Anarquía Coronada

El mejor hotel de Europa // Alioscia Castronovo


No tiene pileta, ni minibar: el mejor hotel de Europa se destaca por la solidaridad y la autogestión con los refugiados. Se trata del histórico City Plaza Hotel, ubicado en el centro de Atenas. Tras convertirse en un símbolo de la crisis griega por haber sido cerrado y abandonado por sus dueños, se transformó en un espacio de vivienda digna para casi cuatrocientos refugiados.

Mientras Europa militariza sus fronteras externas y clausura las internas para el paso de los migrantes, en los últimos tres meses miles de refugiados se han quedado encerrados en Grecia, Italia o Francia. Quienes se escapan desde guerras y pobreza creadas por las políticas occidentales son imposibilitados de continuar su viaje hacia los países que eligieron como destino.

En ese contexto, las experiencias concretas de solidaridad, apoyo y de organización política desde y con los refugiados se han multiplicado en las fronteras internas y externas de la Unión Europea (UE). Entre estas iniciativas podemos nombrar los acampes solidarios en Calais, entre Inglaterra y Francia, en Ventimiglia, entre Francia y Italia, y en Idomeni o Lesvos en Grecia. Como ha sucedido los ataques racistas y la represión policial.

Hay dos tendencias que se destacan en ese contexto: la primera tiene que ver con el aumento del racismo y la xenofobia y con la políticas de militarización de las fronteras. Esta política se expresa en las patrullas de la OTAN y de Frontex (Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores) que se multiplican en el mar Mediterráneo, ya trasformado en un cementerio a cielo abierto donde pierden la vida en la indiferencia miles de hombres y mujeres. La segunda, tiene que ver con las oleadas de movilizaciones por los refugiados y con los refugiados, que en estos meses están abriendo brechas solidarias.

Así, en los últimos meses han surgido en Atenas cinco nuevos espacios ocupados y autogestionados por activistas, ciudadanos solidarios y migrantes. En el impasse político después del memorándum aprobado por Syriza, los movimientos sociales están fortaleciendo sus acciones afirmando la autorganización y la solidaridad como practicas cotidianas para el cambio social.

En este contexto, Grecia es escenario marchas y acampes en los que participan miles de activistas locales y provenientes desde otros países europeos. Eventos y espacios con actividades muy variadas como charlas y conciertos, asambleas y debates, para construir estrategias de lucha contra el racismo que va en ascenso y el régimen militar en las fronteras. También incluyen movilizaciones para reivindicar la libertad de tránsito y rechazar las políticas migratorias europeas que se llevarán adelante a fines de julio en las dos principales ciudades, Atenas y Tesalónica, como así también en las fronteras con Macedonia y Turquía, frente a los puestos migratorios de identificación y de expulsión de migrantes.

El hotel ocupado City Plaza, es autogestionado por refugiados y activistas solidarios. Ubicado en la calle Acharnon 78 en Atenas, las historias, las palabras y las prácticas solidarias que se llevan adelante en este lugar desde el pasado 22 buscan visibilizar y promocionar nuevas invenciones creativas que surgen en momentos de crisis.



La “Iniciativa solidaria por refugiados políticos y económicos” lleva adelante este trabajo social donde viven 385 personas migrantes entre los cuales 180 son niños y niñas. “Cada familia, elegida en base a los problemas previos que tuvo que enfrentar, se hospeda en un cuarto propio”, según describe la Iniciativa Solidaria. Además, todos los habitantes tienen derecho a un desayuno, almuerzo y cena y reciben productos higiénicos, de limpieza y otros productos esenciales para vivir de manera digna. Casi todo está garantizado por la solidaridad popular, como así también por donaciones.
Para organizar la convivencia hay equipos mixtos entre los habitantes y los activistas solidarios que se encargan de la limpieza, la cocina, la seguridad y la educación – a la que asisten los niños y niñas-. También llevan adelante un ambulatorio popular y gestionan de manera conjunta la comunicación y difusión de la experiencia. Todas estas tareas se organizan en asambleas semanales donde todos participan.
“El espacio de vivienda para refugiados City Plaza es basado sobre el principio de acogimiento digno para refugiados, frente a la situación que mas de cincuenta mil refugiados viven en Grecia”, establece un comunicado de Iniciativa Solidaria. Y agrega: “Frente a las terrible condiciones de vida en los ‘centros de acogimiento’ estatales que están dispersos en el campo, se propone una alternativa digna para la convivencia en las ciudades”.
Iniciativa Solidaria se posiciona con respecto a las ocupaciones: aunque no creen que es la solución al problema, puede ser un medio través del cual reivindicar derechos y dar visibilidad a una problemática que necesita una solución digna que incluya a todos los migrantes.
“Sin dudas, el vergonzoso convenio entre la UE y Turquía, y la sumisión del gobierno griego a esa voluntad a través de la activa colaboración con el gobierno de este país, ha generado que las condiciones de vida de los refugiados sean cada día peores”, agrega el comunicado. “Nosotros seguimos creyendo que la lucha para el derecho a la libre circulación y para que se abran las fronteras tiene que ser coordinada a nivel europeo, en contra de las políticas de la Unión Europea”, continua.
La Iniciativa Solidaria convoca a enfrentar esta situación en todos los países de Europa, replicando experiencias similares a la del City Plaza. Sin embargo, son conscientes que es tan sólo una solución inmediata a una problemática más profunda y extensa. En conclusión, convocan a la unidad de todas las experiencias organizativas antirracistas a la creación de redes para articular las prácticas solidarias con los refugiados.
La experiencia del hotel City Plaza da cuenta de la profunda solidaridad que existe en el pueblo griego, sumada a la capacidad organizativa adquirida en los últimos años. Hoy, son el primer pueblo europeo en denunciar las acciones racistas de la UE con las poblaciones migrantes que este organismo genera, al promover guerras y ataques económicos en Medio Oriente y África. Los griegos conocen de estas políticas diseñadas en Bruselas de las cuales también son víctimas.

(Fuente: Dinamopress)

Clinämen: México: la producción estatal del miedo

Conversamos con Roberto Ramírez, del Colectivo Editorial Pez en el Árbol. La represión a las movilizaciones sociales en Oaxaca. La visibilidad del crimen en manos del estado.. La relación con la desaparición de los estudiantes en Ayotzinapa. El miedo como dispositivo de control. 

El “trabajo sexual” en debate en La Luna con Gatillo // Mariano Pacheco

En el marco del último programa de “La luna con gatillo: una crítica política de la cultura”, que este cronista conduce semanalmente junto a Carlos Bergliaffa en Radio Eterogenia, recibimos la visita de Juan Pablo Cuello, uno de los autores de “Parate en mi esquina. Apuntes para el reconocimiento del trabajo sexual”, el primer libro en Argentina dedicado íntegramente al debate sobre la temática.
«Interesa impulsar reflexiones dentro de los movimientos feministas y socialistas útiles a la lucha de las trabajadoras sexuales por sus derechos. Es decir, fortalecer una teoría de género que al mismo tiempo que no oculta su perspectiva de transformación social como horizonte ético-político, dispute en los movimientos obreros y sociales de base el reconocimiento de las meretrices como parte del pueblo trabajador”, escribe Juan Pablo Cuello, autor del ensayo titulado “Marxismo y trabajo sexual”, texto que forma parte de esta publicación impulsada por AMMAR y la Red por el Reconocimiento del Trabajo Sexual (RRTS), que compila artículos dedicados a reflexionar sobre los derechos exigidos por las personas que eligen ofrecer servicios sexuales a cambio de dinero o de alguna otra forma de pago. Compilado por Eugenia Aravena, Juan Marco Vaggione, Liliana Pereyra y Laura Judith Sanchez, el libro fue recientemente editado por la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba. Cuello, quien integra la RRTS, cuenta que la iniciativa de armar un libro surgió en Córdoba a mediados del 2012, cuando un conjunto de activistas, académicos y personas interpeladas por esta causa se organizaron para reflexionar y producir textos que intentaran invitar a pensar otros mundos posibles, distintos a los conocidos, pero imaginables y deseables, hospitalarios con lo otro, lo que aparece como ajeno.

También presente en los estudios radiales del Centro Cultural España-Córdoba, la militante del Encuentro de Organizaciones (EO) y columnista de “Géneros” del programa, Anabela Antonelli, comentó que, coo feminista, le duele encontrarse con relatos y testimonios de compañeras trabajadoras sexuales que dicen sentirse “ninguneadas, silenciadas, avasalladas por ciertos sectores feministas abolicionistas”. Y recordó que alguna vez escuchó a una trabajadora sexual decir que cuando comenzó su militancia, presupuso que iba a tener que enfrentarse a “fundamentalistas y conservadoras”, pero que nunca creyó que iba a tener que lidiar tanto con “feministas rescatistas”, que querían “dignificarla” sin preguntarle qué quería ella.

«La hipocresía tiene varias caras”, agregó Antonelli, para quien el trabajo sexual “desafía algunas posiciones hegemónicas que debiera ocupar la mujer en el sistema patriarcal”, como ser el lugar estereotipo de madre santa, o el de la mismísima monogamia. “Las trabajadoras sexuales autónomas están desafiando un sistema de propiedad donde las relaciones de pareja se asientan en la propiedad privada del cuerpo de las mujeres. La estigmatización del trabajos sexual es el castigo por situarse fuera de la norma hétero y monógama”, remató la joven militante.
Escuchá el programa completo, que incluye una entrevista a Eugenia Aravena (titular de AMMAR Córdoba): 
***
LA LUNA CON GATILLO: Una Crítica Política de la Cultura-
18° Programa, segunda temporada (2016)-
Jueves de 15 a 17 horas por Radio Eterogenia (www.eterogenia.com.ar)
Conducción y producción general: Mariano Pacheco
Co-Conducción: Carlos Bergliaffa-
Seguinos en Twitter (@GatilloLuna) y en FB: La luna con gatillo.
ESCUCHÁ EL ÚLTIMO PROGRAMA COMPLETÓ ACÁ:
COLECTIVO RADIAL
Conducción y producción general: Mariano Pacheco.
Co-Conducción: Carlos Bergliaffa.
Con Iván Garzón, Carlita Limón y Carla Lorena Lorenzo en redes sociales; “El Turco” Diego Abu Arab en gráfica, Pablo “Pelado” Rodríguez en producción artística y Dante De Noia en la operación técnica.
TRINCHERAS RADIOFÓNICAS,
El programa también se retransmite por la FM 99.7 “Che Barracas” (http://chebarracas.blogspot.com.ar/) de Buenos Aires y F.M 99.5 “Zumba La Turba” (http://www.zumbalaturba.com.ar/) de Córdoba, ambas integrantes de la Red Nacional de Medios Alternativos (RNMA). Y también, por la FM 95.5, El Grito, de la localidad de Los Hornillos, en el Valle de Traslasierra (Córdoba). Noticias desde abajo y a la izquierda.

Crónica de ruidazo, contra el tarifazo // Diego Skliar

Sábado a la mañana de sol con frío. Hacemos un mate y asistimos a la convocatoria que vimos anoche en el cartel de la nueva parada del Metrobús: “Vecinos Inquietos de La Paternal nos juntamos contra el Tarifazo”. En el camino compramos una cremona en la panadería de la señora que, creemos, integra algún tipo de secta. Pasamos por el kiosco del pibe que tiene un póster de Cristina y una vez le vimos un libro de William Cooke sobre las cajas sin abrir de las barritas de cereal. Está en la puerta. Fuma y mira de reojo hacia la esquina donde suenan un bombo y un redoblante. Una señora de rulos negros y saco del noroeste comprado en Once nos da un volante. “Nos juntamos porque esto no da para más”, dice. Preguntamos si habrá asamblea. Dice que no cree, que somos pocos, no más de cincuenta. “Hicimos un cajón para simbolizar la muerte”, cuenta. Cruzamos hacia la pequeña masa reunida frente a la farmacia. Hay globos negros. Algunos autos tocan bocinas que suenan a adhesión. El cajón es de cartón pintado y tiene escrita la palabra Salarios. Está el que fue candidato a comunero por el Frente para la Victoria. Hay algunas señoras mayores, pibas en bicicleta, un gordito de barba que grita “vamos todos juntos, compañeros”. Comienza una procesión paralela al cordón, sin cortar el tránsito. Hacemos una cuadra, hasta la concesionaria donde la semana pasada hubo despidos y policía en la puerta. Volvemos a casa. 

¿Y ahora qué pasa, eh? // Cristian

(Nueve intentos sobre el ruido)

I

Todavía no sabemos qué pasó la noche del jueves.[1]No es que nos falte enterarnos, sino que saber qué es lo que ocurre en una situación dada, en una serie de hechos y acciones, no es el más sencillo ni el menos urgente de los problemas políticos. Se trata de saber qué pasó y también qué pasa. Pero, ¿qué significa “saber” en este contexto? En principio, podríamos decir que con “saber” no nos referimos a un mero conocimiento, tampoco a una relación con el pasado: no se trata de poder explicar las cosas tal y como “verdaderamente” han ocurrido. Saber de lo ocurrido, saberlo políticamente, significa saber qué puede llegar a pasar con lo que pasó. Saber entonces de algo posible, saber de nuestros posibles.

II

Todo poder del cuerpo es un saber azorado, sorprendido de sí mismo. Y así como Spinoza decía que nadie sabe lo que puede un cuerpo, lo mismo nos ocurre en los cuerpos colectivos de la política. Saber políticamente es saber qué podemos cuando nos juntamos y formamos esos cuerpos ampliados de latido múltiple, cuyo ritmo cabal nos arrastra. Saber políticamente es hacer caminar esos cuerpos, sin perder el ritmo.

III

¿Y qué podían los cuerpos que se juntaron esa noche? Aún no lo sabemos. En modo alguno eso es algo que estuviera contenido de antemano, como una potencialidad, en los cuerpos. Es algo que acaso aún no haya ocurrido, porque consiste en el tránsito que debemos hacer para llegar a ser eso que fuimos: ese cuerpo ampliado, ese latido, ese ritmo. Para que ese cuerpo sepa lo que puede. Para que sepamos qué pasó esa noche.  

IV

La noche del jueves miles de personas se manifestaron contra el descomunal aumento de los servicios que supone una expoliación de los ingresos populares en favor de las grandes empresas. El llamado “tarifazo”. Se tomaron calles, se aglomeraban cientos de personas en cada intersección importante. El ruido y el ritmo eran la cifra de lo que ese cuerpo podía, de su tempo. Y también de su espacio. Porque la calle tomada se adivinaba a lo lejos por el ruido. A medida que el ruido aumentaba y la densidad del ritmo ganaba terreno se ensanchaba un espacio propio. Pero un cuerpo político no es una murga. Entonces, ¿cuál era el ritmo político de esos cuerpos? ¿Qué es lo que hace que un ritmo sea ritmo político?

V

La guerra no comienza con la agresión -decía la sabiduría de un prusiano- sino con la defensa: cuando se detiene la mano del agresor. Esto tiene dos consecuencias fundamentales: a) que la guerra posee dos tipos diferentes de violencia: una primera, la violencia agresora y una segunda la contra-violencia, la defensa, que neutraliza la agresión; b) que la guerra no comienza con el intento de detener la violencia agresora, sino con la eficacia de ese intento. La guerra comienza cuando la mano del agresor es detenida, aunque sea por un instante. Es decir que no se trata del gesto de la defensa, sino de la defensa efectiva. El problema de la eficacia de la defensa es entonces el problema central.

VI

Los intentos de defensa sólo a partir de un cierto umbral de eficacia podrán ser considerados defensa en sentido pleno. Solo cruzando ese umbral la defensa se constituye como contra-violencia, es decir, como la neutralización de la violencia agresora (es claro que no se trata de una simple inversión de la violencia primera, de un indiferente cambio de signo). Y por lo tanto, sólo a partir de cierto umbral de eficacia participamos de la guerra. Si nos mantenemos sin cruzar ese umbral, seremos agredidos o devastados, humillados y ofendidos, pero no estaremos en guerra. Seremos víctimas, no defensores.

VII

La misma sabiduría prusiana (más una lectura argentina) trazó también un continuo entre la guerra y la política. Esto nos muestra también algo: ambas -guerra y política- consisten en un enfrentamiento, y la conversión de una en otra supone poner en juego reglas diferentes, acciones y consecuencias disimiles por lo tanto, pero enmarcadas en el mismo enfrentamiento. No cambia la naturaleza del enfrentamiento, sino los modos de manifestarse. Y que se mantenga el enfrentamiento supone que lo que aún se mantiene, pero continuado por otros medios, es la agresión. Y también la necesidad de la defensa. 

VIII

Pero entonces debe existir también un umbral de eficacia para la política. Sólo si se logra detener por un instante la mano del agresor político, habremos iniciado un camino de lucha política. Sólo si el agresor es obligado a cambiar su estrategia y a temer una reacción es que se libra una lucha de carácter político. Pero debajo de ese umbral de eficacia serán gestualidades, victimizaciones, relatos y retóricas de enfrentamiento o de reivindicación, pero no hechos políticos.

IX

La jornada del jueves, su ruido, puede llegar a plasmar un hecho político de importancia. Pero para ello debe articularse en pos de la eficacia de detener la agresión, en este caso: obligar al gobierno a modificar, aunque sea momentáneamente, su rumbo. Para conjugar, entonces sí, nuevas eficacias. Eso definirá qué pueden nuestros cuerpos, qué pudimos esa noche. Si la noche del jueves pasó algo, lo que pasó y lo que pasa, lo que pudimos y lo que podemos, se sabrá si se abre ese cuerpo a una eficacia nueva que logre detener la mano agresora. Que cuaje una contra-violencia, un fin de la violencia. Y para ello debemos evitar el dulzor de las retóricas que dan por superados los obstáculos en la fantasía. La conquista de cualquier eficacia, por más pequeña que esta sea, acaso funcione como un punto de Arquímedes, para movernos políticamente. Para saber qué podemos.


[1]En referencia a al manifestación popular, el cacerolazo o “ruidazo” del jueves 14 de julio contra el tarifazo del gobierno de Mauricio Macri.

YoNoFui necesita tu ayuda

YoNoFui es una Organización social con quince  años de experiencia capacitando a mujeres privadas de libertad a través de talleres de artes y oficios.  Sabemos que la mayor dificultad para quienes salen de la cárcel es la inclusión laboral.

No existen en la Argentina  oportunidades de trabajo para personas con antecedentes penales Por eso nuestra idea es brindar Capacitación integral en  servicios digitales a mujeres privadas de libertad, acercar herramientas concretas que produzcan ingresos genuinos  y que luego puedan continuar afuera con la creación de la Unidad Productiva Multimedia en nuestra cooperativa de trabajo en libertad. Vos podés ser parte haciendo posible esta realidad.

Necesitamos tu ayuda para alcanzar el objetivo. Ponéle Me gusta en Youtube al video incluído en la propuesta presentada a la convocatoria Liberando Ideas del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) y compartilo en las redes sociales, para que más gente conozca nuestra iniciativa. Tenemos tiempo solo hasta el domingo 24 de Julio. Tu ayuda es fundamental.


La vida interpelada. Prólogo a Los espantos // Diego Caramés y Gabriel D’Iorio

 “Comenzaba la tarde, pero tanto mal me había dado aquel día que me espantaba continuarlo. Sin embargo, no se puede renunciar a vivir medio día: o el resto de la eternidad o nada”
Don Diego de Zama (Zama, Antonio Di Benedetto)
I.
Resulta difícil presentar un libro como Los espantos. Estética y postdictadura, un ensayo paradojal, revulsivo y, por muchos motivos, de una radical singularidad. Un modo de comenzar es, como lo hace el propio texto, por el establecimiento de una perspectiva. Si Oscar Terán supo escribir en Nuestros años sesenta que a esa década había que introducirse por la filosofía –porque su objeto era filosófico–, Silvia Schwarzböck afirma que a la postdictadurahay que adentrarse por la estética, porque su objeto –propio del género de terror– así lo exige. ¿Qué significa para la autora llevar a cabo una reflexión propiamente estética sobre este objeto? Implica, entre otras cosas, pensar materialmente la ficcionalidad de lo dado. Y pensar lo dado es negarlo, abrirlo, mirarlo, escucharlo, para leer en la apariencia lo que en su mostrar no enseña ni ilumina; para volver a ver lo que puede ser visto –y sólo por eso puede ser visto– por quien no puede pensarlo.
Cabría preguntar entonces: ¿qué es lo dado en este libro? Es la vida sin el fantasma del comunismo, es la vida de la derrota después de la derrota. Es la vida de la postderrota. Mientras mantuvo en ascenso su voluntad de poder, la presencia del comunismo hizo imposible el ejercicio de ciertas formas de gobierno sin fantasma, sin doblez, sin velo declarado u oculto. El fantasma del comunismo se las arregló para acechar toda forma de vida injusta que se pavoneara en la pretendida soberanía de sus razones o en la obscenidad lisa de los hechos. Es cierto que, al menos durante el siglo XX, a la fuerza impugnadora del fantasma la acompañaba la realidad política de las revoluciones. Posibles, anhelados y concretos, los sueños emancipatorios de las vidas revolucionarias reclamaron siempre la precedencia del fantasma, como este último necesitó, para darle cuerpo a su amenaza, de la utopía encarnada de la revolución. Y darle cuerpo al fantasma implicó asumir que su osamenta real no necesariamente coincidía con su forma imaginada.
                    
El comunismo como el ismo político central de los últimos dos siglos ha declinado en su voluntad de poder por dos evidencias conjuntas: fue derrotado fácticamente (en el plano económico y militar) y, además, nunca logró imponer imágenes de su forma de vida como forma de vida deseable y vivible. Para Schwarzböck, la vida de izquierda que proponía e imaginaba el comunismo –y en ocasiones creía haber realizado– es la forma de vida hoy planetariamente derrotada. Es la forma de vida que no pudo sobrevivir a sus propias muertes. ¿Quién ganó la batalla vitalista? La ganó la derecha. Y por ende, la ganó una forma de vida: la vida de derecha. Ahora bien: ¿qué es una vida de derecha? Vida de derecha –decimos nosotros– es el sueño de una vida sin problemas. Y la vida sin problemas –dicen otros– es matar el tiempo a lo bobo. Matar el tiempo a lo bobo es una (nueva) forma de matar al sí mismo y a los otros, pero ahora sin nervio, sin drama, sin épica. Matar banalmente, por descuido, para no aburrirse, por omisión, porque la imagen o su simulacro así lo exigen.
Lo dadoes, también, la configuración cristalizada de esa forma de vida que ganó. Y lo que ganó, en Argentina, se impuso a sangre y fuego; lo que ganó se fraguó en el campo de concentración y desplegó sus corolarios (o, de otro modo, sus espantos) en las primeras décadas de vida democrático-parlamentaria. Enfrentar lo que queda de la dictadura, lo queda de la derrota política, económica y social, es, en este sentido, enfrentar la postdictadura, las consecuencias económicas y existenciales de la derrota más sonora y profunda del pueblo, o de las formas de vida populares. La primera y quizás la más importante y decisiva: la derrota de una vida en términos de verdad, en términos de un proyecto no gobernado por la lógica (triunfante) de la mercancía.
II.
¿Qué puedeeste libro? Señalar la persistencia de los dolores de un cuerpo justo ahí donde se busca acallarlos con las banalidades tecno-farmacéuticas, recorrer la huella de lo que resiste opacamente en el lenguaje justo ahí donde se lo reclama índice transparente de comunicación, interrogar las miradas estéticas del mundo justo ahí donde se consagra la cultura de lo siempre igual: este libro puede ser un proyectil. Y como tal, lo consideramos poseedor de una cualidad táctil: piensa contra la pereza del conservadurismo y la comodidad del progresismo, contra el modo en que ambos comulgan al usar los clásicos –y ciertos mandatos de la tradición cultural– como escudos de una vida perenne, de premisas imprescriptibles, a-históricas, en lugar de sostenerlos como un terreno exploratorio, de litigio, transmisión y aprendizaje.
Pensar contra el conservadurismo y contra el progresismo es pensar contra los límites de la imaginación estético-política dominante. Es poder acordar con el precepto de que no hay que matar y al mismo tiempo animarse a preguntar: ¿funda ese precepto por sí mismo una vida justa posible? ¿Es una condición de la vida en común o una maldición del pensamiento sobre la muerte que se cuenta por millones, de derecha a izquierda? El problema actual quizás no sea el de sostener la premisa “no matarás”. El problema es que su enunciado nada dice sobre las muertes que provoca la vida de derecha: podemos impugnar las muertes provocadas por los proyectos vitales de la izquierda y afirmar “no matarás”, y, en el mismo momento, caer rendidos ante la evidencia de que morimos aquí y ahora desatendidos, olvidados, rechazados, ignorados, si no actuamos concretamente para evitarlo. Esto es, si no hacemos algo para evitar que mueran siempre los mismos, los que nada saben de las reglas del mundo: los recienvenidos, y de ellos, los abandonados. Junto a la premisa “no matarás”, hay otra premisa: la premisa que manda vivir. Y vivir es cuidar, proteger, responder, crear.
¿Hay entonces una política posible del “vivirás” en el tiempo de la postdictadura? El libro no supone eso, ni su contrario, y sin embargo parece arrojarnos sobre esa pregunta. Sobre esa pregunta y otras tantas, casi tantas como son los conceptos y los nombres que Silvia Schwarzböck revisa en el ensayo. Así, Estado, representación y verdad, pueden devenir –por ejemplo– paraestatalidad intraestatal, representación absoluta o no-verdad relativa. Y también: el nombre de Walsh y el walshismo –como lógica para leer el Estado– pueden abrir la posibilidad de una estética postwalshiana, propia de una situación de clandestinidad no oculta, sobre-expuesta. Y si en los conceptos y en los nombres encontramos desplazamientos, interrupciones o invenciones, otro tanto ocurre con los materiales de trabajo escogidos por la autora. Textos literarios, filosóficos, jurídicos y políticos, imágenes y films, son sometidos a una revisión que –depende del caso– descompone, reinventa o sencillamente hace estallar las interpretaciones cristalizadas.
Con lo señalado anteriormente queremos dar cuenta del carácter exploratorio del libro y, al mismo tiempo, señalar un límite de lo que aquí podemos escribir y anticipar sobre él. Tenemos la sospecha de que la singular revisión de conceptos, imágenes, fechas y nombres que encara Silvia Schwarzböck desde la estética quiere orientar las energías filosóficas hacia un nuevo régimen de aproximación de ciertos temas de la cultura argentina. Este régimen –que, como tal, supone un tratamiento de ciertas tradiciones y un recorte específico de problemas y autores– quizás produzca un dislocamiento generacional y una discusión necesaria sobre algunos enunciados que se asentaron y aceptaron más o menos implícitamente en las últimas décadas. He ahí la potencia (incómoda) de su interpelación. La potencia que quiere interpelar, como dice Diego de Zama, a ese medio día que nos queda, a ese medio día que es el resto de vida que tenemos por vivir.
III.
Los espantos. Estética y postdictadura es el fruto de un trabajo escrito en breves meses pero macerado durante varios años por la filósofa argentina Silvia Schwarzböck. Como profesora de Estética y conocedora profunda de la obra de Theodor Adorno, muchos de los enunciados que podemos leer en este libro fueron antes preguntas que animaron sus clases y sentencias que anticiparon obsesiones, algunas de las cuales pudimos compartirlas en diversas conversaciones y discusiones, primero como compañeros y amigos, luego como directores de El río sin orillas.Revista de filosofía, cultura y política, y ahora como editores. Muchas de aquellas intuiciones son las que hoy, transfiguradas en la contundencia que ofrece este libro, tiene el lector entre manos.
Por otra parte, la publicación de Los espantos es el resultado de un esfuerzo cooperativo de El río sin orillas y la Editorial Las cuarenta, quien bajo la dirección de Néstor González se encargó de pensar con nosotros una colección posible y se hizo cargo del arte de tapa, la maqueta, diagramación, impresión y distribución del este libro. Le dimos el nombre de CUARENTA RÍOS al encuentro que lo hizo posible. El nombre es, más que el sello que publica Los espantos, la conjunción de un trabajo de larga duración que espera proponer nuevos títulos en los años venideros. El hilo conductor que orienta este esfuerzo es la necesidad de pensar el derrotero de la cultura argentina de las últimas décadas a partir de una mirada generacional o, al menos, de una mirada afectada por la época de un modo intelectual y afectivamente intenso. La constelación de las fuerzas sociales, económicas y políticas argentinas, los vínculos profundos con unas tradiciones y unos nombres que parecen transformar sus sentidos al comienzo del siglo XXI, los modos de leer y escribir sobre ellos, son los desafíos que nos circundan y que, esperamos, puedan ser abordados por el equipo editor de CUARENTA RÍOS.
Como ha dicho Bataille en El erotismo, no se trata de esperar un mundo en el cual ya no queden razones para el terror, un mundo en el cual el erotismo y la muerte puedan encontrarse según los modos del encadenamiento mecánico. Se trata, más bien, de apostar a que el ser humano pueda superar lo que le espanta, pueda mirarlo de frente. Quisiéramos contribuir, con esta colección que abre Los espantos. Estética y postdictadurade Silvia Schwarzböck, al trabajo colectivo que se orienta a superar lo que nos espanta, mirándolo de frente, pensándolo de frente, a partir de perspectivas renovadas sobre los asuntos públicos y comunes.
Buenos Aires, diciembre de 2015

Trump: el horror, el horror // Pablo Bilsky,


Las flores y el poder de las flores de décadas pasadas ya no son ni siquiera un recuerdo por estos pagos californianos. Y más allá de los cuidados jardines y parques, un penetrante tufo rancio recorre la sociedad estadounidense por estos días. Proviene de dos briosos torrentes. Por un lado, los famosos ríos de tinta que surgen, e inundan el discurso social, cada vez que se intenta explicar o poner en palabras el horror. Por otro lado, el denso flujo de estiércol que sale de la boca y los gestos de Donald Trump.
“Si me das un dólar secuestro a Trump”, dicen los carteles de los que piden monedas en las calles de Los Ángeles y San Francisco. “Trump basurero”, se lee en las remeras. Pero más allá del rechazo que causa, incluso en los republicanos, resultó nominado. Fue en una convención que tuvo de todo: papelones, escándalos, protestas dentro y fuera, y represión. Los periodistas más experimentados de este país no recuerdan una convención republicana más absurda y decadente.
Trump el mentiroso, el bravucón, el violento, el estafador, el racista, el misógino, el filo-nazi. El tipo tiene en vilo a una parte de la sociedad estadounidense. A una porción minoritaria, es cierto, la que se interesa por cuestiones que van más allá de lo individual: la política, la economía, ese tipo de cosas.
Pese a lo que muchos medios de comunicación intentan instalar, Trump no es un fenómeno ajeno a la sociedad en la que surgió. Es apenas un síntoma. Y un detonante de lo peor de esta sociedad. Es la emergencia de algo que ya estaba aquí, antes que Trump, y que seguirá estando cuando el magnate no sea más que un mal recuerdo.
La irrupción bestial del millonario matón puso en crisis la forma en que esta sociedad se auto-percibe y piensa. Produjo además una crisis de autoestima y de identidad en un país donde funciona, y mucho, el discurso mesiánico del pueblo elegido, con una misión que cumplir en el mundo. Trump es la cara más brutal y sincera de esta sociedad, no bajó de un ovni. Es la expresión más descarnada de lo que en este país se mantiene oculto, bajo la alfombra.
Para Charles Derber y Yale Magrass, Trump es un matón surgido de una sociedad autoritaria, militarizada, una sociedad de prepotentes, abusadores y matones. Del abuso individual se pasa al abuso institucional, y de allí al matonismo imperial.
“Estados Unidos es el matón más grande del mundo”, señalan Derber y Magrass, autores del libro Bully Nation: How the American Establishment Creates a Bullying Society (Sociedad de matones: Cómo el establishment estadounidense creó una sociedad abusiva).
Los autores reponen el contexto social, económico y político que muchos medios escamotean. El ejército, las corporaciones y el estado, señalan Derber y Magrass, dieron forma a EEUU y todas estas instituciones ejercieron la violencia, el acoso, el abuso y la prepotencia en forma sistemática, aseguran.
Por eso Trump llegó a ser candidato a presidente. Representa el matonismo de buena parte de la sociedad estadounidense. Se lo admira. Se lo envidia. El odio y la violencia que exuda representan a muchos ciudadanos de este país.
Pero el establishment no se caracteriza por su sinceridad ni por su honestidad. Crearon el monstruo, pero ahora no pueden controlarlo y se asustan, y fingen sentirse horrorizados. “Es impredecible”, gritan los CEOs encerrados en lujosos baños, entre sanitarios de oro y níveas rayas sobre el mármol pentélico.
La aparición de un personaje como Trump hace que la basura salga a flote y se muestre, incluso con orgullo. Por eso, por estos días, los nazis, los racistas, los misóginos, los violentos se sienten confirmados, legitimados, envalentonados.
Muchos actos de campañas de Trump terminan a las piñas. La grieta yanqui. Quienes osan manifestarse contra el magnate son hostigados y agredidos, con el visto bueno y el aliento explícito del propio Trump. “En mi época, en los buenos tiempos, los colgábamos”, dijo Trump desde el escenario, con referencia a un manifestante afroamericano.
Y si de colgar negros se trata, “a mi juego me llamaron” dijo el Ku Klux Klan (KKK), la organización xenófoba, homofóbica y antisemita fundada en el siglo XIX que dio un apoyo explícito a Trump. En realidad el KKK es una verdadera federación de organizaciones terroristas de ultraderecha que defienden lo que en este país se conoce como “supremacía blanca”. Forma parte de la basura que hay que esconder debajo de la alfombra. De ahí el horror ante el surgimiento de Trump. El bravucón, el botón aguafiestas, el fanfarrón que viene a destapar y a hacer notar las miserias.
Un grupo de periodistas judíos denunciaron sistemáticos acosos en las coberturas de los actos de Trump. “Así es cómo el fascismo llega a los EEUU”, señaló Jonathan Weisman en una columna de opinión de The New York Times, aunque muchos piensan que hace rato que el fascismo consiguió la ciudadanía yanqui, y se pasea, orondo, por estos pagos californianos, y por el resto del país, aunque a veces no se note tanto.
Una fiebre hermenéutica se apoderó de EEUU
El psicólogo estadounidense Dan P. Mc Adams intentó meterse de lleno en las miasmas pantanosas de la cabeza de Trump en su artículo “The Mind of Donald Trump” (“La mente de Donald Trump”), publicado en The Atlantic. Para el profesional, el candidato, que además cobró notoriedad como estrella de un “reality show”, está siempre interpretando el personaje de Donald Trump. “Siempre actúa, se siente observado y actúa siempre ese mismo papel”, señala Mc Adams, quien junto a otros tantos profesionales de los más diversos campos se sumó a la fiebre hermenéutica que se extiende por todo EEUU para tratar de explicar las características del personaje.
Acaso lo mejor del análisis de Mc Adams es que reconoce sus limitaciones a la hora de describir su inasible objeto de estudio: Trump es una personalidad extraña, rara, inclasificable, especialmente con vistas a que puede ser presidente. Es extrovertido, desagradable en extremo, pura energía. El psicólogo lo compara con un dínamo, asegura que apenas duerme y prueba esto último reproduciendo los horarios en los que el magnate envía sus escandalosos mensajes vía Twitter: tres de la mañana, cuatro de la mañana, cinco de la mañana.
“Una existencia jamás molestada por el penetrante sonido del alma”, es ya una definición tradicional, escrita por Mark Singer en la revista New Yorker en los años 90. Por estos días se la recuerda mucho, al igual, por ejemplo, de aquella película de 2006 “Idiocracy” (“Ideocracia”), que muestra cómo EEUU se está convirtiendo en un país de idiotas.
Entre ciertos sectores de la prensa lo que más se notó fue la culpa: “No lo tomamos en serio”; “No supimos ver la amenaza que representaba”; “Le dimos espacio sin ser lo suficientemente críticos”, son algunas de las frases que resumen un sentimiento generalizado en la prensa de este país. Los periodistas se culpan por haber sido demasiado “objetivos” a la hora de reproducir las mentiras y las provocaciones de Trump sin desmentirlas ni criticarlas con suficiente fuerza.
“Trump perderá o yo me comeré esta columna”, desafió desde el título de su artículo publicado en The Washington Post el analista Dana Milbank, seguro de que el magnate no ganaría la nominación para ser el candidato republicano. Cuando esto ocurrió, y luego de que –a través de las redes sociales– los lectores le recordaron su promesa, Milbank cumplió. Y se comió sus columnas, en papel, literalmente, y lo subió a la red.
En un video de más de tres minutos colgado en el sitio web del Washington Post, Milbank se come hasta ocho platos distintos cocinados con el papel de periódico en que salió impreso su artículo, cortados en pequeños trozos y algunos de ellos pasados por agua, batidos o incluso fritos. Lo acompañó con vino de la marca Trump.
Fuente: El Eslabón

Comunicado EZLN // Agresión contra el campamento de resistencia popular en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas


A quien sea ahora el gobernador en funciones y demás capataces del suroriental estado mexicano de Chiapas:

Damas (já) y Caballeros (doble já):

No reciban nuestros saludos.

Antes de que se les ocurra inventar (como ya está haciendo la PGR en Nochixtlán, Oaxaca) que la cobarde agresión contra el campamento de resistencia popular en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, fue orquestada por ISIS, les pasamos, gratis, el informe que hemos recabado:

Las siguientes son palabras de un hermano indígena partidista (PRI) de San Juan Chamula, Chiapas, México:

“A las 9 de la mañana (del día 20 de julio del 2016) llamaron a los del Verde a su casa del gobernador.  Ahí regresaron y que les dijeron que hagan como hicieron el otro día.

(NOTA: se refiere a cuando un grupo de indígenas del Partido Verde Ecologista se pusieron pasamontañas y fueron a hacer desmanes en el bloqueo de San Cristóbal y en Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas.  Cuando fueron detenidos por la seguridad de la CNTE primero dijeron que eran zapatistas (no lo eran, ni lo son, ni lo serán), luego ya dijeron que son partidistas.

Pero que esta vez iban a ir a dialogar, para que los del bloqueo dejaran pasar los camiones de los chamulas que hacen comercio en Tuxtla.  El presidente municipal (del Verde Ecologista) puso las patrullas y la ambulancia locales.  El de San Cristóbal otro tanto de policía.  Los gobiernos de Tuxtla un buen tanto más.  De por sí hicieron trato con los policías, o sea que tenían su plan pues.  Y entonces llegaron como que quieren dialogar y un grupo se cruzó y entonces empezaron a romper todo, a robar y a quemar, o sea que por dos lados los agarraron.  Luego, como traen armas, porque de por sí los Verdes andan armados, pues a disparar como bolos y mariguanos.  Y los policías estaban como cuidándolos, o sea que eran su apoyo.  Eso que hicieron los verdes ya no estamos de acuerdo.  Porque de por sí ahora los turistas tienen miedo de venir a la cabecera (de San Juan Chamula) y eso perjudica a todos porque baja el comercio mucho.  No es el bloqueo, son los pinches verdes que están chingando todo.  Ahora vamos a ir a protestar a Tuxtla para que quiten a ese presidente que es tan pendejo.  Y si no hacen caso, pues ya lo vamos a ver aquí cómo le hacemos.”

En lo que se refiere a su torpe maniobra de encapuchar paramilitares para presentarlos como zapatistas (además de que es un refrito usado antes por el Croquetas Albores), es un fracaso rotundo.  Cuestionadas sobre si creían que eran zapatistas los que habían desalojado el bloqueo y hecho desmanes, esto respondieron dos personas del pueblo, sin filiación política conocida:

Un comerciante ambulante, edad aproximada 60 años responde:

“¡No! Los que hicieron destrozos ayer son gente pagada del gobierno, de por sí lo sabemos. No son los que apoyan a los maestros.  Porque la lucha de los maestros está bien, si no, vamos a terminar pagando la educación nosotros. Y ¿de dónde sacan para pagarle a los maestros? Pues del pueblo. Lo que falta es que por lo menos la mayoría de los estados se decidan a entrarle, porque ya hay cuatro estados que están ya puestos, pero los demás no sabemos para cuándo.”

Una indígena Chamula, comerciante ambulante, contesta:

“¡Naaaa!!!, no son ellos, ¡ellos no se comportan así! Ellos (los zapatistas) sí están apoyando a los maestros y los de ayer se quieren hacer pasar como ellos, pero no son, sólo se ponen sus pasamontañas, pero no se portan igual.

– ¿y quién era la gente de ayer?
– Son otros, les pagan.
– ¿y cómo ve lo de los maestros?
– Pues es que sí se necesita apoyarlos”

-*-

Estamos seguros que ustedes lo ignoran (es eso, o que las tonterías que hacen es por lo mismo, o sea por tontos), pero resulta que el así llamado “conflicto magisterial” surge por la estúpida prepotencia del gris aspirante a policía que todavía despacha en la Secretaría de Educación Pública (SEP, por sus siglas en español, oh, de nada, no hay por qué darlas).  Después de movilizaciones y de la respuesta gubernamental a esas movilizaciones con amenazas, despidos, golpes, cárcel y muertes, el magisterio en resistencia logró que el gobierno federal se sentara a dialogar.  Es, pues, un asunto federal.  Corresponde al gobierno federal y al magisterio en resistencia dialogar y llegar o no a acuerdos.

Ustedes simpatizan con la cerrazón del gris policía.  Nosotras, nosotros, zapatistas simpatizamos con las demandas del magisterio y lo respetamos.  Y no sólo a la CNTE, también y sobre todo al movimiento popular que se ha levantado en torno a sus demandas.  Como zapatistas que somos, hemos hecho pública nuestra simpatía apoyándolos, además de con la palabra, con el poco alimento que pudimos juntar de nuestras mesas.

¿Ustedes creen que a ese movimiento, ya popular, lo van a derrotar con desalojos, así sea disfrazados de “indignación ciudadana”?  Pues ya lo vieron que no.  Al igual que los hermanos pueblos originarios hicieron en Oaxaca, si los desalojan, se vuelven a poner.  Así una y otra vez.  Porque resulta que acá abajo, no hay cansancio.  Sus patrones de ustedes calcularon que el movimiento del magisterio en resistencia se iba a desinflar por las vacaciones.  Ya vieron que se equivocaron (mmh, ya son más de 3 fallas en la evaluación, si les aplicaran la “reforma educativa” ya estarían despedidos, y buscando empleo en Iberdrola al lado del psicópata).

El movimiento no hace sino crecer y concertar simpatías, mientras ustedes sólo convocan antipatías y repudio.

Como lo señalamos desde hace casi dos meses, el movimiento ya acuerpa distintos sectores sociales y, claro, sus demandas específicas.  Por ejemplo, no están ustedes para saberlo, pero ya piden la destitución de Cancino (supuesto presidente municipal de San Cristóbal de Las Casas, ciudad que está, tal vez ustedes lo ignoren, en el estado de Chiapas, México) y el encarcelamiento de Narciso, jefe paramilitar de la ALMETRACH.  Eso y otras cosas que demandan, que se pueden resumir en una sola: buen gobierno.  ¿Qué tarda en que se den cuenta de que ustedes, tod@s, estorban, que no son sino parásitos que enferman a la sociedad entera arriba y abajo?

Pero entonces pasa que ustedes se sienten muy seguros y mandan a sus perros a robarles sus pocas pertenencias a esas personas que se están manifestando PACÍFICAMENTE.  Bueno, pues entonces nosotros, nosotras, zapatistas, volveremos a juntar alimentos y los enseres que les quitaron, y se los volveremos a mandar. Así una y otra vez.

En lugar de hacer declaraciones ridículas (como la del deslinde del cobarde ataque al plantón POPULAR en San Cristóbal), podrían contribuir en algo a la distensión necesaria para que ese diálogo y negociación siga el rumbo que determinen sus partes (que, les recordamos, es entre el Gobierno Federal y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación), harían bien en amarrar a sus perros (de nombres Marco Antonio, Domingo y Narciso).  Sólo sílbenles agitando un fajo de billetes y verán cómo obedecen.

Y un consejo no pedido: no jueguen con lumbre en San Juan Chamula, el descontento y la división que, dentro de ese pueblo, están fomentando ustedes con sus tonterías, puede provocar un conflicto interno cuyo terror y destrucción no se podrán tapar ni con bots en redes sociales, ni con inserciones pagadas, ni con el poco dinero que Manuel Joffrey Velasco Baratheon-Lannister haya dejado en la tesorería estatal.

Entonces tranquilos.  Paciencia y respeto.  Esperemos que el gobierno federal dialogue y negocie con seriedad y compromiso.  No sólo porque las demandas magisteriales son justas, también porque tal vez ésta es de las últimas veces en que habrá con quién dialogar y negociar.  Es tal la descomposición que han alentado ustedes que, pronto, no sabrán ni a quién calumniar.  Además, claro, que no habrá nadie en el otro lado de la mesa.

¿Entendido?

Entonces, ustedes a lo suyo, es decir, al Photoshop, las páginas de sociales, las fiestas de relumbrón, los anuncios monumentales, las revistas del corazón, la frivolidad de quien carece de inteligencia.

¿Gobernar?  ¡Vamos, eso ya no se los creen ni los medios de paga!

Mejor háganse a un lado y aprendan, porque éste es Chiapas, y el chiapaneco es mucho pueblo para gobierno tan miserable.

-*-

A quien corresponda:

Como zapatistas que somos es nuestra convicción, y obramos en consecuencia, que se deben respetar las decisiones, estratégicas y tácticas, del movimiento. Y esto va para todo el espectro político.  No es legítimo querer montarse en un movimiento para tratar de llevarlo a un lado fuera de su lógica interna.  Ni para frenarlo, ni para acelerarlo.  O si no, digan claro que lo que quieren es usar ese movimiento para sus fines y propósitos particulares.  Si lo dicen, tal vez el movimiento sí los sigue, tal vez no.  Pero es más sano hablarle claro al movimiento sobre lo que se busca ahí.  ¿Cómo quieren dirigir si no respetan a la gente?

Nosotras, nosotros, como zapatistas que somos, no vamos a decirle a nuestras maestras y maestros actuales (l@s de la CNTE y los pueblos, barrios y colonias que apoyan) qué hacer o qué no.  Esto les debe quedar bien claro a todas esas nobles personas que luchan: CUALQUIER MOVIMIENTO QUE HAGA EL ZAPATISMO EN LO QUE SE REFIERE AL MOVIMIENTO POPULAR EN CURSO (o los que surgirán después) LO HARÁ SABER PÚBLICAMENTE CON ANTELACIÓN y siempre respetando sus tiempos y modos.  Tanto la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, como los movimientos de pueblos originarios, colonias y barrios que apoyan al magisterio, deben entender que, cualquiera que sea su decisión, sea sobre el rumbo, el destino, los pasos y la compañía que decidan, recibirá nuestro respeto y saludo.

Lo de “disfrazarse” de zapatistas y gritar consignas que involucren a otr@s, está bien para que se diviertan un rato y tener una medallita en su curriculum, pero no deja de ser falso y deshonesto.  Nosotr@s no nos alzamos para repartir comida chatarra robada, sino por democracia, libertad y justicia para tod@s.  Si creen que es más revolucionario y que ayuda más al movimiento, romper vidrios y robar comida que ni alimenta, pues que el movimiento valore y decida.  Pero aclaren que no son zapatistas.  A nosotr@s no nos molesta ni enfada que nos digan que no entendemos el momento coyuntural, o que no tenemos visión de las ventajas electorales, o que somos pequeño burgueses.  Sólo nos interesa que esa maestra, ese maestro, esa señora, ese señor, ese joven o jóvena, sientan que acá, en las montañas del sureste mexicano, hay quienes les quieren, les respetan y les admiran.  Aunque en las grandes estrategias electorales o revolucionarias no entren en juego esos sentimientos.

Porque el magisterio en resistencia y, como se hace cada vez más frecuente, el movimiento popular que se acuerpa en torno a él, enfrenta condiciones adversas muy difíciles.  No es justo que, en medio de todo esto, tenga que sortear ya no sólo barrotes, toletes, escudos, balas y, ahora, paramilitares; también “consejos”, “orientaciones”, y órdenes “con-todo-respeto” indicándoles lo que deben o no hacer, avanzar o retroceder, es decir, pensar y decidir.

Nosotras, nosotros, zapatistas, no les mandaremos comida chatarra a quienes luchan, sino tostadas de maíz no transgénico, no robadas, sino hechas con el trabajo de miles de hombres y mujeres que saben que ser zapatista no es ocultar el rostro, sino mostrar el corazón.  Porque las tostadas zapatistas, recalentadas, alivian el hambre y alientan la esperanza.  Y eso no se consigue en las tiendas de conveniencia ni en supermercados.

Desde las montañas del Sureste Mexicano
Subcomandante Insurgente Moisés
Subcomandante Insurgente Galeano


México, 21 de julio del 2016.

“A través de la víctima se viola a toda la sociedad” // Entrevista a Rita Segato

por Mariana Carbajal


Es una de las voces más lúcidas de la región a la hora de pensar la violencia machista y sus consecuencias más extremas. Su libro, Las estructuras elementales de la violencia, publicado en 2003, es material ineludible para entender el fenómeno que desangra Latinoamérica. Lo más triste y doloroso, dice ella, es que no ha perdido vigencia con el paso de los años porque la violencia contra las mujeres no solo no se detiene –a pesar de que cada vez se visibiliza y denuncia más–, sino que se expresa con una crueldad inusitada, por ejemplo, al descartar los cuerpos de las mujeres asesinadas por ser mujeres como basura, en territorios deteriorados del ambiente. En una entrevista de Página/12, la antropóloga Rita Segato, reflexiona sobre las violaciones colectivas que conmocionaron a Brasil semanas atrás, y los femicidios, que no cesan en el país.
“Cuando comencé a trabajar primero con los presos condenados por violación en la penitenciaria de Brasilia, pensé que sería una situación excepcional y pronto abandonaría el tema. Cuando fui invitada, luego del libro Las estructuras… para aplicar mi modelo de la fatria masculina, del club de hombres, al caso de las mafias de Ciudad Juárez, pensé también que estaba ante un caso excepcional, raro, que rápidamente ese tema iba a desaparecer de la historia. Y siento una tremenda frustración porque no consigo abandonarlo. Es de una fatiga y de una amargura extraordinaria saber que desde entonces solamente el tema crece”, dice Segato.
Piensa la relación de género como una relación de poder fundante, la primera elección de todas las otras formas de poder, todas, en la larga historia de la Humanidad, y también en la vida de cada persona. Es profesora de la Universidad de Brasilia, de los programa de posgrado en Bioética y en Derechos Humanos. Cuando puede, se escapa a Tilcara, Jujuy, de donde es su compañero de vida, aunque transita por toda América Latina, invitada a dar conferencias, entre otras actividades. Este año fue perita en el histórico juicio de Guatemala, en el que se juzgó y condenó por primera vez a miembros del Ejército por los delito de esclavitud sexual y doméstica contra mujeres mayas de la etnia q’eqchi de una aldea en Senur Zaco, en el conflicto armado ocurridos en los años ‘80. Hubo 14 peritajes; Segato hizo el antropológico y de género.
La entrevista transcurre vía Skype. Conversa desde su casa en Brasil, donde vive gran parte del año. Por detrás la abraza una biblioteca repleta de libros. “Fuera de Brasil es muy difícil de creer. Pero el momento político que está viviendo este país está vinculado profundamente a un retroceso moral del país”, empieza Segato, cuando se le pregunta cómo entender las violaciones colectivas que sacudieron a ese país y han desencadenado nutridas movilizaciones de repudio en diversas ciudades y un gran activismo virtual. El primero de los casos se conoció el 25 de mayo, a través de un video difundido en las redes sociales en el que aparece una joven desnuda e inconsciente mientras el autor de la grabación comenta que “unos 30 chicos han pasado por ella”. La víctima tiene 16 años y es de Río de Janeiro. Pero no fue el único hecho que se conoció. Otro tuvo lugar en el municipio de Bom Jesús, del estado de Piauí, en el norte del país. Allí, una chica de 17 años denunció haber sido violada por cinco jóvenes pocos días antes que el episodio de Río. En Piauí, destaca Segato, hubo un caso similar un año antes.
Como ejemplo de ese “retroceso moral”, instalado –según su visión– tras la apertura del proceso de impeachment contra la presidenta Dilma Rousseff, Segato menciona que el ministro de Educación del nuevo gobierno, en la primera semana de gestión, a una de las primeras personas que recibió en su despacho fue a un actor porno y de televisión, Alexandre Frota, quien se había jactado en una entrevista en un programa de audiencia masiva, “Agora é tarde”, de cómo redujo y le apretó el cuello hasta dormirla para violarla a una “mãe de santo”, una sacerdotisa, de una religión local. “El ahí está expresando de forma perfecta la dominación sexual y racial que, evidentemente, después de que el ministro nada menos que de Educación lo recibe, cuenta con la aprobación de las nuevas autoridades. Esta sintonía explícita y, yo diría, exhibicionista, entre la toma de las instituciones por parte de un grupo en que la mayoría de sus miembros están involucrados en hechos de corrupción y son empresarios o pastores evangélicos, y el proyecto misógino y racista queda de esta forma demostrada. Es un grupo que pretende substituir la ley por la moral. Y no nos olvidemos que no hay sujeto más moralista que el sujeto violador. Eso lo demuestro en mi libro Las estructuras…, pero muchas estudiosas de la violación lo dicen también”, argumenta Segato.
Para la antropóloga, hay “una enorme convergencia” entre la reacción política y las violaciones colectivas. “La Nación golpista es también la Nación violadora. Estamos frente a un proceso político, de derecha, donde la riqueza entró a gobernar directamente, sin intermediarios, para apropiarse del Estado, como se está viendo en otros países de la región, pero aquí en Brasil con un ingrediente más que es el de la violencia sexual, que está dentro de este proyecto”. Da otro ejemplo, para abonar su hipótesis: cuenta que se presentó una catarata de proyectos en el Congreso, en las cámaras estaduales, en los municipios, para criminalizar a todos aquellos profesores que hablen de género en sus clases. Se llaman “Escuelas sin partido”. “Pero “escuelas sin partido” quiere decir que cualquier persona que lleve a las escuelas y a las universidades lo que ese grupo llama la ideología de género, será punido y puede terminar en la cárcel. Hay una golpiza enorme a la mujer, una golpiza patriarcal. El patriarcado golpea y pretende instalarse en la máquina estatal, al mismo tiempo que se instala este nuevo empresariado. Es un momento realmente increíble. Es una barbarie sin ley. Está en la calle. Está en la política también”, afirma Segato.
–Entonces…¿cómo hay que leer esas violaciones colectivas?
–Siempre sostuve que lo que pasa con las mujeres es un síntoma de los tiempos. No se trata de crímenes de la intimidad. Se trata de crímenes que expresan el estado de arbitrio, que es el estado del presente. Deben ser leídos como un termómetro de la época histórica en la sociedad. Son crímenes que desafían a la autoridad legítima, y el legítimo control de la violencia por parte del Estado. Pero también son crímenes en los que el comportamiento de las agencias estatales –policiales y jurídicas– son cómplices. Son crímenes en los que el poder se confirma y se espectaculariza, en tiempos en que la espectacularización y el exhibicionismo son las formas en que el poder se impone como tal.
–No es la primera vez que ocurren violaciones colectivas… ¿por qué pensarlas de una forma distinta?
–Han sucedido en secuencia, varias. En relación comunicativa. Se ha iniciado el proceso en Piauí que es un estado del norte, considerado y visto en el Brasil como uno de los más atrasados de la Nación, campesino. No es que lo sea, no creo que lo sea, porque al mismo tiempo es el primer estado en el que hubo un prefecto transexual, y que personas trans alcanzaron puestos con representación política y tienen respeto en sus comunidades. Estos avancen contradicen los preconceptos que tenemos también sobre la modernidad en las grandes urbes. En el estado de San Pablo, que es considerado el más adelantado del país, ha habido asesinato de concejales por ser gay. Entonces tenemos prejuicios positivos y equivocados sobre San Pablo y prejuicios negativos y equivocados sobre Piauí, que serían los dos extremos de Brasil.
–¿Estas violaciones, las dos ocurridas en Piauí y la de Río, tienen una estructura semejante?
–Sí, las tres son viralizadas en Internet y dan origen primero a una confraternización masculina, en el poder dominador, violador, de los hombres que materialmente realizaron el acto y luego se agrega a través de la viralización digital una cantidad de otros hombres que se cofraternizan también. Es un festín masculino sobre la víctima sacrificial: infelizmente, realiza mi modelo de interpretación del libro Las estructuras…, donde enfatizo que hay un eje fundamental en la violencia contra las mujeres, que es el eje de comunicación entre los hombres mediante el cuerpo de la mujer. El cuerpo de la mujer es un resto de un festín donde el poder se constituye y se consolida mediante esa rapiña compartida.
–En uno de sus textos más recientes, Frente al espejo de la reina mala, dice que a Brasil le falta espejo de reina mala…
–Países que sufren tremenda violencia como México, Colombia, e incluso, Argentina –donde hay menos eventos de tanta violencia, la mafialización ha ingresado hace poco tiempo y se mantiene en bolsones, en Rosario, en la provincia de Buenos Aires–, tienen un espejo, saben que tienen dentro de sí esa plaga, esa peste, que es el control paraestatal mafioso de sectores vulnerables de la población. De las 50 ciudades más violentas del mundo, 21 son brasileñas, pero Brasil no lo ve, no consigue verse a sí mismo como teniendo este problema. Yo veo una analogía y una sincronicidad significativa entre este brote de violaciones colectivas y confraternización de hombres que se sienten empoderados, frente a lo que les es posible sentirse empoderados: una víctima dormida, niña, joven, sola. Esa escena de la espectacularización va en paralelo con la escena del Presidente en ejercicio, Temer, con su gabinete integrado totalmente por hombres y las figuras que fueron centrales en el proceso de impeachment, planteando en el Congreso y en los medios masivos de comunicación, su posición antifemenina, diciendo cómo la mujer no debe empoderarse, como la mujer tiene que permanecer en su lugar de mujer, como es imposible aceptar el aborto. Hay una sincronicidad de varias escenas que son conspicuas.
–En paralelo, se conoció en el país el caso de una niña wichi violada por ocho criollos, en una población rural del norte de Salta, donde la Justicia actuó para darles impunidad a los perpetradores…
–Las niñas wichis han sido violadas a lo largo de toda la historia. Es una costumbre de los criollos salteños y jujeños con las niñas indígenas. Este caso trascendió pero hay otros que no se llegan a conocer. La conquista nunca terminó en nuestro continente, es un proceso abierto y en expansión, que ya tiene 500 años. Cuando un hombre indígena tiene acceso carnal con una niña wichi, aun cuando no haya denuncia, el Estado se apropia del caso y condena al hombre indígena. Pero cuando es al revés, cuando la joven wichi es violada, aunque sea menor de edad, por un grupo de blancos, cuando la niña va por justicia, el Estado dice que se ofreció por prostituta. Es terrible el doble estándar, particularmente en las provincias del norte. La mayoría de los jueces pertenecen a la elite violadora, que ven al indio como un residuo de la sociedad. El racismo no se ha tocado en la Argentina. No hemos hablado nunca. La masculinidad para constituirse, para titularse, necesita de esas víctimas. Son prácticas repetidas.
–En el imaginario persiste la idea de que quienes perpetran las violaciones colectivas son varones monstruosos. Así los suelen retratar los medios de comunicación. ¿Cómo los define usted?
–Los que perpetran este tipo de hechos son varones normales. Si fuera como a veces la prensa los retrata, como seres solitarios, psicópatas, animales, monstruos solitarios, no podrían actuar en grupo. Es un crimen hecho en sociedad. Estas son las imágenes del subdesarrollo. Y quienes producen esas imágenes del subdesarrollo son los criollos.
–Me impactó mucho una frase de la adolescente violada en Río: en una entrevista dijo “no me duele el útero, me duele el alma”.
–Las personas que trabajan con estadísticas están absolutamente seguras de que hay una subnotificación de gran magnitud de este tipo de hechos, porque la niña no lo había denunciado. Y recién lo hace cuando se viraliza el video y personas que lo ven van a su casa con un abogado, la acompañan y la invitan a denunciar. El daño es un asesinato moral. Es una persona muerta para el ejercicio de su sexualidad: ha muerto algo en ella. Lo importante es que a través de esa víctima se viola a toda la sociedad.
–Las organizaciones feministas en Brasil denuncian una cultura de la violación. ¿Usted qué piensa de esa postura?
–Siempre tengo una gran desconfianza de los clichés, de las fórmulas fáciles. El culturalismo siempre es extremamente peligroso, porque estabiliza, lo costumbriza, lo transforma en un hábito prácticamente. Más interesante es hablar de manuales de poder: yo les llamo pedagogías de la crueldad, contra las cuales tenemos que construir estrategias eficaces. Son crímenes, eventos que representan un momento que es excepcional, que van a ser próximamente controlados, dominados por la legalidad, por las normas que permiten a hombres y mujeres vivir todas juntas. Porque en el fondo lo que está habiendo es un proceso de división, igual que en Argentina, con ese proyecto de la diputada (Graciela Ocaña) para crear vagones exclusivos para mujeres en el subte. En México ya es así, en Brasil en algunos lugares. Pero eso es una barbarie. Es aceptar lo que ellos están proponiendo como sociedad.
–En Argentina la sociedad está muy movilizada frente a la sucesión de femicidios. El 60 por ciento ocurre a manos de la pareja o ex pareja de la víctima. ¿Qué aspectos en común encuentra con las violaciones colectivas? ¿En que se unen y en qué se distancian estas otras formas de violencias machistas?
–La proporción es de uno a uno. No estamos frente a estos actos colectivos como el de la violación. Todos tienen por detrás la estructura de género como la primera y fundacional estructura de poder. Pero necesitamos ver la diferencia. Lo que vemos en Argentina en los últimos casos, es bastante interesante: crímenes domésticos que se perpetran con características de crueldad de un ambiente bélico.
–¿A qué se refiere?
–Aunque la víctima ya está muerta, hay más crueldad en la manera en que se arrojan esos cuerpos, haciendo una equivalencia entre el deterioro del cuerpo y los lugares deteriorados del ambiente, zanjas, basurales, que se eligen para depositarlos. Eso es también parte de la crueldad. Ese cuerpo está absolutamente desprovisto de valor: es un mensaje a todas las mujeres y a la sociedad entera, y al propio Estado y a la legalidad, a todas las personas que todavía tienen una fe cívica, alguna esperanza en la ley, todo ese conjunto de personas son agredidas por esos actos. Hay un lenguaje de poder y una dimensión de lo relacional entre el agresor y la víctima, la venganza, la afirmación de propiedad sobre su persona, hay variantes, pero por detrás se encuentra siempre una estructura donde el hombre tiene que actuar, espectacularizar su poder. En esa relación él está disciplinando a todas las mujeres de la sociedad.
–¿Cómo seguimos hacia adelante?
–Cerrar filas en el ambiento comunitario, colectivista. Salir del individualismo, a entregar tiempo y energía a consolidar la amistad, que no es la fraternidad, que es muy abstracta. Salir del universo de la ciudadanía como masa, y entrar en el universo de las relaciones cuerpo a cuerpo, cara a cara. Entre conocidos. Esa atmósfera comunitaria, localizada, arraigada, es lo único capaz de proteger a las personas.

