La resistencia mapuche por la vida // Alioscia Castronovo y Ana María Morales

LA RESISTENCIA MAPUCHE POR LA VIDA[1] 

 

Alioscia Castronovo y Ana María Morales

Hace pocos días las fuerzas especiales de prefectura mataron con armas de fuego al joven mapuche Rafael Nahuel en Villa Mascardi, cerca a Bariloche, Argentina. Esto se dio durante una represión orquestada por el gobierno que se sitúa en el marco de una escalada de violencias estatales y paraestatales que combinan elementos propios de lo colonial, lo racista y lo patriarcal en América Latina. Se puede ver esta avanzada en la criminalización, los ataques y la violencia hacia las poblaciones que resisten al despojo neoliberal en los territorios ancestrales, urbanos y rurales, particularmente los pueblos indígenas y los sectores populares. En este escenario conversamos con las voceras mapuche Moira Millán de Puelmapu (Argentina) y Ingrid Conejeros de Wulumapu (Chile) que encontramos en Buenos Aires para el acto de lanzamiento de la marcha transfronteriza del pueblo mapuche  que se llevará a cabo en Chile y Argentina el próximo 9 de diciembre.

Territorios, luchas y violencias neoliberales

Desde ya varios años los procesos de resistencia popular e indígena en defensa de sus territorios se han constituido como espacios estratégicos de lucha anticapitalista en toda América Latina, frente a las expansiones de las fronteras de explotación del medio ambiente, del agro negocio, de las mega mineras y las múltiples formas del saqueo financiero de los territorios y de la vida misma. Desde ese punto de vista emergen rasgos comunes entre estas luchas y los movimientos urbanos, feministas y las economías populares por su capacidad de imaginar modos de vida diferentes enfrentando el desafío de tejer nuevas alianzas para parar la ofensiva neoliberal, salir de la invisibilidad y resistir a las nuevas oleadas de violencias desplegadas sobre lo que podemos llamar los cuerpos-territorios. Como afirma Verónica Gago, estas luchas contra la privatizaciòn de espacios y recursos conectan “el cuerpo y el territorio como cuerpo-territorio: por eso permiten leer de modo encadenado las violencias contra los cuerpos feminizados y contra los territorios que sustentan otros modos de vida, otras autonomías”[2]. Asistimos efectivamente a un despliegue de violencias extremadamente intensas que se inscriben en lo que la antropóloga Rita Segato ha llamado pedagogía de la crueldad: las prácticas que se multiplican en los territorios urbanos y rurales como los feminicidios, las desapariciones, las torturas y los ataques paramilitares constituyen la guerra cotidiana que articula violaciones de cuerpos y de derechos para someter a las lógicas neoliberales los que resisten a la imposición de un mando y a la obediencia a un modo de vida. En el marco de una creciente “opacidad estratégica del poder”, retomando las palabras de Raquel Gutiérrez Aguilar, aparecen en los territorios múltiples violencias de agentes del Estado y paraestatales, paramilitares o narcotraficantes, muchas veces en complicidad entre ellos, que han transformado el escenario cotidiano de muchos habitantes pobres y empobrecidos de América Latina. Estas violencias buscan descomponer las resistencias desplegadas por los heterogéneos entramados de subjetividades, prácticas y conflictividades, procesos sociales y modos de vida comunitaria que disputan la riqueza socialmente producida cuestionando la autoridad y la impunidad de las empresas transnacionales, de los Estados y sus cuerpos policiales, militares y (narco)paramilitares. Estos procesos de lucha  que Raquel Gutiérrez Aguilar define comunitarios-populares exhiben una gran potencia transformadora y una significativa capacidad de desdibujar las fronteras entre lo político y lo social, lo económico y lo cultural, lo urbano y lo rural, cuestionando las jerarquías de género, de raza y de clase a partir de nuevas prácticas de organizaciòn social en un enfrentamiento continuo, complejo, ambivalente y articulado con la lógica de acumulaciòn del capital. Por estas razones en el marco de la crisis global las luchas de los pueblos indígenas se configuran como parte integrante y para nada marginal de un horizonte de transformación anticapitalista de lo existente, justamente por la potencia que nos muestran en la capacidad de crear proyectos de vida colectiva, de relación con la tierra y la naturaleza, de comunalidad, reciprocidad e interrelacionalidad cuestionando las lógicas de la explotación y competencia, del consumo y del individualismo. Lejos de esencializar o romantizar estas luchas, destacamos  sus rasgos comunes con otros procesos de conflicto social y a la vez sus especificidades, su potencia descolonizadora, su radicalidad, su capacidad de tejer otros mundos contribuyendo a dibujar un mapa de las resistencias al capitalismo contemporáneo a partir de los cuerpos racializados de hombres, niños y sobre todo mujeres, de su capacidad creativa de nuevas sociabilidades y modos de vida ante las crisis. Las recuperaciones de tierra del pueblo mapuche y las reivindicaciones de los pueblos indígenas, así como las heterogéneas luchas de las poblaciones afrodescendientes, de las mujeres, de los migrantes, de los trabajadores y trabajadoras de las economías populares, constituyen espacios de nuevas y renovadas (al mismo tiempo combinadas con saberes y prácticas ancestrales) estrategias de resistencias colectivas que tensionan y ponen en crisis un proyecto de sociedad basado en la sumisión del territorio y de la vida a las lógicas de las ganancias de las grandes corporaciones. Es fundamental situar las reivindicaciones indígenas en este contexto entendiéndolas como articulaciones de prácticas, imaginarios y luchas materiales ante una amplia avanzada neoliberal, al saqueo del territorio y  de los bienes comunes.  Particularmente en estos últimos meses en Argentina el aumento descomunal de la violencia colonial estatal y paraestatal hacia las comunidades mapuche se enmarca en un proceso de intensificación de un modelo que a la vez,  como afirma Darío Aranda, se ha configurado a lo largo de estas décadas como “política de Estado que atraviesa a todos los gobiernos: violar los derechos indígenas y beneficiar a petroleras, grandes estancieros, empresas del agronegocio y mineras”[3]. Un entramado de resistencias a un modelo de acumulación que combina financiarización, extractivismo y militarización de los territorios, centrado en el negocio, la renta y la especulación inmobiliaria.En la Patagonia frecuentemente ligada a los terratenientes nacionales y extranjeras y, al turismo que se ha transformado en una actividad de intensa extracción de valor, despojo y acumulación de capitales.

