Anarquía Coronada

¿Por qué ha fracasado Podemos? // Emmanuel Rodríguez

Fracaso es una palabra demasiado gruesa, pero seguramente es la más apropiada para un partido que como ningún otro se ha empeñado en la retórica de los “ganadores” y los “perdedores”, que desde el principio insistió en que había nacido para “ganar”. El término resulta todavía más adecuado si se considera que ayer Unidos Podemos no fue derrotado por nadie que no fuera él mismo. La victoria no fue obviamente del PSOE, que perdió 100.000 votos respecto al 20D. Y a duras penas la podemos atribuir al partido dirigido por ese gran lector del Marca que es Mariano Rajoy. Los populares sumaron ayer casi 700.000 votos más respecto del 20D, de los que cerca de 400.000 fueron restados a Ciudadanos y otros 300.000 fueron provistos por otros caladeros (abstencionistas en su mayoría). En conjunto el “bloque conservador” PP-Cs sólo obtuvo 300.000 votos más. No es gran cosa. La España de la derechona que tan cómoda resulta como comodín explicativo a los izquierdistas jugó ayer un papel de minoría, exactamente de una minoría del 23% de los 34 millones de españoles con derecho a voto (sin contar con los inscritos en el exterior).

La verdad es que ayer Unidos Podemos recibió un millón cien mil votos menos que lo que sumaban Podemos, las confluencias e IU en las pasadas elecciones del 20D. Y lo cierto es también que ese millón cien mil votos aparecía en todas las encuestas previas, que sin variación apreciable mostraban el sorpasso al PSOE. Pues bien, ayer Unidos Podemos quedó por detrás del PSOE no sólo en escaños, también en votos. Casi uno de cada cinco votantes que estaba dispuesto a votar únicamente a Unidos Podemos decidió quedarse en casa o dedicarse a otras actividades.

¿La razón? En esta ocasión, no pierdan el tiempo preguntando en portería. Les dirán que la confluencia ha sido un fracaso. Si son de la fracción “populista” de la organización (los de Errejón), les hablarán entre bambalinas de que IU no suma, que el liderazgo de Pablo resta, que asusta al electorado moderado, etc. Si atienden un poco más a los datos, les explicarán que una parte de los electores de un partido (Izquierda Unida), que ha rozado varias veces el extraparlamentarismo, no se sentía cómodo con la campaña (por cierto, dirigida por Errejón), o que tanta #sonrisadelaabuela y tanta bandera de España han acabado dejando de lado al votante tradicional de izquierdas.

Ciertamente, aquellos que decían en las encuestas querer votar a Unidos Podemos y ayer no tuvieron ganas de hacerlo pueden argumentar toda clase de razones. Los hay seguramente que no fueron a votar por pereza, cansancio de tantas elecciones o porque hacía mucho calor. También están los que pueden dar argumentos políticos, como que no acudieron espantados por la prepotencia del partido que “siempre gana”, porque para votar “socialdemocracia” mejor dejar gobernar al original, que la confluencia no les convencía porque era una chapuza cerrada en despachos sin primarias ni validación democrática, que están hartos de un partido que en términos de la nueva sociología de la vida cotidiana sólo busca el “voto cuñao”. Y así un largo etcétera extendido en todas direcciones. Pero toda esta casuística, que a la postre resulta infinita, sólo puede interesar a los aprendices de director de campaña, a los expertos en análisis electoral y a aquellos partidos que se interpretan a sí mismos según los marcos de la política convencional.

Si lo que se quiere es una explicación, conviene no prestar mucha atención a la mercadotecnia electoral y empezar a entender el fracaso en el marco mucho más complejo del ciclo político, de la crisis política que abrió el 15M. La “apatía del voto a Podemos” tiene mucho menos que ver con las razones individuales que con la falta de convencimiento colectivo con un proyecto político de cuya construcción hemos sido testigos privilegiados. Valga decir que Podemos ha crecido como opción real de gobierno únicamente porque se ha sabido montar sobre una ola de cambio hecha de una esfera pública crítica y activa, de una multitud de movimientos salidos antes y después del 15M y de una lógica de comunicación en red que opera a través de canales que no dependen de los medios de comunicación convencionales.

Ayer, y en realidad desde hace mucho tiempo, una parte mayoritaria de ese espacio permaneció inactivo. Lo hizo por aburrimiento con la política experta, por falta de convencimiento en el proyecto o por simple incapacidad para poder defenderlo. Si se quiere una sola imagen: cuando en estos días, y en cualquier entorno familiar o laboral, había quien anunciaba que no iría a votar a Unidos Podemos por sus “X” razones, no había nadie con capacidad de convencerle, al menos con argumentos, de que lo hiciera; de explicarle que a pesar de los innumerables defectos de Podemos todavía merecía la pena apostar por ellos.

Para entender la derrota de Podemos, hay que atreverse a hacer un pequeño viaje en el tiempo, al menos cinco años atrás, cuando, tal día como hoy, el 15M estaba levantando las acampadas de las plazas al grito de “lo llaman democracia y no lo es”. En aquel entonces, el movimiento rehuía de la construcción de liderazgos personales, defendía una política horizontal y amateur, y tenía en el centro de sus preocupaciones incluir al mayor número de gente común. El éxito de Podemos en sus primeros tiempos, cuando se declaraba como un partido “antipartido”, se debió a que fue un calco político del 15M, que se expandía según el mismo patrón de proliferación de asamblea locales (círculos) y de replicación en redes.

Su primera crisis seria se produjo cuando Podemos empezó a asomar como un partido más, con su dirección oligárquica y sus infinitas trifulcas por el poder interno, y cuando su estrategia de transversalidad se vino al traste por la irrupción de Ciudadanos. De aquella franja del 15-18% de expectativa voto, en la que estaban encallados desde la primavera de 2015, no le salvaron sus propios aciertos, sino el éxito de las candidaturas municipalistas que en algunas ciudades, y de acuerdo con formas de comunicación, implicación y organización más próximas al 15M, volvieron a elevar el techo electoral. El recuerdo de las mismas fue lo que empujó también las posibilidades de Podemos, cuando el 20D obtuvo sus mejores resultados allí donde fue en “confluencia”.

Ayer ya no quedaba mucho de ese impulso social distribuido. Lo único que hizo la campaña electoral fue confirmar esta ausencia. Las “rojigualdas”, la “patria”, la moderación, la “socialdemocracia”, el triunfalismo dejaron indiferentes a los más. Y muchos finalmente no fueron a votar. La única diferencia significativa entre la campaña del 20D y la del 26J ha sido de grado, en el sentido de una campaña de partido, que sólo depende del partido y que cada vez encuentra menos elementos de resonancia externa. No es un problema exclusivo de la dirección de Podemos, sino de una lógica compartida por la “nueva política” dirigida exclusivamente a recuperar la representación. De hecho, se perdieron votos en todas las autonomías. Más de 200.000 en Andalucía y otro tanto en Madrid, que juntas acumularon el 40% de ese millón cien mil de “votos «ausentes”. Pero también se perdieron en las “confluencias”, donde la dirección de campaña dependía mucho menos de “Madrid” que de los activos locales: 130.000 en Valencia, 80.000 en Cataluña y más de 60.000 en Galicia, aviso a navegantes de que el legado municipalista no es eterno y que los pactos de despacho tampoco pasarán siempre por “nueva política”. 

Durante este último año y medio, Podemos ha prometido esencialmente dos cosas: (uno) que podían  ganar las elecciones y (dos) que con el gobierno en su mano darían cumplida respuesta a las exigencias de cambio. La segunda promesa es siempre dudosa y, desde luego a tenor de algunas de sus manifestaciones locales, como Manuela Carmena, parece por completo desmentida. La primera ha funcionado como un narcótico para infinidad de gente, que por puro interés (porque querían formar parte de la industria de la representación), por necesidad de creer o por buena fe, pensó que este era el momento de la política profesional, de delegar en un grupo inteligente y capaz de desencallar lo que la “gente” no iba a ser capaz de hacer por sí misma. Ayer esa promesa se demostró, una vez más, falsa. Sin la “gente” y sin política que vaya más allá de los expertos y de la lengua de palo de los políticos profesionales, no se ganan elecciones, no al menos si lo que se pretende es empujar un proyecto de cambio real.

El terremoto de ayer puede desencadenar nuevos seísmos. Puede abrir la guerra interna del partido, entre los partidarios de Pablo y los de un Errejón que, a pesar de ser responsable principal de este fracaso, considera que esta es su hora. O puede, en el mejor de los casos, promover movimientos de cambio y reflexión interna, que siempre que no se encallen en soluciones mágicas (como las superficiales de un cambio de dirección y discurso), quizás sirvan como un saludable revulsivo interno. Sea como sea, todo lo que no entienda que la radicalización democrática no encaja bien en los canales de la política institucional, en los partidos oligárquicos convencionales, en la adhesión incuestionable a las figuras carismáticas, volverá a recaer en las ilusiones del 26J. Sus señorías de la “nueva política” se lo deberían hacer mirar y empezar a pensar en otras claves. Desgraciadamente es muy poco probable que recuperen la frescura y la mirada que hace apenas unos años era todavía el sentido común de aquella gigantesca ola de cambio, que un día como hoy de 2011 pensaba en ampliar y multiplicar lo que ya se había conseguido en seis semanas de acampadas en las plazas.

26J: la materia de la que están hechos los sueños // Juan Domingo Sánchez Estop

We are such stuff as dreams are made on, and our little life is rounded with sleep.

(Estamos hechos de lo que están hechos los sueños… y nuestra pequeña vida se extiende de un sueño al siguiente )

(W.Shakespeare, La Tempestad)
Desde que nació Podemos, nunca pude evitar que, para bien o para mal, el proceso iniciado con la movilización del significante que nombra a esta organización, me recordase una serie de cuentos: El Sastrecillo Valiente, El Gato con botas y Cenicienta. Podemos se perfilaba, en efecto, como un imposible que pugnaba por hacerse realidad contra cualquier tipo de probabilidad racional, esto es calculada desde el pasado y sin tener en cuenta la propia acción del sujeto. En esto, su traa era la de los cuentos. El Sastrecillo valiente, con su magia verbal convertía involuntariamente veinte moscas matadas de un solo golpe en veinte peligrosos enemigos derribados, el Gato con Botas, presentándose como el agente de un tan poderoso como irreal Marqués de Carabás, termina haciendo realidad el marquesado y el poder con el que este iba asociado, la Cenicienta ve realizado su sueño de ir al baile del Príncipe, en una calabaza que la magia de un hada convierte en carroza tirada por unos caballos que son ratones y vistiendo un traje que es la transfiguración mágica de sus harapos.

En todos estos casos, el poder se muestra como ilusión, como constructo imaginario, pero depende siempre de determinadas condiciones: el error de interpretación de las palabras del Sastrecillo por parte de sus oyentes, la fe en las convincentes palabras del Gato, o las condiciones puestas por el hada madrina a Cenicienta para la realización de su deseo. Esto nos ilustra a su vez dos cosas: 1) que el poder es ilusión y, 2) que esa ilusión deriva de que todo poder toma prestada su potencia de otra cosa que lo determina y lo limita. Toda ilusión, como toda representación, consiste en tomar una cosa por otra. En nuestros cuentos, todo se basa en la ilusión. El poder del Sastre y del Gato, todo el esplendor de la Cenicienta, dependen de un exterior: de quienes por confusión o error confían en estos personajes y actúan de una manera que resulta favorable a estos últimos o de la voluntad de un personaje con poderes mágicos. Todo poder como dice Calderón repitiendo a los teólogos de la monarquía de derecho divino, “es prestado”, depende por consiguiente de un exterior que puede coincidir con el exterior absoluto que constituye la trascendencia divina o con una realidad mundana. Que todo poder implique un exterior, supone que todo poder es una relación entre potencias en la que una potencia logra captar en su favor otra potencia superior. Sin embargo, quien dice relación dice condiciones, de ahí que ningún poder pueda pensarse como absoluto: desde la ilustración materialista, el absolutismo y el totalitarismo son siempre necesariamente irreales, pues dependen de la trascedencia de un Dios que la lógica materialista de la inmanencia radical declara ilusorio.

No menos ilusoria es la taumaturgia de un poder basado supuestamente en la palabra, un poder que se ve como creación de hegemonía a partir de la nada política que, según la hipótesis rectora de la estrategia de Podemos, el laclausismo-errejonismo, constituyen los movimientos sociales y las reivindicaciones populares. Para esta hipótesis, inconsciente pero profundamente hobbesiana, la hegemonía reposa en la obediencia de la multitud a la palabra de un amo, o líder que se presenta como significante «vacío». Esta taumaturgia del verbo que se hace carne, ignora las articulaciones de la multitud, la producción y las relaciones de cooperación material que unen a cuerpos siempre ya marcados por el lenguaje, así como los conflictos y desencuentros que oponen también a esos mismos cuerpos, antes de que se pronuncie en el vacío de un monte Sinaí el verbo atronador de un amo que llama a cerrar filas. Quien confía en la magia verbal no necesita cuerpo -según los teólogos, Dios es incopóreo- y puede considerar los cuerpos existentes y sus relaciones como el tohu bohu bíblico, un caos inicial rayano en la nada.

Sin embargo, la política es encuentro de cuerpos traducido en la articulación o el choque de estos y es insensato entrar en la lid política sin un cuerpo, sin tener en cuenta las coordenadas muy precisas de espacio y tiempo de los cuerpos. La hipótesis estratégica de Podemos consideró los cuerpos y sus espacios como algo superfluo, contrariamente al 15M cuyo mérito principal fue su fuerte implantación en el terreno, en la materialidad de los cuerpos que se encuentran. El errejonismo fue un disparatado culto del mando, así como una teoría y una práctica de la representación y unificación de la multitud por el mando: su primera tarea fue sustituir la importante red de círculos nacida inmediatamente después de la fundación de Podemos, como espacio de encuentro físico,  de participación politica de los cualquiera y de implantación territorial del proyecto, por una telaraña de órganos burocráticos coronada por una pléyade de «secretarios generales». Los círculos tomados en una red de mando enteramente incompatible con la participación democrática de los cualquiera se fueron extinguiendo, y con ellos la capilaridad social efectiva de Podemos como organización y fue también extinguiéndose la dinámica expansiva de una organización que envejecía décadas en meses.

El cuerpo de un partido se proyecta en un territorio. El precio de la implantación territorial, para una organización recién nacida como era Podemos, no era como para los partidos tradicionales la concesión de favores y la formación de clientelas, sino la conservación dentro de Podemos de una superficie de contacto con ese exterior que da todo su poder al partido y a sus dirigentes, que es la participación politica activa de la multitud, esa gran y única verdadera novedad que supuso el Podemos inicial. Es, según se vea, un precio muy barato o muy caro: baratísimo y casi gratuito para quien confiara en el desbordamiento de la potencia que se había expresado en la multiplicación de los círculos, manifiestamente excesivo para un proyecto que quisiera dar al liderazgo y la obediencia un carácter algo más que simbólico.

Podemos ha querido en estas dos últimas elecciones ocupar el lugar del PSOE y lo ha hecho sin tener un cuerpo propio, un verdadero partido articulado en el territorio y dotado de redes de poder materiales. Podemos en su versión post Vistaalegre ha podido ofrecer pequeñas prebendas, cargos a distintos niveles de representación a una pequeña clientela política, comportándose como un partido tradicional, pero sin sus medios, sin su cuerpo, sin sus armas, sin su dinero…. Podemos quería disputarle al PSOE el nombre y el espacio de la socialdemocracia, pero su disputa por este lugar ha fracasado; no solo no ha logrado conquistarlo, sino que ha hecho algo mucho peor: cuando la desconfianza en la socialdemocracia era un hecho ampliamente generalizado, la imprudente identificación de Podemos con la socialdemocracia ha resucitado cierta fe en ese proyecto hoy difunto. Una fe que ha permitido dar nueva vida a un PSOE herido de muerte, al que Podemos convirtió de nuevo en un partido socialdemócrata “respetable” con el que la nueva socialdemocracia de Podemos podría aliarse. Naturalmente, la gente que se identifica con la socialdemocracia prefirió a la copia el original y votó al PSOE, rescatándolo de entre los muertos, e impidió el adelantamiento del PSOE por Podemos que la dirección de este partido daba por descontado.

La suma de dos insensateces como disputar el terreno simbólico de la socialdemocracia y el terreno material de la red clientelar a una organización con larga historia y un cuerpo tan fuerte como hondamente corrompido condujo a la autolimitación de las posibilidades de desbordamiento y de ruptura política que entrañaba Podemos y a un enorme desaliento. Sin cuerpo no se puede disputar el terreno a un paquidermo político; con prácticas clientelares liliputienses no se sustituye el poder material del PSOE. Podemos ni debe ni puede jugar la carta del clientelismo, sino la de la democracia y la participación activa, la de la cooperación material contra la crisis, la de la solidaridad efectiva. Si ignora que el poder de sus ayer tan compungidos dirigentes es prestado y que está hecho, como todo poder, de la materia de la que están hechos los sueños echará definitivamente a perder la oportunidad histórica que supuso su fundación. Ayer vieron que su carroza se convirtió en calabaza y su corceles y lacayos eran ratones, ayer al Sastrecillo no lo tomaron por alguien más fuerte y valiente de lo que es, ni se creyeron los cuentos del Gato con botas: mucha gente que había votado anteriormente a Podemos se abstuvo y la que antes se había abstenido tampoco les votó. Igual la gente quiere no tener que fiarse de nadie, igual la gente quiere no obedecer a un mando que dice representarla, igual la gente quiere democracia y participación efectiva. Estos eran los activos del 15M que Podemos heredó y dilapidó. La sed democracia, de libertad y de dignidad sigue existiendo, pero Podemos no ha sido capaz en su actual configuración y con su estrategia vigente de empezar tan siquiera a saciarla. Esto ha permitido que se realizara el peor de los sueños: una restauración parcial del bipartidismo de la segunda restauración, una revitalización de los dos partidos clientelares y semimafiosos que sirven de pilares al régimen español. De esto no hay que culpar al “pueblo español” y sus “demonios familiares”. Eso lo hacía Franco. Desde la democracia radical, solo cabe comprender que la debilidad de las fuerzas democráticas es la fuerza de las del régimen. Solo cabe hacer todo lo posible por restablecer una correlación de fuerzas favorable a las mayorías sociales.

Tela de Jucio // Sub, cooperativa de fotógrafos


El 30 de marzo del 2006, un taller textil ubicado en el barrio de Caballito (Luis Viale 1276) se incendia provocando la muerte de 6 personas (5 menores y una mujer embarazada). Ese hecho visibilizó la problemática de los talleres textiles ilegales en los que se fabrica la gran mayoría de la ropa que usamos en Argentina, en particular las condiciones de trabajo y explotación a la que son sometidos los costureros, en su mayoría de nacionalidad boliviana. Las manifestaciones y encuentros con las organizaciones de trabajadores y migrantes para discutir la problemática y tratar de encontrar soluciones a esta situación no provocaron modificaciones en la situación de los trabajadores de los talleres. Prueba de eso, el lunes 27 de abril 2015 se produce otro incendio en la calle Paez 2796 que provoca otra dos muertes.

El juicio por el primer incendio tardó más de 10 años en concretarse. Por el tiempo transcurrido, las acusaciones prescribieron liberando a los dos imputados (el encargado y el capataz) de los cargos de estrago culposo. El 21 de junio 2016, finalmente, La justicia condenó a Luis Sillerico Condorí y Juan Manuel Correa, capataces del taller textil de Luis Viale, a 13 años de prisión por estrago doloso, seguido de muerte y reducción a la servidumbre.
Se ordenó extraer testimonios para abrir otras líneas de investigación que alcanzan a los dueños de la fábrica, los inspectores de la ciudad y la policía.
Las organizaciones de trabajadores que empezaron a trabajar en asamblea cuestionan las denuncias por «trabajo esclavo» y los allanamientos a «talleres clandestinos», y tratan de llevar el debate hacia otro camino para plantear la necesidad de «sacar del gueto a la economía migrante» y no alimentar discursos victimizantes que refuerzan clichés y estereotipos que mantienen a los costureros en la sombra. Esa voz, silenciada en los sindicatos de oficios y las reuniones en los ministerios, es quizás la que podría traer una solución para armonizar este sector responsable de todo lo que todos llevamos puesto cada día.
Informacón actualizada en este blog

Una mínima porción del precio final le corresponde a los costureros. En la calle Avellaneda, los manteros venden parte de su producción.
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Ultimo día del juicio por el incendio del taller de Luis Viale. Las organizaciones de costureros y amigos de las víctimas aguardan en la puerta de los Tribunales antes de entrar a la audiencia. 21/06/2016
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Luis Fernando se presenta ante la prensa. Después del incendio regresó a Bolivia donde reside actualmente con su esposa Sara y su hijo. Es querellante y uno de los principales impulsores del juicio. 21/06/2016
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Los jueces ingresan al taller textil para realizar la inspección ocular. Transcurrió mas de 10 años desde el siniestro por lo que la causa por estrago culposo prescribió. La defensa pidió ampliación de la imputación a reducción a la servidumbre. (+)
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En el incendio fallecieron 6 personas. 5 niños y una mujer embarazada. 10 años después del incendio, el lugar está intacto. 11/05/2016
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Esteban Mur, padre de los dos niños fallecidos en el incendio del taller ubicado en Paez y Terrada. Una marcha recorrió la distancia entre los dos talleres incendiados. La consigna llamaba a «sacar del gueto a la economía popular y migrante» – 14/05/2015
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Había treinta y nueve maquinas en el taller que tenia habilitación sólo para seis. La policía y los inspectores de la ciudad se ven involucrados en la trama de responsabilidades por aceptar coimas para permitir estos talleres. 14/05/2015
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Luis Fernando Rodriguez Palma junto a la maquina de coser en la que se encontraba trabajando el día del incendio. Hacia sólo tres meses que el taller había empezado a funcionar. 11/05/2016
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Segundo incendio del taller textil de la calle Paez 2796. El lugar se volvió a incendiar diez días después del incendio en el que murieron dos niños de 7 y 10 años. (+)
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Bomberos tratan de apagar el Incendio en el taller de la calle Paez. Dos niños murieron a causa del fuego que se inicio por una vela. 27/04/2015
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Marcha a dos semanas del incendio del taller textil ubicado en Paez y Terrada. La marcha se efectuó hasta otro taller textil en la calle Viale donde nueve años antes fallecieron 6 personas en un episodio similar. «> (+)
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Cuatro testigos esperan frente al Tribunal Oral 5 el comienzo del juicio por el incendio del taller de Luis Viale. 18/04/2016
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Portón del taller de Luis Viale donde esta dibujado las figuras con los nombres de los responsables: Juan Manuel Correa, Luis Sillerico Condorí, Jaime Geiler y Daniel Fischberg
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Juan Vasquez acude a los tribunales federales por la citación del juzgado federal 06 sobre trata de personas. Trabajó de costurero hasta que fundó con algunos compatriotas la editorial Retazos y el periodico «el visor boliviano». «> (+)
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Marcha de los costureros en memoria de los fallecidos. La manifestación se desvía de su trayecto para escrachar los talleres ilegales de propiedad de Fischberg y Geiler, dueños del taller de Luis Viale que se incendio.
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Luis Fernando acude a los tribunales para el veredicto y escuchar la sentencia. La querella pidió 20 años y el fiscal 13 años de cárcel para los dos imputados. 21/06/2016
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Luis Condorí Sillerico, uno de los dos acusados espera a ser detenido después de escuchar la sentencia que lo condena, junto a Juan Manuel Correa, a 13 años de prisión por estrago doloso y reducción a la servidumbre.
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Luis Fernando es abrazado por sus compañeros después de escuchar el fallo del tribunal. (+)
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Tela para cortar // Verónica Gago


La presión crece. Una metodista toma los tiempos de producción con cronómetro y el control se respira en la nuca. Nueve operarixs en cada mesa se distribuyen las piezas de tela. Unas manos unen los hombros, otras cierran el lateral y pegan las tres tiras. Mientras, se arman los cuellos y luego se les agrega la etiqueta trasera. Los dedos ágiles parecen hacer pases de magia entre el género que se desliza bajo la aguja. Hay que hacer coincidir las franjas, no dejar frunces. Se cose para las mega marcas Adidas y Nike. Camisetas de primera línea para el equipo de la selección nacional de AFA y para clubes de primera como River y Estudiantes. Últimos modelos deportivos que brillarán en las vidrieras unos días después. Algunas otras prendas también se exportan. Para que esos super logos sean posibles en las actuales condiciones de trabajo, hoy lxs costurerxs no pueden casi ni levantarse de su puesto. Ir al baño se convierte en un lujo y una pesadilla al volver corriendo y ver los cortes acumulados, desobedeciendo al cronómetro.
Mientras tanto, en el Palacio de Justicia, el Tribunal Oral Número Cinco es escenario del racismo desinhibido de la abogada defensora de los empresarios y dueños del taller textil de la calle Luis Viale, donde murieron seis personas en un incendio hace diez años. La “letrada” –como dice la jerga leguleya- habla de lxs trabajadorxs migrantes de Bolivia argumentando que “en el contexto en el que se mueve, su mente es bastante primitiva”, propone justificar la explotación en nombre de que “en su lugar de origen viven en peores condiciones”, cree que puede tratarse de “delitos culturalmente motivados”. No son situaciones muy distantes: son lugares desde los que se difunden socialmente imágenes de racismo y de disciplinamiento laboral frente a los despidos y al ajuste, donde lo que se busca es expandir el miedo como fórmula de explicación de lo que sucede, y de obligar al conjunto de lxs trabajadorxs –más allá de su nacionalidad- al acato a la jerarquía y a las amenazas. Son mensajes que se envían al conjunto de la sociedad y que exceden por lejos al recinto del tribunal o a las paredes de una fábrica. Este martes, sin embargo, la sentencia del tribunal dio un paso promisorio: además de la condena de trece años de prisión a los dos talleristas a cargo del lugar (uno argentino, otro boliviano), también se ordenó la investigación a los dueños de las marcas para las que trabajaba el taller, Daniel Fischberg y Jaime Geiler, así como a los inspectores y a la policía.
Corte y confección


La situación laboral en las empresas textiles está subiendo en temperatura entre el chantaje patronal y las resistencias que empiezan a mostrarse desde lxs trabajadorxs. Todo es cuestión de ajuste: de tiempo y de costos del lado de la empresa Tessicot S.A., donde trabajan 800 personas. Es una entre muchas fábricas textiles donde se respira ya el conflicto, donde los sindicatos por el momento llaman a la paciencia y la calma, y  donde lxs trabajadorxs saben que mientras esperan siguen avanzando las amenazas y las listas de futuros despedidxs son el rumor que ni el sonido de las máquinas logra acallar.  Sobre cada unx de lxs trabajadorxs (compuesto por un 85% -600 mujeres y hombres- migrantes), el ajuste lastima los cuerpos: tendinitis, dolor de cervicales, lumbalgia, hernias de disco, stress, ataques de pánico y hasta un ACV asaltaron la fábrica en las últimas semanas con acelerada repetición. Las licencias de enfermedad se multiplican y quienes las toman pasan a la fila de los “ajustables” de modo automático.

Pero el cuerpo pone un límite, una frontera de resistencia. “No podemos destruirnos para cumplir con lo que necesita la fábrica, en casa nos esperan nuestrxs hijxs”, grita Rebeca en la asamblea improvisada en el Parque Los Andes, en el corazón del barrio porteño de Chacarita. Justo en diagonal, las vidrieras del outlet de Nike espejarán más tarde las banderas improvisadas que opacan su resplandor.
El mismo día en que Mauricio Macri vetó la ley anti-despidos, en la textil Tessicot S.A., vinculada a la fábrica de hilados Sedamil, se impedía el ingreso de siete trabajadorxs costurerxs. Ya se habían sucedido otros. Sin recibir telegrama previo, la empresa alegó despedirlos con motivos de reestructuración. Cinco de ellxs, ¡oh casualidad!, son los representantes de sus respectivas líneas. Todxs son bolivianxs, que ya soportan un diferencial de salario notable respecto de sus colegas argentinxs. Resisten a la implementación, desde hace un par de meses, del método Lean, que exige un incremento permanente de la productividad. La patronal insufla miedo: amenaza con cerrar frente a la lluvia de importaciones chinas y exige más producción. “Más rápido y mejor hecho”, se les dice en el hombro a cada unx que está reclinada sobre las prendas que se están cosiendo a un ritmo cada vez más insostenible. La botonera, el atraque y la ojaladora ahora son operaciones que quedan fuera de la línea de producción y las hace la operaria de mesa, a quien tampoco se le pueden juntar muchas prendas y a la vez se le exige extremar “calidad”.
Ninoshka ya tiene el brazo inmovilizado pero no deja de vociferar en el medio del frío su situación como responsabilidad de la empresa. Mientras escuchamos su testimonio, se acerca un chico joven: “Trabajo en una fábrica de acá a la vuelta, haciendo muebles y también ya empezaron los despidos y los medios turnos”, comenta. Por primera vez ve en la calle a decenas de trabajadorxs que son sus vecinxs pero que jamás cruzó, siempre escabullidxs a las carreras a buscar el subte, el tren y el colectivo; tampoco imaginó que terminaría invitado a la asamblea improvisada al rato.
Ely también sufre en el hombro unas dolencias que le dejaron fuera de la línea. Está obligada a hacer rehabilitación pero no se aleja de la organización que siente que es lo único que le va a devolver algo de salud. La visibilización del conflicto a través de los medios funciona pero la lista de despidos no deja de ser un fantasma que acosa apenas se vuelve a la rutina. Las delegadas de línea que conversan en la puerta unos días después de la asamblea aclaran que la prioridad sigue siendo pedir la reincorporación de lxs compañerxs. Pero al momento otra trabajadora avisa que los recibos de sueldo de esta quincena ya vienen con el descuento de las horas de paro, porque el gremio no llegó a respaldar la medida. “El argumento que nos dieron es que la notaria pública filmó a quienes pararon la fábrica”, puntualiza. El descontento crece pero también la sensación de que las represalias se sienten en el bolsillo que ya está más que flaco, porque no a todos les dan tickets canasta (otra de las discriminaciones internas) y porque el último aumento fue de 240 pesos.
Tiempo de organización
“Nos tenemos que organizar de cualquier manera. Es nuestra única fuerza”, dice Miriam, una de las activistas que prefiere no dar su verdadero nombre. Hay una lucha concreta por el tiempo de la organización. Lxs trabajadorxs presionan y están dispuestas a pelear la representación de cada línea. “Nos estamos formando entre nosotras para presentarnos en las elecciones de delegadxs internos de la fábrica, que serán en septiembre. Nos juntamos a leer las leyes y convenios, nos juntamos con gente de organizaciones y otras experiencias de fábricas, tratando de prepararnos y saber cómo articularnos sin perder nuestro proceso de asamblea”. En medio del conflicto, se percibe con más nitidez que hace falta hacerse tiempo para la formación. Ese es parte del saldo precioso del conflicto, no exento de complicaciones. “A muchas se nos hace re difícil: trabajamos muchas horas, además sabemos que necesitamos encarar esta lucha poniendo más tiempo, y sobre todo no podemos descuidar a nuestrxs hijxs”, reflexionan, ya fuera de la marcha. “Necesitamos que nos apoyen sin aparatearnos. A la cabeza están lxs despedidxs y los representantes de línea que somos quienes tenemos comunicación permanente con nuestrxs compañerxs aunque no tenemos mucha experiencia política”, explica gráficamente otra de las presentes en las reuniones de formación. Es un aprendizaje acelerado. Agrega Miriam: “Hay que sostener la pelea, ayudarnos a mantenernos firmes a pesar del desgaste y las amenazas y, sobre todo, sostener los vínculos entre quienes fueron despedidxs y quienes aun estamos en la fábrica”. Es mucho trabajo, pero otro tipo de trabajo.
Un, dos, mil talleres
Muchxs de lxs trabajadores textiles han pasado, antes de estar en la fábrica, por talleres textiles mediáticamente denominados “clandestinos”. Mucho se discute de las diferencias pero también de las similitudes de los métodos de trabajo en ambos espacios que, a primera vista, parecerían bien distintos. “Ojo que en la fábrica, de los enchufes comunes, cuelgan un montón de cables y además estamos tabicados. Si algún día hubiese un incendio, sería una tragedia”, dice Ninoshka. Por supuesto el incendio no es una imagen cualquiera.
En estas semanas se sucedieron los alegatos y finalmente la sentencia del juicio por el incendio del taller textil de la calle Luis Viale. Sucedió exactamente hace diez años, marcando un punto de inflexión en la visibilidad dramática de esa realidad laboral. Pero también desde entonces una serie de organizaciones de jóvenes migrantes encararon una manera de politizar realidades que no se agotaban en denunciar la explotación y, mucho menos, en creer que todo se hacía claro si se hablaba de “trabajo esclavo”.  Hace un año, cuando otro taller se volvió a incendiar, en la calle Páez, también en el barrio porteño de Flores, esa red de organizaciones mostró su fuerza y su capacidad de construir una narrativa y una voz desde lxs trabajadorxs, que es mucho más compleja, minoritaria y arriesgada que la que le queda cómoda a quienes se deleitan sólo con la denuncia o a quienes tienen recetas ya hechas de la organización del malestar (algunxs con tradiciones de miles de años).
Myriam Carsen, abogada de las víctimas del incendio que actúan como querellantes evaluó al juicio como un hito importante: “Creo que el juicio ha hecho un camino muy distinto al que imaginamos, fue mucho mejor en el sentido que por primera vez la fiscalía se puso al hombro la defensa de lxs trabajadorxs del taller. Este último fiscal (Fabián Céliz) encontró un camino para la investigación y ha jugado un papel importante para saber lo que pasó y lo hizo con compromiso y muy seriamente. Cuando parecía todo perdido, nosotros como querella tuvimos una posición de sostener  la necesidad de que el juicio siguiera adelante y lo logramos”.
Los jueces habían intentado varias veces pedir la prescripción, pero una vez que la Cámara de Casación les obligó a hacer el juicio, han mostrado interés en la nueva etapa. “Esto demuestra la utilidad del juicio oral como procedimiento: no es lo mismo leer papeles que escuchar directamente las voces de las víctimas, estar frente a los testimonios de familiares y a los imputados. En esa línea, se impulsó la inspección ocular del taller”, señala. El martes último, tras la sentencia, Carsen dijo a Las/12: “Fue un fallo muy completo aun si no reconoce la imputación del dolo, sí reconoce la reducción a la servidumbre y ordena investigar a los propietarios del local, a su vez proveedores de trabajo, y a los funcionarios y policías por las denuncias de coimas”.
Ni esclavxs ni primitivxs
Hablar de lxs trabajadorxs migrantes como esclavos, sumisos, y primitivos es siempre un tipo de infantilización que históricamente se comparte con la subordinación patriarcal. Por eso, ambas agendas confluyen en el mejor lugar que pueden hacerlo: en la calle. La mudez con que algunas de las mujeres reaccionaron a la pérdida de sus hijxs en el incendio empieza de a poco a descongelarse.
Frente a los argumentos racistas que se escucharon en el juicio, el Colectivo Simbiosis Cultural, activista desde hace años en la búsqueda de justicia por este caso, se pregunta: “¿Es gratis decir todo eso? Si bien entendemos que es el pensamiento de una parte de la sociedad, el tema es que se vuelven a usar esos argumentos en ámbitos jurídicos, por parte de una funcionaria pública, quien tiene a cargo la docencia en la Universidad de Buenos Aires, y que incluso fue a dar clases a Bolivia. Es de una gravedad enorme el pensarnos como sociedad amparando este tipo de discursos en estos niveles, y mucho más como colectividad boliviana, como trabajadorxs migrantes. Nosotrxs no vamos a conceder que se cambie el eje del juicio, de lo que se está juzgando, que consiste en determinar quiénes tienen la responsabilidad de mantener a esa cantidad de personas en esas condiciones, para extraer el máximo rédito económico posible y buscamos trazar todo el continuo que la fragmentación de la producción pretende ocultar”.
La necesidad de poner de relieve las resistencias que se tejen acá y allá, de conectar lo que pasa en una fábrica con lo que se vive en una organización barrial, lo que se discute en términos jurídicos con la violencia institucional, de enlazar la violencia en los territorios con el impacto del tarifazo y así siguiendo sólo es posible en la medida que se cosen las prácticas y los lenguajes para evidenciar la singularidad de lo que tienen en común.
En la escena del juicio por el incendio del taller textil y en la asamblea de lxs delegadxs se visibiliza sólo un eslabón que tiene el desafío de construir sus traducciones y conexiones con otras realidades. Es un trabajo casi artesanal, que insume horas y más horas, pero del que emergen voces potentes. Agrega Sonia, una de las integrantes de Simbiosis: “Si se consideran los argumentos que se hacen contra nosotrxs como argumentos válidos, es porque se quiere hacer entender que en Argentina hay ciudadanos que no podrían reclamar por sus derechos ya que entran en ese “parámetro cultural” otro, que se los deja afuera del derecho. De hecho, para las únicas personas que intentaron reclamar por las condiciones de trabajo y se animaron a denunciarlas, la defensa pidió que se las investigue por “falso testimonio”, en el cual “ellos” cumplen el rol de “sumisos y trabajadores”. Además claro, que eso habilita que se los pueda explotar laboralmente ya que “en su lugar de origen viven en peores condiciones”. Eso no lo podemos tolerar”. Hay que marcar esa frontera de lo intolerable y, como dice Miriam, la única fuerza que tenemos es organizarnos.

Clinâmen: Seguridad y finanzas en el gobierno de Macri

Conversamos con Ileana Arduino, integrante de Ilsed y miembro del equipo en gestión de Defensa y Seguridad de la ex ministra Garré, y Pedro Biscay,  miembro del directorio del Banco Central. La concepción corporativa de las políticas de defensa y seguridad. El secreto financiero como valor supremo detrás de los Panamá Papers y el blanqueo. ¿Qué hay detrás de las campañas contra las «mafias» y la «corrupción»? Delito financiero y espectacularidad. La relación entre dinero y política.

http://ciudadclinamen.blogspot.com.ar/

¿Cuál es la fuerza de un gobierno? (Crónicas Antiheroicas Griegas IV) // Marta Pérez e Irene Rodríguez



-The police come. They say “in 2 months, you Germany!”
-Really? They say this?
-Yes, “in 2 months, you Germany!”
Ha pasado ya más de un mes desde que Shirin se subiera al autobús que le llevaba desde Idomeni hasta uno de los campos militares que el gobierno griego ha instalado en las afueras de Tesalónica. Y van a pasar al menos seis meses más -quizá llegue al año o año y medio- hasta que Shirin sepa si va a Alemania, se queda en Grecia o es devuelta a Turquía o a su país de origen.
Al decirles que en dos meses estarían en Alemania, la policía mentía a las personas que eran trasladadas a la fuerza en el desalojo de Idomeni. Quizá porque así era más fácil que se subieran al bus. No sabemos si esto era una consigna desde arriba o un recurso que la policía usó sobre el terreno para hacer “su trabajo”. Sí podemos afirmar que esta forma de hacer -manejar la información desde el punto de vista de la contención- es la que está usando el gobierno griego desde que instaló los campos militares. Y es que las personas atrapadas en Grecia están en estos campos, abiertos para ellas aunque algunos ya han instalado toque de queda por las noches, porque el gobierno griego y las instituciones supra e internacionales con las que trabaja han decidido que es un paso necesario para entrar en el programa de pre-registro previo a la petición formal de asilo.
El laberinto jurídico de la petición de asilo
El proceso de pre-registro es un programa que comenzó el 8 de junio y está financiado con fondos de la Comisión Europea. Lo están llevando a cabo de forma conjunta la oficina de asilo del Ministerio del Interior griego, la EASO (Agencia Europea de Apoyo al Asilo) y la ACNUR. Un grupo de trabajadores de esta última institución recorren los campos militares colocando una pulsera identificativa amarilla a las personas, donde figura la hora y el día en el que unos autobuses vendrán al campo a buscarlas para llevarlas a Tesalónica. Allí se les entrega un documento, la jartilla, que es una renovación del primer papel que recibieron al entrar a Grecia (un documento expedido por el Eurodac). Esta jartilla les da derecho a permanecer en Grecia y acceder a algunos derechos básicos, como puede ser moverse por el país o acceso a la sanidad y a la educación en el caso de los menores, pero no a trabajar.
Tras los trámites de la jartilla en Tesalónica vuelven al campo. A esperar a que les llegue un mensaje de texto al móvil en el que se les informará de su primera entrevista para iniciar el proceso de asilo, que dura entre cuatro y cinco horas. En ella tienen que demostrar con todo detalle que su petición de asilo está fundamentada. En esa entrevista las personas pueden optar por una de las tres vías de asilo que ofrece el programa: 1) solicitar el asilo en Grecia, algo que ninguna de las personas que hemos conocido quiere hacer; 2) los menores y los cónyuges pueden solicitar reagrupación con sus familiares con permiso de residencia en otro país de la UE; 3) sólo las personas de origen sirio e iraquí pueden solicitar reubicación (“relocation“) a otro país de la UE, pudiendo presentar una lista con sus seis preferencias. Tienen que presentar una lista con seis países por orden de preferencia, pero no se garantiza que ninguno de esos seis sea el destino ofertado. Si se rechaza el lugar que el programa ofrece, esta tercera vía queda cerrada y hay que volver a iniciar todos los trámites para solicitar la vía 1 (asilo en Grecia) o la 2 (reagrupación familiar, si se cumplen los requisitos).
Las instituciones que organizan este programa han decidido que no empezarán a enviar los sms para la primera entrevista de asilo hasta que no acaben de pre-registrar a todo el mundo en los campos. Aunque en la página web de la oficina de asilo griega dice que se estima que este pre-registro estará terminado a mediados de julio, sobre el terreno representantes del programa y personas de redes de apoyo a migrantes lo dudan. Por poner un ejemplo, se han tardado 10 días en pre-registrar a todas las personas del campo de Oreokastro (casi 1.500 personas). Hay 55 campos y 50.000 personas en toda Grecia que tienen que ser pre-registradas.
¿No hay otra manera más rápida de hacer esto? Todas nos hacemos esta pregunta. Sólo existe una segunda opción para obtener la primera entrevista de asilo, que lleva implantada desde que comenzaron a llegar refugiadas a Grecia: hacer una llamada por Skype. Sin embargo, esto es algo que durante meses ha intentado casi toda la gente que hemos conocido y no ha logrado nadie. El teléfono siempre comunica. Para las personas refugiadas que no tienen suficiente dinero para pagar a las mafias, el pre-registro es la única alternativa que tienen para salir de los campos en Grecia y continuar el viaje hacia su destino.
La opción que ha tomado el gobierno griego se torna violencia directa sobre el terreno. Los campos son abiertos, la policía les dice a las personas que están en ellos que son libres de ir donde quieran. Pero el campo es mucho más que un recinto de condiciones lamentables: el propio procedimiento administrativo para salir del campo obliga a la gente a permanecer en él. El campo está hecho de coerción blanda, indirecta, que se alimenta de la incertidumbre y de la esperanza de la gente, que genera dependencia y desconfianza, y que bloquea posibilidades de tomar decisiones autónomas, ya sea de forma colectiva o individual.
El caso de las personas iraquíes
“Lo más importante para todos es que no cunda el pánico, que se mantenga la calma para que no haya violencia”. Son palabras de una trabajadora de ACNUR en Grecia, en el marco de una conversación en la que le preguntábamos por la situación de las personas iraquíes. Los nacionales de este país no podrán solicitar la reubicación, una de las tres opciones del programa de asilo, si no han sido pre-registrados antes del 30 de junio. Dado que la tasa de aceptación de asilo de los iraquíes en países de la UE ha bajado, los responsables del programa han decidido poner una fecha límite para que las personas de esta nacionalidad puedan acceder al mismo. Aunque ACNUR señala que están tratando de acelerar el pre-registro de personas iraquíes, no se plantea abrir otra vía que garantice que todas podrán entrar en el programa: desde esta institución y también desde el gobierno griego se ha aceptado que, al ritmo que va el pre-registro, no habrá tiempo para que todas puedan estar dentro del programa de reubicación. Pero las propias familias iraquíes no lo saben. Nadie les ha contado que su proyecto de vida depende de esta fecha tope; o más bien de que las personas que les ponen la pulsera amarilla en la muñeca lleguen a tiempo a su campo.
Esta forma de manejar la información tiene efectos devastadores. El resultado: la mayoría de la gente con la que hemos hablado piensa que esa primera entrevista en Tesalónica para renovar sus papeles es la entrevista de asilo; la mayoría piensa que le queda un mes, o dos, para llegar a su destino, cuando le quedan al menos seis; que el hecho de tener un hermano, o un primo, en otro país europeo, permitirá su reagrupación con ellos.
La respuesta del gobierno griego al cierre de fronteras
Cuando preguntamos a amigas griegas qué dice el gobierno griego en los medios de comunicación con respecto a este asunto nos cuentan que es una combinación de varios argumentos: es Europa, no hay dinero, el gobierno anterior ya dejó una situación insostenible, se está haciendo lo mejor que se puede. Cuando hablamos con los representantes de ACNUR nos dicen que ellos no pueden hacer nada más que apoyar al gobierno griego, que es el responsable del programa de pre-registro y de la situación de las personas atrapadas en Grecia.
Nos hemos preguntado muchas veces: entonces, ¿cuál es la fuerza del gobierno? Si el gobierno no tiene fuerza para poder hacer otra cosa que no sea construir campos militares, ¿para qué tiene fuerza? Una amiga que tiene varias compañeras muy cercanas que ahora son parlamentarios con Syriza nos decía que estaban en una situación horrible, que no podían hacer casi nada: “se avergüenzan de lo que hacen, pero sobre todo de lo que no hacen”.
Porque está lo que este gobierno deja hacer, las cosas que este gobierno deja que pasen. Desde los efectos de la administración militar en los campos hasta la desesperanza de la gente por no saber cuándo saldrá de ellos, pasando por las múltiples exclusiones de un proceso de pre-registro incapaz de dar cabida a las complejas situaciones vitales.
Los militares no permiten a la gente de los campos tener su propia cocina. Estas prácticas colocan a las personas en una posición de dependencia para cubrir sus necesidades más básicas. Precisamente, las demandas relativas al agua, la comida, la higiene o el hacinamiento son las únicas que parecen tener posibilidad de ser atendidas en un marco en el que las promesas del gobierno se reducen a la mejora de las condiciones de los campos.
Tenemos unos amigos cuyo hijo, de 17 años y medio, está en Alemania. A los padres, que están en el campo de Sindos Frakaport, les quedan cinco meses para poder realizar el pre-registro, la primera entrevista de asilo, solicitar reagrupación y que todo se apruebe antes de que su hijo cumpla los 18 años; una vez que los cumpla ya no podrán solicitar la reagrupación familiar. Si esto ocurriera, solo les quedaría la vía de la reubicación, por la que podrán ser enviados a cualquier otro país diferente de donde vive su hijo.
Un amigo joven, de veintipocos, nos cuenta que aquí no puede trabajar, nadie le dice cuánto tiempo le queda, cuándo podrá continuar su camino, y todas las señales indican que será dentro de mucho. Pero no lo sabe. Se le acaba el dinero y en Turquía puede encontrar trabajo. Si en las próximas semanas no comienza su proceso de asilo, volverá. El mismo viaje, de nuevo, pero en sentido contrario: vuelta a las islas, pago a las mafias y/o jugársela de nuevo en un bote o en los bosques de la frontera.
No se trata de centrarnos en casos particulares; sobre el terreno, rápidamente, una se da cuenta de que son efectos generales. Los relatados aquí son tan sólo algunos ejemplos de lo que está produciendo la respuesta del gobierno griego al cierre de fronteras. Es a esa escala donde sentimos la ausencia del gobierno, su falta de fuerza, de compromiso para hacerse cargo y revertir los efectos violentos de la política migratoria europea. Esta ausencia duele, tanto si es por desconocimiento como por incapacidad o por decisión. Pero quizá lo más devastador de que el gobierno haya optado por los campos militares es que asfixia los intentos de las personas cualquiera por tratarnos unas a otras con dignidad.
Fuente: http://revistaalexia.es/

Al millón de votos desaparecidos // Amador Fernández-Savater

¿Dónde se fueron, dónde os fuisteis?
Millón de votos desaparecidos.
Os creíamos disciplinados ilusionados fidelizados esperanzados hegemonizados semiotizados galvanizados catalizados y electrizados
Os teníamos por votantes religiosos devotos fervorosos piadosos, creyentes en el Mesías y su Promesa, en el Relato de la Salvación de los Justos y el Castigo de los Villanos.
Pero nunca se sabe (y esa es la gracia).
¿Dónde se fueron, dónde os fuisteis? Millón de votos desaparecidos.
¿Os quedasteis en la cama, os marchasteis a la playa, se os hizo tarde tal vez? Vaya usted a saber.
Raza de votantes escépticos ateos paganos impíos tácticos calculadores ambiguos oscuros volátiles imprevisibles irrepresentables ilegibles e incodificables.
Con los que nunca se sabe (y esa es la gracia)
¡Oh agujero negro! ¡Oh triángulo de las Bermudas! ¡Oh espacio de anonimato!
Refractario a razones interpretaciones significaciones explicaciones comparaciones hipótesis tesis-antítesis-síntesis estadísticas demoscópicas y colonoscópicas
Del que nunca se sabe del todo (y esa es la gracia)
¡Ya vuelven, ya están aquí, con nuevos sondeos análisis y diálisis! ¡Ya preparan nuevos marcos hechizos encantamientos storytelling mitopoiesis y brujería!
Pero con nosotros nunca se sabe (y esa es la gracia)
No nos queda apenas fe (y mejor así).
Confianza, en todo caso, de la que se da y se recibe, se muestra y se demuestra ENTRE IGUALES.
¿Dónde se fueron, dónde os fuisteis?
Millón de votos desaparecidos.

Comunes bastardos: una conversación entre Christian Laval, Pierre Dardot y el campo de la cebada

El crítico cultural Fredric Jameson afirma que “hoy es más fácil imaginar el fin del mundo que el final del capitalismo”. Precisamente para romper ese bloqueo de la imaginación política y abrir el futuro, Christian Laval y Pierre Dardot han escrito Común, subtitulado “ensayo sobre la revolución del siglo XXI”. Partiendo de prácticas y experiencias ya existentes, Laval y Dardot elaboran la idea de un nuevo principio político capaz de salir de las alternativas de la política del siglo XX (izquierda/derecha, Estado/mercado, público/privado): es “lo común”, una lógica de pensamiento y acción que se define por anteponer la participación a la representación y el derecho de uso al de propiedad.

En octubre de 2015, Laval y Dardot estuvieron en Madrid presentando el libro. En la librería Traficantes de Sueños, entablaron un diálogo con personas que piensan y hacen lo común en la ciudad: Elena Aguiló (médica de familia del servicio madrileño de salud y miembro del centro de desarrollo en Salud Comunitaria “Marie Langer”), Pablo Carmona (Miembro del Observatorio Metropolitano y Ahora Madrid) y Manuel Pascual y Jacobo García de ese “común urbano” que es el Campo de la Cebada. El objetivo de la sesión era interrogar recíprocamente el libro desde las prácticas concretas de lo común y viceversa. Lo que presentamos aquí es el hilo de conversación que se dio más directamente entre los autores franceses y el Campo de la Cebada. La sesión entera puede escucharse aquí.

Jacobo: Manuel y yo venimos a hablar del Campo de la Cebada, pero más que explicaros lo que es, que no sabríamos, queremos lanzaros algunas preguntas. En particular a vosotros [Laval y Dardot] que habéis escrito un libro sobre “lo común” y en general a todos los que estáis aquí. La Cebada es un espacio de conflictos y de resolución de conflictos permanente, un espacio tomado, usado y gestionado ahora mismo por gente que no viene de movimientos sociales. Y es, a partir de estos conflictos, de estos problemas y de estas complejidades que os queremos plantear una serie de dudas.

Manuel: ¿Y cómo vamos a plantear esas preguntas? Lo que nos han pedido hoy es interrogar este libro desde un ejemplo muy terrenal que nosotros conocemos: la vivencia cotidiana de un “común urbano” como puede ser la Cebada. Y justo ahí estaría la primera duda: si existen los comunes urbanos y si la Cebada sería uno de ellos. Porque la verdad es que nos parece que la Cebada es, en todo caso, un común bastardo, un hijo de lo común pero también del neoliberalismo. Un “hijo de mil padres”, que era el insulto que les hacíamos a los colegas del barrio cuando éramos pequeños.

Entonces lo que vamos a hacer ahora es lo siguiente: vamos a contar ocho anécdotas, ocho pequeñas historias que han ocurrido en la Cebada, tratando de extraer de cada una de ellas una pregunta muy concreta que hacerle a este libro sobre lo común. Las anécdotas o situaciones atraviesan ocho conflictos. Porque como decía Jacobo, si la Cebada ha sabido hacer algo bien es desde luego habitar el conflicto, es decir, plantearlo, no como algo que puede o debe ser eliminado, sino como algo que se trata de habitar y que puede producir innovación. Arrancamos entonces con las ocho historias.
Jacobo: ¿Quién puede tomar las decisiones en la Cebada, quién no? Hay una asamblea en la Cebada que recoge las propuestas de actividades. Al ser un espacio tan transitado y céntrico, está muy solicitado. Y ha habido veces que empresas privadas o multinacionales como Red Bull, Nike o Adidas han venido a pedir el espacio para montar una actividad. Red Bull, por ejemplo, quería organizar un partido de baloncesto. Entonces fuimos y preguntamos qué les parecía aquello a los que usan todos los días la cancha de básquet. Y los chicos del básquet estaban encantados, porque decían que así podrían jugar con Fulanito y Menganito. Pero otros amigos, los más ideológicamente políticos, dijeron que no, que eso no podía pasar en el Campo. Fue una catástrofe, todos llorando, los unos porque querían que esa actividad se diera, los otros porque les dolía haber frenado una actividad que apetecía.
Entonces, la primera pregunta es la siguiente: ¿los comunes urbanos tienen que ser radicalmente abiertos o pueden constituirse también en pequeñas comunidades cerradas? ¿Quién tiene legitimidad para decidir, con qué criterio?
Manuel: Segunda anécdota, muy relacionada con la primera. Tiene que ver con el debate que mencionaba Jacobo sobre si abrir el espacio completamente o decidir unas reglas, unas normas, unos horarios. En la Cebada apostamos por lo segundo precisamente para preservar una posibilidad de lo común. Me explico: si abrimos el espacio completamente, se llenará con toda seguridad de ruido y botellones, y los vecinos dejarán de bajar. Si no hay ningún control, la gente más fuerte en el espacio público —la gente joven que va a hacer a la Cebada cosas que no puede hacer en otros sitios— expulsará a madres con hijos y otras formas no hegemónicas de habitar un espacio.
Es una aparente paradoja: la apertura necesita un cierre, para favorecer un común urbano hay que poner límites. La segunda pregunta sería cómo trabajar esta paradoja de poner límites a lo común.
Jacobo: Tercera historia. En la Cebada, al ser un espacio tan abierto como es, pasan a diario mil cosas invisibles, algunas maravillosas y otras más problemáticas. Hay venta de drogas, hay venta de cerveza, hay un monopolio de actividades culturales muy criticable, etc. Pero se dan situaciones curiosas. Porque es el mismo chico que vende droga en el Campo el que lo cuida. Y es la misma gente que vende ilegalmente cerveza la que limpia el espacio. No sé cuántas veces habréis visto a alguien que vende cerveza por la calle y va recogiendo al mismo tiempo las latas, pero es muy curioso, muy bonito.
Entonces, la pregunta que nos viene, también leyendo el libro de Verónica Gago sobre las economías informales, es si un espacio común puede albergar al mismo tiempo prácticas neoliberales, si es posible distinguir nítidamente las prácticas neoliberales de competencia de las prácticas de lo común.
Manuel: El cuarto ejemplo tiene que ver con uno de los grandes problemas de la Cebada: la limpieza. Claro, como la administración no entra, pues no tenemos los servicios básicos, es decir, nadie baja a limpiar ese espacio público. En esa lógica de lo común, cada cual asume que tiene que limpiar lo que ensucia, pero siempre existe suciedad que nadie ha limpiado, siempre hay que limpiar lo que otros han ensuciado. ¿Quién lo hace? La limpieza es un problema capital.
En la lógica de hacer de la Cebada no solo un espacio de autogestión, sino un espacio donde inventásemos otra relación con la administración, en las asambleas donde abordábamos el tema se decía: “Tenemos que tratar de convencer al Ayuntamiento para que limpie la Cebada”. Pero había personas muy lúcidas que nos avisaban del peligro que suponía esto: “Si el Ayuntamiento limpia la Cebada, usaremos el espacio como cualquier otra plaza de Madrid”, decían. Esto es, podremos ensuciar tranquilamente la Cebada porque el Ayuntamiento vendrá después a limpiarlo, desapareciendo así esa conciencia activa que cambia el espíritu de lo común. A partir de esos debates, decidimos dejar de lado una relación de demanda con el Ayuntamiento (pedir, exigir) y lanzamos la invitación a construir espacios conjuntos entre la administración y los usuarios de la Cebada para descubrir y aprender formas de limpiar en común, es decir, con la ayuda de la administración pero sin negar la responsabilidad de los vecinos. Salir de la lógica de la reivindicación y entrar en una lógica pedagógica.
La pregunta aquí sería: ¿puede la pedagogía y la generación de contextos de trabajo híbridos, entre la administración y las instituciones de los comunes urbanos, ser la herramienta con la que la administración infraestructure o posibilite estos comunes urbanos, los apoye o favorezca que aparezcan?
Jacobo: Quinta historia. Probablemente, todos hemos estado en la Cebada, en la calle o en cualquier lugar del mundo con una lata de cerveza en la mano. Porque nos encanta beber, fumar, estar en la calle. Lo que hemos aprendido en la Cebada es que la práctica constante de estar bebiendo, escuchando música a todo trapo o fumando porros sin parar corre el riesgo de privatizar un espacio, de excluir otros usos del espacio.
La quinta pregunta sería entonces si la libertad de uso del común no puede generar prácticas excluyentes. Otra divertida paradoja: la libertad excluyendo, la libertad generando exclusión.
Manuel: Nos hemos dado cuenta de que lo que ha generado un modelo distinto de participación en la Cebada ha sido abrir las infraestructuras. Es decir, que haya enchufes, herramientas de construcción, herramientas como un proyector o altavoces o un grifo de agua. Esto ha cambiado el paradigma de la participación. Nosotros ya no tenemos que preguntar a la gente qué quiere hacer en la Cebada, sino que la gente misma viene, propone y hace lo que quiere, utilizando estas infraestructuras.
La sexta pregunta sería entonces: ¿pueden ser las infraestructuras abiertas el mecanismo para abrir y fomentar los comunes urbanos y pasar de los modelos públicos a los modelos comunes?
Jacobo: A raíz de todo esto de la limpieza, a comienzos de 2015 se generó una situación insostenible: nadie cuidaba el espacio y aquello era la ciudad sin ley. Entonces tomamos una decisión arriesgada: generar una especie de “catástrofe” a ver qué pasaba. Y cerramos el espacio durante un día. La respuesta de la gente fue increíble, parecía que nadie podía vivir sin el espacio. Los chicos no activistas, que no provienen de ningún movimiento social y que usan a diario la Cebada, dieron un paso al frente y cogieron las riendas del espacio. Se acabó aquella actitud de “yo puedo estar aquí y no limpiar porque hay alguien que lo va a hacer por mí”. La “catástrofe” funcionó para reactivarnos.
La séptima pregunta sería: ¿cómo diseñar un común urbano para evitar que acabe formándose en el imaginario una institución separada dentro del espacio común (los que limpian y se encargan por un lado, los usuarios por otro)?
Manuel: La última pregunta tiene que ver con unas reflexiones surgidas al hilo de los encuentros con gente de Tabacalera que hicimos en verano. Ahí nos dimos cuenta muy claramente de que pasan por la Cebada muchos usuarios muy activos y sin embargo a la asamblea sólo vamos un puñado de personas. No podemos decir entonces que la Cebada sea abierta porque se gestione a través de una asamblea abierta. Si pensamos y miramos con detenimiento, hay un montón de situaciones cotidianas donde se están produciendo tomas de decisión más allá de la asamblea. La asamblea es un organismo más, posiblemente obsoleto en tanto que mecanismo único de toma de decisiones en el espacio.
La última pregunta sería: ¿qué mecánicas de gestión -no sólo la asamblea- permiten el gobierno abierto, es decir una toma de decisiones lo suficientemente abierta y plural como para garantizar que un común urbano lo sea verdaderamente?
LA PARTICIPACIÓN MÁS ALLÁ DE LA PARTICIPACIÓN
Pierre Dardot: De nuevo me asombra la riqueza de las ponencias y las intervenciones que escucho, gracias. Quisiera limitarme ahora a tocar dos problemas: el primero, si se puede cerrar un común, si puede existir un común cerrado. El segundo problema que quiero abordar rápidamente es cómo articular los mecanismos de decisión, una cuestión importantísima si queremos construir instituciones de lo común.
Creo que es ciertamente paradójico un común cerrado, un común que corta las relaciones con el resto de la sociedad. Diría más: es una contradicción. Nosotros hemos discutido esto ampliamente: un común no puede ser cerrado, ni siquiera puede existir un común estrictamente profesional y que excluya a otras personas que no comparten la misma profesión. Un común tiene que elaborar la cuestión práctica de tejer sus vínculos con el resto de la sociedad y, en particular, con los usuarios. Y cuando hablo de usuarios no lo digo con ningún menosprecio, porque esos usuarios tienen un papel crucial a asumir….
Entonces, por un lado, un común no puede cerrarse porque si no muere. Pero, al mismo tiempo, solo puede vivir en la medida que hay una coproducción de normas. Todo se juega en esa coproducción de normas. Cómo se reactivan regularmente, cómo todos aquellos que tengan un vínculo con el común pueden participar en esa coproducción de normas, etc. Y cuando hablo de participación, no me refiero a un procedimiento técnico. Hay compañeros muy comprometidos y bien intencionados que hablan de la participación por sorteo: se elige una asamblea de representantes y se complementa con la participación de ciudadanos elegidos por sorteo. Esto es muy interesante, pero remite finalmente a un procedimiento técnico, finalmente formal, y que no aporta ninguna respuesta a la cuestión de la participación. La participación no es un mecanismo técnico, neutro, formal. Hay que poner mucha atención a la cuestión de las normas, de la coproducción de normas, de la discusión y modificación constante de las normas que garantizan la participación de cualquiera.
MULTIPLICAR LOS ESPACIOS DE DECISIÓN
Un segundo punto: para nosotros, ha sido muy importante la figura de Jean Oury, que conocimos personalmente y admiramos muchísimo. Jean Oury trabajó junto a Félix Guattari en la clínica de La Borde e impulsó con él la psicoterapia institucional. Lo que aprendimos de él, también a través de esos encuentros personales, fue algo muy vinculado con la política, y por política no me refiero a los mecanismos de competición entre partidos por la toma del poder, sino a un sentido más profundo. Lo que aprendimos con Oury quiero relacionarlo con algo que vimos y vivimos en la ciudad de Nápoles, en un centro social llamada El Asilo. Un antiguo palazzo del siglo XVII ocupado por jóvenes hace dos años, personas de la esfera de la cultura, del mundo del teatro, la danza y el cine.
Pues bien, ¿qué aprendimos de Oury? Esto: no se trata de instalar en el centro de la toma de decisiones una asamblea general soberana. Esa suele ser la tendencia, con muy buenas intenciones habitualmente, pero la asamblea soberana no deja de ser una instancia única, que puede reunirse con mayor o menor frecuencia, incluso todos los días, pero que tiende al fetichismo de creer que podría solucionar todas las dificultades de la toma de decisión.
Oury nos enseñó que no es un buen modelo para hacer las cosas. Dentro de la psicoterapia institucional, Oury creó el término de “Colectivo”, pero un Colectivo no tiene nada que ver una asamblea soberana donde se reúne todo el mundo para votar decisiones irrevocables e irreversibles. Se trata más bien de un espacio destinado a acoger a las singularidades en sus diferencias. Este fue el problema y el desafío que se planteó Oury. Junto a otros, como el psiquiatra catalán Francesc Tosquelles, Oury trabajó durante la segunda guerra mundial tratando de abrir espacios y entornos abiertos donde acoger a los enfermos mentales. Se lo planteaban de manera muy práctica, tanteaban, hacían bricolaje, sin un esquema formal previo de cómo hacer las cosas. Lo que aprendieron fue que el mejor favor que se podía hacer a un colectivo era crear un espacio capaz de acoger un máximo de diferenciación.
No se trataba de homogeneizar, de ninguna manera. De hecho, Oury se ponía de los nervios cuando se mencionaba la palabra “administración”. La administración es una máquina que homogeneiza y nivela las diferencias. La institución sin embargo es algo distinto, acoge las diferencias y las singularidades de cada uno. En la administración se distribuyen lugares y funciones, hay una jerarquía para todas las posiciones, un médico-jefe, etc. El trabajo práctico de Oury cuestionaba todo esto en el ámbito concreto de la salud mental, trabajando con las enfermeras, los médicos, los enfermos mentales incluso, creando varios tipos de espacio, clubes, apartamentos terapéuticos, etc. Multiplicando los espacios de diferenciación y cuestionando así la lógica jerárquica que distribuye lugares y funciones.
Ciertamente, un común urbano no sigue esta lógica de acoger a los enfermos mentales, pero lo importante es atender a la siguiente reflexión general: cada vez que se construye una institución se hace a partir de algo que ya existe. Para Oury, no se trataba de crear nuevas instituciones, al lado o a parte de las que había, sino de abrir espacios capaces de acoger las diferencias (médicos, enfermeras, enfermos) en su singularidad. El acto instituyente no es creación a partir de la nada, sino que siempre se da a partir de algo muy concreto. Oury creó un concepto para nombrarlo: “lo subyacente”. Siempre hay algo subyacente. Esto para nosotros es fundamental y nos lo enseñó Jean Oury de forma muy concreta, no sólo abstracta o intelectual.
Entonces, se trata de multiplicar los espacios de diferencia, los espacios de elaboración de decisión. Me pregunto si se ha publicado en castellano un libro de Oury que se llama La decisión. En este libro extraordinario, Oury muestra que la decisión no es algo puntual. No tiene nada que ver con una o dos personas reunidas que dicen en determinado momento “ya está decidido”. Nada que ver con eso. Una decisión auténtica requiere de una preparación, de un proceso, no exactamente de una deliberación formal, pero sí de algo que madura, se incorpora y luego se traduce finalmente en decisión. Puede decirse que nadie toma la decisión, sino que esta decisión se va dando, madurando, fuera de una lógica formal. Se nos suele decir, desde la filosofía política occidental, que una decisión tiene tres etapas: uno, deliberación; dos, toma de decisión; y tercero, finalmente, ejecución. Esto para Oury no tiene ningún valor. Una verdadera decisión tiene que madurar dentro de espacios múltiples, para que todos puedan reconocerse en la decisión aunque no se haya tomado de manera formal.
Concluyo ahora comentando, en relación a esto, lo que me sorprendió en el espacio de El Asilo en Nápoles. Podéis encontrar en su web un texto que se llama “Convenio de uso cívico urbano”, redactado por los actores y por los usuarios que dan vida al espacio cotidianamente. En ese texto, repasan las distintas asambleas, las múltiples asambleas donde se toman las decisiones, justo en el modo que recomendaba Oury. Y así debe ser desde mi punto de vista: no pensar una asamblea como instancia única de decisión, no pensar en un espacio único donde se reúnen todas las personas y deciden, sino multiplicar los espacios de decisión y los espacios de diferenciación donde madura la decisión. En todos estos ámbitos se trata de aprender a decidir. No planteando un lugar de decisión único y soberano, sino aprendiendo a preparar una decisión a partir de lugares diferenciados. Una decisión no soberana, no homogeneizante, sino a la vez común y múltiple.
LO COMÚN: DEMOCRACIA RADICAL Y DERECHO DE USO
Christian Laval: ¿Qué es “lo común”? Siempre vuelve la problemática del término, del concepto, de la noción. Voy a explicar muy brevemente de qué se trata para nosotros. Lo común es para nosotros un principio, el principio político de la construcción de institución. Ese principio tiene dos dimensiones: por un lado, la democracia radical, que encontramos un poco por todas partes dentro de las exigencias de democracia participativa, incluyente, etc. Por otro lado, el derecho de uso que prevalece sobre el derecho de propiedad, como encontramos por ejemplo en las experiencias de los comunes urbanos. Democracia y derecho de uso son las dos características principales de ese principio de lo común.
Como principio, lo común es distinto de “los comunes”, los comunes particulares, que son instituciones de participación que corresponden o remiten al principio general de lo común. Para nosotros, lo común no es algo genérico o antropológico, no remite a la condición humana como tal, al hecho de que usamos un lenguaje o de que vivamos juntos, sino que se trata de un principio político. El único vínculo con la antropología que nos interesa aquí sería la capacidad humana de crear instituciones. Como decía el filósofo francés Gilles Deleuze en los años 50, “el animal tiene instintos y el ser humano hace instituciones”. De alguna manera, hemos tirado de este hilo para hacer nuestra reflexión sobre el vínculo entre lo común y la institución.
Cuando pensamos cómo se crea o se fabrica la institución, aparece enseguida un obstáculo que es el “fetichismo” o la maldición de la institución. ¿Cuál es esta maldición? Cuando los seres humanos crean instituciones, cuando establecen o instalan realidades institucionales, los sistema de reglas y estructuras acaban dominándolos, imponiéndose a ellos. Esta in-transformabilidad de las estructuras se legitima en nombre de los principios eternos de Dios, lo Verdadero, lo Bueno, lo Bello, etc. Y entonces las instituciones tienden a reproducirse, a perpetuarse. Se disponen dispositivos concretos que las bloquean y eso impide la continuación de la Historia. Decía Marx que “los hombres hacen su propia historia”, pero se podría pensar que es difícil hacerlo en el marco de una institución. Nuestro enfoque sobre el carácter revolucionario de las instituciones de lo común es distinto: vincular lo común con la institución, pero pensando la institución necesariamente como algo que se puede transformar, que se ha construido en la historia y que es transformable.
¿Qué significa instituir? Institución tiene una raíz indoeuropea: *sta, que significa algo que está recto, de pie, firme. Instituir significa poner de pie, erigir. Es tanto el acto de instituir como una cosa o algo instituido. Los romanos hablaban de instituir la vida, a través de unos marcos como la familia, el idioma, la escuela. Es cierto que en esa ambivalencia del sentido -acto de instituir y cosa instituida- está la tragedia y la maldición de la institución. Es muy fácil de interpretar, como lo han hecho las religiones y algunos filósofos, sociólogos o psicoanalistas, que lo instituido “está” y se impone. Habría otras líneas posibles, como la que viene de Marx y habla de “autoactividad instituyente” de grupos humanos capaces de revolucionar las condiciones de vida, o como la mirada de la pedagogía institucional y la psicoterapia institucional donde lo instituyente prevalece sobre lo instituido. Son reflexiones y prácticas donde se trata de poner en marcha dispositivos en los que lo instituido sea tan solo un resultado del acto de instituir. Resultado, pues, de un deseo vivo.
¿Cómo se crean y sostienen estas formas institucionales donde la praxis instituyente está en el corazón mismo de la institución? Para nosotros es muy importante en nuestros libros no dar ninguna instrucción a nivel político de cómo se debe hacer esto. Lo que entendemos es que puede hacerse, que puede haber gobiernos cuya actividad se remita al principio de lo común, o gobiernos que apoyen y sostengan este deseo de lo común mediante la ayuda que puedan proporcionar a quienes pongan en marcha procesos institucionales donde prevalezca precisamente la autoactividad. Ayudar a desarrollar la capacidad de actuar en común: esto es lo que puede esperarse de las instituciones que apoyan lo común (como los gobiernos municipales ahora en España por ejemplo).
EL TIEMPO Y EL APRENDIZAJE DE LOS COMUNES
Manuel: Yo quería dar mi opinión sobre algo de lo que hemos escuchado. Creo que el común tiene que ver con la unión de muchas subjetividades, con la creación de espacios de subjetivación como se ha dicho. Y me parece que la dimensión temporal de estos espacios es muy importante. Ninguno de los cambios en las dinámicas para construir un modelo diferente de participación o de común urbano puede hacerse de hoy para mañana. No podemos decidir hacer un común urbano en este solar o en aquel espacio como si se tratase de un diseño, con sus instrucciones y tal. Requiere un proceso temporal. Creo que esto tiene mucho que ver con lo que habéis dicho: crear instituciones que en su propio ADN tengan la capacidad de evolucionar y no “institucionalizarse”, digamos.
Antes he hablado de “lógicas pedagógicas”, pero quizá no me he explicado bien. No soy académico ni nada, pero mi idea de pedagogía no tiene que ver con la transmisión, sino con construir espacios de aprendizaje. Un poco a la Vygostki: espacios abiertos de aprendizaje, entornos de desarrollo próximo, lugares donde no sabemos hacer las cosas, pero somos capaces de aprender a hacerlo con ayuda. Creo que esa herramienta resuena con lo dicho sobre los espacios de subjetivación y con ser conscientes de que lo que hagamos, en la Cebada o en cualquier otro sitio, no tiene por qué saber hacerse hoy, sino que tiene que ser un lugar donde se puede aprender a hacer. Pero esto no se puede dejar al libre albedrío. Debe haber diseños, no de cómo hacer las cosas, sino de cómo aprender en común a hacer las cosas, de cómo decidir en común. El otro día un amigo cartógrafo me decía: ya no hacemos mapas, sino que nos dedicamos a construir mecanismos en Internet para que la gente haga sus propios mapas. Y con los arquitectos hoy en día pasa un poco lo mismo: ya no diseñamos espacios públicos, sino que diseñamos mecanismos para que sea la gente quien los construya.
Dardot: La alternativa entre libre albedrío y metodología está mal planteada. Pensando en el libre albedrío, imaginamos un sujeto libre y aislado que hace lo que le da la gana. Esto nos lleva directamente al fracaso. Pensando en metodologías, imaginamos que existe un código de normas formales que podría aplicarse situación por situación. Pero no hay una metodología para poner en marcha un común, no existe una metodología que pueda aplicarse en cualquier situación. Lo que requiere cada situación es liberar la posibilidad de una decisión y eso es cuestión de tiempo. Lo primero es darse tiempo, no tomar tiempo, sino liberar y darse tiempo. Para posibilitar el trabajo de maduración que exige un proceso de decisión colectiva. El ser humano se desenvuelve dentro de condiciones que le son impuestas, pero mediante la acción puede transformar esas condiciones y a sí mismo. Pero no en un solo día. Estamos de acuerdo.
Laval: Sería contradictorio pensar que hay “un manual del común”. Lo que nosotros decimos es más bien que a partir de las prácticas de lo común se puede extraer un saber o, mejor dicho, saberes. ¿Qué tipo de instituciones pueden permitir la aparición de estos saberes sobre los comunes? ¿Qué tipo de instituciones permitirían reproducir o transmitir estos saberes? En Italia, en Francia y en otros países, lo que se está desarrollando son modalidades federativas de comunicar y coordinar distintas prácticas alternativas de lo común. Pienso por ejemplo en las coordinaciones concretas entre pueblos o colectividades. Y en los “festivales de los comunes” que se celebran desde hace meses en torno a varios temas. Yo fui a un encuentro de este tipo en Lyon hace algún tiempo y estuve allí una semana, participando en algo que llamaron el tiempo de los comunes. Allí se reflexionaba sobre la ciudad y sobre las diferentes prácticas de los comunes urbanos: vecinos, viviendas cooperativas, arquitectos, urbanistas, etc. Esta es la manera de comunicar y extender las prácticas de lo común: procurar que haya tiempos, momentos y lugares donde se planteen todas las cuestiones y los problemas que se dan en las prácticas alternativas de lo común. No hay manual, hay encuentros entre los implicados en lo común. Como este mismo.

Comunicado abierto, ante hechos que expresan un inminente cierre de las actividades culturales en el barrio de Floresta

– El día Viernes 01/07, se presentó en el Corralón de Floresta 2 oficiales de policía con un “representante” de la empresa constructora encargada del PROyecto. (Del cual, repetimos como siempre, no hay información escrita ni válida) Estacionaron, a primeras horas de la mañana, con un Gol rojo en la puerta de la entrada principal de Gaona, controlando quienes entraban al espacio y con qué fin.

– Paralelamente otrxs compañerxs, se dirigieron a la Legislatura. Allí nos informaron que el Miércoles 29 de Junio, en una Audiencia Pública el Jefe de Gabinete, Felipe Miguel, al ser consultado por la situación del Corralón, expreso literalmente que se iba a DESMANTELAR el CORRALÓN DE FLORESTA.

– Sumado a esto, la Comuna 10 viene diariamente a vaciar distintos espacios del Corralón, llevándose objetos como por Ej.: adoquines que son patrimonio cultural de Buenos Aires y que no pueden ser removidos del espacio al cual históricamente pertenecen. El Corralón de Floresta está declarado como Patrimonio Histórico de la CABA (Ley 4299/2012)

Frente a esta suma de acciones, entendemos que tienen intención de cerrar el espacio, paralizar las actividades y proceder con el desalojo de los grupos culturales que allí nos desenvolvemos diariamente. El Lunes 4 de Julio iremos a que nos reciba el Secretario de Descentralización (Sergio Constantino), así como a la Defensoría del Pueblo y a la Comuna 10. Adjuntamos públicamente, la carta que acompañará nuestro reclamo. (https://www.facebook.com/notes/corr…)

CONVOCAMOS A TODOS Y TODAS -A ESTAR MÁS ALERTA QUE NUNCA-, A HABITAR EL ESPACIO DESDE LA MAÑANA HASTA LA NOCHE, PARA DEFENDER ENTRE TODXS EL CORRALÓN DEL FLORESTA! -El Miércoles 6 de Julio se realizará una Jornada Cultural, empezando tempranito con talleres, olla popular, música y más! Acercate a participar de la lucha!

-El día Sábado 9 de Julio habrá el 4º Festival Macedonia! Desde las 15hs, bandas, comida, música, poesía, intervenciones artísticas y muraleadas.
Se agradece la difusión, y el continuo estado de ALERTA, para el momento preciso en el que se necesite el AGUANTE y PRESENCIA de todas y todos.

LA CULTURA NO DA NI UN PASO ATRÁS, EL CORRALÓN TAMPOCO

Gobernarnos // Gustavo Esteva


Arrinconados en su callejón, gobernantes desconcertados y patéticos buscan salida a su predicamento imposible: no pueden desconocer ni reconocer su propia ignominia, el hecho de que sus cuerpos de seguridad operaron en Nochixtlán, igual que en Ayotzinapa, como bandas de criminales. No funciona ya la fórmula desgastada del chivo expiatorio. La campaña mediática produce efectos contrarios a los que buscan. Desesperados, parecen dispuestos a lanzarse al precipicio, a cualquier costo. Y ese costo sería inmenso para todos.

El martes 21, en el sepelio de uno de los muchachos asesinados en Nochixtlán, hijo de un maestro, regidor de salud en el cabildo de Apazco, sentíamos todos el dolor de la familia. Nos conmovió aún más la reflexión de su padre: Sí, este es el precio que teníamos que pagar. Pero la lucha tiene que seguir, la lucha no puede parar acá. No son los primeros muertos, ni van a ser los últimos. Ni modo. Estamos aprendiendo en la lucha cosas así.

Un par de días después, en una reunión de productores campesinos en la Mixteca, la conversación resultó muy agitada. Quedó de lado lo que los había traído. Sentían como propia la agresión a los maestros, pero ya no se movilizaban por mera solidaridad. Habían llegado a su límite. Era el momento de luchar por lo suyo, por su propia supervivencia, bajo la convicción de que unidos sería posible cambiar un estado de cosas insoportable.

Se multiplican los frentes de batalla bajo configuraciones y estilos muy distintos. No es lo mismo la Mixteca que Monterrey. Lo que resulta claro es que la lucha magisterial articula descontentos generalizados que buscan su mejor forma de ­expresión.

Gobiernos, medios de paga, empresarios, los llamados poderes fácticos, siguen poniendo el grito en el cielo por el desafío que enfrentan. Buscan razones y pretextos que justifiquen la mano dura, para la que preparan a la opinión pública. Algunas personas comunes comparten su exigencia de restablecer el orden.

Desde arriba insisten así en que el tiempo se agota y urge devolver la tranquilidad a los millones de ciudadanos afectados. Esconden bajo la alfombra la manera en que la perdieron. Los maestros intentaron todas las formas posibles de gestión antes de tomar el curso actual. Tres días antes de las elecciones del año pasado el gobierno rompió las negociaciones y se negó a regresar a ellas hasta que Nochixtlán lo obligó a hacerlo.

En la agenda oficial de diálogo está Nochixtlán, donde el gobierno pretende reparar el daño con meras compensaciones económicas. Puede incluir asuntos laborales como ceses arbitrarios, descuentos y retención de sueldos, y hasta presos políticos y otros atropellos. Pero nada más, nada del meollo del asunto. No entienden la reacción de la gente. Cuando una de las víctimas de Nochixtlán les dice que estuvieron en el lugar de los hechos porque creemos que esta reforma tenemos que echarla abajo, necesitan atribuir ese comportamiento a la manipulación, a rollos ideológicos, e incluso, como en Chiapas, a la injerencia de grupos extremistas. No quieren darse por enterados de lo que pasa.

Las autoridades están derivando la peor de las lecciones de la movilización de hace 10 años. Al crear en 2007 la comisión investigadora de lo ocurrido en Oaxaca, la Suprema Corte se dio por enterada de que las corporaciones policiacas afectaron físicamente a gran número de personas en forma cruel e inhumana, produciendo lesionados, torturados y muertos, y afirmó que se había producido una suspensión de hecho de las garantías constitucionales. La Corte parecía interesada en hacer justicia. Lo que hizo, en cambio, fue extender certificado de impunidad a los violadores. Le pareció que el uso de la fuerza pública fue legítimo …aunque tardío: debieron hacer antes lo que hicieron. Contra su estatuto y sus propias palabras, la Corte dictaminó que las autoridades pueden y deben violar las garantías constitucionales.

Bajo ese paraguas quieren cobijarse hoy las autoridades. Sueltan así todos nuestros demonios. Ante el desastre que se perfila, la fuente de esperanza puede estar en la posibilidad de que la propia gente ejerza desde abajo capacidad de gobierno, al constatar que arriba se perdió esa capacidad. Se han dado ya los primeros pasos por ese camino, como muestran los cambios en la estrategia de movilización.

Ciudadanos y ciudadanas de a pie, lo mismo en una barricada que entre dirigentes de la CNTE, debemos tomar decisiones de gobierno. Los maestros de Oaxaca pueden ponerse a implementar su Programa de Transformación de la Educación, con su sensato sistema de valuación y sus innovaciones pedagógicas. Empezaríamos así a prescindir de la injerencia de las burocracias corrompidas de la SEP en el contenido y la forma de la educación.

En todo caso, sería suicida seguir pidiendo peras al olmo, esperando que estas clases políticas hagan lo que hace falta. Nos toca a todas y a todos. Hacerlo en esta circunstancia crítica nos servirá de práctica para lo que sigue.

Fuente: www.jornada.unam.mx/

LA LUNA CON GATILLO: Una Crítica Política de la Cultura-

12° Programa, segunda temporada (2016)

ESPECIAL “MASACRE DE AVELLANEDA” (JUEVES 23/06)

Escuchá el audio completo del programa acá:

El programa se desarrolló con la presencia, en estudio, de Leonardo Santillán, hermano de Darío, el joven militante asesinado junto a Maximiliano Kosteki el 26 de junio de 2002, en la denominada “Masacre de Avellaneda”. También se hicieron presentes en las instalaciones del Centro Cultural España-Córdoba el dramaturgo cordobés Jorge Villegas, director de Zéppelin Teatro, autor de la obra KyS («Kosteki y Santillán») y los integrantes del Frente Organizado Contra el Código de Faltas (FOCCOF), quienes desde su columna mensual trazaron una serie de reflexiones sobre la continuidad de las políticas represivas del Estado entre el 2002 y la actualidad. 
Por su parte, desde Buenos Aires, el cineasta-militante Jorge “Chiqui” Falcone, se metió en su columna mensual de Cine con el «documentalismo» en el contexto de los años 2001-2002
Bonus track: repasaremos las actividades de la “Semana de homenaje a Kosteki y Santillán” que se está desarrollando esta semana en Córdoba y por comunicación telefónica, la militante del Frente Popular Darío Santillán (FPDS), Natalia Revale, adelantó cómo serían las actividades culturales que luego se desarrollaron en Avellaneda durante la tarde y la noche del 25 de junio.

Conducción y producción general: Mariano Pacheco
Co-Conducción: Carlos Bergliaffa
Con Iván Garzón, Carlita Limón y Carla Lorena Lorenzoen redes sociales; “El Turco” Diego Abu Arab en gráfica, Pablo “Pelado” Rodríguez en producción artística y Dante De Noia en la operación técnica.
Jueves de 15 a 17 hs por Radio Eterogenia (www.eterogenia.com.ar)

Seguinos en Twitter (@GatilloLuna) y en FB: La luna con gatillo.

TRINCHERAS RADIOFÓNICAS,
El programa también se retrasmite por la FM 99.7 “Che Barracas” (http://chebarracas.blogspot.com.ar/) de buenos Aires y la F.M 99.5 “Zumba La Turba” (http://www.zumbalaturba.com.ar/) de Córdoba, ambas integrantes de la Red Nacional de Medios Alternativos (RNMA). Noticias desde abajo y a la izquierda.

El Brexit, es anti-Grexit // Étienne Balibar

Traducción para LS!: Igor Peres


Débil, Atenas fue condenada al ostracismo en el interior de las fronteras de la Unión. Hay fuertes evidencias de que el proceso se dará de forma inversa respecto a los británicos: la geometría del sistema europeo se adaptará para reintegrarlos por el margen.
Lejos de mí la idea de minimizar el carácter dramático de las consecuencias que serán producidas por el voto del Reino Unido: para los británicos y para la Europa. Pero me sorprende la manera como se nos presentan los hechos en los títulos de la prensa francesa y extranjera: “Après le Brexit…. [Después del Brexit…]». Salvo raras excepciones, todos parecen dar por sentado que el divorcio ocurrió. En realidad, adentramos seguramente en una fase de turbulencias cuyo desenlace, sin embargo, no tiene nada de claro. Es esta incertidumbre que me gustaría intentar comentar e interpretar. Sabemos bien que comparación no es razón, y, sin embargo, cómo no recordar que en la historia reciente de la política europea los referéndums nacionales o transnacionales jamás son aplicados? Este fue el caso en el 2005 y en el 2008 a propósito de la «Constitución Europea» y del tratado de Lisboa, y, de manera todavía más evidente en 2015, en el caso del memorándum impuesto a Grecia. Probablemente, lo mismo ocurrirá ahora. La clase dirigente británica, más allá de los conflictos personales que la dividieron tácticamente, maniobra para retardar los plazos y negociar de la mejor forma la «salida». Ciertos gobiernos (el francés a la cabeza), así como los porta-voces de la Comisión, multiplican la fantochada («fuera es fuera», «salir quiere decir salir»). Pero Alemana no lo ve así, y no habrá unanimidad alguna a propósito, salvo de mentira.

Lo más verosímil – al término de un periodo de tensiones cuyo resultado no será tan determinado por las opiniones públicas como por las situaciones de los mercados financieros – es que se fabricará una nueva geometría del sistema de los Estados europeos en la cual la pertenencia a la Unión europea será siempre compensada por otras estructuras: la eurozona, pero también la OTAN, el sistema de seguridad en las fronteras que sucederá al acuerdo de Schengen, y una zona de “libre comercio” a ser definida en función de las relaciones de fuerzas económicas. También desde este punto de vista, la comparación entre el Grexit y el Brexit puede revelarse instructiva; la debilidad de Grecia, abandonada por todos aquellos que, lógicamente, tendrían que haber sostenido sus reivindicaciones, llevó a un régimen de exclusión interna; la fuerza relativa del Reino Unido (que puede contar con sólidos apoyos en la UE) conducirá sin duda a una forma acentuada de inclusión externa. Eso quiere decir que giro algún acaba de ser dado? Obvio que no. Examinemos brevemente el “lado inglés” y el “lado europeo” antes de decir porque ellos no son separables, sino que representan los dos lados de una misma moneda.

Es evidente que la historia particular de la Grand Bretaña – su pasado imperial, su historia social hecha de cambios brutales –  debe ser llevada en cuenta para explicar la emergencia de un sentimiento “anti-europeo” hegemónico. Los análisis que nos son propuestos muestran que este último abarca una diversidad de motivaciones, repartidas según factores de clase, generación, nacionalidad y etnicidad. Potencialmente, son contradictorios entre sí, y es esta contradicción que es ocultada por el discurso “soberanista”, que fue manipulado por los partidarios del Brexit. Entonces, tenemos que plantearnos la cuestión de saber por cuánto tiempo lo mismo discurso estará en condiciones de “mascarar” el hecho de que las tensiones económicas y sociales, en primer plano, de las cuales una proporción creciente de los “nuevos pobres” del reino son victimas hoy en día, se deben a los efectos acumulados de políticas neoliberales que la UE no impuso sola a la Gran Bretaña, ya que esta última ha sido, al contrario, desde la época de Thatcher y después en la del New Labour, uno de sus más activos sostenedores en relación a toda la Europa. Por si solo, el Brexit – cualesquiera que sean sus modalidades – no aportará correctivo alguno para esta situación. Salvo si, evidentemente, una política alternativa se tornase mayoritaria. Para eso será necesario, empero, y esa no es la principal paradoja de la situación, que ella implique una contrapartida continental, pues la ley de concurrencia entre los territorios se impondrá  más que nunca.

Lo que nos lleva al lado «europeo». Todas las especificidades consideradas, ninguno de los problemas que asolan el Reino Unido están ausentes de las naciones europeas. Es lo que hay de verdadero en la propaganda «populista» («ni izquierda ni derecha») que se despliega ahora por toda UE, demandando referéndums como el inglés. Ya por el 2005 el canciller Schmidt observaba que, salvo excepción, las consultas como las hechas en Francia y Holanda tendrían dado resultados negativos por todas partes. La crisis de legitimidad, el retorno del nacionalismo, la tendencia a proyectar el malestar social y cultural sobre un «enemigo interno», buscada por los partidos xenófobos e islamofóbicos, se desarrollaron por todos lados. La crisis griega ha sido utilizada por los gobiernos adeptos a la austeridad social para hacer de la deuda pública el fantasma de los contribuyentes. La crisis de los refugiados ha sido amalgamada a las cuestiones de seguridad. Dicho claramente: aquello que se manifiesta más allá de la Mancha como «separatismo» se traduce por todos lados en Europa como tendencia al despedazamiento de las sociedades, agravación de sus fracturas internas y externas. 

Digamos mejor: cruzamos un límite en el proceso de disgregación de la construcción europea, no en razón del voto británico, sino en razón de aquello que lo mismo revela en términos de tendencias hacia la polarización del conjunto europeo y de la crisis política, que es también moral. No solo estamos en un «interregno», como ya he escrito, sino que asistimos también a un proceso destituyente que, por ahora, no tiene contrapartida constituyente. 

¿Impotentes? Esa es toda la cuestión. A corto plazo, soy muy pesimista ya que todos los discursos de «refundación» de Europa están en manos de una clase política y tecnocrática que no vislumbra transformación alguna de las orientaciones que le aseguran la indulgencia del poder oculto (lo de los mercados financieros), y no quieren reformar en profundidad el sistema de poder de dónde saca su monopolio de representación. Y, por vía de consecuencia, la función de contestación es asumida por partidos e ideólogos que tienden a destruir los lazos entre los pueblos (o más genéricamente los residentes) europeos. Será necesaria una muy larga marcha para que se conjuguen y se precisen a los ojos de una mayoría de ciudadanos, a través de las fronteras, la estrecha interdependencia entre soberanía compartida, democracia transnacional, alter-mundialización, codesarrollo de las regiones y naciones, traducción entre culturas. No estamos a la altura,  y el tiempo urge… Una razón más – si creemos en Europa – para buscar la explicación sin cesar.

Clinâmen: El estado de decepción: un balance de la época

Conversamos con Sebastián «el Ruso» Scolnik, miembro de Colectivo Situaciones, coordinador de publicaciones de la Biblioteca Nacional durante la gestión de Horacio González. Balance y discusión durante el pasaje del kirchnerismo al macrismo. La potencia libertaria que tuvo la Biblioteca Nacional. Trabajar en el estado. El estado de decepción. Macri es la Cultura.

Operación Francis Bacon // Silvio Lang

Francis Bacon. Lógica de la sensación, de Gilles Deleuze. puede ser un libro para confundirnos, pero veremos como su modo de definir la sensación nos recordará nuestra camino de la afección, en Spinoza,como teoría del diagrama social. Si bien, el texto, discurre sobre la pintura de Bacon no es para nosotros un libro de crítica artística. Largamos con el capitulo VI, “Pintura y Sensación”. A Deleuze le interesa ver cómo Bacon piensa de manera directa la sensación. Para ello necesita correr de plano la figuración  que vendría a ocupar el lugar que en cierto discursos ocupa la representación, en tanto es un tipo de narración que nos da ya enlazados los elementos. La figura, en cambio, es una sensación, no es una narración dada. Deleuze ve las ideas donde están, entonces, ve ideas por todos lados, y donde hay una idea hay algo para pensar y trabajar. En la pintura de Bacon ve la idea de la sensacióncomo una lógica a pensar que no es la del logos. A la sensación habrá, pues, que sustraerla del régimen de la figuración-representación, porque no viene con la historia que se cuenta. Para ello, al mismo tiempo, habrá que pensar a Bacon-artista como un trabajador de la sensación al que le interesa un tipo de operación de captura del movimiento de lo que acontece y no como una persona que siente una serie de emociones.
La figura es la sensación
Ya en Cézanne -y luego en Bacon- la figuraes una sensación y no es una narración. La figura como forma sensible actúa directamente sobre el sistema nervioso que es carne. Sistema nervioso igual a carne es un tipo de figura del cuerpo que Deleuze distingue. Por la carne, -lo menos localizado y duro, lo más fluido y blando del cuerpo-, viaja la sensación. Mientras que la forma abstracta de la figuración actúa por mediación del cerebro, más cercano al hueso, que es la parte más dura y organizada del cuerpo. La sensaciónno es subjetiva ni objetiva, o bien, es las dos cosas a la vez. Es más bien, una suerte de pliegue por lo cual, por un lado, hay una fuerza objetiva operando sobre el sistema nervioso del cuerpo; y por otro lado, éste pone a trabajar su capacidad de ser afectado. Sin ese poder de ser afectado esa fuerza no tienen nada que decir, sería una pura subjetividad. Pero sería una pura objetivad si todo lo dice la fuerza. Lo que hay, en Deleuze con Bacon, es un objetividad no del objeto a representar, sino una objetividad de la fuerza del objeto. Es lo que Cézanne llamaba “El ser manzanesco de la manzana”: no es la manzana lo que afecta, sino su ser manzanesco. Estamos en presencia de lo que Deleuze llama un pliegue.
La sensación es una lucha.          
La sensación es difícil e inacabada. Lo fácil y acabado es el cliché y lo sensacional. Cliché, es todo aquello que es ya pensando y ya visto para nosotros; el conjunto de recursos y representaciones cristalizadas en nosotros. Deleuze piensa que no hay pintor, ni filósofo que no viva atrapado en sus chlichés. Por eso hay que trabajar, hacer operaciones sensibles para salir de ahí. O sea que, la sensaciónes una lucha. La sensación no es obvia. Para que haya sensación tiene que haber alguna disposición para que los clichés den lugar a otra cosa. Si se está muy convencido de que el mundo se adecúa a sus clichés es muy difícil que la violencia de la sensación pueda trabajar. Lo sensacional es esa imagen a la cual nosotros atribuimos el poder de toda sensación: ciertas manera de hablar y de mostrar que absorben inmediatamente la sensación. Hay que vivir la diferencia de la sensación-afección pura. Para experimentar la sensación hay que entrar en el cuadro de lucha de la experiencia sensible: arriesgar un cuerpo. En el cuadro está el cuerpo; en el cuerpo está la sensación de las fuerzas del mundo.
Teoría de la carne no cristiana
La carne del cuerpo trabaja con las fuerzas del mundo de la sensación que actúan en él. La carne es un aparato de registro, de comprensión, de relación. Se trata de lacarne comprendiendo más que la carnecomo objeto de comprensión y descripción. El mundo aparece en la carne. La carne está en el centro del mundo. Deleuze está dialogando, aquí, con Merleau Ponty (“Lo visible y lo invisible”), sin decirlo. Merleau Ponty cuando elabora su “filosofía del quiasma” concibe a la carne como un elemento universal más, una de las grandes dimensiones de todo lo que existe. La carne no es sólo la carne del cuerpo humano, sería de todo lo que es “extenso” en Spinoza. Es un sentido no teológico de la carne, no es que el verbo se hace carne como en el cristianismo. No hay ningún logo que se encarna. El problema, aquí, por el contrario, es ver cómo los cuerpos piensan, pueden, construyen, significan, se relacionan desde la sensación.  Para ello, Deleuze, conecta, también, con “el cuerpo sin órganos”, de Antonin Artaud. Este cuerpo es un cuerpo que está pensando, es decir, trabajando o dándole lugar a las fuerzas del mundo. Sin los órganos que el cuerpo forma provisoriamente para poder relacionarse con lo que lo afecta toda la dimensión de la sensación no sería inteligente. Cuando decimos con Spinoza “no se sabe lo que puede un cuerpo”, es porque un cuerpo esta siempre a abierto a un conjunto y de relaciones, y no sabe lo que puede antes de ser afectado de diversas maneras. No sabemos lo que somos hasta que no somos afectados en los múltiples encuentros. Conectando a Cézanne con Valery, Deleuze, plantea que la sensación es directa, afecta sin el rodeo de una historia narrada y, a la vez, no cesa de pasar de un nivel a otro. “Por eso la sensación es agente de deformaciones del cuerpo”, dice Deleuze. Mientras que lo abstracto y lo figurativo  que apunta al cerebro mantiene los niveles de percepción del cuerpo. La violencia de la sensación, en cambio, constituye un nuevo cuerpo.
Cuerpos deformes
Deleuze hace una distinción entre un cuerpo con y un cuerpo sin órganos. La figuración-representación se dirige al primero, que consiste en un cuerpo organizado como un conjunto de órganos fijos y determinados por un organismo; y el segundo, un cuerpo abierto al juego de las intensidades. Este cuerpo se  convierte en una superficie por la cual circulan las intensidades y los órganos no operan según un mapa previo, ese mapa que Artaud llamaba “el juicio de Dios”. Y la sensación, para Deleuze, constituye niveles que nos constituyen como sujetos sintientes, genera una multiplicidad de fuerzas en el cuerpo que no estaban. “El cuerpo es fuerza”, dice Nietzsche. Hay cuerpos-fuerzas. Los niveles que la sensación crea son los órganos provisorios que el cuerpo arma para recibir la fuerza de esa sensación. La sensación esta siempre en un pliegue entre la fuerza recibida y la operación que hace el cuerpo afectado, que se dispone más a trabajar sobre el deseo de otro dominio que sobre su propia constitución. Son las deformaciones de las figuras que pinta Bacón. El deforme Artaud dirá: “No quiero obedecer, quiero probar mi relación con las fuerzas”. El grito de Artaud es un grito-sensación. Es pura intensidad, pura potencia o violencia de sensación para actuar. La sensación es un juego de traducciones: ¿cómo reconstruyo de manera intensiva lo que enfrento de manera extensiva?¿Cómo reconstruir un horror sin quedar capturado en una representación previa al horror para experimentarlo como un dominio nuevo de potencia?
(Reseña para el  Grupo de estudio “Spinoza y nosotros”, coordinado por Diego Sztulwark, encuentro del 26 abril de 2016)

Macri, un príncipe desnudo: ¿seriedad, ironía, cinismo, ignorancia…? Solo juega // Alberto Sladogna

El presidente Mauricio Macri enfrentó desnudo el tema de los Panama Papers: “Cuando vino la primera pregunta de los periodistas europeos yo tendría que haber lanzado una explicación, pero vi absurdo que me preguntaran algo sobre una sociedad de mi padre”. Figura como vicepresidente en las dos empresas offshore, no las tapo, al contrario, las colocó sobre la mesa a cielo abierto (reportaje periódico ABC 4/05/2016); antes de terminar  esa entrevista subrayó que con todas sus medidas y formas de ejercer su lugar de presidente conserva el 60% de respaldo (¿…?) con Decretos de Urgencia modificó leyes, desbarató instituciones, sin inconvenientes puso sobre la mesa una devaluación cercana del 40%;  pese a tener minoría legislativa impuso sus candidatos a integrar la Corte Suprema; con esa minoría logró se aprobara, incluyendo a sus opositores, un blanqueo de capitales no declarados y la afectación de las garantías para las jubilaciones estatales; instauró tarifazos de luz, agua y gas; su ministro de Energía, Aranguren, aceptó tener acciones de una empresa privada a la que debería controlar, luego decretó aumentos de entre 1500% y el 2000% de luz, en ese momento dice“…Consideró que si el usuario nota el precio alto dejará de consumir » (5/03/2016);  se produjo una reacción, quizás un poco aumentada por el espectáculo de los gobernadores del sur del país, retrocedió de 1500  o 2000 % a un modesto 400% aceptado por los ciudadanos del sur y los gobernadores; para explicar la diferencia de porcentajes reconoció que está aprendiendo; Francisco Cabrera, como llama Mauricio Macri a su ministro de la Producción, famoso por su escapada erótica a Punta del Este, admitió ante la UIA que la  apertura aduanera solo fue un descuido en la gestión.
El Ing. Macri y su equipo tienen un estilo: rompen con las formas anteriores de un espectáculo, llamado el protocolo – foto de su perro , Balcarce, sentado en el sillón de Rivadavia, en Balcarce 50, CABA,  foto viral, de gran aceptación en las redes- concluye un homenaje a Manuel Belgrano con una convocatoria de gimnasio “Si se puede…”.  En las líneas que siguen trato de interrogar un aspecto ¿Cómo es que juegan con sus cartas exhibiéndolas en la superficie?  De qué trata ese juego
En la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA el 28/06]/2016 se efectuó una mesa redonda organizada por la revista Ideas de izquierda,  constituyeron la mesa: Horacio González, exdirector de la Biblioteca Nacional, miembro de Carta Abierta; Eduardo Grüner, sociólogo, ensayista, docente universitario; María Pía López socióloga, docente, miembro de Carta Abierta;  Christian Castillo, dirigente del PTS, miembro del Consejo Editorial de la revista Ideas de Izquierda. (Ver mesa redonda en  https://youtu.be/6vpbQa0OBVE.)
Christian Castillo mostró un aspecto: “Macri está  haciendo un cierto favor, una consecuencia inesperada de la acción, diríamos en sociología…Macri está dejando al rey desnudo……”. Convocó el relato de Hans Cristhian Andersen en El traje nuevo del emperador. Dejo de lado su interpretación “…un cierto favor, una consecuencia inesperada de la acción…”,  y tomo a mi cargo una precisión: Mauricio Macri no deja al rey desnudo, al pie de la letra, se presenta vestido con la desnudez.
Hans C. Andersen: El juego de vestirse
Andersen relata las desventuras de un emperador aficionado a las ropas, tomado por una  desmesura en el vestirse: el emperador era tan aficionado a la ropa que gastaba todo su dinero en trajes nuevos. Cuando inspeccionaba las tropas, cuando iba al teatro o cuando andaba de paseo, su único afán era mostrar sus nuevos vestidos. Se cambiaba a cada rato, de él decían “El emperador está en el guardarropa” .Un día llegaron dos picaros haciéndose pasar por tejedores, proclamando que sabían tejer la más bella tela del mundo… Esa tela tenía una maravillosa virtud: eran invisibles para los que no desempeñaban bien sus cargos o carecían de inteligencia.
El emperador queda atrapado “-Esa ropa no tiene precio, reflexionó el emperador; con ella podré distinguir a los incapaces de mi gobierno y a los inteligentes de los tontos.”. Adelantó a los pillos una considerable cantidad de dinero para que comenzaran a trabajar de inmediato.
Ante estas primeras líneas del relato estaríamos tentados, tanto quien escribe como quienes lean, a lanzar una interpretación: los pillos son en el cuento los representantes o los antecedentes de los actuales medios de comunicación. Los medios de comunicación en la Argentina, en particular, los medios monopólicos tanto en radio televisión y prensa escrita presentan a nuestro actual presidente, el ingeniero  Macri, impuesto democráticamente, lo presentan, lo fotografían, lo visten con las mejores ropas; mientras que los medios de la oposición proceden a vestirlo con las mejores ropas de la barbarie civilizada que lleva a cabo. Más allá de nuestros gustos por esta u otra interpretación, al pie de la letra, tanto tirios como troyanos presentan al jefe del ejecutivo vestido; para el oficialismo mediático está vestido de sus mejores galas; para la oposición mediática está siempre vestido con sus peores ropas. En ambos aparece vestido con su desnudez.
El emperador estaba intrigado por la labor de los  tejedores realizada a plena luz del día y sin ocultar nada, reflexiona: “-De alguna forma tengo que saber qué han hecho”. Los tejedores no fingían, simplemente hacían funcionar los telares con un hilado invisible. Pequeño detalle: el componente invisible no impedía el armado de un tejido… invisible; Adán Smith lanzó una frase famosa: “La mano invisible del mercado…” (en Teoría de los sentimientos morales, 1759)  Es una mano…invisible con efectos subjetivos.  Los aviones invisibles  gracias a eso causan mayores estragos (avión Lockheed F-117 Nighthawk).
El desnudo fabrica subjetividad
Tratemos de rastrear el componente subjetivo en las andanzas del emperador que propone Andersen ¿Qué es un componente subjetivo de la vida, entre otras dimensiones? ¿Qué  es la subjetividad en política?  Una respuesta “sencilla” pretende que es solo el territorio del engaño, donde se hace pasar un gato por liebre sin explicar cómo se construye un ciudadano que toma al gato por una liebre. Los picaros tejedores se aprovechan para reduplicar el engaño y hacer de su estafa un hecho que tiene consecuencias, una de ellas abultar sus bolsillos.
Sin dejar de lado estos componentes, convendría añadir  como mínimo dos elementos   para dar cuenta del aspecto material y constituyente de la subjetividad en la actual práctica política, no sólo allí, también en la vida común y corriente de cualquier habitante del país. La subjetividad no está ya construida, fijada: los ciudadanos que son creyentes al enfrentarse a sus enfermedades son construidos en acto como nuevos creyentes que ayudan a los designios divinos ingiriendo medicamentos. Son creyentes que ya no creen en la omnipotencia divina.
  
¿Cómo es que las acciones políticas y económicas del presidente Macri lograron vencer en las elecciones y luego continúan obteniendo el respaldo de los habitantes que son afectados por esas decisiones? Baruch Spinoza  aludía a que “a los hombres…, el miedo con el que se los quiere controlar, a fin de que luchen por su esclavitud, como si se tratara de su salvación” (Tratado Teológico-político, prefacio); Wilhem Reich reitera ese deseo que animó a los partidarios de Hitler en su estudio sobre el fascismo; esa  cuestión fue reformulada por Michael Foucault: “El adversario estratégico es el fascismo… El fascismo en todos nosotros, en nuestra cabeza y nuestro comportamiento diario, el fascismo que nos hace amar el poder, y desear la misma cosa que domina y nos explota”. A su vez en El anti-Edipo. Capitalismo y esquizofrenia I  escrito con la forma  de comunismo somático por Gilles Deleuze&Félix Guattari “¿Por qué combaten los hombres por su servidumbre como si se tratase de su salvación?”. En estas citas los autores localizan en qué lugar está el objeto interrogado por Spinoza: habita nuestro interior, de ahí una parte de su eficacia. El fascismo no es sin albergar una expresión subjetiva.
La experiencia de las elecciones presidenciales en que el Ing. Macri resultó impuesto de forma democrática  es un vértice para iniciar la construcción de respuestas posibles a la pregunta de Baruch Spinoza y la incógnita transmitida por Hans Cristhian Andersen en El traje nuevo del emperador. En concreto tratemos de responder  qué permite al Ing. Macri avanzar en forma desnuda con su barbarie civilizada, avanzar desnudo y aplicar de forma desnuda –sin contemplaciones- una política neoliberal que excluirá una cantidad importante de quienes aún le han dado y le dan respaldo.
El monarca tenía dudas, decidió lo siguiente: “Enviaré a mi buen ministro a visitar a los tejedores. Nadie mejor calificado que el para juzgar al lado de la: se distingue por lo inteligente y por lo capaz.” El honrado y viejo ministro entra  al taller de los picaros (no se llamaba ni Jaime ni López ni tampoco era el ministro de energía…) Ante el espectáculo exclamó: “! Dios!”, pensó, abriendo los ojos de par en par, “no veo nada”. Sin embargo prefirió no decir ni una sola palabra. Los pícaros le hicieron demostraciones de las maravillosas telas y de los finos diseños. “¡Dios mío! ¿Seré incapaz? No me atrevo a confesar que la tela es invisible para mi” Interrogado por los pícaros respondió “¡Bonito, realmente muy bonito!   Poniéndose los anteojos, continuo “ese diseño y esos colores…, Hermosos. Le diré al emperador que he quedado muy satisfecho”.
El gobernante real al no quedar satisfecho con ese testimonio solicitó el de otros colaboradores. A cada delegado del gobierno imperial los pícaros  preguntaban “¿No es un tejido maravilloso?”, explicaban el soberbio diseño y los primorosos colores. El delegado reflexiona “! Pero yo no soy un estúpido!… ¿Es que no soy capaz de desempeñarme en el empleo? Raro asunto, pero ya me preocuparé de no perderlo”
Un hilo lógico une al Emperador con sus ministros a las telas invisibles, se trata de una lógica transversal. Andersen no da lugar al testimonio de ninguna mujer ¿Cómo es esa lógica transversal? Es un ejercicio lógico inventado por antiguos soldados coreanos, al menos eso se dice. Más tarde el matemático Martin Gardner lo bautizó como el enigma de “Los tres prisioneros”; nuestro admirado Adrián Paenza incluyó una versión en el tomo uno de “Matemática, ¿Estás ahí?”. También las malas lenguas del análisis recuerdan que Jacques Lacan trabajo una versión desde 1930 hasta 1973 donde aceptó la transversalidad de esa lógica, a la que aún muchos de sus lectores ignoran.
¿Qué dice esa lógica que incluyó al Emperador, sus ministros, sus sucesivos delegados y más tarde al conjunto de sus súbditos? ¿Cómo cada uno aceptaba y  sostenía por bueno eso que los iba a defraudar de forma desnuda ante sus  ojos?
Andersen convoca a un juego de lógica transversal anticipatoria que construye a cada uno de los participantes. Esa anticipación, algo así como que “Soy más vivo que el otro” o “Camarón que se duerme se lo lleva la corriente” Se trata de una anticipación subjetiva, es la mano de Dios que Maradona supo anticipar ante Peter Shilton,  el arquero inglés. Aparece una subjetividad anticipante: 1ro. Un hombre sabe lo que  es una tela; 2do. Los hombres se reconocen entre ellos por ser hombres que reconocen  una tela; 3ro.”Yo” afirmo ser un hombre, por temor de que los hombres me convenzan de no ser un hombre al no reconocer una tela. Detectamos frases acompañan esa lógica, la condensa: “Yo me ganó todo lo que tengo, nadie me dio o me da nada”; “Yo soy un emprendedor”. El Yocomo se enseña en la escuela es auto referencial: Yo soy el que dice Yo (Dany-Robert Dufour, Locura y democracia. Ensayos sobre la forma unaria unaria).
“Yo soy el que vi los tejidos hermosos y los diseños extraordinarios de las ropas” del  presidente Macri, como sostuvo involuntariamente Christian Castillo (28/06/2016)   ¿Cómo? Hoy, nos guste o no, estar desnudo, presentarse desnudo es una forma de estar vestido de…desnudez.
Andersen revela un plus que está  en la superficie. El espacio topológico de El traje nuevo del Emperador  solo se despliega en la superficie. Paradoja, los engaños se producen en lo único profundo: la superficie, están exhibidos frente a quienes miran sin usar los anteojos para ver “las profundidades” (Cfr. Edgard Alan Poe en La carta robada, sugiero leer la traducción de Julio Cortázar)
El emperador sale a dar su paseo
El emperador marchaba ufano por el desfile. Todos los habitantes de la ciudad habían salido a la calle o lo miraban por los balcones y ventanas. Exclamaban: “¡Qué traje más regio! ¡Qué cola tan adorable! ¡Qué caída perfecta! Nadie reconocía la verdad, temiendo ser tildado de tonto o de incapaz para desempeñarse en su empleo. Nunca traje alguno del emperador alcanzó tales niveles de admiración.
“Me parece que va sin ropa-, observó un niñito. ¡Señor, es la voz de la inocencia!, Lo excusó el padre. Pero de pronto se elevaron murmullos repitiendo las palabras del niño.- ¡Un niñito dijo que el emperador no llevaba ninguna ropa! ¡No lleva ropa! Gritó por fin el pueblo. El emperador extremadamente mortificado, creía que estaban en lo cierto. Pero tras una reflexión, decidió lo siguiente: pase lo que pase, ¡Debo permanecer así hasta el final! Se irguió con más orgullo aún y sus chambelanes siguieron llevándole la cola que no existía.”
¿Qué veía el niño? Miraba el real de la escena, al dejar de ver la realidad compartida.  El padre del infante le atribuye algo que el niño no tiene: inocencia. Si  los infantes carecen de algo es de inocencia, los adultos, los políticos en particular y sus intelectuales requieren atribuirles “inocencia” para descalificar las intervenciones reales que desarman las escenas de la realidad que ellos construyen. La realidad es una fantasía compartida que muestra destellos de su real. Los infantes adquieren una costumbre terrible señalan el real de tal o cual situación de la realidad  a bote pronto toman la bola real, como en el tenis. Los infantes son los mejores detectores de embarazos a los pocos días de que su madre o una mujer para ellos querida queda encinta, a veces lo perciben antes que esas mujeres.¿¿¿…??? La subjetividad real está constituida por los afectos.
La caída de una forma de Dios afectó uno de los teatros de la representación: la política. De ahí que el Presidente Macri presenta sin tantos relatos sus acciones fabricando una subjetividad que le brinda apoyos y al mismo tiempo produce inhibiciones, síntomas y angustias en la subjetividad de sus opositores.  Cristina Fernández de Kirchner, en un espectáculo televiso telefónico declaró que ante el juego desnudo del Ing. Macri “Faltan ideas”. Quizás, más bien sobran “ideas” con las que se lo pretende enfrentar, pues ellas no están en la superficie del juego que instaló el neoliberalismo. “¿Qué hay de macrismo en nosotros?” sin hacernos esa pregunta sobre el neoliberalismo que  habita en cada uno, será un poco complicado inventar formas de hacerle frente a tanta barbarie…invisible pero barbarie al fin y al cabo.