“Para erradicar las distinciones de clase hay que reorganizar la ciudad” // Entrevista a David Harvey

A los 78 años es una de las voces más influyentes de las ciencias sociales en el mundo. Desde la geografía, David Harvey le ha dado nuevos aires al pensamiento marxista interpretando las desigualdades a partir de un enfoque espacial, mostrando cómo el capitalismo mueve sus fichas en la ciudad y amenaza con hacerla invivible. Desde Nueva York conversó con Simón Espinosa, de The Clinic, sobre modelos urbanos y modelos de revolución: “No se puede cambiar la ciudad sin movimientos sociales fuertes”, advierte.

¿Por qué la geografía tomó un rol protagónico en la crítica al modelo económico y social?
Ocurre que hoy en día muchas ciudades del mundo están desarrollando comunidades aisladas, limitando espacios y paisajes en función de las clases sociales, con un ímpetu muy difícil de contrarrestar. El estudio de la producción de espacios, entonces, es un prisma de observación para entender cómo se están segregando las clases sociales entre sí.

¿Y por qué la crítica a esa segregación urbana se transforma en una crítica al capitalismo como tal?
Porque la estructura de la ciudad es el producto de la dinámica capitalista. Parte del problema proviene de la acumulación de capital en las ciudades, que funcionan como fuentes de producción de dinero. Esa enorme acumulación de capital, como necesita rentabilizarse, se vuelca hacia inversiones en la producción de espacios urbanos, la construcción de condominios y de estructuras de gran escala, que luego, a su vez, se transforman en la estructura de clases, en la forma que toman las ciudades. Construir en la ciudad es un negocio muy rentable, pero el tipo de construcción más rentable está destinado a los estratos socioeconómicos altos. Entonces se construyen condominios exclusivos para la gente rica, y simultáneamente se reduce la inversión en viviendas asequibles a la población pobre.

¿Y esa dinámica está determinando nuestros modelos de convivencia?
Claro, por la forma que toma la segregación espacial. Por ejemplo, hace poco estuve en Guayaquil, Ecuador. Ahí hay un área de la ciudad donde, a los costados de un gran camino principal, solo existen comunidades privadas. No puedes salir del camino principal para entrar a esas comunidades sin un permiso residencial. Entonces te preguntas qué tipo de mundo se construye allí, en que la experiencia urbana de las personas queda secuestrada tras estos muros, tienen un contacto casi nulo con personas de otras clases sociales. Por lo tanto es un hecho que la concentración de capital se transforma en una barrera para el desarrollo urbano, es decir, se opone a lo que debería ser una ciudad. No necesitamos ciudades que generen dinero, sino ciudades que sean buenas para vivir. Y ese objetivo no es necesariamente compatible con la acumulación de capital.

¿La segregación espacial es una causa de la pobreza, o simplemente su consecuencia?
Si miras cuidadosamente, los barrios segregados suelen tener problemas de acceso a los colegios, los servicios de salud son pésimos, el sistema de recolección de basura no funciona bien y la gente vive en un entorno urbano desastroso; hay mucha cesantía y una de las pocas maneras de ganar dinero es entrando al negocio de la droga. Entonces lo que ocurre ahí es que el modelo de pobreza se replica por la segregación de esta comunidad en una zona de la ciudad donde las oportunidades para surgir son muy restringidas, porque no hay servicios adecuados.

Este enfoque territorial, ¿le abre una nueva perspectiva de acción al marxismo?El marxismo es una metodología de estudio con la que se puede mirar los procesos sociales, no es una ideología. Y articular un nuevo enfoque territorial para el marxismo es mostrar como la reproducción de las clases sociales, de la segregación, de la discriminación étnica, son parte de la manera en que la ciudad está organizada. Cómo la vida diaria de los diferentes grupos de personas está ocurriendo en circunstancias radicalmente distintas. Si muestras eso, estás diciendo que para erradicar las distinciones de clase y superar la segregación hay que reorganizar la ciudad desde líneas más democráticas.

Y desde esa lectura marxista de lo urbano, ¿cómo se define o se identifica al “proletariado” en el contexto actual?El proletariado se organizó tradicionalmente en barrios de clase obrera y desde ahí generó redes políticas muy fuertes, porque hay formas de solidaridad que permiten construir bases para el activismo político. Pero es cierto que esa organización tradicional se ha transformado por el cambio en la estructura del empleo, que ha destruido la noción de lo que es el proletariado. Hoy no está claro qué significa.

¿Cómo crees que ha influido la construcción de viviendas sociales en las condiciones de vida de esa clase obrera?La tendencia a la construcción de viviendas sociales ha disminuido.

En Chile se construyen a gran escala.Sí, pero la definición original de “vivienda social” apuntaba a la integración de clases. Alguna vez el Estado se encargó de la construcción de viviendas para la clase obrera integradas al desarrollo urbano. Hoy esas personas han sido recluidas y dejadas fuera de las ciudades, lo que está ocurriendo de manera global. Eso es una grave crisis social y punto. Y que las sociedades no estén enfrentando ese fenómeno, probablemente se transformará en una gran fuente de descontento social.
¿Pero qué debe hacer el Estado, frente a la demanda por viviendas de la población, si construir viviendas sociales en la periferia es más barato y más rápido?
Se ha vuelto extremadamente difícil encontrar locaciones adecuadas para la gente, cerca de las fuentes de empleo. Porque la clase social terrateniente, los dueños de inmobiliarias, están enfocados en maximizar la renta, por lo tanto los precios dentro de las ciudades han ido creciendo y es imposible introducir ahí viviendas sociales, generándose nuevamente una estructura de segregación social.

Imaginar nuevos mapas

En tu libro El Derecho a la Ciudad dices que el capital le ha quitado a la gente ese derecho. ¿Pero alguna vez tuvieron ese “derecho a la ciudad” las clases bajas?
Hubo épocas en que tuvieron más derecho a la ciudad que ahora. Estamos viendo toda clase de disturbios urbanos producto de la falta de ese derecho. En Brasil la gente salió a las calles porque el dinero se estaba usando para construir estadios de fútbol y no en educación ni salud, lo que realmente necesitan. Lo mismo está ocurriendo en Turquía, son movimientos de las ciudades que expresan la rabia popular y la frustración que produce la mala calidad de vida. Y en la medida que los poderes políticos sigan sin escuchar esas demandas, seguiremos viendo más disturbios y manifestaciones. Ustedes en Chile tuvieron una buena cuota de protestas recientemente.

¿Pero cómo se puede lograr, en los hechos, una reorganización del modelo de ciudad?
No se puede lograr sin movimientos sociales fuertes, que estén enfocados en deconstruir el mundo que los rodea y proponer una idea nueva, la construcción de un mundo sin distinciones de clase ni discriminaciones raciales. Las ciudades son construcciones humanas, tal como se propone una forma, puede proponerse otra, el problema es que hay privilegios de clase que bloquean esos esfuerzos. Es la manera en que se organiza el poder del capital, que les ha quitado a las personas su derecho a la ciudad. Pero mientras más evidente es ese fenómeno, más fuertes han sido las protestas y los disturbios, pues se torna intolerable.

¿Cómo entiendes hoy día la lucha de clases?
Sabemos que, globalmente, unas pocas miles de personas controlan el mundo. Individuos que están en posición de dictar pautas a los gobiernos, de poseer medios de comunicación e instituciones financieras. Eso deriva en una concentración inmensa de poder de clases. En Estados Unidos existe una especie de corrupción legal de los procesos políticos por parte del poder de grandes capitales y necesitamos lidiar con eso, luchar contra eso. Luchar contra el hecho de que no haya límites para las contribuciones a las campañas políticas, lo que permite a unos pocos individuos, simplemente por su dinero, dictar no solo políticas locales sino a nivel global. No podemos tomar cartas en asuntos como el cambio climático porque unos pocos individuos no creen en él o no les interesa, y ellos son los dueños de la toma de decisiones en el Congreso.

¿Y cómo se actualiza, desde ese análisis, el concepto de “revolución”?
Creo que sería un error entender una revolución como un proceso violento. Yo prefiero entenderlo como un proceso de transformación, basado en movimientos sociales orientados a reconfigurar la vida urbana. Ha habido movimientos con ese objetivo en el pasado. Estados Unidos vivía en los años 60 una segregación racial muy intensa y hubo un gran movimiento para contrarrestarla, la mayoría de la gente estuvo de acuerdo con que debía hacerse algo. Y aunque sigue habiendo segregación racial, creo que los grupos afectados dirían que están mejor ahora que antes. Desde esa perspectiva, lo que ocurrió fue precisamente una revolución urbana, un movimiento activo por los derechos civiles que desafió una institucionalidad que fomentaba la segregación y que consiguió la integración urbana de muchas comunidades afroamericanas, tanto en la vida social como económica.

¿No suele ocurrir que las propuestas alternativas de políticas urbanas parten desde escenarios demasiados utópicos y por eso no pueden competir en el debate público?
Creo que un poco de pensamiento utópico es algo positivo. Debemos poder imaginar cómo se vería un mundo mejor, desde ahí se puede participar en actividades políticas que persigan esos ideales. De otra forma, ¿qué podemos hacer? Nos sentamos y decimos que nada es posible, ante la falta de imaginación y de voluntad política. Siempre ha sido la imaginación la herramienta para moldear el mundo, para pensar nuevas arquitecturas, nuevos espacios. Un poco de pensamiento utópico dentro de esa tónica es inevitable y muy sano.

¿Cuáles son tus pensamientos utópicos?
Por ejemplo, me gustaría ver un mundo en que haya un sistema de reciclaje urbano total, de agricultura urbana, que existan suministros de alimentos al interior de las ciudades. No estoy diciendo que eso vaya a solucionar todos los problemas, pero sí iría mucho más allá de las técnicas de reciclaje orgánico. La creación de pequeños sectores de jardinería urbana serían, sin duda, altamente productivos para individuos que necesitan suministros de alimentos.

Está en boga la idea de producir cambios a escala local, ¿son suficientes, o un cambio real solo se puede lograr cambiando la estructura total?
Creo que los cambios políticos deben operar en una variedad de escalas, no se puede lograr cambios solamente desde lo local. A los geógrafos nos gusta ocupar el concepto del “salto de escalas” de los procesos políticos, lo que significa que debes moverte desde una visión local a una metropolitana, desde una visión metropolitana a una nacional y solo cuando un proceso político ocurre simultáneamente en distintas escalas, podemos esperar que las cosas cambien. Es un principio muy importante, porque mucha gente de izquierda está pensando que los cambios locales son lo único que importa.

¿Qué te parecen las “aldeas ecológicas” que intentan autogestionar modelos de convivencia donde no rijan las reglas del capitalismo?
Se están haciendo muchos experimentos de ese tipo, creo que todos son positivos y deberían probarse. La autogestión es aquí un principio fundamental, porque hay aspectos colectivos en la toma de decisiones que pueden permitirle a una población coexistir en un ambiente decente. Pero volvemos al punto: ¿cómo haces el salto de escala? Hay comunidades capaces de reproducirse fuera de la dinámica del capitalismo, pero cómo llevas eso a una escala en que, por ejemplo, toda una ciudad o país pueda hacer lo mismo.

¿Crees que a la sociedad le falta imaginación?
Ha habido períodos históricos en que la imaginación floreció enormemente, pero creo que no estamos en una de esas épocas. Más bien tengo la sensación de que la gente no quiere pensar en cosas distintas pues consideran muy improbable que ocurran. No creen en su capacidad de crear un futuro distinto, por eso en este momento no existe una imagen de cómo se debiese ver una sociedad buena y por lo tanto tampoco se ven soluciones reales para problemas como la segregación.

Tú dices que ese cambio necesita movimientos sociales fuertes. ¿Qué debiesen pedir hoy esos movimientos?
Eso lo tiene que decidir la gente. Ni en sueños trataría de dictarle a los movimientos sociales qué es lo que debiesen intentar conseguir. Pero no creo que se trate de “pedir” nada, sino de perseguir aquello que les corresponde por derecho.

Y al revés, ¿qué puede hacer el poder político, el Estado, para atender esa demanda y contrarrestar la dinámica del mercado?
Primero tendría que ocurrir una redistribución del poder político, económico y cultural, teniendo como base la idea de igualdad. La evidencia en nuestros tiempos es que los gobiernos dominados por los intereses de las clases capitalistas reaccionan sin compasión y, a menudo, recurren a la fuerza y la militarización, en lugar de tratar de ayudar a satisfacer las necesidades de la gente. Por eso que creo que los movimientos sociales tienen que, en algún momento, hacer incursiones en el control del aparato estatal.

Bifo, pánico el pánico // Ignacio Navarro


Filósofo, creador de medios alternativos, profesor y legendario activista de izquierda, el itinerario vital y filosófico de Franco Berardi, alias “Bifo”, comienza en los años 60 y se extiende con vigencia hasta el presente. Junto a Paolo Virno, Maurizio Lazzaratto y Antonio Negri, entre otros, Berardi forma parte de una camada de intelectuales y militantes italianos de raíz marxista que a partir de los setenta comenzaron a delinear una filosa crítica sobre el proceso de globalización en ciernes y el pasaje hacia el capitalismo informacional. Preocupado por las posibilidades de una articulación resistente entre los movimientos sociales y las nuevas tecnologías de la información, las reflexiones de Bifo se centran en torno a la conformación del semiocapitalismo (donde la acción humana se traduce en información) y el ascenso del cognitariado como nueva clase revolucionaria (en lugar del proletariado, propio de la era industrial). Deudor tanto del movimiento autonomista italiano como del posestructuralismo francés, el autor busca desentrañar el funcionamiento del capitalismo global y sus coletazos psíquicos, encarnados en el pánico, la depresión y el suicidio como rasgos crecientes de un sistema de igualación de las subjetividades que parece siempre al borde del colapso.
Durante los años 60 y 70, encolumnado en la tradición marxista de la izquierda italiana y el autonomismo, en los 80, de la mano del pensamiento deseante francés de Gilles Deleuze y Felix Guattari, y, a partir de las últimas décadas extremadamente atento a la cybercultura y los nuevos medios, Bifo fue actualizando su punto de vista siguiendo el rastro del capitalismo financiero y sus ramificaciones. La persecución de una felicidad siempre aplazada, el dominio de las subjetividad bajo el yugo farmacológico y la prozac-economy, el incierto abismo abierto en torno a la “plasticidad” del cerebro, junto a la captura del deseo y la temporalidad humana bajo el signo del capital y la desintegración de los sueños de unificación global, son algunos de los muchos temas que aborda a lo largo de su obra.
En Argentina acaba de aparecer su libro El trabajo del alma, donde Bifo repasa críticamente el rol del pensamiento marxista durante los sesenta, analiza la crisis internacional e introduce algunos de los conceptos centrales de su propuesta: un pensamiento punzante, cargado de rabiosa afectividad, que se propone pensar la coyuntura contemporánea. Además, en El trabajo del alma retoma algunos conceptos introducidos en sus libros anteriores –varios de ellos editados en español, como Generación Post-Alfa (Tinta Limón), La Sublevación (Hekht) y La fábrica de la infelicidad (Traficantes de sueños)– y sintetiza un extenso recorrido teórico para arribar a un diagnóstico del presente que, tan sombrío como lúcido, señala algunos senderos posibles para la fuga hacia nuevos territorios.
Del Mayo Francés a Apple
El padre de Bifo, sindicalista y comunista, lo inició en el PC italiano a los 14 años. Pero a los 17 ya lo habían expulsado. Era 1965, los marxistas italianos se debatían entre el maoísmo chino y el leninismo soviético, y durante una acción estudiantil el joven Bifo no tuvo mejor idea que repartir un panfleto con una frase de Mao Tse-Tung: Osar pensar, osar hablar, osar hacer la revolución. “Entonces fui expulsado por maoísta; ¡Aunque nunca en mi vida lo he sido!”, recuerda hoy, desde Bolonia, Italia, donde vive, escribe y enseña.
Cuando llegaron las revueltas de mayo de 1968 estaba en primer año de la universidad y ya tenía cierta experiencia ganada dentro y fuera del partido como dirigente estudiantil. En ese contexto, agitado, revolucionario, participó en un proceso político que aceleradamente se propagó por el mundo entero y, de manera insospechada, marcaba el comienzo de una nueva fase en el desarrollo del capitalismo.
El 68 fue un año que al mismo tipo albergó un fuerte compromiso político de los estudiantes de todo el mundo y el inicio de la consolidación del capitalismo en su forma post-industrial. ¿Cómo recuerda o explicaría aquella encrucijada?
–El 68 fue, a nivel global, la primera manifestación de una fuerza social nueva que llamo el cognitariado, es decir: el trabajo cognitivo. Esa fuerza, aunque es parte de la historia de la clase obrera, era una novedad absoluta desde el punto de vista de la potencia productiva y transformadora que poseía y, también, desde el punto de vista político. Pero nosotros, los militantes, los organizadores, los intelectuales que participamos en el movimiento del 68 no entendimos verdaderamente el sentido de esa nueva fuerza. Como mucha veces pasa, no entendimos lo que estábamos haciendo porque nuestras categorías de interpretación provenían y pertenecían a la historia del movimiento obrero precedente: la Revolución Soviética, el Maoísmo y el campesinado. Las categorías de las cuales disponíamos no eran las adecuadas para explicar lo que estaba pasando. Después, durante los años 70 y 80, la fuerza social de inventiva de los movimientos del 68 fue utilizada y transformada productivamente por el capital. Hay un libro muy interesante de Frederic Turner que se llama From Counterculture to Cyberculture, de 2006. Es una historia sobre Free Speech Movement, el Movimiento Libertad de Expresión, FSM americano, californiano, durante los años 60, 70 y 80. Es muy interesante porque muestra cómo el movimiento estudiantil, libertario, igualitario se convierte en fuerza de desarrollo del cybercapitalismo, del capitalismo de la alta tecnología. El problema del 68 es que nuestra fuerza social no se traducía en una conciencia adaptada a la fuerza social misma que emergía: el cognitariado. Millones de estudiantes en todo el mundo, de México a China, de los Estados Unidos a Francia, estaban mostrando la fuerza de una clase social nueva que nacía de la historia del movimiento obrero, que nacía del proceso de escolarización de masas, de la masificación de la escuela pública. La fuerza social que emergía, el cognitariado, se entendía mal con la ideología de la cual éramos portadores.
¿Cuándo se produce el giro en la discusión y la adquisición de ese nuevo punto de vista más preocupado por el trabajo cognitivo?
–El año en el cual se comienza a entender esta nueva posibilidad es 1977. Italia, durante ese año, fue el escenario de un movimiento autónomo muy radical que, por primera vez, estaba rompiendo la relación con la tradición leninista. 1977 es revolucionario, comunista pero no leninista, es el primer momento de una conciencia que se va adaptando a la potencialidad del trabajo cognitivo. Pero, al mismo tiempo no es solo un año de autonomía en Italia; es también el año en el cual nace Apple en California, cuando Steve Jobs crea su nueva empresa de producción tecnológica. En 1977 se verifican ciertos procesos culturales que consolidan la creación de la idea de posmodernidad o sociedad post-industrial. El 77 es el año en el que, también, comienza la contrarrevolución liberal con el ascenso de Margaret Thatcher. En ese año, Thatcher toma el poder al interior de su partido y dos años después gana las elecciones. Este año, 1977 es, en mi imaginación histórica, el año en el cual la revolución comunista o proletaria, como prefieras llamarla, se transforma en algo nuevo: el combate va del territorio de la lucha política al territorio de la comunicación, al territorio de la invención técnico-científica. Es el comienzo de una historia totalmente nueva.
¿Como podría delinear los rasgos centrales de esta nueva fase del capitalismo que llama semiocapitalismo?
–Es la transformación de cada acción humana, de cada actividad humana, en términos de información. Todo lo que hacemos puede ser traducido en algoritmos. Esto significa que el proceso de producción de mercancías, el proceso de producción de lo que es útil a la vida cotidiana, puede ser traducido en términos de información. Esta transformación produce efectos económicos, sociales, organizacionales y políticos enormes. Primero: el capital se inmaterializa. La acumulación de capital ya no se verifica a través de la acumulación de cosas físicas sino a través de la acumulación puramente financiera. Y, al mismo tiempo, el trabajo no necesita verificarse de manera física, localizada, material. Se puede deslocalizar completamente porque el trabajo es trabajo de la información.
En la coyuntura internacional se observa un recrudecimiento de conflictos territoriales, raciales y religiosos que se expresan tanto en el terrorismo islámico como en la desintegración de la UE y el ascenso de partidos de derecha en todo el mundo: ¿cómo se articulan esos fenómenos con el semiocapital?
–El Brexit, la guerra que se está extendiendo en el Norte de África y Oriente Cercano, el ascenso de Donald Trump en los Estados Unidos, todos estos son los fenómenos que pueden significar una especie de regreso a la época pre-global. Ese regreso sería una catástrofe profundísima. Si la globalización fracasa a causa de un regreso de la materialidad eso significa que verdaderamente vamos hacia una guerra civil global muy peligrosa. El proceso de globalización tiene una fundación tecnológica que es la red global, y tiene una fundación ideológica y política que es el neoliberalismo. Esta combinación ha sido una verdadera catástrofe porque un proceso progresivo de globalización ha sido transformado en un proceso de explotación total, violento, guiado por el interés de una pequeña clase financiera. Pero hoy hay fuerzas cada vez más grandes que se están rebelando contra este proceso de globalización financiera con la idea de regresar a la época precedente. El problema es que, después de la derrota y eliminación en la sociedad del proyecto hacia el socialismo y el comunismo, del pensamiento obrero, del pensamiento autónomo, después de esta derrota, en el escenario mundial permanecen vigentes solamente dos actores: un actor es la dictadura financiera globalista y el otro actor es la reacción material antiglobalista que tiene una cara de tipo nacionalista y, tal vez, claramente racista. Esos dos actores estarán combatiendo en Europa, como en los Estados Unidos. El problema es que deberíamos revitalizar un tercer actor: la fuerza organizada de la solidaridad de los trabajadores. Este actor permanecía vivo sólo en Latinoamérica y, ahora, también está desapareciendo. Por eso yo veo el futuro de manera absolutamente sombría. Porque el actor racional, el actor progresista que podría desarrollar de manera rica y útil la potencia de la tecnología, este actor ha sido asesinado por la dictadura financiera.
No tomarás el poder
Durante los años 70 y 80, consciente de que la nueva manera de combatir la naciente teología neoliberal y el dominio del capital financiero era en el campo de la subjetividad y la subversión comunicativa, Bifo se convierte en un pionero de nuevos medios, en un info-terrorista. Durante esos años, al calor de la corriente autonomista italiana, participa en el grupo Potere Operaio (Poder Obrero) junto a Antonio Negri. En 1975 participa en la fundación de la Revista A/traverso, que bajo el lema “Informaciones falsas producen acontecimientos verdaderos” lanzó una serie de campañas de sabotaje mediático. Un año más tarde, en 1976, junto a otros militantes autonomistas, funda Radio Alice, la primera radio libre de Italia, experiencia que pone en jaque el monopolio estatal de los medios de comunicación y fue boicoteada tanto por la izquierda tradicional como por el gobierno italiano.
Luego de ser encarcelado bajo la acusación de formar parte de las Brigadas Rojas, asediado por la persecución estatal, Bifo emprende un exilio que tendrá como primer destino París, donde conoció a Michel Foucault y Felix Guattari. Con este último comienza a trabajar en el esquizoánalisis. La incorporación del marco teórico construido por la dupla Deleuze-Guattari pone en marcha una nueva serie de planteos que consolidan al deseo como un espacio de lucha continua.
En El trabajo del alma usted plantea la nueva lucha ya no en términos de acción política en el sentido tradicional sino que desplaza el problema hacia el campo de la subjetividad y el deseo. ¿Cómo se pueden movilizar esas fuerzas en la subjetividad contemporánea?
–Quiero corregir, perfeccionar la pregunta. No se trata de una “movilización de la subjetividad”, porque la subjetividad siempre está en juego durante todo tipo de proceso social. Se trata, en realidad, de una movilización de la fuerza cognitiva y del psiquismo mismo. Es el psiquismo y la fuerza de producción cognitiva de la sociedad lo que está invertido y siendo explotado por el capitalismo informacional. Entonces, creo que tenemos que desplazar nuestra atención, nuestro análisis y nuestra actuación fuera del territorio de la acción política, la toma del poder, la representación, las elecciones y los partidos. Tenemos que desplazar esta energía hacia el psiquismo social y las potencias cognitivas. Eso significa que el problema del futuro, de una emancipación futura, no pertenece al campo de la toma del poder político. Podemos tomar el poder y después: ¿Qué hacer? No lo sabemos. Nunca sabemos que hacer. Como SYRIZA, en Grecia: tomó el poder político pero no cambió nada. Barack Obama tenía muchos proyectos y prometía yes we can, pero no pudo hacer nada. Porque la política no puede. ¿Qué puede? La inteligencia colectiva, el cerebro colectivo, los cien millones de proletarios cognitivos que viven y trabajan al interior de la Silicon Valley global. Ellos son la fuerza que puede algo ¿Qué puede? Puede sabotear y puede reprogramar. Son las dos acciones que tenemos que hacer en el futuro. Una acción es bloquear y subvertir el proceso de producción capitalista. Sabotear la guerra, sabotear la seguridad imperialista. Pero, además de sabotear, podemos reprogramar la maquina global, reprogramar la distribución de los recursos, reprogramar la distribución de la riqueza, el tiempo de trabajo, la relación entre trabajo y vida cotidiana. Todo eso no es objeto de decisión política. No lo es. Es objeto de programación cognitiva técnica e informática. No se trata de decir: “la sociedad tiene que tomar el poder político”. Se trata de decir: los trabajadores cognitivos, junto a la sociedad entera, naturalmente, pueden y deben sabotear, bloquear y reprogramar la máquina global.
En El trabajo del alma, refiriéndose a la polémica entre Baudrillard y Foucault a fines de los setenta en torno a los mecanismos del poder en el capitalismo tardío, usted completa el concepto foucaultiano de biopolítica acuñando una nueva encarnación: la tanatopolítica ¿En qué consiste?
–Hemos hablado muchísimo de formas biopolíticas del poder pero si intento verificar las formas concretas de esta biopolítica ¿qué encontramos? Encontramos Estado Islámico, ISIS, es decir: el terrorismo de la desesperación. Desempleados que tienen veinte años y se entregan a ese movimiento porque les pueden pagar un salario y, segundo, porque puede satisfacer su deseo de vendetta, su deseo de violencia extrema. ¿Qué es la tanatopolítica? El narcotráfico mexicano no es solo narcotráfico: es la empresa neoliberal de distribución de la droga y también una forma de control tanatopolítico sobre la sociedad mexicana. Por otra parte, la OMS (Organización Mundial de la Salud) señala que durante los últimos cuarenta años el suicido aumentó en el mundo un 60 por ciento. El incremento es enorme. Es decir: el suicidio es la primera forma de manifestación de la intolerabilidad y desesperación que el capitalismo financiero viene produciendo. Eso también significa tanatopolítica.
¿La contracara de esa expansión de la muerte como forma política es el creciente desarrollo ciertas industrias de la felicidad, como el turismo o la industria de los psicofármacos?
–El turismo en el mediterráneo esta cambiando de manera muy dramática. Es decir, los europeos no pueden ir a muchísimos lugares del mediterráneo. Solamente podemos ir a las islas y el problema de las islas es que están rodeadas de cadáveres. Porque en el mediterráneo ya hay como 50 mil cadáveres flotando alrededor de las islas. Incluso puede ser que esa cifra sea mayor. Y, cada día, hay nuevas personas que mueren porque los europeos cierran las puertas. Me parece que la persecución de la felicidad se verifica sobre todo a través del aumento en el consumo de píldoras. Es la psicofarmacología. Es la droga, legal o ilegal, que se sigue vendiendo y produciendo en todos lados.
Quería preguntarle sobre el aburrimiento ¿Qué lugar ocupa en este mapa del deseo de la contemporaneidad?
–Es interesante. En la historia de la alienación la época moderna es la época del spleen, la época de la repetición. Somos obligados a repetir toda la vida la misma operación, la misma acción. En la época informacional y cognitiva del semiocapital se verifica un cambio profundo de la alienación porque lo que el capitalismo nos impone es una movilización constante del deseo, de las energías mentales, psíquicas, deseantes. Maurizio Lazzarato ha escrito un libro muy interesante sobre el pasaje del sistema de la repetición industrial al sistema de la diferencia informacional. Cuando entramos en este régimen de atención a la diferencia, que es lo especifico de una buena parte del trabajo cognitivo, nuestras energías psíquicas están continuamente movilizadas. Eso produce un efecto que no es el aburrimiento, sino el pánico. El pánico puede conducir en muchos casos a la depresión. Y la depresión no es spleen. No es simplemente la percepción de una repetición aburrida. Es algo más profundo. La depresión es el desinvestimiento de las energías psíquicas. El desinvestimiento del deseo. La movilización semiocapitalista de las energías psíquicas abre la puerta al pánico, a una velocidad creciente, y abre la puerta a un segundo efecto: la depresión.
¿Piensa que los filósofos de alguna manera cumplen un papel profético al anunciar los problemas que se avecinan?
–No creo que el filósofo pueda ser un profeta, pero seguramente el trabajo filosófico tiene una relación con el futuro. Deleuze y Guattari, en su último libro juntos, ¿Qué es la filosofía?, dicen: la filosofía no es el descubrimiento de la verdad final. No hay ninguna verdad final. No es la afirmación de principios eternos. No es la profecía de lo que pasará en el futuro. La filosofía es creación de conceptos. Etimológicamente el concepto es una herramienta que permite captar juntas muchas cosas ¿Y qué tiene que captar? El concepto tiene que captar el proceso de devenir. Tiene que captar el pasaje desde hoy hasta mañana. Entonces el filósofo no es un profeta. Es el creador de un puente que permite caminar hacia el futuro. Yo no se que va a pasar mañana. Puedo hacer muchas hipótesis. Pero lo que tengo que hacer es crear las condiciones conceptuales, estéticas, filosóficas, existenciales para permitirme a mi mismo y a mis amigos caminar sobre el puente que nos lleva hacia un lugar que no conocemos. Deleuze usa una expresión magnífica: “cartografiar territorios futuros”.
Al parecer en esa frase suena el eco de otra cita, pero de Nietzsche: “El desierto crece”
–Sí. El desierto crece y nuestro trabajo será imaginar y cartografiar aquellos territorios que no están desiertos.

Racismo blanco, fascismo islamista y guerra civil global // Franco Berardi (Bifo)

Todo se deshace; el centro no puede sostenerse;
Mera anarquía es desatada sobre el mundo,

La oscurecida marea de sangre es desatada, y en todas partes
La ceremonia de la inocencia es ahogada;
Los mejores carecen de toda convicción, mientras los peores

Están llenos de apasionada intensidad.
Fin del thatcherismo
Quince años después de la cumbre de Génova, cuando la globalización neoliberal festejó sanguinariamente su triunfo, muchas señales nos hacen pensar que todo se está precipitando: el dominio neoliberal que ha garantizado un equilibrio de poder a nivel global se está desmoronando y la guerra civil fragmentaria se expande en cada área del planeta, involucrando incluso a Estados Unidos, donde la amplia difusión de armas alimenta la matanza cotidiana de la cual los afro-americanos son las víctimas privilegiadas.
Las señales se multiplican, pero ¿cómo interpretarlas? ¿Qué tendencia se vislumbra? Y, sobre todo, ¿cómo recomponer la autonomía social, cómo proteger la vida y la razón de la locura homicida atizada por el capitalismo financiero y que el fascismo en sus variantes nacionalistas y religiosas agrede cada vez más fuerte?
El 2 de julio de 2016, pocos días después del referéndum que sancionó la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, The Economist, la revista que siempre apoyó con entusiasmo las políticas neoliberales, declaró repentina y dramáticamente la desintegración del proceso de globalización. En un editorial titulado «La política del odio», la revista, que muestra en la portada un calzoncillo con los colores de la bandera inglesa y el grito punk Anarchy in the UK, podemos leer (con cierto asombro):
“Desde la América de Trump hasta la Francia de Marine Le Pen, muchos están cabreados. Si no encuentran una voz en las fuerzas de gobierno, acabarán por hacerse escuchar saliendo del sistema. Si no creen que el orden global funciona para ellos, el Brexit amenaza con convertirse sólo en el comienzo de una descomposición de la globalización y de la prosperidad que esta ha creado.”
Según afirma The Economist, la rabia de los excluidos de la globalización está justificada.
“Los que defienden la globalización, incluido nuestro periódico, deben reconocer que los tecnócratas han cometido errores y la gente común ha pagado el precio. La decisión de crear una moneda europea ha sido una elección tecnocrática que ha producido estancamiento, desocupación y ahora está destruyendo Europa. Los instrumentos financieros tan sofisticados han confundido a los reguladores, han arruinado la economía mundial y han terminado por hacer pagar a los contribuyentes el rescate de los bancos”.
Confieso que nunca hubiera esperado una autocrítica de parte de esta revista que siempre ha promocionado con arrogancia las políticas neoliberales. Y sigue: “Mientras el producto americano creció un 14%, los salarios medios solo aumentaron un 2%. Los liberales creen en los beneficios de una renuncia a la soberanía por el bien común. Pero como muestra el Brexit, cuando la gente siente que no controla su propia vida y que no recoge los frutos de la globalización golpea duro. Y la Unión Europea se ha convertido en un objetivo”.
Entonces, ¿se terminó la era neoliberal? ¿Se aproxima el colapso del capitalismo global? Las cosas no son tan simples. Nadie tiene idea de cómo sustituir las políticas neoliberales, nadie tiene en mente un modelo social capaz de reemplazar la dictadura de los mercados que en las últimas cuatro décadas, partiendo justamente de la Inglaterra de Thatcher, ha transformado la sociedad, el trabajo y la política. Inventar un proceso de salida del capitalismo es la tarea gigantesca que tiene por delante la inteligencia autónoma. Mientras alrededor se desata la guerra.
Una bomba de tiempo
El Brexit da miedo por muchas razones: porque abre las puertas de la nada frente a la Unión europea, porque hace posible un desmoronamiento del mismo Reino Unido, porque abre perspectivas recesivas a la economía global que ya se encuentra en condiciones de estancamiento y sobreproducción deflacionaria. Pero también, y quizás sobre todo, porque Inglaterra ha estado en los últimos dos siglos a la vanguardia del capitalismo mundial: allí comenzó la ofensiva neoliberal, porque cuando algo sucede en Londres sus efectos se sienten por todas partes. Ante todo se sienten en Estados Unidos, donde en 1980 Ronald Reagan importó las políticas thatcherianas y hoy se desarrolla una campaña electoral dominada por la figura ridícula de Donald Trump.
Tal vez anticipándose a la futura victoria de Trump, a principios de julio el presidente Obama participó en Varsovia en una cumbre de la OTAN de la que no se ha hablado demasiado. Allí, se tomaron decisiones que pueden llevar a Europa al borde de un abismo militar. Después de haber desplegado 25.000 soldados en el ejercicio Anaconda, en Polonia, ahora la OTAN decide alinear tropas de forma permanente en los países bálticos, en una zona en la cual la más pequeña provocación podría dar lugar a dos resultados: la confrontación militar con la Rusia de Putin o la desintegración de la OTAN. El golpe de estado en Turquía muestra que ese país se ha convertido en un campo de batalla entre Rusia y la OTAN.
Derrotados los generales filo-americanos, Erdogan transforma el país en una dictadura islamista y fascista y sella un pacto con Putin. Perdida la motivación original, la OTAN es ahora una frágil arquitectura que amenaza con atrapar a Europa. Lo dice el alemán Jochen Bittner en un artículo titulado “¿Todavía existe la OTAN?” (en el New York Times del 8 de julio).
“La OTAN intenta contrarrestar su declive con el sonido de los sables más pesados. Su grupo dirigente quiere hacer de los estados bálticos aquello que en un tiempo fuera el Berlín del oeste: un detonador nuclear”.
La cumbre de Varsovia, luego el golpe de estado en Turquía: la OTAN es ya una bomba de tiempo cuya explosión puede tener efectos inimaginables.
Verano negro en Estados Unidos
Mientras en Estados Unidos comienza la campaña electoral, una impresionante sucesión de asesinatos racistas, que despertó en el otoño de 2014 el movimientoBlack lives matter, conduce a la población afro-americana a un grado tal de exasperación que en las manifestaciones se grita “Kill the police” y en Dallas un joven negro llamado Micah, entrenado en la guerra de Afganistán, disparó y mató a cinco policías.
Confieso que después de recibir las primeras informaciones sobre la masacre de Dallas, cuando aún circulaba la noticia de que se trataba de un grupo armado, pensé que después de tantos años aparecía en escena una organización revolucionaria armada como el Black Panther Party de principios de los ´70. Enseguida, la realidad resultó ser mucho más banal. Ninguna acción colectiva armada, solo el habitual acto de desesperación suicida, similar a tantos otros que desde Columbine en adelante marcan la vida de un país en el que cualquiera puede procurarse armas mortales para que la Asociación Nacional del Rifle pueda incrementar sus beneficios.
La reacción del establishment ha sido de una hipocresía repugnante. Dicen que la acción de Micah Jones tendrá el resultado de hacer perder para el movimiento la influencia y los logros conseguidos. Pero, ¿qué influencia y qué logros? De Ferguson en adelante, el movimiento ha crecido y ha marchado en todas las ciudades del país, pero la serie de homicidios racistas de la policía nunca amainó su ritmo.
A principios de julio muchos se preguntaron si se trataba del comienzo de una insurrección negra, similar a las revueltas que desde Newark a Watts y Detroit marcaron inolvidablemente los años ´60 en Estados Unidos. Yo diría que no. En los años´60 y ´70 la protesta negra formaba parte de un movimiento que se desplegaba en todo el mundo y se planteaba transformar las relaciones sociales en sentido progresista y revolucionario, y que logró efectivamente mejorar las condiciones de vida de millones de personas, entre ellas naturalmente la de la población afro-americana. Lamentablemente, ese movimiento mundial antiautoritario y socialista fue derrotado por la contrarrevolución capitalista. Lo que pasó después de los años de Thatcher ya es sabido: destruido el movimiento de los trabajadores con la colaboración activa de los infames partidos de izquierda, el capitalismo financiero pudo devastar libremente el entorno, la vida social y el equilibrio psíquico de la humanidad. Alguien dijo: Socialismo o Barbarie. El socialismo ha sido derrotado. Y la barbarie avanza, imparable.
El movimiento negro que antes gritaba Black power ahora implora Black lives matter. Estas palabras son la marca de una derrota gigantesca. Hagan con nosotros cualquier cosa, pero por favor no nos maten.
El islamismo, venganza de los colonizados
Los trabajadores han sido chantajeados, precarizados y empobrecidos, y no tuvieron ningún instrumento para defenderse. Hoy, perdida toda posibilidad de emancipación y de organización, se aferran desesperadamente a la única forma de identidad que permanece: la pertenencia étnica, religiosa o nacional. Rota la solidaridad internacional, la desesperación se coagula en forma identitaria y el fascismo reaparece. No sois trabajadores derrotados, sino pueblo: esto dice el fascismo. Y los pueblos hacen la guerra, porque es la única cosa que saben hacer.
La herencia de siglos de colonialismo y de esclavismo se presenta hoy en todo el mundo. Para los pueblos colonizados, depredados, sometidos a la esclavitud, la única rebelión es la venganza armada. El islamismo radical es la vanguardia de esta venganza. La migración masiva del sur al norte del mundo es la consecuencia de la herencia colonial y de las nuevas guerras que la venganza armada no para de alimentar.
Mientras tanto, el empobrecimiento de los trabajadores blancos de Europa y Estados Unidos alimenta una ola de racismo social y de nacionalismo cuyos efectos son el Brexit y la demolición de la Unión.
Numéricamente en declive, los blancos envejecen mientras las poblaciones colonizadas más jóvenes y demográficamente en crecimiento empujan las fronteras. Hay una especie de frustración supremachista en el fondo del inconsciente blanco, que se opone al supremachismo agresivo de los pueblos que buscan venganza. ¿Existe una posibilidad de evitar que el choque entre racismo supremachista y presión agresiva desesperada de los pueblos colonizados se resuelva en una carnicería global? Existía y se llamaba socialismo. Esa posibilidad ya no existe y lo que queda es la barbarie, el racismo y la guerra civil global.
La herencia del colonialismo
Siglos de opresión colonial, empobrecimiento y expulsión de la fuerza de trabajo nos están pasando la cuenta. Solo una cultura internacionalista haría posible la necesaria redistribución de los recursos y solo una política igualitaria y socialista puede convertir en realidad el internacionalismo. La derrota del movimiento obrero (de la que es responsable la izquierda convertida al liberalismo) ha destruido aquella posibilidad abriendo las puertas del infierno. Ahora estamos en el infierno y no se ve la salida.
La presión migratoria sobre las fronteras en Europa continuará y la Unión Europea reacciona como potencia colonial. Un documento de la Comisión europea de principios de junio de 2016 sostiene que en el año 2025 serán necesarios 83 millones de trabajadores altamente calificados que Europa, en descenso demográfico y en plena desescolarización, no será capaz de proporcionar. Por consiguiente, el documento afirma que es necesario favorecer la afluencia de trabajadores calificados del sur del mundo. Los demás se hunden en el mar o en las manos de Erdogan. Los países pobres se verán más empobrecidos por la fuga de cerebros mientras aumentarán las fuerzas del terror.
La Unión europea es un muerto que camina
El sistema bancario europeo (con el Deustsche Bank a la cabeza) exige lo suyo por enésima vez. Naturalmente, obtendrá aquello que pide y la sociedad europea lo pagará, por enésima vez. La izquierda francesa hundida en la abyección moral impone un salto de calidad en la precarización y elimina las 35 horas. Es una de las últimas burlas de una clase política infame que se destaca solo por su ignorancia y su servilismo. Pronto colgarán de la horca que los fascistas les están preparando tanto en Francia como en Austria y en otros lados: en todos lados.
Estos son los actores de la escena europea: la clase financiera depredadora pedigüeña y el nazional-socialismo ascendente. Los gobiernos se reducen a repetir sus torpes balbuceos sobre la democracia y el crecimiento inminente. ¿Qué hará Merkel ahora que su preferido Merdogan provoca un golpe de estado para eliminar definitivamente cualquier rasgo de democracia? ¿Les dará visa a los turcos para conseguir que el asesino aloje a los inmigrantes sirios que los pueblos europeos no están dispuestos a aceptar?
El horror
En una suerte de escalada del horror, la demencia islámica-fascista lanza ataques contra la vida cotidiana en ciudades europeas, de medio oriente y asiáticas. La matanza de Niza llevada a cabo por el macho fracasado Mohamed Lahouaiej Bouhlel llega simultáneamente con la noticia de que el señor Manuel Barroso, presidente de la Comisión europea entre 2004 y 2014 (máxima autoridad del muerto que camina), depende desde ahora oficialmente de la agencia financiera Goldman Sachs, un organismo internacional que comparado con Bouhlel aparece como un aficionado en el arte de la muerte.
Conclusión
Como escribió Yeats en 1919:

“La marea de sangre se desata y en todas partes
La ceremonia de la inocencia se ahoga;
Los mejores carecen de toda convicción, y los peores
Están llenos de apasionada intensidad.”

Hoy la resistencia solo puede organizarse en forma marginal: la sociedad está paralizada, incapaz de defender sus intereses y sus derechos. En Italia se juega a hacer el referéndum sobre el cambio constitucional, como si el problema fuese la democracia, cuando es completamente evidente que la democracia es un instrumento mutilado, carente de eficacia y credibilidad. En cualquier caso, iré a votar en el referéndum de otoño, no porque me importe como forma democrática; votaré porque quiero que el gobierno de Renzi se derrumbe y se acelere el colapso de lo que queda de la Unión.
¡Solo entonces, la sociedad comenzará a abordar el problema de la solidaridad, de la autoorganización y de la salida del cadáver del capitalismo! La próxima década estará dominada por una guerra cada vez más sangrienta y desoladora. Quien no lo ve está en peligro. Aquel que intente negarlo está en peligro. El que lo sabe, que comience a construir las estructuras de la solidaridad que servirán para sobrevivir y para razonar en términos de una sociedad igualitaria, para algún día volver a vivir. Tal vez.
17 de julio de 2016
Traducción del italiano: Gilda Vignolo. 
Versión original en la la página web de Derive Approdi. 

“Se propusieron quebrar al movimiento” // Entrevista a Dora Barrancos

 por Alejandra Dandan

Durante un homenaje realizado el año pasado en la Universidad de Quilmes, Dora Barrancos se preguntó “¿Quién le teme a Milagro Sala?” Y se respondió: “Le temen los poderosos, los tibios, los que están contra los derechos de las mayorías populares”. Socióloga, doctora en Historia e investigadora principal del Conicet, hoy dice que aquello fue casi un adelanto de lo que siguió como si “pestañaran” los nuevos vientos. En esta entrevista explica por qué cree que en Jujuy existe un estado de excepción donde quedan afuera las mayorías populares ante una “comandita” de los tres poderes que se articulan muy enfáticamente con una carga xenófoba en altos segmentos de la población.

–¿Qué le está diciendo la detención de esa mujer a la que, usted dice, temen los poderosos?

–No se puede leer la detención de Milagro Sala sino en el contexto de excepcionalidad, una suerte de interrupción del estado de derecho en Jujuy. Además de las formas poco republicanas –casi no hay separación de los tres poderes–, no hay duda de que se manifiesta una intención de interrumpir el derecho de las mayorías, de cohibir al menos la voluntad política de los sectores populares, teniendo en cuenta el ciclo que acaba de dejarse, que significó el ejercicio de acogimiento de esas mayorías en una política gubernamental de carácter inclusivo. Por esto hay una figura de cese del Estado de derecho porque deliberadamente se excluye a los segmentos populares. Pero además en esa excepcionalidad, lo voy a decir con mucha prudencia, se articulan sentimientos muy discriminatorios. Parte de la sociedad jujeña es discriminatoria. No podría decir cuáles son los segmentos más afectados por las sensibilidades discriminatorias, pero me atrevo a decir que son los sectores medios, medios altos, aunque no se puede dejar de conjeturar que hay acompañamiento de algún estrato medio bajo. Esa circunstancia no se refiere sólo a la comunidad Tupac Amaru, sino que es de larga data y comprende a todos los pueblos originarios. Hace mucho que nos preocupan las distorsiones mentales, las actitudes que suelen dominar, que desean obturar el reconocimiento de la población indígena. Se habla del “abuso” de derechos y de la sobreutilización de esa población de los servicios de salud, por ejemplo. Hay una operación mental de exclusión que también alcanza a la población boliviana.

–Una perspectiva así empieza a indagar la defensa de Milagro, una línea que trata justamente el odio racial.

–Hay odio xenófobo instalado hace mucho. Se está frente a una mentalización, entre los sectores medios y altos con mayor complicidad, de no reconocer a los “bolivianos” ni a los grupos locales que en general comparten los mismos orígenes étnicos. Lo notable es que se asiste a una buena reproducción de la población indígena en toda la región norteña, es una demografía en crecimiento y se la percibe como una amenaza. No es diferente a la xenofobia europea, pero entre nosotros hay una borratina sobre el tema. Se pone en evidencia una actitud “preventiva”, no pocos sectores ingresan al “estado de prevención”, lo que equivale a imaginar: “algo me van a sacar, algo me vienen a robar, esos que no tienen el mismo derecho que yo”. Es una llaga que cuesta mucho reconocer. La Tupac viene a representar esa coagulación de lo indígena amenazante y que es rechazado preventivamente por determinados grupos sociales que se han tornado individualistas, muy poco solidarios. Pero no me parece que esto se asimile a la construcción de sentido xenófobo europeo que ilustra la frase “me vienen a sacar el trabajo”. Es un fenómeno distinto que lleva a enunciar que “los negros no pueden tener los mismos derechos porque no son iguales a mí aunque hayamos nacido en el mismo país”. Y esto es mucho más simbólico que material y económico, porque a menudo el enunciado es pronunciado por gente morocha que comparte idénticos fondos étnicos.

–¿Qué rol cumplió la Tupac en estos años?

–Hay una asociación punitiva de los tres poderes del Estado con relación a Milagro Sala. Han llegado a un acuerdo y no sólo tácito: el acuerdo es en torno a la ejemplaridad del hostigamiento y la humillación. Hay que cortarle las alas, ponerla en caja, aniquilar su liderazgo. Lo que más abruma a un movimiento social, a cualquier colectivo, son las implosiones, las manifestaciones internas de disensos severos e irremediables. Y lo que se ha propuesto esta comandita de los tres poderes es quebrar el movimiento, hacerlo disentir profundamente, abrumarlo con conflictos internos y es lo que está consiguiendo en alguna medida. Se llama de modo separado para negociar a los integrantes de la Tupac, hay tentativas de adquirir voluntades, de hacer que abjuren del pacto colectivo. En un movimiento tan amplio como la Tupac siempre han existido puntos de vista diferentes, manifestaciones disonantes. Es sobre estos disensos que opera la campaña de hostigamiento para que se resquebraje por completo. Ese es el objetivo principal. Van a tener presa a Milagro Sala todo lo que sea necesario, que en buen romance quiere decir hasta extinguir a la Tupac Amaru.

–Es la metáfora del cuerpo desarticulado de Tupac Amaru.

