Por Alejandra Rodríguez
Volvió Cristina. Después de un mes de reposo médico, la Presidenta reapareció en la escena pública a través de un video grabado por su hija y que se dio a conocer por medio de su cuenta oficial de Twiter. Este cambio de estilo en la forma de comunicar, nos ofrece la posibilidad de una lectura en clave estético – comunicativa y su posible correlato en términos políticos.
En los días previos, se venían rumoreando posibles apariciones de la Presidenta , incluso había dudas respecto de ‘cómo’ se la vería. Asunto resaltado polémicamente por los dichos de Victoria Donda, quien comparó a CFK con una planta. Ahora bien, el formato “video hecho en casa” fue una sorpresa, nadie imaginó la forma, en su sentido más preciso, de cómo sería su regreso público. En el abanico de posibilidades entraban desde una conferencia por cadena nacional a un acto en casa de Gobierno, ambas presentaciones como parte de su acervo performático.
Pero esta vez, Cristina nos sorprendió con una estrategia de comunicación novedosa. Al mejor estilo “Su Giménez”, la Presidenta nos habló a todos desde el living de su casa, un lugar asociado al descanso, la comodidad y la conversación amena, más que a la exigencia laboral o a las grandes gestas políticas. En el imaginario social argentino, el living es el lugar donde la diva de los teléfonos recibe y dialoga con sus invitados. Allí no se dan grandes disputas ni se confrontan posiciones. Algo de esto hace sentido en nosotros cuando vemos a Cristina hablarnos desde su living. En nuestras imágenes y asociaciones ese lugar no era pensado para que nos hable la Presidenta. Este es el contexto enunciativo que contiene su reaparición pública y desde donde se amplifica la palabra presidencial.
Vestida con una camisa blanca, que cortaba el luto, se la vio radiante (“más linda que nunca”, dijeron algunos). Su figura recortada sobre un sillón blanco, se acompañaba por un ramo de rosas rojas, un pingüino de peluche y Simón, un perrito blanco -inevitablemente parecido a Jazmín, el perrito de Su-, obsequio del hermano de Hugo Chávez. Todos estos elementos iban entrando al plano – cual guión bien estructurado – de acuerdo a los requerimientos de los distintos momentos de su discurso. En su interlocución frente a cámara, jugó con la enunciación y se permitió incorporar la pregunta por el ‘fuera de foco’. Esta pregunta y los diálogos con su hija Florencia, que estaba detrás de cámara, funcionaban como una suerte de backstage de la grabación, aparentemente espontánea pero en cuya puesta escénica y discursiva nada estuvo librado a la improvisación. Mientras el video se grababa, se demostraba su artificio, se hacían evidentes las huellas de la enunciación. Una vez más, la política, se nos presentaba explícitamente en su dimensión ficcional como acción comunicativa. Este formato de “video hecho en casa”, nos hizo sentir más cerca de Cristina, y así, la distancia producto del retiro forzado por la enfermedad, encontró, a modo de justa reposición, un acercamiento otro, distinto, entre ella y nosotros. La cámara nos la mostró en un tono intimista, fresco, desacartonado y hasta divertido. La enunciación la trató con una amabilidad y belleza inusual, tal vez como nunca antes, muy próxima a ella, parecía acariciarla y compartir amorosamente su intimidad. Al igual que Susana, agradeció las cartas de miles de argentinos y el afecto recibido. Las rosas de Hebe. El pingüino de los militantes. El perrito de Hugo. La carta del joven del Pro. Todos con ella en su living. De este modo, la Presidenta se dejó acompañar por esos objetos materiales, signos sensibles cargados de sentido simbólico y político: el acompañamiento social, las madres de Plaza de Mayo, la militancia organizada, la hermandad con los países de la región y cierto tono amigable con la oposición.
Unas horas más tarde, se conocieron los cambios en el Gabinete Nacional. Nos preguntamos, ¿Cuál es el correlato en términos estrictamente políticos de esta innovación de su estética-comunicativa? Las decisiones que tomó la Presidenta lejos están del horizonte de la invención, se trata más bien de cambios orientados a ratificar el rumbo político, contener la tropa y ordenar la economía. El ‘fuera de foco’ al que se hace referencia al comienzo del video, bien puede ser una clave de lectura de la etapa que se inicia, en la que todo parece indicar que la Presidenta se permitirá no estar ‘en foco’ permanentemente.
Este momento político que comienza, luego del resultado de las elecciones, requerirá de un kirchnerismo con mucho juego político, con una capacidad de negociación que permita sostener los pilares del modelo. Para esto, nada mejor que un Jefe de Gabinete capaz de dar ese juego, no sólo con la oposición sino sobretodo con el conjunto de Gobernadores, como así también, de recibir y filtrar los embates de la dinámica política en tiempos de transición.
La invención entonces, pase quizás, por el reconocimiento de las coordenadas del entramado de poder en el actual mapa político y por el estratégico desplazamiento de la Presidenta del centro de la escena, lo que no significa soltar las riendas de las decisiones pero sí amortiguar los efectos de posibles turbulencias.
Mientras los murmullos políticos hablaban, a modo de ensayo, de sciolismo o massismo en la carrera al 2015, Cristina regresa e instala a Coqui Capitanich. Un gobernador fiel al kirchnerismo, formado en los bastiones de la ortodoxia económica, con vínculos muy afines a la Iglesia y posiciones más bien conservadoras desde el punto de vista político. Todo indica que Él será quien ocupe el centro de la escena. Lo concreto hoy del ‘coquismo’ (si así podemos nombrarlo), más que una definición es un interrogante, ¿Qué efectos sociales tendrá la convivencia entre sus matices ideológicos políticos y las fuerzas vivas y progresistas del kirchnerismo?