El llanto de los guachines, el dolor de las pibas, las explicaciones sin sentido, cargar con lo poco que se tiene. La política en topadora arrasa con todo, por donde pasa no queda ni la vida, ni el aire, ni posibilidades. Guernica, Villa 31, Chaco, Salta. Es la forma de obediencia al capital, la instancia superior de la política en patrullero: control más negocio. La topadora permite la acumulación como proyecto político que siempre es personal.
La topadora es imparable. Ni piquete, goma, piedras, ni las ideas que creíamos que teníamos, ni los cuerpos la detienen. Una vez que pasa ya no queda nada, solo negocios. No hay más palabras, posibilidades, explicaciones. La topadora es el proyecto, el candidato, lo que se vota, lo que se milita. La instancia definitiva después de tantas ideas que no dicen nada, porque no pueden nada, porque son ideas paja. Las elecciones definen quién maneja la topadora.
Topadora, patrullero, algoritmo, contrato, la política es esto, se reduce a esto, delegamos nuestro estado de ánimo a quedar enredados en esto. Ni flashear compromiso, ni libertades, ni Estado presente: Todo es topadora. Todo es descartable, todo cambia, todo se esfuma. Menos la tierra, por eso la topadora es el proyecto.