El tiempo se dobla en infinitos pliegues. La frase “I can’t breathe” [no puedo respirar] volvieron a escucharse, tras la muerte del afroamericano George Floyd en manos de la policía, en Minneapolis, EEUU, despertando una enorme revuelta antiracial en curso. Nuestros racismos se revuelven.
En el año 2019, en entrevista radio La Tribu, Franco Berardi Bifo rememoró performativamente la muerte de un ciudadano newyorkino, Eric Garner, a manos de un policía que lo ahorcó, y cuyas últimas palabras fueron “I can’t breathe, I can’t breathe, I can’t breathe…” (no puedo respirar…) con una mega movilización los días después.
Hoy nos azota una pandemia que va dirigida plenamente a los pulmones.
La Revolución es Respirar titulaba una entrevista a la activista, teórica y cineasta trans Susan Stryker en Página/12, donde le preguntaban acerca de la frase que había repetido en varias conferencias: “Cada bocanada de aire que una persona transexual toma es un acto revolucionario” ella comentaba lo siguiente:
“La escuché de conferencia de Black Lives Matter por parte de una activista transexual afro. Me dejó pensando en la palabra “aliento”, como “inspiración”. En inglés y en español significa tanto tomar aire como inspirarse, que se relaciona también con “conspirar” con un objetivo común. ¿Cómo yo, una persona blanca y trans, puede solidarizarse con las luchas contra el racismo y cómo articularlas con las luchas contra la transfobia? La opresión que se sufre por parte de la violencia racista y la opresión transfóbica vienen de la misma lógica biopolítica, la misma que alinea nuestras identidades en jerarquías. ¿Cómo respirar juntos? Esa frase me llevó por direcciones inesperadas. Las luchas por la liberación no solamente son pujas por territorios y nuevos acuerdos sociales, en los casos en los que tu propio cuerpo es lo que está ocupado, la pelea es por el derecho a respirar.”
Pienso en la apertura de la noción de que “lo personal es político”, y cómo éste arcano misterioso que nos presenta cierto límite enigmático práctico, puede vislumbrarse a código abierto, si nos deslizamos en la necesaria transversalidad interdisciplinaria que nos permita ir de lo político y filosófico, al cuerpo físico, para entrar en cómo los condicionamientos sociales que hoy revientan a la ciudad de Minneapolis en exorcismo racista, se alojan según los chamanes del México Antiguo (supuesto linaje de Castaneda) en las paredes, en las ropas y en las configuraciones de los tejidos de nuestro cuerpo: en nuestro sistema endócrino adicto a la adrenalina y cortisol de los ALERTA! de los noticieros, junto a los imaginarios distópicos de Black Mirror, en nuestras neurologías dramáticas forjadas con las novelas de Cris Morena que nos cobijaron en la adolescencia, y persisten hoy en los programas de chimentos, en nuestra estructura ósea de teletrabajos, en el pecho cerrado por viejos golpes emocionales que intentan proteger el corazón, y la siempre respiración corta e inconsciente de los pensamientos que abarca cada vez menos cuerpo, tiempo y espacio, ante la urgencia de nuestros cerebros dopados por la velocidad del scroll de instagram.
Lo digo así, desde la fase 4, tierra adentro, La Pampa. Rodeado de tierra y árboles, pensando en mis afectos que viven en la Capital, guardados en departamentos, y con pandemia en aumento.
Hay angustia y miedo que abre dos caminos: la parálisis constante en la que nos dejó la posmodernidad adicto-memera existencial-post-nihilista despotenciada, o a la planificación ordenada del poder interno, la exploración y diseño de nuestros estados de conciencia, para ejecutar las acciones concretas y sin esperanzas (para no frustrarnos) en cuanto se nos dé la oportunidad de accionar algo. Es el momento de ganar claridades y los centros de operaciones estratégico-políticos somos cada uno de nosotrxs, nuestros cuerpos. En nuestros tejidos están los campos de batalla, y en su conciencia y rediseño, la energía que vamos a necesitar en el mundo que se viene.
