Ayer concluyó en la Ciudad de Buenos Aires el tramo final de la “Caminata Basta de Terricidio” del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir. Había empezado el 14 de marzo desde distintos puntos del país como un llamamiento global en defensa de la Vida en los territorios y con el objetivo de que el terricidio sea declarado delito de lesa humanidad y lesa naturaleza.
El concepto de Terricidio fue acuñado por las hermanas del Movimiento para nombrar al exterminio sistemático de todas las formas de vida del ecosistema tangible y del ecosistema espiritual. Esta categoría hace referencia a un conjunto de delitos que incluyen el genocidio, epistemicidio, ecocidio, feminicidio, transfeminicidio y travesticidio. Fue creado con el objetivo de ser una herramienta jurídica que sirva para juzgar las violaciones de los derechos indígenas, los derechos de las mujeres y los derechos de la Madre Tierra, entre otros. Se propone que sirva para juzgar a las empresas y estados nacionales que cometan Terricidio o sean cómplices.
A pesar de las restricciones de circulación establecidas por el gobierno- que obligaron a re-planificar la salida de la caminata- del frío y las fuertes lluvias del sábado en la ciudad, las mujeres indígenas sentaron su presencia en la blanca y europeizada ciudad porteña.
Entretejernos entre mujeres indígenas
Luego de horas de incertidumbre sobre el devenir de la marcha debido a las nuevas restricciones a la circulación, las Sisas salimos desde distintos puntos del AMBA para sumarnos al caminar de las hermanas. Las Sisas somos un grupo de mujeres indígenas y racializadas. Conformamos una comunidad indígena formada sólo por mujeres llamada SIsa Pacha (término en quechua que puede tener una doble traducción “El momento en el que florece la tierra” o el “espacio y tiempo” de Bartolina Sisa). Además, gestionamos un medio de comunicación y productora audivisual comunitario TeleSISA y la revista Portal TERROINDIES, ambas con perspectiva antirracista, decolonial y antipatriarcal.
Pasadas las 11 hrs nos encontramos en Plaza Miserere junto a compañerxs, algunos medios de prensa y activistas. La mañana estaba muy fría, con lloviznas que humedecían nuestros barbijos. Saber que caminábamos entre hermanas y bajo el resguardo de nuestras ancestras nos estimulaba a estar ahí. Nos movía el deseo de acompañar, cantar, gritar y reencontrarnos con aquellas personas que hace meses salieron de sus Territorios para poner su cuerpo al servicio de sus comunidades y de la humanidad entera.
Mientras esperábamos, se acercaron cinco policías quienes enviaron un patrullero al lugar. Simultáneamente llegaron a Plaza Miserere las hermanas., desplegando banderas, pancartas y fortaleza. La caminata se pensó en el contexto de declarar el 22 de mayo como Día de acción global frente al terricidio, perpetrado por el sistema capitalista, patriarcal y extractivista.
Al momento de abrir esta caminata en Buenos Aires, Moira Millán, weychafe mapuche y referente delMovimiento de Mujeres Indígenas por el Buen vivir, manifestó: “Hoy nos dicen que no podemos llegar al Congreso. Hemos traído nuestra medicina sagrada porque es tiempo de sanar los lugares que están siendo los reproductores de la muerte” en referencia a las ciudad de Buenos Aires y las metrópolis como parte responsable del Terricidio.
Caminar para sanar
Con una tenue llovizna, comenzó la caminata cerca del mediodía. Abriéndose camino entre el tránsito, las bocinas y por momentos el racismo porteño expresado a gritos por algunas personas que pasaban, las mujeres del Buen Vivir avanzaron juntas y hermanadas por la avenida Jujuy.
La emoción e incertidumbre estaban a flor de piel: “No pensamos llegar pero con la fuerza de nuestro gran espíritu estamos llegando, con la fuerza de nuestras abuelas y con la medicina tradicional estamos aquí diciendo presente a nuestros pueblos por el buen caminar y por el Buen Vivir”, señaló Bartolina Casimiro de la Nación Diaguita.
