HABITAR FEMINISTA // SILVIO LANG

La casa feminista es esa red afectiva y estratégica que se teje entre las amigas de una causa común. Desde lo que pasa en los cuerpos, entre ellos y lo que los mueve: #NosMueveElDeseo. Hacer con lo que pasa y con lo que nos pasa. El feminismo desde abajo no es un gobierno de las corporalidades femeninas si no una política de lo que nos pasa. Hacer de eso un principio de vida y acción. #LaMaternidadSeráPorPlacerONoSerá. El feminismo como una práctica de los modos de habitar, transverberar y organizarse. Un procedimiento de co-producción del mundo. Donde el deseo es siempre el movimiento propio de cualquier tierra. Por eso lo infraterreno de la #OperaciónAraña que la colectiva Ni Una Menos, las metrodelegadas y la Campaña por el Derecho al Aborto organizaron esta mañana, junto a más de 60 colectivos feministas, en todas las líneas de subte de Buenos Aires. Ir debajo de la tierra, a los subterráneos de la ciudad, hasta que el aborto deje de matar y el embarazo de explotar. #LaTierraTiemblaDesdeAbajo

Partir de lo que hay, de una situación irrespirable y acompañar esas situaciones concretas. Expandir sus posibilidades de fuga. Por eso la colectiva Ni Una Menos ejercita las asambleas itinerantes situadas –en la villa 21/24; en la carpa de las trabajadoras de Pepsico; en el Jaiahia de mujeres de Jujuy; en El Bolsón con las militantes mapuches; en TELÁM con las trabajadoras despedidas. El problema de la organización se reimagina como “tejido artesanal de potencias situadas” (Amador Fernández-Savater). La telaraña de la organización le gusta a la compañera que lucha. La práctica feminista intersecciona malestares y desobediencias contra la explotación del goce de los cuerpos en nuevas formas de acumulación de la riqueza. El habitar feminista quiere poblarlo todo. Donde hay un nuevo modo de sentir presiente una potencia. Donde hay una potencia ejercita un derecho. Y en sus canciones canta revolución: “Qué calor / Qué calor / Qué levante la mano como yo la que quiera revolución / La que quiera revolución…

En muy poco tiempo crear un patchwork infinito de organización, con funciones, prácticas, alianzas, intervenciones de calle, donde participan cientos. Una maraña sin centro que se da el tiempo para las articulaciones singulares. Articulaciones de pieles que crean ficciones insurrectas comunes.

Verlas y caminar con ellas,  hoy, infectando con su organización desobediente el subte es volver a creer en el mundo y sus posibles mezclas descolonizantes, o ch’ixi, como le gusta decir a Silvia Rivera Cusicanqui. Qué calor / qué calor / / Qué levante la mano la que quiera abortar / Qué sea seguro gratuito y legal / Qué el Estado y la Iglesia no repriman jamás. Si el Estado dispensa represión y la iglesia ofrece sumisión al paradigma de vida precarizada, la casa feminista propone otra felicidad que se teje en red como modo de ser. Frente a la máquina del Estado y de la Iglesia se alza, fiera, la casa feminista.

 

Martes 31 de julio, 2018.

 

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