por Diego Valeriano
Tan cerca y tan lejos están Cristina y Francisco. Pragmáticos, peronistas, lúcidos, artesanos de la construcción del poder, gestuales, lectores, twitteros. Íntimamente idénticos. La lejanía se pone de manifiesto, paradójicamente, en los gestos. Austeridad franciscana y consumo que dispone y propone Cristina. Tan lejos o tan cerca. En tiempos en que intelectuales y militantes festejan gozosos la derechización del gobierno así tienen algo para decir, Francisco y Cristina construyen un tándem de moral y goce muy interesante. Ni izquierda, ni derecha: comunidad organizada, consumo y fe.
Ser lectores hace liderazgos. No tanto qué se propone, sino cómo se lee eso que está pasando, por dónde está pasando y como masticado, vuelve. Leer es captar signos, comprender las relaciones que ellos nos presentan. Cinismo y cálculo hacen al buen lector de códigos, al buen líder. Y esto es justamente la mayor cercanía de Francisco y Cristina. No importa tanto el pasado, sino la repentización en el ahora.
Peronismo y catolisismo rompen espadas arriba, pero se unen en el pueblo. El cristinismo es la profundización de la consigna más radical del peronismo: la democratización del goce. El francisquismo aparece como un revés de esto, pero a lo mejor sea su par contradictorio y necesario. ¿Cómo ser austero cuando los fieles sufren carestía?
Mientras panelistas y militantes (es decir, lo mismo, pero de distinto signo) discurren en discusiones de cabotaje, Francisco y Cristina sellan una unión que va más allá de ellxs. Verbitsky va quedando solo, ya ni Mariotto lo acompaña, y hace el novedoso papel de un Alberto Fernández de izquierda. Todo esto que pasa es hoy un hervidero de cosas que no sabemos pensar y por eso rápidamente las arropamos de interpretaciones y clasificaciones. No sé porque pero imagino que almorzaran pastel de papas. Que nadie se apure a descifrar cosas. A los gestos hay que añejarlos. El punto de unión de Francisco y Cristina puede rastrearse a partir de ciertas lecturas y, por lo tanto, de un cierto trayecto. Sólo que ese trayecto acaba por cuestionar la idea de un punto de unión. Son lectores. Así se conocieron. Lecturas, almuerzos, gestos, remeras de La Cámpora, comunidad organizada, disciplinamiento y democratización del goce. Escenas que vienen con conceptos, ambivalencias de una multitud que cree y consume.