Ella junto a otras mujeres sostenían una bandera con la consigna de la caminata: “Basta de Terricidio” que incluía dibujos de rostros de mujeres indígenas y elementos que componen nuestro mundo y cosmovisión india: la tierra, el cielo, los animales. La llevaban mujeres representantes de distintas Naciones Originarias como la Nación Quechua, la Nación Aymara, la Nación Diaguita, la Nación Mapuche, la Nación Avá Guaraní, la Nación Qom.
También estuvo el fuego sagrado portado por las hermanas, sahumando el camino y trayendo la compañía y fortaleza de nuestrxs ancestrxs. Otras hermanas caminaron con plantas medicinales en sus manos, queagitaban y levantaban al momento de festejar y cantar. Esas plantas representan para nosotras un grito de resistencia frente al sistema de salud occidental.
Era una marcha llena de colores como nuestra Pachamama. Los colores de las banderas de cada puebloindígena, de los atuendos sagrados y de las pancartas irrumpieron en la ciudad de cemento. Algunxs llevaban carteles, otrxs máscaras de fauna autóctona. Así caminábamos, junto a los espíritus de los animales, plantas y lxs ancestrxs.
Tampoco faltaron los cantos: “Haciendo lo que las olas, somos y seremos már. Revoltosa energía, caminando para sanar”, la frase era un grito profundo y poderoso en boca de las guardianas de los Territorios. Acompañadas de ese dulce cantar que llenaba nuestros cuerpos de fuerza, transitamos una ágil y sentida caminata.
A unos pocos metros de llegar al Congreso, nos detuvimos a escuchar nuevamente a Moira Millán. Nos alertó sobre “la responsabilidad histórica de generar una revolución mundial para detener al Terricidio”. Esa responsabilidad la están tomando principalmente las mujeres indígenas quienes defienden los Territorios con sus cuerpos y vidas.
Al llegar al Congreso de la Nación, las hermanas extendieron sus brazos a ese monumental edificio donde dejaron banderas y carteles contra el Terricidio. Uno de los momentos más emotivos fue ver cómo izaron la Wiphala en uno de los mástiles del Congreso a pesar del control policial.
Mientras ello sucedía, la llovizna se transformó en una fuerte lluvia, sin embargo para los Pueblos Originarios el agua tiene un significado distinto: “Sentimos que la lluvia está limpiando la Tierra. Está limpiando de todo aquello que anida en nosotros, como resultado del Terricidio, la lluvia viene a abrazarnos y a reafirmar nuestro camino” explicó Moira Millán. Era una lluvia que reverdecerá nuestras luchas.
Medicina ancestral para fortalecer nuestras identidades indígenas
Para cerrar se realizó una ceremonia en la que las sanadoras del Movimiento hicieron entrega de plantas medicinales a diferentes organizaciones. En ronda, atentas y emocionadas, cada una de las receptoras de esta ofrenda se presentaron. Nuestro medio de comunicación TeleSISA, también pudo ser parte de este reconocimiento. En representación del equipo, Laura Quispe y Paula Alvarado Mamani recibieron las plantas medicinales, pudiendo visibilizar nuestro oficio como comunicadoras y nuestro compromiso con el fortalecimiento de nuestra identidad indigena en Buenos Aires. Nuestros oficios y profesiones acompañan y están al servicio de las comunidades indígenas.
La ceremonia terminó con el canto ancestral de una hermanas en su lengua indígena, la lengua Qom. Como originarias sabemos que el cantar de una hermana representa un cantar colectivo, el cantar de todos nuestrxs hermanxs. La lucha de una hermana es la lucha de todas. Formas de reconciliación, abrazo y de fortalecimiento de nuestras identidades indígenas en la urbanidad.
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