Otra alegre cultura porteña // Pedro Yagüe

Hoy pocos se acuerdan de la toma del Parque Indoamericano. Fue en diciembre del 2010. Treinta y ocho días después de la muerte de Kirchner, cuarenta y cinco días después del asesinato de Mariano Ferreyra. Un parque público abandonado por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires fue ocupado por aproximadamente seis mil habitantes de Soldati. Luego llegó la represión. Primero tercerizada con barrabravas, después la Metropolitana y después la Federal. Las consecuencias de la toma fueron varias, y hoy, a la luz de la presidencia de Macri, vale la pena recordarlas.
La toma del Indoamericano dio lugar a un nuevo racismo. Durante los sucesos de diciembre del 2010 Macri se mostró públicamente con referentes de las comunidades bolivianas y paraguayas declarando la existencia de una “migración descontrolada”. La respuesta de Cristina Fernández no se hizo esperar: “¿a quién no le fue un albañil paraguayo o boliviano a arreglar su casa?”, argumentó. Evo Morales pedía a sus compatriotas que se comportaran, que no dejaran una mala imagen de su comunidad en el mundo. La zona sur de la ciudad de Buenos Aires apareció, con toda su crudeza, como el lugar donde el derecho a la propiedad y a la inclusión se mostraba más precario. Surgieron así dos tipos de migrantes: los buenos, que consumen y compran; los malos, que no trabajan y ocupan.
Consenso represivo. La inseguridad como un problema de orden público ya se estaba empezando a consolidar en la agenda política y mediática. Con la toma del Parque Indoamericano el consenso represivo se fortaleció. Frente a la crisis inmanejable de las tomas en Villa Soldati, Cristina Fernández se presentó en un acto, rodeada de organismos de derechos humanos, anunciando la creación del Ministerio de Seguridad. Nilda Garré al ministerio, el coronel Berni al poder, llevaron a cabo las tareas encomendadas. Algunos años más tarde Berni, ya ministro, iría a los medios a explicar la necesidad de deportar a los migrantes malos. En junio del 2011 Cristina Fernández, decreto presidencial mediante, anunciaba el despliegue de 3000 efectivos de Gendarmería y Prefectura para brindar mayor seguridad al sur de la ciudad de Buenos Aires. “La Gendarmería Nacional y la Prefectura Naval Argentina ejercen las funciones de policía de seguridad y las tareas de prevención e investigación de los delitos en las zonas asignadas de la Capital Federal”, se explicaba. Las fuerzas militares volvían a ocuparse de la seguridad interior.
Hoy pocos se acuerdan del Proyecto X, creado en el año 2005 por Aníbal Fernández. El caso salió a la luz a partir de la detención del ex delegado de Kraft Ramón Bogado, de quien se había obtenido información sobre el contenido de reuniones mantenidas en su casa. Organizaciones sociales, partidos políticos, dirigentes sindicales eran investigados por este plan nacional de inteligencia operado por la Gendarmería.
Tras denuncias de partidos y organismos de izquierda la ministra Nilda Garré debió renunciar a su cargo. La causa, caída primero en manos del hoy ex juez Norberto Oyarbide y luego de Sebastián Casanello, no llegó a ningún lado. Consecuencias: Gendarmería iría de a poco dejando de cumplir funciones de inteligencia; Nilda Garré desaparece de la escena política; el coronel Berni se queda con el ministerio.
Hoy pocos se acuerdan de Milani. Jefe del ejército desde el año 2013 y acusado de la desaparición del soldado Ledo, se ocupó principalmente de la Dirección General de Inteligencia del Ejército. Entre el 2010 y el 2013 el presupuesto manejado por el ejército para sus tareas de inteligencia creció un 156%. ¿Por qué? No debido a un conflicto bélico, claro está, sino a la crisis interna de la SI (ex SIDE) y a los servicios que el Proyecto X ya no podía brindar. Desde el año 2010 el Ejército cumplió tareas de inteligencia interna.
Hoy pocos se acuerdan del decreto 721/2016. El primero de junio del año 2016 Mauricio Macri resolvió derogar la resolución de 1984 que dejaba las decisiones relativas a la jerarquía militar en manos de los gobiernos elegidos electoralmente. Había que “dejar atrás enfrentamientos y divisiones”, afirmaba el actual presidente. Se acabaron entonces los controles civiles sobre los futuros nombramientos y cambios del destino del personal militar. Las Fuerzas Armadas recuperaron la autonomía perdida.
Pero hoy eso poco importa. Todos festejamos: renunció Lopérfido. Ni un negacionista más, se dice. La negación de la dictadura militar-empresarial de 1976 es para el progresismo argentino una mera cuestión discursiva. Importa lo que se dice, no lo que se hace. Nuestro alegre progresismo es la expresión más acabada de un exacerbado amor por las palabras. De ellas viene y hacia ellas va. Vendrá otro después que diga que sí, que sí fueron treinta mil, y será entonces un triunfo de la inexorable fusión entre el campo de los derechos humanos y el de la cultura. Pero Lopérfido no expresa, como muchos afirman, la avanzada de un proyecto afín a la dictadura militar-empresarial de 1976, sino la impunidad con la que ese proyecto viene avanzando hace ya varios años.
Esta es la pesada herencia cultural del kirchnerismo: una ferviente creencia en el discurso, una creencia en que las palabras implican pensamientos, y los pensamientos hechos. Sí, es cierto. Pero los hechos que esos pensamientos implican no son los que sus palabras enuncian. La herencia política del kirchnerismo tiene hoy sus administradores en el campo de la cultura. Son pequeños CEOs culturales ejecutores de palabras, temas y consignas. Pequeños CEOs que, con sus listas blancas de nombres y fechas, distribuyen mercancías discursivas que tranquilizan y entusiasman a su público.
Los discursos van por un lado, nuestras vidas por el otro. El confort del antimacrismo discursivo se contrapone con un macrismo vital que a todos nos atañe. Hay una retórica de buenos y malos que viene hace años organizando la vida política y anulando la experiencia cotidiana como motor del pensamiento. La crítica no puede ser un insumo retórico para quedar bien parado frente a los amigos. Pensar no puede ser reafirmar complacientemente lo ya sabido. No si lo que buscamos es eficacia política. Hablamos de la necesidad de explicitar la continuidad de algo más oscuro, de la permanencia de algo que va más allá de los malos de turno.
¿Cómo escaparle, entonces, a esta pesada herencia cultural? Tal vez sea necesario intentar pensar lo que ella presenta como impensable. Intentar decir lo que sus listas blancas plantean como indecible. Declararle la guerra a los administradores de la cultura y a sus mercancías discursivas tan confortables y tranquilizadoras.

Crítica del signo, política del ritmo: Rozitchner, Lyotard, Meschonnic

A día de hoy, se nos hacen cada vez más evidentes los límites de las políticas espectaculares, mediáticas y representativas para transformar las cosas: como si sus discursos fuesen por un lado y nuestras vidas por otro, como si sus palabras y símbolos no lograsen afectar verdaderamente nuestras formas de vida.
Con el apoyo de Matadero, convocamos a tres autores amigos para pensar de nuevo las relaciones entre afecto y lenguaje, y la política que resulta o podría resultar de una nueva relación entre afecto y lenguaje.
El argentino LEÓN ROZICTHNER, filósofo, cuya obra puede leerse de un extremo a otro como un esfuerzo por penetrar en el saber de los cuerpos y por escribir a partir de allí, desde ese esfuerzo, desde ese saber.
El francés JEAN-FRANÇOIS LYOTARD, que antes de ser el conocido filósofo posmoderno de las “pequeñas historias”, fue pensador de los afectos como fuerzas e intensidades que requieren un análisis más “energético” que semiótico.
El francés HENRI MESCHONNIC, traductor de la biblia judía, pensador del lenguaje y poeta del desacato. Pensó siempre en contra del mantenimiento del orden y por ello el pensamiento oficial francés intentó e intenta borrarlo: no toleran a un meteco que lee otras lenguas.
   Jueves 14 de julio: “León Rozitchner: saber de los cuerpos, amor e inmanencia”, a cargo de Diego Sztulwark. 18.00 horas en Medialab-Prado / Madrid.
 Viernes 15 de julio: “Jean-François Lyotard: cuerpos y textos conductores”, a cargo de Amador Fernández-Savater. 18.00 horas en Medialab-Prado / Madrid.
     Sábado 16 de julio: “Henri Meschonnic: en el lenguaje es la guerra”, a cargo de Diego Sztulwark y Hugo Savino. 11.00 horas en Medialab-Prado / Madrid.

El mejor hotel de Europa // Alioscia Castronovo


No tiene pileta, ni minibar: el mejor hotel de Europa se destaca por la solidaridad y la autogestión con los refugiados. Se trata del histórico City Plaza Hotel, ubicado en el centro de Atenas. Tras convertirse en un símbolo de la crisis griega por haber sido cerrado y abandonado por sus dueños, se transformó en un espacio de vivienda digna para casi cuatrocientos refugiados.

Mientras Europa militariza sus fronteras externas y clausura las internas para el paso de los migrantes, en los últimos tres meses miles de refugiados se han quedado encerrados en Grecia, Italia o Francia. Quienes se escapan desde guerras y pobreza creadas por las políticas occidentales son imposibilitados de continuar su viaje hacia los países que eligieron como destino.

En ese contexto, las experiencias concretas de solidaridad, apoyo y de organización política desde y con los refugiados se han multiplicado en las fronteras internas y externas de la Unión Europea (UE). Entre estas iniciativas podemos nombrar los acampes solidarios en Calais, entre Inglaterra y Francia, en Ventimiglia, entre Francia y Italia, y en Idomeni o Lesvos en Grecia. Como ha sucedido los ataques racistas y la represión policial.

Hay dos tendencias que se destacan en ese contexto: la primera tiene que ver con el aumento del racismo y la xenofobia y con la políticas de militarización de las fronteras. Esta política se expresa en las patrullas de la OTAN y de Frontex (Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores) que se multiplican en el mar Mediterráneo, ya trasformado en un cementerio a cielo abierto donde pierden la vida en la indiferencia miles de hombres y mujeres. La segunda, tiene que ver con las oleadas de movilizaciones por los refugiados y con los refugiados, que en estos meses están abriendo brechas solidarias.

Así, en los últimos meses han surgido en Atenas cinco nuevos espacios ocupados y autogestionados por activistas, ciudadanos solidarios y migrantes. En el impasse político después del memorándum aprobado por Syriza, los movimientos sociales están fortaleciendo sus acciones afirmando la autorganización y la solidaridad como practicas cotidianas para el cambio social.

En este contexto, Grecia es escenario marchas y acampes en los que participan miles de activistas locales y provenientes desde otros países europeos. Eventos y espacios con actividades muy variadas como charlas y conciertos, asambleas y debates, para construir estrategias de lucha contra el racismo que va en ascenso y el régimen militar en las fronteras. También incluyen movilizaciones para reivindicar la libertad de tránsito y rechazar las políticas migratorias europeas que se llevarán adelante a fines de julio en las dos principales ciudades, Atenas y Tesalónica, como así también en las fronteras con Macedonia y Turquía, frente a los puestos migratorios de identificación y de expulsión de migrantes.

El hotel ocupado City Plaza, es autogestionado por refugiados y activistas solidarios. Ubicado en la calle Acharnon 78 en Atenas, las historias, las palabras y las prácticas solidarias que se llevan adelante en este lugar desde el pasado 22 buscan visibilizar y promocionar nuevas invenciones creativas que surgen en momentos de crisis.



La “Iniciativa solidaria por refugiados políticos y económicos” lleva adelante este trabajo social donde viven 385 personas migrantes entre los cuales 180 son niños y niñas. “Cada familia, elegida en base a los problemas previos que tuvo que enfrentar, se hospeda en un cuarto propio”, según describe la Iniciativa Solidaria. Además, todos los habitantes tienen derecho a un desayuno, almuerzo y cena y reciben productos higiénicos, de limpieza y otros productos esenciales para vivir de manera digna. Casi todo está garantizado por la solidaridad popular, como así también por donaciones.
Para organizar la convivencia hay equipos mixtos entre los habitantes y los activistas solidarios que se encargan de la limpieza, la cocina, la seguridad y la educación – a la que asisten los niños y niñas-. También llevan adelante un ambulatorio popular y gestionan de manera conjunta la comunicación y difusión de la experiencia. Todas estas tareas se organizan en asambleas semanales donde todos participan.
“El espacio de vivienda para refugiados City Plaza es basado sobre el principio de acogimiento digno para refugiados, frente a la situación que mas de cincuenta mil refugiados viven en Grecia”, establece un comunicado de Iniciativa Solidaria. Y agrega: “Frente a las terrible condiciones de vida en los ‘centros de acogimiento’ estatales que están dispersos en el campo, se propone una alternativa digna para la convivencia en las ciudades”.
Iniciativa Solidaria se posiciona con respecto a las ocupaciones: aunque no creen que es la solución al problema, puede ser un medio través del cual reivindicar derechos y dar visibilidad a una problemática que necesita una solución digna que incluya a todos los migrantes.
“Sin dudas, el vergonzoso convenio entre la UE y Turquía, y la sumisión del gobierno griego a esa voluntad a través de la activa colaboración con el gobierno de este país, ha generado que las condiciones de vida de los refugiados sean cada día peores”, agrega el comunicado. “Nosotros seguimos creyendo que la lucha para el derecho a la libre circulación y para que se abran las fronteras tiene que ser coordinada a nivel europeo, en contra de las políticas de la Unión Europea”, continua.
La Iniciativa Solidaria convoca a enfrentar esta situación en todos los países de Europa, replicando experiencias similares a la del City Plaza. Sin embargo, son conscientes que es tan sólo una solución inmediata a una problemática más profunda y extensa. En conclusión, convocan a la unidad de todas las experiencias organizativas antirracistas a la creación de redes para articular las prácticas solidarias con los refugiados.
La experiencia del hotel City Plaza da cuenta de la profunda solidaridad que existe en el pueblo griego, sumada a la capacidad organizativa adquirida en los últimos años. Hoy, son el primer pueblo europeo en denunciar las acciones racistas de la UE con las poblaciones migrantes que este organismo genera, al promover guerras y ataques económicos en Medio Oriente y África. Los griegos conocen de estas políticas diseñadas en Bruselas de las cuales también son víctimas.

(Fuente: Dinamopress)

Clinämen: México: la producción estatal del miedo

Conversamos con Roberto Ramírez, del Colectivo Editorial Pez en el Árbol. La represión a las movilizaciones sociales en Oaxaca. La visibilidad del crimen en manos del estado.. La relación con la desaparición de los estudiantes en Ayotzinapa. El miedo como dispositivo de control. 

El “trabajo sexual” en debate en La Luna con Gatillo // Mariano Pacheco

En el marco del último programa de “La luna con gatillo: una crítica política de la cultura”, que este cronista conduce semanalmente junto a Carlos Bergliaffa en Radio Eterogenia, recibimos la visita de Juan Pablo Cuello, uno de los autores de “Parate en mi esquina. Apuntes para el reconocimiento del trabajo sexual”, el primer libro en Argentina dedicado íntegramente al debate sobre la temática.
«Interesa impulsar reflexiones dentro de los movimientos feministas y socialistas útiles a la lucha de las trabajadoras sexuales por sus derechos. Es decir, fortalecer una teoría de género que al mismo tiempo que no oculta su perspectiva de transformación social como horizonte ético-político, dispute en los movimientos obreros y sociales de base el reconocimiento de las meretrices como parte del pueblo trabajador”, escribe Juan Pablo Cuello, autor del ensayo titulado “Marxismo y trabajo sexual”, texto que forma parte de esta publicación impulsada por AMMAR y la Red por el Reconocimiento del Trabajo Sexual (RRTS), que compila artículos dedicados a reflexionar sobre los derechos exigidos por las personas que eligen ofrecer servicios sexuales a cambio de dinero o de alguna otra forma de pago. Compilado por Eugenia Aravena, Juan Marco Vaggione, Liliana Pereyra y Laura Judith Sanchez, el libro fue recientemente editado por la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba. Cuello, quien integra la RRTS, cuenta que la iniciativa de armar un libro surgió en Córdoba a mediados del 2012, cuando un conjunto de activistas, académicos y personas interpeladas por esta causa se organizaron para reflexionar y producir textos que intentaran invitar a pensar otros mundos posibles, distintos a los conocidos, pero imaginables y deseables, hospitalarios con lo otro, lo que aparece como ajeno.

También presente en los estudios radiales del Centro Cultural España-Córdoba, la militante del Encuentro de Organizaciones (EO) y columnista de “Géneros” del programa, Anabela Antonelli, comentó que, coo feminista, le duele encontrarse con relatos y testimonios de compañeras trabajadoras sexuales que dicen sentirse “ninguneadas, silenciadas, avasalladas por ciertos sectores feministas abolicionistas”. Y recordó que alguna vez escuchó a una trabajadora sexual decir que cuando comenzó su militancia, presupuso que iba a tener que enfrentarse a “fundamentalistas y conservadoras”, pero que nunca creyó que iba a tener que lidiar tanto con “feministas rescatistas”, que querían “dignificarla” sin preguntarle qué quería ella.

«La hipocresía tiene varias caras”, agregó Antonelli, para quien el trabajo sexual “desafía algunas posiciones hegemónicas que debiera ocupar la mujer en el sistema patriarcal”, como ser el lugar estereotipo de madre santa, o el de la mismísima monogamia. “Las trabajadoras sexuales autónomas están desafiando un sistema de propiedad donde las relaciones de pareja se asientan en la propiedad privada del cuerpo de las mujeres. La estigmatización del trabajos sexual es el castigo por situarse fuera de la norma hétero y monógama”, remató la joven militante.
Escuchá el programa completo, que incluye una entrevista a Eugenia Aravena (titular de AMMAR Córdoba): 
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LA LUNA CON GATILLO: Una Crítica Política de la Cultura-
18° Programa, segunda temporada (2016)-
Jueves de 15 a 17 horas por Radio Eterogenia (www.eterogenia.com.ar)
Conducción y producción general: Mariano Pacheco
Co-Conducción: Carlos Bergliaffa-
Seguinos en Twitter (@GatilloLuna) y en FB: La luna con gatillo.
ESCUCHÁ EL ÚLTIMO PROGRAMA COMPLETÓ ACÁ:
COLECTIVO RADIAL
Conducción y producción general: Mariano Pacheco.
Co-Conducción: Carlos Bergliaffa.
Con Iván Garzón, Carlita Limón y Carla Lorena Lorenzo en redes sociales; “El Turco” Diego Abu Arab en gráfica, Pablo “Pelado” Rodríguez en producción artística y Dante De Noia en la operación técnica.
TRINCHERAS RADIOFÓNICAS,
El programa también se retransmite por la FM 99.7 “Che Barracas” (http://chebarracas.blogspot.com.ar/) de Buenos Aires y F.M 99.5 “Zumba La Turba” (http://www.zumbalaturba.com.ar/) de Córdoba, ambas integrantes de la Red Nacional de Medios Alternativos (RNMA). Y también, por la FM 95.5, El Grito, de la localidad de Los Hornillos, en el Valle de Traslasierra (Córdoba). Noticias desde abajo y a la izquierda.

Crónica de ruidazo, contra el tarifazo // Diego Skliar

Sábado a la mañana de sol con frío. Hacemos un mate y asistimos a la convocatoria que vimos anoche en el cartel de la nueva parada del Metrobús: “Vecinos Inquietos de La Paternal nos juntamos contra el Tarifazo”. En el camino compramos una cremona en la panadería de la señora que, creemos, integra algún tipo de secta. Pasamos por el kiosco del pibe que tiene un póster de Cristina y una vez le vimos un libro de William Cooke sobre las cajas sin abrir de las barritas de cereal. Está en la puerta. Fuma y mira de reojo hacia la esquina donde suenan un bombo y un redoblante. Una señora de rulos negros y saco del noroeste comprado en Once nos da un volante. “Nos juntamos porque esto no da para más”, dice. Preguntamos si habrá asamblea. Dice que no cree, que somos pocos, no más de cincuenta. “Hicimos un cajón para simbolizar la muerte”, cuenta. Cruzamos hacia la pequeña masa reunida frente a la farmacia. Hay globos negros. Algunos autos tocan bocinas que suenan a adhesión. El cajón es de cartón pintado y tiene escrita la palabra Salarios. Está el que fue candidato a comunero por el Frente para la Victoria. Hay algunas señoras mayores, pibas en bicicleta, un gordito de barba que grita “vamos todos juntos, compañeros”. Comienza una procesión paralela al cordón, sin cortar el tránsito. Hacemos una cuadra, hasta la concesionaria donde la semana pasada hubo despidos y policía en la puerta. Volvemos a casa. 

¿Y ahora qué pasa, eh? // Cristian

(Nueve intentos sobre el ruido)

I

Todavía no sabemos qué pasó la noche del jueves.[1]No es que nos falte enterarnos, sino que saber qué es lo que ocurre en una situación dada, en una serie de hechos y acciones, no es el más sencillo ni el menos urgente de los problemas políticos. Se trata de saber qué pasó y también qué pasa. Pero, ¿qué significa “saber” en este contexto? En principio, podríamos decir que con “saber” no nos referimos a un mero conocimiento, tampoco a una relación con el pasado: no se trata de poder explicar las cosas tal y como “verdaderamente” han ocurrido. Saber de lo ocurrido, saberlo políticamente, significa saber qué puede llegar a pasar con lo que pasó. Saber entonces de algo posible, saber de nuestros posibles.

II

Todo poder del cuerpo es un saber azorado, sorprendido de sí mismo. Y así como Spinoza decía que nadie sabe lo que puede un cuerpo, lo mismo nos ocurre en los cuerpos colectivos de la política. Saber políticamente es saber qué podemos cuando nos juntamos y formamos esos cuerpos ampliados de latido múltiple, cuyo ritmo cabal nos arrastra. Saber políticamente es hacer caminar esos cuerpos, sin perder el ritmo.

III

¿Y qué podían los cuerpos que se juntaron esa noche? Aún no lo sabemos. En modo alguno eso es algo que estuviera contenido de antemano, como una potencialidad, en los cuerpos. Es algo que acaso aún no haya ocurrido, porque consiste en el tránsito que debemos hacer para llegar a ser eso que fuimos: ese cuerpo ampliado, ese latido, ese ritmo. Para que ese cuerpo sepa lo que puede. Para que sepamos qué pasó esa noche.  

IV

La noche del jueves miles de personas se manifestaron contra el descomunal aumento de los servicios que supone una expoliación de los ingresos populares en favor de las grandes empresas. El llamado “tarifazo”. Se tomaron calles, se aglomeraban cientos de personas en cada intersección importante. El ruido y el ritmo eran la cifra de lo que ese cuerpo podía, de su tempo. Y también de su espacio. Porque la calle tomada se adivinaba a lo lejos por el ruido. A medida que el ruido aumentaba y la densidad del ritmo ganaba terreno se ensanchaba un espacio propio. Pero un cuerpo político no es una murga. Entonces, ¿cuál era el ritmo político de esos cuerpos? ¿Qué es lo que hace que un ritmo sea ritmo político?

V

La guerra no comienza con la agresión -decía la sabiduría de un prusiano- sino con la defensa: cuando se detiene la mano del agresor. Esto tiene dos consecuencias fundamentales: a) que la guerra posee dos tipos diferentes de violencia: una primera, la violencia agresora y una segunda la contra-violencia, la defensa, que neutraliza la agresión; b) que la guerra no comienza con el intento de detener la violencia agresora, sino con la eficacia de ese intento. La guerra comienza cuando la mano del agresor es detenida, aunque sea por un instante. Es decir que no se trata del gesto de la defensa, sino de la defensa efectiva. El problema de la eficacia de la defensa es entonces el problema central.

VI

Los intentos de defensa sólo a partir de un cierto umbral de eficacia podrán ser considerados defensa en sentido pleno. Solo cruzando ese umbral la defensa se constituye como contra-violencia, es decir, como la neutralización de la violencia agresora (es claro que no se trata de una simple inversión de la violencia primera, de un indiferente cambio de signo). Y por lo tanto, sólo a partir de cierto umbral de eficacia participamos de la guerra. Si nos mantenemos sin cruzar ese umbral, seremos agredidos o devastados, humillados y ofendidos, pero no estaremos en guerra. Seremos víctimas, no defensores.

VII

La misma sabiduría prusiana (más una lectura argentina) trazó también un continuo entre la guerra y la política. Esto nos muestra también algo: ambas -guerra y política- consisten en un enfrentamiento, y la conversión de una en otra supone poner en juego reglas diferentes, acciones y consecuencias disimiles por lo tanto, pero enmarcadas en el mismo enfrentamiento. No cambia la naturaleza del enfrentamiento, sino los modos de manifestarse. Y que se mantenga el enfrentamiento supone que lo que aún se mantiene, pero continuado por otros medios, es la agresión. Y también la necesidad de la defensa. 

VIII

Pero entonces debe existir también un umbral de eficacia para la política. Sólo si se logra detener por un instante la mano del agresor político, habremos iniciado un camino de lucha política. Sólo si el agresor es obligado a cambiar su estrategia y a temer una reacción es que se libra una lucha de carácter político. Pero debajo de ese umbral de eficacia serán gestualidades, victimizaciones, relatos y retóricas de enfrentamiento o de reivindicación, pero no hechos políticos.

IX

La jornada del jueves, su ruido, puede llegar a plasmar un hecho político de importancia. Pero para ello debe articularse en pos de la eficacia de detener la agresión, en este caso: obligar al gobierno a modificar, aunque sea momentáneamente, su rumbo. Para conjugar, entonces sí, nuevas eficacias. Eso definirá qué pueden nuestros cuerpos, qué pudimos esa noche. Si la noche del jueves pasó algo, lo que pasó y lo que pasa, lo que pudimos y lo que podemos, se sabrá si se abre ese cuerpo a una eficacia nueva que logre detener la mano agresora. Que cuaje una contra-violencia, un fin de la violencia. Y para ello debemos evitar el dulzor de las retóricas que dan por superados los obstáculos en la fantasía. La conquista de cualquier eficacia, por más pequeña que esta sea, acaso funcione como un punto de Arquímedes, para movernos políticamente. Para saber qué podemos.


[1]En referencia a al manifestación popular, el cacerolazo o “ruidazo” del jueves 14 de julio contra el tarifazo del gobierno de Mauricio Macri.

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YoNoFui es una Organización social con quince  años de experiencia capacitando a mujeres privadas de libertad a través de talleres de artes y oficios.  Sabemos que la mayor dificultad para quienes salen de la cárcel es la inclusión laboral.

No existen en la Argentina  oportunidades de trabajo para personas con antecedentes penales Por eso nuestra idea es brindar Capacitación integral en  servicios digitales a mujeres privadas de libertad, acercar herramientas concretas que produzcan ingresos genuinos  y que luego puedan continuar afuera con la creación de la Unidad Productiva Multimedia en nuestra cooperativa de trabajo en libertad. Vos podés ser parte haciendo posible esta realidad.

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La vida interpelada. Prólogo a Los espantos // Diego Caramés y Gabriel D’Iorio

 “Comenzaba la tarde, pero tanto mal me había dado aquel día que me espantaba continuarlo. Sin embargo, no se puede renunciar a vivir medio día: o el resto de la eternidad o nada”
Don Diego de Zama (Zama, Antonio Di Benedetto)
I.
Resulta difícil presentar un libro como Los espantos. Estética y postdictadura, un ensayo paradojal, revulsivo y, por muchos motivos, de una radical singularidad. Un modo de comenzar es, como lo hace el propio texto, por el establecimiento de una perspectiva. Si Oscar Terán supo escribir en Nuestros años sesenta que a esa década había que introducirse por la filosofía –porque su objeto era filosófico–, Silvia Schwarzböck afirma que a la postdictadurahay que adentrarse por la estética, porque su objeto –propio del género de terror– así lo exige. ¿Qué significa para la autora llevar a cabo una reflexión propiamente estética sobre este objeto? Implica, entre otras cosas, pensar materialmente la ficcionalidad de lo dado. Y pensar lo dado es negarlo, abrirlo, mirarlo, escucharlo, para leer en la apariencia lo que en su mostrar no enseña ni ilumina; para volver a ver lo que puede ser visto –y sólo por eso puede ser visto– por quien no puede pensarlo.
Cabría preguntar entonces: ¿qué es lo dado en este libro? Es la vida sin el fantasma del comunismo, es la vida de la derrota después de la derrota. Es la vida de la postderrota. Mientras mantuvo en ascenso su voluntad de poder, la presencia del comunismo hizo imposible el ejercicio de ciertas formas de gobierno sin fantasma, sin doblez, sin velo declarado u oculto. El fantasma del comunismo se las arregló para acechar toda forma de vida injusta que se pavoneara en la pretendida soberanía de sus razones o en la obscenidad lisa de los hechos. Es cierto que, al menos durante el siglo XX, a la fuerza impugnadora del fantasma la acompañaba la realidad política de las revoluciones. Posibles, anhelados y concretos, los sueños emancipatorios de las vidas revolucionarias reclamaron siempre la precedencia del fantasma, como este último necesitó, para darle cuerpo a su amenaza, de la utopía encarnada de la revolución. Y darle cuerpo al fantasma implicó asumir que su osamenta real no necesariamente coincidía con su forma imaginada.
                    
El comunismo como el ismo político central de los últimos dos siglos ha declinado en su voluntad de poder por dos evidencias conjuntas: fue derrotado fácticamente (en el plano económico y militar) y, además, nunca logró imponer imágenes de su forma de vida como forma de vida deseable y vivible. Para Schwarzböck, la vida de izquierda que proponía e imaginaba el comunismo –y en ocasiones creía haber realizado– es la forma de vida hoy planetariamente derrotada. Es la forma de vida que no pudo sobrevivir a sus propias muertes. ¿Quién ganó la batalla vitalista? La ganó la derecha. Y por ende, la ganó una forma de vida: la vida de derecha. Ahora bien: ¿qué es una vida de derecha? Vida de derecha –decimos nosotros– es el sueño de una vida sin problemas. Y la vida sin problemas –dicen otros– es matar el tiempo a lo bobo. Matar el tiempo a lo bobo es una (nueva) forma de matar al sí mismo y a los otros, pero ahora sin nervio, sin drama, sin épica. Matar banalmente, por descuido, para no aburrirse, por omisión, porque la imagen o su simulacro así lo exigen.
Lo dadoes, también, la configuración cristalizada de esa forma de vida que ganó. Y lo que ganó, en Argentina, se impuso a sangre y fuego; lo que ganó se fraguó en el campo de concentración y desplegó sus corolarios (o, de otro modo, sus espantos) en las primeras décadas de vida democrático-parlamentaria. Enfrentar lo que queda de la dictadura, lo queda de la derrota política, económica y social, es, en este sentido, enfrentar la postdictadura, las consecuencias económicas y existenciales de la derrota más sonora y profunda del pueblo, o de las formas de vida populares. La primera y quizás la más importante y decisiva: la derrota de una vida en términos de verdad, en términos de un proyecto no gobernado por la lógica (triunfante) de la mercancía.
II.
¿Qué puedeeste libro? Señalar la persistencia de los dolores de un cuerpo justo ahí donde se busca acallarlos con las banalidades tecno-farmacéuticas, recorrer la huella de lo que resiste opacamente en el lenguaje justo ahí donde se lo reclama índice transparente de comunicación, interrogar las miradas estéticas del mundo justo ahí donde se consagra la cultura de lo siempre igual: este libro puede ser un proyectil. Y como tal, lo consideramos poseedor de una cualidad táctil: piensa contra la pereza del conservadurismo y la comodidad del progresismo, contra el modo en que ambos comulgan al usar los clásicos –y ciertos mandatos de la tradición cultural– como escudos de una vida perenne, de premisas imprescriptibles, a-históricas, en lugar de sostenerlos como un terreno exploratorio, de litigio, transmisión y aprendizaje.
Pensar contra el conservadurismo y contra el progresismo es pensar contra los límites de la imaginación estético-política dominante. Es poder acordar con el precepto de que no hay que matar y al mismo tiempo animarse a preguntar: ¿funda ese precepto por sí mismo una vida justa posible? ¿Es una condición de la vida en común o una maldición del pensamiento sobre la muerte que se cuenta por millones, de derecha a izquierda? El problema actual quizás no sea el de sostener la premisa “no matarás”. El problema es que su enunciado nada dice sobre las muertes que provoca la vida de derecha: podemos impugnar las muertes provocadas por los proyectos vitales de la izquierda y afirmar “no matarás”, y, en el mismo momento, caer rendidos ante la evidencia de que morimos aquí y ahora desatendidos, olvidados, rechazados, ignorados, si no actuamos concretamente para evitarlo. Esto es, si no hacemos algo para evitar que mueran siempre los mismos, los que nada saben de las reglas del mundo: los recienvenidos, y de ellos, los abandonados. Junto a la premisa “no matarás”, hay otra premisa: la premisa que manda vivir. Y vivir es cuidar, proteger, responder, crear.
¿Hay entonces una política posible del “vivirás” en el tiempo de la postdictadura? El libro no supone eso, ni su contrario, y sin embargo parece arrojarnos sobre esa pregunta. Sobre esa pregunta y otras tantas, casi tantas como son los conceptos y los nombres que Silvia Schwarzböck revisa en el ensayo. Así, Estado, representación y verdad, pueden devenir –por ejemplo– paraestatalidad intraestatal, representación absoluta o no-verdad relativa. Y también: el nombre de Walsh y el walshismo –como lógica para leer el Estado– pueden abrir la posibilidad de una estética postwalshiana, propia de una situación de clandestinidad no oculta, sobre-expuesta. Y si en los conceptos y en los nombres encontramos desplazamientos, interrupciones o invenciones, otro tanto ocurre con los materiales de trabajo escogidos por la autora. Textos literarios, filosóficos, jurídicos y políticos, imágenes y films, son sometidos a una revisión que –depende del caso– descompone, reinventa o sencillamente hace estallar las interpretaciones cristalizadas.
Con lo señalado anteriormente queremos dar cuenta del carácter exploratorio del libro y, al mismo tiempo, señalar un límite de lo que aquí podemos escribir y anticipar sobre él. Tenemos la sospecha de que la singular revisión de conceptos, imágenes, fechas y nombres que encara Silvia Schwarzböck desde la estética quiere orientar las energías filosóficas hacia un nuevo régimen de aproximación de ciertos temas de la cultura argentina. Este régimen –que, como tal, supone un tratamiento de ciertas tradiciones y un recorte específico de problemas y autores– quizás produzca un dislocamiento generacional y una discusión necesaria sobre algunos enunciados que se asentaron y aceptaron más o menos implícitamente en las últimas décadas. He ahí la potencia (incómoda) de su interpelación. La potencia que quiere interpelar, como dice Diego de Zama, a ese medio día que nos queda, a ese medio día que es el resto de vida que tenemos por vivir.
III.
Los espantos. Estética y postdictadura es el fruto de un trabajo escrito en breves meses pero macerado durante varios años por la filósofa argentina Silvia Schwarzböck. Como profesora de Estética y conocedora profunda de la obra de Theodor Adorno, muchos de los enunciados que podemos leer en este libro fueron antes preguntas que animaron sus clases y sentencias que anticiparon obsesiones, algunas de las cuales pudimos compartirlas en diversas conversaciones y discusiones, primero como compañeros y amigos, luego como directores de El río sin orillas.Revista de filosofía, cultura y política, y ahora como editores. Muchas de aquellas intuiciones son las que hoy, transfiguradas en la contundencia que ofrece este libro, tiene el lector entre manos.
Por otra parte, la publicación de Los espantos es el resultado de un esfuerzo cooperativo de El río sin orillas y la Editorial Las cuarenta, quien bajo la dirección de Néstor González se encargó de pensar con nosotros una colección posible y se hizo cargo del arte de tapa, la maqueta, diagramación, impresión y distribución del este libro. Le dimos el nombre de CUARENTA RÍOS al encuentro que lo hizo posible. El nombre es, más que el sello que publica Los espantos, la conjunción de un trabajo de larga duración que espera proponer nuevos títulos en los años venideros. El hilo conductor que orienta este esfuerzo es la necesidad de pensar el derrotero de la cultura argentina de las últimas décadas a partir de una mirada generacional o, al menos, de una mirada afectada por la época de un modo intelectual y afectivamente intenso. La constelación de las fuerzas sociales, económicas y políticas argentinas, los vínculos profundos con unas tradiciones y unos nombres que parecen transformar sus sentidos al comienzo del siglo XXI, los modos de leer y escribir sobre ellos, son los desafíos que nos circundan y que, esperamos, puedan ser abordados por el equipo editor de CUARENTA RÍOS.
Como ha dicho Bataille en El erotismo, no se trata de esperar un mundo en el cual ya no queden razones para el terror, un mundo en el cual el erotismo y la muerte puedan encontrarse según los modos del encadenamiento mecánico. Se trata, más bien, de apostar a que el ser humano pueda superar lo que le espanta, pueda mirarlo de frente. Quisiéramos contribuir, con esta colección que abre Los espantos. Estética y postdictadurade Silvia Schwarzböck, al trabajo colectivo que se orienta a superar lo que nos espanta, mirándolo de frente, pensándolo de frente, a partir de perspectivas renovadas sobre los asuntos públicos y comunes.
Buenos Aires, diciembre de 2015

Trump: el horror, el horror // Pablo Bilsky,


Las flores y el poder de las flores de décadas pasadas ya no son ni siquiera un recuerdo por estos pagos californianos. Y más allá de los cuidados jardines y parques, un penetrante tufo rancio recorre la sociedad estadounidense por estos días. Proviene de dos briosos torrentes. Por un lado, los famosos ríos de tinta que surgen, e inundan el discurso social, cada vez que se intenta explicar o poner en palabras el horror. Por otro lado, el denso flujo de estiércol que sale de la boca y los gestos de Donald Trump.
“Si me das un dólar secuestro a Trump”, dicen los carteles de los que piden monedas en las calles de Los Ángeles y San Francisco. “Trump basurero”, se lee en las remeras. Pero más allá del rechazo que causa, incluso en los republicanos, resultó nominado. Fue en una convención que tuvo de todo: papelones, escándalos, protestas dentro y fuera, y represión. Los periodistas más experimentados de este país no recuerdan una convención republicana más absurda y decadente.
Trump el mentiroso, el bravucón, el violento, el estafador, el racista, el misógino, el filo-nazi. El tipo tiene en vilo a una parte de la sociedad estadounidense. A una porción minoritaria, es cierto, la que se interesa por cuestiones que van más allá de lo individual: la política, la economía, ese tipo de cosas.
Pese a lo que muchos medios de comunicación intentan instalar, Trump no es un fenómeno ajeno a la sociedad en la que surgió. Es apenas un síntoma. Y un detonante de lo peor de esta sociedad. Es la emergencia de algo que ya estaba aquí, antes que Trump, y que seguirá estando cuando el magnate no sea más que un mal recuerdo.
La irrupción bestial del millonario matón puso en crisis la forma en que esta sociedad se auto-percibe y piensa. Produjo además una crisis de autoestima y de identidad en un país donde funciona, y mucho, el discurso mesiánico del pueblo elegido, con una misión que cumplir en el mundo. Trump es la cara más brutal y sincera de esta sociedad, no bajó de un ovni. Es la expresión más descarnada de lo que en este país se mantiene oculto, bajo la alfombra.
Para Charles Derber y Yale Magrass, Trump es un matón surgido de una sociedad autoritaria, militarizada, una sociedad de prepotentes, abusadores y matones. Del abuso individual se pasa al abuso institucional, y de allí al matonismo imperial.
“Estados Unidos es el matón más grande del mundo”, señalan Derber y Magrass, autores del libro Bully Nation: How the American Establishment Creates a Bullying Society (Sociedad de matones: Cómo el establishment estadounidense creó una sociedad abusiva).
Los autores reponen el contexto social, económico y político que muchos medios escamotean. El ejército, las corporaciones y el estado, señalan Derber y Magrass, dieron forma a EEUU y todas estas instituciones ejercieron la violencia, el acoso, el abuso y la prepotencia en forma sistemática, aseguran.
Por eso Trump llegó a ser candidato a presidente. Representa el matonismo de buena parte de la sociedad estadounidense. Se lo admira. Se lo envidia. El odio y la violencia que exuda representan a muchos ciudadanos de este país.
Pero el establishment no se caracteriza por su sinceridad ni por su honestidad. Crearon el monstruo, pero ahora no pueden controlarlo y se asustan, y fingen sentirse horrorizados. “Es impredecible”, gritan los CEOs encerrados en lujosos baños, entre sanitarios de oro y níveas rayas sobre el mármol pentélico.
La aparición de un personaje como Trump hace que la basura salga a flote y se muestre, incluso con orgullo. Por eso, por estos días, los nazis, los racistas, los misóginos, los violentos se sienten confirmados, legitimados, envalentonados.
Muchos actos de campañas de Trump terminan a las piñas. La grieta yanqui. Quienes osan manifestarse contra el magnate son hostigados y agredidos, con el visto bueno y el aliento explícito del propio Trump. “En mi época, en los buenos tiempos, los colgábamos”, dijo Trump desde el escenario, con referencia a un manifestante afroamericano.
Y si de colgar negros se trata, “a mi juego me llamaron” dijo el Ku Klux Klan (KKK), la organización xenófoba, homofóbica y antisemita fundada en el siglo XIX que dio un apoyo explícito a Trump. En realidad el KKK es una verdadera federación de organizaciones terroristas de ultraderecha que defienden lo que en este país se conoce como “supremacía blanca”. Forma parte de la basura que hay que esconder debajo de la alfombra. De ahí el horror ante el surgimiento de Trump. El bravucón, el botón aguafiestas, el fanfarrón que viene a destapar y a hacer notar las miserias.
Un grupo de periodistas judíos denunciaron sistemáticos acosos en las coberturas de los actos de Trump. “Así es cómo el fascismo llega a los EEUU”, señaló Jonathan Weisman en una columna de opinión de The New York Times, aunque muchos piensan que hace rato que el fascismo consiguió la ciudadanía yanqui, y se pasea, orondo, por estos pagos californianos, y por el resto del país, aunque a veces no se note tanto.
Una fiebre hermenéutica se apoderó de EEUU
El psicólogo estadounidense Dan P. Mc Adams intentó meterse de lleno en las miasmas pantanosas de la cabeza de Trump en su artículo “The Mind of Donald Trump” (“La mente de Donald Trump”), publicado en The Atlantic. Para el profesional, el candidato, que además cobró notoriedad como estrella de un “reality show”, está siempre interpretando el personaje de Donald Trump. “Siempre actúa, se siente observado y actúa siempre ese mismo papel”, señala Mc Adams, quien junto a otros tantos profesionales de los más diversos campos se sumó a la fiebre hermenéutica que se extiende por todo EEUU para tratar de explicar las características del personaje.
Acaso lo mejor del análisis de Mc Adams es que reconoce sus limitaciones a la hora de describir su inasible objeto de estudio: Trump es una personalidad extraña, rara, inclasificable, especialmente con vistas a que puede ser presidente. Es extrovertido, desagradable en extremo, pura energía. El psicólogo lo compara con un dínamo, asegura que apenas duerme y prueba esto último reproduciendo los horarios en los que el magnate envía sus escandalosos mensajes vía Twitter: tres de la mañana, cuatro de la mañana, cinco de la mañana.
“Una existencia jamás molestada por el penetrante sonido del alma”, es ya una definición tradicional, escrita por Mark Singer en la revista New Yorker en los años 90. Por estos días se la recuerda mucho, al igual, por ejemplo, de aquella película de 2006 “Idiocracy” (“Ideocracia”), que muestra cómo EEUU se está convirtiendo en un país de idiotas.
Entre ciertos sectores de la prensa lo que más se notó fue la culpa: “No lo tomamos en serio”; “No supimos ver la amenaza que representaba”; “Le dimos espacio sin ser lo suficientemente críticos”, son algunas de las frases que resumen un sentimiento generalizado en la prensa de este país. Los periodistas se culpan por haber sido demasiado “objetivos” a la hora de reproducir las mentiras y las provocaciones de Trump sin desmentirlas ni criticarlas con suficiente fuerza.
“Trump perderá o yo me comeré esta columna”, desafió desde el título de su artículo publicado en The Washington Post el analista Dana Milbank, seguro de que el magnate no ganaría la nominación para ser el candidato republicano. Cuando esto ocurrió, y luego de que –a través de las redes sociales– los lectores le recordaron su promesa, Milbank cumplió. Y se comió sus columnas, en papel, literalmente, y lo subió a la red.
En un video de más de tres minutos colgado en el sitio web del Washington Post, Milbank se come hasta ocho platos distintos cocinados con el papel de periódico en que salió impreso su artículo, cortados en pequeños trozos y algunos de ellos pasados por agua, batidos o incluso fritos. Lo acompañó con vino de la marca Trump.
Fuente: El Eslabón

Comunicado EZLN // Agresión contra el campamento de resistencia popular en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas


A quien sea ahora el gobernador en funciones y demás capataces del suroriental estado mexicano de Chiapas:

Damas (já) y Caballeros (doble já):

No reciban nuestros saludos.

Antes de que se les ocurra inventar (como ya está haciendo la PGR en Nochixtlán, Oaxaca) que la cobarde agresión contra el campamento de resistencia popular en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, fue orquestada por ISIS, les pasamos, gratis, el informe que hemos recabado:

Las siguientes son palabras de un hermano indígena partidista (PRI) de San Juan Chamula, Chiapas, México:

“A las 9 de la mañana (del día 20 de julio del 2016) llamaron a los del Verde a su casa del gobernador.  Ahí regresaron y que les dijeron que hagan como hicieron el otro día.

(NOTA: se refiere a cuando un grupo de indígenas del Partido Verde Ecologista se pusieron pasamontañas y fueron a hacer desmanes en el bloqueo de San Cristóbal y en Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas.  Cuando fueron detenidos por la seguridad de la CNTE primero dijeron que eran zapatistas (no lo eran, ni lo son, ni lo serán), luego ya dijeron que son partidistas.

Pero que esta vez iban a ir a dialogar, para que los del bloqueo dejaran pasar los camiones de los chamulas que hacen comercio en Tuxtla.  El presidente municipal (del Verde Ecologista) puso las patrullas y la ambulancia locales.  El de San Cristóbal otro tanto de policía.  Los gobiernos de Tuxtla un buen tanto más.  De por sí hicieron trato con los policías, o sea que tenían su plan pues.  Y entonces llegaron como que quieren dialogar y un grupo se cruzó y entonces empezaron a romper todo, a robar y a quemar, o sea que por dos lados los agarraron.  Luego, como traen armas, porque de por sí los Verdes andan armados, pues a disparar como bolos y mariguanos.  Y los policías estaban como cuidándolos, o sea que eran su apoyo.  Eso que hicieron los verdes ya no estamos de acuerdo.  Porque de por sí ahora los turistas tienen miedo de venir a la cabecera (de San Juan Chamula) y eso perjudica a todos porque baja el comercio mucho.  No es el bloqueo, son los pinches verdes que están chingando todo.  Ahora vamos a ir a protestar a Tuxtla para que quiten a ese presidente que es tan pendejo.  Y si no hacen caso, pues ya lo vamos a ver aquí cómo le hacemos.”

En lo que se refiere a su torpe maniobra de encapuchar paramilitares para presentarlos como zapatistas (además de que es un refrito usado antes por el Croquetas Albores), es un fracaso rotundo.  Cuestionadas sobre si creían que eran zapatistas los que habían desalojado el bloqueo y hecho desmanes, esto respondieron dos personas del pueblo, sin filiación política conocida:

Un comerciante ambulante, edad aproximada 60 años responde:

“¡No! Los que hicieron destrozos ayer son gente pagada del gobierno, de por sí lo sabemos. No son los que apoyan a los maestros.  Porque la lucha de los maestros está bien, si no, vamos a terminar pagando la educación nosotros. Y ¿de dónde sacan para pagarle a los maestros? Pues del pueblo. Lo que falta es que por lo menos la mayoría de los estados se decidan a entrarle, porque ya hay cuatro estados que están ya puestos, pero los demás no sabemos para cuándo.”

Una indígena Chamula, comerciante ambulante, contesta:

“¡Naaaa!!!, no son ellos, ¡ellos no se comportan así! Ellos (los zapatistas) sí están apoyando a los maestros y los de ayer se quieren hacer pasar como ellos, pero no son, sólo se ponen sus pasamontañas, pero no se portan igual.

– ¿y quién era la gente de ayer?
– Son otros, les pagan.
– ¿y cómo ve lo de los maestros?
– Pues es que sí se necesita apoyarlos”

-*-

Estamos seguros que ustedes lo ignoran (es eso, o que las tonterías que hacen es por lo mismo, o sea por tontos), pero resulta que el así llamado “conflicto magisterial” surge por la estúpida prepotencia del gris aspirante a policía que todavía despacha en la Secretaría de Educación Pública (SEP, por sus siglas en español, oh, de nada, no hay por qué darlas).  Después de movilizaciones y de la respuesta gubernamental a esas movilizaciones con amenazas, despidos, golpes, cárcel y muertes, el magisterio en resistencia logró que el gobierno federal se sentara a dialogar.  Es, pues, un asunto federal.  Corresponde al gobierno federal y al magisterio en resistencia dialogar y llegar o no a acuerdos.

Ustedes simpatizan con la cerrazón del gris policía.  Nosotras, nosotros, zapatistas simpatizamos con las demandas del magisterio y lo respetamos.  Y no sólo a la CNTE, también y sobre todo al movimiento popular que se ha levantado en torno a sus demandas.  Como zapatistas que somos, hemos hecho pública nuestra simpatía apoyándolos, además de con la palabra, con el poco alimento que pudimos juntar de nuestras mesas.

¿Ustedes creen que a ese movimiento, ya popular, lo van a derrotar con desalojos, así sea disfrazados de “indignación ciudadana”?  Pues ya lo vieron que no.  Al igual que los hermanos pueblos originarios hicieron en Oaxaca, si los desalojan, se vuelven a poner.  Así una y otra vez.  Porque resulta que acá abajo, no hay cansancio.  Sus patrones de ustedes calcularon que el movimiento del magisterio en resistencia se iba a desinflar por las vacaciones.  Ya vieron que se equivocaron (mmh, ya son más de 3 fallas en la evaluación, si les aplicaran la “reforma educativa” ya estarían despedidos, y buscando empleo en Iberdrola al lado del psicópata).

El movimiento no hace sino crecer y concertar simpatías, mientras ustedes sólo convocan antipatías y repudio.

Como lo señalamos desde hace casi dos meses, el movimiento ya acuerpa distintos sectores sociales y, claro, sus demandas específicas.  Por ejemplo, no están ustedes para saberlo, pero ya piden la destitución de Cancino (supuesto presidente municipal de San Cristóbal de Las Casas, ciudad que está, tal vez ustedes lo ignoren, en el estado de Chiapas, México) y el encarcelamiento de Narciso, jefe paramilitar de la ALMETRACH.  Eso y otras cosas que demandan, que se pueden resumir en una sola: buen gobierno.  ¿Qué tarda en que se den cuenta de que ustedes, tod@s, estorban, que no son sino parásitos que enferman a la sociedad entera arriba y abajo?

Pero entonces pasa que ustedes se sienten muy seguros y mandan a sus perros a robarles sus pocas pertenencias a esas personas que se están manifestando PACÍFICAMENTE.  Bueno, pues entonces nosotros, nosotras, zapatistas, volveremos a juntar alimentos y los enseres que les quitaron, y se los volveremos a mandar. Así una y otra vez.

En lugar de hacer declaraciones ridículas (como la del deslinde del cobarde ataque al plantón POPULAR en San Cristóbal), podrían contribuir en algo a la distensión necesaria para que ese diálogo y negociación siga el rumbo que determinen sus partes (que, les recordamos, es entre el Gobierno Federal y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación), harían bien en amarrar a sus perros (de nombres Marco Antonio, Domingo y Narciso).  Sólo sílbenles agitando un fajo de billetes y verán cómo obedecen.

Y un consejo no pedido: no jueguen con lumbre en San Juan Chamula, el descontento y la división que, dentro de ese pueblo, están fomentando ustedes con sus tonterías, puede provocar un conflicto interno cuyo terror y destrucción no se podrán tapar ni con bots en redes sociales, ni con inserciones pagadas, ni con el poco dinero que Manuel Joffrey Velasco Baratheon-Lannister haya dejado en la tesorería estatal.

Entonces tranquilos.  Paciencia y respeto.  Esperemos que el gobierno federal dialogue y negocie con seriedad y compromiso.  No sólo porque las demandas magisteriales son justas, también porque tal vez ésta es de las últimas veces en que habrá con quién dialogar y negociar.  Es tal la descomposición que han alentado ustedes que, pronto, no sabrán ni a quién calumniar.  Además, claro, que no habrá nadie en el otro lado de la mesa.

¿Entendido?

Entonces, ustedes a lo suyo, es decir, al Photoshop, las páginas de sociales, las fiestas de relumbrón, los anuncios monumentales, las revistas del corazón, la frivolidad de quien carece de inteligencia.

¿Gobernar?  ¡Vamos, eso ya no se los creen ni los medios de paga!

Mejor háganse a un lado y aprendan, porque éste es Chiapas, y el chiapaneco es mucho pueblo para gobierno tan miserable.

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A quien corresponda:

Como zapatistas que somos es nuestra convicción, y obramos en consecuencia, que se deben respetar las decisiones, estratégicas y tácticas, del movimiento. Y esto va para todo el espectro político.  No es legítimo querer montarse en un movimiento para tratar de llevarlo a un lado fuera de su lógica interna.  Ni para frenarlo, ni para acelerarlo.  O si no, digan claro que lo que quieren es usar ese movimiento para sus fines y propósitos particulares.  Si lo dicen, tal vez el movimiento sí los sigue, tal vez no.  Pero es más sano hablarle claro al movimiento sobre lo que se busca ahí.  ¿Cómo quieren dirigir si no respetan a la gente?

Nosotras, nosotros, como zapatistas que somos, no vamos a decirle a nuestras maestras y maestros actuales (l@s de la CNTE y los pueblos, barrios y colonias que apoyan) qué hacer o qué no.  Esto les debe quedar bien claro a todas esas nobles personas que luchan: CUALQUIER MOVIMIENTO QUE HAGA EL ZAPATISMO EN LO QUE SE REFIERE AL MOVIMIENTO POPULAR EN CURSO (o los que surgirán después) LO HARÁ SABER PÚBLICAMENTE CON ANTELACIÓN y siempre respetando sus tiempos y modos.  Tanto la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, como los movimientos de pueblos originarios, colonias y barrios que apoyan al magisterio, deben entender que, cualquiera que sea su decisión, sea sobre el rumbo, el destino, los pasos y la compañía que decidan, recibirá nuestro respeto y saludo.

Lo de “disfrazarse” de zapatistas y gritar consignas que involucren a otr@s, está bien para que se diviertan un rato y tener una medallita en su curriculum, pero no deja de ser falso y deshonesto.  Nosotr@s no nos alzamos para repartir comida chatarra robada, sino por democracia, libertad y justicia para tod@s.  Si creen que es más revolucionario y que ayuda más al movimiento, romper vidrios y robar comida que ni alimenta, pues que el movimiento valore y decida.  Pero aclaren que no son zapatistas.  A nosotr@s no nos molesta ni enfada que nos digan que no entendemos el momento coyuntural, o que no tenemos visión de las ventajas electorales, o que somos pequeño burgueses.  Sólo nos interesa que esa maestra, ese maestro, esa señora, ese señor, ese joven o jóvena, sientan que acá, en las montañas del sureste mexicano, hay quienes les quieren, les respetan y les admiran.  Aunque en las grandes estrategias electorales o revolucionarias no entren en juego esos sentimientos.

Porque el magisterio en resistencia y, como se hace cada vez más frecuente, el movimiento popular que se acuerpa en torno a él, enfrenta condiciones adversas muy difíciles.  No es justo que, en medio de todo esto, tenga que sortear ya no sólo barrotes, toletes, escudos, balas y, ahora, paramilitares; también “consejos”, “orientaciones”, y órdenes “con-todo-respeto” indicándoles lo que deben o no hacer, avanzar o retroceder, es decir, pensar y decidir.