Nuestros privilegios son proporcionales a nuestra responsabilidad política por un mundo deseable. Las acciones a realizar no pueden determinarse ya, necesitan como laboratorio nuestros ensueños, que repercutan en futuros posibles nuevos modos de territorialidades y nociones económicas de vida.
Para el sistema de los chamanes de México Antiguo de Castaneda, el ensueño es el arte del diseño de estados de conciencia, a través de los sueños y de la vida cotidiana. Es pegar fotitos de Luis Miguel hasta que ahorras para comprar el ticket y verlo en el Luna Park. Es aprender a manejar los sueños (literal, sueños lúcidos). Es el empuje de nuestra intención hacia una dirección, dejando a la creación de ese “mundo propio” las respuestas de su desarrollo, intensidad y despliegue, a través de una intuición poderosa y sensible.
Para esta filosofía guerrera tolteca, nuestros estados de conciencia dependen de nuestros sistemas cognitivos. Diseñamos y mantenemos el mundo a nuestro alrededor, nuestra “realidad” a través del diálogo interno o aparato de conversación [Berger y Luckmann, 1968] que repite y le da consistencia a lo que percibimos como realidad. Esto sobre la base que el recorte que el lenguaje hizo en las sensacionalidades de nuestro cuerpo, sobre el campo de ensueño de cuando no estábamos divididos del mundo, es decir, sobre nuestro materialismo ensoñado [León Rozitchner, 2011], el punto donde éramos uno con nuestra madre.
La sucesión de experiencias que se imprimieron en nuestros tejidos desde niñxs, creando conciencias y automatismos basados en nuestras frecuencias cardio-respiratorias, y mantenido en el diálogo neuro-endocrino-nervioso-muscular de nuestros cuerpos, impresos por nuestras historias personales, hoy son una gruesa capa potenciadora (cuando el acceso a ese ensueño sigue libre) o condicionada (cuando está cortado y depende de un poder externo) de vida, según nuestras configuraciones personales. Y el campo de flujo del ensueño en estos casos, son los tejidos y órganos internos.
¿Que frecuencias respiratorias nos dejan nuestro campo neurológico fraguado en los dramas y peleas neuróticas de white people problems? ¿Qué frecuencias nos dejó el macrismo? ¿Qué diseños respiratorios nos dejaron todas las experiencias colectivas que hemos tenido como comunidad pensante y sintiente, desde el 2015 (por tomar un punto de referencia) hasta acá? ¿Por qué los privilegios parecen la cancha de problemas cada vez más despotenciadores y banales, a la vez que más paralizantes?
Muchos platonistas derivados lucharán contra el llevar este campo de imágenes, al campo práctico del cuerpo. Pero esta escisión, entre lo abstracto de las palabras y el corte con el cuerpo es sobre la que estoy plenamente opuesto: reivindico las filosofías de la antigüedad que establecen al cuerpo como centro de nuestra percepción, y a los entrenamientos de conciencia experimental sobre este, como principal campo de batalla.
Recuerdo nuestro encuentro, allá en el 2016 con el Congreso Transversal Escena Política, donde cierto campo de pensamiento artístico, político, intelectual pudimos experimentar físicamente, en materia asamblearia y colectiva, jornadas de pensamiento donde se expusieron dinámicas, por ejemplo, de defensa política del derecho a la fiesta, con el colectivo Hiedrah, experimentar la sensación de masa con el colectivo Uruguayo Insurrección de lo Sensible, o la manifestación performática con el Comité Cósmico en Crisis (menciono las experiencias a las que asistí o más me quedaron en el cuerpo).
Recordaré algunas líneas afectivas y extensivas de amistades que sucedieron desde ese evento hasta el 2019: el gran punto cúlmine donde Hiedrah fue anfitriona de la gran plataforma de música en vivo internacional Boiler Room, siendo ya semillera de DJ´s junto al polo hermano Uruguayo de Salviatek.
La línea de mi amigo Silvio Lang, que desde el grito escénico-comunista de MEYERHOLD [en el cual participé], se desplegó en el florecimiento del colectivo amigo ORGIE y la progenie de obras, Diarios del Odio, la recuperación del erotismo colectivo con Pasadas de Sexo y Revolución, al reavivar entrañas del campo colectivo, y Entrenar la Fiesta, que en su último tiempo nos supo dar imágenes orgiásticas en el Xirgu y experiencias de percepción extensiva en el cuerpo colectivo, que no podemos olvidar; así como también Comparsa Drag, donde se supo hacer temblar al FIBA al grito de LARRETA BERRETA, LAVATE LA GETA, NO EN NUESTRO NOMBRE, VOS SOS UN CARETA.
Trazo otra línea amiga: el ensayo de congreso de cuerpos de VI Sesión en el Parlamento de Osias Yanov, en MALBA, 2015, el trazo de recuperación festiva de la disco AVE PORCO el año pasado, recordando nuestras placas tectónicas festivas formadoras de comunidad y la visibilización la comunidad de sirenas en Coreografías de Sal, FAENA 2019.
La querida Arqueologías del Futuro que tantos momentos comunitarios sensibles nos supo dar desde el 2014, dirigido por Alina Folini.
Escuela de Técnicas Colectivas, en 2017, desplegado por Verónica Gago y Silvio Lang, donde estuvieron Suely Rolnik, Marlene Wayar, Susy Shock, Silvia Rivera Cusicanqui entre otres faros teórico-poético-prácticos de nuestras vidas, y donde tuve el honor de participar con Pases Energéticos en Respiración de las Marchas, una práctica física colectiva, desde los órganos internos.
O a la que tuve la suerte de formar parte el año pasado, el Laboratorio de Acción del San Martín de la mano de Luis Garay y un equipo zarpado, haciendo posible lo aparentemente imposible: abrir un espacio de laboratorio performático en una institución burocráticamente compleja.
O el viaje que realizamos con parte de la comunidad del campo escénico, a NIDO, Festival de Artes Vivas, en Rivera, Uruguay, en un campo pastero que en unos años ya no existirá.
Y esto por mencionar la breve línea del trazado del propio mapa afectivo, en el cual participé o que vi desde lejos, pero que algo imprimió en este cuerpo.
Esos fueron ejemplos propios de los campos afectivos en que se forjaron las respiraciones que hoy tenemos grabados en el cuerpo (cada uno tiene su mapa) sin contar las jornadas de mimos, sexo, y fiesta que rodearon esos momentos, o las experimentaciones físicas y de estados de conciencia, las angustias por superviviencia, las peleas y enojos, etc. Es el campo de respiraciones que tenemos hoy en nuestro cuerpo.
En estos mapas de eventos físicos, hemos pensado diversas formas de conspirar, diversas formas de, como dice Félix Guattari en Revoluciones moleculares, conspirar o respirar juntos. Todxs y cada uno de nosotrxs a in-corporado (hicimos cuerpo) una parte del gran mapa de poder que hemos desplegado, desde la conjunción de filosofías, teorías, prácticas y cuerpo.
En una charla con un amigo, sobre nuestro accionar urgente político en los campos que podamos (él en un edificio, coordinando compost comunitario, yo desde acá, con grupos de estudio online o haciendo huerta) ensayabamos los siguientes términos:
Llamábamos campo de poder a la extensión total de nuestros recursos, sean afectivos o materiales, todo el gran compendio energético que somos, desde nuestra creatividad, y erotismo, hasta dinero, propiedades, vínculos y el campo de experiencias en nuestro cuerpo. Nuestro campo de operaciones internas y nuestra finita potencia, nuestros privilegios y la habilidad de responder ante un mundo que va a requerir de nuevos modos materiales de vida.