–Así es. Es un descuartizamiento. No es probar lo ladrona que fue, eso les interesa mucho menos. Ladrona es la metáfora que está en la superficie; abajo, cuenta el movimiento de descuartizamiento. Extinguir esa rebelión de estos indios y de estas indias y de estas putos indios – así dicen– o de estas lesbianas indias, dada la libertad enorme en materia de sexualidades que tiene el movimiento y que creo que es un aspecto único en materia de movimientos sociales en América Latina.

–¿Por qué considera que la Tupac es un movimiento singular?

–Es completamente original en el arco de derechos que reivindica y ese es su peligro; no es una manifestación clásica de los movimientos sociales. Se ha avanzado mucho respecto de los movimientos sociales de oposición al neoliberalsimo en los ‘90, y la Tupac es una organización que se ha hecho con clara hegemonía del liderazgo de una mujer. Esto no es tan novedoso porque hubo muchas líderes piqueteras en los ‘90. La reivindicación del derecho a la casa, a la recreación, a la salud, al trabajo, son bastante trajinados pero en el caso de la Tupac se hizo vibrante también el derecho a una “vida digna de ser vivida” desde el punto de vista de la sexualidad, un reconocimiento a las sexualidades disidentes. Esa es la novedad de la Tupac que tiene anualmente también una manifestación de gran jolgorio con la marcha del orgullo gay. Esas fiestas muestran tramas de solidaridad muy peculiares. Insisto en que si se recorre el andarivel de los movimientos sociales típicos de Argentina como el movimiento piquetero, los derechos que se solicitaban son ajustados a una base canónica: vivienda, educación, salud, trabajo. Han sido movimientos que consagraron demandas frente a la perdida de trabajo, pero también construyeron movimientos más sólidos más allá de ese objetivo. Avanzaron desde esa experiencia de juntarse a reclamar oportunidades de trabajo con el liderazgo de mujeres, tal como ha demostrado entre otros Andrea Andújar. Pero pasada la algidez de la crisis, muchas de esas mujeres se subsumieron de nuevo en posiciones no públicas. La diferencia es que la Tupac tomó el reconocimiento de las personas disidentes en materia de sexualidad como parte del programa de reivindicaciones.

–La Tupac misma aparece estructuralmente como una parte de esas identidades disidentes. Ahora bien, en la línea que va de los movimientos sociales de los 90 hasta acá aparece una disputa por el espacio político. ¿Cree que eso se ve en el reclamo de tipo impugnatorio que le hacen sobre la idea del Estado paralelo?

–Exactamente. La construcción del “Estado paralelo”, como argumenta el poder con relación a la expansión de la Tupac, es el mayor punto de resentimiento. A nadie que denostaba a las organizaciones sociales en los 90 se le ocurría hablar de amenaza del “Estado paralelo”. En cambio esto sí aparece acá por las características de la Tupac: es una meta organización social dado que el arco de derechos sobre los que trabaja es más variado. Por eso, de imaginar ahora el renacimiento de los movimientos sociales con las asambleas populares y otros fenómenos –si vuelven a presentarse en la escena con la fuerza de los 90–, tendrán que hacer lugar a los nuevos derechos.

Making of de las “Crónicas antiheroicas griegas” // Irene Rodríguez y Marta Pérez


Antes de viajar hubo varias quedadas, muchas tareas repartidas, mucho cruce de mails, y muchas dudas e ideas. Entre ellas, la de escribir lo que viéramos e hiciéramos en Grecia. Esta idea se desdoblaba en dos: la posibilidad de producir textos de denuncia de la situación, que quizá podíamos publicar en algún medio nacional o internacional, y la de escribir algo más narrativo.
Ç– Sí, ¡yo lo intentaría! Contar lo cotidiano de una situación de emergencia extrema, haciendo todo el esfuerzo del mundo por eliminar tanto la figura del héroe como su reverso, la víctima indefensa. Algo así como un relato antiheroico.
– ¡Me encanta! Y me parece un título perfecto: “crónicas antiheroicas”
– Jajaja, bueno no, que igual no se entiende bien… yo lo veo más como un título interno para explicarnos nosotras, al interior.
Interior que se amplió con Pepe y Amador y que se alojó en la revista Alexia. El correo que nos enviaron de vuelta, tras contarles la propuesta, estaba tan lleno de ánimos como de preguntas: ¿por qué vais?, ¿desde dónde queréis hacer esto?, ¿cómo han llegado todas esas personas ahí?, ¿quiénes son los refugiados?, ¿qué buscan?, ¿cómo transcurre una jornada allí?, ¿qué objetos, qué relaciones veis?, ¿qué diferencia hay entre un campo autoorganizado y uno del gobierno?, ¿se puede decir que hay belleza en un campamento?… y muchas más que resonaron sobre el terreno o nos sirvieron de guía cuando nos sentábamos al ordenador.
La idea de los textos de denuncia nunca la abandonamos, pero la que fue tomando más importancia fue la de las crónicas, al encontrar compañeros por el camino que iban a estar ahí, a la escucha.
EN MOVIMIENTO
Si bien no teníamos una idea previa que determinara qué contar, sí teníamos algunas preocupaciones respecto al tono que queríamos que tuviesen los textos.
Ya de vuelta en Madrid, el poder comentar con Pepe este último texto de “making of” nos permitió reflexionar sobre algo que no habíamos explicitado entre nosotras durante la estancia en Grecia: la escritura había sido una parte del hacer, estaba atravesada por la misma búsqueda y por el mismo frenesí.
El hecho de que fuéramos a escribir sobre lo que veíamos y experimentábamos organizaba nuestra mirada y nuestras preguntas, pero de un modo diferente a como lo suele hacer el relato periodístico o la investigación académica. Cuando hablábamos con la gente no llevábamos preguntas establecidas de antemano para luego escribir; las preguntas estaban relacionadas con la práctica, con algo concreto en lo que pudiéramos comprometernos a intervenir —una duda sobre salud o del proceso de pre-registro—; o, sencillamente, surgían del vínculo personal, de cuestiones de la vida cotidiana como las condiciones en los campos.
Así, más que una lista de temas sobre los que escribir que guiara qué preguntábamos y en qué nos fijábamos más, íbamos un poco al revés: hacíamos cosas durante el día y, en los momentos en que los que nos movíamos de un lugar a otro, en el coche, nos contábamos las cosas, las organizábamos, intentábamos darles un sentido, una continuidad, un hilo. Las crónicas se gestaban en estos momentos y, por eso, al final no fue tan malo que nos perdiéramos tanto en la carretera.
– Gira, gira por ahí, que en teoría, a cinco kilómetros, hay una salida que tenemos que coger
– Vale, guay. Y volviendo a estas dos chicas de la ONG que hemos conocido, me sorprende cómo estamos todos igual, preguntándonos por el sentido de estar aquí. Creo que va a ser una de las constantes del viaje
– Total. La primera crónica podamos centrarla en esto, ¿no? Llevamos varios días muy revueltas con el tema y quizá nos ayude también a ordenarnos un poco la cabeza
Precisamente para eso nos ha servido escribir las crónicas: para poder “ordenarnos la cabeza”. O en otras palabras, nos ayudaron a zambullirnos en la realidad porque sabíamos que luego teníamos una tarea que nos permitiría reflexionar sobre ella. Como si la escritura fuese una prolongación de la práctica diaria, un ejercicio de elaboración de lo pensado-sentido que nos permitía comprender(nos) una situación de excepción tan arrolladora. Todos los tropiezos que hemos podido tener habrían sido mucho mayores si no hubiéramos tenido este espacio en el que desgranábamos nuestras dudas, así como luego ajustábamos nuestro hacer a aquello que habíamos comprendido mejor durante la jornada, pensábamos por escrito y aprendíamos.
Eso es una parte muy importante del para qué nos han servido a nosotras estas crónicas. Nos hemos preguntadopara qué les pueden servir a las demás; quizá solo podemos responder que, desde la primera crónica, uno de los públicos que teníamos en la cabeza eran las personas que se planteasen venir en algún momento. Porque lo que se iban a encontrar, los campos militares, son algo muy bestia; nos parecía que cuanto más compartiéramos sobre esos lugares (información, pero también dudas, sentires, dilemas, amistades), mejor.
LOS CÓMOS Y LOS CUÁNDOS: EL MOMENTO DE ESCRIBIR
– Me confirma María que hay asamblea hoy a las 20h.
– Joder, y entonces cómo lo hacemos? Si queremos terminar la crónica, ir a Oreokastro y hacer la compra de sandalias no nos da tiempo a estar de vuelta a las ocho…
– Ya, pero en esta asamblea se va a hablar del proyecto de vivienda, y no nos la podemos perder
– Tienes razón, entonces dejamos la visita a Oreokastro para mañana, y así tenemos unas horas tranquilas para terminar la crónica y hacer la compra antes de la asamblea.
En un contexto de precariedad abrumadora, donde la urgencia es la norma, la inercia del hacer te lleva casi por instinto a actuar sin pensar mucho y a considerar algo secundario todo aquello que se salga de ese hacer. Obligarnos a dedicar mañanas enteras para relajarnos lo suficiente como para poder escribir ha sido casi un ejercicio de autocuidado: una de nosotras comenzaba a escribir, dejando más terminadas las partes con las que se sentía más cómoda mientras que solamente dejaba esbozadas partes en las que se sentía atascada para que la otra, al recoger el guante, las trabajara.
Por supuesto, la escritura generaba nuevas preguntas y problemas, aunque muchas de ellas ya estaban ahí y lo que hacía el texto era ayudarnos a explicitarlas. Eso sí, esa explicitación estaba repleta de compromisos personales, éticos y políticos. Por ejemplo, dimos muchas vueltas a cómo abordar una crítica a las ONGs sin que se leyera como un juicio al trabajo de personas que colaboraban con esas organizaciones y que, además, enunciaban críticas muy similares a las nuestras.
Queríamos intentar mostrar la complejidad de la situación en Grecia, evitando la idealización de prácticas y personas y el tono moralista –“esto está bien, esto está mal”, “hay que…”–. Pensamos que ese tono y esa práctica, como guía de acción en una situación poco conocida y compleja, puede tener efectos violentos. Para ello, nos conteníamos la una a otra, y cada una a sí misma, eliminando frases que pudieran leerse como aleccionadoras y dogmáticas (para esto también ha sido fundamental la ayuda de Amador y Pepe).
En dos ocasiones, el propio contexto del lugar de lectura, España, se conectó con reflexiones éticas que estábamos teniendo sobre la escritura de los textos. Ocurrió con las dos últimas crónicas, que trataban sobre la fuerza de un gobierno (Crónica IV) y la fuerza de los cualquiera (Crónica V). La primera la escribimos cuando ya llevábamos más de dos semanas en Tesalónica. Necesitábamos comprender sobre el terreno cuál podía ser el papel del Gobierno griego en los campos militares y en las cuestiones relacionadas con el proceso de asilo. La segunda la escribimos ya en Madrid, tras unos últimos días en los que no parábamos de presenciar y conocer, ya en la distancia, acciones de los cualquiera que hacían saltar por los aires muchos tipos de fronteras, y que aspiraban a replicarse y hacerse sostenibles. No se trataba, pues, de criticar al gobierno y alabar a los movimientos; echábamos de menos al Gobierno, protegiendo, cuidando la vida.
Pero estas crónicas se publicaban en período electoral en España y nos preocupaba que se leyeran como otro texto más dentro de los debates en torno a ese momento en concreto y a la discusión de más largo recorrido sobre las relaciones entre la institución y los movimientos sociales. Sentíamos que la situación que viven los refugiados y los autóctonos en Grecia ameritaba una lectura, un análisis, un trabajo de empatía que la otorgara un lugar singular e importante.
Ese sentimiento de compromiso con la situación conectaba con uno de los asuntos irresueltos de estos textos: su tipo de relación ética con las personas que están atrapadas en Grecia y cuyas voces hemos filtrado en las crónicas. Ellas y ellos no las han leído (tendrían que estar en árabe para que pudieran hacerlo, y de momento solo podemos traducirlas al inglés y estamos intentando con el griego). Ellos y ellas aparecen como arquetipos, como alguien que cuenta algo que podría contar casi cualquiera del campo. Para ir más allá de esto hubiera sido necesario hacerlo juntas, pero un mes no nos parecía suficiente para construir un compromiso ético con las personas que comparten sus experiencias y pensamientos. Así que adoptamos algunas decisiones, como no relatar historias personales, no hacer entrevistas, no analizar los enunciados que reproducíamos en las crónicas.
Durante nuestra estancia, y ahora ya en casa, pensamos mucho en las formas de dar continuidad a lo que hemos empezado. A las amistades, los vínculos con las refugiadas y los colectivos griegos que las apoyan, las tareas concretas. Una forma de continuar que tiene mucho de probar a ver cómo se hace eso del internacionalismo práctico y pegado a lo cotidiano que decíamos en la tercera crónica. También está llena de alegrías. Por ejemplo, hoy, sábado 23 de julio, cuando terminamos de escribir estas líneas, saludamos con júbilo la apertura ayer viernes de un espacio social y de vivienda para refugiadas en el centro de la ciudad de Tesalónica. Aquí la dirección web para conocer cómo apoyar

Fuente: revistaalexia.es/

La cuestión municipal tras el 26J // Mario Espinoza Pino – Fundación de los Comunes

“La crisis consiste precisamente en el hecho de lo viejo muere y lo nuevo no puede nacer: en este interregno se verifican los fenómenos morbosos más variados”. Salvando las distancias históricas, este clásico aforismo de Antonio Gramsci en los Quaderni parece retratar a la perfección el escenario posterior al 26J. De otra manera: el bipartidismo del 78, aunque herido, resiste bien su crisis; Unidos Podemos queda muy por debajo de las expectativas, lastrado por una estrategia populista que no da más de sí; el momento actual está abierto a una incertidumbre que admite casi cualquier desenlace; desde el desencanto colectivo hasta una renovada indignación ante la falta de alternativas. Aunque los “fenómenos morbosos”-no nos engañemos- podrían ser mucho peores que los de la desafección política. Solo hace falta alzar la mirada y contemplar la deriva de la vieja Europa y sus socios fronterizos.
Han sido muchos los análisis que han señalado -con mejor o peor fortuna- el porqué del pinchazo electoral de la nueva política. Sin embargo, poco se ha hablado de sus consecuencias más allá del ámbito estatal. Si dejamos a un lado los actuales juegos mediáticos de palacio, tan tediosos como poco productivos, el fracaso de Unidos Podemos se traduce en un serio golpe para el municipalismo democrático, que tendrá que enfrentarse a lo que resta de legislatura con unos aliados débiles y cada vez menos recursos. Por decirlo claramente: una mayoría parlamentaria de “cambio” hubiera permitido derogar la Ley Montoro, garantizando una mayor autonomía política y económica de la escala municipal. No tenerla estrecha el margen de acción de los ayuntamientos, lo que implicará un rápido desgaste en medio de una nueva ola de austeridad.
El cambio de coyuntura tras el 26J obliga, por tanto, a replantear las estrategias políticas del municipalismo. Terminadas las ilusiones de la “toma del Estado”, los municipios tendrán que hacer valer -por cuestiones de superviviencia- una imaginación política que trascienda lo que hasta ahora han sido sus prácticas usuales de gobierno.Las candidaturas que sigan enrocándose en un perfil gestor, llevando a cabo políticas de parques y jardines o eludiendo el conflicto, acabarán por dilapidar el capital político que toda una ola de movilizaciones ha depositado en ellas. El maquillaje de las campañas y los eslóganes pueden sostener la imagen pública durante un tiempo, pero sin cambios reales a medio plazo, toda la parafernalia del marketing se agostará más pronto que tarde. No digamos ya sin socios fuertes y con una legislatura del PP en ciernes.
De candidatura a movimiento
Poco o nada queda hoy de la efervescente atmósfera que impulsó la ola municipalista durante las pasadas elecciones. Aquel clima de movilización ha ido sucumbiendo ante la centralidad de la agenda institucional. Encerradas en una espiral burocrática y con apenas organización -pues la confluencia sigue sin traducirse en unos mínimos organizativos eficaces-, las candidaturas han ido perdiendo capacidad de intervención social y, poco a poco, legitimidad. Cabría preguntarse si hoy son algo más que plataformas de concejales y asambleas que dan vueltas en torno a problemas de gestión -en el mejor de los casos ratificación de mociones, presupuestos, apoyo en campañas y miscelánea administrativa-.
Tras el 26J es necesario que el nuevo municipalismo salga de su propia torre de marfil.En lugar de proyectar los límites institucionales hacia el exterior, entonando un ya monótono “no se puede”, debe hacerse poroso hacia un afuera poblado por demandas ciudadanas y agentes autoorganizados. Más que “abrir debates” sobre esta o aquella cuestión, se trata de construir espacios de encuentro -hacer ciudad- y participar activamente en los antagonismos que atraviesan el territorio. Nunca será lo mismo un ayuntamiento que actúa de forma defensiva, cerrado sobre sí mismo y bajo la ilusión del “gobierno para todos”, que uno que insiste en reconocer espacio político a quienes pugnan por ensanchar derechos y libertades o combatir la precariedad. Y no nos llevemos a engaños: quien quiera luchar por la justicia social deberá gobernar “de parte” (precisamente del lado de aquellos que no la tienen). En este sentido, las asambleas de las candidaturas ganarían más abandonando el rol de “asesoría informal” para volver -más allá de identidades o siglas- a trabajar en clave activista.
En otras palabras, es hora de pensar y actuar como movimiento, de un modo flexible, distribuido y adaptado a la realidad local. No hacerlo -tal y como están las cosas- llevará a un desencanto mayor que el que ya empieza a gestarse en las calles y los bares. Además, hablamos de un desencanto sometido a tal presión económica -10.000 millones de multa por el déficit y lo que queda- que una declinación reactiva de la austeridad, fascista y racista, no es descartable. Como ya sucediera con el 15M, sólo un tejido social empoderado podrá frenar una respuesta de este tipo y convertir la crisis en una nueva oportunidad de ruptura.
La la federación como hipótesis: entre la red y la autonomía
Durante el 15M solía repetirse aquello de “nos quieren en soledad, nos tendrán en común”, quizá ha llegado el momento de que el municipalismo tome en serio esta consigna del movimiento. ¿En qué sentido? Sin aliados potentes en escalas superiores -sometidos, además, a insidiosas guerras fraccionales-, los municipios tendrán que hacer política desde su propia autonomía democrática. Pero en lugar de hacerlo como hasta ahora, absorbidos por las inercias gestoras, sería mucho más inteligente hacerse fuertes hacia fuera. Un afuera doble. Por una parte, y como venimos sosteniendo, tendrán que pugnar por construir su legitimidad más allá del espacio institucional interviniendo socialmente y ampliando su radio de acción. Por otro lado, tendrán que estrechar relaciones con otras candidaturas y entornos municipalistas en su misma situación. Se trataría, en definitiva, de esbozar una idea de federación o red. Pero ¿cómo iniciar una empresa de ese calado?
Pese a que los problemas de los territorios tienen un carácter eminentemente singular, hay conflictos transversales a toda la escala municipal. Es a partir de estas cuestiones comunes -como la Ley Montoro, la deuda, los problemas habitacionales o la remunicipalización- desde donde puede elaborarse una agenda municipalista compartida por diferentes movimientos y candidaturas. Una campaña concertada por la remunicipalización de los servicios externalizados o contra la “Ley de racionalización y sostenibilidad de la administración local”, pueden ser frentes desde los que empezar a urdir una trama federal entre diferentes municipalidades. Pero ello exigirá, al mismo tiempo, dotarse de medios de comunicación para compartir saberes, socializar información, mantener discusiones e intervenir en la esfera pública como apuesta autónoma.
Trabajar en red romperá la soledad de las candidaturas y sumará en audacia política. Incluso la desobediencia, porque habrá que desobedecer, será más fácil. Como señalaba Spinoza, la construcción de vínculos cooperativos entre seres singulares -en tanto concierten estrategias, prácticas, un vocabulario y finalidad similares- obtiene como resultado una apuesta singular más potente. Y en la medida en que ésta sea capaz de fundar un espacio propio habrá de ser considerada como algo singular y autónomo. Por decirlo de manera más concreta: un movimiento municipalista en red, aglutinador de candidaturas y movimientos, descentralizado y con la virtud de articular diferencias, puede ser la mejor de las armas para resistir y avanzar en medio de un gobierno del Partido Popular. Máxime cuando la “nueva política” parece que apostará por la “oposición responsable”, esto es, por traducir el gobernismo institucional sobre el plano de la política de oposición. Aunque sea pronto para afirmarlo rotundamente, sus últimos gestos parecen indicarlo.
Si lo viejo sigue agonizando y lo nuevo no termina de nacer, habrá que seguir trabajando por la irrupción del desborde, por construir las condiciones materiales del mismo y hacer escalar el conflicto. Esa será la mejor forma de atravesar ese interregno o zona de incertidumbre de la que hablaba Gramsci: en común y apostando por una verdadera ruptura democrática.

[Fuente: https://www.diagonalperiodico.net]

Los derechos son de plástico // Verónica Gago

Desde el Ministerio de Trabajo al Banco Central, pasando por la cartera de los Agro-negocios, se incuba una nueva imaginación estatal que intentará poner en caja a la economía popular. Tan berreta como cínico y astuto, el exótico relato de los funcionarios macristas deberá medirse con la expansión de una fuerza productiva que no tiene margen de espera.
El cambio de escenario es veloz. Ya no se habla de paritarias sino de mantener el empleo. De fantasear con un Ministerio de Economía Popular pasamos a marchar contra el ajuste y los despidos. En apenas unos meses, el gobierno del PRO logró reconfigurar el escenario del trabajo, empujar de una manera inesperada el mapa de alianzas sindicales, hacer de las reincorporaciones un marco perverso de negociación y evidenciar que la precariedad es capaz de una serie de matices casi infinita.
Mientras, en los barrios se pronostica que la economía informal, popular y multiforme va a ser, a la vez, el sector que más crezca y el que más sufra. Ese engorde será proporcional, apuestan algunos referentes, a la inflación y el enfriamiento de la economía. Sin embargo, lo que parece funcionar como colchón a la caída del consumo que ya se siente es un fortalecimiento de los segmentos más sumergidos, ilegales y desregulados que supieron combinarse con las economías informales como modo de hacerlas prosperar, autonomizarse y aguantar –también antes– la pérdida de poder de compra de los subsidios. Se trata del mismo dinamismo que convirtió a esas economías en combustible de endeudamiento popular, de nuevos negocios financieros, y que hoy marca un elemento clave de su fragilidad. Todo el tinglado precario de planes sociales y contrataciones se desmoronará a distintas velocidades sobre ellas: hacia su interior (la parte formal de la economía informal, como se le llama a las cooperativas) y hacia sus laterales (la parte más violenta con que se conecta la informalidad: transas, aprietes y pelea por los negocios inmobiliarios).
populismo financiero
El directorio del Banco Central, presidido por Federico Sturzenegger, convirtió hace unas semanas en tarjeta de débito a los plásticos mediante los cuales se cobra la Asignación Universal por Hijo (AUH) y los planes o programas de ayuda social. La disposición, que fue impulsada desde el ANSES, se conecta con la extensión del beneficio a monotributistas de bajos ingresos y también es el medio por el cual se hace operativa la devolución del IVA de la canasta básica para la población beneficiaria. Esa devolución, claro, se concreta “en la medida que las compras se hagan con tarjeta de débito de las cuentas en las que se acreditan beneficios laborales, asistenciales o de seguridad social”, pero el reintegro se hace en función del saldo “independientemente del origen de las acreditaciones” (Resolución de Directorio N° 165).
Los efectos de esa modificación, según los argumentos del propio Sturzenegger, corresponden a una idea más estricta y radical de extender la “inclusión financiera” para los sectores populares. La argumentación oral se quiere desprejuiciada: ¿por qué una cuenta AUH no debiera permitir a sus beneficiarios usar y contratar otros servicios financieros? De este modo, se trata de convertir a los beneficiarios (un término que remite a cierta pasividad) en una categoría más dinámica y afín con la nueva época: clientes. Para eso se habilitó a las cajas de ahorro por las cuales se cobran los planes sociales, para que en ellas se puedan depositar fondos de otras proveniencias (con un límite del importe de dos salarios mínimos por mes) y para que se adhieran a pagos automáticos (esto sí sin límites de ningún tipo).
Se quiere dar lugar así a una bancarización stricto sensu. Expandiendo y completando un proceso que se inició hace ya varios años por medio de la bancarización compulsiva de los beneficios sociales, se escribe un nuevo capítulo que conecta financierización y derechos. Esto significa que los derechos sociales son mediados por instrumentos financieros que, por supuesto, nunca son gratis. Las finanzas exhiben así su capacidad constitucionalizante: es decir, de producir derechos, enlazarse con la producción jurídica y anudar, de un modo que antes era insospechado, inclusión social y negocio financiero, consagrando nuevas modalidades de explotación que no dejan a nadie afuera.
¿Qué implica que alguien que cobra 966 pesos por AUH –según el último aumento– pueda en esa misma cuenta ingresar otros fondos? En primer lugar, permite la extracción de dinero en cualquier cajero pero también “el retiro en efectivo en los comercios adheridos”. Fiesta de intereses, se escucha detrás de bambalinas. En segundo lugar, esas cuentas que estaban exentas de chequeo por el origen de sus fondos (mientras reciben sólo dinero del estado, se supone que es en blanco y por tanto operan bajo un “régimen simplificado” de control), ahora podrían entrar en colisión con otras normativas ya que se desconocería el origen de su capital. Sin embargo, y a pesar de las advertencias, la modificación no tuvo observaciones legales.
Esas miles de cuentas podrían convertirse en canales de blanqueo para ingresos provenientes de las llamadas economías informales, algunas al borde de lo ilegal, todas en un tembladeral de rebusques que se calientan y aceleran mientras suben los precios. De este modo, tendrían la chance de ingresar al sistema financiero bancario flujos de efectivo que provienen de los miles de empleos, emprendimientos, changas y negocios de diversa escala de ese famoso 40% de la economía “en negro”, que hoy representa uno de los puntos más sensibles del mapa político y económico de Argentina. Así, el sistema financiero consigue sangre nueva: se alimenta de un flujo de trabajo producido en condiciones completamente precarias, de fuerte dinamismo en su capacidad de articulación territorial y muy desiguales en términos tributarios y de ingresos. Por eso no es tan importante controlar de dónde vienen los fondos, sino que se les pueda sacar provecho a través de los bancos y las organizaciones financieras no bancarias.
marca personal
Buena parte de los despidos que se dieron al interior del Ministerio de Trabajo tienen que ver con programas que intentaban convertir o al menos generar algún tipo de contacto, entre la población receptora de los planes sociales y ciertas formas de empleo flexible: subsidios destinados a cooperativas y emprendimientos, al empleo joven, a pasar de la noción de pasantía a “entrenamiento laboral”. De boca del actual Secretario de Empleo, Miguel Angel Ponte, ex directivo de Techint, salió la propuesta de cambiar la noción de “trabajo decente” (ya bastante polívoca, pero que condensaba una polémica sorda con la de “trabajo digno” que supo embanderar a los movimientos piqueteros) por la de “personalización laboral”. Se trata de una idea que recoge todos los clichés neoliberales y que quiere limpiar de un plumazo cualquier reminiscencia a que un trabajador pertenecería a cierto tipo de colectivo social (uno bastante particular, diría Marx). Entonces, ya no se habla de trabajadores sino de personal, y esa personalización supone que el trabajo se puede “customizar” (sic) a medida de cada quien.
La consigna está siendo lanzada en reuniones de equipo y, aún si permanece vaporosa, se complementa con una descripción de las tres economías realmente existentes: la ordinaria o economía blanca; la economía social (“los choriplaneros” es la definición técnica); y la economía de base, compuesta por quienes no pueden ser beneficiarios de política pública porque “chorrean mierda”. El nuevo lenguaje oficial se conjuga con el del policy making, pintando un cuadro de lo más desinhibido del pensamiento político que circula entre los funcionarios de alto rango.
El cambio político y de estrategia en el Ministerio de Trabajo no es sólo cuestión de marketing, expresa un plan para la población sobrante con especulaciones de un desempleo que llegaría a más del 17% tras los primeros meses de gestión. A modo de lapsus pero como desliz sintomático del nuevo horizonte, en algunas reuniones se nombra sin querer al Ministerio de Agricultura como Ministerio de Agronegocios. En ese tándem –agrobusiness y desocupación– se entiende que José Anchorena (apellido de una línea terrateniente de larga data), director económico de Fundación Pensar y ahora a cargo de la Subsecretaría de la Programación Técnica y de Estudios Laborales, diga a la vez que el “auto-reconocimiento indígena” no tiene mucha credibilidad y que debería implementarse algo más cercano a exámenes de ADN para justificar la entrega de subsidios o reconvertirlos a artesanos que puedan vender sus productos por plataforma Etsy, como en Estados Unidos. Ya lo escribió, en el diario La Nación, debatiendo la ley anti-despidos que re-bautizó como “cepo al trabajo”: “El mercado laboral es un organismo dinámico cuyo gran objetivo es crear oportunidades”.
pooles de prenda
La imagen de un mantero senegalés empujando con furia a un policía de la Metropolitana se viralizó, tal vez, porque condensaba una acción concreta y decidida frente a una serie de atropellos que encontraron menos resistencia de lo que se imaginaba. Al menos por ahora.
El sector de vendedores ambulantes, feriantes y todo el arco de lxs trabajadorxs del sector textil (de las fábricas que cosen para grandes marcas, a los talleres textiles llamados clandestinos) están siendo chantajeados por una doble pinza: la amenaza patronal de que si no hay auto-ajuste las importaciones de China inundarán el mercado; y la embestida securitista contra la informalidad por medio de denuncias y llamado social a su represión. Hay miles de cooperativas de costura en todo el país (las máquinas de coser fueron uno de los implementos más entregados por las gestiones anteriores del Ministerio de Desarrollo Social y de Trabajo) y hoy podrían caer en la denuncia de la gente de a pie que se promueve desde el conglomerado patronal nacional a través de www.argentinailegal.com (volviendo realidad una app que ya anticipó Capusotto).
Algunos emprendedores de la economía informal tal vez logren dar el paso y reinventarse como pequeños importadores de prendas, haciendo pooles de inversión para comprar containers. Aun así, les será difícil seguir vendiendo al mismo ritmo. Otrxs trabajadores ligados a las economías regionales, de las que depende una mano de obra también sumamente precarizada, muchas veces migrante y vinculada de modo estrecho a eslabones de la economía informal (recolectores de fruta, ladrilleros, yerbateros, etc.) verán reducida su porción de ingresos. Más aún si se tiene en cuenta que, según especialistas en el área, durante la década pasada no hubo avances cualitativos a favor de su regulación o de una institucionalidad que hoy funcione verdaderamente de obstáculo. En paralelo, la quita de muchos subsidios provenientes de la desaparecida Subsecretaría de Agricultura Familiar –como ya pasa en todo el cordón fruti-hortícola de la zona sur de provincia de Buenos Aires– obliga a los productores de alimentos a vender cada vez más barato para garantizar su circulación o a conseguir canales alternativos de compras comunitarias directas, las que ya proliferan en varias ciudades del país.
incorrecciones políticas
Bajo el nombre de economías populares se intentó pensar la mutación del desempleo a formas de empleo que se mixturaban con los planes sociales, los emprendimientos y el reconocimiento como derecho social de una serie de actividades que emergieron en la crisis de 2001 y luego se consolidaron como estratos importantes para una buena parte de la sociedad. La Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) incluso se propuso pensar una forma sindical que acompañara ese reconocimiento del nuevo mundo laboral pos-salarial, tratando de ensanchar por abajo la imaginación sindical. Muchas otras organizaciones e iniciativas con trayectorias diversas ya venían desplegandoestrategias similares. La referencia práctica es un conjunto variopinto de actividades productivas que nunca estuvieron desvinculadas de la llamada economía formal ni funcionaron como un archipiélago de solidaridad. Las finanzas se encargaron de ser el código de articulación más veloz y astuto de esos espacios que, cuando se articulan priorizando identidades políticas, luchan aun por preservarse bajo la lógica de la distinción. Las nuevas políticas financieras, del agrobusiness y de gestión del empleo entienden los códigos de estas interconexiones sin guardar ninguna corrección política. Queda por verse hacia dónde estas economías populares (heterogéneas, intermitentes y cambiantes) se siguen expandiendo. Que van a seguir creciendo, que no caben en la etiqueta de trabajo nacional y que tienen un desafío sobre su capacidad de auto-defensa, es de lo único que podemos estar seguras.

[Nota publicada en la Revista Crisis: http://www.revistacrisis.com.ar/]

Microcréditos posibles // Ángela Gancedo Igarza y Julián Mónaco

foto de sub.coop
Juana León trabaja de lunes a domingo: para ella no existen los feriados ni los días libres. Cada mañana apura el desayuno en su casa del barrio Samoré y camina treinta, cuarenta, cincuenta cuadras (o las que hagan falta) para atender a sus clientes. No puede gastar en viajes, pero recorre la ciudad cargando su pesada caja de herramientas para hacer pies, manos, depilación, parafina, permanente y color. Desde hace algunos años, su principal arma de trabajo es el teléfono: pase lo que pase, nunca lo apaga. Cuando le vibra en el bolsillo, sabe que hay trabajo. Y también sabe muy bien que cada una de esas caminatas vale una parte del crédito que tiene que devolver para lograr algunos de sus sueños de emprendedora.
–Mi vida es todo sacrificio y de a poco devuelvo: si hice quinientos pesos, les dejo trescientos. Cuando pago todo pido otro crédito y compro una herramienta nueva –cuenta.
Fíe Gran Poder no es como los demás bancos: presta pero no cobra intereses.
El acceso de los sectores populares a los microcréditos es un fenómeno reciente en América Latina. En nuestro país, cabría fecharlo en 2001, precisamente el año en el que el banco boliviano del que Juana es clienta llegó al país para abrir su primer local. Mientras los grandes bancos dejaban la Argentina, los directivos de Fíe decidían instalarse aquí, después de una visita a la feria La Salada. Algo había en común: Gran Poder es el barrio comercial de economía informal más importante de La Paz.
–El Fíe es para los obreros, para los trabajadores: mi garante soy yo misma –explica esta emprendedora que llegó al país desde Paraguay.
Juana León conoció el banco unos meses después de abierto, por el boca en boca: era la única firma que no exigía tantas trabas de documentos.
Junto a una socia, montaron una peluquería en el barrio de Once, muy cerca de lo que hoy es una de las nueve sucursales de Fíe en la Argentina (dos de ellas están en Salta y Jujuy). Querían dejar de ser empleadas de una cadena y, sobre todo, de trabajar en negro.
La futura peluquería era una antigua casa de apuestas ubicada en Pasco 88 que demandó reformas tan complicadas como costosas: electricidad, agua y, además, innumerables habilitaciones municipales.
–Tenía que pagar seis mil pesos por cada gabinete ¿pero cómo podés pagar si no te dejan
trabajar? –se queja todavía hoy Juana.
Fíe les prestó tres mil pesos, y una clienta de confianza la otra mitad. Pero el recuerdo de ese primer momento la amarga. Todo estaba a nombre de su compañera porque Juana no tenía documentos. Y un buen día la estafó.
Después de ese revés, que le costó cerca de cincuenta mil pesos, volvió a Fíe para empezar de cero. Pero esta vez ella sola, por su propia cuenta.
–Nunca le tuve miedo a las deudas –dice.
Desde hace cinco años, Juana empezó a trabajar para cumplir su proyecto de abrir su propio spa de manos y pies. Los empleados de Fíe cuentan que han visto a muchos de sus clientes empezar en la venta ambulante y llegar al local. Llegar al local propio es lo máximo y Juana tiene sus sueños puestos allí.
–Si logro cancelar el semanal que tengo ahora, voy a dedicarme a todo lo que es piso y pintura del salón, aunque la mano de obra es muy cara –explica.
Cada vez que Juana pide un nuevo crédito, recibe la visita de “las chicas del Fíe”,como ella las llama. Esas mujeres pasan a verificar que el proyecto avanza, que existe una obra en construcción o que compró nuevas herramientas. Toman fotos, hacen registros. Primero Fíe le prestó mil quinientos pesos; después, otros tres mil.
–Cancelás un crédito y ya tomás otro. Vos elegís el pago: semanal, quincenal, mensual.
El futuro salón, levantado sobre un terreno baldío, ya cuenta con una camilla y un sillón ortopédico –su mayor tesoro– valuado en quince mil pesos.
–Para la gente preparada, la llave es el título; para mí son mis herramientas de trabajo: sin ellas no puedo hacer nada.
Pero Juana también estudió y llegó a Fíe hecha como profesional: se preparó en el Instituto de la Dra. Viviana Bustos, en el barrio de Caballito, y también en el Instituto del Pie, donde se especializó en el tratamiento de pacientes diabéticos y en reflexología podal.
–El pie es el mejor medio de transporte que tiene el ser humano, nos transporta gratis a todos lados, por eso hay que conservarlo.
La mayoría de los seis mil novecientos clientes de Fíe son de origen boliviano y peruano. Menos de la mitad son argentinos. En 2011 llegaron a tener más de nueve mil prestatarios. Esa baja se debe a la escasez de liquidez que afecta a entidades de este tipo, por no estar reguladas.
–Los bancos convencionales acceden a los fondos del Banco Central, pero nosotros no podemos porque no estamos registrados; no somos una entidad financiera sino una de microfinanzas –explica Nancy Pérez, jefa de la sucursal de Once.
Debido a ese problema, Fíe optó por enfocarse exclusivamente en sus clientes más antiguos, con buen comportamiento de pago, y les ofrece un trato casi familiar. Juana es de las que recibe ese tipo de trato.
–Hay viernes en que llamo y pido que no me cierren, que me esperen para pagar. Hoy día el
préstamo máximo que me podrían dar sería de treinta mil pesos.
En Buenos Aires los días se hacen cada vez más largos, y el teléfono le explota. Eso significa para Juana –que nunca tuvo un sueldo y siempre tuvo que generarse su clientela– mucho más trabajo: conoce a su público y sabe que cuando llega el verano quieren verse bien.
–Es lo que más cuido: tengo a alguien de cada rinconcito de la Argentina.
En los meses de verano, su agenda se llena de anotaciones y puede llegar a devolver cerca de quinientos pesos semanales. El invierno, en cambio, es más duro: la gente se descuida.
Es jueves al mediodía y caen treinta grados sobre la ciudad: Juana va de Pompeya a Vicente
López y después a Retiro, sigue por el Centro y termina en la zona del Abasto. En su vida no hay tiempos muertos: arriba del colectivo aprovecha para bordar toallas, que también vende a sus clientes.
–Mi único enemigo es el reloj.
Revista Tema Uno #6 / Poder
Descarga gratuita: https://goo.gl/8NfkoR
Escriben: María Josefina Cerutti | Margarita Martínez | Verónica Gago | Diego Aranda | Mariana Liceaga | Denise Fridman | Analía Fernández Fuks | Cecilia González | Myriam Southwell | Agustín Scarpelli | Alejandro Wall | Oriane Flechaire | Julián Mónaco | Diego Rosemberg | Diego Herrera | Juan Bordón | Mariana Liceaga | Ángela Gancedo Igarza

No pasarán: octagésimo aniversario del comienzo de la guerra civil española // Pedro Cazes Camarero

Ahora le toca a España
Lenin, 7 de noviembre de 1917

El 18 de julio de 1936, los generales españoles Franco, Mola y Sanjurjo llevaron a cabo un sanguinario golpe de estado impulsado por los terratenientes, la patronal, la iglesia católica, los partidos de la derecha y las dictaduras fascistas de Italia y Alemania. La reacción completa de la península, en una palabra, había decidido acabar con el joven experimento republicano. Sin embargo, la aventura no tuvo éxito inmediato, pues frente a ellos se irguieron clases sociales completas (obreros y campesinos), lo más granado de la intelectualidad española, los sindicatos, las federaciones campesinas, socialistas, anarquistas, comunistas, republicanos y demócratas, independentistas vascos y catalanes, artistas y la solidaridad de la izquierda internacional de la Unión Soviética, de Europa, de Estados Unidos y de América latina. Tres largos años y medio millón de muertos costaron romperle el espinazo a un proceso revolucionario que excedía largamente la simple defensa de la democracia parlamentaria y que de una forma u otra signó con su impronta los acontecimientos mundiales acaecidos en los años sucesivos. Pero para entender lo ocurrido es menester remontarnos a algunos años antes del estallido bélico.

LOS ANARQUISTAS EXPROPIADORES

Un soleado día de noviembre de 1925, Buenaventura Durruti se hallaba desayunando en una mesa pegada al ventanal de un conocido bar de Buenos Aires, en compañía de su camarada Francisco Ascaso. Ascaso mojaba facturas en el café con leche, mientras Durruti estiraba manteca sobre unas tostadas.

“Están buenos los croissants” comentó Ascaso. “Diles medialunas, que te van a tomar por uruguayo”, sugirió Durruti. “Cuéntame cómo les fue con la expropiación del metro”. “Demasiado fácil al principio”, explicó Francisco. “El empleado de la boletería era camarada nuestro, y hasta se quería venir con nosotros para ayudarnos con el cofre”.

La brisa de la primavera hacía oscilar las puertas del bar. Al fondo, Paquito el lustrabotas hacía brillar los botines embetunados de un caballero bigotudo, quien leía “La Nación” acomodado en una especie de trono montado sobre un pedestal de madera. Los parroquianos, escasos a esa hora, se distribuían en las mesas de mármol veteado de verde. Tras el mostrador, el patrón lustraba las copas de cerveza, protegido con un mandil y un birrete negros.

“Casi no podíamos cargar con el baúl” continuó Ascaso. “Cuando nos fuimos en el sulky a la casa de Roscigna todavía nadie se había dado cuenta”. “Todo bien, entonces”, redondeó Durruti. “Masomeno” siguió Francisco, sacándole el gusto al suspenso. “¡Cuando abrimos el cofre recién nos dimos cuenta!”. “¿Cuenta de qué?”. “El baúl estaba lleno de dinero, pero todo en moneditas de diez centavos. ¡Doce mil pesos en moneditas!”. Buenaventura se atragantó al reírse con el café con leche. “Ahora tendremos que cambiarlas con urgencia… desde Guijón piden plata para liberar a los camaradas presos”. “Mi hermano trabaja en eso”, explicó Francisco. “Están armando paquetitos de cincuenta monedas con la esposa de Roscigna y con Vásquez Paredes”.

El caballero bigotudo, con los botines relucientes, dejó “La Nación” sobre el estaño y se retiró por la puerta de la calle Rincón. El mozo limpiaba el mármol de una mesa adyacente. El patrón acomodaba las copas en los armarios. En ese momento comenzó el pandemonio. Desde la avenida Rivadavia se escuchó una sirena de intensidad inhumana. Después, con la deformación usual de los megáfonos, llegó la voz inconfundible de la policía: “Entregate, che Durruti, estás rodeau”.

Buenaventura se levantó de la silla “Thonet” sin demasiado apuro. “Puta madre” rezongó Ascaso, “todavía me quedaba un croissant”. “Medialuna” corrigió Durruti. Ascaso se apoderó de la mesita de mármol del mozo. “Permiso” dijo, y la revoleó contra la vidriera de Rivadavia. El cristal estalló con un alegre tintineo. Paco, el chico lustrabotas, se acercó llevando un bolso azul. Durruti extrajo del mismo una Colt 45 y un 38 “Smith and Wesson” niquelado. Ascaso se apoderó de una Lupara recortada y lanzó dos escopetazos a través de la vidriera rota. Decenas de balazos rugieron desde la calle a través del agujero. De espaldas en la pared, Ascaso revoleó un cartucho de dinamita apagado hacia la avenida, y luego prendió otro con un yesquero “Carusito” y lo lanzó detrás del primero. Dos detonaciones se escucharon en rápida sucesión. El negocio tembló y los cristales hasta entonces intactos volaron hacia adentro. Afuera se oyeron órdenes agudas y corridas. Los parroquianos huyeron en tropel por la puerta de la calle Rincón. “Va a ser mejor que salgan por acá” sugirió el patrón, levantando del piso la trampa del montacargas. Durruti señaló con el mentón el pozo a Ascaso, quien se zambulló en el sótano sin vacilación. “Gracias, camarada” dijo Durruti al patrón: “yo diría que se parapete tras ese bargueño”. “Vete, chaval” insistió el hombre. “Yo estuve en Oviedo en mil novecientos nueve. Esto de ahora es pan comido”.

La trampa se cerró detrás de Durruti. Desde Rivadavia seguían llegando órdenes confusas. Agazapado junto a su puesto de lustrar, Paquito miraba con el rostro blanco al patrón. “Ven a beberte un café con leche, pibe” dijo el cantinero. El mozo quitó los vidrios y puso un mantel blanco en una de las mesitas todavía erguidas. Paquito se sentó.

ANARQUISTAS EXPROPIADORES: UNA CANTERA DE CUADROS POLÍTICOS Y MILITARES
El anarquismo expropiador es la denominación de un modo de obtención de recursos económicos destinados a la acción sindical, social y política, a través de robos y la falsificación de dinero. Las operaciones realizadas se denominaban «expropiaciones» a la burguesía. A diferencia del ilegalismo (de características semi lúmpenes), los expropiadores no adoptaron el delito como un estilo de vida, sino como un medio para financiar las actividades revolucionarias. Florecieron entre 1920 y 1935, especialmente en ArgentinaUruguayEspaña
En la península, el grupo anarco-sindicalista “Los Solidarios, fundado entre otros por Buenaventura DurrutiJuan García OliverAlejandro AscasoFrancisco Ascaso y Gregorio Jover, realizó numerosas operaciones armadas, como los asaltos al Banco de Guijón y el de España. A mediados de la década del ’20, Durruti, Jover y los hermanos Ascaso, se lanzaron a una gira de asaltos por América latina, a fin de recaudar fondos para combatir a la monarquía y sostener la militancia; pero de este lado del océano, no se privaron de actuar como grupos de autodefensa contra la “Liga Patrióticay otras organizaciones patronales y parapoliciales. En la Argentina asaltaron a las boleterías de dos estaciones de subterráneos y en enero de 1926, a una sucursal del Banco de la Provincia de Buenos Aires, llevándose un botín de sesenta y cuatro mil pesos. Para esta acción contaron con el apoyo de camaradas argentinos. El grupo, sumamente prestigioso y querido, pese a las compañas denigratorias realizadas en su contra, fue luego detenido en Francia. Una exitosa campaña internacional por su liberación fue motivo de importantes movilizaciones en varios países.
Las prácticas expropiadoras foguearon a una buena parte de los cuadros políticos anarquistas en el enfrentamiento físico con la represión, lo cual resultó sumamente valioso en el momento en que comenzó la guerra civil y se enfrentaron sin pestañear a las fuerzas regulares del ejército fascista. El enorme prestigio de Durruti galvanizó a las masas catalanas, que frenaron en seco la ofensiva golpista a las puertas de Barcelona, como se verá más adelante.

ASÍ EMPEZÓ TODO

A comienzos del siglo XX, España era un país capitalista, pero escasamente desarrollado, con nichos feudales y la rémora de una iglesia católica institucionalmente muy poderosa y hegemónica ideológicamente, contraria a los avances científicos y estrechamente ligada a las instancias del poder político. El Estado era débil, salvo en lo referente a las fuerzas armadas y de seguridad. La administración era caótica y corrupta. Los gobiernos dictatoriales se sucedían y la monarquía era tan barbárica como sus generales y ministros. El país llegaba tarde y rengo a la modernidad. Lo más avanzado que poseía era una clase obrera sorprendentemente madura y bien organizada ubicada en las grandes ciudades, encuadrada mayoritariamnte en el Socialismo. El Partido Comunista era pequeño y profesional, con una fuerte influencia soviética. El campesinado, con una secular historia de luchas antifeudales, se hallaba encuadrado mayoritariamente en el anarquismo. La clase media rural era mayoritariamente católica y conservadora, y las elites de terratenientes, financistas y propietarios fabriles vivían aterrorizadas ante el fantasma bolchevique y enamoradas del ejemplo ofrecido por Hitler y Mussolini. La pequeña burguesía urbana apoyaba a distintas versiones del republicanismo, bajo el liderazgo de los capitalistas que percibían a la monarquía como un obstáculo institucional para sus negocios.

La década del ’20 estuvo signada por la dictadura de Primo de Rivera, quien respondía ante el propio rey. Leyes de excepción y prácticas antisindicales eran generalizadas. En un esfuerzo de legitimación, la monarquía autorizó elecciones municipales, aparentemente banales; pero el triunfo en las mismas del bando republicano y democrático  convirtió en cenizas el capital político de Alfonso XIII, quien exploró sin éxito la disposición de los generalotes que lo rodeaban para patear el tablero y finalmente debió abdicar y marchar al exilio.

 Según el obrero y general republicano Ricardo Sanz :

« La República española se estableció el 14 de Abril de 1931, por orientación expresa de los políticos monárquicos más cautos, quienes previnieron al  rey de lo que ocurriría en el caso de no tomar tal determinación. Pero los políticos republicanos, al encontrarse ante el hecho inesperado del establecimiento de una República a la cual ellos debían representar, no supieron materializar la orientación que marcaban las mayorías populares. La joven República se encontró desgraciadamente en manos de unos inexpertos en el gobierno. »

Pocos meses después, los obreros, los artesanos, los campesinos, miraban a la República como algo que no les pertenecía. La gestión del primer Gobierno de la República no pudo ser más torpe. A los tres  meses de implantarse el nuevo régimen, la Guardia Civil —que durante medio siglo había apaleado a los trabajadores andaluces y a los españoles en general—aumentaba aun su crueldad con las represiones desencadenadas  primero en Pasajes y más tarde Castilblanco, Parque de María Luisa y Casas Viejas. La indiferencia del pueblo español hacia la República se convirtió en odio. Por ejemplo, el campesino andaluz que aspiraba a la tierra, después de implantada la República veía como antes al señor montado en el caballo, paseándose por sus inmensos prados, se inclinaba hacia el suelo y lloraba su desencanto. El obrero de la fábrica, que creía llegado el momento de obtener sus derechos, llorabó también ante el torno y ante la máquina, comprendiendo que ninguna transformacion se había operado en España por el hecho de la implantación de la República. Y si se declaraban en huelga, como antaño, se veían acosados y perseguidos por los mismos de siempre, por la figura siniestra del tricornio de la Guardia Civil. El propio clero parecía más influyente que nunca. Las cosas sucedían como si nada hubiera ocurrido en España con el cambio de régimen. La situación provocó pequeños disturbios locales, que fueron reprimidos con más dureza que en los tiempos de Primo de Rivera. Comenzaron los fusilamientos sin juicio previo, las deportaciones, las condenas de años de prisión.

El pueblo esperó a que las Cortes Constituyentes terminaran su misión de elaborar la Carta Constitucional de la República, para manifestar políticamente su disconformidad con los gobernantes republicanos a través de la abstención masiva. En las elecciones de 1934, la alianza de los elementos moderados y los reaccionarios, obtuvo un resultado magnífico en su favor y los republicanos quedaron irreversiblemente deshauciados. Pero la reacción, una vez colocada por el sufragio universal a la cabeza de la República, no supo ser más inteligente o precavida que sus antecesores. España se convierte políticamente en un gran sumidero. La incorporación de la organización antirrepublicana CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) al gobierno de Lerroux provocó un llamado a la resistencia en octubre de 1934 que sólo fue acatado, sin embargo, en Asturias, que resistió quince días la represión del ejército profesional. En otras partes de la península las masas españolas fueron reticentes debido al descrédito de los supuestos progresistas que ahora los llamaban a la acción. Como era previsible, fueron los obreros los principales objetivos de la represión que siguió al movimiento. Pero la conducta vengativa de la derecha durante sus dos años de gobierno fue fatal para la estabilización del régimen. Las condiciones objetivas de la revolución social estaban dadas desde mucho tiempo antes. Ahora las experiencias nefastas de los primeros cuatro años de República habían madurado en el movimiento de masas la  convicción de que un cambio de fondo sólo podría realizarse a través de la revolución.

La derecha había ganado las elecciones de 1934 porque el sesenta y cinco por ciento de los españoles no depositó su voto en las urnas para demostrar así que negaban su confianza y desautorizaban a los gobernantes republicanos. La reacción creía ingenuamente que el pueblo, solo por el hecho de no haber votado a los republicanos en aquella contienda electoral, se desentendía ya por completo de sus derechos. Frente a las elecciones generales de Febrero de 1936, las mayorías populares eran conscientes de que al amparo de un gobierno afín, los fascistas preparaban un zarpazo final: la liquidación de la República y la proclamación de la dictadura permanente. Mientras tanto, treinta mil líderes y luchadores políticos y sindicales abarrotaban las cárceles. ¿Qué hacer? La respuesta fue el Frente Popular. La poderosísima C.N.T. (Confederación Nacional del Trabajo) que siempre había recomendado a los trabajadores la abstención electoral —lo cual fue decisivo para la derrota de los  republicanos en las elecciones que dieron lugar al bienio negro— dio un giro dramático en su estrategia. Si bien no participó directamente  en el Frente Popular ni hizo específicamente propaganda electoral, desencadenó una formidable campaña interpelando a la clase trabajadora, a la cual representaba casi en su totalidad. Recordó los derechos conculcados, los hermanos asesinados, los encarcelados que debian ser liberados y la sombra del fascismo que se aproximaba. Esto último no constituía ningún secreto. El Ejército, en franca rebeldía, y los «señoritos» agrupados en los organismos políticos reaccionarios, manifestaban en todas las ocasiones, que estaban dispuestos a apoderarse del Gobierno del país, fuera por los procedimientos que fuesen, y que incluso, si perdían las elecciones, se levantarían en armas, para conseguir por la violencia lo que no consiguiesen de forma legal.

La voluntad del pueblo español aplastó a la derecha, votando el ochenta y cinco por ciento en favor del Frente Popular. Fue un voto sin ilusiones. Las masas ya no esperaban que la representación política fuera a corporizar sus sueños. Aguardaban, con los dientes apretados, el zarpazo fascista : la sublevación. Con toda la carga simbólica del resultado electoral,  las mayorías podrían aplastar al monstruo en el momento mismo de la sublevación. La mayoría obtenida fue tan abrumadora que dejó sin habla a los propios republicanos. Pero como se verá más adelante, su infinita incompetencia llevó al precipicio a la más titánica de las victorias.

DECLARACIÓN DE LA ASAMBLEA DE DIEZ MIL VOLUNTARIOS ANARQUISTAS DE BARCELONA DEL MES DE AGOSTO DE 1936

“Nosotros no nos negamos a cumplir nuestro deber cívico y revolucionario. Queremos ir a liberar a nuestros hermanos de Zaragoza. Queremos ser milicianos de la libertad, pero no soldados de uniforme. El ejército se ha erigido en un peligro para el pueblo; solo las milicias populares protegen las libertades públicas. ¡Milicianos, sí! ¡Soldados, jamás!

RICARDO SANZ : DE MILICIANO A JEFE MILITAR

Testimonio del Teniente Coronel del Ejército de la República, Joaquín Morales Jaulín
Los facciosos iniciaron su segunda ofensiva sobre Madrid en la madrugada del 6 de enero de. 1937, apoyados por centenares de aviones bombarderos y de caza, abundante artillería y morteros y la infantería, protegida por varias docenas de tanquetas italianas. En ese momento, Ricardo Sanz era el Jefe de la “Brigada Durruti” y a mí se me había confiado el mando técnico de la Segunda Agrupación de Centurias, equivalente a un Batallón.

El frente republicano fue roto  en el sector inmediato al nuestro, llamado Pozuelo de Alarcón. Las fuerzas republicanas huyeron, abandonando sus armas y equipo y haciendo caso omiso de las órdenes de sus  jefes. Envié a la Centuria N°10 de Figueras, mandada por Narciso Coll, para detener el avance de los asaltantes y darnos tiempo para reorganizar una línea defensiva a lo largo de  la vía del ferrocarril de Aravaca a Las Rozas. Alrededor de las 8 de la mañana la Centuria 10 no sólo detuvo al enemigo sino que destruyó con cartuchos de dinamita y botellas de gasolina, seis de las veinticuatro tanquetas italianas. En esa operación sucumbió su responsable Narciso Coll, aplastado por la última tanqueta que él mismo voló.

Sin embargo, hacia las 9 de la mañana todavía nuestro frente se hallaba casi por completo desguarnecido. Solamente quedábamos en línea, en un islote de resistencia organizado a toda prisa, el resto de la Centuria N°10 (unos doce combatientes), las Centurias de fusileros-granaderos N° 7, 9 y 11, y la de Ametralladoras N°8 : 120 combatientes en total. Se nos unieron en ese momento la Centuria N°12, conocida como “Grupo Madrid”, constituida sólo por 30 combatientes, pero muy aguerridos; unos 12 o 15 milicianos destinados a un tren blindado, que se hallaba en aquél sector imposibilitado de proseguir su avance y, finalmente, unos 50 combatientes más recuperados entre los que huían hacia Madrid.

Los fascistas avanzaban a paso de carga protegidos por las tanquetas italianas. Di cuenta por teléfono de la situación al Cuartel General y solicité a Ricardo Sanz que nos enviara personal auxiliar para recoger las armas y perterechos abandonados por los fugitivos, ya que nosotros bastante trabajo teníamos para contener al enemigo. Hacia las 9 de la mañana apareció Ricardo Sanz, acompañado de su hermano Antonio y de dos o tres elementos del Cuartel General. ¿Trajiste los hombres que te pedí? Hay que recuperar esas armas abandonadas » « Los del batallón de reserva se han negado a venir, porque están celebrando una asamblea para decidir lo que van a hacer », contestó Ricardo. « ¿Una asamblea  en medio de una batalla ?¿Están dementes ? » repuse.Bueno, déjalo correr » replicó Sanz, « He venido para que esta posición se mantenga cueste lo que cueste. Y si es preciso morir, moriremos ». Me agarré la cabeza. “En eso ya estamos… nosotros sostendremos la posición, te lo garantizo. Lo más urgente es recoger todas esas armas y municiones y organizar una línea defensiva en Puerta de Hierro y otra ante el río Manzanares… El enemigo se desliza ya por el norte de Aravaca y si no se le contiene se meterá en Madrid dentro de un par de horas ». Sin responderme, Ricardo hizo gestos a su hermano y demás acompañantes, avanzó hacia los parapetos y puso en batería una ametralladora, disparando contra los atacantes que seguían avanzando. Me aproximé a gatas. « ¿Qué haces ahí, Ricardo? »Cumplir con mi deber y dar el ejemplo ». Tu puesto no es éste, Ricardo… Tu deber es recuperar a los combatientes huídos; velar para que el material sea recogido; crear y organizar una línea defensiva a retaguardia… Este es tu deber. Para batirnos ya estamos aquí nosotros ». “¡Soy el responsable de la Columna y hago lo que me de la gana! Estaré aquí hasta que me maten ». « Eres el jefe de la Columna y nadie te lo discute, pero no olvides que el jefe de ésta posición, mientras tu no me destituyas, soy yo… Retírate a retaguardia y cumple con lo que debes ». ¿Crees tengo miedo? Pues no lo tengo y aquí me quedo » Pues yo si tengo miedo, Ricardo, pero me quedo también, por ser éste mi sitio de combate… El tuyo es otro… Aquí estorbas… ¡Soy el jefe … ! ¿Lo oyes?¡Y me quedo! » Ricardo me miró fijamente con los ojos entornados, como él acostumbraba mirar cuando estaba cegado por la cólera, se incorporó, hizo unos signos a sus compañeros para que le siguieran y exclamó: Me voy, pero nos veremos en otro sitio… Ya veremos quién manda, si tú o yo ». A tus órdenes, Ricardo ». En la retaguardia, a menos de un kilómetro de aquel lugar, Ricardo y sus compañeros organizaron como por arte de magia una línea principal de resistencia como no podía crearse otra, contra la cual los fascistas se rompieron los cuernos. Días después, cuando fuimos relevados del frente, ví a Ricardo en su Cuartel General de calle Miguel Angel. Quiero hablar contigo », me indicó al verme entrar.A tus órdenes, Jefe » respondí, saludándole militarmente. Disculpa, Joaquín, por el incidente del otro día… Fuiste tú quien tenía razón… Estaba loco de rabia al ver cómo tanta gente se marchaba sin luchar, que estuve a punto de desear que una bala acabara conmigo ». La verdad, no me acuerdo de ese incidente » le contesté. « Lo que si recuerdo, Ricardo, es que la consigna lanzada de que los fascistas no pasaran, se ha cumplido gracias a tí que has estado en tu sitio, y el enemigo no ha pasado ».
LA ESTRATEGIA MILITAR EN LA GUERRA CIVIL
Durante el primer año de la Guerra Civil española, las milicias libertarias, formadas por voluntarios y voluntarias de la C.N.T., las F.A.I. y el P.O.U.M., tuvieron un papel determinante en lo que concierne a la guerra –y revolución- contra el “alzamiento nacional”. Las calles de Barcelona habían sido invadidas por toda una masa obrera que, rebosante de ímpetu revolucionario, deseaba partir hacia el frente aragonés para asestar un golpe mortal a los fascistas. Todos estos libertarios se negaban a integrarse en los cuerpos oficiales del ejército republicano. ¿Qué significaba eso?
La conducción republicana, en Madrid,  interpretaba la situación como si se tratase de la represión por parte de un gobierno legítimo de un golpe militar faccioso. Ello era cierto pero a la vez una grosera simplificación. La guerra civil era a la vez una revolución social, y la cúpula republicana estaba decidida a ignorarla por lo menos hasta que terminara la conflagración. Era una pésima idea.
Para la oligarquía española también estaba claro que el golpe en curso no estaba destinado a ajustar cuentas con la pequeño burguesía republicana, su ateísmo y democratismo “light”; estaba dirigido a liquidar al verdadero peligro, el “movimiento bolchevique”, esto es, a la revolución obrera socialista y anarquista. El bando “legalista” estaba conformado por los restos minoritarios de la vieja dirección republicano-liberal, desprestigiada por sus políticas reaccionarias de los años 32 y 33, más los partidos marxistas y socialistas (PSOE-PSUC y PCE) ligados de una forma u otra a la Tercera Internacional liderada por la Unión Soviética. La coyuntura de esta última era complicada.
Durante los años ’20 y comienzos de los ’30, el comunismo internacional había desarrollado una estrategia ofensiva pero sectaria en todos los procesos revolucionarios en los que participó. Ello condujo a una serie de derrotas, como en Alemania  y en China. Tales resultados condujeron a un viraje importante  en 1935/36, por el que la Internacional impulsó frentes populares con los socialdemócratas y los partidos burgueses más progresistas de cada país, alrededor de programas muy amplios y democráticos. Este golpe de volante reflejaba las condiciones políticas de reflujo del movimiento revolucionario internacional, pero para la República Española resultaba irreal debido a que no contemplaba el incontenible auge revolucionario que se estaba desencadenando y en especial privilegiaba las alianzas con las organizaciones reformistas y socialdemócratas, frente a la posible unidad revolucionaria con el enorme movimiento anarquista y la izquierda revolucionaria marxista del POUM, localmente poderoso en Cataluña.
El proletariado industrial de Madrid fue susceptible a la conducción política marxista, pero en otras capitales españolas y en especial en Barcelona se hallaba consolidada una dirección libertaria sobre la cual la Unión Soviética carecía de influencia y que desconfiaba justificadamente del stalinismo rampante del PCE. O sea que, ante todo, el bando republicano se hallaba atravesado por una diferencia profunda entre quienes proponían ganar la guerra y luego pensar en la revolución (el PC y los socialistas, más las corrientes democráticas aliadas) y las corrientes libertarias más el POUM, que afirmaban que la revolución resultaba prioritaria y que, sin ella, la guerra civil estaba perdida. Por lo que había que convertir sin dilación la guerra civil en guerra revolucionaria.
Esta profunda diferencia se reflejó en las estrategias acometidas con el objetivo del triunfo militar. Si realizamos un análisis F.O.D.A. de cada bando (fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas) que resulta útil a la hora de diseñar una estrategia, podemos observar que la situación del bando republicano respecto del fascista no resultaba simétrica. ¿Cuáles eran los elementos de éxito de los que disponían los fascistas? Abundancia de material, disciplina draconiana y rígida, una gran organización militar y capacidad para aterrorizar a la población con ayuda de formaciones parapoliciales. ¿Y qué elementos de éxito poseía el bando republicano? Abundancia de hombres y mujeres, una rebosante iniciativa revolucionaria y una agresividad apasionada de individuos y grupos revolucionarios, simpatía activa de todas las masas trabajadoras, huelga revolucionaria y  sabotaje clandestino en las zonas ocupadas por el fascismo. Las ideologías socialista y libertaria constituían una fuerza material invencible si resultaban enarboladas por un gobierno revolucionario y resultaban muy superiores a las telarañas del catolicismo decimonónico que impregnaban las mentes de la derecha. La plena utilización de estos recursos físicos y morales, muy superiores a las del adversario faccioso, no podían más que realizarse mediante prácticas político-militares completamente distintas de las del enemigo: la insurrección armada, la guerrilla extendida por todo el país, la huelga general política, la guerra de todo el pueblo y el ejército  miliciano autónomo de alto nivel técnico.
El planteo de la conducción republicana de que la alternativa sólo podía consistir en la elección entre “ejército regular” y “milicias libertarias” (entendidas estas últimas como una runfla caótica de idealistas fanáticos, aventureros y lúmpenes) resulta una caricatura de las ideas estratégicas de los anarquistas y del POUM. Lamentablemente, a los burócratas del PCE y los políticos del bando republicano los seducía la idea fija de la constitución de un ejército regular clásico.
Esto posee una explicación ideológica. La cúspide organizativa de la política (la estructura leninista de partido) constituía por entonces el desiderátum de la eficacia y se basaba en una estructura piramidal y autocrática inspirada en la organización fordista (por Henry Ford, el fabricante de automóviles) de las grandes empresas capitalistas. Por lo tanto para los políticos republicanos, y en especial para los socialistas- marxistas y los miembros del PCE, su ideal de fuerzas armadas consistía en un ejército profesional, tan centralizado y disciplinado como el fascista, y si fuera posible más.
Por lo tanto, o bien el militarismo recalcitrante del bando sublevado llegaría a imponer sus propias formas y estrategias de lucha (en las que resultaban más fuertes) al bando democrático, o bien los camaradas revolucionarios conseguirían quebrar el militarismo oponiéndole nuevos métodos estratégicos y extendiendo por toda España la revolución social, infinitamente más poderosa que el bando autocrático.
La estructura organizativa de las milicias catalanas era la siguiente: Se formaban grupos de diez combatientes, la menor unidad táctica. La reunión de diez grupos formaban las centurias, que nombraban a su vez un delegado para representarlas. Treinta centurias formaban una columna, la cual estaba dirigida por el comité de guerra en que los delegados de centurias tenían voz. La coordinación de todos los frentes se realizaba por los comités constituidos por dos delegados civiles y un técnico militar como asesor, junto con la delegación del comité ejecutivo popular. Así pues, aunque cada columna conservara su libertad de acción, se llegó a la coordinación de fuerzas milicianas, que no es para nada lo mismo que la unidad de mando. La comisión de comité de guerra fue aceptada por todas las milicias confederales. El PSOE-PCE y el republicanismo liberal se oponían a esta coordinación confederada, decían que las columnas no tenían nada que discutir y que debían acatar, sin opción a réplica, lo que ordenara el estado mayor. De tal modo, más les valía un fracaso dirigido por el estado mayor, que cincuenta victorias con cincuenta comités.
Las victorias obtenidas por la estructura bélica descrita demuestran que no sólo es factible sino eficaz como dispositivo de combate. Combinado con la insurrección armada, la lucha guerrillera planificada, la huelga general política y el sabotaje metódico en la zona ocupada, y perfeccionada con la incorporación sistemática de la tecnificación, hubiera permitido tensar las fuerzas dispersas de la autonomía revolucionaria y aplastar el ejército fascista, centralizado y autómata.
Las contradicciones descritas más atrás fueron resueltas por la conducción republicana a través de una mini-guerra civil interna, desatada contra las milicias y el POUM (conocida como “los sucesos de mayo”), que finalizó con la desaparición de esta poderosísima experiencia político-militar. También significó el fin de experiencias deslumbrantes de democratización y colectivización del trabajo y de la vida cotidiana que se describirán brevemente más adelante. Siguiendo su tradición canallesca de imputaciones falsas al estilo de los “juicios de Moscú”, los stalinistas no se privaron de acusar de espías y traidores a los más implacables luchadores antifascistas, como el líder del POUM, Andrés Nin. Esta criminal y suicida decisión de la conducción republicana no sólo marcó el final de la revolución proletaria en España en manos de quienes hubieran debido defenderla y profundizarla; fue un punto de inflexión cualitativo que condujo derechamente a la derrota militar y la caída de la República.

RICARDO SANZ CUENTA LA MUERTE DE ASCASO

A pesar de haberse rendido el general Goded y haber ordenado por radio la rendición de sus subordinados, quienes se encontraban en el cuartel de Atarazanas no obedecieron la orden y continuaron la resistencia. En las Ramblas había un cañón del 7,5 que en tiro directo disparaba sobre el cuartel, abriendo enormes boquetes en las paredes. Cientos de trabajadores, mujeres, niños, en fin, era el pueblo de Barcelona quien disparaba contra la fortaleza, mientras otros aportaban la munición, víveres y comida necesaria para prolongar el ataque. Buenaventura Durruti, Francisco Ascaso y otros que nos encontrábamos allí, nos sentíamos verdaderamente emocionados. Las avenidas se hallaban llenas de cadáveres y heridos. Otros hombres, ávidos de luchar, corrían a ocupar esos lugares de enorme peligro. Recuerdo que uno de los heridos, al verme disparando parapetado en un árbol situado frente al antiguo edificio del Banco de España, me dijo, levantando el puño mientras se desangraba: «¡Sanz, duro con ellos! ¡Hasta que no quede uno!”. Una bala, disparada desde el edificio de la Aduana —que también estaba en poder de los sublevados— abatió a uno de mis mejores amigos. Quise cerciorarme y corrí rápidamente a su lado. Y allí encuentro el cuerpo aún palpitante de Francisco Ascaso. A pesar de lo ocurrido en la guerra, fue aquél el momento más terrible que he vivido, en el transcurso de toda la tragedia de España. Caí sobre él, llorando como un niño y mordiendome los puños. Tuve que ser separado por la fuerza, ya que en mi desesperación, no me daba cuenta de que me encontraba en un lugar peligrosísimo y que sólo casualidad, no corrí la misma suerte que mi amigo. La noticia corrió entre los combatientes como un reguero de pólvora. El nombre de Ascaso zumbaba en todos los oídos. ¡Era tan querido de todo el pueblo! Ya no se pensaba en otra cosa que en vengarlo. Recrudeció la lucha con más dureza. El cañón y las ametralladoras disparaban sin interrupción. El olor de pólvora emborrachaba. Durruti distribuía el personal y dirigía el ataque. García Oliver disparaba su ametralladora contra la fortaleza en ruinas. La aviación leal rugía continuamente sobre los parapetados. Finalmente, una sábana, prendida de un palo como bandera blanca, fue izada entre los escombros. Durruti se adelantó solitario, seguido de varios centenares de combatientes. Los oficiales traidores fueron enviados a Prisiones Militares. Los soldados sublevados, engañados por unos jefes sin honor, lloraban como niños. Todos manifestaban que habían hecho armas contra el pueblo, sin compartir la causa reaccionaria. Que sus jefes estaban detrás de ellos pistola en  mano, obligándoles a tirar… la mayoría, completamente embriagados. Era la mañana del 20 de Julio de 1936.

EL 19 DE JULIO EN MADRID Y RESTO DE ESPAÑA

  El proletariado madrileño, menos preparado que el catalán, se encontró con muchas más dificultades para hacer frente a los enemigos de la República. Los falangistas, emboscados en los grandes edificios, en las iglesias y conventos, constituían grandes contingentes que rivalizaban casi en número con el pueblo, movilizado pero desarmado. Los partidos de izquierda y las organizaciones obreras de la capital exigían armas, pero éstas no les eran entregadas. La sublevación  empezó por el cuartel de la Montaña, desde donde tirotearon a los trabajadores que vigilaban los movimientos de los que preparaban la sublevación. Otros cuarteles, situados en las afueras de Madrid,  también se sublevaron y comenzaron los combates. Los francotiradores fascistas dispersos en todo Madrid, dificultaban los movimientos de los defensores de la República. La actitud vacilante del Gobierno, que no atinaba a tomar ninguna resolución, y luego su dimisión y la constitución de otro, que duró escasamente unas horas, hicieron que todo el esfuerzo para sofocar la sublevación recayera en el pueblo, sin más apoyo que el de los Guardias de Asalto que, sin mandos, se unieron inmediatamente a la causa popular. Hubo que combatir casa por casa e iglesia por iglesia hasta conseguir el triunfo. Sin embargo, el combate decisivo para el triunfo en Madrid fue el del cuartel de la Montaña, donde se había congregado el general Fanjúl, con docenas de jefes, centenares de oficiales, varios regimientos y voluntarios falangistas en un total de tres mil quinientos hombres. El pueblo sin armas, a pecho descubierto, se lanzó al ataque, con algunos fusiles y pistolas, con bombas preparadas con botes de hojalata, con escopetas de caza y unas cuantas armas arrebatadas a los policías que se mostraban irresolutos.  La fortaleza era formidable y sus defensores estaban bien pertrechados y en condiciones no solo de resistir el ataque del pueblo desarmado sino, incluso, los asaltos de unidades regulares. Pero decenas de miles de ciudadanos se agruparon alrededor del cuartel y dispararon sin descanso, sin dar un solo momento de tregua a los rebeldes. Entonces llegaron refuerzos para los sitiadores: unas compañías de Guardias de Asalto, bien armadas y muy aguerridas. Los atacantes desarmados hacían cola para tomar el arma de los que eran heridos por los sublevados. Éstos izaron falsamente la bandera blanca y luego tirotearon a los que se acercaron a parlamentar, provocando muchos muertos.Finalmente, el cuartel fue tomado por asalto, en avalancha, pisando a los compañeros caídos en el primer empuje. Fanjul y sus oficiales fueron apresados. Algunos focos rebeldes continuaron resistiendo en Madrid. Pero el pueblo ya contaba con las armas existentes en el cuartel de la Montaña y no tardó mucho en dominar la situación. No puede silenciarse la actitud suicida del Gobierno de la República. Al no apoyar a las clases trabajadoras y a los partidos políticos de izquierda, por temor a armar a las masas, contribuyó a que en infinidad de pueblos y ciudades triunfara el fascismo. El presidente Casares Quiroga fue por esta conducta absurda, el principal responsable de que se tuviera que hacer frente a una guerra que tantas lágrimas y ríos de sangre ha costado al pueblo español.

PELIGRO EN MADRID Y MUERTE DE DURRUTI

Testimonio de Fernando Sanz

Los sublevados dominaban la mayor parte de Extremadura, Badajoz, Cáceres y Plasencia, y se disponían al ataque sobre Madrid. En Badajoz asesinaron a tres mil prisioneros antifascistas, ametrallados en la plaza de toros. El pueblo anarquista Navalmoral de la Mata, armado solamente con cuchillos y algunas escopetas, no pudo frenar a la columna mercenaria de  portugueses y africanos, quienes apoyándose en el Tajo y en las cordilleras de Arenas de San Pedro, consiguieron llegar por la derecha, al Puente del Arzobispo y por la izquierda al pueblo de Arenas de San Pedro. Todo esto ocurría mientras en el Norte, ponían su empeño en liquidar definitivamente la resistencia de Asturias y Euskal Herria, a fin de poder dedicar todo su esfuerzo a la conquista de Madrid. Los demás frentes, insólitamente, permanecían en inactividad. El Gobierno español, no tuvo la sensatez de lanzar, aunque fuera con los escasos medios con que contaba, una ofensiva que, partiendo de Aragón, hubiera conseguido en ese momento que las fuerzas republicanas se internasen por la Rioja, e incluso llegasen a Vizcaya. Mientras tanto, caía Talavera de la Reina, Torrijos, Toledo, San Martín de Valdeiglesias, Navalcarnero. El asedio de Madrid se estrechaba cada vez más. La Consejería de Defensa de la Generalidad de Cataluña estaba preocupadísima por la suerte de Madrid. En diversas ocasiones se enviaron  partidas de material bélico, pero no fueron suficientes.Era necesario algo decisivo para detener al enemigo y salvar a Madrid. Por fin llegó a Cartagena el petrolero «Campeche», acribillado por el fuego fascista, con ametralladoras rusas, munición y nafta para avión. Todo fue transportado apresuradamente al frente de Madrid. Días después llegaron dor bEste, de nacionalidad rusa –uques soviéticos con trescientos camiones, siete mil fusiles » Winchester», americanos, varios millones de cartuchos y trescientas ametralladoras rusos. También llegaron aviones. Por primera vez tronaron sobre el cielo de la  capital los «chatos» y de las «moscas» republicanos, que se lanzaron de inmediato contra los «Junkers», y los pobladores de Madrid pudieron ver cómo las « pavas » alemanas se estrellaban incendiadas contra las calles de la ciudad. En solo día cayeron veintisiete aparatos : diez y ocho enemigos y nueve leales.  Pero, a pesar de que las milicias de la República se batían con gran decisión, el enemigo continuaba avanzando y  ganando terreno.

El ejecutivo estaba desacreditado y no tenía plan  alguno de defensa. El desagrado popular por la inacción incomprensible del gobierno se manifiestó en la exigencia de la creación de un Consejo de Defensa Nacional. Un nuevo gobierno, aterrorizado por la cercanía fascista, huyó a Valencia. El pueblo, en lugar de sentirse abandonado, suspiró de alivio. No obstante, el peligro de la caída de Madrid iba creciendo. Mientras, el Comité de Defensa de la C.N.T. contaba con la brillante conducción del obrero Eduardo Val. Fue  el cerebro del Comité de Defensa Confederal que dirigió eficazmente la defensa de Madrid con media docena de colaboradores. Luego se conformó una Junta de Defensa de Madrid que presidía el general Miaja y ejerció durante bastante tiempo las funciones de gobierno en Madrid, hasta que el Gobierno, desde Valencia, retomó con carácter nacional, la conducción de los problemas de la guerra. En ese difícil momento llegaron las Brigadas Internacionales, las cuales describiremos mejor más adelante. Venían bien pertrechados y poseían una fuerte convicción antifascista. Bajo su influencia  toda la población no combatiente de la ciudad se puso a construir fortificaciones. Es el primer paso firme que se dio para una eficaz defensa de Madrid. El enemigo consiguió apoderarse de las alturas de Garabitas, desde las cuales dominaba con fuego de artillería todo el casco urbano de la capital. Los moros y los legionarios llegaron a los márgenes del río Manzanares, en la parte de la Casa de Campo y la Ciudad Universitaria, y se filtraron hasta las grandes construcciones de la ciudad estudiantil. Madrid lanzó desesperadamente un pedido de ayuda. El 7 de noviembre el Gobierno central de Valencia solicitó a la Generalidad de Cataluña que las fuerzas del frente de Aragón, momentáneamente inactivo, se trasladasen de inmediato a Madrid. La Ministra Federica Montseny, del Gobierno Central de la República, planteó la cuestión con toda crudeza. Madrid caería en el término de horas si no se la ayudaba. Todos los jefes de Columnas se ofrecieron como voluntarios para correr con sus hombres a la defensa de la Capital. Pero resultaba imposible abandonar el frente de Aragón por completo. Y se convino que saliesen cuatro mil milicianos para Madrid, al mando del más prestigioso de los jefes, Buenaventura Durruti. El cuerpo llegó a la capital el día 11 de noviembre de 1936. La noticia galvanizó a Madrid. « Ha llegado Durruti. Viene con su formidable Columna a defendernos » se decía por todas partes.Durruti inspeccionó los frentes en pocas horas, ya que estaban separados del centro de Madrid por escasos kilómetros y con buenas vías de comunicación. Quedó asombrado del abandono existente en las fortificaciones. Desde su Puesto de Mando llamó al ministro de la Guerra, Largo Caballero, y le expuso con crudeza sus impresiones: si el fascismo no se había apoderado de Madrid, había sido por indecisión, pues Madrid, en realidad, está indefenso y parte de las fuerzas defensivas no hacen nada para detener al enemigo. Y así se explica la constante progresión de éste. Largo Caballero prometió aviación, tanques, cañones y más Brigadas Internacionales. A últimas horas de la tarde del 13 de noviembre aparecieron en la Capital de España, los milicianos de Durruti, fatigadísimos del pesado viaje. Pero pocos momentos después llegó el informe de que el enemigo había conseguido ocupar la mayor parte de los edificios de la Ciudad Universitaria y que avanzaba sin encontrar casi resistencia hacia la Cárcel Modelo y la Plaza de la Moncloa.        El general Miaja llamó a Durruti y le dio cuenta de la situación, pidiéndole que las fuerzas recién llegadas, exhaustas y todo, salieran inmediatamente al frente, pues de no frenarse a los fascistas, habrían entrado en la Moncloa antes de hacerse de día y penetrando por la calle de Giner de los Ríos, se apoderarían de las mismas entrañas de Madrid. Repuso Durruti que esto era imposible. El había visto a sus hombres y conocía el agotamiento de los mismos. Miaja y el comandante Rojo convencieron al reluctante Durruti, quien se dirigió rápidamente a sus cuarteles, reunió a sus hombres y les expuso la necesidad de salvar Madrid. « A la cabeza de vosotros iré yo para aplastar a los invasores ». Durruti  revistó a sus hombres poco rato después. Y con ellos, en el silencio de la noche, salió Durruti hacia el combate. Hacia el lugar de la muerte. A la Plaza de la Moncloa. A medida que las fuerzas se aproximaban al frente, se percibían más claramente las explosiones de los cañones y el fragor del combate. En diferentes lugares de la ciudad, se luchaba encarnizadamente. Los internacionales habían ocupado la parte izquierda de la Ciudad Universitaria y se extendían por el interior de la Casa de Campo, hacia la Puerta de Hierro, en dirección a Aravaca. Solo faltaba que los hombres de Durruti llegaran a tiempo de taponar el boquete, que se abría desde el Parque del Oeste, hasta la Estación del Norte. Los milicianos llegaron a los improvisados parapetos, construidos con adoquines levantados de las calles, que no eran trincheras sino simples barricadas. Los hombres de Durruti querían ver a los moros, la pesadilla de los combatientes republicanos. Los milicianos más bravos, habían recibido el fusil ruso ametrallador «de plato »  con los que aún no habían disparado un solo tiro pero que, en los breves minutos en sus manos, habían aprendido a manejar.  Los tanques enemigos cruzaron el Manzanares e iban progresando hacia la Columna Durruti, sabiamente colocada entre los coquetos hotelitos que se esparcen alrededor del Parque del Oeste. Grupos de milicianos se adelantaron y lanzaron bombas de mano sobre los blindados. Uno tras otro, éstos retumbaron y se inclinaron, rotas sus cremalleras por las bombas. La infantería fascista, que seguía a los tanques, vaciló y no se atrevía a avanzar al percibir la lluvia de metralla que caía sobre los blindados. Hicieron un alto en el camino, e iniciaron la retirada. Los fusiles ametralladores vomitaban la- muerte. Las filas enemigas trataron de hacerles frente, pero no les valió de nada. El olor de la pólvora anudaba las gargantas de los milicianos, les ahogaba y emborrachaba. Saltando los parapetos, persiguiendo el enemigo, y lo obligaron a refugiarse en la Ciudad Universitaria. Así se salvó Madrid en la mañana del día 14 de Noviembre de 1936. Las Brigadas Internacionales, que también se batieron bravamente, saludaron emocionados a los milicianos exhaustos. Mientras el entusiasmo del pueblo se trasladaba a toda España, los fascistas estaban coléricos. Ya no confiaban tanto en la infantería mora. Apostaron a las armas pesadas, cañones, tanques y aviación. Intentaron nuevamente la toma de Madrid por la Plaza de la Moncloa. Pero donde no existían mas que simples parapetos, los milicianos de Durruti, habían construido, en pocas horas, verdaderas trincheras, e incluso, refugios contra la aviación. Los milicianos esperaban, decididos y vigilantes. Los combates se prolongaron  sin descanso, durante varios días. Pero el enemigo no pudo avanzar ni un solo paso, ante la tenacidad de las milicianos republicanos. Madrid, estaba definitivamente salvada por Durruti, sus hombres, las Brigadas Internacionales y el heróico pueblo madrileño. El 19 de noviembre el recuento mostró que las bajas sufridas, entre muertos y heridos, de la Columna y los internacionalistas, se elevaban al sesenta por ciento. Ese día se informó, además, que una bala de francotirador había herido de muerte al propio Durruti.

LA REVOLUCIÓN ESPAÑOLA

La revolución social española de 1936 fue un proceso desencadenado tras el intento de golpe de estado del 17 de julio. Su principal base ideológica fue el comunismo libertario de la CNT-FAI, con un componente marxista revolucionario representado por el POUM y el ala caballeristadel PSOE y UGT. Se caracterizó por su anticlericalismo en lo religioso, su horizontalismo en lo administrativo, su racionalismo ateo en la educación y el colectivismo autogestionario en lo económico. Sobre un total de algo más de veinte millones de habitantes, la CNT contaba con aproximadamente 1.6 millones de militantes y la UGT con 1.5 millones. Los sindicatos convocaron a una huelga general del 19 al 23 de julio como respuesta tanto a la sublevación militar como a la apatía del gobierno. Durante la huelga, grupos de sindicalistas asaltaron muchos de los depósitos de armas de las fuerzas del orden. El sector anarcosindicalista radical, vinculado a la FAI, entendía el fenómeno como una revolución convencional. El grupo posibilista expresaba la conveniencia de participar en un frente más amplio, posteriormente llamado Frente Popular Antifascista (FPA),. Paralelamente emergieron estructuras administrativas al margen del Estado, la mayoría de las cuales con carácter local o comarcal. El 24 de julio partió la primera columna de tres mil voluntarios de Barcelona en dirección a Aragón, dirigidos por Buenaventura Durruti, quienes fueron implantando el comunismo libertario por los municipios por los que  pasaban. Otras estructuras como la Columna de Hierro o la Columna Rojo y Negropartieron también hacia Aragón. Todo este movimiento dará lugar a una extraordinaria concentración de anarquistas en la parte no tomada por los militares alzados. Fue la mayor experiencia colectivista de la revolución. La mayor parte de la economía del país fue puesta bajo el control de los trabajadores organizados por los sindicatos. En áreas anarquistas este fenómeno llegó al 75% del total,[ ]pero en las áreas de influencia socialista la tasa fue menor. Las fábricas fueron organizadas por comités de trabajadores, las áreas agrícolas llegaron a colectivizarse y funcionar como comunas libertarias. Incluso lugares como hoteles, peluquerías, medios de transporte y restaurantes fueron colectivizados y manejados por sus propios trabajadores. George Orwell describe una escena de Aragón durante este periodo, en el cual participó como parte de la División “Lenin” del POUM, en su célebre libro Homenaje a Cataluña:  “Yo estaba integrando, más o menos por azar, la única comunidad de Europa occidental donde la conciencia revolucionaria y el rechazo del capitalismo eran más normales que su contrario. En Aragón se estaba entre decenas de miles de personas de origen proletario en su mayoría, todas ellas vivían y se trataban en términos de igualdad. En teoría, era una igualdad perfecta, y en la práctica no estaba muy lejos de serlo. En algunos aspectos, se experimentaba un pregusto de socialismo, por lo cual entiendo que la actitud mental prevaleciente fuera de índole socialista. Muchas de las motivaciones corrientes en la vida civilizada —ostentación, afán de lucro, temor a los patrones, etcétera— simplemente habían dejado de existir. La división de clases desapareció hasta un punto que resulta casi inconcebible en la atmósfera mercantil de Inglaterra; allí sólo estábamos los campesinos y nosotros, y nadie era amo de nadie”. Las comunas fueron iban siendo organizadas de acuerdo al principio básico de «De cada uno de acuerdo a su habilidad, a cada uno de acuerdo a su necesidad». En algunos lugares, el dinero fue totalmente eliminado, para ser reemplazado por vales. Bajo este sistema, el precio de los bienes era con frecuencia un poco más de un cuarto del anterior. Las áreas rurales expropiadas durante la revolución fueron del 70% en Cataluña y en el Aragón reconquistado,[] del 91% de la Extremadura que quedaba en la República, del 58% en Castilla-La Mancha, del 53% en la Andalucía no sometida a los militares insurrectos,[  ]del 25% para Madrid, []del 24% para Murcia[ ]y del 13% en la Comunidad Valenciana. La colectivización de estas tierras fue de un 54% del país, según datos del IRA. [][]Sin embargo, dado que el Ministerio de Agricultura, y por extensión el IRA, estaban bajo control del Partido Comunista, hostil a la colectivización, los datos podrían ser mayores. En Ciudad Real estaban colectivizadas en 1938, más de un millón de hectáreas, correspondientes al 98,9% de la superficie cultivada en 1935. Muchas colectividades aguantarían hasta el final de la guerra. En el Aragón en el que se proclama el comunismo al paso de las columnas de milicias libertarias, se formaron aproximadamente 450 colectividades rurales, la práctica totalidad de ellas en manos de la CNT. En el área valenciana se constituirán 353 colectividades, 264 dirigidas por la CNT, 69 por la UGT y 20 de manera mixta. Unos de sus principales desarrollos serán el Consejo Levantino Unificado de Exportación de Agrios (conocido por sus iniciales, CLUEA) y la total socialización de las industrias y servicios de la ciudad de Alcoy.[] En la industria catalana los sindicatos obreros de la CNT se hicieron con numerosas fábricas textiles, organizaron los tranvías y los autobuses de Barcelona, implantaron empresas colectivas en la pesca, en la industria del calzado e incluso se extendió a los pequeños comercios al por menor y a los espectáculos públicos. En pocos días el 70% de las empresas industriales y comerciales habían pasado a ser propiedad de los trabajadores en aquella Cataluña que concentraba, por sí sola, dos tercios de la industria de España. Las comunas anarquistas producían más que antes de ser colectivizadas. [][]Las zonas liberadas recientemente trabajaron exclusivamente sobre principios libertarios. Las decisiones eran tomadas a través de consejos de ciudadanos comunes sin ningún tipo de burocracia (el propio liderazgo de la CNTFAI no fue tan radical como los miembros de la base responsables de estos drásticos cambios). Sumado a la revolución económica, existió un espíritu de revolución cultural y moral: los ateneos libertarios se convirtieron en centros culturales de formación ideológica, en los cuales se organizaban clases de alfabetización, charlas sobre sanidad, excursiones al campo, bibliotecas de acceso público, representaciones teatrales, tertulias políticas o talleres de costura. Se fundaron numerosas escuelas racionalistas, en las cuales se llevaban a cabo los postulados educativos de Ferrer Guardia, Mella, Tolstoi o Montessori. Igualmente, en el terreno social, algunas tradiciones eran consideradas como tipos de opresión. La moral convencional era vista como deshumanizante e individualista. Los principios anarquistas defienden la libertad consciente del individuo y el deber de solidaridad entre los seres humanos como herramienta innata de progreso de las sociedades. A las mujeres se les permitió abortar legal y gratuitamente en Cataluña. La idea del amor libre consensuado se hizo popular y hubo un auge del naturismo. La liberación fue más allá de la de los movimientos de la «Nueva Izquierda» de la década del ´60, con la diferencia que esta moralidad fue hegemónica:»La utopía libertaria se hizo realidad». El orden público también varía sustancialmente, llegando prescindir de las fuerzas de orden público clásicas (Policía y Juzgados) suplantadas por las Patrullas de Control formadas por voluntarios y las milicias populares. Las asambleas de barrio pretendían resolver los problemas que pudieran surgir. Las puertas de las prisiones fueron abiertas, liberando a los presos entre los cuales había muchos políticos pero también delincuentes comunes. Algunas prisiones fueron incluso derribadas. En agosto empezaron las primeras tensiones entre la estrategia anarquista y la política del Partido Comunista; el 6 de ese mes los miembros del PSUC (comunistas) salieron del gobierno autonómico catalán por las presiones anarcosindicalistas.

En el bimestre de septiembre a noviembre de 1936, las estructuras del estado republicano se limitaron a legislar sobre los hechos consumados por la Revolución. Pero  debido al crecimiento de la escalada bélica contra los militares sublevados, los sindicatos empiezan a ceder el control de las columnas al Estado. Para la Defensa de Madrid de octubre-noviembre, se creó un organismo independiente, en el que estaban representados todos los partidos del Frente Popular además de los anarquistas, la Junta de Defensa de Madrid. El acuerdo entre los partidos del Frente Popular y los sindicatos se plasmó el 4 de septiembre, en la formación del primer Gobierno de la Victoria de Largo Caballero. Este organismo no intervino activamente en el desarrollo de la revolución. Continuando con los reiterados intentos del gobierno republicano de disolver los Comités de guerra y de defensa, su principal objetivo consistía en fortalecer el Ejército como piedra basal del Estado, a través de duras medidas: a) constitución de la Milicia de Vigilancia de Retaguardia (16 de septiembre) con las que el gobierno controlaría a las milicias de retaguardia, que hasta ese momento eran independientes; b)transvase voluntario de jefes y oficiales de las milicias populares al Ejército (28 de septiembre), y c) aplicación del Código de Justicia militar a las milicias populares (29 de septiembre). Cuando la guerra se alarga, el espíritu de los primeros días de revolución afloja y comienza la fricción entre los diversos integrantes del Frente Popular, debido a las políticas del Partido Comunista de España (PCE), las cuales eran establecidas desde el ministerio del exterior de la Unión Soviética estalinista,[][la mayor fuente de ayuda extranjera a la República. El PCE defendía la idea de que la Guerra Civil en desarrollo hacía necesario postponer la revolución social hasta que no se ganase la guerra. Abogaba por no enemistarse con las clases medias, las bases de los partidos republicanos, que podrían verse afectadas y perjudicadas por la revolución y volverse hacia el enemigo. Los anarquistas y el POUM estaban en desacuerdo con esta opinión, al entender que la guerra y la revolución eran lo mismo, una prolongación la una de la otra. Creían que la guerra era una prolongación de la lucha de clases, y que el proletariado había derrotado a los militares precisamente por este impulso revolucionario que traían desde hacía años y no por defender una república burguesa. A las milicias de los partidos y grupos que se situaron en contra de la posición del gobierno del Frente Popular se les retaceó la ayuda y recursos, viendo así éstos reducida su capacidad de actuación, a causa de lo cual en la mayoría de las áreas republicanas comenzaron lentamente a revertirse los recientes cambios realizados. Durante este período algunas estructuras revolucionarias aprobaron nuevos programas de acción que los subordinan al Gobierno, lo que da lugar a la disolución o inicio de absorción, apropiación e intervención de las estructuras revolucionarias por parte del gobierno estatal republicano.

Una excepción la constituía el proceso colectivista en Aragón, a donde llegaron miles de milicianos libertarios de Valencia y Cataluña, y en donde ya antes del inicio de la Guerra Civil existía la más importante base obrera anarcosindicalista de toda España. La asamblea convocada en Bujaraloz en las semanas finales de septiembre de 1936 por el Comité Regional de la CNT de Aragón, con delegaciones de los pueblos y las columnas confederales, siguiendo las directivas propuestas en Madrid por el Pleno Nacional de Regionales de la CNT, de proponer a todos los sectores políticos y sindicales la formación de Consejos Regionales de Defensa vinculados federativamente a un Consejo Nacional de Defensa que haría las funciones del gobierno central, acordó la creación del Consejo Regional de Defensa de Aragón, que celebró su primera asamblea el 15 de octubre.[] Pero ya el 26 de septiembre los sectores más radicalizados fueron dominados por los posibilistas, iniciando una política de colaboración con el Estado y se integraron en el gobierno autonómico de la Generalidad de Cataluña. El Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña se autodisolvió el 1 de octubre. En reciprocidad, el Consejo Regional de Defensa de Aragón fue legalizado y regulado por decreto el 6 de octubre. El 2 de noviembre el Comité Ejecutivo Popular de Valencia aprobó un nuevo programa de acción que lo subordina a la política del Gobierno de la República. En el segundo gabinete de Largo Caballero se integraron el 4 de noviembre como ministros Federica Montseny y otros miembros destacados de la CNT. Durante este mes, la Columna de Hierro decidió tomar brevemente Valencia, en protesta por la escasez de aprovisionamientos que les retacea el Comité Ejecutivo Popular, en manos de los posibilistas. Se produjeron enfrentamientos por las calles de la ciudad entre milicias libertarias y grupos comunistas, con un saldo de más de 30 muertos. El 17 de diciembre el diario soviético Pravda de Moscú publicó un editorial donde se lee: «Ya ha comenzado en Cataluña la depuración de trotskistas y anarcosindicalistas; se ha llevado a cabo con la misma energía que en la Unión Soviética». [. La liquidación realizada por los comunistas fieles a Stalin de numerosos antifascistas y de las colectivizaciones y otras estructuras surgidas espontáneamente desde abajo en consonancia con la Revolución, que no se sometiesen a las directrices de Moscú, ya había empezado. Otra de las estructuras radicales, el Comité de Guerra de Gijón, fue trasformado por decreto del 23 de diciembre en el Consejo Interprovincial de Asturias y León, regulado por las autoridades gubernamentales de la República y más moderado en sus políticas, al tiempo que reconoció oficialmente la formación del Comité de Defensa Nacional. El 8 de enero de 1937 fue disuelto el Comité Ejecutivo Popular de Valencia. El gobierno central pasó a controlar definitivamente las milicias populares anarquistas, disolviéndolas para que se integren obligatoriamente en el Ejército Popular, estructurado y jerarquizado bajo mando de oficiales profesionales. La revolución no sobrevivió como poder independiente al segundo gobierno de Largo Caballero. El 27 de febrero de 1937, el gobierno prohibió el periódico de la FAI, Nosotros (iniciando así el período durante el cual la mayor parte de las publicaciones críticas con el gobierno pasaron a sufrir censura); al día siguiente prohíbió a los policías pertenecer a partidos políticos o sindicatos, medida adoptada por el gobierno autonómico catalán el 2 de marzo. El 12 del mismo mes, la Generalidad aprobó una orden exigiendo la entrega de todas las armas largas y materias explosivas a los grupos que no estén militarizados. El día 27 se produjo la dimisión de los consejeros anarquistas del gobierno autónomo catalán. Durante el mes de marzo se completó la militarización de las milicias, transvasadas al Ejército regular y sujetas a los regímenes de disciplina y jerarquía de éste. El 17 de abril comenzó el desarme de los obreros catalanes. El 13 de mayo de 1937, tras los sucesos de Barcelona, los comunistas propusieron al Gobierno que se castigue a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). El 16 dimitió Largo Caballero, y formó gobierno el socialista Juan Negrín, pero sin el apoyo de anarquistas ni de revolucionarios. La FAI fue declarada ilegal. El día 25 quedó excluida la FAI de los Tribunales Populares. El 8 de junio de 1937, el gobierno ilegalizó las colectividades rurales que aún no habían sido disueltas. El 14 de junio se formó un nuevo gobierno de la Generalidad, también sin los anarquistas y los revolucionarios. El 15 fue ilegalizado el POUM y su comité ejecutivo es detenido. El 16 se disolvió la 29.ª División ”Lenin”, del POUM. En agosto, se prohibieron  las críticas a la URSS y se dispuso la disolución del Consejo de Defensa de Aragón, prácticamente el último órgano de poder revolucionario que quedaba, el cual fue ocupado militarmente por tropas del ejército republicano el día 10. Joaquín Ascaso, su presidente, es detenido. La undécima división comunista arremetió contra los comités aragoneses del pueblo y disolvió la producción agrícola colectiva. El día 7, el gobierno reautorizó el culto religioso en privado, intentando restablecer su poder en la zona republicana. En Barcelona se produjeron manifestaciones contra la suspensión de la publicación anarcosindicalista Solidaridad Obrera, disueltas con gran violencia. El día 16 se prohibieron en Barcelona los mítines políticos.

El 21 de octubre, se realizó una manifestación de la CNT y de los militantes socialistas ante la prisión de San Miguel de los Reyes de Valencia, amenazando con echar las puertas abajo si no se liberaba a los presos. El 12 de noviembre, la CNT se retiró de los comités del FPA. El 6 de enero de 1938, se prohibió toda nueva emisión de billetes y monedas de comités, ayuntamientos y corporaciones, y se dio un plazo de un mes para que sean retirados de la circulación, intentando acabar con los últimos restos de la Revolución. Durante ese año regresaron muchos de los grandes terratenientes y exigieron a la república la devolución de sus bienes. La colectivización fue anulada progresivamente, pese a la gran oposición popular que suponía.
LAS BRIGADAS INTERNACIONALES
“Venís desde muy lejos; pero esa lejanía/ ¿qué es para vuestra alma, que canta sin fronteras?…”
Rafael Alberti
En la tarde del 18 de julio empezó nuestro andar en busca de armas y de alistamiento, de un sindicato de la UGT a otro de la CNT, entre grupos de jóvenes casi niños y hombres casi ancianos, entre rumores y discursos, entre canciones y consignas, mezcladas a la marea que subía de todos los barrios y se echaba sobre la Puerta del Sol. A todos nos temblaban las manos ansiosas de un arma
Carta de  Mika Feldman-Etchebéhère
 «Que en esta guerra, que es la nuestra, mueran españoles me parece normal; pero que extranjeros como tu marido, como El Marsellés , como tú misma, vengan aquí a luchar por nosotros, a morir por nuestra causa, eso es algo grande«.
Carta de Mateo, un combatiente miliciano, a Mika Feldman-Etchebéhère
«Los trabajadores españoles habrán lavado la vergüenza de la derrota sin combate de los trabajadores alemanes y escrito en los anales de las luchas obreras las páginas más fulgurantes de su historia«.
Carta de  Mika Feldman-Etchebéhère
Ante la grave situación militar de la República existente en septiembre de 1936, con las tropas sublevadas avanzando hacia Madrid, el gobierno presidido por Largo Caballero tomó la decisión de crear las Brigadas Internacionales, constituidas por voluntarios llegados de todo el mundo.
De la organización de las Brigadas Internacionales se encargaron los comunistas franceses y soviéticos. Otros voluntarios internacionalistas, como Mika Feldman-Etchebéhère y su compañero Hipólito Etchebéhère, ambos argentinos, se encuadraron en las milicias del POUM, las columnas anarquistas y otras formaciones.Por lo general, el reclutamiento se efectuaba en París y de ahí los voluntarios eran enviados al cuartel general de las Brigadas en Albacete. Los primeros llegaron el 14 de Octubre. Entre ellos se podían encontrar antifascistas de todo el mundo. Los más numerosos fueron los nueve mil franceses. Hubo ingleses, estadounidenses, latinoamericanos y muchos exiliados de izquierda alemanes e italianos. Codo a codo con la Columna Durruti, los primeros brigadistas tuvieron su bautismo de fuego en la defensa de Madrid, en noviembre de 1936. En febrero de 1937 las Brigadas Internacionales cumplieron un papel muy importante en la Batalla del Jarama. Allí los brigadistas estadounidenses e ingleses combatieron con fiereza pero fueron diezmados por el fuego fascista. Las Brigadas se agrupaban preferentemente por países de procedencia con el fin de cohesionar los grupos y permitir una mejor comunicación. La siguiente batalla fue la de Beltiche, en el verano de 1937. Allí quedó clara la incompetencia de los mandos improvisados procedentes del Partido Comunista Español y la Tercera Internacional. Durante ese año las Brigadas sólo pudieron defender la zona republicana, pero  recibiendo graves bajas. Eso provocó una caída inevitable de la moral de combate. En Teruel, a comienzos de 1938, los batallones brigadistas también sufrieron enormes pérdidas. Reducidas a menos de diez mil combatientes, las Brigadas fueron también la punta de lanza de la batalla del Ebro, otra catástrofe republicana. El presidente español Juan Negrín ofreció en Ginebra la retirada de los combatientes extranjeros como un tanteo para negociar la paz, que después se reveló infructuoso. Muchos brigadistas se quedaron hasta el final, pero las brigadas fueron disueltas. Más de treinta y cinco mil luchadores de numerosos países llegaron a España para frenar a los fascistas.  El despliegue de esos esfuerzos titánicos fue un caso único en la historia de la lucha política mundial. Las generaciones siguientes de luchadores internacionalistas se han sentido inspiradas desde entonces por ese ejemplo inolvidable.
MIKA, CAPITANA DE LA REPUBLICA
“No he venido al frente para morir por la revolución con un trapo de cocina en la mano”.
Carta de Mika Feldman-Etchebéhère 
Perteneció a un mundo que una no conoce, ya no existe ese tipo de gente”. Comentario de su biógrafa Elsa Osorio (Buenos Aires, 1952).
En el mayo francés de 1968, una dama judía de sesenta y seis años calzada con unos guantes blancos, recogía adoquines explicando a los jóvenes manifestantes cómo evitar que la mugre en las manos los delatara ante la inspección policíaca. Micaela Feldman-Etchebéhère era argentina, nacida en Moisés Ville, y comandó una columna del POUM en la Guerra Civil Española. Fue amiga de Julio Cortázar, de Alfonsina Storni y de André Breton. Micaela (Mika) creció entre los relatos de los pogroms y las cárceles zaristas. Quinceañera, se incorporó al anarquismo en la ciudad de Rosario. En la Facultad de Odontología de la UBA conoció a su compañero, el vasco Hipólito Etchebéhère. Primero se incorporaron al grupo estudiantil “Insurrexit”, militando entre anarquistas y marxistas. Incorporados al Partido Comunista en 1924, fueron expulsados dos años después por “trotskistas”. Hipólito comenzó a tener los primeros síntomas de tuberculosis. Durante cuatro años viajaron por la Patagonia en un carromato convertido en consultorio dental, juntando algo de dinero para viajar a Europa y recogiendo testimonios acerca de la por entonces reciente represión a los peones rurales. En 1931 llegaron a España en mal momento: la recién estrenada república reprimía prolijamente al movimiento obrero y campesino. La vida cultural y política de Berlín les permitió relacionarse con grupos políticos de izquierda, pero el ascenso nazi los obligó a huir a París. Allí se relacionaron con el grupo trotskista semi clandestino “Que faire”. La salud de Hipólito empeoró y tuvo que ser internado, por lo cual tuvieron que casarse para que Mika pudiera visitarlo en el hospital. Algo mejorado el esposo, el matrimonio partió a España cuando el Frente Popular venció en las elecciones de 1936. Tres días después de su llegada a Madrid, el golpe franquista desencadenó la guerra civil. Ambos se incorporaron a la columna de ciento cincuenta milicianos armada por el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), para frenar al aluvión fascista. A los dieciocho años, Hipólito ya había decidido ponerse al servicio de la revolución. A la vez que estudiaba la teoría marxista,  se preocupó de adquirir conocimientos militares. Éstos le resultaron útiles. A un oficial de carrera, del arma de Intendencia, miembro de la sección madrileña del POUM, sus compañeros le pidieron que se pusiera al frente de las milicias que estaban organizando, pero rehusó aceptar el mando que le ofrecían porque, por su formación profesional, desconfiaba de la eficacia de las unidades de voluntarios que partidos y sindicatos pusieron en pie en pocas horas para hacer frente a la rebeli6n militar. En su lugar, Hipólito fue escogido como jefe. En el primer combate, librado en Atienza el 19 agosto de 1936, fue herido de muerte. «Ha hallado la muerte -escribió Mika- para ganar la confianza de esos hombres recelosos cuya obediencia sólo se obtiene desafiando locamente el peligro… aquel fue para Hippo el tiempo más bello de su vida. Pero mi alegría estaba llena de angustia, pues yo sabía que Hippo estaba condenado, sin tener derecho a ponerle en guardia. Solamente me atrevía a decirle que no se hiciera matar demasiado pronto«. Murió como deseaba morir: en el fragor del combate. Después de haber sufrido un vómito de sangre, había intentado disipar la angustia de Mika con estas palabras; «No te preocupes… Me siento mejor. Tú sabes, por otra parte, que estoy decidido a no morir de enfermedad«. Mika había hasta entonces trabajado en labores sanitarias, pero fue elegida de inmediato por los milicianos para reemplazarlo. Capitana. No era algo usual en esa guerra; las muchachas a lo sumo realizaban tareas auxiliares, no comandaban columnas armadas. Mika estaba en contra de ese relegamiento. “En otras compañías son las chicas las que lavan y hasta remiendan los calcetines”, protestaban los milicianos. “Las muchachas que están con nosotros son milicianas –les contestó Mika– no criadas. Estamos luchando todos juntos, hombres y mujeres, de igual a igual, nadie debe olvidarlo”.  Pero no fue fácil para ella imponer su autoridad a esos hombres, revolucionarios pero machistas. Se esforzó por escuchar y proteger a los combatientes, pero asumiendo el lugar de jefa militar. Por ejemplo, en Sigüenza exigió al emisario fascista que le llevaran las condiciones de rendición por escrito y firmadas para ganar tiempo. Una orden estúpida había encerrado a los milicianos en la catedral, pretendiendo que repitieran allí lo que los franquistas lograron en el Alcázar de Toledo; pero esa iglesia tenía una estructura edilicia distinta. La artillería franquista perforaba los muros. La situación se convirtió en insostenible. El dilema era rendirse o intentar romper el cerco. Con un puñado de hombres, Mika lo logró. Acostada en el barro de las trincheras, Mika alentaba entre tiroteo y tiroteo a los milicianos, desmoralizados por la campaña antitrotskista del Partido Comunista. La mal armada columna del POUM, combatiendo contra un enemigo mucho mejor equipado, realizó proeza tras proeza. Sigüenza, Moncloa, Pineda de Húmera. Cada vez más alto el riesgo. Su fama temeraria hizo que los altos mandos la designaran para tomar el cerro de Avila. Los mandaron al asalto sin protección. Una masacre. En abril de 1937 fue detenida en Madrid, enviada a una corte e interrogada como trotskista y enemiga de la República.  Gracias a gestiones de sus amigos  fue puesta en libertad pero ya no se la permitió volver al ejército. Fue la mujer con mayor rango militar durante la Guerra Civil. Permaneció en Madrid, refugiada en el Liceo Francés, hasta días antes de la derrota. En abril de 1939 llegó a París. Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, ante la inminente toma de la capital francesa por las tropas nazis,  y su condición de judía y militante, tuvo que regresar a Buenos Aires, ciudad en la que permaneció hasta el final de la guerra. Retornó a París en 1946 y hasta su muerte en 1992 vivió en Francia. Dejó un testimonio de su actividad como capitana de las milicias en un libro titulado “Mi guerra de España. Testimonio de una miliciana al mando de una columna del POUM” (1976). Sus últimos años los pasó en una residencia para mayores de la rue Alésia. A su muerte fue incinerada y sus restos esparcidos clandestinamente en el río Sena por sus amigos franceses.
BARCELONA, 1937: TESTIMONIO DE GEORGE ORWELL
Había viajado a España con el proyecto de escribir artículos periodísticos, pero ingresé en la milicia casi de inmediato, porque en esa época y en esa atmósfera parecía ser la única actitud concebible. Los anarquistas seguían manteniendo el control virtual de Cataluña, y la revolución estaba aún en pleno apogeo. A quien se encontrara allí desde el comienzo probablemente le parecería, incluso en diciembre o en enero, que el período revolucionario estaba tocando a su fin; pero viniendo directamente de Inglaterra, el aspecto de Barcelona resultaba sorprendente e irresistible. Por primera vez en mi vida, me encontraba en una ciudad donde la clase trabajadora llevaba las riendas. Casi todos los edificios, cualquiera que fuera su tamaño, estaban en manos de los trabajadores y cubiertos con banderas rojas o con la bandera roja y negra de los anarquistas; las paredes ostentaban la hoz y el martillo y las iniciales de los partidos revolucionarios; casi todos los templos habían sido destruidos y sus imágenes, quemadas. Por todas partes, cuadrillas de obreros se dedicaban sistemáticamente a demoler iglesias. En toda tienda y en todo café se veían letreros que proclamaban su nueva condición de servicios socializados; hasta los limpiabotas habían sido colectivizados y sus cajas estaban pintadas de rojo y negro. Camareros y dependientes miraban al cliente cara a cara y lo trataban como a un igual. Las formas serviles e incluso ceremoniosas del lenguaje habían desaparecido. Nadie decía señor, o don y tampoco usted; todos se trataban de «camarada» y «tú», y decían ¡salud! en lugar de buenos días.
George Orwell, “Homenaje a Cataluña”
LAS JORNADAS DE MAYO
«Viva la Ofensiva revolucionaria – Nada de compromisos – Desarme de la GNR y Guardia de Asalto reaccionarias – El momento es decisivo – La próxima vez será demasiado tarde – Huelga general en todas las industrias que no trabajen para la guerra, hasta la dimisión del gobierno reaccionario – Sólo el Poder Proletario puede asegurar la victoria militar – Armamento de la clase obrera – Viva la unidad de acción CNT-FAI-POUM – Viva el Frente Revolucionario del Proletariado – En los talleres, fábricas, barricadas, etc.: Comités de defensa Revolucionaria.»
Volante titulado «Viva la ofensiva revolucionaria«, distribuido el 4 de mayo de 1937 en las barricadas de Barcelona, por La Sección Bolchevique-Leninista de España, grupo oficial de la IV Internacional (trotskistas).
“Ha sido constituida una Junta Revolucionaria en Barcelona. Todos los responsables del golpe de estado, que maniobran bajo protección del gobierno, serán ejecutados. El POUM será miembro de la Junta Revolucionaria porque ellos apoyaron a los trabajadores”.
Volante distribuido el 5 de mayo de 1937 en las calles de Barcelona por la agrupación anarquista “Amigos de Durruti
Entre el 3 y el 8 de mayo de 1937 se desencadenó en  Cataluña una breve guerra civil interna dentro del campo de la República, conocida como las “Jornadas de Mayo”. Se resolvió allí la contradicción antagónica existente dentro del bando republicano, entre los partidarios de mantener el capitalismo, por lo menos hasta ganar la guerra civil, y quienes impulsaban contra viento y marea la revolución social (anarquista o marxista revolucionaria). Fue el punto culminante del enfrentamiento entre la “legalidad republicana” de la preguerra y la revolución, que estaban en roce constante desde el 18 de julio de 1936. Desde esa fecha, toda la región catalana había quedado bajo control de las milicias obreras de la sindical anarquista CNTFAI y de la socialista UGT. Como resultado de un acuerdo de las mismas con el presidente Lluis Companys, se constituyó para gobernar la provincia el Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña. Allí estaban representados todos los partidos del “Front d’Esquerres (Frente Popular en Cataluña). La “Generalidad y el gobierno republicano central eran impotentes ante la revolución que estaba teniendo lugar en Cataluña y  Aragón. Pero podían estorbar: por ejemplo, las industrias se habían colectivizado, pero cuando acudían a los bancos (colectivizados, pero bajo control comunista y de  la “Generalidad”) a solicitar créditos, se los negaban por no estar supervisados por la “Generalidad”. En octubre el “Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña se auto-disolvió y sus miembros pasaron a ser integrantes del gobierno de la “Generalidad”. Pero las “Patrullas de Control (organismo armado revolucionario de poder, dirigido por la CNT-FAI) se mantuvieron, ante la impotencia del gobierno catalán. El clima de desconfianza y enfrentamientos estaba presente no solo entre las instituciones republicanas y las organizaciones obreras, sino inclusive dentro de éstas, especialmente entre los anarquistas, por un lado, y los socialistas, nacionalistas catalanes y comunistas, por otro. Incluso dentro de los propios comunistas existía una fuerte división. Por un lado,  los estalinistas del PCE y el PSUC, que eran partidarios de llevar la guerra junto con la defensa del orden burgués de la Segunda República, de forma separada a la revolución social. En el otro extremo se hallaban los comunistas anti-autoritarios del POUM(acusados de “trotskistas”), radicalmente opuestos a Stalin y partidarios de la “revolución a la vez que se hacía la guerra”, motivo por el que coincidieron con los anarquistas. La campaña del PCE contra el POUM ya había empezado durante el mes de marzo. Se vilipendió a los líderes del POUM y se les acusó de ser agentes nazis encubiertos bajo una falsa propaganda revolucionaria.  Companys estaba decidido a unificar las fuerzas de seguridad en Cataluña bajo un solo mando y acabar con las “Patrullas de Control”. Pero el 26 de marzo, cuando se exigió la entrega de las armas a los partidos políticos, los anarquistas se retiraron del Gobierno de la “Generalidad”, lo cual obligó a Companys a ceder ante las exigencias anarquistas y estos siguieron conservando sus armas y continuaron con las “Patrullas de Control”. El 25 de abril  el gobierno central arrebató a la CNT el control fronterizo y envió a la Guardia Nacional Republicana y la Guardia de Asalto Figueras y otras ciudades del norte de Cataluña para sustituir a las patrullas de la CNT. La toma de la central telefónica de Barcelona por la Guardia de Asalto enviada por el gobierno central desencadenó las hostilidades. La central estaba controlada desde el comienzo de la guerra y con la aquiescencia de la Generalidad por las CNTFAI. Éstas controlaban las comunicaciones telefónicas de Cataluña, incluyendo las llamadas gubernamentales, que eran vigiladas y censuradas sin ton ni son por los anarquistas. Sin embargo, esas provocaciones sólo sirvieron de pretexto, pues los comunistas ya estaban decididos a liquidar por la fuerza la situación de doble poder, que consideraban intolerable en medio de la guerra contra el fascismo. El tres de mayo, doscientos policías enviados por el Consejo de Orden Público de la Generalidad de Cataluña, se apoderaron  del segundo piso del edificio de la Central. Los anarquistas abrieron fuego desde el rellano contra los invasores. Se presentó la Guardia Nacional Republicana junto a dos jefes de las anarquistas “Patrullas de Control”, quienes persuadieron  a los sindicalistas a rendirse. En la plaza de Cataluña se había congregado una muchedumbre.  El POUM, los “Amigos de Durruti, los leninistas-bolcheviques (trotskistas) y las juventudes anarquistas tomaron posiciones y al cabo de unas cuantas horas, todas las organizaciones políticas habían sacado las armas que tenían ocultas y empezaron a construir centenares de barricadas. El  gobierno controlaba el este de las Ramblas; los anarquistas dominaban el sector oeste y todos los suburbios. En el centro de la ciudad, donde las sedes de los sindicatos y los partidos políticos se encontraban relativamente próximas, se empezaron a oír disparos. Los automóviles que circulaban eran ametrallados. En la Telefónica se había acordado una tregua. Las comunicaciones telefónicas, esenciales para la guerra, no se interrumpieron. La policía, instalada en la primera planta, incluso enviaba provisiones a los anarquistas, que ocupaban las plantas superiores. Como ni en la CNT ni en la FAI existía conducción unificada, las negociaciones eran dificultosas y los grupos maximalistas creaban situaciones de hecho. A primeras horas de la noche, los jefes del POUM propusieron a los aturdidos dirigentes anarquistas formar una alianza contra el comunismo y el gobierno, pero los líderes anarquistas se negaron. El 4 de mayo Barcelona amaneció en silencio, solo interrumpido por el fuego de fusiles y ametralladoras. Los comercios y edificios estaban cubiertos por barricadas. Grupos armados de anarquistas atacaron los cuarteles de la Guardia de Asalto y edificios gubernamentales. Los comunistas contraatacaron. La mayor parte del proletariado de la ciudad apoyaba a los anarcosindicalistas y se temía el comienzo de “una Guerra Civil dentro de la Guerra Civil”. Los dirigentes anarquistas moderados (“posibilistas”) García Oliver y Federica Montseny leyeron por radio un llamamiento a sus seguidores para que depusieran las armas y volvieran al trabajo. Montseny declaró más tarde que la noticia de los disturbios había tomado totalmente desprevenidos a los ministros anarquistas; ninguno de ellos deseaba un enfrentamiento con los comunistas. Tampoco el presidente Largo Caballero tenía ganas de emplear la fuerza contra los anarquistas. La 26ª División anarquista (ex “Columna Durruti) del Frente de Aragón, al oír la alocución radial de García Oliver y Montseny, permaneció donde estaba. Pero la 28ª División (ex “Columna Ascaso”) y la 29ª División del POUM, proyectaban marchar sobre Madrid. El jefe de la aviación republicana en el frente de Aragón amenazó con bombardearles si la marcha se efectuaba. El POUM empezó a apoyar públicamente la resistencia. En los tiroteos que se produjeron este día, murió el conocido libertario Domingo Ascaso. Companys creó un nuevo gobierno con los anarquistas, Esquerra, el PSUC y la “Unió de Rabassaires. Pero los tiroteos incontrolados seguían barriendo las calles. A las nueve y media de la mañana la Guardia de Asalto atacó la oficina central del sindicato médico, en la Plaza Santa Ana del centro de la ciudad, y la sede central de la Federación Local de la FIJL. Los anarquistas denunciaban airadamente la complicidad del Gobierno y de los intereses soviéticos para terminar con la revolución social catalana. Hacia las cinco de la tarde los escritores anarquistas italianos Camillo Berneri y Francesco Barbieri fueron detenidos y asesinados por guardias comunistas. Con el pretexto de evacuar sus súbditos, atracaron unos destructores británicos, que el POUM denunció por intervencionismo.  Los enfrentamientos en Tarragona y Tortosa provocaron más de sesenta muertos anarquistas. Por la noche Companys y Largo Caballero mantuvieron una conversación telefónica en el curso de la cual el presidente catalán aceptó la oferta formulada por el presidente del gobierno de enviarle ayuda para restaurar el orden. Varios navíos gubernamentales llegaron al puerto de Barcelona procedentes de Valencia, cargados de hombres armados. Una columna de cinco mil guardias de asalto partió de Madrid hacia la capital catalana. Algunos llegaron por carretera desde Valencia, después de dominar sendas revueltas en Tarragona y Reus. Los anarquistas locales habían volado los puentes, carreteras y ferrocarriles para impedir el paso a la columna. A las ocho y veinte de la mañana del 8 de mayo, llegó la expedición de los guardias de asalto a Barcelona y ocupó distintos puntos neurálgicos de la ciudad. Ese día la CNT reiteró su llamamiento radial para volver a la normalidad. Por la noche los milicianos comenzaron a ser desarmados. La prensa de la época calculó el número de bajas en 500 muertos y 1000 heridos. Las Jornadas de Mayo tuvieron también un luctuoso escenario en muchos pueblos. La mini guerra civil republicana de mayo de 1937 marcó el final del auge revolucionario español, desencadenado a partir del golpe fascista de 1936. A partir de allí la guerra tomó un cariz crecientemente defensivo. La consigna de ganar la guerra primero  se impuso al coste de la derrota de la revolución. Coyunturalmente, los sucesos hicieron caer el gobierno de Largo Caballero, mostraron la incoherencia de la conducción anarquista y permitieron al comunismo ajustar cuentas con su único rival en el marxismo español: el POUM.
TESTIMONIO 1: LA LÍNEA COMUNISTA
«… Aferrarse a los fragmentos del control obrero y repetir como loros fines revolucionarios es más que inútil: no resulta sólo obstaculizante, sino también contrarrevolucionario, porque conduce a divisiones que los fascistas pueden utilizar contra nosotros. En esta etapa no luchamos por la dictadura del proletariado…»
George Orwell, resumiendo las posiciones del PSUC (comunistas catalanes), año 1938.
TESTIMONIO 2: ANDANZAS SOVIÉTICAS