Nosotras, nosotros, zapatistas, no les mandaremos comida chatarra a quienes luchan, sino tostadas de maíz no transgénico, no robadas, sino hechas con el trabajo de miles de hombres y mujeres que saben que ser zapatista no es ocultar el rostro, sino mostrar el corazón.  Porque las tostadas zapatistas, recalentadas, alivian el hambre y alientan la esperanza.  Y eso no se consigue en las tiendas de conveniencia ni en supermercados.

Desde las montañas del Sureste Mexicano
Subcomandante Insurgente Moisés
Subcomandante Insurgente Galeano


México, 21 de julio del 2016.

“A través de la víctima se viola a toda la sociedad” // Entrevista a Rita Segato

por Mariana Carbajal


Es una de las voces más lúcidas de la región a la hora de pensar la violencia machista y sus consecuencias más extremas. Su libro, Las estructuras elementales de la violencia, publicado en 2003, es material ineludible para entender el fenómeno que desangra Latinoamérica. Lo más triste y doloroso, dice ella, es que no ha perdido vigencia con el paso de los años porque la violencia contra las mujeres no solo no se detiene –a pesar de que cada vez se visibiliza y denuncia más–, sino que se expresa con una crueldad inusitada, por ejemplo, al descartar los cuerpos de las mujeres asesinadas por ser mujeres como basura, en territorios deteriorados del ambiente. En una entrevista de Página/12, la antropóloga Rita Segato, reflexiona sobre las violaciones colectivas que conmocionaron a Brasil semanas atrás, y los femicidios, que no cesan en el país.
“Cuando comencé a trabajar primero con los presos condenados por violación en la penitenciaria de Brasilia, pensé que sería una situación excepcional y pronto abandonaría el tema. Cuando fui invitada, luego del libro Las estructuras… para aplicar mi modelo de la fatria masculina, del club de hombres, al caso de las mafias de Ciudad Juárez, pensé también que estaba ante un caso excepcional, raro, que rápidamente ese tema iba a desaparecer de la historia. Y siento una tremenda frustración porque no consigo abandonarlo. Es de una fatiga y de una amargura extraordinaria saber que desde entonces solamente el tema crece”, dice Segato.
Piensa la relación de género como una relación de poder fundante, la primera elección de todas las otras formas de poder, todas, en la larga historia de la Humanidad, y también en la vida de cada persona. Es profesora de la Universidad de Brasilia, de los programa de posgrado en Bioética y en Derechos Humanos. Cuando puede, se escapa a Tilcara, Jujuy, de donde es su compañero de vida, aunque transita por toda América Latina, invitada a dar conferencias, entre otras actividades. Este año fue perita en el histórico juicio de Guatemala, en el que se juzgó y condenó por primera vez a miembros del Ejército por los delito de esclavitud sexual y doméstica contra mujeres mayas de la etnia q’eqchi de una aldea en Senur Zaco, en el conflicto armado ocurridos en los años ‘80. Hubo 14 peritajes; Segato hizo el antropológico y de género.
La entrevista transcurre vía Skype. Conversa desde su casa en Brasil, donde vive gran parte del año. Por detrás la abraza una biblioteca repleta de libros. “Fuera de Brasil es muy difícil de creer. Pero el momento político que está viviendo este país está vinculado profundamente a un retroceso moral del país”, empieza Segato, cuando se le pregunta cómo entender las violaciones colectivas que sacudieron a ese país y han desencadenado nutridas movilizaciones de repudio en diversas ciudades y un gran activismo virtual. El primero de los casos se conoció el 25 de mayo, a través de un video difundido en las redes sociales en el que aparece una joven desnuda e inconsciente mientras el autor de la grabación comenta que “unos 30 chicos han pasado por ella”. La víctima tiene 16 años y es de Río de Janeiro. Pero no fue el único hecho que se conoció. Otro tuvo lugar en el municipio de Bom Jesús, del estado de Piauí, en el norte del país. Allí, una chica de 17 años denunció haber sido violada por cinco jóvenes pocos días antes que el episodio de Río. En Piauí, destaca Segato, hubo un caso similar un año antes.
Como ejemplo de ese “retroceso moral”, instalado –según su visión– tras la apertura del proceso de impeachment contra la presidenta Dilma Rousseff, Segato menciona que el ministro de Educación del nuevo gobierno, en la primera semana de gestión, a una de las primeras personas que recibió en su despacho fue a un actor porno y de televisión, Alexandre Frota, quien se había jactado en una entrevista en un programa de audiencia masiva, “Agora é tarde”, de cómo redujo y le apretó el cuello hasta dormirla para violarla a una “mãe de santo”, una sacerdotisa, de una religión local. “El ahí está expresando de forma perfecta la dominación sexual y racial que, evidentemente, después de que el ministro nada menos que de Educación lo recibe, cuenta con la aprobación de las nuevas autoridades. Esta sintonía explícita y, yo diría, exhibicionista, entre la toma de las instituciones por parte de un grupo en que la mayoría de sus miembros están involucrados en hechos de corrupción y son empresarios o pastores evangélicos, y el proyecto misógino y racista queda de esta forma demostrada. Es un grupo que pretende substituir la ley por la moral. Y no nos olvidemos que no hay sujeto más moralista que el sujeto violador. Eso lo demuestro en mi libro Las estructuras…, pero muchas estudiosas de la violación lo dicen también”, argumenta Segato.
Para la antropóloga, hay “una enorme convergencia” entre la reacción política y las violaciones colectivas. “La Nación golpista es también la Nación violadora. Estamos frente a un proceso político, de derecha, donde la riqueza entró a gobernar directamente, sin intermediarios, para apropiarse del Estado, como se está viendo en otros países de la región, pero aquí en Brasil con un ingrediente más que es el de la violencia sexual, que está dentro de este proyecto”. Da otro ejemplo, para abonar su hipótesis: cuenta que se presentó una catarata de proyectos en el Congreso, en las cámaras estaduales, en los municipios, para criminalizar a todos aquellos profesores que hablen de género en sus clases. Se llaman “Escuelas sin partido”. “Pero “escuelas sin partido” quiere decir que cualquier persona que lleve a las escuelas y a las universidades lo que ese grupo llama la ideología de género, será punido y puede terminar en la cárcel. Hay una golpiza enorme a la mujer, una golpiza patriarcal. El patriarcado golpea y pretende instalarse en la máquina estatal, al mismo tiempo que se instala este nuevo empresariado. Es un momento realmente increíble. Es una barbarie sin ley. Está en la calle. Está en la política también”, afirma Segato.
–Entonces…¿cómo hay que leer esas violaciones colectivas?
–Siempre sostuve que lo que pasa con las mujeres es un síntoma de los tiempos. No se trata de crímenes de la intimidad. Se trata de crímenes que expresan el estado de arbitrio, que es el estado del presente. Deben ser leídos como un termómetro de la época histórica en la sociedad. Son crímenes que desafían a la autoridad legítima, y el legítimo control de la violencia por parte del Estado. Pero también son crímenes en los que el comportamiento de las agencias estatales –policiales y jurídicas– son cómplices. Son crímenes en los que el poder se confirma y se espectaculariza, en tiempos en que la espectacularización y el exhibicionismo son las formas en que el poder se impone como tal.
–No es la primera vez que ocurren violaciones colectivas… ¿por qué pensarlas de una forma distinta?
–Han sucedido en secuencia, varias. En relación comunicativa. Se ha iniciado el proceso en Piauí que es un estado del norte, considerado y visto en el Brasil como uno de los más atrasados de la Nación, campesino. No es que lo sea, no creo que lo sea, porque al mismo tiempo es el primer estado en el que hubo un prefecto transexual, y que personas trans alcanzaron puestos con representación política y tienen respeto en sus comunidades. Estos avancen contradicen los preconceptos que tenemos también sobre la modernidad en las grandes urbes. En el estado de San Pablo, que es considerado el más adelantado del país, ha habido asesinato de concejales por ser gay. Entonces tenemos prejuicios positivos y equivocados sobre San Pablo y prejuicios negativos y equivocados sobre Piauí, que serían los dos extremos de Brasil.
–¿Estas violaciones, las dos ocurridas en Piauí y la de Río, tienen una estructura semejante?
–Sí, las tres son viralizadas en Internet y dan origen primero a una confraternización masculina, en el poder dominador, violador, de los hombres que materialmente realizaron el acto y luego se agrega a través de la viralización digital una cantidad de otros hombres que se cofraternizan también. Es un festín masculino sobre la víctima sacrificial: infelizmente, realiza mi modelo de interpretación del libro Las estructuras…, donde enfatizo que hay un eje fundamental en la violencia contra las mujeres, que es el eje de comunicación entre los hombres mediante el cuerpo de la mujer. El cuerpo de la mujer es un resto de un festín donde el poder se constituye y se consolida mediante esa rapiña compartida.
–En uno de sus textos más recientes, Frente al espejo de la reina mala, dice que a Brasil le falta espejo de reina mala…
–Países que sufren tremenda violencia como México, Colombia, e incluso, Argentina –donde hay menos eventos de tanta violencia, la mafialización ha ingresado hace poco tiempo y se mantiene en bolsones, en Rosario, en la provincia de Buenos Aires–, tienen un espejo, saben que tienen dentro de sí esa plaga, esa peste, que es el control paraestatal mafioso de sectores vulnerables de la población. De las 50 ciudades más violentas del mundo, 21 son brasileñas, pero Brasil no lo ve, no consigue verse a sí mismo como teniendo este problema. Yo veo una analogía y una sincronicidad significativa entre este brote de violaciones colectivas y confraternización de hombres que se sienten empoderados, frente a lo que les es posible sentirse empoderados: una víctima dormida, niña, joven, sola. Esa escena de la espectacularización va en paralelo con la escena del Presidente en ejercicio, Temer, con su gabinete integrado totalmente por hombres y las figuras que fueron centrales en el proceso de impeachment, planteando en el Congreso y en los medios masivos de comunicación, su posición antifemenina, diciendo cómo la mujer no debe empoderarse, como la mujer tiene que permanecer en su lugar de mujer, como es imposible aceptar el aborto. Hay una sincronicidad de varias escenas que son conspicuas.
–En paralelo, se conoció en el país el caso de una niña wichi violada por ocho criollos, en una población rural del norte de Salta, donde la Justicia actuó para darles impunidad a los perpetradores…
–Las niñas wichis han sido violadas a lo largo de toda la historia. Es una costumbre de los criollos salteños y jujeños con las niñas indígenas. Este caso trascendió pero hay otros que no se llegan a conocer. La conquista nunca terminó en nuestro continente, es un proceso abierto y en expansión, que ya tiene 500 años. Cuando un hombre indígena tiene acceso carnal con una niña wichi, aun cuando no haya denuncia, el Estado se apropia del caso y condena al hombre indígena. Pero cuando es al revés, cuando la joven wichi es violada, aunque sea menor de edad, por un grupo de blancos, cuando la niña va por justicia, el Estado dice que se ofreció por prostituta. Es terrible el doble estándar, particularmente en las provincias del norte. La mayoría de los jueces pertenecen a la elite violadora, que ven al indio como un residuo de la sociedad. El racismo no se ha tocado en la Argentina. No hemos hablado nunca. La masculinidad para constituirse, para titularse, necesita de esas víctimas. Son prácticas repetidas.
–En el imaginario persiste la idea de que quienes perpetran las violaciones colectivas son varones monstruosos. Así los suelen retratar los medios de comunicación. ¿Cómo los define usted?
–Los que perpetran este tipo de hechos son varones normales. Si fuera como a veces la prensa los retrata, como seres solitarios, psicópatas, animales, monstruos solitarios, no podrían actuar en grupo. Es un crimen hecho en sociedad. Estas son las imágenes del subdesarrollo. Y quienes producen esas imágenes del subdesarrollo son los criollos.
–Me impactó mucho una frase de la adolescente violada en Río: en una entrevista dijo “no me duele el útero, me duele el alma”.
–Las personas que trabajan con estadísticas están absolutamente seguras de que hay una subnotificación de gran magnitud de este tipo de hechos, porque la niña no lo había denunciado. Y recién lo hace cuando se viraliza el video y personas que lo ven van a su casa con un abogado, la acompañan y la invitan a denunciar. El daño es un asesinato moral. Es una persona muerta para el ejercicio de su sexualidad: ha muerto algo en ella. Lo importante es que a través de esa víctima se viola a toda la sociedad.
–Las organizaciones feministas en Brasil denuncian una cultura de la violación. ¿Usted qué piensa de esa postura?
–Siempre tengo una gran desconfianza de los clichés, de las fórmulas fáciles. El culturalismo siempre es extremamente peligroso, porque estabiliza, lo costumbriza, lo transforma en un hábito prácticamente. Más interesante es hablar de manuales de poder: yo les llamo pedagogías de la crueldad, contra las cuales tenemos que construir estrategias eficaces. Son crímenes, eventos que representan un momento que es excepcional, que van a ser próximamente controlados, dominados por la legalidad, por las normas que permiten a hombres y mujeres vivir todas juntas. Porque en el fondo lo que está habiendo es un proceso de división, igual que en Argentina, con ese proyecto de la diputada (Graciela Ocaña) para crear vagones exclusivos para mujeres en el subte. En México ya es así, en Brasil en algunos lugares. Pero eso es una barbarie. Es aceptar lo que ellos están proponiendo como sociedad.
–En Argentina la sociedad está muy movilizada frente a la sucesión de femicidios. El 60 por ciento ocurre a manos de la pareja o ex pareja de la víctima. ¿Qué aspectos en común encuentra con las violaciones colectivas? ¿En que se unen y en qué se distancian estas otras formas de violencias machistas?
–La proporción es de uno a uno. No estamos frente a estos actos colectivos como el de la violación. Todos tienen por detrás la estructura de género como la primera y fundacional estructura de poder. Pero necesitamos ver la diferencia. Lo que vemos en Argentina en los últimos casos, es bastante interesante: crímenes domésticos que se perpetran con características de crueldad de un ambiente bélico.
–¿A qué se refiere?
–Aunque la víctima ya está muerta, hay más crueldad en la manera en que se arrojan esos cuerpos, haciendo una equivalencia entre el deterioro del cuerpo y los lugares deteriorados del ambiente, zanjas, basurales, que se eligen para depositarlos. Eso es también parte de la crueldad. Ese cuerpo está absolutamente desprovisto de valor: es un mensaje a todas las mujeres y a la sociedad entera, y al propio Estado y a la legalidad, a todas las personas que todavía tienen una fe cívica, alguna esperanza en la ley, todo ese conjunto de personas son agredidas por esos actos. Hay un lenguaje de poder y una dimensión de lo relacional entre el agresor y la víctima, la venganza, la afirmación de propiedad sobre su persona, hay variantes, pero por detrás se encuentra siempre una estructura donde el hombre tiene que actuar, espectacularizar su poder. En esa relación él está disciplinando a todas las mujeres de la sociedad.
–¿Cómo seguimos hacia adelante?
–Cerrar filas en el ambiento comunitario, colectivista. Salir del individualismo, a entregar tiempo y energía a consolidar la amistad, que no es la fraternidad, que es muy abstracta. Salir del universo de la ciudadanía como masa, y entrar en el universo de las relaciones cuerpo a cuerpo, cara a cara. Entre conocidos. Esa atmósfera comunitaria, localizada, arraigada, es lo único capaz de proteger a las personas.

“Para erradicar las distinciones de clase hay que reorganizar la ciudad” // Entrevista a David Harvey

A los 78 años es una de las voces más influyentes de las ciencias sociales en el mundo. Desde la geografía, David Harvey le ha dado nuevos aires al pensamiento marxista interpretando las desigualdades a partir de un enfoque espacial, mostrando cómo el capitalismo mueve sus fichas en la ciudad y amenaza con hacerla invivible. Desde Nueva York conversó con Simón Espinosa, de The Clinic, sobre modelos urbanos y modelos de revolución: “No se puede cambiar la ciudad sin movimientos sociales fuertes”, advierte.

¿Por qué la geografía tomó un rol protagónico en la crítica al modelo económico y social?
Ocurre que hoy en día muchas ciudades del mundo están desarrollando comunidades aisladas, limitando espacios y paisajes en función de las clases sociales, con un ímpetu muy difícil de contrarrestar. El estudio de la producción de espacios, entonces, es un prisma de observación para entender cómo se están segregando las clases sociales entre sí.

¿Y por qué la crítica a esa segregación urbana se transforma en una crítica al capitalismo como tal?
Porque la estructura de la ciudad es el producto de la dinámica capitalista. Parte del problema proviene de la acumulación de capital en las ciudades, que funcionan como fuentes de producción de dinero. Esa enorme acumulación de capital, como necesita rentabilizarse, se vuelca hacia inversiones en la producción de espacios urbanos, la construcción de condominios y de estructuras de gran escala, que luego, a su vez, se transforman en la estructura de clases, en la forma que toman las ciudades. Construir en la ciudad es un negocio muy rentable, pero el tipo de construcción más rentable está destinado a los estratos socioeconómicos altos. Entonces se construyen condominios exclusivos para la gente rica, y simultáneamente se reduce la inversión en viviendas asequibles a la población pobre.

¿Y esa dinámica está determinando nuestros modelos de convivencia?
Claro, por la forma que toma la segregación espacial. Por ejemplo, hace poco estuve en Guayaquil, Ecuador. Ahí hay un área de la ciudad donde, a los costados de un gran camino principal, solo existen comunidades privadas. No puedes salir del camino principal para entrar a esas comunidades sin un permiso residencial. Entonces te preguntas qué tipo de mundo se construye allí, en que la experiencia urbana de las personas queda secuestrada tras estos muros, tienen un contacto casi nulo con personas de otras clases sociales. Por lo tanto es un hecho que la concentración de capital se transforma en una barrera para el desarrollo urbano, es decir, se opone a lo que debería ser una ciudad. No necesitamos ciudades que generen dinero, sino ciudades que sean buenas para vivir. Y ese objetivo no es necesariamente compatible con la acumulación de capital.

¿La segregación espacial es una causa de la pobreza, o simplemente su consecuencia?
Si miras cuidadosamente, los barrios segregados suelen tener problemas de acceso a los colegios, los servicios de salud son pésimos, el sistema de recolección de basura no funciona bien y la gente vive en un entorno urbano desastroso; hay mucha cesantía y una de las pocas maneras de ganar dinero es entrando al negocio de la droga. Entonces lo que ocurre ahí es que el modelo de pobreza se replica por la segregación de esta comunidad en una zona de la ciudad donde las oportunidades para surgir son muy restringidas, porque no hay servicios adecuados.

Este enfoque territorial, ¿le abre una nueva perspectiva de acción al marxismo?El marxismo es una metodología de estudio con la que se puede mirar los procesos sociales, no es una ideología. Y articular un nuevo enfoque territorial para el marxismo es mostrar como la reproducción de las clases sociales, de la segregación, de la discriminación étnica, son parte de la manera en que la ciudad está organizada. Cómo la vida diaria de los diferentes grupos de personas está ocurriendo en circunstancias radicalmente distintas. Si muestras eso, estás diciendo que para erradicar las distinciones de clase y superar la segregación hay que reorganizar la ciudad desde líneas más democráticas.

Y desde esa lectura marxista de lo urbano, ¿cómo se define o se identifica al “proletariado” en el contexto actual?El proletariado se organizó tradicionalmente en barrios de clase obrera y desde ahí generó redes políticas muy fuertes, porque hay formas de solidaridad que permiten construir bases para el activismo político. Pero es cierto que esa organización tradicional se ha transformado por el cambio en la estructura del empleo, que ha destruido la noción de lo que es el proletariado. Hoy no está claro qué significa.

¿Cómo crees que ha influido la construcción de viviendas sociales en las condiciones de vida de esa clase obrera?La tendencia a la construcción de viviendas sociales ha disminuido.

En Chile se construyen a gran escala.Sí, pero la definición original de “vivienda social” apuntaba a la integración de clases. Alguna vez el Estado se encargó de la construcción de viviendas para la clase obrera integradas al desarrollo urbano. Hoy esas personas han sido recluidas y dejadas fuera de las ciudades, lo que está ocurriendo de manera global. Eso es una grave crisis social y punto. Y que las sociedades no estén enfrentando ese fenómeno, probablemente se transformará en una gran fuente de descontento social.
¿Pero qué debe hacer el Estado, frente a la demanda por viviendas de la población, si construir viviendas sociales en la periferia es más barato y más rápido?
Se ha vuelto extremadamente difícil encontrar locaciones adecuadas para la gente, cerca de las fuentes de empleo. Porque la clase social terrateniente, los dueños de inmobiliarias, están enfocados en maximizar la renta, por lo tanto los precios dentro de las ciudades han ido creciendo y es imposible introducir ahí viviendas sociales, generándose nuevamente una estructura de segregación social.

Imaginar nuevos mapas

En tu libro El Derecho a la Ciudad dices que el capital le ha quitado a la gente ese derecho. ¿Pero alguna vez tuvieron ese “derecho a la ciudad” las clases bajas?
Hubo épocas en que tuvieron más derecho a la ciudad que ahora. Estamos viendo toda clase de disturbios urbanos producto de la falta de ese derecho. En Brasil la gente salió a las calles porque el dinero se estaba usando para construir estadios de fútbol y no en educación ni salud, lo que realmente necesitan. Lo mismo está ocurriendo en Turquía, son movimientos de las ciudades que expresan la rabia popular y la frustración que produce la mala calidad de vida. Y en la medida que los poderes políticos sigan sin escuchar esas demandas, seguiremos viendo más disturbios y manifestaciones. Ustedes en Chile tuvieron una buena cuota de protestas recientemente.

¿Pero cómo se puede lograr, en los hechos, una reorganización del modelo de ciudad?
No se puede lograr sin movimientos sociales fuertes, que estén enfocados en deconstruir el mundo que los rodea y proponer una idea nueva, la construcción de un mundo sin distinciones de clase ni discriminaciones raciales. Las ciudades son construcciones humanas, tal como se propone una forma, puede proponerse otra, el problema es que hay privilegios de clase que bloquean esos esfuerzos. Es la manera en que se organiza el poder del capital, que les ha quitado a las personas su derecho a la ciudad. Pero mientras más evidente es ese fenómeno, más fuertes han sido las protestas y los disturbios, pues se torna intolerable.

¿Cómo entiendes hoy día la lucha de clases?
Sabemos que, globalmente, unas pocas miles de personas controlan el mundo. Individuos que están en posición de dictar pautas a los gobiernos, de poseer medios de comunicación e instituciones financieras. Eso deriva en una concentración inmensa de poder de clases. En Estados Unidos existe una especie de corrupción legal de los procesos políticos por parte del poder de grandes capitales y necesitamos lidiar con eso, luchar contra eso. Luchar contra el hecho de que no haya límites para las contribuciones a las campañas políticas, lo que permite a unos pocos individuos, simplemente por su dinero, dictar no solo políticas locales sino a nivel global. No podemos tomar cartas en asuntos como el cambio climático porque unos pocos individuos no creen en él o no les interesa, y ellos son los dueños de la toma de decisiones en el Congreso.

¿Y cómo se actualiza, desde ese análisis, el concepto de “revolución”?
Creo que sería un error entender una revolución como un proceso violento. Yo prefiero entenderlo como un proceso de transformación, basado en movimientos sociales orientados a reconfigurar la vida urbana. Ha habido movimientos con ese objetivo en el pasado. Estados Unidos vivía en los años 60 una segregación racial muy intensa y hubo un gran movimiento para contrarrestarla, la mayoría de la gente estuvo de acuerdo con que debía hacerse algo. Y aunque sigue habiendo segregación racial, creo que los grupos afectados dirían que están mejor ahora que antes. Desde esa perspectiva, lo que ocurrió fue precisamente una revolución urbana, un movimiento activo por los derechos civiles que desafió una institucionalidad que fomentaba la segregación y que consiguió la integración urbana de muchas comunidades afroamericanas, tanto en la vida social como económica.

¿No suele ocurrir que las propuestas alternativas de políticas urbanas parten desde escenarios demasiados utópicos y por eso no pueden competir en el debate público?
Creo que un poco de pensamiento utópico es algo positivo. Debemos poder imaginar cómo se vería un mundo mejor, desde ahí se puede participar en actividades políticas que persigan esos ideales. De otra forma, ¿qué podemos hacer? Nos sentamos y decimos que nada es posible, ante la falta de imaginación y de voluntad política. Siempre ha sido la imaginación la herramienta para moldear el mundo, para pensar nuevas arquitecturas, nuevos espacios. Un poco de pensamiento utópico dentro de esa tónica es inevitable y muy sano.

¿Cuáles son tus pensamientos utópicos?
Por ejemplo, me gustaría ver un mundo en que haya un sistema de reciclaje urbano total, de agricultura urbana, que existan suministros de alimentos al interior de las ciudades. No estoy diciendo que eso vaya a solucionar todos los problemas, pero sí iría mucho más allá de las técnicas de reciclaje orgánico. La creación de pequeños sectores de jardinería urbana serían, sin duda, altamente productivos para individuos que necesitan suministros de alimentos.

Está en boga la idea de producir cambios a escala local, ¿son suficientes, o un cambio real solo se puede lograr cambiando la estructura total?
Creo que los cambios políticos deben operar en una variedad de escalas, no se puede lograr cambios solamente desde lo local. A los geógrafos nos gusta ocupar el concepto del “salto de escalas” de los procesos políticos, lo que significa que debes moverte desde una visión local a una metropolitana, desde una visión metropolitana a una nacional y solo cuando un proceso político ocurre simultáneamente en distintas escalas, podemos esperar que las cosas cambien. Es un principio muy importante, porque mucha gente de izquierda está pensando que los cambios locales son lo único que importa.

¿Qué te parecen las “aldeas ecológicas” que intentan autogestionar modelos de convivencia donde no rijan las reglas del capitalismo?
Se están haciendo muchos experimentos de ese tipo, creo que todos son positivos y deberían probarse. La autogestión es aquí un principio fundamental, porque hay aspectos colectivos en la toma de decisiones que pueden permitirle a una población coexistir en un ambiente decente. Pero volvemos al punto: ¿cómo haces el salto de escala? Hay comunidades capaces de reproducirse fuera de la dinámica del capitalismo, pero cómo llevas eso a una escala en que, por ejemplo, toda una ciudad o país pueda hacer lo mismo.

¿Crees que a la sociedad le falta imaginación?
Ha habido períodos históricos en que la imaginación floreció enormemente, pero creo que no estamos en una de esas épocas. Más bien tengo la sensación de que la gente no quiere pensar en cosas distintas pues consideran muy improbable que ocurran. No creen en su capacidad de crear un futuro distinto, por eso en este momento no existe una imagen de cómo se debiese ver una sociedad buena y por lo tanto tampoco se ven soluciones reales para problemas como la segregación.

Tú dices que ese cambio necesita movimientos sociales fuertes. ¿Qué debiesen pedir hoy esos movimientos?
Eso lo tiene que decidir la gente. Ni en sueños trataría de dictarle a los movimientos sociales qué es lo que debiesen intentar conseguir. Pero no creo que se trate de “pedir” nada, sino de perseguir aquello que les corresponde por derecho.

Y al revés, ¿qué puede hacer el poder político, el Estado, para atender esa demanda y contrarrestar la dinámica del mercado?
Primero tendría que ocurrir una redistribución del poder político, económico y cultural, teniendo como base la idea de igualdad. La evidencia en nuestros tiempos es que los gobiernos dominados por los intereses de las clases capitalistas reaccionan sin compasión y, a menudo, recurren a la fuerza y la militarización, en lugar de tratar de ayudar a satisfacer las necesidades de la gente. Por eso que creo que los movimientos sociales tienen que, en algún momento, hacer incursiones en el control del aparato estatal.

Bifo, pánico el pánico // Ignacio Navarro


Filósofo, creador de medios alternativos, profesor y legendario activista de izquierda, el itinerario vital y filosófico de Franco Berardi, alias “Bifo”, comienza en los años 60 y se extiende con vigencia hasta el presente. Junto a Paolo Virno, Maurizio Lazzaratto y Antonio Negri, entre otros, Berardi forma parte de una camada de intelectuales y militantes italianos de raíz marxista que a partir de los setenta comenzaron a delinear una filosa crítica sobre el proceso de globalización en ciernes y el pasaje hacia el capitalismo informacional. Preocupado por las posibilidades de una articulación resistente entre los movimientos sociales y las nuevas tecnologías de la información, las reflexiones de Bifo se centran en torno a la conformación del semiocapitalismo (donde la acción humana se traduce en información) y el ascenso del cognitariado como nueva clase revolucionaria (en lugar del proletariado, propio de la era industrial). Deudor tanto del movimiento autonomista italiano como del posestructuralismo francés, el autor busca desentrañar el funcionamiento del capitalismo global y sus coletazos psíquicos, encarnados en el pánico, la depresión y el suicidio como rasgos crecientes de un sistema de igualación de las subjetividades que parece siempre al borde del colapso.
Durante los años 60 y 70, encolumnado en la tradición marxista de la izquierda italiana y el autonomismo, en los 80, de la mano del pensamiento deseante francés de Gilles Deleuze y Felix Guattari, y, a partir de las últimas décadas extremadamente atento a la cybercultura y los nuevos medios, Bifo fue actualizando su punto de vista siguiendo el rastro del capitalismo financiero y sus ramificaciones. La persecución de una felicidad siempre aplazada, el dominio de las subjetividad bajo el yugo farmacológico y la prozac-economy, el incierto abismo abierto en torno a la “plasticidad” del cerebro, junto a la captura del deseo y la temporalidad humana bajo el signo del capital y la desintegración de los sueños de unificación global, son algunos de los muchos temas que aborda a lo largo de su obra.
En Argentina acaba de aparecer su libro El trabajo del alma, donde Bifo repasa críticamente el rol del pensamiento marxista durante los sesenta, analiza la crisis internacional e introduce algunos de los conceptos centrales de su propuesta: un pensamiento punzante, cargado de rabiosa afectividad, que se propone pensar la coyuntura contemporánea. Además, en El trabajo del alma retoma algunos conceptos introducidos en sus libros anteriores –varios de ellos editados en español, como Generación Post-Alfa (Tinta Limón), La Sublevación (Hekht) y La fábrica de la infelicidad (Traficantes de sueños)– y sintetiza un extenso recorrido teórico para arribar a un diagnóstico del presente que, tan sombrío como lúcido, señala algunos senderos posibles para la fuga hacia nuevos territorios.
Del Mayo Francés a Apple
El padre de Bifo, sindicalista y comunista, lo inició en el PC italiano a los 14 años. Pero a los 17 ya lo habían expulsado. Era 1965, los marxistas italianos se debatían entre el maoísmo chino y el leninismo soviético, y durante una acción estudiantil el joven Bifo no tuvo mejor idea que repartir un panfleto con una frase de Mao Tse-Tung: Osar pensar, osar hablar, osar hacer la revolución. “Entonces fui expulsado por maoísta; ¡Aunque nunca en mi vida lo he sido!”, recuerda hoy, desde Bolonia, Italia, donde vive, escribe y enseña.
Cuando llegaron las revueltas de mayo de 1968 estaba en primer año de la universidad y ya tenía cierta experiencia ganada dentro y fuera del partido como dirigente estudiantil. En ese contexto, agitado, revolucionario, participó en un proceso político que aceleradamente se propagó por el mundo entero y, de manera insospechada, marcaba el comienzo de una nueva fase en el desarrollo del capitalismo.
El 68 fue un año que al mismo tipo albergó un fuerte compromiso político de los estudiantes de todo el mundo y el inicio de la consolidación del capitalismo en su forma post-industrial. ¿Cómo recuerda o explicaría aquella encrucijada?
–El 68 fue, a nivel global, la primera manifestación de una fuerza social nueva que llamo el cognitariado, es decir: el trabajo cognitivo. Esa fuerza, aunque es parte de la historia de la clase obrera, era una novedad absoluta desde el punto de vista de la potencia productiva y transformadora que poseía y, también, desde el punto de vista político. Pero nosotros, los militantes, los organizadores, los intelectuales que participamos en el movimiento del 68 no entendimos verdaderamente el sentido de esa nueva fuerza. Como mucha veces pasa, no entendimos lo que estábamos haciendo porque nuestras categorías de interpretación provenían y pertenecían a la historia del movimiento obrero precedente: la Revolución Soviética, el Maoísmo y el campesinado. Las categorías de las cuales disponíamos no eran las adecuadas para explicar lo que estaba pasando. Después, durante los años 70 y 80, la fuerza social de inventiva de los movimientos del 68 fue utilizada y transformada productivamente por el capital. Hay un libro muy interesante de Frederic Turner que se llama From Counterculture to Cyberculture, de 2006. Es una historia sobre Free Speech Movement, el Movimiento Libertad de Expresión, FSM americano, californiano, durante los años 60, 70 y 80. Es muy interesante porque muestra cómo el movimiento estudiantil, libertario, igualitario se convierte en fuerza de desarrollo del cybercapitalismo, del capitalismo de la alta tecnología. El problema del 68 es que nuestra fuerza social no se traducía en una conciencia adaptada a la fuerza social misma que emergía: el cognitariado. Millones de estudiantes en todo el mundo, de México a China, de los Estados Unidos a Francia, estaban mostrando la fuerza de una clase social nueva que nacía de la historia del movimiento obrero, que nacía del proceso de escolarización de masas, de la masificación de la escuela pública. La fuerza social que emergía, el cognitariado, se entendía mal con la ideología de la cual éramos portadores.
¿Cuándo se produce el giro en la discusión y la adquisición de ese nuevo punto de vista más preocupado por el trabajo cognitivo?
–El año en el cual se comienza a entender esta nueva posibilidad es 1977. Italia, durante ese año, fue el escenario de un movimiento autónomo muy radical que, por primera vez, estaba rompiendo la relación con la tradición leninista. 1977 es revolucionario, comunista pero no leninista, es el primer momento de una conciencia que se va adaptando a la potencialidad del trabajo cognitivo. Pero, al mismo tiempo no es solo un año de autonomía en Italia; es también el año en el cual nace Apple en California, cuando Steve Jobs crea su nueva empresa de producción tecnológica. En 1977 se verifican ciertos procesos culturales que consolidan la creación de la idea de posmodernidad o sociedad post-industrial. El 77 es el año en el que, también, comienza la contrarrevolución liberal con el ascenso de Margaret Thatcher. En ese año, Thatcher toma el poder al interior de su partido y dos años después gana las elecciones. Este año, 1977 es, en mi imaginación histórica, el año en el cual la revolución comunista o proletaria, como prefieras llamarla, se transforma en algo nuevo: el combate va del territorio de la lucha política al territorio de la comunicación, al territorio de la invención técnico-científica. Es el comienzo de una historia totalmente nueva.
¿Como podría delinear los rasgos centrales de esta nueva fase del capitalismo que llama semiocapitalismo?
–Es la transformación de cada acción humana, de cada actividad humana, en términos de información. Todo lo que hacemos puede ser traducido en algoritmos. Esto significa que el proceso de producción de mercancías, el proceso de producción de lo que es útil a la vida cotidiana, puede ser traducido en términos de información. Esta transformación produce efectos económicos, sociales, organizacionales y políticos enormes. Primero: el capital se inmaterializa. La acumulación de capital ya no se verifica a través de la acumulación de cosas físicas sino a través de la acumulación puramente financiera. Y, al mismo tiempo, el trabajo no necesita verificarse de manera física, localizada, material. Se puede deslocalizar completamente porque el trabajo es trabajo de la información.
En la coyuntura internacional se observa un recrudecimiento de conflictos territoriales, raciales y religiosos que se expresan tanto en el terrorismo islámico como en la desintegración de la UE y el ascenso de partidos de derecha en todo el mundo: ¿cómo se articulan esos fenómenos con el semiocapital?
–El Brexit, la guerra que se está extendiendo en el Norte de África y Oriente Cercano, el ascenso de Donald Trump en los Estados Unidos, todos estos son los fenómenos que pueden significar una especie de regreso a la época pre-global. Ese regreso sería una catástrofe profundísima. Si la globalización fracasa a causa de un regreso de la materialidad eso significa que verdaderamente vamos hacia una guerra civil global muy peligrosa. El proceso de globalización tiene una fundación tecnológica que es la red global, y tiene una fundación ideológica y política que es el neoliberalismo. Esta combinación ha sido una verdadera catástrofe porque un proceso progresivo de globalización ha sido transformado en un proceso de explotación total, violento, guiado por el interés de una pequeña clase financiera. Pero hoy hay fuerzas cada vez más grandes que se están rebelando contra este proceso de globalización financiera con la idea de regresar a la época precedente. El problema es que, después de la derrota y eliminación en la sociedad del proyecto hacia el socialismo y el comunismo, del pensamiento obrero, del pensamiento autónomo, después de esta derrota, en el escenario mundial permanecen vigentes solamente dos actores: un actor es la dictadura financiera globalista y el otro actor es la reacción material antiglobalista que tiene una cara de tipo nacionalista y, tal vez, claramente racista. Esos dos actores estarán combatiendo en Europa, como en los Estados Unidos. El problema es que deberíamos revitalizar un tercer actor: la fuerza organizada de la solidaridad de los trabajadores. Este actor permanecía vivo sólo en Latinoamérica y, ahora, también está desapareciendo. Por eso yo veo el futuro de manera absolutamente sombría. Porque el actor racional, el actor progresista que podría desarrollar de manera rica y útil la potencia de la tecnología, este actor ha sido asesinado por la dictadura financiera.
No tomarás el poder
Durante los años 70 y 80, consciente de que la nueva manera de combatir la naciente teología neoliberal y el dominio del capital financiero era en el campo de la subjetividad y la subversión comunicativa, Bifo se convierte en un pionero de nuevos medios, en un info-terrorista. Durante esos años, al calor de la corriente autonomista italiana, participa en el grupo Potere Operaio (Poder Obrero) junto a Antonio Negri. En 1975 participa en la fundación de la Revista A/traverso, que bajo el lema “Informaciones falsas producen acontecimientos verdaderos” lanzó una serie de campañas de sabotaje mediático. Un año más tarde, en 1976, junto a otros militantes autonomistas, funda Radio Alice, la primera radio libre de Italia, experiencia que pone en jaque el monopolio estatal de los medios de comunicación y fue boicoteada tanto por la izquierda tradicional como por el gobierno italiano.
Luego de ser encarcelado bajo la acusación de formar parte de las Brigadas Rojas, asediado por la persecución estatal, Bifo emprende un exilio que tendrá como primer destino París, donde conoció a Michel Foucault y Felix Guattari. Con este último comienza a trabajar en el esquizoánalisis. La incorporación del marco teórico construido por la dupla Deleuze-Guattari pone en marcha una nueva serie de planteos que consolidan al deseo como un espacio de lucha continua.
En El trabajo del alma usted plantea la nueva lucha ya no en términos de acción política en el sentido tradicional sino que desplaza el problema hacia el campo de la subjetividad y el deseo. ¿Cómo se pueden movilizar esas fuerzas en la subjetividad contemporánea?
–Quiero corregir, perfeccionar la pregunta. No se trata de una “movilización de la subjetividad”, porque la subjetividad siempre está en juego durante todo tipo de proceso social. Se trata, en realidad, de una movilización de la fuerza cognitiva y del psiquismo mismo. Es el psiquismo y la fuerza de producción cognitiva de la sociedad lo que está invertido y siendo explotado por el capitalismo informacional. Entonces, creo que tenemos que desplazar nuestra atención, nuestro análisis y nuestra actuación fuera del territorio de la acción política, la toma del poder, la representación, las elecciones y los partidos. Tenemos que desplazar esta energía hacia el psiquismo social y las potencias cognitivas. Eso significa que el problema del futuro, de una emancipación futura, no pertenece al campo de la toma del poder político. Podemos tomar el poder y después: ¿Qué hacer? No lo sabemos. Nunca sabemos que hacer. Como SYRIZA, en Grecia: tomó el poder político pero no cambió nada. Barack Obama tenía muchos proyectos y prometía yes we can, pero no pudo hacer nada. Porque la política no puede. ¿Qué puede? La inteligencia colectiva, el cerebro colectivo, los cien millones de proletarios cognitivos que viven y trabajan al interior de la Silicon Valley global. Ellos son la fuerza que puede algo ¿Qué puede? Puede sabotear y puede reprogramar. Son las dos acciones que tenemos que hacer en el futuro. Una acción es bloquear y subvertir el proceso de producción capitalista. Sabotear la guerra, sabotear la seguridad imperialista. Pero, además de sabotear, podemos reprogramar la maquina global, reprogramar la distribución de los recursos, reprogramar la distribución de la riqueza, el tiempo de trabajo, la relación entre trabajo y vida cotidiana. Todo eso no es objeto de decisión política. No lo es. Es objeto de programación cognitiva técnica e informática. No se trata de decir: “la sociedad tiene que tomar el poder político”. Se trata de decir: los trabajadores cognitivos, junto a la sociedad entera, naturalmente, pueden y deben sabotear, bloquear y reprogramar la máquina global.
En El trabajo del alma, refiriéndose a la polémica entre Baudrillard y Foucault a fines de los setenta en torno a los mecanismos del poder en el capitalismo tardío, usted completa el concepto foucaultiano de biopolítica acuñando una nueva encarnación: la tanatopolítica ¿En qué consiste?
–Hemos hablado muchísimo de formas biopolíticas del poder pero si intento verificar las formas concretas de esta biopolítica ¿qué encontramos? Encontramos Estado Islámico, ISIS, es decir: el terrorismo de la desesperación. Desempleados que tienen veinte años y se entregan a ese movimiento porque les pueden pagar un salario y, segundo, porque puede satisfacer su deseo de vendetta, su deseo de violencia extrema. ¿Qué es la tanatopolítica? El narcotráfico mexicano no es solo narcotráfico: es la empresa neoliberal de distribución de la droga y también una forma de control tanatopolítico sobre la sociedad mexicana. Por otra parte, la OMS (Organización Mundial de la Salud) señala que durante los últimos cuarenta años el suicido aumentó en el mundo un 60 por ciento. El incremento es enorme. Es decir: el suicidio es la primera forma de manifestación de la intolerabilidad y desesperación que el capitalismo financiero viene produciendo. Eso también significa tanatopolítica.
¿La contracara de esa expansión de la muerte como forma política es el creciente desarrollo ciertas industrias de la felicidad, como el turismo o la industria de los psicofármacos?
–El turismo en el mediterráneo esta cambiando de manera muy dramática. Es decir, los europeos no pueden ir a muchísimos lugares del mediterráneo. Solamente podemos ir a las islas y el problema de las islas es que están rodeadas de cadáveres. Porque en el mediterráneo ya hay como 50 mil cadáveres flotando alrededor de las islas. Incluso puede ser que esa cifra sea mayor. Y, cada día, hay nuevas personas que mueren porque los europeos cierran las puertas. Me parece que la persecución de la felicidad se verifica sobre todo a través del aumento en el consumo de píldoras. Es la psicofarmacología. Es la droga, legal o ilegal, que se sigue vendiendo y produciendo en todos lados.
Quería preguntarle sobre el aburrimiento ¿Qué lugar ocupa en este mapa del deseo de la contemporaneidad?
–Es interesante. En la historia de la alienación la época moderna es la época del spleen, la época de la repetición. Somos obligados a repetir toda la vida la misma operación, la misma acción. En la época informacional y cognitiva del semiocapital se verifica un cambio profundo de la alienación porque lo que el capitalismo nos impone es una movilización constante del deseo, de las energías mentales, psíquicas, deseantes. Maurizio Lazzarato ha escrito un libro muy interesante sobre el pasaje del sistema de la repetición industrial al sistema de la diferencia informacional. Cuando entramos en este régimen de atención a la diferencia, que es lo especifico de una buena parte del trabajo cognitivo, nuestras energías psíquicas están continuamente movilizadas. Eso produce un efecto que no es el aburrimiento, sino el pánico. El pánico puede conducir en muchos casos a la depresión. Y la depresión no es spleen. No es simplemente la percepción de una repetición aburrida. Es algo más profundo. La depresión es el desinvestimiento de las energías psíquicas. El desinvestimiento del deseo. La movilización semiocapitalista de las energías psíquicas abre la puerta al pánico, a una velocidad creciente, y abre la puerta a un segundo efecto: la depresión.
¿Piensa que los filósofos de alguna manera cumplen un papel profético al anunciar los problemas que se avecinan?
–No creo que el filósofo pueda ser un profeta, pero seguramente el trabajo filosófico tiene una relación con el futuro. Deleuze y Guattari, en su último libro juntos, ¿Qué es la filosofía?, dicen: la filosofía no es el descubrimiento de la verdad final. No hay ninguna verdad final. No es la afirmación de principios eternos. No es la profecía de lo que pasará en el futuro. La filosofía es creación de conceptos. Etimológicamente el concepto es una herramienta que permite captar juntas muchas cosas ¿Y qué tiene que captar? El concepto tiene que captar el proceso de devenir. Tiene que captar el pasaje desde hoy hasta mañana. Entonces el filósofo no es un profeta. Es el creador de un puente que permite caminar hacia el futuro. Yo no se que va a pasar mañana. Puedo hacer muchas hipótesis. Pero lo que tengo que hacer es crear las condiciones conceptuales, estéticas, filosóficas, existenciales para permitirme a mi mismo y a mis amigos caminar sobre el puente que nos lleva hacia un lugar que no conocemos. Deleuze usa una expresión magnífica: “cartografiar territorios futuros”.
Al parecer en esa frase suena el eco de otra cita, pero de Nietzsche: “El desierto crece”
–Sí. El desierto crece y nuestro trabajo será imaginar y cartografiar aquellos territorios que no están desiertos.

Racismo blanco, fascismo islamista y guerra civil global // Franco Berardi (Bifo)

Todo se deshace; el centro no puede sostenerse;
Mera anarquía es desatada sobre el mundo,

La oscurecida marea de sangre es desatada, y en todas partes
La ceremonia de la inocencia es ahogada;
Los mejores carecen de toda convicción, mientras los peores

Están llenos de apasionada intensidad.
Fin del thatcherismo
Quince años después de la cumbre de Génova, cuando la globalización neoliberal festejó sanguinariamente su triunfo, muchas señales nos hacen pensar que todo se está precipitando: el dominio neoliberal que ha garantizado un equilibrio de poder a nivel global se está desmoronando y la guerra civil fragmentaria se expande en cada área del planeta, involucrando incluso a Estados Unidos, donde la amplia difusión de armas alimenta la matanza cotidiana de la cual los afro-americanos son las víctimas privilegiadas.
Las señales se multiplican, pero ¿cómo interpretarlas? ¿Qué tendencia se vislumbra? Y, sobre todo, ¿cómo recomponer la autonomía social, cómo proteger la vida y la razón de la locura homicida atizada por el capitalismo financiero y que el fascismo en sus variantes nacionalistas y religiosas agrede cada vez más fuerte?
El 2 de julio de 2016, pocos días después del referéndum que sancionó la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, The Economist, la revista que siempre apoyó con entusiasmo las políticas neoliberales, declaró repentina y dramáticamente la desintegración del proceso de globalización. En un editorial titulado «La política del odio», la revista, que muestra en la portada un calzoncillo con los colores de la bandera inglesa y el grito punk Anarchy in the UK, podemos leer (con cierto asombro):
“Desde la América de Trump hasta la Francia de Marine Le Pen, muchos están cabreados. Si no encuentran una voz en las fuerzas de gobierno, acabarán por hacerse escuchar saliendo del sistema. Si no creen que el orden global funciona para ellos, el Brexit amenaza con convertirse sólo en el comienzo de una descomposición de la globalización y de la prosperidad que esta ha creado.”
Según afirma The Economist, la rabia de los excluidos de la globalización está justificada.
“Los que defienden la globalización, incluido nuestro periódico, deben reconocer que los tecnócratas han cometido errores y la gente común ha pagado el precio. La decisión de crear una moneda europea ha sido una elección tecnocrática que ha producido estancamiento, desocupación y ahora está destruyendo Europa. Los instrumentos financieros tan sofisticados han confundido a los reguladores, han arruinado la economía mundial y han terminado por hacer pagar a los contribuyentes el rescate de los bancos”.
Confieso que nunca hubiera esperado una autocrítica de parte de esta revista que siempre ha promocionado con arrogancia las políticas neoliberales. Y sigue: “Mientras el producto americano creció un 14%, los salarios medios solo aumentaron un 2%. Los liberales creen en los beneficios de una renuncia a la soberanía por el bien común. Pero como muestra el Brexit, cuando la gente siente que no controla su propia vida y que no recoge los frutos de la globalización golpea duro. Y la Unión Europea se ha convertido en un objetivo”.
Entonces, ¿se terminó la era neoliberal? ¿Se aproxima el colapso del capitalismo global? Las cosas no son tan simples. Nadie tiene idea de cómo sustituir las políticas neoliberales, nadie tiene en mente un modelo social capaz de reemplazar la dictadura de los mercados que en las últimas cuatro décadas, partiendo justamente de la Inglaterra de Thatcher, ha transformado la sociedad, el trabajo y la política. Inventar un proceso de salida del capitalismo es la tarea gigantesca que tiene por delante la inteligencia autónoma. Mientras alrededor se desata la guerra.
Una bomba de tiempo
El Brexit da miedo por muchas razones: porque abre las puertas de la nada frente a la Unión europea, porque hace posible un desmoronamiento del mismo Reino Unido, porque abre perspectivas recesivas a la economía global que ya se encuentra en condiciones de estancamiento y sobreproducción deflacionaria. Pero también, y quizás sobre todo, porque Inglaterra ha estado en los últimos dos siglos a la vanguardia del capitalismo mundial: allí comenzó la ofensiva neoliberal, porque cuando algo sucede en Londres sus efectos se sienten por todas partes. Ante todo se sienten en Estados Unidos, donde en 1980 Ronald Reagan importó las políticas thatcherianas y hoy se desarrolla una campaña electoral dominada por la figura ridícula de Donald Trump.
Tal vez anticipándose a la futura victoria de Trump, a principios de julio el presidente Obama participó en Varsovia en una cumbre de la OTAN de la que no se ha hablado demasiado. Allí, se tomaron decisiones que pueden llevar a Europa al borde de un abismo militar. Después de haber desplegado 25.000 soldados en el ejercicio Anaconda, en Polonia, ahora la OTAN decide alinear tropas de forma permanente en los países bálticos, en una zona en la cual la más pequeña provocación podría dar lugar a dos resultados: la confrontación militar con la Rusia de Putin o la desintegración de la OTAN. El golpe de estado en Turquía muestra que ese país se ha convertido en un campo de batalla entre Rusia y la OTAN.
Derrotados los generales filo-americanos, Erdogan transforma el país en una dictadura islamista y fascista y sella un pacto con Putin. Perdida la motivación original, la OTAN es ahora una frágil arquitectura que amenaza con atrapar a Europa. Lo dice el alemán Jochen Bittner en un artículo titulado “¿Todavía existe la OTAN?” (en el New York Times del 8 de julio).
“La OTAN intenta contrarrestar su declive con el sonido de los sables más pesados. Su grupo dirigente quiere hacer de los estados bálticos aquello que en un tiempo fuera el Berlín del oeste: un detonador nuclear”.
La cumbre de Varsovia, luego el golpe de estado en Turquía: la OTAN es ya una bomba de tiempo cuya explosión puede tener efectos inimaginables.
Verano negro en Estados Unidos
Mientras en Estados Unidos comienza la campaña electoral, una impresionante sucesión de asesinatos racistas, que despertó en el otoño de 2014 el movimientoBlack lives matter, conduce a la población afro-americana a un grado tal de exasperación que en las manifestaciones se grita “Kill the police” y en Dallas un joven negro llamado Micah, entrenado en la guerra de Afganistán, disparó y mató a cinco policías.
Confieso que después de recibir las primeras informaciones sobre la masacre de Dallas, cuando aún circulaba la noticia de que se trataba de un grupo armado, pensé que después de tantos años aparecía en escena una organización revolucionaria armada como el Black Panther Party de principios de los ´70. Enseguida, la realidad resultó ser mucho más banal. Ninguna acción colectiva armada, solo el habitual acto de desesperación suicida, similar a tantos otros que desde Columbine en adelante marcan la vida de un país en el que cualquiera puede procurarse armas mortales para que la Asociación Nacional del Rifle pueda incrementar sus beneficios.
La reacción del establishment ha sido de una hipocresía repugnante. Dicen que la acción de Micah Jones tendrá el resultado de hacer perder para el movimiento la influencia y los logros conseguidos. Pero, ¿qué influencia y qué logros? De Ferguson en adelante, el movimiento ha crecido y ha marchado en todas las ciudades del país, pero la serie de homicidios racistas de la policía nunca amainó su ritmo.
A principios de julio muchos se preguntaron si se trataba del comienzo de una insurrección negra, similar a las revueltas que desde Newark a Watts y Detroit marcaron inolvidablemente los años ´60 en Estados Unidos. Yo diría que no. En los años´60 y ´70 la protesta negra formaba parte de un movimiento que se desplegaba en todo el mundo y se planteaba transformar las relaciones sociales en sentido progresista y revolucionario, y que logró efectivamente mejorar las condiciones de vida de millones de personas, entre ellas naturalmente la de la población afro-americana. Lamentablemente, ese movimiento mundial antiautoritario y socialista fue derrotado por la contrarrevolución capitalista. Lo que pasó después de los años de Thatcher ya es sabido: destruido el movimiento de los trabajadores con la colaboración activa de los infames partidos de izquierda, el capitalismo financiero pudo devastar libremente el entorno, la vida social y el equilibrio psíquico de la humanidad. Alguien dijo: Socialismo o Barbarie. El socialismo ha sido derrotado. Y la barbarie avanza, imparable.
El movimiento negro que antes gritaba Black power ahora implora Black lives matter. Estas palabras son la marca de una derrota gigantesca. Hagan con nosotros cualquier cosa, pero por favor no nos maten.
El islamismo, venganza de los colonizados
Los trabajadores han sido chantajeados, precarizados y empobrecidos, y no tuvieron ningún instrumento para defenderse. Hoy, perdida toda posibilidad de emancipación y de organización, se aferran desesperadamente a la única forma de identidad que permanece: la pertenencia étnica, religiosa o nacional. Rota la solidaridad internacional, la desesperación se coagula en forma identitaria y el fascismo reaparece. No sois trabajadores derrotados, sino pueblo: esto dice el fascismo. Y los pueblos hacen la guerra, porque es la única cosa que saben hacer.
La herencia de siglos de colonialismo y de esclavismo se presenta hoy en todo el mundo. Para los pueblos colonizados, depredados, sometidos a la esclavitud, la única rebelión es la venganza armada. El islamismo radical es la vanguardia de esta venganza. La migración masiva del sur al norte del mundo es la consecuencia de la herencia colonial y de las nuevas guerras que la venganza armada no para de alimentar.
Mientras tanto, el empobrecimiento de los trabajadores blancos de Europa y Estados Unidos alimenta una ola de racismo social y de nacionalismo cuyos efectos son el Brexit y la demolición de la Unión.
Numéricamente en declive, los blancos envejecen mientras las poblaciones colonizadas más jóvenes y demográficamente en crecimiento empujan las fronteras. Hay una especie de frustración supremachista en el fondo del inconsciente blanco, que se opone al supremachismo agresivo de los pueblos que buscan venganza. ¿Existe una posibilidad de evitar que el choque entre racismo supremachista y presión agresiva desesperada de los pueblos colonizados se resuelva en una carnicería global? Existía y se llamaba socialismo. Esa posibilidad ya no existe y lo que queda es la barbarie, el racismo y la guerra civil global.
La herencia del colonialismo
Siglos de opresión colonial, empobrecimiento y expulsión de la fuerza de trabajo nos están pasando la cuenta. Solo una cultura internacionalista haría posible la necesaria redistribución de los recursos y solo una política igualitaria y socialista puede convertir en realidad el internacionalismo. La derrota del movimiento obrero (de la que es responsable la izquierda convertida al liberalismo) ha destruido aquella posibilidad abriendo las puertas del infierno. Ahora estamos en el infierno y no se ve la salida.
La presión migratoria sobre las fronteras en Europa continuará y la Unión Europea reacciona como potencia colonial. Un documento de la Comisión europea de principios de junio de 2016 sostiene que en el año 2025 serán necesarios 83 millones de trabajadores altamente calificados que Europa, en descenso demográfico y en plena desescolarización, no será capaz de proporcionar. Por consiguiente, el documento afirma que es necesario favorecer la afluencia de trabajadores calificados del sur del mundo. Los demás se hunden en el mar o en las manos de Erdogan. Los países pobres se verán más empobrecidos por la fuga de cerebros mientras aumentarán las fuerzas del terror.
La Unión europea es un muerto que camina
El sistema bancario europeo (con el Deustsche Bank a la cabeza) exige lo suyo por enésima vez. Naturalmente, obtendrá aquello que pide y la sociedad europea lo pagará, por enésima vez. La izquierda francesa hundida en la abyección moral impone un salto de calidad en la precarización y elimina las 35 horas. Es una de las últimas burlas de una clase política infame que se destaca solo por su ignorancia y su servilismo. Pronto colgarán de la horca que los fascistas les están preparando tanto en Francia como en Austria y en otros lados: en todos lados.
Estos son los actores de la escena europea: la clase financiera depredadora pedigüeña y el nazional-socialismo ascendente. Los gobiernos se reducen a repetir sus torpes balbuceos sobre la democracia y el crecimiento inminente. ¿Qué hará Merkel ahora que su preferido Merdogan provoca un golpe de estado para eliminar definitivamente cualquier rasgo de democracia? ¿Les dará visa a los turcos para conseguir que el asesino aloje a los inmigrantes sirios que los pueblos europeos no están dispuestos a aceptar?
El horror
En una suerte de escalada del horror, la demencia islámica-fascista lanza ataques contra la vida cotidiana en ciudades europeas, de medio oriente y asiáticas. La matanza de Niza llevada a cabo por el macho fracasado Mohamed Lahouaiej Bouhlel llega simultáneamente con la noticia de que el señor Manuel Barroso, presidente de la Comisión europea entre 2004 y 2014 (máxima autoridad del muerto que camina), depende desde ahora oficialmente de la agencia financiera Goldman Sachs, un organismo internacional que comparado con Bouhlel aparece como un aficionado en el arte de la muerte.
Conclusión
Como escribió Yeats en 1919:

“La marea de sangre se desata y en todas partes
La ceremonia de la inocencia se ahoga;
Los mejores carecen de toda convicción, y los peores
Están llenos de apasionada intensidad.”