A diferencia de este, el campo de batalla son el recorte donde podemos llevar acciones concretas, y que podemos hacer hoy: es la posible acción sobre el Reparto de lo Sensible [Ranciere, 2000]. Ese recorte espacio-temporal y el valor de los sujetos dentro de ese recorte, que determina hasta dónde y qué uso de la potencia disponible podemos hacer, es decir, las acciones que podemos llevar a cabo dentro del espacio donde estamos (el edificio, nuestra familia o donde estemos) en el tiempo (la cuarentena), para lograr qué cambios en el valor de los sujetos que nos rodean (desde la escucha, hasta coordinar hacer una huerta con amigos o parientes).
A esto le agregamos el límite del cuidado propio, de mantenerse con energía para garantizar cierto bienestar que necesitamos para contactar con nuestra posibilidad de pensamiento acertado, claridad y para mantener el filo del espíritu: la clave está en encontrar la fuente pasional de propio excite, lo que amamos hacer, con la escucha puesta en el cuerpo.
La pandemia está cambiando arduo el valor de los sujetos físicos ante el flujo del capital, en los distintos repartos de los sensibles, de cada uno de los espacio-tiempo: los países o regiones. Lo veremos claro en el contraste de número de contagiados o muertos entre Capital y Gran Buenos Aires, o entre Brasil y Argentina.
Pero de nada sirve que apelemos a un cambio del valor de los sujetos si no tenemos claro nuestros itinerarios [Lang], nuestras aventuras intelectuales, nuestras educaciones sentimentales, nuestro bagajes colectivos, conectivos, presentes en nuestra fascia, músculos, y cuerpo. Ahí se alojan los racismos a exorcizar y los condicionamientos sociales que no nos permiten pensarnos y sentirnos de otras maneras. Quemar las comisarias internas son el combustible y calor necesario para el diseño de nuevas lógicas personales, micropolíticas, radioactivas hacia lo colectivo, fundadoras de nuevas intensidades prácticas y grupales. Y en esto toma cuerpo la idea trillada de conocete a ti mismo. Conozcamos nuestras configuración política de tejidos, recapitulemos el camino recorrido, y pensemos en la elaboración de futuros caminos en conjunto.
Encontremos el centro indivisible de nuestras pasiones internas, para ser individuos (palabra que viene de indivisible) que en vez de terminarse en el flujo abstracto-capitalista, se abran como espacios para otros y nos fundamos en yuxtaposiciones, guardando nuestras ideorritmias (el correcto equilibro entre estar juntos y solos, que recupera Barthes, en Cómo vivir juntos).
Si queremos, como dice BIFO, despertar la enorme energía erótica que le falta al generall intellect, revivir una comunicación erótica, tenemos que traer a nuestra conciencia actual nuestro campo de poder físico-práctico, para detectar a cada momento nuestro campo de batalla: ese campo de presencia y acción que nos compete, donde podemos hacer o ser algo.
Nos da impotencia al pensar en eventos en los que no podemos hacer nada, estiramos nuestra finita energía como masa de pizza que se rompe a problemas fuera de nuestro alcance: pensemos en los campos donde podemos hacer algo, y el ligamento con nuestros centros internos de energía.
Requerimos la visión estratégica de todo lo que incorporamos, el recordar y revivir nuestro itinerario respiratorio, en todos estos años: cada uno de nosotrxs tiene una parte del mapa.
Hoy los pulmones están en juego y son el motor de los gritos de lucha y las memorias de nuestras respiraciones conjuntas, nuestras conspiraciones; pero también son el disco duro que guardan las lógicas que la situación hoy nos impele mundialmente a exponer: volver a desplegarnos de manera organizada, siendo más dueños de nuestras condiciones materiales colectivas de vida. En un mundo de futuras cuarentenas y controles, de villas explotadas, esta dirección parece la última añorada posible respuesta de encuentro físico. Conspiremos nuevos territorios, literal. Vivamos juntos.
En 2016 en Congreso Transversal, luego de una breve y confusa disputa ofrecí romper el hartazgo asambleario de comentarios largos, algunos desgastantes y autoreferentes, con un Pase Energético para bajar energía desde la cabeza, al pecho. Es un movimiento guerrero maorí. Sirve para bajar la energía estancada en el pensamiento parlante (arriba de la cabeza), al afecto, el sentir y el coraje (presente en timo y pecho).