“El NKVD [servicio soviético] también era responsable de la seguridad de los líderes del PCE. Desde diciembre de 1936, una de las tareas del NKVD era localizar a los enviados de Trotski, a sus exsecretarios y secretarios actuales o a abiertos simpatizantes. Luego Moscú decidiría qué hacer con ellos. En varios casos, la gente simplemente desaparecía sin dejar rastro…” “En dos casos documentados (Kurt Landau y Andreu Nin), fueron asesinados por miembros o agentes del NKVD y, por lo menos en un caso (Bryan Goold-Vershoyle), fueron secuestrados y transportados en secreto hasta Rusia, donde fueron encarcelados. En total, al día de hoy se pueden documentar unos diez casos como éstos y, probablemente, podría rastrear otros diez casos, más o menos, donde se puede ver, de un modo u otro, la mano del NKVD. Por ejemplo, varias unidades en Cataluña, que habían pertenecido al PSUC, coordinaron algunas de sus actividades con Orlov y el jefe de la subestación de Barcelona, Naum Eitingon, alias Coronel Kotov. En algunas prisiones secretas de la cheka, la gente moría a veces tras los interrogatorios realizados por los agentes y miembros del NKVD.”
Borís Volodarsky: “No hubo purgas estalinistas en España”: “El caso Orlov” Critica, Barcelona, 2016
ANDRÉS NIN PÉREZ

 “La clase obrera ha resuelto el problema de la Iglesia: sencillamente, no dejando en pie ni una”.
Andrés Nin, declaraciones del 2 de agosto de 1936 al diario La Vanguardia
«Nin no se  caracterizado por sus escrúpulos humanitarios respecto a la burguesía«. Hugh Thomas, Historia de la Guerra Civil Española

Nacido el 4 de febrero de 1892 en El Vendrell,  hijo de un zapatero y una campesina, consiguió gracias al esfuerzo de sus padres y a su inteligencia, llegar a ser maestro. El año 1917 fue clave para su vida: la huelga general de agosto, la Revolución rusa o las luchas entre la patronal barcelonesa y  la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) le marcaron profundamente. Se integró primero en las filas del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), pero pronto abrazó la causa del sindicalismo revolucionario e ingresó en la CNT, donde tras asistir al segundo congreso de 1919, defendió su ingreso en la Internacional Comunista y sustituyó como secretario del Comité Nacional a Evelio Boal, que había sido asesinado. En noviembre de 1920 el propio Nin sufriría un atentado a manos de los “Sindicatos Libres que casi le cuesta la vida. En 1921 fue elegido delegado al congreso de la “Comintern en Moscú y al congreso fundacional de la Internacional Sindical Roja (Profintern) convirtiéndose en un personaje clave de ambas internacionales. En 1922 abandonó el anarquismo y se hizo comunista. Fue secretario de Nicolás Bujarin y de León Trotsky. Gracias a un puesto de trabajo en la Profintern,  pudo visitar Francia, Italia y Alemania. A partir de 1926, perteneció a la llamada «Oposición de Izquierda» dirigida por Trotsky, que se oponía al ascenso de Stalin dentro del Partido Comunista de la Unión Soviética, por lo que Nin tuvo que abandonar la URSS en 1930. Llegó a dominar el ruso y produjo  importantes traducciones al catalán, de los novelistas rusos del siglo XIX. A su vuelta a España, Nin fue clave en la formación de un grupo de orientación bolcheviqueleninista, la Izquierda Comunista de España (ICE), en mayo de 1931. El ICE pronto se convirtió en un grupo afiliado a la Oposición de Izquierda Internacional y pasó a publicar el periódico El Soviet. Aunque disponía de algunos militantes muy destacados, la Izquierda Comunista era un grupo demasiado pequeño. Desde su exilio en Noruega el mismo Trotsky criticó duramente su línea política, porque Nin rechazaba las sugerencias “entristas” para que disolviera la ICE en el PSOE. Tras la proclamación de la Segunda República. Formó parte de la Alianza Obrera e intervino en los sucesos de octubre de 1934 en Cataluña. Al fusionarse la ICE con el Bloque Obrero y Campesino para fundar el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) en 1935, Nin fue nombrado miembro del comité ejecutivo del nuevo partido y director de su publicación, La Nueva Era. Al año siguiente fue elegido secretario general del POUM. En mayo de 1936 también fue elegido secretario general de la Federación Obrera de Unidad Sindical (FOUS), que tuvo una fuerte implantación sindical en las provincias de Lérida, Gerona y Tarragona. Hasta julio de 1936 el partido había tenido una presencia muy limitada en el ámbito político catalán, y aún menor en el resto de España. Sin embargo, a partir de ese momento Nin y otros líderes del POUM empezaron a hacerse conocidos fuera de sus feudos tradicionales. Nin formó parte del Consell d’Economia de Catalunya entre agosto y septiembre de 1936. El 26 de septiembre fue nombrado consejero de Justicia de la “Generalidad. El 14 de octubre de 1936 implantó por decreto los Tribunales Populares. La gestión de Nin como consejero de Justicia fue discutida, porque durante aquellos meses las ejecuciones extrajudiciales continuaron produciéndose. Las milicias del POUM también contribuyeron a la represión de los «fascistas» y «enemigos del pueblo». El 24 de noviembre el PSUC entregó a la CNT una propuesta sobre el establecimiento de un nuevo gobierno de la “Generalidad”, que incluía la salida de Nin como consejero de Justicia. Muchos miembros y líderes anarquistas no tenían aprecio por Nin, al que consideraban un renegado de la CNT, por lo que resolvieron que se trataba más bien de un conflicto entre marxistas. Andrés Nin siguió ejerciendo el cargo hasta el 16 de diciembre, cuando fue apartado tras la remodelación del consejo. Durante la primavera de 1937 la policía republicana “localizó” una supuesta carta escrita por Nin dirigida a Francisco Franco, en la que el líder “trotskista” respaldaría un plan de sublevación de la “quinta columna” (fascista) madrileña; la carta, en realidad una falsificación realizada por los servicios soviéticos (NKVD), constituyó una de las principales pruebas de acusación contra Nin. Después de los Sucesos de Mayo, la campaña comunista contraria al POUM se intensificó. Sus dirigentes fueron acusados abiertamente de conspirar con Franco.  El 14 de junio el director general de Seguridad comunicó al ministro de Educación y Sanidad Jesús Hernández, que el jefe del NKVD en España, Alexander Orlov, le había indicado que debía detenerse a todos los dirigentes del POUM. El jefe del NKVD alegó que existían pruebas que relacionaban al POUM con el espionaje franquista, y que era necesario que el gobierno no tuviera conocimiento de este plan porque el ministro de Gobernación, el vasco Julián Zugazagoitia, era amigo de los líderes del POUM. El 16 de junio las autoridades republicanas clausuraron la sede del POUM en el Hotel Falcón, y la cúpula del partido fue detenida por la policía. De acuerdo con el testimonio de Julián Gorkín, la policía republicana estuvo acompañada por dos agentes soviéticos. Andrés Nin fue separado del resto de la cúpula del partido, y  desapareció. Se ha sostenido que Andrés Nin fue sometido a interrogatorios y que sufrió torturas durante los siguientes días a su detención. Hugh Thomas sugirió que Nin fue llevado a la Catedral de Alcalá de Henares, que funcionaba como una cárcel privada de los soviéticos. Algunos sostienen que murió en Alcalá de Henares. Sin embargo, varias circunstancias alrededor de su muerte, como si llegó a sufrir torturas o no antes de su ejecución, permanecen por esclarecer.  Muchos años después Orlov, tras exiliarse en los Estados Unidos, intentó eludir su responsabilidad en la muerte de Nin y culpó de la misma a un supuesto agente soviético, llamado «Bolodin», que habría llegado expresamente desde la URSS. Sin embargo, no hay constancia de su existencia. Existen pocas dudas de que la orden de ejecución de Nin provino de Moscú. El destino final de sus restos continua siendo un misterio. El biógrafo de Nin, Francesc Bonamusa, explicó que “dado que Nin no era ningún funcionario del gobierno, fue imposible para los ministros de Justicia, Manuel de Irujo, y de Gobernación, Julián Zugazagoitia, obtener información sobre el paradero del antiguo consejero de Justicia”. Se extendió una campaña con el lema: «¿Dónde está Nin?».  Los dos ministros comunistas aseguraron desconocer todo lo relacionado con este asunto. Juan Negrín, jefe del Gobierno de la República, dijo que había sido “rescatado por la Gestapo” y que se hallaba en Berlín.  Los líderes republicanos resolvieron que era mejor no importunar a los soviéticos para así poder seguir recibiendo la preciada ayuda militar. No sentían un especial aprecio por el líder de este pequeño partido, al que consideraban un mero «grupo de agitadores que estaba perjudicando el esfuerzo bélico«. El “vasco” Zugazagoitia, sin embargo, afirmó que esta acción se había realizado sin el conocimiento del gobierno republicano.

TRAGEDIA E IMPOSTURA: LA REPRESIÓN DEL POUM EN LA ZONA ROJA

“Si coges un fascista, detenlo; si coges un trotskista, mátalo». Pintada firmada por el PSUC (1937). Testimonio de Mika Feldman-Etchebéhère

El Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) fue un partido revolucionario cualitativamente muy importante en los años treinta. Entre sus dirigentes se encontraban algunos de los principales fundadores del comunismo español. Estaba relacionado con la izquierda socialista y con el anarquismo porque su línea  superaba el programa de la revolución democrática y ofrecía una opción socialista, la democracia obrera, que promovía la alianza de clases explotadas: los proletarios y el campesinado. En el orden internacional, el POUM estaba relacionado con León Trotsky y grupos marxistas británicos y franceses. La existencia del POUM resultó intolerable para el stalinismo en el plano internacional, porque levantaba la propia historia soviética, la revolución de Octubre y sus líderes, del deliberado olvido al que Stalin deseaba relegarlos. Y respecto de España, ofrecía una atractiva propuesta muy alejada de la apoyada por el Kremlin. Ningún debate era posible; sólo el aniquilamiento físico del POUM podría satisfacerlo. Al asesinato de Andrés Nin y numerosos compañeros de lucha, puede agregarse el fusilamiento por consejo de guerra de José María Arenillas, teórico vasco del POUM y autor del importante libro La cuestión nacional en Euzkadi. Entre los “cuadros de confianza” soviéticos que actuaron en España se destacaba un grupo de diplomáticos como Antonov-Ovseenko, líder táctico de la revolución de Octubre de 1917, quien había pertenecido a la “Oposición de Izquierdas” entre 1923 y 1928. Todos fueron liquidados por su jefe al retornar a su país. Los «expertos» soviéticos, dirigidos por Alejandro Orlov, se complementaban con los cuadros políticos orgánicos de la Tercera Internacional, entre los que destacaron el argentino Victorio Codovilla (luego líder del PCA), y Palmiro Togliatti (luego Secretario General del PCI), probables autores físicos del asesinato de Nin. Todos se hallaban imbricados en el aparato estatal de la República y se afanaban en  oponer a Franco una «democracia» a la manera occidental. Los miembros del POUM fueron acusados de «espías franquistas», y así lo afirmó  con vehemencia la prensa comunista oficial. Pero décadas después se intentó justificar esta farsa con argumentos políticos, según los cuales el POUM quería «saltar» por encima de la etapa democrática. Ésta era la verdadera razón, finalmente reconocida. Razón endógena a la impotencia del PCE para competir por la conciencia proletaria con un contrincante cuantitativamente diminuto, pero invencible en términos cualitativos. Contradicción antagónica que sólo podía resolverse con el aniquilamiento físico del POUM. En la epifanía del comienzo de la revolución era irrealizable; hubo que esperar unos meses a que los vapores embriagantes del poder popular comenzaran a disiparse. Y no hay que olvidar que la puerta chica del POUM debía ser atravesada, además, por las majestuosas espaldas de la CNT-FAI: los mayoritarios anarquistas (quienes abandonaron la disputa por el aparato del Estado tratando de salvaguardar sus empresas autogestionadas, hasta que les fueron arrebatadas también y se revirtieron las colectivizaciones). Ese plan secreto impulsó la rotura de todos los sucesivos acuerdos por parte de los stalinistas. Sólo podía saciarlos la desaparición de los “trotskistas” y el disciplinamiento del anarco-sindicalismo. Adiós a las audaces experiencias autogestionarias de Asturias y Cataluña. Posiblemente hubo un poco de ingenuidad en la cúpula del POUM; su partido no era débil, contaba con regimientos completos armados hasta los dientes. Pero sus dirigentes resultaron secuestrados por un golpe de mano del que venían siendo advertidos por Víctor Serge y el propio Trotsky. Tal vez supusieron que su enorme capital simbólico los blindaría. La horrible tragedia de este ajuste de cuentas entre corrientes políticas hermanas, fundadas pocas décadas antes detrás de las ideas del marxismo revolucionario, del sueño del socialismo, impulsa a reflexionar acerca de la distancia que existe entre los enunciados y los actos. El comunismo español, como el de otras naciones, poseía el capital simbólico de ser la encarnación peninsular de la primera república de trabajadores, la Unión Soviética. Sumaba a esa fuerza espiritual la de haber participado heroicamente en el levantamiento asturiano de 1934. ¿Cómo podría asimilar su base la voltereta política efectuada en 1935? Como hemos mostrado en la primera parte, la autocrítica no explícita de la Tercera Internacional respecto al aventurerismo sectario desplegado en los años ’20 y comienzos de los ’30, línea que cosechó derrota tras derrota, se reflejó en el subsiguiente oportunismo de derechas. En ciertos países, como Francia, éste pudo tener el relativo éxito de los Frentes Populares; pero donde bullía la Revolución, como en España, sólo podía imponerse abandonando los principios. Pudo hacerlo, además, apoyándose en una herramienta esencialmente obrera: la tenacidad, la disciplina, en las que desde la juventud educa la fábrica fordista. Pero esas facultades resultan fatales cuando la organización vira a la derecha, hacia el abismo. Como es sabido, la guerra contra el fascismo se perdió. No fue ajena a ello la atmósfera policíaca, envenenada, que se respiraba en la zona republicana, la cual debilitó hasta los esfuerzos más heroicos. El último acto de la tragedia ocurrió en México, un año después de la derrota. El catalán Ramón Mercader, militante del PSUC, asesinó a León Trotsky por orden de Stalin. Como expresó el propio Trotsky, la revolución seguía devorando a sus hijos.
CONCLUSIONES

Esos pocos meses en la milicia del POUM fueron valiosos para mí. Las milicias españolas, mientras duraron, fueron una especie de microcosmos de una sociedad sin clases. En esa comunidad, donde había una escasez de todo, pero sin privilegios y sin servilismo, uno tiene, tal vez, un pronóstico crudo de lo que las etapas iniciales del socialismo podrían ser así. Y, después de todo, en lugar de  desilusionarme, me atrajo profundamente”.

George Orwell, Homenaje a Cataluña

 En la vida interna del partido revolucionario se prefigura la futura sociedad humana

León Trotsky, entrevista radial, Coyoacán, México, 1940

Desde los primeros meses de la guerra civil, consciente el gobierno central del campo republicano de que se estaba desencadenando una revolución, puso en práctica una estrategia de reconstrucción del estado capitalista y recuperación de la propiedad privada. Pero no fue capaz de aniquilar las transformaciones revolucionarias. Solamente la victoria de Franco pudo poner fin al proceso revolucionario colectivista. Ello se debió a una situación de doble poder dentro de la República. Al final de la guerra el Movimiento Libertario computaba aún unos 300.000 hombres en armas repartidos en diferentes Cuerpos de Ejército. El sistema de colectivización fue el hecho principal de la revolución española. La cantidad de tierras que entraron en ese régimen por medio de las incautaciones abarcó los casi dos tercios de las tierras cultivadas en la España republicana. La mayor parte de esas colectivizaciones fue de obra de la CNT, en menor número de la UGT, y cierto número gestionada conjuntamente por ambas. Una diferencia cualitativa se daba en el tratamiento de la pequeña propiedad y aparcería. Dado que una buena cantidad de pequeños propietarios se había afiliado a la UGT para librarse de las incautaciones, ésta favorecía la producción individual (aunque los sectores más radicalizados de la Federación Española de Trabajadores de la Tierra, de la UGT, tuvieron problemas con los individualistas y les enfrentaron). En la CNT había razones de principio contra la pequeña propiedad individual. Pero no se prohibió el trabajo individual, siempre que se redujera a una extensión que no exigiera trabajo asalariado y que el campesino individual en cuestión llevara sus productos a la cooperativa en común de consumo. La mejoría en la explotación agraria bajo este régimen colectivista de producción llegó a sobrepasar el 100 % de la producción anterior a la guerra, a pesar de todas las dificultades que de ésta se derivaban. La transformación de las estructuras era un hecho consumado. La conducción revolucionaria creyó necesario adquirir posiciones de fuerza en el campo de las decisiones políticas para asegurar la intangibilidad de las conquistas. El sector político representante de la burguesía, incapaz de forzar una vuelta atrás,  intentó una maniobra.  A la vez que daban satisfacción a las propuestas más radicales, fueron dejando en pie resquicios legales que les permitieran ir socavando el régimen de colectivización. La estrategia comunista consistía en intentar reconvertir la colectivización en nacionalización para controlar la economía desde sus puestos de dominio central, y, junto a ello y con el fin de engrosar su militancia e influencia social, defender también la aparcería individualista y a los pequeños y medianos propietarios, en lo que coincidían con el nacionalismo catalán. ¿Por qué actuaban así los comunistas? El PCE se hallaba ante una disyuntiva. Podía abrazar una alianza obrero-campesina con los anarquistas y el POUM, profundizando la revolución social, o contrariamente, lanzar un “frente popular” con los pequeños propietarios y la burguesía republicana. Esta última opción, como hemos visto más atrás, constituía desde 1935 la línea oficial de la Tercera Internacional. El “Komintern” había abandonado la estrategia ultraizquierdista adoptada en 1924 y que venía acumulando derrotas, por el oportunismo de derecha de los “frentes populares” lanzados al tuntún, vinieran o no al caso. Hemos visto que, para frenar el avance del fascismo en Francia, como estrategia defensiva, no estaba del todo mal. Pero en una situación revolucionaria como la española, semejante alianza con la “derecha de la izquierda” (esto es, los socialdemócratas y la burguesía republicana) obligaba al PCE a funcionar como “bombero” y no como “incendiario”, contrariando todas las tradiciones bolcheviques. El decreto del 7 de octubre de 1936, del comunista ministro de agricultura Vicente Uribe, ya reflejaba claramente esta intencionalidad, pues dejaba a muchos propietarios fuera de la incautación y alentaba a aparceros y cosecheros a la recuperación de sus tierras para crear inseguridad en el régimen de colectivización. Sin embargo, el 24 de octubre de 1936 la “Generalidad” de Cataluña promulgó el “Decreto de Colectivización de las Industrias y Comercios y Control de las Empresas particulares”. Era un documento extraordinariamente avanzado en el territorio que concentraba las tres cuartas partes de la actividad industrial del país, lo cual era un indicio de la potencia que había adquirido la institucionalización revolucionaria. Pero un mes y medio después, la misma Generalitat legalizó la Federació de Sindicats Agricoles, de rabassaires y propietarios, en una esquizofrénica línea anti-colectivista. Era evidente que en lo económico, el gobierno central no lo iba a tener tan fácil como en lo político. Una economía montada sobre la colectivización no podía de ningún modo desmontarse a base de decretos. En los primeros de marzo de 1937, un decreto del Ministro de Comercio Juan López ordenó la incautación de todas las exportaciones al extranjero. Los colectivistas procedieron lisa y llanamente a desobedecer. El gobierno recurrió entonces a la violencia, ocupando el centro obrero de Vilanesa (Valencia), lo que dio lugar a que la anarquista “Columna de Hierro” bajase del frente de Teruel y procediese, también violentamente, a la defensa de los colectivistas. No le resultaba sencillo a la cúspide republicana poner en práctica ese tipo de decisiones. Los “sucesos de mayo” de 1937 en Barcelona generaron un recrudecimiento represivo gubernamental sobre las transformaciones revolucionarias establecidas por la CNT, principalmente, sobre las colectivizaciones. Con el temor de que el creciente descontento de los colectivistas pusiera en peligro la recolección de las cosechas, el ministro Uribe decretó a principios de junio de 1937 que se mantenían legalizadas todas las formas consumadas de colectivización. Nunca se otorgó una condición permanente de legalidad a las colectivizaciones, aunque Uribe tampoco pudo eliminarlas. Un ejemplo de la impotencia por ambas partes de llevar a término extremo sus designios lo muestra, claramente, el caso del Consejo de Defensa de Aragón, constituido de hecho en septiembre de 1936 y legalizado el 17 de diciembre del mismo año. Dado que el mencionado Consejo, que gozaba de autonomía y era un modelo de eficacia revolucionaria, era un obstáculo de primer orden a los intentos centralizadores, decidieron disolverlo. Primero se enviaron a la zona refuerzos militares comunistas que realizaron  toda clase de detenciones, asaltos y pillajes, así como devolvieron las tierras a aparceros, arrendatarios y propietarios, los cuales pasaron también a entrar a saco en el conjunto de las tierras y los bienes comunes. Pero estos hechos produjeron tal desorganización en el campo, que el poder central tuvo que retroceder en esas medidas. En el caso de la industria, desde julio de 1936 fue igualmente generalizada la colectivización, salvo en los casos de empresas extranjeras, en las que se impuso el control obrero, limitando el área de decisiones de los propietarios al campo de la percepción de beneficios de los que, sin embargo, no podían disponer sin previa autorización del Consejo Económico de la Industria, regido por el control obrero. Los intentos de incautación por parte del gobierno comunista, así como desde la Generalitat y por parte de los funcionarios rusos como “asesores”, fueron más tardíos que en el campo y se sucedieron desde principios de 1938. Juan Comorera, Consejero de Economía de la Generalitat emitió, el 19 de enero, un decreto de incautación de los espectáculos públicos, a lo que las bases respondieron con una huelga general. Comorera tuvo que contentarse con que se nombrara un organismo de intervención con mayoría de la CNT. También en las Industrias de Guerra los procesos de incautación fueron muy lentos. La resistencia de la base fue muy grande. La FAI consideró los intentos de requisa como un atentado a las libertades y a los derechos del pueblo español. El gobierno comenzó a controlar algunas industrias en Valencia. Ante la resistencia, el 11 de agosto de 1938 promulgó un decreto de militarización de las industrias de guerra, como medida más coercitiva, y a emplazar en ellas técnicos de confianza, miembros del PC. Se creó una numerosa burocracia, con consecuencias lamentables. La resistencia obrera impidió que la incautación pudiera completarse. Los talleres de Madrid se negaron a entregar la producción, a menos que se constituyera el Consejo Nacional de Industrias de Guerra. Lo mismo sucedió en Valencia. La UGT accedió, a regañadientes, a la incautación, pero la CNT no. En el mes de diciembre de 1938, a menos de un mes de la caída de Cataluña en las manos de Franco, todavía la incautación no se había realizado. Ahora bien, toda esta conmoción colectivista se reflejó en la forma de vida de las personas. Durante las últimas ocho décadas, los medios de comunicación occidentales y de los países del socialismo real utilizaron el concepto de anarquismo como sinónimo peyorativo de desorden y caos. Pero el colectivismo anarquista que se impuso a partir de la revolución de 1936 en la zona catalana no era un anarquismo de los actos al azar, ni de carácter puramente individualista o hedonista. En “Homenaje a Cataluña”, por ejemplo, George Orwell comienza con una descripción de su llegada a la ciudad, tomando nota de los cambios físicos efectuados por los anarquistas y los trabajadores. La mayoría de los edificios habían sido capturados por los trabajadores, las iglesias habían sido evisceradas o demolidas, no existían automóviles privados o taxis, las tiendas y cafés se habían colectivizado, y los símbolos de la revolución abundaban. El efecto que esta colectivización tuvo sobre el pueblo era lo que resultaba más llamativo. Los camareros y vendedores de las tiendas te miraban a la cara y te trataban como a un igual. Las formas serviles e incluso ceremoniales del habla habían desaparecido. Nadie decía «señor», «don» o «usted»; cada uno llamaba a todos los demás «camarada» y «tú», y decía «¡salud!» en vez de «buenos días». El aspecto de la multitud era extraño. En apariencia, era una ciudad en la que los ricos habían dejado de existir. No había nadie vestido con distinción. Todo el mundo llevaba ropas de la clase trabajadora, overol azul o uniforme de miliciano. Decía Orwell: “Todo esto era raro y en movimiento. Había mucho en él que yo no entendía; en algunos aspectos, ni siquiera me gustaba; pero lo reconocí de inmediato como un estado de cosas por el que vale la pena luchar”. Como herederos de los bolcheviques ¿cómo podían los comunistas españoles rechazar una sociedad así? Tengamos en cuenta que las únicas experiencias similares anteriores habían sido los cuarenta días de la Comuna de París, masacrada en 1871, y la victoriosa experiencia soviética instaurada en 1917, por entonces de sólo veinte años. La gran diferencia con ésta residía sin duda en la democracia revolucionaria instaurada en España. El leninismo soviético había competido inicialmente (1917) con la Duma o parlamento, resolviendo a su favor esa situación de doble poder, pero instaurando una autocracia de partido que probablemente salvó a la revolución rusa, pero al costo de su espíritu. En otras palabras, la dictadura del proletariado descrita por Marx no debería ser una dictadura sobre el proletariado. Así, las clases obrera y campesina fueron reemplazadas por el partido comunista soviético en el esquema del poder. Con la instauración del stalinismo en 1924, el partido fue reemplazado por la dictadura del comité central, ésta por la dictadura del secretariado y el secretariado por el unicato. A este proceso llamó Trotsky “degeneración burocrática” del poder soviético. Muchos años después, en 1990, esta degeneración culminó  de la única manera posible, liquidando los restos de la revolución, desintegrando a la Unión Soviética y reinstaurando el capitalismo. Pero cumpliendo hazañas deslumbrantes y perpetrando daños incalculables en las décadas intermedias, todo en nombre de la revolución. Después de liquidar al POUM y domesticar un poco a los anarquistas, los comunistas españoles quedaron  a la cabeza político- militar de la república. Se dieron el gusto de tener un ejército con mando centralizado, frente al mando también centralizado de los “nacionales”. Los comunistas pelearon como leones. Estuvieron a punto de dar vuelta la guerra cuando cruzaron el Ebro y se lanzaron sobre el corazón de la zona fascista. Pero ya era tarde. Cayó Cataluña y meses después, Madrid. Para el historiador burgués Hernando Hernández Sánchez, en su libro de 2011 “GUERRA O REVOLUCIÓN. EL PARTIDO COMUNISTA DE ESPAÑA EN LA GUERRA CIVIL” el PCEfue una fuerza política que ocupó un lugar periférico y marginal en el sistema de partidos mientras mantuvo un discurso esencialista, radical y sectario, al menos durante el período republicano, conformando un grupo minúsculo hasta que comenzó la contienda, para posteriormente enarbolar la bandera del antifascismo una vez estallada la guerra, siendo el partido capaz de compaginar un ideario de izquierdas de amplio espectro, con una centralidad política básica en ese momento, donde la revolución de la CNT y del ala izquierdista del PSOE asustaban a una gran cantidad de ciudadanos ajenos a tesis tan radicales para su comprensión… [pero] su propia grandeza no fue lo suficientemente potente como para dominar todo el escenario republicano, ni político ni militar. Traduciéndolo al castellano, el PCE pasó de ser una organización pequeña y débil, a convertirse en el eje de un masivo frente antifascista, interpelando a las fracciones de clase aterrorizadas por la revolución (burguesía republicana, clase media urbana, pequeños propietarios rurales). Por supuesto que sólo pudo hacerlo abandonando y enfrentando a las clases o fracciones de clase que estaban haciendola revolución: el proletariado y el campesinado pobre. Esa fue la “grandeza” insuficiente del PCE, Hernández Sánchez dixit. Esas fuerzas sociales empecinadas, obreros y campesinos, no pudieron ser convencidas de la majestuosidad de la política de “primero la guerra, después la revolución”. Esta extravagante estrategia resulta completamente excepcional en la historia de los levantamientos sociales, más bien única en toda la secuencia de las luchas militares de los pueblos desde los tiempos de la guerra de los campesinos en Alemania, hasta los recientes levantamientos en Colombia y Centroamérica, pasando por las revoluciones francesa, rusa, china, coreana, yugoeslava, vietnamita, cubana, en fin. El partido bolchevique triunfó en la Unión Soviética poniendo en práctica las módicas consignas revolucionarias “paz, pan y tierra”. Los que decían en 1917 “primero la guerra, después la revolución” fueron los derrotados mencheviques. Los pueblos no hacen la guerra “a crédito” de reivindicaciones futuras. El movimiento comunista internacional tampoco volvió a aplicarla. Centenares de miles de muertos y cuarenta años de fascismo: alto costo para un aprendizaje. La opinión impuesta por la prensa y demás medios masivos de occidente, repetida durante décadas hasta la náusea, fue que la Guerra Civil española resultó un fracaso colosal, y que no consiguió ningún resultado concreto. Fracaso atribuido a la “responsabilidad” de los socialistas, los anarquistas, los comunistas, los trotskistas, dependiendo de quién hace la evaluación. El comunismo oficial suele culpar de la derrota al bloqueo anglofrancés, que impidió que la república recibiera pertrechos y refuerzos en la magnitud que Franco los obtuvo de Hitler y Mussolini. Pero resulta ingenuo pensar que las grandes democracias occidentales iban a ser solidarias con la máscara democrático-burguesa de la revolución española. Dos décadas antes, la revolución bolchevique no sólo sufrió el bloqueo sino la intervención militar masiva de las potencias “democráticas” entre 1918 y 1922, intervención que logró vencer movilizando para la guerra a todo el pueblo soviético. Difícil hubiera sido obtener ese apoyo si no se ponía en práctica la revolución al mismo tiempo que se combatía. Queda preguntarnos hoy, fallecidos los protagonistas de esa gesta inolvidable que fue la revolución española, qué enseñanzas extraer de tantos profundos errores y de tantos deslumbrantes aciertos. La primera enseñanza que podría extraerse es que la revolución es una emergencia inmanente del movimiento de masas. Ninguna acción partidaria puede reemplazar esa emanación titánica. La segunda enseñanza es que las conducciones políticas de los movimientos no pueden garantizar la victoria, pero sí pueden provocar la derrota. Las conducciones son indispensables, ya que las masas libradas erráticamente a una evolución ciega resultan presa fácil de sus victimarios. Pero pueden llevar a las multitudes a rumbos profundamente erróneos. Por lo cual es preciso consolidar los liderazgos, pero desconfiar de las supuestas vanguardias. La tarea más importante en la actualidad es descubrir entre la neblina las leyes que rigen el movimiento de la lucha política de clases. Aunque la clase obrera contemporánea es muy distinta de la que combatió en España en los años ’30, nuestro deseo profundo se hermana con esa Barcelona obrera y campesina, igualitaria, ilustrada y entusiasta, descrita por Orwell y que aunque parezca un sueño, realmente existió.

Habitar las ciudades democráticas // Bernardo Gutiérrez

El momento histórico exige un nuevo marco simbólico, el de las ciudades democráticas, en las que desembocan las luchas de las comunes digitales, de los comunes urbanos y de los comunes democráticos vinculados a la participación ciudadana.
El modelo smart city que ha reinado en la última década del planeta, la ciudad inteligente basada en una gestión centralizada y en la comercialización de los datos de los ciudadanos, hace aguas. No solo eso: las prácticas, narrativas y procesos alrededor de «datos» y «ciudad» empiezan a apuntar hacia la dirección opuesta. La línea de investigación-acción datos para el bien común, puesta en marcha en el MediaLab Prado de Madrid, reinventa la gestión de datos desde lógicas no centralizadas.

Tras las revelaciones de Edward Snowden, la criptografía es la nueva atmósfera-deseo de esta nueva era que reclama transparencia para lo público y privacidad para los individuos. Y por primera vez, el ecosistema de los comunes – el común, procomún, los commons, el bien común – empieza a relacionarse cara a cara con la democracia. ¿Cómo sería la democracia de los comunes? ¿Cómo mejoraría la tecnología de los comunes la participación en la ciudad? ¿Democracia del bien común?

El encuentro Ciudades Democráticas: tecnología de los comunes y derecho a la ciudad democrática, que tuvo lugar a finales de mayo en el MediaLab Prado y el Museo Nacional Centro de Arte Contemporáneo Reina Sofía de Madrid, sirve de marco para reflexionar y para intentar responder a algunas de las preguntas formuladas en el mismo. El encuentro Ciudades Democráticas es digno de estudio por muchos motivos, desde los invitados al contenido generado durante el mismo, porque en él confluyeron tres líneas del ecosistema de «los comunes» que no dialogan fácilmente: los comunes digitales que tienen su línea de batalla más encendida en el espionaje masivo, los comunes urbanos que cocinan las ciudades desde lógicas colectivas y los comunes vinculados a la participación en la democracia. El marco simbólico de las ciudades democráticas se transforma pues en un espacio común habitado por diferentes prácticas y visiones políticas del ecosistema del común, procomún o los comunes.
Procomún y participación

La línea de comunes vinculados a democracia cristalizó tras el encuentro de Madrid en la red DemoComunes, una nueva red formada por activistas, académicos, movimientos sociales y técnicos de instituciones que comparten métodos, protocolos, software, prácticas y narrativas de las nuevas ciudades democráticas. La red DemoComunes, que se lanzó el pasado 05 de julio, pretende construir «una sociedad plenamente democrática en todos sus ámbitos, impulsada por las posibilidades de colaboración y trabajo en red (digital y presencial)». Aunque todavía no está totalmente definida, el método que propone DemoComunes marca un nuevo camino: «Creando, liberando y compartiendo modelos organizativos, tecnologías, metodologías, prácticas, materiales legales, narrativas y, en general, recursos comunes y abiertos que nos lleven hacia formas democráticas basadas en la participación colaborativa conectada» .

El encuentro Ciudades Democráticas, suelo común de DemoComunes, fue un auténtico inventario de prácticas, metodologías, tecnología y pensamiento para reformular la democracia. Para descentralizarla. Un inventario de los comunes que, empoderando a la ciudadanía, modula la democracia. Apoyándose en la inteligencia colectiva, la abre. Las ciudades democráticas, bajo la lógica de lo abierto y lo común, se convierten así enun marco simbólico que desplaza, tal vez para siempre, a la smart city y a la obsoleta política de patentes de las multinacionales. La línea de los comunes democráticos revela que es posible que convivan el pensamiento político tejido alrededor del común y las prácticas que lo hacen posible y que generan una retroalimentación virtuosa entre el adentro institucional y el afuera de la sociedad civil. Los comunes democráticos son una visión de mundo que combina pensamiento y prácticas, una visión política que va más allá de los marcos teóricos y que desborda las herramientas digitales por otro.

¿Cómo medir y relacionar los relatos, formatos e imaginarios de los comunes democráticos? ¿De dónde beben las nuevas prácticas instituyentes e institucionales relacionadas con la democracia directa o deliberativa, como decide.madrid.es? La evolución del 15M español o de la revolución ciudadana islandesa de 2008 visibiliza la importancia de la toma de las plazas que arrancó con la eclosión de la Primavera Árabe. La democracia basada en la topología de red distribuida, como las prácticas puestas en marcha por el partido-movimiento Wikipolítica en México, las plataformas participativas de Islandia o las herramientas de democracia directa de algunos «ayuntamientos del cambio» (como Madrid, Barcelona, Oviedo o Coruña) son uno de los puntos de llegada de las plazas ocupadas del 2011. No es el único punto de llegada ni hay una relación de linealidad, pero el mantra de las plazas tomadas a la política distribuida empieza a ser una realidad . La influencia de los procesos colectivos y herramientas cocinadas con software libre en las plazas tomadas, como el Propongo de la Acampada Sol en Madrid, han sido de especial relevancia para la construcción de decide.madrid.es, la plataforma de participación del ayuntamiento de Madrid. No es causalidad que las sesiones del #DemocracyLab del encuentro Ciudades Democráticas de Madrid usara formatos como los hackatones o datatones de trabajado colaborativo para mejorar herramientas digitales para la democracia directa, como el software Consul del Ayuntamiento de Madrid, en el que está basado decide.madrid.es. No son tan diferentes del trabajo colectivo realizado en las plazas tomadas.
Betas urbanos: hacia la ciudad relacional

La línea de comunes urbanos es también una visión de mundo en la que se enredan prácticas ciudadanas y pensamiento político. La efervescencia de prácticas ciudadanas alrededor del espacio público, que tiene en Madrid y en otras ciudades españolas uno de sus epicentros globales, tiene en el término ‘bien relacional’, acuñado por primera vez por la filósofa Martha Nussbaum en 1986, una de sus piedras de toque. Un bien relacional podría definir aquellas “experiencias humanas en las que el bien es la relación por sí misma”. La charla con un camarero que nos hace volver a un bar. La estantería de libros compartidos de un café. El paseo con un vecino que lleva a sus hijos al colegio. El clima acogedor de una conversación coral en una plaza.
Los bienes relacionales estarían habitados por intagibles como la confianza, la reciprocidad o la amistad. Y son co-consumidos y co-producidos al mismo tiempo por los sujetos involucrados en ellos. En el universo de los bienes relacionales, lo competitivo cede espacio a lo colaborativo. El compartir es el ADN de este nuevo ecosistema de bienes, relaciones y reciprocidades interdependientes.
Los bienes relacionales están profundamente relacionados a los espacios. A los espacios compartidos, a los espacios relacionales, a los espacios en red. Y encajan con el concepto de ciudad relacional que baraja la jurista María Naredo. Un modelo de ciudad relacional, fraguado con lazos intersubjetivos, tejido con capas de afectos: “el modelo “relacional” propone formas de seguridad basadas en el encuentro, la relación y el diálogo. La seguridad, en el modelo relacional, pasa sobre todo por recrear el lazo social. No vaciar la calle, sino todo lo contrario: repoblarla de relaciones de vecindad, de buena vecindad también entre desconocidos. Para así poder confiar en que alguien nos va a echar una mano si nos ocurre algo en el espacio público, la vecina del quinto o el tendero de abajo”. Por si fuera poco, la ciudad relacional dispone de un minucioso manifiesto escrito por Enric Ruiz-Geli, que busca puentes, transversalidades y conexiones entre aquellos que la habitan.

Hace apenas unos años, ante el brutal ataque neoliberal de los espacios urbanos, el grito era considerar el espacio público como una inquebrantable ideología. El espacio público, en la nueva era / interfaz relacional, aspira a ser un espacio común. A un espacio donde el procomún – algo que es todos y no es de nadie – sea la atmósfera y norma que todos respiren. El espacio común – la verdadera fábrica de los bienes relacionales – se deja intuir en prototipos urbanos, inacabados y colectivos como los que crea Ciudad Emergente en Chile o el Campo de Cebada de Madrid. El espacio común palpita en los últimos ensamblajes humanos del planeta (plazas ocupadas, asambleas en plena calle). O en procesos-flujos como Ciudad Escuela de Madrid, que incentivan mobiliario urbano construido con licencias libres, participación ciudadana y procesos de código abierto.
En el encuentro Ciudades Democráticas, la línea de comunes urbanos estuvo presente en la sesión Urban Betas, donde confluyeron proyectos, relatos, experiencias y herramientas digitales de colectivos tan diversos como Todo Por La Praxis, la Red de Espacios Ciudadanos (REC),Territoris Oblidats o el Vivero de Iniciativas Ciudadanas. La ciudad como sujeto político colectivo, como conjunto de relaciones entre bienes relacionales, empieza a dialogar con la línea de comunes digitales. Y enriquece mucho la visión de mundo de los comunes democráticos, desbordando las plataformas digitales con procesos, relatos y prácticas.
La ciudad abierta y colaborativa tiene un doble corazón, digital y analógico. La ciudad abierta y en común puede ser una sinergia de hackers y urbanistas, de niños y jubilados que construyen ciudad. La ciudad abierta y en común es una polifonía de cines auto organizados de barrio (como el Cinema Usera, en Madrid) y de centrales térmicas auto gestionadas en las periferias (como la de Orcasitas, también en Madrid), de redes de huertos colectivos, de mobiliario construido por vecinos y vecinas, los verdaderos arquitectos del siglo XXI. Nuestros cuerpos son el hardware, nuestros procesos el software, como diría el investigador Ted Nelson. La capa territorial (comunes urbanos) completa y resignifica la capa digital participativa de los comunes democráticos.
Human rights by design

La tercera línea que visibilizó el encuentro Ciudades Democráticas de Madrid fue la de los comunes digitales. Para ser más concretos, el nuevo frente de batalla que desde el ecosistema de los comunes digitales se ha puesto en marcha contra la vigilancia masiva de las grandes multinacionales y Gobiernos. Existe un mundo pre revelaciones de Edward Snowden. Y existe una «era Snowden», en la que estamos totalmente inmersos, marcada por el derecho a las filtraciones y a la transparencia. La criptografía, la variable que garantiza el derecho a la privacidad digital, es otro de los elementos comunes del encuentro Ciudades Democráticas. Nunca habrá igualdad si la élite y las grandes compañías practican la vigilancia masiva a los ciudadanos. El sociólogo brasileño Sérgio Amadeu afirma que el mundo necesita tecnología «human right by design» que garantice los derechos humanos. La privacidad, tras las revelaciones de Edward Snowden que probaron que algunas de las multinacionales tecnológicas más importantes son cómplices del espionaje masivo de la National Security Agency (NSA) de Estados Unidos, empieza a convertirse en uno de los derechos humanos de nuestros tiempos. Un derecho humano para el que, hasta ahora, no existe una protección contundente a nivel internacional. Al lado de la privacidad, nos encontramos otro concepto clave, la transparecencia. Julian Assange, fundador de Wikileaks, todo un Jimi Hendrix de nuestra era, resume la relación de privacidad con transparencia de una forma muy simple: «Más privacidad para los débiles, más transparencia para los poderosos» . ¿Cómo se relacionan pues las tres líneas de los comunes (democráticos, urbanos y digitales)? ¿Cómo habitan dichas líneas, con sus visiones de mundo, con sus prácticas y pensamiento político, el marco simbólico de las ciudades democráticas?
Marcos agregadores, prácticas del común

La evolución del concepto smart city (ciudad inteligente) brinda un ejemplo didáctico. Tras venderse cómo un paradigma de la ciudad en la que la tecnología trabajaba para resolución de problemas colectivos, la ciudad inteligente se convirtió en el marco simbólico común de todos aquellos que pretendían mejorar la ciudad con el uso de tecnología. Cuando las críticas al modelo y a las prácticas de las grandes multinacionales vinculadas a la ciudad inteligente fueron aumentando el tono, muchos colectivos sociales, investigadores y urbanistas comenzaron a hablar de smart citizens, ciudadanos inteligentes. Hablar de smart citizens es, en el fondo, aceptar el marco de la smart city: critica y discute lo que es inteligente o no, pero no desplaza el marco hacia otra parte. La maquinaria de las multinacionales tecnológicas no tienen ningún problema en aceptar el debate de narrativas en los marcos simbólicos construídos por ellas. Tras las críticas iniciales a la ciudad inteligente, el propio mercado lanzó su nueva capa narrativa de «ciudadanos inteligentes», apropiándose de las críticas y transformándola en algo suyo.
El mercado, el capitalismo cognitivo y los Gobiernos están vampirizando la ética hacker, lo colaborativo o la cultura lab sin entenderlo de verdad. El oportunismo roza el insulto en el caso de grandes compañías como Microsoft o Oracle, lobbistas duros del copy right que juegan a los datos abiertos, disfrazados de mecenas de lo hacker o de ciudadanos inteligentes. Lo mismo ocurre en el ámbito de los gobiernos: ciudades gobernadas por partidos y políticos verticales, vinculados al capitalismo en mayúsculas, creando espacios con narrativa hacker. El Ayuntamiento de Río de Janeiro – el que se subió al carro de la especulación inmobiliaria, los desalojos, la ciudad creativa del capitalismo cognitivo y el control tecnológico de la Smart City – creó el Lab.rio. La narrativa lab de los laboratorios ciudadanos y sus subnarrativas (innovación ciudadana, por ejemplo) también están en boga. Y son puestas en marcha por personas / instituciones que ni saben trabajar en red ni conocen la ética hacker.
Para contrarrestar a la máquinas de marcos simbólicos falsos y a la mafia de narrativas robadas, se están tejiendo otros marcos como el de las ciudades rebeldes. ¿Pero entrarán el sistema, el mercado, los grandes medios y la ciudadanía en general en marcos simbólicos tan combativos y anti sistema como las ciudades rebeldes? ¿Sirve de algo crear marcos esencialmente antagonistas?
Habitar las ciudades democráticas

El encuentro Ciudades Democráticas, más que un conjunto de presentaciones, charlas y encuentros, dejó un legado más importante: un marco simbólico neutro y agregador habitado por prácticas del común. Porque no sirven los imaginarios huecos, las narrativas vacías, el marketing del mercado que se apropia de la voz de la ciudadanía. Las ciudades democráticas, sin prácticas del común, podrían ser un marco vacío que el mercado no tardaría en ocupar. Por eso la participación ciudadana, para no caer en la nada, debe funcionar con la lógica de la Internet descentralizada, de los comunes en red, de los procesos de abajo arriba. Y por eso la conferencia internacional de Ciudades democráticas flotó sobre los elementos de un nuevo sentido común de la democracia: filtraciones pro transparencia, criptografía, tecnologías peer-to-peer, mecanismos de democracia directa, diálogo, escucha institucional, hacking cívico. El marco simbólico de las ciudades democráticas, funcionando con la lógica de la democracia de los comunes, es otra cosa. Es criptografía y derecho a las filtraciones, privacidad y participación, redes abiertas e inteligencia colectiva, derecho a la ciudad y la democracia del bien común. Las ciudades democráticas son todo aquello con lo que sueñan los ideólogos de las ciudades rebeldes, pero configuran un espacio agregador en el que todo el mundo, y no sólo los que tienen afinidad ideológica, pueden participar.