Hoy la resistencia solo puede organizarse en forma marginal: la sociedad está paralizada, incapaz de defender sus intereses y sus derechos. En Italia se juega a hacer el referéndum sobre el cambio constitucional, como si el problema fuese la democracia, cuando es completamente evidente que la democracia es un instrumento mutilado, carente de eficacia y credibilidad. En cualquier caso, iré a votar en el referéndum de otoño, no porque me importe como forma democrática; votaré porque quiero que el gobierno de Renzi se derrumbe y se acelere el colapso de lo que queda de la Unión.
¡Solo entonces, la sociedad comenzará a abordar el problema de la solidaridad, de la autoorganización y de la salida del cadáver del capitalismo! La próxima década estará dominada por una guerra cada vez más sangrienta y desoladora. Quien no lo ve está en peligro. Aquel que intente negarlo está en peligro. El que lo sabe, que comience a construir las estructuras de la solidaridad que servirán para sobrevivir y para razonar en términos de una sociedad igualitaria, para algún día volver a vivir. Tal vez.
17 de julio de 2016
Traducción del italiano: Gilda Vignolo. 
Versión original en la la página web de Derive Approdi. 

“Se propusieron quebrar al movimiento” // Entrevista a Dora Barrancos

 por Alejandra Dandan

Durante un homenaje realizado el año pasado en la Universidad de Quilmes, Dora Barrancos se preguntó “¿Quién le teme a Milagro Sala?” Y se respondió: “Le temen los poderosos, los tibios, los que están contra los derechos de las mayorías populares”. Socióloga, doctora en Historia e investigadora principal del Conicet, hoy dice que aquello fue casi un adelanto de lo que siguió como si “pestañaran” los nuevos vientos. En esta entrevista explica por qué cree que en Jujuy existe un estado de excepción donde quedan afuera las mayorías populares ante una “comandita” de los tres poderes que se articulan muy enfáticamente con una carga xenófoba en altos segmentos de la población.

–¿Qué le está diciendo la detención de esa mujer a la que, usted dice, temen los poderosos?

–No se puede leer la detención de Milagro Sala sino en el contexto de excepcionalidad, una suerte de interrupción del estado de derecho en Jujuy. Además de las formas poco republicanas –casi no hay separación de los tres poderes–, no hay duda de que se manifiesta una intención de interrumpir el derecho de las mayorías, de cohibir al menos la voluntad política de los sectores populares, teniendo en cuenta el ciclo que acaba de dejarse, que significó el ejercicio de acogimiento de esas mayorías en una política gubernamental de carácter inclusivo. Por esto hay una figura de cese del Estado de derecho porque deliberadamente se excluye a los segmentos populares. Pero además en esa excepcionalidad, lo voy a decir con mucha prudencia, se articulan sentimientos muy discriminatorios. Parte de la sociedad jujeña es discriminatoria. No podría decir cuáles son los segmentos más afectados por las sensibilidades discriminatorias, pero me atrevo a decir que son los sectores medios, medios altos, aunque no se puede dejar de conjeturar que hay acompañamiento de algún estrato medio bajo. Esa circunstancia no se refiere sólo a la comunidad Tupac Amaru, sino que es de larga data y comprende a todos los pueblos originarios. Hace mucho que nos preocupan las distorsiones mentales, las actitudes que suelen dominar, que desean obturar el reconocimiento de la población indígena. Se habla del “abuso” de derechos y de la sobreutilización de esa población de los servicios de salud, por ejemplo. Hay una operación mental de exclusión que también alcanza a la población boliviana.

–Una perspectiva así empieza a indagar la defensa de Milagro, una línea que trata justamente el odio racial.

–Hay odio xenófobo instalado hace mucho. Se está frente a una mentalización, entre los sectores medios y altos con mayor complicidad, de no reconocer a los “bolivianos” ni a los grupos locales que en general comparten los mismos orígenes étnicos. Lo notable es que se asiste a una buena reproducción de la población indígena en toda la región norteña, es una demografía en crecimiento y se la percibe como una amenaza. No es diferente a la xenofobia europea, pero entre nosotros hay una borratina sobre el tema. Se pone en evidencia una actitud “preventiva”, no pocos sectores ingresan al “estado de prevención”, lo que equivale a imaginar: “algo me van a sacar, algo me vienen a robar, esos que no tienen el mismo derecho que yo”. Es una llaga que cuesta mucho reconocer. La Tupac viene a representar esa coagulación de lo indígena amenazante y que es rechazado preventivamente por determinados grupos sociales que se han tornado individualistas, muy poco solidarios. Pero no me parece que esto se asimile a la construcción de sentido xenófobo europeo que ilustra la frase “me vienen a sacar el trabajo”. Es un fenómeno distinto que lleva a enunciar que “los negros no pueden tener los mismos derechos porque no son iguales a mí aunque hayamos nacido en el mismo país”. Y esto es mucho más simbólico que material y económico, porque a menudo el enunciado es pronunciado por gente morocha que comparte idénticos fondos étnicos.

–¿Qué rol cumplió la Tupac en estos años?

–Hay una asociación punitiva de los tres poderes del Estado con relación a Milagro Sala. Han llegado a un acuerdo y no sólo tácito: el acuerdo es en torno a la ejemplaridad del hostigamiento y la humillación. Hay que cortarle las alas, ponerla en caja, aniquilar su liderazgo. Lo que más abruma a un movimiento social, a cualquier colectivo, son las implosiones, las manifestaciones internas de disensos severos e irremediables. Y lo que se ha propuesto esta comandita de los tres poderes es quebrar el movimiento, hacerlo disentir profundamente, abrumarlo con conflictos internos y es lo que está consiguiendo en alguna medida. Se llama de modo separado para negociar a los integrantes de la Tupac, hay tentativas de adquirir voluntades, de hacer que abjuren del pacto colectivo. En un movimiento tan amplio como la Tupac siempre han existido puntos de vista diferentes, manifestaciones disonantes. Es sobre estos disensos que opera la campaña de hostigamiento para que se resquebraje por completo. Ese es el objetivo principal. Van a tener presa a Milagro Sala todo lo que sea necesario, que en buen romance quiere decir hasta extinguir a la Tupac Amaru.

–Es la metáfora del cuerpo desarticulado de Tupac Amaru.

–Así es. Es un descuartizamiento. No es probar lo ladrona que fue, eso les interesa mucho menos. Ladrona es la metáfora que está en la superficie; abajo, cuenta el movimiento de descuartizamiento. Extinguir esa rebelión de estos indios y de estas indias y de estas putos indios – así dicen– o de estas lesbianas indias, dada la libertad enorme en materia de sexualidades que tiene el movimiento y que creo que es un aspecto único en materia de movimientos sociales en América Latina.

–¿Por qué considera que la Tupac es un movimiento singular?

–Es completamente original en el arco de derechos que reivindica y ese es su peligro; no es una manifestación clásica de los movimientos sociales. Se ha avanzado mucho respecto de los movimientos sociales de oposición al neoliberalsimo en los ‘90, y la Tupac es una organización que se ha hecho con clara hegemonía del liderazgo de una mujer. Esto no es tan novedoso porque hubo muchas líderes piqueteras en los ‘90. La reivindicación del derecho a la casa, a la recreación, a la salud, al trabajo, son bastante trajinados pero en el caso de la Tupac se hizo vibrante también el derecho a una “vida digna de ser vivida” desde el punto de vista de la sexualidad, un reconocimiento a las sexualidades disidentes. Esa es la novedad de la Tupac que tiene anualmente también una manifestación de gran jolgorio con la marcha del orgullo gay. Esas fiestas muestran tramas de solidaridad muy peculiares. Insisto en que si se recorre el andarivel de los movimientos sociales típicos de Argentina como el movimiento piquetero, los derechos que se solicitaban son ajustados a una base canónica: vivienda, educación, salud, trabajo. Han sido movimientos que consagraron demandas frente a la perdida de trabajo, pero también construyeron movimientos más sólidos más allá de ese objetivo. Avanzaron desde esa experiencia de juntarse a reclamar oportunidades de trabajo con el liderazgo de mujeres, tal como ha demostrado entre otros Andrea Andújar. Pero pasada la algidez de la crisis, muchas de esas mujeres se subsumieron de nuevo en posiciones no públicas. La diferencia es que la Tupac tomó el reconocimiento de las personas disidentes en materia de sexualidad como parte del programa de reivindicaciones.

–La Tupac misma aparece estructuralmente como una parte de esas identidades disidentes. Ahora bien, en la línea que va de los movimientos sociales de los 90 hasta acá aparece una disputa por el espacio político. ¿Cree que eso se ve en el reclamo de tipo impugnatorio que le hacen sobre la idea del Estado paralelo?

–Exactamente. La construcción del “Estado paralelo”, como argumenta el poder con relación a la expansión de la Tupac, es el mayor punto de resentimiento. A nadie que denostaba a las organizaciones sociales en los 90 se le ocurría hablar de amenaza del “Estado paralelo”. En cambio esto sí aparece acá por las características de la Tupac: es una meta organización social dado que el arco de derechos sobre los que trabaja es más variado. Por eso, de imaginar ahora el renacimiento de los movimientos sociales con las asambleas populares y otros fenómenos –si vuelven a presentarse en la escena con la fuerza de los 90–, tendrán que hacer lugar a los nuevos derechos.

Making of de las “Crónicas antiheroicas griegas” // Irene Rodríguez y Marta Pérez


Antes de viajar hubo varias quedadas, muchas tareas repartidas, mucho cruce de mails, y muchas dudas e ideas. Entre ellas, la de escribir lo que viéramos e hiciéramos en Grecia. Esta idea se desdoblaba en dos: la posibilidad de producir textos de denuncia de la situación, que quizá podíamos publicar en algún medio nacional o internacional, y la de escribir algo más narrativo.
Ç– Sí, ¡yo lo intentaría! Contar lo cotidiano de una situación de emergencia extrema, haciendo todo el esfuerzo del mundo por eliminar tanto la figura del héroe como su reverso, la víctima indefensa. Algo así como un relato antiheroico.
– ¡Me encanta! Y me parece un título perfecto: “crónicas antiheroicas”
– Jajaja, bueno no, que igual no se entiende bien… yo lo veo más como un título interno para explicarnos nosotras, al interior.
Interior que se amplió con Pepe y Amador y que se alojó en la revista Alexia. El correo que nos enviaron de vuelta, tras contarles la propuesta, estaba tan lleno de ánimos como de preguntas: ¿por qué vais?, ¿desde dónde queréis hacer esto?, ¿cómo han llegado todas esas personas ahí?, ¿quiénes son los refugiados?, ¿qué buscan?, ¿cómo transcurre una jornada allí?, ¿qué objetos, qué relaciones veis?, ¿qué diferencia hay entre un campo autoorganizado y uno del gobierno?, ¿se puede decir que hay belleza en un campamento?… y muchas más que resonaron sobre el terreno o nos sirvieron de guía cuando nos sentábamos al ordenador.
La idea de los textos de denuncia nunca la abandonamos, pero la que fue tomando más importancia fue la de las crónicas, al encontrar compañeros por el camino que iban a estar ahí, a la escucha.
EN MOVIMIENTO
Si bien no teníamos una idea previa que determinara qué contar, sí teníamos algunas preocupaciones respecto al tono que queríamos que tuviesen los textos.
Ya de vuelta en Madrid, el poder comentar con Pepe este último texto de “making of” nos permitió reflexionar sobre algo que no habíamos explicitado entre nosotras durante la estancia en Grecia: la escritura había sido una parte del hacer, estaba atravesada por la misma búsqueda y por el mismo frenesí.
El hecho de que fuéramos a escribir sobre lo que veíamos y experimentábamos organizaba nuestra mirada y nuestras preguntas, pero de un modo diferente a como lo suele hacer el relato periodístico o la investigación académica. Cuando hablábamos con la gente no llevábamos preguntas establecidas de antemano para luego escribir; las preguntas estaban relacionadas con la práctica, con algo concreto en lo que pudiéramos comprometernos a intervenir —una duda sobre salud o del proceso de pre-registro—; o, sencillamente, surgían del vínculo personal, de cuestiones de la vida cotidiana como las condiciones en los campos.
Así, más que una lista de temas sobre los que escribir que guiara qué preguntábamos y en qué nos fijábamos más, íbamos un poco al revés: hacíamos cosas durante el día y, en los momentos en que los que nos movíamos de un lugar a otro, en el coche, nos contábamos las cosas, las organizábamos, intentábamos darles un sentido, una continuidad, un hilo. Las crónicas se gestaban en estos momentos y, por eso, al final no fue tan malo que nos perdiéramos tanto en la carretera.
– Gira, gira por ahí, que en teoría, a cinco kilómetros, hay una salida que tenemos que coger
– Vale, guay. Y volviendo a estas dos chicas de la ONG que hemos conocido, me sorprende cómo estamos todos igual, preguntándonos por el sentido de estar aquí. Creo que va a ser una de las constantes del viaje
– Total. La primera crónica podamos centrarla en esto, ¿no? Llevamos varios días muy revueltas con el tema y quizá nos ayude también a ordenarnos un poco la cabeza
Precisamente para eso nos ha servido escribir las crónicas: para poder “ordenarnos la cabeza”. O en otras palabras, nos ayudaron a zambullirnos en la realidad porque sabíamos que luego teníamos una tarea que nos permitiría reflexionar sobre ella. Como si la escritura fuese una prolongación de la práctica diaria, un ejercicio de elaboración de lo pensado-sentido que nos permitía comprender(nos) una situación de excepción tan arrolladora. Todos los tropiezos que hemos podido tener habrían sido mucho mayores si no hubiéramos tenido este espacio en el que desgranábamos nuestras dudas, así como luego ajustábamos nuestro hacer a aquello que habíamos comprendido mejor durante la jornada, pensábamos por escrito y aprendíamos.
Eso es una parte muy importante del para qué nos han servido a nosotras estas crónicas. Nos hemos preguntadopara qué les pueden servir a las demás; quizá solo podemos responder que, desde la primera crónica, uno de los públicos que teníamos en la cabeza eran las personas que se planteasen venir en algún momento. Porque lo que se iban a encontrar, los campos militares, son algo muy bestia; nos parecía que cuanto más compartiéramos sobre esos lugares (información, pero también dudas, sentires, dilemas, amistades), mejor.
LOS CÓMOS Y LOS CUÁNDOS: EL MOMENTO DE ESCRIBIR
– Me confirma María que hay asamblea hoy a las 20h.
– Joder, y entonces cómo lo hacemos? Si queremos terminar la crónica, ir a Oreokastro y hacer la compra de sandalias no nos da tiempo a estar de vuelta a las ocho…
– Ya, pero en esta asamblea se va a hablar del proyecto de vivienda, y no nos la podemos perder
– Tienes razón, entonces dejamos la visita a Oreokastro para mañana, y así tenemos unas horas tranquilas para terminar la crónica y hacer la compra antes de la asamblea.
En un contexto de precariedad abrumadora, donde la urgencia es la norma, la inercia del hacer te lleva casi por instinto a actuar sin pensar mucho y a considerar algo secundario todo aquello que se salga de ese hacer. Obligarnos a dedicar mañanas enteras para relajarnos lo suficiente como para poder escribir ha sido casi un ejercicio de autocuidado: una de nosotras comenzaba a escribir, dejando más terminadas las partes con las que se sentía más cómoda mientras que solamente dejaba esbozadas partes en las que se sentía atascada para que la otra, al recoger el guante, las trabajara.
Por supuesto, la escritura generaba nuevas preguntas y problemas, aunque muchas de ellas ya estaban ahí y lo que hacía el texto era ayudarnos a explicitarlas. Eso sí, esa explicitación estaba repleta de compromisos personales, éticos y políticos. Por ejemplo, dimos muchas vueltas a cómo abordar una crítica a las ONGs sin que se leyera como un juicio al trabajo de personas que colaboraban con esas organizaciones y que, además, enunciaban críticas muy similares a las nuestras.
Queríamos intentar mostrar la complejidad de la situación en Grecia, evitando la idealización de prácticas y personas y el tono moralista –“esto está bien, esto está mal”, “hay que…”–. Pensamos que ese tono y esa práctica, como guía de acción en una situación poco conocida y compleja, puede tener efectos violentos. Para ello, nos conteníamos la una a otra, y cada una a sí misma, eliminando frases que pudieran leerse como aleccionadoras y dogmáticas (para esto también ha sido fundamental la ayuda de Amador y Pepe).
En dos ocasiones, el propio contexto del lugar de lectura, España, se conectó con reflexiones éticas que estábamos teniendo sobre la escritura de los textos. Ocurrió con las dos últimas crónicas, que trataban sobre la fuerza de un gobierno (Crónica IV) y la fuerza de los cualquiera (Crónica V). La primera la escribimos cuando ya llevábamos más de dos semanas en Tesalónica. Necesitábamos comprender sobre el terreno cuál podía ser el papel del Gobierno griego en los campos militares y en las cuestiones relacionadas con el proceso de asilo. La segunda la escribimos ya en Madrid, tras unos últimos días en los que no parábamos de presenciar y conocer, ya en la distancia, acciones de los cualquiera que hacían saltar por los aires muchos tipos de fronteras, y que aspiraban a replicarse y hacerse sostenibles. No se trataba, pues, de criticar al gobierno y alabar a los movimientos; echábamos de menos al Gobierno, protegiendo, cuidando la vida.
Pero estas crónicas se publicaban en período electoral en España y nos preocupaba que se leyeran como otro texto más dentro de los debates en torno a ese momento en concreto y a la discusión de más largo recorrido sobre las relaciones entre la institución y los movimientos sociales. Sentíamos que la situación que viven los refugiados y los autóctonos en Grecia ameritaba una lectura, un análisis, un trabajo de empatía que la otorgara un lugar singular e importante.
Ese sentimiento de compromiso con la situación conectaba con uno de los asuntos irresueltos de estos textos: su tipo de relación ética con las personas que están atrapadas en Grecia y cuyas voces hemos filtrado en las crónicas. Ellas y ellos no las han leído (tendrían que estar en árabe para que pudieran hacerlo, y de momento solo podemos traducirlas al inglés y estamos intentando con el griego). Ellos y ellas aparecen como arquetipos, como alguien que cuenta algo que podría contar casi cualquiera del campo. Para ir más allá de esto hubiera sido necesario hacerlo juntas, pero un mes no nos parecía suficiente para construir un compromiso ético con las personas que comparten sus experiencias y pensamientos. Así que adoptamos algunas decisiones, como no relatar historias personales, no hacer entrevistas, no analizar los enunciados que reproducíamos en las crónicas.
Durante nuestra estancia, y ahora ya en casa, pensamos mucho en las formas de dar continuidad a lo que hemos empezado. A las amistades, los vínculos con las refugiadas y los colectivos griegos que las apoyan, las tareas concretas. Una forma de continuar que tiene mucho de probar a ver cómo se hace eso del internacionalismo práctico y pegado a lo cotidiano que decíamos en la tercera crónica. También está llena de alegrías. Por ejemplo, hoy, sábado 23 de julio, cuando terminamos de escribir estas líneas, saludamos con júbilo la apertura ayer viernes de un espacio social y de vivienda para refugiadas en el centro de la ciudad de Tesalónica. Aquí la dirección web para conocer cómo apoyar

Fuente: revistaalexia.es/

La cuestión municipal tras el 26J // Mario Espinoza Pino – Fundación de los Comunes

“La crisis consiste precisamente en el hecho de lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer: en este interregno se verifican los fenómenos morbosos más variados”. Salvando las distancias históricas, este clásico aforismo de Antonio Gramsci en los Quaderni parece retratar a la perfección el escenario posterior al 26J. De otra manera: el bipartidismo del 78, aunque herido, resiste bien su crisis; Unidos Podemos queda muy por debajo de las expectativas, lastrado por una estrategia populista que no da más de sí; el momento actual está abierto a una incertidumbre que admite casi cualquier desenlace; desde el desencanto colectivo hasta una renovada indignación ante la falta de alternativas. Aunque los “fenómenos morbosos”-no nos engañemos- podrían ser mucho peores que los de la desafección política. Solo hace falta alzar la mirada y contemplar la deriva de la vieja Europa y sus socios fronterizos.
Han sido muchos los análisis que han señalado -con mejor o peor fortuna- el porqué del pinchazo electoral de la nueva política. Sin embargo, poco se ha hablado de sus consecuencias más allá del ámbito estatal. Si dejamos a un lado los actuales juegos mediáticos de palacio, tan tediosos como poco productivos, el fracaso de Unidos Podemos se traduce en un serio golpe para el municipalismo democrático, que tendrá que enfrentarse a lo que resta de legislatura con unos aliados débiles y cada vez menos recursos. Por decirlo claramente: una mayoría parlamentaria de “cambio” hubiera permitido derogar la Ley Montoro, garantizando una mayor autonomía política y económica de la escala municipal. No tenerla estrecha el margen de acción de los ayuntamientos, lo que implicará un rápido desgaste en medio de una nueva ola de austeridad.
El cambio de coyuntura tras el 26J obliga, por tanto, a replantear las estrategias políticas del municipalismo. Terminadas las ilusiones de la “toma del Estado”, los municipios tendrán que hacer valer -por cuestiones de superviviencia- una imaginación política que trascienda lo que hasta ahora han sido sus prácticas usuales de gobierno.Las candidaturas que sigan enrocándose en un perfil gestor, llevando a cabo políticas de parques y jardines o eludiendo el conflicto, acabarán por dilapidar el capital político que toda una ola de movilizaciones ha depositado en ellas. El maquillaje de las campañas y los eslóganes pueden sostener la imagen pública durante un tiempo, pero sin cambios reales a medio plazo, toda la parafernalia del marketing se agostará más pronto que tarde. No digamos ya sin socios fuertes y con una legislatura del PP en ciernes.
De candidatura a movimiento
Poco o nada queda hoy de la efervescente atmósfera que impulsó la ola municipalista durante las pasadas elecciones. Aquel clima de movilización ha ido sucumbiendo ante la centralidad de la agenda institucional. Encerradas en una espiral burocrática y con apenas organización -pues la confluencia sigue sin traducirse en unos mínimos organizativos eficaces-, las candidaturas han ido perdiendo capacidad de intervención social y, poco a poco, legitimidad. Cabría preguntarse si hoy son algo más que plataformas de concejales y asambleas que dan vueltas en torno a problemas de gestión -en el mejor de los casos ratificación de mociones, presupuestos, apoyo en campañas y miscelánea administrativa-.
Tras el 26J es necesario que el nuevo municipalismo salga de su propia torre de marfil.En lugar de proyectar los límites institucionales hacia el exterior, entonando un ya monótono “no se puede”, debe hacerse poroso hacia un afuera poblado por demandas ciudadanas y agentes autoorganizados. Más que “abrir debates” sobre esta o aquella cuestión, se trata de construir espacios de encuentro -hacer ciudad- y participar activamente en los antagonismos que atraviesan el territorio. Nunca será lo mismo un ayuntamiento que actúa de forma defensiva, cerrado sobre sí mismo y bajo la ilusión del “gobierno para todos”, que uno que insiste en reconocer espacio político a quienes pugnan por ensanchar derechos y libertades o combatir la precariedad. Y no nos llevemos a engaños: quien quiera luchar por la justicia social deberá gobernar “de parte” (precisamente del lado de aquellos que no la tienen). En este sentido, las asambleas de las candidaturas ganarían más abandonando el rol de “asesoría informal” para volver -más allá de identidades o siglas- a trabajar en clave activista.
En otras palabras, es hora de pensar y actuar como movimiento, de un modo flexible, distribuido y adaptado a la realidad local. No hacerlo -tal y como están las cosas- llevará a un desencanto mayor que el que ya empieza a gestarse en las calles y los bares. Además, hablamos de un desencanto sometido a tal presión económica -10.000 millones de multa por el déficit y lo que queda- que una declinación reactiva de la austeridad, fascista y racista, no es descartable. Como ya sucediera con el 15M, sólo un tejido social empoderado podrá frenar una respuesta de este tipo y convertir la crisis en una nueva oportunidad de ruptura.
La la federación como hipótesis: entre la red y la autonomía
Durante el 15M solía repetirse aquello de “nos quieren en soledad, nos tendrán en común”, quizá ha llegado el momento de que el municipalismo tome en serio esta consigna del movimiento. ¿En qué sentido? Sin aliados potentes en escalas superiores -sometidos, además, a insidiosas guerras fraccionales-, los municipios tendrán que hacer política desde su propia autonomía democrática. Pero en lugar de hacerlo como hasta ahora, absorbidos por las inercias gestoras, sería mucho más inteligente hacerse fuertes hacia fuera. Un afuera doble. Por una parte, y como venimos sosteniendo, tendrán que pugnar por construir su legitimidad más allá del espacio institucional interviniendo socialmente y ampliando su radio de acción. Por otro lado, tendrán que estrechar relaciones con otras candidaturas y entornos municipalistas en su misma situación. Se trataría, en definitiva, de esbozar una idea de federación o red. Pero ¿cómo iniciar una empresa de ese calado?
Pese a que los problemas de los territorios tienen un carácter eminentemente singular, hay conflictos transversales a toda la escala municipal. Es a partir de estas cuestiones comunes -como la Ley Montoro, la deuda, los problemas habitacionales o la remunicipalización- desde donde puede elaborarse una agenda municipalista compartida por diferentes movimientos y candidaturas. Una campaña concertada por la remunicipalización de los servicios externalizados o contra la “Ley de racionalización y sostenibilidad de la administración local”, pueden ser frentes desde los que empezar a urdir una trama federal entre diferentes municipalidades. Pero ello exigirá, al mismo tiempo, dotarse de medios de comunicación para compartir saberes, socializar información, mantener discusiones e intervenir en la esfera pública como apuesta autónoma.
Trabajar en red romperá la soledad de las candidaturas y sumará en audacia política. Incluso la desobediencia, porque habrá que desobedecer, será más fácil. Como señalaba Spinoza, la construcción de vínculos cooperativos entre seres singulares -en tanto concierten estrategias, prácticas, un vocabulario y finalidad similares- obtiene como resultado una apuesta singular más potente. Y en la medida en que ésta sea capaz de fundar un espacio propio habrá de ser considerada como algo singular y autónomo. Por decirlo de manera más concreta: un movimiento municipalista en red, aglutinador de candidaturas y movimientos, descentralizado y con la virtud de articular diferencias, puede ser la mejor de las armas para resistir y avanzar en medio de un gobierno del Partido Popular. Máxime cuando la “nueva política” parece que apostará por la “oposición responsable”, esto es, por traducir el gobernismo institucional sobre el plano de la política de oposición. Aunque sea pronto para afirmarlo rotundamente, sus últimos gestos parecen indicarlo.
Si lo viejo sigue agonizando y lo nuevo no termina de nacer, habrá que seguir trabajando por la irrupción del desborde, por construir las condiciones materiales del mismo y hacer escalar el conflicto. Esa será la mejor forma de atravesar ese interregno o zona de incertidumbre de la que hablaba Gramsci: en común y apostando por una verdadera ruptura democrática.

[Fuente: https://www.diagonalperiodico.net]

Los derechos son de plástico // Verónica Gago

Desde el Ministerio de Trabajo al Banco Central, pasando por la cartera de los Agro-negocios, se incuba una nueva imaginación estatal que intentará poner en caja a la economía popular. Tan berreta como cínico y astuto, el exótico relato de los funcionarios macristas deberá medirse con la expansión de una fuerza productiva que no tiene margen de espera.
El cambio de escenario es veloz. Ya no se habla de paritarias sino de mantener el empleo. De fantasear con un Ministerio de Economía Popular pasamos a marchar contra el ajuste y los despidos. En apenas unos meses, el gobierno del PRO logró reconfigurar el escenario del trabajo, empujar de una manera inesperada el mapa de alianzas sindicales, hacer de las reincorporaciones un marco perverso de negociación y evidenciar que la precariedad es capaz de una serie de matices casi infinita.
Mientras, en los barrios se pronostica que la economía informal, popular y multiforme va a ser, a la vez, el sector que más crezca y el que más sufra. Ese engorde será proporcional, apuestan algunos referentes, a la inflación y el enfriamiento de la economía. Sin embargo, lo que parece funcionar como colchón a la caída del consumo que ya se siente es un fortalecimiento de los segmentos más sumergidos, ilegales y desregulados que supieron combinarse con las economías informales como modo de hacerlas prosperar, autonomizarse y aguantar –también antes– la pérdida de poder de compra de los subsidios. Se trata del mismo dinamismo que convirtió a esas economías en combustible de endeudamiento popular, de nuevos negocios financieros, y que hoy marca un elemento clave de su fragilidad. Todo el tinglado precario de planes sociales y contrataciones se desmoronará a distintas velocidades sobre ellas: hacia su interior (la parte formal de la economía informal, como se le llama a las cooperativas) y hacia sus laterales (la parte más violenta con que se conecta la informalidad: transas, aprietes y pelea por los negocios inmobiliarios).
populismo financiero
El directorio del Banco Central, presidido por Federico Sturzenegger, convirtió hace unas semanas en tarjeta de débito a los plásticos mediante los cuales se cobra la Asignación Universal por Hijo (AUH) y los planes o programas de ayuda social. La disposición, que fue impulsada desde el ANSES, se conecta con la extensión del beneficio a monotributistas de bajos ingresos y también es el medio por el cual se hace operativa la devolución del IVA de la canasta básica para la población beneficiaria. Esa devolución, claro, se concreta “en la medida que las compras se hagan con tarjeta de débito de las cuentas en las que se acreditan beneficios laborales, asistenciales o de seguridad social”, pero el reintegro se hace en función del saldo “independientemente del origen de las acreditaciones” (Resolución de Directorio N° 165).
Los efectos de esa modificación, según los argumentos del propio Sturzenegger, corresponden a una idea más estricta y radical de extender la “inclusión financiera” para los sectores populares. La argumentación oral se quiere desprejuiciada: ¿por qué una cuenta AUH no debiera permitir a sus beneficiarios usar y contratar otros servicios financieros? De este modo, se trata de convertir a los beneficiarios (un término que remite a cierta pasividad) en una categoría más dinámica y afín con la nueva época: clientes. Para eso se habilitó a las cajas de ahorro por las cuales se cobran los planes sociales, para que en ellas se puedan depositar fondos de otras proveniencias (con un límite del importe de dos salarios mínimos por mes) y para que se adhieran a pagos automáticos (esto sí sin límites de ningún tipo).
Se quiere dar lugar así a una bancarización stricto sensu. Expandiendo y completando un proceso que se inició hace ya varios años por medio de la bancarización compulsiva de los beneficios sociales, se escribe un nuevo capítulo que conecta financierización y derechos. Esto significa que los derechos sociales son mediados por instrumentos financieros que, por supuesto, nunca son gratis. Las finanzas exhiben así su capacidad constitucionalizante: es decir, de producir derechos, enlazarse con la producción jurídica y anudar, de un modo que antes era insospechado, inclusión social y negocio financiero, consagrando nuevas modalidades de explotación que no dejan a nadie afuera.
¿Qué implica que alguien que cobra 966 pesos por AUH –según el último aumento– pueda en esa misma cuenta ingresar otros fondos? En primer lugar, permite la extracción de dinero en cualquier cajero pero también “el retiro en efectivo en los comercios adheridos”. Fiesta de intereses, se escucha detrás de bambalinas. En segundo lugar, esas cuentas que estaban exentas de chequeo por el origen de sus fondos (mientras reciben sólo dinero del estado, se supone que es en blanco y por tanto operan bajo un “régimen simplificado” de control), ahora podrían entrar en colisión con otras normativas ya que se desconocería el origen de su capital. Sin embargo, y a pesar de las advertencias, la modificación no tuvo observaciones legales.
Esas miles de cuentas podrían convertirse en canales de blanqueo para ingresos provenientes de las llamadas economías informales, algunas al borde de lo ilegal, todas en un tembladeral de rebusques que se calientan y aceleran mientras suben los precios. De este modo, tendrían la chance de ingresar al sistema financiero bancario flujos de efectivo que provienen de los miles de empleos, emprendimientos, changas y negocios de diversa escala de ese famoso 40% de la economía “en negro”, que hoy representa uno de los puntos más sensibles del mapa político y económico de Argentina. Así, el sistema financiero consigue sangre nueva: se alimenta de un flujo de trabajo producido en condiciones completamente precarias, de fuerte dinamismo en su capacidad de articulación territorial y muy desiguales en términos tributarios y de ingresos. Por eso no es tan importante controlar de dónde vienen los fondos, sino que se les pueda sacar provecho a través de los bancos y las organizaciones financieras no bancarias.
marca personal
Buena parte de los despidos que se dieron al interior del Ministerio de Trabajo tienen que ver con programas que intentaban convertir o al menos generar algún tipo de contacto, entre la población receptora de los planes sociales y ciertas formas de empleo flexible: subsidios destinados a cooperativas y emprendimientos, al empleo joven, a pasar de la noción de pasantía a “entrenamiento laboral”. De boca del actual Secretario de Empleo, Miguel Angel Ponte, ex directivo de Techint, salió la propuesta de cambiar la noción de “trabajo decente” (ya bastante polívoca, pero que condensaba una polémica sorda con la de “trabajo digno” que supo embanderar a los movimientos piqueteros) por la de “personalización laboral”. Se trata de una idea que recoge todos los clichés neoliberales y que quiere limpiar de un plumazo cualquier reminiscencia a que un trabajador pertenecería a cierto tipo de colectivo social (uno bastante particular, diría Marx). Entonces, ya no se habla de trabajadores sino de personal, y esa personalización supone que el trabajo se puede “customizar” (sic) a medida de cada quien.
La consigna está siendo lanzada en reuniones de equipo y, aún si permanece vaporosa, se complementa con una descripción de las tres economías realmente existentes: la ordinaria o economía blanca; la economía social (“los choriplaneros” es la definición técnica); y la economía de base, compuesta por quienes no pueden ser beneficiarios de política pública porque “chorrean mierda”. El nuevo lenguaje oficial se conjuga con el del policy making, pintando un cuadro de lo más desinhibido del pensamiento político que circula entre los funcionarios de alto rango.
El cambio político y de estrategia en el Ministerio de Trabajo no es sólo cuestión de marketing, expresa un plan para la población sobrante con especulaciones de un desempleo que llegaría a más del 17% tras los primeros meses de gestión. A modo de lapsus pero como desliz sintomático del nuevo horizonte, en algunas reuniones se nombra sin querer al Ministerio de Agricultura como Ministerio de Agronegocios. En ese tándem –agrobusiness y desocupación– se entiende que José Anchorena (apellido de una línea terrateniente de larga data), director económico de Fundación Pensar y ahora a cargo de la Subsecretaría de la Programación Técnica y de Estudios Laborales, diga a la vez que el “auto-reconocimiento indígena” no tiene mucha credibilidad y que debería implementarse algo más cercano a exámenes de ADN para justificar la entrega de subsidios o reconvertirlos a artesanos que puedan vender sus productos por plataforma Etsy, como en Estados Unidos. Ya lo escribió, en el diario La Nación, debatiendo la ley anti-despidos que re-bautizó como “cepo al trabajo”: “El mercado laboral es un organismo dinámico cuyo gran objetivo es crear oportunidades”.
pooles de prenda
La imagen de un mantero senegalés empujando con furia a un policía de la Metropolitana se viralizó, tal vez, porque condensaba una acción concreta y decidida frente a una serie de atropellos que encontraron menos resistencia de lo que se imaginaba. Al menos por ahora.
El sector de vendedores ambulantes, feriantes y todo el arco de lxs trabajadorxs del sector textil (de las fábricas que cosen para grandes marcas, a los talleres textiles llamados clandestinos) están siendo chantajeados por una doble pinza: la amenaza patronal de que si no hay auto-ajuste las importaciones de China inundarán el mercado; y la embestida securitista contra la informalidad por medio de denuncias y llamado social a su represión. Hay miles de cooperativas de costura en todo el país (las máquinas de coser fueron uno de los implementos más entregados por las gestiones anteriores del Ministerio de Desarrollo Social y de Trabajo) y hoy podrían caer en la denuncia de la gente de a pie que se promueve desde el conglomerado patronal nacional a través de www.argentinailegal.com (volviendo realidad una app que ya anticipó Capusotto).
Algunos emprendedores de la economía informal tal vez logren dar el paso y reinventarse como pequeños importadores de prendas, haciendo pooles de inversión para comprar containers. Aun así, les será difícil seguir vendiendo al mismo ritmo. Otrxs trabajadores ligados a las economías regionales, de las que depende una mano de obra también sumamente precarizada, muchas veces migrante y vinculada de modo estrecho a eslabones de la economía informal (recolectores de fruta, ladrilleros, yerbateros, etc.) verán reducida su porción de ingresos. Más aún si se tiene en cuenta que, según especialistas en el área, durante la década pasada no hubo avances cualitativos a favor de su regulación o de una institucionalidad que hoy funcione verdaderamente de obstáculo. En paralelo, la quita de muchos subsidios provenientes de la desaparecida Subsecretaría de Agricultura Familiar –como ya pasa en todo el cordón fruti-hortícola de la zona sur de provincia de Buenos Aires– obliga a los productores de alimentos a vender cada vez más barato para garantizar su circulación o a conseguir canales alternativos de compras comunitarias directas, las que ya proliferan en varias ciudades del país.
incorrecciones políticas
Bajo el nombre de economías populares se intentó pensar la mutación del desempleo a formas de empleo que se mixturaban con los planes sociales, los emprendimientos y el reconocimiento como derecho social de una serie de actividades que emergieron en la crisis de 2001 y luego se consolidaron como estratos importantes para una buena parte de la sociedad. La Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) incluso se propuso pensar una forma sindical que acompañara ese reconocimiento del nuevo mundo laboral pos-salarial, tratando de ensanchar por abajo la imaginación sindical. Muchas otras organizaciones e iniciativas con trayectorias diversas ya venían desplegandoestrategias similares. La referencia práctica es un conjunto variopinto de actividades productivas que nunca estuvieron desvinculadas de la llamada economía formal ni funcionaron como un archipiélago de solidaridad. Las finanzas se encargaron de ser el código de articulación más veloz y astuto de esos espacios que, cuando se articulan priorizando identidades políticas, luchan aun por preservarse bajo la lógica de la distinción. Las nuevas políticas financieras, del agrobusiness y de gestión del empleo entienden los códigos de estas interconexiones sin guardar ninguna corrección política. Queda por verse hacia dónde estas economías populares (heterogéneas, intermitentes y cambiantes) se siguen expandiendo. Que van a seguir creciendo, que no caben en la etiqueta de trabajo nacional y que tienen un desafío sobre su capacidad de auto-defensa, es de lo único que podemos estar seguras.

[Nota publicada en la Revista Crisis: http://www.revistacrisis.com.ar/]

Microcréditos posibles // Ángela Gancedo Igarza y Julián Mónaco

foto de sub.coop
Juana León trabaja de lunes a domingo: para ella no existen los feriados ni los días libres. Cada mañana apura el desayuno en su casa del barrio Samoré y camina treinta, cuarenta, cincuenta cuadras (o las que hagan falta) para atender a sus clientes. No puede gastar en viajes, pero recorre la ciudad cargando su pesada caja de herramientas para hacer pies, manos, depilación, parafina, permanente y color. Desde hace algunos años, su principal arma de trabajo es el teléfono: pase lo que pase, nunca lo apaga. Cuando le vibra en el bolsillo, sabe que hay trabajo. Y también sabe muy bien que cada una de esas caminatas vale una parte del crédito que tiene que devolver para lograr algunos de sus sueños de emprendedora.
–Mi vida es todo sacrificio y de a poco devuelvo: si hice quinientos pesos, les dejo trescientos. Cuando pago todo pido otro crédito y compro una herramienta nueva –cuenta.
Fíe Gran Poder no es como los demás bancos: presta pero no cobra intereses.
El acceso de los sectores populares a los microcréditos es un fenómeno reciente en América Latina. En nuestro país, cabría fecharlo en 2001, precisamente el año en el que el banco boliviano del que Juana es clienta llegó al país para abrir su primer local. Mientras los grandes bancos dejaban la Argentina, los directivos de Fíe decidían instalarse aquí, después de una visita a la feria La Salada. Algo había en común: Gran Poder es el barrio comercial de economía informal más importante de La Paz.
–El Fíe es para los obreros, para los trabajadores: mi garante soy yo misma –explica esta emprendedora que llegó al país desde Paraguay.
Juana León conoció el banco unos meses después de abierto, por el boca en boca: era la única firma que no exigía tantas trabas de documentos.
Junto a una socia, montaron una peluquería en el barrio de Once, muy cerca de lo que hoy es una de las nueve sucursales de Fíe en la Argentina (dos de ellas están en Salta y Jujuy). Querían dejar de ser empleadas de una cadena y, sobre todo, de trabajar en negro.
La futura peluquería era una antigua casa de apuestas ubicada en Pasco 88 que demandó reformas tan complicadas como costosas: electricidad, agua y, además, innumerables habilitaciones municipales.
–Tenía que pagar seis mil pesos por cada gabinete ¿pero cómo podés pagar si no te dejan
trabajar? –se queja todavía hoy Juana.
Fíe les prestó tres mil pesos, y una clienta de confianza la otra mitad. Pero el recuerdo de ese primer momento la amarga. Todo estaba a nombre de su compañera porque Juana no tenía documentos. Y un buen día la estafó.
Después de ese revés, que le costó cerca de cincuenta mil pesos, volvió a Fíe para empezar de cero. Pero esta vez ella sola, por su propia cuenta.
–Nunca le tuve miedo a las deudas –dice.
Desde hace cinco años, Juana empezó a trabajar para cumplir su proyecto de abrir su propio spa de manos y pies. Los empleados de Fíe cuentan que han visto a muchos de sus clientes empezar en la venta ambulante y llegar al local. Llegar al local propio es lo máximo y Juana tiene sus sueños puestos allí.
–Si logro cancelar el semanal que tengo ahora, voy a dedicarme a todo lo que es piso y pintura del salón, aunque la mano de obra es muy cara –explica.
Cada vez que Juana pide un nuevo crédito, recibe la visita de “las chicas del Fíe”,como ella las llama. Esas mujeres pasan a verificar que el proyecto avanza, que existe una obra en construcción o que compró nuevas herramientas. Toman fotos, hacen registros. Primero Fíe le prestó mil quinientos pesos; después, otros tres mil.
–Cancelás un crédito y ya tomás otro. Vos elegís el pago: semanal, quincenal, mensual.
El futuro salón, levantado sobre un terreno baldío, ya cuenta con una camilla y un sillón ortopédico –su mayor tesoro– valuado en quince mil pesos.
–Para la gente preparada, la llave es el título; para mí son mis herramientas de trabajo: sin ellas no puedo hacer nada.
Pero Juana también estudió y llegó a Fíe hecha como profesional: se preparó en el Instituto de la Dra. Viviana Bustos, en el barrio de Caballito, y también en el Instituto del Pie, donde se especializó en el tratamiento de pacientes diabéticos y en reflexología podal.
–El pie es el mejor medio de transporte que tiene el ser humano, nos transporta gratis a todos lados, por eso hay que conservarlo.
La mayoría de los seis mil novecientos clientes de Fíe son de origen boliviano y peruano. Menos de la mitad son argentinos. En 2011 llegaron a tener más de nueve mil prestatarios. Esa baja se debe a la escasez de liquidez que afecta a entidades de este tipo, por no estar reguladas.
–Los bancos convencionales acceden a los fondos del Banco Central, pero nosotros no podemos porque no estamos registrados; no somos una entidad financiera sino una de microfinanzas –explica Nancy Pérez, jefa de la sucursal de Once.
Debido a ese problema, Fíe optó por enfocarse exclusivamente en sus clientes más antiguos, con buen comportamiento de pago, y les ofrece un trato casi familiar. Juana es de las que recibe ese tipo de trato.
–Hay viernes en que llamo y pido que no me cierren, que me esperen para pagar. Hoy día el
préstamo máximo que me podrían dar sería de treinta mil pesos.
En Buenos Aires los días se hacen cada vez más largos, y el teléfono le explota. Eso significa para Juana –que nunca tuvo un sueldo y siempre tuvo que generarse su clientela– mucho más trabajo: conoce a su público y sabe que cuando llega el verano quieren verse bien.
–Es lo que más cuido: tengo a alguien de cada rinconcito de la Argentina.
En los meses de verano, su agenda se llena de anotaciones y puede llegar a devolver cerca de quinientos pesos semanales. El invierno, en cambio, es más duro: la gente se descuida.
Es jueves al mediodía y caen treinta grados sobre la ciudad: Juana va de Pompeya a Vicente
López y después a Retiro, sigue por el Centro y termina en la zona del Abasto. En su vida no hay tiempos muertos: arriba del colectivo aprovecha para bordar toallas, que también vende a sus clientes.
–Mi único enemigo es el reloj.
Revista Tema Uno #6 / Poder
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Escriben: María Josefina Cerutti | Margarita Martínez | Verónica Gago | Diego Aranda | Mariana Liceaga | Denise Fridman | Analía Fernández Fuks | Cecilia González | Myriam Southwell | Agustín Scarpelli | Alejandro Wall | Oriane Flechaire | Julián Mónaco | Diego Rosemberg | Diego Herrera | Juan Bordón | Mariana Liceaga | Ángela Gancedo Igarza

No pasarán: octagésimo aniversario del comienzo de la guerra civil española // Pedro Cazes Camarero

Ahora le toca a España
Lenin, 7 de noviembre de 1917

El 18 de julio de 1936, los generales españoles Franco, Mola y Sanjurjo llevaron a cabo un sanguinario golpe de estado impulsado por los terratenientes, la patronal, la iglesia católica, los partidos de la derecha y las dictaduras fascistas de Italia y Alemania. La reacción completa de la península, en una palabra, había decidido acabar con el joven experimento republicano. Sin embargo, la aventura no tuvo éxito inmediato, pues frente a ellos se irguieron clases sociales completas (obreros y campesinos), lo más granado de la intelectualidad española, los sindicatos, las federaciones campesinas, socialistas, anarquistas, comunistas, republicanos y demócratas, independentistas vascos y catalanes, artistas y la solidaridad de la izquierda internacional de la Unión Soviética, de Europa, de Estados Unidos y de América latina. Tres largos años y medio millón de muertos costaron romperle el espinazo a un proceso revolucionario que excedía largamente la simple defensa de la democracia parlamentaria y que de una forma u otra signó con su impronta los acontecimientos mundiales acaecidos en los años sucesivos. Pero para entender lo ocurrido es menester remontarnos a algunos años antes del estallido bélico.

LOS ANARQUISTAS EXPROPIADORES

Un soleado día de noviembre de 1925, Buenaventura Durruti se hallaba desayunando en una mesa pegada al ventanal de un conocido bar de Buenos Aires, en compañía de su camarada Francisco Ascaso. Ascaso mojaba facturas en el café con leche, mientras Durruti estiraba manteca sobre unas tostadas.

“Están buenos los croissants” comentó Ascaso. “Diles medialunas, que te van a tomar por uruguayo”, sugirió Durruti. “Cuéntame cómo les fue con la expropiación del metro”. “Demasiado fácil al principio”, explicó Francisco. “El empleado de la boletería era camarada nuestro, y hasta se quería venir con nosotros para ayudarnos con el cofre”.

La brisa de la primavera hacía oscilar las puertas del bar. Al fondo, Paquito el lustrabotas hacía brillar los botines embetunados de un caballero bigotudo, quien leía “La Nación” acomodado en una especie de trono montado sobre un pedestal de madera. Los parroquianos, escasos a esa hora, se distribuían en las mesas de mármol veteado de verde. Tras el mostrador, el patrón lustraba las copas de cerveza, protegido con un mandil y un birrete negros.

“Casi no podíamos cargar con el baúl” continuó Ascaso. “Cuando nos fuimos en el sulky a la casa de Roscigna todavía nadie se había dado cuenta”. “Todo bien, entonces”, redondeó Durruti. “Masomeno” siguió Francisco, sacándole el gusto al suspenso. “¡Cuando abrimos el cofre recién nos dimos cuenta!”. “¿Cuenta de qué?”. “El baúl estaba lleno de dinero, pero todo en moneditas de diez centavos. ¡Doce mil pesos en moneditas!”. Buenaventura se atragantó al reírse con el café con leche. “Ahora tendremos que cambiarlas con urgencia… desde Guijón piden plata para liberar a los camaradas presos”. “Mi hermano trabaja en eso”, explicó Francisco. “Están armando paquetitos de cincuenta monedas con la esposa de Roscigna y con Vásquez Paredes”.

El caballero bigotudo, con los botines relucientes, dejó “La Nación” sobre el estaño y se retiró por la puerta de la calle Rincón. El mozo limpiaba el mármol de una mesa adyacente. El patrón acomodaba las copas en los armarios. En ese momento comenzó el pandemonio. Desde la avenida Rivadavia se escuchó una sirena de intensidad inhumana. Después, con la deformación usual de los megáfonos, llegó la voz inconfundible de la policía: “Entregate, che Durruti, estás rodeau”.

Buenaventura se levantó de la silla “Thonet” sin demasiado apuro. “Puta madre” rezongó Ascaso, “todavía me quedaba un croissant”. “Medialuna” corrigió Durruti. Ascaso se apoderó de la mesita de mármol del mozo. “Permiso” dijo, y la revoleó contra la vidriera de Rivadavia. El cristal estalló con un alegre tintineo. Paco, el chico lustrabotas, se acercó llevando un bolso azul. Durruti extrajo del mismo una Colt 45 y un 38 “Smith and Wesson” niquelado. Ascaso se apoderó de una Lupara recortada y lanzó dos escopetazos a través de la vidriera rota. Decenas de balazos rugieron desde la calle a través del agujero. De espaldas en la pared, Ascaso revoleó un cartucho de dinamita apagado hacia la avenida, y luego prendió otro con un yesquero “Carusito” y lo lanzó detrás del primero. Dos detonaciones se escucharon en rápida sucesión. El negocio tembló y los cristales hasta entonces intactos volaron hacia adentro. Afuera se oyeron órdenes agudas y corridas. Los parroquianos huyeron en tropel por la puerta de la calle Rincón. “Va a ser mejor que salgan por acá” sugirió el patrón, levantando del piso la trampa del montacargas. Durruti señaló con el mentón el pozo a Ascaso, quien se zambulló en el sótano sin vacilación. “Gracias, camarada” dijo Durruti al patrón: “yo diría que se parapete tras ese bargueño”. “Vete, chaval” insistió el hombre. “Yo estuve en Oviedo en mil novecientos nueve. Esto de ahora es pan comido”.

La trampa se cerró detrás de Durruti. Desde Rivadavia seguían llegando órdenes confusas. Agazapado junto a su puesto de lustrar, Paquito miraba con el rostro blanco al patrón. “Ven a beberte un café con leche, pibe” dijo el cantinero. El mozo quitó los vidrios y puso un mantel blanco en una de las mesitas todavía erguidas. Paquito se sentó.

ANARQUISTAS EXPROPIADORES: UNA CANTERA DE CUADROS POLÍTICOS Y MILITARES
El anarquismo expropiador es la denominación de un modo de obtención de recursos económicos destinados a la acción sindical, social y política, a través de robos y la falsificación de dinero. Las operaciones realizadas se denominaban «expropiaciones» a la burguesía. A diferencia del ilegalismo (de características semi lúmpenes), los expropiadores no adoptaron el delito como un estilo de vida, sino como un medio para financiar las actividades revolucionarias. Florecieron entre 1920 y 1935, especialmente en ArgentinaUruguayEspaña
En la península, el grupo anarco-sindicalista “Los Solidarios, fundado entre otros por Buenaventura DurrutiJuan García OliverAlejandro AscasoFrancisco Ascaso y Gregorio Jover, realizó numerosas operaciones armadas, como los asaltos al Banco de Guijón y el de España. A mediados de la década del ’20, Durruti, Jover y los hermanos Ascaso, se lanzaron a una gira de asaltos por América latina, a fin de recaudar fondos para combatir a la monarquía y sostener la militancia; pero de este lado del océano, no se privaron de actuar como grupos de autodefensa contra la “Liga Patrióticay otras organizaciones patronales y parapoliciales. En la Argentina asaltaron a las boleterías de dos estaciones de subterráneos y en enero de 1926, a una sucursal del Banco de la Provincia de Buenos Aires, llevándose un botín de sesenta y cuatro mil pesos. Para esta acción contaron con el apoyo de camaradas argentinos. El grupo, sumamente prestigioso y querido, pese a las compañas denigratorias realizadas en su contra, fue luego detenido en Francia. Una exitosa campaña internacional por su liberación fue motivo de importantes movilizaciones en varios países.
Las prácticas expropiadoras foguearon a una buena parte de los cuadros políticos anarquistas en el enfrentamiento físico con la represión, lo cual resultó sumamente valioso en el momento en que comenzó la guerra civil y se enfrentaron sin pestañear a las fuerzas regulares del ejército fascista. El enorme prestigio de Durruti galvanizó a las masas catalanas, que frenaron en seco la ofensiva golpista a las puertas de Barcelona, como se verá más adelante.

ASÍ EMPEZÓ TODO

A comienzos del siglo XX, España era un país capitalista, pero escasamente desarrollado, con nichos feudales y la rémora de una iglesia católica institucionalmente muy poderosa y hegemónica ideológicamente, contraria a los avances científicos y estrechamente ligada a las instancias del poder político. El Estado era débil, salvo en lo referente a las fuerzas armadas y de seguridad. La administración era caótica y corrupta. Los gobiernos dictatoriales se sucedían y la monarquía era tan barbárica como sus generales y ministros. El país llegaba tarde y rengo a la modernidad. Lo más avanzado que poseía era una clase obrera sorprendentemente madura y bien organizada ubicada en las grandes ciudades, encuadrada mayoritariamnte en el Socialismo. El Partido Comunista era pequeño y profesional, con una fuerte influencia soviética. El campesinado, con una secular historia de luchas antifeudales, se hallaba encuadrado mayoritariamente en el anarquismo. La clase media rural era mayoritariamente católica y conservadora, y las elites de terratenientes, financistas y propietarios fabriles vivían aterrorizadas ante el fantasma bolchevique y enamoradas del ejemplo ofrecido por Hitler y Mussolini. La pequeña burguesía urbana apoyaba a distintas versiones del republicanismo, bajo el liderazgo de los capitalistas que percibían a la monarquía como un obstáculo institucional para sus negocios.

La década del ’20 estuvo signada por la dictadura de Primo de Rivera, quien respondía ante el propio rey. Leyes de excepción y prácticas antisindicales eran generalizadas. En un esfuerzo de legitimación, la monarquía autorizó elecciones municipales, aparentemente banales; pero el triunfo en las mismas del bando republicano y democrático  convirtió en cenizas el capital político de Alfonso XIII, quien exploró sin éxito la disposición de los generalotes que lo rodeaban para patear el tablero y finalmente debió abdicar y marchar al exilio.

 Según el obrero y general republicano Ricardo Sanz :

« La República española se estableció el 14 de Abril de 1931, por orientación expresa de los políticos monárquicos más cautos, quienes previnieron al  rey de lo que ocurriría en el caso de no tomar tal determinación. Pero los políticos republicanos, al encontrarse ante el hecho inesperado del establecimiento de una República a la cual ellos debían representar, no supieron materializar la orientación que marcaban las mayorías populares. La joven República se encontró desgraciadamente en manos de unos inexpertos en el gobierno. »

Pocos meses después, los obreros, los artesanos, los campesinos, miraban a la República como algo que no les pertenecía. La gestión del primer Gobierno de la República no pudo ser más torpe. A los tres  meses de implantarse el nuevo régimen, la Guardia Civil —que durante medio siglo había apaleado a los trabajadores andaluces y a los españoles en general—aumentaba aun su crueldad con las represiones desencadenadas  primero en Pasajes y más tarde Castilblanco, Parque de María Luisa y Casas Viejas. La indiferencia del pueblo español hacia la República se convirtió en odio. Por ejemplo, el campesino andaluz que aspiraba a la tierra, después de implantada la República veía como antes al señor montado en el caballo, paseándose por sus inmensos prados, se inclinaba hacia el suelo y lloraba su desencanto. El obrero de la fábrica, que creía llegado el momento de obtener sus derechos, llorabó también ante el torno y ante la máquina, comprendiendo que ninguna transformacion se había operado en España por el hecho de la implantación de la República. Y si se declaraban en huelga, como antaño, se veían acosados y perseguidos por los mismos de siempre, por la figura siniestra del tricornio de la Guardia Civil. El propio clero parecía más influyente que nunca. Las cosas sucedían como si nada hubiera ocurrido en España con el cambio de régimen. La situación provocó pequeños disturbios locales, que fueron reprimidos con más dureza que en los tiempos de Primo de Rivera. Comenzaron los fusilamientos sin juicio previo, las deportaciones, las condenas de años de prisión.

