(APe).- Feliz día, Ismael. Ahora que dejaste de ser anónimo a partir del día de tu sacrificio. Feliz día del niño, en esa foto donde tu maestra ratifica tu infancia de trece, tu niñez morena y confinada a los fondos de esta vida. Anónima y olvidada. Hasta que te mataron. Y fuiste una foto trucada en manos de la inquisición social, fuiste el chivo expiatorio colgado de los muros de las redes, con el fuego a los pies para que cada uno aportara sus chispas, sus brasas, su llama de odio visceral. Para depositarla en un cuerpo y sentirse más liviano a la hora de la cena.
Feliz día, Ismael. Que habías vivido trece años y hasta estos principios de setiembre, de primavera mentirosa, nunca nadie había sabido de vos. Nadie entendió tu territorio, tu escasez ancestral, tu condena por origen, tu mazmorra en los confines del país, donde nadie llega ni oye ni ve. Salvo que te maten. Entonces inventarán tu historia, la peor. Para justificar la bala que te estalló en el pecho. Del que volaron espantados todos los pájaros de este amanecer.
Feliz día, Ismael. Ahora que todos hablan de vos pero vos no podés defenderte. Porque estás muerto y visible. Y eras vivo y solo y nadie. Y no hubo estado ni sociedad ni buena vida en el camino. Feliz día ahora que todos cuentan la historia de un delincuente que no eras. De un saqueador de supermercados que no eras. ¿Y si lo hubieras sido? ¿Si hubieras sido el pibito de tu barrio al que le robaron la imagen para ponerle tu nombre? ¿Si hubieras puesto el hambre traicionera en la merca y el arma? ¿Si la hubieras puesto en el saqueo para buscar aquello que en algún siglo fue tuyo y te lo saquearon en varios capítulos de tu historia? ¿Y si lo hubieras sido, qué? ¿Eras blanco justificado y perfecto para recibir una bala en el corazón a los trece años?
Feliz día, Ismael.
Feliz día sin sueños ni suspiros ni gritos de gol. El estado te desconoció, te ninguneó y retaceó tu nombre. Hasta que la inquisición social apretó el gatillo. Todos socios para esta muerte, que es la muerte más muerte, la muerte aplaudida de un niño que fue nadie.
Feliz día. Ahora que el sol asoma pero la primavera se posterga, muerta de miedo.
Fuente: Contrahegemonía