y enemigo (y además aquí el amigo tiene, me parece, un carácter muy instrumental). Me pregunto por ejemplo cómo piensa Podemos lo que no es él, lo que le opone resistencia. ¿Sólo como campo enemigo? El “conmigo o contra mí” es una lógica letal para la convivencia y la vida política.
Y, por último, en la opción de “meter y hacer red dentro”, el problema que veo es que se corre el peligro de hacer de un solo nodo toda la red y, por tanto, de dejar el afuera como algo periférico, insignificante, invisible, inservible.
10- Desde el punto de vista que has desarrollado durante la entrevista, ¿qué desafíos te parecen ahora mismo los más urgentes?
MP. Ante la perspectiva de un lento goteo depresivo de los que querían hacer red dentro de las máquinas electorales y ahora comprueban que no se ha podido, creo que se trata de volver a hacer red afuera ya. 
Abrir filas, aceptar la pluralidad y la crítica, no bajar línea ni decir a los demás lo que tienen que hacer. Multiplicar los registros de expresión, imaginar concretamente formas de apoyo sin vinculación y de castigo-desconexión, hacer fuerte la red para que pueda sostener incluso algunos nodos más rígidos, más cerrados (porque las máquinas electorales, como decíamos antes, necesitan quizá cierta rigidez).
Potenciar, activar y cuidar un ecosistema de iniciativas que es más amplio que la suma de las partes y prefigurar de ese modo otra forma (no dirigista, no totalizante) de entender la relación entre poder político y sociedad.
En definitiva, sacar a la red del “estado de excepción” en el que se encuentra ahora mismo debido a la hegemonía de la pelea por la hegemonía.

Entrevistada y entrevistador agradecen el feedback a este texto de Álvaro, Diego, Luis, Marta, Miguel, Pepe y el Ruso 

“Ni un muerto más por el derecho a la tierra”

(Documento leído en La Cazona de Flores)


Buenas tardes a todas y a todos. Gracias por acercarse a nuestra casa a compartir esta jornada de música y de lucha, de dolor y de fiesta. 

Esta peña-comilona forma parte de la campaña “Ni un muerto más por el derecho a la tierra”; y acompaña el juicio que por estos días se lleva a cabo en Monte Quemado, Santiago del Estero, por el asesinato del campesino Cristian Ferreyra a manos de un sicario a sueldo.

Javier Juárez mató a Cristian, de 23 años, por orden del empresario Jorge Antonio Ciccioli, un sojero que había llegado desde Santa Fe atraído por la promesa de una renta extraordinaria. Compró un título de propiedad, metió alambre y topadoras. Entró a desmontar. Pero algo le impidió consumar su patriada. Un movimiento de campesinos reclamaba su derecho a las tierras, al monte, a una forma de vida. Entonces Ciccioli armó una “banda”, una fuerza de choque, para hostigar al Mocase, a las familias, a la comunidad. El 16 de noviembre del 2011 se consumó la amenaza. Cristian murió desangrado, en el Paraje Campo de Mayo. No hay excesos. No se trata de un caso aislado. Once meses más tarde, el 10 de octubre de 2012, fue el turno de Miguel Galván, en el paraje El Simbol. Galván fue degollado. Otra vez la disputa por la tierra. La guerra por el metro cuadrado.

Hoy Ciccioli está en el banquillo de los acusados. Por primera vez un empresario ha sido sindicado como el autor intelectual de la violencia utilizada por el poder para aniquilar el conflicto social. Por esa razón, el Movimiento Nacional Campesino Indígena y todas nosotras y todos nosotros consideramos este proceso como un juicio histórico. Por eso estamos acá, atentos a que se haga justicia. Por la memoria de Cristian y por su familia. Porque valoramos infinitamente las luchas de su organización. Pero, sobre todo, porque necesitamos poner en debate un modelo productivo que depende de la renta agroexportadora. Necesitamos romper el consenso de los commodities. La alianza entre un poder económico sin compromiso alguno con la reproducción social y un Estado cuya formula del éxito consiste en movilizar la rueda del consumo popular para traducirla en gobernabilidad.

La conflictividad social no empieza ni termina en el campo. Los excedentes producidos por los agro-negocios se entremezclan con las ganancias extraordinarias generadas por otros negocios como el narcotráfico, la minería o la industria, y toman la forma del capital financiero. Es el reino de la especulación, la mano invisible tras todos los hechos de corrupción cuya consecuencia principal es el empobrecimiento de la vida en común.

Porque si en la punta de la pirámide están los agro-negocios y sus mafias, en las base estamos nosotras y nosotros: los que en esta ciudad comemos basura, los que tenemos quilombo con el alquiler, los que viajamos como ganado, los que padecemos la violencia narco-policial en los barrios, los que migramos, los que vivimos endeudados, los que circulamos por una ciudad estallada y con miedo sin saber a qué. Una ciudad que, como el campo, también está siendo privatizada. Y por la que también se expande la frontera de los negocios, en este caso inmobiliarios, contra toda forma comunitaria.

De ahí que la Cazona tenga algo de refugio, de deseo colectivo de otra socialidad, de apuesta a una vida en común. Una preocupación política, que quiere ser, sobre todo, una invitación. Una invitación a pensar juntos estos problemas y a construir nuevas luchas. Para liberar la ciudad de aquellos poderes mafiosos que ponen en jaque cualquier posibilidad de radicalización democrática.

La Cazona de Flores

Notas críticas sobre Entre la reinvención de la política y el fetichismo del poder, de Miguel Mazzeo

Por Mariano Pacheco

Entre la reinvención de la política y el fetichismo del poder, de Miguel Mazzeo, “es una advertencia contra los peligros de las dos deformaciones que más poderosamente obturan la consolidación de una nueva izquierda en nuestro país: el fetichismo de la militancia de base y el populismo reformista”. Así lo sintetizan Martín Mosquera y Facundo Nahuel Martín, en una reseña que publicaron en el Portal de Noticias Marcha.
Es que el libro de Mazzeo puede inscribirse en una serie de texto que tienen por objetivo central realizar un aporte, desde el interior de un determinado campo de experiencias, para que la militancia popular realice un esfuerzo de repensar críticamente su –poco o mucho– recorrido realizado y desde allí definir sus políticas, intentando conjurar las decisiones tomadas a las apuradas y, sobre todo, salirse del lugar del que hay cuestiones que abordar porque se dice que es necesario hacerlo. Recuerda, en ese sentido, un libro publicado hace ya más de una década por Mabel T. Rey, quien luego de la “moda autonomista” de 2001-2002, puso en el centro del debate de estas militancias los límites de las experiencias autónomas, y lo limitado de asumir al Estado como un bloque homogéneo y sin fisuras.
En síntesis, podría decirse que el nuevo libro de Mazzeo está centrado en plantear, desde su punto de vista –que es, a su vez, el de una cantidad de militantes de base y referentes de ese entramado de organizaciones– cuales son los riesgos de lanzarse a la participación electoral, y sobre todo, las distorsiones a las que puede arribar la Izquierda Idependiente de profundizarse alguna de sus tendencias. De hecho, Mazzeo plantea que –deriva reformista mediante– embriones de esas distorsiones ya pudieron verse en algunas de las intervenciones realizadas en las elecciones legislativas nacionales de diciembre de 2013.
Para realizar esa crítica, o esa especie de “advertencia teórica”, Mazzeo rescata los mejores componentes paridos por el espacio político en las últimas dos décadas. Así, como el propio autor reconoce, el libro recurre a un “discurso normativo” (del orden del “deber ser”) y a una lógica binaria, aunque no moralizante. Es decir, que no se trata tanto de establecer qué está bien y qué está mal, sino más bien –en una línea argumental más cerca a Baruch Spinoza– de aportar a ver qué puede ser bueno y qué malo para estas experiencias.
A modo de catálogo
A través de sus 20 capítulos (incluyendo introducción y epílogo), Mazzeo realiza una suerte de “catálogo” del espacio político. Ese catálogo sería el “piso” sobre el cual erigir una serie de advertencias y proponer una serie de virtudes en torno a la intervención electoral por parte de la Izquierda Independiente.
“Miguel propone recuperar las nociones de apuesta, resistencia, experimentación y autonomía como pilares del poder popular”, sostiene Sergio Nicanoff en el prólogo. El poder popular –concepto clave de la Izquierda Independiente y aun de otras expresiones del campo popular– aparece definido por Mazzeo como “la fuerza del pueblo en manos del propio pueblo”; como “puesta en acto del poder colectivo” y de la “fuerza colectiva de la hermandad de los explotados y oprimidos”. E insiste en que, junto con el concepto de comunidad, es el sentido más distinguible de la identidad de la Izquierda Independiente.
La pre-figuración, como transición al socialismo ya desde ahora, junto con la posibilidad de aportar a la constitución de un gobierno popular que –toma del poder mediante– entienda que ese episodio no cierra la transición, son otros de los elementos que aparecen como centrales a la hora de definir una delimitación de lo que es, o más bien, de lo que debería ser, la lógica de construcción del espacio.
En ese espacio, insiste Mazzeo, la construcción de un imaginario y una nueva discursividad, antagonista, se torna fundamental.
Advertencias y virtudes
En otra columna, digamos, podríamos situar a todos los pasajes del texto en los que Mazzeo reflexiona sobre cuales serían los “beneficios” de una intervención electoral por parte de la Izquierda Independiente y cuáles serían sus elementos o características “nocivas”.
Según el autor, en el contexto de una “guerra de posiciones”, sería aconsejable una intervención electoral por parte de la Izquierda Independiente en tanto que aporte a la ampliación del “campo de sus interlocutores” y permita intervenir en “el arriba” para avanzar en la consolidación de los movimientos sociales anticapitalistas, en su camino hacia la construcción de un socialismo desde abajo. Desde este enfoque, la participación de las clases subalternas y oprimidas en el Estado burgués debería ser antagonista y no pensarse como un fin en sí mismo, sino más bien como un medio para modificar las relaciones de fuerzas. Esta participación antagonista, según Mazzeo –y este cronista se permite al menos leer este tramo con cierto estupor y grandes cuotas de desconfianza– permitiría transfigurar porciones del Estado en instancias antagónicas respecto de las lógicas del capital.
Mazzeo rescata así una mirada que sitúa al “instrumento electoral” en un grado de subordinación de los movimientos populares de base, en función de los cuales debería existir. Es desde esta posición que rescata a ciertos “gobiernos populares” de la región –puntualmente las “excepciones” de Bolivia y, sobre todo, Venezuela– y los diferencia taxativamente de las “gestiones progresistas” del continente. En el caso de los segundos –insiste el autor– “no han hecho más que acotar la independencia política de los movimientos sociales y las organizaciones populares”.
En cuanto a las “advertencias”, Mazzeo insiste en que la Izquierda Independiente no debería participar del “espectáculo” de la política, que la reduce al orden de la gestión, siendo incapaz, de este modo, de dar cuenta “de los antagonismos sociales de nuestro tiempo” y mucho menos de “sostener una promesa de emancipación”.
No debería renunciar, este espacio, a realizar una “crítica de la política” como “simulacro”, porque esta concepción parte de “una elipsis de la lucha de clases”. Entonces, no debería ser dificultoso asumir que esl“escenario electoral” está preparado para “la reproducción de las estructuras de dominación” y, por lo tanto, que es un espacio “ajeno, hostil y vacío de contenidos emancipatorios” (sencillamente porque es un espacio en el que predominan las tendencias elitistas a la concentración por sobre las colectivistas). Desde esa mirada, la apuesta debería tener en el horizonte la abolición de la escisión entre dirigentes y dirigidos
Confundir la democracia con su expresión liberal, dice Mazzeo, e idealizar la democracia formal donde el político profesional aparece como un “especialista” de los asuntos públicos, es el paso que sigue al de renunciar a realizar una crítica de la política tal como se la plantea desde el poder. En ese sentido, la tarea parece ser auspiciar “formas de democracia directa permanentes, formas de democracia de base y crear instituciones de participación”. “La cuestión pasa por evitar que las representaciones se autonomicen y que terminen concentrando poder decisorio y asumiendo las decisiones estratégicas”, destaca el autor. Y agrega luego que el riesgo es “hacer de una praxis que por naturaleza debe ser externa, coyuntural, efímera, una praxis principal”.
Contra los fetichismos
El rescate que Mazzeo realiza de la Venezuela Bolivariana es de vital importancia para las tesis que intenta defender el autor en este libro. El ojo está puesto no tanto en el liderazgo de Hugo Chávez –cuyo sueño póstumo, según escribe, es de todos modos el “Estado Comunal”– sino en el proceso popular y su nueva institucionalidad, basada en el concepto de “democracia participativa y protagónica”. Recuerda Mazzeo que en la propia Constitución del país se establecen las características del gobierno: “democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables”.
Sin desentenderse de lo complejo de los liderazgos (Chávez “favoreció la conformación de un contexto político y jurídico apto para el protagonismo popular”, a la vez que no dejó de reeditar “algunas de las taras típicas del caudillismo tutelar, las jefaturas ´sobrenaturales´ y las formas más anquilosadas del liderazgo”), Mazzeo insiste en que, si Venezuela es en la actualidad la “auténtica vanguardia democrática y revolucionaria de Nuestra América y el mundo” se debe centralmente a que han germinado en el país “innumerables praxis constructoras de una sociedad civil popular cada vez más densa y compleja y de proyección socialista”, y cita el caso de las Comunas y Consejos Comunales, de las Milicias Bolivarianas y las Salas de Batalla Social, los medios de comunicación comunitarios y las empresas bajo control obrero, entre otras expresiones del movimiento popular venezolano. “De este modo, un ´gobierno popular´ no clausura la lucha de clases, por el contrario, la profundiza”, remata Mazzeo, y arriesga que, tal vez, sea el momento de “leer” la Revolución Bolivariana a la luz de la “neozapatista”. Diálogo que sería “fructífero” para ambas experiencias.
Todos los caminos conducen a Pekín
Además de la reseña comentada al inicio de este texto, el libro de Mazzeo tuvo, hasta el momento, un solo comentario crítico. Publicado en la revista Ideas de Izquierda –publicación que expresa no solo un salto en calidad del crecimiento que viene teniendo el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, sino además una combinación de “amplitud” partidaria y “especificidad” en los abordajes para librar la “batalla cultural” en campos, valga la redundancia, específicos– el artículo de Fernando Aiziczon y Eduardo Castilla (“La crisis de las ideas y de los intelectuales de la Nueva Izquierda”), no deja, de todos modos, de expresar cierta actitud de “monólogo” por parte de ese espacio que, desde la Izquierda Independiente, siempre se ha caracterizado como “Izquierda Tradicional”.
El artículo crítico es una mezcla de autobombo (donde la valiosísima experiencia de autogestión desarrollada en Neuquén por los obreros de la ex ceramista Zanón es llevada hasta una extaltación tal vez un poco desmedida) con exposición de algunos de los lugares comunes que este espacio político sostiene desde hace décadas.
Lo que podría motivar un productivo debate de ideas se transforma así en una crítica severa –en algunos casos con fundamentos, en otros no tanto– sin voluntad de diálogo y en una conclusión que pareciera ya estar presente antes de toda indagación de otros modos de entender y practicar la política: que el sujeto revolucionario es la clase obrera y, su forma organizativa más adecuada, el partido revolucionario.
Los autores trotskistas sostienen que estos fenómenos (los movimientos territoriales, las asambleas barriales, las experiencias de autogestión obrera) tuvieron una duración “limitada en el tiempo” y que “por su débil peso social”, no pudieron convertirse en “fuerzas capaces de articular una salida del conjunto de las masas que pudiera evitar que la clase dominante se reorganizara”, haciendo que la política volviera “de las calles al palacio”. Entendida la política en esos términos, si por duraciones, peso social y capacidades para articular una salida del conjunto de las masas se tratara, habría que preguntarse qué pasa que el movimiento obrero organizado, sus expresiones sindicalizadas tampoco han logrado, luego de la incorporación de más de 5 millones de nuevos puestos de trabajo, generar una alternativa desde allí.
El texto de Aiziczon y Castilla comete además varios errores en la caracterización que realiza de la Izquierda Independiente. Por ejemplo, cuando menciona que la Nueva Izquierda rescata a figuras del marxismo como Gramcsi y Rosa Luxemburgo y no a Lenin o Trotsky, en realidad, pareciera como si quisieran “acaparar” dichas figuras para sí, como si la Nueva Izquierda fuera incapaz de resignificar dichos legados. Por otra parte, cuando afirman que el “discurso teórico de la izquierda independiente” entra en crisis porque “estaba constituido sobre la base de elevar a ´modelo´ determinadas formas que dio la lucha de clases en un período específico, pero que no pudieron desarrollarse a un nivel más amplio y profundo”, desconocen que, precisamente, uno de los lemas de este espacio político es el de rescatar la necesidad de avanzar en las construcciones “sin modelos”.
Pareciera como que toda la crítica política pasara por poner en evidencia una falencia sociológica por parte de la Izquierda Independiente. El texto reitera en múltiples ocasiones y de diversos modos esto de que la Nueva Izquierda, o sus intelectuales, diluyen “a la clase trabajadora en el conjunto heterogéneo de las clases subalternas”. “Ponen en igualdad de condiciones un sindicato recuperado de manos de la burocracia –o una fábrica bajo control obrero– con el trabajo territorial”, sostienen líneas después. Habría que preguntarse, más allá de los “fetichismos obreristas” cuáles han sido, en los últimos 25 años, los aportes reales del denominado “sindicalismo clasista” a una nueva política de emancipación. Y este interrogante no desconoce la importancia estratégica de desarrollar una política de izquierda al interior del movimiento sindical argentino, sino solamente intenta recordar las dificultades para estructurar allí una política más allá de conflictos puntuales, que suelen ser a su vez, en la mayoría de los casos, peleas reivindicativas. Por supuesto que las luchas emprendidas por las organizaciones territoriales también lo son, pero han demostrado, durante años, que luego de esos conflictos es posible estructurar una práctica política duradera (de allí la noción de “prefiguración”). Y esto parecen negarlo o desconocerlo dichos autores.
Por otra parte, si bien es cierto que la “izquierda independiente es marginal en este proceso de recomposición obrera”, también lo es que “su peso social derivado del rol en el conjunto de la producción” –salvo que se produzca un quiebre revolucionario y surjan tareas ligadas a la estructuración de un nuevo tipo de orden social– no parece tener, por si mismo, una importancia política tan destacada como la que se insinúa en el artículo. De más está recordar que, como el los 90 y a principios de este siglo, la contundencia de las últimas huelgas, como la mencionada de abril de 2014, tuvo que ver más con el gremio específico del transporte y los “piquetes” de partidos de izquierda y movimientos territoriales que acompañaron la protesta, que con una amplia movilización de las bases obreras de sectores claves de la economía argentina. Y de esto, claro está, los medios oficialistas hicieron su “caballito de batalla”.
La palabra muda
Retomando un repaso por el libro de Mazzeo, podría decirse que, para el autor, no se trata de descubrir la pólvora ni de “guiar” a una masa de inocentes militantes a disposición de elucubraciones intelectuales con pretensiones de novedad, sino de dar cuenta, de recordar con cierta insistencia unas serie de reflexiones y prácticas, una serie de hipótesis ensayadas al calor de las confrontaciones sociales más álgidas de la pos-dictadura.
Se trata de no dejar a un lado la concepción que comprende a la política como crítica de la realidad y una cuestión de “construcción social del poder popular”, que promueve el cambio social y no su conservación (o su gestión progresista) y que asume a la sociedad civil como “ámbito privilegiado de las praxis emancipatorias”. Que no dejan, por otra parte, de tener un “horizonte revolucionario de ruptura del orden social”. Sus palabras no buscan “ganar amigos” (como quien postea al “simpático” en facebook), sino encontrar compañeros de ruta con quienes entablar un diálogo, una polémica, un debate, una discusión. Por eso de sus palabras no brota ningún tipo de condescendencia. “O la Izquierda Independiente piensa (y hace) la política desde el movimiento de masas o la piensa (y hace) desde el aparato, desde la dirección”, plantea en uno de los tramos finales del libro.
Por eso, para Mazzeo, de lo que se trata es de que la Izquierda Independiente ratifique como su principal objetivo “la reinvención de la política emancipatoria a través de la creación de un movimiento social y político antisitémico, extenso, variopinto y potente, un movimiento que esté en condiciones de arraigar en el tejido social, de librar batallas significativas, de modificar el principio de factibilidad, de avanzar en la construcción de un ´bloque histórico´; es decir: el horizonte de una ´gran política´ y su praxis correspondiente”.
Lo que parece no quedar para nada claro ni en el libro de Mazzeo ni en el conjunto de organizaciones que se autoidentifican con el mote de Izquierda Independiente (o más recientemente, con el de “Izquierda Popular”), es en el marco de qué estrategia concreta se orientaría una incursión en el terreno electoral y para qué objetivos concretos, tácticos, del corto plazo se haría tal apuesta. Algo, por otra parte, que no genera ninguna duda en otros espacios políticos. Aunque con mayores o menores conflictos por sus definiciones y sus posibles desviaciones, tanto espacio de militancia popular dentro del kirchnerismo, como desde el trotskismo, no caben dudas de que la intervención electoral no es la “vía” para acceder al poder, en el caso de los segundos, ni el reaseguro de un cambio social a largo plazo. El FIT siempre planteó con claridad que la apuesta electoral implica asumir a las instituciones burguesas como trincheras de denuncias de las injusticias, lugar desde donde obtener recursos para potenciar las luchas y espacio de amplificación y legitimación institucional de las experiencias clasistas y antiburocráticas que va construyendo la “vanguardia obrera”. No confunden esa táctica con su estrategia de quiebre revolucionario, que deberá ser conducido por un partido de vanguardia de la clase obrera, que acaudille a otros sectores las masas oprimidas del país. Estrategia que, al menos en el caso del PTS, parecen estar construyendo con toda coherencia. Lo mismo, por ejemplo, podría decirse del Movimiento Evita. Para ellos el Frente para la Victoria es la herramienta electoral para sostenerse en el Estado, y evitar que las relaciones de fuerzas se reviertan desfavorablemente. En ese sentido, y por su tradición más ligada al ideario “nacional y popular”, esas posiciones en el Estado –las propias como organización, las más generales en el marco del gobierno que acompañan– no les generan, de todos modos, ningún tipo de confusión ni de conflicto a la hora de definir que el respaldo del proceso está en la “organización y movilización de masas”, que en su caso visualizan a través de un sujeto que definen como “nuevo proletariado” (los trabajadores autogestivos y precarizados”), que imaginan organizado en un nuevo sindicato: la Central de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP). En ese esquema, el Movimiento Evita no es “instrumento electoral” sino “herramienta ideológica” para intervenir dentro de un frente que, saben, comparten con muchos de sus enemigos.
En la Nueva Izquierda Independiente, como gustábamos llamarla muchos hace unos años, el concepto de autonomía –precisamente– es uno de los que más se ha desdibujado en esta década. Quizás sea hora de realizar un balance minucioso de las líneas centrales construidas en los momentos de álgidos conflictos sociales y realizar una autocrítica severa de los límites de algunos planteos, sobre todo en años de “normalidad política” como los que vivimos hace ya diez años.
Tal vez, como afirma en el epílogo Fernando Stratta, sea hora de asumir con todas sus consecuencias teórico-prácticas que, “reinventar la política es subvertir la política burguesa, ponerla patas para arriba, y hacer crecer en el pueblo las condiciones para el socialismo”.
Ya lo hemos sostenido en otra parte: vivimos una época signada por la incertidumbre. Así y todo, el nuevo siglo trajo consigo una serie de experiencias que sentaron los mojones para repensar los legados revolucionarios del siglo pasado, y poner a andar, en una nueva clave, políticas de emancipación acordes a este nuevo siglo que transitamos. No empezamos de cero, aunque obviemos todo tipo de certezas.
Y que el futuro diga.

Halperin Donghi ha muerto

por Alejandro Moreira


Así como Jorge Luis Borges es la figura alrededor de la cual se reconfigura el campo literario en los inicios  de la democracia,  la obra Tulio Halperín Donghi, funda la historiografía contemporánea en la Argentina.  Ejemplar,  en este caso, es  Revolución y guerra, Formación de una elite dirigente en la Argentina criolla,  libro  que  ha diseñado  el rostro mismo de nuestro siglo XIX  proveyendo   el mapa con el que se haría posible, para sucesivas generaciones de  historiadores,  enfrentar ese pasado con nuevas preguntas e instrumentos, al tiempo que desde su edición en 1972 se revelaba como  uno de los grandes monumentos historiográficos del siglo XX, cualquiera sea el criterio o la escala que se asuma. Consagración unánime ya sea en sus formatos académicos, pedagógicos o también de divulgación, pero en verdad muy reciente: nadie hubiera imaginado a comienzos de los años 80  el sitio que esta obra llegaría a ocupar en nuestra cultura, menos aun que algún día la ministra de defensa de un gobierno de sesgo peronista obsequiaría un libro de Halperin  (La Argentina y la tormenta del mundo) al jefe de la Fuerza Aérea, como en efecto ocurrió en el año 2006. 

Si dirigimos nuestra atención a un pasado más cercano,  podemos observar que el peronismo y la emergente sociedad de masas fue otra preocupación de Halperin desde su juventud (había nacido en 1926),  experiencias a las que abordó con una mirada fuertemente desacralizadora: en su perspectiva este movimiento político  se explicaba más como producto de un concurso de factores conjugados en una determinada coyuntura a mediados del siglo XX  (entre la interminable crisis política  y la referida  “tormenta del mundo”) que como resultado de la voluntad de sus hacedores ( y menos aún de la de  sus numerosos seguidores). Para conocer el posicionamiento ideológico  del autor sobre el fenómeno en cuestión bastará recordar que un artículo pionero sobre el tema, publicado en Contorno,  aludía al peronismo como  el “fascismo posible” para este país ubicado en el extremo occidente, (pero al unísono buscaba desanudar tal asociación, advirtiendo que el nacimiento de tal fuerza implicaba, para bien o para mal,  algo completamente inédito). Sin embargo,  más interesante resulta advertir que nos encontramos acá con  un límite ostensible de la práctica de Halperin (que es también el de  Max Weber): la incapacidad  para  pensar y evaluar  la acción colectiva   bajo otra mirada que no fuera  decadentista  y en ciertos casos  inopinadamente pesimista frente a  todo aquello que remitiera a procesos donde los protagonistas fueran   las masas,  (los pueblos,  las clases), sus proyectos y sus sueños –perspectiva que el historiador encubría exacerbando una retórica fuertemente  irónica, por momentos francamente satírica. 

Este haz de preocupaciones inspira también los dos grandes ensayos de Halperin, Argentina en el callejón y , mucho después,  La larga agonía de la Argentina peronista, textos en donde es posible observar el cruce entre  un abordaje inspirado en modelos de la profesión,  junto con criterios de lectura propios de una mirada moralista del mundo: “abdicación y traición”,  ha observado Jorge Myers, para el primero; “ exceso, escarmiento y reparación”,  ha señalado Horacio González para el segundo. Asimismo es en estos libros donde se observan ciertos rasgos de estilo, entre  ellos, la capacidad del autor para esfumarse en sus textos aboliendo toda mediación, de donde resulta que  nunca sabemos fehacientemente quién habla, si el historiador, sus personajes o la historia misma. Dicho gesto se vuelve manifiesto en otro conjunto de problemas centrales en la obra de Halperin: el que refiere a las  autobiografías de  intelectuales y letrados, en particular aquellos que transcurrieron en momentos de crisis y transición entre mundos distantes, cuando lo viejo no había muerto y lo nuevo no acababa de nacer, es decir, vidas marcadas por la soledad y el desamparo. Tales intereses fueron esbozados a modo de proyecto de estudio  en una artículo titulado Intelectuales, sociedad y vida pública en Hispanoamérica a través de la literatura autobiográfica, publicado en 1981,  y en buena medida concluidos  poco tiempo atrás con la publicación , en setiembre de 2013, de Letrados y pensadores, una recopilación de viejos trabajos reescritos con una  llamativa lucidez (entre los que destaca  esa  obra maestra dedicada al tortuoso derrotero de  Fray Servando de Santa Teresa de Mier, fraile dominico  “atípico” y “ejemplar”, y  finalmente padre inesperado del México  republicano) . Es en el  prólogo a ese volumen donde  Halperin revela todo lo que ese largo recorrido debe a un texto pionero como lo fue La literatura  autobiográfica en la Argentina, fechado en 1962,  años aquellos en los que su autor, Adolfo  Prieto,  sucedió a Halperin  en el decanato de lo que en la actualidad conocemos como Facultad  de Humanidades y Artes de Rosario, entonces Facultad de Filosofía y Letras cuando, a diferencia de lo que ocurre hoy, los méritos y virtudes académicas todavía  primaban sobre los intereses crudamente políticos a la hora de decidir  quiénes dirigirían los destinos de tales instituciones.

Halperin ha afirmado  con falsa modestia que construir relatos de vida es como hacer historia sin sus dificultades. Pero la verdad es más compleja: la biografía interesa en tanto que es en una vida en donde se condensan y expresan las múltiples tensiones que constituyen el entramado mismo de la realidad. Esa vida puede ser más o menos ejemplar, puede revelar o no una actitud colectiva, pero en cualquier caso sólo en ella, en esa singularidad, puede capturarse el curso de la historia.
 Precisamente, nada de eso ocurre en el último libro de Halperin  El enigma de Belgrano  cuya sola publicación se me ocurre un acto irresponsable para la memoria del propio autor, así como me resulta increíble que Beatriz Sarlo haya encontrado motivos para elogiarlo Desde donde se lo mire, se trata  es un libro fallido,  que el encomiable prólogo redactado por Marcela Ternavasio intenta remediar ofreciendo un ordenamiento, un sentido,  del que el texto carece por completo;   en verdad  El enigma…  no es otra cosa que un conjunto de fragmentos dispersos ensamblados a las apuradas  que de última no develan enigma alguno, lanzan  una serie de juicios sobre las limitaciones de Belgrano que hubiera sido más prudente formular a modo de hipótesis, (como el supuesto rol pionero jugado por  Manuel Dorrego en la universal conmiseración que hubo provocado el héroe, ahora caído,   tanto entre sus contemporáneos como en los historiadores siguientes)   y, en definitiva,   habilitan en su levedad  la tapa de la revista  Noticias, violenta y sensacionalista, como de costumbre,   reactualizando, además, posiciones y debates perimidos en donde Bombitas Rodríguez de uno y otro signo   discuten en el vacío para  el empobrecimiento  de todos.

Así, entre muchos equívocos difundidos por las llamadas “redes sociales” (y por el ex secretario de cultura radical y luego   senador  menemista  Pacho O’ Donnel)  se repone uno ya clásico que es el que identifica a Halperín con la corriente liberal de la historia, idea, habrá que reiterarlo, completamente falsa:  Halperín expresa en verdad el punto más alto de la historia social, aquella que en los años ‘60  impulsada por el trabajo de José Luis Romero vino a superar las disputas entre liberales y revisionistas señalando las virtudes y los límites de ambos. En efecto, hace ya muchos años nuestro historiador mostró que el Gral. Perón compartía en alguna medida  la visión liberal de la historia, la de su maestro Ricardo Levene, y por eso le había puesto el nombre de los héroes consagrados por los liberales  a los entonces nacionalizados ferrocarriles –nombres, recordemos, que llevan hasta hoy. Y, por otro lado, en un párrafo tan breve como célebre de Una nación para el desierto argentino  Halperin  nos reveló   que   las formas cesarísticas    de hacer política del General.  Mitre (“las aspiraciones de representar a la sociedad entera”)  adelantaban las del mismo General. Perón, con lo que sugería   que entre uno y otro personaje había mucho más cosas en común de lo que hubiera podido pensarse -algo que todavía hoy resultaría  insoportable tanto para el diario La Nación como para el Instituto Revisionista Manuel Dorrego.

Mucho más productiva es la crítica de Horacio González: la verdadera discusión con Halperín pasa por la manera de concebir y usar los mitos,  en este caso, aquellos que fundan una nación y sostienen su cultura habida cuenta que el historiador se ha empecinado con un talento inigualable en disolverlos, acentuando lo que en verdad es la función  crítica de una disciplina racionalista y secularizadora como la historia –función necesaria y sin duda positiva,  la que desnaturaliza lo dado, la que socava verdades y tradiciones mostrando que siempre hubo y habrá caminos alternativos para el curso de los asuntos humanos.  El tema en verdad es  más político que historiográfico y   consiste  en pensar la manera como una sociedad lidia con sus orígenes. En nuestra opinión,   el desafío gira entonces  en torno al modo en que una comunidad asume su versión  identitaria  articulándola con  una práctica democrática, es decir  neutralizando las vertientes totalitarias inherentes a todo mito pero sin intentar, no obstante, anularlo,  puesto que  sin esa  dimensión mítica  no hay historia  de una nación ni tampoco república posible.

Este cruce imprevisto entre las posiciones de  Halperín y del actual director de la Biblioteca Nacional  puede resultar enriquecedor para todos siempre y cuando intentemos conjugarlas. Nos permite, por ejemplo, observar dos modos  de  trabajar la tensión entre tragedia e historia. Y ello es posible porque en verdad ambos coinciden con Max Weber: entre los propósitos y las acciones de los sujetos y el curso del mundo existe un abismo insondable e irremediable: los  hombres se encuentran lanzados  al teatro de la historia para actuar un drama cuyo guión, en buena medida, desconocen.  Sólo que si en Halperín  la impronta trágica se resuelve  las más de las veces en  ironía apática: desde lejos el historiador nos dice que  ningún propósito tiene sentido  al tiempo que observa con mesurada resignación el acontecer de las cosas  y deja al lector el juicio final sobre aquello que cuenta, a sabiendas que el mundo es indescifrable y  que ese juicio será imposible:  lo que ocurre,con sus miserias y grandezas,   ya ocurrió ( y puede volver a ocurrir),  puesto que nadie, menos aún los pueblos,  aprende de sus errores ; en el caso de González las derivaciones  éticas y políticas de esa mirada trágica  son muy distintas, ya que exige traer a la “escena indagada una verdad real (…) en tanto irresolución de la verdad, en tanto verdad contradictoria, equívoca”, decía Nicolás Casullo  -lo que conlleva una actualización  de la tragedia (que es también del mito)  como modo de aprendizaje que una comunidad  debe realizar sobre sí misma.

Queda por último referirnos a las dificultades que suscita la lectura de Halperin.  El barroquismo de su  escritura  es ciertamente exasperante, como lo han señalado incluso sus más fieles lectores. En principio debemos advertir que  se trata de una prosa que incorpora a su sintaxis la misma complejidad de las situaciones que relata y que revela un arte que el historiador ejerció con maestría: el ensamble entre narración de acontecimientos y descripción de estructuras.  Pero, en otro registro, ese barroquismo es el medio a través del cual la narración pone en escena el tiempo, o los tiempos, en los que esa historia se realiza –una elaboración poética, en fin, que persigue y representa la experiencia de la temporalidad. En suma, en ese estilo se lee el tiempo y aquí es donde la genialidad de Halperin  nos permite acercarnos a lo que constituye la esencia de  ese género llamado historia. Tal es la experiencia que  atraviesan  sus lectores, la que nos lleva al límite entre la contingencia y la necesidad, entre el destino y la historia,   la que hace, en suma,  que al concluir la lectura  ya no seamos los mismos. En mi caso, la descubrí, a partir de un regalo de mi madre, un verano  a principios de los años ’80, cuando en Puerto Pirámides leí por primera vez Revolución y Guerra en la vieja edición de siglo XXI. Es en  este rasgo original de su escritura donde radica la clave que hace que estemos en presencia de una obra clásica, es decir, que trascenderá  las condiciones del contexto en que fue escrita y que nos obliga  a concluir con una afirmación solemne pero ineludible, (que la ironía infinita de Halperín hubiera desechado): el 14 de noviembre de 2014 ha muerto  el más relevante   historiador que haya conocido la Argentina, el primer  historiador de la Patria, como lo quiso  el Destino.

Podemos: ¿Es la hora de la gente?

por Mario Espinoza Pino

Desde sus inicios, Podemos ha articulado un fuerte anhelo de democratización institucional, participación política ciudadana y una promesa de “asalto a las urnas”; la lucha contra la casta corrupta y el afán por la transparencia han sido dos de los estandartes más reconocibles del partido. Durante la campaña por las europeas, el partido supo construir un movimiento virtuoso en el que gente que acababa de politizarse, activistas y ciudadanos hastiados de la situación del país, pudieron confluir bajo el slogan “es la hora de la gente”. El nacimiento de los Círculos supuso un verdadero equipo de campaña popular para las elecciones, donde se supo aprovechar lo mejor de las estrategias aprendidas durante años de movilización para hacer llegar un mensaje claro de ruptura democrática y justicia social. El desenlace fueron 5 Eurodiputados elegidos por primarias abiertas –totalmente abiertas– que dotaron a Podemos de una lista plural con actores de diferentes trayectorias ideológicas, políticas e intelectuales. Una muestra representativa de lo que latía en la ciudadanía y en los Círculos.
Sin embargo, conforme el proceso de constitución del partido ha ido acercándose –marcado, además, por una agenda acelerada– el término “gente” ha ido estrechándose cada vez más, perdiendo su acepción participativa y adquiriendo unos matices cada vez más electorales y de marketing social. Mientras la primavera nos anunciaba –llena de ilusión y cierta perplejidad– que el bloqueo institucional había terminado (algo que hace tan sólo dos años parecía imposible), otoño se cierra con una Asamblea Ciudadana marcada por diversas opacidades y un creciente malestar. El verano anunciaba ya algunas tempestades. Primero fueron los pre-borradores de la promotora, que no presentaban demasiadas novedades estructurales respecto a lo que es un partido tradicional. La rehabilitación de la figura del Secretario General, la centralización de competencias y una promesa de revocabilidad con un porcentaje inasumible, no auguraba que los documentos definitivos fuesen a ser mucho mejores. Cambiaron algo, pero no, no fueron mejores. Sin embargo, estos documentos tendrían que competir con la inteligencia colectiva de diversos Círculos y grupos que –animados por el proceso– se pusieron a redactar documentos alternativos. Había motivos para estar entusiasmado.
El comienzo de la Asamblea Ciudadana fue un éxito. La presentación de los borradores en medio de un baño de multitudes mostró en los medios una alternativa real de cambio. Una alternativa ilusionante. Pero los procesos de votación en Agora Voting, los cambios de última hora por parte del Equipo Técnico y el speech de Pablo Iglesias –dispuesto a “marcharse” si sus documentos no triunfaban– modificaron la balanza de oportunidades de manera notable. Lo cual no deja de sorprender: Pablo Iglesias, un líder carismático con tanto capital mediático acumulado, no necesitaba acudir a discursos de este tipo para ganar. Las modificaciones de ultimísima hora acometidas por el Equipo Técnico –que sólo permitían votar en bloque los documentos del equipo de Pablo Iglesias, sin poder combinarlos con otros–dieron al equipo de Claro Que Podemos una victoria aplastante. Una victoria que ya tenían, pero que de este modo se aseguraban sin ninguna fisura (y fisura quiere significar aquí, por desgracia, pluralidad). Las críticas desde diversos sectores no se hicieron esperar (algunas certeras, otras excesivamente centradas en el lamento y el deseo de reconocimiento; hay aristocracias pretendientes heridas).
La segunda parte de la Asamblea prometía ser también caliente. Y lo ha sido. El hecho de que Pablo Iglesias –candidato a Secretario General– presentase también una lista completa al Consejo Ciudadano junto con otra para la Comisión de Garantías, marcaba la tendencia de lo que sería el proceso: un plebiscito más que unas elecciones. Pero el Equipo Técnico también jugó, de nuevo, su papel: la posibilidad de elegir “en plancha” la lista total de Pablo Iglesias (Secretaría, Consejo y Comisión) con un solo click en la red, hacía que la balanza se inclinase a su favor. Lo cierto es que Iglesias no necesitaba tampoco esta estrategia para ganar, pero volvía a utilizarla para evitar fisuras en su proyecto (donde fisura quiere decir, otra vez, y por desgracia, pluralidad política más allá de sus cálculos). De todos modos, él lo ha dicho muy claramente: quería un gobierno “de los mejores”. Esto es: una aristocracia competente y de confianza. Como si para competir contra las élites hiciera falta una contra-figura especular de las mismas, la imagen contra-hegemónica de la “vanguardia popular” (que actúa por asalto, no por consenso).
¿Significa esto que la Asamblea Ciudadana no ha sido democrática? No, claro que no. Ha habido democracia y ciertamente innovadora en lo formal, nadie puede negarlo; un grado de democracia, si se quiere, mucho mayor que en la política tradicional española. Pero esa democracia –con sus estrategias de última hora y “chantajes” carismáticos– no ha estado a la altura de la ilusión que había promovido. Es más, ha creado heridas y quebrado fibras de empoderamiento y horizontalidad.
¿Qué queda de “la gente”?
El término “gente” ha sufrido un importante cambio desde las elecciones europeas hasta el cierre de la Asamblea Ciudadana. Antes parecía nombrar la participación más allá de los clicks, la inteligencia creativa del común indignado (y no necesariamente movilizado) a la hora de hacer política. Gente significaba desprofesionalización de “lo político”, construcción colectiva de programas y candidaturas. Ciudadanía activa. La gente y los Círculos parecen ser ahora un decorado sobre el que se destacan ciertas figuras, pero no ya un motor de cambio social “desde abajo”. Son, más bien, unas bases que tendrán que asumir los acuerdos políticos tomados por una aristocracia (y se suponía que los despachos se habían acabado) o simplemente no asumirlos e irse. Una diatriba que –tal y como laten algunas redes y espacios–se le presenta a muchas personas. Porque lo próximo que toca en la agenda electoral, y hablamos de procesos ya iniciados (Ganemos), son las autonómicas y las municipales ¿Volveremos a ver los dedos “desde arriba” señalar listas con aval carismático? ¿Con su “marca”? ¿Veremos de nuevo “listas plancha” que dejarán fuera a aquellos que, por motivos más que razonables, disientan de la “línea oficial del partido”? ¿Se es consciente del precio que habrá que pagar por actuaciones de este tipo? ¿Que Podemos es una organización con pies de barro? ¿Del capital profesional, ciudadano y activista que se tira por la borda con cierres aristocráticos del signo que sean? Por otra parte ¿se puede apelar a la unidad social hacia fuera y al cierre elitista desde dentro? ¿Pueden gestionarse los disensos creando fantasmas (IA) y actuar dentro de una lógica amigo-enemigo? Y, por último ¿Pueden darse lecciones de transparencia con tantas “últimas horas” y opacidades en la Asamblea Ciudadana? Quizá una de las cosas que resultan más sorprendentes –sobre todo dada la composición del proyecto, de la gente que lo ha avalado– sea el fin de una nueva cultura social del consenso y la diversidad: el 15M abrió esa cultura en las plazas, una dinámica que –salvando algunos problemas– impulsaba el trabajo en común permitiendo coexistir la diferencia (ahora ya no se permite, en fin, ni la “doble militancia”). La ilusión de cambio sigue en pie para mucha gente, pero los rasgos de la coyuntura y las últimas derivas realpolitik del discurso de Podemos (escoradas hacia un paradójico “centrismo”), recuerdan demasiado a un son (socialista) de sobra conocido.
¿Seguimos?

Por cierto, no soy de Izquierda Anticapitalista.

El docente-bicho: una figura de constitución en lo precario

Por Ver qué Onda
(http://losutil.blogspot.com.ar/)

1- Estado de situación
Segundo año. Treinta y ocho guachines. Horario de tres y cuarto a cinco y cuarto de la tarde. La materia, Construcción de la Ciudadanía. Termina la hora y los pibxs se van para la casa. Escuela privada subvencionada que si bien es barata no la paga nadie. Barrio de San Justo.
No hizo mucha más falta que las dos primeras clases para saber que el aula era pura dispersión. Había un hiato inmenso entre el aula y una clase. No es un aula con cortocircuitos frecuentes, que en la mayoría de los casos de arreglan, con intervención del profe o algunos chicos, sino que directamente el aula era un caos con pizcas de clase.
En el curso que les comento, la presencia de lo precario es muy intensa, medido en relación con el desfasaje entre las expectativas que circulan y lo que efectivamente acontece. Hay muchas experiencias e ideas diferentes de lo que debería suceder.
El aula por lo tanto no es un espacio común y  no hay autoridad para hacer clase. Dato no menor: el docente como eje articulador, orquesta lo que pasa; pero hoy el educador bancario tan criticado, hace lugar al docente- fantasma. Si bien podemos criticar ese rol bancario, hoy ya de hecho tambalea; en escenarios como los que comentamos, con índices de precariedad tan altos, somos volados de ese lugar.

Pero vale decir que toda el aula es un archipiélago. No es un continente separado del docente con vida propia, sino que expresa astillas de grupitos en medio de la indiferencia, peleítas boludas y otras más jodidas, abundando la conexión con el afuera digital. “No nos peleamos siempre. Lo que pasa es que acá hay muchos grupos y nadie es amigo con nadie”, me decía Araceli.
A esto se suma la presencia recurrente de la regente por los pasillos -la dirección está al lado del aula-con diferentes intervenciones: llamamientos al silencio y amenazas para los chicxs, como charlitas conmigo para ver qué pasa con intercambios que tomaban temperatura y algunos casi terminan en discusiones…
¿Qué hacer? Dejamos de ser docentes –con todo lo bueno, con todo lo malo- para ser casi un adulto entre pibes viendo que onda. De ahí nace una figura: el Docente-bicho.
 2- Croquis del Docente-bicho
El Docente-bicho aparece como una figura armada desde la inmanencia de lo que acontece; una máscara incipiente forjada a partir de lo que transitamos en la escuela.
Como ya explicamos, se da por sentado la imposibilidad tanto de coordinar lo que se hace en el aula, como de intentar armar algo entre todos. No es posible el docente que presupone lo que hay que hacer, llega al aula, lo despliega y busca que los demás se adapten, como tampoco alguien que se abre a los demás y busca qué hacer todos juntos onda asamblea.
La vuelta que le encontré fue dictar una serie de consignas, trabajar con unas fotocopias que sacaron un par desde principio de año y que entreguen lo que hagan, como trabajitos sobre temas que eligen ellos dentro de un eje general dado por mí. Actividades que hacen algunos nomás, en una onda mecánica de “hagamos que hacemos”. Imposibles los debates, las exposiciones, ver una peli, o cualquier otro tipo de actividad que implique una integración general de los chicxs. De hecho, el dictado de consignas es grupo por grupo, zonas por zonas –para lo que tienen carpeta, o directamente para aquellos que de vez en cuando tienen el hábito de tomar una hoja y disponerse a copiar-.
La verdadera clase es otra. Me mando a recorrer el aula, visitar los grupos, charlar con ellos buscando acoplar. Nace otro tipo de presencia: pasar entre escombros como mesas en grupo, pilas de mochilas, bocha de sillas en una misma mesa…Por eso le decimos bicho.
Hablamos de Docente bicho por meterse en los recovecos y morder la indiferencia sensible con uno. Por parasitar lo que hacen los pibes: meterse, preguntar, probar diálogos, reírse. Por anfibio: ser consciente de su carácter fronterizo y embrionario como algo permanente, no como transición a otro cosa -su existencia se constituye y reproduce en las orillas-.
Ser profe ahí es el devenir de ser un entre. Pero no es un entre para vigilar que se cumpla lo que se ordenó o ayudar para que se efectúe lo que se arregló democráticamente en un ante. El recorrer los intersticios áulicos, navegar por los recovecos del archipiélago, dispara de todo: charla futbolera, risas, preguntas existenciales, usos tecnológicos, secuencias en el barrio. No deja de existir la cultura letrada: pibxs lectores que te preguntan quién es mejor, si Poe o Lovecraft, o un chaboncito cebado con las guerras mundiales.
Y que quede claro: lo que surge de estos encuentros no es materia prima para una clase futura, sino que es la clase. Lo que ocurre finalmente con la clase es la dinámica de estos grupos por fuera de la clase común (mas allá de algún reclamo de “hablemos entre todos”, o “que vamos a hacer hoy, profe”).

Clase que implica en muchos casos un intenso aprendizaje para nosotros docentes, como también que nuestros saberes funcionales son infinitos y no tiene sentido preparar una clase típica, o una con diversos planes por si alguno no funciona.  Casi diría que se trata simplemente de llevar nuestra existencia al aula: lo que sabemos de fútbol, de filosofía, del mundo del espectáculo, como también de experiencias personales.
Tras la legitimidad que emerge a los tumbos tras la interacción cotidiana con los diferentes clanes, vamos arreglando problemas entre los chicxs, evitando que estallen peleas a piñas en algunos casos, entre pibes como pibas, como evitando también el desborde ante secuencias tales como  pibxs que se escapan del aula, guerra de mochilas, o jugar a chocar las mesas. Un ejemplo: el otro día una piba me decía “que forro estas hoy!”. “Mira” –le contesté- “no se enojen chicas pero hoy no tengo ganas que me rompan los huevos, ok?”. A lo cual me contestaron “Bueno, está bien…”
Estos retazos de jurisprudencia indican lo vacío y absurdo de las retóricas curriculares de las Construcciones de Ciudadanía: alumnxs con pensamiento crítico, prestos al debate, espíritu investigador y la función docente de saber aprovechar estas situaciones, o en el peor de los casos, despertarlas.
 3- ¿Toda regularidad es un mandato?
Buscamos sincerar las coyunturas. Partir del mapa exacto, reconocer los umbrales de posibilidades. No solamente es un problema proyectar imágenes erróneas al aula –como “la de antes” o la que sea- sino también con respecto a nosotros mismos. Indispensable hacernos preguntas tales como ¿Qué hacemos acá? ¿Qué podemos armar? ¿Hacia dónde vamos? ¿Con quién jugar?
Un sinceramiento que implica reconocer lo que vivimos en el aula como lo que existe: que no sea como pensamos que debería ser no implica que no sea. No hay tiempo para lamentos, sino que es el terreno donde nos toca jugar.
Sí se plantea el problema de qué hacer. Negando cualquier mandato imperativo, buscando despejar presunciones ligadas a un deber ser, nos preguntamos cómo andar donde estamos. Para el docente bicho es clave recuperar cierta confianza, gestos compartidos, conversaciones que se interrumpieron o terminaron pero sabemos que requieren ser retomadas. Bancar  estas continuidades es clave para sostener su figura y parte del territorio conquistado.
Entendemos que un desafío es encontrar regularidades en la dispersión sin reproducir mandatos. No alcanza con la huida, los desplazamientos profanadores. Personajes como el docente bicho son una mutación del docente tradicional, donde se cocinan nuevas imágenes del mundillo educativo, sin trazos finos aun, es cierto, pero cargados de una potencia que no podemos despreciar.
Un andar que no puede estar escindido de nuestros propios deseos. No todo lo que nos dicen o hacen los pibxs nos interesa. Por eso es indispensable salir de los discursos que buscan acomodar a los pibxs a los manuales del buen hacer escolar, como también, de la demagogia que respira el culto a los chicxs, donde se margina la existencia de aquel que ocupa el rol docente, como si su existencia ahora fuera la que no expresa razón de ser alguna. Y en este plano es clave lo institucional: ¿qué significa ser docente? ¿Hasta qué punto es válido reproducir, exprese la forma que exprese, ese rol?
Los entornos institucionales confabulan muchas veces en torno a estas preguntas. Como vendedores de nuestra fuerza de trabajo, nos encontramos muchas veces con un rol triste que nos toca asumir, donde secuencias que bancamos no podemos bancar: (por que no el choque de mesas, cual contienda de caballeros medievales, parece divertido…).
Paradójicamente, en espacios tan cargados de precariedad se hace más necesaria que nunca la chance de experimentar, no siempre legitimada por la mirada ortodoxa de la institución, pero a su vez cualquier ensayo requiere de apoyos institucionales para recibir tributos que lo fortalezcan. Las iniciativas individuales, potentes en su lógica pero débiles por lo embrionarias, peligran de naufragar, entre otros motivos, por lo desgastante de la dinámica áulica y el queme de cabezas (de hecho, desde las vacaciones de invierno la regente de la escuela está de licencia –“lo que pasa que Mirta está podrida”, me explicaron por ahí-).
La figura embrionaria del docente  docente-bicho es un intento de habitar lo escolar en este contexto. Imagen que busca sistematizar experiencias áulicas que capaz sirvan para inspirar secuencias similares, o permitan observar continuidades con inquietudes y preguntas parecidas, escapando de la queja nostálgica, victimización auto-referencial, o de la crítica tranquilizadora que denuncia lo que no ya no puede ser, pero sin el ímpetu creativo de intentar hacer algo con eso que hay.

Horacio González: «Algún sector del Gobierno giró a la derecha, pero yo no»

por Diego Sehinkman

  
La entrevista tuvo lugar en la Biblioteca Nacional, en Recoleta.
-A usted se lo ha caracterizado -e incluso imitado- ironizando sobre su prosa barroca. ¿Cómo se lleva con su caricatura?
A veces sufro un poco. Uno acepta al barroco como un gran momento del arte; sin embargo, para los medios de comunicación, el barroco es la antilectura. No puedo negar que hay un sufrimiento cuando te dicen: «¿Qué quisiste decir?». De todos modos yo siempre escribí así. Los editores que me publican son amigos, así que ya saben que van a vender mucho menos de lo que vendería Luis Majul [se ríe].
-Si fuera cierto que Cristina tiene negocios con Lázaro Báez, ¿eso a usted lo incomodaría?
En los últimos años, un conjunto de palabras de esta índole, como Cristóbal López o Lázaro Báez, quedaron imantadas de una connotación negativa, como si fueran palabras contaminantes. Yo no las voy a usar de ese modo. A mí me gustaría un análisis de las relaciones comerciales que pudieron tener Néstor y Cristina en su pasado y en su presente, pero en concreto. Hoy todo el ataque de la oposición neoliberal recae en la palabra «corrupción». Es el tema de los grandes medios de comunicación en contra de los movimientos populares.
-Hablemos de la creación de la Universidad de la Defensa Nacional.
Ahí te tendría que decir que no me causa simpatía la creación de la Universidad de la Defensa. Los miembros de las Fuerzas Armadas tienen que tener estudios, pero me hubiera parecido mucho más adecuado que esto se hubiera realizado en la universidad pública. Hubiera fortalecido todas las nociones básicas de la democracia, y desvanecido las dudas sobre la posibilidad de que las Fuerzas Armadas inicien un itinerario en un ámbito donde se autocontienen.
-¿Cuál es el riesgo de que se «autocontengan»?
Se pueden acentuar ciertas conductas corporativas.
-¿Cuál es su opinión sobre el teniente general Milani?
Yo he hecho una opinión reticente hacia Milani en relación con un tema que me parece de gran significación. Era un joven oficial, tenía 19 años, o 20, no sé. Se olvidó de que hizo una firma de un expediente que pertenecía a una lógica de procedimiento de las Fuerzas Armadas de ese momento: simularon la deserción para hacer desaparecer a alguien. Es una discusión de carácter ético muy fuerte.
-¿Y de Sergio Berni?
Yo no veo con buenos ojos cómo se está tratando la cuestión de la seguridad. Respecto de la política de Berni, tampoco estoy de acuerdo. Sus declaraciones son absolutamente descuidadas y despectivas hacia los pobladores de los países vecinos que eligen hacer su vida en la Argentina. Pero ocurre que la sociedad, sometida a un fuerte acoso en relación con cuestiones de seguridad, toma con muy buena aceptación ese tipo de declaraciones. Por eso hoy Berni es una especie de candidato y mide.
-¿No será que la sociedad giró un poco a la derecha?
¿Y me lo decís vos, que trabajás en LA NACION? ¡Claro que giró a la derecha! ¿Y qué hace un gobierno de extracción popular? Ese gobierno es lector de la sociedad. Lee pulsiones.
-¿Y entonces también giró a la derecha?
Sí, algún sector sí, otros no. Yo, por ejemplo, no.
-¿Y Cristina?
[Piensa] Cristina es una gran buceadora de las lenguas internas que habitan una sociedad. En este caso, la lengua interna sería el miedo. El miedo no entendido sólo como un asalto. El miedo ante tus expectativas de vida. Hay un miedo antropológico en la sociedad argentina. Ella lo ha captado. No digo que se haya producido artificialmente, pero también hay una campaña mediática en torno a eso.
-¿Qué le parece el manejo que se hizo de Vaca Muerta?
-La explotación la considero necesaria, pero debe estar precedida de más discusiones sobre medio ambiente y más actos de consenso con las poblaciones colindantes al lugar. Si hubiera cláusulas secretas, tampoco me gustan.
-Hablemos de la nueva ley de telecomunicaciones.
Bueno, tampoco expreso mi simpatía hacia lo que habitualmente se llama Triple Play. Hay que tener mucha más prudencia. No se puede estar en contra de un monopolio y dejar la sospecha de que se está forjando otro monopolio. Eso tiene que ser salvado en la nueva versión de la ley.
-2015. Usted expresó su afinidad con Taiana y Agustín Rossi. ¿No logra entusiasmarse con Scioli?
No, no me entusiasma, pero tampoco lo considero con desprecio. Es la expresión de una buena parte de la sociedad argentina. Sus vacilaciones, su estilo aparentemente distraído para las grandes definiciones, casi forma parte del carácter nacional. Le falta la nervadura de lo social, conciencia social colectiva. Tiene, sí, una especie de don emanado de una cierta cortesía personal. Es una persona con mucha cortesía hacia los que lo desprecian, que no son pocos. Muchas veces yo mismo me encontré pensando muy mal de él, vi su cortesía y dije: «Yo también soy una persona cortés»… [se ríe]
-¿Podría haber Carta Abierta con un Scioli presidente?
Aunque es prematuro decirlo, me parece que no. Yo me inclino por los grandes textos y Scioli, no. Tengo una gran diferencia respecto de su formación político-literaria.
-Si Cristina pudiera ser reelegida, ¿la votaría?
Sí. La votaría y propondría nuevos temas. Me gustaría que haya más circulación de pensamiento e intercambio dialogal. Me parece que deberían ser más públicos los diálogos al interior del Gobierno. Y hasta te diría con reuniones de gabinete explícitas.
-¿Qué le gusta de las reuniones de gabinete?
Las veo republicanas y el republicanismo es una tradición que los movimientos populares deben incorporar. Las reuniones de gabinete darían la idea de un refuerzo de la circulación de la palabra política para la sociedad.
-¿Cómo están las cosas dentro de Carta Abierta?
-Con mucha discusión. Se debaten los mismos temas que tratamos en esta charla.
-¿Qué siente cuando se dice: «Carta Abierta funciona como guionista del Gobierno»?
No es así. Carta Abierta no es una escribanía del Gobierno.Tenemos discusiones muy encendidas. Con la Presidenta nos reunimos una sola vez. No te diré que tembló la mesa, pero hubo una discusión con ella. Fue hace tres o cuatro años, por la AUH. Ella se detenía a esperar la intervención del que opinaba, lejos del retrato que muchas veces se hace de que no deja hablar.
-La última. Algunos hacen el siguiente razonamiento: «Para ciertos intelectuales progresistas de más de 60 años, este gobierno podría representar el último tren posible a algo que se parezca a sus sueños de juventud. Saben que este tren no es perfecto, ¿pero cómo no lo van a apoyar si sospechan que uno así tal vez no vuelva a pasar?» .
Es cierto. Algunos de más de 60 pensaron eso. Yo no. Es cierto que el kirchnerismo, en su falta de texto, nos abrió la posibilidad de escribir, de producir. Pero, atención, porque la felicidad también puede encontrarse estando en contra de un mundo que marcha hacia poderes tecnocráticos. En el menemismo, eso era una felicidad. Yo siempre vi la felicidad entremezclada con la amargura.
-Lo dejamos ahí.

Juicio por Cristian Ferreyra. Semana #3

Diario del Juicio de Monte Quemado Martes 18 de noviembre Los demonios del monte Minutos antes de la 9 de la mañana más de cien personas ya estaban
Like  Tweet 
justicia-campesina afiche

Diario del Juicio de Monte Quemado

Martes 18 de noviembre

Los demonios del monte

Minutos antes de la 9 de la mañana más de cien personas ya estaban apostados frente al tribunal, en su gran mayoría integrantes de organizaciones campesinas y veedores de la agrupación Carta Abierta de Tucumán. Esperaban la llegada de los jueces, fiscales y abogados, para ingresar a la sala, previo registro de las fuerzas de seguridad.
03685eca704cad0316357027883ab654

Movilización durante el juicio
La Presidenta del Tribunal abrió la sesión con la lectura de una carta enviada por la Asamblea de Derechos Humanos de Mar del Plata. El organismo señalaba la existencia de varios elementos irregulares en el proceso, entre ellos el trato discriminatorio hacia testigos de las víctimas y el hecho de que menores de edad hayan sido llamados a declarar frente a los acusados, violando los derechos de protección al niño. La carta concluye diciendo que si el tribunal a cargo del juicio no toma en cuenta estas irregularidades observadas, se denunciará ante instancias internacionales de Derechos Humanos.