El pueblo esperó a que las Cortes Constituyentes terminaran su misión de elaborar la Carta Constitucional de la República, para manifestar políticamente su disconformidad con los gobernantes republicanos a través de la abstención masiva. En las elecciones de 1934, la alianza de los elementos moderados y los reaccionarios, obtuvo un resultado magnífico en su favor y los republicanos quedaron irreversiblemente deshauciados. Pero la reacción, una vez colocada por el sufragio universal a la cabeza de la República, no supo ser más inteligente o precavida que sus antecesores. España se convierte políticamente en un gran sumidero. La incorporación de la organización antirrepublicana CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) al gobierno de Lerroux provocó un llamado a la resistencia en octubre de 1934 que sólo fue acatado, sin embargo, en Asturias, que resistió quince días la represión del ejército profesional. En otras partes de la península las masas españolas fueron reticentes debido al descrédito de los supuestos progresistas que ahora los llamaban a la acción. Como era previsible, fueron los obreros los principales objetivos de la represión que siguió al movimiento. Pero la conducta vengativa de la derecha durante sus dos años de gobierno fue fatal para la estabilización del régimen. Las condiciones objetivas de la revolución social estaban dadas desde mucho tiempo antes. Ahora las experiencias nefastas de los primeros cuatro años de República habían madurado en el movimiento de masas la  convicción de que un cambio de fondo sólo podría realizarse a través de la revolución.

La derecha había ganado las elecciones de 1934 porque el sesenta y cinco por ciento de los españoles no depositó su voto en las urnas para demostrar así que negaban su confianza y desautorizaban a los gobernantes republicanos. La reacción creía ingenuamente que el pueblo, solo por el hecho de no haber votado a los republicanos en aquella contienda electoral, se desentendía ya por completo de sus derechos. Frente a las elecciones generales de Febrero de 1936, las mayorías populares eran conscientes de que al amparo de un gobierno afín, los fascistas preparaban un zarpazo final: la liquidación de la República y la proclamación de la dictadura permanente. Mientras tanto, treinta mil líderes y luchadores políticos y sindicales abarrotaban las cárceles. ¿Qué hacer? La respuesta fue el Frente Popular. La poderosísima C.N.T. (Confederación Nacional del Trabajo) que siempre había recomendado a los trabajadores la abstención electoral —lo cual fue decisivo para la derrota de los  republicanos en las elecciones que dieron lugar al bienio negro— dio un giro dramático en su estrategia. Si bien no participó directamente  en el Frente Popular ni hizo específicamente propaganda electoral, desencadenó una formidable campaña interpelando a la clase trabajadora, a la cual representaba casi en su totalidad. Recordó los derechos conculcados, los hermanos asesinados, los encarcelados que debian ser liberados y la sombra del fascismo que se aproximaba. Esto último no constituía ningún secreto. El Ejército, en franca rebeldía, y los «señoritos» agrupados en los organismos políticos reaccionarios, manifestaban en todas las ocasiones, que estaban dispuestos a apoderarse del Gobierno del país, fuera por los procedimientos que fuesen, y que incluso, si perdían las elecciones, se levantarían en armas, para conseguir por la violencia lo que no consiguiesen de forma legal.

La voluntad del pueblo español aplastó a la derecha, votando el ochenta y cinco por ciento en favor del Frente Popular. Fue un voto sin ilusiones. Las masas ya no esperaban que la representación política fuera a corporizar sus sueños. Aguardaban, con los dientes apretados, el zarpazo fascista : la sublevación. Con toda la carga simbólica del resultado electoral,  las mayorías podrían aplastar al monstruo en el momento mismo de la sublevación. La mayoría obtenida fue tan abrumadora que dejó sin habla a los propios republicanos. Pero como se verá más adelante, su infinita incompetencia llevó al precipicio a la más titánica de las victorias.

DECLARACIÓN DE LA ASAMBLEA DE DIEZ MIL VOLUNTARIOS ANARQUISTAS DE BARCELONA DEL MES DE AGOSTO DE 1936

“Nosotros no nos negamos a cumplir nuestro deber cívico y revolucionario. Queremos ir a liberar a nuestros hermanos de Zaragoza. Queremos ser milicianos de la libertad, pero no soldados de uniforme. El ejército se ha erigido en un peligro para el pueblo; solo las milicias populares protegen las libertades públicas. ¡Milicianos, sí! ¡Soldados, jamás!

RICARDO SANZ : DE MILICIANO A JEFE MILITAR

Testimonio del Teniente Coronel del Ejército de la República, Joaquín Morales Jaulín
Los facciosos iniciaron su segunda ofensiva sobre Madrid en la madrugada del 6 de enero de. 1937, apoyados por centenares de aviones bombarderos y de caza, abundante artillería y morteros y la infantería, protegida por varias docenas de tanquetas italianas. En ese momento, Ricardo Sanz era el Jefe de la “Brigada Durruti” y a mí se me había confiado el mando técnico de la Segunda Agrupación de Centurias, equivalente a un Batallón.

El frente republicano fue roto  en el sector inmediato al nuestro, llamado Pozuelo de Alarcón. Las fuerzas republicanas huyeron, abandonando sus armas y equipo y haciendo caso omiso de las órdenes de sus  jefes. Envié a la Centuria N°10 de Figueras, mandada por Narciso Coll, para detener el avance de los asaltantes y darnos tiempo para reorganizar una línea defensiva a lo largo de  la vía del ferrocarril de Aravaca a Las Rozas. Alrededor de las 8 de la mañana la Centuria 10 no sólo detuvo al enemigo sino que destruyó con cartuchos de dinamita y botellas de gasolina, seis de las veinticuatro tanquetas italianas. En esa operación sucumbió su responsable Narciso Coll, aplastado por la última tanqueta que él mismo voló.

Sin embargo, hacia las 9 de la mañana todavía nuestro frente se hallaba casi por completo desguarnecido. Solamente quedábamos en línea, en un islote de resistencia organizado a toda prisa, el resto de la Centuria N°10 (unos doce combatientes), las Centurias de fusileros-granaderos N° 7, 9 y 11, y la de Ametralladoras N°8 : 120 combatientes en total. Se nos unieron en ese momento la Centuria N°12, conocida como “Grupo Madrid”, constituida sólo por 30 combatientes, pero muy aguerridos; unos 12 o 15 milicianos destinados a un tren blindado, que se hallaba en aquél sector imposibilitado de proseguir su avance y, finalmente, unos 50 combatientes más recuperados entre los que huían hacia Madrid.

Los fascistas avanzaban a paso de carga protegidos por las tanquetas italianas. Di cuenta por teléfono de la situación al Cuartel General y solicité a Ricardo Sanz que nos enviara personal auxiliar para recoger las armas y perterechos abandonados por los fugitivos, ya que nosotros bastante trabajo teníamos para contener al enemigo. Hacia las 9 de la mañana apareció Ricardo Sanz, acompañado de su hermano Antonio y de dos o tres elementos del Cuartel General. ¿Trajiste los hombres que te pedí? Hay que recuperar esas armas abandonadas » « Los del batallón de reserva se han negado a venir, porque están celebrando una asamblea para decidir lo que van a hacer », contestó Ricardo. « ¿Una asamblea  en medio de una batalla ?¿Están dementes ? » repuse.Bueno, déjalo correr » replicó Sanz, « He venido para que esta posición se mantenga cueste lo que cueste. Y si es preciso morir, moriremos ». Me agarré la cabeza. “En eso ya estamos… nosotros sostendremos la posición, te lo garantizo. Lo más urgente es recoger todas esas armas y municiones y organizar una línea defensiva en Puerta de Hierro y otra ante el río Manzanares… El enemigo se desliza ya por el norte de Aravaca y si no se le contiene se meterá en Madrid dentro de un par de horas ». Sin responderme, Ricardo hizo gestos a su hermano y demás acompañantes, avanzó hacia los parapetos y puso en batería una ametralladora, disparando contra los atacantes que seguían avanzando. Me aproximé a gatas. « ¿Qué haces ahí, Ricardo? »Cumplir con mi deber y dar el ejemplo ». Tu puesto no es éste, Ricardo… Tu deber es recuperar a los combatientes huídos; velar para que el material sea recogido; crear y organizar una línea defensiva a retaguardia… Este es tu deber. Para batirnos ya estamos aquí nosotros ». “¡Soy el responsable de la Columna y hago lo que me de la gana! Estaré aquí hasta que me maten ». « Eres el jefe de la Columna y nadie te lo discute, pero no olvides que el jefe de ésta posición, mientras tu no me destituyas, soy yo… Retírate a retaguardia y cumple con lo que debes ». ¿Crees tengo miedo? Pues no lo tengo y aquí me quedo » Pues yo si tengo miedo, Ricardo, pero me quedo también, por ser éste mi sitio de combate… El tuyo es otro… Aquí estorbas… ¡Soy el jefe … ! ¿Lo oyes?¡Y me quedo! » Ricardo me miró fijamente con los ojos entornados, como él acostumbraba mirar cuando estaba cegado por la cólera, se incorporó, hizo unos signos a sus compañeros para que le siguieran y exclamó: Me voy, pero nos veremos en otro sitio… Ya veremos quién manda, si tú o yo ». A tus órdenes, Ricardo ». En la retaguardia, a menos de un kilómetro de aquel lugar, Ricardo y sus compañeros organizaron como por arte de magia una línea principal de resistencia como no podía crearse otra, contra la cual los fascistas se rompieron los cuernos. Días después, cuando fuimos relevados del frente, ví a Ricardo en su Cuartel General de calle Miguel Angel. Quiero hablar contigo », me indicó al verme entrar.A tus órdenes, Jefe » respondí, saludándole militarmente. Disculpa, Joaquín, por el incidente del otro día… Fuiste tú quien tenía razón… Estaba loco de rabia al ver cómo tanta gente se marchaba sin luchar, que estuve a punto de desear que una bala acabara conmigo ». La verdad, no me acuerdo de ese incidente » le contesté. « Lo que si recuerdo, Ricardo, es que la consigna lanzada de que los fascistas no pasaran, se ha cumplido gracias a tí que has estado en tu sitio, y el enemigo no ha pasado ».
LA ESTRATEGIA MILITAR EN LA GUERRA CIVIL
Durante el primer año de la Guerra Civil española, las milicias libertarias, formadas por voluntarios y voluntarias de la C.N.T., las F.A.I. y el P.O.U.M., tuvieron un papel determinante en lo que concierne a la guerra –y revolución- contra el “alzamiento nacional”. Las calles de Barcelona habían sido invadidas por toda una masa obrera que, rebosante de ímpetu revolucionario, deseaba partir hacia el frente aragonés para asestar un golpe mortal a los fascistas. Todos estos libertarios se negaban a integrarse en los cuerpos oficiales del ejército republicano. ¿Qué significaba eso?
La conducción republicana, en Madrid,  interpretaba la situación como si se tratase de la represión por parte de un gobierno legítimo de un golpe militar faccioso. Ello era cierto pero a la vez una grosera simplificación. La guerra civil era a la vez una revolución social, y la cúpula republicana estaba decidida a ignorarla por lo menos hasta que terminara la conflagración. Era una pésima idea.
Para la oligarquía española también estaba claro que el golpe en curso no estaba destinado a ajustar cuentas con la pequeño burguesía republicana, su ateísmo y democratismo “light”; estaba dirigido a liquidar al verdadero peligro, el “movimiento bolchevique”, esto es, a la revolución obrera socialista y anarquista. El bando “legalista” estaba conformado por los restos minoritarios de la vieja dirección republicano-liberal, desprestigiada por sus políticas reaccionarias de los años 32 y 33, más los partidos marxistas y socialistas (PSOE-PSUC y PCE) ligados de una forma u otra a la Tercera Internacional liderada por la Unión Soviética. La coyuntura de esta última era complicada.
Durante los años ’20 y comienzos de los ’30, el comunismo internacional había desarrollado una estrategia ofensiva pero sectaria en todos los procesos revolucionarios en los que participó. Ello condujo a una serie de derrotas, como en Alemania  y en China. Tales resultados condujeron a un viraje importante  en 1935/36, por el que la Internacional impulsó frentes populares con los socialdemócratas y los partidos burgueses más progresistas de cada país, alrededor de programas muy amplios y democráticos. Este golpe de volante reflejaba las condiciones políticas de reflujo del movimiento revolucionario internacional, pero para la República Española resultaba irreal debido a que no contemplaba el incontenible auge revolucionario que se estaba desencadenando y en especial privilegiaba las alianzas con las organizaciones reformistas y socialdemócratas, frente a la posible unidad revolucionaria con el enorme movimiento anarquista y la izquierda revolucionaria marxista del POUM, localmente poderoso en Cataluña.
El proletariado industrial de Madrid fue susceptible a la conducción política marxista, pero en otras capitales españolas y en especial en Barcelona se hallaba consolidada una dirección libertaria sobre la cual la Unión Soviética carecía de influencia y que desconfiaba justificadamente del stalinismo rampante del PCE. O sea que, ante todo, el bando republicano se hallaba atravesado por una diferencia profunda entre quienes proponían ganar la guerra y luego pensar en la revolución (el PC y los socialistas, más las corrientes democráticas aliadas) y las corrientes libertarias más el POUM, que afirmaban que la revolución resultaba prioritaria y que, sin ella, la guerra civil estaba perdida. Por lo que había que convertir sin dilación la guerra civil en guerra revolucionaria.
Esta profunda diferencia se reflejó en las estrategias acometidas con el objetivo del triunfo militar. Si realizamos un análisis F.O.D.A. de cada bando (fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas) que resulta útil a la hora de diseñar una estrategia, podemos observar que la situación del bando republicano respecto del fascista no resultaba simétrica. ¿Cuáles eran los elementos de éxito de los que disponían los fascistas? Abundancia de material, disciplina draconiana y rígida, una gran organización militar y capacidad para aterrorizar a la población con ayuda de formaciones parapoliciales. ¿Y qué elementos de éxito poseía el bando republicano? Abundancia de hombres y mujeres, una rebosante iniciativa revolucionaria y una agresividad apasionada de individuos y grupos revolucionarios, simpatía activa de todas las masas trabajadoras, huelga revolucionaria y  sabotaje clandestino en las zonas ocupadas por el fascismo. Las ideologías socialista y libertaria constituían una fuerza material invencible si resultaban enarboladas por un gobierno revolucionario y resultaban muy superiores a las telarañas del catolicismo decimonónico que impregnaban las mentes de la derecha. La plena utilización de estos recursos físicos y morales, muy superiores a las del adversario faccioso, no podían más que realizarse mediante prácticas político-militares completamente distintas de las del enemigo: la insurrección armada, la guerrilla extendida por todo el país, la huelga general política, la guerra de todo el pueblo y el ejército  miliciano autónomo de alto nivel técnico.
El planteo de la conducción republicana de que la alternativa sólo podía consistir en la elección entre “ejército regular” y “milicias libertarias” (entendidas estas últimas como una runfla caótica de idealistas fanáticos, aventureros y lúmpenes) resulta una caricatura de las ideas estratégicas de los anarquistas y del POUM. Lamentablemente, a los burócratas del PCE y los políticos del bando republicano los seducía la idea fija de la constitución de un ejército regular clásico.
Esto posee una explicación ideológica. La cúspide organizativa de la política (la estructura leninista de partido) constituía por entonces el desiderátum de la eficacia y se basaba en una estructura piramidal y autocrática inspirada en la organización fordista (por Henry Ford, el fabricante de automóviles) de las grandes empresas capitalistas. Por lo tanto para los políticos republicanos, y en especial para los socialistas- marxistas y los miembros del PCE, su ideal de fuerzas armadas consistía en un ejército profesional, tan centralizado y disciplinado como el fascista, y si fuera posible más.
Por lo tanto, o bien el militarismo recalcitrante del bando sublevado llegaría a imponer sus propias formas y estrategias de lucha (en las que resultaban más fuertes) al bando democrático, o bien los camaradas revolucionarios conseguirían quebrar el militarismo oponiéndole nuevos métodos estratégicos y extendiendo por toda España la revolución social, infinitamente más poderosa que el bando autocrático.
La estructura organizativa de las milicias catalanas era la siguiente: Se formaban grupos de diez combatientes, la menor unidad táctica. La reunión de diez grupos formaban las centurias, que nombraban a su vez un delegado para representarlas. Treinta centurias formaban una columna, la cual estaba dirigida por el comité de guerra en que los delegados de centurias tenían voz. La coordinación de todos los frentes se realizaba por los comités constituidos por dos delegados civiles y un técnico militar como asesor, junto con la delegación del comité ejecutivo popular. Así pues, aunque cada columna conservara su libertad de acción, se llegó a la coordinación de fuerzas milicianas, que no es para nada lo mismo que la unidad de mando. La comisión de comité de guerra fue aceptada por todas las milicias confederales. El PSOE-PCE y el republicanismo liberal se oponían a esta coordinación confederada, decían que las columnas no tenían nada que discutir y que debían acatar, sin opción a réplica, lo que ordenara el estado mayor. De tal modo, más les valía un fracaso dirigido por el estado mayor, que cincuenta victorias con cincuenta comités.
Las victorias obtenidas por la estructura bélica descrita demuestran que no sólo es factible sino eficaz como dispositivo de combate. Combinado con la insurrección armada, la lucha guerrillera planificada, la huelga general política y el sabotaje metódico en la zona ocupada, y perfeccionada con la incorporación sistemática de la tecnificación, hubiera permitido tensar las fuerzas dispersas de la autonomía revolucionaria y aplastar el ejército fascista, centralizado y autómata.
Las contradicciones descritas más atrás fueron resueltas por la conducción republicana a través de una mini-guerra civil interna, desatada contra las milicias y el POUM (conocida como “los sucesos de mayo”), que finalizó con la desaparición de esta poderosísima experiencia político-militar. También significó el fin de experiencias deslumbrantes de democratización y colectivización del trabajo y de la vida cotidiana que se describirán brevemente más adelante. Siguiendo su tradición canallesca de imputaciones falsas al estilo de los “juicios de Moscú”, los stalinistas no se privaron de acusar de espías y traidores a los más implacables luchadores antifascistas, como el líder del POUM, Andrés Nin. Esta criminal y suicida decisión de la conducción republicana no sólo marcó el final de la revolución proletaria en España en manos de quienes hubieran debido defenderla y profundizarla; fue un punto de inflexión cualitativo que condujo derechamente a la derrota militar y la caída de la República.

RICARDO SANZ CUENTA LA MUERTE DE ASCASO

A pesar de haberse rendido el general Goded y haber ordenado por radio la rendición de sus subordinados, quienes se encontraban en el cuartel de Atarazanas no obedecieron la orden y continuaron la resistencia. En las Ramblas había un cañón del 7,5 que en tiro directo disparaba sobre el cuartel, abriendo enormes boquetes en las paredes. Cientos de trabajadores, mujeres, niños, en fin, era el pueblo de Barcelona quien disparaba contra la fortaleza, mientras otros aportaban la munición, víveres y comida necesaria para prolongar el ataque. Buenaventura Durruti, Francisco Ascaso y otros que nos encontrábamos allí, nos sentíamos verdaderamente emocionados. Las avenidas se hallaban llenas de cadáveres y heridos. Otros hombres, ávidos de luchar, corrían a ocupar esos lugares de enorme peligro. Recuerdo que uno de los heridos, al verme disparando parapetado en un árbol situado frente al antiguo edificio del Banco de España, me dijo, levantando el puño mientras se desangraba: «¡Sanz, duro con ellos! ¡Hasta que no quede uno!”. Una bala, disparada desde el edificio de la Aduana —que también estaba en poder de los sublevados— abatió a uno de mis mejores amigos. Quise cerciorarme y corrí rápidamente a su lado. Y allí encuentro el cuerpo aún palpitante de Francisco Ascaso. A pesar de lo ocurrido en la guerra, fue aquél el momento más terrible que he vivido, en el transcurso de toda la tragedia de España. Caí sobre él, llorando como un niño y mordiendome los puños. Tuve que ser separado por la fuerza, ya que en mi desesperación, no me daba cuenta de que me encontraba en un lugar peligrosísimo y que sólo casualidad, no corrí la misma suerte que mi amigo. La noticia corrió entre los combatientes como un reguero de pólvora. El nombre de Ascaso zumbaba en todos los oídos. ¡Era tan querido de todo el pueblo! Ya no se pensaba en otra cosa que en vengarlo. Recrudeció la lucha con más dureza. El cañón y las ametralladoras disparaban sin interrupción. El olor de pólvora emborrachaba. Durruti distribuía el personal y dirigía el ataque. García Oliver disparaba su ametralladora contra la fortaleza en ruinas. La aviación leal rugía continuamente sobre los parapetados. Finalmente, una sábana, prendida de un palo como bandera blanca, fue izada entre los escombros. Durruti se adelantó solitario, seguido de varios centenares de combatientes. Los oficiales traidores fueron enviados a Prisiones Militares. Los soldados sublevados, engañados por unos jefes sin honor, lloraban como niños. Todos manifestaban que habían hecho armas contra el pueblo, sin compartir la causa reaccionaria. Que sus jefes estaban detrás de ellos pistola en  mano, obligándoles a tirar… la mayoría, completamente embriagados. Era la mañana del 20 de Julio de 1936.

EL 19 DE JULIO EN MADRID Y RESTO DE ESPAÑA

  El proletariado madrileño, menos preparado que el catalán, se encontró con muchas más dificultades para hacer frente a los enemigos de la República. Los falangistas, emboscados en los grandes edificios, en las iglesias y conventos, constituían grandes contingentes que rivalizaban casi en número con el pueblo, movilizado pero desarmado. Los partidos de izquierda y las organizaciones obreras de la capital exigían armas, pero éstas no les eran entregadas. La sublevación  empezó por el cuartel de la Montaña, desde donde tirotearon a los trabajadores que vigilaban los movimientos de los que preparaban la sublevación. Otros cuarteles, situados en las afueras de Madrid,  también se sublevaron y comenzaron los combates. Los francotiradores fascistas dispersos en todo Madrid, dificultaban los movimientos de los defensores de la República. La actitud vacilante del Gobierno, que no atinaba a tomar ninguna resolución, y luego su dimisión y la constitución de otro, que duró escasamente unas horas, hicieron que todo el esfuerzo para sofocar la sublevación recayera en el pueblo, sin más apoyo que el de los Guardias de Asalto que, sin mandos, se unieron inmediatamente a la causa popular. Hubo que combatir casa por casa e iglesia por iglesia hasta conseguir el triunfo. Sin embargo, el combate decisivo para el triunfo en Madrid fue el del cuartel de la Montaña, donde se había congregado el general Fanjúl, con docenas de jefes, centenares de oficiales, varios regimientos y voluntarios falangistas en un total de tres mil quinientos hombres. El pueblo sin armas, a pecho descubierto, se lanzó al ataque, con algunos fusiles y pistolas, con bombas preparadas con botes de hojalata, con escopetas de caza y unas cuantas armas arrebatadas a los policías que se mostraban irresolutos.  La fortaleza era formidable y sus defensores estaban bien pertrechados y en condiciones no solo de resistir el ataque del pueblo desarmado sino, incluso, los asaltos de unidades regulares. Pero decenas de miles de ciudadanos se agruparon alrededor del cuartel y dispararon sin descanso, sin dar un solo momento de tregua a los rebeldes. Entonces llegaron refuerzos para los sitiadores: unas compañías de Guardias de Asalto, bien armadas y muy aguerridas. Los atacantes desarmados hacían cola para tomar el arma de los que eran heridos por los sublevados. Éstos izaron falsamente la bandera blanca y luego tirotearon a los que se acercaron a parlamentar, provocando muchos muertos.Finalmente, el cuartel fue tomado por asalto, en avalancha, pisando a los compañeros caídos en el primer empuje. Fanjul y sus oficiales fueron apresados. Algunos focos rebeldes continuaron resistiendo en Madrid. Pero el pueblo ya contaba con las armas existentes en el cuartel de la Montaña y no tardó mucho en dominar la situación. No puede silenciarse la actitud suicida del Gobierno de la República. Al no apoyar a las clases trabajadoras y a los partidos políticos de izquierda, por temor a armar a las masas, contribuyó a que en infinidad de pueblos y ciudades triunfara el fascismo. El presidente Casares Quiroga fue por esta conducta absurda, el principal responsable de que se tuviera que hacer frente a una guerra que tantas lágrimas y ríos de sangre ha costado al pueblo español.

PELIGRO EN MADRID Y MUERTE DE DURRUTI

Testimonio de Fernando Sanz

Los sublevados dominaban la mayor parte de Extremadura, Badajoz, Cáceres y Plasencia, y se disponían al ataque sobre Madrid. En Badajoz asesinaron a tres mil prisioneros antifascistas, ametrallados en la plaza de toros. El pueblo anarquista Navalmoral de la Mata, armado solamente con cuchillos y algunas escopetas, no pudo frenar a la columna mercenaria de  portugueses y africanos, quienes apoyándose en el Tajo y en las cordilleras de Arenas de San Pedro, consiguieron llegar por la derecha, al Puente del Arzobispo y por la izquierda al pueblo de Arenas de San Pedro. Todo esto ocurría mientras en el Norte, ponían su empeño en liquidar definitivamente la resistencia de Asturias y Euskal Herria, a fin de poder dedicar todo su esfuerzo a la conquista de Madrid. Los demás frentes, insólitamente, permanecían en inactividad. El Gobierno español, no tuvo la sensatez de lanzar, aunque fuera con los escasos medios con que contaba, una ofensiva que, partiendo de Aragón, hubiera conseguido en ese momento que las fuerzas republicanas se internasen por la Rioja, e incluso llegasen a Vizcaya. Mientras tanto, caía Talavera de la Reina, Torrijos, Toledo, San Martín de Valdeiglesias, Navalcarnero. El asedio de Madrid se estrechaba cada vez más. La Consejería de Defensa de la Generalidad de Cataluña estaba preocupadísima por la suerte de Madrid. En diversas ocasiones se enviaron  partidas de material bélico, pero no fueron suficientes.Era necesario algo decisivo para detener al enemigo y salvar a Madrid. Por fin llegó a Cartagena el petrolero «Campeche», acribillado por el fuego fascista, con ametralladoras rusas, munición y nafta para avión. Todo fue transportado apresuradamente al frente de Madrid. Días después llegaron dor bEste, de nacionalidad rusa –uques soviéticos con trescientos camiones, siete mil fusiles » Winchester», americanos, varios millones de cartuchos y trescientas ametralladoras rusos. También llegaron aviones. Por primera vez tronaron sobre el cielo de la  capital los «chatos» y de las «moscas» republicanos, que se lanzaron de inmediato contra los «Junkers», y los pobladores de Madrid pudieron ver cómo las « pavas » alemanas se estrellaban incendiadas contra las calles de la ciudad. En solo día cayeron veintisiete aparatos : diez y ocho enemigos y nueve leales.  Pero, a pesar de que las milicias de la República se batían con gran decisión, el enemigo continuaba avanzando y  ganando terreno.

El ejecutivo estaba desacreditado y no tenía plan  alguno de defensa. El desagrado popular por la inacción incomprensible del gobierno se manifiestó en la exigencia de la creación de un Consejo de Defensa Nacional. Un nuevo gobierno, aterrorizado por la cercanía fascista, huyó a Valencia. El pueblo, en lugar de sentirse abandonado, suspiró de alivio. No obstante, el peligro de la caída de Madrid iba creciendo. Mientras, el Comité de Defensa de la C.N.T. contaba con la brillante conducción del obrero Eduardo Val. Fue  el cerebro del Comité de Defensa Confederal que dirigió eficazmente la defensa de Madrid con media docena de colaboradores. Luego se conformó una Junta de Defensa de Madrid que presidía el general Miaja y ejerció durante bastante tiempo las funciones de gobierno en Madrid, hasta que el Gobierno, desde Valencia, retomó con carácter nacional, la conducción de los problemas de la guerra. En ese difícil momento llegaron las Brigadas Internacionales, las cuales describiremos mejor más adelante. Venían bien pertrechados y poseían una fuerte convicción antifascista. Bajo su influencia  toda la población no combatiente de la ciudad se puso a construir fortificaciones. Es el primer paso firme que se dio para una eficaz defensa de Madrid. El enemigo consiguió apoderarse de las alturas de Garabitas, desde las cuales dominaba con fuego de artillería todo el casco urbano de la capital. Los moros y los legionarios llegaron a los márgenes del río Manzanares, en la parte de la Casa de Campo y la Ciudad Universitaria, y se filtraron hasta las grandes construcciones de la ciudad estudiantil. Madrid lanzó desesperadamente un pedido de ayuda. El 7 de noviembre el Gobierno central de Valencia solicitó a la Generalidad de Cataluña que las fuerzas del frente de Aragón, momentáneamente inactivo, se trasladasen de inmediato a Madrid. La Ministra Federica Montseny, del Gobierno Central de la República, planteó la cuestión con toda crudeza. Madrid caería en el término de horas si no se la ayudaba. Todos los jefes de Columnas se ofrecieron como voluntarios para correr con sus hombres a la defensa de la Capital. Pero resultaba imposible abandonar el frente de Aragón por completo. Y se convino que saliesen cuatro mil milicianos para Madrid, al mando del más prestigioso de los jefes, Buenaventura Durruti. El cuerpo llegó a la capital el día 11 de noviembre de 1936. La noticia galvanizó a Madrid. « Ha llegado Durruti. Viene con su formidable Columna a defendernos » se decía por todas partes.Durruti inspeccionó los frentes en pocas horas, ya que estaban separados del centro de Madrid por escasos kilómetros y con buenas vías de comunicación. Quedó asombrado del abandono existente en las fortificaciones. Desde su Puesto de Mando llamó al ministro de la Guerra, Largo Caballero, y le expuso con crudeza sus impresiones: si el fascismo no se había apoderado de Madrid, había sido por indecisión, pues Madrid, en realidad, está indefenso y parte de las fuerzas defensivas no hacen nada para detener al enemigo. Y así se explica la constante progresión de éste. Largo Caballero prometió aviación, tanques, cañones y más Brigadas Internacionales. A últimas horas de la tarde del 13 de noviembre aparecieron en la Capital de España, los milicianos de Durruti, fatigadísimos del pesado viaje. Pero pocos momentos después llegó el informe de que el enemigo había conseguido ocupar la mayor parte de los edificios de la Ciudad Universitaria y que avanzaba sin encontrar casi resistencia hacia la Cárcel Modelo y la Plaza de la Moncloa.        El general Miaja llamó a Durruti y le dio cuenta de la situación, pidiéndole que las fuerzas recién llegadas, exhaustas y todo, salieran inmediatamente al frente, pues de no frenarse a los fascistas, habrían entrado en la Moncloa antes de hacerse de día y penetrando por la calle de Giner de los Ríos, se apoderarían de las mismas entrañas de Madrid. Repuso Durruti que esto era imposible. El había visto a sus hombres y conocía el agotamiento de los mismos. Miaja y el comandante Rojo convencieron al reluctante Durruti, quien se dirigió rápidamente a sus cuarteles, reunió a sus hombres y les expuso la necesidad de salvar Madrid. « A la cabeza de vosotros iré yo para aplastar a los invasores ». Durruti  revistó a sus hombres poco rato después. Y con ellos, en el silencio de la noche, salió Durruti hacia el combate. Hacia el lugar de la muerte. A la Plaza de la Moncloa. A medida que las fuerzas se aproximaban al frente, se percibían más claramente las explosiones de los cañones y el fragor del combate. En diferentes lugares de la ciudad, se luchaba encarnizadamente. Los internacionales habían ocupado la parte izquierda de la Ciudad Universitaria y se extendían por el interior de la Casa de Campo, hacia la Puerta de Hierro, en dirección a Aravaca. Solo faltaba que los hombres de Durruti llegaran a tiempo de taponar el boquete, que se abría desde el Parque del Oeste, hasta la Estación del Norte. Los milicianos llegaron a los improvisados parapetos, construidos con adoquines levantados de las calles, que no eran trincheras sino simples barricadas. Los hombres de Durruti querían ver a los moros, la pesadilla de los combatientes republicanos. Los milicianos más bravos, habían recibido el fusil ruso ametrallador «de plato »  con los que aún no habían disparado un solo tiro pero que, en los breves minutos en sus manos, habían aprendido a manejar.  Los tanques enemigos cruzaron el Manzanares e iban progresando hacia la Columna Durruti, sabiamente colocada entre los coquetos hotelitos que se esparcen alrededor del Parque del Oeste. Grupos de milicianos se adelantaron y lanzaron bombas de mano sobre los blindados. Uno tras otro, éstos retumbaron y se inclinaron, rotas sus cremalleras por las bombas. La infantería fascista, que seguía a los tanques, vaciló y no se atrevía a avanzar al percibir la lluvia de metralla que caía sobre los blindados. Hicieron un alto en el camino, e iniciaron la retirada. Los fusiles ametralladores vomitaban la- muerte. Las filas enemigas trataron de hacerles frente, pero no les valió de nada. El olor de la pólvora anudaba las gargantas de los milicianos, les ahogaba y emborrachaba. Saltando los parapetos, persiguiendo el enemigo, y lo obligaron a refugiarse en la Ciudad Universitaria. Así se salvó Madrid en la mañana del día 14 de Noviembre de 1936. Las Brigadas Internacionales, que también se batieron bravamente, saludaron emocionados a los milicianos exhaustos. Mientras el entusiasmo del pueblo se trasladaba a toda España, los fascistas estaban coléricos. Ya no confiaban tanto en la infantería mora. Apostaron a las armas pesadas, cañones, tanques y aviación. Intentaron nuevamente la toma de Madrid por la Plaza de la Moncloa. Pero donde no existían mas que simples parapetos, los milicianos de Durruti, habían construido, en pocas horas, verdaderas trincheras, e incluso, refugios contra la aviación. Los milicianos esperaban, decididos y vigilantes. Los combates se prolongaron  sin descanso, durante varios días. Pero el enemigo no pudo avanzar ni un solo paso, ante la tenacidad de las milicianos republicanos. Madrid, estaba definitivamente salvada por Durruti, sus hombres, las Brigadas Internacionales y el heróico pueblo madrileño. El 19 de noviembre el recuento mostró que las bajas sufridas, entre muertos y heridos, de la Columna y los internacionalistas, se elevaban al sesenta por ciento. Ese día se informó, además, que una bala de francotirador había herido de muerte al propio Durruti.

LA REVOLUCIÓN ESPAÑOLA

La revolución social española de 1936 fue un proceso desencadenado tras el intento de golpe de estado del 17 de julio. Su principal base ideológica fue el comunismo libertario de la CNT-FAI, con un componente marxista revolucionario representado por el POUM y el ala caballeristadel PSOE y UGT. Se caracterizó por su anticlericalismo en lo religioso, su horizontalismo en lo administrativo, su racionalismo ateo en la educación y el colectivismo autogestionario en lo económico. Sobre un total de algo más de veinte millones de habitantes, la CNT contaba con aproximadamente 1.6 millones de militantes y la UGT con 1.5 millones. Los sindicatos convocaron a una huelga general del 19 al 23 de julio como respuesta tanto a la sublevación militar como a la apatía del gobierno. Durante la huelga, grupos de sindicalistas asaltaron muchos de los depósitos de armas de las fuerzas del orden. El sector anarcosindicalista radical, vinculado a la FAI, entendía el fenómeno como una revolución convencional. El grupo posibilista expresaba la conveniencia de participar en un frente más amplio, posteriormente llamado Frente Popular Antifascista (FPA),. Paralelamente emergieron estructuras administrativas al margen del Estado, la mayoría de las cuales con carácter local o comarcal. El 24 de julio partió la primera columna de tres mil voluntarios de Barcelona en dirección a Aragón, dirigidos por Buenaventura Durruti, quienes fueron implantando el comunismo libertario por los municipios por los que  pasaban. Otras estructuras como la Columna de Hierro o la Columna Rojo y Negropartieron también hacia Aragón. Todo este movimiento dará lugar a una extraordinaria concentración de anarquistas en la parte no tomada por los militares alzados. Fue la mayor experiencia colectivista de la revolución. La mayor parte de la economía del país fue puesta bajo el control de los trabajadores organizados por los sindicatos. En áreas anarquistas este fenómeno llegó al 75% del total,[ ]pero en las áreas de influencia socialista la tasa fue menor. Las fábricas fueron organizadas por comités de trabajadores, las áreas agrícolas llegaron a colectivizarse y funcionar como comunas libertarias. Incluso lugares como hoteles, peluquerías, medios de transporte y restaurantes fueron colectivizados y manejados por sus propios trabajadores. George Orwell describe una escena de Aragón durante este periodo, en el cual participó como parte de la División “Lenin” del POUM, en su célebre libro Homenaje a Cataluña:  “Yo estaba integrando, más o menos por azar, la única comunidad de Europa occidental donde la conciencia revolucionaria y el rechazo del capitalismo eran más normales que su contrario. En Aragón se estaba entre decenas de miles de personas de origen proletario en su mayoría, todas ellas vivían y se trataban en términos de igualdad. En teoría, era una igualdad perfecta, y en la práctica no estaba muy lejos de serlo. En algunos aspectos, se experimentaba un pregusto de socialismo, por lo cual entiendo que la actitud mental prevaleciente fuera de índole socialista. Muchas de las motivaciones corrientes en la vida civilizada —ostentación, afán de lucro, temor a los patrones, etcétera— simplemente habían dejado de existir. La división de clases desapareció hasta un punto que resulta casi inconcebible en la atmósfera mercantil de Inglaterra; allí sólo estábamos los campesinos y nosotros, y nadie era amo de nadie”. Las comunas fueron iban siendo organizadas de acuerdo al principio básico de «De cada uno de acuerdo a su habilidad, a cada uno de acuerdo a su necesidad». En algunos lugares, el dinero fue totalmente eliminado, para ser reemplazado por vales. Bajo este sistema, el precio de los bienes era con frecuencia un poco más de un cuarto del anterior. Las áreas rurales expropiadas durante la revolución fueron del 70% en Cataluña y en el Aragón reconquistado,[] del 91% de la Extremadura que quedaba en la República, del 58% en Castilla-La Mancha, del 53% en la Andalucía no sometida a los militares insurrectos,[  ]del 25% para Madrid, []del 24% para Murcia[ ]y del 13% en la Comunidad Valenciana. La colectivización de estas tierras fue de un 54% del país, según datos del IRA. [][]Sin embargo, dado que el Ministerio de Agricultura, y por extensión el IRA, estaban bajo control del Partido Comunista, hostil a la colectivización, los datos podrían ser mayores. En Ciudad Real estaban colectivizadas en 1938, más de un millón de hectáreas, correspondientes al 98,9% de la superficie cultivada en 1935. Muchas colectividades aguantarían hasta el final de la guerra. En el Aragón en el que se proclama el comunismo al paso de las columnas de milicias libertarias, se formaron aproximadamente 450 colectividades rurales, la práctica totalidad de ellas en manos de la CNT. En el área valenciana se constituirán 353 colectividades, 264 dirigidas por la CNT, 69 por la UGT y 20 de manera mixta. Unos de sus principales desarrollos serán el Consejo Levantino Unificado de Exportación de Agrios (conocido por sus iniciales, CLUEA) y la total socialización de las industrias y servicios de la ciudad de Alcoy.[] En la industria catalana los sindicatos obreros de la CNT se hicieron con numerosas fábricas textiles, organizaron los tranvías y los autobuses de Barcelona, implantaron empresas colectivas en la pesca, en la industria del calzado e incluso se extendió a los pequeños comercios al por menor y a los espectáculos públicos. En pocos días el 70% de las empresas industriales y comerciales habían pasado a ser propiedad de los trabajadores en aquella Cataluña que concentraba, por sí sola, dos tercios de la industria de España. Las comunas anarquistas producían más que antes de ser colectivizadas. [][]Las zonas liberadas recientemente trabajaron exclusivamente sobre principios libertarios. Las decisiones eran tomadas a través de consejos de ciudadanos comunes sin ningún tipo de burocracia (el propio liderazgo de la CNTFAI no fue tan radical como los miembros de la base responsables de estos drásticos cambios). Sumado a la revolución económica, existió un espíritu de revolución cultural y moral: los ateneos libertarios se convirtieron en centros culturales de formación ideológica, en los cuales se organizaban clases de alfabetización, charlas sobre sanidad, excursiones al campo, bibliotecas de acceso público, representaciones teatrales, tertulias políticas o talleres de costura. Se fundaron numerosas escuelas racionalistas, en las cuales se llevaban a cabo los postulados educativos de Ferrer Guardia, Mella, Tolstoi o Montessori. Igualmente, en el terreno social, algunas tradiciones eran consideradas como tipos de opresión. La moral convencional era vista como deshumanizante e individualista. Los principios anarquistas defienden la libertad consciente del individuo y el deber de solidaridad entre los seres humanos como herramienta innata de progreso de las sociedades. A las mujeres se les permitió abortar legal y gratuitamente en Cataluña. La idea del amor libre consensuado se hizo popular y hubo un auge del naturismo. La liberación fue más allá de la de los movimientos de la «Nueva Izquierda» de la década del ´60, con la diferencia que esta moralidad fue hegemónica:»La utopía libertaria se hizo realidad». El orden público también varía sustancialmente, llegando prescindir de las fuerzas de orden público clásicas (Policía y Juzgados) suplantadas por las Patrullas de Control formadas por voluntarios y las milicias populares. Las asambleas de barrio pretendían resolver los problemas que pudieran surgir. Las puertas de las prisiones fueron abiertas, liberando a los presos entre los cuales había muchos políticos pero también delincuentes comunes. Algunas prisiones fueron incluso derribadas. En agosto empezaron las primeras tensiones entre la estrategia anarquista y la política del Partido Comunista; el 6 de ese mes los miembros del PSUC (comunistas) salieron del gobierno autonómico catalán por las presiones anarcosindicalistas.

En el bimestre de septiembre a noviembre de 1936, las estructuras del estado republicano se limitaron a legislar sobre los hechos consumados por la Revolución. Pero  debido al crecimiento de la escalada bélica contra los militares sublevados, los sindicatos empiezan a ceder el control de las columnas al Estado. Para la Defensa de Madrid de octubre-noviembre, se creó un organismo independiente, en el que estaban representados todos los partidos del Frente Popular además de los anarquistas, la Junta de Defensa de Madrid. El acuerdo entre los partidos del Frente Popular y los sindicatos se plasmó el 4 de septiembre, en la formación del primer Gobierno de la Victoria de Largo Caballero. Este organismo no intervino activamente en el desarrollo de la revolución. Continuando con los reiterados intentos del gobierno republicano de disolver los Comités de guerra y de defensa, su principal objetivo consistía en fortalecer el Ejército como piedra basal del Estado, a través de duras medidas: a) constitución de la Milicia de Vigilancia de Retaguardia (16 de septiembre) con las que el gobierno controlaría a las milicias de retaguardia, que hasta ese momento eran independientes; b)transvase voluntario de jefes y oficiales de las milicias populares al Ejército (28 de septiembre), y c) aplicación del Código de Justicia militar a las milicias populares (29 de septiembre). Cuando la guerra se alarga, el espíritu de los primeros días de revolución afloja y comienza la fricción entre los diversos integrantes del Frente Popular, debido a las políticas del Partido Comunista de España (PCE), las cuales eran establecidas desde el ministerio del exterior de la Unión Soviética estalinista,[][la mayor fuente de ayuda extranjera a la República. El PCE defendía la idea de que la Guerra Civil en desarrollo hacía necesario postponer la revolución social hasta que no se ganase la guerra. Abogaba por no enemistarse con las clases medias, las bases de los partidos republicanos, que podrían verse afectadas y perjudicadas por la revolución y volverse hacia el enemigo. Los anarquistas y el POUM estaban en desacuerdo con esta opinión, al entender que la guerra y la revolución eran lo mismo, una prolongación la una de la otra. Creían que la guerra era una prolongación de la lucha de clases, y que el proletariado había derrotado a los militares precisamente por este impulso revolucionario que traían desde hacía años y no por defender una república burguesa. A las milicias de los partidos y grupos que se situaron en contra de la posición del gobierno del Frente Popular se les retaceó la ayuda y recursos, viendo así éstos reducida su capacidad de actuación, a causa de lo cual en la mayoría de las áreas republicanas comenzaron lentamente a revertirse los recientes cambios realizados. Durante este período algunas estructuras revolucionarias aprobaron nuevos programas de acción que los subordinan al Gobierno, lo que da lugar a la disolución o inicio de absorción, apropiación e intervención de las estructuras revolucionarias por parte del gobierno estatal republicano.

Una excepción la constituía el proceso colectivista en Aragón, a donde llegaron miles de milicianos libertarios de Valencia y Cataluña, y en donde ya antes del inicio de la Guerra Civil existía la más importante base obrera anarcosindicalista de toda España. La asamblea convocada en Bujaraloz en las semanas finales de septiembre de 1936 por el Comité Regional de la CNT de Aragón, con delegaciones de los pueblos y las columnas confederales, siguiendo las directivas propuestas en Madrid por el Pleno Nacional de Regionales de la CNT, de proponer a todos los sectores políticos y sindicales la formación de Consejos Regionales de Defensa vinculados federativamente a un Consejo Nacional de Defensa que haría las funciones del gobierno central, acordó la creación del Consejo Regional de Defensa de Aragón, que celebró su primera asamblea el 15 de octubre.[] Pero ya el 26 de septiembre los sectores más radicalizados fueron dominados por los posibilistas, iniciando una política de colaboración con el Estado y se integraron en el gobierno autonómico de la Generalidad de Cataluña. El Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña se autodisolvió el 1 de octubre. En reciprocidad, el Consejo Regional de Defensa de Aragón fue legalizado y regulado por decreto el 6 de octubre. El 2 de noviembre el Comité Ejecutivo Popular de Valencia aprobó un nuevo programa de acción que lo subordina a la política del Gobierno de la República. En el segundo gabinete de Largo Caballero se integraron el 4 de noviembre como ministros Federica Montseny y otros miembros destacados de la CNT. Durante este mes, la Columna de Hierro decidió tomar brevemente Valencia, en protesta por la escasez de aprovisionamientos que les retacea el Comité Ejecutivo Popular, en manos de los posibilistas. Se produjeron enfrentamientos por las calles de la ciudad entre milicias libertarias y grupos comunistas, con un saldo de más de 30 muertos. El 17 de diciembre el diario soviético Pravda de Moscú publicó un editorial donde se lee: «Ya ha comenzado en Cataluña la depuración de trotskistas y anarcosindicalistas; se ha llevado a cabo con la misma energía que en la Unión Soviética». [. La liquidación realizada por los comunistas fieles a Stalin de numerosos antifascistas y de las colectivizaciones y otras estructuras surgidas espontáneamente desde abajo en consonancia con la Revolución, que no se sometiesen a las directrices de Moscú, ya había empezado. Otra de las estructuras radicales, el Comité de Guerra de Gijón, fue trasformado por decreto del 23 de diciembre en el Consejo Interprovincial de Asturias y León, regulado por las autoridades gubernamentales de la República y más moderado en sus políticas, al tiempo que reconoció oficialmente la formación del Comité de Defensa Nacional. El 8 de enero de 1937 fue disuelto el Comité Ejecutivo Popular de Valencia. El gobierno central pasó a controlar definitivamente las milicias populares anarquistas, disolviéndolas para que se integren obligatoriamente en el Ejército Popular, estructurado y jerarquizado bajo mando de oficiales profesionales. La revolución no sobrevivió como poder independiente al segundo gobierno de Largo Caballero. El 27 de febrero de 1937, el gobierno prohibió el periódico de la FAI, Nosotros (iniciando así el período durante el cual la mayor parte de las publicaciones críticas con el gobierno pasaron a sufrir censura); al día siguiente prohíbió a los policías pertenecer a partidos políticos o sindicatos, medida adoptada por el gobierno autonómico catalán el 2 de marzo. El 12 del mismo mes, la Generalidad aprobó una orden exigiendo la entrega de todas las armas largas y materias explosivas a los grupos que no estén militarizados. El día 27 se produjo la dimisión de los consejeros anarquistas del gobierno autónomo catalán. Durante el mes de marzo se completó la militarización de las milicias, transvasadas al Ejército regular y sujetas a los regímenes de disciplina y jerarquía de éste. El 17 de abril comenzó el desarme de los obreros catalanes. El 13 de mayo de 1937, tras los sucesos de Barcelona, los comunistas propusieron al Gobierno que se castigue a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). El 16 dimitió Largo Caballero, y formó gobierno el socialista Juan Negrín, pero sin el apoyo de anarquistas ni de revolucionarios. La FAI fue declarada ilegal. El día 25 quedó excluida la FAI de los Tribunales Populares. El 8 de junio de 1937, el gobierno ilegalizó las colectividades rurales que aún no habían sido disueltas. El 14 de junio se formó un nuevo gobierno de la Generalidad, también sin los anarquistas y los revolucionarios. El 15 fue ilegalizado el POUM y su comité ejecutivo es detenido. El 16 se disolvió la 29.ª División ”Lenin”, del POUM. En agosto, se prohibieron  las críticas a la URSS y se dispuso la disolución del Consejo de Defensa de Aragón, prácticamente el último órgano de poder revolucionario que quedaba, el cual fue ocupado militarmente por tropas del ejército republicano el día 10. Joaquín Ascaso, su presidente, es detenido. La undécima división comunista arremetió contra los comités aragoneses del pueblo y disolvió la producción agrícola colectiva. El día 7, el gobierno reautorizó el culto religioso en privado, intentando restablecer su poder en la zona republicana. En Barcelona se produjeron manifestaciones contra la suspensión de la publicación anarcosindicalista Solidaridad Obrera, disueltas con gran violencia. El día 16 se prohibieron en Barcelona los mítines políticos.

