Fingir demencia como etapa superior de la política // Diego Valeriano

Fingen demencia porque sino no se entiende, porque sino es imposible, absurdo, contradictorio ¿Sino porque dicen jefa? ¿Sino cómo Berni se compara con el pibe asesinado por los rugbiers y afirma que a él no lo mataron porque tiene aguante? ¿Sino como dice Cristina que la única diferencia con el chofer del bondi es que el tiro no salió? ¿Cómo llegan al fin del mandato? Existe la real politik, lo que se dice que hay que hacer, a veces traicionando las banderas, para poder gobernar un país imposible de gobernar y está el momento de fingir demencia como etapa superior de la política del desconcierto en un país desconcertante. Entonces mejor fingir demencia frente a lo imposible que se puso todo. Para comer asados, irnos a la costa, festejar en el obelisco, hacer una encerrona. Para seguir diciendo derecha, para marchar al poder judicial, para ser parte de un proyecto político que heredan otros, para cantar que si la tocan se va a armar quilombo y no hacer nada y no decir nada y apenas postear algo. Para seguir cobrando el contrato en cultura, para armar una charla con Wado sobre los estados de ánimo, para reírnos con Saborido. Se finge una demencia anímica, de posteo, de discusión familiar de grupo de wasap. No es que abandonamos todo, no es que estamos totalmente afectadas, que vamos contra el FMI y a la mierda todo o radicalizamos nuestras formas de vida expropiando tierras para el buen vivir de todas. Es un atolondramiento a medias, civil, obediente, militante. Fingen demencia como la única forma de no claudicar las dos o tres ideitas que aún quedan en pie. 

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