Miércoles 19 de noviembre

Resistencia mocasera

1

Foto: Carola, La Tribu Audiovisual
Durante el octavo día del juicio por el asesinato de Cristian Ferreyra continuaron declarando los testigos convocados por la defensa de Ciccioli, de los hermanos Juárez y los Abregú, todos ellos imputados en la causa. En el mismo tono que el día anterior se prosiguió con el intento de demonizar al Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MoCaSe).
Esta vez casi todos los relatos hicieron referencias a un hecho ocurrido en el paraje San Bernardo, departamento de Copo, en la zona norte de Santiago del Estero. Allí se ubica el campo de 1800 hectáreas que el empresario Ciccioli reclama como propio, aunque sólo cuente con el título dominial y no con la posesión efectiva del mismo. Por eso el santafecino Ciccioli contrató a un grupo de vecinos y los conformó como una banda parapolicial, a cargo del patrullaje de su supuesta propiedad, para evitar las incursiones y la resistencia de los campesinos, históricos poseedores de las tierras en disputa.
37 miradas sala

Sala del juicio

El grito santiagueño III

Por Mario Santucho (IIEP), desde Monte Quemado
Leer la nota
***

Peña por una justicia campesina

10392458 10152835976450792 3014354009947877461 n

Peña en la calle Morón, frente a la Cazona de Flores
En el marco de la campaña por una justicia campesina, el sábado 22 de noviembre se realizó una peña/comilona santiagueña en el barrio de Flores, organizada por la Cazona de Flores, el Movimiento Nacional Campesino Indígena MNCI, la Radio La Tribu, el Instituto de Investigación y Experimentación Política y el CFP24.
De la actividad participaron Liliana Herrero y Pedro Rossi, Fede Toledo, La Insurgencia del Caracol, Armando Silva y Valdemar Jara, La Gramilla, Cecilia Ruiz, El Bondi Cultural, Varón y Villka, entre otros artistas. Vecinos del barrio, amigas y amigos se acercaron a escuchar, bailar en la calle y compartir la velada.
***
b6ba039f71819331178e7ea425c536c3

Entrevista a Raly Barrionuevo

A través de nuestras canciones

Entrevista a Raly Barrionuevo, desde Monte Quemado.
Leer la entrevista
127aa295a6cf75a33bc920b9be103674

Una red contra la tristeza

Conversación con Lucas Villca y Varón Fernández, del Bodegón Cultural Casa del Pocho (barrio de Ludueña, Rosario).
FM La Tribu   Sin aire no hay fuego

Las voces del juicio

Cobertura de FM La Tribu: entrevistas y crónicas desde Monte Quemado.

¡Ni un muerto más por el derecho a la tierra, Cristian Ferreyra Presente!

10685536 956795921016512 5477868477373255172 n

Sumate a la campaña, mandando tu foto a info@iiep.com o en Facebook o Twitter #CristianFerreyraPresente
***

Spots de difusión:

Para más información:

Comunicación del MOCASE-MNCI: Margarita Gómez 03843577620, Deolinda Carrizo 03844 15408668 /01133489316, Santiago Uriate 1166465136.
Instituto de Investigación y Experimentación Política: Mario Santucho 01165488027
CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales): 43344200 int 109/118

Hoy comienza la cuarta semana del juicio. Consultá las actualizaciones diarias desde Monte Quemado en las siguientes páginas:

FOOTER

facebook twitter
1px
©2014 IIEP | Morón 2453 (CABA) http://www.iiep.com.ar/
Web Version  Forward  Unsubscribe 

Clinämen: ¿Quién lleva la gorra? Violencia, nuevos barrios, pibes silvestres

 

Conversamos con el colectivo Juguetes Perdidos, investigadores/escritores, autores del libro “¿Quién lleva la gorra? Violencia, nuevos barrios, pibes silvestres”. Nuevos barrios, nueva sensibilidad. La disputa por el realismo. La búsqueda de tranquilidad. La precariedad como fondo.  El saber de los pibes. ¿Qué pasa con las pibas? El agite como modo afectivo contra la adultez agilada.

“La máxima aspiración del poder es la inmortalidad”. Entrevista a Michel Foucault

por Jerry Bauer
(Traducción: Horacio Pon)

¿Por qué usted, sin ser antropólogo, se interesa más, desde un punto de vista filosófico, en la estructura de las instituciones que en los mecanismos evolutivos?
-Lo que trato de hacer -y siempre traté de hacer desde mi primer verdadero libro, Historia de la locura en la época clásica- es poner en tela de juicio por medio de un trabajo intelectual diferentes aspectos de la sociedad, mostrando sus debilidades y sus límites. De todas maneras, mis libros no son proféticos y tampoco un llamado a las armas. Me irritaría intensamente que pudiera vérselos bajo esa luz. La meta que se proponen es explicar del modo más explícito -aun cuando a veces el vocabulario sea difícil- las zonas de la cultura burguesa y las instituciones que influyen directamente sobre las actividades y los pensamientos cotidianos del hombre.
-La palabra clave de todos sus libros parece ser «poder», ya se lo entienda en el sentido de poder disciplinario, poder de la medicina mental o poder omnipotente de la pulsión sexual?
-Está claro, procuré definir las estrategias del poder en ciertos ámbitos. Por ejemplo, Vigilar y castigar se inicia con un «teatro del terror», la puesta en escena espectacular que acompañaba las ejecuciones públicas hasta el siglo pasado. Se suponía que ese ceremonial clamoroso y carnavalesco en el cual la mano omnipotente de la justicia hacía ejecutar la sentencia bajo la mirada de los espectadores grababa su mensaje de manera indeleble en las mentes de éstos. Con frecuencia el castigo excedía la gravedad del delito, y de ese modo se reafirmaban la supremacía y el poder absoluto de la autoridad. En nuestros días el control es menos severo y más refinado, pero no por ello menos aterrador. Durante el transcurso de nuestra vida todos estamos atrapados en diversos sistemas autoritarios; ante todo en la escuela, después en nuestro trabajo y hasta en nuestras distracciones. Cada individuo, considerado por separado, es normalizado y transformado en un caso controlado por una IBM. En nuestra sociedad, estamos llegando a refinamientos de poder en los que ni siquiera habrían soñado quienes manipulaban el teatro del terror.
-¿Y qué podemos hacer?
-El punto en que nos encontramos está más allá de cualquier posibilidad de rectificación, porque la concatenación de esos sistemas ha seguido imponiendo este esquema hasta hacerlo aceptar por la generación actual como una forma de la normalidad. Sin embargo, no se puede asegurar que sea un gran mal. El control permanente de los individuos lleva a una ampliación del saber sobre ellos, el cual produce hábitos de vida refinados y superiores. Si el mundo está en trance de convertirse en una suerte de prisión, es para satisfacer las exigencias humanas.
-No sólo crítico, usted es, además, un rebelde.
-Pero no un rebelde activo. Jamás desfilé con los estudiantes y los trabajadores, como lo hizo Sartre. Creo que la mejor forma de protesta es el silencio, la total abstención. Durante mucho tiempo me parecieron intolerables los aires que se daban algunos intelectuales franceses y que les flotaban encima de la cabeza como las aureolas en algunos cuadros de Rafael. Por eso me fui de Francia. Me marché a un exilio total y maravilloso, primero en Suecia, donde dicté clases en la Universidad de Uppsala, y después en un lugar que es todo lo contrario, Túnez, donde viví en Sidi Bou Said. De esa luz mediterránea puede decirse sin lugar a dudas que acentúa la percepción de los valores. En África del Norte se toma a cada uno por lo que vale. Cada uno debe afirmarse por lo que dice y hace, no por lo que ha hecho o por su renombre. Nadie pega un salto cuando se dice «Sartre»?
-Ahora usted es aclamado como el lógico sucesor de Sartre?
-Sartre no tiene sucesores, así como yo no tengo predecesores. Su intelectualismo es de un tipo extremadamente inusual y particular. Y hasta incomparable. Pero el mío no es de ese tipo. No siento ninguna compatibilidad con el existencialismo tal como lo definió Sartre. El hombre puede tener un control completo de sus propias acciones y su propia vida, pero hay fuerzas capaces de intervenir que no pueden ignorarse. Para serle franco, prefiero la sensibilidad intelectual de R. D. Laing. En su ámbito de competencia, Laing tiene algo que decir y lo vuelca en el papel con claridad, espíritu e imaginación. Habla en función de su experiencia personal, pero no hace profecías. ¿Por qué, entonces, habríamos de formular profecías, cuando éstas rara vez se cumplen? De la misma manera, admiro a Chomsky. Tampoco él profetiza: actúa. Participó activamente en la campaña norteamericana contra la Guerra de Vietnam, con sacrificio de su trabajo pero en el marco de su profesión de lingüista.
-Aparentemente, usted insiste mucho en la vida mental opuesta a la vida física.
-La vida mental abarca todo. ¿No dice Platón más o menos esto: «Jamás estoy tan activo como cuando no hago nada»? Hacía referencia, desde luego, a las actividades intelectuales, que en el plano físico casi no exigen, tal vez, otra cosa que rascarse la cabeza.
-¿Sus intereses siempre fueron filosóficos?
-Como mi padre, me incliné hacia la medicina. Pensaba especializarme en psiquiatría, por lo cual trabajé tres años en el hospital Sainte-Anne de París. Tenía veinticinco años, era muy entusiasta -idealista, por así decirlo- y contaba con una buena cabeza y un montón de grandes ideas. ¡Aun en ese momento! Fue entonces cuando conocí a alguien a quien llamaré Roger, un internado de veintidós años. Lo habían mandado al hospital porque sus padres y amigos temían que se hiciese mal y terminara por autodestruirse durante una de sus frecuentes crisis de angustia violenta. Nos hicimos buenos amigos. Lo veía varias veces al día durante mis guardias en el hospital, y empezó a caerme simpático. Cuando estaba lúcido y no tenía problemas, parecía muy inteligente y sensato, pero en algunos otros momentos, sobre todo los más violentos, era preciso encerrarlo. Lo trataban con medicamentos, pero ese tratamiento demostraba ser insuficiente. Un día me dijo que nunca lo dejarían irse del hospital. Ese horrible presentimiento provocaba un estado de terror y éste, a su vez, generaba angustia. La idea de que podía morir lo inquietaba mucho y llegó a pedir que le hicieran un certificado médico donde constara que nunca lo dejarían morir; como está claro, la solicitud se consideró ridícula. Su estado mental se deterioró y al final los médicos llegaron a la conclusión de que, si no se intervenía con rapidez de la forma que fuera, se mataría. Así, con el consentimiento de su familia, procedieron a hacer una lobotomía frontal a ese joven excepcional, inteligente, pero incontrolable? Por más que el tiempo pase, y haga yo lo que haga, no consigo olvidar su rostro atormentado. Muchas veces me pregunté si la muerte no era preferible a una no existencia, y si no se nos debería brindar la posibilidad de hacer lo que queramos con nuestra vida, sea cual fuere nuestro estado mental. En mi opinión, la conclusión evidente es que aun el peor dolor es preferible a una existencia vegetativa, porque la mente tiene realmente la capacidad de crear y embellecer, incluso a partir de la más desastrosa de las existencias. De las cenizas siempre surgirá un fénix?
-Lo veo optimista.
-En teoría, pero la teoría es la práctica de la vida. En el fondo de nosotros mismos sabemos que todos los hombres deben morir. La meta inevitable hacia la cual nos dirigimos desde el momento en que nacemos queda entonces demostrada. De todas formas, la opinión común parece ser diferente: todos los hombres se sienten inmortales. ¿Por qué, si no, seguirían los ricos abultando sus cuentas bancarias y haciéndose construir suntuosas viviendas? La inmortalidad parecería ser la preocupación del momento. Por ejemplo, algunos científicos están muy atareados en calcular, por medio de máquinas de alta tecnología, acontecimientos que deberían verificarse dentro de millares de años. En los Estados Unidos hay un interés creciente por la hibernación del cuerpo humano, al que en una época ulterior debería volver a llevarse a la temperatura normal. Cada año la preocupación por la inmortalidad aumenta, aunque una cantidad cada vez más grande de personas mueran de un infarto a causa del tabaco y la alimentación excesiva. Los faraones nunca encontraron la solución al problema de la inmortalidad, ni siquiera cuando se hicieron enterrar con sus riquezas, que esperaban llevar consigo. Dudo mucho de que seamos nosotros quienes resolvamos ese problema. Algunas palabras bien escogidas pueden ser más inmortales que una masa de ectoplasma congelado?
-¿Y estamos de nuevo hablando del poder?
-Alcanzar la inmortalidad es la máxima aspiración del poder. El hombre sabe que es destructible y corruptible. Se trata de taras que ni siquiera la mente más lógica podría racionalizar. Por eso el hombre se vuelve hacia otras formas de comportamiento que lo hacen sentirse omnipotente. A menudo son de naturaleza sexual.
-Usted ha hablado de ellas en el primer volumen de su Historia de la sexualidad .
-Algunos hombres y algunas sociedades consideran que mediante la imposición de controles a las manifestaciones sexuales y el acto sexual es posible imponer el orden en general. Se me ocurren varios ejemplos. Hace poco, en China se propusieron lanzar una campaña en las escuelas contra la masturbación de los jóvenes, una iniciativa que invita a trazar una comparación con la campaña que la Iglesia emprendió en Europa hace prácticamente dos siglos. Me atrevería a decir que hace falta un Kinsey chino para descubrir cuál fue el éxito obtenido. ¡Sospecho que esto es como prohibirle a un pato acercarse al agua! En Rusia, la homosexualidad es aún un gran tabú, y de ser sorprendido en flagrante delito de violación de la ley uno termina en la cárcel y en Siberia. De todas formas, en Rusia hay probablemente tanta homosexualidad como en otros países, pero sigue encerrada en el clóset. Objetivamente, es muy curioso que para desalentar la homosexualidad se encierre a los culpables en la cárcel, en estrecho contacto con otros hombres? Se dice que en la calle Gorki hay tanta prostitución de ambos sexos como en la place Pigalle. Como siempre, la represión no ha conseguido sino hacer más seductores los encuentros sexuales, y aún más excitante el peligro cuando se lo corre con éxito. La prostitución y la homosexualidad están explotando tanto en Rusia como en las otras sociedades represivas. Es poco común que sociedades como ésas, sedientas de poder como suelen serlo, tengan en esos ámbitos visiones intuitivas.
-¿Por qué elegir el sexo como chivo expiatorio?
-¿Y por qué no? El sexo existe y representa el noventa por ciento de las preocupaciones de la gente durante gran parte de las horas de vigilia. Es el impulso más fuerte que se conozca en el hombre; en diferentes aspectos, más fuerte que el hambre, la sed y el sueño. Disfruta incluso de cierta mística. Se duerme, se come y se bebe con otros, pero el acto sexual -al menos en la sociedad occidental- se considera como una cuestión del todo personal. Por supuesto, en ciertas culturas africanas y aborígenes se lo trata con la misma desenvoltura que a los demás instintos. La Iglesia heredó los tabúes de las sociedades paganas, los manipuló y elaboró doctrinas que no siempre se fundan en la lógica o la práctica. Adán, Eva y al mismo tiempo la serpiente perversa se convirtieron en imágenes en blanco y negro de comprensión inmediata, que podían constituir un punto de referencia aun para las mentes más simples. El bien y el mal tenían una representación esencial. La significación de «pecado original» pudo grabarse de manera indeleble en las mentes. ¿Quién habría podido prever que la imagen residual iba a sobrevivir durante tantos siglos? […]
-¿A qué o a quién atribuye usted la erosión de la influencia ejercida por la Iglesia y la mayor comprensión hacia cualquier forma de práctica sexual?
-No podemos subestimar la influencia de un señor que se llama Freud. Sus teorías no siempre eran ciento por ciento correctas, pero en cada una de ellas había una parte de verdad. Freud trasladó la confesión de la rígida retórica barroca de la Iglesia al relajante diván del psicoanalista. La imagen de Dios ya no vino a resolver los conflictos: dejó su lugar al individuo mismo a través de la comprensión de sus actos. Esa resolución ya no era algo que podía obtenerse en cinco minutos de alguien que se declaraba superior porque estaba al servicio de una fuerza más elevada. Freud jamás tuvo esas pretensiones. El individuo debía ser su propio dios, por lo cual la responsabilidad de la culpa recaía por entero sobre sus hombros. ¡Y la responsabilidad siempre es lo más difícil de aceptar!
-¿No cree usted que el psicoanálisis se ha convertido en un instrumento expiatorio fácil para nuestro problema?
-Esa tendencia existe, pero más preocupante es quizás el hecho de que el psicoanálisis ya no sea un instrumento sino una fuente de motivación. Freud elaboró una teoría relativa a la precoz naturaleza sexual de los niños. Como es obvio, los psiquiatras no esperaban que los niños se prestaran a verdaderos actos sexuales; de todas maneras, no resultaba tan fácil explicar su manera de chupar el pecho o la búsqueda automática de tal o cual parte erógena de su propio cuerpo. Por desgracia, a continuación se llegaron a connotar en términos sexuales hasta la comida del niño, las historietas que leía o los programas de televisión que miraba. Sería fácil concluir que en todo eso los psicoanalistas leían más de lo que realmente había. Así, esos niños quedan hoy encuadrados por un mundo sexualmente orientado -creado por accidente para ellos y no por ellos-, un mundo que, en esta fase del desarrollo, les ofrece bien pocas ventajas.
-En su último libro, Herculine Barbin llamada Alexina B. , usted despliega el tema del cambio de sexo.
-Estaba haciendo algunas investigaciones para la Historia de la sexualidad en los archivos del departamento de Charente-Maritime cuando me cayó en las manos la extraordinaria relación del caso de una mujer cuyo estado civil debió rectificarse y a la que hubo que anotar como hombre. Los casos de cambio de sexo son corrientes en nuestra época, pero en general se trata de hombres que se convierten en mujeres. Vienen a la mente de inmediato ejemplos como el de Christine Jorgensen, que después fue actriz, o el de la célebre Jan Morris. Como sea, la mayoría de las mujeres transformadas en hombres tenían, al parecer, los órganos de los dos sexos y la transformación estaba determinada por la preponderancia de la hormona masculina o la hormona femenina. El caso de Alexina B. fue extraordinario no sólo debido al aspecto físico, sino también a la masa de documentos exhaustivos y de acceso inmediato: esencialmente, informes de médicos y abogados. En consecuencia, pude estudiarlo en sus grandes líneas. Alexina B. descubrió la incongruencia de su propia personalidad cuando se enamoró de otra mujer. Si se tiene en cuenta que esto sucedía en el siglo XIX y, más aún, en una pequeña ciudad de provincia, es interesante advertir que ella no procuró reprimir sus sentimientos como desviaciones homosexuales y dejar todo como estaba. De haber sido así, no habría nada que escribir sobre el tema?
-Al parecer, usted siente una fascinación intensa por la exposición cronológica y el análisis de un acontecimiento real. También ha publicado Yo, Pierre Rivière, habiendo degollado a mi madre, mi hermana y mi hermano?
-Medio siglo, pero pocos kilómetros, separan a Pierre Rivière de Herculine Barbin. En cierto sentido, ambos reaccionaban contra el medio y la clase social en los que habían nacido. No considero que el acto de Pierre Rivière -si bien engloba un matricidio y tres homicidios- sea la afirmación de una mente atormentada o criminal. Es una manifestación de increíble violencia si se la compara con la de Herculine, pero la sociedad campesina normanda en la cual creció Pierre aceptaba la violencia y la degradación humanas como un elemento de la vida cotidiana. Pierre era un producto de su propia sociedad, así como Herculine lo era de su sociedad burguesa y nosotros lo somos de nuestro medio sofisticado y mecanizado. Después de cometido su crimen, Pierre podría haber sido capturado con mucha facilidad por los demás habitantes de la aldea, pero éstos tenían la sensación de que no era un deber de la colectividad administrar justicia por su propia cuenta. Estaban convencidos de que era el padre de Pierre quien debía asumir el papel de vengador y rectificar la situación. Algunos críticos consideraron mi libro sobre Pierre Rivière como una reafirmación de la teoría existencial, pero en mi opinión eso es absurdo. Veo a Pierre como la imagen de la fatalidad de su tiempo, exactamente como Herculine reflejaba el optimismo de fines del siglo pasado, cuando el mundo era fluido y podía pasar cualquier cosa, cualquier locura.
-Pero Pierre Rivière podría convertirse fácilmente en una ilustración clínica extraída de laHistoria de la locura en la época clásica ?
-La psiquiatría contemporánea sostendría que Pierre se vio obligado a cometer su horrible crimen. Pero ¿por qué debemos situarlo todo en el límite entre salud mental y locura? ¿Por qué no podríamos aceptar la idea de que hay personas totalmente amorales que caminan por la calle y son absolutamente capaces de cometer homicidios o infligir mutilaciones sin experimentar sentimiento de culpa o escrúpulo de conciencia algunos? ¿Hasta qué punto Charles Manson está loco, hasta qué punto los asesinos de niños que deambulan en libertad por Inglaterra están locos? O, en una escala mucho más grande, ¿cuál era el grado de locura de Hitler? La psiquiatría puede llegar a conclusiones basadas en tests, pero aun el mejor de estos puede falsificarse. Yo me limito a sostener que todo debe juzgarse desde su propia perspectiva y no en función de precedentes eventualmente verificados. En la Historia de la locura traté, en sustancia, de investigar la aparición del concepto moderno de enfermedad mental y de las instituciones psiquiátricas en general. Me incliné a incorporar mis reflexiones personales sobre la locura y sus relaciones con la literatura, sobre todo cuando afectaba a grandes figuras como Nietzsche, Rousseau y Artaud. ¿Puede una forma de locura originarse en la soledad impuesta por la profesión literaria? ¿Es posible que la composición química de un escritor estimule metabólicamente las raíces de la locura? Éstas no son, por cierto, preguntas que puedan encontrar respuesta mediante una simple presión sobre el teclado de una computadora IBM.
-¿Cuál es su posición con respecto a los diferentes movimientos de liberación sexual?
-El objetivo fundamental que se proponen es digno de admiración: producir hombres libres e ilustrados. Pero justamente el hecho de que se hayan organizado con arreglo a categorías sexuales -la liberación de la mujer, la liberación homosexual, la liberación de la mujer en el hogar- es en extremo perjudicial. ¿Cómo se puede liberar efectivamente a personas que están ligadas a un grupo que exige la subordinación a ideales y objetivos específicos? ¿Por qué el movimiento de liberación de la mujer sólo debe reunir a mujeres? Para serle franco, ¡no estoy seguro de que aceptaran la adhesión de los hombres! Muchas veces, las filiales locales de los movimientos homosexuales son en la práctica clubes privados. La verdadera liberación significa conocerse a sí mismo y con frecuencia no puede alcanzarse por intermedio de un grupo, sea cual fuere.
-Hasta ahora la acción de masas parece haber sido eficaz.
-De todas formas, el pensamiento individual puede mover montañas? y hasta doblar cucharas. Y es el conocimiento el que estimula el pensamiento. Por eso, en libros como Las palabras y las cosas yLa arqueología del saber traté de estructurar de manera orgánica el saber en esquemas de comprensión y acceso inmediatos. La historia es saber y, por lo tanto, los hombres pueden conocer a través de ejemplos de qué manera, en el transcurso de épocas pasadas, se afrontó la vida y se resolvieron sus problemas. La vida misma es una forma de autocrítica, dado que, aun en las más mínimas elecciones, es preciso efectuar una selección en función de múltiples estímulos. En La arqueología del saber intenté analizar el sistema de pensamiento que me es personal y el modo en que llegué a él. Se trata, con todo, de una operación que no habría podido llevar a cabo sin la ayuda de una buena cantidad de escritores y filósofos que estudié a lo largo de los años.
-A pesar de sus vastos conocimientos, o quizás a causa de ellos, hay muchas cosas que lo contrarían.
-Miro mi país, miro los demás países y llego a la conclusión de que carecemos de imaginación sociológica y política, y ello en todos los aspectos. En el plano social sentimos amargamente la falta de medios para contener y mantener el interés no de intelectuales, sino del común de los mortales. El conjunto de la literatura comercial masiva es de una pobreza lamentable, y la televisión, lejos de alimentar, aniquila. En el plano político hay en la hora actual muy pocas personalidades que tengan gran carisma o imaginación. ¿Y cómo podemos pretender entonces que la gente haga un aporte valedero a la sociedad, si los instrumentos que se le proponen son ineficaces?
-¿Cuál sería la solución?
-Debemos empezar por reinventar el futuro, sumergiéndonos en un presente más creativo. Dejemos de lado Disneylandia y pensemos en Marcuse.
-No ha dicho nada de sí mismo, del lugar donde creció, el modo como se desenvolvió su infancia.

-Querido amigo, los filósofos no nacen? son, ¡y con eso basta!

Entrevista a Sandro Mezzadra: Alambradas para el mapa europeo

por Héctor Pavón
Los conflictos que movilizan multitudes desde las márgenes –o la vieja categoría de periferia– hacia el centro o los centros del mundo producen cambios en sus conceptualizaciones y obligan a leer con atención las políticas y sus consecuencias inmediatas. Esta serie de conflictos preocupa y motiva a Sandro Mezzadra a analizar los fenómenos migratorios y los desafíos que plantean los límites, las fronteras y los muros que la globalización había dicho que iba a derrumbar. Por el contrario, las alambradas –reales, simbólicas y virtuales– se multiplicaron. En 2005, Mezzadra lo advertía en su libro Derecho de fuga (Tinta limón). Estuvo recientemente en Buenos Aires presentando La cocina de Marx y el año próximo se conocerá La frontera como método , libro que escribió junto con Brett Neilson, dictar un seminario en el IDAES (Universidad de San Martín) y dar una conferencia en la Facultad Libre de Rosario. En esta entrevista habló de la tentación de erigir muros a la que sucumben algunos gobiernos.
–¿Cuál es la idea de frontera que impera en la Europa actual?
–La idea y la realidad de frontera se empezó a modificar en Europa en los 80 con la posibilidad de una supresión de las fronteras entre los países de lo que hoy es la Unión Europea. Al mismo tiempo creó las nuevas fronteras, lo que se llama fronteras exteriores europeas. En los últimos 20, 25 años el estrecho de Gibraltar devino frontera entre la Unión Europea y África. Lo que significa que el manejo del espacio fronterizo de Gibraltar no es más solamente un asunto español, sino que hay una coparticipación de otros países de la Unión Europea. Después, por un lado, hay una tendencia a cerrar estas fronteras, a militarizar el control y esto produce lo que se ve cada día en el Mediterráneo: un montón de muertos. Por otro lado, hay una tendencia a flexibilizar el manejo de las fronteras exteriores. Hay una tendencia hacia lo que se llama “una exteriorización de la frontera”, estas mismas fronteras se hacen móviles, son desplazadas hacia Africa, por ejemplo, con la involucración cada vez mayor de gobiernos africanos en el manejo de la frontera sur de la Unión Europea, y al mismo tiempo retroactúan hacia el interior del espacio europeo donde los controles fronterizos siguen siendo un asunto cotidiano y donde hay instituciones vinculadas con el control fronterizo, como los centros de detención que están en toda Europa. Se habla de una ubicuidad de las fronteras. En los últimos años la situación cambió por la crisis, porque, este doble movimiento de cierre y de externalización-movilización, tiene mucho que ver con la producción de dispositivos de inclusión selectiva de los migrantes dentro del espacio, de la ciudadanía, del mercado de trabajo europeos. Y es claro que en los últimos años, con la crisis, este dispositivo se hizo mucho más rígido.
–¿Y qué es lo que intentan detener hoy las fronteras? ¿Cuál es el discurso oficial?
–Hay en el discurso un vínculo muy estrecho entre migración y criminalidad, sobre todo en las retóricas sobre la trata y el contrabando. Y hay toda una retórica alrededor de este enlace entre movimientos migratorios llamados ilegales o clandestinos y operaciones de organizaciones criminales que organizan este tránsito con ganancias enormes. Hace años, un político italiano dijo que estamos frente a una nueva trata de esclavos. Pero la diferencia es que la gente que toma estos barcos ilegales para cruzar el Mediterráneo lo hace bajo su voluntad, quiere cruzar. Si fuera posible cruzar legalmente no existiría todo el negocio. La mayoría de los que hoy intentan cruzar el Mediterráneo está ejerciendo su derecho de fuga de la guerra. Se calcula que desde la caída del Muro, más de 20.000 personas murieron en el intento de cruzar las fronteras exteriores de Europa.
–El gobierno británico dijo que no va a ayudar a los que vengan en barcas, si se están hundiendo, no va a hacer nada…
–Claro, surgió después de una operación que el gobierno italiano empezó después de la gran tragedia de octubre del año pasado cuando murieron 368 migrantes en frente de Sicilia. Esa era una operación de la marina militar, pero con el objetivo de rescatar vidas. Y también tiene que ver con el carácter, la naturaleza muy compleja de régimen de control de la frontera exterior en Europa. También en este caso hay una situación en que hay dos lógicas distintas que se mezclan, y hay un momento en el que la lógica militar es la lógica claramente prevalente, mientras que hay otros momentos en que la dimensión humanitaria juega un papel importante. Y la posición del gobierno inglés, compartida por otros gobiernos de la Europa del norte, es una posición, para mí, criminal. Pero los migrantes siguen cruzando el Mediterráneo, y van a seguir.
–¿De dónde vienen los movimientos migratorios del presente? ¿Desde Africa, desde el Este?
–Hay un movimiento migratorio vinculado a las guerras. De fuga de Siria, de Senegal, de Bangladesh. En América Latina hay un movimiento migratorio importante que es el de Ecuador, que ha sido muy importante en los últimos 10, 15 años. En Italia se concentra básicamente en dos ciudades, que son Génova y Milán. Y el tema de la migración de Europa Oriental cambió mucho en los últimos años porque los países de Europa Oriental, desde los cuales hubo movimientos migratorios importantes (y hay todavía movimientos migratorios importantes), se incorporaron a la Unión Europea, y entonces la condición de los migrantes, por ejemplo de Polonia o de Rumania, cambió radicalmente. Porque si sos un ciudadano europeo tu situación es completamente distinta de la situación de un migrante de Senegal o de Marruecos. Pero hay todavía un movimiento migratorio importante de países de Europa del este que no forman parte de la Unión Europea. Como Ucrania, entonces se cruza con lo que decía antes, Bielorrusia. En Italia hay muchísimas mujeres que migraron de estos países y que siguen migrando. Y esas mujeres trabajan en hogares, como domésticas y sobre todo como trabajadoras de cuidado de mayores y niños.
–¿Existe la tentación del muro? Vemos que, por ejemplo, en Ceuta y Melilla, no hay paredes, pero están esas alambradas gigantes que de algún modo funcionan como tales. Y hay más muros en el resto del mundo.
–Sí. Hay una tentación muy fuerte del muro, hay en el Sahara; entre Bangladesh e India. Hay otros que cruzan ciudades, cercan barrios cerrados, villas, etc. Es otro ejemplo para mí muy bueno de la versatilidad y de la flexibilidad del tema frontera, porque estamos hablando de dispositivos fronterizos que se difunden cada vez más dentro de espacios que teóricamente no son espacios fronterizos. Pero al mismo tiempo yo no creo que el muro sea la imagen más apropiada para entender lo que es hoy la frontera. El muro en Israel está articulado con otros dispositivos de control. Es una imagen muy potente, que te mata. Pero también, enfocándose unilateralmente en el muro, la frontera se reduce a control y dominación, mientras que para entender lo que es una frontera hay que mirar también a los movimientos que desafían la frontera. Ceuta es un ejemplo excelente en este sentido, porque hay una continuidad del empuje por los migrantes, y hay que mirar a esta tensión, a la manera en que la fortificación de la alambrada desvió el movimiento migratorio hacia Canarias. Hay que multiplicar las miradas hacia los movimientos que las cruzan. Fortificar, cruzar: esto para mí es, en general, lo que es una frontera.
–Publicó con Brett Neilson un libro titulado “La frontera como método” ¿Qué significa esa propuesta?
–Tomamos el concepto mismo de frontera como un método para revisar y pensar un conjunto de temas que están en el centro de la discusión crítica contemporánea, también más allá de la cuestión migratoria y de las fronteras en sentido literal. El punto de partida es bastante simple: si se piensa la discusión que hubo en los años 90, cuando se empezó a hablar de globalización, la idea era “la globalización significa que las fronteras van a perder sentido, relevancia y quizás van a desaparecer”. Y lo que pasó en estos veinte años es algo totalmente distinto: se multiplicaron las fronteras, cambiaron, se hicieron más volátiles, por un lado, y más duras por otro lado, se difundieron en espacios formalmente no fronterizos. Y hay gente que dice que esto es la prueba de que la globalización sólo es ideología, sólo retórica. Nosotros tomamos una posición muy distinta. Decimos, “bueno, había retórica, pero la multiplicación de las fronteras es justamente multiplicación de dispositivos de articulación de flujos globales”. Tratamos de mirar la manera en que la articulación misma de los flujos globales no produce un espacio así liso, plano, sino que produce continuamente procesos de heterogeneización del espacio mismo, del espacio global mismo y que nosotros tratamos de analizar esos procesos. Tengo un ejemplo muy claro: la multiplicación de las zonas económicas especiales. En particular, nosotros trabajamos el caso de China, donde en los últimos 30 años se multiplicaron estas zonas. Poseen fronteras muy distintas de las fronteras geopolíticas. Son dispositivos fronterizos, articulados con las fronteras geopolíticas y, en el caso de China en particular, jugaron en estos años un papel fundamental en el control del movimiento migratorio dentro del espacio chino, que ha sido el movimiento migratorio más grande de los últimos 30 años. Y bueno, hay gente que dice “esto es migración interna”. Observando el mapa de China se ve un continente: la migración significa cruzar fronteras múltiples. Lingüísticas por ejemplo. Y estas zonas económicas especiales delimitadas por sus fronteras juegan un papel importantísimo en el control de la migración: hasta 2000, 2001, había regularmente deportaciones en China. Deportaciones de ciudades, de zonas económicas especiales hacia el campo, de donde venían los migrantes. Después hubo un caso de un joven que murió durante la deportación. Eso provocó un escándalo en China y para las deportaciones. Pero todavía en China hay un dispositivo de registración de domicilio, y si uno no tiene el domicilio correspondiente no se puede acceder a servicios sociales esenciales.
–Y entre las consecuencias deseadas y no deseadas de la globalización, más allá del límite geográfico. ¿Qué pasó con las culturas? ¿Qué pasó con la gastronomía? ¿Qué pasó con las identidades de los países?
–En los primeros años de los 90 se hablaba de la mcdonaldización, la cocacolonización y también de la occidentalización de mundo. Estas fórmulas eran críticas, pero había también dentro del establishment tendencias en este sentido. Otra vez, la idea era una homogeneización creciente de las culturas oficiales, de las culturas populares, de las identidades de los países. Bueno, no es lo que pasó en el sentido de que hoy seguimos enfrentados con tendencias hacia la homogeneización cultural. Pero estas tendencias conviven con otras de apropiación de estas mismas tendencias homogeneizadoras y su traducción dentro de contextos específicos. Y, por otro lado, con tendencias hacia el reforzamiento de una especificidad en contra de estas tendencias homogeneizadoras. Y además, lo que hay que agregar, es que no estamos viviendo una occidentalización del mundo. No es esta la realidad hoy. Claro, hay una difusión global de tecnologías, de lenguajes, de estilos de vida que tienen originariamente un marco occidental. Pero, bueno, hablar de occidentalización del mundo, en Asia por ejemplo, no tiene ningún sentido hoy. Existe esta situación de abigarramiento creciente, en donde me impresiona que Occidente está perdiendo cada vez más poder, perdiendo hegemonía sobre todo.

Linchamientos y sus genealogías en el nuevo conflicto social: entrevista a Gema Santamaría

por Pablo Domínguez Galbraith & Gerardo Muñoz

Gema Santamaría es especialista en temas de violencia, crimen, y vigilancia en Mexico y Centroamérica. Investiga las formas de linchamiento y violencia en el siglo veinte titulada «Lynching violence in twentieth century Mexico: State formation, vigilantism, and local communities in Puebla«. Ha publicado ampliamente sobre estos temas en diversos espacios y revistas. Actualmente ocupa una residencia de investigación en la Universidad de San Diego. Esta entrevista tuvo lugar en Manhattan el 18 de Mayo de este año en la coyuntura del enfrentamiento de las autodefensas y cárteles en el territorio de Michoacán. Lo que sigue en una transcripción de aquel intercambio.]
¿Cómo comenzaste tu investigación sobre linchamientos? ¿Desde qué categorías se puede pensar ese fenómeno que has venido estudiando en la historia específica del caso mexicano?

Empecé la investigación sobre linchamientos en México a partir de un caso actual. Empiezo con el caso de Tláhuac, que se transmitió en vivo y en donde se linchó a dos policías que se pensaba que iban a secuestrar niños, supuestamente vinculados a una red de secuestros. Entonces, mi interés se deriva de ese caso. En un primer lugar me interesó pensar qué lleva a la gente a ejercer ese tipo de violencia; un tipo de violencia brutal y colectiva, muy visible, que tiene un fuerte carácter espectacular. Y me interesaba preguntarme, entonces, un poco a contrapelo de pensadores como Michel Foucault, por esas formas de violencia que ya no siguen una narrativa lineal de la economía del castigo en la modernidad. En el caso de Foucault se trata de la prisión, desde luego; o bien en el caso de Norbert Elias, de un proceso civilizatorio que hace que la gente tenga menor tolerancia a formas brutales de violencia.

Luego comencé a indagar y me encontré con que el linchamiento es una práctica que excedía ese momento, e incluso que desde los años ochenta había incrementado en México. Me pareció desde un principio que ese tipo de violencia era completamente expresiva. En la violencia siempre hay una voluntad comunicativa; el victimario intenta articular un mensaje, por lo que la violencia tiene un sentido cultural. Lo distintivo de la violencia de los linchamientos es que, primero, nos dice algo fundamental sobre la comunidad. Y segundo, es un tipo de práctica muy cercana a la “justicia”, es decir, no se consideran como criminales propiamente, como si hubiera algún tipo de legitimidad en esa práctica. Luego, al revisar la literatura, me di cuenta de que los estudios se enfocan en el presente, lo cual le otorgaba cierta aura de “novedad” a esta práctica. Además, en la literatura especializada se intenta leer el linchamiento como una forma de empoderamiento de las clases marginales.
En un principio yo también pensaba así, pero después quedé insatisfecha. Me parecía que había que hacer algún tipo de llamamiento crítico hacia esta forma de violencia, a pesar de que se reconozca que ocurre en zonas marginales en términos de servicios públicos, y que la presencia del Estado se da principalmente en forma de castigo. Entonces, más que leer esos actos en clave de “justicia popular” vis-a-vis el Estado (comparable a la pena de muerte o la violencia extra-legal), me parece que estos actos imitan la violencia estatal; esa misma violencia estatal que excluye y criminaliza las poblaciones y sus sujetos.  Lo que termina ocurriendo es que se reproduce el ciclo de violencia sin llegar a una justicia para la comunidad. Estos ejes me llevaron a pensar el fenómeno históricamente; esto es, cómo pensar la articulación de estas prácticas desde una perspectiva crítica.

Un punto de referencia para mí fue estudiar los linchamientos en Estados Unidos, ya que tienen un tinte racial, y no entra en una narrativa clara de empoderamiento, sino que los victimarios son los que están en el poder. En Estados Unidos la historia del linchamiento es mucho más crítica por quienes protagonizan la historia como victimarios y víctimas. El linchamiento sirvió para reforzar la hegemonía blanca. En Latinoamérica la cobertura mediática se acerca a las comunidades o grupos que linchan, se habla del linchado o de la víctima como un criminal, pero poco sabemos de esta historia. La historia de Estados Unidos como punto de contraste permite desplazar la narrativa latinoamericana hacia otro punto.

Mi estudio en concreto es sobre linchamientos en México de 1930 a 1990, tomando como caso puntual a Puebla, que elegí porque es una región con linchamientos altos y porque hay dos casos emblemáticos de linchamientos: durante los años 30 contra maestros socialistas en comunidades católicas (parte de la segunda cristiada); y en  San Miguel Canoa en 1968, donde confunden a trabajadores con estudiantes comunistas.
¿Cómo distinguir, entonces, distintas formas de violencia? ¿Podemos llegar a algún tipo de definición del linchamiento?

El linchamiento, en los casos que he estudiado, refleja una forma de control social. En contrapunto a René Girard, que habla de la figura del chivo expiatorio (alguien externo a la comunidad), el linchamiento es el medio que permite crear una distinción y perpetrar esa expresión. El linchamiento no es efecto sino causa del racismo, un instrumento a través de cual se perpetúa la diferencia entre buenos y malos, ciudadanos y marginados. Están dirigidos a quienes pueden representar una amenaza para la comunidad, aunque pertenezcan a ellos, e históricamente han sido perpetrados contra evangélicos, socialistas, chupasangres,  brujas y criminales, entre otros. Los linchamientos anti-criminales son los que más han cobrado fuerza en los últimos años. Ya no el comunista o el enemigo político, ni la amenaza mitológica del chupasangre o la bruja, sino el criminal, la figura que condensa los miedos de toda la sociedad y que codifica un mensaje claro de que “la sociedad debe ser defendida a toda costa”. Los linchamientos no operan fuera de estas estructuras de poder, pero lo distintivo es que es una violencia que sucede en los márgenes, articulando un hartazgo muy fuerte a lo que se considera injusto. No es una violencia que revindique, ni es una violencia contra-hegemónica (muchas veces es violencia de pobres contra pobres). Por ejemplo, es curioso pensar aquí en Frantz Fanon quien busca revertir esa violencia fratricida de la comunidad contra sí misma. El linchamiento no es reivindicativo ni logra salirse de eso. En el caso de Latinoamérica, la diferencia entre el linchamiento y los escuadrones de la muerte, o el paramilitarismo –que también son violencias privadas– es que se da en los márgenes, y por tanto entra en un circuito de representación distinto: como actos de violencia indígena (aunque no haya datos para comprobarlo), o como violencia salvaje que “necesita ser controlada”. El caso de Tláhuac es muy claro: el linchamiento como violencia de los márgenes autorizó que la policía entrara y ejerciera con mayor autoridad su propia violencia. El linchamiento invoca ciertas representaciones que perpetúan la violencia de Estado desde su forma simbólica.  
Nos parece que la práctica genealógica es fundamental. Mencionaste un aumento de linchamientos desde la década del ochenta, por lo que habría una intensificación de esta práctica que quizás tenga mucho que ver con lo que hoy buscamos pensar a partir de eso que llamamos un “nuevo conflicto social”. ¿Cómo pensar ese aumento a partir de esta intensificación?

Lo que sucede es que hay un vacío en la literatura sobre los linchamientos antes de la década del ochenta. Pero también localizarlos en el archivo es un problema; ya que excede al sujeto criminal, desbordando los márgenes de la culpabilidad personal que es lo que se persigue en los marcos jurídicos modernos. Por ejemplo, en los 30 en México es muy violenta la práctica del linchamiento, pero ya en los 40 y 50 hay una transición hacia formas como el “pistolerismo” y bandas criminales. Primero, diría que los linchamientos en México han servido para articular un tipo de control social en las comunidades que se ejerce de forma paralela a la forma de justicia que prevé el Estado, y que en buena medida refleja la falta del Estado de derecho, la desconfianza en la autoridad, y la recurrencia de la impunidad. Lo que ha ido variando es quien se considera peligroso: el conflicto tuvo que ver con cuestiones religiosas, con el derecho a la tierra, con la pobreza, y finalmente el delito. ¿Cómo podemos leer el ascenso en los ochenta? Yo creo que lo que ocurre es un proceso de reivindicación distinta; un tipo de descontento social que habla a partir de una toma de derechos, de un ‘nosotros’ contra ellos que se abre a partir de la democracia. Lo otro que ocurre es que la gobernabilidad ya no pasa por proveer justicia, sino por articular un modo de seguridad. La tensión entre inseguridad y delito es lo que da lugar a un ascenso del miedo en las poblaciones.
Esta genealogía que has trazado nos hace preguntar por la idea de “autodefensa” en las comunidades, y lo que hoy ha sucedido en el territorio de Michoacan; tierra marcada por las guerras cristeras. Para un estudioso como Gareth Williams, por ejemplo, no es casual que sea en Michoacán donde surja un grupo delictivo como Los Caballeros Templarios, íntimamente ligados a cierta teología política antecedida por el conflicto cristero*. ¿Cómo podemos situar las autodefensas en esta reconstrucción histórica-analítica?

Comenzaría retomando esa idea del nuevo conflicto social, y diría que específicamente el conflicto que atraviesa varias realidades de América Latina hoy pasa por este tipo de prácticas concretas. En los 70 y 80s vemos figuras partisanas de lo político, mientras que hoy la violencia se articula en el eje de lo criminal, donde son las clases más desprovistas y marginales quienes participan en esta conflictividad (pandilleros, gangas, etc.) de una “nueva guerra fratricida”. Y esto me lleva a la pregunta de cómo se construyó la autoridad del Estado mexicano –que es fundamental–, y de cómo se fundó el Estado posrevolucionario, no a través de monopolizar la violencia, sino tratando de administrar el uso de la violencia mediante poderes facticos a nivel local. Cuando tienes una forma de Estado que representa no solo la violencia legal, sino también la ilegal, entonces ocurren otros modos de legalización de violencia que pudiéramos situar en lo que llamo la historia de la autoridad en México. En realidad de lo que se trata es de que el Estado en México nunca pudo monopolizar la violencia, sino que instrumentalizó la violencia como herramienta política en muchos casos.  

Las autodefensas, por lo tanto, no nos deberían parecer del todo nuevo, sino que se inscriben en esta genealogía histórica del país. Tanto las autodefensas como el linchamiento se conectan no por estar ligados a lo común,  sino a una distinción muy clara de la división política de enemigos. Me parece que el discurso del Estado priista, lejos de tratar de monopolizar la violencia, intenta acomodar la violencia a los intereses de la clase política, tal y como vimos en la respuesta a los autodefensas, donde hubo cierto intento de integrarla al marco jurídico del Estado. Me parece que la respuesta a las autodefensas no puede ser ni la militarización reactiva, ni tampoco en el intento de formalizarlas o institucionalizarlas. La respuesta debe de estar dada entendiendo sus fuentes de legitimidad, y desenredando los intereses de varios actores, entre los que se encuentran empresarios, narcotraficantes, etc. Lo central, entonces, radica en abonar el esquema maniqueo que posiciona «buenos» y «malos», ciudadanos y criminales.  
Volvamos entonces a retomar lo que mencionabas sobre la expresividad de la violencia, que tiene conexiones claras con ese tipo de inscripciones de la violencia en el cuerpo que ha estudiado Rita Segato en Laescritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez (Tinta Limón, 2013). Entonces nos interesa preguntar, ¿cómo piensas tú ese nexo entre escritura, tortura, e inscripción que llega hasta los cuerpos?

Me parece que lo central en los linchamientos pasa por deshumanizar a la víctima. Las mutilaciones, desfiguraciones, o la quema, más que una cuestión instrumental se da en el plano simbólico, esto es, animalizar y humillar al cuerpo como materia. Me parece  que también comunican la lógica de las comunidades: es curioso que en algunas comunidades en México ya han tomado las narcomantas y las han colocado en vecindarios para alertar y volver visibles el tipo de prácticas que allí se producen. Es un tipo de aviso de que aquí no se llevan a policías, sino que se lincha. Primero, entonces, el cuerpo es inscrito un proceso de deshumanización. Lo otro que me parece muy comunicativo es que los linchamientos en México ocurren en espacios públicos – la plaza pública, en la Iglesia – lo cual reafirma el acto en donde toda la comunidad está involucrada, por lo que excede la esfera del delito. Lo que se busca es inscribir una advertencia, y a la vez, que el delincuente es cualquier persona en potencia.
Una de las categorías a pensar es la comunidad, entonces. Y para volver al trabajo ya aludido de Rita Segato, hay un momento en donde la socióloga argentina refiere a Nicaragua como caso donde el narcotráfico y la presencia de estos nuevos microfascismos han sido frenados gracias a  la persistencia de un fuerte tejido social comunitario que viene desde los años del sandinismo**. Ahí la comunidad es capaz de activar ciertas fuerzas que, en efecto, logran repelar «segundas realidades» ligadas a la criminalidad y su proximidad sobre los cuerpos. ¿Cómo ves tú esta hipótesis?

Lo primero que diría es que el narcotráfico si está presente en Nicaragua, pero quizás de forma distinta. Creo que Centroamérica la podemos dividir entre el ángulo norte, que incluye países como Guatemala, Honduras, y El Salvador, donde vemos una presencia mucho más fuerte del narcotráfico y pandillas como Las Maras que tienen contacto con estructuras concretas del crimen organizado. Por otro lado tienes países como Costa Rica, Nicaragua, y Panamá, donde no es que el narcotráfico o las pandillas no estén presentes, sino que se articulan de forma distinta. En el caso de Nicaragua o Costa Rica, por ejemplo, es claro que la ecuación tiene que ver más con la corrupción y el lavado de dinero, desplazando la violencia expresiva a un segundo plano. Ahora bien, el narcotráfico tal y como lo conocemos, en forma de agrupación criminal está muy presente en la costa atlántica de Nicaragua. Esto no es casual, y tiene mucho que ver con las rutas ya establecidas del narcotráfico, así como con el hecho de que la costa atlántica históricamente fue la más problemática para los sandinistas. Desde la Revolución Sandinista ésta fue la zona más desligada del Estado, o sea, donde las instituciones no llegaban plenamente. Entonces, sí es cierto que la institucionalidad de seguridad sandinista y el tejido comunitario lograron detener los niveles de criminalidad.

Pero, ojo, también habría que decir que estamos ante una ciudadanía que confía en la policía nacional, ya que esta es una policía política que se profesionaliza con el sandinismo. También habría que recordar que en Nicaragua las comunidades sostienen un fuerte control social. Si bien por un lado hay cierta «organización» y un «fuerte tejido comunitario», hay un lado perverso que tiene que ver con duros controles sociales y políticos que denuncian a un «otro» de la comunidad de una forma parecida al método empleado para denunciar a un desafecto del partido durante el sandinismo.
En el último año hemos estado viendo una oleada de linchamientos, ya no solo en México o Centro América, sino también en Brasil y más recientemente en Argentina. ¿Cómo podemos pensar la especificidad del retorno de esta práctica en el interior de una gobernabilidad que parecía dar cierre al ciclo neoliberal en la región?

Lo que me parece interesante del caso argentino es que funciona para probar que la práctica de linchamientos no se reduce al tema de «justicia indígena», ni tampoco a la categoría del «Estado fallido», entendido como conjunto de instituciones débiles. Lo distintivo de lo ocurrido en la Argentina también pasa cómo pensar el territorio de los barrios y la presencia delictiva zanjada por nuevas formas del consumo. Ahí la situación es distinta al tipo de actividad que acontece en la zonas rurales del delito que conocemos, por ejemplo, en el caso de Guatemala. El narco-menudeo en Argentina ha tenido una presencia visible desde hace años, pero aun queda por investigar cómo es que este tipo de actividad se traduce al linchamiento; a un tipo de violencia colectiva tan brutal y visible, que obviamente quiere comunicar algo de modo inmediato.

De modo que hay una sobredeterminación entre narcomenudeo y descontento social que se percibe deteriorada, y se articula con una serie de quejas que afectan a los territorios. Aquí es importante recordar lo que decía Rene Girard en cuanto al sacrificio, es decir, se sacrifica a alguien externo a la comunidad para así evitar ciclos interminables de venganza. Pero sabemos que el problema con el sacrificio de delincuentes es que por medio está un discurso que se legitima a partir de una fantasía que supone que el delincuente es un otro externo a la sociedad. Evidentemente esto es una fantasía que borra la porosidad que existe en el interior de las sociedades latinoamericanas y en cada uno de sus actores.

Notas

*Gareth Williams. «Paramilitarnism and the end of the katechon: decontainment and extreme theology in México», ponencia leída en la conferencia ACLA NYU 2014. Para consultarla ver:  https://www.academia.edu/6869284/ACLA_2014

** Rita Laura Segato. «La nueva elocuencia del poder», en La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Buenos Aires: Tinta Limón, 2013. 

El grito santiagueño: tercer semana del Juicio

por Mario Antonio Santucho
(http://iiep.com.ar/)


El juicio oral y público por el asesinato de Cristian Ferreyra, joven de 23 años que pertenecía al Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MoCaSe), se ha convertido en una clase magistral sobre la conflictividad política en la Argentina contemporánea. Lejos de los set televisivos, a 1247 km de la sede de los poderes públicos nacionales, en una ciudad pequeña que aún espera el arribo de Internet por banda ancha, hay un salón de fiestas alquilado por la Justicia donde se debaten los motivos profundos de la lucha por la tierra.

Durante la tercera semana del proceso declararon los testigos de la defensa. Pudimos comprender, finalmente, el repertorio argumental preparado por los representantes legales de los imputados por el crimen. De un lado: el empresario santafesino Jorge Antonio Ciccioli, el autor material del asesinato Javier Juárez… y su banda, se mostraron sorprendidos e incrédulos por los cargos que se les imputan, desligando responsabilidades. Por otra parte, los testigos citados por los abogados defensores respondieron a un claro hilo conductor: criminalizar el accionar y desprestigiar las razones del MoCaSe. A nivel individual funciona la estrategia del encubrimiento. Piel de cordero. Pero cuando se trata de defender los derechos de propiedad y la conveniencia del desarrollo económico, los sujetos civilizados atacan como lobos. Te saltan a la yugular.
Demonios de monte. Las denuncias contra el Movimiento Campesino de Santiago del Estero arreciaron en los últimos tres años, en paralelo al aumento de la conflictividad rural provocada por la expansión de la frontera de los agronegocios. Apenas una semana después del asesinato de Cristian, en noviembre del 2011, un blog que se autodefine como la “primera publicación independiente de Santiago” publicó una nota titulada “La relación del Mocase con las Farc”. El artículo es patético, pero sintetiza el argumento desa­rrollado por los detractores de la organización social: financiados por una fuerza extranjera, el objetivo sería quedarse con las tierras arropados en una supuesta condición campesina, a través del empleo de métodos violentos. El autor es Víctor Daniel Nazar, un abogado de pésima reputación en los pasillos jurídicos de la provincia, con antecedentes en estafas escriturales orientadas a la apropiación de tierras rurales.

El 4 de noviembre último, mientras daba comienzo el juicio de Monte Quemado, el empresario Américo Argentino Argibay fue citado a declarar en la capital provincial, para que explicara el alcance de ciertas exclamaciones proferidas el 12 de septiembre. Mientras era registrado por una cámara de video, Argibay desenfundó una pistola y al grito de “nosotros los vamos a hacer cagar matando” disparó dos veces al aire. Luego concluyó: “¿Quieren vivir de arriba? Eso vamos a terminar, nosotros estamos armados. ¡Eso no va más!”. Ante el fiscal Pedro Eugenio Simón, el empresario vertió el mismo tipo de argumentaciones: “Lo que quiso decir es que si no lo paran al Mocase, quien roba campos y usurpa haciendas, van a terminar peleándonos entre nosotros”. Y “por último destaca que pactó con su familia irse del país, así que no va a molestar más a nadie”.

El mismo sentido tuvieron las declaraciones de los testigos convocados esta semana por los abogados de la banda de los Juárez y los Abregú. El Dr, Hugo Frola, de pasado troskista y verba populachera, se destacó por sus preguntas incisivas. El objetivo de Frola, ex defensor de Nestor Ick, principal exponente del poder económico de Santiago del Estero, consistió en demonizar el accionar del Mocase. Al respecto, se escuchó de todo como en botica. La mayoría de las historias pertenencían al campo de la fábula. Según Deolinda Carrizo, una de las miles de campesinas y campesinos que han acudido en vigilia ante cada jornada del proceso, “personalmente ha sido fuerte, quebranta escuchar nueve tipos, uno detrás del otro, que se presentaron sólo para hablar mentiras, de las más terribles cosas contra el movimiento”.
Hacerse menos, para ser más. Sin embargo, los ataques contra el Movimiento Campesino han permitido visibilizar, aun si de forma tergiversada, que el asesinato de Cristian Ferreyra se enmarca en un conflicto social de gran intensidad. Como dijo uno de los testigos que declaró el martes pasado: “Antes se respetaba la propiedad, se respetaba al fisco; ahora ellos (los campesinos organizados) quieren quedarse la tierra y no respetan al fisco”.

Juan Domingo Acosta, técnico mecánico, prestó testimonio el miércoles 19 de noviembre. Hace quince años vive en Monte Quemado, donde es dueño de una empresa especializada en desmontes. Según su exposición, cuando intentaba hacer su trabajo en el campo de San Bernardo, cuya propiedad reclama Jorge Antonio Ciccioli, 300 personas que actuaban en nombre del MoCaSe le quemaron una topadora, le rompieron un tractor y arrancaron las cercas.

–¿Por qué cree que la gente del MoCaSe actuó de esta manera? –preguntó Natalia Gramajo, abogada de la querella.

–Porque defienden los bosques nativos. Pero nosotros trabajamos siempre en campos con propiedad certificada y con la autorización de la autoridad de bosques –se defendió Acosta.

–¿Pero usted sabe que los campesinos, al ser reconocidos como comunidad indígena, son legítimos poseedores de sus tierras?

–Yo entiendo que son lugareños, pero hacerse llamar indios es hacerse menos.

El testimonio de Juan Domingo expresa con máxima sinceridad el núcleo duro de la hegemonía cultural e ideológica que el Movimiento Campesino resiste. En estas tierras, históricamente despreciadas por las oligarquías del agro y las elites políticas, por improductivas y portadoras del atraso, hoy se enfrentan dos proyectos antagónicos y, sobre todo, asimétricos.

De un lado los sujetos campesinos, pobladores tradicionales devenidos en comunidades organizadas y conectadas, que están siendo capaces de traducir al lenguaje contemporáneo su propia forma de vida. Para ellos la tierra es el sistema nervioso de una existencia colectiva, rica en valores y poseedora de una temporalidad múltiple, que no es posible medir con los parámetros del mercado y la productividad capitalista. Por el otro lado, la dinámica voraz de la maquinaria agroexportadora, que se expande y coloniza nuevos territorios hasta hace poco periféricos. Entusiastas perseguidores de una rentabilidad extraordinaria provista por el dispositivo financiero global, con su parafernalia de valorización y tecnologías futuristas.

De un lado, entonces, vida y afectividad, posesión y comunidad. Del otro la riqueza, la ciencia, la propiedad. Y el poder de dar muerte. A decir verdad, los campesinos tienen todas las de perder. Tal vez, por eso mismo, ya estén comenzando a ganar. El histórico proceso de Monte Quemado nos está permitiendo conocer el tono y los pormenores de una disputa civilizatoria cuyo resultado será determinante del porvenir. Hacer justicia, en este caso, supone quebrar consensos y creencias fuertemente arraigadas. Fundar una nueva generación de derechos. Y repensar el sistema de jerarquías sociales y morales que heredamos.


Por el momento se espera una condena ejemplificadora a los asesinos de Cristian Ferreyra por parte de la Cámara en lo Criminal y Correccional de Primera Nominación, a cargo de la Dra Elida Suárez de Bravo. Desde todo el país se alistan los veedores e interesados en asistir a las jornadas de alegatos y sentencias, que tendrán lugar los primeros días de diciembre.

Docencia y guerra: la figura del docente corresponsal

por Ver qué onda
(http://verqueondaeducacion.blogspot.com.ar/)


En la mayoría de los casos, ser docente hoy quiere decir, ya de por sí, estar metido en mil guerras: la guerra por la atención, la guerra por los contenidos, la guerra social que se traslada o repercute en el aula, la guerra en o contra las instituciones…
El desafío entonces es hacer devenir ese docente (quiera o no un combatiente) en un corresponsal de esas guerras (generalmente asimétricas) con múltiples frentes. Más aún, no solo volverlo un corresponsal, sino también un cartógrafo, un investigador, un explorador de las potencias, de las preguntas y tensiones vitales, de las posibles resistencias. Es decir, en un estratega.
Es difícil distinguir una guerra de una posguerra. O, dicho de otra forma, el escenario de posguerra (territorio “arrasado”, roles desfondados, instituciones mutadas) es el paisaje de la guerra en curso (una guerra sin premios ni bandos claros).
El docente como corresponsal de guerra entonces (ni hablar que un estratega) debe afinar la intuición, la mirada, el olfato. Saber pararse, aprender a poner el cuerpo de determinada manera, y sobre todo, entrenar la capacidad delver qué onda.
Estos movimientos requieren tanta flexibilidad (evitar quedar fijados a roles, percepciones, formas de actuar) como firmeza. Firmeza como decisión de no dejarse llevar por un “todo es igual”, firmeza en relación al cuidado (hacer crecer y aguantar aquello que se arma en la fragilidad) e incansable entrenamiento de la sensibilidad (la mirada, el olfato, el captar qué es lo que está vivo).
Más allá de aquel cliché de “hay que poner el cuerpo” (como si fuera posible no hacerlo), la presencia (eso que es lo insustituible de la docencia, de la “transmisión”), es entonces, una vez más, la pieza clave. ¿Cómo intensificarla, adiestrarla, cuidarla, en estas épocas de presencias cansadas, destituidas, puestas en crisis por mil máquinas? ¿Dé donde se sacan fuerzas y recursos para ofrecer una presencia descarnada y sincera?  La docencia como investigación e intervención requiere de un cuerpo más complejo (capaz de ser afectado de muchas mas formas, lo cual implica y deriva en una mayor capacidad de afectar). A contramano de muchas otras instancias o experiencias, complejidad, aquí, es sinónimo de eficacia. 
Docentes con presencias descarnadas. Docentes caníbales que olfatean (y casi, degustan) el exceso. No sin sufrimiento. “¿Con qué me voy a encontrar hoy?”. Curtidos en el vértigo de entrar a un aula y sentir que está todo a flor de piel.
        