El 21 de octubre, se realizó una manifestación de la CNT y de los militantes socialistas ante la prisión de San Miguel de los Reyes de Valencia, amenazando con echar las puertas abajo si no se liberaba a los presos. El 12 de noviembre, la CNT se retiró de los comités del FPA. El 6 de enero de 1938, se prohibió toda nueva emisión de billetes y monedas de comités, ayuntamientos y corporaciones, y se dio un plazo de un mes para que sean retirados de la circulación, intentando acabar con los últimos restos de la Revolución. Durante ese año regresaron muchos de los grandes terratenientes y exigieron a la república la devolución de sus bienes. La colectivización fue anulada progresivamente, pese a la gran oposición popular que suponía.
LAS BRIGADAS INTERNACIONALES
“Venís desde muy lejos; pero esa lejanía/ ¿qué es para vuestra alma, que canta sin fronteras?…”
Rafael Alberti
En la tarde del 18 de julio empezó nuestro andar en busca de armas y de alistamiento, de un sindicato de la UGT a otro de la CNT, entre grupos de jóvenes casi niños y hombres casi ancianos, entre rumores y discursos, entre canciones y consignas, mezcladas a la marea que subía de todos los barrios y se echaba sobre la Puerta del Sol. A todos nos temblaban las manos ansiosas de un arma
Carta de  Mika Feldman-Etchebéhère
 «Que en esta guerra, que es la nuestra, mueran españoles me parece normal; pero que extranjeros como tu marido, como El Marsellés , como tú misma, vengan aquí a luchar por nosotros, a morir por nuestra causa, eso es algo grande«.
Carta de Mateo, un combatiente miliciano, a Mika Feldman-Etchebéhère
«Los trabajadores españoles habrán lavado la vergüenza de la derrota sin combate de los trabajadores alemanes y escrito en los anales de las luchas obreras las páginas más fulgurantes de su historia«.
Carta de  Mika Feldman-Etchebéhère
Ante la grave situación militar de la República existente en septiembre de 1936, con las tropas sublevadas avanzando hacia Madrid, el gobierno presidido por Largo Caballero tomó la decisión de crear las Brigadas Internacionales, constituidas por voluntarios llegados de todo el mundo.
De la organización de las Brigadas Internacionales se encargaron los comunistas franceses y soviéticos. Otros voluntarios internacionalistas, como Mika Feldman-Etchebéhère y su compañero Hipólito Etchebéhère, ambos argentinos, se encuadraron en las milicias del POUM, las columnas anarquistas y otras formaciones.Por lo general, el reclutamiento se efectuaba en París y de ahí los voluntarios eran enviados al cuartel general de las Brigadas en Albacete. Los primeros llegaron el 14 de Octubre. Entre ellos se podían encontrar antifascistas de todo el mundo. Los más numerosos fueron los nueve mil franceses. Hubo ingleses, estadounidenses, latinoamericanos y muchos exiliados de izquierda alemanes e italianos. Codo a codo con la Columna Durruti, los primeros brigadistas tuvieron su bautismo de fuego en la defensa de Madrid, en noviembre de 1936. En febrero de 1937 las Brigadas Internacionales cumplieron un papel muy importante en la Batalla del Jarama. Allí los brigadistas estadounidenses e ingleses combatieron con fiereza pero fueron diezmados por el fuego fascista. Las Brigadas se agrupaban preferentemente por países de procedencia con el fin de cohesionar los grupos y permitir una mejor comunicación. La siguiente batalla fue la de Beltiche, en el verano de 1937. Allí quedó clara la incompetencia de los mandos improvisados procedentes del Partido Comunista Español y la Tercera Internacional. Durante ese año las Brigadas sólo pudieron defender la zona republicana, pero  recibiendo graves bajas. Eso provocó una caída inevitable de la moral de combate. En Teruel, a comienzos de 1938, los batallones brigadistas también sufrieron enormes pérdidas. Reducidas a menos de diez mil combatientes, las Brigadas fueron también la punta de lanza de la batalla del Ebro, otra catástrofe republicana. El presidente español Juan Negrín ofreció en Ginebra la retirada de los combatientes extranjeros como un tanteo para negociar la paz, que después se reveló infructuoso. Muchos brigadistas se quedaron hasta el final, pero las brigadas fueron disueltas. Más de treinta y cinco mil luchadores de numerosos países llegaron a España para frenar a los fascistas.  El despliegue de esos esfuerzos titánicos fue un caso único en la historia de la lucha política mundial. Las generaciones siguientes de luchadores internacionalistas se han sentido inspiradas desde entonces por ese ejemplo inolvidable.
MIKA, CAPITANA DE LA REPUBLICA
“No he venido al frente para morir por la revolución con un trapo de cocina en la mano”.
Carta de Mika Feldman-Etchebéhère 
Perteneció a un mundo que una no conoce, ya no existe ese tipo de gente”. Comentario de su biógrafa Elsa Osorio (Buenos Aires, 1952).
En el mayo francés de 1968, una dama judía de sesenta y seis años calzada con unos guantes blancos, recogía adoquines explicando a los jóvenes manifestantes cómo evitar que la mugre en las manos los delatara ante la inspección policíaca. Micaela Feldman-Etchebéhère era argentina, nacida en Moisés Ville, y comandó una columna del POUM en la Guerra Civil Española. Fue amiga de Julio Cortázar, de Alfonsina Storni y de André Breton. Micaela (Mika) creció entre los relatos de los pogroms y las cárceles zaristas. Quinceañera, se incorporó al anarquismo en la ciudad de Rosario. En la Facultad de Odontología de la UBA conoció a su compañero, el vasco Hipólito Etchebéhère. Primero se incorporaron al grupo estudiantil “Insurrexit”, militando entre anarquistas y marxistas. Incorporados al Partido Comunista en 1924, fueron expulsados dos años después por “trotskistas”. Hipólito comenzó a tener los primeros síntomas de tuberculosis. Durante cuatro años viajaron por la Patagonia en un carromato convertido en consultorio dental, juntando algo de dinero para viajar a Europa y recogiendo testimonios acerca de la por entonces reciente represión a los peones rurales. En 1931 llegaron a España en mal momento: la recién estrenada república reprimía prolijamente al movimiento obrero y campesino. La vida cultural y política de Berlín les permitió relacionarse con grupos políticos de izquierda, pero el ascenso nazi los obligó a huir a París. Allí se relacionaron con el grupo trotskista semi clandestino “Que faire”. La salud de Hipólito empeoró y tuvo que ser internado, por lo cual tuvieron que casarse para que Mika pudiera visitarlo en el hospital. Algo mejorado el esposo, el matrimonio partió a España cuando el Frente Popular venció en las elecciones de 1936. Tres días después de su llegada a Madrid, el golpe franquista desencadenó la guerra civil. Ambos se incorporaron a la columna de ciento cincuenta milicianos armada por el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), para frenar al aluvión fascista. A los dieciocho años, Hipólito ya había decidido ponerse al servicio de la revolución. A la vez que estudiaba la teoría marxista,  se preocupó de adquirir conocimientos militares. Éstos le resultaron útiles. A un oficial de carrera, del arma de Intendencia, miembro de la sección madrileña del POUM, sus compañeros le pidieron que se pusiera al frente de las milicias que estaban organizando, pero rehusó aceptar el mando que le ofrecían porque, por su formación profesional, desconfiaba de la eficacia de las unidades de voluntarios que partidos y sindicatos pusieron en pie en pocas horas para hacer frente a la rebeli6n militar. En su lugar, Hipólito fue escogido como jefe. En el primer combate, librado en Atienza el 19 agosto de 1936, fue herido de muerte. «Ha hallado la muerte -escribió Mika- para ganar la confianza de esos hombres recelosos cuya obediencia sólo se obtiene desafiando locamente el peligro… aquel fue para Hippo el tiempo más bello de su vida. Pero mi alegría estaba llena de angustia, pues yo sabía que Hippo estaba condenado, sin tener derecho a ponerle en guardia. Solamente me atrevía a decirle que no se hiciera matar demasiado pronto«. Murió como deseaba morir: en el fragor del combate. Después de haber sufrido un vómito de sangre, había intentado disipar la angustia de Mika con estas palabras; «No te preocupes… Me siento mejor. Tú sabes, por otra parte, que estoy decidido a no morir de enfermedad«. Mika había hasta entonces trabajado en labores sanitarias, pero fue elegida de inmediato por los milicianos para reemplazarlo. Capitana. No era algo usual en esa guerra; las muchachas a lo sumo realizaban tareas auxiliares, no comandaban columnas armadas. Mika estaba en contra de ese relegamiento. “En otras compañías son las chicas las que lavan y hasta remiendan los calcetines”, protestaban los milicianos. “Las muchachas que están con nosotros son milicianas –les contestó Mika– no criadas. Estamos luchando todos juntos, hombres y mujeres, de igual a igual, nadie debe olvidarlo”.  Pero no fue fácil para ella imponer su autoridad a esos hombres, revolucionarios pero machistas. Se esforzó por escuchar y proteger a los combatientes, pero asumiendo el lugar de jefa militar. Por ejemplo, en Sigüenza exigió al emisario fascista que le llevaran las condiciones de rendición por escrito y firmadas para ganar tiempo. Una orden estúpida había encerrado a los milicianos en la catedral, pretendiendo que repitieran allí lo que los franquistas lograron en el Alcázar de Toledo; pero esa iglesia tenía una estructura edilicia distinta. La artillería franquista perforaba los muros. La situación se convirtió en insostenible. El dilema era rendirse o intentar romper el cerco. Con un puñado de hombres, Mika lo logró. Acostada en el barro de las trincheras, Mika alentaba entre tiroteo y tiroteo a los milicianos, desmoralizados por la campaña antitrotskista del Partido Comunista. La mal armada columna del POUM, combatiendo contra un enemigo mucho mejor equipado, realizó proeza tras proeza. Sigüenza, Moncloa, Pineda de Húmera. Cada vez más alto el riesgo. Su fama temeraria hizo que los altos mandos la designaran para tomar el cerro de Avila. Los mandaron al asalto sin protección. Una masacre. En abril de 1937 fue detenida en Madrid, enviada a una corte e interrogada como trotskista y enemiga de la República.  Gracias a gestiones de sus amigos  fue puesta en libertad pero ya no se la permitió volver al ejército. Fue la mujer con mayor rango militar durante la Guerra Civil. Permaneció en Madrid, refugiada en el Liceo Francés, hasta días antes de la derrota. En abril de 1939 llegó a París. Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, ante la inminente toma de la capital francesa por las tropas nazis,  y su condición de judía y militante, tuvo que regresar a Buenos Aires, ciudad en la que permaneció hasta el final de la guerra. Retornó a París en 1946 y hasta su muerte en 1992 vivió en Francia. Dejó un testimonio de su actividad como capitana de las milicias en un libro titulado “Mi guerra de España. Testimonio de una miliciana al mando de una columna del POUM” (1976). Sus últimos años los pasó en una residencia para mayores de la rue Alésia. A su muerte fue incinerada y sus restos esparcidos clandestinamente en el río Sena por sus amigos franceses.
BARCELONA, 1937: TESTIMONIO DE GEORGE ORWELL
Había viajado a España con el proyecto de escribir artículos periodísticos, pero ingresé en la milicia casi de inmediato, porque en esa época y en esa atmósfera parecía ser la única actitud concebible. Los anarquistas seguían manteniendo el control virtual de Cataluña, y la revolución estaba aún en pleno apogeo. A quien se encontrara allí desde el comienzo probablemente le parecería, incluso en diciembre o en enero, que el período revolucionario estaba tocando a su fin; pero viniendo directamente de Inglaterra, el aspecto de Barcelona resultaba sorprendente e irresistible. Por primera vez en mi vida, me encontraba en una ciudad donde la clase trabajadora llevaba las riendas. Casi todos los edificios, cualquiera que fuera su tamaño, estaban en manos de los trabajadores y cubiertos con banderas rojas o con la bandera roja y negra de los anarquistas; las paredes ostentaban la hoz y el martillo y las iniciales de los partidos revolucionarios; casi todos los templos habían sido destruidos y sus imágenes, quemadas. Por todas partes, cuadrillas de obreros se dedicaban sistemáticamente a demoler iglesias. En toda tienda y en todo café se veían letreros que proclamaban su nueva condición de servicios socializados; hasta los limpiabotas habían sido colectivizados y sus cajas estaban pintadas de rojo y negro. Camareros y dependientes miraban al cliente cara a cara y lo trataban como a un igual. Las formas serviles e incluso ceremoniosas del lenguaje habían desaparecido. Nadie decía señor, o don y tampoco usted; todos se trataban de «camarada» y «tú», y decían ¡salud! en lugar de buenos días.
George Orwell, “Homenaje a Cataluña”
LAS JORNADAS DE MAYO
«Viva la Ofensiva revolucionaria – Nada de compromisos – Desarme de la GNR y Guardia de Asalto reaccionarias – El momento es decisivo – La próxima vez será demasiado tarde – Huelga general en todas las industrias que no trabajen para la guerra, hasta la dimisión del gobierno reaccionario – Sólo el Poder Proletario puede asegurar la victoria militar – Armamento de la clase obrera – Viva la unidad de acción CNT-FAI-POUM – Viva el Frente Revolucionario del Proletariado – En los talleres, fábricas, barricadas, etc.: Comités de defensa Revolucionaria.»
Volante titulado «Viva la ofensiva revolucionaria«, distribuido el 4 de mayo de 1937 en las barricadas de Barcelona, por La Sección Bolchevique-Leninista de España, grupo oficial de la IV Internacional (trotskistas).
“Ha sido constituida una Junta Revolucionaria en Barcelona. Todos los responsables del golpe de estado, que maniobran bajo protección del gobierno, serán ejecutados. El POUM será miembro de la Junta Revolucionaria porque ellos apoyaron a los trabajadores”.
Volante distribuido el 5 de mayo de 1937 en las calles de Barcelona por la agrupación anarquista “Amigos de Durruti
Entre el 3 y el 8 de mayo de 1937 se desencadenó en  Cataluña una breve guerra civil interna dentro del campo de la República, conocida como las “Jornadas de Mayo”. Se resolvió allí la contradicción antagónica existente dentro del bando republicano, entre los partidarios de mantener el capitalismo, por lo menos hasta ganar la guerra civil, y quienes impulsaban contra viento y marea la revolución social (anarquista o marxista revolucionaria). Fue el punto culminante del enfrentamiento entre la “legalidad republicana” de la preguerra y la revolución, que estaban en roce constante desde el 18 de julio de 1936. Desde esa fecha, toda la región catalana había quedado bajo control de las milicias obreras de la sindical anarquista CNTFAI y de la socialista UGT. Como resultado de un acuerdo de las mismas con el presidente Lluis Companys, se constituyó para gobernar la provincia el Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña. Allí estaban representados todos los partidos del “Front d’Esquerres (Frente Popular en Cataluña). La “Generalidad y el gobierno republicano central eran impotentes ante la revolución que estaba teniendo lugar en Cataluña y  Aragón. Pero podían estorbar: por ejemplo, las industrias se habían colectivizado, pero cuando acudían a los bancos (colectivizados, pero bajo control comunista y de  la “Generalidad”) a solicitar créditos, se los negaban por no estar supervisados por la “Generalidad”. En octubre el “Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña se auto-disolvió y sus miembros pasaron a ser integrantes del gobierno de la “Generalidad”. Pero las “Patrullas de Control (organismo armado revolucionario de poder, dirigido por la CNT-FAI) se mantuvieron, ante la impotencia del gobierno catalán. El clima de desconfianza y enfrentamientos estaba presente no solo entre las instituciones republicanas y las organizaciones obreras, sino inclusive dentro de éstas, especialmente entre los anarquistas, por un lado, y los socialistas, nacionalistas catalanes y comunistas, por otro. Incluso dentro de los propios comunistas existía una fuerte división. Por un lado,  los estalinistas del PCE y el PSUC, que eran partidarios de llevar la guerra junto con la defensa del orden burgués de la Segunda República, de forma separada a la revolución social. En el otro extremo se hallaban los comunistas anti-autoritarios del POUM(acusados de “trotskistas”), radicalmente opuestos a Stalin y partidarios de la “revolución a la vez que se hacía la guerra”, motivo por el que coincidieron con los anarquistas. La campaña del PCE contra el POUM ya había empezado durante el mes de marzo. Se vilipendió a los líderes del POUM y se les acusó de ser agentes nazis encubiertos bajo una falsa propaganda revolucionaria.  Companys estaba decidido a unificar las fuerzas de seguridad en Cataluña bajo un solo mando y acabar con las “Patrullas de Control”. Pero el 26 de marzo, cuando se exigió la entrega de las armas a los partidos políticos, los anarquistas se retiraron del Gobierno de la “Generalidad”, lo cual obligó a Companys a ceder ante las exigencias anarquistas y estos siguieron conservando sus armas y continuaron con las “Patrullas de Control”. El 25 de abril  el gobierno central arrebató a la CNT el control fronterizo y envió a la Guardia Nacional Republicana y la Guardia de Asalto Figueras y otras ciudades del norte de Cataluña para sustituir a las patrullas de la CNT. La toma de la central telefónica de Barcelona por la Guardia de Asalto enviada por el gobierno central desencadenó las hostilidades. La central estaba controlada desde el comienzo de la guerra y con la aquiescencia de la Generalidad por las CNTFAI. Éstas controlaban las comunicaciones telefónicas de Cataluña, incluyendo las llamadas gubernamentales, que eran vigiladas y censuradas sin ton ni son por los anarquistas. Sin embargo, esas provocaciones sólo sirvieron de pretexto, pues los comunistas ya estaban decididos a liquidar por la fuerza la situación de doble poder, que consideraban intolerable en medio de la guerra contra el fascismo. El tres de mayo, doscientos policías enviados por el Consejo de Orden Público de la Generalidad de Cataluña, se apoderaron  del segundo piso del edificio de la Central. Los anarquistas abrieron fuego desde el rellano contra los invasores. Se presentó la Guardia Nacional Republicana junto a dos jefes de las anarquistas “Patrullas de Control”, quienes persuadieron  a los sindicalistas a rendirse. En la plaza de Cataluña se había congregado una muchedumbre.  El POUM, los “Amigos de Durruti, los leninistas-bolcheviques (trotskistas) y las juventudes anarquistas tomaron posiciones y al cabo de unas cuantas horas, todas las organizaciones políticas habían sacado las armas que tenían ocultas y empezaron a construir centenares de barricadas. El  gobierno controlaba el este de las Ramblas; los anarquistas dominaban el sector oeste y todos los suburbios. En el centro de la ciudad, donde las sedes de los sindicatos y los partidos políticos se encontraban relativamente próximas, se empezaron a oír disparos. Los automóviles que circulaban eran ametrallados. En la Telefónica se había acordado una tregua. Las comunicaciones telefónicas, esenciales para la guerra, no se interrumpieron. La policía, instalada en la primera planta, incluso enviaba provisiones a los anarquistas, que ocupaban las plantas superiores. Como ni en la CNT ni en la FAI existía conducción unificada, las negociaciones eran dificultosas y los grupos maximalistas creaban situaciones de hecho. A primeras horas de la noche, los jefes del POUM propusieron a los aturdidos dirigentes anarquistas formar una alianza contra el comunismo y el gobierno, pero los líderes anarquistas se negaron. El 4 de mayo Barcelona amaneció en silencio, solo interrumpido por el fuego de fusiles y ametralladoras. Los comercios y edificios estaban cubiertos por barricadas. Grupos armados de anarquistas atacaron los cuarteles de la Guardia de Asalto y edificios gubernamentales. Los comunistas contraatacaron. La mayor parte del proletariado de la ciudad apoyaba a los anarcosindicalistas y se temía el comienzo de “una Guerra Civil dentro de la Guerra Civil”. Los dirigentes anarquistas moderados (“posibilistas”) García Oliver y Federica Montseny leyeron por radio un llamamiento a sus seguidores para que depusieran las armas y volvieran al trabajo. Montseny declaró más tarde que la noticia de los disturbios había tomado totalmente desprevenidos a los ministros anarquistas; ninguno de ellos deseaba un enfrentamiento con los comunistas. Tampoco el presidente Largo Caballero tenía ganas de emplear la fuerza contra los anarquistas. La 26ª División anarquista (ex “Columna Durruti) del Frente de Aragón, al oír la alocución radial de García Oliver y Montseny, permaneció donde estaba. Pero la 28ª División (ex “Columna Ascaso”) y la 29ª División del POUM, proyectaban marchar sobre Madrid. El jefe de la aviación republicana en el frente de Aragón amenazó con bombardearles si la marcha se efectuaba. El POUM empezó a apoyar públicamente la resistencia. En los tiroteos que se produjeron este día, murió el conocido libertario Domingo Ascaso. Companys creó un nuevo gobierno con los anarquistas, Esquerra, el PSUC y la “Unió de Rabassaires. Pero los tiroteos incontrolados seguían barriendo las calles. A las nueve y media de la mañana la Guardia de Asalto atacó la oficina central del sindicato médico, en la Plaza Santa Ana del centro de la ciudad, y la sede central de la Federación Local de la FIJL. Los anarquistas denunciaban airadamente la complicidad del Gobierno y de los intereses soviéticos para terminar con la revolución social catalana. Hacia las cinco de la tarde los escritores anarquistas italianos Camillo Berneri y Francesco Barbieri fueron detenidos y asesinados por guardias comunistas. Con el pretexto de evacuar sus súbditos, atracaron unos destructores británicos, que el POUM denunció por intervencionismo.  Los enfrentamientos en Tarragona y Tortosa provocaron más de sesenta muertos anarquistas. Por la noche Companys y Largo Caballero mantuvieron una conversación telefónica en el curso de la cual el presidente catalán aceptó la oferta formulada por el presidente del gobierno de enviarle ayuda para restaurar el orden. Varios navíos gubernamentales llegaron al puerto de Barcelona procedentes de Valencia, cargados de hombres armados. Una columna de cinco mil guardias de asalto partió de Madrid hacia la capital catalana. Algunos llegaron por carretera desde Valencia, después de dominar sendas revueltas en Tarragona y Reus. Los anarquistas locales habían volado los puentes, carreteras y ferrocarriles para impedir el paso a la columna. A las ocho y veinte de la mañana del 8 de mayo, llegó la expedición de los guardias de asalto a Barcelona y ocupó distintos puntos neurálgicos de la ciudad. Ese día la CNT reiteró su llamamiento radial para volver a la normalidad. Por la noche los milicianos comenzaron a ser desarmados. La prensa de la época calculó el número de bajas en 500 muertos y 1000 heridos. Las Jornadas de Mayo tuvieron también un luctuoso escenario en muchos pueblos. La mini guerra civil republicana de mayo de 1937 marcó el final del auge revolucionario español, desencadenado a partir del golpe fascista de 1936. A partir de allí la guerra tomó un cariz crecientemente defensivo. La consigna de ganar la guerra primero  se impuso al coste de la derrota de la revolución. Coyunturalmente, los sucesos hicieron caer el gobierno de Largo Caballero, mostraron la incoherencia de la conducción anarquista y permitieron al comunismo ajustar cuentas con su único rival en el marxismo español: el POUM.
TESTIMONIO 1: LA LÍNEA COMUNISTA
«… Aferrarse a los fragmentos del control obrero y repetir como loros fines revolucionarios es más que inútil: no resulta sólo obstaculizante, sino también contrarrevolucionario, porque conduce a divisiones que los fascistas pueden utilizar contra nosotros. En esta etapa no luchamos por la dictadura del proletariado…»
George Orwell, resumiendo las posiciones del PSUC (comunistas catalanes), año 1938.
TESTIMONIO 2: ANDANZAS SOVIÉTICAS

“El NKVD [servicio soviético] también era responsable de la seguridad de los líderes del PCE. Desde diciembre de 1936, una de las tareas del NKVD era localizar a los enviados de Trotski, a sus exsecretarios y secretarios actuales o a abiertos simpatizantes. Luego Moscú decidiría qué hacer con ellos. En varios casos, la gente simplemente desaparecía sin dejar rastro…” “En dos casos documentados (Kurt Landau y Andreu Nin), fueron asesinados por miembros o agentes del NKVD y, por lo menos en un caso (Bryan Goold-Vershoyle), fueron secuestrados y transportados en secreto hasta Rusia, donde fueron encarcelados. En total, al día de hoy se pueden documentar unos diez casos como éstos y, probablemente, podría rastrear otros diez casos, más o menos, donde se puede ver, de un modo u otro, la mano del NKVD. Por ejemplo, varias unidades en Cataluña, que habían pertenecido al PSUC, coordinaron algunas de sus actividades con Orlov y el jefe de la subestación de Barcelona, Naum Eitingon, alias Coronel Kotov. En algunas prisiones secretas de la cheka, la gente moría a veces tras los interrogatorios realizados por los agentes y miembros del NKVD.”
Borís Volodarsky: “No hubo purgas estalinistas en España”: “El caso Orlov” Critica, Barcelona, 2016
ANDRÉS NIN PÉREZ

 “La clase obrera ha resuelto el problema de la Iglesia: sencillamente, no dejando en pie ni una”.
Andrés Nin, declaraciones del 2 de agosto de 1936 al diario La Vanguardia
«Nin no se  caracterizado por sus escrúpulos humanitarios respecto a la burguesía«. Hugh Thomas, Historia de la Guerra Civil Española

Nacido el 4 de febrero de 1892 en El Vendrell,  hijo de un zapatero y una campesina, consiguió gracias al esfuerzo de sus padres y a su inteligencia, llegar a ser maestro. El año 1917 fue clave para su vida: la huelga general de agosto, la Revolución rusa o las luchas entre la patronal barcelonesa y  la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) le marcaron profundamente. Se integró primero en las filas del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), pero pronto abrazó la causa del sindicalismo revolucionario e ingresó en la CNT, donde tras asistir al segundo congreso de 1919, defendió su ingreso en la Internacional Comunista y sustituyó como secretario del Comité Nacional a Evelio Boal, que había sido asesinado. En noviembre de 1920 el propio Nin sufriría un atentado a manos de los “Sindicatos Libres que casi le cuesta la vida. En 1921 fue elegido delegado al congreso de la “Comintern en Moscú y al congreso fundacional de la Internacional Sindical Roja (Profintern) convirtiéndose en un personaje clave de ambas internacionales. En 1922 abandonó el anarquismo y se hizo comunista. Fue secretario de Nicolás Bujarin y de León Trotsky. Gracias a un puesto de trabajo en la Profintern,  pudo visitar Francia, Italia y Alemania. A partir de 1926, perteneció a la llamada «Oposición de Izquierda» dirigida por Trotsky, que se oponía al ascenso de Stalin dentro del Partido Comunista de la Unión Soviética, por lo que Nin tuvo que abandonar la URSS en 1930. Llegó a dominar el ruso y produjo  importantes traducciones al catalán, de los novelistas rusos del siglo XIX. A su vuelta a España, Nin fue clave en la formación de un grupo de orientación bolcheviqueleninista, la Izquierda Comunista de España (ICE), en mayo de 1931. El ICE pronto se convirtió en un grupo afiliado a la Oposición de Izquierda Internacional y pasó a publicar el periódico El Soviet. Aunque disponía de algunos militantes muy destacados, la Izquierda Comunista era un grupo demasiado pequeño. Desde su exilio en Noruega el mismo Trotsky criticó duramente su línea política, porque Nin rechazaba las sugerencias “entristas” para que disolviera la ICE en el PSOE. Tras la proclamación de la Segunda República. Formó parte de la Alianza Obrera e intervino en los sucesos de octubre de 1934 en Cataluña. Al fusionarse la ICE con el Bloque Obrero y Campesino para fundar el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) en 1935, Nin fue nombrado miembro del comité ejecutivo del nuevo partido y director de su publicación, La Nueva Era. Al año siguiente fue elegido secretario general del POUM. En mayo de 1936 también fue elegido secretario general de la Federación Obrera de Unidad Sindical (FOUS), que tuvo una fuerte implantación sindical en las provincias de Lérida, Gerona y Tarragona. Hasta julio de 1936 el partido había tenido una presencia muy limitada en el ámbito político catalán, y aún menor en el resto de España. Sin embargo, a partir de ese momento Nin y otros líderes del POUM empezaron a hacerse conocidos fuera de sus feudos tradicionales. Nin formó parte del Consell d’Economia de Catalunya entre agosto y septiembre de 1936. El 26 de septiembre fue nombrado consejero de Justicia de la “Generalidad. El 14 de octubre de 1936 implantó por decreto los Tribunales Populares. La gestión de Nin como consejero de Justicia fue discutida, porque durante aquellos meses las ejecuciones extrajudiciales continuaron produciéndose. Las milicias del POUM también contribuyeron a la represión de los «fascistas» y «enemigos del pueblo». El 24 de noviembre el PSUC entregó a la CNT una propuesta sobre el establecimiento de un nuevo gobierno de la “Generalidad”, que incluía la salida de Nin como consejero de Justicia. Muchos miembros y líderes anarquistas no tenían aprecio por Nin, al que consideraban un renegado de la CNT, por lo que resolvieron que se trataba más bien de un conflicto entre marxistas. Andrés Nin siguió ejerciendo el cargo hasta el 16 de diciembre, cuando fue apartado tras la remodelación del consejo. Durante la primavera de 1937 la policía republicana “localizó” una supuesta carta escrita por Nin dirigida a Francisco Franco, en la que el líder “trotskista” respaldaría un plan de sublevación de la “quinta columna” (fascista) madrileña; la carta, en realidad una falsificación realizada por los servicios soviéticos (NKVD), constituyó una de las principales pruebas de acusación contra Nin. Después de los Sucesos de Mayo, la campaña comunista contraria al POUM se intensificó. Sus dirigentes fueron acusados abiertamente de conspirar con Franco.  El 14 de junio el director general de Seguridad comunicó al ministro de Educación y Sanidad Jesús Hernández, que el jefe del NKVD en España, Alexander Orlov, le había indicado que debía detenerse a todos los dirigentes del POUM. El jefe del NKVD alegó que existían pruebas que relacionaban al POUM con el espionaje franquista, y que era necesario que el gobierno no tuviera conocimiento de este plan porque el ministro de Gobernación, el vasco Julián Zugazagoitia, era amigo de los líderes del POUM. El 16 de junio las autoridades republicanas clausuraron la sede del POUM en el Hotel Falcón, y la cúpula del partido fue detenida por la policía. De acuerdo con el testimonio de Julián Gorkín, la policía republicana estuvo acompañada por dos agentes soviéticos. Andrés Nin fue separado del resto de la cúpula del partido, y  desapareció. Se ha sostenido que Andrés Nin fue sometido a interrogatorios y que sufrió torturas durante los siguientes días a su detención. Hugh Thomas sugirió que Nin fue llevado a la Catedral de Alcalá de Henares, que funcionaba como una cárcel privada de los soviéticos. Algunos sostienen que murió en Alcalá de Henares. Sin embargo, varias circunstancias alrededor de su muerte, como si llegó a sufrir torturas o no antes de su ejecución, permanecen por esclarecer.  Muchos años después Orlov, tras exiliarse en los Estados Unidos, intentó eludir su responsabilidad en la muerte de Nin y culpó de la misma a un supuesto agente soviético, llamado «Bolodin», que habría llegado expresamente desde la URSS. Sin embargo, no hay constancia de su existencia. Existen pocas dudas de que la orden de ejecución de Nin provino de Moscú. El destino final de sus restos continua siendo un misterio. El biógrafo de Nin, Francesc Bonamusa, explicó que “dado que Nin no era ningún funcionario del gobierno, fue imposible para los ministros de Justicia, Manuel de Irujo, y de Gobernación, Julián Zugazagoitia, obtener información sobre el paradero del antiguo consejero de Justicia”. Se extendió una campaña con el lema: «¿Dónde está Nin?».  Los dos ministros comunistas aseguraron desconocer todo lo relacionado con este asunto. Juan Negrín, jefe del Gobierno de la República, dijo que había sido “rescatado por la Gestapo” y que se hallaba en Berlín.  Los líderes republicanos resolvieron que era mejor no importunar a los soviéticos para así poder seguir recibiendo la preciada ayuda militar. No sentían un especial aprecio por el líder de este pequeño partido, al que consideraban un mero «grupo de agitadores que estaba perjudicando el esfuerzo bélico«. El “vasco” Zugazagoitia, sin embargo, afirmó que esta acción se había realizado sin el conocimiento del gobierno republicano.

TRAGEDIA E IMPOSTURA: LA REPRESIÓN DEL POUM EN LA ZONA ROJA

“Si coges un fascista, detenlo; si coges un trotskista, mátalo». Pintada firmada por el PSUC (1937). Testimonio de Mika Feldman-Etchebéhère

El Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) fue un partido revolucionario cualitativamente muy importante en los años treinta. Entre sus dirigentes se encontraban algunos de los principales fundadores del comunismo español. Estaba relacionado con la izquierda socialista y con el anarquismo porque su línea  superaba el programa de la revolución democrática y ofrecía una opción socialista, la democracia obrera, que promovía la alianza de clases explotadas: los proletarios y el campesinado. En el orden internacional, el POUM estaba relacionado con León Trotsky y grupos marxistas británicos y franceses. La existencia del POUM resultó intolerable para el stalinismo en el plano internacional, porque levantaba la propia historia soviética, la revolución de Octubre y sus líderes, del deliberado olvido al que Stalin deseaba relegarlos. Y respecto de España, ofrecía una atractiva propuesta muy alejada de la apoyada por el Kremlin. Ningún debate era posible; sólo el aniquilamiento físico del POUM podría satisfacerlo. Al asesinato de Andrés Nin y numerosos compañeros de lucha, puede agregarse el fusilamiento por consejo de guerra de José María Arenillas, teórico vasco del POUM y autor del importante libro La cuestión nacional en Euzkadi. Entre los “cuadros de confianza” soviéticos que actuaron en España se destacaba un grupo de diplomáticos como Antonov-Ovseenko, líder táctico de la revolución de Octubre de 1917, quien había pertenecido a la “Oposición de Izquierdas” entre 1923 y 1928. Todos fueron liquidados por su jefe al retornar a su país. Los «expertos» soviéticos, dirigidos por Alejandro Orlov, se complementaban con los cuadros políticos orgánicos de la Tercera Internacional, entre los que destacaron el argentino Victorio Codovilla (luego líder del PCA), y Palmiro Togliatti (luego Secretario General del PCI), probables autores físicos del asesinato de Nin. Todos se hallaban imbricados en el aparato estatal de la República y se afanaban en  oponer a Franco una «democracia» a la manera occidental. Los miembros del POUM fueron acusados de «espías franquistas», y así lo afirmó  con vehemencia la prensa comunista oficial. Pero décadas después se intentó justificar esta farsa con argumentos políticos, según los cuales el POUM quería «saltar» por encima de la etapa democrática. Ésta era la verdadera razón, finalmente reconocida. Razón endógena a la impotencia del PCE para competir por la conciencia proletaria con un contrincante cuantitativamente diminuto, pero invencible en términos cualitativos. Contradicción antagónica que sólo podía resolverse con el aniquilamiento físico del POUM. En la epifanía del comienzo de la revolución era irrealizable; hubo que esperar unos meses a que los vapores embriagantes del poder popular comenzaran a disiparse. Y no hay que olvidar que la puerta chica del POUM debía ser atravesada, además, por las majestuosas espaldas de la CNT-FAI: los mayoritarios anarquistas (quienes abandonaron la disputa por el aparato del Estado tratando de salvaguardar sus empresas autogestionadas, hasta que les fueron arrebatadas también y se revirtieron las colectivizaciones). Ese plan secreto impulsó la rotura de todos los sucesivos acuerdos por parte de los stalinistas. Sólo podía saciarlos la desaparición de los “trotskistas” y el disciplinamiento del anarco-sindicalismo. Adiós a las audaces experiencias autogestionarias de Asturias y Cataluña. Posiblemente hubo un poco de ingenuidad en la cúpula del POUM; su partido no era débil, contaba con regimientos completos armados hasta los dientes. Pero sus dirigentes resultaron secuestrados por un golpe de mano del que venían siendo advertidos por Víctor Serge y el propio Trotsky. Tal vez supusieron que su enorme capital simbólico los blindaría. La horrible tragedia de este ajuste de cuentas entre corrientes políticas hermanas, fundadas pocas décadas antes detrás de las ideas del marxismo revolucionario, del sueño del socialismo, impulsa a reflexionar acerca de la distancia que existe entre los enunciados y los actos. El comunismo español, como el de otras naciones, poseía el capital simbólico de ser la encarnación peninsular de la primera república de trabajadores, la Unión Soviética. Sumaba a esa fuerza espiritual la de haber participado heroicamente en el levantamiento asturiano de 1934. ¿Cómo podría asimilar su base la voltereta política efectuada en 1935? Como hemos mostrado en la primera parte, la autocrítica no explícita de la Tercera Internacional respecto al aventurerismo sectario desplegado en los años ’20 y comienzos de los ’30, línea que cosechó derrota tras derrota, se reflejó en el subsiguiente oportunismo de derechas. En ciertos países, como Francia, éste pudo tener el relativo éxito de los Frentes Populares; pero donde bullía la Revolución, como en España, sólo podía imponerse abandonando los principios. Pudo hacerlo, además, apoyándose en una herramienta esencialmente obrera: la tenacidad, la disciplina, en las que desde la juventud educa la fábrica fordista. Pero esas facultades resultan fatales cuando la organización vira a la derecha, hacia el abismo. Como es sabido, la guerra contra el fascismo se perdió. No fue ajena a ello la atmósfera policíaca, envenenada, que se respiraba en la zona republicana, la cual debilitó hasta los esfuerzos más heroicos. El último acto de la tragedia ocurrió en México, un año después de la derrota. El catalán Ramón Mercader, militante del PSUC, asesinó a León Trotsky por orden de Stalin. Como expresó el propio Trotsky, la revolución seguía devorando a sus hijos.
CONCLUSIONES

Esos pocos meses en la milicia del POUM fueron valiosos para mí. Las milicias españolas, mientras duraron, fueron una especie de microcosmos de una sociedad sin clases. En esa comunidad, donde había una escasez de todo, pero sin privilegios y sin servilismo, uno tiene, tal vez, un pronóstico crudo de lo que las etapas iniciales del socialismo podrían ser así. Y, después de todo, en lugar de  desilusionarme, me atrajo profundamente”.

George Orwell, Homenaje a Cataluña

 En la vida interna del partido revolucionario se prefigura la futura sociedad humana

León Trotsky, entrevista radial, Coyoacán, México, 1940

Desde los primeros meses de la guerra civil, consciente el gobierno central del campo republicano de que se estaba desencadenando una revolución, puso en práctica una estrategia de reconstrucción del estado capitalista y recuperación de la propiedad privada. Pero no fue capaz de aniquilar las transformaciones revolucionarias. Solamente la victoria de Franco pudo poner fin al proceso revolucionario colectivista. Ello se debió a una situación de doble poder dentro de la República. Al final de la guerra el Movimiento Libertario computaba aún unos 300.000 hombres en armas repartidos en diferentes Cuerpos de Ejército. El sistema de colectivización fue el hecho principal de la revolución española. La cantidad de tierras que entraron en ese régimen por medio de las incautaciones abarcó los casi dos tercios de las tierras cultivadas en la España republicana. La mayor parte de esas colectivizaciones fue de obra de la CNT, en menor número de la UGT, y cierto número gestionada conjuntamente por ambas. Una diferencia cualitativa se daba en el tratamiento de la pequeña propiedad y aparcería. Dado que una buena cantidad de pequeños propietarios se había afiliado a la UGT para librarse de las incautaciones, ésta favorecía la producción individual (aunque los sectores más radicalizados de la Federación Española de Trabajadores de la Tierra, de la UGT, tuvieron problemas con los individualistas y les enfrentaron). En la CNT había razones de principio contra la pequeña propiedad individual. Pero no se prohibió el trabajo individual, siempre que se redujera a una extensión que no exigiera trabajo asalariado y que el campesino individual en cuestión llevara sus productos a la cooperativa en común de consumo. La mejoría en la explotación agraria bajo este régimen colectivista de producción llegó a sobrepasar el 100 % de la producción anterior a la guerra, a pesar de todas las dificultades que de ésta se derivaban. La transformación de las estructuras era un hecho consumado. La conducción revolucionaria creyó necesario adquirir posiciones de fuerza en el campo de las decisiones políticas para asegurar la intangibilidad de las conquistas. El sector político representante de la burguesía, incapaz de forzar una vuelta atrás,  intentó una maniobra.  A la vez que daban satisfacción a las propuestas más radicales, fueron dejando en pie resquicios legales que les permitieran ir socavando el régimen de colectivización. La estrategia comunista consistía en intentar reconvertir la colectivización en nacionalización para controlar la economía desde sus puestos de dominio central, y, junto a ello y con el fin de engrosar su militancia e influencia social, defender también la aparcería individualista y a los pequeños y medianos propietarios, en lo que coincidían con el nacionalismo catalán. ¿Por qué actuaban así los comunistas? El PCE se hallaba ante una disyuntiva. Podía abrazar una alianza obrero-campesina con los anarquistas y el POUM, profundizando la revolución social, o contrariamente, lanzar un “frente popular” con los pequeños propietarios y la burguesía republicana. Esta última opción, como hemos visto más atrás, constituía desde 1935 la línea oficial de la Tercera Internacional. El “Komintern” había abandonado la estrategia ultraizquierdista adoptada en 1924 y que venía acumulando derrotas, por el oportunismo de derecha de los “frentes populares” lanzados al tuntún, vinieran o no al caso. Hemos visto que, para frenar el avance del fascismo en Francia, como estrategia defensiva, no estaba del todo mal. Pero en una situación revolucionaria como la española, semejante alianza con la “derecha de la izquierda” (esto es, los socialdemócratas y la burguesía republicana) obligaba al PCE a funcionar como “bombero” y no como “incendiario”, contrariando todas las tradiciones bolcheviques. El decreto del 7 de octubre de 1936, del comunista ministro de agricultura Vicente Uribe, ya reflejaba claramente esta intencionalidad, pues dejaba a muchos propietarios fuera de la incautación y alentaba a aparceros y cosecheros a la recuperación de sus tierras para crear inseguridad en el régimen de colectivización. Sin embargo, el 24 de octubre de 1936 la “Generalidad” de Cataluña promulgó el “Decreto de Colectivización de las Industrias y Comercios y Control de las Empresas particulares”. Era un documento extraordinariamente avanzado en el territorio que concentraba las tres cuartas partes de la actividad industrial del país, lo cual era un indicio de la potencia que había adquirido la institucionalización revolucionaria. Pero un mes y medio después, la misma Generalitat legalizó la Federació de Sindicats Agricoles, de rabassaires y propietarios, en una esquizofrénica línea anti-colectivista. Era evidente que en lo económico, el gobierno central no lo iba a tener tan fácil como en lo político. Una economía montada sobre la colectivización no podía de ningún modo desmontarse a base de decretos. En los primeros de marzo de 1937, un decreto del Ministro de Comercio Juan López ordenó la incautación de todas las exportaciones al extranjero. Los colectivistas procedieron lisa y llanamente a desobedecer. El gobierno recurrió entonces a la violencia, ocupando el centro obrero de Vilanesa (Valencia), lo que dio lugar a que la anarquista “Columna de Hierro” bajase del frente de Teruel y procediese, también violentamente, a la defensa de los colectivistas. No le resultaba sencillo a la cúspide republicana poner en práctica ese tipo de decisiones. Los “sucesos de mayo” de 1937 en Barcelona generaron un recrudecimiento represivo gubernamental sobre las transformaciones revolucionarias establecidas por la CNT, principalmente, sobre las colectivizaciones. Con el temor de que el creciente descontento de los colectivistas pusiera en peligro la recolección de las cosechas, el ministro Uribe decretó a principios de junio de 1937 que se mantenían legalizadas todas las formas consumadas de colectivización. Nunca se otorgó una condición permanente de legalidad a las colectivizaciones, aunque Uribe tampoco pudo eliminarlas. Un ejemplo de la impotencia por ambas partes de llevar a término extremo sus designios lo muestra, claramente, el caso del Consejo de Defensa de Aragón, constituido de hecho en septiembre de 1936 y legalizado el 17 de diciembre del mismo año. Dado que el mencionado Consejo, que gozaba de autonomía y era un modelo de eficacia revolucionaria, era un obstáculo de primer orden a los intentos centralizadores, decidieron disolverlo. Primero se enviaron a la zona refuerzos militares comunistas que realizaron  toda clase de detenciones, asaltos y pillajes, así como devolvieron las tierras a aparceros, arrendatarios y propietarios, los cuales pasaron también a entrar a saco en el conjunto de las tierras y los bienes comunes. Pero estos hechos produjeron tal desorganización en el campo, que el poder central tuvo que retroceder en esas medidas. En el caso de la industria, desde julio de 1936 fue igualmente generalizada la colectivización, salvo en los casos de empresas extranjeras, en las que se impuso el control obrero, limitando el área de decisiones de los propietarios al campo de la percepción de beneficios de los que, sin embargo, no podían disponer sin previa autorización del Consejo Económico de la Industria, regido por el control obrero. Los intentos de incautación por parte del gobierno comunista, así como desde la Generalitat y por parte de los funcionarios rusos como “asesores”, fueron más tardíos que en el campo y se sucedieron desde principios de 1938. Juan Comorera, Consejero de Economía de la Generalitat emitió, el 19 de enero, un decreto de incautación de los espectáculos públicos, a lo que las bases respondieron con una huelga general. Comorera tuvo que contentarse con que se nombrara un organismo de intervención con mayoría de la CNT. También en las Industrias de Guerra los procesos de incautación fueron muy lentos. La resistencia de la base fue muy grande. La FAI consideró los intentos de requisa como un atentado a las libertades y a los derechos del pueblo español. El gobierno comenzó a controlar algunas industrias en Valencia. Ante la resistencia, el 11 de agosto de 1938 promulgó un decreto de militarización de las industrias de guerra, como medida más coercitiva, y a emplazar en ellas técnicos de confianza, miembros del PC. Se creó una numerosa burocracia, con consecuencias lamentables. La resistencia obrera impidió que la incautación pudiera completarse. Los talleres de Madrid se negaron a entregar la producción, a menos que se constituyera el Consejo Nacional de Industrias de Guerra. Lo mismo sucedió en Valencia. La UGT accedió, a regañadientes, a la incautación, pero la CNT no. En el mes de diciembre de 1938, a menos de un mes de la caída de Cataluña en las manos de Franco, todavía la incautación no se había realizado. Ahora bien, toda esta conmoción colectivista se reflejó en la forma de vida de las personas. Durante las últimas ocho décadas, los medios de comunicación occidentales y de los países del socialismo real utilizaron el concepto de anarquismo como sinónimo peyorativo de desorden y caos. Pero el colectivismo anarquista que se impuso a partir de la revolución de 1936 en la zona catalana no era un anarquismo de los actos al azar, ni de carácter puramente individualista o hedonista. En “Homenaje a Cataluña”, por ejemplo, George Orwell comienza con una descripción de su llegada a la ciudad, tomando nota de los cambios físicos efectuados por los anarquistas y los trabajadores. La mayoría de los edificios habían sido capturados por los trabajadores, las iglesias habían sido evisceradas o demolidas, no existían automóviles privados o taxis, las tiendas y cafés se habían colectivizado, y los símbolos de la revolución abundaban. El efecto que esta colectivización tuvo sobre el pueblo era lo que resultaba más llamativo. Los camareros y vendedores de las tiendas te miraban a la cara y te trataban como a un igual. Las formas serviles e incluso ceremoniales del habla habían desaparecido. Nadie decía «señor», «don» o «usted»; cada uno llamaba a todos los demás «camarada» y «tú», y decía «¡salud!» en vez de «buenos días». El aspecto de la multitud era extraño. En apariencia, era una ciudad en la que los ricos habían dejado de existir. No había nadie vestido con distinción. Todo el mundo llevaba ropas de la clase trabajadora, overol azul o uniforme de miliciano. Decía Orwell: “Todo esto era raro y en movimiento. Había mucho en él que yo no entendía; en algunos aspectos, ni siquiera me gustaba; pero lo reconocí de inmediato como un estado de cosas por el que vale la pena luchar”. Como herederos de los bolcheviques ¿cómo podían los comunistas españoles rechazar una sociedad así? Tengamos en cuenta que las únicas experiencias similares anteriores habían sido los cuarenta días de la Comuna de París, masacrada en 1871, y la victoriosa experiencia soviética instaurada en 1917, por entonces de sólo veinte años. La gran diferencia con ésta residía sin duda en la democracia revolucionaria instaurada en España. El leninismo soviético había competido inicialmente (1917) con la Duma o parlamento, resolviendo a su favor esa situación de doble poder, pero instaurando una autocracia de partido que probablemente salvó a la revolución rusa, pero al costo de su espíritu. En otras palabras, la dictadura del proletariado descrita por Marx no debería ser una dictadura sobre el proletariado. Así, las clases obrera y campesina fueron reemplazadas por el partido comunista soviético en el esquema del poder. Con la instauración del stalinismo en 1924, el partido fue reemplazado por la dictadura del comité central, ésta por la dictadura del secretariado y el secretariado por el unicato. A este proceso llamó Trotsky “degeneración burocrática” del poder soviético. Muchos años después, en 1990, esta degeneración culminó  de la única manera posible, liquidando los restos de la revolución, desintegrando a la Unión Soviética y reinstaurando el capitalismo. Pero cumpliendo hazañas deslumbrantes y perpetrando daños incalculables en las décadas intermedias, todo en nombre de la revolución. Después de liquidar al POUM y domesticar un poco a los anarquistas, los comunistas españoles quedaron  a la cabeza político- militar de la república. Se dieron el gusto de tener un ejército con mando centralizado, frente al mando también centralizado de los “nacionales”. Los comunistas pelearon como leones. Estuvieron a punto de dar vuelta la guerra cuando cruzaron el Ebro y se lanzaron sobre el corazón de la zona fascista. Pero ya era tarde. Cayó Cataluña y meses después, Madrid. Para el historiador burgués Hernando Hernández Sánchez, en su libro de 2011 “GUERRA O REVOLUCIÓN. EL PARTIDO COMUNISTA DE ESPAÑA EN LA GUERRA CIVIL” el PCEfue una fuerza política que ocupó un lugar periférico y marginal en el sistema de partidos mientras mantuvo un discurso esencialista, radical y sectario, al menos durante el período republicano, conformando un grupo minúsculo hasta que comenzó la contienda, para posteriormente enarbolar la bandera del antifascismo una vez estallada la guerra, siendo el partido capaz de compaginar un ideario de izquierdas de amplio espectro, con una centralidad política básica en ese momento, donde la revolución de la CNT y del ala izquierdista del PSOE asustaban a una gran cantidad de ciudadanos ajenos a tesis tan radicales para su comprensión… [pero] su propia grandeza no fue lo suficientemente potente como para dominar todo el escenario republicano, ni político ni militar. Traduciéndolo al castellano, el PCE pasó de ser una organización pequeña y débil, a convertirse en el eje de un masivo frente antifascista, interpelando a las fracciones de clase aterrorizadas por la revolución (burguesía republicana, clase media urbana, pequeños propietarios rurales). Por supuesto que sólo pudo hacerlo abandonando y enfrentando a las clases o fracciones de clase que estaban haciendola revolución: el proletariado y el campesinado pobre. Esa fue la “grandeza” insuficiente del PCE, Hernández Sánchez dixit. Esas fuerzas sociales empecinadas, obreros y campesinos, no pudieron ser convencidas de la majestuosidad de la política de “primero la guerra, después la revolución”. Esta extravagante estrategia resulta completamente excepcional en la historia de los levantamientos sociales, más bien única en toda la secuencia de las luchas militares de los pueblos desde los tiempos de la guerra de los campesinos en Alemania, hasta los recientes levantamientos en Colombia y Centroamérica, pasando por las revoluciones francesa, rusa, china, coreana, yugoeslava, vietnamita, cubana, en fin. El partido bolchevique triunfó en la Unión Soviética poniendo en práctica las módicas consignas revolucionarias “paz, pan y tierra”. Los que decían en 1917 “primero la guerra, después la revolución” fueron los derrotados mencheviques. Los pueblos no hacen la guerra “a crédito” de reivindicaciones futuras. El movimiento comunista internacional tampoco volvió a aplicarla. Centenares de miles de muertos y cuarenta años de fascismo: alto costo para un aprendizaje. La opinión impuesta por la prensa y demás medios masivos de occidente, repetida durante décadas hasta la náusea, fue que la Guerra Civil española resultó un fracaso colosal, y que no consiguió ningún resultado concreto. Fracaso atribuido a la “responsabilidad” de los socialistas, los anarquistas, los comunistas, los trotskistas, dependiendo de quién hace la evaluación. El comunismo oficial suele culpar de la derrota al bloqueo anglofrancés, que impidió que la república recibiera pertrechos y refuerzos en la magnitud que Franco los obtuvo de Hitler y Mussolini. Pero resulta ingenuo pensar que las grandes democracias occidentales iban a ser solidarias con la máscara democrático-burguesa de la revolución española. Dos décadas antes, la revolución bolchevique no sólo sufrió el bloqueo sino la intervención militar masiva de las potencias “democráticas” entre 1918 y 1922, intervención que logró vencer movilizando para la guerra a todo el pueblo soviético. Difícil hubiera sido obtener ese apoyo si no se ponía en práctica la revolución al mismo tiempo que se combatía. Queda preguntarnos hoy, fallecidos los protagonistas de esa gesta inolvidable que fue la revolución española, qué enseñanzas extraer de tantos profundos errores y de tantos deslumbrantes aciertos. La primera enseñanza que podría extraerse es que la revolución es una emergencia inmanente del movimiento de masas. Ninguna acción partidaria puede reemplazar esa emanación titánica. La segunda enseñanza es que las conducciones políticas de los movimientos no pueden garantizar la victoria, pero sí pueden provocar la derrota. Las conducciones son indispensables, ya que las masas libradas erráticamente a una evolución ciega resultan presa fácil de sus victimarios. Pero pueden llevar a las multitudes a rumbos profundamente erróneos. Por lo cual es preciso consolidar los liderazgos, pero desconfiar de las supuestas vanguardias. La tarea más importante en la actualidad es descubrir entre la neblina las leyes que rigen el movimiento de la lucha política de clases. Aunque la clase obrera contemporánea es muy distinta de la que combatió en España en los años ’30, nuestro deseo profundo se hermana con esa Barcelona obrera y campesina, igualitaria, ilustrada y entusiasta, descrita por Orwell y que aunque parezca un sueño, realmente existió.

Habitar las ciudades democráticas // Bernardo Gutiérrez

El momento histórico exige un nuevo marco simbólico, el de las ciudades democráticas, en las que desembocan las luchas de las comunes digitales, de los comunes urbanos y de los comunes democráticos vinculados a la participación ciudadana.
El modelo smart city que ha reinado en la última década del planeta, la ciudad inteligente basada en una gestión centralizada y en la comercialización de los datos de los ciudadanos, hace aguas. No solo eso: las prácticas, narrativas y procesos alrededor de «datos» y «ciudad» empiezan a apuntar hacia la dirección opuesta. La línea de investigación-acción datos para el bien común, puesta en marcha en el MediaLab Prado de Madrid, reinventa la gestión de datos desde lógicas no centralizadas.

Tras las revelaciones de Edward Snowden, la criptografía es la nueva atmósfera-deseo de esta nueva era que reclama transparencia para lo público y privacidad para los individuos. Y por primera vez, el ecosistema de los comunes – el común, procomún, los commons, el bien común – empieza a relacionarse cara a cara con la democracia. ¿Cómo sería la democracia de los comunes? ¿Cómo mejoraría la tecnología de los comunes la participación en la ciudad? ¿Democracia del bien común?

El encuentro Ciudades Democráticas: tecnología de los comunes y derecho a la ciudad democrática, que tuvo lugar a finales de mayo en el MediaLab Prado y el Museo Nacional Centro de Arte Contemporáneo Reina Sofía de Madrid, sirve de marco para reflexionar y para intentar responder a algunas de las preguntas formuladas en el mismo. El encuentro Ciudades Democráticas es digno de estudio por muchos motivos, desde los invitados al contenido generado durante el mismo, porque en él confluyeron tres líneas del ecosistema de «los comunes» que no dialogan fácilmente: los comunes digitales que tienen su línea de batalla más encendida en el espionaje masivo, los comunes urbanos que cocinan las ciudades desde lógicas colectivas y los comunes vinculados a la participación en la democracia. El marco simbólico de las ciudades democráticas se transforma pues en un espacio común habitado por diferentes prácticas y visiones políticas del ecosistema del común, procomún o los comunes.
Procomún y participación

La línea de comunes vinculados a democracia cristalizó tras el encuentro de Madrid en la red DemoComunes, una nueva red formada por activistas, académicos, movimientos sociales y técnicos de instituciones que comparten métodos, protocolos, software, prácticas y narrativas de las nuevas ciudades democráticas. La red DemoComunes, que se lanzó el pasado 05 de julio, pretende construir «una sociedad plenamente democrática en todos sus ámbitos, impulsada por las posibilidades de colaboración y trabajo en red (digital y presencial)». Aunque todavía no está totalmente definida, el método que propone DemoComunes marca un nuevo camino: «Creando, liberando y compartiendo modelos organizativos, tecnologías, metodologías, prácticas, materiales legales, narrativas y, en general, recursos comunes y abiertos que nos lleven hacia formas democráticas basadas en la participación colaborativa conectada» .

El encuentro Ciudades Democráticas, suelo común de DemoComunes, fue un auténtico inventario de prácticas, metodologías, tecnología y pensamiento para reformular la democracia. Para descentralizarla. Un inventario de los comunes que, empoderando a la ciudadanía, modula la democracia. Apoyándose en la inteligencia colectiva, la abre. Las ciudades democráticas, bajo la lógica de lo abierto y lo común, se convierten así enun marco simbólico que desplaza, tal vez para siempre, a la smart city y a la obsoleta política de patentes de las multinacionales. La línea de los comunes democráticos revela que es posible que convivan el pensamiento político tejido alrededor del común y las prácticas que lo hacen posible y que generan una retroalimentación virtuosa entre el adentro institucional y el afuera de la sociedad civil. Los comunes democráticos son una visión de mundo que combina pensamiento y prácticas, una visión política que va más allá de los marcos teóricos y que desborda las herramientas digitales por otro.

¿Cómo medir y relacionar los relatos, formatos e imaginarios de los comunes democráticos? ¿De dónde beben las nuevas prácticas instituyentes e institucionales relacionadas con la democracia directa o deliberativa, como decide.madrid.es? La evolución del 15M español o de la revolución ciudadana islandesa de 2008 visibiliza la importancia de la toma de las plazas que arrancó con la eclosión de la Primavera Árabe. La democracia basada en la topología de red distribuida, como las prácticas puestas en marcha por el partido-movimiento Wikipolítica en México, las plataformas participativas de Islandia o las herramientas de democracia directa de algunos «ayuntamientos del cambio» (como Madrid, Barcelona, Oviedo o Coruña) son uno de los puntos de llegada de las plazas ocupadas del 2011. No es el único punto de llegada ni hay una relación de linealidad, pero el mantra de las plazas tomadas a la política distribuida empieza a ser una realidad . La influencia de los procesos colectivos y herramientas cocinadas con software libre en las plazas tomadas, como el Propongo de la Acampada Sol en Madrid, han sido de especial relevancia para la construcción de decide.madrid.es, la plataforma de participación del ayuntamiento de Madrid. No es causalidad que las sesiones del #DemocracyLab del encuentro Ciudades Democráticas de Madrid usara formatos como los hackatones o datatones de trabajado colaborativo para mejorar herramientas digitales para la democracia directa, como el software Consul del Ayuntamiento de Madrid, en el que está basado decide.madrid.es. No son tan diferentes del trabajo colectivo realizado en las plazas tomadas.
Betas urbanos: hacia la ciudad relacional

La línea de comunes urbanos es también una visión de mundo en la que se enredan prácticas ciudadanas y pensamiento político. La efervescencia de prácticas ciudadanas alrededor del espacio público, que tiene en Madrid y en otras ciudades españolas uno de sus epicentros globales, tiene en el término ‘bien relacional’, acuñado por primera vez por la filósofa Martha Nussbaum en 1986, una de sus piedras de toque. Un bien relacional podría definir aquellas “experiencias humanas en las que el bien es la relación por sí misma”. La charla con un camarero que nos hace volver a un bar. La estantería de libros compartidos de un café. El paseo con un vecino que lleva a sus hijos al colegio. El clima acogedor de una conversación coral en una plaza.
Los bienes relacionales estarían habitados por intagibles como la confianza, la reciprocidad o la amistad. Y son co-consumidos y co-producidos al mismo tiempo por los sujetos involucrados en ellos. En el universo de los bienes relacionales, lo competitivo cede espacio a lo colaborativo. El compartir es el ADN de este nuevo ecosistema de bienes, relaciones y reciprocidades interdependientes.
Los bienes relacionales están profundamente relacionados a los espacios. A los espacios compartidos, a los espacios relacionales, a los espacios en red. Y encajan con el concepto de ciudad relacional que baraja la jurista María Naredo. Un modelo de ciudad relacional, fraguado con lazos intersubjetivos, tejido con capas de afectos: “el modelo “relacional” propone formas de seguridad basadas en el encuentro, la relación y el diálogo. La seguridad, en el modelo relacional, pasa sobre todo por recrear el lazo social. No vaciar la calle, sino todo lo contrario: repoblarla de relaciones de vecindad, de buena vecindad también entre desconocidos. Para así poder confiar en que alguien nos va a echar una mano si nos ocurre algo en el espacio público, la vecina del quinto o el tendero de abajo”. Por si fuera poco, la ciudad relacional dispone de un minucioso manifiesto escrito por Enric Ruiz-Geli, que busca puentes, transversalidades y conexiones entre aquellos que la habitan.