Si el sistema quiere disputar el marco de las ciudades democráticas, que entre, que debata, que proponga. Pero lo tendrá difícil si el sistema operativo y la lógica de las ciudades democráticas sigue la senda de los comunes democráticos, los comunes urbanos y las nuevas luchas de los comunes digitales que se mestizaron en el encuentro ciudades democráticas de Madrid. Tendrán difícil disputar un marco simbólico tan incombatible mientras el imaginario de la participación ciudadana este configurada por gente como Raquel Rolnik, ex relatora de vivienda de la ONU, que participó en el encuentro de Madrid. «El verdadero cloud que arrasa el planeta es el capital financiero», afirmó Raquel en su conferencia. Continuemos marcando la cancha de las ciudades democráticas, habitando un marco agregador en la que no cabe todo, muchos menos el neoliberalismo. Quien se quede fuera de las ciudades democráticas, quien no acepte su lógica abierta orientada al bien común, tendrá un nombre: enemigo de la democracia.
[Fuente: https://www.diagonalperiodico.net]

Piel negra. Poder blanco. Dallas, Baton Rouge y las cenizas del mito “post-racial” // Miguel Mellino

Dallas y Baton Rouge están dando el golpe decisivo a la era Obama. La era del primer presidente negro de uno de los estados más racistas que el capitalismo y el colonialismo moderno han producido en la historia, está acabando de la única manera en la cual podía acabar. Difícil encontrar otro ejemplo en la historia reciente – a parte quizás el de J. F. Kennedy – en la cual los discursos a través de los que el poder tiende a legitimarse son tan distantes de su efectiva constitución material. Acogida en 2008 como la expresión de una necesidad colectiva de discontinuidad respecto a las previas administraciones teo-con, también desde buena parte de la izquierda radical global, la era Obama ha demostrado totalmente otro posicionamiento respecto a tal espera: a nivel tanto de política nacional que la política exterior.
El complejo “militar-financiario-neoliberal”
Desde el punto de vista económico, más que encorajar políticas anti-ciclicas frente a la crisis del 2007 – la cual lógica más perversamente depredadora tuvo como objeto  los negros pobres de EE.UU., ulteriormente expropiados por los créditos subprime – la era Obama ha sido caracterizada por la promoción de medidas finalizadas no solo a mantener, sino a reforzar la estructura neoliberal del actual orden financiero global. En la era Obama, lo que Peter Gowan ha llamado en su The Global Gamble (1999) el conjunto “FMI-Wall Street-Señoria del dolar” – es decir   la estructura material del neoliberalismo como dispositivo global de gobierno – seguramente se ha reforzado después de la crisis de 2007. También los últimos episodios de esta saga hablan claro: piense en la promoción activa y directa por parte de Obama mismo, en sus últimos viajes oficiales, del TTIP (Transatlantic Trade and Investement Partnership), un tratado que derrumbaría las última barrera para una entrega total del mundo a la soberanía de las multinacionales y la economía financiera, pero también en su apoyo explicito al Remain en el referéndum británico, es decir una elección proclamada sobre todo en la continuidad del actual poder financiero europeo basado en el papel estratégico de la City londinense en el interior del actual modo de acumulación neoliberal global.

Tampoco desde el punto de vista geopolítico no ha habido ninguna ruptura con las administraciones conservadoras anteriores. La “mitológica” retirada de EEUU en Iraq y Afghanistan, lanzada en 2008 como parte del proyecto “Obama Hope”, se ha vuelto en su contra, en la decisión de mantener los marines en estas zonas de guerra a “tiempo indefinido”. Los discursos de los inicios a favor de un “pacifismo multilateral” se han acompañado de intervenciones directas e indirectas a favor de nuevas “guerras permanentes” y nuevas balcanizaciones de estados no del todo “alineados”  al orden internacional, como en el caso de Libia, Ucraina y Siria. Pasando por la asfixia de los así llamados países emergentes (BRICS) efectuada a través de un acuerdo deliberado con los sauditas a favor de un fuerte aumento de la producción de petroleo, el  único objetivo del cual ha sido el de hacer caer el precio internacional del crudo. Se trata de una estrategia que ha metido en problemas no sólo a países como Rusia y China (tradicionales estados canallas), sino también la Bolivia de Morales, el Ecuador de Correa y la Venezuela de Maduro. Es en este contexto que se debe ubicar el apoyo de Obama – con una visita oficial en Marzo – al neoliberalismo despiadado de Macri en Argentina y la deriva reaccionaria y conservadora en Brasil después del impeachment del controvertido gobierno de Dilma Roussef. Mas allá de los juicios que se puedan tener sobre los diferentes gobiernos “post-neoliberales” de  América Latina, los cuales, los límites de clase, si se quiere, están claramente en la base de su progresivo debilitamiento interno, no se puede negar que la era Obama haya conspirado desde el inicio contra el así llamado “regreso a la izquierda” de esta parte del mundo: aquí es suficiente recordar el apoyo explicito al golpe contra Zelaya en Honduras de 2008 y contra Lugo en Paraguay de 2012.
El complejo “militar-penitenciario-racial”
Pero si es cierto que en la era Obama el conjunto “militar-financiero-neoliberal”global se ha  reforzado progresivamente, es además cierto que también a partir de Angela Davis lo que podemos llamar el conjunto “militar-penitenciario-racial” interno indudablemente no está más debilitado. Aquí también se puede observar la misma tipología perversa de “blackwashing”, por así decirlo: los discursos sobre el inicio de una condición finalmente “post-racial” en los EE.UU., de una democracia  finalmente libre de las jerarquías de la raza y de la “linea del color”, han funcionado como un siniestro contrapunto de la marcha inestancable del “estado penal” neoliberal. La celebración de una “condición post-racial” – sellada por la puesta en discurso de la elección de un presidente “negro” en el país de las plantaciones, del Ku Klux Klan, de los linchamientos de los negros, de las violaciones sistemáticas de las esclavas negras, de las leyes Jim Crow – ha sido la banda sonora de una singular “tecnología racista de gobierno” emergida junto al proceso de reestructuración neoliberal y basada en la represión militarizada de los territorios, el encarcelamiento y el abandono de masas, el recurso al racial profiling y el homicidio de estado entre negros pobres y excluidos.

No se dejen engañar los significados literales vehiculados por la palabra “post-racial”. Lo que muestran los hechos, es decir la continua producción institucional de los negros pobres como “grupo sujeto a muerte prematura”, por decirlo como Ruth Gilmore, es que el discurso “post-racial” a través el cual continua a interpelarnos todavía la era Obama, no es más que la condensación fetichista o el suplemento ideológico de una nueva y más perversa forma de racismo. Es cuanto afirma, por ejemplo, David Theo Goldberg, notable estudioso del racismo moderno, en su Are we all Post-racial yet? (2012). Según Goldberg, la especificidad del orden del discurso “post-racial” no está tanto en volver innombrable la raza en el lenguaje ordinario o en volverla “invisible” como fenómeno social, cuanto en su negar de manera continua y obsesiva la dimensión estructural-material del racismo en la sociedad americana. El discurso “post-racial” niega el racismo como “constitución material”, es decir como dispositivo (simbólico y material) a la base de la producción de la relaciones entre las clases y por lo tanto de la jerarquización de la ciudadanía. En términos marxistas, se puede decir que el discurso “post-racial”, construyendo las “razas” como fenómenos escindidos de las condiciones materiales de su producción, opera a través de una especie de fetichización de la raza y del racismo. Es en esta manera que, paradójicamente, el discurso “post-racial” acaba por ontologizar – esencializar – aquellas mismas “razas” de las cuales niega la existencia; es así que fenomenos sociales que son claramente el producto del racismo como dispositivo estructural de producción de la sociedad – por ejemplo, el alto porcentaje de negros entre pobres, excluidos, desempleados, población carcelaria, etc. – acaban por aparecer como el producto de una manera de vivir “equivocada”, de una cierta patología cultural, o de un simple déficit de “instrucción”, “educación” o “inteligencia” personal. El discurso “post-racial”, por decirlo en los términos de Fanon, pone el racismo del lado del ontogenesis en lugar de la sociogenesis.

Negando la dimensión público-material del racismo, por tanto, el discurso “post-racial” funciona como un dispositivo (racista) de naturalización de las desigualdades, cuyo efecto principal es justo aquel de convertir la raza y todo lo que ella implica un componente natural (o presocial) de la sociedad. Desde el interior de este discurso, los procesos de racialización, entendidos como la distribución de jerarquías y privilegios según la pertenencia a ciertos grupos y clases, no aparecen más como algo “adscriptivo”, como un producto activo de la interacción entre estado (instituciones) y capital, sino como un simple y neutral “amalgama” social originado por el libre juego entre sujetos, el desarrollo de lo que podemos llamar la “mano invisible” de la sociedad.
Desde este punto de vista, es sintomático que en los casos de Dallas y Baton Rouge se ha empezado a hablar de “odio racial” o de “guerra racial” sólo cuando los negros han disparado a los policias y no viceversa; movilizadas solamente en referencia al actuar de los negros, expresiones como “odio racial” o “guerra racial” acaban por poner “blancos” y “negros” al mismo nivel, como si las relaciones de poder fueran aun aquí “simétricas” y “equivalentes”; y como si el conflicto (racial) fuese generado por una especie de “natural” y reciproca intolerancia: más de esto que de un cierto sentido común entiende por “xenofobia” (fenómeno neutro, universal, inherente a la misma condición humana) que del racismo como sistema histórico de dominio de los blancos sobre los negros. Esta particular narración de los hechos además nos muestra que en el interior del discurso “post-racial” es a menudo el “negro” (o “latino”, o “musulmán”, y ciertamente no es ni el blanco ni tampoco el sistema) el portador del elemento “racial”, y últimamente, también del racismo, si como nos recuerda todavía Goldberg, uno de los aspectos más destacados de la condición o del discurso “post-racial” es que los que son acusados de “actitudes racistas” son cada vez más aquellos que históricamente han sufrido el racismo en lugar de sus verdaderos partidarios o promotores. En consecuencia, se puede decir que una de las finalidades fundamentales del discurso “post-racial” es volver “invisible” la whiteness (por que vuelve “neutra”) a través de la hiper visibilización de los otros – el “negro”, el “latino” – en clave “racial”.

De estas consideraciones se puede inferir otro de los efectos más perversos del discurso “post-racial”: en su negación de la raza y del racismo como dispositivos materiales aún a la obra en el ejercicio del poder en la sociedad americana, eso desata el pasado del presente dejando los sujetos “libres” de vender en el mercado, o de meter a trabajar, la propia “diferencia” (quizás racial, pero ciertamente no producida por el racismo). Dicho de otra manera, el discurso “post-racial” trabaja en el olvido de la historia, de aquellas mismas condiciones históricas – el capitalismo colonial, la esclavitud –  que han consentido la formación de las jerarquías y los privilegios raciales. Es el olvido de esta historia a consentir, de manera totalmente perversa, una proliferación “libre” y “sin culpas” de discursos y practicas racistas, porque, como es evidente, no vienen reconocidas como tales. Además, eliminando el racismo del discurso público sin la eliminación de estructuras materiales en las cuales se establece históricamente la supremacía de la whiteness, el discurso “post-racial” acaba por inscribir en la piel sólo las verdades producidas socialmente por el “capitalismo racial”, por usar la expresión conocida de Robinson Cedric en Black Marxism (1983). En resumen: la neutralización de la dimensión material de la historia y la privatización de las cuestiones de raza y racismo (atribuyéndole a la esfera privada y no pública), el discurso “post-racial” ha llegado cada vez más a ser visto como un elemento necesario y constitutivo de la razón del gobierno neoliberal. Más: el aumento significativo de la desigualdad entre las clases, la ruptura radical de raza y clase en el cuerpo social causada por el desarrollo del neoliberalismo ha encontrado en el discurso “post-racial” uno de sus elementos centrales de recomposición ideológica.

Piel negra. Poder blanco
La era Obama, por lo tanto, propone de una manera infinitamente más perversa la famosa citación de Fanon: Piel Negra. Poder blanco. El discurso “post-racial”, la celebración de una supuesta condición social de “color blindness“, fue parte de la respuesta del capitalismo racial estadounidense a la lucha del movimiento por los derechos civiles y la radicalización de la cuestión negra expresada por el “black power” en los setenta. Este nuevo dispositivo racista osciló entre la negación del racismo como una dimensión histórico-material del capitalismo estadounidense y la mercantilización/poner a trabajar todas las expresiones tradicionales de la blackness. Alguien, sin embargo, sostiene que el aumento racista que está caracterizando el final de la era de Obama es parte de la respuesta del poder blanco a la elección de un presidente negro, un intento de dar una siniestra y definitiva marca histórica sobre este período singular en la historia de EE.UU. El hecho no cambia: Dallas y Baton Rouge quizá han demostrado que algunos de los negros – los más pobres y marginados – cansados de ser sometidos de forma pasiva el mito cada vez más grotesco de la integración “post-racial” en curso. Un mito que se vende en diferentes maneras, cabe recordar, incluso por parte de la élite negra. Esta reacción podría ser la única noticia real de lo que ha sucedido en los últimos días, aunque todavía es pronto para decirlo. En el movimiento Black Lives Matter la discusión sobre cómo reelaborar de manera efectiva su propuesta y como de organizar políticamente la rabia generalizada sigue y las interpretaciones de los eventos no son de ninguna manera homogéneas.Lo que es cierto es que la violencia es “post-racial” de la policía y las absoluciones comunes de los agentes imputados vuelven la situación cada vez más enervante.

[Fuente: Commonware]

Terrorismo: la ‘zona gris’ de la sexualidad// Éric Fassin

 

¿Se puede tachar de dementes a los autores de las actuales masacres sin sentido? Su lógica enloquecida es la de nuestra época

Dos viejos árabes barbudos vestidos con chilaba enarbolan un cartel: «Yo soy Charlie». Esta fotografía podría ilustrar «el espíritu del 11 de enero». Ahora bien, en febrero de 2015 está en la portada de la revista del Estado islámico. Contrariamente a las advertencias frente a la «amalgama» entre musulmanes y terroristas, había que acabar con la «zona gris».

El terrorismo pone todo su empeño en borrar cualquier matiz para lograr un mundo en blanco y negro. Los objetivos no serán pues solo los blasfemos (como la redacción de Charlie Hebdo) o los judíos en su calidad de tales (como en el Hyper Cacher); el 13 de noviembre en París o el 14 de julio en Niza, en medio del gentío, todo el mundo se convierte en blanco indiferenciado. Para exacerbar la tensión y hacer el juego a la islamofobia debilitando lo que se ha venido a llamar «el islam moderado». La estrategia del terror nos remite, pues, a una política de lo peor.

Su eficacia se debe a la posibilidad de ser compartida por sus adversarios. Desde el 11 de septiembre de 2001, explica esa revista, está claro que hay que «elegir entre dos bandos», entre el mundo musulmán y Occidente. Y cita a Osama Ben Laden: «Bush tiene razón cuando declara: `o se está con nosotros o con los terroristas´. O estáis con la cruzada o con el Islam». Así pues, los dos bandos reivindican la retórica del «conflicto de civilizaciones». En ambos casos nos hallamos ante la misma lógica binaria, basta con cambiar las etiquetas.

Pensemos en Anders Breivik, el terrorista noruego de extrema derecha (que inspiró al fanático de Munich) que justificaba ideológicamente el atentado de Utoya contra jóvenes socialdemócratas apoyándose en las declaraciones de dirigentes occidentales que denunciaban «el fracaso del multiculturalismo»; incluso pensaba citar como testigo en su juicio a un mulá encarcelado por amenazas terroristas: todos consolidaban el argumento de una guerra inevitable entre «ellos» y «nosotros». En el fondo, no importa el bando siempre que solo haya dos.

Por eso es difícil tachar de dementes a los autores de esas matanzas sin sentido. Su lógica enloquecida es la de nuestra época. Nos hace pensar en el amok, esas matanzas suicidas cuyo nombre procede de la lengua malaya: un hombre se lanza al espacio público matando a todo el que encuentra a su paso antes de encontrar la muerte. Según el etnopsiquiatra Georges Devereux esta expresión violenta emanaría del repertorio de las formas culturalmente disponibles. Sin embargo no se trata solo, aunque también, de trastornos psíquicos preexistentes. Se puede aventurar la hipótesis complementaria de que el trastorno identitario es, en la misma medida que la causa de las violencias, un efecto del «conflicto de civilizaciones».

Lo que nos permite comprender una aparente contradicción: con frecuencia, los terroristas que pasan al acto no son el ideal del musulmán, sino todo lo contrario. Desde 2001 nos extraña: ¿cómo es posible andar de juerga, con alcohol, drogas y mujeres y luego sacrificarse en una carnicería en nombre de la pureza religiosa? De hecho, entre los candidatos al martirio hay muchos arrepentidos o recién convertidos. Tras el atentado de Niza, el ministro del Interior, perplejo, habla de radicalización «muy rápida». Por eso el gobierno alemán ha dudado en calificar de acto terrorista el ataque con hacha en un tren de Baviera: ¿no era el culpable, un refugiado, un ejemplo de integración exitosa?

Para explicar esta paradoja, hay que dirigirse a los análisis de otro psiquiatra, Franz Fanon. En la guerra de Argelia se asiste a «fenómenos de tipo amok totalmente típicos». «Se les ve irrumpir en una calle o en una granja aislada, desarmados o blandiendo un mísero cuchillo mellado al grito de: `Viva Argelia independiente. Somos los vencedores´», para terminar «bajo una ráfaga de metralleta disparada por una patrulla». ¿Pero quién se lanza a ese delirio de muerte? En Los condenados de la tierra, el autor cuenta la historia de un joven argelino que «no se mete en lo que está pasando y está consagrado a su trabajo»; pero comienza a oír voces: «Traidor… cobarde…» Y termina por lanzarse contra unos soldados franceses gritando: «Soy un argelino». Y se explica: «No podía seguir escuchando sin reaccionar esas acusaciones. No soy un cobarde. No soy una mujer. No soy un traidor». Fanon resume el caso: «delirio de acusación y conducta suicida disfrazada de `acto terrorista´».

Es otra faceta del trastorno identitario que se observa en las informaciones sobre la sexualidad de Omar Mateen en Orlando y de Mohamed Lahouaiej Bouhlel en Niza. Que quede claro que no se trata de patologizar la homosexualidad o la bisexualidad. Todo lo contrario, si esos hombres viven una sexualidad minoritaria como una contradicción tan fuerte que les  desencadena un ataque homófobo como en Florida, es por una razón política: el «conflicto de civilizaciones» está hoy sexualizado. A favor o en contra de la «democracia sexual», es decir la igualdad entre hombres y mujeres y la libertad sexual, esa es la línea divisoria que, desde 2001, no se para de trazar entre «nosotros» y «ellos».
Ahora bien, si el psiquismo resiste a la simplicidad binaria, el sexo sigue siendo una «zona gris» entre grupos y, sobre todo, en el seno mismo de los individuos. Es una contradicción potencial que trabaja la intimidad. La violencia terrorista aparece desde ese momento como un intento desesperado, en forma de amok, de reducir, de un solo golpe, tanto la contradicción en el exterior como en el interior, tanto en el cuerpo social como en el del asesino que se erige en mártir. En resumen, «la extinción de la zona gris» a la que apela el Estado islámico pasa hoy, de modo privilegiado, por los que la encarnan, incluso por su sexualidad.

Fuente: [http://ctxt.es/]

Clinâmen: «Sólo la movilización social puede conformar un nuevo orden político»

 

Conversamos con Alejandro Horowicz, economista, investigador y autor, entre otros estudios, de «Los cuatro peronismos». Caracterización del gobierno de Macri. ¿Qué es el peronismo hoy, y qué queda del kirchnerismo? Las fuerzas de oposición y el papel de las organizaciones sociales. ¿Cómo incide la crisis global? ¿Es posible imaginar en el corto plazo la constitución de un bloque que enfrente con éxito al bloque actualmente en el poder?

http//ciudadclinamen.blogspot.com.ar

Hebe y la excepción justa // Lobo Suelto!

Los que quieren arrestar a Hebe de Bonafini apuestan fuerte al valor de una imagen y pretenden cerrar una etapa: ¿la de los años setentas? ¿la de la lucha por la memoria de los ‘80 y ’90? ¿la del 2001? ¿la del kirchnerismo? ¿la de la naciente resistencia al macrismo? Tal vez todas ellas. 
Lo cierto es que con sus idas y venidas, Hebe –nunca sola, aunque siempre  muy difícil de acompañar de cerca– ha impedido que se aíslen entre sí estas diferentes etapas históricas. Su modo de transitar el tiempo es excepcional. De allí sus palabras: «Yo nunca mido las consecuencias. Para mí lo más importante es la vida y el honor de mis hijos y de los 30 mil”. 
El estado que perpetró un genocidio no tiene autoridad sobre las Madres. Ellas, en cambio, sí se han ganado una conmovedora y dolorosa legitimidad: siguen siendo el máximo testimonio de la excepción justa, aquella que pone la legitimidad por encima de lo legal. Esto enloquece a las diferentes derechas, que quieren ver en este mas allá de la ley a un Dios Patriarcal o a un Gurú de las finanzas, pero jamás a una madre luchando por lo que hicieron con sus hijos combativos. Porque es precisamente la materialidad de esa lucha de madres lo que quieren derrotar. Porque en su fuerza de justicia, esa lucha puede mover lo que no puede mover el kirchnerismo, ni las izquierdas. 
Las Madres de la Plaza de Mayo pusieron en juego, del año ‘77 para acá, el más radical principio de soberanía: aquel que parte de los cuerpos vivos, capaces de luchar contra el terror y la explotación que una y otra vez los niega. Sin esa materialidad viva, principio político tan elemental como exigente, la palabra democracia carece de sentido.

Pegarle a la Madre // Agustín Valle

¿Por qué el gobierno de Cambiemos incurre en la tan burda y salvaje intentona de detener a Hebe de Bonafini? ¿Qué se pudo ver en ese intento?
El kirchnerismo le hizo el juego a la derecha en Argentina. Más acá de toda ilusión y esperanza. Eligió a Magnetto y a Macri como enemigos; reprodujo formatos de reproducción del poder sin variar un ápice la razón de Estado (con matices discursivos y políticas democratizantes que, casi todas, resultaron de papel para el soplido ceo); y una de las derivas problemáticas de su modelo fue la conversión de la Asociación Madres en una suerte empresa constructora con Sergio Shoklender como hombre clave (¿y por qué las Madres, manantial ético un imposible como consigna básica -la aparición con vida-, tenían que ser “constructoras”?). Esto habilitó la caricaturización conservadora. Y esa caricatura está en el cálculo canalla del macrismo: el núcleo duro del gobierno es eminentemente reactivo (anti todo, militantes de la nada… subproducto del laclauismo kirchnerista al fin). 
El macrismo lee los cuerpos en sus afectos reactivos: los cansancios, los resentimientos, las envidias, los miedos, las codicias. Y la afectividad alegre que propone tiende a lo incorpóreo: no te pide que vayas a ninguna plaza (no hace falta…), su símbolo son globitos ingrávidos; nada de bolsos llenos de pesadísimos fajos de billetes (grasada peronista), nada táctil, todo virtual, toda gravedad subordinada al valor de lo evanescente… Habíamos subestimado al macrismo en su capacidad de leer la afectividad de los cuerpos (y después resultó que “ganó en las villas y fue deseable para muchos laburantes”); pero ahora, en estos días, hemos visto una subestimación macrista de la densidad política de los cuerpos: asumieron que la densidad del cuerpo de Hebe había sido desvanecida por la caricatura, que se había licuado en la antinomia de la famosa grieta. Pero se toparon con un cuerpo más denso que la Guardia de Infantería: la densidad del reservorio moral que las Madres encarnan y concentran. 
Ese reservorio moral es mucho más profundo que sus avatares, ¿por qué?, porque en el peor momento de la historia argentina reciente, en los momentos de mayor sinceramiento de la violencia que constituye la base del orden, las Madres se erigieron como las únicas heroínas en este lío.  Pisando el asfalto una, y otra, y otra vez: pura fuerza de presencia incansable. Cuerpos con una decisión del instinto amoroso; con el instinto amoroso como único saber necesario. Sordos a todo discurso de Ley -porque la Ley amparó el Horror, el Estado se llevó a nuestros hijos: no me hablen más, todo es mentira. Por eso, por la raigambre instintiva y amorosa del saber de las Madres, es que no hace falta entender ni saber nada para entender que a las Madres no se las toca. 
¿Por qué sin embargo el macrismo lo intenta?
Quizá el macrismo, organizado sobre el componente antipolítico de 2001, intentara tantear hasta dónde ha logrado revertir aquella memoria revoltosa. Porque en aquel día decembrista, lo que resultó intolerable fue el Estado de sitio y el atropello a las Madres: ahí el aluvión total. Si ahora, entonces, podían detener a Hebe así nomás, era porque se revirtió por completo aquel arco de valores e intolerancias. Pero el pueblo las abraza. 
Pero el intento -el tanteo- conecta con un pasado aún más distante. La Dictadura desapareció a varias Madres. Pero no pudo con ellas: perseveraron. La Montada en 2001 las reprimió y esa represión fue la última sentencia de muerte de un tipo de gubernamentalidad. ¿Cuán gobernados estamos por el Terror, cuánto aceptan las vidas que se le pegue a la Madre, vidas entre asustadas y cautivadas por el frío brillo mercantil? Cuán consistente y profundo es el secuestro -o desaparición- del estado de ánimo: eso quisieron tantear. Cuánto el chamuyo del orden se impuso por sobre los cuerpos, y borra el testimonio materno de la legitimidad pre-legal (es por esa legitimidad pre estatal, supraPolítica, que, como señala Bruno Nápoli, a las Madres las han convocado decenas de veces para actos de toma de mando presidencial en diversos países: los medios insitucionales quieren irradiarse con la legitimidad inmediata de los cuerpos éticos de las Madres). 
La antipolítica quiso a los militares de modo semejante aa como hoy quiere a los gerentes: un saber técnico de orden, que sabe más sobre la vida que la propia vida. Rendimiento y eficiencia al mando sobre de la incertidumbre elemental de la vida, su fragilidad. Las Madres son lo contrario: todo saber fundado en el núcleo amoroso básico de la vida, y un grito inamovible plantado en el corazón de la incertidumbre: vivos los llevaron, vivos los queremos.
Pero ese núcleo amoroso queda aplastado en el régimen de valores de la vida social. Fogwill, en Pichiciegos, dice que «no hubo pichi en en algún momento no mencionara a la mamá» (y, dicho sea de paso, siempre contaba que escribió ese texto no solo “con doce gramos de merca en cuatro días” sino viviendo en el mismo edificio que la madre, e inspirado por un comentario de ella). Y en la última Copa América, todos pero todos los jugadores que hacían goles, los festejaban puteando, «¡y la puta madre!». ¿Nos acordamos del amor que nos parió cuando tenemos miedo, y renegamos con odio cuando festejamos? Qué triste. O mejor, qué muestra de cuán íntima y fundamentalmente derrotado está el que alcanza el éxito. El éxito en la vida mercantilizada es más una negación que una afirmación. 
La cara-paradigma de ese modelo triste de éxito es la del rubio papa-en-la-boca de Macri. Y es coherente con el cuño de su “núcleo duro” de sustento opinológico: también, deseo reactivo. Por eso los medios oficiales insisten en que Hebe fue protegida por “líderes kirchneristas”. Al gobierno le conviene que toda resistencia sea capitalizada por el kirchnerismo. 
El modelo de felicidad que es patrón está basado en la presunción (la idea) de que no entramos todos, salvo aceptando una radical y naturalizada desigualdad. La felicidad mercantil actual se funda en un cagazo (reproducido en este día y cada día), cagazo que conlleva odio, sobre el que proyecta su danza de alegría y tranquilidad. (Por eso Macri dijo que “obligaría a la gente a ser feliz”: es un imperativo, sería el triunfo máximo del orden de la desigualdad). El modelo de felicidad de Hebe es al revés: no un odio pero sí un desprecio reflejo de una defensa de la vida. El amor de madre, herido de todo dolor, se ejerce como desprecio. 
Madres: un reservorio de amor y ternura que se animó y anima a dar combate. Como pedía Saint Just, “Es siempre por lo que amamos que luchamos, todo lo demás es consecuencia”. 
La igualdad, por la que las Madres pelean, o mejor, la igualdad que las Madres señalan con su presencia, es la igualdad ante el terror: la evidencia de que el aparato de la Ley roba hijos muestra una fraternidad primordial entre los cuerpos. Los cuerpos somos iguales ante la fetichización trascendentalista del poder: ante la máquina superior que se da el poder de matarnos. 
Lo que se vio el otro día, la resistencia que protegió a Hebe (con cuerpos presentes, también con palabras e imágenes circulantes), fue el saber instintivo de que hay una legitimidad vital (es decir, un plano de existencia por derecho inherente del cuerpo) previa a la Palabra de la ley, al chamuyo del orden. Tocan a Hebe y nos tocan a todos, ¿qué nos tocan? El reservorio de legitimidad vital inmediata, reservorio del derecho de existir sin “permiso” (sin acatar la racionalidad de Gestión). Tocan esa dimensión de nuestros cuerpos que no quiere dejarse gobernar. ¿Quiénes gobiernan? Los que ganan, sobre los que pierden. Todos los que en este añito ganaron cosas, están gobernando a todos los que perdimos cosas (y todos los que ganaron en los últimos doce, los últimos cien o mil…). Pero el otro día la densidad colectiva concentrada en el cuerpo de Hebe no nos fue gobernada.  Ojo:
La resistencia triunfante no defendió a Hebe en la causa de Sueños Compartidos. Defendió a Hebe en el plano de la relación existencial entre los cuerpos y el poder. Esta intentona macrista se topó con una fuerza política enlazada en el cuerpo de Hebe, y esa fuerza, además, recuperó a Hebe como cuerpo común de un espectro mucho más amplio que el del mellado universo kirchnerista donde durante una década larga estuvo con dedicación exclusiva. 

Regreso de las madres // Lucas Paulinovich

preguntan si son hombres esas mujeres
                   sin institución ni marido
si son mujeres que nacen
                   siempre
por afuera y al margen
preguntan, es que no pueden
asumir esa verdad de que sean
                   mujeres, sencillamente
toda la épica elemental de su fenómeno
¿es que no valieron evangelizaciones, violaciones
axiomas?
                  
al fin, nada adivinan del pasado
y ellas siguen llevando agua y tierra natal
si son mujeres, ¿por qué caminan con los años?
                           ¿por qué
ese tufo y esa memoria?
¿qué ven en el asfalto?
                           ¿cómo es que huelen monte en la avenida
y huertas lactadas en las placitas?    
                           ellas mismas
están hechas de alimento y amasan fuerzas
o sus pasos livianitos de redondeles en marcha
al pie de las oficinas y catedrales y viejos cuarteles
                            ahora restaurados
qué les importa a ellas sus viñas sus vidalas   
ese aire de sincretismo, ¿no es cierto?
las hace parecer siempre la misma
                que viene despacio y abraza
caminando (porque siempre caminan,
nunca dejaron
de caminar)     
¿es que no entienden, al verlas,
que llevan un sol guardado debajo de su abrigo?
así que van, como ancestrales o arcaicas
desde un lugar en el que no existen
                pantanos calurosos o el humo de los autos
no les hace falta, a ellas, correr
los dejan escapar, a pasitos de abuela eternizada
si esas mujeres no conocen nada de eso, ¿para qué preguntan?
               ¿todavía no lo saben?
su vocecita es idioma primario y olvidado
son historia de mujer cuerpo
¿son de fuego, finalmente,
                                              esas mujeres?
¿son luz o acción de vida?
              
nomás caminan como tejiendo ternuras                           
desde sus regiones ponen a prueba
           concepciones y mandatos, ¿la memoria?
avanzan en un ahora perpetuo, esas mujeres
           venidas de la historia
y no importan esas luces de artificio
           que les arrebatan un vientre o retoño
por eso tienen respiración del suelo y del trabajo saqueado
sostienen en lo alto sus manos y sus dedos
            que son semillas
del mismo plasma que el fruto y la flor
             y son dueñas
de la voluntad del crecimiento
y ese llamamiento fértil y climático
             de la vida.

La luna con gatillo: emisión anarco-peronista

En el 80 aniversario de la Guerra Civil Española y a 64 años del fallecimiento de Eva Perón, La luna con gatillo: una crítica política d ella cultura, programa que se emite todos los jueves de 15 a 17 horas por radio Eterogenia (www.eterogenia.com.ar), contamos con la presencia en estudio de integrantes de la Organización Anarquista de Córdoba, repasaron las recuperaciones de la «revolución social española» que se han hecho en estos días en la provincia, y la actualidad del pensamiento libertario.

Asimismo, en su columna mensual sobre cine, Jorge Falcone se refirió al 64 aniversario del fallecimiento de Eva Perón. El documentalista realizó un repaso por las últimas producciones que invocaron el nombre de Evita en el cine de los últimos tiempos. Comentó las obras «Eva no duerme» (2015), dirigida por Pablo Agüero y «Eva de la Argentina» (2011), dirigida por María Seoane y animada en base a diseños de  Solano López, también dibujante de «El Eternauta». También se refirió en la columna a las películas «Eva Perón» (1996)  de Juan Carlos Desanzo (ex director de fotografía del Grupo Cine Liberación ) y «Evita. La tumba sin paz» (1997), dirigida por Tristán Bauer sobre un guión de Miguel Bonasso.

Por su parte, Carlos Aznárez recordó la gesta libertaria en Europa y el legado revolucionario de Evita. En su “Panorama internacional”, que cada mes realiza en el marco del programa radial, el director del periódico Resumen Latinoamericano se refirió al 80 aniversario de la Guerra Civil Española. “Son ochenta años de impunidad”, expresó. Aznárez también rescató el legado “de mucha radicalidad” que dejó Evita y destacó el hecho de que “pusiera el cuerpo”, en una dinámica que dejó de ella un recuerdo en el que pareciera que no murió a los 33 años sino a un siglo de vida.
COLECTIVO RADIAL

Conducción y producción general: Mariano Pacheco
Co-Conducción: Carlos Bergliaffa
Con Iván Garzón y Arde Nenx en redes sociales; “El Turco” Diego Abu Arab en gráfica, PelAdo Rodriguez en producción artística y Dante De Noia en la operación técnica.
Seguinos en Twitter (@GatilloLuna) y en FB: La Luna con Gatillo.
TRINCHERAS RADIOFÓNICAS
– Lunes de 15 a 17 hs por radio Zumba La Turba (http://www.zumbalaturba.com.ar/)
– Viernes desde las 17 hs por FM 99.7 Che Barracas (http://chebarracas.blogspot.com.ar/)
Las dos radios pertenecientes a la Red Nacional de Medios Alternativos
– Sábados a las 22 horas, por Radio FM 95.5, El Grito de Los Hornillos (Traslasierra)
NOTICIAS POR INTERNET, DESDE ABAJO Y A LA IZQUIERDA, DESDE CÓRDOBA PARA EL RESTO DEL MUNDO.

Sudamérica Futuro // Bruno Fornillo

 A modo de inicio: condiciones de la transición
Vivimos en un mundo en transición geopolítica y ecológica, abierto a ensayar nuevos rumbos para evitar sus consecuencias más funestas. Esta gran mutación está pendiente de las consecuencias entrópicas desatadas por el cambio ambiental global, atada al límite estructural de los combustibles fósiles y signada por la reemergencia China; tópicos centrales del escrito que aquí acercamos. En efecto, el cambio climático; la contaminación de la tierra, la atmósfera y el agua; el acoso sobre el entorno natural –deforestación, derretimiento de hielos, degradación de los suelos–; el quiebre de los ecosistemas, la extinción de especies, el agotamiento de recursos naturales estratégicos, son tan solo algunos efectos negativos del cambio ambiental global. Sumidos en un curso de desarrollo irrefrenable, la entropía destructora del capital, las sinergias que despierta y su tipo de metabolismo, generan profundos peligros ecológicos que ponen en entredicho la reproducción de la biosfera, es decir, trazan una línea suspensiva en la existencia de los seres vivos y su entorno. Detrás de esta locomotora sin freno se encuentra la tracción incansable de la energía fósil. Desde hace 300 años nuestra civilización –y occidente en primer lugar– se ha sumido en un desarrollo descomunal asentado sobre un patrón energético fósil al que le queda aproximadamente medio siglo de vida. En el año 2013, el Consejo Mundial de Energía estimó que las reservas totales de petróleo y gas se agotarán en 53 años a la tasa de consumo actual, añadiendo que nada indica que va a disminuir sino lo contrario. Restan recursos no convencionales y menos de 100 años de carbón, pero no igualan los “beneficios” que brinda la extracción directa del “oro negro” (CME, 2013). La savia fósil de nuestra sociedad moderna, por tanto, va mermando permanentemente.
Sobre esta superficie “física” emerge, imponente, la nueva Asia. Desde que la República Popular China “se abrió al mundo” a fines de los años 70 de la mano de Deng Xiaoping –tras cinco siglos de metódico aislacionismo–, desplegó un proceso de crecimiento desconocido en la historia contemporánea a una tasa interrumpida del 10% anual, para alcanzar hoy el sitial de mayor economía del planeta. El ascenso chino inaugura un deliberado pluricentrismo global en un entorno competitivo de escasez, de talante interimperial. La mixtura de estas derivas consignadas, de visibilidad más o menos reciente, son las condiciones básicas que estructuran lo que suele llamarse una “crisis civilizacional”, correlato de la definitiva expansión global del capital; y se vinculan de un modo singular con el tiempo, al dilatar hoy los interrogantes por venir.
Sí estas problemáticas de escala nos resultan de especial interés es porque impactan de una manera decisiva sobre el recorrido que traza América del Sur, y gran parte de este trabajo procura ver los modos en cómo ellas se emplazan en nuestra región. Los ciclos políticos no dejan de ser particularmente intensos y variados aquí. A la larga noche neoliberal le siguió una reacción de gran magnitud, con sociedades en movimiento protagonistas casi exclusivas del ciclo de protestas, y sobre ella sobrevino una serie de gobiernos progresistas que tradujeron con diferente grado de fidelidad esa ebullición política primera. Los vientos de cambio que soplaron sobre la región han generado una serie de políticas inclusivas, ampliado los márgenes de protección social, disminuido los índices de pobreza, y tensaron –por momentos– la relación con grandes grupos económicos, con organismos internacionales y fortalecieron las instancias de integración regional. Sin embargo, en un mapa de mundialización asimétrica, estas iniciativas han convivido con escollos para sortear el papel dependiente y neocolonial, dinámicas económicas que no dejaban de reprimarizarse y dificultades para alumbrar vías alternativas de desarrollo. Ante esta realidad, que ciertamente no es idéntica en cada país, nuestra actualidad no para de anunciar tiempos por lo demás inciertos, dado que la restauración conservadora que se avecina no hará más que agudizar los problemas propios del perfil subordinado de la región. Siendo así, entremedio de las tensiones locales y globales consideramos que es preciso evocar a la imaginación política para elaborar nuevas formas de proyectar el porvenir regional. Más aún, se torna necesario traer a colación una serie de tópicos que serán determinantes cualquiera fuese el escenario sobre el que se despliegue nuestra vida en común.
La especial atención que le prestamos a la emergencia China obedeció a una serie de causas: nos convocaba pensar cómo este país-continente va conformando su espacio de potencia global en franca tensión con la supremacía atlántica, y especialmente el lugar reservado allí a Sudamérica. A diferencia de los tiempos en los que la revolución cultural maoísta se veía a sí misma como el centro revolucionario mundial, sobre ella bascula hoy un inusitado crecimiento sin tensiones ideológicas mayúsculas con el resto de occidente, con quien se yergue, en todo caso, una disputa por el poder global; problema que es analizado en el primer capítulo. En sí, sostenemos que el eje de acumulación radicado en China se completa y estabiliza en el vínculo que traza con Rusia y con el resto del sudeste asiático, y que esa “arquitectura” comienza a robustecerse para intentar sortear los riesgos de entablar una confrontación con Estados Unidos. Abordar el tablero en el que se juega la posición que aspira ocupar China en el concierto de las naciones permite prestar especial atención a los lazos con nuestra región, ya que el “imperio del medio” se recuesta en el “Sur global” con el objetivo de acrecentar su irradiación sin fronteras. Asumimos que es imposible comprender el devenir próximo de América del Sur, y las oportunidades y escollos que se le presentan, sin una mirada amplia sobre las tensiones geopolíticas que surcan el Océano Pacífico, más allá de la evidente desigualdad del vínculo sino-sudamericano. Claro está, conocemos la injerencia norteamericana que incansablemente se derrama una y otra vez sobre nuestras costas, pero se abre el juego a una disputa interimperial que aunque en nada suscite escenarios más prometedores, conlleva al menos la ventaja de ser nuevo. Sea como fuere, la irrupción asiática rediseña el campo general sobre el cual pensar nuestros dilemas.
Entre ellos, América del Sur no se libra de la histórica reducción a las bondades doradas de su acervo natural, que tradicionalmente suele considerarse desgajado de toda connotación que no se ajuste a su participación casi mecánica en el circuito económico. Frente a esta visión persistente, aparece la necesidad de asociar los “frutos de la tierra” a una consideración más integral que contemple el lugar que ocupan en un nuevo contexto, puesto que son significativos en un arco variable de dimensiones que van desde la salud pública, pasan por el bienestar colectivo, y llegan hasta esferas de carácter militar; y a ello se aboca el segundo capítulo. Ya no es posible concebir los recursos naturales como lo hemos hecho hasta aquí, bien lo atestiguan las estrategias de diverso tenor de los Estados de los países centrales con el objeto de asegurarse el aprovisionamiento, así como la nueva forma en como los denominan, que incide en la construcción de imaginarios y políticas respecto de la naturaleza. A raíz de esta situación, discutimos diferentes definiciones en juego para nombrar los recursos: renovables y no renovables, materias primas, commodities, capital natural, recursos naturales estratégicos, críticos, multicríticos, esenciales, bienes comunes y demás. En el nombre que se les asigna se inscriben proyectos en tensión referidos al uso que debe dárseles para el desarrollo nacional y de América del Sur. A su turno, por fuera de un punto de vista unidimensional e inmaculado de la naturaleza, resultaba necesario relacionarla con patrones político-tecnológicos, incluso ecotécnicos, como puede ilustrar el caso del litio, puesto que los bienes naturales tendrían que articularse a un perfil de desarrollo renovado antes que ser un mero índice del crecimiento del Producto Bruto Interno geográfico.
Bajo esta lógica, el tercer capítulo busca describir la situación energética de Sudamérica, particularmente de Argentina y Brasil, a la luz de las oportunidades de desplegar una matriz alternativa, renovable y sustentable, con vistas a democratizar el sistema. Nos preguntamos, por tanto, hasta qué punto los países del subcontinente asumen la posibilidad de incorporar los lineamientos propios de una “transición energética”, es decir, el pasaje hacia sociedades energéticamente autosostenibles. El modo como se dirime la “cuestión energética” es central en las economías de nuestros países en una magnitud mayor de lo que usualmente se considera, pero gran parte de los análisis sobre la temática adolecen de un perfil técnico u economicista, desestimando los factores políticos vinculados a la igualdad y la descentralización. En este sentido, la dinámica energética resulta una punta de lanza privilegiada para proyectar maneras alternativas de construir el desarrollo, además de que posee consecuencias palpables en el tratamiento de los riesgos ecológicos. Abordar escenarios alternativos en este terreno no implica asumir una perspectiva green friendly o propia de un wishful thinking: los países centrales se preparan para los desafíos por venir, tejiendo una industria energética verde de gran alcance para abastecerse a sí mismos y para exportar, construyendo hoy su propio desarrollo endógeno y nuestra inserción subordinada de mañana.
Sobre estas temáticas sobrevolaba constante una serie de dilemas propios del pensamiento geopolítico; la importancia de su trayectoria en el pasado regional alimentó el entusiasmo por seguir las vertientes sobre las que se fue forjando. El último capítulo brinda los resultados de esa pesquisa, soportada en una serie de fuentes sobre la problemática que han sido prácticamente inexploradas hasta aquí. Nuestra hipótesis es que la “disciplina” geopolítica supo adquirir una influencia muy significativa en la orientación central de la política de Estado en más de un país sudamericano, importancia que no ha tenido por correlato un análisis abarcativo. A causa de ello, brindamos un panorama general de su pujante consolidación durante la segunda posguerra mundial, sus posteriores derivas centrales focalizando en algunos países, y repasamos sus perspectivas actuales, dominadas por la expansión de una “geopolítica crítica”. Si en un principio la disciplina estuvo estrechamente adosada al establishment militar, luego se ha pluralizado en múltiples vertientes, casi todas relevantes. Además, el devenir de esta corriente de ideas en la región es mucho más nutrido de lo que cabría esperar y esa misma densidad llama a recrear un nueva Geopolítica del Sur, a tono con los debates actuales.
Hemos procurado ensayar un cuadro general de problemáticas que se reflejan en cada capítulo (emergencia China; energía, recursos naturales estratégicos y posdesarrollo; pensamiento geopolítico), pero evidentemente cada una de ellas requerirá un acercamiento pormenorizado, tarea que hemos realizado para el caso de la energía del litio[1]. En otros términos, lo aquí desplegado se asemeja a una hoja de ruta compuesta por diversas situaciones de escala que juzgamos importantes y a las que es preciso seguirles la huella. Aunque se muestran recortadas y no necesariamente encadenadas entre sí, indudablemente comparten un plafón que las unifica: la dimensión sudamericana y sus márgenes de autonomía en el nuevo mundo; la vinculación entre naturaleza y tecnología; la necesaria articulación entre geopolítica, ambiente y política; la reflexión acerca de las alternativas al desarrollo; la apelación a la igualdad colectiva; la búsqueda por diagramar estrategias a futuro. Este último punto es particularmente esquivo y su presencia en el título merece unas palabras: nuestro escrito aborda temas actuales pero que abren a situaciones dilatadas en el tiempo, que operan en el corto, mediano y largo plazo, reclamando esa proyección temporal; tan solo un ejemplo de ello es que las decisiones que se toman hoy en el terreno de la infraestructura energética la condicionan por décadas. Pero sobre todo se trata, independientemente de la realidad fáctica de unos diagnósticos realizados con el mayor rigor posible, de articular “horizontes de expectativas”, para decirlo al modo de Koselleck. Con ello nos referimos a que cada problemática contiene una suerte de horizonte (aquella línea tras de la cual se abre en el futuro un nuevo espacio de experiencia) solidario a ciertas expectativas que anclan en el presente y se dirigen hacia el futuro, apuntan a lo que se puede entrever, descubrir y esperar activamente (Koselleck, 1993: 338). Si para Kosselleck el horizonte de expectativas universal de la modernidad es idéntico al progreso y la aceleración, hoy esa misma perspectiva parece bordear el ocaso. Así, la motivación se alimenta de diseñar escenarios posibles –casi siempre esquivos– pero, fundamentalmente, de afirmar que las condiciones actuales obligan a proyectar el tipo de sociedad a edificar. Al finalizar, en el epílogo, procuramos combinar algunas dimensiones presentadas a la luz del contexto global, tratando de inquirir en qué medida el futuro se ha convertido en objeto de pensamiento en diálogo con la política. Buscamos, a su vez, proponer algunas conclusiones tentativas en relación a la necesidad de crear alternativas al desarrollo o escenarios de transición.
Unas pocas palabras acerca del armazón general sobre el que se soporta el escrito y respecto del recorte geográfico. Aunque cada uno de los tópicos abordados ha requerido adentrarse en un corpusespecífico, en conjunto la investigación se asienta en fuentes secundarias, documentos de Estado, de instituciones internacionales y estadísticas de los más diversos organismos. Una estadía en el Instituto Iberoamericano de Berlín durante tres meses del año 2013 facilitó gran parte del acervo bibliográfico, muy especialmente para abordar la historicidad de la geopolítica sudamericana, reconstrucción que hubiese sido más ardua sin acceder a ese vasto fondo documental. Por otro lado, el hecho de recortar la figura sudamericana como objeto espacial del trabajo –área que Brasil asume influenciar– responde a que América Central y el Caribe han sido históricamente una zona de “frontera imperial” que guarda una lógica propia (Bosch, 1985), y a que incluir México obligaba a prestar atención a ese complejo y gran país así como al taxativo papel de Estados Unidos en el norte, empresa que si bien incumbe también excede los contornos del presente trabajo. Siendo así, nos abocamos a la isla gigante que tienen como límite en el extremo sur a la Antártida, en el este al archipiélago Trinidad y Martín Vaz –a 1200 kilómetros del continente–, en el oeste las islas Galápagos ecuatorianas y en el norte al archipiélago Colombiano de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Más sencillamente: América del Sur, con especial énfasis en algunos países.
Antes de comenzar, se torna necesaria una breve apreciación de índole teórico-política. En este último tiempo, no sólo hemos transitado una polarización aguda en el campo político general, también al interior de las ciencias sociales críticas entre quienes amparaban las políticas de estado neodesarrollistas de los gobiernos progresistas frente a aquellos que sostenían que, en realidad, éstas fomentaban el neoextractivismo y la concentración del capital; dicho en términos muy simples. Por mi parte, inmerso en un arco político-ideológico de geometría variable, encontraba descripciones, problemas y argumentos sinceramente válidos en varias miradas, con desigual intensidad según el tema y el país. Siendo así, la idea fue pensar algunos tópicos que permitiesen vislumbrar formas diferentes de entrever algunas líneas de desarrollo o, mejor dicho, de posdesarrollo, en un intento de situarse más allá de esta controversia, considerando que a todos nos embarga la dificultad para trazar las directrices concretas de un nuevo sendero. Hubiese querido, por esta vía, conjugar bajo un denominador común tanto las narrativas críticas que asumen la necesidad de modificar el perfil extractivista, como aquellas que entienden que es preciso torcer la dependencia que sufrimos otorgando mayor densidad nacional a nuestra modernización periférica. Esta posición, que amaina juicios unidireccionales sin apelar a un cándido consensualismo, puede que no esquive la refracción, pero ojalá contribuya a incorporar nuevos horizontes a los ya existentes. Al día de hoy, las políticas visiblemente regresivas que se presentan en más de un país del subcontinente, que sintomáticamente vienen a indicar que no se llegó lo suficientemente lejos, quizás nos vuelvan a encontrar reunidos frente a un adversario común. 



[1] Hago alusión al libro Geopolítica del litio. Industria, ciencia y energía en Argentina (2015). Consigno que los textos aquí reunidos han tenido una primera publicación parcial en las revistas especializadasCuadernos de Economía Crítica (2016), Estudios Sociales del Estado (2015), Realidad Económica (2014) y Nueva sociedad. (2014)

Sudamérica Futuro – China global, transición energética y posdesarrollo // Bruno Fornillo

Sudamérica Futuro. China global, transición energética y posdesarrollo aborda la situación que despunta en América del Sur a raíz del cambio ambientel global, el declive del patrón energético fósil y la descomunal reemergencia asiática. Al inicio, presenta el escenario abierto a la «confrontación del Pacífico», que opone los intereses de la potencia estadounidense a la China en ascenso, originando una tensión interimperial global que impacta decisivamente sobre el hemisferio Sur. En este marco, discute el lugar reservado a nuestro subcontinente como exportador de naturaleza, energía y trabajo, para así pensar el modo en cómo considerear nuestra riqueza natural, la transición energética, las vías de articulación entre ciencia, industria y política, vislumbrando un nuevo sendero hacia el posdesarrollo. A la par, historiza la nutrida tradición del pensamiento geopolítico de la región, que ha sabido tener una influencia decisiva en la orientación de nuestros estados, y que hoy se alimenta de nuevas vertientes. Sudamérica Futuro trae a colación problemáticas actuales cuyas consecuencias se abren a un horizonte amplio de tiempo, en el que la subsunción de la naturaleza se mixtura con irreductible tensión entre el capital y el trabajo vivo.