Trabajar así solo es posible gracias a entrenamientos previos, a saberes forjados también en otros lados. Trabajar así solo es deseable porque el botín es llevarse a fin de mes algo más que el sueldo: señales, informaciones sensibles, vínculos valiosos, coordenadas de época.
Y porque otra no nos queda.

“Más que una Gran Victoria, necesitamos una política paciente que sepa insistir y persistir”: entrevista Marina Garcés

por Amador Fernández-Savater


Una vieja consigna revolucionaria decía: “abandonad las ilusiones, preparaos para luchar”. ¿Por qué desechar las ilusiones como motor político? Porque las máquinas de ilusión son, al mismo tiempo e indisociablemente, máquinas de decepción y frustración. La novedad envejece deprisa, el gran momento pasa, el mundo nuevo no es tan nuevo como se nos había prometido, la salvación no acaba de llegar, el líder nos falla, las certezas vacilan…
Esta oscilación entre ilusión y decepción ha marcado ya dos siglos y medio de política clásica (tanto oficial como revolucionaria). ¿Es la única política posible? ¿Sólo cegándonos a la realidad, con sus clarooscuros y complejidades, nos podemos comprometer en una empresa de cambio? ¿Sólo la retórica movilizante, la arenga permanente y el triunfalismo que da seguridad nos inyectan energía para pelear? ¿Hay que jugárselo siempre todo a una carta, poner todos los huevos en la misma cesta y fiarlo todo al genio de una figura salvadora?
El 15M supuso un giro: no prometía nada, afirmaba que podríamos cambiar lo que entre todos estuviésemos dispuestos a cambiar (partiendo en primer lugar de nuestras propias vidas). Pero la política de la ilusión vuelve ahora por sus fueros, en esta fase de lucha por el poder político, imponiendo sus alternativas: ganar o perder, ahora o nunca, viejo o nuevo, todo o nada. Por eso la voz de la filósofa Marina Garcés se recibe en este contexto como aire puro. Como una voz que no niega la pelea (también en el campo institucional) y sus exigencias, pero que nos recuerda que se puede (y se debe) pelear sin abolir la complejidad de lo real, su diversidad de planos y tiempos, etc.
El artículo que puedes leer a continuación es una versión de la intervención en la Feria de Economía Social de Catalunya junto a Ada Colau y David Fernández (CUP). Ha sido traducido del catalán por Jordi Oliveres.
Dos retos: redefinir la riqueza, declinar la política en plural
En los años 80, el capitalismo creó una ficción temporal: la de su triunfo definitivo. A través de una victoria histórica sobre el comunismo, y a través de una ilusión seductora que pasaba por la ideología del progreso, del desarrollo y por tanto de la promesa de una vida mejor para todos, el capitalismo se confundió con la realidad.
Actualmente, esta ficción, como las otras burbujas que produce el capitalismo, ha pinchado. La promesa seductora ha mostrado sus límites, cuando constatamos que el crecimiento ilimitado toca techo y que, por tanto, la desigualdad no es lo que el desarrollo capitalista había de dejar atrás, sino que es hoy la consecuencia directa de su funcionamiento, también en los países más ricos. Por otra parte, la victoria del capitalismo sobre el comunismo, después de la guerra fría, no ha traído la paz. La victoria del capitalismo es la de una guerra permanente. La crisis, por tanto, no es un accidente sino una condición del capitalismo y de su funcionamiento, que ya sólo puede seguir manteniéndose desde su imposición, cada vez más descaradamente brutal y autoritaria, como demuestra en este momento la contraofensiva del TTIP (Tratado Transatlántico para el Comercio y la Inversión).
Esta situación de quiebra y de ruptura plantea dos retos ineludibles para cualquier proyecto de transformación social y política que quiera cambiar realmente algo. El primero es redefinir el sentido de la riqueza. La cuestión ya no es producir más riqueza y decidir, políticamente, sobre los modelos de su redistribución (liberal, socialdemócrata, socialista, comunista, etc). Lo que está en juego es desvincular riqueza y crecimiento. Hace tiempo que se defienden estas ideas desde las posiciones éticas y económicas del decrecimiento, pero incluso hay que ir más allá de este término. Más que crecer en positivo o en negativo, lo que todavía nos deja atrapados en la disyuntiva entre la riqueza y la pobreza, hay que dar el salto a la desvinculación de riqueza y crecimiento, desde una apuesta clara por la riqueza como valor a defender y compartir. ¿Qué sentido tiene la riqueza si el valor no se mide por el crecimiento?
Esta pregunta no puede ser respondida más que desde un espectro de formas de politización diversificadas y al mismo tiempo articuladas, capaces de vincular autoorganización económica y reapropiación de la decisión política a diferentes niveles y escalas de la vida social. Ésta es la segunda exigencia ineludible para cualquier nueva propuesta política. Lo que está en cuestión ya no es hoy la relación dual y binaria entre los movimientos sociales y las instituciones o entre la sociedad civil y la política. Si actualmente hablamos seriamente de desbordamiento institucional y de crisis de representación es que esta dualidad ya no nos sitúa ni nos orienta. El dentro y fuera de la política han saltado.
La política, en singular, ya no es lo que tiene lugar en los parlamentos o en determinadas formas de organización como los partidos o los sindicatos. La política es lo que expresa el conjunto de la vida colectiva, en sus diferentes formas de organizarse, de manifestarse, de decidir, de protestar, de reivindicar y de crear. La pregunta no es como recoger y representar todo eso, sino cómo articularlo, teniendo en cuenta que la política institucional sólo puede ser uno de los momentos y funciones de esta articulación viva.
Si algún sentido tiene hablar hoy de nueva economía y de nueva política tiene que ver con este doble reto: redefinir el sentido de la riqueza y articular formas de politización diversificadas y autónomas, capaces de superar hoy la clausura institucional de la política y el determinismo de la dictadura económica.
Una alerta, o sobre la insistencia en la novedad
No debemos confundir, sin embargo, la novedad de la situación con la novedad del producto. Desbordar las instituciones políticas desde una politización de la sociedad distribuida y diversificada no es un ideario nuevo y hay muchas experiencias antiguas en el tiempo que son la base de las propuestas actuales. Lo mismo ocurre con las prácticas de la economía cooperativa, social y solidaria: retoman viejas experiencias y aprendizajes para tiempos y realidades nuevas. La resistencia al capitalismo no es nueva, pero necesita inventar y concretar respuestas para coyunturas que cambian en cada lugar y para cada tiempo histórico.
Curiosamente, sin embargo, tanto el pensamiento revolucionario como el capitalismo, que son igualmente hijos de la Modernidad, comparten el culto a la novedad y a la juventud. La revolución busca hacer un mundo y una humanidad nuevos. El capitalismo, que es su cara perversa, destruye la sociedad antigua para producir y vender más y más novedad, en forma de mercancías y de experiencias. Lo que la modernidad convierte en un valor político, estético y mercantil es la novedad en sí misma. Y es que ella misma, la Modernidad, se define como un tiempo nuevo.
La novedad, sin embargo, es un valor temporal por definición: la novedad caduca cuando envejece o cuando entra en el terreno de lo conocido. Al final, la novedad, revolucionaria o capitalista, siempre resulta ser un producto de temporada. No nos podemos presentar, por tanto, como novedad, sin condenarnos, necesariamente, a caducar o decepcionar. ¿Qué pasará cuando los jóvenes de ahora sean viejos, cuando las caras nuevas de ahora sean conocidas y cuando lo que parecen propuestas nuevas muestren que no nos han llevado ni a un mundo ni a un país tan nuevos como prometían?
“Nuevo” es un adjetivo vacío, que vacía de otros valores lo que queremos vivir, compartir o proponer. Tenemos muchos otros adjetivos, heredados y para inventar, con los que llenar de ideas, de indicios y de referencias la economía y la política que queremos: social y solidaria, decimos cuando hablamos de una economía que se sustrae al dictado del beneficio particular. Podemos añadir: y justa, y digna, y decente, y honesta, y libre, y cooperativa, y común, y autónoma y… y… y…
Los adjetivos comprometen, pero es un compromiso que no podemos eludir. Actualmente, tendemos a esquivar los que la historia del último siglo nos ha legado más marcados: comunista, socialista, anarquista… Pesan, porque van ligados a experiencias históricas y relaciones de poder que, en muchos de sus aspectos no queremos repetir y porque sus -ismos predeterminan lo que podemos hacer, vivir y proponer. Tergiversemos y llenemos estos adjetivos de nuevos sentidos y experiencias, si se puede, y busquemos otros, todos los que nos hagan falta para desarrollar propuestas colectivas y organizativas abiertas a lo que aún no sabemos y a los retos concretos de nuestro tiempo. Pero no caigamos en el vacío y en la trampa de la novedad como valor. Nos durará dos días y cuando el tiempo pase inexorablemente nos caerá encima, implacable, su lógica: nos habremos hecho viejos, nosotros y nuestra política.
Una inquietud, o sobre los tiempos de la política y sus oportunidades históricas
Nos sentimos, de repente, en una situación de emergencia. La crisis económica que desde 2008 marca el paso de las políticas económicas de las sociedades más ricas, ha introducido en nuestras casas y en nuestras vidas lo que la ficción de la promesa capitalista de una vida mejor para todos nos permitía ignorar: los límites humanos, sociales y ambientales del actual régimen de explotación del mundo global. Estos límites ya no llegan en forma de denuncia o de discurso abstracto, sino en forma de precariedad, nuestra precariedad. Pero la desigualdad, la guerra por los recursos y la violencia económica sobre poblaciones enteras no habían desaparecido nunca del planeta.
Percibirnos en situación de emergencia nos lleva a confundir, sin embargo, la urgencia con la prisa y la necesidad de reaccionar con la oportunidad histórica. Es una confusión que en nuestro país tiene que ver con una coyuntura local. La emergencia global se solapa aquí con un fin de ciclo histórico y generacional. Así, tendemos a interpretar el impasse actual como una oportunidad histórica única en la que sólo se puede perder o ganar. Es un escenario excitante y movilizador, porque enfoca todas las energías en una jugada, aquí y ahora, ahora o nunca. Pero en el terreno de la transformación social y política, no hay que creer en el “ahora o nunca”. Si las novedades caducan, las oportunidades pasan. ¿Y después qué? Después, o la victoria total, que ya sabemos que no existe, o la frustración y el fracaso. Las narraciones lineales, como las películas, sólo tienen dos opciones: acabar bien o mal. En la lucha por defender y construir una vida digna para todos, no hay final ni después. Hay un ejemplo insistente, persistente y paciente que hace de cada día un reto y una exigencia.
Más que “ventanas de oportunidad”, necesitamos aprender a ver y valorar la potencia de cada situación desde una visión histórica. Más que a un gran momento, es necesario prestar atención a la multiplicidad de tiempos de vida que juntos podemos sustraer al dominio político y la explotación capitalista. Y más que una victoria, necesitamos paciencia, insistencia y persistencia, que son las virtudes con que realmente nos podemos reapropiar de los tiempos de la política, sin ser víctimas de una cruel e implacable política de los tiempos. Una de las cosas más importantes que muchos aprendimos en los centros sociales okupados de los años 90 fue que la mejor manera de abrir espacios de vida y de intervenir desde ellos en los conflictos reales de nuestra ciudad era generar calendarios y agendas propias. Esto no quería decir ir “a nuestra bola”. Era entender que el tiempo de la historia, cuando es único, siempre lo dirigen ellos.
Un desafío, la relación con el poder
Desde ahí se plantea el elemento clave que define la novedad de nuestra situación política actual: la relación con el poder. Esto sí que es nuevo, para nosotros. Y para nosotros significa para una generación muy concreta, nacida y crecida durante la Transición española, lejos de cualquier relación directa con el poder, ya sea económico o político.
En estos 30 años de victoria material y simbólica del capitalismo, en sus diferentes versiones, neoliberal o socialdemócrata, no es que no se haya combatido el poder, como a veces se quiere hacer creer. Hemos luchado, hemos resistido y hemos creado formas de vida alternativas. Pero estas formas de vida, de lucha y de resistencia han crecido en los márgenes. Márgenes incómodos, en muchos casos, porque ha habido mucha represión, destrucción y marginación. Y márgenes también cómodos, porque también ha habido muchas formas de tolerancia, de integración y de folklorización de las alternativas y las diferencias. En todo caso, esta marginalidad nos ha permitido desentendernos del problema del poder. Del poder institucional, como tal. Pero también del hecho de lo que significa tener poder sobre o desde la vida colectiva y ejercerlo.
Reapropiarnos de nuestras vidas colectivamente exige, pues, plantear la cuestión: ¿cómo tomar el poder (el poder de hacer y de decidir), sin ser tomados por el poder? Se dice que el poder corrompe. Demasiado fácil: parece un hecho natural. El poder seduce y destruye. O una cosa o la otra, o las dos a la vez. Salir de los márgenes de la vida social para ocupar el centro, como hemos ocupado las plazas, pide mucha honestidad sobre nuestros límites y mucha inteligencia colectiva para aprender a relacionarnos juntos con este poder del poder: su poder de seducción y su poder de destrucción.
En este sentido, un elemento de preocupación y una dosis de confianza: la preocupación viene del hecho de percibir un nuevo deseo de autoritarismo entre nosotros y en amplias capas de la sociedad. La situación de emergencia se traduce a menudo en un deseo de salvación y, por tanto, de figuras salvadoras. El autoritarismo, a menudo, es solicitado por quienes creen que necesitan ser salvados. Pero cuando la salvación entra en el lenguaje de la política, la política muere y entran en juego otros fenómenos que también organizan la vida colectiva, como la religión, los movimientos de masas o los discursos redentores del tipo que sean. Y esto ocurre a derecha e izquierda. El autoritarismo, hoy, se disfraza de realismo y el nuevo dios, implacable, es la realidad: funciona así y no puede ser de otra manera. Palabra de Dios. Pero no queremos ni salvadores, ni tecnócratas de la realidad: necesitamos compañeros capaces de compartir sus tiempos, saberes, afectos y lenguajes para articular estas formas de vida rica, autónoma y recíproca que queremos construir.
Desde aquí, una dosis de confianza: aunque la bestia humana es antropológicamente incorregible y aunque la historia tiende a repetirse, hay cosas que hemos aprendido porque las hemos vivido hace muy poco. En este país, por suerte o por desgracia, la historia siempre es muy reciente. Y actualmente, todavía tenemos dirigiendo la política, la economía y los medios de comunicación a muchos de aquellos que un día fueron caras nuevas que querían hacer un mundo nuevo. No hay que hacer arqueología. Podríamos hacer un pesebre viviente con estas figuras.
Respecto a ellos hay un corte, y de ahí el elemento de confianza: es un corte cultural y generacional, que es también un corte económico y político. El corte es lo que el mismo sistema, mostrando sus límites, ha impuesto: quienes venimos detrás, como generación, ya no nos podremos colocar. Somos los hijos de la crisis, aquellos que dicen que ya no viviremos nunca mejor que nuestros padres. Pero también somos los hijos de la red, y del deseo de transparencia y de una educación poco disciplinaria y relativamente igualitaria que nos ha permitido aprender a vivir desde nuestros vínculos e interdependencias. Esto nos pone en otra situación: o nos lanzamos cínicamente a la competitividad más desaforada o desarrollamos las diferentes caras de la cooperación necesaria. O el poder de unos contra otros, o la apuesta para descubrir lo que juntas podemos. No hay un término medio. Estamos en una bifurcación donde el deseo de poder económico y político se desnuda y muestra sus cartas. Son cartas feas, pero a veces la fealdad, cara a cara, es lo que puede inspirar más confianza. Nos enseña descarnadamente el rostro de lo que nunca querremos llegar a ser.

Nombres para la técnica. Entrevista con Emmanuel Biset

por Pablo E. Chacón



El número 28 de la revista de filosofía cordobesa Nombres incluye un dossier imprescindible sobre la cuestión de la técnica en el mundo contemporáneo sino también textos de Giorgio Agamben, Alexandre Kojeve, Tran Duc Thao que se suman a un reportaje a Judith Butler y a otro grupo de textos que han hecho de esta publicación una piedra de toque a la hora de nombrar un espacio para el pensamiento actual.

La publicación depende del Área de Filosofía del Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), y es distribuida por la editorial Alción. Su actual consejo editorial está compuesto por Gustavo Cosacov, Emmanuel Biset, Carlos Longhini, Diego Tatián y Sebastián Torres.
A lo largo de su historia, Nombres ha incorporado diversos nombres, por decirlo así, pero podría considerarse una publicación señera. Textos capitales aparecieron en sus páginas. ¿Cómo han logrado mantener ese deseo y ese nivel?
Creo que en tu pregunta se señala algo clave, se trata de persistir en un deseo. Hay algo incierto en ello, o mejor, ese deseo no tiene un estatuto programático. Quizá allí se juega, de hecho, una cierta forma de entender la filosofía en un vínculo irreductible con el deseo (algo ha dicho al respecto Lyotard), con su insistencia. Y este deseo, cuya forma nunca puede ser precisada del todo, se pliega de un modo singular sobre lo contemporáneo: nos interesa dar cuenta de preguntas o autores que abren zonas de indagación, presentan nuevas perspectivas, dando lugar a una especie de conversación infinita. Esta referencia a lo contemporáneo, a un modo singular de pensar lo que nos pasa, tiene una forma singular en la revista, pues no se trata de producir reflexiones sobre la coyuntura, tampoco de sostener un culto a la novedad, sino de pensar preguntas y publicar textos que muestren cierta apuesta. Algunos de los modos de la filosofía, o de su circulación en determinados ámbitos, no sólo buscan eliminar cualquier rastro de deseo sino que eliminan cualquier posibilidad de decir algo más allá de las referencias de autoridad. Como si dijéramos que se trata de una apuesta por la filosofía, sin tratar de definir o circunscribir sus fronteras. Y esta apuesta tiene una cierta forma, se inscribe en una tradición, y en cierto estilo filosófico. Al mismo tiempo, vale destacar que ese deseo es también un modo de entender la amistad. La amistad entendida no sólo en el sentido material de un grupo de amigos cuyas conversaciones adquieren la forma de una revista, y no trabajamos sino de ese modo para hacer la revista, sino también una cierta amistad hacia aquello que leemos. Posiblemente no haya otra forma de hacer una revista, sino desde una comunidad de pensamiento que comparte lecturas, propone traducciones, convoca amigos. De algún modo, entonces, se trata de esas dos cosas de un deseo que insiste en una comunidad de amigos, donde la filosofía como un modo de preguntar que requiere cierta apuesta, un intento de decir algo, busca escapar a ciertos formatos que estandarizan.
Sobre la técnica recuerdo cantidad de textos. ¿Qué novedad incorpora este dossier, y cómo está la reflexión filosófica en la Argentina al respecto?
La técnica nos ha parecido y nos parece un tema urgente para el pensamiento filosófico. Allí justamente donde no se trata de pensar sólo un aspecto puntual (o una ontología regional como dice cierta tradición), sino el modo en que la técnica implica al mundo como tal. De algún modo partimos preguntándonos si se podía decir algo más sobre la técnica después de Martin Heidegger. Cuando sabemos que para este autor, en el problema de la técnica se juega gran parte de la contemporaneidad. Es un problema ontológico donde se cifran nuestras posibilidades e imposibilidades. La filosofía de la técnica, como ha dado en denominarse el campo específico que se dedica a ello, tiene una creciente expansión en la Argentina. Sólo basta observar los coloquios que se hacen ya hace cinco años y convocan cada año más gente. En esta creciente expansión, el dossier fue armado junto con Dedalus. Investigaciones sobre la técnica, un grupo de la UNC que trabaja específicamente el problema, y lo hace desde una perspectiva amplia, no circunscribiendo el tema a una cuestión epistemológica, complejizando aquellas miradas que privilegian aspectos vinculados a la historia de la ciencia o a un campo de estudios sociológicos. De hecho, Javier Blanco, Darío Sandrone y Agustín Berti, son miembros de este grupo y publican en este dossier. Asimismo la traducción de Bernard Stiegler fue realizada por una de sus integrantes, Anahí Re. En este panorama entendemos que el dossier aporte en distintos sentidos. Primero, al recuperar cierta tradición continental de pensamiento sobre la técnica y volver a insistir en algunas preguntas que allí se formulan, asumiendo que se plantean algunas cuestiones filosóficas, políticas, éticas que necesitan seguir siendo pensadas. Los textos de Oscar del Barco, Bernard Stiegler, Christian Ferrer, Silvio Mattoni, Marcela Rivera, recuperan estos aspectos. Segundo, porque como señalaba, se publican textos que muestran cómo está trabajando un grupo específico de la UNC la temática, cuáles son las discusiones que se están planteando y cómo intervienen en el campo. Los textos de Javier Blanco, Darío Sandrone y Agustín Berti muestran un modo singular de pensar la técnica y algunos de los desafíos que le presentan a la filosofía hoy por hoy. En resumidas cuentas, volver a plantear este problema desde la revista significa recuperar una cuestión, la de asumir radicalmente qué significa hoy pensar la técnica, mostrando cómo allí existen algunas cuestiones filosóficas, políticas, ontológicas, que siguen marcando nuestra contemporaneidad.
¿Cómo piensan que puede recibirse en una sociedad como la argentina de hoy un texto como el de Bernard Stiegler, a mi juicio, magistral?
Efectivamente, el texto de Bernard Stiegler es central en el dossier sobre la técnica. Y lo es por diversos motivos. Ante todo, porque es la traducción de un inédito que demarca algunos de los problemas centrales a los que se enfrenta un pensamiento de la técnica. Asimismo, sirve como vía de entrada a uno de los desarrollos más potentes sobre la técnica contemporánea, vale recordar los dos tomos de él titulados La técnica y el tiempo. Luego, porque el texto plantea algunas preguntas ineludibles sobre las sociedades contemporáneas. Entiendo que este es un aspecto crucial para abordar en toda su complejidad el momento que estamos viviendo, pues si bien es cierto que en Argentina y en América Latina en los últimos diez años se han dado algunos procesos que cuestionan aspectos de la hegemonía neoliberal, esto no debe obturar un análisis de aquellas transformaciones epocales que nos atraviesan. En este sentido, la apuesta del texto de Stiegler se inscribe en una herencia deleuzeana que reformulando algunos aspectos de Michel Foucault piensa el mundo contemporáneo desde la noción de sociedades de control. Stiegler no se queda sólo con el diagnóstico de Deleuze sino que parte de él para avanzar en dos sentidos: por un lado, complejizando el panorama al mostrar como las técnicas contemporáneas llevan a una sociedad de hipercontrol, y así a una radicalización del diagnóstico. Mostrando cómo lo digital provoca un estado de proletarización de hecho, cómo internet deviene una técnica de hipercontrol y de desintegración social, cómo se da una modulación automatizada que da origen a una nueva gubernamentalidad. Por otro lado, Stiegler entiende que no se trata sólo de agudizar el diagnóstico, sino de ver qué hacer allí, es decir, de avanzar hacia una terapéutica en las sociedades de hipercontrol. Una terapéutica que encuentra su lugar en el arte, en la historia del arte, pero sólo a condición de que el arte se transforme en un ars que produzca invenciones en el campo jurídico, político, filosófico, científico, económico. En esta terapéutica, Stiegler contrapone dos de las posibilidades ante la que nos enfrentamos asumiendo el hipercontrol: o la resistencia o la invención. Claramente su apuesta se dirige a la invención como desautomatización, algo así como las ars del hipercontrol. Los desarrollos del texto de Stiegler, entonces, resultan centrales para pensar cómo se han producido y se están produciendo una serie de transformaciones en las sociedades contemporáneas, y específicamente en la sociedad argentina. En ciertas ocasiones, maneras de pensar la singularidad latinoamericana o argentina omiten dar cuenta de la centralidad de estos procesos que nos atraviesan. Pensar así cómo se ha redefinido el mundo, o por caso la Argentina, desde una serie de transformaciones, donde las tecnologías de red, lo digital, los nuevos automatismos, etc., funcionan como cambios transversales que muchas veces exceden un sentido restringido de comprender la política o lo social. Y así nos muestra que allí se juegan una serie de disputas políticas, filosóficas, éticas, que cuestionan aquellas posturas que las asumen simplemente como un estado de cosas dado. Diría más, entiendo que respecto a estas cuestiones se plantean algunos de los desafíos políticos centrales que enfrentamos, entendiendo política en un sentido amplio.
Finalmente, ¿Nombres es el cruce epocal entre lo que fue escrita, Pasado y Presente y la tradición de la izquierda cordobesa, clasista, de los 70?
No quisiera, ni podría, referirme a toda esa tradición desde la revista, tradición que viene siendo reconstruida por distintos especialistas en historia intelectual. Sólo quisiera señalar un aspecto lateral que, de cierto modo, está en la pregunta. Se podría reformular preguntando por los modos de entender la apuesta política de una revista de filosofía. Indudablemente uno de los modos de abordar ello, ineludible diría, tiene que ver con inscribir la misma en una tradición, escribir su genealogía. A la vez, habría que pensar de qué modo se traza una cierta política de la filosofía en la revista. Con ello me refiero a que una política entendida en este sentido no tiene que ver sólo con autores o temas abordados, sino con cierto modo de entender las apuestas que se juegan en un modo de hacer filosofía. Esto nos llevaría a discutir qué significa hacer desde la izquierda, y preguntar si es este el término adecuado, una revista de filosofía. De cierto modo, creo que el punto de partida es discutir una y otra vez los protocolos que fijan ese hacer, que lo estandarizan, y que terminan delimitando de un modo claro y distinto sus límites. Lo que conecta directamente con lo que señalaba de Stiegler, pues su texto nos ayuda a pensar cómo la misma producción intelectual, la filosofía en este caso, se encuentra atravesada en la actualidad por esos procesos de hipercontrol y automatización. Esto se traduce en modos de escritura, pautas editoriales, técnica de evaluación, en fin, un control normalizado de la producción y circulación de filosofía. Y esto excede y constituye incluso autores o temas que pueden ser inscriptos en la tradición de izquierda. Para decirlo con un ejemplo simple, un texto sobre Marx puede encontrarse constituido por esas tecnologías de hipercontrol. Por ello uno de los desafíos que asume la revista es cómo seguir pensando la filosofía, escribiendo en última instancia, en este panorama. Es por ello que se publican textos de una tradición que entiende que la apuesta pasa por una cierta escritura de la filosofía. Tratando, al mismo tiempo, de no seguir la serie de pautas que hoy hacen a una revista académica. Allí una apuesta, allí un modo de entender la filosofía, allí un deseo que insiste para seguir publicando, cada año, la revista.

Entrevista a Luis Navarro sobre la actualidad Guy Debord y su crítica a la sociedad del espectáculo

por Amador Fernández-Savater

Guy Debord fue un revolucionario, filósofo, aventurero, escritor y cineasta francés nacido en el año 1931. Fundó el grupo y la revista Internacional Situacionista (IS), considerado por Mario Perniola como “la última vanguardia del siglo XX”. En 1967, publicó La sociedad del espectáculo, un libro mítico y una referencia de primer orden en el debate crítico sobre la naturaleza del capitalismo moderno. “Todo lo que era directamente vivido, se aleja hoy en una representación”, afirmaba Debord en la primera tesis del libro. La IS tuvo una influencia significativa en los lenguajes, las estéticas, los estilos y los contenidos de la revuelta de Mayo del 68.
Guy Debord se quitó la vida el 30 de noviembre de 1994, justo ahora hace 20 años. Aprovechamos la excusa de este aniversario para volver sobre la teoría y la práctica situacionista. No sólo de Guy Debord, porque la IS fue una aventura colectiva con multitud de aportaciones y distintos protagonistas. Lo hacemos de la mano de Luis Navarro, filósofo y activista, teórico del arte y las redes, que en los años 90 fue pionero en España en el rescate de aquella experiencia, traduciendo textos, poniéndolos en circulación a través de libros fanzines y redes como elArchivo Situacionista Hispano, estableciendo contactos entre los documentos y los movimientos críticos vivos en aquel momento (insumisión, okupación, fanedición, antiglobalización, etc.). ¿Qué fue y qué queda de la teoría crítica de los situacionistas sobre la sociedad del espectáculo?
 ***
¿En qué sentido piensas que tienen hoy actualidad los situacionistas, más allá del estudio del pasado o la nostalgia?
Luis Navarro. Me gusta contemplar la experiencia de los situacionistas, más que como un corpus teórico o un sistema, como un relato, una especie de ciclo épico que ilumina las movilizaciones que se han sucedido desde entonces, desde mayo del 68 hasta el 15M. Existe un antes y un después de la práctica de los situacionistas que la convierte en referencia imprescindible para todos los movimientos sociales y artísticos, y la clave fundamental está en la ruptura consciente con los viejos códigos de representación y la búsqueda experimental de nuevas formas de política y de producción cultural.
Los viejos códigos de representación, supongo, es lo que ellos llamaban “sociedad del espectáculo”. ¿Qué es el espectáculo?
Luis Navarro. Tal y como Debord nos lo presenta, en las sociedades marcadas por el modo de producción capitalista avanzado, el espectáculo es todo, en su indefinición y en su concreción absoluta.
Es la forma en que nos relacionamos a través de las imágenes que se construyen desde los grandes medios de comunicación y no de la experiencia viva, es la forma en que consumimos un menú de mercancías degradadas y aceptamos una construcción artificial y dirigida del sentido del mundo como si fuese nuestro medio natural.
El espectáculo cumple en la sociedad de masas una función equivalente a la que cumplía la religión en las sociedades tradicionales o el arte en la formación del capitalismo. Su lógica consiste en hacer de la representación que muestra algo más real que la experiencia vivida, más real que nuestras propias necesidades, reduciendo al individuo a la condición de espectador pasivo en la política, en la producción y el consumo, en la aceptación del estado de cosas existente.

La vida cotidiana como campo de investigación y de batalla

El espectáculo, decía Debord, es la reconstrucción material de la ilusión religiosa, el «cielo» donde los seres humanos sitúan sus propios poderes separados de ellos, las «nubes» donde proyectamos nuestros deseos, capacidades y posibilidades. “De ese modo, es la vida más terrena la que se vuelve opaca e irrespirable”, concluía. Por el contrario, la apuesta de los situacionistas era, creo, bajar de las nubes y regresar a esa vida terrena, hacerla vivible, respirable, intensa. Politizar la vida. ¿Cómo investigaron los situacionistas la vida cotidiana de su época y buscaron transformarla? ¿Por medio de qué procedimientos, de qué dispositivos, de qué invenciones?
Luis Navarro. En su primera época, los situacionistas desarrollaron una serie de prácticas que -quizá en un exceso de racionalización- pretendían elevar a la condición de técnicas, pero que en su campo no pasaron de ser, como tu bien dices, “procedimientos”. Algunos muy eficaces, como la deriva experimental, el paseo sin meta como forma de romper con las rutinas que rigen los comportamientos habituales y propiciar experiencias inéditas. El desvío era el modo de eludir los pasos establecidos, tanto en el plano físico como en los textos. La psicogeografía pretendía ser la ciencia que explorase la relación entre calidad de vida (de vida interesante) y las condiciones del entorno urbano, que habría de servir para la composición de un  “urbanismo unitario” que integrase todos los procedimientos técnicos y artísticos conocidos en la construcción de ese entorno. Hay una lista interminable de procedimientos que intentaron explorar y aplicar, pero éstas serían sus líneas maestras, junto a la construcción de situaciones, es decir la producción técnica de acontecimientos.
¿Qué entendían por “construcción de situaciones”?
Luis Navarro. Una situación es un momento de la vida capaz de traducirse en experiencia, en conocimiento irreductible que puede equipararse a la vivencia del creador en el momento de producir su obra, o a la contemplación ensimismada y despreocupada de ésta. Podríamos ver la situación como el “tiempo estético” fugaz y eterno de los modernos artistas, pero profanado por la vida cotidiana.
Una situación puede ser espontánea o construida, es decir, producto de una secuencia azarosa de acontecimientos capaz de generar sentido en quien los vive, o resultado de un diseño consciente que apunta a resultados específicos.
A los surrealistas les gustaba descifrar situaciones espontáneas; los situacionistas, que eran sus discípulos arrogantes y rebeldes, preferían diseñar situaciones y explorar sus efectos. Una revuelta es una situación, medie o no la acción de una vanguardia. Una exaltación amorosa es una situación, provocada o no por la seducción consciente. Los situacionistas confiaban en producir efectos tales aplicando técnicas conscientes, como las enumeradas antes.
Hay un impulso utópico muy fuerte en los situacionistas. No deseaban la vida como es, sino cómo podría ser. Para ellos se trataba, a la vez e indisociablemente, de “transformar el mundo y cambiar la vida”. ¿Qué ha sido de la imaginación utópica, hoy cuando reivindicamos una casa, un trabajo y una vida digna?
Luis Navarro. El contexto ha cambiado sensiblemente. Por muy radicales que fuesen los situacionistas en sus planteamientos, estos se situaban en un contexto de desarrollo y progreso tecnológico. Lo que denunciaban era la falta de aplicación de este progreso a la conquista de una vida más elevada, a la liberación del trabajo, a la recuperación del entusiasmo de la aventura y la integración de la creatividad en la vida cotidiana.
Paradójicamente, hoy disponemos de más adelantos tecnológicos, han aumentado los niveles de riqueza pero nuestras vidas se han precarizado hasta el punto de amenazar derechos fundamentales. Esto no debería para mí suponer una rebaja en el tono de las reivindicaciones que planteaban los situacionistas, sino una confirmación material de la inviabilidad del sistema que atacaban y una invitación a explorar otras posibilidades.
Creo que el reclamo situacionista de una vida buena sigue siendo operativo en las condiciones actuales y logra ser inspirador a pesar de todo. A mí me sigue resonando en eslóganes 15M como “La revolución enamora” o “No somos mercancías en manos de políticos y banqueros”. Es cierto que los situacionistas luchaban contra el aburrimiento y la represión de una sociedad de abundancia y hoy lo hacemos en una situación más bien de precariedad, pero el problema de fondo solo se ha acentuado: la expropiación de las condiciones de existencia en beneficio del capital concentrado.

Revolución cultural: cambiar las formas de la experiencia

En 1958, Debord escribió unas “tesis sobre la revolución cultural”. Fue uno de los primeros textos de la IS. ¿Por qué una revolución cultural, cómo la entendían, dónde la veían?
Luis Navarro. Uno de los aciertos de los situacionistas fue poner la cultura, considerada anteriormente como un epifenómeno o un efecto superestructural, en el centro de la transformación social, y reinterpretar el marxismo a la luz de los fenómenos de subjetividad.
Era común entre las vanguardias utilizar el término revolución y buscar una salida política para sus prácticas, con el deseo de romper la distancia entre el mundo artístico, objeto de tantas revoluciones fugaces, y la vida real que seguía siendo igual de plana. Los intentos de los situacionistas se inscribían más bien en la búsqueda de la “obra de arte total”, que habría de ser ni más ni menos que la transformación de la sociedad, la creación de situaciones que no admitiesen vuelta atrás.
¿Dónde ves la herencia de sus ideas más propiamente artísticas o culturales?
Luis Navarro. La búsqueda de un tipo de práctica simbólica capaz de superar los límites del arte y de generar efectos vivos ha tenido su importancia en la integración de formas performáticas de protesta en los movimientos. El desvío humorístico de mensajes previos, el uso de memes y eslóganes o la producción de pequeños escándalos que funcionan como disloques perceptivos, son herramientas que han sido ampliamente utilizadas por el mundo contestatario. Pero muchas de estas prácticas han sido ampliamente recuperadas también por los medios de comunicación, que las ha reformulado y adaptado a sus propios fines de entretenimiento y dominación.
En el momento en que muchas de estas prácticas se han banalizado o se han integrado en el sentido común, es preciso profundizar la acción para que tenga efectos reales, plantearla de forma estratégica y no sólo ocurrente. Creo que lo más importante que ha sucedido desde entonces tiene que ver con la apuesta más radical de Debord: la generación de una contracultura capaz de enfrentar el discurso oficial y construir un poder paralelo.
“El estado de doble poder en la cultura”, que decía Debord.
Luis Navarro. La opción de Debord en las tesis era la construcción de culturas paralelas en los márgenes del sistema, como los antiguos burgos o las chabolas del extrarradio, hasta crear una situación crítica de enfrentamiento y “doble poder”.
Pero hoy esas culturas se están construyendo, no tanto en el exterior, como más bien mediante la apropiación y difusión de las herramientas de la comunicación entendidas como armas necesarias dentro del conflicto, es decir, mediante la elaboración de redes de contrainformación, medios libres, autoedición y más tarde mediante las posibilidades que ha abierto internet. Estas experiencias han roto con el flujo unilateral de la información y han instaurado nodos de crítica que fueron muy importantes ya en el movimiento antiglobalización y luego en el 15M.
El escenario de Sol en los primeros días de la acampada, imagino también que el de otras plazas, constituye para mí el ejemplo más claro de cuantos he vivido personalmente de creación colectiva de una situación sin vuelta atrás, es decir, de la obra total que rompe todas las separaciones.

Más allá de los situacionistas

De alguna manera, ¿no hay, en esa apropiación que hace la gente de los medios a su alcance, una refutación de algunas de las tesis situacionistas más importantes? Por ejemplo, el desprecio elitista del espectador como un sujeto esencialmente ignorante y pasivo; o la magnificación de la capacidad espectacularizadora del capital, considerada casi omnipotente, y que conduce a la paranoia, la inacción, al silencio, a la no comunicación o a la acción autoreferencial. 
Luis Navarro. Por un lado, creo que los situacionistas menospreciaron el papel crítico del espectador en su interacción con los medios. El espectador está en disposición de elegir qué tipo de representaciones determinan sus actuaciones. Aunque el marco esté restringido, su interacción tiene la potencia material de ampliar ese marco. Lo que da sentido al mensaje (o lo que, en otro contexto, explica y realiza la obra de arte) no son los arcanos que el emisor haya enterrado en ella, sino el contenido que el receptor es capaz de descifrar y de integrar en su mundo.
Por otro lado, es cierto que las tecnologías de redes han cambiado en gran medida el escenario social y han permitido enfrentar con representaciones alternativas el flujo unidireccional de información, la versión única de la realidad que los grandes medios proponen. Pero hay que entender que estas herramientas, estas tecnologías de la información en cuyas coordenadas entendemos la realidad, no son neutrales, sino que han surgido en determinado contexto y están ideológicamente cargadas. No contienen en sí mismas el componente emancipador, sino que en ocasiones juegan como obstáculos.
Un amigo del 15M dice que, a día de hoy, las máquinas electorales “le han pegado un patadón al balón de la política y lo han mandado al tejado”. Así, de actores de la política cotidiana (en las plazas o las mareas) habríamos vuelto a ser espectadores del teatro de la representación. ¿Lo vives así o se trata de otra paranoia situacionista?
Luis Navarro. El 15M surgió con un componente cultural que se instalaba en su núcleo: la crítica de la representación, tanto en el marco político como en el de las imágenes que ofrecen los grandes medios, reclamando una “democracia real”.
De forma completamente consecuente, pero absolutamente sorprendente, se organizó en asambleas públicas y abiertas en la calle, recuperando formas de hacer política que creíamos arrasadas por el “espectáculo”. Construyó una ciudad alternativa en territorio hostil y todo el universo de valores que podría hacer que funcionase sobre la marcha.
Una de las sensaciones más vivas que me quedan de aquellos días era ese choque brutal con la realidad, con su erotismo y su tragedia, la realidad excesiva que desbordaba e inundaba cualquier intento de canalizar institucionalmente la indignación en forma de partido político. Todo esto sembró un tejido organizativo notable y un cambio de percepción en la sociedad, pero la sensación que proyecta el espectáculo es que no se avanza en los objetivos fundamentales, y que sin un asalto institucional todos estos esfuerzos se quedan en una nueva subcultura.
Podemos ha aprovechado este vacío tratando de subvertir las lógicas del espectáculo con un discurso que se acercaba a la sensibilidad del 15M, pero conforme avanza en sus objetivos observamos cada vez más un acondicionamiento a estas lógicas que denunciaba Debord: personificación del movimiento en el líder, gestión de los especialistas, retorno de lo televisivo y abandono de la calle, listas abiertas pero opacas, en definitiva, centralización del poder y abandono de la pluralidad que pugna en las redes.
Pero también hay que decir y reconocer que, en este momento de descomposición del régimen del 78, existe un vacío, una oportunidad histórica, un deseo y una posibilidad, una aspiración que hay que saber cómo colmar para que no quede frustrada y Podemos ha interpretado a su modo todo eso muy eficazmente.
Por último, Luis, ¿cómo explicas el marcado carácter sectario de los situacionistas, qué les llevaba una y otra vez a erigirse en un Tribunal (de los demás y de sí mismos) con exclusiones, expulsiones, insultos, etc.? Es una herencia terrible.
Luis Navarro. Creo que es un efecto de las contradicciones derivadas de su propia posición en la cultura. Pese a que sus propuestas en este campo son radicales y destructivas, la Internacional Situacionista surge como una vanguardia artística y el propio Debord responde todavía al perfil del artista moderno, ese individuo privilegiado y pagado se sí mismo que necesita afirmarse en la producción de algo nuevo. Aquí todavía funciona el folklore de las vanguardias, los enfrentamientos entre grupos, la dificultad para componer una identidad de movimiento basada en individualidades plurales, e incluso el olor rancio de la vieja política que todavía impregna a tantas organizaciones.

Sobre cómo se repite la traición de los hombres honestos

por Warna Anggara


La verdad que escribo para no enfermarme. Para que esta mierda quede afuera. En este papel.
¿Cómo abarcar esto? ¿Desde dónde? ¿Cómo dar cuenta de esta verdad inverosímil?
Vamos a empezar por la pregunta, ¿Cómo esto puede ser posible? ¿Cómo puede ser posible que esto funcione? ¿Que se reproduzca? ¿Que no estalle todo por el aire?
Decimos, por un lado, porque existe una subveinte analfabeta que desconoce los procesos históricos y los marcos teóricos que pueden dar sentidos en contextos. Es decir, son todos chicos, ni siquiera jóvenes, es decir, gente que aún está en la infancia, que solo tiene algún saber técnico. Son los técnicos de la subveinte contemporanea. Casi todos recibidos en TEA o en el ISER no saben más que copiar y pegar imagen. Algo que podría llamarse producción audiovisual y edición. Estos chicos hablan frente a sus computadores de lo que pasa en la tele comercial y sus temas. Son chicos chusmas. Miran por FB y Twitter y jamás postean porque saben que están todos en la red y también los miran. Son los chicos voyeuristas, vigilantes vigilados. Por otro lado, son consumidores, viajan, tienen hijos, novios y novias, se casan por iglesia, judía o cristiana, arman familias, se juntan con los amigos de la secundaria.  Son los que nacieron a fines de los 80 y en los 90, crecieron con el neoliberalismo, un neoliberalismo que formó la subjetividad, es decir, la sensibilidad, y que ocultó la historia reciente. Esta subveinte llora, se emociona ante cualquier despliegue peronistak, luego es indiferente, se agrupa, se agrupa con otros de la subveinte, y se nota que algo entendió: la lealtad. No saben bien qué pasa pero sí saben que si no están con ellos, no viajan, no tienen novio, novia, no tienen hijos, no pueden pagar el cable para ver la tele. Comprenden que se deben callar, que deben obedecer órdenes, que los grandes saben. Hablan con sus padres desde el canal, todos los días, y al mismo tiempo arman eso que van reproducir en su propia historia. Tienen muy bueno sueldos y estabilidad por lo que pueden tener todo lo necesario para empezar una vida familiar y de consumo. Sus padres, sus familias por herencia,  son los que quedaron vivos, y ellos también. Los que callaron cuando sucedía todo, los civiles que hicieron posible la dictadura, la famosa omisión. No son los padres militares malos, ni los padres que dieron la vida y murieron por el proyecto buenos, son los padres y madres que quedaron fuera del maniqueo, de la dicotomía, de la teoría de los dos demonios, de Zamba Dictadura, esos que tiraron libros, que se alejaron y que miraron para otro lado, los padres y madres que tuvieron miedo, que se salvaron. Sus hijos, la subveinte del canal, aprendieron eso, hoy hacen lo mismo, son los civiles que hacen posible el peronismok una vez más, es decir, viendo esta forma de violencia, estas fuerzas arbitrarias, callan, se agrupan con los que callan, tienen miedo y se salvan. Estos chicos con autos nuevos, viajan a Nueva York de vacaciones, a Paris, a Roma. Lo común es la joda, alegrarse por los nuevos niños que hace posible el canal, los de ellos mismos, no a los que el canal interpela.
Después están los arriba de treinta. Esos se dan cuenta lo que pasa. Que venden humo de la misma manera en que lo hace el mercado, pero con un significante diferente, es otro símbolo, pero ese símbolo no es performativo, es decir, no hace la realidad, no es consigna, es otra cosa. Produce otra cosa. Son los sensibles, que saben cortar y pegar imagen, que quizá tienen alguna licenciatura pero no están formados en marcos teóricos ni de comunicación, ni de educación, ni de política, ni de historia, que no tienen una praxis política, que no tienen conciencia de clase, que ni piensan en rol de intelectual y que nunca se sumaron al proyecto por estar convencidos de que es posible la transformación social a través de la lucha simbólica, de la  cultura. Son esos que querían salir de la televisión comercial que los explotaba, tener cierta estabilidad y protección laboral y de paso hacían algo en tele que ayude a los pobres y que tenga cierta calidad. Esta es la razón por la que llaman al canal la granja de rehablitacion. Estos grandes, que serían los jóvenes, no tienen una formación histórica en ciencias sociales, no tienen una mayoría de edad. Dicen que no hay nada que hacer, que  el peronismok es un proyecto vacío y que no hay soldados para la pelea. Como si ellos no fueran suficientes. Están atravesados por la ideología, por una cosmovisión, por una posición, nada de conciencia sobre su rol como intelectuales de la clase media porque no son intelectuales, son los técnicos jóvenes. Nada de sujetos activos, de colectivo, de agenciamiento, ni de singularidad ni de praxis crítica.  Sí en cambio, ya tienen hijos grandes, adolescentes y tienen que seguir, hay que sostener el hogar. Se forman también en grupo, en ese nosotros objeto. Lo común es la sumisión, el sometimiento y el padecimiento. La tristeza, el llanto, la impotencia. Así mantienen el vínculo, lo reproducen.
También está la conducción, decimos que acabamos de definir a la tropa, en términos peronistask.
La conducción son de responsables para arriba. Son la famosa conducción gramsciana, pero la neoliberal. Esta Grasmci ni la pensó. La orientación, que en la actualidad son los que hacen los negocios. Novios, novias, amigos leales de la conducción son lo que ganan las licitaciones. La conducción tiene etapas, primero se busca a la conducción que sabe, que conoce del tema, que está formada, es la responsable de implementar un producto de calidad y de instalarlo en la cultura, de disputar sentido común. De generar que los progres de clase media digan sí voluntariamente. De generar consenso. Luego de eso, el peronismok corta las cabezas, a esas cabezas que en un principio había elegido, y pone a sus propios soldados, que comenzaran a bajar línea de manera imperceptible, con cambios muy pequeños, las cosas y el sentido irán cambiando, y que reorientan los grupos con acceso a los negocios llevándose las arcas del estado, esas arcas que, además, deberían ser redistribuidas. Lo más perverso aquí es que la bajada de línea apunta a los pobres, hacen una diferenciación, a las clases medias les dejan lo más o menos emancipatorio, pero la bajada de línea totalitaria la hacen con los pobres. Si hay algo que no hay para ellos es un horizonte político de interpelación para la emancipación. Pero el producto ya se había instalado y las clases medias no acceden a los consumos de los pobres, que el canal ya supo diferenciar, segmentar.
La conducción solado, es decir, la segunda conducción, la post corte de cabeza, obedece ordenes de producción de sentido para generar poder a través del consenso pero lo hacen a cambio de algo, no lo hacen por ideología, por convencimiento político, ni por estar de acuerdo con el proyecto, nadie sabe hacia dónde va el proyecto, nadie lo explicita, y, quiero decir también, nadie pregunta. No lo hacen por infantiles, por falta de madurez, por ingenuos, lo hacen por dinero. Tan sencillo como eso. Porque es el acceso al enriquecimiento. Y si el sentido requerido por el proyecto está cumplido, es decir, se logro producir el sentido buscado, lo demás no importa nada, como dice Zamba, en realidad.
Pero la cosa se complica. En un determinado momento, los jóvenes sin mayoría de edad, caen, comprenden lo que pasa, lo que pasa en el sentido de que si no estás con ellos estas afuera. Y como el afuera es muy frustrante, en el sentido de que no podes formar familia, calmar la angustia con hijos, mudarte a un depto. más grande, pagar el colegio parroquial a los niños, ir de vacaciones y descansar, recuperarte, entonces, llegan las traiciones. La lealtad sostiene innumerables traiciones. Traiciones en la tropa y traiciones en la conducción. Esos que criticaban, que entendían la farsa del discurso y la acción, dicen que sí, acceden a las propuestas del peronismok que tiene muy claro el divide y reinaras. Constantemente construye poder dividiendo, generando, provocando la traición entre los pares, entre los amigos, entre los compañeros. Hace la guerra por otros medios. Eso lo sabemos todos. Así la gente se marea tanto que para poder seguir debe entrar en un estado de brote psicótico, de desconexión. Se clickean para no sentir. Desconectar, se indican. Siguen juntos pero no confían, o si confían, no se valoran, o si se valoran, o no saben, ya están brotados, solo sostienen eso para que no los traicionen más, para no haya una matanza de todos contra todos. Entonces ahí se transforman en eso que  producen. Son esa desconexión entre discurso y práctica. Son esa praxis psicótica. Ya no hay debate interno. Pueden seguir así, vivitos y coleando. Han sobrevivido.
Claro, pero todo no es tan saludable con el peronismok, porque de repente se cuelan, se fugan algunos cánceres. Todo eso que circula pero no se dice, todas esas fuerzas arbitrarias produciendo cuerpos en el canal, se transforman en tumores. Así muchos se enferman o mueren. Pero la enfermedad surge cuando entran en la relación sometidos sometedores. El cáncer, la enfermedad,  en nuestro propio cuerpo, es aceptar, es validar ese dolor infringido, esa violencia, es participar de ella, es participar de la relación.  Es encarnarla, la relación. Es esa subjetivación judeocristiana militante hecha carne.
Acá no hay buenos ni víctimas. Somos responsables del silencio, de quedarnos, de participar. De no huir.
Pero algo más, esto no es algo de ignorantes solamente, de gente sin formación académica, sin conciencia histórica, ni de gente sin psicoanálisis. El peronismok actúa igual en la academia, en la formación docente. Hay un montón de intelectuales accediendo al mismo juego. Jugando lo mismo. De titulares para arriba son los que tiene acceso al presupuesto para cargos. Así construyen poder dándoles un sueldo a los soldados. Y lo mismo, si no estás con ellos estas afuera. Los intelectuales también tienen hijos y sostienen familia. Viajan y tienen autos caros. No estar adentro sería frustrante porque están también atravesados por la lógica del consumo. Ya nadie cree, en estos espacios, en la revolución, lo dicen claramente, se hace lo posible y sobre todo el colchón antes de que termine esto. O sos un trosko destructivo o sos un gorila de derecha conservador. No le pidas más argumentos a un peronistak de la tropa. Con la conducción ni llegas a dialogar, ellos están haciendo la guerra y el dinero. No tienen tiempo.
Qué decir de los que mandan, de los líderes, de los que bajan línea a la conducción y a la tropa. Podemos decir poco. Por momentos pensamos que es el mal. Por otros, decimos, perversión. Y finalmente decimos que es psicosis. En realidad, es un innombrable.  Lo que sí sabemos es que matan y lo disimulan.
Si señorxs y señorxs, tal como lo dice la filosofía contemporánea, la esquizofrenia comienza a ser la norma. Tenemos que partir de ahí. Tenemos que pensar desde ahí. El mercado hace estragos en la subjetividad en estos tiempos que corren. Nos ordena algo que no está dicho, nos ordena lo ilegal, lo que se oculta. Y esto es importante, se oculta, es de decir, que hay un proceso consiente de ocultamiento. Y nos pasamos la vida luchando sobre lo dicho, promoviendo  la conciencia, los derechos, la ciudadanía.
No hay sentido. Hay desconexión. No importa el sentido y se puede vivir igual en sociedad. Esto esta suelto, no esta encerrado.
En el 2000 el G8 hizo la bajada de las tics para todo Latinoamérica, en todas sus vertientes, educación, salud, política, economía, cultura. Eso es lo que los estados estamos implementando con los significantes inclusión digital, democratización y acceso. Mientras tanto el capitalismo financiero en alianza con los estados nos miran, nos cuentan, nos organizan, nos socializan, nos fragmentan, nos mutan a signos, nos imposibilitan la interrupción, nos demandan ilimitados para la producción, nos dan opciones predeterminadas para elegir.

Pasemos del peronismok. La lucha política está en otro lado. Esto es puro semblante. Callar una vez más es un estrago. 

La lucha por la tierra

Entrevista a integrantes de la 
Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra
por Instituto de Investigación y Experimentación Política
(http://www.iiep.com.ar/)
La UST (Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra) de Mendoza compone el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI). Como organización de base su trabajo se despliega en varios puntos de la provincia e incluso más allá de sus fronteras estrictas. Hace unos pocos días, conversamos con lxs compañerxs que viven, producen, hacen radio comunitaria y una escuela agro-ecológica en la localidad de Jocolí desde principios de este siglo. Nos esperaban Diego, Juan, Vero, Héctor y Facundo. Para quienes no conocen en particular la experiencia de la UST les pedimos que cuenten brevemente cómo se plantea hoy la vida campesina en Mendoza, y qué avances y desafíos se presentan para la UST, con la idea de poder compartir esta charla en la Red de Investigación y Experimentación Política, en la que participan y evaluar juntos el juicio por el asesinato de Cristian Ferreyra.
Primero es importante unas consideraciones sobre Mendoza, que es una región árida, donde sólo el 3% de su superficie tiene riego y puede hacer agricultura, el resto es lo que se llama secano y la actividad productiva es la ganadería. A fines del siglo XIX luego de la derrota de las Montoneras, la oligarquía avanzó contra el campesinado y los pueblos indígenas, desplazando en gran medida a las familias campesinas hacia el secano, y obligando a convertirse en obreros rurales a los que quedaron en los Oasis (el 3% regado). Las distintas crisis han provocado que de ese 3% con derecho de riego (según la  ley) casi la mitad esté abandonado e improductivo. Así una parte del campesinado que fue obligado a ser obrero, logro ocuparlas, pero no regar…
Todo este proceso hizo que la vida campesina en Mendoza haya sido destruida históricamente a la vez que permaneció resistiendo en algunas zonas marginales y en las memorias de los obreros sin tierra, contratistas viñateros, nietos e hijos de campesinos desplazados y proletarizados.
Una parte de ese campesinado que está en el oasis produce alimentos arrendando tierras con agua, lo que le sale bien caro, es casi un trabajo precarizado donde el terrateniente y las empresas de agroquímicos e intermediarios explotan al campesino. Más del 70% de la producción de verduras tiene esta historia.
La UST comenzó organizando familias en los oasis para recuperar y ocupar fincas abandonadas y luchar por el agua. Y luego acompañando la organización comunitaria en el Secano para resistir los intentos de desalojos que se agudizaron con el desplazamiento de la ganadería de la pampa húmeda producto de la expansión sojera. Tenemos más de 150 mil hectáreas en disputa en el secano, que logramos que queden en manos campesinas y de forma comunitaria. En esos territorios la vida campesina transcurre con la cría de cabras, vacas y caballos, la fabricación de quesos,  también apicultura y elaboración de productos a base de la algarroba que es el fruto del algarrobo. En el Sur de la provincia donde existen pequeñas vertientes de agua, los ranchos campesinos se ven acompañados de huertos y frutales. La lucha en defensa de estos territorios hoy se ha agudizado, frente a nuevos enemigos que son empresas transnacionales, españolas, coreanas, francesas. Estas empresas además de contar con la complicidad judicial apelan a empresas de seguridad que colocan hombres armados en el campo, amenazando, matando animales e incluso disparando por las noches a los ranchos.. Las comunidades organizadas han sido las que han tenido que expulsar a las empresas usurpadoras, sus casillas, sus alambres y sus matones frente a la inacción de la justicia en el mejor de los casos
En los oasis, en general las familias campesinas dedican una parte de su tiempo a ser trabajadores rurales, precarizados, en negro, y temporariamente, para sobrevivir, y la otra parte para producir, con escasa tierra y escasa agua. Principalmente pequeñas parcelas de vid, chacra de verduras y animales de granja. Grupos de base de trabajadores rurales organizados han ocupado  y recuperado más de 10 fincas que estaban improductivas, la lucha es por lograr el agua de riego que ha sido suspendida. Actualmente hay una mesa de diálogo con el Departamento General de Irrigación (DGI) para avanzar en este tema, el año pasado el Gobernador planteó un proyecto de Ley tomando las reivindicaciones de la UST (expropiar las fincas abandonadas y ponerlas en función de la agricultura familiar). El DGI apoyó, pero no pasó la legislatura, donde predominan las fuerzas conservadoras. Sin embargo, este año se creó el Ministerio de Tierras, un gran avance que le da institucionalidad a una lucha histórica de la UST, de las comunidades Huarpes y de los Sin Techo desde la época del padre Macuca Llorens. Esto le de más aire a la lucha por la tierra y pone ciertos frenos a la criminalización.
La UST tiene más de 45 causas judiciales abiertas por luchar por la tierra y en general los campesinos son criminalizados. Incluso aquellos que tienen mas de 100 años en la tierra con derechos consolidados por la constitución y la ley.
Hemos visitado una verdadera infraestructura: radio, espacios productivos, fincas, salones de reuniones, una escuela agro-ecológica… ¿Cómo se da este desarrollo?,  ¿cómo se vincula al fortalecimiento de la economía popular? 
La UST en Mendoza y el MNCI a nivel nacional es un movimiento de base territorial, concebimos la política en función de la disputa del territorio. El territorio en función de la vida campesina y popular que es disputado principalmente por el capital financiero bajo múltiples formas: agronegocios, consumo desenfrenado, narcotráfico y crimen organizado, clientelismo, educación bancarizada,  etc…
De ahí la lucha por la tierra, el territorio para desarrollar la vida campesina, eso incluye producción, cultura, comunicación, educación….
La producción no sólo en la tierra sino agregando valor, (que es una práctica milenaria también, la conservación de alimentos), pero recreando tecnología apropiada. Para nosotros el camino es la Agroecología, que es una síntesis de conocimientos y saberes populares con la potencia del desarrollo científico técnico y bajo exclusivo control popular.
Pero está claro que hoy estamos atravesados por el capitalismo, así aún en nuestra lucha por el Socialismo latinoamericano, pensamos que requerimos una política actual para todo lo que esta excluido del modelo. La Economía popular permite sintetizar todos los procesos campesinos, de fábricas recuperadas, de talleres y emprendimientos autogestionados, de cooperativas  que hoy no contamos con ingresos dignos y seguros, entonces es también una reivindicación de políticas públicas para que el Estado brinde cobertura social, médica, apoyo de créditos y subsidios y de mercados populares a un sector que seguramente supera el 30% de los trabajadores en Argentina. La experiencia de la cadena del cuero es un ejemplo: nosotros producimos cuero de cabra, lo llevamos a una curtiembre recuperada que lo procesa y agrega valor, parte nos devuelve y hacemos alpargatas, parte va a la industria del calzado….  hoy logramos que el Ministerio de Agricultura lo apoye y ganamos escala. Sin embargo, nadie se convierte en empresario, sino que mejoramos la calidad de vida y del trabajo.
La Escuela campesina viene formando jóvenes campesinos y nos viene formando a todos, hoy tiene más de 80 campesinos cursando, este año se reciben cerca de 15, con preparación técnica y política para conducir estos procesos.
La Radio, la Escuela, las fábricas, todos empezaron sin apoyo, sin recursos, con voluntad y militancia, hoy todos son reconocidos institucionalmente y sin ningún condicionante político externo. La relación Movimiento Social – Estado es potente mientras se mantenga la lucha (contra el capital) y la autonomía, sobran contradicciones, pero los resultados en el territorio son notables.  Claro en el marco de un proceso nacional y latinoamericano como el que vivimos, esto en los 90 o en el 2001 no era posible, aunque ya teníamos territorios y fábricas. Entre otras articulaciones con el Estado venimos trabajando con la Secretaría de Agricultura Familiar de la Nación, el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, el Ministerio de Tierra Ambiente y Recursos Naturales de Mendoza, el Departamento General de Irrigación, el AFSCA y la Dirección General de Escuelas.
¿Cómo se da la articulación provincial con movimientos como la asamblea del agua y contra la minería y otros movimientos populares en la coyuntura provincial?
El hecho de ser un movimiento de base campesina y que la militancia viva efectivamente en el campo, muchas veces no nos permite dar seguimiento de la dinámica política urbana. Sin embargo tenemos una amplia articulación, que incluye a la Asamblea Popular por el Agua Pura, a los organismos de DDHH, HIJOS, a diferentes organizaciones urbanas y agrupaciones estudiantiles, al Movimiento Evita, la Tupac, La Casita Colectiva, el Colectivo de Medios Comunitarios de Cuyo, entre muchos otros. Quizás lo más complejo es el tema sindical, con una UATRE funcional a los agronegocios y en general con una mirada muy enfocada sólo en el salario de los distintos sectores y corrientes sindicales.
Hay temas de mucha coincidencia en general, como la lucha contra la violencia institucional, la lucha por la tierra… Aún nos falta caminar mucho para forjar la unidad que requiere el pueblo mendocino, es por eso que la hegemonía la tiene el poder agroindustrial en la provincia, que esta altamente concentrado y trasnacionalizado.
El tema minería tiene algunas tensiones, la relación con el Estado otras.
Nosotros apoyamos la lucha contra la megaminería transnacional, pero no consideramos que el agua de Mendoza, en estos últimos años particularmente, sea pura ni del pueblo, el agua está cada vez más concentrada en manos de capitales extranjeros o locales, que han colonizado la provincia, principalmente el Valle de Uco, y el uso que le dan estos agronegocios de vid, olivos, tiene una alta carga de agrotóxicos que también contamina el agua. O sea no sólo debemos luchar contra las megamineras transnacionales y contaminantes, también hay que sumar un proyecto popular y democrático para Mendoza y luchar contra los agronegocios, porque este modelo agrícola tiene precarizados a más del 75% de los trabajadores rurales. Salentein o Chandon no son muy diferentes a la Barrick Gold.
¿Cómo viven por el juicio y la campaña «Ni un muerto más por el derecho a la tierra. Cristian Ferreyra Presente!», que implica para ustedes?
Lo vivimos intensamente, es una campaña nacional, y que ha salido de las fronteras argentinas. El juicio en sí mismo es una conquista, porque los agronegocios matan, han matado, han asesinado, y en general los crímenes quedan impunes, ni siquiera son juzgados.  Han asesinado con balas, con agrotóxicos, con topadoras en distintos lugares del país.
A medida que crece la organización campesina, recrudece la violencia del agronegocio y sus empresarios. Entonces que se lleve a juicio a al autor material, pero también al empresario, y que ambos estén presos hasta ahora, es una conquista de la lucha campesina y la lucha por la tierra
Ahora veremos cómo actúa el poder judicial, que ya tuvo varias parcialidades a favor del empresario. Sabemos que el poder judicial es el más reaccionario, así que rara vez la justicia llega por ahí….
En el juicio se debate sobre derecho humanos, sobre justicia y por sobre todo sobre un modelo de país, porque la soberanía alimentaria no es una cuestión campesina, de ella depende la liberación de todo el pueblo, campo y ciudad. No habrá Soberanía Alimentaria de la mano de los agronegocios. La Soberanía Alimentaria depende de la Agricultura campesina indígena y familiar.