Crónica de un genocidio (anunciado)

Existe una campaña binacional del estado argentino y chileno  de criminalización, “cacería” y desterritorialización del pueblo mapuche. En Chile ha aumentado significativamente la cantidad de presos políticos mapuches, todos son detenidos con el amparo de la Ley Antiterrorista creada en la dictadura. Así permanecen años encarcelados sin recibir condena. Ingrid Conejeros, vocera de la Machi Francisca Linconao describió cómo en Temuco existe una cárcel de hombres mapuche exclusivamente. El escenario político actual está definido entonces por la continuidad del colonialismo interno y del genocidio que se conjugan con nuevas formas del aterrizaje de las finanzas en los territorios. Estos tres ejes nos permiten entender tanto la genealogía de la opresión y de la violencia estatal en contra de los sectores populares y de los pueblos indígenas, cuanto la importancia estratégica de la lucha indígena para todos los movimientos anticapitalistas. Desde finales del siglo diecinueve el Estado argentino se ha expandido al sur conquistando los territorios indígenas y apropiándose a través de la violencia militar genocida de  la Campaña del Desierto de Roca, de las tierras que desde el sur de Buenos Aires llegan a la Tierra del Fuego. Pasaron más de cien años y no se ha acabado la resistencia de los que “existimos y vivimos en estas tierra desde mucho antes de la formación de los Estados nacionales de Chile y Argentina”, como afirma Moira Millán. Durante los años noventa, empresarios como el inglés Lewis y el italiano Benetton se apropiaron de miles y miles de hectáreas de territorios indígenas que las comunidades disputan hasta la actualidad.

El 10 de enero del 2017 gendarmería realizó un operativo represivo en el Lof Cushamen donde robaron ganado, destruyeron casas, golpearon a mujeres, niños y niñas y, detuvieron a tres hombres. Ivana Huenelaf y otros de sus compañeros, quienes recurrieron a ayudar a estas personas fueron perseguidos por la policía y camionetas sin placas. Ivana recuerdasobre su detención: “nos torturaban, decían que era la caza, que había empezado la caza, que nos tenían que matar… nos encapucharon y nos vuelven a  torturar…”. Esta “cacería”, un lenguaje que reencarna la Campaña del Desierto que exterminó a cientos de poblados indígenas en Argentina, vuelve a accionar.

Ivana Huenelaf con Mirta Lavalle en el I Foro de Pueblos Originarios, Genocidio y Argentinización en Bahía Blanca. Fotografía: Marcha de Mujeres Originarias por el Buen Vivir.