ISBN 978-987-1497-78-2
El Colectivo. CLACSO.
Buenos Aires.
Agosto de 2016 

Buda y Descartes. La tentación racional // Diego Sztulwark y Ariel Sicorsky

Conciencia, deseo, error // Presentación de Franco Berardi (Bifo)
 (Traducción de Fernando Venturi)

En el teatro filosófico universal es difícil imaginar dos figuras más distantes. Buda y Descartes son del todo diferentes.
El primero es una figura legendaria, un nombre detrás del cual se esconde un inmenso espacio de diálogo, prácticas rituales y terapéuticas, iluminaciones y terrores que han atravesado las civilizaciones orientales en los últimos dos mil quinientos años y la civilización californiana en los últimos cincuenta años; en el presente, la mutación de la evolución transhistórica y posthuman(ístic)a.
El segundo es una figura histórica, de contornos históricos definidos, que señala con precisión el pasaje a la modernidad como época de la racionalidad que define sus límites.
Sin embargo, la elección que Diego y Ariel realizan al escribir este ensayo tiene un sentido que me interesa retomar desde el punto de vista del tiempo actual, desde el punto de vista de este vertiginoso inicio del tercer milenio que nos pone de frente a la posible desaparición de la humanidad como cuerpo colectivo e histórico, pero también frente a la posibilidad de una eternidad del hombre como pura conciencia, del hombre abstracto y separado de su corporeidad histórica y biológica.
El cerebro sin cuerpo del autómata, que las tecnologías y las ciencias de la inteligencia artificial hacen visible en el horizonte de nuestro tiempo, es la otra cara del cuerpo sin cerebro que se agita con violencia demente sobre el fondo de un planeta sobrecalentado y exhausto.
¿Qué hacen juntos Buda y Descartes? Señalan el perímetro de la conciencia: la traza incancelable (en tanto que invisible) de la presencia humana en la trama de la automatización (en curso) de la facultad cognitiva humana. Conciencia es entonces aquello que permanece irreductible a la técnica, la intensidad irreductible al autómata, la intención que no puede reducirse al plano extensivo del “intelligere”: pues la conciencia es efecto del deseo.
La conciencia es el conocimiento compartido de ser este cuerpo que desea.
¿Pero no es quizá el deseo la causa del error? Veremos.
Diego y Ariel han reunido estos dos personajes incompatibles partiendo del hecho de que uno y otro fundan su certeza sobre el acto incierto de la meditación. Meditación, reflexión, autorreflexión, duda, ilusión e iluminación. El espejo profundo, el espejo íntimo, el espejo en el cual el sí mismo se refleja sobre el fondo del mundo, el espejo desde el cual el mundo emerge como fondo del sí mismo.
La creación del mundo no es otra cosa que la creación del sentido del mundo, o sea, no es otra cosa que un acto de extroversión de la conciencia. Cuando buscamos el sentido (o mejor dicho cuando buscamos construir sentido) nos esforzamos por capturar dentro de formas comunicables el caos inagotable de la nada-de-sentido, el ambiente del cual provenimos y al cual retornamos, el polvo que somos y que volveremos a ser.
El sentido del mundo está en aquellas formas (conceptos) que nos permiten entonces suspender el caos en un espacio que llamamos conciencia.
Consciente es la mente que se interroga sobre la existencia del mundo y sobre la existencia del yo interrogante (la mente que se asoma al abismo del cogito, o al abismo budista de la impermanencia).
La creación del mundo es toda una con el proceso de significación, con el deslizamiento interminable desde una atribución de sentido a otra: las formas no tienen ningún fundamento ontológico, no corresponden al diseño de ninguna mente originaria. Solo en la esfera de nuestro discurso ininterrumpido el sentido tiene sentido, y solo la comunicación desde un agente de sentido a otro agente de sentido transforma el panorama (histórico) del existente como fondo de la conciencia.
La certeza del ser se funda sobre una convención que no solo es la convención lógica sino, sobre todo, es la convención (el convenir) del percibir, del circunnavegar, del respirar y del respirar juntos o conspirar. El ser es por tanto conspiración, y esto lo sabe Buda, quien nos invita a liberarnos de los fantasmas que emergen de la conspiración; y esto lo sabe Descartes quien funda el mundo de la racionalidad moderna sobre la serena aceptación del fantasma conspiratorio (¿del íncubo?, ¿del sueño?), que encuentra en Dios al garante al cual no podemos sino encomendarnos con confianza racionalística.
El punto de contacto entre Buda y Descartes, lo que nos permite hablar de ellos conjuntamente, es la importancia que ambos atribuyen a la meditación, a la autofundación de la conciencia como acto de reflexión del saber sobre el agente del saber (de la conciencia sobre el ser consciente, del cogitosobre la duda metódica).
En el espacio teológico de la cultura judeo-cristiana el mundo existe y las cosas suceden porque la mente de Dios, siempre despierto y vigilante, mantiene la realidad con un esfuerzo constante de atención. George Berkeley nos recuerda que el ser en efecto, consiste solo en ser percibidos. ¿Pero percibidos por quién? Por la ininterrumpida e incansable atención de la mente de Dios. En la mitología hinduísta, al contrario, se imagina que el mundo toma forma en el momento en que Dios se queda dormido, así es como se inicia, de su desatención, el infinito caos de la existencia.
Una vez más nos encontramos frente a la cuestión de la emanación del mundo del acto de autorreflexión de la conciencia, la conciencia de Dios (o la inconciencia de Dios que en el fondo hace lo mismo).
Comparando las experiencias de meditación de Buda y de Descartes, Diego y Ariel examinan la relación entre conciencia y realidad, o sea la emergencia de la realidad del acto significante de la conciencia. La lección que deriva del pensamiento budista sugiere que la infinita concatenación del ser es tan solo un efecto ilusorio producido por la mente que se autoengaña, y por tanto concibe la meditación como proceso de autocuración que nos guía fuera de la red del samsara ilusorio.
¿Pero podemos proponernos suspender la rueda del samsaraantes de haber recorrido hasta el fondo el camino de la experiencia que al final reconocemos como ilusión, que al final se hunde en la comprensión de la impermanencia (que antes que nada es impermanencia de la conciencia que reflexiona, del espejo en que el mundo impermanente se refleja)?
No podemos.
Hay una desproporción originaria en la relación entre la mente y el mundo, hay una desmesura, una irreductibilidad que conocemos bien pues es el origen de la dinámica misma de la conciencia.
Si, como sugiere Wittgenstein, “los límites de nuestro mundo son los límites de nuestro lenguaje”, entonces la dinámica de la conciencia pone en movimiento la transformación del mundo, pues la conciencia es constantemente empujada a transgredir los límites del lenguaje como proyección del mundo compartido.
Buda venció en su batalla contra Mara cuando se liberó de sus ilusiones, cuando comprendió finalmente que incluso el sujeto de la ilusión (el yo que se ilusiona) es una ilusión destinada a desvanecer.
De modo semejante, Descartes se concentra sobre la relación entre la duda y el sujeto de la duda. Sin embargo al final disuelve la duda fundando la certeza del cogito y las implicaciones de existencia que el cogito trae consigo. De este modo abre el largo paréntesis que nosotros llamamos “modernidad”.
La duda es superada en la certeza moderna del ser: esta certeza se funda sobre la indudable existencia de aquella duda, por tanto del sujeto de la duda, por tanto del mundo que el sujeto del cogito constituye en colaboración con la mente de Dios. Un Dios matemático, un Dios técnico con el cual podemos entrar en comunicación solamente luego de haber establecido la existencia del sujeto cogitante.
La dinámica de aquel mundo que la conciencia instituye a partir de la reflexión sobre el carácter ilusorio de sus proyecciones es comprensible en términos de error. El pensamiento budista nos invita a desconfiar de esta dinámica ilusoria, que se funda sobre el apego a nuestras proyecciones, y nos invita a liberarnos del error.
Pero el error es el acto que nos permite salir de los límites del lenguaje y por tanto descubrir nuevas dimensiones del mundo. Suspender el error significa entonces suspender la propensión histórica de la conciencia, la intención, la tensión, la extensión de la conciencia (que es conciencia de la evolución del tiempo).
Siguiendo las lecciones de Buda, Diego y Ariel dicen que el error no es la expresión de la mala constitución de la comprensión sino que es el poder del deseo el que somete el sujeto a la ilusión. ¿Deberíamos entonces evitar caer en la trampa del deseo, puesto que somete la conciencia a su propia ilusión?
Es la pregunta que jamás he sabido responder.
Es la pregunta que no responderé.

Clinämen: El gesto de Hebe

Conversamos sobre la respuesta de Hebe de Bonafini ante la actuación de la justicia en su contra y las movilizaciones que se generaron en su defensa. El significado de Hebe para las militancias. Las Madres de Plaza de Mayo en el contexto político actual. El valor de la ley en un estado policial.

http://ciudadclinamen.blogspot.com.ar/

En medio del camino // Pedro Yagüe

“Y en medio del camino, en el comienzo
de la comedia terrenal, quiero vivir
la necedad y la necesidad
de un sentimiento falso”
R.E.F.
Primeros pasos
David Viñas decía escribir para quienes compartían con él un mismo sabor de boca: la amargura de la humillación de su tiempo. Algo similar pasa con Los Espantos. Estética y postdictadura de Silvia Schwarzböck. Es un libro que interpela y seduce a quien la estupidez progresista de estos años le haya dejado un amargo sabor en la boca. Y eso lo vuelve un interlocutor fuerte. Un interlocutor necesario. Con sus virtudes y defectos Los Espantos se presenta como un libro digno de ser celebrado. Propone un diálogo político de esos que, lamentablemente, no suelen venir desde la carrera de Filosofía de la UBA.
Los Espantos parte de una premisa indiscutible: el triunfo de la dictadura militar-empresarial sobre el que nuestra democracia –ésa que, según dicen, tanto nos costó– se asienta. Esto puede verse con claridad en el orden económico y jurídico, aunque también en nuestros modos de vida. Por eso es que Schwarzböck habla de postdictadura. Porque quiere pensar el cordón umbilical que todavía enlaza a la dictadura de 1976 con nuestra democracia aterrorizada. El nacimiento del actual orden democrático, como señaló Fogwill en 1984, es el resultado de una victoria que se presentó a sí misma como derrota. Un inobjetable triunfo vital e institucional que seguimos verificando día a día. Ahí radica la importancia de Los Espantos: en su voluntad de pensar esta vida que es y está bien jodida.
El exterminio del fantasma de la revolución es una de las claves a partir de las que Schwarzböck analiza la postdictadura. Es en la carencia de imágenes sobre la transformación social donde nuestra angustiante comodidad vital se recuesta. Y es allí, sobre el fondo de esta ausencia, donde los espantos se mueven como sombras en la noche. Los espantos son, según la autora, lo que las organizaciones revolucionarias produjeron al dejar de existir: el ideal de una existencia individual sin problemas, de una vida regular, obediente y tranquila: de una vida de derecha. O mejor dicho: los espantos son el terreno sobre el que el deseo y la búsqueda de esta forma de vida se produce. Fue durante la década de los noventa, afirma Schwarzböck, que el carácter vital (e inmóvil) de la postdictadura se explicitó en toda su magnitud. Lo postdictatorial se reservó para sí el monopolio de la vida legítima.
Este es el punto de partida del ensayo. Y es justamente acá donde empiezan los problemas. La autora se propone abordar la vida postdictatorial desde el punto de vista de la estética. ¿Por qué? Porque los espantos, explica la profesora Schwarzböck, pertenecen al género de terror, genero que, por su naturaleza, debe ser abordado por la estética. El objeto de su indagación es “estético, antes que filosófico-político. Los espantos encarnan, en el modo de ficción pura, lo postdictatorial de la Argentina. Por eso, para introducirse a ellos, hay que hacerlo por la estética, la parte de la filosofía que, después de Adorno, se dedica a pensar rigurosamente, con tanto rigor como la política, en términos de no verdad”. ¿Qué es el terror y por qué se encuentra relacionado con la “no verdad”? No se explica en ninguna parte del libro. ¿Por qué el terror sería un problema estético antes que filosófico-político? Tampoco queda del todo claro. No deja de ser interesante analizar el terror postdictatorial desde el punto de vista de la estética, aunque resulta un poco sospechoso reducirlo a esta perspectiva. Siguiendo una vieja ironía marxiana podría decirse que, así como Rembrandt pudo pintar a la Virgen María como una simple campesina holandesa, la profesora Schwarzböck se representa al terror bajo una forma que le es familiar.
Pero volvamos a su argumento. Lo no verdadero no es lo falso, sino aquello susceptible de ser opinado, discutido, puesto en perspectiva, etc. Por eso es que la democracia formal aparece como el régimen político por excelencia donde lo no verdadero prolifera por arriba y por abajo, por derecha y por izquierda. La vida verdadera, por el contrario, es aquella con la que las organizaciones revolucionarias acechaban al presente de su tiempo: el ideal de un orden social futuro, diferente, en el que la justicia y la equidad rigieran el común vivir de los hombres. Entre ambos, entre el ocaso de lo verdadero y el amanecer de su contrario, mediaría la dictadura. En este punto el argumento da un saltito y pasa caprichosamente a la obra de arte. Es la obra quien, nos explica la profesora adorniana, tiene la capacidad de expresar lo verdadero en un lenguaje negativo, no conceptual. De allí la necesidad de su abordaje. Y por ello –se deja entender– el ensayo se limita a la estética. Porque lo no verdadero que, según Schwarzböck, organiza la vida postdictatorial, debe ser abordado por la disciplina que piensa materialmente la ficcionalidad de lo dado.
Pero esto no alcanza. No cierra. Algo falta, algo sobra. Y no hablo de un problema de consistencia o de solidez argumental. Sino de la necesidad de pensar que el terror con el que vivimos, que esa angustia de sabernos impotentes, debe ser algo más que un problema de verdad, de ficción o de Ideas. Es como si el terror, al haber sido ubicado en el terreno puro de la razón kantiana, hubiera encontrado así un espacio mucho más cómodo para ser tratado. Concebir al terror postdictatorial como un problema del orden de la estética es quedarse a mitad de camino. Y quedarse a mitad de camino es renunciar a vivir medio día.
Un libro sobre la postdictadura sale en tiempos de Macri. Pero es curioso: no habla siquiera del kirchnerismo. No menciona, exceptuando dos o tres ejemplos, nada que haya acontecido en los últimos quince años. Y ahí vuelve a quedarse a mitad de camino. Si el libro tuviera el coraje de pensar la postdictadura en los términos en los que la misma es planteada (“de 1984 hasta hoy”) tal vez podría haber abierto un horizonte teórico-político como el que Del Barco iniciara con su famoso grito. Pero no se oye un rugido, una queja ni un clamor.
Si tuviera cuatro vidas, cuatro vidas serían para ti
La profesora Schwarzböck diferencia tres tipos de vida: la verdadera, la de izquierda y la de derecha. La primera de ellas se constituye en contraposición a la vida de opinión y disenso que el orden democrático produce y postula. Es la que enaltece al Pueblo como ideal irrepresentable, aquél que funcionó como motor político y teórico de los movimientos revolucionarios del siglo pasado. Schwarzböck, desde una perspectiva kantiana, entiende a este Pueblo como lo sublime, como aquello que desborda la imaginación y los sentidos. Eso explicaría, nos dice, la capacidad de los hombres de entregar su propia vida a la causa revolucionaria. Esta búsqueda de un tránsito del presente hacia la vida verdadera se produce, según la profesora Schwarzböck, a través de una experiencia estética: de la experiencia placentera de lo irrepresentable que anticipa, a través del desbordamiento sensible, la victoria futura.
En la medida en que este Pueblo no es un pueblo cognoscible ni cuantificable (no es, por ejemplo, el pueblo que vota), el juicio sobre el que se fundó la acción política revolucionaria no es entendido por Schwarzböck como un juicio gnoseológico o político. Es un juicio estético. El Pueblo, entendido como “lo sublime”, desborda los sentidos independientemente de la experiencia vivida. Por eso sostiene que la vida verdadera “cuando crea un vínculo entre sujetos basado en un juicio estético, no es un problema gnoseológico ni filosófico-político. La formación de un colectivo que actúa en nombre del Pueblo (del Pueblo irrepresentable), al que considera portador de la vida verdadera, y lo hace sin consultarlo, constituye un problema estético”.
La lengua específica de la postdictadura es definida por la inexistencia de una vida de izquierda, es decir, por el derrumbe de la Idea de una vida verdadera. Es la incapacidad para imaginar una vida diferente a la vida de derecha lo que organiza el presente político. Por eso es que la postdictadura podría ser definida como una santificación laica de la vida de derecha. “Se sataniza la vida militarizada –la vida de guerrilla y la vida dictatorial– para santificar la vida de derecha”. Es allí donde se expresa la victoria simbólica de la dictadura. Y es ahí donde nace el hilo que todavía no logramos cortar. Por eso es que Schwarzböck puede definir a la democracia como la no verdad: es la ausencia de una imagen diferente que pudiera poner en entredicho, en términos de verdad, al orden social neoliberal en el que vivimos.
Tal vez sea éste uno de los puntos más interesantes del ensayo: la relación entre la falta de imágenes para la transformación social y nuestros modos de vida. Schwarzböck se acerca a un problema complejo –que por momentos roza– pero termina siempre naufragando en el mar de la razón kantiana. La vida de izquierda y de derecha se constituyen a partir de su relación con el Ideal de la vida verdadera. La primera la asume como posible y la busca (“es el sentimiento de que la vida verdadera existe, aunque más no sea como posibilidad, en el Pueblo”), la segunda la niega. Tenemos entonces tres vidas: una Ideal y dos que existen por su posicionamiento frente a esa Idea.
¿Pero no hay algo más? ¿O sólo nos queda vivir en función de nuestro vínculo con las ideas kantianas? Hace ya algunos años que el Colectivo Juguetes Perdidos (cuyos miembros no pertenecen al salón literario del que Schwarzböck forma parte) viene insistiendo en la existencia de una derechización de los afectos sociales. Tal vez sea ésta una buena forma de escaparle a la concepción idealista de la vida política. Juguetes Perdidos, intentando pensar la victoria de Macri, afirma la existencia de una derrota existencial antes que macropolítica. Hablan de un devenir voto de la vida mula. ¿Qué es la vida mula? Es la existencia de una sensibilidad conservadora, atada al deseo de consumo y seguridad. Es el deseo de una vida organizada en función de trabajar y consumir. Y lo que ellos ven, lo que vislumbran, es la existencia de una precariedad totalitaria (económica, política, pero sobre todo afectiva). Somos cuerpos precarizados. Pienso que sin este suelo afectivo de vivencias cotidianas no puede entenderse la postdictadura: ni el alfonsinismo, ni el menemismo, ni el kirchnerismo, ni el macrismo. A esto Schwarzböck lo llama vida de derecha, y coincidiría con ella si en vez de pensarla desde la relación vital con una Idea lo pensara desde la constitución afectiva de la vida común de los hombres.
           
No busco caer en un relativismo como el que, bien señala Schwarzböck, se difundió durante el gobierno de Alfonsín a partir de ciertas lecturas universitarias de los textos de Foucault. Hablo de la existencia de una verdad que no está en el mundo de las ideas, sino en lo más profundo de cada uno. Huellas que la historia va dejando y que no hay manera de ignorar: o se las tacha o se las toma como punto de partida. El cuerpo es a la vez memoria y lugar de elaboración. Ésa es la verdad que Schwarzböck omite cuando piensa la vida postdictatorial.
La derecha no es la negación de una Idea sino la constitución afectiva de una vida que arma coherencia con el actual orden social, político y económico. Es la producción de ciertos saberes y prácticas que resuenan en el entramado neoliberal. Pero son saberes y prácticas que no nacen, se reproducen y mueren en el vacío, sino que trabajan sobre la materialidad sensible de los hombres. Y es ahí justamente donde el terror produce una distancia interior (con respecto al sentir) y exterior (con respecto a los otros). No se puede castrar de cuerpo al terror postdictatorial. No si lo que se quiere es pensarlo en su complejidad histórica.
El terror curado de espanto
El terror del que nos habla Schwarzböck tiene forma suprasensible. Por eso es que la profesora puede decir que el terrorismo de Estado fue concebido a partir de 1984 como “cosa en sí de la dictadura”. El alfonsinismo fue una máquina de producir discurso y fue esta maquinaria la que dio lugar a la estetización de la derecha: a la existencia suprasensible del terror. Pero me pregunto una vez más si no es esta una pregunta que se queda a mitad del camino. ¿No hay un fondo corpóreo, material, que aparece como productor, en última instancia, de esta experiencia imaginada? Que la actual democracia sigue apoyada en el terror fundado por la dictadura es algo que comparto. Pero la pregunta sería de qué hablamos cuando hablamos de terror. ¿Cómo hablar de él sin hablar de nosotros mismos y de lo que nos pasa?
Schwarzböck no desconoce a León Rozitchner, a quien nombra varias veces, pero sí lo desconoce como filósofo. Su ensayo lo presenta como un exponente de la mentalidad propia de la vida de izquierda. Habla de los filósofos burocratizados, de los sociólogos que incursionaron en la filosofía, pero no se refiere a los filósofos que, ninguneados y expulsados por Puán 480, encontraron en la Facultad de Ciencias Sociales un refugio para seguir pensando. Por eso es que Schwarzböck, dialogando con Fogwill, puede afirmar que la “filosofía argentina postdictatorial tampoco ha pensado para sí un destino mayor que la política”.
En 1980 escribía Rozitchner: “El pensar filosófico se mueve a nivel de la representación, tratando de expresar simbólicamente las condiciones de lo real. Intenta elaborar y reducir una distancia, esa que nos separa de la realidad. Pero al mismo tiempo pretende proporcionar el modo de salvarla: debe, tal es su destino, promover entre los hombres una acción eficaz y enfrentar las contradicciones que la representación convencional –diríamos ideológica– trata de ocultar. La filosofía, así encarada, aspira a descubrirnos las articulaciones fundamentales de lo real”. Ése es el destino mayor que la filosofía pre o post dictatorial ha pensado para sí: la apertura de un nuevo campo de visibilidad, de una conquista que surge a partir del enfrentamiento del propio drama existencial, de las propias contradicciones. Pensar es, aunque muchos filósofos no lo recuerden, volcar sentimientos hacia la razón. Se piensa con el cuerpo. Y también así se escribe.
¿Qué es el terror? Es lo que aparece cuando intentamos ir más allá de esa distancia que separa lo que pensamos y hacemos de lo que sentimos. El terror se encuentra, por ello, entrelazado con una presencia real de la muerte: cuando esa distancia es puesta en entredicho aparece el peligro (a la muerte, a la soledad, a la expulsión de los salones literarios, de las comunidades académicas, etc.). Es el riesgo de perder la vida, de perder las comodidades y placeres, que aparece cuando nos imaginamos cruzando el límite que el mismo terror nos impone. Eso es la vida de derecha: el gobierno omnipresente del terror. Es la angustia que surge cuando osamos ir más allá de los consensos y ascensos a los que la vida neoliberal nos amarra. Cada quien queda solo con sus espantos, inmovilizado, ocupado de cuidarse a sí mismo.
El terror se ha prolongado en la Argentina como un modo de vida inscripto en la realidad social: la individualidad exacerbaba, atemorizada por la presencia acechante de un otro que pudiera llegar a desbaratar la comodidad dispuesta al consumo. Si escribimos, pensamos y hablamos es porque intentamos llenar de vida aquello que el terror ha vaciado. Es el esfuerzo por quebrar el encierro del goce individual y abrir con las palabras un espacio común. El terror, decía Rozitchner hace más de veinte años, es la ley interiorizada que regula la democracia postdictatorial. Es la ley sobre la que el juego democrático se desarrolla. Por eso es que pensar, para nosotros, no puede ser sino hacerlo contra los límites de lo que éste nos permite decir y sentir. Y esto no se comprende desde, para, sobre ni bajo la estética, sino en el intento por vencer ese riesgo de soledad y malestar que el terror nos impone, día a día, como destino inexorable.

Acontecimiento Hebe, un acto advertido // Alberto Sladogna

Con las nuevas madres y abuelas argentinas ha vuelto a ocupar la escena política esa primera mujer-madre corporal, gozosa y generosa, que todos –hombres y mujeres– hemos tenido para poder llegar a la existencia y ahora a la vida política de la que el terror de Estado nos había distanciado. Es nuestro propio fundamento más hondo el que ha reverdecido con ellas. Quizá la política necesite ahora el apoyo de todos nosotros desde más adentro y desde más abajo. Porque Cristina Fernández-Kirchner ha prolongado y asumido como mujer-madre, y con el hombre que fue su marido, un nuevo modelo social de pareja política. No es poco para recuperar el origen materno del imaginario colectivo que busca una sociabilidad distinta. De todos modos, habremos ahondado un lugar nuevo y más fuerte si, para defendernos, la defendemos: no nos queda otra. Y no he sido ni soy, por eso, “kirchnerista” (León Rozitchner en Un nuevo modelo de pareja política)
Hebe de Bonafini realizó – jueves 4 de agosto del 2016- un acontecimiento: llevó a cabo un pasaje al acto advertido ¿Cómo?  Con su cuerpo le dijo “No” al sistema jurídico. A ese sistema que la amenazó con una presentación forzada para que declare en la causa de “Sueños compartidos”. Ese mismo día el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi ordenó allanar la sede la Fundación y dio a entender, en el atardecer, que lanzaría una orden de detención por “rebeldía” ¡Rebeldía! ¿Rebeldía? ¡¡¡¿…?!!!
Cómo es posible que se pretenda sostener el adjetivo de “rebeldía” o de “rebelde” para calificar o recibir el acto de una mujer, que como madre, no practicó nunca la rebeldía. Hebe de Bonafini practicó, en cada ocasión, la subversión. Si, la subversión, término empleado por la dictadura cívico-militar-religiosa que al decir que combatía a la subversión azoló la Argentina  desde  el 24 de marzo de 1976 hasta el 10 de diciembre de 1983. Esa dictadura hizo desaparecer a dos hijos de Hebe  de Bonafini y a muchos más hij@s de otr@s mujeres, esas hijas e hijos secuestrados, desaparecidos, muertos, asesinados en supuestos combates fraguados recibían el calificativo de subversivos, no eran calificados de “rebeldes”.
Hebe de Bonafini comenzó sus acciones subversivas hace ya cuarenta años que se cumplirán esté jueves 11/08/2016, cuarenta años con su acciones subversivas al dar vueltas en la Plaza de Mayo frente a la Casa Rosada – color de la vergüenza- para reclamar, mostrar, denunciar el secuestro, la desaparición de sus hijos. Marchaban colocando en acto sus cuerpos ante el conjunto de la barbarie que impuso la Dictadura cívico-militar. Hebe realiza una acción performativa toma el adjetivo empleado por la dictadura, como u  guante, hace aparecer con honor otra faceta: el acto subversivo advertido. En épocas de la dictadura los grupos  de estudios de psicoanálisis, espacios que fueron un refugio para muchos militantes, tomaban sus precauciones con no proponer en sus bibliografía “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano”, en Escritos I.( Siglo XXI. México, 1979, T.1)
Hebe vivió el 8 de febrero de 1977 el secuestro y desaparición de su hijo Jorge Omar, en La Plata, provincia de Buenos Aires; el 6 de diciembre, ocurrió la desaparición de su otro hijo, Raúl Alfredo, en Berazategui, Provincia de Buenos Aires. El 25 de mayo de 1978 desaparecería su nuera, María Elena Bugnone Cepeda, esposa de Jorge.
Hebe es una subversiva en acto:
Antes de que fuera secuestrado mi hijo, yo era una mujer del montón, un ama de casa más. Yo no sabía muchas cosas. No me interesaban. La cuestión económica, la situación política de mi país me eran totalmente ajenas, indiferentes. Pero desde que desapareció mi hijo, el amor que sentía por él, el afán por buscarlo hasta encontrarlo, por rogar, por pedir, por exigir que me lo entregaran; el encuentro y el ansia compartida con otras madres que sentían igual anhelo que el mío, me han puesto en un mundo nuevo, me han hecho saber y valorar muchas cosas que no sabía y que antes no me interesaba saber. Ahora me voy dando cuenta que todas esas cosas de las que mucha gente todavía no se preocupa son importantísimas, porque de ellas depende el destino de un país entero; la felicidad o la desgracia de muchísimas familias. (Hebe, 1982, iglesia de Legazpi, Madrid, España).
Hebe es una subversiva que con su amor,  con su estilo, con sus formas, ha limitado y limita el disfrute obsceno del poder; esa subversión no es cuestión de opinión, es una cuestión en acto. Hebe de Bonafini genera molestias pues su forma de hacer un duelo ante las vidas no realizadas de sus hijos –los suyos y los de otras madres- es una forma que la modernidad condena y rechaza pues se trata de un duelo compartido con otr@s, es un duelo que quiebra la supuesta naturalidad que divide hechos privados de hechos públicos. Es forma de duelo hace del duelo y de su dolor muestra como el componente subjetivo es un hecho político. La subjetividad nunca es solitaria se trata de una expresión del colectivo social que no es nada salvo el sujeto de un acto. Ella hace en público un acto privado, un acto animado por un deseo, un deseo loco ¿Existirá alguna forma del deseo que nos habite y que carezca de locura? Lo dudo, al menos, en la experiencia que efectúo como analista, no he logrado encontrarme con ningún deseo normal, diría que por suerte hay una  dosis elevada de locura que siempre comparten. El deseo no es un paraíso, no es algo recomendable a proponer como consigna. Estar habitado por un deseo no es cómodo, ni es normal; estar habitado por un deseo implica la apuesta de atreverse a  correr la suerte de realizarlo sin estar obligado.
Hebe  está siendo cuestionada desde un horizonte que le reclama “santidad”, “normalidad”, “buen criterio”, “respetar la igualdad ante la ley” inclusive se la cuestiona desde un ideal de cómo moverse en la política, ideal organizado por lo “políticamente correcto”. Un ideal que está presente a diestra y siniestra.  Propongo aquí encarar el acontecimiento Hebe  desde la experiencia de cada lector de tener o de haber tenido una madre. No se trata de abordar ese acontecimiento desde una lectura de textos teóricos (no está ni estaría de más hacerlo, la teoría también es una experiencia corporal).
Alguien  que ha vivido y vive la experiencia de tener madre podrá indicar que ella tuvo veleidades “revolucionarios” –la revolución siempre gira alrededor del poder que la hipnotiza; que hij@  ¿Puede indicar que su madre no haya practicado una forma de sutil o abierta de autoritarismo, de jerarquía que decide cuestiones vitales en nombre de la “mejor vida futura” de sus crías?; que hij@s ¿Darán testimonio de que su madre nunca jamás cometió errores, incluso errores graves para la vida de ella y la de sus críos? Si el acontecimiento Hebe implica que ella no es ni santa, ni virgen, ella no es todo acierto, ella no es todo amor, ella no es una blanca palomita. Hebe porta el pañuelo blanco junto a muchas otras madres, ese pañuelo blanco no carece de mancha de sangre, fue construido a partir de lo que el régimen paternal de la dictadura impuso durante varios años a sangre y fuego a las crías  de esas madres. Es necesario recordar que la dictadura cívico-militar- eclesiástica se desplegó en Argentina para defender “la familia, la patria y la propiedad” de los subversivos, esa dictadura se instaló en la subjetividad como parte, entre otras cuestiones, para responder a un hecho poco considerado en sus efectos: a partir de 1970, en “Occidente” se instaló la conversión del “parricidio” en un “homicidio en razón de parentesco”. Esa mutación produce un nuevo crimen admite atenuantes, mientras que la institución previa era absoluta: parricidio fue EL crimen por excelencia (Cfr.: “artefactos, 5, 1998.”El parricidio”, en particular “Freud ante el parricidio: un sueño doctrinario”).
Es cierto, no es fácil soportar el conjunto que Hebe  realiza. En el inicio de las rondas de las madres de la Plaza quienes vivían  en  Argentina  eran náufragos, de cierta forma,  en una isla desolada, aislada sin medios de amparo habituales, en esas condiciones aprendimos algo: unas mujeres brindaban amparo, no se trataba de exigirles  modelos perfectos, sin macula en sus vidas. En efecto Hebe tiene defectos, cometió errores, solo que no hay opción para desojar la margarita, se la toma como viene o no se la toma; tomarla tal cual no implica   complicidad con sus errores, por el contrario, solo es aceptar que vivir o realizar acciones de consecuencias políticas es vivir de la composición luminosa y oscura de una vida humana.
Hebe no admite, quizás a la manera de una Antígona, ser dividida entre lo bueno, lo muy bueno, lo regular, lo malo y lo muy malo componentes que constituyen su vida: el presidente Macri, impuesto bajo forma democrática, acaba de acusarla de “desquiciada” , añadió “que dice cosas fuera de lugar” (http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-306515-2016-08-10.html ). Hebe es anómala, está fuera de lugar, no quiere vivir en ese lugar de la normalidad, tiene un decir que hace y hace al decir hechos anómalos.
Si, Hebe hace cosas poniendo su cuerpo en juego, le dijo, le dice NO al sistema jurídico a diferencias de otras mujeres políticas (caso de CFK), ella no se somete a la justicia del sistema judicial. Hoy, 10/08/2016 Hebe se negó a declarar ante el juez que a interrogarla. Reitero su NO. Esa posición, ese acto fue lo que convocó a algunos ciudadanos sin esperar invitaciones de instituciones políticas, respondimos yendo a la Fundación cuando pretendían forzarla o detenerla, no  se si fuimos cientos o miles, no importa, se mostró la potencia  de una minoría sensible que sabía que era el momento de acompañarla, poner allí nuestros cuerpos. Horacio González indicó que el gobierno tocó algo sensible. Si, tratar de encarcelar a Hebe fue poner el dedo en un nudo sensible para quienes no aceptamos lo ocurrido durante la dictadura, y también tocar a Hebe es sensible para quienes conforman una cierta mayoría silenciosa que aprobó y aprueba lo realizado por la dictadura, por eso les resultan insoportables los actos locos de Hebe. ¿Serán estas mayorías silenciosas las que han regresado con el actual gobierno del Presidente Macri?
Hebe efectúa  actos advertidos,  pone su cuerpo en ellos, sabe no  alega inocencia,  está advertida de las consecuencias, sean cuales sean las que sus actos desatan, pues  responden a su deseo de decir NO al sistema, incluso a pesar de que en varios momentos del gobierno kirchnerista ella participó en el juego que implica aceptar que el Estado tome a su cargo los derechos humanos, cuando ese gobierno articuló relaciones activas con los diversos organismos creados por la sociedad civil. Horacio Verbitsky fue claro al respecto “los organismos requerían esa presencia del Estado”. Se sabe que el Estado cuando da algo, siempre levanta una hipoteca que en ocasiones no se puede evitar ni tampoco se pueden evitar sus consecuencias.

¿Qué sucedió dentro de la clase obrera después de Marx? // Toni Negri

Traducción: Nicolás González Varela
La publicación en 1966 de Operai e Capitale (edición en castellano: Obreros y capital, Akal, Madrid, 2001) por Mario Tronti, cofundador de las revistas Quaderni Rossi y Classe Operaia en los años 60 del pasado siglo y autor desde entonces de una larga relación de obras de enorme interés, además de participante activo en la política italiana, tuvo una creciente repercusión en el “operaismo”, corriente autónoma y antiautoritaria que tuvo un notable desarrollo en Italia y en el ámbito europeo. Con ocasión del 50 aniversario de su publicación se desarrolló un Seminario en la Universidad de París X-Nanterre el 11 de junio pasado, dentro del cual Toni Negri presentó esta ponencia que ahora publicamos.

En 1966, en su primera edición, Operai e capitale concluye con la promesa de estudiar “qué es lo que ha sucedido dentro de la obrera después de Marx”/1. En el “Postscriptum” a la segunda edición de 1970 de Operai e capitale, Tronti analiza la clase obrera del “New Deal” y describe la transformación de la composición técnica (fordismo) y de la composición política (el sindicalismo y el reformismo del “New Deal” al “Welfare State”, de hecho). Tronti no reconocía todavía, para la obrera, una diferencia estructural de composición técnica y política entre el fordismo y los años 1970. No existen para él modificaciones de los procesos de trabajo, taylorismo y keynesianismo permanecen hegemónicos y las relaciones políticas de continúan dominadas por el Estado-Plan. Entre la primera y la segunda edición de Operai e capitale ha ocurrido el 1968: a Tronti no la ha parecido que hubiera sido un gran suceso. La obrera en 1968 y en lo que seguirá (en particular en el llamado “otoño caliente” italiano) se encuentra íntegramente dentro del fordismo y el “New Deal”. Afirmando esta cuestión, Tronti tenía a la vez razón y estaba errado. En la superficie la situación permanecía igual, el “proceso de trabajo” no había mutado.

Sin embargo, si uno mira más en profundidad, sí que había algo que estaba cambiando y de lo cual 1968 era su síntoma. Cambiaba la “relación del capital”, la forma del proceso productivo, el “modo de producción”. En 1968 fue cuando había comenzado esta transformación. Y llevaba razón Tronti cuando, con mucha circunspección, sospechaba, en el “Postscriptum” de 1970, que lo que se estaba revelando era una nueva fase, la terminal de la larga época del fordismo. Mientras en aquella fordista, obreros y capital se encontraban dentro del capital, ahora se estaba dando una nueva condición: obrera y capital se encontraban ahora dentro de la obrera. Tronti proponía estudiar esta transición. Era una intuición correcta. Si se deja de lado la ilusión, que algunos cultivaban, de que “dentro de la clase obrera” significase “dentro del Partido”, se hacía necesario reconocer que, en el nuevo nexo antagonista a continuación del 1968, el capital de alguna forma pagaba la superación del fordismo y la difícil victoria reportada sobre la clase obrera fordista, con la obligación de estabilizar el eje del nuevo comando “dentro de la clase obrera” y reestructurar su propio proyecto de acumulación allí mismo -sufriendo con esto una radical mutación de estructura. “Dentro de la clase obrera”, es decir: llegando a reconocer -el capital mismo- que “el principio es la lucha de la obrera” y que “al nivel del capital socialmente desarrollado, el desarrollo capitalista está subordinado a la lucha obrera, viene después de él y a él debe hacerse corresponder el mecanismo político de la misma producción”/2 -es decir: el capital comprendió que su misma composición técnica (el concepto es aquel marxista de “composición orgánica” del capital) debía ser modificada para poder funcionar (id est: producir y dirigir) sobre una nueva composición política de la clase obrera. Y esto se producía dentro de un bello ajetreo: la Trilateral, por ejemplo, lo llamaba 1968, pero otros no denominaban al proceso así. Lo cierto era que una mutación radical le era impuesta al capital. Se resguardaba el espacio productivo (cambiaba el lugar de la producción) y la dimensión de la temporalidad (se transformaba radicalmente la “jornada laboral”).

Se trataba de una “mutación de paradigma” del modelo de explotación: se había producido por la victoria obrera dentro/contra el fordismo. Que el paradigma que tal victoria había introducido fuese una novedad, lo demostraba el hecho que el antagonismo en la “relación del capital” se presentaba -mejor dicho: en realidad se reabría- en una forma nueva, de experimentar una nueva forma de lucha por la organización, ya sea por la parte capitalista, ya sea por la parte obrera.

Lo que deseamos saber ahora es si Obreros y capital nos ofrece instrumentos para describir este nuevo paradigma estructural. A nosotros nos parece que sí, nos parece que el ensayo “Marx -fuerza de trabajo- clase obrera” es, desde este punto de vista, fundamental. A partir de ahí, se nos permite desplegar un análisis del desarrollo capitalista después de 1968, fuertemente dinámico debido a su insistencia sobre los procesos de subjetivación de las y los trabajadores.

Sabemos que el capital es una relación, una correlación, un antagonismo de fuerza. Tronti ha insistido con gran fuerza sobre la distinción entre trabajo y fuerza de trabajo: “En el concepto de ‘fuerza de trabajo’ está la figura del obrero; en aquella de ‘trabajo’ no”/3. Y este concepto político de la fuerza de trabajo como no-capital, lo encuentra en germen y en desarrollo en todo el pensamiento juvenil de Marx, quien ya en los Manuscritos… de 1844 concluye esta aproximación, proponiendo soluciones inmediatamente subversivas. En un período -los años 1960- en el cual se había puesto de moda, tanto en la izquierda como en la derecha, realzar el utopismo juvenil marxiano sobre el pensamiento de El Capital, Tronti presiona al contrario por una unificación estricta. Existe aquí, en esta continuidad del pensamiento marxiano de juventud y madurez, en la imbricación entre los escritos filosóficos y los históricos, y a su vez entre todos ellos y El Capital, un concepto político de la fuerza de trabajo que funciona como palanca para resolver toda solución teórica.

En segundo lugar, esta tendencia de la investigación se hace todavía más evidente en el análisis que encontramos en los Grundrisse…, asumido como texto genético de El Capital. Que el “doble carácter” de la Fuerza de trabajo, aquel de ser al mismo tiempo mercancía y sujeto, surge con extrema fuerza. “La única antítesis al trabajo objetivado es el trabajo no-objetivo, o sea que la única antítesis al trabajo objetivado es el trabajo subjetivo” -señala Tronti citando a los Grundrisse/4 y esta subjetivación se representa como la condición misma de la existencia del capital. En los Grundrisse… (“monólogo interior que Marx establece tanto con su propia época como consigo mismo”)/5 el trabajo como subjetividad deviene central: “en la medida en que debe existir temporalmente como trabajo vivo, la fuerza de trabajo puede existir por lo tanto como sujeto vivo, como capacidad, como posibilidad: por lo tanto, como trabajador”/6. El doble carácter de la mercancía trabajo se subjetiviza, deviniendo de un lado como “miseria absoluta”, es decir: la “mercancificación” total de la potencia productiva, y del otro lado “subjetividad”, subjetivización continua, posibilidad general de la riqueza como sujeto. El doble carácter de la mercancía fuerza de trabajo es empujada a interiorizarse al máximo en el capital. Tronti: “éste es el camino nuevo que Marx mismo propone. Punto de partida: el trabajo como no-capital, o sea: el trabajo como sujeto vivo del trabajador en contra de la muerta objetividad de todas las otras condiciones de producción; el trabajo como fermento vital del capital -otra determinación activa que se agrega a la actividad del trabajo productivo. Punto de llegada: el capital que deviene en sí mismo fuerza productiva, relación esencial al desarrollo del trabajo como fuerza productiva social, y por lo tanto esencialmente enlazada con el desenvolvimiento de la clase obrera… En el medio de este camino, entre lo uno y lo otro permanecen dos puntos: el trabajo como no-valor y, precisamente por esto, la fuente viva del mismo valor; miseria absoluta y, precisamente por esto, posibilidad general de la riqueza; de nuevo plustrabajo y, precisamente por esto, plusvalor -la figura moderna del obrero colectivo que ahora trata de producir capital propio en cuanto antagonista que lo combate./7” “Se trata entonces, sobre esta base, de partir del descubrimiento de las leyes políticas del movimiento de la clase obrera, que subordinan materialmente en sí mismas el desarrollo del capital: se completará así la tarea teórica definitiva desde el punto de vista obrero”/8.

En tercer lugar se da aquí, según Tronti, la superación marxiana de la ley del valor. O mejor dicho su redefinición: “Marx refuta la idea del trabajo como fuente de la riqueza y asume el concepto de trabajo como medida del valor.” Valor-trabajo quiere decir ahora en primer lugar “la fuerza de trabajo, en este sentido valor medido por el trabajo. El trabajo es la medida del valor porque la clase obrera es condición del capital”/9. Inútil agregar que con ello la ley del valor viene reconocida por aquello que es: “ella no puede ser extrapolada de la relación capitalista de producción y del nexo de que la fundamente como tal.” El valor, como pura medida del valor, intentando devenir en ley, transforma su acción en mistificación: la ley del valor, absolutizándose, clausura la Trennung entre clase y capital, conduce de manera perversa la relación del capital a su identidad. Aquí -y no es una subordinada insignificante- la ideología socialista (no solo la estalinista) queda definitivamente desenmascarada. Y de allí que “del funcionamiento económico objetivo de la ley del valor-trabajo, ya no se puede (paradojalmente o escandalosamente -esto lo agrego-) hablar propiamente, por lo tanto, en la sociedad que declama haber realizado el socialismo”… “debemos tener el coraje de convencernos que este absurdo es un hecho histórico real: el poder político del capital puede asumir la forma de un estado obrero”/10.

Hasta ahora habíamos visto en qué medida y con qué profundidad la fuerza de trabajo se encuentra ya interiorizada en el capital. Pero el concepto de capital es una relación de fuerza entre el trabajo muerto, acumulado en capital, y el trabajo vivo, en fuerza de trabajo, en la subjetivación de ésta -tal relación es un campo abierto-. El doble carácter de la fuerza de trabajo, que habíamos visto actuar en la sumisión al capital, puede reemerger contra la subordinación al capital. Es precisamente aquí donde comienza una suerte de “camino en subida”, reconstructivo, apoyando la instancia comunista de la lucha de clases.
Pero: ¿cómo puede suceder esta reapertura revolucionaria de la relación del capital? La primera condición consiste en la socialización de la fuerza productiva y este pasaje de socialización de la fuerza de trabajo se produce completamente en el interior del capital: por lo tanto, “la fuerza productiva desarrollada por el trabajador como obrero social es fuerza productiva del capital”/11. Cuando “un número considerable de obreros, o sea obreros socialmente combinados, ingresan en un mismo proceso de producción, bajo el comando del mismo capitalista, devienen fuerza productiva del capital”, entonces es cuando se hace posible la ruptura. Pero sólo se hace posible. Interesa aquí seguir “el pasaje histórico que ve, de la parte obrera, primero el vendedor de la fuerza de trabajo, entonces la fuerza productiva singular, entonces la fuerza productiva social”/12. Pero: ¿qué es la fuerza de trabajo constituida dentro del capital? ¿Qué significa establecer su posibilidad de llegar a existir contra el capital? Significa recualificar sin interrupción la específica dinámica antagonista en la “relación” del capital, y sus diversos equilibrios -si puedo decirlo en los términos de un autor que me resulta muy querido, la “guerra civil” que recorre la relación de poder. Esta posibilidad se da obviamente con la condición de “no fijar el concepto de clase obrera en una forma única y definitiva, sin desarrollo, sin historia”/13. En el interior del movimiento marxista está naciendo con mucha dificultad una “historia en el interior del capital”, y Tronti añade: “pero aún se encuentra lejos de ser asumida como un programa de trabajo, así como un principio en el método de investigación, la idea de una historia interna de la clase obrera que reconstruya los momentos de su formación, las modificaciones de su composición, el crecimiento de su organización, según las varias y sucesivas determinaciones que la fuerza de trabajo asume en cuanto fuerza productiva del capital, según la diversa, recurrente y siempre nueva experiencia de lucha que la masa obrera elige en cuanto única fuerza antagónica de la sociedad capitalista”/14.

Es por lo tanto dentro de la historia interna de la clase obrera que el dentro/contra trontiano va a ser analizado/15. Aquí nos encontramos con un momento fundador del obrerismo. Para ello, se establecen tres condiciones sobre la base de toda posibilidad de derrocamiento estratégico de la relación productiva. Las primeras dos condiciones son aquellas sobre las cuales nos hemos centrado hasta ahora en gran medida: la subjetivización de la fuerza de trabajo cuando ella ha madurado hasta el punto de poder permitir “contar con ella verdaderamente dos veces dentro del sistema del capital: una vez como fuerza que produce capital; otra vez como fuerza que se resiste a producirlo; una vez dentro del capital; otra vez contra el capital. Cuando las dos secuencias subjetivamente se unifican desde la parte obrera, se abre la vía para la disolución del sistema capitalista, comienza entonces el proceso práctico de la revolución”/16. He aquí la tercera condición.

Es éste el punto crucial del método obrerista -que de esa manera deviene una genealogía opositora en la historia interna de la al capital. El ejemplo marxiano de la lucha por la reducción de la jornada laboral de parte de los trabajadores ingleses, lucha victoriosa y que introduce una nueva forma de valorización (del plusvalor absoluto al relativo) es aquí fundamental. La transformación del capital es impuesta en el mismo momento en el cual la composición de la clase obrera en lucha se modifica. Analizando este período de lucha Tronti subraya que aquí se ha realizado “un auténtico y verdadero salto político”. Y de “causa” y “efecto” político se puede hablar incluso cuando no exista un movimiento organizado sino mera resistencia, cuando se dan elementos destituyentes y no todavía expresamente políticos y constituyentes.

De hecho, el nexo entre fuerza de trabajo y capital no se presenta de manera simple -como en los orígenes del capitalismo- en el intercambio del mercado de trabajo, sino que se presenta dentro de la producción del capital, expone con gran potencia cómo desde la relación de se determina la figura del capital. Y es a través de este reconocimiento que la iniciativa obrera deviene política. El ejemplo trontiano es ahora antiguo, se trata de la insurrección obrera en el 1848 francés y repite la narración marxiana, insistiendo en el hecho que el pasaje de la acción para la destrucción de la sociedad burguesa se transforma en lucha por la destrucción de la forma del Estado. Es en el interior de esta lucha en la cual la transformación del “proletario” en “obrero”, del vendedor de la fuerza de trabajo en productor de plusvalía, se organiza y es aquí en el que una en armas contra toda la sociedad transforma la relación productiva en resistencia, lucha e insurrección en contra de ella.

Observa Tronti: “no sucede sólo en El Capital de Marx sino que en la historia misma del desarrollo capitalista la lucha por la ‘jornada de trabajo’ normal precede, impone, provoca una transformación en la forma del plusvalor, una revolución en el modo de producción”/17. Aquí todavía se puede hacer notar como una victoria en la Lucha de s, en este caso la imposición al capital de un interés específico de parte de la clase obrera, prefigura y sobredetermina un interés (y una potencia) del capital: “es un hecho no excepcional en la historia del desarrollo capitalista”. “Es un modelo no tanto referido a la lucha, sino en tanto conclusión de la lucha, se repetirá en diversas formas en varios niveles del desarrollo”/18. Y todo continuará: “cuando los obreros ganen una batalla parcial después de haberla ganado por cuenta del capital”. A veces la sufre de derrotas terribles “que doblegan por un momento al movimiento pero los hacen realzar en su fortaleza rápidamente”/19. Dentro de esta derrota madura todavía (y se manifiesta), la transformación del modo de producción y la modificación de la forma del plusvalor. Y así también se modifica la composición de la clase obrera -como habíamos visto. Incluso el nombre “clase obrera” puede ser un error: no tanto porque la estructura antagonista de la clase obrera se haya disuelto sino porque la forma en la cual ella produce y lucha se han transformado. Proletariado, obrera, multitud: no representan figuras de la oposición, representan caras variables pero homogéneas de una composición de resistencia y de lucha en movimiento.

Hoy nosotros asistimos a una transformación radical del proceso de trabajo y del modo de producción capitalista. Un nuevo terreno de lucha, en el “nuevo modo de producción”, es propuesto a una fuerza de trabajo socializada, precarizada, global. El trabajo ha devenido cognitivo, afectivo, cooperativo. El nuevo modo de producción fue impuesto por las luchas obreras del siglo pasado -que la ha producido a través del rechazo al trabajo asalariado y la destrucción de la centralidad de la fábrica. Y, en especial, a través de dos procesos que acompañaron al desarrollo del capital cognitivo: la apropiación, de parte de los trabajadores, de una autonomía en la gestión del saber y por otro lado los procesos de cooperación productiva. Realmente aquí la lucha de clases comienza a crecer “dentro de la clase obrera” y la subjetivación de la fuerza de trabajo comienza a transformarse (para decirlo con palabras de Tronti) en potencia del “obrero” -vale decir que la subjetivación se determina a través de la incorporación de cuotas de “capital fijo” (saber y organización del trabajo), muchas veces instrumento de comando del capital sobre la fuerza de trabajo. Es en respuesta a aquella lucha que el capital ha construido su organización basada sobre la explotación de la potencia social del trabajo y sobre la extracción de lo “común”. En esta situación, se impone hoy una nueva estrategia de los movimientos en lucha por el comunismo y se deben buscar nuevas tácticas de organización. Pero, en relación con el método y la axiomática de la investigación, nosotros nos mantenemos sobre el sólido terreno propuesto por Tronti en Obreros y Capital. Si existe una diferencia entre el obrerismo y el postobrerismo, si es que existe, consiste en el Saber de y en la que se encuentra en el reconocimiento de la transformación histórica de la relación de producción y del sujeto que, allí en su interior, es explotado. Pero es algo que, al mismo tiempo, constriñe al capital a someterse a un nuevo impacto de resistencia y de lucha, de odio y de esperanza.

Para concluir, un ejemplo del método, trabajando en presencia de una nueva composición del trabajo -el trabajo cognitivo- y de las terribles condiciones de precarización y de desocupación que ello supone. El capital de buena gana dejaría morir a esta nueva generación de trabajadores si no fuese porque ello acarrea el riesgo del deterioro de esta preciosa capacidad productiva y el bloqueo de la nueva forma de acumulación social a través de la “extracción de lo común”. ¿Qué sucederá como consecuencia? La primera hipótesis, aquella de “dejarlos morir”, la experimentamos todos los días en las fronteras de Europa, de EE UU y en el Pacífico Sur -aunque, de manera aleatoria, en nuestra vida cotidiana. Pero la “racionalidad” capitalista -siempre funcional a la acumulación- impondrá otra elección. El Capital se verá obligado por lo tanto a desarrollar formas de salarización social y a reformar las instituciones del “Welfare State” en funciones de control de la dinámica de resistencia y del ejercicio de dominio. Medidas salariales (“renta básica ciudadana”, por ejemplo) y maniobras sobre el “Welfare State” pueden mezclarse y confundirse en la gestión capitalista de la transformación: lo importante es que establezcan un equilibrio, al menor costo posible, en la productividad y la vida de los trabajadores.

Pero las cosas se complican tanto de parte de los capitalistas como de parte de los trabajadores. A los primeros, les incumbe sobre todo la necesidad de reorganizar las estructuras internas para absorber y regular, y así imponer una acumulación ordenada de los nuevos flujos sociales del valor -ya que la transformación del modo de producir determina una nueva forma en el plusvalor (“social” más que “absoluto” o “relativo”) e impone al comando capitalista una nueva jerarquía -en este caso financiera. Pero para los trabajadores muchas cosas han cambiado: ya sea la “jornada laboral” que ahora no tiene medida temporal, ya sea el “lugar de trabajo” que ha devenido en algo móvil y transferible, ya sea la forma del salario que es ahora socializada y viene establecida en el punto más bajo de la relación entre salario mínimo y subsidio del “Welfare State” -bien, todo esto destruye definitivamente formas y tradiciones de lucha, configurando de esta manera un nuevo terreno social de organización y de propuesta anti-capitalista. Nos preguntamos: ¿será una victoria para la trabajadora obtener una renta básica ciudadana, articulada a las necesidades previstas en el “Welfare State”?; ¿o en realidad se está configurando simplemente una nueva organización de la fuerza de trabajo como “capital variable”? Una y otra cosa, evidentemente. Pero sobre esta base puede darse (y esto es lo que realmente interesa) un nuevo terreno de lucha y por lo tanto la posibilidad de organización para los trabajadores cognitivos, los cuales, por la misma rica cualidad de su composición de , no pueden limitar su propia iniciativa sobre el terreno de la pura resistencia. “La figura schumpeteriana del emprendedor, con su iniciativa innovadora, nos gustaría verla volcada en la iniciativa permanente de lucha de las grandes masas obreras”/20: de acuerdo -pero ahora tenemos nueva composición, técnica y política, mucho más continuamente productiva y una multitud mucho más extensa, en consecuencia una posibilidad mayor de construir pasajes constituyentes de un nuevo orden social. Estos es lo que, desde el 2011, seguimos viendo y estudiando.

¿Hay demasiado optimismo en esta fundación y en este relanzamiento del método obrerista? ¿Como si la derrota de los años 1970 (de todos aquellos que habían rechazado el retorno ‘irénico’/21 a los brazos del Partido Comunista italiano) no se hubiera asumido con la gravedad que ella tiene? ¿No existe todavía aquí la ilusión que la multitud en el trabajo, como un conjunto plural de singularidad, pueda reagruparse milagrosamente? Para decirlo en términos filosóficos: ¿no es esta una pobre hipostasis ontológica, no tanto de la recuperación del método obrerista, sino en cuanto a la redefinición de un sujeto en lucha? Estas objeciones, que son frecuentemente opuestas a los obreristas, me temo que no pueden ser cumplidas. En primer lugar porque la metodología de Obreros y Capital, que sale al encuentro de la hipótesis política de Tronti, era (y lo es) practicada de manera independiente a toda reducción a la unidad y a una trascendencia de Partido, y por lo tanto salvaguardada de toda maquinación insurreccional vanguardista, tan característica de la escatología socialista.

Tan cierto es esto que en la hipótesis obrerista se puede encontrar la experiencia teórica, historiográfica y política que ha hecho de los movimientos autónomos “desde abajo” la clave de toda reciente práctica revolucionaria, desde aquellos llamados “altermundialistas” en torno al cambio de siglo a aquellos que a partir de 2011 se han hecho endémicos. En segundo lugar porque la implantación del diagnóstico de la teoría (que algunos llaman) “postobrerista” (que es aquella que subjetiviza la singularidad multitudinaria y considera la fuerza de trabajo cognitiva implantada en lo común) -y de esa implantación, por lo tanto, es excluida toda hipótesis finalista y todo telos unitario. La intencionalidad subjetiva no puede ser confundida con el Determinismo teleológico. Si existe un “capo progresista” producto de la lucha, es aquel construido por la fuerza de los movimientos. No existe el destino sino un discontinuo que construimos y nuestra Libertad tiene siempre el signo de esa necesidad. El obrerismo de Obreros y Capital nos ha enseñado esto también.

[Fuente: http://vientosur.info/]

Notas

1/ Tronti, Mario: Operai e capitale, Einaudi, Torino; 1966, p. 263; en español: Obreros y Capital, Akal, Madrid, 2001.
2/ Tronti, Mario: Operai e capitale, Einaudi, Torino; 1966, p. 89.
3/ Tronti, Mario: Operai e capitale, Einaudi, Torino; 1966, p. 129.
4/ Tronti, Mario, op. cit., p. 166.
5/ Tronti, Mario, op. cit., p. 210.
6/ Tronti, Mario, op. cit., p. 211.
7/ Tronti, Mario, op. cit., p. 215.
8/ Tronti, Mario, op. cit., p. 219.
9/ Tronti, Mario, op. cit., p. 224-225.
10/ Tronti, Mario, op. cit., p. 226.
11/ Tronti, Mario, op. cit., p. 147.
12/ Tronti, Mario, op. cit., p. 150.
13/ Tronti, Mario, op. cit., p. 149.
14/ Tronti, Mario, op. cit., p. 149.
15/ Tronti, Mario, op. cit., pp. 150-153.
16/ Tronti, Mario, op. cit., p. 180.
17/ Tronti, Mario, op. cit., p. 207.
18/ Tronti, Mario, op. cit., pp. 207-208.
19/ Tronti, Mario, op. cit., p. 208.
20/ Tronti, Mario, op. cit., p. 210.
21/ “Irenismo”: en la Teología cristiana se refiere a tentativas de unificar los sistemas apologéticos utilizando la razón, la reflexión y la conciliación como instrumentos. (N. del T.)

¿Escenario catastrófico? // Discutir la Coyuntura


Lo catastrófico es el programa del bloque político constituido que ha gobernado estos meses la Argentina. Formado por la suma de sectores que hay que diferenciar:
a.    macrismo (grosso modo, represente del capital financiero y las patronales del campo).
b.     el massimo (a pincelada gruesa, representante del “círculo rojo”, grandes grupos nacionales, Techint y Clarín en primer lugar, pero también Macri Padre, que no saben acumular capital sin tomar el control del estado)
c.     la mayor parte de los representantes del FpV (en el senado, en diputados, en las legislaturas, en las intendencias y gobernadores) que han apoyado las principales medidas de “normalización” financiera que están en el corazón del actual ajuste de la economía.
Su unidad en la diferencia consiste en los tres puntos programáticos que compartieron en la coyuntura presente: la gobernabilidad, la docilidad ante el programa de ajuste que surge del mercado mundial en crisis, la aniquilación de cualquier pulsión autónoma en el movimiento social o en los equipos de gobierno. Esto es: comparten un diagnóstico completamente negativo, no sólo del protagonismo social del movimiento social del 2001, sino también de los momentos ya idos en que los gobiernos progresistas de Argentina y la región representaron un mínimo defensivo para la protección de ingresos populares (salarios, más subsidios, más políticas sociales). Un mínimo tal vez demasiado mínimo, si miramos, por ejemplo, el estado de la mayoría de los hospitales públicos. Aunque Macri demuestra hoy que todo puede ser aún peor.
  