Clinâmen: México Arde

 

Conversamos con Raquel Gutiérrez Aguilar, activista y docente mexicana, investiga tramas comunitarias y movimiento sociales. La reacción popular tras la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa. ¿Qué quiere decir “fue el estado”? El PRI, los narcos, las policías. ¿Qué son y cómo funcionan los comité civiles de justicia?
http://ciudadclinamen.blogspot.com.ar/

Pájaros de la cabeza. Elogio de la autonomía intelectual

 (A propósito de Amargura metódica. Vida y obra de Ezequiel Martínez Estrada, de Christian Ferrer)

por Diego Sztulwark 



“Comentar es hacer callar un sentido ya establecido, un sentido fijado. Pero es también hacer callar la percepción inmediata que tenemos del texto para permitirle la posibilidad de hablar por sí mismo”
Edmond Jabés

Consistente en la comprensión del funcionamiento de las cosas, el proyecto crítico se relanza vía arañazos, sin su antigua pretensión de superación. Todo reciclaje destinado a embellecer la escena del pensar es mentiroso y tóxico; desviante, en último término, del único punto de partida saludable: la exigencia de decir rectamente la verdad de lo que somos.  El proyecto de la crítica es, por tanto, político; aun si el lenguaje de la política es refutado como mero vehículo de una voluntad de poder expresado por igual en el estado y en las universidades, en los modelos de consumo y de fascinación por los objetos técnicos o en las militancias y en el mundillo de los intelectuales. Esa voluntad de poder (que se llama “política”) se consuma en la máquina “progresista” del capital. Este saber es el que pulsa en Amargura metódica.

No es necesario haber leído Martínez Estrada para recibir de lleno la sacudida que su pensamiento produce a partir de la escritura, simple a fuerza de cuidada, de Christian Ferrer: “palabra y estilo parecían venir –en aquel notable ensayista– de un potente drama somático”. Inclasificable e incómodo, nunca fue valorado como propio por las tradiciones intelectuales consolidadas. Pájaros e intelectuales caben por igual en el registro desencantado e hilarante de Ferrer. Más próxima a la historia que a la filosofía, su comprensión de Martínez Estrada gira en torno al “amargor de las cosas”, regusto de una prematura madurez del escritor en su comprensión del país.

Quien fuera capaz de radiografiar la pampa, “no disponía de un sistema teórico general ni procuraba conseguírselo”. Pensaba, en cambio, “a partir de estímulos y obsesiones”. A diferencia del universitario (“servidor de una máquina que produce saber”), la autodidaxia de Martínez Estrada se fundaba, dice Ferrer, en “engañarse lo menos posible” respecto de la realidad presente y, sobre todo, en no “entregarse apasionadamente a ningún prejuicio de que el mundo sea distinto de lo que es”. Su mecanismo de pensamiento se cifra en la a amalgama entre la paradoja (“mueca mental […] unión de lo desemejante por la analogía única que pasa desapercibida”) y una incurable angustia personal por la fallida constitución de la Argentina.

Sí, una inadvertida pero evidente falla orgánica, una patología, encuentra Martínez Estrada en el origen patrio, una historia cruel e irresuelta fundada en el fratricidio y la guerra social (la pampa es hembra despreciada y la generalizada insatisfacción sexual es causa de revueltas políticas). Como en su hora Nietzsche, le diagnosticaba al país una incontrolable manía por la “administración técnica y el derroche de esfuerzos” sin “posibilidad de transmutar la psique dañada o el símbolo despotenciado en algún tipo de grandeza”.

Pero no eran pasiones tristes las que motivaban a Martínez Estrada. No hay recelo, ni envidia ni odio en sus expresiones. Tampoco resignación. Más bien, sufría de superabundancia de amor: mecanismo de la crítica para comprender a la Argentina, la amargura metódica consiste en detectar una invariante histórica por debajo de la novedad rutilante. Evita, así, el remanido recurso nacional al optimismo y la reducción del sentido a buena voluntad transformadora, disposiciones ambas igualmente debilitantes en la medida en que posponen y obliteran el enfrentamiento con lo trágico real del presente. Tal invariancia del destino se viene arrastrando desde los comienzos de lo que puede considerase como la historia argentina. Facundo, Rosas, Roca, Yrigoyen, Uriburu, Justo y Perón no son sino “reencarnaciones momentáneas de un estado de cosas irresuelto cuyas tres primeras vértebras siempre fueron el ejército, la iglesia y la burocracia pública”. No es revisionismo histórico lo de Martínez Estrada, sino otra cosa (algo más próximo, quizás, al mundo “en estado de coartada” del que habla Horacio González en Besar a la muerta). Su crítica  del  “caudillaje institucionalizado” refiere a un mecanismo simple y siempre actual, que se repetirá una y otra vez a los largo del tiempo: hacer leña del árbol caído. “Todo el mundo se declara caído del catre” mientras “las segundas líneas se trasviste y las terceras  se mimetizan con el entorno”.

El cuadro de lo que no cambió es el juego del odio y la frontera. El indio (“odioso obstáculo para los negocios”) es expropiado de sus tierras; el gaucho sabio y libre es reducido a peón de campo como corolario de una fulgurante modernización de la valorización agraria: “el fátum psíquico perdura”, se hace negocios para unos pocos en nombre de todos. Y si la frontera ha sido reabsorbida, no ha desaparecido, sino que ha transmigrado, junto al odio, “a la villa miseria, a los arrabales”, a los asentamientos y a otros bordes; y “a los acuerdos de mafias variopintas ni tímidas ni secretas, y a la pasión por la ilegalidad de políticos y respectivos electores, en fin, a las oficinas estatales, donde se practica el gatopardismo rotativo”.

Y lo peor de todo es que los escritores, de quienes se podría esperar la palabra salvadora, se han involucrado por migajas. Contra su defensa de la escritura como procedimiento de “autodestrucción”, los intelectuales suelen moverse por el “ansia de los hombres de ideas por brindar apoyo a gobiernos, no importa de qué signos, pues eso es cuestión de gustos, sin que redunde en ruptura del círculo infernal de los gobernados”, expresión de la “causa metrópoli contra la historia rural e indígena”.

La “lengua argentina” se le aparecía, como al gaucho, lengua de la ciudad, extranjera. A “la labia de las ciudades le faltaba la conexión con el habla emocional más intuida que hecha responsable ante un canon, y además estaba muerta antes de nacer y desarrollarse, tanto en los ámbitos cultos como después en la escolarización obligatoria”.  Y “así sigue sucediendo hoy”, agrega Ferrer. O bien: “de igual modo, hoy se nos articula al mercado mundial mediante variantes populistas de la instalación, la performance, la intervención callejera y las interfaces con máquinas de información. Un patriotismo de símbolos en épocas de vacas gordas, consignas de orden y menos precio del pobre”.   

Este “de igual modo” (como aquel “sigue sucediendo hoy”) indica bien la relación del ensayo sobre Martínez Estrada con el presente político en el (y al) que de un modo indirecto pero efectivo apunta Ferrer. En efecto, aunque el autor rechaza que su escrito dependa del tiempo veloz y en última instancia banal de lo “actual”, parece indudable que este elogio del intelectual autárquico, intuitivo y desbordado está signado por una admirable disposición polémica con los valores que el presente ha enarbolado en nombre de la batalla ideológica y otros slogans. 

La incomodidad con lo efímero y la búsqueda de algo que permanezca es, quizás, el motor más efectivo de esta preocupación por la figura del biografiado. Menos con la voluntad explícita de destituir tal o cual aspecto de la actualidad que de impugnar el modo en que lo ilusorio y acomodaticio de la época devalúa sus posibilidades. Es este desencanto el que se deja atraer por las grandes sentencias de Don Ezequiel, curandero de la sociedad, que decía que había que “hablar del pueblo con el lenguaje de la purificación, no de la seducción”.

¿Saca partido Ferrer del aparente desencuentro “ontológico” entre el pensamiento de Martínez Estrada (“raíz de las cosas todo es oscuro, humilde y humillado”) y la política? Puesto que la terapia que ofrecía al país consistía en ver lo que realmente somos y en aquello que Foucault llamó parresía (tener el coraje de decir la verdad), lo político en juego se reviste de muy diferentes cualidades: el hecho de tener (o aparentar) razón en las discusiones pasa a ser del todo irrelevante y el juego de la clasificación amigo/enemigo queda impugnado dada su indisoluble ligazón con un horizonte de eliminación del adversario que le es propio. Asuntos importantes que se pierden de vista en tiempos de “optimismo” político ya que “todo entusiasta político” pretende en el fondo que el gobierno sea como una superficie sobre la cual se proyectar sus propios deseos en lugar de ver lo que efectivamente es: “el espejismo en política es siempre auto-retrato”.

Con todo, equivocado sería pensar que Martínez Estrada no tuvo ideas (federalistas, utópicas, tercermundistas, incluso ácratas, dirá  Ferrer) o que nunca se consagró a los entusiasmos políticos (como sí sucedió con Fidel Castro, el Che Guevara y la Revolución Cubana). Peros estos pensamientos no son –en el retrato que este libro construye– asuntos de transformación de la realidad, sino armas para demoler ídolos y funcionamientos sociales indignos. Martínez Estrada le permite a Christian Ferrer contar historias: la de la “sociología salvaje” de la Argentina y de la ciudad (previa a la sociología científica de Gino Germani); la de la una historiografía nacional irreductible a la polarización entre cosmovisiones liberales y revisionistas; la de una materialidad del peronismo incomprendida, incluso por el peronismo mismo; la de una crítica de la universidad y de la Reforma Universitaria perfectamente vigente y la de una valoración autónoma de la literatura escrita en el país.

Este capítulo dedicado a la literatura argentina (a la que le faltó “solidaridad con los desdichados” al decir de Martínez Estrada) tiene relatos cómicos de escritores (¡caso Gálvez!) y de la sociedad que los reunió durante años (la SADE); un fervoroso retrato del amor por Hudson y los pájaros, y otro de su  amistad con Victoria Ocampo y de la comunión espiritual con Héctor Murena (a quien se le dedican páginas importantes en el libro), así como de la ruptura con Borges y con los escritores liberales luego de la “fusiladora” y de la tensión con la revista Contorno.

Verdaderamente original e interesante es la historia del Caribe, de Cuba y del anarquismo español-cubano que precede a la parte final del libro. Después de recibir el premio Casa de las Américas, Martínez Estrada vivió un par de años finales y felices en La Habana, aunque murió en la Argentina. Ferrer le reprocha este capítulo de su vida. La ve como una claudicación parcial del viejo, un entusiasmo inconsecuente que lo llevó a desdecirse de muchos de sus escritos. Deslumbrado por los brillos de los comienzos siempre “solares” de un pueblo en movimiento, lo real, dice Ferrer es que “pronto correría sangre”. Y Martínez Estrada  “defendió los fusilamientos” ejecutados por el poder revolucionario.

Y aun así, Ferrer distingue a Martínez Estrada de una larga lista de personas “y figurones” imantados por un “inoxidable romanticismo político” cuyo combustible es la idealización que otorga “sentido a la propia vida más que a la de los demás”. Lo que le interesa de esta época no son sus escritos en favor de la Revolución, sino aquellos que exploran la profecía americanista de José Martí (un “anarquista filosófico”)  o las bellísimas páginas que dialogan con el poeta comunista Nicolás Guillen (que “habla de pueblo sin ser populista”, lanzando un desafío poético-somático a la literatura burguesa). Pero en el fondo y fundamentalmente, el reproche por su aventura cubana que le hace Ferrer a Martínez Estrada es el de un desvío y el de una incoherencia, porque “ponerse al servicio de la revolución cubana” supone “despedirse de la figura del intelectual autónomo”.   

La discusión política es conducida así menos hacia el adversario peronista y más frontalmente con la revolución socialista –cuyos nombres son sobre todo para Ferrer: Stalin, Mao y Fidel. Cada uno de estos líderes es examinado en última instancia bajo el prisma del no matarás en la estela de la polémica que hace unos años propuso el filósofo argentino Oscar del Barco. De trasfondo humanista, la pregunta última es: ¿importan los muertos asesinados? [1]. León Rozitchner, que conoció muy de cerca la experiencia cubana durante aquellos primeros años de Revolución, participó de la discusión propuesta por del Barco[2]. Lo que Rozitchner propone es un razonamiento ético-político capaz de articular una condena muy firme de la violencia asesina, pero a partir de otros fundamentos e implicancias. En efecto, a partir de tomar en consideración el carácter agonístico de lo político (la cuestión de una “contra violencia” de naturaleza completamente diferente a la de la violencia asesina), Rozitchner plantea una crítica feroz no a la violencia en general –cosa en la que Ferrer tampoco cae, al menos cuando describe la violencia anarquista de comienzo del siglo XX- sino a la presencia de la violencia “de derecha” en los hombres “de izquierda”. De todos modos Ferrer no es del Barco y en este texto que se comenta apunta menos contra la violencia en nombre de las revoluciones que contra la indiferencia de quienes pueden pensar hoy sin hacerse cargo de esas muertes. La intensidad de esa preocupación redunda en una exigencia: no pensar ni vivir como si esas muertes, cada una de ellas, no importaran. 

En síntesis, en más de 600 documentadísimas páginas y sin una sola nota al pie, Christian Ferrer construye el elogio del intelectual autárquico dedicado a forzar “las formas cristalizadas de la sociedad”, del escritor que transforma el “ensayo en género dramático” y moviliza una “energía autónoma” distante de las ofertas en pugna y para quien “los cambios sociales comienzan por la conducta recta”, porque quien “ama la política detesta la moral”  dado que el pathos político es menos asunto de ideas que de consistencia ética. Una conciencia así puede constituirse, enseña Ferrer con una palabra: No; y con esta otra: Basta.


[1] Para escuchar una conversación con Christian Ferrer sobre esta cuestión de los asesinados políticos pero también de la relación indirecta entre Amargura metódica y el presente: http://anarquiacoronada.blogspot.com.ar/2014/11/clinamen-la-amargura-como-metodo-para.html
[2] La figura de Rozitchner fue incluida por Ferrer en otro texto junto con Martínez Estrada y el propio Del Barco en la serie de los disidentes, aquellos cuya palabra verdadera es esgrimida, puesta en juego críticamente, contra el sentido común y contra los poderes (como sucedió con su texto sobre la guerra de las Malvinas, con el coraje requerido para oponerse no solo a los poderes sino también a las ilusiones de las masas. 

El sindicalista y el represor: el vínculo entre Gerardo Martínez y Roberto Gordillo

por Diego Genoud



El juez federal de Tucumán Daniel Bejas procesó hace 10 días con prisión preventiva al coronel retirado Roberto Edgardo Gordillo por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar: tormentos agravados, torturas seguidas de muerte, asociación ilícita agravada y homicidio calificado de ocho hombres y dos mujeres.
Gordillo cumplió funciones en Tucumán como capitán del Ejército y fue el jefe del Grupo de Inteligencia que actuaba como “interrogador” en la zona del llamado “Operativo Independencia”, en los meses de mayo y agosto de 1976.
Durante el gobierno de Raúl Alfonsín estuvo a cargo del destacamento de Inteligencia 101 de La Plata y ascendió a jefe de la Agrupación de Inteligencia y Seguridad de la Casa Militar durante los años de Carlos Menem en la presidencia.

Distintos testimonios aseguran además que Gordillo siguió cumpliendo funciones en la ex SIDE hasta 2005.
El coronel Roberto Gordillo fue detenido el 3 de octubre en Buenos Aires.
Ahora, el juez Bejas le prohibió salir del país, le embargó sus bienes por 500.000 pesos y ordenó su traslado a la cárcel de Ezeiza. Además, le recomendó al Ministerio Público Fiscal que investigue el “abuso deshonesto y violación sexual” -descriptos en la causa- cometidos contra personas que permanecieron secuestradas en campos de concentración.
La noticia –a principios de octubre pasado- de la detención del ex represor -que revistió en el Batallón de Inteligencia 601 y que acaba de cumplir 71 años- coincidió con el sobreseimiento con el que el juez federal Ariel Lijo favoreció al secretario general de la UOCRA, Gerardo Martínez, en la causa en la que se investigaba su responsabilidad en la desaparición de los 105 obreros de la construcción durante la dictadura.
Sin embargo, en el procesamiento del ex coronel, el juez Bejas menciona como prueba documental un dato hasta ahora desconocido que podría generar novedades: se trata de una nota presentada por una persona que conoció muy de cerca a Gordillo y que relata el vínculo que unía al represor con Martínez, “secretario general de la UOCRA y agente del Batallón de Inteligencia 601”, tal como se lo describe en la causa.
Según ese testimonio, Gordillo se jactaba en privado de haber entrenado al hombre que conduce los destinos de la UOCRA desde hace 24 años.
La información coincide con el legajo microfilmado del Departamento de Personal de la Dirección de Inteligencia del Estado Mayor del Ejército que se conoció en 2012 e indica que Martínez ingresó con 25 años en la inteligencia militar bajo el seudónimo de “Gabriel Antonio Mansilla” y que se desempeñaba como “agente de reunión en ámbito gremial”.
Según registros de la Anses, el gremialista comenzó a prestar servicios en la UOCRA a partir de diciembre de 1978, cuando tenía 22 años.
El legajo precisa en su Foja 1 que “está vinculado con el mayor Roberto Edgardo Gordillo, que fue quién recomendó a Gerardo Martínez” y en su Foja 7 que el represor es una de las “personas que pueden avalar antecedentes morales o ideológicos” del sindicalista que llegó a ser el jefe de la CGT durante el final del mandato de Menem. Según ese documento, trabajó entre 1981 y 1984 en el Destacamento de Inteligencia 201 de Campo de Mayo.
El testimonio que aparece ahora asegura que Martínez se vinculó con Gordillo bastante antes, cuando tenía 18 años, a través de su tío «Chicho», que era un “buche” que entregaba información sobre el activismo sindical. Según registros de la Anses, el gremialista comenzó a prestar servicios en la UOCRA a partir de diciembre de 1978, cuando tenía 22 años.
El amigo de la Presidenta
La denuncia contra uno de los sindicalistas preferidos de la Presidenta de la Nación había sido presentada en julio de 2011 por organismos de derechos humanos y por el SITRAIC, un gremio paralelo que está enfrenado con la conducción de Martínez. El líder del SITRAIC, Víctor Grossi, afirma que Gordillo trabajó en la UOCRA hasta poco antes de que el juez Bejas ordenara su detención. Según el expediente, revistaba en la sección Capital, ubicada en la calle Combate de los Pozos 442.
Gerardo Martínez tiene una excelente relación con Cristina Fernández de Kirchner, que le permitió desde hace tiempo participar de la comitiva presidencial en los viajes al exterior y conseguir la semana pasada para el canal de la UOCRA, Construir TV, la primera entrevista de la Presidenta en más de un año. 

Eso no le impidió ser uno de los gremialistas que reclamó en público y en privado que el Gobierno finalmente se decida a eximir al medio aguinaldo del Impuesto a las Ganancias. El líder de los obreros de la construcción fue el que anticipó que Cristina le había dicho la semana pasada que iba a “pensar” en la posibilidad de cumplir con esa demanda que estaba reuniendo una vez más a gremios de las dos CGT. Es para muchos el interlocutor preferido de la Presidenta en el ámbito sindical y suele ser consultado bastante más que el metalúrgico Antonio Caló.
La causa que Lijo acaba de cerrar se inició cuando el secretario general de la UOCRA apareció en la nómina de civiles del Batallón de Inteligencia 601, donde habría realizado tareas de inteligencia entre 1982 y 1983. El nombre del sindicalista figura con su DNI 11.934.882 en el listado de agentes que el Ejército le entregó en febrero de 2010 a la entonces ministra de Defensa, Nilda Garré.
El jefe del gremio que ahora tiene 450 mil afiliados se refirió sólo dos veces al tema en estos años: en 2011, a través de una solicitada en Página/12 en la que negó cualquier vinculación con la dictadura, y en 2012 en una entrevista en Radio Mitre en la que aseguró que había sido convocado por las Fuerzas Armadas para la eventual reconstrucción de las Islas Malvinas en una hipotética recuperación del territorio que nunca se concretó.

Consultada por la detención del represor Gordillo, una persona de confianza de Martínez que lo acompaña en la UOCRA, afirmó: “Es difícil que Gordillo esté trabajando en la UOCRA porque está preso. Que hable él sobre esa relación. Nosotros no vamos a hablar porque Gerardo no tiene ninguna relación con él”. El pasado del líder de la UOCRA vuelve a aparecer en los tribunales.



10 años de Tinta Limón + La razón neoliberal.


El último viernes 5 de diciembre presentamos en La Cazona De Flores, en el marco de los primeros 10 años de Tinta Limón Ediciones, el libro de Verónica Gago «La razón neoliberal, economías barrocas y pragmática popular». La sola idea de una pluralización de lo neoliberal implica un cambio de imagen en el modo de comprender procesos sociales y políticos. Así lo plantearon sus primeros lectores: el historiador Bruno Napoli, la investigadora en filosofía política Cecilia Abdo Ferez y Neka Jara, integrante en su momento del MTD de Solano y hoy miembro del Instituto de Investigación y Experimentación Política (IIEP). A la espera de que el libro sea leído, que la provocación cause el necesario quilombo de ideas, publicamos el texto que preparó para su presentación Cecilia Abdo Ferez
El libro que acá presentamos La razón neoliberal. Economías barrocas y pragmática popular envuelve un gesto de arrogancia. Quiero que se entienda bien. A contrapelo del gesto del intelectual que parece justificar su existencia imprescindible en que él, el intelectual, con su pensar, rescatará los fenómenos del olvido o de la intrascendencia del bullicio social, este libro no pretende “salvar” nada –y en este punto, es humilde- pero le espeta al lector que, a plena vista, frente a sus ojos, está pasando ya no un río subterráneo de cosas, sino un océano y que peor para él/ella si no lo ve, porque esos fenómenos no parecen depender de su mirada. Hay un mar de gente en La Salada, aunque el paseante ciudadano que consulta la Filcar o la Lumi para ubicarse sólo vea terrenos fiscales; hay una invasión de ropa falsa con etiquetas que señalan la procedencia de Oriente pero que se tejen acá, en Flores, al lado de su casa; hay un constante flujo económico de préstamo, microconsumo, macroventa, un repiquetear incensante de “monedas vivas”, allí donde las ciencias sociales y el sentido común sólo ven pichuleo insignificante.  

El gesto del libro, en ese sentido, es poner el foco en lo que a primera vista se produce socialmente como sectores o prácticas marginales e invisibilizados (las ferias llamadas ilegales como la voraz La Salada y las muchas saladitas, los talleres textiles llamados clandestinos, el trabajo llamado esclavo), pero no para discutir que no lo sean, sino para afirmar que son esas prácticas las que demandan una epistemología diferente y otros linajes teóricos, porque son esas prácticas las que desestabilizan las fronteras entre lo legal e ilegal, lo formal e informal, lo visible y lo invisible. Son las periferias de lo social, de lo económico, de la ciudadanía –porque este es un libro con una gran atención amorosa a los y las migrantes- las que corroen al centro y las que exigen una teoría política mezclada: tan mezclada entre tiempos, formas textuales, imágenes y metáforas como son esas prácticas mismas, a las que Verónica califica como barrocas, variopintas, sobrepuestas, heterogéneas, convivientes y simultáneas.

El libro es entonces un palpar la superficie de lo social latinoamericano, sobre todo argentino, de las últimas décadas, esas décadas que se disputan en torno al  “neoliberalismo” –un concepto que será aquí particularmente desmenuzado-. Un palpar la superficie sin que eso conlleve una descripción: no se trata, como dice Verónica, de describir el cambio del paisaje popular del continente, no se trata de un pintoresquismo ni de un racconto estadístico, sino de apostar a una experiencia periférica como si ella tuviera un potencial disruptivo, no sólo de la experiencia social y política sino de la experiencia teórica. “Desde América latina, hay que completar a Foucault”, dice la autora. Podría decir, después de leerla: hay que seguir y abandonar a Negri, rescatar lo que se pueda de Nietzsche (su acercamiento extramoral a la vida), enhebrar la lectura del conatus como estrategia del Spinoza de Bove para pensar los calculos populares de la economía, hay que percibir la modernidad del continente desde el barroquismo de Bolívar Echeverria o de Rivera Cusicanqui, hay que partir del “oportunismo de masas” del que habla Virno sin que suene inmediatamente a clientelismo, ni a defección, porque eso repondría otra vez el lugar del intelectual que juzga. ¿Y qué problema habría con juzgar?, me pregunto. El libro, que tiene como uno de sus lemas, evitar el victimismo con que se lee a las economías populares, evitar su moralización y su judicialización, como toda apuesta extramoral, es también una posición contra la moral imperante: es un libro que busca intencionalmente la ampliación del concepto de valor, para que ese valor no sea siempre reducido a su carácter económico contable, sino que pueda asumir caracteres de valor afectivo, de cuidado, de reproducción y producción de la vida en simultaneidad.  

El libro es también un libro de combate. Porque está escrito acá, en la Argentina, sobre el filo de lo que se quiere imponer como “fin de ciclo”. “En América latina –dice Verónica-, el nuevo estatismo está lejos de ser una inmunización al neoliberalismo”. Ahí está, me parece, la polémica que el libro se carga sobre los hombros, también con irreverencia: Verónica contrapone unos lenguajes –los de las racionalidades, las lógicas del ganar y perder, los de la territorizalización y la soberanía estatal- a otros lenguajes, cargados de metáforas femeninas: habla de tejer (en la clásica y ambivalente metáfora política del tejedor, pero que acá es claramente un o una feminizada), habla de hojaldrar el presente para ver su complejidad, habla de los flujosmigratorios, que son también flujos sexuados, hormigueos que cambian la lógica de las espacialidades y las temporalidades y los cuerpos que se dejan ver en los espacios ciudadanos. El combate es, así, dentro de la lengua, al oponer esas palabras inmediatamente tenidas como políticas a otras, como tejido, hojaldre y flujo, que remiten inmediatamente a imágenes que se pretenden domésticas y que, sin embargo, para Verónica, alojarían mejor que las otras, las transformaciones transnacionales de la globalización contemporánea.

Pero el combate no es sólo dentro de la lengua, por feminizarla, como se feminizan los sujetos, productos de las mutaciones del trabajo en el neoliberalismo (una de las hipótesis del libro), sino que es un combate por enhebrar racionalidades y apostar, apoyar, tomar partido porque esas lógicas sean reversibles: apostar a revertir las lógicas del neoliberalismo, término que acá produce un gran ruido al lector por su polivocidad y quizá también por la extramoralidad con la que se lo acoge. 

Esa es la gran búsqueda del libro: combatir en el neoliberalismo, en medio de él, adentro de él, tomándolo como una razón que involucra a otras racionalidades, como las racionalidades comunitarias y populares. Estar entre el neoliberalismo tomándolo, en principio, como una razón dual: lo que Verónica llama un “neoliberalismo de arriba”, que se pretende en el pasado, centrado en el imperio total de la competencia y la erosión de los bienes comunes (entre ellos, digo yo, el de las formas estatales) y un “neoliberalismo de abajo”, en el que las libertades, el cálculo y las estrategias populares pueden ser también, en su ambivalencia constitutiva, resistencia y estrategia de afirmación de la vida. Es decir: el libro no sólo no deja al neoliberalismo en el pasado, no sólo no lo describe, siguiendo a Foucault, como el imperio de la economía del sálvese quien pueda, sino que lo afirma como una actual(izada) lógica política del dominio, una lógica que no sólo sigue presente sino que, en su captura de la libertad subjetiva, en su enraizamiento parasitario en ella, en su funcionarización de la libertad subjetiva, puede también producir su propio antídoto, su resistencia, su subversión, su reversibilidad (asi como también, su total subsunción). Pero ¿por qué -me pregunto, me resisto, me incomodo-, tengo que llamar con la misma palabra, neoliberalismo, al saber-hacer popular? ¿Y por qué no debiera hacerlo, si no tuviera desde el vamos una postura normativa que pone al neoliberalismo en el bando ad hocde lo malo y al saber hacer popular en el bando ad hoc de lo bueno? ¿Y qué si tengo esos bandos normativos y hago mucho por seguirlos manteniendo así?

Combatir en medio del neoliberalismo pone al libro en un marco de incertezas que, sin embargo, tienen un dejo de confianza: confianza en que la vida social se reorganiza, migra, establece vínculos vecinales y comunitarios más allá de las fronteras (de ahí el lindo cuadro del final en la impresión del libro, que remite a sellos de pasaporte sin fecha ni completitud), roba, se impone de alguna forma; pero esa reorganización social de la vida se da siempre como lucha en medio de otros que también pueden imponerse. El neoliberalismo aparece así como lógica, como razón compleja, reversible, performática, que se despliega en lo popular como si ese y no el estatal fuera su campo de batalla privilegiado: “mapear al neoliberalismo” es entonces constatar el estado actual de esas luchas que se libran en lo popular, más como “promiscuidad”, como escarceo cotidiano, que como antagonismo y conflicto épicos. 

El libro es entonces una contra-épica, a pesar de su confianza como última ratio. Lee y traduce las mutaciones del trabajo neoliberales a nivel global y local a la vez, sigue su impacto en la constitución de subjetividades, su lógica de competencia y post-soberanía, la interiorización a nivel de los sujetos de las dinámicas del cálculo. Esa traducibilidad de lo global en lo local estalla situadamente: en las ferias de acá a la vuelta, en los talleres textiles de la otra cuadra, en la ciudad abigarrada. Esa traducibilidad de lo global en lo local de acá a la vuelta no es sin ruidos, y sin embargo, hay algo de esa mediación entre esos planos que se pierde o más bien, que se deja encapsulado, reificado: como Verónica dice, se precisa una nueva teoría del estado, de lo estatal reigional tal vez, no para sacrificar toda lógica a la suya, sino para que puedan ser también sus formas e instituciones las que puedan verse también como posibles reversiones del neoliberalismo.

El libro es una apuesta teórico-política innovadora y polemista: un texto singular, que busca sus propios linajes de citas poniéndolas a todas en un marco de igualdad y de fogueo, en un mismo plano. Un libro que hace empiria siendo irónica con el positivismo, que hace teoría política feminista, tomando lo femenino como esa lógica del “desperdicio improductivo de fuerzas”, y que se enmarca en una colección, la de Tinta Limón, que ha hecho más rico y menos hegemónico el debate político de este tiempo.

Recomendación: «Spinoza. Una física del pensamiento», de François Zourabichvili.

François Zourabichvili nos ofrece una lectura de la obra de Spinoza que articula sorprendentemente un recorrido muy singular con una pregunta fundamental que lo pone a la altura de los grandes comentaristas contemporáneos, tales como Pierre Macherey, Martial Gueroult, Gilles Deleuze, o Alexandre Matheron, a quienes a veces integra, y otras discute.

Todo el recorrido, desde que comienza con los cuerpos y sus relaciones de movimiento y de reposo, hasta que termina en «la gran psicopatología de la Ética«, que permite considerar a Spinoza, según la célebre expresión de Nietzsche, como un «médico de la civilización», está guiado por el problema de la formación de individuos y el de sus transformaciones. Los problemas spinozianos de la alimentación, la amnesia, la infancia, la anorexia, el alcoholismo, la enfermedad, la melancolía, las quimeras, el suicidio, la muerte, serán pasajes y pasos obligados.

Pero la singularidad del recorrido se funda en uno de esos misterios aún irresueltos de la obra de Spinoza, generalmente eludido en los comentarios, y que se plantea aquí de manera inusualmente frontal: hay en la Ética una física de la extensión, de la composición y descomposición de los cuerpos, pero no hay del mismo modo ­»porque no se la busca donde hay que hacerlo»­ una física del pensamiento, que sin embargo es clave para una filosofía que rechaza explícitamente el materialismo vulgar. ¿Cómo se componen las ideas? ¿Son individuos? ¿Cuál es su principio de individuación? ¿Cuándo se transforman? ¿Cómo concebir la muerte de una idea? Estos serán los interrogantes para desarrollar una física cogitativa que no puede ser efecto ni calco metafórico dela física de los cuerpos.

François Zourabichvili (1965-2006) escribió también El conservadurismo paradójico de Spinoza, y dos libros muy conocidos sobre Gilles Deleuze: Deleuze. Una filosofía del acontecimiento El vocabulario de Deleuze.

Vergüenza: absolvieron al empresario sojero

autor intelectual del crimen de 
Cristian Ferreyra

El tribunal oral de primera nominación de Santiago del Estero liberó de culpa y cargo a Jorge Ciccioli, el empresario acusado de ser el autor intelectual del asesinato del campesino Cristian Ferreyra, quien recibió un disparo de escopeta al resistir un desalojo en sus tierras. Los jueces condenaron a 10 años de prisión al autor material del crimen, Javier Juárez. El Movimiento Campesino de Santiago del Estero protesta frente al juzgado.
Entrevistacon Angel Strapazzon, referente del Mocase después de conocida la sentencia

Frases de Ángel Strapazzón en la entrevista:
“Hay un debate histórico que asomó fuertemente en la última década de nuestro país. Es el debate de la tierra y los muertos indígenas y productores campesinos. También hay una situación que converge en muchos países del mundo, que tiene que ver con un poder de la democracia republicana que no fue transformado, democratizado. No hay democracia sin poder judicial, sin policías al servicio del pueblo. No hay democracia si no hay jueces que defiendan a pobres, prostitutas, trabajadores, ladronzuelos de gallinas. Es necesario recurrir a la mirada histórica para entender este problema. Hay que seguir poniendo fuerza y análisis para la construcción de poder popular”.
“Este era un juicio a un modelo de agronegocios con sectores muy ambiciosos, violentos y criminales. Están empecinados, cebados con la cuestión de acaparar y concentrar la tierra. Y lo hacen con complicidad de gobiernos y justicia. En ese sentido venimos teniendo traspiés y derrotas. No hay de qué avergonzarse: si no tenemos la lucidez y la firmeza de asumir la enfermedad como es, tampoco tenemos una cuota de realismo que nos permita pensar cómo resolvemos la cuestión”.
“Vamos a reconstruir el juicio, vamos a apelar. Nos conviene mantener vivo esto, porque falta que muchísimos millones de seres humanos nos demos cuenta de la importancia que tiene la redistribución de la tierra y la tarea del campesino en la producción de alimentos en el mundo. Ya lo dijo José Martí: la justicia es un largo laberinto, cañadas y precipicios. Lo estamos comprobando y constatando dolorosamente, a veces a los golpes, a veces fracasando. Pero también eso nos da la medida de nuestra capacidad interior, nuestro calor interior, nuestro corazón que nos da la confianza que indica que no podemos dejar que nos lleven por delante. Y tendremos que volver a recurrir al mismo poder judicial. Sabemos que es una de las corporaciones más duras, vinculadas a los grupos hegemónicos. Igual vamos a apelar hasta el infinito, todo lo que nos permita el poder judicial argentino, hasta la Corte Suprema. Vamos a seguir molestando, instalando, cosquillando, resquebrajando esto que no es solo de nuestro movimiento: lo saben los movimientos piqueteros, el MST en Brasil, donde en el 1996 también absolvieron a todos, o el caso de Paraguay, que motivó la excusa para un golpe de Estado de la derecha corporativa sojera, donde estaba Monsanto detrás, por una ley que iba a defender la semilla autóctona. Igual que en Argentina, ellos pretendían otra”.
O sea: detrás de todo esto hay tres vertientes de intereses: Una, con la que hay que tener mucho ojo, es el narcotráfico. No olvidemos que ahora viene el juicio por el asesinato de otro compañero, Miguel Galván, donde hablamos de otra cosa: Romero, Olmedo “el rey de la soja”…Quiero alertar sobre esto con toda la exposición que esto significa para ustedes (a mi no me importa): acá en Monte Quemado hay un cuartel de gendarmería con toda la tecnología de avanzada y sin embargo, los papás y las mamás nos piden ayuda a nosotros por la adicción problemática de sus hijos.
La otra vertiente es la maximización de la ganancia, aparentemente vinculada a negocios legales como la soja y las comodities, pero está apareciendo que no son tan legales.
Y luego está el aspecto de los intereses detrás de la especulación financiera que trae la acumulación de la tierra.
“O sea: no estamos peleando contra tres jueces que pueden tener una mirada distinta a nosotros sobre la responsabilidad de Ciccioli. No cabe dudas que era responsable, sino por qué lo mantuvieron tres años preso y le negaron la excarcelación. ¿Para ahora absolverlo? Hay evidentemente un acuerdo, un pacto de silencio”. 
“Podemos putear, indignarnos, reaccionar. Pero somos inteligentes y sabemos que el momento de recibir un golpe es también un momento de muestra de poder, de sobrevivencia. Es un momento para la inteligencia y la astucia. Ellos gastaron nuestro dinero trasladando policías a Monte Quemado y pusieron fortunas como para empezar una guerra civil, y se comen el garrón, porque nos vinimos tranquilos a concentrar en el Polideportivo”. 
“La magnitud de este caso, como todos los crímenes del sector popular, está vinculado a intereses de grupos pequeños concentrados”.

“Si nosotras no empecemos a hacer las cosas nadie las va a hacer por nosotras” Conversaciones con Claudia Salazar Jiménez

por Mariano Pacheco

Claudia Salazar Jiménez fue una de las invitadas especiales del  Festival Internacional de Literatura de Córdoba, que bajo el lema “1914–2014. Palabras invitadas: Eros y Tánatos”, se desarrolló en la capital provincial durante los días uno, dos y tres de agosto. Durante su estadía, la escritora peruana, sin mate de por medio, conversó sobre su producción literaria, su elección de Nueva York como ciudad para vivir, los escritores latinoamericanos y las políticas de género, entre otros temas.
Claudia Salazar Jiménez. Escritora, crítica literaria y gestora cultural, estudió Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y obtuvo su doctorado en Literatura Latinoamericana en la Universidad de Nueva York. Actualmente vive en Estados Unidos. Desde 2010 dirige “Perufest”, el primer festival dedicado al nuevo cine peruano en Nueva York. Ha editado las antologías: Escribir en Nueva York(Lima, 2014) y Voces para Lilith(Lima, 2011). Sus relatos y crónicas han aparecido en revistas y antologías. El año pasado Claudia Salazar Jiménez publicó su primera novela, La sangre de la aurora, seleccionada como una de las cuatro finalistas al Premio Las Américas a la mejor novela escrita en español en 2013.
La sangre: política y escritura
La sangre de la aurora invita a pensar la historia social reciente del hermano país latinoamericano desde una perspectiva novedosa. El cuerpo, el deseo, son puestos a funcionar desde voces de mujeres, a través de las cuales podemos acercarnos a la violencia política que atravesó el Perú durante la década del 80 del siglo pasado.
Tres historias, tres mujeres en bandos distintos dentro del ámbito de la guerra interna del país. La matanza generalizada de mujeres en los tiempos de guerra; el silencio en los tiempos de paz. Marcela, la militante;  Melanie, la fotoperiodista; Modesta, la comunera. “Se vuelve evidente el juego de nombres: M de Marcela, Melanie y Modesta, de mamacha, mamacita, mujeres (que junto con los pueblos originarios son siempre los que pagan el precio de la historia), subraya la escritora Cecilia Palmeiro en una reseña que hizo de la novela. El deseo en el centro de una reflexión sobre la política que es, como alguna vez señalaron Gilles Deleuze y Félix Guattari, siempre micropolítica y macropolítica.
¿Cómo surgió la idea de trabajar esta temática?
– Quería hacer un contrapunto entre el proceso del Terrorismo de Estado en Perú y lo que pasó en Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001. Después finalmente, la aparte de Nueva York se cayó y quedó sólo lo de Perú. Y ahí surgió la idea de que sea una historia contada desde el punto de vista de distintas mujeres. Porque desde hace por lo menos dos décadas se han publicado ya libros, novelas con esta temática de la represión, pero sentía que –de lo que leí, que por supuesto no es todo– los personajes eran más o menos los mismos: campesinos, militares, senderistas [por sendero Luminoso, grupo guerrillero que actuó en el Perú durante los años 1980 y 1992], pero no desde una perspectiva de género, que por otra parte yo ya venía trabajando.
Lo femenino como voz marginal
Entre las escritoras y escritores latinoamericanos que rescata Salazar Jiménez se destacan Patricia de Sousa, una peruana que se fue a París, “y que de tanto en tanto tiene que volver, porque si no es como que ya nadie se acuerda de ella”; el mexicano Antonio Ortuño y de Argentina, el cordobés Federico Falco.
La escritora peruana destaca que, en nuestro país, la temática de género se trabaja mucho, pero insiste en que no es así en otros sitios de Latinoamérica. “Hace falta pensar un poco más las problemáticas sociales desde el punto de vista de la mujer”, dice, y luego agrega: “Hay una idea de que ya se conquistó la igualdad de género y que no hay más nada que reclamar. Y eso es mentira”, remata. Para ella, eso que dice puede verse en cosas concretas. “Hay muchas más escritoras escribiendo, publicando, pero a veces a la hora de la crítica, de la difusión en la prensa, eso no se nota tanto, y ese lugar lo terminan ocupando los hombres. No es que por ser mujer hay que estar ahí, pero hay realmente muy buenas producciones. Y Perú, en eso, es un país muy tradicional, muy machista”, advierte. Para hacer más concreto aun su planteo, ejemplifica: “En la Feria del libro de Bogotá pasó algo llamativo. Perú era el país invitado de honor, y a pesar de que estábamos como diez escritoras presentes, en los carteles aparecían escritores y la mesa que se hizo sobre escritores peruanos contemporáneos, fue de cuatro escritoras… con un coordinador varón. ¡Como si no nos pudiéramos moderarnos entre nosotras!”, resalta.  Y vuelve a subrayar que, si bien es un pequeño ejemplo, cree que esa situación comentada da cuenta de cómo el campo (literario) se estructura.
Por último cuenta una iniciativa que puede ser entendida como un contrapunto de lo anteriormente narrado. En julio pasado, en el marco de la Feria Internacionaldel Libro de Lima, impulsó el “Encuentro de Escritoras Peruanas”, donde alrededor de 30 escritoras conversaron sobre la situación actual del campo literario peruano. “Estuvieron siempre las salas llenas, con cada actividad”, dice. “Es un poco eso, ¿no?: si nosotras no empecemos a hacer las cosas nadie las va a hacer por nosotras”.
¿En tu literatura le otorgás al cuerpo toda una importancia?
– Sí, y en ese –sentido me gusta pensar al cuerpo no solo en términos biológicos, sino también discursivos y a la novela misma como un cuerpo textual. Esto nos lleva a pesar las relaciones entre poder y sexualidad, por ejemplo. Y ver cómo la violencia, más a nivel macro, influye en aspectos más cotidianos. Por eso creo que el conflicto armado interno del Perú es más el contexto que la temática de la novela, que pasa más por el cuerpo, por cómo las estructuras de poder atraviesan, construyen, deconstruyen y destruyen el cuerpo.
Lima-Nueva York
Claudia Salazar Jiménez optó por vivir en estados Unidos, y no tiene ni empacho ni culpas a la hora de dar cuenta de esa elección y hablar del Perú actual. La escritora peruana cuenta que, desde hace más o menos una década, ha habido en su país una suerte de recuperación económica, y que –a diferencia de lo que pasaba hace unos quince años atrás– ahora es “como que hay toda una retórica, un orgullo nacional que está circulando”. Según entiende –“paradójicamente”– esa situación está emparentada con un “boom gastronómico” que estalló en los últimos años. “Entonces todos dicen: ´en Perú tenemos la mejor comida del mundo´. Que uno solo puede creerlo si vive en el Perú. Porque está bien, es buena la comida, y hasta puede ser de las mejores del mundo, pero de ahí a que el mundo está pensando en Perú es un poco mucho”.
Para Claudia, esta situación tiene que ver –de alguna manera– con las políticas implementadas durante la década del 90 por el ex presidente Alberto Fujimori. “Hoy se nota que hay mucho dinero circulando, hay un boom inmobiliario y es como que se viene haciendo una gran burbuja especulativa, donde muchos sospechan que gran parte de ese dinero circulante viene del narcotráfico”, explica. Y agrega: “También está todo el tema de la expansión minera, en donde las empresas avanzan sobre territorios que históricamente pertenecieron a los pueblos indígenas, y hoy el Estado no está defendiendo esos derechos y cede en muchos casos a las presiones de empresas extranjeras”. Hoy puede verse –el caso de Argentina con los fondos buitres es emblemático– de cómo esos sectores presionan las economías de los países. 
En las entrañas del monstruo
Vivir y escribir en Nueva York siendo Latinoamericano. ¿Cómo será ese tránsito? ¿Qué rumbos inesperados puede tomar la vida de un sudaca en el primer mundo? Algo de eso intenta explicar la escritora –puede sospecharse– cuando dice tener la necesidad de aclarar que un poco la primera idea con la que los latinoamericanos podemos llegar allá, es esa que sostiene que Estados Unidos es “el gran pulpo imperialista”. Y aclara inmediatamente que no es que no lo sea, sino que –al menos en Nueva York– “uno lo primero con lo que se encuentra es con una ciudad de migrantes”.
También en la Feria Internacional del Libro de Lima, en julio pasado, Salazar Jiménezpresentó un libro del que participó con un texto, además de compilarlo y prologarlo.Escribir en Nueva York. Antología de narradores hispanoamericanos”, reúne textos de 28 escritores que viven o han vivido en la ciudad estadounidense y han preparado relatos de ficción y no ficción especialmente para este libro, publicado recientemente por Caja negra. Entre los escritores, figuran algunos argentinos, como Sylvia Molloy, Sergio Chejfec y Federico Falco. Una Nueva York construida a trazos literarios, para esbozar una “ciudad-deseo, ciudad-piel, ciudad-orgánica, ciudad-mutante, ciudad-cuerpo, eje-puente-tejido que concentra y abre nuevos caminos para la literatura hispanoamericana”, según puede leerse en el sitio web de la editorial peruana.

El cuerpo como campo de batalla. Reflexiones en tres escenas

 por Mariano Pacheco
“Convertido en un campo de batalla, tu cuerpo ha quedado absolutamente vulnerable”
(Claudia Salazar Jiménez, La sangre de la aurora)
PRIMERA ESCENA: “Chat”
Hace unos pocos días, conversando por el “ciberespacio” con un amigo argentino que actualmente vive en Colombia, le comentaba sobre la publicación argentina (cordobesa) de La sangre de la aurora, la novela de la escritora peruana Claudia Salazar Jiménez, y también, sobre su presentación en Córdoba.
El libro invita a pensar la historia social reciente del hermano país latinoamericano desde una perspectiva novedosa. El cuerpo y el deseo, son puestos a funcionar desde voces de mujeres (Marcela, la militante;  Melanie, la fotoperiodista; Modesta, la comunera), a través de las cuales podemos acercarnos a la violencia política que atravesó el Perú durante la década del 80 del siglo pasado. Tres historias, tres mujeres en bandos distintos dentro del ámbito de la guerra interna del país. La matanza generalizada de mujeres en los tiempos de guerra; el silencio en los tiempos de paz. 
Me contaba mi amigo –un camarada que luego de librar importantes batallas políticas en el país se radicó en Colombia para aportar desde allí a la lucha que diversas organizaciones sociales y derechos humanos vienen transitando desde hace años, en la búsqueda por una salida “pacífica y justa” al conflicto armado que ya lleva décadas– este compañero –decía– me relataba por chat algunas impresiones sobre su reciente visita al Perú. Cito brevemente un tramo de la charla:
“Vi un cagazo bárbaro en la gente, y una negación histórica muy grande. Por ejemplo, yo pregunté por la toma de la residencia del embajador japonés, ¿te acordás? Fueron los del MRTA. Habrá sido a mediados de los 90. Y de eso no queda nada, pero nada de nada: ni un lugar, ni un recuerdo. Tampoco nadie que te quiera hablar del episodio. A la sede diplomática la demolieron, y a pesar de que hubo dos meses de quilombo internacional, cientos de muertos, etcétera, no queda nada… o sea, una política de Estado, que en nombre de la lucha antisubversiva, logró borrar la memoria social y con ello, estigmatizar y atemorizar a todo el que pretenda luchar contra el neoliberalismo, que en Perú no se interrumpió desde fujimori”.
Cito esta conversación, no por “intimismo”, sino porque quisiera destacar la importancia de esta novela en el actual contexto histórico del Perú, donde el “neoliberalismo de guerra” que expresó la gestión del presidente Fujimori hoy tal vez aparece de un modo más solapado, pero no deja de mostrar sus huellas en la realidad política del país. Y si bienLa sangre de la aurora nos habla del Perú de hace unos años, también nos está interpelando en cuanto a la actualidad de América Latina. Porque, tal vez sea una obviedad, pero no quisiera dejar de decirlo: soy de los que está convencido de pocas cosas, pero una de ellas es que, si hay alguna posibilidad de imaginar algo así como un “destino propio”, será en articulación con los pueblos hermanos Latinoamericanos. Lejos del “destino sudamericano” narrado por Jorge Luis Borges (esa suerte de eterno retorno bárbaro), sospecho que la dinámica política que se viene dando en la región en los últimos veinte años (desde el alzamiento zapatista, pongamos) da cuenta de una suerte de “privilegio geopolítico” de estas latitudes. Quiero decir, que si hay alguna perspectiva de que la humanidad ponga un “freno de mano” a la crisis civilizatoria por la que atravesamos, si hay condiciones para pensar-imaginar-concretar un mundo poscapitalista, seguramente esa nueva sociedad tendrá en estas tierras sus primeros esbozos. No por destino (determinación), sino al contrario, porque es por aquí por donde se vienen produciendo las novedades políticas más sugerentes de este nuevo siglo. Y Perú, junto con Chile, Colombia y México –más allá de sus movimientos populares– como “políticas de Estado”, son países que vienen optando por transitar las lateralidades de los procesos políticos más afines a estas ideas que vengo mencionando. “Alianza del Pacífico” es solo el nombre que nos permite resumir esta perspectiva.
SEGUNDA ESCENA: “Lecturas”
Un joven argentino, apasionado por la literatura latinoamericana, tiene entre sus manos un libro que marcó a generaciones de lectores. Exactamente cincuenta años después de su publicación, Literatura argentina y realidad política, de Davis Viñas, parece haber sido enviado a los museos por la crítica bien-pensante. Literatura y realidad política, un vínculo tan problemático como productivo para pensar las textualidades, y sus vínculos con los cuerpos, sus sonidos, sus olores, sus sudores. Sus calenturas y pasiones, para decirlo a lo Viñas.
Literatura y política entonces, junto con dos categorías (orden de géneros y orden de clases) propuestas en los últimos años por la escritora y crítica argentina Elsa Drucaroff, como coordenadas para pensar la novela de Salazar Jiménez.
Un breve repaso por La sangre de la aurora nos permite dar cuenta de que, más allá de la deriva de Sendero Luminoso (“¿Para qué masacrar a quienes supuestamente quieres reclutar? Algo ahí no encaja”), las asimetrías de clase están en la base del proyecto revolucionario que nace desde esa situación y la profunda indiferencia (“¿A quién le importaba? ¿A quién le importábamos?”) de un Estado que para nada integró a esos sectores sociales, más que a través de “mano de obra barata” para las tareas “sucias” de la represión (“La mayoría son muy jóvenes, chiquillos imberbes, hijos de campesinos, campesinos ellos mismos). Asimetría material que también se expresa en su carácter simbólico (“En la radio suena Madonna. Abro la ventana de mi 4×4… Enciendo un Marlboro”).
De la mano de esta situación del orden de clases se inscribe la asimetría del orden de género. Si bien el patriarcado es una situación que pre-existe al capitalismo como modo de producción, no es menos cierto que la lógica del capital lejos de extenuarla la acentúa. Queda claro, a través de algunos pasajes del texto, que las mujeres pobres (y sobre todo las campesinas-indígenas), quedan más expuestas a situaciones de dominación y explotación (“Es buena gente, solamente que algo oscurita… A ti jamás te pasaría eso. ¿Acaso no has visto cómo te tratan los gorilas de la disco? Si no te ponen una alfombra roja, es porque no la tienen”) y que –en principio– la experiencia revolucionaria se planteaba dar un espacio diferente a las mujeres (“quiero saber, profesor, ¿qué papel en la revolución nos ofrece a las mujeres su partido?”). De allí que haya mujeres en la “dirección” de la organización (aunque por supuesto, el número Uno sea un hombre) y que la “guerra revolucionaria en el campo” se presente como una posibilidad de “liberación” para una joven de clase media urbana (“Un esposo y una hija eran mis lastres para la lucha. Imposible mantener el equilibrio. Ser esposa me hacía perder demasiado tiempo”). Así y todo, las asimetrías de género se reproducen al interior de la experiencia política que se pretende transformadora (“Un combatiente es disciplinado, no se deja llevar por ese impulso de sus partes. Nada nos distinguiría de un burgués reaccionario si dejamos que esa calentura nos gobierne”) y, por supuesto, también –o de manera mucho más extendida– en la clase “explotada y oprimida”. Y esto queda claro, en la novela, a través de los padecimientos que sobrelleva la campesina Modesta (“Un par de cocachos te metió Gaitán en la cabeza, bien duro ahí, todavía te duele”) y cómo esos padecimientos se retransmiten inter-generacionalmente (“Hay que mandarla al colegio. Pero él no quería. Para qué. Que se ocupe de la chacra nomás, o que aprenda a tejer. Cuando se case su marido se va a encargar de todo”).
Alguna vez, el viejo Engels escribió que el grado de emancipación de una sociedad, podía medirse “por el grado de emancipación que las mujeres tenían o habían conquistado en esa sociedad”. Seguramente ciertas resistencias a las que tuvo, tiene y tendrá que enfrentarse la novela de Claudia tengan que ver con eso. Con que, más allá de las disparidades nacionales y las desiguales conquistas en materia de género y diversidad sexual obtenidas en los distintos países de la región, aun son muchas las batallas que habrá que librar contra el machismo, y los modos de entender y habitar el mundo que ese “modelo” nos impone.
TERCERA Y ÚLTIMA ESCENA: “En busca del legado perdido”
En las primeras líneas de El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, Karl Marx sostiene que “la herencia de todas las generaciones muertas acosa la mente de los vivos como una pesadilla”. Tal vez por eso, la “tradición” suele estar más del lado de los conservadores que de los revolucionarios, porque impone al pasado como autoridad. El legado, en cambio –más cerca de las conceptualizaciones que Walter Bénjamin realizó alguna vez sobre el concepto de historia– busca en el pasado una inspiración para continuar haciendo la historia. Seguramente por eso, en su Literatura de izquierda, Damián Taborovsky escribió que, salvo en situaciones revolucionarias, “siempre es decepcionante cuando la literatura encarna los mismos valores que la sociedad”.
Esta novela, por el contrario, si sitúa en un lugar de “ruptura” con el sentido común –el más común de todos los sentidos, como señaló Antonio Gramsci– reinante hoy en el Perú.
De allí que sea un texto que incita (¿excita?) y que, lejos de ser una literatura panfletaria –típica de los intelectuales que, políticamente se sitúan en la izquierda y estéticamente terminan coincidiendo con la derecha– se constituya en un auténtico relato crítico.

Es que tal vez sea hora de abandonarse más firmemente a la experimentación, tanto estética como política. Y, en ese sentido, quisiera rescatar que La sangre de la aurora, de Claudia Salazar Jiménez, tiene –aunque no lo parezca– una dosis de leninismo. O al menos, una cuota de cierto espíritu que le hace honor a esa frase de Lenin que sostiene: “Embarcarse… y después ver”.

En TIC confío: visibilidad y vigilancia en el proyecto de Ley Argentina digital

Tiempo de interrupción para pensar 
el proyecto de Ley Argentina Digital


Pensar la nueva ley Argentina Digital nos conduce a tomarnos un tiempo de interrupción para reflexionar sobre el lugar de la información y la comunicación en la cultura  contemporánea. Los procesos de comunicación se vuelven cada vez más complejos por las mediaciones tecnológicas que van más allá de los aparatos. Dentro de una perspectiva cultural, la tecnología digital produce cambios en la sensibilidad y en las subjetividades, en las maneras de relacionarnos con los otros, en las formas de pensarnos y de producir lo colectivo, en las relaciones de poder.  En este sentido, proponemos pensar el proyecto de la nueva ley teniendo en cuenta las transformaciones culturales que provocan las tecnologías digitales más allá de su uso instrumental o de  su función como herramientas. En este sentido entendemos que comunicar es compartir significados,  producir sentido y performatear la acción.
Si bien la ley se propone  “garantizar el derecho humano a las comunicaciones”, el «acceso”, la «conectividad», la «interconexión”, la «convergencia”, la «inclusión», la «ciudadanía digital», creemos que, ademas de la “democratización” esbozada, consecuencia de la posibilidad de hacer visible diferentes voces en los espacios digitales, es importante considerar las nuevas formas de control del mercado y del estado dentro y fuera de la red vinculados a  nuevas formas de organización social que no tienen que ver con las instituciones de vigilancia y disciplina de la modernidad.
Tal como dicen Espia y Valderrama, en la Cumbre del G8  que se realizó en Okinawa el año 2000,  se decidió impulsar la sociedad global de la información con lineamientos políticos y estratégicos. Además, los autores mencionan la Cumbre  mundial sobre la Sociedadde la Informaciónde Ginebra realizada en Tunez 2003 y 2005  donde se hizo un “llamado a la comunidad internacional para que se fomente la transferencia tecnológica y para que los países del Tercer Mundo accedan a los mecanismos de financiación, así como los destinados a mover recursos internos”.
En este sentido es relevante considerar algunos programas como Conectar Igualdad que fue impulsado con el presupuesto de la OEI (Organización de estados iberoamericanos) y luego con fondos nacionales del ANSES,  Plan Primaria Digital,  Plan Ceibal en Uruguay con fondos del BID (Banco Interamericano de Desarrollo), el programa «En TIC confío» y Vive Digital de Colombia, también con fondos del BID y OEI, el plan Cyber salud creado por la OMS (Organización Mundial de la salud) y la Uniónnacional de Telecomunicaciones para Latinoamerica, el DNI nacional con microchip incorporado, la tarjeta SUBE de transportes, entre otros.
Toda la introducción del proyecto de ley  podría ser leído como un documento donde la Argentinamuestra cómo ha cumplido con la baja del G8 a través de diferentes políticas públicas estos últimos años.
Además, es de vital importancia considerar el avance del mercado sobre las plataformas digitales, sobre todo, celulares y tablets, en el desarrollo de  aplicaciones móviles que ponen el foco del negocio en la monetización del tiempo de ocio. Lo mismo, dar cuenta del incremento de usuarios en redes sociales como Facebook, Instagram, Twitter, Pineterest, comunidades multijugador como  Habbo con más de 250 millones de usuarios, y videojuegos como Minecraft y todas las versiones de Play station de juegos en red on line.


