Toda esta sangre en el monte, trata sobre el conflicto por la tierra entre el agronegocio y el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase). Podemos reconocer, al menos, dos hilos, dos relatos diferentes que se intercalan a lo largo de toda la película.
De un lado, el documental acompaña todo el proceso judicial por el asesinato de Cristian Ferreyra, miembro del Mocase, perpetrado por Javier Juárez, sicario de un empresario sojero. En este plano, el contacto con la muerte es punzante, la injustica cala hondo y el llanto materno de Mirta Noemí Salto es seguramente expresión más encarnada, más verdadera, que cualquier palabra para nombrarlo.
Paralelamente, se intercalan escenas de la vida comunitaria en el monte, experiencias vitales opuestas al modelo del agronegocio. En estas escenas los planos se abren en múltiples dimensiones: se retratan los rostros, los cuerpos, pero también el cielo y sus transformaciones, el suelo, los insectos, los fantasmas. Este relato se posa sobre el deseo, la apuesta comunitaria campesina, que es hostigada y amenazada por el modelo sojero, modelo de muerte.
Por eso, toda la sangre, tan presente a lo largo de la película, no es una sóla sangre. Es la sangre que derrama el agronegocio y, por otro lado, es la sangre que bombean los corazones. Es un documental sobre modos de vida contrapuestos y en el bombear del corazón puede haber un mensajito para imaginarse sus diferencias.
Para escuchar el latido del corazón hay que poner en silencio todo lo exterior, suena desde lo íntimo y sin embargo no tenemos el control sobre sus repiques incesantes. Es motor interno que no depende de nuestra voluntad. Nos indica, tal vez, que no somos anfitriones ni del cuerpo ni de la vida, sino sus huéspedes. De modo similar, el modelo sojero, como si fuera anfitrión del destino de las cosas, asfixia aquello que no entra en su patrón, agota la tierra, mono-cultiva, desaloja, amedrenta para generar obediencia o muerte.
Un modo de vida huésped, por el contrario, reconoce en el hombre una necesaria existencia colectiva, y produce una mirada atenta a un universo vasto y complejo. El Mocase, protagonista de este documental, activa organizaciones, piensa colectivamente en asambleas, defiende los territorios comunitarios con sus propios recursos, despliega saberes múltiples y precisos sobre el mundo que habita para disponer de soberanía alimentaria. En un paisaje repleto de hojas ve cientos de especies de plantas. Estas escenas componen una apuesta vital de quienes desean no ser arrastrados a la miseria, al individualismo, a la ciudad.
En este sentido, en consonancia con el gesto del Mocase, el documental también se comporta como huésped del monte y sus historias. No explica demasiado. Aunque intervenga con las secuencias que elige mostrar, no se impone, ni ante aquello que observa, ni ante la mirada del espectador, más bien acompaña.
Por eso la película es un escenario apropiado para hacerse preguntas. Las fórmulas no están dadas. Una muy breve introducción textual nos orienta para, enseguida, sumergirnos en el monte desprovistos de explicaciones digeridas. Sin zócalos descriptivos, entrevistas explícitas, ni voz en off, antes que una realidad evidente, nos invita a afilar percepciones para encarar los conflictos más allá del bastón de las verdades quietas.
Tampoco hay musicalización en la película, tal vez como un rechazo a la tendencia de repetir modelos folklóricos del campo y de los campesinos. No parece haber una intención de convencer a cualquier precio. Se ve un movimiento campesino indígena que no se aferra a un modelo estático de lo indio para afirmar su existencia. Eso, lejos de mostrar su desaparición, o pérdida de pureza, evidencia su capacidad de transformación, la actualidad de los diversos modos de vida, y la incomodidad política y económica que siguen causando.
¿Qué y cómo es lo indígena hoy? es una pregunta posible a partir de esta película.
Queda claro que hay un modo de vida que pretende llevarse puesto todo a su paso. Pero pretende, y esta palabra importa. Porque incluso con semejante capacidad asesina, incluso con el poder de su violencia tan legitimada, hay vidas con las que no puede. Toda esta sangre en el monte se posa ahí. Y podemos preguntarnos entonces, ¿cómo es esa fuerza que logra hacerle agujeros a lo más avasallante?
Soy un látido en la tierra,
tal vez un pájaro, un alma
tal vez un pájaro, un alma…
[Horacio Banegas. Soy de la tierra]
ESTRENO EN JULIO:
19 de Julio – CINE RENZI – La Banda, Santiago del Estero
26 de Julio 19:45hs – Cine Gaumont – Ciudad Autónoma de BS AS
9 de Agosto – Cine Select – La Plata
9 de Agosto – Cine Español – Ciudad de Neuquén
16 de Agosto – Cine El Cairo – Rosario, Santa Fe
27 de Agosto – Cine America – Ciudad de Santa Fe
FICHA TÉCNICA:
Director: Martín Céspedes
Productor: MC PRODUCCIONES
Guionista: MARTIN CESPEDES
Director de fotografía: MARTIN CESPEDES
Editor: ALEJANDRA ALMIRON
Diseñador de sonido: JUAN MANUEL DURAN
País: Argentina.
Idioma: Español.
Año: 2017.
Formato: DIGITAL.
Duración: 71 minutos.
Categoría: Documental.
TRAILER: