La vagancia: el documental



Hace 15 años Claudio Pocho Lepratti le pedía a un amigo -estudiante de trabajo social- si podía armar un grupo para filmar la historia de un colectivo conformado por pibes y pibas de barrio Ludueña. Cuando me convocaron, me divirtió el nombre. Se llamaba La Vagancia. Pocho quería ese video para que cualquier pibe o piba -sea tímidx o desenvueltx- pudiera presentarse, a través de imágenes y testimonios, en los encuentros a los que asistían en diferentes provincias del país. Así fue como empezamos a filmar ese documental en el año 99. Compartíamos asambleas en la escuela del Padre Edgardo, en Betania, caminatas por el barrio, participábamos en marchas, armábamos almuerzos con los vecinos, reuniones de discusión sobre el contenido del documental. De esa manera conocí a los queridos Varón, Ñuka, Manuel, Salvador, Peclo, Monchito, a Vanesa, entre otrxs que conformaban La Vagancia y también a tantxs pibxs de otros grupos de jóvenes que daban forma a esa potente red comunitaria que, en el marco de las comunidades eclesiales de base fundadas por Edgardo Montaldo, resistió y enfrentó (creando) a las políticas neoliberales y sus consecuencias trágicas.
El documental lo terminamos en el año 2000. Fue un trabajo modesto, con poquísima tecnología y cero presupuesto. No sobraba el financiamiento en aquellos años de crisis tan severa. Me acuerdo que lo vimos todos juntos por primera vez un miércoles a la noche en la casita de Pocho. Estábamos sentados en sillas y en el piso frente a un televisor robusto (y viejo) y una videocasetera que le habían prestado a Pocho. Como siempre, los pibes y las pibas lo volvían loco con chistes de todo tipo pero él se reía y sólo a veces lxs retaba un poco así podíamos empezar la proyección. Después hubo una presentación pública en la facultad de política, que incluyó una batucada ruidosa que cortó la clásica abulia de las aulas.
Lamentablemente en la noche del 19 de diciembre de 2001 me llamaron por teléfono para avisarme del cruento asesinato de Pocho por parte de la policía provincial. También me pedían si podía llevar al día siguiente, muy temprano, el video y el crudo de las filmaciones para comenzar, en forma inmediata, el pedido de justicia por el crimen horrendo contra esa enorme persona y militante. Así lo hice, en medio del dolor y el aturdimiento, el 20 de diciembre a la mañana.
Las imágenes del video y otras que habían quedado en el crudo (sin utilizarse), son las que circulan desde entonces recordando el trabajo y la ética de Pocho. Incluido ese primerísimo primer plano con él afirmando: «Como dicen los zapatistas: queremos un mundo donde quepan todos los mundos». Esa entrevista la realizamos en el Grito de los Excluidos organizado en el Monumento a la bandera. Por suerte, a partir de esas imágenes surgieron otros documentales rescatando su laburo y renovando el pedido de Justicia, que aún no llegó ni remotamente como consecuencia de la impunidad concedida al gobierno de Carlos Reutemann.
El documental sobre La Vagancia, por esos extraños avatares de la historia, estuvo muchos años perdido, incluso para quienes lo habíamos realizado. En el 2009 me encontré con Varón y Ñuka en una marcha y me dijeron que lo estaban buscando para mostrárselo a lxs más chicxs que participaban del Bodegón Cultural Casa de Pocho.
Después de una búsqueda algo complicada, por fin dimos con una copia en VHS que pasamos a DVD. Hace tiempo que estaba la intención de publicarlo en la web para que circulara libremente ese trabajo modesto pero que muestra, a través de una experiencia juvenil, el clima de época que marcó ese ciclo de lucha que enfrentó el neoliberalismo en la década del noventa y principios del nuevo siglo. 
Acá lo publicamos: 



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