Por otro lado, Plataforma Santillana, Fundación Noble, Estudio 2020, Fundación Telefónica (Aula 365), entre otras organizaciones privadas, todas con la misma bajada de Unesco, apuntan a tener la totalidad de escuelas digitalizadas para el año 2020.


Esta expansión de las tecnologías digitales genera nuevas formas de configuración del poder, de producción del espacio público, de ejercicio de la ciudadanía, de conexión local_global y de nuevas subjetividades políticas, todas estas transformaciones culturales que deben ser consideradas no solo por especialistas y profesionales de las telecomunicaciones sino por actores y organizaciones sociales vinculados a la construcción política.


Tanto los imaginarios emergentes puestos en circulación por los movimientos autogestionados y las pautas de consumo propuestas por la lógica del mercado actual, representan nuevas formas de socialidad que impactan en los sentidos, los imaginarios sociales y las identidades. Representan la lucha por los nuevos sentidos posibles en los espacios públicos presenciales y virtuales, en los privados que se hacen públicos y en los públicos que se privatizan.


La lucha por la interpretación que busca resignificar el poder social a través de prácticas culturales con efectos políticos está planteada en espacios de invención y ficcionalización emergentes digitales y presenciales, algunos autónomos y otros propuestos por el mercado. “La política no solo tiene lugar en espacios institucionales limitados sino también en relaciones proclives a reinventar la política, mediante la puesta en práctica de relaciones de igualdad y emancipación respecto de lo sentidos impuestos por los ámbitos tradicionales donde se configura cultura y políticas de la representación”.

En el cruce de dispositivos se sitúa la nueva discursividad visual y lógico numérica donde la nueva materia prima son abstracciones que viajan y se interconectan a través de las diferentes frecuencias de onda del espectro. Estas dan cuenta de relaciones nuevas del orden del discurso (lógica), del orden de lo visible (forma), la inteligibilidad y la sensibilidad como de un nuevo estatuto cognitivo de la imagen dentro del orden de lo numerizable. (números, código, modelos, cifras, contraseñas).  A su vez, cuestiona la noción de cuerpo y las necesidades para la vida, y en este sentido, las divisiones de la vida activa y la vida contemplativa, el cuerpo interconectado, el cuerpo simulado sin anclaje en lo real y el pasaje de lo sensorio motriz a lo sensorio simbólico que menciona Jesús Martin Barbero.
En este momento histórico, el proyecto de la nueva Ley digital argentina está enmarcado en este lineamiento del G8 que se llevó a cabo hace más de 10 años para todo Latinoamérica junto a una reorganización del capitalismo financiero que conduce hacia el gobierno de las finanzas. (C.  Marazzi, 2014) . Este capital accionario transnacional  y global no responde a las fronteras nacionales del siglo pasado ni necesita de las instituciones de la modernidad para el orden y reproducción social. (Gilles Deleuze, Posdata de las sociedades del control,,, 1975). Este semiocapitalismo asigna valor al trabajo cognitivo y a la producción de sentido en la bolsa, mas allá de las condiciones materiales del capital. (Franco Berardi, ). El Yuan ha aumentado 9 veces este último tiempo y el resto del mundo, mientras en Argentina tenemos dólar blue a 15 pesos, se “des dolariza”, migra, muta, vira hacia el dólar de Singapur.  
Fue en el Valle del Silicio donde hizo rizoma la revolución digital contemporánea. A mediados de los años 70, con fondos del estado norteamericano,  a través de la Universidad de Standford, para investigaciones militares ligadas  a las nuevas tecnologías, surgieron los primeros circuitos integrados con semiconductores de silicio,  las computadoras personales que hicieron posibles a los millones de usuarios, las interfaces y softwares que nos permitieron entrar en contacto con las máquinas, e internet, esa gran nube virtual de soporte numérico en la que hemos entrado los seres humanos con cuerpo de signos. Luego, la caída del muro, el fin de la guerra fría,  y reconversión de la URSS, hizo posible que grandes capitales privados rusos invirtieran en el desarrollo de star ups que funcionarían a nivel global. 
En este sentido, nos parece de vital importancia pensar las relaciones que se establecen en nuestros días entre visibilidad y vigilancia, entre el Derecho a la comunicación y  el “Derecho a las comunicaciones”.
Un solo artículo de la nueva ley, el número 5,  repara “en la inviolabilidad de las comunicaciones”. Sin embargo, no explica ni desarrolla como harán para hacer inviolable esa privacidad con las formas de negocios de la web contemporáneas. La realidad es que si cualquiera de los lectores de este texto busca ahora en sus “historiales” de la computadora, de sus e-mails, de sus redes sociales, encontrará segundo a segundo, con determinación de tiempo y detalle, cada uno de sus movimientos en la red. Estos perfiles asociados a una IP o a un teléfono de celular son interconectados para segmentar perfiles de consumo que luego se venden al mercado. 

“Google AdSense es, junto con Google AdWords, uno de los productos de la red de publicidad online de Google. Basicamente, permite a los editores obtener ingresos mediante la colocación de anuncios en sus sitios web, ya sean de texto, gráficos o rich-media. Estos anuncios son administrados y ordenados por Google en asociación con los anunciantes de AdWords a través de un complejo sistema de subasta instantánea. Uno de los tantos ejemplos para gestión publicidad, aprovechando su microsegmentación natural para ofrecer una nueva vía desde la que los anunciantes puedan hacer branding efectivo”.
En el caso específico de las aplicaciones móviles,  el objetivo del mercado para los tiempos que corren es  “monetizar el tiempo de ocio”. Es decir, si por ejemplo, esperamos a tomar un colectivo en la parada, usamos una App que toma nuestros datos o bien nos cobra por bajarla.  Si mientras esperamos en un consultorio jugamos con un videojuego, debemos aceptar antes hacer público nuestro teléfono y nuestra  geolocalización.

“Has pensado cómo vas a hacerte visible entre las más de 1,6 millones de aplicaciones que hay disponibles en los principales mercados  como AppStore o GooglePla. Lo que debes tener claro antes de ponerte a desarrollar tu app es cómo vas a promocionarla y cómo la vas a monetizar.  Básicamente, los modelos son dos: pago por descarga (o premium) y gratuita con publicidad y/o gratuita con micropagos desde dentro de la aplicación (lo que se conoce como in app purchases) por determinados contenidos y funcionalidades (modelo freemium)”.http://www.emprendedores.es/ideas-de-negocio/como-monetizar-tu-app
Por otro lado, en el proyecto de ley se hace poco hincapié en la posibilidad de  pensar en frecuencias de ondas libres del el espectro de acceso público y redes abiertas. Todo el espectro estará a cargo del estado nacional, quien a través de una Autoridad de Aplicación concederá licitaciones a organizaciones privadas y de otro órdenes.
Esta ley permitiría producir contenidos audiovisuales y aunque explicita que excluye la regulación de contenidos, esta acepción la haría circular en paralelo con las regulaciones de la  Ley de Servicios y Comunicación audiovisual. Presentada a favor de la democratización del espectro, en realidad, era un debate acotado a la porción del espectro dedicada a radiodifusión, dejando fuera de la discusión a la porción del espectro destinada a telecomunicaciones.
Además, la norma  se propone como “Servicio Universal”  con lo que asegura la llegada a todo el territorio, con redes de telecomunicaciones locales y federales  a partir de convenio de cooperación e inaugura  un Fondo Fiduciario del Servicio Universal donde los licenciatarios tendrán la obligación de hacer aportes que luego se utilizaran en la implementación de programas. Las autorizaciones y los permisos serán de carácter precario y cambiaran según este conformada la Autoridad de Aplicación. 
Dice el proyecto: “El marco normativo incluye a las Tics en general como los recursos asociados a las mismas. Se ha concebido a las Tic como herramientas que agregan valor al desarrollo de la sociedad y como instrumentos indispensables en el crecimiento económico de todos los actores”. Trae a colación proyectos TIC de México y Colombia, llamando a este servicio como “Servicio público en competencia” …“garantizando la completa neutralidad de las redes”… “Dado que el proyecto enmarca la actividad de un sector dinámico, en el cual se desenvuelven actores relevantes tanto del orden local como nacional e internacional y que de aquel se derivan modernos indicadores de desarrollo a nivel mundial con fuerte incidencia en variables de impacto estructural, tales como desarrollo económico, social y cultural de los países, se entiende que otorgar a la norma carácter de orden publico permitirá al país sentar las bases imprescindibles para el desarrollo sustentable de la actividad de dicho sector” y también: “promover la competencia efectiva entre los licenciatarios orientada al cumplimiento de los fines sociales del Estado”.

Para terminar, este proyecto también se enmarca  en dos enfoques aparentemente mundiales de implementación de TIC, el estadounidense vinculado a la “desregulación” y el de Asia, vinculado a la “intervención”, aunque todos sabemos que por ahora las redes están intervenidas por el mercado y el estado en todos los casos.
Reconsiderar lo que entendimos por Derecho a la Comunicación a partir de los años 60 y repensar las relaciones entre visibilidad y vigilancia son los temas que nos convocan en este momento histórico. Tal como dice Mariana Speroni, «la pregunta no es por el acceso, la inclusión o la técnica sino por la democracia y la emancipación, vocablos que desaparecen de los horizontes políticos». Reflexionar sobre la comunicación como procesos de producción y lucha conflictiva por los sentidos que son performativos, y entender a  las tecnologías digitales como mediaciones, nos pueden conducir a estas resignificaciones o bien a pensar nuevos derechos y responsabilidades éticas vinculadas al espectro abierto en estos tiempos que corren a toda velocidad.

***

Nota: 

«En La sociedad de la transparencia se traza un desgarrador y motivador retrato de nuestra sociedad occidental, donde Han intenta explicar que transparencia y verdad no son idénticas. Esta última cuenta con una negatividad (algo oculto, que se esconde y empuja a la indagación crítica) de la que la transparencia carece. La negatividad de la separación (secreto, secretus), de la delimitación y del encierro es constitutiva para el valor cultural. En la sociedad positiva, en la que las cosas, convertidas ahora en mercancía, han de exponerse para ser, desaparece su valor cultural a favor del valor de exposición».



Byung-Chul Han: pensar (en) el capitalismo


Mas info:

Cumbre del G8 G7 en Okinawa año 2000, Sociedad global de la información

Cumbre mundial sobre la sociedad de la información Tunez Ginebra 2003
Construcción de la SIC desde el G8 y OCDE
Gilles Delueze, Posdata de las sociedades del control, Conversaciones
Cristian Marazzi, Capital y lenguaje, Hacia el gobiernos de las finanzas, Tinta Limon

Franco Berardi, Generación Post alfa, Tinta Limon
Espitia y Valderrama, Revista Nomadas 2009, pag 164 169
MINTIC http://www.mintic.gov.co/
Programa En TIC confío Colombia
http://www.enticconfio.gov.co/
Plan Vive Digital Colombia
http://www.vivedigital.gov.co/2014-2018/landing.php
En TIC confío http://www.enticconfio.gov.co/
www.conatel.gov.ec Ecuador

http://www.oei.es/cienciayuniversidad/spip.php?article5200&utm_content=buffer2ca99&utm_medium=social&utm_source=facebook.com&utm_campaign=buffer
Observatorio de telecomunicaciones de Mexico.
http://www.observatel.org/telecomunicaciones/Qu_es_el_espectro_radioel_ctrico.php 
http://www.inti.gov.ar/sabercomo/inti-03-04/inti12.php Argentina
http://www.eleconomistaamerica.com.ar/empresas-eAm-argentina/noticias/6294107/12/14/Argentina-adjudica-a-Movistar-una-parte-del-espectro-de-frecuencias-4G.html#.Kku8ggkW6RYkSKB
http://www.apc.org/es/system/files/Espectro%20Argentina_0.pdf
Espectro abierto para el desarrollo . Caso Argentina
http://www.apc.org/es/projects/espectro-abierto-para-el-desarrollo
Luces para la ciudadania global
http://fundiber.org/lucesparalaciudadaniaglobal/index.HTML
Conectados al sur
http://www.infojusnoticias.gov.ar/nacionales/conectados-al-sur-i-simposio-regional-sobre-ciudadania-digital-de-ninos-y-adolescentes-6701.HTML . Ciudadanía digital de niños y adolescentes. Organizado por el Ministerio de Justicia y DD.HH, el Primer Simposio Regional sobre la Ciudadanía Digital de los niños, niñas y adolescentes se realiza hoy y mañana. En el panel de apertura estará el secretario de Justicia, Julián Álvarez, y la representante de UNICEF Argentina, Florence Bauer.
http://www.convosenlaweb.gob.ar/
Con vos en la web
IBERVIRTUAL/AIESAD un proyecto Adscrito a las Cumbres Iberoamericanas de Jefes de Estado y de Gobierno cuyo principal objetivo es promover la inclusión social a través del fortalecimiento de la EaD en Iberoamérica
Miríada X!  comunidad online de universidades Iberoamericana
http://www.latameconomy.org/es/outlook/

Redes livres
http://espectrolivre.org/

La batiseguridad

por Esteban Rodríguez Alzueta


Detrás de Batman había un rico indignado. Batman era un superhéroe, pero también un multimillonario con inquietudes policiales, alguien especialmente preocupado por la delincuencia callejera. En efecto, en las sagas de Batman los problemas no son ni la evasión impositiva, el tráfico de armas o el comercio ilegal de granos, o la fuga de divisas, sino los delitos de visibilidad, la delincuencia predatoria, incluso el vandalismo, el devenir lumpen de la marginalidad, las incivilidades agresivas. Los delitos de cuello blanco no tienen pantalla, y tampoco aportan el sensacionalismo que necesita Hollywood para vender películas y mantener entre-tenidos a su público devoto de violencia, que va en busca de emociones fuertes que liberen adrenalina. Además, los delitos de cuello blanco, que necesitan tiempo para su persecución, no son redituables electoralmente. Mejor perseguir a los pobres, que son los fantasmas que asedian la cabeza de las personas enclaustradas frente al televisor, que siguen sus propias vidas a través del noticiero, que se fueron atrincherando en su casa, abandonando los espacios públicos, recortando su universo social de relaciones.

La mejor manera de cubrir las espaldas de los millonarios es encontrar un chivo expiatorio a la medida de los prejuicios sociales. De esa manera no sólo se pueden esconder sino ganarse la adhesión de las otras clases sociales. Si es joven o inmigrante tanto mejor. Los “vagos”, “pibes chorros”, “bolivianos” o “colombianos”, se llevan la puntería de periodistas, policías, vecinos alertas y funcionarios demagógicos.

La estatura de Sergio Berni es la misma de Batman. Está hecho de sus mismas obsesiones, las mismas creencias, incluso tienen el mismo porte. Berni, como Batman, están en todos lados. Allí donde hay “acontecimientos”, estará Berni con su mejor disfraz. Las cámaras lo llaman. Como el personaje de Zelig de Woody Allen, Berni tiende a confundirse con los papeles que interpreta. Hay un traje para cada ocasión. Cuando la agenda securitaria se organiza en función de la tapa de los diarios la seguridad se confunde con la velocidad. Lo importante es acudir al llamado y hacerlo lo más rápido posible. ¡Berni tiene que llegar primero!

Berni, al igual que Batman, es otro millonario. Hace política con los bolsillos llenos de plata. Berni es uno de los funcionarios más adinerados del gobierno. Según la última declaración de bienes su patrimonio total asciende a 6 millones de pesos. Tiene una lancha valuada en 120 mil pesos; cinco autos, entre ellos una reliquia: una camioneta Ika Baqueano de 1970; y 9 propiedades inmuebles distribuidas en Capital, Lima, Santa Cruz y Tigre.

Batman y Berni se parecen además porque hacen seguridad ensañándose con los más vulnerables. Cuando aparece un pez grande, seguramente había una investigación judicial previa (otra rareza, dicho sea de paso). Para decirlo con las palabras de Berni: «En la Argentina nosotros no tenemos grandes problemas con delitos mayores, con las grandes bandas criminales. El problema que a la sociedad angustia son los motochorros, las pequeñas entraderas, los casos en los semáforos, cuando rompen vidrios para robar carteras. Y la Policíadetiene y cada juez interpreta la ley como quiere» (Berni en diálogo con el periodista Antonio Laje en América 24.

Berni, como muchos otros funcionarios del gobierno, le dieron una impronta personalista a su gestión. Se sabe: el superhéroe objeto de emulación es una figura individual. Las cosas tienen que llevar su sello personal, tienen que tener una marca que las distinga. De esa manera se nos invita a pensar que las cosas suceden porque ellos están allí, que las cosas suceden por prepotencia personal. No hay una política de estado sino voluntad política, no es necesario un plan estratégico sino liderazgo oportuno. El voluntarismo de los funcionarios es la incapacidad para desandar las rutinas institucionales, y la vocación para surfear las olas. Con todo, banalizan la política y frivolizan la seguridad. Pero a pesar de eso, contribuyen a enloquecernos a todos. Porque si los insumos de la comunicación institucional del ministerio, si la imagen de Berni se construye y alimenta con material levantado de los medios, con sus clisés, prejuicios, estereotipos, no es de esperar que lleve tranquilidad a los argentinos sino mayor desesperación. Se sabe: mejor que decir es hacer; y mejor que investigar, reventar. Es la lógica de la patota aplicada a la policía y la lógica policial prepotente aplicada a la política.

El anti-intelectualismo de Berni se averigua en su hiperactividad y en las cifras que tira a la marchanta. Quiere imitar a la Presidenta pero los números que maneja y arroja adolecen de proporción y no guardan criterio alguno. Sabemos también que otra de las materias pendientes de su gestión es la ausencia de información o mejor dicho la imposibilidad de acceder a la información pública que construye. Las estadísticas que producen forman parte de su caja negra, se hayan encriptada en la baticueva.

La sensibilidad social de Berni está hecha de aspiraciones electorales. De la misma manera que fue a cubrirle las espaldas a los socialistas en Santa Fe -que le cubren a su vez las espaldas a importantes empresarios locales-, cuida al empresariado argentino cuando des-presupuesta los equipos encargados de perseguir el delito complejo o los delitos de cuello blanco. No tiene equipo técnico propio y por eso no le queda otra que recostarse en la capacidad operativa que cada fuerza puede aportarle; una capacidad, dicho sea de paso, descontrolada, desprotocolizada, que se fue modelando discrecionalmente, más allá de cualquier formalidad. Una capacidad que cree puede dirigir con la verba castrense que le quedó después de haber transitado los cuarteles argentinos, y contener con la habitual pirotecnia machista, apelando a su miembro viril.

Cuando Berni hace “saturación policial”, está diciendo que el problema está en las calles y son los jóvenes pobres que tienen determinados estilos de vida o se visten de determinada manera; nunca en los bufetes de los abogados y contadores prestigiosos, en las oficinas del chacarero argentino o en las cuevas financieras. El problema es el devenir disfuncional de la marginalidad persistente, la desocupación o el trabajo sin dignidad que experimentan los jóvenes. Si hay pobreza, hay inclusión social, es decir, si hay pobreza que no se note, que no robe, que no proteste, no salga de sus barrios, que pidan un cupo en la cooperativa de su barrio y se pongan a barrer las calles por tres mil pesos, sin aguinaldo ni vacaciones pagas, sin aportes jubilatorios, sin antigüedad. Porque la “inclusión” en boca de Berni, es una muletilla. Usa frases que no comprende. Frases que después no pueden corroborarse en su gestión, que no se tradujeron en líneas de intervención. La concepción policialista que tiene sobre la seguridad, descalifica cualquier apuesta multiagencial. Berni carga todo a la cuenta de la policía de visibilidad, que es una policía territorial, preocupada en controlar el territorio, disciplinar a los actores que no se resignan y regular el delito.

En las periódicas conferencias de prensa que el Ministerio de Seguridad brinda después de cada operativo exitoso, Berni se muestra exultante, con las manos en los bolsillos, sonriente, hablando por teléfono, a veces con el ceño fruncido, repitiendo uno de los clisé más repetido en la historia de la policía: “hemos desmantelado una poderosa banda…”. La escena es muy conocida. Pero las palabras no resisten la escenografía, pues las declaraciones tienen como telón de fondo el chaperío típico de las villas argentinas. Cuando miramos a los “delincuentes apresados” uno se pregunta, “¿si esta es la poderosa banda…. ¿a quién se está cuidando?” “¿Por qué perseguir al eslabón más débil de una cadena que no controla?” La respuesta flota en el ambiente: Los pobres salen más baratos. Los pobres están compartimentados, no salpicarán al resto de los circuitos ilegales, allí donde las ganancias son más suculentas y necesitan otra estructura, y otro tipo de cobertura. Los pobres no tienen a nadie que los defienda. Incluso si entran por una puerta y salen por la otra, tampoco tendrán demasiada prensa.

Berni hizo de la seguridad un espectáculo en serie. Pensó la seguridad con los titulares de los diarios, es decir, con la conmoción social que suelen tener los hechos sensacionalistas. Como Batman, confunde la Seguridad con la Justicia, en vez de abordar los hechos ordinarios con políticas públicas de larga duración se demora en los eventos extraordinarios con las rutinas policiales de rigor, hechos que después generaliza súbitamente a través de la televisión. No importa lo que se diga y mucho menos lo que se haga después, hay que estar ahí, remando cada ola. Para preparar la escena hay que llegar a tiempo, incluso antes que los periodistas. 

La risa y la escuela

por Libertad Fructuoso y Malena Spotti

(http://t-d-x.com.ar/a/#continuacion)


Entre abril y julio del 2014 coordinamos un taller de escritura para docentes[1]. El propósito era pensar lo no dicho en el aula: bajo la idea de que hay temas que están presentes en el contexto escolar de forma silenciada, o que aparecen en la currícula y que terminan por normativizarse o infantilizarse, propusimos la escritura como una herramienta para desacelerar la experiencia escolar y reflexionar sobre situaciones que se presentan cotidianamente. Pensábamos en problemáticas que flotan en el aire de las aulas como arena de lucha social: la cuestión de género, la violencia y sus tipos, la sexualidad y el mundo del trabajo.
Por nuestra experiencia docente veíamos que abordar la sexualidad en la escuela significa hablar de anticonceptivos, de enfermedades de transmisión sexual, del embarazo no deseado -nada que tuviera que ver con el placer-. En la agenda escolar la violencia es anomalía, hechos aislados más o menos generalizados de chicos que van a la escuela con armas blancas o casos de bullying que se reproducen en las redes sociales. De este modo se obtura el análisis de otras formas de violencia- implícita y simbólica- mucho más comunes y cotidianas en las aulas y en este sentido, la escuela como institución reproduce estas formas de violencia, desconociéndolas. La cuestión de género se resuelve en varios manuales escolares con la idea de que los hombres tienen que hablar de la homofobia, las mujeres seguir pensando en el embarazo, se sigue confundiendo sexo y género: los estereotipos se mantienen. Las formas de vida suelen estar signadas en las planificaciones anuales de cada colegio. Las materias de elección libre y las visitas extraescolares apuntan a definir el rumbo social. Quien vaya a un colegio caro bilingüe maneja su agenda como un workaholic: contactos, recursos disponibles y la obtención de un diploma internacional van a signar su futuro profesional. A los veintidós ya estará recibido y pensando en qué máster o beca aplicar. En una escuela pública, la pasantía no remunerada en Mc Donalds no solo está bien sino que es deseable por los padres, porque les va a enseñar lo que ni ellos ni la escuela pudieron: cumplir horarios, levantarse temprano, “ser responsables”. El de la escuela artística tiene que ser rebelde, terminar quinto con una banda de música y haber participado de algún taller expresivo. La maquinaria laboral está a la orden del día.
El espacio del taller fue pensado para docentes debido a nuestra experiencia en las aulas y porque creemos que la escuela es una de las instituciones clave para la reproducción de mecanismos de sociabilidad y, por lo tanto, los docentes somos actores sociales protagónicos en este proceso de subjetivación.
Consideramos que  a través de la escritura era posible demorar las imágenes escolares, habitarlas y transformarlas en escenas; pensar en los roles sociales, reponer implícitos, hacer preguntas, reformular problemas: cambiar de armas. Esto no implica que sea lo único que percibimos en la escuela,  sino que se trata de discursos hegemónicos entrañados desde la propia institución escolar, donde los docentes disputan los significados que circulan.
No es nuevo que no se pueda hablar de todo. Las imágenes pueden habitar la conciencia como una perturbación o se pueden desentrañar y reconfigurar a partir de la escritura. Lo que no se puede decir, se puede escribir; por algo la literatura siempre se ha llevado tan bien con el tabú.
Escritura y catarsis
La dinámica de taller planteaba la escritura y reescritura de escenas escolares. En un primer momento temíamos que ese ejercicio se tornara un espacio de catarsis al mejor estilo “si querés llorar, llorá”: una recapitulación de anécdotas, temores, frustraciones y martirización de la tarea docente. Tampoco queríamos que los escritos fueran una mímesis de la sala de profesores -lugar del desasosiego por antonomasia-: esto hubiera conducido a una repetición críptica de la queja.

¿Pero qué íbamos a hacer?  ¿Esquivar o negar el conflicto?
La catarsis fue inevitablemente un primer momento de la escritura: enunciados categóricos, universales, emociones a flor de piel, pizarrones melancólicos, guardapolvos coloridos y vocaciones a corazón abierto. En parte la catarsis funciona como un mecanismo reflejo al pensar la escuela, que deja esa sensación de limpieza, de purificación emocional, que tranquiliza rápidamente pero que impide cualquier intelectualización. Además el proceso catártico tiende a devenir en pedagogía, por su sentido aleccionador que le agrega a la experiencia, una dimensión ideal –un deber ser– que funciona como enseñanza moral. Así la experiencia real solo puede errar.
¿Cómo superar la catarsis? ¿Qué estrategias pragmáticas nos daba la escritura para producir un diferencial crítico? ¿Cómo devolver otra mirada para lo real y favorecer una deriva creativa para esas situaciones?
El humor y la risa
Dicen que en tiro al arco, no hay que pensar en el blanco adonde se apunta. Pues, así fue que la respuesta vino sola a nosotras, el humor apareció como herramienta que desafecta, que quita drama, que aliviana peso. Fueron surgiendo espontáneamente varios textos en clave cómica: destellos de humor, frases con doble sentido, exageraciones. Reírnos de los estereotipos, del patetismo, de la incertidumbre, de un humanismo anacrónico que sobrevive inexplicablemente en la escuela. Reírnos era pensar en esas cuestiones, ya no padecerlas. Adiós catarsis y bienvenido el humor.
En el sentido de que afecta la inteligibilidad de los problemas y resulta creativo respecto de la realidad, el humor es perfomativo. Provoca otra visión del mundo; rompe estructuras de sentido, las invierte, habilita que nuevas y distintas acciones se motoricen. Abre fugas.
A nivel individual, rompe con la rigidez de situaciones que están en pugna con la flexibilidad de la vida. Cuando es grupal, el humor hace coincidir -aunque sea efímeramente- en un código, genera complicidad, acerca, verifica lo que hay de compartido. Allí, la risa altera desde lo más material como los cuerpos, hasta lo más abstracto como el inconsciente colectivo, transgrede hegemonías, es contra-poder respecto de las formas serias, autoritarias y prohibitivas.
Cierto es que hay risas y risas, y quizás el problema radique en que la risa de la escuela suele ser distancia, asimetría que confirma relaciones de poder en tanto aleja, separa,diluye, y así se parece más a otras formas de humor, como la ironía, la sátira y la burla.
Entonces ¿qué mejor insumo entonces para pensar la escuela? Porque no se trata de producir piezas de humor o comedia con situaciones escolares, sino de abrir paso a lo que hay en común ¿de qué nos reímos en la escuela? ¿Qué risas podríamos compartir ahí?


[1] Al taller lo realizamos junto con Daniela Bercovich, en la Facultad de Filosofía y Letras, UBA.

Desde afuera

por Sandra Silvia Balossi
(http://t-d-x.com.ar/a/#continuacion)


Escuela secundaria de gestión estatal del conurbano bonaerense. Juan es el más chico de varios hermanos. Los profesores rumorean que la familia es parte de una banda que roba. Juan los enfrenta y  acusa de ser caretas, sale de la clase va al patio, entra a otras aulas. Algunos docentes han presentado quejas sobre este accionar. En charla con el equipo[1], Juan manifestó deseos de ser programador informático, pero dice: –no puedo decir eso donde vivo, allá nadie estudia. Me viven bardeando porque vengo a la escuela. A mí me gusta venir, no quiero dejar. En una ocasión se peleó con la secretaria, ella le dijo delincuente, él le dijo paraguaya. Ella se dio vuelta y lo enfrentó diciéndole: “no te tengo miedo”, él se enojó y dio un puñetazo a la pared. Se lastimó los nudillos y la sangre manchó la pared. Más tarde un alumno encerraría en un círculo azul a la mancha de sangre. Directivos e inspectores determinaron que el alumno siguiera concurriendo a la escuela pero desde afuera. Que no entre. Que los docentes prepararan material para que haga en su casa y todos los días los traiga completos. La secretaria siguió adentro, Juan quedó afuera. Él era violento, ella nerviosa. Llegaba a media mañana, se colgaba de la reja y comenzaba a aplaudir hasta que alguien lo escuchaba, los chicos lo iban a ver a la puerta. El equipo empezó a salir de la escuela  a su encuentro, entonces se conversaba en la esquina sobre diferentes cosas, se tomaba mate con galletitas, él trajo a sus amigos que no estudiaban. Algunos compañeros que no llegaban al horario de entrada se sumaban en la esquina. El alumno que marcó  la sangre de la pared dijo: “lo hice para que todos vean que aquí alguien salió lastimado”.

Los encuentros se dieron en forma espontánea, como también lo eran las charlas. ¡Por fin nadie planificada qué hacer! Surgía lo que surgía. Y surgió… aquello que el grupo guardaba como un tesoro, que tenía en la garganta ahogado como un grito que pocos escucharon. Comenzaron un día comentando que un amigo había muerto en un asalto. Ningún adulto preguntó por qué. Ellos siguieron contando que el Cris quería comprarse zapatillas y que no tenía plata, que sólo había entrado a la casa a llevarse un enano de cemento para vender, y que el paraguayo, el grupo conocía quién era, lo había bajado. Y el silencio reinó. El cementerio estaba detrás de la escuela. Empezamos a preguntar cómo era Cristian. Qué cosas hacía, qué le gustaba, qué recordaban de él. Con ánimos empezaron a recrear diferentes escenas dentro y fuera de la escuela. Los invitamos a que escribieran si lo deseaban aquello que recordaban de él y que lo lleven al cementerio y lo dejen ahí. Uno de ellos dijo “Cristian ya no puede leerlo”. Les contestamos que lo importante a veces es decir, las palabras hacen el resto. Comentaron también la indiferencia de la escuela, no se suspendieron las clases, nadie habló de él. Reflexionamos sobre la importancia de hacerlo al menos en esa esquina. Ya en la escuela, preguntamos a un profesor de matemáticas sobre el alumno, ya que los chicos habían dicho que era él uno de los que había prohibido hablar de Cristian. El profesor contestó que era un chorrito que mataron en el barrio. No lo enunció como alumno. En dirección pregunté el nombre y apellido del alumno. Era el mismo nombre que aparecía en la notebook que usaba en la escuela; cuando me la dieron me habían dicho: “Toma ésta, éste alumno no va a venir más”.

Hablando de computadoras pero volviendo a Juan, el director consideró que su mala conducta ameritaba el bloqueo de la netbook. Después de eso, una mañana fría de mármol, el director irrumpió en el espacio que el EOE ocupa en la escuela, queriendo hablar pero sin lograr emitir sonido. Sus nervios provocaban un cuadro de desesperación ante lo que parecía una urgencia inminente. Al igual que los bomberos, el EOE acudió en su pedido. En el medio del patio estaba él. Un señor imponente, pero no imponente sólo desde su tamaño corporal sino también desde su presencia. Con 4º de temperatura, él estaba en remera que enunciaba su admiración por un cuadro de fútbol de banda, bermudas, zapatillas y un gorro en la cabeza que dejaba escapar una cabellera prominente y enrulada. Detrás de él, se asomaba tímidamente la cara de Juan. El padre se presentó como borracho del tablón. Una integrante del EOE preguntó: “¿Usted está en los entrenamientos?” A lo que el padre de Juan respondió: “Sí, siempre estamos con los muchachos”. La integrante continuó su interrogatorio: “¿Y lo ve a Ramón Díaz? El señor contestó: “Sí, todos los días”.Juan sonrió y preguntó: “¿Te gusta Ramón Díaz?”. La integrante le dijo: “Shhh”. Juan empezó a cantar: “Le gusta, le gusta”. El padre preguntó: “¿Quién es esta señora, nene?”.  Juan respondió: “Es con la que hablo y me da la tarea”. “Ahhh señora, mucho gusto, yo estoy enojado, voy a reventar la escuela, pero con ustedes no es la cuestión”. La integrante lo quedó mirando. El señor sacó un boleto de su bolsillo, y le dijo: “Anote su celular aquí que se lo doy a Ramón para que la llame”. La integrante anotó su número de celular. El padre sonreía y estaba más tranquilo. La integrante feliz. Ramón nunca llamó.

El EOE desconocía el bloqueo de la netbook. Todos en tour por la escuela buscamos al director y una vez hallado, nos dirigimos a la dirección. La secretaria no estaba allí, aunque es su único lugar de trabajo, ya que desde hace dos años, no se le estaba permitido  caminar libremente por la escuela, ni atender a alumnos y familias por sus malos modos.

Al comienzo de la charla, se entabló una discusión entre ambos, que luego llegó a pequeños acuerdos, uno fue el desbloqueo de la netbook, acción esta que presenció el padre. La otra fue el pedido por parte de la familia sobre la presencia del alumno en la escuela. El director comentó que ese tema estaba en revisión. Cuando todo volvió a la calma, la familia se retiró del lugar, la secretaria salió detrás de un mueble y sin mediar palabra, se puso a trabajar.

A fin de año, después de diversos acuerdos intrainstitucionales, el 90 % de los profesores, desaprobó a Juan por considerar que sin presencia en la escuela, los alumnos no aprenden. Este dilema, la contradicción constante entre exclusión /inclusión, binarismo que esconde más allá del concepto de diversidad, una serie de elementos de control, provocó que Juan  permaneciera por fuera una vez más.

El EOE, en charla con la familia, consideró su asistencia a otra escuela donde Juan pudiera transitar sin el estigma que ya tenía sellado en la piel, dentro de esta institución. Así, sin pasado conocido, Juan empezó en una nueva escuela. A pesar de las burlas que tenía por partes de algunas personas, su familia apoyaba el deseo del alumno de concurrir a la escuela.


[1] Equipo de Orientación Escolar constituido por una Orientadora Social, una Orientadora de Aprendizajes y una Orientadora Educacional.

Los guantes mágicos del HSBC

por Pablo Waisberg

La biografía del banco británico HSBC incluye haber financiado la guerra del opio y contribuir al lavado de dinero proveniente del narco mexicano. En Argentina, la justicia, la agencia recaudadora y el parlamento lo investigan por sus tejes y manejes para forzar la devaluación del peso en el verano pasado, y por sistemáticas maniobras de evasión fiscal. Con los clientes más vip del mundillo local, el banco se prepara para seducir a los medios de comunicación.
Lavado de dinero y evasión fiscal. Esos fueron los cargos que se repitieron en las denuncias contra el HSCB en los últimos dos años. En julio pasado se sumó otro peor: participar de “operaciones especulativas en los mercados de cambio”. Lo acusaron, junto a otros seis bancos y a la petrolera Shell, de forzar la devaluación de enero. Poco después, la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), uno de los organismos que supervisa el sistema financiero, pidió acelerar el proceso por “evasión agravada” que había iniciado la AFIP. Esa fue la señal que necesitaron en la sede argentina de la casa británica, que acumula multas de la Unidad de Información Financiera (UIF), para alinear a sus tropas. A la batalla legal sumaron el frente comunicacional: en los primeros días de noviembre reemplazaron la política de “boca cerrada” para avanzar en una campaña quirúrgica de relacionamiento con los medios de comunicación. Pero, cuando todo estaba listo, estalló la última bomba.
En su oficina del piso 16 de la Torre Fortabat, el CEO y presidente del HSBC Gabriel Martino, vio la conferencia de prensa en vivo y en directo. Desde esa sala, con vista a la Dársena Norte de Puerto Madero, escuchó la acusación del jefe de la AFIP, Ricardo Echegaray, quien sostuvo el pasado 27 de noviembre, que el banco que él encabeza formó una “asociación ilícita”, una “plataforma ilegal” para permitir a sus clientes de elite gambetear al fisco. Pero eso no fue todo. «El HSBC de Argentina tiene una cuenta oculta en Suiza y, además, el presidente del banco posee una cuenta no declarada en el HSBC de Ginebra», afirmó Echegaray. Tal vez, en ese instante, Martino pensó que había llegado el momento de Federico Etiennot, elegido como nuevo Head of Communications de la entidad. El cambio de hombre –y de política- implica que el flamante jefe del área concentra las funciones de una Dirección de Comunicación con la de una Dirección de Asuntos Públicos.
“Hablar de Asuntos Públicos es poner en relieve aquella práctica donde se gestiona la reputación de la empresa-dirigente-institución. Implica mediar entre los intereses de las firmas dueñas de medios de comunicación, los periodistas y la sociedad civil. Utiliza herramientas de persuasión que se insertan en una zona gris entre lo correcto y lo posible, según la ética individual de quien desarrolle la actividad”, describe un integrante de una consultora de comunicación que realizó esa tarea durante varios años al servicio de diferentes multinacionales.
El opio de la gente
El HSBC ocupa un lugar en la crema del sector financiero. “Tiene los clientes de mayores ingresos y juega directamente en la alta gama del sector”, asegura un hombre que lleva muchos años trabajando en el Banco Central. Pero también es un banco que importa billetes de sus casas matrices e, incluso, le vende dólares al Banco Central cuando la autoridad monetaria se queda sin los billetes verdes que trae desde la FED (Federal Reserve System, la entidad público-privada con las funciones de lo que sería un Banco Central en Estados Unidos).
El banco cuenta con 4023 empleados. Tiene más personal que el Citibank (2784) o que Industrial and Commercial Bank of China (3563), pero menos que el Macro (7900), del argentino Jorge Brito. Con todos ellos comparte el ranking de los diez bancos privados que operan en la Argentina, según la autoridad monetaria. Más de la mitad de esa lista poseen sus casas matrices en el extranjero: Gran Bretaña, Estados Unidos, España o China. La compañía que encabeza Martino administra 309.197 cuentas corrientes y 863.967 cajas de ahorro; concentra 1.481.633 tarjetas de crédito y libró préstamos a 18.775 empresas, según las estadísticas del Banco Central para marzo de 2014.
Su origen tiene otros bemoles que no aparecen en esos números. Nació en el año 1865, su sigla significa The Hongkong and Shanghai Banking Corporation y fue fundada con el objetivo de administrar los fondos que generaba el tráfico de opio que motorizó Gran Bretaña para aceitar las rutas comerciales con China. La isla que dio las mayores crónicas sobre piratas encabezó la jugada cincuenta años antes: China sólo aceptaba plata para pagar sus productos y esto fue generando un déficit del lado británico que, para compensar, decidió obtener el metal plateado vía el tráfico de opio que cultivaba en India. Para frenar el tráfico China prohibió el narcótico en 1930 y nueve años después, viendo el empeño que ponía Gran Bretaña, Lin Hse Tsu -funcionario del imperio chino- le envió una carta a la reina Victoria I. Le pedía que frene el comercio ilegal y advertía que los barcos que llegaran con esa hierba estimulante a China serían incendiados, independientemente de la bandera que tuvieran. El pedido no tuvo ninguna respuesta formal: la respuesta real fue la fundación del HSBC.
El tesorero
Esa historia no es gratuita. Un sector del Gobierno nacional tiene la lupa puesta sobre el banco. “Es un banco depredador y globalmente hace mil cagadas”. Una de esas fue –según la fuente- la manipulación de la tasa Libor, que terminó con una multa para el HSBC y otros cuatro bancos por 3400 millones de dólares. «Los operadores usaban esa información para determinar sus estrategias de compra de divisas, buscando manipular las cotizaciones para que sus casas obtuvieran ganancias», indicó el comunicado de la Autoridad de Conducta Financiera de Reino Unido. Otra, la que se destapó con la lista que un ingeniero en sistemas -Hervé Falciani- se llevó de la filial suiza del HSBC: ahí hay datos de 130 mil evasores y más de 4.000 son argentinos.
En Buenos Aires, la UIF le aplicó multas por casi 104 millones de pesos por no informar operaciones irregulares –una de ellas de la consignataria rural Zerllafot Campos Salto y de la Asociación Mutual de Panaderos Unidos del Tercer Milenio-, que el banco apeló ante la Justicia; pero en Estados Unidos pagó 1900 millones de dólares para congelar una investigación por lavado de dinero. La causa la llevó adelante el Departamento de Justicia durante 2012 y el Senado estadounidense acusó a la conducción del HSBC de no frenar operaciones de lavado de activos de narcos mexicanos, pese a que tenían indicios de que se trataba de procedimientos irregulares. Para los investigadores estadounidenses, la sede mexicana del HSBC envió unos 4000 millones de dólares desde México a Estados Unidos. Una parte de los billetes verdes viajaron en camiones de caudales que cruzaron la frontera caliente, y otra parte migró en aviones.
“Aceptamos la responsabilidad por nuestros errores pasados. Hemos dicho que lamentamos profundamente haberlos cometido y lo volvemos a repetir. El HSBC de hoy es una organización fundamentalmente diferente de aquella que cometió esos fallos”, sostuvo el jefe máximo del HSBC, Stuart Gulliver, al confirmar que pagarían las multas. La decisión de poner un billete sobre otro garantizó el cierre de la investigación penal que implicaba penas de prisión para los responsables.
Martino era el tesorero y miembro del Comité Ejecutivo de ese banco. Viajó a Buenos Aires a mediados del 2012 cuando aún no se había cerrado la causa, que fue clausurada a fin de año. “El HSBC definió a la Argentina como uno de los veinte mercados estratégicos donde quiere operar”, explicó Martino, hincha fanático de San Lorenzo, en una entrevista publicada por El Cronista en junio de 2012, al explicar por qué la casa británica lo premió con un ascenso. Hijo de un matrimonio de contadores y nieto del dueño de una casa de cambio, Martino regresó a Buenos Aires para ampliar el peso de la entidad con la vista fija en China. “Argentina necesita millones y millones de dólares en infraestructura. Puede endeudarse en el mercado diez puntos del producto en infraestructura”, afirmó en una entrevista publicada en la edición de abril de este año de OrientAr, la revista de la Cámara Argentino-China, que dirige Carlos Spadone y que lo eligió como foto de tapa de ese número.
Martino se convirtió en el tercer vicepresidente de la Asociación de Bancos de la Argentina, que reúne a los bancos internacionales que operan en el país, y encabeza Claudio Cesario. Desde su llegada crecieron las operaciones de plazo fijo de clientes individuales y también de empresas. Aumentó la cantidad de compañías que operan con el banco y la cantidad de tarjetas de crédito. También se dedicó a cosechar relaciones políticas, al acercarse al funcionario macrista y hermano del jefe de Gabinete porteño Augusto Rodríguez Larreta. Y circuló –como corresponde a un ejecutivo de su nivel- entre las fiestas de la exclusiva José Ignacio, en Punta del Este.
Manganetas
El expediente que inició la AFIP está ligado a dos empresas, Más distribuidora SA y Recaudaciones y Servicios del Sur SRL. Utilizaban facturas truchas y CUIT genéricos para blanquear fondos y evadir impuestos. La investigación, que lleva adelante el fiscal Jorge Dahl Rocha y que involucra casi 400 millones de pesos, aún no arrojó resultados concretos. Sin embargo, las declaraciones públicas del titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, son más potentes que el ritmo que lleva esa causa: “No insistan más en buscarme en eventos y mantener un contacto, frente a estas maniobras deben ir pagar, devolverle al Estado lo que corresponde y además ver todos los movimientos que hicieron con cuentas genéricas que desplegaron con privados”. Fue el 18 de marzo del año pasado durante una conferencia de prensa, e hizo dejar por escrito esa frase que plantea una acción de lobby directa sobre un funcionario público. El HSBC no salió a desmentir públicamente la acusación. Un año y medio después la AFIP participó del allanamiento de tres sedes del HSBC, que incluyó a la casa central.
En agosto pasado la Procelac pidió el procesamiento de los directivos del HSBC. La medida aún no se tomó porque –según fuentes judiciales- “falta investigar” y lo que se hizo hasta ahora “no alcanza para procesar” al actual jefe regional del HSBC y ex número uno en Buenos Aires, Antonio Miguel Losada, y a su reemplazante Martino, además de los directores Marcelo Luis Degrossi, Alexander Andrew Flockhart, Simon Christian Martin y David Clive Kenney. Según la presentación de la Procelac, que respaldó la denuncia de la AFIP, el HSBC omitió “informar deliberadamente” los movimientos de Más distribuidora y Recaudaciones y Servicios del Sur. La colaboración estaría demostrada por la forma en la cual el HSBC construyó la Clave Bancaria Uniforme (CBUs) de esas firmas, que se utiliza para identificar y realizar transferencias entre cuentas. Además, la estructura que encabeza Carlos Gonella sostuvo que HSBC no informó a la AFIP vía el Sistema Informativo de Transacciones Económicas Relevantes (SITER) sobre los movimientos superiores a los diez mil pesos, como estipula la legislación vigente. Tampoco las cuentas bancarias de ambas empresas, “ocultando de ese modo su existencia, lo que imposibilita la función de trazabilidad de las operaciones realizada por la AFIP”, indicó.
Pero la Procelac fue más allá y analizó el rol de los funcionarios del Banco Central. En la Inspección de Tecnología de Informática y Sistemas realizada por la autoridad monetaria del 4 al 29 de octubre de 2010, se encontraron “debilidades que hacen a la potencialidad de riesgo de eventos de fraude interno y/o externo al HSBC”. También mencionó la medición CAMELBIG, hecha entre el 4 de octubre de 2010 y el 29 de abril de 2011. Ese sistema de calificación adoptado por la Superintendencia de Entidades Financieras y Cambiarias del Banco Central mide la calidad de las entidades financieras en una escala de uno a cinco, donde uno es el puntaje máximo. El HSBC, que rankea entre los diez bancos privados que operan en el país, obtuvo apenas un tres (de la mitad para abajo).
Por último, puntualizó los resultados de una evaluación sobre el compromiso de la casa británica en la prevención y el combate al lavado de dinero. Se hizo entre el 4 de junio y el 10 de agosto de 2012. El Banco Central encontró varias inconsistencias –no hay un “adecuado” análisis de cheques y los reportes de operaciones sospechosas demoran más de 150 días- y, pese a ellas, incluyó conclusiones que sorprendieron a los fiscales. “Las graves fallas observadas en el HSBC Bank Argentina merecieron por parte del BCRA comentarios del siguiente tenor: ‘La dirección, gerencia y el personal han demostrado en todo momento una muy buena predisposición para las sugerencias y recomendaciones realizadas por la inspección’”. Los fiscales subrayaron con tipología negrita la frase “muy buena predisposición”, que quedó por escrito en el expediente 101125/12 del Banco Central.
La sorpresa se tradujo en un pedido concreto: “Corresponde investigar el comportamiento de las autoridades y de los responsables de las respectivas áreas del BCRA que intervinieron en las evaluaciones señaladas, con motivo de la falta de adecuado control del funcionamiento del HSBC Bank Argentina que permitió que la entidad ocultara la existencia de cuentas mediante las cuales circularon al menos $397.030.616”, agregaron los fiscales en el escrito presentado aún con Juan Carlos Fábrega al frente del Central.
Muy lejos de aplacarse, el frente legal de la casa británica –que incluye multas de la UIF por más de 100 millones de pesos- siguió creciendo con la denuncia por la corrida bancaria de enero pasado. En ese caso la lupa incluye al Banco Galicia, Citibank, BBVA Banco Francés, BNP Paribas y JP Morgan Chase Bank, Banco de la Provincia de Córdoba y a la petrolera Shell. La causa la llevan adelante el fiscal en lo Penal Económico Emilio Guerberoff y su colega Gonella.
Acusaron al HSBC de formar parte de una «coalición» que actuó en forma coordinada para realizar una serie de «operaciones especulativas en los mercados de cambios de divisas, generando un alza de la cotización del dólar con el propósito de provocar la devaluación del peso». Subrayaron que esas maniobras les reportaron “extraordinarios beneficios económicos al conjunto del sistema financiero y en particular a los bancos denunciados: casi 10 mil millones de pesos en el primer mes de este año frente a los 427 millones de enero de 2013″.
Entre los siete bancos, el HSBC parecería ser el primus inter pares. Esa característica fue señalada en la presentación judicial. Allí se detallaron las «llamativas operaciones realizadas en el mercado minorista por la petrolera Shell y el HSBC por volúmenes y precio de cotización exorbitantes». Según la denuncia, durante el 23 de enero pasado el HSBC jugó fuerte en el mercado mayorista de divisas, hizo operaciones a 8,5 pesos por dólar y contribuyó a elevar la cotización del billete verde un 18,21 por ciento. Además, realizó tres operaciones de venta de divisas a Shell por más de 4,5 millones de dólares “a una cotización de 8,70 pesos, cuando el día anterior había cerrado la cotización a 7,12 pesos”, puntualizaron en el sitio Fiscales.gob.ar, que concentra la información del Ministerio Público Fiscal.
Sobre la argumentación de la denuncia también trabajó Pedro Biscay, que en ese momento coordinaba el área de Fraude Económico y Bancario de la Procelac. Biscay, quien hoy es director del Banco Central secundando a Alejandro Vanoli, definió el comportamiento de las entidades denunciadas como «colusivo, con el objeto de desestabilizar el orden económico». Esa denuncia adquiere otro peso tras la renuncia de Fábrega a la conducción del Banco Central y el apartamiento de otros directivos de la entidad cuestionados por su vinculación con algunos operadores del sistema financiero a los que debían regular.
El elegido
En ese escenario de acusaciones judiciales y endurecimiento de los controles sobre la operatoria bancaria y cambiaria, el HSBC cambió su política comunicacional. Federico Etiennot, el nuevo Head of Communications, tendrá entre “sus principales desafíos consolidar el posicionamiento de la compañía en los públicos externos y promover el diálogo con los colaboradores de la organización”, según reprodujeron distintos medios especializados en comunicación empresaria. Esa fue la misma tarea que tomó el frente de Barrick Gold, su último destino laboral. Allí encabezó la política de cambio comunicacional que lideró la megaminera que extrae oro en San Juan y que, muchas veces, fue la punta de lanza de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), que en los últimos años desarrollaron campañas y presentaron informes técnicos, económicos y ambientales pulidos en distintas consultoras de prensa. El eje de esos trabajos –que compartieron otros comunicadores privados- fue convencer de que las multinacionales mineras sufrían una excesiva presión impositiva, eran canteras de empleo y su impacto ambiental no superaba a una curtiembre del conurbano bonaerense.
La conferencia de prensa que dio Echegaray el jueves 27 de noviembre puso a prueba la decisión estratégica del cambio comunicacional. Ese día el piso 16 con vista al río hirvió. La discusión estaba centrada en cómo responder y, como suele ocurrir, había dos líneas de comportamiento: una que propuso una respuesta acotada, que buscaba no tensar más la cuerda. Pero lo que salió fue otra cosa, la expresión concreta del cambio de política comunicacional y, también, de coyuntura: la respuesta fue al filo de la corrección política e incluyó no uno sino dos comunicados. Uno fue por el HSBC y otro por Martino.
El banco aclaró que cumplía “con la ley argentina y todas las normas que regulan su actividad en el país”, rechazó “enfáticamente su participación en asociación ilícita alguna” y aclaró que “no tiene cuenta” en el HSBC Suiza. En la misma línea salió Martino, quien fue más allá y dijo que Echegaray mentía: “Las declaraciones hechas por la autoridad de la AFIP en relación a la existencia de una cuenta en HSBC Suiza bajo mi nombre son absolutamente falsas. No poseo una cuenta en HSBC Suiza ni en ninguna otra institución bancaria de ese país”. Esa definición también podría ser fácilmente rebatida por el organismo, que un día después ratificó la denuncia ante el Juzgado Nacional en lo Penal Tributario 3. Ahora Martino y su equipo harán silencio.
La batalla que acaba de subir de nivel será picante. No se trata sólo de decirle a los clientes –como escribió Martino en una columna en el diario Ámbito Financiero- que el objetivo del banco es “ayudarlo a concretar sus sueños”. Porque lo que vuelve a estar en el centro de la disputa es el nombre, la marca, y su rol en el mapa local y mundial. Los bancos en general aparecen como los cucos del sistema. Esa ubicación en el imaginario social no está en relación con la historia pasada, sino con lo que se vivió ayer mismo con la crisis de las hipotecas basura y los hogares rematados como caramelos. La historia del HSBC –que el año próximo cumplirá 150 años sin contabilizar ningún salvataje- se vuelve a poner en juego en esta partida. Pero esta vez la disputa no es solamente discursiva, está cruzada por el condimento legal y la posibilidad de un final con rejas es un fantasma que recorre el banco.

Vecinocracia (para descargar)


A cuatro años de la ocupación del Parque Indoamericano la oscuridad de aquellos acontecimientos domina el paisaje social. No es sólo el problema del acceso a la tierra y la vivienda; ni la emergencia -en las sombras de la retórica del desarrollo y el crecimiento del consumo- de una economía informal una y otra vez devaluada. Ni los muertos sin justicia. Es, más bien, como todo eso declina en un modo de gobierno de lo social que se ha instalado y generalizado desde entonces.  

A nivel de la ciudad, la última reelección de Macri es inseparable del trauma del Indoamericano y de aquel memorable afiche colorido que decía: “Vos también sos bienvenido”. Tanto el jefe político como los vecinos combatieron, entonces, por su “derecho al racismo” bajo la violenta y muy neoliberal consigna “contra la inmigración descontrolada”. Por su parte el gobierno nacional consagró su política de combinar políticas de inclusión social y derechos humanos con la de seguridad en manos del entonces emergente Berni. El Indoamericano guarda las claves de la coyuntura electoral de 2015.

Vecinocracia,(re)tomando la ciudad -que ese puede descargar clickeando sobre el nombre- es un librito de agitación escrito por el taller Hacer Ciudad y editado por ed. Retazos y Tinta Limón Ediciones durante el año 2011, a propósito de los sucesos del Parque Indoamericano del 2010.

#libroslibres: 200 libros del anarquismo latinoamericano del siglo XXI (para descargar)

por periódico El Libertario
(http://periodicoellibertario.blogspot.com.ar/)

Hemos creído indispensable resaltar uno de los rasgos más patentes del resurgimiento del ideal ácrata en nuestro continente, sobre el cual quizá ni siquiera l@s anarquistas hemos caído en cuenta de su alcance: la reaparición de una nutrida producción bibliográfica con orientación y/o énfasis en lo libertario escrita desde estas tierras en los últimos tiempos. No se trata sólo de obras que recuperan la memoria y legado del anarquismo “histórico” (S. XIX y 1ª mitad del S. XX). Además de ello, tenemos la revitalizada reflexión sobre el presente y futuro de nuestra acción por transformar las circunstancias de opresión, desigualdad e injusticia en donde nos toca desenvolvernos.

Como un aporte para enfrentar tantas limitaciones que obstaculizan el conocimiento y difusión de la nueva bibliografía anarquista latinoamericana, que a veces se desconoce aún dentro de los propios medios libertarios, estimamos conveniente elaborar y divulgar esta suerte de sencillo catálogo donde se expone información básica que hemos podido recoger para cada título. Nos orientamos por los siguientes criterios para anotar documentos en la lista:


  •      textos en castellano accesibles en impreso y/o vía internet;
  •      difundidos originalmente a partir del año 2000 y hasta mediados de 2014;
  •      con más de 40 páginas de extensión;
  •         autor o autores latinoamerican@s de origen, residencia o en relación continuada con el continente;
  •      cuando se trate de compilaciones con documentación histórica, que estén acompañadas de análisis o estudios interpretativos amplios y de reciente data;
  •    en repertorios de artículos de distintos autores, que al menos varios de ellos cumplan con el criterio de origen antes indicado;
  •    en concordancia con estas pautas, no incluiremos aquí textos que son exclusivamente reimpresiones de obras anarquistas de los siglos XIX y XX.


De ningún modo pretendemos asomar lo aquí recopilado como un arqueo exhaustivo o definitivo, pues la aspiración es proporcionar una referencia previa para incentivar la lectura de estos u otros materiales parecidos, lo que sin duda promoverá el conocimiento e interés sobre el anarquismo en el continente.

(Nota aclaratoria: Si después de la dirección web para ubicar el texto, aparece está indicación (+), significa que puede ubicarse también en otros lugares de Internet.)

Agri, Martín y María Cácerez. (2011) La educación libertaria en la Argentina y en México (1861-1945). Buenos Aires, Anarres, 484 p.   // http://www.librosdeanarres.com.ar/la-educacion-libertaria-en-la-argentina-y-en-mexico (+).
Alberola, Octavio. (2013). Pensar la utopía en acción. Lavern, Bombarda, 284 p. // https://docs.google.com/file/d/0B14Synwe1mHzekVVa2NHc1NGYW8/edit?pli=1 (+).
Albertani, Claudio. (2009). El espejo de México. Crónicas de barbarie y resistencia. México, Altres-Costa-Amic, 195 p.  // http://es.scribd.com/doc/202455658/El-espejo-de-Mexico-Cronicas-de-barbarie-y-resistencia-pdf  
Albertani, Claudio y otros – comps. (2009). La autonomía posible. Reinvención de la política y emancipación. México, UACM, 523 p.
Alcayaga, Aurora. (2006). Librado Rivera y los hermanos rojos en el movimiento social y cultural anarquista en Villa Cecilia y Tampico, Tamaulipas, 1915-1930. (Tesis de Doctorado). México, U. Iberoamericana, 368 p.  //  www.bib.uia.mx/tesis/pdf/014723/014723.pdf
Allende, Sebastián. (2013). Entre zapatos, libros y serruchos. Anarquismo y anarcosindicalismo en Chile (1920-1955). Santiago, edición del autor, 162 p.
Almeida, Ileana, Nidia Arrobo y Lautaro Ojeda. (2005). Autonomía indígena frente al Estado nación y a la globalización neoliberal. Quito, Abya-Yala, 274 p.  //  http://es.scribd.com/doc/125174177/autonomia-indigena-pdf(+).
Álvarez, Edgardo. (2006). El Estado contra el movimiento anarquista: Un proceso de «ortopedia social» en la historia argentina. Buenos Aires, C.C. de C. Floreal Gorini, 48 p.  //  www.elortiba.org/pdf/cuaderno67.pdf
Álvarez, Iván D. Juan M. Roca. (2008). Diccionario Anarquista de Emergencia. Bogotá, Norma, 280 p.  // http://es.scribd.com/doc/109279740/Diccionario-anarquista-de-emergencia-Roca-Alvarez-2008
Ansolabehere, Pablo. (2011). Literatura y anarquismo en Argentina, 1879-1919. Rosario, Beatriz Viterbo, 366 p.
Antivilo, Julia y Luis Vitale. (2000). Belén de Sárraga. Precursora del feminismo hispanoamericano. Santiago, CESOC, 169 p.
Araya, Mario. (2008). Los wobblies criollos: Fundación e ideología en la Región chilena de la Industrial Workers of the World – IWW (1919–1927). (Tesis de Grado inédita). Santiago, U. ARCIS, 138 p.  // http://archivohistoricolarevuelta.files.wordpress.com/2011/10/los-wobblies-criollos-fundacic3b3n-e-ideologc3ada-en-la-regic3b3n-chilena-de-la-iww-mario-araya.pdf
Ardila, Omar – comp. (2013). Antología de Poesía Anarquista. Bogotá, Gato Negro, 2 tomos.  // http://issuu.com/gatonegroeditorial/docs/antologi__aanarquistatomo1pdfhttp://issuu.com/gatonegroeditorial/docs/antologiaanarquistatomo2
Astroza-León, Maximiliano. (2012). Geografía social austral. La dinámica del anarquismo en Patagonia y Tierra del Fuego. Madrid-Santiago-Sao Paulo, (co-edición), 104 p.
Atán, Adriana. (2000). Cuatro historias de anarquistas: Testimonios orales de militantes del anarcosindicalismo argentino. Santiago del Estero, edición de la autora, 209 p.
Baena, Guillermina – comp. (2006). La Confederación General de Trabajadores (1921- 1931). Antología. México, Hormiga Libertaria, 112 p. // https://archive.org/stream/LaCgt1921_1931Antologia/LaCgt1921_1931Antologia_djvu.txt
Baigorria, Osvaldo – comp. (2006). El amor libre. Eros y Anarquía. Buenos Aires, Anarres, 109 p.  //  http://www.librosdeanarres.com.ar/el-amor-libre-eros-y-anarquia (+).
Baigorria, Osvaldo (2008). Anarquismo trashumante. La Plata, Terramar, 160 p.  // http://www.pensamientopenal.com.ar/sites/default/files/2014/06/filosofia04.pdf (+).
Barchfield, John. (2003). Estatismo y revolución anarquista. Madrid, Fund. Anselmo Lorenzo, 140 p.
Barrera, Jacinto y Alejandro De La Torre – comps. (2011). Los rebeldes de la bandera roja. Textos del periódico anarquista ¡Tierra!, de La Habana, sobre la Revolución mexicana. México, INAH, 232 p.
Barret, Daniel. (2004). Cuba, el socialismo y la libertad. Caracas, C.R.A., 60 p.  //  www.kclibertaria.comyr.com/lpdf/l015.pdf (+).
     »             »        (2009). De Fidel a Raúl. La Cuba de los politi-castros. París, Cuba Libertaria, 43 p.  // http://issuu.com/alb09/docs/de_fidel_a_ra_l__de_daniel_barret (+).
       “           “    (2011). Los Sediciosos Despertares de la Anarquía. Buenos Aires, Anarres, 269 p.  //  http://www.librosdeanarres.com.ar/Los-sediciosos-despertares-de-la-anarquia (+).
Bastias, Ignacio. (2007). Política libertaria y movimiento anarquista en Santiago, 1917-1927. (Tesis de Grado inédita). Santiago, U. de Chile, 134 p. //  http://archivohistoricolarevuelta.files.wordpress.com/2011/10/bastias-ignacio-politica-libertaria-y-movimiento-anarquista-en-santiago-1917-1927.pdf
Beas, Carlos – comp. (2007). La batalla por OaxacaOaxaca, Yope Power, 283 p.  //  www.justiciaparaoaxaca.net/wp-content/uploads/2011/08/libroOAXACA-final.pdf (+).
Benítez, Erick. (2008). La traición de la Hoz y el Martillo. México, Hormiga Libertaria, 356 p.; 2ª edición revisada y completada, 2010, Cornellá, El Grillo Libertario, 578 p.  // http://www.archive.org/download/LaTraicionDeLaHozYElMartillo/LaTraicionDeLaHozYElMartillo.pdf(+).
      “           “      (2013). Apuntes sobre el comunismo anarquista. México, RedeZ, 176 p. 
Benyo, Javier. (2005). La Alianza Obrera Spartacus. Buenos Aires, Anarres, 224 p.  //  http://www.librosdeanarres.com.ar/la-alianza%2Bobrera-spartacus (+).
Brignardello, Andrés. (2006). Valparaíso anarquista: Notas para una historia social de la ciudad. Valparaiso, FONDART, 150 p.
Camero, Francisco. (2005). Ricardo Flores Magón. El Prometeo de los trabajadores mexicanos. México, Fontamara, 70 p.
Campo, Javier. (2007). Las ideas libertarias y la cuestión social en el tango. Buenos Aires, Reconstruir, 69 p.  // http://grupodeestudiosgomezrojas.files.wordpress.com/2009/09/ideas_libertarias_en_el_tango.pdf(+).
Caparrós, Martín. (2003). Amor y anarquía. La vida urgente de Soledad Rosas, 1974-1998. Buenos Aires, Planeta, 354 p.  // http://info.nodo50.org/IMG/pdf/Martin_Caparros_Amor_y_Anarquia.pdf(+).
Cerutti, Horacio. (2003). Ideología y pensamiento utópico libertario en América Latina. México, U. Autónoma de la ciudad de México, 41 p.
Cezano, José y Dora Muñoz. (2010). Inmigración, anarquismo y sistema penal. Los discursos expertos y la prensa, Córdoba y Buenos Aires 1890/1910. Córdoba, Alción, 74 p.
CILEP. (2011). Pasado y presente del anarquismo y del anarcosindicalismo en Colombia. Buenos Aires, Anarres, 208 p.  // http://www.librosdeanarres.com.ar/pasado-y-presente-del-anarquismo-y-del-anarcosindicalismo-en-colombia
Cobarruvias, Darío. (2013). Destruir para construir. Violencia y acción directa, en la corriente anarquista chilena (1890–1914). Santiago, Acéfalo, 238 p.  // http://media.wix.com/ugd/85f6ef_4c50fcf2f917a05f97793223c151d68d.pdf(+).
Colectivo Alas de Xué. (2000). Una historia del anarquismo en Colombia: Crónica de una utopía. Madrid, Fund. Anselmo Lorenzo, 289 p.
Colectivo Situaciones. (2004). Argentina. Apuntes para el nuevo protagonismo social. Buenos Aires, edición del autor, 256 p.   //  http://la-periferica.com.ar/descargar.php?libro=987-96651-4-7.pdf (+).
Colombo, Eduardo. (2000). El espacio político de la Anarquía. Montevideo, Nordan-Comunidad, 190 p.
        “                “       (2000). Los desconocidos y los olvidados: historias y recuerdos del anarquismo en la Argentina. Montevideo, Nordan-Comunidad, 139 p.
       »                 »         (2006). La voluntad del pueblo. Buenos Aires, Tupac, 110 p.  // http://refractions.plusloin.org/IMG/pdf/Voluntad_del_pueblo_.pdf (+).
Cortés, Darío. (2003). El cuento anarquista en Latinoamérica. Granada, Emgraf, 160 p.
Cortés, Darío – comp. (2013). Cuentos Anarquistas de América Latina. Santiago, Eleuterio, 60 p.
Cortés, Omar. (2003). Una ciudad ante el cambio. De la inminente transformación de la ciudad de México. México, Antorcha, 43 p.  // http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/politica/ciudad/ciudad.html
Creación Libertaria y Periódico El Aguijón – edits. (2014). Cuentos cortos contra la autoridad. Medellín, 90 p.
D’Auria, Aníbal. (2009). Contra los jueces. El discurso anarquista en sede judicial. Buenos Aires, Anarres, 188 p.  // http://www.librosdeanarres.com.ar/contra-los-jueces-el-discurso-anarquista-en-sede-judicial
      »             »       (2014). El hombre, Dios y el Estado: contribución en torno a la cuestión de la teología-política. Buenos Aires, Anarres, 134 p.  // http://www.librosdeanarres.com.ar/node/73
Decarli, Humberto. (2006). Militarismo y cambio social. Caracas, C.R.A., 60 p.  //  http://www.soberania.org/Articulos/articulo_2037.htm
Del Solar, Felipe y Andrés Pérez. (2008). Anarquistas. Presencia libertaria en Chile. Santiago, RIL Edit., 304 p.  //  http://divergences.be/spip.php?article1598&lang=fr
Delhom, Joël y Daniel Attala – comps. (2013). Cuando los anarquistas citaban la Biblia. Entre mesianismo y propaganda. Madrid, Libros de la Catarata, 288 p.
Di Stefano, Mariana. (2013). El lector libertario. Prácticas e ideologías lectoras del anarquismo argentino (1898-1915). Buenos Aires, Eudeba, 216 p.
Díaz, María. (2012). Dos experiencias de pedagogía no tradicional: Educación Libertaria y Montessori. (Tesis de Grado inédita). Santiago, U. Acad, Humanismo Cristiano, 154 p.  // http://bibliotecadigital.academia.cl/bitstream/123456789/640/1/tesis.pdf
Diéguez, Omar. (2007). Memorias de un habanero reyoyo, gastronómico y libertario. ¿Miami?, edición del autor, 122 p.
Diz, Verónica y Fernando López. (2007). Resistencia libertaria. Buenos Aires, Madreselva, 120 p.  // www.editorialmadreselva.com.ar/Resistencia_libertaria.pdf  (+).
DoeswijkAndreas. (2014). Los anarco-bolcheviques rioplatenses. Buenos Aires, CeDInCI. 306 p.  
Doillon, David. (2013). El magonismo y la revolución mexicana en la prensa ácrata y radical francófona. México, INAH, 336 p.
Errandonea, Alfredo. (2011). Un anarquismo para el siglo XXI. Buenos Aires, Madreselva, 72 p.  // http://es.scribd.com/doc/139380053/Anarquismo-Siglo-XXI (+).
Escovar, Elisa. (2014). Neoanarquismo. Impedimento al ejercicio autoritario del poder. Caracas, Bid & co, 412 p.
Escribano, Osvaldo. (2000). El anarquismo en la globalización. Buenos Aires, Desalambrando. 111 p.
Etchenique, Jorge. (2000). Pampa Libre: Anarquistas en la Pampa argentina. Santa Rosa (La Pampa), U. Nacional de Quilmes y Amerindia, 242 p.; 2ª edicion corregida y aumentada, Santa Rosa (La Pampa), Voces, 198 p.
Etcheverri, Catriel. (2007). Rafael Barrett, una leyenda anarquista. Buenos Aires, Capital Intelectual, 128 p.
Falcón, Ricardo. (2005). La Barcelona argentina. Migrantes, obreros y militantes en Rosario 1870-1912. Rosario, Laborde, 243 p.
Federación Anarquista Uruguaya. (2006). Declaración de principios y elementos de estrategia. Montevideo, Recortes, 77 p.
Fernández, Frank. (2000). El Anarquismo en Cuba. Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 142 p.  // http://issuu.com/ellibertario/docs/elanarquismoencuba (+).
Fernández, Gustavo y Daniel Vidal. (2012). Orígenes del Movimiento Obrero y la 1ª Huelga General en Uruguay. Montevideo, Aportes, 128 p.  // http://periodico-rojoynegro.weebly.com/uploads/1/1/4/9/11495669/edicion_-_orgnes_del_movimiento_obrero.pdf
Ferrer, Christian. (2004). Cabezas de tormenta. Ensayos sobre lo ingobernable. Buenos Aires, Anarres, 119 p.  // http://www.librosdeanarres.com.ar/cabezas-de-tormenta (+).
     “             “         (2012). El entramado. El apuntalamiento técnico del mundo. Buenos Aires, Godot, 128 p.
      »        »     (2013). Camafeos. Sobre algunas figuras excéntricas, desconcertantes o desbordadas. Buenos Aires, Godot, 112 p.
Ferrua, Pietro. (2013). Un anarquista en la Revolución Mexicana: Praxedis G. Guerrero. México, INAH, 140 p.  // http://magon.unhidalgo.com/mapas/wp-content/uploads/ferrua_piero_un_anarquista_en_la_r_m_praxedis_g_guerrero.pdf
FLA-BAEL. (2002). Catálogo de publicaciones políticas, sociales y culturales anarquistas 1890-1945. Buenos Aires, Reconstruir, 187 p.  // http://www.federacionlibertaria.org/BAEL/Archivo/Tesis,%20monografias/Cat%C3%A1logo%20(original).doc
Fontana, Hugo. (2003). Historias robadas: Beto y Débora, dos anarquistas uruguayos. Montevideo, Cal y Canto, 159 p.
Fos, Carlos. (2010). Del teatro anarquista al teatro comunitario actual. Buenos Aires, Artes Escénicas, 60 p.
Garay, Gerardo. (2012). Anarquismo y utopía en el pensamiento de Luce Fabbri y Rafael Barrett. (Tesis de Maestría inédita). Montevideo, U. de la República, 194 p.  //  http://www.acratie.eu/FFTPUTOP/FANAR-FABBRI-BARRETT-GARAY2012-2013.DOC
Giarraca, Norma – comp. (2008). Cuando hasta las piedras se levantan. Oaxaca, México 2006. Buenos Aires, Antropofagia, 144 p.  //  www.ger-gemsal.org.ar/files/pdf/libros/cuandohastalaspiedras.pdf
Giarracca, Norma y Gabriela Massuh – comps. (2008). El trabajo por venir. Autogestión y emancipación social. Buenos Aires, Antropofagia, 184 p.  // www.ger-gemsal.org.ar/wp-content/imagenes/eltrabajoporvenir.pdf
Godoy, Eduardo. (2013). Represión contra los anarquistas en Chile a comienzos del siglo XX. Santiago, Académica Española, 64 p.  // http://archivohistoricolarevuelta.files.wordpress.com/2011/10/godoy_11.pdf
Goicovic, Igor. (2005). Entre el dolor y la ira. La venganza de Antonio Ramón Ramón. Chile 1914. Osorno, U. de Los Lagos, 174 p.  // http://www.archivochile.com/Portada/6_estudios_ideas/15_est.pdf (+).
Gómez, Juan. (2009). Literatura y anarquismo en Manuel González Prada. Bogotá, Siglo del Hombre, 222 p.
González, Marisa – comp. (2013). En primera persona. Testimonios desde la Utopía. Barcelona, Need, 336 p.
Grez, Sergio. (2007). Los anarquistas y el movimiento obrero. La alborada de «la Idea» en Chile, 1893-1915. Santiago, LOM Edic., 435 p.
    “          “          (2011). Magno Espinoza. Santiago, USACH, 107 p.
Grillo, María. (2008). La revista La Campana de palo: arte, literatura, música y anarquismo en el campo de las revistas culturales del período de vanguardia argentino (1920-1930). Buenos Aires, Academia Argentina de Letras, 527 p.
Grunfeld, José. (2000). Memorias de un anarquista. Buenos Aires, Nuevo Hacer, 384 p.
Grupo de Estudio sobre el Anarquismo. (2007). El Anarquismo frente al Derecho. Buenos Aires, Anarres, 300 p.  // http://www.librosdeanarres.com.ar/el-anarquismo-frente-al-derecho (+).
Gutiérrez, José – comp. (2010). Los orígenes libertarios del Primero de Mayo: de Chicago a América Latina (1886-1930). Santiago, Quimantú, 330 p.  // http://resistenciaobrerafat.files.wordpress.com/2012/06/origenesprimeromayoa.pdf
Guzzo, Cristina. (2003). Las anarquistas rioplatenses 1890-1990. Phoenix, Orbis Press, 104 p.
      “          “        (2014). Libertarias en América del Sur: de la A a la Z. Buenos Aires, Anarres, 154 p.  // http://www.librosdeanarres.com.ar/node/71
Jacoby, Roberto – comp. (2008). Jornadas Fourier. Ciclo de mesas redondas. Buenos Aires, Centro Cultural Rojas-UBA, 208 p.
Jung, María y Universindo Rodríguez. (2006). Juan Carlos Mechoso, anarquista. Montevideo, Trilce, 136 p.
Lagos, Manuel. (2012). Los Subversivos. Las maquinaciones del poder. «República» de Chile, 1920. Santiago, Quimantú, 225 p.
      “            “        (2013). Experiencias educativas y prácticas culturales anarquistas en Chile (1890-1927). Santiago, C.E.S. «I. Pellegrini Lombardozzi.», 340 p.
Langlois, Horacio. (¿2012?). Fundamentos de una teoría anarquista y teoría del Estado: Una síntesis didáctica. ¿Buenos Aires?, L.E. Mella (comp. y edit.), 61 p.  /  https://bibliolibertaria.org/files/197-horacio-langlois-fundamentos-de-una-teoria-anarquista-y-teoria-del-estado.pdf
Lara, Eliseo. (2014). Literatura y Anarquismo. Valparaíso, Perro del Puerto, 84 p.
Lévano, César y Luis Tejada – comps. (2006). La utopía libertaria en el Perú. Manuel y Delfín Lévano. Obra Completa. Lima, F.E. Congreso del Perú, 672 p.
Lida, Clara y Pablo Yankelevich – comps. (2012). Cultura y política del anarquismo en España e Iberoamérica. México, El Colegio de México, 328 p.
López, Fabio. (2010). Poder y dominio. Una visión anarquista. Buenos Aires, Madreselva, 174 p.  // https://www.yumpu.com/es/document/view/14143516/poder-y-dominio-una-vision-anarquista-editorial-madreselva (+).
López, Fernando. (2009). Vidas en rojo y negro. Una historia del Anarquismo en la «Década infame». La Plata, Letra Libre, 256 p.
Lucas, Omar. (2011). El Anarquismo en Guatemala. El Anarquismo en la ciudad de Guatemala 1920-1932. (Tesis de Grado inédita). Guatemala, Universidad de San Carlos, 175 p.  // http://es.scribd.com/doc/193826691/El-Anarquismo-en-Guatemala (+).
Llaguno, José Julián. (2013). La semilla que germina. Anarquismo, cultura política y nueva intelectualidad en Costa Rica (1900-1914). San José, Acracia Edit., 191 p.  // http://www.federacionlibertaria.org/BAEL/Archivo/Tesis, monografias/tesis documento final.pdf 
Machuca, Gabriela. (2006). La tinta, el pensamiento y las manos: la prensa popular anarquista, anarcosindicalista y obrera-sindical en Lima, 1900-1930. Lima, U. San Martín de Porres, 277 p.
Maguid, Alicia y otros. (2006). El croto: militancia trashumante, y otros textos. Sobre vagabundos ácratas en el sur de América. Buenos Aires, F.L.A., 61 p.
Maldonado, Benjamín. (2002). Autonomía y comunalidad india. Enfoques y propuestas desde Oaxaca. Oaxaca, INAH Oaxaca, 133 p.  // http://mayestra.files.wordpress.com/2013/03/maldonadoautonomiaycomunalidadoaxaca.pdf
        “             “        (2004). La utopía magonista. Oaxaca, Colegio de Investigadores en Educación de Oaxaca, 211 p.
          “                   “            (2012). Magonismo y vida comunal mesoamericana: a 90 años de la muerte de Ricardo Flores Magón. Oaxaca, DES-UESA y CSEIIO, 150 p.  // http://es.scribd.com/doc/137562850/Magonismo-y-Vida-Comunal-DES-UESA
Marius, Jorge. (2012). Tiempos de ácratas: 1904-1933; asaltos, fugas y un ideal frustrado. Montevideo, Ed. de la Proa, 159 p.
Martí, Alejandro. (2010). La biografía del anarquista Simón Radowitzky. La Plata, Ed. De La Campana, 342 p.
Mayer, Marcos y Sanyú. (2003). Anarquismo para principiantes. Buenos Aires, Era Naciente, 176 p.  // http://es.scribd.com/doc/5673469/Anarquismo-para-principiantes (+).
Mazadiego, José. (2009). La utopía como núcleo del pensamiento político-filosófico de Ricardo Flores Magón. (Tesis de Grado inédita). Xalapa, U. Veracruzana, 174 p.  //   http://es.scribd.com/doc/125921289/Tesis-El-Pensamiento-Politico-Filosofico-de-Ricardo-Flores-Magon
Mechoso, Juan C. (2002-2005-2006). Acción directa anarquista. Una historia de la FAU. Montevideo, Recortes, (3 tomos).
Meléndez, Jorell. (2013). Voces libertarias: orígenes del anarquismo en Puerto Rico. Santurce, Colectivo CCC, 175 p.  // http://betalocal.org/pdfs/luisa-Voces.pdf
Méndez, Nelson y Alfredo Vallota. (2001). Bitácora de la Utopía. Anarquismo para el S. XXI. 1ª edición, Caracas, Biblioteca UCV, 133 p.; (2004) 2ª edición corregida y aumentada, México, Hormiga Libertaria, 130 p.  // http://ia600508.us.archive.org/20/items/BitacoraDeLaUtopia_848/BitacoraDeLaUtopia.pdf(+).
Montes de Oca, Rodolfo. (2010). Anarquismo y Cárceles. Medellín, Corazón de Fuego, 44 p.  // http://corazondefuegorecs.files.wordpress.com/2010/05/anarquismo-y-carceles_web.pdf (+).
        “            “             “        (2013). Reflexiones en torno a la prisión. Chile, Ed. Sin Nombre, 144 p.   //  http://issuu.com/curarevzla/docs/carceles/1
        “         “            “      (2013). La conjura de los indomables. Motín y evasión anarquista de la Colonia Penitenciaria de la Guayana Francesa. Santiago, Sembrando la Peste, 60 p.  // http://issuu.com/curarevzla/docs/la_conjura_de_los_indomables
Morales, A., J. Esteves y R. Gil. (2007). La Casa del Obrero Mundial. México, Hormiga Libertaria, 147 p.  // http://hormigalibertaria.blogspot.com/2008/07/la-casa-del-obrero-mundial.html
Morales, Mauricio. (2009). Mauri… la ofensiva no te olvida. Santiago, Acción Anarkopunk, 56 p.  // http://vozcomoarma.noblogs.org/files/2013/10/mauri.pdf  (+).
Mujeres Creando. (2005). La Virgen de los DeseosBuenos Aires, Tinta Limón, 256 p.  // http://mujerescreando.org/pag/publicaciones/libros/LA-VIRGEN-DE-LOS-DESEOS–Mujeres-Creando.pdf
Muñoz, Pascual. (2009). Francisco Ferrer i Guardia. Su vida, la pedagogía anarquista, las repercusiones en el Uruguay. Montevideo, La Turba, 48 p. //  http://laturbaediciones.files.wordpress.com/2010/03/ferrer-maquetado-con-tapa1.pdf
      “           “         (2011). La primera huelga general en el Uruguay: 23 de Mayo 1911. Montevideo, La Turba, 91 p.
Muñoz, Pascual y Pablo Suárez. (2010). La vida anárquica de Florencio Sánchez. Montevideo, La Turba, 68 p.  // http://laturbaediciones.files.wordpress.com/2010/03/la-vida-anarquica-de-florencio-sanchez-sanchez1.pdf
Muñoz, Víctor. (2009). Armando Triviño: Wobblie. Santiago, Quimantú, 174 p.  // http://archivohistoricolarevuelta.files.wordpress.com/2011/10/wobblie2011.pdf
      »        »     (2012). Cuando la patria mata. La historia del anarquista Julio Rebosio (1914-1920). Santiago, USACH, 120 p.
      “        “       (2013).  Cuando las bombas son de papel. Los trabajadores, el Estado y la propaganda anarquista impresa (Región chilena, 1915-1927). Talca, Acéfalo, 138 p.  //   http://es.scribd.com/doc/195878710/Victor-Munoz-PDF-COMPLETO (+).
      “         “      (2013). Sin Dios ni patrones. Historia, diversidad y conflictos del anarquismo en la región chilena (1890-1990). Valparaiso, Mar y Tierra, 328 p.  //  http://marytierraediciones.wordpress.com/2013/10/31/sin-dios-ni-patrones-2013
Noble, Cristina. (2006). Severino di Giovanni: la pasión anarquista. Buenos Aires, Capital Intelectual, 123 p.
Ortega, Pere y otros. (2014). Las Violencias en América Latina. Madrid, Dharana, 114 p.
Ortega, Ulises. (2011). Regeneración y la Federación Anarquista Mexicana (1952-1960). (Tesis de Grado Inédita). México, UNAM, 272 p.  // www.portaloaca.com/images/documentos/regeneracion_FAM2.pdf (+).
Ortiz, Oscar. (2008). Nuevas crónicas anarquistas de la subversión olvidada. Santiago, La Simiente, 319 p.
Palomera, Adriana y Alejandra Pinto – comps. (2006). Mujeres y prensa anarquista en Chile (1897-1931). Santiago, Espíritu Libertario, 186 p.
Pereira, Sergio. (2005). Antología crítica de la dramaturgia anarquista en Chile. Santiago, Universidad de Santiago, 358 p.
Periódico El Libertario – comp. y edit. (2011). Mujer y anarquismo. Caracas, 45 p.  // http://www.mediafire.com/download/wofe99ve6xheb05/MujeryAdossier.pdf
         “               “                        “              (2012). América Latina: construyendo visión y acción (A). Caracas, 57 p.  // http://www.mediafire.com/download/mi3y4tbnlylyzxl/AmericaLatinaAdossier.pdf 
          “               “                        “               (2012). Anarquismo y Universidad. Caracas, 47 p.  // http://www.mediafire.com/download/24bf5lrcjcb5z8n/Ayuniversidaddossier.pdf
          “             “                 “             (2012). Antimilitarismo: ¡aquí, allá, ahora, siempre! Caracas, 57 p.  // http://www.mediafire.com/download/3tf0d257x21e4lq/antimilitarismodossier.pdf
          “                “                      “                 (2012). Artes, letras y anarquía. Caracas, 56 p.  // http://www.mediafire.com/download/z7nr7rcst32851j/ArtesLetrasAdossier.pdf
          “                “                    “               (2012). Colombia en clave de (A). Caracas, 46 p.  // http://www.mediafire.com/download/nn3ni650815bql1/ColombiAdossier.pdf
          “               “                   “               (2012). Comunicación: medios, mensajes y (A). Caracas, 50 p.  // http://www.mediafire.com/download/pb04eabsmkflva8/ComunicAdossier.pdf
         “              “               “                 (2012). Con México anarquista, desde Venezuela. Caracas, 47 p.  // http://www.mediafire.com/download/m17zxv5c4v85hll/MexicoAdossier.pdf
         “                  “                    “               (2012). Cotidianidad y Anarquismo. Caracas, 48 p.  // http://www.mediafire.com/download/th90dj0qdtt0xc5/CotidianidadyAdossier.pdf
         “                 “                   “                     (2012). Cuba escrita con (A). Caracas, 51 p.  // http://www.mediafire.com/download/4wa5sok6vtxwbmh/CubaescritaconA.pdf
          “                “               “                    (2012). Divulgando el Ideal Anarquista – 1 y 2. Caracas, dos Vol.  // http://www.mediafire.com/download/7s1g4ac1m682cqm/IdealA-1dossier.pdf yhttp://www.mediafire.com/download/yr9j56is3tx6ady/IdealA-2dossier.pdf
          “            “             “                 (2012). Ecología, Anarquismo y luchas ambientales en Venezuela. Caracas, 58 p.  // http://www.mediafire.com/download/xcr1219m1at202n/EcoAmbienteVdossier.pdf
          “           “                 “               (2012). Economía venezolana 2001-2011: apuntes críticos. Caracas, 46 p.  // http://www.mediafire.com/download/jco1dd4qigxuuz5/EconomiaVdossier.pdf
           “          “            “              (2012). Fuera pero no al margen – 1 y 2. La voz anarquista en la coyuntura política venezolana 1999-2011. Caracas, dos Vol.  // http://www.mediafire.com/download/8xhha24bh0x65gc/CoyunturaVzladossier-1.pdf yhttp://www.mediafire.com/download/rnbj83efpic0xsv/CoyunturaVzladossier-2.pdf  
          “             “                 “                   (2012). Historia libertaria: Notas, reflexiones y aportes. Caracas, 54 p.  // http://www.mediafire.com/download/86rvs4iex82k059/HistoriaAdossier.pdf
          “        “          “       (2012). Humor y Anarquía. Caracas, 51 p.  // http://www.mediafire.com/download/mgx8o8pn33o9tw5/HumoryA-dossier.pdf  
           “           “                    “              (2012). In-seguridad, control social y terrorismo de Estado. Caracas, 59 p.  // http://www.mediafire.com/download/9al4xicfh76xhpr/Inseguridaddossier.pdf 
           “            “                 “            (2012). Música y anarquismo. Caracas, 53 p.  // http://www.mediafire.com/download/aqnbmye9m5eu590/M%C3%BAsicAdossier.pdf 
           “            “                 “             (2012). Petróleo y Venezuela: voces alternativas. Caracas, 48 p.  // http://www.nodo50.org/ellibertario/PDF/Petroleodossier.pdf
           “          “               “          (2012). Por la autonomía social en Venezuela. Caracas, 50 p.  // http://www.mediafire.com/download/gd4kw4dmqvr9001/AutonomiaVdossier.pdf 
           “           “                 “                   (2012). Por una educación de, en y para la libertad. Caracas, 45 p.  // http://www.mediafire.com/download/25wj6pwj7sntvzw/EducAdossier.pdf
           “            “                 “                              (2012). Situación y luchas de los pueblos indígenas en Venezuela. Caracas, 48 p.  // http://www.mediafire.com/download/1519qd20a3fmr5l/IndigenasVendossier.pdf
           “            “                   “                   (2012). Sumario para el activismo anarquista. Caracas, 53 p.  // http://www.mediafire.com/download/vy77de8zen6jee5/ActivismoAdossier.pdf
           “           “               “          (2012). Trabajo y sindicalismo en Venezuela. Caracas, 64 p.  // http://www.mediafire.com/download/4t0ivhd9jh7t66w/TrabajoSindVdossier.pdf
Periódico En la Calle. (2012). En la calle. Una lectura anarquista de la crisis neoliberal en Argentina 1997-2007. Buenos Aires, Madreselva, 470 p.
Portal Libertario OACA – comp. y edit. (2011). El anarquismo en la sociedad actual. Entrevistas X aniversario Portal Libertario OACA. Andalucía, 2011, 103 p.    // http://chuck.freeserver.me/inicio/descargas/bib/Libertaria/libroxaniversario.pdf
Quesada, Rodrigo. (2013). La fuga de Kropotkin. Santiago, Eleuterio, 174 p.
        »             »          (2014). Anarquía. Orden sin autoridad. Santiago, Eleuterio, 450 p.
Quiroga, Pamela. (2005). La diversidad anarquista: Santiago, 1990-2005. (Tesis de Grado inédita). Santiago, U. de Chile, s.p.  //  http://www.cybertesis.cl/tesis/uchile/2005/quiroga_p/html/index-frames.html
Rago, Margareth. (2002). Entre la historia y la libertad: Luce Fabbri y el anarquismo contemporáneo. Montevideo, Nordan-Comunidad, 293 p.
Randazzo, Federico. (2007). Las grietas del relato histórico: apuntes sobre los orígenes del anarquismo en Bahía Blanca y la matanza de obreros en Ingeniero White en 1907. Buenos Aires, C.C. de C. Floreal Gorini, 110 p.  // http://www.centrocultural.coop/descargas/cuadernos-del-ccc/las-grietas-del-relato-historico-apuntes-sobre-los-origenes-del-anarquismo-en-bahia-blanca-y-la-mat/descargar.htm
Rey, Ana. (2002). Periodismo y cultura anarquista en la Argentina de comienzos del siglo XX: Alberto Ghiraldo en «La Protesta» y «Martín Fierro». Buenos Aires, UBA-Filosofía y Letras, 49 p.
Ribera, Anna. (2010). La Casa del Obrero Mundial. Anarcosindicalismo y revolución en México. México, INAH, 242 p.
Rivera, Guadalupe. (2014). Apuntes para una ética libertaria. México, edición del autor, 96 p.  // http://opendesing.wordpress.com/2014/07/07/apuntes-para-una-etica-anarquista
Roberto X. (2009). V de veganismo. Madrid, El Grillo Libertario, 151 p.  // http://vivalaanarquia.files.wordpress.com/2010/12/vdevegan.pdf (+).
Rodríguez, Gustavo. (2011). Algunas reflexiones sobre el extravío teórico ideológico en el pensamiento ácrata contemporáneo. Santiago, Crimental, 56 p.  // http://edicionescrimental.files.wordpress.com/2014/05/reflexiones-sobre-el-extravio-teorico.pdf (+).
Rodríguez, Huáscar. (2010). La choledad antiestatal. El anarcosindicalismo en el movimiento obrero boliviano (1912-1965). Buenos Aires, Anarres, 374 p.  //  http://www.librosdeanarres.com.ar/la-choledad-antiestatal (+).
Rojo, Sara. (2010). Teatro y pulsión anárquica. Santiago, USACH, 215 p.
Rosales, Juan. (2001). Badaraco, el héroe prohibido: Anarquismo y luchas sociales en tiempos de infamia. Buenos Aires, La Rosa Blindada, 371 p.
Rossineri, Patrick. (2011). Entre la plataforma y el partido: Las tendencias autoritarias y el anarquismo. Santiago, Crimental, 63 p.  // http://edicionescrimental.files.wordpress.com/2014/05/entre-la-plataforma-y-el-partido.pdf (+).

Sánchez, Amparo(2008). Sembrando ideales: anarquistas españoles en Cuba (1902-1925). Sevilla, CSIC, 440 p.

Sandos, James. (2010). Rebelión en la frontera: el anarquismo y el plan de San Diego, 1904-1923. Ciudad Victoria, Gobierno del Estado de Tamaulipas, 344 p.

Sandoval, Hugo. (2011). La configuración del pensamiento anarquista en México. Horizonte libertario de La Social y el Partido Liberal Mexicano. México, Grietas, 190 p.  //  http://grietaseditores.files.wordpress.com/2013/10/pensamiento-anarquista-en-mexico-marcelo-sandoval.pdf

        “          “     (2013). Prácticas libertarias y movimientos anticapitalistas. México, Grietas, 368 p.
Sepúlveda, Jesús. (2011). El jardín de las peculiaridades. Valparaíso, Nihil Obstat, 141 p.  //  http://vivalaanarquia.files.wordpress.com/2010/12/el-jard_n-de-las-peculiaridades.pdf (+).
Sevilla, Eduardo. (2011). Sobre los orígenes de la agroecología en el pensamiento marxista y libertario. La Paz, varios co-editores, 168 p.  // www.agruco.org/agruco/pdf/libros/sobrelosorigenes.pdf
Silva, Horacio. (2011). Días rojos, verano negro: enero de 1919, la semana trágica de Buenos Aires. Buenos Aires, Anarres, 264 p.  // http://www.librosdeanarres.com.ar/dias-rojos-verano-negro (+).
Suriano, Juan. (2001). Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires, 1890-1910. Buenos Aires, Manantial, 361 p.
      »           »    (2005). Auge y caída del anarquismo. Argentina, 1880-1930. Buenos Aires, Capital Intelectual, 96 p.  // http://es.scribd.com/doc/135502697/Auge-y-caida-del-anarquismo-Argentina-1880-1930-Juan-Suriano-pdf
Tamayo, Tania. (2012). Caso Bombas. La explosión en la Fiscalía Sur. Santiago, LOM Edit., 118 p.
Tauzin, Isabelle – comp. (2006). Manuel González Prada: escritor de dos mundos. Lima, Instituto Francés de Estudios Andinos, 309 p.
Torúa, Alfonso. (2010). El Magonismo en Sonora, 1906-1908. Historia de una Persecución. México, Hormiga Libertaria y G.E. Nosotros, 136 p.
Trejo, Rubén. (2005) Magonismo: utopía y revolución, 1910-1913. México, Cultura Libre, 277 p.  // http://es.scribd.com/doc/204425174/Magonismo-1910-1913-Utopia-y-Revolucion-Ruben-Trejo (+).
Trujillo, Gabriel. (2011). Moriremos como soles. La olvidada revolución anarquista de 1911. México, Grijalbo, 535 p.
Urrutia, Santiago. (2012). La educación libertaria en el movimiento popular. Chile 1898-1925. (Tesis de Grado inédita). Santiago, U. de Chile, 139 p.  //  www.tesis.uchile.cl/bitstream/handle/2250/112763/FI-Urrutia%20Santiago.pdf
Uzcátegui, Rafael. (2001) Corazón de Tinta. Caracas, Náufrago de Ítaca, 185 p.  //  http://www.nodo50.org/ellibertario/PDF/corazontinta.pdf (+).
         »             »       (2010). Venezuela: La Revolución como espectáculo. Una crítica anarquista al gobierno bolivariano. Caracas – Madrid – Tenerife – Buenos Aires, (varios coeditores), 275 p.  //  http://www.mediafire.com/?4oqc185cc6r8br9 (+).
Varios Autores. (2004). Encuentro nacional libertario: memoria. Bolivia, s.p.i, 44 p.
      “            “         (¿2008?). Hist(e)ria Colectiva. Santiago, Afila tus ideas, 112 p.
      “      “     (2009). A 100 años de la masacre de Santa María de Iquique. Santiago, LOM Edit., 414 p.
      “         “       (2010). Las empresas recuperadas. Autogestión obrera en Argentina y América Latina. Buenos Aires, Fac. Filosofía y Letras UBA, 238 p.
      “         “        (2011). Anarquismo y Poder Popular. Bogotá-Manresa, Gato Negro, 174 p.  // http://es.scribd.com/doc/204991089/Anarquismo-y-Poder-Popular (+).
      “    “   (2011). La geografía contemporánea y Élisée Reclus. México, Publicaciones de la Casa Chata, 308 p.
      “      “       (2011). Pensar las autonomías. Alternativas de emancipación al capital y el Estado. México, Bajo Tierra – Sisifo, 294 p.  // http://radiozapatistasud.files.wordpress.com/2011/11/124039298-zibechi-cecena-et-al-pensar-las-autonomias-alternativas-de-emancipacion-al-capital-y-el-estado.pdf (+).
      “       “       (2012). Caos no murió: Consideraciones para desmitificar el concepto e influencias del Caos. Santiago, Crimental, 61 p.  // http://edicionescrimental.files.wordpress.com/2014/05/caos-no-murio.pdf  
      “      “       (2012). Ciudadanxs No!: desbordando al movimiento estudiantil. Santiago, Sin  Nombre – Afila Tus Ideas, 156 p.  // http://www.mediafire.com/download/yt8v4h6ds1hkrsp/Ciudadanxs+no.rar
      “        “        (2012). Educación Anarquista, Aprendizajes para una sociedad libre. Santiago, Eleuterio, 134 p.
      “     “   (2013). Hacer política para un porvenir más allá del capitalismo. México, Grietas, 286 p.
     “        “      (2013). Punto de Quiebre. Memorias de lucha desde la región chilena. Santiago, Crimental, 250 p.  // http://edicionescrimental.files.wordpress.com/2014/05/pdq.pdf

     “          “      (¿2014?) El anarquismo en el siglo XXI. Bahía Blanca, Parrhesia, 48 p.  //  www.mediafire.com/?d577d5ps8m9ouup

Verzero, Lorena – comp. (2010). En las tablas libertarias. Experiencias de teatro en Argentina a lo largo del siglo XX. Buenos Aires, Atuel, 224 p.
Vidal, Daniel. (2011). Florencio Sánchez y el anarquismoMontevideo, Banda Oriental, 302 p.
Ward, Thomas. (2001). La anarquía inmanentista de Manuel González Prada. Lima, U. Ricardo Palma y Horizonte, 230 p.
Woollands, Héctor. (2000). Recuerdos de un militante anarquista. Mar de Plata, El Martillo, 286 p.

El capital filmado por Alexander Kluge (Tx + Video)

por Alan Pauls



Como el encuentro de Beckett y Buster Keaton en un hotel de Manhattan, que naufraga en un puñado de incómodos bolsones de silencio a la luz de un televisor y un partido de béisbol, el famoso tête-à-tête entre Eisenstein y Joyce en París en 1929 es un gran hito de la historia de las decepciones del siglo XX. De entrada todo promete: los dos genios se respetan, se admiran, se temen. Eisenstein lleva bajo la manga un proyecto demencial: filmar el Ulises. Joyce no sólo se lo aprueba: le confiesa que la idea ya se le había ocurrido, y que para llevarla a cabo sólo podía pensar en dos directores. Eisenstein era uno (el otro era su alter ego alemán, Walter Ruttmann, director de Berlín, sinfonía de una gran ciudad).

Muy pronto, sin embargo, las promesas no alcanzan o son redundantes. Hay admiración mutua, el lujo de dos megalomanías midiéndose en vivo y pocas palabras. Lo que se instala es la sensación, la evidencia de que entre Eisenstein y Joyce ya estaba todo dicho antes de que se vieran las caras. Todo estaba dicho, o por decir, en la relación de atracción mutua de sus obras y sus prácticas, lo que volvía el rendez-vous ocioso o frívolo. Esa es la hipótesis que desliza como al pasar el escritor Dietmar Dath en el último ensayo audiovisual de Alexander Kluge, Noticias de la Antigüedad ideológica. Marx-Eisenstein-El capital. El cine y la literatura, dice Dath, tenían mucho más que decirse que los propios Eisenstein y Joyce. Sobre todo, acota Kluge, teniendo en cuenta que entre el Ulises y Octubre –la película que Eisenstein acababa de terminar cuando se encuentra con Joyce en París– están nada menos que El capital de Marx y el Viernes Negro de 1929, emblema de la crisis más radical que haya conocido el sistema capitalista en toda su historia. Porque filmar el Ulises es sólo la idea oficial con que Eisenstein viaja a París. La idea clandestina –la única que lo desafía luego de la epopeya de Octubre– es filmar El capital de Marx. El encuentro con Joyce le servirá para descubrir que son la misma idea.

A lo largo de los 570 minutos de Noticias…, un experimento único, a la altura de las Historia(s) del cine de Godard, Kluge refrenda la hipótesis de Dath y se aboca a frotar esas dos piedras mágicas —la literatura de Joyce, el cine de Eisenstein— con el ensimismamiento de un chamán y la saña de perro de presa de un agitador. No es que los chismes biográficos lo dejen frío. A Kluge, como al diablo —lo prueba la edición de Carla Imbrogno de las 120 historias del cine de Kluge que aterriza en Buenos Aires junto con Noticias…, álbum de fábulas, testimonios y fait divers que no celebran la épica de la infancia del cine sin ensombrecerla con su alter ego siniestro: la guerra—, le interesan sobre todo los detalles: la ceguera de Joyce, que Eisenstein conciba su versión del Ulises en los diez minutos que dura un viaje en tranvía, las anfetaminas con que se atraganta mientras monta Octubre, que terminan enfermándolo. Pero el trance en el que goza de verdad, como sólo ciertos alemanes saben hacerlo —sin pudor, sin límites, movilizándolo y apostándolo todo— es esa combustión fenomenal que produce la fricción de dos materiales “sueltos”, liberados de sus autores y arrojados a esas inmensas cámaras de ecos que son la Historia, la Política, el Arte, que se los disputarán, los desmembrarán, les harán decir todo lo que nunca dijeron, lo contrario de lo que dijeron, todo lo que aún tienen para decir.

Más que retomar el proyecto de Eisenstein, lo que Kluge retoma en Noticias… es el axioma de que para “llevar” El capital al cine es preciso pasar por el Ulises (antes aun que por la doctrina del marxismo). Es como si la novela de Joyce incluyera de algún modo el programa narrativo, el método formal, el arsenal de procedimientos que el texto de Marx reclamara para reaparecer, fantasma insistente, en el más allá de las imágenes y los sonidos. Eisenstein lo ve con toda claridad cuando da con la premisa de su “adaptación”: filmar El capital como si fuera el Ulises. Una historia que transcurre en un solo día, el monólogo interior de la mujer de un obrero, un film que proceda no por sucesión ni por causalidad sino por encadenamiento de asociaciones libres. Kluge, más “ensayista”, descarta esa Molly Bloom de overol y también la ley de las unidades de tiempo y lugar. Como hace Joyce con Homero y La odisea, no narra El capital, no lo encarna ni lo dramatiza, no lo traduce —como lo hizo a menudo el realismo socialista— a la figuración de la épica. Se limita a declinarlo. Lo indexa en una serie de nociones clave (“mercancía”, “fetichismo”, “alienación”, “revolución”, “ideología”) que somete al examen de intelectuales como Peter Sloterdijk, Joseph Vogl, Oskar Negt, Boris Groys y Hans Magnus Enzensberger, verdadero top five de la heterodoxia de izquierda contemporánea; lo enfrenta con sus zonas de sombra, sus pliegues excéntricos, sus potencias poéticas; lo articula con sus fuentes, sus contemporáneos, su posteridad (en el campo de la teoría económica y política y la filosofía pero también en el arte, las costumbres, la vida cotidiana); lo “monta” en un pie de igualdad con los ecos que le devuelven el teatro o la ópera actuales; lo “lee” en el sentido más literal, inscribiendo pasajes enteros del texto en la pantalla con tipografías dadaístas, y en el mismo sentido lo “interpreta”, poniéndolo en boca de actores que lo recitan como si fuera una pieza teatral, vestidos como mujiks o como agentes de la Stasi.

Largos diálogos filosóficos, citas, reenactments, conversaciones telefónicas, conciertos, pequeñas películas animadas, collages, fotomontajes, dramatizaciones, lecturas en voz alta: la diversidad más desenfrenada de medios, formas, artificios y recursos de puesta en escena se moviliza en Noticias… alrededor de El capital, un texto que suena oscuro como una fórmula alquímica y brutal como un panfleto (pero nunca sagrado), punto de partida de una deriva capaz de tocar las costas más extremas, esos confines de la experiencia revolucionaria donde dormitan los parias de la tradición marxista (Karl Korsch, maître à penser de Brecht; Rosa Luxemburgo), donde hacen flamear sus banderas Nicolai Fedorov y los biocosmistas (que reclamaban la abolición de la propiedad privada del tiempo —es decir: la inmortalidad— y proponían resucitar a los muertos) y donde Bogdanov, interlocutor privilegiado de Lenin, sugería fundar bancos de intercambio de sangre para mestizar generaciones de revolucionarios.


Eso es lo que Noticias… retoma del modelo del Ulises: esa especie de inclusividad ávida, generosa, hasta un poco psicótica (en la medida en que se abstiene de imponer jerarquías sobre aquello que incluye). La voluntad no tanto de hablar, de decir, de afirmar algo “propio” sobre El capital de Marx (una ínfula que Kluge sólo se permite de a dos, cuando intercambia ideas con alguno de sus interlocutores), como de retirarse, hacer lugar, producir espacio y tiempo para que se hagan oír las voces de los otros. Más que un director, Kluge asume el papel de un anfitrión, alguien que organiza un espacio, da cartas y distribuye el juego y espera con paciencia que las fuerzas que ha movilizado se rocen y den frutos. Verdadero arte del montaje, ese principio de hospitalidad está menos preocupado por producir textos que contextos —más que una película, de hecho, Noticias… es una plataforma de encuentro, un espacio donde se dan cita películas, textos, obras, pensamientos de otros, de Luigi Nono a Tom Tykwer, y en ese sentido está más cerca del concepto de “programa” que de la obra cinematográfica individual— y atraviesa como un hilo de oro el gran linaje estético-político que el film de Kluge nunca deja de invocar: Eisenstein, desde luego, y los productivistas soviéticos, pero también Walter Benjamin y su Libro de los pasajes, Bertolt Brecht (que en 1945 versifica en la métrica de Homero el Manifiesto del partido comunista) o Jean-Luc Godard. Todos marxistas, naturalmente. Pero marxistas chingados, mucho menos acuciados por la urgencia de entender a Marx, o de creer en él, que por hacerlo funcionar, inscribirlo en el mundo, confrontarlo con sus puntos ciegos, llevarlo hasta sus límites, sacarlo de quicio. Tratado así —es la bella espina que nos dejan clavada Kluge y sus Noticias de la Antigüedad ideológica— Marx y el marxismo dejan de ser joyas vintage y se convierten en lo que Foucault deseó alguna vez que fuera una teoría: una caja de herramientas poderosa, precisa, lírica.


Alexander Kluge: Noticias de la antigüedad ideológica: Marx – Eisenstein

I-

II-

III-

Noticias de la Antigüedad ideológica: Marx/Eisenstein/El capital (2008) es una de las películas más complejas y monumentales de la historia del cine reciente. A lo largo de casi nueve horas de duración, su director, Alexander Kluge (Alemania, 1932), propone una reconstrucción del proyecto inacabado de Eisenstein de rodar El capital de Karl Marx tras un febril encuentro con James Joyce en 1927. Noticias de la Antigüedad ideológica es también un nuevo giro de tuerca para entender el espectro contemporáneo de Marx a partir de una imagen fantasmagórica, constituida por la asociación libre y el montaje de ideas, capaz de volver a imaginar el cine como un medio crítico y de conocimiento.

Si bien esta película participa de la pulsión actual hacia El capital, Kluge se distancia de las celebraciones y retornos literales dominantes para armar un relato alegórico en el que, mientras el texto es la potencia melancólica de un proyecto radical irrealizado, el subtexto es la redención del presente a partir de una rigurosa excavación del pasado. De esta forma, Noticias de la Antigüedad ideológica se plantea como un amplio archivo transversal que contiene el cine dentro del cine, las imágenes de historia y catástrofe del s.XX, fragmentos de ópera, entrevistas a distintos pensadores (Peter Sloterdijk, Oskar Negt, Hans Magnus Enzensberger…), ficciones interpretadas, esfuerzos pedagógicos o textos y fragmentos de discurso proyectados entre las imágenes. Dentro de este torrente, Kluge parece referirse a cómo los media son tanto ruinas del pasado como modelos de futuro. «La historia del cine sigue siendo un desafío», escribe; «es un Fénix, y sigue sin cumplirse. Alrededor de 1929, cuando Eisenstein quiso realizar su versión de El capital de Marx, en el umbral del cine sonoro, el viejo cine muere por primera vez por motivos comerciales para volver a surgir en otra parte. Hoy es lo mismo: el cine está muriéndose en los cines y vuelve a surgir en Internet».

¿Quién lleva la gorra? Juguetes Perdidos y la filosofía del raje

por Diego Sztulwark

Cuando elogio el raje no es simplemente a partir de una visión desde las alturas, para mí se trató siempre de una manera de laburar
J. Ranciére
La línea de raje es una forma de tomarse el palo. Los franceses no saben muy bien lo que es eso. Por supuesto, como todo el mundo, se las toman, pero piensan que rajarse, o bien es escaparse del mundo, mística o arte, o bien es una especie de cobardía, una manera de eludir los compromisos y las responsabilidades. Pero el raje no significa, ni muchísimo menos, renunciar a la acción, no hay nada más activo que un raje”.
G. Deleuze
Es posible que me las pique, pero mientras dure mi raje, buscaré un arma
G. Jackson
I.
La filosofía no morirá mientras alguien fugue, todo lo demás es interpretación. Juguetes Perdidos juega en ese tablero: todo lo que huela a máquina universitaria de producción será rudamente apartado. No es desprecio por la reflexión teórica, sino una nueva comprensión de lo teórico como tal: menos como sistema de saberes acumulados y más como relación con lo que aún no sabemos pensar.
En ¿Quién lleva la gorra? (Tinta Limón Ediciones, Bs-As, 2014), la última década transcurre de nuevo ante nuestros ojos. Es notable advertir cómo se retuerce una escritura que se evade de lo político mayoritario cuando actúa bajo presión de la coyuntura. Página a página desfila una procesión de figuras mutantes nacidas tras la llamada crisis del 2001: de la miserable barriada al mundo de la batalla por el consumo; de la auto-organización a la vida loca. Más allá de lo que se discuta en torno a lo que se puso en juego durante esta década larga, lo cierto es que el paisaje social resultó trastocado.
La única actualidad que importa es aquella en la cual nos enteramos de lo que estamos dejando de ser y entramos en contacto con las fuerzas que nos reconfiguran. Nada que ver con el tiempo-ahora del periodismo que no comunica sin castrar el acontecimiento, para que “se entienda”. Ni con la militancia, esa niña bonita de una Argentina adecuadamente inserta en el mercado mundial vuelta oficio de administrar las ilusiones aceptables de la sociedad. Antes bien, se sale a la búsqueda de una complicidad para darse valor y afrontar las propias opacidades. Toda fuga parte del lado oscuro de la ciudad y aspira, arma en mano, a hacer vida en tierra nueva.
Este punto de partida, el viaje en intensidad, dará lugar a una ciencia nueva. Una sofisticada sociología del raje capaz de registrar dispositivos, flujos y figuras tales como “realismo engorrado”, “nuevos barrios”, “vidas mulas” y “pibes silvestres”. En vano será consultar en la academia de las Ciencias Sociales: las jergas y berretines que afectan la escritura deberán elucidarse a fuerza de lectura.
II.
Por caótica e “insustentable” que nos pueda parecer, la ciudad es conjunto afinado de dispositivos de orden y comunicación. Convulsiones abismales como la ocurrida en diciembre del 2013, con autoacuartelamientos policiales, cortes de luz y batallas campales en las puertas de los supermercados, nos recuerdan el valor de la gestión normal y razonable de los flujos sociales.
Nada que objetar. Salvo que la proliferación de maná caído del cielo de las exportaciones de soja y minería, amén de las muy desarrollistas exportaciones de autos a Brasil, regulada a partir de un nuevo tipo de presencia estatal, dio lugar a un ensamble de dispositivos cada vez más rígido, y nunca, ni en sus mejores tiempos, del todo desprovisto de fuertes cargas de racismo clasista. Precariedad es el nombre que los JP usan para ligar con esas vidas que se debaten en torno a  las líneas duras a la que los vecinos y vecinas, gente buena, intentan aferrarse a los codazos y en torno a las cuales se pone en juego una violencia que la filosofía política identifica con la ruptura del pacto que nos rescata del estado de naturaleza.
III.
En la medida en que nos recostamos en una representación del capitalismo como proliferación de flujos, no hay lugar para pensar lo subversivo del raje. Efectivamente, ¿qué lugar positivo puede ocupar el raje, si no es más aceleración de flujo entre flujos, no es más de lo mismo? Puede que no, pero para pensar esta posibilidad tenemos que alterar la idea del capital como pura proliferación.
En los hechos, el capital es una axiomática de flujos, cada vez una fracción de las clases dominantes hace pasar el conjunto de los flujos sociales a través de su propia organización. Según explican en las frondosas páginas de Mil mesetas Deleuze y Guattari, no habría que confundir la “conjunción” de flujos, en la que el más abstracto de los flujos se coloca de modo tal que hace de suelo de los demás para territorializarlos y aplicarles sus propios códigos (tal la operación a cargo de la fracción más desterritorializada del capital, actualmente las finanzas); con la “conexión” de flujos, definida como el mutuo relanzamiento entre los flujos en posición de fuga. No hace falta ser demasiado perspicaces para detectar en esta sutil distinción la operatividad del raje.
IV.
Si en Por atrevidos (Juguetes Perdidos, Tinta Limón Ediciones, 2011) el protagonismo, desde la tapa misma del libro, refería al desacato de “Pibes”, en ¿Quién lleva la gorra? ese protagonismo se vuelve territorial: se descubren los “nuevos barrios” y aparece el horizonte de una adultez “pilla”.
No hay inocencia en este desplazamiento. Cada vez más se rodea a “los pibes” de los barrios pobres con un lenguaje que apunta, o bien a santificarlos, o bien a sacrificarlos. Sean los “ni-ni” a incluir, o los pibes chorros a aniquilar, su eufemística centralidad en el discurso público no resulta comprensible por fuera de un mapeo más complejo a través de un nuevo paisaje social. Sobre todo en una coyuntura como la presente, en la que se juega el endurecimiento de las fronteras de demarcación clasista y racista de la articulación social de las mutaciones ocurridas estos años.
Para comprender las tensiones en este proceso de articulación, antes que la discusión estratégica militante, importa reparar en la generalización de unos estilos masivos de consumo, así como en la emergencia de las llamadas “nuevas clases medias” (un significante más que discutible), y en el modo en que, como parte de estas transformaciones, se configuran los “nuevos barrios”, vinculados a una nueva imagen de la pobreza.
Como parte de la lucha por inscribir vida y propiedades en las líneas duras del dispositivo securitista en las zonas en las que éste resulta más precario, se generaliza un realismo barrial, un movimiento vecinal orientado a reforzar la seguridad por mano propia. Si el “engorrarse” subraya el gesto pro-policial de los conatus a la búsqueda por consolidar la ecuación de ampliación del consumo junto a una intensificación seguridad, el raje de los pibes, raje que opera como un contra-realismo feroz, supone la más incómodas de las preguntas: ¿y si la “vida mula” y su continuo no fuese sino precariedad totalitaria?
V.
“Sin terror no hay sociedad”, se dice en ¿Quién lleva la gorra? Es de suponer que un terror que hace sociedad no se agota en el poder de matar, sin prolongarse, como decía León Rozitchner, en las categorías de la economía política (es decir, de la estructura de la propiedad privada). Es la entera subjetividad la que es tramada por categorías del terror social.
Ya no es –sólo– la dictadura. “Nuestra época incubó su propio terror”, dicen. “La precariedad, un terror anímico”, rematan. A diferencia de las generaciones que soñaban con –y estaban dispuestas a dar la vida por– la revolución, “nuestros muertos queridos no oprimen como una pesadilla los cerebros de los vivos”. El terror anímico de la precariedad totalitaria se vincula menos con la represión y más con lo que Ignacio Lewkowicz llamó angustia del “des-existir”; menos como amenaza de muerte justa o injusta, y más como condena a una vida devaluadapor la fuerza de cosas.
Des-existir es menos –o más– que morir. Pero para entender esto hay que partir del hecho de que la ciudad-empresa, a partir de sus dispositivos, opera produciendo zonas de valorización/devaluación de la existencia. Valorización y devaluación de la vida: es el lenguaje de la lucha de clases en la ciudad gobernada según la razón neoliberal.
“La precariedad” es un “suelo”, hecho de todo aquello que “se arma para vivir (relaciones, redes, amores, trabajos, consumo)” cuando “no es posible pararse” sobre superficies más aseguradas. En esas condiciones dicen los JP “cualquier roce puede generar quilombo; y esto sí es un axioma casi inevitable: cualquier cosa puede desarmar el frágil equilibrio cotidiano”.
El quilombo es esa violencia latente y circulante que enfrenta potencial o efectivamente a las personas por el derecho a las posesiones. Como si de reescribir el Leviatán se tratase, la precariedad totalitaria es tal que a cada propietario se le impone ser el asegurador constante de sus propiedades, su vida incluida. En efecto, “nadie te va a cuidar por vos”. La vida devaluada es renta no asegurada. Pura exasperación por desesperación que causa el perderlo todo a la primera de cambios.
“El miedo al despojo de la propiedad privada o a la violencia contra el cuerpo” se engendra en la dinámica de una acumulación sin reglas, a todo o nada. La devaluación del cuerpo es la condición primera para su explotación a bajo costo.
VI.
“Quizás, la lucha por correrse de la exposición violenta a ese fondo, la lucha por salir de sus efectos inmediatos, sea la forma de la lucha de clases actuales”. La lucha por el acceso diferencial a la infraestructura urbana, a los cuidados de la salud, a las redes a las que apelar “ante la quemazón urbana y laboral (psicólogo, terapias alternativas, descansos)”. La lucha de clases se da en el plano de la valorización y el aseguramiento de las vidas como capital. Esta premisa permite comprender desde abajo –y no como mera estadística probatoria– el significado del hecho que poco menos de la mitad de la fuerza de trabajo, en nuestro país, está sometida a precariedad.
VII.
La vida mula refiere al continuum de trabajo, consumo, pedido de tranquilidad, familia, realidad barrial, códigos morales, francisquismo, “parejismos”. Es ella la que brinda enlace posible, más que coherencia, a “imágenes, escenas, vidas”: no es menor el “auge de la religión, como cierre por arriba de algo que ya venía haciéndose solapadamente”.
VIII.
“Hay una profunda derrota social de la década ganada”. Una condena de reclusión en el interior, lo más confortable posible. “Si hubo eficacia de la época del consumo para todos, del engorrarse y de la vida mula, se dio para adentro de los hogares”.
“Ahora todo es interior”. No importa cuán estallados e insoportables resulten: “No importa cómo, quedémonos acá. La casa y los trabajos, las imágenes cotidianas de asfixia por hacinamiento, el parejismo o la familia tentacular replegada en pocas habitaciones, todo convive con el consumo y con la invasión de pantallas –de todos los tamaños y formas- que también ayudan a perforar ese rejunte opresivo (me voy a la redes sociales o a Youtube). Y tanto interior llama al desborde, al reviente, al estallido anímico”.
Un saber de encuevados anima al “realismo vecinalque mira y distingue aquello que ordena el barrio y aquello que lo desborda”, y que se hace presente “ante una conflictividad barrial”. Un realismo “implacable” hecho de imágenes apabullantes, que habilitan la posibilidad de enfocar “el terror anímico en una determinada imagen o secuencia, situarlo y fijarlo en conductas o personajes”.
IX.
“Los pibes silvestres pasan por este continuo, se desplazan y no terminan de encajar. Pisan algún casillero, pero enseguida rajan, cambian de rol”. Pibes a la que te criaste, astutos y callejeros, calculadores y cuestionadores, realistas y en vías de rajar-se”, sobrefabuladores. Y en riesgo, en la medida en que al desplazarse “dejan al descubierto” y por tanto desafían “las debilidades de ese continuo de una vida mula”, abriendo una grieta “hacia otro posible” nunca preexistente al raje mismo, que es deseo de otro orden barrial. Un “realismo pillo”, que todo lo mapea y capta, buscando la ocasión para la fuga.
X.
Es la Vecinocracia Elrealismo vecinal “se continúa en –y a su vez se retroalimenta de– las pantallas y discursos políticos securitistas, en un rodeo complejo; el securitismo como programa político, el fascismo ‘por arriba’ legitimado, es este realismo vecinal ‘vuelto’ al barrio una vez pasado por ese afuera de circuitos mediáticos, encuestas políticas y mesas de gestión”
Frente a él: ¿a qué modos políticos da lugar el contra-realismo realismo pillo del raje?, ¿se articulan en algún punto los rajes en una máquina de guerra, no cancerígena ni suicida? Una máquina tal –exterior por definición a la lógica de los dispositivos, aunque nazca de su propio interior- no funciona a partir  los tantos “afuera” barriales que denuncian al realismo vecinal a partir de un ideal cualquiera de politización.
El problema de las politizaciones enteramente sugeridas desde afuera de los dispositivos barriales consiste en la ilusión de que habría un sujeto extranjero al juego de los dispositivos de captura. No es un problema de dentro/fuera respecto del barrio, sino de confrontarse con la ilusión de una contestación política que no pasase la prueba de poner en variación, sobre territorio concreto, las líneas organizadas por los procedimientos de mando.
Al contrario, tal vez se trata de percibir en los rajes las pistas para reavivar un cuestionamiento liberatorio a la persistente moral organizada en las formas de vidas consagradas en estos años. Una adultez pilla, dicen los JP, depende de una cierta capacidad para “escuchar el murmullo cada vez más audible del agite de lo silvestre”, en la “disputa por la intensidad de la vida, por las aperturas”.
XI.
Si en el mundo de las izquierdas militantes se practica un lenguaje más próximo a la física: “movimientos” y “bloqueos”, “abajo” y “arriba”, clases “medias”, “centro” y “periferia”, “incluido” y “excluido” “despliegue o repliegue”, los JP nos enseñan el poder, ni menos bélico ni menos visual, del lenguaje de la química, hecho de mezclas de elementos, contagios y combustiones:  “la ciudad estalla”… se trata de procesos combinatorios a veces sutiles, subterráneos, con una temporalidad impredecible y una causalidad compleja, dominada por elementos que, como “precursores” químicos, “activan” el quilombo latente en la “precariedad totalitaria”.
Quizás “el pedido barrial de la presencia de la gendarmería” no sea más que un impulso destinado a responder a los “signos de terror anímico”, un deseo de consistencia, antes que una supuesta posición ideológica o un corrimiento  sociales “por derecha”. ¿No reconocemos, acaso, en el pedido de seguridad una añoranza “de comunidad”?
XII.
Aunque uno no necesariamente pueda hacerlo, resulta aconsejable leer este libro en serie (o resonancia) con otros libros cuyas únicas cualidades comunes son las de haber sido publicado en los últimos meses de este 2014 en Buenos Aires, las de combinar un saber en guerra contra los discursos dominantes (sean conservadores o liberales, o bien progresista o “populistas”, como ahora se les llama) y una sensibilidad apasionada con el costado libertario de las cosas.
En orden de salida pienso en primer lugar en la contundente obra Christian Ferrer Amargura metódica. Vida y obra de Martínez Estrada, en donde el “amargor” no remite a pasiones tristes sino a un método de planteamientos de problemas largamente postergados por una intelectualidad prejuiciosa, ocupada más en sus propias ilusiones que en afrontar los fenómenos que permite comprender la persistencia de nuestros males.
El segundo es el compendio de clases de Deleuze sobre Foucault, editadas por Cactus bajo el nombre de El Poder, en las que –entre  muchas otras cuestiones que ahora no vienen a cuento– se plantea la necesidad de una micro-sociología que no tome como punto de partida a los sujetos individuales ni a los grandes conjuntos (pues siempre son citados como explicación, pero poca veces se los explica), sino a las corrientes de deseos y creencias que por imitación se propagan, por antipatía se rechazan y por conexión se relanzan a la creación.
El tercero es el texto del  historiador Bruno Nápoli, En nombre de mayo, el impresente político: de temperamento desmitificante, se dedica a narrar el modo en que una y otra vez, a lo largo de la historia del estado nación se justifica la persistencia del hecho escandaloso de que (en dictadura y en democracia, cierto que no de igual modo) el estado mata.
El último de los libros que conviene aproximar es La razón neoliberal. Economías Barrocas y Pragmática Popular, de Verónica Gago, que indaga sobre los límites de una teoría política populista a la hora de comprender los nuevos sujetos de la insurrección del 2001, de la economía informal o de las poblaciones migrantes, hoy abiertamente criminalizadas. Su investigación se toma en serio la idea de Foucault de que el neoliberalismo es más que unas políticas de ajuste y privatización y asume la proliferación de un “neoliberalismo desde abajo”. Pero lo hace advirtiendo algo que para nosotros es fundamental. Que esos nuevos sujetos no son neoliberales plenos. Son más bien conatus estratégicos que combinan dimensiones de auto-empresarialidad con elementos familiares, de sexo-género y comunitarios, todos ellos atravesados y a la vez desafiando las líneas duras de los dispositivos de gobierno.
De conjunto estos textos ayudan a componer una crítica imprescindible y por izquierda al cierre producido esta década por el sistema de la polarización discursiva.
XIII.
Ni arriba ni abajo, ni dentro ni fuera. Más que de espacio se trata  de líneas diversas y entralazadas. La vida, a cada momento, está hecha de líneas que se cruzan y combinan: de ese campo de fuerzas emerge el texto de Juguetes Perdidos como una límpida mirada de un entorno social trastocado, en el que un realismo vecinal extremo y ordenancista, que atraviesa los “nuevos barrios”, busca inscribirse en los dispositivos urbanos (de consumo, de deuda, de representación, de seguridad y de mediatización) y se exaspera ante las no menos realistas estrategias de raje de las vidas jóvenes, igualmente devaluadas y en permanente choque con las expectativas sociales. ¿Quién lleva la gorra?, entonces, no remite a un sujeto, sino a un máquina social. De lo que se trata, nuevamente, es de mostrar su funcionamiento, mientras buscamos las armas.