VIDEO:
Hoy intervengo de la misma forma: recordemos nuestros itinerarios afectivos, veamos las comunidades que estuvimos tejiendo, hagamos la guerra al dramatismo neurótico y un sabio uso de nuestros privilegios, a por el futuro bien general; vayamos ganando conciencia de nuestros campos de poder y de batalla, no sólo por nosotrxs, sino por las miles de familias que viven en la miseria.
Pensemos nuevas lógicas de vidas materiales que tengan como punto cúlmine la resolución práctica de esos modos de vida, dejando los espacios pertinentes para que cada uno despliegue el propio vacío transformador de la cultura [León Rozitchner, La izquierda sin sujeto, 1968] de la mano del relato de la Pachamana y de este nuevo giro del Pachakuti que se nos presenta.
Armemos los relatos necesarios, con el saber hacker de que son softwares-herramientas. Ensamblemos nuevos y atractivos modos deseables de convivencia material comunitaria. Pensemos nuevos modos económicos de vida. Investiguemos las alternativas. Rompamos los límites de nuestras esferas semióticas, nuestra manutención interna de la realidad, para ver recursos prácticos a los que podamos abarcar e ir en los próximos años. Por donde nos resistimos, ahí es.
Ensoñemos conspiraciones prácticas de modos de vida alternativos a la concentración en las grandes ciudades. En el interior hay mucho espacio.
Fuentes teóricas de inspiración práctica:
La Revolución es Respirar, nota de Página 12 a Susan Stryker, 19 de Agosto del 2016:
https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/soy/1-4701-2016-08-19.html
El Reparto de lo Sensible, estética y política, Jacques Rancière, Prometeo Libros, 2014.
Materialismo Ensoñado, León Rozitchner, Tinta Limón, 2011.
El Arte de Ensoñar, Carlos Castaneda, Emecé 1994.
Sistema de los Chamanes de México Antiguo de Carlos Castaneda en general.
Gabriel Bergonzi
Lic. en Comunicación Social de la Universidad Nacional de Quilmes
Instructor de Pases Energéticos del Programa de Salud Internaciones Being Energy, fundado por aprendices directos de Castaneda.
Artista escénico.
WEB: intentoenmovimiento.com
IG: @gauchboy
Castaneda es considerado por toda la escuela de antropología mexicana como un charlatán, alguien que nunca pudo sustentar sus escritos en metodología clara (etnografías, diarios de campo, etc). Por favor antes de hablar de las culturas indígenas mexicanas infórmese mejor y no utilice ejemplos que están lejos de tener alguna veracidad histórica e incluso pueden ser un insulto a los pueblos originarios de México.
Hola DIUX, practico desde el 2009 Pases Energéticos de Carlos Castaneda, soy además instructor de un Programa de Salud fundado por sus aprendices. Soy consciente plenamente de la «controversia» de la figura de Castaneda, sin embargo en todos estos años de práctica física, he experimentado cambios rotundos en mi vida y los he visto en la vida de quienes practican conmigo, es el único punto de veracidad que me conecta a este sistema de Castaneda. Y para tu alivio, te aviso que dentro de los libros se especifica que este conocimiento no correspondía a ningún «pueblo» mexicano, o «yaqui», que era el sector más cercano a éstos relatos, sino que sería conocimiento práctico y privado de un linaje de brujos que vendría desde antes de la conquista, que integraba personas de distintas identidades y lugares. Asique no es conocimiento de ningún pueblo, y es un relato «de ficción» si quieres, ya que es incomprobable, con repercusiones físicas potentes, que esto es lo importante. Te dejo un video donde hablo extensamente del tema, gracias por comentar y leer el artículo! https://youtu.be/qOFlAY9fn6g
[…] La revolución insiste en respirar // Gabriel Bergonzi […]
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