Por Juan Ignacio Crespo para Revista Llegás
Foto: Kenny Lemes
Activista, teórico, periodista y creador escénico, Silvio Lang repasa su experiencia en el laboratorio de creación organizado por el Teatro Nacional Cervantes.
Macri es la Cultura, Macri es la Cultura, Macri es la Cultura. Caos y Caosmosis. Las fuerzas Silvestres, experiencia de laboratorio de Silvio Lang en el Teatro Cervantes. Se trabaja por fuera del CONCEPTO DE OBRA TEATRAL: Máquina de guerra contra los Aparatos de Captura. Y no es la primera vez.
-Pensando también en Diarios del Odio, tus últimos trabajos ya no parecen estar cerca del teatro ¿Qué son entonces?
– Podría decirle a los varones del teatro: todo lo que ustedes hacen NO ES TEATRO. Ustedes siguen viendo problemas que ya no tienen que ver con nuestras vidas. Cambiaron los problemas y las resoluciones de problemáticas de la existencia. También hay una disputa de QUÉ ES EL TEATRO. Podría decir ESTO ES TEATRO. Volvamos a pelear la palabra teatro. Por otro lado, la forma de existencia en la cual estoy experimentando necesita otras alianzas y desplazar mi propia práctica, correr las propias fronteras e interseccionarse con otros campos, con otro tipo de configuraciones espacio-temporales que no son los del TEATRO CAPITALISTA HETEROSEXUAL. Tampoco estoy pensando en los términos en los que se ha pensado el teatro. Cuando planteo que no pienso en términos de personaje, si no en MODOS DE EXISTENCIA, obvio que se va a producir otro tipo de narrativa escénica y esto implica ser un poco el blanco de cierta incomprensión. El Cervantes puede asumir un componente crítico al convocarme y sin embargo no comprenderme en absoluto, de hecho, parte de mi trabajo allí, ha implicado hacerse comprender. En la última sesión pública uno de los jefes técnicos me arrinconó a los gritos, con dos machirulos más, tal como una patota (posterior a la rotura de cierto equipo): “¡Esto te pasa por las mierdas que haces, a ver si haces cosas mejores!” El Laboratorio fue una lucha cuerpo a cuerpo, todo hubo que disputarlo. No solo no se considera que es teatro, lo que hago, tampoco se reconoce que sea una investigación y se me criticó que sea una “afirmación política.”
Entrenamiento de guerrilla, afecciones, partes extensivas, partes intensivas, flujo de potencias; cuerpos sin órganos para el Derrame, para acabar con el Juicio de Dios: Yo tenía un cuerpo. Las corporalidades no neuróticas/eróticas en el último trabajo de Lang corren la frontera sobre la concepción escénica actual. Esto lo arroja a él mismo a fracturar la palabra, la palabra Director: “LA IDENTIDAD ES UNA IDEA FASCISTA, es una Idea del Capital para poder domesticar a los individuos. Por mi parte, no tengo una identidad de director porque soy un bardo. Además soy periodista, activista, entreno, soy teórico, etc. La existencia no se hace con una sola filiación, sino con mil filiaciones, mil perspectivas, mil herramientas. En ese punto, esa especie de mezcla, lo escénico intersecciona un montón de planos. El teatro trabaja con esos campos que se supone que no son el teatro».
-Fuerzas Silvestres parece declarar una guerra ¿contra qué/quién?
– “Para mí la pelea de hoy tiene un lazo que antes no tenía que es micro/macro-político. Uno de los textos de Diego Valeriano (camarada de Lang, quien arma las proclamas dramatúrgicas y coescribe en Lobosuelto.com) dice: La guerra es por el consumo, es por la fiesta, es por deambular por la ciudad. Estamos viviendo un cierto fenómeno de derecha del continente, es un fenómeno antirrevolucionario, preventivo del acontecimiento revolucionario. Pensar al Macrismo como una contraofensiva y como un movimiento antirrevolucionario. Macri nos re cabió. La revolución como un proceso que se desató en los 60s con la crítica a la heterosexualidad. Está en juego el derecho a lo singular. El capitalismo produce modelos de MODOS DE VIDA, hay una extorsión, eso está en juego, las intensidades, es una guerra de intensidades. Yo pensaría que en unas décadas vamos a REIVINDICAR EL DERECHO A SER SINGULARES, por modos de vida singular. Por modos de hacer teatro, de amar, coger.
–Si bien la práctica teatral está replegándose ¿Por qué parecerías ser el único que está pensando en estos términos?
– Me siento un poco solo, tengo pocas alianzas teatrales. Lo que no ha habido es una Queerización. Pero qué es lo Queer. Es la capacidad de crítica de las identidades y de las estructuras y de desarmar un mecanismo y armar otro. Hasta la identidad de un director, de una escenografía, de un texto. El teatro argentino tiene una mente heterosexual, no por el objeto de deseo. Una de las cosas más lindas que nos dijeron en las charlas posteriores a la experiencia de Fuerzas Silvestres fue: gracias por abrir la tranquera. Esa idea de abrir, no totalizar. EL TEATRO ESTÁ MUY PREOCUPADO POR CERRAR EL CULO, no hay una política anal en el teatro argentino.
– ¿Anal de qué forma?
– Una política transversal: en el sentido de ir más allá de las identidades, del sentido racional. Del género, del modo de organizar el cuerpo. Cierto teatro se muestra de cierta manera, donde habla el padre, donde habla el texto o el relato del régimen representacional. Cuando se habla en ciertos espectáculos se detiene todo, habla el director-autor y encima en una lengua solemne y vetusta. Trabajamos el concepto de “fuerzas plebeyas” (junto con Hernán Franco y Endi Ruiz). Son desbordes de la gobernanzas: las pibas y los pibes del conurbano, donde el gobierno no llega. No se los puede axiomatizar, son fuerzas plebeyas, no se sabe que estaban ahí. Hay fractura del sujeto como sujeto cerrado, son vidas políticas. La idea que tengo de la vida es que el otro es una señal anterior a vos, primero actúa el lenguaje, primero actúa el otro. Es una premisa. Primero vino el Otro y después vos, entonces esto no implica un sujeto que tiene un yo, si no un proceso de subjetivación que no se detiene. ¿Cómo crear eso en escena? El sujeto no se subjetiviza solo, en el diván, en su casa, esto sucede con los otros, en la masa. Pensar lo colectivo como capacidad para hacer aparecer una subjetivación múltiple, cuando te relacionas con otros desplegas capacidades, el otro agranda las posibilidades de tu libertad. Hay que pensar la subjetivación como esa capacidad de asociación con otros, y lo que sucede es que esos procesos que son procesos colectivos, no es una voz si no una enunciación colectiva, se produce por diferencias enlazadas, coexiste lo múltiple, como es que en una escena coexista lo múltiple. Es la capacidad de poder ver esas diferencias espacio-temporales que están coexistiendo en un espacio que no se homogeneizan, un poco como es la vida que es un quilombo cósmico que no podes controlar. Esto va en contra de la puesta en escena clásica, donde el todo está subsumido al uno. Mi odio es al signo. La escena que propongo implica intensidades entre cosas y seres que se afectan mutuamente. El término signo no sirve, se trata de buscar la conexión entre las afecciones y la lengua”.
Próximo estreno:
Pasadas de Sexo y Revolución de Orgie (Organización grupal de investigaciones escénicas)
18 de Agosto.
Lugar: La Confitería (Av. Federico Lacroze 2963)
Hora: 00 AM
Entrada: $150
(Nota publicada en revista Llegás, julio 2018)