Regular

por Fernando Stivala
el ritmo de tu respiración.
respiración regulada;
para que no te ahogues sin aire,
ni te inundas de bocandas de aire frío que te dejan sin voz.
Ese ritmo…
Un tal Giovanni Rossi (Cardias) cuenta: “Querer bien es la forma fisiológica, normal, común, del afecto. Querer bien, oscila entre los 20 y los 8 grados del centígrado del amor; más bajo está el capricho, la simpatía de un día, de una hora, que (gentil y ligera) llega, besa y pasa; más alto está la locura sublime o la ridícula estupidez. Querer bien es una mezcla apetitosa de voluptuosidad, de sentimiento y de inteligencia, en proporciones que varían, según los individuos que se quieren bien. En conclusión, “querer bien” me parece que es lo que debería bastar a la felicidad afectiva de la pobre especie humana”
Regular es dar todo cada vez.
Entre 8 y 20 grados no es ser tibio.
Es estar frío y caliente en simultáneo.
Regular, armar protocolos.
Armar protocolos, estar frío.
Estar frío no es lo mismo que estar frígido. Estar frío es organizar los encuentros. Para organizar los encuentros es necesario una obviedad: que haya encuentros.
Esto solo ocurre si hay sensibilidad.
Sin ritmo no hay posibles encuentros.
El estar frío organiza el estar caliente.
Organizar la temperatura para no quemarse, ni sofocarse.
No se trata de enmudecer los cuerpos para que no sientan.
No se trata de garantizar la humillación de los cuerpos a través de la educación de la vergüenza.
No se trata de pedir permiso, insensibilizarse, ni sonrojarse por ponerse colorado.
Eso lo dejamos para el estar frígido.
Entonces, estar frío es organizar los encuentros calientes.
¿Cómo el pensamiento puede ordenar los afectos?
Encaminándolos hacia la línea de la potencia.
No es cartesianamente pensar en abstracto. Lo puedo hacer porque el pensamiento surge de la economía de las pasiones. Ponerse a favor de las pasiones alegres.
Ser capaz de pensar: conquistás potencia, luego la ordenás.
Regular no es ser tibio, descomprometido, robot, ni déspota.
Es parar la pelota para pensar.
Parar la pelota no supone el cuerpo ausente, sino un cuerpo expectante, presente en frío y caliente a la vez.
Un desvío.
Riquelme no juega para la simpatía de un día, la gilada o los falsos ídolos como el caso del “ogro” Fabbiani en River y tantos otros. Tampoco para la locura sublime como el ejemplo del “loco” Palermo que a fuerza de garra y corazón puede quedar en la historia de boca, pero no en la historia del fútbol.
Román es fútbol, al que le guste ese juego tiene que gustar de él, son lo mismo. Sino hay que hablar de otra cosa: de hinchadas, de gaste, de fuerza, de maratones; pero no de fútbol.
La eternidad, entendida como fuera de tiempo y no como algo para siempre e inmortal, solo es para los que viven/piensan/juegan a lo Román.
La pregunta es ¿quién está a la altura de pensar la jugada y dar el pase a la vez?.
Como Dios es Inmanencia; para Deleuze Spinoza es el Cristo de los filósofos y el resto no son más que apóstoles que se alejan y acercan de ese misterio; Román entonces, es el futbolista de la inmanencia, el Cristo del Fútbol.
Estar presente en frío y caliente es estar presente en cuerpo y mente a la vez.
No como dogma repetido, sino preguntándose en situaciones concretas como opera, con que criterios.
¿Cuándo puedo organizar los encuentros?, ¿cuándo puedo regular?
¿Cómo el pensamiento puede ordenar los afectos?
Una buena idea no tiene poder sobre las pasiones. Tiene fuerza solo si se enlaza con el deseo.
Sin ritmo no hay nada para hacer con los protocolos. Sin ritmo no hay nada que regular.
Los discursos no tienen potencia por ser racionales.
El ritmo tiene que ver con los agenciamientos.
La idea de Clinamen de Epicuro cuenta que para que haya encuentro los átomos se tocan por una leve inclinación de alguno. En ese espacio, también hay velocidades para el acontecimiento. En velocidades muy discordantes el choque no se produce, o uno se lleva puesto al otro.
Entonces la inclinación cobra sentido con el ritmo.
El mundo regula.
La respiración regula para no ahogarse y para no inundarse de bocanadas que enferman los cuerpos. Ella encuentra su ritmo.
Las olas encuentran un ritmo para fundirse y penetrarse unas con otras, parecer un mismo cuerpo que sin perderse en la homogeneidad del mar cobran fuerza monstruosa de varios brazos.
Otra pregunta:
¿Cómo encontrar continuidad en los cuerpos para generar mayor potencia sin perderse en el todo? En el ritmo, de a momentos, con algunos destellos.
Surfear para componerse con la ola, llegar a la cresta, luego romperse, y volver a remar. 
Continuidad es composición de cuerpos con cuerpos.
Con-fundirse.
Regular no es quedarse con las ganas. Es mantenerlas sin la tiranía de la repetición.
Regular no quita, ni negocia. Solo da dentro de las reglas del juego.
Manada de Lobxs dice: “Encontrarse no es chocarse con otro, apretujada en el subterráneo de estas ciudades, sino experimentar las distancias que nos anudan a una suerte común contra este mundo tal como lo conocemos. La manada que vive en los cuerpos singulares suspende el juicio moral, mediante actos de brujería, aúlla a las aliadas que están siempre ahí temporariamente. Tal vez una vela que se consume por ambos extremos no arda toda la noche, pero su llama enceguecedora prende el fuego esta noche eterna, y, ay, qué hermosa luz nos comparte. Cuando dos o más cuerpos afectados comparten un chronotopos por la misma forma-de-vida no humanista, se encuentran, tienen la experiencia de la manada, es decir, se enciende el contacto con la propia potencia. Cuando ciertos cuerpos se inclinan y tienden así hacia otro, se alza la manada.”
De nuevo, entre 8 y 20 grados.
Debajo de los ocho grados es el choque de los cuerpos en el subterráneo.
Encima de los veinte grados son los enamoramientos entre media naranjas o los fanatismos en masa.
Esos calores no te dejan respirar.
Una cosa es que los cuerpos ardan, otra es que se quemen.
Las cenizas son el devenir del incendio.
Regular, juego de proximidades y distancias entre cuerpos que desean camuflarse en la eternidad.

Organizarse, resistir, crear… luchar para tumbar el capitalismo

(Notas sobre Adiós al capitalismo. Autonomía, sociedad del buen vivir y multiplicidad de mundos, de Jerome Bachet)
por Mariano Pacheco

Publicado recientemente en Argentina por la editorial Futuro Anterior, el libro del economista y ensayista francés Jerome Bachet es un insumo teórico de vital importancia para el pensamiento crítico contemporáneo.
El autor parte de la experiencia zapatista –que conoce ampliamente, puesto que vive en Chiapas desde hace más de quince años–, no para copiarla en otros sitios, o tomarla como modelo, sino más bien para dar cuenta de que –como sostenía la consigna del Foro Social Mundial– “Otro Mundo es Posible”. Lejos de pensar que una práctica situada puede universalizarse, así  sin más, Baschet toma el convite zapatista para insistir en que, más allá de la diversidad de experiencias que pugnan por un cambio en distintos sitios del mundo –sobre todo en Latinoamérica– hay algo en común en muchas de estas apuestas. Un síntoma, dicen los propios zapatistas, de que la política puede hacerse y entenderse de otro modo.
Según Baschet, uno de los desafíos contemporáneos es poder proyectar la construcción de una organización no capitalista de la vida colectiva. En ese sentido, insistiendo en no tomarlos como modelo, rescata del zapatismo su capacidad para aportar a la construcción del autogobierno de las comunidades indígenas del suroeste mexicano, como forma no estatal de organización social. Así y todo advierte: “una forma política no puede analizarse independientemente de la realidad social que pretende organizar, el mandar obedeciendo no podría pensarse en un sistema caracterizado por una brutal asimetría social”. De allí que plantee que, de lo que se trata, es de “ampliar la potencia del hacer fuera de los circuitos de la economía” (del mercado).
Contraseñas
La autonomía ha sido uno de los conceptos más importantes que emergieron (que se recuperaron y resignificaron) en las luchas sociales argentinas que mostraron su mayor potencia durante los años 2001-2002. Una palabra clave que, junto con otras similares (como autogestión y autogobierno), permitieron comenzar a imaginar y ensayar nuevas prácticas, y a realizar nuevas preguntas, que permitieran esbozar algunas hipótesis teóricas por fuera o más allá de los cánones de los teóricos revolucionarios del siglo XX. Baschet pone a la autonomía en un lugar central de sus reflexiones, ayudando de este modo a que la militancia Latinoamericana insista en no tomar nuevamente hoy –y desechar como se suele hacer en cualquier moda– conceptos que pueden resultar de vital importancia para el desarrollo de planteos contrahegemónicos.
Autonomía como rechazo de cualquier tipo de dominación exterior (y por lo tanto, como experiencia que es capaz de darse sus propias normas y organizarse por sí misma) y autonomía como experimentación, que no deja de tener en cuenta el vínculo con otros. Si las experiencias políticas más destacadas del último cuarto de siglo mostraron algo con claridad, es que lejos de decrecer, sus vínculos con otros las enriquecen, las potencian. Algo de esto parece ver el autor, cuando diferencia las autonomías cerradas de las abiertas –como la zapatista– que toman el vínculo con el otro como condición de su propia existencia. En el caso zapatista, claro está, siempre hubo un intento, un esfuerzo, una política de partir de los indígenas de Chiapas, para entablar un diálogo e imaginar un camino común con el resto de los mexicanos y aún de personas de todo el mundo que compartieran una manera similar de entender el mundo y luchar por transformarlo. Imaginar no en el sentido idealista, sino en la más firme convicción realista de que el futuro no puede derivarse más que desde las experimentaciones políticas emprendidas ya desde hoy, o que partan del “aquí y ahora”, como le gusta decir a Raúl Cerdeiras. “Sería, por lo tanto, equivocado pretender definir de antemano los rasgos de la realidad poscapitalista, pues su formación implicará la combinación imprevisible de múltiples dinámicas de construcción colectiva”, puede leerse en uno de los tramos del libro.
Buen vivir
Una de las hipótesis con la que nos encontramos en este libro es que, por el desarrollo y la capacidad productiva alcanzada por la humanidad, los bienes y servicios necesarios para la vida podrían ser elaborados, en la actualidad,  solo por una quinta parte de la población activa del planeta, reduciendo así la jornada laboral a 12 o 16 horas semanales. Por supuesto, en este esquema, todo un sobreconsumo podría ser eliminado en una sociedad poscapitalista, en el que la definición de cuáles serían los bienes de uso necesarios sería una decisión colectiva tomada luego de un profundo debate, en un contexto en donde ya no se produciría para la ganancia, como en el capitalismo.
En los pasajes en donde el autor desarrolla estas ideas puede leerse algo que, al parecer, se resiste a ser pensado en nuestras sociedades. Aun por las que se vanaglorian de desarrollar “modelos progresistas”. Y es el abordaje del debate en torno al consumo, y a la fabricación de necesidades –materiales y simbólicas– que nos impone el capital. Por ejemplo, la fabricación masiva e indiscriminada de automóviles, o las publicidades que contaminan nuestra subjetividad.
Baschet define a un posible mundo poscapitalista como una sociedad caracterizada por el “tiempo disponible”. De este modo, la emancipación no sería tanto del trabajo frente al capital, sino más bien de la humanidad frente al trabajo. Este tipo de sociedad se caracterizaría además por una “desespecialización generalizada”, aunque no absoluta. Al abordar esta temática, Baschet realiza un claro ejercicio de “honestidad intelectual”, en tanto que a la vez que plantea –retomando un importante tópico marxista– que la sociedad poscapitalista tenderá a ir eliminando las jerarquías establecidas entre el trabajo intelectual y manual y se basará en la igualdad y respeto por la diversidad de géneros, también asume que los modos de entender los vínculos entre los sujetos no puede sino ser parte de un amplio debate y que, aun en el más igualitario de los mundos, habrá tareas “especializadas” que deberán mantenerse. Y pone como ejemplo la salud y el desarrollo científico. Eso sí, las definiciones ocupaciones seguramente se definan más por una auténtica vocación que por “conveniencias” económicas o sociales. Nuevamente cercano a ciertos planteos de Karl Marx, Baschet argumenta que cada uno podría, “sucesiva y simultáneamente”, realizar distinto tipo de tareas, dejando a un lado las clasificaciones y jerarquías que conocemos en la actualidad.
En este marco, Baschet rescata el “Buen vivir” (sumak kawsay, del quechua), concepto en pleno proceso de elaboración, construcción colectiva de los pueblos amerindios que, a su vez, critica la ideología del progreso y el desarrollo y busca una armonía entre los seres vivos (humanos y no humanos) con la madre tierra.
Espacios liberados
Uno de los tramos que resultan más interesantes en el libro –al menos a los ojos de este cronista– es la conceptualización que Baschet realiza sobre los “espacios liberados”. A diferencia del “territorio liberado” planteado por las guerrillas del siglo XX –planteo claramente conceptualizado en Argentina por el dirigente máximo del Partido Revolucionario de los Trabajadores/Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP), Mario Roberto Santucho, en su texto titulado Poder burgués, poder revolucionario– los espacios liberados no se enmarcan en un avance de la periferia al centro –del campo a la ciudad, en la “tesis maoísta” – en una estrategia centrada en la toma del poder del Estado, puesto que los zapatistas –punto de partida en las reflexiones del autor– tienen allí su mayor ruptura con los procesos revolucionarios del siglo pasado, al plantear que ellos –en tanto EZLN– no pretenden “tomar el poder”, sino ser parte –una parte– de un gran movimiento que garantice que, quien mande, lo haga obedeciendo al pueblo. En el caso del autogobierno de las comunidades indígenas, se sabe, el EZLN se fue retirando de las funciones de dirección, para dar espacio al componente “civil-democrático –las comunidades– y aun de su rol de “vigía”, al pasar esa función a las “bases de apoyo”. Así, la estructura militar se concibe más como “retaguardia” y “garante”, como “elemento dinamizador” que como vanguardia o dirección del proceso. Por eso, desde esta concepción –como sostiene Baschet– “si reconocemos que no existe una única vía ni tampoco una única manera legítima de concebir la lucha, se abre la posibilidad de combinar varios frentes y de hacerle su lugar tanto a la multiplicidad de experimentaciones como a la inventiva de formas de compromiso antisistémico, desde las más modestas hasta las más radicales”. Una de esas experimentaciones, de esos procesos “iniciados ya desde ahora” son los espacios liberados, que recuperan “el arte de hacer comunidad”. El autor los valora, entre otras cosas, porque fortalecen “formas de vida” sostenidas en el “reconocimiento mutuo”, la “confianza y gratuidad”, la “resolución colectiva” de los problemas comunes, además de fortalecer “contraconductas”, promover la cooperación y frenar la competencia típica de las relaciones sociales capitalistas. Son espacios que se proponen combatir el “enemigo interno” de los movimientos (subjetividad y valores sistémicos) y promueven un intercambio dialógico entre sus integrantes. Por su puesto, apunta Baschet, estos espacios “nunca son totalmente libres”, sea porque son atacados desde afuera o porque se debilitan desde adentro. De allí que sea necesario construir y resistir, pero también luchar “contra” (el sistema). El argumento es sencillo, pero no por eso menos valioso. El autor destaca que, en este momento de desarrollo del capitalismo, los embates del capital van “por los territorios y los recursos naturales”. De allí que la extensión de los “espacios liberados” necesite de la “reapropiación de las capacidad productivas, de territorios y recursos comunes”. Y para ello se requiere de “fuerza” para lograrlo. Lejos de quienes romantizan al zapatismo, Baschet da cuenta de que la experiencia civil-democrática que se ha gestado en Chiapas, reposa sobre las armas de una guerrilla que, aunque no sea ofensiva y salga a atacar fuera de sus territorios, tiene la capacidad material para defenderlos. Otros ejemplos de “fuerza” rescatados por el autor son los “procesos insurreccionales de masas”, entre los que menciona el “diciembre de 2001” argentino y las “guerras bolivianas” (del gas y del agua, en 2000 y 2003), que frenaron o pusieron en jaque procesos privatizadores. Para finalizar, insiste: “si no quieren perder su dimensión anticapitalista, los espacios liberados no pueden preocuparse solo por su construcción”.
Bschet no lo menciona, pero la “articulación continental de los movimientos sociales hacia el ALBA quizá sea una de esas instancias de articulación, desde abajo y a la izquierda, que las fuerzas populares latinoamericanas vienen construyendo, a paso lento, pero no por ello con menos fervor.
Podrán ponerse seguramente otros ejemplos. Como sea, no quisiera terminar estas líneas sin dejar de mencionar que, al menos a los ojos de quien escribe, resulta al menos llamativo que el autor no aborde la situación de los movimientos sociales y políticos urbanos y  sus desafíos, pero sobre todo, que prácticamente no mencione o no tenga en cuenta al denominado movimiento obrero, y sus organizaciones sindicales. Pasado ya cierto auge de “los fines” (de la historia, de las ideologías, etcétera, etcétera), no parece una tarea menor la de ponerse a pensar en las dificultades que, en todo el mundo, han tenido las experiencias que pugnan por un cambio para desarrollar una importante capacidad de organización y movilización entre los trabajadores asalariados. Quizás el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil haya sido una de las organizaciones que más ha reflexionado en los últimos años sobre esta dificultad, y sobre los desafíos que se les impone a las expresiones que han logrado desarrollar importantes niveles de autonomía en el campo, para proyectar un trabajo articulado con las experenias urbanas en general, y sindicales en particular. Y si no existen, ayudar a que surjan, en el camino por cambiar las relaciones de fuerza en la sociedad, y avanzar en cambios profundos para todo un país.
Por último, tal vez como antídoto a los “festejos desmedidos” (casi siempre a la distancia), Baschet combina audacia con prudencia. Así parece dejarlo en claro cuando sostiene que, al analizar las “Juntas de Buen Gobierno” de los pueblos zapatistas, no hay que dejar de tener en cuenta que su existencia y perennidad se debe al EZLN, “una estructura militar de la que nadie, ni siquiera su portavoz histórico”, pretendió nunca ocultar su “inevitable verticalidad”. De allí que invite a pensar esa apuesta más como “articulación entre horizontalidad y verticalidad” que como un “cielo terrenal”.
El desafío está planteado. Más allá de las respuestas, parece que las preguntas sobre cómo tumbar el capitalismo y construir otro tipo de sociedad se han comenzado a plantear nuevamente por aquí y por allá. No será el comunismo, pero un fantasma que pugna por crear nuevas políticas emancipatorias, capaces de organizar de otro modo el mundo, está comenzando extenderse. Ya no quizás con su centro en Europa, sino –y sobre todo- en Latinoamérica. Algunos lo llaman socialismo del XXI. Otros se resisten a utilizar viejas categorías para nuevas realidades. Como sea, la “invariante igualitaria”, o la “hipótesis comunista” –al decir de Alain Badiou– exige ser reactualizada nuevamente. Y el libro de Baschet es un claro convite en ese sentido.Organizarse, resistir, crear… luchar para tumbar el capitalismo.
(Notas sobre Adiós al capitalismo. Autonomía, sociedad del buen vivir y multiplicidad de mundos, de Jerome Bachet).
por Mariano Pacheco
Publicado recientemente en Argentina por la editorial Futuro Anterior, el libro del economista y ensayista francés Jerome Bachet es un insumo teórico de vital importancia para el pensamiento crítico contemporáneo.
El autor parte de la experiencia zapatista –que conoce ampliamente, puesto que vive en Chiapas desde hace más de quince años–, no para copiarla en otros sitios, o tomarla como modelo, sino más bien para dar cuenta de que –como sostenía la consigna del Foro Social Mundial– “Otro Mundo es Posible”. Lejos de pensar que una práctica situada puede universalizarse, así  sin más, Baschet toma el convite zapatista para insistir en que, más allá de la diversidad de experiencias que pugnan por un cambio en distintos sitios del mundo –sobre todo en Latinoamérica– hay algo en común en muchas de estas apuestas. Un síntoma, dicen los propios zapatistas, de que la política puede hacerse y entenderse de otro modo.
Según Baschet, uno de los desafíos contemporáneos es poder proyectar la construcción de una organización no capitalista de la vida colectiva. En ese sentido, insistiendo en no tomarlos como modelo, rescata del zapatismo su capacidad para aportar a la construcción del autogobierno de las comunidades indígenas del suroeste mexicano, como forma no estatal de organización social. Así y todo advierte: “una forma política no puede analizarse independientemente de la realidad social que pretende organizar, el mandar obedeciendo no podría pensarse en un sistema caracterizado por una brutal asimetría social”. De allí que plantee que, de lo que se trata, es de “ampliar la potencia del hacer fuera de los circuitos de la economía” (del mercado).
Contraseñas
La autonomía ha sido uno de los conceptos más importantes que emergieron (que se recuperaron y resignificaron) en las luchas sociales argentinas que mostraron su mayor potencia durante los años 2001-2002. Una palabra clave que, junto con otras similares (como autogestión y autogobierno), permitieron comenzar a imaginar y ensayar nuevas prácticas, y a realizar nuevas preguntas, que permitieran esbozar algunas hipótesis teóricas por fuera o más allá de los cánones de los teóricos revolucionarios del siglo XX. Baschet pone a la autonomía en un lugar central de sus reflexiones, ayudando de este modo a que la militancia Latinoamericana insista en no tomar nuevamente hoy –y desechar como se suele hacer en cualquier moda– conceptos que pueden resultar de vital importancia para el desarrollo de planteos contrahegemónicos.
Autonomía como rechazo de cualquier tipo de dominación exterior (y por lo tanto, como experiencia que es capaz de darse sus propias normas y organizarse por sí misma) y autonomía como experimentación, que no deja de tener en cuenta el vínculo con otros. Si las experiencias políticas más destacadas del último cuarto de siglo mostraron algo con claridad, es que lejos de decrecer, sus vínculos con otros las enriquecen, las potencian. Algo de esto parece ver el autor, cuando diferencia las autonomías cerradas de las abiertas –como la zapatista– que toman el vínculo con el otro como condición de su propia existencia. En el caso zapatista, claro está, siempre hubo un intento, un esfuerzo, una política de partir de los indígenas de Chiapas, para entablar un diálogo e imaginar un camino común con el resto de los mexicanos y aún de personas de todo el mundo que compartieran una manera similar de entender el mundo y luchar por transformarlo. Imaginar no en el sentido idealista, sino en la más firme convicción realista de que el futuro no puede derivarse más que desde las experimentaciones políticas emprendidas ya desde hoy, o que partan del “aquí y ahora”, como le gusta decir a Raúl Cerdeiras. “Sería, por lo tanto, equivocado pretender definir de antemano los rasgos de la realidad poscapitalista, pues su formación implicará la combinación imprevisible de múltiples dinámicas de construcción colectiva”, puede leerse en uno de los tramos del libro.
Buen vivir
Una de las hipótesis con la que nos encontramos en este libro es que, por el desarrollo y la capacidad productiva alcanzada por la humanidad, los bienes y servicios necesarios para la vida podrían ser elaborados, en la actualidad,  solo por una quinta parte de la población activa del planeta, reduciendo así la jornada laboral a 12 o 16 horas semanales. Por supuesto, en este esquema, todo un sobreconsumo podría ser eliminado en una sociedad poscapitalista, en el que la definición de cuáles serían los bienes de uso necesarios sería una decisión colectiva tomada luego de un profundo debate, en un contexto en donde ya no se produciría para la ganancia, como en el capitalismo.
En los pasajes en donde el autor desarrolla estas ideas puede leerse algo que, al parecer, se resiste a ser pensado en nuestras sociedades. Aun por las que se vanaglorian de desarrollar “modelos progresistas”. Y es el abordaje del debate en torno al consumo, y a la fabricación de necesidades –materiales y simbólicas– que nos impone el capital. Por ejemplo, la fabricación masiva e indiscriminada de automóviles, o las publicidades que contaminan nuestra subjetividad.
Baschet define a un posible mundo poscapitalista como una sociedad caracterizada por el “tiempo disponible”. De este modo, la emancipación no sería tanto del trabajo frente al capital, sino más bien de la humanidad frente al trabajo. Este tipo de sociedad se caracterizaría además por una “desespecialización generalizada”, aunque no absoluta. Al abordar esta temática, Baschet realiza un claro ejercicio de “honestidad intelectual”, en tanto que a la vez que plantea –retomando un importante tópico marxista– que la sociedad poscapitalista tenderá a ir eliminando las jerarquías establecidas entre el trabajo intelectual y manual y se basará en la igualdad y respeto por la diversidad de géneros, también asume que los modos de entender los vínculos entre los sujetos no puede sino ser parte de un amplio debate y que, aun en el más igualitario de los mundos, habrá tareas “especializadas” que deberán mantenerse. Y pone como ejemplo la salud y el desarrollo científico. Eso sí, las definiciones ocupaciones seguramente se definan más por una auténtica vocación que por “conveniencias” económicas o sociales. Nuevamente cercano a ciertos planteos de Karl Marx, Baschet argumenta que cada uno podría, “sucesiva y simultáneamente”, realizar distinto tipo de tareas, dejando a un lado las clasificaciones y jerarquías que conocemos en la actualidad.
En este marco, Baschet rescata el “Buen vivir” (sumak kawsay, del quechua), concepto en pleno proceso de elaboración, construcción colectiva de los pueblos amerindios que, a su vez, critica la ideología del progreso y el desarrollo y busca una armonía entre los seres vivos (humanos y no humanos) con la madre tierra.
Espacios liberados
Uno de los tramos que resultan más interesantes en el libro –al menos a los ojos de este cronista– es la conceptualización que Baschet realiza sobre los “espacios liberados”. A diferencia del “territorio liberado” planteado por las guerrillas del siglo XX –planteo claramente conceptualizado en Argentina por el dirigente máximo del Partido Revolucionario de los Trabajadores/Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP), Mario Roberto Santucho, en su texto titulado Poder burgués, poder revolucionario– los espacios liberados no se enmarcan en un avance de la periferia al centro –del campo a la ciudad, en la “tesis maoísta” – en una estrategia centrada en la toma del poder del Estado, puesto que los zapatistas –punto de partida en las reflexiones del autor– tienen allí su mayor ruptura con los procesos revolucionarios del siglo pasado, al plantear que ellos –en tanto EZLN– no pretenden “tomar el poder”, sino ser parte –una parte– de un gran movimiento que garantice que, quien mande, lo haga obedeciendo al pueblo. En el caso del autogobierno de las comunidades indígenas, se sabe, el EZLN se fue retirando de las funciones de dirección, para dar espacio al componente “civil-democrático –las comunidades– y aun de su rol de “vigía”, al pasar esa función a las “bases de apoyo”. Así, la estructura militar se concibe más como “retaguardia” y “garante”, como “elemento dinamizador” que como vanguardia o dirección del proceso. Por eso, desde esta concepción –como sostiene Baschet– “si reconocemos que no existe una única vía ni tampoco una única manera legítima de concebir la lucha, se abre la posibilidad de combinar varios frentes y de hacerle su lugar tanto a la multiplicidad de experimentaciones como a la inventiva de formas de compromiso antisistémico, desde las más modestas hasta las más radicales”. Una de esas experimentaciones, de esos procesos “iniciados ya desde ahora” son los espacios liberados, que recuperan “el arte de hacer comunidad”. El autor los valora, entre otras cosas, porque fortalecen “formas de vida” sostenidas en el “reconocimiento mutuo”, la “confianza y gratuidad”, la “resolución colectiva” de los problemas comunes, además de fortalecer “contraconductas”, promover la cooperación y frenar la competencia típica de las relaciones sociales capitalistas. Son espacios que se proponen combatir el “enemigo interno” de los movimientos (subjetividad y valores sistémicos) y promueven un intercambio dialógico entre sus integrantes. Por su puesto, apunta Baschet, estos espacios “nunca son totalmente libres”, sea porque son atacados desde afuera o porque se debilitan desde adentro. De allí que sea necesario construir y resistir, pero también luchar “contra” (el sistema). El argumento es sencillo, pero no por eso menos valioso. El autor destaca que, en este momento de desarrollo del capitalismo, los embates del capital van “por los territorios y los recursos naturales”. De allí que la extensión de los “espacios liberados” necesite de la “reapropiación de las capacidad productivas, de territorios y recursos comunes”. Y para ello se requiere de “fuerza” para lograrlo. Lejos de quienes romantizan al zapatismo, Baschet da cuenta de que la experiencia civil-democrática que se ha gestado en Chiapas, reposa sobre las armas de una guerrilla que, aunque no sea ofensiva y salga a atacar fuera de sus territorios, tiene la capacidad material para defenderlos. Otros ejemplos de “fuerza” rescatados por el autor son los “procesos insurreccionales de masas”, entre los que menciona el “diciembre de 2001” argentino y las “guerras bolivianas” (del gas y del agua, en 2000 y 2003), que frenaron o pusieron en jaque procesos privatizadores. Para finalizar, insiste: “si no quieren perder su dimensión anticapitalista, los espacios liberados no pueden preocuparse solo por su construcción”.
Bschet no lo menciona, pero la “articulación continental de los movimientos sociales hacia el ALBA quizá sea una de esas instancias de articulación, desde abajo y a la izquierda, que las fuerzas populares latinoamericanas vienen construyendo, a paso lento, pero no por ello con menos fervor.
Podrán ponerse seguramente otros ejemplos. Como sea, no quisiera terminar estas líneas sin dejar de mencionar que, al menos a los ojos de quien escribe, resulta al menos llamativo que el autor no aborde la situación de los movimientos sociales y políticos urbanos y  sus desafíos, pero sobre todo, que prácticamente no mencione o no tenga en cuenta al denominado movimiento obrero, y sus organizaciones sindicales. Pasado ya cierto auge de “los fines” (de la historia, de las ideologías, etcétera, etcétera), no parece una tarea menor la de ponerse a pensar en las dificultades que, en todo el mundo, han tenido las experiencias que pugnan por un cambio para desarrollar una importante capacidad de organización y movilización entre los trabajadores asalariados. Quizás el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil haya sido una de las organizaciones que más ha reflexionado en los últimos años sobre esta dificultad, y sobre los desafíos que se les impone a las expresiones que han logrado desarrollar importantes niveles de autonomía en el campo, para proyectar un trabajo articulado con las experenias urbanas en general, y sindicales en particular. Y si no existen, ayudar a que surjan, en el camino por cambiar las relaciones de fuerza en la sociedad, y avanzar en cambios profundos para todo un país.
Por último, tal vez como antídoto a los “festejos desmedidos” (casi siempre a la distancia), Baschet combina audacia con prudencia. Así parece dejarlo en claro cuando sostiene que, al analizar las “Juntas de Buen Gobierno” de los pueblos zapatistas, no hay que dejar de tener en cuenta que su existencia y perennidad se debe al EZLN, “una estructura militar de la que nadie, ni siquiera su portavoz histórico”, pretendió nunca ocultar su “inevitable verticalidad”. De allí que invite a pensar esa apuesta más como “articulación entre horizontalidad y verticalidad” que como un “cielo terrenal”.
El desafío está planteado. Más allá de las respuestas, parece que las preguntas sobre cómo tumbar el capitalismo y construir otro tipo de sociedad se han comenzado a plantear nuevamente por aquí y por allá. No será el comunismo, pero un fantasma que pugna por crear nuevas políticas emancipatorias, capaces de organizar de otro modo el mundo, está comenzando extenderse. Ya no quizás con su centro en Europa, sino –y sobre todo- en Latinoamérica. Algunos lo llaman socialismo del XXI. Otros se resisten a utilizar viejas categorías para nuevas realidades. Como sea, la “invariante igualitaria”, o la “hipótesis comunista” –al decir de Alain Badiou– exige ser reactualizada nuevamente. Y el libro de Baschet es un claro convite en ese sentido. 

Napalpí, relatos de una masacre (documental)



La Masacre de Napalpí es el nombre con el que se conoce la matanza de 200 indígenas de las etnias qom y mocoví a manos de la policía chaqueña y grupos de estancieros, acaecida el 19 de julio de 1924, hace ya 90 años, 4 meses y 28 días, en la Colonia Aborigen Napalpí, Provincia del Chaco, Argentina. Fue una de las masacres de mayor magnitud cometida por el Estado argentino y los terratenientes en Argentina durante el siglo XX. Y sobre ésta se montó el “pacto social” que está en la base del estado de bienestar.

Marx, sin eufemismos

(sobre La cocina de Marx. El sujeto y su producción, de Sandro Mezzadra) [1]
por Diego Sztulwark



“El sueño de una cosa”

La vigencia del proyecto de la crítica de la economía política como racionalidad inmanente a una política comunista o de liberación encuentra una potente deriva en la breve e intensa lectura de Marx que propone Sandro Mezzadra en La cocina de Marx. El sujeto y su producción (Tinta Limón Ed., Bs-As, 2014).

El método de la crítica es simple de enunciar y se remonta, cuanto menos, hasta la Europa del siglo XVII, donde se recorta la figura de Spinoza, en un arco que, en Foucault, se extiende hasta nuestros días. Y, entre ellos, Marx. Mostrar el funcionamiento como forma de combatir trascendencias: de eso se trata. Nombres que no son sino máscaras de una potencia de la crítica que encuentra en el autor de la Ética las primeras imágenes de pensamiento capaces de combatir toda trascendencia teológico-política hasta el final y, en Foucault, una forma de  análisis que con extrema agudeza y a partir de algunas nociones claves como biopolíticay neoliberalismo visibiliza claves de los procesos más actuales de producción de subjetividad. En ese marco cobra un sentido específico y potente la invitación a meterse en la cocina de Marx, en los talleres en los que fue labrando sus métodos, puliendo sus conceptos, en el intento por dar cuenta de cierta racionalidad y regularidad del proceso de producción de subjetividad en el capitalismo. Así, elpoder de la crítica es para Marx –tanto como para Spinoza o Foucault– pura filosofía práctica para el presente.

Y en la misma línea se inscribe el profesor de filosofía política y activista del postobrerismo italiano, Sandro Mezzadra a partir de su operación de rescate del pensamiento de lo común más importante de los últimos siglos. Demasiado tiempo llevaba la potencia crítica marxiana secuestrada por el marxismo: neutralizada su historicidad radical –tal como decía Gramsci–, el célebre barbudo de Tréveris fue convertido en ese enano feo y deforme que lo postmoderno no quiere ni ver y que, como en la escena del ajedrecista autómata de las Tesisde Benjamin, orienta desde lo invisible el poder de la crítica. Curioso: allí donde Benjamin escondía a la teología se guardaría hoy al comunismo. 

Se trata, en definitiva, de (re)encontrarse con Marx sin tabúes ni eufemismos; de trazar una relación cartográfica y genealógica con la elaboración de la crítica y de captar las tensiones constitutivas de categorías marxianas fundamentales –como “trabajo abstracto” y “mercado mundial”– sobre las que Mezzadra compone su lectura.[2]  

A diferencia de sus antecedentes franceses más obvios (Etienne Balibar en La filosofía de Marx y Daniel Bensaid en Marx intempestivo), el texto aquí reseñado no es un libro de historia del pensamiento, ni un nuevo intento de demostrar la vigencia del marxismo tras la “postmodernidad”. Es, más bien, el ejercicio positivo de replantear problemas políticos de actualidad, en el contexto del fin de la centralidad europea y asumiendo lo que en su carta a Ruge Marx llama “el sueño de una cosa”.

Un Marx sin marxismo

Sin despreciar la tradición de lucha identificada a lo largo de un siglo con las ideas de Marx y sus legítimos herederos, Mezzadra lee su obra por fuera de las coordenadas con que las diversas variantes del movimiento comunista internacional lo han retratado. Se trata de “ser totalmente libres con respecto a Marx”, razonaba Foucault.

Pero ser libres no basta. La obra de Marx abarca, como lo advertía Oscar del Barco en su exilio mexicano, “un conjunto de discursos que podrían caracterizarse, según la terminología de Guattari, por su transversalidad”.  Más allá de la liberación de Marx, entonces, hace falta definir una estrategia capaz de dar cuenta de un Marx mal conocido y “postmetafísico”, que ya señalaba la imposibilidad de pensar el capitalismo como un todo cerrado.

Porque es sabido: Marx escribió una obra paralela que, en su forma fragmentaria e inédita, mayormente compuesta por notas en cuadernos, no solo está dotada de similar riqueza que su contraparte conocida y valorada, sino que permite iluminar los recorridos de un pensamiento en busca de un objeto, la lógica del capital como sistema total, que se le escapaba una y otra vez de las manos. Esa fuga que del Barco sigue en Marx y que Toni Negri, uno de los maestros de Mezzadra, aborda en su Marx más allá de Marx, ya tiene décadas. Había que conectar ahora, como en su hora Spinoza o Foucault, renovación teórica con pulsión política.  

Esa conexión guarda las claves de un empeño propiamente geopolítico de Marx y, con él, la posibilidad argentina y/o sudamericana de comprender la producción de subjetividad como proceso situado y específico. Una línea que supo proyectar hace ya casi un siglo José Carlos Mariátegui y quedó debilitada tras su muerte. Y no es que no haya habido apropiaciones filosófico-políticas de envergadura en la región. Cooke o Guevara son nombres claves de esta preocupación por la producción de subjetividad política, una reflexión mucho más significativa que la de la tradición de los eruditos marxianos en las universidades e, incluso, hoy día en los gobiernos de la región. Esos nombres (Mariátegui, Cooke, Guevara) revelan hasta qué punto el vigor y la vigencia de Marx queda hipotecada si no se la imagina como un atravesamiento de la derrota de los setentas y los rasgos de un nuevo proyecto revolucionario.   

La liberación, método de la frontera y apertura del archivo

Lo que está en juego, entonces, es la salud del proyecto de “liberación”, noción clave en La cocina de Marx. A diferencia del benemérito pensamiento de la “emancipación”, que reduce el problema a la esfera de lo político autonomizado, y de la “redención”, en la que el sujeto que redime es otro que el sujeto a redimir, la liberación es el acto por el cual el sujeto explotado y dominado rompe sus ataduras, incluso y sobre todo, aquellas que lo constriñen bajo la forma de articulaciones económicas y consignas de efectividad no discursivas. El punto de partida de la liberación remite a una serie de problemas políticos específicos y apunta a los procesos de subjetivación sobre la base de una comprensión desplazada en la que ya no es trata de detenerse en el jugar de lo jurídico-político sin desafiar al poder de mando del capital y al estado.  

Y bien, el punto de vista de una política de la liberación, común a Marx y a Mezzadra, requiere, según el último, de una “epistemología de la frontera” capaz, por un lado, de trastocar la dialéctica entre universales y particulares tal y como se vino planteando a partir de las teorías de la hegemonía –las populistas entre ellas–; y, por el otro, de dar cuenta de la muy estratégica noción de “mercado mundial” que, en nuestra coyuntura, es afectada por una profunda mutación: el declive tendencial de la preponderancia occidental al interior mismo del sistema global capitalista.

Igualmente indispensable en la reconstrucción de una política libertaria es la apertura del archivo marxiano. Marx “sin marxismo”, queda dicho, no implica que la tradición pueda ser descartada o deshecha. Mejor sería robarles la expresión a Deleuze y Guattuari y referirnos a un “marxismo menor”, hecho de citas de Lenin, Marcuse, Korsch, Gramsci, Lukács, Tronti, Du Bois y Rosa Luxemburgo. Una apertura tal apunta a desactivar las reglas de enunciación y los procedimientos que han regido al marxismo como sistema de pensamiento.

“Deseo de liberación”, “epistemología de las fronteras” y “apertura de archivos” son disposiciones y recaudos metodológicos que conducen a replantear el gran error del marxismo mayoritario: la tentación lógica de deducir –homogéneo y dialéctico– al sujeto antagonista del capital, sin advertir a tiempo que el sistema de la deducción aplasta las determinaciones histórico-concretas y bloquea la comprensión del tapiz de las resistencias. El marxismo fundado en los posibles teóricos proyectados a partir de la lógica del capital ha ignorando olímpicamente la efectiva subjetividad del trabajo que se recrea en una pluralidad sujetos y enunciaciones.

Para una teoría materialista y subversiva de la subjetividad

De las alternativas políticas enunciadas (redención, emancipación) sólo la “liberación” conecta, en Mezzadra, con el problema material de la producción de subjetividad. El problema se plantea según tres las claves genealógicas que llevan a una comprensión materialista y subversiva.

La primera clave se despliega en los textos de Marx escritos a partir de 1845 (desde La ideología alemana, al 18 Brumario de Luis Bonaparte pasando por las Tesis sobre Feuerbach) y queda sintetizada en la fórmula “los hombres –y las mujeres– hacen su historia, pero en condiciones no elegidas por ellos. Sólo se es “sujeto” en la historia en una tensión constitutiva, a partir de condiciones “no subjetivas” de la subjetividad.

La segunda clave se encuentra en la reflexión foucaultiana en torno de la “producción de subjetividad” como un proceso en equilibrio inestable, reabierto una y otra vez, a partir de las tensiones entre unos dispositivos de sujeción (“condiciones no subjetivas de la subjetividad”) y unas prácticas de subjetivación (el “sujeto”) que actúan dentro, contra y a veces mas allá (“excedencia subjetiva”) de las reglas de que regulan los dispositivos.

La tercera clave proviene de los aportes más recientes del obrerismo italiano (de Toni Negri, pero no solo) en que el pensamiento de Mezzadra se ha formado y en lecturas de los últimos trabajos del filósofo spinozista Pierre Macherey. En ambos casos se trata de concebir la producción de subjetividad como un proceso en el que se juega en simultáneo una comprensión de comportamientos (“subjetivos”) específicos junto a una capacidad (igualmente “subjetiva”) de producir riquezas.
Es la gramática fundamental que organizan estas claves la que permite pensar la cuestión fundamental de los sujeto de la liberación.

El nacimiento de la “crítica”

La preocupación por elaborar una reflexión en torno de la subjetividad ocurre, en Marx, tempranamente, desde sus textos críticos de la Filosofía del derecho a La cuestión judía, de 1844 (apenas si pasaba los 25 años de edad). Las premisas de la crítica de la religión contienen las premisas de toda crítica, escribe, mientras pergeña su refutación tanto a la autonomía de las formas jurídicas y políticas como a la mediación social del estado y la propiedad privada. A partir de allí, Marx se dedicará a construir su “crítica de la economía política”, fórmula recurrentemente usada como título para los borradores de los manuscritos del ‘44, como subtítulo de los Grundrisse, como nombre de un libro publicado en 1859 y como subtítulo, nuevamente, del primer tomo de El capital editado por Marx en 1867.

Retomemos el momento en que, según nuestro autor, Marx alcanza la madurez respecto de este punto: 1845, la Ideología alemana (borrador escrito con Engels y conocido públicamente recién durante el siglo XX) y unos apuntes célebres, conocidos como “Tesis sobre Feuerbach”. Mezzadra afirma que en estos textos se plasma la dialéctica específica entre condiciones subjetivas y no subjetivas de la propia subjetividad que luego caracterizará sus mejores escritos, del 18 Brumario a El capital. Y que la posterior tensión dentro del marxismo entre un polo estructural-objetivista-cientificista y otro voluntarista-subjetivista no es sino efecto de una cierta incomprensión sobre la dinámica de la dialéctica marxiana, en la que no hay nunca una escisión definitiva entre condiciones objetivas y sujeto. Estructura y voluntad no son entidades independientes ni separadas, sino desgarros internos de un mismo proceso que reproduce tanto las condiciones “no elegidas” de la subjetividad como los antagonismos internos constitutivos de subjetividades subversivas.

Imposible, entonces, separar la praxis concreta del hombre y la mujer de las condiciones no subjetivas de ese hacer. El 18 Brumario de Luis Bonaparte es el libro que mejor explica ese desgarro en la acción histórica de los sujetos en el plano político; del mismo modo que en El Capital toda la constitución de las categorías de la crítica de la economía política estarán cargadas por un poder objetivo-fantasmático, pero también antagonista y subversivo.

Si alguien como Ernesto Laclau pudo elaborar su filosofía de la hegemonía, de la subjetividad y el populismo a partir de una crítica postmarxista de Marx (entendiendo que estructura y sujeto no encontraban articulación posible y abandonando, por tanto, toda reflexión sobre la renovación de las estructura como substrato de la racionalidad del mando y de las resistencias a tal mando como punto de partida a partir de las cuales comprender la capacidad subversiva de los sujetos), en otra línea, los actualísimos Laval y Dardot –autores de La nueva razón del mundo– muy citados por Sandro Mezzadra en la primera mitad del libro, resultan criticados por actualizar el polo voluntarista de larga tradición a partir de la filosofía de Karl Korsch.

Mas que asumir esta aporía entre el momento de voluntad revolucionaria y el de las grandes determinaciones objetivas, Mezzadra se propone pensar positivamente. Es decir, lo que la mayoría de los autores tienden a presentarse como una  disyunción irresuelta entre estos polos, decidiendo en general a favor de alguno de ellos, o abandonando Marx en nombre de alguna versión de “dispersión” subjetiva o de disolución de lo real, en el autor del texto reseñado esta situación queda planteada como una tensión característica de la producción de subjetividad.

El método de la “tensión constitutiva” de la subjetividad, recuerda Sandro Mezzadra, posee nobles antecedentes en la tradición política, a partir de Maquiavelo, para quien lo político sólo puede comprenderse –como lo recuerda Claude Leford– a partir de la continua división de lo social. Aun cuando desde el punto de vista de la política estatal moderna se aspire a la unidad como razón, la reflexión maquiavélica de lo político que Sandro atribuye Marx adopta como punto de partida la lucha y el antagonismo, el desgarro y la división como método y posición que nos lleva va más allá del estado mismo.

La representación política y el capital

Como decían Gilberto Mathias y Pierre Salama en El estado sobre desarrollado: si toda crítica apunta a mostrar un funcionamiento, la de la economía política persigue un proceso secuencial de derivación cuyo desarrollo va del valor a mercancía, de mercancía a dinero, de dinero a capital y del capital a estado, hasta alcanzar al mercado mundial. Lo “concreto” de la actividad humana que produce valores de uso aparece determinado por lo “abstracto” expresado como valor monetario y financiero.[3] Este carácter abstracto que adquiere lo real en el capitalismo nos aproxima a la particular comprensión que Mezzadra hace –siguiendo a Isaac Illich Rubín–de la noción de “trabajo abstracto”, conformada tanto de la genérica capacidad de cooperación social de la especie, como de los modo específicos de trabajo que el mando del capital impone a esta cooperación a través de la producción de dispositivos de captura del valor[4].

El problema de la subjetividad se plantea en este nivel. Por un lado, está el capitalista (no confundir con la figura particular histórica del burgués) en cuanto “personificación” de las condiciones objetivas y “máscara escalofriante”. La noción de “persona” remite a la representación, tanto en el sentido teatral de adoptar un papel como jurídico de volverse representante de otros. De origen teológico y consistencia fantasmal, la “personificación” se adhiere al cuerpo de las mercancías, que en el capitalismo abarca a la fuerza de trabajo, es decir, a los humanos. La “forma” mercancía de la que habla Marx es aquella en la que el producto del trabajo humano representa la substancia común de su valor frente a otra mercancía, hasta que el valor se abstraiga en la forma dineraria, equivalente general, medio de valorización y de acumulación y capital en proceso.

Una originalidad del trabajo de Sandro Mezzadra consiste en identificar una fuente hobbeseana en esta línea de constitución de la subjetividad. En efecto, al pensar la subjetividad capitalista a partir del concepto de “persona”, cuya doctrina es central en la constitución del pacto soberano en el Hobbes de El Leviatán, Mezzadra localiza, en el nivel mismo de la producción de capital, una dimensión de constitución del derecho y un nexo interno y necesario entre las categorías de “dominación” y “explotación”, sobre cuya diferenciación se intentó más de una vez refutar a Marx.

La crítica se vuelve inmediatamente política y subversiva. En efecto, así como la constitución política del hombre (de otro modo “lobo del hombre”) requiere de un contrato mediante el cual se aliena en la soberanía estatal a la que da nacimiento, un proceso rigurosamente equivalente se produce en el nivel de la producción social dominada por el capital. Si en la célebre secuencia hobbeseana se da la transición de un estado de naturaleza caracterizada por la presencia de la Multitud hacia el Pueblo –representado en, personificado por– el soberano que lo unifica; en Marx se pasa de los trabajos concretos-singulares a la representación/personificación/unificación del trabajo por medio del “trabajo abstracto”, con la enorme ventaja –a favor de Marx– de sostener la lógica secuencial de la derivación hasta llegar a la categoría de “capital global”, instancia que vela por el interés general del capital y no se identifica con ninguna fracción en particular.

El “capital global” precisa continuamente de figuras de representación: empresas comerciales, carteles industriales, organizaciones patronales, bancos de inversión, instituciones financieras globales. No importa cuánto pesen sobre los estados nacionales y los acuerdos regionales: esta representación es siempre, en virtud del antagonismo que los desequilibra desde su interior, estructuralmente precaria. Abstracción y constitución se engendran, entonces, de modo simultáneo y lo social capitalista se produce en paralelo al pacto jurídico que da origen al estado. A partir de allí, cada trabajador desarrollará su existencia en medio de una equivalencia reglada por la medida del valor, de modo que la singularidad de su trabajo le será enajenada. Si el a priori de la soberanía en Hobbes es el contrato que organiza las relaciones sociales entre individuos privados, en Marx la soberanía se desdobla y junto a la del estado emerge la fábrica del valor como mercancía, es decir, la producción de una “soberanía del dinero”.

En ese marco, el pasaje por la teoría política burguesa –que Negri ya había recorrido en Anomalía salvaje y El poder constituyente– permite a Mezzadra comenzar a trazar una teoría de la subjetividad antagonista constituida como resistencia al interior del dispositivo de producción del trabajo abstracto. Las implicancias de esta deriva no son menores (y es posible ver aquí también como Mezzadra desarrolla con genio propio algunas tesis de Negri sobre los Grundrisse): lejos de luchar por lo concreto y contra la abstracción a la que se ve sometido el trabajo por el capital, es la abstracción misma el campo de batalla. En otras palabras, es la constitución de una potencia social del trabajo al interior de la que la resistencia deviene subjetividad antagonista y producción de excedencia o sujeto, contra las reglas de captura y mando del capital.  

Lo abstracto y su potencia   

Ya a partir de sus manuscritos de la segunda mitad de la década del ‘50, los llamados Grundrisse, Marx se sumerge en la potencia de lo abstracto. La subjetividad tal y como puede ser reconstituida por este nuevo materialismo histórico se refiere al “trabajo vivo”, momento externo/interno al capital que produce valor. El carácter vivo y subjetivo de ese trabajo impide pensar al capital como un todo lógico y autosuficiente, al tiempo que abre a la comprensión del capital como una relación social antagonista. “Dentro y contra”, puesto que el trabajo vivo se encuentra simultáneamente reunido y reglado por el mando del capital, antagonizando con él en determinadas circunstancias.

Caro a la tradición más reciente del obrerismo italiano, el pasaje intitulado “Fragmento sobre las máquinas”, del que muchísimo se ha escrito, explica esta tensión en términos de una impactante modernidad: una recomposición del cerebro humano colectivo sólo es posible si se subvierten las normas que rigen la cooperación productiva. Se trata, de nuevo, del sentido de la escisión continua (a determinar siempre histórica y situacionalmente) entre subjetivación y condiciones no subjetivas de la subjetividad.

Tensión, ésta, que también expresa el concepto de “trabajo abstracto”. Se trata para Mezzadra de captar la ambivalencia de Marx, menos como una oscilación ruinosa, y más como un proceso en tensión y esfuerzo –para algo se nos mete en su cocina– por articular la doble dimensión ya señalada de toda concreción histórica de la subjetividad.

En este punto Mezzadra se apoya en la larga reflexión de otro de los referentes intelectuales del obrerismo militante: Paolo Virno. En su Gramática de la multitud la noción misma de “fuerza de trabajo” –tan próxima a la primera definición de “trabajo abstracto” de Marx– contiene la paradoja según la cual su potencia genérica difiere por naturaleza de los actos correspondientes ejecutados en la jornada laboral. Se trata aquí de comprender la máxima proximidad y, al mismo tiempo, la máxima distancia entre las dos definiciones de “trabajo abstracto” (potencia y medida).

Peculiar mercancía la fuerza de trabajo que es inseparable –incluso en el proceso de intercambio– del cuerpo y de la vida misma a la que por fuerza va adherida. En la medida en que se la considera mercancía y se paga por su valor bajo la forma del salario, el costo de su reproducción, la superviviencia de la fuerza de trabajo, equivale al trabajo pasado que se le agrega para su subsistencia. Lo que indica el hecho de que, en tanto que trabajo vivo, potencia de producción, la fuerza de trabajo crea un valor enteramente nuevo (y no pagado). Este es el núcleo de la explotación: la apropiación de un excedente subjetivo constitutivo.

El hecho que la fuerza de trabajo vuelta mercancía sea inseparable de la vida conlleva el problema del disciplinamiento y el control (para Paolo Virno en esta línea se resume el entero problema foucaultianos de la biopolítica), pero también el del antagonismo. Y esto vale, incluso, si es necesario apoyar la critica que Sandro Mezzadra realiza a los vestigios liberales de la mente de Marx, cuando piensa el contrato de sujeción labora como “libre”, siendo que son demasiadas las veces que tales dispositivos de captura funciona de modo “forzoso”.

El capitalismo realmente existente se define entonces tanto por una multiplicidad de “encuentros” (entre dinero y fuerza de trabajo); por una pluralidad de dispositivos de captura de la fuerza de trabajo –excedente subjetivo–; por el poder del dinero –que es el poder de controlar el tiempo de los otros. La simetría entre poder y potencia se hace evidente.

Clase y poder 

Y sin embargo el poder de explotación y dominio del capital sobre el trabajo funciona de un modo aun más complejo: porque el poder de control sobre el tiempo de trabajo, que es tendencialmente inseparable del tiempo de la vida, es el poder de formar una fuerza combinada de trabajo cuya potencia cada vez mayor –más intensa y más abstracta– acaba por imponérsele a cada trabajador/a singular de un modo extrañado. Es en este modo impositivo en que se forma la propia fuerza de trabajo que reside el carácter despótico del capital, su capacidad de obrar como norma de trabajo, medida del valor y mando político.    

La experiencia de antagonismo de las masas trabajadoras, que ha consistido en conjugar las capacidades de la especie en torno a figuras colectivas no extrañadas, las experiencias de rechazo al trabajo y la fuga ha logrado superar los confines de la fábrica y, de cara al conjunto social, ha creado al mismo tiempo las condiciones para un poder más abstracto y voraz del capital, que Carlo Vecellone en “Crisis de la ley del valor y devenir renta de la ganancia” [5]llama devenir renta de la ganancia, en referencia al hecho de que el capital deja de organizar directamente la producción, pero se esfuerza al máximo por crear mecanismos jurídicos y financieros para apropiarse del valor socialmente producido. Se trata de la actualización del problema de la subsunción formal y la subsunción real aplicada, ahora, al conjunto de lo social, es decir, de las formas absolutas y relativas de extracción de plusvalía-sociedad a través de la intensificación de dispositivos de obediencia política y de intensificación de la sujeción.

En estas circunstancias la producción de subjetividad se torna al mismo tiempo terreno privilegiado de la producción y campo íntegramente recorrido por el antagonismo. ¿Cómo sostener, en este nuevo contexto, la noción de clase sin hacer de ella un mero campo  lógico definido por una polaridad simple?

Como bien sabemos, ambos polos del campo clasista se encuentran estratificados. 
El polo del trabajo, en particular, lo está a partir de marcas de género y de raza investidas intensamente en los cuerpos, de modo que la constitución subjetiva como clase sigue siendo asunto irresuelto. Esta densidad subjetiva desaconseja el recurso a la “conciencia de clase” como criterio de politización, y empuja a sofisticar los índices de comprensión de procesos abiertos de constitución de sujetos colectivos. La clase, más que una estructura de conciencia plena sería, como la entiende Goran Therbon,  una “brújula”.   

Política comunista   

El problema de la liberación queda bloqueado si no aparece forma política común capaz de resolver el proceso de constitución de clase. Eso es lo que se presenta a Marx como cuestión de pensamiento propiamente político.

