LA MILITANCIA SE MUERE – MAP (MOVIMIENTOS ABERRANTES POPULARES)


En nombre de la militancia un partido político les retiene los $4000 por mes que mis amigas usan para pagar la casilla del espacio de mujeres en la 31.

En nombre de la militancia un grupo de la juventud se levanta en armas y obnubilados por la guerra adopta la lógica de sus enemigos.

En nombre de la militancia se dijeron cosas como: «los homosexuales siempre hablan [Se quiebran] porque no resisten a la tortura o porque se dejan seducir por sus torturadores”.

En nombre de la militancia se prohíbe a la juventud ser joven.

En nombre de la militancia se puede ser al mismo tiempo líder de los movimientos sociales y asesor del Vaticano.

En nombre de la militancia se afirma que el militante tiene la responsabilidad de Dios pero las facultades de un hombre o una mujer.

En nombre de la militancia se usan palabras como patria y resistencia.

En nombre de la militancia se habla de dejar la vida como si lo que tenemos no valiera nada.

En nombre de la militancia un grupo de dirigentes varones echan a sus compañeras, por proponer modificar las lógicas patriarcales al interior de la organización.

En nombre de la militancia se pide obediencia, silencio y complicidad.

En nombre de la militancia, se obtura la diferencia.

En nombre de la militancia, se administra arbitrariamente la plata y la línea, se gestiona el tiempo de lxs militantes y lo que se puede decir o no.


En nombre de la militancia demasiadxs militantes siguen sujetxs a la burocratización de las sensibilidades, a la economía de la representación, al superyó del líder, a condiciones laborales explotadoras y al tutelaje, maltrato y acoso de referentes que se desempeñan como domadores de circo.

Con la excusa esencialista en la figura ontológica de organización, la militancia se vuelve territorio de Bio-lencias de todo tipo, de jerarquizaciones, centralizaciones y simetrizaciones espaciales, de
homogeinizaciones de las corporalidades, de regulaciones de la fuerza gravitatoria de los cuerpos y de las palabras, de control de flujos de movimientos del capital, de formalizaciones estéticas y morales, de disciplinamientos técnicos, que constituyen centros de poderes imaginarios absolutos y arquitecturas abstractas que condicionan la multiplicidad del movimiento y sus posibles.

La militancia es una palabra que nos pesa, resuena a calabozo. Desmelancolizar y despatriarcalizar a la militancia es un proyecto que se sigue tramando en todas partes, un proyecto afectivo, por supuesto, pero también político-palabristico. ¿Cómo nombramos las nuevas prácticas que están erupcionando? ¿cómo desligarnos de nombres que damos por sentado sin perder complicidad con las fuerzas que los subyacen? Las experimentaciones y prácticas de algunos movimientos actuales desplazan los límites estriados de la militancia, la llevan a una nueva relación con sus flujos históricos, la materializan en otras posibilidades que reescriben y redefinen su campo de acción, sus efectos y sus afectos.

La militancia se muere de militancia. Pero lo que muere no es su historia,
sino el régimen en el cual fue cercada, codificada y organizada.

La militancia se muere es la letra de una canción de protesta, es un festejo y una insistencia colectiva, es la materia opcional de otro modo de pensar y experimentar la militancia.

 

*El texto es una re-escritura de “La danza se muere”, de Silvio Lang, inédito.

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