Hace apenas unos años, ante el brutal ataque neoliberal de los espacios urbanos, el grito era considerar el espacio público como una inquebrantable ideología. El espacio público, en la nueva era / interfaz relacional, aspira a ser un espacio común. A un espacio donde el procomún – algo que es todos y no es de nadie – sea la atmósfera y norma que todos respiren. El espacio común – la verdadera fábrica de los bienes relacionales – se deja intuir en prototipos urbanos, inacabados y colectivos como los que crea Ciudad Emergente en Chile o el Campo de Cebada de Madrid. El espacio común palpita en los últimos ensamblajes humanos del planeta (plazas ocupadas, asambleas en plena calle). O en procesos-flujos como Ciudad Escuela de Madrid, que incentivan mobiliario urbano construido con licencias libres, participación ciudadana y procesos de código abierto.
En el encuentro Ciudades Democráticas, la línea de comunes urbanos estuvo presente en la sesión Urban Betas, donde confluyeron proyectos, relatos, experiencias y herramientas digitales de colectivos tan diversos como Todo Por La Praxis, la Red de Espacios Ciudadanos (REC),Territoris Oblidats o el Vivero de Iniciativas Ciudadanas. La ciudad como sujeto político colectivo, como conjunto de relaciones entre bienes relacionales, empieza a dialogar con la línea de comunes digitales. Y enriquece mucho la visión de mundo de los comunes democráticos, desbordando las plataformas digitales con procesos, relatos y prácticas.
La ciudad abierta y colaborativa tiene un doble corazón, digital y analógico. La ciudad abierta y en común puede ser una sinergia de hackers y urbanistas, de niños y jubilados que construyen ciudad. La ciudad abierta y en común es una polifonía de cines auto organizados de barrio (como el Cinema Usera, en Madrid) y de centrales térmicas auto gestionadas en las periferias (como la de Orcasitas, también en Madrid), de redes de huertos colectivos, de mobiliario construido por vecinos y vecinas, los verdaderos arquitectos del siglo XXI. Nuestros cuerpos son el hardware, nuestros procesos el software, como diría el investigador Ted Nelson. La capa territorial (comunes urbanos) completa y resignifica la capa digital participativa de los comunes democráticos.
Human rights by design

La tercera línea que visibilizó el encuentro Ciudades Democráticas de Madrid fue la de los comunes digitales. Para ser más concretos, el nuevo frente de batalla que desde el ecosistema de los comunes digitales se ha puesto en marcha contra la vigilancia masiva de las grandes multinacionales y Gobiernos. Existe un mundo pre revelaciones de Edward Snowden. Y existe una «era Snowden», en la que estamos totalmente inmersos, marcada por el derecho a las filtraciones y a la transparencia. La criptografía, la variable que garantiza el derecho a la privacidad digital, es otro de los elementos comunes del encuentro Ciudades Democráticas. Nunca habrá igualdad si la élite y las grandes compañías practican la vigilancia masiva a los ciudadanos. El sociólogo brasileño Sérgio Amadeu afirma que el mundo necesita tecnología «human right by design» que garantice los derechos humanos. La privacidad, tras las revelaciones de Edward Snowden que probaron que algunas de las multinacionales tecnológicas más importantes son cómplices del espionaje masivo de la National Security Agency (NSA) de Estados Unidos, empieza a convertirse en uno de los derechos humanos de nuestros tiempos. Un derecho humano para el que, hasta ahora, no existe una protección contundente a nivel internacional. Al lado de la privacidad, nos encontramos otro concepto clave, la transparecencia. Julian Assange, fundador de Wikileaks, todo un Jimi Hendrix de nuestra era, resume la relación de privacidad con transparencia de una forma muy simple: «Más privacidad para los débiles, más transparencia para los poderosos» . ¿Cómo se relacionan pues las tres líneas de los comunes (democráticos, urbanos y digitales)? ¿Cómo habitan dichas líneas, con sus visiones de mundo, con sus prácticas y pensamiento político, el marco simbólico de las ciudades democráticas?
Marcos agregadores, prácticas del común

La evolución del concepto smart city (ciudad inteligente) brinda un ejemplo didáctico. Tras venderse cómo un paradigma de la ciudad en la que la tecnología trabajaba para resolución de problemas colectivos, la ciudad inteligente se convirtió en el marco simbólico común de todos aquellos que pretendían mejorar la ciudad con el uso de tecnología. Cuando las críticas al modelo y a las prácticas de las grandes multinacionales vinculadas a la ciudad inteligente fueron aumentando el tono, muchos colectivos sociales, investigadores y urbanistas comenzaron a hablar de smart citizens, ciudadanos inteligentes. Hablar de smart citizens es, en el fondo, aceptar el marco de la smart city: critica y discute lo que es inteligente o no, pero no desplaza el marco hacia otra parte. La maquinaria de las multinacionales tecnológicas no tienen ningún problema en aceptar el debate de narrativas en los marcos simbólicos construídos por ellas. Tras las críticas iniciales a la ciudad inteligente, el propio mercado lanzó su nueva capa narrativa de «ciudadanos inteligentes», apropiándose de las críticas y transformándola en algo suyo.
El mercado, el capitalismo cognitivo y los Gobiernos están vampirizando la ética hacker, lo colaborativo o la cultura lab sin entenderlo de verdad. El oportunismo roza el insulto en el caso de grandes compañías como Microsoft o Oracle, lobbistas duros del copy right que juegan a los datos abiertos, disfrazados de mecenas de lo hacker o de ciudadanos inteligentes. Lo mismo ocurre en el ámbito de los gobiernos: ciudades gobernadas por partidos y políticos verticales, vinculados al capitalismo en mayúsculas, creando espacios con narrativa hacker. El Ayuntamiento de Río de Janeiro – el que se subió al carro de la especulación inmobiliaria, los desalojos, la ciudad creativa del capitalismo cognitivo y el control tecnológico de la Smart City – creó el Lab.rio. La narrativa lab de los laboratorios ciudadanos y sus subnarrativas (innovación ciudadana, por ejemplo) también están en boga. Y son puestas en marcha por personas / instituciones que ni saben trabajar en red ni conocen la ética hacker.
Para contrarrestar a la máquinas de marcos simbólicos falsos y a la mafia de narrativas robadas, se están tejiendo otros marcos como el de las ciudades rebeldes. ¿Pero entrarán el sistema, el mercado, los grandes medios y la ciudadanía en general en marcos simbólicos tan combativos y anti sistema como las ciudades rebeldes? ¿Sirve de algo crear marcos esencialmente antagonistas?
Habitar las ciudades democráticas

El encuentro Ciudades Democráticas, más que un conjunto de presentaciones, charlas y encuentros, dejó un legado más importante: un marco simbólico neutro y agregador habitado por prácticas del común. Porque no sirven los imaginarios huecos, las narrativas vacías, el marketing del mercado que se apropia de la voz de la ciudadanía. Las ciudades democráticas, sin prácticas del común, podrían ser un marco vacío que el mercado no tardaría en ocupar. Por eso la participación ciudadana, para no caer en la nada, debe funcionar con la lógica de la Internet descentralizada, de los comunes en red, de los procesos de abajo arriba. Y por eso la conferencia internacional de Ciudades democráticas flotó sobre los elementos de un nuevo sentido común de la democracia: filtraciones pro transparencia, criptografía, tecnologías peer-to-peer, mecanismos de democracia directa, diálogo, escucha institucional, hacking cívico. El marco simbólico de las ciudades democráticas, funcionando con la lógica de la democracia de los comunes, es otra cosa. Es criptografía y derecho a las filtraciones, privacidad y participación, redes abiertas e inteligencia colectiva, derecho a la ciudad y la democracia del bien común. Las ciudades democráticas son todo aquello con lo que sueñan los ideólogos de las ciudades rebeldes, pero configuran un espacio agregador en el que todo el mundo, y no sólo los que tienen afinidad ideológica, pueden participar.

Si el sistema quiere disputar el marco de las ciudades democráticas, que entre, que debata, que proponga. Pero lo tendrá difícil si el sistema operativo y la lógica de las ciudades democráticas sigue la senda de los comunes democráticos, los comunes urbanos y las nuevas luchas de los comunes digitales que se mestizaron en el encuentro ciudades democráticas de Madrid. Tendrán difícil disputar un marco simbólico tan incombatible mientras el imaginario de la participación ciudadana este configurada por gente como Raquel Rolnik, ex relatora de vivienda de la ONU, que participó en el encuentro de Madrid. «El verdadero cloud que arrasa el planeta es el capital financiero», afirmó Raquel en su conferencia. Continuemos marcando la cancha de las ciudades democráticas, habitando un marco agregador en la que no cabe todo, muchos menos el neoliberalismo. Quien se quede fuera de las ciudades democráticas, quien no acepte su lógica abierta orientada al bien común, tendrá un nombre: enemigo de la democracia.
[Fuente: https://www.diagonalperiodico.net]

Piel negra. Poder blanco. Dallas, Baton Rouge y las cenizas del mito “post-racial” // Miguel Mellino

Dallas y Baton Rouge están dando el golpe decisivo a la era Obama. La era del primer presidente negro de uno de los estados más racistas que el capitalismo y el colonialismo moderno han producido en la historia, está acabando de la única manera en la cual podía acabar. Difícil encontrar otro ejemplo en la historia reciente – a parte quizás el de J. F. Kennedy – en la cual los discursos a través de los que el poder tiende a legitimarse son tan distantes de su efectiva constitución material. Acogida en 2008 como la expresión de una necesidad colectiva de discontinuidad respecto a las previas administraciones teo-con, también desde buena parte de la izquierda radical global, la era Obama ha demostrado totalmente otro posicionamiento respecto a tal espera: a nivel tanto de política nacional que la política exterior.
El complejo “militar-financiario-neoliberal”
Desde el punto de vista económico, más que encorajar políticas anti-ciclicas frente a la crisis del 2007 – la cual lógica más perversamente depredadora tuvo como objeto  los negros pobres de EE.UU., ulteriormente expropiados por los créditos subprime – la era Obama ha sido caracterizada por la promoción de medidas finalizadas no solo a mantener, sino a reforzar la estructura neoliberal del actual orden financiero global. En la era Obama, lo que Peter Gowan ha llamado en su The Global Gamble (1999) el conjunto “FMI-Wall Street-Señoria del dolar” – es decir   la estructura material del neoliberalismo como dispositivo global de gobierno – seguramente se ha reforzado después de la crisis de 2007. También los últimos episodios de esta saga hablan claro: piense en la promoción activa y directa por parte de Obama mismo, en sus últimos viajes oficiales, del TTIP (Transatlantic Trade and Investement Partnership), un tratado que derrumbaría las última barrera para una entrega total del mundo a la soberanía de las multinacionales y la economía financiera, pero también en su apoyo explicito al Remain en el referéndum británico, es decir una elección proclamada sobre todo en la continuidad del actual poder financiero europeo basado en el papel estratégico de la City londinense en el interior del actual modo de acumulación neoliberal global.

Tampoco desde el punto de vista geopolítico no ha habido ninguna ruptura con las administraciones conservadoras anteriores. La “mitológica” retirada de EEUU en Iraq y Afghanistan, lanzada en 2008 como parte del proyecto “Obama Hope”, se ha vuelto en su contra, en la decisión de mantener los marines en estas zonas de guerra a “tiempo indefinido”. Los discursos de los inicios a favor de un “pacifismo multilateral” se han acompañado de intervenciones directas e indirectas a favor de nuevas “guerras permanentes” y nuevas balcanizaciones de estados no del todo “alineados”  al orden internacional, como en el caso de Libia, Ucraina y Siria. Pasando por la asfixia de los así llamados países emergentes (BRICS) efectuada a través de un acuerdo deliberado con los sauditas a favor de un fuerte aumento de la producción de petroleo, el  único objetivo del cual ha sido el de hacer caer el precio internacional del crudo. Se trata de una estrategia que ha metido en problemas no sólo a países como Rusia y China (tradicionales estados canallas), sino también la Bolivia de Morales, el Ecuador de Correa y la Venezuela de Maduro. Es en este contexto que se debe ubicar el apoyo de Obama – con una visita oficial en Marzo – al neoliberalismo despiadado de Macri en Argentina y la deriva reaccionaria y conservadora en Brasil después del impeachment del controvertido gobierno de Dilma Roussef. Mas allá de los juicios que se puedan tener sobre los diferentes gobiernos “post-neoliberales” de  América Latina, los cuales, los límites de clase, si se quiere, están claramente en la base de su progresivo debilitamiento interno, no se puede negar que la era Obama haya conspirado desde el inicio contra el así llamado “regreso a la izquierda” de esta parte del mundo: aquí es suficiente recordar el apoyo explicito al golpe contra Zelaya en Honduras de 2008 y contra Lugo en Paraguay de 2012.
El complejo “militar-penitenciario-racial”
Pero si es cierto que en la era Obama el conjunto “militar-financiero-neoliberal”global se ha  reforzado progresivamente, es además cierto que también a partir de Angela Davis lo que podemos llamar el conjunto “militar-penitenciario-racial” interno indudablemente no está más debilitado. Aquí también se puede observar la misma tipología perversa de “blackwashing”, por así decirlo: los discursos sobre el inicio de una condición finalmente “post-racial” en los EE.UU., de una democracia  finalmente libre de las jerarquías de la raza y de la “linea del color”, han funcionado como un siniestro contrapunto de la marcha inestancable del “estado penal” neoliberal. La celebración de una “condición post-racial” – sellada por la puesta en discurso de la elección de un presidente “negro” en el país de las plantaciones, del Ku Klux Klan, de los linchamientos de los negros, de las violaciones sistemáticas de las esclavas negras, de las leyes Jim Crow – ha sido la banda sonora de una singular “tecnología racista de gobierno” emergida junto al proceso de reestructuración neoliberal y basada en la represión militarizada de los territorios, el encarcelamiento y el abandono de masas, el recurso al racial profiling y el homicidio de estado entre negros pobres y excluidos.

No se dejen engañar los significados literales vehiculados por la palabra “post-racial”. Lo que muestran los hechos, es decir la continua producción institucional de los negros pobres como “grupo sujeto a muerte prematura”, por decirlo como Ruth Gilmore, es que el discurso “post-racial” a través el cual continua a interpelarnos todavía la era Obama, no es más que la condensación fetichista o el suplemento ideológico de una nueva y más perversa forma de racismo. Es cuanto afirma, por ejemplo, David Theo Goldberg, notable estudioso del racismo moderno, en su Are we all Post-racial yet? (2012). Según Goldberg, la especificidad del orden del discurso “post-racial” no está tanto en volver innombrable la raza en el lenguaje ordinario o en volverla “invisible” como fenómeno social, cuanto en su negar de manera continua y obsesiva la dimensión estructural-material del racismo en la sociedad americana. El discurso “post-racial” niega el racismo como “constitución material”, es decir como dispositivo (simbólico y material) a la base de la producción de la relaciones entre las clases y por lo tanto de la jerarquización de la ciudadanía. En términos marxistas, se puede decir que el discurso “post-racial”, construyendo las “razas” como fenómenos escindidos de las condiciones materiales de su producción, opera a través de una especie de fetichización de la raza y del racismo. Es en esta manera que, paradójicamente, el discurso “post-racial” acaba por ontologizar – esencializar – aquellas mismas “razas” de las cuales niega la existencia; es así que fenomenos sociales que son claramente el producto del racismo como dispositivo estructural de producción de la sociedad – por ejemplo, el alto porcentaje de negros entre pobres, excluidos, desempleados, población carcelaria, etc. – acaban por aparecer como el producto de una manera de vivir “equivocada”, de una cierta patología cultural, o de un simple déficit de “instrucción”, “educación” o “inteligencia” personal. El discurso “post-racial”, por decirlo en los términos de Fanon, pone el racismo del lado del ontogenesis en lugar de la sociogenesis.

Negando la dimensión público-material del racismo, por tanto, el discurso “post-racial” funciona como un dispositivo (racista) de naturalización de las desigualdades, cuyo efecto principal es justo aquel de convertir la raza y todo lo que ella implica un componente natural (o presocial) de la sociedad. Desde el interior de este discurso, los procesos de racialización, entendidos como la distribución de jerarquías y privilegios según la pertenencia a ciertos grupos y clases, no aparecen más como algo “adscriptivo”, como un producto activo de la interacción entre estado (instituciones) y capital, sino como un simple y neutral “amalgama” social originado por el libre juego entre sujetos, el desarrollo de lo que podemos llamar la “mano invisible” de la sociedad.
Desde este punto de vista, es sintomático que en los casos de Dallas y Baton Rouge se ha empezado a hablar de “odio racial” o de “guerra racial” sólo cuando los negros han disparado a los policias y no viceversa; movilizadas solamente en referencia al actuar de los negros, expresiones como “odio racial” o “guerra racial” acaban por poner “blancos” y “negros” al mismo nivel, como si las relaciones de poder fueran aun aquí “simétricas” y “equivalentes”; y como si el conflicto (racial) fuese generado por una especie de “natural” y reciproca intolerancia: más de esto que de un cierto sentido común entiende por “xenofobia” (fenómeno neutro, universal, inherente a la misma condición humana) que del racismo como sistema histórico de dominio de los blancos sobre los negros. Esta particular narración de los hechos además nos muestra que en el interior del discurso “post-racial” es a menudo el “negro” (o “latino”, o “musulmán”, y ciertamente no es ni el blanco ni tampoco el sistema) el portador del elemento “racial”, y últimamente, también del racismo, si como nos recuerda todavía Goldberg, uno de los aspectos más destacados de la condición o del discurso “post-racial” es que los que son acusados de “actitudes racistas” son cada vez más aquellos que históricamente han sufrido el racismo en lugar de sus verdaderos partidarios o promotores. En consecuencia, se puede decir que una de las finalidades fundamentales del discurso “post-racial” es volver “invisible” la whiteness (por que vuelve “neutra”) a través de la hiper visibilización de los otros – el “negro”, el “latino” – en clave “racial”.

De estas consideraciones se puede inferir otro de los efectos más perversos del discurso “post-racial”: en su negación de la raza y del racismo como dispositivos materiales aún a la obra en el ejercicio del poder en la sociedad americana, eso desata el pasado del presente dejando los sujetos “libres” de vender en el mercado, o de meter a trabajar, la propia “diferencia” (quizás racial, pero ciertamente no producida por el racismo). Dicho de otra manera, el discurso “post-racial” trabaja en el olvido de la historia, de aquellas mismas condiciones históricas – el capitalismo colonial, la esclavitud –  que han consentido la formación de las jerarquías y los privilegios raciales. Es el olvido de esta historia a consentir, de manera totalmente perversa, una proliferación “libre” y “sin culpas” de discursos y practicas racistas, porque, como es evidente, no vienen reconocidas como tales. Además, eliminando el racismo del discurso público sin la eliminación de estructuras materiales en las cuales se establece históricamente la supremacía de la whiteness, el discurso “post-racial” acaba por inscribir en la piel sólo las verdades producidas socialmente por el “capitalismo racial”, por usar la expresión conocida de Robinson Cedric en Black Marxism (1983). En resumen: la neutralización de la dimensión material de la historia y la privatización de las cuestiones de raza y racismo (atribuyéndole a la esfera privada y no pública), el discurso “post-racial” ha llegado cada vez más a ser visto como un elemento necesario y constitutivo de la razón del gobierno neoliberal. Más: el aumento significativo de la desigualdad entre las clases, la ruptura radical de raza y clase en el cuerpo social causada por el desarrollo del neoliberalismo ha encontrado en el discurso “post-racial” uno de sus elementos centrales de recomposición ideológica.

Piel negra. Poder blanco
La era Obama, por lo tanto, propone de una manera infinitamente más perversa la famosa citación de Fanon: Piel Negra. Poder blanco. El discurso “post-racial”, la celebración de una supuesta condición social de “color blindness“, fue parte de la respuesta del capitalismo racial estadounidense a la lucha del movimiento por los derechos civiles y la radicalización de la cuestión negra expresada por el “black power” en los setenta. Este nuevo dispositivo racista osciló entre la negación del racismo como una dimensión histórico-material del capitalismo estadounidense y la mercantilización/poner a trabajar todas las expresiones tradicionales de la blackness. Alguien, sin embargo, sostiene que el aumento racista que está caracterizando el final de la era de Obama es parte de la respuesta del poder blanco a la elección de un presidente negro, un intento de dar una siniestra y definitiva marca histórica sobre este período singular en la historia de EE.UU. El hecho no cambia: Dallas y Baton Rouge quizá han demostrado que algunos de los negros – los más pobres y marginados – cansados de ser sometidos de forma pasiva el mito cada vez más grotesco de la integración “post-racial” en curso. Un mito que se vende en diferentes maneras, cabe recordar, incluso por parte de la élite negra. Esta reacción podría ser la única noticia real de lo que ha sucedido en los últimos días, aunque todavía es pronto para decirlo. En el movimiento Black Lives Matter la discusión sobre cómo reelaborar de manera efectiva su propuesta y como de organizar políticamente la rabia generalizada sigue y las interpretaciones de los eventos no son de ninguna manera homogéneas.Lo que es cierto es que la violencia es “post-racial” de la policía y las absoluciones comunes de los agentes imputados vuelven la situación cada vez más enervante.

[Fuente: Commonware]

Terrorismo: la ‘zona gris’ de la sexualidad// Éric Fassin

 

¿Se puede tachar de dementes a los autores de las actuales masacres sin sentido? Su lógica enloquecida es la de nuestra época

Dos viejos árabes barbudos vestidos con chilaba enarbolan un cartel: «Yo soy Charlie». Esta fotografía podría ilustrar «el espíritu del 11 de enero». Ahora bien, en febrero de 2015 está en la portada de la revista del Estado islámico. Contrariamente a las advertencias frente a la «amalgama» entre musulmanes y terroristas, había que acabar con la «zona gris».

El terrorismo pone todo su empeño en borrar cualquier matiz para lograr un mundo en blanco y negro. Los objetivos no serán pues solo los blasfemos (como la redacción de Charlie Hebdo) o los judíos en su calidad de tales (como en el Hyper Cacher); el 13 de noviembre en París o el 14 de julio en Niza, en medio del gentío, todo el mundo se convierte en blanco indiferenciado. Para exacerbar la tensión y hacer el juego a la islamofobia debilitando lo que se ha venido a llamar «el islam moderado». La estrategia del terror nos remite, pues, a una política de lo peor.

Su eficacia se debe a la posibilidad de ser compartida por sus adversarios. Desde el 11 de septiembre de 2001, explica esa revista, está claro que hay que «elegir entre dos bandos», entre el mundo musulmán y Occidente. Y cita a Osama Ben Laden: «Bush tiene razón cuando declara: `o se está con nosotros o con los terroristas´. O estáis con la cruzada o con el Islam». Así pues, los dos bandos reivindican la retórica del «conflicto de civilizaciones». En ambos casos nos hallamos ante la misma lógica binaria, basta con cambiar las etiquetas.

Pensemos en Anders Breivik, el terrorista noruego de extrema derecha (que inspiró al fanático de Munich) que justificaba ideológicamente el atentado de Utoya contra jóvenes socialdemócratas apoyándose en las declaraciones de dirigentes occidentales que denunciaban «el fracaso del multiculturalismo»; incluso pensaba citar como testigo en su juicio a un mulá encarcelado por amenazas terroristas: todos consolidaban el argumento de una guerra inevitable entre «ellos» y «nosotros». En el fondo, no importa el bando siempre que solo haya dos.

Por eso es difícil tachar de dementes a los autores de esas matanzas sin sentido. Su lógica enloquecida es la de nuestra época. Nos hace pensar en el amok, esas matanzas suicidas cuyo nombre procede de la lengua malaya: un hombre se lanza al espacio público matando a todo el que encuentra a su paso antes de encontrar la muerte. Según el etnopsiquiatra Georges Devereux esta expresión violenta emanaría del repertorio de las formas culturalmente disponibles. Sin embargo no se trata solo, aunque también, de trastornos psíquicos preexistentes. Se puede aventurar la hipótesis complementaria de que el trastorno identitario es, en la misma medida que la causa de las violencias, un efecto del «conflicto de civilizaciones».

Lo que nos permite comprender una aparente contradicción: con frecuencia, los terroristas que pasan al acto no son el ideal del musulmán, sino todo lo contrario. Desde 2001 nos extraña: ¿cómo es posible andar de juerga, con alcohol, drogas y mujeres y luego sacrificarse en una carnicería en nombre de la pureza religiosa? De hecho, entre los candidatos al martirio hay muchos arrepentidos o recién convertidos. Tras el atentado de Niza, el ministro del Interior, perplejo, habla de radicalización «muy rápida». Por eso el gobierno alemán ha dudado en calificar de acto terrorista el ataque con hacha en un tren de Baviera: ¿no era el culpable, un refugiado, un ejemplo de integración exitosa?

Para explicar esta paradoja, hay que dirigirse a los análisis de otro psiquiatra, Franz Fanon. En la guerra de Argelia se asiste a «fenómenos de tipo amok totalmente típicos». «Se les ve irrumpir en una calle o en una granja aislada, desarmados o blandiendo un mísero cuchillo mellado al grito de: `Viva Argelia independiente. Somos los vencedores´», para terminar «bajo una ráfaga de metralleta disparada por una patrulla». ¿Pero quién se lanza a ese delirio de muerte? En Los condenados de la tierra, el autor cuenta la historia de un joven argelino que «no se mete en lo que está pasando y está consagrado a su trabajo»; pero comienza a oír voces: «Traidor… cobarde…» Y termina por lanzarse contra unos soldados franceses gritando: «Soy un argelino». Y se explica: «No podía seguir escuchando sin reaccionar esas acusaciones. No soy un cobarde. No soy una mujer. No soy un traidor». Fanon resume el caso: «delirio de acusación y conducta suicida disfrazada de `acto terrorista´».

Es otra faceta del trastorno identitario que se observa en las informaciones sobre la sexualidad de Omar Mateen en Orlando y de Mohamed Lahouaiej Bouhlel en Niza. Que quede claro que no se trata de patologizar la homosexualidad o la bisexualidad. Todo lo contrario, si esos hombres viven una sexualidad minoritaria como una contradicción tan fuerte que les  desencadena un ataque homófobo como en Florida, es por una razón política: el «conflicto de civilizaciones» está hoy sexualizado. A favor o en contra de la «democracia sexual», es decir la igualdad entre hombres y mujeres y la libertad sexual, esa es la línea divisoria que, desde 2001, no se para de trazar entre «nosotros» y «ellos».
Ahora bien, si el psiquismo resiste a la simplicidad binaria, el sexo sigue siendo una «zona gris» entre grupos y, sobre todo, en el seno mismo de los individuos. Es una contradicción potencial que trabaja la intimidad. La violencia terrorista aparece desde ese momento como un intento desesperado, en forma de amok, de reducir, de un solo golpe, tanto la contradicción en el exterior como en el interior, tanto en el cuerpo social como en el del asesino que se erige en mártir. En resumen, «la extinción de la zona gris» a la que apela el Estado islámico pasa hoy, de modo privilegiado, por los que la encarnan, incluso por su sexualidad.

Fuente: [http://ctxt.es/]

Clinâmen: «Sólo la movilización social puede conformar un nuevo orden político»

 

Conversamos con Alejandro Horowicz, economista, investigador y autor, entre otros estudios, de «Los cuatro peronismos». Caracterización del gobierno de Macri. ¿Qué es el peronismo hoy, y qué queda del kirchnerismo? Las fuerzas de oposición y el papel de las organizaciones sociales. ¿Cómo incide la crisis global? ¿Es posible imaginar en el corto plazo la constitución de un bloque que enfrente con éxito al bloque actualmente en el poder?

http//ciudadclinamen.blogspot.com.ar

Hebe y la excepción justa // Lobo Suelto!

Los que quieren arrestar a Hebe de Bonafini apuestan fuerte al valor de una imagen y pretenden cerrar una etapa: ¿la de los años setentas? ¿la de la lucha por la memoria de los ‘80 y ’90? ¿la del 2001? ¿la del kirchnerismo? ¿la de la naciente resistencia al macrismo? Tal vez todas ellas. 
Lo cierto es que con sus idas y venidas, Hebe –nunca sola, aunque siempre  muy difícil de acompañar de cerca– ha impedido que se aíslen entre sí estas diferentes etapas históricas. Su modo de transitar el tiempo es excepcional. De allí sus palabras: «Yo nunca mido las consecuencias. Para mí lo más importante es la vida y el honor de mis hijos y de los 30 mil”. 
El estado que perpetró un genocidio no tiene autoridad sobre las Madres. Ellas, en cambio, sí se han ganado una conmovedora y dolorosa legitimidad: siguen siendo el máximo testimonio de la excepción justa, aquella que pone la legitimidad por encima de lo legal. Esto enloquece a las diferentes derechas, que quieren ver en este mas allá de la ley a un Dios Patriarcal o a un Gurú de las finanzas, pero jamás a una madre luchando por lo que hicieron con sus hijos combativos. Porque es precisamente la materialidad de esa lucha de madres lo que quieren derrotar. Porque en su fuerza de justicia, esa lucha puede mover lo que no puede mover el kirchnerismo, ni las izquierdas. 
Las Madres de la Plaza de Mayo pusieron en juego, del año ‘77 para acá, el más radical principio de soberanía: aquel que parte de los cuerpos vivos, capaces de luchar contra el terror y la explotación que una y otra vez los niega. Sin esa materialidad viva, principio político tan elemental como exigente, la palabra democracia carece de sentido.

Pegarle a la Madre // Agustín Valle

¿Por qué el gobierno de Cambiemos incurre en la tan burda y salvaje intentona de detener a Hebe de Bonafini? ¿Qué se pudo ver en ese intento?
El kirchnerismo le hizo el juego a la derecha en Argentina. Más acá de toda ilusión y esperanza. Eligió a Magnetto y a Macri como enemigos; reprodujo formatos de reproducción del poder sin variar un ápice la razón de Estado (con matices discursivos y políticas democratizantes que, casi todas, resultaron de papel para el soplido ceo); y una de las derivas problemáticas de su modelo fue la conversión de la Asociación Madres en una suerte empresa constructora con Sergio Shoklender como hombre clave (¿y por qué las Madres, manantial ético un imposible como consigna básica -la aparición con vida-, tenían que ser “constructoras”?). Esto habilitó la caricaturización conservadora. Y esa caricatura está en el cálculo canalla del macrismo: el núcleo duro del gobierno es eminentemente reactivo (anti todo, militantes de la nada… subproducto del laclauismo kirchnerista al fin). 
El macrismo lee los cuerpos en sus afectos reactivos: los cansancios, los resentimientos, las envidias, los miedos, las codicias. Y la afectividad alegre que propone tiende a lo incorpóreo: no te pide que vayas a ninguna plaza (no hace falta…), su símbolo son globitos ingrávidos; nada de bolsos llenos de pesadísimos fajos de billetes (grasada peronista), nada táctil, todo virtual, toda gravedad subordinada al valor de lo evanescente… Habíamos subestimado al macrismo en su capacidad de leer la afectividad de los cuerpos (y después resultó que “ganó en las villas y fue deseable para muchos laburantes”); pero ahora, en estos días, hemos visto una subestimación macrista de la densidad política de los cuerpos: asumieron que la densidad del cuerpo de Hebe había sido desvanecida por la caricatura, que se había licuado en la antinomia de la famosa grieta. Pero se toparon con un cuerpo más denso que la Guardia de Infantería: la densidad del reservorio moral que las Madres encarnan y concentran. 
Ese reservorio moral es mucho más profundo que sus avatares, ¿por qué?, porque en el peor momento de la historia argentina reciente, en los momentos de mayor sinceramiento de la violencia que constituye la base del orden, las Madres se erigieron como las únicas heroínas en este lío.  Pisando el asfalto una, y otra, y otra vez: pura fuerza de presencia incansable. Cuerpos con una decisión del instinto amoroso; con el instinto amoroso como único saber necesario. Sordos a todo discurso de Ley -porque la Ley amparó el Horror, el Estado se llevó a nuestros hijos: no me hablen más, todo es mentira. Por eso, por la raigambre instintiva y amorosa del saber de las Madres, es que no hace falta entender ni saber nada para entender que a las Madres no se las toca. 
¿Por qué sin embargo el macrismo lo intenta?
Quizá el macrismo, organizado sobre el componente antipolítico de 2001, intentara tantear hasta dónde ha logrado revertir aquella memoria revoltosa. Porque en aquel día decembrista, lo que resultó intolerable fue el Estado de sitio y el atropello a las Madres: ahí el aluvión total. Si ahora, entonces, podían detener a Hebe así nomás, era porque se revirtió por completo aquel arco de valores e intolerancias. Pero el pueblo las abraza. 
Pero el intento -el tanteo- conecta con un pasado aún más distante. La Dictadura desapareció a varias Madres. Pero no pudo con ellas: perseveraron. La Montada en 2001 las reprimió y esa represión fue la última sentencia de muerte de un tipo de gubernamentalidad. ¿Cuán gobernados estamos por el Terror, cuánto aceptan las vidas que se le pegue a la Madre, vidas entre asustadas y cautivadas por el frío brillo mercantil? Cuán consistente y profundo es el secuestro -o desaparición- del estado de ánimo: eso quisieron tantear. Cuánto el chamuyo del orden se impuso por sobre los cuerpos, y borra el testimonio materno de la legitimidad pre-legal (es por esa legitimidad pre estatal, supraPolítica, que, como señala Bruno Nápoli, a las Madres las han convocado decenas de veces para actos de toma de mando presidencial en diversos países: los medios insitucionales quieren irradiarse con la legitimidad inmediata de los cuerpos éticos de las Madres). 
La antipolítica quiso a los militares de modo semejante aa como hoy quiere a los gerentes: un saber técnico de orden, que sabe más sobre la vida que la propia vida. Rendimiento y eficiencia al mando sobre de la incertidumbre elemental de la vida, su fragilidad. Las Madres son lo contrario: todo saber fundado en el núcleo amoroso básico de la vida, y un grito inamovible plantado en el corazón de la incertidumbre: vivos los llevaron, vivos los queremos.
Pero ese núcleo amoroso queda aplastado en el régimen de valores de la vida social. Fogwill, en Pichiciegos, dice que «no hubo pichi en en algún momento no mencionara a la mamá» (y, dicho sea de paso, siempre contaba que escribió ese texto no solo “con doce gramos de merca en cuatro días” sino viviendo en el mismo edificio que la madre, e inspirado por un comentario de ella). Y en la última Copa América, todos pero todos los jugadores que hacían goles, los festejaban puteando, «¡y la puta madre!». ¿Nos acordamos del amor que nos parió cuando tenemos miedo, y renegamos con odio cuando festejamos? Qué triste. O mejor, qué muestra de cuán íntima y fundamentalmente derrotado está el que alcanza el éxito. El éxito en la vida mercantilizada es más una negación que una afirmación. 
La cara-paradigma de ese modelo triste de éxito es la del rubio papa-en-la-boca de Macri. Y es coherente con el cuño de su “núcleo duro” de sustento opinológico: también, deseo reactivo. Por eso los medios oficiales insisten en que Hebe fue protegida por “líderes kirchneristas”. Al gobierno le conviene que toda resistencia sea capitalizada por el kirchnerismo. 
El modelo de felicidad que es patrón está basado en la presunción (la idea) de que no entramos todos, salvo aceptando una radical y naturalizada desigualdad. La felicidad mercantil actual se funda en un cagazo (reproducido en este día y cada día), cagazo que conlleva odio, sobre el que proyecta su danza de alegría y tranquilidad. (Por eso Macri dijo que “obligaría a la gente a ser feliz”: es un imperativo, sería el triunfo máximo del orden de la desigualdad). El modelo de felicidad de Hebe es al revés: no un odio pero sí un desprecio reflejo de una defensa de la vida. El amor de madre, herido de todo dolor, se ejerce como desprecio. 
Madres: un reservorio de amor y ternura que se animó y anima a dar combate. Como pedía Saint Just, “Es siempre por lo que amamos que luchamos, todo lo demás es consecuencia”. 
La igualdad, por la que las Madres pelean, o mejor, la igualdad que las Madres señalan con su presencia, es la igualdad ante el terror: la evidencia de que el aparato de la Ley roba hijos muestra una fraternidad primordial entre los cuerpos. Los cuerpos somos iguales ante la fetichización trascendentalista del poder: ante la máquina superior que se da el poder de matarnos. 
Lo que se vio el otro día, la resistencia que protegió a Hebe (con cuerpos presentes, también con palabras e imágenes circulantes), fue el saber instintivo de que hay una legitimidad vital (es decir, un plano de existencia por derecho inherente del cuerpo) previa a la Palabra de la ley, al chamuyo del orden. Tocan a Hebe y nos tocan a todos, ¿qué nos tocan? El reservorio de legitimidad vital inmediata, reservorio del derecho de existir sin “permiso” (sin acatar la racionalidad de Gestión). Tocan esa dimensión de nuestros cuerpos que no quiere dejarse gobernar. ¿Quiénes gobiernan? Los que ganan, sobre los que pierden. Todos los que en este añito ganaron cosas, están gobernando a todos los que perdimos cosas (y todos los que ganaron en los últimos doce, los últimos cien o mil…). Pero el otro día la densidad colectiva concentrada en el cuerpo de Hebe no nos fue gobernada.  Ojo:
La resistencia triunfante no defendió a Hebe en la causa de Sueños Compartidos. Defendió a Hebe en el plano de la relación existencial entre los cuerpos y el poder. Esta intentona macrista se topó con una fuerza política enlazada en el cuerpo de Hebe, y esa fuerza, además, recuperó a Hebe como cuerpo común de un espectro mucho más amplio que el del mellado universo kirchnerista donde durante una década larga estuvo con dedicación exclusiva. 

Regreso de las madres // Lucas Paulinovich

preguntan si son hombres esas mujeres
                   sin institución ni marido
si son mujeres que nacen
                   siempre
por afuera y al margen
preguntan, es que no pueden
asumir esa verdad de que sean
                   mujeres, sencillamente
toda la épica elemental de su fenómeno
¿es que no valieron evangelizaciones, violaciones
axiomas?
                  
al fin, nada adivinan del pasado
y ellas siguen llevando agua y tierra natal
si son mujeres, ¿por qué caminan con los años?
                           ¿por qué
ese tufo y esa memoria?
¿qué ven en el asfalto?
                           ¿cómo es que huelen monte en la avenida
y huertas lactadas en las placitas?    
                           ellas mismas
están hechas de alimento y amasan fuerzas
o sus pasos livianitos de redondeles en marcha
al pie de las oficinas y catedrales y viejos cuarteles
                            ahora restaurados
qué les importa a ellas sus viñas sus vidalas   
ese aire de sincretismo, ¿no es cierto?
las hace parecer siempre la misma
                que viene despacio y abraza
caminando (porque siempre caminan,
nunca dejaron
de caminar)     
¿es que no entienden, al verlas,
que llevan un sol guardado debajo de su abrigo?
así que van, como ancestrales o arcaicas
desde un lugar en el que no existen
                pantanos calurosos o el humo de los autos
no les hace falta, a ellas, correr
los dejan escapar, a pasitos de abuela eternizada
si esas mujeres no conocen nada de eso, ¿para qué preguntan?
               ¿todavía no lo saben?
su vocecita es idioma primario y olvidado
son historia de mujer cuerpo
¿son de fuego, finalmente,
                                              esas mujeres?
¿son luz o acción de vida?
              
nomás caminan como tejiendo ternuras                           
desde sus regiones ponen a prueba
           concepciones y mandatos, ¿la memoria?
avanzan en un ahora perpetuo, esas mujeres
           venidas de la historia
y no importan esas luces de artificio
           que les arrebatan un vientre o retoño
por eso tienen respiración del suelo y del trabajo saqueado
sostienen en lo alto sus manos y sus dedos
            que son semillas
del mismo plasma que el fruto y la flor
             y son dueñas
de la voluntad del crecimiento
y ese llamamiento fértil y climático
             de la vida.

La luna con gatillo: emisión anarco-peronista

En el 80 aniversario de la Guerra Civil Española y a 64 años del fallecimiento de Eva Perón, La luna con gatillo: una crítica política d ella cultura, programa que se emite todos los jueves de 15 a 17 horas por radio Eterogenia (www.eterogenia.com.ar), contamos con la presencia en estudio de integrantes de la Organización Anarquista de Córdoba, repasaron las recuperaciones de la «revolución social española» que se han hecho en estos días en la provincia, y la actualidad del pensamiento libertario.

Asimismo, en su columna mensual sobre cine, Jorge Falcone se refirió al 64 aniversario del fallecimiento de Eva Perón. El documentalista realizó un repaso por las últimas producciones que invocaron el nombre de Evita en el cine de los últimos tiempos. Comentó las obras «Eva no duerme» (2015), dirigida por Pablo Agüero y «Eva de la Argentina» (2011), dirigida por María Seoane y animada en base a diseños de  Solano López, también dibujante de «El Eternauta». También se refirió en la columna a las películas «Eva Perón» (1996)  de Juan Carlos Desanzo (ex director de fotografía del Grupo Cine Liberación ) y «Evita. La tumba sin paz» (1997), dirigida por Tristán Bauer sobre un guión de Miguel Bonasso.

Por su parte, Carlos Aznárez recordó la gesta libertaria en Europa y el legado revolucionario de Evita. En su “Panorama internacional”, que cada mes realiza en el marco del programa radial, el director del periódico Resumen Latinoamericano se refirió al 80 aniversario de la Guerra Civil Española. “Son ochenta años de impunidad”, expresó. Aznárez también rescató el legado “de mucha radicalidad” que dejó Evita y destacó el hecho de que “pusiera el cuerpo”, en una dinámica que dejó de ella un recuerdo en el que pareciera que no murió a los 33 años sino a un siglo de vida.
COLECTIVO RADIAL

Conducción y producción general: Mariano Pacheco
Co-Conducción: Carlos Bergliaffa
Con Iván Garzón y Arde Nenx en redes sociales; “El Turco” Diego Abu Arab en gráfica, PelAdo Rodriguez en producción artística y Dante De Noia en la operación técnica.
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TRINCHERAS RADIOFÓNICAS
– Lunes de 15 a 17 hs por radio Zumba La Turba (http://www.zumbalaturba.com.ar/)
– Viernes desde las 17 hs por FM 99.7 Che Barracas (http://chebarracas.blogspot.com.ar/)
Las dos radios pertenecientes a la Red Nacional de Medios Alternativos
– Sábados a las 22 horas, por Radio FM 95.5, El Grito de Los Hornillos (Traslasierra)
NOTICIAS POR INTERNET, DESDE ABAJO Y A LA IZQUIERDA, DESDE CÓRDOBA PARA EL RESTO DEL MUNDO.

Sudamérica Futuro // Bruno Fornillo

 A modo de inicio: condiciones de la transición
Vivimos en un mundo en transición geopolítica y ecológica, abierto a ensayar nuevos rumbos para evitar sus consecuencias más funestas. Esta gran mutación está pendiente de las consecuencias entrópicas desatadas por el cambio ambiental global, atada al límite estructural de los combustibles fósiles y signada por la reemergencia China; tópicos centrales del escrito que aquí acercamos. En efecto, el cambio climático; la contaminación de la tierra, la atmósfera y el agua; el acoso sobre el entorno natural –deforestación, derretimiento de hielos, degradación de los suelos–; el quiebre de los ecosistemas, la extinción de especies, el agotamiento de recursos naturales estratégicos, son tan solo algunos efectos negativos del cambio ambiental global. Sumidos en un curso de desarrollo irrefrenable, la entropía destructora del capital, las sinergias que despierta y su tipo de metabolismo, generan profundos peligros ecológicos que ponen en entredicho la reproducción de la biosfera, es decir, trazan una línea suspensiva en la existencia de los seres vivos y su entorno. Detrás de esta locomotora sin freno se encuentra la tracción incansable de la energía fósil. Desde hace 300 años nuestra civilización –y occidente en primer lugar– se ha sumido en un desarrollo descomunal asentado sobre un patrón energético fósil al que le queda aproximadamente medio siglo de vida. En el año 2013, el Consejo Mundial de Energía estimó que las reservas totales de petróleo y gas se agotarán en 53 años a la tasa de consumo actual, añadiendo que nada indica que va a disminuir sino lo contrario. Restan recursos no convencionales y menos de 100 años de carbón, pero no igualan los “beneficios” que brinda la extracción directa del “oro negro” (CME, 2013). La savia fósil de nuestra sociedad moderna, por tanto, va mermando permanentemente.
Sobre esta superficie “física” emerge, imponente, la nueva Asia. Desde que la República Popular China “se abrió al mundo” a fines de los años 70 de la mano de Deng Xiaoping –tras cinco siglos de metódico aislacionismo–, desplegó un proceso de crecimiento desconocido en la historia contemporánea a una tasa interrumpida del 10% anual, para alcanzar hoy el sitial de mayor economía del planeta. El ascenso chino inaugura un deliberado pluricentrismo global en un entorno competitivo de escasez, de talante interimperial. La mixtura de estas derivas consignadas, de visibilidad más o menos reciente, son las condiciones básicas que estructuran lo que suele llamarse una “crisis civilizacional”, correlato de la definitiva expansión global del capital; y se vinculan de un modo singular con el tiempo, al dilatar hoy los interrogantes por venir.
Sí estas problemáticas de escala nos resultan de especial interés es porque impactan de una manera decisiva sobre el recorrido que traza América del Sur, y gran parte de este trabajo procura ver los modos en cómo ellas se emplazan en nuestra región. Los ciclos políticos no dejan de ser particularmente intensos y variados aquí. A la larga noche neoliberal le siguió una reacción de gran magnitud, con sociedades en movimiento protagonistas casi exclusivas del ciclo de protestas, y sobre ella sobrevino una serie de gobiernos progresistas que tradujeron con diferente grado de fidelidad esa ebullición política primera. Los vientos de cambio que soplaron sobre la región han generado una serie de políticas inclusivas, ampliado los márgenes de protección social, disminuido los índices de pobreza, y tensaron –por momentos– la relación con grandes grupos económicos, con organismos internacionales y fortalecieron las instancias de integración regional. Sin embargo, en un mapa de mundialización asimétrica, estas iniciativas han convivido con escollos para sortear el papel dependiente y neocolonial, dinámicas económicas que no dejaban de reprimarizarse y dificultades para alumbrar vías alternativas de desarrollo. Ante esta realidad, que ciertamente no es idéntica en cada país, nuestra actualidad no para de anunciar tiempos por lo demás inciertos, dado que la restauración conservadora que se avecina no hará más que agudizar los problemas propios del perfil subordinado de la región. Siendo así, entremedio de las tensiones locales y globales consideramos que es preciso evocar a la imaginación política para elaborar nuevas formas de proyectar el porvenir regional. Más aún, se torna necesario traer a colación una serie de tópicos que serán determinantes cualquiera fuese el escenario sobre el que se despliegue nuestra vida en común.
La especial atención que le prestamos a la emergencia China obedeció a una serie de causas: nos convocaba pensar cómo este país-continente va conformando su espacio de potencia global en franca tensión con la supremacía atlántica, y especialmente el lugar reservado allí a Sudamérica. A diferencia de los tiempos en los que la revolución cultural maoísta se veía a sí misma como el centro revolucionario mundial, sobre ella bascula hoy un inusitado crecimiento sin tensiones ideológicas mayúsculas con el resto de occidente, con quien se yergue, en todo caso, una disputa por el poder global; problema que es analizado en el primer capítulo. En sí, sostenemos que el eje de acumulación radicado en China se completa y estabiliza en el vínculo que traza con Rusia y con el resto del sudeste asiático, y que esa “arquitectura” comienza a robustecerse para intentar sortear los riesgos de entablar una confrontación con Estados Unidos. Abordar el tablero en el que se juega la posición que aspira ocupar China en el concierto de las naciones permite prestar especial atención a los lazos con nuestra región, ya que el “imperio del medio” se recuesta en el “Sur global” con el objetivo de acrecentar su irradiación sin fronteras. Asumimos que es imposible comprender el devenir próximo de América del Sur, y las oportunidades y escollos que se le presentan, sin una mirada amplia sobre las tensiones geopolíticas que surcan el Océano Pacífico, más allá de la evidente desigualdad del vínculo sino-sudamericano. Claro está, conocemos la injerencia norteamericana que incansablemente se derrama una y otra vez sobre nuestras costas, pero se abre el juego a una disputa interimperial que aunque en nada suscite escenarios más prometedores, conlleva al menos la ventaja de ser nuevo. Sea como fuere, la irrupción asiática rediseña el campo general sobre el cual pensar nuestros dilemas.
Entre ellos, América del Sur no se libra de la histórica reducción a las bondades doradas de su acervo natural, que tradicionalmente suele considerarse desgajado de toda connotación que no se ajuste a su participación casi mecánica en el circuito económico. Frente a esta visión persistente, aparece la necesidad de asociar los “frutos de la tierra” a una consideración más integral que contemple el lugar que ocupan en un nuevo contexto, puesto que son significativos en un arco variable de dimensiones que van desde la salud pública, pasan por el bienestar colectivo, y llegan hasta esferas de carácter militar; y a ello se aboca el segundo capítulo. Ya no es posible concebir los recursos naturales como lo hemos hecho hasta aquí, bien lo atestiguan las estrategias de diverso tenor de los Estados de los países centrales con el objeto de asegurarse el aprovisionamiento, así como la nueva forma en como los denominan, que incide en la construcción de imaginarios y políticas respecto de la naturaleza. A raíz de esta situación, discutimos diferentes definiciones en juego para nombrar los recursos: renovables y no renovables, materias primas, commodities, capital natural, recursos naturales estratégicos, críticos, multicríticos, esenciales, bienes comunes y demás. En el nombre que se les asigna se inscriben proyectos en tensión referidos al uso que debe dárseles para el desarrollo nacional y de América del Sur. A su turno, por fuera de un punto de vista unidimensional e inmaculado de la naturaleza, resultaba necesario relacionarla con patrones político-tecnológicos, incluso ecotécnicos, como puede ilustrar el caso del litio, puesto que los bienes naturales tendrían que articularse a un perfil de desarrollo renovado antes que ser un mero índice del crecimiento del Producto Bruto Interno geográfico.
Bajo esta lógica, el tercer capítulo busca describir la situación energética de Sudamérica, particularmente de Argentina y Brasil, a la luz de las oportunidades de desplegar una matriz alternativa, renovable y sustentable, con vistas a democratizar el sistema. Nos preguntamos, por tanto, hasta qué punto los países del subcontinente asumen la posibilidad de incorporar los lineamientos propios de una “transición energética”, es decir, el pasaje hacia sociedades energéticamente autosostenibles. El modo como se dirime la “cuestión energética” es central en las economías de nuestros países en una magnitud mayor de lo que usualmente se considera, pero gran parte de los análisis sobre la temática adolecen de un perfil técnico u economicista, desestimando los factores políticos vinculados a la igualdad y la descentralización. En este sentido, la dinámica energética resulta una punta de lanza privilegiada para proyectar maneras alternativas de construir el desarrollo, además de que posee consecuencias palpables en el tratamiento de los riesgos ecológicos. Abordar escenarios alternativos en este terreno no implica asumir una perspectiva green friendly o propia de un wishful thinking: los países centrales se preparan para los desafíos por venir, tejiendo una industria energética verde de gran alcance para abastecerse a sí mismos y para exportar, construyendo hoy su propio desarrollo endógeno y nuestra inserción subordinada de mañana.
Sobre estas temáticas sobrevolaba constante una serie de dilemas propios del pensamiento geopolítico; la importancia de su trayectoria en el pasado regional alimentó el entusiasmo por seguir las vertientes sobre las que se fue forjando. El último capítulo brinda los resultados de esa pesquisa, soportada en una serie de fuentes sobre la problemática que han sido prácticamente inexploradas hasta aquí. Nuestra hipótesis es que la “disciplina” geopolítica supo adquirir una influencia muy significativa en la orientación central de la política de Estado en más de un país sudamericano, importancia que no ha tenido por correlato un análisis abarcativo. A causa de ello, brindamos un panorama general de su pujante consolidación durante la segunda posguerra mundial, sus posteriores derivas centrales focalizando en algunos países, y repasamos sus perspectivas actuales, dominadas por la expansión de una “geopolítica crítica”. Si en un principio la disciplina estuvo estrechamente adosada al establishment militar, luego se ha pluralizado en múltiples vertientes, casi todas relevantes. Además, el devenir de esta corriente de ideas en la región es mucho más nutrido de lo que cabría esperar y esa misma densidad llama a recrear un nueva Geopolítica del Sur, a tono con los debates actuales.
Hemos procurado ensayar un cuadro general de problemáticas que se reflejan en cada capítulo (emergencia China; energía, recursos naturales estratégicos y posdesarrollo; pensamiento geopolítico), pero evidentemente cada una de ellas requerirá un acercamiento pormenorizado, tarea que hemos realizado para el caso de la energía del litio[1]. En otros términos, lo aquí desplegado se asemeja a una hoja de ruta compuesta por diversas situaciones de escala que juzgamos importantes y a las que es preciso seguirles la huella. Aunque se muestran recortadas y no necesariamente encadenadas entre sí, indudablemente comparten un plafón que las unifica: la dimensión sudamericana y sus márgenes de autonomía en el nuevo mundo; la vinculación entre naturaleza y tecnología; la necesaria articulación entre geopolítica, ambiente y política; la reflexión acerca de las alternativas al desarrollo; la apelación a la igualdad colectiva; la búsqueda por diagramar estrategias a futuro. Este último punto es particularmente esquivo y su presencia en el título merece unas palabras: nuestro escrito aborda temas actuales pero que abren a situaciones dilatadas en el tiempo, que operan en el corto, mediano y largo plazo, reclamando esa proyección temporal; tan solo un ejemplo de ello es que las decisiones que se toman hoy en el terreno de la infraestructura energética la condicionan por décadas. Pero sobre todo se trata, independientemente de la realidad fáctica de unos diagnósticos realizados con el mayor rigor posible, de articular “horizontes de expectativas”, para decirlo al modo de Koselleck. Con ello nos referimos a que cada problemática contiene una suerte de horizonte (aquella línea tras de la cual se abre en el futuro un nuevo espacio de experiencia) solidario a ciertas expectativas que anclan en el presente y se dirigen hacia el futuro, apuntan a lo que se puede entrever, descubrir y esperar activamente (Koselleck, 1993: 338). Si para Kosselleck el horizonte de expectativas universal de la modernidad es idéntico al progreso y la aceleración, hoy esa misma perspectiva parece bordear el ocaso. Así, la motivación se alimenta de diseñar escenarios posibles –casi siempre esquivos– pero, fundamentalmente, de afirmar que las condiciones actuales obligan a proyectar el tipo de sociedad a edificar. Al finalizar, en el epílogo, procuramos combinar algunas dimensiones presentadas a la luz del contexto global, tratando de inquirir en qué medida el futuro se ha convertido en objeto de pensamiento en diálogo con la política. Buscamos, a su vez, proponer algunas conclusiones tentativas en relación a la necesidad de crear alternativas al desarrollo o escenarios de transición.
Unas pocas palabras acerca del armazón general sobre el que se soporta el escrito y respecto del recorte geográfico. Aunque cada uno de los tópicos abordados ha requerido adentrarse en un corpusespecífico, en conjunto la investigación se asienta en fuentes secundarias, documentos de Estado, de instituciones internacionales y estadísticas de los más diversos organismos. Una estadía en el Instituto Iberoamericano de Berlín durante tres meses del año 2013 facilitó gran parte del acervo bibliográfico, muy especialmente para abordar la historicidad de la geopolítica sudamericana, reconstrucción que hubiese sido más ardua sin acceder a ese vasto fondo documental. Por otro lado, el hecho de recortar la figura sudamericana como objeto espacial del trabajo –área que Brasil asume influenciar– responde a que América Central y el Caribe han sido históricamente una zona de “frontera imperial” que guarda una lógica propia (Bosch, 1985), y a que incluir México obligaba a prestar atención a ese complejo y gran país así como al taxativo papel de Estados Unidos en el norte, empresa que si bien incumbe también excede los contornos del presente trabajo. Siendo así, nos abocamos a la isla gigante que tienen como límite en el extremo sur a la Antártida, en el este al archipiélago Trinidad y Martín Vaz –a 1200 kilómetros del continente–, en el oeste las islas Galápagos ecuatorianas y en el norte al archipiélago Colombiano de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Más sencillamente: América del Sur, con especial énfasis en algunos países.
Antes de comenzar, se torna necesaria una breve apreciación de índole teórico-política. En este último tiempo, no sólo hemos transitado una polarización aguda en el campo político general, también al interior de las ciencias sociales críticas entre quienes amparaban las políticas de estado neodesarrollistas de los gobiernos progresistas frente a aquellos que sostenían que, en realidad, éstas fomentaban el neoextractivismo y la concentración del capital; dicho en términos muy simples. Por mi parte, inmerso en un arco político-ideológico de geometría variable, encontraba descripciones, problemas y argumentos sinceramente válidos en varias miradas, con desigual intensidad según el tema y el país. Siendo así, la idea fue pensar algunos tópicos que permitiesen vislumbrar formas diferentes de entrever algunas líneas de desarrollo o, mejor dicho, de posdesarrollo, en un intento de situarse más allá de esta controversia, considerando que a todos nos embarga la dificultad para trazar las directrices concretas de un nuevo sendero. Hubiese querido, por esta vía, conjugar bajo un denominador común tanto las narrativas críticas que asumen la necesidad de modificar el perfil extractivista, como aquellas que entienden que es preciso torcer la dependencia que sufrimos otorgando mayor densidad nacional a nuestra modernización periférica. Esta posición, que amaina juicios unidireccionales sin apelar a un cándido consensualismo, puede que no esquive la refracción, pero ojalá contribuya a incorporar nuevos horizontes a los ya existentes. Al día de hoy, las políticas visiblemente regresivas que se presentan en más de un país del subcontinente, que sintomáticamente vienen a indicar que no se llegó lo suficientemente lejos, quizás nos vuelvan a encontrar reunidos frente a un adversario común. 



[1] Hago alusión al libro Geopolítica del litio. Industria, ciencia y energía en Argentina (2015). Consigno que los textos aquí reunidos han tenido una primera publicación parcial en las revistas especializadasCuadernos de Economía Crítica (2016), Estudios Sociales del Estado (2015), Realidad Económica (2014) y Nueva sociedad. (2014)

Sudamérica Futuro – China global, transición energética y posdesarrollo // Bruno Fornillo

Sudamérica Futuro. China global, transición energética y posdesarrollo aborda la situación que despunta en América del Sur a raíz del cambio ambientel global, el declive del patrón energético fósil y la descomunal reemergencia asiática. Al inicio, presenta el escenario abierto a la «confrontación del Pacífico», que opone los intereses de la potencia estadounidense a la China en ascenso, originando una tensión interimperial global que impacta decisivamente sobre el hemisferio Sur. En este marco, discute el lugar reservado a nuestro subcontinente como exportador de naturaleza, energía y trabajo, para así pensar el modo en cómo considerear nuestra riqueza natural, la transición energética, las vías de articulación entre ciencia, industria y política, vislumbrando un nuevo sendero hacia el posdesarrollo. A la par, historiza la nutrida tradición del pensamiento geopolítico de la región, que ha sabido tener una influencia decisiva en la orientación de nuestros estados, y que hoy se alimenta de nuevas vertientes. Sudamérica Futuro trae a colación problemáticas actuales cuyas consecuencias se abren a un horizonte amplio de tiempo, en el que la subsunción de la naturaleza se mixtura con irreductible tensión entre el capital y el trabajo vivo.



ISBN 978-987-1497-78-2
El Colectivo. CLACSO.
Buenos Aires.
Agosto de 2016 

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