Es así como en este último año se han allanado varias comunidades mapuche con modalidades que bien explican diversos mecanismos de violencia llegando a la desaparición seguida de muerte de Santiago Maldonado en un operativo de gendarmería llevado a cabo en el Lof Cushamen.  Comunidades como Vuelta del Río que en los últimos días de septiembre de este año, casas de comuneros fueron quemadas a partir de que los mismos fueron a denunciar los violentos allanamientos que estaban sucediendo en sus comunidades y a exigir el cambio de juez que estaba encargado del caso de Santiago Maldonado. En este contexto,  la weychafe Moira Millán, guardiana, protectora y guerrera del pueblo mapuche, quien acompañó a la comunidad Vuelta del Río, luego de consensuar con la misma dijo a los policías que ingresarían con un fiscal y dos peritos a la comunidad Vuelta del Río: “con armas no” y se encargó de requisar de que ninguno entre armado[4]. Así, impidió que la policía ingrese armada a la comunidad. Esta es una decisión que toman las comunidades para protegerse, pues las fuerzas policiales no representan seguridad alguna, mucho menos si portan armas. Días después, Moira Millán recibió violentas amenazas  de muerte por teléfono y en su casa.

El 23 de noviembre fue allanada el Lof Lafken Winkul Mapu a treinta y cinco kilómetros de Bariloche, un territorio mapuche en proceso de recuperación. Al día siguiente del violento allanamiento se iba a llevar a cabo una mesa diálogo entre la comunidad e instituciones del gobierno. Además, en ese Lof, se iba a levantar una machi adolescente quien representa una sabia autoridad espiritual, volviéndose un hecho histórico ya que luego de diversas avanzadas genocidas quedaron pocas o ninguna machi en Puelmapu (Argentina). Cuando los policías escucharon a la machi hablar en mapuzungun le dijeron: “Te gusta la tierra? !Come tierra!”. Además la joven machi, autoridad espiritual mapuche, fue golpeada al negarse a arrodillar [5].Ante esto, las mujeres que fueron violentamente sacadas de sus casas, esposadas y detenidas con sus hijos e hijas cuentan que el operativo que actuó en su territorio lo realizaron cientos de policías. Una vez más, intentan arrancar a las mujeres del territorio que defienden y en él su vida.

Fotografía tomada de: http://www.po.org.ar/prensaObrera/online/libertades-democraticas/represion-y-detenciones-contra-comunidad-mapuche-en-bariloche

El 25 de noviembre, dos días después, mientras que en el pueblo bonaerense 25 de Mayo miles estaban despidiendo a Santiago Maldonado y acompañando a la familia durante el velatorio, los cuerpos especiales de la prefectura dispararon a la espalda asesinando al joven mapuche Rafael Nahuel, de 22 años, trabajador de la economía popular en Villa Mascardi. Una coincidencia paradigmática que bien nos muestra el nivel de crueldad desplegado hoy en contra de los indígenas y de cualquier persona que sea solidaria con sus luchas, como era Santiago y como era Rafael, mapuche  habitante de los barrios marginales de Bariloche que por solidaridad estaba acompañando a su familia en la comunidad. En total tres personas fueron disparadas con balas de plomo (una joven mujer y otro hombre), mientras en el mismo contexto detuvieron a dos testigos del asesinato, Lautaro González y Fausto Jones Huala (hermano de Facundo Jones Huala preso político en Argentina desde junio del 2017) quienes fueron liberados días después  tras haber realizado una huelga de hambre.

Sin lugar a dudas, esta campaña binacional de Chile y Argentina que avanza sobre territorio mapuche y busca criminalizar cada vez más profundamente a su población es parte de una campaña racista que busca destruir culturalmente al pueblo mapuche. Si algo queda claro es que en la defensa de su territorio está presente la defensa de su modo de vida acompañado por su espiritualidad. Por esta razón las estrategias son diversas, la invasión represiva estatal actúa con una campaña mediática de criminalización y burla del pueblo mapuche, justificando así la violencia y como ya muchos autores lo han marcado, buscando construir un enemigo interno ajeno a los proyectos de Estado- nación chileno  y argentino donde su modelo actual de “democracia” no es compatible con el modo de habitar el mundo mapuche. El racismo no sólo lo construyen los medios de comunicación y las declaraciones de funcionarios del gobierno, sino que permite que un profundo odio presente en ciertos espacios de la sociedad argentina pueda ser expresado. Obviamente esta avanzada actúa a través de intereses corporativos transnacionales, terratenientes extranjeros y la búsqueda de un  control inhumano de los recursos naturales.

 

 

El grito de dos defensoras: Ingrid Conejeros werken de la Machi Francisca Linconao y Moira Millán weychafe de la comunidad Pillán Mahuiza

 

El pasado 14 de noviembre en la Universidad Nacional de San Martín varios estudiantes, docentes e investigadores pudimos encontrar y escuchar a Moira Millán (weychafe mapuche de la comunidad Pillán Mahuiza de Chubut y coordinadora de la Marcha de Mujeres Originarias por le Buen Vivir) e Ingrid Conejeros werken (vocera) de la Machi Francisca Linconao, quieres llegaron de los dos lados de la Cordillera (Puelmapu y Wulumapu) seguidas por Nora Cortiñas de la Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Allí pudimos escuchar sus testimonios sobre la vida y la lucha de las comunidades criminalizadas y violentadas por los Estados, los medios de comunicación y la sociedad.

Moira, a partir de una conversación que tuvo hace unos años con un sabio, kinche, habló sobre un encuentro posible luego de siglos de desencuentros entre los pueblos. De esta manera explica todo lo que se defiende cuando las poblaciones resisten en sus territorios, en contra del intervencionismo del Estado y la necesidad de que el pueblo argentino los comprenda y apoye: “el pueblo mapuche está enfrentando la posibilidad de repensar la matriz civilizatoria, no se trata de una represión a nuestros derechos sino también de la idea de hacer desaparecer la esperanza. Lo estamos viendo en la recuperación de los territorios”. Ante esto Moira Millán explica que en la recuperación de los territorios se encuentra una recuperación y un fortalecimiento espiritual. Esto se ve claramente en el último allanamiento en el Lof Lafken Winkul donde no sólo se reprime a la comunidad sino que también se intenta humillar a la machi que se estaba levantando. No es casual el accionar colonizador y patriarcal del Estado, buscan una vez más desaparecer a las machis y la fuerza espiritual que representan para su pueblo.

En la segunda parte  del conversatorio, Ingrid Conejeros explicó cómo en Chile el pueblo mapuche no es negado como en Argentina. Ella piensa que con lo sucedido con Santiago Maldonado existen personas que se están dando cuenta de que el pueblo mapuche está en Argentina. Sobre esta realidad en Chile, comentó: “nos siguen negando, pero la opinión pública nos reconoce, así sea como nos tiran los medios de violentistas, terroristas y saben que existimos y que existimos antes que el Estado. No hay una negación de la historia”. En cuanto a los aspectos que comparten se encuentran los presupuestos de gobiernos para mantener campañas de militarización, “es una guerra contra un pueblo que no tiene armas, es una guerra muy desigual que va directamente al exterminio, es una guerra de baja intensdiad, el propósito no es que quieren establecerse en el territorio, porque lo están ocupando, sino que quieren exterminarnos”. Así nombró tres casos de adolescentes y jóvenes hombres asesinados por el Estado chileno. Para ejemplificar esta operatividad, Ingrid Conejeros comparte el caso de la Machi Francisca Linconao. Una mujer sabia, autoridad ancestral quien ha dedicado toda su vida a su rol de machi quien fue injusta e ilegalmente allanada y detenida por el caso Luxinger Makcay. Para comprender el motivo de la detención ilegal a la Machi Francisca, Ingrid contextualiza que años atrás la Machi Francisca denunció a uno de los terratenientes más poderosos de Chile por la protección de un cerro. Un cerro de donde “ella sacaba su lahuen, su remedio, no trabajan ni compran químicos, trabajan con plantas medicinales y agua de las vertientes”. Ella establece la demanda cuando ve que el cerro estaba siendo talado. La denuncia fue amparada en el Convenio a la 169 de la OIT y lograron proteger el cerro. Sin embargo, este triunfo fue una especie de condena para su persecución.  Así, Ingrid dice: “Desde ahí la Machi pasa a ser una mujer peligrosa para los intereses capitalistas en Wulumapu y se mete con la familia más poderosa, Alejandro Taladril fue presidente de la Multigremial que es una asociación que toma a todos los empresarios que tienen que ver con turismo, forestal, hidroeléctrica y otros más”. Fruto de esto las fuerzas policiales al encarcelar a la Machi Francisca “le quitaron su ropa, le sacaron su pañuelo, le deshicieron sus trenzas, le sacaron sus joyas y atuendo, la expusieron con una blusa larga, casi como una loca y le tomaron fotos, así la expusieron en la prensa como para inculpara en el caso Luxinger Mackay bajo la ley antiterrorista”. Luego de haber pasado nueve meses encarcelada, la Machi Francisca Linconao fue absuelta el 25 de octubre, emanando un grito de esperanza.

