Nosotrxs, moradores y moradoras de las periferias, que nunca dormimos mientras el gigante se despertaba, estamos aquí para mandar un aviso fuerte y claro a los fascistas: ¡estamos en contra de este nuevo golpe que está en curso y que nos afecta directamente!
Nosotrxs, que no defendemos y continuamos señalando las contradicciones del gobierno petista, que apenas nos concedió migajas mientras se aliaba con quien nos explota. Nosotrxs, que también nos negamos a caminar codo a codo a quien representa a la casa de la familia esclavista.
Nosotrxs, periféricos y periféricas, quienes hace mucho tiempo estamos en la lucha. Nosotrxs, que somos descendientes de Dandara y Zumbi, sobrevivientes de la masacre de nuestros antepasados negros e indígenas, hijos e hijas del Nordeste, de las manos que construyeron las grandes metrópolis y criaron los hijos de los grandes señores.
Nosotrxs, que estamos al margen del margen de los derechos sociales: educación, vivienda, cultura, salud.
Nosotrxs, que integramos movimientos sociales incluso antes del nacimiento de cualquier partido político en la lucha por lo básico: luz, agua corriente, calles asfaltadas y niños matriculados en la escuela.
Nosotrxs, que construimos nuestras casas colectivamente para garantizar nuestro techo y conquistamos un pedazo de suelo, sin acceso a la tierra, en manos de latifundistas y especuladores, que impiden nuestro derecho a la vivienda y destruyen el medio ambiente y los recursos naturales con fines de lucro.
Nosotrxs, que nos apretujamos durante tres, cuatro horas por días, apretados en el vagón, el bondi, las combis, enfrentando grandes distancias entre nuestras casas y los centros económicos, los centros de ocio, los centros del mundo.
Nosotrxs, que resistimos cada día con el arte del rebusque –creatividad y solidaridad.
Nosotrxs, que hacemos teatro en la represa, cine en el garaje y poesía en las paradas de colectivos.
Nosotrxs, que nos enfermamos y padecemos en las guardias y hospitales sin camilla, médico ni remedios.
Nosotrxs, que fortalecemos nuestra fe en días mejores con los hermanos en la misa, el culto, el terreiro, con o sin dios en el corazón, coherentes en nuestra caminata.
Nosotrxs, empleadas domésticas, ahora con contratos formales. Nosotrxs, vendedores ambulantes y manteros que trabajamos de sol a sol para lograr nuestro sustento.
Nosotrxs, trabajadores y trabajadoras, que seguimos teniendo los salarios más bajos y sentimos en la piel la crisis económica, el desempleo y la inflación.
Nosotrxs, que entramos en las universidades en los últimos años, llenos de convicción, cabeza levantada, orgullo en el pecho y perspectivas en el horizonte.
Nosotrxs, que ocupamos nuestras escuelas sin merienda ni estructura para enseñar o aprender. Nosotrxs, profesoras y profesores, que creemos en la educación pública y no nos callamos y sí, hablamos de género, sexualidad, historia africana e historia indígena, aunque intenten impedirlo.
Nosotrxs, que somos señalados como problema de la sociedad, presas y presos a los 18, 16, 12 años, como quieren los diputados.
Nosotrxs, cuyos derechos siguen siendo violados por el Estado, aporreados por los policías uniformados, condenados sin ser juzgados, encarcelados, olvidados, cuando no asesinados –y todavía dicen: “un delincuente menos”.
Nosotrxs, mujeres negras de la más barata carne del mercado, que sufrimos la violencia doméstica, laboral, obstétrica y judicial, y lloramos por los hijos e hijas tumbados por los agentes del Estado.
Nosotrxs, gays, lesbianas, bisexuales, travestis, hombres y mujeres trans, que enfrentamos la violencia e invisibilidad, y no aceptamos que nos coloquen de vuelta en el armario.
Nosotrxs, que no aceptamos que nuestra historia sea contada por unos medios que no nos representan y luchamos por el derecho a la comunicación. Nosotrxs, que estamos construyendo con nuestra propia voz las propias narrativas: poesía declamada, cantada, escrita.
Nosotrxs, que siempre estuvimos en las calles, en las redes, en las Cámaras, detrás de los politiqueros de turno y que ahora somos tildados de terroristas a causa de nuestras luchas. Nosotrxs, que hasta aprendimos a hacer leyes para continuar luchando por nuestros derechos. Nosotrxs, que garantizamos a duras penas un mínimo de escucha en los espacios de poder, no aceptamos dar ni un paso atrás.
Nosotrxs, que somos de varias periferias, nos manifestamos contra el golpe contra el actual gobierno federal, promovido por los políticos conservadores, empresarios sin compromiso con el pueblo y por unos medios de comunicación manipuladores.
No comulgamos con quien sale a las calles de camisa amarilla con un discurso de odio, fascista, argumentando el justo “combate contra la corrupción” pero motivado por intereses privados. No comulgamos con quien defiende la fractura de la legalidad para beneficiar a los sectores beneficiados de la población, a cambio del debilitamiento del Estado Democrático de Derecho por el cual nosotros los movimientos sociales periféricos luchamos ayer, hoy y continuaremos luchando mañana.
Nosotrxs, que sabemos que la democracia real sólo será efectiva con la ampliación de los derechos y las conquistas de nuestro pueblo negro, periférico y pobre, desde la izquierda y de abajo hacia arriba.
Nosotrxs, que conquistamos sólo una parte de lo que soñamos y tenemos derecho, no admitimos ningún retroceso. Reivindicar el respeto a la soberanía de las urnas y el mantenimiento del Estado Democrático de Derecho. Reivindicamos las calles en tanto espacio de diálogo, debate y práctica política, pero nunca como territorio de odio. Reivindicamos nuestra libertad de expresión, así sea ideológica, política o religiosa. Reivindicamos la desmilitarización de las policías, de la política y de la vida social. Reivindicamos el avance de las políticas públicas, de los derechos civiles y sociales.
No habrá golpe, no habrá luto. ¡Habrá lucha!