Los movimientos populares y los trabajadores (formales, y peor aún los informales. Lo que los seguidores del Papa argentino –papa no liberal; papa que combatió el programa del movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo– llaman “Economía Popular”) carecen de dirección o representación política. Carencia grave, cuando la coyuntura gira en torno a quién pagará la crisis. Sólo atinan por el momento a negociar gobernabilidad en los mejores términos posibles. Términos tendencialmente desfavorables en todas las líneas.
Sin dirección ni representación política los movimiento populares carecen de instrumentos que les permitan proteger sus ingresos. Demuestran, sin embargo, una altísima y probablemente inesperada capacidad de movilización. De allí su debilidad, pero también su fuerza en este período. ¿Es posible esperar que de esta capacidad de organización, pero también de la orfandad se acelere el proceso de organización de un instrumento político útil a la defensa de los intereses populares surja una alternativa electoral para 2017, 2019? ¿los términos de la unificación de la CGT; el enorme peso del Movimiento Evita en la CTEP y la influencia de la iglesia argentina, históricamente ultraconservadora, en movilizaciones como la de San Cayetano hace dos domingo, facilita u obstaculiza ese proceso? ¿Es posible que pequeñas organizaciones de izquierda puedan hacer algo mejor con los recursos que consiguen del estado con semejantes aliados? ¿No se pierde una vitalidad esencial cuando se contiene la iniciativa política a la espera de los gestos de Cristina?
No hacemos pronósticos sino preguntas.
  
¿Es posible en este cuadro que los sectores populares construyan un mínimo de autonomía política respecto de las candidaturas previsibles de Massa y del FpV (que lo acompaña de modo cada vez más desembozado)? ¿Qué pasos orientarían esos movimientos?
Tiempo apropiado, tal vez, para lanzar iniciativas sobre cuestiones urgentes en los movimientos populares, que apuntan a sacudir mapas, como pueden ser campañas ligadas a un referéndum (a fines del 2001 el Frenapo organizó con éxito una elección de este tipo, contra la pobreza con una participación de 3.000.000 de votantes).
Discutir la Coyuntura, 14 de agosto de 2016.

La comunidad desollada // Juan Pablo Hudson

A la vera de avenidas donde se publicitan la persecusión de los delitos y los gramos de droga incautados por minuto, la precariedad y el narcogobierno de los territorios delinean un nuevo modo de violencia hacia las mujeres jóvenes, envolvente e inasible al mismo tiempo. Entre el encierro que pretende protegerlas y las promesas que burbujean en los luminosos chats de Facebook, las pibas se pierden. Y luego vuelven, silenciosas.
Rosmary (15 años)
Aceptó y la pantalla del celular se partió en dos mitades simétricas: en el lado derecho se encontró a ella misma mirando a cámara, vestida con un short y una remera blanca que le llegaba hasta un poco antes del ombligo; una selfie sacada en un baño. A la izquierda, dividida por una raya blanca, se veía a una chica algo robusta, de un parecido llamativo, desnuda. En medio de palpitaciones, encontró un nuevo mensaje de Lichi Liber Romiiiro, el perfil con el que se escribía desde hacía meses y con el que había intercambiado algunas fotos: “PASA VIDEO O PONGO LA FOTOS TUYAS EN TODA LA ESCUELA PUTA DE MIERDA HABLA AHORAAA”. El día anterior le habían vuelto a robar a Gladis, su mamá, a pocas cuadras de la casa en la que vivían en la villa 1.11.14 del Bajo Flores. Era la décima vez que le choreaban en un lapso de tiempo muy corto, coincidente con el recrudecimiento de las amenazas. Ella se sentía responsable.
Un rato después llegaron nuevos mensajes:
Lichi Liber Romiiiro: RESPONDE LA CONCHA DE LA LORAAA O SE RE PUDREEEEEE
Rosmary : …

Lichi Liber Romiiiro: NO QUISISTE ASER LO QUE QUERIA AHORA TE VAS A CAGAR
Rosmary: ….
Lichi Liber Romiiiro: NO TE OLVIDES QUE MUY PRONTO VAMOS A DEJARLE UN TIROO A UNO DE TU FAMILIAAA NO LO OLVIDES TODOO SE PUDRIOOO
Rosmary: …
Lichi Liber Romiiiro: TU VIEJAA VA A APARESER MUERTITA FRENTE A TU CASA CUANDO VUELVA DE TRABAJO ELLA TAMBIÉN PUTA COMO VOZ. RESPONDE CONCHA TUYA HOY PORQUE MAÑANA LE DAMOS

Rosmary bloqueó el contacto y apagó el teléfono. Pocas horas después retornaron las amenazas desde otro perfil.
Lincy (13 años)
Vive en el Bajo y estudia en un colegio de Caballito. Un sábado de octubre de 2015, sus padres llegaron al local de una organización social para denunciar que estaba desaparecida. Los acompañaban las mamás de Miriam, Josefina y Priscilla, tres adolescentes (13, 12, 13) que habían padecido acosos por Facebook desde los mismos perfiles. Priscilla sufrió también un intento de secuestro en las inmediaciones de la cancha de San Lorenzo. El último dato que tenían sobre Lincy era que había asistido a clases pero no había vuelto. Los padres hicieron la denuncia en la comisaría 34 y se organizó un corte en la Avenida Varela y Perito Moreno impulsado por la recientemente creada Red de Docentes, Familiares y Organizaciones del Bajo Flores (Red). La iniciativa surgió de los maestros del distrito 19, quienes comenzaron a recibir relatos sobre casos de seducción, amenazas y chantaje a través de las redes sociales contra preadolescentes de nacionalidad boliviana, a las que se sumaban unas raras desapariciones transitorias de algunas de ellas. Cuando los policías les enrostraron con desgano que debían esperar cinco días para que se considerara una desaparición, los padres salieron a pegar carteles  con la imagen de Lincy y teléfonos de contacto.
Por la noche, la Red se congregó en la comisaría 34 pero los familiares solo obtuvieron malos tratos. Hizo falta que presionara el Ministerio de Seguridad de la Nación para que el comisario pusiera en marcha los protocolos de búsqueda. Se realizaron acciones en la puerta de la Escuela Normal N° 4 y en la fiscalía de Pompeya ante la explícita falta de voluntad del fiscal Adrián Giménez, responsable de la investigación. Giménez difundió un temerario comunicado en el que afirmaba que no había “conexión alguna entre la desaparición de la niña y una posible captación con fines sexuales”. Se redobló entonces la convocatoria a los medios de comunicación, legisladores y políticos. Tras once días de búsqueda por parte de los familiares directos y la Red, Lincy apareció con vida el dos de noviembre en una plaza en Flores. La localizaron efectivos de la Brigada de Cibercrimen de la Policía Metropolitana. Sin darle aviso a sus padres, fue trasladada a la fiscalía de Pompeya. Allí, un atribulado fiscal Giménez minimizó lo ocurrido como un problema intrafamiliar. Desde entonces la chica mantiene silencio sobre lo ocurrido durante los días que estuvo desaparecida; los pocos datos sueltos que sus padres la escucharon decir dan cuenta de traslados permanentes hacia diferentes localidades, abusos sexuales y consumo de drogas. Hoy Lincy asiste a la escuela y el resto del día permanece encerrada en su casa.
El taller y el robot
Rosmary nació hace quince años en La Paz, Bolivia. Llegó a la Argentina hace cinco con su madre Gladis y dos hermanos menores. Huían de un padre que golpeaba ferozmente a su mamá. Una tarde de lluvia llegaron a la estación Liniers con un solo dato: una tía que vivía en una zona llamada Bajo Flores. Después de consultarle a otros paisanos, alguien le avisó que podían guiarlos. Llegaron a los laberínticos pasillos atiborrados de edificaciones de entre tres y cinco pisos y empezaron a preguntar por la tía. De casualidad ingresaron en la manzana correcta. Pero a las pocas semanas llegó el padre con el objetivo de recuperar a esa mujer a la que sometía sin descanso. Gladis, apabullada por la situación económica, aceptó reiniciar una convivencia. Entraron a trabajar juntos como ayudantes en un taller textil de 7 a 21. La paga era exigua (800 pesos) pero él la quería cerca. Como no tenían con quién dejar a los hijos, les preparaban la comida bien temprano y los encerraban hasta la noche en la habitación que alquilaban. Las agobiantes condiciones laborales se complementaban con el severo control que ejercía su marido. Ni siquiera la dejaba hablar de cuestiones laborales con los compañeros.
Aquejada por fuertes dolores lumbares, Gladis logró salirse del doble asedio patronal y marital. Supo de la venta callejera en la avenida Avellaneda y se animó a confeccionar ropa para bebé con una amiga. Al poco tiempo visitaron la feria La Salada creyendo que podían vender sus productos sin permiso. Le sacaron la mercadería y zafaron de una golpiza entre varios matones. Pero Gladis no se amilanó. Rosmary solía acompañarla los sábados en su labor como mantera. Una tarde, encontró un cartelito precario que anunciaba un taller de plomería y otro de informática. Se anotó en los dos cursos. Su marido continuaba en el taller. Cada jornada a las veinte debía esperarlo con la cena sin cometer ningún error en la combinación de los ingredientes. El entusiasmo con los cursos fue instantáneo. El Movimiento Popular La Dignidad (MPLD) organizaba el taller de plomería. Gladis empezó a sumarse a los acampes y a todo tipo de actividades que la sacaran de su casa. A fuerza de compromiso se ganó el pronto respeto de los militantes, quienes le ofrecieron un puesto como cooperativista. Esa tarde se emocionó hasta que recordó que la esperaba su marido. “Tú no tienes que estar ahí, si lo haces tendrás consecuencias conmigo, decide lo que vas a hacer pero ya sabes lo que pienso”, le advirtió. Al otro día, Gladis presentó igual los papeles y se sumó a un curso de capacitación como formadora en educación que le permitió ingresar tiempo después a un jardín de infantes comunitario. Cuando volvía cargada de La Salada, unos albañiles solían ayudarla a subir la mercadería al quinto piso en donde vivía. Cuando a su marido le llegaron rumores infundados, la encerró con sus hijos, le pegó con saña y quiso apuñalarla. Rosmary logró escapar a través de una ventana para llamar a tiempo a un tío. Abandonaron la vivienda con lo puesto y presentaron junto al MPLD una denuncia para restringir cualquier acercarmiento. Fue la última vez que padeció al padre de sus hijos.
Redes y telarañas
Al conocer los primeros casos en su clase de séptimo grado, Gonzalo reunió a las alumnas. Allí supo que la mayoría de ellas -al menos quince- habían recibido mensajes extraños por Facebook. “Me parece que hay una primera tanda de envíos al boleo a la espera de que algunas se enganchen, quizás las más vulnerables en términos familiares o por otros motivos. En esa reunión algunas me dijeron que respondieron y otras que no y que incluso bloquearon los perfiles. No todas tenían miedo, pero algunas estaban muy intranquilas, con temor a transitar por la villa solas”, relata el profe.
La modalidad tiene un patrón en común: pedidos de admisión desde cuentas truchas, coincidentes en todos los casos,  según consta en las causas judiciales, habitualmente con fotos de perfil en donde se ve a adolescentes atractivos; una vez admitidos, empieza el envío de mensajes ingenuos de manera paciente pero constante. En algún momento de ese vínculo virtual aparecen las amenazas para que envíen fotos en donde se las vea desnudas o videos manteniendo sexo; las extorsiones incluyen datos sobre sus familias y recorridos. En otros casos, los diálogos apuntan a que abandonen los hogares para iniciar su vida en otra parte. La Red contabiliza al menos 16 casos entre octubre de 2015 y julio de 2016 que involucran a preadolescentes de entre once y quince años, aunque suponen muchos más. El director de un centro de salud del Bajo Flores remarca la edad de las chicas y sus aspectos y formas marcadamente aniñadas. “Se meten con lo más desprotegido, con lo más vulnerable”, afirma y establece diferencias con otras pibas un poco más grandes, que asisten a los llamados “boliches de Bonorino” que también suelen desaparecer durante días.
En el caso de las preadolescentes, Lincy reapareció en una Plaza en Flores, Agustina se despertó confundida cerca de Plaza Miserere, Gabriela fue entregada en la propia villa, Laura en su casa y Elizabeth en donde vive la hermana. Para Gonzalo, hasta el momento se pudieron identificar dos etapas iniciales: una, el envío masivo de mensajes por las redes sociales para iniciar conversaciones, la segunda consiste en seducirlas para que se vayan de las casas. Desde su perspectiva habría una brumosa tercera etapa que se desconoce en su real alcance, pero enmarca estas operaciones en el avasallante dominio territorial alcanzado por los grupos narcos: un verdadero paraestado en la 1.11.14.
Las estructuras elementales de la seducción
La vida de las familias que llegan al Bajo Flores suele estar sometida a las extremas condiciones de trabajo impuestas en los talleres “legales” o clandestinos. Los hijos quedan en las viviendas durante todo el día. Pero son las chicas quienes padecen particularmente ese encierro. Su circulación por los espacios públicos se restringe o no ocurre si no es mediada por sus madres para asistir a los colegios o a eventuales talleres. Los peligros reales del territorio se complementan con estructuras patriarcales que las someten al ámbito doméstico, muchas veces para el cuidado de los hermanos y la limpieza. Diferente es la vida de los pibes, quienes andan en grupo con mayores niveles de autonomía, construyendo sus vidas y asumiendo riesgos a cielo abierto. Pero las chicas suelen vivir entre cuatro paredes.
Cuando ese encierro ya tiñe el cotidiano, las redes sociales se transforman en la vía de escape indispensable para romper con el aislamiento. “Algo me tiene que distraer”, le decía Rosmary a Gladis cada vez que le pedía cautela con el Facebook. “Mi hija no es de salir a la calle en la villa. Siempre teníamos miedo, a menos que lo hiciera con nosotros o con sus compañeros en el colegio. Ella disfrutaba la escuela a pleno, pero no andaba sola porque vivimos dentro de un barrio donde camina gente de todo tipo. Encima que no estoy presente porque trabajo, me daba miedo de que ella se fuera con gente mala y le pueda suceder algo. Ahí el Facebook fue importante. Empezó con los del curso y luego fue teniendo contactos que no conocía. Yo le decía ‘necesito ver quiénes son tus amigos’, pero me decía que no, que nadie hace esto acá. Me decía ‘vos no estás en Bolivia, ma’”, relata Gladis y aclara que en su país de origen la relación entre padres e hijos es más represiva.
Javiera (13 años)
“Hola, yo soy Javiera, mira, yo ya he pasado también por esto, a lo que te piden accede, si te piden ahora un video, mándalo, te va a solucionar el problema, no te niegues”. Rosmary la miró  perpleja porque nadie sabía de las amenazas: “No, yo no puedo hacer eso, no voy a dar nada”. Javiera tenía dos años menos pero compartían los recreos. “Le va a pasar algo a tu mamá, mira que a mi mamá ya le pasó, la van a agarrar y la van a lastimar”, mintió (la madre vive en Bolivia). Desde aquella conversación, la niña se le acercaba a diario para que cumpliera. “Mira que él está enojado y está en peligro tu mamá, ya saben todo de ella. Filmate con algún compañero de curso y termina con esto”. “¡Qué! Estás loca, no, mis compañeros de curso no”. “Bueno, entonces él te va a mandar fotos de mayores para que elijas con quién”. “¡Con mayores no, estás mal!”. Al día siguiente, Javiera le mostró tres alternativas de jóvenes con quien filmarse teniendo sexo. “Ellos te van a ayudar, son garantía porque los conozco, pero sácate de encima esto, una vez que lo mandes no te van a volver a molestar”, le dijo y acordaron verse a la mañana siguiente en la iglesia Itatí. Rosmary llegó puntual y quedó a la espera. En ese momento se le acercó un joven de unos 19 años y se presentó como Pipi. Ante el nerviosismo de Rosmary, le dijo: “Javiera no ha podido venir pero yo te quiero ayudar porque si no te va a pasar lo que le pasó a ella, viste que su mamá está ahora en el hospital. No hizo caso y mira lo que le hicieron”. Después caminaron hasta la casa de Pipi.
Gabriela (12 años)
A fines de abril, Gabriela se bajó del colectivo y decidió irse de su casa. Estaba junto a Lucas, un adolescente al que había conocido hacía poco tiempo. Lucas solía insistirle con que sus padres la trataban mal y no le daban suficiente libertad. En los encuentros personales, o a través de mensajes en Facebook, le prometía comprar un auto para irse juntos a Perú, lejos de la familia, para iniciar una vida juntos. Hay relatos que muestran cierto consentimiento o voluntad de las chicas para abandonar sus hogares. Algunas de ellas volvieron a irse poco tiempo después de haber reaparecido. Allí radica un aspecto complejo para abordar estas desapariciones temporarias, que evidencia una disconformidad con los modos de vida que se les imponen por ser mujeres, a la vez que dificulta su encuadramiento en la clásica definición de trata de personas.
El primer destino de Gabriela fue la casa de unos amigos de Lucas. Pero alguien se le acercó demasiado y ella pidió que se fueran a otro lado. La llevó a la casa de unas amigas y después directamente a la vivienda que compartía con su papá y hermanos. Para ese momento la Red empezó a movilizarse y tomó la comisaría 34. Fue la primera vez que intervino la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX) y derivó el caso a un juzgado federal. Recién ahí unos policías se acercaron con parsimonia a la casa de Lucas para buscarla. No la encontraron pero pusieron en alerta a los narcos, quienes apretaron con dureza al padre del joven para que dejaran de circular los uniformados. Cuando lo supo, una tía se comunicó con un integrante de la Red a fin de coordinar la entrega. Recién se bajó del auto cuando supo de la presencia de Gonzalo, su ex docente en séptimo grado. Gonzalo la consideraba una alumna tranquila, siempre con buen ánimo, muy lectora. Hablaron a solas y aceptó encontrarse con la madre. Los tres juntos fueron a radicar la denuncia. “Pero Gabrielita, dónde estabas, qué susto nos hiciste pasar, y todo por irte con tu noviecito”, le dijo al recibirla el comisario. Gonzalo lo cortó en seco: “Por favor, escuche y no de por sentada ninguna historia de antemano. Gabriela desapareció durante tres días”.
rosmary (15 años)
Rosmary estalló una tarde después de ratearse del colegio. Tras varias horas de incertidumbre, Gladis la encontró en la casa de un amigo de la familia. “¡Y tú qué entiendes de lo que me está pasando!”, le gritó. Hacía meses que la notaba extraña y distante. Luego se desahogó a través de un relato minucioso de lo padecido en soledad durante un año. Su madre se estremeció cuando supo que la habían filmado en dos oportunidades. Se acercó al colegio pero no recibió ayuda, ni siquiera le avisaron que Rosmary faltaba en forma recurrente.
Acompañada por una organización social radicó la denuncia en la Unidad Fiscal para la Investigación de Delitos contra la Integridad Sexual de Niñas y Niños, y volvieron a la escuela. Así conocieron a Gonzalo y a otros docentes que estaban al tanto de situaciones similares. Como ya había una causa judicial en curso que incluía tres casos, Gladis sumó la denuncia de su hija para crear conexidad. Las presentaciones cayeron en la Fiscalía de Pompeya, convertida en un agujero negro para este tipo de causas que afectan a chicas bolivianas. Se solicitaron medidas de protección para todas las afectadas. Desde el Ministerio de Seguridad se les facilitó el botón antipánico a dos de las familias; la tercera se negó por miedo al dueño del lugar en donde alquilaban. Después de denunciar a su ex marido, Gladis contaba con el botón de la Policía Metropolitana, que es portátil y no requiere instalación en el hogar como los otros.
La diferencia no es menor: una de las madres tuvo que devolverlo después de que los transeros amenazaran de muerte a la dueña de la edificación si no lo quitaban.
Las mudas
Con la excepción de Rosmary y Gabriela, las niñas y adolescentes no comparten con los adultos lo que les pasó. Mantienen un silencio hermético. ¿Por qué no hablan?
Carmen, docente integrante de la Red, dice que “no lo hacen porque conocen muy bien la impunidad de la que gozan las bandas criminales del barrio. Estas organizaciones son demasiado grandes y ellas lo saben”. Habría entonces una aguda lectura de las preadolescentes sobre los alcances de este nuevo tipo de violencia territorial que las incluye. Las opciones se limitan a un silencio solitario y lánguido, angustiante, o la incorporación al mundo que proponen las empresas criminales. La Comisión Investigadora de la Violencia en los Territorios sugiere: “Son situaciones traumáticas, dolorosas y vergonzantes. Se suma que ellas se sienten amenazadas y vigiladas. Pero también es indispensable preguntarse por el vínculo entre estas adolescentes y los adultos, ya sean los padres, las organizaciones sociales o las escuelas. Estamos frente una fractura generacional profunda. El silencio general de las chicas parece cuestionar el lugar de los mayores cercanos como interlocutores válidos para tramitar lo que vivieron. Habría una desconexión y una desconfianza en la capacidad real que tienen los saberes y experiencias acumuladas por la sociedad, sean estatales, militantes o religiosas, para comprender sus deseos y para intervenir en estas situaciones en las que está en juego su cuerpo, su libertad y en última instancia la vida”.
Manzanas prohibidas
“Nosotros fuimos averiguando que hay una inteligente explotación de los menores, como el caso de Javiera. Con ella ya no es necesario que la amenacen porque para la niña es un trabajo. Es fácil: tú jalas gente y yo te pago. Y a esa edad que las chicas necesitan dinero para vestirse, joda, y sus papás no se lo dan, porque no tenemos o porque no se acostumbra en mi comunidad”, explica una madre. El rol de estos (pre)adolescentes que se ocupan de la seducción y presión es clave. Pero las chicas se niegan a denunciarlos, bajo el argumento de que tienen su misma edad y se conocen de la villa. Los docentes y activistas de la zona no saben cómo clasificar a este tipo de captadores.
Para Georgina, miembro de la Red, habría un objetivo más bien pedagógico, es decir, un intento por doblegar y preparar a las menores para que en un futuro cercano estén predispuestas al trabajo sexual o a otros sin mayores resistencias. Carmen tampoco encuentra objetivos económicos detrás de estos hechos, más bien considera que las organizaciones criminales hacen ostentación de su control territorial a través de los cuerpos de las chicas.
Alejandra, vecina del Bajo, cree que la vida propuesta por el narco se transforma para las jóvenes en una vía posible para escapar de la esclavitud que padecen (o padecerán) en los talleres clandestinos; solo que pronto descubren un nuevo tipo de sometimiento. Hace poco divisó a Laura, otra de las chicas reaparecida recientemente, dando vueltas por uno de los sectores más peligrosos. “Los narcos tienen matiné, boliches, pool, flipper, encuentras cualquier tipo de objeto electrónico, hay motos, lo que sea, porque hay piratas del asfalto también. Es un mundo muy atractivo para las niñas y niños”.
Para Alejandra es una agotadora labor cotidiana limitar los movimientos de sus hijos para que no ingresen por propia voluntad a esas manzanas a las que califica como “los shoppings”. Su hija de trece le suele insistir para ir al pool o a la matiné porque está aburrida; uno de sus hijos, de 15, obsesionado con las motos, sueña con ser soldadito en una esquina porque evalúa que es la forma más fácil de conseguir dinero.  “Tengo que estar todo el día detrás de ellos, impidiéndole que salgan de la casa o de nuestro pasillo porque se van para allá. En el caso de las familias bolivianas es más difícil porque como trabajan las 24 horas en los talleres no tienen posibilidades de controlar a sus hijas”, relata.
La Comisión Investigadora de la Violencia en los Territorios arriesga que estamos ante el intento por imponer una nueva modalidad de gobierno del cuerpo femenino en las periferias. Este particular lenguaje de poderes clandestinos pero con capacidad de regulación, combina la violencia extorsiva y una seductora ostentación material para capturar el cuerpo de las chicas, al tiempo que emite señales, órdenes y valores hacia familiares, vecinos, autoridades y militantes. Si esto fuera cierto, ya no alcanza con exigir al Estado el desmantelamiento de las redes de trata y/o pornografía infantil, pues habrá que aprender a luchar contra una metodología más compleja de poder territorial en la que el dominio del cuerpo femenino se ha convertido en una cuestión neurálgica.

[Fuente: http://www.revistacrisis.com.ar/]

Clïnamen: Salir de la cárcel: ¿cómo es la libertad cuando el «afuera» te deja afuera?

Conversamos con Liliana, María y Alejandra del colectivo Yo no Fui, que están presentando un nuevo número de su revista «Yo Soy». ¿Qué les espera a las mujeres al salir de la cárcel? El balance de las políticas de Derechos Humanos de la década pasada desde la cárcel y desde las organizaciones. Adentro y afuera: el continuo entre la cárcel y los barrios pobres. Entrar a la cárcel: la «guerra contra el narcotráfico» como dispositivo de control y encierro de las mujeres pobres. ¿Cómo se crea un espacio de organización entre el encierro y el afuera?

http://ciudadclinamen.blogspot.com.ar/

Jack Kerouac sobre Céline


En el segundo trimestre del 2016, se publicaron los escritos franceses de Jack Kerouac. Un libro editado por la editorial Boréal, del Canadá. La edición fue establecida y presentada por Jean-Christopher Cloutier. Quien hizo, además, un prólogo impresionante de erudición y de arte. Jack Kerouac según Cloutier habría escrito “Este texto de dos páginas” y “no fechado […] ya que habla de Louis-Ferdinand Céline en pasado, después de la muerte de este último, ocurrida en julio de 1961. Kerouac admiraba mucho la obra de Céline y lo consideraba incluso como su “su maestro”, de acuerdo a lo que dijo en una entrevista que le hizo Pierre Nadeau para Radio Canadá en 1959.” Estas dos páginas, entonces, directamente escritas en francés, son la prueba irrefutable de los dichos de 1959. Cloutier cierra su nota de acompañamiento con esta afirmación: “pero una cosa es segura: Kerouac leía enormemente en francés – Proust y Céline, entre otros – […]”.
HS

***

Jack Kerouac sobre Louis-Ferdinand Céline ¹
Louis-Ferdinand CÉLINE era médico en los barrios pobres de PARÍS. Cuando leo sus diatribas sobre el sufrimiento absurdo de algunos de sus enfermos, siento instintivamente que también tenía una sensibilidad extrema, y que, de hecho, era un médico lleno de bondad. El hermoso chiquito que muere a causa de su tos… la chica tan joven y hermosa que muere de una hemorragia… las viejas porteras que murieron hace mucho tiempo.
Cuando leía “VIAJE AL FIN DE LA NOCHE” tenía la impresión de asistir a la película francesa más grande que se haya filmado alguna vez, “El muelle de las brumas” en versión extra-divina, mil veces más triste que la amarga expresión de Jean Gabin o la lascivia lúgubre de Michel Simon o el carnaval en el que lloran los amantes…
Siempre creí que CÉLINE era verdaderamente el escritor francés más compasivo de su época. Él mismo dijo (en 1950 en el transcurso de una entrevista en PARÍS), que solo existían dos verdaderos escritores en Francia en ese momento; él mismo y GENET. Hablaba de GENET sin embargo en un tono un poco burlón, por la excelente razón que todos conocemos. Pero era lo bastante inteligente como para reconocer el talento de GENET. En mi opinión GENET se puso en el lugar de Balzac y terminó la tragedia de los bajos fondos de la pederastia francesa, pero como RIMBAUD lo habría hecho, o más bien bajo la influencia de RIMBAUD y bajo el ojo crítico de VILLON (mientras BAUDELAIRE está pendiente desde un lejano balcón).
Estamos ante una búsqueda que el corpulento burgués Monsieur Balzac nunca se habría animado a emprender. Y la prosa de GENET nacida en la calle es tan divina como la prosa de PROUST nacida en un piso noble. Y afirmo que CÉLINE tenía razón en lo que concierne a GENET.
Pero CÉLINE mismo, sus fuentes habían salido de mucho más lejos en la literatura francesa : su antepasado es RABELAIS, e incluso el viril HUGO. Siempre tuve la impresión de que el Robinson del “Viaje” era perseguido continuamente por Javert fantasmal, y que ese Javert era CÉLINE en persona, y que CÉLINE mismo era Robinson, y que así el “Viaje” es la historia del fantasma del “para-sí” de CÉLINE persiguiendo el fantasma del “no-para si” de CÉLINE, Robinson.
No entiendo cómo algunos han podido acusar a CÉLINE de maldad vitriólica si han leído el capítulo sobre la puta joven de Detroit, o sobre el cura angustiado que entra por la ventana en “Muerte a crédito”, o sobre ese inventor maravilloso de la misma historia.
Pienso que era un escritor de gran encanto, de un encanto y de una inteligencia supremas que nadie ha podido igualar. Es la influencia principal de HENRY MILLER, dicho sea de paso, ese tono fulgurante moderno que consiste en devaluar el horror, esa angustia sincera, un encogerse de hombros y una risa que liberan. Incluso hizo reír y llorar a TROTSKY.
La crisis política de nuestros días no es más importante que la crisis turca de 1822, cuando William Blake escribía el Cordero. Los hombres solo se acordarán del Cordero al fin y al cabo. CAMUS, con su historia “de compromiso”, tal vez quiso transformar la literatura en propaganda.
En lo que a mí respecta, solo me acuerdo de Robinson… solo me acuerdo del Doctor que, al alba, orina en el Sena… Yo mismo, solo soy un viejo marino, no hago política, ni siquiera voto.
Adiós, pobre atormentado, mi doctor.
1.-Jack Kerouac, La vie est d´hommage, Les Éditions du Boréal, Canadá, 2016.

Traducción: Hugo Savino

[https://entrelazosblog.wordpress.com]

La Luna con gatillo: sigue la “trinchera radiofónica” // Mariano Pacheco

En una nueva edición de LA LUNA CON GATILLO: Una Crítica Política de la Cultura, programa que se emite todos los jueves de 15 a 17 horas por Radio Eterogenia (www.eterogenia.com.ar), el militante GermánSimón adelantó cómo sería el lanzamiento de las Cátedras Bolivarianas en Córdoba, que se inauguraron el viernes pasado en la provincia mediterránea, con la presencia de Vicente Zito Lema, vicedirector del periódico Resumen Latinoamericano.
El programa, conducido por este cronista junto a Carlos Bergliaffa, contó además con la inauguración de una nueva sección del programa, “Libros y Alpargatas”, en la que se reseñó “Producción Bornoroni: relato degenerado del encuentro con un loco”, libro escrito por Bergliaffa y Sebastián Puente, publicado por la editorial Cactus.
ESCUCHÁ LA CONVERSACIÓN ACÁ (va adjunto)
En la Columna de Teatro Independiente Cordobé (TIC), a cargo del actor Santiago San Paulo, quien repasó la agenda teatral de agosto, contó sobre el Teatro Periférico para la Infancia que se realizó en distintos barrios de la capital provincial junto a movimientos sociales y sobre los reclamos del sector frente a la Municipalidad de Córdoba, además de entrevistar en estudio a Alejandra Migliore, directora de teatro con quien conversamos sobre el estreno del adelanto de su primer obra, “El hambre del hombre”.
El crítico Gonzalo Aguilar, por su parte, nos contó en su Columna de Cine sobre algunos de los films del director Marco Bellochio, de quien rescató su irreverencia y su rebeldía, desde los años sesenta hasta la actualidad.
ESCUCHÁ EL PROGRAMA COMPLETO 





COLECTIVO RADIAL

Conducción y producción general: Mariano Pacheco.
Co-Conducción:Carlos Bergliaffa.
En redes sociales: Iván Garzón y Carlita Limón.
Gráfica y producción artística: “El Turco” Diego Abu Arab y “El Pelado” Pablo Rodríguez.
Operación técnica: Dante De Noia.
TRINCHERAS RADIOFÓNICAS

El programa también se retransmite los viernes a las 15 horas por la FM 99.7 “Che Barracas” (http://chebarracas.blogspot.com.ar/) de Buenos Aires y los sábados a las 20 por F.M 99.5 “Zumba La Turba” (http://www.zumbalaturba.com.ar/) de Córdoba, ambas integrantes de la Red Nacional de Medios Alternativos (RNMA). Y también los sábados, a las 22 horas, por la FM 95.5 “El Grito”, de la localidad de Los Hornillos, en el Valle de Traslasierra (Córdoba).

Seguinos en Twitter (@GatilloLuna) y en Facebook: La luna con gatillo.

La detención ilegal de Milagro Sala como hecho misógino y racista // Rita Segato

«Milagro Sala fue capaz de hacer por la gente lo que ningún funcionario estatal consiguió hacer. No importa que podamos tener algunas críticas a la manera en que lo realizó. El hecho es que ningún funcionario de Estado nunca dio o devolvió a las comunidades la cantidad de beneficios que ella devolvió, en términos de vivienda, salud, educación y en términos de diversión, piletas de natación, etc. Entonces lo que hay ahí es una detención ejemplar. Lo que Morales está haciendo con Milagro es entregarle un trofeo al criollaje jujeño que la odia por razones racistas y misóginas. Porque una mujer negra fue la única que fue capaz de hacer por la gente mucho más que cualquier Estado hasta el momento en Jujuy» 

RITA SEGATO en las «II Jornadas sobre violencia de género: aportes al diseño de políticas públicas» Consejo de la Magistratura, Poder Judicial de la Nación, 19 de agosto de 2016.

Lo diabólico // Silvio Lang


¿Qué hace un cuerpo cuando ya no es obediente respecto del modo en que fue constituido, o de la imagen que de él existe, o cuando sus órganos dejan  de actuar de acuerdo al mapa de esa creación? Se histeriza: empieza a ser cargado por un conjunto de fuerzas e inventa los modos de relacionarse con esas fuerzas.  Ahí,  se deforma. La crueldad en Artaud, según Deleuze, es la violencia que hace  perder la buena forma. Sin embargo, en ese deformarse hay creación. La herida, el desgarro, la destrucción de la buena forma es lo que hace que empiece a aparecer algo que Deleuze llamará anomal.No es normal, ni anormal, más bien, se autonomiza del problema de la norma, pasa cuajar por su cuenta. Este juego del cuerpo y de las fuerzas tienen algo de diabólico, de abierta rebeldía a dios (“Para terminar con el Juicio de Dios”, Artaud). 
El teatro de las fuerzas
Cuerpo sin órganos es el producto de una práctica de desgarramiento o deformación del cuerpo. Y ello se lo hace por medio de lo que Artaud llamaba atletismo afectivo. ¿Qué es lo que se busca cuando un cuerpo es desorganizado o sale de la organización de sus órganos? ¿Qué se gana cuando el cuerpo sale del mapa organizado y pasa a un mapa intensivo? Lo que se gana es un cuerpo abierto al campo de los afectos o intensidades.  Con la crueldad  pasamos al cuerpo sin órganos y obtenemos la figura como pura presencia donde cada uno de sus órganos actúa de forma polivalente. Este atletismo afectivo es como los atletas con los músculos, la misma pasión por la fuerza, pero no en los músculos si no en el plano de los afectos. El “teatro de la crueldad” de Artaud da este cuerpo de un activismo de los afectos. La crueldad es el punto de pasaje entre la buena forma y la figura afectiva. Los afectos son el punto donde los fuerzas tocan el cuerpo; un afecto es la singularidad de una fuerza tocando otra fuerza. La histeria es este cuerpo ultra-afectado porque los órganos se han vuelto polivalentes.  Si como define Spinoza el cuerpo es la capacidad de afectar y ser afectado el cuerpo sin órganos aumenta la capacidad infinita de ser afectado hasta convertirse en un registro muy sutil sobre las fuerzas. Por un atletismo afectivo se pasa del teatro de la representación al teatro de las fuerzas. En este teatro se desgarra la forma para captar la figuraque es pura presencia de los afectos, donde éstos son fuerzas. Se trata de darle forma a estas fuerzas.
Comunidad de las artes
Para Deleuze el arte es el problema de cómo lo no orgánico de la vida se sirve de lo material y lo orgánico. En la pintura, por ejemplo, nos servimos de un conjunto de aspectos  técnicos, que varían según las épocas, al servicio de una relación con lo no orgánico: la presencia de fuerzas en el cuerpo. Estás fuerzas para Deleuze son básicamente pictóricas. La pintura capta un tipo de materialidad que es la de las fuerzas. Lo que es más fluido en el cuerpo –su sistema nervioso- se escapa de lo que es más estructurante en el cuerpo –los huesos y los órganos. En la música el problema será la traslación. La fuga de la música organiza todas sus disposiciones técnicas para darnos la experiencia de la desterritorialización. “Hay una comunidad de las artes, un problema común”, se trata de “captar fuerzas”, dice Deleuze en el capítulo 8 de, Francis Bacon. Lógica de la sensación.  La fuerza es la condición de la sensación: si la fuerza no afecta no hay sensación. La sensación hace sentir algo pero lo que sentimos no es la fuerza: necesitamos al pintor, al músico para que hagan visibles y sonoras las fuerzas. La música y la pintura se vuelven sobre las fuerzas para saber qué son. Las “nociones comunes” de Spinoza serán estás “ideas expresivas” que son las figuras que crea la comunidad de las artes con las “fuerzas insensibles” del mundo.  La sensación se vuelve sobre las fuerzas y produce un sentido sobre ellas. “La vida es un proceso de humanización de las fuerzas”, dirá Deleuze, en “Pericles  y Verdi. Filosofía en François Chatelet”.  Cuando la sensación se vuelve sobre las fuerzas encuentra “el grito”, que Deleuze teorizará desde el Van Gogh de Artaud.
Micropolítica del cuerpo
Suely Rolnik dice que el cuerpo tiene dos planos: una de la representación que  llama “sujeto” -es el cuerpo organizado, donde tenemos un mapa de referencias y categorías que nos permiten vivir. Luego, reconoce una zona que llama “fuera-del-sujeto”, que no capta referencias, ni categorías, si no las fuerzas reales del mundo que desestabilizan al sujeto. Esta zona podríamos llamarla, usando la noción de Artaud con Deleuze, cuerpo sin órganos. La subjetivación occidental se ha hecho fuerte en el primer plano, mientras que cada día soportamos menos las desestabilizaciones del mundo. Por lo general, reaccionamos de dos grandes maneras: o con culpa porque cuando nos desestabilizamos creemos que estamos fracasando e intentamos compensarlo con las mil formas que las actuales micropolíticas nos proveen; o bien, paranoicamente, adjudicando un mal a otro cuando lo que está sucediendo es una desestabilización afectiva. El cuerpo sin órganos, en cambio, no otorga una función única a cada órgano, si no una capacidad plástica de ligar con las fuerzas que nos desestabilizan para construir territorios existenciales. La desestabilización no es el horror sino la vida misma. La vida como una “tormenta”, dirá Felix Guattari, donde podemos trabajar para crear formas nuevas, figuras, territorios existenciales. Cada vez que nuestro mapa de referencias y categorías no funciona podemos reactualizarlo activando esta zona afectiva. El juego representación-sensibilización está en movimiento, pues. Se trata de lo que hacemos para romper con “el juicio de dios”, con la semejanza, con el régimen de representación hasta hacer aparecer el caos de la fuerza del mundo. ¡Qué aparezca lo diabólico!
(Reseña del encuentro del 24 de mayo de 2016 del grupo de estudio “Spinoza y nosotros”, coordinado por Diego Sztulwark)

¿Brexit a la italiana? // Franco Berardi (Bifo)

Parálisis social y crisis de la democracia en Italia
En los próximos meses, en el otoño del hemisferio norte, habrá un referendum en Italia en torno a la cuestión institucional, a las leyes electorales, o sea: sobre las formas de la política y de la democracia.
En Italia, como en casi todos los rincones del mundo, la democracia está bajo ataque.
El gobierno de Mateo Renzi nació para imponer la gobernanza financiera, y por eso debe eliminar cualquier obstáculo que frene la plena aplicación de las medidas de austeridad que empobrecieron -y continúan empobreciendo- la sociedad. La democracia es un obstáculo para el proyecto ordo-liberal que domina la escena europea; y entonces la quieren reducir, recortar, despotenciar.
Lo que queda (digamos bastante poco) de la izquierda democrática italiana se opone a la reforma institucional que lanzó Renzi, y convocó a un Referendum y a votar masivamente ‘no’. Por ahora hay incerteza. Parecería que el ‘no’ prevalecerá y que el gobierno Renzi perderá esta batalla. Y si esto ocurre, el referendum abrirá una grieta decisiva en la gobernanza europea. Porque si el gobierno Renzi pierde el referendum estaríamos frente a un efecto parangonable con el del Brexit, y podría derivar en una crisis definitiva del modelo austeritario impuesto por el sistema bancario y el gobierno alemán.
Es por ello que me parece que el referendum italiano de otoño es importante: porque la crisis del gobierno Renzi abriría el camino a una crisis del modelo neoliberal en Europa.
En tanto, si el objetivo de la izquierda se concentra solamente en la cuestión institucional se corre el riesgo de dejar a la derecha el contenido social, que desde esa postura se manifiesta como antieuropeista, con reivindicaciones nacionalistas y soberanistas, y con el cierre de fronteras. Y lo que hace falta es un programa basado en la redistribución de las ganancias. ¿Es posible? Es muy difícil que esto suceda en el corto plazo porque la sociedad europea está paralizada.
Tras cinco años de austeridad económica y falta total de democracia, la sociedad está como paralizada con el miedo a los inmigrantes y con la guerra que se expande en toda la zona euro-mediterránea.
Fraccionado, desorganizado por la desocupación y por la precariedad, el frente laboral parece incapaz de mostrar solidaridad y tiende a individualizar a los extranjeros como su enemigo.
El punto es que la crisis europea mostró que la democracia no importa para nada cuando el poder se identifica con automatismos de tipo técnico y financiero. La experiencia griega de 2015 es un trauma definitivo. Tras la victoria del ‘no’ al referendum que debía decidir si aceptar o no el diktat de la troika austericida, Tsipras fue obligado a aceptar ese mandato porque el sistema financiero estaba estrangulando al pueblo griego.
Como dijo Mario Draghi hace unos años: en Europa hay un piloto automático que guía las decisiones fundamentales.
Acontecimientos como el Brexit y como la eventual derrota del gobierno Renzi ponen en crisis esepiloto automático, e impiden funcionar a los automatismos financieros. Pero el peligro es que esto abra el camino a los nazionalismos. Justamente por eso no alcanza con ‘reivindicar’ la democracia. Lo más importante es generar un programa social.
¿Qué quiere decir entonces democracia?
En nombre de la democracia Occidente hace sus guerras y ya conocemos los resultados: la guerra en Irak de Bush tenía el objetivo declarado de llevar finalmente la democracia a esa región. Y ha llevado muerte, devastación, guerra civil y finalmente ha producido el monstruo del Daesh.
También la palabra democracia ha sido bandera de los movimientos antiautoritarios y obreros. Los movimientos anti-financistas como el Occupy reivindican la democracia; las revueltas de los jóvenes árabes del 2011 tenían como consigna la democracia.
Entonces es claro que democracia es un equívoco, y el equívoco se desvanece, sobre todo porque la democracia no funciona ni siquiera en los países que se proclamaban paladines de la democracia en el mundo.
En la ideología occidental la democracia es la meta por la cual hay que batirse y prescindir de su contenido. Y ahí está el engaño.
La democracia es un método, pero no un objetivo: es el método que permite a las mayoría de la población decidir su destino, y a toda la población, incluyendo las minorías, expresarse y actuar en el espacio público. La democracia es una forma de la política que ha funcionado bastante bien durante el siglo XX cuando el movimiento obrero era lo suficientemente fuerte y unido para imponer los intereses de la sociedad contra el poder del capital.
La fuerza social de los trabajadores era la base de este poder, y la democracia electoral solo una manifestación.
La democracia es un método de decisión, y ese método ha funcionado en muchos países del mundo, y particularmente en Italia y Europa en los 30 años subsiguientes al fin de la Segunda Guerra Mundial. En Europa la democracia fue una conquista del antifascismo y fue consolidada por las luchas de los trabajadores en los años 50, 60 y 70.
Luego, con la victoria del programa neoliberal a partir de los años 80, los márgenes de acción de la política se resintieron cada vez más.
Hoy batallar por la democracia es un objetivo que no le apasiona a nadie. ¿Por qué deberíamos creer en la democracia si en nombre de ella estamos siendo empobrecidos, precarizados,humillados? Eso explica por qué la mayoría de los trabajadores europeos están apoyando a la derecha. Un número creciente de personas creen que la Unión Europea es la causa del empobrecimiento social.Y como corolario crece el nazionalismo, y se expande el racismo contra los inmigrantes, y la rabia social ya no encuentra un camino progresista, socialista, racional.
La retórica democrática perdió la fuerza de convencer, pero más aún, el método democrático parece haber perdido consistencia y credibilidad.
Las propias condiciones de la democracia moderna se desmoronan irreversiblemente por razones que no son tanto políticas cuanto antropológicas, tecnológicas, mediáticas. Porque para que el método de la democracia pueda funcionar hacen falta dos condiciones. La primera es que la formación de la opinión se desarrolle en condiciones de libertad.  La segunda es que la voluntad de la mayoría de los electores pueda ser eficaz, que las decisiones que tome la población puedan influenciar la dirección real de la economía y la distribución de los recursos.
Estas dos condiciones fueron destruidas por el capitalismo financiero y mediático.
La formación de la opinión no se desarrolla en condiciones de libertad porque los grandes medios tienen el poder de influenciarla de manera decisiva y son los que tienen el poder mediático. Lo ha demostrado en Italia la conquista del poder por Berlusconi gracias al control del sistema televisivo, de la publicidad y del deporte.
En segundo lugar, la voluntad de la mayoría de los electores no está en grado de oponerse o de escapar a las decisiones automáticas del sistema tecno-finaciero, como demostró la victoria griega del verano 2015, cuando la voluntad de las mayorías en el referendum del 5 de julio fue aplastada por los automatismos financieros del sistema bancario europeo.
¿Entonces? ¿Se trata de restaurar la democracia? ¿Ese es el objetivo que debemos perseguir, el que debemos indicar a la sociedad?
Creo que no, ese no es el camino.
El camino es otro: es construir las condiciones de la solidaridad social para imponer una mutación del modelo productivo y distributivo. El pueblo europeo ha perdido confianza en la democracia porque este método ya no garantiza los intereses de la sociedad, y por eso la mayoría de la sociedad europea apuesta a la derecha, y hacia posiciones de clausura nacionalista con políticas populistas y autoritarias.
Hoy por hoy, no se trata de restaurar el método de la democracia sino de liberar la vida social, el saber, la cultura y la producción de las manos del capitalismo financiero, o sea, de las formas que han vuelto inoperante a la democracia. Se trata de hacer crecer un programa de transformaciones sociales que libere las posibilidades del conocimiento y de la técnica de la forma que impone el modelo desarrollista y de lucro. Se trata de crear un movimiento de reducción del tiempo de trabajo, de crear un salario ciudadano, de la reapropiación social de los recursos productivos del trabajo común que el capital financiero ha secuestrado.
El terreno sobre el que hay que actuar no es aquel del ‘método de la política’ sino en el de los contenidos sociales. Y en este terreno la izquierda perdió, y sobre este terreno está creciendo un social-nazionalismo que se afirma en las elecciones y en las plazas de Europa y de Inglaterra pero también en Norteamérica y en América Latina.
Es en este terreno, en esa dimensión, que se puede reabrir una vía de progreso y de la autonomía social que el capitalismo financiero y las políticas austericidas han bloqueado.
[Fuente: purochamuyo.com / Cuadernos De Crisis] 

“Hay que abandonar la idea afanosa del crecimiento económico” // Entrevista con Arturo Escobar


El antropólogo manizaleño, uno de los científicos sociales más influyentes, habló del proceso de paz, de su trayectoria académica y del Pacífico colombiano en un eventual posconflicto.
por Steven Navarrete Cardona
Descifrar por su acento el lugar de origen de Arturo Escobar es una tarea compleja. Nació en Manizales, pero creció en Cali y desde hace más de dos décadas vive en Estados Unidos. Estudió ingeniería química en la Universidad del Valle y, al finalizar su carrera, sus vivencias e intereses se volcaron hacia los problemas que no se pueden controlar en un laboratorio, como la pobreza, la desnutrición y el hambre.
En Estados Unidos cursó una maestría en nutrición y un Ph.D sobre planeación y desarrollo en la Universidad de Berkeley, en California. En ese mismo centro educativo tomó cursos con Michel Foucault, quien influyó en su pensamiento de forma importante. Desde aquel entonces empezó una brillante carrera académica que lo ha llevado a ser profesor visitante en prestigiosos centros académicos en Argentina, Inglaterra, España, entre otros países.
Su trabajo ha estado enfocado en los estudios del desarrollo y el Pacífico colombiano. Se erige como un pilar del pensamiento social a nivel mundial, integrando colectivos de pensamiento como el del grupo modernidad/colonialidad, donde participan los principales pensadores latinoamericanos, como Enrique Dussel, Aníbal Quijano y Wálter Mignolo. Sus trabajos son ampliamente citados en los sistemas bibliográficos. Su libro, Encountering Development: The Making and Unmaking of the Third World (Princeton University Press), en castellano La invención del tercer mundo, ha vendido más de 50.000 copias y ha sido traducido a diversos idiomas, entre ellos el japonés. Fue apodado por Simon Reid-Henry, en el periódico The Guardian, como El pensador del posdesarrollo y actualmente es profesor distinguido ( Kenan Distinguished Teaching Professor of Anthropology) en la Universidad de Carolina del Norte, Chapel Hil. Por convicción, no tiene fotos de trabajo de campo con las comunidades, “no son un objeto para mostrar”, afirma. Él estará en Cali hasta fin de año participando en diversos eventos y congresos.
¿Cómo se ha sentido siendo profesor entre los antropólogos norteamericanos?
La academia estadounidense es muy rigurosa y demandante, pero siempre está abierta a muchos saberes. La confluencia de la diversidad enriquece el conocimiento, así como el acceso a recursos para, entre otros temas, posibilitar el desarrollo de investigaciones. Pero nunca me he desligado de la academia colombiana, integro los grupos de investigación Nación/Cultura/Memoria y el Grupo de Investigación en Estudios Culturales. Además, mis proyectos de investigación se han desarrollado con base en las problemáticas que aquejan al Pacifíco colombiano.
Usted es uno de los pocos colombianos que conocieron personalmente a Foucault. ¿Qué retomó de su trabajo?
En mi tesis doctoral aplique las teorías de este pensador francés. De cómo aprendemos a investigar en detalle los discursos que nos constituyen como modernos, salirnos de esos discursos y de sus conexiones del poder para reconstruir nuestras subjetividades.
¿Cómo es que pasa de interesarse del hambre al problema del desarrollo?
La desnutrición es una cuestión de poder. Hay suficientes recursos para alimentar a todo el mundo. Me di cuenta de que el problema del hambre está inmerso en uno más grande, que es el del desarrollo, siendo este un discurso impuesto a los países de Asia y América Latina, donde los organismos internacionales los categorizaron e inventaron como subdesarrollados.
Pero diversas realidades cambiaron, mejoró la calidad de vida y las estadísticas de mortalidad bajaron en zonas donde llegaron los dineros de la cooperación internacional…
Muchos organismos se han encargado supuestamente de ayudarnos a desarrollar, pero han traído mayores problemas, ajustes en la economía que han resultado desastrosos en el plano social, alcanzar metas y querer ser como los países del norte global, en una carrera que no va hacia ningún lugar.
¿Existe una alternativa al desarrollo?
Se empezó a generar la idea del posdesarrollo, que consiste en abandonar la idea afanosa del crecimiento económico para empezar realmente a reorientar la vida de los pueblos hacia lo que ahora llaman el “buen vivir”.
Hablemos un poco de la realidad latinoamericana en este escenario. Los gobiernos, a falta de una fuerte industrialización y de lugares estratégicos en el mercado mundial, se han volcado a la extracción de recursos naturales. Algunos definen está situación como “neoextractivismo” y está generando muchos problemas con las comunidades.
Los compromisos con las comunidades tienen que ser primero, pero son subordinados a los dictámenes de las necesidades de acumulación de capital, de deuda de préstamos. Hay que darle vuelta a la película, pero para ello hay que moverse en una estrategia, que en algunos países de América Latina llaman “postestractivista”. Hay un marco de acciones concretas desarrollado por algunas ONG ambientalistas.
En la actualidad se habla del “desarrollo” para el posconflicto. ¿Podríamos resignificar ese concepto?
Definitivamente no. No podemos pensar en el posconflicto con las categorías que generaron el conflicto. Necesitamos pensar de otra forma, una visión más holística donde no se enfatice el factor económico, el consumo, las grandes plantaciones que se han expandido a sangre y fuego a nombre del desarrollo, sino que se enfatice en que lo que hay que maximizar es el bienestar de la gente, la justicia social, la biodiversidad, la reducción del gasto energético, porque estamos acabando con el planeta; si queremos realmente propender por el posconflicto tiene que haber un cambio radical de estrategia.
¿Para usted qué significado tiene el proceso de paz?
El proceso de paz y el fin del conflicto armado es sólo un comienzo para apostarles a la justicia social y a la conservación cultural, que aseguren la pervivencia de los pueblos afrodescendientes e indígenas, de los campesinos, con toda su cultura rural, a diferencia del individuo urbano que le apuesta más a la individualidad, pero tiene que haber otros valores, más colectivos, comunales y comunitarios.
En un escenario de posconflicto usted cree que puede primar está relación orgánica de estos valores rurales con los urbanos…
Pienso que sí, y hacia allá están yendo los nuevos movimientos campesinos que han tomado conciencia que la relación campo-ciudad debe ser repensada. Donde empiece a cultivar las huertas urbanas se producirá alimentación más orgánica, más saludable, todo el modelo tiene que ser repensado a nivel mundial. Movimientos de transición, otras formas más locales.
Su investigación ha estado enfocada en las comunidades negras del Pacífico colombiano, ¿en qué momento esta parte se empieza a insertar con el resto del país?
Antes de las décadas del sesenta y el ochenta el Pacífico estuvo muy aislado. Las personas vivían de la autosuficiencia. Empezaba la década del desarrollo del Pacífico y ahora va de mal en peor, llegaron las carreteras que acaban con el bosque tropical húmedo, los “paras”, la guerrilla, la coca, las retro, el desarrollo que está devastando el Pacífico.
¿Ha cambiado la estrategia del Gobierno para el Pacífico?
Ha sido la misma durante 25 años; camaroneras, puertos y las personas siguen en las mismas condiciones. Mire Buenaventura, el 70% de la globalización entra por Buenaventura y sigue siendo pobre.
Usted ha hecho énfasis en algo clave, y es cómo las comunidades conservaban la naturaleza antes de la llegada de la modernización y la idea de progreso. Esto nos recuerda al actual “ambientalismo de los pobres”, que han definido algunos ecólogos.
Debe haber justicia ambiental tanto en el sur global como en el norte global. Quienes han generado los problemas ambientales son los países ricos del mundo, especialmente el calentamiento global. El ambientalismo de los pobres hace referencia a diferentes estrategias, que en muchos casos no se hacen de forma consciente, sino que forma parte de las prácticas ancestrales de las comunidades; no desechar los residuos, sino que vuelvan a la tierra, cuando son orgánicos, como hacen los campesinos.
Su trabajo también se ha especializado en impulsar y difundir nuevos conocimientos y conceptos, posicionándolos en la academia a nivel internacional. Cuéntenos un poco a qué hace referencia cuando hablamos de “pluriverso”.
El pluriverso se refiere a una visión del mundo que hace eco en la creatividad y dinámica autopoiética de la tierra y al indudable hecho de que ningún ser viviente existe de forma independiente de la Tierra. Este concepto lo hemos venido impulsando para hacer entender que existen conocimientos propios, raizales, campesinos, que deben ser tenidos como válidos en el interior de las academias. Esa tarea sin duda la impulsó Orlando Fals Borda al recoger el término de “Sentipensar”, que debemos seguir avanzando en ese plano.

Ir a Arriba