Ante esta realidad, la acción represiva impune del Estado argentino y chileno provoca que la población mapuche no cuente con un marco de derechos humanos al cual pueda apelar. Es decir sus derechos no sólo son invisibilizados sino que son negados/anulados. Las estrategias y mecanismos en que se lleva a cabo esta campaña nos recuerdan a momentos de siglos pasados donde las avanzadas coloniales en los territorios se llevaban adelante quemando casas, robando ganado, destruyendo medios de vida, reprimiendo, violentando, torturando tal cual lo hace hoy el Estado chileno y argentino sobre las poblaciones mapuches. Teniendo en cuenta además, que colonizaciones pasadas buscaron destruir la espiritualidad y las autoridades femeninas y masculinas. No es coincidencia lo sucedido en el Lof Lafken Winkul con la machi que se levantaría ni el injusto juzgamiento y encarcelamiento de la Machi Francisca Linconao en Chile.

Hacia la marcha transfronteriza del 9 diciembre

 

Las dos voceras brindaron el pasado 15 de noviembre una conferencia de prensa en Buenos Aires, a la cual participamos juntos a unos (pocos) investigadores, periodistas y activistas, frente a la estatua del genocida Roca, a pocos metros de Plaza de Mayo. Un lugar emblemático que Moira Millán e Ingrid Conejeros eligieron para el llamado al pueblo argentino, al pueblo chileno y al pueblo mapuche a realizar la Primera Marcha Transfronteriza que se llevará a cabo el 9 de diciembre en el contexto de la cumbre de la OMC en Buenos Aires. Dando la espalda a la estatua del genocida Roca, pocos minutos después del mediodía, Moira Millán afirma “menos de dos siglos de dominio del Estado argentino, un genocidio y territorios saqueados y contaminados. Nosotros no confiamos ni creemos ni queremos el tutelaje esclavista del Estado argentino”. Así, Moira hizo un llamado al pueblo argentino e internacional para que comprenda y defienda que: “el pueblo mapuche no es terrorista, no está en contra los intereses de los demás pueblos, el pueblo mapuche está con la vida. Lo que está haciendo este gobierno es crear un montaje” y denuncia la campaña de criminalizaciòn y creación del enemigo interno.

Finalmente, a una última pregunta sobre Benetton, Moira nos revela que“el empresario multimillonario italiano ha tenido otros casos de desaparición en sus tierras, Santiago Maldonado no es el primero. Eduardo Cañulef, un trabajador rural de la Estancia Leleque, en el 1996 fue desaparecido por pedir mejoras salariales, y nunca más apareció. Benetton siempre ha contado con el respaldo y complicidad de los gobiernos de turno para llevar adelante sus emprendimientos, no tiene  solo ovejas pastando en el lugar, sino intereses millonarios que tiene que ver con las mega mineras. La avanzada de Benetton sobre 1 million y 900 hectáreas del territorio mapuche implica la devastación de un territorio que va a ser dinamitado por extraer el oro, y entre sus tantas acciones es dueño de la autopista del Sol, para que Benetton tenga todos estos recursos hay un pueblo que sufre en carne propia el dolor del despojo, y es el pueblo mapuche”.

Al cerrar la rueda de prensa, Moira Millán aclaró lo siguiente: “Marichiweu, por uno que caiga, diez se levantarán, podrán extraditarnos a miles, podrán matarnos a miles, pero la lucha de la nación mapuche jamás va a terminar. Es la esperanza a la humanidad. La nación mapuche se para en esta crisis civilizatoria y le dice al mundo que es posible un buen vivir como derecho, es posible crear sociedades donde podemos respetarnos no solamente con los pueblos sino con la naturaleza. No hay moneda, no hay dólar o recurso que ellos tengan de su vil metal que pueda comprar el espíritu de la tierra”.

El 9 de diciembre será un día más de una resistencia que sigue desde hace más de cien años y que hoy teje nuevas alianzas políticas y humanas, solidarias y anticapitalistas para construir, como decían los zapatistas, un mundo donde quepan muchos mundos.

 

 

 

 

 

 

[1] El presente artículo fue escrito a partir de un conversatorio realizado en la UNSAM (Buenos Aires Argentina) el 13 de noviembre donde participaron Ingrid Conejeros, Moira Millán y diferentes investigadores. Además de la rueda de prensa brindada por Moira e Ingrid en la misma ciudad el 15 de noviembre. Algunos datos también han sido contextualizados a partir de comunicados que han enviado comunidades mapuches a partir de eventos específicos.

[2] https://lobosuelto.com/?p=13529

[3]http://www.lavaca.org/notas/que-hay-detras-de-la-campana-antimapuche-extractivismo-medios-y-un-genocidio-que-no-termina/.

[4]http://www.revistaanfibia.com/cronica/con-armas-no/.

[5]http://www.nuestrasvoces.com.ar/investigaciones/te-gusta-la-tierra-come-tierra/.

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