¿Qué es para Marx entonces una política comunista? En la medida en que el capital determina más o menos inmediatamente al estado y a la política moderna como dispositivos de sujeción, lo político antagonista se define sólo a partir de los movimientos proletarios capaces de desmarcarse de tales dispositivos, al mismo tiempo que se intensifica el problema de la liberación. Las luchas sindicales y económicas en este sentido se encuentran en un vínculo transversal posible (dado que toda lucha puede activar el potencial de ruptura con los dispositivos de sujeción), pero cada vez menos asegurado, con las políticas de liberación. En efecto, la critica de la economía política no parte de una concepción sociológica de la clase obrera (históricamente representada en torno a su peso en la fábrica), sino del proletariado en tanto que figura propiamente política.

Se trata de la lección de la Comuna de París, figura histórica que le aparece a Marx como forma adecuada a la expansión de las potencias antagonistas al capital, más allá del estado. La política comunista se enfrenta desde entonces –y no se deja confundir– con el partido y el estado moderno, en cuyo fundamento se elaboran las conexiones entre derecho, economía y aparato represivo. La política comunista es, por el contrario, movimiento de auto-liberación contra los dispositivos de la representación (partido-estado).   

¿Quiere decir esto que para Mezzadra se trata de construir movimientos sociales contra los partidos, incluso de izquierda y de los gobiernos, incluso progresistas? Miradas de este tipo no faltarán nunca entre los defensores izquierdistas de las políticas de la representación, al estilo Emir Sader.[6] Y, sin embargo, esto no es del todo exacto: se trata menos de oponer instancias formales y más de estimar, en situaciones concretas, qué formas políticas son las que promueven y desbloquean al movimiento de liberación sin encerrarla en el corset de la política del capital.[7] 

Al sur y al este

Pasada la primera mitad de la década del ‘60 se produce en Marx un desplazamiento. La fecha coincide con la publicación del primer tomo de El Capital. Se trata de un giro de su atención hacia el este y hacia el sur. Entre otros investigadores, José Aricó trabajó intensamente sobre este giro (la célebre correspondencia de Marx con Vera Zázulich, editada hace veinticinco años en el Cuaderno 90 de Pasado y Presente –“Escritos sobre Rusia II. “El porvenir de la comuna rusa” es uno de los más interesantes, pero no el único, documentos que así lo atestigua).   

El movimiento proletario del que participó Marx fue internacional y geopolítico desde el comienzo. La noción de “mercado mundial”, dice ya en los Grudrisse, es premisa y resultado del proceso de producción de capital. Y el capitalismo es, desde el principio, coordinación mundial. Lo que a Mezzadra le interesa en los nuevos intereses de Marx (lo que lo lleva a hablar de Marx en Argel, donde veraneó de viejo, por consejo médico) es la posibilidad de captar, en la constitución misma de la crítica de la economía política, el interés por la llamada acumulación originaria, por los procesos de conquista y colonización a través de los cuales el capital se abre violentamente nuevos espacios para su reproducción. El hecho de que ese movimiento originario no quede atrás, en la prehistoria del capital, sino que el movimiento sea continuo abre la posibilidad de comprender de un modo no eurocéntrico (es decir, perimido) las determinaciones histórico-concretas del mercado mundial.

Interesado en participar críticamente del debate de los llamados estudios postcoloniales, Mezzadra distingue en la constitución de la noción estratégica de “mercado mundial” dos componentes igualmente estratégicos: el primero, la tendencia universal del capital a subordinar la producción al intercambio, y a la producción de capital. La segunda, la necesaria y nunca resuelta confrontación con unos “límites” –momento particularizante del capital– que no dejan de retornar y que se encuentran en la base profunda de la configuración evidentemente heterogénea –tanto geográfica como social– del mundo capitalista. Del mismo modo que la acumulación originaria del capital deviene incesante, los límites “exteriores” al capital  devienen en un interior alienado, vivido como exterior.

Es allí que entra a jugar la noción inestimable de la “comunidad” y de los medios comunitarios de propiedad. Identificadas una y otra vez por el capital como “exterior” a superar o “afuera” a incluir, la producción de capital provoca procesos generalizados de desposesión y dispositivos de cerrojo y clausura, incitando a lo comunitario, muchas veces, a tornarse base de las resistencias.

Epílogo: ¿Vuelve lo teológico político?

Marx entre nosotros, menos como asunto de marxistas y marxólogos, y más como premura libertaria, en una coyuntura en la cual Europa se constituye como retaguardia y archivo y Sudamérica se confronta con discusiones históricas de fuste. La “grandeza de Marx” (título del libro que Deleuze escribía antes de morir) no puede ser planteada con independencia del papel que lo teológico político, o mejor, lo religioso secularizado, juega en la constitución de la subjetividad –como plantea Agamben en su bello El reino y la gloria, en relación al problema de las continuidades entre cristianismo y economía política. Este tipo de indagaciones se muestran cada vez más relevantes para comprender el problema que en La cocina de Marx se plantea como el asunto central de la producción de lo humano por lo humano. Si El capital, aconsejaban Negri y Hardt en aquel enorme manifiesto que fue hace unos años Imperio, debía ser leído junto a Mil mesetas; quizás hoy haya que leerlo –al menos en lo que atañe a la relación interna entre producción de trabajo abstracto y lo humano como subjetividad devaluada– en paralelo a La cosa y la cruz, de León Rozitchner.

[1] Este texto debe demasiado a las continuas discusiones mantenidas con Diego Picotto, traductor de La cocina de Marx. El sujeto y su producción.
[2] Sobre este Marx sin eufemismo conversamos con Sandro Mezzadra en Buenos Aires, a fines del 2014, en Clinamen, fm la tribu. La conversación se puede escuchar en:  http://anarquiacoronada.blogspot.com.ar/2014/10/clinamen-marx-sin-eufemismos.html
[3] “Para medir valores de cambio de las mercancías por el tiempo de trabajo en ellos contenido, los diferentes trabajos deben ser referidos a un trabajo sencillo, homogéneo, de la misma forma, en una palabra, que un trabajo que siendo el mismo en calidad no se distinga más que en cantidad. Esta reducción parece ser una abstracción pero es una abstracción que se realiza cotidianamente en el proceso de producción de la sociedad. La resolución de todas las mercancías en tiempo de trabajo no es una abstracción mayor; es tan real como la de todos los cuerpos orgánicos en gas. El trabajo así medido por el tiempo no parece, de hecho, pertenecer a sujetos distintos; por el contrario, los diferentes individuos que trabajan parecen ser mejores simples órganos de trabajo”; Karl Marx, Crítica de la economía política, Bs-As, Claridad, 2008  (p. 18).
[4] El trabajo abstracto es el que crea valor: “es el gasto de energía humana en una forma determinada (…) es el gasto de energía humana como tal, independientemente de las formas dadas. Definido de ese modo, el concepto de trabajo abstracto es un concepto fisiológico, desprovisto de todo elemento socia e histórico” (p. 186); sin embargo, “la teoría del trabajo abstracto de Marx en su totalidad” depende, para su plena comprensión “de la sección sobre el “fetichismo de la mercancía” y a la “Crítica de la economía política”, textos en los cuales se aclara perfectamente el carácter social (es decir, no solo fisiológico) de la abstracción. El trabajo abstracto “incluye la definición de las formas sociales de organización del trabajo humano”, es “técnico, material y social” (p. 195) y finalmente el trabajo abstracto surge “en la sociedad mercantil” como “única relación social entre unidades económicas independientes y privadas” realizada de un múltiple intercambio y la igualación de los productos de las más variadas formas de trabajo”, la abstracción “de las normas concretas de trabajo, la relación básica entre productores separados de mercancías, es lo que caracteriza al trabajo abstracto” (p. 197).   Isaac Rubin, Ensayo sobre la teoría marxista del valor; Cuaderno 53 de Pasado y Presente, México, 1979.
[5] En La gran crisis de la economía global, A. Fumagalli, S Lucarelli, C. Marazzi, A Negri y C. Vercellone, Traficantes de sueños, Madrid, 2009.
[6] http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-260930-2014-11-30.html
[7] En efecto, no se trata aquí sólo de la crítica que podamos hacer a los partidos políticos y gobiernos autodenominados progresistas por el tipo de ensamblaje entre partido/estado/modelo de “desarrollo” que llevan adelante en nombre de la lucha contra el neoliberalismo, sino más bien de preguntarse en qué condiciones puede haber una dialéctica positiva que tome como punto de partida la perspectiva que hemos definido como “de liberación”; ver  http://anarquiacoronada.blogspot.com.ar/2014/11/anatomia-politica-de-la-coyuntura.html

En el México de Ayotzinapa: cuando el mundo de arriba se derrumba, escuchar las voces de abajo

por Jérôme Baschet
(Traducción: Marita López)

“¿Escucharon?
Es el ruido de su mundo derrumbándose.
Es el del nuestro resurgiendo.”
Ejército Zapatista de Liberación Nacional, 21 de diciembre de 2012
Desde hace dos meses la situación en México -donde las masacres, las desapariciones forzadas y la violencia masiva de la supuesta “guerra contra el narco” no tienen nada de inédito- ha devenido literalmente en insostenible. La atrocidad de Iguala es conocida por todos. En la noche del 26 al 27 de septiembre último, los policías de la tercera ciudad del estado de Guerrero tiraron ráfagas sobre autobuses que transportaban estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa y en la confusión también ametrallaron otro donde viajaba un equipo de fútbol juvenil, dejando numerosos heridos graves y matando a seis jóvenes. Uno de ellos fue encontrado con la cara y los ojos arrancados. En un segundo ataque, perpetrado en el momento en que los sobrevivientes trataban de informar a los periodistas locales, 43 estudiantes fueron arrestados, llevados al puesto de policía, luego arrojados a camionetas oficiales y remitidos a los sicarios del cartel “Guerreros Unidos”, sin que se sepa de manera absolutamente cierta lo que ha pasado con ellos desde ese momento. Todo esto (según la versión más difundida, que bien podría ocultar otros elementos) por orden del alcalde de la ciudad, aparentemente porque temía que los estudiantes vinieran a perturbar las festividades que marcarían el lanzamiento de la campaña electoral municipal de su esposa, reputada de ser la principal operadora de Guerreros Unidos en Iguala. Compartiendo con el corazón destrozado el horror de la Noche de Iguala, millones de mexicanos se encontraron inmersos en un dolor y una rabia que no se apaciguan.
Desde ese día, no pasó uno sin aportar más noticias que ahondan el abismo sin fondo que Iguala comenzó a revelar a los ojos de todos. Buscando a los estudiantes se han descubierto decenas de fosas. No son ellos y entonces, ¿quiénes son? Con el paso de las semanas, México se transformó en un inmenso cementerio clandestino y cada mañana nos toca la misma letanía: Señor procurador denos nuestra fosa cotidiana. No hay un día de respiro para pensar que las cosas podrían “ponerse en orden”. No hay más orden que aguante.
Algunos fragmentos de este calendario maldito:
*22 de noviembre (justo para distraerse un poco). Nos enteramos de que el general a cargo de la seguridad del presidente de la República (segundo en la jerarquía del Estado Mayor Presidencial), en el momento en el que las puertas del Palacio Nacional estaban en llamas, salió en aparente estado de ebriedad, enfrentando sólo los manifestantes y agrediendo periodistas presentes (Proceso, 22.11.2014).
*26 de noviembre. Los medios mencionan un secuestro masivo de 31 alumnos de la secundaria de Cocula en pleno día sobre la plaza central de esta pequeña ciudad limítrofe con Iguala, realizado por hombres fuertemente armados que circulaban en vehículos de la policía municipal. El director del colegio afirma no haber notado nada. Los hechos no han sido confirmados, pero en esta ocasión nos enteramos de que otros dos secuestros masivos tuvieron lugar en Cocula: 14 jóvenes en marzo y otros 17 en julio del 2013, probablemente esclavizados en las plantaciones de marihuana y de opio que, en los últimos años, han duplicado su extensión en la región. Todo esto sin suscitar reacción ninguna por parte de las autoridades.
*26 de noviembre (también). El Secretario de Gobernación indica que cuarenta mil policías han sido reprobados en los exámenes de confianza realizados a nivel nacional y reconoce que siguen en servicio, aun cuando deberían de haber sido destituidos. Por lo tanto, hay cuarenta mil peligros públicos uniformados en el país.
*28 de noviembre. Un estudiante es “secuestrado” a la salida de la Universidad Nacional Autónoma de México. Lo suben a un automóvil particular con inusitada violencia y sin explicación. Lo golpean. Le ponen una pistola en la sien y lo amenazan con violarlo y con desaparecerlo como los de Ayotzinapa. Lo alojan en la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada, y después lo largan, ya que un video de su arresto se había difundido inmediatamente.
*28 de noviembre (también). Militares armados hacen irrupción en la Universidad Autónoma de Coahuila buscando identificar los estudiantes y maestros que participaron en la manifestación del 20 de noviembre. El Comando de la 11 Región Militar debe reconocer que se trata de “un error” cometido por un mando medio que actuó “a título personal”.
* El 29 de noviembre. Once cuerpos decapitados son encontrados sobre el borde de una carretera en el Estado de Guerrero y al día siguiente otros cinco calcinados.
Uno se debate cada día entre este horror y el que lo supera al día siguiente, en una sensación de indignidad insoportable y de aberración permanente. Absurdidad de un mundo que, después de voltearse tantas veces, ya no tiene ni derecho ni revés. Nada o casi nada se mantiene en pie.
*
No hay más remedio que cambiar de calendario y de geografía. El 15 de noviembre en el Caracol de Oventic tuvo lugar un encuentro entre el EZLN y los padres de los estudiantes asesinados y desaparecidos de Ayotzinapa, que han formado tres caravanas para recorrer el país. Prevenidos de su arribo unas horas antes, dos mil zapatistas de los alrededores se juntaron para recibirlos, juntos con el subcomandante Moisés y el comandante Tacho. Todos estaban allí para recibirlos con los brazos abiertos, “con todo el corazón, para escucharles su dolor y su rabia”. No es exagerado afirmar que este encuentro fue de gran importancia. Esto se percibe en las fuertes palabras pronunciadas por Moisés en nombre de la Comandancia General del EZLN. Y se percibe en las palabras de los padres y los estudiantes de Ayotzinapa quienes, en una conferencia de prensa tuvieron el cuidado de precisar:“nosotros fuimos los que los buscamos, no ellos a nosotros”.
Lo que da sentido al encuentro de Oventic es, en primer lugar, la escucha. Moisés lo dijo. Los zapatistas estaban allí para escuchar a los padres de Ayotzinapa. Su dolor y su rabia. Escucharlos de verdad, ellos y ellas, sin dejarse distraer por otras palabras que a veces recubren las de ellos, por tantísimos otros actos que se multiplican en todo México, por otras consignas a veces lanzadas con intenciones partidarias. Solamente ellos y ellas, con sus exigencias simples y claras: aparición con vida de todos los desaparecidos, castigo de los culpables en todos los niveles, medidas para que este horror no se repita jamás. Escuchar verdaderamente, este arte tan difícil de aprender que supone abrirse y hacer un lugar a lo que el otro trata de decir sin traducirlo de inmediato con nuestras propias categorías ni reducirlo  a nuestro propio punto de vista. Los zapatistas estaban allí para escuchar a los padres de Ayotzinapa. Y ellos se sintieron escuchados, comprendidos y dijeron “ellos nos escucharon con atención y abrazaron nuestra rabia”.
A veces, escuchar es también reconocerse. Los zapatistas explicaron que comprendían el dolor y la rabia de los padres porque las conocen. Lo habían expresado el 8 de octubre durante su marcha en San Cristóbal de las Casas, silenciosa y elocuente: “Su dolor es nuestro dolor”, “Nuestra es su rabia”, repetían sus pancartas. Y también el 22 de octubre, encendiendo, como en otras partes del país, miles de velas en centenas de comunidades, que sólo ellos podían ver. Los zapatistas se reconocen en el dolor y la rabia de los padres y estudiantes de Ayotzinapa porque ellos también tienen sus muertos y sus desaparecidos. El dolor y la rabia, contenida por la dignidad, es lo que muchas veces han sentido, particularmente el 2 de mayo pasado, cuando el compañero y maestro Galeano fue asesinado en La Realidad.
En Oventic, el 15 de noviembre, los padres de Ayotzinapa y los zapatistas se reconocieron cada uno en el espejo del otro. Ambos diferentes pero semejantes en su dolor y en su rabia. Este ha sido un encuentro verdadero entre los dolores de abajo, un abrazo verdadero entre las dignidades de abajo. No una “alianza”, ni un “pacto” como dijeron ciertos medios prontos a transcribir el acontecimiento en el pobre vocabulario de las intrigas de poder y las estrategias políticas. Nada más la posibilidad de sentir un vínculo verdadero hecho de presencia sensible, de dignidades que se reconocen, de comprensión fundada sobre la escucha y la confianza. Eso es todo y es enorme.
*
Podemos retomar, a la luz de este encuentro, el esfuerzo para comprender lo que pasa actualmente en México. El subcomandante Moisés lo subrayó: “han sido ustedes, los familiares y compañeros de los estudiantes muertos y desaparecidos quienes han conseguido, con la fuerza de su dolor, y de ese dolor convertido en rabia digna y noble, que muchas, muchos, en México y el Mundo, despierten, pregunten, cuestionen”. No es que el horror de Iguala haya revelado cosas inéditas, porque la profundidad de la corrupción, la penetración de las organizaciones criminales en las estructuras del Estado, la amplitud de la impunidad son de notoriedad pública. La lista de masacres es larguísima, de Aguas Blancas a San Fernando pasando por Acteal. Y el balance de la supuesta “guerra contra el narco” lanzada por Felipe Calderón es tristemente conocido: más de cien mil muertos y de veinte mil desaparecidos. Es cierto que en Iguala el terror ha sido particularmente masivo y acentuado, la complicidad entre las autoridades políticas, las fuerzas policiales, y la delincuencia organizada más evidente aun que lo acostumbrado y la identificación con los estudiantes víctimas de la agresión más íntimamente sentida (en parte también porque lo acontecido reavivó el recuerdo de otra masacre, aquella del 2 de octubre de 1968 en la plaza de Tlatelolco). Pero lo que contribuyó en buena medida a hacer la diferencia fueron la determinación, entereza y solidaridad organizada de la comunidad formada por los padres y estudiantes de Ayotzinapa que han sabido mantener a lo largo de las semanas y hacer crecer, al mismo tiempo que su palabra, la movilización en todo el país: entrevistas, marchas, acciones casi cotidianas en Guerrero, coordinación nacional, caravanas, etc.
Animados por su dolorosa esperanza y su lúcida rabia, los padres y estudiantes no solamente suscitan la solidaridad y empatía que expresa el grito que sale del corazón dolido de cientos de miles de personas “No están solos”. Por su dignidad tan entera y su implacable firmeza tienen también el poder de disolver las apariencias del juego institucional. Y resulta que si las instituciones se encuentran tan desnudas como el rey, ya no queda gran cosa de ellas. Dos momentos han sido, desde este punto de vista, particularmente impresionantes. El 29 de octubre los padres fueron recibidos por el presidente de la República en su residencia oficial, como lo habían exigido. Un ritual de alto riesgo en el cual más experimentados que ellos han perdido el rumbo. De hecho, es un momento propicio para que las autoridades traten de ahogar la energía reivindicativa con alguna limosna (las del estado de Guerrero ya habían encima tentado la maniobra de 100 000 pesos por hijo asesinado o desaparecido), o solamente para que aprovechen el ceremonial institucional para poner a sus interlocutores en posición de inferioridad y para atribuirse el rol de quien consiente, acuerda y resuelve. Pero los padres de Ayotzinapa no cedieron nada. Con el aplomo de su simplicidad y la fuerza devastadora de su dolor pudieron reducir a nada la pompa del poder y rebajar a las altas autoridades del Estado a su miseria y su insignificancia. Interpelando sin temor y reiterando una y otra vez su falta de confianza, aniquilaron todo formalismo y finalmente (ante la sorpresa consternada del ejército de altos funcionarios presentes) se negaron a dejar la residencia presidencial en tanto que su ocupante no hubiera puesto su firma debajo de los requerimientos exigidos.
El 7 de noviembre fue la gran conferencia de prensa del procurador de la República. Un amplio montaje destinado a dejar la gente pasmada ante la abyección, para tratar de imponer la hipótesis hasta hoy día no confirmada de una hoguera que durante 14 horas habría permitido a los sicarios reducir a cenizas más de 40 cuerpos. El procurador pensaba que su tarea estaba acabada y trabajo bien hecho. Por mucho que su presentación pudiera tener cierta apariencia de plausibilidad, los padres se obstinaron en recusar su versión. Subrayaron las incoherencias y el hecho de que está fundada únicamente en confesiones, cuando bien se sabe cuánto las autoridades mexicanas son hábiles en fabricarlas. Para ellos mientras que no haya pruebas irrefutables, sus hijos están vivos. No dejaron de repetir que otras líneas de investigación debían de abrirse, exigiendo que continúe la búsqueda de los jóvenes con vida. Así el grito de“vivos se los llevaron, !vivos los queremos!” continuó resonando en todo México y la “ciencia” desplegada por el procurador no fue tomada en cuenta. La palabra popular tuvo más fuerza y la venció.
¿Qué es lo que dicen los padres de Ayotzinapa a las autoridades? Simplemente esto: no les creemos nada. No creemos nada de lo que nos dicen. Esto no se refiere únicamente a la explicación oficial de los hechos ni tampoco solamente al procurador, del cual se sabe que por lo menos desde el mes de abril tenía información detallada sobre los actos criminales del alcalde de Iguala de suerte que una acción decidida contra éste hubiera permitido evitar el horror del 26 de septiembre. El enunciado es absolutamente general: las instituciones no gozan de ninguna confianza. Ya no se trata solamente de un sentimiento vago, compartido desde hace tiempo por muchos. Es ahora una palabra explícita y pública, portada en todas partes por los padres de Ayotzinapa. Es una palabra que millones actualizan y pronuncian con ellos y a través de ellos. Así es suficiente escuchar verdaderamente la palabra de los padres para entender lo que hay en juego en México hoy en día.
Hay otro ingrediente más: lo revelador que es el horror de Iguala se combina con el asunto de la inverosímil “Casa Blanca” construida y habitada por la pareja presidencial y sin embargo registrada a nombre de una empresa de obras públicas que ha sido beneficiada por decenas de miles de millones de pesos en contratos durante los mandatos de Enrique Peña Nieto como gobernador del estado de México y después como presidente. En lugar de disiparse las sospechas de conflictos de interés y corrupción se reforzaron por la decisión de separarse de la casa (supuestamente en curso de adquisición por la primera dama y ex actriz de telenovela) y también por la anulación precipitada de un mega-contrato para la construcción de una línea de Tren de Alta Velocidad que implica a la empresa en cuestión, junto con una corporación de Estado china. Más allá de las implicaciones judiciales que debería tener este asunto, recuerda con una claridad deslumbrante la existencia de dos México: el de abajo que se resiste al despojo y que, junto con los padres de Ayotzinapa, que no dejan de presentarse como simples campesinos, lloran sus muertos y buscan a sus hijos desaparecidos y el México de arriba, del cual el presidente y su esposa son la perfecta encarnación, con su mansión estilo Hollyday Inn de 7 millones de dólares (por no decir nada de las otras mansiones declaradas por Peña Nieto o de los departamentos de Angélica, de los cuales sólo uno en Miami está estimado en 3 millones de dólares). Ella apareció delante de cámaras creyendo que iba a hacer llorar a la gente de las Villas Miseria, haciéndose la ofendida, la mujer honesta frente a quienes se atreven a sospecharla y a pedirle cuentas (pero fue inmediatamente ridiculizada en las redes sociales y su intervención fue rebautizada: “La última telenovela: Nosotros los ricos, ustedes la prole”). Explicó al buen pueblo que trabajó duro toda su vida con el fin de construir un patrimonio para sus hijos, sí, tan duro que en un solo año, el del 2010, Televisa (la cadena de la que se dice que hizo presidente a su marido) le ha pagado 88 millones de pesos (7 millones de dólares), además de otra mansión valuada en 26 millones de pesos. Es más de lo que se necesita para develar la esencia del poder: la perfecta colusión entre funcionarios públicos, círculos de negocios y grandes medios de comunicación, donde solamente parece faltar el ingrediente del negocio ilícito. Pero esta ligazón está suficientemente encarnada por el alcalde de Iguala quien hace unos meses atrás seguramente tenía muchos amigos bien ubicados y era ejemplo de una magnifica ascensión social. Visto desde abajo, la obscenidad es absoluta. Entre los dos México la separación es abismal. ¿No termina volando en pedazos lo que podía quedar de la Nación, cuando esta construcción imaginaria resulta pulverizada por una diferencia tan radical entre dos mundos que ya no tienen nada en común?
¿Queda por lo menos una institución que se salve del desastre? Seguramente no es el caso de los partidos, todos implicados, comenzando por el que se pretendía de izquierda, el Partido de la Revolución Democrática, bajo cuyos colores fueron elegidos el alcalde de Iguala y el gobernador de Guerrero (hoy día único funcionario de alto rango compelido a renunciar). Seguramente tampoco la Justicia se salva, comenzando por la Suprema Corte, cuyos magistrados después de dictaminar la liberación de los paramilitares implicados en la masacre de Acteal y el rechazo de la consulta popular sobre la reforma energética se aumentaron el sueldo por arriba de los 500 mil pesos por mes, de tal forma que en un día aproximadamente perciben lo que el salario mínimo permite ganar en un año. Seguramente tampoco se salva el Ejército, implicado en el escándalo de Tlatlaya donde en junio último 22 personas fueron ejecutadas por soldados, no durante un enfrentamiento como quería hacer creer la versión oficial, sino después de que se rindieran, así como lo demostró un reporte periodístico tardíamente confirmado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Encima un Ejército que declara que sus mandos medios actúan con su propia iniciativa, ¿sigue siendo un ejército?
*
Lo que se revela en el presente contexto es una verdadera disolución de las instituciones del Estado, de la cual la firmeza de los padres de Ayotzinapa es el principal vector. El suelo de la credibilidad y la legitimidad se hunde bajo los pies de quienes encarnan las instituciones. El Poder sigue ahí, pero sin fundamento. Entonces, la pregunta es la siguiente: ¿Qué pasa cuando los policías, los jueces, los políticos aparecen a todos como criminales y ladrones, o por lo menos como mentirosos e incapaces? ¿“Cuando el representante del derecho, el político, el policía, el juez, se pasó al campo del crimen y sirve a la injusticia”, así como lo dijo un sociólogo que no pasa por ser un agente de la desestabilización revolucionaria (Alain Touraine)? ¿Cuando no se logra distinguir el Estado de las mafias, así como lo titula un periódico que no se conoce como órgano de propaganda militante (Le Monde)?
Entonces, ha llegado el momento de elegir. Están los que se aferran a la política de arriba y consideran que hay que restaurar la credibilidad en las instituciones y refundar el Estado de Derecho. Y están quienes piensan que otra concepción de la política es posible y que, para eso, hace falta mirar abajo. Los padres de Ayotzinapa lo dijeron con fuerza en San Cristóbal de las Casas: “De quienes ya no necesitamos es de las autoridades gubernamentales y de las instituciones del Estado, que hasta este momento han demostrado una incompetencia, una corrupción, una impunidad total en nuestro país. Para nosotros, ellos ya no sirven”. Sacaron conclusiones y anunciaron el inicio de una encuesta independiente, tomando en sus manos la búsqueda de sus hijos, incluso en las zonas en donde la Policía Federal no se atreve a aventurarse. Incluso si implica armarse para hacerlo.
Si uno no cree más en las autoridades, si están en proceso de disolución, se trata de “hacer por nosotros mismos”, así como lo expresó uno de los estudiantes sobrevivientes de la noche del 26 de septiembre. La apuesta es mucho más profunda que saber si Peña Nieto se va o no. Hacer por uno mismo es a lo que los habitantes de Guerrero son llevados en la lucha surgida de la abyección de Iguala. El 29 de noviembre, 5 Consejeros municipales populares fueron constituidos por fuera de las estructuras constitucionales, en distintos localidades, entre las cuales Acapulco, y una veintena más deberían seguirlos. Tal iniciativa puede apoyarse sobre una experiencia importante en el estado de Guerrero donde las Policías Comunitarias, en particular las de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias, ha permitido, desde hace casi 20 años, proteger estas regiones de los traficantes de droga, y también impulsar instancias de justicia y formas de organización autónomas.
¿Gobernarnos nosotros mismos? Como lo dijeron los zapatistas el 15 de noviembre en Oventic, “la transformación real no será un cambio de gobierno, sino de una relación, una donde el pueblo mande y el gobierno obedezca”. Se trata de transformar radicalmente la naturaleza misma de las tareas de gobierno y las maneras de realizarlas. Es lo que el “hacer por nosotros mismos” expresa de manera particularmente amplia: más allá de las formas de gobierno, lo esencial es que se trata de organizar las formas de vida que son nuestras, las de las comunidades, las que permiten a todos llevar una vida digna.
Explicando la formación de los Consejos municipales populares, uno de sus promotores indica: “la política no es cuestión de unos cuantitos. Estamos diciendo un no rotundo a la política estatal; hay otro tipo de política que podemos aplicar nosotros, la política de abajo, la de la gente común y corriente”(La Jornada, 1-12-2014). Y esto, agrega, responde a una necesidad imperativa que cada padre, cada estudiante de Ayotzinapa puede resumir de manera extremadamente simple: que jamás vuelva a pasar lo ocurrido el 26 de septiembre en Iguala.
*
Lo que los zapatistas habían expresado el 21 de diciembre de 2012, “el día del fin del mundo”, parece encontrar toda su pertinencia hoy día. Se trata de escuchar el sentido del momento que vivimos, cuando el mundo del poder se desmorona mientras el de abajo resurge. Depende de nosotros entender y hacer resonar la fuerza de este momento. De no permitir que el mundo de arriba, al derrumbarse, ahogue y destruya lo que acá abajo quiere nacer y crecer.
El Poder desapareció a los estudiantes; ahora desaparezcamos al Poder.
1 de diciembre de 2014
PD: el 6 de diciembre, después de que la identificación de los restos de uno de los normalistas desaparecidos fuera confirmada por el Equipo Argentino de Antropología Forense – que, sin embargo, aclaró que no existe certeza sobre el lugar en donde fueron encontrados estos restos y que, de cualquier manera, esto no implica la comprobación del conjunto de las explicaciones de la Procuraduría General de la República – los estudiantes de Ayotzinapa hicieron público el siguiente mensaje:
“Compañeros a todos los que nos han apoyado, soy ALEXANDER MORA VENANCIO. A través de esta voz les hablo. Soy uno de los 43 caídos del día 26 de septiembre en manos del narcogobierno. Hoy 6 de diciembre le confirmaron los peritos Argentinos a mi padre que uno de los fragmentos de mis huesos encontrados me corresponden.
Me siento orgulloso de ustedes que han levantado mi voz, el coraje y mi espíritu libertario. No dejen a mi padre sólo con mi pesar, para él significo prácticamente todo, la esperanza, el orgullo, su esfuerzo, su trabajo y su dignidad.
Te invito que redobles tu lucha. Que mi muerte no sea en vano. Toma la mejor decisión pero no me olvides. Rectifica si es posible pero no perdones. Este es mi mensaje.
Hermanos hasta la victoria”.

#libroslibres: Gilles Deleuze, bibliografía completa

(http://pensar-deleuze.blogspot.com.ar/)
 
Gilles Deleuze, Crítica y clínica (Barcelona: Anagrama, 1996).
 
http://www.mediafire.com/?04c5aw7600kl9bp
 
Gilles Deleuze, Presentación de Sacher-Masoch. Lo frío y lo cruel (Bs. As.: Amorrortu, 2001).
 
http://www.mediafire.com/view/?56ecnt6zcyl5a47
 
Gilles Deleuze, Nietzsche y la filosofía (Barcelona: Anagrama, 1998).
 
http://www.mediafire.com/view/ja2icqgnti44fjj
 
Gilles Deleuze, Lógica del sentido, Barcelona: Paidos, 1989.
 
http://www.mediafire.com/view/?jddbgpcm4cr647i
 
Gilles Deleuze, “El agotado” en: Confines n°3, Bs. As.: Lamarca/ Eudeba, 1996.
 
http://www.mediafire.com/view/?18109se1gwc2f8p (En Inglés)
 
Gilles Deleuze, El pliegue. Leibniz y el barroco, Barcelona: Paidos, 1989.
 
http://www.mediafire.com/view/?4jbs532rkmemj8j
 
Gilles Deleuze, Un manifiesto menos, en Bene, C. & Deleuze, G.: Superposiciones. Bs. As.: Ediciones Artes del Sur, 2003.
 
http://www.mediafire.com/view/g0aetltattyeu13
 
Gilles Deleuze, Proust y los signos, Barcelona, Anagrama, 1972.
 
http://www.mediafire.com/view/?dd3sl4x3cgp35gp
 
Gilles Deleuze, “La inmanencia: una vida…”, en: Deux régimes de fous. Textes et entretiens 1975-1995, ed. David Lapoujade, París; Minuit, 2003.
http://www.mediafire.com/view/?h8hyci1g5g810dj
 
  
Gilles Deleuze, Conversaciones 1972-1990. Valencia: Pre-Textos, 1996.
 
http://www.mediafire.com/view/wffv0944f1uv4vo 
 
Gilles Deleuze, El bergsonismo. Madrid: Cátedra, 1987.
 
http://www.mediafire.com/view/nf7zzhkzozj9pej
 
Gilles Deleuze, Diferencia y repetición. Bs. As.: Amorrortu, 2002.
 
http://www.mediafire.com/view/wtk0z8it2b4wo6d
 
Gilles Deleuze, Foucault. Barcelona: Paidós, 1987.
 
http://www.mediafire.com/view/zjqcza7epnc54at
 
Gilles Deleuze, Spinoza y el problema de la expresión. Barcelona: Muchnik, 1999.
 
http://www.mediafire.com/view/8fijdyjx8io3ybg
 
Gilles Deleuze, La Imagen-Movimiento. Estudios sobre Cine 1. Barcelona: Paidós, 1984.
 
http://www.mediafire.com/view/ymm2in6gxgmfeyr
 
Gilles Deleuze, La Imagen-Tiempo. Estudios sobre Cine 2. Barcelona: Paidós, 1987.
 
http://www.mediafire.com/download/0xmcjmbk98h30hd
DELEUZE & GUATTARI
Gilles Deleuze & Félix Guattari, ¿Qué es la Filosofía? Barcelona: Anagrama, 1997
 
https://www.mediafire.com/?hu8morgatugotua
 
Gilles Deleuze & Félix Guattari, Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, Valencia, Pretextos. 1988.
 
http://www.mediafire.com/view/?3omgngudtcnsz6r
Gilles Deleuze & Félix Guattari, Kafka, por una literatura menor, México, Era, 1978.
http://www.mediafire.com/view/?4faxo43zlkwbpam

En el lenguaje siempre es la guerra: entrevista a Henri Meschonnic

por Pierre Gazaix
Traducción: Hugo Savino


Pierre Gazaix: Henri Meschonnic, a menudo se lo tilda de “polemista”. ¿En esta frase, está la palabra “guerra” y en Crítica del ritmo usted afirma de manera rotunda “en el lenguaje, siempre es la guerra”?

Henri Meschonnic: Sí. Se trata de la relación etimológica entre la polémica y la guerra. Algo que parece raro, puesto que la polémica tomó una dirección muy distinta a la de la polemología. Creo efectivamente que la relación etimológica entre la polémica y la guerra sigue siendo una relación de sentido, algo que no es de cajón: para la mayor parte de las palabras, hay un corte entre la etimología y el sentido. Pero con la condición de hacer una diferencia, que me parece que la polémica tiene precisamente por estrategia ocultar, una diferencia ente la polémica y la crítica. Por otra parte, acabo de emplear la palabra estrategia que es justamente un término de guerra. Me parece que podemos decir que la polémica, por todos los medios, desde el uso de los argumentos hasta la ausencia de argumento, es una guerra para tener razón, o para dominar de una manera u otra. Dominar en el plano del argumento, en el plano de los medios de opinión. Efectivamente la polémica sin duda juega ante todo en el plano de la opinión, con todo lo que este término comporta de vago, y eventualmente de golpes bajos. Me parece que es importante distinguir e incluso oponer la polémica a la crítica. La polémica tiende a englobar a la crítica, y a hacer que la crítica se confunda con la polémica, porque ambas tienen en común aunque más no sea una base de desacuerdo. Pero la crítica y la polémica tienen no solamente estrategias sino una  epistemología diferente, una ética diferente, y una política diferente. Para mí, la crítica es una estrategia que apunta a la historicidad, que apunta a reconocer la situación de los problemas, de los sujetos, para saber cómo se hacen las operaciones de sentido y, por consiguiente de ocultación del sentido. La crítica para mí sigue estando, en efecto, cerca del juego etimológico que le es propio, y que no es en absoluto el mismo de la polémica.

P.G.: ¿A partir de la noción de crisis?

H.M.: Sí, pero en principio el ejercicio del juicio: en griego krineines juzgar.  Es peligroso relacionar de manera inmediata la noción de crítica con la noción de crisis, porque esta relación instala en primer lugar una relación con la metáfora médica de la crisis. Con respecto a un estado que no sería la crisis. Mientras que la historia muestra precisamente que no hay más que crisis. Como la noción de crisis es contrastativa, si el otro término del contraste desaparece, la noción misma de crisis se modifica. En este sentido, hay una estrategia del uso del término «crisis”. Creo que es mucho más fecundo poner la noción de crítica en relación con la noción de juicio, es decir con la búsqueda de los fundamentos. Es el sentido de Crítica de la razón pura, pero es también el sentido de la Escuela de Frankfurt, como referencia habitual más cercana. O sea, situar las cosas con relación a un conjunto, situar todo lo que es regional con relación a una teoría de la sociedad. En este sentido la crítica es crítica también en el sentido corriente de la palabra. Por consiguiente ella puede criticar en el sentido de buscar defectos. Pero es ante todo el ejercicio de un punto de vista en el sentido en que Levi-Strauss, en Raza e Historia, muestra que no hay ciencias humanas sin puntos de vistas, sin situación histórica de un sujeto, tanto si es etnológico, como si trabaja sobre el lenguaje, o si trabaja en otros dominios de lo social.

El ejercicio de la crítica consiste entonces en tratar de mantener juntos el reconocimiento de la historicidad y el de la especificidad. Es una búsqueda del funcionamiento de las estrategias. No es una búsqueda de la dominación. La diferencia radical y fundamental con la polémica, es que la polémica es una búsqueda de la dominación. Buscar la razón de alguna cosa, no necesariamente es buscar tener razón, o intentar darse la razón.

P.G. ¿Por lo tanto rechaza este calificativo de “polemista”?

H.M.: Por supuesto. Incluso planteo que precisamente, la marca del adversario, es decir la racionalidad dominante, es poner sobre la crítica la etiqueta de “polémica”, porque así, ella la engloba a la vez y la neutraliza, reduciéndola a su propia estrategia de dominación, mostrando de esa manera su resistencia. Dicho de otra manera, el gesto que consiste en hacer que la crítica se confunda con la polémica, es, para mí, el gesto mismo que muestra, negativamente, la resistencia en el sentido en que los psicoanalistas hablan de resistencia, en el sentido en que se comprueba una resistencia análoga en la teoría de la traducción. A los traductores no les gusta que se les diga cómo opera todo lo que ellos ocultan en sus traducciones. Se resisten al análisis poético de la traducción. Desde este punto de vista, la poética y la crítica están en una relación de implicación recíproca, en lo que concierne a las ciencias humanas. Quiero decir que la poética es una crítica de las ciencias humanas. Y no creo que se pueda hacer una crítica de las ciencias humanas sin la poética. Por la poética se puede mantener el lazo interno, no la yuxtaposición, entre la epistemología, la ética y lo político mientras que la polémica al contrario funciona en la separación de los diversos órdenes.

P.G.: ¿Poética, ética, política, polémica tienen una gran proximidad en tanto que significantes?

H.M.: Sí, pero alguien me hizo observar una vez más… que mónada y limonada estaban muy cercanos… Esta relación de consonancia no tiene ningún interés. Hay, como dicen los ingleses, un jingle,  un efecto de cascabeleo de las palabras, que puede incluso ser molesto en la medida en que eso hace tic-tic-tic, poética, ética, política. Pero que poética y política se parezcan no quiere decir que puedan juntarse. Al contrario, la tradición retórica hace todo para que no haya nada de común entre ellos, y para que su relación precisamente también sea tan incongruente como mónada y limonada.

P.G.: En cuanto a la polémica y la crítica, usted mostró una relación de dominación de la primera sobre la segunda, entre otras. ¿Podría precisar cómo analiza sus relaciones con el poder?

H.M.: Sólo quería agregar, a propósito de la distinción entre polémica y crítica, que me parece que no hay que olvidar, en efecto, la relación con el poder, esencialmente con un poder sobre la opinión: prensa escrita u oral… Es uno de los elementos que pueden intervenir en la distinción entre crítica y polémica. En la medida en que la polémica implica una estrategia de dominación, ella presupone un poder, un poder de hablar y  un poder de callarse: es decir de hacer que no haya discusión. Mientras que la crítica, paradójicamente, es neutra con relación al poder. Neutro significa libre. En última instancia, me pregunto si la crítica puede tener poder. Inmediatamente caería en el dogmatismo. En todo caso, no estaría lejos de pensar que una relación con el poder corre el riesgo intrínseco de corromper a la crítica. Por ejemplo, en el orden de las prácticas del lenguaje, la poesía es crítica, para ser poesía, la poesía es crítica de la poesía. Y si hay algo que inmediatamente hace que la crítica corra el riesgo de corromper a la poesía, es tener un poder: un poder en una revista, en un grupo, en un programa de radio. Es decir inmediatamente la jefatura de un territorio y la auto-reproducción, el establecimiento de una cadena que se vuelva anticrítica, y por lo tanto se vuelva contra la poesía, o en todo caso corra el riesgo de hacerlo.  

P.G.: ¿Esto no podría articularse con los puntos de vista que desarrolla Michel Foucault sobre el poder como efecto de discurso?

H.M.: Desde este punto de vista, también hay lingüistas que han hecho estudios sobre el diálogo, mostrando que la relación de diálogo es una relación agonística. Eso puede por otra parte prestarse a discusión. ¡Pero leí, ya no sé dónde, de alguna manera como posición de emblema para los diálogos, que el primer diálogo mencionado en la Biblia es el de Caín y Abel!

En un plano puramente lingüístico, se hizo notar que, sin llegar con todo a lo que Barthes llamaba el fascismo de la lengua, basta con hacer una pregunta, y el interlocutor está obligado a responder en el marco impuesto por la pregunta. No se puede responder por un complemento de tiempo a una pregunta que se refiere a un complemento de lugar. En los diálogos de niños, se ha observado que es el primero que toma la palabra el que determina en la secuencia del diálogo, o en una mini-secuencia, la continuación de la conversación, el giro que va a tomar incluido el giro gramatical. Desde luego, esto no implica que el hombre sea un lobo para el hombre. No habría que seguir la deriva del carácter agonístico del diálogo hacia una suerte de contrario del irenismo, que vería bocas siempre listas a morder a la primera boca que hable.

Es todo lo que puedo decir acerca de la guerra… Y en este sentido, el epígrafe que tomé de Mandelstam, “en la poesía, es siempre la guerra”, lo retomé como eco, generalizado, en Crítica del ritmo, y digo: “Es en el lenguaje que siempre hay guerra.” Porque el lenguaje es un lugar de conflictos, donde algunas estrategias camuflan de manera deliberada el conflicto, una de las paradojas, es que la polémica puede tener por objeto enmascarar el conflicto. En algunos de sus aspectos, por el silencio o con una suerte de aire olímpico, la polémica puede tener por característica ahogar la crítica, decir que no hay guerra. Pero decir que no hay guerra, es precisamente el acto con el que se oculta a la crítica. Por lo tanto es un acto polémico, y para nada un acto crítico.

P.G.: ¿En sus textos aparece a menudo una palabra con resonancias guerreras: dualismo?

H.M.: El dualismo tampoco es necesariamente un duelo. Lo cómico, es observar que los principios unitarios son dualistas. El dualismo del signo es un dualismo que también es una antropología: la del alma y la del cuerpo pero que se hace en beneficio de un principio único. Principio único del signo. O bien es el alma. Si tomamos el modelo del signo lingüístico, es un signo que establece toda una cadena, todo un paradigma dualista efectivamente, el dualismo antropológico del alma y del cuerpo, de la letra y del espíritu, de lo vivo y lo muerto. Es el esquema platónico, que retomó el cristianismo, de la letra que mata y el espíritu que vivifica (oposición entre la letra y el espíritu). Es un esquema que oculta un elemento en beneficio del otro, y que se retoma en el esquema del Contrato social, en la medida en que en el contrato social, está la mayoría y la minoría. Se asimila la mayoría al Soberano de manera absolutamente homóloga a la forma en que el significado es asimilado al signo. En los dos casos, – para el signo lingüístico, se trata del significante, para el contrato social, se trata de la minoría –, estos dos elementos se escamotean en beneficio del conjunto. Rousseau dice muy  claramente que es en el plano simbólico que la mayoría domina porque se la identifica con el Soberano y no porque sea la más numerosa. En ese caso, sería una opresión. No es una opresión. Es una legalidad interna, homóloga a la que funciona en el signo lingüístico. Con la generalización de los efectos de teoría, por ejemplo sobre la noción de lengua. En el siglo XIX eso dio un universalismo de la razón que se tradujo en el plano de la lengua, por ejemplo, a través de la búsqueda de una lengua universal. Estas tentativas de lengua universal representaban el proyecto del siglo XVIII.  Aquí volvemos a encontrar la noción de guerra, porque hay una relación entre el proyecto de paz universal de Kant, en el siglo XVIII, y el proyecto de lengua universal. El vínculo se remonta al mito de Babel, como si efectivamente la diversidad, en particular la de las lenguas, fuera el motivo de la guerra. Como si, al hablar la misma lengua en un mismo pueblo, o en una misma familia, uno no estuviese separado. Como si hicieran falta lenguas diferentes para estar separados. El mito de Babel es uno de los mitos más vivos, y que se continúa en esta suerte de ocultación de la diversidad de las lenguas que siempre y aún hoy se asimila a algún mal. A través de todo el siglo XIX, se ve muy bien que se trata de un mal: uno de los aspectos del mal, en el sentido metafísico del mal, puesto que la razón es universalista. Una vez más es maniqueo, porque la razón está forzosamente del lado del bien: es la ciencia, es la República universal, como decía Hugo. La felicidad de la humanidad.

Este esquema dualista es aparentemente irénico. Tiene la apariencia de hacer que reine la paz. En realidad, está fundado en la opresión. La opresión siempre o del cuerpo, o de la letra, o de las especificidades, y entonces toda la cadena de las especificidades: especificidad del lenguaje, especificidad artística, pero también especificidad étnica. Marx decía que los croatas tenían que hablar alemán y no entendía por qué seguían hablando croata… Y Hugo escribe, no sé en qué texto, que todos terminarán por hablar francés. Será la lengua universal… Me parece que lo propio del dualismo, es el hecho de que está hecho sobre el modelo del signo lingüístico, en una cadena que va de la antropología a lo político. En este sentido, diría que el signo lingüístico es tal vez el patrón universal del funcionamiento del dualismo. Tiene una manera totalmente particular de hacer la guerra mientras la oculta.

P.G.: Pero, entonces, pregunta ingenua, ¿qué se puede hacer?

H.M.: No creo que se puedan destruir las nociones como si uno se sacara de encima un fantasma. Sería totalmente ilusorio y fantasmal creer que uno puede sacarse de encima el signo. Pero se pueden desplazar las nociones, mostrando a qué estrategias obedecen, o más bien cuáles son las estrategias que las constituyen. Se pueden desplazar las nociones haciendo evidente lo que está en juego en las estrategias de estas nociones. Creo que lo que está en juego en estas estrategias del dualismo antropológico y político, es  el poder a través de la noción de alma o de signo, y lo que está vinculado al signo. El poder de cierta categoría de sacerdotes, para usar un lenguaje a la vez metafórico y no metafórico, sacerdote o soldado, para quedarnos en la antigua simbólica indo-europea. Basta, en este momento, con mostrar que la estrategia del lenguaje puede ser una estrategia de la lengua, del signo, o bien una estrategia del discurso, es decir una estrategia ya no del dualismo sino de la pluralidad, una estrategia del sujeto. La estrategia de una dialéctica del sujeto y de lo social, del sujeto y del Estado. Mientras que, en el signo, y en la lengua, la única posibilidad del sujeto es ser  una ilusión… En este sentido, hay una significativa superposición entre el funcionamiento del estructuralismo, que  hace del sujeto una pura relación gramatical, y una frase de Marx en el prefacio a la primera edición alemana del Capital, donde dice que el individuo es la criatura de las relaciones sociales. Desde este punto de vista, el marxismo como aventura del universalismo del siglo XIX, se encuentra en perfecta concordancia con el estructuralismo: son dos muestras diferentes de un racionalismo universalizante.

P.G.: ¿Y Lacan?

H.M.: Lo que me incomoda mucho, lo que hace a Lacan prisionero de su época, es que todas sus nociones del lenguaje son las del estructuralismo, y las de Jakobson en particular. Me parece que no puede no ser solidario de lo que adviene con este estructuralismo. Es decir que son nociones retóricas. Tal vez es la objeción más importante. Pero hay una especificidad sobre la que no tengo nada que decir, excepto que el término significante tiene en Lacan un sentido que no es, lejos de eso, lingüístico. Realmente es algo que pertenece, específicamente, al psicoanálisis. 

Todo lo que le pide prestado al lenguaje, y en particular la famosa frase “El inconsciente está estructurado como un lenguaje”, me parece inscripto en el estructuralismo.  No es casualidad que esté “estructurado”. Lo que Lacan entiende por lenguaje está hecho de nociones estructuralistas.     

P.G.: Si la pregunta no le parece muy tirada de los pelos con relación a la guerra, ¿podría decir qué lo llevó a la reedición del Diccionario de las onomatopeyas de Charles Nodier, aunque ya se haya explicado al respecto en “La naturaleza en la voz”, que incorporó en el diccionario?

H.M.: Eso es algo que pertenece a otra guerra. Precisamente, hubo una asfixia de la etimología, hermoso tema que muestra la relación entre la polémica y la crítica. En lo que respecta a la etimología y la onomatopeya, si la filología en el siglo XIX tuvo un objetivo, este objetivo fue el de sacarse de  encima la naturaleza, esta invasión del lenguaje a través de la vía del origen, actitud sin obligación ni sanción. Es decir que, de alguna manera, era loca. Vista desde aquí, retrospectivamente. Incluso si por otra parte se critica al siglo XIX, hubo una locura de la invasión del lenguaje a través de la vía de la etimología, de la naturaleza, y el siglo XIX reaccionó contra esta locura, esta invasión, fundando una ciencia positivista del lenguaje, inspirándose en el modelo de las ciencias naturales (Cuvier, Lineo) buscando leyes, creando barreras de contención, y corresponde decirlo, las leyes fonéticas. Los filólogos del siglo XIX lograron mostrar que estas relaciones de imitación entre las palabras no eran más que ficciones. Precisamente por otra parte, es lo que etimológicamente dice la palabra “onomatopeya”. Es lo que vuelve a decir Nodier: que la onomatopeya es una ficción de palabra, una ficción, en el sentido en que se habla de “ficción” en inglés para decir novela. Una suerte de novela del lenguaje. Pero el siglo XIX filológico, incluso en la lingüística oficial de nuestro tiempo, no dejó de reducir la onomatopeya y la etimología, para hacer de ésta únicamente lo que es para nosotros hoy, o sea, simplemente, y en términos de lingüística, la procedencia de una palabra. Distinta de la historia de la palabra. Pero, en resumen,  lo interesante, es todo lo que ella atravesó, no solamente de dónde viene. Desde este punto de vista la historia de las palabras es más interesante que su procedencia. Pero lo que había de fascinación en la procedencia, es que era natural. A partir del momento en que la procedencia está en el interior del lenguaje, ya no es una novela de la naturaleza, sino una novela histórica, porque se convierte en lo que Saussure llamaba “morrena de glaciar”, huellas que se detienen muy rápido, y más acá de las cuales no se sabe nada.

Con relación a esta reducción gradual de la etimología y la onomatopeya, que hizo que ésta no fuera más que un brocal, el gallinero del lenguaje, lo que me parece interesante mostrar, al reeditar el Diccionario de las onomatopeyas de Nodier,  es que esta onomatopeya restringida, ocultada, es en realidad el problema mayor del lenguaje. Lo simétrico de esta primacía de la naturaleza es lo que está en cuestión. El problema de la historicidad, con relación a esta continuidad que muestra Nodier, y que había a través de todo el siglo XVIII entre la onomatopeya y la armonía imitativa, que es discurso. La onomatopeya era tic-tac, la armonía imitativa, según el ejemplo que Littré saca de Racine, “L´essieu crie et se rompt” (El eje cruje y se rompe). Con “l´essieu crie et se rompt”, se produce una extensión de la onomatopeya a toda la frase, a todo un grupo de palabras. Por consiguiente al  discurso.

Lo interesante es mostrar que fue el discurso el que siempre motivó la onomatopeya. Desde este punto de vista, hay un cierto número de falsas fronteras que se pueden hacer evidentes. Por ejemplo entre el placer de la ensoñación, de la novela, y luego de la ciencia que, por su parte, estaría desprovista de sueños. Así es como Genette ve las cosas en Mimologiques: el lado de Cratilo, el que sueña con las palabras, y el convencionalista que está puramente en el orden de las palabras instituidas por la sociedad. Allí, ya no hay lugar para el sueño. Se derrumba una frontera, así como se derrumba la frontera entre la ciencia y la novela. Mostré que este retorno del sueño o del fantasma se sitúa plenamente en los escritos científicos, tanto de los lingüistas como de los psicoanalistas: ya sea Pierre Guiraud, o Ivan Fonagy,  son naturistas en el sentido más fuerte del siglo XVIII. Es decir que continúan manifestando el sueño de una continuidad entre las palabras y las cosas mientras que la historicidad pasa por, o empieza en, la discontinuidad radical entre las palabras y las cosas. 

El problema de la onomatopeya es maravilloso. Porque hace reír. Y se trata de saber por qué hace reír.  Hay muchas clases de risa. Por eso cité La antología del humor negro, de Breton, que hace una diferencia muy justa entre el humor de emisión y el humor de recepción. No se sabe si Nodier se reía o no se reía mientras escribía algunas de sus definiciones[1]. Hay cartas que tienden a mostrar que es un humorista cabal,  y otras cosas en las cuales se sabe que él creía. Por consiguiente, es ambiguo. Y no podemos así como así reírnos de Nodier como quien se ríe de una pavada de hace 150 años. Hay un efecto a cambio de nuestra propia risa, que revelaría justamente nuestra incomprensión completa del problema. Por supuesto hay otros locos del lenguaje, y este tipo de ensoñación puede producirse sin duda porque el lenguaje es el lugar mismo de la motivación, de una motivación que no tiene ningún límite… Hay grandes ancestros que lo han reconocido. El primero, o uno de los primeros, es por cierto Humboldt, que consideraba al lenguaje no como un instrumento de comunicación, sino como una materia de sueño, porque nacimos en una lengua, nuestra infancia se desarrolló en esa lengua, y soñamos en el interior de ella. Es una materia asociativa. Pero en tanto que materia asociativa invierte la relación naturaleza/historia. La relación del siglo XVIII consistía en poner al lenguaje en la naturaleza: el lenguaje vendría de la naturaleza. Creo que la noción de discurso se enriquece si se la construye para integrar completamente la onomatopeya. Lo que por otra parte ilustra perfectamente la historieta. Y para mostrar que es el lenguaje el que crea la naturaleza, y no la naturaleza la que crea el lenguaje. De ahí el efecto de la crítica. Es una crítica del reír. Es una crítica de aquellos que son tanto los adversarios como los partidarios de la onomatopeya. Al releer el Cratilo,  me divertí mucho viendo que la mayor parte de aquellos que lo citaban, o que lo mencionaban, mostraban que no lo habían releído. Porque es una estrategia, decir que en el Cratilo, que es el texto fundador de este problema, y tal vez incluso de la teoría del lenguaje, habría – es la posición de Genette –  dos personajes que se oponen uno al otro: Cratilo que defiende las etimologías con onomatopeyas, y luego el adversario, el racionalista, el convencionalista, Hermógenes. Sólo que esta estrategia consiste en olvidar que hay tres personajes, y en particular Sócrates, que habla por Cratilo, lo que no significa en absoluto que sea su portavoz, o que se identifique a Cratilo. Está toda su ironía. Pero también los términos mismos en los cuales se plantea el problema. Es una oposición entre el término de la naturaleza physis y el término que incluye la historia en el uso, nomos. Ahora bien Jakobson, Pierre Guiraud, Fonagy, lingüista y psicoanalista, todos, y Genette también, plantean la oposición en los términos escolares fusis/thesis.

Ni una sola vez está la palabra thesis en el Cratilo, y es muy importante, porque thesis es la convención puramente establecida por institución, mientras que nomos es el uso, la costumbre, se sumerge en el pasado. Y ya no se puede hacer lo que hace la estrategia anti-arbitraria tradicional del siglo XVIII, por ejemplo: oponer la historia a lo arbitrario. Esta vez lo arbitrario incluye a la historia. Eso es lo radicalmente importante, y que hace necesario que se separe el convencionalismo de lo arbitrario. Hasta aquí no creo que se haya hecho.

En todas las estrategias, o bien contra la onomatopeya, o bien a favor, se encuentra esta oposición clásica: por un lado, la naturaleza, por el otro, la convención. Lo que hace que se identifique la convención a lo arbitrario. Es una representación, al menos trato de demostrarlo. No es la naturaleza de las cosas. Esta construcción tiene por efecto, o bien colocarnos del lado de lo arbitrario, pero perdiendo toda la onomatopeya, es decir toda la motivación, o bien colocarnos del lado de la novela. De los dos lados, permanecemos en lo binario, en el dualismo racional-irracional, que no es más que uno de los efectos del signo: la locura del significante, la locura del significado.

Creo que no hay superar esa oposición de manera hegeliana, hay que mostrar que la estrategia que los opone forma parte de un acoplamiento que proviene de la confusión entre lo arbitrario y la oposición. Y, de alguna manera, entre nomosy thesis. A partir del momento en que lo arbitrario, y es por eso que hay que volver a empezar desde Saussure, pero desde un Sassure desestructuralizado (justamente es ese el combate de una crítica), empezar a partir del momento en que lo arbitrario es lo radicalmente histórico, diría prácticamente que él recupera toda la novela. Únicamente en términos históricos. En particular, no corta el lenguaje del sujeto. Ni de la historia. Ubica igualmente lo arbitrario en la necesidad del sujeto hablante, pero historicisando lo arbitrario. Hay que pasar por Benveniste. Mientras que la concepción tradicional de la convención está muy vacía,  vacía del sujeto, vacía de la historia, y tiene por efecto relegar lo arbitrario al azar, es decir de nuevo a las ciencias naturales. Es justamente a contra-Saussure, a contra-historicidad que, en el estructuralismo, y pasando por la gramática generativa, apareció la tensión para volver a poner el lenguaje en las ciencias de la naturaleza, del lado de la biología. Las relaciones entre los biólogos y Jakobson, o entre Chomsky y los psicólogos que hacen experiencias con los monos, por ejemplo, son muy reveladoras de una deshistoricisación del lenguaje, tomado una vez más como ciencia de la naturaleza, en la epistemología de las ciencias de la naturaleza. El combate crítico del sujeto y la historicidad es un combate por una especificidad de la naturaleza contra el chapeado, contra el poder de la epistemología de las ciencias de la naturaleza.

La paradoja de la onomatopeya, que tiene toda la apariencia de ser pura risa en el lenguaje, es justamente plantear todos estos problemas, y ser el lugar mismo donde estos problemas se ocultan, o se ponen al descubierto.

(publicada en francés en Mi-Du, Cahiers méridionaux de psychanalyse, nº6-7, año 2, nº 1marzo de 1985, Montpellier. LS)


[1] A título de ejemplo citamos la definición de “Bedon (panza) – onomatopeya del ruido del tambor (tambour). Es la opinión de Le Duchar en su nota sobre este pasaje de Rabelais: “Chausses à la souive pour tenir chaulde la bedondaine” (Calzas a la suiza para mantener caliente la panza). (Libro 1, Capítulo XX). “Según Fauchet y Ménage, dice, se llamó dondon (gordinflona) a una mujer gorda y petiza, de dondaine (catapulta medieval), antigua máquina que arrojaba gruesas bolas redondas; y con la misma palabra, se llamó bedaine (panza) a un gran vientre del grosor de las antiguas dobles dondaines, pero aunque no les guste ni a uno ni a  otro, bedon es la raíz de las palabras bedaine (vientre rollizo) y dondaine (catapulta medieval), e incluso de bedondaine (panza).  Se dice bedon por onomatopeya con tambour (tambor), de bedon, bedaine y por reduplicación  bedondaine, de ahí se ha sacado dondaine. Para ventre (vientre) Rabelais le da a los Suizos bedondaines, porque esta nación, que comúnmente tiene un gran vientre, lleva sus calzones de una manera que lo hace parecer aún más grande.”
Entonces ¿bedonannant (echando tripa) o bidonnant (morirse de risa)?  

Ir a Arriba